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TRANSGRESIONES:
Una
lectura
a
la
educación
como
acontecimiento
estético
Por
Andrés
Eduardo
Cabra
Sánchez
Tutor:
Fernando
Gonzáles
Santos
Universidad
Pedagógica
Nacional
Facultad
de
Educación
Licenciatura
en
Educación
Comunitaria
con
énfasis
en
Derechos
Humanos
1
A
mis
padres.
A
Antonio
y
Daniel,
mis
hermanos,
que
me
acompañaron
muchas
noches
desde
la
distancia.
2
INDICE
A
MANERA
DE
INTRODUCCIÓN
4
Los
escupitajos
4
Lo
trágico:
cuerpo-paisaje,
paisaje-cuerpo.
10
CAPITULO
1:
Juventud
–
Escuela:
la
casa
es
un
estado
del
alma.
24
CAPITULO
2:
El
cuerpo:
la
imagen,
la
palabra,
el
lenguaje.
53
CAPITULO
3:
Arte.
Escuela.
Juventud.
67
EPILOGO:
breves apuntes sobre el ensamble y la metodología. 80
3
FORMATO
1. Información General
Tipo de documento Trabajo de Grado
2. Descripción
En general el trabajo intenta responder a la pregunta ¿cuál es el lugar del cuerpo en el acontecimiento
educativo? Partiendo de la idea de que “el cuerpo” es una producción simbolica que es creada en el
proceso educativo, dicho proceso de creación genera un malestar que es a su vez una fuente de
creatividad en terminos estéticos.
3. Fuentes
BARTHES, R. (1992). Lo obvio y lo obstuso: Imagenes, gestos, voces. (C. F. Medrano,
Trad.) Barcelona, España: Paidós Comunicación.
BUSTAMANTE, G. (2013). Sujeto, sentido y formación. Bogota: San pablo.
DELEUZE, G. Vigesimo primera serie del acontecimiento. En G. DELEUZE, La logica del
sentido (págs. 124- 128). Barcelona: Paidos.
DELEUZE, G., & GUATARRI, F. (1993). ¿Qué es la filosofía? (T. Kauf, Trad.) Barcelona,
España: Editorial Anagrama, S. A.
FOUCAULT, M. (1999). Prefacio a la transgresión. En M. FOUCAULT, Entre filosofia y
literatura (M. Morey, Trad., Vol. I, págs. 163 - 199). Barcelona, España: Edicioanes
Paidos Iberica S.A.LACAN, J. (2003). El estadio del espejo como formador del la función
4. Contenidos
Los Escupitajos: cuento introductorio a la tematica general del trabajo de grado, relata el caos que
generaron en la escuela unos estudiantes que escupieron a un docente.
Lo Tragico: Desarrolla el marco conceptual y plantea las ideas centrales del documento a partir de tres
conceptos lo Trágico en la obra de Nietzsche, el Acontecimiento de la obra de Delueze, y el Sentido en la
obra de Bustamante.
Capitulo 1: Desarrolla una lectura de la arquitectura escolar a partir de lo planteado por Juhani Pallasma
aproposito de el espiritud de la arquitectura, luego hace un analisis de los transitos y las marcas que los
cuerpos de los estudiantes dejan en la arquitectura de la escuela para ello se apoya en algunas reflexiones
elaboradas por Ronald Barthes sobre la dimensión estética de la escritura. Finaliza con una serie de
fotografias de la institución educativa donde se desarrolló la practica pedagógica investigativa.
Capitulo 2: Analiza desde una perspectiva estética tres gestos de transgresión hechos por tres personas
que pertenecian al proceso de práctica pedagógica investigativa, estos eran dos estudiantes y una
docente. El analisis reconstruye el sentido de cada acontecimiento y lo articula con el marco conceptual
del apartado titulado Lo tragico.
Capitulo 3: Relata y analiza la etapa final de la práctica pedagágica investigativa a partir del concepto de lo
tragico en la obra de Nietzche. En este capitulo se cruzan fotografías, transcripciones de entrevistas y
producciones escritas de los estudiantes participes del proceso.
Epilogo: Presenta una reconstrucción del proceso metodoloógico de la práctica pedagógica investigativa.
5. Metodología
La practica pedagogia investigativa se desarrollo en cuatro etapas: A) acercamiento ludico a la danza
contemporanea, en este etapa el docente acompaño un proceso de expresión corporal desde su saber de
la danza contemporanea. B) Reflexion sobre el sentido de la expresión corporal, en esta etapa el docente
entrevistó a 15 estudiantes sobre sus experiencias corporales al interior del plantel educativo. Ademas
desarrollo tres entrevistas en profundidad sobre la experiencia corporal de tres personas que hacian parte
del proceso pero cuya historia resultó más interesante para ser leida a partir del marco conceptual
desarrollado. C) Creación de un ejercicio escenico en el que se articulaban las producciones escritas de
los estudiantes participantes de la practica y las estructuras coreograficas elaboradas en las clases de
expresión corporal. D) Registro fotografico del plantel educativo para ser analizados por los estudiantes y
el docente.
6. Conclusiones
La educación tiene una dimensión estética que se juega del sinsentido al sentido y se desarrolla en tres
registros de la experiencia estética, la imagen, la palabra, la escritura. Estos tres resgistro son fuente de
creatividad y su cruce permite la construcción de “el cuerpo” Es decir este no es un objeto a priiori sino un
producto de la cultura y por lo tanto de la educación. Así pues la educación crea cuerpos y estos cuerpos
en tanto producciones simbolicas generan malestar a la carne que los porta, en este sentido la creatividad
está tanto en las producciones simbolicas de la cultura como en el malestar que estas generan. Su estado
de latencia puede ser aprovechado por los trabajos entorno a arte, en el caso de la practica pedagogica
investigativa entorno a la danza y la expresión corporal, pero nunca agotados, es decir el malestar y el
sinsentido nunca puede pasar al sentido, solo transferir fuerzas vitales en terminos de Deleuze.
Los escupitajos
Estábamos a mitad de montaje, habían pasado dos meses desde que entre como docente de
expresión corporal en el programa de educación media fortalecida de la IED Francisco de
Paula Santander, cerca de la 1ª de mayo con avenida carrera 30. Ya llevaba varias clases
con los chicos, en las que logré convencerlos que abrazarse entre hombres no es “pa’
maricas” - como decían ellos - y la razón de que esten descalzos es que la danza
contemporánea requiere ropa cómoda y pies libres.
Nos la tenían cazada, ya lo había visto venir, quizás halla sido el tono de cabello de Bryan,
se lo tinturó de rojo fuego, después de mucho decir:
-‐ Profe yo quiero hacer algo para cambiar, no se… es que me aburro, es como
cuando uno quiere salir y abrirse de todo...
O tal vez fue el faldón negro que teníamos puesto los tres, sin zapatos ni medias y con
camisillas de esqueleto. El caso es que ya nos la tenían sentenciada, lo habían decido justo
cuando nos vieron tirados en el suelo girando sobre nuestras cabezas, tomándonos del torso,
de la cintura, saltando uno sobre otro, haciendo giros y torsiones. Ese profé es como
raringuis, comento Oscar en una ocasión, lo dijo sin pronunciarlo, dejó que la frase se le
fuera entre muchas otras en una conversación colectiva en Facebook, no se percató que yo
estaba incluido en la conversación,. Desde ese momento supe que estaba perdido, nada que
hacer estos chinos no me respetan, me dije con resignación.
Antes del diluvio de saliva, varios días antes los peladitos solían asomarse por la ventana a
ver que era lo que tanto hacíamos, supongo yo, porque no sé para que otra cosa a uno se le
antoje asomarse por una venta que no da a la calle, para recibir la brisa no era. ¿qué se
4
encontraban? Un montón de cuerpos contrahechos, con las piernas en la cabeza, cuerpos se
que agitaban como locos, sapos que eran luego gatos, un zoológico se les aparecía. Y si no
vieron eso, no sé que pudieron ver, porque desnudos no estábamos como para ser
demasiado extravagantes.
Dijo Alejandro. Luego de rodar por el piso y buscar refugio de la tormenta me entró la
sensación de estar ante un anuncio del destino. Me paré en medio de la lluvia y me les
quedé viendo a ver que hacían y ellos reventados en carcajadas.
-‐ ¡Corramos!
Arrancamos por las escaleras hacia arriba dos pisos y nos detuvimos para ver al muchacho
que corría como loco por los pasadizos del lado norte del edificio, nosotros estábamos en el
lado sur, ocupábamos lados opuestos. Desde el segundo piso se ve todo, ese colegio no
tiene punto ciego, desde cualquier lado ves todo; los baños desde el patio de descanso, las
treinta y punta aulas de clase desde la portería; lo único que no ves es el corredor que queda
tras el edificio, pero no hay cuidado, el circuito cerrado de televisión lo solucionó. El
pelado corrió hasta los baños y luego regresó escabulléndose por entre los demás chicos
que andaban por ahí, bajó al segundo piso se metió a un salón, pero como que se encontró
con una clase y salió pitado para el primer piso, recorrió el patio y subió las escaleras que
estaban opuestas en paralelo a las que usó para bajar, pasó por el corredor del segundo piso
y luego de nuevo al tercero. Nosotros desde la baranda del segundo piso, quietos sin
parpadear, lo mirábamos apuntado con nuestro dedo.
Cuando lo vimos cansado subimos hasta el tercer piso y nos plantamos enfrente de los otros
tres granujas que no se habían movido un milímetro. No pronunciamos más que una frase al
unísono y con la misma cadencia:
5
-‐ ¿Quien escupió?
Esa frase desató una locura de acusaciones:
-‐ Él…
-‐ no él …
-‐ no él…
-‐ Que va no sea bobo si fue usted.
-‐ Abrase que yo no hice nada.
A la guerra de señalamientos se unió un combo de señoritas de la misma edad y luego todo
el que pasaba por allí podía tener la culpa:
- ¿con quienes?
- No sea mentiroso.
Acusó el mono.
-‐ Aichsss… qué mentira si cuando usted escupió yo no tenía el cabello de este color
-‐ Eso es mentira esa nena siempre á tenido el cabello rojo.
Gritó desde el primer piso un muchacho de cabello largo con pinta de metalero.
6
-‐ Y entonces ¿por que ustedes tienen saliva en la boca? esa no es de gratis.
Todos se llevaron la mano a la boca y luego se señalaron entre si.
-‐ Él,
-‐ no ella,
-‐ no él.
-‐ Que va marica no me chimbee.
-‐ ¿Marica? Maricas los que estaban allá abajo vestidos de viejas.
-‐ ¡Buena! si pilla profe, fue este mán.
Las vibraciones se hacían cada vez más fuertes y el Mono callado, impasible. Una oleada
de polvo nos acarició el rostro y el coro se desató en comentarios sobre nuestras fachas.
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-‐ Y hablan en una lengua extraña
Una mujer vociferó desde el fondo del pasillo, saltó sobre uno los sesenta estudiantes
implicados en el crimen y lo defendió de nuestra mirada asediante. Ella se presentó como
docente de matemáticas y dijo que su deber era defender a los estudiantes de cualquier
agresión:
-‐ Yo soy…
Un guardia de seguridad subió a toda por las escaleras, gritando que, ¡unos estudiantes de
once estaban persiguiendo a uno de séptimo y que lo tenían en el tercer piso lado sur
acorralado y que ya casi lo sacaban a empelotas al patio! fijate, fijate, fijate… La
profesora de matemáticas se convulsionó y grito:
Tengopordeberdefendealosestudiantesdecualquieragresióooon…
Y salió a correr en busca de los estudiantes que en el tercer piso lado sur tenían acorralado a
unos estudiantes de séptimo. Nunca más volví a saber de ella. Él celador se mostraba
confundido y llamó a otra docente que apareció por las escaleras, furibunda y enojada y se
plantó frente a nosotros. Tenía una carpeta bajo el brazo un bolígrafo colgado al cuello, la
bata blanca impecable y lentes bifocales.
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-‐ ¿Qué pasa aquí?
-‐ ¡Qué nos escupieron!
Respondió Alejo.
Ella abrió la carpeta, destapó el bolígrafo, se puso en posición de jinete, adelanto el cuello,
reenfocó la mirada y preguntó tranquilamente:
-‐ Es que necesitamos a alguien que escupa con ese talento, para nuestra obra de
danza necesitamos un escupidor con esa fuerza y ese estilo.
El coro quedó mudo, el celador desorbito los ojos, una de las señoritas se desmayó y luego
todo mundo se fue para sus salones. Solo se quedó pasmada en el centro del pasillo la
docente, mirándome a los ojos y me pregunto: ¿Sabe entonces quien escupió para anotarlo
en el observador del alumno?
9
23
Gaston Barchelard.
Al colegio lo recuerdo por dos olores particulares, uno de un profe que dejaba su colonia
en todo lado, uno de una nena que me gustaba
Estudiante entrevistado
Quizás sea un atrevimiento citar como epígrafe una frase de un desconocido estudiante
justo al lado de Gastón Bachelard, pero no deja de llamarme la atención que la bella idea
sobre el espacio vivido en la breve cita de Bachelard esté tan conectada con la percepción
despreocupada de un estudiante de grado once sobre la experiencia escolar. El aroma que
transporta al estudiante a su escuela primaria nos permite afirmar que la escuela es
(también) un estado del alma. A mí también me viene la escuela por un dato de los
sentidos, un color, la escuela para mi es el pálido blanco mugriento de los muros interiores;
también la recuerdo como un recorrido interminable, pues los corredores que conectaban
las entradas paralelas al bloque de secundaria siempre tendrán para mí esa distancia de su
primer recorrido a los ocho años, era interminable… La escuela como estado del alma es
una vivencia corporal, se experimenta la densidad del suelo, la acústica de los salones y
pasillos, la textura de los asientos y las perrillas de las puertas, la temperatura de los muros,
el color, sus matices, por pobres que estos sean.
La luz condicionada y re-direccionada, luz que pasa por los filtros, y que es absorbida por
las paredes. La luz de esta escuela no encuentra obstáculo en el patio de descanso, que es
un espacio de apertura al mundo. La escuela como casa es un espacio que se habita, que
invade el cuerpo. El cuerpo hace existir el espacio, pues no podemos separar la arquitectura
de los cuerpos que la recorren, un edificio vacío simplemente no existe. El cuerpo que
experimenta la atmosfera de la escuela además la produce, los cuerpos añaden sonido a los
pasillos, evitan que los muebles sucumban ante el polvo, deterioran los goznes de las
puertas, la superficie del suelo transitado tiene unos desgastes particulares; en resumen, el
cuerpo marca el espacio, imprime su huella en el paisaje, como si el paisaje fuera un
24
Una obra de arquitectura no se experimenta como una serie de imágenes visuales aisladas, sino
en su presencia espiritual y material completamente encarnada. Una obra de arquitectura
incorpora e infunde tanto estructuras físicas como mentales. La frontalidad visual del dibujo
arquitectónico se pierde en la experiencia real de la arquitectura. (PALLASMAA, 2006, p. 46)
El cuerpo se funde con el paisaje, hace parte de él, le da sentido, temporiza y espacializa el
espacio y el tiempo abstracto. No hay espacio sin cuerpo, pues la arquitectura es un
experiencia de vida, en los edificios, casas, calles, dejamos nuestro cuerpo, un barrio es la
gente que lo habita, y un colegio son los estudiantes, los cuerpos que circula una
arquitectura, unos salones, una cancha de fútbol a medio día o al final de la tarde. La
experiencia corporal en la escuela está atada al aspecto arquitectónico… Recuerdo ahora
que en mi época de estudiante – cada vez más lejana en tanto avanza este documento –, que
en el colegio distrital del que egresé teníamos jornada doble, recuerdo la tarde apagándose,
la solemnidad de los pasillos cuando los últimos haces de luz solar se metían por las
ventanas, esas ventanas amplias sin persianas. Las clases en la mañana tenía el aspecto del
sueño, el frío a las 6:30 am, el sopor a medio día. Ahora recuerdo la incomodidad en el
rostro ante el sol de medio día y el alivio que sentí al finalizar la jornada escolar en la
jornada de la tarde.
La escuela es un paisaje, porque es un juego de luz y sombra, expide múltiples aromas (la
cafetería, los baños, los salones de clase vacíos, los salones en uso), tienen una serie de
texturas y temperaturas. El espacio arquitectónico de la escuela es una obra, por ser un
diseño de la experiencia estética, por configurar un tiempo-espacio nuevo, único y
circunscrito a una dimensiones determinadas. Este espacio único puede ser su dimensión
de autonomía, es decir, crea un universo, una atmosfera única. El edificio escolar no está
hecho de materiales que condicionan sensaciones, su estatuto de obra se lo deba a que es
un sistema de sensaciones al que se puede ingresar, las mejores obras de arte son posibles
de ser habitadas, Pallasmaa dice que:
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Si los edificios de Miguel Ángel lloran ¿qué sentimiento guarda los muros de la escuela?
Su frío color barro – paradoja del color calido/frío – o su pálido baldosín transmite una
sensación de aislamiento. La escuela tiene una arquitectura industrial, uniforme, plana y
asusta encontrarla en una obra como la de Dickens: “El palacio de piedra se ofrecía sobre
la faz del panorama como un rasgo característico normal. Constituía, dentro del paraje, un
hecho tajante que no estaba suavizado por ninguna media tinta ni difuminado por nada8.
Es decir que el edificio escolar es un proyecto estético, parece que se escapa usualmente de
nuestra percepción que la escuela posee una arquitectura, una atmósfera, un caos acústico,
una textura, un aroma. De allí que podemos decir que la escuela constituye una estética, su
proyecto de experiencia sensible está elaborado en el material del que está hecho su
edificio. Sin embargo este espacio, hecho antes de que sus habitantes llegasen a él, no
permanece inmutable, la arquitectura escolar está viva por los tránsitos de quienes la hacen
vivir, estudiantes y docentes. Tránsitos a los que dedicaré este capítulo.
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Los muros
Este pasillo queda tras el ala norte del colegio, se diferencia del resto de pasillos por estar a
cielo abierto y porque su pared derecha está hecha por ladrillos de bordes desportillados, el
color trata de dar unidad a elementos que no logran ser unidades idénticas, es una pared en
“obra negra” y tiene un toque distintivo, un clásico alambre de púas. Esta foto es para mí
la captura del alma de la escuela y permite ver una tenue sombra, un sol inclemente, o
bien, podría ser lluvia y en lugar de la sombra un frío que escalaría hasta los huesos; muros
duros e infinitos, industriales. Uno de las acciones pedagógicas con los estudiantes era
observar el espacio en el cual estaban para luego intervenirlo, probar la piel contra el muro,
explorando sus posibilidades de contacto, danzar a partir de la pared.
Este corredor es además, un lugar poblado de ruinas, las paredes de este colegio no tienen
muchas marcas de los estudiantes, el tan odiado graffiti escolar, en este muro podemos ver
alguno rastros (restos) de estos graffiti que son para mí las huellas de los cuerpos de los
estudiantes.
Los muros de la escuela son interesantes a la vista. Constantemente cambian, se raya sobre
ellos, se trazan marcas, nombres de equipos de futbol, grafittis románticos, obscenos
(quizás ninguno entre en lo erótico) trazos agresivos, caligrafías enmarañadas. Pero
también posters oficiales del sindicato de maestros, una pancarta de la policía sobre
Bullying, una sobre el uso del uniforme, algunas instrucciones sobre la evacuación en caso
de emergencia; tareas escolares, carteleras; los muros de la escuela son una superficie de
inscripción, mutan, envejecen, rejuvenecen, se enfrían, se calientan, hacen reverberar el
sonido, lo callan, lo absorben. Los muros nos abrigan y su ausencia nos arrojan al mundo,
los muros hacen la casa y son el primer escenario (o superficie) en tensión.
Los trazos
Las marcas sobre el cuerpo son un índice de la temporalidad, las arrugas y cicatrices, los
tatuajes, etc… La arquitectura como cuerpo funciona igual; son las marcas sobre sus muros
las que indican su humanidad, es común querer leer las inscripciones en paredes en su nivel
comunicativo; la escritura tan extendida entre nosotros y cuyo uso lejos está de guardar la
memoria de los pueblos (gesta que se espera de las escrituras de las culturas desaparecidas)
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cae cada vez más en el desprestigio. ¿Qué comunica un graffiti? ¿Es la escritura sobre las
paredes un discurso? Sobre estas dos cuestiones puedo remitirme a algunas reflexiones de
Ronald Barthes en dos artículos: Réquichot y su cuerpo y en Erté o al pie de la letra que se ∗
“Quince días antes de su muerte, Réquichot escribirá en dos noches seis textos indescifrables
que lo seguirán siendo por toda la eternidad (…), la escritura se basa, no en su sentido (su
función comunicativa) sino en la rabia, la ternura o el rigor con que están trazados sus palos y
sus curvas (…). Testamento ilegible que nos dicen varias cosas: en primer lugar, que el sentido
es siempre contingente, histórico, inventado (por algún confiando arqueólogo): nada separa a la
escritura (que se supone comunica) de la pintura (que se supone expresa): ambas están hechas
del mismo material(BARTHES, 1992, pp. 225-226)
∗
Bernanrd
Réquichot
(1929-‐
1961)
29
Las ruinas de trazos del graffiti es todo lo queda en este colegio, le han pasado detergente
por encima. Al acercarnos a ver más detalladamente con los estudiantes los muros,
veíamos que tenían su sello, pero algo aún más interesante, que estaban borrados. Y desde
luego, eso supone una historia, una forma de habitar. Usualmente el graffiti es tomado
como mensaje, (su función comunicativa) se analiza su composición, su contenido, pero
podemos proceder por otro camino, prestando atención a sus rubricas extravagantes o su
total simpleza, (volveremos sobre esto adelante) Lo que me parece que más puede interesar
del graffiti es su soporte, el graffiti callejero es siempre un gesto altanero; (sobre todo el
graffiti grotesco como el que se encuentra en los baños públicos). Las carteleras se
adhieren a las paredes, los posters, incluso la publicidad más agresiva pide permiso al
espectador, permiso de la ley. El graffiti más que adherirse al muro lo hiere, lo desgarra, lo
insulta; ya no es más pálido gris, o rojo mate, amarrillo o rojo esmaltado (la paleta de
colores del colegio). Ahora los muros llevan la marca del tiempo, la marca de los cuerpos,
la marca de la letra. Ahora bien ¿qué podemos decir de un graffiti borrado del que no
queda más que sus ruinas? De ese graffiti en ruinas no nos queda otra cosa que analizar el
espacio que antes ocupó. Esto supuso una labor conjunta con los estudiantes y hasta con
los profesores, de reconstrucción de la historia.
“en los baños dibujan nombre de bandas, parches reguetoneros (…) en los
pupitres uno ve más que todo dibujos de pipis y groserías, pero también hay
dibujos severos (…) la mayoría de graffitis los borran porque son muy gamines,
lo que quedan estaN escondidos, ya casi no se ven9”
Como se analizaba de manera colectiva, El graffiti de la imagen vive en total soledad sobre
las ruinas de otro graffiti hecho en marcador de tinta negra, nada parece rodearlo, está bajo
las escaleras que dan al segundo piso en medio de la pared. Se requiere rastrear el espacio
con cuidado para tropezarse con él, puede pasar desapercibido. En la escuela no todos los
mensajes circulan de la misma manera. Podemos encontrar mensajes prohibidos, mensajes
9
Las
entrevistas
se
citaran
sin
autor
ni
fecha.
Estas
fueron
realizadas
a
los
largo
del
proceso
pero
no
se
tomaran
para
su
análisis
sino
como
una
voz
–
aunque
la
voz
no
entra
en
la
letra
-‐
que
se
cruza
con
las
fotografías
y
que
en
ocasiones
encontrara
eco
en
las
reflexiones
que
aquí
propongo.
30
contingentes y mensajes oficiales, a cada uno de estos corresponde una serie de técnicas de
elaboración y una forma de circulación.
“Claro profe, huele a mierda, los baños huelen a orines, por la mañana huele a
humo de fabrica porque hay una fabrica cerca”
31
Pero nunca pudo responderme a que huelen los pasillos o los salones - donde también
proliferan estos ornamentos – ante la respuesta del estudiante me derrote, la escuela no
huele a nada, me dije. Ahora creo que si me hubiera acercado oler alguna de esas plantas
me habría sorprendido, puesto que sus olores no rebotan en el espacio como el sonido sino
se conserva allí silenciosos e invisibles, los aromas de esta escuela son secretos, y una
aventura posible de ser escrita. Pero ya es tarde, solo nos queda una conclusión, el espacio
esta creado intencionalmente pero algo tiene de acontecimiento, algo se escapa siempre en
el seno mismo del sentido. Los aromas de la escuela son accidentes que no pertenecen ni al
malestar, ni a la transgresión, pero tampoco al poder.
32
Regresando sobre los acontecimientos – pues los accidentes están para ser vividos nunca
reflexionados - Podemos pensar que el total descuido por el escenario que ocupa, como
anunciaba un estudiante, da al graffiti su característica fundamental. Contrario al mensaje
publicitario de la escuela que requiere la creación de un marco para garantizar su
existencia. El graffiti es un mensaje que apenas susurra, es un tenue trazo casi invisible (en
esta caso), mientras que el mensaje oficial se rodea a sí mismo de un aire de importancia
vital, una artificialidad superior.
Un recorrido por los muros de la escuela nos permite dilucidar mensajes autorizados (La
imagen publicitaria), mensajes contingentes, y mensajes silenciados. Para el momento en
que tomamos las fotos, encontramos dos campañas: una contra el consumo de Coca-Cola y
otra homenajeando a García Márquez. Estos mensajes son contingentes, de acuerdo a la
reflexión que se hacía, pues no duran más que el trimestre o a lo sumo un año escolar.
“todos los años nos ponen a hacer carteleras y cosas así, algunas son bacanas,
como las de coca-cola, tienen dibujos severos, otras son aburridas, como las que
le ponen a hacer a uno cuando no trae el uniforme completo”
Sus materiales determinan su vida, papel, cartulina, tizas, marcadores, temperas, colbón,
los materiales clásicos de las tareas escolares. Los mensajes oficiales disponen de
materiales duraderos como lona, tela, impresión digital, impresión sobre acrílico. Por su
parte, las fotografías de las tres siguientes paginas son ejemplos de mensajes contingentes,
vemos que guardan con los mensajes oficiales similitudes en cuanto a su escenario, sus
materiales se adhieren a las paredes, pero no las marcan, bastaría con arrancarlas, por el
contrario el graffiti requiere tiempo para su exterminio, y materiales (agua, jabón, pintura).
Además de su soporte y materiales, la forma del mensaje contingente y del oficial es igual;
en ambos casos el mensaje está atado a su significación literal, un encadenamiento de
palabras (cadena significante) y en ambos casos el objeto del mensaje es moralizador. (No
al consumo de coca-cola, si al uso del uniforme, ¡viva! nuestro premio Nobel).
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35
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Lo que nos parece particular en el análisis que hacemos de observación con respecto al
graffiti (incluso del graffiti en ruinas) es que su intención comunicativa está en la expresión
(como la caligrafía de Réquichot). Lo que anuncian los estudiantes es que el grafitti tiene
una experiencia particular y les llena de emociones. Es la solemnidad de sus trazos, la
agresividad o la ternura, el juego de colores o la simpleza monocromo, los materiales
(corrector de tinta de bolígrafo, marcador, cuchillas para afeitar…). Si el graffiti comunica
dice siempre una cosa “aquí estoy”. Pues el encadenamiento del discurso no es tan claro
(inexistente en muchos casos); el graffiti es por lo común significante suelto. Puede
constatarse que en contraste con los mensajes escolares, el graffiti despliega una enorme
creatividad en sus caligrafías, ¿será esta ruptura con el modo del discurso lo que molesta y
empuja a su silenciamiento? ¿será que el detergente intenta conjurar un horror a la palabra
suelta o peor aún a la letra solitaria y narcisista?
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Los trazos en muros y puertas de los baños públicos, así como en pupitres, mesas,
corredores, siempre son vistos, o como una grosería inconcebible, según los docentes que
los observan, o como un discurso discontinuo, según la semiótica. Algo que fue dicho a
medias y siempre en el soporte equívoco, pues las paredes no son para rayar. Sin embargo,
a la luz de la cita de Barthes podemos pensar que unas fuerzas, más allá de un instinto
vandálico, motiva a los estudiantes a rayar, trazar, herir la arquitectura. El sujeto construye
su experiencia en el espacio, y para ello hace tatuajes sobre él. El placer de marcar, placer
de la mano, del tacto, antecede a la significación del discurso. Tenemos así, una primera
relación entre el cuerpo/carne y el espacio.
Las marcas son el retorno del placer (placer reprimido). Podemos imaginarnos la
arquitectura escolar como una maquinaria que intenta captar el placer, someterlo, domarlo,
pero el placer de arañar y marcar aparece una y otra vez, un eterno retorno, y no es
casualidad que aparezca en lugares íntimos, en tenues tinieblas, como los baños o bajo las
escaleras, o que se instalen encima de mensajes oficiales, como algunos trazos solitarios
sobre las materas de los corredores.
39
de la dimensión humana del espacio, pues al igual que la piel, los muros se deterioran, se
arrugan, les aparecen protuberancias, humedades; al igual que el cuerpo, el edificio pierde
estabilidad, fuerza, resistencia. Y la piel como el muro guarda la memoria, la piel es tatuada
por las palabras y los discursos, los muros de la escuela también.
Toda materia existe en el continuum del tiempo; la pátina del desgaste añade la enriquecedora
experiencia del tiempo a los materiales de construcción. Pero los materiales actuales
producidos a máquina, paños de vidrio sin escala, metales esmaltados y plásticos sintéticos-
tienden a ofrecer alojo sus superficies implacables sin expresar su esencia material ni su
edad. (PALLASMAA, 2006)
Los trazos II
De igual manera los asientos y pupitres son superficie de inscripción, lo que acontece allí es
un batalla. Un dibujo se superpone sobre otro, como vemos en las fotografías de la
siguiente pagina, el dibujo del pene modifica el sentido de la carita feliz, lo transforma en
un insulto y a la vez lo convierte en objeto de burla. Réquichot también tiene obras hechas
transformando obras ya elaboradas. El pupitre como lienzo es intervenido colectivamente,
no solo se dibuja para alterar el sentido de lo ya dibujado, también para marcar el espacio
aún no intervenido. Vemos un solitario nombre al lado del dibujo obsceno y en la parte
inferior una lluvia de corrector para bolígrafo. bajo los trazos perfectamente visibles lo
invisibles, los que han sido borrados una y otra vez, en los pupitres de la escuela
encontramos la marca del tiempo, esta marca es disimulada por los muros, pero los pupitres
no se sustraer al deterioro, no escapa a las manos de los estudiantes.
El graffiti obsceno es común en los pupitres, no deja de llamar la atención que siempre
aparece para insultar otro dibujo. Encontramos trazos nobles como la mariposa bellamente
insinuada al extremo derecho y letras sueltas, además de nombres “maria estuvo aquí”.
Algunos pupitres genera la sensación de una obra continuada (por el azar) con cierta
unidad y composición. Un trabajo de reflexión grupal, llevó a considerar que en el graffiti
de los pupitres podemos ver tres temas con los que se marca el espacio, tres experiencias
de las que nos da cuenta estos trazos grotescos y equívocos, a) el amor b) el sexo c) el
nombre propio o la identificación a un grupo.
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Las Caligrafías
La letra tiene una “vocación de metamorfosis figurativa” señala Barthes, es decir la letra no
se agota en su uso convencional, la elaboración de palabras.
“Este objeto, tan simple en apariencia, tan fácil de identificar, tiene algo de diabólico: se escapa
en todas direcciones y sobretodo en dirección de su propio contrario: constituye lo que
llamamos un significado contradictorio, un enantiosema. (…) por un lado la letra comprime el
lenguaje, a todo lenguaje escrito con el cepo de sus 26 caracteres (en frances) (28 en español
incluyendo la ch10), que no son más que una simple combinación de rectas y curvas; pero, por
otro lado constituye el punto de partida de una imaginería tan vasta como una cosmografía; por
una parte significa la máxima censura (¡oh Letra, cuantos crímenes se cometen en tu nombre!) y
por otra el máximo placer (toda la poesía, todo el inconciente son un regreso a la letra)”
(BARTHES, 1992, p. 103)
Esta variada imaginaria hace gala en los pupitres de la escuela (también en las paredes de
las barriadas) En el citado ensayo Barthes dirige su mirada a Erte para hablar de los
poderes diabólicos de la letra, Erte es autor de un alfabeto bizarro elaborado a partir de la
figura de una mujer, Barthes toma este bello alfabeto y juega a su alrededor con la palabra
escrita, yo procederé en la misma línea, pues también e tropezado con una alfabeto bizarro
pero incompleto, del que solo tengo tres letras.
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La
nota
es
mia.
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Este graffiti encanta por su simpleza, porque está en el límite de la pintura, invita a un
gesto, es una caligrafía que viene del acto de aruñar (de derecha a izquierda) lo
encontramos en una de los muros del corredor del ala norte (ver segunda imagen de este
capitulo) muchas replicas del mismo graffiti se pueden ver allí, todas en corrector de
bolígrafo. Por ahora es una palabra “SAC” pero no debemos olvidar a Requichot y su
escritura furiosa. Puede que sea posible establecer el sentido pero me inclino por evadir tal
posibilidad pues lo que me interesa de este graffiti es la creatividad grafica de la que hace
gala. Procederé a diseccionar la palabras para extraer de ella su esencia.
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Ésta es la metamorfosis figurativa de la que habla Barthes, la letra (unidad del texto) tiene
una dimensión de expresión como ya lo hemos señalado, podemos encontrar letras
solemnes, grotescas, arriesgadas, lo que interesa de estas letras es su cercanía con la obra
de Érte y el análisis de Barthes, la letra del graffiti desata una “imaginería tan basta…”
Lecturas de la imagen
La estructura de la fotografía (la fotografía publicitaria) dista de ser una estructura aislada;
mantiene como mínimo, comunicación con otra estructura que es el texto (…) dos estructuras
diferentes (una de las cuales es lingüística) soportan la totalidad de la información(BARTHES,
1992, p. 12)
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Barthes dice que lo primordial de la fotografía es que es un “mensaje sin código”, es decir,
que el mensaje fotográfico no está hecho a partir de un sistema diferente al objeto de
lectura, pues la imagen es una totalidad que a diferencia del lenguaje no está separado de
su referente; ninguna palabra está hecha de los objetos que intenta describir, ni siquiera por
analogía ¿qué fragmento del avión está contenido en A-V-I-Ó-N? La fotografía por el
contrario está adherida a su referente es “el análogo perfecto” lo “real literal”, los
elementos que la cámara recibe por obra de la luz y almacena, pueden verse reducidos
(oscurecidos, desenfocados, sobreexpuestos), pero no transformados en otra cosa (en una
palabra por ejemplo).
Ahora bien, si la fotografía publicitaria es un “puro real”, ello no quiere decir que su
mensaje es “natural” en absoluto, Barthes señala que existe una retórica de la imagen
publicitaria que valiéndose de la estructura de la fotografía crea un mensaje posible de ser
leído a partir de sí mismo.
Toda lectura requiere de entrenamiento (nadie lee a menos de que se eduque para tal cosa),
en este caso para leer la imagen publicitaria son necesarios tres conocimientos a) el
conocimiento de la lengua (todos los estudiantes lo tienen) b) un conocimiento cultural, si
se quiere estereotipado que se vale de signos discontinuos (no articulados uno tras otros
como en los enunciados); tenemos las piernas desnudas de las mujeres (al menos un poco)
y las piernas cubiertas de los hombres, una estatura desigual entre las parejas, ambas
mujeres son más bajas que los hombres (condición anatómica se puede argumentar), el
cabello largo de las mujeres y el cabello corto de los hombres. La artificialidad de la
escena no se escapa a la vista (la pose y la mirada fija a la cámara, paroxismo incómodo
para mi) y no deja de repetir estereotipos de la imagen corporal de hombres y mujeres, esto
es tan obvio que pasa desapercibido. Sin embargo para leerlo se requiere un conocimiento
cultural que nos dice que en efecto las mujeres llevan falda y los hombres pantalón (no se
esperaría otra cosa) la mirada fija a la cámara es otro signo, indica que los sujetos que
padecen ante el lente lo hacen a voluntad propia, pero su expresión facial (sobre todo la de
la niña pequeña) hace pensar en que no están convencidos de estar allí, no obstante la
mirada al lente, que se convierte en mirada al rostro del espectador hace de la foto un
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mensaje visible, que no se oculta tras un aire de naturaleza de la escena que la cámara
capturó. Es entonces una fotografía que entrega el rostro (ello aumenta mi incomodidad).
El tercer mensaje que se extrae de la imagen es su “puro real”. la fotografía nos entrega la
certeza de que está hecha a imagen y semejanza de su referente, la fotografía es un eterno
retorno de lo real afirma Barthes. ¿Dónde está lo diabólico de la imagen? No en su mensaje
lingüístico, pues los actos de los estudiantes violan la norma “tu imagen es nuestra
imagen”. Se puede constatar una diversidad de usos (nunca abusos) del uniforme escolar,
los jóvenes hacen uso de él en variadas formas y elaborando múltiples modificaciones,
podríamos pensar que la imagen fracasó en su proyecto moralizador. Lo diabólico de la
imagen está en atar las representaciones sobre masculinidad y feminidad a un mensaje que
fracasa por vía de la mirada fija al lente de la cámara y que entrega al espectador la
conciencia de la artificialidad de la imagen, es mala publicidad, se delata, pero es una
puesta en escena de los estereotipos del reparto sexual. No esperaría algo diferente, un
estudiante varón con falda solo ocurre en la clase de danza contemporánea, pero vale la
pena anotarlo.
Los muros son envoltura y no solo superficie de inscripción. Juhani Pallasmaa señala que
la arquitectura es un juego de luz y sombras y que la experiencia arquitectónica se
desarrolla a través de los sentidos no únicamente de la vista –la arquitectura escolar no es
una imagen, es una atmosfera. En el encuentro con la escuela como arquitectura hallamos
lugares de refugio, de sombra y lugares de apertura.
"¿No encontramos en nuestras mismas reductos y rincones donde nos gusta agazapamos?
Agazapar pertenece a la fenomenología del verbo habitar. Sólo habita con intensidad quien
ha sabido agazaparse", escribe Bachelard, y continúa: "Y siempre, en nuestros sueños, la casa
es una gran cuna" (PALLASMAA, 2006, p. 59)
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CAPITULO 2: El cuerpo: La imagen, la palabra, el lenguaje.
Sharon tiene 16 años y es autora de un alfabeto (como Érte o Réquichot), uno que altera por
completo los trazos convencionales, pero cada letra de los 28 caracteres del español existe
en su alfabeto.
Bryan se pintó el cabello de rojo intenso, rojo fuego y se rapó a los lados faltando dos
meses para graduarse del colegio “nada profe tocaba cambiar, uno se aburre de estar
siempre igual”, dijo la primera vez que preguntamos por el tema.
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La escritura de Sharon, la toalla de Sandra y el cabello de Brian llamaron la atención: el
primero es un gesto digno de ser comparado con el testamento ilegible de Réquichot en
todos sus aspectos, pues su autora afirma que “yo lo escribí así porque me gustaba las
dibujos manga y la escritura japonesa” El segundo es un gesto de coqueta altanería que por
sus elementos tiene todo lo necesario para ser una alteración de la sensibilidad. Pues en
primer lugar, saca de su contexto un elemento (la toalla higiénica no es para escribir), luego
le atribuye un sentido nuevo mediante una intervención (el acto de escribir) que tiene por
objetivo marcar con la singularidad el espacio normado, pues las toallas higiénicas son
todas iguales y el mercado espera un uso igual para todas. El tercero es un gesto de
inscripción sobre el cuerpo, una modificación de la imagen corporal, un gesto estético a
simple vista.
Escribir el nombre propio sobre un objeto que representa la norma en un contexto religioso
y crear todo un alfabeto para construir cuatro páginas, (la totalidad de su obra literaria en
esta caligrafía contrahecha) y transformar la imagen corporal, son muestras de la
autenticidad del sujeto. Al otro lado del mundo por la década del sesenta Michel Foucault
escribía:
La transgresión es un gesto que concierne al limite, ahí es donde, en la delgadez de esa línea,
se manifiesta el resplandor de su paso, y tal vez también su trayectoria en su totalidad, su
origen mismo. El trazo que cruzo muy bien podría ser todo su espacio. El juego de los limites
y de la transgresión parece estar regido por una obstinación simple: la transgresión franquea y
no deja de volver a franquear una línea que, a su espalda, enseguida se cierra en una ola de
poca memoria, retrocediendo de este modo otra vez hasta el horizonte de lo infranqueable.
(FOUCAULT, 1999, p. 167)
Podemos leer estos gestos de transgresión desde la cita de Foucault, trasgresión a la ley que
supone la letra, a los mandatos del mercado y la publicidad, a los estereotipos de
masculinidad. Además de ser gestos altaneros y creativos ¿qué más podemos decir de ellos?
Podemos analizar el contexto en el que se desarrollan, el límite que intentan franquear.
Sandra es docente del programa de educación media fortalecida, lejos está de ser
estudiante, Sharon y Bryan son estudiantes egresados del mismo programa, asistieron a las
clases de danza y expresión corporal. Con ellos desarrollamos tres breves entrevistas que
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retomaremos aquí para pensar el proceso de creación del cuerpo, sus modificaciones y
transgresiones.
El cuerpo
En entrevistas breves que hice a los estudiantes del colegio me llamaba la atención que
siempre ante la pregunta ¿qué es el cuerpo? se respondía con frases como: “Es como
nuestra estructura, lo que nos permite movernos. Sirve para muchas cosas, sirve para
expresarnos, para bailar, pues si, sirve para muchas cosas.” Es algo que se tiene,
constatación fútil si se quiere, pero que nos informa de nuestra relación con nuestra carne,
pues parece natural definir el cuerpo como un objeto más en la constelación de posesiones
del sujeto, se tiene un cuerpo, un nombre, una familia, una casa, etc…
La producción del cuerpo del otro es una fantasía infantil o para ser más estrictos es una
fantasía primitiva y constitutiva de la experiencia humana, solemos ver en los niños gestos
de imitación de los adultos, usar los zapatos de la mamá no tiene tanto de aspiración o
complejo de castración como de creación de la imagen del otro, identificamos a nuestro
padres por objetos, colores, paisajes. El otro es inicialmente una imagen que producimos.
El placer de producir la imagen del otro y luego contemplarla es actualizado en las
consabidas ordenes de cumplimiento del manual de convivencia, el uso del uniforme o la
practica tan extendida (y por orden de la corte constitucional prohibida) de obligar a los
varones a cortarse el cabello al estilo militar.
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El cuerpo es desde el inicio algo que se “tiene” es decir es un objeto más dentro de la
posible colección de imágenes, gestos y palabras que produce la cultura, de seguro sea el
producto que más nos inquieta. ¿En qué cruce es producido el cuerpo en la educación? Y
¿Qué cuerpos se producen? La educación es un acontecimiento del cuerpo, (condición que
a riesgo de ser evidente la pasamos por alto) en el proceso de formación intelectual algo se
cuela, algo no programado sucede, se produce un cuerpo. Todo lo que nos pasa sucede en
el cuerpo, nada queda fuera de él y paradójicamente establecer sus límites es todo un reto,
puesto que no podemos sacar el cuerpo del universo de sentido que lo contiene y le da
existencia, y tampoco podemos dirigirnos a él directamente; siempre hace falta un sistema
de interpretación, un código, un procedimiento de apropiación.
Tenemos pues tres cuerpos y tres gestos de transgresión que corresponder a dos de los
cuerpos, a) el alfabeto de Sharon, cuerpo discurso, el cuerpo de la letra y como veremos la
letra conjurando el caos orgánico; y el cuerpo que habla y emite un mensaje a otro, como la
toalla higiénica de Sandra b) cuerpo imagen, el cabello de Brian, modificación sobre su
propia imagen corporal.
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El alfabeto de Sharon
“Yo me inventé eso (el alfabeto) porque no quería que nadie pudiera leer lo que yo escribía, me
daba rabia (…) me regalaron un cuaderno cuando me desarrolle, ahí escribía mis cosas, ya no
me acuerdo que dicen…”
“Me decían que tenía poquitas, que era plancheta, eso no me importaba, yo como que ah…
normal, eso a mi ni me dada… pena ni nada así. Me dicen “usted es la que menos tiene” y yo
“bueno, pues a mi me gusta como soy, entonces…”
“Sobre los senos molestan por el tamaño, porque ahí unas que si tienen y otras que parecen
una tabla, mi caso no es el de la tabla… Un día un compañero – que yo quiero mucho – me
dijo huy Alanis es bien echada para adelante, yo saque la mano y le puse una cachetada para
que respete. A mi molestan mucho por eso…”
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Algunas partes del cuerpo tienen lugar de significantes, Marie Helene Brousse en una
conferencia titulada Cuerpos Lacanianos dice sobre estas zonas:
Tienen que ver con las experiencias de goce - eso es muy Freudiano - el lugar; boca, ano, falo y
Lacan va a añadir, las orejas, los ojos, (nosotros agregamos: los senos) todas las zonas que
permiten que se agrapen (unir, anclar) la imagen con el organismo, lo que enfatizaba Freud, ∗
Las zonas de anclaje entre la imagen del cuerpo y la carne (el organismo) son las zonas de
apertura al exterior, las que parece salirse del cuerpo, (el pene, los senos, la orejas) o que
permiten ingresar el exterior, (las orejas, los ojos) o que están en ambos limites (la boca).
La experiencia corporal se fija (agarra) sobre algunas de estas zonas en determinados
periodos (diferentes en cada sujeto) y produce una imagen del cuerpo a partir de dicha
experiencia. La idea es Lacaniana, proviene de un texto clasico – y bellísimo por su
contenido existencial – El estadio del espejo como formador de la función del yo (je) para
Lacan la imagen en el espejo que el infans contempla a los seis meses (antes es
parcialmente ciego) tiene función formadora, crea un marco de referencia, una imagen total
que es captada por el ojo y que está desfasada respecto a la experiencia orgánica, pues la
imagen es total no tiene “orificios” dice Brousse y el organismo es caótico. Por ello
Nietzsche sitúa la danza (experiencia orgánica necesariamente) como un espacio que se
olvida del ser individual (léase olvido de la imagen del cuerpo, sobre ello volveré en el
tercer capitulo). Entonces la imagen nos habla “ese soy yo” nos dice el espejo o la imagen
publicitaría (la del colegio) y justo cuando nos habla la imagen nos tacha, entra a ocupar el
lugar del organismo, lo somete a su “ortopedia” dice Lacan, en resumen, el símbolo (la
imagen como símbolo) aplasta la carne.
Le pedí a Sharon que contemplara sus fotografías de niña, tomamos el carné estudiantil,
cuatro en total (me pidió que no las pusiera en el documento) y mientras relataba lo que
sentía al verlas, llego a una conclusión interesante, de niña se recuerda como un cuerpo
∗
La
conferencista
es
de
habla
Francesa
y
no
lograba
encontrar
un
termino
en
español
para
referir
al
verbo
agrafer,
que
traduce
literalmente
como
grapar,
en
el
curso
de
su
intervención
se
entiende
que
es
articular
o
anclar.
Ver:
Marié
Helene
Brousse
–
Cuerpos
Lacanianos
en
la
web:
https://www.youtube.com/watch?v=Oh-‐Q0kQCplI
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total, un cuerpo completo, pero justo cuando el desarrollo hormonal aparece, su cuerpo “se
fragmenta”. Lo dijo así, con esa palabra sonora y exuberante (cuerpo fragmentado como el
de Jose Alejandro Restrepo, como el de Lacan) ¿Que fragmentación sufrió el cuerpo? Para
Sharon desaparecen las piernas, la cara, los glúteos, las manos y solo queda “la partecita
del brazo (se señala la cara posterior cercana a las axilas), el estómago (confiesa que se
siente gorda) y los senos, esas son las parte que tengo en la cabeza”
Entonces el gesto de creación del alfabeto se dirige a conjurar tal fragmentación, pues toda
escritura es un intento de unidad, y aunque la letra marca la ley, (es el símbolo por
excelencia) crear un alfabeto propio es un retorno al origen de la letra, la dimensión que
Réquichot, Érte y los grafitis juveniles ponen en juego, la estética de la escritura, el placer
de la letra. El alfabeto de Sharon es una simple combinación de líneas y curvas, que
despedaza cada letra, me encanta la LL que parecen esta patas arriba y tachadas por una
barra, la g que parece venir del sanscrito o la h reducida a una simple barra vertical.
Luisa es autora de un código íntimo, con ella la escritura retorna a su esencia, la pintura, la
expresión, su función comunicativa esta averiada, nos obliga a traducir sus textos (ni ella
misma recuerda que dicen). Estas rúbricas (ahora recuerdo que yo también tuve un propio
alfabeto a los doce años, no se aparece al de Sharon) son símbolos felices, no aplastan la
carne, intentan darle oxígeno, la letra vivifica.
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La escritura prohibida
Sandra nunca deformó el uniforme, no tenia tiempo para ello, debía graduarse a toda costa
del bachillerato pedagógico, tenia una situación económica poco estable, “no la podía
embarrar”. Cuando tenia 15 años la llevaron a estudiar un año a una escuela Normal en un
pueblito de Antioquia, allí paseaba por las noches, comía mango en la plaza, jugaba
voleibol, se enamoro… Sus tías decidieron que estaba “callejeando mucho” y la regresaron
para Bogotá, nunca se los perdonó. Ya en once esta mujer que hoy es la profesora más
estricta del programa, siempre se le puede escuchar “Muñoz póngase bien el uniforme”.
Ella era miembro del grupo de las “CASPAS”, conformado por amigas que organizaban
fiestas en la escuela, portaba una camiseta con el nombre del grupo y en el viaje de
despedida antes de la graduación metió vino y cigarrillos en las maletas de sus compañeras
“para el frío… porque viajábamos a un páramo”
Si la escritura se hace sobre el cuerpo, Sandra y Sharon escribe para el cuerpo, para
conjurarlo y liberarlo, para regresar a la intimidad, para divertirse en el espacio íntimo, sus
escrituras deforman el sentido.
El Cabello
El día que Bryan llegó con el cabello rojo todos se reventaron de la risa, la coordinadora lo
llamó a firmar observador y Sandra le preguntó si era un experimento para trabajar sobre el
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Bullying. Bryan lo tenia claro, se trataba de cambiar. Unos días después escribió esto para
la clase:
Decían: -Mire, mire, tiene el cabello rojo!,- Decía la anciana con tono exagerado. La otra
anciana decía –Pero que carajos les pasa a la sociedad, están dementes!!!- gritaba la otra
anciana tratando de advertir algo. Al percatarse de eso, el chico inmediatamente las mira,
con una mirada normal, ni tan contenta ni tan enojada, Las ancianas al darse de cuenta de la
mirada inmediatamente callan sus berrinches y continúan caminando.
El cabello tiene función de significante, afirma Marie Helen Brousse, por ello todas la
culturas lo tratan, se rapan la cabeza, lo tinturan, lo tejen, lo dejan crecer o impiden su
existencia, sucede igual con el bello facial, la barba, el bello púbico, el bello y el cabello,
son objetos que salen del cuerpo, causan nuestra curiosidad, su extrañeza, su extravagancia
y si se separan del cuerpo causan repulsión, como la saliva fuera de la boca. El cabello en
nuestra sociedad esta libre del cepo que le impone el mito, nuestra sociedad parece darle la
espalda al mito en cuanto relato circular, esta condición de nuestra sujetividad en la epoca
actual, nos permite ver la función significante del cabello, Bryan lo tintura (en este
momento lo tiene de negro violeta) lo corta, lo elimina, y con ello somete su imagen del
cuerpo a un procedimiento creativo que extrae de la capacidad enajenante de la imagen
todo su potencial. Toda imagen del cuerpo es enajenante:
El hecho de que su imagen especular sea asumida jubilosamente por el ser sumido todavía en
la impotencia motriz y la dependencia de la lactancia que es el hombrecito en ese estadio
infans, nos parecerá por lo tanto que manifiesta, en una situación ejemplar, la matriz
simbólica en la que el yo [je] se precipita en una forma primordial, antes de objetivarse en la
dialéctica de la identificación con el otro y antes de que el lenguaje le restituya en lo
universal su función de sujeto. (LACAN, El estadio del espejo como formador del la función
del yo tal como se nos revela en la experiencia psicoanalticasi, 2003; LACAN, Función y
campo de la palabra y del lenguaje en el psicoanalisis, 2003)
El yo que se deriva de la imagen en el espejo (la imagen del cuerpo propio) es la génesis de
la inclinación del humano sobre su cuerpo, es decir aquí nace el cuerpo como algo que se
tiene y que puede ser transformado. Si la imagen del cuerpo es algo que se tiene, también
puede extraviarse (como Fernando Vallejo que no logra reconocerse en el espejo minutos
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antes de matar a su propio padre1) esta es una de las razones por las que la imagen es
enajenante, Lacan continua afirmando:
Esta forma por lo demás (la imagen del espejo) deberíaa más bien designarse como yo-ideal,
si quisiéramos hacerla entrar en un registro conocido, en el sentido de que será también el
tronco de las identificaciones secundarias, cuyas funciones de normalización libidinal (lease
los objeto de anclaje de Brousse) reconocemos bajo ese término. Pero el punto importante es
que esta forma sitúa la instancia del yo, aún desde antes de su determinación socia!, en una
línea de ficción, irreductible para siempre por el individuo solo; o más bien, que sólo
asintóticamente tocará el devenir del sujeto, cualquiera que sea el éxito de las síntesis
dialécticas por medio de las cuales tiene que resolver en cuanto yo [je] su discordancia con
respecto a su propia realidad.
La palabra
¿En dónde está el cuerpo de la palabra? Para acercarnos a la palabra hablada no podemos
más que hacerlo desde una línea infranqueable (como la línea asintótica de Lacan), pues el
material del que disponemos son letras, palabras escritas; en resumen, símbolos mudos, y
la palabra hablada grita, balbucea, gime, jadea. El lenguaje susurra dice Barthes, “solo
cuando susurra sabemos que todo esta bien2” Freud dio a los tropiezos en el discurso
hablado una función de verdad, donde lo extraño, lo inconsciente, lo reprimido hacía su
aparición fugaz para perderse de nuevo en medio de las correcciones y aclaraciones que la
1
Esta
escena
del
desfase
entre
la
imagen
propia
y
el
yo
es
aparece
constantemente
en
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palabra nos demandaba “La palabra es irreversible, es decir: no se puede corregir una
palabra sin decir explícitamente que se va a corregir. En este caso, tachar es añadir; si
quiero pasar la goma sobre lo que acabo de enunciar, no es posible hacerlo más que
mostrando la propia goma (tengo que decir: “o mejor dicho…” “creo que me he
expresado mal…”, etc.) (BARTHES, 1992, p. 362). El cuerpo es delatado por la voz
porque atribuye sentido a los accidentes, nos informa de cierta parte del sentido que no es
el significado de la palabra, sino su estado musical: ¿está usted nervioso? Nos preguntan, a
lo que tenemos que responder y ello inicia de nuevo el juego infinito del sentido.“Cuando
se ha acabado de hablar, empieza el vértigo de la imagen: se exalta o lamento la que se ha
dicho, la manera como se ha dicho, se imagina uno a si mismo (se examina en imágenes);
la palabra esta sujeta a la remanencia, la palabra tiene olor.(BARTHES, 1992, p. 326)”
Ahora bien, la palabra es el único medio seguro de creación de un lazo social, la palabra
nos ingresó al mundo y es la esencia de la relación educativa. Sobre la palabra hablada sólo
puedo decir de mi experiencia propia, basado, claro esta, en alguna apreciaciones de Lacan
y Barthes, pero poco puedo decir de la experiencia de la palabra hablada de mis estudiantes,
colegas o amigos, todo sería especulación. Así pues si existe un cuerpo de la palabra que se
escapa del organismo que la produce, cada cuerpo-palabra es único e irrepetible,
corresponde a cada quien hacerse cargo de la angustia que produce el hecho de hablar, acto
de singularidad extrema.
Lacan afirma en Función y Campo de la palabra que toda palabra tiene respuesta: “La
palabra incluso en el extremo de su desgaste conserva su valor de tésera. incluso si no
comunica nada, el discurso representa la existencia de la comunicación; incluso si niega la
evidencia, afirma que la palabra constituye la verdad; incluso si está destinado a engañar,
especula sobre la fe en el testimonio.” (LACAN, 2003, p. 242)
“Conserva su valor de tésera” Es decir de distición y señal de pacto, la tésera entre los
romanos, griegos e hispanos denotaba un pacto, cada miembro del pacto conservaba una
parte de la tésera. Es decir la tésera comunica a los demas que esta o tal persona pertenece a
un grupo. Lacan continua “incluso si no comunica nada, el discurso representa la existencia
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de la comunicación” ¿qué nos dicen los balbuceos? Nada, son errores que por son vitales
para comunicar, para enunciar que hemos tropezado y que el sentido del discurso aun no se
nos escapa.
“incluso si niega la evidencia, afirma que la palabra constituye la verdad” Toda palabra
expone al sujeto ante si (aun cuando se evada bajo la idea de un pensamiento que invade la
mente) y esto lo padecemos ante los estudiantes, la palabra propia de la que nos valemos
para la enseñanza, nos entrega una radiografia de nuestros propios temores. Yo por ejemplo
me adelanto a responder las preguntas de mis estudiantes, a inducir en ellos preguntas de
las cuales poseo las respuestas. Mientras hablo me angustia mi tono de voz, y me
sobreviene el temor de ser una caricatura de mi, qué el discurso que ostento, que es el de la
danza y las pocas paginas de filosofia y psicoanalisis que logrado leer, no me sostendra en
el lugar que ocupo y se requiere un modulación diferente, una musicalidad de mi discurso
que convenza más que su contenido, más que decir quisiera seducir, enamorar, cegar, para
evitar provocar en mis estudiantes sus más variadas respuestas o sus equivocas preguntas,
¿qué maestro no tiene la sensación de que sus estudiantes no preguntan adecuadamente? “Si
efectivamente alguna sonrisa responde a mi observación o alguna asentimiento a mi
intimidación en seguida me intento persuadirte que son manifestaciones de imbéciles o de
aduladores” (BARTHES, 1992, p. 317)
Desconfiar de la palabra que emana de la boca de mis estudiantes es común, no logro saber
que es peor si su silencio o su respuesta “¿les gustó la clase chicos?” “Claro profe” Es
una catastrofe… La enseñanza es una relación extraña, ¿qué desea un docente? ¿ser
escuchado? No porque esperaría respuestas y a menudo las elude, por ello nada nos cuasa
más panico que un estudiante evaluando a un docente. ¿ser ignorado para poder
avandonarnos al saber y el extravío que nos ofrece? No, si hay un camino rapido (sobre
todo en colombia con la carga laboral del magisterio) para abandonar la academia es la
enseñanza, la lectura es íntima, la ensañanza es publica.
Puede que la palabra, mi palabra, no se dirija a ningun lugar, ¿la enseñanza tiene algun
objetivo? Pero lo cierto es que contemplo el cuerpo de mis estudiantes, su imagen, su voz,
su mirada y sé que me miran, luego viene el ruido de la clase, las llamadas de atención, el
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miedo a la agresividad, y luego la soledad, el salon vacio, la enseñanza es una profesión
solitaria, ¿acaso no deseamos conducir al estudiante hasta la autonomia?
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Hasta ahora he querido demostrar un punto: la educación desata fuerzas. A estas fuerzas los
podemos denominar estética, que regresando a Borges es la “inminencia de una revelación,
que no se produce” ¿Qué se puede hacer con estas fuerzas que arañan paredes, crean
caligrafías y silencian discursos? Un obra de arte. En el encuentro con los tres cuerpos del
capítulo anterior (la imagen, la palabra, el simbolo) el organismo siempre estaba enajenado,
evadido, frente a el se adelantaban las caligrafias de Sharon. Este caos orgánico es posible
de ser explotado, tratado, trabajado. La danza es del cuerpo, y trabaja sobre el cuerpo,
produce un cuerpo (elongado, fuerte, agil, movil); la danza sitúa al organismo en el centro
de la experiencia, este ya no es presa de la imagen o la palabra, sino su punto de quiebre,
Nietszche dice:
“La embriaguez (de la danza) del estado dionisiaco, aboliendo las trabas (imágenes y
palabras) y los limites ordinarios de la existencia, produce un momento letargico, en el que se
desvanece todo recuerdo personal del pasado. Entre el mundo de la realidad dionisiaca y el de
la realidad diaria se abre ese abismo del olvido que los separa al uno del otro.(NIETZCHE,
2007, p. 81)
La danza es una experiencia del olvido, un parentesis de la realidad creada, bailando somos
carne viva, organismo en movimiento, respiración agitada, sudoración, vertigo y fuerza, la
danza satura el espacio, tambien crea experiencias espaciales, la danza tiene el permiso de
arrojar los cuerpos al suelo, de sentir el frio de las paredes con el torso desnudo, la danza
vive el espacio cotidiano de manera diferente, la danza le habla a las paredes, al metal de
las puertas, a la ceramica del suelo.
Pero en el momento que reaparece esta realidad cotidiana en la conciencia, se siente en ella,
como tal, con disgusto, y el resultado de esta impresión es una disposición ascética,
contemplativa, de la voluntad (…) entonces no cabe ningun consuelo; el deseo se lanza por
encima de todo un mundo hacia la muerte y desprecia a los mismo dioses; se reniega de la
existencia y, con ella, del reflejo engañoso de su imagen en el mundo de los dioses o en un
más allá”(NIETZCHE, 2007, p. 81)
La danza también puede desatar dolor, angustia, miedo, ubica al organismo ante las
constelaciones de la cultura para que perciba la artificialidad de estas, la danza llora ante las
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mentiras del símbolo, ante la naturaleza de la letra, una vez en ese estado “reconoce la
Sabiduría de Sileno”
Y en este peligro inminente de la voluntad, el arte avanza entonces como un dios salvador que
trae el bálsamo saludable: él solo tiene el poder de trasmutar ese hastío de lo que hay de horrible
y absurdo en la existencia, en imágenes que ayudan a soportar la vida.(NIETZCHE, 2007, p. 82)
La danza es una experiencia del limite (el arte en general) que trabaja desde el organismo
¿pero sobre qué trabaja? Nuestra experiencia eligió como temática la violencia escolar;
tratando de seguir la ontología propuesta por Nietzsche fuimos del símbolo al caos y de
regreso al símbolo del caos, de lo apolíneo a lo dionisiaco y de regreso a lo trágico
(apolineo-dionisiaco)
Deleuze y Guatarri afirman que el arte se extrapola de la realidad “el arte no tiene
opinión”. Pero antes del arte, de la obra de arte, tenemos como material el caos
que no parece caos, (por efectos de la ficción apolínea) el caos de la agresividad,
al que accedí por medio de relatos. Procederé entonces a arman (anclar) relatos
de violencia escolar a imágenes de las clases de danza; estas fotografías las tomo
Paola Baquero estudiante de licenciatura en artes visuales de la universidad
pedagógica nacional, los relatos son transcripciones de entrevistas colectivas
sobre la experiencia de violencia de los estudiantes. ¿Qué intento señalar con este
montaje? La posibilidad de leer la violencia como material creativo, ¿se puede
hacer arte a partir de la violencia? Claro, este es el camino de Jose Alejandro
Restrepo en su maravilloso libro Cuerpo gramatical.
Podría establecerse una “anatomía política” donde se vería cómo estos cuerpos se
ven censurados, encerrados, domesticados, torturados, despresados, aniquilados,
respondiendo a fuerzas históricas y míticas, respondiendo a cierta racionalidad
perversa.(RESTREPO, 2006, p. 13)
68
“ En el salón yo era todo chiquito y ellos todos grandes, entonces a mi me cogían a calvazos,
pues… yo no me dejaba, pero como ellos eran todos grandes, pues igual me seguían pegando.
Hasta que un día me pegaron un calvazo y entonces yo me salí y llegué y ¡pum! le partí un
palo de escoba en la espalda y por eso me salí del colegio, yo de la misma rabia fui, cogí el
palo de la aseadora y tenga… ya como que me desquite, ya uff…”
Las manos apretando el estomago, los labios insinuando una exhalación, los ojos apenas
delineados, le dan dramatismo a la foto (la escala de grises hace el resto) sin embargo de
esta foto lo que más me gusta son los tennis de Oscar, están dispuestos de tal manera que
son la puesta en escena perfecta del cuerpo que cae al suelo, del cuerpo sin equilibrio,
lesionado, inconsciente, enfermo.
El ensayo de ese día fue profundamente fructífero, dejé mi terquedad y ya no les pedí que
alinearan y elongaran la columna vertebral, la danza como sistema de entrenamiento
desapareció, (muy a mi pesar) y nos dedicamos a golpear: golpes cuerpo a cuerpo, el
ejercicio consistía en inhalar, contener el cuerpo, tensionar, exhalar, caer al suelo, que el
peso del cuerpo se entregue por completo al suelo, incorporarse, golpear con la mano (no
69
“Sebastian se dirigía hacia el baño del segundo piso, yo iba detrás del el. cuando Sebastian
ingresa al baño estaban Julian, Alfonso,y Jefferson , de repente cogen a Sebastian de los
hombros y le bajan los pantalones y él del miedo se orina y ellos se ríen bastantemente y se
les ocurre sacarlo del baño y dejarlo en el patio.”
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La cabeza: Es el lugar donde pongo el símbolo del calvazo en la cual la lámpara desata su
poderío frente a alguien estúpido; también es utilizada por la lámpara para demostrar grandeza
al curtir y humillar al bobo del grupo o al que da el pataso en el momento. En la cabeza se
inicia todo, para que la pinta entienda quien es en medio de este juego.
“el rostro se abre al infinito y el infinito se presenta como rostro. El rostro del Otro me acoge y
me somete a la resposabilidad del careo y del cara a cara”(RESTREPO, 2006, p. 52)
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La violencia sobre el rostro porta la intención del espectáculo, la fotografía de arriba nos lo
permite apreciar, la mirada agitada de Alejandro (izquierda) y Johan (derecha) que se
dirige al esfuerzo físico obligado de Freddy. Están apunto de empezar a divertirse, a gritar
como en un partido de futbol. La medusa de Caravaggio y la imagen de Oscar y Jonathan
silenciados, sumado al detalle del rostros de Alejo en la foto ya mencionada, nos permite
ver tres rostros de la violencia, rostro que disfruta, rostro silenciado, rostro horrorizado.
“La violencia siempre pasa por una imagen (…) lo que cuenta es que la producción del efecto
sea indisociable de la manifestación visible de la violencia. Es el goce de esta marca que se
efectúa el exceso con que se define la violencia. Su carácter es demostrativo”(RESTREPO,
2006, p. 49)
Inicialmente podemos decir que la violencia es formadora, es una forma de crear lazos
sociales, sistemas de sentido (de allí mi interés por el diccionario) símbolos e imágenes. La
violencia puede constituirse en documento de la cultura, de ello da cuenta la obra de José
Alejandro Restrepo. Pero también es material de trabajo estético, por su riqueza simbólica
la violencia nos da los elementos para conjurarla y para eliminarla, para extraer de ella la
fuerza creativa y enfocarla a otro objeto ¿qué objeto? Una obra de arte que titulamos A
bailados y calvazos, de la cual no tengo registro fotográfico, por condiciones de luz, así
que continuare armando la constelación en imágenes y textos para reconstruir la esencia de
la obra.
72
La sonrisa desenfocada de los tres hombres me permite hablar de uno de los conceptos
fundamentales de A bailados y calvazos: el juego. La obra constaba de una golosa de la
perversión, cada casilla correspondía a uno de los procedimientos del Manual del perverso
escolar, los estudiantes que ejecutaban la obra lanzaban una piedra a la golosa, según el
numero que cayera el procedimiento violento se ejercía sobre alguno de los estudiantes que
hacían parte de la obra, el espectador veía a doce hombres y una mujer violentándose por
quince minutos y luego desaparecer. La idea de incorporar una golosa a la escena fue de
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Alejandro, “es como si la violencia fuera un juego profe… cada quien cumple su rol, uno
juega y si pierde, pues…” El azar del juego violento esta insertado en la obra.
La espalda: Pizarrón para tatuaje indio1, que lleva a la pinta al ardor y sufrimiento generando una
reacción de niña con pipi, además de ello podemos ver como es usada para practicar artes
marciales por la espalda con diferentes técnicas como lo son patadas voladoras, planchazos, la
desnucada, él come materas2, etc.
La idea de la espalda como pizarrón, lugar para tatuar, para inscribir violencia no es nueva,
la espalda es símbolo de masculinidad, fuerza, vigor y trabajo, un golpe en la espalda la
obliga a transformarse en el opuesto a la cadena muscular, la convierte en piel, la espalda es
piel, Monique Schneider en Genealogía de lo Masculino rastrea el registro cutáneo como la
génesis de la identidad femenina, curiosamente el golpe sobre a espalda humilla porque
hace que el varón se transforme en “niña con pipi” el golpe en la espalda en otras culturas
tiene el poder de expulsar lo femenino, Elizabeth Badinter en XY: La identidad masculina,
afirma:
Los sambia de Nueva Guinea anuncian con flautas el comienzo de los actos de iniciación. Le
arrebatan por sorpresa los niños a sus madres, y los llevan al bosque. Allí los azotan durante
tres días hasta sacarles sangre, con el fin de abrir la piel y estimular el crecimiento. Luego les
pegan con ortigas y les hacen sangrar la nariz para hacerlos expulsar los líquidos femeninos
que les impiden desarrollarse(BADINTER, 1993, p. 125)
1Golpe
en
seco
sobre
la
piel
que
usualmente
deja
una
quemadura
roja
como
un
tomate.
2
Resulta
que
Freddie
casi
devora
una
matera,
de
esas
que
están
en
el
pasillo,
en
nombre
de
él
bautizamos
“el
come
materas”
a
toda
golpe
que
lleve
al
sujeto
en
cuestión
a
devorar
sin
querer
algo
que
se
atraviese
en
su
camino.
74
75
Les pregunte a los muchachos qué sentían antes de una pelea, esto fue lo que me
contestaron:
Uno siente como algo en el estomago como nervios uno se siente, le empiezan a temblar las
manos, como miedo, algo así, ya cuando usted se empieza a agarrar no se, se le incrementan la
fuerza de los nervios y cuando usted termina usted termina así con muchos nervios, si uno no
mide consecuencias.
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Yo la inicio con, Hágalo pirobo, a mi me gusta que me la inicien porque cuando me la inician
yo siento que todo me urge, siento mucha adrenalina y ahí si me gusta arrancar, y si me pegan
en alguna parte del cuerpo siento mucha adrenalina mucha rabia porque yo siento que se están
metiendo con algo mío y ya reacciono, pero a mi no me gusta iniciarla, en el procesos pues
estamos ahí callados mientras que nos damos y si uno se para, le digo, que se cago o la va
aseguir acá lamparoso y ya al final si se caga le digo, severa niña y ya.
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“El arte conserva y es lo único que se conserva” la experiencia creativa con los estudiantes
nos permitió extraer sensaciones, afecciones y percepciones de su estado silencioso, (aun
cuando gritaba e insultaban) para llevarlas a ser el material de la construcción de una
radiografía de la vida en las escuelas. La violencia tratada por la danza ya no es la
violencia cotidiana, pues estaba inscrita en un espacio artificial y coreografiada, no era
violencia era contacto corporal, era movimiento. Sin embargo es la radiografía de la
violencia cotidiana, pone en denota el azar que la caracteriza, la gramática y
procedimientos de los que se vale, el placer y el dolor que crea en los cuerpos. De todo esto
me queda una sola anécdota que ejemplifica el objetivo de la experiencia, tomar las
sensaciones reales de los estudiantes y llevarlas a otro plano de la sensación.
“Sebastian se dirigía hacia el baño del segundo piso, yo iba detrás del el. cuando Sebastian
ingresa al baño estaban Julian, Alfonso,y Jefferson , de repente cogen a Sebastian de los
hombros y le bajan los pantalones y él del miedo se orina y ellos se ríen bastantemente y se
les ocurre sacarlo del baño y dejarlo en el patio.”
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Al finalizar la función Jhoan me dijo: “la verdad profe eso me pasó a mi, muchas gracias”
eso fue todo lo que dijo y yo no le respondí nada.
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EPÍLOGO: breves apuntes sobre el ensamble y la metodología.
¿Qué valdría el encarnizamiento del saber si sólo hubiera de asegurar la adquisición de conocimientos y no,
en cierto modo y hasta donde se puede, el extravío del que conoce?
Michel Foucault.
Este fue un documento sobre lo inútil, ahora me corresponde hablar sobre su proceso de
construcción. Los caminos que se siguen en un proceso investigativo de este tipo son
inciertos, se inicia con algunas ideas sobre el tema y en la marcha todo se despedaza, basta
con mencionar que inicialmente mi trabajo de grado era sobre genero y sexualidad, esta
contingencia maravillosa es producto de choques diversos, con opiniones de amigos, con
fragmentos de libros, con intuiciones propias ¿uno puedo chocar contra uno mismo? Así
pues las temáticas fueron apareciendo no necesariamente en el orden en que las presento.
En primera instancia la practica pedagógica se desarrolló a partir de la danza, luego
comencé a sentir la necesidad de hablar con mis estudiantes e inicié con una serie de
microentrevistas semiestructuradas con estudiantes al final de la clase, sus palabras hacían
que mi objeto de investigación fuera mutando, pasé de preguntarme por el cuerpo en
términos genéricos a cuestionar la relación entre los cuerpos de docentes y estudiantes,
funciones del castigo escolar, del uniforme. Fueron cerca de quince entrevistas breves que
no retomé en el documento o de las que retomé solo algunos apartados, los que yo
consideraba que eran pertinentes, mucho de esas entrevistas cayó en el olvido. Las
entrevistas cortas me dieron animo para hacer un par de entrevistas en profundidad, las
dimensiones y temáticas que aparecieron en las entrevistas breves se transformaron en
temática de investigación, en primera instancia me inquietó el castigo escolar en su
dimensión histórica, pero también en su dimensión psicológica y estética. Abandoné la
primera dimensión porque superaba mi capacidad de investigación y me desviaba del
objeto que tenia frente a mi, la segunda dimensión (estética y psicológica) podía ser
indagada por vía de la palabra hablada, hice dos entrevistas semiestructuradas sobre el
tema, cada una de una hora aproximadamente, una vez más nuevas temáticas aparecieron.
La primera entrevista la desarrolle con Sandra la coordinadora del colegio, su riqueza era
tal que solo con esas entrevista hubiera bastado para construir una tesis de grado, pero el
tema hubiera cambiado, durante mucho tiempo esta entrevista no me sirvió para nada,
80
puesto que no tenia un aparato conceptual que le permitiera ser leída. La segunda entrevista
la desarrolle con Brian, presentó la misma profusión de temáticas que la de Sandra, sus
experiencias escolares estaban separadas por un abismo en el tiempo pero guardaban
bastantes similitudes, ambos hablaban del cuerpo, del uniforme, de una incomodidad ante
la norma. Claro, yo inducía temáticas, pero ellos desbordaban mis pretensiones, por
ejemplo cuando entrevisté a Sandra yo quería encontrar una mujer traumada por castigos
escolares pero me encontré una estudiante coqueta y rebelde. La tercera entrevista la
desarrollé al final del proceso un día cualquiera me tropecé con el alfabeto de Sharon, ella
lo menciona en una microentrevista como algo anecdótico, para mi fue la revelación del
destino, entendí para que podían servirme las lecturas que hacia de Lacan y Barthes. Entre
microentrevistas y entrevistas en profundidad aun estaba perdido, pues las reflexiones
conceptuales no entraban ni encajaban, ni siquiera lograba que convivieran al lado de la voz
transcrita de mis entrevistados. Sentía que era o excesivamente teórico y tendía a aburrir al
lector o demasiado anecdótico y pueril.
Un día me tropecé con un articulo de Barthes que se titula Requichot y su cuerpo, este
articulo abrió ante mis ojos una dimensión que no explore desde el inicio por miedo, la
fotografía, yo no soy fotógrafo (muy a mi pesar tampoco pintor ni actor) pero sabia que
algo estaba en la imagen que no podía ser dicho en palabras. Barthes también tiene un libro
sobre la fotografía que se llama La camara lucida, no lo retomé en este documento, pero su
lectura me fue de gran ayuda, me animé a tomar fotografías sin saber muy bien para que, y
en este punto quiero detenerme, creo que nunca supe para que hacia las cosas, solo lo
intuía, el sentido de las entrevistas, las fotografías, las lecturas teóricas, apareció a
posteriori, paradójicamente esa es una de las cualidades del sentido para Deleuze, siempre
llega tarde.
Fotografías y voz de eso se compone mi registro, que es diferente a la practica como tal,
mucho de lo que se hace en una practica pedagógica no se registra, por ejemplo los errores,
los balbuceos de los que hablé, clases que sentí que no valían la pena, etc… por ello este
ensayo es sobre el registro que emana de una practica, no sobre la practica en si, porque en
ella muchas cosas suceden y es imposible captar todo.
81
De Barthes a Lacan
Ronald Barthes es brillante y Lacan confuso, yo por mi parte soy terco y quería como fuera
hacer que estos dos autores tuvieran algo que ver con la pedagogía. Comencé a asistir a un
curso de psicoanálisis y política con el profesor Bustamante, allí la obra de Lacan apareció
por primera vez para mi. Los seminarios eran el equivalente al ballet clásico – casi
inalcanzables – los escritos también, resulta que Lacan habla en una suerte de código
personal que se debe descifrar línea por línea, inicialmente y por consejo de Bustamante leí
el estadio del espejo, me tomó varias semanas comprenderlo – y aun no se si lo logré - a la
par estaba dando clase de danza y preguntándoles a los estudiantes sobre la violencia
escolar, Lacan era sólo un dato, no parecía tener nada que ver con la practica pedagógica.
Barthes fue una luz en medio de las sombras de lo imaginario de Lacan, su estilo de
escritura es divertido y retoma la obra de Lacan de una manera sorprendente, por ejemplo
despliega las ideas de Lacan sobre la arbitrariedad del sentido en un estudio sobre la obra
de arte y la imagen publicitaria. El susurro del lenguaje es un libro fantástico sobre la
función de la palabra hablada, tema que también preocupa a Lacan. En resumen Barthes me
acerco la obra de Lacan pero Lacan dio a Barthes un sustento “psicoanalitico”
De Nietzsche a Foucault
82
De Bustamante a Deleuze
Bustamante profesa un odio milenario por Deleuze, se burla de él en clase, pero su libro
Sujeto: sentido y formación tiene tanto en común con La lógica del sentido y con ¿Qué es
la filosofía? Que ponerlos cerca era incluso armónico, las ideas que sostiene Deleuze y
Bustamante sobre el sentido son lacanianas y su concepción de “concepto” guarda tantas
similitudes que uno no comprende el odio que profesa uno por el otro. La obra de
Bustamante es brillante y políticamente incorrecta, no se detiene a entregar esperanza a las
generaciones futuras y no cree que la educación sea posible, su lectura aclaró muchas dudas
y aportó muchísimo a mi comprensión del acontecimiento estético.
El ensamble.
Dejé que algunas fotografías no tuvieran sentido, otras las sobrecargué con un epígrafe en
la parte inferior, a algunas las hacia convivir con la voz de los estudiantes y en otras
ocasiones dejaba que mis palabras hicieran todo el trabajo (como en la introducción) El
primer apartado (Los escupitajos) esta basado en “hechos reales” pero también me permití
imaginar un poco, jugar con las palabras. El proceso de escritura es profundamente
creativo, fue una decisión no hacer introducción, justificación y objetivos, para conservar
83
un tono del documento pero además para crear una estética - siendo pretenciosos – Las
palabras y las cosas de Foucault no sería lo que es si ese libro no “naciera de un texto de
Borges, de la risa que sacude al leerlo…”. El texto entraña una estética que esta dada en el
tratamiento que se le da a las imágenes, a las voces, a las citas teóricas, etc…
Puede pensarse que entonces no es necesario definir objetivos en una practica, estaríamos
equivocados de ser así, por supuesto que el docente debe planear sus clases, llevar material
de trabajo, saber que es lo que está haciendo, en la practica el objetivo era bastante claro,
acercar a los chicos a su propio cuerpo (paradoja de “tener un cuerpo”) desde la danza
contemporánea para desde allí tramitar la violencia escolar, pero los objetivos de las
practicas no son los mismos que los de la escritura, eso implicaría una supeditación tan
aburrida que nos regresaría a pensar que el lenguaje habla de la realidad y a partir de Lacan
sabemos por qué la palabra mata la cosa. En la practica se debe controlar un poco lo que
sucede, en la escritura prestar atención a lo que no debía suceder y escribir sobre ello, la
escritura y la praxis son planos diferentes, si la teoría realimente la practica solo lo puede
hacer a condición de no adular la practica.
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