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Erasmo Yanacon Del Valle de Chancay PDF
Erasmo Yanacon Del Valle de Chancay PDF
Impreso en el Perú
1ª edición agosto 1974
3,000 ejemplares
contenido
Presentación 9
I. SUS PADRES
II. E L AMBIENTE
IV. EL TRABAJO
15. Soy yanacón. . . 107
Epílogo 161
presentación
Este nuevo volumen de la serie de Monografías etnológicas
del valle de Chancay está dedicado a la biografía de Erasmo
Muñoz, un yanacón de la hacienda Caqui.
II
Una me dijo: "¿Queréis
Casarte con dos mujeres?
Yo le dije: "Tres si quieres,
Con cuatro soy más feliz,
Porque cinco para mí
Son como seis huevos cocidos.
Yo con siete he dormido,
Con ocho estoy más breve.
y para dormir con nueve
Diez años de plaza pido.
III
Una me dijo: ¿"Por qué
Dos engañaste conmigo?"
Yo dije: "Tres contigo;
Cuatro serán otra vez".
Cinco fueron donde el juez
Con seis mil en pertenencia,
Siete pidieron audiencia
Ocho que me encarcelarían,
Nueve que me fusilaran,
Diez pidieron la sentencia,
IV
Una me dijo: "Traidor
Estás queriendo a dos manos"
Tres me dijeron: "Tirano
Con cuatro tienes amor".
Cinco dijeron: "Señor,
Con siete trata este bandido
Siete años lo he conocido
Ocho mujeres le he visto".
Por estos nueve delitos
Diez grillos he merecido.
II
III
A donde yo subsistía.
Como no la conocía
Luego me casé con ella.
IV
Elías era bastante solicitado por gente que venía desde Lima,
de Trujillo y de otros sitios. En su casa tenía una especie de clí-
nica, ya que había acondicionado dos cuartos en los que sus pa-
cientes se hospedaban, y su mujer daba pensión a los que se in-
ternaban.
cómo hay gente tan mala! Cuando murió mi hermano viera usted
la cantidad de gente que vino. Vinieron de casi todas las hacien-
das. No ve que él era muy querido por las curaciones que hacía.
Además vinieron muchos caballeros blancos que lo estimaban.
Imagínese que vino el patrón de la hacienda Huando, el señor
Graña quien era un gallero insigne y mi hermano le amarraba
sus gallos. Este señor se apenó mucho por la muerte de Elías.
vino a Caqui. Resulta que estaba ganando S/. 1.00 diario en Cuyo
y al ver que en Caqui pagaban veinte centavos más se vino inme-
diatamente. Antes se pagaba muy poco en las haciendas; figúre-
se que en las otras se pagaba noventa y hasta ochenta centavos.
Era un abuso. Claro que uno podía ir a una fonda con 20 centa-
vos y comer bien, pero se trabajaba únicamente para comer y no
alcanzaba para lo demás. Los peones siempre han sufrido bas-
tante. Los-que más o menos estaban bien eran los yanaconas, por
eso es que todo el mundo quería tener su pedazo de tierra.
La mayor era Dominga que era una chica muy mamona. Fí-
jense que hasta la edad de 3 años quería teta. Por más que mi
mamá se echaba sal al pezón o le pegaba, no se le quitaba el vi-
cio, así que no tuvo más remedio que mandarla a Aucallama
donde vivían mis hermanos mayores, para que se desprendiera
de la teta.
He estado en Boza can mi tía unos tres años hasta que cumplí
los nueve años de edad. Trabajaba pasteando vacas y cortando
leña. No había oportunidad de ir a la escuela. Ahora el Gobierno
obliga a todas las haciendas a poner colegios y hasta a los viejos los
hacen aprender a leer y escribir. Antes no se ocupaban de estas
32 Erasmo Muñoz, yanacón de Chancay
cosas. Claro que había alguaciles que vigilaban que los niños fue-
sen a la escuela. Así recuerdo que una vez, un alguacil vio que yo
no iba a la escuela. Averiguó quien era la persona que me criaba
y fue a la casa de mi tía a decirle que tenía que llevarme a la es-
cuela. Mi tía le dijo que ella no era mi madre y que no tenía pla-
ta para mandarme al colegio. El alguacil le dijo que de todas ma-
neras tenía que llevarme. Entonces mi tía habló con mi papá y
él le dio plata para comprarme ropa para ir al colegio. Desgra-
ciadamente estuve en la escuela sólo un mes, así que no pude
aprender nada allí.
Si no lo oprime la muerte
Llega al fin a caminar,
Y se pone a cavilar
Que ha tenido buena suerte.
Se considera muy fuerte
El hombre en su mocedad,
Cuenta la calamidad
De los transcurridos años,
Y en busca del desengaño
El hombre caminando va.
Pero esta señora era muy fregada, le gustaban mucho los chis-
mes y los cuentos. ¡Uyyyy! Cómo le gustaban los chismes, ¡Jesu-
cristo! Siempre estaba haciendo chismes para que mi padrastro
peleara conmigo. Mi padrastro murió en 1931 a la edad de 88
años.
ii
el ambiente
6
¡Qué tales negras! Pero eso sí, con ellas uno se podía pasar
una noche bien divertida, porque eran muy alegres. Yo he cono-
cido muchas. Aquí en Caqui había un grupo de nueve muchachas
que bastaban para alegrar cualquier fiesta.
Pocos hay aquí que digan que no han atrasado a algún cris-
tiano. Pero los más fregados eran los patrones de las haciendas.
Antes no eran como ahora que se hacen los delicados. Aquí en
Caqui había un peón llamado César que era uno de los protegidos
del administrador porque el sinvergüenza le ayudaba en sus amo-
res. Este era el encargado de conseguirle las mujeres y las traía
de las chacras o de otras haciendas. A la madrugada de nuevo las
regresaba a sus casas, en su caballo ¡Si yo contara como eran los
patrones! Nada menos que en Huaral hay mucha gente que lleva
un apellido conocido y todos son hijos de un viejo sinvergüenza,
que es dueño de una hacienda de por aquí. Antiguamente los pa-
trones tenían hijos en las negras, cholas y en todo lo que podían
chapar.
7
El guitarrista, que era Luis Lobatón, estaba entre los dos ban-
dos y acompañaba a todos. Se cantaba a todo pecho, cuando los
del bando moro cantaban, Luis se acercaba a ellos y cuando canta-
ban los de bando cristiano se acercaba a ese lado. Y cuando se
acercaban los dos bandos, el guitarrista se quedaba al medio. Lo-
batón no usaba uniforme, estaba vestido de civil no más.
So pedazo de rapacino
Muy presto te he de mirar
Renegando de Mahoma
Las manos me has de besar.
Jimena te ha de pesar
Lo que con tu ignorancia has hecho,
Has despreciado a un rey
De tanto caudal.
III
Salió de puente Mantible
Godofredo y su escudero
Viendo muerto al rey Clavero
Pegó de gritos terribles
Como el paso era imposible
Lo echó a buscar todo el día,
Ahí vino una gran compañía
Relumbrando sus aceros,
Persiguiendo al caballero
Cuando salió de Turquía.
II / El ambiente 57
Carlomagno afligido
Estuvo por sus caballeros
Y Pregner por Olivero
Estuvo muy confundido
El cristiano aparecido
Le dijo al Emperador:
"Estas noticias señor,
De que los turcos son tantos"
Guiado por un siervo blanco
Traspasó el Trafalgar.
2. El Almirante Balán
Guió su gran división
A pelear con los cristianos
Y fue muerto el Rey Clarión.
I
Catorce reyes mataron
Los cristiano mata siete
‒ "No hallo quien me sujete"‒
Dijo Roldán enojado.
Había uno bien amado
Que se las dio de Balan,
Y cuando vino Roldan
Con su risueño semblante,
Perdió una guerra importante
El Almirante Balán.
II
Los cristianos se atrevieron
A pasar a la Turquía;
Apenas amaneció el día
A Balán lo apresaron
En la cárcel lo encerraron
En un oscuro panteón,
Viendo su resurrección
58 Erasmo Muñoz, yanacón de Chancay
III
Quisiera desengañarme
Con el mentado Olivero,
Con el príncipe Escudero
Y con el tal Duque Nayme.
Cuando a mí Pregner me llame
Le volaré la visera;
Si todos juntos vinieran
Les mostraré más valor,
Y venceré al Emperador
De Francia, Prusia, Inglaterra.
IV
¡Ufff. . . Ese día la casa estaba llena!, Esta sala que es grande
parecía chiquita. Y tantas caras nuevas, porque cada año viene
gente nueva. Como yo ya sé que ellos vienen, había dicho a Delfa
que preparara algunas cositas, unos cuantos patitos y gallinas, un
poco de yucas y otras cositas. Pero no vaya a creer que ellos vie-
nen con las manos vacías. Mi compadre le dice a sus amigos y a
sus hijos "No Crean que mis compadres les van a dar de comer
así no más". Entonces ellos traen panes, queso, jamón y a veces
sus patos ya limpiecitos. Una vez trajeron medio carnero.
Aquí en el valle, por ejemplo, hay una señora casada que le di-
cen la "poto bendito" porque se vive con un cura. A mí me han
dicho que cuando una mujer tiene relaciones íntimas con un cura
a las 12 de noche se vuelve mula, y a las 12 del día las huellas de
sus zapatos se vuelven igualitas a las huellas de una mula. Una tía
mía en Aucallama vio convertida en mula a una señora que vivía
con el cura de allí. Seguramente se convierten en mula porque
este animal es muy raro ya que es hijo de burro y yegua y además
no puede tener hijos. ¡Cómo son las cosas! Por eso es que Dios
se molesta y nos manda temblores y terremotos. Este año ha si-
do bastante pesado. Es que Dios no puede estar tranquilo cuando
hay mucha maldad en el mundo y se ven tantas cosas malas,
tantos crímenes terribles y para remate esos señores gringos de
la ciencia están reventando las bombas atómicas a cada rato.
día a mis hijos. Dicen que si uno no le pone el nombre del Santo
del día, el cristiano no oye los rezos que se le hacen para ayudar-
lo a bien morir, o sea que no escucha lo que se reza cuando está
moribundo. Uno cree todas estas cosas porque de chiquito se las
han enseñado. Es muy difícil que uno olvide las cosas que le
enseñan de chico y sobre todo lo que le enseña su propia madre.
9
¿SABE que son las décimas? Bueno pues. Los desafíos de de-
cimistas han sido muy famosos en el valle. Aquí ha habido muy
buenos negros decimistas. Eran mozos que habían nacido para
esto. Figúrense que en Caqui Juan Zambrano un negro, que no
sabía ni la O por redonda, analfabeto, hacía décimas que nadie
las ha podido igualar. Este negro lo veía a uno y en ese mismo
momento le sacaba una décima que hablaba de su cara, de su ca-
beza, de su ropa, o sino iba a cualquier casa y si veía algo que le
gustaba: un buen caballo, un gallo, ahí mismo le sacaba su décima.
Un hermoso regimiento
En la Gloria se ha formado
Dan por armas la oración
Y van buscando soldados.
Cristo va de coronel
Marchando con gran primor,
Y de sargento mayor
Va el arcángel San Miguel.
El otro arcángel Rafael,
Marcha de primer sargento
Alférez de gran portento
El seráfico Francisco,
Pues se ha formado a lo visto,
Un hermoso regimiento.
Este mi tío Placerio era cosa seria. Ya hace muchos años que
murió. Al igual que el esposo de mi mamá era natural de Auca-
llama y siempre trabajó allí. ¡Mucho Placerio era mi tío!
Contaba mi padre también que len la hacienda Boza había un
tal Herrera, muy mentado. Dicen que una vez le encargaron com-
prar pescado en Chancay pero a los diez minutos regresó el ne-
gro con dos docenas de pescado. Todos se asustaron al ver que
regresaba tan pronto con los pescados, porque a lo muy menos
ese trecho se camina en una hora y media. Nadie quiso comer pes-
cado, así que Herrera los lavó y los frió y empezó a comérselos
y los demás al verlo comer con tanto gusto, también se echaron
al buche el pescado frito. Según decían todos, Herrera sacaba
los pescados de las acequias. Otra cosa que me contaron es que
este Herrera una vez se antojó de comer choclo pero no era su
época, entonces agarró dos semillas y las plantó más o menos a
las seis de la tarde. La gente al verlo se reía de él, pero Herrera
no se mortificaba por nada. A las dos horas regó las semillas y
al poco rato empezaron a salir las yemitas. Esperó otras dos ho-
ras y volvió a echarle agua y un poco de abono y la plantita creció
una sesma. Así ha estado regando cada dos horas, hasta que a
las cuatro de la mañana ya estaba apañando choclo. Pasó lo mis-
mo que la vez anterior: nadie quiso comer choclo porque decían
que estaba embrujado, pero al verlo comer a él, empezaron a
pedirle.
Después que ha leído varios días ese librito tiene que dar exa-
men ante el Enemigo nuevamente en la pampa, y si sale bien ya
es brujo. Todo brujo puede conversar con el diablo ‒perdone la
palabra‒ y pedirle lo que quiera.
Otra cosa curiosa me sucedió el año 32. Ese año el río creció
bastante y mi chacra estuvo a pique de ser inundada por las
aguas, lo mismo que la chacra de mi vecino que era un huachano.
Yo estaba preocupado y no sabía cómo hacer para salvar la cha-
cra, entonces este huachano me dijo que no me asustara y que hi-
ciera en la noche algunas cosas que él me iba a decir. Más o me-
nos a las nueve de la noche vino su hijo y me dijo que su papá
no había podido venir. El hijo traía una calavera de gente sacada
de la huaquería, unas hojas de coca, tres cigarros, una vela y una
botellita de ron, además me dio un papel donde estaban anotadas
las instrucciones que debía cumplir al pie de la letra. Se tenía
que poner la calavera mirando para donde baja el río. Se le me-
tía la coca dentro de la boca, se le daba su copa de ron y se le
prendía su cigarro. Después se prendía la vela y se rezaba no me
acuerdo qué cosa. Al día siguiente, al levantarnos temprano vi-
mos que el agua se había retirado y ya no había peligro de que
inundara nuestras chacras ¡Pa su macho!. . . no sé cómo habría
hecho ese huachano para que el agua se retirara.
llo. Cenizo, alas y cola cenizas y el cuerpo puede ser cenizo pero
con tono brilloso. Cenizo venturino, tiene un color cenizo bien os-
curo. El Giro es generalmente de color negro con caireles blan-
cos, lo mismo que las golillas. Carmelo es de color amarillento,
Flor de Habas, blanco con chispas negras. Pinto, es un gallo blan-
co con algunas plumas negras. Alazán, es un gallo amarillo. Mo-
ro, cuando en una misma pluma hay variaciones de blanco y otro
color en forma intercalada.
Cuando va a empezar la jugada el juez de la pelea hace sonar
la campana indicando que los gallos deben ser amarrados. El
amarrador es quien se encarga de sujetarle la navaja al gallo.
Las navajas son de diferente tamaño y peso. Pero por lo ge-
neral miden siete a siete y medio cms. y tienen forma de arco. La
navaja antigua era de filo de dos caras, la moderna tiene filo en
una cara. La navaja buena no puede doblarse ni abotonarse, se
rompe. Pablo las prueba tirándolas contra una moneda de a sol
puesta sobre una mesa. La navaja comprende la navaja propia-
mente dicha donde está el filo y el arco en forma de U que se co-
loca al centro de la estaca del gallo. La navaja se afila siempre
antes de cada pelea. Hay personas que se encargan de esta labor.
Primero le pasan una pasta llamada carborundo, después se la
pasa un esmeril de piedra muy fina, luego se le asienta con correa
y se le echa vaselina de acero.
Las navajas tienen su vaina que se utiliza antes de soltar
al gallo, a fin de que no vaya a cortar al careador. Para ase-
gurar la navaja se utiliza cañamo de 2 m. de largo. Para ali-
sar el cáñamo se usa cerote, que es como la cera y pone la
pita bastante tiesa. La navaja se pone encima de una zapatilla
que es una franja rectangular de cuero con dos orificios, donde
se introduce la estaca del gallo. Es de 15 cm. de largo y rodea
dos veces a la pata. Cuando alguno de mis gallos tiene la pata fla-
ca o deforme se las nivelo con alzas para que quede bien la zapa-
tilla. Alzas son pedazos de cuero de diferente forma y tamaño y
se usan según la parte deficiente de la pata del gallo. Las navajas,
zapatillas, alzas, cáñamo, etc. van en un estuche, especial. Algu-
nos galleros del valle tienen unos estuches que son unas linduras.
Para amarrar, mientras el careador sostiene el gallo, se aga-
rra la pata izquierda y se la coloca recta y horizontal. Luego se
80 Erasmo Muñoz, yanacón de Chancay
A mí me hicieron llorar
lágrimas contra la tierra
y, andando por la esfera,
nadie me pudo auxiliar.
Señores les voy a contar
y también les voy a decir
que dejaré de vivir
hasta que se acabe el mundo,
me verán andar desnudo
tan sólo por no pedir.
A mí me hicieron llorar
Lágrimas contra la tierra
Y, andando por la esfera
Nadie me pudo auxiliar
Señores, les voy a contar
Y también les voy a decir,
Que dejaré de vivir,
Hasta que se acabe el mundo,
Me verán andar desnudo
Tan sólo por no pedir.
Un amigo me prestó
Por una casualidad,
No supe su falsedad
Con que él me proporcionó
El, hablando se quedó
Que yo le estaba debiendo;
Por detrás le estaba oyendo
Con gran dolor y tormento,
Y por este sentimiento
Me paso con lo que tengo.
90 Erasmo Muñoz, yanacón de Chancay
Mi compadre, mi comadre
No me dicen la verdad,
N o me vienen a consolar
Ni más luego ni más tarde.
Así me vean con hambre,
Desnudo y andar debiendo
Compadrito ya no tengo.
Los médicos dijeron que mi hija había muerto del hígado, pe-
ro para mi Delfina, Edelmira murió de daño. Piensa que alguna
de las mujeres de nuestro yerno le hizo daño. Dos veces le hizo
III / Su familia 93
Desde que nos hemos hecho cargo de nuestros nietos los lla-
mamos hijos. Jamás hemos vuelto a ver al padre de los mucha-
chos, es un desgraciado, nunca nos ha dado nada, ni medio. Hay
muchos hombres malos, canallas ¡Yo no sé por qué se casan!
ban ganas de llorar al veda sentada casi como muerta. Todos los
días al salir del trabajo venía rápido a mi casa para ayudar en al-
go a mis hijos. A veces descuidaba la chacra por atender a mi mu-
jer; Shebo por cuidar a mis nietos no podía dedicarse al cultivo.
Para completar la cosa, a los dos años de este suceso muere del
mismo mal que ella mi cuñado Eugenio, hermano muy querido de
Delfa. La impresión hizo que mi mujer volviera a ser atacada de
nuevo por esa enfermedad. A esto se añade que mi hijo Augusto,
que ya se había casado en Lima, contrajo la misma enfermedad.
Ahora mi Delfa ya está más o menos bien, aunque no puede estar
mucho tiempo cerca de la candela y además se tiene que chequear
la presión arterial cada mes. Ella está muy agradecida a Dios;
"gracias a Dios y a mi Virgencita del Carmen, estoy más o me-
nos bien de salud. No puedo hacer mucho esfuerzo ni acercarme
mucho al fuego, pero así estoy mejor que estar sentada todo el
tiempo en una silla".
Así que como cuento, mis nietos son cinco; tres son hijos de
mi hija Edelmira: Meche, Lola y Flaco, y dos son hijos de Rodulfo:
Chamaco y Gordo. A los primeros los tratamos como si fueran
nuestros hijos, y ellos nos dicen papá y mamá, nosotros les deci-
mos que Edelmira es su hermana mayor que ya murió. Lo malo
es que ellos le dicen tío a mis hijos, y a veces les preguntan por-
III / Su familia 99
Delfina los hace trabajar duro. Siempre los manda que lleven
su limonada a Pablo y a Shebo que trabajan en la chacra, o sino
100 Erasmo Muñoz, yanacón de Chancay
les hace traer las matas de camote para que coman los chanchos.
Ellos son los que limpian los corrales de los animales; los que se
encargan de hacer las compras en la tienda de don Naka en la ha-
cienda. A veces se descontrolan un poco, sobre todo Flaco que es
el menor y tengo que darle sus latigueras. Yo muy poco he tenido
que pegar .a mis hijos, por ejemplo les diré que a Edelmira, a
Augusto y a Pablo nunca les toqué ni siquiera un pelo.
Delfina también los manda todos los días a la hacienda para
preguntar por su mamá que vive allí. A veces los manda con un
poco de yuca o tomates y también su mamá le envía alguna cosita,
aunque sea dos panes. Mi mujer siempre dice que la madre es lo
primero que hay en el mundo, por está razón es que los mucha-
chos siempre aprenden lo que oyen o ven.
Una vez Chamaco escuchó en la fonda de don Naka una déci-
ma, y al poco rato ya la estaba repitiendo:
La viuda te solicita,
La casada te desea,
Por tí se viste la fea
Y se logra a la bonita.
La deidad más exquisita
Por tí se llega a alcanzar,
III / Su familia 101
Y se llega a derribar
La doncella enamorada.
Pero el pobre no ve nada
¡Quién te pudiera guardar!
El navegante te ama
Y el cautivo te pide piedad,
Pues tú das la libertad
Y todo el mundo te llama.
Al rico le das más fama,
Estás con él, lo apeteces.
Sólo al pobre lo empobreces
Y aumentas su padecer.
Poderoso debes ser
Porque al rico lo engrandeces.
El imposible mayor
Por tí se llega a alcanzar,
Y se llega a derrumbar
Honra, crédito y honor.
Al rico le haces favor
Y sólo con él estás,
Dondequiera con él vas,
Adonde quiera lo subes
Hasta elevarlo a las nubes
Y al pobre lo abates más.
El pontífice será
El prefindado cafongo".
‒ "Esto yo no lo dispongo;
Sin duda el Papa será"
Ha dicho Fray pepián,
"Llamen a Fray chicharrones
Para que oiga los sermones,
Fray carapulca también va".
iv
el trabajo
15
Para hacer frente a los gastos del cultivo del algodón los ya-
naconas recibimos una "habilitación", es decir, una especie de cré-
dito o préstamos de dinero, de fertilizante, de uso de tractor y
productos químicos para las plagas. Es una especie de cuenta que
nos abren en la Oficina de la hacienda y en la que van anotando
los pedidos que hacemos relacionados al cultivo del algodón; no
podemos pedir nada para nuestras sementeras de panllevar.
Nosotros tenemos que pagar un 10% de interés sobre estos prés-
tamos. También, nos prestan dinero para pagar a los peones que
contratamos en la época de "apañe" que es cuando se necesita
más mano de obra; Nosotros tenemos que pagar un 10% de inte-
rés sobre estos préstamos.
como 13; ellos pidieron un pedazo de tierra junto al río y han lo-
grado hacerla cultivable para productos de panllevar. Hace va-
rios años la hacienda logró botados y les quitó buenos pedazos
de tierra que hoy los están sembrando dé algodón.
ANTES, hace unos cuarenta años por lo menos, era fácil conseguir
tierras en las haciendas debido a que había mucho monte y el ha-
cendado no tenía ningún inconveniente en darle un pedazo de
monte a un yanacona para que éste lo limpiara y lo hiciera pro-
ducir. Pero a partir de los años veinte, cuando el algodón empezó
a ser bien cotizado, los terrenos también fueron tenidos en mayor
importancia. La misma hacienda se encargó de habilitar nuevas
áreas, pero en 1925 hubo la famosa inundación que destruyó to-
das las cosechas, y al año siguiente la hacienda fue arrendada al
japonés Nikumatsu Okada. En esta época el número de yanaco-
nas, especialmente de origen japonés, aumentó considerablemen-
te. Este japonés para favorecer a sus paisanos sacaba a los yana-
conas antiguos, ya sea pagándoles una especie de indemnización
o sino simplemente los botaba. Yo me acuerdo que sólo en el año
1931 botó a siete yanaconas, entre los que estaban un señor Teófi-
lo Bustamante, un tal Palomino y un Valverde.
Ese japonés Okada era un tipazo, ¡las sabía todas! Pero eso sí,
era muy trabajador, con su ejemplo llegó a crear una verdadera
mística entre todos los yanaconas japoneses y peruanos, quienes
lo respetábamos y temíamos al mismo tiempo. El tenía su pro-
pia desmotadora en la hacienda Jesús del Valle, que también ha-
bía arrendado y para evitar que los yanaconas de todas las ha-
ciendas que arrendaba vendieran el algodón a otras personas
montó un fuerte sistema de control. De esta manera nadie se esca-
paba de la vigilancia y todo el algodón iba a sus almacenes.
IV / El trabajo 117
Ya desde este año, 1943, se inició toda una acción por parte
de la hacienda para desalojar a algunos yanaconas. Se tomó co-
mo punto de partida un artículo del Código Civil, creo que era el
118 Erasmo Muñoz, yanacón de Chancay
- Otro cambio de palabra que tuve fue por motivo del agua.
Había plantado una cuartilla de tomate y ya las hojas estaban
tristonas porque tenían sed. Entonces, como no me tocaba agua
IV / El trabajo 125
En general hay yanaconas que estamos mal y hay otros que es-
tán bien. El yanacón que más gana aquí en la hacienda es mi co-
madre Mercedes, hay años que saca cerca de 40,000 soles, pero
es que ella tiene más de seis fanegadas. Yo le he bautizado a dos
de sus hijos, cuando mi compadre, que era japonés, estaba vivo.
Estos japoneses son muy buenos para trabajar y les gustaba pro-
gresar. Lo mismo pasa con mi vecina María, hija de japonés quien
acaba de comprarse un tractor a medias con mi comadre Mercedes.
María se ha casado con un sobrino mío, que es zambo y actual-
mente está trabajando muy bien su chacra. Otro yanacón tiene
sus vaquitas y es el único que vende leche en la hacienda, si
no fuera por él los hijos de los trabajadores no tomarían
leche.
cho que si uno quiere ganar algún lío hay que darles plata. Y de
repente salgo gastando más plata que la que cuesta ese pedazo
de tierra.
bién blanca pero un tanto rala, sus ojos conservan todavía el bri-
llo y la firmeza de sus años mozos pero, sobre todo, reflejan la
bondad y dulzura que se trasluce en su expresión cotidiana. Sus ce-
jas ya desaparecieron, dejando en su lugar un espacio claro en-
cima de los ojos. Su nariz es grande y achatada y termina en
gruesas y amplias fosas nasales. Cuando habla, sus bigotes, po-
blados y descuidados, llegan a tocarle la punta de la nariz. La
boca es amplia y los labios ampulosos, el inferior tiene una espe-
cie de canal en la parte central, producto de su peculiar manera
de escupir; al hacerla forma un hueco pequeño con los dos labios
y hace presión con la lengua, permitiendo que la saliva salga dis-
parada a una distancia de dos o tres metros. Erasmo aún man-
tiene la mente lúcida y clara y su memoria es envidiable cuando
recuerda anécdotas e historias pasadas. Conversa con amena sen-
cillez sobre diversos temas; aunque prefiere narrar lo que suce-
dió "en sus tiempos". No se olvida de los menores asuntos ni per-
mite que se escabulla el más pequeño detalle. Repite frases tex-
tuales que se dijeron en conversaciones realizadas hace muchísi-
mos años. De tanto en tanto, enseña viejos cuadernos de las pri-
meras décadas del presente siglo donde están recopiladas las más
famosas décimas creadas por los mejores decimistas del valle.
bes y con dos varillas de fierro sobre las cuales se colocan las
ollas. Exteriormente, en la puerta de cocina está la leña. Por esa
puerta falsa se comunica directamente con el patio de los pa-
caes, donde aparece un cajón encima del que se encuentra el lava-
torio en que se lavan los miembros de la familia. Las paredes
bastante deterioradas presentan agujeros producidos por el des-
prendimiento del barro de las cañas.
Tampoco puedo tomar mis tragos con mis amigos. Una vez fui
a la hacienda y me encontré con unos amigos que hacía tiempo que
no veía, así que nos pusimos a conversar un rato. Uno de mis ami-
gos pidió cerveza en la fonda de "don Naka". Yo no me iba a que-
dar atrás y comencé a tomar. Y después para que no me digan
que uno no sabe pedir, pedí más botellas ¡Nos hemos pegado una
bomba de mamey! ¡Pa su macho, cuánto tomamos!. . . A las siete
de la noche me quise regresar a la casa, así que me despedí de
mis amigos, y me fui caminando. Pero yo me estaba yendo por el
camino a Huaral y creía que me iba a mi casa ¡Qué le parece! ¡Qué
tal borrachera! Si no es por un amigo que me dejó cerca de mi
casa yo hubiese dormido en el monte esa noche. Ese día mi mamá
se molestó conmigo y me dijo que hacía mal. Desde esa vez no
más, lo que se dice no más, he vuelto a emborracharme.
La albahaca y la clavelina
Como son todas olorosas,
Se presentan valerosas
Para pelear con la piña.
La sandía en esta riña
También muestra sus rigores,
Los jazmines dan clamores
Para cansar a la caña.
Una guerra con campaña
Hoy han formado las flores.
El mango y el aguacate
Se estrechan con el clavel
Y el marañón que fue a ver,
Salió corriendo a dar parte.
Fue tan cobarde el tomate
Que de la rosa se asusta,
V / Un día con los Muñoz 149
La anona y la chirimoya,
Pelean con la margarita
Y la azucena, maldita,
Y se formó la tramoya.
Lucha la ciruela imicaya
Y la flor de la mosquita,
Murió la manzanilla inquieta
Que de nada perdió la guerra.
Pregunta el manojo sin tierra
¿Quién ganará la disputa?
dio kilo de maíz, tres soles de mantequilla, medio kilo de papa se-
ca, un kilo de papas y dos de cebollas. Paga con un billete de cien
soles y el vuelto lo cuenta lentamente. La compra la guarda en
la bolsa, de paja. Sigue a la panadería a comprar tres soles de pan
francés, que coloca en el costalillo. De allí pasa a la casa de un
peón, que vende verduras y compra cincuenta centavos de poro y
otro tanto de zanahoria. Con sus compras emprende el, camino
de regreso, no sin detenerse a mirar a unos niños que jugaban
bolas frente a la fonda.
Una vez que Shebo llegó al lugar en el que desde hace dos días
trabajaba, hizo detener la yunta junto al arado. Tomó la cadena
cuya extremo termina en un gancho y lo pasó por encima del yu-
go, le dio una vuelta y ensarto el gancho en un eslabón de la ca-
dena, que posteriormente anexó el arada. Shebo estaba termi-
nando de arar esta cuartilla de tierra, o sea la cuarta parte de
una fanegada y posteriormente iba a pasar el rasero plancha de
madera provista de una cantidad de grandes clavos que permite
dejar, el terreno limpio de paja y yerbas, y a ras como "una mesa
de billar", apta para hacerle los surcos.
"Siempre se vienen los dos solos. Si es que algún día las cosas
llegan a ser serias, se van a querer bastante" Don Naka replicó:
“Seguro los sobrinos se van a casar antes que sus tíos. Debes
V / Un día con los Muñoz 157
hace avanzar los caballos. Pablo quedó donde "don Naka" hasta
que se apagó la luz de la hacienda, 10 de la noche.
A las diez y veinte llegó Pablo sin hacer ruido, y Shebo a las
once y diez minutos.
epílogo
EL 22 DE OCTUBRE de 1966, en vísperas de cambios sustanti-
vos que iban afectar la estructura total del valle, afectado por
una dolencia reumática, muere Erasmo Muñoz. Antes de mo-
rir, y cuando ya estaba promulgada la primera Ley de Reforma
Agraria (1964), Erasmo había entregado la conducción de su
parcela a Shebo. Por entonces, los dispositivos de la ley se co-
nocían en el valle solamente por los periódicos y rumores, pues
sus efectos todavía no se dejaban sentir. Aún en vida, Erasmo
Muñoz, como los otros yanaconas de Caqui, había recibido el
ofrecimiento de la propiedad de la tierra que usufructuaba,
pero la lentitud y complejidad del proceso impidió que viera
realizada su más grande expectativa.
J.M.M.
Este libro se presenta en caracteres
Life de 10 p. con 2 p. de interlínea.
Los títulos en caracteres Garamond
blancos de 48 p. La caja mide 24
x 42 picas. El papel empleado es
Biblios Pucallpa de 70 grms. La ca-
rátula es en Valvecote de 240 grms.
Su impresión concluyó el 27 de
agosto de 1974 en los talleres de
INDUSTRIALgráfica S. A. Chavín 45,
Lima 5.