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1. V. Lección n, 1.1.1.
2. V. Lección 11, n.
222 INTRODUCCIÓN ALDERECHO PENAL 8. lA PENA: NOCIONES GENERALES 223
La cuestión d~l concepto de pena tiene relevancia constitucional, porque para Partiendo del planteamiento de Hart, cabe señalar las siguientes caracterís-
su previsión e imposición se exige el cumI?limiento ~e ciertas garantías q~e no ticas del concepto de pena (estatal):
serían precisas con respecto a consecuencias de otra ~ndole. Por ~s~e motIVO,. el
Tribunal Constitucional español ha tenido que considerar, en distintas ocasio- A. En primer lugar, la pena, por lo que a su contenido se refiere, es esen-
nes, si determinadas medidas tienen o no ese carácter represivo o punitivo que cialmente un mal que alguien padece o habría de padecer (<<pama est malum
comparten las sanciones penales y las administrativas y determina su sujeción a passionis», como dijo Gracia). La pena supone la privación de un derecho nor-
las garantías procesales y sustantivas estableci~as e? los arts. 24.2 y 25.1 ~~. En malmente reconocido a los ciudadanos (su vida, allí donde se establezca la
la STC 239/1988, de 14 de diciembre, se consideró que las «multas coercitivas» pena de muerte, su indemnidad e integridad corporal, donde aún se admitan
destinadas a obligar a la realización de prestaciones o al cumplimiento de obliga- los castigos físicos,su libertad, en el caso de la prisión o de otras penas priva-
ciones fijadas por la Administración resultan egenas a la potestad punitiva o san- tivas o restrictivas de este derecho, su patrimonio, en la multa, su derecho a
cionadora del Estado y a las garantías que le son inherentes. En la STC 164/1?95
ostentar determinados cargos u honores o a ejercer determinadas funciones o
se negó asimismo (con un voto discrepante) que tales ~tias fue~an aplica-
bles a la imposición de un recargo por demora d~ hasta un diez por Clent~ de la profesiones, en las penas de inhabilitación o suspensión, etc.): en ello consiste
deuda tributaria, con el argumento de que este upo de fecargos no tendna una su carácter aflictivo.
finalidad punitiva o represiva, sino más bien una función «coercitiva, disuasoria B. En segundo lugar, que la pena constituya un mal, en el sentido indica-
o de estímulo». En la STC 276/2000, de 16 de noviembre, en cambio, se sostuvo
do, no es una característica accidental de esa sanción, sino que forma parte del
que esos mismos recargos, una vez que fu~ron elevados ~? la Ley G:eneral Tribu-
taria hasta el cincuenta por ciento, tendnan ya la función de castigo que :mte-
propósito mismo del castigo. También constituyen un mal para quien ha de
riormente la mayoría del Tribunal les había nega?~. En el ca.so d~~las «medidas» soportarlas otras medidas coactivamente impuestas por el Estado a las que no
aplicables a menores de edad, con su «caracterísnca combinación de elemen- se atribuye sin embargo el carácter de penas, como son, por ejemplo, la obliga-
tos sancionadores y (rejeducativos», ya las SSTC 36/1991, de 14 de febrero, y ción de indemnizar o resarcir los dafios causados en los bienes ajenos que pesa
61/1998, de 17 de marzo, concedieron un peso suficiente a los primeros como sobre aquél que los produjo o la cuarentena a que puede ser sometido quien
para considerarlas fundamentalmente sometidas, aunque «no s?n penas en sen- padezca determinadas enfermedades contagiosas.
tido estricto», a las garantías propias del Derecho Penal sustantivo y del proceso
Como advirtió el filósofo del Derecho y penalista argentino Carlos S. Nino, la
penal. Ambas sentencias son previas a la promulgación de la LO 5/2000, d~ 12
pena se distingue de esas y de otras medidas coactivas similares por el hecho de
de enero, reguladora de la responsabilidad pe.n.al de los menore~, y sus sucesivas
que, en el caso de aquélla, el sufrimiento que su ejecución comportaría constitu-
reformas, que han acentuado el carácter pumtIvo de tales «medidas»,
ye un componente esencial de la razón por la que se recurre a su conminación
Es dudosa también la calificación como penas de algunas consecuencias jurí- o imposición. La función de una indemnización de daños o de una cuarentena
dicas no incluidas en el catálogo de penas del arto 33 CP, pero establecidas en la se podría cumplir igualmente, en efecto, aunque se eliminara completamente o
Parte general o especial del Código, como so~ la expulsión de ex~anjeros, p~e se redujera a la mínima expresión su incidencia nociva en la persona a la que se
vista en el arto89 CP (y como medida de segundad en el arto 96.3.2 CP), o la per- impone: por ejemplo, mediante el desplazamiento de los costes de la reparación
dida de la posibilidad de obtener subvenciones o ayudas públicas y del derecho a del daño a través de un seguro de responsabilidad civil o mediante una generosa
gozar de beneficios o incentivos fiscales o de la Seguridad SO?al, que conte~pla compensación de las molestias ocasionadas al obligado a cumplir la cuarentena.
el arto 308.3 CP. Su consideración como penas o consecuencias de otro caracter En el caso de la pena, en cambio, tal desplazamiento o compensación pugnaría
no puede derivar del dato formal de su exclusión del catálogo legal, sino de que con el cumplimiento de su función (sea cual sea ésta). Por eso mismo se consi-
se cumplan o no en cada caso las respectivas notas definitorias. dera contrario al orden público el aseguramiento de la responsabilidad penal.
El arto 76 b) de la vigente Ley 50/1980, de 8 de octubre, de Contrato de Seguro,
Son muchos los intentos que se han realizado para establecer los criterios establece que «quedan excluidos de la cobertura del seguro de defensajurídica
el pago de multas y la indemnización de cualquier gasto originado por sancio-
con los que quepa definir en qué consiste propiamente una pena.
nes impuestas al asegurado por las autoridades administrativas o judiciales». De
un modo más general, el arto 5.2 del Anteproyecto de Ley del Contrato de Segu-
ro aprobado por el Consejo de Ministros el 8 de abril de 2011 proclama: «Serán
nulas las cláusulas contractuales cuyo objeto sea la cobertura de las sanciones
penales o administrativas».
C. En tercer lugar, la pena se impone como consecuencia de un comporta-
miento antecedente que constituye la infracción de una norma a quien se atri-
buye su comisión y con ella se expresa o simboliza una grave desaprobación o
censura respecto de tal infracción. La pena, como dijo Rugo Gracia, es un mal
que se ha de padecer por una mala acción (<<pama estmalumpassionis, quodinfli-
giturpropter malum actionis» ). Aunque en ocasiones se diga, por ejemplo, que la
224 INTRODUCCIÓN ALDERECHO PENAL 8. LA PENA: NOCIONESGENERALES 225
pena es el «precio» que se ha de «pagar» por la comisión de un delito, ello está bunales) especialmente dedicados a tal función mediante un procedimiento (el
formulado en un lenguaje metafórico que no aclara la verdadera relación del proceso penal) dispuesto a ese efecto. De este modo, la pena estatal se distin-
hecho con tal consecuencia: esa relación tiene también un contenido simbóli- gue de las.respuestas informales o «descentralizadas» a la conducta socialmente
co de desaprobación (o reproche) del hecho delictivo al que se refiere, desviada, como son, entre otras, la venganza privada, los actos espontáneos de
represalia, las «ejecuciones» sumarias y los «ajusticiamientos» o «linchamien-
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tos» (la llamada -justícia» de Lynch).
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La dimensión simbólica de la pena presenta, no obstante, algunos aspectos
problemáticos'', Por una parte, se ha criticado su supuesta conexión con una
visión (excesivamente) moralizante de la responsabilidad penal, conforme a
la cual la pena debería estigmatizar tanto el hecho cometido como a su autor,
al ser éste merecedor, en cuanto sujeto responsable, de la censura moral que
conlleva su perpetración.
Hay que advertir, no obstante, que siendo tal conexión posible, no resulta E. Por último, el concepto de pena criminal es también «formal» en un
en realidad necesaria, porque, como han dicho Cobo del Rosal y Vives Antón, sentido diferente del que hasta aquí ha sido considerado (aunque tal senti-
«la reprobación jurídica y el reproche que de ella dimanan» no tienen por qué do esté en parte relacionado con lo que hemos dicho respecto de su carácter
coincidir con «la reprobación y el reproche morales» y pueden quedar limita- expresivo o simbólico). Existen algunas sanciones que comparten con la pena
dos a la falta de aquel «respeto a la Ley, que es básico para la subsistencia del todas las notas anteriores y, sin embargo, no tienen formalmente esa considera-
orden jurídico». ción porque no son consecuencia de la comisión de un hecho que la Ley cali-
Por otra parte, es también compleja y delicada la relación entre el mal sen- fique precisamente como delito, en el sentido amplio de «infracción punible»
(delito o falta), sino de otra clase de ilícitos. Por ello el arto 34.2 CP establece
sible que la pena comporta y el significado expresivo, inteligible, que incor-
que «no se reputarán penas (... ) las multas y demás correcciones que, en uso
pora.
de atribuciones gubernativas y disciplinarias, se impongan a los subordinados
La expresión de reproche o de censura puede constituir también un mal sen- o administrados».
sible para sus destinatarios (AlfRoss). En un sentido opuesto se ha pretendido
reducir el sufrimiento o el dolor penal a un mero «constructo comunicativo» Estassanciones administrativasno se reputan penas por razones meramente
(Gómez:JaraDíez): no sería el dolor en sí, sino la comunicación sobre el dolor, formales, aunque materialmente lo son pues en ellas concurren todas las demás
lo que resultaría relevante en la pena; así se podría explicar, por ejemplo, el notas definitorias del concepto de pena: «si el artículo 34 no las considera penas,
diferente carácter que tienen la pena de multa y la multa administrativa a pesar es [sólo] porque no son penas criminales» (Cobo del Rosal/Vives Antón) 4.
de producir, en principio, el mismo efecto en la conciencia de quienes hayan El mencionado arto 34 CP establece, por lo demás, que tampoco «se reputa-
de sufrirlas. No se puede negar, sin embargo, como ya se ha dicho, el carácter rán penas: 1. La detención y prisión preventiva y las demás medidas cautelares
aflictivo que la pena comporta. Ello es precisamente lo que hace especialmente de naturaleza penal» (... ) y «3.Las privacionesde derechos ylas sanciones repa-
aguda la cuestión de su legitimidad. radoras que establezcan las leyesciviles o administrativas». Se trata asimismo de
consecuencias jurídicas que no son formalmente penas y que, en general, tam-
D. En cuarto lugar, la pena estatal, de la que aquí específicamente se tra-
poco materialmente tienen tal condición.
ta, es una reacción altamente formalizada frente a la conducta desviada, esto
es, una reacción cuyo contenido y alcance viene fijado (por la ley) antes de la De acuerdo con todo lo anteriormente expuesto, se podría ofrecer la siguien-
realización del hecho, de modo que resulta calculable en el momento de su te definición de la pena: la pena (criminal) es una privación o restricción de
comisión, y que es ejercida por determinados órganos del Estado (jueces y Tri- bienes jurídicos, prevista por la ley e impuesta por los órganos jurisdiccionales
5. V.Lección 11,1.1.2.
228 INTRODUCCIÓN ALDERECHO PENAL
8. LA PENA: NOCIONES GENERALES 229
Se suele decir (así, por ejemplo, lo hace Mil' Puig) , que lajustificación abso-
luta de la pena estatal recibió en la obra de Kant una «fundamentación ética»,
vinculada a su concepción del hombre como «un fin en sí mismo» al que no es
lícito instrumentalizar en beneficio de ningún otro individuo, ni de la sociedad
en su conjunto. Por este motivo, para Kant sólo es admisible fundar la pena en
el merecimiento (demérito) del delincuente por el hecho cometido (<<quia pec-
catum est», por tanto): estaríamos aquí ante una exigencia incondicionada de
lajusticia, ante un «imperativo categórico», ajeno a cualquier consideración
prudencial o utilitaria como las que son características de las teorías relativas
o preventivas de la pena. Y también la clase y el grado del mal en que la pena
consista deben ser determinados, en su concepción, en virtud de un principio
de justicia: el que se desprende de una relación de estricta igualdad entre la
pena y la gravedad del mal externamente cometido, como la que se expresa a
través de la ley deltalión: lo mismo que hagas a otro se te hará a ti.
mas inadmisibles, a castigos desproporcionados en relación con la gravedad entre otras razones, porque no se corresponden con la configuración de
del delito. Como advierte Roxin, «la prevención general negativa, se encuen- sistemas penales vigentes, ni ofrecen una configuración alternativa que pue-
tra siempre ante el peligro de convertirse en terror estatal. Pues la idea de que parecer más razonable, y, ante todo, porque, a causa del trato puramente
penas más altas y más duras tengan un mayor efecto intimidatorio ha sido his- ,-",1°''''0.--:';''''' ínstrumentaí que dan a los destinatarios de la pena, resultan también norma-
consecuencias desagradables para quien delinca, su conminación puede tener vo orientado a generar un terror generalizado por la amenaza y la ejecución de
asimismo como efecto el temor de incurrir en ellas, pero, para los partidarios penas de extremada severidad embrutecería asimismo las demás instancias de
de las teorías de la prevención general positiva, no es eso, fundamentalmente, control social; pero si, por el contrario, es excesivamente permisivo y no impo-
lo que con la pena se pretende. ne con suficiente seriedad las normas que son esenciales para el mantenimiento
del orden social, favorecería la aparición y el desarrollo de instancias privadas de
Como ya se ha advertido, bajo la rúbrica de la prevención general positiva control con sanciones informales potencialmente más gravosas.
se incluyen, no obstante, concepciones tan diferentes, que, si no se hacen otras
distinciones, resulta imposible valorar correctamente 10 que aportan a la com- En los Estados Unidos de América mantiene una concepción de la pena que
puede considerarse próxima, con matices,a estavariante de la prevención general
prensión de la pena estatal. Sirviéndonos de la clasificación propuesta por Fei-
positiva,aunque sin emplear este nombre, Paul H. Robinson. Puntos de contacto
joo Sánchez distinguiremos tres grupos de teorías. con una versión sociológico-empírica de la prevención general positivamuestran
a. Las teorías pedagógico-sociales de la prevención general positiva ponen asimismo algunas de las ideas expuestas conjuntamente por el criminólogo aus-
traliano JoOO Braithwaite y el politólogo y filósofo irlandés Pbilip Pettit.
el acento en el poder de la pena para incidir en el conjunto de los ciudadanos,
a través del proceso social del aprendizaje y de otros mecanísmos de psicolo- Las dos modalidades de la prevención general que se han expuesto hasta.
gía profunda, y fomen tar en ellos una actitud de respeto o fidelidad hacia las aquí se adecuan especialmente a la denominación de «prevención de integra-
normas jurídicas. ción» con la que también se conoce la prevención general positiva.
Antecedentes de este modo de considerar la función de la pena se hallan en la c. En una tercera versión, la de las teorías normativistas, expresivas o
consideración del Derecho Penal por Hellmuth Mayer como una «fuerza confí- comunicativas de la prevención general positiva, la idea central de esta concep-
guradora de las costumbres» y,ante todo, en el punto de vista de Hans Welzelde ción se presenta, en cambio, de un modo más puro y abstracto, sin referencia a
que correspondería al Derecho Penal una «función ético-social»consistente en concretos efectos de carácter psico-pedagógico o social: la función de la pena
manifestar «la vigencia inquebrantable de los valores positivos de acción», con- consiste simplemente en el restablecimiento, no en el plano empírico, sino en
formar «la conciencia ético-social de los ciudadanos» y reforzar «su permanente
uno simbólico o comunicativo, de la vigencia efectiva del ordenamiento jurídi-
actitud interna de fidelidad al Derecho». El penalista español José Antón Oneca
sostuvo también, en 1944, que «la prevención general no es sólo intimidación», co puesta en cuestión por el delito.
sino, «en primer término, función pedagógica, reafirmación de la moral colectiva No es casual, por lo tanto, el parentesco que reiteradamente se ha señalado
y actuación ejemplar conforme a principios». Las primeras versiones de la pre- entre esta variante de las teorías de la prevención general positivay las concep-
vención general positiva ofrecidas porJakobs, uno de los principales discípulos ciones retributivas (se ha hablado en este sentido de un neo-retribucionismo)
de Welzel,destacaban también en la pena la función pedagógico-social del «ejer- y, más exactamente, su proximidad con la teoría de la pena de Hegel. Por la
cicio de la fidelidad al Derecho». Una orientación psico-pedagógica se aprecia misma razón, estas teorías de la prevención general positiva se encuentran tam-
asimismo en aquellas concepciones de la pena basadas en estudios de psicología bién conectadas con las concepciones expresivas de la pena, tan extendidas en
profunda que tienen su origen en la obra de Freud, como sucede en las propues- el mundo anglosajón, que en general tienden a ser interpretadas como un tipo
tas del noruego Andenaes y, antes que él, del español Gimbernat Ordeig. especial de teorías retributivas. El representante más destacado de esta orienta-
ción normativista es actualmente el penalista alemán GüntherJakobs, que, tras
b. Una segunda línea de pensamiento, la que late en las teorías empírico- depurar su concepción de otros elementos que inicialmente contenía (particu-
sociológicas de la prevención general positiva, atribuye principalmente a la pena larmente la muy discutida función de «ejercicioen la fidelidad al Derecho») sos-
la función de mantener o reforzar la confianza en las normas fundamentales tiene últimamente que la función de la pena se limita a la reparación del «daño
para la sociedad e influir con ello en otros procesos de control que tienden a intelectual» producido por el delito en la vigencia real del Derecho como patrón
preservar la integración y la cohesión sociales. general de orientación en el contacto social.
Observaciones en e~te sentido se encuentran en algunos de los fundadores Las teorías de la prevención general positiva han ido ganando terreno en los
de la sociología, como Durkheim, Parsons o Mead. Bajo la influencia sobre todo últimos tiempos, aunque siguen generando también considerables recelos.
de este último y del filósofo norteamericano J ohn Dewey, el penalista alemán
Wmfried Hassemer ha desarrollado una teoría de la pena cuya principal origi-
nalidad estriba en la consideración de la pena en el conjunto de los medios por
los que se produce el control social de la conducta desviada. Según Hassemer, la
efectividad de las normas penales presupone la existencia y el correcto funciona-
miento de esas otras instancias, que pueden asegurar ya por sí mismas, esto es,
sin el recurso generalizado a la pena, un elevado grado de cumplimiento espon-
táneo 4e las expectativas sociales de cooperación que son imprescindibles para
la coexistencia pacífica de los ciudadanos. Por otro lado, el sistema penal influ-
ye también en los restantes procesos de socialización: un ordenamiento puniti-
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cortas de privación de libertad'') cuando sea necesaria la «defensa del ordena- lo que prescribe, es algo tan evidente que no puede ser seriamente discutido.
mientojurídico», para evitar una merma constatable en el sentimiento" de segu- Por lo tanto se ha de ver asimismo en la conminación e imposición de la pena
ridad colectiva o en la confianza en la vigencia de la norma que en tales casos, un elemento de desincentivación, de desaliento del hecho negativamente des-
supuestamente, se produciría. valorado, aunque subordinado a aquella dimensión más simbólica o expresiva.
Ambos aspectos tienen que ser por lo tanto integrados armónicamente en la
Es cierto que se trata de puras especulaciones carentes de cualquier base definición de la función de la pena: de este modo, dicha función podría con-
empírica, pero su relación con la idea de la prevención general positivaes tan sistir en garantizar la vigencia de las normas dispuestas para proteger los bienes
sólo aparente. Estamos en realidad ante versioneslingüísticamenteactualizadas jurídicos esenciales asignando consecuencias negativas a su infractor como un
de lasviejas ideas punitivistas de «ley yorden» que han recorrido yrecorren todo motivo complementario para su cumplimiento.
el espectro de las-teorías penales, desde la retribución a la prevención especial
negativa, pasando por la prevención de intimidación, y se van adaptando a la
terminología dominante en cada momento. Una concepción de la prevención
general positiva rectamente entendida no tiene por qué coincidir con la preten-
sión de que la justicia penal (o la legislación) se mueean a golpe de encuestas
demoscópicas o al vaivén de los cambios de humor de la opinión pública (o de
quienes se arroguen el poder de pulsarlose interpretarlos). Tampocohay, pues,
una relación directa entre la prevención general positivay el populismo puniti-
vo, aunque éste pueda servirsede su terminología.
Si las críticas anteriores afectan, con todo, a las versiones de la prevención
general positiva de orientación pretendidamente más empírica, hay otra que
se proyecta particularmente sobre la interpretación más normativa de estas
teorías. Como a las demás teorías puramente comunicativas o 'expresivas de
la pena, a la de Jakobs se ha dirigido el reproche de que no consigue explicar
por qué la «respuesta» que el Derecho da al delito y con la que trata de estabi-
lizar las expectativas normativas defraudadas por éste no se limita a una simple
expresión de desaprobación o censura y, por el contrario, ha de consistir pre- La visiónde la pena que se acaba de-resumirtoma en cuenta una caracterís-
cisamente en un mal sensible, esto es, en ese dolor o sufrimiento que la pena tica propia de cualquier ordenamiento jurídico que respete la autonomía moral
comporta. En esta crítica coinciden, especialmente, Mir Puig y Pérez Manza- de susciudadanosy con ello la neutralidad (no injerencia) del Derechorespecto
no, que, acertadamente, han observado que con esa consideración puramente de los motivos de la obediencia a sus normas: como ha señalado el filósofo ale-
mánJürgen Habermas, lo que el Derecho puede exigir, incluso por la fuerza, es
normativa, casi metafísica, de la pena no se puede entender lo que ésta tiene «la legalidad», la adecuación del comportamiento externo a la ley; en cambio,
de específico frente a otras consecuencias jurídicas. lo relativoa «lamoralidad» de la acción,es decir,a las razones que se tenga para
actuar así (la aceptación interna de lo que esa leyestablece,el respeto a la auto-
ridad de la que procede y a los procedimientos seguidospara su aprobación, o
bien el interés en no incurrir en el reproche de los conciudadanos,el temor a la
pena, etc.) ha de quedar confiado al criterio de cada uno. Esto n~ quiere.decir,
sin embargo, _que esasrazones tengan para el Derecho, en cualquier se~tldo, el
mismovalor. El recurso a la fuerza instrumentalo a la amenazade ellaes unpres-
Seguramente un entendimiento correcto de la función que la pena cumple cindible para garantizar un mínimo de cumplimientofácticodel Derecho, pero
sólo de una forma secundaria. Para un ordenamientojurídico que se presume a
y debe cumplir para dar estabilidad a la cooperación entre los individuos en
sí mismo legítimo tiene que ser preferible que el respeto de la leyesté también
la sociedad y contribuir, con ello, a un orden social en el que las cargas de esa motivadopor el reconocimientode la legitimidad de susnormas.Por ello.lapena
cooperación se distribuyan equitativamente sólo es posible si se combinan ade- no puede tener tal intensidad que impida en la práctica que el cumplimiento
cuadamente la perspectiva fáctica y la normativa. El punto de partida habría de de las normas se produzca por esa motivación que el Estado no puede imponer
ser, por razones de principio, que la norma penal no se dirige tanto a producir (una pena atroz, dirigida a infundir el terror general, haría que una motivación
una intimidación general como a señalar y poner a todos de manifiesto el gra- de esta clase quedase desplazada).
ve desvalor que comporta el correspondiente hecho delictivo. Pero que, con
Este punto de vista no sólo podría ser coherente con algunas de las mejores
ello, la correspondiente norma penal anuncia también un mal a quien infrinja
aportaciones de la filosofía moral y política (a las que han hecho también refe-
6. V. Lección 10, 11.2Y3. rencia en un sentido similar Alcácer Guirao y Silva Sánchez), sino que es tam-
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Con un entendimiento de la pena como el que se acaba de expresar se podría
cumplir también el criterio propuesto por Hart a este efecto: mediante una
prevención general formulada en tales términos la sociedad no hace descansar
unilateralmente todas las cargas sobre el infractor, sino que asume, en favor de
la libertad, algunos riesgos: «su operación consiste, simplemente, en anunciar
ciertas pautas de comportamiento y en asignar penas a la desviación, haciéndo-
la así menos atractiva, [... ] dejando a los individuos que elijan», lo que consti-
tuye «un método de control social que, de diversos modos o quizá en sentidos
diferentes, maximiza la libertad individual en el marco de la estructura coactiva
del Derecho».
Franz von Liszt, quien sostuvoque la pena sólo podríajustíñcarse de este modo,
por necesidades de prevención especial, como «pena-fin» (o pena final).
El eclecticismo de Liszt le llevó a no rechazar, sin embargo ni la idea de retri-
bución, ni la prevención general. Para él, la «pena objetivada», esto .e~, la pena
que el Estado, limitando su propio poder punitivo, somete al Derecho Penal «es»
retribución por el hecho ya cometido, en cuanto que éste constituye presupues-
to imprescindible para su imposición (el Derecho Penal objetivo es 'asípara von
Liszt el «límite infranqueable de la Política criminal» y una garantía, «Magna
Carta», del delincuente). Por otra parte, tampoco von Liszt pasa por alto «el sig-
nificado de la amenaza de la pena», esto es, de la prevención general (negativa):
advirtiendo y disuadiendo, la pena refuerza los motivos que alejan de la delin-
cuencia». Sin embargo, prefiere «dejar de lado» ese efecto, porque lo que en este
punto le interesa no es el «imperativo estatal agudizado», la pena en potencia
que esa amenaza representa, sino el funcionamiento dtla pena estatal, la pena
en acción. La de von Liszt, al contrario que la de Feuerbach, no es, por 16tanto,
una teoría de la conminación penal, sino de la ejecución de la pena.
Puesto que «la pena no se impone al hecho sino a su autor», van Liszt con-
sideraba erróneo que su magnitud se determine atendiendo al tipo de delito
cometido y no al tipo de delincuente: la pregunta correcta no sería, pues, «¿qué
pena merecen el hurto, la violación, el asesinato, el falso testimonio?», sino
«¿qué pena merecen este ladrón, este asesino, este testigo falso, este autor de
abusos deshonestosr» Desde este punto de vista, el «merecimiento» y lajusticia
de la pena sólo dependen de su necesidad para una protección eficaz de los
bienes jurídicos: «la pena correcta, es decir, lajusta -dice van Liszt- es la pena
necesaria». Y esa necesidad se establece con arreglo a criterios de prevención
especial, por su adecuación para producir los efectos de protección de bienes
jurídicos que puede lograr en relación con los distintos tipos de autores.
Tales efectos podrían ser de tres clases: a) de corrección, implantando o for-
Una reconstrucción de la teoría de la pena en tomo al pensamiento de la
taleciendo en el delincuente motivos altruistas, prosociales; b) de intimidación
prevención especial y a sus concretas finalidades de inocuización (o incapaci-
especial, ofreciéndole los motivos que le faltan para disuadirle de la comisión
tación), corrección (o reforma) e intimidación del delincuente sería, por las
de delitos y ajustarse a lo que la sociedad le exige; y e) de neutralización o ino-
razones que seguidamente se dirán, inaceptable. La prevención especial, sin
cuización transitoria o permanente del delincuente, expulsándolo de la socie-
embargo, nunca ha dejado de estar presente en la teoría y, sobre todo, en la
dad o aislándolo dentro de ella. Ya cada uno de estos tipos de efectos corres-
aplicación práctica de la pena.
ponde, según van Liszt, una categoría de delincuente distinta:
a) Frente a los delincuentes necesitados de corrección y capaces de ella La finalidad de corrección o reforma (a la que ya había apuntado la Escuela
(los delincuentes habituales pero aún corregibles) , la pena se dirige a procurar correccionalista española de Pedro Dorado Montero y Concepción Arenal) o,
su corrección mediante una adecuada ejecución de la pena. como ahora se dice, la finalidad de resocialización del infractor (conocida tam-
bién como prevención especial «positiva», se situó, a partir de la mitad del siglo
b) Frente a los delincuentes para los que el delito supone «un episodio, un pasado, en el centro de la atención y determinó, en buena medida, la orienta-
descarrío generado por influencias preponderantemente externas», pero que no
ción de la reforma de los sistemas penales en los países más avanzados, donde
presentan un riesgo estimable de reincidencia (los delincuentes ocasionales no
necesitados de corrección), la pena debe servir para restablecer la norma viola- se han ido diseñando nuevas formas de ejecución de la pena de privación de
da como intimidación, advertencia o recordatorio adecuados al impulso egoísta libertad e instituciones y sanciones alternativas a la prisión que tienden en lo
del delincuente, que lo aparten de la tentación de reincidir. posible a preservar la inserción social o a favorecer la reinserción en la comu-
nidad de quienes son condenados por la comisión de algún delito.
c.) Frente a los delincuentes habituales irrecuperables, incorregibles, la pena
habría de perseguir su neutraIización o inocuización, mediante su apartamiento El ideal resocializador terminó por llegar también, aunque fuese con retra-
de la sociedad con una pena de privación de libertad indefinida o perpetua. so, a nuestro país, en el que obtuvo su más alta consagración en 1978, en el arto
250 INTRODUCCIÓN ALDERECHO PENAL 8. LAPENA: NOCIONES GENERALES 251
25.2 CE, Yun año después, en el arto 1 LOGP, Esta tardía recepción se produjo pectiva el delito cometido no puede ser considerado fundamento de la pena,
en España precisamente cuando la resocialización había entrado ya en crisis, al sino sólo la ocasión que faculta a tratar de erradicar la peligrosidad de su autor
no confirmarse todas las esperanzas que se habían pue~to en que el «tratamien- con la imposición de la pena. El Derecho Penal que surge de este planteamien-
to» penitenciario pudiese conducir a una significativa reducción de la reinci- to no es ya propiamente un Derecho Penal del hecho, sino de autor, en el que
dencia.
éste no es tratado como una persona responsable, ni como un ciudadano, sino
También la forma de prevención especial «negativa» que se.produce median- como un objeto peligroso o un elemento hostil, un enemigo, frente al que no
te «incapacitación» o «inocuízación» del condenado, esto es, suprimiendo o cabe más que protegerse.
disminuyendo su capacidad para cometer nuevos hechos delictivos, ha tenido
siempre, al menos deJacto, una considerable importancia en la configuración
de la pena: como más de una vez se ha observado el «éxito» de ciertas sancio-
nes penales, particularmente el de la pena de prisión, no se explica del todo
sin tener en cuenta los efectos de esa clase que produce y lo mismo cabría decir
de las penas de inhabilitación o suspensión, que impide» o dificultan significa-
tivamente la comisión de hechos realizados con ocasión del ejercicio del dere-
cho o la función a los que afectan. En el Derecho angloamericano, esta forma
de prevención especial ha tenido y sigue teniendo un papel particularmente
destacado, pero en el continente europeo prácticamente se dejó de hablar de
ella, hasta que en los últimos tiempos se ha producido el redescubrimiento o,
como ha dicho Silva Sánchez, el «retomo dela inocuizacum», especialmente, aun-
que no sólo, en el campo de la delincuencia sexual violenta.
La otra forma de la prevención especial negativa, la intimidación individual,
carece de una significación específica pues, salvo que se establezcan formas de
ejecución específicamente orientadas a producirla, que incurrirían en el tipo de En consecuencia, la prevención especial sólo podría tener, a lo sumo, el
trato inhumano o degradante que el arto 15 CE prohíbe también a las penas, es carácter de fin complementario de una pena definida más bien en clave de
un efecto prácticamente indistinguible del propio carácter de mal que la pena retribución o de prevención general, planteándose entonces la cuestión de
entraña y de lo que ello comporta ya para la prevención general. hasta qué punto pueden tener un espacio legítimo en el marco de una pena
concebida en esos otros términos concretas finalidades de prevención espe-
La consideración de la prevención especial, si no como fin único, sí como
cial. La respuesta exige un tratamiento diferenciado de sus aspectos positivos
fin principal de la pena es perfectamente imaginable (el «programa» de von y negativos.
Liszt da una buena idea de la imagen que podría presentar) pero contraven-
dría de un modo muy radical varios de los principios en los que se asienta lo En cuanto a los primeros, no hay duda de que tanto en la ejecución de las
que actualmente se entiende por un Derecho Penal aceptable. Por un lado, la penas (particularmente en las privativas de libertad) como en su propio diseño
prevención especial es aún más inconciliable que la prevención general negati- no sólo es deseable, sino incluso obligado (en nuestro país así lo exige el arto
va con el criterio de que la magnitud de la pena debe guardar proporción con 25.2 CE. tratar de evitar la desocialización del condenado yfavorecer su reedu-
la gravedad del hecho cometido7. cación y reinserción social hasta donde sea posible, ofreciéndole alternativas a
Si se aplica coherentemente la idea de que la función de la pena es la preven- la reincidencia en el delito.
ción especial una proporcionalidad de esa clase tendría que ser descartada (ese era
precisamente el propósito de van Liszt):a hechos de la máxima gravedad habría de Mientras la finalidad de resocializaciónse oriente meramente al respeto exter-
corresponder la impunidad o una pena muy leve cuando el autor tiene una nula o no de la ley (resocialización para la legalidad) y no a la imposición de una actitud
escasa tendencia a reiterarlos; y,en cambio, a hechos de menor importancia, pero interna de fidelidad al Derecho (resocialización para la moralidad), ello no es
que el autor estuviese inclinado o dispuesto a repetir continuamente, habría de problemático si se cumple un requisito adicional: tratándose de personas adultas
seguir un aseguramiento indefinido, hasta que cese tal inclinación. y plenamente responsables, el tratamiento educativo y resocializador exige ade-
más, no sólo por consideraciones relativas a su posible eficacia, sino, ante todo,
Por otra parte, asignar a la pena preferentemente una función de preven- por una cuestión de principio (la exigencia de tratar al penado con respeto a su
ción especial sería contrario también al principio del hechos: desde esta pers- dignidad como persona), la aceptación voluntaria del sujeto afectado. Como ha
señalado Mir Puig, «el principio de resocialización en un Estado democrático»
7. V. Lección 3, Iv.2. no puede ser entendido «como sustitución coactiva de los valores del sujeto, ni
8. V. Lección 3, II. como manipulación de su personalidad, sino como un intento de ampliar las
252 INTRODUCCIÓN ALDERECHO PENAL
8. LAPENA:NOCIONES GENERALES 253
posibilidades de la participación en la vida social, una oferta de alternativas al contra la tesis deJak.obs se quedan en el nombre de las cosas: hay así quienes no
comportamiento criminal». . . . rechazan que la pena se pueda llenar o ampliar con fines de inocuización para
quien es reincidente o se presume que podría llegar a serlo, pero creen (a dife-
Más discutido e~ ~hasta d~nde es l~gítimo pretender alcanzar con la pena rencia de Jakobs) que esto es compatible con el límite de la culpabilidad y un
efe~!os de prevenclOn especial ~egatlva, esto es, de inocuización o .incaparj, Derecho Penal de ciudadanos; y quienes excluyen que esa dimensión inocuiza-
tacion para cometer futuros delitos, Se trata aquí nuevamente de la cuestión dora pueda llevarse a efecto precisamente a través de la pena, pero consideran
de cómo se debe repartir entre la sociedad y el autor el riesgo de su eventual adecuado que la asuma una medida de seguridad (al modo de la «custodia de
reincidencia. . 'seguridad» del Derecho alemán) que pudiese ser aplicada, tras el cumplimiento
de la pena adecuada a la culpabilidad, incluso a sujetos plenamente responsables,
La solución ~ás liberal, apuntada ya ~or Feuerbach, defendida por algunos
calificando a veces de «ingenuo» no hacerlo. La cuestión de fondo es sin embar-
autores anglosajones, como Hart o von HIrsch, y dominante hasta hace relativa-
go independiente de la denominación que el expediente reciba: pena, medida
ment~ poco t~empo en la teoría continental de la pena es la de que la sociedad
de seguridad o, incluso, internamiento o tratamiento «civil» de la peligrosidad.
debería asumrr una gran parte de ese riesgo a fin de maximizar la libertad indi-
Se trata en definitiva de cómo conciliar la libertad individual y el respeto a la
vidual: a lo sumo podrían caber efectos de incapacitación o inocuización en el
dignidad de la persona con la 'seguridad colectiva. 'Y, en ello, se debería partir
marco de una pena que resultase adecuada desde el pJnto de vista de la retri-
de que estamos ante magnitudes que no permiten una ponderación utilitaria
b~ción (en la distri~~ción) y la prevención .gen~ral; una vez cumplida la pena
del tipo de que a mayores necesidades de seguridad haya de corresponder, sin
C1Justada a la culpabilidad por el hecho antenor, solo quedaría al Derecho Penal
más, un mayor sacrificio individual, pues como han dicho Schall/Schreibauer
volver a intervenir para sancionar una nueva infracción, en el caso de que llegue (y, remitiéndose a ellos, Silva Sánchez) «una sociedad que quiere mantenerse
realmente a co~eterse. El punto de vista contrario es el que estaba anunciado ya en un Derecho Penal respetuoso de la individualidad y los derechos fundamen-
e~ el planteamIe~t? de Bentham y ha prevalecido en los sistemas penales anglo-
tales de la persona, también del delincuente [... ] debe también estar dispuesta
saJones: la suposición de un serio peligro de reincidencia se considera desde
a soportar un riesgo para la seguridad de la colectividad».
este punto de vista suficiente parajustificar la «incapacitación» del delincuen-
te, p. ej., mediante la prolongación de la duración de la pena (hasta convertir- Que una intervención preventiva puede estarjustificada, dentro de ciertos
la, en su caso, en indefinida o perpetua), como sucede con las leyes conocidas límites, frente a sujetos no plenamente imputables a causa de su minoría de
como «three strikes and you're out» (porque aplican una regla análoga a la del edad o por la existencia de alteraciones o anomalías psíquicas graves está fuera
deporte del baseball, por la que el jugador queda «eliminado» al tercer fallo) o de duda: entre otros factores, en ello tienen una gran importancia las dimensio-
las 9ue persiguen una «incapacitación selectiva» (agravando la pena a grupos de
nes pedagógicas o terapéuticas del tratamiento. La cuestión en verdad debatida
delincuentes en los que se predice, con criterios actuariales, un riesgo particu-
larmente alto de reincidencia); o mediante la adición de otros sistemas de ino- se refiere a si una intervención semejante resultaría también admisible respecto
cuización, como el control del delincuente peligroso tras el cumplimiento de su de personas plenamente responsables: puesto que en ellos esas otras dimensio-
condena ordinaria o su sometimiento, de forma «voluntaria» (como condición nes no pueden ya contribuir a legitimarla, sólo quedaría para sujustificación el
p::rra ac~eder ~ la l~b~~rtad) u ?bligatoria a determinados tratamientos dirigidos aseguramiento del comportamiento futuro. Esto es muy problemático por varias
a mvertir su disposición al delito, desde cursos formativos hasta tratamientos far- razones: por un lado, por la propia inseguridad del pronóstico; y, ante todo, por
. m~cológicos (como la llamada «castración química») que suprimen o atenúan la propia definición normativa de la persona penalmente responsable como
el impulso que podría llevar a delinquir. alguien de quien el ordenamiento espera y exige un comportamiento adecua-
~ilva Sánchez ha advertido la existencia de «indicios significativos de que las
do a Derecho. Desde este punto de vista, la inocuización a través de la pena (o
socled~~es actuales no están fácilmente dispuestas a aceptar «la tesis de que la
por otros medios equivalentes) de una persona responsable puede interpretar-
culpabilidad por el hecho ha de definir la frontera absoluta de distribución de. se, como Feuerbach, como el castigo anticipado de un hecho futuro, fáctica y
riesg?s entre individuo y sociedad. (... ) Por el contrario, parece que se admi- normativamente incierto, para el que el Estado carece de legitimación.
te la Idea de que la constatación de una seria peligrosidad subsistente tras el
cumplimiento de la condena debería dar lugar a alguna fórmula de asegura- 11.3. TEORÍAS MIXTAS o DE LA UNIÓN Y TEORÍAS UNIFICADAS DE LA PENA
miento cognitivo adicional». e
La muy criticada construcción de Jak.obs sobre ~l «Derecho 'Penal del Cada una de las concepciones anteriormente expuestas ofrece alguna pers-
enemígo»? de~crib~ ,la evo~ución de los ordenamientos penales contemporá- pectiva adecuada para definir el sentido, la función y los fines de la pena, pero,
neos en esta dirección, al tiempo que pretende justificarla en aquella parte en al mismo tiempo, presenta inconvenientes de mayor o menor gravedad. Por
que tambiénJak.obs considera imprescindible ese aseguramiento cognitivo: res- lo demás ninguna de ellas, aisladamente considerada, puede captar todos los
pecto de aquellos sujetos que no prestan una garantía mínima de comportarse aspectos relevantes para tal definición. Por ello con mucha frecuencia se ha
en el futuro de acuerdo con el Derecho. Muchas de las críticas que se dirigido intentado combinarlos o reunirlos en concepciones más amplias y eclécticas de
la pena: surgen así las llamadas teorías mixtas o de la unión, que en la práctica
9. V. Lección 4, V. pueden considerarse dominantes.
254 INTRODUCCIÓN ALDERECHO PENAL 8. LA PENA: NOCIONESGENERALES 255
Estas teorías combinan, en distintas medidas y diferentes proporciones, A pesar de la buena acogidade estasideasen nuestra doctrina (especialmente
aspectos de las teorías retributivas y de las teorías preventivas; y, dentro de por Mir Puig, Octaviode Toledo y Pérez Manzano) es dudoso que se pueda dife-
éstas, fines más o menos variados de prevención general y especial, positiva y renciar de un modo tan claro eljuego de los distintos factores en cada uno de
negativa. esos momentos. Por ejemplo la pena tiene que estar ya diseñada en el momento
de su conminación de un modo que no sea desproporcionada con respecto a la
Si se observan con detalle, la mayor parte de las posiciones que se han ido responsabilidad que pueda corresponder al autor hecho en cuestión y que no
exponiendo en las páginas anteriores, incluso las de Feuerbach, Bentham o van perjudique indebidamente la inserción socialdel sujeto (así lo entienden tam-
Liszt (y hasta las de Kant y Hegel, según algunas interpretaciones) podrían ser bién Coba del Rosal/Vives Antón).
consideradas en algún sentido como «teoríasmixtas»de la pena.
Independientemente de que este intento pueda considerarse más o menos
Las teorías mixtas o de la unión se presentan en formas muy diversas, según logrado, lo cierto es que es necesaria, como Roxin pretende, una teoría autén-
el significado y.la importancia que concedan a los diferentes componentes que ticamente unificada y no sólo mixta de la pena. La clave del éxito de la institu-
tratan de conciliar ya cómo resuelvan las tensiones que inevitablemente habrán ción estatal de la pena estriba ciertamente en que está en condiciones de pro-
de surgir entre ellos. La adición de puntos de vista retributivos, preventivo-ge- ducir muy distintos efectos, pero no es posible obtenerlos de cualquier modo,
nerales y preventivo-especiales da lugar, en efecto, al problema de las «antino- mediante la simple agregación de elementos inconexos, sin comprometer la
mias de los fines de la pena» y a la necesidad de establecer reglas para supe- consistencia y la eficacia de esa institución.
rarlas. Los intentos de solución de este difícil problema han sido numerosos y
muy variados. Probablemente la concepción de la pena que se encuentra en mejores condi-
ciones para construir esa teoría unificada sea la de la prevención general positi-
A título de ejemplo cabe citar aquí dos de los que han tenido mayor difusión va, pues puede integrar con más facilidadque otras concepciones preventivasla
e influencia. Según la solución acogida por el Proyecto Oficial alemán de 1962, necesidad de justificar la pena también frente al propio infractor, tanto desde el
el punto de partida de una concepción mixta de la pena habría de ser la retribu- punto de vistadel respeto del principio.de culpabilidad, como desde el de favo- .
ción por el hecho cometido, pero la pena retributiva,adecuada a la culpabilidad, recer hasta donde sea posible (o, al menos, no perjudicar innecesariamente) su
no es una pena exacta, sino un marco penal, un «espacio de juego», dentro de inserción en la sociedad. En cualquier caso,hayque admitir que la exigencia de
cuyos límites pueden operar los fines de prevención general y especial. Según tratar también al autor de un delito de un modo adecuado a su condición de
la solución, menos conservadora, del Proyecto Alternativo de 1969 la pena sólo persona es independiente de la lógicapreventivaen que, pese a todo, la preven-
tiene una función preventiva y a la culpabilidad corresponde únicamente esta- ción general positivase mantiene.
blecer el límite máximo hasta donde pueden ser perseguidaslegítimamentefina-
lidades de prevención general o especial: en particular, la pena puede quedar,
por consideraciones de prevención especial positiva, por debajo de lo que para 11.4. Los FINES DE LA PENA EN EL DERECHO ESPAÑOL
una concepción retributiva sería pena merecida por el autor.
Entre las teorías mixtas destaca la teoría dialéctica de la unión propuesta por Ni la Constitución ni las leyes penales vigentes en España definen exacta-
Roxin, uno de los autores del Proyecto Alternativo alemán de 1969. Roxin des- mente la función, ni los fines que la pena deba cumplir. La mención que el arto
carta que la pena pueda cumplir cualquier función o finalidad retributiva, pero 25.2 CE, en su inciso inicial, hace a que «las penas privativas de libertad y las
considera que un elemento central de las concepciones retributivas, la exigen- medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y la reinserción
cia de que la pena no vaya más allá de la culpabilidad del infractor, ha de ser en social» (al igual que la referencia del arto 1, párrafo 10 LOGP a que «las Insti-
todo caso mantenido. Respetando este límite, la pena se dirige principalmente tuciones penitenciarias reguladas en la presente Ley tienen como fin primor-
a cumplir finalidades de prevención general, que podrían ser concretadas aten- dial la reeducación y la reinserción social de los sentenciados a penas y medi-
diendo a los distintos momentos en los que la pena despliega sus efectos: das penales privativas de libertad, así como la retención y custodia de deteni-
dos, presos y penados») no significan que aquél sea el único fin, ni siquiera el
a) En el momento de la conminación legal de la pena, ésta sirve a la pro- fin predominante, de la pena. Así lo ha señalado reiteradamente el Tribunal
tección de los bienesjurídicos mediante la prevención general, entendida pre- Constitucional español.
ferentemente en un sentido positivo y no intimidatorio.
Según la STC 19/1988, de 16 de febrero, de aquella «declaración constitucio-
b) En el momento de la imposición y determinaciónjudicial de la pena, se nal no se sigue ni que tales fines reeducadores y resocializadores sean los únicos
confirma la seriedad de la conminación penal (prevención general), sin reba- objetivos admisiblesde la privaciónpenal de la libertad ni, por lo mismo, que se
sar el límite de la culpabilidad del autor por el hecho cometido. haya de considerar contraria a la Constitución «la aplicación de una pena que
pudiera no responder exclusivamente a dicho punto de vista» [... ]. La reeduca-
e) En el momento de la ejecución de la pena, se confirma igualmente la ción y la resocialización -que no descartan, como hemos dicho, otros finesválidos
prevención general pero desde una perspectiva predominantemente orienta- de la norma punitiva- han de orientar el modo de cumplimiento de las privacio-
da a la prevención especial positiva (resocialización). nes penales de libertad en la medida en que éstasse presten, principalmente por
256 INTRODUCCIÓN ALDERECHO PENAL 8. LAPENA: NOCIONES GENERALES 257
su duración, a la consecución de aquellos objetivos, pues el mandato presente en y desarrollo de penas alternativas o sustitutivas de la prisiónl" y la ampliación
el enunciado inicial de este arto25.2 tiene como destinatarios primeros al legisla- de las posibilidades de proceder a su suspensión en las infracciones de menor
dor penitenciario y a la Administración por él creada [... [», En el mismo sentido gravedad. No obstante, contenía también elementos preocupantes, que se han
se han pronunciado las SSTC 150/1991, de 4 de julio, 119/1996, de 8 dejulio, ido acentuando en las reformas introducidas a partir de 2003, orientando nues-
91/2000, de 30 de marzo, y.l96/2006, de 3 de julio, entre otras. .
tro sistema penal-eada vez más decididamente- hacia un Derecho Penal de la
En lajurisprudencia del propio Tribunal Constitucional se apunta también seguridad o, más bien, del controlo aseguramiento del comportamiento futu-
una concepción mixta de la pena, conforme a la cual se considera legítimo que ro através de la intimidación y la inocuización.
ésta persiga, indistintamente, variados fines de prevención general y especial. Las reformas introducidas por las LLOO 7 y 11/2003, han supuesto en este
sentido «un radical cambio de rumbo» (Feijoo Sánchez). Impulsadas por lo que
se ha dado en llamar la «ideología de la seguridad» estas reformas apuntan un
programa de profunda transformación del Derecho Penal español en el que las
penas van asumiendo cada vez más las funciones de medidas de seguridad respec-
to de delincuentes imputables con respecto a los que se supone o se presume su
peligrosidad (sobre este fenómeno han llamado la atención también, entre otr~s,
Díez Ripollés y SilvaSánchez/Felip i Saborit/Robles Planas/Pastor Muñoz). SIg-
nos de ello son p. ej. el nuevo tratamiento de la reincidencia cualificada (art. 66,
circo 5a CP), el endurecimiento de las condiciones para el acceso al tercer grado y
a la libertad condicional y el agravamiento de los máximos de cumplimiento de las
penas en los arts. 36, 76, 78, 90 Y91 CP o la conversión en delito de la reiteración
de determinadas faltas contra las personas y el patrimonio· (arts. 147,·234 Y 244
CP), mediante fórmulas que, salvando las distancias, tienen algún paralelismo con
las leyes norteamericanas de three strikes. Ese programa ha dado un paso más con
la reforma introducida por la LO 5/2010 Yel establecimiento de la libertad vigila-
da, en el nuevo arto 106 CP,que -aparte de la cuestión nominal de su calificación
como pena o como «medida de seguridad» de cumplimiento posterior a la pena-
supone un complemento de ésta por motivos de prevención general negativa.
El Derecho vigente actualmente en España no impone una determinada In. SISTEMA Y CLASIFICACIQN LEGAL DE LAS PENAS EN EL
concepción de la pena, pero desde luego tampoco excluye aquélla que, aten- CÓDIGO PENAL ESPAÑOL.
diendo precisamente al modelo de Estado consagrado en la Constitución, se
considera aquí preferible. Las penas que nuestro vigente Código Penal establece, pueden ser clasifica-
das atendiendo a distintos criterios:
En este sentido ha señalado Mir Puig que «nuestro modelo de Estado aconse-
ja decidir la alternativa básica de retribución o prevención en favor de una pre- A) En razón del bien o derecho afectado por ellas el arto 32 CP distingue
vención limitada que permita combinar la necesidad de proteger a la sociedad las penas privativas de libertad (que son las de prisión, localización permanen-
no sólo con las garantías que_ ofrecía la retribución, sino también con las que te y responsabilidad personal subsidiaria por impago de multa, según el art, 35
ofrecen otros .principios limitadores. Sólo una prevención así limitada podrá des- CP), las privativas de otros derechos (esto es, las inhabilitaciones, suspensiones
plegar un efecto positivo de afirmación del Derecho propio de un Estado social
.o privaciones de ciertos derechos, las prohibiciones y los trabajos en beneficio
y democrático de Derecho, y sólo así podrán conciliarse las exigencias antitéticas
de la retribución, la prevención general y la prevención especial en un concepto de la comunidad a los que se refieren los arts. 39 ss. CP) y la multa (en las for-
superior de prevención general positiva». mas de días-multa o de cuantía proporcional de los arts. 50 ss. CP).
La evolución de nuestro Derecho Penal a partir de la promulgación de la B) En atención a la persona afectada, cabe distinguir las penas aplicables
Constitución pudo ser val¿rada inicialmente como una aproximación progre- a las personas físicas (art. 33. 2 a 6) Ylas dispuestas para las personas jurídicas
siva a este ideal. Aunque el vigente Código penal de 1995 quedó en este punto (art. 33.7 CP).
algo por debajo de algunos de los Proyectos y documentos prelegislativos que C) «En función de su naturaleza y duración, las penas se clasifican en gra-
le antecedieron, persistió, en su redacción inicial, en una línea que no se apar- ves, menos graves y leves» (art. 33.1 CP).
taba fundamentalmente de esta dirección, particularmente con la supresión
de las penas de prisión de duración inferior a seis meses, el establecimiento 10. V.Lección10, 11.2 y 3.
258 INTRODUCCIÓN ALDERECHO PENAL 8. LAPENA: NOCIONESGENERALES 259
De esta distinción deriva, a su vez, la clasificación de las infracciones puni- LECTURAS RECOMENDADAS
bles: son delitos graves las infracciones que la Ley castiga con pena grave,delitos
menos graves las que castiga con pena menos. grave y faltas, las que castiga con
COBO DEL ROSAL, M. YVIVES ANTÓN, T. S.; «Derecho Penal. Parte General»,
pena leve (art. 13). Son penas graves las previstas en el arto 33.2; penas menos Valencia (Tirant lo Blanch), 1999 (53ed.), pp. 795 a 824.
graves, las que se mencionan en el arto 33.3; y penas leves, las citadas" en el arto HIRSCH, A. von; «Censurar y castigar», trad. de E. Larrauri, Madrid (Trotta),
33.3 CP. La inclusión en una u otra categoría depende en parte de la naturaleza 1998, especialmente capítulos: 1. Introducción (pp. 23 a 29), y 2. Censura y
(el bien afectado por la sanción y la forma en que ésta lo afecta) y en parte por proporcionalidad (pp. 31 a 47).
su duración: así la pena de inhabilitación absoluta es siempre una pena grave;
en cambio, la prisión y las inhabilitaciones especiales son penas graves o menos jAKOBS, G.; «La pena como reparación del daño», en AA.W., «Dogmática y
graves según tengan o no una duración superior a cinco años; y la multa (y la criminología. Homenaje de los grandes tratadistas a Alfonso Reyes Echandía»,
responsabilidad subsidiaria por su impago) tiene el carácter de menos grave o Bogotá 2005, pp. 339 ss.
leve según que exceda o no de dos meses. Las penas aplicables a personas jurí-
dicas tienen siempre la consideración de graves (art. 3~J). La clasificación de MIRPUIG, S.; «Derecho Penal. Parte general», Barcelona (Reppertor), 2008
las penas en función de su gravedad tiene consecuencias, por ejemplo, a efectos (83 ed.), pp. 102 a 129. "
procesales (para la determinación de la competencia de los Tribunales) y tam- RODRÍGUEZ MOURULLO, G.; «Delito y pena en lajurisprudencia constitucio-
bién a efectos sustantivos, para la prescripción de la pena (art. 133 CP) o la can- nal», Madrid (Civitas), 2002, pp. 95 a 121.
celación de los antecedentes penales (art. 136 CP).
SILVA SÁNcifEz,j. M.; «El retorno de la inocuización», en ARRoyo ZAPATE-
D) En razón de su distinto grado de autonomía, se distinguen las penas RO YBERDUGO DE LA TORRE (Dirs.), «Homenaje al Dr. Marino Barbero Santos
principales de las accesorias (art. 32). Las penas principales son las que están in memoriam», Cuenca 2001, vol. 1, pp. 699 a 710.
previstas por sí mismas en los preceptos del Código penal y de las leyes penales
especiales en los que se describen y sancionan los distintos delitos y faltas. Las CUESTIONES
penas accesorias son aquellas que determinadas disposiciones generales pre-
vén que se imponganjunto auna pena principal, a la que acompañan comple- 1. ¿Cuáles son las notas definitorias del concepto de pena? ¿Esuna pena
mentando sus efectos punitivos. " la expulsión del territorio español de los extranjeros que no residan legal-
mente en España, prevista en sustitución de penas de prisión inferiores a
La regulación de las penas accesorias en el CP se encuentra en los arts. 54 ss. seis años en el arte 89 CP?
que establecen en qué casos las penas principales llevan o pueden llevar penas
accesorias consigo y las líneas generales de su régimen jurídico, que en muchos
2. ¿En qué sentido dice el arto 34.1 CP que «no se reputarán penas» la
aspectos sigue el de la pena principal, aunque hay excepciones. Según el arto
detención y prisión preventiva? ¿En qué sentido lo dice el arto 34.2 respecto
33.6 «las penas accesorias tendrán la duración: que respectivamente tenga la pena de las multas y demás sanciones administrativas?
principal, excepto lo que dispongan expresamente otros preceptos de este Códi- 3. ¿Cuál es el fundamento de la pena? ¿Por qué se dice que la pena
go» (vi~.art. 57.1, párrafo 2° CP). «mira al pasado» o que «mira al futuro»? ¿Son incompatibles esas dos pers-
pectivas?
E) Las penas pueden clasificarse a su vez atendiendo a si se establecen
por la Ley aisladamente o en combinación con otra u otras, en penas únicas, 4. ¿Asignan alguna función a la pena las teorías absolutas o retributi-
penas cumulativas y penas alternativas. Se habla de penas únicas cuando la ley vas? ¿Puede explicar brevemente en qué consisten estas teorías y mencionar
sólo prevé para la infracción en cuestión una pena. Cuando la Ley establece .a alguno de sus partidarios? ¿Qué ventajas presentan? ¿Tienen algún incon-
para el delito o falta de que se trate varias penas, puede hacerlo en la forma veniente?
de penas cumulativas (todas ellas han de ser en principio impuestas conjun- 5. ¿Por qué se llaman «relativas» las teorías preventivas? ¿Qué clases de
tamente) o alternativas (el juez o Tribunal ha de escoger para su imposición teorías relativas conoce?
. una de ellas).
6.. ¿Puede explicar en síntesis qué fines asignan a la pena las teorías de
la prevención general negativa? ¿Puede citar alguna concepción de la pena
F) Por último, cabe distinguir las penas originarlas de las sustitutivas. Aqué-
que encaje en esa rúbrica? ¿Qué ventajas e inconvenientes cabe atribuir a
llas son penas previstas directamente por la Ley, ya sea como penas únicas o
estas teorías?
como penas alternativas o cumulativas. Las penas sustitutivas, en cambio, son
penas que, bajo determinadas condiciones, eljuez o Tribunal puede imponer 7. ¿En qué sentido se afirma que pueden ser «positivas» la prevención
en lugar de las anteriores (vid. los arts. 88 y 89 CP).