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Antología Seminario-Taller de Actualización
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Antología Seminario-Taller de Actualización
ANA
ESCUELA DE
POSGRADO
MAESTRIA EN
DOCENCIA
ANTOLOGÍA
SEMINARIO – TALLER DE
ACTUALIZACIÓN
ASESOR:
DR. LUIS ENRIQUE MORALES
1
AGUA PRIETA , SONORA OCTUBRE 2016
OBJETIVO GENERAL
TEMAS Y SUBTEMAS
Enseñanza efectiva.
Mejora de la eficacia escolar.
Las innovaciones educativas.
II- El docente reflexivo.
III- El malestar docente
IV- La microenseñanza como herramienta para la práctica docente.
V- Nuevos enfoques para la organización de los centros
escolares.
VI- Calidad de la Educación.
2
Nuevas
Tendencias en el
Campo de la
Gestión Escolar
3
La gestión en si es el conjunto de acciones integradas para el logro de
un objetivo a cierto plazo. Y en ese sentido es la acción principal de la
administración, siendo un eslabón intermedio entre la planificación y los
objetivos concretos que se pretendan alcanzar. En general, la gestión de las
instituciones educativas comprendería, entre otras, las siguientes acciones:
administrativas, gerenciales, de política de personal, económicas
(presupuestos), de planificación, de programación, de control y de
orientación…
5
ENSEÑANZA EFECTIVA
7
plantel, sino también de qué manera ambos elementos influyen de forma
conjunta en sus logros, progresos y desarrollo posterior (Sammons, 1999).
8
Según Pam Sammons, las propuestas más tempranas que surgieron
a raíz de los primeros estudios presentaban opiniones fácilmente
comprensibles si se recurría al sentido común. Otras propuestas, como las
de profesores que organizaban “sesiones estructuradas” o se dedicaban a
lo que Sammons llamaba desarrollar y mantener “la mayor comunicación
posible con los alumnos” eran menos obvias y requerían aclaraciones, éstas
se pueden encontrar en los trabajos tempranos de Reynolds (1974, 1976) y
Rutter (1970). A ellas siguieron estudios que llegaban a fortalecer o
“codificar” los anteriores, como Purkey y Smith (1983), Scheerens (1992),
Reynolds y Cuttance (1992), Hopkins (1994), Levine y Lezotte (1990) y
Sammons, Hillman y Mortimore (1995). Estos últimos, herederos y
continuadores de la labor temprana de Rutter, son los más interesados en lo
que se puede llamar los procesos de la enseñanza efectiva. Rutter defendía
ante todo lo siguiente:
a) El uso de recompensas y de elogios;
b) Un entorno escolar que incluya reconocimientos, con el fin de poner a los
estudiantes en posiciones de responsabilidad;
c) La fijación de altas expectativas;
d) El recurso al sistema de tareas;
e) La necesidad de que los profesores funcionen como buenos modelos de
comportamiento;
f ) Una disciplina moderada;
g) Continuidad en las expectativas por parte de los profesores, el grupo y la
dirección de la escuela; y
h) La combinación de una dirección estricta con una importante
participación de los docentes, centrada en cada niño de forma individual.
11
Descubrimientos clave
Los que se adhirieron al movimiento de la eficacia educativa juzgaron
que sería útil sintetizar e intentar ver desde una perspectiva general los
resultados obtenidos en investigaciones concluidas de otros países como
Australia, Países Bajos, Estados Unidos y Reino Unido. Esto les permitió
identificar once factores (ver cuadro 1) que determinan, según ellos, el
grado de eficiencia de las
escuelas.
Sin tomar en cuenta todos estos elementos ni, por supuesto, las
discrepancias en cuanto a su formulación, los que trabajaban en el campo
de la eficiencia educativa arguyeron que los distintos estilos de gestión
educativa influían de forma notable en el rendimiento de los estudiantes. Se
afirmó que el cambio hacia una mayor flexibilidad en la administración de
una escuela suele ser una señal de que se trata de un plantel efectivo. Pero,
en el caso inglés, el hecho de que esto se combinara con nuevas leyes
educativas que operaron una redistribución significativa del poder y del
control dentro de la escuela, entre ésta y las autoridades locales así como
12
entre el centro educativo y el gobierno nacional, dificultó la identificación
certera de los factores. Esta nueva mezcla, según algunos de los
especialistas, dificultó –en caso de mejoras importantes– decidir con certeza
cuál o cuáles son los elementos responsables. Preece (1989) y Tabberer
(1994) afirman que: Cualquier cambio en la administración que se combina
con un mayor financiamiento y más atención hacia las escuelas se
relaciona, en el inicio, con un mejoramiento en el rendimiento de los
profesores y los estudiantes. Sin embargo, al igual que el efecto hawthorne,
se ignora si aplicará a largo plazo. En cuanto deja de valorarse la nueva
estructura la tendencia es siempre a un regreso a las antiguas pautas de
rendimiento. Si esos cambios van de la mano con otros en la naturaleza y la
estructura de los exámenes, se vuelve muy difícil saber a ciencia cierta qué
fomentó las mejoras en el rendimiento.
16
más importantes encuentran en una variedad de escenarios de trabajo y de
países un apoyo en la investigación sobre comportamiento organizativo.
CUADRO 1
Factores que determinan la eficacia en las escuelas
________________________________________________________________________
Factor Elementos
Comentarios/pruebas
17
10. Colaboración casa-escuela Participación de los padres de familia Coleman et
al.,(1993)
en el proceso de aprendizaje
18
Corcoran, 1988). Muchos de estos trabajos han sido revisados por
Hargreaves y Hopkins (1998) para la formulación del concepto que llaman
“la escuela potenciada” (the empowered school ).
3. Otro factor digno de mencionar es el desarrollo de un entorno específico
para el aprendizaje mediante la creación de un ambiente orientado hacia la
realización de tareas y de una atmósfera de trabajo atractiva (es decir, el
desarrollo de lo que llamamos una “comunidad de aprendizaje”). Un
ambiente de trabajo agradable depende de factores tanto físicos como
psicológicos, pues los profesores y los estudiantes no sólo deben sentir que
el espacio físico es suyo, sino también el intelectual (Mortimore, 1988a).
4. Otros descubrimientos de autores de los Países Bajos muestran que vale
la pena concentrarse en la enseñanza y el aprendizaje (Scheerens, 1992;
Creemers, 1994). En este caso, la concentración está relacionada con los
efectos positivos de la maximización del aprendizaje (Alexander, 1992;
California, 1980; Evertson, 1980) y el desarrollo de un ethos académico
(Caul, 1994; Tizard, 1988b) centrado en los logros (Schweitzer, 1984).
5. Lo que se llamó enseñanza con sentido (purposeful teaching ), basado en
el desarrollo de un sistema de organización dentro de la escuela que
permita a los docentes mejorar tanto su rendimiento personal como el de
sus alumnos en las materias que imparten, fue otro factor vital. En efecto,
implica una organización efectiva del tiempo y el espacio dedicados al
aprendizaje no sólo para los alumnos, sino también para los profesores
(Brophy y Good, 1986): claridad en los objetivos, situaciones de aprendizaje
estructuradas (Scheerens, 1992) y una gran sensibilidad hacia las
diferencias entre estudiantes, con una atención particular hacia sus
respectivos potenciales de aprendizaje. También implica, como lo pusieron
de manifiesto estos autores, la dedicación de tiempo y espacio para que los
docentes puedan desarrollar sus habilidades y tener acceso a la información
19
y a la investigación que les sea útil para su trato diario con los estudiante y
con las autoridades locales (Sizemore, 1985).
6. Se descubrió, también, que las expectativas tienen la capacidad de
expandir o limitar las aspiraciones. Se demostró que si la escuela vivía en la
cultura del fracaso sería reflejo de las muy bajas expectativas que privaban
en el entorno familiar de sus alumnos, limitando por lo mismo sus
posibilidades de desarrollarse de forma exitosa. Pero si podía perfeccionar
una cultura de expectativas cada vez más altas, el rendimiento escolar
tendía a aumentar también. Cabe destacar que la presencia, en el seno de
la escuela, de personal docente o administrativo asignado a esas tareas
mejoraba significativamente el rendimiento. Esto también implica que el
plantel sea capaz de comunicar sus expectativas y de proveer a los
estudiantes los medios necesarios para lograrlas. También supondría que
se convierta en un lugar donde se desarrollan nuevas prácticas de
enseñanza creativa y más actividades centradas en los niños, pues sólo así
el alumno se enfrentará con los desafíos intelectuales necesarios para
realizar su potencial (North- West Regional Educational Laboratory, 1990).
Es preciso señalar, sin embargo, que no se mostró cómo –en las
sociedades donde el currículo y, por lo tanto, los planes de estudios son
controlados de forma centralizada– este obstáculo podía ser superado.
7. Otro de los elementos que, según los investigadores, era necesario tomar
en cuenta para lograr un ambiente de aprendizaje favorable era el desarrollo
de una cultura de refuerzo positivo. Esto, afirmaban, puede lograrse de
varias maneras. La participación en actividades extra-curriculares refuerza
el aprendizaje y permite a los estudiantes sintetizar y emplear el
conocimiento que aprendieron de forma abstracta en el aula. Igual de
eficientes fueron otros sistemas por medio de los cuales se dotaba a los
niños de los medios necesarios y de un espacio de discusión para la
retroalimentación. Así, se juzgó que la organización de asambleas, de
20
clases especiales para revisar las materias y sus propios progresos e
incluso de días especiales dedicados a la evaluación tenían efectos
positivos (National Institute of Education, 1978; Rutter et al., 1979; Purkey y
Smith, 1993).
8. Cuanto más transparente y efectivo sea el sistema para monitorear el
progreso de los estudiantes, menor será la confusión para ellos y mayor el
porcentaje de éxitos (Mortimore, 1988a).
9. La investigación, decían, también deja entrever que cuanto mayor es la
responsabilidad que se otorga a los estudiantes, mayor es su participación
en la escuela y más eficiente su aprendizaje. Específicamente se descubrió
que una práctica clara y constante de los derechos y las responsabilidades
de los alumnos era vital como medio para mejorar la autoestima y aumentar
la confianza en sus propias opiniones (Lipshitz, 1984).
10. Los investigadores sostuvieron también que cuanto más la escuela
participa en el seno de la comunidad –una práctica mucho menos común en
los países estudiados que en América Latina–, más fácil resulta para los
estudiantes sentirse en la escuela como en casa y aprender de forma
eficaz. De ahí que vieron como una prioridad el desarrollo de una
colaboración adecuada entre la casa y la escuela mediante una mayor
participación de los padres de familia en el aprendizaje de sus hijos
advirtiendo, sin embargo, que era necesario buscar un modo de aumentar la
participación de los padres de familias menos favorecidas puesto que ésta
permite, según ellos, contextualizar el aprendizaje mediante la inclusión de
un ethos excluido hasta entonces (Murphy, 1989).
11. Se debía definir a la escuela como una organización para el aprendizaje,
es decir que logra aprender, incorpora los puntos de vista e ideas y efectúa
cambios a la luz de sus distintas esferas de influencia, a la vez dentro y
fuera del plantel. Aquí se puso el énfasis en la necesidad de insertar el
desarrollo del personal docente en la planeación colegiada y en
21
colaboración, y parece que tenemos que regresar otra vez a Elliott (1991,
1993 y 1998) y a MacDonald (1976) (Purkey y Smith, 1983; Stoll y Fink,
1994). De algún modo, aquí se cierra el círculo. Al principio de la
investigación, Rutter y sus colaboradores consideraban el trabajo de Elliott y
MacDonald, ampliamente basados en el método de la investigación por
medio de acciones, como algo peligroso y basado en principios no
científicos. Después, cambiarían de opinión. Hemos intentado exponer de
forma resumida los descubrimientos clave, pero no hemos hablado de las
metodologías que se emplearon para dichas investigaciones. Volveremos a
tocar el tema en la sección de crítica, pues casi todas parecen indicar que el
problema estriba en el uso de metodologías inapropiadas (Sammons, 1999).
Ahora revisaremos algunas delas aplicaciones prácticas.
22
Esto significa en la práctica que son pocos los estudios sistemáticos o
con seguimiento de los efectos del cambio que fueron instaurados a raíz de
esa misma investigación. Como veremos al final, esto ha llevado a veces a
conclusiones insostenibles. Lo que se desprende es que hubo grandes
adelantos en la metodología que permiten identificar los elementos para el
mejoramiento educativo pero sin una verdadera evaluación de los
resultados.
23
También hubo un cambio hacia el desarrollo de lo que se consideró
como gestión educativa eficiente. Así, se abrieron cursos e instituciones
destinados a infundir a los directores y a los docentes los principios de
administración e inspirar el liderazgo en todos los ámbitos problemáticos,
aunque con un interés particular por la gestión del cambio. Esto implicó
experimentos que condujeron hacia una mayor participación de los
maestros y los padres en la toma de decisiones, como lo mostraron las
pautas identificadas por los investigadores Everard y Morris (1996). Al
mismo tiempo, a la luz de los nuevos descubrimientos relacionados con la
eficacia educativa, se pudo combinar fuerzas con los que dirigían sus
esfuerzos hacia el mejoramiento educativo. Los defensores de la eficacia
educativa estaban convencidos, a raíz de sus investigaciones, de que la
participación activa de los profesores y los padres dentro de la escuela –tal
y como la proponían los que trabajaban con vistas al mejoramiento
educativo– era necesaria porque habían demostrado su efectividad.
Seguían convencidos, sin embargo, de que el “activismo” de los que se
dedicaban a mejorar la vida escolar tenía que ser justificado por
investigaciones en curso que fueran científicamente válidas y de fiar
(Reynolds, Hopkins y Stoll, 1993).
Otros afirman que las escuelas raras veces logran borrar las
diferencias relativas que existen entre el rendimiento de los distintos grupos
sociales (Thomas et al ., 1997). El mejoramiento se basó en los efectos
iniciales de un nuevo director carismático o en una repentina entrada extra
de recursos o un repunte de interés por la opinión de los profesores y, a
veces, de los padres, pero que, una vez disipada la euforia inicial, la escuela
regresaba siempre a sus antiguos patrones de rendimiento. Por su parte
Robinson (1997) sostiene que las medidas educativas difícilmente servirán
para mitigar el impacto de los antecedentes sociales porque las escuelas
homogéneamente menos favorecidas enfrentan problemas específicos al
tener que infundir entusiasmo no sólo en los estudiantes, sino también en
los profesores (Proudford y Baker, 1995; Thrupp, 1997).
27
Lo que nos espera en el futuro
Así, partiendo de lo que dice Creemers sobre los cambios a los que
se ha hecho alusión sólo pueden mejorar en menos de 20% las
oportunidades de vida de los alumnos de grupos sociales marginados;
Mortimore y Whitty (2000) plantearon que el movimiento de eficiencia
educativa debería tomar en cuenta la importancia del entorno social con
mucha más atención que en el pasado. Para ellos, la investigación del
futuro debe centrarse más eficazmente en el concepto de “desventaja
social” (Smith y Noble, 1995). Atribuyen el hecho de que este elemento no
se tomara en cuenta anteriormente a las políticas del gobierno relacionadas
con el financiamiento educativo, que limitaban la investigación a lo que
definen como la “mercadización” de la educación como medio para
aumentar los estándares. También ponen el énfasis en los “efectos
corrosivos de desigualdad” en el tejido social que acompañan los perjuicios
individuales para los estudiantes que provienen de medios sociales
marginados, basándose en el trabajo de especialistas en economías y en
ciencias sociales que retomaron los puntos planteados en el debate entre
Sen y Townsend (Wilkinson, 1996). En resumidas cuentas, su planteamiento
es que los que más beneficios podrían obtener de la educación son los que
menos están capacitados para hacerlo.
28
Con el término “desventaja social” se refieren a la falta de acceso al
sistema de valores materiales y simbólicos que puede ser observado de
forma concreta en el hecho de que grandes grupos de niños no sólo están
privados de actividades socioculturales capaces de aumentar su capital
educativo y, por lo tanto, permitirles el acceso a los sistemas que subyacen
a la lógica de la escuela y de allí a mejores logros educativos, sino que
también carecen de un sistema para traducir sus propios códigos locales a
los de la escuela. Eso sin contar que también suelen presentar una salud
más deficiente (Holtermann, 1997; Aggleton et al., 2000).
30
b) Intervenciones tempranas dentro de las escuelas en coordinación con los
servicios adecuados para ofrecer nuevas oportunidades educativas para los
“menos favorecidos” y lograr un financiamiento cada vez mayor por parte
del presupuesto gubernamental para la educación.
c) La reconsideración de los enfoques hacia el aprendizaje y la enseñanza
que se emplea con lo que llaman los estudiantes “menos favorecidos”.
d) Apoyos adicionales para los alumnos que provienen de entornos
socioeconómicos “menos favorecidos” en el marco de programas de
mejoramiento educativo. Lo que se requiere es, al fin y al cabo, una
redistribución de los recursos públicos hacia los que tuvieron menos éxito
en etapas anteriores de su aprendizaje.
Conclusiones
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De una manera sencilla podemos decir que el movimiento de eficacia
escolar se ha preocupado por conocer qué hace que una escuela sea
eficaz, entendiendo como tal aquella que consigue el desarrollo integral de
todos y cada uno de sus alumnos más allá de lo que sería esperable,
teniendo en cuenta la situación socioeconómica de las familias y su
rendimiento previo (Murillo, 2003).
36
Desde sus inicios, y aunque aún queda mucho por recorrer, el número
de trabajos y aportaciones sobre este tema ha crecido exponencialmente
(Stoll y Fink, 1996; Reynolds et al ., 1997; Robertson y Sammons, 1997;
Thrupp, 1999; Muñoz-Repiso et al., 2000; Murillo, 2001). En la actualidad,
diferentes equipos, de distintos países, están trabajando en el desarrollo de
este nuevo movimiento, que pretende conocer cómo puede una escuela
llevar a cabo procesos satisfactorios de cambio que incrementen el
desarrollo de todos los alumnos mediante la optimización de los procesos
de enseñanza y aprendizaje y de las estructuras organizativas del centro, y
aplicar ese conocimiento a una mejora real de la escuela. El enfoque de
este nuevo movimiento teórico-práctico muestra, por tanto, “dónde ir y cómo
ir”, y su objetivo es eminentemente práctico: ayudar a los centros docentes
a cambiar para conseguir sus objetivos educativos de forma más eficaz.
37
El proceso de construcción
39
El concepto de currículo no es sólo importante para el aula o el centro
docente; en algunos países, como en España, la administración prescribe lo
que debe ser enseñado, por lo que también es un asunto relevante en el
nivel del contexto. Sin embargo, siempre importará más lo que la escuela
adapte o el profesor enseñe.
Así, las siguientes ideas extraídas de las teorías del currículo parecen
ser importantes para el modelo de MEE:
• el concepto de operación de los elementos esenciales del currículo;
40
• la puesta en marcha del currículo como un sistema de retroalimentación:
definición de las metas y evaluación de su logro ;
• el papel latente del currículo como control del poder de los conocimientos;y
• la importancia del currículo para la enseñanza a lo largo de la vida.
41
Estas dimensiones son esenciales en el proceso de aprendizaje, pero
también pueden ser trascendentales en el de mejora escolar. Algo análogo
puede ser afirmado para el concepto de motivación, que es básico para un
aprendizaje satisfactorio.
46
dichas teorías sean reconocidas y desarrolladas en consonancia con estas
últimas, en un proceso de ajuste y acercamiento mutuo.
Factores seleccionados
TABLA 1
Factores de mejora de la eficacia escolar aportados por las diferentes tradiciones
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Teorías
ME Cur. Com. OyAO EP
Contexto
Competencia entre centros e implicación de la comunidad X
Apoyo externo (familias, consejeros, redes) y recursos X
Evaluación y control externos X
Centro escolar
Cultura escolar (que favorece el cambio) X X X
Autonomía escolar X
X
Liderazgo X X
Experiencias previas de mejora X X X
Ciclo de diagnóstico, planificación, operación, evaluación
(análisis de presión, diagnóstico, prioridades, estrategias
adecuadas, orientación centrada en el problema, evaluación) X X
Visión y objetivos compartidos X
Preparación de la escuela para el cambio X
Objetivos de mejora en términos de resultados
del alumnado (o resultados intermedios
en términos de características de eficacia escolar o de aula) X
Deseo de convertirse en una organización
de aprendizaje (auto-regulación) X
Mejora como parte de la vida diaria X
Desarrollo profesional X
El profesorado como protagonista de los esfuerzos de mejora X
Compromiso escolar con el cambio X
Estructura de objetivos y recompensas X
Papel y relaciones de poder X
Sistemas para comunicar resultados y evaluaciones X
Establecimiento de objetivos y evaluación de los logros de objetivos X
Procedimientos de auto-evaluación X
Aula/profesor
Colaboración del profesorado X
Compromiso del profesorado con el cambio X
Participación del profesorado en la gestión y en la toma de decisiones X
Puesta en marcha de elementos esenciales de los currículos/innovaciones X
Teorías:
ME de mejora de la escuela OyAO de la organización
Cur del currículo y aprendizaje organizativo
Com del comportamiento EP de la elección pública
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La segunda de las estrategias para la construcción del modelo de
mejora de la eficacia escolar ha sido analizar diferentes programas que se
están llevando a cabo en los centros escolares de los ocho países
participantes en la investigación y, a partir de las “lecciones” extraídas de
este estudio de casos, proponer factores que pueden conformar el modelo.
Por tanto, el objetivo de la parte empírica de esta investigación es conocer
cuáles son los factores que favorecen y cuáles los que dificultan el
desarrollo de programas exitosos de mejora de la eficacia, y analizar cómo
funcionan. Selección de los programas de mejora de la eficacia escolar y
marco para su evaluación.
peculiaridad
currículo escolar, permite que elección
organización escolar, sea eválido para
implicación de centros
los padres, que
aprendizaje pertenecen a
de la organización,
apoyo de agentes de cambio.
contextos diferentes en cuanto al sistema educativo en el que se encuadran,
su localización geográfica, el entorno social y económico, su problemática
inicial, etcétera.
51
Condiciones
Condiciones
Procesos auto-regulativos de mejora
Currículo auto-regulativo
Resultados
Proceso
Resultado
Proceso
52
Otros componentes básicos del modelo son los dos tipos de procesos
auto-regulativos : el ciclo de mejora escolar y la ejecución del currículo en el
aula, que deben ser objeto de un plan cuidadoso con mecanismos de
evaluación y mejora de los propios procesos. Por último, se encuentran las
condiciones en las que se desarrolla el programa dentro del propio centro y
en el contexto escolar externo, entre las que destacan el currículo definido
por el centro; la propia organización escolar; la implicación de las familias; el
apoyo de los agentes de cambio, externos e internos; y los elementos de
aprendizaje de la organización; así como el contexto, que incluye la
organización del sistema educativo y de la profesión docente; el currículo
nacional o el apoyo a los procesos de mejora por parte de las
administraciones.
53
La organización escolar es el tercer factor que ha sido validado
57
Algo parecido ocurre con la implicación de los padres. Muchas de las
experiencias estudiadas han buscado intencionalmente dicha participación
en el desarrollo de los programas; sin embargo, rara vez se ha conseguido.
En general, se ha pretendido más bien el compromiso de las familias con el
aprendizaje de sus hijos y, en los programas en los que se ha conseguido
mejorar en el rendimiento de los alumnos, este compromiso ha sido
significativo. Pero, en cualquier caso, no parece que éste haya sido un
elemento fundamental para el éxito de los programas.
Los resultados de estudios de casos muestran, asimismo ,la
importancia del desarrollo profesional del profesorado y su estabilidad en el
centro para el éxito de los procesos de cambio. La idea es sencilla: un
centro cambia sólo si cambian los docentes, para lo cual es básica su
formación; y para desarrollar e institucionalizar la mejora es también
necesaria una cierta estabilidad del equipo de profesores porque, de otra
manera, ni el trabajo en equipo ni el compromiso con el centro ni el
aprendizaje de la organización son posibles. Estos aspectos no parecen
haber tenido un papel fundamental en la mayoría de los casos, por el
contrario, en algunos países (Grecia, Bélgica, España) ambos se señalan
como una deficiencia sentida y que dificulta la realización de mejoras.
59
(resultados y/o obj. Intermedios) + + +
Implicación de los padres/comunidad x + +
en los programas de mejora
Planificación adecuada del proceso de mejora + +
Mejora incluida en el desarrollo total de la escuela + +
Complejidad /comprensividad del programa de mejora - +
Ciclo de mejora auto-regulado +
Preparación para el cambio/abordando
primero las cuestiones visibles +
Participación del alumnado en los esfuerzos de mejora +
Aula/profesor
Motivación e implicación / participación
del profesorado en procesos y decisiones + + + +
Colaboración del profesorado
(en la escuela, a través de escuelas) + + +
Feedback del comportamiento del profesorado + +
Formación de profesorado +
Operación de elementos
esenciales de de currículos/innovaciones +
Metas
Presión para
educativas
la mejora
60
Cultura para la Procesos de Resultados de
mejora mejora mejora
Recursos para
la mejora
61
El contexto educativo
c) Objetivos educativos
65
Aunque los centros educativos deben fijar sus objetivos específicos
de mejora, la administración nacional o estatal establece otros más amplios.
Los esfuerzos siempre tendrán que ajustarse a estos objetivos. En principio,
si los objetivos educativos del contexto están formulados de una manera
amplia, es más fácil para los centros elaborar sus propios objetivos y, con
ello, poner en marcha exitosos procesos de mejora.
66
A continuación se hará una descripción más detallada de los factores
que constituyen los conceptos de cultura, procesos y resultados de mejora,
con especial énfasis en el centro educativo.
a) Cultura de la mejora
Los centros educativos que tengan una cultura favorable hacia los procesos
de mejora comenzarán y continuarán los esfuerzos con más facilidad que
aquellos que temen e intentan evitar los cambios. La cultura de la mejora se
puede considerar como la base de todos los procesos de cambio.
b) Procesos de mejora
70
Algunos centros educativos consideran la mejora como una tarea
extraordinaria y ocasional. Su idea es que, cuando surge un problema, debe
hacerse algo para solucionarlo y, una vez resuelto, todo sigue su curso
normal. Estos centros tienen una visión de la mejora bastante estática. Los
más dinámicos, por el contrario, consideran a la mejora como un proceso
continuo y como parte de la vida cotidiana. Indiscutiblemente los esfuerzos
han de ser continuos, cíclicos por naturaleza y forman parte de un proceso
más amplio del desarrollo general del centro educativo.
72
g) la función y la autoridad de las personas implicadas en los esfuerzos de
mejora, para evitar malentendidos sobre estas funciones y sobre las
relaciones de poder en el centro educativo;
h) la función y la influencia de los alumnos, las familias y la comunidad en
los esfuerzos de mejora; y
i) la forma de comunicar los resultados de los esfuerzos de mejora a todos
los implicados durante y después del proceso.
• Las fases finales que pueden dar pie a un nuevo ciclo de mejora son la
evaluación y la reflexión. El centro docente valora si se han conseguido,
adecuadamente, los objetivos mediante procedimientos de autoevaluación.
75
en investigaciones que han demostrado que la eficacia requiere estrategias
que afecten a la institución escolar en su conjunto.
78
es decir cuando el cambio es inducido y se propone afectar al conjunto de
un nivel –como es el caso de una reforma–, lo que se encuentra
consistentemente es la tendencia a resistirlo por parte de los actores y de
las estructuras escolares (Huberman, 1973; Fullan y Stiegelbauer, 1997).
Esta última situación está presente y preocupa en México y en otros países
de la región desde el comienzo del ciclo vigente de reforma.
81
Engarzada a este origen, la reforma postula la necesidad de conjuntar
el cambio institucional con el pedagógico, principio que a nivel de la
macroestructura educativa encuentra su expresión en la descentralización,
en la nueva definición del nivel básico, en las atribución de nuevas
funciones evaluadoras y compensatorias –además de las normativas– del
gobierno central, entre las principales.
84
los articuladores fuertes de su discurso. En los planteles, la consecución de
la calidad necesita tanto de la renovación curricular como de nuevas formas
del trabajo docente. Como en las reformas anteriores, el logro de estos
objetivos sigue interpelando individualmente al docente pero agrega la
novedad de enfatizar una orientación hacia su trabajo colectivo. Con esta
novedad se involucra a las dimensiones organizacionales de la docencia en
la escuela.
85
pedagógicos de la escuela y las tradicionales y hegemónicas necesidades
del aparato administrativo.
88
acceder a una concepción sobre las disciplinas atendiendo a los modos de
construir el conocimiento y entender la precariedad relativa de sus certezas.
92
En la tradición de nuestras administraciones, la implementación, fuera
de atender con cuidado a su formulación inicial, no ha constituido una
“categoría” política clara, un “momento”, objeto en sí mismo de construcción
para abordar la inducción y el aprendizaje de los procesos que intenta
desatar. La activación de los clásicos canales disponibles en el aparato –las
capacitaciones en cascada, la apelación a cuadros técnicos
mayoritariamente no especializados– eximió de la reflexión sobre su
pertinencia o efectividad. Vale la pena recordarlo porque esta tradición,
constituye el referente inmediato de una forma de operar sedimentada en el
sistema, aún vigente para muchos programas y, todavía, la forma “natural”
de representar a la implementación por parte de no pocos estratos de la
administración.
94
las escuelas se acumula escepticismo hacia las propuestas de mejora. Las
características señaladas –cambiar muchas cosas, sustantivas, al mismo
tiempo y aceleradamente– caminan en la dirección exactamente opuesta a
las contribuciones de los más diversos estudiosos del cambio escolar –
desde Hubermann, hasta Tyack y Tobin, pasando por Goodson, Fullan o
Hargreaves– cuando señalan el desacierto de desafiar de ese modo a esos
“adultos encargados de llevarlos a cabo”. La mayoría de estos autores ha
trabajado en el cambio de la escuela precisamente porque creen que es
posible. Lo que impugnan son los métodos técnico-burocráticos que
reiteradamente se han empeñado en desconocer, por un lado, los procesos
de aprendizaje, individuales y colectivos, de los maestros implicados en esta
empresa y, por otro, que tales aprendizajes necesitan de condiciones
institucionales que los sustenten. Tampoco habría que olvidar que la
escuela, también o sobre todo hecha para conservar, dispone de un buen
caudal de recursos defensivos y conservadores.
99
diferentes órdenes de procesos, procedimientos, regulaciones cuyo cambio,
según sus conformaciones, requerirán de diversos rangos temporales e,
igualmente, de distintas instancias de resolución (puesto que se tocan aquí
desde reglamentos escolares hasta condiciones laborales sindicalmente
pactadas). Por ello no puede aspirarse a modificar la trama institucional,
desde una o varias innovaciones mientras intentan desarrollarse. Pero sí
puede aspirarse a localizar sus engarces para hacerlos visibles y
analizables, para sopesar su importancia y, eventualmente, promover su
revisión cuando el sistema muestre su disposición a dar otros pasos para
mejorar a las escuelas.
101
El docente
reflexivo
102
La formación del docente como un profesional reflexivo.
Frida Díaz Barriga nos hace ver que "Desde la perspectiva histórica,
resalta que la mayor parte de la investigación y los intentos por dar
formación docente en el ámbito de la relación educativa, se centra en una
concepción limitada de lo que es la enseñanza eficaz o eficacia docente".
Se dice que (un buen profesor es un profesional independiente, es decir, un
profesional reflexivo).
103
Nuestro país exige actualmente profesores cada día mejor
preparados, para que la enseñanza rinda los frutos adecuados. El docente
no debe ser un operario que aplica los planes y programas de estudio sin
sentido y sin reflexión, no el docente tiene que presentarlos como
problemas, de ahí que se volverá en un docente experto y en un profesional
exitoso siempre y cuando sea 1.- Dinámico, 2.- Estratégico, 3.-
Autorregulado, 4.- Reflexivo. La experiencia práctica del docente debe
conducir a programas mucho más orientados al campo de aplicación
profesional en cuestión, el docente debe conducir a la reflexión y a las
tutorías haciéndolas piezas claves.
105
Se sugiere una necesidad de reconsiderar el contexto institucional de
éstos centros con sus débiles conexiones con el mundo de la universidad y
con el de la práctica. y esto propone a los siguientes criterios:
La prácticum reflexivo debería incluir aspectos que sirvieran para que los
profesionales competentes pudieran enfrentarse a las limitaciones de sus
contextos laborales. Y aquí una perspectiva constructivista es
absolutamente decisiva ya que los fenómenos de la práctica en el mundo de
las organizaciones están completamente determinados por los tipos de
realidad que los individuos crean por sí mismos, aquellas maneras en que
plantean y configuran sus mundos, y por lo que sucede cuando se produce
106
el enfrentamientos con aquellos que poseen formas similares y diferentes
de formular la realidad.
107
comportamiento ético del educador y su necesaria militancia democrática,
exigiéndole vigilancia permanente, en el sentido de mostrar coherencia
entre el discurso y la práctica. No vale un discurso muy articulado, en que
se defienda el derecho de ser diferente y una práctica negadora de ese
derecho. La naturaleza formadora de la docencia no podría reducirse al
puro proceso técnico y mecánico de transferir el conocimiento, dar énfasis a
la demanda ético-democrática del respeto al pensamiento, a los gustos, a
los miedos, a los deseos, a la curiosidad de los estudiantes. Sin embargo,
que no se pueda exentar al educador, como autoridad, de ejercer el derecho
de tener el deber de establecer los límites, de proponer las tareas, de cobrar
la ejecución de las mismas.
La reflexión de la práctica
La práctica reflexiva no es medir el grado de éxito o de fracaso del
proceso, pero sí revaluar el compromiso, por esta razón la reflexión de la
práctica reflexiva demanda este paso. Así, en la reflexión de su práctica, el
educador reflexivo debe cuestionarse siempre:
a) ¿Yo estoy volviendo mi clase un espacio de reflexión, un espacio
creativo?¿Si no, qué huellas me presenta la realidad de esta clase para que
yo lo pueda hacer?
110
b) ¿Yo me dispongo a perseverar, a creer en la educación como
emancipadora del hombre y vehículo de su transformación, de su
creatividad?
c) ¿Soy yo un agente que comparte mi realidad, viviéndola en la
colectividad?
d) ¿Mi práctica pedagógica, ha sido coherente con lo que divulgo?
e) ¿Tengo reelaborada la dinámica de mi práctica pedagógica como
autodescubrimiento del mundo para mí mismo y mis alumnos?
112
La práctica reflexiva debe estar presente en la actividad cotidiana del
profesor como algo siempre nuevo, dinámico, en construcción, y como un
proceso nunca unilateral, porque, en su enfoque multidimensional, el
profesor no enseña a aprender simplemente, sino que él aprende a enseñar
con sus estudiantes, con otros profesores, con las situaciones vividas,
discutidas, con las preguntas y las respuestas que resultan de situaciones
problematizadoras diversas. Finalmente, él aprende con la socialización de
los saberes, y tal disposición debe ser el punto central de su práctica diaria.
Por consiguiente, el profesor, como agente facilitador del proceso de
enseñanza-aprendizaje, despierta y hace posible el despertar de los sujetos
participantes en este proceso, tornando posible, a través de su práctica, la
efectuación de innovadoras lecturas mundiales y las contribuciones
significantes de vida para la vida.
113
obstaculizados por la inseguridad de la aplicación y la coexistencia con lo
«nuevo» (porque lo nuevo en el sentido de transformación o superación de
paradigmas anteriores), de manera que la práctica técnica se centra
algunas veces en los modelos teóricos, y otras en «la experiencia de éxito»
de colegas o incluso en los informes de experiencias difundidas por las
literaturas científicas.
116
El malestar
docente
118
La tesis de Merazzi -director de una importante escuela normal de
Suiza- se basa en tres hechos fundamentales: en primer lugar, en la
evolución y en la transformación de los agentes tradicionales de la
socialización (familia, ambiente próximo y grupos sociales organizados),
que, en los últimos años, por diversas circunstancias sociales, han
reaccionado dimitiendo de las responsabilidades que anteriormente habían
venido desempeñando en el ámbito educativo y exigiendo de las
instituciones escolares que acudieran a llenar un vació que no siempre
tenían capacidad de cubrir; y que, por tanto, en muchos casos ha quedado
al descubierto, con las consiguientes lagunas en el proceso de
socialización de las jóvenes generaciones. Entre los principales factores que
han dado causa a es transformación de los agentes tradicionales de
socialización destaca la incorporación masiva de la mujer al mundo del
trabajo y la transformación de la familia, abandonado la relación con otros
miembros y reduciéndose a unidades mas pequeñas en su dimensión y en
su mundo de relaciones (Banks, 1983; Musgrave, 1972).
120
como ocurre en Japón y en los kibbutz israelíes (Cooper y Crump`,1978;
Kyriacou, 1981; Eden, 1977).
Hace solo algunos años los padres se esforzaban por educar a sus hijos
el sentido de disciplina, la cortesía, el respeto, y no solo no con sentía en
sus hijos el menor enfrentamiento con el profeso, sino que, además,
muchos de ellos acudían personalmente para ser explicito al profesor,
delante de sus propios hijos el apoyo que ciegamente le ofrecería en el
menor conflicto. En el momento actual muchos profesores se quejan de
que los padres no solo se preocupan de inculcar en sus hijos unos valores
mínimos, en la convicción de que esa es la obligación que solo atañe a los
profesores, sino que, además, en cualquiera problema están dispuestos de
antemano a inculparles, poniéndose del lado del niño, con la coartada
última de que, a fin de cuentas si es un mal educado la culpa es del
profesor que no ha sabido enseñarles.
121
Es curioso observar además, como los padres tanto en ese punto
como en otros mucho, simplifican los males de la escuela declarando a los
profesores responsables universales de todo lo que en ella pueda ir mal,
incluso cuando se trata de problemas en los que la responsabilidad real del
profesor y su capacidad para evitarlos es muy limitada.
124
Asumir las nuevas funciones que el contexto social exige de los
profesores, supone el dominio de amplia serie de habilidades personales,
que no pueden reducirse al ámbito de la acumulación de conocimientos;
sin embargo, nuestro sistema de enseñanza sigue seleccionado a sus
profesores a partir de su capacidad para acumular y retener
conocimientos. Pese a que la practica cotidiana de la enseñanza pondrán
a prueba fundamentalmente la personalidad de los docentes debutantes, y
ser, por lo tanto el terreno de la personalidad donde encontraremos las
consecuencias mas negativas del malestar docente. El papel del maestro
implica renunciar a la identificación marxista con el saber, que haya
aceptado plenamente ser un enseñante educador que haya renunciado al
saber-poder y que haya cedido al saber llegar a. este papel nos parece
mas dinamizador, mas satisfactorio y mas fructífero que el papel del
educador identificado rígidamente con un saber, con una sociedad, que tal
vez están en vías de ser superados.
La imagen de profesor
126
imagen publica del profesor, hemos de convenir con Hoyle, en que ejerce
una gran influencia que se concreta en tres puntos fundamentales:
127
Los profesores que enfrentan con ilusión una renovación pedagogía de
su actuación en las aulas, se encuentran, frecuentemente, limitados por la
falta de material didáctico necesario y por la carencia de recursos para
adquirirlos. Estos profesores se quejan de la contradicción que supone el
que por una parte la sociedad y el sistema educativo exige y promociona
una renovación metodológica , sin dotar al mismo tiempo a los profesores
de los recursos necesarios para llevarla a cabo. Cuando esa situación se
prolonga suele producir una reacción de inhibición en el profesor que
acaba aceptando la vieja ruina escolar tras perder, la ilusión por una
modificación d su practica docente, que, a demás de exigirle un mayor
esfuerzo y dedicación implica la utilización de nuevos recurso de los que no
dispone.
Por otra parte, han aumentado las expectativas de los profesores del
material que querrían disponer (material audio visual, laboratorio…), en
consonancia con las exigencias de una renovación de la enseñanza de la
que se les hace responsables.
128
culpabilidad al profesor aun cuando la situación no depende exactamente
de él, sino de un sistema completo, que no llega a transformase.
129
De la misma forma que en la bibliografía de habla francesa se ha
introducido en el concepto de malise enseignant que ha venido
traduciéndose al castellano como malestar docente, en la bibliografía
anglosajona aparece el término bournout, en muchos casos asociado al
concepto de estrés, constituyéndose en un tópico que ha centrado la
atención de numerosos investigadores en el inicio de la década de los 80.
130
abandonar momentáneamente la docencia y por ultimo en enfermedades
reales en neurosis o depresiones.
131
reduciendo su explicación al ámbito de contenidos sin buscar relaciones
con lo que los alumnos viven.
132
enseñanza, se analiza la causa de su abandono y se busca otro empleo,
por respeto asimismo y en beneficio de sus alumnos.
133
se refieren a la salud mental del profesor claramente, los tres últimos
importantes pero con una incidencia en el número de profesores.
Los datos mas significativos que se puedan mencionar son: las fuentes
de baja mas importantes son los diagnósticos de traumatología, los
genitourinarios y obstétricos y los neuropsiquiátricos por este orden.
Comparando la diferencia en el porcentaje de profesores afectado por
bajas laborales se ha encontrado una mayor incidencia entre los
profesores de EGB y los de enseñanza media. Dicha diferencia podría
interpretarse sobre las base de las distintas condiciones de trabajo de
ambos colectivos de profesores, con una mayor precisión de horas de
lectivas y unas retribuciones mas bajas para los profesores de EGB .
134
HACIA UN MODELO TEÓRICO COMPRENSIVO DEL MALESTAR
DOCENTE
Parece pues importante concluir en la elaboración de un modelo capaz
de explicitar las relaciones funcionales existentes entre múltiples factores
que se han descrito como indicadores del malestar docente.
136
visto, para evitar el círculo vicioso que nuestro autor describe, muchos
profesores recurren al corte de su implicación personal con la enseñanza,
superficializando su actuación, reduciendo su esfuerzo al mínimo y
utilizando esquemas autoritarios para evitar verse expuestos en cuestión.
Esta vía que habitaría, las repercusiones personales y la acumulación del
estrés, no aparece contemplada en el modelo de Blase.
137
La nomenclatura que utiliza Polaino nos obliga ha hablar de tres tipos de
ansiedad: respuestas fisiológicas de ansiedad, ansiedad de expectación y
ansiedad como estado. Sin embargo, las respuestas fisiológicas de
ansiedad, como reacciones puntuales no ligadas necesariamente con el
desarrollo de esquemas cognitivos, coinciden con la definición de estrés
que da el mismo autor y con el concepto de estrés tal como se ha definido
por diversos autores.
138
Según esta terminología, polaino relaciona e su modelo del estrés con el
rol del profesor y la interacción profesor-alumno, con la acentuación de las
dificultades en la tarea educativa, con la inadecuación de la personalidad
del profesor y los objetivos de la enseñanza y, naturalmente, con los
139
factores contextuales en su doble vertiente: contexto de la enseñanza en el
aula y contexto social de la enseñanza y contexto social de la enseñanza.
Numerosas investigaciones sobre el estrés del profesor avalarían estas
relaciones; baste citar entre las más importantes las de Kyriacou y Sutcilffe
(1977, 1978), Goodwall y Brown (1980),manera y Wright (1980), Kyriacou
(1981), Fletcher y Payne (1982), Burden (1982), Fielding y Gall (1982) y
Sutton (1984).
140
141
En el centro del modelo propuesto se considera la existencia de
dificultades objetivas que inciden negativamente sobre la interacción
profesor-alumno. Tal como se dijo al principio, dichos factores negativos se
han clasificado siguiendo a Blase (1982),en factores de primer orden,
incluyendo en este grupo a aquellos que inciden directamente sobre la
acción del profesor, dispersando su esfuerzo y sus energías <<limitando
los resultados valiosos a conseguir con los alumnos y generando tensiones
asociadas a sentimientos y emociones negativas >>(Pág. 103). Al hablar de
factores de segundo orden, en ningún modo estamos haciendo una
valoración secundaria de las dificultades incluidas este grupo. En todo caso,
puede considerarse como una preferencia al mayor alejamiento físico, con
respecto al aula, de estas dificultades que se generan en el contexto social.
Sin embargo, desde el punto cualitativo su incidencia negativas sobre la
personalidad del profesor se considera por diversos autores (Blase 1982;
polaino, 1982; Manera y Wright, 1980; Hembling y Gilliland, 1981), como
muy importante, pese a no incidir directamente sobre la relación profesor-
alumno << Indirectamente, tales factores de estrés parecen promover una
disminución de motivación del profesor en el trabajo, de su implicación y de
su esfuerzo >> (Blase, 1982,Pág. 104). Su influencia actúa a mediano o
largo plazo, de forma a cumulativa, mediante su interconexión con otros
factores del contexto social o del contexto escolar promoviendo una
valoración negativa de la propia actuación que el profesor realiza. En este
sentido Blase cita los bajos salarios como un factor que no supone una
reducción significativo de la eficacia docente hasta que, junto a otros
factores contextuales, produce una crisis de identidad.
142
Los trabajos realizados sobre los inicios en la profesión docente por
Bayer (1984), Bebaum (1984), Veenman (1984), Vonk (1983) y Breuse
(1984) coinciden en señalar con frecuencia de una transición traumática
entre el periodo deformación inicial y el primer trabajo en el que el profesor
se enfrenta, realmente, con la responsabilidad de un clase. Esta transición
traumática parece encontrarse igualmente, y con características muy
similares en diferentes países de nuestro entorno cultural, como un de
nominador común, pese a la vigencia en ellos diferentes sistemas de
formación inicial.
143
contextuales que se han venido estudiando; y, al mismo tiempo, van
marcar la existencia de respuestas diferentes en los profesores sometidos a
las mismas dificultades. En efecto, hay tantos profesores preparados, con
recursos adecuados para tener éxito en la enseñanza, pero que deciden no
implicarse personalmente en ella, como profesores que deciden agotarse
voluntariamente, con una tremenda dedicación, en situaciones de
enseñanza en las que solo pueden llegar al fracaso, porque carecen de los
recursos imprescindibles para tener éxito en ellas. Además, no
encontramos que las respuestas más habituales son: una más
frecuentemente implicación en la enseñanza de los profesores mejor
preparados y una más frecuente inhibición de los profesores con menos
recursos para afrontarla con éxito.
145
1.- Que el profesor posea unos recursos adecuados para dominar las
situaciones de enseñanza a las que se enfrenta y, en consecuencia, que su
implicación personal derive de su seguridad en si mismo y de su
identificación con el trabajo que realiza.
2.- Que el profesor carezca de la formación inicial necesaria para ser eficaz
en el entorno concreto en el que ejerce la enseñanza, pero que decida
implicarse en ella al máximo, manteniendo altos niveles de motivación y de
esfuerzo, derivados de una actitud altamente positiva hacia la profesión
docente, en algunos casos enfocada desde una perspectiva vocacional.
146
partida y sustentan cada uno de los pasos propuestos. Sin embargo, donde
un modelo teórico demuestra su utilidad es su capacidad de ordenar un
tema de estudio permitiendo un avance sistemático del quehacer científico,
mediante la comprobación de hipótesis que en él se contienen. Será, por
tanto, imprescindible modificar y reinterpretar el modelo propuesto conforme
al avance de la investigación sobre el tema promueva nuevos estados de
la cuestión.
148
profesor, con el fin de evitar el acceso a la profesión docente de personas
desequilibradas cuya fragilidad les expone tanto a un fracaso cierto en la
relación educativa, como a la posibilidad demultiplicar sus problemas,
produciendo efectos psicológicos negativos sobre sus alumnos ( Marchand,
1956; Coates y Thorensen, 1976; Flanders y Simón, 1969). La importancia
de esta selección cobra particular importancia al haberse deteriorado
notablemente el contexto y las condiciones en que se ejerce la docencia, tal
como hemos visto en los capítulos precedentes, ya que suponen un
aumento de las dificultades a que deben hacer frente los profesores.
149
Amiel-Lebigre (1980) llega a afirmar la existencia de una <<apetencia por
la enseñanza de las personas con problemas psíquicos. Éstas conciben el
oficio como algo tranquilizador, fácil y en línea de su inmadurez afectiva>>
(Pág. 181).
150
En definitiva, los numerosos estudios apuntados coinciden en señalar
la importancia de una selección inicial de posfuturos profesores, basada no
solo en sus capacidades intelectuales, sino también en criterios de
motivaciones y personalidad, para evitar el acceso a la profesión docente
de personalidades frágiles, deseosas de compensar su debilidad
instaurando su dominio sobre seres más débiles e indefensos. La necesidad
de esta selección se justifica -como hemos visto- tanto por el riesgo que
corren estos sujetos de sufrir con mayor rigor las dificultades crecientes de
la profesión enseñante, como por el daño psicológico que pueden multiplicar
entre sus alumnos ( Keith, 1979; Stanton, 1974 y Doyal y Forsyth, 1973).
Ésta selección ya se efectúa en Francia para acceder a las plazas de
educación especial, en lasque los profesores están particularmente
expuestos por las peculiares dificultades que este destino encierra. En
nuestro país Polaino (1985) planteaba recientemente la necesidad de
efectuar dicha selección tras definir << un perfil que tipifique las
características peculiares que debieran presumirse en cualquier candidato
como profesor de educación especial>> (Pág. 72).
En efecto, como señala Gage (1963, Pág. VII), << la conducta del
profesor se considera como un reflejo de su personalidad>>; así los
<<buenos profesores>> se piensa en lo que son no por la forma en la que
actúan sino por lo que personalmente son, ya que se aplica una teoría de
la personalidad que considera a esta como un conjunto de rasgos que
configuran la conducta. Por tanto, estudiando las características de la
personalidad de diferentes educadores que obtienen éxito, y agrupándolas
por afinidades, esperan obtener rasgos de personalidad que configurarían el
retrato-robot del <<buen profesor>> Dicho retrato-robot se utiliza, a
continuación, como el modelo orientador de la formación y selección del
profesorado.
156
Desde esta perspectiva se rompe la relación ansiógena establecida por el
enfoque normativo entre el fracaso del profesor y su supuesta falta de
cualidades para la enseñanza; pues se documenta la posibilidad de que el
profesor posea las cualidades necesarias para obtener éxito, y que la
situación contextual en la que se entabla relaciones con sus alumnos
impida la actuación o reconocimiento de las cualidades que posee
(Sanders y Schawab, 1980).
157
cumplen su modo de comportamiento y las reacciones que produce, y, por
último, caracterizar las condiciones y situaciones en las que un estilo de
actuación determinado tiene sentido, (Grell, 1977).
Para ello seria necesario partir de los estudios realizados sobre los
problemas que más afectan a los profesores debutantes cuando, tras
abandonar las instituciones de formación inicial, se enfrentan con los
problemas reales de la enseñanza. De forma general, podríamos sintetizar
las aportaciones de estos trabajos sobre los profesores debutante
señalando como, todo ellos, coinciden en destacar la falta de preparación
158
de los futuros profesores en el plano relacional y organizativo, constatando
un predominio en su formación inicial de los contenidos cognoscitivos.
159
La nuevas técnicas de formación del profesorado, surgidas de los
enfoques descriptivos, deberían aplicarse sistemáticamente y con la
importancia y dedicación de tiempo que el tema requiere, para afrontar los
principales problemas prácticos que preocupan a los profesores debutantes
y que, en síntesis- según las investigaciones citadas- serían, al menos, los
siguientes:
161
Conclusiones que nos ofrecen los estudios sobre los profesores
debutantes: la primera hacia referencia a la modificación del apoyo del
contexto social – sobre todo de los padres- con respecto a los profesores,
en el sentido de una mayor exigencia sobre la actuación de los profesores,
unida a una falta de acuerdo social con respecto a los objetivos que
deben lograrse en el proceso de enseñanza; lo cual conduce a los
profesores al desconcierto sobre el sentido que deben imprimir a su
actuación (excepto en países como Japón e Israel en los que se mantiene
un mayor nivel de consenso sobre los objetivos y de apoyo del contexto
social al profesor) (Kyriacou, 1981).
162
De nuevo encontramos aquí la impronta de los enfoques normativos.
Durante el periodo se formación inicial –como han constado los estudios
sobre los profesores debutantes- se ha desarrollado una concepción idílica
de la relación educativa en la que, sin dar un mínima indicación sobre como
mover la dinámica de la clase se crean auténticos tabús con respecto al
tema de la disciplina y el castigo. De hecho, en estos temas se opera
creando lo que yo llamo << modelos negativos>> para ello , se parte de la
critica al concepto de disciplina de la llamada educación << tradicional>>,
frecuentemente en términos de caricatura, hasta que el futuro profesor
tiene claro el tipo de relación educativa que no debe reproducir. Pero la
mayor parte de los casos no se profundiza en la creación de nuevos
modelos positivos, mas justos y participativos, para organiza r el trabajo de
la clase. L concepto de disciplina en lugar de asociarse con la idea de
orden y con el esfuerzo por conseguir un orden justo, se asocia con las
idea de represión y castigo.
Desde los primeros días, se abre, por tanto, una crisis en sus
concepciones idealizadas hasta conseguir la articulación de una concepción
de la enseñanza compatible con su práctica cotidiana.
163
Ciertamente no es posible prever en el proceso de formación inicial el
conjunto de situaciones que pueden tener que resolver un profesor en su
trabajo profesional; pero, al menos, es imprescindible una reflexión
profunda sobre el tema que permita a los profesores debutantes tener la
suficiente serenidad como para reflexionar sobre las causas de los
problemas y buscar soluciones más justas y creativas que la de reasumir los
modelos negativos que han criticado en su formación inicial. La
investigación sobre los profesores debutantes coincide en señalar que
existe tal falta de formación en este punto, que ésa es la relación habitual
de la mayor parte de los profesores noveles en cuanto se encuentran con el
primer problema serio de disciplina (Vonk, 1983, Pág. 141; Veeman, 1984,
Pág. 144).
165
-Dificultades para adaptar los contenidos de la enseñanza a niños con
niveles diferentes y una motivación y capacidad de abstracción
heterogéneas.
-Dificultades para contactar con los padres de los alumnos y con los
propios colegas; en parte por la falta de seguridad en si mismo y, además,
por sus prevenciones para reconocer que tiene problemas de enseñanza;
aceptando así públicamente limitaciones poco acordes con el ideal
normativo de profesor que han interiorizado durante el periodo de formación
166
inicial. El proceso egodefensivo conduce a no hablar de las fuentes de
tensión que implicas fallos o deficiencias personales. (bayer, 1984).
167
su papel profesional de enseñantes, frente al modelo universitario con el
que han convivido cinco años tendrá que ser en su trabajo, sobre la marcha,
y por el método de ensayo y error, como la mayor parte de ellos construya
su propia identidad profesional de enseñantes, adecuando su saber y los
contenidos que dominan el trabajo especifico que realizan.
168
En el plano del contexto del contexto social de la enseñanza
169
además, aparece como una nueva fuente de tensión << el miedo a ser
desenmascarado>>.
170
comprobar por uno mismo que la renovación pedagógica existe y produce
materiales escolares y nuevas relaciones entre profesores y alumnos.
Por tanto, para ser frente de forma efectiva al malestar docente, donde
hay que actuar prioritariamente es sobre sus condiciones de trabajo y sobre
el apoyo que el profesor recibe para realizarlo.
171
de la enseñanza como el de las retribuciones materiales y en el
reconocimiento de status que les atribuye. No va a detenerse actuando en
un plano individual. El reto y la respuesta se incluyen en el estudio de
Wangberg: hay que mejorar la enseñanza como puesto de trabajo y como
profesión. Sin embargo, el estudio de Burker (1984) bajo el titulo: Recesión
Económica y Calidad de la Educación: algunas tendencia amenazantes, nos
descubren que las tendencia actuales, bajo la presión de la recensión
económica, no son favorables a esa mejora de la enseñanza como puesto
de trabajo y como profesión que reclama Wangberg.
173
La microenseñanza
como herramienta para
la práctica docente
174
La microenseñanza puede contribuir a la formación de profesionales
que entiendan la práctica docente como una práctica social comprometida
en la construcción permanente del futuro y no como una actividad transitoria
de segunda categoría ante la falta de oportunidades de empleo en las
diversas áreas de conocimiento y actividades productivas. Las
competencias docentes de quienes están a cargo de un grupo de alumnos
de educación básica, bachillerato o universidad podrían fundarse en una
visión crítica-reflexiva que analice no sólo los problemas de la interacción en
el aula, algunos de sus fundamentos teórico-metodológicos y creencias
implícitas sobre el ejercicio de la docencia, sino también, y sobre todo, una
acción transformadora de sus propias prácticas.
175
que todo aquello de lo que un profesor tiene necesidad es de conocer su
cometido, la materia”.
176
actividad frente a otros compañeros, quienes actúan como observadores no
participantes o bien como observadores participantes de la clase.
El análisis crítico tanto del sentir como del hacer y del pensar es
considerado por Jackson como un diálogo profesional, como forma de
comunicación privilegiada entre profesores y aspirantes a profesores que se
acostumbran a aceptar observaciones y a valorar el aprendizaje que se
obtiene de ellas. La capacidad de confrontación de sí mismo es una
competencia docente actualmente considerada como una de las que más
impactan en la vida de los alumnos y en su visión del futuro.
177
4. La Microenseñanza. permite una situación controlada. En la situación
práctica de la Microenseñanza, los factores de tiempo, estudiantes, métodos
de retroalimentación y revisión y muchos otros factores pueden ser
manipulados. Como resultado de todo esto, puede ser logrado un más alto
control en un el programa de entrenamiento.
5. La Microenseñanza amplía grandemente el conocimiento normal de los
resultados y la dimensión de la retroalimentación de la enseñanza.
178
profesional en el campo de la enseñanza. La orientación no es para calificar,
sino para evaluar en el sentido de ayudar al profesor.
a. Comunicación en el aula
179
Figura 2. Algunas reglas de oro de la comunicación en el aula.
I. Fase preactiva
182
disciplinas heterogéneas. Con esto se pretende favorecer la comprensión
de que cada profesor representa sólo una parcela de conocimiento en la
visión de otro maestro y, desde luego, de sus alumnos, especialmente
desde secundaria hasta universidad.
183
consecuencias teórico-prácticas de lo que hacen frente a grupo y sus planes
de acción futuros. La idea de esta fase es favorecer la reflexión mediante el
planteamiento de problemas, preguntas, orientaciones, ofreciendo en
tiempos adecuados la información pertinente, lo que le permite al profesor
seleccionar estrategias de acción para su experiencia de microenseñanza.
184
Cuando la simulación termina se da pie a una retroalimentación al expositor
con ciertas características: descriptiva, específica, oportuna, clara,
verificada, mediadora. Debe estar basada en la guía de observación de la
cual se extraen los datos que sustentan una fortaleza que se reconoce o un
aspecto que debe ser mejorado. En caso de haber una inconsistencia
conceptual de quien expone, los docentes afines a la asignatura se dan a la
tarea de aclarar al plenario el error, en otro momento. No debe perderse el
propósito de la microenseñanza. Se supone que cada maestro debe ser
competente en los contenidos de su asignatura.
185
Después de una ronda de observaciones que puede llevar un par de
semanas, cada observador elabora un informe sobre aquellos aspectos
abordados en las fases anteriores que han sido especialmente susceptibles
de análisis al interior del equipo.
186
desarrollo del sentimiento de capacidad del docente que ha elegido serlo y
de su compromiso.
187
todo ellos con el fin de que el profesor logre una adecuada y eficiente
comunicación oral con sus alumnos.
Uso de los recursos didácticos. Cada recurso didáctico tiene reglas
para que al ser usado sea útil. Cómo escribir en el pizarrón, cómo se
deben dibujar las graficas, cómo utilizar la computadora o el mismo
video, etc.; son puntos que se analizan en ésta variable.
Variación del estimulo. Experimentos psicológicos han demostrado
que si el profesor varía su conducta, puede retener mejor la atención
de sus estudiantes en el salón de clase y favorecer al aprendizaje.
Esta variación en la conducta consiste en la habilidad con que
profesor hace uso de sus técnicas verbales como desplazamientos
del profesor, gestos, variaciones de la interacción, uso de pausas y
silencios, cambios en los canales sensoriales por los que los
alumnos captan el material impartido.
Formulación de preguntas. Generalmente los profesores imparten
sus clases como una simple transmisión de información, sin permitir
a los alumnos participar activamente en la clase. La formulación de
preguntas puede facilitar esta participación. La Microenseñanza
permite al profesor practicar esta habilidad, consistente no sólo en el
uso adecuado de preguntas, sino también en que éstas sean
categoría apropiada, tales como preguntas de sondeo, preguntas
divergentes, etc., Esta habilidad puede ser un útil auxiliar cuando
además, son los alumnos quienes formulan las preguntas.
Control de Disciplina. La disciplina en el salón de clases debe ser
controlada con sistemas comprobados científicamente y no con la
forma tradicional de impartir castigo. La Microenseñanza permite
observar claramente la eficacia de los sistemas de control
disciplinario.
Organización Lógica. El material del curso y sus divisiones,
secciones, temas, tópicos, etc., deben ser distribuidos y ordenados
188
de tal manera que se puedan asimilar por parte de los alumnos. Para
organizar lógicamente el material, es indispensable establecer
objetivos, tanto generales como específicos, y canalizar las
actividades hacia esos fines. El maestro debe proveer marcos de
referencia para el material del curso, que permitan a los alumnos
determinar los alcances y limitaciones de las ideas por tratar.
Integración. Esta habilidad es complementaria de la inducción y
consiste en la forma en que un profesor ayuda a los estudiantes a
percibir una visión de conjunto del nuevo material impartido. Es la
forma en que coordina las ideas principales vertidas en la clase y la
eslabona con el conocimiento anterior. Una buena integración debe
proporcionar al estudiante la sensación de haber completado algo.
189
Nuevos enfoques para
analizar la organización
de los centros escolares
DESCENTRALIZACIÓN Y AUTONOMÍA
191
Un punto clave de la autonomía es dar a los establecimientos
mayores atribuciones para ordenar su funcionamiento y fortalecer las
capacidades de sus recursos humanos para definir y llevar a cabo el
proceso educativo. Para ello es necesario analizar los nuevos campos de
decisión donde esas atribuciones se ejercen.
192
- la selección de objetivos y contenidos específicos, adecuados a los
intereses de su contexto, que se articulan con los contenidos mínimos y
comunes para todo el país y los acordados para la región,
193
de la institución, en la cual juega un papel fundamental el director, cuyo
desempeño afecta la dinámica educativa.
194
escolares, dependiendo de la propuesta de la escuela...» (Mello, l993, págs.
204 y 205).
a) Remuneraciones
«...Al menos una parte de las decisiones sobre las remuneraciones debería
delegarse a las escuelas, como por ejemplo, las jornadas extraordinarias de
trabajo. Otra alternativa importante sería la posibilidad de establecer
estímulos salariales, a partir de niveles mínimos fijados en escalas
homogéneas, que diferenciaran los salarios en base a los resultados. De
este modo, cada escuela tendría derecho a un volumen adicional de
recursos a ser utilizados para pagos extraordinarios de su equipo, a partir
de los resultados de las evaluaciones que indiquen que la escuela está
195
mejorando su desempeño. Este es, sin duda, un tema controvertido, pero no
por eso debemos retirarlo de la agenda de discusión...» (Mello, pág. 207).
196
beneficioso descentralizar los fondos a quien ejecute la obra, ya sean los
municipios o las escuelas.
197
autonomía de la escuela no significa que el presupuesto se transfiere en
especies, sino que ésta tiene el poder de decidir cómo ejecutarlo, aun
cuando una parte permanezca como un crédito al que la escuela tiene
derecho a pesar de estar suministrado por las instancias centrales... Aunque
dicha autonomía financiera no se implante de una vez y completamente,
previendo que habrá etapas y procesos de negociación, considerando
inclusive los plazos para capacitar a las escuelas en esta tarea, el objetivo
final debe ser éste. Sólo en estos términos la autonomía financiera puede
constituir un instrumento de automejoramiento de las escuelas, útil para
perfeccionar su organización interna, obligando al equipo a pensar en el
conjunto de la escuela, en el proyecto, en los objetivos y en las prioridades»
(Mello).
198
escuela. En una publicación reciente, Schiefelbein (1993) estima que «el
tiempo para el aprendizaje a veces se usa muy mal. Un estudio venezolano
sobre la administración de las clases encontró que sólo el 40% del tiempo
destinado a impartir clases era usado efectivamente para la enseñanza. La
mitad del tiempo se pierde... En Chile, entre el 50 y el 64% del tiempo de los
docentes se destina a la enseñanza y un 22 a 29% adicional, a controlar la
disciplina. Casos similares se han detectado en otros países de América
Latina.»
199
aprendizaje es atribución de la escuela, y la utilización de los espacios
áulicos y comunitarios para determinados tipos de aprendizaje será
competencia de los docentes.
200
liderazgo y aceptación de su autoridad será, sin lugar a dudas, una prioridad
para los gobiernos.
201
Iván Núñez señala que el rol profesional implica que el docente tiene
una formación de nivel superior que lo capacita para conectarse
permanentemente con el saber pedagógico acumulado, para diagnosticar
los problemas de aprendizaje de sus alumnos y las necesidades educativas
de su entorno, para recurrir por sí mismo a la recreación o generación de
métodos y técnicas y para la elaboración local del currículum.
La práctica escolar
202
La práctica educativa burocráticamente controlada genera un sistema
de dependencia de los profesionales respecto de las directrices exteriores,
de modo que la respuesta de los docentes pasa por un problema de
ajuste/conflicto con las condiciones establecidas (legales, curriculares,
organizativas), sin demasiadas posibilidades de propuestas originales.
Desde la autonomía de las escuelas, por el contrario, se genera un espacio
responsable de respuestas creativas en la resolución de los problemas, que
hace posible pensar en el desarrollo profesional de los docentes. No se
puede comprender el comportamiento de los maestros y profesores y
favorecer su crecimiento, sin entender que sus funciones profesionales son
respuestas personales a patrones dirigidos no sólo por la cultura, la
sociedad y la política educativa, sino, de forma más inmediata, por las
regulaciones colectivas de la práctica, establecida en las escuelas y
diseminada como una especie de «estilo profesional», que crean lo que es
la cultura profesional como conjunto de rutinas prácticas, de imágenes que
dan sentido a las acciones, de valores de referencia y de racionalización de
la práctica (Gimeno, l992).
203
Tedesco menciona que «trabajos parciales llevados a cabo en
algunos lugares de la Región, coinciden en señalar que un porcentaje
considerable de los docentes que se desempeñan en áreas marginales
participan de esa concepción fatalista acerca de las escasas posibilidades
de aprendizaje por parte de sus alumnos. Estos estudios han puesto de
relieve que la concepción más difundida se basa en la hipótesis según la
cual el éxito escolar depende del esfuerzo que realizan los involucrados en
el proceso de aprendizaje: los docentes, los padres y los alumnos. La
dinámica de estos factores frente a los esfuerzos que cada uno debe
realizar es presentada de tal forma que la víctima se transforma en culpable,
ya que, en última instancia, se termina atribuyendo el fracaso al escaso
esfuerzo que realiza el niño para su éxito escolar. Los docentes tienden a
desplazar las responsabilidades a los padres, a los alumnos y a las
condiciones materiales de vida; los padres lo atribuyen al niño, en algunos
casos, al docente en cuanto persona pero no a la estructura curricular ni a la
organización escolar; el alumno, finalmente, acepta que fracasa porque no
realizó los esfuerzos necesarios o porque no es lo suficientemente capaz
para enfrentar con éxito los requerimientos escolares... « (l987).
204
En el marco del proceso de reconstrucción del rol profesional, una de
las tareas sustantivas a realizar es generar, desde la autonomía de la
escuela, los espacios y tiempos necesarios para desarrollar las capacidades
que le permitan observar la propia práctica: qué hacen, por qué lo hacen,
qué resultados logran; reflexionar críticamente para encontrar las
condiciones de modificarlas hacia formas más eficaces, democráticas y
responsables. La profesionalización del docente implica operar con una
nueva lógica, que basa los procesos de toma de decisiones respecto de qué
se aprende, cómo se enseña y cómo se organiza, en los avances de los
conocimientos científicos y técnicos.
206
sistemáticamente por profesores sobre problemas vinculados con su
práctica docente, con la finalidad de transformarla sobre la base de nuevas
comprensiones y alternativas de racionalidad y acción. Adopta la forma
grupal de trabajo, como situación de aprendizaje de relaciones
democráticas, con firme independencia de sus miembros y sentimientos de
solidaridad. Favorecen un modo de aprender autónomo, convirtiendo las
propias experiencias en ocasiones de aprendizaje y se plantean como un
patrón de organización del trabajo en el interior de las escuelas y en una
propuesta de comunidad de vida entre profesionales de la educación (Vera,
l988).
207
- las actitudes creativas: la originalidad, que presupone una disposición
hacia lo que no es común y rutinario; la valoración autónoma, que implica la
independencia de las influencias sociales y de los valores convencionales; y
el ejercicio de la crítica y el uso productivo de la crítica de otros,
recuperándola y aplicándola, aunque ateniéndose a la propia opinión final,
209
hombres. Esta desconexión entre la escuela y la sociedad explica la
obsolescencia de muchos de los contenidos curriculares y la falta de
aprovechamiento de recursos externos.
210
Calidad de la
Educación
215
La calidad y la gestión administrativa
216
expectativas de calidad tanto específicas (a nivel de los establecimientos
escolares), como en el contexto de la sociedad en relación con las
exigencias de integración educación-sociedad (por ej. en el ámbito laboral) y
de la opinión pública.
217
particularmente, cuando se trata de elevar la calidad de las escuelas
pertenecientes a los sectores pobres de la población.
Se trata, por tanto, que grupos cada vez más numerosos de la sociedad
adquieran una buena formación.
219
a. En este ámbito, un componente de la calidad se refiere principalmente a
la institución escolar. Se ha señalado que la calidad se asocia a la eficacia
de las escuelas en la medida en que éstas son capaces de realizar una
transmisión cultural y simbólica, de desarrollar las competencias personales
y sociales, y de capacitar en los comportamientos socialmente necesarios.
Sin embargo, para que las escuelas puedan tener una oferta y
desarrollar un proceso educativo de calidad es necesario también que los
factores indicados formen parte del ámbito de decisiones de las mismas
escuelas. Algunos investigadores ponen un particular énfasis en el manejo
de algunos recursos financieros por parte de la escuela.
220
El desarrollo del proceso curricular demanda, además, la inversión en
recursos sin los cuales no es posible obtener buenos aprendizajes en niños
y en jóvenes. La enseñanza y el aprendizaje de conocimientos y habilidades
requiere textos, laboratorios, materiales de manipulación, equipos
didácticos.
221
operativa que posee el profesor para producir buenos aprendizajes, sobre
contenidos de calidad y pertinencia para el contexto social y los intereses y
las expectativas individuales.
222
Este tema comienza a tener una mayor relevancia en cuanto a la
calidad, en la medida que los procesos de descentralización han posibilitado
una participación local tanto de las organizaciones comunitarias como de las
familias.
BIBLIOGRAFÍA
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RIVAS, teresita. Microenseñanza en la formación de profesores
trivas[arroba]hum.unrc.edu.ar.
226