iii. El art. 83 inc. I del CPC establece que la nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio
o a petición de parte, en los casos que la ley expresamente lo disponga y en todos
aquellos en que exista un vicio que irrogue alguna de las partes un perjuicio reparable
sólo con la declaración de nulidad.
iv. De acuerdo al art. 201 inc. I del CPC, si la apelación se ha interpuesto fuera de plazo o
respecto de resolución inapelable o no es fundada o no contiene peticiones concretas, el
tribunal correspondiente deberá declararla inadmisible de oficio; y si el apelante no
comparece dentro de plazo, deberá declarar su deserción previa certificación que el
secretario deberá efectuar de oficio.
v. Por último, de acuerdo al art. 200 inc. I del COT, la implicancia de los jueces puede y debe
ser declarada de oficio o a petición de parte.
El profesor OLIVER señala que lo que caracteriza a este sistema en sede penal, entre otras
cosas, es que las funciones de perseguir y juzgar se encuentran concentradas en una persona;
además, en este sistema rige el principio de oficialidad, lo que significa que la investigación de
los hechos debe ser llevada de oficio; y es un procedimiento escrito y secreto. Este era el sistema
que regía en el antiguo procedimiento penal.
c. SISTEMA MIXTO.
El profesor ALFARO señala que se conoce como tal, la conjunción de los dos sistemas
antagónicos descritos. Así, en sede penal es posible encontrar, en algunas legislaciones, un
sistema mixto o inquisitivo reformado, que se caracteriza porque sigue existiendo una
investigación a cargo de un juez instructor, pero aparece como órgano encargado de acusar un
ministerio público o fiscal.
C. L AS PARTES .
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2. CONCEPTO DE PARTE.
Para estudiar a las partes hay que remontarse nuevamente al derecho de acción. Pues la
determinación de los sujetos específicos del proceso, dependerá de la actuación de quien
provoque la actividad jurisdiccional; pues con la demanda se determinará al pretendiente y al
pretendido, y al sujeto pasivo de la acción, es decir, al órgano jurisdiccional.
Según constata el profesor ALFARO, el concepto de parte ha variado en el tiempo, al igual
que el concepto de acción procesal. En un primer momento, parte procesal era también parte de
la relación material debatida; sin embargo, el concepto de parte se independizó de la relación
material, y desde este punto de vista, parte es todo sujeto que de manera permanente o transitoria
deduce una pretensión en el proceso, ya sea a nombre propio o a nombre de otra persona, y
respecto de quien se pretende; en términos simples, es quien pretende y frente a quien se
pretende la satisfacción de una pretensión.
El autor Manuel URRUTIA SALAS dice que son partes las personas naturales o jurídicas
que concurren al juicio como demandantes o demandados. Este concepto y el anterior, sólo
abarca a las partes directas (demandante y demandado), es por ello que el profesor FORTTES,
elaborando un concepto más amplio, señala que p a r t es son las personas que concurren a un
juicio como demandante o demandado, o que figuran en él en virtud de asistirles un interés en
los resultados del mismo. Por lo tanto, por parte se entiende un concepto netamente procesal que
alude a la intervención de los sujetos en el proceso, lo cual es importante en cuanto al efecto
relativo de las sentencias, según el cual, las sentencias judiciales no tienen fuerza obligatoria
235
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sino respecto de las causas en que actualmente se pronunciaren (art. 3º inc. II del CC) es decir,
los efectos de las sentencias judiciales sólo se extienden a las partes que concurran al proceso.
184
Si bien el profesor PÉREZ RAGONE no menciona estos principios básicos, él llama a esta dualidad sistema
bipartito, en el cual identifica dos partes y un tercero imparcial.
236
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legal para adquirir derechos y contraer obligaciones, y que la tiene toda persona por el
hecho de ser tal. El problema a este respecto, se da porque cada vez más las legislaciones
admiten como partes en juicio a entes que no tienen capacidad de goce; así, por ejemplo,
en materia de recurso de protección, agrupaciones sin personalidad jurídica son admitidas
como partes en juicio.
ii. C a p a c i d a d p a r a o b ra r o c o m p a r e c e r e n j ui c i o , o c a p a c i da d p r o c e s a l
(capacidad de ejercicio). La capacidad para ser parte es suficiente para figurar como
sujeto de una relación jurídica procesal, pero no basta para tener plena aptitud, ni realizar
eficazmente los actos procesales que pueden hacer las partes. Esto se logra con la
capacidad procesal, esto es, la capacidad para presentarse ante los tribunales de justicia
ejerciendo una acción o defensa, en nombre propio o por cuenta de otros.
GUASP denomina a la capacidad procesal “legitimación procesal” y señala que ésta
permite figurar y actuar eficazmente como parte en un proceso determinado; a diferencia
de la capacidad para ser parte (personalidad procesal) que es genérica, es una aptitud
general para ser parte185. Esta capacidad equivale a la capacidad de ejercicio del Derecho
civil, y ésta la tienen todos aquellos sujetos que son capaces de ejercitar derechos por sí
mismos, sin el ministerio o autorización de otra.
Como se dijo, todos tienen capacidad para ser parte (capacidad de goce), sin embargo, no
todos tienen capacidad procesal (capacidad de ejercicio). Para suplir esta deficiencia, se
debe contar con la autorización o representación que la ley de fondo exige (por ejemplo,
un menor adulto, debe obrar por medio o con autorización de su padre); y si la persona es
capaz procesalmente y no quiere obrar o comparecer por sí mismo en el juicio, puede
acudir a la representación convencional en virtud de un mandato civil o comercial, según
el caso.
Suponiendo que en un juicio comparece una persona incapaz para ser parte o para
comparecer en juicio ¿Qué efectos legales produce semejante comparecencia?
Evidentemente que sería nula, y para evitar esto, la ley al tratar las excepciones dilatorias
establece que el demandado puede oponer, en tal situación, la excepción dilatoria de falta
de capacidad del demandante, o sea, podrá pedir que mientras esta incapacidad del
demandante no sea subsanada, no está obligado a contestar la demanda. Sin embargo,
nada dice la ley respecto de la intervención de una persona incapaz en juicio en calidad
de demandado; Mario CASARINO cree que, en tal caso, el propio demandado incapaz, por
intermedio de su correspondiente representante legal, podría también hacer presente esta
circunstancia como excepción dilatoria, encuadrándola dentro del art. 303 Nº 6 del CPC,
esto es, aquella excepción dilatoria tendiente a corregir el procedimiento sin afectar el
fondo de la acción deducida; número cuya redacción, dada su amplitud, permite encajar
el caso en estudio. Aún más, si el propio demandante o el tribunal mismo, durante el
curso posterior del juicio, descubren esta incapacidad del demandado, pueden también
pedir o decretar, según el caso, las medidas conducentes a subsanar tal incapacidad, pues
el art. 84 inc. IV del CPC, en materia de incidentes, señala que el juez podrá corregir de
185
Agrega el autor que la legitimación procesal (legitimatio ad processum) es la consideración especial que tiene la
ley, dentro de cada proceso, a las personas que se hallan en una determinada relación con el objeto del litigio, y se
exige que sean esas personas las que figuren en el proceso; por ejemplo, en la acción reivindicatoria, la legitimación
activa pertenece al dueño no poseedor, y la legitimación pasiva, al poseedor no dueño. Al respecto, el profesor
PÉREZ RAGONE señala que adquirir la calidad de parte en un proceso no significa que se cumpla con el requisito de
legitimación, así, es posible no tener ninguna relación con el objeto del proceso y tener la calidad de parte.
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oficio los errores que observe en la tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las
medidas que tiendan a evitar la nulidad de los actos de procedimiento.
iii. C a p a c i d a d p a r a p e di r e n j ui c i o o i us po s t u l a n d i (derecho de postulación).
Esta es la capacidad para que la actuación judicial sea correcta, y se traduce en la
necesidad de dirigirse al órgano jurisdiccional por medio de las personas que la ley
establece. Si bien la capacidad para comparecer o capacidad procesal habilita a las
personas para actuar en el juicio, la realización de los actos procesales, por regla general,
recae en determinados profesionales, y esto se justifica por razones técnicas, pues dichas
personas tienen un conocimiento especializado del Derecho, y además, con ello se evita
el apasionamiento propio de la defensa de las causas personales, evitando agresiones o
violencia entre las partes.
Por lo tanto, sólo aquellas personas que sean titulares de ius postulandi podrán actuar
válidamente ante los órganos jurisdiccionales (por regla general), y quién no lo tenga, en
su primera actuación ante los tribunales deberá constituir un patrocinio y un mandato
judicial. Pues, como se verá más adelante, el poder de postulación se reparte entre dos
tipos de profesionales: uno a quien se le encomienda la pura representación (procurador)
y a otro que se le atribuye la dirección o defensa oficial de los litigantes (abogado
patrocinante).
a. CONCEPTO Y FUNDAMENTO.
En principio, en todo juicio sólo existe una persona que desempeña el papel de
demandante y otra que desempeña el rol de demandado; pero no hay inconveniente legal alguno
para que también en un juicio intervengan dos o más personas como demandantes o
demandados, o para que intervengan varios demandantes o varios demandados a la vez. Si se
produce lo anteriormente descrito, se está frente a la institución procesal llamada litisconsorcio o
pluralidad de partes, a la que aluden expresamente los arts. 18, 19 y 20 del CPC; y desde el
momento en que estos preceptos se encuentran ubicados en el Libro I del CPC, quiere decir que la
pluralidad de partes puede darse en cualquier clase de juicios, puesto que se trata de
disposiciones comunes a todo procedimiento.
El fundamento de la institución en comento, es evitar diversos juicios sobre una misma
materia (economía procesal), e impedir la posibilidad de que se dicten en ellos sentencias
contradictorias (seguridad jurídica). Pues, se está ante un proceso único con pluralidad de partes,
estando legitimadas para ejercitar o para que frente a ellas se ejercite una única pretensión,
originadora de un único proceso, de tal modo que el juez ha de dictar una única sentencia, en la
que se contendrá un sólo pronunciamiento, la cual tiene como propiedad inherente a la misma, el
afectar a todas las personas que son parte.186
b. CLASIFICACIONES.
186
Aquí se pone de manifiesto una diferencia con la acumulación de autos, que es una acumulación objetiva y no
subjetiva, ya que en ella hay dos objetos, dos procesos, dos pretensiones, en cambio en la litisconsorcio hay sólo una
pluralidad de partes (elemento subjetivo).
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venta, deberá citar al vendedor para que comparezca a defenderla. Esta citación se
hará en el término señalado por el Código de Enjuiciamiento.
- Por último, la intervención forzada también se da en el caso de los acreedores
hipotecarios, quienes deben ser citados para que se purgue la hipoteca; pues estos
acreedores se ven obligados a compadecer en el juicio para manifestar su voluntad en
orden a mantener la hipoteca o proceder a la subasta, y si nada dicen, en el término de
emplazamiento, se entienden optan por ser pagados sobre el precio de la subasta.
a. CONCEPTO.
Como se dijo, las partes indirectas o terceros, son aquellas personas que concurren a un
juicio en forma voluntaria, una vez que éste ha sido iniciado. Ahora bien, estos terceros pueden
tener o no interés en el resultado del juicio, y los terceros con interés, siguiendo a CASARINO, son
aquellas personas que intervienen en un juicio, diversas del demandante y del demandado,
sosteniendo pretensiones concordantes, independientes o contradictorias con las de éstos.
En general, la intervención de un tercero en juicio recibe el nombre de “tercería”. Sin
embargo, hay que reconocer que la acepción “tercería” se usa con mayor frecuencia para
designar la intervención de un tercero en el juicio ejecutivo.
b. FUNDAMENTO DE LA INSTITUCIÓN.
El fundamento de la institución de las tercerías, es el deseo del legislador de que los fallos
judiciales se extiendan al mayor número posible de personas, siempre que ellas estén
directamente interesadas en sus resultados, con el objeto de evitar sucesivos juicios sobre una
misma materia, recargando inútilmente la labor de los tribunales (economía procesal), y
colocándolos todavía en la posibilidad de pronunciar fallos contradictorios (seguridad jurídica).
242
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Sin embargo, no en todos los juicios el legislador admite la institución de las tercerías en
idéntica forma. Los arts. 22, 23 y 24 del CPC, establecen reglas generales aplicables a las tercerías
en toda clase de procedimiento (pues dichos artículos se encuentran en el Libro I del CPC); pero
también existen reglas especiales en el juicio ejecutivo de obligaciones de dar, en el cual sólo
pueden intervenir los terceros siempre y cuando ejerciten las acciones que la misma ley se
encarga de señalar, a saber: la tercería de dominio, de posesión, de prelación y de pago. Y hay
reglas especiales también en los juicios ejecutivos especiales, como los destinados a realizar la
prenda agraria, la prenda industrial, etc., en los cuales no se admiten tercerías de ninguna
especie.
Art. 16. Cualquiera de las partes representadas por el procurador común que no se conforme con el
procedimiento adoptado por él, podrá separadamente hacer las alegaciones y rendir las pruebas que estime
conducentes, pero sin entorpecer la marcha regular del juicio y usando los mismos plazos concedidos al
procurador común. Podrá, asimismo, solicitar dichos plazos o su ampliación, o interponer los recursos a que
haya lugar, tanto sobre las resoluciones que recaigan en estas solicitudes, como sobre cualquiera sentencia
interlocutoria o definitiva.
Existe tercero coadyuvante en la citación de evicción, así, por ejemplo, si “A” le vende a
“B” una cosa, y luego “C” pretende discutir el dominio que tiene “B” sobre la cosa; “B”
puede citar a “A” al juicio para que lo defienda, y se produce, entonces, la figura ya
analizada de la sustitución procesal, en que “A” comienza a ocupar el lugar de “B” en el
proceso, y “B” puede hacerse parte como tercero coadyuvante de “A”, ya que tiene un
interés común. Otro ejemplo puede darse a propósito de la acción reivindicatoria, así, por
ejemplo, si “A” está reivindicando la propiedad que tiene “B”, pero “B” había hipotecado
la cosa, el acreedor hipotecario puede intervenir como tercero coadyuvante, ya que tiene
un interés concordante o afín con una de las partes.
Como todo tercero, los coadyuvantes deben tener un interés actual comprometido, sin
embargo, hay casos en que la ley autoriza la intervención de un tercero coadyuvante
prescindiendo del interés; así ocurre con ciertas disposiciones de la ley de quiebras y con
el art. 529 inc. II del CPC, a propósito de las tercerías en el juicio ejecutivo de las
obligaciones de dar, que señala que podrá también el tercerista (de pago) intervenir en la
realización de los bienes, con las facultades de coadyuvante.
En cuanto a la oportunidad para intervenir como tercero coadyuvante, de acuerdo al art.
23 inc. I del CPC, ellos pueden hacerlo en cualquier estado del juicio, o sea, en primera
instancia, en segunda instancia e incluso ante la CS si está conociendo un recurso de
casación. La petición del tercero, para que se le tenga como coadyuvante del demandante
o del demandado, se tramita como incidente (es una cuestión accesoria al juicio) y esto
quiere decir que se debe oír previamente a las partes directas, las que formularán sus
observaciones u objeciones para estimar procedente o improcedente la intervención del
tercero; y con lo que ellas expongan o en su rebeldía, el tribunal resolverá, pudiendo
incluso recibir el incidente a prueba, la que recaerá especialmente sobre el interés actual
invocado por el tercerista, pues en esta tramitación incidental el tercero debe probar su
interés para intervenir en el juicio. Ahora bien, si se acoge la intervención, el juicio
continúa en el estado en que se encuentre al momento de la intervención, por tanto, los
terceros deben respetar todo lo obrado con anterioridad.
En definitiva, los terceros coadyuvantes intervienen en el juicio con posterioridad a su
inicio y se colocan en la misma posición procesal de una de las partes directas, con la
cual las liga un interés común; y su intervención estará destinada a apoyar la posición de
ese demandante o demandado que sostiene el derecho que él también hace suyo. De ahí
que la ley equiparé a este tercero coadyuvante con la parte misma a quien coadyuva, es
decir, este tipo de terceros constituye con la parte directa a la que apoya una sola
identidad y, por ende, como dice el art. 23 del CPC, tienen los mismos derechos que
concede el art. 16 del CPC a cada una de las partes representadas por un procurador
común.188
188
En la práctica, se ha suscitado la duda sobre si deben notificarse al tercero coadyuvante toda clase de
resoluciones o únicamente las que recaigan en sus propias solicitudes. Cierta doctrina se inclina por la negativa, en
244
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ii. Los t e r c e r o s e x c l u ye n t e s son aquellos que hacen valer sobre la cosa litigada
derechos incompatibles con los de las partes directas; es decir, actúan en su interés propio
y personal, que es distinto al del demandante y demandado (se les llama también
opositores, pues están en contra de ambas partes). Al respecto, el art. 22 del CPC señala
que si durante la secuela del juicio se presenta alguien reclamando sobre la cosa litigada
derechos incompatibles con los de las otras partes, admitirá el tribunal sus gestiones en
la forma establecida por el art. 16 y se entenderá que acepta todo lo obrado antes de su
presentación, continuando el juicio en el estado en que se encuentre. Por ejemplo, “A”
interpone una acción reivindicatoria en contra de “B” (ambos dicen ser dueños), y
aparece “C” diciendo que él es el dueño, por lo tanto, su pretensión excluye la de las
partes principales.
El tercero excluyente se diferencia fundamentalmente del coadyuvante, en que mientras
este último es un verdadero accesorio de la parte demandante o demandada con quien
colabora en el juicio, el primero acciona como un verdadero demandante en contra del
demandante y demandado primitivos. Consecuencia de esta afirmación, es que el tercero
excluyente, desde el momento en que se le reconoce como tal en el juicio, pasa a adquirir
la calidad de parte y, por consiguiente, tiene todos los derechos que la ley otorga a los
litigantes en juicio, así, por ejemplo, debe ser notificado de las resoluciones, puede
deducir recursos, rendir pruebas, formular alegaciones, etc.
Si bien el CPC no señala el momento en que el tercero puede intervenir en forma expresa,
sí lo indica de modo implícito al establecer el art. 22 del CPC “si durante la secuela del
juicio”, lo que significa que el tercero puede intervenir en cualquier estado del juicio, en
primera o segunda instancia, antes de que esté firme la sentencia. En lo relativo a la
tramitación, la petición se va a tramitar en forma incidental, es decir, en ella se va a tener
que justificar el interés actual que se invoque y calificar la incompatibilidad de este
derecho con alguno de los derechos alegados por las partes principales.
En esta materia surge un problema a raíz del art. 22 del CPC, el cual se remite al art. 16
del mismo Código; en efecto, si en un juicio se presenta un tercero alegando derechos
incompatibles sobre la cosa litigada con respecto a los de las otras partes, tal pretensión
debiera tramitarse entre el tercero, en calidad de demandante, y el demandante y
demandado primitivos, en calidad de actuales demandados; sin embargo, el legislador
procesal no ha considerado así este problema, pues dice que el tribunal admitirá las
gestiones de este tercero en la forma establecida por el art. 16…. Por esta remisión
pareciera, a primera vista, que el tercero excluyente debe obrar conjuntamente con alguna
de las partes a través de un procurador común, lo que es un absurdo, pues si el tercero
excluyente tiene los mismos derechos de la parte representada por el procurador común,
quiere decir que quedará entregado a merced de la marcha que quieran imprimirle al
juicio sus contrarios, esto es, demandante y demandado primitivos. En realidad, la
remisión del art. 22 al art. 16 del CPC, debe entenderse hecha a aquella parte de la
disposición que señala que podrán hacer separadamente las alegaciones y rendir las
pruebas, etc. En todo caso, no hay que olvidar que la intervención del tercero excluyente
en juicio es eminentemente facultativa, y que nada le impide a éste accionar por cuerdas
separadas.
atención a que la ley ha limitado sus derechos (art. 16 del CPC), no figurando entre ellos este último; a lo que cabe
agregar que los terceros son simples accesorios de la parte principal, siendo inútiles estas notificaciones; y, por otro
lado, el legislador lo habría manifestado expresamente, si ése hubiese sido su pensamiento.
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9.1. GENERALIDADES.
a. CONCEPTO.
La palabra comparecencia, jurídicamente, tiene un doble sentido: uno amplio y otro
restringido. C o m p a r e c e n c i a e n s e n t i d o a mp l i o , es el acto de presentarse alguna persona
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ante el juez, ya sea espontáneamente, para deducir cualquier pretensión o para hacerse parte en
un negocio, ya sea virtud de un llamamiento o intimación de una autoridad que lo obligue a
hacerlo, para la práctica de alguna diligencia judicial. Así, se dice que comparen ante los
tribunales no sólo las partes directas, sino que también los terceros relativos, los terceros
absolutos (los cuales son totalmente ajenos a las partes mismas), y los interesados en los
negocios pertenecientes a los asuntos judiciales no contenciosos.
Por otro lado, c o m p a r e c e n c i a e n s e n t i d o r e s t r i n gi d o , es el acto de presentarse
ante los tribunales de justicia ejerciendo una acción o defensa, o bien, requiriendo su
intervención en un acto perteneciente a la jurisdicción no contenciosa. En este sentido se
empleará la palabra comparecencia.189
c. FORMAS DE COMPARECENCIA.
Hay dos formas clásicas de comparecencia ante los tribunales: por sí (personal) y por
intermedio de mandatario o apoderado.
i. Se c o mp a r e c e p o r s í cuando a nombre propio o como representante legal de otro, se
actúa ante los tribunales sin necesidad de valerse de los servicios o representación de un
tercero. Por lo tanto, la comparecencia por sí se puede subclasificar en: comparecencia
por sí a nombre propio (por ejemplo, cuando en la calidad de dueño de un inmueble se
entabla una demanda reivindicatoria), y comparecencia por sí como representante legal
de otro (por ejemplo, cuando en la calidad de padre de un hijo menor de edad y, por
consiguiente, de representante legal de ese hijo, se entabla una demanda reivindicatoria
respecto de un inmueble del cual él es dueño). Ambas clases de comparecencia por sí o
personal, están totalmente asimiladas ante la ley procesal, de tal manera que el distingo
tiene sólo importancia para los efectos de la ley de fondo o sustantiva.
¿Qué sucede si en el intertanto del juicio fallece la parte que litigaba por sí? ¿Qué suerte
corre el proceso? La solución la da el art. 5º del CPC al disponer que si durante el juicio
fallece alguna de las partes que obre por sí misma, quedará suspendido por este hecho el
procedimiento (se trata de una excepción a la regla consignada en el art. 339 del CPC que
dice que el término probatorio no se suspenderá en caso alguno), y se pondrá su estado en
noticia de los herederos para que comparezcan a hacer uso de su derecho en un plazo
igual al de emplazamiento para contestar demandas, que conceden los arts. 258 y 259
(15 días, 18 días, o 18 días más el aumento de la tabla de emplazamiento, según el caso).
189
Este tema tiene directa relación con la capacidad procesal o para comparecer, y con la capacidad para pedir en
juicio o ius postulandi.
247
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190
Si bien la norma analizada se pone en el caso de que existan herederos de la parte litigante fallecida, bien puede
acontecer que nadie haya aceptado la herencia de ese causante. En tal evento, la contraparte tiene dos derechos que
ejercitar para que el juicio siga su marcha normal: pedir a los herederos que manifiesten si aceptan o no la herencia
del causante. Si los herederos aceptan la herencia, se les practica la notificación en la forma establecida por el art. 5º
del CPC; en cambio, si la repudian, se declara yacente la herencia y se le nombra curador, y a éste se le practicará la
notificación a que alude el art. 5º, siguiéndose con él la causa.
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ante cualquier tribunal de la República, sea ordinario, arbitral o especial, deberá ser
patrocinada por un abogado habilitado para el ejercicio de la profesión.
En consecuencia, está prohibida expresamente la comparecencia personal en asuntos
contenciosos y no contenciosos, que se tramiten ante tribunales ordinarios, arbitrales y
especiales. Ahora bien, de acuerdo al art. 2º inc. I de la ley 18.120, quiénes pueden representar
válidamente en aquellos asuntos y en dichos tribunales, son:
i. Los a b o ga d o s h a b i l i t a d o s p a r a e j e r c e r l a p r o f e s i ó n . Se entiende por tal, aquél
que no está suspendido del ejercicio profesional, esto es, que no ha sido objeto de una
medida disciplinaria. Además, el abogado debe estar al día en el pago de la patente
profesional en cualquier municipalidad, la que tiene un valor de una UTM y se cancela en
dos cuotas semestrales. En los distintos tribunales el Secretario está en condiciones de
requerir el certificado de que se está al día en el pago de la patente, pues con ella
normalmente se acredita la calidad de abogado habilitado.191
Si bien el nombramiento de apoderado puede recaer sobre la misma persona del abogado
patrocinante, en la práctica quien asume el patrocinio son los estudiantes o egresados de
las escuelas de Derecho.
ii. Los p r o c u r a d o r e s d e l n ú m e ro . En general, procurador, apoderado o mandatario, es
todo aquél que representa a otra persona ante los tribunales de justicia, por encargo de
ella. El epígrafe que encabeza el Párrafo VI del Título XI del COT se denomina “De los
procuradores y especialmente de los procuradores del número”, lo cual indica que
existen diversas clases de procuradores, a saber: los procuradores del número y los
procuradores comunes u ordinarios; ambos tienen en común la facultad de comparecer,
no obstante, el procurador del número se diferencia por ser un auxiliar de la
administración de justicia, o sea, que para desempeñar sus funciones requiere de un título
especial otorgado por la autoridad pública competente (requiere nombramiento estatal por
medio de un Decreto Supremo); mientras que los procuradores ordinarios, son nombrados
por las partes a su entera voluntad. En definitiva, de acuerdo al art. 394 inc. I del COT, los
procuradores del número, son oficiales de la administración de justicia encargados de
representar en juicio a las partes que se les encomiende; por ejemplo, a los litigantes
rebeldes.
iii. Los m a n d a t a r i o s q ue d e s i gn e l a r e s p e c t i v a C o r p o ra c i ó n de A s i s t e n c i a
J u d i c i a l . La Asistencia Judicial es una corporación de Derecho público encargada de
prestar representación judicial a aquellas personas que carecen de los medios necesarios
para contratar un procurador, lo cual se logra, principalmente, a través de la práctica de
los egresados de derecho. En efecto, de acuerdo al art. 2º inc. II de la ley 18.120, las
Corporaciones de Asistencia Judicial podrán designar como mandatario a los egresados
de las Escuelas de Derecho a que se refiere el inciso anterior, cualquiera sea el tiempo
191
Se debe pagar la patente profesional, siempre y cuando se tenga instalado un local físico especialmente destinado
a la actividad profesional, como por ejemplo, una consulta jurídica; esta patente se paga en cualquier municipalidad
y tiene vigencia en todo el país, no está circunscrita sólo a una comuna. Un acuerdo del pleno de la CS del año 2008
ordenó a los tribunales del país no exigir a los abogados que acrediten el pago de la patente municipal para autorizar
un poder, alegar en estrados o efectuar alguna gestión ante los tribunales de justicia; el sentido de este acuerdo no
implica la eximición del pago de dicho tributo sino que, de modo diferente, sólo tiene por objeto aclarar que ella no
es necesaria para acreditar la calidad de abogado ante los tribunales de justicia.
250
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que hubiere transcurrido después de haber rendido los exámenes correspondientes, para
el solo efecto de realizar la práctica judicial necesaria para obtener el título de abogado.
Esta calidad se acredita con el certificado que expide la misma Corporación.
iv. Los estudiantes actualmente inscritos en tercero, cuarto o quinto de las Escuelas de
Derecho de las Facultades de Ciencias Jurídicas y Sociales de alguna de las
universidades autorizadas.
v. Los egresados de esas mismas escuelas hasta tres años después de haber rendido los
exámenes correspondientes. Esta calidad, y la anterior, se acredita mediante un
certificado expedido por la autoridad universitaria, a petición verbal del interesado, en el
cual consta el hecho de la matrícula o la fecha del egreso.192
A pesar de los claros fundamentos de la regla general que prohíbe la comparecencia ante
los tribunales inferiores en forma personal, como toda regla, tiene excepciones, las cuales se
justifican por: la cuantía del negocio, la naturaleza del mismo y, en general, por la dificultad
material de la parte para obtener un mandatario o procurador. En concreto, estas excepciones en
donde se puede comparecer personalmente, son:
i. Cuando la ley exige la intervención personal de la parte. El art. 2º inc. I de la Ley 18.120
señala que ninguna persona, salvo los casos de excepción contemplados en este articulo
o cuando la “ley exija la intervención personal de la parte”…. Ejemplos típicos de
comparecencia personal exigida por la ley, son el comparendo de conciliación (art. 264
inc. I del CPC) y la diligencia de absolución de posiciones o confesión judicial (art. 385
inc. I del CPC).
Art. 264. A los comparendos de conciliación deberán concurrir las partes por sí o por apoderado. No
obstante, el juez podrá exigir la comparecencia personal de las partes, sin perjuicio de la asistencia de sus
abogados.
Art. 385. Fuera de los casos expresamente previstos por la ley, todo litigante está obligado a declarar bajo
juramento, contestada que sea, la demanda, sobre hechos pertenecientes al mismo juicio, cuando lo exija el
contendor o lo decrete el tribunal en conformidad al art. 159 (medida para mejor resolver).
192
Hay que recordar que en materia de capacidad se distinguió entre: capacidad para ser parte procesal, capacidad
para comparecer o capacidad procesal, y capacidad de pedir en juicio o ius postulandi. Las personas mencionadas
son, precisamente, las que tienen ius postulandi.
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Por último, para evitar toda clase de dudas al respecto y de extender en lo posible la
prohibición de comparecencia personal ante los tribunales inferiores de justicia, el art. 2º inc. V
de la ley 18.120 establece que lo dispuesto en este artículo (comparecer con procurador) se
aplicará también a la delegación del mandato193 y a la autorización para diligenciar exhortos.
En este último caso, las calidades a que se refiere el inc. I de este artículo (la calidad de
procurador) se acreditarán ante el tribunal exhortado. Es decir, tanto el delegado judicial como
el encargado de la tramitación de un exhorto, requieren de ius postulandi.
Luego, la ley se coloca en el caso, de ordinaria ocurrencia, de que una persona confiera a
otra un mandato con administración de bienes y con facultad expresa de representarla en juicio.
Este mandato, en principio, la ley no lo prohíbe, pero establece que si el mandatario no fuere
abogado habilitado para el ejercicio de la profesión o procurador del número, deberá delegarlo,
en persona que posea alguna de estas calidades. En efecto, el art. 2º inc. VII señala que no
obstante lo dispuesto en el inc. I de este artículo, en los mandatos con administración de bienes
podrá conferirse al mandatario la facultad de comparecer al juicio, pero si éste no fuera
abogado habilitado para el ejercicio de la profesión o procurador del número, deberá delegarlo,
en caso necesario, en persona que posea alguna de estas calidades. Como se puede apreciar, en
esta disposición se restringe el campo de actuación de las demás personas habilitadas para
comparecer como mandatarios, pues sólo pueden comparecer los abogados habilitados o el
procurador del número.
193
De acuerdo al art. 7º del CPC, la delegación es una facultad ordinaria del mandato, y rige a menos que el
mandante expresamente la prohíba.
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194
CASARINO en esta materia distingue entre comparecencia de primera y de segunda instancia. Sin embargo, al
emplear este criterio no se exigiría patrocinio ni mandato judicial a una persona que comparece ante una CA que
conoce de un recurso de casación en la forma, en contra de una sentencia de un Juez de Letras, puesto que en este
caso las CA lo conocen y fallan en única instancia. Por lo tanto, este asunto no es una cuestión de grados o
instancias, sino que de jerarquía del tribunal.
195
Excepcionalmente aquí se permite comparecer con alumnos en práctica en la Corporación de asistencia judicial.
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El mandato judicial es un mandato especial, pues sólo se otorga para los asuntos o
negocios judiciales; y es judicial porque lo que se encarga es que el mandatario comparezca a
nombre del mandante, de modo de producir los mismos efectos que si hubiese actuado
personalmente. La razón de esto último, es que la tramitación ante los órganos jurisdiccionales
supone un grado especializado de conocimiento, por eso la ley determina cualidades especiales
en la persona del procurador y, por otro lado, la defensa de causas propias agrega a la discusión
la impetuosidad, que puede ser peligrosa.
i. En cuanto a la forma como se constituyen o perfeccionan, el mandato civil es, por regla
general, consensual, pues se perfecciona con el mero consentimiento de los contratantes;
el mandato judicial, en cambio, es siempre solemne y la solemnidad consiste en que debe
constar necesariamente por escrito.
ii. En cuanto a la libertad de las partes para elegir la persona del mandatario, mientras en el
mandato civil el encargo puede confiarse a cualquier persona; el mandato judicial debe
recaer solamente en personas habilitadas por expresa disposición de la ley (aquellas que
tienen ius postulandi).
Además, mientras el mandato civil puede recaer en una o más personas, el mandato
judicial, por su propia naturaleza, repugna la pluralidad de mandatarios. Tanto la
jurisprudencia como la doctrina han estimado que la pluralidad de mandatarios en sede
procesal es improcedente, y la razón para no aceptarlo es la discrepancia que puede
presentarse en la actuación de éstos. Lo que sí permite la jurisprudencia, es que las partes
en un juicio puedan ser defendidas por más de un abogado patrocinante, ya que eso no se
opone a la economía procesal.
iii. En cuanto a la representación, mientras en el mandato civil la representación es un
elemento de la naturaleza, en el mandato judicial la representación es un elemento de la
esencia. Por lo tanto, todos los actos procesales realizados por el mandatario judicial se
entienden hechos por el mandante, pues en virtud del art. 1448 del CC, se entiende que lo
que una persona ejecuta a nombre de otra, estando facultada por ella (mediante un
mandato judicial) o por la ley para representarla (por ejemplo, el caso de los
Procuradores Fiscales del Consejo de Defensa del Estado), produce respecto del
representado iguales efectos que si hubiese contratado él mismo.
iv. Por último, el mandato civil puede terminar, entre otros casos, por la muerte del
mandante, en cambio, el mandato judicial jamás termina por la muerte de éste.
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a quien la ley confiera esta facultad. Hay que recordar que, de acuerdo al art. 403 del
COT, la escritura pública es el instrumento público o auténtico otorgado con las
solemnidades que fija esta ley, por el competente notario, e incorporado en su protocolo
o registro público.
ii. El que conste de un acta extendida ante un juez de letras o ante un juez árbitro y suscrita
por todos los litigantes (por ejemplo, en un comparendo). Esta segunda forma de
constituir el mandato judicial tiene aplicación ante los jueces de letras y los jueces
árbitros, y en el primer caso, el mandato servirá para representar a las partes sólo ante el
juez de letras, mientras que en el segundo supuesto, servirá para actuar ante el propio juez
árbitro o ante otro tribunal cualquiera. Esta última forma de constitución del mandato
judicial se usa mucho en los juicios de partición de bienes, cuando los interesados deseen
ser representados en conjunto ante otro tribunal y en un juicio diverso, sea como actores o
como demandados.
iii. El que conste de una declaración escrita del mandante, autorizada por el secretario del
tribunal que esté conociendo de la causa. Esta es la forma más usual y económica de
conferir el mandato judicial; esta declaración escrita generalmente se contiene en la
primera solicitud que presenta la parte litigante dentro del juicio, concretamente en un
otrosí (en una petición secundaria de la principal) en el que se expresa que se designa
abogado patrocinante a tal persona y como procurador a tal persona, y el abogado
patrocinante firma la presentación junto con el mandante (no así el procurador).
Es necesario hacer notar que esta declaración escrita del mandato judicial debe ser
autorizada por el secretario del tribunal “que esté conociendo de la causa”, lo que
significa que si se desea conferir poder para la segunda instancia, estando el proceso en
primera, el secretario que lo autorizará será el del juzgado y no el de la Corte. En otras
palabras, el funcionario competente para intervenir en esta autorización es aquél en cuyo
poder se encuentra el expediente, aun cuando no sea el mismo del tribunal ante el cual se
va a utilizar el mandato.
iv. Fuera de los casos anteriores, existe la forma señalada en el art. 29 inc. II de la Ley
18.092 sobre Letras de Cambios y Pagarés, que expresa que el endosatario en comisión
de cobranza puede cobrar y percibir, incluso judicialmente, y tiene todas las
atribuciones propias del mandatario judicial comprendidas también aquellas que
conforme a la ley requieren mención expresa (facultades especiales o extraordinarias).
Con todo, el mandatario sólo puede comparecer ante los tribunales en la forma que exige
la ley. Por tanto, existe una forma especial que opera respecto de ciertos instrumentos
privados mercantiles, que es el endoso en comisión de cobranza de un cheque, letra de
cambio o pagaré, esto es, un mandato que faculta al portador (endosatario en comisión de
cobranza) para ejercitar todos los derechos derivados de la letra de cambio, salvo los de
endosar en dominio o garantía.196
196
De acuerdo al art. 17 de la Ley 18.092 el endoso es el escrito por el cual el tenedor legítimo transfiere el dominio
de la letra, la entrega en cobro o la constituye en prenda. La letra se endosa estampando la firma en el dorso del
documento o en una hoja de prolongación adherida a ella.
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facultades ordinarias del mandato judicial es válida en virtud de lo que dispone el art. 846 del CPC, el que reconoce
indirectamente su eficacia al regular el caso del ausente cuyo paradero se ignora, y en que su mandatario judicial
carezca de facultad para contestar nuevas demandas.
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cambio, señalan que ésta es una facultad de la naturaleza del mandato judicial, pues se
entiende incorporada al mandato, pero las partes la pueden modificar a su arbitrio.199
199
En virtud de la delegación del mandato judicial, el mandatario confía el encargo de representar al mandante a una
tercera persona, que recibe el nombre de delegado; de suerte que en este caso intervienen tres personas: mandante,
mandatario y delegado. El art. 2135 del CC ha establecido esto como una facultad ordinaria, al disponer que el
mandatario puede delegar, salvo si se le ha prohibido expresamente; pero agrega que, no estando expresamente
facultado el mandatario para delegar, responderá de los hechos del delegado como de los suyos propios. Acá es
donde el CPC se aleja del CC, pues mientras en el primero los actos del delegado obligan al mandante más no el
mandatario (podrá, asimismo, el procurador delegar el poder obligando al mandante); en el CC los actos del
delegado obligan al mandatario frente al mandante como si fueran propios.
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Cabe decir que, de acuerdo al art. 396 del CPC, aun cuando el mandatario carezca de
esta facultad especial, podrá exigirse confesión al procurador de la parte sobre
hechos personales de él mismo en el juicio, aun cuando no tenga poder para absolver
posiciones.
- Renunciar los recursos (por ejemplo, el recurso de apelación) o los términos legales
(por ejemplo, el término probatorio). No hay que confundir la renuncia del recurso
con el desistimiento del mismo; en efecto, se renuncia a un recurso cuando aún no está
en situación legal de ejercerlo y se manifiesta expresa voluntad en el sentido de
comprometerse a no interponerlo, en cambio, se desiste de un recurso la parte que ya
lo ha interpuesto y que posteriormente manifiesta expresa voluntad en el sentido de no
perseverar en él. Para lo primero se requiere facultad expresa, pero para lo segundo
bastan las facultades ordinarias del mandato judicial, puesto que ya hay una resolución
judicial y, por consiguiente, una presunción de verdad acerca de la cuestión
controvertida.
También es necesario advertir que la renuncia de un recurso puede operar en forma
expresa o tácita. Es expresa cuando concretamente la parte se compromete a no
interponer el recurso; y es tácita cuando se deja transcurrir el término legal sin
interponerlo. Según CASARINO, sólo la renuncia expresa del recurso requiere facultad
especial, pues la tácita equivale al no ejercicio de un derecho dentro del pleito, y para
eso bastarían las facultades ordinarias del mandato judicial.
En cuanto a los términos, la renuncia supone que no hayan transcurrido, pues si
transcurrieron, opera la preclusión y, por ende, no puede renunciarse a algo que se
extinguió naturalmente.
- Transigir. Esta facultad especial significa celebrar el contrato de transacción, contrato
en virtud del cual las partes terminan extrajudicialmente un litigio pendiente o
precaven un litigio eventual, otorgándose concesiones recíprocas. Esto guarda estrecha
relación con el art. 2448 del CC que dice que todo mandatario necesitará de poder
especial para transigir. En este poder se especificarán los bienes, derechos y acciones
sobre que se quiera transigir.
- Comprometer. Esta facultad especial implica celebrar el contrato de compromiso, esto
es, una convención por la cual las partes sustraen determinados asuntos litigiosos
presentes o futuros del conocimiento de la jurisdicción ordinaria y lo someten al
conocimiento y fallo de uno o más árbitros que en ese mismo acto designan.
- Otorgar a los árbitros facultades de arbitradores. Los árbitros arbitradores son
aquellos que fallan con arreglo a lo que su prudencia y equidad le dictaren, y tramitan
en conformidad a las reglas que han establecidos las partes, y si éstas nada han dicho,
conforme al procedimiento establecido en el CPC aplicable a esta clase de árbitros. Por
tanto, si se tiene facultad especial para comprometer o celebrar una clausula
compromisoria sin especificar la calidad del árbitro, quiere decir que sólo se puede
designar a un árbitro de derecho, pues la calidad de arbitrador en el procedimiento
(árbitros mixtos) y la calidad de arbitrador en el procedimiento y fallo (árbitros
arbitradores), requieren una facultad especial de parte del mandatario judicial, por la
gravedad que ello implica para el mandante.
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presume que el mandante le ha dado al mandatario los dineros necesarios para hacer
frente a los gastos que demandan la tramitación del juicio.
Las causales de expiración del mandato judicial no operan de pleno derecho, así, el
mandatario sigue invistiendo esa calidad en el juicio, aun cuando con el mérito de la ley
sustantiva haya dejado de serlo, mientras en el proceso no haya testimonio de haber cesado o
expirado el mandato. Así, tratándose de la renuncia, el art. 10 inc. II del CPC establece que si la
causa de la expiración del mandato es la renuncia del procurador, estará éste obligado a
ponerla en conocimiento de su mandante, junto con el estado del juicio, y se entenderá vigente el
poder hasta que haya transcurrido el término de emplazamiento desde la notificación de la
renuncia al mandante. Acá, por una ficción del legislador y como medida tendiente a proteger
los intereses del mandante, que puede verse sorprendido e indefenso ante la renuncia del
mandatario, se presume que el mandato subsiste en el lapso comprendido entre la notificación
de esta renuncia al mandante y la expiración del término de emplazamiento, el cual no podrá ser
otro que el necesario para contestar demanda en el juicio ordinario de mayor cuantía.
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b. NOMBRAMIENTO.
El procurador común, conforme al art. 12 del CPC, será nombrado por acuerdo de las
partes a quienes haya de representar. Agrega el inc. II que el nombramiento deberá hacerse
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dentro del término razonable que señale el tribunal. Ahora bien, conforme al art. 13 inc. I del
CPC, si por omisión de todas las partes o por falta de avenimiento entre ellas no se hace el
nombramiento dentro del término indicado en el artículo anterior, lo hará el tribunal que
conozca de la causa, debiendo en este caso, recaer el nombramiento en un procurador del
número o en una de las partes que haya concurrido; y, de acuerdo al inc. II de la misma
disposición, si la omisión es de alguna o algunas de las partes, el nombramiento hecho por la
otra u otras valdrá respecto de todas.
Es comprensible que la iniciativa en la designación del procurador común nazca de la
contraparte, quien solicitará al tribunal la fijación de un plazo para que se efectúe; pues ella será
la directamente beneficiada con la concentración de la representación contraria.
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a. CONCEPTO.
La agencia oficiosa es una figura muy relacionada con el mandato, y el CC la regula como
una figura cuasicontractual. En efecto, el art. 2286 de dicho Código señala que la agencia
oficiosa o gestión de negocios ajenos, llamada comúnmente gestión de negocios, es un
cuasicontrato por el cual el que administra sin mandato los negocios de alguna persona, se
obliga para con ésta, y la obliga en ciertos casos. Como se puede apreciar, esta figura tiene
lugar cuando una persona asume la gestión de un negocio ajeno, sin que el mandante le haya
conferido tal calidad; asumiendo dicha gestión generalmente por razones de urgencia.
El legislador procesal ha contemplado y aceptado esta figura, en atención a que el CC ya
la considera, y porque hay situaciones de hecho que autorizan esta forma de intervención en
juicio, que de no reconocerla, significaría dejar al litigante en la más completa indefensión; por
ejemplo, casos de enfermedad, de ausencia imprevista, de privación de medios de comunicación,
etc.
Si bien el CPC acepta esta figura, establece restricciones con el objeto de que no sirva de
fuente de abusos para la contraparte. Pues, en conformidad con el art. 6º inc. III del CPC, podrá
admitirse la comparecencia al juicio de una persona que obre sin poder en beneficio de otra,
con tal que ofrezca garantía de que el interesado aprobará lo que se haya obrado en su nombre.
El tribunal, para aceptar la representación, calificará las circunstancias del caso y la garantía
ofrecida, y fijará un plazo para la ratificación del interesado. De acuerdo a esta disposición, la
doctrina define a la a ge n c i a o f i c i o s a p ro c e s a l como un acto jurídico unilateral por el cual
una persona comparece en juicio a nombre de otra, sin que se haya constituido previa o
legalmente el mandato judicial, ofreciendo garantía de que ésta ratificará lo obrado, en el plazo
fijado por el tribunal.
b. REQUISITOS.
i. Que el agente oficioso posea ius postulandi, y sino, que se haga representar por alguien
que lo posea. En efecto, de acuerdo al art. 6º inc. final del CPC, los agentes oficiosos
deberán ser personas capacitadas para comparecer ante el respectivo tribunal, en
conformidad a la Ley Orgánica del Colegio de Abogados, o, en caso contrario, deberán
hacerse representar en la forma que esa misma ley establece. La razón de esto, es que el
agente oficioso realizará actos procesales ante los órganos jurisdiccionales.
ii. Que existan motivos plausibles para que él asuma la representación. Aquí se encuentra el
tema de la urgencia, y esto, de acuerdo al art. 6º inc. III, debe calificarlo el tribunal.
iii. El agente debe ofrecer garantía de que el interesado aprobará lo que haya obrado en su
nombre, en un plazo que fijará el tribunal. Esta garantía recibe el nombre de “fianza de
rato” (fianza de ratificación), en razón de que generalmente reviste la forma de una fianza
(caución personal), y su objeto es asegurar que el interesado ratificará lo que se está
obrando en su propio y personal beneficio (caución personal de una obligación de hacer).
Con estos requisitos el agente presentará una solicitud al tribunal, quién dictará una
resolución por la cual aceptará o rechazará su comparecencia, tomando en cuenta las
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circunstancias del caso y la garantía ofrecida. Si rechaza la solicitud, simplemente sigue el juicio
y el interesado quedará en rebeldía, es decir, sin representación, hasta que la constituya
legalmente; y si el tribunal la acepta, fijará un plazo dentro del cual deberá concurrir el
interesado a ratificar lo actuado en su nombre, y esta ratificación operará con efecto retroactivo,
es decir, hace que la actuación del agente se entienda realizada en calidad de representante desde
el momento en que intervino en el proceso.
Ahora, si el interesado no ratifica lo actuado en su nombre, situación que puede
presentarse sea porque ha vencido el plazo señalado por el tribunal, o porque expresamente
rechazó lo actuado en su representación, los actos del agente oficioso son nulos y de ningún
valor, y tendrá que responder de los perjuicios que le haya ocasionado a la contraparte con su
intervención; responsabilidad que estará asegurada no sólo con la garantía constituida para estos
efectos, sino que también, podrá hacerse efectiva sobre su patrimonio.200
a. CONCEPTO.
La ley no solamente impone a los litigantes la carga de conferir su representación a un
procurador judicial para que actúe en su nombre, sino que también les exige designar a un
abogado patrocinante; pues así lo establece el art. 1º inc. I de la ley 18.120, al decir que la
primera presentación de cada parte o interesado en asuntos contenciosos o no contenciosos
ante cualquier tribunal de la República, sea ordinario, arbitral o especial, deberá ser
patrocinada por un abogado habilitado para el ejercicio de la profesión.201
Como se dijo en párrafos anteriores, la intervención de un abogado patrocinante es un
aspecto del ius postulandi, es decir, es una formalidad que la ley establece para la comparecencia
válida ante los tribunales de justicia, para que la actuación judicial sea correcta. Esta institución,
en el fondo, viene a limitar el derecho de comparecencia ante los tribunales, pues las personas
que tienen ius postulandi pueden representar judicialmente a las personas en el juicio, pero sólo
una de ellas, el abogado habilitado para el ejercicio de la profesión, puede asumir el patrocinio
de estas gestiones ante cualquier tribunal de la República.
Ahora bien, por a b o ga d o h a b i l i t a d o debe entenderse todo aquél que además de tener
el título correspondiente, no se encuentre suspendido del ejercicio profesional (algunos agregan
que haya pagado la patente municipal). A este respecto cabe tener presente el concepto de
200
Un caso frecuente que se presenta, en la práctica, en relación con esta materia, es aquel de una persona que
comparece en juicio en beneficio de otra sin poder, pero además, sin otorgar una fianza de rato; por ejemplo, el
mandato judicial constituido mediante declaración escrita del mandante y que no aparece autorizado por el
secretario del tribunal que esté conociendo de la causa. Es evidente que en todos estos casos las actuaciones del
agente oficioso carecen de eficacia o valor legal, pero se debe reconocer que la jurisprudencia, por razones de
equidad, ha aceptado esta forma de comparecencia, siempre y cuando, el “mandante” advertido de esta situación,
ratifique lo actuado y la contraparte no haya formulado con anterioridad a esta ratificación el correspondiente
incidente de nulidad de todo lo obrado.
201
Si bien la ley exige que el patrocinio se constituya en la primera presentación que se efectúe, ello no significa que
posteriormente la parte no vaya a poder sustituirlo, ya que puede hacerlo en cualquier momento presentando un
nuevo escrito designando nuevo patrocinante. En todo caso, el patrocinio vigente servirá para todo el proceso, salvo
en los recursos de queja y casación en que se exige que nuevamente se efectúe la designación de patrocinante de
esos recursos; esto porque la ley desea que se acepte expresamente el contenido del escrito respectivo, toda vez que
si el recurso es desestimado, se establecen sanciones para el patrocinante.
266
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abogado que da el art. 520 del COT, que señala que los abogados son personas revestidas por la
autoridad competente de la facultad de defender ante los tribunales de justicia los derechos de
las partes litigantes.
Por otra parte, de acuerdo al art. 528 del COT, el p a t r o c i n i o es el acto por el cual una
persona encomienda a un abogado la defensa de sus derechos en juicio. En efecto, dicha
disposición establece que el acto por el cual una persona encomienda a un abogado la defensa
de sus derechos en juicio, es un mandato, que se halla sujeto a las reglas establecidas en el CC
sobre los contratos de esta clase, salvo la modificación establecida en el artículo siguiente (el
mandato no termina por la muerte del mandante). Por lo tanto, el abogado patrocinante será
aquel profesional que estudiará el asunto que interesa a la parte y planteará las alegaciones y
defensas que estime convenientes para las pretensiones de ese mandante.
267
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202
La jurisprudencia ha limitado el alcance de esta norma, en el sentido de que esta representación no es válida
cuando ella tiene la virtud de hacer producir efectos permanentes en el proceso (por ejemplo, cuando se pretende
interponer un recurso).
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expiración son las mismas que regula el CC, siendo las principales las siguientes:
i. R e n u n c i a d e l a b o ga d o . En conformidad con el art. 1º inc. IV de la ley 18.120, si la
causa de la expiración fuere la renuncia del abogado, deberá éste ponerla en
conocimiento de su patrocinado, junto con el estado del negocio y conservará su
responsabilidad hasta que haya transcurrido el término de emplazamiento desde la
notificación de su renuncia, salvo que antes se haya designado otro patrocinante.
ii. F a l l e c i m i e n t o d e l a b o ga d o . De acuerdo al art. 1º inc. V de la Ley sobre
Comparecencia en Juicio, si la causa de expiración fuere el fallecimiento del abogado, el
interesado deberá designar otro en su reemplazo en la primera presentación que hiciere,
en la forma y bajo la sanción que se indica en el inc. II de este artículo (no se proveerá la
demanda, y se tendrá por no presentada). Hay que recordar que si el que fallece es el
patrocinado, el abogado siempre conserva el patrocinio, pues, de conformidad con el art.
529 del COT, no termina por la muerte del mandante el mandato de los abogados.
iii. R e v o c a c i ó n d e l p a t r o c i n i o . La revocación del patrocinio es el acto por el cual el
patrocinado o cliente deja sin efecto la designación del abogado patrocinante que había
efectuado. Esta revocación puede ser expresa o tácita, y es expresa cuando el patrocinado
la manifiesta en términos claros y explícitos; y es tácita, cuando se deduce de su propia
conducta, como es el hecho de designar un nuevo abogado patrocinante.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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comisión de cobranza. Ambos nombramiento son solemne, pues deben constar por
escrito.
v. Y en cuanto a la sanción por la falta de constitución, si se constituye mal el patrocinio o
no se constituye, el escrito que debía contenerlo se tiene por no presentado para todos los
efectos legales; en cambio, el mandato judicial mal constituido sólo se entiende como no
presentado para todos los efectos legales, si es que dentro de un plazo de tres días no se
constituye en forma legal.
A. G ENERALIDADES .
1. CONCEPTO.
Como se dijo en su momento, el proceso no se compone de un acto único y aislado, pues
en él es posible apreciar una serie lógica y consecuencial de actos. Esta serie de actos que
componen el proceso se liga por el procedimiento o, en otras palabras, el procedimiento es la
secuencia ordenada y concatenada de los actos que se desarrollan en el proceso. Cada uno de
estos actos de que se compone el proceso y que los ordena el procedimiento, se conocen con el
nombre de actos jurídicos procesales; por ello se señala que el acto jurídico procesal es el común
denominador de los conceptos de proceso y procedimiento.
Ahora bien, el acto jurídico procesal es una especie de acto jurídico que se caracteriza por
referirse directamente al proceso. De ahí que le sean aplicables las reglas de la Teoría General
del Acto Jurídico, modificándose en los aspectos necesarios para cubrir las necesidades propias
del Derecho procesal. Por tanto, si la norma procesal establece un tratamiento diferente, primará
aquélla sobre la regulación general; así, por lo demás, lo establece el art. 4º del CC que señala que
las disposiciones contenidas en los CCO, de Minería, del Ejército y Armada, y demás especiales
(como el CPC), se aplicarán con preferencia a las de este Código.
Como bien se dijo al analizar la Teoría General del Acto Jurídico en Derecho civil,
h e c h o e n g e n e r a l , es cualquier cosa que ocurre, sucede o acontece. Dentro de lo que son los
hechos en general, es posible distinguir dos clases: los h e c h o s m a t e r i a l e s , que son todos
aquellos acontecimientos o sucesos causados por la sola acción de la naturaleza o la acción
humana, pero que carecen de relevancia jurídica; y los h e c h o s j u r í d i c o s , q u e son aquellos
sucesos o acontecimientos causados por la acción de la naturaleza o del hombre que producen
consecuencias en el mundo jurídico, que pueden ser de creación, modificación o extinción de
derechos y obligaciones203. Ahora bien, dentro de lo que son los hechos jurídicos, la doctrina
procesal distingue entre:
203
En Derecho civil se sigue distinguiendo dentro de los hechos jurídicos, atendiendo a la causa generadora de estos
sucesos, entre: h e c h o s j u r í d i c o s d e l a n a t u r a l e z a , los cuales tienen su causa generadora en la naturaleza,
suceden sin intervención del hombre, como por ejemplo, el transcurso del tiempo, el nacimiento o la muerte; y los
h e c h o s j u r í d i c o s d e l h o m b r e , que tienen su causa generadora en una conducta humana consciente y
voluntaria. Dentro de lo que son los hechos jurídicos del hombre, se distingue entre: h e c h o j u r í d i c o d e l
h o m b r e e n s e n t i d o e s t r i c t o , el cual deriva de una conducta realizada de manera consciente y voluntaria,
pero realizada sin la intención de producir efectos jurídicos; y a c t o j u r í d i c o , esto es, la manifestación o
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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a. LA VOLUNTAD.
La voluntad, siguiendo a ALESSANDRI, se define como el libre querer interno de lograr un
fin determinado (efectos jurídicos en el proceso) por medio de una acción. Ahora bien, este
querer interno se regula por el Derecho sólo cuando se manifiesta y, en materia procesal, esta
manifestación puede ser expresa o tácita. Por regla general, la voluntad debe ser manifestada en
forma expresa, pues así se deduce del art. 29 del CPC que dice que el proceso se formará con los
escritos, documentos y actuaciones de toda especie, que se presenten o verifiquen en el juicio, es
decir, en nuestro sistema procesal civil prima el principio de la escrituración; excepcionalmente
hay manifestación tácita de la voluntad, por ejemplo, con la prórroga tácita de la competencia,
con la notificación tácita, etc.
En cuanto al silencio, al igual que en materia civil, éste no produce efectos jurídicos,
salvo que una norma específica lo establezca; así, por ejemplo, el art. 394 inc. I del CPC, a
propósito de la confesión judicial, establece que si el litigante no comparece al segundo llamado,
o si, compareciendo, se niega a declarar o da respuestas evasivas, se le dará por confeso, a
petición de parte, en todos aquellos hechos que estén categóricamente afirmados en el escrito en
que se pidió la declaración. Ahora, si bien el silencio, por regla general, no produce efectos
declaración de voluntad de una o más partes, que se realiza con la intención de producir efectos jurídicos, ya sea de
creación, modificación, o extinción de derechos y obligaciones.
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ii. La fuerza. Este vicio de la voluntad es incompatible con la realización de los actos
procesales, de ahí que el CPC no se refiera a ella; pues las abundantes formalidades que
existen impiden la proliferación de este vicio.
iii. El dolo. Al igual que la fuerza, el dolo no fue considerado procesalmente como un vicio
de la voluntad; de ahí que, conforme a la norma civil que exige que el dolo sea obra de
una de las partes, y siendo los actos jurídicos procesales en su mayoría unilaterales, su
aplicación se vuelve prácticamente imposible, transformándose, más que en un vicio de la
voluntad, en una fuente de responsabilidad. Así, por ejemplo, el art. 280 inc. II del CPC
señala que si no se deduce demanda oportunamente, o no se pide en ella que continúen
en vigor las medidas precautorias decretadas, o al resolver sobre esta petición el
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tribunal no mantiene dichas medidas, por este solo hecho quedará responsable el que las
haya solicitado de los perjuicios causados, considerándose doloso su procedimiento.204
b. EL OBJETO.
En materia procesal, el objeto del acto procesal se encuentra vinculado a la idea del
“beneficio jurídico” que se persigue obtener con él; así, por ejemplo, el objeto del acto procesal
demanda es la satisfacción de una pretensión.205
En cuanto al objeto ilícito, existen varios casos específicamente reglamentados; a modo
de ejemplo, está la prórroga de competencia en materias penales o no contenciosas, los casos de
arbitraje prohibido, etc.
c. LA CAUSA.
La causa de los actos procesales dice relación con el motivo jurídicamente relevante que
inspira la realización del acto; así por ejemplo, en el recurso de apelación, la causa o motivo de
su interposición es el agravio sufrido por el apelante; en el patrocinio será un debate de alto nivel
jurídico, etc. Esto se aviene con la acepción de causa ocasional en Derecho civil, entendida ésta
como el motivo que induce a las partes a celebrar un determinado acto o contrato.
e. LA CAPACIDAD.
La capacidad, en materia procesal, es entendida como la aptitud legal de una persona
para realizar actos procesales. Al respecto hay que distinguir entre la capacidad del tribunal y la
capacidad de las partes.
204
No obstante ello, la doctrina reconoce figuras como las del proceso fraudulento o cosa juzgada fraudulenta, en
que el dolo es un atentado contra la buena fe procesal (por ejemplo, se dicta una sentencia favorable para la parte
que presentó testigos o documentos falsos). En razón de ello, nuestra legislación contempla un mecanismo destinado
a destruir estas figuras, denominado recurso de revisión.
205
Cosa distinta es el objeto como materialidad sobre la cual recae el acto; en otras palabras, la persona, cosa o
actividad que sirve de medio idóneo para perseguir la finalidad que se pretende con la realización del acto. Así, por
ejemplo, el acto procesal denominado testimonio, tiene por objeto material a una persona; la prueba documental
tiene por objeto material una cosa; y las presunciones o los alegatos, tienen por objeto material a una actividad.
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i. En lo que respecta a la capacidad de los jueces para realizar actos procesales, éstos deben
tener jurisdicción, competencia, capacidad funcional (carencia de inhabilidades) y
legitimación (no deben estar implicados o recusados).
ii. En los actos de las partes, la capacidad viene dada por la capacidad para ser parte
(capacidad de goce), por la capacidad procesal o para comparecer (capacidad de
ejercicio) y por la capacidad para pedir en juicio o ius postulandi. Nuestra legislación
consagra ciertas incapacidades especiales, fundamentalmente en materia penal, respecto
del sujeto activo (pues ciertas personas, en virtud de circunstancias específicas, se ven
impedidas de ejercer la acción penal), y en relación con el sujeto pasivo (causales de
inimputabilidad fundadas en la minoría de edad).206
206
Además de estos requisitos comunes o propios a todo acto jurídico, algunas especies de actos procesales deben
cumplir con otros requisitos; por ejemplo, las actuaciones judiciales deben cumplir con requisitos de lugar, de
tiempo y, sobretodo, de forma (esto se verá en su oportunidad).
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constituyen la excepción, pues la regla general es que los actos procesales sean
unilaterales.
B. L OS PLAZOS .
1. CONCEPTO DE PLAZO.
La gran mayoría de los actos procesales, además de cumplir con los requisitos de
existencia y validez, deben realizarse dentro de un determinado plazo. El CPC no define a los
plazos, pero del contexto de su articulado se puede decir que plazo es aquel espacio de tiempo
que fija la ley, el juez o el convenio de las partes, para ejercer un derecho dentro del proceso; o
sea, es el lapso dentro del cual se debe realizar un acto procesal.207
En la legislación procesal comúnmente se usa la palabra “término” como sinónima de
plazo, sin embargo, son conceptos diferentes, pues, mientras el plazo comprende varios
momentos para actuar (por ejemplo, para apelar se conceden cinco días, por tanto, la persona
podría apelar en el primero, segundo o tercer día, etc.); el término, en cambio, indica un instante
preciso (por ejemplo, se debe apelar al momento de notificarse).
207
En el contexto del Derecho civil, los plazos constituyen modalidades del acto jurídico, es decir, son elementos
introducidos por las partes o la ley, y que tienen por objeto alterar los efectos normales del mismo. Por regla general,
son elementos accidentales, pues ni esencial ni naturalmente le pertenecen al acto, pero se agregan por medio de
cláusulas especiales; sin embargo, excepcionalmente actúan como elementos de la esencia (por ejemplo, en el
contrato de promesa) o como elementos de la naturaleza del acto (por ejemplo, la condición resolutoria tácita).
Haciendo un símil con el Derecho procesal, los plazos en esta área del derecho actúan como elementos esenciales,
pues si no se cumplen con ellos, el acto no produce efecto alguno.
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días festivos208 y el feriado judicial, el cual comienza el primero de febrero y dura hasta el primer
día hábil de marzo; todos los demás son días hábiles o no feriados.
La regla general en nuestro Derecho, es que los plazos sean continuos, pues la primera
parte del art. 50 del CC así lo dispone, al señalar que en los plazos que se señalaren en las leyes,
o en los decretos del Presidente de la República, o de los tribunales o juzgados, se
comprenderán aun los días feriados. Pero esta regla general tiene excepciones, pues el mismo
art. 50 en su segunda parte, señala que los plazos son continuos a menos que el plazo señalado
sea de días útiles, expresándose así, pues en tal caso no se contarán los feriados; en otras
palabras, los plazos serán discontinuos cuando la ley o el decreto de la autoridad ejecutiva o
judicial, se encargue de indicar expresamente que el plazo se computará descontando los días
feriados. Una de las leyes que establece una excepción a la regla de que los plazos son continuos,
es el CPC, el cual en su art. 66 inc. I señala que los términos de días que establece el referido
Código se entenderán suspendidos durante los feriados, salvo que el tribunal, por motivos
justificados, haya dispuesto expresamente lo contrario. Esta disposición sólo se refiere a los
plazos de “días” establecidos en el CPC, por ende, los plazos de meses y de años contenidos en
este mismo Código, se computan de acuerdo con la regla general señalada en el art. 50 del CC, es
decir, son plazos continuos.
En definitiva, los plazos de días que establece el CPC son discontinuos, pues se entienden
suspendidos durante los días feriados. Sin embargo, esta regla también tiene excepciones:
i. El mismo art. 66 inc. I del CPC señala que el tribunal, por motivos justificados, puede
disponer que el plazo de días sea continuo.
ii. Y la misma disposición, en su inc. II, establece que lo anterior (plazos de días
discontinuos) no rige con los asuntos indicados en el art. 314 inc. II del COT (por
ejemplo, asuntos de jurisdicción voluntaria, juicios sumarios, medidas precautorias, etc.)
respecto del feriado de vacaciones. En otras palabras, el feriado de vacaciones, a pesar de
tratarse de un plazo de días señalados en el CPC, para los efectos de su cómputo, no se
descontará ningún día feriado en los asuntos que señala el art. 314 de COT.
208
Los días festivos están establecidos en leyes especiales, concretamente, en la Ley 2.977 del año 1915 que fija como
días festivos los siguientes: el correspondientes al 1° de enero, el 15 de agosto, el 1° de noviembre, el 25 de diciembre;
los viernes y sábados de la semana santa; el 18 y 19 de septiembre; el 21 de mayo; el día que deba tener lugar la elección
del Presidente de la República; y el día que se fije para la realización de las elecciones y plebiscitos.
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Art. 327. Todo término probatorio es común para las partes y dentro de él deberán solicitar toda diligencia de
prueba que no hubieren pedido con anterioridad a su iniciación.
La regla general en el Derecho procesal, es que los plazos sean individuales, por tanto, la
excepción es que sean comunes y, siendo excepcionales, tienen que estar contemplados
expresamente en la ley. Cabe decir que en los plazos comunes el primero en notificarse gana
tiempo (el tiempo que corre hasta la última notificación), pero acorde al art. 65 inc. II del CPC,
ese lapso no le permite a la parte realizar actuaciones válidas, sino que éstas se pueden realizar a
contar de la última notificación.
Art. 12. En los casos de que trata el art. 19, el procurador común será nombrado por acuerdo de las partes a
quienes haya de representar.
El nombramiento deberá hacerse dentro del término razonable que señale el tribunal.
ii. Los p l a z o s l e ga l e s son aquellos señalados en un precepto legal (se agrega, también, los
plazos que establezca un reglamento del Presidente de la República). Por ejemplo, el art.
189 del CPC establece que la apelación deberá interponerse en el término fatal de cinco
días, contados desde la notificación de la parte que entabla el recurso, deberá contener
los fundamentos de hecho y de derecho en que se apoya y las peticiones concretas que se
formulan; agrega el inc. II, que este plazo se aumentará a diez días tratándose de
sentencias definitivas.
iii. Los p l a z o s c o n v e n c i o n a l e s son aquellos que señalan de común acuerdo las partes
litigantes. Por ejemplo, las partes, en cualquier estado del juicio, pueden acordar la
209
El CC en el art. 1494 inc. II establece la siguiente limitación: no podrá el juez, sino en casos especiales que las
leyes designen, señalar plazo para el cumplimiento de una obligación; sólo podrá interpretar el concebido en
términos vagos u oscuros, sobre cuya inteligencia y aplicación discuerden las partes. Ejemplos de plazos judiciales
en el CC, son: en materia de acción reivindicatoria, si el poseedor es vencido, debe restituir la cosa en el plazo que el
juez señale; en el contrato de mutuo, si en éste se hubiere pactado que el mutuario pague cuando le sea posible, el
juez puede, atendidas las circunstancias, fijar un plazo. Según CASARINO, dicha disposición no es aplicable en
materia procesal, ya que es obvio que está referido únicamente a las obligaciones civiles y no a las procesales.
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suspensión del procedimiento hasta por un plazo máximo de 90 días, derecho que sólo se
puede ejercer por una vez en cada instancia, sin perjuicio de hacerlo valer, además, ante
la CS en caso que, ante dicho tribunal, estuviesen pendientes recursos de casación o de
queja en contra de una sentencia definitiva. Los plazos que estuvieren corriendo se
suspenderán al presentarse el escrito respectivo y continuarán corriendo vencido el
plazo de suspensión acordado (art. 64 inc. II del CPC).
La mayoría de los plazos son legales, pues el proceso, desde un punto de vista formal,
está constituido por un conjunto de actos procesales que deben irse cumpliendo unos a
continuación de otros y en los plazos que la misma ley determina.
Esta clasificación de los plazos tiene importancia para los efectos de la prórroga, pues,
como se verá a continuación, los únicos plazos prorrogables son los señalados por el tribunal; y
también es relevante para establecer el carácter de fatal o no fatal de los plazos.
Art. 68. En ningún caso podrá la prórroga ampliar el término más allá de los días asignados por la ley.
Si bien los plazos legales, por regla general, no pueden prorrogarse, excepcionalmente
pueden ampliarse en los casos en que la ley lo permita; así, por ejemplo, el art. 259 inc. II del CPC
señala que se aumentará este término (término de 15 días para contestar la demanda) en tres días
más si el demandado se encuentra en el mismo territorio jurisdiccional pero fuera de los límites
de la comuna que sirva de asiento al tribunal; asimismo, el art. 329 del CPC señala que cuando
haya de rendirse prueba en otro territorio jurisdiccional o fuera de la República, se aumentará
el término ordinario a que se refiere el artículo anterior (veinte días) con un número de días
igual al que concede el art. 259 para aumentar el de emplazamiento.
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la ley, al vencimiento del plazo fijado, extinguiéndose irrevocablemente, de este modo, los
derechos que han debido hacerse valer dentro de ese plazo y no lo han sido.
Todos los plazos legales que establece el CPC son fatales, pues de acuerdo al art. 64 inc. I
de dicho Código, los plazos que señala este Código son fatales cualquiera sea la forma
en que se exprese, salvo aquéllos establecidos para la realización de actuaciones propias
del tribunal. En consecuencia, la posibilidad de ejercer un derecho o la oportunidad
para ejecutar el acto se extingue al vencimiento del plazo. En estos casos el tribunal, de
oficio o a petición de parte, proveerá lo que convenga para la prosecución del juicio, sin
necesidad de certificado previo (del secretario, respecto al hecho de haber transcurrido el
plazo sin haberse ejercido el derecho por la parte). Por tanto, cualquiera sea la extensión
del plazo legal contemplado en el CPC (horas, días, meses o años) y las expresiones que
utilice para establecerlo, se está en presencia de un término fatal. Excepcionalmente, a
pesar de encontrarse establecidos en el CPC, no revisten el carácter de fatal los plazos para
la realización de actuaciones propias del tribunal (por ejemplo, el plazo para dictar
sentencia definitiva), pero no le está permitido al juez ampliar este plazo en forma
indefinida, pudiendo quedar el tribunal, por este motivo, sujeto a una medida
disciplinaria.210
ii. Los p l a z o s n o f a t a l e s son aquellos en que la caducidad del derecho no se obtiene por
el transcurso del tiempo, sino que en virtud de la correspondiente declaración de rebeldía
por parte del tribunal, ya sea de oficio o a petición de parte. Conforme al art. 78 del CPC,
todos los plazos judiciales son fatales, pues vencido un plazo judicial para la realización de
un acto procesal sin que éste se haya practicado por la parte respectiva, el tribunal, de
oficio o a petición de parte, declarará evacuado dicho trámite en su rebeldía y proveerá lo
que convenga para la prosecución del juicio, sin certificado previo del secretario.
3. LA REBELDÍA.
a. CONCEPTO.
La rebeldía dice relación con la situación que se produce cuando una persona no ejerce su
derecho, facultad o acto, dentro del plazo que correspondía. Se vincula con el plazo fatal, el cual
extingue la posibilidad de ejercer un derecho por el sólo ministerio de la ley; y con los plazos no
fatales, que son aquellos en que el derecho no expira por el simple transcurso del tiempo, sino en
virtud de declararse la correspondiente rebeldía. Por lo anterior, se define a la rebeldía como
aquella situación que se produce por el desinterés de una parte para cumplir un trámite del juicio en
un determinado plazo, y que permite tenerlo por cumplido a fin de que el proceso avance.
Como se puede apreciar, las rebeldías permiten que el proceso avance en el evento de que
alguna de las partes litigantes manifieste desinterés por la evacuación de un trámite en un
determinado plazo.
210
Sin embargo, tratándose de medidas para mejor resolver, el plazo para esta actuación judicial es fatal, por expresa
disposición legal; pues de acuerdo al art. 159 inc. I del CPC, los tribunales, sólo dentro del plazo para dictar
sentencia, podrán dictar de oficio medidas para mejor resolver. Las que se dicten fuera de este plazo se tendrán
por no decretadas.
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b. CLASES.
Según su origen o causa que la produce, se distingue entre rebeldía declarada judicialmente,
y rebeldía de pleno derecho.
i. La r e b e l d í a d e c l a r a d a j u d i c i a l m e n t e es aquella que precisa de una declaración
judicial para extinguir un derecho que no se ha ejercido dentro de un plazo no fatal,
concretamente, un plazo judicial. En efecto, el art. 78 del CPC señala que vencido un
plazo judicial para la realización de un acto procesal sin que éste se haya practicado por
la parte respectiva, el tribunal, de oficio o a petición de parte, declarará evacuado dicho
trámite en su rebeldía y proveerá lo que convenga para la prosecución del juicio, sin
certificado previo del secretario.
Según la jurisprudencia mayoritaria, esta rebeldía se produce sólo cuando el juez la ha
declarado, y no cuando la parte contraria la ha solicitado; permitiéndosele al juez, en todo
caso, declararla de oficio en los casos en que la ley lo declare expresamente. Por lo tanto,
los requisitos para que opere este tipo de rebeldía, son: existencia de un plazo judicial para
realizar un acto procesal; transcurso del plazo (que esté vencido); resolución del tribunal, de
oficio o a petición de parte, declarando evacuado el trámite en rebeldía y proveyendo lo que
convenga para la prosecución del juicio.
ii. La r e b e l d í a d e p l e n o d e r e c h o o por el sólo ministerio de la ley, es la que opera por el
sólo transcurso de un plazo fatal. Por lo tanto, constituye la regla general, pues de acuerdo al
art. 64 inc. I del CPC, los plazos que señala este Código son fatales cualquiera sea la
forma en que se exprese, salvo aquéllos establecidos para la realización de actuaciones
propias del tribunal. En consecuencia, la posibilidad de ejercer un derecho o la
oportunidad para ejecutar el acto se extingue al vencimiento del plazo. En estos casos el
tribunal, de oficio o a petición de parte, proveerá lo que convenga para la prosecución
del juicio, sin necesidad de certificado previo.
Un ejemplo lo constituye el art. 202 inc. I del CPC, que establece que si no comparece el
apelado, se seguirá el recurso en su rebeldía por el sólo ministerio de la ley y no será
necesario notificarle las resoluciones que se dicten, las cuales producirán sus efectos
respecto del apelado rebelde desde que se pronuncien.
c. EFECTOS DE LA REBELDÍA.
El único efecto que produce la rebeldía, es que extingue la posibilidad de ejecutar el acto
de que se trata. Pero aquí, es necesario distinguir entre primera o segunda instancia.
i. En p r i me r a i n s t a n c i a , la rebeldía es por cada acto o trámite. Así, por ejemplo, si se
presenta la demanda, hay un plazo de 15 días para contestarla, y si el demandado no la
contesta, no quedará como rebelde para todo el juicio, pues él sigue siendo parte y se le
seguirán notificando el resto de los trámites.
ii. En s e gu n d a i n s t a n c i a , en cambio, existe una carga que consiste en hacerse parte en el
recurso de apelación, pues de acuerdo al art. 200 inc. I del CPC, las partes tienen un plazo de
cinco días para comparecer (hacerse parte) ante el tribunal superior a seguir el recurso
interpuesto, contado este plazo desde que se reciban los autos en la secretaría del tribunal
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de segunda instancia. Ahora bien, si no se comparece para seguir el recurso, habrán efectos
distintos según se trate del apelante o del apelado:
- Respecto del apelante, la segunda parte del art. 201 inc. I del CPC dispone que si el
apelante no comparece dentro de plazo, deberá declarar (el tribunal) su deserción,
previa certificación que el secretario deberá efectuar de oficio. La parte apelada, en
todo caso, podrá solicitar la declaración pertinente, verbalmente o por escrito. Por lo
tanto, el apelante nunca estará en rebeldía, ya que si no comparece se declarará desierta
la apelación.
- Respecto del apelado, el art. 202 del CPC señala que si no comparece el apelado, se
seguirá el recurso en su rebeldía por el sólo ministerio de la ley y no será necesario
notificarle las resoluciones que se dicten, las cuales producirán sus efectos respecto
del apelado rebelde desde que se pronuncien. El rebelde, podrá comparecer en
cualquier estado del recurso, representado por el procurador del número. En
consecuencia, la rebeldía del apelado no produce la terminación del recurso, sino que la
sanción de que las resoluciones que se dicten no será necesario notificárselas para que
produzcan efectos a su respecto, es decir, la rebeldía es por toda la instancia, lo cual no
impide que el litigante rebelde en cualquier momento pueda apersonarse en el proceso,
y si es así, se hará parte del juicio (sólo a través de un procurador del número),
dejando de ser rebelde y, en virtud del principio de preclusión, deberá respetar todo lo
actuado en el proceso.
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derecho no podrá reclamarse sino dentro de cinco días, contados desde que aparezca o
se acredite que el litigante tuvo conocimiento personal del juicio.
Aquí, el litigante rebelde no puede ser otro que el demandado, pues solamente a él
corresponde entregarle las copias antes dichas. Agrega CASARINO que, en atención a la
gravedad de este incidente, puesto que se funda en la falta de emplazamiento, lo que
implica llegar a condenar a un litigante sin ser oído, la ley permite que se pueda
interponer en cualquier estado del juicio y aun después de dictada la sentencia definitiva;
esto se desprende del final del art. 182 del CPC.
Art. 182. Notificada una sentencia definitiva o interlocutoria a alguna de las partes, no podrá el tribunal que
la dictó alterarla o modificarla en manera alguna. Podrá, sin embargo, a solicitud de parte, aclarar los
puntos obscuros o dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos
numéricos que aparezcan de manifiesto en la misma sentencia.
Lo dispuesto en este artículo no obsta para que el rebelde haga uso del derecho que le confiere el art. 80.
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C. L AS ACTUACIONES JUDICIALES .
1. CONCEPTO.
Como se dijo, el acto procesal es aquella declaración de voluntad de las partes, de los
agentes de la justicia o de un tercero ligado al proceso, que produce efectos jurídicos en el
proceso. Una especie de acto procesal lo constituyen las actuaciones judiciales, definidas por el
profesor FORTTES como actos procesales más o menos solemnes, realizados por o ante un
tribunal (existe intervención del órgano jurisdiccional),de los cuales se deja testimonio en el
expediente y deben ser autorizadas por un ministro de fe. Ejemplos de actuaciones judiciales son
las resoluciones, las notificaciones, los exhortos, y cualesquiera diligencia que se lleve a cabo y
de la que debe dejarse constancia por un ministro de fe (por ejemplo, el testimonio de un testigo
tomado por un Receptor).
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Las actuaciones judiciales están sometidas a un doble grupo de normas legales: a las
reglas generales sobre actuaciones judiciales contenidas en el Título VII (“De las actuaciones
judiciales”) del Libro I (“Disposiciones comunes a todo procedimiento”) del CPC; y en segundo
lugar, también pueden tener reglas propias. Por lo tanto, es necesario averiguar si una
determinada actuación judicial tiene reglas legales propias o no, y en caso afirmativo, regirán
dichas reglas por sobre las reglas generales. Así, por ejemplo, las reglas legales aplicables a las
resoluciones judiciales son, en primer término, las contenidas en el Título XVII (“De las
resoluciones judiciales”) del Libro I del CPC, y en su silencio, las del Título VII del mismo Libro.
2. REQUISITOS.
Como se dijo, los actos procesales para ser eficaces deben cumplir con los requisitos de
existencia y validez. No obstante, un tipo de acto procesal (las actuaciones judiciales), además de
cumplir con dichos requisitos, debe cumplir con requisitos adicionales, cuales son: el lugar, el
tiempo, la forma del acto, y la autorización del ministro de fe.
Estos requisitos se encuentran contemplados en el Título VII del CPC (arts. 59 a 77), por
tanto, son aplicables a todas las actuaciones judiciales; no obstante, cuando se analicen las
actuaciones judiciales en particular, se verá que algunas de éstas pueden tener particularidades al
respecto.
Al momento de definir las actuaciones judiciales, se dijo que son aquellos actos
procesales más o menos solemnes que se realizan por o ante el tribunal…. En efecto, de
conformidad con la primera parte del art. 70 del CPC, todas las actuaciones necesarias para la
formación del proceso se practicarán por el tribunal que conozca de la causa…. Es evidente que
el precepto se refiere sólo aquellas actuaciones que emanan del propio órgano jurisdiccional
(“por orden de tribunal”), pues también hay actuaciones provenientes de las partes litigantes, las
cuales se practican por su sola iniciativa e intervención (“ante o a través del tribunal”). Así, un
ejemplo de actuación judicial que se realiza por del tribunal, es la dictación de una resolución
judicial; y un ejemplo de actuación judicial que se realiza ante el tribunal, es la rendición de una
prueba de testigos, la confesión judicial, etc.
Excepcionalmente, las actuaciones no se realizan ante el juez o por orden del juez que
conoce de la causa, pues el mismo art. 70 del CPC, se encarga de señalar dos excepciones a la
regla anterior, cuales son:
i. La segunda parte del art. 70 señala que salvo los casos en que se encomienden
expresamente por la ley a los secretarios y otros ministros de fe la realización de la
actuación (por ejemplo, las notificaciones efectuadas por el Secretario o el Receptor).
ii. La misma disposición establece que se permite al tribunal delegar sus funciones… Se
trata de situaciones previstas por el legislador, por ejemplo, la tasación de las costas
procesales puede ser encomendada por el tribunal al Secretario; los decretos de los
tribunales colegiados pueden dictarse por uno de sus miembros (las demás resoluciones
requieren la concurrencia de tres de sus miembros); los testigos pueden ser interrogados
por uno de los ministros del tribunal colegiado; y el tribunal puede delegar al Secretario u
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En el ámbito procesal penal, el art. 14 del CPP dispone que todos los días y horas son
hábiles para las actuaciones del procedimiento penal y no se suspenderán los plazos por la
interposición de días feriados. No obstante, cuando un plazo de días concedido a los
intervinientes venciere en día feriado, se considerará ampliado hasta las veinticuatro horas del
día siguiente que no fuere feriado.
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e. LECTURA Y FIRMA.
Finalmente, el art. 61 inc. II del CPC establece que a continuación (de la constancia
escrita) y previa lectura, firmarán todas las personas que hayan intervenido; y si alguna no sabe
o se niega a hacerlo, se expresará esta circunstancia.
a. CON AUDIENCIA.
Tramitar una actuación judicial con audiencia, significa que antes de resolver la solicitud
respectiva, el tribunal debe conferir a la contraparte un plazo de tres días para que manifieste lo que
crea conveniente respecto de dicha diligencia (trámite incidental). Por ejemplo, el art. 336 inc. I
del CPC señala que el aumento extraordinario para rendir prueba dentro de la República se
otorgará con previa citación, el que deba producir efecto fuera del país se decretará “con
audiencia” de la parte contraria.
La tramitación o procedimiento que se debe seguir en un trámite con audiencia, es la
siguiente: en primer lugar, tiene que haber una solicitud pidiendo que se ordene una determinada
actuación; al respecto, el tribunal dicta una resolución confiriendo “traslado y autos” (que es la
forma de dar audiencia a la otra parte), resolución que se debe se notificar a la contraparte; el
tribunal antes de acceder a la práctica de la actuación, confiere un plazo fatal de tres días a la
contraparte (se confiere traslado) para que dentro de él manifieste lo que crea conveniente en
orden a la diligencia solicitada (para que se oponga o haga observaciones). Sólo un vez que haya
trascurrido dicho plazo, habiendo la parte contraria dicho algo o no, el tribunal resolverá
accediendo o rechazando la actuación, si, a su juicio, no hay necesidad de prueba. Si es necesaria
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la prueba, se abrirá un término de ocho días para que dentro de él se rinda y se justifiquen también
las tachas de los testigos (no hay necesidad de recibir a prueba el incidente, cuando no hay hechos
controvertidos o cuando se dan las condiciones para decidir de plano la solicitud, es decir, cuando
los hechos consten en el proceso o sean de pública notoriedad). Vencido el término de prueba,
háyanla o no rendido las partes, fallará el tribunal inmediatamente o, a más tardar, dentro de tercero
día la cuestión que haya dado origen al incidente.
b. CON CITACIÓN.
Tramitar una actuación judicial con citación, significa que, en principio, el tribunal decreta
la actuación, pero ésta no puede llevarse a efecto sino una vez que hayan pasado tres días desde la
notificación de la parte contraria, la cual puede dentro de este plazo oponerse a la realización de
la actuación, caso en el cual, el cumplimiento de la diligencia se suspende hasta que se resuelva
el incidente. En efecto, el art. 69 inc. I del CPC señala que siempre que se ordene o autorice una
diligencia con citación, se entenderá que no puede llevarse a efecto sino pasados tres días
después de la notificación de la parte contraria, la cual tendrá el derecho de oponerse o deducir
observaciones dentro de dicho plazo, suspendiéndose en tal caso la diligencia hasta que se
resuelva el incidente. Ejemplos de actuaciones judiciales que se ordenen con citación, son: el
aumento extraordinario del término para rendir prueba dentro del territorio del país; y la
agregación de algunos instrumentos presentados al juicio.
El profesor FORTTES dice que, posiblemente, ésta es una de las formas más comunes de
ordenar una actuación judicial y su tramitación o procedimiento, empieza con una solicitud
pidiendo que se ordene una determinada actuación; el tribunal dicta una resolución, acogiendo la
solicitud (“como se pide, con citación”), y se notifica dicha resolución a la contraparte. Desde la
notificación hay un plazo fatal (por la expresión “dentro de” empleada por el legislador) de tres
días para que la contraria se oponga o haga observaciones; si la parte contraria no se opone o acepta
la solicitud en forma expresa, se lleva a efecto la actuación pedida y queda terminado este
procedimiento; pero si se opone, se origina un incidente y se suspenden los efectos de la resolución
que había acogido la solicitud, y el procedimiento continúa en el incidente originado con el escrito
de oposición; por tanto, se dicta una resolución que confiere “traslado” de la oposición y se continúa
con todos los trámites mencionados anteriormente (trámite incidental). La resolución que falla el
incidente de oposición, puede que rechace la oposición y, en tal caso, se cumple la actuación
ordenada, cuyos efectos estaban suspendidos; pero si se acoge la oposición, queda terminado el
procedimiento incidental sin cumplir la actuación pedida.
c. CON CONOCIMIENTO.
Se ordena o autoriza una actuación judicial con conocimiento, cuando ella se lleva a
efecto desde que se ponga en noticia de la parte contraria lo resuelto. En efecto, el art. 69 inc. II
del CPC señala que cuando se mande proceder con conocimiento o valiéndose de otras
expresiones análogas, se podrá llevar a efecto la diligencia desde que se ponga en noticia del
contendor lo resuelto; es decir, en este caso la diligencia se puede realizar una vez que se pone en
conocimiento de la parte contraria la resolución, sin que sea necesario esperar tres días, como el
caso anterior.
Esta forma de ordenar una actuación judicial tiene lugar cuando la ley lo ordena o autoriza
expresamente (por ejemplo, las medidas para mejor resolver), o cuando el tribunal considera que no
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existe o no puede existir controversia sobre lo pedido (por ejemplo, una actuación pedida de común
acuerdo por las partes).
El procedimiento o tramitación de una actuación con conocimiento, empieza con una
solicitud pidiendo que se ordene una determinada actuación, y el tribunal dicta una resolución
acogiendo la solicitud (“como se pide, con conocimiento”); o también puede suceder que el tribunal
ordene de oficio una actuación con conocimiento. La resolución se notifica a la contraparte (lo más
común es que sea por el estado diario), y una vez notificada, tiene lugar el cumplimiento de la
actuación ordenada. Lo anterior debe entenderse sin perjuicio del derecho de la parte contraria
para oponerse, planteando así un incidente para que se suspenda la actuación; pero si la
oposición se formula después de practicada la diligencia, la suerte de la actuación no se verá
afectada, ya que fue cumplida.
d. DE PLANO.
Por último, se ordena o autoriza de plano una diligencia judicial, cuando el tribunal la
decreta de inmediato, sin mayores formalidades ni espera de términos que deben transcurrir. Es
decir, la actuación se cumple sin siquiera poner en conocimiento de la parte contraria la
resolución que así lo ordena. El profesor FORTTES recalca que es una figura excepcional, puesto
que el art. 38 del CPC dispone que las resoluciones judiciales sólo producen efecto en virtud de
notificación hecha con arreglo a la ley, salvo los casos expresamente exceptuados por ella.
Ejemplos de actuaciones judiciales decretadas de plano, son las medidas precautorias
prejudiciales, pues de acuerdo a la primera parte del art. 302 inc. II del CPC, podrán sin embargo,
llevarse a efecto dichas medidas antes de notificarse a la persona contra quien se dictan, siempre
que existan razones graves para ello y el tribunal así lo ordene (por ejemplo, para cobrar un
dinero, se sabe que si se notifica una medida precautoria el deudor tendrá tiempo para ocultarlo).
El procedimiento o tramitación de las actuaciones decretadas de plano, comienza con una
solicitud para que se ordene una actuación; luego se dicta una resolución acogiendo la solicitud en
la forma pedida (“como se pide, llévese a efecto de inmediato y antes de notificarse”); y finalmente
se cumple la actuación, y se notifica a la parte afectada.
D. L OS EXHORTOS .
1. CONCEPTO.
Como se dijo, las actuaciones judiciales deben verificarse en el territorio jurisdiccional
del tribunal y, específicamente, en la sede que sirve de asiento a éste. Una de las excepciones a
esta regla general lo constituyen los exhortos, esto es, aquella actuación judicial que consiste en
la comunicación que envía un tribunal denominado exhortante, a otro tribunal denominado
exhortado, para la realización de una determinada diligencia en el territorio jurisdiccional de este
último. Esto se extrae del art. 71 inc. I del CPC, el cual señala que todo tribunal es obligado a
practicar o a dar orden para que se practiquen, en su territorio, las actuaciones que en él deban
ejecutarse y que otro tribunal le encomiende.
De acuerdo al principio de territorialidad, consagrado en el art. 7º inc. I del COT, los
tribunales sólo pueden ejercer su potestad en los negocios y dentro del territorio que la ley les
hubiere respectivamente asignado. No obstante, el inc. II de dicho precepto señala: lo cual no
impide que en los negocios de que conocen puedan dictar providencias que hayan de llevarse a
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efecto en otro territorio. Esto no significa que el tribunal actúe directamente en otro territorio,
sino que lo hace por intermedio del tribunal que ejerce su jurisdicción en ese territorio, mediante
lo que se denomina delegación de competencia, la cual opera mediante exhortos211. Sin embargo,
hay casos que son verdaderas excepciones al principio de territorialidad, en los cuales el tribunal
actúa en otro territorio jurisdiccional sin necesidad de hacerlo por intermedio del tribunal de ese
otro territorio (por ejemplo, a través del medio de prueba llamado inspección personal del
tribunal).
El fundamento de esta figura descansa en el principio de cooperación y colaboración que
debe existir entre todos los órganos públicos, en este caso, entre los órganos jurisdiccionales;
esto, para el más expedito y adecuado cumplimiento de sus delicadas e importantes funciones.
2. CLASES DE EXHORTOS.
i. Atendiendo al tribunal que se envía la comunicación, se distingue entre: exhortos
nacionales, que son aquellos que se dirigen los tribunales chilenos entre sí; y los
exhortos internacional es, que son aquellos que se dirigen entre tribunales chilenos y
extranjeros, o viceversa (uno de los dos debe ser extranjero). Esta clasificación tiene
importancia por la diversa tramitación a que se someten unos y otros exhortos.
ii. Atendiendo al número de tribunales al que se envía la comunicación, se distingue entre:
e x h o rt o c o m ú n , que es aquél que se dirige a un tribunal para la práctica de una
determinada actuación judicial (es de un tribunal a otro); y e x h o r t o c i r c u l a n t e o
a mb u l a n t e , que es aquél que se dirige a varios tribunales para la práctica de diversas
actuaciones judiciales, de manera que practicada la primera actuación ante uno de ellos,
se envía al siguiente, y así sucesivamente.
El exhorto circulante se encuentra reconocido en el art. 74 del CPC, el cual señala que
podrá una misma comunicación dirigirse a diversos tribunales para que se practiquen
actuaciones en distintos puntos sucesivamente. Las primeras diligencias practicadas,
junto con la comunicación que las motive, se remitirán por el tribunal que haya
intervenido en ellas al que deba continuarlas en otro territorio. Este tipo de exhorto se
utiliza bastante en juicios ejecutivos, en donde se pretende retirar bienes muebles
embargados que se desplazan constantemente (por ejemplo, un camión, un automóvil).
a. EXHORTOS NACIONALES.
Si el exhorto es nacional, el trámite comienza a solicitud de parte (pues en estas materias
los tribunales no pueden obrar de oficio), y esta solicitud debe contener el tribunal que va a
realizar la actuación, cuál va a ser el acto o actuación que se desea se verifique, qué facultades
tendrá el tribual exhortado, y quién será el encargado de tramitarlo. Una vez presentada la
211
Entre las clasificaciones de la competencia, se analizó aquella que distinguía entre competencia propia y
delegada. La competencia propia o natural, es aquella que la ley determina de acuerdo a los factores de competencia
absolutos y relativos; y la competencia delegada, es la que tiene un tribunal por encargo de otro tribunal y que se
refiere normalmente a ciertos y limitados aspectos. En este caso, el tribunal exhortante es el que tiene la
competencia natural y el exhortado es quien recibe la competencia delegada.
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solicitud, el tribunal debe resolver, y si la acoge (“como se pide, exhórtese”), debe dirigir una
comunicación (el exhorto) al tribunal exhortado, la cual debe contener: los escritos, decretos y
explicaciones necesarias para la adecuada práctica de la actuación o diligencia que se
encomienda. En efecto, de conformidad con el art. 71 inc. II del CPC, el tribunal que conozca de
la causa dirigirá al del lugar donde haya de practicarse la diligencia la correspondiente
comunicación, insertando los escritos, decretos y explicaciones necesarias (gestiones concretas
que se verificarán y cuáles son las facultades del tribunal exhortado).212
Luego, de acuerdo al art. 72 del CPC, las comunicaciones serán firmadas por el juez, en
todo caso, y si el tribunal es colegiado, por su presidente. A las mismas personas se dirigirán las
comunicaciones que emanen de otros tribunales o funcionarios. Luego, agrega el art. 75 del CPC,
que toda comunicación para practicar actuaciones fuera del lugar del juicio, será dirigida, sin
intermedio alguno, al tribunal o funcionario a quien corresponda ejecutarla (al juez o presidente
del tribunal colegiado), aunque no dependa del que reclama su intervención; en otras palabras,
no importa si el tribunal exhortado depende jerárquicamente del tribunal exhortante, como
tampoco, la diversa jerarquía de uno y otro, así, por ejemplo, un Juez de Letras puede enviar un
exhorto a otro juez de igual jerarquía, aun cuando dependan de diversas CA.
Una vez recibida la comunicación, el tribunal exhortado sólo puede hacer aquello a lo
que le faculta el tribunal exhortante, pues conforme al art. 71 inc. III del CPC, el tribunal a quien
se dirija la comunicación ordenará su cumplimiento en la forma que ella indique, y no podrá
decretar otras gestiones que las necesarias a fin de darle curso y habilitar al juez de la causa
para que resuelva lo conveniente (por ejemplo, si se le pide notificar una demanda, no puede
recibir una contestación de la demanda). Toda actuación practicada sin sujeción al exhorto,
implicará exceso de atribuciones o de poder y, por consiguiente, producirá la nulidad de la
correspondiente actuación.
¿Quién es la persona habilitada para gestionar el exhorto? De conformidad con el art. 73
del CPC, en las gestiones que sea necesario hacer ante el tribunal exhortado, podrá intervenir el
encargado de la parte que solicitó el exhorto, siempre que en éste se exprese el nombre de dicho
encargado o se indique que puede diligenciarlo el que lo presente o cualquiera otra persona.
Hay que tener presente que, de acuerdo al art. 2º inc. V de la ley 18.120, el que tramita un
exhorto debe ser una persona habilitada para comparecer en juicio como representante judicial,
debiendo ser controlada y acreditada esta calidad ante el juez exhortado. En consecuencia, el
encargado de la tramitación de un exhorto es un verdadero mandatario, pero para una
determinada actuación judicial (es un mandato judicial especial) y, por otro lado, no es necesario
constituir este mandato con las solemnidades legales, pues basta expresar su nombre en el
exhorto o ser portador del mismo. Cabe decir que el exhorto también puede ser tramitado por la
persona que lo pide, siempre y cuando lo solicite expresamente, pues de acuerdo al art. 77 del
CPC, toda comunicación dirigida por un tribunal a otro deberá ser conducida a su destino por
los correos del Estado, pudiendo, en casos especiales calificados por el tribunal, entregarse a la
parte que la haya solicitado, para que gestione su cumplimiento; no obstante, los tribunales
generalmente encargan la tramitación a personas habilitadas.
Una vez tramitado el exhorto, el tribunal exhortado provee “cúmplase y diligenciada,
devuélvase”; es decir, lo devuelve al tribunal exhortante.
212
En sí, la resolución que expresa el contenido del exhorto no contiene los escritos (por ejemplo, pliego de
posiciones), sino que contiene constancias de ellos (transcripciones o fotocopias). Lo que sí contiene, es la
enunciación del tribunal exhortante, la materia, la fecha y el tribunal exhortado.
293
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E. L AS NOTIFICACIONES .
1. CONCEPTO Y REGULACIÓN.
En un proceso existen actuaciones de parte y actuaciones del tribunal, y para que éstas
sean conocidas por todas las partes, es necesario que exista una comunicación. Esta
comunicación puede ser inmediata, si hay una presencia física entre los sujetos (ello ocurre en el
proceso penal), o mediata, cuando no concurre tal presencia física, y es necesaria una actuación
judicial llamada notificación.
Según CASARINO la notificación es una actuación judicial que tiene por objeto poner en
conocimiento de las partes o de terceros una resolución judicial (o el hecho de haberse dictado
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una resolución judicial, agrega el profesor FORTTES), para que así ella produzca sus efectos
legales.
Las notificaciones son un tipo de actuación judicial, por tanto, las reglas legales que les
son aplicables son las siguientes: las normas contenidas en el Título VI (“De las notificaciones”)
del Libro I (“Disposiciones comunes a todo procedimiento”); y las normas contenidas en el
Título VII (“De las actuaciones judiciales”) del mismo Libro. Las normas del Título VI (arts. 38 a
58) son de carácter especial, por tanto, son de aplicación preferente a las del Título VII, las cuales
son de carácter supletorio.
Las normas que contemplan estos títulos son de orden público e irrenunciables, es decir,
las partes no pueden renunciar en un contrato ni prescindir o alterar las formalidades con las que
la ley ha revestido a las notificaciones judiciales. Excepcionalmente, en los juicios arbitrales se
faculta a las partes para que unánimemente acuerden otra forma de notificación distinta a la
personal o por cédula. En efecto, el art. 629 del CPC señala que en los juicios arbitrales se harán
las notificaciones personalmente o por cédula, salvo que las partes unánimemente acuerden otra
forma de notificación.
213
Como se verá en su oportunidad, el desasimiento del tribunal, junto con la cosa juzgada, son los principales
efectos que producen las resoluciones judiciales una vez notificadas a alguna de las partes.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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iii. Por último, el profesor FORTTES recalca que las notificaciones también tienen una
consecuencia extraprocesal, lo cual dice relación con la interrupción civil de la
prescripción adquisitiva (art. 2503 del CC) y extintiva (art. 2518 del CC), que produce la
notificación de la demanda.
214
El profesor FORTTES recalca que esto último es teórico, porque en segunda instancia todas las resoluciones se
notifican por el estado diario. Habría excepción cuando la ley o la Corte ordenara una forma de notificación distinta,
como por ejemplo, una notificación personal, y ésta no se realizara.
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Art. 2503. Interrupción civil es todo recurso judicial intentado por el que se pretende verdadero dueño de la
cosa, contra el poseedor.
Sólo el que ha intentado este recurso podrá alegar la interrupción; y ni aun él en los casos siguientes:
1. Si la notificación de la demanda no ha sido hecha en forma legal.
Art. 2518. La prescripción que extingue las acciones ajenas puede interrumpirse, ya natural, ya civilmente.
Se interrumpe civilmente por la demanda judicial; salvos los casos enumerados en el artículo 2503.
215
El profesor LUHRS señala que la expresión citación tiene varias acepciones, a saber: (1) como forma de ordenar
una actuación judicial (por ejemplo, la solicitud de término probatorio extraordinario dentro del territorio nacional);
(2) como forma de llamamiento a personas para que comparezcan en juicio (por ejemplo, la citación de evicción);
(3) como forma de llamado a las partes para alguna diligencia de prueba (por ejemplo, la citación de testigos); (4)
como forma de hacer contradictoria la agregación de documentos acompañados por la parte contraria; (5) como
citación para oír sentencia.
216
El profesor LUHRS, a propósito de esto, comenta dos figuras: el apercibimiento y la intimación. Según el
profesor, el a p e r c i b i m i e n t o es la indicación de parte del tribunal, a una o ambas partes de un juicio, de tener
que realizar una determinada conducta, de suerte que si no la hacen, se les impone una sanción que la misma ley
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b. NOTIFICACIÓN PERSONAL, POR CÉDULA, TÁCITA, FICTA, POR EL ESTADO DIARIO, Y ESPECIAL.
Atendiendo a la forma en que operan o se producen, las notificaciones se clasifican en:
no t i f i c a c i ó n p e r s o na l , la cual puede subclasificarse en: notificación personal propiamente
tal, notificación personal subsidiaria, y notificación personal por avisos; n o t i fi c a c i ó n p or
c é d u l a , la cual también puede subclasificarse en: notificación por cédula propiamente tal, y
notificación por cédula por avisos; n o t i f i c a c i ó n t á c i t a , la cual tiene la virtud de reemplazar o
de involucrar a todas las notificaciones anteriores; no t i f i c a c i ó n f i c t a , que es aquella que se
produce por el sólo ministerio de la ley, en caso de haberse declarado la nulidad de la
notificación de una resolución judicial; n o t i f i c a c i ó n p o r e l e s t a d o d i a r i o; y
no t i f i c a c i ó n e s p e c i a l . Todos estos tipos de notificaciones serán analizadas en su
oportunidad.
contempla (por ejemplo, el art. 31 del CPC señala que si no se entregan las copias de los escritos o si resulta
disconformidad substancial entre aquéllas y el escrito original, el tribunal debe ordenar que la parte acompañe las
copias dentro de tercero día, bajo apercibimiento de tener por no presentado el escrito). La i n t i m a c i ó n , en
cambio, no es propia del CPC, sino que del juicio penal, y consiste en la exhibición de la orden del tribunal al sujeto
pasivo, para que realice una determinada conducta que le es perjudicial (por ejemplo, la intimación de la orden de
detención).
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subsidiaria o por cédula, la notificación por avisos (que puede ser sustitutiva de la personal o por
cédula), y la notificación tácita y ficta.
Las notificaciones, al ser un tipo de actuación judicial, deben cumplir con los requisitos
propios de éstas; sin embargo, al estudiar las notificaciones en particular, se verá que algunas de
éstas hacen excepción a alguno de estos requisitos. Pero, en general, las notificaciones deben
cumplir con los siguientes requisitos:
i. En primer lugar, es indispensable que la notificación sea practicada por un fu n c i o n a r i o
c o m p e t e n t e , esto es, por el funcionario que la ley señala que debe intervenir, según la
clase de notificación de que se trata. En concreto, estos funcionarios son:
- El Secretario del tribunal, a condición de que haga la notificación en su oficio u
oficina (el Secretario interviene en la notificación personal y en la notificación por el
estado diario). El art. 58 inc. I del CPC señala que las funciones que en este título
(Título VII de las notificaciones) se encomiendan a los secretarios de tribunales,
podrán ser desempeñadas bajo la responsabilidad de éstos, por el oficial primero de
la secretaría.
- Los Receptores Judiciales, los cuales son ministros de fe pública, encargados de hacer
saber a las partes fuera de las oficinas del Secretario del tribunal, de las resoluciones
judiciales dictadas en un determinado juicio y de evacuar todas aquellas diligencias
que los mismos tribunales les cometieren (art. 309 del COT).217
- De conformidad a la primera parte del inc. II del art. 58 del CPC, en aquellos lugares
en que no exista receptor judicial, la notificación podrá ser hecha por el Notario
Público u Oficial del Registro Civil que exista en la localidad.
- La segunda parte del inc. II del art. 58 del CPC, señala que en todo caso, el juez
siempre podrá designar como ministro de fe ad hoc a un empleado del tribunal, para
el sólo efecto de practicar la notificación; asimismo, el art. 392 inc. II del COT señala
que podrá el tribunal de la causa designar receptor a un empleado de la secretaría
del mismo tribunal para el sólo efecto de que practique una diligencia determinada
que no pueda realizarse por ausencia, inhabilidad u otro motivo calificado, por los
receptores judiciales a que se refiere el inciso anterior. Estos ministros de fe se
denomina “receptores ad-hoc”, y se ven mucho en materia de policía local.
ii. En segundo lugar, es indispensable que las notificaciones sean practicadas e n h o r a s ,
d í a s y l u ga r e s h á b i l e s . En esta materia se deben aplicar las normas especiales para
cada tipo de notificación, y en caso de que no señalen nada, se debe recurrir al Título VII
(“De las actuaciones judiciales”), el cual en su art. 59 establece que las actuaciones
judiciales deben practicarse en días y horas hábiles. Son días hábiles los no feriados.
Son horas hábiles las que median entre las ocho y las veinte horas.
217
El receptor actúa en todo lo que trascienda la oficina del secretario, por ende, puede notificar en el pasillo, en el
ascensor, etc., es decir dentro del palacio de tribunales pero fuera del oficio del secretario.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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a. CONCEPTO.
El art. 40 inc. I del CPC señala que en toda gestión judicial, la primera notificación a las
partes o personas a quienes hayan de afectar sus resultados, deberá hacérseles personalmente,
entregándoseles copia íntegra de la resolución y de la solicitud en que haya recaído, cuando sea
escrita. De acuerdo a esta disposición, se puede definir a la n o t i f i c a ci ó n p e r s on a l como
aquella que consiste en entregar a quien se trata de notificar, en forma personal, copia íntegra de
la resolución y de la solicitud en que haya recaído, cuando sea escrita.
No siempre una solicitud es escrita, pues un ejemplo de solicitud verbal se encuentra en
la demanda del juicio ordinario de mínima cuantía; no obstante, se deja constancia de ella en un
acta, y al notificado se le entregue copia del acta y de la resolución que en ella hubiere recaído
(art. 704 inc. II y 705 del CPC).
Art. 704 inc. II. La demanda se interpondrá verbalmente o por escrito. En el primer caso se dejará constancia, en un
acta que servirá de cabeza al proceso, del nombre, profesión u oficio y domicilio del demandante, de los hechos que
éste exponga y de sus circunstancias esenciales, de los documentos que acompañe y de las peticiones que formule.
218
Según José Ramón CAMIRUAGA, la única excepción que contempla el legislador al art. 39 del CPC, es la
notificación personal realizada en la oficina del secretario, puesto que este tipo de notificación exige para su validez
el consentimiento del notificado. En efecto, el art. 380 Nº 2 del COT establece, entre las funciones del secretario,
autorizar las providencias o resoluciones que sobre dichas solicitudes recayeren, y hacerlas saber a los interesados
que “acudieren a la oficina para tomar conocimiento de ellas”, anotando en el proceso las notificaciones que
hicieren, y practicar las notificaciones por el estado diario.
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b. REQUISITOS.
i. En cuanto al f u n c i o n a r i o c o m p e t e n t e , la notificación personal propiamente tal
puede ser practicada solamente por: el Secretario del tribunal, el cual puede delegar sus
funciones en el Oficial Primero de la Secretaría; y el Receptor. En caso de ausencia,
inhabilidad u otro motivo calificado del Receptor que debe practicar la notificación, el
tribunal puede designar como receptor a un empleado de la secretaría del mismo tribunal
para el sólo efecto de que practique esa determinada actuación (receptor ad-hoc). No
obstante lo anterior, existen organismos públicos que cuentan con funcionarios propios
para la práctica de las notificaciones, por ejemplo, el Consejo de Defensa del Estado; y en
algunos procedimientos especiales (de mínima cuantía), se posibilita que la notificación
personal se efectúe por personas que no revisten el carácter de ministros de fe, por
ejemplo, el art. 705 del CPC autoriza que la notificación se efectúe por medio de vecino
de la confianza del tribunal que sea mayor de edad y sepa leer y escribir, o por un
miembro del cuerpo de Carabineros.
ii. En cuanto al l u ga r y a l t i e mp o en que se debe efectuar esta notificación, hay que
tener presente el art. 41 del CPC, el cual establece los siguientes lugares y horarios para
notificar:
- En los lugares y recintos de libre acceso público, la notificación personal se podrá
efectuar en cualquier día y a cualquier hora, procurando causar la menor molestia
posible al notificado. En los juicios ejecutivos, no podrá efectuarse el requerimiento
de pago en público y, de haberse notificado la demanda en un lugar o recinto de libre
acceso público, se estará a lo establecido en el N° 1° del art. 443 (art. 41 inc. I del
CPC)
- Además, la notificación podrá hacerse en cualquier día, entre las seis y las veintidós
horas (no entre las ocho y veinte horas), en la morada o lugar donde pernocta el
notificado o en el lugar donde éste ordinariamente ejerce su industria, profesión o
empleo (por ejemplo, para el comerciante, lo será todo el establecimiento de comercio,
incluso las bodegas, fábricas, instalaciones o dependencias), o en cualquier recinto
privado en que éste se encuentre y al cual se permita el acceso del ministro de fe (art.
41 inc. II del CPC). La “morada o habitación” es el lugar en donde vive el notificado,
en donde está de asiento con cierta frecuencia; y el “lugar donde pernocta”, es el lugar
donde la persona pasa la noche.
- Igualmente, son lugares hábiles para practicar la notificación el oficio del secretario
(éste es en el único lugar en donde puede notificar el Secretario), la casa que sirva
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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para despacho del tribunal y la oficina o despacho del ministro de fe que practique la
notificación. Los jueces no podrán, sin embargo, ser notificados en el local en que
desempeñan sus funciones (art. 41 inc. IV del CPC). Según la doctrina, al utilizar la ley
la expresión “local”, ha querido referirse mediante ella al despacho del juez
exclusivamente, y no al resto de las oficinas que sirven de despacho al tribunal.
En este caso, como el inc. IV del art. 41 no estableció un periodo de tiempo específico
dentro del cual debe practicarse la notificación, hay que recurrir al art. 59 del CPC, que
señala que las actuaciones judiciales deben llevarse a cabo en días hábiles, entre las
ocho y veinte horas.
- Finalmente, el art. 42 del CPC señala que podrá el tribunal ordenar que se haga la
notificación en otros lugares que los expresados en el artículo anterior, cuando la
persona a quien se trate de notificar no tenga habitación conocida en el lugar en que
ha de ser notificada. Esta circunstancia se acreditará por certificado de un ministro
de fe que afirme haber hecho las indagaciones posibles, de las cuales dejará
testimonio detallado en la respectiva diligencia (y de que las indagaciones practicadas
han resultado infructuosas para determinar la habitación de la persona). En la práctica,
esta orden que expide el tribunal, a solicitud de parte, se conoce con el nombre de
habilitación de lugar.219
219
El legislador no estableció el lugar que debe habilitarse para efectuar la notificación; no obstante, la
jurisprudencia se ha inclinado por los sitios en donde habitualmente o por pública notoriedad, la persona se
encuentra o es posible encontrarla (por ejemplo, en el cine, en la fuente de soda, etc.). Sin embargo, el profesor
FORTTES recalca que esta norma se justificaba antes del año 1995, ya que antes de la reforma legal de dicho año, no
se permitía notificar en lugares públicos, y para ello se pedía la habilitación de un lugar público.
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220
Por lugar en que se ha practicado la notificación se entiende, evidentemente, alguno de aquellos que la ley
considera como lugares hábiles para la práctica de esta clase de notificaciones, y no la ciudad, villa o aldea en que se
ha efectuado la correspondiente actuación.
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a. CONCEPTO.
A esta forma de notificación se la conoce con varios nombres en doctrina: personal por
cédula, personal subsidiaria, personal sustitutiva, o personal por el art. 44 del CPC. El supuesto es
que se tiene que notificar personalmente a una persona, y ésta no se encuentra en su habitación o
en el lugar donde ejerce habitualmente su profesión o empleo, pero se encuentra en el lugar del
juicio (por tanto, no podrá ser aplicada a un individuo que está en el extranjero).
El art. 44 inc. I del CPC señala que si buscada en dos días distintos en su habitación, o en
el lugar donde habitualmente ejerce su industria, profesión o empleo, no es habida la persona a
quien debe notificarse, se acreditará que ella se encuentra en el lugar del juicio y cuál es su
morada o lugar donde ejerce su industria, profesión o empleo, bastando para comprobar estas
circunstancias la debida certificación del ministro de fe. Agrega el inc. II que establecidos
ambos hechos, el tribunal ordenará que la notificación se haga entregando las copias a que se
refiere el art. 40 a cualquiera persona adulta que se encuentre en la morada o en el lugar
donde la persona que se va a notificar ejerce su industria, profesión o empleo. Si nadie hay allí,
o si por cualquiera otra causa no es posible entregar dichas copias a las personas que se
encuentren en esos lugares, se fijará en la puerta un aviso que dé noticia de la demanda, con
especificación exacta de las partes, materia de la causa, juez que conoce en ella y de las
resoluciones que se notifican.
De acuerdo a lo anterior, la notificación personal subsidiaria se puede definir como
aquella que consiste en entregar copia íntegra de la resolución y de la solicitud en que haya
recaído, cuando sea escrita, a cualquier persona adulta que se encuentre en la morada o en el
lugar donde la persona que se va a notificar ejerce su industria, profesión o empleo, y en caso de
que nadie se encuentre allí o si por cualquier otra causa no es posible entregar dichas copias a las
personas que se encuentren en esos lugares, se deberá fijar en la puerta un aviso que dé noticia de
la demanda, con especificación exacta de las partes, materia de la causa, juez que conoce de ella
y de las resoluciones que se notifican.
b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
Para que tenga lugar esta forma de notificación, se analizarán los requisitos necesarios
que deben concurrir en orden cronológico.
i. Primero que todo, es necesario que el Receptor busque a la persona en dos días distintos,
en el lugar donde tiene su habitación (lugar donde vive), o en el lugar donde ejerce su
profesión, industria o empleo. La razón de que sean dos días distintos, es que puede
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suceder que quien se trata de notificar se encuentre fuera del lugar hábil precisamente los
mismos días de la semana (por ejemplo, todos los días miércoles); aún más, pese a que la
ley no lo ha establecido, la doctrina ha entendido que las dos búsquedas deben practicarse
en horas diversas.
ii. Una vez que el Receptor encargado de la diligencia ha buscado a la persona que se trata
de notificar por dos días distintos, debe certificar en autos (en el expediente) las
siguientes circunstancias:
- La efectividad de que buscó en dos días distintos en su habitación o en el lugar donde
habitualmente ejerce su industria, profesión o empleo, a la persona a quien se debe
notificar.
- Debe acreditar que la persona se encuentra en el lugar del juicio, esto es, según el
profesor FORTTES, el lugar donde tiene competencia el tribunal que conoce de la causa.
- Y debe certificar cuál es su morada o habitación, o el lugar donde ejerce su industria,
profesión o empleo, bastando para comprobar estas circunstancias, la debida
certificación del ministro de fe (por ejemplo, el Receptor debe averiguarlo
preguntando a vecinos, al cartero, etc.).
iii. Una vez que han sido certificados estos hechos, el tribunal que conoce de la causa, debe
ordenar esta forma de notificación mediante una resolución. El profesor FORTTES recalca
que para que el juez dicte resolución, es necesario que alguien lo solicite (normalmente es
el demandante), ya que no es algo que opera automáticamente; y en caso de solicitarse, el
juez revisará el expediente, certificará que están las búsquedas, y que la persona está en el
lugar del juicio.
iv. Luego viene la notificación misma ¿Cómo se realiza esta notificación? Aquí hay que
analizar distintos aspectos: en cuanto a las h o ra s y l o s d í a s , hay que acudir a la regla
general de las actuaciones judiciales, por ende, sólo se puede realizar en días y horas
hábiles (de 08: 00 a 20:00 horas); en relación al lu ga r , éste es el que certificó el
Receptor, ya sea la morada o el lugar en donde la persona ejerce su empleo; y en cuanto
a la f o r ma d e p r o c e d e r , hay que distinguir, pues la comunicación en que ella consiste
puede realizarse de dos modos:
- De un modo principal, mediante la entrega de la copia íntegra de la resolución y de la
solicitud en que hubiere recaído, a la persona adulta que se encuentre en la habitación
o lugar en donde el notificado ejerce su empleo, profesión o industria.221
- De un modo subsidiario al principal, mediante la fijación de un aviso en la puerta que
dé noticia de la demanda, y que especifique en forma exacta a las partes, la materia de
221
Persona adulta significa, conforme a los arts. 26 y 55 del CC, todo individuo de la especie humana, cualquiera que
sea su estirpe o condición, que siendo varón haya cumplido 14 años, o que siendo mujer, haya cumplido 12; es decir,
que no sea impúber y, por tanto, incapaz absoluto en razón de la edad (no hay que confundir persona adulta con
mayor de edad). La ley exige la calidad de adulto o de púber en la persona que recibe las copias, con el objeto de
asegurarse de que ellas lleguen a manos del notificado, pues el legislador presume que dichas personas tienen el
suficiente discernimiento para darse cuenta de la importancia del acto en que intervienen, a pesar de ser incapaces
relativos para los actos civiles.
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la causa, el juez que conoce de ella, y de las resoluciones que se notifican; esto en caso
de que no haya nadie en la morada o en el lugar donde ejerce habitualmente su
profesión el notificado, o si por cualquiera otra causa (distinta a la ausencia) no es
posible entregar dichas copias a las personas que se encuentren en esos dos lugares
(por ejemplo, si la persona es impúber, o siendo adulta se niega a recibir las copias o
impide la entrada al ministro de fe encargado de practicar la notificación). En la
práctica, la fijación del aviso en la puerta, es efectuada por el ministro de fe lanzando
por debajo de la puerta las mismas copias que no pudo entregar.
- Luego, de acuerdo al inc. III del art. 44, en caso que la morada o el lugar donde
pernocta o el lugar donde habitualmente ejerce su industria, profesión o empleo, se
encuentre en un edificio o recinto al que no se permite libre acceso, el aviso y las
copias se entregarán al portero o encargado del edificio o recinto, dejándose
testimonio expreso de esta circunstancia.
Lo que esta norma establece es una verdadera ficción legal, puesto que se da por
notificada a una persona que ni siquiera se le ha encontrado. En efecto, el conocimiento
de la notificación se presume producido de alguno de los siguientes modos: por la
recepción indirecta de la copia íntegra de lo que debe ser notificado; o por el sólo hecho
de la fijación del aviso que dé noticia de lo que debe ser notificado.
vi. Una vez cumplidos estos trámites (entrega de copias o fijación de aviso, y envío de carta
certificada) el Receptor debe:
- Dejar constancia de la diligencia en el proceso. En efecto, el art. 45 del CPC dispone
que la diligencia de notificación, en el caso del artículo precedente, se extenderá en la
forma que determina el art. 43, siendo obligada a subscribirla la persona que reciba
las copias, si puede hacerlo, dejándose testimonio de su nombre, edad, profesión y
domicilio. A su vez, el art. 43 del CPC señala que la notificación se hará constar en el
proceso por diligencia que subscribirán el notificado y el ministro de fe, y si el
primero no puede o no quiere firmar, se dejará testimonio de este hecho en la misma
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a. CONCEPTO.
Es aquella que consiste en la entrega que hace el ministro de fe de una cédula en el
domicilio del notificado, la cual contiene copia íntegra de la resolución que se trata de notificar y
los datos necesarios para su acertada inteligencia. Los “datos necesarios para su acertada
inteligencia” son: el número de rol del proceso, la identificación del proceso según la clase de
juicio, el nombre de las partes, y el tribunal ante el cual se sigue el proceso. Generalmente estos
datos son estampados por el receptor en el margen superior izquierdo de la copia de la resolución
que se notifica.
b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
Al respecto, hay que señalar que se aplican los requisitos comunes a toda notificación, sin
perjuicio de que tenga que cumplir con requisitos propios o específicos. En concreto estos
requisitos son:
222
Cabe decir que son excepcionalísimas las actas en que aparece la firma de la persona que ha recibido las copias
indicadas y, en la práctica, y por razones de evidente comodidad, se suele agregar una cláusula que ha pasado a
formar parte de toda diligencia de esta clase, que señala: “... entregué las copias correspondientes a una persona
adulta que no quiso firmar”.
223
El profesor LUHRS, siguiendo a CASARINO, continúa con el estudio de la notificación por avisos, a la cual
denomina notificación personal por medio de avisos en los diarios o periódicos. Pero el profesor FORTTES las
analiza después de las notificaciones por cédula, pues la notificación por avisos es sustitutiva tanto de la notificación
personal, como de la notificación por cédula.
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224
Según el profesor FORTTES, a pesar de que la sanción opera de pleno derecho, se debe pedir al tribunal que la
aplique. Por otra parte, la jurisprudencia ha señalado que esta sanción no sólo es procedente cuando no se ha
designado domicilio, sino también cuando esta designación es incompleta o incorrecta (en un lugar distinto a los
señalados en el art. 49 del CPC); además, ha señalado que la designación de domicilio atribuida por el demandante o
por el demandado, a su contraparte en los escritos fundamentales, y no contradicha o desvirtuada por ésta, produce
idénticos efectos que si ella hubiere sido efectuada por la parte misma; así, por ejemplo, si el demandante en la
demanda individualiza al demandando por su nombre, apellido, profesión y domicilio, y éste, al contestar, nada dice
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¿Qué ocurre con el litigante rebelde en esta situación? Se ha discutido si esta sanción se
aplica sólo al litigante que efectúa una gestión judicial y no designa domicilio o, además,
al litigante cuyos trámites se dan por evacuados en su rebeldía. El profesor José Ramón
CAMIRUAGA sostiene que si el litigante rebelde es el demandado, no se le debe aplicar la
sanción del art. 53 del CPC, ya que esa aplicación vendría a agravar desconsideradamente
su situación en el proceso (indefensión), además, la no aplicación de la sanción no
produce un gran retardo en la marcha del juicio, ya que son contadas las resoluciones que
deben ser notificadas por cédula legalmente; pero si el litigante rebelde es el demandante,
se le debe aplicar la sanción del art. 53 del CPC, porque además de no existir a su respecto
el riesgo de su indefensión, es precisamente a éste a quien corresponde individualizarse
en su primera gestión judicial, no siendo carga del demandado individualizarlo. Sin
embargo, según el profesor FORTTES, al litigante rebelde sin distinciones, se le debería
notificar por el estado diario (como sanción), porque tuvo la posibilidad de defenderse y
no lo hizo; asimismo, la jurisprudencia últimamente ha tendido a uniformarse en el
sentido de que al litigante rebelde (sea demandante o demandado) también se le debe
aplicar esta sanción, puesto que la rebeldía implica dar por evacuado el trámite de que se
trata para todos los efectos legales, incluso para la falta de designación de domicilio.
iv. En cuanto a la forma de practicarse la notificación, el art. 48 inc. II del CPC señala que las
cédulas se entregarán por un ministro de fe en el domicilio del notificado, en la forma
establecida en el inc. II del art. 44, esto es, en la forma establecida para el caso de la
notificación personal subsidiaria o por cédula, por ende, se entrega la cédula (especie de
pliego) a la persona adulta que se encuentre en la morada de la persona que se debe
notificar o en el lugar donde ésta ejerce su industria, profesión o empleo (modo
principal); y si ello no fuera posible, se debe dejar en la puerta un aviso que dé noticia de
la resolución que debe notificarse y de los datos para su acertada inteligencia (modo
subsidiario)225. Por lo tanto, el conocimiento de la notificación se presume por la
recepción indirecta de lo que debe ser notificado (pues la copia no la recibe directamente
quien debe ser notificado); o por el sólo hecho de la fijación del aviso que dé noticia de lo
que debe ser notificado.
v. Con posterioridad a la notificación, conforme a la primera parte del art. 48 inc. III del CPC,
el ministro de fe pondrá en los autos testimonio de la notificación (que ha realizado la
notificación por cédula) con expresión del día y lugar, del nombre, edad, profesión y
domicilio de la persona a quien se haga la entrega, esto, en caso de que la notificación se
haya hecho de modo principal, pues en caso contrario, se deberá señalar que la
notificación se verificado mediante aviso en la puerta del notificado. También se debe
dejar constancia de la firma de la persona que recibe la cédula, o en su defecto, expresión
del hecho de que la persona que recibió la cédula no pudo o no quiso firmar el documento
en que consta la cédula; y por último, es necesaria la firma del ministro de fe que practicó
la notificación por cédula, en el documento en que ella consta. Estos dos últimos
requisitos si bien no están establecidos en el art. 48 del CPC, son una aplicación de la regla
sobre su domicilio, para los efectos de la notificación por cédula, debe considerarse como tal el domicilio que le
asignó el demandante y que no mereció observación alguna de parte del demandado.
225
En la práctica, la entrega y/o fijación del aviso en la puerta del domicilio de quien debe ser notificado, es
efectuada por el ministro de fe lanzando por debajo de la puerta las mismas copias que no pudo entregar. Y el
domicilio, por regla general, corresponde a la oficina del mandatario judicial designado por la parte.
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general que para toda actuación judicial establece el art. 61 del CPC, al prescribir que de
toda actuación deberá dejarse testimonio escrito en el proceso, con expresión del lugar,
día, mes y año en que se verifique, de las “formalidades con que se haya procedido”, y
de las demás indicaciones que la ley o el tribunal dispongan; agrega el inc. II que a
continuación y previa lectura, firmarán todas las personas que hayan intervenido; y si
alguna no sabe o se niega a hacerlo, se expresará esta circunstancia; finaliza el inc. III
señalando que la autorización del funcionario a quien corresponda dar fe o certificado
del acto es esencial para la validez de la actuación.226
226
Cabe decir que en la actualidad no es procedente que el ministro de fe de aviso de la notificación por cédula que
acaba de practicar al notificado dirigiéndole con tal objeto carta certificada por la oficina respectiva de correo, pues
se derogó ese trámite mediante una modificación introducida en el año 1989.
311
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227
En segunda instancia, como sabe, en virtud del art. 221 inc. I del CPC, todas las resoluciones que dicten los
tribunales de alzada, por regla generalísima, deben ser notificadas por el estado. Sin embargo, se ha presentado la
cuestión de si la comparecencia personal a estos tribunales debe ser notificada por el estado o por cédula. La
jurisprudencia se ha inclinado por aplicar preferentemente el art. 48 (notificación por cédula) y no el art. 221.
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b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
i. Primero que todo, es necesario que se den los supuestos para que proceda esta clase de
notificación. De conformidad con el art. 54 inc. I del CPC, estos casos son:
- Cuando haya de notificarse personalmente o por cédula a personas cuya individualidad
sea difícil de determinar ¿En qué situación puede darse una individualización difícil de
determinar? El profesor FORTTES señala que tradicionalmente se menciona como
ejemplo a los herederos de una herencia no aceptada; pero al profesor esto no le queda
del todo claro, porque de todas maneras en la demanda hay que individualizar al
demandado.
- Cuando haya de notificarse personalmente o por cédula a personas cuya residencia sea
difícil de determinar. Esta situación se da más en la práctica, por ejemplo, el caso del
demandado que se fuga (se cambia de casa). En la demanda siempre se va a tener que
señalar el domicilio del demandado, pero si no se encuentra, puede proceder esta
forma de notificación.228
- Cuando haya de notificarse personalmente o por cédula a personas que por su número
dificulten considerablemente la práctica de la diligencia. Este caso también se ve en la
228
¿Es posible notificar por aviso a una persona que se encuentra en el extranjero? El profesor FORTTES señala que
no, porque en este caso se debe pedir un exhorto internacional. Sin embargo, en un fallo de 1985 la CS aceptó
notificar por aviso a una persona que estaba en el extranjero, argumentando que el art. 54 del CPC habla de “personas
cuya residencia sea difícil de determinar”, sin distinguir si es fuera o dentro del territorio nacional; no obstante, el
profesor no cree que esto signifique un cambio de criterio.
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práctica, pues resultaría muy oneroso (pues habría que pagar por cada notificación) y
lenta la notificación de varias personas (por ejemplo, de comuneros).
ii. En segundo lugar, de conformidad con el art. 54 inc. II del CPC, para autorizar esta forma
de notificación, y para determinar los diarios o periódicos en que haya de hacerse la
publicación y el número de veces que deba repetirse, el cual no podrá bajar de tres,
procederá el tribunal con conocimiento de causa. De esta disposición se desprenden los
siguientes requisitos:
- En primer lugar, es indispensable que exista una resolución judicial previa que ordene
esta forma de notificación; y el tribunal, para ordenarla, tiene que proceder con
conocimiento de causa. La frase “con conocimiento de causa” significa que el tribunal
antes de decretar esta forma de notificación, debe cerciorarse y asegurarse de la
efectividad de que concurren las circunstancias que la autorizan por todos los medios
legales que tenga a su alcance, es decir, que efectivamente se trate de personas cuya
individualización o residencia sea difícil de determinar, o que debido a su número de
sea dificultosa realizarla. CASARINO señala que esto se acredita por los antecedentes
acompañados, o por medio de oficios enviados al Registro Civil, a Carabineros, a
Investigaciones, a la Superintendencia de Bancos, Superintendencia de AFP, Registro
Electoral, etc.; o por la información sumaria de testigos si ello no basta.
- La resolución que ordena notificar una resolución por medio de avisos, debe indicar y
determinar, a su vez: el número de veces que se deben publicar los avisos, que no
puede bajar de tres; los periódicos en que se deba hacer la publicación, los cuales
deberán ser del lugar en que se sigue la causa, o de la cabecera de la provincia, o de la
capital de la región si allí no los hay (requisito de lugar); y de acuerdo al art. 54 inc. III
del CPC, cuando la notificación hecha por este medio sea la primera de una gestión
judicial, será necesario, además, para su validez, que se inserte el aviso en los
números del Diario Oficial correspondientes los días primero o quince de cualquier
mes, o al día siguiente, si no se ha publicado en las fechas indicadas.229
iii. Los avisos publicados en los periódicos que señala el tribunal, de acuerdo al art. 54 inc. I
del CPC, contendrán los mismos datos que se exigen para la notificación personal (copia
íntegra de la resolución y de la solicitud en que recae, si es escrita), pero si la publicación
en esta forma es muy dispendiosa, atendida la cuantía del negocio, podrá disponer el
tribunal que se haga en extracto redactado por el secretario.
iv. ¿Qué pasa con los requisitos de tiempo? Se ha planteado duda al respecto, pero el
profesor Forttes se inclina porque la notificación deba ser realizada en días y horas
hábiles, por ser la regla general de las actuaciones judiciales.
v. CASARINO dice que, aun cuando la ley no lo establece expresamente, como la notificación
es una actuación judicial, se debe dejar constancia de ella en el expediente, con expresión
del lugar, día, mes y año en que se verifique, de las formalidades con que se haya
procedido, y de las demás indicaciones que la ley o el tribunal dispongan. La manera
229
El profesor FORTTES señala que el mismo juez que autoriza la notificación, es quien debe determinar en qué
diario o periódico se hará la publicación. Y cuando se ha hecho la publicación en diarios de muy escasa circulación,
a veces se ha declarado nula la notificación.
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práctica de hacer esto, es que la parte que ha solicitado esta forma de notificación,
acompañe los diarios en que se han hecho las publicaciones, y pida al tribunal que el
Secretario certifique la efectividad de ellas. Luego, el secretario deberá pegar en el
proceso un recorte del diario correspondiente, certificando la fecha en que tales avisos se
publicaron.
a. CONCEPTO.
Según el profesor FORTTES, la notificación por el estado diario es una forma ficta de
notificación que consiste en dar aviso de la dictación de una resolución judicial, en un listado o
nómina (estado) que contiene el rol del proceso o causa de que se trata, y que se expone a vista
de todos en el tribunal.
Como señala la definición, la notificación por el estado constituye una simple ficción
legal, ya que el conocimiento de la resolución se presume conocido por el sólo hecho de la
inclusión en el estado, del número de la resolución que debe ser notificada. Aquí no se notifica la
resolución misma, sino el hecho de haberse dictado una resolución en ese proceso, y como la
lectura del estado diario no le permite imponerse al notificado del contenido de la resolución que
se ha pronunciado, si desea conocerla, debe trasladarse al tribunal y examinar personalmente los
autos (el expediente). Debido a ello, este tipo de notificación, de acuerdo al mensaje del CPC,
implica una vigilancia activa en el proceso.
b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
i. En cuanto al lugar en que se notifica, el art. 50 inc. III del CPC dispone que los estados se
mantendrán durante tres días en un lugar accesible al público (generalmente en la
secretaría del tribunal), cubiertos con vidrios o en otra forma que impida hacer
alteraciones en ellos; y, encuadernados por orden rigoroso de fechas, se archivarán
mensualmente.
ii. En cuanto al funcionario competente, hay que recordar que la confección del estado
diario, en las secretarías de los tribunales, es una de las funciones que la ley asigna a los
Secretarios respectivos.
iii. En relación al tiempo, lo normal es que la notificación se haga el mismo día en que se
dicte la resolución, es decir, en días y horas hábiles, pues las resoluciones también son
actuaciones judiciales ¿Es posible notificar por el estado diario resoluciones de fechas
anteriores que no hubiesen sido notificadas de ninguna otra forma legal? Actualmente se
acepta esta posibilidad, siempre que el tribunal así lo ordene, pero sólo tratándose de
resoluciones que debían originalmente ser notificadas por el estado diario.230
230
Esto ocurre en el proceso penal, pues los intervinientes, en el juico oral, se entienden notificados en el acto, pero
de ello igualmente debe dejarse constancia en el estado diario, por si alguno de ellos no concurre a la audiencia.
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- En primer lugar, se debe confeccionar el estado. Al respecto, el art. 50 inc. II del CPC
señala que se encabezará el estado con la fecha del día en que se forme, y se
mencionarán por el número de orden que les corresponda en el rol general, expresado
en cifras y en letras, y además por los apellidos del demandante y del demandado o de
los primeros que figuren con dicho carácter si son varios, todas las causas en que se
haya dictado resolución en aquel día, y el número de resoluciones dictadas en cada
una de ellas. Se agregará el sello y firma del secretario. Es decir, a cada causa que se
incluye en el estado, se le debe mencionar por el número de orden que le corresponda
en el rol general y, además por los apellidos del demandante y del demandado.
Consecuente con lo anterior, el art. 51 del CPC dice que para los efectos de la
notificación por el estado, a todo proceso que se inicie se le debe asignar un número
de orden en la primera resolución que se dicte y con él figurará en el rol del tribunal,
hasta su terminación.
- Posteriormente, se debe mencionar en las causas que se encuentran en el estado
individualizadas por su rol y apellido de las partes, el número de resoluciones que se
hayan dictado. En caso que se omitan estas inclusiones, por cualquiera circunstancia, y
se desee notificar la resolución omitida por el estado, será necesario que una
resolución judicial previa y posterior así lo ordene.
.
- Luego, es necesario dejar constancia en el proceso (mediante un timbre) de haberse
practicado esta forma de notificación. En efecto, el art. 50 inc. IV del CPC señala que de
las notificaciones hechas en conformidad a este artículo, se pondrá testimonio en los
autos. Los errores u omisiones en dicho testimonio no invalidarán la notificación y
sólo serán sancionados con multa de media a una UTM, a petición de parte o de oficio;
en cambio, la infracción en las formalidades que deben observarse en la formación,
fijación y mantención de los estados, por su carácter esencial, según CASARINO,
invalidarían la correspondiente notificación (por ejemplo, se incluye en el estado una
causa con error en el número de rol).
- Hoy no se requiere aviso enviado a las partes de haberse notificado una resolución por
el estado, aunque en la práctica se avise por e-mail
prueba o que ordenen la comparecencia personal de las partes), respecto de las partes que
no hayan hecho la designación a que se refiere el art. 49 (designación de domicilio en su
primera gestión judicial) y mientras ésta no se haga. Agrega el inc. II que esta
notificación se hará sin necesidad de petición de parte y sin previa orden del tribunal.
iii. El estado diario también se utiliza para que las partes litigantes puedan imponerse del
hecho de haberse dictado una sentencia definitiva. En efecto, el art. 162 inc. final del CPC
dice que los secretarios anotarán en el estado a que se refiere el art. 50, el hecho de
haberse dictado sentencia definitiva, el día de su dictación y envío de aviso a las partes.
Estas diligencias no importan notificación y no se aplicarán a las resoluciones que
recaigan en los actos judiciales no contenciosos. La razón de poner en conocimiento a las
partes la dictación de una sentencia definitiva, es para que procuren su notificación legal,
ya sea por cédula (sentencias definitivas de única o primera instancia) o por el estado
(sentencias definitivas de segunda instancia).
a. CONCEPTO.
Es aquella que opera en el caso de que la parte, a quien afecte una resolución, haga en el
juicio cualquier gestión que suponga conocimiento de ésta, sin haber antes reclamado la falta o
nulidad de la notificación. En efecto, el art. 55 inc. I del CPC dispone que aunque no se haya
verificado notificación alguna o se haya efectuado en otra forma que la legal, se tendrá por
notificada una resolución desde que la parte a quien afecte haga en el juicio cualquiera gestión
que suponga conocimiento de dicha resolución, sin haber antes reclamado la falta o nulidad de
la notificación.
El profesor FORTTES dice que es una forma de notificación tácita, ya que opera cuando la
parte a la cual se debe notificar una resolución judicial, realiza una actuación o gestión que
supone o presume conocimiento de ella, entendiéndose entonces notificada, aun cuando no se
haya efectuado notificación alguna, o se hubiese efectuado una distinta de la legal. Esto reviste
una importancia fundamental dentro del proceso, pues tiende a obtener la rapidez en la
tramitación, evitando incidentes extemporáneos sobre la falta de notificación o de validez de la
misma. Y, por otro lado, esto es una manifestación del principio de probidad procesal, pues si se
realiza un acto que supone el conocimiento de una resolución, no se puede alegar luego la
nulidad.
b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
i. En primer lugar, es necesario que la resolución no haya sido notificada a la parte, o bien,
que se le haya notificado en forma diversa a la dispuesta por la ley. Por ejemplo, no se
notifica la resolución que provee la demanda; o se notifica una sentencia definitiva de
primera instancia por el estado diario (siendo que debía notificarse por cédula).
ii. Que la parte haya efectuado cualquier gestión en el proceso que suponga conocimiento de
la resolución. Por ejemplo, se dicta una sentencia definitiva de primera instancia en un
proceso que acoge la demanda, y se le notifica por el estado diario al demandado, y éste,
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Es aquella que la ley tiene por notificada a la parte que solicitó la nulidad de una
notificación, desde que se le notifica la sentencia que acoge tal solicitud. En efecto, el art. 55 inc.
II del CPC señala que asimismo, la parte que solicitó la nulidad de una notificación, por el solo
ministerio de la ley, se tendrá por notificada de la resolución cuya notificación fue declarada
nula, desde que se le notifique la sentencia que declara tal nulidad. En caso que la nulidad de la
notificación haya sido declarada por un tribunal superior, esta notificación se tendrá por
efectuada al notificársele el "cúmplase" de dicha resolución.
El momento que contempla el legislador para la notificación de la resolución, difiere
según si se está ante una notificación declarada nula por un tribunal de primera o única instancia,
o por un tribunal superior. Pues si la notificación es declarada nula por un tribunal de primera o
única instancia, la parte se entiende notificada desde que se le notifique la sentencia que declara
tal nulidad; y si la notificación es declarada nula por un tribunal superior, se tiene la parte por
notificada una vez que el tribunal de primera instancia notifica el “cúmplase” del fallo del
tribunal superior.
La razón de esta notificación es lógica, pues si se pide la nulidad de la notificación, se
está renunciando a la notificación tácita; pero ello implica que el solicitante se enteró de la
resolución, con lo cual, sería ilógico tener que repetir la notificación, conforme al principio de
economía procesal.
CASARINO señala que las notificaciones especiales o extraordinarias son aquellas que se
encuentran en disposiciones dispersas del CPC (que no sea el Libro I) o en leyes especiales, y que
establecen notificaciones para casos particulares y que se alejan, en cuanto a su forma, de las
normas generales sobre ellas. Ejemplos de estas notificaciones son:
i. La notificación por carta certificada. En general, la carta certificada se caracteriza
porque la recepción y la entrega quedan registradas en el correo y, además, porque la
entrega al destinatario se realiza en forma personal a través de un cartero231. Para su
entrega se realizan tres intentos, y si el cartero no encuentra al destinatario, el envío
permanece 30 días en la sucursal más cercana al domicilio; y cumplido este plazo, la
carta es devuelta al remitente.
231
Se diferencia de la carta normal, pues ésta puede ser depositada en cualquier buzón, agencia o sucursal del
correo, y si bien su entrega se realiza a través de carteros, es entregada en el domicilio particular indicado o es
dejada bajo puerta
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En general, en las leyes especiales se señala que se entiende practicada este tipo de
notificación después de tres o cinco días desde que la carta certificada se envía (lo cual
consta por el timbre de correo), por tanto, las leyes asumen que la carta no llega el mismo
día que se manda. Un ejemplo lo constituyen las copias íntegras de las resoluciones que
emanan de los Juzgados de Policía Local.
ii. En los procedimientos ante los jueces de familia se encuentran varias formas de
notificación especial. Así, de conformidad con el art. 23 inc. III de la Ley de Tribunales
de Familia, cuando la demanda deba notificarse a persona cuya individualización o
domicilio sean difíciles de determinar, el juez dispondrá que se practique por cualquier
medio idóneo que garantice la debida información del notificado, para el adecuado
ejercicio de sus derechos; agrega el inc. IV que la notificación de la sentencia definitiva
se hará por carta certificada, pero excepcionalmente, y por resolución fundada, el juez
podrá ordenar que la notificación se practique por personal de Carabineros o de la
Policía de Investigaciones. Por último, el inc. final del art. 23 dispone que los
patrocinantes de las partes, en la primera actuación que realicen en el proceso, deberán
indicar otra forma de notificación que elijan para sí, que el juez califique como expedita
y eficaz, bajo apercibimiento de serles notificadas por el estado diario todas las
resoluciones que se dicten en lo sucesivo en el proceso.
iii. En materia procesal penal, la regla es que las notificaciones de las resoluciones
pronunciadas en las audiencias judiciales se entienden notificadas a los intervinientes en
el procedimiento que hubieren asistido o debido asistir a las mismas; de estas
notificaciones se debe dejar constancia en el estado diario, pero su omisión no invalidará
la notificación, sin perjurio de que los interesados pueden pedir copias de los registros en
que constaren estas resoluciones. Pero cualquier interviniente en el procedimiento puede
proponer para sí otras formas de notificación, que el tribunal podrá aceptar si, en su
opinión, resultaren suficientemente eficaces y no causaren indefensión (por ejemplo,
notificación por e-mail).
iv. Conforme al art. 629 del CPC, en los juicios arbitrales las notificaciones se deben hacer
personalmente o por cédula, salvo que las partes unánimemente acuerden otra forma de
notificación
F. L AS RESOLUCIONES JUDICIALES .
1. CONCEPTO Y REGULACIÓN.
Las resoluciones judiciales se encuentran reguladas en el Título XVII (“De las
resoluciones judiciales”) del Libro I (“Disposiciones comunes a todo procedimiento”) del CPC
(arts. 158 a 185); y supletoriamente por el Título VII (“De las actuaciones judiciales”) del mismo
Libro, por tratarse de actuaciones judiciales.
La ley no define lo que son las resoluciones, el legislador simplemente se preocupa de
regular algunos aspectos fundamentales de estas actuaciones judiciales, estableciendo normas
sobre su formalidad, clasificaciones, las formas de notificarse, y los efectos emanados de ellas.
Por tanto, siguiendo a CASARINO se puede decir que la resolución judicial es una actuación
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judicial que emana del tribunal, destinada a substanciar o a fallar la controversia materia del
juicio.
Cabe decir que las resoluciones son las actuaciones judiciales más importantes dentro del
proceso, pues en ellas se manifiesta la función de juzgar, que es lo más propio de la jurisdicción.
320
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Por último, a pesar de la claridad de redacción del art. 158 del CPC, ésta clasificación
presenta dificultades en su aplicación práctica (críticas), esto porque:
- Existen resoluciones judiciales que no es posible encasillar en alguno de los cuatro
tipos de resoluciones que contempla esta clasificación. Por ejemplo, la resolución que
falla un recurso de casación; la que falla un recurso de inaplicabilidad; el despáchese.
- El mismo CPC en algunas ocasiones no respeta su clasificación, porque denomina a
algunas resoluciones judiciales erradamente. Por ejemplo, la resolución que recibe la
causa de prueba, toda la doctrina concuerda que es una sentencia interlocutoria, sin
embargo, el CPC la denomina auto.232
- Según el profesor FORTTES, se incluyen dentro de la clasificación a actos procesales
232
Por estas razones CASARINO señala que hay que rechazar la forma externa que pueda revestir una resolución
judicial (su denominación), atendiendo exclusivamente a su naturaleza intrínseca. Por ejemplo, puede acontecer que
el juez, proveyendo una demanda, coloque en la resolución la expresión: “como se pide”; pese a su simplicidad y
falta de formalidades, dicha resolución es una sentencia definitiva. A la inversa, puede también suceder que ese
mismo juez, proveyendo la demanda, estampe diversas y largas consideraciones para justificar que es competente,
que la demanda en cuestión debe someterse a los trámites del juicio ordinario, y termine declarando que se confiere
traslado de ella al demandado; no obstante su complejidad en la forma, dicha resolución es un simple decreto.
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a. CONCEPTO.
De acuerdo al art. 158 inc. final del CPC, se llama decreto, providencia o proveído el que
sin fallar sobre incidentes o sobre trámites que sirvan de base para el pronunciamiento de una
sentencia, tiene sólo por objeto determinar o arreglar la sustanciación del proceso. A su vez, el
art. 70 inc. III del COT formula otra definición al decir que se entienden por providencias de mera
sustanciación las que tienen por objeto dar curso progresivo a los autos, sin decidir ni prejuzgar
ninguna cuestión debatida entre partes.
Por lo tanto, los decretos sólo tienen por objeto dar curso progresivo o impulsar el
proceso, y jamás resolver el fondo de un asunto accesorio o principal. En efecto, de acuerdo al
art. 29 inc. I del CPC, el proceso se va formando con los escritos, documentos y actuaciones de
toda especie que se presenten o verifiquen en el juicio; una de estas actuaciones son,
precisamente, las resoluciones judiciales, y la resolución más importante que hace avanzar el
proceso, es el decreto.
En estas resoluciones no hay controversia, sólo hay trámite; pues el tribunal va
conectando las peticiones de las partes para que avance la solución de la controversia, sin decidir
nada (muchas de estas resoluciones las tienen ya escritas, y llegado el momento, se timbran).
Ejemplos de decretos, son los siguientes: la resolución del juez que, proveyendo la demanda en
el juicio ordinario de mayor cuantía, confiere traslado de ella al demandado; la resolución del
juez que, proveyendo un escrito de excepciones dilatorias, confiere traslado de ellas al
demandante; la resolución del juez que, proveyendo la demanda en el juicio sumario, cita a las
partes a comparendo de contestación; aquella resolución que fija el día y la hora para la
inspección personal del tribunal; aquella que aprueba la proposición de día y hora para la
práctica del peritaje, etc.
322
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Los decretos son susceptibles del recurso de reposición. Así se desprende del art.
181 del CPC que señala que los autos y decretos firmes se ejecutarán y mantendrán desde que
adquieran este carácter, sin perjuicio de la facultad del tribunal que los haya pronunciado para
modificarlos o dejarlos sin efecto, si se hacen valer nuevos antecedentes que así lo exijan.
Agrega el inc. II que aun sin estos antecedentes, podrá pedirse, ante el tribunal que dictó el auto
o decreto, su reposición, dentro de cinco días fatales después de notificado. El tribunal se
pronunciará de plano y la resolución que niegue lugar a esta solicitud será inapelable; sin
perjuicio de la apelación del fallo reclamado, si es procedente el recurso.233
Excepcionalmente procede el recurso de apelación en contra de un decreto, pues
conforme al art. 188 del CPC los autos y decretos no son apelables cuando ordenen trámites
necesarios para la substanciación regular del juicio; pero son apelables cuando alteran dicha
substanciación o recaen sobre trámites que no están expresamente ordenados por la ley. Esta
apelación sólo podrá interponerse con el carácter de subsidiaria de la solicitud de reposición y
para el caso que ésta no sea acogida. En consecuencia, jamás proceden los recursos de
casación, ni menos el recurso de revisión.
3.2. EL AUTO.234
El art. 158 inc. IV del CPC, dice que se llama auto la resolución que recae en un incidente
no comprendido en el inciso anterior. Por lo tanto, relacionando esta definición con el inciso
anterior que define a la sentencia interlocutoria, se puede decir que auto es la resolución que
recae en un incidente, sin establecer derechos permanentes a favor de las partes, o sin resolver
sobre algún trámite que deba servir de base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva o
interlocutoria (CASARINO). A su vez, el profesor ALFARO señala que los autos son aquellas
resoluciones judiciales que resuelven un incidente sin establecer derechos permanentes a favor
de las partes; puesto que el inc. IV del art. 158 del CPC sólo se remite a los incidentes, y la
segunda parte del inc. III no es un incidente, es decir, una cuestión accesoria a la principal.
Ejemplos de autos son: la resolución que se pronuncia sobre el privilegio de pobreza, ya
que no establece derechos permanentes a favor de una de las partes (según otros es una sentencia
interlocutoria); la resolución que recae sobre una medida precautoria, puesto que dichas medidas
233
En materia procesal penal, el ámbito de aplicación del recurso de reposición es más amplio, pues el art. 362 inc. I
del CPP señala que de las sentencias interlocutorias, de los autos y de los decretos dictados fuera de audiencias,
podrá pedirse reposición al tribunal que los hubiere pronunciado.
234
Hay que recordar que el proceso se conoce en la práctica con el término auto; de suerte que al hablar de autos,
bien se puede estar refiriendo a una determinada resolución judicial, como al mismo expediente (materialidad).
323
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235
ORELLANA señala que son las resoluciones más excepcionales en un procedimiento y cuesta encontrar ejemplos
de ellas. Agrega, que en una futura modificación del CPC debieran eliminarse, dejando sólo a las sentencias
interlocutorias como resoluciones que se pronuncien sobre incidentes.
236
La locución interlocutoria proviene del latín interloqui, que significa: lo que se dice en el intermedio. Esta
resolución, pues, el juez la pronuncia en el transcurso del pleito.
324
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237
El profesor LUHRS señala que para saber si se está ante una sentencia interlocutoria de primera clase o no, hay
que analizar dos cosas: si se ha resuelto un incidente, lo cual se sabe si a la solicitud se le dio trámite incidental (con
audiencia), pero el problema está en las figuras a las que se les da tramitación incidental y que no son incidentes; y
en segundo lugar, si crean o no derechos permanentes para las partes, es decir, que entran al patrimonio y no pueden
sacarse de él.
238
El profesor LUHRS recalca que si la resolución que recibe un incidente a prueba sirve de base para el
pronunciamiento de un auto, entonces es un mero decreto.
239
No obstante, hay ciertas y determinadas sentencias interlocutorias que, aun cuando no ponen término al juicio o
hacen imposible su continuación, son susceptibles de casación en la forma; se trata de sentencias interlocutorias de
325
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ALFARO agrega que esta clasificación también es importante para efectos del recurso de queja, el
cual sólo procede cuando la falta o abuso se comete en una sentencia definitiva o interlocutoria
que pone término al juicio o hace imposible su continuación.
Art. 766. El recurso de casación en la forma se concede contra las sentencias definitivas, contra las interlocutorias
cuando ponen término al juicio o hacen imposible su continuación y, excepcionalmente, contra las sentencias
interlocutorias dictadas en segunda instancia sin previo emplazamiento de la parte agraviada, o sin señalar día para
la vista de la causa.
Art. 767. El recurso de casación en el fondo tiene lugar contra sentencias definitivas inapelables y contra sentencias
interlocutorias inapelables cuando ponen término al juicio o hacen imposible su continuación, dictadas por Cortes de
Apelaciones o por un tribunal arbitral de segunda instancia constituido por árbitros de derecho en los casos en que
estos árbitros hayan conocido de negocios de la competencia de dichas Cortes, siempre que se hayan pronunciado
con infracción de ley y esta infracción haya influido substancialmente en lo dispositivo de la sentencia.
a. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.
Según el art. 158 inc. II del CPC, es sentencia definitiva la que pone fin a la instancia,
resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio. Según el profesor ALFARO,
doctrinalmente la sentencia definitiva es el acto judicial que resuelve heterocompositivamente el
litigio ya procesado, mediante la aceptación que el juez hace de alguna de las encontradas
posiciones mantenidas por los antagonistas, luego de evaluar los medios confirmatorios de las
afirmaciones efectuadas por el actor y de la aplicación particularizada al caso de una norma
jurídica que preexiste en abstracto, con carácter general.
Esta es la resolución judicial más importante que se dicta en el proceso, pues resuelve la
controversia objeto principal del pleito; y para que una resolución judicial tenga la naturaleza
procesal de una sentencia definitiva, requiere la concurrencia copulativa de dos requisitos o
características:
i. Que ponga fin o término a la instancia. La instancia es cada uno de los grados
jurisdiccionales que la ley establece, para que los tribunales puedan conocer y fallar los
negocios sometidos a su decisión, con facultad soberana para pronunciarse sobre todas las
cuestiones de hecho y de derecho que en ellos se susciten. La regla general, es que los
asuntos judiciales sean conocidos en doble instancia, y la excepción, que lo sean en única
instancia; de ahí que las sentencias definitivas se clasifiquen en sentencias definitivas de
única, primera y segunda instancia.
Debido a este requisito, es que las sentencias de casación, tanto las que rechazan el
recurso como las que lo acogen, no son propiamente sentencias definitivas, pues, a pesar
de que participen de sus características formales, la casación no es una instancia, sino que
solamente un grado o fase jurisdiccional.
ii. Que resuelva la cuestión o asunto que ha sido objeto del pleito. Hay que tener presente
que hay resoluciones judiciales que ponen fin a la instancia, pero no lo hacen resolviendo
la controversia o asunto principal; por ejemplo, la resolución que declara el abandono del
segunda instancia que han sido pronunciadas sin previo emplazamiento de la parte agraviada o sin señalamiento de
día para la vista de la causa.
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deduce reconvención, pero resulta que la acción principal ha suscitado únicamente una
controversia de derecho, no así la reconvención, que necesita de prueba, por tanto, no hay
inconveniente para que el demandante solicite la dictación de sentencia definitiva
respecto de la acción principal y, en caso de accederse, tendrá que formarse el
correspondiente cuaderno separado.
v. Y según su objeto o finalidad, las sentencias se clasifican en: sentencias definitivas de
condena, meramente declarativas y constitutivas.240
- Las s e n t e n c i a s d e f i n i t i v a s d e c o n d e na son aquellas que imponen una
prestación al demandado en favor del demandante, y que permiten, posteriormente,
obtener el cumplimiento de dicha prestación por vía ejecutiva (son las sentencias más
comunes, por ser también más frecuente el ejercicio de las acciones de condena).
Desde el momento en que las sentencias de condena declaran una prestación a favor de
una de las partes, participan en cierto sentido de las sentencias declarativas; pero la
diferencia está, en que las sentencias de condena siempre a habilitan al demandante a
obtener el cumplimiento de la prestación por la vía ejecutiva posterior.
- La s s e n t e n c i a s d e f i n i t i v a s me r a m e n t e d e c l a ra t i v a s son aquellas que se
pronuncian sobre una relación jurídica que aparece incierta. Aquí el demandante se
contenta con que la sentencia disipe o aclare las dudas que existen sobre una
determinada relación jurídica de orden sustancial, sin necesidad de ir aparejadas de
ejecución o cumplimiento compulsivo. En este sentido, también serían sentencias
declarativas aquellas que desestiman la demanda, o sea, que favorecen al demandado.
- Las s e n t e n c i a s c o n s t i t ut i v a s son aquellas cuyo pronunciamiento produce la
existencia de estados jurídicos nuevos (por ejemplo, las sentencias de divorcio, de
nulidad de matrimonio, de interdicción, etc.).241
240
Esta clasificación se relaciona con la que se hizo respecto de las resoluciones judiciales, a propósito de la
finalidad de la pretensión, en donde se distinguió entre sentencias declarativas, ejecutivas y cautelares. Ahora bien,
las sentencias definitivas sólo son declarativas, pues las resoluciones cautelares son autos, ya que resuelven una
incidencia no estableciendo derechos permanentes para las partes, y la sentencia que autoriza la ejecución, es una
sentencia interlocutoria de segunda clase, pues sirve de base para el pronunciamiento de una sentencia definitiva o
interlocutoria.
241
Mucho se ha discutido en doctrina sobre la existencia de estas sentencias, algunos dicen que no debiera
reconocérselas, por cuanto mediante ellas puede llegar a obtenerse que los tribunales formulen declaraciones
teóricas; pero lo anterior se rebate señalando que hay veces en que es indispensable la certidumbre jurídica,
siendo su obtención el verdadero interés de las partes, en especial del actor.
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negocio así lo permite (determinar esta circunstancia es una cuestión de hecho que queda
entregada al criterio del tribunal sentenciador). Lo que sí deben contener, es la decisión del
asunto controvertido en el incidente; pues ambos tipos de resoluciones se pronuncian sobre
incidentes, con la diferencia de que las sentencias interlocutorias de primer grado establecen
derechos permanentes para las partes.
El profesor ORELLANA señala que las sentencias interlocutorias de segundo grado deben
cumplir con los requisitos generales de toda resolución judicial y, además, deben referirse al
trámite específico que hay que cumplir (por ejemplo, “se recibe la causa a prueba”); pero este
tipo de resoluciones no debe contener considerandos de hecho y de derecho, y tampoco la
decisión del asunto, ya que sólo tienen por objeto servir de base a una sentencia definitiva o
interlocutoria posterior.
Por último, los autos y las sentencias interlocutorias deben contener un pronunciamiento
expreso sobre la condena al pago de las costas, respecto a la parte que fuere vencida totalmente
en un incidente. Pues de acuerdo al art. 144 del CPC, la parte que sea vencida totalmente en un
juicio o “en un incidente”, será condenada al pago de las costas. Podrá con todo el tribunal
eximirla de ellas cuando aparezca que ha tenido motivos plausibles para litigar, sobre lo cual
hará declaración expresa en la resolución.
242
El CPC se limita a exigir una enunciación “breve” de las acciones y excepciones o defensas interpuestas por las
partes, y sus fundamentos; pero en la práctica, se había desvirtuado la finalidad de la ley copiándose literalmente los
escritos fundamentales. Es por ello que el Autoacordado prohibió expresamente que en la sentencia se transcribieran
íntegramente o en parte las solicitudes que hayan presentado los litigantes, salvo aquellas peticiones concretas que,
por su naturaleza o significación, exijan ser transcritas íntegramente para su más fácil y exacta inteligencia.
243
El Nº 5 del Autoacordado dispone que se establecerán con precisión los hechos sobre los que versa la cuestión
que debe fallarse, con distinción de los que fueron aceptados o reconocidos por las partes, de aquellos respecto de
los cuales haya versado discusión.
244
La redacción de esta parte de la sentencia es en extremo delicada, y es por ello que aquí los jueces deben poner su
mayor empeño, de forma que los litigantes queden en condiciones de apreciar por sí mismos la exactitud y
corrección con que ha sido evaluada la prueba, para llevarlos al convencimiento de que lo resuelto es la expresión
fiel de la justicia y de la ley, y para que, en caso de no estimarlo así, puedan recurrir a los tribunales superiores en
demanda del mejor derecho que piensan les asiste. Hay veces en que las consideraciones de derecho son suficientes
para acoger o rechazar las peticiones de las partes; en estos casos, algunos jueces estiman que están relevados de la
obligación de establecer también los hechos del pleito, a la luz de las pruebas rendidas; pero éste es un profundo
error, pues aun cuando el pleito se pueda decidirse por razones de derecho, siempre se deben establecer los hechos:
en primer término, porque el CPC no hace ningún distingo sobre el particular; y, en segundo lugar, porque el tribunal
superior puede estar en desacuerdo con la opinión del inferior en cuanto al derecho, y se va a encontrar con que en el
fallo recurrido no hay hechos establecidos. Si la situación anterior es delicada para un tribunal de alzada, lo es
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Al ser la parte considerativa el fundamento de la parte resolutiva, tiene que haber entre
ellas la debida correspondencia y armonía; no la hay, por ejemplo, si los considerandos
tienden a demostrar que la acción debe ser acogida, y luego la parte resolutiva declara no
haber lugar a la demanda.
mayor para la CS, puesto que, conociendo de un recurso de casación, no puede entrar por sí misma a dar por
establecidos los hechos del pleito, sino que debe aceptarlos en la forma como vienen en el fallo recurrido.
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el tribunal haga uso de ella, tendrá que dar cumplimiento a otra importante
obligación, que consiste en exponer los motivos que hubiere tenido para considerar
incompatible la acción o la excepción que deja de fallar, con aquella acción o
excepción que ya aceptó (esto según el Nº 11 del autoacordado).
b) La segunda excepción está contemplada en la parte final del art. 160 del CPC, el cual
dispone que las sentencias se pronunciarán conforme al mérito del proceso, y no
podrán extenderse a puntos que no hayan sido expresamente sometidos a juicio por
las partes, “salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los tribunales proceder
de oficio”. El caso típico, es el de la nulidad absoluta, que puede y debe ser
declarada de oficio cuando aparece de manifiesto en el acto o contrato.
245
Algunos dicen que, eventualmente, las sentencias definitivas contienen una especie de injerto de sentencia
interlocutoria de segundo grado, toda vez que deben pronunciarse sobre las costas y sobre la legalidad y
comprobación de las tachas de testigos, cuando éstas han sido dejadas para definitiva. O sea, pueden haber
sentencias interlocutorias que no se producen durante la sustanciación, sino que se integran a una sentencia
definitiva, como el caso de la habilidad o inhabilidad de los testigos; y algo similar con la prueba instrumental.
Por tanto, el tribunal puede decidir de inmediato o dejarlo para la sentencia definitiva.
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246
La redacción de este precepto ha dado origen a ciertas dificultades en la práctica, pues ¿esto significa que la
sentencia de segunda instancia debe contener todos los requisitos de la primera, tanto los omitidos como los no
omitidos; o por el contrario, sólo los omitidos? La jurisprudencia se ha uniformado señalando que la sentencia
confirmatoria de segunda instancia se debe limitar a subsanar o completar los requisitos omitidos. Así, por ejemplo,
si la sentencia de primera instancia omite la designación precisa de las partes litigantes, la sentencia de segunda
instancia al confirmarla, dirá: “Completando la parte expositiva de la sentencia en alzada, en el sentido de que las
partes litigantes son XXX y XXX, se confirma la expresada sentencia”; o puede suceder que la sentencia de primera
instancia omita las consideraciones de hecho que debieron servirle de fundamento, en este sentido la sentencia de
segunda instancia, al confirmarla, dirá: “Teniendo además, presente... (y en seguida vendrán los considerandos de
hecho omitidos), se confirma la sentencia en alzada”.
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en alguna incidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los antecedentes del
recurso manifiesten que ellas adolecen de vicios que dan lugar a la casación en la
forma… y de acuerdo al art. 768 del CPC, el recurso de casación en la forma ha de
fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes: 5) en haber sido pronunciada
con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el art. 170. En este caso,
deberá el mismo tribunal, acto continuo y separadamente, dictar la sentencia que
corresponde con arreglo a la ley. Pero si el defecto que se advierte es la omisión del fallo
sobre alguna acción o excepción que se haya hecho valer en el juicio, el tribunal
superior podrá limitarse a ordenar al de la causa que complete la sentencia, dictando
resolución sobre el punto omitido, y entre tanto suspenderá el fallo del recurso (art. 775
inc. II del CPC).
247
Esto se asemeja a los requisitos que debe reunir la sentencia de reemplazo que se dicta a propósito de un recurso
de casación en el fondo, pues de acuerdo al art. 785 inc. I del CPC, cuando la CS invalide una sentencia por casación
en el fondo, dictará acto continuo y sin nueva vista, pero separadamente, sobre la cuestión materia del juicio que
haya sido objeto del recurso, la sentencia que crea conforme a la ley y al mérito de los hechos tales como se han
dado por establecidos en el fallo recurrido, reproduciendo los fundamentos de derecho de la resolución casada que
no se refieran a los puntos que hayan sido materia del recurso y la parte del fallo no afectado por éste.
248
No hay que olvidar que en las sentencias definitivas de segunda instancia modificatorias o revocatorias de la
parte dispositiva de las de primera, deben expresar la opinión de los miembros del tribunal que fuere disconforme
con la de la mayoría, y el nombre del ministro redactor de la sentencia, todo ello si se tratare de un tribunal
colegiado (N° 14 y 15 Auto Acordado).
335
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iii. S e n t e n c i a s d e f i n i t i v a s d e ú n i c a i n s t a n c i a d i c t a d a s por u n t r i b u n a l d e
a l z a d a . La regla general, es que el tribunal de alzada decida el asunto controvertido
confirmando lo ya resuelto por el juez de primera instancia, o modificando o revocando la
sentencia de este último y decidiendo por su cuenta la suerte de las acciones o
excepciones hechas valer en el juicio. Pero hay casos excepcionales en que el tribunal de
alzada se pronuncia por primera vez y, por consiguiente, en única instancia, sobre
acciones o excepciones que, si bien, se hicieron valer en el juicio, no fueron decididas por
la sentencia de primera instancia; estos casos son:
- Como se dijo, la segunda parte del art. 170 N° 6 del CPC señala que podrá omitirse la
resolución de aquellas (acciones y excepciones) que sean incompatibles con las
aceptadas. En este supuesto, conforme al art. 208 del CPC, podrá el tribunal de
alzada fallar las cuestiones ventiladas en primera instancia y sobre las cuales no se
haya pronunciado la sentencia apelada por ser incompatibles con lo resuelto en ella,
sin que se requiera nuevo pronunciamiento del tribunal inferior. Se trata de un
precepto fundado en razones de economía procesal; así, por ejemplo, si en una
demanda se hace valer una acción de cumplimiento de contrato y, en subsidio, una
acción de resolución de ese mismo contrato, y el juez inferior declara que ha lugar a la
acción de cumplimiento de contrato y se abstiene de pronunciarse sobre la acción de
resolución (por ser incompatible con la de cumplimiento ya aceptada), y luego se apela
dicha sentencia, y el tribunal de alzada estima que se debe rechazar la acción de
cumplimiento y, en cambio, debe acogerse la acción de resolución. Para decidir el
asunto controvertido en esta forma, el tribunal de alzada no necesita enviar los autos al
tribunal inferior a fin de que se pronuncie sobre la acción de resolución no decidida, ya
que esto lo hace en única instancia el propio tribunal de alzada.
¿Puede el tribunal de alzada fallar de oficio las acciones o excepciones cuyo fallo fue
omitido en la sentencia de primera instancia por ser incompatibles con las aceptadas, o
necesita petición expresa de parte interesada? Según CASARINO, el art. 208 del CPC
sólo da una regla de competencia y, por consiguiente, no ha modificado el principio
fundamental de la pasividad de los tribunales; por lo tanto, la parte que tiene interés
en que se fallen las acciones o excepciones omitidas, debe hacer expresa petición en
este sentido, utilizando para ello el escrito en que deduce la apelación, y el apelado
podrá efectuarla en el escrito de adhesión a la apelación. Al no hacerse esta petición, y
el tribunal de alzada fallare de oficio las acciones o excepciones, se corre el riesgo de
que se anule la sentencia de segunda instancia por ultra petita.
- Otro caso se da en el juicio sumario, pues el art. 692 del CPC establece que en segunda
instancia, podrá el tribunal de alzada, a solicitud de parte, pronunciarse por vía de
apelación sobre todas las cuestiones que se hayan debatido en primera para ser
falladas en definitiva, aun cuando no hayan sido resueltas en el fallo apelado. Este
caso es totalmente diverso del anterior, pues mientras que el art. 208 del CPC se pone
en el supuesto de que el fallo de primera no haya decidido una acción o excepción por
ser incompatibles con las aceptadas, el art. 692 del CPC se coloca simplemente en la
situación de que el fallo de primera haya omitido la decisión de una acción o
excepción por simple olvido. Si no existiera el art. 692 y la sentencia de primera
instancia pronunciada en juicio sumario omitiera fallar una acción o excepción hechas
valer en el juicio (no siendo incompatibles con las ya aceptadas) el tribunal de alzada
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no habría tenido más camino que casar de oficio la sentencia apelada, o bien, ordenar
al juez inferior que complete la sentencia; pero como estas situaciones no se avienen
con la naturaleza del juicio sumario, el legislador optó por entregar el fallo de las
acciones o excepciones omitidas al tribunal de segunda instancia, el cual, en esta
función, actúa como si fuese un tribunal de única instancia.
- Conforme al art. 209 inc. I del CPC, del mismo modo podrá el tribunal de segunda
instancia, previa audiencia del ministerio público, hacer de oficio en su sentencia las
declaraciones que por la ley son obligatorias a los jueces, aun cuando el fallo apelado
no las contenga. Por ejemplo, la nulidad absoluta que aparece de manifiesto en el acto
o contrato, y sobre la cual el tribunal de primera instancia no hace declaración alguna;
en este caso el tribunal de segunda instancia puede efectuar tal declaración, pero debe
hacerlo previa audiencia del Fiscal Judicial.
Resumiendo, la parte expositiva, considerativa o resolutiva no están necesariamente
presentes en toda sentencia definitiva, pues sólo en las sentencias definitivas de única y de
primera instancia, siempre deben estar presente, y si no están, la sentencia está viciada
(casación); en cambio, en las sentencias definitivas de segunda instancia hay que distinguir
según si es confirmatoria (por regla general, sólo parte resolutiva) o modificatoria y revocatoria
(por regla general, parte considerativa y resolutiva).
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sólo en contra las sentencias definitivas e interlocutorias que ponen término al juicio o
hacen imposible su continuación.
iv. Si se trata de una s e n t e n c i a i n t e r l o c ut o r i a q u e p o n e t é r m i n o a l j u i c i o o
h a c e i mp o s i b l e s u c o n t i n u a c i ó n que omite las consideraciones de hecho o de
derecho que le sirven de fundamento o la ley conforme a la cual se pronunció el fallo,
dicha omisión no tiene sanción y no es recurrible por casación en la forma, por tratarse de
una circunstancia de hecho que depende de la naturaleza del negocio (art. 171 del CPC).
No acontece lo mismo si el requisito omitido es la falta de decisión del asunto
controvertido, pues su exigencia es terminante para la ley y, en tal caso, procedería anular
la sentencia por vía de casación en la forma fundado en el art. 768 Nº 5, en relación con
los el art. 170 Nº 6.
Art. 768 El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes:
5. En haber sido pronunciada con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el art. 170 (Nº 6.
La decisión del asunto controvertido).
v. Si se trata de una s e n t e n c i a i n t e r l o c u t o r i a q u e n o p o n e t é r m i n o a l j ui c i o o
n o h a c e i m p o s i b l e s u c o n t i n u a c i ó n que omite la decisión del asunto
controvertido, dicha omisión habría que subsanarla mediante un recurso de aclaración,
agregación o rectificación (art. 182 del CPC); y si omiten las consideraciones de hecho o
de derecho o la ley conforme a la cual se pronuncia el fallo, esto no tiene sanción, por
cuanto estos requisitos se exigen en razón de la naturaleza del negocio y, en todo caso, el
recurso de casación en la forma es improcedente respecto de esta clase de resoluciones
judiciales (art. 766 inc. I del CPC).
Art. 182. Notificada una sentencia definitiva o interlocutoria a alguna de las partes, no podrá el tribunal que
la dictó alterarla o modificarla en manera alguna.
Podrá, sin embargo a solicitud de parte, aclarar los puntos obscuros o dudosos, salvar las omisiones y
rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan de manifiesto en la
misma sentencia.
Art. 766. En general, sólo se concede el recurso de casación contra las sentencias definitivas, contra las
interlocutorias cuando ponen término al juicio o hacen imposible su continuación y, excepcionalmente,
contra las sentencias interlocutorias dictadas en segunda instancia sin previo emplazamiento de la parte
agraviada, o sin señalar día para la vista de la causa.
338
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En diversas disposiciones del CPC se habla de estos tres tipos de resoluciones, las cuales
no constituyen una clasificación diferente a la del art. 158 del CPC, pues dichos preceptos hablan
de “resoluciones”, por lo tanto, son aplicables a cualquiera de las categorías contempladas en el
art. 158 del CPC.
249
La jurisprudencia de los tribunales ha sido también uniforme en el sentido de declarar que es improcedente el
recurso de casación en la forma por el hecho de haberse omitido el fallo de las tachas de los testigos (art. 329 del
CPC) o la condenación en costas (art. 144 del CPC), porque la decisión del asunto controvertido comprende
únicamente el fallo de las acciones y de las excepciones que se hubieren hecho valer en el juicio, y no aquellas
materias que son ajenas a éstas; y además, porque el recurso de casación en la forma sólo se refiere expresamente al
art. 170 del CPC.
250
Algunos autores señalan que la expresión firme no es sinónima de ejecutoriada; pues firme se refiere a inmutable,
mientras que ejecutoriada a cumplida. No obstante, el art. 174 del CPC trata a ambas expresiones como sinónimas.
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conforme al encabezado del art. 810 del CPC, la CS de Justicia podrá rever una sentencia
firme en los casos siguientes…
ii. Si procede algún recurso en contra de ella y se interpone, queda firme desde que se
notifique el decreto que la mande a cumplir (llamado “cúmplase”). Es decir, debe
esperarse que se fallen los recursos por el tribunal superior y que el expediente baje al
tribunal de menor jerarquía y que éste provea el “cúmplase”, resolución que se notifica
por el estado diario.
iii. Y si procede algún recurso en contra de ella y no se interpone, queda firme desde que
transcurran todos los plazos que la ley concede para la interposición de dichos recursos,
sin que se hayan hecho valer por las partes. Con todo, tratándose de sentencias
definitivas, el secretario del tribunal debe certificar este hecho a continuación del fallo, el
cual se considerará firme sólo desde este momento, sin más trámites; pues dicha
certificación no debe notificarse ya que no es una resolución judicial.
Determinar si una resolución judicial se encuentra firme o ejecutoriada tiene gran
importancia, porque solamente esta clase de resoluciones judiciales son susceptibles de poder
ejecutarse o cumplirse. En efecto, el art. 434 del CPC señala que el juicio ejecutivo tiene lugar en
las obligaciones de dar cuanto para reclamar su cumplimiento se hace valer alguno de los
siguientes títulos: 1) sentencia firme, bien sea definitiva o interlocutoria; y, a su vez, el art. 231
inc. I del CPC dispone que la ejecución de las resoluciones corresponde a los tribunales que las
hayan pronunciado en primera o en única instancia. Se procederá a ella una vez que las
resoluciones queden ejecutoriadas o causen ejecutoria en conformidad a la ley.
Por otro lado, de acuerdo al art. 175 del CPC, las sentencias definitivas o interlocutorias
firmes producen la acción o la excepción de cosa juzgada; vale decir, tal categoría de sentencia
tiene el carácter de una verdad jurídica inamovible, por lo cual, puede exigirse su cumplimiento
mediante la acción, o puede impedirse, concurriendo los requisitos legales, una nueva discusión
de la cuestión mediante la excepción de cosa juzgada.
251
El efecto devolutivo, es un efecto de la esencia del recurso de apelación, por tanto, nunca puede faltar, y consiste
en dar al tribunal superior la competencia necesaria para conocer y fallar la sentencia del juez inferior, para así
enmendarla o confirmarla.
340
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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El hecho de que las resoluciones judiciales que causan ejecutoria se puedan cumplir, lo
demuestra no sólo los diversos efectos que la ley les atribuye a los distintos recursos que pueden
deducirse en contra de una resolución judicial, sino también, la segunda parte del art. 231 inc. I
del CPC, al disponer que se procederá a ella (a la ejecución) una vez que las resoluciones queden
ejecutoriadas o causen ejecutoria en conformidad a la ley.
c. SENTENCIA DE TÉRMINO.
En algunas ocasiones nuestro CPC emplea la expresión “sentencia de término”, por
ejemplo, en el art. 98 del CPC, el cual señala que la acumulación de autos se puede pedir en
cualquier estado del juicio antes de la sentencia de término; y también, a propósito del recurso
de revisión, el cual procede si la sentencia firme se ha ganado injustamente en virtud de
cohecho, violencia u otra maquinación fraudulenta, cuya existencia haya sido declarada por
sentencia de término (art. 810 Nº 3 del CPC). Sin embargo, la sentencia de término no ha sido
definida por el legislador, por tanto ¿se refiere a la sentencia definitiva, o a la sentencia que tiene
la calidad de ejecutoriada? Al respecto existen distintas opiniones:
i. Algunos dicen que equivale a la sentencia definitiva, por cuanto las palabras término y
fin, tienen, según la RAE, idéntico significado; y además, existe una diferencia entre la
sentencia de término o definitiva, y la sentencia firme, pues la segunda es una categoría,
calidad o estado que puede alcanzar la primera; por tanto, el CPC al referirse a la sentencia
de término, ha querido significar con ello a la sentencia definitiva que aún no tiene la
calidad de firme o ejecutoriada.
ii. Otros, en cambio, dicen que equivale a la sentencia firme o ejecutoriada.
iii. Según la mayoría de los autores, del contexto de las disposiciones procesales se
desprende que la sentencia de término es aquella sentencia que pone fin a la última
instancia del pleito. Así, serían sentencias de término: la sentencia definitiva de única
instancia; la sentencia definitiva de primera instancia en contra de la cual no se apeló; la
sentencia definitiva de segunda instancia; y la sentencia interlocutoria que pone fin al
juicio o hace imposible su continuación cuando, siendo de primera instancia, no se apela,
o cuando es pronunciada en segunda instancia. Por lo tanto, la sentencia de término puede
ser una sentencia definitiva o interlocutoria, y para ser tal, no necesita estar siempre firme
o ejecutoriada; pues para calificar una sentencia como de una u otra clase, se atiende a
puntos de referencia diversos, por ejemplo, la sentencia definitiva de primera instancia
que no es apelada es, al mismo tiempo, sentencia de término y sentencia ejecutoriada, en
cambio, la sentencia definitiva de segunda instancia que es recurrida de casación, es
sentencia de término, pero no está ejecutoriada.
iv. Por último, algunos critican la teoría de la sentencia de término y señalan que dicha
locución se debe considerar como un defecto de terminología que no puede servir de base
al establecimiento de una nueva suerte de sentencia con caracteres propios, y que el
legislador hubiese omitido en la enumeración básica contenida en el art. 158 del CPC. Por
tanto, la sentencia de término puede ser tanto una sentencia interlocutoria o definitiva,
sentencias que a su vez pueden o no tener la calidad de firme.
341
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Se entiende por efectos de las resoluciones judiciales, las consecuencias jurídicas que se
producen con su dictación y notificación. Hay que recordar que, en conformidad al art. 38 del
CPC, las resoluciones judiciales sólo producen efecto en virtud de notificación hecha con arreglo
a la ley, salvo los casos expresamente exceptuados por ella.
En concreto, las consecuencias o efectos de las resoluciones judiciales son: el
desasimiento del tribunal, y la acción y excepción de cosa juzgada. Como se verá, estos efectos
no los producen todas las resoluciones judiciales, sino que sólo algunas.
a. CONCEPTO.
El desasimiento del tribunal es el efecto que producen las sentencias definitivas o
interlocutorias, en virtud del cual una vez que han sido notificadas a alguna de las partes, no
pueden ser modificadas o alteradas de manera alguna por el tribunal que las dictó, de manera tal,
que sólo podrá ser modificada por el tribunal superior y en virtud de la interposición de los
recursos procesales que correspondan. Según el profesor FORTTES, esto ocurre porque el juez ya
se ha inhabilitado al dictar la sentencia, debido a que ha manifestado su opinión respecto de un
caso con conocimiento de causa; en otras palabras, perdió su competencia para conocer de la
cuestión principal o accesoria.
Este es un verdadero principio del Derecho procesal, y se ha establecido porque la
seguridad de los derechos de las partes litigantes así lo exige. La ley lo consagra en la primera
parte del art. 182 inc. I del CPC, al decir que notificada una sentencia definitiva o interlocutoria
a alguna de las partes, no podrá el tribunal que la dictó alterarla o modificarla en manera
alguna. Por tanto, a partir de esta disposición se puede decir que los elementos del desasimiento
son:
i. La existencia de una sentencia definitiva o interlocutoria. El efecto del desasimiento del
tribunal no se produce en los autos y decretos, ya que respecto de ellos procede
ampliamente el recurso de reposición o reconsideración, el cual lo conoce el mismo
tribunal que dictó el auto o decreto ¿Por qué en este caso el juez no se inhabilita? El
profesor FORTTES señala que el juez no se inhabilita debido a que los autos y decretos
tienen mucho menos importancia que las sentencias definitivas e interlocutorias; y en
segundo lugar, para permitirle al mismo juez, por razones de economía procesal,
enmendar este tipo de resoluciones cuando se da cuenta de que ha incurrido en un error.
ii. El segundo requisito es la notificación legal de estas sentencias, a lo menos, a una de las
partes en el juicio (este es el momento preciso en que se produce el desasimiento). Si la
resolución se dicta y no se notifica, es lo mismo que si no se hubiere pronunciado en el
proceso.
Nuestro Derecho positivo reconoce varias excepciones al efecto del desasimiento del
tribunal, es decir, casos en que el tribunal que dictó la sentencia la puede modificar. Éstos son:
342
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i. El r e c u r s o d e a c l a r a c i ó n , r e c t i fi c a c i ó n o e n mi e n d a . Conforme a la segunda
parte del art. 182 inc. I del CPC, podrá (el tribunal), sin embargo a solicitud de parte,
aclarar los puntos obscuros o dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de
copia, de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan de manifiesto en la misma
sentencia. Esto en doctrina se conoce con el nombre de recurso de aclaración,
rectificación o enmienda, y a partir de esta disposición se define como el medio que
franquea la ley a las partes para aclarar los puntos oscuros o dudosos, salvar las
omisiones y rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que
aparezcan de manifiesto en una sentencia definitiva o interlocutoria. Cualquier otro
defecto de forma o de fondo, debe corregirse por medio de los demás recursos que la ley
franquea.
Por regla general, la enmienda se hace a solicitud de parte y no tiene un plazo legal
establecido, por lo tanto, se puede intentar en cualquier época, inclusive (según la
jurisprudencia) cuando la sentencia está firme o ejecutoriada; ello porque esta acción no
persigue modificar el fondo de la decisión judicial, sino que busca subsanar errores u
omisiones. Por eso es que el profesor FORTTES dice que ésta es una excepción aparente,
pues el juez no modifica realmente su decisión, sino que va a acoger estos errores, sin
modificar el fondo del asunto.
De acuerdo al art. 183 del CPC, una vez hecha la reclamación, podrá el tribunal
pronunciarse sobre ella sin más trámite (podrá resolverla de plano) o después de oír a la
otra parte (darle tramitación incidental); y mientras tanto suspenderá o no los trámites
del juicio o la ejecución de la sentencia, según la naturaleza de la reclamación (esto
queda entregado al criterio del tribunal). Agrega el art. 184 del CPC, que los tribunales, en
el caso del art. 182, podrán también de oficio rectificar, dentro de los cinco días
siguientes a la primera notificación de la sentencia (defectuosa), los errores indicados en
dicho artículo252. Por último, el art. 185 del CPC señala que las aclaraciones,
agregaciones o rectificaciones mencionadas en los tres artículos precedentes, podrán
hacerse no obstante la interposición de recursos sobre la sentencia a que aquéllas se
refieren.
ii. R e c u rs o d e r e p o s i c i ó n e n c o n t r a d e s e n t e n c i a s i n t e r l o c ut o r i a s . Esta es una
excepción, puesto que el recurso de reposición lo conoce el mismo tribunal que dictó la
sentencia; y, además, porque sólo procede en contra de autos y decretos, y
excepcionalmente en contra de sentencias interlocutorias. Por ejemplo, la sentencia
interlocutoria que declara inadmisible un recurso de apelación (ya sea porque se dedujo
fuera de plazo, o en contra de una sentencia inapelable, o porque no es fundada o no
contiene peticiones concretas); la sentencia interlocutoria que recibe la causa a prueba
(con el objeto de que se modifiquen los hechos controvertidos, que se eliminen algunos o
que se agreguen otros); la sentencia interlocutoria que declara prescrito un recurso de
apelación, siempre que ésta se funde en un error de hecho; y la sentencia interlocutoria
del tribunal a quo que declara inadmisible un recurso de casación.
252
Según LIBEDINSKY, lo único que puede hacer el tribunal de oficio, es rectificar los errores de copia, referencias o
cálculos numéricos; por lo tanto, no puede aclarar de oficio los puntos oscuros o dudosos, ni menos salvar
omisiones.
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iii. E l i n c i d e n t e d e n u l i d a d d e t o d o l o o b r a d o p o r f a l t a d e e m p l a z a m i e n t o .
El inc. final del art. 182 del CPC señala que lo dispuesto en este artículo no obsta para
que el rebelde haga uso del derecho que le confiere el art. 80; y, a su vez, el art. 80 del
CPC prescribe que si al litigante rebelde no se le ha hecho saber en persona ninguna de
las providencias libradas en el juicio, podrá pedir la rescisión de lo obrado, ofreciendo
acreditar que, por un hecho que no le sea imputable, han dejado de llegar a sus manos
las copias a que se refieren los arts. 40 y 44, o que ellas no son exactas en su parte
substancial.
Este incidente se plantea ante el mismo tribunal que dictó la sentencia definitiva o
interlocutoria, no obstante haberse producido ya el desasimiento del tribunal, y lo puede
interponer quien no ha hecho gestión alguna en el juicio, en razón de no haber sido
legalmente emplazado. El profesor FORTTES señala que aquí, en estricto rigor, hay una
apariencia de proceso y de sentencia, puesto que faltaba algo fundamental: el
emplazamiento; por lo tanto, no sería una real excepción al desasimiento.
7.2.1. CONCEPTO.
Una de las características de la función jurisdiccional, que la distingue de las demás
funciones, es que las resoluciones que dictan los tribunales son inmutables; pues es indudable
que el fin que las partes persiguen en el proceso es obtener la dictación de una sentencia que
venga a zanjar en definitiva las dificultades de orden jurídico que existen entre ellas, de modo
que lo resuelto no pueda discutirse más ni dentro del mismo proceso, ni en otro futuro. Por ello,
al definir la jurisdicción se señaló que era el poder-deber que tienen los tribunales de justicia
para conocer y resolver, por medio del proceso y “con efecto de cosa juzgada”, los conflictos de
intereses de relevancia jurídica que se promuevan dentro del territorio de la República, y en cuya
solución les corresponda intervenir.
Siguiendo al autor Hugo PEREIRA ANABALÓN, se puede definir a la cosa juzgada como el
efecto que producen las sentencias definitivas o interlocutorias firmes o ejecutoriadas, para que
aquél a cuyo favor se ha declarado un derecho en el juicio pueda pedir el cumplimiento o
ejecución de lo resuelto, y para que el litigante que haya obtenido en él, o todos aquellos a
quienes según la ley aprovecha el fallo, impidan que la cuestión ya fallada en un juicio, sea
nuevamente resuelta en ese o en otro juicio.
El motivo que fundamenta la existencia de la institución de la cosa juzgada, es la certeza
jurídica. En efecto, la cosa juzgada satisface la necesidad de certeza de las relaciones, que toda
sociedad requiere, ya que con ella se permite que la sentencia que se dicte se cumpla, puesto que
se ha asegurado la estabilidad y certidumbre de los derechos que las sentencias reconocen o
declaran; y, por otro lado, una de las características del proceso es su transitoriedad, por tanto,
debe llegar un momento en que el proceso se acabe, pues lo contrario llevaría al caos.
emana de una autoridad pública (es por ello que la sentencia arbitral es eficaz, pero no tiene
autoridad o imperio). Y la e fi c a c i a , por su parte, alude o comprende los siguientes aspectos:
i. C o e r c i b i l i d a d . Significa que se puede hacer cumplir la sentencia por medio de la
fuerza si es necesario; es decir, el vencido está obligado a cumplir la condena que se le ha
impuesto, y en caso de que no lo haga voluntariamente, el vencedor podrá exigírselo por
medios compulsivos. Esto es lo que se conoce como acción de cosa juzgada.
ii. In i m p u gn a b i l i d a d . Se refiere a que un determinado asunto que ha sido resuelto, no
es susceptible de recurso alguno, ni ante el mismo tribunal que lo dictó, ni ante otro
superior dentro del mismo proceso (se vincula con el concepto de resolución firme o
ejecutoriada). La inimpugnabilidad va más allá que el desasimiento, ya que este último
implica que el mismo tribunal no puede modificar la sentencia, la inimpugnabilidad en
cambio, no sólo el tribunal que dictó la sentencia no puede alterar lo resuelto, sino que
también, cualquier otro tribunal dentro del mismo proceso. Como se verá, esto se
relaciona con la cosa juzgada formal.
iii. In m u t a b i l i d a d o i r r e v o c a b i l i d a d . Si de acuerdo a la inimpugnabilidad la sentencia
no puede ser modificada en el mismo proceso, queda abierta la posibilidad para que se
modifique en otro juicio o por otro poder del Estado. Por tanto, este aspecto alude a que
lo resuelto no puede ser modificado por: otro poder del Estado (pues de acuerdo al art. 76
de la CPR, ni el Congreso, ni el Presidente de la República pueden, en caso alguno, hacer
revivir procesos fenecidos), ni en otro juicio distinto, siempre y cuando entre el juicio que
terminó y el que se pretende iniciar exista lo que se denomina la triple identidad. Como se
verá, esto se relaciona con la cosa juzgada material.
En consecuencia, mientras la inmutabilidad conlleva a una preclusión absoluta de
recursos y acciones, la inimpugnabilidad conlleva sólo a una preclusión de recursos.
el actor o el procesado piden que se les reserven para el ordinario sus acciones o
excepciones, podrá el tribunal declararlo así, existiendo motivos calificados. Siempre
se concederá la reserva respecto de las acciones y excepciones que no se refieran a la
existencia de la obligación misma que ha sido objeto de la ejecución.
- El art. 564 del CPC dispone que la sentencia pronunciada en la querella de
restablecimiento (acción posesoria que tiene por objeto recuperar la posesión de una
cosa que ha sido arrebatada violentamente) deja a salvo a las partes, no sólo el
ejercicio de la acción ordinaria en conformidad al art. 563, sino también el de las
acciones posesorias que les correspondan.
- A su vez, el art. 581 del CPC señala que las sentencias que se dicten en los interdictos
de que trata este párrafo (interdicto de obra nueva o ruinosa) dejan a salvo su derecho
a las partes para deducir en vía ordinaria las acciones que por la ley les
correspondan.
- Idéntica situación se produce en los juicios especiales del contrato de arrendamiento,
pues de acuerdo al art. 615 del CPC, las sentencias que se pronuncien en conformidad
a los dos párrafos precedentes no privarán a las partes del ejercicio de las acciones
ordinarias a que tengan derecho, sobre las mismas cuestiones resueltas por aquéllas.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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- El privilegio de pobreza, pues el art. 136 del CPC señala que podrá dejarse sin efecto el
privilegio después de otorgado, siempre que se justifiquen circunstancias que habrían
bastado para denegarlo; agrega el inc. II que podrá también otorgarse el privilegio
después de rechazado, si se prueba un cambio de fortuna o de circunstancias que
autoricen esta concesión.
- Otro ejemplo lo contempla el art. 301 del mismo Código, el cual refiriéndose a las
medidas precautorias, señala que todas estas medidas son esencialmente
provisionales. En consecuencia, deberán hacerse cesar siempre que desaparezca el
peligro que se ha procurado evitar o se otorguen cauciones suficientes.
- Las sentencias definitivas pronunciadas en juicios de alimentos. Pues, en un juicio de
alimentos puede ocurrir que se dicte una sentencia firme o ejecutoriada que condene al
demandado a prestar alimentos (sentencia inimpugnable); pero puede ocurrir que el
demandado solicite que se altere dicha resolución y que se dicte una nueva en un
proceso distinto, ya que han cambiado sus condiciones económicas y laborales.
a. CONCEPTO.
La acción de cosa juzgada es el efecto que producen las sentencias definitivas o
interlocutorias firmes o ejecutoriadas, o que causan ejecutoria, para que aquél a cuyo favor se ha
declarado o reconocido un derecho en el juicio pueda pedir el cumplimiento o ejecución del
fallo.
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forma prevenida por el Título XIX (“De la ejecución de las resoluciones”) de este Libro.
Por lo tanto, la acción de cosa juzgada tiene lugar cuando el actor victorioso, y
eventualmente sus herederos, quieren que se cumpla o ejecute una sentencia de condena, dictada
en su favor en un juicio anterior, por vía compulsiva o forzada (si es meramente declarativa o
constitutiva, no dará lugar a su cumplimiento). En este sentido, la acción de cosa juzgada es
sinónima de acción ejecutiva, si se invoca como título una resolución judicial firme o
ejecutoriada.
a. CONCEPTO.
La excepción de cosa juzgada es el efecto que producen las sentencias definitivas o
interlocutorias firmes o ejecutoriadas, para que el litigante que haya obtenido en el juicio, o todos
253
El art. 175 del CPC dispone que sólo las sentencias definitivas o interlocutorias firmes producen la acción o la
excepción de cosa juzgada. No obstante, CASARINO señala que los autos y decretos también producen estos efectos,
pues de acuerdo al art. 181 inc. I del CPC los autos y decretos “firmes” se ejecutarán y mantendrán desde que
adquieran este carácter, sin perjuicio de la facultad del tribunal que los haya pronunciado para modificarlos o
dejarlos sin efecto, si se hacen valer nuevos antecedentes que así lo exijan. Sin embargo, en ellos más que
manifestarse el aspecto de impugnabilidad e inmutabilidad, se presenta el aspecto de autoridad de la cosa juzgada.
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aquellos a quienes según la ley aprovecha el fallo, impidan que la cuestión ya fallada en un
juicio, sea nuevamente resuelta en ese o en otro juicio posterior, siempre y cuando concurra la
triple identidad señalada por la ley. Como se puede apreciar, con la excepción de cosa juzgada se
resalta la inimpugnabilidad e inmutabilidad de la cosa juzgada.
La institución de la excepción de cosa juzgada tiene como principal fundamento la paz y
tranquilidad social, vale decir, evita la perpetuación de los juicios entre las mismas partes y sobre
idénticas materias. Al mismo tiempo persigue mantener el prestigio de la justicia, impidiendo la
posibilidad de que puedan dictarse fallos contradictorios sobre una misma controversia.
254
Algunos señalan que el demandado que se excepciona de cosa juzgada, no se trataría de un litigante “que ha
obtenido en el pleito”, sino de una persona “a quien aprovecha” según la ley (aquí el provecho sería jurídico, y no
patrimonial o económico).
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viola la autoridad de cosa juzgada la sentencia que contenga una parte considerativa contraria a
lo expuesto en los considerados de otra anterior, si no existe en realidad contradicción además
con su parte resolutiva.
¿Qué sucede si la sentencia definitiva o interlocutoria ha sido dictada dentro de un
procedimiento vicioso, o bien, con defectos de forma contenidos en su pronunciamiento? Tal
sentencia puede ser anulada mediante el correspondiente recurso de casación en la forma, sea a
petición de parte, sea de oficio por el propio tribunal, y aun por la interposición del incidente de
nulidad de todo lo obrado. Pero, una vez firme o ejecutoriada, fatalmente producirá la excepción
de cosa juzgada, es decir, si se pretende iniciar un nuevo juicio entre las mismas partes y sobre la
misma materia, podrá hacerse valer esta sentencia viciosa como fundamento de la excepción de
cosa juzgada; pues la falta de reclamo implica formalmente el reconocimiento o aceptación de su
propia validez.255
¿Qué pasa si la sentencia definitiva o interlocutoria firme ha sido pronunciada por un
tribunal extranjero? También puede servir de fundamento a la excepción de cosa juzgada, desde
el momento en que el art. 175 del CPC no distingue. Pero, como se trata de una sentencia
pronunciada por un tribunal extranjero, a la cual se pretende hacer producir efectos en Chile, es
necesario, como formalidad previa, la observancia del exequátur, esto es, la autorización de la CS
para que dicha sentencia pueda hacerse valer y producir efecto en nuestro país.
La triple identidad de las personas, del objeto y de la causa, debe ser examinada a la luz
de la nueva demanda en relación con la anteriormente resuelta; y estos tres requisitos deben
concurrir en forma copulativa, por tanto, si cualquiera de ellos falta, la excepción de cosa
juzgada no prosperaría256. A continuación se analizarán estos requisitos:
255
Sin duda que habrá casos en que la nulidad de la sentencia anterior, más que nulidad, implica su inexistencia;
como por ejemplo, cuando el tribunal que la pronunció ha carecido totalmente de jurisdicción, o cuando el juicio se
ha seguido en rebeldía del demandado sin haber sido realmente emplazado, o cuando el juicio se ha seguido entre
personas incapaces, etc. En tales eventos, la sentencia pronunciada en condiciones tan anormales no podría servir de
fundamento a la excepción de cosa juzgada; y por ser sentencias inexistentes, cabría simplemente prescindir de ellas,
acreditadas que fueran las circunstancias antes expuestas.
256
El profesor LUHRS señala que este artículo no es realmente bueno en lo que a los elementos de comparación se
refiere, toda vez que no se trata de comparar dos demandas (la nueva con la anteriormente fallada), sino que en
realidad se trata de analizar la sentencia anterior con la nueva demanda, por cuanto es la sentencia la que produce o
causa el efecto de cosa juzgada.
351
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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ii. El segundo requisito señalado por el art. 177 del CPC, es la identidad de la cosa
pedida entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta. El objeto o cosa pedida en el
juicio, es el beneficio jurídico que se reclama o solicita (se relaciona con el objeto o
finalidad de la pretensión procesal), y no la materialidad u objeto material del juicio. Por
tanto, la forma de determinar el beneficio jurídico reclamado por las partes, habrá que
encontrarlo en la parte petitoria de sus escritos fundamentales.
En relación a este elemento, también pueden darse distintas situaciones, a saber:
- Puede ocurrir que dos juicios tengan de común la cosa pedida o beneficio jurídico y,
no obstante, que los objetos materiales sean distintos. Por ejemplo, se reclama la
entrega de un cuadro en calidad de heredero de Juan (quien era su dueño), y se rechaza
la demanda; y posteriormente se reclama la entrega de un auto, también en calidad de
heredero de Juan. Aquí el beneficio jurídico que se pide en ambos casos, es que se
reconociera la calidad de heredero, y en base a eso que se le dieran algunos o todos los
bienes.
- Por otro lado, puede ocurrir que los objetos materiales sean idénticos, pero
enteramente diversas las cosas pedidas. Así, por ejemplo, si se demanda para que se
reconozca la calidad de dueño del fundo X y se rechaza la demanda, y luego se entabla
un nuevo juicio para que se reconozca el derecho de servidumbre sobre ese mismo
fundo. Aquí el objeto material es el mismo, pero no el beneficio jurídico, en un caso es
el dominio y en otro la servidumbre.
iii. El último requisito para que tenga lugar la excepción de cosa juzgada, es la identidad
de la causa de pedi r entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta. Al respecto,
el art. 177 inc. final del CPC, señala que se entiende por causa de pedir el fundamento
inmediato del derecho deducido en juicio (se relaciona con la causa de la pretensión).
353
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
257
Desde el Derecho romano, en general, se ha entendido por causa, el título en virtud del cual nos corresponde un
derecho. Estos títulos que sirven de fundamento a la demanda en que se reclama un derecho (por ejemplo,
compraventa, donación, etc.) toma la denominación técnica de causa de pedir. Pero no sólo la demanda o acción
tiene causa de pedir, sino que también la tienen las excepciones que opone el demandado, puesto que ellas también,
en el fondo, persiguen la declaración de un beneficio jurídico en su favor. De ahí que PLANIOL defina la causa de
pedir corno el hecho jurídico o material que sirve de fundamento al derecho que se reclama, o a la excepción que se
opone.
354
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
A. G ENERALIDADES .
1. INTRODUCCIÓN.
Cuando se analizaron las clases teóricas de procedimiento, se dijo que según su ámbito
de aplicación, éstos se clasificaban en generales y especiales. Los procedimientos generales son
aquellos que se aplican comúnmente a todas las controversias que no tengan una forma especial
de tramitarse; y los procedimientos especiales son aquellos que se aplican para determinadas
controversias que la ley establece, puesto que la preordenación de sus trámites y actos, se crean
en atención a la naturaleza del conflicto (por ejemplo, el juicio de arrendamiento para predios
urbanos).
Ahora bien, el art. 2º del CPC, clasifica a los procedimientos, según su tramitación
(CASARINO) en ordinarios y extraordinarios. El p ro c e d i m i e n t o o r d i n a r i o es aquél que se
somete a la tramitación común ordenada por la ley; y el p r o c e d i m i e n t o e x t r a o r d i n a r i o es
el que se rige por las disposiciones especiales que para determinados casos ella (la ley)
establece. Por tanto, una cosa son los procedimientos generales y especiales y otra cosa distintas
son los procedimientos ordinarios y extraordinarios.
El Libro I (“Del juicio ordinario”) del CPC se refiere solamente al juicio ordinario de
mayor cuantía, y el Libro III (“De los juicios especiales”) trata a los juicios especiales; por tanto,
según algunos, el procedimiento ordinario es uno sólo, a saber el juicio ordinario de mayor
cuantía. No obstante, en el Libro III se incluyen procedimientos que son de aplicación general,
como el procedimiento sumario y el de menor y mínima cuantía, que según algunos son
procedimientos ordinarios también, pero según otros se trata de procedimientos extraordinarios
de aplicación general, pues el procedimiento ordinario es uno sólo, pero no es el único de
aplicación general.
El profesor LUHRS, quien cree que el procedimiento ordinario es únicamente el de mayor
cuantía, lo explica de la siguiente manera: él señala que hay procedimientos como el juicio de
hacienda, los de familia, los de arrendamiento, etc., que son llamados procedimientos especiales,
y que analizándolos versus el procedimiento ordinario, corresponden a procedimientos
extraordinarios, por lo señalado en el art. 2º del CPC y especiales, ya que se aplican a
determinadas controversias. El problema es que hay algunos procedimientos que están
establecidos en el Libro III y que no están vinculados o no son relativos a una materia en especial
(se pueden aplicar a cualquier materia), el más típico de estos casos es el procedimiento del
juicio sumario, el cual puede ser de aplicación general o especial; otro ejemplo lo constituye el
juicio de menor y mínima cuantía. Todos estos procedimientos son extraordinarios, ya que se
rigen por disposiciones especiales que para determinados casos la ley establece (en el Libro III),
y son generales o de aplicación común, puesto que se pueden aplicar a todas aquellas las
controversias que no tengan una forma especial de tramitarse
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
2. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.
El juicio ordinario de mayor cuantía se encuentra regulado en el Libro II (“Del juicio
ordinario”) del CPC, en los arts. 253 al 433. El profesor ALFARO lo define como un
procedimiento de cognición o declarativo común, es decir, aplicable a toda clase de pretensión
que no conste de una regulación especial. De acuerdo a esta definición, y a varias normas del
CPC, se pueden nombrar como características de este juicio, las siguientes:
258
En contrario el profesor ORELLANA sostiene que el legislador ha dispuesto tres tipos de procedimientos
ordinarios: el de mínima, menor y mayor cuantía. El profesor ALFARO señala que el procedimiento ordinario es uno
sólo: el de mayor cuantía; no obstante, hay otros procedimientos de aplicación común que no son ordinarios (él no
prefiere llamarlos extraordinarios).
357
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
Por lo tanto, cada vez que se esté en presencia de una acción judicial cuya cuantía exceda
de 500 UTM, o de una cuantía indeterminada y no tenga señalada en la ley una tramitación
especial, se debe saber de antemano que tendrá que ser ventilada en conformidad a las
reglas del juicio ordinario de mayor cuantía.
259
Hay que recordar que la escrituración es una regla técnica, y las reglas técnicas son herramientas, a veces
conceptualmente contradictorias, que están a disposición del legislador para emplearlas de acuerdo con las
condiciones sociales, culturales y económicas de un determinado país. Dentro de ellas se distinguen las reglas del
debate procesal y las reglas de la actividad de sentenciar; en las primeras se encuentra la escrituración que se opone
a la oralidad.
358
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
260
La preclusión es una regla del debate procesal que consiste en que cada uno de los períodos en que se puede
dividir un proceso se debe clausurar, lo que se traduce en la imposibilidad de realizar un acto procesal fuera del
periodo o estadio en que deba llevarse a efecto según la ley que lo regule. Esta regla se opone al libre
desenvolvimiento.
359
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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B. PERIODO DE DISCUSIÓN.
1. INTRODUCCIÓN.
Como recalca el profesor ALFARO, el periodo de discusión se conforma idealmente por
cuatro escritos fundamentales, cuales son: la demanda, la contestación de la demanda, la réplica
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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y la dúplica. Dentro de los escritos mencionados hay uno que es esencial, que es la demanda,
mientras que los otros tres son eventuales, pues, pueden o no existir en el juicio.
El objeto fundamental de este periodo, es plantear de manera ordenada cuál es la
controversia, a través de las pretensiones del demandante y las contrapretensiones del
demandado. En otras palabras, determina el objeto de la litis.
2. LA DEMANDA.
2.1. CONCEPTO.
El art. 253 del CPC dice que todo juicio ordinario comenzará por demanda del actor, sin
perjuicio de lo dispuesto en el Título IV (“De las medidas prejudiciales”) de este Libro (segundo).
En consecuencia, el juicio ordinario de mayor cuantía tiene dos maneras de ser iniciado, cuales
son: la demanda del actor, lo cual constituye la regla general; o bien, mediante medidas
prejudiciales promovidas por el futuro demandante o por el futuro demandado, siendo la más
típica de las medidas prejudiciales, la prejudicial precautoria, que puede consistir en un embargo,
en la prohibición de celebrar actos o contratos, en el nombramiento de un interventor, etc.261 Por
lo tanto, en el sistema del juicio ordinario no hay inicio de oficio del procedimiento, se requiere
actividad de parte, sea por vía de la demanda o por vía de una medida prejudicial.
La demanda se encuentra regulada en el Título I (“De la demanda”) del Libro II del CPC.
La ley no define a la demanda, pero es evidente que este término se reserva para designar el acto
inicial de la relación procesal, o sea, a la primera presentación que hace el actor y que resume
sus pretensiones. Al respecto, el profesor ALFARO señala que es un acto procesal de iniciación
del procedimiento, en virtud del cual el demandante ejerce su derecho de acción y manifiesta su
pretensión ante un juez. En un sentido muy similar el profesor FORTTES dice que la demanda es
el instrumento a través del cual se inicia la relación procesal, se manifiesta el derecho de acción,
y cuyo contenido es la pretensión. Como se puede apreciar, en ambos conceptos se engloban tres
ideas, que si bien están relacionadas entre sí, son diferentes; éstas son:
i. La p re t e n s i ó n , esto es, aquella declaración de voluntad realizada en el plano de la
realidad social, en virtud de la cual se intenta subordinar una voluntad ajena a la propia
(por ejemplo, págame lo que me debes). Más que un derecho es una petición, y constituye
el fundamento del objeto del proceso.
ii. La a c c i ó n , esto es, el poder jurídico que tiene todo sujeto de derecho, de acudir a los
órganos jurisdiccionales para reclamarles la satisfacción de una pretensión. La acción es
una institución que existe con anterioridad al proceso.
iii. Y la d e m a n d a o l i b e l o , que es el escrito o acto material que contiene la pretensión, y
261
Las medidas perjudiciales serán analizadas después, por ahora se puede decir que son los medios que franquea la
ley a los futuros litigantes (demandante o demandado) con el objeto preparar la entrada al juicio (medidas
prejudiciales preparatorias), asegurar la rendición de alguna prueba que pueda desaparecer (medidas prejudiciales
probatorias), o asegurar el resultado de la acción que se va a deducir (medidas prejudiciales precautorias). Desde el
punto de vista de la tramitación, las medidas prejudiciales constituyen incidentes especiales dentro del pleito, no
obstante, la iniciación del juicio, mediante una medida prejudicial, no libera en manera alguna al actor de la
obligación de presentar la demanda; pues, la novedad procesal, en este caso, radica exclusivamente en que el juicio
se ha iniciado mediante una medida prejudicial, y que ésta, cronológicamente, precede la demanda.
361
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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262
Para que haya jactancia en sentido legal, se requiere: que la manifestación del jactancioso conste por escrito, o
que se haya hecho de viva voz, a lo menos, delante de dos personas hábiles para dar testimonio en juicio civil; o que
el jactancioso haya gestionado como parte en un proceso criminal del que puedan emanar acciones civiles en contra
del acusado (art. 270 del CPC). Esto se tramita conforme al procedimiento sumario y la sentencia habrá de
determinar si hubo o no jactancia; y en caso de que se acredite que sí la hubo, se le impone al jactancioso la carga de
demandar en el plazo que se le señale (de 10 ó 30 días); y si trascurre dicho plazo para demandar, sin que el
jactancioso demande, se debe solicitar al tribunal que declare el apercibimiento del art. 269 del CPC, es decir, no ser
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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iii. Si se decreta una medida prejudicial precautoria a favor del futuro demandante. En
efecto, conforme al art. 280 del CPC, aceptada la solicitud a que se refiere el artículo
anterior, deberá el solicitante presentar su demanda en el término de diez días y pedir
que se mantengan las medidas decretadas. Este plazo podrá ampliarse hasta treinta días
por motivos fundados; agrega el inc. II que si no se deduce demanda oportunamente, o no
se pide en ella que continúen en vigor las medidas precautorias decretadas, o al resolver
sobre esta petición el tribunal no mantiene dichas medidas, por este solo hecho quedará
responsable el que las haya solicitado de los perjuicios causados, considerándose doloso
su procedimiento.
iv. Si en el juicio ejecutivo el actor pide reserva de sus acciones, deberá interponer la
demanda en el juicio ordinario dentro del plazo de 15 días contados desde que se notificó
la sentencia definitiva en el juicio ejecutivo. En efecto, de conformidad con el art. 473 del
CPC, la sentencia recaída en el juicio ejecutivo produce cosa juzgada en el juicio
ordinario, tanto respecto del ejecutante como del ejecutado; agrega el inc. II que, con
todo, si antes de dictarse sentencia en el juicio ejecutivo, el actor o el reo piden que se
les reserven para el ordinario sus acciones o excepciones, podrá el tribunal declararlo
así, existiendo motivos calificados. Siempre se concederá la reserva respecto de las
acciones y excepciones que no se refieran a la existencia de la obligación misma que ha
sido objeto de la ejecución. Finaliza el inc. III señalando que en los casos del inciso
precedente, la demanda ordinaria deberá interponerse dentro del plazo que señala el art.
474 (15 días), bajo pena de no ser admitida después; y en tal caso, el juicio seguirá hasta
su cumplimiento, es decir, hasta la realización o remate de los bienes embargados.
2.2. IMPORTANCIA.
La demanda es un acto de iniciación del proceso y, como tal, a partir de su interposición
se van a producir importantes efectos procesales y extraprocesales, a saber:
i. La demanda delimita en forma importante el objeto del juicio (sobre aquello que se va a
discutir), esto junto con la eventual contestación, réplica y dúplica. Esto lo confirma el
art. 160 del CPC, el cual señala que las sentencias se pronunciarán conforme al mérito del
proceso, y no podrán extenderse a puntos que no hayan sido expresamente sometidos a
juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los tribunales
proceder de oficio.
Cuando la sentencia se extiende a puntos no sometidos a juicio por las partes u otorga
más de lo pedido por ellas, la parte afectada podrá entablar un recurso de casación en la
forma fundado en la causal Nº 4 del art. 768 del CPC, a saber: en haber sido dada ultra
petita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes, o extendiéndola a puntos no
sometidos a la decisión del tribunal (extra petita), sin perjuicio de la facultad que éste
tenga para fallar de oficio en los casos determinados por la ley ¿Qué pasa si el tribunal
otorgó menos de lo pedido por las partes? Este vicio de la sentencia se denomina minus
petita, y no está enunciado en el Nº 4 del art. 768, por ello, hay que reconducirlo al Nº 5
de dicho artículo, es decir, a la causal que se refiere a la omisión de los requisitos de la
oído después sobre el derecho cuya jactancia se trata (art. 271 del CPC). La acción de jactancia prescribe en seis
meses contados desde que tuvieron lugar los hechos en que se funde (art. 272 del CPC).
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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sentencia definitiva, específicamente el numeral 6 del art. 170 del CPC, que señala que la
sentencia definitiva contendrá la decisión del asunto controvertido. Esta decisión deberá
comprender todas las acciones y excepciones que se hayan hecho valer en el juicio; pero
podrá omitirse la resolución de aquellas que sean incompatibles con las aceptadas.
ii. Y en segundo lugar, la demanda determina los sujetos específicos del proceso (o
elementos subjetivos), es decir, las partes litigantes y el juez; lo que sin embargo, tiene
atenuaciones en lo que dice relación con los terceros relativos.
2.3. REQUISITOS.
Desde el momento en que la demanda, como acto inicial del juicio, es un verdadero
escrito, se debe ajustar a determinadas formalidades en su presentación, para que así produzca
los efectos legales deseados por el actor. Estas formalidades son dobles, a saber: las generales o
comunes a todo escrito, y las especiales o propias del escrito de demanda.
263
Según la RAE, “otrosí” significa “además de esto”; y en el ámbito procesal alude a cada una de las peticiones que se
ponen después o además de lo principal.
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264
Las CA de Santiago, desde el año 2003, ha exigido para las demandas y gestiones judiciales que se presenten para
su distribución en los Juzgados Civiles y del Trabajo de su jurisdicción, una presuma que se antepone a la suma, y
que tendrá: el tipo de procedimiento que corresponda (ordinario de mayor cuantía, ejecutivo, etc.); materia u objeto
del pleito (indemnización de perjuicios, notificación de protesto de cheque, arrendamiento, nulidad de matrimonio,
etc.); individualización del demandante con sus nombres y apellidos, y a continuación su cédula de identidad;
nombre completo del abogado patrocinante con su RUT; nombre completo del apoderado con RUT; y nombre
completo del o los demandados con su RUT, de ser conocido, si no lo es, se coloca “sin RUT”. Este requisito se ha ido
incorporando paulatinamente en las CA, comenzando por la de Santiago, para luego continuar en las CA de
Concepción y Valparaíso.
265
El profesor LUHRS señala que, en la práctica, cuando se trata de una comuna asiento de Corte, en que la causa va a
distribución, estas copias no se presentan en la Corte, sino posteriormente, cuando la causa llega al juzgado
correspondiente.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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del tribunal, y ello mediante abreviaturas como, por ejemplo, S.J.L (Señor Juez Letrado),
I.C. (Ilustrísima Corte de Apelaciones), y Excma. Corte (Excelentísima Corte
Suprema)266. La razón de no exigir la designación exacta del tribunal (por ejemplo,
segundo juzgado de letras de Valparaíso), es que hay ciudades que son asiento de CA, y
cuando se presenta la demanda en la Secretaría de la Corte no se sabe qué tribunal va a
conocer de la causa, ya que ésta debe ir a distribución.
ii. El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandante y de las personas que lo
representen, y la naturaleza de la representación (art. 254 Nº 2). En consecuencia, se
debe individualizar en forma precisa al actor y, si comparece por medio de representante,
en igual forma a este último, expresándose, en este caso, la naturaleza de la
representación, es decir, si es legal (por ejemplo, si comparece el padre) o convencional
(si es un mandatario civil o comercial). La individualización del actor y de su
representante se entiende cumplida mediante la indicación de tres elementos, a saber: el
nombre, el domicilio y la profesión. Por n o m b r e se entiende tanto el propio o de pila,
como los apellidos paterno y materno; el d o mi c i l i o es la residencia, acompañada, real o
presuntivamente, del ánimo de permanecer en ella; y la p r o f e s i ó n u o fi c i o , es la
actividad preferente del actor. Si se trata de una persona jurídica, el nombre será el que
señale la escritura pública de constitución, el domicilio será el domicilio social, y la
profesión el giro que realiza.
Ahora bien, hay que recordar que, de acuerdo al art. 49 inc. I del CPC, para los efectos del
artículo anterior, todo litigante deberá, en su primera gestión judicial, designar un
domicilio conocido dentro de los límites urbanos del lugar en que funcione el tribunal
respectivo, y esta designación se considerará subsistente mientras no haga otra la parte
interesada, aun cuando de hecho cambie su morada. Al respecto el art. 53 del CPC señala
que la forma de notificación de que trata el art. 50 (notificación por el estado) se hará
extensiva a las resoluciones comprendidas en el art. 48 (sentencia definitiva, sentencia
interlocutoria que recibe la causa a prueba y que ordena la comparecencia personal de las
partes), respecto de las partes que no hayan hecho la designación a que se refiere el
artículo 49 y mientras ésta no se haga; agrega el inc. II que esta notificación se hará sin
necesidad de petición de parte y sin previa orden del tribunal.
Por último, cabe decir que esta exigencia legal de la perfecta individualización del actor y
de su representante en el escrito de demanda, permite que el demandado sepa a ciencia
cierta con quién va a litigar, y las excepciones o defensas que puede oponer; permite,
además, saber a quiénes deberán notificarse las resoluciones que se expidan, y a quiénes
afectará, con autoridad de cosa juzgada, la sentencia llamada a resolver el pleito.
iii. El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandado (art. 254 Nº 3). La
individualización del demandado es indispensable, al igual que la del actor, para saber
contra quién se dirige la demanda y a quién se debe notificar, para determinar su
capacidad y la competencia del tribunal en razón del territorio y, en fin, para apreciar los
efectos de la cosa juzgada. A diferencia del número anterior, nada dice la ley en cuanto a
la individualización del representante del demandado, pero, según CASARINO, en caso de
266
Esto se relaciona con que al dirigirse a un tribunal, hay que hacerlo en los términos que su dignidad lo requiere;
así, de acuerdo al art. 306 del COT, La CS tendrá el tratamiento de Excelencia y las CA el de Señoría Ilustrísima.
Cada uno de los miembros de estos mismos tribunales y los jueces de letras tendrán tratamiento de Señoría.
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267
El profesor LUHRS señala que si no se sabe el nombre del demandado, se debe aplicar el art. 54 del CPC, es decir,
se tendrá que notificar por avisos en un diario a la persona cuya individualización sea difícil de determinar y, en este
caso, se debería individualizar con otros datos. El profesor ALFARO, por su parte, señala que se puede omitir este
requisito, siempre que se precisen las razones de ello, por ejemplo, que por su número dificulten considerablemente
la práctica de la notificación (si se trata de una comunidad).
268
Hay que recordar que existen reglas generales y especiales de competencia, y dentro de estas últimas se
encuentran las reglas de competencia absoluta y relativa, siendo precisamente esta última la que se determina por el
factor territorio, según el siguiente esquema: existencia de prórroga de competencia; existencia de reglas especiales;
naturaleza de la acción deducida; regla legal supletoria del domicilio del demandado.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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aforismo que señala: el juez conoce el derecho. Por lo tanto, el juez se debe someter a
lo probado en cuanto a los hechos, pero puede ampararse en este aforismo para aplicar
un derecho distinto del invocado por las partes a la hora de argumentar la sentencia.
v. La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión, de las peticiones que se
sometan al fallo del tribunal (art. 254 Nº 5). Esta es la parte petitoria de la demanda
(equivale al objeto de la pretensión), y la ley dice que se debe expresar con la suficiente
claridad y precisión en la parte final de ésta.269
Estas peticiones del actor, unidas a las que plantea el demandado en su escrito de
contestación, constituyen la cuestión controvertida del pleito; y, como se dijo, la
sentencia definitiva deberá pronunciarse únicamente sobre ellas, so pena de que en la
dictación de la sentencia se incurra en vicios de forma que autoricen para anularla
mediante los recursos procesales correspondientes. El profesor FORTTES recalca que esta
parte es tremendamente importante en relación con la sentencia, pues equivaldría a la
parte resolutiva de ésta; por ello se dice que la demanda del actor sería un proyecto de la
sentencia para el juez.
vi. El art. 255 del CPC dice que los documentos acompañados a la demanda deberán
impugnarse dentro del término de emplazamiento, cualquiera sea su naturaleza. Por
tanto, siguiendo a esta disposición surge la pregunta de si ¿es necesario acompañar
documentos fundantes que acrediten la demanda? Antiguamente era obligatorio, pero
hoy no, pues no existe la obligación del demandante ni del demandado de acompañar
documentos fundantes de la demanda, de la reconvención o de la excepción, y la
contraparte carece del derecho de forzarlo a ello. Pero si se acompañan con la demanda
(por ejemplo, un video, un CD, etc.), se impugnarán dentro del término de emplazamiento
En general, se dice que los requisitos exigidos a la demanda son una manifestación del
principio de buena fe en materia procesal, por cuanto buscan que el demandado pueda tener total
claridad respecto de quién lo demanda, por qué lo está demandando, y qué es lo que se solicita;
evitándose con ello que la demanda se utilice como un instrumento para sorprender al
demandado.270
269
Por ejemplo: POR TANTO de acuerdo a lo expuesto y lo que disponen las normas citadas y arts. 254 y siguientes
del CPC, y demás normas pertinentes. RUEGO A US.: tener por interpuesta, en juicio ordinario, demanda civil de
indemnización de perjuicios por responsabilidad civil extracontractual derivado de un daño por repercusión, en
contra de don xxx, ya individualizado, en su calidad de Gerente General de la empresa xxx, y de acogerla a tramitación
para que en definitiva se condene a la demandada a pagar…
270
El profesor ALFARO clasifica los requisitos de la demanda de la siguiente manera: (i) los tres primeros
constituyen la i n v o c a c i ó n , es decir, por medio de la demanda se dirige al juez y se le explica que viene a
demandar a tal individuo, por tal persona, ambas domiciliadas en tal parte, por las razones de hecho y de derecho
que seguidamente se exponen. (ii) El cuarto requisito se denomina de la a f i r m a c i ó n , y en éste se comprende la
afirmación de los hechos y del derecho que constituyen el conflicto. (iii) Y el quinto requisito se denomina de la
p e t i c i ó n , el cual constituye el petitorio del actor, o la pretensión en concreto. La importancia de estos requisitos,
así clasificados, es que ellos coinciden con los elementos o con la estructura de la sentencia en su parte expositiva,
considerativa, y resolutiva.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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admisibilidad desde un punto de vista formal, o sea, a la luz de las exigencias contenidas en el
art. 254 del CPC. De este examen de admisibilidad pueden derivarse las siguientes
consecuencias:
i. De conformidad con el art. 256 del CPC, puede el juez de oficio no dar curso a la
demanda que no contenga las indicaciones ordenadas en los tres primeros números del
art. 254 (designación del tribunal, individualización del demandante e individualización
del demandado), expresando el defecto de que adolece; es decir, si no se cumplen con
esos requisitos, el juez no debe dar curso a la demanda, y si lo hace, el demandado podrá
oponer la correspondiente excepción dilatoria (ineptitud del libelo).
Como se puede apreciar, el art. 256 del CPC no se refiere a la omisión de los requisitos
establecidos en el Nº 4 (hechos y fundamentos de derecho) y 5 del art. 254 del CPC (parte
petitoria), esto debido a que ellos no afectan los presupuestos procesales, sino a la
viabilidad de la pretensión. Por lo tanto, si faltan dichos, el juez igualmente debe darle
curso a la demanda, pero el demandado podrá oponer la excepción dilatoria de ineptitud
del libelo.
ii. Si bien el art. 256 del CPC no lo señala, el juez, en uso de sus facultades correctivas,
podría otorgar un plazo (judicial) para subsanar los requisitos omitidos.
iii. El tribunal, también, puede no dar curso a la demanda, cuando falte el patrocinio, lo cual
se relaciona con la Ley Nº 18.120 sobre Comparecencia en Juicio. En efecto, dicha ley en
su art. 1º inc. I señala que la primera presentación de cada parte o interesado en asuntos
contenciosos o no contenciosos ante cualquier tribunal de la República, sea ordinario,
arbitral o especial, debe ser patrocinada por un abogado habilitado para el ejercicio de
la profesión; agrega el inc. II, que esta obligación se entiende cumplida por el hecho de
poner el abogado su firma, indicando además, su nombre, apellidos y domicilio. Sin estos
requisitos, no puede ser proveída y se tendrá por no presentada para todos los efectos
legales.
iv. Hay que recordar que, además, conforme el art. 2º de la Ley sobre Comparecencia en
Juicio, por regla general, toda persona debe comparecer en los asuntos que indica el art.
1º inc. I de la ley 18.120, representada por un mandatario judicial, y si al tiempo de
pronunciarse el tribunal sobre el mandato, éste no estuviere legalmente constituido, el
tribunal se limitará a ordenar la debida constitución de aquél dentro de un plazo de tres
días. Extinguido este plazo y sin otro trámite, se tendrá la solicitud por no presentada
para todos los efectos legales (art. 2º inc. IV).
v. También puede el tribunal determinar que existe una causal de incompetencia absoluta.
En este caso el tribunal debe declarar de oficio su incompetencia absoluta, pues de
acuerdo al art. 84 inc. IV del CPC, el juez podrá corregir de oficio los errores que observe
en la tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la
nulidad de los actos de procedimiento. No podrá, sin embargo, subsanar las actuaciones
viciadas en razón de haberse realizado éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley.
vi. Por último, lo normal, es que el juez considere admisible la demanda al verificar que se
han cumplido todos los requisitos que la ley exige. En este caso, dictará una resolución
que tendrá por objeto declarar la admisibilidad de la demanda; específicamente se trata
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de un decreto (resolución que tiene por objeto dar curso progresivo a los autos) que lleva
implícita la declaración de admisibilidad (provee la demanda) y que confiere traslado al
demandado para que la conteste (“por interpuesta demanda, traslado para contestar”); es
decir, la resolución ordena que se ponga en conocimiento del demandado el escrito de la
demanda, y para ello, el demandante debe encargar la notificación de este decreto a un
Receptor Judicial, el cual, si se trata de la primera notificación hecha en el juicio, debe
notificar personalmente al demandado; y una vez notificado válidamente, comienza para
él el término de emplazamiento.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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notificada, podrá (el demandante) en cualquier estado del juicio desistirse de ella ante el
tribunal que conozca del asunto, y esta petición se someterá a los trámites establecidos
para los incidentes. Esta última actitud del demandante, de excepcional importancia,
tiene el efecto de extinguir las acciones que se hicieron valer en la demanda y, por tanto,
no las va a poder deducir nuevamente, aun cuando fueran ampliadas o rectificadas, es
decir, se produce la excepción de cosa juzgada.
a. EFECTOS PROCESALES.
i. El principal efecto que produce la notificación de la demanda, es que da nacimiento a la
relación jurídica procesal (traba la litis), esto es, al vínculo jurídico que une a las partes
entre sí, y a éstas con el juez, generando poderes y deberes entre ellos.
ii. Al notificarse la demanda, el demandante ya no podrá retirarla, sólo le cabe desistirse de
ella.
iii. Al notificarse la demanda, en el juicio ordinario de mayor cuantía se abre la primera
instancia, por lo tanto, el juez está obligado a conocer las peticiones del actor y dar inicio
al procedimiento. Si el tribunal no cumple con esta obligación de instruir el proceso,
puede interponerse una queja disciplinaria ante el superior jerárquico y, además, la
actuación del juez constituye denegación de justicia.
iv. Si no hay una causal de incompetencia absoluta, el órgano jurisdiccional será plenamente
competente para conocer del asunto. Este efecto se conoce en doctrina como
p e r p e t u a c i ó n d e l a j u r i s di c c i ó n y c o m p e t e n c i a , y es un efecto procesal en
virtud del cual se produce la fijación de la jurisdicción y la competencia del tribunal que
conoce de la causa, con independencia de los cambios o alteraciones que puedan
experimentar los elementos que regulan estos temas durante el curso del juicio (por
ejemplo, el domicilio del demandado). Este efecto se relaciona con la regla general de la
competencia denominada radicación, en virtud de la cual, radicado con arreglo a la ley el
conocimiento de un negocio ante tribunal competente, no se alterará esta competencia
por causa sobreviniente (art. 109 del COT).
v. Asimismo, la notificación de la demanda fija la legitimación de las partes en el proceso.
Este efecto recibe el nombre de p e r p e t u a c i ó n d e l a l e gi t i m a c i ó n , y es un efecto
procesal en virtud del cual la calidad de las partes se mantiene durante todo el proceso,
siendo irrelevante las modificaciones posteriores. Por ejemplo, si una de las partes
fallece, el proceso continuaría con sus herederos, los que tienen la misma calidad jurídica
que tenía el difunto, a menos que se esté frente a aquellos procesos en que la muerte de la
persona sea un elemento de no continuidad, como ocurre en los procesos de divorcio o de
incapacidad.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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vi. La demanda fija el objeto del juicio, pues el demandado, al contestar la demanda, debe
limitarse en su defensa a aquello que es pretendido por parte del actor (la única excepción
a esto, es la reconvención). Una vez determinado el objeto del proceso con la notificación
de la demanda, las partes no pueden modificar las pretensiones, pues se produce lo que se
denomina en doctrina mutatio libelli. Sin embargo, este principio tiene ciertas
excepciones, como son los casos de ampliaciones y rectificaciones de la demanda antes
de la contestación (art. 261 del CPC), o la réplica del demandante, la cual, sin embargo, no
puede en caso alguno modificar sustancialmente el objeto principal del juicio o proceso.
vii. El demandante no puede interponer una nueva demanda en contra del demandado, que se
refiera al mismo objeto pedido y tenga la misma causa de pedir. En el evento que así lo
haga, procede la excepción dilatoria de litispendencia en el segundo proceso.
viii. Y por último, una vez notificada la demanda y la resolución que la provee, comienza a
correr un término para que el demandado exponga lo que estima conveniente.
271
Hay que recordar que respecto de la prescripción adquisitiva, la interrupción civil es todo recurso judicial
intentado por el que se pretende verdadero dueño de la cosa, contra el poseedor. La expresión “recurso judicial” hay
que entenderla referida a la interposición de cualquiera acción, mediante la cual el dueño pretende recuperar la
posesión e impedir así que un tercero, poseedor del bien, adquiera el dominio por prescripción. Respecto a la
prescripción extintiva existe una discusión, puesto que para algunos la expresión “demanda” que emplea el art. 2518
del CC, se refiere únicamente a aquella que cumpla con los requisitos del art. 254 CPC, esto en contraposición al
término amplio que usa el legislador en el art. 2503 del CC (recurso judicial). Sin embargo, la interpretación más
amplia de este precepto, que por lo demás es la mayoritaria, señala que debe aceptarse bajo el concepto de demanda,
no sólo la demanda judicial en un sentido técnico, sino también otras actuaciones del acreedor que permitan obtener
o asegurar la satisfacción de su crédito, siempre y cuando se realicen judicialmente. También hay que tener presente
que la interrupción de la prescripción para alguno se produce (en ambos casos) con la notificación de la demanda,
mientras que para otros basta la presentación de la misma. Siendo la posición mayoritaria, la primera postura.
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2. Cuando la cosa no ha podido ser dada o ejecutada sino dentro de cierto espacio de tiempo, y el deudor lo
ha dejado pasar sin darla o ejecutarla;
3. En los demás casos, cuando el deudor ha sido judicialmente reconvenido por el acreedor.
iii. Los derechos sobre los cuales se litiga se convierten en litigiosos para efectos de su
cesión. En efecto, conforme al art. 1911 inc. II del CC, Se entiende litigioso un derecho,
para los efectos de los siguientes artículos, desde que se notifica judicialmente la
demanda.
a. CONCEPTO.
En su oportunidad, se manifestó que toda acción se propone mediante una demanda, la
cual, presentada ante tribunal competente, debe ser tramitada conforme a las reglas de
procedimiento preestablecidas según la naturaleza de la pretensión ejercitada, agregando además,
que cualquiera que fuere el procedimiento a seguir, la demanda y la resolución que la admite a
tramitación deben ser legalmente notificadas al demandado, quien tiene un plazo para
comparecer a defenderse. Esta notificación de la demanda hecha en forma legal al demandado y
el transcurso del plazo que éste tiene para contestada, reciben el nombre técnico de
emplazamiento.
Por lo tanto, el e m p l a z a mi e n t o d e l d e m a n d a d o se puede definir como la
notificación legal de la demanda, unida al plazo que la ley otorga al demandado para que
exponga lo que estime conveniente.
Ahora bien, si el juicio comienza con una medida prejudicial, como la primera
notificación será la de dicha medida, la resolución que admite a tramitación a la demanda
deberá notificarse por el estado diario, pues esta forma de notificación constituye la regla
general conforme a lo previsto en el art. 50 del CPC, el cual señala que las resoluciones no
comprendidas en los artículos precedentes se entenderán notificadas a las partes desde
que se incluyan en un estado que deberá formarse y fijarse diariamente en la secretaría
de cada tribunal con las indicaciones que el inciso siguiente expresa. Sin perjuicio de
ello, el tribunal puede disponer la notificación personal de la demanda y de la resolución
que la provee, aun cuando no se esté ante una hipótesis en que proceda esta notificación,
pues conforme al art. 47 inc. I del CPC, la forma de notificación de que tratan los
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ii. T é r mi n o d e e mp l a z a m i e n t o . Esto es, el plazo que la ley fija al demandado para que
exponga lo que estima conveniente. Este plazo varía según sea el lugar en que haya sido
notificado el demandado, en efecto:
- Conforme al art. 258 inc. I del CPC, el término de emplazamiento para contestar la
demanda será de quince días si el demandado es notificado en la comuna donde
funciona el tribunal. Por ejemplo, se interpone la demanda en la Secretaría de la CA
de Valparaíso y el demandado es notificado también en la ciudad de Valparaíso.
- De acuerdo al art. 258 inc. II del CPC, se aumentará este término en tres días más (18
días) si el demandado se encuentra en el mismo territorio jurisdiccional pero fuera
de los límites de la comuna que sirva de asiento al tribunal. Por ejemplo, se interpone
la demanda en la Secretaría de la CA de Valparaíso, y se notifica en la comuna de
Juan Fernández.
- Ahora, si el demandado se encuentra en un territorio jurisdiccional diverso o fuera
del territorio de la República, el término para contestar la demanda será de
dieciocho días, más el aumento que corresponda al lugar en que se encuentre. Este
aumento será determinado en conformidad a una tabla que cada cinco años formará
la CS con tal objeto (publicada en el Diario Oficial), tomando en consideración las
distancias y las facilidades o dificultades que existan para las comunicaciones (art.
259 inc. I del CPC). Por ejemplo, se interpone la demanda en la Secretaría de la CA de
Valparaíso y se notifica al demandado en Valdivia, o mediante exhorto, en Perú.
- Por último, el art. 260 inc. II del CPC, establece que en los casos en que proceda la
pluralidad de demandantes de acuerdo al art. 18 (litisconsorcio activa), el plazo para
contestar la demanda, determinado según lo dispuesto en los dos artículos
anteriores, se aumentará en un día por cada tres demandantes sobre diez que existan
en el proceso. Con todo, este plazo adicional no podrá exceder de treinta días.
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272
Hay que tener presente que este es un supuesto distinto al del art. 65 inc. II del CPC, el cual se refiere al plazo
común, al decir que los términos comunes se contarán desde la última notificación, es decir, se señala un mismo
momento inicial (por ejemplo, el término probatorio). En cambio, el art. 260 del CPC señala que el plazo corre hasta
que expire el último término parcial, es decir, se señala un mismo momento final. La diferencia de hablar desde la
notificación, o hasta el último término parcial no es irrelevante, porque acorde al art. 260 del CPC, el primer
notificado puede contestar desde que se le notificó, en cambio, en el caso del art. 65 del CPC, sólo puede contestar
desde la última notificación, si actúa antes, contesta extemporáneamente.
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Art. 768. El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes:
9. En haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o a cualquier otro requisito por
cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay nulidad.
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Ahora bien, cada una de estas diversas actitudes del demandado frente a la demanda que
se ha interpuesto en su contra, tiene una decisiva influencia en el curso posterior que debe seguir
el juicio. Es por ello que serán analizadas cada una con detención, salvo la reconvención, que
será objeto de estudio al final.
4.1. EL ALLANAMIENTO.
En cuanto al efecto del allanamiento, conforme al art. 313 del CPC, si el demandado
acepta llanamente las peticiones del demandante…, el tribunal mandará citar a las partes para
oír sentencia definitiva, una vez evacuado el traslado (la contestación) de la réplica. Esta última
frase es importante, pues si el demandado acepta las peticiones del demandante, a éste último
igualmente se le conferirá traslado para que replique (pues en dicho escrito puede hacer
modificaciones, adiciones o ampliaciones a la demanda), y una vez evacuado este trámite de la
réplica, se confiere traslado al demandado para la dúplica, y evacuado el trámite de la dúplica, el
tribunal debe citar inmediatamente a las partes para oír sentencia definitiva. En consecuencia, el
allanamiento no pone término al proceso, pues el efecto que genera es evitar la realización del
trámite de conciliación (que en principio es obligatorio) y la apertura del período de prueba, pero
que no puede acarrear ninguna consecuencia negativa para él su silencio (hoy en día la declaración del imputado es
un verdadero derecho de defensa); y, por último, la sumisión del imputado no es suficiente por sí sola para
determinar su culpabilidad, de manera que se exige que esté acreditada por los demás medios probatorios (la ratio es
que ello podría prestarse para proteger a otros imputados).
274
El profesor ALFARO señala que el allanamiento, en estricto rigor, es una promesa de prestación, pues no implica
una sumisión, en el sentido de aceptar y cumplir de inmediato. Por ello es importante la sentencia que se dicte al
respecto, porque con ella se podrá exigir su cumplimiento.
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examinar los autos para ver si debe recibir o no la causa a prueba, y ésta seguirá así su curso
normal.
Las consecuencias de esta actitud del demandado son:
i. Trae aparejada la preclusión, es decir, el demandado pierde la oportunidad de plantear sus
excepciones y defensas en la contestación, esto por tratarse de un plazo fatal.
ii. El demandado rebelde es notificado de las resoluciones que se le deberían notificar por
cedula, por el estado diario, y se le aplica esta sanción por no haber señalado domicilio
dentro del territorio del tribunal.
iii. La rebeldía de la contestación a la demanda, al igual que todas las demás rebeldías en la
primera instancia, no tienen otro alcance que dar por evacuado ficticiamente el trámite de
que se trata, a objeto de que los autos puedan continuar su curso progresivo, pudiendo,
por consiguiente, la parte rebelde hacerse presente en cualquier momento posterior,
siempre y cuando, naturalmente, respete todo lo obrado (esto tiene una excepción, en
aquellos casos en que se está en presencia de fuerza mayor, o de falta real de notificación,
lo cual da origen a la nulidad procesal). Cabe recalcar que el efecto de la rebeldía en la
segunda instancia tiene una trascendencia mayor, pues al litigante rebelde no se le toma
más en consideración (se dan por evacuados todos los trámites) y si posteriormente desea
comparecer, tendrá que hacerlo por medio de procurador del número o de abogado
habilitado.
Esta última actitud del demandado es, en la práctica, la de más ordinaria ocurrencia, y si
el demandado se defiende, es necesario ver previamente en qué forma lo hace, para saber la
tramitación que seguirá el juicio. En efecto, el profesor FORTTES distingue tres formas que
puede adoptar esta actitud:
i. O p o n e r e x c e p c i o n es . Dentro de las excepciones se distinguen distintos tipos: las
excepciones dilatorias, que son aquellas que buscan corregir defectos en cuanto a la
forma y no al fondo; y las excepciones perentorias, que son aquellas que atacan el fondo,
no existiendo una enumeración taxativa de ellas. Las primeras se hacen valer en forma
previa a la contestación, mientras que las segundas, por regla general, en la contestación
de la demanda.
ii. Podría hacer me r a s a l e ga c i o n e s o d e f e n s a s , al momento de contestar la demanda
¿Cuál es la diferencia entre las meras alegaciones y las excepciones? En primer lugar, en
las excepciones se incorporan nuevos hechos, en cambio con las meras alegaciones no se
agregan, sino que simplemente se contradicen fundamentos del actor; en segundo lugar,
en la mera alegación la carga probatoria recae en el demandante, en cambio, en las
excepciones es el demandado quien tiene que probar el hecho nuevo agregado; y, por
último, hay una diferencia en cuanto a la parte de la sentencia que sobre ellas se
pronuncia, ya que el juez se pronuncia sobre las meras defensas en la parte considerativa
de la sentencia (como argumento para llegar a la resolución), mientras que de las
excepciones se pronuncia en la parte resolutiva.
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5. LAS EXCEPCIONES.
Las excepciones, siguiendo a Fernando ORELLANA, son aquellos actos jurídicos
procesales del demandado, que tienen por objeto corregir vicios del procedimiento, o bien, atacar
el fondo de la acción deducida. Las excepciones pueden revestir dos modalidades: dilatorias y
perentorias, y dentro de las excepciones perentorias, se distinguen las excepciones mixtas y
anómalas. A continuación serán analizadas cada una de ellas.
5.1.1. CONCEPTO.
Son una institución propia del procedimiento ordinario de mayor cuantía, y también
proceden respecto del juicio de menor cuantía, pero además de éstos, no proceden en ningún otro
procedimiento. Se definen como aquellas excepciones que tienen por objeto corregir vicios del
procedimiento sin afectar al fondo de la acción deducida. Este concepto se extrae del art. 303 N°
6 del CPC, el cual señala que sólo son admisibles como excepciones dilatorias: en general las que
se refieran a la corrección del procedimiento sin afectar al fondo de la acción deducida.
Se denominan así, puesto que retardan o dilatan la entrada al proceso. Mediante ellas el
demandado pide al tribunal que declare que no está obligado a contestar la demanda, mientras no
se subsane el vicio de que adolece. Por tanto, el objeto de estas excepciones es preciso y
determinado: corregir defectos del procedimiento y procurar que la relación procesal se forme
válidamente, es decir, exenta de todo vicio que más tarde pudiera servir para anulada. Pero, en la
práctica, son utilizadas como medio para retardar el juicio, y no para el objetivo antes señalado.
En concreto, según el profesor FORTTES, lo que atacan fundamentalmente las excepciones
dilatorias o formales, son los presupuestos procesales, es decir, los requisitos exigidos por la ley
para que el proceso tenga existencia y sea eficaz275. Es por ello que el demandado al formular
una excepción dilatoria se abstiene de contestar la demanda (o contesta en un otrosí) y, en
consecuencia, debe oponerla en forma previa a la cuestión principal, la que quedará en el ínter
tanto suspendida.
275
Hay que recordar que dentro de los presupuestos procesales se distinguió a los elementos constitutivos o de
existencia, dentro de los cuales está: la contienda jurídica actual, las partes y el tribunal; y a los elementos o
presupuestos de validez, dentro de los cuales se encuentra: la observancia de formalidades, la competencia del
tribunal y la capacidad procesal de las partes.
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respetado los elementos materia, cuantía o fuero; y relativa, cuando no se respeta el elemento
territorio. Dentro del Nº 1 del art. 303 del CPC, se puede intentar tanto la excepción de
incompetencia absoluta como la excepción de incompetencia relativa, con la salvedad de que
dichas incompetencias, también se puede formular de diversas formas. En efecto, la
incompetencia absoluta puede alegarse:
i. En cualquier estado del juicio, como incidente de nulidad de todo lo obrado. En efecto, el
art. 83 inc. II del CPC señala que la nulidad sólo podrá impetrarse dentro de cinco días,
contados desde que aparezca o se acredite que quien deba reclamar de la nulidad tuvo
conocimiento del vicio, a menos que se trate de la incompetencia absoluta del tribunal.
ii. Se puede alegar como incidente estando citadas las partes para oír sentencia; pues
conforme al art. 433 del CPC, citadas las partes para oír sentencia, no se admitirán
escritos ni pruebas de ningún género. Lo cual se entiende sin perjuicio de lo dispuesto
por los arts. 83 (incidente de nulidad de todo lo obrado por incompetencia absoluta …
iii. Puede ser declararla de oficio por el mismo tribunal en cualquier estado. En efecto, el art.
84 inc. final del CPC dispone que el juez podrá corregir de oficio los errores que observe
en la tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la
nulidad de los actos de procedimiento. No podrá, sin embargo, subsanar las actuaciones
viciadas en razón de haberse realizado éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley.
iv. Puede formularse un recurso de casación en la forma, pues de conformidad con el art. 768
del CPC, el recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las
causas siguientes: 1) en haber sido la sentencia pronunciada por un tribunal
incompetente o integrado en contravención a lo dispuesto por la ley.
v. Y, por último, puede ser planteada como una cuestión de competencia. 276
276
Hay que recordar que la cuestión de competencia es aquella incidencia formulada por las partes acerca de la falta
de atribuciones del tribunal requerido para conocer de un determinado asunto judicial. El CPC establece dos caminos
o vías para formular una cuestión de competencia: cuestión de competencia por inhibitoria, que es aquella que se
intenta ante el tribunal que se cree competente, pidiéndole que se dirija al que esté conociendo del negocio para que
se inhiba y le remita los autos; y la cuestión de competencia por declinatoria, que es aquella que se propone ante el
tribunal a quien se cree incompetente para conocer de un negocio que le esté sometido, indicándole cuál es el que se
estima competente y pidiéndole que se abstenga de dicho conocimiento (como corresponde a un incidente, será
competente el mismo tribunal que está conociendo de la cuestión principal).
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CASARINO señala que si la incompetencia del tribunal se promueve por vía declinatoria o
inhibitoria, en ambos casos presentará el carácter de excepción dilatoria. El profesor LUHRS, en
cambio, cree que esta es una cuestión de competencia que se tramita por vía declinatoria. El
profesor FORTTES, sin embargo, señala que entre la excepción de incompetencia y las cuestiones
de incompetencia existen diferencias. La diferencia que existe con la cuestión por inhibitoria es
obvia, pues ésta se intenta ante el tribunal que se cree competente (otro tribunal), mientras que la
excepción se intenta ante el mismo tribunal; y en segundo término, si bien la cuestión por
declinatoria se presenta ante el tribunal que se cree que es incompetente (al igual que la
excepción), el efecto que trae ésta, si es acogida, es diferente, ya que el tribunal tiene que remitir
los antecedentes al tribunal competente, en cambio, con la excepción de incompetencia, se pone
término al juicio.
¿Cuál es la vía para denunciar la falta de jurisdicción? La falta de jurisdicción implica la
absoluta carencia de potestad jurisdiccional del tribunal para conocer y fallar el asunto, así, en
este caso no se está tratando de corregir vicios del procedimiento, sino que se está atacando al
fondo de la acción deducida y, por tanto, según la doctrina y jurisprudencia mayoritaria, la vía
para denunciar esta falta es a través de una excepción perentoria, la cual debe ser opuesta al
momento de contestar la demanda. La falta de jurisdicción puede tener lugar en hipótesis de
inmunidad jurisdiccional (por ejemplo, los diplomáticos y los cónsules), o cuando se quiere
someter a la potestad de los tribunales chilenos un asunto sometido a la jurisdicción extranjera.
¿Puede fundamentarse una excepción dilatoria de incompetencia del tribunal, basándose
en la regla de distribución de causas? Como se dijo en su momento, no existe unanimidad en la
doctrina respecto a la naturaleza jurídica de estas reglas; pero la postura mayoritaria señala que
las reglas de turno y distribución de causas no son normas de competencia, sino meras reglas de
carácter económico-administrativas, cuyo fin es hacer el reparto del trabajo judicial entre los
tribunales de un mismo territorio jurisdiccional. Por lo tanto, su infracción no permitiría fundar
una excepción de incompetencia, ni promover un incidente de nulidad de todo lo obrado fundado
en la vulneración de estas reglas, sino que una sanción administrativa.
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desentenderse de la demanda, ya que ésta será anulable debido a que no hay una relación
procesal, no está trabada la litis.
c. LITISPENDENCIA.
El art. 303 Nº 3 del CPC señala que sólo son admisibles como excepciones dilatorias: la
litispendencia. Ahora bien, hay litispendencia cuando entre las mismas partes existe otro juicio
que tiene el mismo objeto y la misma causa de pedir; en otras palabras, supone que se tramiten
separadamente dos o más procesos entre los que existe triple identidad.
Como se puede apreciar, esta figura se asemeja a la cosa juzgada, puesto que los mismos
presupuestos hacen prosperar una y otra. Sin embargo, se diferencian porque en la cosa juzgada
el proceso anterior está firme o ejecutoriado, mientras que en la litispendencia la causa
preexistente está en actual tramitación; de allí que litispendencia signifique “litigio pendiente”.
En concreto, los requisitos o elementos constitutivos de la litispendencia son:
i. E x i s t e n c i a d e u n j ui c i o a n t e r i o r. El juicio anterior puede estar radicado ante el
mismo tribunal que está conociendo del nuevo juicio, o bien, ante un tribunal diverso; y
se entiende que existen ambos juicios desde el momento en que el demandado ha sido
notificado válidamente de la demanda, pues desde ese instante ha nacido la relación
jurídica procesal.
ii. Es necesario que el juicio anterior esté p e n d i e n t e . Al respecto, la jurisprudencia ha
estimado que es necesario que el juicio esté en curso, lo que excluye toda posibilidad de
una medida prejudicial.
iii. Se debe estar siguiendo el anterior juicio entre las mismas partes, o sea, debe existir
identidad legal entre las partes del primer pleito y del segundo, no importando el papel
procesal que ellas desempeñan en uno y otro juicio (demandante o demandado), sino que
la calidad que tienen sobre el derecho sustancial.
iv. Ambos juicios deben versar sobre la misma materia, es decir, tanto la cosa pedida como
la causa de pedir hechas valer en un pleito, deben ser idénticas a las reclamadas en el otro
pleito.
El fundamento de esta excepción dilatoria, es evitar que las partes litigantes pretendan
subsanar los posibles errores cometidos en un juicio anterior, renovándolo mediante una nueva
demanda. Por tal razón, una vez acogida la excepción dilatoria de litispendencia, se paraliza el
nuevo pleito mientras tanto se falla el primero por sentencia una sentencia firme o ejecutoriada;
esto con el objeto de que la parte favorecida con la excepción de cosa juzgada, que pueda emanar
de esta sentencia, la oponga como excepción perentoria en el segundo pleito que estaba
paralizado, y cuya tramitación ha debido reiniciarse debido a la terminación del primero.277
277
ORELLANA señala que puede darse la situación de que un demandante ejerza acciones incompatibles en contra de
un mismo deudor en procesos distintos; por ejemplo, que demande el incumplimiento de un contrato y luego en otro
proceso (pendiente el primero) demande la resolución de ese mismo contrato. En este caso no hay triple identidad
(pues el objeto pedido es distinto), por lo tanto, no procede en el segundo proceso la excepción de litispendencia,
debiendo en esta situación procederse a la acumulación de autos para evitar resoluciones contradictorias,
acumulación que puede ordenarse de oficio por el juez, en el evento que se tramiten ante el mismo tribunal.
384
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Hay que recordar que si al escrito de demanda le falta alguno de los tres primeros
requisitos señalados en el art. 254 del CPC, el juez puede de oficio no darle curso, expresando el
defecto de que adolece. Por tanto, esta excepción dilatoria entrará en juego cuando a la demanda
le falten los requisitos Nº 4 y 5 del art. 254 del CPC, o bien, cualquiera de los tres primeros
señalados en tal precepto, cuando el juez no haga uso de su facultad de oficio de no admitir a
tramitación la demanda. El profesor FORTTES señala que esta excepción también puede referirse
a los requisitos comunes de toda presentación (suma, firma, copias, etc.).
La jurisprudencia, precisando el concepto anterior, ha dicho que el libelo es inepto
cuando la falta de algún requisito legal lo hace vago, ininteligible o susceptible de ser aplicado a
diversos casos o situaciones. En la práctica, esta es una excepción muy utilizada con un mero fin
dilatorio.278
e. BENEFICIO DE EXCUSIÓN.
El art. 303 Nº 5 del CPC dice que sólo son admisibles como excepciones dilatorias: el
beneficio de excusión. Se suele definir al beneficio de excusión como aquel derecho que tiene
todo fiador para exigir que antes que se proceda en su contra, se proceda en los bienes del deudor
principal (art. 2357 del CC).
Art. 2357. El fiador reconvenido goza del beneficio de excusión, en virtud del cual podrá exigir que antes de
proceder contra él se persiga la deuda en los bienes del deudor principal, y en las hipotecas o prendas prestadas por
éste para la seguridad de la misma deuda.
Esta excepción dilatoria se hace valer por el fiador (deudor subsidiario) en un pleito que
se sigue en contra del deudor principal; y su finalidad es paralizar el juicio, mientras el acreedor
no agote los medios judiciales en contra de los bienes del deudor principal. Si con estas nuevas
acciones interpuestas, el acreedor no obtiene el pago de su crédito, no habrá más camino que
reiniciar el juicio que había seguido primitivamente en contra del fiador. Por lo tanto, la
suspensión del juicio puede ser definitiva, si el demandante (acreedor) ve satisfecho su crédito en
278
El profesor LUHRS dice que la inconsistencia interna de la demanda no está claramente señalada como ineptitud
del libelo, pero hay quienes piensan que sí debería considerarse.
385
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f. AQUELLAS QUE TENGAN POR OBJETO CORREGIR LOS VICIOS DEL PROCEDIMIENTO.
Por último, el art. 303 Nº 6 del CPC señala que sólo son admisibles como excepciones
dilatorias: en general las que se refieran a la corrección del procedimiento sin afectar al fondo
de la acción deducida.
Según CASARINO, las excepciones dilatorias se pueden clasificar en dos grupos: el primer
grupo, corresponde a los cinco primeros números del art. 303 del CPC; y el segundo grupo está
conformado por aquellas excepciones que, participando de las características señaladas en el Nº
6 del art. 303 del CPC, pueden ser encasilladas en dicho número. Es por ello que la enumeración
de las excepciones dilatorias, contenida en el art. 303 del CPC, no es taxativa, pues el Nº 6 está
concebido en términos amplios, pudiendo comprenderse en él múltiples situaciones, que tiendan
a la corrección del procedimiento sin afectar al fondo de la acción deducida (por ejemplo, la falta
de mandato judicial).
La importancia de esta clasificación, está en que las del primer grupo presentan la ventaja
de que estando contempladas expresamente en la ley con el carácter de dilatorias, no darán
margen a dificultades al esgrimirlas como tales; en cambio, las pertenecientes al segundo grupo,
al ser opuesta podrán originar una cuestión previa destinada a constatar si tienen las
características señaladas en el Nº 6 del art. 303 del CPC, es decir, el demandado tendrá la
necesidad de probar su condición de dilatoria.
De acuerdo al art. 305 inc. I del CPC, las excepciones dilatorias deben oponerse todas en
un mismo escrito y dentro del término de emplazamiento fijado por los arts. 258 a 260. Es decir,
se deben oponer dentro del término para contestar la demanda (15 ó 18 días, o 18 días más el
aumento mencionado en la tabla).El profesor ALFARO dice que, tradicionalmente, se señala que
se deben oponer dentro del término de emplazamiento y “antes de la contestación de la
demanda”; y la razón por la cual se deben tramitar antes de contestar la demanda, es porque
279
Según el profesor LUHRS, en estricto rigor, el beneficio de excusión es una excepción perentoria, pues el fiador
que la reclama está diciendo que carece de legitimación pasiva (ataca al fondo de la acción), debido a que su
legitimación está sujeta a la condición de que el deudor principal no pague.
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primero se debe discutir la forma, para ver si después se puede entrar al fondo del asunto.
El plazo para oponer las excepciones dilatorias, reviste el carácter de fatal, dada la
expresión “dentro del” que utiliza la norma y porque se trata de un plazo legal contemplado en el
CPC; por lo tanto, si no se ejercen dentro del término de emplazamiento, precluirá el derecho del
demandado para ejercerlas posteriormente. Sin embargo, esto presenta dos excepciones:
i. El art. 305 inc. II del CPC dispone que si así no se hace (si no se han opuesto todas en un
mismo escrito y dentro del término de emplazamiento ya indicado), se podrán oponer en
el progreso del juicio sólo por vía de alegación o defensa, y se estará a lo dispuesto en
los arts. 85 y 86 (incidente de nulidad procesal).280
Art. 85. Todo incidente originado de un hecho que acontezca durante el juicio, deberá promoverse tan
pronto como el hecho llegue a conocimiento de la parte respectiva.
Si en el proceso consta que el hecho ha llegado al conocimiento de la parte, y si ésta ha practicado una
gestión posterior a dicho conocimiento, el incidente promovido después será rechazado de plano, salvo que
se trate de alguno de los vicios o circunstancias a que se refiere el inc. III del artículo anterior (un vicio que
anule el proceso, o se trate de una circunstancia esencial para la ritualidad o la marcha del juicio, evento en
el cual el tribunal ordenará que se practiquen las diligencias necesarias para que el proceso siga su curso
legal).
El alcance de esta norma, es que si las excepciones dilatorias no han sido opuestas como
tales en la forma y oportunidad que la ley señala, se pueden formular con el mismo
carácter de dilatorias al contestar la demanda o en el curso posterior del juicio, incluso,
estando las partes citadas para oír sentencia. Sin embargo, se debe estar a lo que
establece, fundamentalmente, el art. 85, o sea, que, en principio, estas excepciones
dilatorias informales y extemporáneas deben ser rechazadas, salvo que: se funden en un
vicio que anule el proceso, o en una circunstancia esencial para la ritualidad o la marcha
del mismo. Por ejemplo, la demanda no se ajusta a los requisitos de forma señalados en el
art. 254 del CPC y en vez de oponer la excepción dilatoria de ineptitud del libelo dentro
del término para contestar la demanda, se contesta ésta, y luego, al presentar el escrito de
dúplica, se hace notar el defecto de forma de que adolece la demanda; esta excepción
dilatoria deberá rechazarse, porque se debió oponer tan pronto el hecho en que se funda
(ineptitud del libelo) llegó a conocimiento de la persona, y antes de hacer cualquiera
gestión principal en el pleito. En cambio, si la demanda ha sido interpuesta por un
incapaz, y en vez de oponer la excepción dilatoria pertinente en el plazo para contestar la
demanda, se ataca el fondo de la acción, y luego, estando el proceso en estado de prueba,
se formula la correspondiente incidencia sobre la falta de capacidad del demandante; esta
excepción dilatoria deberá ser acogida, pues se funda en un vicio que anula el proceso.
ii. Y, por otro lado, el art. 305 inc. II del CPC señala que las excepciones primera
(incompetencia de tribunal) y tercera (litispendencia) del art. 303 podrán oponerse en
segunda instancia en forma de incidente. En este caso la incompetencia alegada
solamente puede ser la absoluta, se descarta la relativa puesto que los litigantes han
efectuado toda clase de actuaciones sin alegar la incompetencia territorial, lo que lleva, en
definitiva, a la prórroga de la competencia.
280
El art. 305 del CPC usa la expresión “alegación o defensa”, aunque no del modo más apropiado, toda vez que las
alegaciones o defensas afectan el fondo de la acción deducida y las excepciones dilatorias nunca tienen tal carácter.
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282
Según el profesor LUHRS la sentencia que falla una excepción dilatoria siempre es una sentencia interlocutoria de
primera clase, pues de acuerdo a este artículo, la resolución que desecha el incidente es “apelable”, y sólo son
apelables las sentencias definitvas e interloctorias, no así los autos.
283
Como se dijo, las excepciones dilatorias son incidentes de previo y especial pronunciamiento y, por tanto, se
tramitan en la misma pieza de autos. Entonces, es incomprensible que desechada una de estas excepciones, se
autorice al tribunal inferior para que siga conociendo pendiente el recurso.
389
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a. CONCEPTO.
Las excepciones perentorias son aquellas que tienen por objeto enervar o atacar el fondo
de la pretensión deducida por el demandante. En concreto, estas excepciones tienen por objeto
destruir el fundamento de la pretensión (hecho material y jurídico que sirve de fundamento al
derecho deducido al juicio), e importan la introducción de un hecho de carácter impeditivo,
modificativo o extintivo de la pretensión del actor.
Normalmente se confunden o identifican con los modos de extinguir las obligaciones,
porque en general, éstos son efectivamente excepciones perentorias; pero no sólo se identifican
con los modos de extinguir, sino que pueden aludir a cualquier hecho impeditivo (por ejemplo, la
falta de objeto o de causa) o modificatorio de la situación jurídica que motivó la pretensión (por
ejemplo, la compraventa de un bien raíz celebrada por un incapaz relativo y que posteriormente
convalida su representante legal).
En general, los tratadistas sostienen que estas excepciones son tantas como los modos de
extinguir las obligaciones; por ejemplo, el pago, la dación en pago, la compensación, la
confusión, la remisión de la deuda, la novación, la pérdida de la cosa, la prescripción extintiva, la
transacción, la renuncia del derecho del reclamante, la nulidad, la simulación o inexistencia, la
cosa juzgada, etc.
b. TRAMITACIÓN.
Estas excepciones no se tramitan de forma incidental como las excepciones perentorias,
pues se deben hacer valer en el escrito de contestación de la demanda (art. 309 Nº 3 del CPC) y,
por ende, forman parte de la cuestión principal. Consecuencia de lo anterior, deben ser resueltas
en la parte resolutiva del fallo (art. 170 Nº 6 del CPC), a diferencia de las excepciones dilatorias
que se resuelven en el momento.
Art. 309. La contestación a la demanda debe contener:
3. Las excepciones que se oponen a la demanda y la exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en
que se apoyan.
Art. 170. Las sentencias definitivas de primera o de única instancia y las de segunda que modifiquen o revoquen en
su parte dispositiva las de otros tribunales, contendrán:
6. La decisión del asunto controvertido. Esta decisión deberá comprender todas las acciones y excepciones que se
hayan hecho valer en el juicio; pero podrá omitirse la resolución de aquellas que sean incompatibles con las
aceptadas.
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a. CONCEPTO.
Las excepciones anómalas son aquellas que, siendo perentorias en cuanto a su naturaleza,
pueden ser opuestas en cualquier estado del juicio, antes de la citación para oír sentencia en
primera instancia, y antes de la vista de la causa en segunda instancia.
Estas excepciones se regulan con ocasión de la contestación de la demanda, pues el art.
310 inc. I del CPC dice que no obstante lo dispuesto en el artículo anterior (referente a la
contestación), las excepciones de prescripción, cosa juzgada, transacción y pago efectivo de la
deuda, cuando ésta se funde en un antecedente escrito, podrán oponerse en cualquier estado de
la causa; pero no se admitirán si no se alegan por escrito antes de la citación para oír sentencia
en primera instancia, o de la vista de la causa en segunda.
391
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b. TRAMITACIÓN.
Aquí se debe distinguir si las excepciones de prescripción, de cosa juzgada, de
transacción y de pago efectivo de la deuda (cuando la deuda se funde en un antecedente escrito),
se formularon en primera o segunda instancia:
i. Si se formulan en primera instancia, hay que distinguir si se recibió o no la causa a
prueba:
- De acuerdo al art. 310 inc. II del CPC, si se formulan en primera instancia, después de
recibida la causa a prueba, se tramitarán como incidentes, que pueden recibirse a
prueba, si el tribunal lo estima necesario (es decir, como incidentes ordinarios), y se
reservará su resolución para definitiva. La razón d esto, es que con ello se busca
generar posibilidad de discusión y prueba.
.
- Si se formulan antes de recibir la causa a prueba, el CPC nada dice, pero en la práctica
se otorga traslado a la parte contraria (para que exponga lo que estime conveniente), y
luego se sigue tramitando conjuntamente con la causa principal; en otras palabras, se
tramitarán como incidentes y la prueba se rendirá en el término probatorio ordinario
de la causa principal. Por tanto, aquí también se debe reservar el fallo para la
sentencia definitiva.
ii. Y, conforme al art. 310 inc. III del CPC, si se deducen en segunda instancia, se seguirá
igual procedimiento (es decir, se deben tramitar como incidentes que se pueden recibir a
prueba y se deben fallar en la sentencia definitiva de segunda instancia), pero en tal caso
el tribunal de alzada se pronunciará sobre ellas en única instancia.
284
Hay que recordar, desde el punto de vista civil, que quienes pueden alegar la prescripción son: el poseedor (si se
trata de la prescripción adquisitiva), o el deudor (si se trata de la prescripción extintiva), y los causahabientes a título
singular o universal de ambos (cesionarios, legatarios o herederos). La doctrina se ha preguntado si puede o no
alegar la prescripción adquisitiva un acreedor del poseedor, como una especie de acción oblicua o subrogatoria, pero
la respuesta es negativa, ya que no existe una disposición que así lo autorice y, como se sabe, se requiere de una
norma legal expresa para que opere la acción subrogatoria.
285
Hay casos excepcionales en los cuales el juez puede declarar la prescripción de oficio, como la prescripción de la
acción penal; la prescripción de la pena; y la prescripción del carácter ejecutivo de un título, pues según el art. 442
del CPC, el tribunal denegará la ejecución si el título presentado tiene más de tres años, contados desde que la
obligación se haya hecho exigible; salvo que se compruebe la subsistencia de la acción ejecutiva por alguno de los
medios que sirven para deducir esta acción en conformidad al art. 434 (por otro título ejecutivo).
392
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cumplido con las exigencias legales, la cosa es del dominio del prescribiente, de modo
que una pura excepción sería insuficiente. Por tanto, en la prescripción adquisitiva si el
prescribiente es el demandante, en su demanda accionará de prescripción; mientras que si
es el demandado, al contestar deberá alegarla como acción, vale decir, mediante una
demanda reconvencional.
ii. La minoría, en cambio, sostiene que si se demanda al prescribiente, es posible oponer la
prescripción adquisitiva como excepción, puesto que el art. 310 del CPC no distingue
entre prescripción adquisitiva y extintiva.
La jurisprudencia ha establecido que la única prescripción que se puede alegar como
excepción es la extintiva, por lo tanto, cuando el demandado quiere alegar prescripción
adquisitiva, lo debe hacer por vía de acción, es decir, por vía de reconvención. Pero la prudencia
aconseja al demandado que, al alegar la prescripción adquisitiva, deduzca demanda
reconvencional y, simultáneamente, incluir entre las excepciones la perentoria de prescripción,
para el caso de no acogerse la contra-demanda.
6. LA CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA.
a. CONCEPTO.
La contestación de la demanda se encuentra regulada en el Título VII del Libro II del CPC,
denominado “De la contestación y demás trámites hasta el estado de prueba o de sentencia” (arts.
309 a 313). Este título sugiere dos alternativas que el tribunal puede tomar luego de la
contestación: puede recibir la causa a prueba, o puede citar a las partes para oír sentencia.
Según CASARINO, la contestación de la demanda es aquel escrito en que el demandado
opone las excepciones o defensas que hace valer en contra del demandante, destinadas a enervar
o destruir las pretensiones que éste ha deducido. Por tanto, así como el escrito de demanda
resume las pretensiones del actor y es un acto procesal que inicia el juicio, el escrito de
contestación de la demanda resume las pretensiones del demandado y es, por regla general, su
primer acto procesal dentro de aquél (salvo que interponga excepciones dilatorias).
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Art. 909. El poseedor de buena fe, vencido, tiene asimismo derecho a que se le abonen las mejoras útiles,
hechas antes de contestarse la demanda.
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Art. 19. Si son dos o más las partes que entablan una demanda o gestión judicial y deducen las mismas
acciones, deberán obrar todas conjuntamente, constituyendo un solo mandatario.
La misma regla se aplicará a los demandados cuando sean dos o más y opongan idénticas excepciones o
defensas.
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7. LA RÉPLICA Y LA DÚPLICA.
a. CONCEPTO.
En el juicio ordinario de mayor cuantía el período de discusión no queda agotado con la
presentación de los escritos de demanda y de contestación, pues existe, con posterioridad, una
nueva discusión de ambas partes litigantes que recibe el nombre de réplica y duplica. No se trata
de trámites esenciales (como la demanda), por tanto, su omisión no invalida el proceso, ya que
las partes son dueñas de evacuarlos o no.
La r é p l i c a es el escrito en que el demandante, junto con tratar de destruir las
excepciones, alegaciones o defensas hechas valer por el demandado, reafirma la posición de sus
acciones. Y la d ú p l i c a es el escrito en que el demandado, junto con reafirmar la oposición de
sus excepciones, alegaciones o defensas, trata de destruir las acciones deducidas por el actor.
b. OBJETIVO.
La réplica y la dúplica tienen por función natural argumentar, es decir, pretenden reforzar
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las pretensiones o contrapretensiones, y desvirtuar las de la contraria286. Pero el art. 312 del CPC
agrega una función adicional, al decir que en los escritos de réplica y dúplica podrán las partes
ampliar, adicionar o modificar las acciones y excepciones que hayan formulado en la demanda
y contestación, pero sin que puedan alterar las que sean objeto principal del pleito.
i. A m p l i a r, implica extender las pretensiones o contrapretensiones, de manera de reforzar
o desarrollar de mejor manera los argumentos en que ellas se apoyan, sin alterar la
esencia. Por ejemplo, en la demanda se pide la resolución del contrato por cumplimento
de la condición resolutoria, y en la réplica se pide, además, la indemnización de
perjuicios; o en la demanda se pide indemnización por interés y en la réplica por
reajustes.
ii. A d i c i o n a r , implica agregar nuevos argumentos o raciocinios a los ya planteados, o
fundamentos de hecho y de derecho. Por ejemplo, se agrega la prescripción adquisitiva
como un nuevo argumento en un juicio de reivindicación.
iii. Y m o d i f i c a r , implica alterar la argumentación. Se pueden modificar las circunstancias
jurídicas sin alterar los hechos (por ejemplo, se dice que es arrendatario, pero en realidad
es comodatario); y se pueden alterar los hechos, en cuanto a su ubicación temporal o
circunstancias espaciales.
Por lo tanto, la réplica y la dúplica están sujetas a una doble limitación, a saber: pueden
consistir únicamente en ampliar, adicionar o modificar las acciones o las excepciones; y no
pueden afectar las acciones o excepciones que sean objeto principal del pleito. En cuanto a la
frase “acciones o excepciones que no sean objeto principal del pleito”, CASARINO señala que en
los escritos de demanda o contestación se contienen acciones o excepciones principales y otras
que no revisan este carácter, pudiendo ampliarse, adicionarse o modificarse únicamente estas
últimas; es decir, se trata de acciones o excepciones que se han formulado con el carácter de
subsidiarias a una principal, por ser incompatibles con ésta, o bien, como consecuencia de una
acción o excepción principal. Así, por ejemplo, en una demanda se hace valer la acción de
cumplimiento de un contrato y, en subsidio, la de resolución del mismo, por tanto, no habría
inconveniente para que el actor en su escrito de réplica ampliara, adicionara o modificara la
acción de resolución; o, también, puede ocurrir que en una demanda se haga valer la acción de
cobro de un mutuo y, consecuencialmente, la acción de cobro de intereses (acción
consecuencial), aquí no habría inconveniente para que el actor en su escrito de réplica ampliara,
adicionara o modificara la acción de cobro de intereses.287
Con todo, el profesor FORTTES señala que los términos de esta norma son ambiguos, por
ello se presenta mucha discusión en la práctica. Es por ello que la jurisprudencia ha dado algunos
criterios a utilizar:
i. No se pueden interponer peticiones subsidiarias que importen una modificación
sustancial de las acciones deducidas. La jurisprudencia ha aplicado esto con ocasión de
286
El profesor LUHRS señala que, en general, tanto la réplica como la dúplica son inútiles, pero se les puede sacar
partido por la vía de la argumentación.
287
En otra opinión, el profesor Enrique WIEGAND señala que cuando el legislador habla de acción y excepciones en
el art. 312 del CPC, se refiere al fundamento, a la causa de pedir, a la razón de la pretensión, y lo mismo con las
excepciones; esto es lo que no se puede modificar en la réplica y en la dúplica. Lo que sí se puede alterar, es el
objeto pedido, por ejemplo, se reclama la propiedad, y luego un usufructo.
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un sujeto que interpuso una demanda de nulidad de un contrato y, luego, por una petición
subsidiaria quiso interponer una demanda de cumplimiento; aquí se estaría alterando el
objeto de la litis (ambas pretensiones son incompatibles).
ii. No se pueden por estos escritos reemplazarse las acciones y excepciones por otras,
aunque sea subsidiariamente; y no se puede instaurar una acción totalmente distinta a la
entablada en la demanda.
iii. Si la pretensión se fundaba en el dominio adquirido como resultado de una compraventa,
no se puede en la réplica fundar el derecho en un título y modo distinto.
b. FORMALIDADES Y TRAMITACIÓN.
Deben presentarse por escrito, lo cual se deduce del principio o característica dominante
de los juicios ordinarios de mayor cuantía (principio de escrituración), y de la expresión “en los
escritos de réplica y duplica” que utiliza el art. 312 del CPC. Pero, en todo caso, a diferencia de
los escritos de demanda y contestación, no necesitan contener mención especial alguna; es decir,
sólo deben cumplir con los requisitos comunes de todo escrito, ya que no se les exigen
requisitos propios o particulares.
Una vez presentado el escrito de contestación de la demanda, o en rebeldía del
demandado (contestación ficta), el tribunal debe dictar una resolución judicial (que se notifica
por el estado), confiriendo traslado por seis días al demandante para que presente su escrito de
réplica; y presentando el escrito de réplica por el actor, o en su rebeldía, el demandado presentará
su escrito de duplica en un plazo de seis días. En efecto, conforme al art. 311 del CPC, de la
contestación se comunicará traslado al actor por el término de seis días, y de la réplica al
demandado por igual término. Estos plazos son fatales, es decir, el derecho para presentar el
escrito de réplica o de duplica, según el caso, se extingue por el sólo hecho del vencimiento del
respectivo plazo.
Una vez evacuado el trámite de dúplica por el demandado, o vencido el término para
evacuarlo, el proceso queda en condiciones de ser estudiado por el juez, a fin de decidir y
resolver si debe recibir la causa a prueba o, por el contrario, citar a las partes para oír sentencia;
pero antes de pasar a esta nueva etapa, se debe estudiar una variante que se puede presentar en la
tramitación del juicio ordinario de mayor cuantía, y que es la reconvención.
8. LA RECONVENCIÓN.
a. CONCEPTO.
Una de las actitudes que puede adoptar el demandado, una vez notificado de la demanda,
es reconvenir; y esta situación se presenta cuando el demandado tiene, a su vez, una o más
pretensiones que puede hacer valer en contra del demandante, de suerte que el demandante
primitivo se transforma en demandado, y el demandado pasa asumir también el papel de actor.
400
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b. SUJETOS DE LA RECONVENCIÓN.
La reconvención produce una alteración de las calidades de las partes en el proceso, pues
al interponerse esta contrademanda, el demandado pasa a ser, a la vez, demandante, y el actor, a
su vez, pasa a ser demandado.
i. El demandado es titular de la reconvención, y se trata de una facultad y no de un deber,
pues éste si quiere deduce reconvención, y si no lo desea, le quedan a salvo sus derechos
para hacerlos valer en un proceso separado. El mandatario judicial del demandado, puede
deducir reconvención sin necesidad de tener una facultad especial, puesto que ésta es una
facultad ordinaria del mandato (art. 7º inc. I del CPC).
Para los efectos de determinar la carga de la prueba, existiendo reconvención, al
demandado deberá estimársele como demandante respecto de la pretensión hecha valer en
esta contrademanda.
ii. La reconvención debe ser dirigida en contra de la persona que desempeña el papel de
demandante en el juicio primitivo, quien pasa a ser la parte demandada frente a la
reconvención.
401
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demanda.
ii. Que tanto la demanda como la reconvención, en razón de sus respectivas naturalezas,
estén sometidas a un mismo procedimiento. Este requisito no lo señala expresamente el
legislador, pero la doctrina y la jurisprudencia lo exigen, y la razón de su exigencia está
en que ambas pretensiones se deben tramitar y fallar conjuntamente. En efecto, el art. 316
inc. I del CPC señala que la reconvención se substanciará y fallará conjuntamente con la
demanda principal, sin perjuicio de lo establecido en el art. 172 (si la demanda o la
reconvención llegan al estado de sentencia antes de que termine el procedimiento en la
restante, podrá el tribunal fallar desde luego una u otra).
Hay que tener en cuenta que no en todo procedimiento opera la reconvención, pues hay
que distinguir:
- Es obvio que opera en el juicio ordinario de mayor cuantía, pues la reconvención está
regulada en el Libro II “Del juicio ordinario”.
- En el juicio de menor cuantía opera, puesto que así se desprende del art. 698 Nº 1 del
CPC, al decir que se omitirán los escritos de réplica y dúplica. Si se deduce
reconvención, se dará traslado de ella al demandante por seis días, y con lo que éste
exponga o en su rebeldía, se recibirá la causa a prueba.
- En el juicio de mínima cuantía, el art. 713 del CPC lo permite expresamente, al decir
que el demandado podrá también deducir reconvención en la audiencia de
contestación cuando el tribunal sea competente para conocer de ella y siempre que no
esté sometida a un procedimiento especial y tenga por objeto enervar la acción
deducida o esté íntimamente ligada con ella. En caso contrario no se admitirá a
tramitación.
- En el procedimiento sumario nada dice la ley. Pero en caso de permitirse, la
reconvención procedería cuando el demandado asistiera al comparendo de
contestación, y el demandante tomaría conocimiento inmediato de ella, pero no podría
exigírsele que la conteste de inmediato, ya que sobrevendría una especie de
indefensión; puede contestarla en una nueva fecha para continuar la audiencia (el
mismo comparendo).
- En los demás procedimientos, una ley especial lo debe permitir expresamente, así por
ejemplo, Ley sobre Arrendamiento de Predios Urbanos; en los juicios laborales; y en
los juicios de policía local.
CASARINO señala que no habría problema para que se pueda reconvenir, aun cuando la
reconvención deba ventilarse de acuerdo a un procedimiento especial, siempre y cuando
el demandado renuncie a este procedimiento y acepte que su acción reconvencional se
sustancie y falle en conformidad a los trámites del procedimiento ordinario. En cambio, el
profesor Gonzalo CALVO señala que la reconvención sólo procede cuando la pretensión
deducida vía reconvención se sujeta a un procedimiento análogo al de la demanda, puesto
que esta es la única forma de que puedan substanciarse conjuntamente; pero también
procede cuando, a pesar de estar la reconvención sometida a procedimientos distintos, se
permita la conversión (por ejemplo, el art. 681 del CPC permite la conversión del
procedimiento sumario al ordinario, o viceversa).
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iii. Por último, no se exige que entre la pretensión del actor y la del demandado exista una
vinculación especial. Para nuestra legislación procesal la acción principal y la acción
reconvencional pueden ser perfectamente independientes la una de la otra, emanando
cada una de ellas de sus diversos y respectivos títulos. La única vinculación que se exige,
es la de los sujetos.
d. PROCEDIMIENTO DE LA RECONVENCIÓN.
En cuanto a la oportunidad para plantearla, de acuerdo al art. 314 inc. I del CPC, si el
demandado reconviene al actor, deberá hacerlo en el escrito de contestación sujetándose a las
disposiciones de los arts. 254 (debe cumplir con los requisitos del escrito de demanda) y 261
(puede modificar la reconvención, antes de la contestación por parte del actor); y se considerará,
para este efecto, como demandada la parte contra quien se deduzca la reconvención. No
existen fórmulas para plantearla, de suerte que la reconvención podrá contenerse en el escrito de
contestación de la demanda como petición principal o accesoria, aunque en la práctica se plantea
en un otrosí (después de la petición principal que puede ser la oposición de excepciones o/y
meras defensas).
Si la demanda ya se contestó, caduca el derecho a reconvenir. Pues aun cuando el plazo
para contestar todavía no hubiere vencido, el sólo hecho de que el demandado presente su escrito
de contestación de la demanda, extingue su derecho para poder reconvenir posteriormente.
La reconvención se notifica por el estado diario, puesto que no hay disposición especial
sobre el particular, y una vez notificada el demandado reconvencional, puede tener las mismas
actitudes que el demandado principal: guardar silencio, allanarse, no contradecir los hechos,
defenderse (oponer excepciones o meras defensas), pero no podrá reconvenir, pues de ser así, el
juicio se alargaría. Las excepciones dilatorias que puede oponer el demandado reconvenido a la
demanda reconvencional, son las mismas que puede oponer el demandado al actor, pues
conforme al art. 317 inc. I del CPC, contra la reconvención hay lugar a las excepciones dilatorias
enumeradas en el art. 303, las cuales se propondrán dentro del término de seis días y en la
forma expresada en el art. 305 (todas en un mismo escrito). Agrega el inc. II que acogida una
excepción dilatoria, el demandante reconvencional deberá subsanar los defectos de que
adolezca la reconvención dentro de los diez días siguientes a la fecha de notificación de la
resolución que haya acogido la excepción. Si así no lo hiciere, se tendrá por no presentada la
reconvención, para todos los efectos legales, por el sólo ministerio de la ley.
La razón del plazo establecido en el inc. II del art. 317 del CPC, es porque el demandado
reconvencional (actor de la demanda) al oponer las excepciones dilatorias y al ser éstas acogidas,
tendrían que ser subsanadas por el demandante reconvencional (si son subsanables), y éste
podría no hacer nada para subsanarlas, con el objeto de que no se tramite la demanda entablada
por el actor. Para evitar esto, se le da un plazo limitado de 10 días al demandante reconvencional
para subsanarlas. Como se verá, esto no ocurre respecto de las excepciones dilatorias que se
oponen a la demanda principal, en donde no hay un plazo para subsanarlas, esto debido a que la
no subsanación perjudica al demandante y, por tanto, el juicio quedará paralizado debido a su
irresponsabilidad.
¿Cómo se tramita la reconvención? La regla general, es que la reconvención se
substanciará y fallará conjuntamente con la demanda principal, sin perjuicio de lo establecido
en el art. 172 (art. 316 inc. I del CPC); y de la demanda reconvencional, se confiere traslado al
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demandante por un plazo de seis días; la ley no dice expresamente este plazo, pero se extrae del
inc. I del art. 317 del CPC, que señala que contra la reconvención hay lugar a las excepciones
dilatorias enumeradas en el art. 303, las cuales se propondrán “dentro del término de seis días”
y en la forma expresada en el art. 305. Sin embargo, existen dos casos en que la reconvención no
se sustancia y falla conjuntamente con la demanda principal, a saber:
i. Se puede fallar antes la demanda principal o la reconvención, según el caso, si se presenta
el fenómeno procesal de la separación o división de juicios, contemplado en el art. 172
del CPC. Dicha norma señala que cuando en un mismo juicio se ventilen dos o más
cuestiones que puedan ser resueltas separada o parcialmente, sin que ello ofrezca
dificultad para la marcha del proceso, y alguna o algunas de dichas cuestiones o parte
de ellas, lleguen al estado de sentencia antes de que termine el procedimiento en las
restantes, podrá el tribunal fallar desde luego las primeras. Por lo tanto, pueden recaer
diversas sentencias definitivas en la misma instancia, de modo que para individualizarlas
se las llama “sentencias definitivas parciales”; la dictación de estas sentencias definitivas
parciales se obtiene a petición de parte), pues conforme al inc. II que en este caso se
formará cuaderno separado con compulsas de todas las piezas necesarias para dictar
fallo y ejecutarlo, a costa del que solicite la separación.
ii. El art. 316 inc. III del CPC, dice que no se concederá en la reconvención aumento
extraordinario de término para rendir prueba fuera del territorio de la República cuando
no deba concederse en la cuestión principal. La razón de esto, es que la demanda
reconvencional no entorpezca el curso de la principal, así, si no se concede este aumento
para la principal, menos para la reconvención
C. L A CONCILIACIÓN .
1. CONCEPTO.
Con la dúplica de la reconvención, por parte del demandante, se termina la fase de
discusión en el juicio ordinario de mayor cuantía. Pero en una reciente modificación, del año
1994, se introdujo a la estructura del proceso ordinario un trámite adicional y esencial: el
llamado a conciliación obligatorio de las partes. Por lo tanto, tras la dúplica, el tribunal cita a las
partes a la audiencia de conciliación.
La conciliación es un trámite del juicio que está entre el periodo de discusión y el periodo
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2. CLASES DE CONCILIACIÓN.
La conciliación según su extensión, o según el alcance que tenga el acuerdo de las partes,
se clasifica en total y parcial. Esta clasificación tiene como base al art. 263 del CPC, el cual
señala que el juez obrará como amigable componedor. Tratará de obtener un avenimiento total
o parcial en el litigio. Las opiniones que emita no lo inhabilitan para seguir conociendo de la
causa.
La c o n c i l i a c i ó n t o t a l , es aquella que pone fin a todas las cuestiones controvertidas
del pleito; y la c o n c i l i a c i ó n p a r c i a l , en cambio, es aquella que resuelve sólo alguna o
algunas de las cuestiones controvertidas del pleito. La importancia de esta clasificación, radica
en que, según la clase de conciliación, el juicio continuará adelante o no; pues sólo con la
conciliación total, se pone término al conflicto (de forma anormal).
El profesor ALFARO también distingue entre c o n c i l i a c i ó n p a r c i a l o bj e t i v a , si hay,
por ejemplo, tres pretensiones y se llega a acuerdo en dos de las mismas; y c o n c i l i a c i ó n
p a r c i a l s u b j e t i v a , si hay, por ejemplo, varios demandados y un demandante llega a acuerdo
con dos de ellos.
3. ÁMBITO DE APLICACIÓN.
La conciliación se encuentra regulada en el Título II (“De la conciliación”), del Libro II
(“Del juicio ordinario”) del CPC, en los arts. 262 a 268. CASARINO critica la ubicación de esta
institución, toda vez que sus disposiciones son de carácter general y, por tanto, aplicables a todo
procedimiento (no sólo el juicio ordinario), salvo las contadas excepciones legales. En efecto, la
conciliación es aplicable a todo juicio civil, en que legalmente sea admisible la transacción, así lo
dispone el art. 262 inc. I del CPC que señala que en todo juicio civil, en que legalmente sea
admisible la transacción, con excepción de los juicios o procedimientos especiales de que tratan
289
Según el profesor LUHRS, la palabra conciliación puede tener dos significados: uno es el trámite o diligencia, y
otro es el resultado eventual que puede tener este trámite o diligencia.
290
Hoy en día en materia penal, por el sistema acusatorio (no inquisitivo) se permiten salidas alternativas, como los
acuerdos reparatorios, en donde la víctima y el imputado pueden acordar que en vez de seguir un juicio, se pague,
por ejemplo, una cierta cantidad de dinero. Pero en materia procesal penal basta con que exista acuerdo directo entre
las partes, en cambio, en materia civil se produce un acuerdo total o parcial en base a lo que el juez propone, es
decir, el juez tiene un rol activo.
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los Títulos I (juicio ejecutivo en las obligaciones de dar), II (Juicio ejecutivo en las obligaciones
de hacer y no hacer), III (“De los efectos del derecho legal de retención”), V (“De la citación de
evicción”) y XVI (“De los juicos de hacienda) del Libro III (“De los juicios especiales”), una vez
agotados los trámites de discusión y siempre que no se trate de los casos mencionados en el art.
313 (allanamiento y no contradicción), el juez llamará a las partes a conciliación y les
propondrá personalmente bases de arreglo.
Por lo tanto, la regla general, es que conciliación proceda en todo juicio civil, pero el
mismo art. 262 del CPC se encarga de señalar cuáles son los juicios civiles en que no tiene lugar
la conciliación; a saber:
i. Juicios civiles en donde no procede la transacción. Por ejemplo, el art. 2450 del CC
dispone que no se puede transigir sobre el estado civil de las personas; asimismo el art.
2452 del mismo Código señala que no vale la transacción sobre derechos ajenos o sobre
derechos que no existen. En general, se trata de materias que comprometen al orden
público.
ii. Algunos juicios especiales que contempla el Libro III del CPC, a saber: el juicio ejecutivo
en las obligaciones de dar, en las obligaciones de hacer y de no hacer, y los juicios de
hacienda (los representantes del Fisco carecen de la facultad para transigir, de suerte que
la ley excluyó estos juicios de la posibilidad de conciliación).
iii. Los efectos del derecho legal de retención. El derecho legal de retención es la facultad
que tiene una persona de conservar en su poder una o más cosas de su acreedor, hasta que
éste le pague los gastos o perjuicios en que ha incurrido con su tenencia, pudiendo
realizarlas, según las formalidades legales, cuando el acreedor no pague. Esto no es
propiamente un juicio, sino que se trata más bien de gestiones relativas a la declaración
de un derecho (en este caso el derecho de retención) por una sentencia judicial.
iv. La citación de evicción. Esto tampoco es propiamente un juicio, incluso se ha criticado su
ubicación en el Libro III del CPC, pues más que un juicio especial, es una verdadera
cuestión accesoria que se puede presentar en cualquier clase de juicio; de manera que su
lugar lógico debió ser el Libro I, o sea, entre las normas comunes a todo procedimiento.
La citación de evicción es una figura que se relaciona con la compraventa,
específicamente con una de las obligaciones de todo vendedor, a saber, el saneamiento de
la cosa vendida, obligación que tiene por objeto amparar al comprador en el dominio y
posesión pacífica de la cosa. Por tanto, hay evicción de la cosa comprada, cuando el
comprador es privado del todo o parte de ella, por sentencia judicial (art. 1838 del CC); y
así, el comprador a quien se demanda la cosa vendida, por causa anterior a la venta,
deberá citar al vendedor para que comparezca a defenderlo (art. 1843 inc. I del CC).
v. Tampoco procede la conciliación, en el caso de que el demandado acepte llanamente las
peticiones del demandante, o si en sus escritos no contradice en materia substancial y
pertinente los hechos sobre que versa el juicio; pues, en estos casos, el tribunal mandará
citar a las partes para oír sentencia definitiva, una vez evacuado el traslado de la
réplica. Igual citación se dispondrá cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más
trámite (art. 313 del CPC).
vi. Por último, en el procedimiento incidental tampoco hay conciliación obligatoria.
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Se plantea la discusión acerca de si la enumeración que hace el art. 262 del CPC de los
casos en que no procede la conciliación, es o no taxativa. Según CASARINO no es taxativa, por
cuanto existe otra clase de juicios a los cuales no se les podría poner término mediante
conciliación, cuales son, todos aquellos juicios en que las partes litigantes no son dueñas de
disponer libremente del derecho material controvertido, en razón de estar comprometidas normas
de orden público, por ejemplo, juicios de nulidad de matrimonio, juicios de separación de bienes,
etc. En el mismo sentido, el profesor FORTTES señala que la conciliación procederá en todo
juicio civil donde las partes tengan disponibilidad de la pretensión (lo cual se relaciona
directamente con la admisibilidad de la transacción).
4. TAMITACIÓN.
Con la entrada en vigencia de ley 19.334 del año 1994, se estableció como obligatorio el
trámite de conciliación en todos aquellos juicios en que, por su naturaleza, es admitida la
transacción y, consecuencialmente, importa una obligación para el juez que conoce del asunto,
una vez terminada la etapa de discusión, proponer a las partes bases de arreglo para lograr la
solución del conflicto. Es más, nuestro legislador lo elevó a la categoría de un trámite esencial,
por ende, si no se verifica, operará el recurso de casación en la forma (art. 795 Nº 2 del CPC).291
Art. 795. En general, son trámites o diligencias esenciales en la primera o en la única instancia en los juicios de
mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales:
2. El llamado a las partes a conciliación, en los casos en que corresponda conforme a la ley.
291
Antes de la reforma legal, el trámite de conciliación sólo era una facultad del juez y, en la práctica, eran reacios a
tramitarla, ya que por las causales de recusación e implicancias, si los jueces anticipadamente expresan una
solución, pueden ser inhabilitados y, además porque se veían obligados a estudiar los antecedentes. El propósito que
inspiró al legislador de 1994 para establecer un llamado a conciliación obligatorio, fue el de disminuir el tiempo de
tramitación de los procesos judiciales y, consecuencialmente, la cantidad de litigios pendientes. Según el profesor
LUHRS, las novedades que introdujo la ley 19.334 son: que el juez puede dar su opinión sin ser recusado, y de oficio
puede agregar los medios de prueba que estime pertinentes.
292
El profesor ALFARO señala que la resolución que cita a las partes para la conciliación, primero se notifica por el
estado diario y después por cédula; porque si sólo se notifica por cédula, puede darse el caso de que el tribunal fije el
día de la audiencia, y la notificación por cédula se efectúa después del día fijado por el tribunal.
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293
Este trámite, por su naturaleza, no debe confundirse con un proyecto de sentencia, y es la razón por la que se
estimó que no debe ser fundada la solución propuesta por el juez; así, puede ocurrir que en el transcurso del proceso,
y siempre que este continúe, se pronuncie el juez en un sentido diverso al que propuso en la conciliación.
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ii. En la conciliación las partes resuelven sus dificultades mediante la ayuda de un tercero
(el juez); en la transacción, en cambio, el arreglo se produce sin intervención de tercero.
iii. La conciliación, por su carácter judicial, es siempre solemne (se levanta un acta), en
cambio, la transacción es un contrato consensual.
Por su parte, el a v e n i m i e n t o es un acuerdo directo de las partes que tiene por objeto
poner fin a un juicio, sin la intervención directa de un juez. Si bien se asemeja a la conciliación
por constituir también un equivalente jurisdiccional y producir, por ende, cosa juzgada; se
diferencian por lo siguiente:
i. En el avenimiento, el acuerdo entre las partes se produce sin intervención relevante del
juez en su desarrollo, ni en su perfeccionamiento.
ii. El acta de avenimiento es un título ejecutivo cuando es pasada ante tribunal competente
y autorizada por un ministro de fe o por dos testigos de actuación (art. 434 Nº 3 del CPC);
en cambio el acta de conciliación, se estima como sentencia ejecutoriada para todos los
efectos legales y, como tal, configura un título ejecutivo contemplado en el art. 434 Nº 1
del CPC (sentencia firme, bien sea definitiva o interlocutoria).
Hay que recordar que el profesor ALFARO señala que el juez no es que apruebe el
avenimiento, sino que tiene que “tenerlo presente”, y una vez autorizado por un ministro
de fe o por dos testigos, tiene el carácter de título ejecutivo. Por tanto, el juez no tiene una
injerencia directa en su generación, pues, en la práctica, el avenimiento se hace por un
escrito redactado y firmado por los abogados de las partes; luego el juez lo tiene presente
(no lo aprueba) y el secretario del tribunal (u otro ministro de fe o dos testigos) autorizan
las firmas y el hecho de que el juez lo tuvo presente, es decir, que se cumplieron los
requisitos del art. 434 Nº 3 del CPC.
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1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Antes de entrar a estudiar el periodo de prueba en el juicio ordinario de mayor cuantía, es
necesario analizar diversos aspectos que dan origen a lo que la doctrina denomina Teoría
General de la Prueba. Dichas cuestiones son: el concepto de prueba; la naturaleza de las normas
que regulan la prueba; los momentos o etapas de la prueba; los elementos de la prueba; el lugar,
tiempo y forma de la prueba;; y la impertinencia, extemporaneidad, e inadmisibilidad de la
prueba.
2. CONCEPTO DE PRUEBA
El profesor ALFARO define a la prueba como el conjunto de actos procesales que tienen
por objeto demostrar la existencia de los hechos alegados por las partes como fundamentos de
sus pretensiones y contrapretensiones, conforme a las reglas que la ley establece, y para crear
convicción en el tribunal.294
La prueba es una actividad complementaria de la etapa de discusión, destinada a
comprobar la existencia o inexistencia de los hechos, y el modo y circunstancia en que tuvieron
lugar. El profesor ALFARO señala que la manera de acreditar los hechos, en términos generales,
se puede producir por medio de dos caminos o dos vías:
ii. C o mp ro b a c i ó n . En este caso son las partes quienes tienen que comprobar los hechos,
son ellas las que tienen la carga de probar (esto ocurre en el proceso civil, en donde rige
el principio dispositivo). Algunos llegan al extremo y señalan que las partes son dueñas
de la prueba y, como tal, pueden disponer de ella y solicitarla; así, por ejemplo, el art. 313
inc. II del CPC, a propósito de la contestación de la demanda, señala que igual citación
(para oír sentencia) se dispondrá cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más
trámite.
294
El término prueba también tiene otras acepciones, pues alude a la tarea de la producción de los elementos de
convicción, es decir, a la carga o al peso de la prueba (por ejemplo, cuando se dice que el peso de la prueba recae
sobre el actor); otras veces dice relación con los medios, instrumentos o elementos de que las partes pueden servirse
o el propio juez, para producir un estado de convicción respecto los hechos (por ejemplo, la prueba pericial, la
testimonial, la instrumental, etc.). Por último, también se usa la palabra prueba para señalar el resultado final
alcanzado y, por consiguiente, no es extraño oír las expresiones “la prueba del demandante es ineficaz” o “el
demandado no rindió prueba sobre la excepción”.
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legales que determinan los medios de prueba, su admisibilidad y su eficacia o valor probatorio,
pertenecen al Derecho sustantivo o material (por ejemplo, el CC dice que en ciertos casos para
probar la existencia de una obligación se debe hacer por escrito y no por medio de testigos); en
cambio, las normas que regulan la manera de rendir las pruebas, son de naturaleza esencialmente
procesal (por ejemplo, aquí se regula la forma en que debe declarar un testigo). En concreto, en
nuestro Derecho positivo son dos los cuerpos legales que se preocupan, en general, de la prueba:
i. El CC, quien regula este tema en el Título XXI (“De la prueba de las obligaciones”) del
Libro IV (“De las obligaciones en general y de los contratos”), en los arts. 1698 y
siguientes.
ii. Y el CPC, que trata a la prueba especialmente en los Títulos IX (“De la prueba en
general”), X (“Del término probatorio”) y XI (“De los medios de prueba en particular), del
Libro II (“Del juicio ordinario”), arts. 318 y siguientes.295
No existe una línea muy marcada entre ambos cuerpos legales, pues hay materias de
Derecho sustantivo o material que figuran en el CPC y viceversa. El profesor FORTTES dice que
esta dualidad tiene un origen histórico, se trata de una distinción arraigada a la época de
dictación de estos Códigos, la cual diferenciaba los aspectos sustanciales y aspectos formales de
la prueba; sin embargo, esa distinción está superada y, por lo tanto, hoy el estudio debe hacerse
considerando la prueba como un todo.
Dentro de las numerosas y variadas disposiciones legales de orden sustantivo y procesal
que regulan el instituto de la prueba, hay algunas de excepcional importancia, las cuales reciben
el nombre de l e ye s r e gu l a d o r a s d e l a p r u e b a , esto es, aquellas leyes que regulan la
proposición, admisión, ejecución y valoración de los medios de prueba en el juicio. Estas reglas
poseen importancia a propósito del recurso de casación en el fondo, esto es, aquél medio de
impugnación que tiene por objeto obtener la anulación de una sentencia cuando ésta ha sido
dictada con infracción de ley; por tanto, si los hechos se han establecido por los jueces con
infracción a las leyes reguladoras de la prueba, procede dicho recurso, pues, en tal caso, habrá
una infracción de ley con influencia substancial en lo dispositivo del fallo.
Esta infracción de ley puede haberse producido al dar por establecidos los hechos del
pleito por un medio probatorio no contemplado expresamente por el legislador (por ejemplo, se
da por establecida la celebración de un contrato de compraventa sobre un inmueble, por medio
de la declaración de dos testigos); o atribuyéndoles a los medios probatorios un valor o eficacia
diverso al que señala la ley; o dándole preferencia a un medio probatorio sobre otro, en
circunstancias que, de acuerdo a ley, tiene mayor valor este último sobre el primero.
Como se verá, en el recurso de casación en el fondo, por expresa disposición legal, el
tribunal de casación debe abstenerse de entrar a considerar los hechos, sólo analiza si los
preceptos legales que se aplicaron a esos hechos fueron bien aplicados y, además, si
correspondía la utilización de esos preceptos o de otros. Sin embargo, cuando el fundamento del
recurso de casación en el fondo consiste en la infracción de las leyes reguladoras de la prueba,
excepcionalmente se admite la posibilidad de que la CS pueda alterar los hechos, sólo para
establecerlos de una manera distinta, a partir de la correcta aplicación de las leyes reguladoras de
la prueba que habían sido infringidas. Esto no significa que en la casación en el fondo pueda
295
Esto es sin perjuicio de las disposiciones sobre la prueba en otros códigos o en leyes especiales, como por
ejemplo, en el Código del Trabajo.
412
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admitirse una nueva prueba, sino que al acogerse el recurso, por infracción a las leyes
reguladoras de la prueba, la CS tiene que dar por establecidos nuevos hechos, haciendo una
adecuada aplicación de estas leyes, con lo cual tendrá que variar forzosamente la conclusión o
parte resolutiva, que deberá contener la nueva sentencia de reemplazo.
En definitiva, lo relevante es que producto de la infracción de una norma reguladora de la
prueba, por vía consecuencial, se ven alterado los hechos de la causa, y aplicando correctamente
esas normas, la CS señalará que los hechos no concurrieron en la manera que estimaron los
tribunales de instancia, por una incorrecta interpretación de las normas reguladoras de la prueba.
296
El escrito en donde se solicita, tiene la siguiente suma: “en lo principal lista de testigos y citación”; “primer
otrosí: minuta de prueba”; “por tanto: sírvase usía tener por acompañada la lista de testigos”.
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posiciones: “cítese a la parte a absolver posiciones en tal día y a tal hora y téngase por
acompañado el pliego y guárdese en custodia”; etc.
iii. E j e c u c i ó n . Es aquella fase en que se produce la producción o diligenciamiento de la
prueba, de manera que quede legalmente incorporada al proceso. La rendición de la
prueba debe someterse a la ritualidad que la ley establece para su tramitación, así, por
ejemplo, puede establecerse un juramento, levantar un acta, firmarla, etc.
iv. A p r e c i a c i ó n o v a l o r a c i ó n d e l a p r u e b a . Esta es la etapa más determinante de
toda la actividad probatoria, y se desarrolla en el momento en que el juez debe pronunciar
su sentencia. Es en este momento donde el juez examina la prueba para determinar si lo
convence o no y, por lo mismo, esta fase se conoce como valoración o ponderación de la
prueba.
La fuerza probatoria es graduable, así, se distingue entre: la c e r t e z a (convicción plena),
que es la máxima seguridad que el juez adquiere respecto de la existencia o inexistencia
de un hecho (por ejemplo, en materia procesal civil, la confesión produce plena prueba
respecto de los hechos confesados); la co n v i c c i ó n (semiplena), que implica un grado
menor de convencimiento, pues hay una probabilidad máxima de que el hecho ocurrió,
pero con ciertas reservas mentales (este es el grado de certeza que se exige en materia
procesal penal)297; y la cr e d i b i l i d a d (leve), que es la probabilidad normal de que el
hecho haya ocurrido o no.
La regla general, es que el juez debe formarse una conciencia plena sobre la existencia o
inexistencia de los hechos a probar (certeza). Sin embargo, hay casos en que el derecho le
permite fallar al juez contentándose con un juicio de verosimilitud y no de certeza plena,
es decir, el derecho le permite fallar con convicción o credibilidad (son las llamadas
pruebas leviores o prima facie). Por ejemplo, en las medidas precautorias, cuando se
busca asegurar el resultado del juicio, basta con una presunción grave del derecho que se
reclama, es decir, no se exige prueba completa del derecho que se pretende, porque ello
implicaría fallar anticipadamente el pleito (art. 298 del CPC). También en el juicio
sumario, pues conforme al art. 684 inc. I del CPC, en rebeldía del demandado, se recibirá
a prueba la causa, o, si el actor lo solicita con fundamento plausible, se accederá
provisionalmente a lo pedido en la demanda.
5. ELEMENTOS DE LA PRUEBA.
La Teoría General de la Prueba considera que son elementos de la prueba: el objeto sobre
el cual debe recaer (¿qué se debe probar?); los sujetos o las personas que deben proporcionarla
(¿quién prueba?); los medios de que se vale el sujeto para probar (¿cómo se prueba?); y su
eficacia, esto es, lo que la prueba vale en definitiva (¿qué valor tiene la prueba?).
297
En efecto, el art. 340 del cpp señala que nadie podrá ser condenado por delito sino cuando el tribunal que lo
juzgare adquiriere, más allá de toda duda razonable, la convicción de que realmente se hubiere cometido el hecho
punible objeto de la acusación y que en él hubiere correspondido al acusado una participación culpable y penada
por la ley. La expresión “más allá de toda duda razonable”, quiere decir que no hay certeza absoluta, pero hay un
grado de convencimiento que depone una duda remota.
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Por lo tanto, la prueba recae sobre los hechos controvertidos, sustanciales y pertinentes,
que están incluidos en la resolución que recibe la causa a prueba. Al respecto, los profesores
FORTTES y NÚÑEZ señalan que más que los hechos, lo que se prueba son las afirmaciones de las
partes relativas a los hechos, si ocurrieron o no, o la forma en que ocurrieron. Por eso ahora se
ha comenzado a hablar de “confirmación”, en vez de “período de prueba”, porque lo que se
hace es confirmar las afirmaciones fácticas de las partes.
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Ahora bien, las presunciones pueden ser legales o judiciales. En las presunciones
judiciales es el juez quien determina el hecho base, aplica el raciocinio, y obtiene el
hecho presumido; en cambio, en las presunciones legales es la ley la que establece el
hecho base, pues de acuerdo al art. 47 inc. II del CC, si estos antecedentes o
circunstancias que dan motivo a la presunción son determinados por la ley, la
presunción se llama legal.
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validez en el derecho interno. Sin perjuicio de que nuestra legislación admite que el
Derecho extranjero puede ser acreditado por cualquier medio, el CPC contempla una
forma ideal, cual es, el informe pericial (los peritos serán abogados de Derecho
internacional privado), correspondiéndole al juez establecer o determinar su sentido o
alcance.
En doctrina se ha planteado el problema de que una cosa es que se compruebe la
existencia y vigencia de una norma de derecho extranjero, y otra es la libertad que tenga
el juez para interpretar esa disposición legal, para establecer el correcto sentido y alcance
de esa norma extranjera. Ese conocimiento sobre interpretación de esa norma no lo tendrá
el juez, pero lo más probable es que el informe pericial contenga dicha información.
ii. La c o s t u mb re (no es escrito). La costumbre debe ser probada en los casos en la que
ella constituye Derecho, que en materia civil ocurre cuando la ley se refiere a ella (art. 2º
del CC), y en materia comercial, de manera subsidiaria (en silencio de la norma). La
prueba de la costumbre se suministra acreditando los hechos constitutivos de la misma, y
si ésta es comercial, al tenor de lo que prescribe el art. 5º del CCO.
Art. 2. La costumbre no constituye derecho sino en los casos en que la ley se remite a ella.
Art. 4. Las costumbres mercantiles suplen el silencio de la ley, cuando los hechos que las constituyen son
uniformes, públicos, generalmente ejecutados en la República o en una determinada localidad, y reiterados
por un largo espacio de tiempo, que se apreciará prudencialmente por los juzgados de comercio.
Art. 5. No constando a los juzgados de comercio que conocen de una cuestión entre partes la autenticidad
de la costumbre que se invoque, sólo podrá ser probada por alguno de estos medios:
1. Por un testimonio fehaciente de dos sentencias que, aseverando la existencia de la costumbre, hayan sido
pronunciadas conforme a ella;
2. Por tres escrituras públicas anteriores a los hechos que motivan el juicio en que debe obrar la prueba.
298
En materia penal, la investigación de los hechos constitutivos de delito se encarga al Ministerio Público, que es
un órgano autónomo y jerarquizado, encargado de buscar, presentar, aportar e incorporar las pruebas.
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299
En materia procesal penal, el onus probandi se traduce en que toda persona se presume inocente, hasta que se
demuestre su culpabilidad.
300
Aquí hay que recordar la situación del hecho normal, en cuanto a que la carga de la prueba la tiene quien alegue
que las cosas sucedieron de manera distinta a como normalmente suceden, pues lo normal se presume y lo anormal
se prueba. Así, se parte de la premisa de que lo normal o corriente es que las personas se encuentren exentas de
vínculos obligacionales, y lo excepcional o anormal, es que las personas estén sujetas a obligaciones.
301
Algunos señalan que quienes tienen que desarrollar la actividad probatoria son las partes y si no asumen dicha
carga, el juez no tiene porque suplir aquello; de hecho, se ha llegado a sostener que las medidas para mejor resolver
serían inconstitucionales, ya que el juez dicta estas medidas porque tiene dudas, y si tiene dudas, no tendría que dar
lugar a lo pedido y debiera absolver al demandado. Otros, en cambio, dicen que el juez no debe tener un papel
pasivo, sino que debiera buscar la verdad, y si las partes no colaboran, él debe suplir la omisión de las partes.
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a. CONCEPTO.
Los medios de prueba son aquellos elementos a través de los cuales se busca obtener la
convicción del juez acerca de un hecho que se alega. Desde el punto de vista de su contenido, los
medios probatorios pueden consistir en:
i. P e r s o n a s . Las personas son medios probatorios cuando emiten declaraciones sobre la
existencia o inexistencia de algún hecho, o sobre aspectos técnicos que requieren
conocimientos especiales. Estos medios son: la confesión, los testigos y el peritaje.
ii. O b j e t o s o c o s a s . Se trata de elementos que ocupan un lugar en el tiempo y en el
espacio y que son idóneos para acreditar la existencia un hecho. Estos medios de prueba
están presente en: los documentos y en la inspección personal del tribunal.302
iii. A c t i v i d a d e s i n t e l e c t u a l e s . También se le denomina prueba actual, y se refiere a las
presunciones, indicios o conjeturas.
Art. 341. Los medios de prueba de que puede hacerse uso en juicio son: instrumentos; testigos; confesión de parte;
inspección personal del tribunal; informes de peritos; y presunciones.
Como se puede apreciar, el CPC innovó respecto del CC en dos sentidos: no consideró el
302
Como se verá al analizar los medios de prueba en particular, si se trata de bienes muebles, estos pueden llevarse
ante el juez (documentos), en cambio si se trata de inmuebles, se requiere que el juez se desplace al lugar en donde
se sitúa éste (monumentos), es decir, se requiere una inspección por parte de éste. No obstante, también existe
prueba monumental en muebles, por ejemplo una nave.
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juramento deferido e incorporó el informe de peritos303; y alteró un tanto el orden en que figuran
los medios de prueba en el CC, pero sin que ello tenga importancia alguna en cuanto a su
admisibilidad y fuerza probatoria, pues se trata de simples enumeraciones que no establecen un
orden de preferencia (no existe un medio probatorio que tenga más valor que el resto).
En nuestro ordenamiento jurídico sólo existen estas dos disposiciones respecto a cuáles
son los medios de prueba que deben admitirse en los procesos jurisdiccionales y, por los
términos en que se encuentran concebidas, dan una idea de taxatividad, pero ¿son o no taxativas
estas normas? ¿De qué manera se puede incorporar al proceso una fuente de prueba que no quede
comprendida en alguno de los seis medios de prueba que establece el CC y el CPC? Al respecto,
existen dos posturas:
i. Una tesis, que ha sido acogida en tribunales, señala que esta enumeración es taxativa, por
tanto, las otras fuentes de prueba pueden ser incorporadas al proceso asimilándolas al
medio de prueba con el que tenga características más comunes. Así por ejemplo, si se
quiere presentar una maqueta, se la presentará a través un testigo o un perito; o un video,
como un instrumento; etc.
303
El juramento deferido implicaba que una de las partes presentará una solicitud, con el objeto de que se ordenara a
la contraria a prestar juramento respecto de un hecho, y si se negaba a jurar, era una prueba en contra. Sin embargo,
la parte solicitante quedaba sujeta al riesgo de que se estableciera como cierto todo lo que la parte contraria
formulare en su declaración (tanto hechos favorables, como perjudiciales); es por esta razón que este medio
probatorio cayó en desuso. Esto se diferencia del juramento referido, en que el juez obligaba a declarar bajo
juramento.
304
Algunos señalan que el art. 427 del CPC no establece un nuevo medio de prueba, sino que el legislador se limitó a
establecer una exención de prueba, puesto que determinados hechos (incs. I y II) se reputan verdaderos para
estimarlos como base de presunción. Por tanto, se puede probar que no existió el hecho base de la presunción, o que
la conclusión a la que arriba el juez (hecho presumido) no es consecuencia necesaria del hecho base.
421
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Art. 427. Sin perjuicio de las demás circunstancias que, en concepto del tribunal o por disposición de la
ley, deban estimarse como base de una presunción, se reputarán verdaderos los hechos certificados en el
proceso por un ministro de fe, a virtud de orden de tribunal competente, salvo prueba en contrario.
Igual presunción existirá a favor de los hechos declarados verdaderos en otro juicio entre las mismas
partes.
- Por último, también se señala como argumento a la realidad práctica, que ha ido
poniendo a disposición del hombre tecnología no prevista a la época de dictación del
Código, por ejemplo, las reproducciones sonoras o audiovisuales. No obstante, la
normativa legal también ha ido incorporando algunos de estos modernos medios, así,
por ejemplo, lo ha hecho el art. 54 inc. I de la ley 19.968 que creó los tribunales de
familia, el cual señala que podrán admitirse como pruebas: películas
cinematográficas, fotografías, fonografías, video grabaciones y otros sistemas de
reproducción de la imagen o del sonido, versiones taquigráficas y, en general,
cualquier medio apto para producir fe.
422
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306
Esta clasificación responde a un régimen probatorio de carácter legal o tasado, pues en un sistema de libre
convicción estas distinciones no se van a producir, ya que el tribunal podrá apreciar los medios de prueba en la
forma que le parezca y, por tanto, eventualmente podrá darse el caso que su decisión descanse en una declaración de
un testigo de oídas, sin que exista otro medio de prueba en que se apoye.
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i. Otorga certeza a las partes de cuál será el criterio que el juez empleará para valorar cada
medio. Por lo tanto, les permite a éstas predecir o anticipar el resultado del proceso, de
acuerdo a la actividad desplegada en el mismo y, además, elimina la incertidumbre que
genera el sistema de la libre o íntima convicción.
ii. Produce uniformidad, ya que todos los medios se valorarán de la misma forma y
producirán la misma fuerza probatoria; en otras palabras, no habrá una variación en la
manera de valorar entre una u otra controversia.
iii. Este sistema permanece en el tiempo, pues dura mientras rija la ley.
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307
El profesor FORTTES señala que este sistema era recogido por el sistema penal antiguo. Hoy, generalmente,
cuando se aplica, se atenúa.
308
COUTURE señala que la sana crítica son las reglas del correcto entendimiento humano, contingentes y variables en
relación a la experiencia del tiempo y del lugar, pero estables y permanentes en cuanto a los principios lógicos en
que se debe apoyar la sentencia.
309
Cosa distinta es el fallo en conciencia, ya que si bien el criterio es el mismo (prudencia y equidad), éste se utiliza
para aceptar o rechazar las pretensiones y contrapretensiones, es decir, resuelve la controversia al margen de la ley
(de acuerdo a la prudencia y equidad, como los árbitros arbitradores); en cambio, la prueba en conciencia, se refiere
a la determinación de la fuerza probatoria de los medios utilizados, no a la solución de la controversia.
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Los elementos o criterios de convicción que emplea el sistema de la sana crítica, son los
siguientes:
i. P ri n c i p i o s d e l a l ó gi c a . La lógica es la ciencia del pensamiento correcto y
verdadero. El pensamiento está correcto cuando hay una coherencia formal entre las
proposiciones formuladas (lógica formal); y es verdadero, cuando el raciocinio
corresponda o coincida con la realidad (lógica material).
ii. Las m á x i m a s d e e x p e r i e n c i a . Equivalen al saber privado del juez, el cual adquiere
en base a su experiencia práctica de la vida, en base a su contacto con el mundo exterior
(traen el sentido común a la valoración de la prueba).
iii. Los c o n o c i mi e n t o s c i e n t í f i c a m e n t e a f i a nz a d o s . En el último tiempo se agrega
como un tercer elemento que influye en la sana crítica, a los conocimientos
científicamente afianzados, esto es, el entendimiento, inteligencia o razón adquirida
mediante métodos y técnicas para la adquisición y organización de dichos conocimientos.
El profesor LUHRS señala que dichos conocimientos pueden provenir tanto de la cultura
propia del juez, como de las investigaciones que haga; por ejemplo, una persona común y
corriente no tiene porqué saber de mecánica automotriz, pero puede suceder que el juez
tenga dicho conocimiento, o que se lo suministren peritos.310
La virtud de este sistema, es que se ata al juez a los elementos antes mencionados, que si
bien, son reglas con base lógica y objetiva, son flexibles y se adaptan a las circunstancias
concretas. Así, al vincular al juez a la lógica, se supera la crítica del sistema de libre convicción
judicial; y al vincularlo a la experiencia, se superan las críticas al sistema legal o tasado (el juez
tiene mayor flexibilidad). No obstante, el juez debe justificar la lógica o coherencia de su
raciocinio, y las conductas uniformes que se repitieron y que consideró como máximas de
experiencia, es decir, tiene la obligación de fundamentar la sentencia. Pues, si no fundamenta su
resolución atendiendo correctamente a los elementos de la sana crítica, se abre paso a la
arbitrariedad judicial y a la incertidumbre de las partes (lo cual constituye una de las principales
objeciones a este sistema).
En nuestro sistema procesal, hay menciones expresas e implícitas a la sana crítica en
distintas disposiciones, a saber:
i. En el CPC hay algunos casos específicos en que existe una valoración conforme a la sana
crítica, por ejemplo, el art. 425 señala que los tribunales apreciarán la fuerza probatoria
del dictamen de peritos en conformidad a las reglas de la sana crítica; y el art. 429 inc.
II, a propósito de la impugnación de escrituras públicas por testigos, señala que esta
prueba, sin embargo, queda sujeta a la calificación del tribunal, quien la apreciará
según las reglas de la sana crítica.
ii. El CPP en su art. 297, a propósito de la valoración de la prueba, señala que los tribunales
apreciarán la prueba con libertad, pero no podrán contradecir los principios de la
lógica, las máximas de la experiencia y los conocimientos científicamente afianzados
310
Según el profesor NÚÑEZ, los conocimientos científicamente afianzados no son sino un conjunto de máximas de
experiencia aplicadas a un concreto sector de la actividad humana, de modo que sería posible reducir estos límites a
sólo dos: las reglas de la lógica y las máximas de experiencia.
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(elementos que sin discusión caracterizan por definición el sistema de la sana crítica).
Agrega el inc. II que el tribunal deberá hacerse cargo en su fundamentación de toda la
prueba producida, incluso de aquélla que hubiere desestimado, indicando en tal caso las
razones que hubiere tenido en cuenta para hacerlo.311
iii. La ley 19.968, que creó a Tribunales de familia, en su art. 32 expresa que los jueces
apreciarán la prueba de acuerdo a las reglas de la sana crítica. En consecuencia, no
podrán contradecir los principios de la lógica, las máximas de la experiencia y los
conocimientos científicamente afianzados.
iv. Lo mismos sucede en los procedimientos laborales, pues de acuerdo al art. 456 del
Código del Trabajo, el tribunal apreciará la prueba conforme a las reglas de la sana
crítica. Al hacerlo, el tribunal deberá expresar las razones jurídicas y las simplemente
lógicas, científicas, técnicas o de experiencia, en cuya virtud les asigne valor o las
desestime.
ii. En cuanto al procedimiento, hay una regulación legal que ha establecido las ritualidades
en cuanto a la proposición, admisión y ejecución de los medios de prueba.
iii. Y en lo que dice relación con la valoración, a veces la ley establece el valor de los medios
de prueba en particular y otras veces se le da libertad al juez (por ejemplo, respecto de la
valoración del dictamen pericial). Y en materia de apreciación comparativa, en general, el
juez tiene libertad para valorar.
311
Según el profesor ALFARO, todo medio de prueba tiene por objeto obtener el convencimiento del juez, y ese
convencimiento tiene ciertos límites, y esos límites son, por un lado, lo que ha sido planteado por el demandante y
por el demandado (el juez debe fallar conforme al mérito del proceso), y por otro lado, el razonamiento del juez
debe estar presente en la sentencia, por tanto, debe señalar por qué acepta o no acepta la prueba. Esto que no está
dicho expresamente en materia procesal civil, sí lo está en materia procesal penal, puesto que el juez tiene que
señalar por qué no consideró las pruebas que serán desechadas.
428
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a. LUGAR.
La regla general, es que la prueba, al igual que toda actividad del proceso, se verifique en
la sede del tribunal. Sin embargo, existen excepciones a esta regla, las cuales se explican en
situaciones en que la ley exime a las personas de la carga de concurrir al tribunal; o cuando por
la naturaleza del acto que se va a ejecutar, éste no pueda verificarse en la sede del tribunal. En
estos casos, el juez puede actuar de tres maneras para poder desarrollar las actividades
probatorias:
i. Constituyéndose él mismo en el lugar que está fuera del territorio jurisdiccional
(trasladarse). Así, por ejemplo, el art. 403 inc. II del CPC, a propósito de la inspección
personal del tribunal, señala que la inspección podrá verificarse aún fuera del territorio
señalado a la jurisdicción del tribunal.
ii. El juez también puede exhortar al tribunal competente. así, por ejemplo, El art. 371 del
CPC, a propósito de la prueba testimonial, señala que si han de declarar testigos que
residan fuera del territorio jurisdiccional en que se sigue el juicio, se practicará su
examen por el tribunal que corresponda, a quien se remitirá copia de los puntos de
prueba fijados (a través de un exhorto). Lo mismo acontece en la prueba confesional, si la
persona reside fuera del territorio jurisdiccional.
iii. Por último, el juez puede comisionar al secretario u otro ministro de fe (receptor judicial),
para que evacue la diligencia. Así, por ejemplo, el art. 349 inc. IV del CPC, a propósito de
la prueba instrumental, señala que cuando la exhibición (del instrumento) haya de
hacerse por un tercero, podrá éste exigir que en su propia casa u oficina se saque
testimonio de los instrumentos por un ministro de fe; y el art. 389 inc. II del CPC, a
propósito de las personas que se encuentran exentas comparecer en el tribunal a prestar
declaración (por ejemplo, el presidente de la República, los senadores, los diputados, las
personas enfermas, etc.), señala que en los tribunales colegiados se comisionará para
esta diligencia a alguno de los ministros del mismo o al secretario.
b. TIEMPO.
¿Cuál es el momento propio para desarrollar la prueba? El momento propio es el
denominado término probatorio, el cual, respecto del juicio ordinario, tiene variantes, ya que
puede ser: o rd i n a ri o (20 días), e x t r a o r d i n a ri o (aumento del término ordinario para rendir
prueba fuera del territorio jurisdiccional o fuera del territorio de la República), y e s p e c i a l (se
concede en caso de existir entorpecimientos para rendir la prueba).
Aunque el momento propio para desarrollar la actividad probatoria es el término
probatorio, es posible encontrar otros momentos en que ella puede efectuarse. Así, se distingue
entre: a c t i v i d a d e s p r o b a t o ri a s c o n a n t i c i p a c i ó n , las cuales tienen directa relación con
las medidas prejudiciales probatorias, que se justifican en una falta o ausencia previsible del
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c. FORMA.
En cuanto a la forma en que se manifiesta la rendición de la prueba, ésta puede rendirse
en forma oral o escrita, pero como en todo acto procesal, debe dejarse constancia de ella en el
proceso. Así, se habla de escrituración originaria, es decir, actividades que por su propia
naturaleza son escrituradas (por ejemplo, la prueba documental); o de escrituración derivativa, es
decir, actividades verbales de las cuales se deja constancia en un acta que se incorpora al proceso
(por ejemplo, la declaración de testigos, la confesión).
En cuanto al idioma, las actividades se realizan en castellano, lo cual se deduce del art.
382 inc. I del CPC, que establece la posibilidad de hacer uso de un intérprete en la prueba
testimonial.
ii. La prueba es e x t e mp o r á n e a cuando se solicita fuera de los plazos legales; ya sea que
se pida antes de la oportunidad procesal correspondiente (por ejemplo, se solicita prueba
testimonial al contestar la demanda) o después (por ejemplo, se solicita confesión una vez
que se cita a las partes a oír sentencia). Aquí el juez debe resolver de inmediato no
admitiendo la práctica de la prueba, pues la negativa es por razones formales, no de
fondo; en estos casos el juez debe decir: “preséntese o pídase en su oportunidad”, o “no
ha lugar por extemporáneo”.
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testimonial, porque la única forma de acreditar ello es por escritura pública. Otro ejemplo
lo contempla el art. 1708 del CC, el cual señala que no se admitirá prueba de testigos
respecto de una obligación que haya debido consignarse por escrito.
Ante la pretensión de una parte de rendir una prueba inadmisible, hay dudas respecto de
la posición del tribunal: según algunos, el juez en este caso puede resolver de inmediato
(in limine litis) y rechazar la prueba inadmisible; esto porque se está actuando en base a
un texto legal expreso, y porque se evita rendir una prueba que después será inútil
(propende a la economía procesal). Otros señalan que es mejor resolverlo después (en la
sentencia definitiva), ya que así no se corre el riesgo del prejuzgamiento, y se le hace
creer a la parte que está ejerciendo completamente su derecho a probar.
2.1. PRESUPUESTOS.
La recepción de la causa a prueba, se encuentra regulada en los arts. 313 y 318 del CPC.
Art. 313. Si el demandado acepta llanamente las peticiones del demandante, o si en sus escritos no contradice en
materia substancial y pertinente los hechos sobre que versa el juicio, el tribunal mandará citar a las partes para oír
sentencia definitiva, una vez evacuado el traslado de la réplica.
Igual citación se dispondrá cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más trámite.
Art. 318. Concluídos los trámites que deben preceder a la prueba, ya se proceda con la contestación expresa del
demandado o en su rebeldía, el tribunal examinará por sí mismo los autos y si estima que hay o puede haber
controversia sobre algún hecho substancial y pertinente en el juicio, recibirá la causa a prueba y fijará en la misma
resolución los hechos substanciales controvertidos sobre los cuales deberá recaer.
Sólo podrán fijarse como puntos de pruebas los hechos substanciales controvertidos en los escritos anteriores a la
resolución que ordena recibirla.
reconvenido, que esté evacuada la dúplica de la reconvención. Y a su vez, tiene que haber
sido evacuado el trámite de la conciliación.
ii. Que existan hechos pertinentes y substanciales, de carácter controvertido. Es un deber
para el juez hacer un examen personal de los autos y determinar si existen esta clase de
hechos. La jurisprudencia ha reconocido y reiterado este deber, por lo tanto, no puede
pedirse abandono por inactividad de las partes, luego de evacuado el trámite de la
dúplica.
iii. Que no se haya renunciado al periodo de prueba, lo cual se puede hacer implícitamente,
cuando el demandado se allana o no contradice los hechos de la contraparte; o
expresamente, cuando las partes piden que el pleito se falle sin más trámite.
Art. 768. El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes:
9. En haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o a cualquier otro requisito por
cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay nulidad.
Sin embargo, el juez puede no recibir la causa a prueba en alguna de las siguientes
hipótesis:
i. Cuando el demandado acepta llanamente las peticiones del demandante (art. 313 inc. I
del CPC). Esto se justifica porque el demandado está reconociendo en forma expresa los
fundamentos de hecho y de Derecho afirmados por el actor.
ii. Cuando el demandado en sus escritos no contradice en materia sustancial y pertinentes
los hechos sobre los que versa el juicio (art. 313 inc. I del CPC). Como se dijo en su
momento, esta hipótesis no implica que el demandado se allane a las pretensiones del
demandante, ya que puede discutir los fundamentos de derecho de las mismas; sólo
significa que acepta los hechos que el actor expone, discuta o no su calificación jurídica.
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En estas tres situaciones, no hay controversia sobre algún hecho substancial y pertinente
en el juicio, por lo tanto, el juez debe citar a las partes para oír sentencia, una vez evacuado el
traslado de la réplica, es decir, contestada la dúplica o evacuada en rebeldía del demandado (se
salta y se omite el periodo de prueba).312
Ahora bien, de acuerdo a la primera parte del art. 326 inc. I del CPC, es apelable la
resolución en que explícita o implícitamente se niegue el trámite de recepción de la causa a
prueba, salvo el caso del inc. II del art. 313 (cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más
trámite). Se niega explícitamente, si el tribunal señala de modo directo que no recibirá la causa a
prueba, por ejemplo, cuando una parte pide que se reciba la causa a prueba y el juez provee el
“no ha lugar”; y se niega implícitamente, si el tribunal cita a las partes para oír sentencia. Hay
que tener presente, como se dijo al comienzo, que también cabe el recurso de casación en la
forma.
Por otro lado, el precepto señala que no procede la apelación cuando las mismas partes
han renunciado a la prueba y pedido que se falle el pleito sin más trámite. La razón de esto, es
que no puede contravenirse una actuación de las mismas partes, por tanto, si ya renunciaron a la
prueba, el juez no comete agravio al no dar lugar a este trámite (doctrina de los actos propios).
En lo que dice relación con el allanamiento o la no contradicción, sí procede la apelación, porque
puede suceder, por ejemplo, que el allanamiento haya sido parcial.
312
El profesor LUHRS señala que en materia de orden público (por ejemplo, la declaración de nulidad del
matrimonio), no basta con dictar la resolución para oír sentencia, ya que hay intereses superiores que están en juego:
por ende, aun cuando no haya hechos sustanciales y pertinentes controvertidos, e interviene el orden público, el
tribunal igualmente debe recibir la causa a prueba.
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de esta norma, es que ante la duda de no recibir la causa a prueba, es mejor dar la posibilidad que
no hacerlo, pues se estima que así se resguarda el derecho de toda parte a probar.
Cabe decir que, aun cuando la resolución que recibe la causa a prueba comúnmente se la
conoce con el nombre de “auto de prueba”, está muy lejos de tener esta calificación jurídica. En
efecto, según la jurisprudencia reiterada de nuestros tribunales, la resolución que recibe la causa
a prueba es una sentencia interlocutoria de segundo grado o clase, pues es de aquellas que recae
sobre un trámite que debe servir de base al pronunciamiento de una sentencia definitiva o
313
El profesor LUHRS señala que a veces se distingue entre: los hechos sustanciales y pertinentes controvertidos, que
son lo que se requiere probar y que en general señala el tribunal (por ejemplo, la existencia de un contrato entre las
partes); y los puntos de prueba, que son las circunstancias específicas que conforman los hechos, que llevan al
tribunal a concluir que tales hechos hayan existido (por ejemplo, en la celebración de un contrato, que el absolvente
estaba en Valparaíso, que fue a la oficina del abogado, y que modificó el contrato).
314
Ejemplo de redacción de una resolución que reciba la causa a prueba, es la siguiente: “Valparaíso, siete de
diciembre de dos mil diez. Vistos: se recibe la causa a prueba por el término legal de veinte días y se fijan como
hechos substanciales y pertinentes sobre los cuales deberá recaer los siguientes: 1. Circunstancias y fecha en que
ocurrió el accidente de tránsito a que se alude en la demanda, 2. etc. Ríndase la testimonial que procediere en las
cuatro últimas audiencias (días) del probatorio a las 9:00 horas. Notifíquese por cedula. Proveyó don xxx, juez
titular del 8º juzgado civil de Santiago. Firman el Juez y el Secretario”.
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interlocutoria posterior.
Ahora bien, no hay que olvidar que esta resolución, para que produzca los efectos legales
que le son propios, debe ser notificada a ambas partes por cédula. En efecto, conforme al art. 48
inc. I del CPC, las sentencias definitivas, las resoluciones en que se reciba a prueba la causa, o se
ordene la comparecencia personal de las partes, se notificarán por medio de cédulas que
contengan la copia íntegra de la resolución y los datos necesarios para su acertada inteligencia.
La notificación de esta resolución, marca la apertura del término probatorio, y de acuerdo al art.
327 inc. I del CPC, todo término probatorio es común para las partes y dentro de él deberán
solicitar toda diligencia de prueba que no hubieren pedido con anterioridad a su iniciación.
Por tanto, al ser un término común, los efectos de esta resolución corren desde la última
notificación efectuada a las partes (art. 65 inc. II: los términos comunes se contarán desde la
última notificación).
El juez es soberano para decidir los hechos substanciales y pertinentes sobre los cuales
debe recaer la prueba. Sin embargo, en el cumplimiento de esta delicada labor, puede cometer
errores que perjudiquen a las partes litigantes; por ejemplo, puede que la resolución no contenga
todos los hechos sustanciales y pertinentes controvertidos, o los contenga mal expresados, o los
contenga en exceso. Por consiguiente, la ley ha debido poner a disposición de ellas los recursos
procesales necesarios para obtener su enmienda, cuales son:
i. El r e c u r s o d e r e p o s i c i ó n . De acuerdo al art. 319 inc. I del CPC, las partes podrán
pedir reposición, dentro de tercero día, de la resolución a que se refiere el artículo
anterior. En consecuencia, podrán solicitar que se modifiquen los hechos controvertidos
fijados, que se eliminen algunos o que se agreguen otros. Ésta es una reposición especial
o excepcional, por lo siguiente:
- Porque procede en contra de una sentencia interlocutoria, en circunstancias que sólo
los autos y decretos son susceptibles de esta clase de recursos. Como se dijo en su
momento, ésta era una de las excepciones al efecto del desasimiento del tribunal, esto
es, el efecto que producen las sentencias definitivas o interlocutorias, en virtud del
cual una vez que han sido notificadas a alguna de las partes, no pueden ser
modificadas o alteradas de manera alguna por el tribunal que las dictó.
- El plazo para interponerlo es dentro de tercero día, en circunstancias que la reposición
sin nuevos antecedentes tiene un plazo de cinco días para poder ser deducida, y la con
nuevos antecedentes no tiene plazo.
- En cuanto a su tramitación, el inc. II del art. 319 señala que el tribunal se pronunciará
de plano sobre la reposición o la tramitará como incidente, en circunstancias que la
reposición debe ser siempre resuelta de plano, por lo menos, cuando no se invocan
nuevos antecedentes.
- El profesor LUHRS señala que también es especial, porque no se puede pedir que el
tribunal deje sin efecto la resolución que recibe la causa a prueba, sólo puede pedirse
que se modifiquen, eliminen o agreguen hechos.
La interposición del recurso de reposición produce la suspensión del inicio del término
probatorio, el que sólo comenzará a correr una vez que se falle el recurso.
435
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ii. La a p e l a c i ó n . De acuerdo al art. 319 inc. III, la apelación en contra de la resolución del
art. 318 sólo podrá interponerse en el carácter de subsidiaria de la reposición pedida y
para el caso de que ésta no sea acogida. La apelación se concederá sólo en el efecto
devolutivo. Que sea subsidiaria, significa que se debe interponer conjuntamente con el
recurso de reposición (en el mismo escrito), pero para el evento de que la reposición sea
rechazada (el escrito dirá: “En lo principal: recurso de reposición. Otrosí: Apelo”.). Y si
la reposición contiene los fundamentos de hecho y de derecho en que se apoya y las
peticiones concretas, no es necesario que la apelación los contenga, pues de acuerdo al
art. 189 inc. III del CPC, en aquellos casos en que la apelación se interponga con el
carácter de subsidiaria de la solicitud de reposición, no será necesario fundamentarla ni
formular peticiones concretas, siempre que el recurso de reposición cumpla con ambas
exigencias.315
Debe ser interpuesta dentro de tercero día (al igual que la reposición), en circunstancias
que el plazo general para apelar es de cinco días. Se concede sólo en el efecto devolutivo,
lo cual es una reiteración de lo que establece el art. 194 del CPC, que señala que sin
perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la ley, se concederá apelación
sólo en el efecto devolutivo: 2) de los autos, decretos y sentencias interlocutorias. La
virtud de que se conceda en el efecto devolutivo, es que no se suspende el juicio por el
hecho de apelarse la resolución que recibe la causa a prueba.
El objeto de la apelación, al igual que el recurso de reposición, es que se modifiquen,
agreguen o eliminen hechos fijados por el juez en la resolución. Hay que tener claro que
lo que se apela es la resolución que recibe la causa a prueba, y no la resolución que niega
lugar a la reposición. También hay que tener presente, que el recurso de reposición lo
falla el mismo juez, en cambio, el recurso de apelación lo el Tribunal Superior.316
Ahora bien, en virtud de la interposición de estos recursos pueden ocurrir dos situaciones
diversas:
i. El tribunal puede acoger la reposición solicitada, es decir, acepta modificar los hechos
controvertidos fijados, eliminar alguno de ellos, o bien, agregar otros (lógicamente no
necesita pronunciarse sobre la apelación subsidiaria). Pero la otra parte litigante, que
estaba conforme con la primitiva resolución que recibió la causa a prueba, puede apelar la
resolución que acogió la reposición contraria, pues de acuerdo a la segunda parte del art.
326 inc. I, es apelable sólo en el efecto devolutivo la (resolución) que acoge la reposición
a que se refiere el art. 319. Hay que tener presente que aquí se apela la resolución que
acogió la reposición de la resolución que recibió la causa a prueba, y no esta última (pues
el apelante está conforme con ella); y la razón de la apelación, es que no cabe reposición
de reposición.
315
Hay que recordar que otro supuesto distinto, es la apelación de la resolución que recibe la causa a prueba por
considerar que es improcedente. Como se dijo, el CPC nada dice, pero a partir del art. 326 inc. II (son inapelables la
resolución que dispone la práctica de alguna diligencia probatoria…), un importante sector de la doctrina y
algunos fallos señalan que no es apelable. Según CASARINO sí cabe apelación, y a falta de regla especial, debe ser
concedida en ambos efectos.
316
Es importante señalar que no precluye la facultad de deducir recursos porque la otra parte lo haya deducido,
incluso si hay pluralidad de demandantes y/o demandados, y uno de ellos deduce un recurso, no precluye la facultad
de los otros de hacerlo por este motivo. Siempre podrán hacerlo dentro del plazo de tres días, salvo que obren por
procurador común.
436
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ii. Si el juez niega lugar a la reposición, debe efectuar un examen de admisibilidad respecto
de la apelación subsidiaria, y en caso de que sea admisible, deberá enviar los autos al
tribunal de alzada (ad quem). Esta apelación se concede sólo con el efecto devolutivo, de
manera que en primera instancia se sigue tramitando el asunto y, por tanto, se rendirá
prueba sobre los hechos.
Ahora bien, la Corte puede confirmar o revocar (total o parcialmente) la resolución
recurrida, sea que se apele (en forma subsidiaria) la resolución que reciba la causa a
prueba (con el objeto de que se modifiquen, agreguen o eliminen hechos), o sea que se
apele la resolución que acogió la reposición deducida en contra del “auto de prueba”.
- Si se confirma la resolución que recibe la causa a prueba (o sea, no se acogió la
apelación subsidiaria), o se revocó la resolución que acogió la reposición del “auto de
prueba” (o sea, se acogió la apelación de la parte que estaba conforme con el “auto de
prueba”), no hay inconveniente alguno, ya que una vez devuelta las compulsas del
expediente, se agregarán a los autos, y éstos seguirán su marcha normal.
- En cambio, si se acoge la apelación subsidiaria y, por tanto, se modifican, eliminan o
agregan hechos al auto a prueba, se produce un problema respecto a la modificación o
agregación de nuevos hechos, porque en tal caso, los más probable es que el
probatorio esté vencido (ya que la apelación sólo opera con efecto devolutivo), de
manera que la ley otorga un término probatorio especial, por el número de días que fije
prudencialmente el tribunal a quo, y que no podrá exceder de ocho días (art. 339 inc.
317
IV del CPC).
Art. 339 inc. IV. Deberá concederse un término especial de prueba por el número de días que fije
prudencialmente el tribunal, y que no podrá exceder de ocho, cuando tenga que rendirse nueva prueba,
de acuerdo con la resolución que dicte el tribunal de alzada, acogiendo la apelación subsidiaria a que se
refiere el art. 319. Para hacer uso de este derecho no se necesita la reclamación ordenada en el inciso
anterior. La prueba ya producida y que no esté afectada por la resolución del tribunal de alzada tendrá
pleno valor.
2. 3. LA AMPLIACIÓN DE LA PRUEBA.
La ampliación de la prueba tiene lugar cuando se quiere aumentar el objeto de la prueba,
es decir, los hechos controvertidos substanciales y pertinentes señalados en la resolución que
recibe la causa a prueba. No dice relación con el aumento del término probatorio o del plazo para
efectuar la actividad probatoria.
Esta institución tiene lugar en dos casos determinados, a saber:
i. El inc. I del art. 321 del CPC, señala que no obstante lo dispuesto en el artículo anterior
(la presentación de la lista de testigos y de la minuta de preguntas), es admisible la
ampliación de la prueba cuando dentro del término probatorio ocurre algún hecho
substancialmente relacionado con el asunto que se ventile; es decir, ocurre un hecho
nuevo, que tiene relación sustancial con la controversia del juicio. Por ejemplo, se
entabla una acción reivindicatoria en contra de un bien inmueble, y se quema parte de la
casa.
317
No hay problema si se elimina un hecho, pues lo probado con respecto a él, se deja sin efecto.
437
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ii. El inc. II del mismo precepto, señala que será también admisible la ampliación a hechos
verificados y no alegados antes de recibirse a prueba la causa, con tal que jure el que los
aduce que sólo entonces han llegado a su conocimiento. Por ejemplo, se entabla una
acción reivindicatoria en contra de un bien inmueble, y el reivindicante no sabía que se
había quemado parte de la casa.
3. EL TÉRMINO PROBATORIO.
3.1. CONCEPTO.
Una vez notificada por cédula la resolución que recibe la causa a prueba, el juicio pasa a
la segunda etapa o fase, llamada período de prueba y, dentro de ella, sobresale el llamado
término probatorio.
Se entiende por término probatorio aquél espacio de tiempo, establecido en el juicio
ordinario de mayor cuantía, destinado a que las partes desarrollen la actividad probatoria al tenor
de los hechos controvertidos pertinentes y substanciales, fijados en la resolución que recibe la
causa a prueba.
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Si bien el término probatorio se utiliza para que dentro de él las partes rindan todas las
pruebas que crean necesario realizar, ello no es absoluto, ya que pueden solicitarse y
diligenciarse pruebas fuera de dicho término (por ejemplo, la prueba documental puede
producirse con la presentación de la demanda). Por lo tanto, el término probatorio no tiene un
carácter marcadamente preclusivo, es únicamente fatal para la recepción de la prueba
testimonial, los demás medios probatorios pueden rendirse en las oportunidades en que para cada
uno de ellos se señalarán.
3.2. CARACTERÍSTICAS.
i. En cuanto a su fuente, por regla general, es un t é r m i n o l e ga l , ya que la propia ley se
encarga de señalar su duración. Pero también puede ser judicial, puesto que el juez está
facultado para señalar términos especiales de prueba (términos probatorios especiales) e,
incluso, puede ser convencional, ya que por acuerdo unánime de las partes se puede
reducir su duración (art. 328 del CPC).
Art. 328. Para rendir prueba dentro del territorio jurisdiccional del tribunal en que se sigue el juicio tendrán
las partes el término de veinte días.
Podrá, sin embargo, reducirse este término por acuerdo unánime de las partes.
ii. Es un t é r mi n o c o m ú n , así lo señala el art. 327 inc. I del CPC, al decir que todo término
probatorio es común para las partes y dentro de él deberán solicitar toda diligencia de
prueba que no hubieren pedido con anterioridad a su iniciación. Al decir “todo”, se está
refiriendo tanto al término probatorio ordinario, extraordinario y especial.
De acuerdo al art. 65 inc. II del CPC, los términos comunes se contarán desde la última
notificación ¿cuál es esta última notificación? No puede ser otra que la notificación de la
resolución que recibe la causa a prueba, en caso de que no haya sido objeto de recursos; o
bien, en caso de que lo hubiere sido, la notificación (por el estado) de la resolución que se
pronuncia sobre la última solicitud de reposición. Por lo tanto, la regla general es que se
inicia al momento de notificarse por cédula la resolución que recibe la causa a la última
de las partes; con todo, se puede alterar este inicio por la interposición de un recurso de
reposición en contra de la resolución que recibe la causa a prueba, caso en el cual, se
suspenderá el inicio del término probatorio hasta que se haya notificado la resolución que
se pronuncia sobre la última solicitud de reposición. Ahora, el recurso de apelación
subsidiario es en el sólo efecto devolutivo, por lo tanto, no suspende el inicio del término
probatorio.318
iii. Es un t é rm i n o f a t a l , ya que es un plazo legal establecido en el CPC y no está
establecido para una actuación propia del tribunal. Pero esto no es tan absoluto, ya que si
el tribunal, una vez vencido el término probatorio, estima que una diligencia probatoria
pendiente es estrictamente necesaria para la acertada resolución de la causa, y lo expresa
en una resolución fundada, la reiterará como medida para mejor resolver (art. 431 del
CPC). En consecuencia, es fatal en cuanto no pueden solicitarse diligencias probatorias o
proponerse medios probatorios una vez que transcurrió el término; pero no es fatal en el
318
Esto se diferencia del emplazamiento del demando, ya que si son varios los demandados, es individual en su
iniciación, pero común para su extinción o vencimiento, es decir, se termina el último día del plazo, que el último
demandado notificado tiene para contestar la demanda.
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sentido de hacer caducar o extinguir las diligencias pendientes, porque en ese caso se
aplica el art. 431 del CPC (es fatal para pedir, pero no para cumplir).
Art. 431. No será motivo para suspender el curso del juicio ni será obstáculo para la dictación del fallo el
hecho de no haberse devuelto la prueba rendida fuera del tribunal, o el de no haberse practicado alguna
otra diligencia de prueba pendiente, a menos que el tribunal, por resolución fundada, la estime
estrictamente necesaria para la acertada resolución de la causa. En este caso, la reiterará como medida para
mejor resolver y se estará a lo establecido en el art. 159.
En todo caso, si dicha prueba se recibiera por el tribunal una vez dictada la sentencia, ella se agregará al
expediente para que sea considerada en segunda instancia, si hubiere lugar a ésta.
iv. De conformidad con el art 339 inc. I del CPC, el término de prueba no se suspenderá en
caso alguno, salvo que las partes lo pidan. Esto habla del derecho que tienen las partes
sobre el término probatorio.
440
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El término extraordinario de prueba, no es sino, el aumento del término ordinario (el cual
es de 20 días), aumento que se hace de acuerdo al lugar en donde debe rendirse la prueba y según
la tabla de emplazamiento del art. 259 del CPC. En efecto, conforme al art. 329 del CPC, cuando
haya de rendirse prueba en otro territorio jurisdiccional o fuera de la República, se aumentará
el término ordinario a que se refiere el artículo anterior con un número de días igual al que
concede el art. 259 para aumentar el de emplazamiento.
Este aumento extraordinario comienza a correr una vez que se ha extinguido el término
ordinario, pues así lo dispone el art. 333 CPC, el cual señala que todo aumento del término
ordinario continuará corriendo después de éste sin interrupción y sólo durará para cada
localidad el número de días fijado en la tabla respectiva. Es obvio que, una vez vencido el
término probatorio ordinario, sólo podrá rendirse prueba en aquellos lugares para los cuales se
haya otorgado aumento extraordinario del término (art. 335 del CPC).
De acuerdo al art. 332 del CPC, el aumento extraordinario para rendir prueba deberá
solicitarse antes de vencido el término ordinario, determinando el lugar en que dicha prueba
debe rendirse. Es preciso, además, que concurran ciertos y determinados requisitos, los cuales
difieren según si el término extraordinario sea para rendir prueba en otro territorio jurisdiccional
o fuera del territorio de la República. En efecto:
i. El aumento extraordinario para rendir prueba dentro de la República se concederá
siempre que se solicite, salvo que haya justo motivo para creer que se pide
maliciosamente con el sólo propósito de demorar el curso del juicio (art. 330 del CPC).
441
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i. Conforme a la primera parte del art. 336 inc. I del CPC, el aumento extraordinario para
rendir prueba dentro de la República se otorgará con previa citación. Hay que recordar
que tramitar una actuación judicial con citación, significa que, en principio, el tribunal
decreta la actuación, pero ésta no puede llevarse a efecto sino una vez que hayan pasado
tres días desde la notificación de la parte contraria, la cual puede dentro de este plazo
oponerse a la realización de la actuación, caso en el cual, el cumplimiento de la diligencia
se suspende hasta que se resuelva el incidente. De acuerdo al art. 336 inc. II del CPC, los
incidentes a que dé lugar la concesión de aumento extraordinario se tramitarán en pieza
separada (fuera de los autos principales) y no suspenderán el término probatorio; agrega
el inc. III que, con todo, no se contarán en el aumento extraordinario los días
transcurridos mientras dure el incidente sobre concesión del mismo.319
ii. Y conforme a la segunda parte del art. 336 inc. I del CPC, si el aumento extraordinario es
para producir efecto fuera del país, se decretará con audiencia de la parte contraria.
Tramitar una actuación judicial con audiencia, significa que el tribunal antes de resolver la
solicitud respectiva (si la decreta o no), debe conferir a la contraparte un plazo de tres días
para que manifieste lo que crea conveniente respecto de dicha diligencia (trámite incidental),
y con lo que ella exponga o en su rebeldía, el tribunal resolverá el incidente respectivo.
Este incidente se tramita del mismo modo que el caso anterior, es decir, en cuaderno
separado y los días que dure el incidente no se descontarán al aumento extraordinario.
Art. 338 inc. II. Sin perjuicio de lo que dispone el artículo anterior, se mandará aplicar al Fisco la cantidad
consignada si resulta establecida en el proceso alguna de las circunstancias siguientes:
1. Que no se ha hecho diligencia alguna para rendir la prueba pedida;
2. Que los testigos señalados, en el caso del art. 331 no tenían conocimiento de los hechos, ni se han hallado en
situación de conocerlos; y
3. Que los testigos o documentos no han existido nunca en el país en que se ha pedido que se practiquen las
diligencias probatorias.
319
El profesor ALFARO señala que esto último se contrapone con el art. 333 del CPC, el cual dispone que todo
aumento del término ordinario continuará corriendo después de éste “sin interrupción”.
442
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320
El profesor ALFARO señala que el término especial se diferencia del término extraordinario, porque este último
procede respecto de un medio en particular, en cambio, el término especial procede respecto de todas la pruebas
entorpecidas.
443
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a. CONCEPTO.
Lo primero que hay que señalar, es que nuestra legislación utiliza indistintamente la
noción de documento e instrumento, pero en estricto rigor, entre ellas hay una relación de género
a especie. En efecto, la doctrina entiende que el documento es un concepto genérico que
comprende todo medio externo que exprese un pensamiento o una idea; esta representación,
corrientemente se lleva a efecto por medio de una escritura, pero también puede hacerse por
444
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otros signos (por ejemplo, grabados en madera, taquigrafía) o por otros medios (por ejemplo,
fotografías, videos, etc.). Es por ello que el profesor FORTTES señala que d o c u m e n t o es todo
objeto escrito o no, que da cuenta de un hecho o de una manifestación de voluntad.
El i n s t r u m e n t o es una especie de documento que se caracteriza por ser escrito, o en
otras palabras, es un documento escrito cuyo soporte físico más habitual es el papel. El
documento más usual es el instrumento (por ejemplo, una letra de cambio, un pagaré, una
escritura pública, un pasaporte, un acta, etc.), y es por eso que el legislador utiliza
indistintamente los términos.321
Si bien nuestra legislación no reconoce la diferencia entre ambos conceptos, hay casos en
que se emplea el término instrumento en forma estricta, por ejemplo, el art. 1702 del CC señala
que el instrumento privado, reconocido por la parte a quien se opone, o que se ha mandado
tener por reconocido en los casos y con los requisitos prevenidos por ley, tiene el valor de
“escritura pública” respecto de los que aparecen o se reputan haberlo subscrito, y de las
personas a quienes se han transferido las obligaciones y derechos de éstos. Sin embargo, en la
mayoría de las disposiciones los términos se utilizan de forma indistinta.
Por último, cabe decir que la prueba documental es un medio de prueba preconstituido,
esto es, aquél que las partes crean al momento de celebrar un acto jurídico, con el objeto de
proporcionarse de antemano un elemento de convicción para el evento de una contienda judicial
posterior.
321
Hay autores que señalan que sólo son instrumentos los documentos cuyo fin natural es servir de prueba,
así, por ejemplo, una escritura pública en una compraventa es un instrumento, y no un diario, el cual no está
destinado a servir de prueba.
445
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a. CONCEPTO Y REQUISITOS.
Como se dijo, el art. 1699 inc. I del CC señala que instrumento público o auténtico es el
autorizado con las solemnidades legales por el competente funcionario. Sin embargo, el
legislador se equivoca al hacer sinónimos lo público con lo auténtico, pues la autenticidad, de
322
Según algunos, el instrumento privado es el otorgado por particularidades sin la intervención de un funcionario
público en calidad de tal, lo que no implica que carezca de solemnidades, por ejemplo, la lera de cambio.
446
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acuerdo al art. 17 inc. II del CC, se refiere al hecho de haber sido realmente otorgados y
autorizados por las personas y de la manera que en los tales instrumentos se exprese; y lo
público alude a un instrumento que ha sido autorizado por una persona en quien reside la
autoridad pública otorgada por la ley (calza con la definición del art. 1699). Por lo tanto, lo
auténtico no tiene que ver con lo público, por ello la redacción del artículo debió haber dicho
“público y auténtico”; pero en estricto rigor, los instrumentos públicos son casi siempre
auténticos. No obstante, hay muchos instrumentos auténticos que no son públicos, así, por
ejemplo, si un notario de la comuna de Valparaíso otorga una escritura en Viña del Mar, ésta será
auténtica (si fue realmente otorgada y autorizada por las personas y de la manera que el
instrumento se expresa) pero no pública, ya que el notario de Valparaíso no tiene la autoridad
para actuar fuera de su territorio jurisdiccional.
De la definición legal, se desprenden los elementos o requisitos que deben concurrir para
que un instrumento público revista este carácter:
i. Que sea autorizado por el competente funcionario. El funcionario que interviene en la
autorización de un instrumento público, es diverso según sea la naturaleza de éste, así: en
las sentencias será el juez, cuya firma es también autorizada por el secretario; en las
escrituras públicas interviene un notario; en las partidas de estado civil, o en la cédula de
identidad, actúa el Oficial de Registro Civil; en los certificados de dominio, hipoteca y
gravámenes, prohibiciones e interdicciones, etc., actúa el Conservador de Bienes raíces;
el Secretario del tribunal actúa respecto de las certificaciones y copias que otorgue (por
ejemplo, la copia de la demanda notificada por el Receptor o por el secretario); etc.
El funcionario debe ser “competente”, es decir, debe cumplir cuatro condiciones: ser un
funcionario público; que esté autorizado por la ley para el otorgamiento del documento;
debe actuar en el marco de sus atribuciones (competente en cuanto a la materia); y dentro
de su territorio jurisdiccional (competente en cuanto al territorio). Por ejemplo, un notario
es incompetente en cuanto a la materia, para otorgar una partida de estado civil; y un
Oficial de Registro Civil de Valparaíso es incompetente (en cuanto al territorio) para
intervenir en la celebración de un matrimonio en Santiago.
ii. Que sea otorgado con las solemnidades legales. Las solemnidades legales varían según la
naturaleza del instrumento público, así por ejemplo, no se otorga de igual manera una
escritura pública que una partida de estado civil. El profesor ALFARO señala que si faltan
las solemnidades legales, se trataría de un d o c u m e n t o o f i c i a l que, en palabras
simples, es aquél que emana de una autoridad sin cumplir solemnidades legales, por
ejemplo, los oficios o circulares que emanan de los servicios públicos, los boletines de
discusión parlamentaria, etc.323
323
Estos documentos no tienen valor probatorio, pero la jurisprudencia tiende a darle algún grado, o tipo de valor, ya
que podrían ser base de una presunción judicial.
447
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324
Hay que tener presente que la fotocopia de una escritura pública certificada por un notario, no es un instrumento
público, ni una copia autorizada de la escritura pública, por tanto, no tiene cabida en el N° 2 del art. 342, sino en el
N° 3 ó 4 de dicha disposición (copia simple). Sin embargo, hay fotocopias de instrumentos públicos que, cuando son
firmadas de puño y letra por el funcionario competente, tienen el carácter de copia autorizada del instrumento
público original; por ejemplo, las fotocopias de un expediente que, certificadas por el secretario, se envían a otro
tribunal (art. 37 inc. III del CPC); o las compulsas o fotocopias del expediente que, certificadas por el secretario, se
envían al tribunal superior para que conozca del recurso de apelación (art. 197 del CPC).
448
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De acuerdo al art. 344 del CPC, el cotejo de instrumentos se hará por el funcionario que
haya autorizado la copia presentada en el juicio, por el secretario del tribunal o por otro
ministro de fe que dicho tribunal designe. La razón de que esta diligencia se lleve a cabo
por un ministro de fe, es que se busca la autenticidad de la copia, es decir, el hecho de
haberse otorgado y autorizado por las personas y de la manera que en el instrumento
aparece.325
.
v. T e s t i m o n i o s o c o p i a s a gr e g a d a s . De acuerdo al art. 342 Nº 5, son instrumentos
públicos en juicio, los testimonios que el tribunal mande agregar durante el juicio,
autorizados por su secretario u otro funcionario competente, y sacados de los originales
o de copias que reúnan las condiciones indicadas en el número anterior. En el fondo se
trata de una medida para mejor resolver, decretada, por lo tanto, de oficio por el propio
tribunal; pues de acuerdo al Nº 1 del art. 159 del CPC, es una medida para mejor resolver:
la agregación de cualquier documento que estimen necesario para esclarecer el derecho
de los litigantes.
vi. El año 2007 mediante la ley 20.217 se incorporó en el listado de instrumentos públicos el
numeral 6º, que reconoce la calidad de instrumentos públicos a los documentos
electrónicos suscritos mediante firma electrónica avanzada, es decir, mediante una firma
que se verifica a distancia ¿Cómo se verifica la autenticidad de la firma? Hay una entidad
que certifica que esas firmas son las que efectivamente están allí, y esto se hacer por
medio de claves o códigos. Si se acompaña este tipo de documentos, el juez tiene que
citar a una audiencia de percepción documental, y la prueba que se podrá pedir, será la
prueba pericial, es decir, si hay objeción por su autenticidad la verificará un perito
informático.
vii. In s t r u m e n t o s p ú b l i c o s o t o r ga d o s e n e l e x t r a n j e r o . Los instrumentos
anteriores son todos los otorgados en el país, pero tratándose de los otorgados el
extranjero, hay que cumplir con una serie de atestiguaciones. En efecto, de acuerdo al
art. 17 del inc. I del CC, la forma de los instrumentos públicos se determina por la ley del
país en que hayan sido otorgados, pero su autenticidad se probará según las reglas
establecidas en el Código de Enjuiciamiento (CPC), y este procedimiento se denomina
legalización. Al respecto, el CPC, en su art. 345 inc. I, señala que los instrumentos
públicos otorgados fuera de Chile deberán presentarse debidamente legalizados, y se
entenderá que lo están cuando en ellos conste el carácter público y la verdad de las
firmas de las personas que los han autorizado, atestiguadas ambas circunstancias por los
funcionarios que, según las leyes o la práctica de cada país, deban acreditarlas. Luego,
el carácter público de estos funcionarios y la autenticidad de sus firmas debe comprobarse
en Chile por uno de los medios que menciona el art. 345 inc. II del CPC (un agente
diplomático o consular chileno). Por ejemplo, si se quiere acompañar una partida de
325
El profesor FORTTES agrega que esta diligencia se relaciona con los instrumentos públicos, y más concretamente
con los instrumentos públicos que constan de una matriz. Señala también, que el cotejo de instrumentos corresponde
a una diligencia probatoria que ha establecido el legislador con el objeto de demostrar la concurrencia o no de una
causal de impugnación; esto al igual que el cotejo de letras (arts. 350 y siguientes del CPC), que es propia de los
instrumentos públicos o privados que carecen de una matriz y que están extendidos en forma manuscrita. Esto
último se relaciona con la prueba pericial o caligráfica, a través de la cual se determinará si la letra puesta en un
instrumento coincide con aquella que consta en un instrumento indubitado.
449
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estado civil española como medio de prueba en un juicio que se sigue en Chile, dicho
instrumento aparecerá firmado, en primer término, por el respectivo Oficial de Registro
Civil español; de acuerdo a las leyes españolas, la firma del Oficial de Registro Civil
debe ser legalizada con la firma del juez de la localidad respectiva (hasta aquí se habría
cumplido con la primera etapa dentro del procedimiento de legalización, destinado a
acreditar la verdad de la firma y el carácter público de la persona que aparece autorizando
dicha partida); y en seguida, la firma del Juez tiene que ser legalizada por la del Agente
diplomático o consular chileno acreditado en España.326
viii. ¿Qué sucede con los instrumentos privados otorgados en el extranjero? El profesor
FORTTES señala que estos instrumentos, por su propia naturaleza, no deben someterse a
la legalización de los instrumentos públicos; pues la legalización es un procedimiento que
permite autorizar la firma del funcionario público que otorgó un instrumento público, de
manera que no se puede aplicar a los instrumentos privados, porque en ellos no interviene
funcionario público alguno. A los instrumentos privados extendidos en lengua extranjera
se les aplican las reglas de los instrumentos privados, esto es, deben ser reconocidos por
los otorgantes, para tener valor probatorio.
¿Por qué el instrumento público se acompaña con citación? Esto por el hecho de haberse
otorgado por un funcionario público, con lo cual, goza de un sello de autenticidad que no se
encuentra en el instrumento privado, cuyo valor depende de la actitud que asuma la parte contra
la cual se presenta, y para ello se acompaña bajo apercibimiento. Si bien no hay una norma legal
expresa que consagre esta forma de proceder, esto se deduce de los arts. 795 N° 5 y 800 N° 2 del
CPC.
Art. 795. En general, son trámites o diligencias esenciales en la primera o en la única instancia en los juicios de
mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales:
326
Cabe señalar que los instrumentos públicos extendidos u otorgados en el extranjero ante Cónsul chileno que actúa
como ministro de fe, no necesitan de los trámites de la legalización para ser acompañados válidamente en juicio.
450
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5. La agregación de los instrumentos presentados oportunamente por las partes, “con citación” o bajo el
apercibimiento legal que corresponda respecto de aquélla contra la cual se presentan.
Art. 800. En general, son trámites o diligencias esenciales en la segunda instancia de los juicios de mayor o de
menor cuantía y en los juicios especiales:
2. La agregación de los instrumentos presentados oportunamente por las partes, “con citación” o bajo el
apercibimiento legal que corresponda respecto de aquélla contra la cual se presentan.
Como la ley dice que la agregación del instrumento presentado oportunamente por la
parte “con citación” es un trámite o diligencia esencial, su omisión permite deducir un recurso de
casación en la forma. Ahora bien, si el instrumento se acompaña sin citación, no podrá ser
considerado como medio de prueba en la sentencia definitiva, y si se valora, dicha sentencia será
anulable por haber incurrido en una causal de casación en la forma; a la inversa, si el documento
ha sido acompañado con citación de la parte en contra de la cual se presenta, y la sentencia no
analiza el mérito probatorio de dicho instrumento, quiere decir que ella también será nula, por no
contener la exposición de los hechos en que se funda, es decir, el análisis de todos los medios
probatorios suministrados por las partes.
327
El profesor FORTTES señala que en este punto se manifiesta en su máxima expresión el sistema de la prueba legal
o tasada.
451
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hace plena fe (plena prueba) respecto al hecho de haberse efectuado las declaraciones por
las partes en él contenidas, y este mérito también reza respecto de los terceros. Por
ejemplo, el notario da fe que Juan manifestó que vendía y que Pedro expresó que
compraba, y que el primero declaró haber recibido del segundo la suma de cinco millones
de pesos a título de precio de esta compraventa; por tanto, se hace plena fe de la
efectividad de la declaración, y no de que el precio se haya pagado efectivamente, es
decir, hace plena fe respecto de los hechos objetivos, de que ellos sean realmente
efectivos, es otra cosa.
iv. E f i c a c i a o v e r a c i d a d d e l a s d e c l ar a c i o n e s c o n s i gn a da s e n u n
i n s t r u m e n t o p ú b l i c o . Según los principios generales del derecho, los actos o
contratos sólo obligan a las personas que han intervenido en su otorgamiento o
celebración (efecto relativo); a contrario sensu, no obligan de manera alguna a los
terceros ajenos a ellos. Pero este problema, según la doctrina, dice relación más bien con
los efectos de los actos jurídicos que con el de su valor probatorio; pues el art. 1700 del
CC, al decir que, en cuanto a la verdad de las declaraciones contenidas en un instrumento
público, éstos sólo hacen fe respecto de los declarantes, está regulando el efecto del acto
o contrato contenido en dicho instrumento y no su mérito probatorio.
Por lo tanto, para analizar este tema, desde un punto de vista probatorio, la doctrina
señala que en lo que respecta a la veracidad de las declaraciones, el instrumento público
no hace plena fe, pero su veracidad se presume. En cuanto a las razones por las cuales se
presume, la doctrina señala que se debe distinguir entre las declaraciones dispositivas y
enunciativas:
- Las d e c l a r a c i o n e s d i s p o s i t i v a s son aquellas en que se deja constancia de los
elementos esenciales del acto jurídico, los cuales le dan nacimiento; por ejemplo, el
precio y la cosa en la compraventa.
a) Respecto de las partes otorgantes, el instrumento público hace plena fe de la
verdad de las declaraciones dispositivas que contiene. Por tanto, su valor
probatorio entre las partes es de plena prueba, aunque más bien se dice que llevan
una presunción de veracidad (profesor ALFARO y FORTTES), pues ella puede ser
desvirtuada mediante una contraescritura. La razón de esto, es que el legislador
parte de la base de lo normal, y lo normal es que el contenido de las declaraciones
sea verdadero.
b) Respecto de terceros, si bien no hay una norma al respecto, la doctrina dice que
las declaraciones dispositivas se presumen verdaderas frente a terceros por
aplicación de las reglas del peso de la prueba, puesto que lo normal es que las
declaraciones contenidas en un instrumento público sean verdaderas (teoría del
hecho normal) y, por tanto, no necesitan probarse; y quien alegue que sean falsas
(lo anormal) debe probarlo. Por tanto, su valor probatorio respecto de terceros es
el de una presunción de veracidad, de manera que los terceros pueden objetar y
acabar con la presunción probando, por ejemplo, una simulación.328
328
Si bien del art. 1700 del CC pareciere desprenderse otra cosa (en cuanto a la veracidad no hace plena fe sino en
contra de los declarantes), la doctrina señala que aquí hay un equívoco, pues el legislador confunde dos cosas: el
valor probatorio con el efecto obligatorio del acto jurídico. Lo que quiso decir el legislador, es que lo expresado en
452
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b) Respecto de terceros, si bien no hay norma al respecto, la doctrina dice que las
declaraciones enunciativas no tienen valor alguno frente a ellos, ni siquiera se
presumen como verdaderas, esto porque las partes no han tenido el cuidado que se
requiere para presumir su sinceridad. Pero acorde al art. 398 del CPC, el tercero
puede invocarla, contra el que las hace, como confesión extrajudicial, lo cual sirve
de base a una presunción judicial para acreditar los hechos confesados.
En resumen, el instrumento público hace plena prueba (plena fe), tanto respecto de los
declarantes como de los terceros, en lo que respecta al hecho de haberse realmente otorgado, a su
fecha, al hecho de haberse efectuado por los interesados las declaraciones que en ellos se
consignan, y respecto de las declaraciones del funcionario autorizante. En cambio, en cuanto a la
veracidad de las declaraciones que en estos instrumentos se consignan (eficacia), hay que
distinguir si se trata de declaraciones dispositivas (presunción de veracidad) o enunciativas.
el instrumento no obliga ni alcanza a los terceros, y esto es lógico, porque los terceros no han concurrido con su
voluntad a obligarse por el acto o contrato de que da cuenta el instrumento.
453
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Pero si la impugnación recae sobre una escritura pública, y su falta de autenticidad (no la
nulidad) se desea probar por medio de una prueba testimonial, se requiere, de acuerdo al
art. 429 del CPC, la concurrencia de cinco testigos, que reúnan las condiciones
expresadas en la regla segunda del art. 384 (que estén contestes en el hecho, sin tachas,
legalmente examinados, que den razón de sus dichos y que sus declaraciones no hayan
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sido desvirtuadas por otra prueba en contrario), que acrediten que la parte que se dice
haber asistido personalmente al otorgamiento, o el escribano, o alguno de los testigos
instrumentales, ha fallecido con anterioridad o ha permanecido fuera del lugar en el día
del otorgamiento y en los setenta días subsiguientes.; agrega el inc. II que esta prueba, sin
embargo, queda sujeta a la calificación del tribunal, quien la apreciará según las reglas
de la sana crítica.
iii. También opera como causal de impugnación, la f a l s e d a d o falta de sinceridad o falta de
veracidad de las declaraciones que en el instrumento se contienen. En este caso el
instrumento es válido, o sea, ha sido otorgado ante funcionario competente y con
observancia de las formalidades legales; es, además, auténtico, es decir, ha sido realmente
otorgado y autorizado por las personas y de la manera que en él se expresan; sin embargo,
las declaraciones que contiene no son veraces, ya sea por error, fuerza, dolo o simulación
(por ejemplo, en una escritura pública se declara haber recibido una suma de dinero a
título de mutuo, y ese hecho, en verdad, no es efectivo). En cuanto a quién puede
impugnar el instrumento por esta causal, hay que distinguir:
- Los terceros, en cuanto a las declaraciones enunciativas, no necesitan impugnarlas, ya
que éstas no les afectan. Pero respecto de las declaraciones dispositivas, pueden
impugnarlas y probar lo contrario por todos los medios probatorios que la ley franquea
(incluso la prueba testimonial), esto, porque dichas declaraciones sólo se presumen
verdaderas respecto de ellos.
- Las partes, respecto de las declaraciones dispositivas o enunciativas relacionas con lo
dispositivo, sólo pueden impugnarlas mediante otra prueba plena, ya que respecto de
ellos, estas declaraciones hacen plena fe (por ejemplo, puede impugnarse por testigos
la nulidad matrimonial)329. Y respecto de las declaraciones enunciativas que no se
relacionen con la parte dispositiva, pueden impugnarlas y probar lo contrario, ya que
éstas sólo tienen el mérito de una confesión extrajudicial (basta una prueba no
plena).330
iv. Por último, el profesor ALFARO agrega, a las causales de impugnación, a la falta de
integridad, ya que uno de los requisitos de los instrumentos públicos, es que tienen que
ser acompañados de manera íntegra.
Ahora bien, las formas de impugnar los instrumentos públicos, es decir, las vías
procesales por las cuales se pueden objetar, son:
i. I m p u gn a c i ó n p o r v í a p r i n c i p a l . En este caso la impugnación del instrumento
público se realiza a través de un juicio, cuyo objeto principal es decidir precisamente
sobre la validez o autenticidad del instrumento, o sobre la verdad de las declaraciones que
329
La doctrina y jurisprudencia nacionales están divididas sobre el particular. En efecto, la minoría dice que el
instrumento público hace plena fe en cuanto a la verdad de las declaraciones que en él hayan hecho los interesados
(art. 1700 del CC), y por tanto, los declarantes no pueden posteriormente pretender impugnar el instrumento en
cuanto a la verdad de esas declaraciones. Pero la mayoría, que cuentan con el respaldo de algunos fallos de la CS,
dice que tal prueba es admisible, pues la ley no prohíbe que una prueba plena, como es la emanada de un
instrumento público, pueda ser destruida por otra plena prueba, como sería la que fluye de una confesión judicial.
330
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a. CONCEPTO.
Instrumento privado es todo escrito que deja constancia de un hecho y que ha sido
otorgado sin formalidad o solemnidad alguna, y sin participación de un funcionario público que
actúe en calidad de tal (por ejemplo, una carta, un recibo de dinero, un recorte de diario, una
impresión, un contrato privado de arrendamiento, etc.). Sin embargo, parte de la doctrina y de la
jurisprudencia exige que el instrumento sea firmado para que valga como privado, esto porque el
art. 1701 inc. II del CC señala que el instrumento defectuoso por incompetencia del funcionario o
por otra falta en la forma, valdrá como instrumento privado si estuviere firmado por las partes;
pero también hay doctrina (CASARINO) y jurisprudencia en contrario. No obstante, hay algunos
instrumentos privados que requieren estar firmados por expresa disposición de la ley, por
ejemplo, las letras de cambio, los pagarés, etc.
Hay que recordar que la protocolización, es decir, el hecho de agregar un documento al
final del registro público (protocolo) de un notario a pedido de quien lo solicita, no desnaturaliza
el instrumento privado en público; pues el efecto de la protocolización, es darle fecha cierta al
instrumento. Sin embargo, existen ciertos instrumentos privados que, por el hecho de ser
protocolizados, pasan a ser instrumentos públicos (art. 420 del COT).
Art. 420. Una vez protocolizados, valdrán como instrumentos públicos:
1. Los testamentos cerrados y abiertos en forma legal;
2. Los testamentos solemnes abiertos que se otorguen en hojas sueltas, siempre que su protocolización se haya
efectuado a más tardar, dentro del primer día siguiente hábil al de su otorgamiento;
3. Los testamentos menos solemnes o privilegiados que no hayan sido autorizados por notario, previo decreto del
juez competente;
4. Las actas de ofertas de pago, y
5. Los instrumentos otorgados en el extranjero, las transcripciones y las traducciones efectuadas por el intérprete
oficial o los peritos nombrados al efecto por el juez competente y debidamente legalizadas, que sirvan para otorgar
escrituras en Chile.
También, hay que tener presente, que el instrumento privado que contenga una firma
autorizada por un notario, sigue siendo privado. No obstante, algunos instrumentos, por este
hecho, pasan a tener mérito ejecutivo, como el cheque, la letra de cambio y el pagaré. En efecto,
el art. 434 Nº 4 inc. II del CPC, señala que el juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de
dar cuanto para reclamar su cumplimiento se hace valer alguno de los siguientes títulos: 4)
Tendrá mérito ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento previo, la letra de cambio, pagaré o
cheque, respecto del obligado cuya firma aparezca autorizada por un notario o por el Oficial
del Registro Civil en las comunas donde no tenga su asiento un notario.
Según algunos, acorde a los arts. 1703 del CC y 401 Nº 10 del COT, la autorización de la
firma hace que el instrumento pase a tener fecha cierta respecto de terceros, porque ella implica
456
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331
CASARINO señala que si la parte contraria no ha objetado el instrumento, a petición de la parte que lo presentó, el
tribunal debe declarar que aquélla ha incurrido en el apercibimiento ordenado y que, por consiguiente, el documento
es auténtico. El escrito expresa lo siguiente: “Acompañado instrumento bajo el apercibimiento del art 346 Nº 3”; y
la resolución del tribunal: “téngase por acompañado”.
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332
En materia penal los instrumentos privados deben ser reconocidos durante el juicio oral por el acusado, los
terceros como testigos, o por un perito.
333
El profesor LUHRS señala que se acompañan con citación, es decir, en principio, el tribunal decreta la actuación,
pero ésta no puede llevarse a efecto sino una vez que hayan pasado seis días desde la notificación de la parte
contraria, la cual puede dentro de este plazo objetar el instrumento, caso en el cual, el cumplimiento de la diligencia
se suspende hasta que se resuelva el incidente. El profesor FORTTES, en cambio, dice que se acompaña bajo el
apercibimiento del art. 346 Nº 3, pues los propios arts. 795 Nº 5 y 800 Nº2 hacen referencia al apercibimiento;
aunque entiende que es una especie de citación.
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Art. 800. En general, son trámites o diligencias esenciales en la segunda instancia de los juicios de mayor o
de menor cuantía y en los juicios especiales:
2. La agregación de los instrumentos presentados oportunamente por las partes, con citación o bajo el
apercibimiento legal que corresponda respecto de aquélla contra la cual se presentan.
ii. Si emana de una tercera persona, el instrumento debe acompañarse con citación, esto para
conferirle a la contraria derecho de impugnación, cuyo plazo para impugnarlo es el
general de toda citación, o sea, tres días fatales. En este caso, no es posible acompañar el
instrumento bajo apercibimiento de tenerlo por reconocido si no se objeta dentro de seis
día, ya que el documento no emana de la contraparte (si no que de un tercero); por lo
tanto, para que tenga valor probatorio, debe ser ratificado por su autor (por el tercero)
mediante una prueba testimonial.334
334
En materia penal no se regula la forma acompañar los instrumentos privados, pero deben ser exhibidos o leídos
en la audiencia del juicio oral y reconocidos por el acusado, los testigos o peritos, según el caso (art. 333 del CPP).
459
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335
El profesor FORTTES dice que algunos señalan que el único instrumento privado que tiene valor probatorio como
tal, es el instrumento emanado de la contraparte y reconocido por ésta (ya que respecto de terceros tiene el valor de
una testimonial); e incluso, también se dice, que los no reconocidos pueden tener valor probatorio indirecto, para
formar el convencimiento del juez.
336
Si es objetado un documento privado, la prueba sobre su autenticidad corresponde a quien lo acompaña; en
cambio, si es objetado un instrumento público que carece de matriz, la prueba corresponde al que lo objeta.
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Se desprende del art. 1707 del CC, que las contraescrituras pueden ser instrumentos
públicos o privados. En cuanto a su valor probatorio, se aplican las reglas generales de los
instrumentos, es decir, si son instrumentos públicos, hacen fe como tales; y si son privados,
tienen valor después de su reconocimiento conforme a la ley.
Una escritura pública puede ser modificada por otra del mismo género o por un
instrumento privado; y, a su vez, la escritura privada puede alterarse por otra privada o por una
escritura pública. Pero los efectos que produce estas contraescrituras respecto de las partes y
terceros, son distintos:
i. Entre las partes, las contraescrituras (públicas o privadas) hechas para alterar lo pactado
en un instrumento público o privado, tienen pleno valor probatorio; es decir, prevalece la
contraescritura, aunque el valor probatorio sea mayor en la escritura alterada, esto, porque
atendiendo al art. 428 del CPC, entre dos o más pruebas contradictorias, y a falta de ley
que resuelva el conflicto, los tribunales preferirán la que crean más conforme con la
verdad, y se entiende que está más conforme con la verdad la contraescritura, dado que si
337
La fotocopia de un instrumento privado, según algunos, tiene valor si emana de la parte en contra de la cual se
hace valer si, siendo objetado, se coteja con el original. Otros dicen que el cotejo de letras debe efectuarse respecto
de un documento original y no de una fotocopia, por tanto, en caso de que se impugne la fotocopia de instrumento
privado, ésta carecerá de valor probatorio, pues no podrá ser cotejado. Respecto de la fotocopia de un documento
emanado de un tercero, carece de valor probatorio si no es reconocida por el tercero.
461
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las partes alteran con ella la primera escritura, es por considerar que ésta no guarda
congruencia con la realidad.338
ii. Respecto de terceros339, si se trata de contraescrituras privadas, éstas no producen efectos
respecto de ellos; pero sí se trata de contraescrituras públicas, éstas sí producen efectos
respecto de terceros, cumpliendo dos requisitos: se debe tomar razón (nota) del contenido
de la contraescritura al margen de la escritura matriz que se altera; y se debe tomar razón
del contenido de la contraescritura al margen del traslado (o sea, al margen de la copia
autorizada de la matriz), en cuya virtud ha actuado el tercero. Hoy este requisito se
cumple automáticamente, pues el notario siempre otorga copia autorizada de la matriz,
con la debida nota marginal.
Finalmente, los terceros pueden aprovecharse de las contraescrituras. En efecto,
considerando que el art. 1707 del CC establece que las contraescrituras no producen
efectos contra terceros, a contrario sensu, pueden tener efecto a favor de ellos, invocando
las estipulaciones de la contraescritura que los beneficien. Y si existe conflicto entre los
terceros, es decir, si algunos quieren hacer prevalecer la escritura y otros la
contraescritura, de acuerdo al art. 1707 del CC, debería preferirse a quienes hacen valer la
escritura, ya que la contraescritura no afecta a los terceros.
a. A PETICIÓN DE PARTE.
La regla general, es que la iniciativa para presentar un instrumento sea de las partes, y al
respecto, existen dos maneras de presentarlos:
i. P o r a g re ga c i ó n . Esta iniciativa es voluntaria, y se caracteriza porque los documentos
son presentados por medio de una solicitud escrita y son agregados materialmente al
proceso; en otras palabras, se acompaña el documento y se solicita que sea agregado al
expediente (por ejemplo, cuando se interpone la demanda y en el otrosí se señala “téngase
por acompañada la escritura pública de arrendamiento, con citación”).
En cuanto a la oportunidad para presentar por agregación los instrumentos, de acuerdo al
338
Nuestra jurisprudencia ha recalcado que la regla de no poder alterar por escrituras privadas lo pactado por
escritura pública sólo rige en favor de los terceros. Nada impide a que puedan surtir efecto contra los mismos
contratantes, siempre y cuando la alteración no sea de tal naturaleza, que deba exigir escritura pública de acuerdo a
la ley.
339
La doctrina señala que la expresión “terceros” no alude a los terceros absolutos, puesto que respecto de ellos la
disposición es innecesaria, dado que se encuentran protegidos por el principio del efecto relativo de los contratos
(les es inoponible). Por el contrario, se concluye que la norma alude a los terceros relativos, vale decir, todos
aquellos que, aun cuando no han participado en el otorgamiento de la contraescritura e ignoran dicho otorgamiento,
tienen interés en invocar las estipulaciones del acto ostensible (por ejemplo, aquél tercero que contrata con el
mandatario, cuyo mandato había sido previamente revocado).
462
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art. 348 del CPC, podrán presentarse en cualquier estado del juicio hasta el vencimiento
del término probatorio en primera instancia (por ejemplo, pueden presentarse en el
escrito de solicitud de medidas prejudiciales, en la demanda, en la contestación, en la
reconvención, etc.), y hasta la vista de la causa en segunda instancia (por ejemplo,
pueden presentase con el recurso de apelación).
ii. P o r e x h i b i c i ó n . Hay veces que los instrumentos no están en poder de la parte que
desea usarlos como medios de prueba, sino que en manos de la contraparte o de un
tercero; entonces, para hacerlos presentarlos al juicio, la ley establece un procedimiento
especial, que recibe el nombre de solicitud de exhibición de instrumentos, regulado en el
art. 349 del CPC. En efecto, el inc. I de dicha disposición señala que podrá decretarse, a
solicitud de parte, la exhibición de instrumentos que existan en poder de la otra parte o
de un tercero, con tal que tengan relación directa con la cuestión debatida y que no
revistan el carácter de secretos o confidenciales. Por lo tanto, los requisitos para que
opere la exhibición, son:
- Que los documentos tengan relación directa con la cuestión debatida. El profesor
FORTTES recalca que esto se debe relacionar con la recepción de la causa a prueba, ya
que la resolución que recibe la causa a prueba fija los hechos sustanciales, pertinentes
y controvertidos, y lo mismo se exige (pertinencia) para la solicitud de la exhibición.
- Que los documentos no revistan el carácter de secretos o confidenciales. Este requisito
y el anterior son cuestiones de hecho, que aprecia prudencialmente el tribunal.
- Que señale la persona en cuyo poder se encuentre el documento. Naturalmente que si
se niega por la contraparte o por el tercero la existencia de estos documentos en su
poder, se habrá suscitado un incidente previo, que será necesario resolver a la luz de
las pruebas que sobre el particular se suministren.
Si la exhibición la tiene que hacer una parte, hay que llevar el documento a la audiencia
que se señale, exhibirlo, y agregar copia autorizada de él al expediente. Y cuando la
exhibición haya de hacerse por un tercero, podrá éste exigir que en su propia casa u
oficina se saque testimonio (copia) de los instrumentos por un ministro de fe (art. 349 inc.
final). Como se ve, en ambos casos el documento cuya exhibición se pretende no es
agregado materialmente al proceso sino que una copia autorizada del mismo.
Si se rehúsa la exhibición sin justa causa, las sanciones serán diversas según se trate de la
contraparte o de un tercero. Si la contraparte es la desobediente, incurre en una doble
sanción: se le pueden imponer multas que no excedan de dos sueldos vitales o arrestos
hasta de dos meses determinados prudencialmente por el tribunal, sin perjuicio de repetir
la orden y el apercibimiento; y se pierde el derecho de hacer valer los documentos cuya
exhibición se le ha ordenado, sin perjuicio de decretarse allanamiento del local donde se
halle el documento cuya exhibición se pida. Y si el desobediente es un tercero, sólo se le
puede apremiar con multas o arrestos en la forma ya señalada.340
340
El profesor ALFARO señala que esto es una concreción del poder coercitivo del juez (coercio), lo cual en Derecho
comparado se denomina astreintes, que implica utilizar la coerción para cumplir los fines del proceso, que en este
caso concreto, es para que se exhiba el instrumento.
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4.2.1. CONCEPTO.
El profesor ALFARO señala que es un medio de prueba indirecto, en virtud del cual el
juez se impone de los hechos por medio de la declaración que hacen personas extrañas al juicio y
sin interés, que los han percibido. Estas personas extrañas al juicio y sin interés o terceros
absolutos, son, precisamente, los testigos, los cuales declaran en éste, dado el conocimiento que
poseen sobre ciertos hechos relevantes para su resolución. Por lo tanto, el elemento fundamental
de esta prueba es el testigo, y es por ello que gran parte de la reglamentación del CPC se orienta a
su regulación.
4.2.2. CARACTERÍSTICAS.
i. Por regla general, es un medio de p r u e b a c i r c u n s t a n c i a l o accidental, ya que se
produce durante el juicio. En efecto, el testigo se impone del hecho de una manera
accidental, sin saber que posteriormente declarará sobre el mismo. La excepción la
constituyen los testigos instrumentales (prueba preconstituida), es decir, aquellos que se
encuentran presentes al momento del otorgamiento de un acto o contrato.
ii. Es un medio de p r u e b a i n d i re c t o , ya que el juez tiene conocimiento de los hechos por
medio de un tercero y no personalmente.
iii. En materia civil es una p r u e b a me d i a t a , pues se rinde ante un Receptor (no hay
341
En materia penal hay otras reglas. En primer lugar, está la fase investigación, donde el Fiscal recopila diversos
antecedentes, dentro de los cuales se incluyen los instrumentos; pero en ciertos casos es necesaria la autorización
juez de garantía (por ejemplo, respecto de la incautación); el juez de garantía no tiene facultades para decretar que se
agreguen documentos, pero sí puede autorizar peticiones. Luego, en la audiencia de preparación del juicio oral, se
determinan los documentos a acompañar al juicio oral, según el ofrecimiento que hubieren efectuado los
intervinientes (fiscal en su acusación, querellante en su acusación o adhesión, actor civil en su demanda, acusado,
hasta antes del inicio audiencia por escrito, o al inicio audiencia en forma verbal). Finalmente, la prueba
instrumental se debe rendir en el juicio oral.
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inmediación por parte del juez); en materia penal en cambio, es inmediata, pues la prueba
se debe rendir ante y a través del juez.
iv. Es una p r u e b a p e r s on a l , ya que el medio está constituido por las declaraciones de
personas.
v. Es una prueba r e gl a d a e n s u t r a mi t a c i ó n , ya que hay una serie de formalidades que
se deben cumplir (lista testigos, causales de inhabilidad, etc.). El legislador la ha rodeado
de una serie de garantías, ya que es una prueba muy subjetiva, pues depende de la
memoria y de la percepción del hecho que haya tenido el testigo y, además, es muy
insegura, pues se puede preparar a los testigos y llevarlos al juicio. Es por ello que el CC
establece cuando procede este medio de prueba, y el CPC toma resguardos en orden a
señalar cómo tienen que declarar y qué condiciones deben reunir los testigos para ser
hábiles.
vi. Esta prueba, en materia civil, puede tener valor de plena prueba o de prueba semiplena;
en materia penal en cambio, se valora conforme a la sana crítica.
a. LIMITACIONES PROCEDIMENTALES.
En virtud de estas limitaciones, la parte que desea rendir prueba testimonial debe
acompañar dentro del plazo que señala la ley una nómina o lista de los testigos que piensa
valerse en el juicio y, además, una minuta de interrogatorio para los testigos que se presentan
(esta minuta es una especificación de los puntos o hechos de prueba fijados por el tribunal). Esta
es una limitación por dos razones: ya que sólo pueden ser admitidos a declarar aquellos testigos
incluidos en la lista; y si no se presenta la minuta de los puntos de prueba, según la mayoría de
los autores, el testigo será interrogado al tenor de los hechos fijados por el juez en la resolución
que recibe la causa a prueba; la minoría señala que se debe aplicar la misma sanción prevista
para la no presentación de lista de testigos, por tanto, se debe rechazar la declaración de los
testigos.
Finalmente, agrega el profesor, que el tema de la habilidad de los testigos también es una
limitación procedimental.
b. LIMITACIONES SUSTANTIVAS.
Estas limitaciones dicen relación con la eficacia de los testigos como medio de prueba,
es decir, si este medio de prueba es eficaz para acreditar todo tipo de hechos y de obligaciones, o
no. Y se denominan así, porque es la ley sustantiva (CC) la que se encarga de determinar los
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Hay que recordar que las limitaciones de la prueba testimonial se relacionan con la p r u e b a i n a d m i s i b l e , la
c u a l se refiere a la procedencia del medio probatorio. Ahora bien, ante la pretensión de una parte de rendir una
prueba inadmisible, hay duda respecto de cómo resuelve el tribunal: según algunos, el juez en este caso puede
resolver de inmediato (in limine litis) y rechazar la prueba, esto porque se está actuando en base a un texto legal
expreso; otros señalan que es mejor resolverlo después (en la sentencia definitiva), ya que así no se corre el riesgo
del prejuzgamiento, y se le hace creer a la parte que está ejerciendo completamente su derecho a probar.
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Cuando estas reglas legales dicen que esos actos no pueden ser probados por testigos, la inadmisibilidad cubre
tanto la mera existencia del acto o contrato como su contenido; es decir, no es posible probar por testigos que ese
contrato existe o existió; o que un contrato tiene tal o cual contenido (todo o una parte).
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iii. Otra limitación, dice relación con los actos en que se exige un instrumento público como
solemnidad, pues de acuerdo a la primera parte del art. 1701 inc. I del CC, la falta de
instrumento público no puede suplirse por otra prueba (incluida la testimonial) en los
actos y contratos en que la ley requiere esa solemnidad.
iv. Por último, el profesor ALFARO menciona como otro caso de improcedencia de la prueba
testimonial, al que está contenido en el art. 378 inc. I del cpc, el cual señala que no se
admitirá prueba de testigos para inhabilitar a los que hayan declarado sobre las tachas
deducidas. Una tacha da lugar a un incidente y en ese incidente se pueden utilizar todos
los medios de prueba incluso la prueba testimonial, y lo que señala el legislador, es que
no se puede utilizar ésta prueba para inhabilitar a un testigo de tacha.
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Un ejemplo también lo constituyen los negocios mercantiles, ya que de acuerdo al art. 128 del CCO, la prueba de
testigos es admisible en negocios mercantiles, cualquiera que sea la cantidad que importe la obligación que se trate
de probar, salvo los casos en que la ley exija escritura pública. La razón de esto, es por la rapidez de los actos de
comercio.
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Art. 2237. Acerca del depósito necesario es admisible toda especie de prueba.
a. CONCEPTO.
Nuestro CPC no define a los testigos, sino que es la doctrina la que hace esta labor,
señalando que son terceros ajenos al juicio y sin interés, que declaran bajo juramento acerca de la
verdad o falsedad de los hechos controvertidos en él. De la definición, se pueden extraer las
características o requisitos generales para ser testigo:
i. Debe tratarse de un tercero sin interés en el asunto sometido al proceso. Como se puede
apreciar, la persona que desempeña el papel de testigo es un tercero absoluto, pues si la
declaración emana de las partes o de un tercero relativo, se cae en el campo o esfera de la
prueba confesional.
ii. Deben declarar sobre hechos, actos o contratos. En efecto, el objeto de la declaración del
testigo son los hechos, los cuales deben ser ciertos, precisos y determinados; y también
pueden declarar sobre actos o contratos, siempre que se cumplan con los requisitos de
admisibilidad antes señalados. Se entiende que no pueden emitir en sus declaraciones
opiniones o apreciaciones, pues éstas corresponde efectuarlas a los peritos.
iii. Deben conocer los hechos, ya sea por haberlos percibido por sus propios sentidos
(testigos presenciales), o del dicho de otro (testigos de oídas).
iv. Los testigos deben dar razón de sus dichos, es decir,