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En los últimos años se han hecho públicos y formales los debates en torno a la orientación
sexual de las personas. Tanto por la clara necesidad de entender que un porcentaje (si bien
minoritario) de la población tiene orientaciones sexuales distintas a la mayoría, como por
la necesaria reflexión comunitaria respecto a sus derechos y obligaciones.
1. ¿Qué es la orientación sexual?
El término orientación sexual se refiere a la dirección que la atracción sexual tiene en una
persona determinada. Así como la aguja de la brújula se dirige al norte magnético, la
orientación sexual de la persona hace que su atención erótica, es decir, lo que le resulta
excitante, lo que resulta atractivo sexualmente hablando (lo que produce fisiológicamente
los cambios de la respuesta sexual humana caracterizados por deseo, excitación, orgasmo)
se muestre en una dirección en relación al género de las personas que son objeto de
atracción. Así, la atracción erótica por personas que tienen y expresan un género distinto (y
que usualmente corresponde al sexo de la persona) se le denomina orientación
heterosexual.
Cuando la atracción es hacia personas del mismo género expresado (y usualmente, mismo
sexo) que la misma persona se le llama orientación homosexual. Adicionalmente existen
personas en quienes la atracción ocurre con similar intensidad hacia ambos géneros; esta
orientación se denomina bisexual.
2. ¿Se nace con la orientación sexual o algo sucede en la vida que la determina?
O, dicho de otra manera, ¿la orientación homosexual es algo con lo que se nace o es algo
que se hace? Esta pregunta ha sido objeto de debates durante muchas décadas y hoy en
día, a pesar de que los estudios científicos tienen ya respuestas bastante sólidas y
convincentes, la división de “opiniones” al respecto sigue siendo muy clara.
Y si revisamos la historia de las explicaciones científicas referentes a la homosexualidad,
podemos encontrar el origen de esta división de opiniones. En efecto, hace cosa de 50 años,
las explicaciones científicas sobre el origen de la homosexualidad centraban sus propuestas
en sucesos después del nacimiento: el proceso de identificación con el padre y la madre y
la vivencia de encuentros homosexuales tempranos durante la niñez o la juventud.
Durante los últimos 40 años se han producido avances en la tecnología y la investigación
científica que permiten afirmar que la influencia de los factores psicológicos (es decir, de
cosas que pasan después del nacimiento y que son producto de la interacción con otros) es
relativamente menor que la de los factores de tipo neurobiológico cuya presencia se
determina antes del nacimiento.
Hoy en día hay una gran cantidad de estudios científicos que señalan factores de tipo
biológico en el desarrollo de la orientación sexual. Aunque aún hay algo de discusión en
algunas esferas académicas, la opinión de los expertos en conducta humana se ha unificado
en el sentido de que existen factores claros de tipo biológico en el desarrollo de las
orientaciones sexuales. Lo que hace difícil esta consideración es el hecho de que no existe
un solo factor o una sola causa, sino que hay una serie de factores que interactúan entre
todos haciendo más probable una orientación sexual que otra, pero ninguno determina al
100 % el resultado del desarrollo. Vamos a revisar en resumen estos conocimientos.
Para presentarlos en forma más ordenada, dividiremos al tipo de factor estudiado en:
factores de herencia y genéticos, diferencias en el sistema nervioso central y el papel de
las hormonas prenatales.
Factores de herencia y genéticos
Los factores heredados se han podido demostrar analizando la frecuencia con la que
aparece la orientación homosexual; en los hombres: alrededor de 4 % en la población
general, mientras que, si se tiene un hermano homosexual, la probabilidad es de 22 %.
(Pillard &Weinrich, 1986). Si se tiene un hermano gemelo monocigótico (con la misma carga
genética) la probabilidad es de 52 %. (Bailey, & Pillard, 1995) y si es hermana monocigótica
48 %. (Bailey, Pillard, Neale, & Agyei, 1993).
La búsqueda de genes ha sido más difícil. Los genes se han buscado usando diversas técnicas
que permiten identificar su ubicación en cromosomas. El primer reporte de este tipo fue en
el cromosoma X (el que se hereda de la madre) (Hamer, Hu, Magnuson & Pattatucci, 1993),
pero otros estudios posteriores no lo corroboraron (Rice, Anderson, Risch, & Ebers, 1999).
Sin embargo, se han reportado áreas de los cromosomas 7, 8 y 10 (Mustanski, Dupree,
Nievergelt, Bocklandt, Schork & Hamer, 2005), y más recientemente 13 y 14 (Sanders A. R.,
Beecham G.W., Guo S., Dawood K., Rieger G., Badner J. A., Gershon E.S., Krishnappa R.S.,
Kolundzija A.B., Duan J., MGS Collaboration, Gejman P.V., Bailey J.M., Martin E.R., 2017).
Hay una serie de consecuencias que se derivan de la clarificación que la ciencia ha logrado
respecto al origen de la orientación sexual. En primer lugar, la afirmación que
frecuentemente hacen las personas que desarrollan una orientación homosexual en el
sentido de que la orientación sexual no es un asunto de elección, sino un asunto de
descubrimiento interno y aceptación resulta consistente con lo que la ciencia ha
encontrado. La orientación sexual no se elige, es algo que tiene determinantes cuyo origen
está localizado antes del nacimiento.
En segundo lugar, las reacciones de culpabilidad que frecuentemente se encuentran en las
familias en las que uno de sus hijos revela su orientación homosexual resultan infundadas.
No hay culpables en el proceso de surgimiento de la orientación homosexual porque los
determinantes conocidos y comprobados no están sujetos a la voluntad de nadie.
En tercer lugar, algunas personas piensan que al encontrarse diferencias biológicas
correlativas a la orientación sexual, la posibilidad de que se trate de una enfermedad
aumenta. No es así. Más adelante expondremos la situación actual respecto a la
consideración de la orientación homosexual como una enfermedad. Baste decir aquí que
desde el año 1990 la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de su lista
de enfermedades. (World Health Organization, 1990).
Otra particularidad es que los tratamientos que se diseñaron para modificar la orientación
sexual no son efectivos. La orientación sexual no se puede cambiar como resultado de una
acción externa o como resultado de la decisión del individuo.
Sin embargo, la orientación sexual homosexual no es garantía de salud mental ni salud
general. Pero la investigación ha mostrado que los niveles de salud mental en las personas
con orientación homosexual suelen ser mejores entre mayor apoyo y menor rechazo
familiar hayan experimentado durante su crecimiento. Hay un estudio que por su relevancia
merece mayor mención: el proyecto de aceptación familiar de la Universidad de San
Francisco (Family Acceptance Project , 2009). En uno de sus proyectos de investigación
concluye: Las tasas más altas de rechazo familiar durante la adolescencia se asociaron
significativamente con peores resultados de salud para los adultos jóvenes LGB (lésbico-
gay-bisexuales).
Los adultos jóvenes LGB que informaron niveles más altos de rechazo familiar durante la
adolescencia tenían 8.4 veces más probabilidades de informar haber intentado suicidarse,
5.9 veces más probabilidades de informar altos niveles de depresión, 3.4 veces más
probabilidades de usar drogas ilegales, y 3.4 veces más probabilidades de informar el haber
participado en relaciones sexuales sin protección, en comparación con compañeros de
familias que informaron no tener o niveles bajos de rechazo familiar.
Los hombres latinos informaron el mayor número de reacciones familiares negativas a su
orientación sexual en la adolescencia. (Family Acceptance Proyect, 2009).
Entonces el panorama es más claro hoy en día. La orientación sexual homosexual, por sí
misma, no produce ni se asocia con formas de conducta o emociones propias de la
enfermedad. La orientación homosexual o bisexual es una condición minoritaria, como lo
es la zurdera o como son los extremos de estatura que representan la variabilidad de la
expresión humana, no la expresión de patología.
El rechazo que aún genera la homosexualidad puede, por otro lado, generar condiciones de
desarrollo psicológico que sí se asocian con enfermedad mental y con conductas que ponen
en riesgo la salud general. La conclusión es inevitable: debemos avanzar hacia la integración
y aceptación de las personas con orientaciones sexuales minoritarias.
Las actitudes sociales ante la orientación homosexual y bisexual, así como las personas con
esas identidades se han ido modificando en los últimos años en forma importante. Sin
embargo, este cambio no ha ocurrido en toda la población. Existe un segmento nada
despreciable que mantiene actitudes no aceptantes o de abierto rechazo. Las actitudes
negativas como estas facilitan la discriminación y la violencia. Ambas son ilegales; ambas
reclaman un cambio social.
Las actitudes negativas ante la orientación homosexual se basan muchas veces en ideas
relacionadas con el estigma y no con la realidad. El estigma de los homosexuales es muy
similar a otro que ya casi desaparece: el estigma de la zurdera, ser zurdo curiosamente tiene
un sinónimo como siniestro que también significa izquierdo (opuesto a derecho -correcto-,
bueno) o acto o persona mal intencionada. Los zurdos han sido objeto de discriminación y
estigma durante años a pesar de que no existe dato científico que sustente esa
estigmatización. (Próspero García, 2012).
Discriminación y salud
El rechazo familiar eleva las probabilidades de tener problemas mentales: los adolescentes
con alto grado de rechazo familiar tenían 8.4 veces más probabilidades de informar haber
intentado suicidarse, 5.9 veces más probabilidades de informar altos niveles de depresión,
3.4 veces más probabilidades de usar drogas ilegales, y 3.4 veces más probabilidades de
informar haber participado en relaciones sexuales sin protección (Family Acceptance
Proyect , 2009).
Las personas con orientación homosexual y bisexual, entre otras personas pertenecientes
a la diversidad sexual, corren mayores riesgos para su salud como resultado del estigma y
la discriminación. (Organización Panamericana de la Salud, 2017).
La discusión sobre la pertinencia del matrimonio entre personas del mismo sexo se ha
hecho muy intensa en los últimos años. Una vez que queda claro que:
En el mundo occidental casi se ha terminado el debate sobre la necesidad de eliminar esta
forma de discriminación, pero, en lo que existe una enorme controversia es en la forma de
lograrlo: mientras que muchos piensan que lo más sencillo es extender el concepto de
matrimonio para incluirlos, otros opinan que eso es inaceptable y que no debería llamarse
matrimonio a las uniones entre personas del mismo sexo.
De cualquier forma, el resultado de las discusiones es que cada vez mayor número de países
en el occidente incluye el matrimonio igualitario en sus legislaciones. En México, el
matrimonio igualitario está legalizado en 9 estados (Ciudad de México, Campeche,
Chihuahua, Colima, Coahuila, Michoacán, Morelos, Nayarit y Quintana Roo), y los restantes
tienen la obligación de respetar los matrimonios celebrados en donde ya está legalizado, y
en ellos se puede lograr el matrimonio igualitario, pero hay que tramitar un amparo.
El caso de la adopción por parejas del mismo sexo
La adopción por parejas del mismo sexo es un tema del que existe aún mayor controversia.
En este tema se ven reflejadas las creencias respecto al origen de la orientación homosexual
y la persistencia de ideas originadas en la ciencia de la primera mitad del siglo pasado suelen
alimentar los temores hacia la posibilidad de adopción por parejas homoparentales, como
se denominan las parejas del mismo sexo que son a su vez padres o madres. Así, la creencia
de que la orientación sexual se imita o es producto de la identificación se traduce en la
creencia de que el resultado de que una pareja homosexual adopte a un hijo será que este
será homosexual porque imitará o se identificará con sus cuidadores. La creencia de que la
homosexualidad es producto de la experiencia homosexual temprana también se traduce
en temores similares. Hemos revisado antes la falta de precisión de esas ideas del pasado.
No obstante, se han realizado investigaciones que terminan por disipar esos temores. Los
Dres. Stacey y Biblarz (2001) revisaron 21 estudios que habían explorado la cuestión de qué
implica la orientación sexual de los padres en los hijos e hijas. En general encontraron que
el desarrollo psicoemocional de los hijos e hijas depende de la calidad de la interacción
familiar y no tanto de la orientación sexual de los integrantes de la familia. El ser educados
por padres o madres con orientación homosexual no se tradujo en consecuencias negativas
en el desarrollo psicológico de los y las menores. Tampoco en mayor incidencia de
orientación homosexual en los hijos que la que se observa en las familias donde algún
miembro es homosexual.
Unos años después el mismo equipo de investigadores (Biblarz & Stacey, 2010) revisó 33
estudios de familias con equipo parental de dos personas y 48 estudios de familias con
padre o madre solteros. El objetivo era evaluar, con los datos de la investigación de familias
reales, qué tan necesaria es la presencia de figuras masculinas, concluyen que, con la
excepción de la capacidad de amamantar, las capacidades parentales no difieren
significativamente entre los géneros. Parece ser que los modelos de masculinidad y
femineidad disponibles en la sociedad son suficientes para el desarrollo de los menores.
Son esos estudios y otros realizados en otros países los que han sustentado las decisiones
legislativas y judiciales al respecto del matrimonio y adopción de parejas con orientación
homosexual.
Toda la sociedad tiene una obligación con todos sus miembros. Excluir a un grupo sin que
exista mayor razón que el disgusto sin mayor exploración de su origen es indeseable.
Esperemos que en un futuro próximo estas reflexiones resulten parte de la revisión histórica
y no parte de un presente que reclama acción de todos para lograr una sociedad más justa.
Resumen
El término orientación sexual se refiere a la dirección que la atracción sexual tiene en una
persona determinada. La orientación sexual de la persona hace que su atención erótica se
muestre en una dirección en relación al género de las personas que son objeto de atracción.
La mayoría experimenta atracción erótica por personas que tienen y expresan un género
distinto, pero con algunas la atracción es hacia personas del mismo género expresado. A la
primera se le denomina orientación heterosexual, a la segunda orientación homosexual.
Adicionalmente existen personas en quienes la atracción ocurre con similar intensidad hacia
ambos géneros; esta orientación se denomina bisexual. La orientación sexual puede o no
facilitar la formación de una identidad sexual.
La orientación sexual resulta de la integración del erotismo, el género y los vínculos
afectivos
organizados de tal forma que la atracción erótica y afectiva es hacia personas del mismo
sexo/género. La identidad sexual se conforma habitualmente de la identidad de género y la
orientación sexual.
Ahora bien, cuando se habla del sentido interno respecto al ser hombre o mujer, nos
referimos a la identidad de género, que es independiente de la orientación sexual.
La investigación científica ha permitido afirmar que la influencia de los factores psicológicos
(es decir, de cosas que pasan después del nacimiento y que son producto de la interacción
con otros) en la existencia de orientación homosexual es menor que la de los factores de
tipo neurobiológico cuya presencia se determina antes del nacimiento.
Dentro de dichos factores con los que se nace, se diferencian los factores de herencia y
genéticos, diferencias en el sistema nervioso central y el papel de las hormonas prenatales.
Los factores heredados se han demostrado analizando la frecuencia en la que aparece la
orientación homosexual, y en cuanto a los genes, hay evidencia de la participación de los
mismos mostrando alteraciones en cromosomas 7, 8, 10, 13 y 14.
En cuanto al sistema nervioso central, se han reportado diferencias en las siguientes áreas:
núcleo supraquiasmático (más grande en hombres homosexuales), el tercer núcleo
intersticial del hipotálamo y la comisura anterior. Además, el cerebro reacciona en forma
distinta a los derivados hormonales dependiendo de la orientación homosexual.
En cuanto a las hormonas prenatales, la presencia o ausencia de testosterona durante el
desarrollo del feto tiene un efecto determinante en la organización del sistema nervioso
central.
La importancia de conocer las bases biológicas de la orientación homosexual radica
principalmente en la eliminación del sentimiento de culpa en hijos que revelan su
orientación
homosexual a sus familias. Dicho sentimiento es infundado, no hay culpables en el proceso
del surgimiento de la orientación homosexual. Además, la existencia de bases biológicas se
relaciona con el pensamiento de que la orientación homosexual puede ser una enfermedad,
lo cual no es verdad. La OMS fundamentó esta información eliminando la homosexualidad
de su lista de enfermedades.
Asimismo, se ha demostrado que los niveles de salud mental en personas con orientación
homosexual son mejores entre mayor apoyo y menor rechazo familiar hayan
experimentado.
El niño o niña con orientación homosexual tienen la experiencia de no querer adoptar las
expectativas de su rol de género que la sociedad les plantea desde muy pequeños (5-7
años).
Hacia la adolescencia se va consolidando la conciencia de la propia orientación sexual, y
para el final de esa etapa de crecimiento puede quedar conformada una identidad
homosexual.
La discriminación y la violencia hacia las personas con orientación homosexual, a pesar de
ser actitudes negativas e ilegales, es frecuente en nuestro país. Dichos comportamientos se
basan en ideas relacionadas con el estigma, y pueden llegar a dañar la salud mental de quien
es objeto de ellos.
El matrimonio entre personas del mismo sexo es cada vez más común, y se puede lograr
mientras se entienda que la orientación homosexual no es una elección, no se modifica por
decisión personal o por tratamientos externos y suele acompañarse de deseos amorosos
por la persona del sexo deseado.
Aunado al matrimonio, se ha elevado la frecuencia de adopción por parejas del mismo sexo
y por lo tanto se ha incrementado también la controversia en relación al tema. Uno de los
miedos, sin fundamento, es que el niño o la niña imite los comportamientos que ve en los
padres. En relación a eso, otro de los retos es el trato igualitario de las parejas
homoparentales dentro del contexto escolar de sus hijos.
En conclusión, la orientación sexual es una dimensión del ser humano en la que se expresa
variación, igual que en el color de piel, color de ojos, etc. La diferencia es expresión de la
diversidad y esta es un atributo que fortalece a las sociedades. No debería ser entonces
tolerada la discriminación ante personas con orientación homosexual. Es importante
mencionar que los países más incluyentes a la diversidad gozan de mayor desarrollo
económico, social y personal que los que no lo son.
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Lectura sugerida
Fernández-Guasi, A. (2009). Bases biológicas de la preferencia sexual. México: Revisa
Ciencia.
Universidad Nacional Autónoma de México.