Alejandro Pizarroso Quintero Historia de la propaganda...
propaganda electoral, propaganda de guerra y guerra psicológica son objeto de
una inmensa bibliografía en todo el mundo, incluida España. Así pues, la His- toria de la Propaganda tiene un corpus científico perfectamente definido y de una amplitud que va mucho más allá incluso de la Historia del Periodismo que estudia un fenómeno mucho más cincunscrito. Tiene a su vez un carácter más específico que una Historia de la Comunicación Social que por definición sería demasiado general. Antes de continuar es necesario establecer unas mínimas precisiones de ca- rácter terminológico, así como recoger algunas definicionesTérminos o ex- presiones como publicidad, relaciones públicas, propaganda, o incluso el más genérico de persuasión son muchas veces intercambiables en la práctica y se re- fieren a un mismo fenómeno. Es decir, a un fenómeno de comunicación per- suasiva por parte de un sujeto emisor dirigido a un receptor o público cuyo mensaje puede transcurrir por múltiples canales. Si hablamos de la propaganda como fenómeno comunicativo tenemos que partir de que los procesos comunicativos podemos dividirlos sustancialmente en dos: información y persuasión. Definimos el concepto de información como un proceso de comunicación destinado a que el emisor haga compartir al receptor determinados datos o conocimientos. En realidad la información como fenómeno comunicativo, pura y aislada, no existe en el medio social pues parte siempre de una intencionalidad y en ese caso tendríamos que hablar de persuasión. No pretendemos inducir que toda co- municación es persuasiva pero el sujeto que informa pretende en el fondo siempre una respuesta del receptor y todo proceso comunicativo cuyo objetivo es la respuesta, se define como persuasión. Persuasión no es otra cosa que el proceso comunicativo cuya clave está en la respuesta del receptor, es decir, aquél que pretende promover una depen- dencia interactiva entre emisor y receptor mediante la formación, reforza- miento o modificación de la respuesta del receptor. Es, pues, un proceso co- municativo cuya finalidad u objetivo es la influencia. Un mensaje persuasivo se conforma según una conducta deseada por el emisor para que sea adoptada vo- luntariamente por el receptor. La persuasión como fenómeno comunicativo es inherente al hombre desde el momento en que éste es tal. Pero la propaganda no existe sino en un medio social complejo. El fenómeno de la propaganda es inherente también a la or- ganización estatal. Estado y propaganda son inseparables. La propaganda es, pues, propaganda política, civil, estatal, o contrapropaganda. Por otro lado, religión y política, organización religiosa y organización estatal, son insepara- bles en su origen y en buena medida de su desarrollo histórico. La Historia mis- ma no es otra cosa, en su origen, que un fenómeno propagandístico y, de hecho, lo sigue siendo inevitablemente hoy en día de manera más o menos explícita. En realidad casi nos atrevemos a defender que no existe ningún proceso de comunicación en la realidad que no tenga un componente persuasivo.