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CapituLo X REGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO* § 65. Crases. - La celebracién del acto jurfdico matrimonial pro- duce una serie de efectos en la esfera patrimonial de los cényuges, aun en aquellos que hubieren optado por el régimen de separacién de bie- nes. ‘Tal acto impacta tanto en las relaciones patrimoniales de los cén- yuges entre sf como con terceros. En este sentido, puede definirse el régimen de bienes como el conjunto de relaciones juridicas de orden —o de interés— patrimonial que el matrimonio establece entre los cényuges, y entre estos y terceros!. El Cédigo Civil y Comercial trae consigo una regulacién de las rela- ciones patrimoniales de pareja en sintonfa con los principios que acttian como pilares del nuevo sistema: pluralidad, al reconocer y consecuente- mente, proteger una multiplicidad de formas de familia; autonoméa, con- siderando a la persona como un sujeto autonomo y libre; solidaridad-res- ponsabilidad, que se refiere al juego equilibrado que debe existir entre autonomia de la voluntad y orden piiblico. Seguidamente abordamos los regimenes de bienes vigentes en el de- recho comparado para luego introducirnos en el sistema que sigue el Cé- digo Civil y Comercial. a) EL REGIMEN DE ComunipaD. Este régimen se caracteriza por la formaciOn de una masa de bienes que debera ser compartida por los con- yuges o por el sobreviviente y los herederos del cényuge supérstite, al momento de la disolucién. * Por JAVIER Bosrosky. ' Fasst - Bossert, Sociedad conyugal, t. 1, p. 3. 194 MATRIMONIO Y DIVORCIO Las diferentes legislaciones le otorgan al régimen de comunidad dis- tintas caracteristicas, lo que trae aparejado criterios clasificatorios acor- des con aquellas. 1) Tipos de comunidad segiin la extensién de la masa. En primer lugar tenemos la comunidad universal que, tal como lo indica su nombre, se integra con todos los bienes de los cényuges, esto es, tanto los que te- nian con anterioridad a la celebracién del matrimonio como los que fue- ren adquiridos posteriormente. En segundo lugar esta la comunidad restringida. En este caso la masa de bienes que deberé compartirse con el otro cényuge —o con sus herederos— sera menor que en el caso de encontrarse regidos por una co- munidad universal, tal como se explicaré seguidamente. Una vez di- suelto el régimen, deberdn distinguirse tres masas: una masa de bienes propios de un cényuge, otra correspondiente a los propios del otro cényu- ge, y por Ultimo una tinica masa de bienes gananciales. La comunidad, a su vez, puede ser restringida a los muebles y ganancias (en este caso la masa comin de bienes se integra con los bienes muebles que cada cén- yuge aporte al matrimonio y los gananciales que cualquiera de ellos ad- quiera durante la vigencia del régimen) o restringida a las ganancias (en este caso la masa comun se conforma solo con los bienes que los conyu- ges adquieran a titulo oneroso después de la celebracién del matrimonio, quedando excluidos aquellos bienes que se encontraran en el patrimonio de los cényuges con anterioridad a la celebracién de aquel y los que fue- ren adquiridos posteriormente por un titulo que les confiera el cardcter de propios). 2) Tipos de comunidad segtin el momento de aparicidén. Se dis- tingue la comunidad actual en la que ambos conyuges tienen la posesion, uso, goce y disposicién de los bienes de la comunidad desde la celebra- cién del matrimonio, y la comunidad diferida. En este caso, los efectos de la comunidad aparecen recién al momento de la disolucién; durante la vigencia del régimen los cényuges solo tienen un derecho en expectativa sobre la masa ganancial. 3) Tipos de comunidad segtin quien ejerza la administracion. Aqui hay tres tipos. La comunidad de administracién marital; este ré- gimen se corresponde con el estatus de incapaz que en el pasado se le adjudicé a la mujer casada y fue adoptado por nuestro Cédigo Civil en su redaccién originaria. Como consecuencia de la situacién de aque- lla, sus bienes propios y los comunes quedaban sujetos a la adminis- tracién del marido, quien asimismo podia disponer de ellos aunque con ciertas limitaciones. REGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 195 La comunidad de administracion conjunta;, bajo este régimen los bienes comunes quedan sujetos a la gestidn conjunta de los cényuges, ve- dandose asi toda posibilidad de otorgar actos por si solo, sin el concurso del otro. La comunidad de administracién separada; \a gestion separada no altera el régimen de comunidad en si mismo sino que, independientemen- te de la calificacin, atribuye la administracién y disposicién al cényuge adquirente. Tuvo su desarrollo con el reconocimiento de la capacidad civil de la mujer casada. b) EL REGIMEN DE SEPARACION DE BIENES. Los regimenes de separa- cién se diferencian de los de comunidad en la circunstancia de que no confieren a los cényuges expectativas comunes sobre los bienes adquiri- dos o ganados por cada uno de ellos. Es decir, el matrimonio no altera el régimen de propiedad de los bienes que siguen perteneciendo al cényu- ge adquirente: cada cual adquiere para sf y administra y dispone de lo adquirido, Esta caracteristica se traslada al sistema de gestién y de responsabilidad frente a terceros: cada cényuge tiene plena libertad para llevar adelante actos de administraci6n y disposicidn sobre los bienes que integran su patrimonio y ninguno responde, en principio, por las deudas contraidas por el otro, salvo aquellas legislaciones, tal como la nuestra, que prevén la obligacién —en cabeza del cényuge no contratante— de so- portar determinadas deudas basadas en el interés familiar. c) EL REGIMEN DE PARTICIPACION EN LAS GANANCIAS. Este régimen se diferencia del de comunidad por cuanto al disolverse no se constituye una masa partible como en aquel, sino que nace un derecho de crédito a favor de uno de los cényuges contra el otro, con el propésito de equiparar las ganancias obtenidas durante la vigencia del régimen. Desde la ce- lebraci6n del matrimonio el régimen funciona como uno de separacion de bienes, situacién que se modifica al momento de la disolucién. Al ocurrir esto ultimo —y cesar el vinculo entre los cényuges— los patrimo- nios de estos se mantienen separados, naciendo un derecho de crédito a favor del mas débil patrimonialmente, para que el otro compense la diferencia, buscando por este camino igualar el resultado final. d) EL REGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO EN EL CODIGO CiviL Y Co- MERCIAL. El actual sistema ha sido disefiado ubicando el tratamiento del régimen patrimonial del matrimonio dentro del Libro Segundo, “Relacio- nes de familia’, en lugar de hacerlo en el marco de los contratos, como lo hacia el Cédigo Civil derogado. Asimismo, otra cuestién metodolégica que corresponde resaltar es el hecho de que cada una de las instituciones 196 MATRIMONIO Y DIVORCIO abordadas cuenta con una parte general en la que se determinan princi- pios y finalidades de aquellas. Ahora si, adentrandonos en la regulacién especifica, podemos afir- mar que el Cédigo Civil y Comercial introduce un régimen que, basado en el sistema convencional no pleno —que permite a los cényuges op- tar entre los regimenes previstos y ante la falta de opcién, rige el régi- men que la ley fija como supletorio—, logra establecer una armonia entre los principios de autonomia y solidaridad familiar. Los contrayentes tienen la opcidn de elegir entre dos regimenes de bienes: comunidad y separacién de bienes. Esta eleccién la pueden rea- lizar por escritura ptiblica antes de la celebracién del matrimonio o frente al funcionario del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Perso- nas. En el supuesto de que la pareja no ejerza la facultad que le otorga la ley, regira supletoriamente el régimen de comunidad de gananciales que segtin el legislador es el régimen que mejor se adapta a la realidad socioeconémica de las familias argentinas, es el sistema mas adecuado a la igualdad juridica de los cényuges y a la capacidad de la que gozan y el mas aceptado en el derecho comparado. § 66. LAS CONVENCIONES MATRIMONIALES EN EL CopIGo CrviL y Co- MERCIAL. — Las convenciones matrimoniales son los acuerdos celebrados por los cényuges o futuros contrayentes, segtin fuere el caso, tendientes a reglar las relaciones juridicas patrimoniales de los cényuges entre si y de estos en relacién con terceros. Para aquellos casos en los que se prevé la celebracién de convenciones matrimoniales con anterioridad a la cele- bracién del matrimonio (art. 446, Céd. Civil y Comercial), aquellas que- daran sin efecto si este finalmente no se contrae. Ademas, la norma exige que la convencién debe celebrarse por escritura ptiblica bajo pena de nulidad (art. 448, Céd. Civil y Comer- cial). Las partes pueden modificar lo que hubieren convenido —antes de la celebracién del matrimonio— en una convencién matrimonial, mediante una nueva convencién matrimonial pero siempre bajo la forma de escri- tura publica (art. 448, Céd. Civil y Comercial). En el caso que la nueva convencién fuere celebrada con anterioridad a la celebracién del matri- monio y tuviera como objeto la modificacién del régimen patrimonial acordado en otra oportunidad, no debera esperarse el plazo de un afio que estipula el art. 449 del Cod. Civil y Comercial, lo que resultara inelu- dible en el caso de que dicha nueva convencién fuera celebrada una vez contraido el matrimonio y versara sobre aquella cuesti6n. REGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 197 Para su oponibilidad frente a terceros, el Codigo Civil y Comercial establece que si en la convencién matrimonial se hubiere efectuado la op- cién del régimen patrimonial previsto por la ley, los cényuges deberan hacerla anotar marginalmente en el acta de matrimonio, instrumento que dard la publicidad correspondiente. EI art. 446 del Céd. Civil y Comercial establece los ohjetos permi- tidos, que son los siguientes: la designacién de los bienes que cada uno de los cényuges lleva al matrimonio; las donaciones entre cényuges; la enunciacion de las deudas, y la elecci6n de un régimen patrimonial. El régimen derogado preveia solo los dos primeros. La enunciacién que realiza el Cédigo Civil y Comercial es de carac- ter taxativa, conforme lo establece el art. 447: “Toda convencién entre los futuros cényuges sobre cualquier otro objeto relativo a su patrimonio es de ningtin valor’. Seguidamente nos referimos a los primeros tres de los objetos des- criptos, ya que el que refiere a la opci6n que pueden realizar los conyu- ges por alguno de los regimenes matrimoniales previstos en el Codigo Civil y Comercial, es abordado en esta obra en el desarrollo que sigue sobre régimen patrimonial. a) La designacion y avaliio de los bienes que cada uno lleva al ma- trimonio. La posibilidad de individualizar los bienes que cada uno de los cényuges lleva al matrimonio también se encontraba regulada en el marco del Codigo Civil derogado. Actualmente se permite consignar también el avaltio de ellos. Obviamente que la individualizacién recaera sobre bienes no registrables y tiene como fin preconstituir prueba sobre la titularidad de aquellos. b) La enunciacion de las deudas. Como novedad para nuestro ré- gimen, se introduce la posibilidad de consignar el listado de deudas que cada uno de los cényuges ha contraido con anterioridad a la celebracién del matrimonio. De esta manera, se evitard que ellas sean reputadas como obligaciones que pesan sobre ambos consortes (art. 489, inc. a, Céd. Civil y Comercial). Este “inventario de deudas” resultara una pre- constitucién de la prueba y de ese modo facilitara a los integrantes de un matrimonio, bajo el régimen de comunidad, el ejercicio del derecho de recompensa en el caso de que la deuda contrafda con anterioridad a la ce- lebracién de las nupcias hubiera sido solventada con bienes gananciales. c) Las donaciones que se hagan entre ellos. Las donaciones pre- nupciales, esto es, las que hiciere uno de los futuros contrayentes al otro o la realizada por un tercero a favor de uno de ellos 0 de ambos, en con- sideracién al matrimonio futuro, quedaran sujetas a las normas propias 198 MATRIMONIO Y DIVORCIO del contrato de donacion y solo tendran efectos si el matrimonio se cele- bra validamente (arts. 451 y 452, Céd. Civil y Comercial), lo que implica someterlas a las reglas de las condiciones de tipo resolutorias. La regulacién del Cédigo Civil y Comercial trae consigo algunas novedades en lo que a las donaciones prenupciales respecta: por un lado, introduce la oferta de donacién y, por el otro, faculta al donante a revo- carlas. Respecto a la oferta de donaci6n realizada por terceros —a uno de los novios 0 a ambos-, quedara sin efecto si no se contrae matrimonio en el plazo de un afio, presumiéndose su aceptacién en el caso de que el ma- trimonio se celebrase y no hubiese sido revocada con anterioridad a ese momento. Este seria un caso de aceptacion tacita de la donacién (art. 1545, Cod. Civil y Comercial). Y en cuanto a la facultad de revocacién de las donaciones prenupciales, se aplicardn las reglas establecidas en la Seccién 4°, Capitulo 22, del Titulo IV, en especial los arts. 1569 y ss. del Céd. Civil y Comercial, a lo que cabe agregar la regla especifica estable- cida en el art. 429, inc. b, por medio de la cual se establece la facultad que tiene el cényuge de buena fe, en caso de nulidad de matrimonio, de revocar las donaciones que hubiere hecho a favor del cényuge de mala fe. § 67. MUTABILIDAD DEL REGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO. — El art. 449 del Céd. Civil y Comercial prevé la posibilidad de los cényuges de cambiar de régimen patrimonial siempre y cuando cumplimenten los recaudos establecidos en la norma. Esta facultad se enmarca en el re- conocimiento que hace el actual régimen de la autonom{fa personal de los consortes en el Ambito patrimonial, siendo calificado como el cam- bio mas trascendental que consagra el régimen del Codigo Civil y Co- mercial. Expresamente dice lo siguiente: “Modificacién de régimen. Des- pués de la celebracién del matrimonio, el régimen patrimonial pue- de modificarse por convencion de los cényuges. Esta convencion puede ser otorgada después de un ano de aplicacién del régimen patri- monial, convencional o legal, mediante escritura piiblica. Para que el cambio de régimen produzca efectos respecto de terceros, debe anotarse marginalmente en el acta de matrimonio. Los acreedores anteriores al cambio de régimen que sufran perjuicios por tal motivo pueden hacerlo declarar inoponible a ellos en el término de un afio a contar desde que lo conocieron”’. Las condiciones establecidas por la norma para ejercer el derecho bajo anilisi REGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 199 a) Piazo. El art. 449 exige el transcurso del plazo de un ano de aplicacién del régimen que fuere —de comunidad o separacién de bienes— para poder ejercer el derecho a cambiarlo. El plazo fijado por la norma se justifica en el hecho de permitir cierta estabilidad en el funcionamiento del régimen y otorgar una mayor seguridad juridica a los terceros que contraten con cualquiera de los cényuges. b) Proreccién bE TERCEROS. La norma contiene dos previsiones destinadas a la proteccién de los terceros que contraten con uno 0 ambos cényuges. 1) Inscripcién marginal del cambio en el acta de matrimonio. Desde el momento de la inscripcién de la convencién matrimonial de modificaci6n del régimen, aquella adquiere publicidad y la caracteristica de resultar oponible frente a terceros. 2) Declaracion de inoponibilidad del cambio de régimen. E\ ter- cero se encuentra facultado para interponer una acci6n a los fines de que el cambio del régimen le resulte inoponible, acreditando los perjuicios su- fridos con motivo de aquel. El plazo para interponer esta acci6n judicial caduca al afio de haber tomado conocimiento del cambio de régimen. § 68. Ex réGIMEN PRimaARIO EN EL CopiGo CrviL y COMERCIAL. — A continuaci6n analizaremos las caracteristicas del conjunto de normas obligatorias que integran el nuevo sistema y que conforman lo que la doctrina Ilama régimen primario. a) Encvapre. El Cédigo Civil y Comercial introduce en nuestro derecho una serie de normas de cardcter obligatorio para todo régimen matrimonial en las que se estructura un piso minimo de proteccién y que se desarrolla bajo el titulo que se le otorga a la Seccién 3°, “Disposiciones comunes a todos los regimenes” (art. 454 y ss.), de la misma manera que lo hacia el Proyecto del afio 1993 (Secci6én 3°, art. 446 y siguientes). EI art. 454 del Céd. Civil y Comercial establece: “Aplicacién. In- derogabilidad. Las disposiciones de esta Seccién se aplican, cualquie- ra sea el régimen matrimonial, y excepto que se disponga otra cosa en las normas referentes a un régimen especifico. Son inderogables por convencion de los cényuges, anterior o posterior al matrimonio, excepto disposicion expresa en contrario”. En consecuencia, las disposiciones establecidas como “comunes” se- ran aplicables con independencia de que el matrimonio se hallare suje- 200 MATRIMONIO Y DIVORCIO to al régimen de comunidad o al régimen de separacién de bienes. Por aplicacién de él, nos encontramos con un régimen primario 0 bdsico que resulta imperativo para todo matrimonio y que se sustenta en normas de orden publico. El régimen primario se ve imbuido por el principio de solidaridad familiar que supone la existencia de lazos de solidaridad y colaboracién entre sus integrantes y cuyas reglas de cardcter imperativo se traducen en el hecho del cardcter de inderogabilidad de ellas por voluntad de las par- tes y que serviran de regulacién para las relaciones entre los integrantes del matrimonio entre sf y para con terceros. La inderogabilidad impuesta por la norma se basa en el entendi- miento de que estamos en presencia de protecciones minimas para cual- quier tipo de régimen, excluidas de toda posibilidad de ser alteradas por voluntad de los integrantes del matrimonio. De resultar ello posible, se desvirtuaria el fin perseguido por la ley. b) SupuesTos comPRENDIDOS. Son los siguientes. 1) Deber de contribucién. Entre las normas basicas, minimas e inderogables que deben ser respetadas en todo matrimonio, independien- temente del régimen patrimonial que hubieren adoptado los cényuges, se encuentra el deber de contribucién, regulado en el art. 455 del Céd. Civil y Comercial que dispone: “Los cényuges deben contribuir a su propio sostenimiento, el del hogar y el de los hijos comunes, en proporcién a sus recursos. Esta obligacién se extiende a las necesidades de los hijos menores de edad, con capacidad restringida, 0 con discapacidad de uno de los cényuges que conviven con ellos. El cényuge que no da cumpli- miento a esta obligacién puede ser demandado judicialmente por el otro para que lo haga, debiéndose considerar que el trabajo en el hogar es computable como contribucién a las cargas”. Conforme lo establece la norma, los cényuges tienen el deber de contribuir al propio sostenimiento, el del hogar y el de los hijos comunes, en proporcién a sus recursos. Aquel deber se extiende también a las ne- cesidades de los hijos de uno de los cényuges, siempre que formen par- te del mismo hogar familiar y se encuentren en alguno de los supuestos enunciados por la norma, es decir, cuando sean menores de edad, tengan capacidad restringida o fueren discapacitados. El incumplimiento de este deber por parte de uno de los cényuges faculta al otro a demandar judicialmente su cumplimiento. Esta posi- bilidad que otorga la norma tiene un fin fundamentalmente preventivo y disuasorio de una conducta refiida con la ley, aunque de presentarse un REGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 201 reclamo judicial, se debera valorar la situacién de hecho y eventualmente condenar al cényuge incumplidor, a quien incluso se le podran aplicar sanciones conminatorias de carécter pecuniario. 2) Protecci6n de la vivienda familiar. Asentimiento y deudas. El art. 456 del Céd. Civil y Comercial establece: “Ninguno de los cényuges puede, sin el asentimiento del otro, disponer de los derechos sobre la vi- vienda familiar, ni de los muebles indispensables de esta, ni transportar- los fuera de ella. El que no ha dado su asentimiento puede demandar la nulidad del acto o la restitucién de los muebles dentro del plazo de caducidad de seis meses de haberlo conocido, pero no mds alld de seis meses de la extincion del régimen matrimonial. La vivienda familiar no puede ser ejecutada por deudas contraidas después de la celebracién del matrimonio, excepto que lo hayan sido por ambos cényuges conjun- tamente o por uno de ellos con el asentimiento del otro”. La norma refiere a la proteccion de la vivienda familiar establecien- do al mismo tiempo una serie de restricciones a ciertos actos de disposi- cién para los matrimonios que se encontraren sometidos a cualquier régi- men, por ser aquella una regla comprendida en el régimen primario. Se busca evitar que la libre administraci6n se convierta en un instrumento de fraude e implica al mismo tiempo un control de mérito a cargo del cényuge no titular. Los actos de disposicién que comprende la norma incluyen los ac- tos de disposiciOn propiamente dichos, como también los que tengan por objeto constituir gravamenes y los que tuvieren por fin desmembrar el dominio. Resulta atinado diferenciar “asentimiento” de “consentimien- to”. Este lo da o presta el titular del derecho objeto del acto juridico que pretende celebrarse: sin su concurrencia no existird acto juridico de cardcter bilateral. Aquel, en cambio, implica una manifestacién unila- teral de la voluntad a través de la cual se presta la conformidad para un acto de disposicién. Es un acto voluntario, unilateral, expreso o tdcito, en principio no formal —salvo que el negocio para el cual se presta requiera del cumplimiento de una determinada forma— y esencialmente revocable hasta la fecha de celebracién del negocio. La conformidad para la realizacion del acto puede otorgarse antes o durante la celebra- cién del acto principal: incluso puede serlo posteriormente, saneando de esta manera la irregularidad existente. En caso de que no hubiere sido prestado —por raz6n de que el cényu- ge no titular se encontrara ausente, fuera persona incapaz, estuviere tran- sitoriamente impedido de expresar su voluntad 0 si su negativa no estu- 202 MATRIMONIO Y DIVORCIO viera justificada en el interés de la familia—, el titular del derecho podria interponer una acci6n a fin de suplir esa ausencia, a través de un proceso de venia judicial; el juez la otorgara siempre y cuando el acto no resulte perjudicial o la negativa resultare infundada. Asi lo establece el art. 458 del Céd. Civil y Comercial: “Autorizacién judicial. Uno de los cényu- ges puede ser autorizado judicialmente a otorgar un acto que requiera el asentimiento del otro, si este estd ausente, es persona incapaz, estd tran- sitoriamente impedido de expresar su voluntad, o si su negativa no estd justificada por el interés de la familia. El acto otorgado con autoriza- cion judicial es oponible al cényuge sin cuyo asentimiento se lo otorgé, pero de él no deriva ninguna obligacién personal a su cargo”. El cényuge que asiente no tiene ninguna titularidad sobre el bien ob- jeto del acto juridico, sino que tiene el derecho de oponerse a la realiza- cién de aquel, en determinadas circunstancias. Por lo tanto, las conse- cuencias jurfdicas derivadas del acto no le son oponibles al cényuge que dio el asentimiento, por cuanto es ajeno a él. En sintesis, la iniciativa del acto corresponde al titular del bien. Por lo tanto, es al titular a quien corresponde la contraprestacién y a car- go de quien se encuentra el cumplimiento de la obligacién asumida. La falta de consentimiento no puede ser suplida judicialmente, a diferencia de la falta de asentimiento que si lo es (art. 458, Céd. Civil y Comer- cial). El cényuge que presta el asentimiento no es parte del acto. El asentimiento debe versar sobre el acto en si y sus elementos constitu- tivos. La proteccién establecida por la ley, lo es tanto respecto de los derechos sobre la vivienda familiar como de los muebles que resultan indispensables en aquella, vedando al mismo tiempo la posibilidad de transportar estos tltimos fuera del inmueble. Este régimen guarda armonia con el régimen de proteccién de la vivienda que se regula en los arts. 244 a 256 del Cod. Civil y Comercial. En el caso de que el cényuge titular hubiere realizado alguno de los actos contenidos en la norma sin haber reunido el asentimiento del otro, este puede plantear la nulidad del acto en el plazo de seis meses de haber conocido su celebracién, pero no mas alld de seis meses de la extincién del régimen matrimonial. Al] resultar un acto anulable de nulidad relati- va, podria sanearse por confirmacién y también por la prescripcién de la acci6n (art. 388, Céd. Civil y Comercial). 3) Inejecutabilidad de la vivienda familiar por deudas posteriores a la celebracién del matrimonio. La Ultima parte del art. 456 estable- ce: “La vivienda familiar no puede ser ejecutada por deudas contraidas después de la celebracién del matrimonio, excepto que lo hayan sido por REGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 203 ambos cényuges conjuntamente o por uno de ellos con el asentimiento del otro”. La norma enuncia dos supuestos de excepcién a la inejecutabilidad: a) cuando se trate de una deuda contrafda conjuntamente por ambos cén- yuges, 0 b) cuando se trate de una deuda contraida por uno de los cényu- ges, pero contando con el asentimiento del otro. Estos supuestos de excepcién se enmarcan dentro del equilibrio que tiene por objeto proteger el interés familiar y los terceros vinculados juri- dicamente con uno 0 ambos cényuges. 4) Responsabilidad solidaria por las deudas. En el marco de las relaciones patrimoniales entre cényuges la regla, en cualquier régimen, es que cada cényuge responde por sus deudas frente a los terceros con sus bienes (art. 461, parr. 2°). Las excepciones que reconoce el Cédigo Civil y Comercial estan reguladas en el primer parrafo del art. 461 y son similares a las que contemplaba la ley 11.357: necesidades del hogar, sos- tenimiento y educacién de los hijos. El parrafo primero del art. 461 del Céd. Civil y Comercial estable- ce: “Responsabilidad solidaria. Los cényuges responden solidariamen- te por las obligaciones contraidas por uno de ellos para solventar las necesidades ordinarias del hogar o el sostenimiento y la educacién de los hijos de conformidad con lo dispuesto en el art. 455”. La ley actual prevé como novedad la solidaridad por la deuda (art. 827 y ss.), a diferencia del régimen anterior que las calificaba como con- currentes. Este novedoso encuadramiento trae aparejado, por ejem- plo, que la mora de uno de los cényuges perjudique al otro (art. 838) y que si el acreedor suspende o interrumpe el curso de la prescripcion contra uno de los integrantes del matrimonio, lo estara haciendo tam- bién, por efecto de la solidaridad, contra el otro cényuge (art. 839), entre otros efectos. Cabe poner de relieve que los contornos del deber a cargo de los cényuges relativo al sostenimiento y educacién de los hijos se definen con el alcance que le otorga el art. 455, abarcando ademas de los hi- jos en comtin de la pareja, aquellas necesidades de los hijos menores de edad con capacidad restringida 0 con discapacidad de uno de los cényuges que conviven con ambos. Dentro de necesidades ordina- rias del hogar, podemos mencionar a titulo ejemplificativo; vestimenta, salud, esparcimiento, alquileres del hogar familiar, deudas por impuestos y servicios, obligaciones laborales derivadas del vinculo con el personal doméstico, gastos de conservacién material y jurfdica de bienes desti- nados al hogar, etcétera. Y en relacién con la educacién de los hijos, 204 MATRIMONIO Y DIVORCIO quedan comprendidos todos los gastos vinculados a la educacién formal y no formal, como pago de la matricula y cuotas de establecimientos edu- cativos, cooperadora, titiles, material de estudio, viajes de estudio, unifor- mes, cuota del club, pago de profesores, gastos derivados de actividades extracurriculares (danza, comedia musical, computaci6n, idiomas, activi- dades deportivas, etc.); asimismo, cuando se trate de nifios o adolescentes con capacidad restringida 0 discapacidad, se tendra que invertir en todo aquello que permita el mejoramiento de la calidad de vida. 5) Actos de administracién y disposicion a titulo oneroso de cosas muebles no registrables. El art. 462 del Céd. Civil y Comercial esta- blece como regla general: “Los actos de administraci6n y disposicién a titulo oneroso de cosas muebles no registrables cuya tenencia ejerce in- dividualmente uno de los cényuges, celebrados por este con terceros de buena fe, son vdlidos”. Pero seguidamente establece las excepciones: “excepto que se tra- te de los muebles indispensables del hogar o de los objetos destinados al uso personal del otro cényuge o al ejercicio de su trabajo o profe- sién’”. En el caso de que uno de los cényuges hubiere realizado actos de administraciOn 0 disposiciOn respecto de estos bienes, el otro podra solicitar la nulidad del acto: “En tales casos, el otro cényuge puede de- mandar la nulidad dentro del plazo de caducidad de seis meses de haber conocido el acto y no mds alld de seis meses de la extincidn del régimen matrimonial”. La dificultad estribara en determinar en el caso concreto si el bien objeto de la accion de nulidad es un tipo de bien de los que define la nor- ma. Cuando exista duda al respecto, el juez deberd optar por recurrir al principio de conservacién del contrato (art. 1066) y rechazar la preten- sidn nulificante. La accion de nulidad caduca —y por lo tanto no podra ser planteada— si transcurre el plazo de seis meses de conocida la celebraciOn del acto 0 el de seis meses contados a partir de la extincién del régimen matrimonial. § 69. ConrraTos ENTRE CONYUGES. — Otra consagracién legislativa del principio de autonomia personal en cuestiones econdmicas es la fa- cultad de celebrar contratos entre cényuges. De todos modos, la ampli- tud con la que habia sido disefiada la autonomia en este aspecto recibid un importante recorte al momento de sancionarse el texto definitivo de lo que es actualmente nuestro Cédigo. En la propuesta originaria entregada por la comisién redactora no existian restricciones para contratar fundadas en la condicién de cényu- REGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 205 ges y, por lo tanto, les resultaban aplicables las reglas generales relati- vas a la capacidad genérica para llevar a cabo este tipo de actos juridi- cos. Las tinicas disposiciones relativas a los contratos entre cényuges eran el art. 459 de mandato entre cényuges y la propuesta de modifica- ci6n del art. 27 de la ley de sociedades comerciales, que finalmente con- sagr6 la facultad de los cényuges de integrar entre si sociedades de cual- quier tipo. Pero poco antes de ser aprobado, la Camara de Senadores impuso una importante modificaci6n, introduciendo en el inc. d del art. 1002 del Céd. Civil y Comercial, que regula inhabilidades especiales para contra- tar en interés propio, la prohibicién para celebrar ese tipo de actos a los cényuges que se encuentren casados bajo el régimen de comunidad. La doctrina especializada ha criticado duramente este agregado, ex- presando que es desafortunado y que ignora los principios troncales de autonomia e igualdad que sustentan la nueva formulacién e implica un notable retroceso legislativo en tanto sustituye el principio de libertad contractual hoy reconocido, por el de incapacidad’. En fin, seran los jueces quienes, una vez mas, deberan resolver los planteos que se arrimen a los estrados judiciales respecto de pretensio- nes nulificantes de contratos celebrados entre cényuges 0 de eventuales pretensiones de declaracién de inconstitucionalidad de las prohibiciones sefialadas. ? Mouina DE Juan, Régimen de bienes y autonomia de la voluntad, LL, “Suplemento Especial Cédigo Civil y Comercial de la Nacién. Familia 2014”, AR/DOC/4328/2014, p. 17. CapituLo XI EL REGIMEN DE COMUNIDAD* § 70. La cAuiricaci6n DE BiENES.—Como ya vimos el nuevo Cé- digo consagra un sistema conyencional no pleno que se integra con dos regimenes: el de separacidn de bienes y el de comunidad. La pareja an- tes de casarse o durante la celebracién del matrimonio podra elegir uno de los regimenes reconocidos en la norma. Si al momento de contraer matrimonio no se ejerce la opcién, regira por via supletoria el régimen de comunidad (art. 463, Céd. Civil y Comercial). Al encuadre precedente se suma como caracteristica distintiva del sistema que el Cédigo instala, en el Ambito de las relaciones patrimo- niales en el matrimonio, la posibilidad de la pareja de mutar de régimen durante la vigencia del matrimonio por medio de un acuerdo que debe formalizarse por escritura ptiblica y después de haber permanecido como minimo un afio en cualquiera de los regimenes permitidos. Esto indica que la facultad de optar no se agota en un solo ejercicio y, al mismo tiem- po, si la pareja cuando contrajo matrimonio qued6 sujeta a un régimen de comunidad por no haber puesto en ejercicio la facultad de elegir, después de transcurrir un aio podra optar si pretende cambiar de régimen. Cuando en el capitulo anterior se caracterizé el régimen de comu- nidad en el derecho interno se dijo que al tratarse de una comunidad di- ferida restringida a las ganancias, cada cényuge tiene durante la vigencia del régimen un derecho en expectativa respecto a la masa ganancial que gestiona el otro, que se efectivizara al cesar el régimen. Respecto al inicio del régimen de comunidad, cobra vida desde la celebracién del matrimonio 0 desde que se puso en ejercicio Ja posibili- dad de mutar (art. 463 in fine, Céd. Civil y Comercial). * Por ApriANa N. Krasnow y ELENA Rapyk. 208 MATRIMONIO Y DIVORCIO Con esta breve resefia previa, nos encontramos en condiciones de analizar la calificaci6n de bienes en el régimen de comunidad. En el régimen de la comunidad se distinguen dos clases de bienes: propios y gananciales. El nuevo Cédigo concentra todos los supuestos de bienes propios en el art. 464 y todos los supuestos de bienes ganancia- les en el art. 465, empleando para ello un lenguaje abstracto que facilita su contextualizaci6n en cada situacién factica concreta. Si comparamos el sistema anterior con el sistema vigente plasmado en el Cédigo Civil y Comercial en lo que respecta a la calificacién de bienes en el régimen de la comunidad, en general se conserva el criterio clasificatorio, incorporando los cambios que responden a la labor realiza- da en la doctrina y la jurisprudencia. Previo al andlisis de cada supuesto en particular, pasamos a descri- bir las reglas y principios que acttian como herramientas eficaces al mo- mento de calificar un bien’. a) Recias y principios. Debemos partir de una regla que al mismo tiempo funciona como principio. Nos referimos a la presuncién de ga- nancialidad, reconocida en el art. 466 del Céd. Civil y Comercial cuando expresa: “Se presume, excepto prueba en contrario, que son gananciales todos los bienes existentes al momento de extincién de la comunidad”. Definir la calificacién de un bien a favor de la ganancialidad respon- de a la primacia que en este ambito tiene el principio de solidaridad. En efecto, los bienes gananciales tienen como destino contribuir a la realiza- cién del interés familiar durante la vigencia del régimen. A esta regla se suman otras, como las que enunciamos a continua- cién. 1) La calificacién de un bien como propio o ganancial surge de la ley. En el derecho interno, los cényuges no pueden decidir el caracter por tratarse de una facultad privativa de la ley y, en consecuencia, ajena a la autonomia de la voluntad. 2) Momento de adquisicién. El Cédigo Civil y Comercial conser- va la regla de temporalidad que consagrara el Cédigo Civil. No hay duda alguna que cuando un bien se incorpora al patrimonio de cualquiera de los cényuges antes de contraer matrimonio, sera siempre propio; mientras que si se incorpora con posterioridad no podra calificar- ' Krasnow, “El régimen de comunidad”, en Krasnow (dir.), Tratado de derecho de familia, t. Il, p. 668. EL REGIMEN DE COMUNIDAD 209 se por este solo elemento como ganancial porque su calificacién depen- dera de otros elementos que concurran, como titulo oneroso o gratuito, o cualquiera de los principios que seguidamente explicaremos. 3) El bien no puede ser al mismo tiempo propio y ganancial. La calificacién de un bien es tinica, sera propia o ganancial. 4) Un bien no puede cambiar su cardcter propio o ganancial du- rante la vigencia de la comunidad. Esta regla indica que el bien con- servara el mismo cardcter durante la vigencia del régimen, aun cuando dicho bien sea objeto de sucesivos actos juridicos que motiven el empleo de fondos de otra naturaleza. Si, por ejemplo, un cényuge aporta al ma- trimonio un auto y durante el matrimonio cambia el auto por otro de ma- yor valor —principio de subrogaci6n real-, la inversi6n de fondos ganan- ciales para cubrir la diferencia de valor no modifica el cardcter del bien que seguira siendo propio. Sin embargo, adelantamos que el régimen vigente contiene una ex- cepcién a esta regla general, contenida en el inc. c del art. 464 e inc. f del art. 465, los cuales seraén abordados durante el estudio de cada su- puesto. A las reglas enunciadas que siempre deben tenerse en consideracién cuando se califican bienes en el régimen de comunidad, deben sumarse los principios que facilitan la tarea. 1) Principio de subrogacién real. Cuando se reemplaza un bien por otro 0 se reinvierte el valor de un bien en la adquisicién de otro, el bien que se incorpora tendra el mismo cardcter. Conforme este encua- dre, el art. 464, inc. c, enuncia entre los bienes propios: “Los adquiridos por permuta con otro bien propio, mediante la inversién de dinero pro- pio, o la reinversién del producto de la venta de bienes propios” y el art. 465, inc. f, comprende entre los bienes gananciales: “Los bienes adquiri- dos después de la extincién de la comunidad por permuta con otro bien ganancial, mediante la inversion de dinero ganancial, o la reinversion del producto de la venta de bienes gananciales”. 2) Principio de la causa o titulo anterior. Para determinar el ca- racter de un bien se atenderd al momento en que se encuentre la causa 0 titulo. Se entiende a la causa como todo hecho o acto juridico del cual nace el derecho de adquirir un bien, y al titulo como el acto juridico que cumple con los recaudos legales para adquirir la propiedad sobre un bien. A modo de ejemplo, si antes de contraer matrimonio se devengan honorarios y se perciben durante el matrimonio, dichos honorarios se ca- lificaran como propios por ubicarse la causa antes de la celebracidn del matrimonio, 210 MATRIMONIO Y DIVORCIO 3) Principio de accesoriedad. Resulta de aplicaci6n la regla de que lo accesorio sigue la suerte de lo principal. En este sentido, el inc. j del art. 464 enuncia entre los bienes propios: “Los incorporados por accesion a las cosas propios” y el inc. m del art. 465 incluye entre los bienes gananciales: “/os incorporados por accesion a las cosas ganan- ciales”. Con esta breve resefia, estamos en condiciones de ingresar en el es- tudio de cada supuesto en particular’. b) Bienes propios. El Cédigo Civil y Comercial enumera en el art. 464 los bienes propios de cada cényuge. 1) Bienes adquiridos con anterioridad al matrimonio. Segtn el inc. a del art. 464 son propios “los bienes de los cuales los cényuges tienen la propiedad, otro derecho real o la posesién al tiempo de la iniciacion de la comunidad”. Quedan incluidos aquellos sobre los que el cényuge tiene un derecho de dominio, asi como cualquier derecho real reconocido por la ley y aquellos bienes sobre los cuales se tiene la posesion. 2) Bienes adquiridos por herencia, legado o donacié Todo lo adquirido a titulo gratuito durante el matrimonio sera de cardcter pro- pio. Si bien se adquiere durante el matrimonio, triunfa siempre lo pro- pio sobre lo ganancial cuando el bien ingresa en concepto de liberalidad (art. 464, inc. b). Igualmente, corresponde detenerse en el andlisis de casos especiales de adquisiciones a titulo gratuito. En el caso de los bienes recibidos en condominio por ambos cényu- ges a titulo gratuito, el bien es propio y cada cényuge tiene derecho a su parte indivisa. Cuando se trata de donaciones remuneratorias, no tendra caracter propio dicha adquisicién sino que sera ganancial, excepto que los servi- cios que dieron lugar a ellas hubieran sido prestados antes del inicio de la comunidad. En caso de que el valor de lo donado exceda de una remu- neraciOn equitativa de los servicios recibidos, la comunidad debe recom- pensa al donatario por el exceso. Ante una liberalidad con cargo, la liberalidad sera propia, sin per- juicio que el cargo se cumpla con fondos gananciales. De ser asi, cuan- do se disuelva la comunidad de ganancias nacera un derecho de recom- ? Krasnow, “El régimen de comunidad”, en Krasnow (dir.), Tratado de derecho de familia, t. Il, p. 671. EL REGIMEN DE COMUNIDAD 211 pensa —derecho de crédito— a favor de la masa ganancial contra la masa propia que se efectivizara a la disolucién del régimen. 3) Bienes adquiridos por permuta o venta de un bien propio. Si uno de los cényuges vende o permuta un bien propio de su titularidad, el bien que reemplaza al anterior conserva el mismo caracter de propio (art. 464, inc. c). Si bien resulta de aplicaci6n el principio de subrogaci6n real para calificar como propio el bien que reemplace a un bien propio por permuta 0 reinversién, se aclara que “si el saldo es superior al valor del apor- te propio, el nuevo bien es ganancial, sin perjuicio de la recompensa debida al conyuge propietario”. Es una excepcion legal a la regla se- gun la cual “el carécter del bien no cambia durante la vigencia del régi- men’. Se extiende a los bienes gananciales, segtin el art. 465, inc. f, del Céd. Civil y Comercial. 4) Los créditos 0 indemnizaciones que subrogan en el patrimonio de uno de los cényuges a otro bien propio. Se trata de un claro supues- to de subrogaci6n real (art. 464, inc. d). Cuando se cobra una indem- nizaciOn por la destrucci6n 0 expropiaciOn de un bien propio, los fondos recibidos en reemplazo conservan el mismo caracter. 5) Los productos de los bienes propios, con excepcién de los de las canteras y minas. El inc. e del art. 464 debe interpretarse junto con lo dispuesto en el art. 233. Esta norma dispone, en sus parrs. 5° y 6°: “Productos son los objetos no renovables que separados o sacados de la cosa alteran o disminuyen su sustancia. Los frutos naturales e indus- triales y los productos forman un todo con la cosa, sino son separados”. Del encuadre del enunciado legal, se desprende una diferencia sus- tantiva entre frutos y productos: mientras los frutos emanan de una cosa, son renovables y no alteran la sustancia de la cosa principal, los produc- tos emanan de la cosa principal, pero no son renovables y disminuyen la sustancia de la cosa. Lo expuesto nos permite afirmar que los productos tendran el mis- mo cardcter que la cosa principal. Sin embargo, en el derecho interno se encuentra una excepcidn legal a este supuesto en el Cédigo de Mine- rfa: los productos extrafdos de las canteras y minas durante la vigencia de la comunidad se reputan gananciales. 6) Las crias de ganados. El art. 464, inc. f; dispone el caracter de estos bienes. Asif, son bienes propios: “Las crias de los ganados pro- pios que reemplazan en el plantel a los animales que faltan por cual- quier causa. Sin embargo, si se ha mejorado la calidad del ganado 212 MATRIMONIO Y DIVORCIO originario, las crias son gananciales y la comunidad debe al conyuge propietario recompensa por el valor del ganado aportado”. Para la definicién de su cardcter se tiene en consideracién que el ga- nado durante la comunidad se reproducira, envejecera y morira (art. 464, inc. f). En funcidn de esta realidad, el ganado que reemplace al aporta- do tendra el mismo caracter; mientras que el excedente se lo asimila a un fruto y se lo califica como ganancial. Coincidimos con HERRERA al advertir que si para el nacimiento del ganado mejorado se recurrié al empleo de fondos propios, corresponde calificar a dicho ganado como propio por aplicacién del principio de su- brogacién real’. 7) Bienes adquiridos por causa o titulo anterior al matrimonio. son bienes propios, segin el art. 464, inc. g: “Los adquiridos durante la comunidad, aunque sea a titulo oneroso, si el derecho de incorporarlos al patrimonio ya existia al tiempo de su iniciacién”. En estos casos se debe recurrir al principio de la causa o titulo. Veremos algunas variables que responden a este principio. a) Adquisicién del bien en subasta judicial. Si la subasta se reali- 26 antes del matrimonio, el bien adquirido serd propio aunque su aproba- cién y perfeccionamiento sea posterior. b) Vicio purgado, titulo viciado y recupero de la plena propie- dad. Corresponde distinguir: 1) Si antes de contraer matrimonio, uno de los cényuges tenia un bien adquirido por medio de un titulo viciado cuyo defecto originario se sanea con posterioridad a la celebracién del matrimonio, el bien conser- vara el cardcter de propio: “Son bienes propios de cada uno de los cén- yuges:... h) los adquiridos en virtud de un acto anterior a la comunidad viciado de nulidad relativa, confirmado durante ella” (art. 464, Céd. Ci- vil y Comercial). 2) Si un bien sale del patrimonio antes de la celebracién del ma- trimonio y vuelve después por resoluci6n, nulidad de un contrato o re- vocacién de una donacioén, el bien sera calificado como propio: “Son bienes propios de cada uno de los cényuges:... i) los originariamente propios que vuelven al patrimonio del cényuge por nulidad, resolu- > Herrera, “Régimen patrimonial del matrimonio”, en Herrera - CarA- MELO - Picasso (dirs.), Cédigo Civil y Comercial de la Nacién comentado, t. 11, p. 91. EL REGIMEN DE COMUNIDAD 213 cion, rescisi6n 0 revocacién de un acto juridico” (art. 464, Céd. Civil y Comercial). 3) Si antes del matrimonio, uno de los cényuges tenfa el usufruc- to de un bien y después de casado se consolida la propiedad o antes de casarse tenia un bien gravado con otro derecho real que se extingue du- rante la vigencia del régimen, el bien sera propio. Asi, el art. 464 del Cod. Civil y Comercial establece: “Son bienes propios de cada uno de los cényuges:... 1) La plena propiedad de bienes cuya nuda propiedad se adquirié antes del comienzo de la comunidad, si el usufructo se extin- gue durante ella, asi como la de los bienes gravados con otros derechos reales que se extinguen durante la comunidad, sin perjuicio del derecho de recompensa si para extinguir el usufructo o los otros derechos reales se emplean bienes gananciales”. 4) Otros supuestos no comprendidos expresamente en el art. 464, como los frutos de bienes propios devengados antes del matrimonio; los in- tereses devengados antes del patrimonio; los bienes obtenidos por prescrip- cién adquisitiva durante el matrimonio, si la prescripcién comenzé a correr antes del matrimonio; los bienes adquiridos bajo condicién suspensiva an- tes del matrimonio, la cual se cumple durante el matrimonio, entre otros. c) Derecho de suscripcién preferente. Durante la vigencia del C6- digo Civil anterior, distintas posturas surgieron en torno a la calificacién de las acciones que se adquieren en ejercicio del derecho de suscripcién preferente. Podemos decir, junto con doctrina autorizada, que con el nuevo sistema queda en claro que corresponde calificar este supuesto por aplicacién del principio de causa © titulo, como se desprende del inc. g del art. 464 del Cod. Civil y Comercial’. 8) Mejoras y aumentos sobre bienes propios. El inc. j del art. 464 los califica como bienes propios. Dicho inciso dice: “Los incorporados por accesion a las cosas propias, sin perjuicio de la recompensa debida a la comunidad por el valor de las mejoras 0 adquisiciones hechas con dinero de ella’. Por aplicacién del principio de que lo accesorio sigue la suerte de lo principal, todo el bien conservara el carécter de propio, sin perjuicio de que funcione al disolverse la comunidad de ganancias el derecho de recompensa, si se invirtieron fondos gananciales. 4 Herrera, “Régimen patrimonial del matrimonio”, en HERRERA - CaRa- MELO - Picasso (dirs.), Cédigo Civil y Comercial de la Nacién comentado, t. II, p. 76 y 77. 214 MATRIMONIO Y DIVORCIO Las mejoras se pueden clasificar en mejoras naturales’ (aluvidn® o avulsién’) y mejoras artificiales o por el hecho del hombre*. Estas tl- timas se distinguen por su finalidad en mejoras necesarias, titiles 0 de mero lujo o placer. Resulta conveniente detenerse en los supuestos siguientes: a) Mejora separable y mejora no separable. Esta distincién pierde sustento en el Cédigo Civil y Comercial. En el sistema anterior, se distinguia entre mejora separable y me- jora no separable. Se entendia que si la mejora se integraba de for- ma definitiva a la cosa principal, se extendia a ella la calificacién de la cosa principal. Seria el caso de construir en una casa propia otra habitaci6n. > Art. 752, Céd. Civil y Comercial: “La mejora natural autoriza al deudor a exigir un mayor valor. Si el acreedor no lo acepta, la obligacién queda extinguida, sin responsabilidad para ninguna de las partes”. © Art. 1959, Céd. Civil y Comercial: “El acrecentamiento paulatino e insensible del inmueble confinante con aguas durmientes o corrientes que se produce por sedimentacién, pertenece al dueno del inmueble. No hay acrecentamiento del dominio de los particulares por aluvidn si se pro- voca por obra del hombre, a menos que tenga fines meramente defen- sivos. No existe aluvidén si no hay adherencia de la sedimentacién al inmueble. No obsta a la adherencia el curso de agua intermitente. El acrecentamiento aluvional a lo largo de varios inmuebles se divide entre los duehos, en proporcién al frente de cada uno de ellos sobre la antigua ribera. Se aplican las normas sobre aluvion tanto a los acrecentamientos producidos por el retiro natural de las aguas, como por el abandono de su cauce”. 7 Art. 1961, Céd. Civil y Comercial: “El acrecentamiento del inmue- ble por la fuerza suibita de las aguas que produce una adherencia natural pertenece al dueno del inmueble. También le pertenece si ese acrecenta- miento se origina en otra fuerza natural. Si se desplaza parte de un in- mueble hacia otro, su dueno puede reivindicarlo mientras no se adhiera na- turalmente. El dueiio del otro inmueble no tiene derecho para exigir su remocion, mas pasado el término de seis meses, las adquiere por prescrip- cién. Cuando la avulsién es de cosa no susceptible de adherencia natural, se aplica lo dispuesto sobre las cosas perdidas”. ® Art. 751, Céd. Civil y Comercial: “Mejora es el aumento del valor in- trinseco de la cosa. Las mejoras pueden ser naturales o artificiales. Las artificiales, provenientes de hecho del hombre, se clasifican en necesarias, utiles y de mero lujo, recreo o suntuarias”. EL REGIMEN DE COMUNIDAD 215 En cambio, si sobre un terreno propio se instalaba una casa prefa- bricada, por su carécter de separable, el terreno conservaba el cardcter de propio y el caracter de la vivienda dependia de los fondos que se emplea- ban para su adquisicién. Al prever el inc. j del art. 464 el derecho de recompensa si la mejora se realiz6 a través del empleo de fondos de otra naturaleza, pierde susten- to la distincién que se hacia entre mejoras separables o inseparables: en todos los casos la mejora recibird la misma calificacién que la cosa prin- cipal (principio de accesoriedad). b) Origen de los fondos. Cuando el aumento material se produce por el obrar humano, debe determinarse el origen de los fondos utiliza- dos, sin que esto altere —en el supuesto de una mejora inseparable- el caracter del bien mejorado en su conjunto y con independencia de que el valor de la mejora sea mayor que el valor del bien principal. La finalidad de establecer el origen de los fondos es para definir si funcionara 0 no una recompensa al finalizar la comunidad. Por ejem- plo, si sobre un terreno propio se construye con fondos gananciales un edificio, todo el inmueble (terreno + edificio) sera propio, aun cuando el valor del edificio sea mayor. En este sentido, debe ser interpretada la Ultima parte del inc. j del art. 464: “sin perjuicio de la recompensa de- bida a la comunidad por el valor de las mejoras o adquisiciones hechas con dinero de ella”. ¢) Valorizacién de un bien propio. Cuando un bien propio aumen- ta de valor por razones ajenas a la naturaleza 0 al trabajo del hombre, el bien seguira siendo propio en su conjunto. Por ejemplo, si uno de los conyuges tenfa una casa antes de casarse, cuyo valor aumenta después de casada por encontrarse cerca de un nuevo centro comercial, se beneficia- ra la masa propia por el aumento de valor. Al no emplearse fondos de otra naturaleza, no funcionaré el derecho de recompensa. d) Mayor valor de las acciones. Compartimos en un todo el cri- terio que sigue HERRERA para definir este supuesto, partiendo de la men- cién de los enunciados legales que resultan de aplicacién’. El art. 464, inc. j, Céd. Civil y Comercial: “Son bienes propios de cada uno de los cényuges... j) los incorporados por accesién a las cosas ° Herrera, “Régimen patrimonial del matrimonio”, en HERRERA - CaRa- MELO - Picasso (dirs.), Cédigo Civil y Comercial de la Naci6n comentado, t. IM, p. 76 y 77. 216 MATRIMONIO Y DIVORCIO propias, sin perjuicio la recompensa debida a la comunidad por el valor de las mejoras o adquisiciones hechas con dinero de ella”. El art. 464, inc. k, del Céd. Civil y Comercial establece: “Son bienes propios de cada uno de los cényuges... Las partes indivisas adquiridas por cualquier titulo por el cényuge que ya era propietario de una parte indivisa de un bien al comenzar la comunidad... asi como de los valores nuevos y otros acrecimiento de valores mobiliarios propios”. El art. 491, parr. 3°, del Cod. Civil y Comercial declara el funciona- miento del derecho de recompensa, si “la participacién de cardcter pro- pio de uno de los cényuges en una sociedad adquiere un mayor valor a causa de la capitalizacion de utilidades durante la comunidad”. Recordemos que la capitalizacién de reservas produce un aumen- to de capital social y, con ello, se emitiran nuevas acciones. Las acciones 0 cuotas sociales que se distribuiran entre los socios en pro- porcion al aporte se definiran en funcidn de la participacion en el ca- pital social. Como el Cédigo habilita el funcionamiento de la recompensa, el mayor valor de las acciones propias tendrd el mismo cardcter, sin per- juicio de que opere el derecho de recompensa al finalizar el régimen, si se hubieren invertido bienes de la comunidad. Resulta de aplicacién el principio res crecit domino. Sin embargo, cabe destacar que en ciertos supuestos no funciona- ra el derecho de recompensa. Cuando el ejercicio econdmico arroja utilidades, en la asamblea de socios se definird su distribucién entre los socios en concepto de dividendos o puede resolverse que todas las utili- dades o parte de ellas se conserven en la persona juridica societaria en concepto de reservas. Si asf fuera, estas utilidades siguen perteneciendo a la persona juridica y los socios nada podran reclamar porque no nacid el derecho al dividendo. De todas formas, la utilidad destinada a reser- va conservard su naturaleza de ganancia no distribuida. Lo expuesto deriva en la distincién necesaria que corresponde hacer entre utilidades y dividendos. La utilidad es la ganancia percibida por la sociedad durante el ejercicio econdmico, perteneciendo en consecuen- cia a la persona juridica y no a los socios. En cambio, el derecho que tienen los accionistas al dividendo se traduce en un derecho de crédito, el cual nace cuando la asamblea dispone aprobar y distribuir las ganancias realizadas y liquidas que arroje el ejercicio. Entonces, mientras que la utilidad hace referencia a las ganancias realizadas y liquidas que se des- prenden del balance del ejercicio; los dividendos representan la parte de esos beneficios que le corresponde a cada uno de los socios. EL REGIMEN DE COMUNIDAD 217 e) Subrogacién real de un bien mejorado. Si se vende un bien propio que ha sido mejorado con fondos gananciales, el nuevo bien que ingrese mantendra el cardcter de propio, funcionando la recompensa al disolverse la comunidad de ganancias. Se les reconoce calidad de propios a los bienes incorporados por accesi6n, asi como a las mejo- ras producidas en aquellos. 9) Condominio entre cényuges 0 con un tercero. Cuando uno de los esposos es condémino de un bien con un tercero y su parte indivisa fue adquirida con fondos propios, adquiriendo posteriormente con fon- dos gananciales la otra parte indivisa, la totalidad del bien sera propia independientemente de que el aporte ganancial sea mayor 0 menor que lo propio. Este supuesto no estaba comprendido en el Cédigo Civil, pero recu- rriéndose a las normas propias del condominio y, en especial, a los dero- gados arts. 2695 y 2696, se entendid que por el cardcter declarativo y no traslativo del cese de condominio, el bien conservaba en su totalidad el caracter de propio. ste criterio fue seguido en el fallo plenario “Sanz Gregorio”, al establecer: “Reviste el cardcter de propio la totalidad del bien, cuando el cényuge que tenia porciones indivisas de ese cardcter ad- quiere a titulo oneroso las restantes porciones durante la existencia de la sociedad conyugal”"’. El nuevo Cédigo recepta este caso, y lo resuelve siguiendo la doctri- na legal de la Camara en pleno, al disponer en el inc. k del art. 464: “Son bienes propios de cada uno de los cényuges:... k) las partes indivisas adquiridas por cualquier titulo por el cényuge que ya era propietario de una parte indivisa de un bien al comenzar la comunidad, 0 que la adquirié durante esta en calidad de propia, asi como los valores nuevos y acrecimientos de los valores mobiliarios propios, sin perjuicio de la recompensa debida a la comunidad en caso de haberse invertido bienes de ésta para la adquisicién”. Cuando se trate de un bien en condominio entre cényuges adquirido con fondos propios de cada uno, el bien en su totalidad sera propio, sien- do cada cényuge titular por su parte indivisa. Si se trata de un bien en condominio entre cényuges, adquirido por uno con fondos propios y por el otro con fondos gananciales, se le tendra que asignar una calificacion Unica apelando a los principios, resolviendo el desequilibrio que se presente entre las masas a través del derecho de recompensa. © CNCiv, en pleno, 15/7/92, LL, 1992-D-260. 218 MATRIMONIO Y DIVORCIO 10) Bienes de uso personal. El inc. m del art. 464 los califica como propios. Dicho inciso dice: “Las ropas y los objetos de uso per- sonal de uno de los cényuges, sin perjuicio de la recompensa debida a la comunidad si son de gran valor y se adquirieron con bienes de esta; y los necesarios para el ejercicio de su trabajo o profesion, sin perjuicio de la recompensa debida a la comunidad si fueron adquiridos con bie- nes gananciales”. Los bienes de uso personal pueden ser, entre otros, ropa, recuerdos de familia, titulos, joyas, bienes destinados a la actividad laboral 0 pro- fesional, entre otros. Son propios independientemente de cuando hayan sido adquiridos. El Cédigo se inclina por una calificaciOn tinica y de esta forma pone fin a la distinci6n que se hacia en la doctrina durante la vigencia del régi- men anterior. 11) Indemnizaciones por datos personales: el art. 464 dispone: “Son bienes propios de cada uno de los cényuges:... d) los créditos 0 indemnizaciones que subrogan el patrimonio de uno de los cényuges a otro bien propio...; n) las indemnizaciones por consecuencias no patri- moniales y por daiio fisico causado a la persona del cényuge, excepto la del lucro cesante correspondiente a ingresos que habrian sido ganancia- les”. El enunciado legal comprende distintas situaciones que pasamos a resefiar. a) Cuando la indemnizaci6n intenta reparar la lesion a la integridad fisica o el honor de uno de los cényuges, sera de caracter propio por tra- tarse de derechos personalisimos. b) Cuando el dafio produce una imposibilidad para obtener ingre- sos y la indemnizacién esta destinada a cubrir dicha falta, la suma que se perciba sera ganancial por reemplazar los frutos del trabajo del cén- yuge dafiado, como se desprende del enunciado cuando dice “excepto la del lucro cesante correspondiente a ingresos que habrian sido ganan- ciales’. Como la indemnizacién suple el ingreso del trabajo personal, corresponde aplicar el principio de subrogacién real. c) Cuando la indemnizaci6n esta destinada a reparar la muerte del otro cényuge es propia, disolviéndose la comunidad por la muerte mis- ma. Igual respuesta cabe si la indemnizacién encuentra su causa en un contrato de seguro, sin perjuicio del derecho de recompensa si las pri- mas fueron abonadas durante la vigencia de la comunidad con dinero de esta. Lo expuesto se corresponde con lo dispuesto en el art. 465 in fine del Céd. Civil y Comercial: “No son gananciales las indemnizaciones EL REGIMEN DE COMUNIDAD 219 percibidas por la muerte del otro cényuge, incluso las provenientes de un contrato de seguro, sin perjuicio, en este caso, de la recompensa debida a la comunidad por las primas pagadas con el dinero de esta’. d) Cuando la indemnizaci6n es para cubrir los gastos del dafo que ocasioné la muerte del conyuge, la indemnizacién tendra la misma na- turaleza de los fondos que reemplaza (p. ej., si los gastos de internacién fueron solventados con fondos propios, la indemnizacién que se otorgue también sera propia). e) Cuando la indemnizacién esta destinada a reparar a un cényuge por la muerte de un tercero, tendra el caracter de propia porque la comu- nidad nada hizo para generar ese ingreso. Cuando la indemnizacién proviene de la ley 24.043, que determina la reparacién de los perjuicios sufridos como consecuencia de la deten- cion y privacion de la libertad entre los afios 1976 y 1982, como lo que se repara es un dafio personal, dicha suma sera de caracter propio del cényuge afectado. 12) Jubilaciones, pensiones y alimentos. Son bienes propios de acuerdo al art. 464 del Céd. Civil y Comercial. Su inc. # dispone: “Son bienes propios de cada uno de los cényuges... fi) El derecho a jubilacién o pension, y el derecho a alimentos, sin perjuicio del cardcter ganancial de las cuotas devengadas durante la comunidad y, en general, todos los derechos inherentes a la persona”. Resulta comprensible que el derecho en sf a la jubilacién, a la pen- si6n y a los alimentos se califique como propio por tratarse de derechos personalisimos; mientras que resulta correcto calificar como ganancial las cuotas devengadas durante la vigencia de la comunidad, por guardar armonia con lo dispuesto en el art. 465: “Son bienes gananciales: ... d) Los frutos civiles de la profesion, trabajo, comercio o industria de uno u otro conyuge, devengados durante la comunidad”. 13) Propiedad intelectual, artistica o industrial: Son bienes pro- pios. Asi lo establece el inc. o del art. 464: “La propiedad intelectual, artistica o industrial, si la obra intelectual ha sido publicada o interpre- tada por primera vez, la obra artistica ha sido concluida, o el invento, la marca o el disefio industrial han sido patentados o registrados antes del comienzo de la comunidad”. Los derechos intelectuales se componen del derecho moral de autor, que se encuentra fuera del comercio porque atafie a la obra en sf misma, es personal del autor, y el derecho patrimonial de autor, que se refiere al derecho a la reproducci6n, presentaci6n, exposicién y toda otra forma de 220 MATRIMONIO Y DIVORCIO comercializacion de la obra, como tal, es susceptible de apreciacién pe- cuniaria y tiende a proteger los intereses econdmicos del titular. Cabe resaltar aqui los aportes positivos que introduce el Cédigo vi- gente en este supuesto. En primer lugar, se sienta como regla general que los bienes pro- tegidos por los derechos de propiedad intelectual e industrial adquiridos durante la comunidad son gananciales. En segundo lugar, se aclara que los derechos morales son persona- les del autor o creador, sin incurrir en la confusién de afirmar que son bienes propios. Ademas, se consagra un derecho de atribucién preferencial en bene- ficio del cényuge autor o creador del bien ganancial tutelado a través de un derecho de propiedad intelectual. Finalmente, se delimita con mayor precisién que la norma sustituida cual es su dmbito de aplicacidn: la propiedad intelectual o industrial re- ferida a obras, inventos, marcas y disefios industriales. Comprende, en suma, a todos los derechos de propiedad intelectual. c) BIENES GANANCIALES. Los bienes gananciales son los que integran la masa comtin de los cényuges, y respecto de los cuales cada uno tiene un derecho en expectativa sobre los adquiridos por el otro, que se mate- rializard al extinguirse la comunidad. Corresponde partir de dos supuestos basicos. Primero, todos los bienes creados, adquiridos por titulo oneroso 0 cuya posesiOn se inicia durante la comunidad seran gananciales. En este sentido, el texto inicial del art. 465 expresa: “Son bienes ganancia- les: a) Los creados, adquiridos por titulo oneroso 0 comenzados a po- seer durante la comunidad por uno u otro de los cényuges, 0 por ambos en conjunto, siempre que no estén incluidos en la enunciacion del art. 464”. Segundo, todos los bienes existentes al momento de la extincién de la comunidad se presumen gananciales, salvo que se acredite el cardcter de propios (art. 466, parr. 1°, Cod. Civil y Comercial)". Tras este encuadre general, ingresamos al estudio de cada supuesto en particular. Para ello debemos concentrarnos en el art. 465 del Céd. Civil y Comercial. "Krasnow, “El régimen de comunidad”, en Krasnow (dir.), Tratado de derecho de familia, t. Il, p. 698. EL REGIMEN DE COMUNIDAD 221 !) Bienes adquiridos a titulo oneroso. Son gananciales. El inc. a del art. 465 dice: “los creados, adquiridos por titulo oneroso 0 comen- zados a poseer durante la comunidad por uno u otro de los cényuges, 0 por ambos en conjunto, siempre que no estén incluidos en la enuncia- cion del art. 464”. Como ya hemos explicado, si se adquiere un bien durante el matri- monio, su calificacién como ganancial no puede solo fundarse en el mo- mento de adquisicién, sino que debera sumarse la onerosidad que puede ceder cuando corresponda aplicar un principio que justifique incluir el bien en un supuesto de bien propio, por quedar comprendido en el art. 464. Aclaramos que en el caso especial que se empleen simulténeamente fondos propios y fondos gananciales, la definicién del caraécter del bien se ajustara al aporte mayor, sin perjuicio de la recompensa a la disolu- cién. Si el empleo de fondos propios y gananciales fuera equivalente, el bien se calificaraé como ganancial por aplicacién de la presuncién de ganancialidad, sin perjuicio de la recompensa. 2) Bienes adquiridos por azar o por hallazgos. Se califican como gananciales. El inc b, del art. 465 dice: “los adquiridos durante la co- munidad por hechos de azar, como loteria, juego, apuestas, 0 hallazgo de tesoro”. La enunciacién no es taxativa, podemos incluir bienes que se han obtenido por apuestas, sorteos, concursos televisivos, entre otros. No se tienen en consideracion los fondos que se emplearon para la compra o participacién del juego 0 concu De acuerdo con el principio de la causa, son gananciales si la adquisicién se ha producido durante la comu- nidad, aun cuando el premio se perciba una vez extinguida ella. Se debe vincular este supuesto con lo dispuesto en el art. 1953 del Céd. Civil y Comercial: “Si el tesoro es descubierto en una cosa propia, el tesoro pertenece al duefio en su totalidad. Si es parcialmente pro- pia, le corresponde la mitad como descubridor y, sobre la otra mitad, la proporcion que tiene en la titularidad sobre la cosa”. 3) Frutos naturales, industriales o civiles. Son bienes ganancia- les. El ine. c del art. 465 establece: “Los frutos naturales, industriales o civiles de los bienes propios y gananciales, devengados durante la co- munidad”. El nuevo Cédigo introduce un encuadre de los frutos y sus clases en el art. 233: “Frutos son los objetos que un bien produce, de modo re- novable, sin que se altere o disminuya su sustancia. Frutos naturales son las producciones espontdneas de la naturaleza. Frutos industriales 222 MATRIMONIO Y DIVORCIO son los que se producen por la industria del hombre o la cultura de la tierra. Frutos civiles son las rentas que la cosa produce. Las remune- raciones del trabajo se asimilan a los frutos civiles. Productos son los objetos no renovables que separados o sacados de la cosa alteran o dis- minuyen su sustancia. Los frutos naturales e industriales y los produc- tos forman un todo con la cosa, si no son separados”. De los términos del enunciado se desprende que cuando se califi- can los frutos se debe atender al principio de la causa. Decimos esto porque, como dice la norma, para calificar un fruto proveniente de un bien propio o ganancial como ganancial tienen que devengarse durante la comunidad. Por ejemplo, si se regulan y devengan los honorarios de un juicio a favor de uno de los cényuges, siendo percibidos estos después de disuelta la comunidad por divorcio, seran gananciales por aplicacion del principio de la causa o titulo anterior. A la inversa, si antes de la celebraci6n del matrimonio se devengan honorarios a favor de uno de los futuros contrayentes y estos honorarios los percibe durante la comunidad, dichos frutos seran propios porque la causa es anterior al nacimiento del régimen. 4) Frutos civiles de la profesién, trabajo, comercio o industria: son bienes gananciales. El inc. d del art. 465 dispone: “Los frutos civiles de la profesién, trabajo, comercio o industria de uno u otro cényuge, de- vengados durante la comunidad”. El Cédigo innova al incluir a los frutos civiles del comercio ausentes en el régimen anterior. Conforme la redacci6n del art. 233, se asimi- lan expresamente al caracter de frutos civiles “las rentas que la cosa pro- duce a las remuneraciones del trabajo”, quedando comprendidos en esta categoria los honorarios profesionales; lo percibido por retiro voluntario; las cosechas; lo obtenido con la poda regular de bosques; los alquile- res; los intereses de capital: las utilidades de un fondo de comercio: los premios logrados en concursos que exigen esfuerzo personal, como los de preguntas y respuestas; los premios obtenidos en pujas deportivas, profesionales 0 amateur; los aportes, entre otros”. 5) Derecho de usufructo de caracter propio: El inc. e del art. 465 ex- presa: se califica como bien ganancial. “Lo devengado durante la comu- nidad como consecuencia del derecho de usufructo de cardcter propio”. Nos remitimos para este supuesto al analisis que hicimos sobre frutos. " Peracca, “Régimen patrimonial del matrimonio”, en HERRERA - CARA- MELO - Picasso (dirs.), Cédigo Civil y Comercial de la Nacién comentado, t. I, p. 122. EL REGIMEN DE COMUNIDAD 223 El Codigo deroga el régimen anterior que reconocia a los padres el usufructo de los bienes de sus hijos y, con ello, la norma que reputaba ga- nancial lo devengado por tal concepto. Seguin el art. 697, las rentas que producen los bienes de los hijos corresponden a estos, y los progenitores “estan obligados a preservarlas cuidando de que no se confundan con sus propios bienes. Solo pueden disponer de las rentas de los bienes del hijo con autorizacién judicial y por razones fundadas, en benefi- cio de los hijos”. 6) Bienes adquiridos por subrogacién de un bien ganancial. Son gananciales. El inc. f del art. 465 establece: “Los bienes adquiridos después de la extincién de la comunidad por permuta con otro bien ga- nancial, mediante la inversion de dinero ganancial, o la reinversién del producto de la venta de bienes gananciales, sin perjuicio de la recom- pensa debida al cényuge si hay un saldo soportado por su patrimonio propio. Sin embargo, si el saldo es superior al valor del aporte ganan- cial, el nuevo bien es propio, sin perjuicio de la recompensa debida a la comunidad”. Se siguen los lineamientos del inc. a del art. 464 para los supuestos de bienes propios adquiridos por subrogacién, a cuyo comentario nos re- mitimos. 7) Otros supuestos. Se extiende para los supuestos contenidos en los ines. gai, kamy ft del art. 465, el abordaje que sobre cada uno de ellos se hizo al tratar los bienes propios. d) PRUEBA DEL CARACTER DE LOS BIENES. EL art. 466 del Céd. Civil y Comercial dispone: “Se presume, excepto prueba en conirario, que son gananciales todos los bienes existentes al momento de la extincion de la comunidad. Respecto de terceros, no es suficiente prueba del cardcter propio la confesién de los cényuges. Para que sea oponible a terce- ros el cardcter propio de los bienes registrables adquiridos durante la comunidad por inversion o reinversién de bienes propios, es necesario que en el acto de adquisicién se haga constar esa circunstancia, deter- mindndose su origen, con la conformidad del otro cényuge. En caso de no podeérsela obtener, o de negarla este, el adquirente puede requerir una declaraci6n judicial del cardcter propio del bien, de la que se debe tomar nota marginal en el instrumento del cual resulta el titulo de ad- quisicién. El adquirente también puede pedir esa declaracioén judicial en caso de haberse omitido la constancia en el acto de adquisici6n”. Como sefialamos al introducirnos en la calificaci6n de bienes, la presuncién de ganancialidad —presunci6n iuris tantum— dispuesta en el primer parrafo del articulo bajo estudio, indica que el cényuge que sos- 224 MATRIMONIO Y DIVORCIO tiene el cardcter propio de un bien al tiempo de la extincién de la comu- nidad debera acreditarlo, para evitar que el bien ingrese a la masa comtn. Si bien no surge del texto, resultan comprendidos toda clase de bie- nes (muebles —registrables o no registrables— e inmuebles), presentando cierta dificultad la prueba de bienes muebles no registrables. Si bien respecto a los bienes registrables, la fecha del titulo permite acreditar que el momento de adquisicién fue anterior al matrimonio, pue- de tratarse de un caso de subrogaci6n para el cual la norma exige otros requisitos a reunir. Con relacién a la prueba, se admite todo medio de prueba, con la salvedad prevista en la norma de que respecto a los terceros no bastaré con la sola confesion de los conyuges. Por otro lado, la carga de la prueba recaerd en el c6nyuge que pre- tenda acreditar que el bien le pertenece por su cardcter de propio. Con- forme la expresi6n contenida en el enunciado respecto a la prueba confesional, surge que este medio probatorio resulta idéneo entre cényu- ges. Sin embargo, podra ser atacado por el cényuge no adquirente, ale- gando un vicio de la voluntad. Del texto se desprende que solo queda comprendido como supuesto sobre el cual la rigurosidad probatoria es mayor, el caso de la adquisicién de bienes registrables por subrogacién. En cambio, respecto de los bie- nes aportados por los cényuges al régimen; los incorporados durante el régimen pero cuya causa es anterior, los que resultan alcanzados por el principio de accesoriedad y todos los bienes registrables adquiri- dos a titulo gratuito, serviraé como prueba suficiente el titulo en el cual conste la fecha de adquisicién. § 71. Gestion. —El nuevo Cédigo regula la gestién de los bie- nes dentro de la Seccién 4, inserta en el Capitulo 2, “Régimen de comunidad”, del Titulo IT, “Régimen patrimonial del matrimonio”. Mientras el Codigo Civil concentraba en un mismo enunciado la ad- ministracion de los bienes propios y los bienes gananciales, el Codigo Ci- vil y Comercial destina un articulo a cada clase de bien: bienes propios (art. 469), bienes gananciales (art. 470), bienes adquiridos conjuntamen- te (art. 471) y bienes de origen dudoso (art. 472)'*. Esta Seccién se debe completar con lo dispuesto sobre gestidn en el marco del régimen primario (arts. 456 a 459). 8 Krasnow, “La gestién en el régimen de la comunidad”, en Krasnow (dir.), Tratado de derecho de familia, t. Il, p. 767. EL REGIMEN DE COMUNIDAD 225 a) ACTOS DE ADMINISTRACION Y ACTOS DE DISPOSICION. Se entiende por gestion la actividad econdémica que tiene a los bienes de la comunidad como objeto. Se integra con los actos de administracién y los actos de disposicién que cada uno de los cényuges realiza sobre sus bienes pro- pios y los bienes gananciales durante la dinémica del régimen de comu- nidad. Siguiendo el mismo criterio que el sistema anterior, el Cédigo Civil y Comercial no contiene un encuadre de los actos de administracién y los actos de disposiciOn que permita distinguir uno de otro. De una manera sencilla, puede decirse que los actos de administracién no producen mo- dificaciones en el haber de la comunidad por tratarse de actos conserva- torios, mientras que los actos de disposicién pueden producir un aumento 0 disminucion del capital. Por esta raz6n, el Cédigo, en el marco del régimen primario y den- tro del régimen de comunidad, establece los supuestos sobre los que pesa para el cényuge disponente una limitacién al poder de disposicién, con el propésito de proteger el interés familiar o la integridad de la masa ganan- cial'*. El art. 469 establece: “Cada uno de los cényuges tiene la libre ad- ministracion y disposicion de sus bienes propios, excepto lo dispuesto en el art. 456”. Existe una restriccién a la gestién de los bienes propios, regulada en el régimen primario en el art. 456, relativa al asentimiento del cén- yuge no titular del bien para disponer de los derechos sobre la vivienda familiar, cualquiera fuere su caracter —propia o ganancial— y los muebles indispensables de esta, restriccién que se extiende al traslado de estos en- seres fuera de aquella. En cuanto a la administracién y disposicién de los bienes ga- nanciales corresponde al cényuge que los ha adquirido (art. 470, parte 1°), Cabe aclarar que la definicién de la masa a la cual ingresaré cada bien ganancial estard dada por la titularidad. Si bien no surge esta exi- gencia del art. 470 que refiere a bienes “adquiridos”, este extremo se desprende del art. 472 que se ocupa de los bienes de origen dudoso: “Se reputa que pertenecen a los dos cényuges por mitades indivisas los bie- nes respecto de los cuales ninguno de ellos puede justificar la propiedad exclusiva”. Corresponde aclarar que se entiende por bienes de origen dudoso todos aquellos bienes en los cuales no se puede determinar con 4 Krasnow, “La gestién en el régimen de la comunidad”, en Krasnow (dir.), Tratado de derecho de familia, t. Il, p. 747. 226 MATRIMONIO Y DIVORCIO certeza quién es el titular, como electrodomésticos, mobiliario del hogar, entre otros. La administracién y disposicién de los bienes adquiridos conjun- tamente por los cényuges corresponde en conjunto a los dos, cualquiera que sea la importancia de la parte correspondiente a cada uno. En caso de disenso entre ellos, el que toma la iniciativa del acto puede requerir que se lo autorice judicialmente (art. 471). b) ACTOS DE ADMINISTRACION EN EL REGIMEN DE COMUNIDAD. — BIENES DE TITULARIDAD CONJUNTA Y BIENES DE ORIGEN DUDOSO. MANDATO PARA ADMI- VSTRAR. Este tema ha tenido una gran cantidad de modificaciones, tra- tandose de adaptar a los cambios que se iban produciendo en la realidad social y que giraban en torno a la determinacién de “a quién’” correspon- dia la administracién de los bienes propios, gananciales y los de origen dudoso. Con la ley 17.711 del afio 1968 se introducen modificaciones impor- tantes en este tema (arts. 1276 y 1277, Cod. Civil derogado), al consa- grar un régimen de equiparaci6n entre los cényuges que solo mantuvo un resabio de la administracién marital. Si bien se establece un ré- gimen de administracién separada, se mantuvo la administracién de los bienes de origen dudoso a favor del marido. Este plus de adminis- tracién a favor del hombre se supera en el aiio 2003 con la modificacién que se introduce en el segundo parrafo del art. 1276, por medio de la ley 25.781. Con esta norma que se limité a resolver esta cuestién, la admi- nistracion de los bienes de origen dudoso paso a ser conjunta. También debemos tener en cuenta que la ley 26.618 del afio 2010 introduce cambios en el régimen de matrimonio civil que regia en el Cé- digo Civil anterior, segtin texto ley 23.515, extendiendo la posibilidad de casarse a las parejas de igual sexo, y si bien no se modificaron los textos de los arts. 1276 y 1277, se entendié que ellos debian ser interpretados y aplicados sin hacer distinciones fundadas en el género. Tras lo expuesto, se puede concluir diciendo durante la vigencia de la comunidad, cada cényuge tiene la libre administracién de sus bienes propios, los bienes gananciales de su titularidad, la parte indivisa de los bienes de titularidad conjunta y la parte indivisa de los bienes de origen dudoso. Por Ultimo, corresponde referir al mandato entre cényuges. EI art. 459 establece que uno de los cényuges puede dar poder al otro para re- presentarlo en el ejercicio de las facultades que el régimen matrimonial le atribuye, pero no para darse a sf mismo el asentimiento en los casos en EL REGIMEN DE COMUNIDAD 227 que se aplica el art. 456. La facultad de revocar el poder no puede ser objeto de limitaciones. Excepto convencién en contrario, el apoderado no esta obligado a rendir cuentas de los frutos y rentas percibidos. Ahora se les reconoce a los cényuges, sin tener en cuenta el régimen matrimonial que los rige, la gesti6n de uno en nombre del otro. Esta facultad tiene dos limitaciones: /) expresamente se prohibe que el objeto del mandato refiera al asentimiento requerido para disponer so- bre la vivienda familiar 0 sobre los muebles que la componen, y 2) no pueden acordar la irrevocabilidad del poder. Si bien la norma exime a los cényuges de la obligacién derivada del contrato de mandato de rendir cuentas de los frutos y rentas percibidas, faculta al titular del bien a requerirla de modo expreso. ¢) ACTOS DE DISPOSICION EN EL REGIMEN DE COMUNIDAD. Aunque se establecié como regla que cada cényuge tenia la libre administracién y disposicién de la masa de sus bienes propios y la masa de bienes ganan- ciales de su titularidad, compartiendo solo la administracién de los bie- nes de origen dudoso o de titularidad conjunta, esta libertad presentaba restricciones para ciertos actos de disposicién. Las restricciones se daban para proteger la ganancialidad (art. 1277, parr. 1°, Cod. Civil) y proteger el interés familiar (art. 1277, parr. 2°, Cod. Civil). El cényuge no disponente tenfa un control sobre ciertos actos de dis- posici6n, a través de la conformidad que debia otorgar para la validez de los actos comprendidos en el art. 1277 del Céd. Civil derogado. 1) El asentimiento. El art. 1277 del Céd. Civil derogado referia al consentimiento que debia prestar el c6nyuge no disponente cuando el acto de disposicién quedaba comprendido en la norma. La mayoria de la doctrina entendié que la norma contenfa un error de técnica legislativa, puesto que el cényuge no disponente debia solo prestar su conformidad a la celebracién del acto. Por tanto, se instalé el término “asentimiento” en reemplazo del término “consentimiento”, para asi dejar en claro dos diferencias basicas: el que consiente es parte del acto y asume las obli- gaciones que derivan del acto, mientras que el que se limita a prestar el asentimiento no es parte del acto y no asume las obligaciones que deri- van del acto de disposicién. Es por ello que en el Codigo vigente se emplea correctamente el tér- mino “asentimiento”’, el cual presenta los caracteres siguientes: es un acto 228 MATRIMONIO Y DIVORCIO juridico, cuyo fin inmediato es otorgar eficacia al acto de disposicion del cényuge titular; como todo acto juridico, es voluntario; es un acto juridico unilateral; en principio es un acto no formal, salvo que el ne- gocio para el cual se presta requiera del cumplimiento de una determi- nada forma; puede ser expreso 0 tdcito; es especial; no se admite un asentimiento anticipado y general destinado a comprender todos los ac- tos futuros del cényuge disponente; es revocable hasta la fecha de cele- bracién del negocio; puede otorgarse antes, durante 0 con posterioridad a la celebracién del acto dispositivo en el ultimo supuesto, se estaria confirmando el negocio viciado; en caso de no prestarse puede suplir- se por medio de una venia judicial supletoria (art. 458); si el acto de disposicién se celebra sin reunir el asentimiento es pasible de nulidad (art. 456). 2) Supuestos comprendidos en el régimen primario y en el régi- men de comunidad. Como expresamos al iniciar el estudio de gestion, con acierto el Codigo trata separadamente la gesti6n de los bienes pro- pios y de los bienes gananciales. Con este deslinde, queda en claro que los supuestos de limitacién a la facultad de disposicién contenidos en el enunciado en estudio, refieren exclusivamente a bienes gananciales y per- siguen como fin la proteccién de la integridad de la masa comtin. Por tanto, al supuesto de asentimiento sobre la vivienda familiar que se ubica en el marco del régimen primario, se suman en el régimen de comunidad los actos de disposicién sobre bienes gananciales comprendidos en el art. 470 del Céd. Civil y Comercial. Respecto al supuesto de proteccién de la vivienda familiar, remitimos al desarrollo contenido en el § 68, b, al estudiar el régimen primario. Antes de avanzar en el andlisis de los supuestos comprendidos en el art. 470 del Céd. Civil y Comercial, destacamos a través de un cuadro comparativo las diferencias sustanciales que se desprenden del texto vi- gente con relacién el texto derogado. Articulo 470, Céd. Ci y Comercial Articulo 1277, Céd. Civil derogado Asentimiento. Consentimiento. Enajenar o gravar. Disponer o gravar. Exige el asentimiento para los actos de disposicién sobre los bienes registrables en general: con esta formula amplia re- sultan comprendidos todos los bienes registrables en cualquier registro. Exigia el asentimiento para disponer © gravar los bienes “‘cuyo registro se hubiere impuesto de forma obligato- ria’. Se trataba de una norma mas ce- rrada en su alcance. EL REGIMEN DE COMUNIDAD 229 Extiende la exigencia del asentimiento a las promesas de los actos comprendi- dos. Guardaba silencio sobre el particular. Prevé el efecto derivado de la celebra- cién del acto sin reunir el asentimiento del cényuge no disponente 0, en su de- fecto, la autorizacién judicial supletoria: nulidad relativa. Silencio respecto al efecto derivado de la celebracién del acto sin reunir el asenti- miento del cényuge no disponente 0, en su defecto, la autorizacién judicial su- pletoria: {nulidad 0 inoponibilidad? En el art. 470 quedan comprendidos los actos de disposicién sobre bienes gananciales que deben contar con el asentimiento del cényuge no titular. En primer término se comprenden los bienes registrables. En este grupo quedaran incluidos inmuebles, muebles y derechos registrables de cardcter ganancial. Solo resta aclarar que a estos supuestos de bienes registrables, se suma la vivienda familiar de caracter propio que resulta alcanzada por la limitaci6n contenida en el art. 456 del Céd. Civil y Co- mercial. Como se dejé asentado en el cuadro comparativo, se destaca la men- cidn de la registracién con alcance general y no limitada a la registraci6n impuesta obligatoriamente por leyes especiales. Otro cambio significativo respecto al Cédigo Civil derogado recae en las acciones. En el art. 470 quedan comprendidas las acciones no- minativas y las no cartulares de caracter ganancial. Por las diferencias interpretativas que habian surgido durante el régimen anterior, al consi- derar algunos que solo nacia la exigencia de asentimiento cuando la re- gistracién obligatoria debia realizarse en registros piblicos y no privados como es el caso de estas acciones, el Cédigo sin establecer distinciones las incluye entre los supuestos que requieren de asentimiento, dejando ex- presamente establecido como excepcién el supuesto de que fueran autori- zadas para la oferta ptiblica. En esta ultima situacién, el incumplimien- to del asentimiento no puede oponerse al tercero que obtiene el titulo por oferta ptblica: “El incumplimiento del requisito previsto en el art. 470, inc. b en los titulos nominativos no endosables 0 no cartulares, no es oponible a terceros portadores de buena fe. Al efecto previsto por este articulo, se considera de buena fe al adquirente de un titulo valor incorporado al régimen de oferta ptiblica” (art. 1824, Cod. Civil y Co- mercial). Seguidamente, comprende con términos generales la participaci6n en sociedades. Con este alcance y frente a la ausencia de distinciones, quedan integradas a este supuesto las sociedades regular o irregularmen- 230 MATRIMONIO Y DIVORCIO te constituidas. A través de esta formula amplia, también quedan inclui- dos los actos de transformaci6n y fusién de sociedad, previstos expresa- mente en el art. 1277 del Céd. Civil derogado. En vinculaci6n con las sociedades, recordemos que el derogado art. art. 1277 incluia, entre los actos que requerian del asentimiento del cén- yuge no disponente, los aportes de dominio 0 uso a sociedades. En el art. 470 se omite su mencién expresa, por encontrarse implicitamente comprendido en el término “enajenar”. En ultimo término, queda comprendido todo acto de enajenacién © gravamen sobre establecimientos comerciales, industriales 0 agro- pecuarios. Este supuesto, que en el sistema anterior no habia sido considerado, se plasma en el régimen vigente. EI enunciado refiere a los establecimientos que no se encuentren contemplados en la ley 11.867. Recordemos que los arts. 7° y 12 de la ley 11.867 disponen como obligatoria la inscripcién de la transferencia en el Registro Ptiblico de Comercio. Armonizando esta norma con lo dispuesto en el art. 470 del Céd. Civil y Comercial, resulta que en estas situaciones el asentimiento se torna exigible siempre. Una mencién importante sobre la que guardaba silencio el art. 1277 del Céd. Civil derogado es la que surge del pentltimo pdrrafo del actual art. 470: “También requieren asentimiento las promesas de los actos comprendidos en los incisos anteriores’. Como el enunciado no dis- tingue, resultaran alcanzadas por el requerimiento de asentimiento todas las promesas de los actos comprendidos en la norma. En cambio, en el sistema derogado, ante la falta de previsién expresa", se interpreté que solo comprendia a las promesas que por lo dispuesto en leyes especiales debian cumplir con esta exigencia, como fue el caso de la venta de lotes a plazo —ley 14.005— y boletos de compraventa de propiedades afectados al régimen de prehorizontalidad —ley 19.724-. En cuanto a los bienes muebles no registrables de uso comin (mo- biliario, electrodomésticos, computadoras, productos electrénicos, entre otros), debe tenerse presente la limitacién a la facultad de disposicién so- bre los bienes muebles indispensables para la vivienda familiar (art. 456 y ss., Cod. Civil y Comercial). 'S Mosser Irurraspe, Boleto de compraventa de un bien ganancial y el asentimiento del articulo 1277 del Cédigo Civil, JA, 27-1975-458; BELLuscio, Promesa de enajenacion del inmueble ganancial sin asentimiento del cényuge del enajenante, LL, 1975-A-212. EL REGIMEN DE COMUNIDAD 231 3) Falta de asentimiento. Efecto. Respecto al efecto que deriva de la falta de asentimiento, el sistema actual logra superar la carencia que contenfa el art. 1277 del Céd. Civil derogado. Sobre esta cuestién, el art. 470 del nuevo Cédigo remite a lo dispuesto en los arts. 456 y 459, los cuales refieren a la exigencia de asentimiento cuando se trate de actos de disposicién sobre derechos de la vivienda familiar y de los muebles indispensables de esta. Si el cényuge disponente celebra el acto sin re- unir el asentimiento 0, en su defecto, la autorizacién judicial supletoria, el conyuge no disponente puede plantear judicialmente “/a nulidad del acto o la restitucién de los muebles dentro del plazo de caducidad de seis meses de haberlo conocido, pero no mds alld de los seis meses de la extincion del régimen matrimonial” (art. 456). § 72. EL PASIVO EN EL REGIMEN DE ComuNiDAD. — En el régimen de comunidad, se establece como regla que cada cényuge responde por sus deudas con los bienes que administra: bienes propios, bienes gananciales de su titularidad, parte indivisa de los bienes gananciales de titularidad conjunta y parte indivisa de los bienes gananciales de origen dudoso (art. 467, parr. 1°, Cod. Civil y Comercial). Sin embargo, el sistema contiene excepciones a esta regla en el marco del régimen primario (art. 461) y en el régimen de comunidad (art. 467). a) RESPONSABILIDAD POR LAS DEUDAS FRENTE A TERCEROS Y CARGAS DE LA comunipaD. EL ASPECTO EXTERNO Y EL ASPECTO INTERNO. El pasivo en el régimen de comunidad se compone con dos sectores que se integran con vinculos juridicos de distinta composicién personal y que funcionan en momentos distintos. Debemos resolver los siguientes interrogantes que refieren a dos as- pectos vinculados pero independientes. 1) {Sobre qué bienes le es posible al acreedor perseguir el cobro de sus créditos? Nos estamos refiriendo a la cuesti6n de la obligacién (aspecto externo). Se plantea durante la vigencia del régimen como después de su disolucién y hasta la efectiva particién de la masa ga- nancial. 2) ,Quién debe, finalmente, soportar el peso de la deuda? Nos estamos refiriendo a la cuestién de la contribucién (aspecto interno). Se plantea en la etapa de liquidacién del régimen, con el propdésito de garantizar a cada cOnyuge su participacion por mitades de la masa ga- nancial.

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