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TENER LUGAR’ Roberto ACEITUNO ‘Stel jucio ox esr facta para ceuparmes del pasado, el bistariador esl hombre gu investiga, _y quien al nara el pasado lo somete aja. H, Asende arco de un trabajo de investigacién geupal, he sometido a discusién. bf aspectos de las reflexiones presentadas aque. Estas apuntan, en términos es, al problema de la simbolizaciém primaria, en el sentido de las Ulciones necesarias a la epresendabilidad psiquica ~y, como veremos, también jal por la cual una referencia ala historia y al tiempo puede ser elabornda. tt en mi opinién de un problema metapsicol6gico fundamental al interior ‘dela prdctica del psicoandisis, relativa a loa procecos por oe cuales fin trabajo de sraduccém necesario a la constitucisa psiquica (o subjetiva) conde resultan pensables algunos de sus correlatos psicopatoligicos y inte, sociohistéricos. ‘specificamente, se trata de proponer una discusién que vincule ese ema con las exigencias planteadas por Ja clinica de lo traumético’, del Jos procesos melancélicos)*0,en otros términos,con unaclinica x lmals “estados-limite. Bl supuesto a partir del cual se desarrollan jjpuimentos que siguen plantea que, a nivel tanto individual como socio— J Tamada por Freud “docteina” de la represién -con sus implicancias sur las condiciones dinsimicas de a simbolizactén~ no resuelve del todo Seeanismos” implicados en los problemas a los que hacemos referencia. 1 propésito es abordar, desde tal supuesto, posibles vias metapsicolégicas y o integra iveros aspects de un tabajo de ivestgacén realizado con ocasin de uit como profevor invita (Programa de directors de estudio asccados) a a Maion Jel Hone (Paris) realzaa en diiembre de 2009. tH invests en tony clinica picoanabiia, Universidad de Chile, Depare- Jol hg men pen va dino nit sa dasa epecto en os rticulos linia para situar el lugar del “otro”, de la alteridad primasiamente constiui ‘en el origen y desarrollo de los fenémenos en cuestidn, asi como sus eventual alcances “técnicos’, Elproblema Entenderemos por procesos de simbolizacién primaria alas condiciones necesal a los mecanismos encaryados de éraducir la experiencia “vivida” en un campo tf representancidy, desde ahi, en un espacio-tiempo de memoria de pensamiet y de vinculacién (0 de re-vinculacién) objetal. Una reflexién acerca de est Condiciones resulta especialmente pertinente cuando la “légica” de la represién en otro registro, de In negacién’= no aleanzan a dar euenta del todo de pro que afectan menos a fos “contenidos”rechazadlos y conservados a la vez por neurosis (de defensa) que ala exstenciay la continuidad necesara al sujeto ~og lottos términos, al yo~ desde las cuales estas operaciones resultan viables. EL carieter “primario” de los procesos de simbolizacién a los que hacer referencia concierne entonces al “ser” sujeto, a su posibilidad de trabajo psiqul su continuidad “ontoligica’, condiciones de sus eventuales operaciof represivas, es decir de representacién, de cnunciacién y de memoria, | sujeto, “antes” de inseribir su experiencia vivida y luego histérica en un “onl ‘nnlwitos?, debe y ha debidy set ubjew él isin) de inscripclones en un catnip de lenguaje, de pensamiento y de relacién a otros. Antes de simbolizar, ha debi simbolizar-se, antes de inscrbir us objetos de investidura y de identficacidn I debido ser tomado él mismo como objeto de identificacién por uno o més otf que garanticen, ain minimamente, su lugar en el tiempo y en el espacio def ‘historia®”, Pero para que esa operacién, por asi decirlo“historiografica”(scriti dela historia) pueda fener fygar, sus condiciones de origen han det cllas mismas de primarias -por no decir primeras~ inscripciones psfquica socio-culeurales. 6 Blemolco de este temino apunta sis Ia dscusin en tocuo a diversas mowelidades de ici simbalica de as cunes a nocion dereprerentacn ads an arente de lenge fon si versiones definite, En el sentido del término empleado por Freud en sv artculo “La negacis’, $, Fi 1a negaci (1925). Br Obra complts, Vol. XIX, Busnos Aires; Amoccort ed 12 pp. 249-258. CL. J. Hyppolit, Comentario hablado a a Fereinng de read enJ. LAS Ennitr, México: Sigo XXI ede, 1981, pp. 395-401. ‘Los tabajor de Piera Aulagnier han bray Ia fancin del oto en el lugar que el 1 (linfins) recbe a parce de “scuso Idenlicant" prota Cf pct Ana 2 ean mtr Dat FU ape i “Anearorn: Breed bite email afr iti aa re un nt nv ar na nooo a «ste contexto, resulta necesario avanzar en una concepei6n més espectica yea de las condiciones necesarias para que este proceso de simbolizacién maria” tenga -o haya tenido~ Ingar. Condiciones que no son tinicamente cas" o“mities", en el sentido de una narrativa metapsicolégica que ls Uibles retrcacticamente Se trata también de condiciones que tocan la historia, si deciro “real del sujeto,confrontado a tener que responder defensivamente 1) realidad de sus exigencias pulsionales, de su mundo “exterior” a través de la 1 en términos, winnicotianos, de un “ambiente” que facilita 0 inhibe la itucién de-un yo susceptible de traducir la experiencia vivida en un eampo presentabilidad psiquica. Podemos sugerir al especto que es en funcién de ciones admitidas por esta alteridad fundamental que este proceso puede io tener lugar en 1a medida que es en relacién al reconocimiento “silico” «ll implica ya la minima garantia que este otro le otorga, que la exper Ail podea derivar en diversos destinos subjtivos. ‘ero antes de detenernos en estas condiciones, y luego en las consecuencias tle ello podemos desprendér para situar los destinos pricticos del trabajo tico en Ia transferencia, podemos volver a Freud para acentuar la inplejidad del proceso en cuestion. scion, simbolizacion, juicio fhncion del jac, a la que alude Freud en su célebre y comentado articulo “La negacién’, introduce toda la complejidad de los procesos primarios Aimbolizacién a los que hacemos referencia™. EI problema ahi abordado Holemne a describe el camino que sigue el sujeto en su relacién a una realidad ida en funcién de sus determinaciones pulsionales, de su actividad cptiva y de su inscripeidn en un campo de lenguaje. La distineién interior farior fincamento necesario a ese proceso, supone en pri unclada por la actividad pulsional (placer/dsplaces) puesta en relacim a la dad tanto percibida como proyectada, Podemos considerar ese dominio mario como el fundamento de lo que utesiormente tomaeé forma subjetiva telacisn al otro en su historia, ison este contexto que aparece Ia expresion de Freud: uicia de atriucién, Las ogo los objetos,finalmente (pademos suponer) el sujeto en su relacién dl imismo, adquieren realidad psfquica en funcién de sus eualidades: buenas 0 poesia llega cel penaiento y dlp enh como condicién necesaria into y le representacisn le ‘por Freud uicio de exstencia relevard nego ~diveuti in embargo esta progresiOn— la ‘capacidad no slo de representa las cosas, sino de reencontrarlas en tanto objetos; asi se instituye, de manera retroactiva, Un originasio que la experiencia subjetiva traducira (‘metaforizara’) permanentemente. Las condiciones de este juicio de existencia, y del examen de realidad que lees corrlatvo, derivan segin Freud de to que él denomina el “simbolo de In negaciin": mediante éste, el sujeto aficrma =negando- no sdlo Ia sealidad de la cosa juzgada sino que afirma su propio lugar cnuncitivo en la dialéctica ente lo que afiema (negandoto) y las condiciones que hhacen posible su negacién misma (afrmdndose como sujeto). Podemos suponer ‘que gran parte de la refleyién de Lacan se desarrollara desde esta lectura de Freud, y quc es toda una relacin al Jenguaje (1! “significante”) que se encuentra sth{implicada. Pero esta relacidn requiere de un trabajo psiquico y,como veremos, de condiciones provistas por la funcién del otro (o del Otto) en ello La capacidad de juzgas, en tanto facultad de reconocer Ia realidad de las cosas y hacerla “propia, asi como lo que implica para un trabajo de memoria {de olvido) posibles, supone entonces una distancia minima y nccesaria @ la in; mediante ésta el sujeto se constituye como tal: paras ¥ para-otro(s). Una distancia no sélo respecto a la exterioridad de las cosas del ‘mundo, devenidas objetos de investidura y de identificacién en la consttucin de su “identidad”, sino respecto a sf mismo, Podemos sefislar que la capacidad de “pensar” es una condieién fundamental para que esta distancia subjetivante pueda tener lugar. En este sentido, la eapacidad de pensamiento (y de juici), aun en Ia aparente paradoja que introduce el psicoandisis al stuarla en funcién del concepto de inconsciente, no se define slo “cognitiva" o intelectualmes sino que articula la posicién del sujeto respecto a sus condiciones pulsionales su relacion a la realidad “exterior”, lo traumstico que ambos dominios de Ii ‘experiencia han de elaborar psiquicamente, Ahorabien,lasllamadas priconeurossdedefensa,constituidasen forma dindmie mediante cl mecanismo de la represion, serian para Freud el destino “clisico” di ‘esta simbolizaci6n primaria vinculada al juicio, al pensamiento, al Tenge, artfculo sobre “La tepresién’ lo que él llamaba una primera “ijacisn’ la repre _primaria o primordial”. Esta seria la condicién de posibilidad —mitica o realy 11 “Tenens zones por upon una repre pe conse en que saagencia representa [Rept sentinel pulsn se edenlog i pat de ee moment a Ti lla Blo are ello consiste gran parte del problema~de la represién propiamente dicha, es decir Jnencargada dela produccién de sintomas ycuyo “levantamiento” seria uno de los ivos principales de Ia técnica analitica “clésica’. Es a parti de tal condicién y que Freud formula de forma metapsicolégica y no s6lo psicopatolégica- que ln trabajo con los contenido singulares de la experiencia psiquica pode tener Jug en fa transferencia,en particular en funcidn de un espacio interpretativo: la bicacia interpretativa descansara cn el supuesto de una “primera fjacién’, desde Ji cual ser haré posible el “levantamiento” de los contenidos reprimidos y ala vez Inantenidos en el discurso, los fantasmas, los “sgnificantes” del paciente. {Ot:0s destinos? icoanalitica ~y, aunque hablaremos de ello parcialmente al final, una cierta jepeidn de ta historia sovial~ ofrece a menudo espacios de reflexion que gen repensar estas condiciones primarias de a subjetivacién a la luz de otros Si nos mantenemos en los términos empleados por Freud, apuntamos aqué Jos trastornos flamados narcisistas (psiconeurosis narcisistas),cuyo “modelo” Io rece Ia experiencia ~o el discurso- de la melancolia**, Podemos suponer que la los procesos de afirmacién, de inscripcién originaria no tendrian © no bran tenido lugar del mismo modo (al de las neurosis “lésicas") e implicartan, Hel curso de ta historia del sujeto, otras modalidades “defensivas”. Porque si 110s trastornos mnelancélicos habria evidencia de una cierta simbolizacién de ‘perdido (pérdida que en el sujeto en duelo es precisamente simbolizada 0 oyectada’), lo que permanece como problemitico es aquello que Freud ‘pérdida del sentimiento de s(*; euestién que hay que abordar no dle manera descriptiva, en tanto una modalidad de la experiencéa vital, sino lucturalmente” 0, més bien, donde Ja relacidn entre estructura e historia yiere un relieve particulas, Dicho de otto modo, 1a clinica del nareisismo, de la cual los trastornos ‘licos oftecen su “ejemplo” més elocuente, sitia -criticamente la plizacién en Funcién de la necesaria continuidad del sujeto en cuanto tal, es {loa sobrevivencia de un sujeto simbotizando no sélo los “objetos” (lo que qua perdido) sino simbolizandose asi mismo. El trabajo de metéfora, jon la sustitucton de lo perdido incumbe entonces a Ia metaforizacién “AL nujeto ince dle sf mismo, o sea la posibilidad de conservarse él mismo a de ln perdu ll ober de modo que a pérdida no implique su propia desaparicion Y otra vez: bajo qué condiciones primarias estos procesos de simbolizacién, que atafen al sujeto mismo, mas alld o mas aca de los contenido} ya “codificados” de su experiencia (vf represién), pueden o han podido “tench lugas"? Hemos visto que Freud elabora tedrieamente toda una dialéctico, por la cual se hace pensable ese “tener ugar’, La negacin (Verneinung) en lo que implica de una afirmacién (Bejahung) fundamental, equiere de ut primer anclaje a Ienguaje (l“simbolo” de la negacién, nos dice Freud). Desde a se produce una fundamental yprimaria integracion: desu vida pulsional, de lo qu ta comanda en la selaci6n & una realidad tanto incorporada como rechazada, su relacin “perceptive” a un “exterior” del que provienen los estimulos que deb inevitablemente “filtras” y de las condiciones objetales originarias provistas aguel otro que Freud denomina Nebenmescb, aquel extrariopriximo que seri prototipo originario de toda relaci6n al otro ulterior. Sin embargo, esta iégica no dice mucho mas de las condiciones, diremig onteligicas, es deci, que atanien a la existencia y a la continuidad del sujeto (sintonéticay por lo tanto sepresiva, en el campo de las neurosis) pueda... Luger. Seria los desartollos posfreudianos tanto de la escuela inglesa: luego Bion 0 Winnicott, como de Lacan y sus alrededores: Piera Aulagnicr, pi soporte “‘narcisizante” que, a nivel primario, esta alteridad (imaginaria, sim _y real) provee, tendrfa su correlato en una igualmente primaria integract hivel del sujeto mismo, condicién a su vez de lo que desde ahi se deriv 1un posible trabajo de historizacion. Esta historizacién ulterior, despa “fjacidn’. Desde este punto de vista son las condiciones necesari primordial ls que requieren un “juicio de existencia’, desde lo cul 13. Sibien ao cs.ua tana que shondarcmos aq, podemos poner ue hs prose como el delicoconsstn en tentatvas dtl sobrevivencin a ‘lurgppadl wets x nat eee a el erie ex hora su dimensién, por asi decitlo, historiogrifica. Condiciones que, en la Jectura que Lacan propone del texto de Freud, implican la existencia de un Jrimatio “campo significante”a partir del cual se harin posibles los mecanismos Jopios alas psiconeurosis:“(..) es necesario suponer una organizaciGn anterior, Al menos parcial, de Jenguaje, para que la memoria y la historizacién puedan ncionar”, Desde Ia perspectiva que asumimos aqui, tal historizacién, con el focto rememorativo ala que la prictica psicoanaltica conducieia “idealmente”, Alesprende no sélo de las operaciones primarias de simbolizacién que habrian Ibido “tener lugar, sino de una minima integraciéa y de una condicién de imbolizacién “primaria”), exige recurrir a una funcién originante desde el » (o los otzos) primordial(es). Cuestién que sitia no solamente la fancién de presencia y el espacio del otro en la ‘prehistoria” del sujeto, sino que conlleva ha cficacia simbolizante que el espacio del “aqui y ahora” de a transferencia sr en juego ulteriormente. mis pensar, juzgar, imaginar, recordar, en tanto estamos referides a otro u Una confianca minima en esa alteridad es requisito para que el sujeto, Jalmente el que esté “en formacién’, pueda no perderse en los laberintos de [propio cuclaustramiento. Aun en la irreductile intimidad de Ja experiencia oa “individual”, la subjetividad reclama una alteidad desde la cuel puede fituse, incluso a pesar de los efectos de alienacién que implica, en la sila que esta subjetividad reclama “para-si”, Usa relacion al Otro -0 desde el Otro ha de ser pensada no sdlo légica 0 jente; ella inyoluera tna presencia, un espacio donde este sujeto-otr, te su propia capacidad de juzgar-y de juzgarse-, permita en quien recibe itlamente sus marcas, sus “inscripciones", sus identficaciones (primarias) Wtitieldn de una folencialided de representacién, de pensamicnto, de porque tales posibilidades ~de mtacn, de pensamiento, de memoria, ete no podrin realizarse sino a Tin este primer momento se trata més bien de Ia inscripcién de un tle rypresentutiolait! =y no s6lo de representacién-, ahi donde interesa n que low cananoy que ler, primariamente podrin contribuir a su capacidad de cambiar, permaneciendo sin. embargo, y a reprimir ahora de manera secundaria, es decit,estableciendo un trabajo de memoria y, en cierto modo, de duelo (de sf mismo tanto como de los objetos “resignados”). El trabajo de pensamiento ubicard a este sujeto en una relacién a s{ mismo que, aun guardando las huellas y las primeras garantias del Oto, le permitiré producir sus propias versiones, sus propias eraduccines de lo «que antatio, podriamos suponer, formaba parte de su realidad inmediata. Los: cestinos de Ia subjetivacién descansan en esta traduccién, en esta mediaciOn tanto tdpica (tener lugar) como temporal (rememoracién y alvio).. [Llegados a este punto, podemos considerar que la simbolizacién primaria que «estamos discutiendo involucra no s6lo un trabajo psiquico “interior” al sujeto, en zelacién a s{ mismo y al mundo, sino que involucra la partiipacin del otro para. ue este trabajo psfquico (simbolizante) pueda operar en él, Para ello, no slo las complejas modalidades del juicio deben tener lugar en ese “otro si-mismo” de: quien literalmente depende (esa es, podemos decir, “su historia”) y de lo cual se clesprender‘a Ia institucién en él de una ética subjetiva que hemos sugerido mis arriba, sino que quien depende de ese otro pueda ser objeto,en su existencia misma, dle una verdadera inscripcion psiquica (y, en cierto mode, social). Si tuvigramos que utilizar la “légica” que hemos comentado 2 propéito de It “neyacién” a este respecto, podriamos agregar entonces los juicios de atribucién ¥ de extstencia propuestos por Freud un tercer término “Judicacivo": un fuiclo de existencia “anterior” a ese recortido de Ia simbolizacién primaria -o bien, donde tal originario resulta de dicha anterioridad., Juicio de existencia del otto respecto, por una parte, a lo que vive y que es parte también de un espacio en’ comin (la realidad en cuanto tal debe ser reconocida como tal)" y, por otra Juicio de existencia cuyo objeto es el suieto que experimentala presencia, a menudo traumitica, de la realidad en él. Seri en funcién de tal juicio de existencia -si se ‘quiere, prebistérico!que, como lo hemos mencionado antes, sujeto-objeto en: ‘cucstién podra experimentar una minima y necesaria integracién; no solamente: para que Ia realidad tenga lugar ~para-st y para otto u otros- sino para que tenga lugar su propia consistencia y su propia continuidad ‘ontolégica”. Podriamos seconocer en operaciones a-judicativas del otro (0 de los otros) primordial(es), entendidas como jucios de inexistencia, las condiciones que desembocan en unit inseguridad ontoligica tan propia de los estados narcisisas 0 “limites” mai Lo planteado hasta aqui no es solamente una cuestion “tedrica’, 0 bien, st carictertedrico silo tiene como funciéin ofrecer un marco desde el eual podamos 16 Palos upon as pox a xpi boty ean a eb pensar aquello que se presenta en la experiencia de sujetos ~y eventualmente de ‘olectivos~ para quienes esta capacidad de simbolizacién ala que hemos hecho toferencia se ha encontrado, diriamos, en tla de ic En lo que sigue, abordaremos dos social nos confonta a este “juicio de inexistencia”o, mas bien, a este no-juicio Ue existencia, La primera esti tomada de observaciones clinicas planteadas por D. Winnicott a propésito de lo que él denomina “el temor al derrumbe” (fear of breakdaten) y que tefiere muy directamente a la expresin tenerlugar que ha recorrido las reflesiones planteadas hasta aqui. La segunda, nos lleva a discutir uestiones histdrico-sociales, 0 bien, donde la pregunta por el sujeto-en-la~ historia se encuentra criticamente puesta en cuestidn. wciones donde la experiencia clinica y Derrumbes y reconstrucciones Podemos suponer que en el mencionado articulo! Winnicott sugiere que el temor al derrumbe experimentado por sujetos en la cura, asi como el miedo a la Jocura y a las angustias de aniquilamiento con las que esta asociado, concierne 1 lo que hemos denominado “Sobrevivencia subjetiva’ 0, en otros términos, *continuidad del existr”. La hipétesis que él formula es que tal deerumbe estaria, Vinculado, diriamos “histéricamente”®, a experiencias donde este detrumbe ya atria ocurida, pero caya vivencia, en muchos sentidos “craumétiea", no habia posto ser inscrita subjetiva o simbolicamente; es decir, no hahrie fenida lugar Este tener-lugar de experieneias realmente vividas sesia en laligica freudiana—la condicién de posibilidad de un trabajo psiquico ulterior afrmado en la dinémica (y la re-simbotizacién ahi implicada) de la represin, condicidn a su vex del Irubajo psicoanalitico “lisico’, es decir, aquel que tiene como abjeto nosol6gico Privilegiado a las llamadas psiconcuross de defensa, Pero para que esto pueda ‘curr, es necesario que una minima “integracién’ sea capaz.de abarcar lo vivido {0 un primario ambito, dice Winnicott, de “omnipotencia personal”, Eltexto expresa muy clasamentediversos aspectoscontenidosen lasrefexiones {que propongo. Por fo tanto, bastara con destacar algunos fragmentos, Winnicott sostiene que miedo clinico al derrumbe es ef miedo aun derrumbe { experienciads.Se trata, dice, de un miedo (fear) que se encuentra escondido en Jun “inconsciente [que] no es el inconsciente reprimido de la psiconeurosis...”", Como se puede nota, toda una referencia a la historia, por asi decilo “real”, se imneuentra comprometida y el problema reside en precisar bajo qué condiciones a Pival! histrico-vis Whos términos en su selacion misma, La referencia al Otro, como condicién de ie Jrimirinmente y, desde ahi, admici un pasado al cual puede qued) ibilidad dela inscripeiinsubjetiva “individual” subrayaclhecho,destacado por fefirido en el presente, es decir, que pueda ser “recordado”. gud, de que no hay psicologia individual que no sea social inevitablemente, 11a dimensién socio-histrca del problema que hemos examinado adquiere “Lu-] qpor qué el paciente sigue preocupindose por esto versin particular en diversas situaciones marcadas por las empresas pertenece al pasado? La respuesta ha de ser que la experi Iticas ~o donde lo politico se expresa en toda su condicin extrema, incluso ‘original de la agonia primitiva no puede convertise en tiem filitacia~ que han caracterizado a “nuestra époci”. Ellas han implicado pasado, a menos que el yo sea capaz primero de secogerta de 90s grados de lo que Hamarlamos una ligica y una politica denegatoria de cu experiencia presente y su control omnipotente actual ( En otros términos el paciente debe seguir persiguiendo ese deta del pasado que todavia no fue experienciado, que adquiere fa fort de una busqueda de ese detalleen el futuro” lizalas~ el poner en prictica una tentativa de borramiento de aquello que, bindo sido vivido real mente” bajo la forma del derrumbey dela desuparici6n “{se trata de] llamar Ja atenci6n hacia la posibilidad de gi ila, no podria “tener lagar™. Y no podria tener lugar en a medida que el el derrumbe 9 Baya sucedide, cerca de los inicios de la vida dl {vo de tal empresa seria “no dejar huellas": no s6lo de los “contenidos” de 1a individuo. Este necesita ‘reeordarlo", pero no es posible recordar tiencia vivid, sino de la existencia misma del sujeto (0 de los colectivos) de que no ha sucedido atin, y esta cosa del pasado no ha sucedio a ear’ Porque el paciente no estaba alt para gue swediee. La tinica mai les neyaciones operan en un sentido distinto al examiinado a propésito de de“recordar’, en este caso, es que el pacionte experience por pri \id sobre Ze negaién en tanto posibilidad de afirmacién subjetiva yen este caso, ‘vex: esta cosa del pasado en el presente vale deci en la trans Gnbién social. Porque lo que est en juego en esta politica denegatoria, al inversa Eeta coca pacada y Futura pa a scr entonces tn asunto de af Jo que ocurtirfa con las negaciones que eatin al servicio de la cimbolizacién ahora, y es expetienciada por el paciente por primera vez. Este ¢6 Ino proceso de memoria, de pensamiento e incluso de existencia en el sujeto,es ‘equivalente al recordar [...]™. lorden de la desaparicion y no de la represién. O,en otras palabras, sila negaci6n, Fireudl ~ su corzeato tanto sintomitico como subjetivo, es decir la represién, Notamos aqui toda una referencia al tiempo, a la “trenca’ que liga presen como la simbolizacién de la pérdida que hemos indicado a propésito del pasado y futuro, para dar cuenta de un espacio *potencial” de simbolizacién, (simbélica) de lo que se ve afectado por clla, La paradoja de ln simbotizacién primaria reside entonces en que pul rata en cambio ahora de “plantear el problema del lado de ln desaparicién constituirse como tal a condicién de que los tiempos de 1a subjetivacién queda que de Ia pérdida y del duelo, Del lado de la pérdida y del duelo tenemos anuidados en fancién de un Yoo en otros términos, de un sero cai consist livia objetos(.,.). Del do de la desaparicién, estamos en lo desconocido del <1té minimamente garantizada de entrada. Consistencia que, de acuerdo a lo gi inircle si mismo y del objeto (...)”5. Se trata entonces de la desaparicion que hemos planteado hasta acé, reside no s6lo en sus disposiciones “individual (0 silo lo irvepresentable y la anulaci6n de todo trabajo de testimonio, sino sino en las potenciales aperturas que el oto (o los otros) hablitan, fy dicalmente, de la desaparicién de la psychéy de la desintegracin del lazo al, Negaciones y construcciones de la historia La rrupeidn de lo traumatico en el devenir histérico (social y subjetivamente) vst las condiciones mismas para que, de forma retroactiva,las huelas dejadas Podemos encontrar, en el dmbito de la historia social, algunos corre Ji experiencia traumstica puedan ser re-inscritas, elaboradas, simbolizadas “colectivos” de las problemmiticas que hasta aqui hemos discutido desde I "De este modo el lugar mismo de lo “originario” queda 22 Thi pag iia wn, “a 3, Sokls.117 Go malay vx on), -_ 3 We hort et ei socaly pt al que hacemos iis id de hire, Ere serene Ore an ee Jo que esta reprimido permanece en la puyche; In represién procede media separacidn del afecto y de la representacion en el sena de la payché. [En carb el rechazo (repoussement) tiende a operar mediante separacién (ruptura y cli dela payché". “Diriamos que la represién apunta a conservar, pero el rechi tiende a destruir. La represin es selectiva, emplea energias medidas; pe ddesmentida tiende a la masividad, y emplea altas enezgfas. La represion trah sobre el desco y su figuraci6n; el rechazo apunta a Ia existence? Para lo que me interesa destacar en este punto, estas operaciones denegat ~que afectan Ia existencia, la realidad misma de las cosas y del lugar, desde a imposible, del sujeto respecto a ellas~ son operaciones que dependen de o repretentacién, Tratindose de “mecaniamo:” que implican no aslo a ino a colectivos o incluso a sociedades enteras —como en el caso de las emp de destruccidn propias a los totalitarismos~ es la sobrevivencia de un espil de juicio y de pensamiento el que se encuentra afectado radicalmente, lo conlleva un descrédito de fa cultura misma en el seno de la cual se ha inst a destrucci6n totalitaria. Ya no ¢s s6lo el otro en tanto semejante,o el ott tanto sujeto el que participa de manera denegatoria de esta inexistencia, de dlesaparicin a fa que tienden sus operaciones radicalmente “negativas’ sin Otro en tanto hugar civilzador y de lenguaje™ Qué hacer 2Cémo puede tener lugar, y desde abi admitir una posibilidad de claboraci6t duelo, de metifora, aquello que en sujetos y colectivos se encuentra maread lorigen por este no-tener-lugar de experiencia y, sobre todo, de Ia subjet Vl 27 C. Jin, Complex de a question de ars en pychanalyes. En B, Chouvin R (Git), Prychonays, re rama, Pais: Dun, 2004, p.27 pig 28 PLC. Racamer, Lege des nlgines. Pyedanale ct oehoi,Pais Payot, 1992, p20 ubrayados on mn). 29. "Esta violencia abvoluta frida sobre Yo human una violent que waoente os ab \\implicada, negativizada radicalmente en su existencia misma? ¢Cémo deja ella gue ro deja Buell, del todo? Se trata de cuestiones que tocan, de nuevo, {hnckin de otro para que los procesos de simbolizacién alos que hemos hecho prencia puedan tener Inga, digamos con Winnicott: por primera vez. Desde la prictica y el pensamiento psicoanaltico, apuntamos aqui al lugar funcin del ott en Te transferencia. Porque feente ala experiencia marcada J la negatividad radical de ta historia, de la historia en tanto Bubiena debido tener las huellas ya simbolizadas originariamente, pero que se encuentran J cambio sujetas a Lo que hernos flamado una cléusula de inexistencia, son los \tsos simbotizantes provenientes del otro, de su propia capacidad de juicio y Jionsamiento, los que oftecen la posibilidad constructiva de un espacio donde les experiencia puedan tener ingar, es decis, ser simbolizadas. Bncontraros una clave para avanzaren esta linea de reflexicn, que debiera ser evia de otro trabajo, en lo propuesto por Freud en Construciones en ands, ilo se refer al delirio como conteniendo un “granito de verdad histéria’. trata cfectivamente de una “verdad histérica” en tanto incumbe menos a la il lel deseo ~aquella que la represién, en el caso de las neurosis, ocultaria y {x ala ver en las “formaciones del inconsciente"~ como a la veedad de la Wiad vivenciada originariamentey cuyos destinos no pueden sino reconocerse lk experiencia, en el limite alucinatoria, de la psicosis, Para lo que me interesa foc sa fay construcciones en anlisis, que subrayan elocuentemente Ia iin creative y organizadora del otro (del unalista)respecto a vivencias cuyos lcios se encuentran fragmentariamente en el curso de la cura, son menos tos respecto a una realidad sometida a la represién que puntos de 0 para que Ia existencia del sujeto mismo, su sobrevivencia, su continuidad, din tener un espacio de reconocimiento “por primera vez". Lo que esti en Hidn aqut es la porbitdad de un espacio de interpretacién y de construccién, que dle contenidos interpretativos o constructivos.¥ tal espacio cumpliria su Jon entonces para una minima integracin la que en el caso de la psicosis se Uentra gravemente afectada”, Para ello, debemos agregar finalmente, que una Bh wa del sujcto (lel otro) con respect a st misma debe tener lugar también. Hues bien nada gorantiza que sus enunciados apunten “realmente”a lo vivido, jos oftecen una posbitidad para que esto vivido pueda admitir un trabajo Uijetos de metsfora, de simbolizacisn, ilo colectiva, este Iigar y funcién del Otro no puede estar jente garanthzado sin que wna cultura del diatogo, del pensamiento, de ora, pe fiero seguir teniendo~ lugar to el artcloeontempordnen yerone en is

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