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UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE CHILE

FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE LINGÜÍSTICA Y LITERATURA
PEDAGOGÍA EN CASTELLANO
LITERATURA CHILENA II

Yo no protesto por migo


La Ventolera

Estudiante: Alberto Rebolledo L.


Profesora: Andrea Jeftanovic
Fecha: 15 de octubre de 2016
El rescate de la memoria es vital para la reconstrucción de la historia. La

identidad de un grupo humano se ve reflejada en quienes han sido parte de los

procesos que marcaron un antes y un después. Tenemos en Chile grandes

artistas que han pasado y han dejado una huella importante con su arte. Y no solo

por el valor estético que este puede tener, sino por el compromiso político que

ellos tuvieron al entregar sus vidas a la comunidad, a la organización y ser reflejo

de las personas, sus problemas y los de una nación.

En este ámbito, la obra de danza-teatro Yo no protesto por migo, de

agrupación La Ventolera, presentada en diversas fechas y espacios, toma la

memoria que nos dejó la multifacética folklorista Violeta Parra, en no tan solo sus

obras póstumas, sino en su vida: dificultosa como muchos chilenos la tuvieron en

la primera mitad del siglo XX, en el contexto de la pobreza el campesinado, el ser

mujer en un mundo machista y la organización política frente a un gobierno que no

se hace cargo.

La agrupación La Ventolera tiene la misión de llevar el arte al pueblo, a la

gente común, al obrero, al estudiante, a los amos de casa. Trabajan en base al

compromiso político y la movilización, presentando su obra en contextos de lucha,

espacios de denuncia. Así, su obra también es una denuncia a procesos históricos

que aún no están cerrados, luchas que no han cesado con el tiempo. El grupo

artístico lleva trabajando dos años en la obra que cuenta la vida y compromiso

político de Violeta Parra; además de participar con presentaciones pequeñas

durante el transcurso de ese periodo de creación.


Violeta Parra es nuestra protagonista. No se nos muestra una figura

endiosada como lo han hecho otras producciones sobre la folklorista, así como la

memoria rescatada para los museos o para la exportación. En la obra se nos

muestra a Violeta como una más de este pueblo, una habitante más en el injusto

Chile que no ha cambiado y ha oprimido a muchos.

El argumento comienza con la infancia de Violeta Parra, la vida en familia y

cuando tocaba en las calles para tener un pequeño sustento para sus hermanos.

El alejamiento de su padre, profesor de música, marca de manera sustancial su

vida; no dejándole que siga el camino del arte, Violeta explora las costuras con su

madre paralelamente con los juegos de niño y el mundo de niña. El contexto

histórico es agitado: las organizaciones sindicales y las Marchas del Hambre

llevan a su padre a movilizarse, a ser parte de esta denuncia, donde él se

decepciona, donde hay represión y desaparece. Violeta, ya adolescente, en un

segundo acto, comienza su recorrido por el campo, en su deseo de rescate de las

obras populares, aquellas perdidas en el paso del tiempo; se enfrenta así al

conflicto entre inquilinos y patrones, la propiedad de la tierra y de quien la trabaja;

la violencia de los patrones es también crítico en la vida de la artista. En este viaje,

Violeta Parra viaja a Santiago, dejando atrás a su familia, y se instala a tocar en

bares junto a su hermana Hilda. Allí otro suceso ocurre y la marca: su primer

matrimonio se ve atormentado con el machismo que la recrimina por trabajar y no

ser madre, machismo que no solo sale de su esposo, sino desde la sociedad

entera. Violeta adulta, la Violeta más politizada, en el tercer acto, comienza su

viaje entre los distintos tipos de lucha y organización en Santiago, Chile y el


mundo, así como el enfrentamiento contra la clase política que promete pero no se

compromete. Estos espacios de lucha comprenden las movilizaciones obreras del

norte del país en las minas, el enfrentamiento mapuche, la organización estudiantil

en el país y en Francia, y las injusticias del Chile de los años ’50. Canciones como

Al centro de la injusticia, Miren como sonríen, Arauco tiene una pena, Arriba

quemando el sol, Me gustan los estudiantes, entre otras, musicalizan los espacios

que con fuerza denuncian. Finaliza la obra en un cuarto acto, con Violeta Parra ya

decepcionada, Maldigo del alto cielo, es la canción que finaliza con fuerza,

dejando a la deriva a Violeta atacada por los fantasmas de su pasado: su padre, el

patrón, los políticos y el machismo. Pero claro, no todo es tristeza, finaliza

realmente la obra con júbilo, una danza donde músicos y bailarines salen a

escena a cantar con alegría y dándole un regalo a todos: la música y obra de

Violeta, invitando al público a ser parte de la danza.

Es importante destacar en el montaje de la obra la participación de música

en vivo, lo cual le da una gran vitalidad a la producción. Además, bailarines y

actores cambian roles con músicos, donde estos últimos también salen a escenas

con personajes o a realizar intervenciones. Por otro lado, en términos técnicos, la

obra no cuenta con una escenografía de fondo, sino que los espacios se

construyen solo con mesas, sillas, elementos de utilería y la música que ambienta,

como la escena en un bar donde los personajes están de fiesta y una polka lo

musicaliza.

El espacio de denuncia es clave para el desarrollo de Yo no protesto por

migo, verso ilustre de una décima de nuestra ilustre folklorista, el cual muestra que
no es la voz de Violeta la que canta, baila y muestra las opresiones, las

vejaciones, la inestabilidad social, política, las luchas sociales y cómo esto no ha

cambiado con el pasar de los años. En este ámbito, podemos analogar Yo no

protesto por migo, a otras obras en contexto de lucha y denuncia latinoamericana

como La noche del Tlatelolco de Elena Poniatowska y Mi vida después de Lola

Arias.

La memoria del pueblo es vital, como ya dijimos. Pero no adaptarla para

grandes escenarios ni espacios inalcanzables. Violeta Parra siempre deseó que su

obra fuera para su gente: los pobladores; y es ahí donde Yo no protesto por migo

apunta: el arte al servicio del pueblo como espacio de denuncia.

Ficha técnica

Director elenco musical: César Villagrán

Director elenco de baile: Paulina Jara

Asesora artística: Marilyn Lizama

Asesor político y sonidista: Claudio Morales

Productora: Ximena Orellana

Elenco de Baile: Orlando Arias, Andrea Bernales, Camila Cartagena, Tatiana


Campos, Bertha González, Paulina Jara, Mario Quintana, Ximena Orellana,
Alberto Rebolledo.

Elenco Musical: Fabiola Fuenzalida, Karina Montero, Denisse Garrido, Marilyn


Lizama, Marcos Uribe, César Villagrán.

Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=JVjkKmLpjsY

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