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Para Todos Los Pueblos Agricultores de La Antiguedad
Para Todos Los Pueblos Agricultores de La Antiguedad
fundamental; su observación les permitió calcular los momentos precisos para realizar
siembras y cosechas; para prepararse para el invierno o protegerse de los rigores del verano.
La aparición de ciertas estrellas en el cielo marcaban las futuras condiciones climáticas y
gracias a ello establecían diferentes acontecimientos de la vida comunitaria.
El cielo era, para ellos, uno de los grandes misterios y pronto empezaron a ver en las
agrupaciones de estrellas elementos sobrenaturales; personajes temidos o amados,
benéficos o maléficos que podían interceder ante las divinidades. Posiblemente ese sea el
origen de la construcción de muchas de ellas.
Constelaciones circumpolares norte: las que se encuentran alrededor del polo norte celeste:
Camelopardalis, Cassiopeia, Cepheus, Draco, Lacerta, Lynx, Ursa Major y Ursa Minor.
Constelaciones del hemisferio norte: Andromeda, Auriga, Bootes, Canes Venatici, Coma Berenices,
Corona Borealis, Cygnus, Hercules, Leo Minor, Lyra, Pegasus, Perseus, Sagitta, Triangulum y
Vulpecula.
Constelaciones ecuatoriales: son las que se encuentran sobre la línea del ecuador celeste: Canis
Minor, Cetus, Delphinus, Equuleus, Monoceros, Ophiuchus, Orion, Scutum, Serpens y Sextans.
Constelaciones zodiacales: Las que se encuentran sobre la eclíptica: Aries, Tauro, Gemini, Cancer,
Leo, Virgo, Libra, Scorpius, Sagitarius, Capricornus, Aquarius y Pisces.
Constelaciones del hemisferio sur: Antlia, Caelum, Canis Major, Centaurus, Columba, Corona
Australis, Corvus, Eridanus, Fornax, Hydra, Lepus, Lupus, Microscopium, Piscis Austrinum, Puppis,
Pyxis y Sculptor.
Constelaciones circumpolares sur: las que se encuentran alrededor del polo sur celeste: Apus, Ara,
Carina, Chamaeleon, Circinus, Crux, Dorado, Horologium, Hydrus, Indus, Mensa, Musca, Norma,
Octans, Pavo, Phoenix, Pictor, Reticulum, Telescopium, Triangulum Asutralis, Tucana, Vela y
Volans.
Reconocer las constelaciones sin un punto de partida de referencia, resulta poco menos que
imposible, de ahí que sea necesario establecer la búsqueda de cada una de ellas partiendo de, al
menos, algún elemento conocido. Casi todos los habitantes que viven al norte del ecuador saben
reconocer la Osa Mayor (Ursa Major o conocida también como "El carro" o "El cazo") y es
comúnmente la constelación que se toma como referencia para ir buscando, poco a poco, a las
demás. Primero las circumpolares y a partir de éstas poder encontrar otras. Otras constelaciones
que se utilizan mucho como referencia son Aquila, Cassiopeia y Orion.
Para los habitantes del sur, la constelación más conocida es Crux (La cruz del sur), que junto con las
tres estrellas del cinturón de Orion, son las que se utilizan como referencia para la búsqueda del
resto de constelaciones.
Los nombres de las estrellas proceden tanto de los griegos tales como Sirio, Procyon, Polux, Castor,
Régulo, Polaris, Arturo, Canopo, las Pléyades, como de los árabes como los nombres de Alcor,
Mizar, Vega, Aldebarán, Deneb, Rigel, Algol, Betelgeuse, y unos centenares de nombres más. Ante
la imposibilidad de dar nombre a la enorme cantidad de estrellas se planteó la idea de dar otro
sistema de nomenclatura que resultase más útil para los astrónomos. En 1603 el alemán Johannes
Bayer publicó una obra denominada Uranometría, un atlas de mapas estelares en el que se
indicaban las estrellas de cada constelación utilizando letras del alfabeto griego al que seguía el
genitivo del nombre latino de la constelación a la que pertenece.
Bayer estableció un orden de brillo dentro de cada constelación, de modo que llamó a a la estrella
más brillante, b a la que le seguía en brillo, g a la siguiente, y así sucesivamente. El inconveniente
de esta nomenclatura es que el alfabeto griego só lo consta de 24 letras, mientras que, por término
medio, hay unas 70 estrellas visibles por constelación. Cuando las letras del alfabeto griego
resultaban insuficientes para una constelación Bayer recurrió al empleo de las letras minúsculas del
alfabeto latino, complicando el método empleado.
El concepto de horizonte
Debido al tamaño tan grande de la esfera celeste, es los mismo encontrarse sobre la
superficie de la tierra que en su centro. Por eso, desde un lugar con la vista despejada, sin
montañas o edificios que bloqueen la visión, siempre se ve la mitad de la esfera celeste
(Figura 1). Se llama horizonte astronómico al círculo que limita este hemisferio (la mitad de la
esfera visible). Podemos comprobar que el horizonte astronómico es el círculo cortado sobre
la esfera celeste por el plano tangente a la Tierra, situado en el lugar donde se encuentre el
observador (Figura 2). Y es como si este plano pasara por el centro de la Tierra, comparada
con las distancias de las estrellas es exactamente lo mismo. Generalmente se llama horizonte
a la línea que en campo abierto parece separar el cielo de la tierra, o del agua si nos
encontramos junto o en el mar.
El cenit y el nadir
El punto de la esfera celeste que se encuentra exactamente sobre la cabeza del observador se
denomina "cenit", y es el punto que señalaría en la dirección de una plomada vertical. La
vertical es perpendicular al plano horizontal y, por eso, el cenit forma un ángulo de 90º con el
horizonte. El punto de la esfera celeste opuesto al cenit, y que se encuentra justo bajo los
pies del observador se denomina "nadir" (Figura 3).
Figura 2. Desde cualquier punto de la Tierra, el horizonte se sitúa
como un plano tangente a nuestro planeta en dicho punto y sólo
permite ver la mitad de la bóveda celeste. Esto explica por qué
desde cualquier punto se ven unas estrellas y otras no. Si estamos
en un punto cuyo horizonte es el indicado como 1, entonces
podremos ver la estrella A pero no la B y la C, mientras que en el
punto que tiene como horizonte el señalado como 2, podemos ver
la estrella A y B pero no la C.
La rotación de la Tierra
Todos sabemos que la Tierra gira alrededor de su eje en aproximadamente 24 horas (veremos
que el período de rotación de la Tierra no es exactamente de 24 horas). Desde el suelo, dicho
movimiento se refleja en el movimiento aparente que sufren las estrellas y todos los astros y
que se denomina movimiento diurno. Este movimiento es el responsable de que por ejemplo
el Sol salga por el Este y se ponga por el Oeste cada día. Puesto que el Sol, los planetas, la
Luna y todos los demás cuerpos celestes parecen girar de Este a Oeste, esto significa que en
realidad la Tierra está animada del movimiento contrario, es decir, que gira de Oeste a Este.
Vamos a ver como dicho movimiento afecta a la forma en que ven moverse las estrellas
desde diferentes lugares de nuestro planeta. Ello ayudará a comprender por qué el cielo se ve
girar como lo hace desde nuestras latitudes, y cómo se vería girar desde otras latitudes. Nos
vamos a servir de manera intensiva en los conceptos aprendidos en la Ficha 1.
Para una latitud intermedia como es la nuestra, vemos que los astros en el cielo siguen
trayectorias inclinadas, tal y como se muestra en las figuras.
Estrellas circumpolares
De todos los casos vistos, se comprueba que las estrellas se ven girar en torno al punto en
que el eje de rotación de la Tierra corta la bóveda celeste. Al eje imaginario, alrededor del cual
parecen girar todas las estrellas se le denomina eje del mundo. Además es patente que el eje
del mundo tiene la inclinación de la latitud del lugar. Por ejemplo, en la Figura 1, al estar
situados en el polo norte, la latitud del punto de observación es de 90º, y el eje del mundo
está elevado 90º sobre el horizonte, mientras que en el caso del ecuador su inclinación es de
0º, poniendo de manifiesto la latitud del lugar.
En el caso de las Figuras 3a y 3b, se observa que hay algunas estrellas que nunca se ponen
por debajo del horizonte, mientras que hay otras que nunca son visibles y que se encuentran
cerca del polo sur. A las estrellas que nunca se ocultan se les denomina estrellas
circumpolares. Por ejemplo, desde el Polo Norte todas las estrellas visibles son
circumpolares, ya que ninguna se pone, mientras que en el ecuador no existen estrellas
circumpolares.
La Figura 4 también muestra por qué desde una latitud intermedia hay un grupo de estrellas
que siempre se ve sobre el horizonte mientras que hay otro que nunca se ve, en función de
como el horizonte del observador va barriendo la bóveda celeste. Los círculos rojos
representados son las trayectorias de los límites norte y sur sobre la bóveda celeste.
Podemos ver que por encima del límite norte del horizonte, siempre hay un grupo de estrellas
que no son nunca ocultadas por éste, mientras que por debajo del límite sur, hay otra zona de
la bóveda celeste que nunca es visible. Precisamente el grupo de estrellas que se sitúan
sobre el límite norte son las denominadas estrellas circumpolares, que nunca se ponen.
Figura 4. Al girar la Tierra, también gira el
horizonte para un punto determinado sobre su
superficie. Para latitudes intermedias, las
estrellas que son siempre visibles son las
circumpolares, mientras que las que son
invisibles son las que siempre están por debajo
del horizonte.
Supongamos en principio y para simplificar las cosas (más adelante veremos que en realidad
esto no es cierto), que el eje de rotación de la Tierra permaneciera siempre perpendicular
respecto del plano orbital o de la eclíptica, como lo hemos definido en el párrafo anterior. Es
decir, que mientras la Tierra va girando alrededor del Sol, el eje de rotación permanece
siempre como una línea vertical y perpendicular respecto del plano orbital, ver la Figura 2.
Vayamos ahora sobre la Figura 3.
La segunda idea básica a considerar, utilizando los conceptos de la Ficha 3, es que para una
persona situada sobre el ecuador terrestre, y con el eje de la Tierra colocado según hemos
dicho, el Sol pasará periódicamente una vez cada día sobre su cenit siguiendo una trayectoria
aparente perpendicular al horizonte (Figura 3a), mientras que para un observador en el polo
norte se situará siempre en el horizonte siguiendo una trayectoria aparente paralela al mismo
(Figura 3b). Finalmente y para otro observador colocado a una latitud intermedia como la
nuestra, el Sol se situará como máximo a una altura intermedia siguiendo una trayectoria
aparente en el cielo inclinada respecto del horizonte (Figura 3c). Como el eje de rotación
terrestre lo hemos considerado vertical, independientemente de la posición del planeta en su
órbita alrededor del Sol, éste alcanzará siempre la misma altura máxima sobre el horizonte
independientemente de la época del año en la que nos encontremos.
Figura 3a. Visión del Sol desde el ecuador con el eje de rotación inclinado 90º.
Figura 3 c. Visión del Sol desde una latitud intermedia como la nuestra.
El ecuador celeste
Para proseguir con nuestras explicaciones debemos introducir un nuevo concepto: el de
ecuador celeste. Es muy sencillo. Si volvemos a la Ficha 2, podemos comprobar que sobre la
esfera celeste existe un círculo que denominaremos ecuador celeste, tal que cualquiera de
sus puntos siempre acaba pasando por el cenit para un observador colocado sobre el
ecuador de la Tierra, y que se puede representar para dicho observador mediante un arco
vertical que va justo de este a oeste y que pasa por el cenit. Para un observador situado a
latitudes intermedias, el ecuador presenta una inclinación intermedia y no alcanza nunca el
cenit, y para un observador en el polo el ecuador coincide con el horizonte (Figura 4). De
hecho, el ecuador celeste no es más que una proyección sobre la bóveda celeste del ecuador
de la Tierra. Para un eje de rotación vertical, como se menciona en el párrafo anterior, el Sol
se encuentra siempre sobre el ecuador celeste.
Según la Figura 5, si la Tierra se sitúa en la posición 1 en su órbita alrededor del Sol, veremos
al Sol proyectado sobre el punto 1' en el fondo de estrellas, suponiendo que pudiésemos
evitar el brillo diurno del cielo. A medida que la Tierra se va desplazando alrededor del Sol y
alcanza su posición 2 según la Figura 5, entonces el Sol se habrá desplazado sobre el fondo
de estrellas proyectado hasta la posición 2'. Es evidente que a lo largo de un año el Sol habrá
recorrido todo el ecuador celeste dando una vuelta completa a la bóveda de estrellas.
Nuevamente se trata de un movimiento ficticio, debido a nuestra perspectiva desde la Tierra.
A esta circunferencia o trayectoria que recorre el Sol en un año, también se le denomina
eclíptica, y pensando un poco, podemos ver que no es ni más ni menos que la proyección
sobre el cielo de la órbita de la Tierra. Si el eje de la Tierra fuese perpendicular al plano de la
órbita, entonces veríamos que el ecuador celeste coincidiría con la eclíptica.
Figura 5.
Figura 6. En realidad el eje de la Tierra se encuentra inclinado 23.45º con respecto a la vertical del plano orbital.
Esta inclinación es constante, y además, tal y como se muestra en la figura, la orientación del eje de rotación
terrestre también se mantiene constante con respecto a la eclíptica. Es decir, que el eje no gira con la Tierra
alrededor del Sol, sino que se mantiene fijo en el espacio.
Figura 7. Representación del ecuador celeste y de la eclíptica sobre la esfera celeste.
Las constelaciones
Las constelaciones no son otra cosa que agrupaciones de estrellas arbitrariamente
relacionada entre sí. El origen de las constelaciones es muy antiguo, en algunos casos
podemos remontarnos varios miles de años para encontrar las primeras referencias de
algunos de estos asterismos, y las personas que agruparon a las estrellas formando figuras
lo hicieron más bien por motivos religiosos que científicos, además ninguna de las personas
que pudiese contribuir en la invención de ninguna constelación, podía imaginar ni
remotamente cual era la verdadera naturaleza de las estrellas, la de la bóveda celeste y las
distancias a las que se encuentran estas.
Puesto que en el cielo lo único que vemos es una proyección de todos los astros,
generalmente nos encontramos que las estrellas que se encuentran próximas en la bóveda
del cielo formando una constelación, en realidad se encuentran separadas entre sí distancias
que pueden ser enormes (Figura 1).
Figura 1. Que las estrellas estén próximas en el cielo formando una constelación no quiere decir que
lo estén realmente en el espacio. Por ejemplo, en el caso de la Osa Mayor, la relación de distancias
entre la más cercana a la más alejada de la Tierra puede ser superior a tres.
El zodíaco
Uno de los grupos de constelaciones más famosos es el zodíaco y es también uno de los más
antiguos. Actualmente está formado por doce constelaciones, y posee una importancia
especial por que es el grupo de constelaciones por donde discurre la eclíptica, es decir, por
donde se va desplazando el Sol a lo largo del año. Como la Luna y los planetas poseen
órbitas que además se encuentran prácticamente en el mismo plano que la órbita terrestre,
estos también se mueven en el cielo cerca de la eclíptica, cruzando también todas las
constelaciones del zodíaco.
Figura 1.
En primer lugar tenemos los círculos más importantes que se presentan a un observador
terrestre. Por un lado el horizonte, que divide la bóveda celeste en dos mitades, una mitad
visible que es la que se sitúa por encima del horizonte, y otra invisible que es la que nos tapa
la Tierra. Por otro lado, se tiene el ecuador celeste, que según se ha visto es la proyección del
ecuador de la Tierra sobre el cielo. Por otro lado está el cenit, que es el punto más alto del
cielo y que todo observador tiene exactamente encima de él. Por otro lado está el nadir, que
es el punto situado a nuestros pies en dirección diametralmente opuesta. PN es el polo norte
celeste alrededor del cual giran todas las estrellas, y PS es el polo sur celeste, que siempre
queda oculto para cualquier observador del hemisferio norte (por encima del ecuador).
Conviene definir ahora los puntos cardinales Norte, Sur, Este y Oeste. El Este y el Oeste son
los puntos de intersección del ecuador celeste con el horizonte. Concretamente el Este es el
punto por donde sale cualquier astro situado en el ecuador, y el Oeste por donde se pone. El
Norte y el Sur son también dos puntos alineados pero situados perpendicularmente a la línea
que une el Este y el Oeste. El Norte está también situado sobre el horizonte y está situado
exactamente debajo del polo norte celeste, mientras que el Sur está en el otro lado del
horizonte, exactamente por encima del polo sur celeste. Hay otra línea que es importante y es
el denominado meridiano. El meridiano, es la línea que divide a la bóveda celeste en dos
mitades, y que pasa respectivamente por el Norte, el cenit y el Sur. Del dibujo puede verse de
forma inmediata que cualquier astro que salga sobre el horizonte, alcanza su punto más alto
en la bóveda celeste cuando cruza el meridiano.
Por último, hay dos círculos paralelos al ecuador dibujados en la Figura 1, uno por encima del
cual las estrellas son circumpolares, es decir, que nunca se ponen, mientras que el otro,
completamente dibujado por una línea a trazos, es el círculo por debajo del cual todas las
estrellas son siempre invisibles.
Un aspecto muy importante que hay que comprender y que se desprende de la Figura 1, es
que debido al efecto de la rotación de la Tierra, todas las estrellas visibles siguen, en el cielo,
trayectorias paralelas al ecuador celeste.
Coordenadas acimutales
Las coordenadas celestes son en general un instrumento imprescindible para poder situar
cualquier objeto en el cielo, y de hecho, es la única manera de transmitir dicha información.
Es como buscar un accidente geográfico en un mapa. Podemos saber de antemano dónde se
encuentra e ir a buscarlo directamente, pero si dicho accidente no tiene nombre o no aparece
en el mapa, la única manera de situarlo es a través de sus coordenadas geográficas. El
conocimiento de las coordenadas celestes es también imprescindible para entender como
funciona un telescopio, y sobre todo para aprender a manejarlo correctamente.
Las coordenadas acimutales utilizan como referencia el cenit y el horizonte y son muy
intuitivas. En la Figura 2 se representa en A una estrella sobre la bóveda celeste.
Supongamos que hacemos pasar un círculo por el cenit y por la estrella situada en A. Dicho
círculo cortará el horizonte en un punto como se ve en la figura. A continuación podemos
medir el ángulo Z1 que forma el Sur con ese mismo punto de corte, y que se mide a lo largo
del horizonte. A dicho punto se le denomina acimut, y se mide en el sentido del movimiento
de las agujas del reloj. Tal y como está definido, el acimut del Oeste es 90º, el del Norte es de
180º, y el del este es de 270º. Para acabar de determinar la posición de la estrella A en el cielo
medimos el ángulo, también en grados, que forma la estrella con el horizonte, medida otra vez
sobre el círculo que pasa por la estrella y el cenit, es decir, que se parte en ángulo recto
desde el horizonte hasta llegar a la estrella. Dicho ángulo se aparece como H1 en la Figura 2 y
se denomina elevación. La elevación de cualquier punto del horizonte es de 0º, y la del cenit
es, evidentemente, de 90º.
Figura 3.
Supongamos que la Figura 3 muestra la bóveda celeste tal y como es visible desde cualquier
latitud intermedia entre el polo norte y el ecuador. Ya sabemos que todas las estrellas, debido
al movimiento de rotación de la Tierra, siguen trayectorias en el cielo que son paralelas al
ecuador celeste. Supongamos que tenemos una estrella que sigue la trayectoria indicada en
la Figura 3. Y hagamos también la suposición de que sobre el ecuador celeste tenemos un
punto fijo g, que en principio es arbitrario pero que servirá de referencia. Como dicho punto
está fijo sobre el ecuador, también girará como el resto de las estrellas una vez al día. Sea
una estrella cualquiera como la representada en el punto A, de la cual se indica su trayectoria
sobre el cielo. De manera similar a como se hacía en el caso de coordenadas azimutales,
donde se dibujaba un círculo que pasaba por el cenit y la estrella, ahora podemos trazar un
círculo que pase por el polo norte celeste y la estrella. Este círculo, cortará al ecuador celeste
en r1. Ahora podemos medir el ángulo que forma el punto fijo g1 y r1 visto desde nuestro
punto de observación. Para acabar de determinar la posición de la estrella, ahora puede
determinarse el ángulo que forma el punto r1, medido sobre el círculo que hemos trazado y
que pasa por el polo celeste y la estrella, con la propia estrella en d1. Es inmediato ver que
estos dos ángulos nos darán la posición de la estrella. Al ángulo formado por r1 y g1 se le
denomina ascensión recta, y se mide en sentido contrario al movimiento de las agujas del
reloj. Por tanto en realidad la ascensión recta de nuestra estrella debería ser 360º menos el
ángulo que hemos medido. En cuanto al ángulo formado por r1 y la propia estrella a través
del círculo que hemos trazado, se le denomina declinación, que se considera positiva medida
desde el ecuador hasta el polo norte celeste, y negativa desde el ecuador hasta el polo sur
celeste. Por ejemplo, el polo norte celeste está a una declinación de +90º, mientras que el
polo sur a -90º.
Podemos ver que este sistema de coordenadas es semejante en muchos aspectos al sistema
de paralelos y meridianos utilizados en el sistema de coordenadas geográficas, y además
tiene dos ventajas fundamentales. La primera y muy importante es que las coordenadas
ecuatoriales de una estrella son siempre las mismas independientemente del momento en
que estemos determinando la posición. Como puede verse en la Figura 3, al cabo de un cierto
tiempo, la estrella, en su camino por el cielo, habrá pasado de la posición A a la B, pero el
punto fijo g sobre el ecuador también (moviéndose de la posición g1 a la g2), por lo que su
ascensión recta será en definitiva la misma. Por supuesto su distancia al ecuador no habrá
cambiado, por lo que la declinación también permanecerá igual. La segunda propiedad
importante es que tampoco cambian las coordenadas al cambiar de lugar de observación
sobre la Tierra, ya que como estamos midiendo distancias a los polos celestes y sobre el
ecuador celeste, estas magnitudes permanecen invariables.
Ahora sólo queda fijar el punto de referencia sobre el ecuador. Como punto de referencia se
utiliza uno de los dos puntos por donde corta la eclíptica con el ecuador celeste, en concreto
el punto de cruce en el que el Sol pasa de tener una declinación negativa a una positiva. A
ese punto se le suele denominar punto de Aries o punto del equinoccio vernal. Una
particularidad en la medición de la ascensión recta y declinación son las unidades. La
declinación se expresa siempre en grados, y la ascensión recta (muchas veces abreviada
como A.R.), se puede expresar también en grados, o más comúnmente en horas minutos y
segundos. El procedimiento es bastante simple: en lugar de considerar que una
circunferencia abarca 360º, esta se divide en 24 porciones que se denominan horas, y cada
porción se divide a su vez en 60 minutos y 60 segundos respectivamente. Por ejemplo, una
hora de ascensión recta equivale a 15º. Unas coordenadas válidas serían por ejemplo:
Introducción
Hemos visto que determinar las coordenadas azimutales de cualquier centro astro es
sencillo, ya que sólo hay que tomar como referencia el Sur y el cenit, dos puntos fijos para un
observador en una posición determinada en la Tierra. Sin embargo para la ascensión recta y
la declinación no es tan sencillo. Si bien el polo celeste si que está fijo para una localidad
determinada en la Tierra y sólo depende de la latitud, no ocurre lo mismo con el punto vernal
u origen de ascensión recta que siempre está girando. Para entender cómo se puede
determinar la posición de cualquier objeto deben introducirse las nociones de tiempo sidéreo
y ángulo horario.
Tiempo sidéreo
Según la convención establecida por nuestros relojes, el día dura 24 horas, y el Sol tarda en
pasar dos veces seguidas por el meridiano, recordemos que cualquier astro alcanza su punto
más alto en la bóveda celeste al pasar por el meridiano, 24 horas. Esto no es estrictamente
cierto, ya que el tiempo que tarda en pasar dos veces por el meridiano depende de la
combinación de los movimientos de rotación y traslación de la Tierra alrededor del Sol, tal y
como se muestra en la Figura 1. Según la figura, puede verse que dicho intervalo
corresponde a algo más de una rotación terrestre.
Figura 1.
Ahora bien, como el movimiento de la Tierra alrededor del Sol no es completamente regular,
los pasos sucesivos del Sol no se producen siempre al mismo tiempo. A veces el Sol tarda un
poco más si la Tierra circula más lentamente por su órbita, y aveces un poco menos si va más
deprisa. Como sincronizar los relojes con todos los pasos sucesivos del Sol por el meridiano,
supondría dar una duración ligeramente distinta a cada día del año, tarea esta ímproba y poco
práctica, se ha adoptado como duración del día el promedio del tiempo, a lo largo de un año,
que el Sol tarda en pasar dos veces por el meridiano, y se ha dividido en 24 horas, que es el
tiempo marca nuestros relojes.
Supongamos que el reloj sidéreo marca las 6:00 horas, entonces nos indica que el punto
vernal hace seis horas que pasó por el meridiano, es decir, un cuarto de día o vuelta, y que
por tanto se encuentra 90º hacia el Oeste respecto del meridiano. Vemos que con un reloj
sidéreo ya podemos utilizar las coordenadas ecuatoriales para buscar cualquier estrella. De
hecho el tiempo sidéreo nos marca la ascensión recta de las estrellas que están pasando en
ese momento por el meridiano.
Angulo horario
Hay un último concepto a considerar para la utilización de coordenadas ecuatoriales, es el
denominado ángulo horario. Supongamos que tenemos una estrella cuya A.R. es de 18 h 00m
00s, pero que nuestro reloj sidéreo marca la 10h 00m 00s. Esto significa dos cosas (ver la
Figura 2). Uno, que la estrella se encuentra a 18h = 270º hacia el este del punto vernal. Dos,
como el reloj sidéreo marca las 10h, ello implica que el punto vernal, ya hace 10 horas que
pasó por el meridiano, es decir, que se encuentra 150º hacia el oeste. Por tanto, a la estrella le
faltan todavía 8h para llegar al meridiano, es decir, se encuentra a 120º hacia el este. A esta
diferencia entre la ascensión recta de la estrella y la hora sidérea se le denomina ángulo
horario. Si el ángulo horario es positivo como en el ejemplo, significa que la estrella no ha
llegado todavía al meridiano y se encuentra hacia el Este. Si es negativo, la estrella ya ha
rebasado el meridiano y se encuentra hacia el Oeste. En ambos casos, tantos grados como
indique el ángulo horario.
Figura 2.
Introducción
Una vez se tiene clara la idea de que el eje de la Tierra se encuentra fijo respecto del plano de
la eclíptica y de las estrellas fijas del fondo, es fácil entender otros fenómenos fundamentales
como por ejemplo las estaciones. Si alguien no tenía hasta ahora clara la influencia de la
Astronomía en la vida cotidiana, pocos efectos influyen tanto en la vida, economía e incluso
el curso de la historia como son las estaciones. Por tanto vale la pena detenerse un momento
para estudiar sus causas.
Nuestra experiencia nos indica que cuando el Sol pasa más alto sobre el horizonte el clima es
más caluroso y la estación corresponde al verano, mientras que en los momentos en que el
Sol pasa más bajo, las temperaturas son más frías y nos situamos en invierno. Así que en
definitiva, la inclinación del eje de la Tierra es responsable de los cambios de altura del Sol
sobre el horizonte y de la sucesión de situaciones climáticas que dan lugar a las estaciones.
De todos es sabido que las estaciones son cuatro: primavera, verano, otoño e invierno,
correspondiéndose con las sucesivas alturas que va alcanzando el Sol sobre el horizonte en
su movimiento anual a lo largo de la eclíptica.
Figura 1.
La Figura 1, izquierda, nos explica qué pasa a lo largo del año y representa a la Tierra en su
órbita vista desde el norte, y recordar que todos los fenómenos que se detallan a
continuación son debidos a que el eje de rotación terrestre posee una inclinación y
orientación fija respecto del plano orbital. Cuando la Tierra se encuentra en la posición 1, su
eje de rotación se encuentra completamente orientado hacia el Sol, por tanto éste alcanzará
su máxima altura sobre el horizonte tal y como se representa en la figura de la derecha. El
momento en que el Sol pasa por el punto más alejado del ecuador celeste sobre la eclíptica
se le denomina solsticio de verano, y tiene lugar alrededor del 21 de junio. En el solsticio de
verano se tiene el día más largo y la noche más corta del año.
Cuando la Tierra en el recorrido de su órbita alrededor del Sol alcanza el punto 2, el eje de
rotación se encuentra completamente paralelo a la línea que separa el día de la noche. En
esta situación, el Sol se sitúa directamente sobre el ecuador celeste (ver la figura de la
derecha), el Sol sale exactamente por el este y se pone exactamente por el oeste, y las
duraciones del día y de la noche son idénticas. Al cruce del ecuador celeste por el Sol se le
denomina equinoccio, en este caso de otoño, acontece alrededor del 23 de septiembre, y
marca el fin del verano.
Cuando la Tierra alcanza la posición 3 en su órbita alrededor del Sol, tenemos la situación
opuesta a la 1. El Sol alcanza su mínima altura sobre el horizonte y la duración del día es la
más corta del año mientras que la de la noche es la más larga. Cuando esto sucede, alrededor
del 22 de diciembre, entonces se produce el solsticio de invierno, finaliza el otoño y entramos
en la estación invernal, con los meses más fríos del año.
Figura 2.
Si a partir del círculo polar ártico nos vamos moviendo progresivamente hacia el sur también
durante el solsticio de verano, el Sol cada vez cruzará el meridiano a más altura sobre el
horizonte, hasta llegar al círculo marcado como T, en el cual el Sol se situará justamente en el
cenit. Para cualquier punto de la Tierra situado a una latitud más alta que el círculo T, el Sol
jamás alcanza el cenit, mientras que en T lo hace exacta y únicamente durante el solsticio de
verano. A dicho círculo se le denomina Trópico de Cáncer, y se encuentra a una latitud de
23º,45N. El homólogo del Trópico de Cáncer en el hemisferio sur es el Trópico de Capricornio,
indicado por la línea T’. A la latitud del Trópico de Capricornio, el Sol culmina en el cenit
durante el solsticio de invierno.
Todos estos círculos delimitan las grandes áreas climáticas de la Tierra. La zona tropical es la
franja comprendida entre los trópicos de Cáncer y Capricornio con el ecuador E en medio.
Las regiones polares son las limitadas por los círculos polares, y las áreas denominadas
templadas son las bandas situadas entre los trópicos y los círculos polares.
Cuestiones
He aquí algunas cuestiones para repasar conceptos.
1. Para un observador situado sobre el ecuador terrestre, ¿en qué momento pasa el Sol por el
cenit, y cuántas veces al año?.
3. ¿Cómo varía la duración del día y de la noche en el transcurso del año en el ecuador?.
4. La ciudad de Murcia se encuentra casi exactamente a 38ºN de latitud. ¿A qué altura culmina
el Sol sobre el horizonte durante el solsticio de verano?. ¿Y durante el de invierno?.
5. ¿En qué punto de la Tierra la eclíptica puede coincidir con el horizonte y cuándo ocurre
esto?
Los cambios estacionales del clima
Está claro que la altura máxima del Sol sobre el horizonte varía con el transcurso del año, y
que ésta está directamente relacionada con los cambios estacionales del clima. Una de las
razones principales por las que la temperatura varía tanto en las zonas templadas a lo largo
de las estaciones (no tanto en las zonas polares y sobre todo en las tropicales), está en cómo
la energía proveniente del Sol puede calentar de manera efectiva la superficie terrestre.
Figura 3.
Puesto que el Sol se encuentra a diferente altura sobre el horizonte, su radiación calienta la
superficie con más o menos efectividad. Para un haz de energía solar (luz y otras radiaciones)
con una sección de 1m2, cuando alcanza el suelo durante el solsticio de verano (ver la Figura
3) a una latitud de 40ºN, ésta se reparte sobre un área de 1,04m2, mientras que durante el
solsticio de invierno lo hace sobre un área de 2,24m2. Es decir que durante el invierno 1m2 de
superficie terrestre recibe menos de la mitad de la energía que recibe durante el verano, razón
por la cual el ambiente resulta más frío.
7. Imagina cómo sería el clima en la Tierra si el eje de rotación estuviese inclinado 0º y 90º. En
el último caso discute si sería posible la vida en la Tierra.