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El feudalismo en Europa occidental en el siglo XI

Introducción: Durante los siglos IX y X, Europa Occidental fue


sacudida por nuevos pueblos invasores.
• Desde el norte llegaron los normandos (“hombres del norte”),
que pertenecían a los clanes germánicos de Noruega, Suecia,
Dinamarca. Su súbdita explosión obedecía a una explosión
demográfica. Pero su importancia se originó en los avances
logrados en las construcciones navales. Este hecho los hizo
dominadores del mar, de ahí el nombre de “vikingos” (“reyes
del mar”), con el que también se los conoció. Los normandos o
vikingos primero saquearon, pero luego se asentaron en forma
permanente, en especial en Normandía, Francia e Inglaterra.
• Por el sur llegaron los sarracenos o musulmanes. Lo hicieron
a través de incursiones marítimas, partiendo del norte de África.
Ocuparon los Baleares, Córcega y Sicilia y desde allí se
dedicaron a saquear las costas.
• Por el este los Húngaros, jinetes que realizaron correrías de
pillaje por Alemania, Francia e Italia.

1.- El feudalismo:
Entre los siglos X y XI, surgió en Europa Occidental un nuevo sistema político, económico y social llamado
feudalismo. Éste se caracteriza por :
• El traslado de los poderes del rey a los “señores locales”- condes, duques y marqueses-. Cada uno en
su territorio (feudo) posee su propia moneda, administra justicia, hace las leyes y posee ejército. Cada
feudo funciona como un Estado en miniatura, siendo el castillo su centro y símbolo del nuevo tiempo.
El rey conservó su carácter sagrado y fue reconocido como tal por los demás miembros del reino.
Pero en los hechos se convirtió en un noble más.
• Una sociedad dividida en órdenes, grupos sociales estables, cerrados, “creados por Dios para
asegurar el orden sobre el mundo”. Cada orden tiene una función determinada, con derechos y
deberes iguales para sus miembros, no importando su situación económica. El clero debe cantar la
gloria de Dios y hacer que todos obtengan la salvación; la nobleza encargada de defender la sociedad
y hacer que reine la paz; la gran mayoría, los trabajadores deben mantener a los que rezan y a los
que combaten.
• La tierra se convierte en la riqueza por excelencia, es la base del poder y de la posición social.

El feudo o señorío rural era una extensión de tierra que comprendía:


• El castillo o el monasterio.
• La reserva señorial que eran las tierras ubicadas cerca del castillo o del monasterio, trabajadas por los
siervos en beneficio de los señores.
• Mansos que eran las parcelas dadas a los campesinos para la subsistencia a cambio de un tributo.
• Las tierras comunales que comprendían bosques y praderas.
Veamos de que manera se administraba el Feudo. Al tener el Señor el poder político, podía cobrar
impuestos (que necesitaba para organizar la defensa). Los campesinos debían entregar una parte de las
cosechas como pago por la seguridad y el uso de la tierra que no les pertenecía. Como el molino, el horno, y
el lagar eran propiedad del señor, los campesinos debían elaborar la harina, el pan y el vino en ellos y
entregar un parte como forma de pago. Por el uso de los bosques (de donde obtener leña), de los prados
para llevar los animales a pastear , también debían los campesinos pagar parte de la producción. La mayor
parte de los tributos se recogían en especie. Otros impuestos se pagaban en forma de trabajos: reparaciones
en el castillo, los puentes, los caminos. ..
Además de los impuestos que debían pagar al señor feudal, debemos agregar el diezmo, el impuesto
que los campesinos pagaban a la Iglesia.
Las casas de los campesinos solían agruparse en pequeñas aldeas, alrededor de una Iglesia, cerca
de un arroyo o pozo que les proporcionaba el agua que necesitaban. Muchas veces la aldea poseía molino
para moler el trigo y un horno para cocer el pan, ambos propiedad del señor.
La situación jurídica de los campesinos permitía reconocer dos categorías: siervos y campesinos
libres (villanos).
Los siervos estaban sujetos a la tierra, por lo tanto no podían abandonar el feudo. Carecían de
libertad, no podían vender sus bienes, no podían contraer matrimonio sin autorización del señor. Sus hijos
heredaban esa condición.
Los campesinos libres o villanos eran teóricamente libres. No eran propietarios de la tierra, el señor feudal
les permitía trabajarlas a cambio del pago de impuestos, que podían ser en productos de la tierra o en horas
de trabajo gratuito en el castillo o en al reserva del señor ( tierras que el señor explotaba directamente).
Cada campesino era también un poco artesano: hacía los productos que la familia necesitaba, por
ejemplo paños de lana, zuecos de madera, instrumentos de labranza y pagaba con ellos también al señor
feudal.
Debido a que gran parte de las cosechas quedaban en manos del señor, el hambre era gran enemiga
de los campesinos. Además las cosechas, no eran en general, abundantes y no había muchas posibilidades
de almacenamiento. Se sabe que el clima tampoco contribuía a mejorar el rendimiento, ya que fue un período
de excesivas lluvias, inundaciones y retroceso de las áreas cultivables . Los campesinos por lo tanto estaban
muy mal alimentados , tenían una dieta insuficiente, a base de cereales; la carne y el pescado se reservaban
para las grandes ocasiones como las fiestas religiosas (Pascua y Navidad) y las fiestas vinculadas a la
agricultura. Debido a al mala alimentación, las enfermedades y las epidemias (por ejemplo de viruela y
sarampión) fueron frecuentes entre los campesinos. La esperanza de vida entre los campesinos apenas
superaba los treinta y cinco años.
Las viviendas eran muy rústicas: una choza de barro de una sola habitación que compartían con los
pocos animales que pudiera poseer y que no siempre lo protegía de las inclemencias del tiempo. EL
mobiliario era casi inexistente; dormían sobre un montón de paja que servía como lecho y se cubrían de
amplias mantas de lana o pieles de animales. Una tabla de madera les servía como mesa, tenían algunos
bancos, un cajón de madera para guardar sus pocas pertenencias y artículos valiosos como la sal.
El alimento habitual era el pan de centeno, algunas verduras de su huerta, algo de queso y pescado,
pero todo en cantidades muy limitadas. Algunas familias mantenían un cerdo que sacrificaban en otoño.
Ahumaban la carne, colgándola obre el fuego y así lo conservaban para el invierno, pero muchas veces se
pudría.
El bosque que rodeaba las tenencias le proporcionaba nueces, bellotas, miel silvestre, forraje para los
animales que pudiera , madera para sus útiles y para confeccionarse. El bosque sería además el refugio de
bandidos y rebeldes, los vencidos en la guerra y los perseguidos por la justicia . El bosque influía en la
imaginación de los hombres era un lugar temido habitado por bandidos, bestias, lobos, e incluso por las
hadas y los genios que darán origen a los cuentos infantiles que aún hoy se cuentan a los niños.
Texto elaborado a partir de AA.VV, Historia 1. C.B. Prehistoria, Antigüedad y Edad Media, Ed. Monteverde, Mdeo, 2006; Caticha, González, Suárez, Historia I, De la Prehistoria A la
Edad Media, Mdeo, Ed. Santillana, 2001; AA.VV, Pensar la Historia, Ed. Contexto, Mdeo, 2008.
2.- La vida en el castillo:
“La residencia de los señores y su familia era el
castillo, construido también por las exigencias de defensa
y combate. En el castillo también vivan muchos niños de
la nobleza, parientes o hijos de vasallos, que eran
enviados allí para recibir preparación militar y ser armados
caballeros, máxima aspiración de un noble.
La vida en el castillo era monótona. Para
compensar los prolongados períodos de ocio, los señores
organizaban cacerías de aves, osos y jabalíes y torneos.
Se trataba de combates entre nobles montados a caballo
y armados con largas lanzas. En los dos días que duraban
se llevaban a cabo importantes banquetes y bailes.
Los castillos fueron el símbolo del feudalismo.
Estas grandes fortalezas militares tuvieron su origen en la
necesidad de defensa frente a las invasiones.
La alimentación era sencilla. Comían carne,
pescado y hortalizas. El consumo de bebidas alcohólicas
– cerveza y vino- era abundante.
Tomado de AA.VV, Historia 1. C.B. Prehistoria, Antigüedad y Edad Media, Ed. Monteverde, Mdeo, 2006

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