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EL FAS AASMO Sulolsos 3 I T Ave cL 5. J. Woolf poder en Italia, En términos précticos, | " de las escuadras fascistas no fue necesaria, ya que Mussolini fue Namado al poder, de modo mis 0 meno! tucional, por el rey. Pero psicolégicamente si tuvo imy cia, ya que dio la impresién de una violenta toma del poder Esta combinacién de violencia y legalidad reflejaba, al menos, uno de los aspectos contradictorios del fascismo que desconcertado a los contemporaneos y Ievado a afirmaciones ieado y fuerza del fasci es facil contundirse por sobre todo en el movi parentemente monol ‘ntemente hay cierta ten tualmente solo durante la mitad de su periodo de poder. rante década de su existencia, cuando otros ré el desarrollo de este modelo su tllimo perfodo hay que tener constantemente por tnto, una doble perspectiva, Segin ésta, el arrollo del fascismo’ italiano estuvo cond de hal sado de wna po: olra muestra de un nuevo y general tipo de estructura estatal, No puede tranjeros no j vendernes que los estadistas y periodistas ex- n la toma de poder fascisla como un suceso ITALIA 45 especialmente amenazador. Sino un golpe militar, a estilo de los Balcanes, aquelio era todo 1o mAs algo remote, un asunto que concernia exclusivamente a Italia; que no podia repetirse, ni siquiera en los paises vecinos, segtin se felieltaba la prensa oficial francesa. Todavia mas: era facil considerar al fascismo come otro producto de In confusa situacién de la postguerra, En el peor caso, Mussolini resultaria ser tan débil como sus predecesores, En'el mejor caso, parecia posible que, al fin, ofre- ciera a Italia un firme gobierno y que reforzara las fuerzas fell aprobar Ia violencia de al- ; habia que recordar que el caso ila 0 era muy especial, a causa de la decadencia tolal de Ja autoridad del estado y la necesidad de resistir Ja violencia de los bolcheviques. Una aclitud tan benévola estaba ademés animada por Ja fascista. La agiida sensibilidad de Mussolini ante n extranjera Jo llevé 2 la inmediata ereacién de una red de propaganda, envisndo al extranjero a sus repre sentantes euidadosamente elegidos. El éxito basico de esta po- litica puede juzgarse facitmente por la pronta aceptacién del Punto de vista fascista expresado en Inglaterra por Lui ijo de un famoso historiador, y de madre eriddico franeés, Le Temps, podia teoriz pias de 1924, en el sentido de que el gobierno fascist formaria lentamente el sistema parlamentario segin las inglés de dos partides, con tos fascistas como "con y_ los ios liberales de la derecha como u coalicién de’ los era el asesinalo de un miembro principal de la oposicién parlamentatia, Matteolti, en Junio de 1924, consiguié perturbar el optimismo de los circilos conservadores, Pues el fascismo representaba, en primer lug: el antibolehevismo y el man den y del firme gobierno. Hasta qué punto esta opinién habia calado incluso en los estratos apoliticos de I poblacién, queda demostrado con la siguiente cita de un relato de escuela pibliea, que aparecié en el Boys Own Paper, en 1924: "Bueno, yo estoy a favor de los harapos,"si son’ harapos egtes y oplimistas, pero no acepto trucos sucios, nila rebe- {én del proletariado. Por tanto me propongo crear tna compa- fia de fascistas para contrarrestar Ja deplorable laxitud de la de qué? —pregunté Johns. come ese bloque italiano que se hart de 46 EL FASCISMO EUNOPEO os excesivos harapos y organiz6 un contrapartido de gentes del orden. Mi idea es iniciar una liga extraoficial de media docena Una sociedad secrota, para detener todo esto... cl~ lores no comenz6 la re~ del fascism sino total ente, a causa de li peligrosa naturaleza de la pk anjera fascisla. En el otro extremo del espectro politico, tos el fascismo estaban {ambién desenfocados. Las pi terpretaciones comunistas intentaban al menos analizar el sig- nificado social del fascismo, pero se Jo esiorbé la rigidex de si anilisis que englobaba la politica mundial, En 1922, la Inter- nai ‘Comunisla consideraba al fascismo como apenas alyo més que el ia ineapaz ya de conteolar al proletariado por métodos legales. Era un signo de la crisis final del capitalismo, cuando Ja lucha de clases era aguda, y hal seguida, indudablemente, por la triun- fante revol ‘Aunque se admitia que el fascismo habia gai apoyo entre la pequefia burguesia ¢ in- clus seclores de cainpesinos. y clases trabajadores, se consi- deraba esto como el resultado de la demagogia social y lx era el instrumento del capitalismo imperialista. Hacia mediados de 1923 empezd a reconocerse el hecho de que el jsmo no era simplemente un movimiento militarista 0 te- rrorista. burgué que estaba apoyado por las masas po- pulares. Haci finalmente al fascismo nocié en qué aspectos diferia del esquema de la demo parlamentaria burguesa. Segiin cl Comintern, el fa: ba una dictadura disimulada con apelaciones al es} con stt propio y particular tipo de demagogia social (antise- warlamentarismo, ataques al capitalismo usurario, izaba por su demagogia, su corrupeién, , su agresividad imper debilitar la conciencia de clase de las masas trabajadoras sabo- teando asi al movimiento revolucionario, no sélo en 1914, sino ITALIA 41 en las condiciones objetivamente favorables que existieron in- mediatamente después de la guerra. Sélo a mediados de los afios treinta se comprendié 1a extensién y permanencia de la amenaza del fascismo, muriendo asi la viéja polémica y credn- dose el Frente Pop Estas afirmaciones de la derecha y Ia izquierda contienen elementos de verdad, pero siguen siende parciales e insatist torias, no tanto por la inadecuada informacién, sino por causa de los engafiosos cristales ideolégicos a través de los cuales se contemplaba al fascismo italiano. Los observadores extranje- yos veian en el fascismo lo que querian ver, juzgndolo de acuerdo con Ja relacién que, en su opinién, tenia con sus pro- pics y mas inmediatos problemas y su Weltanschauung. Por las mismas razones, la mayorfa de los politicos italianos ofre- cian también valoraciones parciales, y no empezaron a com= prender la brecha fundamental con él pasado que representaba el fascismo hasta que el asesinato de Matteotti y las leyes fas- cistas de 1925 no les dejaron otra alternativa, Apenas existe duda de que fue la incapacidad de los parti- dos de 1a oposicién para penser en términos distintos del an— tiguo esquema pol durante tanto tiem~ po de que el fa un paréntesis, una interrupeidn transitoria del “normal” curso de la politica. No es posible explicar de otro modo la persistente adopeién de tic tieas encaminadas a denunciar ante ia opinién pablica la ile- galidad de las medidas fascistas y la corrupeién de su gobierno, Sélo los comunistas permanecian fuera de ese marco, pero, por su parle, se sentian restringides por su mayor 9 menor acep- tacién det andtisis de la Internacional Comunista. Dadas estas premisas, no es sorprendente que las detalladas discusiones sobre el fascismo, que surgieron con creciente fre- cueneia desde 1921, 0 bien se concentraran en un solo elemento © aspecto del nuevo movimiento, o bien estudiaran sus partes, componentes y dedujeran que el fascismo era demasiado contra~ dictorio para durar. En el lado liberal, uno de los més agudos criticos, Luigi Salvatorelli, explicaba al fascismo en téminos de una agresiva mitologia nacionalista, que habia contaminado a la clase media inferior en la guerra; tal sentimiento estaba exacerbado por el odio de Ja burguesia hacia Jos socialistas an- tipatriéticos, y por el temor de Ia pérdida de su propia posicién econémica y social, amenazada por la inflacién y el surgimien- to de los partidos’ de masas. Los comunistas consideraban al terrorismo agrario del fascismo incompatible con el racional capitalismo burgués. No sélo los comunistas, sino los social- ua Loa A ‘seysyoyideo soy sod & vfoq wypatt asvpp UI Tod OwIsIIses Te OPC} ogaoung owsiosva 72 oF 50 EL FASCISMO EUROPEO lo, desde 1880, de una ecor Ualia es un hecho bien establecido, como Jo leza dv este proceso de industrializacién, limilado geo. mente a una pequefia érea del norte, caracterizada por una fuerte interdependencia entre baneos ¢ industria, y cone © dose cualilativamente en ciertas indi se basabi gobierno, Ci en gran escala y el gobierno se desarrollé rapidamente, ast como el proceso de movilizacién industrial acelerd la erencién de agrupaciones financieras, aumenté desproporeionadamente cl mimero y tamafo de los encargos y subvenciones del estado, nes colectivas de los tr res, en Jas Hamadas indus! y ayudé a la creacién de una nueva clase burocrética, libre del control pa Jamentario mediante el amplio uso de decretos-ley, y traba jando en ii i6n con los nuevos centros deter sy banque- resumen, habia sido crear un existente hasta entonce huevo nivel en li anormal rel entre el estado y la indu: + visto ob sez-faire pais; y, ibia ganado un enorme Braco de autonomia y se habia adjudicad muchos de los pode res que sido ejercidos hasta entonces por el estado, En Ia ri el estado se vio inca ie supo) tos bancos de impo! involucrados en ta industr perdido, Puede ive afirmar —como Jo ha hecho recientemente un his. Giuliano Proeacci— que el estado se hallara inio de los satrapas y- procénsules de la indusl y dudas de que, a partir 8 tiempo de primi ionat constructores de buques, los duefios del nles de automéviles. Antes bien, vino de los que se habian aprovechado de la guerra, temerosos de los inns Puestos de © de la confiseacién, y de las pequefias em presas local basadas en la agrieultura, La misma fuerza del primitive fascismo en cierlas regiones podria ex ITALIA 31 ‘ios y empresarios locales, Pero, dada la relacién cnire las industrias pesadas y el estado, era ino di a le gue, una vex que el fascismo hubiera demostrado su | estatal, el apoyo procedicra jentos industriales, in’ embargo, este apoyo se prestaria desde una posicién segura. Mas tarde habre- mos de volver a considerar las implicaci suficiente anotar que, indudablemente, el fascismo’ ‘aba Tos intereses del capitalismo italian: mer rep: anilisis contemy consideraba lo "guardia bi siado vago y demasiado restrictivo. Pues el fascismo era un partide de m mucho tiempo, Ja el colapso del gobi tipo de sol gobierno de los partidos ° Cémo consigiid este apoyo, importance’ tuaciones, ac ones asas es as de esto. De mo- aunque el ineo de la Internacional Comunista, que lo del capitalismo, fuera dema- que representaba, media y baja, los empleados de ‘ello, los pequeios propietarios més ricos, la intelectualidad de las lquier otra forma, tal como el opulares de masas de los socialistas unto de ‘alguna Las diversas respuestas a la euestién reflejan sic tudes o mélodos en parte comunes'a otros pafses curopeos, especialmente en el periodo de la postguerra, y en parte peculiares de Italia La explotacién por parte del fascismo de 1a ideologia nacio- teadores bolcheviques, alista, su consistente ataque a los saboi desde de la extrema derecha, o fas fuerza debido a la lu listas sobre el tema de la y debido a la profunda di tos durante la guerra y subversivos a su término, son! ego, elementos que se encuentran en otros moyimientos tas. En Teal ‘a personal de Mussoi rvencién en la guerra de 1914-15, én causeda por la guerra en cf listas se habian negado a abandonar acionalismo por el patriotism burgués, negativa que anaron especial ii con Jos. socia~ nunca dejaron de proclamar incluso después de la victoria. Sin embargo, pregonai forma de la vi en la ocupacién de Fiume por D'Annunzi sido adecuado. Después de todo, el ps zaba por los mismos ideales —de modo en 19: ido. nacionalista se a mucho antibolchevismo y los mitos nacionales en ‘oria “mutilada” —cuyos frutos habjan. de; verse 19— no hubiera ns coherente ~ua.ay| ns opueutie ofode ns 1 ioe seiur 181 opnd yuyossnyy “max offs Wwausjaed Buraisis jap sojuagsuTUON Ley +09 Bf v sopearases salopod sorjduuie ap este 2p .omTISG {8 Uyons,, wun op ‘,a.t9n7 oUzaIK tun’ 9p sooisppysou € "seseut ap 5% sod kopednaoaad ‘sapesaqit sazope A pepmiqeisa ap sersrosey “Bz6T RP ys1ose} ,,S091U99},, Sofasu0D o 2 op sodna,, sopvur ~oi{ $0] 4a ueJLeNuooUD as apie} seus Md sopeMaojoquF soy HEIs soisg,‘Seatiuguose sauorouny 0 sawe!sednise sod uoieyiasosdot 2p. euID}s1s uN opua{oai0q4s ‘—edosng ap aitapIo90 9p sasted so.)0 Wo sepytedesttion sns tosoey outos— seaneusoye ueqeosng, 4 ‘oueyuaureysed wuiaysis [9 wjooso anb [erz0yts10} Uglomuasord +94 9p euidisys odio} [0 uo sopeysnAsip ueReIs> SOMO “UDIDD9t -98 BL augos oyieg & vosoW ap uequisa.sounsyy “soyenra[ajut soyioja € ofesIe f ~nyiauiepiedsjue. ajuowiequafora pninoe ef “od +4, {WaUNIB9x Tap SoDxBoAUWUaD sontsodozd sop nad ua odojats ‘seystaryosodioo ota ns gdntitubip dyuraa soye sorauuted sor ap vropefeqess osvja ej op osode ournuoa du onb any suisyeoipus soso 9p pepiniqep el ola “ersposey esteo Bf ap 82 fod & vioueyioduty e} ap ‘e204 A olzunued owiod ‘Sviseaipuys sajat soy w mouDAL09 piso vf ap ojIno 19 £ vlreyuauIOLLed eroesoUWO Bt ap opaidsop [2 ‘oulsnomjed yg ‘wisi{euorae vojsoiaN ap oFtINA ‘owusyeorpuys [2 seuTto;sueN opis eyqnq eAsand e| 9p Oya “SIGE UO upIoUDAraVU ef 9p o}tse [9 Opn IUMLOSsNAY © OPE ueyqey 98 BX solreuojanfoaor seysi{eo(puts soy “[essUOd eB 81 ap uppoewuejso1d of syuerpaut < ‘soorytod soyisodosd vied soyeorpuys soy 9p oajdua jo ayuerpour ouvyajoxd opeis> OAT Un 9p upioea! ef £ esanfing wiamMoULzed videsoowap ey 2P eplwo Bf uo uesex9 anb ‘epsusjoiA ey ap vucifazos wIi09) E] 3p Seysrteorpuls sozopindas soy ap ‘opeyjumy ayuejseq anbune “osode ‘un3je gued owspasey fo “epaommbet eye 9 ug “epsainbzy vy © oWoD eyparap ef & owe} upUIoD oUaLia} RZoa1jo sosonBing| saroren s0| e £ owsifenptarpuy Je sanbeye soso ap eoryersoWopTIWe ee: reimen wy “eonstiie £ eoqyod ‘epresait & eotHUaID "ea =9f A wougsorig ‘feuoours A jenjz9jaqut zoA eye uo}ooeaE FUN ‘onet apsep sesred soquey ua voseyjostesap os anb xix O16 [ap s9feapr soy exjuo9 ugjaovot vy ghotdxo soseo soquie Ug “vIpoL 2019 of ap sojesoqyt So 9p esopeasasuod ee [> A “esopetoqen ase[p eT 9p sodnaB soy3019 Zuproetqod ef ap $310}995 sop sono op fosuoD so| B UOTafIAR UDpIO spp ‘euasap ‘AOU UOIaINg|SUOS eo vidvar | oSodn 12 asionne oF apiey spur owe 0170) ns £ oursjperpesriue ns ‘ows (sey [2 ened ns ajuerpout sy ‘uowid9s [op oposrod 04nd osu) 2 JowL Ja D}UeINp sopod Je ua assauDyEM (0) oo ezs9n} op epDoxIp vqanad van sns]s9x opipod exOK anb oangas Ise so anbune) gryutiod ayanb of anj & spluap so ap eqeroUo19)Ip Of ors “opeatid oYo29{0 uN O ous ‘eifeyy ap oyu € oxuaD [a ua oxode o19S of oWstasey yD ‘susfaoxINy sape| {BOWED O}NEY EpraMbz, vy ap ses) sopenonuy,, £ Saou sopAaed soy ap v}s00) afduas ‘ugiooe Ee] vag “sesoyout sey Ua eNsIxa aNd vyDI0 y vad souDAGf operseuiop— sayueipm qe eA and * MH Jo ‘sesuazapU aye 20KCUE Ns va]U09 seisiosey swapenasa sey souour ond y ewueailord 0 eiBojoopy samblend w gipos1d ‘ap, # quros ua ‘se suny “0943 10) sour £ saouojua uorayuinsard seysiosey saya 60) Op seipune Dio an “vision $01 20d UPIDAO ON) ey IRS 1 1p exam sun w sopuodso4 & soysondsyp wo1alaniso A —utpnt =naioa ‘so $0 ose24 ns _uesorAn} ‘sopLioy O sovionut QOo'O0S'T 1st OpLs}ns dnb { ‘ojospfa jap eset ef opewsoy uerqey and soulsaduseo soj ant “eiopeyo8e eyont +e, uo opedprysed weiqey aonb sow oii} Soy sod oprredusoo ‘syed ye erouauayted ap opnuds un ‘op 189 OP eIoUD|oUOD wUN ‘ZA BrDUN{Ed JOU ‘ereysedsop uOIIeU BL ua anb oypay viqey vxs9nd ey “BTGI 9p sndsop vyLIT UO vy anb varied ejsuarouos eaanu 2] UIs sesew sey op ocode exaind ~ISuo9 OuIs;9suy J9 Mb sIqQaoUOS ‘puplfeor Ua “HONIP ENS ‘souorzae Sns op ‘opo} oxqes “£ “seaqnyed sedosd sns op esnea v teazonB ef e sopiqep sopesadsauy sojquivo so] sod spui ainfosuoy opnd owsisey 1g “tuindod ofode ood oD ‘ojpals odniZ un opusis wnsas ord “—svysiase} sop anb osgoung omsrosva 73 ws 54 EL PASCISMO EUROPEO cla histérica del Risorgimento. Sefialé Ia tradicién de los valo- res del Risorgimento, incorporados primero en el “derecho his- t6rico™ del inmediato periodo postunitario, y luego en Spavenla y Crispi. Al mismo tiempo, su anticlericalismo —otra tradicién el Risorgimento— atrajo el apoyo de algunos intelectuales, es: pecialmente cuando se combinaba con promesas de reforma educacional ‘De esta manera, mediante su demagogia y su accién, el fas- cismo se yané el apoyo de dispares y contradiclorios sectoves , de la poblacién, y surgis sas. Hasta cierlo punto, estos medios de ganar el apayo fueron comunes a otros movimientos fascistas. Pero el fascismo ila fi wecer como el resumen de todo, y para todos los hombres, segin un estilo i peculiar de Italia. La vida pol mera guerra de los a eales, de partido, en un sentido moderno, a derecha. Incluso en la izquierda, donde emergian los partidos de masas de socialistas y catélicos, los faclores personales y locales seguian siendo de primordial importancia. Asi, en todo el sistema, los partidos parlaments i en agrupaciones personalistas local oy0 local que pi ‘al Risorgimento (y algunas mas alla), o al do de unificacién, la estructura del movimiento fascista presentaba distintas y claras ventajas sobre los vicjos los. El fascismo habia surgido como un movimiento de masas con una base local, por la creacién del fascio local, va la etiqueta de un titulo de partido, y ofrecta su afi- todos los que desearan seguir sus propésitos, sin tence los rtidos (excepto, naluralmente, de todo el cuidado que se tomé en la a eleccién de Ia palabra fascio. En su origen, no se tralaba de una apelacién retériea a los fascios de la repiiblica romana, aunque las ventajas de tat asocineién pronto se dejaron notar. Fue una emotiva, elegida conscientemente a causa de Ja importaneia sentimental que habla adquirido en la ge cién anter la revuelta de los fasci de los trabajadoves sicilianos en 1892, al democrdtico fascio organizado contra wn ITALIA 55 goipe de estado autoritario al fin de siglo; desde el fascio intervencionista: de 1814-15, al fascio de la’defensa nacional organizado después de la detrota de Caporetto en 1917. Imp! caba actividades extraparlamentarias, traldas. por la desesp racién y el desprecio causado por los normales senderds consti- tucionales. Pero, debido a su uso primitive por Ja izquierda, mplicaba tombién fines revoluefonarios. Finalmente, negaba Ja creacién de una organizacién con una estructura mis 0 menos rigida, pero implicaba una vaga asociacién, fuera y por encima de los partidos; una agrupacién de hombres con puntos de vista frecuentemente dispares, para un fin especifico. Con estas connotaciones, el fascio podia explotar la ¢xistente si- tmacién polilica de un modo totalmente nuevo. ‘A causa de su autonomia, los fasci pudieron introducirse en las tradiciones locales, explotar rivalidades locales, aparecer como republicanos, istas, nacionalistas, sogin la fuerza de las En la Romafia, los fascistas pudieron ganar el apoyo de los re- publicanos por st tradicional hostilidad a los socialistas; en el ajo valle del Po aparecieron como sindicalistas y ganaron a los campesinos después de destruir la organizacién de los dicatos catélicos. En el Alto Adigio explotaron la forma reac~ jonaria del irredentismo, En el Mezzogiorno, después de la ‘marcha sobre Roma” vencicron de antemano a los naciona- listas aliéndose con los notables de la localidad. El fascismo se convirtié en un partido de masas por la misma holgura de su estructura, que le permitia explotar las rivalidades locales. Pero, en una segunda etapa, esta atonomia tuvo repercusiones iento, pues dio a los jefes locales, 0 excesiva; influencia en la direceién del: partido; y ies permitié desafjar la jefatura de Mussolini, Incluso’ después de Jas sucesivas purgas de los primeros afios veinte, el control del partido siguié inseguro. El conflicto en las diferentes regiones, y en los diferentes niveles jerarquicos, siguié siendo una c racterfstion del, fascismo italiano, ya que era parte de su heren- cia original tanto como de sus sucesivos desarrolios. Si pasamos de los origenes del fascismo a los afios del régi- men, ineluso los posteriores desarrollos permanecen, hasta cier~ to punto, condicionados a las primitivas earacteristicas. El fas- cisino afirmaba haber construido una nueva estructura del mpo se definia como el heredero y la én nacional, y lanzaba una contusa mas y mas enfermiza, en defensa’ de su afirmacién. 29010485 9p BIqEH “190s ef Uo otHeD naqLNpLIORD eAaykO vy UD o} wey ousiteysdea fap offonsesap qo uavidaoe nb “outspou operee un 498 9p eiqey perso opiany 9Ys0 ‘oduiory oLusyu 1o ‘osDep ' t9}UE UprstDaqns M4 enuos peso te ao¥oI01d ap oI9fq0 woo soxgrpurasosdaat ues Popringes.ap sokoy se] A viomu vf ouied veyo tog -eroua!oyD su9peps9A. of Uejpadiar a ‘uprsuryundt0 vl uoqENGED “pepricns ua ‘seis “seindstp gei1A0 viped oa anb op aseq up adgos eqeonhient os ‘oamjoqsisor oy oyu ZULU} € {s0}9199p.a}U0Ipau swUADAOD “s}ced ro1pos @j 9p Seurex sep sepa; ¥ swussoope 9p o19{40 od Syu ~eonyutD}s|s, dogeqposzesap as and ‘opnred op sodiona sosion ~P 80}, dp; upppeaytyIA eT A eIsIOseg OfasUND Ue Jop VOIaED. 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Tan jones financleras, mientras 1 nuovo estado se preocupaba del bien pablico sobre el modelo jerar- auico del capitalisimo. Por 1a subordinacién de todos los grupos selectos de Ja sociedad moderna —dentro de los empresas in- dustriales, los sindicatos, los partidos y la burocracia— ai con trol autoritario del estado, no podria formarse ninguna clase dominadora fuera del sistema. Finalmente, en esta sociedad rigidamente jeravquica, habia que asegurarse el apoyo de las masas, por una parte mediante salarios elevados (siguiendo tas Tineas de la filosofia de Henry Ford), y, por le Giante la creacién de canales “directos” de comunic las masas y sus jefes en todo el partido. La visién de Rocco era, ciertamente, poderosa, y, junto con Federz01 crear jla estructura basica de un estado Pero, por muchas razones, triunfS igica de sus ambiciones, la detern a comprensivo e inter Wo por sus tendencias andrquieas y centrifugas, iando el partido que se suponia habia de a cabo esta transformacién incluia entre sus jefes a tantos an- tiguos anarcosind iQué fantastico resulta que creye: posible crear y mantener elaras lineas de comunicacién en t: esa sociedad por el Unico medio del partido, un partido que” inevilablemente perderia su, pureza al irse extendiendo en nii- mero, érganos y competencia! ;Qué eeguera supone creer po- sible ofrecer salarios clevados, dada la estrucluta y estado de Ta economia ita luso en. Jos afios de relativa abundan- jeintel =i yy.» Pera el estado fascista de Rocco.no fracasé Gnicamente por su caricter visionario. Fracasé: a. causa.de la resistencia de dentro como fuera del fascismo, y a causa ‘su entidad nacional autocontrolada para fuerzas del exterior, tanto politicas 14 de su control, Inelttso durante sus estado fascista de Rocco fue solamente nativas api ‘entemente-abicrlas al fascismo tadas por los jefes fascistas, Italo Balbo, cl ras de ra, estaba preocupado por Ios peligros de-dejar as de mediacién entre éi ITALIA 59 asegurar asi la total Iealtad del ejército (y, en realidad, de algunos de los mismos jefes fascistas) dejaba en alto la per- manente amenaza— que al fin demostré ser una realidad— de una confrontacién entre ambos poderes. Para Balbo era cial no sélo conservar Ia milicia como una fuerza militar digna de confianza, sino mantener las prerrogativas politicas del par- lamento, a fin de evitar que la monerquia genara fuerza. Balbo pensé y escribié en términos extremadamente précti- cos. Quizds las esperanzas de los fascistas catélices, tales como e Bottai, de ganar el apoyo de la masa catélica para el régimen mediante la oficial pacificacién de la Iglesia y el estado con el concordato, fueran menos realistas. Pero incluso Jas ideas nacionalistas que formaban la base de los planes de "burguesta productiva” era una vieja idea nacional, muy querida de Corra~ Pero en los escritos de Nello Quilict y de algunos sindi- tas que se convirtieron en firmes partidarios de Ia idea corporativista, surgié como una visién de una sociedad tecno- eratica de productores, capaz y con poder para regular sus propios asuntos, en un estilo cooperativo dentro del estado. El autogobicrno de los productores estaba muy lejos de Ia sociedad Jerdrquica capitalista de Rocco. Podria parecer quizis que hemos dedicado demasiado es- pacio a la discusién de los afios transcurrides entre 1925 y 1932; pero estos fueron los afios cruciales del fascismo italiano. EL periodo de 1926 a 1929 presencié el intento de Rocco por crear un estado y sociedad auténticamente autoritarios, Y, de 1929 a 1932, se pudo ver su fracaso y su incapgeidad para vencer la resistencia, tanto activa como pasiva, El. concordato de 1929 abrié un profundo corte en el taplz que Rocco tejiera tan laboriosamente, por las concesiones, que hizg @ ila Tglesia fen asuntos educacionales y con respecte a Ja aujonomia de la Accién Catélica respecto a la autoridad: del estado,s.q ideo- logia de la Iglesia estaba establecida junto. con’ Jayde.la.mo- narqufa, a pesar de Ja contradiccién entre ambas ¥ 1a {deoiogia fascista de Rocco. El sistema corporativista era mirado con des- confianza no s6lo por las masas, sino también por los industria Jes, que temfan las restricciones de su autonomia por Ia ox tensién de la autoridad del estado y por las posibilidades implicitas en Jas corporaciones —y periédicamente :suscitadas por los tas y fascistas de Ia izquierda— de crear una forma antlindividualista de integ en realidad, las corporaciones scrvir al propésito que Rocco 0. fara para ellas —mantener el apoyo de las masas mediante 092 s18119 oad Bf UoI UgIDEZJUOADUIS vpeUNFsO}ESap EI ‘eUCHTEIE pepappos vf ap oxjuap ugIso1d op sodnsB soy A seBnyjsyusd sez =aany so] 16d opejuasaidox oysonus osod [2 ‘awa [op osyuIp soyuaways ap upso|sode earjov ul cig -eseus ef uo opesode ofseysfeie) opesa UN teas9 ap ayr;OsuOD OPUOWU! uN opezsteos biqey 9S “sworsi2o}oeI"9 sea A sefora op uo!seMIqUIOD esort =na wun ejoagjo ouRs{Ey] OUNS{OsN) To ‘e{paul ose} Ns UD sy 19 ap os e189 o]USUE =[e 70} on} ouNu ‘woyyaead eL Ua ‘osnjoUL o 1 {2p auynood ony varerodios eanyfod et 019g “osed ap sewoqqord Seid sna waqeinsy se nb xed ort Zod amen any oxod. ‘a}sonj upioou vu osey vonsod vy wos oyUOT =ayoo -asieB2nf exapod uous wi yord wry “sIsED Bf eA}UoD vEUaJOP ap upIpau eUN oUIOD ‘soje;tapIOv0 sosyed Soy sopo} 8: hws any eioueNpE uoYDod}ord op & seioroULULS sau a epnge op seapitod , 581 ap nbjpdien op oun seuss oe tat ofa =) mnb ,£ ‘eayuiguoaa sis|s9 e{ tod opipnaes ‘opearsd fea Jo s0uDys08 wed EEE] UP aio P{ souDUDy, “eqefaardsap onb se) “syfuildes! sosjed so, ap sesoq0j0xd seanvesd Soy opuC}UN 2 ‘SO] Coypunus dobtznoonnp sey tod epeuoiaipuod ajuatueyje opte;so 91nd ‘1s{2#o7 BjurouoaD, mj ‘eosjoyad of ua “o1eq “ouluse> oAane qo 1010 9p eptedaedua 9s OUMsEsLy [g “osRILY; NS OpeNsoUL “op ejquly ows;{eydeo ya anb va “wjsHEdOnUE o2ty a5 ,.cIs!OSer eruiouoss;, 8] ‘Pepitenpiaipuy ns tenjusoe exed sojuoquy sound uoro[ayy 9s “YeIpunu eaywguos® sI9|10 EL VOD “owIsTEWde Top auypfezseem [euo!peN, sore[iuis ayuauayqeyou ad “uauaaY 12 went sey anb‘praual so X susuM sey a1UD IDBOIUNUIOD ap SOyDOAIp sapLLIED aZIqe ap Opeasop o}29J9 [> CAT ow suseut ap oprized [ap wofavaso ey osnfouy =nujsur owoa ojuaurayqertaaur opuenjoe —sayuorpuadapuy souors =[ep sevod sns ueranj ond sayeporeduyy Ant sod— ofeqey ap yeungin opowAyGo Ja £ (JuIWIDATeg ap asexy UNIS) esoUL | 8p sope] soquie @ sopeyuas sayof sot UoD ‘uo!oeIsoHau ap saxon} ouios uos9}Bins squo‘oeiods09 sey “sorrel j9jovo19 ns ap sndsap ayuoureyepouuy yseD ‘oAa|| younqeaad ef tod eye ua epeydiasd adap | onb vx —sourepes sopeaaia osaouns owsiosva 1a 09 62 EL FASCISMO EUROPEO némica experiment 'a por el capitalismo, se combinaron para hacer abortar el intento. En su década final, las cazacteristicus del régimen cambiaron de nuevo. En este periodo, asi como el nazismo iba ocupando el poder y surgian nuevos movimientos no se vela modificada por influen- extfanjeras, Facil resultaba ver esta modificacin en la época de ia decennale, eb eado décimo anive grandiosa Exposicién de In Re- luchos de Jos que formaron en el sniicleo ‘égimen, y Starace jefe » ademas de Rocco, el cuadrunviro Balho se rado de In politica acti seeretario del pa como el jefe perdido sw (aungie el poder de este tiltimo evecid de nuevo en 1938-39). Se ha sugerido que la ealda de estos je- fes mareé el fracaso del intento de erear una clase goberna- encima del partido. Ciertamente esta dé Ja acentuacién de las facciones dentro de! Jas fuerzas centrifugas de una sociedad te municipalista, se reafirmaban. El fas 6 més y mas en la dictadura de un Imente impresionable. En la cumbre resullaba ‘antener un firme y eficiente control, in de tantos ministerios en la persona de Mussolini. No existia ninguna clase gobernadora preconsti- , ninguna fuerza cohesiva capaz de llevar a cabo las dt denes del dictador, como ocurrié, por ejemplo, con la Junkertuin Alemania, EI enorme crecimiento de la burocrs- ién de firmes y rapidas decisiones, e hizo rocinadoras en una aglomeracién de agri el bajo mundo de las relaciones per: circunstancias crecié la influencia de la ésla retiré al fin su apoyo en los afios del ilo determiné el aislamiento del régimen. nces, el original optimismo que rodeara al ‘anzas de que pudiera crear una nueva so- in desvanecido. Si los regimenes politicos se icionalizaciones ofrecidas por Jos intelectu, ‘an, entonces el fascismo italiano fracasé la~ ics si pocos intelectuales de categoria habian apoyado al régimén en los pri afios, ahora la cultura ita Hana se hizo erecientemente antifascista, 0 —parte de ella racismo y Ia gu Pero, fascismo, ciedad, ya se justifican en TALIA 63a" se unié a las filas de los fascistas i2quierdistas descontentos, Ahora sélo quedaron los escritores profesionales comprados, que afirmaban la masculinidad de Ia revolucién italiana comparada con las femeninas revoluciones franeesa 0 rusa, 0 que podian despreciar a Tos ingleses, considerandolos de muy poca impor- fancia en 1a decadencia general de Oceidente, por ser un que tomaba cinco comidas Una investigacién en ta pro- aganda fascista en cl cxtranjero revelaria claramente la pér= dida de valores desde los primeros Y¥ zqué quedaba? Un régimen que concentraba sus encrgfas linicamente en la propaganda y los asuntos extranjeros Tal eleccién no fue casual. La propaganda, especialmente sobre el sistema corporativisto, era imprescindible para disimular la de Italia en su recuperacién de la erisis econémica ica extranjera ocupaba un lugar prominente en las preocupaciones del Duce, debido a Ia rapidez con que habia cambiado la situacién europea después de que Hitler subiera al poder. Italia era demasiado pequefia para permane- cer quieta; a menos que se moviera répidamente, seria dema- . este fondo tenemos que juzgar Ia erisis austriaca de 1934, ¢ incluso Ja guerra de Absinia de 1936. La politica extranjera agresiva fue indudablemente, un elemento consistente y permanente del fascismo italiano. Pero s6lo con el ejemplo de Hiller se transformé este imperialism en algo totalmente irresponsable. Los partidatios del Eje y los anti- semitas en lorno a Farinaeei y Preziosi erecieron en influencia & medida que Mussolini, impresionado por la eficiencia y el éxito del régimen nazi, empezé a emborracharse con su propi: propaganda y a tratar de Mevar a caho sus suefos de gloria imperial. Mussolini fue el que embareé a Talia en Ia dllima guerra colonial de conquista emprendida por una potencia oc~ cidental. Mussolini fue el que —sin tener en cuenta la capaci- dad econémica tan limitada del pais, y olvidando sus anteriores aseveraciones sobre la imposibilidad de exportar el fascismo italiano (cosa que ya habia olvidado, cuando intenté crear una nacional Negra en 1923) —intervino en ia guerra civil espafiola, y, finalmente, en la segunda guerra mundial. Mus- solini fue el que —veneiendo la hostilidad de, muchos de sus intimos colaboradores— intent6 introducir una politica racista fen uno de los pocos paises donde no existia el antigemitismo, La tillima fase del fascismo ya no ests earacterizada por el intento de crear un régimen totalitario. Es upa fase dominada por el ejercicio intermitente y no controlado del poder per~ sonal, simple imitacién del nazismo hitleriano, Pero tambicn es | ojo8 feuy un v BuLLTET pepe!0s ef ap seziony sey supo) Ise o piseise Owssposey 19 ‘yeIpunut eszoNd opundos ey 9 vpentia ne loo ‘ssouolua x “MOUB9Y 19 gutisye a5 uly Te O19g “(utna pu S2éOd onb opeurejsosd myqay amb) sefinjsyuna soqeoo, sez ony 2p ojuayaw}Bansox 19 axqos 0 ‘uowy894 ¥dord ns op tgradniioe Erouajeduioons ef oaqos asseurniye ap zedaour ‘tnuosiad ipod RS op josouH wjouajoduit vf 20d egpsoyoeaea os and ose; poe osaouna owsiosva 13 +0

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