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y por el arco de Apolo, quien con amistoso espíritu la de siete puertas cómo resistían en la lucha los hijos de los
ha acogido al hijo de Jenarces cuando de Cirra ha venido co- héroes, profirió, 40
ronado
con follaje del Parnaso y con un cortejo dorio. 20
cuando desde Argos llegó III
la segunda expedición de los Epígonos.
No fue a caer lejos de las Gracias4 la suerte II Así dijo mientras combatían:
de la isla de justa ciudad que participó «Por naturaleza en los hijos refulge
de las ilustres virtudes de los Eácidas5. Cumplida tiene la noble voluntad heredada de los padres. Veo claro 45
la fama desde el comienzo, pues es celebrada 25 cómo Alcmeón10 está blandiendo
por haber criado a los héroes más extraordinarios la serpiente multicolor sobre brillante escudo,
en los victoriosos certámenes y en las vehementes batallas. el primero a las puertas de Cadmo.
Ahora también es ilustre por sus habitantes. Aquel que padeció la desgracia precedente,
Mas no tengo ahora tiempo de erigir el héroe Adraste, está amparado
todo mi largo discurso 30 por la nueva de un mejor augurio.
con ayuda de la lira y de las suaves voces, Mas la adversidad se cierne sobre su familia, 50
no sea que la saciedad venga a irritarnos. Mi acuciante deu- pues tan sólo él, de entre el ejército de los Dáñaos,
da6 contigo, tras recoger los huesos de su hijo muerto,
que ante mí tengo, hijo mío, el más reciente de tus triunfos, llegará con sus huestes intactas por divina fortuna
¡vaya con alas por obra de mi arte!
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porque, vecino y guardián de mis bienes, derriba según su medida15. Tú posees el premio de Mégara,
salió a mi encuentro cuando me dirigía al celebrado ombligo y el que ganaste en la hondonada de Maratón, y en tu patria
de la tierra has conquistado con tu arrojo por tres veces la victoria en el
e hizo uso de sus profecías con sus heredadas artes12. 60 certamen de Hera16. 80
Y tú, flechador lejano13, que riges IV Te arrojaste desde lo alto sobre cuatro V
el glorioso templo hospitalario presas con feroz intención:
en los valles de Pitón, no les fue asignado a ellos, como a ti,
allí mismo le has concedido la mayor alegría, regreso gozoso en Pitíade,
pero en su patria antes, con ocasión de vuestras fiestas14, 65 ni al llegar junto a su madre la dulce risa de ésta 85
le habían adjudicado el ansiado premio del pentatlo. derramó su gracia en torno a ellos; por los callejones, fuera
¡Soberano! Te suplico que con favorable espíritu de la vista de sus enemigos17,
van humillados, por la desgracia mordidos.
armonices tu mirada
a cada uno de los pasos de mi arte. Sin embargo, aquel que acaba de obtener un triunfo
Al cortejo de dulce canto 70 en plena dicha, desde su gran
Justicia asiste, mas la protección de los dioses esperanza emprende el vuelo 90
generosa reclamo, Jenarces, para vuestros destinos; impulsado por su alada virilidad18,
pues aquel que obtiene el triunfo sin largo esfuerzo, pues posee una ilusión más valiosa que la riqueza.
ante el vulgo parece un sabio que, entre insensatos, En poco tiempo crece la felicidad de los mortales,
pero del mismo modo se derrumba,
sacudida por abominable sentencia19.
protege su vida con acertados recursos. 75
Mas esto no depende de los hombres: la divinidad te lo
ofrece. ¡Seres de un día! ¿Qué es cada uno? ¿Qué no es? El hom-
Unas veces a uno hacia arriba lanza, otras a otro con sus bre 95
manos es el sueño de una sombra.
Mas cuando llega el don divino de la gloria,
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se posa sobre los hombres un luminoso resplandor y una
El «yo» del coro no debe confundirse tampoco aquí con el del poeta o, existencia grata 20
al menos, no necesariamente. Lo que queda patente es que Alcmeón había
anunciado ya el éxito con su aparición, probablemente al vencedor o a sus
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conciudadanos, cuando éste se dirigía a Delfos (bien a consultar sobre su vic- Cfr. n. 11. El vencedor debe alegrarsde de pertenecer a los favorecidos.
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toria o bien a la propia competición). Los círculos de las similitudes se estre- Otra fiesta egineta, según los escolios.
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chan: Anfiarao-Alcmeón = Jenarces-Aristómenes. Anfiarao, desde el más Frente a la proclamación del vencedor, su gloria ante todos, el vencido
allá, predice la victoria de Alcmeón; éste, también como «aparición», la de pertenece al mundo de las tinieblas, de lo oculto, de la existencia gris y ver-
Aristómenes (o, por lo menos, le da buenos presagios). Por encima de todo gonzante (cfr. infra, n. 20).
ello ahora el coro reaviva todos esos hechos; el poeta, por boca de éste, cierra Se mantiene la imagen del ave, en responsión con la estrofa: el luchador
s
el anillo de la loa y de los buenos deseos. e lanza sobre su presa, vence y emprende el vuelo de la gloria.
13 19
Apolo. La vuelta al leit-motiv: ahora de arriba hacia abajo...
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Las Delfinias, en honor de Apolo y Artemis, celebradas en Egina. ...y por último, de la sombra a la luz. La sentencia que abre este epodo
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Egina, madre querida, guía a esta ciudad
con el rumbo de la libertad, en compañía de Zeus y del pode-
roso Éaco,
de Peleo, del admirable Telamón y de Aquiles21. 100
INTRODUCCIÓN A LA PÍTICA IX
1. Vencedor
2. Mitos
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