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Bases biológicas de la orientación homosexual

En los últimos años se han hecho públicos y formales los debates en torno a la orientación
sexual de las personas. Tanto por la clara necesidad de entender que un porcentaje (si bien
minoritario) de la población tiene orientaciones sexuales distintas a la mayoría, como por
la necesaria reflexión comunitaria respecto a sus derechos y obligaciones.
1. ¿Qué es la orientación sexual?
El término orientación sexual se refiere a la dirección que la atracción sexual tiene en una
persona determinada. Así como la aguja de la brújula se dirige al norte magnético, la
orientación sexual de la persona hace que su atención erótica, es decir, lo que le resulta
excitante, lo que resulta atractivo sexualmente hablando (lo que produce fisiológicamente
los cambios de la respuesta sexual humana caracterizados por deseo, excitación, orgasmo)
se muestre en una dirección en relación al género de las personas que son objeto de
atracción. Así, la atracción erótica por personas que tienen y expresan un género distinto (y
que usualmente corresponde al sexo de la persona) se le denomina orientación
heterosexual.
Cuando la atracción es hacia personas del mismo género expresado (y usualmente, mismo
sexo) que la misma persona se le llama orientación homosexual. Adicionalmente existen
personas en quienes la atracción ocurre con similar intensidad hacia ambos géneros; esta
orientación se denomina bisexual.

1. ¿Cuántas orientaciones sexuales hay?


Entonces, la orientación sexual puede ser heterosexual, homosexual o bisexual.
En los últimos años han surgido distintas variaciones a esta clasificación (vg. UCSB SexInfo,
2018), pero no existe acuerdo entre los científicos en el sentido de que las “nuevas”
orientaciones sexuales sean realmente orientaciones (como la asexualidad –no sentir
atracción sexual por ningún sexo/género-, la pansexualidad -sentir atracción sexual
independientemente del sexo/género o persona-, el arromántico –no sentir atracción
romántica por ninguna persona-). En opinión de estas nuevas etiquetas responden más bien
a la necesidad de identificación; no son propiamente orientaciones sexuales. Sin embargo,
la difusión de estas nuevas identidades se hace con la etiqueta de las orientaciones
sexuales, por lo que los y las jóvenes hacen referencia a ellas con frecuencia e incluso se
identifican con ellas (dada la facilidad de diseminación hoy en día con el internet).

2. Orientación sexual e identidad sexual


La orientación sexual puede o no facilitar la formación de una identidad sexual. Muchos
hombres con orientación homosexual desarrollan una identidad homosexual –más
frecuentemente llamada identidad gay-.
Muchas mujeres desarrollan una identidad homosexual –más frecuentemente llamada
identidad lésbica-. Pero es posible tener una orientación homosexual y no desarrollar una
identidad homosexual. Por eso, a veces se usa la expresión hombres que tienen sexo con
hombres, que incluye a todos los que tienen esa conducta independientemente de si tienen
una identidad homosexual o no.

3 ¿Cómo se organiza la orientación sexual?


La orientación sexual con frecuencia se acompaña de una facilidad de desarrollar vínculos
afectivos con las personas con las que se tiene atracción erótica. Aunque esto es común,
puede haber excepciones. Por tanto, en términos del modelo de los holones sexuales, la
orientación sexual resulta de la integración del erotismo, el género y los vínculos afectivos
organizados de tal forma que la atracción erótica y afectiva es hacia personas del mismo
sexo/género.

4. Orientación sexual e identidad de género


La orientación sexual, como mencionamos arriba, es base para la construcción de una
identidad sexual, pero no es el único componente de esta. El otro componente es la
identidad de género. Es decir, la identidad sexual se conforma habitualmente de la
identidad de género y la orientación sexual integradas a un marco de ideas referentes a la
sexualidad de la persona y que le da un esquema de identificación.
La orientación sexual con frecuencia se acompaña de una facilidad de desarrollar vínculos
afectivos con las personas con las que se tiene atracción erótica.
Ahora bien, es común encontrar personas que piensan que un hombre que tiene una
orientación homosexual en realidad tiene una hombría no bien conformada. Sin embargo,
la realidad contradice esta suposición: la mayoría de los hombres que tienen una identidad
gay se sienten completamente hombres, así como la mayoría de las mujeres que tienen una
identidad lésbica se sienten completamente mujeres.
Cuando hablamos del sentido interno respecto al ser mujer u hombre, nos referimos a la
identidad de género. La identidad de género es independiente de la orientación sexual.

2. ¿Se nace con la orientación sexual o algo sucede en la vida que la determina?
O, dicho de otra manera, ¿la orientación homosexual es algo con lo que se nace o es algo
que se hace? Esta pregunta ha sido objeto de debates durante muchas décadas y hoy en
día, a pesar de que los estudios científicos tienen ya respuestas bastante sólidas y
convincentes, la división de “opiniones” al respecto sigue siendo muy clara.
Y si revisamos la historia de las explicaciones científicas referentes a la homosexualidad,
podemos encontrar el origen de esta división de opiniones. En efecto, hace cosa de 50 años,
las explicaciones científicas sobre el origen de la homosexualidad centraban sus propuestas
en sucesos después del nacimiento: el proceso de identificación con el padre y la madre y
la vivencia de encuentros homosexuales tempranos durante la niñez o la juventud.
Durante los últimos 40 años se han producido avances en la tecnología y la investigación
científica que permiten afirmar que la influencia de los factores psicológicos (es decir, de
cosas que pasan después del nacimiento y que son producto de la interacción con otros) es
relativamente menor que la de los factores de tipo neurobiológico cuya presencia se
determina antes del nacimiento.

Las teorías de origen psicológico


Como se anotó brevemente arriba, hay fundamentalmente dos líneas de teorías sobre el
origen de la homosexualidad (y consecuentemente de la heterosexualidad). Estas teorías se
construyeron oyendo las historias de las personas homosexuales que acudían buscando
ayuda y se pueden resumir así: las que ubican el origen de la homosexualidad en los
procesos de identificación con el padre y la madre y el subsecuente desarrollo del “drama
edípico” y las que proponen que la homosexualidad es resultado de experiencias
homosexuales durante el desarrollo temprano que funcionan (dado el carácter placentero
de la experiencia) como reforzadores y crea así la orientación homosexual.

Siempre hay un culpable con los planteamientos de origen psicológico


Una de las consecuencias del desarrollo de estas ideas es que en cualquiera de los dos casos
siempre existe alguien “que no hizo las cosas bien”, es decir, hay alguien en el crecimiento
que resulta culpable del desarrollo de la orientación homosexual. Así, la culpa es de la
madre sobreprotectora o seductora, el padre ausente o el compañero que en la época de
la adolescencia acompañó a la persona en cuestión en una experiencia erótica. Por esta
razón, la primera reacción de los padres cuando se enteran de la orientación homosexual
de sus hijos o hijas es la culpa: ¿qué hice mal? ¿Quién hizo mal?

La historia parece ser al revés


Hace algunos años, un grupo de investigadores en EE.UU. (Bell, Weinberg & Hammersmith,
1981) se abocó a identificar cuál era la secuencia de experiencias en el desarrollo que
conducía a la orientación homosexual. Comparó las historias de un poco más de 900
personas homosexuales con un poco más de 400 personas heterosexuales. Encontraron
que las experiencias relatadas por las teorías psicológicas aparecían con frecuencia en los
relatos (obtenidos con entrevistas) de las personas homosexuales y no tanto en las personas
heterosexuales. Así, la presencia de padre distante, madre fuerte y sobreprotectora,
aparecían con más frecuencia, así como el relato de experiencias eróticas homosexuales en
la adolescencia y en la infancia. Sin embargo, no fueron estas las diferencias más notables.
Apareció una en particular que después de análisis estadísticos sofisticados (algo llamado
análisis de ruta que se realiza calculando ecuaciones de regresión múltiple en varios pasos
de acuerdo con la secuencia que se determine, en este caso las etapas del desarrollo), esta
variable, denominada no conformidad con la identidad de género en la niñez aparecía
correlacionada con esas experiencias (madre cercana y fuerte, padre frio, experiencias
homosexuales en la infancia y adolescencia). Adicionalmente, el análisis detallado de la
manera como se relacionan las variables permite identificar que la no conformidad es una
variable que parece mediar a las demás, en particular las que tienen que ver con las figuras
parentales. La conclusión de esta investigación es que algo que no está en el desarrollo
posnatal; determina la no conformidad de género en la niñez. A su vez esto hace difícil la
identificación con el padre y genera sobreprotección materna y además antecede a la
aparición de fantasías y experiencias homosexuales. Ese algo debería ser de naturaleza
biológica, es decir, algo con lo que se nace.

Qué sabemos del origen biológico de la orientación sexual

Hoy en día hay una gran cantidad de estudios científicos que señalan factores de tipo
biológico en el desarrollo de la orientación sexual. Aunque aún hay algo de discusión en
algunas esferas académicas, la opinión de los expertos en conducta humana se ha unificado
en el sentido de que existen factores claros de tipo biológico en el desarrollo de las
orientaciones sexuales. Lo que hace difícil esta consideración es el hecho de que no existe
un solo factor o una sola causa, sino que hay una serie de factores que interactúan entre
todos haciendo más probable una orientación sexual que otra, pero ninguno determina al
100 % el resultado del desarrollo. Vamos a revisar en resumen estos conocimientos.

Para presentarlos en forma más ordenada, dividiremos al tipo de factor estudiado en:
factores de herencia y genéticos, diferencias en el sistema nervioso central y el papel de
las hormonas prenatales.
Factores de herencia y genéticos
Los factores heredados se han podido demostrar analizando la frecuencia con la que
aparece la orientación homosexual; en los hombres: alrededor de 4 % en la población
general, mientras que, si se tiene un hermano homosexual, la probabilidad es de 22 %.
(Pillard &Weinrich, 1986). Si se tiene un hermano gemelo monocigótico (con la misma carga
genética) la probabilidad es de 52 %. (Bailey, & Pillard, 1995) y si es hermana monocigótica
48 %. (Bailey, Pillard, Neale, & Agyei, 1993).
La búsqueda de genes ha sido más difícil. Los genes se han buscado usando diversas técnicas
que permiten identificar su ubicación en cromosomas. El primer reporte de este tipo fue en
el cromosoma X (el que se hereda de la madre) (Hamer, Hu, Magnuson & Pattatucci, 1993),
pero otros estudios posteriores no lo corroboraron (Rice, Anderson, Risch, & Ebers, 1999).
Sin embargo, se han reportado áreas de los cromosomas 7, 8 y 10 (Mustanski, Dupree,
Nievergelt, Bocklandt, Schork & Hamer, 2005), y más recientemente 13 y 14 (Sanders A. R.,
Beecham G.W., Guo S., Dawood K., Rieger G., Badner J. A., Gershon E.S., Krishnappa R.S.,
Kolundzija A.B., Duan J., MGS Collaboration, Gejman P.V., Bailey J.M., Martin E.R., 2017).

En síntesis, existe ahora mucha evidencia de la participación de factores genéticos, aunque


ninguno de estos factores aparece como el más determinante o siquiera determinante al
cien por ciento.

Diferencias en el sistema nervioso central


Diversos estudios han mostrado diferencias en la estructura y la función del sistema
nervioso central entre personas heterosexuales y homosexuales.
Las siguientes zonas del cerebro han sido reportadas con diferencias: núcleo
supraquiasmático, más grande en hombres homosexuales (Swaab, & Hofman, 1990). El
tercer núcleo intersticial del hipotálamo (LeVay, 1991) y la comisura anterior (Allen &
Gorski, 1992).
Los estudios más recientes apuntan a diferencias en la forma en que funciona el sistema
nervioso central en relación con las orientaciones sexuales. El cerebro reacciona en forma
distinta a los derivados hormonales masculinos y femeninos dependiendo de la orientación
sexual de la persona: los hombres heterosexuales reaccionan al olor de un derivado
estrogénico (hormona más presente en las mujeres) y las mujeres heterosexuales a un
derivado androgénico (hormona más presente en los hombres). Sin embargo, cuando las
personas son homosexuales la reacción es de acuerdo con su orientación sexual: los
hombres homosexuales reaccionan al olor de un derivado androgénico (hormona más
presente en los hombres) y las mujeres homosexuales a la de un derivado estrogénico
(hormona más presente en las mujeres). (Savic, I., Berglund, H., Gulyas, B., & Roland, P.,
2001; Savic, I., Berglund, H. & Lindstrom, p. 2005).

Las hormonas y el cerebro antes del nacimiento


Durante el desarrollo prenatal, las hormonas sexuales tienen un papel muy importante en
la estructuración del cerebro. Cuando el feto se está desarrollando produce cantidades
elevadas de testosterona lo que ejerce un efecto de organización en el sistema nervioso
central. Ante la ausencia de testosterona, el efecto de organización es diferente. Hay
estudios que relacionan estas modificaciones hormonales antes del nacimiento con el
desarrollo de la orientación sexual. (Fernández-Guasti, 2009).

¿Qué implicaciones tiene el conocimiento de las bases biológicas de la orientación sexual?

Hay una serie de consecuencias que se derivan de la clarificación que la ciencia ha logrado
respecto al origen de la orientación sexual. En primer lugar, la afirmación que
frecuentemente hacen las personas que desarrollan una orientación homosexual en el
sentido de que la orientación sexual no es un asunto de elección, sino un asunto de
descubrimiento interno y aceptación resulta consistente con lo que la ciencia ha
encontrado. La orientación sexual no se elige, es algo que tiene determinantes cuyo origen
está localizado antes del nacimiento.
En segundo lugar, las reacciones de culpabilidad que frecuentemente se encuentran en las
familias en las que uno de sus hijos revela su orientación homosexual resultan infundadas.
No hay culpables en el proceso de surgimiento de la orientación homosexual porque los
determinantes conocidos y comprobados no están sujetos a la voluntad de nadie.
En tercer lugar, algunas personas piensan que al encontrarse diferencias biológicas
correlativas a la orientación sexual, la posibilidad de que se trate de una enfermedad
aumenta. No es así. Más adelante expondremos la situación actual respecto a la
consideración de la orientación homosexual como una enfermedad. Baste decir aquí que
desde el año 1990 la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de su lista
de enfermedades. (World Health Organization, 1990).

¿Por qué dejó de ser una enfermedad la orientación homosexual?


La discusión sobre el asunto de si la orientación homosexual es una enfermedad se llevó a
cabo en la segunda mitad del siglo XX. Se realizaron estudios que mostraron que, cuando se
comparaban poblaciones de personas homosexuales con personas heterosexuales en
circunstancias similares, las pruebas psicológicas diseñadas para encontrar psicopatología
no distinguían entre las dos poblaciones (Hooker, 1957). La discusión continuó durante
varios años, pero finalmente el ambiente de reclamo de los derechos de las personas
homosexuales que surgió en los Estados Unidos facilitó que los datos de estudios científicos
se tradujeran en una modificación de la clasificación psiquiátrica americana en 1974.
(Marmor, 1980). La decisión de la psiquiatría americana fue seguida por la de la
Organización Mundial de la Salud en 1990 (World Health Organization, 1990).

Otra particularidad es que los tratamientos que se diseñaron para modificar la orientación
sexual no son efectivos. La orientación sexual no se puede cambiar como resultado de una
acción externa o como resultado de la decisión del individuo.
Sin embargo, la orientación sexual homosexual no es garantía de salud mental ni salud
general. Pero la investigación ha mostrado que los niveles de salud mental en las personas
con orientación homosexual suelen ser mejores entre mayor apoyo y menor rechazo
familiar hayan experimentado durante su crecimiento. Hay un estudio que por su relevancia
merece mayor mención: el proyecto de aceptación familiar de la Universidad de San
Francisco (Family Acceptance Project , 2009). En uno de sus proyectos de investigación
concluye: Las tasas más altas de rechazo familiar durante la adolescencia se asociaron
significativamente con peores resultados de salud para los adultos jóvenes LGB (lésbico-
gay-bisexuales).
Los adultos jóvenes LGB que informaron niveles más altos de rechazo familiar durante la
adolescencia tenían 8.4 veces más probabilidades de informar haber intentado suicidarse,
5.9 veces más probabilidades de informar altos niveles de depresión, 3.4 veces más
probabilidades de usar drogas ilegales, y 3.4 veces más probabilidades de informar el haber
participado en relaciones sexuales sin protección, en comparación con compañeros de
familias que informaron no tener o niveles bajos de rechazo familiar.
Los hombres latinos informaron el mayor número de reacciones familiares negativas a su
orientación sexual en la adolescencia. (Family Acceptance Proyect, 2009).

Entonces el panorama es más claro hoy en día. La orientación sexual homosexual, por sí
misma, no produce ni se asocia con formas de conducta o emociones propias de la
enfermedad. La orientación homosexual o bisexual es una condición minoritaria, como lo
es la zurdera o como son los extremos de estatura que representan la variabilidad de la
expresión humana, no la expresión de patología.
El rechazo que aún genera la homosexualidad puede, por otro lado, generar condiciones de
desarrollo psicológico que sí se asocian con enfermedad mental y con conductas que ponen
en riesgo la salud general. La conclusión es inevitable: debemos avanzar hacia la integración
y aceptación de las personas con orientaciones sexuales minoritarias.

El desarrollo de la persona con orientación homosexual


Con lo descrito hasta este punto no será difícil deducir que el niño o la niña que crecerán
con una orientación homosexual desde muy pequeños (5-7 años) tienen frecuentemente la
experiencia de no querer adoptar las expectativas de su rol de género que la sociedad les
plantea. Usualmente hacia los años previos a la pubertad o cuando esta se inicia, el niño o
la niña tienen ya una idea muy clara de quién les atrae (ya sea homosexual o
heterosexualmente). Para la adolescencia se van consolidando la conciencia de la propia
orientación sexual y puede consolidarse una identidad homosexual que frecuentemente
queda conformada hacia el final de la adolescencia.
Hoy en día, dado los cambios legales y leyes de antidiscriminación en México y muchos
lugares del mundo, los menores de edad crecen con mayor libertad de comunicación
respecto a su orientación sexual y no es infrecuente que la orientación sexual homosexual
no sea un secreto para el grupo de amigos. Las familias, que pueden o no haber vivido estos
cambios a un ritmo similar, reciben con mayor frecuencia la noticia de la orientación
homosexual de su hija o hijo alrededor de los años de la adolescencia tardía. Resulta obvio
señalar la importancia de estar documentado y actualizado al respecto de este tema. La
falta de conocimientos puede facilitar estrategias como el rechazo o el castigo que en nada
ayudan y pueden hacer más difícil el crecimiento de los menores de edad.

La discriminación a la persona con orientación homosexual hace daño y es ilegal

Las actitudes sociales ante la orientación homosexual y bisexual, así como las personas con
esas identidades se han ido modificando en los últimos años en forma importante. Sin
embargo, este cambio no ha ocurrido en toda la población. Existe un segmento nada
despreciable que mantiene actitudes no aceptantes o de abierto rechazo. Las actitudes
negativas como estas facilitan la discriminación y la violencia. Ambas son ilegales; ambas
reclaman un cambio social.
Las actitudes negativas ante la orientación homosexual se basan muchas veces en ideas
relacionadas con el estigma y no con la realidad. El estigma de los homosexuales es muy
similar a otro que ya casi desaparece: el estigma de la zurdera, ser zurdo curiosamente tiene
un sinónimo como siniestro que también significa izquierdo (opuesto a derecho -correcto-,
bueno) o acto o persona mal intencionada. Los zurdos han sido objeto de discriminación y
estigma durante años a pesar de que no existe dato científico que sustente esa
estigmatización. (Próspero García, 2012).

Discriminación y salud
El rechazo familiar eleva las probabilidades de tener problemas mentales: los adolescentes
con alto grado de rechazo familiar tenían 8.4 veces más probabilidades de informar haber
intentado suicidarse, 5.9 veces más probabilidades de informar altos niveles de depresión,
3.4 veces más probabilidades de usar drogas ilegales, y 3.4 veces más probabilidades de
informar haber participado en relaciones sexuales sin protección (Family Acceptance
Proyect , 2009).
Las personas con orientación homosexual y bisexual, entre otras personas pertenecientes
a la diversidad sexual, corren mayores riesgos para su salud como resultado del estigma y
la discriminación. (Organización Panamericana de la Salud, 2017).

Matrimonio entre personas con orientación homosexual (Matrimonio igualitario)

La discusión sobre la pertinencia del matrimonio entre personas del mismo sexo se ha
hecho muy intensa en los últimos años. Una vez que queda claro que:
En el mundo occidental casi se ha terminado el debate sobre la necesidad de eliminar esta
forma de discriminación, pero, en lo que existe una enorme controversia es en la forma de
lograrlo: mientras que muchos piensan que lo más sencillo es extender el concepto de
matrimonio para incluirlos, otros opinan que eso es inaceptable y que no debería llamarse
matrimonio a las uniones entre personas del mismo sexo.
De cualquier forma, el resultado de las discusiones es que cada vez mayor número de países
en el occidente incluye el matrimonio igualitario en sus legislaciones. En México, el
matrimonio igualitario está legalizado en 9 estados (Ciudad de México, Campeche,
Chihuahua, Colima, Coahuila, Michoacán, Morelos, Nayarit y Quintana Roo), y los restantes
tienen la obligación de respetar los matrimonios celebrados en donde ya está legalizado, y
en ellos se puede lograr el matrimonio igualitario, pero hay que tramitar un amparo.
El caso de la adopción por parejas del mismo sexo

La adopción por parejas del mismo sexo es un tema del que existe aún mayor controversia.
En este tema se ven reflejadas las creencias respecto al origen de la orientación homosexual
y la persistencia de ideas originadas en la ciencia de la primera mitad del siglo pasado suelen
alimentar los temores hacia la posibilidad de adopción por parejas homoparentales, como
se denominan las parejas del mismo sexo que son a su vez padres o madres. Así, la creencia
de que la orientación sexual se imita o es producto de la identificación se traduce en la
creencia de que el resultado de que una pareja homosexual adopte a un hijo será que este
será homosexual porque imitará o se identificará con sus cuidadores. La creencia de que la
homosexualidad es producto de la experiencia homosexual temprana también se traduce
en temores similares. Hemos revisado antes la falta de precisión de esas ideas del pasado.
No obstante, se han realizado investigaciones que terminan por disipar esos temores. Los
Dres. Stacey y Biblarz (2001) revisaron 21 estudios que habían explorado la cuestión de qué
implica la orientación sexual de los padres en los hijos e hijas. En general encontraron que
el desarrollo psicoemocional de los hijos e hijas depende de la calidad de la interacción
familiar y no tanto de la orientación sexual de los integrantes de la familia. El ser educados
por padres o madres con orientación homosexual no se tradujo en consecuencias negativas
en el desarrollo psicológico de los y las menores. Tampoco en mayor incidencia de
orientación homosexual en los hijos que la que se observa en las familias donde algún
miembro es homosexual.

Unos años después el mismo equipo de investigadores (Biblarz & Stacey, 2010) revisó 33
estudios de familias con equipo parental de dos personas y 48 estudios de familias con
padre o madre solteros. El objetivo era evaluar, con los datos de la investigación de familias
reales, qué tan necesaria es la presencia de figuras masculinas, concluyen que, con la
excepción de la capacidad de amamantar, las capacidades parentales no difieren
significativamente entre los géneros. Parece ser que los modelos de masculinidad y
femineidad disponibles en la sociedad son suficientes para el desarrollo de los menores.
Son esos estudios y otros realizados en otros países los que han sustentado las decisiones
legislativas y judiciales al respecto del matrimonio y adopción de parejas con orientación
homosexual.

2. Padres y madres con orientación homosexual


Cuando una persona o una pareja con orientación homosexual aparece en el ámbito
escolar, a pesar de la dificultad que el cambio cultural inconcluso representa, deben de
recibir el mismo trato que las parejas heteroparentales. Toda la sociedad debe trabajar para
este fin.

La discriminación en los ambientes sociales y en particular en el ambiente escolar es de los


temores más frecuentemente citados por las personas con orientación homosexual. Es
responsabilidad de todos construir una sociedad igualitaria e incluyente, en la que los
padres y madres con orientación homosexual no tengan mayores dificultades para el
desarrollo pleno de sus vidas y las de sus hijos e hijas.

Reflexión final a título de conclusión


La orientación sexual es una dimensión del ser humano en la que la variación se expresa.
Como en otras dimensiones, los seres humanos variamos (como la estatura, el color de piel,
el color de los ojos, la dominancia hemisférica del sistema nervioso central, y hasta
cuestiones anatómicas consideradas invariables como el lado en el que el corazón se
acomoda en el tórax). Desde luego la variedad humana incluye la enfermedad, pero en el
caso de la orientación sexual (y el de todos los ejemplos usados arriba), la diferencia no
equivale a enfermedad. La diferencia es expresión de la diversidad y esta es un atributo que
fortalece las sociedades.
Sin embargo, no es conveniente desoír a la parte de la sociedad que piensa distinto y que
considera a la diversidad en la orientación sexual como un peligro personal y social. Si bien
la evidencia apunta a lo contrario, los países más incluyentes a la diversidad gozan de mayor
desarrollo económico, social y personal que los países que mantienen leyes de prohibición
y condena a la diversidad. Pero, como anotamos, desoírlos no es una alternativa inteligente
Más bien hay que establecer el dialogo que permita encontrar el origen de los temores que
usualmente están detrás de las actitudes de rechazo. La mayoría de los temores tienen
orígenes en errores de concepción y son susceptibles de un nuevo entendimiento.

Toda la sociedad tiene una obligación con todos sus miembros. Excluir a un grupo sin que
exista mayor razón que el disgusto sin mayor exploración de su origen es indeseable.
Esperemos que en un futuro próximo estas reflexiones resulten parte de la revisión histórica
y no parte de un presente que reclama acción de todos para lograr una sociedad más justa.

Resumen
El término orientación sexual se refiere a la dirección que la atracción sexual tiene en una
persona determinada. La orientación sexual de la persona hace que su atención erótica se
muestre en una dirección en relación al género de las personas que son objeto de atracción.
La mayoría experimenta atracción erótica por personas que tienen y expresan un género
distinto, pero con algunas la atracción es hacia personas del mismo género expresado. A la
primera se le denomina orientación heterosexual, a la segunda orientación homosexual.
Adicionalmente existen personas en quienes la atracción ocurre con similar intensidad hacia
ambos géneros; esta orientación se denomina bisexual. La orientación sexual puede o no
facilitar la formación de una identidad sexual.
La orientación sexual resulta de la integración del erotismo, el género y los vínculos
afectivos
organizados de tal forma que la atracción erótica y afectiva es hacia personas del mismo
sexo/género. La identidad sexual se conforma habitualmente de la identidad de género y la
orientación sexual.
Ahora bien, cuando se habla del sentido interno respecto al ser hombre o mujer, nos
referimos a la identidad de género, que es independiente de la orientación sexual.
La investigación científica ha permitido afirmar que la influencia de los factores psicológicos
(es decir, de cosas que pasan después del nacimiento y que son producto de la interacción
con otros) en la existencia de orientación homosexual es menor que la de los factores de
tipo neurobiológico cuya presencia se determina antes del nacimiento.

Dentro de dichos factores con los que se nace, se diferencian los factores de herencia y
genéticos, diferencias en el sistema nervioso central y el papel de las hormonas prenatales.
Los factores heredados se han demostrado analizando la frecuencia en la que aparece la
orientación homosexual, y en cuanto a los genes, hay evidencia de la participación de los
mismos mostrando alteraciones en cromosomas 7, 8, 10, 13 y 14.
En cuanto al sistema nervioso central, se han reportado diferencias en las siguientes áreas:
núcleo supraquiasmático (más grande en hombres homosexuales), el tercer núcleo
intersticial del hipotálamo y la comisura anterior. Además, el cerebro reacciona en forma
distinta a los derivados hormonales dependiendo de la orientación homosexual.
En cuanto a las hormonas prenatales, la presencia o ausencia de testosterona durante el
desarrollo del feto tiene un efecto determinante en la organización del sistema nervioso
central.
La importancia de conocer las bases biológicas de la orientación homosexual radica
principalmente en la eliminación del sentimiento de culpa en hijos que revelan su
orientación
homosexual a sus familias. Dicho sentimiento es infundado, no hay culpables en el proceso
del surgimiento de la orientación homosexual. Además, la existencia de bases biológicas se
relaciona con el pensamiento de que la orientación homosexual puede ser una enfermedad,
lo cual no es verdad. La OMS fundamentó esta información eliminando la homosexualidad
de su lista de enfermedades.
Asimismo, se ha demostrado que los niveles de salud mental en personas con orientación
homosexual son mejores entre mayor apoyo y menor rechazo familiar hayan
experimentado.
El niño o niña con orientación homosexual tienen la experiencia de no querer adoptar las
expectativas de su rol de género que la sociedad les plantea desde muy pequeños (5-7
años).
Hacia la adolescencia se va consolidando la conciencia de la propia orientación sexual, y
para el final de esa etapa de crecimiento puede quedar conformada una identidad
homosexual.
La discriminación y la violencia hacia las personas con orientación homosexual, a pesar de
ser actitudes negativas e ilegales, es frecuente en nuestro país. Dichos comportamientos se
basan en ideas relacionadas con el estigma, y pueden llegar a dañar la salud mental de quien
es objeto de ellos.
El matrimonio entre personas del mismo sexo es cada vez más común, y se puede lograr
mientras se entienda que la orientación homosexual no es una elección, no se modifica por
decisión personal o por tratamientos externos y suele acompañarse de deseos amorosos
por la persona del sexo deseado.
Aunado al matrimonio, se ha elevado la frecuencia de adopción por parejas del mismo sexo
y por lo tanto se ha incrementado también la controversia en relación al tema. Uno de los
miedos, sin fundamento, es que el niño o la niña imite los comportamientos que ve en los
padres. En relación a eso, otro de los retos es el trato igualitario de las parejas
homoparentales dentro del contexto escolar de sus hijos.
En conclusión, la orientación sexual es una dimensión del ser humano en la que se expresa
variación, igual que en el color de piel, color de ojos, etc. La diferencia es expresión de la
diversidad y esta es un atributo que fortalece a las sociedades. No debería ser entonces
tolerada la discriminación ante personas con orientación homosexual. Es importante
mencionar que los países más incluyentes a la diversidad gozan de mayor desarrollo
económico, social y personal que los que no lo son.

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Lectura sugerida
Fernández-Guasi, A. (2009). Bases biológicas de la preferencia sexual. México: Revisa
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Universidad Nacional Autónoma de México.

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