FILOSOFÍA
DEL
DERECHO
EDITORIAL
PORRÚA
EDUARDO GARCÍA MÁYNEZ
MIEMBRO DEL COLEGIO NACIONAL. PROFESOR EMÉRITO DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL
AUTÓNOMA DE MÉXICO.
FILOSOFIA
DEL
DERECHO
17a. edición
Tercera reimpresión
EDITORIAL PORRÚA
AV. REPÚBLICA ARGENTINA 15
M ÉXICO, 2015
Primera edición, 1974
Decimoséptima edición, tercera reimpresión, 2015
Copyright © 2015
E duardo García Máynez
Patricio Sanz 1031, México, DF
Derechos reservados
ISBN 970-07-7355-1
IMPRESO EN MÉXICO
PRINTED IN MEXICO
“Le cose tutte quante hann’ ordine
tra loro; e questo è forma che l’universo
a Dio fa simigliante.”
9
10 FILOSOFÍA DEL DERECHO
sino de los contenidos jurídicos”. Pero es claro que sólo debe tomar
en cuenta los fines inmanentes al ordenamiento que estudia, y no,
por ejemplo, los extemos que el tratadista o el aplicador “desearían
ver realizados”.14
La doctrina de las normas jurídicas, prosigue Nawiasky, ha de
atender también a los hechos sociales y a las ideas, “no sólo porque
un derecho desprovisto de fines carecería de sentido, sino porque su
vigencia presupone que hay sujetos reales que quieren realizar, a
través de él, determinadas aspiraciones”. L a Teoría General se distin
gue de la Sociología Jurídica y de la Filosofía del Derecho en que
no ve en los hechos y en las ideas objetos independientes, y sólo los
estudia, como doctrina de los contenidos jurídicos, en la medida en
que entran a formar parte “de la substancia” de las normas.15
Aun cuando la Allgemeine R echtslehre y las disciplinas especiales
constitutivas de la dogmática jurídica tienen un común objeto de
estudio, el derecho como dato, la primera atiende a los aspectos co
munes de éste, y las segundas a las peculiaridades del mismo.
La Teoría General debe ser claramente distinguida de la Filoso
fía del Derecho, insiste Nawiasky. Es cierto que ambas se refieren a
su objeto “de acuerdo con puntos de vista generales”; pero mientras
aquélla estudia el derecho que es, ésta trata del derecho que d eb e
ser. Considerada desde tal ángulo, la Teoría General “es positivista”,
y no puede dejar de serlo. Pero de este carácter suyo no debe des
prenderse la conclusión de que sea una disciplina “puramente empí
rica” y únicamente se limite a extraer y sistematizar lo que los orde
namientos jurídicos tienen de común. “Más bien parte de la esencia
del derecho y deriva de ella los conceptos generales con cuya ayuda
concibe y ordena el material jurídico dado previamente. Su tema con
siste, pues, en elaborar ese material empírico de acuerdo con puntos
de vista teóricamente fundados”.16
Se ha sostenido que a la definición universal del derecho y a los
conceptos jurídicos básicos sólo puede llegarse inductivamente, cuan
do se parte d e una serie d e ordenamientos positivos, si de antemano
se conoce aquello que gracias al empleo de tal método se pretende
conocer. ¿Cómo, en efecto, atribuir carácter jurídico al material de la
inducción, si no sé ya qué es el derecho?17 Este argumento demues
tra que los cultivadores de la Teoría General tienen a fortiori que
3. L A F IL O S O F IA D E L D E R E C H O Y SUS TEM AS
5. F IL O S O F IA D E L D E R EC H O D E N T R O D E L MARCO
D E UNA T EO R IA D E L O R D EN
38 N. Bobbio, T eoria delT ordin am en to giu rid ico (T eo ria d e l ord en juridico). G.
Giappichelli Editore, Torino, 1960, Cap. I, 1.
3<J Santi Romano, V ord in am en to g iu ridico. Sansoni, Firenze, 1951, cap. I.
INTRODUCCIÓN 21
1. DEFINICIÓN
2. ESTRUCTURA
3. NOCIÓN DE “OBJETO”
23
24 FILOSOFÍA. DEL DERECHO
4. C R IT E R IO O RD ENADOR
5 Nicolai Hartmann, Ethik, W alter de Grüyter Verlag, Berlin, 1926, Erster Teil,
6. Abschnitt, cap 20.
* Damos el nombre de supuesto a la parte de una regla de conducta que indica
las condiciones de aplicación de esta última.
NOCIÓN GENERAL DE ORDEN 27
6. R EL A C IO N E S CONDICIONADAS PO R L A APLICACIÓ N
D E L C R IT E R IO ORDENADOR
7 Véase la sección 8.
28 FILOSOFIA DEL DESECHO
11 "Puesto que los fines parecen ser múltiples, y que de entre ellos elegimos
algunos por causa de otros, como la riqueza, las plantas, y en general los instrumentos,
es por ello evidente que no todos los fines son fines finales; pero el bien supremo
debe ser evidentemente algo final.” Ética Nicomáquea, I, 7 , 1097a, 2 5 (trad. Gómez
Robledo, pág. 1 2 5 ).
12 “A ella (la felicidad) la escogemos siempre por sí misma, y jamás por otra
cosa; en tanto que el honor, el placer, la intelección y toda otra perfección cualquiera,
son cosas que, aunque es verdad que las escogemos por sí mismas — si ninguna ven
taja resultase elegiríamos, no obstante, cada una de ellas— , lo cierto es que las
deseamos en vista de la felicidad, suponiendo que por medio de ellas seremos felices.
Nadie, en cambio, escoge la felicidad por causa de aquellas cosas, ni, en general, de
otra ninguna.” Ética Nicomáquea, I, 7 , 1097b (trad. Gómez Robledo, pág. 1 2 7 ).
13 “Si cada obra se ejecuta bien cuando se ejecuta según la perfección que le es
propia, de todo esto se sigue que el bien humano resulta ser una actividad del alma
según su perfección; y si hay varias perfecciones, según la mejor y más p e r f e c t a ..."
Ética Nicomáquea, I, 7, 1098a, 15-20 (trad. Gómez Robledo, pág. 1 3 1 ).
M Nicolai Hartmann, Ethik, Zweite Aufl. W alter de Gruyter, Berlín und Leipzig,
1935, Erster Teil, V, cap. 14, i ) , pág. 122.
32 FILOSOFÍA. DEL DESECHO
l s Nicolai Hartmann, opus cit., Erster Teil, V Abschnitt, 15, a ) , pdg. 124.
16 Nicolai Hartmann, opus cit., Erster Teil, VI Abschnitt, 19, d ), pag. 165.
NOCIÓN GENERAL DE ORDEN 33
9. O R D EN T É C N IC O Y O R D EN NORMATIVO
las artes. Damos este nombre a los principios d e orden práctico que
señalan medios para el logro d e fines. Se trata, como escribe Rodolfo
Laun,18 de proposiciones que expresan una necesidad condicionada:
la de hacer uso de tales o cuales procedimientos, en el supuesto de
que se pretenda obtener tal o cual finalidad.
La estructura lógica de estas reglas queda exhibida por la fórmu
la: “si a es, tiene que ser b”. Las palabras: “si a e s . . . ” correspon
den a la hipótesis de que alguien se proponga conseguir un designio;
“tiene que ser b” enuncian la necesidad de poner en práctica los me
dios que habrán de conducir al fin que se busca.
En su estudio “Ordnung im Werden und Zerfall” 19 Helmut Kuhn
recuerda los nexos entre las nociones de arte ('réxvn) y orden
Esta última palabra “no oculta su procedencia de un verbo
que significa ‘colocar’, ‘desplegar’ y está, por ende, referido a una
acción humana. Gracias a este origen, pertenece al ámbito signifi
cativo de réxvr]. De acuerdo con el Gorgias platónico, la producción
artística se caracteriza por el orden que la preside, a diferencia de
lo que ocurre en el caso de un hacer al buen tuntún”.20 Algo seme
jante acontece con la palabra latina ordo, “que como término ances
tral del arte de los tejedores, no sólo substituye al vocablo griego,
sino que vive por su propia fuerza, lo mismo que sus derivaciones
en las lenguas modernas”.21 Kuhn observa que el sentido de la pro
ducción técnica se capta de modo deficiente cuando la describimos
como actividad cuya meta consiste en el dominio de un material del
mundo circundante. “E l arte procede en forma ordenada, esto es.
hace lo que hace con vistas a un telos preestablecido, y paso a paso
sigue un plan que coordina a ese telos. Pero esta forma del actuar
no es arma inventada por el .hombre en su lucha de sujeción contra
la naturaleza; es, más bien, algo que hemos descubierto en la natu
raleza misma, y que se adapta a e lla .. . ” En el orden del hacer
técnicamente dirigido se manifiesta o revela el ordo naturae, “especie
de suelo común en donde se desenvuelve el trato del demiurgo
humano con su asociado natural”.22
los objetos del orden son cosas materiales, los criterios que permiten
ordenarlos no se hallan dirigidos a esos objetos —lo que no tendría
sentido— sino a las personas a quienes se encomienda la ordenación.
El orden impuesto a los libros es sólo un medio al servicio de fina
lidades humanas, por lo cual las operaciones que tienden al logro
de éstas pertenecen siempre al orden práctico.
Otro rasgo de la conducta deriva del análisis de la situación o
circunstancia. “Obrar es aquella actividad en que no estoy determi
nado simplemente por la situación en que he caído, por las leyes de
mi naturaleza, mis intentos específicos y mis impulsos naturales.
Obrar supone, antes bien, que estoy determinado todavía por algo
más, por ejemplo, la consideración del bien y el mal de mis próji
mos. Razones íntimas de determinación, o la libertad de poder actuar
de tal o cual manera, aun cuando no sea libre el hecho de la acción,
es característico del obrar, que sólo es posible al hombre. Esta liber
tad no sólo es ventaja para el ser humano. Sin duda estamos orgullo
sos de pasar por seres responsables, de poder obrar moralmente.
Pero la libertad nos pone por lo pronto en estado de inseguridad.
No hay libertad sólo para el bien, sino sólo a la vez y siempre para
el mal”.49
La referencia a la libertad de los sometidos a cualquier orden
regulador del comportamiento depende, en forma necesaria, de la
naturaleza de aquellos sujetos. Lo dicho vale, por igual, para quienes
aplican reglas técnicas con la mira de realizar determinados propó
sitos y para los sometidos a un sistema de normas. Pues aun cuando
sea cierto que las reglas aplicadas en el primer caso dan expresión
a una necesidad condicionada,50 también es verdad que su empleo o
no empleo depende del albedrío humano. Por otra parte, el uso de
aquéllas está al servicio de ciertos designios, y presupone que el
sujeto aplicador juzga que son valiosos.
Un tercer rasgo del obrar —según el análisis hartmanniano— apa
rece “cuando se abarca con la vista el aspecto que toma el proceso
del mundo para el hombre que se halla dentro de él. El hombre se
encuentra dentro del curso del tiempo en el punto del ahora y mira
hacia el pasado y el futuro. El pasado y también el presente, tomado
en el sentido estricto del término, son inalterables. Tampoco lo que
sucede en este momento puede alterarse. Así queda abierto para el
obrar sólo el futuro”.51
49 Id em .
B0 Recuérdese lo expuesto en las secciones 8 y 9.
51 N. Hartmann, In trod u cción a la F ilo so fía , pág. 110 de la edición y traducción
citadas en la nota 48.
46 FILOSOFÍA DEL DESECHO
Pues aun cuando sea indiscutible que en caso de conflicto entre los
criterios formal y material los órganos a quienes se confía la aplica
ción de normas de derecho están obligados a atenerse al primero de
esos criterios, también es cierto que hay casos en que deben recurrir
al segundo, lo cual vale, en medida aún mayor, piara los encargados
de crear nuevas disposiciones o de hacer enmiendas a las ya vigentes.
Si, de acuerdo con lo que dispone la ley fundamental, una auto
ridad delega en otra la facultad de crear derecho o de aplicar a casos
singulares las normas del mismo, la delegante nunca regula en todos
sus pormenores los actos de la otra, sino que le concede un amplio
margen de libertad.58 Dentro de este cauce, la segunda despliega su
propia iniciativa, e incluso cuando su tarea consiste en reglamentar
disposiciones ya existentes, jamás deja de inspirarse, al formular las
reglamentarias, en principios de orden axiológico. La necesidad de
recurrir a éstos resulta mucho más patente si la autoridad superior
hace una delegación en blanco, o el problema de la inferior no
estriba en aplicar, sino en hacer reformas a determinados preceptos.
Pues si de lo que se trata es de estatuir lo que, en tales o cuales
circunstancias, jurídicamente d ebe ser, la cuestión sólo puede re
solverse a la luz de pautas estimativas.
Cosa semejante ocurre en el caso de los órganos jurisdiccionales.
Como el propio Kelsen lo explica con admirable claridad, la labor
de aquéllos no es meramente reproductiva del contenido de los pre
ceptos aplicables al caso de que conocen, sino que tiene siempre
—por el ancho margen de libertad de que los jueces disfrutan— un
sentido creador. Con gran frecuencia, la exégesis de los textos o la
individualización de las consecuencias normativas 59 exigen del ma
gistrado el empleo de pautas de índole axiológica. Tampoco es raro
que la ley lo remita a tales pautas, como acontece cuando el caso
no ha sido previsto, y es menester aplicar, para solucionarlo, los lla
mados principios generales del derecho, directrices genéricas merced
a las cuales es posible, en mayor o menor grado, y relativamente al
hecho que se juzga, realizar ciertos valores.60
Por otra parte, aun cuando se acepte que la pertenencia de una
norma a un sistema de derecho sólo puede establecerse de acuerdo
con el criterio formal, la misma naturaleza de éste remite al proble
8 “¿O es que sólo habrá ciertas obras y acciones que sean propias del carpintero
y del zapatero, y ninguna del hombre, como si éste hubiese nacido como cosa
ociosa? ¿O que así como es notorio que existe algún acto del ojo, de la mano, del
pie y, en general, de cada uno de los miembros, no podríamos constituir para el
hombre ningún acto fuera de todos los indicados? ¿Y cuál podría entonces ser?”
Aristóteles, É tic a N ico m áq u ea , Labro I , 7, 1097, 29. (Traducción A. G óm ez Robledo,
B ib lio teca Scriptoru m G raecoru m et R om an oru m M exicana, pág. 129.)
8 Aristóteles, opu s, cit,, I, 7 , 1098a. (Traducción citada, pág. 129.)
RELACIONES Y DIFERENCIAS ENTRE GRANDES ORDENES NORMATIVOS 55
con sid erarse com o una con firm ació n del aserto, que incluso sistem áticam en te cabe
derivar de la filosofía aristotélica, de que la é tica del Estagirita, pese a su inm ediata
fundam entación en la cosa singular y su inm ediata d eterm in ació n con ceptu al en fun
ció n d el individuo hum ano, p erm an ece ligada, de m an era m ed iata, al secto r de lo
suprasensible”. P eter T ru de, opu s cit., pág. 17.
15 Recuérdese lo expuesto en la sección 7 del capítulo anterior.
“P ara las o b ras de virtud no es s u ficie n te que los actos sean tales o cu ales
para que puedan decirse ejecutados con ju sticia o con tem planza, sino que es m enester
que el agente actúe con disposición análoga, y lo prim ero de todo que sea con scien te
de ella; luego, que p ro ced a con elecció n y que su elecció n sea en co n sid eració n a
tales actos, y, en tercer lugar, que actúe con ánim o firm e e incon m ovible”, A ristóteles,
o p u s c it., L ib ro II, Cap. 4, 1105a, 30. (Trad citad a, pág. 17 3 .) S o b re e l co n ce p to
a risto té lic o de “e le c c ió n ” véase, en la m ism a o b ra , lo que el filó so fo e x p o n e en el
L ibro III, Cap. II.
17 D e v irtu tib u s et v itiis, I, 1249a-1250a.
is L ibro I, cap. 33, 1193b, 1-10.
RELACIONES Y DIFERENCIAS ENTRE GRANDES ÓRDENES NORMATIVOS 57
2. IN TER IO R ID A D D E L A M ORAL Y E X T E R IO R ID A D D E L D E R EC H O ,
SEG Ú N L A T ESIS KANTIANA
19 La ju sticia es p e rfe cta “porque el que la posee puede p racticar la virtud con
relación a otro, y no sólo para si mismo, porque m uchos pueden practicar la virtud
en sus propios asuntos, pero no en sus relaciones con o tro ”. E tic a N ic o m á q u ea . L ibro V,
Cap. I, 1129b, 30 -1 130a.
20 Max Scheler, D er F o rm a lism u s in d er E th ik u n d d ie m a te ria le W ertethik, 3. Auflage,
Max N iem ayer Verlag, Halle a.d.S., 1927, I, pág. 3.
21 Idem.
22 F u n d a m e n ta c ió n de la m eta físic a de la s costu m bres, pág. 21 de la trad. de G arcía
M orente. Edit. Calpe, M adrid, 1921.
58 FILOSOFÍA DEL DERECHO
saber si tal principio del egoísmo puede ser una ley universal d e .la naturaleza. Pero
pronto se ve que una naturaleza cuya ley fuese destruir la vida misma, por la misma
sensación cuya determinación es atizar el fomento de la vida, sería contradictoria y no
podría subsistir como naturaleza; por lo tanto, aquella máxima no puede realizarse
como ley natural universal y, por consiguiente, contradice por completo al principio
supremo de todo deber. 2° Otro se v e apremiado por la necesidad a pedir dinero en
préstamo. Bien sabe que no podrá pagar; pero sabe también que nadie le prestará
nada como no prometa formalmente devolverlo en determinado tiempo. Siente deseos
de hacer tal promesa; pero aun le queda conciencia bastante para preguntarse: ¿no
está prohibido, no es contrario al deber salir de apuros de esta manera? Supongamos
que decida, sin embargo, hacerlo. Su máxima de acción sería ésta: cuando crea
estar apurado de dinero, tomaré a préstamo y prometeré el pago, aun cuando sé que
no lo voy a verificar nunca. E ste principio del egoísmo o de la propia utilidad es
quizá muy compatible con todo mi futuro bienestar. Pero la cuestión ahora es ésta:
¿es lícito? Transformo, pues, la exigencia del egoísmo en una ley universal y dispongo
así la pregunta: ¿qué sucedería si m i máxima se tornase ley universal? E n seguida
veo que nunca puede valer como ley natural universal, ni convenir consigo misma,
sino que siempre ha de ser contradictoria. Pues la universalidad de una ley que diga
que quien crea estar apurado puede prometer lo que se le ocurra proponiéndose no
cumplirlo, haría imposible la promesa misma y el fin que con ella pueda obtenerse,
pues nadie creería, que recibe una promesa y todos se reirían de tales manifestaciones
como de un vano engaño.” Kant, obra y traducción citadas, pág. 67.
25 Kant, obra y trad. citadas, pág. 30.
26 Kant, obra y trad. citadas, pág. 31.
60 FILOSOFÍA DEL DERECHO
taeles del pretensor.41 Para que éstas queden satisfechas basta, em
pero, la ejecución de la conducta impuesta al sujeto del deber, sean
cuales fueren los resortes que lo inducen a obrar, y haya o no
pureza de intención en su conducta. ¿Qué pueden importarle al sujeto
activo de un vínculo jurídico los móviles de la otra parte, si ésta hace
lo que el derecho ordena? Es posible que el deudor ejecute de mala
gana la prestación que de él se exige, o que sólo la cumpla para
evitar las consecuencias que la inobservancia podría ocasionarle. Cabe
suponer, igualmente, que —sin pensar para nada en la amenaza de
la sanción— acate la norma, como diría Kant, “por simple respeto”
a la exigencia normativa. Estas diferencias en los móviles tienen, en
cada caso, significación ética diversa; pero, desde el punto de vista
del pretensor, lo único que cuenta es que el sujeto pasivo del vínculo
realice la conducta a que está obligado.
En cambio, cuando ya no se trata del cumplimiento de deberes,
sino de prevenir un entuerto o castigar la conducta violatoria, el de
recho suele tomar en cuenta aspectos internos del comportamiento
humano, a los que enlaza consecuencias de mayor o menor monta.4243
Los intereses de la moral y el derecho siguen diversas direcciones,
como lo expresa muy bien Gustavo Radbruch. La moral preocúpase
por la vida interior de las personas, y por sus actos exteriores sólo
en cuanto revelan la bondad o maldad de un proceder. El derecho
atiende esencialmente a los actos externos, y después a los de carác
ter interno, pero únicamente en cuanto tienen trascendencia para la
colectividad. Al jurista preocúpale ante todo la dimensión objetiva
del obrar: el moralista estudia en primer término su dimensión sub
jetiva. Aquél pondera el valor social de las acciones; éste analiza la
pureza de las miras y la rectitud del querer. O, expresado en otros
términos: el derecho oriéntase hacia la realización de valores colec
tivos, mientras la moral persigue la de valores personales.*3
Pero la exterioridad del primero no sólo depende de la índole de
su legislación; también está condicionada por la necesidad de que, a
falta de cumplimiento voluntario, sus normas sean aplicadas a las
“Hay, pues, un d eber ser permitente, como hay un d eber ser obli
gante." La facultad y la obligación caen “bajo la categoría del deber
ser, pero la una no puede reducirse a la otra. El mandato y la prohi
bición pueden reducirse recíprocamente porque ambos son distintas
formas de expresar la obligación. Pero la disposición permisiva con
tiene un deber ser distinto al de la obligación. Los esfuerzos hechos
por Kelsen y Duguit para reducir el derecho subjetivo al objetivo han
demostrado precisamente que la disposición permisiva cae bajo el
concepto de deber ser, pero, de ninguna manera, bajo el de deber”.60
Lo anterior no significa —añade Llambías— que la disposición
jurídica sea bilateral, pues una disposición de tal género sería aquella
que fuese, a la vez, d eber ser obligante y d eber ser permitente. Lo que
realmente ocurre, en la órbita jurídica, es que facultad y obligación
“se implican recíprocamente; pues si hay alguien que está obligado a
cierta conducta, debe haber también otro que pueda exigirla”.
“Bilateral es, pues, el sistema, el derecho como objeto colectivo,
porque en él se encuentran las dos clases de disposiciones. Es un
sistema de disposiciones complementarias, en donde la bilateralidad
surge del ensamble de los deberes y las facultades (derechos).”
Las disposiciones jurídicas divídense, por tanto, en:
"1. disposiciones de obligación, que fundan un deber ser obligado;
”2. disposiciones de facultad, que fundan un deber ser per
mitido.” 61
''o Id em .
81 Llam bías de Azevedo, o p u s cit., pág. 69.
72 FILOSOFÍA DEL DERECHO
7fi Id em .
77 Id em .
78 Kelsen, T eo ría g en era l d e l d e r e c h o y d e l E sta d o, traducción y edición citadas,
página 21.
79 Kelsen, obra y edición citadas en la nota anterior, Primera Parte, I II , págs. 5 9
y siguientes.
80 Kelsen, obra y edición citadas, I II, A ).
81 Id em .
RELACIONES Y DIFERENCIAS ENTRE GRANDES ÓRDENES NORMATIVOS 79
tes entre sí, como lo han demostrado con abundancia de razones los
partidarios de la teoría de la autonomía.84
Examinemos ahora la tesis de que “el juez —o, para usar una ex
presión más general, el órgano aplicador del derecho— puede hallarse
jurídicamente obligado a ejecutar la sanción— en el sentido en que
el particular está obligado’ a abstenerse de la violación, a 'obedecer
la norma jurídica— sólo cuando hay otra norma que enlaza otra san
ción a la no ejecución de la primera”.85
De acuerdo con este criterio, la índole jurídica de cada norma
depende de que su inobservancia esté sancionada dentro del mismo
sistema. Si expresamos la relación entre las reglas que Kelsen llama
secundaria y primaria por medio de la fórmula: “si a es, debe ser b;
si b no es, debe ser c”, habrá que decir, en consonancia con lo
expuesto, que la índole jurídica de la regla “si a es, debe ser b ” está
condicionada por la existencia de la sancionadora “si b no es, debe
ser c”. Del mismo modo, el carácter jurídico de la obligación im
puesta por la primaria dependerá de que exista una tercera norma,
sancionadora de la anterior, a la que correspondería el enunciado
“si c no es, debe ser d”. Ésta, por su parte, sólo sería jurídica en la
hipótesis de hallarse sancionada por una cuarta norma, cuya perte
nencia al sistema dependería de una nueva norma sancionadora, y
así sucesivamente.
Planteada la cuestión de tal modo, sólo quedan dos caminos, al
término de los cuales se advierte sin género de duda el error de la
tesis kelseniana. Si reconocemos —como lo hace el jurista austríaco—
que el orden jurídico de un país no se compone de un número infi
nito de preceptos, tendremos que admitir que dentro de cada sistema
hay ciertas normas que ya no están sancionadas, aun cuando sean
sancionadoras de las que les preceden en la serie. Pero una de dos:
o esas normas pertenecen al sistema, o son ajenas a él. En el primer
caso queda probado, en contra de la tesis de Kelsen, que una norma
puede ser jurídica aun cuando no se encuentre sancionada por otra
del mismo ordenamiento. En el segundo caso no hay más remedio
que negar la índole jurídica de la última de cada grupo; pero enton
ces resulta que esta norma no puede condicionar la índole de la
sancionada por ella, lo que vuelve a plantearnos el mismo problema
con las demás de la serie.
Estamos frente al célebre argumento de León Petrasisky, que el
84 Cfr. Ugo Rocco, T rattato d i diritto p ro cessu ale civ ile, Unione Tipografico—
Editrice Torinese, Seconda Edizione, 1966, I, Parte Terza, Capitolo II, 6, pàg. 253 y
siguientes.
85 Kelsen, obra y edición citadas, pág. 69.
RELACIONES Y DIFERENCIAS ENTRE GRANDES ÓRDENES NORMATIVOS 81
88 Cita de Gurvitch en su obra U id é e d u d roit so cial, Sirey, París, 1932, pág. ICO.
82 FILOSOFÍA DEL DERECHO
94 Idem .
95 Bobbio, o p u s cit., pág. 193.
90 Bobbio, o p u s cit., pág. 193.
88 FILOSOFIA DEL DERECHO
5. R ELA C IO N ES E N T R E M ORAL Y D E R E C H O
la cosa debida “cum omnis cau sa’; es decir, con todos sus frutos e
incrementos —aluviones, si se trata de fincas; tesoros descubiertos,
etcétera. Laa obligaciones de buena fe tienden siempre a un “quid-
qu id” daré fa cere oportet ex fid e bon d ’.111 A diferencia de lo que
ocurría en el caso de los bonae fid ei negotia, las obligaciones nacidas
de contratos estrictos (stricti juris) se hallaban rigurosamente deter
minadas, pues tenían como objeto prestaciones concretas y precisas
o, en otras palabras, recaían sobre un “certum”.
Puede, pues, decirse que por buena fe en los contratos se entien
de la sujeción de la conducta de los contratantes a los principios de
rectitud y honradez establecidos por la moral social vigente. De la
sujeción a tales principios (que el legislador incorpora al orden posi
tivo) el autor de la ley hace derivar ciertas consecuencias que obli
gan a las partes, aunque no hayan sido expresamente pactadas. De
acuerdo con la regla del art. 1796 júzgase, por tanto, que la conclu
sión de todo negocio contractual queda sometida a principios implí
citos que, llegado el caso, el encargado de la función jurisdiccional
debe hacer explícitos, a fin de establecer las consecuencias que de
ellos dimanan. Y es obvio que dichos principios derivan, a su vez, de
aquellos otros, de máxima generalidad, que Ulpiano expresó por
medio de las fórmulas honeste vivere y neminem laedere.117118
Como el imperativo de honradez y rectitud es de origen moral,
su incorporación al derecho positivo, como criterio de estimación de
la conducta de quienes celebran un contrato, no sólo lo convierte en
exigencia jurídica, sino que imprime el mismo carácter a las conse
cuencias que en cada caso resultan implícitamente condicionadas
por él. Pero es claro que, para precisar, cada vez, cuáles son esas
consecuencias, hay que recurrir a normas que pertenecen a la moral
vigente. Desde este punto de vista, la atribución de efectos jurídicos
a las exigencias de la buena fe obliga al aplicador a tomar en cuenta
tales normas y, por ende, implícitamente lo rem ite a ellas. En este
sentido, el standard de buena fe, en materia contractual, establece,
bien vistas las cosas, una delegación en favor de los principios de la
moralidad positiva. Pero además, y en la medida en que de tales
principios puede el juez desprender consecuencias que se traducen
en obligaciones o en derechos de los contratantes, la eficacia de esos
principios resulta jurídicamente reforzada.
117 Rodolfo Sohm, Instituciones de derecho privado romano. Historia y sistema.
Traducción W . Roces, Madrid, M CM XXVTII, Segunda parte, Libro Segundo, Cap. I I,
61 pág. 343.
118 Sobre los inris praecepta de Ulpiano, Savigny, Traité de droit romain» trad. M.
Ch. Guenoux, Ferm in Didot Frères, Paris, 1840, Tom e Premier, Livre I I, L IX , pági
nas 401 y siguientes.
96 FILOSOFÍA DEL DERECHO
11» “Cualquier argucia, actitud falaz, maquinación empleada para envolver, indu
cir a error y engañar a otro.” Cita de Alberto Trabucchi en su obra Istituzon i d i
diritto civ ile, Dodicesima edizione, Casa Editrice Dott. Antonio Milani, Padova, 1960,
pàgina 152.
120 O bra citada en la nota anterior, págs. 152 y 153.
121 Manuel Borja Soriano, obra citada en la nota 1, Tomo I, pág. 251.
98 FILOSOFÍA DEL DERECHO
122 Cita de B o ija So rian o en su T eoria g en erai de las obligacion es, I, pàg. 251.
123 Idem.
124 T rabu cchi, obra citda, pàg. 164.
s a l a c io n e s y d if e b e n c ia s e n t r e grandes ó r d e n es n o r m a t iv o s 99
125 Cfr. E . García Máynez, In trod u cción a la ló g ica jurídica, Fondo de Cultura
Económica, México, 1951, Segunda Parte, VT, 13, pág. 206.
100 FILOSOFÍA DEL DERECHO
e l d o b le c a r á c te r d e v io la to ria s d e u n d e b e r m o ra l y d e u n a o b lig a
ció n ju ríd ic a .
I I I . E l se n tid o q u e , e n e l m o m e n to d e la a p lic a c ió n d e lo s c o rre s
p o n d ie n te s p re ce p to s le g a le s , d e b e a trib u irs e a los c rite rio s d e ord en
ó tico in co rp o ra d o s por e l le g isla d o r a l d e re c h o v ig e n te , es, d e a cu e rd o
co n lo ex p u esto , e l q u e d a a ta le s c rite rio s la lla m a d a moral social.
¿Q u é s ig n ific a n estas p a la b ra s ? ¿N o h em o s a ca so so sten id o q u e los
d e b e re s d e m o ra lid a d son los d el in d iv id u o c o n sig o m ism o , in clu so
cu an d o la c o n d u c ta p re sc rita b e n e fic ia a otros su je to s, co m o o cu rre ,
p o r e je m p lo , co n la o b lig a c ió n d e so co rre r al m e n e s te ro s o ? Y , s i esto
es así, ¿p u e d e h a b la rse to d a v ía d e u n a m o ra l d el g ru p o ? E x a m in e
m os la o p in ió n d e fe n d id a p o r H e in ric h H e n k e l en su Einführung in
die Rechtsphilosophie ,126127 “P o r n o rm a d e m o ra l so cia l —d e c la ra e l c i
ta d o a u to r— d e b e e n te n d e rse e l c o n ju n to d e e x ig e n cia s m o ra les d e
c o m p o rta m ie n to q u e la so cie d a d d irig e a sus co a so cia d o s. E s t e c o n
c e p to p re su p o n e la re p re se n ta c ió n d e q u e , d e n tro d el g ru p o h u m a n o
s u je to a u n o rd e n g e n e ra l d e v id a, e x iste u n acervo básico d e con
cepciones comunes acerca d el obrar morálmente bueno.” 127 A sí co m o
e l g ru p o , en su c a r á c te r d e “s u ste n tá cu lo ” d e l d e re c h o , c o n s titu y e u n a
co m u n id a d ju ríd ic a , a tra v és d e sus co n c e p c io n e s a x io ló g ica s a p a re ce
co m o co m u n id a d m o ral. “L a se n s ib ilid a d é tic a q u e se fo r ja y a c a b a
p o r p re d o m in a r e n el c o n ta c to y e l co m e rcio c o le c tiv o s , se e x te rio
riz a en las co rre sp o n d ie n te s e x p e cta tiv a s d e c o m p o rta m ie n to d e ca d a
m ie m b ro d el g ru p o fr e n te a los d em ás. E s ta s e x p e c ta tiv a s s e lim ita n ,
co m o es n a tu ra l, a la c o n d u c ta típ ic a d e lo s h o m b re s e n sus c o n e x io
n es so cia le s ; no ro z a n n i su re la c ió n c o n D io s n i la re s p o n sa b ilid a d
d e ca d a u no co n sig o m ism o ; a ta ñ e n sólo a la p e rso n a so cia l e n sus
re la c io n e s co n los o tro s y c o n la to ta lid a d .” 128
P ero si lo q u e e n e l ca so e n tra en ju e g o so n los ju icio s p re d o m i
n a n te s a c e rc a d el h a c e r m o ra lm e n te v alio so , la c o n d u c ta c o n fo rm e a
las n o rm as d e e sta “m o ra l c o le c tiv a ” sólo te n d rá se n tid o é tic o cu a n d o
no se e n c u e n tre m o tiv a d a p o r e l te m o r al d e sp re c io s o cia l o a c u a le s
q u ie ra o tras re a c c io n e s q u e p ro v en g a n d el gru po. Si, por el c o n tra rio ,
e l c o m p o rta m ie n to c o in c id e n te c o n d ich a s n o rm as resp o n d e al in d i
c a d o te m o r, m ás q u e d e o b se rv a n c ia d e p re ce p to s é tic o s h a b rá q u e
h a b la r, seg ú n los caso s, d e su je c ió n a co n v e n cio n a lism o s s o cia le s o a
p re ce p to s ju ríd ico s a p lic a d o re s d e c rite rio s q u e e n su se n tid o p rístin o
p e r te n e c e n al á m b ito d e la m o ra lid a d .
L a m o ral so cia l, e n e l s e n tir d e H e n k e l, e x c lu siv a m e n te c o n tie n e
129 Idem.
130 Eduardo García Máynez, Ilógica d el juicio jurídico, II, 7.
151 Cfr. E . García Máynez, “Discusión de algunas teorías recientes sobre la no
ción de orden jurídico”, en Diánoia, Anuario del Centro d e Estudios Filosóficos de la
Universidad Nacional de México, 1966.
132 C fr. Al. Sanhouiy, “L e Standard juridique”, en R ecueil d ’études sur les sources
du droit en l’honneur d e François Gény, Tomo I I, págs. 144-157.
102 FILOSOFIA DEL DERECHO
ayuda de la fórmula s->c, en que la flecha indica que c sigue a s.” 1471489
El orden social es una vasta red de correlaciones que se ajusta al
mencionado esquema. Tales correlaciones no siempre tienen —y me
nos aún en los orígenes— carácter normativo. El modelo o patrón
de conducta s-^-c sólo revela, en un principio, la existencia de deter
minadas regularidades de orden práctico, es decir, de costumbres del
grupo. ¿Cómo se forman éstas?
Geiger piensa que su aparición puede explicarse a la luz de la
“Mneme-Theorie” (Teoría de la mneme”) de R. Semons. Para Semons,
toda impresión deja en la memoria una huella, un engrama. Cuando
una impresión se compone de dos o más elementos, éstos forman un
engrama complejo. “Si una persona actuante H se ha encontrado una
vez en una situación s y respondido a ella con la conducta c, el
enlace de las impresiones producidas por s y c deja una huella en la
memoria, un engrama complejo. Ahora bien: éste tiene la siguiente
peculiaridad: si en un momento posterior aparece en H una impre
sión que se asemeja a uno de los elementos del complejo, dicha im
presión tiende a evocar todo el engrama. Semons da a este proceso
el nombre de ecforia. En un primer caso, H ha respondido a s con la
conducta c • s y c hállanse, en su recuerdo, ligados uno al otro.
Si H vuelve a verse más tarde en la misma situación s, la mneme
complementa ecfóricamente la representación, ligada con s, del com
portamiento c, que falta en la impresión producida por s. En un nuevo
caso de s, H preferirá, pues, responder nuevamente con la conducta
c, en vez de intentar otra forma de comportamiento. El mecanismo
engráfico-ecfórico completa la impresión s para formar en la memoria
la imagen s->c, y orienta la decisión hacia la huella de la represen
tación, de manera que el acto de H convierta y perfeccione la situa
ción actual s en la sucesión de acontecimientos s->c.” 14S El meca
nismo en virtud del cual la acción aislada se transforma en costum
bre, dice Geiger, se repite en los espectadores, y ello de una doble
manera: 1) En primer lugar, la reiteración del acto produce una
expectativa de conducta. Es decir, los que han sido testigos de c en
la situación s esperan que, al presentarse ésta nuevamente, II reali
zará otra vez la conducta c. 2) Como el mecanismo engráfico-ecfó
rico está detrás del fenómeno social de la imitación, cuando el
patrón s~^c llega a ser típico, los espectadores tienden naturalmente
a imitarlo. Ello determina el nacimiento de un uso colectivo, o cos
tumbre social.1*9
las “c o n s e c u e n c ia s ” d e e s to s ju e g o s , c u a n d o se c r u z a n a p u e s ta s , a d
q u ie r e n c a r á c t e r o b lig a to r io , e n la m e d id a , a l m e n o s , a d m itid a p o r
d ic h a s r e g la s . S i u n ju e g o es d e c la r a d o “l í c i t o ”, y n o se p r o h í b e a p o s
ta r d in e r o , e l g a n a n c io s o t ie n e , fr e n te a la o tra p a r te , d e r e c h o al p a g o
d e la a p u e s ta y, c o n s e c u e n te m e n te , el p e r d id o s o q u e d a ju r í d i c a m e n t e
o b lig a d o a p a g a r. P o r e s o , e n tal h ip ó te s is , se h a b la d e “d e u d a s ”,
lo q u e s ig n ific a q u e la o b lig a c ió n e s c o r r e la t iv a d e u n “d e r e c h o ”, y
n o d e u n a s im p le “e x p e c t a t iv a ”. P o c o im p o r t a q u e e n c ie r t o s c a s o s
se n ie g u e al p r e te n s o r la f a c u lta d d e a c u d ir a lo s tr ib u n a le s , p o r q u e
el c a r á c t e r ju r í d i c o d e la d e u d a d e riv a d e la e x i s t e n c i a d e l d e r e c h o
d el o tr o ju g a d o r , e l cu a l d e r e c h o (al q u e d a m o s e l n o m b r e d e “d e r e
c h o a la p r e s ta c ió n ”) , es in d e p e n d ie n te d e la e x is te n c ia o n o e x is te n c ia
d e l lla m a d o “d e a c c i ó n ”. 178*
178 Cfr. E .G arcía Máynez, In trod u cción a l estu d io d el derecho. Cap. X V II, 126.
l?9 G. Del V ecchio, F ilo s o fía d el derecho, 7a ed. trad. de Luis Legaz y L acam bra,
Bosch, B arcelona, I9 6 0 , pág. 298.
180 L ’«hom o ju r id ic u s » e l ’in su ffic ien z a d el d iritto come regola d ella v ita. Sobretiro
de la R evista in tern azion ale di filo s o fía del diritto, Rom a, 1936Í
181 Ensayo citado, pág. 15.
182 Ensayo citado, pág. 8.
118 FILOSOFÍA DEL DERECHO
138 Idem .
189 Ensayo citado, pág. 20.
190 Ensayo citado, pág. 20.
120 FILOSOFÍA DEL DERECHO
191 Arnaldo Bei loia, “Diritto canonico”, en el Novissimo Digesto Italiano. Utet.
Tomo V, pàg. 790.
i»2 Idem.
193 Idem.
RELACIONES Y DIFERENCIAS ENTRE GRANDES ÓRDENES NORMATIVOS 121
19i Idem .
196 Bertola, artículo citado, pág. 797.
196 Idem .
122 FILOSOFÍA DÉL DERECHO
fieles “en relación con los fines propios de la misma Iglesia” e, indi
rectamente, con el último fin del creyente, o salud eterna, no desna
turaliza, pues, la índole propia del derecho canónico ni la de la regu
lación establecida por sus normas. Confirma lo anterior la distinción
que los canonistas hacen entre derecho canónico y teología moral,
así como la que trazan entre los mandatos referidos a los dos ‘foros’,
el interno y el externo. Pero, en la medida en que tanto la teología
moral como el citado derecho “regulan los actos humanos en orden
al fin supremo”, el carácter instrumental de ambos, frente a dicho
fin, resulta patente, y permite entender, entre otras cosas, por qué
la referencia a éste y, por tanto, al fenómeno religioso propiamente
dicho, no desnaturaliza la índole jurídica de las prescripciones
canónicas.
Asevera Del Vecchio que las normas religiosas no integran una
especie independiente, sino un fundamento sui generis, “puramente
metafísico y trascendente, de un sistema regulador de la conducta
que se compone de una moral y de un derecho relacionados entre sí
de cierto modo”. Al decir esto seguramente piensa en el derecho canó
nico y en la moral teológicamente fundada. Aceptemos que tanto un
sistema jurídico como uno moral puedan tener un fundamento reli
gioso, sin que sus normas dejen por ello de ser jurídicas o morales.
Pero si, según lo hemos señalado, lo mismo el derecho canónico que
la moral de base teológica se hallan instrumentalmente referidos
a normas que ya no regulan la organización y funcionamiento de la
Iglesia ni los deberes éticos del hombre en su relación con otros
hombres, y la observancia de tales normas no tiene como fin realizar
el valor jurídico que llamamos justicia o el ético (Jue llamamos bien,
sino el valor de lo santo, entonces no puede ya negarse, al menos
relativamente a las últimas, la diferencia que las separa de las de la
moral o las del derecho.
Si bien Del Vecchio admite que quien se proponga clasificar los
diversos sistemas morales y jurídicos deberá distinguir cuidadosa
mente a la moral teológica de la de carácter laico y al derecho teocrá
tico' o sacerdotal del laicizado, no por ello acepta que estas distin
ciones internas entre las dos categorías de lo normativo reconocidas
por él legitimen “la creación de una tercera, específicamente reli
giosa, que regularía el comportamiento sin ser ni moral ni derecho”.
Pero el ilustre jurista olvida que al lado de los sistemas éticos o
jurídicos religiosamente fundados, pueden existir y efectivamente
existen normas de una nueva especie, orientadas hacia un valor fun
damental distinto de los que tratan de realizar la moral y el derecho.
La inseguridad que Del Vecchio revela al tratar el tema de los
RELACIONES Y DIFERENCIAS ENTRE GRANDES ÓRDENES NORMATIVOS 123
215 Idem.
218 Otto, apas cit., pág. 24.
217 Otto, opas cit., pág. 25.
218 Otto, opus cit., pág. 53.
128 FILOSOFÍA DEL DERECHO
232 ídem.
233 Idem.
234 Idem.
235 íd e m .
RELACIONES Y DIFERENCIAS ENTRE GRANDES ÓRDENES NORMATIVOS 133
13. D E F IN IC IÓ N D E L D E R E C H O
1. P L A N T E A M IE N T O D EL PRO BLEM A
137
138 FILOSOFÍA DEL DERECHO
3. P R O B L E M A S C O N E X O S C O N L A N O C IÓ N JU R I D I C A
D E PERSO N A
4. E T IM O L O G IA D E L A P A L A B R A “P E R S O N A ”
6 P oliteia, X , IV , 601, B .
i 662 b, 19.
8 734 b, 2 5 y 7 6 8 b, 35.
9 D e p a rtib u s anim aliu m , 662 b , 17-23.
10 Ferrara, o p u s cit., pág. 315.
142 FILOSOFÍA DEL DERECHO
7. E L YO Y L A PER SO N A LID A D
16 Cita d e Nass en el libro P erson, P ersön lich k eit u n d ju ristische P erson, pág. 20.
17 Nass, o p u s c ü ., pág. 20.
LOS SUJETOS JURIDICOS 145
8. D E S EN V O LV IM IE N T O D E L C O N C EP T O D E PERSO N A
E N L A H IST O R IA D E L D E R E C H O
55 N a s s , opus cit., p â g . 4 8 .
56 K e l s e n , R ein e R echtslehre. Z w eite n e u b e a rb . u. e r w e ite rte A u fia g e . F ra n z D eu tick e
V erlag , W ie n , 1960.
57 K e l s e n , opus cit., pâg. 176.
58 K e l s e n , opus cit., pâg. 177.
158 FILOSOFÍA DEL DERECHO
p lim ie n to o in o b se rv a n c ia , o de d e r e c h o s cuyo e je r c ic io o n o e je r c ic io
p r o v ie n e n de in d iv id u os que fo r m a n p a r te de la c o r p o r a c ió n .
Lo que o c u rre , cu a n d o el o r d e n a m ie n to ju r íd i c o estatu y e un
d e b e r q u e se i n t e r p r e t a c o m o i m p u e s t o a u n a p e r s o n a j u r í d i c a , es
q u e ese o r d e n d e t e r m i n a el c o m p o r t a m i e n t o a cuyo o p u e s to c o n t r a
d i c t o r i o e n l a z a u n a s a n c i ó n , d e j a n d o a lo s e s t a t u t o s d e a q u é l l a el
s e ñ a l a m i e n t o d e l in d iv id u o q u e m e d i a n t e ta l c o n d u c t a p u e d e e v it a r
la c o n s e c u e n c i a s a n c i o n a d o r a , la c u a l, e n la h i p ó t e s i s c o n t r a r i a , no
r e c a e r í a s o b r e t a l in d i v i d u o , sin o s o b r e la c o r p o r a c i ó n a q u e p e r
t e n e c e d ’1
C u a n d o se a t r i b u y e a u n a a s o c i a c i ó n u n derecho subjetivo, e n el
se n tid o t é c n ic o d el v o c a b lo , es decir, la fa cu lta d d e e x ig ir, p o r m e d io
d e u n a a c c i ó n , e l c u m p l i m i e n t o d e u n d e b e r o, e n o t r a s p a l a b r a s ,
c u a n d o a q u é l l a p u e d e in v o c a r u n d e r e c h o r e f l e j o (R e f l e x r e c h t ), e s e
p o d e r j u r í d i c o d e b e se r e je r c it a d o p o r el ó rg a n o a q u ie n los estatu to s
e n c o m i e n d a n tal t a r e a . Si la fa c u lta d d e q u e h a b l a m o s se a tr ib u y e a
la p e r s o n a c o l e c t i v a es , p r e c i s a m e n t e , p o r q u e lo s e s t a t u t o s a s í lo
d e t e r m i n a n .6 162
El r e s u l t a d o f i n a l d e l p r e c e d e n t e a n á l i s i s es, d i c e K e l s e n , q u e
t a n t o la p e r s o n a j u r í d i c a c o m o la ll a m a d a f í s ic a s o n c o n s t r u c c i o n e s
de la c i e n c i a d el d e r e c h o . E n e l ca so n o se t r a t a n i de u n a r e a l id a d
s o c i a l n i d e u n a c r e a c i ó n d e la le y . C u a n d o s e a f i r m a q u e e l
o r d e n a m i e n t o j u r í d i c o c o n c e d e a u n h o m b r e p e r s o n a l i d a d ju r í d i c a ,
e llo só lo s i g n if ic a q u e c o n v ie r t e la c o n d u c t a d e e s e s u je t o e n c o n t e
n i d o d e o b l i g a c i o n e s y f a c u l t a d e s . Al e x p r e s a r e n el c o n c e p t o de
p e r s o n a fís ic a , es d ecir, e n u n c o n c e p to d is tin to d el de h o m b r e ,
la u n i d a d d e ta le s fa c u l ta d e s y d e b e r e s , la c i e n c i a j u r í d i c a c r e a u n a
n o c i ó n a u x i l i a r de la q u e el j u r i s t a p u e d e , p e r o n o t i e n e n e c e s a r i a
m e n t e q u e se rv irse e n su e x p o s ic i ó n del d e r e c h o , ya q u e la s itu a c ió n
d e e s te m o d o c r e a d a p u e d e se r d e s c r i t a sin r e c u r r i r a e s e c o n c e p t o
a u x ilia r.
D e a c u e rd o co n la ju r i s p r u d e n c i a tra d ic io n a l, el su je to d e d e r e c h o
- c o m o p e r s o n a f í s ic a o c o l e c t i v a - c o n “ s u s” o b l i g a c i o n e s y f a c u l t a
d es, r e p r e s e n t a al d e r e c h o en s e n t i d o subjetivo. F r e n t e a é s ta a p a
r e c e , d e a c u e r d o c o n la m i s m a d o c t r i n a , e l d e r e c h o o bjetivo , e l
o r d e n a m i e n t o j u r í d i c o , es d e c ir , u n c o n j u n t o d e n o r m a s . L a teoría
p u r a del d erecho s u p r i m e tal d u a l is m o , al m o s t r a r q u e el c o n c e p t o
de p e r s o n a n o es sino la p e r s o n ific a c ió n d e u n c o m p l e jo n o rm a tiv o , y
r e d u c ir el d e b e r j u r í d i c o y el d e r e c h o su bjetivo (en se n tid o t é c n ic o )63
71 Idem.
72 C f r . F ran cisco F errara, Teoría de las p erson as ju ríd ic a s , Trad. O v ejero y M aury,
E d ito r ia l R e u s, S. A ., M a d r id 1 9 2 9 , ca p ítu lo II, 7 5 - 8 2 .
73 R e c a s é n s S ich es, Filosofía del D erecho, E d ito rial P orrú a, S. A ., M éxico , 1959.
p ág in a 263.
74 R e c a s é n s , opus cil., p á g . 2 6 3 .
opus cit., p á g .
75 R e c a s é n s S i c h e s , 266.
76 R e c a s é n s , opus cit., p á g . 2 6 9 .
LOS SUJETOS JUBÍDICOS 163
86 E picteto, E n ch eirid ion , c. 17. H e utilizado, para traducir del griego el citado
pasaje, la edición de la L o eb Classical Library: Epictetus. T h e D iscou rses a s re p o r ted
b y Arrian, t h e M anual, an d ' F rag m en ts. W ith an E nglish Translation by W . A.
O ldfather in Tw o Volumes. Harvard University Press, M C M L X V I., Sobre la vida y la
obra de E picteto pueden consultarse, entre otros estudios, los de Joseph Souilhé,
H einrich Schm idt y W ilhelm Capelle que sirven de introducción, respectivamente, a
las siguientes traducciones d e las obras del filósofo: E pictéte, E n tretien s. Texte
établi e t traduit par J . Souilhé, Paris, Société d’édition “L es belles lettres”, 1962;
Epiktet, H a n d b ü ch lein d er M oral u n d U nterredungen. Alfred Kröner Verlag Stuttgart,
1959; E piktet, Teles und Musonius, W e g e zt* g lü ck selig em L e b e n . Übertragen und
eingeleitet von W ilhelm Capelle. Artemis-Verlag Zürich, 1948. L a importancia del
pensamiento de E picteto para la filosofía del d erecho-h a sido justam ente subrayada
por W em er M aihofer en su libro V om Sinn m en sch lich er O rdnu ng (S o b re e l sen tid o
d e l o rd en hum ano). Vittorio Klostermann, Frankfurt am Main, 1956, págs. 53-64.
LOS SUJETOS JURIDICOS 167
natural, en cuyo caso jamás procederían o intentarían obrar de otra manera que
haciendo referencia a l todo. P or d io dicen certeram ente los filósofos que si el hombre
noble y bueno predijese las cosas que habrán de ocurrir, él mismo ayudaría en el
caso de enfermedad, d e muerte o mutilación, comprendiendo, al hacerlo, que ello
le es atribuido por el ordenamiento de todas las cosas, pues el todo es más impor
tante que cualquiera de sus partes y el Estado más importante que cualquier ciuda
dano. Ahora bien: ya que no conocemos de antemano lo que h a de acontecer, con
viene, respecto de las cosas que dependen de nuestra elección, aferrarse a las más
favorables, porque tam bién para esto hemos nacido. Recuerda, en seguida, que eres
hijo. ¿Qué es lo que se exige de este p a p e l? .. . Considerar lo que te pertenece como
de tu padre; condescender con él én todo; jamás criticarlo ante nadie ni decir o
hacer nada que le resulte perjudicial; darle en todo su lugar y obedecerlo, ayudán
dolo en la medida de tus fuerzas. Después, sabe que también eres hermano. Y este
papel te obliga asimismo a la deferencia, a la docilidad, a l lenguaje comedido, y
a no reclam arle nunca lo que no depende de la elección, sino a cedérselo de buen
grado, a fin de que tengas más de lo más valioso. Pues m ira cuánto significa lograr
su benevolencia a cambio de una lechuga, por ejemplo, o quizás de un asiento.
I Qué ganancia tan grande!. . . Luego, si eres consejero de alguna ciudad, recuerda
que eres consejero; si joven, que eres joven; si viejo, que eres viejo; si padre, que
eres padre. Pues si haces un riguroso examen de cada uno de estos nombres, siempre
te indicará los actos adecuados” (traducción del au to r).
90 M aihofer, o p u s cit., pág. 62.
91 W . M aihofer, “D ie Natur der Sache”, en el volumen colectivo D ie ontologische
Begründung des Rechts. H erausgegebcn von Arthur Kaufmann, W issenschaftliche
Buchgesellschaft, Darm stadt, 1965, pág. 65.
LOS SUJETOS JURÍDICOS 169
en una norm a general, válida para todos los que desempeñan tal o
cual papel o se hallan en una situación vital determinada.
De lo expuesto concluye Maihofer que, aun cuando en teoría
seamos convencidos negadores del derecho natural, en la práctica
todos, legos y juristas, en vez de vivir de acuerdo con las proposi
ciones normativas del positivo, en realidad nos guiamos por los prin
cipios de un derecho ultrapositivo cuyo fundamento reside en la
naturaleza de las cosas; es decir, en los justificados intereses y expec
tativas y en las justas exigencias y obligaciones que valen para nos
otros como tales, esto es, como lo que somos en nuestro papel y
situación.
c o n c e p t o ( “u n a f a l s a c o n c r e t i z a c i ó n ”), r e v e l a d e q u é se t r a t a e n
r e a l i d a d . A s a b e r : d e d e s c u b r i r u n c o n c e p t o q u e p u e d a a b a r c a r las
m a n i f e s t a c i o n e s h i s t ó r i c a s d e l E s t a d o e n su m u l t i f o r m i d a d i n a g o t a
b le , m as n o c o m o “a b s t r a c c i ó n e s q u e m á t ic a ”, sin o c o m o “e x p l i c a c i ó n
de su v id a h i s t ó r i c a ” (p. 4 4 ) .
V. S i la e s t a t a l i d a d es u n o de lo s m o m e n t o s c o n s t i t u t i v o s d e lo
h u m a n o , e s e m o m e n t o m u e s t r a a l h o m b r e e n su i r r e p a r a b l e i n s u f i
c i e n c i a . A u n c u a n d o se h a d ic h o de él q u e es u n “a n i m a l p o l í t i c o ”,
ello n o lo d e f i n e í n t e g r a m e n t e ; su vida n o es p u r a m e n te estatal, sino
que se ele v a s o b r e la d e l E s ta d o . D e a q u í q u e é s te só lo se j u s t i f i q u e
c u a n d o e s tá al s e r v ic io de a lg o m á s v a lio s o q u e su p r o p i o e x is tir .
¿A q u é a s p e c t o d e la v i d a h u m a n a p e r t e n e c e e l E s t a d o ? U n a
p r i m e r a r e s p u e s t a es q u e p e r t e n e c e a la v id a v o litiv a , a la e s f e r a d e
la praxis c o m o d iv e rs a d e la poietica o c r e a d o r a d e o b r a s y, t a m b i é n ,
de la teórica, es d ecir, d e la d ir i g id a h a c ia e l c o n o c i m i e n t o .
P ero e l á m b i t o de lo v o litiv o d e b e r e s t r i n g i r s e , e n e l c a s o , p o r
e l c a r á c t e r p e c u l i a r d e las d e c i s i o n e s q u e c o n s t i t u y e n a l E s t a d o y
que a t a ñ e n a la e x i s t e n c i a q u e el h o m b r e m e r e c e vivir c o m o m i e m
b r o d e la c o m u n i d a d . P u es es u n e n t e p o l í t i c o e n la m e d i d a e n q u e
c o n t r i b u y e a la f o r m a c i ó n d e la v id a h u m a n a e n c o m ú n .
E n el g r a d o y m e d id a e n q u e sus d e c is io n e s y sus a c to s t i e n d e n a
la f o r m a c i ó n y d i r e c c i ó n d e la v id a c o m u n i t a r i a , y n o a l a d e su
e x i s t i r in d iv id u a l, el á m b i t o de esas d e c is io n e s y a c to s es e l E s ta d o .
Vivir políticam ente, vivir para el Estado, es h a c e r que la p ro p ia voluntad
in te r v e n g a , c o m o e l e m e n t o fo rm a d o r , en la v o lu n ta d c o m ú n .
E l E s t a d o n o es u n m e r o siste m a d e n o r m a s q u e d e b a m o s c o n c e
b i r a b s t r a c t a m e n t e , d e s l i g á n d o l o d e la c o n d u c t a d e q u i e n e s a é l se
s o m e t e n . “E x i s t e só lo c o m o concretum, es d ecir, d e b e su r e a l i d a d a la
v o l u n t a d c o m ú n q u e le d a v i d a ” (p. 5 1 ) . E n o t r a s p a l a b r a s : e x i s t e
p o r q u e e s q u e r i d o p o r s e r e s v i v i e n t e s , sus c i u d a d a n o s . Y l o q u e
d e n t r o de él se q u i e r e es s i e m p r e lo m is m o : f o r m a r la v id a d e u n a
c o m u n i d a d a tra v é s de las g e n e r a c i o n e s .
V I . E l E s t a d o es u n a f o r m a de c o m u n i d a d al la d o d e o t r a s . ¿ E n
q u é d i f i e r e d e las d e m á s ? E n q u e la m e t a d e l q u e r e r c o m ú n , c o n s
tit u i d o p o r la c o i n c i d e n c i a de las v o lu n ta d e s in d iv i d u a le s , es, e n e l
c a s o , la c o m u n i d a d , q u e e n t o d o s lo s p r o b l e m a s d e c is iv o s p a r a la
vid a c o m u n i t a r i a s e ñ a la p a u ta s a tod as las o tr a s f o r m a s d e e s a m i s
m a v id a .
P o d e m o s , p u e s , d e c i r : E s t a d o es la f o r m a d e c o m u n i d a d , c o n c e
b i d a c o m o u n i d a d d e a c c i ó n , p o r la q u e e l h o m b r e , u n i e n d o las
v o lu n t a d e s i n d iv i d u a le s e n u n q u e r e r c o m ú n , a c t ú a p a r a la f o r m a
c ió n y e l d e s e n v o l v i m i e n t o d e la v id a c o m u n i t a r i a . D e ta l d e t e r m i
176 FILOSOFÍA DEL DERECHO
E L SISTEMA NORMATIVO
Y SU ESTRUCTURA
183
184 FILOSOFIA DEL DERECHO
puesta por Santi Romano en un libro que apareció hace ya casi tres
décadas. En dicha obra leemos estas palabras: “Si se quiere definir
un orden jurídico en su integridad, no se puede tomar en cuenta
solamente sus diversas partes, o lo que como tales se considere, es
decir, las normas que a él pertenecen, para declarar después que es
el conjunto de éstas; hace falta, ni más ni menos, captar la nota
peculiar, la naturaleza de dicho conjunto o todo. Ello podría no ser
necesario si se admitiera que un orden jurídico se reduce a la suma
aritmética de varias normas, del mismo modo que una ley, un regla
mento —vistos, por lo demás, desde un ángulo material y extrínseco—
no son sino una sucesión de determinados artículos que es posible
adicionar entre sí. Pero si se acepta, como es indudable, que un
orden jurídico, en el susodicho sentido, no es un agregado de varias
partes, sean o no éstas simples normas, sino una unidad por sí —y
una unidad, adviértase bien, no artificial u obtenida por un proce
dimiento de abstracción, sino efectiva y concreta— al propio tiempo
se debe reconocer que ese orden es algo diverso de los elementos
materiales que lo componen. Debe también subrayarse que no es
posible tener un concepto adecuado de las normas de un orden jurí
dico sin anteponer a éstas la correspondiente noción unitaria. Por
ello, también, no se puede lograr una idea correcta de los diversos
miembros del hombre, o de las ruedas de una máquina, si no se sabe
de antemano qué son el hombre o esa máquina.” 1516
Sobre la importancia del aspecto institucional del derecho y la
necesidad de no confundir el arden jurídico con su sistem a d e nor
m as han insistido igualmente, en fechas menos lejanas, el jurista
suizo Hans Barth 18 y el sociólogo alemán Theodor Geiger,17 de cuyas
doctrinas hablaremos en el capítulo quinto' de esta obra.
Lo que aquí nos interesa esclarecer es la diferencia entre aquellos
conceptos. El de orden con creto lo desenvolveremos con mayor am
plitud en el capítulo siguiente; por ahora, nuestra tarea consiste en
analizar la otra noción.
3. E L PROBLEM A D E LAS F U E N T E S
Se; da el nom bre d e fu en tes a los procesos, form alm ente regulados,
qu e condicionan la producción d e norm as d e derecho. De manera
más rigurosa podría decirse que fu en tes form ales, como también se
188 FILOSOFÍA. DEL DERECHO
les llama, son los supuestos d e cuya realización s e h ace depen der
el nacim iento d e norm as jurídicas d e ín dole gen eral.18 Como esos
supuestos son establecidos —con la sola excepción a que luego aludi
remos— por otras normas del sistema, es preciso reconocer que la
regulación de aquellas fuentes (legislación, costumbre, etc.), pre
supone la existencia de los preceptos que las regulan y, por ende, la
de una fu en te originaria de que las otras derivan y en la que encuen
tran el fundamento de su legitimidad. Por ello se afirma que e l dere
ch o regula su propia creación y su propia reform a o, expresado en
distinto giro, que la validez de las normas emanadas de las fuentes
que el legislador originario instituye sólo puede tener su fundamento
en otras normas de grado superior, a fortiori preexistentes. Por regla
general, la constitución, o norm a básica en sen tido jurídico-positivo,
determina de qué modo, y con sujeción a qué requisitos, el legislador
com ún, u otros órganos a quienes se faculta para producir derecho,
pueden crear normas genéricas o reformar las que ya estaban en
vigor. Lo dicho revela que las emanadas dé la actividad del consti
tuyente, del legislador ordinario y de los facultados para producir
preceptos jurídicos abstractos, pueden.ser reguladoras o d e la con
ducta d e los particulares o d e la d e ciertos órganos a quienes se facul
ta, ya para crear preceptos de la primera especie, ya para el desem
peño de otras funciones de orden público. Las que se dirigen a los
particulares reciben el nombre de norm as d e com portam iento; las
otras, el de norm as d e com peten cia o d e estructura.19
En toda constitución, escribe Bobbio, “hay normas que atribuyen
directamente facultades o imponen directamente deberes a los ciu
dadanos, como, verbigracia, las concernientes a los derechos de liber
tad; pero también existen otras que regulan el procedimiento a que
las Cámaras deben sujetarse para ejercitar el poder legislativo y
que, en consecuencia, nada estatuyen en relación con los particula
res, limitándose a establecer de qué modo otras normas que sí se
dirigen a éstos podrán ser creadas. En cuanto a las leyes ordinarias,
tampoco puede decirse que todas se refieran directamente a los ciu
dadanos; muchas de ellas, como las penales y gran parte de las de
carácter procesal, tienen como fin impartir instrucciones al juez sobre
el modo y manera en que debe formular las normas individuales y
concretas que llamamos sentencias; o bien, no son normas de com
portamiento, sino reguladoras de la producción de otras normas”.20
Es n e c e s a r i o p e r c a t a r s e d e q u e t a n t o la e x i s t e n c i a d e lo s f a c u l ta
d os p a r a p r o d u c i r d e r e c h o c o m o la de las d is p o s i c io n e s q u e d e t e r m i
n a n los p r o c e d im ie n t o s p a r a la c r e a c ió n d e o tra s n uevas, l ó g ic a m e n t e
p r e s u p o n e n la d e l le g is l a d o r q u e in stitu y ó a eso s ó r g a n o s y la d e las
r e g l a s n o r m a t i v a s d e o r g a n i z a c i ó n y c o m p e t e n c i a . Al l a d o d e la s
fuentes derivadas t i e n e , p u e s , q u e h a b e r o t r a originaria o, c o m o a lg u
n o s d i c e n , u n a fuente de las fuentes. L a c o n s titu c ió n es el fu n d a m e n to
d e t o d o s lo s p r e c e p t o s q u e d e e l l a d i m a n a n ; p e r o c u a n d o n o s p r e
g u n t a m o s p o r e l d e las le y e s c o n s t i t u c i o n a l e s , d e s c u b r i m o s q u e ya
n o p u e d e r e s i d i r e n u n a n o r m a p o s itiv a de m a y o r r a n g o , p o r q u e , si
a s í f u e r a , e sa s le y e s p e r d e r í a n su c a r á c t e r básico, e n e l s e n t i d o j u r í -
d ic o - p o s i ti v o de e s te t é r m i n o . S i se a d m i t e , c o m o lo h a c e m o s n o s o
tro s, q u e la r a z ó n d e v a lid e z d e la f u n d a m e n t a l n o se e n c u e n t r a en
o t r a n o r m a p o s it iv a d e m ay o r, j e r a r q u í a , t e n d r e m o s q u e r e c o n o c e r
q u e la f u e r z a o b l i g a t o r i a d e a q u é l l a s ó l o p u e d e f u n d a m e n t a r s e :
a) desde un punto de vista axiológico-material, e n lo s valores q u e a t r a
vés d e l c u m p l i m i e n t o de esa n o r m a y d e las q u e d e e l l a p r o c e d e n
r e s u l t e n , e n m a y o r o m e n o r m e d i d a , r e a l i z a d o s p o r sus d e s t i n a t a
r io s ; b) desde un punto de vista formal, e n u n a norma básica no positiva
q u e n o s p e r m i t a e n t e n d e r , p o r u n a p a r t e , la s f a c u l t a d e s d e l p o d e r
c o n s t i t u y e n t e y, p o r o t r a , la o b l i g a c i ó n d e lo s p a r t i c u l a r e s y lo s
ó r g a n o s d e l E s t a d o d e c u m p l i r los p r e c e p t o s q u e d i r e c t a o i n d i r e c
t a m e n t e e m a n e n d e l e j e r c i c i o d e la m e n c i o n a d a f a c u l t a d ; e ) desde
un punto de vista sociológico-jurídico, e n la existencia del poder consti
tuyente, c u a n d o é s t e d i s p o n e d e f u e r z a b a s t a n t e p a r a a s e g u r a r e l
f u n c i o n a m i e n t o d e la o r g a n i z a c i ó n p o l í t i c a y la n o r m a l e f i c a c i a d e
las n o r m a s e n v ig o r.
B o b b i o e x p o n e en estos té rm in o s la segun d a de las tres fu n d a m e n -
t a c io n e s : “C a d a n o r m a p r e s u p o n e u n p o d e r n o r m a t i v o , p u e s n o r m a
s i g n if ic a i m p o s i c i ó n d e d e b e r e s ( im p e r a ti v o , m a n d a t o , p r e s c r i p c i ó n ,
e t c . ) ; y ya h e m o s v isto q u e , a llí d o n d e h ay o b l i g a c i ó n hay, t a m b i é n ,
p o d e r. C o n s e c u e n t e m e n t e , si e x i s t e n n o r m a s c o n s t i t u c i o n a l e s , d e b e
e x i s t ir el p o d e r n o r m a t iv o d el cu al d e riv a n : e s e p o d e r es e l d e n o m i
n a d o c o n s t it u y e n te . S e trata del ú ltim o o, si se p r e f i e r e , d e l s u p r e m o
u o r i g i n a r i o d e u n o r d e n a m i e n t o j u r í d i c o . ” Pero si to d o p o d e r p r e s u
p o n e , a su vez, u n a n o r m a q u e lo f a c u lta p a r a p r o d u c i r o t r a s , d a d o
e l c o n s t i t u y e n t e c o m o p o d e r ú lt im o es i n d i s p e n s a b l e p r e s u p o n e r la
e x i s t e n c i a d e la n o r m a q u e le a tr ib u y e e s a f a c u l ta d . A h o r a b i e n : tal
n o r m a es la f u n d a m e n t a l . “M i e n tr a s , p o r u n la d o , c o n c e d e a lo s ó r
g a n o s c o n stitu cio n a le s el p o d e r de f o r m u la r n o r m a s v á lid a s , p o r o tr o
im p o n e , a to d o s a q u e llo s a q u ie n e s las p r e s c r i p c i o n e s c o n s t i t u c i o n a
le s se d ir i g e n , la o b lig a c ió n de o b e d e c e r l a s . L a f u n d a m e n t a l es, a u n
190 FILOSOFÍA DEL DERECHO
efectivamente r i g e n la vida de u n a c o m u n id a d en u n m o m e n t o d ad o de
su h is t o r ia .25
La n orm a fu n d a m e n t a l hipotética, c o m o K e l s e n la l l a m a , e s u n
p r e s u p u e s t o d e t o d o o r d e n y c u m p le , r e l a t i v a m e n t e a la s r e g l a s de
é s te , la m is m a f u n c i ó n q u e se a trib u y e a lo s postulados de u n sistema
c i e n t í f i c o . “S e t r a t a - e x p l i c a B o b b i o - d e las p r o p o s i c i o n e s p r i m i t i
vas d e la s q u e o t r a s se d e d u c e n ; p e r o e l la s n o s o n , a su vez, d e d u -
c i b l e s . L o s p o s t u l a d o s s o n e s t a b l e c i d o s o p o r c o n v e n c i ó n o p o r su
p r e t e n d i d a e v i d e n c i a . L o p r o p i o h a d e a s e v e r a r s e d e la n o r m a f u n
d a m e n t a l: c o n s titu y e u n a c o n v e n c ió n o, si se q u ie r e , u n a p r o p o s i c ió n
e v i d e n t e q u e se c o l o c a e n e l v é r t i c e d e l s i s t e m a , a f i n d e q u e las
d e m á s n o r m a s d e l m is m o p u e d a n ser re fe r id a s a ella. A la p re g u n ta :
¿ e n q u é se b a s a la n o r m a f u n d a m e n t a l ? d e b e r e s p o n d e r s e q u e n o
tie n e n in g ú n f u n d a m e n to , ya que, de te n e rlo , n o se ria la f u n d a m e n ta l,
pu esto que h a b r í a o tr a su p e rio r fr e n te a la que se h a lla rla en re la c ió n
de d e p e n d e n c ia . Por ta n to , siem p re q u e d a ría a b ie r to el p r o b le
m a d e l f u n d a m e n t o d e e s a n o r m a su p e rio r, y só lo p o d r í a r e s o lv e r s e
h a c ie n d o r e f e r e n c i a a o t r a n o r m a o a c e p t a n d o la n u e va c o m o p o s tu
l a d o . T o d o s i s t e m a t i e n e u n i n i c i o . P r e g u n t a r s e p o r lo q u e e s t á
d e t r á s es c u e s t i ó n i n f e c u n d a . L a ú n i c a r e s p u e s t a q u e p u e d e o f r e
c e r s e a q u ie n in q u ie r e p o r el fu n d a m e n to del f u n d a m e n to es q u e p ara
d e s c u b r ir lo h ay q u e sa lir del siste m a . E n lo q u e r e s p e c t a a la n o r m a
f u n d a m e n t a l c a b e s o s t e n e r q u e , si tal p r o b l e m a e x i s t e , n o es ya j u r í
d ic o , p u e s su s o lu c i ó n h a d e b u s c a r s e e x t r a m u r o s d e l s i s t e m a p a r a
f u n d a r e l c u a l a q u e l l a n o r m a es p o s t u l a d a . ”26
H e m o s d i c h o q u e , al la d o d e la f u e n t e origina ria, e x i s t e n o t r a s ,
derivadas d e la p r i m e r a . L a m á s im p o r t a n t e de las d e l s e g u n d o tip o ,
e n la m a y o r í a d e lo s s i s t e m a s m o d e r n o s , es la legislación. D e b e m o s
aquí in sistir en u na c u e stió n te rm in o ló g ic a que h e m o s to ca d o en
a n t e r i o r e s t r a b a j o s . 27 S u e l e d e c ir s e q u e la ley es u n a d e las f u e n t e s
f o r m a l e s del d e r e c h o . Pero, b ie n vistas las cosas, aq u é lla n o es fu en te,
s i n o p ro d u cto d e la a c t i v i d a d l e g i s l a t i v a . E l p ro ceso , f o r m a l m e n t e
r e g u l a d o , q u e c u l m i n a e n la c r e a c i ó n d e p r e c e p t o s l e g a l e s , e s la
fu en te d e lo s ú l t i m o s . D e m a n e r a a n á l o g a , e l q u e lle v a al e s t a b l e c i
m i e n t o d e las tesis ( i n t e r p r e t a t i v a s o de i n t e g r a c i ó n ) que c o n stitu y e n
la j u r i s p r u d e n c ia o b liga to ria d e l a S u p r e m a C o r t e d e j u s t i c i a , es
f u e n t e f o r m a l d e d ic h a s t e s i s .28 S o s t e n e m o s q u e las f u e n t e s so n pro-
Walter Heinrich analiza qué relaciones median entre las fuentes con
suetudinaria y legislativa. De acuerdo con su tesis, la costumbre
jurídica puede ser de tres clases: 1) d elegan te; 2) d eleg ad a; 3)
derogatoria.
“La delegante se da cuando por medio de una norma no escrita
se autoriza a determinada instancia para crear derecho escrito.” 30
En el caso, la costumbre se halla supraordinada a la ley. Existe la
misma relación en la monarquía absoluta cuando el monarca, cuya
situación jurídica se encuentra regulada por la costumbre, expide
disposiciones legales de carácter general.
Hay d erech o consuetudinario d eleg ad o siempre que el legislador
remite a normas consuetudinarias para la solución de determinadas
controversias. En tal hipótesis, la costumbre se halla subordinada al
derecho escrito; es, como dice Félix Somló, “costumbre jurídica se
cundaria”.31 A la esfera del derecho consuetudinario delegado per
tenecen también, según Heinrich, los usos mercantiles (U sances,
V erkehrsitten, etc.).32
El consuetudinario delegado no puede ser contradictorio de los
preceptos de la ley. Pero la delegación establecida por el legislador
no es superflua ni carece de importancia, como en ocasiones se afir
ma. Sirve, al menos, para desvanecer cualquier duda sobre la vigen
cia de ciertos usos y costumbres populares”.33
A veces, la costumbre se desenvuelve en sentido opuesto al del
derecho legislado. Es el caso de la llamada derogatoria. Heinrich
admite la posibilidad de que se forme aun cuando se le niegue ex
presamente validez, como ocurre, verbigracia, entre nosotros.34
Según lo indicamos en la sección 5 del capítulo II de esta obra,
el legislador puede hacer delegaciones en favor de normas no jurí
dicas, las de orden moral, por ejemplo. En virtud de tal delegación,
éstas resultan incorporadas al sistema del órgano aplicador y, en
consecuencia, se transforman en preceptos de derecho.
La necesidad, en que el autor de la ley a veces se encuentra, de
recurrir a disposiciones oriundas de ordenamientos preexistentes o
diversos, sirve de base a ciertos autores, como Bobbio, para distin
guir dos especies de fuentes indirectas, las recon ocidas y las d eleg a
4. T E S IS D E K E L SE N SO B R E LA E ST R U C TU R A PIRAMID AL
D E L SISTE M A NORMATIVO
diza las ideas expuestas por su colega Adolf Merkl en un libro que
vio la luz en 1917: Das R echt im L ich te sein er Anwendung (E l d ere
ch o a la luz d e su aplicación). E l resumen que sigue se basa en la
segunda —completamente refundida— edición alemana de T eoría
Ju rídica Pura (R eine R echtslehre, Franz Deuticke, Wien, 1960).
Si concebimos al derecho .como sistema normativo, tendremos
que esclarecer, ante todo, qué es lo que fundamenta su unidad, y
cuándo puede decirse que tal o cual norma pertenece a dicho siste
ma. Habrá que inquirir por qué valen los preceptos del mismo o, para
expresarlo en otro giro, cuál es la razón de su fuerza vinculante.
Declarar que una norma “vale” significa que es obligatoria o, en
diferentes palabras, que sus destinatarios deben hacer u omitir lo
que manda. E l fundamento de su validez reside en otras normas de
rango más alto. La fuerza obligatoria de las reglas normativas no
debe nunca buscarse en un hecho, por ejemplo, en qué tal o cual
autoridad las haya promulgado. Los Diez Mandamientos obligan,
afirma Kelsen, no por la entrega de sus tablas en el Monte Sinaí, ni
la validez del precepto que ordena amar al prójimo se funda en lo
dicho por Jesús en el Sermón de la Montaña. E l fundamento de las
normas del Decálogo, y de la que exige que amemos al prójimo como
a nosotros mismos, está en otras de mayor jerarquía, de las cuales la
primera dice que los mandamientos de Dios deben ser obedecidos
y la segunda ordena cumplir con los de su Hijo.3®
El simple hecho de que alguien mande algo no permite consi
derar que el mandato es válido, esto es, que sus destinatarios estén
obligados a obedecerlo. “Normas válidas sólo puede expedirlas una
autoridad competente; y la competencia únicamente puede fundarse
en la norma que autoriza a un sujeto a formular otras normas.” *40‘
La que constituye el fundamento de otra u otras se encuentra
supraordinada a éstas. Pero la búsqueda de la razón de la fuerza
vinculante de cada regla no puede, como la de la causa de un
efecto, prolongarse indefinidamente. Tiene que concluir en esa norma
última cuya existencia presuponemos, y a la que otorgamos el cali
ficativo de suprem a. Por su mismo carácter, no puede haber sido
establecida por una autoridad a quien otra norma superior hubiera
facultado para crearla. “Su validez no es derivable de ninguna de
mayor rango, y el fundamento de su fuerza obligatoria no puede
ya ser puesto en tela de juicio.” 41 La norma fundamental condiciona
3;> Kelsen, R ein e R ec h tsleh re, Zweite Aufl., V , 34, pág. 196
40 Obra citada en la nota anterior, pág. 197.
41 Idem.
196 FILOSOFÍA DEL DERECHO
47 Idem.
48 Kelsen, obra y edición citadas, pág. 228.
EL SISTEMA NORMATIVO Y SU ESTRUCTURA 199
dades para establecer las normas que habrán de aplicar a los casos
de que conozcan.49
E l derecho sólo puede ser aplicado por los órganos de la admi
nistración y la justicia cuando se hallan expresamente facultados para
hacerlo. Si tal facultad no les es concedida por la constitución, en el
sentido jurídico-positivo de este vocablo, la aplicación del ius m oiibus
constitutum y, especialmente, de costumbres opuestas a la ley, sólo
puede tener validez si se presupone que el fundamento de tal
aplicación reside en la norma suprema, empleado ahora al término
en sentido lógico.50
La creación de preceptos jurídicos generales se halla a menudof
repartida en dos niveles. Ocurre así, por ejemplo, en la relación de
las leyes reglamentarias con las reglamentadas y, también, en el
caso de los decretos. “La diferencia entre ley y decreto adquiere
especial importancia —escribe Kelsen— cuando la ley constitucional
encomienda la tarea de crear normas generales a un Parlamento ele
gido por el pueblo, pero permite, a la vez, la ulterior especificación
de éstas por normas genéricas que expiden ciertos órganos adminis
trativos; o, en casos de excepción, faculta al gobierno, en vez de
facultar al Parlamento, para expedir ciertas normas generales o todas
las que en tales casos resulten necesarias.’’ 5152
Las de índole abstracta (legislativas o consuetudinarias) deben
ser aplicadas por órganos competentes, es decir, por las autoridades
judiciales y administrativas. Ello exige que previamente se determine
cuándo una persona está capacitada para el desempeño de esas tareas.
Es necesario establecer, además, el procedimiento a que el ejercicio
de tales funciones ha de quedar sometido. “La aplicación de una
norma genérica a un caso concreto consiste en la creación de una
norma individual, es decir, en la individualización (o concretización)
de la genérica.” 82 Las que los tribunales y los órganos administrativos
deben aplicar cumplen, por ende, una función doble: 1) determina
ción de los órganos aplicadores y del procedimiento a que éstos han
de sujetarse; 2) determinación del contenido de las normas que a
través de los procedimientos administrativos o judiciales deberán
ser creadas.
Lo expuesto explica la diferencia entre norm as d e d erech o ad je
tivo (o form al) y de d erech o substantivo (o m aterial). La primera
denominación corresponde a las normas generales que regulan la or-
57 Id em .
58 Kelsen, obra y edición citadas, pág. 222.
59 Kelsen, obra y edición citadas, pág. 204.
60 Id em .
61 Id em .
E L SISTEMA NORMATIVO Y SU ESTRUCTURA 203
62 Idem.
63 Kelsen, obra y edición citadas, pág. 205.
204 FILOSOFÍA DEL DERECHO
de las demás del sistema.64 Para que un orden social merezca que lo
consideremos como “derecho” es indispensable que tenga carácter
coactivo, es decir, que amenace los actos socialmente indeseables con
ciertos males: “privación de la vida, de la salud, de la libertad o de
bienes económicos o de otra índole”.65
Aun cuando todos los jurídicos son, para Kelsen, órdenes de la
indicada especie, suelen diferir respecto de las condiciones a que, de
acuerdo con cada uno, la coacción se encuentra sujeta, esto es, la
conducta contraria “a la que debe ser provocada por el estableci
miento de las consecuencias sancionadoras”.66 Esa conducta contraria
a la condicionante de los actos coactivos es la “conforme al derecho”
o, en otras palabras, “al valor jurídico” (R echtsw ert) que a través del
cumplimiento de las reglas del sistema se espera realizar”.67
Kelsen habla de valores d el d erech o no sólo en este pasaje; en la
siguiente página de su R eine R echtslehre expresamente reconoce que
cuando el orden jurídico fija las condiciones en que la coacción —como
fuerza física— puede ser ejercitada, al propio tiempo protege a los
sujetos del orden contra el empleo de la violencia por otros sujetos.
“Cuando la protección llega a cierto mínimum, se habla de seguri
dad colectiva.” Esta protección mínima contra el uso de la fuerza
existe “si el orden jurídico instituye, en favor de la comunidad, el
monopolio de la coacción, que no es incompatible, por cierto, con
el principio —limitado a casos excepcionales— de la defensa legí
tima”.68
La seguridad colectiva tiene una meta: la paz. “Esta consiste,
precisamente, en el no empleo del poder físico. En cuanto el ordeg
jurídico señala las condiciones en que, .y determina a los individuos
mediante cuyos actos el uso de la fuerza debe producirse, es decir,
en cuanto instituye, en favor de la comunidad, el monopolio de la
coacción, pacifica a esta comunidad por él constituida. Sólo que la paz
del derecho es relativa, no absoluta. Pues nunca excluye el empleo
de la violencia, de la coacción física entre los hombres. No es un
orden libre de coacción, como aquel a que aspira un anarquismo
utópico.” 69
Además, como ese orden sólo puede prescribir ciertas acciones y
omisiones, la existencia y la libertad humanas nunca se hallan total
78 Idem .
79 W alter, opus cit., pág. 33, nota 71.
80 Cfr. E . G arcía M áynez, L ó g ica d el con cepto jurídico, Cap. III.
81 Kelsen, obra y edición citadas, pág. 230.
82 E . García Máynez, “Validez formal y validez material en sentido jurídico posi
tivo, y validez objetiva o intrínseca en sentido axiológico” en Symposium sobre d ere
ch o natural y axiología, Centro de Estudios Filosóficos de la Universidad Nacional
Autónoma, México, 1963, pág. 84.
EL SISTEMA NORMATIVO Y SU ESTRUCTURA 209
86 Idem.
87 Idem.
88 W alter, opus cit., pág. 19.
89 Kelsen, obra y edición citadas, I, 6 a ).
EL SISTEMA NORMATIVO Y SU ESTRUCTURA 211
9 2 W erner Krawietz, Das positive R ech t und sein e Funktion, kategoriale und
m ethodologische Überlegungen zu einer funktionalen R echtstheorie. Duncker & Humblot,
Berlin, 1967, pág. 17.
83 Amedeo Conte, Art. "Ordinamento giuridico”, en Novissimo D igesto Italiano ,
Tom o X I I, pág. 50.
94 Idem.
9 5 C fr. E . G ard a Máynez, Introducida a la lògica jurídica. Fondo de Cultura
Econòm ica, México, 1951, Cap. IV , págs. 130 y siguientes.
96 Idem.
EL SISTEMA NORMATIVO Y SU ESTRUCTURA 213
6. EL PROBLEMA ANTINÓMICO
110 Cfr. Kelsen, E l con trato y e l tratad o, trad. E . García Máynez 19, pág. 85.
220 FILOSOFÍA DEL DERECHO
cía de q u e e n d iv e rso s lu g a re s de u n m is m o c ó d ig o o e n t e x t o s l e g a
les d istintos a p a r e z c a n d e fin ic io n e s d ife r e n te s de u n m is m o c o n c e p t o .
S u c e d e así, se g ú n E n g is c h , c o n la n o c i ó n d e a b o r t o d e lic t u o s o (Abtrei-
:ung), q u e e n e l p r i m e r p a r á g r a f o d e l a r t i c u l o 2 1 8 d e l S t . G. B .
C ó d ig o P en al) t i e n e u n s e n t id o m á s e s t r e c h o q u e e l q u e e l a u to r de
la ley le o t o r g a e n el ú lt im o p a r á g r a f o d e l m is m o a r t i c u l o ; o c o n la
p a l a b r a posesión ( Besitz), e m p l e a d a c o n s i g n i f i c a d o s d i s c r e p a n t e s en
el B . G. B . ( C ó d i g o C ivil) y e n e l a r t íc u lo 2 4 6 d e l P e n a l . 112 Es e v i
d en te que en esto s caso s n o hay c o n flic to a n tin ó m ic o , sin o , co m o
a r r ib a d ijim o s, in c o n g ru e n c ia te rm in o ló g ic a y c o n c e p tu a l. I n c o n g r u e n
c ia s c o m o la s q u e E n g i s c h s e ñ a l a s u e l e n d a r o r i g e n a p r o b l e m a s
i n t e r p r e t a t i v o s y d e a p l i c a c i ó n , m a s n o m e r e c e n e l n o m b r e d e con
tradicciones ( Widersprüche ), y a q u e n o se t r a t a d e c o n f l i c t o s e n t r e
n o r m a s d e c o n t e n i d o in c o m p a t ib le , es d ecir, de las c u a le s u n a p r o h í b a
v la o t r a p e r m i t a a los m is m o s su je to s la m is m a c o n d u c t a , e n c o n d i
c i o n e s ig u a le s d e e s p a c i o y t ie m p o .
No h ay t a m p o c o c o n t r a d i c c i ó n n o r m a t iv a , en el s e n t id o d e f in i d o
p o r n o s o t r o s , t r a t á n d o s e d e las contradicciones estimativas ( Wertungs-
siderprüche ) a q u e E n g is c h se r e f i e r e e n su lib r o s o b r e la u n id a d d el
o rd e n j u r í d i c o . 113*
D i c h o au to r e n c u e n tra u n a c o n t r a d ic c ió n e s t i m a t i v a ” e n e l h e c h o
de q u e el C ó d i g o P e n a l A le m á n a tr ib u y a c o n s e c u e n c i a s m á s se veras
a u n d e l it o m e n o s g ra v e que las a t r ib u i d a s a o t r o m ás g r a v e , c o m o
vem o s e n el caso del i n f a n t ic id i o (Art. 2 1 7 St. G. B ) e n r e l a c i ó n co n
los h o m ic i d io s s im p le y c a lific a d o . Pero a q u í, c o m o el p r o p io E n g is c h
lo r e c o n o c e , n o h a y u n a a n t i n o m i a , s i n o u n a “i n c o n s e c u e n c i a ” d el
le g isla d o r. 1 1 4 L o que en tales casos re a lm e n te o c u rre es q u e el a u to r
de la ley v io la el p r i n c i p i o f u n d a m e n t a l q u e o r d e n a t r a t a r las s itu a
c io n e s ig u a le s e n f o r m a s u b s t a n c i a l m e n t e ig u a l (y las d e s i g u a l e s e n
f o r m a d e s i g u a l , p r o p o r c i o n a l m e n t e a su d e s i g u a l d a d ) . 115
P a r e c i d a s a las m a l l l a m a d a s contradicciones estimativas s o n la s
( i g u a l m e n t e m a l l l a m a d a s ) contradicciones entre principios ( P rin-
zipienwidersprüche) q u e a p a r e c e n , se g ú n E n g i s c h , c u a n d o “u n a p a r t e
de un o r d e n j u r í d i c o , o el o r d e n j u r í d i c o to ta l so n le g i s l a t i v a m e n t e
e s t r u c t u r a d o s de a c u e r d o co n p e n s a m i e n t o s o p u e s to s , sin que la d i
v e r s i d a d d e lo s p r i n c i p i o s e n c u e n t r e u n f u n d a m e n t o e n la de los
á m b ito s v it a le s o b je t o de r e g u la c i ó n ” . 116 E n s e m e j a n t e s c a s o s n o hay
C i r c u n s c r i b i e n d o c o n sus d e f i n i c i o n e s e l p u n t o m á s c o n t r o v e r t i d o ,
Paul F o rie rs e s c r ib e : “G e n e r a lm e n te d e cim o s que hay la g u n a del
d e r e c h o (o ta m b ié n , en el d e r e c h o ) c u a n d o e n u n o r d e n j u r í d i c o falta
u n a n o r m a de que el j u e z pued a h a c e r uso p ara . resolver d e te rm in a d o
caso. Ig u a lm e n te a firm a m o s -a u n q u e co n m e n o r f r e c u e n c ia - que
h ay l a g u n a d e l d e r e c h o c u a n d o la r e g l a q u e f i g u r a e n u n o r d e n a
m i e n t o p a r a la s o l u c i ó n d e tal o c u a l a s u n t o , n o le p a r e c e al j u e z
o p o rtu n a , sa tis fa cto ria o ju s ta .
“E n e s ta h i p ó t e s i s - p r o s i g u e F o r i e r s - se h a b l a , p o r lo d e m á s , de
falsa la g u n a , y se a f ir m a que es falsa p o r q u e f o r m a l m e n t e e x i s t e u n a
re g la que el j u z g a d o r h a b r á de descartar.
“L a v e r d a d e r a la g u n a es u n a la g u n a su frid a ; la falsa, u n a la g u n a
c r e a d a . L a p r i m e r a se im p o n e c o m o c o n s e c u e n c ia de u n a c o m p r o b a
c i ó n ; la s e g u n d a , c o m o r e s u l t a d o d e u n a d e c i s i ó n , d e u n a c t o d e
„ v o lu n ta d . P e r o a m b a s c o l o c a n al j u r i s t a y al f i l ó s o f o f r e n t e a lo s
m is m o s p r o b l e m a s ” . 119
O b s é r v e s e c ó m o los au to , es c ita d o s h a b l a n d e la g u n a s “d el d e r e
c h o ” o “e n e l d e r e c h o ”, p e s e a q u e , a la p o s t r e , r e c o n o c e n q u e las
d e f i c i e n c i a s o v a c ío s só lo a p a r e c e n e n la o b r a d e l l e g i s l a d o r o , en
g e n e r a l , e n las n o r m a s o r iu n d a s de las f u e n t e s f o r m a l e s de c r e a c i ó n
ju ríd ic a .
F o r i e r s d e c l a r a , p o r e j e m p l o , q u e “la s f a l s a s l a g u n a s ” s o n u n
caso especial de antin om ia, en cuanto “la n o rm a escrita existente es c o n
t r a d ic t o r i a d e o t r a D o e s c r i t a q u e se o b t i e n e d e la i d e a de j u s t i c i a ,
d el i n t e r é s so c ia l o d el b i e n c o m ú n ”. 120 Si e l p r o b l e m a a n t i n ó m i c o y
el de las la g u n a s d i f i e r e n e n t r e si, la d i f e r e n c i a r e s id e e n que “m i e n
tras en el s e g u n d o de los caso s la c o n t r a d i c c i ó n se e l i m i n a d e g o lp e ,
e n el p r i m e r o , es d e c ir , e n el d e ‘fa ls a l a g u n a ’, h a y q u e p a s a r p o r
u n a e t a p a intermedia, q u e es e l r e c o n o c i m i e n t o d e u n v a c ío , c i e r t a
m e n t e n o d e l d e r e c h o , sin o de la ley e s c r i t a ”. 121
L as l a g u n a s t é c n i c a s so n , t a n t o p a r a F o r i e r s c o m o p a r a B o b b i o ,
“v e r d a d e r a s l a g u n a s ”, p e r o a s u m e n tal c a r á c t e r p o r q u e c o n s is te n en
la a u s e n c i a “p u r a y s i m p l e ” d e u n a r e g u l a c i ó n , r e l a t i v a m e n t e a los
m e d i o s c a p a c e s d e c o n d u c i r al c u m p lim ie n to de u n a n o r m a e x p r e s a .
L a f o r m a e n q u e s e g ú n lo s m e n c i o n a d o s j u r i s t a s d e b e n las la g u n a s
té c n ic a s se r c o lm a d a s , c o r r o b o r a n u e stro a s e r to de que, p a r a e l l o s , 122
lo s v a c ío s n o lo so n - n i p o d r í a n s e r l o - d el d e r e c h o , s in o d e lo q u e
119 O b r a y a r t í c u l o c i t a d o s e n l a n o t a 1 1 7 , p ág . 9.
120 F o r i e r s , a r t í c u l o c i t a d o e n l a n o t a 117, pág. 10.
121 F o r i e r s , a r t í c u l o c i t a d o , p á g . 11.
122 C fr. N . B o b b io , a r t í c u l o c i t a d o , 2.
224 FILOSOFIA DEL DERECHO
pero ello supone, según Zitelmann, que hay otras “verdaderas”, las
que algunos llaman “técnicas”. Estas se presentan cuando el legisla
dor establece una regla para la solución de tal o cual negocio, mas
nada estatuye sobre los medios de que es preciso echar mano para
dar cumplimiento a esa regla. Es el caso, como diría Foriers, de una
laguna “sufrida”; los anteriores lo son de una laguna “creada” 135
Zitelmann da el siguiente ejemplo: “En el año 1880 se escapó un
cajero de una sociedad comercial berlinesa con 150,000 marcos; la
casa perjudicada había ofrecido por su captura un premio de 5,000
marcos. En la búsqueda y aprehensión del autor, que se consiguió
finalmente en Kiel, participaron varias personas y entre ellas fue
repartida equitativamente la recompensa, siendo partícipes los em
pleados de policía de Kiel, los cuales recibieron por ello 500 marcos.
Les pareció muy exigua esta parte y presentaron una demanda con
tra la sociedad, exigiendo el pago total de la suma.” 136 Según el
derecho prusiano particular aplicable, no había duda sobre la obli
gación en que estaba la entidad perjudicada de pagar 5,000 marcos
a los que intervinieron en el descubrimiento y prisión del autor; peío
la ley no indicaba si los diversos participantes estaban autorizados
para cobrar como un acreedor único, por (fracciones iguales o en
cualquiera otra forma. E l deber de hacer el pago era incuestionable
en la especie; sólo hacía falta un criterio de distribución de la re
compensa. Para resolver el problema, los tribunales aplicaron por
analogía un precepto según el cual, en materia de concursos de índole
científica o artística, había que atenerse, en la hipótesis de que re
sultare necesario distribuir el premio entre varios, al juicio de quien
había instituido el galardón.
Otro caso: una ley dispone que en determinadas circunstancias,
dentro de una sociedad, por ejemplo, hay que elegir a una persona
para el desempeño de ciertas funciones; pero no se regula el proce
dimiento electoral. La finalidad impuesta por la norma es clara: debe
hacerse una elección. La laguna consiste en que nada se dice sobre
los medios que es preciso poner en práctica para el logro de aquel
propósito.
Hay también laguna técnica, según nuestro autor, cuando legis
lativamente se estatuye que en tal o cual hipótesis deben pagarse
intereses legales, mas no se fija el monto de éstos.
Pero, pregunta Zitelmann: ¿no iremos demasiado lejos al hablar
en estos casos de lagunas? Pues muchas veces la ley señala in abs
tracto la consecuencia jurídica de un hecho, y deja al juez en liber
135 Artículo citado en la nota 119, pág. 9.
136 Zitelmann, obra y trad. citadas, pág. 312.
230 FILOSOFÍA DEL DERECHO
137 Id em .
138 Zitelmann, obra y trad. citadas, pag. 319.
130 Kelsen, R ein e R ech tsleh re, Zweite Aufl. pag. 251.
140 Id em .
EL SISTEMA NORMATIVO Y SU ESTRUCTURA 231
444 Id em .
145 Kelsen, obra y edición citadas, pág. 254.
140 nE . García Máynez, L ó g ic a d e l raciocin io ju rídico, págs. 4 6 y y siguientes.
E t, SISTEMA NORMATIVO Y SU ESTRUCTURA 233
152 Cfr. E . García Máynez, In trod u cción a la lóg ica jurídica. Fondo de Cultura
Económ ica, México, 1951, Segunda parte, 21-15.
153 Artículo citado en la nota 151, pág. 3 3 0 del tomo X I del N ovissim o d ig esto
italian o.
154 Id em ,
155 0 f r. e . G arcía Máynez, L ó g ic a d e l raciocin io ju rídico, pág, 38.
EL SISTEMA NORMATIVO Y SU ESTRUCTURA 237
156 Cfr. E . García Máynez, “Los1 principios generales del derecho y la distinción
entre principios jurídicos normativos y no normativos”, en Scrìtti giurìdici in m em oria
d i Piero Calam andrei. (A rtículo reproducido cn mi libro Ensayos filosófico-jurídicos
1934/1959. Universidad Veracruzana, Xalapa, 1959, págs. 2 7 9 -2 9 9 .)
238 FILOSOFÍA DEL DERECHO
164 Idem .
163 Cfr. E . G arcía Máynez, Introducción a la lógica jurídica, Cap. V , y L ógica
d el raciocinio jurídico, I I, 9.
188 Kelsen, T eoría pura d el derecho, 1!) ed. Traducción castellana d e Moisés Nilve,
Eudeba, 1960, pág. 175.
EL SISTEMA NORMATIVO Y SU ESTRUCTURA. 243
172 Id em .
173 Id em .
174 Id em .
EL SISTEMA NORMATIVO Y SU ESTRUCTURA 245
8. LA REGULACIÓN JURIDICA
177 E . Husserl, In v estig acio n es lóg icas, trad. Morente y Gaos, Tomo II, pág. 54.
248 FILOSOFÍA DEL DERECHO
N orm a atributiva:
Sujeto: el o brero
C óp ula: tien e el d ere ch o de
P r ed ic a d o : exigir el p ag o de una in d em n izació n
a l patro n o ”
N orm a prescriptiva:
Sujeto: el patron o
C ó p u la : tie n e el d eber de
P r ed ic a d o : in d em nizar al tra b a ja d o r”