Chichén Itzá
Palenque
Mito de la creación
Han llegado hasta la actualidad algunos de sus libros sagrados, como
el Popol Vuh, narración ancestral en la que se cuentan mitos que abarcan desde
el origen del mundo hasta la llegada de los conquistadores españoles y del
cristianismo. Este es el relato del origen de la creación:
«Todo estaba en suspenso, todo estaba en calma, en silencio, todo inmóvil,
callado y vacía la extensión del cielo. No había nada que hiciera ruido, nada que
se moviera [...] solo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había
nada dotado de existencia. Solamente había inmovilidad y silencio en la
oscuridad, en la noche. Solo el Creador, el Formador, los Progenitores, estaban
en el agua rodeados de claridad [...], de grandes sabios, de grandes pensadores
es su naturaleza. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando, se pusieron
de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento [...] ¡Hágase así!, ¡que se
llene el vacío! ¡Que esta agua se retire, que surja la tierra! Así dijeron, ¡que
aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra! No habrá gloria ni grandeza en
nuestra creación y formación hasta que exista la criatura humana, el hombre
formado.»
LOS AZTECAS
Localización y cronología
Los aztecas son los últimos de los pueblos que habitaron junto al lago Texcoco,
en tierras del actual México. Su imperio abarca desde principios de siglo XII
d. de C. hasta 1525 d. de C., año en que Cortés ejecuta a Cuauhtémoc, último
rey azteca (1520-1525).
Tenochtitlán
Otra ciudad importante fue Teotihuacán, que significa “ciudad de los dioses”. La
ciudad es un centro ceremonial trazado como un gran símbolo de dos ejes. El
que va de norte a sur, denominado «Calzada de los Muertos», es el principal, y
de él parten, como alas, edificios, palacios, plazas y adoratorios. En la
cabeza se encuentra la gran pirámide de la Luna y a un costado la mole inmensa
de la pirámide del Sol, dualidad creadora de la naturaleza y de los hombres.
Teotihuacán
Quetzalcóatl
Por ejemplo, Quetzalcóatl, cuyo nombre significa «serpiente emplumada», era la
divinidad principal en la cultura de Teotihuacán, dios del arte y descubridor de la
industria y la agricultura. Este dios mantiene una rivalidad con su enemigo y
complementario Tezcatlipoca, «espejo que ahúma», dios de la noche y de la
guerra. Entre los aztecas fue también considerado dios supremo Huitzilopochtli,
dios solar, de los guerreros y protector de los aztecas.
Los fenómenos naturales se fueron divinizando hasta formar una auténtica legión
de dioses. Entre estos están: Tláloc, dios de la lluvia, el que permite que las
semillas se conviertan en vegetales y que haya una buena cosecha; Centeotl,
dios del maíz; Ehécatl, dios del viento y de la vida; Coatlicue, diosa de la
tierra; Macuilxoxhitl, diosa de las flores; y muchos más.
El culto:
Tantos dioses y cultos exigían millares de sacerdotes. Estaban rígidamente
jerarquizados y especializados. Además de los sacrificios y el culto en general,
hacían los ritos de nacimiento, muerte, casamiento y todos los actos
importantes de la vida privada o colectiva.
Los aztecas pensaban que el sol se debilitaba y necesitaba de los sacrificios,
y en especial de los de sangre humana, para poder seguir su curso y no
destruir el mundo.
Para los aztecas el ser humano era el objeto sacrificial máximo. En una ocasión,
durante la consagración del templo de Tenochtitlán, se sacrificó a 20.000 seres
humanos. Eran tantos que obtener víctimas no era tarea fácil. Para ello se
utilizaban los rebeldes, los fugitivos y los esclavos. Además los padres
ofrendaban voluntariamente a sus hijos e hijas. Las familias pobres vendían a
sus hijos con este fin y si nacían dos gemelos, uno quedaba automáticamente
destinado a servir como víctima. Además se utilizaban los prisioneros de guerra.
En todas las fiestas se elegía un hombre o una mujer, considerado el doble de
un dios. Se le agasajaba durante varios días como si fuera el propio dios y
después se le sacrificaba.
Las ideas de ultratumba:
Los aztecas imaginaban que había trece cielos, en los que reinaban otros
tantos dioses, y a los que iban los difuntos elegidos. Había cielos para los
guerreros muertos en combate, para algunas víctimas de sacrificios (los
“dobles”), para los enfermos de enfermedades terribles, para los muertos de
muerte natural, para los niños... En el más allá no había premio ni castigo de la
vida terrenal, sino que había un más allá acorde al tipo de cielo que les tocaba
en suerte.
El calendario azteca
Machu Pichu
El Inti Raymi o fiesta del sol inca coincidía con el solsticio de invierno (el año
nuevo solar). Para los incas esto significaba obtener el favor del sol para
fecundar la tierra y procurar bienestar a los ciudadanos del imperio.
El culto a los muertos:
La muerte en los Andes era vista como un viaje lleno de dificultades que el
espíritu del difunto hacía hasta llegar al mundo de los muertos. Para que el viaje
fuese exitoso, sus familiares y parientes debían realizar una serie de ceremonias
que incluían llevarle ofrendas (comida, bebida, ropa y otros objetos) y realizar
banquetes rituales. Por esta razón, los lugares donde se enterraba a los
muertos eran sagrados.
Las momias de los antepasados fundadores se llamaban mallquis.
Estos mallquis eran considerados como los intermediarios entre los parientes del
difunto y las divinidades locales. A ellos se les pedía por buenas cosechas y por
el bienestar del grupo. Cada cierto tiempo, las momias eran sacadas de las
cuevas, donde eran depositados para recibir ofrendas y ser paseados en
procesiones.
Realiza las siguientes actividades:
1. Realiza un mapa de América en donde ubiques las religiones
precolombinas más importantes analizadas en la lectura
2. Elabora un friso con imágenes en donde se muestren los dioses mayas,
aztecas e incas.
3. ¿En qué consistían los sacrificios mayas?
4. ¿Cuáles eran los principales ritos aztecas?
5. ¿Cuál era el papel de los sacerdotes incas?