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Reseña: La psicopatología

Luisa Fernanda Arjona

Brayan Alejandro Pérez Restrepo

Universidad Cooperativa de Colombia- Sede Cali

Psicopatología

Maritza Urrego

Psicología- IV semestre- Diurno


Para la reseña que el lector podrá encontrar a continuación, se tomaron en cuenta los

capítulos dos y cuatro del Manual de psicopatología (Volumen 1) escrito por Amparo

Belloch, Bonifacio Sandín, Francisco Ramos y el libro “la patología mental y su terapéutica”,

escrito por Ramón de la Fuente, si se quiere encontrar mayor información sobre estos, el

lector puede ver el apartado de bibliografía. Cabe aclarar que las valoraciones de la

presente obra corresponden a la posición de los escritores, así que, el lector está en

completa libertad de formarse su propia opinión.

Resumen expositivo de los textos

La psicopatología ha abierto un gran campo investigativo durante muchos años, se ha

tratado en repetidas ocasiones definir lo que es esta, dándonos un vasto campo definitorio,

tomemos por ejemplo las definiciones de Tizón (1978) donde dice que “la psicopatología es

la disciplina psicológica comprometida al estudio científico de la conducta o el

comportamiento trastornado o anormal” o también revisemos la definición que plantea

Lemos (2000) “la psicopatología es el estudio sistemático y científico de la etiología,

sintomatología y proceso de la conducta anormal”. Se puede notar entonces que, a partir de

estos postulados, pueden surgir muchas preguntas, por ejemplo: ¿qué criterios debo tener

en cuenta para definir si algo es patológico o no?, ¿cuándo una conducta es normal o

anormal?, ¿cuál es la diferencia entre trastorno o enfermedad? y, ¿qué es salud mental?.

En la delimitación precisa de lo que es la psicopatología, es donde reside la mayor dificultad

de esta disciplina, y la proliferación de modelos, cuyos, conceptos y criterios para definir la

psicopatología es un ejemplo de ello, revisemos algunos de estos:

Dentro del Criterio estadístico se postula que las variables que definen psicológicamente a

una persona, poseen una distribución normal en la población general de referencia de esa

persona. Consecuentemente, la psicopatología es todo aquello que se desvía de la

normalidad, es decir, «algo» (un rasgo de personalidad, una capacidad intelectual, una

actividad mental, un comportamiento, una emoción, un afecto, etc.) que resulta poco
frecuente, que no entra en los límites de la distribución normal de la población que nos sirve

de referencia.

Cuando la psicopatología se rige por un criterio estadístico se suele emplear el término

anormalidad como análogo o sinónimo al de psicopatología, lo que significa que una

conducta, rasgo, actividad o característica es muy poco frecuente y, por tanto, poco

representativa del grupo social normativo de referencia, además de ser cuantitativamente

distinta de lo que se considera normal.

por otro lado, tenemos los Criterios sociales e interpersonales donde H. S. Sullivan

denominó consensual para señalar que la definición de las psicopatologías es una cuestión

de normativa social, es decir, del consenso social que se alcance al respecto en un

momento y lugar determinados. De aquí a afirmar que lo psicopatológico no es más que una

«construcción social» y una «convención» que la comunidad adopta en un momento, y de

un modo por lo general poco explícito, no hay más que un paso. Y sólo otro más para

afirmar que lo psicopatológico no existe más que en las mentes de quienes lo postulan.

No queda más remedio que admitir honestamente que esas normas sobre cuyas bases

catalogamos a una persona como normal o como psicopatológica existen en nuestras

mentes.

Igualmente, dentro de los Criterios subjetivos e intrapsíquicos se plantea que este es un

criterio propuesto por el propio individuo. Se basa en la conciencia que tiene el sujeto de su

situación psicopatológica (sufrimiento, conducta indeseable, etc.)

Por último, los Criterios Biológicos mantienen que la «enfermedad mental» se produce por

una alteración del sistema nervioso. Las diferentes psicopatologías son, fundamentalmente,

la expresión de alteraciones y/o disfunciones en el modo normal de funcionamiento, bien de

la estructura, bien del proceso biológico que las sustenta.

Podemos notar entonces, que estos criterios manejan los términos “Normal” y “Anormal”,

pero, ¿por qué estos son importantes dentro de esta disciplina?


Se dice entonces que el adjetivo ¨normal¨ se usa en repetidas ocasiones para dar a

entender que algo es frecuente o común, de igual modo este término es asignado a la

descripción de lo que es saludable. Por otro lado, utilizamos el término “anormal”, ya que

este es aplicado a algo que es raro o fuera de lo común, esta perspectiva de significado

estadístico hace énfasis en algo patológico o enfermo; lo normal y anormal no es una

herramienta evaluativa formal ya que estos términos corresponden más a valoraciones

socioculturales.

Hemos visto entonces hasta aquí, que de alguna manera se ha utilizado el término

“Anormalidad” para hacer referencia a la categoría enfermedad, pero si retrocedemos a

analizar la definición de Tizón (1978) donde dice que “la psicopatología es la disciplina

psicológica comprometida al estudio científico de la conducta o el comportamiento

trastornado o anormal”, podemos notar que este autor plantea una alternativa entre lo que

es un trastorno y lo que es anormal (enfermo), podríamos plantear entonces que, ¿trastorno

y enfermedad se puede utilizar como sinónimos? ò, por el contrario, ¿hay alguna diferencia

entre estos dos términos?

Primeramente, se puede decir que, un trastorno es una alteración de la vida cotidiana de la

persona, es decir, es la manifestación de que algo no está bien. El concepto incluye la idea

de que esté caracteriza por tener un conjunto de síntomas que no se explica por una

afección generalizada.

Por otro lado, la enfermedad se podría decir que, es la etapa más grave del trastorno, es un

padecer y por lo tanto, es una alteración de la vida cotidiana de la persona. su característica

principal es que esta tenga síntomas y signos identificables.

Vemos entonces, cómo se puede plantear una diferencia entre trastorno y enfermedad a

través de términos como signos y síntomas. Se dice entonces que, la diferencia entre estos

radica en que, los signos incluyen cambios que pueden observarse y registrarse

objetivamente e incluyen todo tipo de conductas de interés clínico, susceptibles de

observación sistemática, de análisis y de medida a través de las más diversas técnicas o


escalas, por el contrario, los síntomas son informaciones subjetivas, relativas a experiencias

recordadas, e incluyen fenómenos no siempre observables (por ejemplo, estados de ánimo,

experiencias cognitivas, percepciones, actitudes, recuerdos, etc.) y pertenecientes al mundo

privado; con lo cual pueden calificarse de escurridizos, menos fiables y con muchas

complejidades filosóficas y metodológicas.

En el ámbito clínico, entre los síntomas se incluye el dolor, las alucinaciones, la pérdida de

apetito, la ansiedad o los delirios; mientras que entre los signos se incluye la conducta

fóbica, la inquietud motora, la pérdida de peso o el lenguaje paranoide. El humor depresivo

es un síntoma, el llorar es un signo; el dolor en el pecho es un síntoma, el fallo cardíaco es

un signo.

Ahora bien, luego de tener una mayor claridad acerca de lo que es normal y anormal, lo

enfermo y lo trastornado, se plantea entonces, ¿qué es salud mental? ¿Es solo la ausencia

de enfermedad?

Tomamos en cuenta la definición planteada en el acta de su inauguración, en 1948 donde

La Organización Mundial de la Salud adoptó una definición de salud que ha sido

ampliamente aceptada, no obstante que se la puede juzgar como idealista: “Salud, incluida

la salud mental, es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente

la ausencia de enfermedad”.

Crítica:

La psicopatología sin duda ha sido una disciplina fundamental en la descripción de las

enfermedades y los trastornos mentales, teniendo en cuenta la naturaleza y los procesos

etiológicos de estas, abriendo un vasto campo investigativo, pero, si se analiza un poco

más de cerca, cuando se plantean un gran número de conductas anormales y que por lo

tanto etiquetamos de “enfermas”, la descripción de normalidad y salud mental quedan en un

segundo plano, es decir, la psicopatología debería plantearse primero que todo que es

salud mental y que es normal, y a partir de allí, fundamentarse en lo que está enfermo y lo

que es anormal, puesto que, al plantearse de manera contraria, la normalidad se plantearía


como un filtro para entender lo que está enfermo y no debería ser así, deberíamos adoptar

un punto de vista desde la salud y no de la enfermedad; si seguimos en la misma ruta,

llegaremos a la conclusión de que nadie está realmente sano, además, lo que para una

persona puede ser visto como ¨normal¨, para otra puede ser visto como todo lo contrario;

por esta razón no en todas las áreas de la psicopatología es posible definir e identificar esa

brecha entre lo “sano” y lo “enfermo”.

Conclusión:

Se puede notar que el tema de psicopatología no se puede abordar desde una mirada

unidireccional, por el contrario, esta abarca un gran campo de estudio y de investigaciones

que se hace necesario revisar para un mayor entendimiento de lo que es esta disciplina y

de lo que implica en los diferentes campos.

Tanto los capítulos dos y cuatro del manual de psicopatología y el libro “la patología mental

y su terapéutica” son muy interesantes, puesto que en nuestra formación como psicólogos

nos veremos enfrentados a diferentes casos y experiencias, y los planteamientos de estos

libros, te ayudan a tener una visión crítica, argumentativa e histórica de lo que es la

psicopatología. Cabe decir que la forma en la que los autores plasman sus ideas en sus

libros, consideramos según nuestros criterios, hacen que la lectura de estos sea amena;

además, se resalta la imparcialidad de los autores al escribir sus obras y el respeto con el

que hacen sus críticas constructivas, haciendo que los lectores quedemos en completa

libertad de formar opiniones de lo que leemos.


Bibliografía:

- De la fuente. R. “La Patología Mental y Su Terapéutica ”. D.R. (1997), Fondo de

cultura, México D.F. P.p 22-67.

- Belloch. A., Sandín. B., Ramos.F.: MANUAL DE PSICOPATOLOGÍA, Edición

revisada. Volumen 1, Madrid. (capítulo 2 y capítulo 4).

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