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Vivimos negándonos, llegamos al final con el signo

negativo en el alma porque arrastramos lastres que no


somos capaces de soltar por miedo.
Vemos como la felicidad se pasea por el patio trasero y
no la invitamos a entrar por la puerta principal.
La vemos haciendo rondas a nuestro alrededor y buscamos
la complicidad del cielo para mirar la luna y nos miramos
los pies para mirar hacia abajo, y cuando volvemos la
vista al frente, ella ya no está…se quedó atrás.
Triste felicidad que llegas a nuestra vida cuando,
pudiendo aún entrar por la ventana a escondidas de las
miradas, las cerramos y preferimos…la soledad.

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