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La parálisis del sueño es una incapacidad momentánea para realizar cualquier tipo de
movimiento voluntario, pese a gozar de plena consciencia. Puede suceder poco después de
despertarse; es decir una parálisis hipnopómpica, o con menor frecuencia, poco antes de
quedarse dormido; es decir una parálisis hipnagógica. La duración de este suceso suele ser
muy corta, generalmente unos pocos minutos, tras los cuales la parálisis cede
espontáneamente.
La parálisis del sueño puede ser debida al estrés, a la ansiedad, a la fatiga, a la modificación
repentina del modo de vida (como la pérdida de un familiar, una mudanza, nuevo trabajo) o a
los horarios irregulares de sueño.
La parálisis del sueño es una intrusión en la fase MOR (Movimiento Ocular Rápido), en la cual los
ojos se mueven rápidamente y se suscitan los sueños más intensos; si nos despertamos antes
de que finalice esta fase, el cuerpo no recupera el movimiento, y por ende entramos en un estado de
parálisis corporal, en la cual la persona está totalmente consciente, con capacidades auditiva y
táctil, pero es incapaz de moverse, hablar o abrir los ojos, lo que generalmente provoca una
gran ansiedad y miedo.
La parálisis del sueño podría explicar los relatos de fantasmas y extraterrestres de algunas
personas, ya que supuestamente durante este estado las personas perciben con intensidad
una presencia, habitualmente dañina. La parálisis del sueño tal vez causes miedo o
desesperación, pero nunca será peligrosa, ya que es un episodio común en la vida de todas
las personas, se considera que ocurre por lo menos una vez en la vida de estas, pero también
suele ser más común de lo que parece.
Para evitar las experiencias de parálisis del sueño, es suficiente con no pensar en ello antes
de dormirse, evitar las situaciones estresantes y tener un horario regular para dormir, pero no
está demás la utilización de técnicas de relajación que pueden ayudar a controlar estos
episodios.