A partir de sus experiencias con las culturas de la frontera Daniel Ruanova ha
dispuesto para el visitante este espacio cuya característica es expandir la narrativa del cubo blanco expositivo. Los contenidos y las formas se desprenden de sus muros y se proyectan sobre el transeúnte. El no-lugar nos compele a tomar asiento y navegar por la exposición.
Las pinturas devienen en pantallas que reflejan la superposición de lenguajes
digitales, buzzwords y frases anidadas en el inconsciente. Imágenes evanescentes y fórmulas algorítmicas conforman el cyber-art que envuelve al usuario. Declarativa y procesual, la exposición ofrece la experiencia de una urbe postnacional; un laberinto de iconos de los poderes fácticos, saturado por la omnipresencia de billboards y pantallas esplendentes.
Esta muestra es un fragmento de una realidad paralela producto de las hegemonías de
Google, Trump, Fox News. Construida con los mismos recursos que promueven la especulación financiera con bitcoins, avatares necesariamente alienados ($ € £ f), y promovida desde la interconectividad fascista de las redes digitales.
El espacio de exposición es un dispositivo de arte-ficción en el que se disuelven las
fronteras entre mundo real y las fake truths que construyen los rituales para habitar el siglo XXI.