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TRIBUNAL DE GESTION ASOCIADA-SEGUNDO

PODER JUDICIAL MENDOZA

foja: 474

CUIJ: 13-04111645-9( (012016-252533))

CARO MARCELA DANIELA C/ ASOCIACION TRABAJADORES DEL ESTADO Y


OTS. P/ DAÑOSYPERJUICIOS

*104173339*

Mendoza, 06 de septiembre de 2.019.-

VISTOS:

Los autos arriba señalados, llamados para dictar sentencia a fs. 473,

CONSIDERANDO:

I.- Que a fs. 32/46 se presenta la Dra. Carolina Jacky por la Sra.
MARCELA DANIELA CARO, mediante acta poder que acompaña, e interpone demanda por daños
y perjuicios contra ASOCIACION DE TRABAJADORES DEL ESTADO (ATE), ROBERTO
ANTONIO MACHO y ADRIANA IRANZO, por la suma de $ 1.515.000, o lo que en más o en
menos surja de las constancias de autos, más costas.-

Refiere que su mandante ingresó al Ministerio de Salud en el año 2007


como enfermera contratada; que se afilió a ATE en el año 2.008; que se postuló como delegada,
ejerciendo la representación de sus compañeros del área sanitaria en Guaymallén, Centro de Salud
n° 14 Pedro Molina; y que fue reelecta tres veces consecutivas.-

Expone que en el año 2.015 fue convocada por el Sr. Roberto Macho para
cubrir el cargo de vocal n° 14 del Consejo Directivo Provincial; que asumió dicha función en
noviembre de 2.015; que la destinaron a la Secretaría Gremial; y que allí el Secretario, Sr. Mihail
Zaporac, le comunicó que no tenía dónde ubicarla porque la Sra. Adriana Iranzo, esposa del Sr.
Roberto Macho, le tenía celos.-

Manifiesta que a partir de ese momento la actora comenzó a padecer una


serie de cuestionamientos (por el horario de salida, dejándola mal delante de sus compañeros, etc.);
que tuvo que salirse de un grupo de WhatsApp porque se hacían comentarios en su contra y se
agredía a otros compañeros; que la volvieron a incorporar; y que entonces decidió salirse de las
redes sociales.-

Expone que en las reuniones del gremio, se tachaba su nombre en las listas
que se armaban para trabajar en equipo; que nadie quería trabajar con ella; y que le pidió al Sr.
Macho traslado a cualquier oficina y le planteó la posibilidad de renunciar o de pedir una licencia;
siendo denegadas todas sus peticiones, con la excusa de que debía esperar a que el Gobernador
firmara un decreto.-

Refiere que el 17/05/2016 la actora le envió un mensaje por WhatsApp al


Sr. Roberto Macho pidiendo una reunión sobre el personal de enfermería de licencia; que el
demandado lo reenvió al grupo de WhatsApp “ATE GREMIAL”, del cual forma parte también la
Sra. Iranzo; que en ese momento, ésta le escribió un mensaje; que el Sr. Macho la llamó una hora
más tarde diciéndole que la Sra. Iranzo quería hablar con ella; que en esa llamada, la Sra. Iranzo la
agredió, realizando suposiciones degradantes sobre la paternidad de la hija de la Sra. Caro, e incluso
atribuyéndosela al Sr. Macho; y que recién un mes después, este último le pidió disculpas
telefónicamente.-

Manifiesta que dada esta situación, le propusieron trabajar en la Secretaría


Gremial algunos días de la semana, y los otros en la Secretaría de Prensa; que en ésta, se le
encomendó sacar fotos en los festejos del día del niño; y que en esa ocasión, y mientras la actora
tenía en brazos a su hija, la Sra. Iranzo la empujó; que ello fue presenciado por otros compañeras
(Sras. Guanquinchay y Quiroga) y también por el Sr. Macho, quien no intervino; y que incluso el
Secretario del Interior, Sr. Quiroga, la criticó por su trabajo, respecto de las fotografías que había
tomado.-

Expone también que tenía que realizar la filmación en el acto de la Tercera


Marcha de Antorchas, el 18 de agosto; que allí fue agredida verbalmente por la Sra. Iranzo, pero
que ello no llegó a más porque la defendió la Sra. Raquel Blas; que al culminar el acto, la Sra.
Iranzo le profirió una serie de insultos que enumera e hizo gestos para pegarle, lo que no logró
porque los Sres. Macho y Podio lo evitaron; y que dados los gritos de la Sra. Iranzo, amenazándola
de muerte, se hizo necesaria la presencia policial.-

Afirma que por todo ello, decidió hacer una exposición de lo ocurrido en
una reunión de Comisión Directiva celebrada el 31 de agosto; pero que el sindicato no tomó
ninguna medida para salvaguardar su integridad física y emocional y ni siquiera asentó la situación
en el libro de actas; y que frente a esta omisión radicó una denuncia policial en la Unidad Fiscal de
Capital, que quedó asentada en el expte. P-91720/16.-

Manifiesta que cada día de trabajo era una tortura; que recibía constantes
críticas de parte de la Sra. Iranzo; que fue perseguida por medio de publicaciones de fotos en
Facebook; que su autoestima y apariencia desmejoraron; y que se siente atemorizada e indefensa en
su lugar de trabajo, por lo cual asiste acompañada por alguien del gremio.-

Refiere que el 14 de septiembre presentó un parte psiquiátrico por veinte


días, por estrés y depresión; que pese a no concurrir al sindicato por estar de licencia, las agresiones
continuaron por las redes sociales; que dado que continuaba inestable, el 4 de octubre le extendieron
la licencia por treinta días más; que estando de licencia, y por temor, fue a notificarse a ATE de una
reunión de extraordinaria del Consejo Directivo Provincial, a celebrarse el 14 de octubre; que allí el
Sr. Roberto Macho le comunicó que le iba a dar de baja la licencia gremial; que la actora argumentó
que eso no podía hacerse, según las normas del estatuto; y que a pesar de que la comisión estuvo de
acuerdo con ella, recibió una carta documento con fecha 27/10/2016 donde se le notificó la baja de
su licencia gremial a partir del 25 de noviembre.-

Sostiene que el trato discriminatorio recibido de la institución y de los


demandados, es violencia institucional hacia la Sra. Caro, por la que todos ellos deben responder.-

Aduce que la acción se dirige contra ATE por ser la institución donde
desarrolla su actividad la parte actora, y que aquélla incurrió en negligencia al no adoptar las
medidas necesarias para que cesara el trato discriminatorio y las agresiones verbales y físicas;
violando así la Ley 26.485 y sus derechos humanos. Más adelante agrega que la Asociación no
atendió sus reclamos, y que debe responder también por los actos de sus dependientes; esto es, los
Sres. Macho e Iranzo, quienes son solidariamente responsables al ser los causantes de la violencia
de género que se denuncia.-

Señala que también se demanda a los Sres. Roberto Macho y Adriana


Iranzo, por ser personas con cierto poder dentro del sindicato, que discriminaron y maltrataron a
una mujer que cumple con su trabajo de manera eficiente, causándole daño psicológico.-

Explica que queda claro que la violencia de género también puede ser
cometida por una mujer; que se trata de hechos acontecidos en su lugar de trabajo; y que los daños y
perjuicios que reclama son de índole civil.-

Seguidamente detalla los rubros que componen el reclamo.-

Por daño moral, solicita $ 1.500.000. Manifiesta que este rubro no sólo debe
reparar, sino también prevenir, sancionar y erradicar este tipo de hechos; realizando un paralelismo
con el daño punitivo previsto en la Ley 24.240.-

Por “otros daños” (gastos de atención psicológica y/o psiquiátrica anterior y


posterior al inicio de esta acción) peticiona $15.000.-

Ofrece prueba y funda en derecho.-

A fs. 52 amplía demanda acompañando prueba instrumental.-

II.- Que a fs. 139/148 se presenta la Dra. Mirta Zelarayan por la


ASOCIACIÓN DE TRABAJADORES DEL ESTADO (ATE) CONSEJO DIRECTIVO
NACIONAL y plantea falta de legitimación pasiva.-

Refiere que el Consejo Directivo Nacional (en adelante CDN) nunca fue
notificado ni informado de los hechos que narra la actora, por lo que al no tener conocimiento de
ellos, no puede responder ni pudo tomar las medidas de prevención que la actora conocía que se
debían hacer y que ella debía hacer.-

Indica que se ha corrido traslado de la demanda, en forma equivocada, a un


Consejo Directivo “Provincial”, que sólo es un órgano administrativo de la ATE sin facultades para
obligarla; pues sólo puede hacerlo el Consejo Directivo “Nacional”. Afirma que por ello, deberá
rechazarse la demanda contra su representado, con costas.-

Seguidamente contesta demanda, realizando una negativa general y


particular de los hechos invocados.-
Expone que ATE es una organización gremial que tiene como fin defender
los intereses laborales de los trabajadores del Estado Nacional, Provincial o Municipal; que nadie
está autorizado a salirse del objeto social, y menos aún para provocarle daños a los compañeros; y
por ello, ante el desconocimiento de los hechos por parte del CDN, cada uno debe asumir sus
responsabilidades en forma personal.-

Aclara que no existe en los archivos de la Institución a nivel nacional


ninguna nota, entrevista o charla con el CDN donde la actora pusiera en conocimiento lo que
denuncia en esta oportunidad.-

Reconoce que la actora envió carta documento al Secretario General


Nacional, pero afirma que en ella no se hace mención a la situación de violencia de género, y sólo
indica en forma general “se me han vulnerado todos los derechos” por una denuncia contra el Sr.
Macho y la Sra. Iranzo, sin individualizar los hechos, impidiendo con ello que el CDN tomara
medidas.-

Manifiesta que la actora se afilió a ATE y luego en la elección del año 2015
fue propuesta para integrar la lista ganadora; que cuando se distribuyeron las licencias gremiales
con goce de haberes, fue propuesta para acceder a una de ellas; que, como es de público
conocimiento, se produjo una división interna en el gremio; que la actora quedó en el sector
opositor al Secretario General Provincial; y que éste, al ejercer la facultad que le otorga el estatuto
para reorganizar la institución, le dio de baja a la licencia de la actora y a otras más.-

Por ello el hecho que menciona no se relaciona con la violencia de género,


sino con el ejercicio interno de las actividades sindicales, estado excluido de la consideración de los
jueces civiles; que si la actora consideraba que se había realizado un acto arbitrario, con abuso o
exceso de poder, debió recurrir a la vía interna asociacional, al Ministerio de Trabajo o a la de
Jueces Laborales; y que nunca debió intentar reingresar por otros medios, porque nadie puede
interferir en la vida interna de la asociación gremial.-

Refiere que según el estatuto social de la ATE, la actora cuenta con una vía
asociacional para hacer planteos y lograr las sanciones que correspondan; que primero debe
plantearlo en los Congresos Provinciales; que si ello es rechazado, debe llevarlo al Congreso
Nacional y cuestionar dichas resoluciones ante el Ministerio de Trabajo de la Nación y luego en las
Cámaras de Trabajo de la Nación; y que nada de esto hizo la actora, por lo que el CDN desconocía
los hechos invocados y su gravedad; todo lo cual deberá ser probado en este proceso.-

Solicita que se tenga presente que la mayoría de los hechos narrados como
violencia de género son reclamos de orden laboral, que deberían haber sido planteados en el fuero
laboral; y que la Sra. Caro fue delegada gremial, por lo que conocía sus derechos y cómo
ejercerlos.-

Reitera que la organización gremial no puede responder solidariamente por


hechos que no conocía; que ni la actora ni los codemandados trabajaban allí, sino que militaban en
beneficio de los trabajadores afiliados a la institución; y que en consecuencia, no son sus
dependientes y no puede responder por ellos.-

Seguidamente impugna los rubros y montos pretendidos.-

Ofrece prueba.-
III.- Que a fs. 165/173 se presenta el Sr. ROBERTO ANTONIO MACHO
contestando demanda y solicitando el rechazo de la misma, con costas.-

Realiza una negativa general y particular de cada uno de los hechos


referidos en la demanda.-

Explica que él no convocó a la actora para que en el año 2015 integrara el


Consejo Directivo; y señala que fue presentada como vocal titular antes de que él asumiera como
Secretario General del Gremio. Aduce que la licencia gremial con goce íntegro de haberes le fue
dada por nota firmada por la ex Secretaria General Raquel Blas, días antes de dejar su mandato, tal
como surge de fs. 47; y que el mandato de la actora no fue consensuado en el ámbito del Consejo
Directivo Provincial. Entiende que el relato contenido en la demanda constituye una maniobra para
intentar encuadrar la situación como violencia de género, cuando se trató de un incumplimiento
reiterado de las obligaciones de la Sra. Caro como vocal.-

Desconoce los hechos relatados en el marco de la tercera marcha de


antorchas en la Provincia; y agrega que ese día, la Sra. Caro se tomó una foto junto a él y a otros
compañeros, donde se observa que tiene una actitud distendida.-

Niega haber presenciado una supuesta disputa personal entre la Sra. Caro y
la Sra. Iranzo; y enfatiza que se encontraba delante de la marcha y posteriormente en acción con la
intersindical.-

Expone que la Sra. Caro es vocal n° 14 de la Comisión Directiva de ATE, y


que en el desempeño de sus funciones, ha incurrido en las faltas previstas en el art. 11 inc. a) del
Estatuto del Sindicato, ya que no ha concurrido a 12 reuniones de la comisión directiva; aludiendo
al respecto, al acta extraprotocolar de la Esc. Lucena y al acta de reunión de Comisión Directiva de
fecha 31/10/16, certificada notarialmente. Indica que el art. 32 inc. a) del Estatuto establece que la
falta a tres reuniones consecutivas o a seis alternadas, dan motivo a la separación del Consejo
Directivo.-

Manifiesta que sólo se dio de baja la licencia gremial de la Sra. Caro por su
incumplimiento a sus obligaciones como vocal; y que incluso la Comisión no decidió separarla,
pese a que estaba habilitada legalmente para tomar dicha medida.-

Más adelante expone que la baja de su licencia gremial no fue exclusiva


para la Sra. Caro; sino que en el mismo acto se hizo lo mismo con varios compañeros por distintos
motivos; por lo que no hubo un acto unilateral del Sindicato o de él como Secretario General para
perjudicar a la accionante. Expresa también que se cumplió con lo preceptuado por el art. 28 del
Estatuto 2010 de la ATE en lo atinente a la votación de la decisión, que requiere la aprobación de
las ¾ de la totalidad de los miembros del Secretariado.-

En otro apartado de su contestación, afirma que por todas esas


circunstancias, no tuvo andamiento la queja que formalizó ante el Ministerio de Trabajo de la
Nación, en expediente nº 311.067.-

Refuta que la Sra. Caro haya realizado una exposición ante el Sindicato en
la reunión de Comisión Directiva del “31 de agosto”; y explica que la reunión en realidad se celebró
el día 30/08/2016, y que la Sra. Caro no asistió a la misma. Cita en apoyo de lo dicho las resultas de
la constatación notarial realizada respecto del Libro de Actas de la Comisión Directiva.-
Manifiesta que el día 23/05/2017 se celebró un Congreso Provincial
Ordinario y simultáneamente uno extraordinario, donde por voto unánime de 173 congresales, se
volvió a ratificar la baja de las licencias gremiales de las Sras. Caro, Quiroga, Guaquinchay, entre
otras personas.-

Explica que en el método de trabajo del gremio no existen “listas” de las


que puedan tacharse nombres, como lo refiere la actora en su demanda.-

Aduce que jamás ha tomado conocimiento de la existencia del maltrato y


discriminación que expresa la actora; ni respecto de ella, ni de cualquier otra afiliada.-

Refiere que en el hipotético caso de que hubiera existido algún problema (de
lo cual descree), se trataría de uno de tipo personal ente la Sra. Caro y la Sra. Iranzo, que nada tiene
que ver con lo institucional o lo relativo a su persona.-

Señala que la actora es una delegada gremial que conoce perfectamente el


funcionamiento institucional del gremio y todos los recursos administrativos para plantear sus
inquietudes; y que ahora pretende disfrazar su incompetencia como delegada, dentro de una
demanda por violencia de género que persigue sólo lograr un rédito económico a costa del Sindicato
que ella misma representa como vocal y miembro de la Comisión Directiva.-

Afirma que en una organización sindical como ATE, la relación entre


compañeros es horizontal; por lo que la Sra. Caro, como miembro de la Comisión Directiva, es un
par del Secretario General.-

Alude a las fotos acompañadas por su parte, e interpreta que en las mismas
puede observarse que la actora lleva carteles en contra de su persona; sin que aparezca intimidada ni
impedida de realizar sus funciones gremiales.-

Concluye que no ha generado personalmente ni como Secretario General de


ATE políticas discriminatorias de género con respecto a la actora ni a ninguna otra mujer; que no ha
existido discriminación ni institucional, ni privada, en contra de la Sra. Caro; que ella no es
empleada de ATE (como afirma en su demanda al hablar de “su lugar de trabajo”), sino de un
centro de salud; y que no ha sufrido daño alguno, por cuanto continúa cobrando su salario como
empleada del centro de salud y sigue siendo delegada gremial a pesar de que la Comisión estaba
facultada a disponer su cese.-

Impugna los rubros y montos pretendidos.-

Ofrece prueba.-

IV.- Que a fs. 176/182 se presenta la Sra. MARIA ADRIANA IRANZO y


contesta demanda solicitando el rechazo de la misma con costas.-

Realiza una negativa general y particular de los hechos expuestos en la


demanda.-

En líneas generales transcribe los fundamentos expuestos por el


codemandado Sr. Macho en su escrito de contestación.-

Ofrece prueba.-
V.- Que a fs. 185/191 la parte actora contesta los traslados conferidos.-

Solicita el rechazo de la excepción de falta de legitimación pasiva.-

En cuanto a lo expuesto por ATE a fs. 139, en el sentido de que no


correspondería a la filial Mendoza asistir como parte en el proceso, entiende que ello se vio
corregido fácticamente con la presentación que en autos hace la Central Sindical Nacional (Consejo
Directivo Nacional); la que asumió así la solidaridad que le cabe tanto a la Central Nacional como
la a Provincial, como responsables de los hechos de sus dependientes. Por ello, entiende que todas
las partes demandadas son responsables del reclamo impetrado.-

Refiere que los demandados son quienes corren con la carga de la prueba;
ello conforme las normas señaladas y los fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sobre
situaciones donde se denuncia la violencia de género y/o discriminación hacia la mujer, más aún en
el ámbito laboral.-

Finalmente, solicita que se tenga presente que cualquier norma provincial o


nacional que impida la reparación del daño reclamado o que limite la reparación integral del daño
producido a la actora sería inconstitucional, por ser contraria a las normas supranacionales que
invoca para la reparación integral.-

VI.- Que a fs. 256/258 obra auto de admisión de pruebas, en el cual, luego
de rechazar las impugnaciones formuladas por la parte demandada respecto de la prueba
instrumental ofrecida por la parte actora, se aceptan las pruebas ofrecidas por las partes, quedando
incorporadas a la causa, además de la prueba instrumental acompañada en la etapa procesal
oportuna, los siguientes elementos probatorios: absolución de posiciones de la actora Sra. Marcela
Daniela Caro (v. fs. 260); constancia de audiencia personal con la actora (v. fs. 261); declaración
testimonial de la Sra. Marta Beatriz Mercau (v. fs. 267/269); declaración testimonial del Sr. Joaquín
Marcos Tolosa (v. fs. 270/273); declaración testimonial de la Sra. María Rosa Gaete (v. fs.
283/284); declaración testimonial de la Sra. Rosa Videla (v. fs. 286); declaración testimonial del
SR. Mihail Zagorac Baranovic (v. fs. 292/293); declaración testimonial de la Sra. María Teresa
Martínez (v. fs. 302/303); absolución de posiciones de la codemandada Sra. María Adriana Iranzo
(v. fs. 319); absolución de posiciones del codemandado Sr. Roberto Antonio Macho (v. fs. 320);
constancia de audiencia personal de la Sra. Jueza con los codemandados (v. fs. 321); pericia
psiquiátrica (v. fs. 353/354, impugnada por los demandados a fs. 360 y contestadas las
observaciones a fs. 367/369).-

A fs. 355 y 378 se hace efectivo el apercibimiento dispuesto por el art. 179
del CPC y en consecuencia se declara caduca la prueba ofrecida por la parte actora y demandada,
respectivamente, y pendiente de producción.-

A fs. 382 se ponen los autos en la oficina para alegar, quedando


incorporados a la causa: a fs. 403/415 los de la actora Sra. Marcela Caro; a fs. 416/432 los de la
demandada Asociación de Trabajadores del Estado; a fs. 433/449 los del codemandado Sr. Roberto
Antonio Macho y a fs. 450/466 los de la codemandada Sra. María Adriana Iranzo.-

A fs. 468 obra dictamen del Ministerio Fiscal.-

A fs. 473 se llaman autos para dictar sentencia.-


CONSIDERANDO:

I.- Que tengo en vista que la competencia se fija por los hechos vertidos en
la demanda, sin perjuicio de la ley que a la postre el Juez estime que resulta aplicable (conf. CSJN:
279-95, entre muchos otros); y si bien no me pasa inadvertido el ámbito de la violencia que
denuncia la accionante (arg. art. 22 Ley 26.485), el estado de la presente causa determina que
igualmente deba disponerme a dictar sentencia (arg. art. 8 C.P.C.).-

II.- Que señalo que no ponderaré necesariamente uno por uno y


exhaustivamente todos los argumentos y pruebas invocados por las partes, sino sólo los que a mi
juicio aparezcan como decisivos y conducentes para decidir el conflicto (en el mismo sentido:
CSJN, Fallos 278:271, 258:304, 262:222, 265:301, 272:225, 274:113, 305:537, 307:1121).-

Dicho ello, y en cumplimiento de la manda contenida en el art. 90 inc. 3°


del C.P.C., procederé a delimitar el ámbito de la controversia; organizando los argumentos que
invocó cada codemandado.-

Parto por destacar que el desconocimiento de los hechos relatados


constituye un denominador común a todos los integrantes del consorcio pasivo.-

En cuanto a la ATE, ésta sostiene que el Consejo Directivo Nacional nunca


fue informado de los mismos; que en forma equivocada se corrió traslado de la demanda a un
Consejo Directivo “Provincial”, el que sólo es un órgano administrativo de la ATE pero no tiene
facultades para obligarla; y que en la CD remitida al Secretario General Nacional no se hace
mención específica a la situación de violencia de género.-

Refuta que haya mediado dicha situación de violencia de género; y afirma


que, por el contrario, se trata de un conflicto interno dentro del Sindicato; pues la actora quedó en el
sector opositor al Secretario General Provincial, y éste, al ejercer la facultad que le otorga el
estatuto para reorganizar la institución, le dio de baja a la licencia de la actora y a otras más. Agrega
asimismo que la actora contaba con una vía asociacional para hacer los eventuales planteos que
pudieran corresponder.-

Los restantes codemandados, Sres. Roberto Antonio Macho y María


Adriana Iranzo, sostienen argumentos de similar tenor, y niegan la totalidad de los hechos
descriptos en la demanda.-

Afirman que el Sr. Macho no convocó a la actora para que en el año 2015
integrara el Consejo Directivo (pues fue presentada como vocal titular antes de que él asumiera
como Secretario General); que quien le otorgó la licencia gremial con goce íntegro de haberes fue la
ex Secretaria General Raquel Blas; que esta licencia se le dio de baja por incumplimiento reiterado
de sus obligaciones como vocal; y que se procedió de la misma manera con otros compañeros.-

Niegan que la Sra. Caro hubiera expuesto esta situación ante el Sindicato en
la reunión de Comisión Directiva del “31 de agosto” (pues la reunión en realidad se celebró el día
30/08/2016, y aquélla no asistió).-

Afirman que no ha existido discriminación, ni institucional ni privada, en


contra de la Sra. Caro; que ella no es empleada de ATE sino de un centro de salud; y que no ha
sufrido daño alguno, por cuanto continúa cobrando su salario como empleada de dicho centro y
sigue siendo delegada gremial.-
III.- Que delineados ya los términos de la litis, anticipo que a mi juicio debe
tenerse por probado que la Sra. Caro ha sufrido un daño en sus legítimas afecciones, y que el
consorcio pasivo debe responder.-

Sin perjuicio de ello, y en uso de las facultades que me confiere el art. 46


inc. 9º de la ley de rito, adelanto también que esa solución no responde al encuadre normativo
efectuado por la actora; sino a la interpretación que he efectuado respecto de los hechos que tanto
ella como la contraria han expuesto en sus presentaciones correspondientes.-

Con esta aclaración preliminar, persigo dejar establecido que no hay


transgresión alguna del principio de congruencia si, manteniéndome estrictamente dentro del ámbito
de los hechos que las partes han relatado, aplico disposiciones normativas diferentes a las invocadas
por ellas; pues el límite en la cuestión está dado por la plataforma fáctica emergente de demanda y
contestación, y por la razonable posibilidad que haya tenido la accionada de ejercer su derecho de
defensa al respecto (art. 18 CN).-

Asentadas esas apreciaciones iniciales, desarrollaré seguidamente el


razonamiento que sustenta mi decisión (arg. art. 3 Cód. Civ. y Com.).-

Comenzaré por decir que no juzgo que la situación de marras pueda


configurar una situación de violencia de género.-

Es importante aquí tener una visión precisa de qué situaciones quedan


abrazadas dentro de las nociones de “violencia de género” y “discriminación contra la mujer”; pues
en esencia, las mismas tienden a desbaratar las construcciones sociales que históricamente se han
basado sobre la idea de supremacía del hombre respecto de la mujer.-

Es por ello que hablar de “género”, significa aludir a un “sistema de signos y


símbolos, representaciones, normas, valores y prácticas que transforma las diferencias sexuales
entre los seres humanos en desigualdades sociales, organizando las relaciones entre los hombres y
las mujeres de manera jerárquica, valorando lo masculino como superior a lo femenino…” (Zavala
de Cosio, María Eugenia, en “Impacto sobre la fecundidad de los cambios en el sistema de género”,
citado por Gil Domínguez, Andrés - Famá, María Victoria - Herrera, Marisa, en Derecho
Constitucional de Familia, Ed. Ediar, Buenos Aires, 2006, tomo I, pág. 362).-

Véase que a los efectos de la “Convención sobre la eliminación de todas las


formas de discriminación contra la Mujer”, la expresión “discriminación contra la mujer” se refiere
a “toda distinción, exclusión o restricción, basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado
menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer… sobre la base de la
igualdad del hombre y la mujer…” (arg. art. 1 CEDAW –por sus siglas en inglés-).-

En esa misma línea, y a los efectos de la “Convención Interamericana para


Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra La Mujer” (también conocida como
“Convención de Belem do Pará”), debe entenderse por “violencia contra la mujer” “cualquier
acción o conducta, basada en su género…” (arg. art. 1 Convención de Belem do Pará).-

Con similar tónica, nuestra Ley 26.485 establece que “Se entiende por
violencia contra las mujeres toda conducta, acción u omisión… basada en una relación desigual de
poder…” (arg. art. 4); noción ésta que fue desentrañada por el art. 4 de su Dec. Regl. Nº 1011/10,
que establece que “Se entiende por relación desigual de poder, la que se configura por prácticas
socioculturales históricas basadas en la idea de la inferioridad de las mujeres o la superioridad de
los varones, o en conductas estereotipadas de hombres y mujeres, que limitan total o parcialmente
el reconocimiento o goce de los derechos de éstas, en cualquier ámbito en que desarrollen sus
relaciones interpersonales”. Es con ese alcance que deben entenderse las “modalidades” de
violencia contenidas a lo largo de los incisos del art. 6; incluida, claro está, la “Violencia
institucional contra las mujeres” (inc. “c”) invocada por la accionante.-

Agrego que esa ha sido, a mi criterio, la visión que inspiró a nuestra


Suprema Corte a afirmar que no toda violencia es de género; y no toda desigualdad de trato, es
discriminación contra la mujer - o violencia indirecta, en los términos del art. 4 de la Ley 26485- (in
re “Flores”, 07/08/18).-

Teniendo esos conceptos en vista, entiendo que el padecimiento de la Sra.


Caro no se vinculó con actitudes de los demandados que trasunten ideas de inferioridad de la mujer
como tal; aunque reitero que ello no obsta a reconocer que ella ha sufrido un daño y que tiene
derecho a ser resarcida por los responsables de su causación.-

Así las cosas, la metodología de estudio que seguiré en esta sentencia,


partirá por establecer cuáles son los hechos que juzgo probados, para continuar por determinar qué
participación tuvo cada codemandado en los mismos, y para finalmente examinar en qué consistió
el daño sufrido, y qué extensión cabe reconocerle.-

IV.- Que comenzaré por la Sra. Iranzo.-

Manteniendo mi propósito de dotar de orden a la solución del caso, me


permitiré esquematizar los argumentos vertidos en la demanda sobre la conducta atribuida a la
referida codemandada; a saber: que obstaculizó la permanencia de la Sra. Caro en la Secretaría
Gremial desde el comienzo de su actividad como vocal, porque “le tenía celos”; que dirigía
constantes críticas en su contra; y que la agredió en diversas oportunidades puntuales que describe
(en una ocasión por teléfono, insultándola y cuestionando la paternidad de su hija; cuando se
armaban los grupos de seguridad para las marchas, tratándola despectivamente y burlándose delante
de otros compañeros y en reuniones de la Comisión Directiva; en los festejos del día del niño,
empujándola mientras tenía a su hija en brazos; y en la Tercera Marcha de Antorchas -18/08/16-,
durante el acto -lo que no llegó a más, gracias a la intervención de la Sra. Raquel Blas-, y después
de éste -con insultos relativos a su moral sexual, haciendo gestos para pegarle y profiriéndole
amenazas de muerte; lo que llevó a los Sres. Macho y Podio a intervenir y generó también presencia
policial-).-

Este escenario es el hecho controvertido cardinal; y más allá de que advierto


que no ha podido probarse puntillosamente cada uno de los episodios que lo componen –por
ejemplo, la llamada telefónica y los insultos allí recibidos-, estimo que existe respaldo suficiente
para sostener que efectivamente la accionada hostigó a la actora durante el período que ambas
compartieron prestando funciones en el Sindicato.-

Ese temperamento se sustenta básicamente sobre dos elementos probatorios:


la pericia psiquiátrica (v. fs. 353/354), y el testimonio de la Sra. Mercau (v. fs. 267/269).-

En cuanto a la operación de referencia, y a modo de advertencia, me


concentraré en aquellos aspectos que dan cuenta de la existencia del hecho al que la actora atribuye
potencialidad dañosa; dejando para más adelante el análisis atinente a la existencia y magnitud de
los detrimentos sufridos.-

Tengo presente que el experto asentó prolijamente la metodología


empleada; entre lo que destaco lo expuesto en el punto 3 de fs. 353, donde el profesional explicó
que “este tipo de investigación clínica-fenomenológica, permite detectar los grados de congruencia
entre lo que el sujeto piensa, siente y manifiesta conductualmente, y entre su lenguaje verbal
(lógico-racional) y no verbal gestual (emocional-afectivo), como asimismo detectar distorsiones de
la memoria, tendencia a la manipulación, simulación o exageración sintomatológica y actitudes
gananciales…”. Recabó los antecedentes de la Sra. Caro y transcribió textualmente ciertos hechos
relatados por la misma, vinculados con diversas agresiones provenientes de la Sra. Iranzo y con las
denuncias infructuosas realizadas inclusive por ante la ATE; todo lo cual coincide con lo plasmado
en la demanda (v. pto. 2, fs. 353 vta.). A partir de ello, el perito concluyó que “el relato vivencial de
la actora evidencia que se fue desarrollando una situación conflictiva y focalizada con una
compañera del Sindicato, la mujer del Secretario General, y un sentimiento creciente de falta de
apoyo de compañeros y otras autoridades. Se puede inferir que los contenidos de su cuadro
psicoanímico de tipo angustioso-persecutorio se relacionan con el conflicto señalado, que se va
estructurando en varios años a partir de su actitud crítica hacia conductas gremiales que
observaba y que, por su relato, se focaliza en dicha situación interpersonal, más los aderezos
propios de las internas de la C.D. y el Sindicato. Toda esta situación conflictiva favorece vivencias
“microtraumáticas” cuya frecuencia y continuidad en el tiempo desencadenan un síndrome
angustioso-depresivo, que la obliga a iniciar tratamiento psiquiátrico-psicológico en setiembre de
2016, que incluye reposo laboral que se extiende durante un año…” (v. pto. 5.1, fs. 354).-

El dictamen fue observado por los demandados a fs. 360 y vta.; quienes, en
lo que aquí resulta pertinente, cuestionaron que el perito hubiera tomado como cierto el relato de la
actora, sin meritar su veracidad.-

El experto contestó a fs. 367/368, explayándose didácticamente sobre la


semiología clínica psíquica fenomenológica (punto que resalté al analizar párrafos atrás lo relativo a
la metodología empleada). El galeno detalló cómo ese método trabajaba también en el plano
inconsciente, cuya expresión se concreta en la expresividad de la comunicación no verbal; e indicó
que el mayor o menor grado de coherencia entre los planos expresivos (lo que se piensa, dice, se
siente y se muestra) permite establecer los grados de integridad o consistencia de la personalidad o
del psiquismo. Ilustró acerca de los indicios que pueden encontrarse incluso en el rostro; tales como
gestualidad, contractura o relajación de músculos, movimientos oculares y de los párpados,
sostenimiento y características de la mirada, tensión o distensión de los labios, vocalización,
modulación, tonalidad afectiva, tensión facial; y también sobre la disposición y movimientos de
diversas partes del cuerpo. En función de todo ello, señaló que “la examinada presenta un alto
grado de congruencia entre lo que contaba, cómo lo contaba, y cómo lo vivenciaba; por lo que se
descarta la simulación de los síntomas…” (v. fs. 368 vta.).-

He dicho en otras oportunidades que la sana crítica racional (arg. art. 207
CPC, conc. con el art. 199 CPCyT), sugiere que en general, los peritos cuentan con idoneidad
técnica para ilustrar al juzgador sobre aspectos que advierten “a simple vista”; pues esa “visión”
está impregnada de una formación académica que precisamente lo habilita para desempeñarse como
auxiliar de la justicia.-

Sumo a ello que el punto que coloca en crisis la accionada es, precisamente,
uno de elemental y –fundamentalmente- cotidiana apreciación por parte de todo profesional de la
salud mental; por lo que entiendo que su especialización los prepara singularmente a ese respecto.-

Ahora bien: valorando concreta y específicamente tanto el informe como las


explicaciones del experto, entiendo que aparecen suficientemente claros y fundados desde lo
técnico y desde lo lógico; y en la medida en que el perito ha desentrañado los diversos aspectos de
la metodología seguida, juzgo que la fuerza probatoria del dictamen no se ve perjudicada por el
cuestionamiento de la parte accionada.-
En el mismo sentido que aquí propongo, jurisprudencia que comparto ha
entendido que “…no hay motivos para cuestionar el resultado de la pericia, en tanto el perito no
sólo se basa en las afirmaciones del paciente, sino que, estudia mediante una batería de exámenes
cuáles son las causas exógenas y endógenas que llevan al reclamante a padecer la enfermedad
psíquica comprobada a raíz de los padecimientos que sufriera en el entorno laboral” (conf. CNA
Trabajo, Sala V, “Blanco, Adolfo A. c/ Sociedad Anónima Organización Coordinadora Argentina”,
13/02/2007).-

La plataforma fáctica ratificada a partir de la pericia, se ve también


reforzada por la declaración de la Sra. Mercau (v. fs. 267/269).-

Ésta refirió que en ocasión de la Tercera Marcha de Antorchas, la Sra. Caro


“iba llorando”, diciéndole que estaba “cansada de tanta agresión”; que apareció la señora Iranzo de
repente y le dijo que no se victimizara, insultándola varias veces con palabras de elevado tenor
agraviante y con actitud físicamente agresiva; lo cual “no le extrañó” a la testigo, pues “ya había
presenciado actitudes así de la señora Iranzo”. Relató que una persona encapuchada –que sería el
Sr. Macho- sostenía a la Sra. Iranzo; que ésta sin embargo “se soltó” a mitad de cuadra, y siguió
gritando en los mismos términos; frente a lo cual la actora “estaba schokeada, no decía nada”, y que
finalmente la demandada le dijo: “te voy a matar” (v. primera sustitución). Relató otro hecho, que
ocurrió posteriormente, cuando la Sra. Caro le pidió que la acompañara a presentar un papel al
Sindicato porque “se sentía temerosa, insegura y con miedo”; y que la Sra. Iranzo las vio y les gritó
“ustedes se van a quedar en la calle” (v. segunda sustitución). Finalmente, también relató que la Sra.
Caro estaba muy angustiada “porque aparte del hecho vivido ahí en la Legislatura” –es decir, en la
marcha de Antorchas-, ella ya “le había comentado otros hechos vivido por ella dentro del
Sindicato… varios hechos y seguidos… estaba verdaderamente muy angustiada y ya estaba con
tratamiento psicológico, después la derivación a la psiquiatra…” (v. sexta repregunta).-

No soslayo que los cinco testigos restantes que depusieron en la causa (Sres.
Tolosa, Gaete, Videla, Zagorac y Martínez) negaron rotundamente que hubiera existido maltrato
por parte de los demandados, u hostigamiento hacia la actora en la actividad gremial (v. primera y
segunda pregunta, a fs. 270, 283, 286, 292 y 302, respectivamente); pero a pesar de ello, estimo que
la versión de la actora mantiene su verosimilitud.-

El primer factor que me inclina a decidir así, es la existencia de diferencias


políticas entre las partes de este proceso; lo cual ha sido reconocido por los propios accionados, y
descripto también minuciosamente por el testigo Joaquín Marcos Tolosa (v. 1º ampliac. fs. 270 y
vta.; 5º ampliac., fs. 271, y especialmente 6º ampliación, fs. 271 vta.); lo que a mi criterio puede
incidir sobre la subjetividad de –enfatizo- todos los testigos.-

Aquí entra a jugar la consabida máxima de que los testigos no se cuentan,


sino que se pesan; y en el estado de cosas descripto, el peso de la declaración de la Sra. Mercau se
vuelve mucho mayor al corroborar que su tenor guarda coherencia con las resultas de un elemento
de corte técnico y objetivo por naturaleza, como lo es una pericia psiquiátrica.-

La sana crítica (arg. art. 207 CPC, conc. con el art. 199 CPCyT) me sugiere,
en consecuencia, que el fundamento más sólido es el que proviene de la prueba “compuesta” que he
identificado; por cuanto propicia un terreno más seguro que el que se plantea ante la contradicción
entre testimoniales, que coloca muchas veces al juzgador en la incertidumbre derivada de “los
dichos de uno contra los dichos del otro”.-

Es así que puedo tener por cierto que la Sra. Iranzo hostigó a la Sra. Caro
durante el tiempo en que ambas se desempeñaban en el Sindicato; lo que entraña una violación del
deber de no dañar a otro, que no aparece justificada, y que genera en cabeza de aquélla la obligación
de reparar el daño causado (arg. art. 19 CN y arts. 1716, 1717 y 1718 Cód. Civ. y Com.).
Asimismo, tengo presente al respecto que la indemnización comprende especialmente las
consecuencias de la violación de los derechos personalísimos de la víctima y sus afecciones
espirituales legítimas (arg. art. 1738 Cód. Civ. y Com.).-

Ese es el marco legal del que surge su obligación de responder; pues insisto
en cuanto a que no avizoro aplicabilidad del sistema normativo vinculado con la violencia de
género, ni constato tampoco que haya mediado la “discriminación” que la Sra. Caro denuncia en su
demanda (me refiero a los pasajes donde alude al trato discriminatorio recibido de la institución y
de los demandados; o donde afirma que demandó a los Sres. Roberto Macho y Adriana Iranzo, por
ser personas con cierto poder dentro del sindicato, que la “discriminaron y maltrataron”).-

Debo destacar que a los fines de tener por acreditada la concurrencia de


responsabilidad derivada de actos discriminatorios (especialmente contemplada en la Ley 23.592, y
con claro impacto sobre el principio de igualdad previsto en el art. 16 de la CN), no basta la sola
invocación genérica que ha realizado la actora; sino que es necesario indicar cuáles son los hechos o
circunstancias concretas que patentizan la supuesta conducta discriminatoria y los elementos de
juicio arrimados para su demostración.-

Asimismo, debe considerarse que el art. 1 de la Ley 23.592 alude a “quien


arbitrariamente impida, obstruya, restrinja o de algún modo menoscabe el pleno ejercicio sobre
bases igualitarias de los derechos y garantías…”; por lo que el insulto o la injuria que no generan
ese menoscabo del ejercicio igualitario no pueden configurar el hecho antijurídico que la ley prevé.-

Resulta insuficiente entonces alegar la pertenencia a un “grupo de riesgo”


(tener un género determinado o una determinada condición sexual o religión, o integrar una minoría
racial, por ejemplo); sino que se requiere aportar algún indicio de la motivación discriminatoria;
pues recién allí será exigible que la otra parte demuestre que la motivación fue otra (a modo de
ejemplo, que era un mal empleado, incumplidor) (conf. conf. Ibarlucía, Emilio A. “Responsabilidad
civil por actos discriminatorios”, Publicado en: LA LEY 07/08/2018; con cita de los precedentes
“Pellicori” y “Sisnero” de la CSJN).-

Finalmente, entiendo sumamente pertinente traer a colación un precedente


de la Corte Suprema en el cual que una vecina había insultado a otra utilizando una expresión
utilizada vulgarmente para denostar el color de piel, y se rechazó la calificación de esa conducta
como “discriminatoria”, por considerar que ese acto no había tenido capacidad suficiente para
alentar o incitar la persecución o el odio a causa de la raza, religión, nacionalidad o ideas políticas –
y consiguientemente, no había incidido en el ejercicio igualitario de derechos constitucionales-
(Fallos Corte: 329:5851). Doctrina que comparto interpretó ese fallo y puso de resalto que ello no
obstaba a la procedencia de la reparación; pues ese desenlace se mostraba absurdo ante la
circunstancia evidente de que el hecho podía incluso llegar a constituir un delito (injuria, art. 110
del Cód. Penal). Por ello, y con criterio conteste con el que aquí aplico, pregonó la aplicación lisa y
llana del Código Civil y Comercial, considerándolo un daño no justificado en el ejercicio legítimo
de un derecho (arts. 1717 y 1718) (conf. Ibarlucía, Emilio A., op. cit.).-

V.- Que abordaré seguidamente la situación del Sr. Macho.-

Releyendo atentamente los términos de la demanda, y con el fin de


individualizar la conducta dañosa que se atribuye a aquél, encuentro que la actora le imputó,
concretamente, tres conductas que tachó de dañosas: que desoyó sus pedidos de traslado a cualquier
oficina; que no intervino a pesar de haber presenciado las agresiones de la Sra. Iranzo; y que le
informó que daría de baja su licencia gremial el 14/10/16, lo que le fue comunicado formalmente
por carta documento el 27 de ese mes y año.-

Existen otras referencias en extremo genéricas a las que ya he aludido, que


explican que se lo demandaba tanto a él como a la Sra. Iranzo, “por ser personas con cierto poder
dentro del sindicato, que la discriminaron y maltrataron”.-

Debo comenzar por admitir que la argumentación y la prueba contenida


respecto del Sr. Macho es bastante árida; y ratifico que no encuentro que éste haya observado
conducta alguna susceptible de calificarse como un desprecio a la Sra. Caro por su sola pertenencia
al género femenino.-

Sin perjuicio de ello, estimo verosímiles las invocaciones relativas a que


soslayó los pedidos de traslado efectuadas por la actora, y también las relativas a su omisión de
intervenir.-

En efecto, la sana crítica indica que en su doble condición de Secretario


General de la Asociación y pareja de la Sra. Iranzo, no podía ignorar la situación de hostigamiento
por la que estaba atravesando la accionante; y debo decir que juzgo creíble que ésta le haya
solicitado ser reubicada; pues su estado emocional constituye un serio indicio en ese sentido (arg.
art. 181 CPC, conc. con el art. 176 CPCyT). Sobre esto último, basta recordar que la prueba pericial
ha dejado suficientemente establecido que la misma padeció un cuadro psicoanímico de tipo
angustioso-persecutorio relacionado con la situación conflictiva focalizada con la Sra. Iranzo, y que
las vivencias traumáticas continuadas en el tiempo desencadenaron un síndrome angustioso-
depresivo (v. pto. 5.1, fs. 354); a lo que sumo que también se encuentra probado que pidió licencia
psiquiátrica a ATE (v. fs. 14/17).-

En la medida en que entiendo probados los dos primeros argumentos de la


tríada que esquematicé al inicio de este considerando, entiendo que el Sr. Macho incumplió su
deber de actuar para evitar el padecimiento de un daño (arg. art. 1710 y 1717 del Cód. Civ. y Com.);
pues su posición de Secretario General colocaba a su alcance la posibilidad de reubicar a la Sra.
Caro en un lugar que evitara la profundización del conflicto. Así, su abstención configuró un abuso
del derecho de no actuar; situación ésta que se presenta cuando una persona, sin riesgo de sufrir
daños ni pérdidas, omite actuar para la evitación o agravamiento de un daño (v. en el mismo
sentido: Picasso, Sebastían y Saénz, Luis R. J., comentario al art. 1717 del Cód. Civ. y Com.,
“Código Civil y Comercial de la Nación Comentado”, Directores: Marisa Herrera - Gustavo
Caramelo - Sebastián Picasso, Ed. Infojus, Tomo IV, pág. 417).-

En tal estado de cosas, la omisión del Sr. Macho causó un daño a la actora;
la que resulta antijurídica porque no está justificada (arg. art. 1717 Cód. Civ. y Com.). En efecto, no
ha mediado invocación ni prueba acerca de concurrencia de legítima defensa o estado de necesidad;
ni tampoco, precisamente, ha existido ejercicio regular de un derecho (arg. art. 1718 Cód. Civ. y
Com.). La consecuencia ineludible de todo ello, es que debe responder (arg. art. 1716 Cód. Civ. y
Com.).-

El encuadre que juzgo procedente para el Sr. Macho coincide en su esencia


con el que describí respecto de la Sra. Iranzo; pues aquí tampoco encuentro que se haya invocado ni
probado actitud alguna que permita interpretar que se descalificó a la Sra. Caro sólo por ser mujer,
ni considero tampoco que se encuentren adecuadamente fundadas las alegaciones contenidas en la
demanda sobre discriminación.-
En cuanto al argumento restante invocado por la actora, esto es, la baja de la
licencia gremial, entiendo que no resulta procedente ahondar a su respecto. Ello es así, no sólo
porque la arbitrariedad o no de esa decisión escapa al ámbito de mi decisión; sino
fundamentalmente porque de la propia pericia emerge que el regreso de la Sra. Caro a su puesto de
trabajo –que fue un efecto de aquella baja- repercutió positivamente en su estado anímico;
traduciéndose en una “mejoría del cuadro agudo” (v. pto 5.2, fs. 354). Por lo expuesto, mal podría
decirse que esa decisión haya causado un perjuicio en los términos del art. 1739 del Cód. Civ. y
Com.; con lo cual es claro que ninguna reparación podría solicitarse como consecuencia de ella.-

Así las cosas, tengo para mí que la participación del Sr. Macho en el hecho
dañoso impone que responda solidariamente con la Sra. Iranzo; pues su situación puede equipararse
a la del copartícipe o cómplice, respecto de quien puede considerarse que existe unidad de causa
(arg. arts. 1749 y 1751 Cód. Civ. y Com.; v. en sentido similar: Picasso, Sebastían y Saénz, Luis R.
J., comentario al art. 1717 del Cód. Civ. y Com., “Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado”, Directores: Marisa Herrera - Gustavo Caramelo - Sebastián Picasso, Ed. Infojus,
Tomo IV, pág. 476).-

VI.- Que también procederá la responsabilidad de la ATE.-

Recapitulando, extraigo de la demanda que la actora afirma que la misma


debe responder por cuanto el Sindicato no tomó ninguna medida para salvaguardar su integridad; en
otros apartados, puede encontrarse que le achaca “negligencia” por no adoptar las medidas
necesarias; y también que la responsabiliza también por los “actos de sus dependientes”.-

La Asociación intenta una defensa confusa en la que alude a una errónea


notificación de la demanda, efectuada ante un Consejo Directivo “Provincial” que no tendría
facultades para obligarla; pero en la medida en que igualmente aquélla se presentó a contestar en
tiempo y forma, no advierto el interés que posee el argumento en cuestión.-

Por otra parte, refuta la existencia de una situación de violencia de género,


por no haberse mencionado la misma en la CD remitida al Secretario General Nacional; y afirma
también que se trata de un conflicto interno dentro del Sindicato.-

He dicho ya que en el caso no se configura violencia de género ni


discriminación; y también he explicado suficientemente por qué ello no es óbice para la procedencia
de la reparación.-

La norma que juzgo de aplicación concreta a la situación de la codemandada


ATE, es el art. 1753 del Cód. Civ. y Com. que regula la responsabilidad del principal por el hecho
del dependiente; cuyo primer párrafo dispone que “El principal responde objetivamente por los
daños que causen los que están bajo su dependencia, o las personas de las cuales se sirve para el
cumplimiento de sus obligaciones, cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con ocasión de las
funciones encomendadas”, y cuyo tercer párrafo establece que “La responsabilidad del principal es
concurrente con la del dependiente”.-

La norma abraza un fenómeno que excede la dependencia laboral; y por


ello, es intrascendente que no exista vínculo laboral entre el Sindicato y los colaboradores gremiales
(de hecho, reconozco que tal vínculo no existe; y tengo presente que la CSJN se ha expedido
precisamente en ese sentido en la causa “López, Eduardo Roberto c. Sindicato de Seguros de la
República Argentina”, 16/10/2012).-
Basta entonces que exista una relación “funcional; pues la norma habla de
“…las personas de las cuales se sirve para el cumplimiento de sus obligaciones”; concepto éste que
indudablemente alcanza a los Sres. Iranzo y Macho.-

Otro aspecto a resaltar es que el art. 1753 Cód. Civ. y Com. amplía
notablemente su campo de actuación al aludir a la “ocasión de las funciones encomendadas”; lo que
trasciende incluso la noción de “esfera aparente de la incumbencia”.-

Así, en el daño causado con ocasión de las funciones encomendadas, la


función tiene una relación mediata con el daño: no ha sido ella el motivo, ni, menos, la causa
adecuada de ese daño; pero sí ha permitido que él ocurra, propiciando ciertas circunstancias que
proporcionan la oportunidad para que el daño sea cometido, y sin las cuales, no habría podido serlo
(conf. López Mesa, Marcelo, “Responsabilidad indirecta o por el hecho de otro en el Código Civil y
Comercial”, Publicado en: LA LEY 05/02/2018, 1 • LA LEY 2018-A , 825).-

Aplicando esos conceptos al daño en estudio, es indudable que las funciones


de los codemandados en el seno de la Asociación, oficiaron de “ocasión” para causar (por acción y
omisión, respectivamente) el daño objeto de estas actuaciones.-

En consecuencia, la codemandada ATE, en su carácter de “principal” desde


el punto de vista civil, también debe responder, de manera concurrente con los codemandados, Sres.
Iranzo y Macho (arg. art. 1753 3° párrafo Cód. Civ. y Com.).-

VII.- Que la actora ha reclamado daño moral; y juzgo que en las


circunstancias de autos, su procedencia se encuentra suficientemente abonada.-

Sabido es que el detrimento en estudio involucra las “afecciones legítimas”;


comprendiendo toda alteración razonable en el ánimo de la víctima, y traduciéndose en un
desmejoramiento espiritual o de la personalidad.-

La solución que he anticipado al inicio de este considerando responde a que,


tanto la sana crítica (arg. art. 207 CPC, conc. con el art. 199 CPCyT), como lo que acostumbra a
suceder según el curso natural y ordinario de las cosas (arg. art. 1727 Cód. Civ. y Com.), muestran
que ese sería el desenlace lógico para cualquier persona que se hubiera visto expuesta a la situación
que atravesó la actora. Concretamente, tengo presente que ésta padeció diversos enfrentamientos
con la codemandada, Sra. Adriana Iranzo, entre noviembre de 2015 (fecha que asumió el cargo de
vocal n° 14 del Consejo Directivo Provincial) y fines de octubre de 2016 (fecha en que le fue dada
de baja la licencia gremial y que determinó su alejamiento de las funciones sindicales in situ,
aunque no su exclusión de la ATE); lo cual le causó “microtraumas” que derivaron en un creciente
cuadro de angustia que fue diagnosticado por el perito actuante como “trastorno distímico, de grado
leve”, y que se extendió hasta septiembre de 2017 (fecha en que recibió el alta por parte de la Junta
Médica y se reincorporó a trabajar como enfermera en su lugar de trabajo habitual).-

Sólo resta, entonces, ingresar en la labor cuantificadora.-

A ese fin, seguiré el método descripto en el último párrafo del art. 1741 del
Cód. Civ. y Com., según el cual: “El monto de la indemnización debe fijarse ponderando las
satisfacciones sustitutivas y compensatorias que pueden procurar las sumas reconocidas”.-

También tendré presente la aplicabilidad del art. 772 de ese cuerpo legal, en
tanto se trata de una deuda de valor; y complementaré todo ello con las facultades para fijar
prudencial y equitativamente el perjuicio reclamado (arg. art. 90 inc. 7° del C.P.C.). Ese proceder,
al aportar bases lo más objetivas posibles, permite erradicar el indeseable voluntarismo judicial, y
formular así la necesaria decisión “razonablemente fundada” (arg. Art. 3 Cód. Civ. y Com.); y con
ello, en definitiva, satisfacer el principio de tutela judicial efectiva.-

La correcta dimensión del carácter sustitutivo de la indemnización, requiere


ponderar las características y magnitud del daño; y en estas cuestiones, la pericia psiquiátrica me ha
reportado gran utilidad. En consecuencia, me referiré aquí a aquellos aspectos de la misma que
estimo específicamente pertinentes a los fines indicados.-

Siguiendo esa premisa, tengo presente que el experto dictaminó que “…los
contenidos de su cuadro psicoanímico de tipo angustioso-persecutorio se relacionan con el
conflicto señalado”; que “Toda esta situación conflictiva favorece vivencias “microtraumáticas”
cuya frecuencia y continuidad en el tiempo desencadenan un síndrome angustioso-depresivo” (v.
pto. 5.1, fs. 354); que cuando la Junta Médica resolvió su reintegro al trabajo en septiembre de
2017, la actora logró una buena readaptación a su trabajo de enfermera, pues ella misma reconoció
textualmente que volver a su ámbito la “ayudó un montón”, y ello denota “mejoría del cuadro
agudo” (v. pto. 5.1 in fine y 5.2, fs. 354); que el diagnóstico era “trastorno distímico, de grado
leve” (v. pto. 5.3, fs. 354 vta.); y que “dicho cuadro, que continúa bajo control psicofarmacológico
en dosis bajas y psicológico mensual, no incide en forma significativa en su desempeño laboral,
familiar y social, por lo que estimaba una incapacidad del 10%” (v. pto. 5.4, fs. 354 vta.).-

Valoro asimismo que la operación fue observada respecto de la falta de


mérito sobre la veracidad del relato de la actora (impugnación que ya descarté considerandos atrás),
y también por la incoherencia entre dos datos arrojados por la experticia: el porcentaje de
incapacidad informado y la falta de incidencia del mismo en el desempeño de la actora (v. en
especial fs. 360 vta.).-

El perito reconoció un error en la confección de ese último tramo de la


operación. Sostuvo entonces que debió haber dicho que “en aquel momento”, se vio afectada por
una incapacidad del 10%; y que tal incapacidad no fue permanente, sino que duró entre septiembre
de 2016 y septiembre de 2017, momento en que la Junta Médica resolvió su reintegro a su trabajo
como enfermera en un centro de salud (v. fs. 369).-

En suma: meritando las conclusiones de la pericia rendida, así como la


duración concreta del conflicto (alrededor de un año), y el tiempo necesario para la reincorporación
al trabajo y restablecimiento del estado anímico de la accionante (un año más), justipreciaré el rubro
en $ 260.000; pues juzgo que ese importe podría compensar adecuadamente a la Sra. Caro por los
padecimientos descriptos. En concreto, observo que con el mismo podría cubrirse un viaje para ella
y un acompañante, a un destino turístico de playa en el exterior; y comprensivo del valor de pasajes
aéreos desde Mendoza y estadía en un hotel de excelente calificación por parte de otros turistas; y
que incluso contaría con un remanente para cubrir comidas y otros gastos (v. por ejemplo: Buzios,
Brasil: https://www.despegar.com.ar/trip/hotel/8fb579f02a9b4ead87e4e3c30072816c26129549?&searchParams=Rkg
vQ0lUXzQ0NTEvQ0lUXzEwNzcvMjAxOS0xMi0xNi8yMDE5LTEyLTMwL0NJVF8xMDc3LzIwMTktMTItMTYv
MjAxOS0xMi0zMC8yfEgyOkgsRjE6RixYUzpYUw==&hotel_product_id=H2&searchId=9c25359794a54e2c8a23ea8
4e7194213&flow=FH&stepNum=0&cl=0&throughResults=true&fp=false ; o San Andrés,
Colombia: https://www.despegar.com.ar/trip/hotel/83a0ca2733984b1a9061dfd9f00ed4f026129555?&searchParams=
RkgvQ0lUXzQ0NTEvQ0lUXzg5LzIwMTktMTItMTYvMjAxOS0xMi0zMC9DSVRfODkvMjAxOS0xMi0xNi8yMDE
5LTEyLTMwLzJ8SDM6SCxGMjpGLFhTOlhT&hotel_product_id=H3&flow=FH&cl=0&throughResults=true&xlc=
&fp=false ).-

Me permito aclarar, finalmente, que lo aquí elaborado trasunta una


apreciación abstracta de lo que podría traer satisfacción a la actora; sin que ello implique sugerir
que ella, en sus condiciones actuales de vida, elegiría o debería aplicar el dinero de la condena al
destino que aquí indico.-

VIII.- Que finalmente, admitiré el reclamo efectuado por “otros daños”,


comprensivos de gastos de atención psicológica y/o psiquiátrica, por los que la actora peticionó la
suma de $ 15.000.-

Ha quedado probado que la actora debió recibir tratamiento de las citadas


especialidades; pues la licencia psiquiátrica concedida y el alta posterior por parte de la Junta
Médica (hechos no controvertidos), presuponen esa situación.-

Desconozco la duración concreta de los tratamientos; pues no se ha


invocado ni probado su frecuencia ni tampoco su duración exacta. Ello, sin embargo, no empecerá a
la reparación que igualmente le concederé a la actora, pues se trata de un típico caso de aplicación
del art. 90 inc. 7° del C.P.C., donde la existencia del crédito debe tenerse por legalmente
comprobada, aunque el importe aparezca no justificado.-

Sana crítica mediante (arg. art. 207 CPC, conc. con el art. 207 CPCyT),
admitiré el importe reclamado en la demanda ($ 15.000), considerándolo un valor histórico, vigente
a la fecha de su interposición.-

IX.- Que en definitiva, la demanda incoada por la Sra. Caro prospera por la
suma de $ 275.000 (comprensiva de los siguientes rubros e importes: $ 260.000 por “daño moral”;
y $ 15.000 por “otros daños”).-

El daño moral que aquí concedo ha sido fijado a la fecha de esta sentencia;
por lo que devengará los intereses de la Ley 9041 hasta el efectivo pago. El rubro restante, en tanto
trasunta un valor histórico a la fecha de la demanda, devengará intereses según las siguientes tasas y
tramos: desde aquella fecha, intereses moratorios según su art. 768 inc. “c” del Cód. Civ. y Com.
(es decir, los que surjan de las reglamentaciones del BCRA; y de no haber sido dictadas éstas para
el momento del pago debe tenerse por aplicable la tasa activa); desde el 30/10/17, la tasa emergente
del plenario “Citibank”; y desde el 02/01/18, correrán los previstos en la Ley 9041, los que se
computarán hasta el efectivo pago).-

X.- Que la demandada debe cargar con las costas por resultar vencida (arts.
35 y 36 del C.P.C.).-

En cuanto a los honorarios del perito actuante, resultarán de aplicación las


pautas previstas en el art. 184 del CPCyT.-

Por lo expuesto,

RESUELVO:

I.- Hacer lugar a la demanda instada por la por la Sra. MARCELA


DANIELA CARO contra ASOCIACIÓN DE TRABAJADORES DEL ESTADO (ATE),
ADRIANA IRANZO y ROBERTO ANTONIO MACHO, por la suma de PESOS DOSCIENTOS
SETENTA Y CINCO MIL CON 00/100 ($ 275.000,00). En consecuencia, condenar a los últimos a
abonar a la primera la suma indicada, con más los intereses establecidos en el considerando
correspondiente, dentro de los diez días de la firmeza de la presente.-
II.- Imponer las costas a la demandada.-

III.- Regular honorarios profesionales tal como sigue: Dra. Carolina Jacky
en la suma de PESOS VEINTITRÉS MIL OCHOCIENTOS TREINTA Y TRES CON 33/100
($23.833,33); Dra. Agustina Maddiona en la suma de PESOS NUEVE MIL CIENTO SESENTA Y
SEIS CON 66/100 ($9.166,66); Dr. Carlos Lombardi en la suma de PESOS TREINTA Y SEIS MIL
SEISCIENTOS SESENTA Y SEIS CON 66/100 ($36.666,66); Dra. Mirta Zelarayan en la suma de
PESOS TRES MIL DOSCIENTOS OCHO CON 33/100 ($3.208,33); Dr. Andrés Escudero en la
suma de PESOS SEIS MIL CUATROCIENTOS DIECISÉIS CON 66/100 ($6.416,66); Dra.
Graciela Benegas en la suma de PESOS SEIS MIL CUATROCIENTOS DIECISÉIS CON 66/100
($6.416,66); Dr. Sergio Vignaud en la suma de PESOS DOCE MIL OCHOCIENTOS TREINTA Y
TRES CON 33/100 ($12.833,33); Dra. María Teresa Lamela Olivares en la suma de PESOS TRES
MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA CON 00/100 ($3.850) y Dr. Marcelo López Romera en la
suma de PESOS VEINTIÚN MIL OCHOCIENTOS DIECISÉIS CON 66/100 ($21.816,66) conf.
arts. 2, 3, 13 y 31 Ley n° 9131.-

IV.- Regular los honorarios diferidos a fs. 340/341 de la siguiente manera:


Dr. Carlos Lombardi en la suma de PESOS SIETE MIL SETECIENTOS CON 00/100 ($7.700); Dr.
Sergio Vignaud en la suma de PESOS CINCO MIL QUINIENTOS CON 00/100 ($5.500) y Dr.
Marcelo López Romera en la suma de PESOS ONCE MIL CON 00/100 ($11.000) conf. arts. 2, 3 y
15 Ley n° 9131.-

V.- Regular los honorarios del Perito Médico Psiquiatra, Dr. Raúl Eulogio
Rivarola, en la suma de PESOS ONCE MIL CON 00/100 ($ 11.000,00).-

VI.- Adicionar el impuesto al valor agregado (I.V.A.) en la etapa


liquidatoria a los profesionales que acrediten su condición de responsables inscriptos.-

NOTIFÍQUESE.-

DRA. JORGELINA IERMOLI BLANCO


Juez

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