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Gobierno del estado de México

EDITOR

CONSEJO CONSULTIVO DEL BICENTENARIO

DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO

Enrique Peña Nieto

Presidente

Luis Enrique Miranda Nava

Vicepresidente

Alberto Curi Naime

Secretario

César Camacho Quiroz

Coordinador General
Jesuitas
SU EXPRESIÓN MÍSTICA
Y PROFANA
en la nueva españa

colección mayor
Estado de México: Patrimonio de un Pueblo
2011
Enrique Peña Nieto Consuelo Sáizar Guerrero
Gobernador Constitucional Presidenta

Alberto Curi Naime


Secretario de Educación

Consejo Editorial: Alfonso de Maria y Campos Castelló


Luis Enrique Miranda Nava, Alberto Curi Naime, Director General
Raúl Murrieta Cummings, Agustín Gasca Pliego,
David López Gutiérrez. Luis Ignacio Saínz Chávez
Comité Técnico: Secretario Administrativo
Alfonso Sánchez Arteche, José Martínez Pichardo, Rosa Elena Ríos Jasso.
Secretario Técnico: Miguel Ángel Echegaray Zúñiga
Edgar Alfonso Hernández Muñoz. Secretario Técnico

Benito Adolfo Taibo Mahojo


Jesuitas. Su expresión mística y prof’ana en la Nueva España
Coordinador Nacional de Difusión
© Primera edición. Secretaría de Educación del Estado de México

Lourdes Herrasti Maciá


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Cecilia Genel Velasco
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Benjamín Moreno
ISBN: 968-484-655-X (Colección) Subdirector de Administración
ISBN:
Alma Montero Alarcón
© Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal. 2011 Coordinadora de Investigación
Número de autorización del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal
CE: 205/1/22/11

Impreso en México
Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio
o procedimiento, sin la autorización previa del Gobierno del Estado de México, a
través del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal.
Jesuitas
SU EXPRESIÓN MÍSTICA
Y PROFANA
en la nueva españa
Créditos:

Coordinación general Coordinación editorial


Alma Montero Alarcón Blanca Leonor Ocampo
Hugo Ortíz
Investigación iconográfica
Verónica Zaragoza Concepto y coordinación de diseño
Juan Carlos Cué
Vinculación y seguimiento
Ana San Vicente Charles Corrección de estilo
Patricia Ramírez Ángeles
Pies de foto Silvia Martínez García
Alma Montero, María de los Ángeles Ocampo,
Rocío Uribe y Verónica Zaragoza Diseño y diagramación
Irma Bastida Herrera
Asistente Rocío Solis Cuevas
Margarita Camacho
Índice
P r e s e n ta c i o n e s

23

Enrique Peña Nieto

24

Alfonso de Maria y Campos Castelló

26

Alberto Curi Naime

28

Cecilia Genel Velasco

introducción

31

Alma Montero Alarcón


37 59

L a e x pu l s i ó n d e l a C o mp a ñ í a L a i n c u lt u r a c i ó n
d e J e s ú s d e Nu e va E s p a ñ a a e n l a h i s t o r i a j e s u i ta
t r av é s d e s u s i mp r e s o s

Miguel Mathes Emilio Quesada

La expulsión y supresión de la Compañía de Jesús fue una de las maniobras La síntesis de la misionología y la educación jesuita, por no citar la

políticas de la historia; iniciada a menor nivel por Portugal y Francia fue investigación y la acción completa de esta orden, se puede definir en la

seguida por Carlos III de España y sus ministros a nivel mundial. filosofía de la inculturación, que consiste en apropiarse de la cultura ajena,

Por medio de la Pragmática Sanción de 1767, todos los operarios jesuitas en olvidando la propia para sentir y vivir al otro.

los dominios españoles fueron arrancados de sus puestos y enviados al exilio,

con la consecuente confiscación de sus bienes por la Corona. En el “principio y fundamento” de los Ejercicios espirituales se encuentra

contenida la disciplina jesuita, la cual continúa durante la supresión y

Este golpe tendría impacto en todo el mundo hispánico, especialmente en restauración de la Compañía hasta la moderna orden en donde vibra, en boca

los campos educativos y misionales; la Corona española se vio obligada de su entonces general, el padre Pedro Arrupe, al pronunciarse en el Concilio

a justificar sus acciones: además de centenares de miles de páginas Vaticano II, con costos que casi llevaron a la orden a una nueva extinción.

manuscritas apareció una extensa literatura impresa que, al demostrar

exclusivamente los puntos de vista realistas, intentaba desacreditar a los

jesuitas en todas sus actividades.

Esta literatura incluye la real orden, prohibiendo la defensa de la Compañía,

verbalmente y por escrito. Perduraron estos impresos desde 1767, durante la

supresión de los jesuitas por la Santa Sede en 1773, hasta la restitución de la

orden en 1814.
75 97

La predicación L o s E je rc i c i o s esp i r i t u a l es
j e s u i ta y l a a c t i v i d a d c i e n t íf i c a
d e lo s j e s u i ta s

Perla Chinchilla Pawling Alfonso Alfaro

En este artículo se esboza la emergencia de la retórica sacra postridentina y Los colegios jesuíticos como el de Tepotzotlán fueron el centro de una intensa

la función que ésta debía tener según las condiciones sociohistóricas en las actividad intelectual que abarcaba todas las disciplinas, desde la teología

que la reforma católica enfrentó la necesidad de catequizar nuevamente a la hasta las ciencias exactas. Esta labor se veía fecundada por los hallazgos

grey, ante el temor de que más feligreses abandonasen la Iglesia. de los misioneros, situados en primera línea de la investigación geográfica,

naturalista y etnográfica y, en el terreno de la técnica, por las aportaciones de

La predicación se trabaja en relación con la Compañía de Jesús, la cual tuvo los coadjutores, que se ocupaban de los asuntos domésticos y de la gestión de

el encargo especial de recomponer el espacio de la fe católica. Los jesuitas se las haciendas. Esta multiplicidad efervescente tenía, sin embargo, un factor

volvieron expertos predicadores. En el texto se muestra cómo desarrollaron de coherencia e incluso de armonía que no se fundaba en una dirección

incluso subgéneros de sermones, según el auditorio al que habrían planificada ni tampoco en algún sistema rígido de control basado en la

de dirigirse. obediencia, sino en la existencia de un proyecto espiritual específico a la

orden y que todos sus miembros (pastores, científicos, técnicos y artistas)

compartían. Este imán que permitía unir las ciencias, las artes y las labores

de evangelización en un mismo impulso articulado era la experiencia

personal que cada jesuita realizaba por su cuenta, del método de exploración

del mundo interior que había sido propuesto por san Ignacio de Loyola en su

libro de los Ejercicios espirituales.


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L a s c o n g r e g a c i o n e s j e s u i ta s Las misiones de la provincia


en la Ciudad de México d e S a n J o s e ph d e l G r a n
durante la época virreinal N aya r (NUEVO REINO DE TOLEDO)

Alicia Bazarte Martínez Laura Magriñá

Las congregaciones jesuitas tuvieron una fuerte presencia en la sociedad La conquista tardía de los coras y de los tecualmes —habitantes de la sierra

novohispana, especialmente en la ciudad de México; aglutinaron en su seno de El Nayarit— se llevó a cabo mediante una incursión militar en 1721-

a la mayoría de los estudiantes de los colegios de la orden y a sus parientes 1722. En este territorio, los jesuitas desarrollaron una experiencia misionera

más cercanos, quienes, de acuerdo con las recomendaciones de san Ignacio particular con base en un estricto régimen de misión y presidio. Su objetivo,

de Loyola, debían constituirse en los mejores colaboradores de la orden para más que civilizatorio, fue fundamentalmente ideológico, esto es, dirigido a

propagar la devoción de la virgen María y de Jesucristo, así como asumir la extirpación de la idolatría. Su economía era de subsistencia, por lo que

la obligación de efectuar obras de caridad para el bien de la sociedad, en no exportaban excedentes. Se fundaron siete misiones y cuatro visitas. Los

especial atender hospitales y cárceles. jesuitas permanecieron en el Gran Nayar únicamente 45 años, debido a que

en 1767 los sorprendió la expulsión. Sólo Lorenzo de Cavo regresó del exilio.

El culto a las imágenes en las capillas de sus colegios se caracterizó por la

veneración que los congregantes les dispensaron, y a pesar de la expulsión de

los jesuitas, muchas de estas devociones continúan vigentes.


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D e p o e ta a t e ó lo g o : La botica y la enfermería
Manuel Mariano en Tepotzotlán
de Iturriaga, S.J.

Rosa Helena Chinchilla M. María del Carmen Anzures y Bolaños

El exilio en 1767 cambió el destino de muchos escritores, tal es el caso del La botica del Colegio de Tepotzotlán se encuentra ubicada en el primer

poeta Manuel Mariano de Iturriaga, S.J., cuya obra de juventud se relegó al corredor de la entrada, en este lugar ejercieron su oficio de boticarios y

olvido hasta 2006, cuando se reeditó su obra colonial. enfermeros numerosos hermanos coadjutores temporales de la Compañía de

Jesús, uno de ellos el hermano Luis Piñoni, autor de ocho tratados

Iturriaga vivió una vida de 91 años en una época en la que cambiaron de medicina.

radicalmente las actitudes hacia la poesía y la retórica clásica; vivió el fin

del periodo barroco en Hispanoamérica y su vida duró hasta después de las En este lugar existen también, pintados al temple y sobre los lunetos del

guerras napoleónicas en Europa, es decir, el romanticismo tardío. Lo anterior aposento, temas relacionados con santos taumaturgos, además, cuenta con

podría explicar por qué un autor que en principio se dedicó a la retórica anaqueles donde están colocados botámenes y utensilios para la restauración

clásica después siguió el camino de la moral teológica. de la salud.


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Lug a r e s d e r e l i qu i a s : La Biblioteca
l a c a p i l l a d e Lo r e t o d e l a C o mp a ñ í a d e J e s ú s
y el Relicario de San José en Tepotzotlán

Clara Bargellini María de los Ángeles Ocampo Villa

En la Capilla de Loreto de Tepotzotlán se encuentra una reliquia La actual Biblioteca de la Compañía de Jesús en Tepotzotlán se ubica en

extraordinaria: una réplica de la casa de Nazaret, donde María recibió la la planta alta del claustro de los Naranjos, en la misma sala que ocupaba

Anunciación del arcángel Gabriel; es decir, el lugar preciso de la encarnación en 1914, cuando los padres de la Compañía de Jesús abandonaron

de Jesús. Por su parte, el Relicario de san José es un espacio que debe definitivamente el lugar por causa de la Revolución. Se ignora si también

entenderse como complemento de la Capilla de Loreto. Los inventarios en este sitio estuvo durante la época virreinal, debido a los largos periodos

levantados después de la expulsión de los jesuitas en 1767 registran algunas de abandono sufridos por el edificio a raíz de la expulsión de los jesuitas

de las riquezas de estos espacios. de todos los dominios españoles en 1767; sin embargo, es posible suponer

que así haya sido, pues se encuentra en el claustro que estuvo destinado al

estudio, descanso y distracción de los estudiantes.


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L a d e v o c i ó n l au r e ta n a E l r e lo j d e s o l
e n e l c o l e g i o j e s u i ta d e T e p o t z o t l á n, s o n i d o
de Tepotzotlán s i l e n c i o s o d e l t i e mp o

Alma Islas Olivares Olga Mucharraz González

Las obras artísticas de temática lauretana que custodia el Museo Nacional El espacio del actual Museo Nacional del Virreinato alberga entre sus

del Virreinato fueron realizadas, en su mayoría, para los colegios jesuitas de muros silenciosos testimonios de la ciencia de su tiempo que han de ser

Tepotzotlán y representan una muestra importante del papel que asumió el decodificados. El reloj de sol, ubicado en el patio de la cocina, nos remite

arte en la propagación de este culto que, procedente de Europa, alcanzó una a autores, prácticas y pensamientos de los siglos XVII e inicios del XVIII,

gran popularidad por parte de la sociedad novohispana. Con la expulsión que son parte fundamental del desarrollo de la historia de la ciencia; en él se

de la Compañía de Jesús en 1767 la devoción lauretana —al igual que otras vinculan conocimientos astronómicos, matemáticos, hidráulicos, litúrgicos,

eminentemente jesuitas— quedó desarraigada, el culto fue decayendo hagiográficos, bíblicos, entre otros.

paulatinamente y su presencia se limitó a localidades muy específicas, en otros

casos, las características formales e iconográficas originales sufrieron cambios Comprender el tiempo y sus componentes, en el marco exclusivo de una

importantes llegando a modificar y trastocar esta advocación mariana. civilización occidental grecolatina, nos hace olvidar las aportaciones de

pensamiento que, de cercano y oriente medio, llegaron a Europa muchas

veces matizadas. La Compañía de Jesús, con su vocación por los estudios

lingüísticos y científicos de su época, más su referente de creencias,

contribuyó a la formación de una elite “barroca” culta, que muchas veces

pasa inadvertida como tal y que tuvo, en el antes Colegio de Tepotzotlán, un

espacio de vida y pensamiento.


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S a lvat i e r r a Haciendas y otros bienes


en Tepotzotlán t e mp o r a l e s d e l e x c o l e g i o
j e s u i ta d e T e p o t z o t l á n

Gabriel Gómez Padilla María Elisa Velázquez Gutiérrez

En 1695 Kino gana la confianza del nuevo provincial Juan de Palacios, quien Como otros colegios de los jesuitas, el de Tepotzotlán se mantuvo y se

revoca la orden de su predecesor Diego de Almonacir de sacar a Kino de desarrolló gracias a las inversiones de los hijos de Loyola en haciendas y

Sonora; no obstante, destina a Salvatierra —previamente entusiasmado por empresas económicas. A lo largo del periodo virreinal este colegio adquirió

Kino con la California— como maestro de novicios en Tepotzotlán. un importante número de propiedades rurales, lo que lo convirtió en uno

de los más importantes; los rendimientos económicos posibilitaron los

Volvemos los ojos a Ignacio de Loyola en Roma para retomar la narración ambiciosos propósitos religiosos y educativos de la orden, así como el

con Miguel Venegas, quien proporciona sabrosas anécdotas de los novicios desarrollo de obras artísticas en sus colegios y haciendas.

de Salvatierra: sus tres fases de admisión, formación e incorporación de los

candidatos al cuerpo de la Compañía. Francisco Xavier Alegre cuenta cómo

Juan María voló libre por fin a California.

Reflexiones a lo largo del artículo nos ayudan a distinguir la esencia y las

formas del noviciado como institución jesuítica.


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A r qu i t e c t u r a j e s u i ta I n v e n ta r i o
para la formación: d e l a s t e mp o r a l i d a d e s
n o v i c i a d o y ju n i o r a d o e n e l del ex Colegio Noviciado
colegio de Tepotzotlán d e S a n F r a n c i s c o J av i e r

Mónica Martí Cotarelo Alicia Martínez López

La historiografía del Colegio jesuita de Tepotzotlán le ha atribuido a este El rey español Carlos III ordenó en 1767 la expulsión de los jesuitas del

edificio el uso de noviciado, colegio de lenguas y seminario para los hijos de los territorio de la Nueva España, respondiendo a una política de centralización

caciques indígenas de la región. Sin embargo, en el interior de este ejemplo del y a las Reformas Borbónicas, a través del Real Decreto de Extrañamiento de

arte y la arquitectura virreinales funcionó también el juniorado o seminario de los jesuitas y la ejecución de las temporalidades. Para el caso particular del

humanidades. Como fue tradición en la arquitectura jesuita, cada una de esas ex Colegio Noviciado de San Francisco Javier en Tepotzotlán, el inventario de

instancias educativas y formativas contó con espacios asignados para su buen los bienes temporales fue ejecutado a partir del 25 de junio.

funcionamiento dentro de ese complejo arquitectónico.


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L o qu e d e j a r o n at r á s El colegio y noviciado
l o s e x pu l s o s : e d i f i c i o s de Tepotzotlán
d e T e p o t z o t l á n e n 1767. e n 1763
Temas y problemas

Javier Cuesta Hernández Verónica Zaragoza

La arquitectura jesuita en Nueva España ha sido objeto de numerosos y En el ensayo se publica y comenta un documento, localizado en el Archivo

cuidados estudios. El que proponemos ahora no pretende ser un repaso Histórico de la Provincia de México de la Compañía de Jesús, donde se

exhaustivo de las principales edificaciones del colegio y noviciado de informa sobre la situación económica del noviciado de Tepotzotlán en 1763;

San Francisco Xavier en Tepotzotlán, sino un vistazo a algunos de los éste enlista los censos y las “mejoras” realizadas al colegio y a algunas de

problemas sobre la arquitectura del lugar que nos han preocupado en los sus haciendas entre 1757 y 1763, así como el costo de las mismas. Se hace

últimos años. Para ello tomamos como eje los inventarios levantados por referencia a alhajas, ornamentos, pinturas y otras obras, en algunos casos

la Junta de Temporalidades, los cuales forman parte de los documentos conservadas y otros perdidas, que dan idea de los cuantiosos gastos realizados

que resguarda hoy el Archivo Nacional de Chile en su ramo Jesuitas, y el por la Compañía de Jesús en el siglo XVIII con el fin de renovar los espacios

hecho fundamental, estimamos, de que esos edificios fueron una de las del noviciado.

manifestaciones más visibles que dejó atrás la Compañía en el momento de

abandonar el virreinato de Nueva España en el malhadado año de 1767.


411 437

E l d e s t i n o d e l a s r e l i qu i a s D o c um e n t o s s o b r e lo s
y l o s r e l i c a r i o s d e lo s j e s u i ta s n o v o h i s p a n o s
Colegios de Tepotzotlán e x pu l s o s e n e l A r c h i v o
t r a s l a e x pu l s i ó n j e s u i ta N a c i o n a l d e Ch i l e

Gabriela Sánchez Reyes Julio César Montané Martí

Los colegios de la Compañía de Jesús, incluido el de Tepotzotlán, se Tras la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767 fueron incautados sus

distinguieron por tener importantes colecciones de arte, categoría a la que bienes. El gobierno español depositó muchas esperanzas en los beneficios

pertenecen los relicarios. que se obtendrían con estas apropiaciones, por lo que crearon las Juntas de

Temporalidades, las cuales tenían la función de inventariar las propiedades

Para dar cuenta de estos objetos de devoción se hace un recuento de de los jesuitas. En este artículo se mencionan los avatares que pasaron estos

las reliquias registradas en el Libro de Protocolos del Colegio desde 1670; importantes documentos hasta llegar al Archivo Nacional de Chile.

posteriormente, se explica lo ocurrido con ellas tras la expulsión de la orden en

1767 y el proceso de adjudicación al que estuvieron sujetas. En este cambio de

destino, se verá la petición expresa del Cabildo de la Catedral de México para

que dicho tesoro les fuera donado. Por último, se hace la identificación de cinco

reliquias que actualmente forman parte del acervo de la catedral, asignándoles

una tipología específica que permite apreciar sus características formales.


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L a e x pu l s i ó n au t o r e s y c o l a b o r a d o r e s
d e l o s j e s u i ta s d e
Tepotzotlán

495

Alma Montero Alarcón

A través de diversos documentos y registros fotográficos realizados en


índice
México e Italia hemos tratado de reconstruir los sucesos ocurridos en torno

a la expulsión de los jesuitas de Tepotzotlán: la llegada del comisionado real


i c o n o g r áf i c o
y acompañantes a la puerta del colegio; el difícil recorrido hacia Veracruz,

donde algunos de los jóvenes novicios decidieron abandonar la orden; los

peligros de alta mar a bordo de la embarcación San Miguel; la llegada al

destierro en Italia, en donde la mayoría continuó su vida religiosa mientras

otros más se secularizaron y contrajeron matrimonio, y los lugares donde

finalmente fueron enterrados. Lo que presentamos a continuación forma

parte de un estudio mayor que hemos realizado sobre la expulsión y destierro

de los jesuitas de Tepotzotlán.


ara el espíritu de la Biblioteca Mexiquense del Bicentenario, creada con el afán
de difundir y ahondar en la historia y los rasgos que nos definen como mexicanos
y habitantes del Estado de México, resultaba necesario abordar la historia de los jesuitas,
orden religiosa que, entre innumerables aportaciones, promovió en el siglo XVI la apertura de
bibliotecas en la Nueva España –principalmente en el Colegio de Tepotzotlán–, engrosando
así el sincretismo cultural que se gestaba.

Los avances que la Compañía de Jesús consiguió en áreas como la medicina, la construcción,
la ciencia y la ingeniería la llevaron a ser un punto de referencia obligado. Sus construcciones
continúan maravillándonos por su exquisitez y resistencia, al igual que su generosidad para
compartir conocimientos con la población, ayudando por medio del arte, las ciencias, el
estudio y la reflexión a construir hombres novohispanos más sabios y autosuficientes.

A través de 21 estudios exhaustivos elaborados por destacados investigadores, esta obra reúne
información invaluable acerca de la trascendencia que las aportaciones jesuitas representaron,
no sólo para el hoy territorio mexicano, sino para gran parte del mundo.

Sea este libro una celebración de la grandeza jesuita y del desarrollo científico, artístico y
cultural que la orden impulsó desde su arribo a estas tierras. Sin ellos y su sistema educativo,
la educación, tal y como la conocemos, no sería la misma.

Enrique Peña Nieto

23
ras el asombro que provocó la radical diferencia de América, pronto
la intelectualidad de Occidente, especialmente los jesuitas, intentaron
descubrir símbolos morales y religiosos comunes a todos los pueblos; con ello,
pretendían fundar una nueva ecúmene que incluyera vastas comunidades ajenas a las raíces
históricas del viejo continente.

No es sorprendente, por lo tanto, que desde muy temprano los jesuitas buscaran develar una
secreta relación entre las civilizaciones orientales, Europa y las culturas mesoamericanas. Ya el
jesuita Athanasius Kircher imaginaba una oculta comunión entre los jeroglíficos y la simbología
cristiana y pronto se buscaría relacionar –los trabajos de Francisco de Guevara son ejemplo de
ello– esta unión con los “libros de pinturas” de los habitantes de la Nueva España.

La inculturación que propugnaban los jesuitas como parte de su labor misionera suponía una
inmersión en la cultura de la otredad, de tal forma que el misionero recuperara y rescatara
elementos del universo simbólico autóctono y los relacionara con los valores católicos, creando
una idea de comunidad entre el evangelista y el evangelizado. Esta actitud, fundamentada en
una mística, tuvo importantes repercusiones, muchas de ellas aún presentes. Una de las más
evidentes para un instituto de corte antropológico como el nuestro, es que la inculturación
es uno de los fundamentos de la antropología moderna, en particular de la búsqueda de
componentes universales que propugnó el estructuralismo de Claude Levi-Strauss, paradigma
tan fecundo para las disciplinas humanistas de buena parte del siglo XX. Gracias al trabajo
educativo de los jesuitas, el estamento criollo tuvo los elementos necesarios para imaginarse
una identidad que los diferenciara de la metrópoli peninsular, para construir una conciencia

24
americana. Fue precisamente la reivindicación del pasado indígena como patrimonio histórico
lo que permitiría, con los años, legitimar la lucha por una autonomía nacional.

Con la inapreciable colaboración del Gobierno del Estado de México, presentamos este valioso
libro que reúne a los más importantes especialistas en la historia de los jesuitas, a manera de
reconocimiento por el papel que la orden tuvo en la construcción del México independiente.
Además de su labor intelectual como los primeros estudiosos del pasado prehispánico y de su
importancia como promotores de la educación y las artes en la Nueva España.

El lector tiene en sus manos una colección de trabajos eruditos que se dejan leer con la pasión
que domina al investigador en su búsqueda por el dato preciso. Reunión equilibrada, pues,
entre rigor científico y divulgación, este libro es un complemento indispensable no sólo para
entender y disfrutar el monumento que es el Museo Nacional de Virreinato (MNV) y sus
colecciones, sino para conocer los cimentos de nuestra nación.

Alfonso de Maria y Campos

25
os jesuitas se han caracterizado por su destreza intelectual. Su llegada a la
Nueva España en 1572 trajo un gran impulso para la educación, la cual estuvo
siempre acompañada de la labor de evangelización. Idearon, además, un sistema educativo
propio, mismo que se ha vuelto universal: impartieron la enseñanza de acuerdo con la edad de
los estudiantes; así surgió la división de la educación en básica, media y superior.

Cultivaron las artes y las ciencias: letras, retórica, música, filosofía, historia, teología,
matemáticas, física, astronomía, por citar algunas; también fueron agricultores, cocineros,
ganaderos, alfareros, enfermeros y carpinteros. Emilio Quesada afirma en este libro que “no
hay un solo campo […] dentro de la actividad humana ajeno a los jesuitas”. Muchos de los
avances que hoy en día tenemos en la ciencia son gracias a ellos.

En las aulas de sus colegios han estudiado hombres de inteligencia excepcional; eruditos que
por sus conocimientos trascendieron en diversos campos de las ciencias y de las humanidades
y que, en muchos casos, combinaron más de dos disciplinas. Entre ellos destacan Voltaire,
Rousseau, Diderot, Montesquieu, Miguel de Cervantes, Pedro Calderón de la Barca, Carlos
de Sigüenza y Góngora, José de Acosta y Miguel Hernández; entre los mexicanos sobresalen
Francisco Javier Alegre, Diego José Abad y Francisco Javier Clavijero. Mención especial
merecen los padres Eusebio Francisco Kino, Pedro Ortigosa y Juan María de Salvatierra, a
quienes se les menciona de manera particular en esta obra por su relevante participación en
la conformación de provincias jesuitas en México.

26
Otro de sus grandes legados es la creación de las bibliotecas en México. En el siglo XVI,
los jesuitas promovieron la apertura de un espacio en los colegios con los textos necesarios
para la consulta de los alumnos; mediante la difusión del conocimiento pretendían
fomentar la investigación.

Ahora le toca a la Biblioteca Mexiquense del Bicentenario difundir el conocimiento; a través


de este libro busca que los lectores conozcan a estos incansables buscadores de la ciencia y
sembradores del arte con 21 ensayos que reconocidos historiadores del arte e investigadores
han elaborado sobre diversos temas en torno a la orden jesuita.

Esta obra es una invitación para conocer una parte importante de la historia de nuestro
país: la presencia de la orden jesuita en territorio mexicano y su legado a la humanidad.

Alberto Curi Naime

27
ara este museo, presentar un libro dedicado a la Compañía de Jesús, lejos de
ser una obligación, resulta un homenaje indiscutible a quienes nos heredaron el
maravilloso legado material e inmaterial que hoy tiene bajo su tutela el Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH), a resguardo en nuestro muy querido ex Colegio Noviciado
de Tepotzotlán que desde hace 46 años alberga al Museo Nacional del Virreinato y que
recientemente ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), bajo la
categoría de itinerario cultural “Camino Real de Tierra Adentro”.

Si bien es cierto que los jesuitas llegaron inicialmente a la Nueva España para realizar
una labor evangelizadora o de conquista espiritual, como le llaman muchos historiadores,
diversas investigaciones han ratificado que, además, constituyeron una importante fuerza
que revolucionó el pensar y el sentir de todo un pueblo. Arquitectura sustentable, ingeniería
hidráulica, planeación estratégica, administración de bienes, enseñanza básica, media y
superior, o el intercambio comercial e ideológico, son tan sólo ejemplos de los muchos
ámbitos que lograron desarrollar con maestría en éste y otros muchos territorios que les
fueron confiados.

Después de que la investigadora Alma Montero Alarcón, coordinadora del área de


investigación del MNV, diera con una serie de documentos preservados en el Archivo
Nacional de Chile, se propuso realizar una muestra temporal en donde estos archivos
sirvieran de base para recobrar la memoria histórica de los jesuitas de Tepotzotlán que
fueron expulsados en los acontecimientos de 1767. El análisis de estos escritos, para esta

28
administración en particular, supuso dar con datos muy valiosos en cuanto a los inventarios
de obras y bienes de la orden que hemos preservado desde hace más de cuatro décadas.
Esos documentos fueron el hilo conductor de la exhibición y la columna vertebral para el
desarrollo de esta publicación. Tomamos la decisión de que, en lugar de hacer un catálogo
comentado de la exposición, forjaríamos un libro invitando a los grandes especialistas en la
temática para que escribieran acerca de la compañía. El patrimonio del que hoy gozamos y
aprendemos todos dio para realizar una muy rica producción que carece de temporalidad; en
este libro se han podido reflejar pensamientos y reflexiones en torno a cada área técnica y del
conocimiento que fue explorada por los jesuitas. Las que hoy constituyen las bases de una
ideología de la que todos deberíamos aprender y que no necesariamente tiene que observarse
desde la óptica religiosa.

Afortunadamente, encontramos eco en la Biblioteca Mexiquense del Bicentenario y en


todos los especialistas que fueron invitados para crear esta edición. Agradecemos al Consejo
Editorial de la Administración Pública Estatal por impulsar esta propuesta, a los 21 expertos
por compartir sus perspectivas con el lector, a Ana San Vicente por la logística y seguimiento,
y a Héctor Montaño por captar, a través de su lente, la esencia jesuita que se conserva en el
inmueble. Todos aquellos que colaboraron con su esfuerzo y trabajo para la culminación de
este importante proyecto, reciban mi reconocimiento y gratitud absoluta.

Cecilia Genel Velasco

29
introducción

elebramos con entusiasmo la publicación de este libro, en el que


contamos con la afortunada participación de investigadores renombrados
que abordan la temática de la Compañía de Jesús y su relevancia en la
Nueva España y, de manera especial, en Tepotzotlán: antiguo noviciado jesuita y actual
sede del Museo Nacional del Virreinato.

Esta publicación forma parte de un proyecto mayor desarrollado en el marco de


un homenaje a los jesuitas de Tepotzotlán, el cual comprendió la realización de
una exposición temporal de interesantes objetos, procedentes tanto de los acervos
del museo como de otras colecciones. El objetivo principal de esta muestra fue que
los cientos de visitantes que diariamente recorren los pasillos y espacios del actual
museo conocieran la importancia de los jesuitas en su labor educativa, el esplendor
artístico de sus espacios, así como el impacto social y el desarrollo económico que
lograron en la región.

Deseamos agradecer, de manera muy especial, el grato apoyo y asesoría de Miguel


Mathes, Carmen Boone y Emilio Quesada, grandes especialistas en el estudio de la
Compañía de Jesús y que de manera muy entusiasta participaron en la realización de
estos trabajos.

El libro que ahora tenemos en nuestras manos fue espléndido desde su propuesta, ya
que fueron invitados 22 académicos pertenecientes a diversos centros de investigación.
Por fortuna, en su gran mayoría aceptaron participar y gracias a ellos es que ahora

31
tenemos uno de los más sobresalientes compendios, dedicado a profundizar en varios
aspectos la importancia de la Compañía de Jesús en la Nueva España.

El libro presenta 21 textos y se encuentra dividido en dos segmentos fundamentales:


la Compañía de Jesús y los jesuitas de Tepotzotlán. En la primera parte destacan los
trabajos de Miguel Mathes, Laura Magriñá y Rosa Helena Chinchilla en torno a la
expulsión jesuita, así como la posterior supresión de la orden en 1773, revelando datos
interesantes y poco conocidos acerca de las consecuencias derivadas de este hecho. En
esta misma sección es posible ubicar los textos de Emilio Quesada, Perla Chinchilla,
Alicia Bazarte y Alfonso Alfaro, quienes ahondan en la intensa labor de los jesuitas
concentrada en la predicación, la inculturación y las congregaciones, así como en la
importancia que tuvieron las ciencias, las técnicas y las artes vinculadas al servicio de
la evangelización.

En la segunda parte de este libro destacados especialistas abordan la temática vinculada a


la presencia jesuita en Tepotzotlán. Resulta sobresaliente que en este apartado se incluyan
algunos textos realizados por integrantes del museo. Esperamos que esta publicación sea
un aliciente para que continúen con el desarrollo de sus estudios en torno a aspectos poco
estudiados y tan necesarios de ser difundidos.

Para este apartado entregamos a los investigadores los manuscritos que consultamos
en el Archivo Nacional de Chile y que fueron paleografiados por la especialista Flora
Elena Sánchez. Esta información es de enorme importancia, pues incluye datos
valiosos respecto a los inventarios realizados en 1767, cuando los comisionados y la
Guardia Real llegaron a las puertas del antiguo noviciado para proceder con el decreto
de expulsión. Ahora sabemos que una copia digitalizada de todos estos documentos
fue entregada por Miguel Mathes y Carmen Boone al Colegio de Sinaloa en 2002,
con la finalidad de que fueran divulgados y estudiados por el mayor número de
investigadores. Los textos que aquí se presentan tienen ese mismo objetivo y tenemos
la certeza de que tanto esta documentación como la ubicada recientemente en diversos
archivos seguirán siendo motivo de futuras e interesantes investigaciones.

32
En esta sección de la obra se incluyó el artículo “Documentos sobre los jesuitas
novohispanos expulsos en el Archivo Nacional de Chile”, escrito originalmente por el
maestro Julio César Montané, investigador del Instituto Nacional de Antropología e
Historia, para el Boletín del Museo Nacional del Virreinato, el cual constituyó durante
muchos años la única información que las investigadoras de este museo (María Elisa
Velázquez, Mónica Martí, María de los Ángeles Ocampo, Verónica Zaragoza y Alma
Montero) teníamos sobre la existencia del importante documento ubicado en Chile y
que ahora, afortunadamente, se ha dado a conocer.

En esta segunda sección también se presentan interesantes estudios realizados a la luz


del análisis de los documentos del archivo chileno. María del Carmen Anzures y Clara
Bargellini examinan los inventarios de la botica jesuita y del relicario de San José. Por
su parte, Olga Mucharraz González, María Elisa Velázquez Gutiérrez, Mónica Martí
Cotarelo y Javier Cuesta Hernández estudian la arquitectura, aspectos tecnológicos y el
importante desarrollo que lograron las haciendas jesuitas en Tepotzotlán. Asimismo,
Gabriela Sánchez Reyes, María de los Ángeles Ocampo y Alma Islas Olivares ofrecen
interesantes hallazgos en torno a las reliquias que los jesuitas tenían al momento
de la expulsión, así como información de la antigua biblioteca jesuita y el impulso
devocional que dieron a la Virgen de Loreto.

Para conocer aspectos diversos de la vida cotidiana de los jesuitas en Tepotzotlán a


partir de diversas fuentes documentales, Gabriel Gómez Padilla, Alicia Martínez López,
Verónica Zaragoza y Alma Montero Alarcón destacan la situación del noviciado en los
años cercanos a la expulsión y abordan la participación de personajes entrañables en la
historia de Tepotzotlán como Juan María de Salvatierra, rector y maestro de novicios.

Sabemos que fue ardua la labor de los especialistas para desarrollar en 15 cuartillas
investigaciones que deseaban presentar de manera más extensa, dada la cantidad
de información y reflexiones que sobre los temas tenían. Agradecemos en verdad a
todos su paciencia y grata colaboración. Sabemos que este libro cubrirá con creces las
expectativas de conocimiento y disfrute de quienes lo lean y esperamos que contribuya

33
a un necesario y mayor conocimiento de la historia de la Compañía de Jesús, en
especial de los jesuitas que vivieron en Tepotzotlán.

Alma Montero Alarcón

34
L a e x p u ls i ó n
d e l a C o m pa ñ í a d e J es ú s
d e N u e va E s pa ñ a a t rav é s
d e s u s i m p r es o s

Miguel Mathes
La expulsión de la Compañía de Jesús de Nueva España a través de sus impresos

El principio del odio

(Página opuesta) Encabezada por Iñigo de Loyola,          ncabezada por Iñigo de Loyola, la Compañía de Jesús se formó de
la Compañía de Jesús se formó con estudiantes de
         estudiantes universitarios de la Sorbona, cuatro españoles, dos franceses,
la Universidad de la Sorbona en París.
dos italianos y un portugués; el 27 de septiembre de 1540 el grupo recibió la aprobación
del Papa Pablo III, con una ampliación de privilegios por breve del 15 de noviembre de
1549. La Compañía de Jesús fue destinada principalmente al combate del protestantismo
por medio de instrucción académica, aunque muy pronto se extendió a la evangelización
extranjera. Con requisitos académicos exigentes, los novicios jesuitas solían realizar estudios
universitarios en diversas disciplinas además de los campos requeridos de sagrada teología
y filosofía. Debido a estas preparaciones, durante su primer siglo en Europa los jesuitas
comenzaron a dominar los centros educativos a través de la fundación de numerosos
colegios y seminarios, así como ocupación de cátedras en las facultades universitarias. Al
mismo tiempo, establecieron misiones para la conversión y aculturación de los nativos de
tan distintas culturas como las de China, India, Japón, Nueva España, Perú, Brasil, Paraguay
y Siria. Debido a su orientación académica y vida activa, la Compañía de Jesús atrajo a la
juventud de las clases acomodadas y nobles, beneficiando la organización con amplio apoyo
económico y fuertes vínculos políticos.

Para 1679, la Compañía contaba con 17 655 miembros (sacerdotes, hermanos coadjutores,
novicios), de los cuales 7 870 eran sacerdotes ordenados. Las asistencias que incluyeron las
naciones y sus posesiones ultramarinas correspondientes fueron: Alemania (incluyendo los
Países Bajos, islas británicas y el este europeo) tenía 6 713 miembros con 2 780 sacerdotes;
España 3 601 miembros con 1 575 sacerdotes; Italia, 3 115 miembros con 1 423 sacerdotes;
Francia, 2 799 miembros con 1 356 sacerdotes y Portugal, 1 427 miembros con 736 sacerdotes

39
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) El 27 de septiembre de 1540, (Catalogvs Prouinciarum Societatis Iesv, Domorum, Collegiorum,
Loyola recibió la aprobación de la orden de
Residentiarum, Seminariorum, & Missionum, quae in vnaquaque
parte del papa Pablo III con una ampliación de
privilegios por breve del 15 de noviembre de 1549. Provincia numerabantur Anno 1679. Roma: Ignatii de Lazaris, 1679).
Este crecimiento dio lugar a una excepción en las Leyes de Indias
permitiendo la entrada de jesuitas alemanes e italianos como
misioneros en dominios españoles en 1673 (El Padre Sebastian
Izquierdo, Asistente en Roma por las Provincias de España, mandó
al Procurador General de Indias en esta Corte, el año de 1673. dar á
la estampa este Papel. Proponese La Gravissima Obligacion, Que La
Magestad Catolica del Rey de España, y su Real Consejo de Indias
parece que tienen de embiar los mayores numeros de Operarios de la
Compañía de Jesus, que fuere posible, á las Indias Occidentales, para que
se empleen en las Missiones de sus Indios. Madrid: s.i., 1732). Numerosos
jesuitas ya habían contribuido a varios campos académicos (Carlos
Sommervogel, ed. Augustine de Backer y Aloys de Backer. Bibliothèque de
la Compagnie de Jesús. Bibliographie. Province de Belgique, 1890-1900.
9 vols.), habían servido de confesores y asesores de nobles poderosos
y monarcas y sus alumnos se encontraban dentro de todas las
profesiones y puestos.

Tal como se aumentó la influencia de la Compañía de Jesús por


medio de sus destacados colegios, puestos altos y propiedades, se
desarrolló una contracorriente anti-jesuítica entre autoridades
seglares y eclesiásticas, quienes temían una pérdida de control sobre
sus súbditos y otras órdenes religiosas que competían por privilegios
e influencia política y educativa. Otros aspectos de conflicto se
manifestaron en las Américas, donde las misiones en cierto grado
funcionaron fuera de las jurisdicciones civiles y episcopales, y
los encomenderos y mineros codiciaban la mano de obra de los
neófitos así como la riqueza de los terrenos donados a la Compañía,
especialmente en el virreinato de Nueva España.

40
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Los conflictos prolongados

El conflicto de mayor trascendencia, entre la Compañía de Jesús y el obispo de Puebla, Juan


de Palafox y Mendoza, comenzó el 8 de marzo de 1647, cuando éste exigió de los jesuitas
las licencias diocesanas para recibir confesiones y predicar (Nos el Venerable Dean, y Cavildo
Sedevacante de la Santa Iglesia Cathedral desta Civdad de los Angles a todos los fieles cristianos,
de qvalqvier estado, calidad, o condicion qve sean, estantes, y habitantes en esta dicha civdad, y en
las demas partes, y lvgares de dicho Obispado, salvd, y gracia en Nvestro Señor Iesv Christo, &c.
Puebla: s. i., 1647.; Juan de Merlo, Edicto qve se pvblico en la Civad de los Angeles en 6. de Abril
de 1747. Puebla: s. i. 1647.; Alonso Ruiz de Lima, Por el Fisco Ecclesiastico. Declaracion, y prevba
del Edicto qve publico el S. Doctor Ivan de Merlo Canonigo Doctoral, Ivez, Provisor, Official, y
Vicario, General, del Obispado, de la Puebla de los Angeles, por el Ilustrissimo y Reuerendissimo
Señor Don Iuan de Palafox, y Mendoza, Obispo deste Obispado, del Consejo de su Magestad, y
del Real de las Indias, Visitador General, de esta Nueua España: en 8. de Março de 1647. años.
Sobre la obligacion de los Padres de la Compañía, á exhibir licencias, o priuilegios para confessar,
y predicar á Seglares en esta Diocesi. Y la justificacion con que en esto se ha obrado. Puebla: s. i.,
1647). El edicto fue seguido por varios tratados que justificaron la postura y jurisdicción del
obispo y una resolución de 7 de mayo de 1647 refutando las oposiciones y ordenando guardar
las determinaciones episcopales. (Juan Bautista de Herrera. Resolvucion por la iurisdicion
ecclesiastica de la Pvebla de los Angeles, con los Religiosos de la Compañía de Iesus sobre Si pueden
predicar, y confessar á los seglares, mientras no pidieren aprobación. Puebla: s. i., 1647.; Juan de
Vega. Resolvcion. Por el Fisco Ecclesiastico de la Pvebla sobre qve el señor Provisor de la civdad de
los Angeles ni su Prelado, ni ninguno de los Fieles deuen hacer caso de las censuras, y descomuniones,
que se publican por los intrusos Conseruadores, mas que si las proueyeran dos Legos: y que se deuen
guardar las del Señor Prouisor verdadero, y legitimo Iuez, pena de pecado mortal, y de incurrir en las
censuras, con que lo prohibe. Puebla: s. i., 1647).

El edicto de Palafox fue apelado al virrey, conde de Salvatierra, por el padre provincial Pedro
de Velasco el 17 de junio (Propvesta del Provincial de la Compañia de Iesvs. Al Excellentissimo
Señor Conde De Salvatierra Virrey de esta Nueva España, &c. En razon de medios de concordia en
el Pleyto, que se trata entre el Illustrissimo Señor Visitador Obispo de la Puebla de los Angeles, y

42
La expulsión de la Compañía de Jesús de Nueva España a través de sus impresos

la Religion de la Compañía de Iesvs. México: s. i., 1647), y los jueces delegados de la Santa Sede
declararon nulos los decretos del obispo (Resolvcion por el derecho cierto de la Compañía de
Iesvs. En el nombramiento de Ivezes Conservadores Apostolicos Delegados de su Santidad, ivridico,
verdadero, legitimo; por la justificacion de la Causa, de las Personas, del modo de la Eleccion, y vio
de ella. Apoyada con avctoridad. y firmas de las personas mas Doctas, y graues de esta Ciudad de
Mexico. En respvesta de la resolvcion por el Fisco de la Santa Iglesa de la Pvebla. México: s. i., 1647.;
Juan de Paredes. Nos Fr. Ivan de Paredes, Predicador General del Orden de N. P. S. Domingo, Prior
de sv Convento Real de la Cvdad de Mexico, Vicario Provincial en esta de los Angeles, y Fr. Agustin
Godinez, Maestro, Difinidor, y Elector de Capitulo General de dicho Orden, Ivezes Apostolicos
Conservadores de la Compañia de Iesvs, en el negocio, y causa, que se hará mencion, &c. A todos
los vezinos, y moradores, estantes, y habitantes en la Ciudad de Mexico, y todo su Arçobispado,
Eclesiasticos, Regulares, y Seculares, de qualquiera calidad, preeminencia, Dignidad, ó condicion
que sean, salud, y gracia en nuestro Señor Iesu Christo. Puebla: s. i., 1647). Sin embargo, el
pleito continuaba entre Alonso de Rojas, procurador de la Compañía de Jesús y la oficialía
diocesana (Alonso de Rojas. Verdades. Puebla: s. i., 1647.; Respvesta a vn papel de Alonso de
Rojas Procvrador General de la Compañía, que comienza verdades, y satisfacion á sus conclusiones y
que no se debe hacer caso de los autos, y censuras de los intrusos Conseruadores. Por el Fiscal de la
Pvebla de los Angeles. Puebla: s. i., 1647) y el mismo obispo inició la publicación de sus decretos
y argumentos en España el 16 de junio de 1648 (Defensa canonica por la Dignidad del Obispo de
la Puebla de los Angeles, por su jurisdiccion ordinaria, por la avctoridad de svs pvestos. En el pleito
que han movido los Padres de la Compañía de Jesus dela dicha Ciudad sobre no haber querido pedir
las licencias que deben tener y que les ofrecio para Predicar i Confesar en su Obispado. Madrid:
Fernando Ortiz de Valdés, 1648) y presentó su razonamiento al Papa Inocencio X (Epsitola.
Ad Summum Pontificem Innocentium X. Angelopoli VIII. Ianuarij. Anno M. DC. XLVIII. Madrid:
s. i., 1648). Los pleitos palafoxianos continuaron con varias publicaciones de argumentos
eclesiásticos de parte del obispo (Carta que el Illmo. señor Obispo de Puebla, y visitador de la
Nueva-Espáña D. Juan de Palafox, escribió a N. S. el señor Inocencio Decimo, bulgarmente llamada
la Inocencianta, en el año de 1647. Madrid: s. i., 1649.; Pvntos qve el Señor Obispo de la Pvebla de los
Angeles, Don Ivan de Palafox, y Mendoza, dexa encargados, y encomendados a las almas de sv cargo,
al tiempo de partirse destas Provincias, a los Reynos de España. Año de 1649. Puebla: Juan Blanco
de Alcaçar, 1649.; Al Rey Nvestro Señor. Satisfaccion al Memorial de los Religiosos de la Compañía

43
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) De mayor trascendencia, el del nombre de Iesvs de la Nveva-España. Por la dignidad epsicopal de la Publa de los Angeles. Sobre
conflicto entre la Compañía de Jesús y el obispo
la execvcion y obediencia de breue apostolico de Inocencio X. Expedido en su favor a XIIII. De Mayo
de Puebla, Juan de Palafox y Mendoza comenzó
el 8 de marzo de 1647 cuando éste exigió de los de M. DC. XLVIII y pasado repentinamente y mandado executar por el supremo Consejo de Indias.
jesuitas las licencias diocesanas para recibir
En el qual determino su santidad veinte y seis decretos sacramentales y jurisdiccionales, importantes
confesiones y predicar.
al bien de las almas. Puebla: s. i., 1652), en los cuales se inició el empleo del término deprecativo
“Compañía del nombre de Jesús”.

La expulsión de Portugal y Francia

La resistencia de los guaraníes, de las siete reducciones al este del río Uruguay, a su
incorporación a Portugal bajo los términos del tratado de Madrid de 1750 fue atribuida a los
misioneros jesuitas por el ministro portugués Sebastião José de Carvalho e Mello, marqués de
Pombal, y comenzó su expulsión el 6 de junio de 1755 por el decreto de José I para la liberación
de los indígenas del Gran Pará y Marañón y el establecimiento de gobierno temporal (Dom
Joseph por Graça de Deos Rey de Portugal, e dos Algarves dáquem, e dálem mar em Africa, Senhor
de Guiné, e da Conquista, navegaçaõ, e commercio de Ethiopia, Arabia, Persia, e da India, &c. Lisboa,
a sete de Junho de mil setecentos sincoenta e sinco. Rey. Sebastiaõ Joseph de Carvalho e Mello. Alvará
com força de Ley, por que V. Magestade ha por bem renovar a inteira, e involavel observancia da Ley
de doze de Setembro de mil seiscentos sincoenta e tres, em quanto nella se estabeleceo, que os Indios
do Graõ Pará, e Maranhaõ sejaõ governados no temporal pelos Gobernadorres, Ministros, e pelos
seus principaes, e Justiças seculares, com inhibiçaõ das administrações dos Regulares, derogando
todas as Leys, Regimentos, Ordens, e Disposiçoens contrarias. Lisboa: s.i., 1755), y el proceso fue
terminado el 3 de septiembre de 1759 con el decreto real de desnaturalización, proscripción
y exterminación por acusaciones del estorbo del tratado de límites, el intento clandestino de
usurpar el poder en Brasil y la corrupción de los miembros de la “Companhia denominada
de Jesu”, bajo pena de muerte si intentasen regresar a los dominios, la confiscación de sus
bienes, la prohibición de correspondencia verbal o en escrito y la opción de renuncio por
los portugueses que no habían profesado solemnemente para poder permanecerse en su
patria (Dom Joseph por Graça de Deos Rey de Portugal... Faço saber que havendo sido infatigaveis
a constantissima benignidade, e a Religiosissima Clemencia, com que desde o tempo em que as

44
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

opperçoens que se praticáraõ para a execuçaõ do Tratado de Limites das Conquistas... Lisboa, 3 de
Septembro de 1759).

De menor impacto en el mundo hispanoamericano que la política portuguesa, Francia


también inició una política anti-jesuítica bajo Luis XV. Hostil hacia la Iglesia, esta fue
promovida por el jansenismo, el galicismo, críticas de acumulación de riqueza por los jesuitas
y de los llamados ritos chinos y malabares (acomodos utilizados para lograr la conversión en
China y la India) opuestos por los franciscanos y dominicos, diferencias con otras órdenes
y el clero secular, la ocupación de puestos influyentes administrativos y de confesores y una
tendencia al laxismo, todos combinados con el secularismo de la Ilustración, el regalismo y el
episcopalismo. Por otra parte, la exposición del comercio ilegítimo de los jesuitas en Martinica
y las acciones del marqués de Pombal también dieron apoyo a estas corrientes. Por ello, el 6
de agosto de 1762 el ministro Etienne de Choiseul, duque de Choiseul, decretó la supresión
de las casas de la Compañía y la expulsión de los moradores. Éste fue seguido por el rey Luis
XV en noviembre de 1764, al emitir el edicto de la disolución de la Compañía, permitiendo
la permanencia de los jesuitas solamente como individuos bajo los obispos y ordenando la
subasta de sus bienes y la ocupación de sus colegios. La unión de Francia con Portugal en el
movimiento anti-jesuítico fácilmente dio ímpetu a sus adherentes en España.

LA EXPULSIÓN DE LOS DOMINIOS ESPAÑOLES

Unas restricciones generales decretadas por el rey Carlos III prohibiendo la crítica del
gobierno el 18 de septiembre de 1766 (Real Cedula de Su Magestad sobre que los Eclesiasticos
Seculares y Regulares se abstengan de declamaciones, y murmuraciones contra el Gobierno;
guardando los Prelados, para impedirlo, lo dispuesto en consecuencia de la Ley de el Reyno inserta.
Madrid: Antonio Sanz, 1766) y la abrogación de las exenciones del pago de diezmos del 4 de
diciembre del mismo año (Real Cedula de Su Magestad, en que declara nulo, de ningun valor, ni
efecto el Decreto de Transaccion expedido en el año de 1750. en el Pleyto de Diezmos con los Colegios,
y Casas de la Compañía de Jesus, reponiendo á las Santas Iglesias de todos los Dominios de la Indias,
á la Real Hacienda, y demás interesados en la posesion de cobrar el Diezmo entero de diez uno de

46
La expulsión de la Compañía de Jesús de Nueva España a través de sus impresos

todos los frutos de las haciendas, ranchos, y ingenios de las referidas Casas, y Colegios, como lo
debian ejecutar en virtud de las Sentencias, y Ejecutoria que se expresa del año de 1662. Madrid:
Imprenta Real de la Gazeta, 1766) reflejaron el pensamiento de la corona y los ministros. Estos
presagios culminaron en la redacción por el rey y su ministro, el conde de Aranda (Pedro
Pablo Abarca y Bolea), del Real Decreto del 27 de febrero de 1767 extrañando la Compañía
de Jesús de los dominios de su majestad católica, el cual permaneció sin promulgar hasta que
otros decretos fueron redactados con la finalidad de conseguir una expulsión absoluta y total
y la prevención de reacciones violentas (Colección del Real Decreto De 27. de Febrero de 1767. Para
la Egecucion del Estrañamiento de los Regulares de la Compañía, cometido por S. M. al Excmo. Señor
Conde de Aranda, como Presidente del Consejo: de las Instrucciones, y Ordenes succesivas dadas por
S. E. ene l cumplimiento; y de la Real Pragmática Sancion de 27. de Marzo, en fuerza de Ley, para
su observancia. Madrid: Imprenta de la Real Gazeta, 1767). La metodología de la expulsión,
dictada el 1 de marzo, requería el mantenimiento de secreto absoluto, la reunión de la
comunidad entera con la llamada a la reunión de jesuitas cercanos, el embargo inmediato de
todos los archivos, libros y bibliotecas, la confiscación de bienes y la separación de los novicios
que no habían tomado votos para que declarasen sus intenciones de seguir o no dentro de la
Compañía. Todos los jesuitas debían salir para casas interinas, bajo escolta militar, dentro de
veinticuatro horas, reteniendo su ropa, tabaco, chocolate, utensilios y libros de devoción y de
allí ser transportados a depósitos interinos en los puertos de embarcación. Los enfermos y
viejos podían quedarse hasta que se haga determinación de su condición. Debían sustituirse
a los maestros, y los jesuitas procedentes de las Indias debían ser embarcados para el
puerto de Santa María donde estarían encarcelados. Se nombrarían gobernadores interinos
encargados del arresto de los misioneros y su expulsión de las misiones donde serían
reemplazados por el clero diocesano. (Instrucción de lo que deberan executar los Comisionados
para el Estrañamiento, y ocupacion de bienes, y haciendas de los Jesuítas en estos Reynos de
España é Islas adjacentes, en conformidad de los resuelto por S. M. Madrid, primero de Marzo
de mil setecientos sesenta y siete).

El decreto clave fue firmado por Carlos III en El Pardo, el 2 de abril de 1767, ordenando el
extrañamiento de sus dominios de los regulares de la Compañía, sacerdotes, coadjutores,
legos y los novicios que quieren seguir bajo la Real Cédula del 27 de febrero anterior. Solicita

47
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) Carlos III emitió el Real la colaboración de otras órdenes religiosas y el clero secular y ordena la ocupación de los
Decreto del 27 de febrero de 1767 que expulsaba
bienes de los jesuitas, con el pago de renta de mantenimiento vitalicio tomado de los bienes
a la Compañía de Jesús de los dominios de su
majestad católica. confiscados de 100 pesos a los sacerdotes y 90 pesos a los legos españoles, exceptuando a
los “Jesuitas extrangeros, que indebidamente existen en mis Dominios” (así abrogando las
excepciones decretadas anteriormente) y los novicios. La pensión cesaría si se manifiesta
resentimiento a la corte por palabras o en escrito o si se defiende la Compañía. Los jesuitas
fueron prohibidos volver “jamás” a los dominios, auque sean seculares o de otra orden y
ningún vasallo podría solicitar entrada a la Compañía. Queda prohibida toda correspondencia
con los jesuitas y ordena el silencio sobre el asunto en todos escritos y declamaciones,
prohibiendo la escritura, impresión o distribución de obras que tratan la expulsión
(Pragmatica Sancion de Su Magestad en Fuerza de Ley para el Estrañamiento de Estos Reynos á los
Regulares de la Compañía, ocupacion de sus Temporalidades, y prohibicion de su reestablecimiento
en tiempo alguno, con las demás precauciones que expresa. Madrid: Imprenta Real de la Gazeta,
1767). Nueve días después se emitió una instrucción firmada por el conde de Aranda
requiriendo la promulgación de la Pragmática Sanción y la detención de los jesuitas que se
encontraron en tránsito (Don Carlos por la Gracia de Dios... A todos los Jueces Comisionados por
el Conde de Aranda, Presidente de nuestro Consejo, á cuya Direccion existen las Cajas, ó Depósitos
en que se hallan los Regulares de la Compañía, para ser conducidos, y embarcados al Estado
Pontificio, consiguiente á su Estrañamiento de estos Reynos; Dada en la Villa de Madrid á once dias
del mes de Abril de mil setecientos sesenta y siete).

Los decretos llegaron a la ciudad de México donde el virrey, Carlos Francisco de Croix,
marqués de Croix, recibió las cédulas de la expulsión el 24 de junio y mandó su impresión
por el presbítero Joseph Bernardo de Hogal bajo la pena de muerte si divulgaba el contenido
antes de la promulgación, la cual se efectuó en un bando el día siguiente (Don Carlos Francisco
de Croix, Marques de Croix... Hago saber á todos los habitantes de este Imperio... México: s.
i., 1767). En el obispado de Oaxaca, el obispo Miguel Anselmo Álvarez de Abreu exhortó
sumisión, obediencia y respeto a la corona y la tranquilidad pública sobre la expulsión el
10 de octubre (D. Miguel Anselmo Alvarez de Abreu y Valdez por la Gracia de Dios y de la Santa
Sede Apostolica Obispo de Antequera en el Valle de Oaxaca, del Consejo de Su Mag. &c. A todos los
Curas, Tenientes, Capellanes y demas Eclesiasticos nuestros Amados Subditos, estantes y habitantes

48
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

en este nuestro Obispado, Salud en Nuestro Señor Jesu-Cristo que es la verdadera salud. Puebla: s.
i., 1767; reimpreso en 1770) y su colega, el obispo de Puebla, Francisco Fabián y Fuero, declaró
lo mismo en su diócesis el 28 del mismo mes (Carta pastoral del Illmo. Sr. D. Francisco Fabian
y Fuero Obispo de la Puebla de los Angeles, del Consejo de Su Magestad &c. Puebla: s. i., 1767.;
Francisco Fabián y Fuero. Carta pastoral del Illmo. Sr. D. Francisco Fabian y Fuero Obispo de la
Puebla de los Angeles, del Consejo de Su Magestad &c. Puebla: s. i., 1767. Madrid: Imprenta Real
de la Gazeta, 1768). Las noticias llegaron a Guatemala donde su obispo, Pedro Cortés y Larraz
prohibió la comunicación con los jesuitas en enero de 1768 (Carta pastoral del Arzobispo de
Goathemala á sus amados subditos, sobre la observancia de la Real Pragmatica sancion en fuerza de
Ley, dada en el Pardo á cinco de Abril de mil setecientos setenta y siete. Guatemala: s. i., 1768).

Ya efectuado lo fundamental para alcanzar sus fines, Carlos III continuó la emisión de
decretos detallando los medios de expulsión y cerrando lagunas legales. El 8 de octubre de

50
La expulsión de la Compañía de Jesús de Nueva España a través de sus impresos

1767 prohibió de nuevo el regreso de los jesuitas a sus dominios, aunque pasen a otra orden,
sin permiso especial, citando que algunos habían regresado por Gerona y Barcelona. En caso
de desobediencia del decreto, aunque se hayan librado de votos, a los legos se fija la pena de
muerte y a los sacerdotes condena perpetua, con justicia sin dilatación y procesos inmediatos,
requiriendo vigilancia de todos los vasallos (Real Cedula de Su Magestad a consulta del Consejo,
que fixa las penas contra los que han sido Regulares de la Compañía en estos Reynos, y vuelvan
á ellos, aunque so color de estár dimitidos, en contravencion de la Pragmática-Sancion de dos de
Abril de este año; y contra los que les auxiliaren, ó que sabiendolo no dieren cuenta á las Justicias,
con lo demas que dispone para asegurar el puntual cumplimiento. Madrid: Antonio Sanz, 1767).
Cerrando el año, se publicó una recopilación de los decretos del 27 de febrero y 2 de abril, así
como las instrucciones del conde de Aranda para su ejecución, el mantenimiento de secreto,
el secuestro de bienes, el arresto incomunicado, uso de personas seculares y tropas para
efectuar los reglamentos, el encarcelamiento en puertos, y listas de casas, colegios y misiones.
Se incluye la cédula para aplicación en las Indias del 5 de abril y cédulas para su ejecución, el
secuestro de bienes, levantamiento de inventarios y censos, nombramiento de depositarios y
comisionados, el cobro de diezmos de haciendas, la creación de la burocracia administrativa,
la administración de hospitales y boticas, y la enseñanza con la reintegración de maestros,
prohibiendo la enseñanza de tiranicidio, suspendiendo pleitos de la Compañía y exhortando
al mantenimiento de orden por el clero secular (Colección General de las Providencias Hasta
Aquí Tomadas por el Gobierno sobre el estrañamiento y coupacion de temporalidades de los
Regulares de la Compañía, que existian en los Dominios de S. M. de España, Indias, e Islas Filipinas
á consegüencia del Real Decreto de 27 de Febrero, y Pragmática-Sancion de 2 de Abril de este Año.
3 vols. Madrid: Imprenta Real de la Gazeta, 1767. México: Herederos de Doña María Ribera,
1768. Parte primera: 1767, 43 documentos en 104 páginas).

Al entrar el año 1768, aparecieron decretos relacionados con las repercusiones de la


expulsión. El 28 de julio en Puebla, Fabián y Fuero ordenó el cumplimiento de la Real
Cédula del 19 de marzo condenando anuncios del próximo regreso de la Compañía (Nos Don
Francisco Fabian y fuero por la divina gracia, y de la Santa Sede Apostolica Obispo de la Puebla
de los Angelesdel Consejo de Su Mag. &c. A las Reverendas Madres Preladas, á cada una de todas
Religiosas de nuestra Jurisdiccion, y á sus Confesores, y Directores Espirituales Salud en nuestro
Señor Jesu-Christo. Puebla: s. i., 1768) y casi terminada la expulsión física de los jesuitas, la
Corona procedió con la reorganización de las instituciones que pertenecieron a la Compañía

51
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

bajo una cédula del 14 de agosto en la cual se citan precedentes y derechos reales para
decretar el establecimiento de seminarios diocesanos en las casas y los colegios y el traslado
de los templos a la autoridad diocesana. La enseñanza debía continuar en los mismos
edificios, como en los seminarios de misiones en las Indias, y las rentas de la Compañía
deben aplicarse a su mantenimiento así como a la enseñanza de niños y el mantenimiento de
hospicios, hospitales, orfanatorios y asilos (Real Cedula de Su Magestad, y Señores del Consejo
en el Extraordinario, en que consiguiente á lo resuelto, á consultas del mismo, con asistencia de los
Señores Prelados, que tienen asiento y voz en él, declara S. M. devuelto á su disposicion, como Rey
y suprema Cabeza del Estado, el dominio de los bienes ocupados á los Regulares de la Compañía
estrañados de estos Reynos, los de Indias, é Islas adjacentes; y pertenecer á S. M. la proteccion
inmediata de los píos Establecimientos, á que se sirve destinarlos, conforme á las reglas directivas
que se expresan. Madrid: Imprenta Real de la Gazeta, 1768).

En Puebla el 25 de abril de 1769, Fabián y Fuero proclamó la cédula del 12 de agosto de 1768
extinguiendo las cátedras ocupadas por los jesuitas (Nos Don Francisco Fabian y Fuero por la
divina gracia y de la Santa Sede Apostolica Obispo de la Puebla de los Angeles, del Consejo de Su
Magestad &c. De acuerto del Real y Supremo Consejo de las Indias se Nos ha remitido una Cedula.
Puebla: s. i., 1769.) y Álvarez de Abreu en Oaxaca el 12 de mayo de 1769 reiteró la condenación
de la doctrina llamada jesuítica (Nos el Dr. Dn. Miguel Anselmo Alavarez de Abreu y Valdez, por la
Dina Gracia y de la Santa Sede Aportolica Obispo de Antequera, en el Valle de Oaxaca, del Consejo
de Su Magd. &c. Sin embargo de haver dado el mas pronto obedecimiento al Superior Orden de
Nuestro Soberano. Puebla: s. i., 1769).

Para administrar la ocupación y disposición de las temporalidades ex jesuitas y coordinar


los contratos de arrendamiento y compra-venta, el 8 de noviembre de 1769 el rey decretó
la creación de juntas provinciales y municipales (Real Cedula a Consulta de los Señores del
Consejo en el Extraordinario, por la qual S. M. prescribe á las Juntas Provinciales y Municipales
el último término para la venta de Bienes, pertenecientes á las Temporalidades de los Regulares de
la Compañía, en cumplimiento de la anterior de veinte y siete de Marzo de éste año; y asegura la
perpetuidad de estos contratos bajo la fé y palabra Real. Madrid: Imprenta Real de la Gazeta,
1769). La divulgación de las numerosas cédulas e instrucciones, así como pruebas de sedición

52
La expulsión de la Compañía de Jesús de Nueva España a través de sus impresos

y obstinación desde 1767 a 1769, como intentos de causar disturbios desde Italia, continuó
en una segunda parte de la recopilación del año anterior. Además de la disposición de los
templos, seminarios, casas caritativas, obras de arte y libros, se ordenó el reemplazo de las
armas de la Compañía con las reales en los edificios. Una tercera parte, cubriendo los decretos
de 1768 y 1769, trata el consejo extraordinario bajo el conde de Aranda con trece miembros,
consejeros reales y obispos, en España y las juntas superiores de ultramar bajo los virreyes,
capitanes generales y gobernadores, formados para la disposición de bienes inmuebles bajo
orden del 9 de julio de 1769 (Colección General de las Providencias Hasta Aquí Tomadas por el
Gobierno sobre el estrañamiento y coupacion de temporalidades de los Regulares de la Compañía,
que existian en los Dominios de S. M. de España, Indias, e Islas Filipinas á consegüencia del Real
Decreto de 27 de Febrero, y Pragmática-Sancion de 2 de Abril de este Año. Madrid: Imprenta Real
de la Gazeta, 1769. Parte segunda: 1769- 16 documentos en 91 págs.; Parte tercera: 1768-1769, 15
documentos en 135 páginas).

Continuaban las repercusiones de la expulsión en los dominios españoles, principalmente


sobre ventas, arrendamientos y disposición de bienes inmuebles y muebles, con la
contabilidad correspondiente. En Nueva España el 12 de septiembre de 1770 salió una
recopilación de cédulas (Reales cedulas que para la precisa instrucción de los Comisionados
Que en este Reyno han de entender en las ventas de las Haciendas ocupadas a los Regulares de
la Compañía, se mandaron reimprimir de orden del Excmo. Señor Marques de Croix Virrey,
Governador, y Capitan General de los Reales Exércitos, y de esta Nueva España, &c. México:
Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1770) y el virrey Antonio María Bucareli y Ursúa, el 26 de
marzo de 1772, emitió un bando sobre los derechos de alcabala en la venta de temporalidades
de la Compañía (Frey D. Antonio Maria Bucareli y Ursua, Henestrosa Laso de la Vega, Villacis y
Cordoba, Caballero, Comendador de la Bóbeda de Toro, en el Orden de San Juan, Teniente General
de los Reales Exércitos, Virrey, Governador y Capitan General de esta Nueva España, Presidente
de su Real Audiencia, Superintendente general de Real Hacienda, Presidente de la Junta de Tabacos,
Conservador de este ramo, subdelegado general de nuevo establecimiento de Correos Maritimos y
Presidente de las Reales Juntas de Bienes ocupados. Como la innata Piedad tiene siempre por objeto
el beneficio y alivio de sus Vasallos. México: s. i., 1772) y otros reglamentos sobre la venta de
temporalidades publicados el 29 de diciembre del mismo año (Frey D. Antonio Maria Bucareli

53
La expulsión de la Compañía de Jesús de Nueva España a través de sus impresos

y Ursua, Henestrosa Laso de la Vega, Villacis y Cordoba, Caballero, Comendador de la Bóbeda


de Toro, en el Orden de San Juan, Teniente General de los Reales Exércitos, Virrey, Governador y
Capitan General de esta Nueva España, Presidente de su Real Audiencia, Superintendente general
de Real Hacienda, Presidente de la Junta de Tabacos, Conservador de este ramo, subdelegado
general del nuevo establecimiento de Correos Maritimos y Presidente de las Reales Juntas de
Bienes ocupados. El recomendable asunto de las Temporalidades ocupadas a los Religosos Jesuitas
expatriados y los piadosos destinos que la incomparable clemencia de S. M. México: s. i., 1772). El
25 de enero de 1773 Bucareli emitió un bando con una nómina de los bienes de la Compañía
en venta ( Frey D. Antonio Maria Bucareli y Ursua, Henestrosa Laso de la Vega, Villacis y Cordoba,
Caballero, Comendador de la Bóbeda de Toro, en el Orden de San Juan, Teniente General de los
Reales Exércitos, Virrey, Governador y Capitan General de esta Nueva España, Presidente de su
Real Audiencia, Superintendente general de Real Hacienda, Presidente de la Junta de Tabacos,
Conservador de este ramo, subdelegado general del nuevo establecimiento de Correos Maritimos
y Presidente de las Reales Juntas de Bienes ocupados. México: s. i., 1773). En España, el 6 de
marzo de 1773 Carlos III decretó la distribución y venta de muebles y ornamentos por los
comisionados (Real Provision de Su Magestad y Señores del Consejo en el Extraordinario, para que
los Comisionados en la ocupacion de Temporalidades de los Regulares de la Compañía de España,
Indias, é Islas Filipinas procedan á la separacion de Ornamentos, Vasos Sagrados, y Alhajas de oro
y plata, encontradas en las Iglesias que fueron de dichos Regulares, dirigiendo Listas, y otras cosas.
Madrid: Imprenta Real de la Gazeta, 1773).

Ya siete años en ejecución, las cédulas, circulares e instrucciones relativas a la expulsión


aparecieron en una nueva recopilación que detalla los reglamentos sobre liquidaciones,
ventas de fincas, contabilidad, entrega de bibliotecas a los obispados, colegios y universidades
desde 1769 hasta 1773. La breve de extinción de la Compañía de Jesús, Dominus ad Redemptor,
emitido por el Papa Clemente XIV el 21 de julio de 1773, decretado en Madrid el 12 de
diciembre y promulgado por Real Cédula de la ejecución de la anulación, disolución y
extinción de la Compañía del 16 de septiembre cierran el volumen (Colección General de las
(Página opuesta)El 26 de marzo de 1772, Antonio Providencias Tomadas sobre el estrañamiento y ocupacion de Temporalidades de Regulares de la
María Bucareli y Ursúa emitió un bando sobre los
extinguida orden de la Compañía, que existian en los Dominios de S. M. Parte Quarta. Madrid:
derechos de alcabala en la venta de temporalidades
de la Compañía de Jesús. Imprenta Real de la Gazeta, 1774. Parte cuarta: 1769-1773, 46 documentos en 144 páginas).

55
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Aunque ya inexistente por breve papal, la Compañía de Jesús continuó dentro de la


literatura legal. En Nueva España, el 18 de septiembre de 1774, Bucareli continuó
la liquidación de bienes confiscados admitiendo ofertas de arrendamiento (Frey D.
Antonio Maria Bucareli y Ursua, Henestrosa Laso de la Vega, Villacis y Cordoba, Caballero,
Comendador de la Bóbeda de Toro, en el Orden de San Juan, Teniente General de los Reales
Exércitos, Virrey, Governador y Capitan General de esta Nueva España, Presidente de su
Real Audiencia, Superintendente general de Real Hacienda, Presidente de la Junta de Tabacos,
Conservador de este ramo, subdelegado general del nuevo establecimiento de Correos Maritimos
y Presidente de las Reales Juntas de Bienes ocupados. Atendiendo a que sin embargo de los
Edictos generales que se han repetido. México: s. i., 1774). El largo proceso termina con
la publicación de la quinta recopilación de decretos emitidos desde 1774 hasta 1783,
principalmente sobre contabilidad, remisión de pagos de la venta de bienes, la producción
intervenida y la cédula del 5 de diciembre de 1783 que permite la herencia de bienes por
ex jesuitas ya que no existió la orden (Colección General de las Providencias Tomadas sobre
el estrañamiento y ocupacion de Temporalidades de Regulares de la extinguida orden de la
Compañía, que existian en los Dominios de S. M. Parte Quinta. Madrid: Antonio de Sancha,
1784.; México: Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1785. Parte quinta: 1774-1783, 27 documentos
en 76 páginas).

Entre las maniobras políticas más complicadas en la historia del mundo y casi dos
décadas en ejecución, la expulsión de la Compañía de Jesús produjo 147 reales cédulas,
provisiones y reglamentos que abarcan más de 500 páginas. Aparte, salió de las prensas
una extensa literatura producida para justificar las determinaciones reales y, desde
el exilio, de menor extensión pero mayor trascendencia, una destinada a explicar
los aspectos positivos de las actividades jesuíticas. Dentro del ámbito imperial es
prácticamente imposible determinar la extensión de la burocracia creada, el número
exacto de los miles de documentos producidos y la cantidad de resmas de papel
consumidas. Afectó a cada súbdito del rey sin distinción de clase, en cada rincón de sus
dominios y los resultados negativos de la eliminación de la participación de los jesuitas
en el proceso académico, cultural, educativo y evangélico de los territorios españoles
produjo daños innumerables e irreparables.

56
Con requisitos académicos exigentes, los novicios
jesuitas solían realizar estudios universitarios en
diversas disciplinas, además de los campos requeridos
de sagrada teología y filosofía.
L a i n c u lt u ra c i ó n
e n l a H i st o r i a jes u i ta
Emilio Quesada
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

ada orden y cada época de la historia obedecen a una vocación


providencial. San Benito (480-529) estructuró el monacato en el siglo
VI; san Francisco de Asís (1182-1626) y santo Domingo de Guzmán (1170-
1221), en el siglo XIII, giraron el rumbo abriendo las puertas de sus casas y convirtiendo el
monasterio en convento. La vida interna se volvió apostólica desde la concepción medieval
de la perfección religiosa; la escolástica compaginó el tomismo como ley cultural durante
400 años. San Ignacio de Loyola (1491-1556), desde la Sorbona, formó un grupo académico
plural e internacional mediante la aceptación de los inmensos principios de un pequeño
libro experimental denominado Ejercicios espirituales; el hombre vano se hizo místico y
luego se transformó en hombre de acción. El pragmatismo ignaciano giró 180 grados de
sus planteamientos primitivos: de la sangrante penitencia a la prohibición de ella y de la
meditación enajenante a la consigna de ser contemplativos en la acción.

El misterio de la encarnación fue la acción de la inculturación. Un Dios hecho hombre para


vivir y rescatar al hombre. La mística ignaciana, que parte de la composición de lugar y de la
manera de establecer el diálogo en la oración “el coloquio se hace propiamente hablando así
como un amigo habla a otro”.

La meditación del rey temporal y el rey eternal nos ubica en el compromiso del seguimiento
de Cristo en la propagación del Evangelio; la meditación de dos banderas define la elección
del campo confrontando la lucha del bien contra el mal. Cristo lanza sus huestes a todo el
mundo y el enigmático Ignacio, que nunca fue clerical, termina pidiendo que no se desgasten
los suyos en nimiedades intrascendentes y que es mejor aceptar pautas culturales que romper

60
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

lanzas con la pérdida de tiempo y esfuerzo. Aquí tenemos las reglas para sentir
con la Iglesia en las que el patriarca llega a pedir “alabar candelas encendidas
en las iglesias”, lo que parece a todas luces ajeno a la actuación jesuita.

Si de esta concepción teórica pasamos a la práctica, narrada por la historia, vemos


que Ignacio de Loyola envió al ignoto mundo del oriente a san Francisco Xavier
(1506-1552), con la recomendación de que cuando llegase a su destino se olvidara
de su país y su cultura; conociera y amara al país que lo recibiera, aprendiera su
idioma y su filosofía, y cuando algo de lo suyo les fuera útil (a los extranjeros) se lo
transmitiera con aceptación. En otras palabras “meterse en los zapatos del otro”.

Los Jesuitas han hecho eso a través de la historia; en las misiones se vistieron
de bonzos rapándose el pelo; aceptaron los ritos chinos y malabares como
expresión de su cultura, se adentraron a su cosmovisión mediante el puente
de la astronomía; aprendieron, o mejor dicho dominaron, las doctrinas de Lao
Tse y Confucio a la altura de los sabios vernáculos; penetraron a la sensibilidad
de los guaraníes a través de la música; sobrevivieron el frío de los polos y del
Himalaya, así como las cárceles de las Islas Marías, donde se encarcelaron
voluntariamente para atender a los presos.

Fueron marinos, mineros, capellanes castrenses, agricultores, ganaderos,


obreros, cirqueros y actores. Su numen aparece con la linterna mágica de
Athanasius Kircher y ha llegado hasta las expresiones contemporáneas.
Christopher Clavius y sus seguidores han llenado el cielo con los nombres
de los grandes astrónomos jesuitas. No hay un solo campo, parodiando a
Menéndez y Pelayo, dentro de la actividad humana ajena a los jesuitas, y en casi
todos ellos han destacado.

Si en las misiones generalmente reincidieron en el paternalismo, amparados en


el respeto a sus propias expresiones, en la educación descollaron hasta ser los
autores de los sistemas contemporáneos.

62
La inculturación en la historia jesuita

Quién si no ellos, a través de la Ratio Studiorum, concibieron dividir y planificar la enseñanza de


acuerdo con la edad y capacidad de los educandos en tres grandes divisiones, que iban desde los
estudios elementales a los medios y superiores, en un ambiente de escolaridad respetuoso y basado
en las culturas vernáculas, conducidas hábilmente hacia la universalidad del mundo clásico.

La autoría de la Ratio Studiorum o sistema educativo jesuita se engendró en 50 años de


investigación y experimentación debido a la paternidad universal de un nutrido grupo de
pedagogos como Jerónimo Nadal, Diego Ledesma, Andrés Frucio, san Roberto Belarmino,
Francisco Suárez, Andrés Freux, Isidoro Delli, Benedetto Palmio y el propio san Pedro
Canisio, doctor de la Iglesia y gran actor en los terrenos de la Contrarreforma.

El Colegio Romano, origen de la Universidad Gregoriana, modificó los sistemas docentes de


la Sorbona con la repetición y la participación estudiantil. Los colegios de Gandia y Messina
aportaron su plan experimental y la escolaridad progresiva, dando como resultado el sistema
más moderno e influyente que ha dado la historia de la educación.

Los jesuitas fueron los mentores de las naciones modernas y el puente de la teología a la
ciencia y a las disciplinas modernas. La intelectualidad vio en ellos al prudente y sabio
interlocutor de sus intereses sociales y nacionales; cuando el alumno no participó de este
sentir surgió la rivalidad impotente del odio sectario. Alumnos contrapuestos fueron Voltaire,
Rousseau, D’ Alambert, Diderot y Montesquieu por sólo citar a algunos. La Ratio Studiorum
dio origen al Acta Sanctórum de Jan van Bolland, fundador de los bolandistas en 1603, que
ha propiciado el cambio histórico de la Iglesia católica desde los tiempos primitivos hasta
las épocas contemporáneas. En esta inmersión de la inculturación que inició san Francisco
Xavier Clavijero van a continuar sus seguidores Nobili, De Goes, Ricci y Valignano.

Cuando san Francisco Xavier quedó inmerso en el anonimato y aislamiento de oriente, las
cartas entre Ignacio y él tardaban cuatro años en llegar, por lo que el santo fundador y general
le escribía llamándolo a Roma cuando Xavier ya había muerto. Los pasos de Francisco Xavier
fueron continuados por toda una pléyade de grandes misioneros. Mencionaremos algunas
figuras señeras, destacadas por su inculturación.

63
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

En las misiones orientales, los jesuitas se vistieron La incomunicación epistolar es sólo un botón de muestra; cabe añadir que llegar al oriente por
de bonzos rapándose el pelo, aceptaron los ritos
mar era tumba segura para 30% de los jesuitas que lo intentaban debido a los naufragios y la
chinos y malabares como expresión de su cultura.
peste, quienes lo lograban invertían años para hacerlo.

Benito de Goes (1562-1607) había ocupado los cinco mejores años de su vida en buscar y trazar
el camino terrestre desconocido por más de 3 000 millas. Murió en Xuzhou, China sin saber
que su trascendente obra había logrado su cometido a mil millas de Beijing. Goes era un
extraordinario lingüista apreciado por el gran Akbar, abuelo de quien construyó el Taj Majal.

Lo que para los exploradores españoles fueron Cíbola y Quivira, para Goes y sus
contemporáneos era Catay. Encontrar o comprobar su existencia era su estrella providencial.
Marco Polo (1200) era el Cabeza de Vaca de entonces.

Goes dejó el atuendo religioso, se vistió de mercader y bailó a petición del rey de Aksu una
danza de su tierra natal. Atravesó la India, Pakistán, Afganistán, Rusia y Mongolia, cruzó el
Himalaya y el Hindu Kush, puso a prueba su vida y aunque la mayor parte de los caballos
murieron por el frío, él sobrevivió comiendo manzanas y cebollas secas, y untando ajo en las
encías de los equinos.

Goes no encontró la inexistente Catay, como Vázquez de Coronado no lo hizo con Cíbola, pero
ambos acrecentaron la geografía cierta de una época.

64
La inculturación en la historia jesuita

Roberto de Nobili (1577-1656) era el apóstol de los brahmanes de la India. Convencido de


la separación de castas y de que su mensaje no ascendería desde los “pranqui” o clase baja
y media, se convirtió en un rajá, evitó el trato con los parias, se vistió y se hizo servir por
brahmanes, cambió la sotana por una vistosa túnica verde-amarilla, se rapó, dejándose un
mechón en la coronilla y se ungió con sándalo.

Convertido en un gran gurú, con una exquisita pronunciación del tamul y el sánscrito,
comentaba los libros sagrados de Los Vedas, ganado su auditorio les hacía ver que el
cristianismo es la coronación y el plus de su religión vernácula.

Nobili murió con fama de santo, estableció la misionología que aplicó la Compañía,
separando a los brahmanes de las bases populares. A estas últimas dedicó su vida el padre
Baltasar da Costa.

Mateo Ricci fue un misionero de leyenda y el padre del cristianismo chino. Tocó las puertas
de este hermético y misterioso país, como dictan las consejas de la inculturación, vestido como
oriental y hablando el idioma; con el pretexto de dar un reconocimiento a Wang Pan, hijo del
cielo, le regaló al emperador un reloj de carrusel con la figura de un caballito, cuyo mecanismo
de funcionamiento sólo él conocía, lo que lo convirtió en residente en la corte.

Con sus conocimientos matemáticos y astronómicos ganó la admiración de los sabios chinos;
defendió y exaltó a Confucio como sabio nacional, rebatió el budismo. Aceptó, con un concepto
histórico (no de culto), los ritos mortuorios de los antepasados; utilizó la cultura nacional, como
el cristianismo había aceptado a Platón y a Aristóteles; levantó la cruz sobre Beijing.

Si Ricci en China se valió de las matemáticas, Kircher y Clavius utilizaron la linterna


mágica y el origen del cine y la astronomía; Francisco Suárez asentó con Vitoria el
Derecho Internacional y en seguida el doctor Eximio, como se le conocía, estableció la
teoría del regicidio para el tirano que va contra la voz del pueblo imponiendo sus intereses
personales. ¿Dar cauce a los habitantes y a las problemáticas locales no será el principio de
los nacionalismos?

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(Página opuesta) En la Paracuaria, los jesuitas En América citaremos tres momentos de inculturación muy conocidos: la
penetran no con prédicas sino tocando música,
Paracuaria, conformada por Paraguay, Uruguay, Argentina, Brasil y Bolivia,
luego defendiendo a los guaraníes contra los
esclavistas y conformaron grandes estancias donde los jesuitas penetraron no con prédicas sino tocando música; luego, al
agrícolas y ganaderas. Más tarde, correría la sangre
defender a los guaraníes contra los esclavistas, conformaron grandes estancias
de los santos Roque González, Alonso Rodríguez y
Juan del Castillo. agrícolas y ganaderas. Corrió la sangre de los santos Roque González, Alonso
Rodríguez y Juan del Castillo, pero se levantaron las reducciones jesuíticas que
tanto despertaban la codicia colonialista de los portugueses.

Pombal, el ministro impío, vio la incompatibilidad con sus intereses políticos


y económicos, por lo que negoció la confiscación de las misiones. Los jesuitas
se dividieron entre los que ofrecían el cuello al verdugo y los que alentaban la
defensa armada de los guaraníes contra la usurpación asesina. Una síntesis
ambiental de estos hechos la tenemos en la película La Misión, dirigida por
Roland Joffé y escrita por Robert Bolt, filmada en 1986.

En México tenemos un significativo testimonio de esta convicción misionera,


cuando el sabio jesuita evangelizador de los pimas, padre Eusebio Francisco Kino,
armó a los nativos para defender su integridad al ser confundidos con los apaches
que arrasaban a los pueblos sedentarios de cualquier identidad. Los pimas
habían sido condenados a exterminio, pero armados, derrotaron a los apaches y
demostraron, palpablemente, ser ajenos a las causas que se les imputaban. Kino
bailó en la hoguera en el rito del triunfo de sus inocentes defendidos y arrojó ante
las autoridades las cabezas apaches, testimonio fehaciente de su aserto.

El padre Pedro Sánchez fundó la provincia jesuítica en México bajo la orden


precisa de san Francisco de Borja —ex duque de Gandía y Grande de España,
entonces tercer general de la Compañía de Jesús— de expandir el cristianismo
hacia el mundo chichimeca.

Las órdenes conventuales se asentaron al lado de las conquistas españolas, pero


los pueblos norteños son nómadas y la geografía impide la congregación social.

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Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) La estrategia de Francisco de Borja La ciudad de México y su imperio cayó en 11 meses y la guerra chichimeca duró 50 años más.
en la Nueva España es contundente: en dos años
¿De que servían los yacimientos mineros que respondían a los sueños mágicos medievales si
no pueden abrir colegios y tendrán que partir, de
acuerdo con la filosofía de la Compañía, a aquellos el oro no podía ser aprovechado?
campos en donde otros no pueden avanzar.

La estrategia de Borja fue contundente: en dos años no podrían abrir colegios y tendrían que
partir, de acuerdo con la filosofía de la Compañía, a los campos donde otros no pudieran avanzar.

Pedro Sánchez desobedeció el plan. ¿Dónde queda la obediencia ciega de quien debe ser como
el bastón del hombre ciego, según la expresión ignaciana?

Cuando Sánchez llegó a México, observó que el pacto español-indígena que había hecho
posible la conquista era quebrantado por los inmigrantes españoles llamados gachupines,
quienes usurpaban los bienes indígenas respetados por los conquistadores, provocando una
franca lucha social contra los llegados posteriormente; la rebelión del Mixtón prolongó sus
efectos en el mundo chichimeca. Se estaba al borde de una verdadera guerra civil.

Pedro Sánchez definió un nuevo plan:

1º Educar a las clases gobernantes españolas e indígenas y evitar un levantamiento funesto. Se


abrió el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, con sus variantes para diferentes grupos
étnicos y sociales.

2º Establecimiento de misiones urbanas en todos los pueblos fundados, con base en la primera
semana de los Ejercicios.

3º Establecimiento de las misiones entre infieles al norte y noroeste del país, aún no
evangelizado.

Como los benefactores no existían en mayor grado en América, y sí en cambio extensiones


agropecuarias y mano de obra, se fundó una cadena de haciendas que sostendrían este plan
apostólico. La hacienda jesuita institucionalizó la producción agropecuaria en México.

68
Texto de Francisco Javier Clavijero, historiador Cuando en Roma se supo esto, vino un visitador, el padre
fundamental de la historia jesuita en México.
Ledezma, con poderes suficientes para poner orden. Enterado de
las razones que motivaron el cambio exclamó: “¡Así se obedece!”

La realidad de la inculturación cimentó la Provincia Mexicana de la


Compañía de Jesús, que a su vez propiciaría el cambio semántico.

El nombre de nuestra patria fue Nueva España y el vocablo “México”


evocaba a la fundación del pueblo mexica, por lo que decir mexicano
era como decir mexica. El término sonaba despectivo pero los
jesuitas consideraron que un pueblo avergonzado de su origen no
se fundamenta. Así, en el siglo XVII Antonio Rubio, S.J., siendo
profesor de san Pedro y san Pablo, escribió Lógica Mexicana, que será
traducida y cursada en muchas universidades europeas.

Pedro Ortigosa, S.J. planificó la educación para la Nueva España y


fue decano, durante 50 años, de la Real y Pontificia Universidad de
México. Fue maestro del arzobispo Pedro Moya de Contreras.

Andrés Guevara, S.J. fue defensor de Descartes y su texto de filosofía


fue el más común en casi todas las universidades europeas, sin
saberse que era mexicano y jesuita expulso.

Para el siglo XVIII, la época de mayor florecimiento cultural,


religioso y económico de México, la erudita sociedad novohispana
fue formada por la generación jesuita denominada acertadamente
por Gabriel Méndez Plancarte, Los Humanistas Mexicanos;
entre los que destacan Francisco Xavier Alegre, Francisco Xavier
Clavijero, Rafael Landivar, Diego José Abad, Pedro José Márquez,
Juan Luis Maneiro, Agustín Castro y Andrés Cavo por citar sólo a
los más conocidos.
La inculturación en la historia jesuita

Es notable en ellos la insistencia de nominar al país México y a los habitantes mexicanos


en sustitución de novohispanos. Además usaron la “x” que corresponde al náhuatl y
no la “j” del español.

Mientras Alegre se manifestó como un filósofo de la modernidad y un historiador


fundamental de la historia jesuita en México, Clavijero contó las más antiguas
noticias sobre los pueblos autóctonos, enjuició la Conquista, cuya interpretación no
perdonan los radicales monarquistas borbónicos, y se ancló finalmente en la sociedad
histórica de su presente. Esta postura le valdría a Clavijero el que no se autorizara la
publicación en español del último libro de su obra.

A Rafael Landivar, autor de la Rusticatio Mexicana le preguntaron en el destierro si


era mexicano o guatemalteco, a lo que respondió: “soy guatemalteco y orgullosamente
mexicano”. En el concepto de la mexicanidad, derivada de la hispanidad, es como
si esta pregunta se le hubiera hecho a Clavijero y respondiera: “soy veracruzano y
orgullosamente mexicano”.

Quiero terminar esta numeración de mexicanos ilustres que vivieron nuestra


mexicanidad en forma integral y asumieron nuestra riqueza étnica, con sus culturas
diversas injertadas al tronco universal de una hispanidad mestiza, obteniendo así, una
vivencia cósmica vasconceliana.

Pedro José Márquez (1784-1820) se revela a la adjetivación negativa del gusto español, que
sólo veía demonios y monstruos: “Si la belleza sólo se encuentra en Grecia y en Roma, si el
Parthenon y la Venus de Milo son el prototipo de la belleza universal, ¡pobre humanidad!”.
No hay belleza en Egipto ni en Oriente. La belleza radica en transmitir la emoción estética
en la originalidad de las formas. En México, en Xochicalco, los habitantes esculpieron una
serpiente que en su originalidad desdobla sus elementos con interpretaciones diversas,
como vestirla con plumas. Esta escultura se hizo tallando piedra contra piedra.

¡Pobre humanidad si se le reduce a la reproducción de un modelo!

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Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

FUENTES CONSULTADAS

Bibliografía
Alegre, Francisco Xavier, Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús de Nueva España.
Ernest J. Burrus, y Félix Zubillaga (eds.), Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, 1956.

Arami, Alberto, Ciudad de Dios y Ciudad del sol: el “Estado” jesuita de los guaraníes (1609-1768).
México, Fondo de Cultura Económica, 1982.

Arrupe Pedro, S.I., La Iglesia de hoy y del futuro. Santander, Sal Terrae, 1982.

Bangert, William V., Historia de la Compañía de Jesús. Santander, Sal Terrae, 1981.

Bolton, Herbert Eugene (2001), Los confines de la cristiandad. Una biografía de Eusebio
Francisco Kino, S.J. misionero y explorador de baja california y la primería alta. Felipe Garrido
(trad.), México, Universidad de Sonora (UNISON)/Universidad Autónoma de Baja
California (UABC)/Universidad de Colima/Universidad de Guadalajara/Colegio de Sinaloa/
México Desconocido.

Clavijero, Francisco Javier, Historia Antigua de México. México, Porrúa, 2009.

Cronin, Vincent, Ricci descubre China. Buenos Aires, Ediciones Carlos Lohlé, 1957.

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_______________, La obra de los jesuitas mexicanos durante la época colonial 1572-1767, tomo III
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72
La inculturación en la historia jesuita

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Wright, Jonathan, Los Jesuitas. Una historia de los soldados de Dios. Buenos Aires Debate, 2005.

73
L a p r e d i c a c i ó n jes u i ta 1

Perla Chinchilla Pawling


La predicación jesuita

(Página opuesta) El sermón fue adquiriendo           omo es bien sabido la Compañía de Jesús, fundada en 1540,
cada vez más un lugar central, como puede
                 es hija del Concilio de Trento, por lo cual su labor reúne todas las
constatarse observando los ricos púlpitos de las
iglesias barrocas.              demandas y licencias que la reforma católica consideró pertinentes para
recuperar a su grey, ignorante y descarriada.

Es cierto que desde el surgimiento de la Ratio Moderna existía la conciencia del


abismo entre un pequeño grupo cultivador de prácticas religiosas y una mayoría
creyente de lo hoy llamado “magia”, que no conocía los dogmas más elementales
del cristianismo. Esta percepción fue incrementándose durante el siglo XVI y
alcanzó su culminación en la época de las reformas. La labor pedagógica se llevó a
cabo, principalmente, a partir del binomio catecismo-predicación. En estas líneas
nos enfocaremos a iluminar el aspecto de la prédica, si bien hay que señalar que
la distinción entre ambos tipos de actividades fue también parte de la paulatina
N. de A. El texto aquí presentado se basa en
diferenciación que durante el siglo XVII se llevó a cabo respecto a los diversos
dos trabajos: “La retórica de las pasiones. La
predicación en el siglo XVII” en Historia y Grafía, ministerios encomendados a los sacerdotes, y que antes no se discernían con clara
núm. 7, México, UIA, 1996 y De la compositio loci a
nitidez, como puede constatarse en la siguiente instrucción girada a los predicadores
la república de las letras. Predicación jesuita en el siglo
XVII novohispano, México, UIA-Departamento. de en España en un sínodo de 1536:
Historia, 2004.

1
  Jean Pierre Dedieu, “’Christianization in New Ordenamos que cuando los sacerdotes estén predicando el Evangelio a través del año, deben
Castile. Catechism, Communion, Mass, and
tener cuidado de incluir la instrucción de los artículos de fe, así como los mandamientos y
Confirmation in the Toledo Archbishopric, 1540-
1650” en Anne J. Cruz y Mary Elizabeth Perry preceptos de la Iglesia, y como amar a Dios Padre, como llevar a cabo trabajos de caridad,
(eds.), Culture and Control in Counter-Reformations
como evitar hacer ofensa o cometer pecados morales; instar a la gente a portarse
Spain, Minneapolis, University of Minnesota Press,
1992, pp. 1-24. (La traducción es mía). como buenos cristianos, deseosos de su salvación.1

77
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Es importante destacar que justamente en España, donde


nació la Compañía de Jesús, hubo una preocupación
por la situación de la catequesis incluso antes de Trento;
muchos catecismos fueron publicados por todo el reino. Los
jesuitas, en buena medida, se encargaron de conseguir verdaderas
especializaciones de ambas prácticas —en las que la orden se
destacó—; trabajaron sobre la diferente función que ambos
ministerios debían cumplir entre los feligreses. Sirva de muestra
el llamado Catecismo y exposición breve de la doctrina cristiana
escrito por Jerónimo Martínez de Ripalda hacia 1586, también
llamado Catecismo de Ripalda, el más usado en el siglo XVII,
e incluso utilizado aún en el siglo XX2.

¿Cómo se diferenciarían ambas funciones a lo largo del siglo


XVII? La parte de la instrucción de los artículos de fe, de los
mandamientos y preceptos fue cada vez más tarea del catecismo,
en tanto que la predicación se ocupó más bien de la moral, es
decir, de inculcar las virtudes católicas.

La retórica de las pasiones y


la Compañía de Jesús

Convencer sobre las bondades de una vida


virtuosa, en lugar de una existencia
entregada al pecado, no era tarea
sencilla, sobre todo ante la imagen que
los habitantes del mundo del barroco
tenían de su sociedad, percibida en
2
  María Adelina Arredondo López, “El catecismo
decadencia y confusión. El peso de tal
de Ripalda”, México, Universidad Pedagógica
Nacional-Morelos, 2008. En línea. tarea cayó fundamentalmente sobre los

78
La predicación jesuita

predicadores, quienes al “profesionalizar” su oratoria sagrada, convirtieron al XVII en el Siglo


de Oro de la predicación, y a los jesuitas en sus paladines.

Una de las precondiciones importantes para que se diera el auge de la prédica fue la
importancia otorgada a la misa. Si bien se trata de un antiguo precepto, tan enraizado en
las prácticas cristianas que apenas si se menciona en los sínodos, en el Concilio de Trento
se elaboraron varios decretos relacionados con la teología y la celebración de la ceremonia;
se le dio un carácter solemne y se prefirió la misa parroquial sobre la votiva privada y la
conventual. Las órdenes religiosas fueron las encargadas, en especial la Compañía de Jesús,
de la ritualización y magnificación del evento litúrgico, donde el sermón fue adquiriendo
cada vez más un lugar central, como puede constatarse observando los ricos púlpitos de las
iglesias barrocas.

Ahora bien, ya en el espacio de la prédica propiamente, había otro aspecto que debía atenderse
bajo las nuevas circunstancias de la Contrarreforma, y que se fue haciendo más patente a
medida que transcurría el siglo; a saber, la necesidad de homologar el discurso sacro ante un
auditorio crecientemente urbano que reunía los diversos estamentos de aquella sociedad. Una
de las reglas clásicas de la retórica indicaba que el discurso debía ceñirse a la “acomodación”,
o sea, tenía que adecuarse al “entendimiento” de los oyentes según su lugar social y su
preparación, graduando la dificultad del contenido; incluso las exhortaciones morales habían
de tomar en cuenta la condición de los destinatarios. Así, se continuó con la distinción entre
los sermones dirigidos al clero (ad clerum) —generalmente en latín— y los destinados a los
laicos (ad populum) —predicados en lenguas vernáculas—; en estos últimos hubo que generar
innovaciones retóricas para ser dirigidos a un auditorio socialmente heterogéneo. Los jesuitas
se hicieron expertos en este último género. ¿Cómo lo lograron?

La limitación del contenido se dio no sólo por los distintos niveles de preparación del auditorio,
sino porque, expresamente en Trento, se prohibió que los predicadores tratasen asuntos
relativos a la teología desde el púlpito debido al riesgo que ello conllevaba, pues “lo sutil y
dificultoso” no podía ser bien comprendido por el vulgo, que luego obraría en consecuencia.
Ahí se indicaba:

79
La predicación jesuita

(Página opuesta) La predicación se ocupó más bien […] los Archipestes, los Curas y los que gobiernan las iglesias parroquiales ú otros que tienen
de la moral, de inculcar las virtudes católicas.
cargos de almas, de cualquier modo que sea, instruyan con discursos edificativos por sí, ó por
otras personas capaces si estuvieran legítimamente impedidos, á lo menos en los domingos y
festividades solemnes, á los fieles que les están encomendados, según su capacidad y la de sus
ovejas; enseñándoles lo que es necesario que todos sepan para conseguir la salvación eterna
anunciándoles con brevedad y claridad los vicios que deben huir, y las virtudes que deben
practicar para que logren evitar las penas del infierno, y conseguir la eterna felicidad3.

Había de encontrarse otro camino, éste consistió en utilizar el recurso retórico de la


persuasión, en vista de que no se podía recurrir a la argumentación, lo cual implicaba “mover
los afectos”, las “pasiones”, sinónimos de los sentimientos de la época, a favor de una causa.

En la retórica clásica se trataba del género demostrativo, utilizado en las causas judiciales,
adaptado a la oratoria sacra; la base de este género era la capacidad de representar
vívidamente un objeto excelente o detestable, de tal modo que se conectara con el poder de las
emociones en el mismo sentido. Los predicadores de la Compañía hicieron de esta “retórica
de las pasiones” todo un género, para moralizar a la feligresía, constituido sobre la línea de
la Composición de lugar de los Ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola, convirtiéndose en
expertos para conseguir, por vía de la oralidad, la presencia (praesentia) de lo ausente.

Con esa técnica psicagógica se pretendía orientar la voluntad a través de la imaginación,


maestra de las pasiones, las cuales, a su vez, determinaban la propia voluntad.

3
Entrar en la imaginación implica construir un “espectáculo” a los sentidos interiores. Se trata
  “Decreto sobre la reforma en la enseñanza,
y predicación de la Sagrada Escritura” en El de dotar de “color, sabor, olor” a las palabras con las que se fabrican los espectáculos sagrados,
Sacrosanto y ecuménico Concilio de Trento. 1era. ed.
para que éstos puedan competir con los naturales y mundanos; y así, unir las pasiones y
en latín 1564. Librería de Rosa y Bouret, París, 1857,
p. 48. la voluntad a ese mundo creado por el arte retórico, que compite con las “maravillas de la

4
Naturaleza” y con el mundo sensible4.
  Marc Fumaroli, L’ age de l’éloquence. Rhétorique
et «re litteraria» de la Renaissance au seuil de l’époque
classique, Miguel Pescador (trad.), Bibliothèque de
Como una bella muestra de la elocuencia que une los sentidos interiores con los exteriores,
l’Évolution de l’Humanité, 4, París, Albin Michel,
1994, p. 678. véase el siguiente fragmento de un predicador novohispano:

81
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Restanos haber dado que lo sean, como estan coloradas y hermosas essas mexillas, como
la corteza y en vez de la granada roxa? Es el caso que a fuerza de los rayos del sol de la
persecucion, y a puros golpes y bofetadas tiniendose la sangre, y le salen a la Iglesia los colores
al rostro llamando essas bofetadas y con ella queda más hermosa y bella o misterio grande,
y artificio sutil y primo del muy alto, que permitio y dio lugar para que saliesen mas vistosa
y agraciada la Iglesia su esposa, con color no postizo (como esse que venden en el mundo y,
se ponen en el rostro las mugeres) sino natural, y verdadero de sangre, fuesen sus enemigos
instrumentos, de manera, que en vez de afealla, (como pensavan) y volver más negra, la sacasen
mas hermosa, y con sus manos los mismos contrarios y tiranos le pusiesen el color de grana, y
arrebol de los martires en su rostro.5

La retórica de las pasiones y la prédica


misional

La retórica afectiva se desarrolló ampliamente en el espacio de la cultura hispana alrededor


de la primera mitad del siglo XVII; podríamos subdividirla en tres momentos. El primero,
más ligado a los orígenes de la Compañía, se apegaba a la predicación evangélica, es decir,
un discurso sencillo y alejado de los ornatos que se pretendía iluminado por la gracia divina,
pero aliado a la fuerza de los afectos. Se trataba de una retórica a la vez imaginativa y patética
que intentaba conseguir en última instancia composiciones de lugar lo más convincentes que
fuese posible. Podemos considerar tres elementos fundamentales de una compositio: la escena,
los actores que se mueven dentro de ella y el guía, que en este caso es el orador. Amplificar,
o sea realzar cada uno de estos elementos mediante unos procedimientos específicos, era
la tarea retórica a desarrollar. Se trataba de utilizar las “figuras” que la éstos ofrecían para
conseguir “pintar” una escena ante el público “espectador”, en la que los actores sufrían o
disfrutaban según fuera su condición o su conducta, todo con los colores del lenguaje verbal,
5
  Sermón predicado por el P. Gabriel de Castilla de
para que el auditorio, al identificarse con los personajes, abandonase su papel externo y se
la Compañía de Jesús en 1605, en la Iglesia Mayor
de Granada en honor de san Hiscio, obispo y mártir, volviera un actor más en la escena. Las figuras retóricas se articulaban de acuerdo con dos
quien murió gloriosamente en el Santo Monte de
criterios: la intensidad visual y la intensidad emocional. Dentro de las primeras destacaban la
Granada, México, UNAM, Fondo Reservado (colec.
Lafragua, 1252-LAF), ff.156-8. prosopopeya y la hipotiposis. Esta última figura cobró importancia creciente a partir del Siglo

82
La predicación jesuita

de Oro, a la vez que sufrió cambios importantes. Mientras que en Nebrija no tenía cabida, en
García Matamoros era ya muy encomiada:

Para mover los afectos se presta maravillosamente la demostración a la que significativamente


los griegos llamaron hypotiposis, porque a la cosa la pone delante de tal modo como si fuera vista,
contemplada, en lugar de narrada. Es muy útil para la evidencia —claridad— de la oración y para
mover los afectos [...] Esta figura usamos si no narramos simplemente lo que sucede, sino también
lo que ha precedido, el negocio que sucede inesperadamente, y lo que sucede notoriamente.6

Sin embargo, el equilibrio entre una prédica evangélica y una retórica de las pasiones resultó
un lugar inestable, pues la segunda acabaría por avasallar a la primera. Es interesante observar
cómo desde sus inicios, la Compañía llevaba inscrito este carácter intramundano propio del
Detalle del Retablo de la Compañía de Jesús, espíritu activo de Trento; así, de Ignacio de Loyola se decía que “en las cosas del servicio de
Templo de San Francisco Javier.
Nuestro Señor, usaba todos los medios humanos, como si dellos dependiera el buen suceso; y
de tal manera confiaba de Dios, como si todos los medios humanos no fueran de algún efeto”7.

Ello nos conduce al segundo momento de la prédica afectiva que analizamos, la cual pasó del
espacio de las misiones, ya fueran las de los infieles o las circulares preparadas para el vulgo, a
vestirse del ornato y efectismo de la retórica “asianista” para entrar a la ciudad barroca, nuevo
centro de la cultura del occidente católico y de la monarquía absoluta, en la que había de ser
escuchada por la sociedad cortesana que se encontraba en plena gestación.

Éste es el momento dorado de la prédica jesuita, en el que se hizo uso de todos los recursos de
esta retórica, llamada también “de las pinturas”, por su magistral uso del lenguaje para crear
verdaderas pinturas parlantes. Veamos un fragmento de un excelente ejemplo de ello:
6
  Alfonso García Matamoros, De ratione dicendi
libri duo, Alcalá, Andrés de Angulo, 1561, fol. 85 v.
en López Grigera, La retórica en la España del Siglo Suba el Salomon verdadero al carro hermoso de su Cruz, y cuelgue dél los despojos alcançados de
de Oro. Teoría y práctica, Salamanca, Universidad de
las potestades del siglo, lleve pendientes las espinas inhumanas que barrenaron sus sienes, las fieras
Salamanca, 1994, p. 136.
sogas que aprisionaron sus manos, y las escarpias agudas, que suspendieron su cuerpo (insignias,
7
  San Ignacio de Loyola, Obras completas, Ignacio
que tiene labradas en su escultura la Cruz que oy se dedica) que essas dolorosas señales, que alli
Iparraguirre (transcripción, introducción y notas),
Madrid, Ed. Católica, 1952, p. 201. fueron cifras de su afrenta, trofeos son ya de su exaltacion, convirtiendose en solio honroso la que

83
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) El momento dorado de la era infame patibulo. Y si el subir à exaltado, fue blasonar de atractivo: Et ego si exaltatus fuero omnia
prédica jesuita es en el que se hizo uso de todos
traham. Con razon en el verso siguiente se combidan â los valcones las damas de Ierusalen, para ver el
los recursos de la retórica, llamada también “de las
pinturas”, por su magistral uso del lenguaje para glorioso triunfo de Christo crucificado: Egredimini filiae Hyerusalem, [...] videte Regem Salomonem.8
crear verdaderas pinturas parlantes.

El gran estudioso de la “edad de la elocuencia”, Marc Fumaroli, señala que además de


la fuerza de este discurso, la figura fundamental para conseguir los efectos patéticos y
apasionados era la del orador. Para ello se contaba con recursos retóricos que intentaban
lograr la intensidad emocional y otros que incrementaban la intensidad visual, tales como
la exclamación y los apóstrofes, muy usados para este fin9. Se trata de figuras de
pensamiento, aquellas que en el siglo XIX se denominaron “patéticas” o “formas propias
para expresar pasiones”.

No obstante, los propios cambios de la sociedad de corte, que, entre otros aspectos,
empezó a demandar novedades en la oratoria sagrada, hicieron que la retórica
afectiva empezara a ser denigrada para quedar finalmente expulsada de las grandes
urbes hacia la segunda mitad del siglo XVII y principios del XVIII. Por una parte,
se conservaría en el espacio de las misiones indígenas —en el caso novohispano hay
señalados ejemplos— y en el de las misiones circulares —las de plaza y aldea—, en
tanto que en las ciudades permanecería en algunos sermones de la Pasión de Cristo, de
los que no hay gran huella impresa, así como en unos cuantos trozos de otros géneros
discursivos en los que irrumpía de pronto este modo de movere; en el ámbito urbano se
refugiaría en los libros de espiritualidad dirigidos a promover las prácticas meditativas
y devocionales, sus destinatarios eran por lo general grupos más bien íntimos y
pequeños, como fue el caso de las congregaciones.

8
  Matías de Bocanegra, Sermon a la solemne
colocacion de la santa cruz de piedra, que el La oratoria sagrada de corte:
Illustrissimo Señor don Iuan de Mañozca Arzobispo
de Mexico, trasladó y dedicó en el atrio de su Iglesia
de los afectos a los conceptos
Catedral, dia de la Exaltacion de la misma Cruz año de
1648, s/e, s/l, f. 15 v.
La otra parte de esta bifurcación la llevaría a alimentar, por extraños caminos, a la
9
  Marc Fumaroli, op. cit., pp. 360 predicación conceptista, que, como discurso sacro, se tornó una de las más elitistas.

84
Admirada en sus inicios y fuente de mofa y rechazo hacia el siglo
XVIII, el conceptismo en la oratoria sagrada produjo algunas piezas
dignas de la república de las letras, pero las más fueron sólo lugar de
lucimiento de los predicadores de corte sin gran mérito literario y sin
ninguna virtud catequética o moralizante, pues eran prácticamente
ininteligibles para los no iniciados.

Los jesuitas estuvieron dentro de los mejores de este género, siendo


su máximo representante Baltasar Gracián, quien propusiera el arte
de “agudeza e ingenio”. Veamos el siguiente fragmento, excelente
muestra de ello:

Si que es gozo de Maria el tienpo en que se concibe, y es cortejarla


su inmunidad el aplaudirla su Aurora, imitando su estilo quien
elogia este instante. Ablaba en cierta ocasion a su regaladissima
Santa Brigida, de la coyuntura que festejamos Maria, y escrive
la Santa, que le dezia: [...] Ora de oro fue la ora à mi concepcion:
ora à de llamarse la de mi instante primero preciosa: ora de oro
era la que me labraba tan pura, que me libraba de achaque: ora de
oro, la que sazonaba en mi inmunidad la salud de los onbres: ora
de oro, la que desseaban tanto los siglos, que corriendo postas de
oscuridades, se afanaban por encontrarse resplandores del dia:
ora de oro fue de verdad Señora, la que os quilatò como un oro,
sin que la escoria os tocase: ora de oro, la que os aseò tan perfeta:
ora de oro, la que os perficionò tan cabal: ora de oro, la que os dio
para nuestro rescate el caudal, y para nuestras felicidades el precio:
ora de oro, la que auyentado el siglo de yerro, en que dominaba la
culpa, renovò el siglo de oro, en que se restituye la gracia: esso es
Aurora. Dize el Padre Salazar: Aurea hora. Luego azer a esta ora, y
en esta ora, agora su juramento los Congregantes, es aplaudir el
gozo de la Virgen al concebirse.10

86
La predicación jesuita

Predicadores novohispanos

Predicadores novohispanos de corte:


Nombre Procedencia Lugares de Títulos o temas

predicación

Acosta, José de Medina del Casa Profesa de

(1538-40 - 1600) Campo Valladolid No hay referencias

Avellaneda,

Diego Granada Colegio de Sevilla No hay referencias

(1523 - 1598)

Bocanegra, Puebla de los Catedral de la Sermon a la solemne colocacion de la santa cruz

Matías Ángeles ciudad de México de piedra, que el Illustrissimo Señor don Iuan de

(1612 - 1668) Mañozca Arzobispo de Mexico, trasladó y dedicó en

el atrio de su Iglesia Cathedral, dia de la Exaltacion

de la misma Cruz año de 1648

Curiel, Juan Aranda de Colegio de No hay referencias

(1541-44 - 1576) Duero Pátzcuaro

Cruz, Mateo de la Puebla de los Catedral de la Elogio de la Gloriosa Santa Catalina de Sena

(1614-16 - 1686) Ángeles ciudad de México predicado a su Iglesia de religiosos, de la Ciudad de

la Puebla, 1669

Díaz, Alonso Guadiana Colegio de De Sermone Latino


10
  Antonio de Ribadeneyra, Sermón en la fiesta (1588 -1654) Guatemala
y juramento de la Purísima Concepcion de la Virgen
Nuestra Señora…, México, Viuda de Bernardo
Calderón, 1654, ff. 9 v.10.

87
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Florencia, Florida Colegio de Sermón que predico el Padre Francisco de Florencia

Francisco de española Tepotzotlán de la Compañia de Iesvs. En el concurso del

(1619 - 1695) octavario de la Dedicacion del sumptuoso Templo de

la Gloriosa Madre Santa Teresa que con el titulo y

advocacion de Nuestra Señora de la Antigua fabricò

y cedió el Capitan Esteban de Molina Moxquera El

septimo dia 17 de septiembre de 1648

Ledesma, Juan Ciudad de Catedral de la Sermón del Padre Ledesma, predicado en la primera

de (1575 –1637) México ciudad de México fiesta de acción de gracias que de orden del rey

Felipe IV se celebró por haberse librado de la flota

de España, de la escuadra holandesa, el año 1625

Legaspi, Luis Ciudad de Colegio del Espíritu Sermón que predicó el P. Luis de Legazapi (sic)

(1616 - ?) México Santo religioso de la Compañia de Jesus. A la Concepción

de la Virgen Maria, en las fiestas que el muy ilustre

Puebla de los señor de Fernando Altamirano de Velasco, Conde

Ángeles de Santiago, Caballero de su hábito, presidente

de la real audiencia de Guatemala, Gobernador

y Capitán General de sus provincias, del Consejo

de su Majestad, mandó hacer solícito e hizo el

juramento público a la Limpieza de esta señora en

el instante de su Concepción Purísima, con el mayor

aplauso, devoción y lucimiento, que jamás vieron

estas provincias. Predicosé, descubierto el Santísimo

Sacramento el último día que tocó la fiesta a los

nobiísimos caballeros del hábito de Santiago de la

Espada, en 1.- de Septiembre. Año, 1655

88
La predicación jesuita

Mansilla, Villa García Colegio de San Sermon al glorioso patriarcha, San Ignacio de

Baltasar Pedro y San Pablo Loyola. Fundador de la Compañia de Jesus. En la

(1638 - 1693) dedicación de un Alta, que á honor suyo se hizo en la

Iglesia del Colegio de San Pedro, y San Pablo de la

Compañia de Jesus, 1679

Martínez de la Nueva España Catedral de la Sermón panegírico, elogio sacro de San Eligio

Parra, Juan ciudad de México Obispo de Noyons abogado, y Patrón de los

(1655 - 1701) plateros. Dixolo El P. Juan Martínez de la Parra,

Religioso de la Compañia de Jesus en la anual

fiesta que le celebra la Platería en la Santa Iglesia

Cathedral de México, 1686

Rentería, Martín Navarra Colegio de San Sermón del glorioso patrirca San Ignacio de Loyola,

de (1639 - 1689) Pedro y San Pablo fundador de la Compañia de Jesus. Que predicó en el

Colegio de San Pedro y San Pablo, de México, el P M

de R en la Fiesta, que celebran cada año las señoras

viscainas, 1682

Reyes, Gaspar de Yautepec Casa Profesa de la Sermón en el Aniversario, que celebra la Venerable, è

los (1604 - 1678) ciudad de México Illma. Congregacion del Salvador a sus congregantes

difuntos en la Casa Profesa de México, 1700

Robles, Juan Querétaro Casa Profesa de la Sermón que predicó el Padre Juan de Robles Professo

(1628 - 1698) ciudad de México de la Compañia de Jesus en la festividad Del

Gloriosíssimo Patriarcha San Ignacio de Loyola, en el

Colegio Del Espíritu santo de la Puebla. A 31 de Julio

de este año de 1685

89
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Rodríguez Vera, Puerto Rico (o Catedral de la ciudad Sermones varios sobre la Inmaculada Concepción

Francisco Cuba) de Guatemala de la Virgen María

(1628 - 1685)

Salceda, Pablo Valladolid Colegio Máximo Elogio a San Juan de Dios, 1652

(1622 - 1688) de San Pedro y San

Pablo de la ciudad

de México

Predicadores novohispanos de misión:


Nombre Procedencia Lugares de Títulos o temas

predicación

Cabrera, Ciudad de Misión en Oaxaca No hay referencias

Cristóbal de México

(1553 - 1590)

Díaz, Juan Jerez de la Misión en Puebla No hay referencias

(1544 - 1586) Frontera

Aguilar, Esteban Puebla de los Misionero Sermon del serafico padre San Francisco: en la fiesta

(1606 - 1668) Ángeles ( o qve le celebra su ilustre, y dovota Cofradía, fundada en

Guadalajara) el religioso convento de religiosas de Regina Coeli. A

cuyas expensas se imprime predicolo el P. Esteuan de

Aguilar, Theologo Professo de la Compañía de Iesvs,

1668

Arnaya, Segovia Misión en Sermón que predicó el P Nicolas deArnaya, provincial

Nicolás de Zacatecas de la Compañia de Jesus en esta Nueva España en la

(1557-58 - 1623) Casa Profesa de México, miercoles 2 de Diciembre de

1620 años, primero días de la celebridad y fiesta de la

beatificación del V padre San Francisco Javier, apóstol

del oriente y uno de los primeros compañeros del

glorioso Patriarca San Ignacio

90
La predicación jesuita

Cano, Agustín Ciudad de Misión en Durango Panegíricos morales

(1556 - 1622) México (Guadiana)

Castaño, Santarén Misión en Sinaloa A Isabel de Borbón

Bartolomé (¿?) (Sisibotaris y

Sahuaripas)

Enriquez, Navarra Misión en Taytay Sermón de todos los domingos y fiestas

Martín (¿?)

González Villa de Misionero rural en No hay referencias

Infante, Diego Atlixco Tlaxcala

(1564 - 1644)

Tovar, Juan de Tezcoco Misión en Sermón del P. Tovar sobre la Santísima Virgen de

(1541 - 1626) Tepotzotlán Guadalupe

Preceptivas jesuitas:
Nombre Fechas Retóricas Año de

publicación

Cipriano Soarez 1524 - 1593 Summa artis Rhetoricae 1586

San Francisco de 1510 - 1572 Tratado breve y provechoso del modo de predicar el santo 1592

Borja evangelio

Juan Bautista 1581 - 1652 Rhetorica Christiana ó Idea de los que desean predicar 1647

Escardó con espiritu y fruto de las almas escondida en los avisos

que se dan en este libro para declarar la palabra de Dios,

con provecho de los oyentes, utilisima á los predicadores

del Evangelio y á todos los aficionados a la elocuencia,

practicando con ejemplos de varones eminentes en la

Rhetorica divina y humana

91
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Página opuesta) La llamada predicación evangélica José de Ormaza 1617 - 1676 Censura de la Eloquencia para calificar sus obras y 1648
era un discurso sencillo y alejado de los ornatos
señaladamente las del Púlpito
que se pretendía iluminado por la gracia divina,
pero aliado a la fuerza de los afectos.

Juan Antonio Siglo XVII El orador cristiano sobre el Miserere 1657

Jarqué

Luis Alfonso de ? - 1630

Carvallo

Baltasar Gracián 1601 - 1658 Arte de Ingenio, tratado de la Agudeza en que se explican 1642

todos los modos y diferencias, de conceptos

José de Olzina 1607 - 1667 Retórica. Epítome Latino, Castellano en quatro libros 1645

aumentado con diferentes exemplos de insignes oradores, en

ambos idiomas, util a todos los estados

92
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Fuentes consultadas

Bibliografía
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gloriosamente en el Santo Monte de Granada, México, UNAM, Fondo Reservado (colec. Lafragua,
1252-LAF), ff.156-8.

94
La predicación jesuita

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Ribadeneyra, Antonio de, Sermón en la fiesta y juramento de la Purísima Concepcion de la Virgen


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Hemerografía
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95
L o s E je rc i c i o s esp i r i t u a l es
y l a a ct i v i d a d c i e n t í f i c a
d e l o s jes u i ta s

Alfonso Alfaro
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) A partir de una experiencia         a Compañía de Jesús nació en una universidad,
interior, Ignacio de Loyola formuló un método
        en un momento de plenitud del humanismo
para alentar a los individuos a guiarse a sí mismos
por los territorios interiores de la inteligencia y la renacentista. La institución quedó marcada por su tiempo y por
sensibilidad: los Ejercicios espirituales.
su origen. A lo largo de su historia, la relación de sus miembros
con los quehaceres del conocimiento fue siempre honda y vital.
En la Sorbona, los jesuitas dieron a luz un proyecto que, al tiempo
que les permitió desempeñar un papel señalado en los claustros
académicos, había de lanzarlos a un mundo que en esos momentos
rompía sus propios límites. Una institución que tenía entre sus
pilares a las misiones y los colegios (con sus haciendas) podía
incorporar en una misma línea de coordenadas la exploración, el
análisis sistemático y la enseñanza; en la otra línea perpendicular
estaban articuladas tanto la investigación pura como la solución
de problemas de carácter técnico. En cada línea los flujos corrían
en ambos sentidos; la interacción era, así, múltiple y constante.
Los misioneros se enfrentaban a realidades inéditas que había
que describir e interpretar (de ahí sus aportaciones a numerosas
disciplinas: lingüística, etnología, geografía, cartografía,
botánica…), los coadjutores debían resolver problemas prácticos
(de contabilidad, administración, agricultura, construcción,
N. de A.Una versión ampliada de este texto fue farmacopea, irrigación, metalurgia…), los profesores participaban
publicada en el número 82 de la revista Artes de
en los grandes debates científicos (sobre filosofía, teología,
México: “Los jesuitas y la ciencia. Los límites de
la razón”. astronomía, matemáticas, física, historia…) y presentaban sus

98
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

trabajos en las más importantes academias de Europa. Los artistas trataban de asimilar
lenguajes estéticos nuevos y materiales inusitados. Esta orden planetaria se articulaba
internamente gracias a una trama de cartas, instrucciones e informes, estimulaba los
viajes y la rotación de funciones y favorecía el carácter internacional de los equipos
de trabajo. Se dio así origen a un trasiego constante de datos y objetos que vinculaban
los laboratorios de investigación pura con las más distantes avanzadas de exploración.
No es de extrañar que el que fue quizá el primero de los grandes museos de ciencia y
antropología haya sido fundado por el P. Kircher y que la primera enciclopedia de las
culturas del mundo fuera editada por los jesuitas franceses.

La tradición pedagógica humanista, que los jesuitas asumieron con entusiasmo,


alentaba el reconocimiento del mérito personal en los terrenos del saber y el
comportamiento (ciencia y virtud). De esta manera se compensaba la escala
jerárquica medieval fundada en el nacimiento y la estirpe. Así se estableció
la afinidad natural que vinculó a los jesuitas con los letrados chinos; por eso
pudieron también fomentar en todo el mundo una cultura donde se valoraban
los quehaceres de la inteligencia al mismo tiempo que el empeño por la rectitud
de la vida. El riguroso modelo de selección que era el eje de la estructura interna
de la Compañía facilitaba la división de las tareas y la complementariedad de las
funciones. Los profesos, ocupados directamente en labores de evangelización,
gobierno o investigación, contaban con la ayuda de los coadjutores
espirituales para los asuntos de carácter sacerdotal que implicaban
responsabilidades menos apremiantes o que no exigían la misma
movilidad que la caballería andante de los que habían pronunciado el
cuarto voto. La orden contaba también entre sus cuerpos fundamentales
a los coadjutores temporales, encargados de funciones técnicas o
administrativas (algunos tan ilustres como san Alonso Rodríguez, Andrea
Pozzo o los arquitectos Giovanni Tristano y Giuseppe Valeriano). Desde el
exterior, los congregantes marianos fungían como mecenas, colaboradores
en las obras de la Compañía y vínculo con el mundo laico. Vale la pena señalar
el papel primordial que desempeñaron los coadjutores en la obtención de datos

100
de primera mano sobre cuestiones tecnológicas para alimentar la
maquinaria de la producción científica de la orden.

Si en el terreno de las aportaciones jesuíticas a las artes el


recurso fundamental es la imaginación, aquí la palabra clave
es experiencia. Estas dos nociones (imaginación, experiencia)
permiten ligar dos de las actividades fundamentales de estos
religiosos (artes y ciencias) entre sí y con la fuente primordial de
la vida de la Compañía que son los Ejercicios espirituales.

La Compañía no había surgido para algo (evangelizar, combatir al


protestantismo…), sino porque Ignacio de Loyola había vivido una
experiencia interior que lo había llevado desde la conversión hasta
el éxtasis místico. Esta circunstancia singular le había permitido
formular un método para alentar a los individuos a guiarse a
sí mismos por los territorios interiores de la inteligencia y la
sensibilidad: los Ejercicios espirituales.

A través de la práctica de los Ejercicios, cada jesuita A partir de su propia práctica de los Ejercicios..., cada jesuita
desarrollaba un hábito fundamental: la escucha
desarrollaba un hábito fundamental: la escucha atenta y el manejo
atenta y el manejo de una serie de experiencias
que tenían lugar en el ámbito de la conciencia y los de una serie de experiencias que tenían lugar en el ámbito de la
afectos (las mociones del ánima).
conciencia y los afectos (las mociones del ánima). Este proceso
culmina en el momento en que el individuo aprende a trasladar
esa actitud desde el ámbito subjetivo hacia el exterior. La última
contemplación propone el horizonte (infinito) al que había de
aplicarse el escrutinio de las realidades perceptibles y cognoscibles
con el propósito de encontrar en ellas los signos del amor divino.
El universo entero se convertía así en un espacio abierto al
conocimiento sensible y a la aventura de la razón. El apasionado
fervor con que estos religiosos se volcaban hacia las ciencias
exactas o al conocimiento de la naturaleza o las sociedades no

101
era sólo una libido sciendi ansiosa de erudición, o un entusiasmo
desinteresado por las estructuras formales del conocimiento puro,
sino la segunda etapa de un impulso iniciado en el interior de la
conciencia, un clamor lanzado al infinito en busca de respuesta.
El ejercicio de la inteligencia era un recurso indispensable en el
camino de la contemplación.

Los Ejercicios espirituales proponían, de manera implícita y sin que


ése fuera su propósito, un itinerario que podía servir como hoja
de ruta para los científicos del Renacimiento, herederos tanto
de la tradición aristotélica como del reciente neoplatonismo:
en el orden de la conciencia y los afectos, experimentar para
discernir, discernir para conocer (la voluntad de Dios), conocer
para decidir rectamente. En esta etapa se aprendía a implicar
en la aventura a las tres potencias del alma (según el sistema
aristotélico): memoria, entendimiento y voluntad. De esta
manera, las facultades cognoscitivas y las volitivas, la razón y
los afectos, convergían en un mismo cauce cuya desembocadura
era el ejercicio de la libertad individual. El proceso continuaba
una vez que, al final de los Ejercicios espirituales, la mirada se
volcaba hacia el mundo exterior: experimentar (la realidad de
la creación) para contemplar, contemplar para alcanzar amor.
Este modelo tenía como una de sus premisas clave el hecho de
hacer explícito el lugar del sujeto en el proceso, sin pretender
que los actos de experimentación y conocimiento pudiesen ser
neutros e imparciales. Se encontraba así presente uno de los
elementos más difíciles de asumir en las tareas científicas: la
Las ciencias, las técnicas y las artes tenían como conciencia de la implicación del sujeto, que podría inducir una
único cometido el servicio de la evangelización y
actitud menos arrogante que la del investigador que pretende
a ella se consagraba el trabajo y el esfuerzo de los
miembros de la Compañía de Jesús. ser capaz de lograr la objetividad pura. Ésta es una de las fuentes
(más tarde examinaremos otras) de uno de los elementos

102
Los Ejercicios espirituales y la actividad científica de los jesuitas

característicos de la actitud de los científicos jesuitas: la conciencia de los límites de la


razón. En los dos extremos de la curva cronológica de la antigua Compañía, de Pedro
Fabro a GuillaumeFrançois Berthier, pueden encontrarse muestras de esa conciencia de la
intervención de los afectos en los procesos cognoscitivos, lo cual pudo inducir en ciertos
momentos una actitud de reticencia hacia los debates apologéticos.

La práctica de los Ejercicios espirituales inducía un proceso que partía de la experiencia


de la realidad (tanto personal como cósmica) cuya complejidad en claroscuro debía
depurarse lentamente hasta convertirse en plenitud de transparencia y de gozo.

Por lo que tocaba al conocimiento de la realidad, no había territorio cuya intelección debiera
ser soslayada (de ahí la curiosidad omnívora de que daban prueba los científicos jesuitas). En
lo concerniente a la transformación del mundo, tanto las ciencias y las técnicas como las artes
tenían como único cometido el servicio de la evangelización. A ella se consagraba el trabajo
de coreógrafos y escenógrafos, ebanistas y torneros, constructores de colegios y de acueductos,
fabricantes de esferas armilares y telescopios. A ella se dirigía el esfuerzo de etnógrafos,
cartógrafos y lingüistas, y también el de moralistas, gramáticos y retóricos.

Esta avidez ilimitada pudo evitar diluirse en la insignificancia porque se encontraba


enmarcada en unos márgenes precisos definidos también por el proyecto espiritual de la
orden. Las líneas de fuga del “Principio y fundamento” ordenan, a la par que todos los
demás procesos, también el del conocimiento, como si se tratase de una composición en
perspectiva que dirige, dimensiona y ubica cada uno de los elementos de la creación y, sobre
todo, pone en relación las realidades tangibles y cognoscibles con aquellas que escapan al
control e incluso al conocimiento humano. Porque así como en las composiciones de Pozzo
la profusión exhaustiva de la materia representada sólo cobra sentido porque se encuentra
orientada hacia un vacío inmaterial que la representación pictórica permite evocar y que
es fuente última de la luz que la estructura, así también en el trabajo de los científicos
jesuitas las leyes del universo perceptible y mesurable son secundarias y cualitativamente
diferentes respecto de una realidad inmarcesible (de la cual proceden). Esta diferencia
fundamental entre la creación y su Creador, entre el universo contingente y la divinidad

103
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

trascendente, les impedía considerar lo sensible y aun lo cognoscible como instancias finales.
Los sentidos podían y debían empeñarse en percibir con la máxima precisión y finura; la
razón podía y debía esforzarse con ahínco en comprender, dilatando hasta el extremo los
márgenes de la inteligencia. Pero era necesario tener continuamente presente que existía un
horizonte más allá del cual ni el conocimiento sistemático ni la intuición más aguda eran
capaces de otorgar seguridades y certezas, un territorio que no cabía ignorar. Las leyes que
eran útiles para entender el comportamiento de los números o las circunvoluciones de los
planetas podrían llevar al sujeto hasta sus linderos, pero no más allá. Para los religiosos,
esa dimensión que podríamos llamar, evocando al jesuita Michel de Certeau, la alteridad
trascendente, correspondía a los territorios de la fe. Por eso no pudieron seguir hasta sus
últimas consecuencias los proyectos de sus contemporáneos ilustrados, para quienes el orden
ontológico era una prolongación del orden cósmico (que formaba, de manera ascendente,
una unidad indistinguible con el sistema de la naturaleza).

Para la Compañía, Dios no era sólo el principio rector de una maquinaria funcional de
dimensiones cósmicas o un gran arquitecto razonable (es decir, un ser cuya razón debía ser
la misma que conocemos, capaz de dar cuenta suficiente de las experiencias de laboratorio
o la regularidad de las estaciones). Los científicos jesuitas, aun esforzándose al máximo en
comprender los mecanismos que gobiernan el universo, pensaban que no podía tributarse
a la naturaleza la veneración y el carácter absoluto que ellos reconocían a la divinidad, ni
esperar de ella la plenitud que habían vislumbrado en la soledad radical (abismo y cima) de
la experiencia propiciada por los Ejercicios espirituales. Tampoco poseían la confianza en que,
si alguna vez pudieran llegarse a conocer y manejar en alto grado las leyes de la naturaleza,
iba a poder instalarse en este mundo esa tersa perfección que las utopías de las Luces (como
más tarde las del progreso o las de la revolución) prometían a sus creyentes. Ellos pensaban
que el reino no era de este mundo, y que la condición humana implicaba una tensión
constante entre lo que la imaginación llegaba a concebir y lo que la inteligencia era capaz
de conocer, y entre lo que los afectos podían desear y lo que la voluntad lograba realizar. El
lenguaje estético que habían desarrollado, que tenía entre sus recursos fundamentales el
trampantojo, estaba siempre ahí para recordar el lugar esencial que tenía la ilusión como
uno de los mecanismos ineludibles del espíritu humano. La ciencia que ellos propugnaban

104
En el conocimiento de la realidad, los científicos
jesuitas mostraron una curiosidad omnívora, sin
embargo, esta avidez ilimitada no se diluyó en la
insignificancia porque estaba enmarcada por el
proyecto espiritual de la orden.
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

debía ser compatible con la Eucaristía. El talante optimista respecto


de la naturaleza humana y la libertad interior que derivaba de los
Ejercicios espirituales los alentaban a utilizar todos los instrumentos
científicos (fueran materiales o conceptuales), cualquiera que fuera
su procedencia. Su actitud respecto de los límites de la razón los
obligaba a asumir una posición de distancia frente a los sistemas
que aspiraban a proponer un modelo autosuficiente para las leyes
científicas. Por eso podían seguir de cerca y con sumo interés los
avances del sistema copernicano y más tarde las aportaciones de
Galileo sin rebasar los límites de lo que era en esos momentos
la posición institucional de la Iglesia, su eje fundamental de
referencia; por eso, también, se esforzaban por dar un espacio a
las fórmulas de compromiso (como podía ser la de Tycho Brahe).
Así pudieron formar a Descartes en el colegio de La Flèche (el
cogito podría ser considerado, desde el punto de vista jesuítico,
como la aplicación parcial a una de las tres potencias del alma
—el entendimiento—, del modelo propuesto para el desarrollo
de la experiencia interior por los Ejercicios espirituales), pero no
acompañarlo en su proyecto de convertir sus hallazgos en un
sistema (lo que ocasionó, de ambas partes, un distanciamiento
doloroso). De esa manera podemos comprender que hubiese con
frecuencia jesuitas en cada uno de los bandos enfrentados que se
oponían en los debates científicos.

Su destreza en el uso de la imaginación sensorial (aprendida y


desarrollada gracias a los Ejercicios espirituales) los alentaba a la
formulación de hipótesis innovadoras; su necesidad de encontrar
soluciones prácticas a problemas que nadie se había planteado
Los Ejercicios espirituales proponían, de manera antes (por ejemplo, en los espacios culturales recién descubiertos)
implícita y sin que ese fuera su propósito, un
los llevaba a tratar de seguir la iniciativa ignaciana, a resolver los
itinerario que podía servir como hoja de ruta para
los científicos del Renacimiento. problemas tomando como guía la libertad personal conducida por

106
Los Ejercicios espirituales y la actividad científica de los jesuitas

el propio discernimiento y sin recurrir a fórmulas probadas, sino esforzándose en adaptarse


a los “tiempos, lugares y personas”. El resultado fue una asombrosa creatividad, pero
también un dinamismo efervescente que no lograba evitar la cacofonía. Dos instituciones
de referencia, la Iglesia y la Compañía, proporcionaban unos márgenes finales que acotaban
la hiperactividad de algunos trabajos científicos que podían comportarse, en ocasiones,
como partículas activas que al topar con esos obstáculos infranqueables adquirían un nuevo
impulso y reorientaban su trayectoria. Resulta fascinante constatar que, dada la reputación
de la Compañía como una institución centralizada y férreamente estructurada (obediencia
perinde ac cadaver), la coexistencia de posiciones encontradas podía ser percibida desde el
exterior como el resultado de un perverso maquiavelismo, como si esas divergencias visibles
fueran el resultado de un cálculo secreto y genial, como si hubiera una ciencia jesuita (o
una política, o unas artes jesuitas) diseñada para jugar simultáneamente en ambos lados
de cada debate. Los jesuitas lograban, sin pretenderlo, desconcertar a los observadores
por sus proposiciones cuya paradójica complementariedad hacía aparecer como sutilezas
voluntarias lo que no era más que la simple y llana contraposición de tendencias opuestas,
fruto de individualidades creativas presentes en el interior de un firme (y doble) marco
institucional, que gozaban de un amplio margen de iniciativa y se esforzaban por encontrar
una fórmula de convergencia o, al menos, de convivencia.

La claridad con que aceptaban los límites de la razón no los inclinaba a un pesimismo
radical como aquel del que dieron muestra los antiilustrados (y que más tarde suscitaría
ciertas formas extremas del pensamiento conservador), pero los precavía del entusiasmo
con que las sucesivas generaciones abrazaban las novedades de los diferentes modelos
intelectuales. La Iglesia les había prescrito un modelo sistemático (el aristotelismo
tomista) y de él trataban de hacer, con el menor conformismo posible (sobre todo desde la
publicación de las obras del P. Suárez), un uso institucional como referencia básica, pero
con la actitud de quien utiliza una herramienta necesaria, sabiendo que el terreno estricto
de los dogmas era mucho más angosto y que a él no pertenecían los sistemas conceptuales
que estaban a su servicio. Desde el principio, incluso los comentarios al maestro se habían
convertido en la fuente de un pensamiento crítico: “hechos desconocidos para Aristóteles
justificaban conclusiones diferentes a las suyas”.

107
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Sin embargo, el hecho de disponer de marcos estructurales tan firmes produjo, sobre
todo en lo que se refiere al ejercicio pedagógico, una tendencia a usar con excesiva
largueza los manuales o las síntesis que presentaban visiones integrales y sistemáticas,
lo que podía algunas veces, sobre todo en los terrenos de la filosofía y la teología, obviar
el indispensable contacto con las fuentes primeras (un indicio de esta situación fue la
importancia desigual que tuvieron —comparados con el latín— el griego y el hebreo
en la formación de los jóvenes, sobre todo cuando comenzó a menguar el influjo de las
primeras generaciones de humanistas).

Si bien la “Contemplación para alcanzar amor” es la culminación del proceso de los


Ejercicios espirituales, el libro se cierra más tarde con un colofón sumamente significativo:
las “Reglas para sentir con la Iglesia”. Para la orden, la fidelidad (no exenta de tensiones)
a la institución eclesiástica era el principio fundamental de su identidad. En su horizonte
existía un solo absoluto: ese Dios trascendente e inasible, y sin embargo encarnado y
amoroso. De la experiencia viva de esa luz lejana y parpadeante y, a pesar de todo, cálida, se
derivaba un compromiso radical con una institución, la Iglesia, cuya trayectoria de siglos
les proporcionaba una conciencia histórica poco común. Si el tiempo de las corrientes
(estéticas, científicas…) se medía por decenios, el de su espacio social de referencia (la
Iglesia) se contaba por milenios, y el del absoluto era nada menos que la eternidad.
(La herida docilidad con que la orden acató la supresión puede ser vista a la luz de esa
conciencia de las escalas de magnitud del tiempo histórico y de la relatividad de las horas
inmediatas. Sólo la dolorosa sumisión de que dio prueba le permitió resistir como un
rescoldo casi imperceptible y, cuatro décadas más tarde, experimentar un momento que
muchos vivieron como una resurrección.)

Esta perspectiva histórica, que les permitía, en ocasiones, relativizar las urgencias
coyunturales del presente inmediato, daba aliento al desapego con que algunos miembros
de la orden podían distinguirse de otros colegas científicos preocupados por dar a sus
hipótesis la categoría de sistemas autónomos (ellos ya poseían una referencia, que era
vinculante, y que tenía influjo en todos los aspectos de su vida personal). Es preciso
reconocer que la actitud preconizada por la “indiferencia” ignaciana llegaba a operar sólo en

108
Los Ejercicios espirituales y la actividad científica de los jesuitas

última instancia, en el momento en que era indispensable optar por


una adscripción a un sistema o adoptar una posición que tuviera el
carácter de compromiso. Antes de ese límite extremo, la vehemencia
natural a todo proyecto intelectual influido por la pasión (y el amor
por la ciencia tenía para ellos ese carácter) era inevitable, sobre todo
en aquellos temas marcados por la aspereza de la confrontación y el
ánimo apologético (tan vivo en esas generaciones).

Los jesuitas, enfrentados a necesidades muy dispares, dotados


de talentos desiguales, a pesar de haber recibido una formación
que era sorprendentemente homogénea si se toma en cuenta su
inmensa diversidad geográfica y cultural, no siempre lograron que
sus empresas fueran coronadas por el éxito. Existen numerosos
ejemplos de titubeos, caminos bloqueados, carreras frustradas,
aventuras sin futuro. Hubo fascinantes empresas más dignas
del interés de la literatura que fecundas para la ciencia (como
el inmenso trabajo del P. Villalpando, empeñado en utilizar
las matemáticas para encontrar, a partir del libro de Ezequiel,
las verdaderas dimensiones del edificio paradigmático de la
arquitectura: el Templo de Jerusalén).

Los científicos jesuitas, aun esforzándose Sin embargo, la actividad desplegada con entusiasmo a
al máximo en comprender los mecanismos
través de todos los continentes hace a esta institución un
que gobiernan el universo, pensaban que no
podía tributarse a la naturaleza la veneración protagonista inevitable cada vez que se intenta comprender
y el carácter absoluto que ellos reconocían a la
el desarrollo de los logros del conocimiento, tanto en nuestra
divinidad, ni esperar de ella la plenitud de la
experiencia propiciada por los Ejercicios espirituales. civilización como fuera de ella, a lo largo del arco que une al
Renacimiento con la Ilustración.

109
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Fuentes consultadas

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Hemerografía
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“Misiones jesuitas”, en revista Artes de México, México, núm. 65, 2003.

111
L A S C ON G R E G A C ION E S J E S UI TA S
E N L A C IUDAD D E MÉXI C O DURAN T E
L A ÉPO C A VIRR E INA L
Alicia Bazarte Martínez
Introducción

as congregaciones marianas de los colegios jesuitas tuvieron una fuerte


presencia en la capital del virreinato de la Nueva España, no había alumno
que, con sus parientes más cercanos, no perteneciera a dos o más de ellas.

La congregación era “el agregado de personas que se juntan y forman un cuerpo para ejercer
alguna obra piadosa o devota: lo que también se llama cofradía”1. El primer antecedente de la
fundación de estas hermandades jesuitas marianas data de 1540, año en que san Ignacio de
Loyola fundó la Compañía de Jesús, sin embargo, es hasta 1563 cuando Jean Leunis reunió
Patente de san Ignacio de Loyola. Era costumbre a un grupo de alumnos del Colegio Romano y fundó la primera congregación mariana, que
que dentro de los recintos jesuitas se destinara un
pronto se convertiría en modelo para todas las demás.
lugar especial para los altares de sus congregaciones
y colocar al lado de esto altares una lámina donde
se podían leer las obligaciones que el congregante
En 1578 el superior general de la Compañía de Jesús, Claudio Acuaviva, aprobó las reglas
tenía que cumplir al pie de la letra.
comunes para aquellos que quisieran incorporarse a la congregación. En 1584, el papa
Gregorio XIII autorizó, por medio de la bula Omnipotentis Dei, la primera congregación
del Colegio Romano con el nombre de La Anunciata, llamada también la Prima Primaria,
la designó cabeza de todas las demás congregaciones que se fundarían. Tres años
después, el papa Sixto V, a petición de la Compañía de Jesús, publicó la bula Superna
Disposittione, la cual habilitaba al superior general de la Compañía de Jesús a aceptar
en la congregación a personas de probada conducta aunque no fueran alumnos de los
1
Estas asociaciones recibieron el nombre de
“congregaciones” a imagen de la orden jesuita que se
colegios jesuitas.
llamaba así por la reunión “de muchos monasterios
de una misma orden, bajo la dirección de un mismo
director general”, Real Academia Española (RAE),
En 1748, Benedicto XIV incrementó los beneficios espirituales con la bula Praeclaris
1969, p. 274. Romanorum, la última que se daría en relación con las congregaciones marianas antes de la

114
Las congregaciones jesuitas en la ciudad de México durante la época virreinal

expulsión de los jesuitas de los territorios españoles en 1767. En 1773, Clemente XIV firmó un
documento suprimiendo la Compañía de Jesús y, en consecuencia, todas las congregaciones2.

Para Pilar Gonzalbo, “los jesuitas novohispanos pretendieron dirigir la religiosidad de todos
los grupos étnicos y sociales del virreinato de acuerdo con ideales de vida capaces de apuntalar
el delicado equilibrio de fuerzas de la sociedad colonial”3 así, los jesuitas, desde su llegada a
la capital del virreinato de Nueva España, promovieron las devociones marianas, en especial
la de la Virgen de Loreto que presidió sus casas y colegios; tanto su fundador, san Ignacio de
Loyola como Francisco Xavier se convirtieron en santos patronos de las congregaciones de
2 seglares en las principales ciudades del reino. Sin embargo, en donde realmente destacan es en
Las congregaciones marianas fueron, sin
duda, la inspiración y fundamento de las la creación de congregaciones de estudiantes.
nuevas propuestas de asociación de seglares.
En el siglo XX, en 1948, el papa Pío XII con su
Constitución Apostólica Bis Saeculari dio un La principal diferencia entre las congregaciones y las cofradías es que las primeras tuvieron
estímulo importante a la renovación de este tipo
por sede un recinto jesuita, el rector debía de ser de la misma orden y dependía directamente
de asociaciones. En 1951 se efectuó en Roma el
Primer Congreso Mundial para el Apostolado del padre general de la orden en Roma.4
Laical, con la presencia de 40 representantes
de 16 países, ahí se discutió la idea de una
federación mundial. En 1953, el mismo papa “Estas congregaciones jesuitas respondían al interés de san Ignacio de formar grupos
aprobó tal federación y empezaron a efectuarse
selectos de religiosidad militante, que colaborasen con los miembros de la orden en las
las asambleas mundiales: la primera en 1954, en
Roma; para el año de 2003 se habían efectuado obras del apostolado. El éxito de las congregaciones fue inmediato y su proliferación siguió
14 asambleas. 1967 fue un año especial ya que se
el ritmo de sus colegios”5. En los recintos jesuitas se procuró destinar un lugar especial
“definió un nuevo nombre y un nuevo comienzo”
para las congregaciones marianas con el título de para los altares de estas congregaciones, donde se pudiera oficiar misa; además se colocó, al
comunidades de la vida cristiana. Comunidad de
lado del altar, una lámina con las obligaciones del congregante, para que éste siempre las
vida cristiana, agosto de 2008 [en línea].
siguiera al pie de la letra. La limpieza era una de las características de estos altares, en ellos
3
Pilar Gonzalbo, “Las devociones marianas en
se prohibían las “flores naturales y ramas de juncia porque sólo sirven para atraer moscas
la vieja provincia de la Compañía de Jesús” en
Clara García Ayluardo y Manuel Ramos Medina y desasear la pieza, maltratarse el retablo y estorbar el mejor y más decente adorno de las
(coords.), Manifestaciones religiosas en el mundo
flores artificiales”6.
colonial, 1997, p 255.

4
Alicia Bazarte y Clara García, “Los costos de la
Al finalizar el siglo XVII, en la República Mexicana existían 23 congregaciones de las
salvación”, 2001, p. 30.
siguientes advocaciones: La Anunciata, La Buena Muerte, Jesús Salvador del Mundo, la
5
P. Gonzalbo, op.cit., p. 257.
Virgen de los Dolores, la Virgen de Loreto y la Inmaculada Concepción. Aunque en ocasiones
6
AGN, Montepíos, vol. 2, exp. 1, fs. 74. se menciona la de Nuestra Señora de la Natividad, no se cuenta con información oficial que

115
Sumario de Indulgencias de La Anunciata. En
México, la Congregación de La Anunciata recibió
las primeras bulas de indulgencias en 1577 y fue la
única que contó con un sumario de indulgencias
para los congregantes.
Las congregaciones jesuitas en la ciudad de México durante la época virreinal

lo constate. Todas estas congregaciones expedían una patente a sus asociados en donde se
registraba una síntesis de los reglamentos.

Cada una de estas congregaciones se avocó a un solo apostolado; sin embargo, la mayoría de
ellas asistió a cárceles y hospitales manifestando su caridad hacia el prójimo y recordando a
Jesucristo durante su cautiverio en el aposentillo; cuidaban a los enfermos como si se tratara
de sanar a Jesús por los tormentos que recibió en el camino al calvario y crucifixión.

Las congregaciones

La Anunciata
Fundada en el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo en 1574. Fue la primera
congregación mariana y tuvo como patrona a la Virgen María en el misterio de su
Anunciación, fue establecida por los jesuitas en Roma; en México recibió las primeras
bulas de indulgencias en 1577; era la única congregación que contaba con sumario
de indulgencias para los congregantes y era capaz de transmitirlas a todas las demás
congregaciones jesuitas de Nueva España. Era fuente de gracias y privilegios espirituales
que disfrutaban todos los hombres piadosos, “principalmente, las que están instituidas bajo
del patrocinio de la Beatísima Virgen María, que tienen mucha eficacia para aumentar la
piedad y la especial devoción”7.

En 1584 el papa Sixto V pidió que se rigieran a través de esta congregación de la


Bienaventurada María de la Anunciación todas las demás: “ora de estudiantes, ora de fieles,
ora de ambas, juntamente así con el título de la bienaventurada Ma. De la Anunciación como
con otro título o invocación en cada una de nuestras iglesias, casas, colegios y seminarios de la
Compañía y en otros lugares debajo de la dirección y gobierno de la misma Compañía”8.
7
A. Bazarte y C. García, op. cit., p. 389.
A partir de 1625, esta congregación tuvo el privilegio de ser la única en imprimir los
8
Idem., en el sumario de indulgencias se ubica un
catecismos y algunos libros religiosos, el principal de ellos fue La doctrina cristiana del padre
resumen de esta bula, en extenso se encuentra en
AGN, Jesuitas, 1-11, exp. 32, f. 159. Jerónimo de Ripalda de la Compañía de Jesús, del que tenía que renovar la autorización de

117
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

reimpresión cada cinco años. Para cumplir esta disposición, el arzobispado hacía auditorías a
los impresores y librerías para que únicamente se vendieran y distribuyeran libros por parte
de La Anunciata9.

La Buena Muerte y Jesús Salvador del Mundo


Fundadas en el Colegio de San Gregorio. Fueron las congregaciones más importantes en
torno a lo que implicaba la muerte personal, pues recomendaban que el congregante siempre
estuviera preparado para el bien morir, reflexionaban acerca de los últimos momentos de
Jesucristo en la cruz como un ejemplo que los congregantes debían seguir. Inicialmente se
Sumario de Indulgencias de la Buena Muerte. establecieron en el Colegio de San Gregorio10 y para finales del siglo XVII, en 1686, ambas
Las congregaciones de la Buena Muerte fueron
congregaciones se trasladaron a la Casa Profesa (San José el Real). La congregación del
de suma importancia para apoyar tanto a los
enfermos como a los huérfanos.Era obligación que Salvador se encargó prioritariamente de dos obras piadosas: 1. La fundación en 1687 del
el congregante estuviera lo más preparado para el
Hospital Real del Divino Salvador para Mujeres Dementes (conocido más tarde como el
bien morir.
de La Canoa, por ubicarse en la calle con ese mismo nombre) en lo que había sido la casa
del carpintero José Sayazo, quien empezó a dar albergue a estas enfermas; fue animado a
proseguir esta labor por el jesuita Juan Pérez. Del hospital escriben sus fundadores, quienes se
encargaron de administrar la obra pía del arzobispo Francisco Aguiar y Seijas:

Estaba una O.P. y necesaria en la República a peligro de acabarse y dejarse del todo. Y siendo por
una parte la necesidad de dichas pobrecitas mujeres tan extrema pues en total pobreza no les queda
ni hacen el juicio con que poder representar su necesidad y pedir limosna y por otra ver de graves
inconvenientes como se han experimentado en que mujeres de esta calidad anden libres por las calles y
ejercitándose esta ilustre congregación en obras de tanta piedad; como es notorio: parecía muy propia
de su piedad y de mucho aumento a su lustre para servicio y gloria de Ntro. Salvador que tomara a su
9
AGN, Montepíos, vol. 2, exp. 2. Sobre privilegios cargo esta obra tan santa y piadosa. Todos los de la mesa firmaron de muy común acuerdo.11
de la Congregación de la Anunciata, véase AGN,
Cofradías y archicofradías, vol. 194; AGN, Jesuitas,
exp. 44, fs. 140-143. La congregación del Salvador también dedicó sus esfuerzos (en nombre de los sufrimientos
10
Colegio fundado por Juan de Chavarría Valera
que Jesús padeció en la cruz al ver a su madre y a María Magdalena desamparadas) a dotar
para indios de sus haciendas de ganado en huérfanas, es decir, a aquellas mujeres desatendidas que no podían casarse por carecer
Hidalgo.
de dote. Para 1731 habían sido dotadas 1 085 huérfanas. También quedaba de manifiesto
11
AGN, Jesuitas, exp. 1, 1731, f. 7. la devoción, pues existía la obligación de ofrecer misas por el alma de los congregantes

118
Las congregaciones jesuitas en la ciudad de México durante la época virreinal

muertos, para septiembre de 1731 se rezaban mensualmente misas para 2 266 ánimas del
purgatorio; en 45 años se “habían beneficiado los fieles difuntos con un millón ciento
treinta y tres mil misas además de las que se rezaban los jueves, los sábados y las muchas de
12
Ibidem, p. 17.
las capellanías”12.
13
Idem.

14 Cada mes, la congregación del Salvador llevaba a los hospitales dos cenas y socorría a
Ibidem, p. 19. Esta protección a los indios
se debía a que el Colegio de San Gregorio fue los enfermos con algún dinero. En las cárceles, una vez al año, ofrecía una comida y
fundado en 1652 por el caballero de la orden de
proporcionaba alguna limosna a los presos13.
Santiago, Juan de Chavarría Valera, propietario
de haciendas de ganado menor en Acolman y
Mixquiahuala en el estado de Hidalgo, quien dotó
al colegio y a su iglesia de capital suficiente para
La Virgen de Loreto
su sostenimiento y su vida futura; el patrono Se fundó en el Colegio de San Gregorio y tenía a su cargo:
decidió que San Gregorio funcionara como escuela
de indios y apostolado para las comunidades de
habla náhuatl, inclusive, en la congregación del […] ser protectora de los indios, principalmente de los foráneos desvalidos en los casos en que su
Salvador rara vez llegaron a aceptarse algunos
influjo pueda facilitarles que sean oídos y atendidos en justicia según su miseria, para que no
indígenas, también se aceptaron algunas
mujeres, pero únicamente como barrenderas, perezcan sus causas y sus personas por el desamparo en que se suelen hallar en esas cárceles y en
esto se debía a que no se creía prudente que
otros asuntos particulares graves que de ordinario son tan necesitados de protección.14
fueran agregados a las congregaciones jesuitas,
el pretexto era que de esta manera podían dejar
de atender sus ocupaciones. También trató de
Efectivamente, la congregación trataba de proteger a los indios que ahí se encontraban
establecerse en San Gregorio un recogimiento
para indias. Félix Zubillaga, en Rebeca Pacheco estudiando las primeras letras, las cuentas y otros menesteres que los ayudaran en sus labores
Alarcón, La congregación jesuita de la Buena Muerte,
de administración en las haciendas de Olapa y Mixquiahuala, propiedad de Juan de Chavarría
México, UNAM, Acatlán, 2007, p. 86. El siguiente
párrafo es aclaración mía: El confesor de Juan Valera, patrono del Colegio, pero los excluyó de pertenecer a ella.
de Chavarría Valera fue el distinguido jesuita
Antonio Núñez de Miranda, que fue el encargado
de manejar el Colegio, por eso promovió que Las cartas que se enviaron a Roma, para solicitar la fundación al padre general de la orden
fuera sede fundacional de congregaciones como
Jesuita, son el mejor ejemplo de la calidad étnica de los congregantes, pues únicamente podían
La Buena Muerte, del Divino Jesús Salvador del
Mundo y de la Virgen de Loreto. aspirar aquellos que fueran españoles y criollos, considerados de lo mejor de la sociedad de
15 la ciudad de México, al igual que en todas las demás congregaciones: “que no se admitan ni
AGN, Montepíos, vol. 2, exp. 1, f. 32v., s/f. No
ocurrió así en otras provincias jesuitas, tenemos puedan ocupar los oficios persona vil, infame de hecho o de derecho, mezclado de indio o
el caso de Córdoba del Tucumán (Argentina),
negro, cristiano nuevo, (o) penitenciado públicamente”15.
donde tanto los negros como los pocos naturales
del lugar pudieron pertenecer a congregaciones,
véase Ana Ma. Martínez de Sánchez, Los jesuitas,
Esta congregación nos indica el cuidado que los jesuitas deberían tener para el
sus cofradías y congregaciones, Universidad Católica
de Córdoba (en prensa), Córdoba, Argentina. establecimiento de sus capillas: don Feliz Venancio Melo y don Juan de Castañiza, así

119
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

como otros vecinos de lo más distinguido del reino, hicieron los trámites para fundar la
congregación de Nuestra Señora de Loreto ante el padre general de la orden en Roma, pero se
les negó el permiso puesto que su capilla quedaría en la iglesia del Colegio de San Gregorio
y esto era muy perjuicioso debido a que ahí se encontraban los indios, a lo que, alegaron,
por escandalosos, se les edificaría una pieza especial en el interior para que no interfirieran
en las juntas de la congregación y menos en los ejercicios espirituales que ahí se llevaban a
cabo. Finalmente consiguieron la autorización, pero se aclaró que ni indios ni negros debían
acercarse “ni de la reja para afuera”16.

Patente de la Purísima Concepción. El honrar las La Virgen de los Dolores


festividades marianas era una de las obligaciones
Establecida en el Colegio de San Pedro y San Pablo, se encargó de promover la devoción a los
de los congregantes y por lo tanto tenían
compromiso de visitar hospitales y cárceles, dolores de la Virgen María durante la Pasión, designaba el viernes anterior a la Semana Santa
dar limosna a los prisioneros y realizar actos de
para su especial conmemoración. Como obra piadosa llevaba dos comidas al mes a los hospitales
caridad y humildad, también debían promover los
Ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola. y una a las cárceles, pero sobre todo, se encargó de los “incendios” en el colegio sede, tradición
que se ha heredado hasta el día de hoy:

Desde la segunda mitad del siglo XVII, año de 1660 aproximadamente, dio inicio en nuestro
país la tradición de levantar, el sexto viernes de Cuaresma, los llamados “incendios” o Altares de
Dolores. Éstos se consagraron a los sufrimientos que la Virgen María padeció durante la pasión
de su hijo Jesucristo, simbolizados en las siete espadas que le atravesaron el corazón.

Estas construcciones efímeras, compuestas de luz y agua, y los aromas de las primeras flores
de la primavera, eran un recurso honorífico de los fieles para acompañar a la madre de Dios y
demostrarle que no se hallaba sola en su penar; así, por medio de la piedad y el rezo, el canto y
la reflexión, quedaba patente la compasión de “sus hijos” una semana antes de la tragedia en
el Calvario. Por ejemplo, las alfombras de pétalos, semillas y aserrín teñido eran una manera
16
AGN, Jesuitas 1-14, fs. 1341-1360, otra numeración de hacer menos penoso su paso por “la calle de la amargura”; el trigo germinado, hecho crecer
es de la 679-700. Estos expedientes contienen
con las lágrimas de sus ojos, aludía a su fecundidad como mujer corredentora de la humanidad.
también las constituciones de la congregación.
Las aguas de colores, depositadas en vistosos botellones, recordaban también sus lágrimas
17
Hoja suelta: “Incendio del altar de Dolores en
derramadas a los pies de la cruz. El color característico de su manto era morado para mostrar el
la Insigne y Nacional Basílica de Santa María de
Guadalupe”, México, jueves 29 de marzo de 2007. ánimo encendido, como el de la granada, de su pasión amorosa.17

120
Las congregaciones jesuitas en la ciudad de México durante la época virreinal

Este altar era iluminado con un sinfín de luces:

Zacatecas, 1731.

El día 16 de marzo en que se rezó de los Dolores, celebró esta fiesta su Congregación en la
Iglesia del dicho Colegio de la Compañía con las mayores demostraciones de plausibilidad
18
El pregonero, Archivo Histórico del Estado de que pueden decirse, pues además de la concurrencia de los primeros Republicanos, y de su
Zacatecas, septiembre de 1992, núm. 10, p. 5.
piadosa ya expresada Congregación presidida de su actual prefecto ilustre Sr. Conde de San
19
Esta congregación la fundó en 1646 el jesuita Mateo de Valparaíso, se estrenó con una colgadura de tan bien fingida tela que importó
Antonio Núñez de Miranda, natural de las minas
del Fresnillo, Zacatecas, quien, de acuerdo a sus
más de 1 500 pesos, y se puso número tan crecido de luces, que sólo en el majestuoso trono
biógrafos, fue varón insigne en virtud y letras, ardían 140 hachas de finísima cera, que al reverberar en los muchos torsos cristalinos espejos,
calificador del Santo Oficio, maestro de Prima
de Sagrada Teología, prefecto de los estudios y
multiplicaban lucimientos.18
rector del Colegio Máximo, provincial de Nueva
España, el segundo prefecto por espacio de 32
años continuos de la Congregación de la Purísima
Fue esta devoción promovida por los jesuitas la que se arraigó con más fuerza en la tradición y
que amplificó en sus mayores creces, confesor del mentalidad colectiva, por lo que no debemos dejar de visitar estos “incendios” cada viernes de
excelentísimo señor virrey Márquez de Mancera, y
su celo, caridad y mortificación lo hicieron amado
Dolores, en las iglesias y capillas de la ciudad.
de Dios y de los hombres, murió en 1695 a la edad
de 77 años.
La Purísima Concepción de Nuestra Señora la Virgen María
20
Si el siglo XVI nos heredó dos cultos Se fundó en 1646 y tuvo su asiento en el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo19. Esta
fundacionales: La Guadalupe y la Remedios,
el XVII podría considerarse como el siglo
congregación fue el mejor ejemplo de las prácticas devocionales en los colegios jesuitas que se
inmaculista; si tomamos en cuenta que el sumaron a la defensa del dogma de la Purísima Concepción20. En sus reglas se menciona que
período del barroco lo debemos pensar no
únicamente como productor de obras de arte,
quien no cumpla con ellas no peca, pero queda privado de los sufragios de la congregación.
de florecimiento de la retórica y del lenguaje Para honra de las festividades marianas se debían visitar los hospitales y cárceles durante
emblemático, sino como una forma de vida en
donde el grupo en el poder y los habitantes de
diez ocasiones al año, dar limosnas a los prisioneros y ejercitar con ellos actos de caridad y
la ciudad de México promovieron su grandeza humildad, así como promover los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, además de
a semejanza de la grandeza española para no
quedar excluidos de la metrópoli. El culto a la
firmar una protesta de esclavitud.
inmaculada fue uno de los pretextos para lograr
esa distinción que tanto buscaban en el mundo
virreinal, es como si Nueva España se convirtiera
Los agremiados deberían ser únicamente hombres y al constituirse como esclavos tenían
en un monasterio gigantesco alrededor de la que cumplir con sus obligaciones, por más duras que éstas fueran; sin embargo, las
limpia y pura Concepción de Nuestra Señora, y los
alumnos de los colegios jesuitas se distinguieron
mujeres tenían una destacada participación, un ejemplo de ello es el caso de una dama
por promover tal devoción. de la alta sociedad de la época, doña Agustina Picazo, a la que se le aceptó —como una

121
excepción— capital suficiente para llevar comida una vez por mes
al hospital de San Hipólito:

[…] y no como obligación necesaria por parte de la congregación para


aceptar mujeres, sino como una voluntaria devoción, que vayan a
visitar a los dolientes, 23 congregantes y la señora Picaso, pues con
ellos sobra y basta por la estrechura del lugar y por la delicadeza de los
En la Carta de esclavitud los congregantes de la enfermos […] la visita se efectuará en domingo y se repartirán entre
Purísima Concepción se comprometían a cumplir
estas 24 personas para que sólo les toque una vez al año (dos por mes),
con sus obligaciones por difíciles que fueran, como
visitar a los enfermos en los hospitales y a los presos y no se convierta en una gravosa carga. 21
en las cárceles, así como darles alimento y vestido.

Estas visitas, de acuerdo con el documento, fueron tan solicitadas que


se decidió:

que el que quiera [ir al] hospital que acuda al padre, y se ha de dar al
primero que llegare; y por la gracia de Dios son siempre tantos los que
lo quieren que todo el pleito es contentar a los que se quedan sin él22.

En todas las congregaciones, las visitas a cárceles y hospitales se


debían programar siempre en domingo, el prefecto notificaba
al padre encargado de la misa para que, a su vez, avisara desde
el púlpito, durante el sermón, qué hospital o qué cárcel tocaba
visitar. El domingo posterior a la visita, el padre agradecía
a los congregantes que habían colaborado mencionándolos
públicamente. Las dos cenas que se llevaban al hospital Real de los
Indios eran en Cuaresma. Las comidas y las cenas generalmente
consistían en un “puchero, copioso y abundante, para el buen
21 provecho de sus personas”23.
AGN, Montepíos, vol. 2, exp. 1, pp. 66-67.

22
Idem.
Castro Santana refiere así uno de los actos reglamentarios de la
23
Idem. congregación verificado en la mañana del 22 de febrero de 1756:
Las congregaciones jesuitas en la ciudad de México durante la época virreinal

La muy ilustre Congregación de la Purísima, sita en el Colegio de San Pedro y San Pablo,
dio la anual comida magna a más de trescientos reos en las tres cárceles: de corte, de
ciudad y arzobispal, saliendo de dicho colegio su comunidad, congregantes, eclesiásticos y
seculares que se componen de la nobleza y comercio, precedidos de su prefecto, el maestro
Juan Antonio de Oviedo, todos con arganas y canastillas en las que llevaban fruta, pan,
panochas, bizcochos, puros, y detrás gran cantidad de indios cargadores con ollas y peroles
de diversidad de viandas, que se ministró a dichos reos con abundancia, dándoles después
en regalos que se colecta en aquel día por los regidores congregantes; practícase dos veces
cada mes el llevar a los hospitales y casas de dementes por las tardes, de cenar, y cada año
de vestir, todo lo necesario a los referidos dementes, cuyo número siempre pasa de 200,
debiéndose todo este beneficio a las imposiciones que para ello han hecho muchos de sus
congregantes vivos y difuntos.24

Imágenes y altares abandonados

En España, el rey Carlos III decretó, el 27 de febrero de 1767, la expulsión de la Compañía


de Jesús de todos sus dominios, aun cuando inútilmente el papa Clemente XIII trató de
persuadirlo con un documento fechado el 16 de abril. En la Nueva España le correspondió al
virrey Carlos Francisco de Croix llevar a efecto tal orden: el 25 de junio “a nombre del Rey”,
los comisionados llamaron a las puertas de los colegios, templos y residencias de los jesuitas,
informándoles que debían abandonar el país. Una vez confiscados los bienes de la Compañía de
Jesús se creó, por cédula del 2 de mayo de 1767, una depositaría general que recibió el nombre de
Temporalidades. Nunca más los jesuitas recuperaron sus libros, documentos o archivos, además
de que algunas cajas con alhajas y plata se remitieron a España.

La expulsión de los jesuitas de los territorios españoles acabaría con la devoción a las santas
imágenes tan veneradas por los congregantes. En un principio, los funcionarios de las
congregaciones acataron los dictámenes de la Junta de Temporalidades, pensando que en un
24
Mariano Cuevas, Historia de la Iglesia en México,
futuro cercano los jesuitas volverían y recuperarían sus bienes, lo que no fue así, provocando la
Imprenta del Colegio Salesiano, México,
t. IV, 1926, p. 160. destrucción de muchas capillas y altares. Las imágenes, en ocasiones, corrieron un peor destino:

123
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Las alhajas de oro, plata, diamantes, esmeraldas y perlas de la Virgen de Loreto, con valor
de 1 298 pesos, 2 tomines, 6 gramos, fueron robadas por José Asenjo de Herrera, en 1774,
lo que se consideró como un acto sacrílego25. Por ello, las religiosas de la Encarnación
solicitaron ante la Junta Superior de Aplicaciones que se depositara la sagrada imagen en
su convento, lo que les fue concedido26.

El caso contrario fue el de la imagen de la congregación de la Purísima Concepción, que


se depositó en manos de dos distinguidos integrantes de la cofradía de Nuestra Señora
de Aranzazu, con sede en el Colegio de San Ignacio de Loyola, mejor conocido como Las
Vizcaínas; sin tener certeza, pensamos que esta imagen se refugió en la capilla del Colegio,
en el apéndice transcribimos el recibo de tan preciosa posesión.

Las pinturas pertenecientes a la congregación de la Buena Muerte y del Divino Salvador


del Mundo, así como sus archivos y el beneficio de las obras pías se entregaron a la mesa
directiva de la archicofradía del Santísimo Sacramento y Caridad para que se beneficiara
al Colegio de Niñas de Nuestra Señora de la Caridad, propiedad de la archicofradía. Con
las Leyes de Reforma, en 1861, al desaparecer la Archicofradía del Santísimo Sacramento,
la Junta Superior de Aplicaciones ordenó que tanto las pupilas como todos sus fondos de
dotes y los objetos del Colegio pasaran a formar parte del Colegio de Las Vizcaínas, donde
algunos de estos objetos sacros se encuentran actualmente.

En cuanto a las congregaciones de la Purísima Concepción, La Anunciata y de Nuestra


Señora de los Dolores, la Junta decidió que tanto la biblioteca del Colegio como los libros
se entregaran a la Real Universidad y que la Congregación de la Purísima, fundada en el
referido Colegio, “que por ahora y hasta la resolución del rey, suspenda sus funciones, que
las otras dos congregaciones que en el mismo colegio estaban establecidas con los nombres
de nuestra señora de los Dolores y Anunciata, queden extintas, reservándose la junta dar
25 aplicación al sobrante de los fondos”27.
AGN, Jesuitas, exp. 11, fs., pp. 35-38.

26
AGN, Templos y conventos, exp. 2, fs., pp. 48-63.
El padre Rivas expresa que “la Santísima Virgen fue el alma de los colegios y el más
27
AGN, Real Junta, vol. único, fs. 32-33v., s/f. poderoso resorte educativo, los estudiantes nunca abandonaban la congregación y

124
Las congregaciones jesuitas en la ciudad de México durante la época virreinal

seguían observando sus reglas por toda la vida; más que centros de alumnos llegaron a serlo
de ex alumnos, que eran sencillamente los prohombres y jefes de familia en cada ciudad”28.
Podemos concluir que también dejaron una huella indeleble en la historia de los jesuitas y
del México independiente.

28
Idem.

125
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Anexo 29

Recibo de la Santísima Virgen Purísima con núm. 43

14 de noviembre de 1769

En cumplimiento de orden verbal del exmo. Marquez de Croix y con asistencia del señor
comisionado don Juan Antonio Valera, del Lic. D. Ildefonso Rojas y de D. Antonio Jáuregui se
entregó al Sr. Conde Bartolomé de Xala, a D. Ambrosio Meave y D. Juan José Echebeste la imagen
de N. Sra. De la purísima Concepción perteneciente a la capilla y congregación establecida con este
título en el colegio de San Pedro y San Pablo de esta capital de México con las alhajas siguientes:

Primeramente la santa imagen de talla de poco más de vara vestida por ambas caras de
chapetas de plata esmaltada y en todo el bulto repartido lo siguiente:

La corona de oro con seis joyitas casi iguales y cada una tiene cinco esmeraldas grandes
cuadradas en forma de cruz, una sita al pie de la cruz que remata; otra en el medio de gajo
delantero; dos a los lados del Smo. nombre de María formado de 38 esmeraldas grandes y
medianas cuadradas; y las otras 2 joyitas están entre el cerco que guarnece todos los gajos
compuestos de 48 esmeraldas grandes y medianas.

La cruz que remata la corona con nueve diamantes, al pie de ella una piedra blanca fina y a sus
lados dos joyitas cada una con siete diamantes.

En el gajo dos esmeraldas grandes, tres chicas, una joyita de 5; 6 diamantes chicos; y una joyita
con cinco.

En los medios gajos de la frente, en cada uno 2 esmeraldas y cuatro diamantes.

A los lados de la María arriba otra, dos joyitas, cada una con 5 esmeraldas; y otras 2 cada una
29
AGN, Montepíos, vol. 2, exp. 1, 1769-1781, s/f. con una esmeralda y dos diamantes; y otras dos cada una con tres diamantes.

126
Las congregaciones jesuitas en la ciudad de México durante la época virreinal

En el cerco de la corona que ciñe la sagrada cabeza, 2 hilos de perlas netas (o vetas); en medio
de los dos hilos, un cerco de diamantes y esmeraldas de tres en tres y 16 perlas netas, con dos
pendientes y una calabacilla.

En el pelo 2 flores de perlas, y una cadena de perlas menudas.

Las manillas cada una con 3 hilos de perlas netas y chapetas de oro, cada una con 5 puntas
de diamantes.

En las sagradas manos 5 sortijas, las dos con tres puntas de diamantes cada una, otra con una
esmeralda; y la otra con un diamante.

En la sagrada garganta una joyita de esmeraldas.

En el sagrado pecho una M de esmeraldas, dos hilos de perlas y una fajilla de oro a un lado un
(ilegible) cabrestillo pendiente.

En las mangas dos fajas sobredoradas y bordadas de perlas.

En el santo cuerpo cuatro joyas de esmeraldas con 22 pendientes, una mariposa de


esmeraldas 2 joyitas de rubíes, una sortija de tres aros de 2 piedras grandes, punzón y
morada, otra piedra grande fina, dos calabacillas de piedras bohemias, 2 flores de filigrana
de oro.

De guarnición de la túnica una fajilla de oro y un cabrestillo.

En el manto hacia la cintura una sortija con 7 diamantes y 2 flores de oro por orla del manto 6
fajillas sobredoradas y bordadas de perlas.

En el santo cuerpo salpicadas 61 florecitas de grana de oro y una joyita armada de cartulina
de perlas.

127
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

La peana de la santísima virgen es cuadrada y cada cuadra de poco menos de vara; su alto de
3 cuartas, dividida en dos piezas, cubierta por sus 4 vistas y con chapa de plata cincelada, y
mestiza tiene por pies 5 peanas (ilegible) de Ángeles con alas vaciados, y cada uno de más de
cuarta de alto; en las 4 cíngulos 12 cantoneras y cerca del cíngulo 12 cantoneras y cerca del piso
de la santa imagen siete serafines vaciados todo hecho de plata.

Lo referido declararon haber recibido según va expresado el día 14 de nov. de 1769 el Sr.
Conde de Bartolomé de Xala, el Sr. D. Ambrosio de Meave, el Sr. D. Juan Joseph Echebeste
concuerda con dicho recibo firmado con dichos señores que se guarda en el archivo de la
congregación de la dicha santísima virgen purísima en el aposento de juntas, contiene dicho
recibo núm. 43.

128
Las congregaciones jesuitas en la ciudad de México durante la época virreinal

Fuentes consultadas

Archivos
Archivo General de la Nación (AGN): Cofradías y archicofradías, vol. 194; Jesuitas, 1-11, exp.
32, f. 159; exp. 11, fs. 35-38; exp. 44, fs. 140-143; Montepíos, vol. 2, exp. 1, fs. 74; Real Junta, vol.
único, fs. 32-33v., s/f; Templos y conventos, exp. 2, fs. 48-63.

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130
L a s m i s i o n es d e l a p r o v i n c i a d e
S a n J o se p h d el G ra n N aya r
( N u e v o Re i n o d e T o le d o )
Laura Magriñá
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

a sierra de El Nayarit se encontraba entre los obispados de Durango y


de Guadalajara, colindaba con la Nueva Vizcaya y con la Nueva Galicia y
se ubicaba justo en el límite de las provincias franciscanas de Santiago de Xalisco y de San
Francisco de Zacatecas. Una frontera de fronteras, que por ser tierra de todos y tierra de nadie,
permanecía fuera del control político y religioso.

Desde el siglo XVI los franciscanos intentaron, sin éxito, reducir a los coras y a los tecualmes
que la habitaban mediante una evangelización intermitente; pero no fue sino hasta
principios del siglo XVIII cuando se conjuntó el interés de las distintas autoridades con
la vulnerabilidad coyuntural de los indígenas. En 1722 los jesuitas pudieron penetrar en
territorio nayarita, por vía de la fuerza, en su calidad de acompañantes de la incursión militar.
Los misioneros de la orden seráfica habían pretendido convertir para controlar, a diferencia
de los jesuitas, que llegaron a conquistar para convertir.

A solicitud del virrey Marqués de Valero, el padre Alejandro Romano, provincial de la


Compañía, designó a dos misioneros para que acompañaran la conquista del Gran Nayar en
1
En todos los casos se respeta la ortografía de las 1721-1722: Juan Tellez1 Girón (1691-?) y Antonio Arias de Ibarra (1676-1732)2; otros 31 jesuitas
firmas autógrafas.
se fueron sumando en distintos momentos y El Nayarit fue integrado a las misiones norteñas.
2
Joseph de Ortega, S.J., “Libro I. Maravillosa Los primeros en llegar fueron Joseph Bautista Lopez (1694-1734) y José de Mesa (1695-1747).
Reducción, y Conquista de San Joseph del Gran
Nayar, nuevo Reino de Toledo” en Apostólicos
afanes de la compañía de Jesús, escrito por un padre La provincia de San Joseph del Gran Nayar fue el último proyecto misional que emprendió
de la misma Sagrada Religión de su Provincia de
la orden ignaciana en territorio novohispano; ahí, los jesuitas desarrollaron una experiencia
México, Centro Francés de Estudios Mexicanos y
Centroamericanos/INI, 1996, pp. 88-89. misionera particular, con base en un estricto régimen de misión y presidio. Su objetivo, más

134
La sierra de El Nayarit se encontraba entre los
obispados de Durango y de Guadalajara, colindaba
con la Nueva Vizcaya y con la Nueva Galicia y
se ubicaba justo en el límite de las provincias
franciscanas de Santiago de Jalisco y de San Francisco
de Zacatecas.
Las misiones de la provincia de San Joseph del Gran Nayar (Nuevo Reino de Toledo)

que civilizatorio, fue fundamentalmente ideológico, esto es, dirigido a la extirpación de la


idolatría. Se fundaron siete misiones y cuatro visitas. Su economía era de subsistencia —
mediante agricultura de temporal, cacería, recolección y algunas estancias ganaderas—, por lo
que no exportaban excedentes; más bien, recibían subsidios oficiales y donaciones de gente
acaudalada, en especial de la zona de Zacatecas.

El 30% de los jesuitas que misionaron en el Gran Nayar eran europeos: Jácome Doye (1677-
1749) era belga; Manuel Andrés Fernández (1687-1759), sevillano; Gregorio Hernaez (1698-
1748), zarzense; Francisco Xavier Gonzalez (1718-1785) era originario de Zardón, Asturias;
Manuel Domínguez (1722-1773), de Palencia; Pedro de Oliveros (1732-1810), de Calatrava;
Christobal de Lauria (1693-?), de Benevento; José María Mónaco (1704-1744), de Nápoles;
Antonio Polo (1721-1789), de Cerdeña, y Bartholomé Wolf (1711-1768) de Aquisgrán. Mónaco
solicitó con insistencia ser enviado a las Indias Marianas3; en cambio, realizó acciones
misioneras en El Nayarit y, finalmente, sus inquietudes científicas lo llevaron a emprender la
expedición a Cayo Hueso, Florida.

En el Colegio de Tepotzotlán estuvo Juan Antonio Nuñez (1694-1753) como profesor, y como
novicios: José Mariano Abarca Valdas y Velázquez (1720-?), Lorenzo Joseph de Cavo (1735-
1803), José de Mesa y Joseph Antonio de Najera (1734-1776).4
3
ARSI, Fondo Gesuitico, Epistolae Indipetae, no. 386.
Juan Antonio Nuñez, profeso de cuarto voto, siendo profesor de humanidades en
4
Francisco Zambrano, S.J. y José Gutiérrez Casillas,
Tepotzotlán, se autodenunció ante el Santo Oficio de la Inquisición por solicitación a
S.J., Diccionario bio-biográfico de la Compañía de Jesús
en México, tomo XV, México, Editorial Tradición, 1977, varias mujeres (españolas, mestizas e indígenas). En su declaración constantemente afirma
p.34; tomo XVI, 1977, pp. 143, 196, 215; José Gutiérrez
que no recuerda si los distintos casos de solicitación ocurrieron durante la confesión o
Casillas, S.J., Jesuitas en México durante el siglo XIX,
México, Porrúa, 1990, p. 309. poco después. Sin embargo, también dice: “[...] lo qual aunque no fue en el confessonario,
5 puede ser que del confessonario se origino”5. Acepta que todas sus faltas son “gravísimas”
AGN, Inquisición, vol. 830, primera parte, exp. 5, f.
88v. y promete enmendarse. Tras confesar sus culpas, dejó la cátedra a mitad de año y pidió ir a
6 las misiones de Sinaloa decidido a “[...] salir de la occasion de tantos pecados”6, asumiendo
Ibidem, p. 89.
“este voluntario destierro”7. La resolución del Santo Oficio de la Inquisición de México fue
7
Idem.
la siguiente: “[...] no resultando más que lo que a denunziado, se puede esperar con gran
8
AGN, op. cit. p. 90. probabilidad la enmienda por las señas de verdadero arrepentimiento que ha mostrado”8.

137
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Finalmente, Juan Antonio Nuñez fue amonestado y advertido en caso de reincidencia, y


continuó su trayectoria bajo estricta vigilancia.

En la declaración de Nuñez es clara su reiterada intención de separar el acto de solicitación del


sacramento de la confesión; pues justamente el hecho de utilizar la confesión como instrumento
para tener acceso carnal con una mujer era considerado un caso herético y, por tanto, requería la
intervención inquisitorial. Antes de la bula del papa Gregorio XV, de 1622, el delito de solicitación
era el que se llevaba a efecto exclusivamente durante la confesión. “De acuerdo con este documento
pontificio, delinquía el clérigo que solicitaba a una mujer poco antes de confesarla o un instante
después de haberla confesado. También desde entonces se incluyó como causante de solicitación
las conversaciones sugestivas e indecentes [...] Sin embargo, fue hasta el año de 1741 cuando el papa
Benedicto XIV hizo publicar la bula Sacramentum Poenitentiae”9.

9 Los casos de solicitación fueron tratados con especial sigilo. “Una denuncia de esta naturaleza
Jorge René González Marmolejo, Sexo y confesión.
La Iglesia y la penitencia en los siglos XVIII Y XIX en la afectaba o ponía en entredicho no sólo la imagen de la Iglesia y sus ministros, sino también
Nueva España, CONACULTA/INAH, México, Plaza y
el decoro del acto de la confesión, parte sustancial del sacramento de la penitencia”10. Sobre
Valdés, 2002, p. 27.
la denuncia espontánea, González Marmolejo aclara que las autodenuncias ocurrían por
10
Ibidem, p. 62.
dos razones; en primer lugar porque los solicitantes estaban motivados por un sincero
11
Ibidem, p. 64. arrepentimiento, y en segundo lugar porque temían ser delatados o sabían que ya los habían
12 denunciado11. Nuñez estuvo en El Nayarit en 1738 y falleció en la misión tepehuana en 175312.
BLAC. General Libraries. Austin, Universidad de
Texas, exp. 67, f. 7.

13 Marcelino Basaldua (1687-?) fue visitador de El Nayarit en 1729 y fue misionero ahí en 1737.
No aparece en el Diccionario Bio-bibliográfico de
la Compañía de Jesús en México, ni se encuentra en Francisco Isasi (1696-1755) evangelizó tanto a coras como a tecualmes. Juan del Pozo (1710-
la Colección Zambrano del Archivo Histórico de la
?), conocido también como Joaquín de Pozo, estuvo en La Mesa del Tonati en 1748. Fernando
Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús.
Coamaño13 se encontraba en Rosario, misión de El Nayarit, en 175514. En la nómina de 1756
14
ARSI, Mex. 8, f. 384v.
aparece como misionero en Mochicagui, provincia de Chinipas y Sierra Madre, con un salario
15
AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 135, anual de trescientos pesos15.
f. 67v.

16
BNM, ms. 67. José Mariano Abarca Valdas y Velázquez ingresó a la Compañía en 173616. Para 1751 era
17 operario en el Colegio de San Luis Potosí y ya había estado en las misiones de infieles17.
AHPMCJ, Colección Zambrano, siglo XVIII, caja I,
paquete 2. Estuvo en San Ignacio de Huaynamota (Nayarit) de 1746 a 1750. En 1756 fue expulsado

138
Las misiones de la provincia de San Joseph del Gran Nayar (Nuevo Reino de Toledo)

de la Compañía de Jesús “por trato ilícito con mujeres”18 y pasó a ser presbítero secular del
Arzobispado de México19. Aun cuando escribió siendo jesuita en 1748 y, posteriormente, como
secular en 1756, no dejó textos sobre el Gran Nayar.

Jácome Doye murió en el Gran Nayar; sin embargo, permaneció simbólicamente a través
del caudillo indígena que, adoptando su nombre, fue perseguido y desterrado a Cuba junto
con otros “chichimecos” en 1771. En El Nayarit también fallecieron Antonio Arias de Ibarra,
Urbano de Covarrubias (1686-1734) y Josef Xavier García (1688-1754).

Catorce misioneros de El Nayarit sufrieron la expulsión. Manuel Villalta (1726-1803) se


encontraba en el Colegio Máximo de México. En el Colegio de Pátzcuaro estaban Joseph
Antonio de Najera y Salvador Ignacio de Bustamante (1702-1782), quien llegó a dominar el
náhuatl de occidente que hablaban los tecualmes de San Pedro Ixcatán. Además de escribir
cartas, redactó una relación histórica y delineó una carta geográfica de las misiones de El
Nayarit fechadas en Ixcatán el 10 de octubre de 174520. No fue desterrado debido a su edad
y sus achaques. En 1774, ya muy enfermo de un habitual cuadro asmático que se complicaba
por su edad avanzada, hallándose “depositado” en el Real Colegio del Espíritu Santo de
Puebla, le fue leída la cédula de su majestad por la cual se notificaba la extinción del
Instituto y Religión de la Compañía de Jesús. Murió ahí tras permanecer prisionero durante
más de catorce años21.
18
F. Zambrano y J. Gutiérrez Casillas, op. cit., tomo
XV, pp. 34-35.
Joseph Antonio de Ortega (1700-1768) y Manuel Domínguez fueron apresados en el Colegio
19
José Manuel Castro Santa Anna, “Diario de del Espíritu Santo de Puebla, y Joseph del Rincon (1714-1787), en el de San Francisco Xavier,
sucesos notables (1756)” en Documentos para la
también en Puebla. Francisco Xavier Gonzalez fungía como rector del Colegio de Parras.
Historia de México, tomo V, México, 1854, pp. 220-
221.

20 El traslado de los ignacianos de Puebla de los Ángeles se realizó en dos “remisiones”. El


Cfr. mapa “Sierra de el Nayarit...” The Bancroft
Library M-M 1716, vol. 10, p. 6. 27 de junio de 1767 partieron para ser depositados en varios conventos los individuos
21 que se hallaron aptos para emprender la marcha a la “Caja de Depósito”, establecida
AHPMCJ, Colección Zambrano, siglo XVIII, caja
I, paquete 8. por instrucciones del virrey en el pueblo de Xalapa de la Feria, para que pasaran luego
22 a embarcarse en Veracruz rumbo a Europa por órdenes del rey. “Los que por ancianos y
ECS, Microfichas del Archivo Nacional de Chile,
vol. 330, f. 265v. enfermos no pudieron executarlo entonces partieron después”22.

139
Las misiones de la provincia de San Joseph del Gran Nayar (Nuevo Reino de Toledo)

Los desterrados fueron trasladados en coches que para este fin habían sido embargados a sus
dueños; sus gastos serían reintegrados contra las cuentas debidamente firmadas.

En la nómina de los individuos regulares del Colegio del Espíritu Santo aparece, con el
número 12, el padre Manuel Domínguez23, y del Colegio de San Xavier, con el número 1, el
Padre Josef del Rincon Vice-Rector24.

La segunda remisión estaba integrada por 23 jesuitas que no habían podido viajar por su
delicado estado de salud.

Como si fueran criminales fueron custodiados desde el Convento del Carmen hasta la garita
de Amozoque por “[...] cinqüenta Dragones con los respectivos oficiales”25.

En la lista de los conducidos en esta segunda remesa aparece el padre Josef Ortega, con el
número 5 de la lista de Sacerdotes26.

No podía haber ninguna comunicación externa, de palabra o por escrito, ni otra que no fuera
entre ellos mismos27.

Debido a que los carruajes no podían ir más allá del paraje de Las Vigas, desde ahí hasta Xalapa
23
Ibidem, ff. 219v y 241. fue preciso viajar a caballo, para lo cual se ordenó al justicia de Perote y al comisionado de Xalapa
24 que tuvieran listas las caballerías de silla y las literas para los ancianos y algunos impedidos28.
Ibidem, ff. 221 y 242.

25
Ibidem, f. 262v.
En España, la expulsión de los jesuitas se llevó a cabo de la noche del 31 de marzo al amanecer
26
Ibidem, ff. 261 y 272. del 1 de abril de 1767, y en la ciudad de México y sus zonas aledañas, durante la madrugada del
27 25 de junio. En las misiones norteñas se realizó en fechas posteriores por la falta de misioneros
Ibidem, f. 266v.
que sustituyeran a los expulsos29 y por la dificultad de acceso a aquellas regiones.
28
Ibidem, f. 239.

29
Francisco Mateos, S.J., Documentos de la El comandante del presidio de San Francisco Javier de Valero, en La Mesa del Tonati,
Compañía de Jesús en AHN, Dirección General de
Manuel Antonio de Oca, enterado tardíamente de la Real Orden de Extrañamiento de los
Archivos y Bibliotecas, Madrid, Editorial Razón y
Fe/Ediciones Fax, 1967, XVIII. padres de la Compañía, informa el 30 de agosto de 1767 al virrey que ésta no se ha ejecutado

141
en la provincia de El Nayarit. El Marqués de Croix, sorprendido de
que aún no se hubieran ocupado las misiones de El Nayarit y que
los padres no estuvieran “[...] ya en Veracruz, o en Xalapa, o a lo
menos en camino para estos parajes”30, gira instrucciones el 26 de
septiembre para que con “[...] la mayor actividad y eficacia […y] con
toda la posible prontitud se pongan por obra en aquella provincia
el Real Decreto de Expatriación y mis deseos de que cuanto antes
bajen a Veracruz los Misioneros”31. El 5 de octubre, en la ciudad
de Guadalajara, el licenciado don Joseph del Santo Islas recibió
el nombramiento de “Juez Comisionado para la Expatriación de
los padres jesuitas de las misiones de la Provincia del Nayarit […
apegándose] exactamente a las instrucciones del Excelentísimo
señor Conde de Aranda”32.

Del Santo Islas, con sus asistentes y tropa, llegó el 23 de octubre a


La Mesa del Tonati, capital de la provincia de El Nayarit, convocó a
los padres, para que, ignorando la razón, se presentaran en la casa
de la misión de la Santísima Trinidad, “[...] sin que unos supiesen
el llamamiento de otros”33. La conducción de los jesuitas desde sus
respectivas misiones fue llevada a cabo por el comandante De Oca.
El juez, “acompañado de los testigos de […su] asistencia y de la tropa
necesaria”34, se dirigió hacia la casa de la misión a las cuatro de la
madrugada del 26 de octubre, despertó al visitador Bartholomé Wolf
y mandó despertar a los demás: el rector Antonio Polo (de Santa Rita
de Cassia), Pedro de Oliveros (de Huaynamota), Andrés de Cavo (de
30
AGN, Temporalidades, 218, ff. 3 y 111.
la Santísima Trinidad) y Lorenzo Joseph de Cavo (de Jesús María)
31
Ibidem, ff. 2v-3v y 110v. —sólo faltaban Ignacio Gomez (misionero de San Pedro Ixcatán) e
32 Ignacio Zamorano (de Nuestra Señora del Rosario) quienes, por la
Ibidem, ff. 3v-4v.
lejanía de sus misiones, que se ubicaban en la región de la bocasierra,
33
Ibidem, ff. 7-7v.
llegaron más tarde ese mismo día—; todos fueron conducidos a la
34
Ibidem, f. 8. sala principal donde, después de recogerles las llaves, se les comunicó

142
Las misiones de la provincia de San Joseph del Gran Nayar (Nuevo Reino de Toledo)

el real decreto, se les prohibió comunicarse entre sí o con el exterior y


luego se prosiguió con el inventario y con el interrogatorio a cada
uno de ellos.

Estos religiosos salieron rumbo a Guadalajara el 1º de


noviembre de 1767, alrededor de las cinco de la mañana,
conducidos por “[...] Don Joseph Manuel de Mercado con
escolta de tropa correspondiente”35. Como hemos visto,
el trayecto entre sus misiones y el puerto de Veracruz fue
largo y penoso. Los siete jesuitas capturados en La Mesa del
Tonati se embarcaron rumbo a Cuba en la fragata Buen Suceso,
que zarpó de Veracruz el 29 de noviembre de 176736, y partieron
de La Habana hacia Cádiz en la misma embarcación37.

Algunos religiosos llevaron la carga de la expulsión con mayor aplomo


y resignación que otros; por ejemplo, Francisco Morales (1711-1768) perdió la
razón al ser apresado en el Colegio de León, y después de varias peripecias y vejaciones en la
travesía de Veracruz hacia La Habana, se quitó la vida en la fortaleza de Regla el 22 de marzo
de 176838.

Varios misioneros dejaron testimonios escritos sobre el Gran Nayar (cartas, informes, relaciones
35 o mapas): Arias, Bustamante, Andrés de Cavo, Covarrubias, Domínguez, Doye, García, Gomez,
Ibidem, f. 39v.
Hernaez, Lauria, Ortega, Polo, Theodoro Antonio de el Rivero (1699-?), Villalta y Wolf.
36
Rafael Zelis, S.J., Catálogo de los sugetos de la
Compañía de Jesús que formaban la Provincia de México
el día de su arresto, 25 de junio de 1767, Imprenta de I. Los jesuitas en el exilio, motivados en gran medida por la nostalgia, dieron a conocer al
Escalante y Compañía, México, 1871, pp. 198-199.
mundo su interpretación de la realidad novohispana del siglo XVIII. Entre los misioneros
37
BNJM, Colección Manuscritos Bachiller, 308, ff. del Gran Nayar, Andrés de Cavo destaca como uno de los humanistas que desde los
9v y 17v.
estados pontificios difundieron con orgullo por toda Europa el esplendor de la cultura
38
Gerard Decorme, S.J. La obra de los jesuitas propiamente mexicana de ese siglo. Formó parte del grupo de criollos que al sentirse
mexicanos durante la época colonial 1572-1767, tomo II,
más mexicanos que españoles forjaron, con plena conciencia, la patria que comenzaba a
Antigua Librería Robredo de José Porrúa e Hijos,
México, 1941, p. 462. gestarse. Su obra Anales de la ciudad de México desde la conquista española hasta el año de

143
Joseph de Ortega fue el jesuita que permaneció
más tiempo en las misiones del Gran Nayar. Su
conocimiento de la lengua cora le permitió escribir,
por orden del obispo de Guadalajara, un catecismo
en esta lengua.

1766, escrita durante el destierro, permaneció inédita hasta 1836, cuando fue publicada en
México por Carlos María Bustamante con el título Los tres siglos de México39. La edición
crítica de esta obra de Cavo estuvo a cargo de Ernesto J. Burrus, S. J., y salió a la luz con el
título Historia de México (1949). Cavo era miembro de la generación de jesuitas expulsos
que iniciaron el viraje filosófico y cultural considerado como la “introducción de la
filosofía moderna en México”40.

Cuando en 1798 Napoleón obligó a Carlos IV a recibir a los jesuitas desterrados, los hermanos
Cavo fueron a España con la intención de regresar a su patria, pero Andrés sólo pudo volver
por medio de su obra.
39
Gabriel Méndez Plancarte (intr. y sel.),
Humanistas del siglo XVIII, México, UNAM, 1941,
V, XI, XIV, XX, pp. 84-85. Lorenzo de Cavo fue el único misionero de El Nayarit que retornó a Nueva España, al año
40 siguiente, a la edad de 64 años. Pasó algún tiempo en Guadalajara, su ciudad natal, y luego fijó
Bernabé Navarro B., Cultura mexicana moderna en
el siglo XVIII, México, UNAM, 1964, pp. 109-111. su residencia en la capital novohispana. En 1801 el virrey Marquina publicó el nuevo decreto

144
Las misiones de la provincia de San Joseph del Gran Nayar (Nuevo Reino de Toledo)

de destierro; pero debido a sus enfermedades, Cavo permaneció en la ciudad de México,


aunque en calidad de prisionero, en el Convento de Franciscanos Observantes de San Cosme,
donde murió en 180341. Joseph de Ortega fue el jesuita del Gran Nayar que permaneció por
más tiempo en esas misiones, ya que llegó en 1727 y fue retirado de ellas alrededor de 1754,
enfermo de ciática; por lo tanto, estuvo en aquellas tierras por más de un cuarto de siglo, la
mayor parte en Jesús, María y José; además, fue quien con mayor ahínco se dedicó al estudio
de la lengua cora42. El obispo de Guadalajara, don Nicolás Gómez de Cervantes (1668-1734),
visitó las misiones de El Nayarit a los siete años y meses de haber sido ganada La Mesa del Tonati
y le encargó a Ortega que imprimiese a expensas suyas las oraciones, doctrinas, confesionario y
vocabulario en idioma cora, como se hizo al año siguiente43.

De esta manera, Joseph de Ortega legó, en su obra Las oraciones y cathecismo christiano en
lengua cora (1731), una primera versión del paternóster en cora. Una segunda traducción
al cora de la oración dominical fue publicada por Lorenzo Hervás y Panduro (1735-1809)
en su Saggio pratico delle lingue (1787). El original se encuentra en la ciudad de Bolonia,
entre los manuscritos de la colección del cardenal Giuseppe Mezzofanti, de finales del
siglo XVIII y principios del XIX, cuyo contenido es fundamentalmente lingüístico; la
colección Mezzofanti incluye —entre otros documentos— vocabularios, gramáticas y
correspondencia sobre lenguas indígenas de todo el mundo.

Esta segunda versión fue recabada por Francisco Xavier Clavigero (1731-1787)
41
José Gutiérrez Casillas, S.J., Jesuitas en México
entre los ex misioneros de El Nayarit, sin aclarar la identidad del autor.
durante el siglo XIX, México, Porrúa, 1990, p. 309.

42
Joseph de Ortega, S.J., Las oraciones y cathecismo
El padre Hervás planteó el primer gran proyecto de investigación comparada
en lengua cora..., 1731; Confessonario manual..., 1732;
Vocabulario en lengua castellana y cora…,1732. sobre las lenguas del mundo y para realizarlo aprovechó la concentración de sus
43 compañeros de exilio en los estados pontificios; para el caso de la Nueva España, el
Joseph Ortega, S.J. en Jean Meyer, El Gran
Nayar, México, Universidad de Guadalajara/Centre cora fue considerado como una de las lenguas que debían ser estudiadas.
d´Etudes Mexicaines et Centraméricaines, 1989,
pp. 43-44.
Lorenzo Hervás fungía como bibliotecario del Quirinal en 1802, cuando el
44
Miguel Batllori, S.J., La cultura hispano-italiana de
fundador de la Universidad de Berlín, Wilhelm von Humboldt (1767-1835),
los jesuitas expulsados: españoles-hispano-americanos-
filipinos 1767-1814, Madrid, Gredos, 1966, p. 203. se desempeñaba como representante de Prusia ante la Santa Sede44 y

145
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

los intereses de ambos coincidieron en lo referente a la investigación de las lenguas. Así,


Hervás obsequió a Humboldt su manuscrito sobre las Gramáticas abreviadas de las diez y
ocho lenguas principales de América y le permitió copiar una parte de su archivo, durante su
estancia en Roma45.

Era menester el conocimiento preciso de los rituales y la cosmovisión de los indígenas para
combatir su paganismo y extirpar las prácticas y creencias idolátricas, y al parecer fue Ortega
quien escribió el texto “Maravillosa reducción, y Conquista de la Provincia de San Joseph del
Gran Nayar, nuevo Reino de Toledo”, publicado en 1754 dentro de la obra Apostólicos afanes
de la Compañía de Jesús en su Provincia de México, editado en Barcelona por Francisco Javier
Fluviá, S. J. El texto de Ortega “[...]constituye uno de los ejemplos tardíos de las crónicas
religiosas americanas, donde actor, testigo e historiador quedan confundidos”46.

Consta de dos grandes partes. La primera […], muy breve y la más interesante desde el punto
de vista etnográfico, presenta —además de un resumen de los intentos previos por conquistar
la región— una descripción panorámica de la sierra y de las costumbres de los nayaritas
45
Antonio Tovar, El lingüista español Lorenzo previamente a su sometimiento militar y su cristianización a partir de 1722. La segunda […] se
Hervás, Madrid, Sociedad General Española de
refiere precisamente al largo y complejo proceso que condujo a la conquista militar y misionera
Librería, S.A., 1986, p. 24.
del Gran Nayar.47
46
Thomas Calvo y Jesús Jáuregui, “Prólogo”
en Apostólicos afanes de la compañía de Jesús…,
México, Centro Francés de Estudios Mexicanos y Sin duda, la intención de fondo de este discurso de la Compañía de Jesús es defensiva y
Centroamericanos/INI, 1996, XI.
propagandística; sin embargo, proporciona una visión amplia y muy particular de los coras y
47
Ibidem, XXII. de los tecualmes.
48
Zambrano, ms., caja II, paquete 23; Salsedo,
apud Meyer, 1989 (1755): 143; Celis, apud Meyer, 1989 Ortega murió el 2 de julio de 1768 en el puerto de Santa María, donde también falleció
(1755): 141.
Bartholomé Wolf.
49
F. Zambrano y J. Gutiérrez, op.cit., tomo XV, pp.
687, 696; tomo XVI. p. 436.
Tres jesuitas que se hallaban exiliados en Bolonia aprendieron en misiones la lengua nayarita:
50
Cfr. versión del paternóster en cora del siglo Gomez, Gonzalez y Rincon48; los tres eran hombres “de letras”49, y uno de ellos fue el autor
XVIII recabada por Francisco Xavier Clavigero en el
de la versión del paternóster en cora recabada por Francisco Xavier Clavigero para Lorenzo
exilio. BCA, “Miscellanea Mezzofanti, 1”, cart. VII-1,
S. XVIII. Hervás50. Es importante tomar en cuenta que todos ellos debieron haber contado con un

146
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

ejemplar del catecismo de Ortega, como herramienta de evangelización; por lo tanto no es de


extrañar el parecido entre la versión de Ortega y la proporcionada por Clavigero a Hervás. Así,
con base en los estudios del padre Ortega, la lengua cora fue conocida y ubicada en el contexto
lingüístico mundial por los análisis de Lorenzo Hervás y Panduro y, sobre todo, de Wilhelm
von Humboldt.

Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, los franciscanos y el clero secular reocuparon
esas misiones, pero la evangelización continuó de manera irregular, sobre todo a
partir de la guerra de Independencia. El largo periodo de ausencia —200 años durante
los cuales los coras estuvieron en buena medida fuera del sometimiento directo a
la religión católica—, propició que las enseñanzas de los jesuitas perduraran hasta
nuestros días, aunque de manera sui generis. Así, en escasos 45 años, los jesuitas
lograron establecer una impronta fundamental para comprender el presente de los
indígenas serranos, pues su legado no sólo es arquitectónico, escultórico y religioso,
sino, sobre todo, cultural.

148
Las misiones de la provincia de San Joseph del Gran Nayar (Nuevo Reino de Toledo)

Fuentes consultadas

Archivos
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Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

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Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Ortega S.J., Joseph de, Las oraciones y catecismo christiano en lengua cora. Para mas facil
administración de los Misioneros que se ocupan en cultivar la viña de el Señor, en la Provincia de
San Joseph del Nayarit, con licencia en México por los Herederos de la viuda de Francisco
Rodríguez Lupercio, en la Puente de Palacio, 1731.

—————— Confessonario manual, que en la lengua Cora dispuso el P. Joseph de Ortega, de la


Compañía de Jesus, Missionero de el Pueblo de Jesus, Maria, y Joseph de esta Provincia de S.
Joseph de el Nayaerit, y Visitador actual de la mesma Provincia. Quien lo consagra al Illmo.
Sor. Dor. Nicolas Carlos Gomez de Cervantez, Cathedratico Jubilado de Decreto en la Real
Vniversidad de Mexico, y dignissimo Obispo de Guadalaxara, Nuevo Reyno de Galicia, y de Leon,
Provincias de el Nayaerit, Californias, Coahuila y Texas de el Consejo de su Majestad, etc. Con
licencia en Mexico: por los Herederos de la viuda de Francisco Rodríguez Lupercio, en la
Puente de Palacio, 1732.

—————— Vocabulario en lengua castellana y cora, dispuesto por el P. [...], de la Compañia de Jesus,
Missionero en los pueblos del Rio de Jesus María, y Joseph, de la provincia del Señor San Joseph del
Nayaerit, y Visitador de la mesma Provincia. Y lo dedica al Illmo. Señor Doctor Don Nicolas Carlos
de Cervantes, Dignissimo Obispo, que fuè de Goatemala, y aora de la Nueva-Galicia, del Consejo
de su Magestad. Con licencia en Mexico por los Herederos de la viuda de Francisco Rodriguez
Lupercio, en la Puente de Palacio, 1732.

—————— “Libro I. Maravillosa Reduccion, y Conquista de la Provincia de San Joseph


del Gran Nayar, nuevo Reino de Toledo”, Apostólicos afanes de la compañía de Jesús,
escrito por un padre de la misma Sagrada Religión de su provincia de México, Francisco
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el día de su arresto, 25 de junio de 1767. Contiene: los sugetos por orden alfabético, por orden de edad,
por orden de grado; los colegios, las misiones y los difuntos. Comenzada en Roma por don […] el día 27 de
junio y terminado el 23 de agosto de 1786, México, Imprenta de I. Escalante y Compañía, 1871.

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en Antropología. Boletín Oficial del Instituto Nacional de Antropología e Historia, 67, México,
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153
De p o eta a te ó l o g o :
M a n u el M a r i a n o
d e It u r r i a g a , S . J .

Rosa Helena Chinchilla M.


De poeta a teólogo: Manuel Mariano de Iturriaga, S.J.

1
Iturriaga, Manuel Mariano de, El dolor rey.
Guatemala, Sebastián de Arévalo, 1759. La obra
se editó recientemente en “La obra literaria         a carrera de Manuel Mariano de Iturriaga comenzó en la ciudad
de Manuel Mariano de Iturriaga, S.J.” de Rosa
        de Puebla, como muchos otros hombres de letras de su época, continuó al
Helena Chinchilla en Los reinos de la Nueva España
y Guatemala, Guatemala, Universidad Rafael reino de Guatemala con el cargo de profesor de retórica, y terminó en Roma escribiendo
Landívar, 2006.
para el papa. La poesía que sobrevivió los estragos del tiempo se suma en un manuscrito
2
Ver José Mariano Beristáin de Souza, Biblioteca poético y un impreso denominado El dolor rey1, toda la obra posterior en el exilio en Italia
hispano‑americana septentrional o catálogo y noticia
es de contenido teológico.
de los literatos, que o nacidos, o educados, o florecientes
en la América Septentrional española, han dado a luz
algún escrito o lo han dexado preparado para la prensa,
La labor del poeta místico y profesor de retórica se cortó repentinamente cuando en
México, Ediciones Fuente Cultural, 1947-1951, vol. I,
p. 61. Equivocadamente Mencos asegura que los 1767 se decretó la expulsión. Desterrados estos hombres de letras, buscaron refugio en
padres de Iturriaga eran de origen guatemalteco,
la vida intelectual que les ofrecieron los cargos religiosos. Iturriaga no siguió los pasos
pero no da nombres, datos concretos históricos o
citas en las cuales se basa; creemos que no tiene nostálgicos de Rafael Landívar —su más conocido contemporáneo—, sino optó por la vida
ningún dato en que apoyarse. Agustín Mencos
intelectual de la moral y la teología. Todas las obras que publicó posterior a 1791, 15 en
Franco, Literatura guatemalteca en el período de la
Colonia, Guatemala, José Pineda Ibarra, 1967, p.125. total, dejan a un lado por completo la vida poética que había cultivado con éxito de este
3 lado del Atlántico. Hasta su muerte en Fano siguió escribiendo de manera prolífica en
Sólo a este hermano menciona Beristáin, pero
los documentos de la Compañía de Jesús se otra veta.
refieren al José Mariano, el otro hermano.

4
Irving Leonard incluye muchos de estos datos Manuel Mariano de Iturriaga nació el 24 de diciembre de 1728 en Puebla, México2. Sus
en su libro Baroque Times in Old México, Michigan,
hermanos mayores, José Mariano de Iturriaga (1726-1770) y Pedro de Iturriaga (1722-
1966, y en su artículo “Sigüenza y Góngora and
the Chaplaincy of the Hospital del Amor de Dios”, 1786)3, igual que Manuel Mariano, tomaron órdenes religiosas en el convento jesuita
en Hispanic American Historical Review, no. 39, pp.
de los Ángeles en Puebla. Este convento tenía gran renombre por su prestigio, ya que
580-587.
intelectuales como Carlos de Sigüenza y Góngora habían estudiado allí también4.
5
Francisco Zambrano, Diccionario bio-
Los tres hermanos Iturriaga sufrieron el mismo azaroso futuro de la expulsión de la
bibliográfico de la Compañía de Jesús en México,
México, Jus, vol. XV, 1961-1977, pp. 785-787. Compañía de Jesús5.

157
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Manuel Mariano ingresó al noviciado en Puebla en 17446. Queda constancia de sus estudios
avanzados en 1748, cuando aparece como estudiante de metafísica en el Colegio de San
Ildefonso de Puebla. En 1751 permanece en el Colegio de Valladolid con el título de profesor
de Gramática. En 1755 queda constancia en el Colegio de Espíritu Santo de Puebla de
su Tercera Probación. Todos estos datos han sido verificados en la magna obra de Zelis,
contemporáneo e historiador de los jesuitas expulsados en 1767, los mismos datos los cita
enteramente Zambrano en su estudio.

Es en 1756 cuando por primera vez se tiene noticia de la estancia de Manuel Mariano de
Iturriaga en Guatemala: “vino al Colegio de Guatemala a regentar las Cátedras de Retórica
y Filosofía, por los años de 1756”7. El historiador Juarros da una nota importante acerca
de nuestro autor en su historia impresa en 1808 ya que todavía no había muerto Iturriaga,
y posiblemente tuvo noticia de aquellos que lo conocieron. En una carta de Juan Antonio
Timonio, con fecha de noviembre de 1757, se especifica en catálogo quiénes eran los padres
miembros de la Compañía de Jesús en la provincia mexicana, en ella no aparece Manuel de
Iturriaga, pero sí sus hermanos8, lo cual verifica la información de Juarros.

Beristáin de Souza (1756‑1817) conoció personalmente a Manuel Mariano de Iturriaga y es


la fuente citada por filólogos e historiadores. “Enseñó retórica y filosofía en Guatemala y
la teología en el Colegio de San Ildefonso de Puebla”9. Decormé, quien se basa en Beristáin
de Souza y el manuscrito del padre Luengo, Diario de la expulsión (MS. Ysleta), dice: “enseñó
retórica y filosofía en Guatemala, luego teología en Puebla”10. Todos estos autores permiten
6
J. M. Beristáin, op. cit., p. 66. confirmar que entre 1756 y 1761 Iturriaga estuvo seguramente en Guatemala; la publicación
7 de El dolor rey es la prueba contundente del cargo de importante hombre de letras en la
Domingo Juarros, Compendio de la historia de
la ciudad de Guatemala, Guatemala, Tipografía ciudad colonial de Santiago de Guatemala, así como del prestigio de las letras de esta
Nacional, 1936, vol. I, p. 248.
provincia en el momento.
8
F. Zambrano op. cit., p. 439.

9 En 1761 se vuelve a tener noticia de Iturriaga en el Colegio de Espíritu Santo de Puebla


J. M. Beristáin, op. cit., vol. I, p. 61.
con el cargo de Prefecto de Congregación. En 1763 hace la profesión solemne. En 1764 se
10
Gerard Decorme, S.J., La obra de los jesuitas
le nombra Prefecto de Catecismos. En 1767 toma la cátedra de profesor de Moral. En ese
mexicanos durante la época colonial, México, Porrúa,
1941, p. 187. año decreta Carlos III los eventos trágicos de la expulsión. Se ordena que para junio estén

158
De poeta a teólogo: Manuel Mariano de Iturriaga, S.J.

todos los jesuitas de la Nueva España y el reino de Guatemala en el puerto de embarque


en Veracruz.

Alegre, quien documenta extensamente la partida de los jesuitas de la ciudad de Veracruz,


proporciona un apéndice donde aparece Iturriaga entre los que embarcaron en el puerto
de Veracruz. Indica que en ese momento pertenece al Colegio de San Ildefonso de Puebla,
maestro de Moral, en la fecha del 25 de junio de 176711.

En Italia se documenta su estancia primero en Bologna, luego en Roma y finalmente en


Fano. Iturriaga se dedicará exclusivamente a la teología y moral. Beristáin de Souza terminó
de escribir su libro en 1810, y da noticia de que estaba vivo en aquel momento en Italia12.
Zambrano agrega que en 1814 decide no volver a ingresar a la Compañía de Jesús cuando
ésta se volvió a integrar. Finalmente, en 1819 muere el 31 de agosto en Fano, fecha que queda
confirmada por la Biblioteca Vaticana en sus ficheros documentales. Iturriaga vivió una
vida larga de 91 años, época en la cual cambiaron radicalmente las actitudes hacia la poesía
y la retórica clásica. Vivió el fin de la época barroca en Hispanoamérica y su vida dura hasta
después de las guerras napoleónicas en Europa, es decir, el romanticismo tardío. Se confirma
de este modo porqué un autor que en principio se dedicó a la retórica clásica, después siguió el
camino de la moral teológica.

Tiernos afectos de un corazón contrito que en décimas dispusó el Padre Manuel Mariano de
Yturriaga de la Compañía de Jesús [MS 10 folios], acompañado de un poema en letra más
tosca de tres folios, en papel fino sin marca y con tinta marrón, es la obra que se ha conocido
parcialmente desde que la comentó en parte Beristáin de Souza, quien fue decano de la
Universidad de México antes de la Independencia. Su obra enciclopédica acerca de los
11
Francisco Javier Alegre, Historia de la Provincia
de la Compañía de Jesús de Nueva España, Roma,
hombres ilustres de la Nueva España y Guatemala contiene una cantidad impresionante de
Institutum Historicum S.J, 1960, p. 137. información acerca de todos los autores de la Colonia en México, Guatemala y el resto de
12
“Y vive aun en este año de 1810 en Fano al lado
Centroamérica. Conoció a Iturriaga de niño en casa de su madre: “en la ciudad de Puebla
de su obispo, sobrino del Sumo Pontífice Pio VI, en una academia privada de personas de ingenio, que concurrían a la casa de la Señora
en calidad de su teólogo consultor, nombrado
por el mismo Papa”. J. M. Beristáin, op. cit., vol. I,
doña Lorenza Martín Romero, mi madre, y era a lo que me acuerdo, nuestro autor [Manuel
p. 63. Mariano de Iturriaga], el Dr. Quintero, que murió prebendo, el maestro Saldaña, dominico,

159
De poeta a teólogo: Manuel Mariano de Iturriaga, S.J.

el Dr. Palafox, médico, D. Nicolás Toledo, y D. José Dimas Cervantes,


colegial de S. Pablo”13. Esta noticia tan detallada de miembros de una
academia o tertulia literaria sitúa a Iturriaga en medio de un mundo
literario al que seguramente intentó volver después de su estadía
en Guatemala. Fue en Puebla donde Iturriaga ganó un concurso
de poesía con 115 poemas que constituyen una manifestación de la
poesía mística, cuyas más conocidas expresiones en estos siglos se
asocian con la orden jesuita. Tiernos afectos de un corazón contrito
es —así lo cita Beristáin de Souza— su primera obra, y la conoció
el erudito en forma manuscrita14. Escribe que “son unas décimas
castellanas llenas de pensamientos sublimes y de rasgos pintorescos
a lo divino que expresaban bien las efusiones de un corazón que
aborrece el pecado y ama a Dios con el amor más puro. Éstas se
compusieron a competencia en la ciudad de Puebla”15. Luego
transcribe cuatro décimas (estrofas 21-24). Es posible que existieran
varios manuscritos que circularon en la academia. Como bien se
sabe, en esa época la poesía circulaba en forma manuscrita por todo
el mundo hispano. Son extraordinarios los casos de poetas que
publicaron su obra en vida. Al dar noticia sobre lo mismo, Mencos
Franco comenta que fue un impreso y piensa que es todo el poema16 y
por consiguiente el análisis positivista del texto es fallido.

El manuscrito de procedencia italiana sale a luz en una venta de


13
Idem.
Penguin Books en 1968 y pasa a ser pertenencia de la Biblioteca de
Ernesto Chinchilla Aguilar, historiador de Guatemala. Chinchilla
14
Idem.
Aguilar, en su Historia moderna de Centroamérica, trató de entender estos
15
Idem. poemas con otro sentido estético y llamó la atención sobre la décima 17;
16
A. Mencos, op. cit., p. 127.
con los pocos datos de Medina y Mencos Franco, pensó que el poemario
se podía fechar posterior a la expulsión de 1767. Enfatizó el valor poético
17
Ernesto Chinchilla Aguilar, La vida moderna en
Centro América, Guatemala, José Pineda Ibarra,
de la obra y lo contextualizó dentro de la vida intelectual en Guatemala
1977, pp. 240-241. a mediados del siglo XVIII17. No hay otros datos en el manuscrito, la

161
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

autenticidad sólo se puede confirmar con las mismas estrofas citadas por Beristáin de Souza,
quien de Iturriaga dice: “logró la reputación de ser uno de los ingenios sublimes de la compañía
de Jesús en la poesía, en la oratoria y en las ciencias sagradas”18.

La visión mística de Ignacio de Loyola o de sus seguidores en un contexto más amplio se ha


estudiado poco debido a la ofuscación producida por la obra literaria importante de san Juan
de la Cruz y de santa Teresa de Jesús, ambos de la orden carmelita. Sin embargo, no cabe duda
de que en los escritos ignacianos hay una veta importante de misticismo, especialmente en
su Autobiografía y en los Ejercicios espirituales19. Se han estudiado con cuidado los sollozos
que sufrió san Ignacio en sus viajes a Roma y Jerusalén en este contexto. La segunda figura
sobresaliente de esta orden, san Juan de Borja, confesor de santa Teresa, también escribió
acerca del misticismo, pero su obra se desconoce ya que se editó poco antes del Índice de 1559 y
sólo se volvió a imprimir en latín.

Hacia mediados del siglo XVII parece haber un ímpetu para incluir imágenes y actitudes
místicas por parte de miembros de la orden jesuita en América y España. Se pueden ver
algunos ejemplos interesantes como la serie de pinturas comisionadas por la iglesia de la
Compañía de Jesús en Sevilla al pintor Juan Valdés Leal, que hoy se encuentran en el Museo
de Bellas Artes de Sevilla; siete pinturas de tamaño imponente muestran las varias visiones
místicas de san Ignacio. Una obra menos conocida de Baltasar Gracián es El comulgatorio de
varias meditaciones de la Sagrada Comunión (Amberes, 1669), la cual también se podría incluir
en la veta de un pensador jesuita del siglo XVII. Otro ejemplo es la importancia que se le dio
18
J. M. Beristáin, op. cit., vol. I, p. 61. a la Virgen de Guadalupe en obras como Triunfo Parténico de Carlos de Sigüenza y Góngora,
19 quien escribió esta obra esperando poder incorporarse a la orden jesuita. La propagación
Ver especialmente la introducción de Cándido
de Dalmases, quien detalla la compleja visión del culto al Sagrado Corazón de Jesús en obras escritas por jesuitas en España y América,
mística de san Ignacio.
por ejemplo Escuela del Sagrado Corazón de Jesús para sus amantes esposas20, y finalmente la
20
Escuela del Sagrado Corazón de Jesús para sus introducción de imágenes de veneración como la Virgen de Dolores y la Virgen de Loreto en
amantes esposas, Guatemala, Joaquín de Arévalo,
la Nueva España21.
1756.

21
Ver el artículo de Clara Bargellini acerca de la
Se evoca tal momento en la estrofa 89 de Tiernos afectos de un corazón contrito, donde el yo
iconografía y retablos de imágenes altamente
simbólicas. lírico encuentra alivio a su ceguera a través de la Virgen María:

162
De poeta a teólogo: Manuel Mariano de Iturriaga, S.J.

Dichoso sé que me hiciera,


mi Madre, y es cosa clara
que ella el perdón no otorgara
si otorgármelo pudiera.

Si ella llorándome viera,


como tu viéndome estás,
es por fin Madre y jamás,
creeré por ley, y en razón,
que tuviera corazón,
para verme llorar más.22

La Virgen María se vuelve la intercesora del corazón arrepentido, vehículo del misticismo
del poema, el cual concluye con ese dolor de lágrimas invocado en las cartas ignacianas: “Si
mandas que haga llorosa / penitencia; ya rebosa / mi llanto perdón te pido, / mira pues estas
servido, / si me mandas otra cosa” (vv. 101-6). El poeta queda así bajo el amparo de Cristo y su
madre en un descanso del alma atormentada.

La poesía a lo divino había tenido un éxito muy grande desde 1560. Ahora la denominaríamos
religiosa-mística y en esta época tendría un público amplio. Parece significativo que después de
escribir poesía, Iturriaga entrara al seminario, pues pudo haber sido un aspecto del escritor que
22 pareció particularmente interesante para los dirigentes del seminario, y el motivo de la belleza
Rosa Helena Chinchilla, La obra literaria de
Manuel Mariano de Iturriaga, S.J., en los reinos de la del amor, como una imagen del amor divino, lo repite en su obra impresa El dolor rey. Termina
Nueva España y Guatemala, Guatemala, Universidad
la reflexión angustiosa de este poemario por evocar la figura de la Virgen María, quien es el
Rafael Landívar, 2006, p. 82.
vehículo capaz de transportar el alma del hombre al recinto del amor de Dios.
23
Ibidem, pp. 93-95.

24
Este poema es claramente de época posterior. El otro poema importante que cierra el manuscrito se titula “Esta que parece Pira”23. Se
Se menciona a Carlos, casi seguramente Carlos III
evoca en este poema una pira o catafalco con jeroglíficos, posiblemente parte de las fiestas
de España. Podría ser el emblema evocado uno
en el cual se muestra la doblez del monarca, y reales que se hicieron al ser coronado Carlos III. Comienza el poema: “Esta que parece
por consiguiente su actitud hacia la Compañía de
Pira24 / y al instante se desdice, / jeroglífico es que dice / que hacer lo que no es Aspira”
Jesús. El hablante lírico parece estar defendiendo
a los ingenios de América ante el monarca. (vv. 1-4). Es decir, ante los ojos hay una ilusión construida por el hombre y el hablante

163
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

lírico exclama “su escultura laboriosa. / ¡Qué bella era!, ¡Qué costosa! / ¡Qué llevada! ¡Qué
eminente! / ¡Qué orgullosa! ¡Qué excelente! / Y por fin ¡qué decorosa!” (vv. 6-10)25. Pero
luego se enfatiza su forma cambiante en el verso: “Adivina que será, / ¿Será Pira? Ese
es error, / ¿Será mausello? Eso es peor. / ¿Panteón? eso esta por ver” (vv.15-18). El giro
cambia al incluir a Carlos III:

Yo a nuestro Carlos contemplo


Como a Rey de ambas Españas,
un héroe lleno de hazañas.
¿Pero adónde está el ejemplo?
¿es posible que en el templo
de la Fama, o en la Pira

lienzo ninguno le mira


para poder alabarlos
que diga ¿ese fue Don Carlos
todo piedad, y nada Ira? (vv.40-50).

Y es parte de una pintura “un lienzo” que el poeta cuestiona “¿Pues esa Alma dónde está?”
(v.63) ¿A qué se refiere nuestro autor con estos versos enigmáticos? ¿Por qué pone en tela de
duda el monumento, el lienzo y el jeroglífico como falsos o mentirosos? Son preguntas que
deja sin responder este poema de ocasión que además hace mención de los “talentos de Indias”
(v. 84) en los siguientes versos: “Esos Regios monumentos / piden sin mover los labios / para
su aplauso, hombres sabios, / y acá en Indias hay talentos / De fama y honra avarientos”
(vv. 81-86). Son los “hombres sabios”, los profesores como él quienes han elaborado estas
falsas piras, pero igual se elogia en este poema a “otro nuevo Calderón” (v. 94) que habita: “En
Mégico en la ocasión / que los busquen sin doblez” (vv.90-91). Igual no lo hallarán aunque
termina la estrofa con el comentario: “que acá en las Indias la ciencia, / Nunca falta, Siempre
sobra” (vv. 99-100) con un poco de ironía. Estos versos jocosos en una ocasión desconocida
25 hay que resaltarlos para que el lector moderno pueda escuchar la voz burlona de Iturriaga en
La ortografía se ha modernizado en este
poema. momentos de posible conflicto.

164
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

El dolor rey es la obra mejor conocida de Iturriaga, se compuso en honor a la muerte de la


reina de España María Borbón de Portugal (1711-1758), esposa de Fernando VI. La mejor
descripción de esta antología poética de 1759 está en la magna obra de José Toribio Medina,
quien cita la portada en la cual aparece nuestro autor:

El dolor rey,
Sentimiento de N. Católico
Monarca
el señor
D. Fernando VI
el Justo
En la sensible muerte de Nuestra Reyna
y Señora
Dña. María Bárbara
de Portugal.
Pompa fúnebre, que á la memoria desta
Heroyna dispuso en Goathemala,
El S. Dr. D. Manuel Diez Freyle del Consejo de S.M. su Oidor de Alcalde de Corte.
Tristes endechas,
Que para llorar tan temprana desgracia,
Compuso el P. Manuel Mariano de Iturriaga de la
Compañía de Jesús.
Dedicado todo a Nuestro Esclarecido Soberano el
Sr. Don Fernando VI
Impresso en Goatemala, Con licencia de los Superiores en
la Imprenta de Sebastian de Arebalo, Año de 1759.26

Las endechas se componen de sonetos, elegías y décimas que Medina tacha de calidad inferior,
pero aprueba la poesía en latín. Beristáin de Souza también da noticia de El dolor rey y cita el
26 soneto “Apártate, interés, voraz pirata”. Uno de los sonetos que concluye el libro parece evocar la
José Toribio Medina, La Imprenta en Guatemala,
Guatemala, Tipografía Nacional, 1960, p. 125. poesía de juventud, mezclada con la consolación de las lágrimas de forma muy simbólica:

166
De poeta a teólogo: Manuel Mariano de Iturriaga, S.J.

Dame Albricias, Señor, y pare el llanto,


acábese, Señor, tanto lamento,
con que vives, muriendo en tu tormento:
conque mueres, viviendo en mi quebranto
Dame albricias, Señor no llores tanto,
que la Reina está viva, no te miento
a descubrirte vengo el Sacramento
que te oculta misterio Sacrosanto
No por muerta la des, porque escondida

tiene vida mejor, tan bien guardada,


como en una Custodia defendida
Ay [ahí] la tienes Señor depositada;
que escondiendo con Cristo en Dios su vida
ella también esta sacramentada.27

Se encuentra también otro texto en el mismo libro de Iturriaga, “Sermón fúnebre, que en
las suntuosas, y merecidas horas, que la muy noble, y leal ciudad de Goathemala hizo a la
inmortal memoria de su reina doña María Bárbara de Portugal, predicó el P. Manuel Mariano
de Iturriaga”28.

27 La pompa fúnebre, exequias o sermones a la muerte de un importante miembro de la sociedad


Chinchilla, op. cit., p. 121.
son cultos que datan de la Italia del Quattrocento, la ceremonia oratoria que acompaña el
28
El dolor rey, Guatemala, Sebastián de Arévalo,
entierro del ciudadano célebre a la patria. Estas celebraciones tienen por fin dar un ejemplo
1759, pp. 71-104.
moral y virtuoso para émulo de la población. Existen, del siglo XVII, otros libros de esta
29
Miguel Monreal, Imperiales exequias, que en la
misma índole como Reales exequias a Margarita de Austria de Rodrigo Riquelme de Montalvo,
muerte de la Señora... Doña Mariana de Austria celebró
la Imperial Ciudad de Zaragoza..., 1696. Imperiales exequias a doña María Ana de Austria29. También se extiende la ceremonia a
30 personajes importantes como el muy conocido confesor de sor Juana Inés de la Cruz al
Sermón fúnebre, que en las suntuosas exequias,
hechas el día 17 de diciembre de 1737, en la Santa Iglesia padre Manuel Fernández de Santa Cruz. En Guatemala se conoce el Sermón fúnebre, que
Cathedral de Guatemala, al señor doctor don Manuel
en las suntuosas exequias, hechas el día 17 de diciembre de 1737, en la Santa Iglesia Cathedral de
Cayetano Falla de la Cueva, Guatemala, Sebastián de
Arévalo, 1739. Guatemala, al señor doctor don Manuel Cayetano Falla de la Cueva30.

167
De poeta a teólogo: Manuel Mariano de Iturriaga, S.J.

El dolor rey pertenece a esta tradición de exequias fúnebres dedicadas a una reina
quien se celebra por su amor ejemplar, valor que dentro de la poesía mística y en una
sociedad cristiana se hubiera elogiado con especial dedicación. En resumen, estos
libros pueden variar en el tipo de contenido, poesía o sermones, en las ilustraciones o
falta de ellas; forma parte de un extenso consuelo dirigido al rey y a todos sus reinos.
La mezcla de versos y sermones latinos y castellanos es muy original y apunta hacia
una función posiblemente didáctica del mismo. G. Frechet postula ciertas guías para
el estudio de la pompa fúnebre, es decir, de las características de varios elementos
que incluyen al autor, editor, tipo de impreso y los grabados. Aquí, entonces, se nos
presenta una obra por múltiples autores, todos profesores en la Universidad de San
Carlos de Guatemala; está editada por el notable impresor Sebastián de Arévalo
(1727-1772), una casa editorial importante que difundió obras de jesuitas y de índole
festivo. El dolor rey es un libro pequeño cuyo público seguramente era local, se podría
equiparar al libro de bolsillo moderno. Contiene solamente dos ilustraciones de
grabados en cobre, de los cuales se encuentran otros ejemplos muy pronto en otras
pompas fúnebres, además, sigue la norma española de descripciones completas del
festejo en lugar de solamente ilustraciones.

Al año siguiente de la muerte de la reina Bárbara falleció Fernando IV —lo que comienza
como una estructura de duelo, tal vez con la intención de ofrecerse al rey, termina siendo
una conmemoración del amor del rey a la reina—; las celebraciones mismas se sitúan en
Santiago de Guatemala:

Llégose el viernes ocho de Junio, aplazado para fúnebre principio de las pomposas honras, y a
las doce del día previnieron los bronces de la cercanía de las exequias. Disparó un cañonazo,
o dio un bramido de dolor la artillería. Respondieron clamorosas, con generales dobles
las campanas; que repitieron sus lastimosos clamores a las tres de la tarde; Y a las cuatro,
encendida la Majestuosa Pira, era gustosa diversión de la ternura de un inmenso concurso,
que entretenía la inquietud de su expectación, con la grave mesura de una construcción tan
gallarda, como tierna. Pero a esta hora salía ya de palacio puntualmente la Real Audiencia
desta Corte, con su Alguacil Mayor, con los Oficiales Españoles Milicianos. Atravesaban,

169
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

estos todos la plaza, cuando hizo repentina salva la Artillería, enlutando otra vez como humo
la Región, y Ordenados en la forma ya dicha, llegaron a la Iglesia Catedral, a cuyas puertas
aguardaban los Prebendados, para conducir a cada gremio a los asientos [….]. 31

Es notable que existe un programa intelectual en la obra de Iturriaga en torno a la difusión


de ideas emblemáticas32. Los libros de emblemas se volvieron muy populares después de la
publicación de la obra de Andrea Alciato en 1522. En Francia se acogió especialmente a este
autor, ergo la obra de Claude Mignault, la cual cita Iturriaga como fuente principal de su
conocimiento. Esta edición de Alciato contiene el emblema como generalmente se reproduce
moto, grabado y poema explicatorio, con agregados comentarios del editor Mignault o
Minoi. Además, éste incluye un tratado acerca del significado y uso de símbolos. Para la
educación moral obras como Emblemas morales de Juan Covarrubias y Orozco y la de Alciato
se reimprimieron continuamente en el siglo XVII33. La metáfora principal de El dolor rey se
basa en la posibilidad que las musas, los continentes, la naturaleza, los cinco sentidos, las
partes de la mente y hasta las piedras lleguen a entender el dolor como emoción principal y
abrumadora. Para llegar a esta conclusión, se tiene que pasar por un tránsito simbólico, el cual
es contundente. Se necesita una apreciación de la mitología según Ovidio, referencias bíblicas,
31 referencias a Virgilio y otros autores latinos y lenguaje simbólico de la época. Es interesante
Chinchilla, op. cit., pp. 129-130.
notar que el único símbolo que parece tomar de la naturaleza autóctona son los volcanes.
32
Escribe Richard Dimler en su pequeña reseña
de libros de emblemas: “La Compañía de Jesús fue
fuertemente influida por los emblemas, nuevo La noticia del destierro a Italia de la Compañía de Jesús es algo que se detalla en varios
fenómeno literario. Los jesuitas poco a poco se
diarios. En todos se hace breve mención de Iturriaga, por el renombre que le trajo a
dieron cuenta del potencial del emblema como un
método de propaganda, de refrescar el espíritu del este grupo en su estadía en Italia. Quien más noticia da es Clavijero que en el capítulo
hombre, de dispersar la nueva visión ignaciana del
quinto, ya estando cerca de Córcega, narra cómo Iturriaga convierte a un protestante
universo y de darle mayor gloria a Dios”. The Jesuit
Emblem: Bibliography of Secondary Literatura, New marinero al catolicismo:
York, AMS Press, 2005, p. 21.

33
Parece haber cierta proximidad entre algunos Se celebraba misa en los días que el tiempo lo permitía; pero con la compasión
de los emblemas de Sebastián Covarrubias
de ver a aquella gente, que entendiendo de misa, era para ellos lo mismo que una
Orozco con el detalle de El dolor rey. Por
ejemplo, el emblema del Mt. Etna, y el sentido comedia. No obstante, Dios que se vale de todo para el bien de nuestras almas, se
emblemático del volcán. También los emblemas
acordó en esta ocasión de don Manuel de Iturriaga, quien estrechándose con el
de Covarrubias tienen una tendencia de incluir
lemas en la misma ilustración. Contador de la nao que era un mozo capaz cuando saltamos en tierra en la Bastia,

170
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

ya Dios por medio de este anzuelo tenía asegurado el pez, y tanto que teniendo
facultades y siendo de los distinguidos de su patria, renunció a los suyos, su reino
y sus haberes y siguiendo a los Jesuitas se reconcilió con la Iglesia Católica en la
Ciudad de Ferrara.34

Iturriaga llega a Bologna como tantos otros jesuitas en busca de un albergue. Aquí se
dedica enteramente a la polémica doctrinal. Decormé agrega que en Italia sólo cultivó la
teología y “nómbrole el Papa teólogo consultor de su sobrino el obispo de Fano en cuya
compañía terminó sus días en 1819”35. También le atribuye solamente las obras de 1778
a 1819 como “opúsculos” teológicos, las cuales escribió bajo los nombres Emmanuel M.
d’Iturriaga o Emmanuel Angelo Politanus d’Iturriaga. Éstas se detallan a continuación:
Dominicus Lanzerinius in publico Bononiensi (Caesenae, 1778); Esame critico teologico (Venecia,
1779); Dissertazione Teologico-Morale (Modena, 1780); Dissertazione intorno al dolore necessario
per il valore (Assisi, 1780); Riposta ad un amico sui dubbio se la sola santa Missa (Bologna, 1781);
Saggio di Riposta all’autore (Assisi, 1782); Saggio di Riposta alla lettera di Adelfo Mariodulo
(Venecia, 1782); Sul sistema della Tolleranza (Assisi, 1783); Sul sistema della Tolleranza Guidizio
Apologetico (Roma, 1785); Lettera sulla Ensenzione (Assisi, 1884); L’avvocato Pistoiene (Ferrara,
1787); Opperette (Génova, 1790); De lege secreti (Senogalliae, 1794); y Dissertationes in
Morales quaestiones (Assisi, 1794). Zambrano da este cátalogo completo de las catorce obras
impresas en Italia por Iturriaga36. Opperette contiene las obras completas de Iturriaga en
cinco volúmenes, todo el texto es en latín. Las demás dan noticia de su actividad intelectual
teológica. Éstas no se han estudiado desde una perspectiva de la literatura de México o
Guatemala. También hay noticia de unos versos que compuso para presentar una obra
titulada Vida de San José por José Ignacio Vallejo (1774) con sonetos dedicatorios de
Iturriaga que sólo aparecen en esa edición.

34
Mariano Cuevas, Tesoros documentales de México, Manuel Mariano de Iturriaga sufrió, como tantos escritores del siglo XVIII, la crítica
siglo XVIII. Priego, Zelis, Clavijero, México, Editorial
positivista que no valoraba la poesía conceptista barroca del siglo XVII y XVIII. En
Galatea, 1944, pp. 39-40.
Guatemala, donde se conocía su obra impresa, no se valoró la poesía de ocasión. El soneto,
35
G. Decormé, op. cit, p. 188.
cuatro décimas, y versos sueltos que copiaron Beristáin de Souza y Mencos Franco, no dan
36
F. Zambrano, op. cit. pp. 786-787. testimonio de la rica labor poética que hizo Iturriaga en Puebla y Santiago de Guatemala.

172
De poeta a teólogo: Manuel Mariano de Iturriaga, S.J.

El trabajo intelectual de un profesor de retórica como Iturriaga ahora se puede valorar y


conocer a fondo. Igual que otros jesuitas muy conocidos como Rafael Landívar, la carrera de
Iturriaga traspasa fronteras nacionales y literarias.

173
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Fuentes consultadas

Bibliografía
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Roma, Institutum Historicum S.J., 1960.

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Becker, Agustin de, et al., Biblioteque de la Compagnie de Jésus, Louvain, Editions de la


Bibliotheque S.J., 1960.

Bargellini, Clara, “Jesuit Devotions and Retablos in New Spain”, The Jesuits: Cultures, Sciences
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Beristáin de Souza, José Mariano, Biblioteca hispano‑americana septentrional; o Catálogo


y noticia de los literatos, que o nacidos, o educados, o florecientes en la América Septentrional
española, han dado a luz algún escrito o lo han dexado preparado para la prensa, 3ª ed., México,
Ediciones Fuente Cultural, 1947-1951.

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Chinchilla Aguilar, Ernesto, La vida moderna en Centro América, José Pineda Ibarra, Guatemala, 1977.

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Decormé, Gerard, S. J., La obra de los jesuitas mexicanos durante la época colonial, 1572-1767,
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Escuela del Sagrado Corazón de Jesús para sus amantes esposas, Guatemala, Joaquín de Arévalo,
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175
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Rico González, Víctor (ed), Documentos sobre la expulsión de los jesuitas y ocupación de sus
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Sermón fúnebre, que en las suntuosas exequias, hechas el día 17 de diciembre de 1737, en la
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1977, vol. 15, México, Jus, 1961-1977.

Documentos
Monreal, Miguel, “Imperiales exequias, que en la muerte de la Señora...” Doña Mariana
de Austria celebró la Imperial Ciudad de Zaragoza..., 1696.

176
La Botica y la enfermería
e n te p o t z o tl á n
María del Carmen Anzures y Bolaños
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

esde el principio, Roma señaló a los nativos como fin principal de la ida
de la Compañía a ultramar, esto lo indica claramente el padre Mercuriano
(1573-1580) en una de sus respuestas a la primera congregación provincial mexicana celebrada
en octubre de 1577: “entiendan todos los nuestros que el fin principal de la ida de la Compañía
a las Indias es ayudar a los naturales”1.

(Página opuesta) La mayor preocupación de Precisamente porque su misión iba fundamentalmente dirigida a la evangelización de los
Everardo Mercuriano, como prepósito general,
pueblos autóctonos, la Compañía de Jesús le pide al arzobispo mexicano Pedro Moya de
fue la de ayudar a los naturales, enviando a la
Compañia de Jesús para que ejerciera su labor Contreras (1573-1591) un lugar cercano a la capital donde pudieran cómodamente aprender
evangélica con los pueblos autóctonos.
y ejercitar las lenguas de sus futuros misionados. Al purpurado le parece una estupenda idea
y les señala el pueblo de Tepotzotlán, al que se trasladan en octubre de 1580 algunos padres
y hermanos. A partir de esta fecha, el Colegio fundado ahí se convierte en uno de los centros
jesuitas más importantes para el aprendizaje lingüístico.

Por este Colegio pasan los que serán con el tiempo eminentes padres en lenguas y gramáticos
de las mismas como Tomás de Guadalaxara, Rinaldini, Rincón, Paredes, Miranda, Steffel,
Lombardo, Ortega, González, etcétera.

Este importante centro jesuítico tuvo un doble aspecto, el dedicado a la catequesis de los hijos
de los caciques indios y el relativo a la formación de los jóvenes novicios de la Compañía.
Debido a la permanencia de los estudiantes indígenas como internos en el Colegio de San
1
Félix Zubillaga, S.J., Monumenta Mexicana,
Martín y el de los novicios de la Compañía en el de San Francisco Javier, necesitaban tener un
tomo I, Roma, Moumenta Historica Societatis
Iesu, 1956, p. 321. lugar destinado a la atención médica.

180
La botica y la enfermería en Tepotzotlán

(Página opuesta) La botica era el lugar destinado Botica y enfermería


para guardar medicamentos y atender las
necesidades de los enfermos que habitaban
el Colegio de Tepotzotlán. Los hermanos El hecho de que los jesuitas no se dedicaban a la medicina de ninguna manera impedía el
coadjuntores temporales eran los boticarios o
interés práctico por ella, por la botánica y la farmacopea en los territorios de misión, debido
médicos, pues contaban con ciertos conocimientos
de enfermería y farmacia. a que las circunstancias de su vida en estas regiones hacían necesario tener un lugar en la
residencia donde atender el quebranto de la salud de los misioneros, “es bien que haya en la
casa alguna persona que tenga intendencia [conocimiento] en lo que toca a la conservación de
la salud en los que la tienen [...], y a la restitución de ella en los enfermos para que se provea
del remedio conveniente, como la caridad lo requiere”2.

Quienes principalmente se dedicarían a estos quehaceres referentes a la salud serían los


hermanos coadjutores temporales, que tenían conocimientos de enfermería y de farmacia,
algunos de ellos, los menos, eran médicos y no aspiraban al sacerdocio, pero sí a servir a Dios
con su oficio en donde mejor conviniere a la Compañía, como lo señalan las Constituciones en
el capítulo 2, párrafo 301.

Algunos de estos operarios en su momento alcanzaron la fama a través de su trabajo y sus


escritos; sus nombres y obra perduran hasta nuestros días, tal es el caso del hermano Juan de
Esteyneffer (1664-1716) y su Florilegio Medicinal —con cinco ediciones, una de ellas para las
misiones del Marañón y Alto Amazonas3—, aunque éste nunca pasó por Tepotzotlán; pero
tenemos al hermano Luis Piñoni que sí ejerció como enfermero en este Colegio y que escribió
ocho tomos de tratados de medicina; los hermanos José Stenzl, Leopoldo Schenk, ayudante de
éste; Juan Hinterger, Lorenzo Antonio Arriola, todos ellos en distintos momentos ocuparon el
puesto de enfermeros, boticarios, médicos y alguno de ellos hasta cirujano.

A continuación proporcionamos breves datos biográficos de ellos tomados de los catálogos de


2
Ignacio de Loyola, Obras de San Ignacio de Loyola, la Compañía.
Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, pp.
558-559.
Luis Piñoni, natural de Cumi, Italia, nació en 1668; en 1691 ingresa en el noviciado, en 1706,
3
María del Carmen Anzures y B., Florilegio
según el suplemento del Catálogo, viene a la Nueva España. En 1708 lo encontramos en el
Medicinal de Juan de Esteyneffer, tomo I, México,
Academia Nacional de Medicina, 1978, p. 20. Colegio del Espíritu Santo de Puebla como enfermero; en 1719, once años después se le ubica

183
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

en el Colegio Noviciado de Tepotzotlán como enfermero, cargo que


ocupa hasta 1724; no se vuelve a encontrar datos de él sino hasta el
Catálogo de 1736 que informa su muerte el 30 de abril de ese año.

Leopoldo Schenk nació en Wiertbag, Alemania, en 1696. En 1721


ingresa al noviciado. El Catálogo de 1730 lo ubica como boticario en
el Colegio Máximo de México. En 1733, el 2 de febrero pronuncia
sus últimos votos; en 1737, el Catálogo lo menciona en el Colegio
de San Andrés de México ocupado en quehaceres de la casa. Siete
años después, en 1744, lo encontramos en el Colegio de Tepotzotlán
con dos ocupaciones: una, los quehaceres de la casa y la segunda,
compañero del enfermero de este lugar, el hermano José Stenzl, 15
años menor que él. En 1748, el Catálogo lo ubica como enfermero,
pero ya no en este colegio, sino en la Casa Profesa de la Ciudad de
México, no hemos encontrado la fecha de su defunción.

Otro de los enfermeros coadjutores que ejerció este oficio en el


Colegio Noviciado de Tepotzotlán fue José Stenzl, quien, según
el Catálogo de 1744, nació en Praga en 1711; en 1735 ingresó al
noviciado y en 1744 se encuentra en el Colegio de Tepotzotlán como
enfermero. De este hermano tampoco hemos encontrado la fecha
de defunción.

Juan Hinterger, nacido en Carintia de Alemania el 9 de agosto de


1725, ingresó al noviciado en 1743; en 1751 lo refiere el Catálogo en
el Colegio de Tepotzotlán como portero e indica que además era
cirujano [que no médico]. En 1755, el 15 de agosto pronuncia sus
últimos votos; en 1761 lo encontramos en el Colegio del Espíritu
Santo de Puebla como boticario y enfermero (cat. 1761). Tres años
después en 1764, lo localizamos como acompañante (es cargo)
en el Colegio de Zacatecas y tres años después estaba trabajando

184
La botica y la enfermería en Tepotzotlán

en el Colegio de San Ildefonso de Puebla como boticario y manteísta cuando ocurre la


desafortunada expulsión de los miembros de la orden (1767); sale desterrado junto con sus
compañeros hacia Veracruz y muere en este puerto el 29 de agosto. Él es uno de los 34 jesuitas
que ahí murieron.

Otro de los ilustres coadjutores que ejercieron en este Colegio fue el hermano Lorenzo
Antonio Arriola nacido en Atlixco, Puebla el 13 de enero de 1723. En 1751, en una carta del
padre Visconti al padre Balthasar, fechada el 17 de noviembre de 1751, encontramos el dato de
su admisión en la Compañía con la precisión de que va para el estado de coadjutor temporal,
por lo que en 1752 ingresa al noviciado. Nueve años después y de acuerdo con el Catálogo de
1761, lo encontramos ubicado en Tepotzotlán de 39 años de edad y 10 en la Compañía. Este
documento precisa que “terminó la Filosofía y el arte de Medicina”. Es médico y enfermero, y
bachiller en Filosofía y Medicina. En 1763, el 15 de agosto pronunció sus últimos votos, y el 29
de noviembre de 1767 es expulsado junto con los demás miembros de la Compañía, zarpó en el
Buen Suceso. Según el Catálogo, fue secularizado antes del 16 de agosto de 1773 y murió el 11
de julio de 1795 en Massacarrara, Italia.

Historia del documento

La historia de los documentos pertenecientes a la expulsión de los jesuitas de todo el


imperio español nos explica la razón por la que éstos se encuentran en la actualidad en
distintos archivos históricos y colecciones privadas del mundo, todo esto, resultado de los
agitados tiempos por los que pasó España a partir del siglo XVIII. El inventario y avalúo
de la botica de este lugar, del que ahora vamos a hacer una breve referencia, no se escapó
a estas vicisitudes de la historia, pues formó parte de los documentos que, ubicados en
su momento en el Ministerio de Gracia y Justicia llamado de las Temporalidades —en
España— y desbaratados durante la revolución de 1868, fueron rescatados de ser vendidos
como papel para envoltorio de comestibles por don Francisco Javier Bravo, acaudalado
comerciante bonaerense que se encontraba en ese momento en España. Él los trasladó a
Buenos Aires donde residía y años más tarde fueron ofrecidos al gobierno de Chile. Éste

185
La botica y la enfermería en Tepotzotlán

(Página opuesta) En este espacio se pueden los adquirió y los conserva bajo el nombre de Colección Bravo. El padre Francisco Mateos,
observar algunas muestras de instrumentos que
S.J., refiere que en la actualidad otra de las secciones de esta colección está en Madrid y
utilizaban los boticarios como frascos de vidrio,
tacitas de barro, vitroleros, etcétera. una tercera la tienen los jesuitas4.

El inventario

Por los libros y la materia médica encontrados in situ, según los inventarios levantados al
momento de la expulsión o los que en épocas anteriores estos hermanos mencionan en sus
escritos, sabemos que las bases de la información que recibieron durante su preparación,
en sus lugares de origen o bien al llegar a la Nueva España, las constituían las obras
de Hipócrates, Galeno, Dioscórides, Avicena, Mattioli, Arnau de Vilanova (Arnaldo de
Villanueva), Andrés Laguna, Plinio, etcétera, pero también, al paso de los años, estos jesuitas
incorporan a sus conocimientos los de los lugares en donde trabajan, razón por la cual los
letreros de algunos botámenes tienen el nombre de plantas o de resinas autóctonas, así como
otras de lejanos continentes.

De este inventario que consta de 274 medicamentos vegetales, minerales, animales y


preparados de farmacia, además de instrumentos de laboratorio —tales como matraces, vasos
separatorios, embudos, almireces, redomas, botes de vidrio y cordialeros, frascos vitroleros
poblanos, botes de vidrio para polvos, tacitas prietas de barro, etcétera—, sólo vamos a dar
unos breves ejemplos:

La zarzaparrilla, nombre dado a varias plantas del género smilax. La smilax aristolochiaefolia,
de la familia de las liláceas, es planta trepadora de rizomas delgados, hojas ovaladas y
lobadas. Las raíces delgadas, como de un metro de largo, son grises o rojizas, de olor débil
y sabor mucilaginoso amargo. Se emplea como sudorífico, depurativo y coadyuvante en
4 el tratamiento de la sífilis, de eczema, ronchas, lepra. La zarzaparrilla de Veracruz, smilax
Francisco Mateos, S.J., “La colección Bravo
de documentos jesuíticos sobre América” en medica, se llama también mecapatli, nanahuapatli; sus raíces se usan como diaforético y
Missionalia Hispánica, no. 59, Madrid, p. 161.
diurético, hay otra especie, la moranensis que sirve para adelgazar. Esteyneffer la usa para la
5
M. del C. Anzures y B., op. cit., p. 876. tos, morbo gálico, etcétera5.

187
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Guayacán, guayaco o palo santo, guayacum officinale, de la familia de las rutáceas. Árbol
de Jamaica y de Santo Domingo. Se usan el palo y la resina. Es uno de los cuatro leños
sudoríficos, se emplea en la sífilis, afecciones cutáneas, dolores reumáticos, gota, escrófulas.
La tintura del guayaco se usa como dentífrico, la resina como tónico y sudorífico6. Maximino
Martínez7 menciona con las mismas propiedades al guayacum sanctum, al coulteri, al
guatemalense y al palmeri. Esteyneffer lo emplea para vahído, perlesía, morbo gálico, hipo,
hidropesía, melancolía, etcétera8.

Resina copal: existen dos variedades principales: copal duro y copal blando. La suerte más
común es el copal duro o copal propiamente dicho; es producido por el Hymenae verrucosa,
Lamarck, árbol que crece en Madagascar, Bombay, Calcuta, etcétera., tiene color blanco
amarillento o amarillo leonado, superficie rugosa, aspecto vítreo; es duro, casi inodoro e insípido
en frío. Se disuelve incompletamente en alcohol. El éter y el sulfuro de carbono lo hinchan sin
disolverlo. Es soluble de una manera imperfecta en aceites volátiles; es insoluble en los aceites
fijos, en la bencina y en la nafta. Tiene más de un punto de contacto con el sucino9.

Bezar o bezoar, del árabe: besar, del persa padzahar: contraveneno. Es una concreción
6
Federico Chernoviz y A. Roger (eds.) Guía médica,
París, Libreros Editores, 1880, pp. 412-413.
calculosa que suele encontrarse en las vías digestivas y urinarias de algunos cuadrúpedos.
Se ha considerado como medicamento10. Esteyneffer se refiere principalmente a las
7
Maximino Martínez, Plantas medicinales de México,
México, Botas, pp. 156-157.
piedras bezares de los venados, de las que escriben Kino, Velarde, Pfefferkorn y otros, muy
estimadas contra la rabia11. Esteyneffer las usa para epilepsia, síncope, tiricia ponzoñosa,
8
M. del C. Anzures y B., op. cit., p. 834.
mal de piedra, mordeduras rabiosas o ponzoñosas, quemaduras de rayo, reumatismo,
9
F. Chernoviz, op. cit., pp. 565. calenturas, estreñimiento12.
10
Martín Alonso, Enciclopedia del idioma, Madrid,
Aguilar, 1958, p. 693. Cantárida: insecto del orden de los coleópteros, familia de los meloidos, Lytta vesicatoria, de
11
Luis González R. Etnología y misión en la primería
color verde, común en Europa; vive sobre varias plantas (fresco, saúco, arce, álamo, etc.) de
alta (1715-1740), México, UNAM, 1977, pp. 52-53. las que roe las hojas. Se llama también cantárida oficinal, de 15 a 22 milímetros de largo y de
12
M. del C. Anzures y B., op. cit., p. 879.
4 a 6 de ancho. Es el único insecto vesicante, del que hay más de 30 especies. En dosis muy
pequeñas sirve para parálisis de la vejiga, anafrodisia, hidropesía, epilepsia y enfermedades
13
F. Chernoviz, op. cit., pp. 258-263.
cutáneas13. Esteyneffer lo utiliza para la detención de la orina y para la ciática, y en la
14
M. del C. Anzures y B., op. cit., p. 881. preparación de vesicatorios14.

188
La mayor parte de los medicamentos se
preparaban con medicina herbolaria hasta que
la química empezó a sintetizar las sustancias
curativas de las plantas.
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) En esta escena se aprecia a san Maná (manne, fr.): jugo concreto que fluye espontáneamente o por incisión de muchos vegetales
José, quien es asistido por la Virgen y Jesucristo en
del género Fraxinus, Linneo (oleáceas) que vegetan en Italia. Hay tres clases de éste en el
su lecho de muerte.
comercio. Uso: laxante blando que conviene a los niños o a las señoras encintas y a las personas
delicadas. Empléase en la bronquitis y puede ser administrado en las inflamaciones15.

Mirra (myrrhe, fr.): gomo-resina producto del Balsamodendrum myrrha, Nees. Arbusto de
la Arabia de la familia de la Terebintáceas-burseráceas. Se presenta en lágrimas o granos
irregulares, translúcidos, de color amarillo rojizo, olor aromático y sabor amargo. Usos: excitante
y tónico. Aconsejado en los catarros crónicos, amenorrea, atonicidad del intestino, etcétera16.

Por la abundancia de vegetales, en menor proporción de minerales y de sustancias


animales, también de algunos preparados de farmacia, se podría pensar que el uso de
estos medicinales era anticuado, pero debemos hacer notar que este acervo médico era
lo que en todo el mundo conocido se estudiaba en las universidades para restablecer
la salud. Es necesario recordar que hasta principios del siglo XX la mayor parte de
los medicamentos que se empleaban estaban directamente preparados con herbolaria
medicinal, puesto que ésta ha sido la materia médica de todos los pueblos del mundo
hasta que la química empezó a sintetizar las sustancias curativas de las plantas para
poder producirlas a gran escala.

Santos taumaturgos

La botica de este lugar está situada en el primer corredor que da sobre la entrada. Las razones
por las cuales se encuentra ubicada en esta zona del edificio son las que operaban en todas
las residencias: la primera y más importante es la clausura que tiene la Orden, y la segunda
apegada a los cánones de higiene para evitar contagios.

En este lugar se encuentran unas pinturas con santos a cuya intercesión se debía la
15
F. Chernoviz, op. cit., p. 483.
curación de un mal específico. Aquí hay unas pinturas al temple. Al entrar a la izquierda, en
16
Ibidem, p. 506. el primero de los lunetos mayores se representa a la Santísima Virgen rodeada de ángeles,

190
San Roque muestra sus llagas y un ángel sostiene
una cartela con la inscripción latina Eris in peste
patronus. Este santo es considerado protector
contra el tabardillo y tumores o apostemas.
San Cosme y san Damián son considerados
protectores contra las enfermedades y patronos de
los médicos, cirujanos, boticarios y barberos.
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

algunos de los cuales sostienen símbolos que se atribuyen a ella en la letanía lauretana, por
esta misma razón se encuentra esta imagen ahí, ya que en dichas alabanzas, entre otras, se
le invoca como “salud de los enfermos”.

En el luneto opuesto está representada la muerte de san José, asistido por la Santísima Virgen
y Jesucristo, porque san José es patrono de los agonizantes.

En el luneto frente a la puerta hacia el lado izquierdo vemos a san Roque mostrando sus
llagas, junto a él se encuentra el perro que enviado por Dios le lamía éstas para sanarlo;
en el lado contrario al perro hay un ángel que señala en un documento la inscripción Eris
in peste patronus. También se le invoca contra el tabardillo y tumores o apostemas17. Del
lado derecho de esta luneta, en un plano hacia atrás, se halla la figura de san Sebastián,
mártir atravesado por flechas, a este santo se le invocaba contra: calenturas, pestilencias o
tabardillos y para heridas18.

Sobre la puerta de entrada el tema de la pintura se ocupa de los santos Cosme y Damián
médicos, ataviados con toga negra, beca amarilla y bonete doctoral. Están asistiendo a un
enfermo. Se les invoca contra obstrucciones del bazo y de las venas mesaraicas y para la
melancolía hipocondríaca, además se les ha tenido como protectores eficaces contra toda
enfermedad debido a su profesión y son patronos de médicos, cirujanos, boticarios y barberos19.

Por último, lo que ayudó a localizar el lugar donde se ubicaba la botica fue el tema de las
pinturas, ya que están relacionadas con la recuperación de la salud por intercesión de un
santo patrono.

El culto a los santos y a la Santísima Virgen, como intercesores en los casos de distintas
enfermedades, es una consecuencia de las convicciones religiosas de la Orden, pero no
17
M. del C. Anzures y B. op. cit., p.112.
debemos malinterpretar esto, pues de ninguna manera significa que la sola invocación a
Dios, a la Virgen o a los santos baste para obtener la curación, sino que hay que ayudar a la
18
Ibidem, p. 114.
naturaleza proporcionándole las medicinas que prescriben los galenos como sabiamente lo
19
Ibidem, p. 82. indica el hermano Juan de Esteyneffer en su multicitada obra.

194
La botica y la enfermería en Tepotzotlán

Fuentes consultadas

Bibliografía
Alonso, Martín, Enciclopedia del idioma, Madrid, Aguilar, 1958.

Anzures y B., María del Carmen, Florilegio Medicinal de Juan de Esteyneffer (1712), tomos I y II,
México, Academia Nacional de Medicina, 1978.

Chernoviz Federico y A. Roger (eds.), Guía Médica, París, Libreros Editores, 1880.

González R., Luis, Etnología y misión en la pimería alta: (1715-1740), México, UNAM, 1977.

Loyola, Ignacio de, Obras de San Ignacio de Loyola, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1997.

Martínez, Maximino, Plantas medicinales de México. México, Botas, 1969.

Zubillaga, Félix S.J. (ed.), Monumenta Mexicana, tomo I (1570-1580), Roma, Monumenta
Historica Societatis Iesu, 1956.

_____________________ Monumenta Mexicana, tomo II (1581-1585), Roma Monumenta


Historica Societatis Iesu, 1959.

_____________________ Monumenta Mexicana, tomo III (1585-1590), Roma, Monumenta


Historica Societatis Iesu, 1968.

_____________________ Las lenguas indígenas de Nueva España en la actividad jesuita del siglo
XVI. Instituto de Investigaciones Históricas, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 1974.

Hemerografía
Mateos, Francisco S.J., “La Colección Bravo de documentos jesuíticos sobre América” en
Missionalia Hispánica, no. 59. Madrid, 1963.

195
L u g a r es d e r el i q u i a s : l a C a p i ll a
d e L o r et o y el Rel i c a r i o d e
San José
Clara Bargellini
Lugares de reliquias: la Capilla de Loreto y el Relicario de San José

(Página opuesta) La Capilla de Loreto de n los pequeños edificios que son el tema de este ensayo se juntan dos de
Tepotzotlán contiene una reliquia extraordinaria:
las preocupaciones principales de los jesuitas en sus afanes por promover la
una réplica de la casa de Nazaret, lugar donde María
recibió la Anunciación del arcángel Gabriel; es decir, vida espiritual: la insistencia en el uso de la imaginación para fomentar la devoción religiosa y la
el lugar preciso de la Encarnación de Jesús.
convicción de la importancia de las reliquias. Las dos cosas —la imaginación y las reliquias— son
medios para estimular y recrear la memoria. En el caso de la imaginación, se trata de una actividad
mental y emotiva de la persona que quiere entrar en comunicación con lo divino al mismo tiempo
que busca en su propio corazón. En los Ejercicios espirituales de san Ignacio, después de la oración
para encaminarse a seguir la voluntad de Dios, se instruye al cristiano dirigir sus sentidos e
inteligencia hacia la recreación de escenarios. A menudo, el primer o segundo preámbulo de las
meditaciones sugeridas se refiere a la “composición viendo el lugar” (párrafo 47). Como se verá,
es significativo para el caso que nos ocupa que, al iniciar la segunda semana de los Ejercicios,
dedicada a meditar sobre la vida de Jesús antes de la Pasión, Ignacio recomendaba visualizar
“particularmente la casa y aposentos de Nuestra Señora, en la ciudad de Nazaret, en la provincia
de Galilea” (párrafo 103). Las reliquias, por su parte, son objetos concretos que pueden ayudar y
estimular la imaginación. El propio san Ignacio, en el grupo de “reglas” referentes a la pertenencia
del cristiano a “la Iglesia militante” añadidas a los Ejercicios, aconseja “alabar reliquias de santos,
haciendo veneración a ellas y oración a ellos” (párrafo 358). El fundador de la Compañía de Jesús
distinguía claramente entre la reliquia y la persona que recuerda, pero siguió, por supuesto, las
directrices del Concilio de Trento1 y aprobó sin reticencias las reliquias.

La Capilla de Loreto de Tepotzotlán contiene una reliquia extraordinaria: una réplica de la Casa
1
Gabriela Sánchez Reyes, Relicarios novohispanos a
de Nazaret, donde María recibió la Anunciación del arcángel Gabriel; es decir, el lugar preciso de
través de una muestra de los siglos XVI al XVIII, tesis
de maestría, México, UNAM, 2004, pp. 39-40. la Encarnación de Jesús. De acuerdo con la tradición, la casita fue llevada en 1291 por los ángeles

199
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) La pequeña capilla dedicada a Loreto, cerca de la costa adriática italiana, para evitar su profanación
a san José, a un lado de la Capilla de Loreto,
por los musulmanes apoderados de Palestina2 . Actualmente se custodia
es llamada “relicario” porque resguardaba un
fragmento de la túnica del santo. en la basílica monumental construida en el siglo XVI, se encuentra
bajo la administración de los propios jesuitas desde entonces. Catorce
miembros de la Compañía de Jesús llegaron a Loreto el 3 de diciembre de
1554 y la orden quedó allí, ocupándose del culto y de los peregrinos hasta
1773, el año de su supresión3. Aunque la Santa Casa de Tepotzotlán es
una copia, tiene características de verdadera reliquia. El acceso directo a
ella es limitado, está adornada con imágenes conmemorativas y objetos
preciosos, y se supone que fue escenario de milagros, como la casa
original4. Además, se tuvo el cuidado de respetar las formas y medidas.
Reza una inscripción sobre la pared: “Ésta es la forma y medida de la
Santa Casa de la Virgen en la que el Hijo de Dios se hizo hombre. Se
dedicó diciembre 26 de 1733 años”, fecha evidentemente escogida en
relación con la conmemoración del nacimiento de Jesús.

La pequeña capilla dedicada a san José, a un lado de la Capilla de Loreto


de Tepotzotlán, de la cual es complemento, es llamada “relicario” desde la
2
Floriano Grimaldi, “Pellegrini e pellegrinaggi a época de su construcción en el siglo XVIII. Una inscripción, dividida en
Loreto nei secoli XIV-XVIII” en Bolletino Storico della
dos partes, informa: “Se dedicó este Relicario a 27 de abril de 1738 años,
Citá di Foligno, Loreto, pp.10-12.
siendo prefectos el Br. D. Miguel de los Santos y D. Francisco Beltrán”.
3
Ibidem, p. 281.
Probablemente se trata de los prefectos de la cofradía de la Buena Muerte5
4
Luisa Elena Alcalá, The Jesuits and the Visual Arts de la que es patrono san José. El carácter de relicario en este caso es
in New Spain, 1670-1767, tesis doctoral, New York
preciso, ya que, de acuerdo con un estudio de Mónica Martí6, la Capilla
University, 1998, pp.182-193.
resguardaba un fragmento de la túnica de san José, reliquia que había
5
Ibidem, p.323.
llegado a los jesuitas de la Nueva España en un envío del papa Gregorio
6
Mónica Martí Cotarelo, “El relicario de San XIII en 1578.
José”, Museo Nacional del Virreinato, México,
CONACULTA/INAH, 2004, pp.155-156.
Al reportar la dedicación de la Capilla de Loreto en Tepotzotlán, La Gaceta
7
Lariza Bermúdez García, Los lienzos de la Capilla
de México de febrero de 1734 insiste en la riqueza de la “ostentosa” capilla7.
de Loreto. Iglesia de San Francisco Xavier, Tepotzotlán,
tesis de licenciatura, México, UNAM/FFL, 2005. Los inventarios levantados después de la expulsión de los jesuitas en 1767

200
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

registran algo de las riquezas de estos espacios. El retablo de la Santa Casa se


describe con precisión y es sustancialmente el mismo que hoy vemos: “de talla
dorado con cinco efigies de bulto a los lados, frontal, atril y palabreros de lo
mismo”8. Había, además, seis espejos, dos de ellos “de cuerpo entero”, y notables
objetos de plata. Entre ellos, se enlistan “dos gradas de plata que están en el altar
de Nuestra Señora grabadas a martillo”, tres relicarios y “dos lámparas de plata
medianas”, más un frontal de plata en el Camarín9. Los inventarios también
hablan de una docena de juegos de ornamentos litúrgicos en la sacristía, joyas
y cinco vestidos de la Virgen y algunos muebles. También, en la sacristía había
dos esculturas de san José. Una estaba en “una urna de madera con pie verde y
sus molduras doradas” que contenía también las figuras de María y el Niño Jesús;
es decir, era un “Misterio” navideño10. “Cuatro altares o retablos todos dorados y
varios embutidos de talla con sus pinturas” corresponden al Camarín11. En uno de
los altares estaba “en un nicho con vidrieras” una imagen de la Virgen, que sería la
Inmaculada. Curiosamente sólo se mencionan “tres arcángeles de bulto”, cuando la
cúpula requiere cuatro, como hoy se ve.

Los mismos inventarios se refieren al Relicario de san José con el término de “capilla”.
Se registran en este espacio una escultura de san José “en su urna sobre el altar y el
retablo con cinco efigies pequeñas de talla todo dorado, en las paredes tres medios óvalos
embutidos y otras diferentes pinturas, y el altar con sus manteles y palia, frontal y palabreros
dorados”12. El retablo y las pinturas allí siguen. También había otras cosas, hoy faltantes:
“tres láminas sobre dicho altar con embutidos de vidrio, dos jarras grandes de China para
ramilletes, un candil de cristal pequeño en medio de la capilla”.

8
Archivo General de Chile (AGCh), libro 1, f. 45r.
Desconcierta lo escueto de estas informaciones frente a la gran riqueza visual del Relicario. Los
9
Ibidem, f. 39v. registros de la Capilla de Loreto y del Camarín también parecen pobres respecto a la sensación
10 que todavía hoy es evidente al visitar estos lugares. Para darle el justo valor a las listas de los
Ibidem, f. 45v.
inventarios, hay que imaginar los espacios con los objetos faltantes en pleno uso: los celebrantes
11
Ibidem, f. 45r.
vistiendo sus ornamentos, la plata, el oro y los espejos brillando en la luz de los cirios, el olor
12
Idem. Esto aplica para toda la Capilla. del incienso, los sonidos y los movimientos del culto. De todos modos queda la percepción

202
Lugares de reliquias: la Capilla de Loreto y el Relicario de San José

de que algo le falta a los inventarios. En efecto, su finalidad no era recrear la “ostentación” de
la que habla la Gaceta, sino de registrar los objetos de valor —los que eventualmente podrían
venderse— especialmente en el caso de los inventarios que fueron levantados después de la
expulsión de la Compañía de Jesús. La “ostentación” en parte sí estaba en estos objetos, pero sólo
se potenciaba cuando eran usados en estos adornados espacios y transformados con relieves y
pinturas en una enorme variedad de formas y materiales.

Por fortuna, todavía están bastante intactas las decoraciones de los espacios del conjunto de
la Capilla de Loreto, así que, ayudados por algunos datos y combinando la observación con la
imaginación, es posible lograr una mayor comprensión de su impacto original.

Contribuían a comunicar la sensación de riqueza las expectativas creadas por dos caminos,
distintos —hasta opuestos— pero en realidad, convergentes. Por una parte, estaba la
publicidad de todas las noticias previas. Es muy probable que cualquiera que en el siglo XVIII
se acercara a Tepotzotlán, supiera algo de la Capilla. Se llegaron a pregonar los cultos a María
y a José desde la entrada al pueblo: en dos puentes de cantería que es preciso pasar para llegar
al noviciado, relieves de la Virgen de Loreto y de san José recuerdan al viajero la importancia
de estas dos devociones para la Compañía. Por otro lado, la curiosidad despertada por lo
que se sabía también se fomentaba con lo que no se sabía, lo que no se podía ver si no hasta
estar dentro del lugar. Así, aunque alguien fuera a hacer el viaje con el propósito de conocer
Desde la nave de la iglesia de San Francisco Javier la Capilla de Loreto, el manejo y modulación de contrastes entre exteriores e interiores
se observa una pintura con la representación del
aumentaban las expectativas. De hecho, poca es la riqueza de la Capilla que se ve desde afuera,
episodio principal de la historia de la Santa Casa: su
viaje desde Palestina a Italia sostenida por ángeles. aunque la cupulita en varios niveles del Camarín, con reminiscencias de la corona papal
de la Virgen de Loreto, ciertamente despierta interés. En efecto, la Gaceta describe su “bien
compasada arquitectura, formando agraciada y corpulenta tiara”13.

En la nave de la iglesia de San Francisco Xavier sigue el juego de expectativas que prepara
la entrada a la Capilla de Loreto. Unas cortinas rojas con forro azul y cubiertas de flores
enmarcan en pintura la sobria portada de acceso. Los cortinajes cubren y descubren las cosas
sagradas y los misterios. Aquí unos angelillos abren las cortinas alrededor del tímpano roto
13
L. Bermúdez García, op.cit., p.27. arriba del vano para dejar ver la representación del episodio principal de la historia de la

203
Al entrar a la Capilla se observa una pintura mural
que alecciona al visitante acerca de los habitantes
originales de la casa de Nazaret y de la edificación
del culto a la Virgen, tal es el caso de la escena de la
Coronación de san José.

Santa Casa: su viaje desde Palestina a Italia por el aire sostenida por ángeles. Inmediatamente,
el que se acerca puede hacer la relación entre la casa de la pintura y la casa real adentro de
la Capilla, ya que las dos se parecen en los detalles. Así se transmite la idea de que la réplica
adentro de la Capilla es la misma casa que llegó a Loreto.

La representación de la Virgen sobre la casa llevada por el cielo fue la primera imagen
lauretana que se conoció en la Nueva España, cuando en 1578 apareció pintada en un arco
erigido en México para recibir las reliquias enviadas por el papa14. La misma escena estaba
en el altar de la Capilla de Loreto, instalado en 1615 bajo el coro de la iglesia de la Profesa15.
14
Francisco de Florencia, Casa peregrina, solar
En la ocasión de la dedicación de esta Capilla hubo fuegos artificiales y en ellos se volvió a
ilustre en que nació la Reyna de los ángeles, México,
Herederos de la viuda de Calderón, 1694, p. 344. ver: “en medio de los fuegos sin que la tocasen, la casa de Loreto como anda en una estampa
15 de cuando la pasaron los ángeles teniéndola […] de las cuatro esquinas y la santísima Virgen
Francisco de Florencia y Juan Antonio de
Oviedo, Zodiaco Mariano, edición de Antonio Rubial encima”16. También había en el retablo “la imagen de la santísima Virgen de bulto, del tamaño
García, México, CONACULTA, 1995, p. 157.
de la que está en Loreto”. En 1623, finalmente, se estableció una congregación de Nuestra
16
Newberry Library, Chicago, Ayer ms. 1036, ff. Señora de Loreto en el Colegio de Tepotzotlán; “en ella entraban jesuitas y seculares españoles,
4-5.
y indios”17. Se menciona “su capilla” en el mismo documento, posiblemente en la antigua
17
AGCh, libro 3, f. 106v. iglesia, anterior a la actual de 1670-82. Por lo tanto, los jesuitas, sus benefactores y la sociedad

204
Lugares de reliquias: la Capilla de Loreto y el Relicario de San José

novohispana en general en el siglo XVIII tenían en la memoria una historia de más de un


siglo cuando se construyó la Capilla de Tepotzotlán que hoy conocemos.

La recreación de la Santa Casa, sin embargo, parece haber sido más reciente en la Nueva
España, ya que todo indica que la primera réplica fue la del Colegio de San Gregorio en 1679-
8018. Más o menos al mismo tiempo fue erigida la de Tepotzotlán, inaugurada el 10 de agosto
de 1680. Problemas con el techo se resolvieron con la construcción de la bóveda, que integra
en un edificio único la Capilla y la Casa, y todo fue dedicado, como ya se dijo, en 1733. Sin
duda, el contraste más fuerte del conjunto es entre la pobreza y simplicidad de la casa y toda la
decoración a su alrededor y en su interior. La pobreza de la Casa de Loreto es, además de una
imitación de la original, un principio a conservar y enaltecer. Está asociado a las virtudes de
la humildad y de la obediencia, esenciales en la historia de la Encarnación, desde la humildad
de Dios que se hizo hombre hasta la obediencia de María que aceptó ser su madre. Lariza
Bermúdez llama la atención sobre el libro de Francisco de Florencia titulado La casa peregrina,
donde compara la Casa de Loreto con las “casitas de los indios de esta Nueva España”,
asociándola así con los habitantes más humildes de Tepotzotlán19.

A pesar de la humildad del exterior de la Santa Casa, desde la nave de la iglesia se alcanza
a ver parte del retablo en su interior con la figura vestida y enjoyada de la Virgen. Al entrar
a la Capilla se empieza a observar restos notables de pintura mural que han recibido poca
atención, probablemente porque se conservan sólo parcialmente. Todos sirven para aleccionar
al visitante acerca de los habitantes originales de la casa de Nazaret y de la eficacia del culto a
la Virgen. El ancho arco de la entrada a la Capilla tiene al centro la escena de la Coronación de
la Virgen, su glorificación para la eternidad. En las jambas se ubica una serie de pinturas que
registran algunos milagros atribuidos a la Virgen lauretana. En la bóveda que sigue vemos
la Coronación de San José, mejor conservada, tal vez porque parece haberse pintado sobre una
tela después pegada sobre el muro. El interior del arco de mampostería, detrás de la fachada
de la Santa Casa, exhibe los cinco monogramas de los nombres de toda la Sagrada Familia,
incluyendo a los abuelos, Ana y Joaquín. Todavía se puede reconocer el de Joaquín, repintado
18
L.E. Alcalá, op. cit., pp. 182-185.
y parcialmente destruido, del lado derecho. Las paredes inferiores de los corredores a los lados
19
L. Bermúdez García, op.cit., p. 64. de la Casa no tienen más decoración que el piso de azulejos. El espacio es estrecho; así, el que

205
Lugares de reliquias: la Capilla de Loreto y el Relicario de San José

(Página opuesta) En la parte superior de las pasa tiene que poner atención a los sencillos muros de la Casa. Pero, en la parte superior de
paredes laterales de la Capilla se puede apreciar
las paredes laterales de la Capilla, el visitante puede regocijar la vista con un friso de ángeles
un friso de angelitos pintados sobre un fondo
azul con los símbolos de las letanías lauretanas e pintados sobre un fondo azul, con los símbolos de las letanías lauretanas, todos identificados
identificados por inscripciones latinas.
por inscripciones, aunque maltratadas por el tiempo. Otras dos inscripciones, pintadas arriba
de los accesos al Camarín, rematan los corredores laterales. Sólo he podido identificar parte
de la que está a la izquierda, sobre la puerta que todavía funciona como entrada al Camarín.
Debajo de unas líneas ilegibles, se visualiza: Introibimus in tabernaculum eius, adorabimus in
loco ubi steterunt pedes eius (Entraremos a su morada, adoraremos en el lugar donde estuvieron
parados sus pies, Salmo 131, 7).

El interior de la Santa Casa sólo puede verse desde la ventana de la fachada. No sabemos si
originalmente se permitía al público entrar por las dos pequeñas puertas laterales al espacio
reducido de la Casa, pero es más probable que se siguiera la costumbre del santuario italiano,
donde los peregrinos, desde hace siglos, dan la vuelta a la casa por fuera. En Tepotzotlán sería a
través del Camarín, como hoy en día. El contraste del interior con la pobreza externa de la casa
debe haber sido muy impactante cuando colgaban en las paredes los espejos y otros adornos, así
como cuando se podían ver completas las pinturas de la bóveda, ahora muy destruidas. Sólo se
reconocen algunas cabezas de ángeles alrededor de la apertura de la linternilla, partes de otras
figuras, tal vez de ángeles músicos, muchas flores y fragmentos de inscripciones. El piso todavía
tiene azulejos, algunos de ellos antiguos y figurados. Hoy en día se conservan unos pequeños
espejos, bancas y candeleros. Sobresalen dos cuadros: uno con los episodios de la historia del
traslado de la Virgen, y el otro con el tema de los ataques a Loreto para llevarse su tesoro20. Vale
la pena notar la presencia jesuita explícita y decidida en este espacio. Están en el retablo los
Existen dos inscripciones pintadas arriba de los santos Ignacio y Francisco Xavier junto a la Virgen, y los jóvenes santos jesuitas, Luis Gonzaga
accesos al Camarín que rematan los corredores
y Estanislao Kostka en el segundo cuerpo, a los lados de la figura central del arcángel protector,
laterales. En el óvalo del lado izquierdo se lee:
Introibimus in tabernaculum eius, adorabimus in loco san Miguel. Esta cercanía a la Virgen de Loreto corresponde a una identificación entrañable de
ubi steterunt pedes eius (Entraremos a su morada,
esta devoción con la Compañía de Jesús en la Nueva España.
adoraremos en el lugar donde estuvieron parados
sus pies, Salmo 131, 7).

Ya se vio que san José está presente en la capilla desde su entrada, en la representación de su
Coronación. Allí recibe las llaves del cielo de mano de la Virgen. Una inscripción identifica
20
Idem. a san José como “la gloria del cielo” (coelitum Joseph decus). Debajo de la escena hay dos

207
La pobreza externa de la casa de Loreto contrasta
con su interior decorado con espejos, bancas,
candeleros y un retablo.
Dentro de la casa sobresalen dos cuadros: uno
con los episodios de la historia del traslado de
la Virgen, y el otro con el tema de los ataques a
Loreto para llevarse el tesoro de la Virgen.

inscripciones más; una declara: “Lo constituyó señor de su propia casa y príncipe de todos sus
dominios” (Constituit eum dominum domus suae et principem omnis possessionis suae, Salmo 104,
21). La otra viene del libro de los Proverbios, 31, 23, y se refiere al esposo de la mujer fuerte:
“Conocido en las puertas es su marido, cuando se sienta entre los senadores del país” (Nobilis
in portis vir eius, quando sederit cum senatoribus terrae). Todo es alabanza a José quien, por ser
esposo de María, es dueño del cielo y de la Santa Casa a sus espaldas.

Es en el Relicario, a un lado de la casa, donde José es el centro de la atención, por


supuesto. Desde la magnífica talla del retablo, pasando por las pinturas y en mínimos
detalles de la ornamentación de la Capilla, todo habla de José y de los logros espirituales
posibles para el hombre justo. Las pinturas más importantes son los “tres medios óvalos
embutidos” en las paredes, mencionados en el inventario, dos de José de Ibarra y la
tercera de Francisco Martínez, todas con informaciones acerca de los patrocinadores de
las obras e inscripciones alusivas a los temas representados21. El Regreso de Egipto está
en la pared que comparte el Relicario con el corredor junto a la Santa Casa. Se ve a la
Sagrada Familia llegando a Nazaret, donde unos ángeles están alistando una casa muy
parecida a la Santa Casa que está allí junto, incluso en el detalle de tener una pequeña
dependencia anexa, que sería el taller de carpintería de José, transformado para el
peregrino visitante en el espacio real del Relicario. Sigue el lienzo de Martínez, Muerte de
san José entre María y Jesús, rodeado de ángeles con flores. En la pared frente al altar está
21
M. Martí Cotarelo, op. cit., pp. 164-166. otra versión de la Coronación de san José. Aquí María y Jesús lo coronan mientras Dios

210
En la cúpula del Camarín se representa
nuevamente la glorificación de María en su
Asunción al cielo entre ángeles y en presencia de
los apóstoles y cuatro santos jesuitas acompañados
por representantes de los pueblos del mundo.

Padre ve desde arriba y la paloma que representa al Espíritu Santo está frente a su pecho
para significar que está en él. Bajo el manto de José, extendido y sostenido por ángeles,
toman refugio personajes eclesiásticos y seculares. Debajo de este gran lienzo está un
cuadro del episodio de san José aceptando a la Virgen como esposa, después de que le fue
revelado el misterio de su embarazo. No puede caber duda de que el contraste entre el san
José glorificado y esta representación de humildad y aceptación de la voluntad de Dios
fue querida por los que planearon la decoración del Relicario. A los lados están Joaquín y
Ana para recordar la Inmaculada Concepción de María. La complejidad de la iconografía
del Relicario no se agota aquí. Ampliaré esta revisión sólo un poco más, sin embargo,
con el examen de las tres diminutas pinturas circulares en el friso debajo de estos tres
últimos cuadros. Todas representan una fuente e incluyen inscripciones. La que está
debajo de san Joaquín es la más maltratada; probablemente es una fuente de lágrimas,
pintadas aquí en un tono amarillento. El texto, de hecho, corresponde a la historia del
padre de la Virgen, quien fue expulsado del templo porque no tenía hijos: absterget Deus
omnem lacrimam ab oculis sanctorum (enjuga Dios toda lágrima de los ojos de sus santos
Apocalipsis, 21, 422). Debajo de Ana, la fuente es de agua y de color azuloso con luces
blancas. El texto alude al alma necesitada: Sitiens ad fontem os aperiet (sediente abrirá la
boca a la fuente, Eclesiástico, 26, 15). Debajo del cuadro de la Virgen y san José, la fuente
hace brotar sangre con la inscripción: Apud te est fons vitae (En ti está la fuente de la vida,
22 Salmo 35,10), que es una referencia a Cristo, hijo de María. El conjunto es, por lo tanto,
No es posible saber cuánto del texto bíblico
estaba allí, ya que sólo se lee: …t Lac…2 una alegoría del proceso de la redención.

211
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Es preciso terminar con el espacio que apenas hemos mencionado hasta ahora, pero que el
visitador atento puede apenas entrever antes de acceder a la Capilla. Al fijar la vista en la
figura de la Virgen de Loreto, visible desde la nave en su retablo adentro de la Santa Casa, se
percibe detrás la luz de una de las ventanas del Camarín. Actualmente el Camarín es el espacio
del conjunto más asequible al público, y por lo tanto el más conocido, pero hay que recordar
su función de espacio culminante en una experiencia integrada. Allí se reitera el tema de la
Sagrada Familia y se añaden a los apóstoles y los evangelistas. Todo dirige la atención hacia
la cúpula en la cual está representada de nuevo la glorificación de María, aquí en su asunción
al cielo entre ángeles, en presencia de los apóstoles y cuatro santos jesuitas, acompañados por
representantes de los pueblos del mundo. La altura de este espacio y su esmerada decoración,
en combinación con la iconografía incluyente que evoca la idea de la Iglesia universal,
provoca en el que entra una sensación de elevación y gozo. De nuevo, en parte el alivio es el
resultado de un contraste, entre los corredores estrechos, desnudos y relativamente oscuros a
los lados de la casa y la exuberancia de ornamentación, color y luz en el Camarín. El todo es
una metáfora de la vida cristiana ideal anhelada por san Ignacio y sus seguidores, expresada
y ejemplificada en este conjunto de espacios en Tepotzotlán: humilde en este mundo y
glorificada en la eternidad.

212
Lugares de reliquias: la Capilla de Loreto y el Relicario de San José

Fuentes consultadas

Archivos
Archivo General de Chile

Newberry Library, Chicago, Ayer ms. 1036.

Bibliografía
Alcalá, Luisa Elena, Fundaciones jesuitas en Iberoamérica, Madrid, Ediciones el Viso, 2002.

Florencia, Francisco de y Juan Antonio de Oviedo, Zodiaco Mariano, edición de Antonio Rubial
García, México, CONACULTA, 1995.

Florencia, Francisco de, Casa peregrina, solar ilustre en que nació la Reyna de los ángeles, México,
Herederos de la viuda de Bernardo Calderón, 1689.

Florencia, Francisco de, Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús de Nueva España,


México, Juan Joseph Guillena Carrascoso, 1694.

Loyola, Ignacio de, Ejercicios espirituales en Obras completas de S. Ignacio de Loyola, Ignacio
Iparraguirre (traducción, introducción y notas), Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1952.

Martí Cotarelo, Mónica, “El relicario de san José”, Museo Nacional del Virreinato, México,
CONACULTA /Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), segunda edición, 2004.

Documentos
Alcalá, Luisa Elena, The Jesuits and the Visual Arts in New Spain, 1670-1767, tesis doctoral, New
York University, 1998.

Bermúdez García, Lariza, Los lienzos de la Capilla de Loreto. Iglesia de San Francisco Xavier,
Tepotzotlán, tesis de licenciatura, México, UNAM/Facultad de Filosofía y Letras, 2005.

213
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Sánchez Reyes, Gabriela, Relicarios novohispanos a través de una muestra de los siglos XVI al
XVIII, tesis de maestría, México, UNAM, 2004.

Hemerografía
Grimaldi, Floriano, “Pellegrini e pellegrinaggi a Loreto nei secoli XIV-XVIII”, suplemento 2
del Bollettino Storico della Città di Foligno, Loreto, 2001.

214
L a B i bl i o tec a d e l a C o m pa ñ í a
d e J es ú s e n T e p o t z o tl á n

María de los Ángeles Ocampo Villa


Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Origen del establecimiento de librerías


de los jesuitas

1
La Constitución 7 de 1583 nos dice: “Si se pudiera
hacer una biblioteca común, que se tenga en los
colegios”.

2
El doctor Ignacio Osorio en su libro nos ha
dejado un estudio completo sobre el origen y fin         as Constituciones1 de la Compañía de Jesús estipulaban que en cada
que tuvieron las bibliotecas tanto privadas como
         colegio hubiera una librería común con textos necesarios y útiles para la
particulares, p. 275.
formación espiritual y educativa de los estudiantes.
3
En 1584 se establece el Seminario de san Martín,
destinado a la educación de niños, hijos de
caciques, quienes no sólo recibían la doctrina En la Nueva España, los jesuitas siguieron lo establecido en las Constituciones y crearon
cristiana, sino que además se les ejercitaba en el
bibliotecas a partir de 1572, año en que llegaron a estas tierras para dirigir la vida cultural y
aprendizaje de la lectura y la escritura, el canto, la
gramática latina y matemáticas. religiosa de los jóvenes.
4
También, el padre rector que rigió el Colegio de
Tepotzotlán a finales del siglo XVII, deja huella de No me detendré a mencionar las primeras bibliotecas2 que tuvieron los jesuitas, sólo
su biblioteca a través de su ex libris manuscrito:
mencionaré que las de la Compañía de Jesús en la Nueva España tuvieron una riqueza
“del Colegio de Tepotzotlan, aposento del P. Rr”;
aunque no registra su nombre ni firma en su bibliográfica de suma importancia.
ex libris, podría tratarse del padre Juan María
Salvatierra, quien además fue maestro de novicios
y rector entre 1696 y 1697 de dicho Colegio, o bien, Sin duda alguna, los padres jesuitas que llegaron a Tepotzotlán llevaron, entre
de algún otro rector que le sucedió en el cargo.
otras cosas, libros para poder catequizar a los nativos; sin embargo, a la fecha no
Gerard Decorme, La obra de los Jesuitas Mexicanos
durante la época colonial, tomo 2, México, Antigua he encontrado alguna fuente que informe sobre la existencia de una biblioteca
librería Robredo de José Porrúa e Hijos, 1941, p.
común del primer seminario3; más bien podría pensarse que durante mucho
483-484.
tiempo los padres maestros y los rectores contaron con su biblioteca personal y
5
Este dato es importante ya que nos hace pensar
selecta en sus aposentos4.
en la existencia de una biblioteca personal y a la
vez, en la pérdida total de los libros que pudieron
haber tenido. En la portada de este ejemplar se
Al transcurrir el tiempo aumentaron los colegios en Tepotzotlán, y por consiguiente la
puede apreciar el ex libris cuya lectura es “del
Collegio de S. Martín Tepotzotlan”. La obra trata necesidad de establecer un lugar idóneo para guardar los libros. Por lo que respecta al
sobre “Sermones de los santos”, escrito por Juan
Seminario de San Martín antes mencionado, se conserva un solo ejemplar5, lo cual me parece
Osorio de la Compañía de Jesús, tomo III, editado
en Venecia en 1596. ilógico por la cantidad de actividades que ya se venían realizando. En cuanto a la biblioteca

218
Obra del siglo XVII escrita por Francisco de
Mendoza, sacerdote jesuita, que presenta marca de
propiedad manuscrita de la Casa de Probación de
Tepotzotlán.
Obra de Isócrates impresa en el siglo XVII que
presenta marca de propiedad perteneciente
a Tepotzotlán y la grafía manuscrita: auctoris
damnati (del autor censurado).
La Biblioteca de la Compañía de Jesús en Tepotzotlán

de la Casa de Probación6, el Noviciado7 y el Colegio de Humanidades o Juniorado8 se tienen


también evidencias de su existencia que se pueden corroborar a partir de sus ex libris9.

No obstante, la fecha más fiable para poder hablar de una biblioteca común o general de los
jesuitas en Tepotzotlán es a partir del año de 1755, bajo el rectorado del padre Pedro Reales,
cuando se construyó un espacio destinado a la biblioteca y al mismo tiempo una sala de
recreo para los estudiantes del noviciado. Seguramente debió haber existido una cantidad
considerable de obras tanto impresas como manuscritas, puesto que estamos hablando de 10
años antes de la expulsión.

6
El padre Antonio de Mendoza decide establecer
en 1585 el Colegio y Casa de Probación en
Reglas del encargado de una biblioteca jesuita
Tepotzotlán en el cual se estudiaba religión,
retórica, poesía y lenguas indígenas. También,
En las Regulae Societatis Iesu10, existe un apartado dedicado al orden que debía mantener cada
existen en la biblioteca del ex Colegio varios libros
con el manuscrito de Tepotzotlán. uno de los integrantes en sus casas y colegios y a la función que desempeñaba el encargado
7 o prefecto de la Biblioteca, en quien recaía la responsabilidad de llevar un buen control y
En 1586 se traslada de la ciudad de México
a Tepotzotlán el noviciado, el cual, desde un organización de su colección.
principio, no fue estable, ya que surgió la
necesidad de ser desplazado a Puebla y de
nueva cuenta a Tepotzotlán. De los 250 libros Esta regla consta de 12 puntos específicos en los cuales se advierten, con estricto rigor, las
que hay con la marca de propiedad manuscrita
indicaciones que el prefecto debía dar al usuario que deseaba consultar un libro, ya que el
actualmente, en su mayoría fueron de la
biblioteca del noviciado. acceso a la Biblioteca no se le permitía a cualquiera que solicitara una consulta.
8
El estudio de las lenguas era de suma
importancia no sólo para entender las Sagradas El permiso para poder hacer uso de los libros tenía que estar avalado en primera instancia por
Escrituras, sino también para poder comunicarse
el superior, quien era el responsable directo de controlar la información y vigilar que los temas
en forma oral y escrita con gente de distintas
lenguas. También, el maestro de letras estuvieran exentos de doctrina perniciosa.
humanísticas y el maestro de retórica tenían en
sus aposentos su biblioteca particular.
Para tener una idea clara de cómo se controlaba una biblioteca jesuita, mencionaré algunos
9
Se entiende por ex libris la marca o signo que
puntos específicos de las reglas del prefecto antes mencionadas.
indica que el libro es o fue propiedad de alguien.
Ernesto de la Torre Villar, 1994, p. 10-11.

10 Estas reglas señalan que la Biblioteca debía estar bajo el estricto cuidado del prefecto que
Regulae Societatis Iesu, Roma, Colegio de la
Compañía de Jesús, Roma, 1580, p. 197. fungía como bibliotecario; sin embargo, por encima de él estaba el superior, quien tenía

221
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) Esta obra de Bartolomé Gavanto una copia de la llave y era el único facultado para decidir la entrada y salida de los libros
presenta marca de propiedad del Colegio y
de la Biblioteca.
noviciado de la Compañía de Jesús de Tepotzotlán.
El ex libris data de 1659.

Los libros que podían salir para uso interno del colegio tenían que ser devueltos en un periodo
de ocho días. Los que eran prestados fuera del mismo se registraban en un cuaderno aparte,
señalando a quiénes habían sido prestados.

También el prefecto tenía la responsabilidad de mantener la Biblioteca limpia y arreglada:


debía barrer dos veces y sacudir una vez por semana.

Asimismo, debía vigilar que la Biblioteca no tuviera libros ajenos a la doctrina, es decir, que
los títulos y autores no estuvieran dentro del índice de libros prohibidos; todos debían estar
colocados por materias y en orden alfabético para su mejor ubicación.

Además de los libros que se tenían para la formación de los jóvenes, el superior tenía
la facultad de seleccionar algunas obras de comedias, diálogos, discursos y otras de
entretenimiento literario.
11
Sobresalen en la biblioteca de los jesuitas de
Tepotzotlán los nombres de Luis de Ahumada, Es importante mencionar que se comisionaba a algunos clérigos11 para la revisión y
quien expurga las obras de san Jerónimo en
expurgación12 de los libros que se tenían en todos los colegios, por tal razón también hay libros
1614, según el nuevo índice de 1612. Melchor de
Torreblanca, en 1623, quien expurga, según el expurgados en la Biblioteca que perteneció a los jesuitas de Tepotzotlán.
índice de 1632, “Las epístolas de Isócrates”. Pedro
de Velasco expurga en 1634 la obra “Decretables de
Graciano” y las “Obras de Juan Crisóstomo”, tomo Aunque en las reglas mencionadas se dan indicaciones sobre el tipo de obras que debían tener
5, debido a los comentarios que en él existen
en las librerías de los colegios o casas, no todos utilizaban los mismos libros, ya que dependía
de Erasmo de Rotherdam, autor prohibido por
la Iglesia católica. Pedro Reales, quien expurga ante todo de la necesidad en particular del padre maestro y de la formación de cada colegio; no
las siguientes obras, según el índice de 1732: “Las
obstante había un control de los mismos, puesto que no se debían tener obras que atentaran
obras de Casiano”, 1746 “Año virgíneo de Esteban
Dolz del Castellar” y 1747 “Los salmos de Lorini” y contra la fe católica.
“El nuevo testamento de Jesucristo”.

12
Entiéndase este término por limpiar, borrar o Pero dicho control no funcionaba del todo bien, ya que varios clérigos buscaban la
tachar algunos fragmentos que se consideraban
manera de tener en sus bibliotecas obras profanas que consideraban eran útiles para la
peligrosos y podían perturbar el pensamiento de
quien lo leía. formación humanística.

222
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

¿Qué sucedió con la biblioteca del Colegio de


Tepotzotlán?

Después de la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767, la Biblioteca del colegio quedó,


al igual que otras, en completo abandono, lo que propició el deterioro y pérdida de
importantes libros13. Es lamentable que sólo se conserve una mínima parte de los libros que
Obra expurgada por Melchor de Torreblanca, les pertenecieron en su momento, ya que como mencioné, fue víctima de las inclemencias
censor de libros, el 2 de marzo de 1623 y firmada
del tiempo y de la ignorancia del ser humano, quien se ha encargado de destruir un pasado
con licencia del Santo Oficio conforme el nuevo
expurgo de 1632. histórico de gran valor, imposible de reconstruir.

224
La Biblioteca de la Compañía de Jesús en Tepotzotlán

Por lo que respecta a algunos de estos ejemplares, tengo la


13
Se sabe, a través de algunas fuentes consultadas,
certeza de que están en otras bibliotecas privadas y del
que en varias ocasiones se extrajeron cajones de
libros de la biblioteca de Tepotzotlán para ser gobierno del país, otros seguramente estarán en diversas
llevados a la Real y Pontificia Universidad. En 1785,
partes del mundo. Aún me falta mucho por investigar
José Rivero fue comisionado para sacar los libros
de Tepotzotlán: “José Rivero, quien como hemos sobre el destino final que tuvieron los libros de los
visto fue a Tepotzotlán por los libros de aquel
colegios mencionados y de la biblioteca que el padre
Colegio, se ocupó de su traslado, colocación e
inventario [...] Y en atención al trabajo expedido Pedro Reales construyó.
por Dn José Rivero quando fue a Tepotzotlán
por los libros, que se aplicaron de este Colegio,
su particular esmero, exigencia, y trabajo en Transcurridos 10 años de la expulsión, el arzobispo Nuñez de
coordinar todos los libros, que se han trahido de
Haro y Peralta, quien visitó el pueblo, se preocupó por el edificio
Temporalidades, su colocación, formar una lista
exacta de ellos, en la que a más de los tres mil tan bien fabricado por los jesuitas y realizó los trámites necesarios
ochocientos sesenta y ocho libros, que consta por
para poder establecer un colegio seminario de retiro voluntario e instrucción
la memoria de temporalidades haver sido solos,
los que entregaron, saca de exceso a favor de la del clero secular; de este modo lograría que el edificio se conservara. Hasta el momento no
Universidad quatrocientos y noventa tomos más,
he encontrado documentos que certifiquen cuáles libros donó dicho arzobispo al Colegio de
de los que con cotejo que ha hecho a pasado a la
Biblioteca los que no avía en ella”, Ignacio Osorio Tepotzotlán, ya que son muy pocos los que presentan anotaciones manuscritas con referencia
Romero, op. cit., México, 1994. p. 217.
al Seminario.
“Según el informe que ha recibido el Ministerio de
Gobernación, existía efectivamente en el antiguo
Aquí me surge la inquietud de si los libros que fueron trasladados a Toluca, según lo
convento de jesuitas de esa población el resto
de una biblioteca que había sido de aquellos refiere La República del 5 de enero de 1881, fueron esos mismos que se utilizaron durante el
padres. Pero el gobierno del Estado de México que
establecimiento del Seminario en Tepotzotlán por el arzobispo Nuñez de Haro.14
entró por concesión, que le otorgó el gobierno
federal en posesión del expresado convento, se
apoderó también de los libros que allí había,
Por otra parte, no tengo un dato seguro sobre el tiempo que duró este Seminario, pero
trasladándolos a Toluca” La República, 5 de enero
de 1881. Anales del Instituto de Investigaciones pudo haber sido después de la muerte del arzobispo, ya que en la anteportada de la obra:
Estéticas, no. 53, México, UNAM, 1983, p. 189.
Guía espiritual15, del padre Luis de la Puente que hay en la Biblioteca, se puede leer la
14
“En 1803, se hizo de orden del gobierno virreinal siguiente anotación manuscrita: “un Padre Nuestro y un Ave María por la Alma de nuestro
un registro de los bienes del Colegio. La biblioteca
yllustrissimo Prelado el Padre Doctor Don Alonzo Nuñez de Haro y Peralta. Murió el día 25
contaba con tres mil volúmenes escogidos [...] a
más de los libros que estaban en el Rectorado, de mallo de 1800”.
siendo por todos 2 788. Al morir el arzobispo Haro
y Peralta, pasaron en virtud de su última voluntad
todos los libros de su biblioteca a la del convento”. Tuvieron que pasar varios años para que la Biblioteca fuera ocupada por los jesuitas que
15 regresaron en 1885 a realizar sus funciones pastorales, como hace constar el sello de tinta que
Luis de la Puente,Guía espiritual, tomo I,
Valencia, 1676. ellos mismos estamparon en las portadas de los libros entre 1913 y 1914.

225
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) Esta obra perteneció a un La biblioteca actual


maestro de novicios de Tepotzotlán y fue
expurgada por el jesuita Juan Martínez de la
Parra por comisión del Santo Oficio, según el En 1964, con el establecimiento del Museo Nacional del Virreinato en el edificio,
expurgatorio del año de 1640.
la Biblioteca que dejaron los últimos jesuitas establecidos en el Colegio continuó
16
Según informes de la doctora Concepción conservando libros antiguos, sin embargo, estuvo cerrada durante mucho tiempo a la
Peza Puga en Tepotzotlán, Historia, Arte y Leyenda,
visita del público. Fue durante el periodo de 1990-1991 cuando, dentro del proyecto
p. 97, la biblioteca estaba ambientada con una
mesa circular en el centro, elaborada de cedro ProMéxico, promovido por la Asociación de Amigos del Museo, la sala fue adecuada como
y muy amplia, con un pergamino del siglo XVI,
área de exposición permanente. De este modo, el recinto muestra en la actualidad parte de
además de unos sillones de cuero alrededor,
que seguramente serían las mismas sillas que la historia del edificio colonial que lo alberga y ejemplifica el tipo de obras que contenían
actualmente hay en la biblioteca. También
las bibliotecas o librerías de la época virreinal.
menciona la existencia de tres mil libros y la
rica colección que el arzobispo Nuñez de Haro y
Peralta donó.

17
En un principio, el recinto estaba ambientado Ambientación
con el retrato de Nuñez de Haro y Peralta, siendo
sustituido por el de Gaspar Sánchez, después de
los trabajos mencionados. El recinto está ambientado16 con el retrato de Gaspar Sánchez17 (1538-1591), obra de autor
18 anónimo realizada en el siglo XVIII, que representa al teólogo jesuita español de quien se
De la biblioteca que se tiene un dato seguro es
la que el padre Reales fabricó para el noviciado conservan algunos escritos en esta Biblioteca.
a mediados del siglo XVIII, siendo rector en 1755
y padre provincial en 1760. También es probable
que Nuñez de Haro y Peralta, al establecer en el Los libreros y la mesa son de manufactura más reciente, tal vez de la última estancia
pueblo de Tepotzotlán en 1777 su seminario de
jesuita en este lugar a principios del siglo XX, aunque a los libreros les fueron colocadas
retiro para el clero secular, haya dejado parte de
su biblioteca en este colegio, ya que dentro de sus unas molduras durante los mencionados trabajos de adecuación de 1990-1991. Las vitrinas
Constituciones nos da referencia sobre el control
también se realizaron en estas últimas fechas, pero, como en el caso de la moldura de los
de los libros, siendo responsable de la librería el
maestro de Historia eclesiástica y el rector. Los libreros, siguiendo modelos decorativos empleados durante el virreinato.
reglamentos para tal control eran muy similares
a los de la Compañía de Jesús. Desconozco
por el momento qué fin tuvo la biblioteca del
padre Nuñez de Haro y Peralta, si acaso los
últimos padres que estuvieron en el Colegio de
Los libros
Tepotzotlán se quedaron a cargo de la misma, o
bien las autoridades tomaron cartas en el asunto.
En cuanto a los libros, éstos pertenecieron a los propios colegios de Tepotzotlán18
Por otra parte, se puede apreciar en algunas
portadas o guardas de los libros una leyenda y a otras bibliotecas de la Compañía de Jesús de la época colonial: la del Colegio
manuscrita a manera de ex libris que indica que el
de San Pedro y San Pablo, la del Colegio de San Ildefonso y la de la Congregación
ejemplar perteneció al Seminario de Instrucción,
aunque en realidad son pocos los que la tienen. de Loreto, en la ciudad de México, así como la de Pátzcuaro, en el actual estado

226
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

de Michoacán. Forman también parte de este acervo 420


volúmenes aproximadamente, procedentes de los conventos
de Santo Domingo, Portacoeli, San Jacinto de las Filipinas y
Tlalquiltenango, en el actual estado de Morelos.

Distribución de los libros

Actualmente la Biblioteca del ex colegio cuenta con


aproximadamente 4 000 ejemplares que van de los siglos
XVI a mediados del XIX. El libro más antiguo data de
1505; se trata de comentarios sobre la regla de san Agustín,
impresa en Haguenau; esta obra perteneció al convento de
los dominicos de la ciudad de México; en los más recientes
están los de 1857, los cuales tratan de diversos temas. Las
colecciones antes mencionadas se exhiben en 20 libreros y
algunas vitrinas con la finalidad de mostrar al público en
general diversos aspectos del libro de la Colonia tal como su
contenido, tipos de letra, encuadernaciones, tamaños, épocas
e ilustraciones sobresalientes, idiomas de sus textos, entre
otros que sería largo enumerar.

Algunos libros tienen ex libris manuscrito, otros, marca de


fuego19, y en su mayoría el sello de tinta que les fue estampado
en los años 1913 y 1914 por los jesuitas que habitaron el Colegio
en la última etapa de ocupación de éste por la Compañía de
19
Marca de propiedad utilizada por diversas Jesús; este sello presenta la leyenda: “COLL. S. FRANCISCI
órdenes religiosas y conventuales a partir del siglo
XAV. AD TEPOTZOTLAN. MEX. IHS” (Colegio de San
XVI en la Nueva España, la cual se realizaba con
un herrete al rojo vivo y se colocaba en los cantos Francisco Javier de Tepotzotlán, México, Iesus hominum
o incluso en el interior del libro, como es el caso
salvator), monograma de la Compañía de Jesús cuya traducción
de una Biblia sacra de los dominicos de la ciudad
de México que tiene varias marcas en su interior. es: Jesús, salvador de los hombres.

228
La Biblioteca de la Compañía de Jesús en Tepotzotlán

Contenido

Su temática es en especial de tipo religioso: ascética y mística (rama de la que trata


sobre la vida espiritual), derecho canónico (temas referentes a los estatutos eclesiásticos,
jerarquías y oficios de los obispos, párrocos y presbíteros, diáconos... en fin, todo lo
referente a los estatutos que la Iglesia establece para regir la disciplina eclesiástica),
filosofía (como base y fundamento del estudio racional del pensamiento humano),
hagiografía (vida y virtudes de los santos), historia eclesiástica, homilética (sermones para
instrucción y fortalecimiento del alma), mariología (tratados acerca de la Virgen), pastoral
catequética (instrucción de cómo debe comportarse el hombre con su prójimo), patrología
(vida de los padres de la Iglesia), sagrada escritura (estudio de la palabra de Dios), teología
Marca de propiedad del Colegio de San Pedro y (fundamentos acerca de la existencia de Dios). No podían faltar algunos tratados de
San Pablo de la ciudad de México.
emblemática, puesto que los jesuitas, introductores de los mismos, buscaban la forma de

229
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

hacer más agradable y entendible la doctrina a través de imágenes.20 En cuanto a temas


profanos, se cuenta con gramáticas, diccionarios, literatura, ciencias naturales, física,
medicina y geografía, aunque en mínimas cantidades.

Escritores sobresalientes

20 Entre los autores jesuitas sobresalientes cuya obra tiene esta Biblioteca, podemos mencionar
Se puede mencionar aquí algunas obras:
de Antonio Sucquet, impresa en Amberes por a Luis de la Puente, quien nació en Valladolid, España; profesor de filosofía y teología, rector
Jerónimo y Juan Bautista Verdussen en 1665; tomo
y maestro de novicios, escritor de obras morales y místicas durante el siglo XVII. Nicolás
II, de Felipe Picinello, impreso en Alemania por
Thomas von Cöllen y José Huisch en 1729, esta Arnaya nació en Segovia, rector de los colegios en Puebla, Durango y Tepotzotlán, escritor
obra perteneció al Colegio de San Ildefonso de
del siglo XVII en letras sagradas y santos padres por los cuales le dieron el título de Padre
México, Los emblemas de Horozco y Cobarruvias,
impreso en Segovia por Juan de la Cuesta en 1589. Espiritual de la América Septentrional.

230
La Biblioteca de la Compañía de Jesús en Tepotzotlán

Alonso Rodríguez nació en Valladolid en 1526, profesor de teología moral, fue rector
de Montilla en Andalucía y maestro de novicios, escritor de ejercicios de perfección y
virtudes cristianas.

Gaspar Sánchez, de quien se conserva la pintura en la Biblioteca del ex Colegio, como


se mencionó párrafos arriba, nació en Madrid en 1554, rector de diversos colegios,
enseñó humanidades durante 30 años en el Colegio de Alcalá de Henares, fue nombrado
catedrático de teología, escribió diversos comentarios sobre la sagrada escritura.

Juan Antonio de Oviedo21, prepósito de la Casa Profesa de México y calificador del Santo
Oficio de 1729 a 1739, quien escribió la obra El devoto de la Santísima Trinidad.

(Página opuesta) Marca de propiedad del Todos ellos, a través de sus obras, instruyeron a miles de novicios; éstas fueron
Colegio de San Ildefonso de la ciudad de México.
de gran utilidad como libros de texto para la preparación y perfección espiritual de
los estudiantes.

De la misma manera, se cuenta con obras de padres de la Iglesia como santo Tomás, san
Agustín, san Ambrosio, san Jerónimo, san Juan Crisóstomo y de autores clásicos como
Cicerón, Ovidio y Virgilio. Estos últimos escritores sirvieron de modelo principalmente
para la enseñanza del latín y la retórica.

21 Finalmente, mencionaré una figura relevante que habitó este Colegio y de quien se
En la portada de la obra Caelum empyreum, de
Enrique Engelgrave, teólogo jesuita, hay una conservan dos ejemplares que versan sobre teología23, Francisco Javier Alegre, S. J.,
anotación manuscrita del padre Nicolás Oseguera
veracruzano, quien además escribiera la fundamental Historia de la Compañía de Jesús en
quién le compró libros al padre Joaquín de
Villalobos, prefecto de la Congregación del Populo la Nueva España.
para este Colegio de Tepotzotlán con aprobación
del padre provincial Juan Antonio de Oviedo, el
día 20 de noviembre de 1731.

22
Esta obra fue impresa en México por José
Idioma, encuadernación, tamaño y tipografía
Bernardo de Hogal en 1735.

23 Los libros están escritos en su gran mayoría en latín y español, aunque los hay también en
Francisco Javier Alegre, Institutiones theologicae,
ts. II y VII, Venecia, Antonio Zatte, 1789 y 1791. francés, portugués, griego, hebreo y un ejemplar incompleto en náhuatl, lo cual no quiere

231
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) Las Instituciones teológicas decir que no hubo más obras en este idioma, si pensamos que los primeros jesuitas que
del veracruzano Francisco Javier Alegre fueron
llegaron tuvieron que aprender la lengua nativa para entenderse con la población. Algunas
publicadas en Venecia, Italia, en el año de 1781
durante su destierro. Sólo dos ejemplares se hojas manuscritas en náhuatl las utilizaron como guardas de libros impresos, en especial
conservan de esta obra.
las obras del padre Nicolás Arnaya, del que ya he hecho referencia anteriormente.

En cuanto a la encuadernación, predomina el pergamino, aunque podemos apreciar también


algunas en madera cubiertas con cuero, o modernas, con lomo de cuero y tapas de cartón.

Sus tamaños son variados, conocidos como in-folio, in 4°, in 8°, in 16°, según el número de
dobleces del pliego de papel para confeccionarlos en dos, en cuatro, en ocho, etcétera.

Los tipos o carácteres de letra utilizados por la imprenta a lo largo de la época


virreinal (1521-1821) fueron la gótica, la románica o redonda y la itálica o
cursiva. La primera corresponde a los carácteres que fueron empleados
en los primeros ensayos tipográficos europeos de mediados del
siglo XV; en México, en el siglo XVI principalmente, también fue
conocida como escolástica, monacal o alemana.

Por lo que se refiere al color de la tinta se utilizaba la roja,


sobre todo en las portadas, y la negra en el resto del texto.

En resumen, la Biblioteca antigua del Museo Nacional del


Virreinato muestra, además de su contenido, las numerosas
características formales de un vehículo privilegiado de las ideas,
que pueden llamar la atención de los investigadores y estudiosos
del periodo virreinal respecto a un periodo fundamental de la
historia de nuestro país.

232
La Biblioteca de la Compañía de Jesús en Tepotzotlán

233
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Fuentes consultadas

Bibliografía
Alegre, Francisco Javier, Institutiones theologiae, tomo 2, Venecia, Antonio Zatte, 1789.

Beristáin y Souza, José Mariano de, Biblioteca hispanoamericana septentrional, 3 volúmenes,


México, 1819.

Constitutiones societatis Iesu, Roma, Colegio de la Compañía de Jesús, 1606.

Decorme, Gerard, La obra de los Jesuitas Mexicanos durante la época colonial, tomo 2, México,
Antigua librería Robredo de José Porrúa e Hijos, 1941.

Drews, Juan, Fasti societatis Iesu, Praga, Colegio de la Compañía de Jesús, 1750.

Gante, Pablo C. de, Tepotzotlán, su historia y sus tesoros artísticos, México, Porrúa, 1958.

Museo Nacional del Virreinato y Excolegio de Tepotzotlán. Guías México y su patrimonio. INAH/
JGH Editores, S.A. de C.V. México, 1996.

Nuñez de Haro y Peralta, Constituciones, México, 1777.

Obras de san Ignacio de Loyola, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1997.

Osorio Romero, Ignacio. Historia de las Bibliotecas novohispanas, México, SEP, Dirección
General de Bibliotecas, 1986.

Regulae Societatis Iesu, Roma, Colegio de la Compañía de Jesús, 1580.

Torre Villar, Ernesto de la, Ex libris y marcas de fuego, México, UNAM, 1994.

234
Valle, Rafael Heliodoro, El convento de Tepotzotlán. Historia y antología, México, Museo
Nacional, 1924.

Vázquez de Santa Ana, Higinio, Tepotzotlán, Guía para conocer el Museo Histórico que antaño
fuera Colegio de Jesuitas, Tlaxcala, Talleres Gráficos del Gobierno del Estado, 1929.
L a d e v o c i ó n l a u r eta n a
e n el c o leg i o jes u i ta
d e te p o t z o tl á n
Alma Islas Olivares
La difusión del culto a la Virgen de Loreto y su
casa en Nueva España se debió, principalmente,
a los padres Juan María de Salvatierra y Juan
Bautista Zappa, que construyeron las dos
primeras casas en los colegios de San Gregorio y
Tepotzotlán.
La devoción lauretana en el colegio jesuita de Tepotzotlán

1
Veáse el caso de la devoción a la Virgen de
Loreto que se venera en Españita, en el estado
de Tlaxcala. Esta imagen no presenta las
características formales e iconográficas de la
Virgen lauretana; sin embargo, de acuerdo con
la devoción popular, fue la Virgen de Loreto
quien se le apareció a un indio llamado Simón
de Meza en 1612, diciéndole “que muy cansada
venía de España y que quería que se le erigiera
un tabernáculo en ese sitio”. De ahí que este
lugar cambiara su nombre que originalmente
era Santa María Atzatzacuala por el de Españita.
Nuestra Señora de Loreto, que se venera en Españita, a historia del culto a la Virgen de Loreto y su casa se encuentra
Tlaxcala, Opúsculo, Puebla, 1979. De interés
resulta también la observación que hace el padre
estrechamente relacionada con la Compañía de Jesús. Los jesuitas
Vargas Ugarte sobre el culto lauretano en Quito, fueron los primeros en trasladar esta devoción a Nueva España para después
en donde refiere lo “floreciente” que fue y cómo
éste fue decayendo por más de un siglo hasta el
trasplantarla e impulsarla, con gran éxito, a los lugares donde tuvieron presencia.
restablecimiento de la Compañía en el Ecuador, Con la expulsión de la Compañía en 1767, la devoción lauretana —al igual que otras
Rubén Vargas Ugarte, La historia del culto de
María en Iberoamérica y sus imágenes y santuarios
eminentemente jesuitas— quedó desarraigada, el culto fue decayendo paulatinamente
más celebrados, Madrid, 1956. En cuanto a y su presencia se limitó a localidades muy específicas; en otros casos, las características
México, la devoción lauretana, después de la
expulsión de la Compañía de Jesús, dejó poco
formales e iconográficas originales sufrieron cambios importantes llegando a modificar y
a poco de tener presencia en el devocionario trastocar esta advocación mariana1.
de los fieles novohispanos, su culto se limitó
a localidades muy específicas, resultando hoy
en día casi desconocida para la mayoría de los La difusión del culto a la Virgen de Loreto y su casa se debió, sobre todo, a los padres Juan
católicos mexicanos.
María de Salvatierra y Juan Bautista Zappa que construyeron las dos primeras casas en los
2
Considero que, al menos en la Nueva España, colegios de san Gregorio y Tepotzotlán2. El profundo fervor a María que ambos profesaron
éstas fueron las dos primeras casas que se
erigieron. Por otro lado, antes de la llegada de
sería uno de los lazos más fuertes que habría de unirlos a lo largo de toda su vida, como
Salvatierra y Zappa, el padre Juan de Burgos había también fue la gran vocación de misioneros. Estos sentimientos
dedicado un altar a esta advocación mariana en
fueron la fortaleza que los impulsó a emprender y participar
la iglesia de San Miguel, en Puebla. Refiere el
padre Florencia que en este altar se encontraba en grandes empresas, como las difíciles y complicadas
una “preciosa reliquia un pedazo del encalado
misiones del norte, donde Salvatierra desempeñó un
antiguo de la Casa original de Loreto”. Francisco
de Florencia y Juan Antonio de Oviedo, Zodiaco papel relevante.
mariano, Antonio Rubial (intr.), México, Fondo
Nacional para la Cultura y las Artes, 1995. El padre
Burgos fue además autor de la obra Discursos Cuando el padre Florencia, procurador de la
historiales panegyricos de las glorias de la serenísima
reyna de los ángeles en su sagrada casa de Loreto. Así
Provincia Mexicana, pasó por el Colegio de
lo refiere también el padre Zappa en una carta Génova, Salvatierra relata que Zappa

239
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

le preguntó con humildad y sencillez “[…] si la Virgen Santísima tenía en estos reinos alguna
Ymagen y Santuario en qual obrase marabillas y diese ilegibles señales de tener especial
amparo destas Provincias”3.

Esta visita despertó en Zappa y Salvatierra un verdadero deseo de pasar a las misiones de
las Indias. Antes de marcharse a Roma, Florencia regaló a Zappa una “tosca estampa de la
Guadalupana” la cual guardó como un gran tesoro en su celda “[…] y asi biendo a María tan
cariñosa en su Ymagen, recivía celestiales Presagios de la señora, de que lo quería para esta
Tierra, a donde avía obrado la aparición Milagrosa”4.

que escribe al padre Juan María de Salvatierra, Este sentido profético que de ordinario se percibía en las palabras del padre Zappa fue un
cuando éste es asignado a Puebla para apoyar al
aliciente para sobrellevar la larga espera de pasar como misioneros al Nuevo Mundo. En
padre Burgos, en ella le dice que es un favor de
Dios el que fuese escogido para servir a “Joan de varios de sus encuentros, refiere el padre Salvatierra, se animaban mutuamente y confiaban
Burgos que era el historiador de Nuestra Señora
en que todo se resolvería por la intercesión de María. Fue así como en una de las muchas
de Loreto”, Archivo General de la Nación (AGN),
Historia, vol. 285, f 57v. visitas que ambos hicieron a la casa lauretana, que se encontraba en las afueras de la ciudad
3 de Génova, al salir de la iglesia, después de un largo silencio, el padre Zappa prorrumpió
Ibidem, f. 111v.
diciéndole: “Ea buen ánimo hermano, que esta Señora nos ha de llevar como van estos navios
4
Ibidem, f. 112v.
a predicar a las Indias. Ha de benir su tiempo”5.
5
Ibidem, f. 113v. En el relato del padre Miguel
Venegas se aprecia también ese sentido profético
Algunos años después, estando el padre Florencia en Roma, solicitó algunos padres y
que se manifestó siempre en la vida de estos dos
misioneros, refiere que en el Colegio de Génova, hermanos para la Provincia de México. Entre ellos se encontraba el padre Juan Bautista Zappa
un hermano que oraba, rogaba a la Virgen para
y el padre Ignacio Resta; sin embargo, éste fue sustituido de último momento por el padre
que fuera enviado a las Indias, “Pero la señora
le habló al corazón, y le dixo: no te canzes, en Juan María de Salvatierra, quien habría de convertirse con el tiempo en el gran misionero y
pedirme esso: por que por ahora es mi voluntad,
apóstol de las Californias.
que vaya, el que tengo escogido: que es mi
siervo Juan María”. Miguel Venegas, El apóstol
mariano, representado en la vida admirable del padre
Después de casi siete años de espera los entonces novicios salieron rumbo a Cádiz y de ahí a
Juan María de Salvatierra de la Compañía de Jesús,
misionero apostólico de la provincia de Nueva España las Indias e “[…] hizieronse a la vela en el dia once de julio de mil seiscientos setenta y cinco”6.
y conquistador de las Californias, edición crítica de
Al igual que en muchas de aquellas travesías que se emprendían para llegar al Nuevo Mundo,
Alfonso René Gutiérrez, Hermosillo, México, C.A.,
Fondo Regional para la Cultura y las Artes del ésta estuvo llena incomodidades y terribles penalidades, los estragos de una terrible epidemia
Noroeste, 1997.
se dejaron sentir entre los pasajeros llevándolos al borde de la muerte, como fue el caso del
6
Ibidem, p. 157. padre Salvatierra.

240
Finalmente, arribaron al puerto de Veracruz el 13
de septiembre de 16757, a los pocos días tomaron el
camino hacia la ciudad de México convencidos de su
predestinación8, colmados de una profunda vocación de
misioneros y una recia fortaleza para enfrentarse a los retos
que estas nuevas tierras les ofrecían. Pero ante todo, llegaban
preparados y con la firme convicción de transplantar y propagar
una de las advocaciones marianas más singulares y estrechamente
identificada con los ideales de la Compañía de Jesús: la devoción a la
Virgen de Loreto y su Santa Casa, seguros de lograr “unir las dos partes
del mundo con la devoción de la Virgen”9.

7
Ibidem, p. 47. Decorme refiere que: “[…] habían La tarde del primero de octubre de aquel mismo año llegaron a la ciudad de
llegado con el Procurador P. Juan Aguilar de
México10; en su obra Miguel Venegas refiere la gran emoción con que fueron
Monroy 18 sujetos cuyos nombres bastarían para
inmortalizar cualquier misión: los PP. Nicolás recibidos por los superiores del Colegio de San Pedro y San Pablo, quienes salieron a
de Prado y Fernando Pécoro, los mártires de la
su encuentro hasta las afueras de la ciudad11. En este colegio, los padres Salvatierra y
Tarahumara Juan Ortiz de la Foronda y Manuel
Sánchez, el mártir de las Marianas Manuel Zappa iniciaron sus estudios de teología “en Sábado 19 de Octubre de aquel año de
Solórzano, el P. Juan B. Zappa y su íntimo amigo
setenta, y cinco”12. Junto a estos estudios se dieron a la tarea de aprender la lengua
[el] P. Juan María Salvatierra […]”. Gerard Decorme,
S.J., La obra de los jesuitas mexicanos durante la época “mexicana”, preparándose para las misiones; sin embargo, sólo el padre Salvatierra
colonial 1572-1767, México, Antigua Librería Robredo
lo conseguiría algunos años después.
de José Porrúa e Hijos, 1941.

8
Este sentido profético lo recalca el padre
En el caso del padre Zappa, su precaria salud no le permitió incorporarse a las
Salvatierra en varios sitios de la biografía que
hace del padre Zappa. Retomamos la carta que misiones, donde se requerían hombres de gran fortaleza física. Su afección de
envía al padre Salvatierra en abril de 1680, donde
“gota coral”, presentada en varias ocasiones, obligaron al padre provincial a
refiere: “[…] para salud de los yndios llama a sus
siervos desde Europa (a mi y al padre Juan María) negarse. Sin embargo, era un hombre de gran fortaleza, brillante e inteligente,
para que vengan,” AGN, Historia, vol. 285, f. 229v.
dedicado y entregado a los ideales de la Compañía; quizás no alcanzó la fortuna
9
Ibidem, f. 65v. de ser señalado como misionero pero influyó de manera importante en muchos
10 de ellos a través de sus cátedras, pláticas y cartas. Salvatierra pasaría a las
Ibidem, f. 41r.
gentilidades del norte mientras que Zappa se encaminaría hacia otros derroteros
11
M. Venegas, op. cit., p. 162.
no menos importantes. El padre Pedro de Echagoyan, rector del noviciado de
12
Ibidem, p.163. Tepotzotlán, pidió que fuera enviado a este Colegio “cierto de que tiene fuerza el

241
Los milagros y los dones obtenidos por la Virgen
de Loreto quedaron plasmados en pintura y objetos
diversos como testimonios que avalaban su efectiva
intercesión.

ejemplo sancto, de un angel para forjar en si un coro de ellos”13. Fue así como Zappa salió de la
ciudad de México rumbo al noviciado, resignado y movido sobre todo por la obediencia, como
lo menciona en las cartas enviadas a Salvatierra.

A su partida, Zappa probablemente tuvo que ceder a Salvatierra la construcción de la primera


casa de Loreto en Nueva España, este último se dio a la tarea de conseguir los recursos “casa
13
AGN, Historia, vol. 285, f. 235r.
por casa” para erigir la Santa Morada en la iglesia de San Gregorio, donde se encontraba
14
Ibidem., f. 242r. el seminario de indios. La obra fue costeada en gran parte por el capitán don Joseph de
15 Retiz “cavallero cruzado del orden de Santiago, hombre de grande caudal y piedad sin
En el mismo documento refiere que en pocos
meses se “dedicó la casa”: El gremio de alarifes, comparación”14. A través de estas actividades, los jesuitas lograron trasplantar, apuntalar y
albañiles y arquitectos recibieron el permiso,
propagar ésta y otras devociones, buscando siempre incluir a todos los estratos de la sociedad
del arzobispo y virrey Payo Enriquez de Rivera
para trabajar en días de fiesta. Ayudaron “de y, de esta manera, lograr la apropiación por parte de los fieles, como bien lo menciona el padre
todas calidades: españoles, mulatos e indios”,
Salvatierra: “que era voluntad de la Santisima virgen que tuviesen muchos parte en el mérito
así como también el gremio de los oficiales de
la Real Casa de la Moneda, dice Salvatierra que: de la casa de san Gregorio [que muchos concurriesen] con sus limosnas para que lloviecen
“[…] agradecida la señora a estos dos gremios les
sobre todos sus bendiciones […]”15.
echo su Vendicion, pues en este tiempo empezo
a labrar el oro en moneda y crecieron en gran
numero la plata […] y por lo que toca al gremio
Las primeras casas que se erigieron en Nueva España se ajustaron escrupulosamente al diseño
de los oficiales y maestros de obra jamas hallaron
con tanta fabrica dentro y fuera de Mexico, y a las medidas que el padre Salvatierra había tomado de la morada original de Loreto cuando
llamados de todas partes y ciudades aun mui
éste iba camino a Roma: “y que con el trabajo de sus Manos, havia tomado todas las medidas
distantes.” Ibidem, f. 242r.
de la casa Santa, con toda distinción, y escritos de su letra todos los términos con medida
16
Ibidem, f. 65v. Más adelante, en este mismo
rigurosísima […]. Fundamento y rayzes para que pudiesen Fabricar en ellas nuevas Casas, y
documento, se menciona que las medidas fueron
sacadas en tiras de papel. Ibidem, f. 82v. modelos del Santuario de Nazaret”16.

242
Estas referencias fueron muy importantes para la construcción de los primeros
trasuntos de la sagrada morada y fueron solicitadas a Salvatierra por el padre
Zappa —al igual que dos cabezas, para la escultura de la Virgen y el Niño—.
Lo que no queda claro es el momento y la forma en que llegaron a México
las medidas y las cabezas de las esculturas, parecería que Zappa los
recibió aún estando en Italia: “todo lo recibio el P[adre] en visperas de
concluir sus estudios y como luego paso a Mex[i]co a ser Ministro
del Noviciado entregó la caveza de Maria Santisima, el Niño Jhs y
las medidas a el padre Juan María que quedava”17.
17
Ibidem, f. 242r. Sin embargo, más adelante, en
el mismo documento, refiere: “Advierto que en
este tiempo [antes de irse a Tepotzotlán] llegó de Desde Tepotzotlán, el padre Zappa se mantenía al pendiente
Europa al padre Zappa la cabeza de la Madona de
de los avances de la obra de San Gregorio y animaba a
Loreto sacada de su original de la santa Casa y el
Niño Jesús también.” Ibidem, f. 82 v. Por otro lado, Salvatierra en esta labor, dándole indicaciones sobre
en su Zodiaco Mariano, Florencia menciona que
distintos temas, como el sitio donde debía ubicar la
“Habiendo venido de la provincia de Milán a esta
de Nueva España los VV. PP. Juan Bautista Zappa Celda de María: “[ha de estar] como el de Chieri al
y Juan María de Salvatierra el año de 1677 […]
fin de la iglesia y espero saldra mui buena”18. La
desearon grandemente fabricar en las misiones
de los indios a que fuesen señalados, una casa dedicación de la Casa, de acuerdo con Zappa,
a la Virgen, que fuese copia de la original […].
debía hacerse con gran solemnidad y señalaba la
Para ésto solicitaron que se trajesen de la Italia
las medidas y tamaños de la casa, […] Todo importancia de que no podía faltar el elaborado
vino a medida del deseo”, F. Florencia, op. cit.,
sermón, los fuegos artificiales “y procesión en
p.154. En la obra que escribió este mismo autor
La casa peregrina, solar ilustre, en que nació la reyna la qual se cargue la madona y se lleve desde
de los angeles…, México, 1689, menciona que fue
la iglesia corriendo alrededor de la Plaza
el padre Zappa quien trajo las cabezas para la
escultura de la Virgen y el Niño y las medidas y se deje colocada en su santa casa, para
para la casa y agrega: “Las quales encomendó a
que siendo esta la primera, quede una
un Padre cuidadoso y diligente de su Provincia”.
Ibidem, p. 85. Las referencias no son muy memoria perpetua y con esto se mueva la
claras; sin embargo, todas coinciden que al ser
gente a la mayor estimación y devoción
señalado Zappa para Tepotzotlán dejó todo este
material al padre Salvatierra, así como también de este Santuario”19.
la encomienda de construir la Santa Casa en la
iglesia de San Gregorio.
Mientras se realizaba la
18
Ibidem, f. 237r.
construcción de la Casa se encargó
19
Ibidem, f. 30r. a un “estatuario primoroso en

243
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

En el sermón que predicó el padre Francisco de


Florencia señala que la Santa Casa de Loreto que
“hoy se dedica, y que observadas las medidas de
su proporción, y tamaño, salió tan parecida, a su
original, que a quien ha estado en ella le baña de
ternura los ojos, y de sentimientos el alma [...].”

el arte” esculpir el cuerpo de la imagen de la Virgen María y el Niño Jesús que lleva
20
Ibidem, f. 244r. Al marcharse a Tepotzotlán, el envuelto en su manto; de esta manera logra, como era muy frecuente en aquella época,
padre Juan Bautista ya debió conocer esta obra,
pues él menciona que llevó a este Colegio una
integrar las cabezas que previamente habían llegado de Europa. La tarea quedó concluida
imagen: “[…] a sido para mi de mucho consuelo en el taller de algún pintor a quien se le encomendó el encarnado y el blanqueamiento,
por que estrena la Ymagen de la virgen que yo
mande hacer en Mexico, con una linda corona
además, el tono de los rostros, ya que la imagen original es de las llamadas “vírgenes
de flores que se le ofrecio a medio dia con negras”, y como bien lo señala Salvatierra: “pareció conveniente ponerle nueva
mucha solemnidad y con ella todos le dieron la
bienvenida,” Ibidem, f. 237. Por su parte, Florencia
encarnación blanca, como asimismo a el Niño, por tenerse por bil en estos Reinos el color
menciona que esta escultura de María y el Niño negro, como de esclavo”20.
Jesús es una copia de la que san Lucas: “esculpió,
entalló y encarnó” en Nazaret. Francisco de
Florencia, La casa peregrina, solar ilustre, en que A juzgar por las características formales que se describen en este documento, esta imagen
nacio la reyna de los angeles…, México, Imprenta
de Antuerpia de los herederos de la viuda de
debió haber sido de las conocidas como “para vestir”, aunque también era común que algunas
Bernardo Calderon, 1689, p. 85. obras talladas, policromadas o estofadas, se les vistiera con ropajes como parte de la devoción

244
La devoción lauretana en el colegio jesuita de Tepotzotlán

21
Francisco de Florencia refiere: “La santa Imagen de los fieles. De esta manera, Salvatierra refiere que “Vistióse de ricas telas la sagrada Ymagen,
retrato de la que esté en Loreto, que vistio y
emulándose [a] las Señoras principales de México en su adorno”21. Esta primera imagen fue
adorno curiosa y decentemente la noble y piadosa
Matrona Doña Isabel Picaso de Hinojosa,” Ibidem, colocada en uno de los altares de la iglesia de San Gregorio y “mientras se acavava de hacer la
p. 86. Es interesante mencionar que doña Isabel
cassa se expuso a la adoración”22.
fue la gran benefactora de Tepotzotlán, sobre todo
en la construcción del templo de San Francisco
Javier, cuyo nombre quedó grabado en una placa
Mientras tanto, en Tepotzotlán, el padre Zappa se disponía a erigir la primera casa
de piedra. Asimismo, en el sermón que escribió
y predicó el padre Florencia para la dedicación lauretana al interior de la iglesia de San Francisco Javier, misma que se encontraba en
del templo, exalta la gran generosidad de doña
construcción. La tarea no fue fácil, pues Tepotzotlán contaba con una población muy
Isabel, madre de Pedro Medina Picaso: “su ilustre
y piadosa Madre la señora doña Isabel Picaso de pobre conformada básicamente por indígenas y algunos españoles “que bivia[n] entre
Hinojosa,” Francisco de Florencia, Sermón, en la
ellos. Con la gran pobreza que padece aquel lugar, se hallava mas para recibir limosna
solemne dedicación del templo, que costeó, y erigió el P.
Pedro de Medina Picazo de la Compañía de Jesús en el que para hacerlo”23. Las lenguas que ahí se hablaban —el otomí y el náhuatl— fue otra
colegio, y Casa de Probación del pueblo de Tepotzotlán a
de las dificultades con la que se encontró el padre Zappa y que logró superar a través de
9 de septiembre de este año de 1682, México, Francisco
Rodríguez Lupercio, 1682. También Marco Díaz interactuar y relacionarse con todos ellos, como refiere Salvatierra, “con tanto amor y
incluye una nota que hace referencia a la imagen
gusto que todos se hazian lenguas de la caridad del Padre y con esta lengua muda vino a
que Salvatierra colocó en la primera capilla que
erigió en la misión de Nuestra señora de Loreto persuadir a todos”24.
Concho: “una imagen de la Virgen de Loreto,
donada por don Ventura de Medina Picaso y su
madre Isabel, en 1698 […] quienes la vistieron de En medio de tantas penurias, el padre Juan Bautista logró
tela de Milan,” AGN, Historia, t. 21, f. 44 en Marco
—con el carisma que debió haber tenido— contagiar
Díaz, Arquitectura en el desierto: misiones jesuitas en
Baja California, México, 1986, p. 92. su entusiasmo a todos los fieles quienes de muy
22 buena gana lo apoyaron de acuerdo con sus
AGN, Historia, vol. 285, f. 244r. De acuerdo con
la referencia de la Gaceta de México, “[esta casa] recursos. De esta manera, pidió ayuda a los
se acabó y perfeccionó, más de milagro, que de
alarifes “oficiales” y “maestros” que en ese
poder humano, y se dedicó el día 5 de Henero de
1680,” Pablo C. de Gante, Tepotzotlán su historia y sus entonces trabajaban en la construcción
tesoros artísticos, México, Porrúa, 1958, p. 79. Por
de la iglesia de San Francisco Javier con
otro lado, encontramos otra referencia sobre la
fecha de la dedicación de esta casa, en una carta la suerte, además, de que algunos de
que Salvatierra envía a Zappa le refiere: “Nuestra
ellos ya habían participado en otra
señora de Loreto aun no havido cumplido 5 años
de estrenar su santa Cassa en san Gregorio”, esta obra parecida como fue la fábrica
carta tiene fecha de 3 de noviembre de 1682. Es
de la casa de México. Salvatierra
probable que la dedicación haya ocurrido en 1678.
refiere que “alentaron a el padre
23
Ibidem, f. 244r-244v.
a emprender la obra y ofrecieron
24
Ibidem, f. 244r. todo a concurrir de limosna con

245
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

parte de las pagas que recivian los savados y parte de su trabajo en los dias de descanso
y dias de fiesta lo que ejecutaron con la licencia que obtuvieron del cura, asi empezo a
fabricarse en reposo de la santa Cassa”25.

Por su parte, el padre Juan Bautista trabajaba en dar a conocer y despertar en aquellos
fieles la devoción y el culto a la Virgen de Loreto y su sagrada casa haciéndolos, además,
parte de esta misión lo cual, finalmente, terminaría por llevarlos a la apropiación de esta
nueva advocación de María. En una carta del 13 de diciembre de 1679, el padre Zappa le
relata con gran entusiasmo a su querido compañero:
La fuente literaria de los exvotos ubicados en
la puerta de ingreso a la Casa de Loreto son las
todos tubieron parte por que era digna de admiración ver una procesion grande de todo genero
obras de los jesuitas lauretanos Turselino, Burgos
y Florencia. La mayoría de los milagros referidos de Yndios, niños, niñas, viejos y viejas, que todos acudian con Piedras y materiales, traian la cal
sucedieron en Europa.
de lexos y acarreavan otros materiales conducentes con fervor nunca visto en estas cercanias, a
lo qual bajava la gente de Tepotzotlán a Mexico contando mil prodigios verdaderos y milagros
de la Madona.26

Para ese entonces, de acuerdo con las cartas de Zappa, la fama de los milagros y las gracias que
la Virgen de Loreto concedía a sus devotos ya se conocían hasta en los más apartados lugares,
de donde llegaban a Tepotzotlán “a berla y visitarla y todas las fiestas se expone en la Iglesia
donde se le Reza el rosario, se cantan las Letanias y se Quenta un Ejemplo”27.

Entre tanto, la construcción de la santa morada seguía avanzando, probablemente no con


25
Ibidem, f. 244v-245r. la rapidez que el padre hubiera querido, como bien se traduce en el siguiente texto: “gracias
26 a Dios y por esto aunque tarde un poco en dedicar no ymporta porque quiero que quede
Ibidem, f. 245r. El padre Florencia refiere
que los ladrillos de la casa original de María muy bella, bien guardada, y con grande decencia como espero que quedara. Y todo esto es
eran parecidos a los que se utilizaban en las
un milagro de la madona que en un Pueblo tan pobre se habra echo de limosnas, en tan
construcciones de las casas de Tepotzotlán, “mas
duros y firmes, de que se labran las paredes en breve tiempo”28.
el pueblo de Tepotzotlán,” F. de Florencia, La casa
peregrina…, op. cit., p 4.
A través de la lectura de estos documentos podemos acercarnos y explicarnos algunos de
27
Idem.
los motivos que se tuvieron en muchas de las decisiones que se tomaron cuando se erigió
28
AGN, Historia, vol. 285, f. 245r-245v. la Casa de Loreto. Estos se relacionaban, en algunos casos, con cuestiones prácticas y en

246
La devoción lauretana en el colegio jesuita de Tepotzotlán

otros obedecían más a circunstancias personales, como fue el adaptar el mismo modelo y la
ubicación —al final de la iglesia— de la Casa de Chieri, en donde el padre Zappa había sido
monaguillo: “y como que tenia las especies tan vivas y tan ympresas las memorias de aquella
santa Cassa, las sacó vivamente en el modelo de ella que fabrico en Tepotzotlán poniendola en
el mismo sitio que la de Cnieri”29.

De la misma manera, en su carta del 23 del mismo año que la anterior, refiere que la casita ya
contaba con su sacristía “propia suia”; con el corredor que hasta el día de hoy la circunda y el
arco para el techo que le daba la apariencia de un “Relicario mui bien ajustado”, también le
anuncia que se “acavose en fin la Casita”30.

Algunos años después, junto con la dedicación del templo de San Francisco Javier, fue
dedicada la Santa Casa de la Virgen de Loreto. Un testimonio de este acontecimiento fue
el sermón que escribió y con gran solemnidad predicó el padre Francisco de Florencia: “[la
Santa Casa de Loreto que] oy se dedica, y que observadas las medidas de su proporcion, y
tamaño, salió tan parecida a su original, que a quien ha estado en ella le baña de ternura los
ojos, y de sentimientos el alma”31; más adelante también menciona que “La santa Casa sin
29
Idem.
dejar la que goza en Loreto, toma posesión de esta iglesia, y de esta comarca, por la Capilla,
que en ella tiene”32.
30
En la carta del 23 de diciembre de 1679, el padre
Zappa anuncia a Salvatierra el haber concluido
la construcción. Sin embargo, no refiere la fecha El padre Florencia exaltó, en su elaborado sermón, la gran generosidad de la familia Medina
de la dedicación de la misma, es probable que
esto se debió a que aún no se había terminado la
Picaso, remarcando que ésta iba a ser remunerada pues “son los templos, y las Iglesias
construcción de la iglesia de San Francisco Javier. las Casas de la moneda, en que Dios como rey verdadero de todo lo criado, labra, y acuña
Gante refiere que “La primera Casa de Loreto
de Tepotzotlán fue dedicada en 1679, aún antes
moneda corriente”33.
de que se dedicara el templo principal,” P. C. de
Gante, op. cit., p.78.
En esta ceremonia de dedicación, la Compañía —para agradecer aún más el beneficio de
31
Francisco de Florencia, Sermón…, op. cit. p. 71. esta generosa familia— le concedió al padre Pedro Medina Picaso el privilegio de celebrar la
32
Ibidem, p. 78.
primera misa. De esta manera, haciendo un paralelismo, Florencia no duda en compararlo con
san Pedro y así lo expone de la siguiente manera: “donde es otro Pedro quien la dedica, con la
33
Idem.
primera Missa, de aquesta Iglesia; y toda su parentela, de Madre, Hermanos, y Parientes quien
34
Ibidem, p. 72. la celebra”34.

247
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

La Santa Casa de Loreto de Tepotzotlán llegó a ser uno de los santuarios marianos más
importantes en Nueva España. En su interior se custodiaban reliquias muy apreciadas, las
cuales quedaron registradas en el Libro de Protocolo: “Una cruzezita de la madera que se
quitó del lecho de la SS[antísim]a Casa de Loreto en que se obró el altísimo misterio de la
encarnación”35. Más adelante también se incluye en esta lista de reliquias “una parte del velo
de la santísima virgen N[uestra] S[eñora]”36. En este mismo documento se menciona que a
la capilla de Loreto se le habían concedido Indulgencias Plenarias “[…] a todos los fieles que
confesados y comulgados bisitaren dicha Capilla el dia de la Natividad de Nuestra Señora y
en ella Ysieren oracion […]”37. La fecha de esta indulgencia data del 8 de septiembre de 1683, lo
cual nos permite suponer que fue otorgada recién terminada la capilla.

Numerosos fueron los milagros que se realizaron en esta capilla por obra de la Virgen
de Loreto y documentados por varios escritores jesuitas. Aquí citaremos uno de los más
conocidos, sucedido en el tiempo que el padre Salvatierra, quien hasta esta fecha no había
logrado obtener el permiso de sus superiores para ser señalado a las misiones de California,
era rector y maestro de novicios en 1696. Se dice que por aquellos días llegó al Colegio el padre
provincial, Juan de Palacios, quien repentinamente se vio afectado de un fuerte tabardillo,
sintiéndose desesperado y agobiado por la enfermedad le rogó al padre Salvatierra para que
le pidiera a la Virgen por su salud, a lo cual éste resueltamente le respondió “que no tenía
35
Libro de protocolo deste Colegio de la Compañía
que esperar la salud mientras no le prometiese a la santísima virgen, dar la licencia para
de Jesús de Tepotzotlán. Escriviosse siendo Rector y
Maestro de Novicios el Pdre Ambrosio de Ad [ilegible], la conversión de la California”38. Desesperado el padre provincial y haciendo un esfuerzo,
Año de 168 [ilegible]. Este documento se encuentra
prometió que “haría cuanto estuviese de su parte”. Fue sólo entonces cuando el padre
actualmente en la Biblioteca Nacional de
Antropología e Historia. No podemos asegurar Salvatierra, con un grupo de novicios, bajaron a la Santa Casa que se encuentra en la iglesia de
que esta reliquia sea la misma que el padre
San Francisco Javier y tomando la imagen de la Virgen lauretana la llevaron hasta el aposento
Florencia menciona que fue traída a Tepotzotlán.
Se trataba de un pedazo de la mesa de madera del padre provincial “que luego empezó a mejorar”. Una vez convaleciente partieron a México
que san Joaquín había hecho y colocado junto
ambos padres para cumplir su promesa.
a la cama de la Virgen. F. de Florencia, La Casa
Peregrina…, op. cit., p 58.

36 Al paso del tiempo, la devoción a la Virgen de Loreto alcanzó una gran popularidad,
Libro de Protocolo, op. cit., f. 3r.
adquiriendo numerosos devotos. Las obras artísticas de temática lauretana abarcaron casi
37
Ibidem, f. 1r
todos los géneros, así como también las “Casas de Loreto” empezaron a tener una gran
38
M. Venegas, op. cit., p. 203 presencia en diversas ciudades y pueblos novohispanos, buscando despertar la devoción:

248
Para el siglo XVIII se renovó la Casa de Loreto y se
construyó el Camarín de la Virgen. En esta ocasión
destacaba “el rico adorno de oro finísimo, bruñidas
bóvedas, diáfanos vidrios, tersos espejos, preciosos
Agnus, diestros pinceles, grabados marcos, airosos
bultos, reliquias célebres...”
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

“y crean, en esta Casita, sin navegar mares, ni mudar climas, ni trasegar inmensos caminos,
hallara su piedad a pie quedo, lo que otros a costa de tantos riesgos”39. Los milagros y los
dones obtenidos por la Virgen quedaron plasmados en pinturas y objetos diversos como
testimonios que avalaban su efectiva intersección40. Esta devoción se fortaleció y se afirmó a
través de las congregaciones y los patronazgos, como fue el caso de Tepotzotlán.

En la primera mitad del siglo XVIII, durante la gestión del padre Reales, se realizaron grandes
obras constructivas en los colegios de Tepotzotlán. Resalta la espléndida serie retablística
que se encuentra en el interior de la iglesia de San Francisco Javier y la majestuosa fachada
39
F. de Florencia, La casa…, op. cit., p. 2.
con su torre. El espacio que hoy en día ocupa la casa lauretana también se transformó de
40
En el caso de Tepotzotlán se cuenta con una manera radical, probablemente la casita fue sustituida y además se le añadió el Camarín
serie de exvotos pintados sobre la pared, en los
de la Virgen, uno de los espacios más bellos del arte barroco mexicano. La Gaceta de México
derrames de la puerta de ingreso a la Casa de
Loreto; éstos han sido estudiados y la fuente la hizo eco del esplendor que revistió a este evento: “[se ha] solemnizado con grandes muestras
encontramos en las obras de los tres jesuitas
de magnificencia, júbilo y regocijo la Dedicación de la pulida, costosa y bien trazada Casa
lauretanos: Turselino, Burgos y Florencia. En su
mayoría, los milagros referidos sucedieron en Lauretana, sita en el colegio de la Compañía de Jesús de este lugar [Tepotzotlán]: el día 25 de
Europa, desafortunadamente, varios de ellos se
diciembre del año próximo pasado de 1733”41.
encuentran en muy mal estado resultando difícil
su lectura.

41 En esta ocasión, a diferencia de la primera casa, se destacaba la suntuosidad y la riqueza:


Nicolás León, Bibliografía Mexicana del siglo XVIII,
México, Imprenta de Francisco Díaz de León, 1902- “el rico adorno de oro finísimo, bruñidas bóvedas, diáfanos vidrios, tersos espejos,
1907, p. 444.
preciosos Agnus, diestros pinceles, grabados marcos, airosos bultos, reliquias célebres”42.
42
Idem. Las riquezas que se llegaron a reunir en los interiores de muchas de estas casas
43 lauretanas se volvieron una constante, así como también la suntuosidad de los ropajes y
Idem.
las alhajas que de ordinario adornaban a la Virgen, llegando a convertirse en uno de sus
44
El último en ostentar el título del mayorazgo
principales atributos.
fue don Narcizo Loreto de la Canal y Landeta,
quien muere en Querétaro a principios del siglo
XIX. Por otro lado, la gran devoción que don
La construcción de esta nueva casa estuvo a cargo de los “padres Juan de Ortega e
Manuel de la Canal siempre mostró por la Virgen
de Loreto se debió a un voto de agradecimiento a Ignacio de Paredes, ambos prefectos de la Congregación de Nuestra Señora”43 y fue
la Virgen por haberlo ayudado a recuperar la salud
costeada, principalmente, por don Manuel Tomás de la Canal quien algunos años
que “totalmente tenía perdida, consiguiendola
por medio del votto que ofrecido a la Santísima después erigiría una casa lauretana en San Miguel el Grande y quien también fundara
Señora, de darla a conocer en aquellas comarcas
un importante mayorazgo cuyos descendientes y herederos debían incluir en su nombre
devajo del plausible nombre de Virgen de Loreto”.
AGN. General de Parte, vol. 32, exp. 151, 1737. el de Loreto44.

250
La devoción lauretana en el colegio jesuita de Tepotzotlán

Por otro lado, es probable que los indígenas también hayan tomado parte en esta obra, aunque
la Gaceta... sólo menciona que los tres primeros novenarios que se celebraron “habían sido
costeados por los indios principales y el colegio”45. Sin embargo, en la propagación de este
culto mariano los jesuitas tuvieron buen cuidado en involucrar también a los indígenas, sobre
todo a las élites que se encontraban al frente de estos grupos. Es por ello que no sorprende la
importancia concedida a los indígenas al ser representados en el primer nivel del cupulín que
se encuentra en el Camarín de la Virgen. Ahí se puede apreciar una interesante composición
trabajada en yesería policromada en donde se distinguen varios personajes, entre ellos un
jesuita vestido con sotana negra —probablemente san Francisco de Borja por la calavera
coronada que se ve a su lado— que lleva en su mano derecha una imagen de la Virgen de
Loreto rodeado de varios indígenas principales, quienes se reconocen por las vestimentas;
resalta el colorido y el anudado de los mantos en el hombro, aparecen hincados y en una
actitud devocional.

En la propagación del culto mariano, los jesuitas La devoción lauretana, paulatinamente, se fue haciendo presente
tuvieron buen cuidado de involucrar a los
en diversos lugares y no sólo se limitó a la ciudad de México
indígenas. En las yeserías del Camarín de la
Virgen están representados, probablemente junto y sus entornos, sino que se extendió hasta los lugares
a Francisco de Borja, en actitud devocional.
más apartados como fueron las Californias. En cada
colegio, casa o iglesia que fundaba la Compañía
se erigía una santa celda lauretana o un altar
consagrado a la Virgen de Loreto. En este
proceso de propagación del culto, las
congregaciones de laicos tuvieron un
papel importante, así como los textos que
publicaban las oraciones, las novenas,
los grabados con la imagen de la
Virgen en su Santa Casa; el arte en
45 todas sus expresiones contribuyó de
N. León, op. cit. Menciona la Gaceta... que el
último de los novenarios: “que se hizo a expensas manera eficaz a la difusión, logrando
de los vecinos del Monte, como en los tres
acrecentar la popularidad y el fervor
primeros, que costearon los Congregantes Indios
principales y colegio”. de los fieles.

251
La devoción lauretana se fué haciendo presente
hasta en los lugares más apartados, pues en cada
colegio, casa o iglesia que fundaba la Compañía de
Jesús se erigía una santa celda lauretana o un altar
consagrado a la Virgen de Loreto.
La devoción lauretana en el colegio jesuita de Tepotzotlán

De esta manera, la devoción lauretana formó parte del devocionario novohispano; por
46
La imagen lauretana que se encontraba en la
muchos años se mantuvo presente y fue aceptada por todos los miembros de aquella
iglesia de San Gregorio fue trasladada, después
de la expulsión de la Compañía, al Convento de heterogénea sociedad que asiduamente visitaban sus santuarios, tanto la “nobleza como la
la Encarnación con el propósito de que los fieles
plebe”46. Sin embargo, un inesperado acontecimiento habría de provocar el declive de esta
pudieran rendirle culto, pues este recinto era
considerado como “uno de los mas venerables devoción: la orden real que decretaba la expulsión de la Compañía de Jesús de todos los
Santuarios, visitado diariamente de la Nobleza
reinos españoles.
y Plebe.” Esta devoción llegó a tener una gran
aceptación por parte de los indígenas, quienes le
seguían rindiendo culto a la Virgen, aun con la iglesia
En Nueva España este acontecimiento se llevó a cabo la noche del 25 de junio de 1767; a
cerrada. AGN, 99. Real Junta, vol. único, fs.179r-181r.
partir de ese momento todas las casas, colegios e iglesias jesuitas fueron cerradas y sus bienes
47
Documentos sobre la expulsión de los jesuitas y
incautados47. Las indicaciones que se acordaron respecto al Colegio de Tepotzotlán fueron
ocupación de sus temporalidades en Nueva España
(1772-1783), Víctor Rico González (introducción y muy precisas y se tomaron de acuerdo con los informes que presentó el comisionado a la
versión paleográfica), México, UNAM, 1949, p. 6.
Real Junta. El colegio y la iglesia de Tepotzotlán fueron cerrados, únicamente se le permitió
48
Resulta interesante la preocupación de la al Seminario de San Martín —escuela de indígenas que se encontraba anexo al colegio— que
Corona por la educación de los indígenas, aunque
continuara con su labor educativa48.
probablemente estas medidas buscaban evitar
cualquier conflicto, pues fueron ellos quienes en
el siglo XVI impidieron que los jesuitas salieran
Por “lo capaz y hermoso de aquel edificio [de Tepotzotlán]” y las oportunas circunstancias de
de Tepotzotlán. Don Martín de Maldonado —
primer benefactor de los colegios— argumentó su situación se dictó el siguiente acuerdo: “Que el casco material de dicha casa, con huerta
que “La caridad de estos padres nos escusa la
y cualquiera otro terreno que la corresponda, se destine á Hospicio o Residencia de los
pena de buscar maestros que jamas podriamos
hallar tan cabales” y fue él quien donó unas casas Misioneros que para las Misiones de esta América viniesen de los Seminarios de Villa Garcés
y predios para que los jesuitas se establecieran.
y Loyola en España”49. Parte de las alhajas, ornamentos y vasos sagrados fueron destinados
Gante, op. cit., p. 33. En la mayoría de los acuerdos
relacionados con Tepotzotlán, se menciona a la Real Colegiata; las numerosas reliquias que se encontraban en los altares de la iglesia y
con insistencia la permanencia del Seminario
capillas fueron reclamadas insistentemente por diversas instituciones religiosas; los muebles
de San Martín, las indicaciones que se dan en
los acuerdos de la Real Junta son muy claras al y objetos utilitarios fueron puestos a disposición de quienes los solicitaban argumentando no
respecto: “Que subsista la escuela de primeras
contar con ellos y que resultaban necesarios50.
letras establecida en san Martín, y si sus rentas
no bastan, se dispondría por la Junta dotarla
de los fondos que a los varios fines indicados se
La Capilla de Loreto había recibido los más refinados elogios; en su momento la Gaceta
reserva aplicar” Documentos sobre la expulsión de los
jesuitas…, op. cit., p. 60. de México había destacado “la magnificencia […] la pulida, costosa y bien trazada Casa
49 lauretana”51. Los acuerdos de la Junta Real reclamaron con insistencia las riquezas que
AGN. 99. Real Junta, vol. único, f. 34r.
custodiaba esta capilla y la imagen fue despojada de sus vestimentas y joyas: “[…] y el de
50
Ibidem, 24r, 34v-35r, 183r.
los vestidos y alhajas de la santisima Virgen de Loreto, […] se resolvió, se pongan en el
51
León, op. cit., p 444. legajo a que pertenecen, y su excelencia se sirva de encargarle el particular cuidado […]

253
Las características formales e iconográficas
de la imagen que actualmente se conserva
en la Casa de Loreto no corresponden a la
original, pues en el inventario que se hizo tras
la expulsión la describen “de a tres cuartas con
corona de plata y sobre el vestido diferentes
sartas que parecen perlas”.
para que no padezca algun extravío”. En cuanto a la imagen que actualmente se encuentra
en este altar, debió ser colocada en la última intervención que se hizo al Museo Nacional
del Virreinato, ya que las características formales e iconográficas no corresponden a la
original, pues en el inventario que se realizó inmediato a la expulsión la describen “de a
tres cuartas con corona de plata y sobre el vestido diferentes sartas que parecen perlas”.
Esta referencia es interesante porque nos informa sobre la medida que debió tener; es decir,
aproximadamente 60 centímetros mientras que la actual mide 120. En cuanto al aspecto
iconográfico, usualmente el manto cubre totalmente las manos de la Virgen dejando sólo
al descubierto la mitad del cuerpo del Niño Jesús que porta, a diferencia de la imagen
que ahora se encuentra en el nicho. Por otro lado, en el acervo del museo existe una obra
escultórica de la Virgen de Loreto que corresponde a la medida y, de acuerdo con el número
de inventario, se sabe que esta imagen perteneció al colegio jesuita de Tepotzotlán, lo que
hace suponer que bien pudo haber sido la que originalmente se encontraba en el nicho
principal de la Casa de Loreto52.

La Junta Real ordenó que todas las fundaciones piadosas, así como también la congregación
de Nuestra Señora de Loreto quedaran sin efecto. Los bienes que se encontraban en la capilla
lauretana fueron inventariados conjuntamente con los bienes del Colegio y puestos a la
disposición de la Junta Real. Las listas de objetos muestran diferencias muy importantes
52 cuando se comparan con los bienes que se registraron en el inventario de la casa lauretana de
Encontramos otro referente en la obra de
Higinio Vázquez e Ignacio Huertas escrita en San Gregorio, ahí aparecen numerosos ornamentos y alhajas de metales y piedras preciosas,
el año de 1929, donde describen la imagen de:
mientras que en el de Tepotzotlán el número es muy reducido: “2 collares de piedras falsas con
“cuarenta y seis centímetros de altura […]. El
manto dorado, tiene perfectamente simulado dos joyas de oro y esmeraldas, […] 3 hilos de perlas finas menudas, […] 3 hilos de perlas falsas,
algunas gemas y brillantes. Es de sentirse que
[…] 2 zarcillos de oro con lazos de esmeraldas y piedras finas, y un aderezo de diamantes”53.
esta estatua esté un poco maltratada por el
tiempo, por haberse quitado alguna vez de su Asimismo, la vestimenta de la Virgen no deja de causar extrañeza, sobre todo, por el reducido
sitio, según hemos podido saberlo,” Higinio
número de prendas y lo parco en cuanto a la información de la calidad de las telas: “5 vestidos
Vázquez Santana e Ignacio Huertas, Tepotzotlán,
Guía para conocer el Museo Histórico que antaño fuera de tela de la virgen”54.
colegio de jesuitas, Tlaxcala, 1929, p. 28.

53
ANCh, Inventario del Colegio de Tepotzotlán, El esplendor del culto lauretano en Tepotzotlán estuvo respaldado por ricos donantes como
libro 5, f. 198v.
fueron los Medina Picazo, De la Canal o la Congregación de la Virgen de Loreto. Existen
54
Ibidem. numerosos documentos que dejan constancia de los contratos establecidos con los fieles y

255
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

relacionados con obras pías, censos, capellanías o legados testamentarios que proporcionaron los
recursos para que el culto lauretano se revistiera, por muchos años, de riqueza y “magnificencia”
como bien lo menciona la Gaceta de México. Una vez que los jesuitas fueron expulsados de
todos los reinos españoles, las devociones que habían sido impulsadas por ellos fueron cayendo
en desuso, esto se debió a la intención de la Corona y el clero secular de no continuar con el
culto a las mismas para extinguir a la Compañía de la piedad de los fieles. Las imágenes que se
encontraban en sus capillas e iglesias fueron removidas y, en algunos casos, despojadas de sus
atributos, por lo que dejaron de ser comprensibles y paulatinamente fueron cayendo en el olvido.

Originalmente el acceso a la Casa de Loreto


contaba con un cancel de madera, actualmente
desaparecido.

256
Fuentes consultadas

Archivos
Archivo General de la Nación (AGN).

Archivo Nacional de Chile (ANCh).

Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH).

Bibliografía
Burgos, Juan de, Discursos Historiales Panegyricos de las glorias de la Serenísima Reyna de los
Angeles en su Sagrada Casa de Loreto. Adornos de escritura sacra, y santos padres a la historia
Lauretana, que escrivio el Padre Oracio Turselino de la Compañía de Jesús. Con los sucesos y
aumentos hasta el año de mil y seiscientos y cincuenta y nueve. Dividido en Quatro libros por el
P.Iuan de Burgos angepolitano, Madrid, Joseph Fernández de Buendía, 1671.

Decorme, Gerard, S.J., La obra de los jesuitas mexicanos durante la época colonial 1572-1767,
México, Porrúa, 1941.

Florencia, Francisco de, La Casa Peregrina, Solar ilustre, en que nació la Reyna de los Angeles;
Albergue soberano, en que se Hospedó el Rey Eterno hecho hombre en tiempo: cielo abreviado, en que
el sol de justicia puso su tálamo, para desposarse con la humana naturaleza, México, Imprenta de
Antuerpia de los herederos de la viuda de Bernardo Calderon, 1689.

Gante, Pablo C. de, Tepotzotlán su historia y sus tesoros artísticos, México, Porrúa, 1958.

Gutiérrez, Alfonso René, Edición crítica de la vida de V.P. Juan María de Salvatierra escrita
por el P. César Felipe Doria, México, C.A. y Fondo Regional para la Cultura y las Artes del
Noroeste, 1997.

Libro de protocolo deste Colegio de la Compañía de Jesús de Tepotzotlán, s.p.i.


Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Nuestra Señora de Loreto, que se venera en Españita, Tlaxcala, Opúsculo, Puebla, 1979.

Turselino, Horacio, Historia lauretana, en que se cuentan las traslaciones, milagros, y sucesos de la
Santa Casa de N. Señora de Loreto, Madrid, casa de P. Madrigal, 1603.

Vargas, Ugarte, Rubén, La historia del culto de María en Iberoamérica y sus imágenes y santuarios
más celebrados, Madrid, 1956.

Vázquez Santana, Higinio e Ignacio Huertas, Tepotzotlán, Guía para conocer el Museo Histórico
que antaño fuera colegio de jesuitas, Tlaxcala, 1929.

258
E l r el o j d e s o l d e T e p o t z o tl á n,
s o n i d o s i le n c i o s o d el t i e m p o

Olga Mucharraz González


Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

varios kilómetros del centro de la ciudad de México, y ya casi


totalmente integrado a la mancha urbana, encontramos el Museo
Nacional del Virreinato; éste se ubica en el antes Colegio y Casa de Probación de Tepotzotlán
(1585), en el mismo sitio donde ya existía el Colegio de San Martín de Tepotzotlán para niños
indígenas. Después de algunos años de indefinición (ya que el noviciado migra primero a la
ciudad de Puebla), a partir de 1606 y hasta 1767, fecha de la expulsión, será Tepotzotlán la sede
del noviciado de la orden jesuita.

La Compañía de Jesús, fundada por Ignacio de Loyola en 1540, tuvo a su cargo la


conformación, en el territorio colonial novohispano, de una elite barroca, científica, que en
ocasiones parece desligada de nuestro saber actual. No obstante, la historia de la ciencia
presenta ahí un semillero de estudio y difusión del conocimiento.

Entre los muros del antiguo colegio se eleva al firmamento un reloj de sol que, hoy
restaurado, es mudo testigo de un tiempo casi olvidado y una ciencia muchas veces
metamorfoseada en el devenir del mismo.

Un reloj de sol es un instrumento y un objeto La ciencia que se ocupaba de la construcción de los relojes de sol era
que permite la medición del tiempo a partir del
la gnomónica y formó parte, hasta el siglo XIX, de la currícula
trayecto aparente del sol en la bóveda celeste.
conocida como matemáticas aplicadas. Los conocimientos
implícitos en la construcción de un reloj de sol van desde
astronomía, geometría y aritmética, hasta conocimientos de
hidráulica o navegación.

262
El reloj de sol de Tepotzotlán se encuentra
en la pared norte del patio de la cocina, está
inmerso en una tradición que nos es muchas
veces desconocida, pues es en sí mismo un
instrumento que mide el tiempo a partir del
trayecto aparente del sol en la bóveda celeste.

Constituido por una pared vertical, el reloj de sol


en cuestión está dentro de la tradición de los relojes
de sol verticales y ecuatoriales. Se denomina ecuatorial
al reloj cuyo gnomon, estilete o varilla, con el cual se
produce la sombra que indica el transcurrir del tiempo, sobre
la pared de registro tiene con respecto a la vertical (del registro) una
inclinación semejante a la latitud del lugar. El gnomon, con su sombra sobre la pared del reloj,
permite identificar el transcurso del recorrido aparente del sol en la bóveda celeste. Con esta
inclinación el estilete se encuentra así, en Tepotzotlán, en paralelo al eje terrestre (19 grados
42´45.15˝ N, 99 grados 13´18.06˝ O, 2287 m altitud).

Como se señaló anteriormente, un reloj de sol requiere para su construcción conocimientos


de geometría, astronomía, matemáticas, entre otros. Hace pocos años en el sur de la ciudad
de México se encontró, en el centro ceremonial de Cuicuilco, otro reloj de sol; éste, producto
de pueblos precolombinos asentados en el mismo altiplano cientos de años antes, permite
identificar a los relojes de sol (instrumentos) dentro de una tradición que es inherente al ser
humano en su esfuerzo por comprender su entorno para actuar en él. Los relojes de sol se
muestran así, inclusivos de la naturaleza humana en su aspecto cognitivo. Son resultado del
deseo de comprender.

La semejanza entre los relojes de sol, dispersos en todo el mundo, permite confirmar que la
observación del trayecto aparente del sol ha producido el avance mismo del conocimiento en
diversas áreas. Desde la antigüedad hasta nuestros días, el estudio del movimiento del astro
sobre la bóveda celeste ha permitido el avance de la ciencia.

263
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

En el estudio de la bóveda celeste la esfera será


tema de análisis, pues en ella se encuentran las
bases de los elementos conceptuales necesarios
para la comprensión del diseño y construcción de
los relojes de sol.

Las azoteas del antiguo colegio muestran, hasta nuestros días, restos de actividades relacionadas
con estos instrumentos; en el mismo patio de la cocina, a pocos metros, encontramos otro
reloj de sol con deterioro avanzado de su registro. También se ubica la base de un reloj de sol
ecuatorial y de hemiciclo; en la techumbre del templo y frente a la terraza sur del conjunto
está la base del que pudo ser otro reloj de sol posiblemente de hemiciclo, la localización
(exposición sur) y características de la base permiten suponerlo así. Lo anterior nos permite
confirmar la práctica constante del estudio de la gnomónica en esos espacios.

Sin cuestionar la redondez de la tierra, es la bóveda celeste, la esfera perceptual del cielo, la que
abriga al ser humano. En su estudio, la tradición europea encontró desde el siglo XIII, en la
obra de Ioannis de Sacrobosco (1195?-1256), Textvs de esphaera (1537), un estudio que habría de
inspirar al pensamiento.
Edición del libro Textvs da Sphaera, Ioannis de
Sacrobosco, 1511.
Este trabajo no era aislado, se vinculaba a una tradición ancestral que encontró fundamento y
contemporaneidad en pleno siglo XII.

Altamente reconocido por su esfuerzo didáctico y su rigor expositivo, Sacrobosco inició su obra con
la definición de esfera dada por Euclídes en el siglo III a.C., en el libro IX de los Elementos, en ella

264
El reloj de sol de Tepotzotlán, sonido silencioso del tiempo

Desde el siglo XIII, la esfera armilar es símbolo de


la astronomía y se usa como elemento emblemático
y distintivo de los estudiosos de la misma.

integró elementos más en la línea de Platón que en el seguimiento de Aristóteles1. En el curso de


los cuatro libros en que se divide el Tratado de la Esfera, el autor se referirá, entre otros a:

Libro primero: Definición de la esfera, los polos, los círculos menores, la esfera recta y la esfera
oblicua, las regiones celestes.

Libro segundo: De los círculos mayores y menores de la esfera, del círculo del zodiaco, de la
eclíptica, del horizonte recto y del horizonte oblicuo, de los trópicos de cáncer y de capricornio.

Libro tercero: Tablas alfonsinas, horas iguales y horas desiguales, etcétera.

Libro cuarto: De los eclipses de sol y de luna, entre otros.

En la obra de Sacrobosco se encuentra ya la organización del tiempo y sus componentes


mayores (día, semana, mes, año, siglo) o menores (hora, minuto y segundo), todo en el marco
exclusivo de una civilización occidental grecolatina que, no obstante su ecumenismo, nos hace
1
Philippe Dutarte, Les instruments de l´ astronomie
olvidar las aportaciones de pensamiento que de cercano y oriente medio llegaron a Europa
ancienne, de l´ antiquité a la renaissance, Paris,
Vuibert, 2006, p.15. muchas veces matizadas.

265
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Texto obligado para el desarrollo del conocimiento matemático y astronómico, durante


más de cinco centurias, la obra de Sacrobosco, inspiró a autores como Christopher Clavius
o Atanasius Kircher y, a través de ellos, a pensadores novohispanos de la talla de Carlos
de Sigüenza y Góngora. Si bien en el estudio de la sphera de Sacrobosco no se encuentra
referencia específica a los relojes de sol, sí encontramos en ella las bases de los elementos
conceptuales necesarios para la comprensión del diseño y construcción de los mismos:
líneas imaginarias, meridianos, trópicos, equinoccial (ecuador), eclíptica, estaciones, puntos
cardinales, etcétera.

De la biografía de Sacrobosco poco se sabe, posiblemente por la desinformación provocada,


entre otros, por sus empeños evangelizadores. Olaf Pederson (1985) en un artículo aparecido
en Journal of the History of Astronomy rescata la mayor parte de la información que hoy se
dispone2, en él le son atribuidas cuatro obras principales:

Algorismos: tratado de aritmética elemental utilizando las “cifras árabes”.

Tractatus de Quadrante: sobre la utilización y construcción de relojes de sol de origen árabe,


formando un cuarto de circulo y poseyendo un curso que permitía su utilización en diferentes
latitudes.

Compotus: la última de sus obras, la más técnica y erudita, sobre el calendario y el cómputo
eclesiástico y civil.

En la pared norte del patio de cocinas se encuentra Y por último, y más significativo para este trabajo, por su difusión en el territorio colonial y
un reloj de sol que se ubica dentro de la tradición
su influencia en la obra de Clavius, el Tractatus de Sphaera, que entre otros describía el sistema
de los relojes de sol verticales y ecuatoriales.
ptolomeico, al mismo tiempo que establecía en la esfera los lineamientos geométricos para el
estudio y la observación astronómica de posición.

Con Sacrobosco se consolidó, en gran parte de Europa, esa asociación emblemática que
identifica hasta la fecha a la esfera armilar (símbolo de la astronomía) como el distintivo de
2
Idem. los estudiosos de la misma.

266
El reloj de sol de Tepotzotlán, sonido silencioso del tiempo

En el texto de Cristophorus Clavius (1537-1612) que se tiene en el Archivo


Histórico de Minería, In Sphaeram Ioannis de Sacro Bosco commentarius.
Nunc quartò ab ipso Auctore recognitus, et plerisque in locis locupletatus, se
lee en la portada: “de Vega”, y en la guarda posterior: “en 16 de Octubre de
1693 años me volvió el Br. D. Carlos de Siguenza este libro. Y se lo presté
el mes de abril de 71 y lo tuvo 22 años”, lo que nos permite suponer que la
obra de Sacrobosco fue estudiada en el siglo XVII, por quien se adentrara
en la observación astronómica, los movimientos de la tierra (precesión) o
el punto vernal.

“No hay nada nuevo bajo el sol” dice el Eclesiastés, y esto parece
cumplirse a ciencia cabal en lo referido a los relojes de sol; hoy en
día vemos cursar nuestra bóveda celeste por una estación espacial
transportadora, ISS (International Space Station) que nos dice
que nuestra esfera sigue ahí. Su observación y estudio permiten el
desarrollo de la ciencia y la tecnología.

Recordar a Sacrobosco cuando hablamos del reloj de sol de San Martín


Tepotzotlán implica insertar este objeto-instrumento dentro de una
tradición milenaria que incluye a la orden jesuita.
José Antonio Alzate y Ramírez (1737-1799) fue un
naturalista reconocido que perteneció al Real Jardín
La Compañía de Jesús, fundada por Ignacio de Loyola (1491-
Botánico de Madrid y publicó el Diario Literario de
México y la Gaceta de Literatura de México, ambas 1556) —oriundo de pueblos de navegantes y astrónomos, en la hoy
publicaciones periódicas científicas.
Vizcaya, España— surge en el momento en que el renacimiento,
los descubrimientos (geográficos y astronómicos) y la reforma
protestante, trastocaban el conocimiento de la época, al mismo
tiempo que eran producto de él.

Uno de los primeros seguidores, discípulo directo de Loyola y


posterior pilar dentro de la orden, fue Christopher Clavius —quien
nació en Bamberg, Alemania, alrededor de 1538 y murió en Roma

267
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

en 1612—. Se sabe poco de su vida; entró a la orden jesuita en Roma en 1555, fue admitido
por el propio fundador; estudió en la Universidad de Coimbra desde 1556 y se sabe que el 21
de agosto de 1561 observó un eclipse de sol; regresó a Roma donde estudió filosofía y cuatro
años de teología. Más adelante estudió matemáticas de manera autodidacta; es reconocido
por sus traducciones de la obra de Euclídes al latín3.

Clavius ha pasado a la historia como diseñador de la reforma del calendario juliano, que llega
a nuestros días como calendario gregoriano, realizado bajo el pontificado del papa Gregorio
XIII. “Aunque Clavius no fue el primer titular de la cátedra del Colegio Romano —establecida
en 1553 dos años después de su fundación— sí la ocupó el tiempo suficiente —casi medio
siglo, de 1563 a 1611— para dejar su huella en el doble contexto del ‘renacimiento de las
matemáticas’ y de la estructuración de la actividad docente de la orden”4. La influencia de
este modelo educativo habría de ser valorada en la diversas generaciones de matemáticos de
la talla de René Descartes (1596-1650), alumno del Collége Royal de La Flèche, de los jesuitas
entre 1604 y 1612.

En su obra, Clavius da los elementos para adentrarse en el saber de los relojes de sol.
Inicia con Sacrobosco y el punto de partida será la obra: In Sphaeram Ioannis de Sacro Bosco
commentarius. Nunc quartò ab ipso Auctore recognitus, et plerisque in locis locupletatus.

La obra de Clavius incluye: Novi calendarii romani apologia (Roma, 1595), De Spheris (Roma,
1570), Euclid elementorum (Roma, 1589), Geometrica practica (Roma, 1604), Opera matemática
(Roma, 1611), Gnomonices Libris VIII (Roma, 1602), así como diversos tratados sobre astrolabios
y otros instrumentos de la época.

3
Sabine Rommevaux, Clavius une clé pour Euclide
Si bien el trabajo de Clavius se diversifica en las matemáticas, específicamente la geometría
au XVI siècle. París: Mathesis J. Vrin. Librairie
Philosophique, 2005. euclidiana y los instrumentos de la época, el frontispicio de su obra Opera Matematica nos da
4 la pauta del porqué de la presencia del reloj de sol en Tepotzotlán.
Antonella Romano, “Clavius: el surgimiento de
la disciplina matemática” en José Luis Bermeo
(coord.), Los jesuitas y la ciencia, los límites de la
Base, fundamento e instrumento del saber matemático, el reloj de sol es objeto y método
razón. México, Artes de México, no.82, 2005, pp.
22-27. del mismo. El reloj de sol, mostrado en la base inferior izquierda de la portada de la Opera

268
El reloj de sol de Tepotzotlán, sonido silencioso del tiempo

matematica, se ve asociado a la observación astronómica, la lucha por el conocimiento, la


tradición religiosa y la instrumentación de la época.

Commentarium in Sphaeram Ioannis de Sacro Bosco se trata de un comentario a la obra de


astronomía de Sacrobosco realizado por Clavius. Se publicó inicialmente en 1570. Es uno de
los libros más influyentes en el área de la astronomía. De este libro se hicieron reediciones
en 1581, 1585, 1593, 1607, y 1611; contiene gran cantidad de referencias a su estudio previo
sobre los Elementos de Euclídes y fue muy importante en las universidades de la época de
toda Europa; en 1612 —tras la muerte de Clavius— fue reimpreso. Se puede considerar en
lo general que, desde el punto de vista astronómico, es la presentación de una visión de la
cosmología ptolemaica. En lo particular, esta obra permitirá conjuntar elementos dispersos
dentro de una tradición europea hermética, al tiempo que es conocimiento obligado para el
estudio histórico de la observación del trayecto aparente del sol sobre la bóveda celeste.

Conceptos como el de eclíptica, también llamada zodiaco, serán referentes obligados en la


construcción de relojes de sol —principalmente de 24 horas— según lo muestran autores de la
época como Alberto Durero5, pueden ser aprehendidos dentro de un quehacer que lo mismo
involucra a la geometría, que a la arquitectura o la astronomía.

5
Alberto Durero, Instituciones de Geometría,
Gnomonices Libris VII se puede considerar una obra enciclopédica (más de 800 páginas con
México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas,
UNAM, 1987. abundantes ilustraciones) sobre gnomónica. En ella se describen y muestran geométricamente

269
El reloj de sol de Tepotzotlán, sonido silencioso del tiempo

Los aljibes y los canales del Patio de los Aljibes son las posibilidades para la construcción de un reloj solar. Menciona
los elementos visuales que, como referentes físicos,
los principios para la comprensión del tiempo, así como el diseño y
permiten identificar el movimiento aparente del sol
a través de las sombras que se dibujan. funcionamiento de distintos tipos de relojes.

El reloj de sol ubicado en el patio de la cocina nos remite a


autores, prácticas y pensamientos de los siglos XVII e inicios del
XVIII, que son parte fundamental del desarrollo de la historia de
la ciencia; se vincula a conocimientos astronómicos, matemáticos,
hidráulicos, litúrgicos, hagiográficos, bíblicos, entre otros. Su
comprensión implica un acercamiento, tanto a la hagiografía,
como a la emblemática jesuita, con la que los simbolismos se ven
así enriquecidos.

Fuera de los textos y en el interior del noviciado, los estudios


matemáticos y astronómicos se integraban a la práctica diaria, tanto en
lo religioso, como en la infraestructura misma del recinto.

Para comprender este reloj de sol es conveniente pasear primero,


como lo hicieron en el pasado los novicios del Colegio, por el patio
que en sí mismo alberga los inicios de la ciencia astronómica: el Patio
de los Aljibes.

Los distintos elementos de infraestructura


(aljibes y cañerías) serán los
componentes visuales que, como
referentes físicos, permitirán
identificar el movimiento
aparente del sol que en
el transcurso de un año
da lugar no sólo a las
estaciones, sino a la

271
Los arcos que dotan de agua al Colegio forman
parte de una infraestructura hidráulica que los
jesuitas construyeron gracias a su saber científico.
El reloj de sol de Tepotzotlán, sonido silencioso del tiempo

La forma octogonal de la fuente del Patio de explicación visual de todos aquellos elementos conceptuales que requiere la comprensión de
Cocinas nos remite a la historia de las matemáticas
los relojes de sol: latitud, longitud, declinación, azimut y todos los demás implícitos.
y de los instrumentos que se encuentran en
permanente construcción.

El momento para esa comprensión —del tiempo en el tiempo— no es pequeño, durará por
lo menos un año solar para cubrir así su propósito. Darse cuenta de su paso a partir del
movimiento aparente del sol requiere principalmente de tiempo y, por qué no decirlo, de
paciencia y sistematización.

La infraestructura de la cocina —con su reloj, estancias refrigerantes y dotación de agua—


finiquita un saber matemático y astronómico que hoy llama la atención por su complejidad de
diseño y desarrollo tecnológico. A pocos kilómetros de distancia encontramos aún los arcos, mudos
testimonios de una infraestructura hidráulica que desemboca en una fuente octagonal; de modo
simbólico cielo y tierra se hermanan, el octágono, forma de la fuente, se nos dará como testimonio
de un saber en el que un octante o un cuadrado geométrico nos remite a una historia de las
matemáticas y de los instrumentos que se encuentran en permanente construcción.

275
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Fuentes consultadas

Bibliografía
Bermeo, José Luis (coord.), Los jesuitas y la ciencia. Los límites de la razón. México, Artes de
México, no. 82, 2005.

Durero, Alberto, Instituciones de Geometría. Jesús Yhmoff Cabrera (introd. y trad.), México,
Instituto de Investigaciones Bibliográficas, UNAM, 1987.

Dutarte, Philippe, Les instruments de l´ astronomie ancienne, de l´ antiquité a la renaissance, París,


Vuibert, 2006.

Rommevaux, Sabine (2005), Clavius une clé pour Euclide au XVI siecle, París, Mathesis J.Vrin.
Librairie Philosophique.

Documentos
Clavius, Christoph, In sphaeram Ioannis de Sacro Bosco commentarivs, Accessit Geometrica, atqve
Vberrima de Crepusculis Tractatio/Christophori Clavii Bambergensis ex Societate Iesv. Lvgdvni,
Ex officina Q. Hvg. a Porta, svmpt. Io. de Gabiano. Biblioteca Nacional de Francia (BN-FR),
1538-1612.

_______________ Tabvlae astronomicae nonnvllae ad horolgiorvm constructionem maxime vtiles et


notae in novam horogiorvm descrptionem, qua ad horologia extruenda plurimum etiam conducunt.
Romae: Ex Typographia Alosij Zannetti. (BN-FR), 1605.

_______________ Opervm mathematicorvm, Moguntiae: Sumptibus Antonii Hierat, 5 v., (BN-


FR), 1611-12.

Sacrobosco, Ioannis de, Textvs de esphaera, (BN-FR).

276
S a lvat i e r ra e n T e p o t z o tl á n

Gabriel Gómez Padilla


Salvatierra en Tepotzotlán

         l objeto del presente artículo no es tanto presentar la historia de


(Página opuesta) A pesar de que el padre Juan         Tepotzotlán –que sabemos comenzó como colegio de indios– sino
María de Salvatierra deseaba misionar en
enfatizar ciertos aspectos del noviciado jesuita, principalmente cuando fue maestro en él Juan
California fue nombrado rector y maestro de
novicios por un año en Tepotzotlán. María de Salvatierra, fundador de las misiones de la California. Para ello es indispensable
hablar sobre el influjo que Eusebio Francisco Kino tuvo en este asunto.

Kino y Salvatierra

Eusebio Francisco Kino –tirolés de la diócesis de Trento, misionero de la provincia de


Alemania superior– tenía cuatro años trabajando en la pimería alta. Juan María de
Salvatierra –milanés, de noble linaje español– acababa de salir de sus barrancas de la misión
de Chínipas para visitar, por orden del provincial Diego de Almonacir, las misiones de Sonora
y Sinaloa. Juntos cabalgaron muchos kilómetros hasta Tumacácori, Arizona: “En todos estos
caminos el P. visitador y yo [decía Kino] hablábamos juntamente de la suspendida California,
y que estas tierras y valles tan fértiles de esta pimería podrían ser el remedio de las tierras
más cortas y más estériles de la California”1. Al terminar la visita Salvatierra hizo su informe,
desgraciadamente hasta hoy perdido, en el que probablemente compendiaba la experiencia
de Kino en la frustrada expedición de Atondo y proponía un plan económico para abastecer
a California desde Sonora. Sin embargo, el padre Juan María era demasiado importante en
la provincia y fue destinado como rector al Colegio de Santo Tomás, en Guadalajara, donde
1 construyó la capilla de la Virgen de Loreto, de la que era especialmente devoto. Pero Juan
Eusebio Francisco Kino, Las misiones de Sonora y
Arizona, México, Porrúa, 1989, p. 25. María había mordido ya el anzuelo. Dice Alegre, al hablar del rectorado en Guadalajara, que

281
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Salvatierra, después de las conversaciones con Kino sobre California, “parece que no pensaba
ni sabía hablar de otra cosa”; en estos mismos términos informó a su majestad la audiencia
real de Guadalajara2.

Pasaron cinco años. La rebelión pima de 1695 cobró la vida de muchos inocentes originarios
y dio a la Compañía de Jesús su primer mártir en Sonora: Francisco Xavier Saeta. El golpe
fue durísimo para Kino, quién decidió aclarar rápido las cosas en México y en Roma, pues de
otra suerte, dados los rumores alarmistas de los vecinos y de algunos jesuitas pusilámines, la
frontera noroeste de la Nueva España corría serio peligro. Para demostrar que la rebelión era
de pocos y que los pimas estaban arrepentidos, Kino escribió la biografía de Saeta y la dedicó,
inocentemente, al provincial Almonacir el 20 de septiembre de 1695; la metió en la alforja de
su caballo y partió rumbo a México, donde sin saberlo se encontraría con Salvatierra y con
otra sorpresa que resultó afortunada. El 8 de enero de 1696 se abrió el pliego de gobierno y
Juan de Palacios resultó cuadragésimo segundo provincial de México. Kino dio cuenta de
conciencia, esto es, abrió inteligentemente el corazón al nuevo provincial, quien dejó sin efecto
la última orden que Almonacir había dado para retirar al “revoltoso” Kino de Sonora, pero el
padre general Tirso González intervino en carta del 28 de julio de 1696:

Dísenos su antecesor de VR. que llamó de las misiones al P. Kino, y, según la carta que tengo
del mismo padre, quedaba ya en México, y aunque el P. [Kino] quedaba en inteligencia de
haber sido llamado para dar cuenta del estado de aquellas misiones y disponer con el señor
virrey la entrada y medios para pasar a Californias; pero según las cartas de su antecesor, el fin
de llamarle ha sido para removerle de las misiones y dejarle en la Provincia; y si esto es así, yo
no puedo aprobar esta resolución, […] así VR. le restituya sin falta a las misiones de los pimas
para que allí trabaje, si no hubiere ajustado el paso a las Californias, y sí le hubiere ajustado, se
2
Francisco Xavier Alegre, Historia de la Provincia
le deje pasar, dándole los compañeros necesarios para esa gloriosa empresa.3
de la Compañía de Jesús de Nueva España, Ernest
J. Burrus Y Félix Zubillaga (eds.), t. IV, Roma,
Institutum Historicum S.J., 1960, p. 111.
¿Hipocresía jesuítica de Almonacir que trajo a Kino con engaños? ¿Imprudente decisión sin
3
Francisco Zambrano, S.J. y José Gutiérrez tener en cuenta el principio elemental del derecho romano audiatur et altera pars? El caso es
Casillas, S.J., Diccionario bio-biográfico de la
que Juan de Palacios quedó totalmente convencido con los argumentos de Kino y le permitió
Compañía de Jesús en México, tomo XVI, México,
Editorial Tradición, 1977, p. 290-291. regresar a Sonora.

282
Salvatierra en Tepotzotlán

Pero si Kino recibió un cheque en blanco, Juan María sintió un jarro de agua fría en plena
cara: en lugar del ansiado destino a California recibía el puesto de maestro de novicios en
Tepotzotlán. Escribe el general a Juan de Palacios:

Para las Californias, además del P. Kino, se ofrece, con tanto fervor y con tantas ansias,
el P. Juan María Salvatierra, que no me hallo con alientos de resistirme a sus ruegos. En
el nuevo gobierno nombré al P. Salvatierra rector y maestro de novicios de Tepotzotlán y
aunque este oficio es de tanto peso para el bien de la Provincia […] no obstante, a vista de
sus fervorosas instancias, me ha parecido remitir allá la materia para que VR. consultada
allí y mirada delante de Nuestro Señor, resuelvan lo que les pareciere más conveniente a
su divina gloria, o dejándole libre del rectorado, si no lo hubiere comenzado ya o poniendo
a otro en lugar suyo, si le hubiere comenzado, para que quede desembarazado para
solicitar la entrada a las Californias.4

De parte del Padre Tirso, la puerta quedaba abierta, pero la decisión debía tomarla Juan de
Palacios con el consentimiento –dada la importancia del asunto– de los consultores
de Provincia.

Maestro de novicios

Antes de presentar la actuación de Salvatierra en Tepotzotlán conviene ir a las raíces del


noviciado, como institución jesuítica, para captar mejor la continuidad a lo largo de los siglos.
En mayo de 1556, más de 70 jesuitas viven permanentemente en la casa de la Estrada en Roma,
en grandes penurias económicas, entre ellos el maestro Ignacio de Loyola y sus novicios. Las
noticias que llegan a la domus probationis eran de lo más entusiastas: cartas de Xavier desde
las Indias, de Canisio en Alemania, Nóbrega en Brasil. Mas no era el atractivo de las primicias
apostólicas en lo que se debía fundar la formación de los novicios, sino en las seis pruebas que
Ignacio dejó claramente consignadas en las Constituciones. No es el caso describirlas todas,
sino sólo aquéllas que refiere Miguel Venegas en El Apóstol Mariano representado en la vida
4
Ibidem, tomo XV, p. 92-93. del padre Juan María de Salvatierra durante el breve período de 1696 a febrero de 1797. A mi

283
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) Las responsabilidades de juicio, la responsabilidad del oficio de maestro debe atender a tres
Salvatierra eran la admisión de los novicios, su
importantes fases para el buen ser de la orden: la admisión de los
formación de acuerdo con lo preescrito en las
Constituciones y la incorporación o dimisión del novicios, su formación mediante las seis pruebas prescritas en las
cuerpo de la Compañía.
Constituciones y, finalmente, la incorporación o dimisión del cuerpo
de la Compañía.

Lo primero que hay que recordar es la situación artificial de


separación de la familia que debían vivir obligatoriamente los
novicios. Dice Ignacio en el examen previo de los candidatos:
“Cada uno de los que entran en la Compañía […] haga cuenta
de dejar el padre y la madre y hermanos y hermanas y cuanto
tenía en el mundo”. Más aún, Ignacio es tan celoso en este
punto que llega a decir: “porque el modo de hablar ayude
al modo de sentir, […] no usen decir que tienen padres o
hermanos, sino que tenían, mostrando no han de tener lo que
han dejado, por tener a Cristo en lugar de todas cosas. Esto
deben más observar los que tienen más peligro de desorden en
el amor natural, como serían comúnmente los novicios”5. Sin
duda una de las mayores murrias que puede tener un novicio
es la nostalgia de su familia. Tal vez a esto se refiera Miguel
Venegas cuando cuenta:

Un jueves por la tarde, cuando iban los novicios a recreación a


la huerta del colegio, encontraron en ella a su rector y entonces
llamando por su nombre al novicio desconsolado lo llevó consigo
5
Ambas citas provienen de Ignacio Iparraguirre,
paseando por la huerta y hablándole con gran cariño hacia que
Obras completas de San Ignacio de Loyola, Madrid,
Biblioteca de Autores Cristianos, 1963, p. 428. se divirtiese viendo los árboles y flores de la huerta. Y cuando ya

6 estaban en paraje bastantemente retirado de los demás le dijo:


Miguel Venegas, “El apostol mariano
representado en la vida del V P Juan María de “Venga acá mi viejo (que así llamaba por cariño a los novicios)
Salvatierra” en Michael W. Mathes (ed.), Obras
¿porque no me ha ido a ver al aposento, hallándose tan afligido?
californianas del P. Miguel Venegas, tomo V, La Paz,
UABCS, 1979, p. 103. ¡Eha dígame aquí lo que le aflige!”.6

284
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Una vez que el maestro sentía al grupo de novicios suficientemente tranquilo,


comenzaban las pruebas del noviciado: “La primera es haciendo los ejercicios espirituales
por un mes poco más o menos”7. Como eje de la segunda semana, Ignacio propone al
ejercitante la “meditación del reino”, una parábola medieval de un rey cruzado, muy fácil
de entender para el ejercitante en el siglo XVI: “Mi voluntad [dice el rey] es de conquistar
toda la tierra de infieles; por tanto, quien quisiere venir conmigo ha de ser contento de
comer como yo y así de beber y vestir, así mismo ha de trabajar conmigo en el día y vigilar
7
I. Iparraguirre, op. cit., p. 429.
en la noche porque así después tenga parte conmigo en la victoria como la ha tenido en
8
Ibidem, p. 219. los trabajos”8. Al aplicar esta parábola del “rey temporal” al llamamiento de Cristo,

286
Salvatierra en Tepotzotlán

(Página opuesta) Una de las pruebas a las que el “rey eternal”, Ignacio acerca al ejercitante a la fuente misma de donde mana la
debía enfrentarse el novicio era la separación de su
prodigiosa actividad misionera de la Compañía de Jesús.
familia. Ignacio de Loyola había señalado que “Cada
uno de los que entran en la Compañía […] haga
cuenta de dejar el padre y la madre y hermanos y
El peregrino sabía, por experiencia, que el seguimiento radical de Jesús suponía muchas
hermanas y cuanto tenía en el mundo”.
humillaciones, por eso recomienda en las Constituciones que los novicios: “Antes de entrar en
el año segundo de la probación, […] se ejerciten con entera diligencia y cuidado en diversos
oficios bajos y humildes”9. Veamos lo que a este propósito narran los novicios de Salvatierra:

El P. Juan María era el primero en las distribuciones de la comunidad, y en aquellas


mortificaciones de fregar los platos en la cocina, llevar la olla de los pobres a la portería, decir
sus faltas en el refectorio, pedir la comida de limosna, comer de rodillas o sentado en el suelo,
postrarse a la puerta del refectorio para que todos lo hollasen […] Cuando estaban sus novicios
enfermos no se contentaba con visitarlos a menudo y consolarlos con festivas conversaciones
[…] sino que haciendo oficio de enfermero les hacía las camas, barría los aposentos y aún
sacaba los vasos inmundos para fregarlos y volverlos ya limpios al aposento.10

¡Esto es predicar con el ejemplo! Aquí hay formas monacales, repugnantes oficios de
sirvientes, pero en el fondo se trataba de trasmitir valores y solidaridad que, aún hoy día,
adornan la vida de nuestro pueblo humilde.

Sin duda, el maestro sabía muy bien mezclar una de cal y otra de arena. La siguiente anécdota
corresponde a los paseos llamados memorare, por la oración que a la salida se decía a la
santísima Virgen:

Sucedió en una ocasión salir con sus novicios al campo, pero de vuelta les cogió un tan
grande aguacero, que llegaron todos bien mojados al colegio. Aquí se manifestó la claridad
eximia de su rector. Mandó que todos luego se desnudasen y acostasen en sus camas y entre
tanto que les llevaban de cenar hizo poner al aire todas las sotanas para que se secasen.
Mandó por la mañana [que] aunque tocasen la campana de la comunidad, ninguno se
9
Ibidem, p. 430.
levantase hasta que él avisase. Por la mañana fue por todos los aposentos recogiendo en
10
M. Venegas, op. cit., p. 100. una canasta todos los zapatos y medias mojadas, bajando a la cocina por si mismo los fue

287
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) En las Constituciones, Loyola enjugando y secando al fuego y entonces volvió a cada uno lo que le tocaba y mandó que se
recomendaba a los novicios que “Antes de entrar
levantasen a seguir su ordinaria distribución.11
en el año segundo de la probación, […] se ejerciten
con entera diligencia y cuidado en diversos oficios
bajos y humildes”.
Los primeros jesuitas, formados sólidamente por Ignacio en Roma, también lo fueron
por Salvatierra en Tepotzotlán: ejercicios de mes que trasmitían la experiencia fundante
de Manresa; oficios humildes, hospitales, peregrinaciones y catecismos descritos en las
Constituciones. Esto fue la esencia, pero con el tiempo, se introdujeron formas que poco tenían
que ver con el espíritu.

En México, todavía en pleno siglo XX, el novicio vivía como inmerso, durante dos años, en
un infantilismo que llegaba a ser negación del sentido común: el joven que posiblemente
manejaba la empresa de su familia estaba obligado mensualmente a pedir el “permiso
de cosas pequeñas”, a hablar de “usted” a los camaradas de siempre y a pasear en ternas
obligatorias, previamente designadas por el maestro, para los momentos de descanso…,
pero, usando una metáfora, diría yo que esas formas eran la boca angosta del embudo,
pues a medida que el jesuita avanzaba en su formación –juniorado, filosofía, magisterio,
teología y en ciertos casos estudios de posgrado–, el sentido común paulatinamente se
iba ensanchando, como el embudo, hasta desembocar en la fabulosa libertad apostólica
que en todo tiempo y latitud distinguió a la Compañía de Jesús en las difíciles fronteras
de la inculturación.

Lo esencial en la formación jesuita

La congregación general XXXII tenida en Roma bajo la presidencia del P. Pedro Arrupe en
1975, nos dice: “¿Qué significa ser jesuita? Reconocer que uno es pecador y, sin embargo,
llamado a ser compañero de Jesús, como lo fue San Ignacio que suplicaba insistentemente
11
Ibidem, p. 100-101.
a la Virgen Santísima que ‘le pusiera con su hijo’”12. Luego, en el número dos de este
12
Congregación General XXXII, Decretos y decreto inicial, la congregación da un salto mortal a nuestro tiempo: “¿Qué significa hoy
documentos añejos, Madrid, Razón y Fe, 1975, p. 45.
ser compañero de Jesús? Comprometerse bajo el estandarte de la cruz en la lucha crucial
13
Idem. de nuestro tiempo: la lucha por la fe y la lucha por la justicia que la misma fe exige”13.

288
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) El padre Salvatierra “era el Evidentemente que Salvatierra, de haber vivido en el siglo XX, habría aplaudido esta
primero en las distribuciones de la comunidad, y
definición del jesuita y su misión, pues partiría de la concepción de un Jesús para todos, pero
en aquellas mortificaciones de fregar los platos en
la cocina, llevar la olla de los pobres a la portería, más cercano a los pobres y marginados.
decir sus faltas en el refectorio, pedir la comida de
limosna, comer de rodillas o sentado en el suelo,
postrarse a la puerta del refectorio para que todos Salvatierra se había esforzado por inculcar en sus novicios, por mediación de María, un gran
lo hollasen.”
amor al Jesús pobre y humilde. Estaba consciente de que sin esta convicción las experiencias
del noviciado y la formación intelectual posterior corrían riesgo de ser sólo ilusión; también
se esforzaba en que la recomendación de las Constituciones, referida particularmente a los
novicios, se viviera en Tepotzotlán: “Su comer, beber, vestir, calzar y dormir, si a la Compañía
le place seguir, será como cosa propia de pobres”14. Pero esto podría causar problemas en
muchachos venidos de las familias acomodadas de México, lo mismo que en Roma.

Tenemos numerosos ejemplos de Ignacio que, respetando siempre la libertad del candidato,
trataba de salvar su vocación; si bien es cierto que al final de su vida, consciente sin duda de
los problemas que causaban los malos jesuitas, solía decir que “si deseara vivir un poco más,
sería para mostrarse más severo en las admisiones a la Compañía”15. Salvatierra, siguiendo
el ejemplo del fundador, se esforzaba por fortalecer las vocaciones vacilantes. A propósito se
reproduce la siguiente historia:

Habíale instado muchas veces un novicio porque le mandase dar sus vestidos para volverse al
siglo y dejar la religión y nunca se quietaba con las razones santas que el padre le decía; entró
una vez despechado y resuelto a no salir del aposento sin la licencia de volverse al mundo. En
oyendo el padre esta diabólica resolución le mandó que abriese la ventana y le dijese lo que veía
en el campo. Asomóse y dijo que unos bueyes arando la tierra. Entonces con su acostumbrado
gracejo le dijo: “Pues dígame mi viejo, ¿A donde irá el buey que no are?” […] Y esto bastó para
que el novicio quedase del todo quieto y sosegado.16
14
I. Iparraguirre, op. cit., p.432.

15 Antes de cruzar el umbral de los votos del bienio con los que el novicio se incorporaba
Cfr. André Ravier, Ignacio de Loyola funda la
Compañía de Jesús, México, Buena Prensa, 1991, formalmente a la Compañía, el maestro debía dialogar largamente con cada uno de sus
p. 370.
muchachos para examinarlos, si, después de los dos años canónicos, habían asimilado los
16
M. Venegas, op. cit., p. 104. valores de Cristo, tan opuestos a los del mundo. Dicen las Constituciones:

290
Salvatierra en Tepotzotlán

Es mucho de advertir a los que se examinan (encareciendo y


ponderándolo delante de Nuestro Señor y Creador) en cuánto
grado ayuda en la vida espiritual aborrecer en todo y no en parte,
cuanto el mundo ama y abraza; y admitir y desear con todas las
fuerzas posibles cuanto Cristo Nuestro Señor ha amado y abrazado.
Como los mundanos que siguen al mundo aman y buscan con
tanta diligencia honores, fama y estimación […] así los que siguen
de veras a Cristo Nuestro Señor, aman y desean intensamente todo
lo contrario: es a saber, vestirse de la misma vestidura y librea de
su Señor […] tanto que, donde a la su Divina Majestad no le fuese
ofensa alguna, ni al prójimo imputado a pecado, desean pasar
injurias, falsos testimonios, afrentas, y ser tenidos y estimados por
locos (no dando ellos ocasión alguna de ello), por desear parecer
e imitar en alguna manera Nuestro Creador y Señor Jesucristo,
vistiéndose de su vestidura y librea; pues la vistió El por nuestro
mayor provecho espiritual. Y si por razón de su debilidad y de la
miseria humana no tiene esos deseos inflamados, pregúntese si
tiene al menos algún deseo de tenerlos.17

Se trataba, como diría Ortega y Gasset, de enfrentar al “yo y mis


circunstancias” con Dios para decidir si el novicio quería o no
seguir a Jesús vistiendo su librea —prenda de vestir medieval
con la que Ignacio visualizaba la asimilación de los valores de
Cristo— lo que determinaba, finalmente, el buen ser o la ruina de
la Compañía.

Desesperada lucha

Salvatierra duró en su cargo de maestro de novicios


17
I. Iparraguirre, op. cit., p. 436-437. escasamente un año (de enero 1696 a mayo de 1697), no por

291
Salvatierra en Tepotzotlán

(Página opuesta) “Cuando estaban sus novicios que lo hubiera hecho mal, sino porque tenía un fuego que le consumía interiormente:
enfermos [el padre Salvatierra] no se contentaba
aquél que Kino había encendido en las pláticas a la jineta en el invierno de 1690 a
con visitarlos a menudo y consolarlos con festivas
conversaciones […] sino que haciendo oficio de 1691. Si en Guadalajara Salvatierra “no sabía hablar de otra cosa” que de California,
enfermero les hacía las camas, barría los aposentos
en sus paseos por la huerta de Tepotzotlán, la empresa llegó al nivel de obsesión al
y aún sacaba los vasos inmundos para fregarlos y
volverlos ya limpios al aposento.” toparse con la burocracia eclesiástica y civil: “Cerrados, en México, todos los caminos,
no desmayó el P. Juan María; antes volvió confiadamente los ojos a Guadalajara
donde el fiscal de la Real Audiencia, Don José de Miranda, conocía íntimamente su
celo y lo favorecía cuanto era posible”18. Salvatierra confirió sus planes a Miranda y
le rogó que escribiera un informe al virrey; el desesperado jesuita hizo otro: “Aunque,
por entonces [dice Xavier Alegre] no surtió efecto alguno, no dejó de servir mucho en
lo sucesivo19.

Salvatierra no dudó en aprovechar una coyuntura sanitaria para culminar su vocación


misionera con un chantaje genial. Cuenta Francisco Xavier Alegre:

A pocos meses de retirado a Tepotzotlán el P. Salvatierra, pasó por aquel colegio, el


P. Provincial Juan de Palacios. En los pocos días que allí se detuvo, le acometió un
furioso dolor de costado y tabardillo. Suplicando al P. Salvatierra le encomendase con
sus novicios a la Virgen, le respondió resueltamente que no tenía que esperar la salud,
mientras no le prometiese a la santísima Señora dar la licencia para la conversión de la
California. Replicó el P. Provincial que aquel negocio no dependía de sólo su arbitrio; que
debía atender el dictamen de la consulta; pero que, sin embargo, haría cuanto estuviese
de su parte para su feliz éxito. Bajó el P. Juan María con los hermanos novicios a la santa
casa de Loreto que allí había edificado su íntimo amigo y compañero Juan Bautista
Zappa; y hecha oración, subió la imagen al aposento del P. Provincial que luego comenzó
a mejorar y a poco tiempo se vio libre de riesgo. Volviendo a convalecer a México, llevó
consigo al P. Salvatierra para que propusiese, personalmente, a la consulta las razones en

18 que fundaba el buen éxito de sus designios. Hízolo el padre con toda la viveza y energía
F. X. Alegre, op. cit., pp. 124-125.
que le inspiraba su celo; sin embargo nada pudo conseguir de los padres consultores y
19
Idem. .
volvió a Tepotzotlán donde renovando con los novicios sus fervorosas oraciones, esperaba
20
F. X. Alegre, op. cit., pp. 125-126 alcanzar de Dios lo que tanto se le dificultaba de parte de los hombres”. 20

293
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Pero lo que en Tepotzotlán era obvio, en la curia del provincial —a pesar de la puerta que
dejara entreabierta el padre general en la citada carta de julio de 1695– no lo era tanto.
Salvatierra, desesperado, veía demonios por todas partes. Cuenta Venegas:

Volviose a su colegio de Tepotzotlán, y multiplicando los ruegos y oraciones descubrió a la


Gran Señora los esfuerzos que hacía el infierno para estorbar aquella conquista. Y por tres
días anduvo el padre como fuera de sí, todo azorado, erizado de los cabellos, demudado el
rostro, sudando y casi temblando de horror como quién veía cosas terribles y espantosas. Y
como un padre lo topase en la huerta del colegio y lo viese tan demudado le preguntó la causa
y si era algo tocante a la California; como hombre enajenado y con la voz turbada le respondió:
“Sí padre, está todo el infierno en arma, y todo el camino desde aquí a México, tupido de
demonios para impedir esta conquista; pero no vencerá sino que sin duda vencerá San
Francisco Xavier”. Entrando también en su aposento el hermano bedel del noviciado, antes de
escucharle palabra, le mandó que se asomase a la ventana y mirase hacia el camino que va para
México y entonces le dijo: “¿No ve hermano cuántos demonios hay desde aquí hasta el palacio
del Señor virrey? Y como el hermano respondiese que nada veía, le añadió el padre: Pues sepa
que parecen neblina y todos procuran embarazar el que yo pase a la California más espero en
la Señora que todo se conseguirá”.21

¿Como encajar en este texto a un hombre de gobierno: visitador, maestro de novicios,


provincial?, ¿a un exitoso misionero? ¿Se trata de rasgos parasicológicos? (Consta que los tuvo
en la premonición de la muerte de su amigo Juan Bautista Zappa) ¿O simplemente es una
forma literaria para expresar su desesperación?

¡Por fin las californias!

Afortunadamente, el discernimiento ignaciano llevó a todos a una solución que para


México significó ensanchar la patria: los consultores al fin vieron claro y el provincial
nombró maestro de novicios al enfermizo padre Sebastián de Estrada, quien reemplazaría
21
M. Venegas, op. cit., pp. 108-109. a Salvatierra como rector y maestro de novicios en Tepotzotlán. El virrey José Sarmiento

294
Salvatierra en Tepotzotlán

y Valladares también se movió rápido y el 67 de febrero de 1697 expidió una real


provisión, lo que permitió a los jesuitas retomar, a su propia costa, la misión de California
nombrando a los padres Kino y Salvatierra capitanes de mar y tierra con autoridad sobre
el presidio de soldados.

Sin perder un minuto, Salvatierra regresó a Tepotzotlán para despedirse de sus novicios y
dedicarse a lo urgente: juntar dinero para la misión. Para ello se asoció con el hondureño Juan
de Ugarte, a la sazón maestro de filosofía en el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo.

Determinó el P. Juan María salir por las calles y casas de la ciudad a pedir limosna […]. El
primer día salió con el mismo P. Juan de Ugarte y los demás, con un hermano coadjutor […].
En los primeros días […] no recogió más limosna que desprecios, llegando a tratar como loco al
venerable padre porque intentaba conseguir mendigando lo que a costa de muchos millares del
real erario no se había conseguido en muchos años […]. Y fue el caso que dos caballeros muy
ricos de México pero tenidos de todos por estrechos y apretados de mano, movidos de divino
impulso le ofrecieron mil pesos cada uno. Corrió luego la voz por la ciudad […]. Esto bastó para
que comenzasen otros muchos a concurrir con gruesas limosnas para lo mismo.22

Así nació el Fondo Piadoso de las Californias que el presbítero de Querétaro don Juan
Caballero y Osio y el marqués de Villapuente se encargarían de completar con generosidad.

No conviene alargar más la historia, sólo diré que Salvatierra, apenas liberado de Tepotzotlán,
acudió presuroso a los barrancos de Chínipas para despedirse de sus queridos tarahumaras;
se quedó esperando más de un mes en el Yaqui a Kino, quien nunca llegó porque, ante la
rebelión de los tarahumaras que amenazaba contagiar a los pimas, fue retenido en Sonora por
los superiores, quienes presionados por los militares decían que “el Padre valía más que un
presidio bien gobernado”23.

En síntesis, intenté no sólo dar vida, sino espíritu ignaciano a estos venerables muros, huerta
22
M. Venegas, op. cit., pp. 111-112
y hasta las nieblas del museo virreinal de Tepotzotlán. En el refectorio fuimos testigos de
23
F. Zambrano, op. cit., p. 331. escenas monacales que hoy nos hacen reír y desde su magnífico mirador hemos oteado los

295
296
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) Una vez que el padre Salvatierra horizontes que ensancharon la patria hasta las dos Californias. Puedo asegurar a mis lectores
obtuvo el permiso para partir a la misión de
que jesuitas contemporáneos dan fe de que el espíritu y la letra aquí descritos –los ejercicios
California, salió con el padre Juan de Ugarte por
las calles y casas de la ciudad de México a pedir de mes, los oficios humildes– y otros no descritos –como hospitales, peregrinaciones y
limosna para reunir los fondos suficientes para la
catecismos–, pero sobre todo la pasión por Cristo se vivió en los noviciados de San Cayetano
nueva fundación.
y Puente Grande. La vida jesuítica no sigue igual, en cuanto a las formas se refiere, porque los
tiempos cambian y hay un laudable esfuerzo para adaptarlos al espíritu. Debemos reconocer
que el fervor primitivo puede decaer o acrecentarse y que consecuentemente, en el correr de
la vida, pueden resultar jesuitas que sean unos la vergüenza y otros el orgullo de Ignacio de
Loyola, el primer maestro de novicios en la Estrada.

298
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Fuentes Consultadas

Bibliografía
Alegre, Francisco Javier, Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús de Nueva España,
nueva edición por Ernest J. Burrus, S.J. y Félix Zubillaga, S.J., Roma, Institutum Historicum
S.J., 1956-1960.

Congregación General XXXII, Decretos y documentos anejos, Razón y Fe, Madrid, 1975.

Iparraguirre, Ignacio, Obras completas de San Ignacio de Loyola, Madrid, Biblioteca de Autores
Cristianos, 1963.

Kino, Eusebio Francisco, Las misiones de Sonora y Arizona, México, Porrúa, 1989.

Mathes, Michael W. (ed.), Obras californianas del P. Miguel Venegas, La Paz, Universidad
Autónoma de Baja California Sur, 1979.

Ravier, André, Ignacio de Loyola funda la Compañía de Jesús, México, Buena Prensa, 1991.

Zambrano, Francisco y José Gutiérrez Casillas, Diccionario bio-bibliográfico de la Compañía de


Jesús en México, 16 vols, México, Jus/Tradición, 1961-1977.

300
H a c i e n d a s y o t r o s b i e n es
te m p o ra les d el e x c o leg i o
jes u i ta d e te p o t z o tl á n
María Elisa Velázquez Gutiérrez
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Introducción

(Página opuesta) Diversas fuentes documentales, ierras, haciendas, molinos y acueductos formaron parte de los bienes
como es el caso del Libro de Protocolo, dan a conocer
temporales que, para lograr sus propósitos religiosos y educativos, los jesuitas
la historia de las propiedades formadas por
tierras, agostaderos y haciendas que los jesuitas de de Tepotzotlán adquirieron y desarrollaron a lo largo de su estancia en la
Tepotzotlán adquirieron a lo largo de su estancia
Nueva España. Como otros colegios de la Compañía de Jesús en la época virreinal, el de
en este lugar.
Tepotzotlán se sostuvo y consolidó gracias a los rendimientos económicos de las empresas
productivas que los hijos de Loyola decidieron establecer en México pocos años después de su
arribo en 1572.

Diversas fuentes documentales del Archivo General de la Nación, el Libro de Protocolo del ex
colegio escrito en 16701 y los documentos del Archivo Nacional de Chile2, dan a conocer parte
1
El Libro de Protocolo del Colegio de la Compañía importante de la historia de las propiedades formadas por tierras, agostaderos3 y haciendas
de Jesús de Tepotzotlán fue escrito siendo rector y
que los jesuitas de Tepotzotlán fueron adquiriendo a lo largo del periodo virreinal. Varias
maestro de novicios el Padre Ambrosio de Adrade.
Como otros libros de protocolo de la época, tuvo haciendas aledañas a Tepotzotlán, unas restauradas y otras de cuya existencia sólo quedan
la función de llevar un registro interno de asuntos
vestigios, así como el imponente acueducto de los Arcos del Sitio, también dan testimonio de
relacionados con el Colegio, en particular de la
adquisición de propiedades. Hoy se alberga en las actividades económicas que los jesuitas llevaron a cabo en esta región hasta su expulsión
el Archivo Histórico del Instituto Nacional de
en 1767.
Antropología e Historia, ubicado en la Biblioteca
del Museo Nacional de Antropología e Historia.

2 Durante su estancia en la Nueva España, los hijos de Loyola construyeron 27 colegios


Estos documentos guardan valiosa información
sobre el Colegio de Tepotzotlán y fueron que se convirtieron en complejos económicos. Cada uno de ellos funcionaba de manera
generosamente dados a conocer por Alma
independiente y tenía que sostenerse con sus propios recursos. Los colegios, además de
Montero. Gracias a ello, logré enriquecer la
investigación que sobre este tema realicé hace cumplir con sus objetivos religiosos y educativos, eran los núcleos donde se recibía y manejaba
12 años.
el dinero y donde se distribuía el capital para el campo, los centros urbanos o el crédito. Para
3
Sitios o tierras en donde pastaba el ganado. mediados del siglo XVIII, la Compañía de Jesús se había convertido en la institución religiosa

304
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) El molino que se ubica junto económicamente más poderosa de la Nueva España. Según datos de especialistas, al momento
a la huerta del ex colegio debió pertenecer a la
de su expulsión, contaban con un total de 125 unidades productivas que incluían latifundios,
hacienda de Xuchimangas y fue valuado, en 1775,
en tres mil pesos. haciendas y ranchos ganaderos, cerealeros, pulqueros y mixtos, así como diversas empresas
productivas como obrajes, ingenios y trapiches4.

El primer grupo de haciendas creado por los jesuitas en la región central de México fue el
de Santa Lucía, iniciado desde 1576. Este latifundio ganadero fue una de las propiedades
más extensas de la orden y sostén del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo en la
ciudad de México. Para mediados del siglo XVII, la agrupación de haciendas que le seguía
en importancia era la que abastecía al Colegio y Noviciado de San Francisco Javier de
Tepotzotlán. La cabecera era la hacienda de Xalpa, situada a unos kilómetros del pueblo, con
varios agostaderos, ranchos y tierras, conocidos como anexos. Formaban también parte de
las propiedades del Colegio otras haciendas, ranchos y tierras que junto con las anteriores,
según los avalúos de 1775, tenían un valor de 709 691 pesos5. Es importante hacer notar que
las propiedades del Colegio de Tepotzotlán no se limitaron sólo a regiones cercanas, también
adquirieron tierras en Colima, Zacatecas, Iguala y el valle de Toluca. La existencia de estas
lejanas posesiones se debía a veces al azar de las donaciones o a oportunidades de compra,
pero también podían ser agostaderos o pastos de invierno, como en Colima, utilizados para los
grandes rebaños de ovejas, en cuya cría se habían especializado varios colegios, entre ellos, el
de San Francisco Javier.

4
Hermes Tovar Pinzón, “Elementos constitutivos
El Colegio de Tepotzotlán fue ampliado y sostenido, además de las importantes donaciones
de la empresa agraria jesuita en la segunda mitad
del siglo XVIII en México” en Enrique Florescano de sus mecenas, gracias a los rendimientos de estas haciendas y empresas productivas.
(coord.), Haciendas, latifundios y plantaciones en
Las distintas etapas de construcción del edificio, las valiosas obras artísticas que
América Latina, México, Siglo XXI, 1975, p. 139.
alberga, los restos de las haciendas y los arcos del extraordinario acueducto, que todavía
5
Los datos sobre muchas de estas haciendas
pueden apreciarse, reflejan, entre otras cosas, la estabilidad y prosperidad económica
fueron conocidos por primera vez por Tovar
Pinzón, quien posiblemente tuvo la oportunidad que alcanzaron las inversiones jesuitas en Tepotzotlán. Esta historia comenzó en 1580,
de revisar los documentos del Archivo de Chile.
cuando arribaron a esta región para fundar los tres colegios que le darían fama a este
Sin embargo, en varias ocasiones sus cifras son
distintas de las que se encuentran en los avalúos recinto: el Colegio de Lenguas Indígenas para los jesuitas, el Colegio de San Martín para la
de 1775. La cifra total de valor de las haciendas se
enseñanza de los niños indígenas y el Colegio de San Francisco Javier, cuyo propósito fue
calculó con la información de los avalúos de 1775,
ANCh, Jesuitas, planos, libros 207 y 208. la formación de novicios.

306
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Primeras casas, tierras y haciendas

(Página opuesta) En 1595 los jesuitas compraron Durante sus primeros años en Tepotzotlán, para su residencia y la fundación del Colegio de
la hacienda de Xalpa que se convertiría en una
Lenguas para niños indígenas, los jesuitas recibieron en 1582, por donación de los principales
de las principales unidades de producción del
Colegio. Estaba dedicaba a la cría de ganado, del pueblo y a través del cacique y gobernador Martín Maldonado, “un sitio de casas y
al cultivo de maíz y frijol y era una importante
huerta”6. Unos años después, en 1591, también por donación de los indígenas de Tepotzotlán
productora de pulque.
y de San Mateo, el Colegio recibió un “herido de molino”7 y un estanque de agua, que después
fue cambiado a los naturales por un pedazo de tierra ubicado en el valle de Tepotzotlán, al
sur de la iglesia, como lo señala el Libro de Protocolo: “junto a un cerrillo en el que estuvo una
Ermita de San Ignacio”8.

La distribución de los recursos naturales durante la época virreinal, en especial del agua,
era fundamental para el riego de los cultivos, pero además como fuerza hidráulica para
accionar los molinos. Ello explica la importancia que adquirió el “herido de molino”
que los jesuitas recibieron y las obras de reparación que según las fuentes documentales
realizaron en la acequia antigua que llevaba el vital líquido hacia los molinos, dando
como señalan en los documentos “todo lo necesario de materiales, herramienta y
comida, haciendo a su cuenta las alcantarillas y reparando los daños de ella con topiles
que para esto tenía asalariados”9. Este molino, al parecer perteneciente a la hacienda
de Xuchimangas, fue valuado también en el año 1775 por el comisionado José Martín
Ortiz en tres mil pesos10. Sus restos, muy posiblemente son los que hoy en día pueden
apreciarse junto a la huerta del ex Colegio, en 1998 adquiridos por el Museo Nacional del
Virreinato del INAH para su restauración y conservación.
6
Libro de Protocolo del Colegio de la Compañía de
Jesús, escrito siendo rector y maestro de novicios el
Padre Ambrosio de Adrade, 1670, Archivo Histórico Pocos años después, en 1595, los jesuitas compraron una hacienda que se convertiría en una
del INAH, f. 1.
de las principales unidades de producción del colegio: la hacienda de Xalpa, situada en el hoy
7
Herido significaba potencia de agua. municipio de Huehuetoca, distrito de Cuautitlán, Estado de México. Los sitios de estancia
8 para ganado y las caballerías de la hacienda de Xalpa fueron creciendo a lo largo de los siglos
Libro de Protocolo…, f.20.
XVII y XVIII. Sujetas a esta hacienda principal, para mediados del siglo XVIII, estaban las
9
Ibidem, f.16
fincas de Temoaya, Casablanca y Xuchimangas, así como El Panal, Xilotzingo, la Concepción y
10
ANCh, op. cit., 208. otros ranchos dependientes de cada una de ellas.

308
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Para darse una idea de la importancia que adquirió esta hacienda,


basta mencionar que para el momento de la expulsión de los
jesuitas y según los inventarios y avalúos realizados en 1775, esta
propiedad abarcaba una extensión aproximada de 14 770 hectáreas
y su valor era de 162 653 pesos, 6 reales y 6 granos, sin considerar
el costo de la merced del agua, los arcos y los sembrados y semillas
existentes, como lo menciona José Martín Ortiz, agrimensor,
maestro de arquitectura y comisionado para los avalúos por la
Real Junta Municipal de Temporalidades11. Se dedicaba a la cría de
ganado y era una de las haciendas con mayor número de mulas y
caballos de las fincas jesuitas en la Nueva España, tan importante
para el transporte en aquella época. Además contaba con cultivos
El casco de la hacienda de Xalpa abarcaba ocho de maíz y frijol, era una importante productora de pulque, como
mil metros cuadrados de superficie y 24 bóvedas
otras haciendas de maguey famosas de la región, algunas también
que albergaban distintas estancias. Hoy en día se
conservan la casa principal, la troje, la sacristía y propiedad del Colegio de Tepotzotlán.
la capilla.

El casco de la hacienda de Xalpa abarcaba ocho mil metros cuadrados


de superficie y 24 bóvedas que albergaban el zaguán, los corredores,
las recámaras, la sacristía, la capilla, la cocina y el almacén, entre otros
espacios. De esta construcción, hoy en día pueden apreciarse la casa
principal, la troje, la sacristía y la capilla con magníficos retablos
de los siglos XVII y XVIII, conformados con pinturas e imágenes
talladas de la época.

La fundación del Seminario y


Noviciado de San Francisco Javier
y las nuevas inversiones

En 1604, gracias a la donación testamentaria de Pedro Ruiz de


11
Ibidem, 208. Ahumada —opulento mercader de México y elector del Consulado

310
Haciendas y otros bienes temporales del ex colegio jesuita de Tepotzotlán

en 1594— el Colegio de Tepotzotlán fundó el Seminario y Noviciado de San Francisco Javier


e invirtió en la compra de otras tierras y haciendas. De estas inversiones lograría importantes
ganancias que, entre otras cosas, permitieron la ampliación del colegio y la adquisición de
nuevos ranchos y haciendas.

La donación constaba de 34 mil pesos, de los cuales 6 mil fueron invertidos en la iglesia y
los 28 restantes en la adquisición de tierras o haciendas para el sostén del Colegio, según lo
atestigua el Libro de Protocolo:

que el Padre Ildefonso de Casto, que entonces era Provincial, o quien después lo sucediese,
diese la orden que los veinte y ocho mil de ellos se impusiesen a censo sobre posesiones
abonadas o se comprasen casas, u otras haciendas con que pudiese rentar dos mil
pesos de oro común, más o menos, como alcanzase todo para el sustento de la casa,
Religiosos y Novicios. Y los seis mil pesos restantes para el edificio, e iglesia que
se hubiese de hacer. 12

Muy probablemente, la donación que correspondía a la adquisición de


bienes fue destinada para la hacienda de Santa Inés, ya que en 1608
los jesuitas compraron a Pedro Hernández de Alfaro y Mencia
Muñoz esta propiedad, situada en el hoy municipio de Tultepec
por 45 937 pesos, de los cuales pagaron al contado 28 mil y
el resto a plazos. Santa Inés contaba con 35 mil ovejas y
tierras dedicadas a varios cultivos que también fueron
creciendo a lo largo de los siguientes dos siglos,
hasta alcanzar una extensión de 5 264 hectáreas13.
Más tarde, en 1629, el Colegio adquirió otra
hacienda, que compró a la Casa Profesa
12
Libro de Protocolo…, f.2
de la ciudad de México en el municipio
13
ANCh, 207. de Tepotzotlán, llamada el Astillero,

14
que contaba con un “batán”14, un
Máquina formada por mazos de madera para
hacer paños. “herido de molino” y un obraje.

311
Haciendas y otros bienes temporales del ex colegio jesuita de Tepotzotlán

(Página opuesta) En 1639, el Colegio compró la Aunque el Colegio de Tepotzotlán poseía algunas tierras que quizá formaban parte de la
hacienda de Xuchimangas que se ubicaba en el
hacienda de Xuchimangas —donadas desde finales del siglo XVI por las comunidades
pueblo de Tepotzotlán, donde construyó una casa
de campo para la recreación de los novicios. indígenas del pueblo— en 1639, y por la deuda que no lograron liquidar los naturales, el
Colegio compró la hacienda de Xuchimangas por 539 pesos y 5 reales15. Esta hacienda,
que para mediados del siglo XVIII abarcaba 1 480 hectáreas16, se ubicaba en el pueblo de
Tepotzotlán, frente a la iglesia, y según atestiguan fuentes documentales, en ella se construyó
una casa de campo que se utilizaba para la recreación de los novicios17.

A lo largo de este periodo, los jesuitas invirtieron además en otras tierras con recursos
naturales rentables. Así lo atestigua, en 1656, la compra a Bernardino de la Torre de un
astillero y carbonera llamada las Cuevas de Aranda por 260 pesos18. De estas propiedades,
el Colegio extraía leña y carbón que vendía a varias regiones, pero en especial a la ciudad de
México, y al parecer en estas tierras se construyó, en el siglo XVIII, el casco del rancho de
Bocanegra, anexo a la hacienda de Xalpa, de la cual todavía quedan vestigios en los que puede
apreciarse el monograma jesuita. Otras propiedades adquiridas durante la segunda mitad del
siglo XVI fueron la hacienda de Tescatepeque y Santa Catalina, compradas en 1664 a María
de Miranda por 4 500 pesos, formadas por 14 sitios de estancia y 27 caballerías19. Ubicadas en
la jurisdicción del pueblo de Tetepango, estas tierras lindaban con la hacienda de Santa Lucía,
perteneciente, como se ha señalado, al Colegio de San Pedro y San Pablo. Muy probablemente,
estas tierras se convirtieron, junto con otras adquiridas posteriormente, en la gran hacienda
de San Lorenzo Temoaya, ubicada en el hoy estado de Hidalgo, que para mediados del siglo
XVIII contaba con una extensión de 14 077 hectáreas20.

15
Libro de Protocolo…, f.19.
La construcción de las haciendas solía realizarse en varias etapas. Muchas de ellas eran
16
ANCh, 208. compradas a “medio hacer” y con el tiempo se llevaban a cabo las obras y ampliaciones
17 necesarias, de acuerdo con los resultados y requerimientos de la producción. Las haciendas del
AGN, Archivo Histórico de Hacienda,
Temporalidades, Leg. 329-6, f. 664. Colegio de Tepotzotlán variaron en tamaños y edificios de construcción. Gracias a los avalúos
18 de los archivos de Chile, sabemos que casi todas estaban formadas por la vivienda principal,
Libro de Protocolo…, f. 26.
que según la superficie, solía albergar: sala, recamara, zaguán, cocina, refectorio, despensa,
19
Ibidem, f.26.
corredor, capilla, sacristía y torre con campanas. Casi todas las haciendas tenían viviendas
20
ANCh, 207. para el mayordomo y gran parte para los trabajadores, sirvientes y esclavos. También tenían

313
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

patio de servicios, corrales, caballerías, pozos, trojes o graneros, eras21, bodegas y zahúrdas22.
En el caso de haciendas pulqueras solía encontrarse el tinacal y la rampa o andén en donde
se cargaban las carretas y los vagones con barriles de pulque. Haciendas del Colegio como
Portales, la Concepción, Temoaya y Casablanca contaban con cementerios, como lo indicaban
las recomendaciones de los jesuitas23.

Asimismo, a lo largo del siglo XVII, por donación o compra, adquirieron otras haciendas y
Hacia mediados del siglo XVIII, los jesuitas tierras lejanas a la región, entre ellas agostaderos en Colima, que formarían quizá más tarde
adquirieron la hacienda de la Concepción, según
las haciendas de San Ignacio y Colima24, así como otras tierras en Iguala, Zacatecas y el valle
lo atestigua un monograma todavía visible. La
reciente restauración por parte de los propietarios de Toluca. Algunas de estas tierras fueron vendidas posteriormente, pero otras siguieron
actuales ha logrado conservar algunos elementos
formando parte de las propiedades del Colegio.
originales.

El desarrollo de las grandes haciendas y el


auge del Colegio de Tepotzotlán

Durante la primera mitad del siglo XVIII, las inversiones de los jesuitas de Tepotzotlán
tuvieron su mayor auge. Las haciendas y tierras que los hijos de Loyola habían adquirido
crecieron en extensión de tierras, en espacios de construcción y en productividad, pero además
nuevas haciendas fueron compradas cerca de la región y en jurisdicciones más alejadas. A lo
largo de este periodo, según lo atestiguan las fuentes documentales, los jesuitas realizaron
21 intercambios comerciales de tierras para la compra de otras más redituables y algunas se
Superficie circular, generalmente pavimentada
con piedra, donde se cernían los cereales y se especializaron en el cultivo de ciertos productos, como el maguey. La productividad que
desgranaban o asoleaban las semillas.
alcanzaron las haciendas de la zona logró que aumentara la capacidad económica en el control
22
Pocilga o tugurio. de los mercados de la región.
23
Instrucciones a los hermanos jesuitas
administradores de haciendas, Francois Chevalier Prueba de los logros económicos en esta época fue el auge cultural del colegio y las
(pról.), México, UNAM, 1950.
importantes obras de remodelación artística y de ampliación arquitectónica de algunos de
24
AGN, fondo Real Hacienda, serie sus espacios. En la iglesia de San Francisco Javier, por ejemplo, a mediados del siglo XVIII
Temporalidades, Documento sobre las
y bajo el rectorado del padre Reales, se realizaron obras para revestir su interior con 10
propiedades incautadas a los jesuitas, 1773,
Indiferente, s/c. retablos dorados de acuerdo con los nuevos cánones artísticos; en 1760 se inició también la

314
Haciendas y otros bienes temporales del ex colegio jesuita de Tepotzotlán

construcción de la actual fachada, que se terminó con la torre campanario dos años más tarde.
De este periodo data, asimismo, el trazo y barda del atrio de los Olivos. Otros espacios como el
refectorio, la cava y el frigorífico, en torno al patio de la cocina, se llevaron a cabo también en
este tiempo, según consta en una inscripción con el año de 1740. Algunas de las haciendas que
los jesuitas compraron en la primera mitad de siglo XVIII, como la de San Lorenzo Temoaya
y Portales, también estrenaron en sus capillas retablos en 1756, año en el que se inauguraron
seis retablos del crucero de la iglesia de San Francisco Javier en Tepotzotlán.

Desde finales del siglo XVII, pero fundamentalmente en la primera mitad del XVIII,
el Colegio aumentó significativamente sus propiedades con la compra en 1695 de la ya
mencionada hacienda de San Lorenzo Temoaya, ubicada en los límites del distrito de
Tula, estado de Hidalgo, a 7 kilómetros de Tetepango. Entre 1731 y 1732, adquirió
también la hacienda de Portales en el hoy municipio de Cuautitlán, situada cerca de
las tierras de Santa Inés, cuya extensión llegó a abarcar 1 56125. Probablemente,
hacia mediados del siglo XVIII, según lo atestigua un monograma jesuita
todavía visible, el Colegio adquirió la hacienda de la Concepción, en el hoy
municipio de Tepotzotlán, que tuvo una extensión de 6 429 hectáreas26.
La restauración de esta hacienda —llevada a cabo gracias a sus
actuales propietarios— ha logrado que la vivienda central y la
capilla con un retablo del siglo XVIII, todavía conserven trazos
arquitectónicos y elementos originales de la época virreinal.

Al parecer, también hacia mediados del siglo XVIII, los


jesuitas adquirieron, entre otras tierras, el rancho
de Xilozingo o Xilotzingo y la hacienda de
Casablanca, dedicada principalmente al cultivo
de maguey, con una extensión de 4 150
25 hectáreas27. Los vestigios de esta última
ANCh, 207.
hacienda, situada en el hoy municipio
26
Ibidem, 208.
de Hueypoxtla, atestiguan la
27
Ibidem, 207. importancia de las empresas

315
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

jesuitas: grandes paredes que albergaron trojes y bardas que rodeaban el casco, así como otros
restos arquitectónicos, demuestran que fue una de las más productivas de la región.

Algunas tierras y haciendas de otras jurisdicciones siguieron formando parte de las


propiedades del Colegio, como las de la provincia de Colima. Sin embargo, otras fueron
compradas en esta época, entre ellas la Prieta, la Nueva28 y la gran propiedad de La Gavia29,
situada en Metepec, Estado de México y dedicada fundamentalmente al ganado, con una
extensión, según los avalúos de 1775, de 4 364 hectáreas, y un precio de 181 440 pesos30; ésta
y la de Temoaya fueron las haciendas más valiosas del Colegio de Tepotzotlán.

La mayoría de las haciendas de los jesuitas estuvieron dedicadas a la producción intensiva


o extensiva de la agricultura, fundamentalmente de maíz, trigo y frijol. Sin embargo, como
se ha señalado, también se dedicaron de manera importante a la ganadería y explotación
de recursos naturales. Al lado de sus actividades principales, varias haciendas se ocupaban
de la elaboración de materias primas: procesaban trigo, curtían cueros y elaboraban lana
en obrajes; para el siglo XVIII, y a pesar de las polémicas sobre su participación en la
producción de pulque, algunas de ellas se convirtieron en los centros más importantes de
elaboración de esta bebida. Los jesuitas comenzaron arrendando los campos magueyeros
de sus haciendas, pero posteriormente se ocuparon del cultivo de maguey y de la extracción
del pulque31. Su producción satisfacía mercados locales y regionales, y varias haciendas; al
encontrarse en regiones aledañas al Camino Real lograban vender, colocar o trasladar sus
productos más fácilmente.

28
AGN, op. cit.
Como bien se sabe, para el manejo de sus empresas, los jesuitas utilizaron una estricta
29
Libro de Protocolo…, f. 65 organización. El documento sobre las Instrucciones a los hermanos jesuitas administradores
30 de haciendas del siglo XVIII32 da testimonio de las normas y recomendaciones que los hijos
ANCh, 208.
de Loyola establecieron para la contabilidad de sus haciendas, las tareas y deberes de los
31
Arturo Soberón y Miguel A. Vázquez, “Las
administradores y el trato a trabajadores y esclavos. Los trabajadores tenían distintas
pulquerías en la ciudad de México” en Boletín del
Museo Nacional del Virreinato, Tepotzotlán, Estado categorías dentro de la hacienda y en los obrajes, molinos, instalaciones de trasquila,
de México, INAH, no. 10, 1988.
almacenamiento de cosechas, compra y venta de productos, así como, en las labores del
32
Instrucciones..., op. cit. campo. Generalmente, y en orden jerárquico, después del administrador se encontraban los

316
Haciendas y otros bienes temporales del ex colegio jesuita de Tepotzotlán

mayordomos, encargados de supervisar el trabajo de los sirvientes y de apoyar las tareas de


los administradores. Más abajo estaban los jefes de cuadrillas, los sirvientes y caporales, en
su mayoría mestizos, y finalmente indígenas que laboraban como gañanes (trabajadores del
campo que residían en la hacienda) o peones (trabajadores temporales en las tareas de campo)
y los esclavos de origen africano. Es interesante hacer notar que la hacienda de Temoaya,
según los avalúos de 1775, contaba con varios esclavos. Por el monto de su valor, 680 pesos,
posiblemente fueron alrededor de 10, quizá dedicados al manejo del ganado. Los jesuitas
ocuparon en muchas de sus haciendas, en especial en las cañeras, esclavos que, como lo han
demostrado varias investigaciones, fueron muy importantes en la vida económica, social y
cultural de México durante el periodo virreinal33.

Los rendimientos de las inversiones jesuitas a lo largo de esta época también pueden
apreciarse en las ambiciosas obras hidráulicas que llevaron a cabo hacia mediados del
siglo XVIII, cuando se inició la construcción del monumental acueducto de los Arcos del
Sitio, ubicado a 22 kilómetros del ex Colegio, hoy Museo Nacional del Virreinato, rumbo
a Villa del Carbón en el Estado de México, cuyo propósito era satisfacer la demanda de
agua para las tierras ubicadas en las zonas altas del hoy municipio de Tepotzotlán hasta
la hacienda de Xalpa.

Haciendas del Colegio de Tepotzotlán según los avalúos de 1775


Principales Valor peso
Hacienda Superficie Ubicación
actividades oro común

Caballerías Hectáreas

Ganado mayor y
Municipio de
menor, cultivos 162 653 pesos
Huehuetoca,
Xalpa 343 ½ 14 698.36 y maguey, 6 reales
Cuautitlán, Estado de
caballada y 6 granos
México
mulada

Ganado mayor y 30 711 pesos


Concepción 150 ¼ 6 429.19 Municipio de Tepotzotlán
menor, cultivos 1 real
33
Véase, entre otros muchos, María Elisa
Velásquez y Ethel Correa (coords.), Poblaciones y
34 ½ Pastizales y 8 101 pesos
culturas de origen africano en México, México, no. 1. Xuchimangas 1 476.25 Pueblo de Tepotzotlán
cultivos 4 reales
INAH, 2005.

317
Principales Valor peso
Hacienda Superficie Ubicación
actividades oro común

Caballerías Hectáreas

Ganado mayor,
agostadero de 181 440 pesos
La Gavia 102 4 364.58 Metepec, valle de Toluca
ovejas, ranchos 7 reales
cerealeros anexos

8 sitios y Ganado mayor y 52 180 pesos


Portales 36 ½ 1 561.83 Municipio de Cuautitlán menor, ranchos 2 reales
caballerías cerealeros anexos 3/3 granos

Ovejas y cultivos 18 718 pesos


Santa Inés 123 5 263.19 Municipio de Tultepec
de cereales 7 ½ reales

Ganado mayor
329 Pueblo de Tetepango, y menor, 18 718 pesos
Temoaya 14 077.91
estado de Hidalgo magueyales y 7 ½ reales
pastizales

199 ½ Pastizales, 31 954 pesos


Xilozingo 8 536.60 Municipio de Hueypoxtla
magueyales 6 reales

36
El Panal 1 540.44 Magueyales 25 760 pesos

Ganado mayor
y menor, 98 286 pesos
Casa Blanca 97 4 150.63 Municipio de Hueypoxtla
magueyales, 3 reales
pastizales

Fuente: Datos tomados del avalúo realizado por José Martín Ortiz, agrimensor titulado por la Real Audiencia de

México, maestro de arquitectura y comisionado por la Real Junta Municipal de Temporalidades, ANCh, 207 y 208.

Los Arcos del Sitio

Hacia finales del siglo XVII o principios del XVIII, los jesuitas de Tepotzotlán comenzaron a
idear un ambicioso proyecto hidráulico para abastecer la demanda de agua de gran parte de
sus haciendas y tierras aledañas al Colegio, que incluía la construcción del acueducto de los
Arcos del Sitio.

318
Haciendas y otros bienes temporales del ex colegio jesuita de Tepotzotlán

Los arcos del sitio era un ambicioso proyecto


que los jesuitas idearon para desviar las aguas
del Río de Oro hacia el valle de México rumbo a
la hacienda de Xalpa. Esta obra hidráulica debía
salvar una honda barranca que forman las lomas
del Huisache y el Mirasol.

En 1706 les fue otorgada, por disposición del virrey, una merced de agua del Río de Oro,
cuya toma alcanzaba los 208 litros de agua por segundo, por la que pagaron 300 pesos de oro
común. El proyecto consistía en desviar las aguas del Río de Oro hacia el valle de México,
rumbo a la hacienda de Xalpa. Con ello se pretendía alimentar potreros y depósitos en
distintos ranchos y represas; el recorrido se proponía trasladar el vital líquido, aprovechando
el desnivel topográfico descendente, a lo largo de 10 leguas (55 kilómetros aproximadamente)
a través de atarjeas o canales. Además de abastecer las tierras aledañas, el objetivo final era
que el agua arribara para su depósito hasta la hacienda de Xalpa.

A casi 45 kilómetros de la toma de agua y llegando a donde limitaban la hacienda del Sitio y
la Concepción, la atarjea tenía que salvar una honda barranca que forman, todavía hoy en día,
las lomas del Huisache y el Mirasol, librando un pequeño río llamado del Sitio. Este obstáculo
se evadió gracias a la construcción de un enorme acueducto de cal y canto llevado a cabo
en 1764, tal y como lo relata José Martín Ortiz, comisionado por la Real Junta Municipal de
Temporalidades en 1775, hizo observaciones sobre la toma de agua perteneciente a la hacienda

319
En 1775, José Martín Ortiz, agrimensor titulado de Xalpa y las características del acueducto: “Tiene asimismo esta
por la Real Audiencia de México, maestro de
hacienda una magnífica saca de agua, en al cual a las treinta y mil
arquitectura y comisionado por la Real Junta de
Temporalidades, efectuó el avalúo de las haciendas y cien varas de su toma se halla por acabar una famosa arquería,
del Colegio de Tepotzotlán.
como se deja ver de su respectivo mapa que está inserto con los
autos de valúos, la que según ascendió su costo a sesenta y tantos
mil pesos”34.

En sus notas para el avalúo, el también maestro de arquitectura


señala que faltan por finalizar 12 arcos y hace hincapié en que ya está
hecha la zanja para la conducción del agua y que estaba planeada la
construcción de un molino, por lo que el precio de las tierras tendría
más valor que el calculado hasta ese momento:

dichos arcos para finalizarlos es necesario cerrar doce que faltan.


Desde estos a la hacienda se regulan veinte y cinco mil varas y
entre estas y los arcos se hallan dos socavones el uno de trescientas
cincuenta varas en tepetate, y el otro con ochocientas varas de largo
en piedra muy dura para que por ellos salga el agua después que
pase de los expresados arcos, y en el desemboque del último socavón
relacionado proyectaban poner un molino por tener aquel paraje todas
las comodidades que para ello se requieren, y son necesarias. Y se
advierte que las treinta mil y cien varas antes dichas, que hay desde la
toma a los arcos ya está en ellas fabricada su correspondiente zanja, y
se hallan en ella varios refuerzos de mampostería; considerándose para
la finalización de tan insigne obra la costa de cuarenta mil pesos con la
que se da nuevo valor a las caballerías de temporal y llano, ascendiente
este al de dos mil pesos cada una, y no a el que están apreciadas en sus
respectivas casillas. 35

34
ANCh, 208.
Como puede apreciarse, la obra hidráulica estaba prácticamente
35
Idem. terminada, un porcentaje importante de canales y túneles se habían
Haciendas y otros bienes temporales del ex colegio jesuita de Tepotzotlán

realizado en el trayecto que va de los Arcos del Sitio a la hacienda de Xalpa. De los metros
planeados por construir se habían concluido 693 y sólo restaban 50 metros para finalizar
la obra de túneles proyectada inicialmente. Asimismo, los arcos del acueducto estaban casi
completos y sólo restaba la construcción de otros 17 en varios puntos intermedios36. No
obstante, el proyecto hidráulico iniciado por el Colegio de Tepotzotlán no puede ser apreciado
y utilizado en su totalidad por los jesuitas de aquella época.

La expulsión de los jesuitas y la venta de los


bienes del Colegio de Tepotzotlán

Con la expulsión de la orden en 1767, la gran cantidad de haciendas y propiedades urbanas


que poseían los jesuitas de la Nueva España pasaron a poder de la Corona a través de la
Depositaría General de Bienes Confiscados, llamada después Junta de Temporalidades.
Posteriormente se crearon juntas locales y municipales que, entre otras cosas, tuvieron la
función de realizar inventarios y avalúos para preparar la venta de los bienes confiscados37,
gracias a los cuales contamos con información para documentar la historia de los jesuitas.
La venta de las haciendas no fue tan fácil como lo suponía la Corona. La falta de dinero
circulante y la resistencia de varios grupos de la sociedad a comprar las haciendas y bienes de
los jesuitas, por considerar el acto de expulsión como injusto y provocador, hizo que con el
tiempo el valor de las haciendas disminuyera considerablemente38.

36
Manuel Romero de Terreros, Antiguas haciendas En 1776, es decir un año después de los avalúos encontrados en el Archivo Nacional de
de México, México, Ed. Patria, 1956, p. 122.
Chile, el primer conde de Regla, Pedro Romero de Terreros, compró las fincas del Colegio
37
Arturo Soberanes, “Un asunto muy terrenal: Máximo de San Pedro y San Pablo y las del Colegio y Noviciado de Tepotzotlán, formando
las propiedades de los jesuitas durante la
Colonia” en Boletín del Museo Nacional de Virreinato,
el Mayorazgo anexo al Marquesado de San Cristóbal. Antes de la muerte del tercer conde
Tepotzotlán, Estado de México, INAH, no. 3, de Regla, en 1846, su hijo Manuel Romero de Terreros y de Villar tomó posesión de la
octubre, 1987, p. 10.
hacienda de Xalpa, la que conservó su descendencia hasta los primeros años del siglo
38
Ursula Ewald, Estudios sobre la hacienda colonial XX, cuando Guillermo de Landa y Escandón la adquirió. Otras haciendas que habían
en México. Las propiedades rurales del Colegio del
Espíritu Santo en Puebla, Wiesbaden, Franz Steiner,
pertenecido al Colegio de Tepotzotlán y más tarde a la familia de los condes de Regla, fueron
Verlag, 1976, pp. 160 y 161. paulatinamente compradas por otros particulares o distribuidas para formar parte de ejidos

321
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

después de la época revolucionaria, etapa en la cual muchos cascos de haciendas fueron


abandonados u ocupados como cuartel.

Actualmente pueden apreciarse vestigios de construcciones de haciendas, muchos de ellos corren


el riesgo de perderse, pero otras, como la hacienda de Xalpa y la Concepción, han sido rehabilitadas
y conservadas por sus propietarios. Todas ellas, junto con el ex Colegio de Tepotzotlán, custodiado
y conservado por el Museo Nacional del Virreinato, fueron testigos de los procesos económicos y
artísticos que llevaron a cabo los jesuitas de Tepotzotlán en la Nueva España.

322
Fuentes consultadas

Archivos
Archivo Histórico del INAH, Libro de Protocolo del Colegio de la Compañía de Jesús, escrito
siendo rector y maestro de novicios el Padre Ambrosio de Adrade, 1670.

Archivo General de la Nación (AGN), Archivo Histórico de Hacienda y Fondo Real,


Temporalidades.

Archivo Nacional de Chile (ANCh), Jesuitas.

Bibliografía
Chevalier, Francois, La formación de los latifundios en México, México, FCE, 1976.

_________________ (pról.), Instrucciones a los hermanos jesuitas administradores de haciendas,


México, UNAM, 1950.

Ewald, Ursula, Estudios sobre la hacienda colonial en México. Las propiedades rurales del Colegio
del Espíritu Santo en Puebla, Wiesbaden, Franz Steiner, Verlag, 1976.

Konrad, Herman, Una hacienda de México colonial: Santa Lucía 1576-1767, México, FCE, 1986.

Riley, James Denson, Hacendados jesuitas en México, México, FCE, 1976.

Romero de Terreros, Manuel, Antiguas haciendas de México, México, Ed. Patria, 1956.

_________________ Los acueductos de México en la Historia y el Arte. México, UNAM, 1949.

Tovar Pinzón, Hermes, “Elementos constitutivos de la empresa agraria jesuita en la segunda


mitad del siglo XVIII en México” en Enrique Florescano (coord.), Haciendas, latifundios y
plantaciones en América Latina, México, Siglo XXI, 1975.

323
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Velázquez Gutiérrez, María Elisa y Ethel Correa (coords.), Poblaciones y culturas de origen
africano en México, Serie Africanías, México, no. 1. INAH, 2005.

Hemerografía
Soberanes, Arturo, “Un asunto muy terrenal: las propiedades de los jesuitas durante la
Colonia”, en Boletín del Museo Nacional de Virreinato, Tepotzotlán, Estado de México, INAH,
no. 3, octubre, 1987.

Soberón, Arturo y Miguel A. Vázquez, “Las pulquerías en la ciudad de México”, en Boletín del
Museo Nacional del Virreinato, Tepotzotlán, Estado de México, INAH, no. 10, 1988.

Velázquez Gutiérrez, María Elisa, “Los bienes temporales del colegio jesuita de Tepotzotlán” en
Boletín del Museo Nacional del Virreinato, nueva época, Tepotzotlán, Estado de México, INAH,
no. 20, 1996.

________________ y Héctor Velázquez, “Los Arcos del Sitio en Tepotzotlán: historia de un


acueducto jesuita en la Nueva España” en Boletín del Museo Nacional del Virreinato, nueva
época, Tepotzotlán, Estado de México, INAH, no. 26, 1996.

324
A r q u i tect u ra jes u i ta pa ra
la formación: noviciado
y j u n i o ra d o e n el c o leg i o
d e T e p o t z o tl á n
Mónica Martí Cotarelo
Arquitectura jesuita para la formación: noviciado y juniorado en el Colegio de Tepotzotlán

(Página opuesta) El ingreso al Colegio de a importancia artística del templo jesuita de San Francisco Javier,
Tepotzotlán se realiza a través de una sobria
en Tepotzotlán, ha provocado que un mayor número de historiadores se
portada de cantera localizada en el ángulo sureste
del atrio de los olivos. En el dintel de esta puerta se dediquen a su estudio y dejen de lado un análisis más integral de la estructura arquitectónica
ubica el lema de la Compañía de Jesús.
de la que forma parte, lo cual genera un vacío en el estudio de esta manifestación artística
producida por la Compañía de Jesús a lo largo del virreinato en nuestro país, pues sus
moradores —como el resto de los jesuitas que habitaron a nivel mundial residencias y colegios
dependientes de esa orden en los siglos XVII y XVIII— enfrentaron en su quehacer cotidiano
experiencias estéticas que denominamos como opuestas; experiencias que es necesario tomar
en consideración si nuestro objetivo es realizar un estudio más integral del objeto estético en
cuestión, en este caso el edificio jesuita de Tepotzotlán.

Esas experiencias derivaron de los planteamientos que con respecto al modo de vida
empezaron a trazar desde mediados del siglo XVI las Congregaciones Generales de la
Compañía de Jesús. La primera Congregación General (1565) distinguió claramente entre
edificios jesuitas habilitados para el uso profano, como casas, residencias y colegios, y los de
culto, entre los que se encontraban iglesias, oratorios y capillas. Evidentemente, la distinción
entre edificios responde también a exigencias prácticas diversas acerca de la organización del
espacio arquitectónico1. Ese planteamiento inicial que incidió en la producción arquitectónica
se mantuvo hasta la tercera década del seiscientos y en sintonía con el gusto barroco que se
estaba imponiendo en todas partes. La simplicidad y austeridad de la primera arquitectura
de la Compañía comenzó a relajarse y prestarse a la búsqueda de ricos y costosos materiales,
1
Giovanni Sale, S. I., “Pauperismo arquitectónico
profusión y refinamiento ornamentales y efectos sorprendentes que se obtenían del empleo
y arquitectura jesuítica” en Ignacio y el Arte de los
Jesuitas, Bilbao, Ediciones Mensajero, 2003, p. 43. de pintura ilusionista en muros, bóvedas y cúpulas de templos. El padre Giovanni Paolo

329
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) El Claustro de Aljibes era el Oliva, general de la Compañía en turno, elegido en 1661, forzó un cambio de interpretación
espacio donde se ubicaba el juniorado o seminario
del modo nostro en el sentido de una mayor permisividad en el uso de todos los resortes
de humanidades. En esta sección también se
localizaban la botica, la enfermería y una rectoría. sensoriales del barroco orientados a la conquista de las almas para la religión2. Oliva fue
amigo de Juan Lorenzo Bernini (1598-1680), quien proponía la unificación de las artes visuales
—arquitectura, escultura y pintura— en lo que él llamó un bel composto. El objetivo, aunque
complejo, era articular internamente esas tres manifestaciones “artísticas para que incidieran
en la recepción del arte religioso. Es por eso que el composto debía considerarse desde dos
puntos de vista: el de su ensamblaje por parte del artista y el de su recepción por parte del
espectador devoto”3. El padre Oliva mantuvo la regla más rígida de austeridad y pauperismo
en los edificios de habitación de los propios jesuitas, pero exceptuó de ella a los templos que
“no eran la casa de los hombres sino de Dios”4.
2
Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, La arquitectura
de los jesuitas, España, Edilupa Ediciones, 2002, Producto de estos planteamientos institucionales es la arquitectura con espacios y ambientes
pp. 28, 30.
que podemos apreciar actualmente en el edificio de Tepotzotlán, la cual es conveniente
3
Giovanni Careri, “El artista” en Rosario Villari, et, al., abordar de una forma más integral. En las capillas y templo5 notamos exuberancia y
El hombre barroco, Madrid, Alianza, 1992, pp. 352-354.
fastuosidad, mientras que en el resto del inmueble sentimos una relativa austeridad
4
A. Rodríguez G. de Ceballos, op. cit., p. 31. provocada por la sobriedad ornamental de los espacios que, a pesar de todo, no carecen ni
5 carecieron de elementos artísticos que importen la generación de vivencias estéticas y que,
Nos referimos en este momento únicamente
al templo de San Francisco Javier que además, cubran los requerimientos de la Congregación General de 1558 de ser “útiles, sanos y
mantiene la ornamentación original al periodo
fuertes para habitar y para el ejercicio de los ministerios” de los integrantes de la Compañía de
correspondiente a los jesuitas en Tepotzotlán,
pues la decoración interior del templo de San Jesús que desarrollaron sus actividades en Tepotzotlán.
Pedro sufrió cambios sustanciales en épocas
posteriores.
La historiografía colonial del inmueble, misma que está representada principalmente por tres
6
Andrés Pérez de Rivas, Crónica y Historia religiosa,
de los cronistas de la orden —Andrés Pérez de Rivas, Francisco de Florencia y Francisco Javier
México, 1896; Francisco de Florencia, Historia
de la Provincia de la Compañía de Jesús de Nueva Alegre6—, da cuenta del colegio de lenguas, del noviciado, del seminario de San Martín y de la
España, México, Editorial Academia Literaria, 1955;
casa de probación, y, en el caso exclusivo de Francisco Javier Alegre, del juniorado. A partir de
Francisco Javier Alegre, Historia de la Provincia
de la Compañía de Jesús de Nueva España, Roma, Manuel Romero de Terreros en 1916 y a lo largo de todo el siglo XX, la historiografía confirió
Institutum Historicum, S. J., 1958, 4 vols. Marco
al edificio las mismas funciones que los cronistas de la orden pero utilizando indistintamente
Díaz, La arquitectura de los jesuitas en la Nueva
España. Las instituciones de apoyo, colegios y templos., los términos colegio de lenguas, seminario, casa de probación, colegio, noviciado, y, nuevamente
México, UNAM-IIE, 1982, p. 62-74.
en un único caso, el de Marco Díaz, el de juniorado7; incluso algunos autores los emplean como
7
M. Díaz, op. cit., p. 62 sinónimos, lo que denota desconocimiento del significado de cada uno de los términos.

330
La gran portada tallada en cantera en el siglo XVII
marca el acceso a la clausura del juniorado.
Para estudiar el inmueble en forma más integral consideramos
necesario, además de tomar en cuenta las experiencias estéticas
opuestas, poner atención a las actividades desarrolladas en cada uno
de sus espacios y que tuvieron origen en las funciones que le fueron
asignadas. Sin embargo, queda claro que la información obtenida de
la historiografía colonial y de las fuentes secundarias no es suficiente
para lograr una mayor claridad en esas cuestiones, por lo que
proponemos tomar la propia arquitectura como documento histórico
8
Idea tomada del arquitecto José Antonio y hacer un análisis de ella al tener como referencia las fuentes primarias
Terán Bonilla en “La importancia del patrimonio
para avanzar un paso más en el estudio de este importante inmueble8.
arquitectónico como documento histórico” en
Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada,
Granada, Departamento de Historia del Arte
Al leer e interpretar9 determinados elementos de la arquitectura del edificio
Granada, no. 34, 2003, pp. 195-206
de Tepotzotlán como las dimensiones de las habitaciones, los accesos, las puertas
9
Ibidem, p. 199
y las comunicaciones a través de las escaleras y al apoyarnos en las fuentes primarias10
10
Las principales fuentes primarias de las que que dan cuenta de la existencia de las instituciones formativas jesuitas en este lugar, es
hemos extraído esta información contemplan las
posible definir los espacios asignados a cada una de ellas. Ante las limitaciones que la
Cartas Anuas o cartas que el provincial enviaba
cada dos años al General en Roma, informando brevedad de este artículo impone, nos concentraremos en ubicar al interior del edificio las
sobre la situación que guardaba la provincia y
que más importancia tuvieron para la formación de los integrantes de la Compañía de Jesús:
la correspondencia establecida entre los propios
jesuitas. Nos referimos, entre otros, a las Cartas el noviciado y el juniorado, dejaremos para tiempos futuros la problemática del colegio de
Anuas de la Provincia de la Nueva España de los
lenguas, el colegio seminario de San Martín y el terceronado, además de las áreas de servicios,
años de 1589, 1604, 1607, 1607-1608, 1611, 1612, dos de
1613, 1614, 1616, 1618, 1619, 1636 y 1637, 1622 y 1757-1763 talleres, oficinas y los molinos de trigo.
con las siguientes referencias, respectivamente,
en el ramo Jesuitas del Archivo General de la
Nación de México: leg. III, exp. 9; leg. III-29, exp. 1; El primer elemento arquitectónico que nos llama la atención y nos sugiere un punto de
leg. III-29, exp. 2; leg. III-29, exp. 3; leg. III-29, exp.
partida para leer e interpretar este edificio son las puertas que marcan la división entre los
12; leg. III-29, exp. 13; leg. III-29, exp. 14; leg. III-29,
exp. 15; leg. III-29, exp. 19; leg. III-29, exp. 21; leg. claustros y delimitan áreas diferenciadas. El ingreso al complejo es por una sobria portada
III-29, exp. 22; leg. III-29, exp. 23; leg. III-15, exp. 5;
de cantera localizada en el ángulo sureste del atrio de los olivos que permite el acceso a la
leg. III-15, exp. 20; leg. III-16, exp. 13. También es
posible consultar este tipo de documentos en la portería, de planta rectangular con bóveda de lunetos; en este espacio se atendía a los fieles,
Biblioteca Nacional de Antropología y el Archivo
enfermos y parientes de religiosos. Para poder pasar al claustro bajo de los aljibes se debe
Histórico de la Compañía de Jesús. Otra fuente de
gran importancia son las “Distribuciones para el cruzar otra puerta que debía mantenerse cerrada para cuidar la clausura de los jesuitas. Al
noviciado de Tepotzotlán” en el Libro de Protocolos
fondo del claustro de los aljibes, en el ala este, se encuentra una gran portada tallada en
del colegio del mismo nombre que se localiza en
la Biblioteca Nacional de Antropología. cantera en el siglo XVII que marca el acceso a un área considerada de mayor importancia

333
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) El Libro de Protocolo tiene una o jerarquía que las anteriores, dada la riqueza artística que ostenta. A su lado se aprecia una
sección en la que se asentó el horario en el que
escalera que baja al patio de las cocinas, en cuya cercanía se localizaban, además, los cuartos
los novicios y juniores debían desarrollar sus
actividades cotidianas, así como las oraciones que destinados a ropería, lavandería, despensa, cava, frigorífico, bodegas de alimentos, horno
debían rezar.
y panadería, dominios todos ellos de los hermanos coadjutores11. El elemento que llama la
atención en esta escalera es una puerta que, de ser así requerido, restringía la bajada al patio
de las cocinas, donde se localiza también un aljibe en el que se almacenaba el agua limpia que
llegaba al Colegio desde un manantial en el exterior.

Abordaremos en primer lugar el análisis de los espacios asignados al juniorado o seminario


de humanidades12, una de las instancias educativas que existieron en Tepotzotlán y a la
11
Los hermanos coadjutores nunca se ordenaban que, como dijimos con anterioridad, tanto los cronistas virreinales de la orden como la
y eran, por lo tanto, los responsables de mantener
historiografía del siglo XX pusieron menos atención.
en funcionamiento, entre otras cosas, estos
centros educativos.

12 En 1590 el padre visitador Diego de Avellaneda propuso fundar en Tepotzotlán el seminario


Información obtenida verbalmente de Carlos
Morfín, S. J. de humanidades o de letras para los jesuitas que debían impartir ese conocimiento en todos
13 los colegios para externos13 “pues había encontrado en Oaxaca, Puebla y México maestros de
Félix Zubillaga, S. I., Monumenta Mexicana
IV (1590-1592), Roma, Institutum Historicum letras humanas que tenían más necesidad de aprender que de enseñar a otros”14. La intención
Societatis Iesu, 1971, p. 14.
original de construir el molino de trigo que se encuentra anexo a la estructura arquitectónica
14
Ibidem, p. 17. era básicamente para mantener ese seminario15.
15
“El Padre Diego de Avellaneda, visit. al Padre
Claudio Acquaviva, Gen. México, 1 de marzo 1592” Así, de la información obtenida de la correspondencia entre el visitador y el general se
en Félix Zubillaga, S. I., Monumenta Mexicana IV
desprende que el seminario de humanidades o juniorado estaría funcionando en Tepotzotlán
(1590-1592), p. 251.
para agosto de 159216. En un informe que envía el provincial Vaéz al general Acquaviva,
16
“El Padre Diego de Avellaneda, visit. al padre
después de visitar varios colegios entre 1600 y 1601 se refiere al seminario de humanidades
Claudio Acquaviva, Gen. San Juan de Ulúa 5 de
julio de 1592” en Félix Zubillaga, S. I., Monumenta que, por lo que se lee, también estuvo en Puebla17.
Mexicana IV (1590-1592), p. 574-575.

17
“El padre Francisco Váez, prov. al padre Claudio La Biblioteca Nacional de Antropología resguarda el Libro de Protocolo del Colegio de
Acquaviva, Gen. México 5 de diciembre 1600-17
Tepotzotlán que proviene de mediados del siglo XVII pero que cuenta con agregados del
febrero 1601” en Félix Zubillaga, Monumenta Mexicana
VII, 1599-1602, p. 389. siglo posterior18. En él existe una sección denominada “distribuciones” para los novicios
18 y los “hermanos jóvenes” o estudiantes de humanidades elaborada en 1662, en la que
Archivo Histórico del INAH, Libro de Protocolo del
Colegio de la Compañía de Jesús de Tepotzotlán. quedó asentado el cronograma u horario en el que los juniores y los novicios jesuitas de

334
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Tepotzotlán debían desarrollar sus actividades cotidianas, así como las oraciones que debían
rezar. Es posible tomar como base esta información para el siglo XVIII porque este tipo de
distribuciones mantienen su vigencia al interior de la Compañía de Jesús con las adecuaciones
realizadas en el siglo XIX y en el XX.

La narración de los avatares sufridos por los miembros de la Compañía de Jesús expulsos
del Colegio de Tepotzotlán hace referencia a que “El dia 27” de junio “ya todos los Sacerdotes
dixeron Missa en la Capilla interior del Noviziado, y otro altar, que se puso en un angulo
del Jovenado, que formaba un pequeño oratorito”19. Este dato confirma que en 1767 aún
existía el juniorado en Tepotzotlán y que contaba con espacios específicos para desarrollar
sus actividades. Consideramos, a partir del inventario realizado días después de la expulsión
de los jesuitas de Tepotzotlán, que dichos espacios son los correspondientes a los actuales
claustros, bajo y alto, de los aljibes y el ingreso principal a esta área, además del noviciado y las
oficinas, es la portada ricamente trabajada en el ala este del claustro y que ya mencionamos
con anterioridad.

En el inventario realizado entre 1767 y 1768, a raíz de la expulsión de los jesuitas de


Tepotzotlán, hacen referencia en dos ocasiones a los claustros del jovenado20 y a lo largo
de la descripción de los objetos localizados en los mismos, mencionan nuevamente en dos
ocasiones la serie de pinturas que todavía existen en el claustro bajo de los aljibes firmadas
por Cristóbal de Villalpando en 1710. Si bien hoy únicamente existen 22 pues se sabe que una
fue extraída, al parecer —partiendo de información oral proporcionada por los pobladores de
19
Archivo Histórico de la Provincia Mexicana de Tepotzotlán— por funcionarios del gobierno del Estado de México en la primera mitad del
la Compañía de Jesús, Narracion de los arrestos
siglo XX; el documento menciona “veinte y tres lienzos de cuerpo entero con el apostolado
ejecutados en la Nueva España Año 1767…en el
noviciado de Tepotzotlan, s/c, foja 7. y la vida (al parecer) de San Ignacio con sus marcos azules y molduras doradas”21, Más
20 adelante, en el mismo documento, se refiere al claustro bajo del jovenado y nuevamente dice:
Archivo Nacional de Chile (ANCh), Colección
Bravo, documentos sobre los jesuitas expulsos de “Claustro bajo […] Ítem. En dicho claustro la vida de San Ignacio en veinte y tres medios
México, documentos relativos a la expulsión del
óvalos grandes. Ítem. La vida de San Estanislao en seis medios óvalos grandes y en medio
Colegio de Tepotzotlán, fs. 41v. y 200v.
un lienzo de nuestra Señora de Guadalupe”22. Estos últimos cuadros fueron pintados por
21
Ibidem, f. 42r.
José Padilla en 1759; es posible apreciarlos aún en el extremo noreste del claustro bajo de los
22
Idem. También es posible advertirlo en f. 201v. aljibes, comunicado con la parroquia de San Pedro y probablemente con el seminario de San

336
Arquitectura jesuita para la formación: noviciado y juniorado en el Colegio de Tepotzotlán

Martín para niños indígenas ubicado, según versan varios documentos


“contiguo al noviciado”23. Otra referencia para considerar que el juniorado
o jovenado ocupaba ambos niveles del claustro de los aljibes es arrojada por
el famoso inventario reproducido en 1774, donde dice: “En la escalera que
sube al jovenado un lienzo de Nuestra Señora de La Concepción, marco
azul, y molduras doradas”24. Por esta escalera situada frente a la capilla del
noviciado, a mano derecha, inmediatamente después de traspasar la gran
portada del ala este del claustro bajo de los aljibes, deben haber bajado
los juniores desde el espacio asignado a ellos hasta el nivel de ingreso,
y después por una gran escalera, casi al frente de la anterior y cercana
también a la capilla de los novicios, al refectorio.

El juniorado o seminario de humanidades compartía el claustro bajo con


la habitación del hermano portero —primera habitación contigua a la
portería—, ubicada en el ala norte por la pintura mural del siglo XVII que
muestra la bóveda y hace referencia a los santos médicos Cosme y Damián,
y por las habitaciones contiguas que conformaban la enfermería. También debe
haber estado en esta sección la rectoría, pues al momento de elaborar el inventario,
inmediatamente después de describir los lienzos con la vida de san Estanislao de Kotska
de Padilla, el escribano refiere la existencia de dos “medios óvalos sobre la puerta
rectoral”25; desgraciadamente el área en la que se ubica la serie de Padilla es una de las
que más modificaciones sufrió durante la restauración llevada a cabo en el edificio entre
1958 y 1964 para inaugurar el Museo Nacional del Virreinato, ya que los espacios del
lado oeste fueron adecuados para las oficinas del museo. Ahora bien, también es posible
que el rectorado se ubicara en las dos salas contiguas a la gran portada manierista que
marca el ingreso a la clausura de los novicios y los júniores, así como a la escalera que
baja de este claustro bajo del jovenado o de los aljibes al refectorio y al patio de cocinas;
23 sin embargo, actualmente en esta zona se localizan unos de los cuadros que conforman la
Idem.
serie pintada por Cristóbal de Villalpando. Otro elemento que causa confusión es que el
24
Ibidem, f. 42r y 201r.
inventario no dice a qué rectorado se refiriere, pues cabe la posibilidad de que existieran
25
Ibidem, f. 42v. varios rectores en este centro educativo.

337
En el extremo sureste del claustro alto de los
aljibes se localiza el mirador que servía para la
recreación de los juniores. En las dependencias
continuas se encontraban los comunes.

El inventario elaborado por la Junta de Temporalidades también habla de “un altar”26 que
se encontraba en el claustro del jovenado y da cuenta de la existencia de “la capilla del
jovenado”27. Si bien todavía no ubicamos un espacio para un altar, la capilla del jovenado
debe ser la habitación de mayores dimensiones del claustro alto del jovenado o de los
aljibes; además, es la única que cuenta con elementos que la diferencian de las restantes
como un ingreso mucho mayor, con pintura original en sus jambas y dintel, así como
una puerta de madera en la que están tallados los monogramas de María y Jesús. Dicha
habitación se ubica en el extremo sureste del claustro, en el pasillo que lleva al mirador
para la recreación de los juniores y los comunes y que, por lo tanto, tampoco es zona de
habitaciones. Hoy en día, a diferencia del templo de San Francisco Javier y de la capilla de
los novicios, este espacio no cuenta con retablo alguno; sin embargo es factible que lo haya
perdido pues, como menciona el inventario que motivó la expulsión, era un retablo pintado:
26 “Un altar con sus manteles, ara, frontal de persiana, palia bordada con punta de oro,
Ibidem, f. 41v.
palabreros, y su alfombra. Un crucifijo en dicho altar, con la cruz verde de más de a vara.
27
Ibidem, fs. 193r-194r.
Un cuadro de Nuestra Señora que sirve de retablo con 6 pinturas chicas alrededor, marcos
28
Ibidem, f. 200v. encarnados, y molduras doradas”28.

338
Arquitectura jesuita para la formación: noviciado y juniorado en el Colegio de Tepotzotlán

En otro extremo del claustro alto de aljibes se


localiza una escalera que lleva, por una parte, al
coro de la iglesia y, por otra, al templo, Casa de
Loreto y Relicario de san José.

Según el mismo inventario, el claustro alto debían compartirlo los juniores con una sección
de la enfermería. Es posible que a ella correspondieran las tres habitaciones ubicadas en el ala
norte del claustro, pues sus ventanas son las únicas que dan hacia el patio de los aljibes.

Además de la escalera que comunica este claustro alto de los juniores con el nivel de ingreso y,
después, con la gran escalera que los llevaba al refectorio, en la esquina suroeste del claustro se
localiza una escalera que lleva, en primera instancia, al antecoro del templo de San Francisco
Javier y Casa de Loreto; posteriormente al claustro bajo de los aljibes o juniores para concluir
en el vestíbulo de la sacristía y el ingreso, por el transepto, al templo de San Francisco Javier.

29
Francisco de Florencia, S. J, Historia de la Provincia
Pasemos ahora al problema del noviciado. El primer noviciado de la Compañía de Jesús de
de la Compañía de Jesús de Nueva España, México,
Editorial Academia Literaria, 1955., p. 150-151. Nueva España se fundó en la ciudad de México en 157329. Ante la dificultad de coexistir con el
30 colegio mexicano —Colegio de San Pedro y San Pablo—, en 1586 fue trasladado a Tepotzotlán30.
Félix Zubillaga, Monumenta Historica Societatis
Iesu, vol. 97, Monumenta Missionum, vol. XXIV,
Misiones Occidentales, Monumenta Mexicana III, 1585-
1590, Roma, Monumenta Historica Societatis Iesu,
En 1591 y a raíz de la inconformidad de muchos de los padres lenguas que habitaban
1968, p. 40. Tepotzotlán, quienes consideraban que estaban distrayendo su atención de las necesidades de

339
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) En esta área se encuentran los indios para atender las de los novicios, se decidió cambiar la casa de probación —la cual
diversas habitaciones que los jesuitas utilizaron
incluía el noviciado y el terceronado— a Puebla de los Ángeles31. En el Colegio de Puebla, la
como oficinas administrativas y almacenes o
procuras. Al final del pasillo, una portada de cantera casa de probación se convirtió en una molestia para las actividades cotidianas de los jesuitas
tallada marca la entrada a la clausura de novicios.
poblanos; para 1606 la Compañía de Jesús decidió regresarla a Tepotzotlán32.

En la Carta Annua de la Provincia Mexicana de 1607 puede leerse cómo estaba funcionando
normalmente el noviciado en Tepotzotlán: “En este collegio está la casa de probación, a avido
de los nuestros seys sacerdotes, sinco hermanos coadjutores, diez novicios de 2ª provación, los
novicios aunque pocos no han faltado a los exercicios de mortificación y oración y otras cosas
competentes a su estado33.

Para 1612 ya hay veintidós hermanos novicios estudiantes en Tepotzotlán34 y para 1616 ya
se encuentran en este poblado seis tercerones o sacerdotes de tercera probación y veinte
hermanos de segunda probación o novicios.35 Sin embargo, las actividades primordiales
aún son las vinculadas con la atención de los indios del partido y comunidades
comarcanas, más que los estudios de los novicios, pues las Cartas Annuas de aquí en
adelante muestran un afán de informar a Roma las actividades que desarrollaban los
jesuitas de Tepotzotlán, tanto novicios como sacerdotes, en el cuidado de la salud física y
espiritual de los pobladores indígenas36.

31
Idem. Por la información obtenida de una Carta Annua sabemos que entre 1614 y 1616 existía
32 un interés en que los novicios o hermanos de segunda probación contaran con un espacio
Idem.
separado de los demás jesuitas habitantes del Colegio de Tepotzotlán para que su formación
33
AGN, Jesuitas, leg. III-29, exp. 2, s/f.
diera mayores frutos37. Si bien no contamos con descripciones de la estructura arquitectónica
34
Carta Annua de la provincia de Nueva España de este Colegio, en ningún momento histórico este dato ofrece la posibilidad de considerar
del Anno 1612, AGN, Jesuitas, III-29, exp. 134, s/f.
que prácticamente desde mediados del siglo XVII los integrantes de la Compañía de Jesús
35
Carta Annua de la Provincia de la Nueva tuvieron la claridad suficiente para organizar los espacios arquitectónicos de acuerdo con
España de la Compañía de Jesús del año de 1616,
las funciones que debían desarrollarse en su interior. De nueva cuenta, al analizar las
AGN, Jesuitas, III-29, exp. 21.
comunicaciones del edificio a través de puertas y escaleras, el espacio asignado al noviciado
36
Idem.
fue el claustro conocido como de los Naranjos, pues presenta elementos probatorios de un
37
AGN, Jesuitas, III-9, exp. 21. área que podía mantenerse totalmente aislada del resto del edificio.

340
Arquitectura jesuita para la formación: noviciado y juniorado en el Colegio de Tepotzotlán

Inmediatamente después de cruzar la portada tallada que daba acceso


a la clausura del juniorado, encontramos, a mano izquierda, una
reja con incrustaciones de maderas preciosas que marca el acceso a
la capilla de los novicios, conocida también como capilla doméstica;
en su bóveda se aprecian yeserías de estilo manierista elaboradas
por artistas desconocidos de los primeros años del siglo XVII; se
muestran escudos de las órdenes religiosas que llegaron en el siglo
XVI para apoyar la evangelización de la Nueva España: franciscanos,
dominicos, agustinos, jesuitas, mercedarios y carmelitas. Cuenta
también con un gran retablo barroco estípite y varias pinturas con
escenas relativas a la vida de los santos jesuitas jóvenes. El inventario
de 1767 la describe ampliamente y todavía es posible identificar
varios de los objetos artísticos que son descritos en él como el retablo
principal con espejos y las ocho imágenes de bulto que se encuentran
repartidas sobre peanas en los muros de la capilla38.

Al continuar por el pasillo se encuentran diversas habitaciones que


los jesuitas utilizaron como oficinas administrativas y almacenes
o procuras. Otra portada de cantera tallada indica la entrada a la
estricta clausura de los novicios; debía ser abierta únicamente para
que éstos acudieran a la capilla o en ocasiones especiales.

Al ingresar al claustro alto de los novicios, hoy conocido como de


los Naranjos, se percibe que las proporciones arquitectónicas del
mismo son mucho más reducidas que los espacios recorridos con
anterioridad, además cuenta con mucha luz; se percibe mucho
más acogedor que el de los aljibes. Estos cambios cobran sentido
si pensamos que el área estaba destinada a la habitación y estudio
de los novicios, quienes ingresaban cuando aún eran adolescentes.
Los pasillos que conforman ese claustro alto de los Naranjos tienen
38
ANCh, Colección Bravo, op. cit. f. 44v ventanas al patio que permiten la entrada de luz natural. Sus

341
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

cubiertas son más bajas que las del resto del edificio y de aristas
sostenidas por arcos de medio punto sobre ménsulas. Los medios
puntos los ocuparon los lienzos pintados por Juan Rodríguez Juárez
donde se describe la vida del Niño Jesús y de la Virgen María y que
también aparecen descritos en el mencionado inventario39.

Las habitaciones que forman las alas norte y noreste de este claustro
alto son de dimensiones muy similares y todas cuentan con ventanas
que ofrecen una vista de la huerta; consideramos que corresponden
a los aposentos de los novicios. Por información oral, pensamos que
en cada uno de ellos se acomodaban cuatro, con su pequeña cama,
una silla y una mesa; los espacios individuales eran demarcados con
telas40. Una habitación de mayores dimensiones en el ala sur del
claustro era la destinada al aposento del maestro de novicios que
debía vivir con ellos para controlar con rigor sus actividades, estudios,
lecturas y oraciones. Con objeto de que los novicios abandonaran la
clausura lo menos posible, en este claustro también se encontraban
los comunes, exclusivos para los novicios y su maestro.

Asimismo, en el ala oeste se ubica una habitación todavía de


dimensiones mucho mayores que la correspondiente al aposento
del maestro de novicios y que fungió como biblioteca para estos
estudiantes. Cercana a ella, en el área suroeste del claustro, se
encuentra una escalera que baja directamente al refectorio y al
Patio de los Naranjos. El inventario refiere un pequeño altar con
una pintura de Nuestra Señora de Belén que se localizaba en dicha
39
Ibidem.,f. 201r. escalera, por lo que pensamos que podía ubicarse en la parte posterior
40 del barandal y frente al muro que cierra41.
Información oral obtenida de Diego Martínez,
S. J, de acuerdo con sus vivencias en su etapa de
formación en el noviciado de Puente Grande, Jalisco.
Los novicios utilizaban los espacios del Patio de los Naranjos para
41
ANCh, op. cit. f. 201r. su estudio, descanso y recreación. Hay aulas, un pasillo abierto y

342
Arquitectura jesuita para la formación: noviciado y juniorado en el Colegio de Tepotzotlán

(Página opuesta) El claustro alto de los naranjos


estaba destinado a la habitación y estudio de los
novicios. Sus proporciones arquitectónicas son
más reducidas que el resto del edificio y cuenta con
mucha luz.

El inventario que ser realizó tras la expulsión


indica que en la escalera que baja al refectorio y al
Patio de los Naranjos se encontraba un altarcito
con una pintura de Nuestra Señora de Belén.

espacios cerrados con poyos o bancas corridas integradas a la arquitectura en las que los
novicios podían descansar y resguardarse de la lluvia, además de cumplir con el requisito
de la quiete, receso o periodo de plática posterior a las comidas. Desde este patio también
podían ingresar directamente al refectorio, en el que tomaban los alimentos mientras
desde el púlpito se leían fragmentos de los evangelios. A pesar de existir un solo refectorio
en el Colegio jesuita de Tepotzotlán, los sacerdotes y hermanos coadjutores podían bajar
a través de dos escaleras y una entrada exclusiva para ellos a través del anterefectorio, de
modo que no perturbaran la tranquilidad de los novicios. También desde este patio, los
novicios podían salir por otra portada a la gran huerta en la que cultivaban productos para
42
Tradicionalmente se conoce a esta
el consumo interno del Colegio y descansaban.
representación mariana como la Virgen de las
Nieves o del Pópolo; sin embargo, Francisco
de Florencia aclara en su Zodiaco Mariano que
Asimismo, podían orar y meditar en la pequeña capilla del fondo de la huerta, conocida
corresponde a la que “aún hoy en día se venera
en la basílica de Santa María la Mayor en Roma”. actualmente como de Montserrat, pero que en realidad no estaba consagrada a esta advocación
Los integrantes de la Compañía de Jesús tomaron
mariana sino a la Virgen de la Compañía o Virgen del Pópolo, imagen en relieve de cantera
por costumbre denominarla como Virgen de la
Compañía. Francisco de Florencia y Antonio de policromada elaborada en el siglo XVIII42. Los novicios tenían la obligación de salir a la huerta
Oviedo, Zodiaco Mariano, Consejo Nacional para
a asolearse para evitar que se enfermaran continuamente. Había momentos en los que los
la Cultura y las Artes, México, 1995, Col. Sello
Bermejo, p. 144. maestros les exigían salir a tomar el sol antes de entrar a meditar y rezar a la capilla de la huerta.

343
Arquitectura jesuita para la formación: noviciado y juniorado en el Colegio de Tepotzotlán

(Página opuesta) Los novicios podían salir a orar y La organizada y tranquila vida que llevaban los juniores y los novicios al interior de este
meditar a la pequeña capilla del fondo de la huerta
magnífico inmueble se vio interrumpida el 25 de junio de 1767, cuando los emisarios del
conocida, actualmente, como de Montserrat pero,
en realidad, estaba consagrada a la Virgen de la gobierno virreinal les anunciaron la decisión de la Corona española de expulsar a todos los
Compañía o Virgen de Pópolo.
miembros de la Compañía de Jesús de los reinos españoles. El sábado 4 de julio del mismo
año, salían de “aquel Colegio el mas rico de toda la Provincia de Mexico” llevando consigo
únicamente tres mudas de ropa blanca, un libro de devoción, la ropa correspondiente de cama,
un crucifijo y un relicario, además de un colchón por cada dos sujetos43.

43
Archivo Histórico de la Provincia Mexicana de
la Compañía de Jesús, Narracion de los arrestos
ejecutados en la Nueva España Año 1767… en el
noviciado de Tepotzotlan, s/c. ff. 4 y 8.

345
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Fuentes consultadas

Archivos
Archivo General de la Nación (AGN), ramo Jesuitas, leg. III, exp. 9; leg III-29, exp. 1, 2, 3, 12, 13,
14, 15, 19, 21, 22, 23; leg. III-15, exp. 5, 20; leg. III-16, exp. 13.

Archivo Histórico del INAH, Libro de Protocolo del Colegio de la Compañía de Jesús de Tepotzotlán.

Archivo Histórico de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, Narracion de los arrestos


ejecutados en la Nueva España Año 1767…en el noviciado de Tepotzotlan, s/c.

Archivo Nacional de Chile (ANCh), Colección Bravo.

Bibliografía
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y templos., México, UNAM-IIE, 1982.

Fernández Félix, Miguel (coord.), Tepotzotlán, la vida y la obra en la Nueva España, México,
Bancomer/Joaquín Mortiz/Asociación de Amigos del Museo Nacional del Virreinato, 1988.

Florencia, Francisco de, Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús de Nueva España,


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Maquívar, Ma. Consuelo, et al., Museo Nacional del Virreinato y Excolegio de Tepotzotlán,
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Publicaciones, 1996.

346
____________________ Tepotzotlán y la Nueva España, México, CONACULTA/Instituto
Nacional de Antropología e Historia/Museo Nacional del Virreinato, 1994.

____________________ Los retablos de Tepotzotlán, México, INAH, 1976.

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Zubillaga, Félix, S. I., Monumenta Mexicana, Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, 1971.
I n v e n ta r i o
d e l a s te m p o ra l i d a d es
d el e x C o leg i o n o v i c i a d o
d e S a n F ra n c i sc o J av i e r

Alicia Martínez López


Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

        ste documento de gran valor histórico ofrece la oportunidad de conocer


        los aspectos de la vida cotidiana de esta institución educativa, después
de casi dos siglos y medio, gracias al registro puntual de cada una de las propiedades de
los jesuitas, siguiendo las órdenes del rey de España, enviadas y firmadas por el conde de
Aranda, presidente del Consejo Real de Castilla:

En medida que cada ejecutor sepa cuales son las haciendas, granjas y ranchos
pertenecientes al colegio de su cargo, nombrará provisionalmente personas de
probidad que se entreguen de ellas en pronto y por inventarios en calidad de
mayordomos o administradores interinos para evitar que los sirvientes noticiosos de
la providencia […] defrauden y oculten lo mas precioso y fácil de extraerse.1

La lectura cuidadosa de cada una de sus fojas descubre a los personajes involucrados
en este acontecimiento: el rey, el conde de Aranda, el marqués de Croix, el licenciado
Hipólito Villarroel2, responsable de ejecutar el inventario en el ex Colegio Noviciado
de San Francisco Javier, los jueces, los testigos, los especialistas en diferentes
ramos, el asistente y otros. También es posible reconocer y conocer nuevos espacios
1 arquitectónicos que hasta el momento no habían señalado los especialistas: la capilla
ANCh, Real Decreto e Inventario de
Temporalidades, fondo Jesuita, del arzobispado, la sala capitular, la sala del truco y el molino de aceite. Todos
vol. 279, libro 2, ff. 10v y 11r.
los documentos y objetos localizados
2
Borah Woodrow, “Algunas luces sobre el autor en cada una de las habitaciones
de las enfermedades políticas” en Estudios de
revelan la cotidianidad y la cultura
Historia Novohispana, no. 008, México, UNAM,
Instituto de Investigaciones Históricas, 1985. de la sociedad novohispana.

350
El responsable de llevar a cabo el inventario fue el Una escuela internacional
licenciado Hipólito Villarroel. Nacido en Castilla
y, habiendo estudiado leyes, realizó importantes
servicios para el visitador José de Gálvez. Se sabe que había 64 estudiantes: 28 en el juvenado, 25 en el noviciado y 11 como coadjutores
novicios, que a pesar del tiempo tienen rostro, pues hoy se conocen sus nombres, apellidos
y lugares de nacimiento. Algunos eran originarios de las ciudades de México, Puebla de los
Ángeles, Guanajuato, Guadalajara, Oaxaca, Hidalgo, Michoacán, Veracruz, Mérida, Sinaloa,
así como Guatemala, Cuba, Honduras, Alemania y España.Es importante mencionar que el
novicio José Mariano Zamorano era natural de este pueblo de Tepotzotlán.

El placer de leer y el arte de escribir

Un día de clases en un colegio jesuita contemplaba, entre otras cosas, reproducir de memoria
3
ANCh. op. cit., libro 7, f. 221r.
la lección, corregir las composiciones latinas y repetir libremente lo explicado por el maestro.
4
El ayuntamiento de Capellades afirmaba en El manejo del latín debía ser puro y sin faltas, se requería conocer bien la gramática, tener un
1790 que “Los Papeleros fabrican en sus fábricas
amplio vocabulario y un buen manejo del discurso.
los demás de ellos Papel superfino, fino, florete,
medio florete, marquilla, marca mayor, ordinario y
demás tamaño, y se vende en las mismas fábricas
Para alcanzar una buena formación académica, los jesuitas tenían grandes bibliotecas que se
por cuenta de S.M. al servicio de oficinas Rs.,
por el Rl. Sello, y por la fábrica de la cigarros del ocupaban de diferentes temas. Esto se confirma con el inventario que informa la existencia de 8
Reyno de Nueva España y a otros comerciantes
672 tomos, hallados por don Manuel Sabugo —librero en México— y tasados en 5 646 pesos3.
de estos reinos”.

5
Josep Ma. Torras I. Ribé citado en Mique
El papel era importante en la administración de las haciendas y del colegio, e imprescindible
Gutierrez Potch, Tout le monde fume en Espagne,
Universidad de Santiago de Compostela, s/f, 2004. para la clase. Se reportan dos paquetes de papel florete4, papel de escribir de alta calidad5,

351
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

más diez y ocho resmas (conjunto de 20 cuadernillos de papel) del mismo tipo. Esta refinada
educación se realizaba en habitaciones que contaban con un mobiliario sencillo y austero. En
una de las fojas dice: “En 7 agosto 67 se reconoció el colegio seminario para la enseñanza, y escuela de
los muchachos, y no se halló mas que las precisas messas, y bancas viejas”6.

Un pasado aún más luminoso

La iglesia de San Francisco Javier, como ejemplo clave del barroco mexicano, nos sumerge
en un ambiente monumental y majestuoso que integra piedra y maderas talladas, oro, luces,
sombras, telas en movimiento, colores aplicados en los azulejos, en las yeserías y en los cielos
decorados por el reconocido pintor oaxaqueño Miguel Cabrera.

Si todo lo dicho asombra, el inventario permite descubrir que esta iglesia era aún más grandiosa.
En el retablo de la Virgen de la Luz se mencionan importantes objetos que hoy ya no se encuentran
en este lugar: banco de peana con su frontalito de plata, martillo que está a los pies de Nuestra
Señora de la Luz, par de aretes de oro con diez y ocho diamantes, corona de plata sobredorada con
seis esmeraldas —cuatro grandes y dos chicas y una piedra morada—, dos láminas marcos de plata
con sus molduras doradas, otras más pequeñas que sirven de adorno a dichas colaterales, relicario
como custodia de plata con reliquias, un frontal de plata martillo con algunas molduras doradas,
un baldaquín de plata martillo grabado con una cruz dentro al parecer sobredorada. Algunas de
estas alhajas fueron distribuidas en diferentes espacios religiosos de la Nueva España: “y que las
exquisitas y ricas alhajas de Iglesia y capilla del Noviciado se aplicasen a los nuevos obispados que
se trataba fundar, y que algunas Reliquias podían pasarse a aquella Santa Iglesia Catedral”7.

Cultivo del gusto y el sentimiento musical

En el coro de la iglesia de San Francisco Javier existe un órgano del siglo XVIII fabricado por
6
ANCh. op. cit., libro 8, f. 199v.
Gregorio Casela, importante constructor y reparador de órganos; tanto que en 1747 obtuvo el
7
ANCh, op. cit., libro 5, f. 124r. puesto de afinador de los dos grandes órganos de la Catedral Metropolitana.

352
Inventario de las temporalidades del ex Colegio noviciado de San Francisco Javier

El registro informa que en este coro también se encontraba un viejo órgano portátil. Según se
dice, estos instrumentos musicales se utilizaban en los ensayos y actuaciones de los cantores
de catedrales, monasterios y templos, incluso eran utilizados al aire libre en las procesiones8.

Una decoración agradable

Hoy caminamos por el ex Colegio jesuita sin encontrar en el camino muebles y ornamentos
que permitan un mayor lucimiento en las habitaciones. No obstante, aún tenemos el recurso
de la imaginación y el documento histórico para conocer el pasado.

En una de las habitaciones destinada a los padres jesuitas se registraron cortinas,


sobremesas de seda, espejos de medio cuerpo, sillas de piel o madera claveteadas,
taburetes, camas con cabecera barnizada, candeleros de metal y otros muebles más.

A pesar de que las piezas encontradas parecen reflejar una ornamentación exquisita, el mismo
informe reporta: “en el único aposento o habitación del padre que se decía rector de dicho
colegio, en donde no había otra cosa que aquel ajuar preciso y usual, todo maltratado”9.

Si a todo lo anterior le adicionamos la pintura mural que existe en la portería, en el


coro, en el templo de San Francisco Javier, en la Capilla de los Novicios, en la biblioteca
antigua, en el refectorio; podemos revivir un extraordinario edificio.

El menaje del refectorio

La hora de la comida era esencial y en ocasiones muy especiales la mesa se preparaba


8
Ángel J. Lama, “Órganos portátiles, realejos
y positivos” en Revista Folklore, Caja de España.
con manteles, platones, cafeteras, platos, tazas, fuentes, saleros, servilletas, paños
Fundación Joaquín Díaz, no. 10, tomo 01B, 1981, bordados para las fuentes y otros utensilios. En la enumeración de artículos se reportan
pp. 14-18.
exactamente tres docenas de cubiertos, cuatro salvillas (bandeja donde se aseguran las
9
ANCh, op .cit., libro 3, f. 15r. copas o las tazas), cuatro docenas y media de platillos redondos, dos platones redondos

353
–uno chico y otro grande–, cuatro servilletas, un salero,
manteles alemaniscos, seis paños bordados de seda para fuente,
una cafetera labrada con tapa…

Divertimento en el colegio

No podemos afirmar quién jugaba al truco, si los maestros o


los alumnos, pero sí es posible decir que se disfrutaba de este
pasatiempo. Para jugar se requería de una mesa con tacos y bolas
de marfil, que al parecer eran objetos costosos y que sólo poseían
los potentados de ese tiempo.

En la llamada pieza del truco –habitación dedicada


exclusivamente a este juego– se registraron dos mesas: una
grande y otra mediana, tacos y bolas –grandes y chicas–,
aclarando que todas eran usadas.

Durmiendo plácidamente

En sus habitaciones había camas arregladas con sábanas, colchas con


flecos, sobrecamas, almohadones con fundas, cobertores de lana, y a
sus pies, una alfombra.

El censo registra 100 colchones, 69 sábanas,


En el Colegio existía una habitación para jugar al truco que ocho cobertores, 30 colchas de diversas
contaba con dos mesas (un grande y otra mediana), tacos y
clases: de algodón, de zaraza o algodón
bolas grandes y chicas.
estampado, de confitillo, de felpa, de seda;
algunas labradas, otras ordinarias poblanas
y cinco san migueleñas.
Inventario de las temporalidades del ex Colegio noviciado de San Francisco Javier

La huerta del Colegio tenía sembrados 160 pies


de árboles de olivo, de los cuales se obtuvieron 99
botijas de aceite de olivo.

Cuerpo sano

El ex Colegio de San Francisco Javier contaba con una botica muy bien surtida, según el largo
listado de ingredientes, el instrumental descrito y el mobiliario, todo con un valor total de
1 481.5 pesos. Esto permite suponer que la atención de la salud era buena y por lo menos se
debió haber contado con un médico que diagnosticara y recetara, así como con un boticario
que elaborara los medicamentos. En el momento de la expulsión, el padre José Anguas era el
ministro y prefecto de salud.

Al revisar minuciosamente el escrito, podemos corroborar que curaban con raíces, tallos,
semillas, flores, frutos, especias, resinas aromáticas, tinturas, gomas, aceites, ceras, pulpas de
dátiles, caña y tamarindo, polvos –incluso polvos de víbora–, vinagres, partes de animales
como los cuernos de ciervo, etcétera. El instrumental, aunque menor en número, nos advierte
del limitado avance de la medicina: alambiques y alquitaras (aparatos para destilar), morteros,
jeringas, matraces y una balanza con pesas.

355
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Olivo, agua y luna, tiempo de aceituna

Los españoles introdujeron en la Nueva España cultivos de origen europeo que les ofrecieron
buenos dividendos; en algunas regiones de la ciudad de México el sembradío de árboles de
olivo fue importante en su economía. El ex Colegio de San Francisco Javier, con una huerta de
3 000 m2 de extensión, tenía sembrados 160 pies (48 metros) de árboles de olivo, de los cuales
en 1767 obtuvieron 99 botijas de aceite de oliva10.

Las diferentes culturas que pasaron por España, desde la fenicia hasta la árabe,
dejaron una herencia singular: el cultivo del olivo. Este legado no sólo es patente
en las técnicas de labranza, en la tecnología para la extracción del aceite y en la
gastronomía; también en la lengua y en la poesía española. Es decir, en el corazón de
la cultura hispana:

“Los olivos” (fragmento)


Antonio Machado

¡Viejos olivos sedientos


bajo el claro sol del día,
olivares polvorientos
del campo de Andalucía!

[…]

Olivares, Dios os dé
los eneros
de aguaceros,
los agostos de agua al pie,
los vientos primaverales,
vuestras flores racimadas;
y las lluvias otoñales
vuestras olivas moradas.
10
ANCh, op. cit., libro 7, f. 207v.

356
Inventario de las temporalidades del ex Colegio noviciado de San Francisco Javier

Para ser extra virgen: del olivo a la prensa


y de la prensa a la despensa

La almazara, palabra árabe que significa molino, es un sitio importante para la molienda y
el almacenamiento del aceite de olivo. Estos molinos utilizados entre el siglo XVII y el XIX
usaban una prensa de viga y un quintal. El quintal pesaba aproximadamente 3 000 kg, y era
girado por hombres con el apoyo del husillo o tornillo sostenido en la viga.

En la lista de temporalidades se informa que existía un almacén que contenía un molino con
su prensa, muebles, frutos y la cosecha de aceite.

Lo que te cubre, te descubre

La sastrería, en 1767, estaba a cargo del hermano Juan Berens, sacristán, sastre y ropero11. El
lugar tenía un mostrador de sastre con su mesa grande de cedro pintada, una prensa nueva
de hacer bonetes (gorra, comúnmente de cuatro picos), un armario de cedro con sus cajones,
un armazón de tienda para ropa en la ropería baja, dos mesas grandes con sus cajones y otros
muebles más.

El catálogo también reporta diversos tipos de telas: bramantes, bretañas (lienzo fino de la
región francesa de Bretaña), mantas, algodón, encajes finos, paño, lana y más. Es interesante
saber que se encontraron 87 ropones entre negros y pardos para los jóvenes.

Esta breve revisión del Inventario de Temporalidades del ex Colegio de San Francisco Javier abre
toda una gama de posibilidades para adentrarnos en el mundo virreinal de la Nueva España.

11
Rafael Zelis, Crónica jesuita, siglo XVIII.

357
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Fuentes consultadas

Archivos
Archivo Nacional de Chile (ANCh), Real Decreto e Inventario de Temporalidades,
fondo Jesuita, vol. 279.

Bibliografía
Gonzalbo Aizpuru, Pilar (dir.), Historia de la vida cotidiana en México: La ciudad Barroca, tomo II,
México, FCE/El Colegio de México, A.C., 2005.

Gutiérrez Potch, Miquel. Tout le monde fume en Espagne. España, Universidad de Santiago de
Compostela, s/f.

Documentos
Zelis, Rafael, Crónica jesuita, Siglo XVIII.

Hemerografía
Lama, Ángel J., “Órganos portátiles, realejos y positivos” en Revista Folklore, Caja de España,
Fundación Joaquín Díaz, no. 10, tomo 01B, 1981.

Woodrow, Borah. “Algunas luces sobre el autor de las enfermedades políticas” en Estudios de
Historia Novohispana, no. 8, México, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 1985.

358
L o q u e d ej a r o n at rá s
L o s E x p u ls o s :
e d i f i c i o s d e T e p o t z o tl á n
e n 1 76 7 . te m a s y p r o ble m a s
Javier Cuesta Hernández
Aquí han construido una hermosa y alegre casa para los nuestros de tanta distinción y
capacidad que los novicios viven tan retirados y separados de aquellos que no son novicios
que ningún grupo molesta al otro en sus ejercicios. La gente tiene su parroquia de piedra
con un techo abovedado que los indios construyeron al principio de su conversión. Cuando
la Compañía tomo las labores parroquiales ya era vieja pero la restauraron y llego a ser
considerada una de las mas bellas iglesias de la región. Esta adornada con tan ricos y bellos
retablos sobre el altar mayor y sobre los laterales que es visitada con mucha frecuencia por
indios y españoles por su belleza así como por los continuos servicios a los que atienden.

Pérez de Ribas, Crónica e historia religiosa de la Provincia


de la Compañía de Jesús en Nueva España
Lo que dejaron atrás los expulsos: edificios de Tepotzotlán en 1767. Temas y problemas

Introducción

nte la soberana determinación de Su Majestad, sobre el


extrañamiento de los jesuitas de todos sus dominios […] que contiene
el real decreto de veinte y siete de febrero último”1, los jesuitas de Tepotzotlán fueron
1 informados el 25 de junio de 1767, dándoseles“ hasta las ocho del día de mañana veinte y seis
Rubricado de la real mano. En el Pardo, a veinte y siete
de febrero de mil setecientos sesenta y siete. Archivo del que corre cuyo tiempo me pareció suficiente para que cada uno de los susodichos delibere
Nacional de Chile (ANCh), fondo Jesuitas, libro 1, fols.
tomar el estado que le conviniese”2. Finalmente la expulsión se verificaría:
11r y 15v. El origen de los 454 volúmenes del fondo
Jesuita del Archivo Histórico Nacional de Chile es
todavía hoy discutido, aunque parece empezar a
en dicho colegio en cuatro días del presente mes y año en consecuencia de las órdenes de Su
haber consenso en torno al hecho de que se originó
en la compra del gobierno chileno a la Biblioteca Majestad y el obedecimiento que prestaron el padre rector e individuos de esta Compañía a el
Nacional y el Archivo Histórico de Madrid, merced a
Real Decreto de Su Majestad sobre la expatriación y expulsión de dichos padres de estos sus
las gestiones del secretario de la legación de Chile en
Francia, Carlos Mora Vicuña entre 1873 y 1877. Cfr. “El dominios y en consecuencia también a haberse señalado por el excelentísimo señor
archivo de jesuitas de México” en el ANCh en Revista
virrey de este reino el día de hoy para la extracción de dichos padres de este
de Historia. Instituto de Historia de la Universidad
Católica de Chile, vol. 1 pp. 353-381. colegio en cumplimiento de todo, siendo como las seis de la mañana de

2 este día, presente yo el expresado juez comisionado acompañado de mi


Ibidem, fol. 16v.
asociado, los oficiales del destacamento y los testigos de asistencia
3
Ibidem, fol. 23r y v.
se ejecutó la evacuación de las padres jesuitas de este colegio en
4
Para un relato delicioso de lo sucedido en el Colegio número de sesenta y siete individuos entre maestros, novicios, y
de Nuestra Señora de la Concepción de Zacatecas
coadjutores con la dirección a Xalapa.3
vid. Paula Mues y Nuria Salazar, “Moradas, bienes y
doctrina: los colegios jesuitas en la Nueva España”
en AA.VV. ad maiorem Dei gloriam, La Compañía
De esa misma forma, el extrañamiento se llevó a cabo en
de Jesús promotora del arte, México, Universidad
Iberoamericana, 2003, 107 y ss. Para entender la los establecimientos de la Compañía en todo el virreinato
extensión de la presencia de la Compañía en Nueva
de la Nueva España, tarea monumental, sin duda4. Pero,
España veáse el plano de Jose de Villaseñor y Sánchez
del año 1752. ¿qué dejaron atrás los expulsos? Muchas son las posibles

363
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) El 9 de septiembre de 1682, el respuestas a esta cuestión, pero parece evidente que sus edificios fueron una de las
padre Francisco de Florencia predicó el sermón
manifestaciones más visibles que dejó atrás la Compañía en el momento de abandonar el
para la solemne dedicación de la nueva iglesia de
San Francisco Javier en Tepotzotlán. virreinato de Nueva España en el malhadado año de 1767. El arzobispo Núñez de Haro y
Peralta decía, en un documento al que nos referiremos inmediatamente, “aquel colegio, que
fue de los ex jesuitas, […] uno de los más magníficos, que tuvieron”5 constituía un conjunto
realmente extraordinario, no sólo entre sus homólogos –las construcciones jesuitas6 en el
virreinato– sino en toda la arquitectura novohispana. Finalmente, tras el extrañamiento
ordenado por el monarca, ese patrimonio enfrentaba un destino incierto hasta que se
dispusiera de él, lo que llevó varios años.

Evidentemente, esta situación no podía ser buena para los edificios de Tepotzotlán, como
queda de manifiesto también por palabras del arzobispo, quien, al elevar una petición en 1775
para que el conjunto le fuese destinado como seminario, insiste dramáticamente en el estado
cuasi ruinoso de iglesia y colegio, con sus paredes y retablos presas de las aves.

Su Ilustrísima hizo presente a esta Real Junta que con la ocasión de su tránsito por el pueblo
de Tepotzotlán y con el fin de instruirse de el estado de la iglesia, y disposición de aquel
colegio, que fue de los ex jesuitas, lo reconoció y observó con bastante dolor que siendo uno
de los más magníficos, que tuvieron, se halla lastimosamente deteriorado, y anunciando su
última ruina: que el templo fuera de lo que han padecido sus paredes, se halla reducido a
habitación comun de los cacomistles y las aves, teniendo [f 149v] entrada franca por todas sus
ventanas por faltar el resguardo de la vidrieras y que en los retablos ya deslucidos por carecer
de ventilación, han formado sus nidos, viéndose ellos y los altares llenos de sus excrementos, y
la fabrica de el colegio en tal constitución por las aberturas de sus paredes y corrupción de las
maderas que esta persuadido a que dentro de cuatro o cinco años, si continua de esse modo, se
habrán hundido los techos y arruinado mucha parte de el edificio, sin que tenga efecto, ni el
destino que se le dio por la antigua junta.7
5
Vid. nota 8.

6
Sobre el problema, fascinante por otro lado, de Tal era el estado en el que la incuria y el abandono habían sumido, en apenas ocho años, al
la arquitectura jesuita vid. infra.
conjunto monumental de San Francisco Xavier en Tepotzotlán, uno de los más señeros de la
7
ANCh, fondo Jesuitas, 4 fol. 149r y v. Compañía de Jesús en el virreinato de Nueva España.

364
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

El sermón del padre Florencia y la


arquitectura

Pocos podían imaginar esa situación cuando el 9 de septiembre de 1682 el padre Francisco
de Florencia predicaba el sermón para la solemne dedicación de la nueva iglesia8. En esta
pieza literaria, ya comentada por Tovar9, el padre Florencia insiste fundamentalmente en
la figura del patrocinador, el padre Pedro León de Medina Picazo S.I. (“alabanzas que se
hacen extensivas al resto de la familia, por supuesto, quando el que a tanta costa a edificado
esta iglesia, no tuviera oy otro premio de lo que ha gastado, que conocer por experiencia
la carne y sangre que tiene en tan religiosa madre en tan piadosos hermanos”), mediante
su comparación con algunas figuras neotestamentarias: así, por ejemplo, Zaqueo, “el que
imitando la fee, y devoción de Zaqueo ha gastado gran parte de su patrimonio en hazerle un
Templo digno de su grandeza; para los de su casa”. O el propio Pedro, “tu es Petrus et supen
hunc petrum edificabo Ecclesiam meam”. No faltan palabras tampoco para Xavier al referirse a la
advocación de la iglesia, “para el Moisés Evangélico, libertador de tantas almas, como sacó del
cautiverio de la Gentilidad de Oriente, Japón, y China Xavier fuera del suyo, este templo que
8
Francisco Florencia, Sermón en la solemne dedicación se consagra a su santo nombre”.
del templo que costeó y erigió el P. Pedro de Medina…
en Rafael Heliodoro Valle, El convento de Tepotzotlán,
Estado de México, Biblioteca Enciclopédica del Lo que nos parece más interesante, como ya hemos insistido en anteriores trabajos, es la
Estado de México, 1975.
manera en que Florencia insiste de manera destacada en aspectos arquitectónicos en su
9
Guillermo Tovar, Bibliografía novohispana de arte, sermón. Contrasta con la tendencia general de los siglos XVII y XVIII10, la casi total ausencia
México, FCE, 1988, pp. 269-276.
de menciones al templo de Jerusalén (apenas una brevísima mención a la dedicación para
10
Al menos para la doctora Martha Fernández, hacer resaltar la coincidencia de fechas, “dedicó Salomón su templo […] esta era a nueve de
Cristóbal de Medina Vargas y la arquitectura
septiembre dia en que por disposición mas de Dios que de los hombres se dedica aquesta
salomónica en la Nueva España durante el siglo XVII,
México, UNAM, 2002; La imagen del templo de Iglesia”). Pero a la hora de hablar de las nuevas obras en Tepotzotlán, en particular es de
Jerusalén en la Nueva España, México, UNAM, 2003.
alabar su empeño en resaltar la dedicación de la Casa de Nazaret:
En nuestro caso ya hemos expresado nuestras
reservas en trabajos anteriores, Javier Cuesta, “La
imagen del templo novohispano, ¿Copia, creación
Esta santa Casa trasladada por ministerio de los Angeles de Palestina a Italia, se llama oy la Santa
o recreación nacional?: de ‘Imagen del templo de
Salomón’ a ‘apostarle primicias a los más garvosos Casa de Loreto, de que se copio el trasunto, que esta en aquella Capilla, y oy se dedica, y que observadas
y mas bien acavados templos de la America y aun
las medidas de su proporción y tamaño, salio tan parecida, a su original, que a quien ha estado en ella
de la Europa’”, III Congreso Internacional de Teoría
e Historia del Arte, Buenos Aires, 2005. le baña de ternura los ojos, y de sentimientos el alma la viva memoria de aquel santuario.

366
Lo que dejaron atrás los expulsos: edificios de Tepotzotlán en 1767. Temas y problemas

Pero ante estas menciones, ¿existía conciencia en Florencia de estar ante obras únicas?
¿En qué residía la importancia de los edificios de Tepotzotlán para sus contemporáneos?
¿Podemos hablar, en definitiva, de una arquitectura jesuita novohispana?
11
Antonio Possevino S. I., Biblioteca selecta, Roma,
1593. Para estas y otras consideraciones sobre
Possevino, confróntese la obra de Mario Carpo,
Architecture in the age of pinting, Nueva York, 2001.
Primer problema: la arquitectura jesuita
Sobre Valeriano vid. infra.

12 Cuando a finales del siglo XVI, en su Bibliotheca Selecta y refiriéndose a la arquitectura, el


Por supuesto, no pretendemos reavivar en este
punto la vieja discusión sobre la existencia de una jesuita italiano Antonio Possevino ensalzaba a Alberti y atacaba a Vitruvio, a la vez que citaba
arquitectura jesuítica, aun cuando ese es todavía
como autoridad al también jesuita Giuseppe Valeriano11, ya estaba sentando las bases del
hoy un punto muy debatido. En ese sentido, son
imprescindibles los trabajos de Rudolf Wittkower especial modo de la orden de abordar su relación con las artes en general y con la arquitectura
y Jaffe (coords.) “Problemi del tema” en Baroque
en particular.
arte. The jesuit contribution, Nueva York, Fordham
University, 1972, pp. 10-17; Luciano Patetta
(coord.) L´architettura Della Compagnia di Gesú in
Sobre este punto resulta difícil no sacar a colación la tradición constructiva jesuita (a pesar de
Italia, XVI-XVIII secoli, Milán, 1990: el artículo de
Giovanni Sale (ed.) “Pauperismo arquitectónico una existencia de la Compañía inferior al medio siglo en ese momento) 12, de forma tal que
y arquitectura jesuítica” en Ignacio y el arte de los
habría que destacar, al menos, dos cuestiones que en principio parecerían contradictorias:
jesuitas, Bilbao, 2002, pp. 33-46; o Rodríguez G.
de Ceballos, La arquitectura de los jesuitas, Bilbao, Una, los jesuitas valoran los “sentimientos y tradiciones nacionales”13, de forma tal que
2000. Otros autores que consideramos claves para
“cada provincia jesuítica podía trabajar en este ámbito según los criterios que estimara
superar el problema son Joseph Braun, Benedetti,
Radot, Pirri o Moisy. más oportunos”14.
13
G. Sale, op. cit., pp. 33.
Dos, el control arquitectónico de la Compañía existió sin ninguna duda. De él podemos
14
Idem.
aducir numerosos testimonios, desde la De Ratione Aedificiorum de la I Congregación
15
Según Radot, ese sería el origen del fondo de General (1558) y la Ad generalem referenda est forma et modus aedificiorum nostrorum
la Bibliotheque Nationale de Paris. Confróntese
construendorum de la II Congregación General (1565) hasta las directivas del padre
el articulo de Richard Bösel “La arquitectura de
la compañía de Jesús en Europa” G. Sale, op. cit., General Claudio Acquaviva (1581-1615), una de las cuales, en 1613, fue la obligatoriedad
2003, pp. 67-122.
de enviar las plantas de los nuevos establecimientos, por duplicado, a Roma15. Hay que
16
Y quien, recordemos, era mencionado con recordar también la creación del consiliarus aedificiorum, también en la I Congregación
admiración por Antonio Possevino.
General, puesto ocupado en sus primeros momentos por Giovanni Tristano, primero, y por
17
Códice Campori I.1.50. Biblioteca Ostense de Giovanni de Rosis, después (curiosamente ese puesto nunca estuvo en manos de Giuseppe
Módena. El primero en publicar las plantas fue
Valeriano, quizá el arquitecto jesuita más importante del XVI italiano y español)16. Y no
Pietro Pirri, Giovanni Tristano e i primordi della
architettura jesuítica, Roma, 1955, pp. 161. podemos, finalmente, olvidar las seis plantas ideales del propio Giovanni de Rosis17 (que

367
En algunos de los espacios más destacados en
Tepotzotlán constatamos la presencia de muy
importantes artífices novohispanos, como la
documentada obra de Miguel Cabrera en el
alhajamiento interior del edificio.

algunos estudiosos atribuyen más bien al propio Valeriano, formuladas en respuesta a


los requerimientos de la III Congregación General y al generalato del padre Everardo
Mercuriano, 1573-1580)18.

Para intentar superar esta dicotomía es extremadamente importante matizar que ese control
arquitectónico, en la mayor parte de los casos, se preocupaba de otros factores que los
meramente artísticos o estilísticos, ya que como defiende Braun:
18
Alguien podría pensar que nuestros ejemplos
son todos del siglo XVI. Nada más lejos de la
realidad, y si no pensemos en la influencia del la aprobación de las plantas de los edificios de la Compañía sometidos al control del superior
padre General Gian Paolo Oliva (1661-1681), o en los
general en Roma dependía más de factores prácticos, funcionales y económicos que estéticos.
cursos de arquitectura en el Colegio Romano del
Padre Pozzo a fines del XVII, fruto de los cuales Sale, igualmente, insiste en que el control llevado a cabo por Roma . […] fue sustancialmente un
fue la Perspectiva pictorum. G. Sale, op. cit., p. 72.
control dúctil. Esta flexibilidad hizo que la arquitectura jesuita se aculturase (con respecto al
19
Ibidem, p.33. estilo) en los diversos contextos nacionales.19

368
Lo que dejaron atrás los expulsos: edificios de Tepotzotlán en 1767. Temas y problemas

20
Marco Díaz menciona al padre Pedro de
Oyarzábal como posible autor del noviciado, La
arquitectura de los jesuitas en Nueva España, México,
UNAM, 1989, p. 143; o cómo olvidar la figura del
hermano Simon Boruhradský S.I., arquitecto y
hermano coadjutor jesuita, nacido en Bohemia y
profeso en la Compañía de Jesús en 1671, Simon
Boruhradský (castellanizado como Simón de
Castro), formó parte de la primera misión al
Nuevo Mundo de la provincia jesuita checa en
1678, llegando a la Nueva España en 1680. Como
“persona notoriamente perita e inteligente en
el arte de la arquitectura” le había calificado
el virrey conde de Galve, quien probablemente
favoreció sus actividades. Fue autor en 1689,
junto con el arquitecto Diego Rodríguez, del
edificio del antiguo Seminario de la ciudad de
México (en los documentos de esa obra consta
como “persona perita y de toda experiencia por
lo que ha visto ejecutar de obras de la misma
calidad en los reinos de Europa”). En 1692, y tras
el motín que lo destruyó, dio al menos dos trazas
para la construcción de un nuevo Palacio de los
Virreyes (“para el nuevo edificio elaboré dos planos
opcionales”, carta de 20 de agosto de 1692), de
las que se conserva una. A pesar de este corto
bagaje, según Bérchez y Tovar, la presencia de
Castro, en su doble calidad de jesuita (la orden fue Segundo problema: edificios y constructores.
clave en la vida intelectual novohispana) y alarife,
juega un papel fundamental en la introducción
Los temas pendientes, de Duran a Iniesta
de determinadas claves en la arquitectura Bejarano (¿del plano de de la Sierra, a Pozzo y
barroca y sobre todo en la temprana llegada
de las influencias de la obra teórica de Guarino
Guarini?)
Guarini a la Nueva España. Había embarcado
en Acapulco como misionero rumbo a las Islas
Marianas cuando la muerte, en forma de peste,
Frente a la inveterada costumbre jesuita de utilizar su propia nómina de alarifes para sus
le sorprendió en la mar en 1697. Datos tomados proyectos edilicios en Tepotzotlán, y al menos hasta donde alcanza nuestro conocimiento, ello
de Javier Cuesta, Diccionario Biográfico Español de
la Real Academia Española de la Historia, en proceso
no fue así, y no por falta de arquitectos cualificados20.
de edición.

21
Para ahorrarme la descripción general de los
Efectivamente, en algunos de los espacios más destacados en Tepotzotlán21 constatamos
espacios, usaré aquí las palabras de uno de los la presencia de muy importantes artífices novohispanos, a saber, la más que probable
principales especialistas en arquitectura jesuita,
el padre Alfonso Rodriguez G. de Ceballos S.I.:
participación de José Durán y Diego de la Sierra en la construcción de la iglesia principal
“Los noviciados, asignados a los candidatos de la ya documentada obra de Miguel Cabrera en el alhajamiento interior del edificio, o la

369
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) El arquitecto José Durán fue personalidad de Ildefonso Iniesta Bejarano en la construcción de la extraordinaria fachada de
contratado de 1679 a 1682 por el padre León de
la iglesia22. Detengámonos un instante en algunas cuestiones sobre estos artistas y sus obras.
Medina Picazo para la finalización de la iglesia
de San Francisco Javier; sin embargo, el edificio
podría haber sido iniciado por el arquitecto
José Durán, desde 1679 hasta 1682, fue contratado —los documentos relativos a la
poblano Diego de la Sierra.
construcción fueron publicados por Tovar23— por el padre Pedro León de Medina Picazo S. I.
(familia por demás influyente, los Medina Picazo en su mecenazgo arquitectónico a fines
del siglo XVII como veremos inmediatamente) para tener a su cargo la finalización de la
iglesia del seminario jesuita de San Francisco Xavier en Tepotzotlán. El edificio, empero,
la Compañía que pasaban dos años en ellos
dedicados a comprobar su vocación religiosa podría haber sido iniciado por el arquitecto poblano Diego de la Sierra (textualmente se
mediante una serie de pruebas y experiencias. Los
dice en su nombramiento de maestro mayor de la Ciudad de Puebla de los Ángeles de 23
novicios vivían en régimen de aislamiento y por
ello los Noviciados, uno generalmente por cada de diciembre de 1689, “haber hecho y acabado los arcos torales en la iglesia de la compañía
provincia religiosa, solían edificarse en pueblos
de Jesús Tepotzotlán”24. En lo que quizá no se ha insistido lo suficiente es en la posible
apartados[…] aunque también se levantaron en
ciudades populosas como Madrid y Sevilla. Podían existencia de un plano de la iglesia entre los dibujos que presenta el propio Diego de la
tener una iglesia pública que servia al cultivo
Sierra en 1685 para su probanza de méritos y servicios, a pesar de que la doctora Fernández
espiritual de los habitantes[…] pero los novicios
practicaban sus actos de devoción en capillas ya había apuntado en su descripción esa posibilidad de manera inequívoca, “una ‘planta
y relicarios interiores. Como las vocaciones
de iglesia’ de cruz latina, de proporciones singulares y muy semejantes a las del templo
abundaban los Noviciados eran por lo general
construcciones desahogadas que constaban de un de San Francisco Javier de Tepotzotlán”25. A mi juicio y dadas las circunstancias antes
claustro, el refectorio, la sala de pláticas y otras
mencionadas, creo que la autora no se equivoca y que probablemente estemos ante la
dependencias comunes. No solía faltar una huerta
o jardín para el esparcimiento y áreas de servicio”, primera planta del edificio.
Rodríguez G. de Ceballos, op. cit., 15 y 16.

22
A pesar de los, en ocasiones, poco Hablemos de otro de los edificios emblemáticos del conjunto jesuita, el camarín de
benevolentes comentarios de Toussaint, “la
Loreto. Para ello habría que recordar algunos hechos básicos: la primera Capilla de Loreto
fachada es grandiosa en si, pero la obra no es
homogénea[…] algunas partes de ella[…] no y su camarín fueron construidos en 1679-1680, bajo la guía del archiconocido padre
tienen relación con el resto. Manuel Toussaint,
Zappa, como consta por la descripción que hace en su biografía en 1745 el padre Manuel
“El seminario jesuita de Tepotzotlán” en Paseos
coloniales, México, Porrúa 1938, p. 49 Venegas S.I.
23
G. Tovar, op. cit., pp. 269-275.
[...] todo el pueblo y los habitantes de los alrededores, encendidos por el entusiasmo del padre
24
AGN, Duplicado Reales Cédulas, 55, fol. 308r a
Zappa, llegaron de su propia voluntad e incluso animaron a sus amigos a tomar parte en
309v en Martha Fernández, Retrato hablado, Diego
de la Sierra, un arquitecto barroco en la Nueva España, tarea tan pía. Algunos trabajaron en el edificio, otros trajeron piedras, y aun otros llevaron
México, UNAM, 1986, p. 197.
los materiales necesarios y todos trabajaron con tanto celo que esta angelical capilla con su
25
M. Fernández, op. cit,, pp. 90-91. sacristía y ambulatorio se acabo en menos de un año.

370
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) La segunda capilla y Camarín de La segunda capilla y camarín de Loreto, los actuales, fueron inaugurados el 25 de diciembre de
Loreto fueron inaugurados el 25 de diciembre de 1733.
173326 después de haber sido construidos bajo el patrocinio del rico comerciante don Manuel
Tomás de la Canal. Sentados esos hechos, preguntémonos:

Dadas las coincidencias de fechas (años 80 del XVII), ¿podríamos pensar en la participación
de De la Sierra y Durán en esa primera obra?
26
La inauguración apareció reseñada en la Gazeta
de Mexico de 1734. R. H. Valle, op. cit., p. 69.
Dadas las coincidencias formales con algunas de las obras de De la Sierra (Sagrario de la
27
Joaquín Bérchez, Arquitectura mexicana de los Catedral de Puebla)27, ¿podríamos pensar en que la estructura de la obra actual respeta en lo
siglos XVII y XVIII, México, Azabache, 1992, pp.
fundamental la del siglo XVII?28
143-144.

28
No podemos olvidar tampoco que la estructura
¿Podemos pensar, como ya apuntaba Bérchez en la influencia de la tratadística europea29,
de la cúpula de la Capilla de Loreto del Colegio de
San Luis Potosí, si bien es cierto que posterior, es fundamentalmente las obras de Guarino Guarini?30
prácticamente idéntica a la de Tepotzotlán.

29
A pesar de que tradicionalmente suele pensarse Por lo menos a la última pregunta parece difícil contestar de manera negativa, hay pruebas muy
en dirección contraria, el camarín de la Virgen es
importantes que, al menos hasta que aparezca algún ejemplar de Guarini con la marca de fuego de
una afortunada conjunción de técnicas y formas
indígenas y europeas VV.AA. Museo Nacional del alguna biblioteca jesuita, nos permiten seguir, al menos, manteniendo la sospecha. No olvidemos
Virreinato y excolegio de Tepotzotlán. CONACULTA/
que ya Elisabetta Corsi demostró la importancia de Pozzo y sus homólogos estudiosos de la
INAH, 1996, p. 46
perspectiva en lugares tan alejados como el colegio jesuita de Bei Tang en Beijing31. Si el padre
30
Guarino Guarini, Disegni d´architettura civile et
Pozzo podía llegar a China, ¿qué nos impide pensar en el conocimiento de las obras del teatino en
eclesiástica, Turín, 1686. Y Architettura civile. Turín 1737.
Nueva España, tal vez de manos del turinés Zappa como se ha sugerido en alguna ocasión?
31
Elisabetta Corsi, “Furor matematicus” en AA.VV.
Arte y espiritualidad jesuitas. Principio y Fundamento,
Artes de México , no. 70, México, 2004. En lo que respecta a la fachada, parte del programa de reconstrucción emprendido por el padre
32 Reales32, no queremos extendernos en el problema del autor, toda vez que Tovar33 ya demostró
Y que según los inventarios incluía “la iglesia
mayor que se compone de diez retablos de talla fehacientemente y con fuentes documentales la autoría de Ildefonso Iniesta Bejarano; lo que nos
dorados adornados de diferentes efigies de cuerpo
importa en este momento es destacar el interés de la Compañía en potenciar el “teatro urbano”, que
entero y otras pinturas y láminas embutidas en la
misma talla”, ANCh, fondo Jesuitas, libro 2, fol. 43r. constituía las fachadas monumentales de sus edificios, ya que como mencionan Mues y Salazar:
33
Guillermo Tovar, “La iglesia de San Francisco
Xavier de Tepotzotlán: eco de la vida artística de [...] en cuanto al exterior de los templos la ornamentación de las fachadas mexicanas contrasta
la ciudad de México en los siglos XVII y XVIII” en
con la sencillez de las europeas. Si consideramos que América fue como otros un sitio de
Tepotzotlán. La vida y la obra en la Nueva España,
INAH, México, pp. 124. misión, el discurso católico no se limitó al espacio interior, la imagen se sacó a la calle como

372
Lo que dejaron atrás los expulsos: edificios de Tepotzotlán en 1767. Temas y problemas

(Página opuesta) La Compañía de Jesús tuvo el portavoz del mensaje eucarístico que si bien tuvo el nombre de Jesús como hilo conductor,
interés de potenciar el “teatro urbano” que constituía
también destacó a su fundador y a los primeros jesuitas canonizados a principios del siglo
las fachadas monumentales de sus edificios.
XVII, y considerados desde antes como ejemplos de virtud.34

Efectivamente, ya desde la construcción del Gesú, la Compañía había apostado al valor


urbanístico de las plazas configuradas en torno a los frontispicios de sus construcciones,
como demuestra el plano de Antonio Tempesta de la ciudad de Roma del año de 1593, en
el que le concede una preeminencia extraordinaria al Templum Societatis Iesu. Al seguir el
mensaje iconográfico que nos presenta Díaz35, observamos la presencia junto a los ubicuos
Ignacio y Borja, de Xavier, el apóstol de las Indias, al que se advoca la iglesia, además de
los dos santos casi novicios (Gonzaga y Kotska) que debían fomentar las vocaciones de los
estudiantes en Tepotzotlán. Las advocaciones marianas, claves para la Compañía, aparecen
bien representadas por la escultura de María en la parte alta.

Si algo habría que destacar en este apartado, al menos en mi opinión, sería el papel central que
ejerció la Compañía en la renovación arquitectónica en Nueva España durante los siglos XVII
y XVIII, tanto en su papel de constructores como en la presencia de los hermanos coadjutores
en labores de alarifes y en el empleo de algunos de los arquitectos más destacados del momento,
sancionando así soluciones artísticas de vanguardia para la época. Lo único que nos faltaría para
34
P. Mues y N. Salazar, op. cit., pp. 148-149.
redondear este cuadro sería saber quién financiaba esas obras y con qué fines36. Intentemos
35
M. Díaz, op. cit., p. 159. acercarnos a este último problema.
36
Por lo que respecta a la relación entre la
Compañía y sus mecenas, nos parece de obligada
consulta Haskell, Francis, “Il ruolo dei mecenati:
mutamenti nel barocco” en R, Wittkower e I. Jaffe,
Tercer problema: los mecenas, de Ahumada y
op cit., pp. 44-51. Confróntese también “El proyecto los Medina Picazo a don Tomas de la Canal y
del Gesú de Roma” en G. Sale, op. cit., pp. 47-64.
Haskell dice que “un mecenas potente, mucho
algunas conclusiones
dinero, artistas de talento pero dóciles: una
combinación de estos factores era esencial[...]
Aunque en los reinos de la monarquía hispánica los patronos de la Compañía fueron de toda
para construir y decorar convenientemente una
iglesia”. Nosotros añadiríamos que, en el contexto índole, es importante destacar en el caso novohispano, y en particular en Tepotzotlán, algunas
novohispano, hacían falta también unos mecenas
particularidades. Así, en España, encontramos edificios de patronato real o incluso imperial,
muy particulares buscando una forma propia de
expresar un afán de competencia y emulación. por ejemplo el Real Colegio de Salamanca, fundado en 1610 por el testamento de Margarita

375
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

37
Rodríguez G. de Ceballos, Bartolomé de Bustamante
y los orígenes de la arquitectura jesuítica en España,
Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, 51 y ss.

38
Salvador Salort Pons, “Las relaciones artísticas
entre Italia y Sevilla durante el primer tercio del
siglo XVII” en Alonso Pérez Sánchez y Benito
Navarrete, De Herrera a Velásquez. El primer
naturalismo en Sevilla, Madrid, 62 y ss.

39
En 1585 se funda el primer establecimiento
dedicado originalmente a San Martín (por el cacique
indio Martín Maldonado que había donado las
primeras tierras). En 1604 se produce el legado de
Pedro Ruiz de Ahumada por 34 000 pesos como
vemos en su testamento: “En el nombre de Dios.
Amén. Sepan cuantos esta carta de testamento
vieren como yo Pedro Ruiz de Ahumada vecino
de esta ciudad de México de la Nueva España hijo
legítimo de Hernán Ruiz de Ahumada, y Leonor
de Jerez su mujer vecinos que fueron del puerto de
Santa María en los reinos de Castilla estando sano
del cuerpo, y en todo mi juicio y entendimiento
natural cual Dios Nuestro Señor fue servido dar
me creyendo como creo el misterio de la Santísima de Austria, esposa de Felipe III, o el Imperial Colegio de Madrid bajo el patronazgo de la
Trinidad y todo lo que confiessa Nuestra Madre la
Santa Iglessia Romana temiendome de la muerte
emperatriz María de Austria, hija de Carlos V37, o patrocinados también por importantes
que es cosa natural de que ninguno puede escapar religiosos contrarreformistas. El caso más célebre es el del cardenal arzobispo de Sevilla
codiciando poner mi alma en carrera de salvación,
y yo tomando como tomo para ello [f. 102v] por mi
don Rodrigo de Castro y su fundación del colegio de Santa María la Antigua en Monforte
abogada a la Virgen Santa María Nuestra Señora a de Lemos38.
la cual como a madre y amparo de los pecadores
suplico interceda por mi con su hijo preciossos mi
señor Jesucristo me perdone, perdone mis pecados Mientras, en la Nueva España, y ya desde el principio, la oligarquía local (mineros,
y mi ánima salve y lleve a su Santa Gloria y Reino
Celestial para donde fue criada. Otorgo que hago
comerciantes, ganaderos, hacendados) jugó un papel fundamental en el establecimiento de
mi testamento y en el distribuyo mis bienes según la Compañía. El caso de don Alonso de Villaseca, al patrocinar en 1576 la construcción de la
derecho en la forma y manera siguiente: Ítem.
Digo que por cuanto a mucho tieempo que yo he
iglesia y el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo de la ciudad de México, es sin duda
deseado hacer alguna fundación de colegio o casa paradigmático, como vamos a ver a continuación.
de la Compañía de Jesús, por la mucha devoción
que siempre he tenido a esta tan santa religión y
a su santo fundador el padre Ignacio de Loyola, y Desde el punto de vista artístico puede ser instructiva la comparación entre los tres
confiriendo conmigo y encomendándolo a Dios
Nuestro Señor cual cosa seria de mayor servicio
monumentos funerarios del antes mencionado cardenal de Castro, del propio Villaseca y del
suyo estoy resuelto, y determinado de fundar la primer patrono del noviciado de Tepotzotlán39, don Pedro Ruiz de Ahumada.

376
El primer patrono del noviciado de Tepotzotlán El bronce funerario, orante, del cardenal sevillano fue encargado en 1590 nada menos que al
fue el comerciante don Pedro Ruiz de Ahumada,
escultor florentino Giambologna, y el encargo fue vigilado personalmente por Fernando I de
cuya estatua funeraria se conserva hoy en la
Capilla Doméstica, pero quizás no fue ésta su Médicis. La escultura, como menciona Salort40, ha de ser considerada como un ejemplo más
ubicación original.
del éxito que tuvieron los grupos funerarios para el escorial de Carlos V y Felipe II
casa de probación o noviciado de la dicha Compañía realizados por Pompeo y Leon Leoni y que fueron los prototipos de escultura
por ser cosa que hasta ahora no la ha tenido ni
tiene de asiento en esta tierra, y con fundación
fúnebre a fines del XVI y bien entrado el XVII, como atestiguan también
propia como la acostumbra tener, y tiene en las estatuas fúnebres de los duques de Lerma para el convento de San
otras provincias, y que tanto es necesaria, como
seminario y fundamento de la misma religión pues
Pablo de Valladolid de 1608. Eventualmente sería colocada en 1603 en el
de ella han de salir los ministros y obreros que se muro del Evangelio del ábside de la iglesia de Santa María la Antigua
han de ocuparen esta Nueva España, y islas Filipinas
en la doctrina de españoles, y indios y nuevas
de Monforte de Lemos.
conversiones de gentiles y en los demás ministerios
que son del instituto de la dicha Compañía, y
poniendo en ejecución este mi desseo ruego y
encargo al padre provincial de la dicha Compañía
que eso fuere en esta Nueva España me admita
por fundador de la dicha cassa de probación o
noviciado, el cual quiero, [f. 103r] y desseo se funde
en esta ciudad distante y apartado de las demás
cassas, y colegios que hoy hay fundados en ella, o
en el pueblo de Tepotzotlán donde estoy informado
será muya propósito, por el buen sitio, temple, y
comodidad que allí hay, o en la parte y lugar que se
juzgare ser más conveniente porque esto lo remito
a su elección, y prudencia. Para lo cual mando
que de lo mejor, y más bien parado de mis bienes,
y en primer lugar tomen mis albaceas hasta en
cantidad de treinta y cuatro mil pessos en reales, y
los entreguen al dicho padre provincial para que el
susodicho de traza, y orden la mejor que convenga
para que los veinte y ocho mil pesos de ellos se
impongan a censos sobre posessiones abonadas, y
cuantiosas o se compren casas o otras haciendas
con que pueda haber de renta dos mil pessos de
oro común más o menos como alcanzare, todo
para el sustento de la cassa, religiossos y novicios
que de ordinario hubiere de haber en ella y los seis
mil pessos restantes para el edificio y iglesia que se
hubiere de hacer.” ANCh, fondo Jesuitas, libro 3, fol.
102r a 103r.

40
S. Salort P. op. cit, 62 y ss.
41
F. Florencia, Historia de la Provincia de la El sepulcro en mármol blanco del minero
Compañía de Jesús de Nueva España, México, Juan
Villaseca tenía poco que envidiar al anterior
Joseph Guillena Carrascoso, 1694, lib. V, cap. 1.
Nos resistimos a incluir aquí la descripción por si atendemos a la descripción del padre
su longitud, pero aparece tanto en Gonzalo
Florencia41, afortunadamente se conserva,
Obregón, “Un sepulcro plateresco en México” en
Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, no. aunque mutilado. Si hemos de hacer caso a
33, México, UNAM, 1964, pp. 46-47., como en M.
Gonzalo Obregón42 se situaba en el presbiterio de
Díaz, La arquitectura…, op. cit., pp. 32. También lo
describen Pérez de Rivas y Alegre. la iglesia del Colegio Máximo de San Pedro y San
42 Pablo de la ciudad de México.
G. Obregón, Idem.

43
Al menos Pérez de Rivas no la menciona en
Mientras, la estatua funeraria –por supuesto también
su descripción de la capilla Doméstica, lo cual
estimamos es muy significativo: “para reunirse, orante– del comerciante Pedro Ruiz de Ahumada, se conserva
orar y otros ejercicios devotos del rosario y los
hoy en la capilla Doméstica de Tepotzotlán, aunque tengo para mí que
discursos de los novicios necesitaban una capilla
privada donde por su gran devoción el santisimo debe haber pocas dudas en cuanto a que su situación original no debió diferir demasiado de la
sacramento pudiera ser guardado y visitado
de sus dos predecesores.43
por ello. Esta capilla la hicieron y acabaron con
tal perfeccion que se convirtió en una de las
mas bellas y esplendidas que tenemos en toda
Si exceptuamos cuestiones como la riqueza de los materiales o los artífices y nos centramos
la provincia. El techo es abovedado con bellos
adornos de diversos tipos; el retablo y el santuario en el tipo de representación o su situación en la iglesia, remarcando su importancia para la
del altar estan ricamente dorados; y todo esta
Compañía, parecen evidentes las ínfulas de los estamentos adinerados en la Nueva España a
dedicado a la devocion y la reverencia. El espacio
principal del retablo esta ocupado por la mas la hora de ejercer su patronazgo para con los jesuitas.
perfecta pintura de Nuestra Señora, bellamente
ejecutada y con gran destreza, copiada desde la
que esta en Santa Maria Maggiore en Roma, la Por lo que respecta a la familia Medina Picazo, su patronazgo se reflejó en las donaciones
cual el propio San Lucas Evangelista pinto, y a la
para la construcción de la iglesia en 1670, así como en la construcción de la Capilla de Loreto
cual nuestro San Francisco de Borja, deseoso de
devocion entre los catolicos, requirió permiso del y su camarín en 1679-8044. Este patronazgo, exhaustivamente estudiado por Tovar, todavía se
Cardenal Carlos Borromeo para ser copiada por
reflejaba en los inventarios del siglo XVIII como podemos ver:
un buen pintos. Obtuvo este permiso, aunque con
dificultad, e hizo varias copias en lienzo por un
excelente artista romano. Es uno de los que, como
[al margen: Iglesia mayor] Patronato de la Iglesia Principal de este Colegio.
preciosos tesoros, preservan en esta capilla que
es visitada y venerada por los novicios con tanto
afecto”. Andrés Pérez de Ribas, Crónica e historia
En el aposento del padre rector se halló una declaración hecha el año de 1690 por el padre
religiosa..., México, 1654, vol. II, libro 7, p. 170.
Pedro de Medina Picazo religioso professo de la Compañía en la cual expresa y declara, que
44
Francisco J. Alegre, Historia de la Provincia de la
en la fábrica de la iglesia gastó veinte y cuatro mil, y más pesos, herencia que hubo de padre, y
Compañía de Jesús de Nueva España, Roma. Institutum
Historicum Societatis Iesu, 1956, vol. III, lib. 9. madre, y algunos pesos más, que le dieron su madre, y hermanos, para concluir dicha fábrica;

378
Lo que dejaron atrás los expulsos: edificios de Tepotzotlán en 1767. Temas y problemas

El rico comerciante don Manuel Tomás de la


Canal era “caballero del hábito de Calatrava y
regidor de México”, así como benefactor del
Relicario de san José.

con la condición de declararlos patronos de dicha iglesia, lo que ejecutó dicho padre Picaso, y se
ve por la efigie que se halla puesta a un lado del altar mayor45; y de dos cartas que hallé dentro
de la misma declaración, la una escrita [f. 117v] por don Manuel de Medina Picaso el año de
45
Esta lápida fundacional se conserva aún al
mil setecientos sesenta a el padre Joseph de Utrera rector que era de este colegio por la que le
pie del retablo dedicado a san Ignacio de Loyola
colocado en el lado de la epístola del crucero da gracias del convite que le hacía para que assistiesse a la fundación de San Francisco Xavier,
de la iglesia. El texto es recogido por Consuelo
como patrón de la iglesia: y la otra del dicho padre Utrera al padre rector Joseph de Urbiola
Maquívar: “Da. Isabel Picazo matrona ilustre a
quien y sus herederos reconoce en su patronato que era de este colegio en la que le previene convide a don Pedro Lostal para la función de San
este templo que cedió y renunció el Pe. Pedro
Francisco Xavier como a patrón, por haber este casado con una de la Medinas, parientas del
de Medina Picazo su hijo con aprobación de N.P.
Gen. Juan Pablo Oliva. Dedicóse a 8 de setiembre padre Pedro Medina.46
de 1682 años”. Los retablos de Tepotzotlán, México,
INAH, 1982, p. 21.
La segunda capilla y Camarín de Loreto inaugurados el 25 de diciembre de 1733, tuvieron como
46
ANCh, fondo Jesuitas, libro 3, fol. 117r y v.
mecenas al rico comerciante don Manuel Tomás de la Canal47, quien aparece en uno de los óleos
47
Quien, no lo olvidemos, también patrocina de José de Ibarra que alhajan el cercano Relicario de san José, concretamente el Regreso a Egipto
la Capilla de Loreto en la iglesia del Oratorio de
San Felipe Neri en San Miguel de Allende, 1735. J.
y en el que se le apunta en la inscripción como “D. Manuel de la Canal caballero del hábito de
Bérchez, op. cit., p. 172. Calatrava y regidor de México, insigne benefactor de esta capilla”. En esas pinturas aparecen

379
Lo que dejaron atrás los expulsos: edificios de Tepotzotlán en 1767. Temas y problemas

(Página opuesta) Otro de los benefactores de los también otras figuras destacadas de la plutocracia novohispana, como don Jacinto Rojas García
jesuitas de Tepotzotlán fue don Diego Ruiz de
y don Francisco Ruiz de Castañeda (La muerte de San José de Francisco Martínez) e igualmente
Aragonés, retratado en el óleo de la Coronación de
San José realizado por el pintor José de Ibarra. don Diego Ruiz de Aragonés (Coronación de San José del propio Ibarra).

Por supuesto, no podemos desligar esta forma de patronazgo de la más común encarnada
en las obras pías. En ese rubro podríamos encontrar, como ejemplo, las mandas piadosas del
propio fundador, don Pedro Ruiz de Ahumada: “la carga de misas que quiso dicho fundador
se celebrasen por su intención está reducida a diez, una en la dominica infra octava de San
Pedro según se hacia con los fundadores de los colegios”48, del padre Pedro Medina Picazo:
“El padre Pedro Medina Picazo dio dos [al margen: 2 000 pesos] mil pesos para que con sus
réditos [al margen derecho: 100] celebrase la congregación de Nuestra Señora de Loreto la
fiesta de San Francisco Xavier la octava de la Natividad de María Santíssima; siete misas de
octava al señor San José, y se comprase cera para los domingos de mes”49, o de don Francisco
Ruíz de Castañeda:

48
ANCh, fondo Jesuitas, libro 8, fol. 294r. En
Don Francisco Ruiz de Castañeda dio [al margen: 1 000 pesos] mil pesos que se hallan
realidad las mandas testamentarias eran mucho
más acuciosas como podemos ver en la copia impuestos sobre la hacienda de Tequaque para [al margen derecho: 50 pesos] que con sus
del testamento: “en lo que toca a las missas y
réditos se celebrasen las misas de los sábados por la intención de su hijo el padre Pedro Ruiz de
sufragios que por mi se han de hacer, y decir
los remito al dicho padre provincial y rector de Castañeda de La Compañía extinguida. Deben cumplirse en forma específica. En el cuaderno
el dicho noviciado para que se digan los que la
de obras pías formado por el comisionado al folio 7 vuelta dice que de las escrituras resulta que
Compañía acostumbra a decir, y hacer para sus
fundadores, y bienhechores fuera de lo cual, sobre la hacienda de Tequaque se hallaban impuestos a favor de la congregación de Nuestra
ruego y encargo se me digan nueve missas
Señora de Loreto.50
cada año en las siete fiestas más principales de
Nuestra Señora, y día de San Francisco y día de la
conmemoración de los difuntos sin la que se suele
decir el día que se da la Candela a su fundador
Tal vez podríamos apreciar mejor el papel del mecenazgo en las construcciones en
o patrón que este día ha de ser el domingo Tepotzotlán acudiendo a la confrontación con otras grandes e importantes obras de
infraoctava de la fiesta del glorioso San Pedro”.
ANCh, op. cit, libro 3, fol. 102r a 106v. Parece que el
renovación de los regulares en los últimos años del siglo XVII y los primeros de la centuria
hecho de tratarse de un documento escrito ya en siguiente. En ese tenor, es notable como en esos años se renuevan el convento de la Merced,
el siglo XVIII había provocado la “pérdida” de parte
de las memorias del fundador.
fundamentalmente la obra del claustro, gracias al patrocinio de un poderoso miembro
del consulado de comerciantes, el conde de Miravalle; o la participación de otra de las
49
ANCh, fondo Jesuitas, libro 4, fol. 162r.
personalidades más destacadas del comercio novohispano, Pedro Ruiz de Castañeda, así
50
Ibidem, libro 4, fol. 161r. como de sus descendientes en la erección del nuevo santuario de Guadalupe (de hecho

381
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

a estos últimos se deberá en última instancia el establecimiento de la colegiata algunos


años después). También encontramos en esas coordenadas la reconstrucción de la iglesia
del convento de San Francisco, aunque todavía aún no tengamos información fidedigna
sobre quiénes patrocinan la obra, no parece muy difícil hipotetizar acerca de su origen y
pertenencia social.

Uno podría pensar qué ocurría con las catedrales y las construcciones seculares en este
ámbito, tal vez la diferencia con la catedral en este sentido estribaba más bien en que
se trata de un espacio ya dado, en el que aún las mayores exhibiciones de munificencia
terminan limitándose al adorno de alguna de las capillas, perdiéndose un poco en el
todo y quedando mediatizadas por la poderosa intervención del cabildo eclesiástico (otro
bastión criollo, pero enteramente diferente) en la organización del culto catedralicio,
mientras que una obra enteramente nueva (como las construcciones jesuitas o las obras
de los regulares) daba a los plutócratas novohispanos una proyección social y pública
muy especial. Si comparamos esto no sólo con el patrocinio de Ahumada en el siglo XVII,
sino con los que se constatan por parte del resto de miembros de esa élite novohispana
que estamos mencionando ya en el siglo XVIII, creemos que puede empezar a definirse
ya un cuadro de competencia y emulación social al interior de la propia élite de la tierra
harto significativo51.

Don Francisco Ruiz de Castañeda dio 1 000 pesos


“para que con sus réditos se celebrasen las misas
de los sábados por la intención de su hijo el
padre Pedro Ruiz de Castañeda de la Compañía
extinguida.”

51
Todo mi agradecimiento para el investigador
Iván Escamilla González, cuyas ideas (mucho
más que las mías), aparecen reflejadas en estas
conclusiones.

382
Lo que dejaron atrás los expulsos: edificios de Tepotzotlán en 1767. Temas y problemas

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386
E l c o leg i o y n o v i c i a d o d e
T e p o t z o tl á n e n 17 63

Verónica Zaragoza
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

1
Archivo Histórico de la Provincia Mexicana de la
Compañía de Jesús, caja 36, núm. 1434, Razón del
estado…, 1 de noviembre de 1763.

2
Rafael Heliodoro Valle, El convento de Tepotzotlán,
México, Biblioteca Enciclopédica del Estado de n el archivo histórico de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús
México, 1975; Marco Díaz, La arquitectura de los
se halla un documento titulado Razón del estado, que tiene este Colegio, y
jesuitas en Nueva España: las instituciones de apoyo,
colegios y templos, México, UNAM, 1982; María del Noviziado de Tepotzotlán, Oy 1.º de Noviembre de 1763 años y Mejoras, que en él, y sus Haziendas
Consuelo Maquívar, Los retablos de Tepotzotlán,
se an echo, desde la última Congregación de dicho Mes, del Año de 17571. Dicho manuscrito ha
México, INAH, 1982.
sido citado por Rafael Heliodoro Valle, Marco Díaz y María del Consuelo Maquívar2; además,
3
Gonzalo Obregón, “Datos sobre algunas obras
Gonzalo Obregón publicó algunos datos en un breve artículo3; sin embargo, no tenemos
de arte de Tepotzotlán”, en Boletín INAH, época II,
número 11, México, SEP-INAH, octubre-diciembre, noticia de que haya sido reproducido en su totalidad, por lo que nos pareció oportuno hacerlo
1974, pp. 43-46.
en esta ocasión y comentar en líneas generales su contenido.
4
Francisco Javier Alegre, Historia de la Provincia
de la Compañía de Jesús de Nueva España, Roma,
El documento está compuesto por tres folios manuscritos y la información se organiza en
Institutum Historicum S.J., 1956, p. 560.
dos columnas: la primera enlista el concepto u obras realizadas y la segunda el costo de
5
Ibidem, p. 565.
las mismas. El título del documento informa que los gastos reportados van de “la última
6
El Colegio de Tepotzotlán contaba con “Tres Congregación” —refiriéndose a la XXIX Congregación de la Provincia Mexicana de la
libros becerros o protocolos en los que asentaban
Compañía de Jesús que se llevó a cabo del 4 al 10 de noviembre de 1757 en el Colegio Máximo
las tierras que poseían, las donaciones que les
hacían y lo que gastaban en la fábrica de iglesia, de San Pedro y San Pablo—4 hasta “Oy 1° de Noviembre de 1763”, en el marco de la XXX
y obligaciones que tenía este colegio.” Archivo
Congregación Provincial que se realizó del 2 al 10 de noviembre de 17635, lo que nos permite
Nacional de Chile, en adelante ANCh, fondo
Jesuitas, vol. 279, Terzera Pieza. Inventario de papeles, suponer que el documento que se comenta resume otras cuentas más amplias6 y pudo haber
fechos por Tepotzotlán, Joseph Londoño y Pezuela,
sido elaborado por el entonces rector del colegio, Joseph de Utrera7, con el fin de dar cuenta a
fol. 116v.
sus superiores en dicha congregación.
7
Joseph de Utrera fue rector y maestro de
novicios en el Colegio de Tepotzotlán de 1761 a
1764. Francisco Zambrano y José Gutiérrez Casillas, De este modo, dicho texto tiene como fin dar a conocer la situación económica del noviciado
Diccionario bio-bibliográfico de la Compañía de Jesús
de Tepotzotlán, así como los gastos realizados en un periodo de seis años, cuyo total suma 99
en México, tomo XVI, Siglo XVIII, L-Z, Editorial
Tradición, 1977, p. 601. 367 pesos 3 ½ reales.

390
Una de las fuentes de ingreso del Colegio y
noviciado de Tepotzotlán era los censos que
funcionaban sobre una propiedad con un rédito
anual del 5 por ciento.
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Las cuentas están divididas en tres apartados: censos, mejoras y haciendas. Como la intención
esencial del documento es mostrar un panorama económico, se omite la información relativa
a los nombres de los artistas que colaboraron en dicha mejora u otros datos, se hace énfasis en
los costos de las obras ejecutadas.

Los censos

Para el siglo XVIII, el noviciado de Tepotzotlán era una de las fundaciones más
importantes de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús y contaba con diversas
tierras, haciendas y ranchos para su manutención. Con los ingresos que generaban estos
centros productivos se realizaron, desde los primeros años de esta centuria, diversas
construcciones y remodelaciones al inmueble: en 1708 se terminaron los dos niveles del
Patio de los Naranjos; en 1733 se estrenó la nueva Casa de Loreto y el camarín de la Virgen;
el Relicario de san José fue dedicado en 1738; en 1740 se concluyeron las obras en torno al
patio de cocinas y el sistema hidráulico que abastecía a este espacio del colegio; entre 1753
y 1758 se construyeron los retablos del templo de San Francisco Javier; la pintura mural del
8
La fábrica del templo había sido concluida
presbiterio y del crucero se ejecutó entre 1755 y 1756; por último, la fachada y la torre fueron
en 1682 y el importe de la misma fue de 24 000
pesos, que costeó la familia Medina Picazo. realizadas entre 1760 y 17628. Todas estas obras debieron resultar onerosas; por ejemplo, se
9 sabe que los tres retablos del presbiterio tuvieron un costo de 18 500 pesos de oro común.9
Guillermo Tovar de Teresa, Noticias sobre el retablo
mayor de Tepotzotlán, México, Antigua Librería El Libro de protocolo del colegio y casa del noviciado de Tepotzotlán informa que estas obras
Robredo e hijos, 1985, p. 15.
fueron pagadas “con dinero propio de dicho Colegio”10 lo que nos habla de una holgada
10
Manuel Toussaint, Paseos coloniales, México, situación económica.
Imprenta Universitaria, UNAM, IIE, 1962, p. 54.

11
Gisela von Wobeser, El crédito eclesiástico en la Una de las fuentes de ingreso al noviciado eran los censos que funcionaban como rentas sobre
Nueva España siglo XVIII, México, UNAM, Instituto
una propiedad, con un rédito anual de cinco por ciento11. El documento que comentamos
de Investigaciones Históricas, 1994.
contabiliza los censos en contra, a favor y a favor con gravamen, así como las dotaciones
12
ANCh, fondo Jesuitas, vol. 279, Instrucción de lo
consumidas y las deudas a favor y en contra, de lo que se puede concluir que dicho centro
que contienen las cuatro piezas de autos formados por
el licenciado don Joseph Londoño y Pezuela abogado de contaba con una economía estable al no tener deudas ni censos en contra. Si se comparan
los Reales Consejos de Su Majestad en la ocupación de
estos datos con los inventarios elaborados después del extrañamiento de la Compañía
el colegio noviciado que fue de los regulares en el pueblo
de Tepotzotlán, fol. 66r. continúa la misma percepción, como se muestra en la siguiente tabla12.

392
El colegio y noviciado de Tepotzotlán en 1763

Concepto Documento Inventario posterior a 1767


de 1763
Reales que se hallan (en el colegio) - 702
Censos en contra - -
Censos a favor 9 860 8 660
Réditos de los dichos censos - 433

Censos a favor con gravamen 8 640 8 640

Réditos a los dichos censos - 432

Censos a favor de la Congregación de Loreto - 8 472

Réditos a favor de dicha congregación - 423


Dotaciones consumidas 1 000 -

Deudas a favor 22 300 -

Deudas en contra 0 -

Las “mejoras”
Las mejoras registradas en el documento se llevaron a cabo a partir de 1757; es decir, cuando
las obras principales (retablos y pintura mural) del templo de San Francisco Javier habían casi
terminado. Por ello, los jesuitas dedicaron su caudal a la adquisición de diversos ornamentos,
alhajas, pinturas, etcétera, para engalanar los espacios de culto y otras zonas del noviciado.

El primer concepto que se registra son las alhajas13 elaboradas en plata y oro, como frontales,
13 palios, atriles, palabreros, lavabos, vasitos, varas de palio, cálices, sagrarios, pedestales para
El Diccionario de autoridades define el término
alhaja como “[…]todo aquello que esta ciriales, copones, custodias, hijuelas y vinajeras con un costo total de 31 476 pesos, 1 ½ reales.
destinado para el uso y adorno de una casa, ù
Éste es el gasto más alto que se registra en el documento, lo que explicaría que cuando se
de las personas: como son colgadúras, camas,
escritorios, etc. ò vestidos, joyas, etc.” Real realizaron los inventarios del colegio después de la expulsión de la Compañía se diera la
Academia Española, 1990, p. 207.
instrucción de proceder “al reconocimiento de los efectos, alhajas de oro y de plata, reales
14
En el inventario de alhajas se registró el “oro efectivos y demás” separándolos de “aquellos trastos aunque no despreciables, poco útiles”
y plata”, la “plata pesada” y los “ornamentos” de
o de menor valor14. Entre las alhajas destacan “una Corona de Plata, para Nuestra Señora
la capilla y sacristía del noviciado, de la iglesia
principal y su sacristía, así como de la capilla de de la Luz” y “una Diadema y Vara para Señor San Joseph” que debieron elaborarse para las
Loreto y sacristía. ANCh, fondo Jesuitas, vol. 279,
esculturas principales de los retablos laterales de la nave de la iglesia y que, en la actualidad,
Segunda pieza de autos inventarios de alhajas de el
colegio de Tepotzotlán, fol. 25r. ya no se conservan.

393
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Las esculturas de Nuestra Señora de la Luz y


del Señor San José, que se ubican en los retablos
laterales del templo, llevaban originalmente una
diadema y una vara de plata, respectivamente.

15
Según definición del Diccionario de autoridades
en su segunda acepción, los ornamentos
son “las vestiduras sagradas que se visten los
Sacerdotes y los Obispos quando celebran, lo que
comprehende tambien los adornos del Altár que
son de lino ù seda: como los mantéles, el frontal,
etc.” Real Academia Española, 1990, p. 58.

16
ANCh, fondo Jesuitas, vol. 279, Segunda pieza...,
fol. 45r.

17
No fue posible localizar información sobre este En segundo lugar se enumeran los ornamentos15 realizados para la iglesia y la sacristía como
benefactor.
son casullas, dalmáticas, capas, estolas, frontales, mucetas, albas, amitos, corporales y “otras
18
En el inventario de 1767 se consignan estas varias cosas”, elaborados en distintas telas y guarnecidos con oro o plata. Además, se hizo
obras en el claustro bajo del noviciado: “La vida de
“una Túnica de Terciopelo morada para el Jesús Nazareno de la Capilla, guarnecido y todo
San Estanislao en seis medios óvalos grandes y en
medio un lienzo de nuestra Señora de Guadalupe.” con Galón y punta de Oro”. Esta imagen no se conserva pero en los inventarios posteriores al
ANCh, op. cit., vol. 279, Segunda pieza…, fol. 42v.
extrañamiento de la Compañía se registró en la sacristía de la capilla de novicios “una messa
19
Véase Gante, 1958; Carrillo y Gariel, 1972; de cajones de cedro para la custodia de los ornamentos y encima un retablo de madera con un
Toussaint, 1990.
Jesús Nazareno, túnica de terciopelo morado y franja de oro […]”, descripción que corresponde
20
Los títulos de los lienzos son los siguientes: a la de las mejoras16. Para la misma capilla, el licenciado don Mathías Joseph Fernández de
Nacimiento y bautizo de san Estanislao de Kostka;
Silva dio cinco casullas, dos albas y dos amitos con un valor de 730 pesos17. También fue
Huida y comunión de san Estanislao de Kostka; San
Estanislao recibe la orden de la Virgen de entrar a donada una alfombra para el presbiterio de la iglesia valuada en 300 pesos.
la Compañía y recibe la comunión de manos de los
ángeles; San Estanislao pide su ingreso a la Compañía
de Jesús y es dedicado a servir a los colegiales; Llegada a En esta relación destacan los lienzos elaborados para diversos espacios del colegio y la
Roma y noviciado de san Estanislao de Kostka; Favorece
sacristía. Por ejemplo, los “7 lienzos para el tránsito de la Enfermería, los 6 con la Vida de San
con sus ruegos a Polonia y recibe el Santo Viático.
Cuadros con escenas de la vida de San Estanislao de Stanislao Koska, y el otro de Nuestra Señora de Guadalupe” que costaron 540 pesos, 1 real18.
Kostka, 1978; AA. VV., Pintura novohispana, Museo
Estas obras fueron firmadas por José Padilla, pintor del que se desconocen datos biográficos
Nacional del Virreinato, Tepotzotlán, 1996.
sólo se sabe que trabajó en México entre 1759 y 177119. La serie del santo jesuita fue firmada
21
El Museo Nacional del Virreinato conserva otras
en 1759 y se conserva en el mismo lugar para el que fue realizado20; mientras que el lienzo de
obras del pincel o atribuidas a este pintor. Pintura
novohispana, AA. VV., op. cit. la Virgen de Guadalupe se ubica en el coro de la iglesia21.

394
Los jesuitas pagaron al pintor José Padilla la
cantidad de 540 pesos 1 real por seis lienzos de
la vida de san Estanislao de Kostka y uno de la
Virgen de Guadalupe.

395
El colegio y noviciado de Tepotzotlán en 1763

(Página opuesta) En la segunda mitad del siglo Asimismo, se hicieron “4 Lienzos con sus Marcos, para el Pasadizo, que va del Tránsito a la
XVIII, la sacristía se “adornó” con una cajonera
Iglesia” que costaron 193 pesos y 5 ½ reales, que actualmente no se conservan. Estos lienzos
nueva, 11 lienzos del pincel de Miguel Cabrera y
dos tazas de bronce para el aguamanil. podrían ser los “cuatro medios óvalos grandes en el tránsito que baja a la sacristía” que enlista
un inventario de 176822. Según Obregón, dichas pinturas representaban a Nuestra Señora de
22
ANCh, fondo Jesuitas, vol. 279, Segunda pieza..., Guadalupe, la Virgen de Loreto, a Piedad y Nuestra Señora del Rosario23.
fol. 42v.

23
Obregón, op. cit., p. 46. También se realizó “un Lienzo del tránsito de Señor San Joseph para la Tribuna, que sale de
24 la enfermería, para la Capilla” que costó 50 pesos, 4 reales. Obregón identificó esta obra con el
Ibidem, pp. 44, 46; Pintura novohispana, op. cit.,
p. 72. medio punto que se conserva en el museo y se titula Agonía de san Francisco Javier y muerte de
25 san José, atribuido a José Padilla24.
Obregón, op. cit., p. 44.

26
Los títulos de los lienzos son: Alegoría del Arca de
La sacristía del templo se “embigó” y adornó con cajones nuevos y once lienzos con sus marcos con
la Alianza y la Eucaristía; La Eucaristía con las Virtudes
Teologales; Preparación del Lavatorio; El Lavatorio; un costo de 1 871 pesos, 4 reales. Obregón sostiene que el envigado debe referirse al “entarimado
El Cenáculo; Celebración de la Pascua; Institución de
del piso, ya que la sacristía es una pieza de bóveda”25, afirmación con la que coincidimos. La
la Eucaristía; Institución del vino; Comunión de los
apóstoles; Jesús anuncia la traición de Judas y Alegoría cajonera se conserva in situ y se realizó para la custodia de los ornamentos. Los lienzos están
de la Inmaculada Concepción. Pintura novohispana...,
firmados por el pintor Miguel Cabrera, 10 de los cuales están dedicados al sacramento de la
op. cit., Museo Nacional del Virreinato, Tepotzotlán,
tomo 2, 1994, pp. 177-181. Eucaristía y el último a la Inmaculada Concepción26. Para el mismo espacio se hicieron dos tazas
27 de bronce en forma de concha para el aguamanil que costaron 126 pesos, 7 ½ reales.27
En un inventario también se registra la
cajonera, los lienzos y el aguamanil de la sacristía,
más otros objetos que ya no se conservan, como
Además, se “enlosó el Patio del Noviciado, y se ha compuesto la Bóveda de nuestros entierros”,
pequeñas pinturas, dos crucifijos y una “mesa
altar” con un sagrario “de talla dorado con su pie ambas obras con un costo de 352 pesos. Según Obregón, el patio al que se refiere el documento
encarnado y molduradas doradas”. ANCh, op. cit.,
“puede ser el que llamamos ahora ‘patio de la cocina’, el cual conserva aún su enlosado en piedra
vol. 279, Segunda pieza..., fols. 43v-44r.
rosa de Tenayuca”28; sin embargo, nosotros creemos que se trata del Patio de Naranjos. Este
28
Obregón, op. cit., p. 44.
espacio estaba destinado al estudio y descanso de los novicios, mientras que el patio de las cocinas
29
Mónica Martí, Los afanes apostólicos de la servía para que los coadjutores llevaran a cabo sus labores cotidianas29. La bóveda de los entierros
Compañía de Jesús y la necesidad de espacios en el
es la actual cripta, ubicada en la parte baja del presbiterio del templo de San Francisco Javier.
colegio jesuita de Tepotzotlán, 1583-1767, Informe de
año sabático, 1 de abril de 2004, 47 h., pp. 25-26.

30 Asimismo, se adquirieron “varios Juegos de Libros” para el aposento o librería del rector
El inventario de la librería del noviciado de
Tepotzotlán fue realizado en 1785. Ignacio Osorio con un valor de 314 pesos, 6 reales, sin dar detalles sobre los títulos o autores de dichas
Romero, Historia de las bibliotecas novohispanas,
obras. Hay que recordar que además de la librería o biblioteca común los padres contaban
México, SEP, Dirección General de Bibliotecas,
1986, p. 217. con una personal30.

397
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

31
Estos aposentos debieron ubicarse alrededor del
patio de la botica.

32
Las obras iniciaron el 29 de diciembre de 1760 y
terminaron el 31 de julio de 1762. Obregón, op. cit,
pp. 43-44.

33
Ildefonso de Iniesta Bejarano nació en la
ciudad de México en 1716 y murió en 1781. Glorinela
González Franco, “Un arquitecto novohispano
Ildefonso de Iniesta Vejarano y Durán (1716-1781)”,
en Boletín de Monumentos Históricos, México,
INAH, núm. 11, 1990, pp. 2-9; Natalia Silva Prada,
“Oficio y arte: don Ildefonso de Iniesta Bejarano,
un arquitecto novohispano, 1716-1781”, en Historia
Mexicana, México, El Colegio de México, 182, vol.
XLVI núm. 2, octubre-diciembre, 1996, pp. 279-323;
Guillermo Tovar de Teresa, Repertorio de artistas
en México. Artes plásticas y decorativas, 3 tomos,
Singapur, Espejo de Obsidiana, 1997.

34
En un inventario posterior al extrañamiento
de la Compañía se enlista lo siguiente: “Ítem. En Entre las obras de cal y canto que se construyeron se registran “tres aposentos altos en la
la torre grande de tres cuerpos trece campanas
Enfermería” que costaron 442 pesos, 6 ½ reales31. Además, se erigió la portada y la torre del
de varios tamaños en la chica, tres y en el centro
deste colegio cinco dichas para el gobierno templo en “Cantería labrada” con un costo de 25 730 pesos, siendo el segundo gastó más
interior de todos tamaños.” ANCH, op. cit., vol.
importante después de las alhajas de oro y plata32. Dicha fachada y torre han sido atribuidas
279, Segunda pieza…, fol. 44r.
al arquitecto Ildefonso de Iniesta Bejarano, integrante de una importante familia capitalina
35
Abelardo Carrillo y Gariel, Campanas de México,
de arquitectos y autor de diversas obras en las que utilizó el estípite en el exterior33.
México, UNAM, IIE, 1989, p. 88.

36
“Todas estas campanas llevan en relieve
Para concluir con las mejoras del inmueble, las cuentas informan sobre la fundición de 13
inscripciones donde se especifica a quién están
dedicadas, la fecha y, algunas, una cruz formada por campanas y esquilas de diversos tamaños para la nueva torre del templo, junto con dos más
medio de cuadraditos pequeños simulando cada
para el “Relox y Esquila de Comunidad” con un costo total de 7 973 pesos34. Actualmente, la
uno, una flor de cuatro pétalos; no faltan las que
muestran algún monograma y solamente las […] torre cuenta con 12 campanas de las cuales siete fueron fundidas por Bartolomé Espinosa,
que nos referimos llevan la auténtica de Espinosa.
“tintinero” activo entre 1762 y 1787 que también trabajó para la Catedral de México35. Estas
Dos de ellas tienen, también en relieve, la imagen
del santo de su advocación: una la de San Ignacio de campanas están dedicadas a Santa Ana, la Virgen de Soterraña, san Ignacio de Loyola, san
Loyola y otra la de San Francisco Xavier.” Ibidem, p. 87.
Miguel, san José, san Francisco Javier y María Inmaculada; sin embargo, una de ellas está
37
Alma Montero Alarcón, “Noticias del reloj de fechada en 176936. El reloj de la comunidad también se conserva y “está conectado a un
torre de Tepotzotlán” en Boletín del Museo Nacional
sistema de campanas que se encuentran ubicadas de manera vertical en una pequeña torre”
del Virreinato, Nueva Época, enero-febrero, 1993,
núm. 6, pp. 1-6. ubicada sobre la capilla de novicios37.

398
(Página opuesta) Para la nueva torre del templo
fueron fundidas trece campanas y esquilas
de diversos tamaños, siete de las cuales están
firmadas por el maestro Bartolomé Espinosa y
dedicadas a distintos santos.

La portada y la torre de la iglesia de San Francisco


Javier, construidas en “cantera labrada”, tuvieron
un costo de 25 730 pesos.

399
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Con el fin de medir el tiempo de las actividades de


la comunidad del colegio, se mandó construir un
reloj conectado a un sistema de campanas que se
ubican en una pequeña torre sobre el claustro alto
de los aljibes.

Las haciendas

Según el inventario de la Junta de Temporalidades, el noviciado de Tepotzotlán contaba


con nueve haciendas: Xalpa, Concepción, Xuchimangas, Portales, Temoaya, Casa Blanca,
Gavia, Colima y Santa Inés, dedicadas a diversas actividades como labor del campo,
astillero, producción de pulque y cría de ganado mayor y menor38. El trabajo y fruto de estos
centros productivos era muy importante para la Compañía, pues tenían como fin lograr el
“sustento de los religiosos, y alivio de sus Colegios”39. El último apartado del documento que
comentamos está dedicado al costo de las mejoras realizadas en algunas de estas haciendas.

En la Concepción, San Juan Bautista y Xalpa se construyeron potreros “de Cerca de Piedra, para
el resguardo de sus Pastos”. Una de las principales tareas del administrador de la hacienda era el
38
ANCh, op. cit., Instrucción de lo que contienen
las cuatro piezas de autos formados por el licenciado
cuidado de estos pues debía “tener y conservar pastos competentes para los ganados, y bestias de
don Joseph Londoño y Pezuela abogado de los Reales la hacienda, porque si no comen se enflaquecen, no trabajan y se mueren”40.
Consejos de Su Majestad en la ocupación de el colegio
noviciado que fue de los regulares en el pueblo de
Tepotzotlán, fol. 66r. Para el “Aguaje de los Ganados” se hicieron jagueyes en San Juan Bautista, Xalpa y Temoaya,
39
Instrucciones a los hermanos jesuitas
obra realizada para el aprovisionamiento de agua.
administradores de haciendas, México UNAM,
Instituto de Historia, 1950, p. 137.
En Xuchimangas se hizo “un Gavillero de Cal, y canto, para encerrar el Trigo” con un costo
40
Ibidem, pp. 117-118. de 1 177 pesos, 5 reales. El grano que se guardaba era distribuido según las órdenes del

400
El colegio y noviciado de Tepotzotlán en 1763

procurador o rector del colegio: en primer lugar para el sustento del colegio y en segundo para
el gasto de la hacienda41.

Por último, en la Gavia se construyó una capilla que costó 2 201 pesos, 3 ½ reales. El
administrador de la hacienda debía vigilar la manutención de la capilla para que “Dios
cuidará sus campos y multiplicará sus frutos según se lo pide la Iglesia a Dios en el día de
Corpus”42. La capilla estaba a cargo del capellán y en caso de morir uno de los padres podía ser
enterrado en este recinto. También, se hicieron “varias piezas de vivienda de cal y canto” que
costaron 1 084 pesos, 4 reales. Estas habitaciones debieron ser fabricadas para recibir a otros
“sujetos de la Compañía que van a las haciendas a tener algunos días de vacaciones” después
de trabajar todo el año en tareas literarias43.

Colofón

A partir de la lectura del documento es posible advertir los cuantiosos gastos realizados por
la Compañía entre 1757 y 1763 para aderezar algunos espacios del noviciado de Tepotzotlán.
Destacan las alhajas y los ornamentos realizados para el templo, la sacristía y la capilla de
novicios; así como los lienzos de Miguel Cabrera y José Padilla, o la fachada del templo que dio
la imagen actual al recinto. Además, las obras en las haciendas dan cuenta de la importancia del
41
Ibidem, pp. 168-169. mantenimiento de las mismas para continuar con los beneficios que éstas daban al colegio.
42
Ibidem, p. 86.
Dichas obras debieron estar a cargo del padre Pedro Reales44 –quien adornó el templo de San
43
Ibidem, p. 245.
Francisco Javier “con diez magníficos altares y preciosos y abundantes ornamentos”45 –y el
44
Pedro Reales fue rector y maestro de novicios padre Joseph de Utrera, pues una de las funciones de los rectores era “conservar y administrar
en Tepotzotlán de 1750 a 1760. Zambrano y
las cosas tenporales [de los colegios], proveyendo a las necesidades, ansí del edificio material
Gutiérrez Casillas, op. cit., p. 417.
como de los Scolares”.46
45
M. del C. Maquívar, op. cit., p. 99.

46
Obras de San Ignacio de Loyola, transcripción, En 1767, Carlos III dio la orden del extrañamiento de la Compañía de Jesús de todos sus
introducción y notas de Ignacio Iparraguirre,
dominios. En 1775, el arzobispo Alonso Núñez de Haro y Peralta visitó el ex colegio jesuita y
Cándido de Dalmases y Manuel Ruiz Jurado, Madrid,
Biblioteca de Autores Cristianos, 1997, p. 534. declaró a la Real Junta que se hallaba:

401
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

lastimosamente deteriorado, y anunciando su última ruina: que el templo fuera de lo que


han padecido sus paredes, se halla reducido a habitación común de los cacomiztles y las aves,
teniendo entrada franca por todas sus ventanas por faltar el resguardo de la vidrieras y que
en los retablos ya deslucidos por carecer de ventilación, han formado sus nidos, viéndose ellos
y los altares llenos de sus excrementos, y la fábrica de el colegio en tal constitución por las
aberturas de sus paredes y corrupción de las maderas que está persuadido a que dentro de
cuatro o cinco años, si continua de ese modo, se habrán hundido los techos y arruinado mucha
parte del edificio, sin que tenga efecto, ni el destino que se le dio por la antigua junta, si acaso
es practicable, ni otro que se le quiera dar.47

por lo que solicitaba utilizarlo para retiro voluntario de clérigos. Esta propuesta fue aceptada
por el monarca y su Consejo de Indias y, en 1777, se creó el seminario para instrucción, retiro
voluntario y corrección de clérigos seculares que ayudó a salvar la edificación y parte de sus
obras de la total ruina48.

47
ANCh, fondo Jesuitas, vol. 279, Minuta de
Consulta de aplicación del Colegio Noviciado del Pueblo
de Tepotzotlán reino de Nueva España, fols. 149r-149v.

48
Colegio seminario de Tepotzotlán para instrucción,
retiro Voluntario y Corrección de clérigos seculares,
México, INAH, 1993, p. 10.

402
El colegio y noviciado de Tepotzotlán en 1763

Anexo

Razón del estado, que tiene este Colegio, y Noviziado de Tepotzotlan, Oy 1.º de Noviembre de
1763 años y Mejoras, que en él, y sus Haziendas se an echo, desde la última Congregación de
dicho Mes, del Año de 1757

Censos en contra, no tiene ningunos dicho Colegio, porque aunque reconoze un mil pesos
perpetuos, a favor de el Señor Conde de Santiago: estos los tiene impuestos sobre las Casas
de el Estado, y Marquesado del Valle: y en el ínterin no fallaren, no se deven poner en
contra……………..…..…………..…..…………..…..…………..…..…………..…..…………..…..…………..…..…………..…..………
0 pesos

Censos a su favor, tiene la cantidad de 9,860 pesos aviendo bajado desde la última Congregación
3,500 que an redimido, y se allan en ser, para volberlos a imponer, en allándose Finca
segura…………..…………..…..…………..…..…………..…..…………..…..…………..…..…………..…..…………..…..…………... 9 860 pesos

Censos a favor, con gravamen, tiene la cantidad de…………….…..…………..…..…………..…..………….….. 8 640 pesos

Dotaciones consumidas, tiene un mil pesos………………………...…..…………..…..………….........................


1 000 pesos

Deudas a su favor, tiene la cantidad de……………………………………..…………..…..…………..…..…………..…. 22 300 pesos

Deudas en contra, no tiene ningunas, grazias a Dios………….…..…………..…..…………..…..…………..…. 0 pesos

Mejoras que se an echo desde la última Congregación


Primeramente se a echo una Corona de Plata, para Nuestra Señora de la Luz, una Diadema,
y Bara, para Señor San Joseph, 7 Frontales, 7 Palios, 4 Atriles, 3 Palabreros, 3 Evangelios, 3
Lababos, 2 Basitos, para purificar los Dedos, 8 Baras de Palio, un Guión, 24 Cálizes, los 12,
para los días comunes, y los otros 12, para los de primera Clase, un Sagrario, para la Iglesia, 2
Pedestales; para los Ciriales de la Capilla, 1 Frontal, y 2 Atriles, para el Altar de la misma. Un
Copón de Oro, 2 Custodias, un Cáliz, 2 Hijuelas, y 2 pares de Vinageras, con sus Platillos, de lo
mismo: cuias Alajas referidas, todas de Plata, y Oro, an tenido de costo la cantidad de treinta y 31 476 pesos
un mil quatrozientos setenta y seis pesos………………………………………………………………………………………….. 1 ½ real

Yttem. Se an echo, para la Yglesia 6 Casullas 2 Dalmaticas, y 10 Palias de media tela encarnada, 1 032 pesos
con Metal de Oro, guarnecidas con punta entera, y media punta de lo mismo, y costaron……….... 3 reales

Yttem. Se an echo 2 Casullas, 2 Dalmáticas, 3 Estolas, 1 Capa, y un Frontal de Terciopelo negro, 749 pesos
guarnecido con Galón de Plata, que costaron…………………………………………………………………………………….. ½ real

33 257 pesos
5 reales

Pasa a la buelta

403
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Por la suma de la buelta pasa el importe de las Mehoras, con……………..…………..…..…………................. 33 257 pesos
5 reales

Yttem. Se hicieron 8 Casullas, 2 Dalmáticas, 1 Capa y 10 Palias de Persiana Morada con Metal 1 804 pesos
de Oro que costaron……………..……………………..…………..…..…………..…..…………..…..…………..…..…………..…..…… 5 reales

Yttem. Se hizo una Casulla con 3 Palias de Glasé de Oro, con fondo berde que costaron…………… 129 pesos
4 reales

Yttem. Se hizo un Palio de Persiana blanca, con flores de Oro y seda, aforrado en Capichola 359 pesos
carmesí guarnezido con fleco, y punta de Oro que costó……………………………………………….………………. ½ real

Yttem. Se hizieron 2 Casullas y una Muzeta de dicha Persiana, guarnecidas con punta de Oro,
que costaron…………………….…………………………………..…………..…..…………..…..…………..…..…………...................... 346 pesos

Yttem. Se hizo un Ornamento entero de Persiana blanca, con Metal de Oro, y flores de Seda, 566 pesos
que costó………………………….…………………………………..…………..…..…………..…..…………..…..………….................... 5 reales

Yttem. Se hizieron 8 Casullas de Listrina blanca, 3 dichas Moradas de Damasco, 4 dichas verdes
de lo mismo, 1 Paño de Púlpito de Persiana morada, con flores de Oro, y una Túnica de Terciopelo 1 081 pesos
morado para el JESÚS Nazareno de la Capilla, guarnecido todo con Galón, y punta de Oro, y costó 2 ½ reales

Yttem. Se hizieron 10 Alvas de Bretaña con encages anchos de Flandes, 22 Amitos, 20 526 pesos
Corporales y otras varias cosas para la Sacristía, que an costado………………………………………………… 2 reales

Yttem. dio el Lizenciado don Mathias Joseph Fernandez de Silva, para la Capilla del Noviciado, 730 pesos
5 Casullas, 2 Alvas, y 2 Amitos, avaluado todo en……

Yttem. dieron para el Presviterio de la Yglesia, una Alfombra, abaluada en……… 300 pesos

Yttem. Se hizeron 7 Lienzos para el tránsito de la Enfermería, los 6 con la Vida de San Stanislao 540 pesos
Koska, y el otro de Nuestra Señora de Guadalupe, los que costaron………………………………………… 1 real

Yttem. Se hizieron 4 Lienzos con sus Marcos, para el Pasadizo, que va del Tránsito a la Yglesia, 193 pesos
que costaron………………………………………… 5 ½ reales

Yttem. Se hizo un Lienzo del tránsito de Señor San Joseph, para la Tribuna, que sale de la 50 pesos
Enfermería, para la Capilla, que costó…………………………………………………………………………………………… 4 reales

Yttem. Se embigó, y adornó la Sacristía de la Yglesia, con Cajones nuebos, y 11 Lienzos, con sus 1 871 pesos
Marcos, lo qual costó………………………………….. 4 reales

Yttem. Se hizieron 2 Tazas de Bronze, para el Aguamanil de dicha Sacristía, que costaron………… 126 pesos
7 ½ reales

Yttem. Se enlosó el Patio del Noviciado, y se a compuesto la Bóbeda de nuestros Entierros, y costó 352 pesos

Yttem. Se an comprado varios Juegos de Libros, para el Aposento, o Librería de el P. Rector que 314 pesos
an costado....................................................................................................................................................................... 6 reales

42 550 pesos
4 reales

Pasa a la buelta

404
El colegio y noviciado de Tepotzotlán en 1763

Por la suma de enfrente, pasa el importe de las Mejoras, con…… 42 550 pesos
4 reales

Yttem. Se hizieron tres Aposentos altos en la Enfermería, que 442 pesos


costaron…………………………………………………………………………………….. 6 ½ reales

Yttem. Se a echo una Portada y Torre en la Iglesia, una; y otra de Cantería labrada que a 25 730 pesos
tenido de costo…………………………

Yttem. Se an fundido 13 Campanas, y Esquilas de diversos tamaños, para la Torre nueba, 7 973 pesos
que juntas a otras dos, que también se fundieron, para las horas del Relox y Esquila de
Comunidad, an costado……………………

[Al margen: Haziendas]

Yttem. Se hizo en la Hazienda de la Concepción, un Potrero, de Cerca de Piedra, para el 1 898 pesos
resguardo de sus Pastos, que costó…..…………..…..…………..…..…………..…..…………..…..…………..…..…… 1 real

Yttem. Se hizo otro Potrero en la Hazienda de San Juan Bautista, con el mismo fin, que 4 543 pesos
costó……………………………….…………………………………………….…..…………..…..…………..…..…………..…..…………

Yttem. Se hizo otro Potrero, en la Hazienda de Xalpa, para el propio efecto, que costó…… 6 451 pesos
7 ½ reales

Yttem. Se hizo un Jaguey, para Aguage de los Ganados, dentro del Potrero de la Hazienda 1 914 pesos
de San Juan Bautista, que costó………………………………..…………..…..…………..…..…………..…..………….. 5 reales

Yttem. Se hizieron 2 Jagueyes en la Hazienda de Temoaia, que an tenido de costo………… 2 405 pesos

Yttem. Se hizo otro Jaguey, en la Hazienda de Jalpa, que costó...…..…………..…..…………........... 994 pesos
7 reales

Yttem. Se hizo en la Hazienda de Xuchimangas, un Gavillero de Cal, y canto, para encerrar 1 177 pesos
el Trigo, que costó……………………..…..…………..…..…………..…..…………..…..…………..…..…………..…..………….. 5 reales

Yttem, Se hizo en la Hazienda de la Gavia, una Capilla de Cal, y Canto, que costó……………… 2 201 pesos
3 ½ reales

Yttem. Se an echo en dicha Hazienda, varias piezas de Vivienda de Cal y Canto, que an 1 084 pesos
costado…………………………………………..…………..…..…………..…..…………..…..…………..…..…………..…..………….. 4 reales

Suman las Mejoras, la cantidad de noventa y nueve mil trescientos sesenta y siete pesos 99 367 pesos
tres y medio reales 3 ½ reales

405
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Fuentes consultadas

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408
E l d est i n o d e l a s r el i q u i a s
y l o s r el i c a r i o s d e l o s C o leg i o s
d e T e p o t z o tl á n t ra s
l a e x p u ls i ó n jes u i ta

Gabriela Sánchez Reyes


El destino de las reliquias y los relicarios de los colegios de Tepotzotlán tras la expulsión jesuita

(Página opuesta) El Libro de Protocolo dedica un Las reliquias y el culto católico


capítulo al tema de las reliquias que resguardaba
el Colegio de Tepotzotlán indicando, además, los
nombres de las personas que las donaron.

        a devoción a las reliquias se inició desde el año 312 con la llamada “Paz
        de Constantino”, que significó el fin de las persecuciones a los cristianos y el
reconocimiento de los mártires. Con el tiempo, los doctores de la Iglesia y el papado acreditaron
estos objetos, mientras que los fieles las reverenciaron como parte de la religiosidad en torno
a los santos. Sin embargo, siempre han existido opositores a su veneración. Desde el siglo IV,
san Jerónimo registró el caso de un monje llamado Vigilantius que consideró algunas prácticas
populares como idolátricas, argumento que se repetiría posteriormente.

Durante el siglo XVI, una de las críticas que la Reforma realizó a la Iglesia católica fue
justamente el de las reliquias, esta época fue testigo del florecimiento en torno a esta
devoción como parte de la Contrarreforma. De acuerdo con los preceptos acordados en
el Concilio de Trento (1545-1563)1, en la sesión XXV, titulada De la invocación, veneración
y reliquias de los Santos y de las sagradas imágenes, se recomendó al clero la obligación de
instruir a los fieles “sobre la intercesión e invocación de los santos, honor de las reliquias, y
uso legítimo de las imágenes”2, insistiendo en su papel como intercesores. De igual forma
se ratificó la veneración a sus restos mortales, porque a través de ellos Dios ofrece múltiples
beneficios a los hombres3.
1
El sacrosanto y ecuménico Concilio de Trento, sesión
XXII, cap. III, Ignacio López de Ayala (trad.),
Madrid, Imprenta de Ramón Ruiz, 1798, p. 241. Otro decreto complementario para evitar supersticiones fue que no se admitieran
2 nuevos milagros ni se adoptaran nuevas reliquias sin antes haber sido aprobadas por un
Ibidem, pp. 355-360.
obispo4. En este contexto, órdenes religiosas como la Compañía de Jesús y el Carmelo
3
Ibidem, p. 356.
Descalzo promovieron este tipo de devoción, en especial al conservar los cuerpos de
4
Ibidem, p. 360. sus fundadores que representaban el modelo de santidad contrarreformista; ambas

413
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

órdenes se distinguieron por ser grandes promotoras de este culto al formar y ostentar
importantes colecciones de reliquias de santos. En las fundaciones jesuitas de la Nueva
España, apenas transcurridos unos años desde su arribo en 1572, sus colegios e iglesias
sobresalieron por la diversidad de reliquias, con sus respectivos relicarios, que protegían
sus misiones.

La palabra reliquia proviene del latín reliquia-reliquiae, es decir restos. En el culto católico
se refiere a los “restos de los santos”; que puede ser cualquier fragmento corporal u objeto
con el que tuvo contacto físico. El cuerpo santificado se venera porque el ser humano está
considerado como templo de Dios donde habita el Espíritu Santo; de ahí que estos vestigios
sean tan apreciados porque son un fragmento donde habitó Dios y son, en síntesis, un punto
de contacto con lo divino.

La Iglesia acepta diversos tipos de reliquias, de ahí la necesidad de tener clara su


clasificación para facilitar su identificación adecuadamente5. En primer lugar existen
las reliquias “insignes”, es decir, los fragmentos de la Santa Cruz o Lignum Crucis, así
como los instrumentos de la Pasión de Cristo. Entre ellas también se encuentran los
cuerpos enteros de los santos o una extremidad grande como una cabeza o un brazo. Un
segundo grupo son las llamadas “notables”, que pueden ser huesos más pequeños como
de manos y pies, y por último, las denominadas “exiguas”, que son aquellas osamentas
de menores dimensiones como un diente o una vértebra. Quizá uno de los tipos más
frecuentes es aquél que se denomina “por contacto” y se obtiene al tocar directamente un
objeto o tela al cuerpo de un santo. Este tipo de reliquias fue favorecido por el papa san
5 Gregorio Magno (590-604) en el siglo VI, con el objeto de frenar el desmembramiento de
Gabriela Sánchez Reyes, Relicarios novohispanos
a través de una muestra de los siglos XVI al XVIII, tesis los cuerpos6.
de maestría, México, UNAM, 2004.

6
Louis Réau, Iconografía del arte cristiano. En la identificación de cada reliquia se utilizan pequeñas bandas de papel denominadas
Introducción general, Barcelona, Ediciones de
“cédulas” donde se inscribe el nombre del santo7. Para que las reliquias puedan ser expuestas
Serbal, 1997, vol. 3, pp. 465-467.
a la veneración pública es indispensable que tengan sus respectivas cédulas, de manera
7
Yves Le Fur, Reliques d’Europe et d’Océanie. “La mort
que los fieles reconozcan los restos del santo, de igual forma, se requiere de un documento
n’en saura rien”, Paris, Museé National des Arts
d´Afrique et d´Océanie, ficha 62, p. 208. denominado “auténtica”, que prueba su originalidad.

414
El destino de las reliquias y los relicarios de los colegios de Tepotzotlán tras la expulsión jesuita

8
La Iglesia está compuesta por la Iglesia La devoción jesuita a las reliquias
Militante, que son los fieles; la Iglesia Purgante,
los que ya están muertos y aún no han alcanzado
la purificación, y la Iglesia Triunfante, que son Desde el momento en que la orden fue fundada por san Ignacio de Loyola, en 1540, se acató lo
aquellos que están con Dios.
estipulado por el Concilio de Trento, en particular lo convenido sobre el respeto y veneración
9
Ignacio de Loyola, Exercicios Spirituales de San de las reliquias. Al respecto, de Loyola anotó en el libro de meditaciones de su autoría, los
Ignacio de Loyola, Autógrafo español, México,
Ejercicios espirituales, que como parte de los estatutos para la Iglesia Militante8 se debía
Editorial Tradición, 1977, p. 212.
“Alabar reliquias de santos, haciendo veneración a ellas, y oración a ellos; alabando estaciones,
10
Archivo General de la Nación (AGN), Inquisición,
peregrinaciones, indulgencias, perdonanzas [sic] con cruzadas y candelas encendidas en las
vol. 81. exp. 1, fs. 1-7.
iglesias”9. De ahí que la veneración de los santos, a través de sus reliquias, se hiciera presente
11
Esta importante celebración ha sido estudiada
en sus recintos, caracterizados por contar con importantes colecciones.
desde diferentes aspectos. Confróntese Norma
García Arévila, Un reflejo de la contrarreforma en
la Nueva España: las reliquias de 1578, tesis de
Apenas transcurridos tres años de haberse establecido los jesuitas en la Nueva España, éstos
licenciatura, México, Universidad Iberoamericana;
Beatriz Mariscal Hay (ed.), Carta del Padre Pedro de lograron el traslado de un importante lote de reliquias en 1575. El navío provenía de Cabo
Morales, México, El Colegio de México, Centro de
Verde, pero al aproximarse a la costa de Veracruz, éste naufragó10. Algunas se rescataron, no
Estudios Lingüísticos y Literarios, 2000; Solange
Alberro, El Águila y la Cruz. Orígenes Religiosos de la así los documentos que las autenticaban, lo que tuvo como consecuencia que no se pudieron
Conciencia Criolla. México siglos XVI y XVII, México,
venerar públicamente. Para remediar tan grande pérdida, en el año de 1577, el papa Gregorio
COLMEX/FCE, 1999, pp. 82-110; Relación breve de
la venida de los de la Compañía de Jesús a la Nueva XIII envió un “riquísimo tesoro” de 214 reliquias que fueron donadas a la Compañía de
España. Año de 1602. Manuscrito anónimo y Francisco
Jesús como recompensa por su labor evangélica. Por tratarse de tan estimables tesoros y por
Javier Alegre, Historia de la Provincia de la Compañía
de Jesús de Nueva España, Roma, Institutum petición expresa del virrey, el arzobispo y cabildos, se acordó efectuar una celebración pública
Historicum, S.J., 1956, p. 206.
el día de Todos los Santos y se construyeron arcos triunfales que adornarían su paso por
12
Pedro de Morales, Carta del padre Pedro de Morales las calles. Este evento se convirtió en todo un acontecimiento de carácter social y religioso
de la Compañía de Jesús…, México, Imp. de Antonio
para su época; por lo que se requirió de un año para los preparativos11. La relación de este
Ricardo, 1579.
acontecimiento fue relatada y publicada en 157912 por el provincial de México, el padre Pedro
13
Fue rector del Colegio del Espíritu Santo de
de Morales13, quien tuvo especial interés por dotar a sus colegios de reliquias. Para la ocasión,
Puebla de los Ángeles en 1586.
también se escribió una obra teatral titulada Tragedia del triunfo de los santos14.
14
Cfr. B. Mariscal H., op.cit., pp. 114-249.

15
La documentación se encuentra en el fondo Este traslado de restos de santos sería un rasgo que caracterizaría a la orden. Para conocer
de Temporalidades del AGN. Con el término
su presencia en los recintos jesuitas basta revisar los inventarios emitidos tras la expulsión
“Temporalidades” se denominó, bajo disposición
real, a todos los bienes de la orden tras su ordenada por el rey Carlos III en 176715. Esta fuente documental permite conocer la riqueza
expulsión de territorio español, con el objetivo de
artística que existía en sus colegios e iglesias, donde se da cuenta de los retablos, las pinturas,
ser confiscados e inventariados y posteriormente
ponerlos en venta. vasos y ornamentos sagrados que poseían. En estas relaciones llama la atención, sin duda

415
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) Los jueces comisionados que alguna, la fuerte presencia de reliquias y relicarios que se ostentaron
efectuaron el inventario de bienes del colegio
en distintos espacios, ya sea como parte de algunos nichos en retablos
enlistaron los relicarios ubicados en la Capilla de
Novicios, la Capilla de Loreto y en la capillita de la o por sus relicarios de plata. Estas noticias cobran mayor relevancia
“vivienda alta y hospedería de los arzobispos”.
porque algunos de los objetos o construcciones mencionadas ya no
existen y son un testimonio del arte entre los jesuitas y, en particular,
de la devoción a las reliquias.

Relación de reliquias en
Tepoztotlán

La Compañía de Jesús se caracterizó por tener registro de todos


sus bienes, ya fueran materiales o espirituales, y se anotaban en
un cuaderno denominado libro de protocolos16. Por fortuna, se
ha conservado el Libro de Protocolos del Colegio de la Compañía
de Jesús de Tepotzotlán17. Su escritura se inició en 1670, siendo
rector el padre Ambrosio de Adrada, aunque se le añadió
información en años posteriores18. El libro se divide en varios
capitulados dedicados a temas diversos como la fundación del
16
María Elisa Velásquez, “Registros temporales y
colegio, las obligaciones de misas por el alma de algunos difuntos
espirituales: el Libro de Protocolos del Colegio de
la Compañía de Jesús de Tepotzotlán”, en Boletín o festividades; las reliquias e indulgencias con que contaban,
del Museo Nacional del Virreinato, no. 19, julio/
así como información sobre sus haciendas, agostaderos, censos
agosto, Tepotzotlán, INAH, 1995, pp. 14-16.
redimidos, diezmos, entre otros asuntos.
17
Biblioteca Nacional de Antropología e Historia
(BNAH), CA/676, Libro de Protocolos del Colegio de la
Compañía de Jesús de Tepotzotlán. En torno al tema de las reliquias, este importante documento señala
18 las que poseían, indicando además, los nombres de las personas
María de los Ángeles Ocampo y María Elisa
Velázquez, “Reliquias e indulgencias, que tiene que las donaron al colegio. Por ejemplo, el padre Pedro de Morales
este Colegio, reliquias insignes que tiene este
trasladó 57 de la ciudad de Roma, mismas que contaron con la
Colegio y puedes rezar de ellas” en Boletín del
Museo Nacional del Virreinato, no. 19, julio/agosto, bendición del papa Clemente VIII (1592-1605). De vuelta en la Nueva
Tepotzotlán, INAH, 1995, p. 17.
España, tal privilegio se asentó ante el escribano real y notario,
19
BNAH, Libro de Protocolos, f. 11v. Rodrigo Pérez de Ribera, el 29 de noviembre de 160119.

416
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

El padre Morales trajo la cabeza de una de las once mil vírgenes, martirizadas con santa
Úrsula, y unas “reliquias particulares” que se pueden dividir en varios grupos: primero
las relacionadas con la Sagrada Familia, como un Lignum Crucis, es decir, un fragmento
de la Santa Cruz de Cristo; un pedazo del velo de la Virgen María y otro de la vestidura
de san José; otra categoría está asociada con restos de tres apóstoles. Por último,
diversos santos, entre los que se contaron 40, como una parte de la bandera de san Jorge,
otra del velo de las once mil vírgenes y una pequeña cruz de la madera del techo de la
Casa de Loreto.

Un segundo lote de reliquias había sido enviado por el padre provincial Florian de
Eyerbe y trasladado por el hermano Gabriel de Hontoria. La lista inicia mencionando
siete reliquias insignes: la cabeza de san Máximo y las canillas20 de san Cornelio, san
Adriano, san Valentín, san Tito Mártir y santa Martina Mártir. Entre las clasificadas
como particulares se encontraba un clavo de madera tocado a uno de los clavos de Cristo,
un retrato de la sábana santa tocada a la de Turín y otra de santa Reparata. Una reliquia
que sin duda sobresale es una de san Ignacio de Loyola, la cual se resguardaba en un “vaso
cristalino” aunque no se especificó qué contenía 21.

El libro de protocolos también hace referencia a dos imágenes de bulto que se pueden
catalogar como “reliquias por contacto”. En el primer caso se trata de un crucifijo que
perteneció a santa Teresa de Jesús, el cual estaba en un pequeño cuadro “guarnecido
de plata, y encajado en una cruz de plata”. Éste tenía varias peculiaridades, primero, el
haber estado entre las manos de la santa en su lecho de muerte y, segundo, que los pies
de la imagen estaban borrados debido a las lágrimas que ella derramaba22. Esta efigie
quedó en posesión del confesor de la santa, el religioso jerónimo Diego de Yepes, quien
lo llevó al convento de Alpina, donde radicaba el padre fray Domingo, entonces general
en dicho convento. Tiempo después, éste fue designado obispo de Chiapas y solicitó a sus
20
Cualquiera de los huesos largos de la pierna o
hermanos que le diesen el crucifijo para llevarlo consigo cuando fue promovido como
del brazo, especialmente la tibia.
obispo de Campeche. Sucedió entonces que, también en su lecho de muerte, él lo donó al
21
BNAH, Libro de Protocolos, f. 11v.
arcediano Juan Muñoz de Molina, hermano jesuita, quien lo asistió al expirar; y así éste
22
Ibidem, fs. 11v-12. último finalmente lo entregó al Colegio de Tepotzotlán.

418
El destino de las reliquias y los relicarios de los colegios de Tepotzotlán tras la expulsión jesuita

Otra pieza singular era un crucifijo de marfil guardado en una cajita de plata. De acuerdo
con el libro de protocolos, había sido donado por el agustino Diego Gutiérrez y traído de
Roma por el hermano de la misma orden Bernabé de la Cruz. Dicha imagen se distinguía
por haber estado en contacto con diversas reliquias: como los pañales y la cuna del niño
Jesús, a un paño que la Virgen tocó en la cruz de Cristo, a un Lignum Crucis y a la columna
donde fue azotado. También estuvo expuesto al cuerpo de san Lorenzo y a las cabezas de
san Pedro y san Pablo, entre otras muchas reliquias y cuerpos de santos que había en la
ciudad de Roma. El Libro de Protocolos reseña que Francisco de Castro, conde de Lemus
—entonces embajador en Roma— antes de regresar a España visitó al papa Paulo V (1605-
1621) y le pidió concediese algunas indulgencias para dicha imagen. Estas se aplicarían en
el momento de la muerte, ya fuera que se tuviera entre las manos dicho crucifijo o bien, las
cruces que lo hubiesen tocado23. Años después, y seguramente debido a la fama del crucifijo,
el 11 de octubre de 1763, el rector del colegio realizó una copia de las indulgencias24; la
popularidad de ésta se conservó aún en el siglo XIX, ya que la tipografía de Manuel
Murguía25 imprimió un documento rotulado como auténtica con las indulgencias
23
Ibidem, f. 10v.
concedidas por el pontífice26.
24
Rafael Heliodoro Valle, El convento de Tepotzotlán,
México, Talleres gráficos del Museo Nacional de
Arqueología, Historia y Etnografía, 1924, pp. 29-31.
Adjudicación y saqueo de las reliquias de
25
Imprenta activa de 1846 a 1860.
Tepotzotlán
26
Concepción Peza Puga, Tepotzotlán: Historia, arte
y leyenda, México, México, Manuel Porrúa, 1978,
La vida del Colegio jesuita cambiaría drásticamente el 25 de junio de 1767, cuando
p. 123.
se presentaron en el pueblo de Tepotzotlán los señores Hipólito de Villarroel27 y el
27
Hipólito Villarroel fue un personaje destacado
comerciante José de Londoño y Pezuela, jueces comisionados por el virrey marqués de
como funcionario observador de la ciudad de
México. Aparece en 1767 como oficial real de Croix para notificar el decreto de expulsión al rector y novicios; hecho que se solemnizó
Acapulco, en 1776 como alcalde mayor de Tlalpan
con la entrega de las llaves del Colegio.28 Parte de las obligaciones de los jueces era la
y es autor de la obra Enfermedades políticas que
padece la capital de esta Nueva España en casi todos de efectuar un inventario con todo lo contenido en las instalaciones. En primer lugar
los cuerpos de que se compone y remedios que se le
se realizó una nómina de los padres, hermanos, estudiantes, jóvenes y novicios que
deben aplicar para su curación si se quiere que sea útil
al Rey y al público. AGN, Marina, vol. 25, exp. 63, se encontraban ahí en ese momento. Una vez que se concluyó esa tarea se inició el
General de Parte, vol. 56, exp. 24.
“inventario de alhajas”; es decir, los vasos sagrados, los ornamentos y la plata. Entre
28
Archivo Nacional de Chile (ANCh), libro 5. los objetos enlistados se incluyeron relicarios, sin embargo, no se trata de una relación

419
El destino de las reliquias y los relicarios de los colegios de Tepotzotlán tras la expulsión jesuita

(Página opuesta)Según el inventario de bienes de detallada, apenas se hace mención de los materiales con que fueron elaborados. Quizá,
1767, en la Capilla de Novicios se localizaba “Un
debido a la rapidez con que se elaboró, se omitieron los nombres de los santos cuyas
lienzo de Nuestra Señora de Guadalupe con su
marco dorado y a sus pies tres nichos, los dos con reliquias estaban observando.
sus vidrios y varias reliquias y el otro vano”.

Los sitios que reconocieron los comisarios fueron: la capilla de novicios –ahora llamada
capilla doméstica–, la iglesia principal, la capilla de la congregación de Loreto, el colegio
de san Martín, la capilla de los arzobispos y la botica. De acuerdo con dicho inventario, en
la capilla del noviciado tenían “Un lienzo de Nuestra Señora de Guadalupe con su marco
dorado y a sus pies tres nichos, los dos con sus vidrios y varias reliquias y el otro vano”29.
Mientras que en su sacristía había “dos relicarios de pies largos de plata con reliquias
[…]otro dicho más chico con una cera sagrada30 […]otro […]como custodia de plata con
reliquias […]un relicario de una cuarta de alto ovalado de plata martillo y dentro labrado
de filigrana con varias reliquias”31. En el caso de la Capilla de Loreto vieron tres relicarios
chicos de plata en el altar mayor32.

Durante el recorrido identificaron una habitación que denominaron como “capillita”,


la cual formaba parte de una “vivienda alta y hospedería de los arzobispos”33 –cuya
29 ubicación aún no ha sido posible distinguir– donde se guardaba “una reliquia con la
ANCh, libro 2, f.18v.
tierra de la cueva de San Ignacio, con su vidrio”. Se refiere a la cueva de Manresa, España,
30
Se refiere a una cera de Agnus Dei.
donde el santo escribió sus Ejercicios espirituales; en la época era común tener como reliquia
31
ANCh, libro, 1, fs. 7r-7v, 191v. tierra procedente de lugares santos o de tumbas de mártires. No deja de llamar la atención
32 que entre los relicarios inventariados en 1767 no se haya hecho mención de los registrados
Ibidem, fs.13v, 192v.
en 1670 de acuerdo con el Libro de Protocolos del colegio.
33
ANCh, libro 2, fs.15r-15v.

34
Concepción Peza P., op. cit., p.124. Durante mucho tiempo se pensó que las reliquias de Tepotzotlán habrían sido llevadas por
35 los jesuitas al destierro34. También se sabía que la Real Junta Superior de Temporalidades
AGN, Real Junta, vol. único, s/e, fs. 34v-35.
había ordenado se elaborara un inventario de la colección de reliquias del colegio35. Dicha
36
En la documentación de la época usa el
relación fue presentada al arzobispo Francisco Antonio de Lorenzana quien, tras analizar
término aplicación para designar la adjudicación
de bienes, en este caso los de la Compañía de el caso, decidió que “se [podían] aplicar36 a esta Santa Iglesia Metropolitana, y se colocarán
Jesús.
con decencia en la capilla donde están otras reliquias que es la del Santo Cristo para que
37
AGN, Real Junta, vol. único, s/e, f.183. tengan el culto correspondiente”37, aunque se desconocía si así había ocurrido.

421
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Tras la expulsión jesuita fue una práctica frecuente la repartición de vasos y ornamentos
sagrados, retablos, muebles e incluso reliquias que habían pertenecido a los colegios e iglesias
por peticiones expresas, tanto del clero secular como regular. Las religiosas jerónimas de la
ciudad de México solicitaron se les entregara la “canilla de un brazo” de san Jerónimo que
se encontraba en una capilla de la iglesia de San Pedro y San Pablo38. De igual forma, el
convento de santa Brígida pidió una de las cabezas de las once mil vírgenes que se encontraba
en dicho Colegio39.

En el caso de la Catedral de México, a partir de junio de 1775, se empezó a tratar el asunto de la


solicitud de las alhajas y ornamentos de Tepotzotlán, tal como quedó asentado en las Actas del
Cabildo Catedralicio40. Para el 19 de enero de 1776, la Real Junta Superior de Temporalidades
realizó una lista que fue presentada en la catedral el 30 de abril. Es interesante notar que la
catedral no sólo mostró interés en los bienes de Tepotzotlán. Por ejemplo, de la casa Profesa
llamaron su atención las alhajas de oro y plata así como un “cáliz de oro guarnecido de
diamantes, y rubíes de alto poco más de una cuarta”. Del Colegio de Tepotzotlán, “cuatro
casullas de tela de oro con florecitas moradas y encarnadas y galón de plata, [las cuales
estaban] aplicadas con la obligación de dar esta Santa Iglesia las equivalentes para otras
parroquias pobres[…] un copón de oro guarnecido de piedras preciosas con su capillo bordado
de oro y seda”41. También se investigó lo relacionado con las reliquias, ante lo cual el deán
38 informó que “habiendo estado estos días paseando allí visto, que en el primer cuerpo de la
AGN, Temporalidades, vol. 246, exp. 5, f.1.
capilla del noviciado ahí no había reliquia alguna y preguntado por qué, le respondieron que
39
Ibidem, vol. 246, exp. 7, fs. 1-5.
las habían quitado y guardado por cuanto las principales se las habían hurtado”42. Por ello se
40
Archivo de la Catedral Metropolitana de México sugirió que se consiguiesen las del Colegio de San Pedro y San Pablo.
(ACMM), serie: Actas de Cabildo, vol. 53, 1777, fs.
47, 71.
Finalmente, la orden sí se ejecutó y el 19 de julio de 1777 se realizó una Memoria delas Reliquias
41
Ibidem, fs. 150v-151.
quese hallaron enla Capilla de el Colegio de Tepozotlan, aplicadas a la Catedral de Mexco,43 la lista es
42
Idem. la siguiente:
43
Archivo Histórico del Arzobispado de México
(AHAM), Cabildo, Haceduría, Jueces hacedores, Primeramte una custodia pocomenos de ma vara deAlto el qual tiene en su sentro un Relicario
caja 115, exp. 3, Tepotzotlán, 14 fs., 1776, Reliquias
de Cartulina con un pedacito de velo de la SS Virgen y un pedacito de capa de Sor Sn Josè
y ornamentos de Tepotzotlán que pasaron a la Iglesia
Catedral, fs. 3-3v. unpedacito de Lienzo de Sn Franco Xavier un pedacito de Abito de Sn Franco Regis un pedacito

422
El destino de las reliquias y los relicarios de los colegios de Tepotzotlán tras la expulsión jesuita

de Lienzo de Sn estanislao de Cosça un pedacito de Lienzo de Sn Luis Gonzaga un pedacito


de Lienzo de Sn Franco de borja y un pedacito de Paño de el vestido de Sn Ygno de Loyola, cuio
Relicario esta Sellado porel Revez Conel Cello de Roma y sin Bula.

Reliquias sueltas . . . _

Una Carta de Sn Franco de Borja de vajo de Bidriera Con Marco de Plata;


una Canilla de Snta Ynocencia Martir
una Canilla de Sta Cirena
un Guezo de Sn teofilo
uno dho de Sn Mauricio
un Pedazo del Casco de Sn Onorato
una Canilla de Sn Ylarión
un Guezo de Sn Candido
una Canilla de Sn Tito
otra dha de Sn Fito
una Canilla de Sn Adriano
un guezo de Sn Nicardo
una Canilla de Sn Cornelio
otro Guezo de Sta Tenusta
dos Guesos de santos Martires
dos Cabezas una delas once mil Vírgens
y la otra de Sn Maccimo
Un obalo de Plata Con varias quentas
de a mil yalgunos pedacitos = de Stos Martirc = de Guezos =
Un Xpto depastas de Stos Martirec

Las piezas fueron entregadas en Tepotzotlán por el fiscal designado, José de Londoño y de la
Pezuela, al bachiller José Maria Giol, sacristán de la catedral. No obstante, poco después se
anotó que no todas se habían donado, ya que de acuerdo con la memoria elaborada “faltaron
algunos Guezos delos que se alistaron, […] vien sea por Golosina de unos, ô de otros, entre

423
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

los muchos que entraban ysalian en un tiempo”44. Debido al abandono que el colegio sufrió
durante una década, no es de extrañar que tan estimables tesoros, expuestos sin vigilancia
alguna, fueran robados.

El 29 de julio de 1777, reunidos en la sala capitular el deán y cabildo de la catedral, se trató


el asunto del traslado de las reliquias del ex Colegio de Tepotzotlán y se dio la orden de
que fueran colocadas “en los nichos que hay de ellas en la capilla del Santo Cristo que hay
bastante lugar” y que se anotaran para diferenciarlas de las que habían sido donadas con
anterioridad45. A pesar de esta recomendación, con el tiempo se perdió toda noticia sobre
el origen de dichas reliquias. Incluso en inventarios posteriores, como el de 1863, no se
relacionan con el Colegio de Tepotzotlán46 y parecía que éstas siempre habían formado
parte de la colección de la catedral. Lamentablemente, el documento de 1777 no explica
cuáles sí se entregaron. A pesar de la falta de precisiones, al cotejar dicha lista con las piezas
que se conservan en la Capilla de las Reliquias de la catedral, es posible identificar algunas
procedentes de Tepotzotlán.

Reliquias y relicarios del ex colegio de


Tepotzotlán en la catedral
44
Ibidem, fs. 5-5v.
El acervo de las reliquias de la catedral se encuentra principalmente en el retablo-relicario de
45
ACMM, Actas de Cabildo, vol. 53, 1777, f. 273.
la Capilla de las Reliquias, el cual fue contratado por el maestro Manuel de Nava el 11 de junio
46
Centro de Estudios de Historia de México- de 169847, que debía construirse con 19 cajoncitos para contener en su interior una colección
CARSO, Archivo de la Catedral de México, rollo
de relicarios48. Entre las piezas que ahí se conservan, y gracias a que cuentan con la cédula
158, libro 12, fs.12v-13, diciembre 16 de 1863.
que las identifica, es posible reconocer algunas del Colegio de Tepotzotlán que habían sido
47
Efraín Castro Morales, “Manuel de Nava, un
registradas en el Libro de Protocolos de 1670 y son las siguientes:
escultor y ensamblador mexicano de los siglos XVII
y XVIII” en Nuevo Museo Mexicano, México, vol. 1,
no. 1, 1985, pp. 31-69; Guillermo Tovar de Teresa,
1.  Una urna de madera con un hueso de san Teófilo.
“Manuel de Nava” en Repertorio de artista en México,
México, Grupo Financiero Bancomer, vol. 2, 1996,
p. 396.
2.  Una urna con canillas de San Hilario, san Cornelio, san Adriano y san Tito, un hueso de
48
G. Sánchez R., op. cit., pp. 147-155. san Mauricio, una cabeza de san Máximo.

424
El destino de las reliquias y los relicarios de los colegios de Tepotzotlán tras la expulsión jesuita

Una urna de plata resguarda el cráneo-relicario de 3.  Un Cristo de pasta de reliquias.


san Máximo que se encuentra envuelto por tisú y
galones de oro o chaquiras con el objetivo de cubrir
las órbitas de los ojos y la boca. 4.  Un óvalo descrito como reliquias de la Virgen, san José y santos
jesuitas.

Para confirmar que éstas eran de Tepotzotlán y que no pertenecían a


la catedral, basta revisar los inventarios anteriores a la expulsión: el
de 1713 y 173449, donde se hace mención de la platería y no se anotó
ninguna urna de plata.

49
ACMM, serie: Inventarios, vol. 6, fs. 23-25.
Estudiar las reliquias también implica analizar el relicario que
50
G. Sánchez R., op.cit., pp. 261-262. lo contiene, cuya función es ostentarlas y protegerlas. El primer
ejemplo es la urna de plata que resguarda el cráneo de san Máximo,
se trata de un cráneo-relicario, que se caracteriza por estar envuelto
por tisú, galones de oro y chaquiras con la idea de cubrir las
órbitas de los ojos y la boca50 (figura 1). En este caso, la cédula
no es un pequeño papel, aquí se aprovechó el hueso frontal
para pintarla con un marco de color azul sobre el cual se
lee el nombre del santo; éste se encuentra ornado con
pequeñas tornapuntas en rojo y azul.

En cuanto a la urna, se trata de una pieza


excepcional por el marcaje que la
distingue, característica que no
siempre se presenta en la platería
novohispana. La primera
corresponde al ensayador
mayor Antonio Forcada
y la Plaza; para ello
utilizó su punzón
más conocido con

425
La reliquia de san Mauricio es un hueso envuelto
totalmente de terciopelo rojo zurcido con hilo
dorado y la cédula está manuscrita en un papel
bermellón con letras doradas en latín.

La canilla de san Hilarión se guarda en la misma urna


y la cédula es un papel de forma ondulante con un
marco en rojo que está sujeta a la osamenta con un
listón de pergamino.
El destino de las reliquias y los relicarios de los colegios de Tepotzotlán tras la expulsión jesuita

las letras “FCDA”. En cuanto a la marca de localidad se distingue la “M” coronada de la ciudad
de México. La del impuesto fiscal o del “quinto real” está representada por el punzón de una
pequeña águila con alas extendidas. Por último, la marca del platero con su punzón personal
“RDGA” permite identificar al artífice, el platero José María Rodallega.

La presencia del ensayador y el platero muestran que la urna fue elaborada tras la expulsión
jesuita, ya que Forcada estuvo activo entre 1790 a 1812 y Rodallega entre 1772 y 181251. Ello
significaría que el cabildo catedralicio tuvo en aprecio las reliquias, razón por la cual le
encomendaron a Rodallega esta pieza. Otro detalle que llama la atención es que en uno de
los bordes superiores se marcó con un punzón, a manera de cédula, el siguiente texto: “De S.
Cornelio P.M y de los SS. MM. Adriano, Tito, Hilario, Mauricio y Casco e S. Maximo”.
Esta pequeña lipsanoteca contiene reliquias
jesuitas, un fragmento del velo de la Virgen y de
En esa misma urna se guarda la canilla de san Hilarión, cuya cédula es un papel de forma
la vestidura de san José. Al centro se colocó una
pequeña cruz para destacar la presencia de Cristo. ondulante con un marco en rojo y que está sujeta a la osamenta mediante un listón de
pergamino. En el fondo de la urna se encuentra también un hueso de san Mauricio, cuya
reliquia está envuelta totalmente con terciopelo rojo zurcido con hilo dorado, en tanto que la
cédula es en un papel bermellón con letras doradas manuscritas en latín (figuras 2 y 3).

En otra urna se guardan varias osamentas de santos, pero también se encuentra un pequeño
51
Alma Montero Alarcón, “El marcaje de la
óvalo ornamentado con con seis moños de seda intercalados en colores rojo y azul e hilo
platería novohispana: un estudio de caso” en
Boletín de Monumentos Históricos, Tercera Época, entorchado. Al centro, sobre cartoncillo y en torno a una cruz de madera, se colocaron
no. 11, septiembre-diciembre, 2007, pp.148-158
las reliquias del velo de la Virgen, de la capa de san José y de santos jesuitas. Se trata del
52
José María Marroquí, La ciudad de México, relicario descrito en el documento de 1777, que entonces formaba parte de una custodia.
México, Jesús Medina Editor, 1969, p. 409.
Seguramente el relicario, por ser elaborado en plata, fue aprovechado para otros fines, como
53
G. Sánchez R., op. cit., pp. 317-339. sucedía frecuentemente. Sin embargo, el contenido se conservó por el valor espiritual que
54 tenía, incluso José María Marroquí en 1887 todavía lo registró como “custodia de plata
Tal fue el caso del colegio de Valladolid,
Michoacán, ya que en 1594 el padre Pedro de blanca”52. Esta pequeña lipsanoteca o colección de reliquias53 representa algunas de las
Morales trasladó de Roma un fragmento del
devociones propiamente jesuitas. En primer lugar, exalta la devoción al santo fundador
velo de la Virgen y de la vestidura de san José.
De acuerdo con la auténtica que se emitió, los y a los santos de la orden. Una reliquia de contacto que fue frecuente encontrar en sus
pedazos de tela medían aproximadamente 1.5 cm.
colegios fue la del velo de la Virgen y la vestidura de san José, que de alguna manera
AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 272-D,
1er. folder s/e, s/f. hacen presente a la Sagrada Familia, devoción promovida por la Compañía de Jesús54. La

427
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

cruz que se encuentra al centro tiene la intención de recordar la


presencia de Cristo.

Existe en esta colección de reliquias y relicarios otra pequeña


urna elaborada con madera. Se trata de una caja estofada un
poco maltratada, ya que incluso se aprecia el bol rojo debajo de
la superficie dorada irregular; en cuanto a la decoración, está
basada en una línea de punzones redondos. En su interior se
encuentra un hueso de san Teófilo, tal como se lee en una cédula
de papel ondulado, enmarcado con una línea roja y con el texto
en color negro. Una pieza excepcional por su rareza es un Cristo
En una pequeña urna de madera con restos de manufacturado, tal como lo indican unas cédulas, con “pasta de
estofado y decorada con punzones redondos se
reliquias de mártires”, de las que hay en México pocos ejemplares55
encuentra un hueso de san Teófilo.
(figura 5). Esta imagen debe su forma a un molde en el que
debe verterse una mezcla de polvo de huesos de santos y algún
aglutinante que daría la forma en relieve de un Cristo en la cruz,
ángeles en la parte superior y algunos motivos florales. Al secarse
esta mezcla, se pintaba para marcar algunos detalles.

Cabe señalar que en el inventario de 1898 se registró el cúbito de


santa Serena y parte del cúbito de santa Venusta Mártir56. En la
actualidad se desconoce el paradero de ambas reliquias, lo que
hace pensar que debido al gran valor espiritual que tienen habrían
sido donadas posteriormente o simplemente se perdió la cédula
que imposibilita identificarlas entre los huesos que se guardan en
55 el retablo.
G. Sánchez R., op. cit., pp. 341-346 y Alicia
Bazarte Martínez, et al., El convento de San Lorenzo
(1598-1867). México, Instituto Politécnico Nacional,
La Compañía de Jesús ha sido una orden preocupada por
2001, pp. 211-218.
difundir el culto a los santos a través de sus reliquias. Sin
56
Pablo de Jesús Sandoval, et al., La Catedral
duda, la presencia de estos vestigios sagrados formó parte de su
Metropolitana de México, México, Ediciones Victoria,
1938, p. 38. predicación, ya que estos restos corporales son testimonio de

428
Esta pieza es excepcional por su rareza ya que se
trata de un Cristo manufacturado con “pasta de
reliquias de mártires”.
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

un modelo de vida ejemplar cuyo mensaje debía ser atendido tanto por laicos como por
religiosos. Ejemplo de ello es la figura del padre Pedro de Morales, de quien al menos
se tienen registrados los traslados de reliquias que realizó de Europa a la Nueva España
en los años de 1575, 1577, 1594 y 1601. Esta presencia no se limitó a un coleccionismo
privado, ya que lograron exponerlas para la veneración pública de los fieles. Tal labor
requirió de la asistencia de distintos artífices: arquitectos, que diseñaron retablos donde
debían de colocar diversas reliquias y, desde luego, a los plateros para crear relicarios con
forma de custodia, esculturas o bustos de plata maciza.

Incluso años después, el padre y cronista de la orden, Francisco de Florencia, al rememorar las
festividades de 1578, aseveraba que las reliquias habían desempeñado un papel fundamental
para promover el culto a los santos entre los conversos57. Los fragmentos de reliquias no
sólo fomentaron una devoción, sino que hicieron presente a los santos a través de sus restos
corporales, sacralizando aquellas lejanas tierras recién descubiertas y que no habían sido
escenario de los martirios de los primeros santos y mártires de la cristiandad.

Finalmente, las reliquias son en sí mismas prueba fehaciente de su estado de gracia. Sin
importar cuán apartadas estuvieran las misiones de la orden, los santos, a través de su restos
mortales, confortaban tanto a los hermanos de la Compañía como a la nueva Iglesia militante
de la Nueva España.

57
Francisco de Florencia, Historia de la Provincia
de la Compañía de Jesús de Nueva España, México,
Editorial Academia Literaria, 1955, p. 333.

430
El destino de las reliquias y los relicarios de los colegios de Tepotzotlán tras la expulsión jesuita

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435
d o c u m e n t o s s o b r e l o s jes u i ta s
n o v o h i s pa n o s e x p u ls o s e n el
a r ch i v o n a c i o n a l d e ch i le
Julio César Montané Martí
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

i bien la gran mayoría de los materiales documentales están condenados


a una rápida destrucción, algunos logran conservarse pese a increíbles
contingencias. Además, a veces los documentos suelen ser sometidos a viajes insólitos,
yendo a parar a lugares insospechados. Esto es lo que le pasó a una notable parte de folios
generados por los engorrosos trámites debido a la expulsión de los jesuitas de México y
de las otras posesiones españolas; tales avatares los resumiré a continuación e indicaré la
importancia de tales documentos.

Nos parece que no puede dejar de ser instructivo y curioso constatar las acciones
providenciales efectuadas en el siglo pasado que nos permiten hoy el acceso, en el Archivo
Nacional de Chile, a documentos sobre México que fueron rescatados de su extinción en
los hornos de las panaderías madrileñas o en los envoltorios del mercado de la capital
española por Francisco Javier Bravo.

La denominada por algunos “Madre Patria” no siempre ha tenido cuidados con


la información proveniente de sus ex colonias. No son solamente nuestros
archivos americanos los que se han visto mermados por las contingencias
históricas; también han padecido notables pérdidas los fondos documentales
conservados en España por la invasión napoleónica y la revolución del 68,
por ejemplo, y, claro está, por la desidia de quienes tuvieron que preservarlos.
Haremos a continuación una pequeña historia de cómo se generó la
N. de A. Artículo originalmente publicado en
Noroeste de México, pp. 111-120, Centro Regional de
documentación, donde se guardó, cómo se dispersó, cómo fueron rescatados
Sonora, INAH, Hermosillo, Sonora, México. de su pérdida y de qué manera fueron a parar a Santiago de Chile.

438
(Página opuesta) La extensa documentación Por decreto real, el 31 de marzo de 1767 fueron expulsados los miembros
generada después de la expulsión se depositó
de la Compañía de Jesús de todas las provincias jesuitas españolas:
en los Fondos de Temporalidades para luego
conservarse en los Archivos de Hacienda en Castilla, Aragón, Andalucía, Toledo, México, Nuevo Reino de Granada,
Madrid; sin embargo, diversos acontecimientos
Quito, Perú, Chile, Paraguay y Cerdeña. Los bienes de la Compañía
afectaron los archivos españoles que provocaron la
dispersión y pérdida de dicha documentación. fueron confiscados. El gobierno español depositó muchas esperanzas
en los beneficios que se obtendrían con tales apropiaciones. Sí, resultó
significativo lo recaudado por la Real Hacienda, aunque la economía
española no logró vigorizarse. Tales esperanzas están bien reflejadas en las
imperiosas órdenes sobre las formas de levantar minuciosos inventarios
de los bienes de los jesuitas expulsos1.

Para lograr tales propósitos se crearon las Juntas de Temporalidades que


tenían por función incautar, inventariar, tasar, subastar o bien traspasar
a otras instituciones, todos los bienes de las propiedades de los jesuitas,
y por extensión todos sus bienes. Para cumplir tan delicada misión se
crearon las oficinas de Temporalidades y el Departamento General de
Temporalidades que a partir de 1784 pasaría a formar parte de la Real
Hacienda. Este aparato burocrático permitió que se llevaran a cabo
minuciosos inventarios de los bienes de la Compañía de Jesús. La extensa
documentación generada por la apropiación de los bienes de los jesuitas
fue a parar a los Fondos de Temporalidades para luego conservarse en los
Archivos de Hacienda en Madrid. Allí permanecieron estos documentos
en su mayor parte, pese a los desastrosos acontecimientos que significaron
para los archivos españoles la invasión francesa de 1808. A pesar de
lamentables pérdidas, los archivos de nuestro interés se siguieron
incrementando con nuevos documentos sobre los reclamos de los expulsos
referentes a su manutención, sobre bienes no retornados, y otros asuntos
económicos y jurídicos hasta bien entrado el siglo XIX, quizá hasta 1820.
En España, la revolución de 1868 también afectó los archivos españoles
1
Gustavo Valdés Bunster, El poder económico de
y especialmente al de hacienda, donde se concentraban los documentos
los jesuitas en Chile, 1593-1767, Santiago, Imprenta
Pucará, caps. V y VI. sobre temporalidades de los ex jesuitas.

440
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Como indicamos, estos acervos guardados en Madrid fueron salvados de su inminente


destrucción por Francisco Javier Bravo, comerciante español que, radicado en Argentina, se
interesó por la historia, especialmente de las misiones jesuitas de Paraguay, a quien un viaje
de negocios a España para buscar documentos sobre las materias de su interés dio con los
de los jesuitas expulsos que deberían conservarse en hacienda. Sin lugar a dudas, Bravo se
merece todo el reconocimiento de los historiadores americanistas en consideración a su labor
de salvación, gracias a la cual hoy disponemos de varias toneladas de documentos sobre los
jesuitas de América y España.

No tenemos mayores referencias de la vida de Francisco Javier Bravo que las que él mismo
inserta en su libro Colección de Documentos relativos a la expulsión de los Jesuitas de la república
Argentina y del Paraguay en el reinado de Carlos III2. Allí nos informa que nació en Pontevedra,
España, y que alrededor de 1842 se trasladó a vivir con parientes en Argentina. En ese país
amasó una fortuna como comerciante y en 1872 lo encontramos en Madrid por motivos de
negocios; se dedicaba al examen, búsqueda y compra de documentos que se refiriesen a las
misiones jesuitas en Paraguay, pues tales intereses constituían su predilección de aficionados
a la historia misional rioplatense. Él mismo nos cuenta cómo obtuvo los papeles de su interés.
En carta dirigida al jefe del Archivo Nacional, con fecha 24 de abril de 1872, nos informa:

llegó casualmente a mi noticia la frecuente dilapidación, que V. y los demás del Archivo
deploraban de muchos importantes documentos que, mal apreciados y peor guardados, solían
Francisco Javier Bravo, comerciante español a veces según oí, venderse al peso a los hornos de bizcochos y tiendas de comestibles, por
radicado en Argentina, logró reunir una colección
imprevisión, descuido o culpable complicidad de los encargados de su inmediato depósito.
de unos 60 000 documentos sobre los jesuitas de
América y España.

Debe haber sido mucha la indignación para que Bravo se atreviera a escribir tan acusadora
carta e incluirla en el prólogo a su primer libro, publicado ese mismo año de 1872 en Madrid.
Bravo nos cuenta cómo reunió los documentos:

2
Francisco Javier Bravo, Colección de documentos Despierta con tales noticias mi curiosidad, y, excitada mi afición, púseme en demanda de
relativos a la expulsión de los jesuitas de la república
adquisiciones de esta índole, y aunque no sin múltiples gestiones, pasos repetidos y tratos
Argentina y del Paraguay en el reinado de Carlos III,
Madrid, 1872. no siempre fáciles, logré al fin y por de pronto que viniese a mis manos un voluminoso

442
Documentos sobre los jesuitas novohispanos expulsos en el Archivo Nacional de Chile

legajo de papeles, en que hube de encontrar más de cincuenta cartas y otros documentos
de importancia. A éstos vinieron luego paulatinamente a añadirse otros muchos papeles,
hasta que llegué a encontrarme, casi sin pensarlo, dueño de una considerable cantidad de
documentos interesantes.3

Bravo, apasionado con los documentos de su interés, a la vez demuestra su generosidad y


responsabilidad ante tales acervos, donándolos en parte al Archivo Histórico Nacional en
Madrid. Sigue escribiendo:

Dedicado a su reconocimiento y estudio, de tal manera llegué a convencerme de la importancia


de mucha parte de ello que, a pesar de los agradables ratos que su lectura diariamente me
proporcionaba, sentíame como violento e inquieto, hasta ver realizado el propósito, que
enseguida de adquirirlos formé, de donar todos aquellos que no se refiriesen a mis estudios
favoritos sobre la América española a un archivo público, a fin de evitar su pérdida, y ponerlos a
disposición de los que cultivan la Historia.

La parte que dona a España la resume así:

Algunos millares de escrituras de compras, ventas, censos, etc., de cartas interesantes,


de fundaciones, inventarios cuentas y expedientes de varia índole relativos a diversas
comunidades y oficinas y, sobre todo, a las temporalidades ocupadas a [sic] los jesuitas, al tener
lugar su expulsión en el reinado de Carlos III, parécenme dignos, por más de un concepto, de
acompañar a las colecciones de parecido linaje, aunque sean en gran parte más antiguas y raras,
que ya posee ese Archivo, al que me atrevo a ofrecer estos papeles, no sólo por razones que ya
indiqué, sino también como débil testimonio de mi agradecimiento por la favorable acogida
que en el establecimiento se me ha dispensado.

De esta manera, Bravo nos esclarece el contenido de su colección documental que contaba
de unos 60 000 documentos que pesaban unas 80 arrobas. Aproximadamente la mitad de
3
Ibidem. Esta y las siguientes citas de Bravo
tal acervo lo donó al Archivo Histórico Nacional de la ciudad de Madrid, razón por la cual
corresponden a las páginas LXIV a LXVI de la
introducción. el gobierno español le concedió la Cruz de Caballero de la Real y Distinguida Orden de

443
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Carlos III y la de Comendador de Número de la Real Orden Americana de Isabel la Católica.


Parece ser que otra parte fue donada al Archivo de los jesuitas, en Madrid y una tercera
parte fue adquirida por el gobierno chileno. Esta es la que nos interesa aquí y describiremos
más adelante.

I. Colección de documentos relativos a la expulsión de los jesuitas de la república argentina


y del Paraguay en el reinado de Carlos III, con introducción y notas por don Francisco
Javier Bravo, Comendador de número de la Real Orden Americana de Isabel la Católica.
Madrid, 1872. Esta obra es de especial relevancia para conocer la vida y la forma en que
Bravo reunió estos documentos, pues el autor incluyó una autobiografía y una extensa
introducción en que nos da las noticias que hemos utilizado sobre las odiseas de los
documentos de las Temporalidades.

2. Inventarios de los pueblos de Misiones. Inventario de los bienes hallados, a la expulsión de los
jesuitas y ocupación de sus temporalidades por decreto de Carlos III, en los pueblos de misiones
fundadas en las márgenes del Uruguay y Paraná, en el Gran Chaco, en el país de los Chiquitos
y en el de Mojos, cuyos territorios pertenecieron luego al virreinato de Buenos Aires, incluye
introducción y notas por don Fco. Javier Bravo, comendador de número de la Real Orden
Americana de Isabel la Católica y caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III.
Madrid, 1872.

3. Atlas de Cartas Geográficas de los países de la América Meridional, en que estuvieron situadas
las más importantes misiones de los Jesuitas, como también de los territorios sobre cuya posesión
versaron las principales cuestiones entre España y Portugal, con varios documentos sobre
estas últimas, y precedido de una introducción histórica, por don Francisco Javier Bravo,
comendador de número de la Real Orden Americana de Isabel la Católica así como caballero
de la Real y distinguida Orden de Carlos III. Madrid, 1872.

Estos tres libros que hoy son una rareza bibliográfica no tuvieron el éxito esperado por su
autor, por lo que lo sumieron en deudas con la imprenta. Razón por la que debió dejar sus
queridos documentos en prenda por los compromisos no cubiertos con los editores. En esos

444
Documentos sobre los jesuitas novohispanos expulsos en el Archivo Nacional de Chile

momentos se introduce un nuevo personaje en nuestra historia que decidirá el destino


definitivo de los documentos. Se trata de Carlos Morla Vicuña.

Por aquella época, Chile tenía notables conflictos de límites con la Argentina. En
consideración a la necesidad de juntar pruebas a favor de las posiciones chilenas se precisó
reunir documentos que avalaran las demandas de Chile en el conflicto con el país limítrofe.
Se le encomendó a Carlos Morla Vicuña, quien se desempeñaba como secretario de la
legación de Chile en París, se trasladara a España para indagar en los archivos españoles
sobre documentos que prestaran apoyo a las posiciones chilenas en el conflicto de límites
con Argentina. El diplomático permaneció en España recabando información entre mayo
y septiembre de 1873. Sobre sus gestiones y resultados en los archivos españoles, Morla
Vicuña publicó un libro: Estudio histórico sobre el descubrimiento y conquista de la Patagonia
y de la Tierra del Fuego. En esta obra se incluye un informe a las autoridades chilenas
fechado en Sevilla el 24 de agosto de 1876 en un segundo viaje a España, del que tomamos
la información siguiente:

He visto también en la capital dos colecciones, una de manuscritos y otras de cartas geográficas
que existen en poder de particulares, la primera en casa del señor don Antonio Paz y
Melia oficial de la Biblioteca Nacional, y la segunda en la del distinguido ingeniero
señor don Manuel Rico.

La colección de manuscritos que existe en poder del señor Paz, consiste en su


mayor parte en originales pertenecientes a los jesuitas de Hispanoamérica
desde México hasta Chile. Estos documentos que fueron trasladados
a la península en 1767, inmediatamente después de la expulsión de
la Compañía de Jesús de aquel continente, estuvieron archivados en
un departamento del Ministerio de Gracia y Justicia, llamado de las
Temporalidades, que fue desbaratado durante la última revolución. Los
papeles fueron vendidos al peso a bodegones y pulperías, y se hallaban
ya en vía de completa destrucción, cuando un señor don M. Javier Bravo,
español residente en Buenos Aires, que se encontraba accidentalmente

445
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

en Madrid, tuvo noticia de su existencia y los adquirió. El señor Bravo, español residente en
buenos Aires, que se encontraba accidentalmente en Madrid, tuvo noticia de su existencia y los
adquirió. El señor Bravo devolvió parte de la colección al gobierno de España y emprendió la
publicación de lo restante. No hallándose preparado por estudios anteriores para este genero de
trabajos, el señor Bravo no tuvo éxito en su empresa, y hubo de dejar la colección de manuscritos
referida en prenda de los que quedaba debiendo a sus colaboradores literarios y al editor de los
primeros volúmenes de la publicación.

Esta colección es la que fue ofrecida en venta al Supremo Gobierno por mi intermedio hace dos
años, y de la que el señor Ministro de Relaciones Exteriores autorizó a U.S. para adquirirla, si
lo juzgaba conveniente. Hasta hoy no se había tomado resolución en este particular, porque no
habiendo habido ocasión de examinar personalmente los manuscritos, se ignoraba su calidad y si
valían o no el gasto que iba a demandar su adquisición.

Como he dicho a U.S. antes, esta vez he tenido oportunidad para examinar la mencionada
colección por mí mismo. Esta contenida en diez enormes baúles, y separada en caja de cartón
figurando volúmenes, siguiendo la distribución el orden de las diversas secciones en que estuvo
dividida la América Colonial. Esta clasificación permitiría formar un catálogo completo, papel
por papel y legajo por legajo, de todo el contenido, sin gran dificultad ni empleo de tiempo, y
facilitaría la entrega de la colección para uso público.4

En lo transcrito, queda clara la valorización que da a los documentos Morla Vicuña y la necesidad
de un catálogo para que puedan ser consultados por el público. Si bien él consideraba que era fácil
hacer tal catálogo, ese deseo no se ha cumplido cabalmente, ya que sólo se ha publicado el catálogo
completo de los documentos referentes a los jesuitas de Chile. También nos informa del lugar al que
fueron a parar los documentos rescatados por Bravo. Nada menos que a la casa particular del oficial
de la Biblioteca Nacional, don Antonio Paz y Melia. Puede ser que los documentos se encontraran
4 en poder de Paz, quizá uno de los colaboradores con los que Bravo quedó adeudando. Y agrega:
Carlos Morla Vicuña, Estudio histórico sobre el
descubrimiento y conquista de la Patagonia y de la
Tierra del Fuego, Leipzig, Brockhaus, 1903. Ésta y
La partes correspondientes al Brasil, al virreinato de Santa Fé y a México, son ya más ajenas a
las citas siguientes corresponden a las páginas
32 a 33. Chile y no le interesan sino por una que otra incidencia directa, pues muchos de los religiosos

446
Documentos sobre los jesuitas novohispanos expulsos en el Archivo Nacional de Chile

Los documentos pertenecientes a los jesuitas


de Hispanoamérica fueron depositados en
la Biblioteca Nacional de Chile. La sección
correspondiente a México es una de las más ricas
en información.

que se distinguían en Chile solían ir a continuar sus trabajos en esas regiones y viceversa, pero
éstas como las otras tienen intrínsecamente su valor para la historia de los países referidos y
acaso sea México la más rica. La colección entera se compone de trece mil piezas más o menos,
entendiéndose por pieza, documentos y expedientes muchos de los cuales son voluminosos.

En una nota a pie de página sobre este texto, Morla Vicuña agrega esta importante información:

Esta colección fue adquirida por el Estado, y ha sido remitida a Chile. Yo emprendí su
organización documentos por documento, y aún hice el catálogo detallado de una parte
considerable de ellos, pero esta tarea como en el estudio de la cuestión de límites, fue
interrumpido por las exigencias de la última guerra. [Se refiere a la Guerra del pacifico de
1879, J.M,] Conviene sin embargo, que se imprima lo que hay hecho del catálogo, y sería cosa
sencilla el continuar en Santiago el arreglo y clasificación. La colección que se hallaba en

447
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

poder del señor Paz ha sido completada con varias otras partidas de papeles pertenecientes
al mismo archivo, que se hallaban en manos de libreros revendedores de Madrid. Los
manuscritos procedentes de las cosas que tenían los jesuitas en España, y que no se refieren
a América se hallan desde hace muchos años en poder de lo eruditos españoles Zabalburu,
y estos con nuestra colección y los documentos escogidos regalados por el señor Bravo
a la Academia de la Historia de Madrid, constituyen todo lo que queda de los archivos
secuestrados a la Compañía de Jesús cuando fue suprimida.

Estos documentos fueron depositados en la Biblioteca Nacional de Chile en Santiago.


Allí permanecieron hasta 1927. Como en aquellos años la biblioteca carecía de talleres de
encuadernación se mandaron a encuadernar los legajos, reuniendo a veces algunos, con lo
que el número de tomos que contaba con 498 volúmenes quedó reducido a 480, numerados
del 1 al 480. No se completó el catalogo general que a la fecha, 1992, espera su realización. En
1891 se publicó sólo el catálogo referente a los papeles de los jesuitas de Chile con el título
de: Catálogo de los manuscritos relativos a los antiguos jesuitas de Chile que se custodian en la
Biblioteca Nacional5. En la introducción a esta obra se señala que en una publicación posterior
se publicarán los catálogos referentes a los otros países de América. Pero desgraciadamente, a
la fecha no se ha publicado este catálogo.

Tomás Thayer Ojeda daba a conocer el siguiente inventario de los papeles de la colección Bravo:

Ciudad Volúmenes

Chile 137

España 14

España, Canarias y Filipinas 1

5 Italia 2
Catálogo de los manuscritos relativos a los antiguos
jesuitas de Chile que se custodian en la Biblioteca
(sobre las pensiones)
Nacional, Santiago de Chile, Imprenta Ercilla, 543
páginas.

448
Documentos sobre los jesuitas novohispanos expulsos en el Archivo Nacional de Chile

Bolivia 19

Antillas 5

Perú 62

Argentina 66

México 82

Paraguay 2

Quito 14

Bogotá 21

Panamá 1

Filipinas 3

Es necesario agregar 42 volúmenes semiquemados en un incendio que se desencadenó en


uno de los talleres de encuadernación, los que quedaron guardados en dos cajas. Son 436
volúmenes, más 42 semiquemados que hacen un total de 478.

Llama la atención que, si bien Thayer Ojeda dio a conocer la presencia de 82 volúmenes
de documentos sobre los jesuitas expulsos de México, los investigadores ignoran esta
información a pesar de que fue publicada en una revista de amplia circulación como es
The Hispanic American Historical Review6. Tendrán que pasar cincuenta años para que en
1971 Hermes Torres Pinzón dé a conocer en forma detallada el contenido de los volúmenes
referentes a México.

6
Tomás Thayer Ojeda, “La sección de manuscritos
Este catálogo agrega un tomo más a los volúmenes señalados en 1921 por Thayer Ojeda
de la Biblioteca Nacional de Chile” en The Hispanic
American Historical Review, IV, p. 170. sobre México, contabilizando 83 volúmenes. El catálogo fue publicado en México en la

449
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

revista Historia de México del Colegio de México, en dos partes, por lo extenso del mismo;
es además es muy detallado. Tovar valorizó los aspectos económicos de estos documentos
titulando su trabajo “Las haciendas jesuitas de México, índice de documentos existentes
en el Archivo Nacional de Chile”7. Si bien no es todo en cuanto a este interesante catálogo
es verdaderamente muy útil guía al cotejarlo con diferentes volúmenes en el Archivo
Nacional de Chile. Cinco años después, dos funcionarios del Archivo Nacional de Chile
publicaron en la revista Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile un nuevo
catálogo con el título de El archivo de jesuitas de México en el Archivo Nacional de Chile8.
En este trabajo también se da a conocer el contenido de los 83 volúmenes sobre México.
Ignoro si los autores conocían el catálogo de Torres, pues éste es un verdadero retroceso
en dar cuenta del contenido de los volúmenes referentes a México. Por ejemplo: para
el primer tomo de la colección mexicana, Torres señala el contenido de 28 documentos;
este otro sólo indica 12. Y para el volumen 399, el primero da cuenta de 10 documentos,
mientras que el segundo sólo señala tres.

La importancia de este último trabajo estriba que se confirma que en 1976 existían 83
volúmenes acerca de los jesuitas de México, desgraciadamente en 1992 contabilicé solo 76, es
decir, faltan siete volúmenes, lo cual se explica por el descuido con que fueron tratados estos
bienes culturales durante la administración nombrada por el dictador Pinochet.

En la actualidad, el fondo consta de 412 volúmenes distribuidos en:

Ciudad Volúmenes

7 Argentina 52
Hermes Tovar Pinzón, “Las haciendas jesuitas
de México, índice de documentos existentes en el
Bolivia 16
Archivo Nacional de Chile”, en Historia de México,
1970, no. 80, vol. XX, páginas 563-583 y en 1971, no. Colombia 14
81, páginas 135-189.
Chile 134
8
Carlos Ruiz Rodríguez y Osvaldo Villaseca Reyes,
Ecuador 13
“El archivo de jesuitas de México en el Archivo
Nacional de Chile” en Historia, no. 13, 1976, páginas
México 76
353-381.

450
Documentos sobre los jesuitas novohispanos expulsos en el Archivo Nacional de Chile

Panamá 1

Perú 72

Filipinas 1

Manila 2

Antillas 4

Venezuela 2

España 25

Varios 33

Sumados los “varios” tenemos un total de 445 tomos.

Respecto a los contenidos, se pueden clasificar los tomos correspondientes a México en:

Contenido Volúmenes

Fundaciones 5

Ocupaciones 24

Aplicaciones 7

Cuentas 6

Particulares 14

Notas 7

Sin especificar 3

Reales cédulas 1

Cartas 1

Varios 5

Envíos 2

Visitas 1

451
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

(Página opuesta) La documentación incluye Según la numeración actual, los tomos correspondientes a México están
inventarios de las bibliotecas, de los aposentos
comprendidos desde el volumen 299 al 382. Faltan los 299, 301, 305, 332,
de los padres, de las boticas, de los colegios, de las
haciendas y de las misiones, así como información 334, 336 y 339. Traen también información sobre México los volúmenes
donde se reclaman los bienes de los expulsos.
427, 428, 430, 431, 435, 437, 438, 448 y 451. A ellos debe agregarse el tomo
Filipinas que trae información sobre las misiones de California9.

Se encuentran importantes documentos que nos dan una información


más completa acerca de las odiseas que sufrieron los jesuitas en su
proceso de extrañamiento. Entre otras, existen por ejemplo: lista de
expulsos de distintos lugares de México, otra lista de los que llegaron
en tránsito a La Habana así como de sus embarques a España, una
más de los lugares en que residían los expulsos en España; asimismo,
otra lista de los que se hallaban en Bolonia y de los documentos que
explican las ausencias de algunos, peticiones de los expulsos sobre sus
bienes, adeudos, etcétera; existen también gran cantidad de cartas de
Rafael de Zelis, firmadas Celis (quien posteriormente escribió una larga
relación sobre los expulsos de México) y muchos documentos referentes
a los fondos remitidos a España correspondientes a los expulsos y
disposiciones generales sobre sus bienes.
9
Es de especial importancia consultar a Francisco
Mateos, “La colección Bravo de documentos
jesuitas sobre América” en Revista Chilena de Son notables los detallados inventarios de las bibliotecas que poseían los
Historia y Geografía, no. 134, Santiago, 1966, pp. 197-
jesuitas. En éstos se indican los libros y también los manuscritos que se
269; Francisco Mateos, “La colección Pastells de
Documentos sobre América y Filipinas” en Revista guardaban en ellas. Por ejemplo, las bibliotecas del Colegio del Espíritu
de indias, no. 27, p, 3; C. Iguía Ruiz, Los jesuitas
Santo de Puebla, del Colegio de San Pedro y San Pablo de Mérida, del
proveedores de bibliotecas. Recuento de muchos
espolios, Madrid, 1944, Razón y Fe, pp. 235-258; Colegio de San Ildefonso de México, del Colegio de Tepotzotlán, etcétera.
Hermes Tovar Pinzón, Fuentes para el estudio de las
También son importantes los inventarios de bibliotecas de otros países,
actividades socio-económicas de la Compañía de Jesús
y otras misiones religiosas, Bogotá, Universidad como los catálogos de la biblioteca que tenía la Compañía de Jesús en
Nacional de Colombia, 1971; obra en la que se
Lima, donde se conservaban muchos libros referentes a México. Cuando
publicó el informe de Fray Antonio, obispo de
Sonora, “Misiones del Obispado de Sonora; su estas referencias bibliográficas están más completas, con fecha y lugares
número y estado en que la dejaron los expatriados
de impresión y a veces con número de folios o páginas, tienen una marca
regulares”. De la colección del Archivo Nacional
de Chile. reciente de lápiz azul. Creo que ellas se deben a José Toribio Medina en la

452
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

época en que elaboraba sus trabajos bibliográficos sobre la imprenta en México y la de Puebla
de los Ángeles.

Me parecen muy instructivos los inventarios bien prolijos en cada uno de los aposentos de los
jesuitas en los distintos colegios. No dejaron de nombrar papeles en blanco, fierros retorcidos,
bacinicas, amén de un detalle de los libros y manuscritos, frecuentemente con resúmenes de
sus contenidos. De esta manera nos enteramos que en su aposento el padre Francisco Javier
Clavijero tenía 591 libros y “dos tomos grandes de mapas”.

Los inventarios de los bienes de la Compañía de Jesús, de sus deudas, listas de sus
trabajadores, de sus deudores, etc., son muy detallados; incluyen la contabilidad de sus
haciendas y también se encuentran las documentaciones de la venta de sus bienes así como
los planos de las haciendas y de los terrenos colindantes. Me parece que hoy no se puede
investigar sobre la historia económica de México en la segunda mitad del siglo XVIII sin
consultar esta documentación. Los inventarios incluyen los fardos que estaban por enviarse
a los misioneros de Sonora en el momento de las ocupaciones. Existe un detallado inventario
de sus contenidos que incluye el nombre de los padres a los que estaban destinados. Así nos
enteramos de sus pedidos de vituallas y de los precios de ellas.

Los historiadores del arte encontrarán interesantes descripciones de muebles, retablos,


cuadros y objetos litúrgicos. Igualmente del destino de muchos bienes que fueron enviados a
distintas iglesias. Son sugestivos los inventarios de las medicinas que se encontraban en las
boticas de los jesuitas.

Hay que destacar que también se incluye documentación de los franciscanos que se hicieron
cargo de las misiones de los jesuitas. Y mucha documentación sobre civiles en relación con
herencias y bienes que reclamaban los expulsos.

Dispersos en diferentes tomos encontramos varios documentos de interés para la historia


de Sonora y las Californias. Si bien no son muchos, me parecen de imprescindible consulta,
por ejemplo, el inventario de los papeles, créditos y efectos de esta Procuraduría General; se

454
Documentos sobre los jesuitas novohispanos expulsos en el Archivo Nacional de Chile

dan a conocer los contenidos de cada uno de los fardos que estaban dirigidos a cada jesuita
de Sonora y se incluyen referencias sobre envíos desde Sonora. En el inventario del Colegio
de San Andrés se encuentran reseñas de manuscritos sobre Sonora, misiones del obispado,
carta circular de Juan Antonio Baltasar, en la que hace referencia a las misiones de la
pimería, expedientes sobre malversación de dinero por los jesuitas de California, lista de los
ornamentos enviados de Tepotzotlán a California, gastos para el extrañamiento de los jesuitas
de Sonora, etc. Son importantes de consultar sobre Sonora los tomos 269, 273, 281, 284, 301,
308, 312, 322, 324, 330, 340 y 391, además del tomo Filipinas.

El fin de esta breve nota no es otro que el de despertar el interés de los investigadores
que se dedican a la historia del México colonial, sensibilizarlos sobre la importancia de
utilizar esta interesante fuente documental. El Archivo Nacional de Chile cuenta con un
muy buen servicio de atención a los investigadores y posee un eficiente departamento
de microfilmación.

455
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Fuentes consultadas

Bibliografía
Bravo, Francisco Javier, Colección de documentos relativos a la expulsión de los jesuitas de la
república Argentina y del Paraguay en el reinado de Carlos III, Madrid, 1872.

Catálogo de los manuscritos relativos a los antiguos jesuitas de Chile que se custodian en la
Biblioteca Nacional, Santiago de Chile, Imprenta Ercilla, 1891.

Hermes Tovar Pinzón, Fuentes para el estudio de las actividades socio-económicas de la Compañía
de Jesús y otras misiones religiosas, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1971.

Iguía Ruiz, C. Los jesuitas proveedores de bibliotecas. Recuento de muchos espolios, Madrid, Razón
y Fe, 1944.

Morla Vicuña, Carlos, Estudio histórico sobre el descubrimiento y conquista de la Patagonia y de la


Tierra del Fuego, Leipzig, Brockhaus, 1903.

Ruiz Rodríguez, Carlos y Villaseca Reyes, Osvaldo, El archivo de jesuitas de México en el


Archivo Nacional de Chile, Pontificia Universidad Católica de Chile, Instituto de Historia,
1976.

Valdés Bunster, Gustavo, El poder económico de los jesuitas en Chile, 1593-1767, Santiago,
Imprenta Pucará, 1992.

Hemerografía
Mateos, Francisco “La colección Pastells de Documentos sobre América y Filipinas” en Revista
de indias, no. 27,

________________ “La colección Bravo de documentos jesuitas sobre América” en Revista


Chilena de Historia y Geografía, no. 134, Santiago, 1966.

456
Thayer Ojeda, Tomás, “La sección de manuscritos de la Biblioteca Nacional de Chile” en The
Hispanic American Historical Review, IV, 1921

Tovar Pinzón, Hermes, “Las haciendas jesuitas de México, índice de documentos existentes en
el Archivo Nacional de Chile” en Historia de México, no. 80, vol. XX, México, 1970.

Tovar Pinzón, Hermes, “Las haciendas jesuitas de México, índice de documentos existentes en
el Archivo Nacional de Chile” en Historia de México, no. 81, vol. XX, México, 1971.
L a e x p u ls i ó n d e l o s jes u i ta s
d e T e p o t z o tl á n

Alma Montero Alarcón


Por los años de 1767, en que apenas contaba con 19 años de mi edad, me hallaba en un lugar
llamado Tepotzotlán distante siete leguas de México, Capital de la Nueva España, empleado
en no hacer mal a nadie y amaestrándome para hacer bien, con el tiempo, a muchos. Dos años
y cuatro meses llevaba en esta Escuela, cuando improvisamente un Orden Superior intimado
el día 25 de junio así a mí como a los Maestros y demás Escolares, nos puso en movimiento
debiéndonos aparejar para muchas correrías por mar y tierra.

Rafael de Zelis, siglo XVIII


La expulsión de los jesuitas de Tepotzotlán

1
Ver Alma Montero, Jesuitas de Tepotzotlán. La
expulsión y el amargo destierro, Instituto Nacional de
Antropología e Historia/Plaza y Valdés editores,
México, 2009.

2
La reconstrucción de esta crónica está basada en
varias fuentes como son los ubicados en el Archivo través de diversos documentos y registros fotográficos realizados
Nacional de Chile, los cuales presentan información
en México e Italia, hemos tratado de reconstruir los sucesos ocurridos
detallada y puntual del momento de la expulsión,
de los nombres y firmas de los novicios expulsos en torno a la expulsión de los jesuitas de Tepotzotlán: la llegada del comisionado real y
escritos por su puño y letra, así como datos muy
acompañantes a la puerta del colegio, el difícil recorrido hacia Veracruz, donde algunos de
valiosos en cuanto a los bienes de la orden en ese
momento. El total de la jesuítica mexicana hoy los jóvenes novicios decidieron abandonar la orden, los peligros de alta mar a bordo de la
día puede consultarse en el Colegio de Sinaloa
embarcación San Miguel, la llegada al destierro en Italia –donde la mayoría continuó su vida
en microfichas, las cuales fueron donadas por el
doctor Miguel Mathes con la asistencia de Carmen religiosa mientras otros más se secularizaron y contrajeron matrimonio– y los lugares donde
Boone. También fueron de gran importancia varios
finalmente fueron enterrados. Lo que presentamos a continuación forma parte de un estudio
documentos proporcionados por el padre Luis
Octavio Solís Lozano, director del Archivo Histórico mayor que hemos realizado sobre la expulsión y destierro de los jesuitas de Tepotzotlán1.
de la Compañía de Jesús en México, quien nos
permitió conocer las carpetas con anotaciones,
recortes con información y otros documentos que Las labores cotidianas de los 76 jesuitas que vivían en el colegio se interrumpieron bruscamente
el padre Ignacio Pérez Alonso recopiló en torno
la madrugada del día jueves 25 de junio de 17672. A las puertas del recinto se presentaron don
a Tepotzotlán. Destacan en este material una
crónica de la expulsión de los jesuitas de este sitio, Hipólito Villarroel, Real Comisionado con su asesor don José de Londoño y Pezuela y un
varias cartas de jesuitas expulsos y narraciones
personaje más que hacía las veces de secretario y escribano. Acompañados de la Guardia Real
de lo vivido en las embarcaciones que los llevaron
hasta Europa. En Bolonia, Italia, pudimos también estaban ahí para leer el Real Decreto de expatriación y extrañamiento para siempre de todos sus
realizar búsqueda de documentación y un acopio
dominios e islas adyacentes a sus estados, de todos los Jesuitas Antiguos, Jóvenes y Novicios, que
de fotografías de los lugares en donde efectuaron
sus estudios, prosiguieron con sus vidas y los sitios quisieran seguir en la religión, firmado en El Pardo por Carlos III, rey de España.
donde finalmente fueron enterrados varios de ellos.
También fueron fundamentales para reconstruir
esta crónica las obras de Francisco Javier Clavijero, Las crónicas nos hablan de la impresión que se llevó el sacristán cuando al abrir las puertas de la
Antonio López Priego, Francisco Zambrano y,
iglesia de San Francisco Javier, para que ingresaran los fieles a misa, vio sobre su pecho las bayonetas
de manera especial, de Rafael de Zelis, uno de
los jóvenes que estudiaban en el juniorado de de los soldados que amenazaban hacer fuego al colegio al primer toque de campana. Apenas acertó
Tepotzotlán, él realizó un catálogo de quienes se
decir que daría aviso al rector del colegio, el padre José de Urbiola, quien se encontraba en ese
encontraban al momento de la expulsión, así como
la interesante narración “Viajes en el destierro”. momento en la capilla del noviciado (conocida actualmente en el museo como Capilla doméstica).

461
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Las crónicas nos hablan de la impresión que se


llevó el sacristán cuando al abrir las puertas de la
iglesia de San Francisco Javier para que ingresaran
los fieles a misa, vio sobre su pecho las bayonetas
de los soldados que amenazaban con hacer fuego
al primer toque de campana.

Al principio, el padre José Urbiola pensó que podía tratarse de algún regimiento militar
que realizaba labores de pacificación “tierra dentro” y que quizás cansados de la jornada
quisieran hacer un alto en Tepotzotlán. Ordenó se les diera entrada y algo de almorzar, pero
el comisionado Villarroel informó que traía consigo una orden real. Tranquilo, el padre
Urbiola respondió que estaba ya para decir misa a su comunidad pero que cuando terminara
recibiría con gusto el mandato, que mientras desayunaran (se informa por cierto que ellos
“no despreciaron el favor”). Acabada la misa, fue el padre rector en busca del comisionado y le
solicitó permitiera desayunarse a sus jóvenes y novicios pues hacía ya más de dos horas que se
habían levantado.

Para ese momento en Tepotzotlán, y lo mismo sucedía en otros centros jesuitas del virreinato3,
los campanarios eran intervenidos y la tropa se apostaba en las puertas principales.
3
El decreto de expulsión fue leído el mismo día en
la mayoría de los colegios jesuitas del virreinato.
Sin embargo, en algunos lugares, como fue el Como a las siete de la mañana de ese día jueves 25 de junio, el padre Urbiola, un hombre
norte del virreinato, el decreto fue leído hasta
maduro de 53 años de edad, al momento de ocurrir estos acontecimientos, reunió a toda la
un mes después. De igual manera, la salida de
los jesuitas de sus colegios no fue en todos los comunidad al son de la pequeña campana del noviciado y entraron Villarroel, Londoño, el
lugares de manera inmediata, como puede verse
escribano y dos testigos4. Hechas todas las ceremonias preliminares en tono alto, con voz
en el caso de Tepotzotlán donde salieron después
de varios días de leído dicho decreto. trémula, Villarroel comenzó a leer el Decreto enviado por el rey Carlos III:

462
Habiéndome conformado con el parecer de los de mi Consejo
Real en el extraordinario […] y de lo que en ella me han expuesto
personas del más elevado carácter: estimulado de gravísimas
causas, relativas a la obligación en que me hallo constituido de
mantener en subordinación, tranquilidad, y justicia mis pueblos, y
otras urgentes, justas, y necesarias, que reservo en mi real ánimo:
Como a las siete de la mañana de ese día jueves usando de la suprema autoridad económica, que el Todopoderoso
25 de junio, el rector del Colegio de Tepotzotlán, el
ha depositado en mis manos para la protección de mis vasallos,
padre José de Urbiola, reunió a toda la comunidad
en la capilla de los novicios. y respecto de mi corona: He venido en mandar se extrañen de
todos mis dominios de España, e Indias, islas Filipinas, y demás
adyacentes a los religiosos de la Compañía, así sacerdotes, como
coadjutores, o legos, que hayan hecho la primera profesión y a
los novicios, que quisieren seguirles; y que se ocupen todas las
temporalidades de la Compañía en mis dominios.

Leído el Real Decreto, Urbiola respondió que “pecho por tierra


obedecía y aceptaba las reales disposiciones de su Majestad en todo
cuanto podía y por cuya defensa pasaría primero todas las bayonetas
de sus soldados por su pecho y el de todos sus presentes súbditos,
antes que ceder en lo mas mínimo sobre este punto”5.

En ese momento sólo firmó aceptando el decreto el padre Urbiola,


pues de los siete principales que pertenecían al colegio algunos
estaban enfermos y otros fuera del recinto. En el primer caso se
4
Como testigos ubicamos a dos personajes: encontraban los padres José Anguas, ministro y prefecto de salud;
José Muñoz y Antonio José Garrote. Ver Archivo
Manuel Fabri, maestro del juniorado en letras humanas y consultor
Nacional de Chile (ANCh), fondo Jesuitas de
América, vol. 279, f 13. de casa; y Manuel Colazo, prefecto de Iglesia y de la Congregación de
5 Nuestra Señora de Loreto.
Archivo Histórico de la Provincia Mexicana de
la Compañía de Jesús, Narración de los arrestos
ejecutados en la Nueva España año de 1767 en
Otros padres se encontraban fuera del Colegio y el Real Decreto
los meses de junio y julio y primeramente de lo
sucedido en el Noviciado de Tepotzotlán, f. 23. estipulaba que se les mandara llamar para que regresaran pero sin

463
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

advertirles lo que estaba sucediendo. Los jesuitas principales que se encontraban fuera del
edificio eran los padres que desarrollaban labores en el Seminario de San Martín para niños
indígenas: el padre Miguel López, rector de dicho seminario, admonitor, consultor de casa y
confesor, y Miguel Baver, prefecto de español y maestro de lengua mexicana. De igual manera,
se encontraba fuera del edificio el padre Antonio Villaamil, consultor de casa y confesor.
Además de los principales, es también probable que no se encontraran en el colegio algunos
de los coadjutores temporales, responsables del buen funcionamiento de las haciendas.

En ese momento, la nómina jesuita de los habitantes de Tepotzotlán, incluidos los principales,
coadjutores, estudiantes de juniorado así como los novicios escolares y novicios coadjutores,
era la siguiente:

Colegio y noviciado de Tepotzotlán


Principales

P. José Urbiola, rector y maestro de novicios


P. José Anguas, ministro y prefecto de salud
P. Miguel Baver, prefecto de español y maestro de lengua mexicana
P. Manuel Colazo, prefecto de iglesia y de la congregación y confesor
P. Manuel López, rector del seminario de indios, admonitor, consultor de casa y confesor
P. Antonio Villaamil, consultor de casa y confesor
P. Manuel Fabri, maestro de nuestros escolares en letras humanas y consultor de casa

Coadjutores

H. Pedro Sobrino, procurador


H. Santiago Castaño, procurador
H. Juan Ruiz Díaz, administrador
H. Juan Berens, sacristán, sastre y ropero
H. Lorenzo Arriola, médico
H. José Turpín, soto procurador

464
La expulsión de los jesuitas de Tepotzotlán

Juvenado

Escolares humanistas

Esc. Juan Bonelo Esc. Francisco Fornés


Esc. Domingo Rodríguez Esc. Blas Flores
Esc. José Arsdekin Esc. Antonio Prendis, maestro.
Esc. Mariano Quintana Esc. José Amaya
Esc. Juan Serrato Esc. Javier Rendón
P. Policarpo Ramírez Esc. Rafael de Zelis
Esc. José Mariano Guerrero, bedel Esc. José Redona
Esc. José Arrucha Esc. Antonio Franyuti
Esc. Andrés Basoazabal, soto Bedel P. Eduardo Cuevas
Esc. Pedro Rivas Esc. Juan Zapata
Esc. José Peñalver Esc. Dámaso Preen
Esc. Manuel Martín Arrivas Esc. Ignacio Ortiz
Esc. Pedro Pérez Acal Esc. Pedro Navarrete
Esc. José Barragán

Noviciado

Escolares novicios

Esc. José Mariano Calderón Esc. José Vega


Esc. Miguel Anaya Esc. Juan Guerra
Esc. Matías Maestri Esc. José Zamorano
Esc. Ignacio Zaldívar Esc. Simón Achica
P. Pedro Pérez Murias P. José Cataño Cordero
Esc. Pablo García Esc. Juan Ignacio de la Fuente
Esc. José Lino Fabrega Esc. Antonio Morales
Esc. Marcos Escobar Esc. Juan Campos, prefecto

465
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Esc. Francisco Alva Esc. Miguel Abilés


Esc. José Núñez Esc. José Arébalo, soto refecto
Esc. Pascual Cevallos Esc. José Manuel Ronderos
Esc. Juan Vásquez Esc. Mariano Gómez
Esc. Antonio Echeverría

Coadjutores novicios

H. Alonso Piñeiro H. Lorenzo Garnica


H. José Castañeda H. José Garfias
H. José Bárcena H. Domingo Rivera
H. Ramón Cardenal H. Andrés Álvarez
H. Pedro Pérez Morales H. Manuel Suriano
H. José Lanfrancoa

Resumen

Principales: 7
Coadjutores: 6
Juvenado: 27 (Zelis era uno de ellos)
Noviciado: 25
Coadjutores novicios: 11
Total: 76 jesuitas

Una vez realizado el listado de los habitantes de Tepotzotlán se efectuó la entrega de las llaves
del colegio y todas sus oficinas. Se iniciaban las disposiciones tal y como estaban establecidas
en el Real Decreto:

Hecha la intimación procederá sucesivamente en compañía de los padres Superior y


procurador de la Casa a la judicial ocupación de archivos, papeles de toda especie, biblioteca
común, libros, escritorios de aposentos; distinguiendo los que pertenecen a cada Jesuita,

466
La expulsión de los jesuitas de Tepotzotlán

juntándolos en uno ó mas, lugares; y entregándose de las llaves


el Juez de Comisión[…] Consecutivamente proseguirá el secuestro
con particular vigilancia, y habiendo pedido de antemano las llaves
con precaución, ocupará todos los caudales y demás efectos de
importancias que allí haya por cualquiera titulo de renta, ó deposito”.6

Ese mismo día por la tarde de esa larga y difícil jornada, el


comisionado Villarroel convocó a todos los novicios. Entonces les
hizo saber que todos aquellos que no quisieran seguir el destino de
los jesuitas los colocaría en otra religión o les costearía el viaje hasta
sus casas.

Les recordó también que en caso de que quisieran seguir dentro de


la Compañía de Jesús les esperaban incomodidades, trabajos futuros,
Se les dió a los novicios jesuitas 24 horas para que alejamiento de sus casas, falta de alimentos o medios de adquirirlos y,
meditaran su decisión: salir de la Compañía de
sobre todo, les deparaba la perpetuidad del destierro.
Jesús o seguir con ellos rumbo al destierro.

Les daba a los novicios un plazo de 24 horas para que meditaran


su decisión: salir o seguir en la Compañía. Ordenó que estuvieran
retirados en espacios separados y sin comunicación alguna con
los demás padres jesuitas antiguos, así como de los escolares del
juniorado. El Decreto Real instruía que en caso de existencia de
novicios se les llevara a otros conventos, pero esto no pudo realizarse
en Tepotzotlán pues, como es sabido, en esta población no existía otro
instituto religioso más que la Compañía de Jesús.

Finalmente, citó a todos los novicios la mañana del siguiente día,


en que volvería al colegio para validar por escrito las respuestas de
cada uno. Aquí las crónicas se detienen, no hay más información,
pero esa noche del jueves 25 de junio de 1767 seguramente fue una
6
ANCh, op. cit., f. 30v. de las más largas que se hayan vivido en este lugar. El desconcierto,

467
los sentimientos encontrados, la sorpresa y un futuro incierto se
cernieron sobre los habitantes del colegio noviciado de Tepotzotlán.

A la mañana del día siguiente, viernes 26 de junio, bajaron los


sacerdotes a decir misa en la iglesia de San Francisco Javier y
consumir las hostias de los copones (la misa fue sin feligreses, pues
Los novicios dieron uno a uno su respuesta no podían ingresar al recinto por estar la guardia apostada en todas
al comisionado real mientras el escribano iba
las puertas), lo mismo se hizo en la capilla interior del noviciado.
trazando en papel sus palabras, luego escribían
sus nombres y estampaban sus firmas. La mayoría Como a las ocho de la mañana regresó el comisionado Villarroel
de ellos, decidieron en ese momento, seguir en
para llevar a cabo lo que el día antes había anunciado y llamó por
la Compañía de Jesús (25 escolares novicios y 11
coadjuntores novicios). nómina a los novicios a una cámara retirada vecina de la capilla de
los novicios (¿cual será este espacio en el recorrido actual del museo?,
¿qué vitrinas y cedulario o muebles de oficina se encontrarán ahora
donde hace casi doscientos cincuenta años estaban reunidos estos
(Página opuesta) Se dispusieron todos los asuntos novicios en momento tan crucial de sus vidas?).
para el viaje que había que emprender rumbo a
Veracruz, para de ahí continuar el destierro rumbo
a Europa. Mientras, el comisionado real Hipólito Los novicios dieron uno a uno su respuesta al comisionado
Villaroel pedía información y cuentas a Santiago
mientras el escribano iba trazando en papel sus palabras, luego
Castaño, quien era procurador del Colegio, al
tiempo que iba sellando puertas. escribían sus nombres y estampaban sus firmas. La mayoría de ellos
decidieron seguir en la Compañía de Jesús (25 escolares novicios y
11 coadjutores novicios).

Los documentos que ahora se conservan en Chile y que registran


este momento resultan muy emotivos, pues ahí pueden observarse
las firmas de estos novicios jesuitas que tuvieron que tomar ese día
una decisión tan importante. Son en total 36 testimonios de novicios
nacidos en las más distintas partes del entonces virreinato de la
Nueva España7 y que se encontraban concentrados, estudiando y
7
Como es sabido, el entonces virreinato de la preparándose, en el Colegio de Tepotzotlán. Por ejemplo, José Cataño,
Nueva España tenía bajo su jurisdicción a países
de la actual Centroamérica, el Caribe e incluso
natural de la ciudad de México, dijo que era su última voluntad el
Filipinas. perseverar hasta la muerte en la sagrada Compañía de Jesús. También

468
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

José Amaya, natural de la ciudad de Cuba, manifestó que se hallaba con ánimo de seguir su
sagrada religión hasta la muerte.

En ese momento, sólo un novicio escolar, el joven Juan Ignacio de la Fuente decidió abandonar
la orden y manifestó “[…] que su ánimo era quedarse en el siglo y respecto a que no ha más de
tres meses que tomó la ropa en la Compañía quería que a su tiempo se le diesen los vestidos de
seglar para irse a su casa y lo firmó”8. Uno más, el novicio coadjutor Juan Gregorio Campos9
solicitó un poco más de tiempo para tomar su decisión, pues explicó que había dejado en México
un hijo pequeño y todo su caudal, por lo cual suplicaba se le diera tiempo para disponer de estos
asuntos. Nacido en Veracruz, era un hombre de madura edad que entró a la Compañía después
de haber enviudado. En los siguientes días, cuatro jóvenes más eligieron también salir de la
Compañía: Ramón Cardenal, José Lanfranco, Antonio Morales y Mariano Gómez.

Después de estas acciones, se dispusieron todos los asuntos para el viaje que había que
emprender rumbo a Veracruz, para de ahí continuar al destierro a Europa. Mientras tanto, el
comisionado real Hipólito Villarroel trataba de enterarse de todo lo relacionado con el colegio,
pedía información y cuentas a Santiago Castaño, quien era procurador del colegio, al tiempo
que iba sellando puertas.

8
ANCh, op. cit., foja 52.
El número de maestros y escolares que era necesario movilizar para el destierro hizo muy
difícil la salida inmediata de Tepotzotlán (tal como lo indicaba el Decreto Real), por lo que
9
En los documentos chilenos se apunta “Juan
Gregorio de Campos dijo: que respecto a
tuvieron tiempo para arreglar las breves pertenencias que podían llevar con ellos:
tener precisión de evacuar diferentes asuntos
graves que en el día ni en el lugar no pueden
concluirse para en su virtud deliberar el estado
Detúvose por tanto la partida hasta el día 4 de julio, que suman nueve días en los cuales sobró
que deba tomar dejaba indecisa su deliberación tiempo para aderezar el ajuar que así yo como mis compañeros habíamos de llevar para nuestra
sin embargo de la pronta salida de los padres
de este colegio, lo que se tendrá presente para
peregrinación: éste consistía en un par de mudas de ropa, a más de lo que nos cubría, que
comunicarlo a Su Excelencia en caso necesario y reducida a un pequeño envoltorio resparmiaba el peso de los forlones, pues cada cual cargaba
lo firmó”, Ibidem, foja 20v.
su maleta, que aunque ligera aumentaba los cuidados.10
10
Zelis, Rafael S.J., “Viajes del destierro” en
Tesoros Documentales de México siglo XVIII,
Mariano Cuevas, S. J., (ed.), México, Patria,
Antes de partir rumbo al destierro, la noche del 3 de agosto, el rector Urbiola reunió a toda
1944, p. 183. su comunidad en la capilla del noviciado. Ahí, los exhortó a la fortaleza y paciencia en los

470
La expulsión de los jesuitas de Tepotzotlán

Una noche antes de partir al destierro, la noche trabajos futuros y les pidió también perseverancia en los ejercicios de virtud. Les pidió que en
del día 3 de agosto, el rector Urbiola reunió a toda
su camino, al entrar en pueblos y ciudades, procuraran edificar a los vecinos con el silencio,
la comunidad en la capilla del noviciado. Ahí los
exhortó a la fortaleza y paciencia en los trabajos modestia y decoro que exigía su estado y constituciones. Mandó también bajo precepto de
futuros y les pidió también perseverancia en los
obediencia que ninguno hablase del Decreto Real y que en caso de que alguien les preguntara
ejercicios de virtud.
en forma directa se atribuyera lo sucedido “[…] no a humanas disposiciones, sino a las secretas
providencias e inejecutables juicios del muy Alto”11. Finalmente, suplicó que ninguno se
quejase del mal tratamiento en la comida, ya fuera en las posadas o caminos.

En la madrugada del 4 de julio dieron misa el padre Antonio Villaamil y el padre rector
Urbiola, de cuya mano comulgó toda la comunidad y se dispusieron para marchar, serían ya
11 como las seis de la mañana.
Archivo Histórico de la Provincia Mexicana de
la Compañía de Jesús, Narración de los arrestos
ejecutados en la Nueva España año de 1767 en
De pronto, al salir del colegio, la comunidad de Tepotzotlán se volcó a su encuentro. De los
los meses de junio y julio y primeramente de lo
sucedido en el Noviciado de Tepotzotlán, foja 23v. techos y azoteas, así como de las calles y plazas del pueblo “se escuchaban clamorosos ayes, y

471
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

De pronto, al salir del colegio, la comunidad


de Tepotzotlán se volcó a su encuentro. De los
techos y azoteas, así como de las calles y plazas
del pueblo “se escuchaban clamorosos ayes y
suspiros funestísimos, capaces de conmover el
pecho más constante”.

suspiros funestísimos, capaces de conmover el pecho mas constante, que no parecía, sino que a
cada uno de los presentes arrebataban de sus manos a su primogénito para despedazarle”12.

Fue necesaria la intervención de la tropa para contener a la gente. Los jesuitas no podían dar
un paso y seguir su camino al destierro. Era la despedida del pueblo de Tepotzotlán, que en
gran estima tenía a los jesuitas.

Entre tanto, siguiendo las indicaciones, el padre Urbiola, los jesuitas según sus necesidades
12
Ibidem, f. 34r. y complexión se iban acomodando en los maltrechos medios de transporte que tenían. Las
13 cabalgaduras eran pocas y malas, pues aunque se habían prevenido suficientes, las habían
El texto anota lo siguiente: “[…] se llegue al
complemento cabal de la expulsión; combinando tomado un grupo de soldados que salieron de emergencia a pacificar San Luis Potosí, donde la
las precauciones y reglas con la decencia y buen
población de aquella región se había rebelado a causa del destierro de los jesuitas.
trato de los individuos, que naturalmente se
prestarán con resignación, sin dar motivo para
que el Real desagrado tenga que manifestarse en
Finalmente, el día 4 de julio de 1767 salieron los jesuitas de Tepotzotlán de manera pacífica,
otra forma: ó usando los Virreyes, Presidentes,
Gobernadores, y Corregidores de la fuerza, que en como lo había prometido el superior Urbiola. El decreto de expulsión anticipaba que no
caso necesario sería indispensable, porque no se
habría resistencia por parte de los padres jesuitas pero que en caso de que ésta surgiera, se
puede desistir de esta ejecución, ni retardarla con
pretextos”. ANCh, op. cit., f. 10r. instruía el uso de la fuerza13.

472
La expulsión de los jesuitas de Tepotzotlán

Sin embargo, no todos los jesuitas salieron ese día del Colegio de Tepotzotlán pues las mismas
instrucciones preveían: “[…] puede haber viejos de edad muy crecida ó enfermos que no sea
posible remover en el momento; y respecto a ellos […] se esperara hasta tiempo mas benigno, ó
á que su enfermedad se decida”14. Tal era el caso de José Manuel Ronderos, novicio de primer
voto gravemente enfermo.

Además, se quedaron otros jesuitas, coadjutores temporales del colegio como el hermano Pedro
Sobrino, procurador y coadjutor que tenía más de 70 años de edad, estaba enfermo y se había
dedicado a la administración de las haciendas de Tepotzotlán. Tiempo después zarpó rumbo
al destierro y murió en 1777 en Bolonia, Italia. Por las mismas razones tampoco el hermano
Lorenzo Arriola, coadjutor de primer voto y médico del colegio, salió en este primer momento de
Tepotzotlán con el grueso de los expulsos. Más tarde, en noviembre de ese mismo año, zarpó al
exilio en el barco El Buen Suceso (paradójico nombre) y murió en el destierro en Italia en 1795.

Después, vendría el penoso viaje hacia Veracruz, donde hubo que enfrentar varios problemas
como eran la estrechez de las posadas: en ocasiones tenían que dormir en el suelo, en bancos
o en tarimas. No eran tiempos fáciles para los jesuitas y mucho menos para el grupo de
Tepotzotlán donde por ser el noviciado se encontraban aquellos que siendo jóvenes debían
tomar decisiones tan complejas sobre un futuro tan incierto. Varios de los novicios que en
Tepotzotlán habían firmado su resolución de seguir a la Compañía de Jesús hasta la muerte la
abandonarían tiempo después en la ciudad de Jalapa.

Los cronistas narran con detalle las presiones que sufrieron por parte de familiares y
autoridades para abandonar la orden, pero lo cierto es que también muchos de ellos comenzaron
a desanimarse al ver día a día el curso que tomaban los hechos. Además, algunos tenían sólo
unos meses de haber ingresado a la Compañía y eran muy jóvenes, tenían entre 16 y 20 años
de edad. Entre ellos podemos mencionar a Ignacio Zaldívar, Pablo García, Pascual Ceballos,
Francisco Alva, Miguel Anaya, José Garfias, José Domingo y Andrés Álvarez.

Más tarde, tuvieron que soportar una larga espera en el Puerto de Veracruz en compañía de
14
Ibidem, f. 5v. otros jesuitas que habían llegado de diferentes colegios. El calor era sofocante y era tiempo de

473
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

lluvias, además los jesuitas estaban debilitados tanto en lo moral como en lo físico, por lo que
fueron presa fácil de una fuerte epidemia. Ahí, la peste negra cobraría la vida de 34 jesuitas,
entre ellos se encontraba un expulso de Tepotzotlán: Francisco Fornés, que pertenecía al
juniorado.

También en esa epidemia moriría el 23 de agosto el padre Pedro Reales, quien tuvo
una presencia fundamental en Tepotzotlán, ya que siendo rector del colegio impulsó
la ornamentación de la iglesia, la nueva fachada y retablos que tanta fama darían al
lugar. En la inauguración de dichas obras podemos imaginarlo rodeado de altares que
palpitaban a la luz de las velas y donde el nuevo órgano resonaba en la acústica de esa
magnífica fábrica que es la iglesia de San Francisco Javier… De eso hacía tan poco, ni
siquiera 10 años…

En el puerto, la espera para que zarparan los barcos se dio en condiciones infrahumanas.
La mayoría de los integrantes del Colegio de Tepotzotlán partieron en la fragata San Miguel
alias La Bizarra, que era una de las peores embarcaciones de la época y donde la crónica y el
relato adquieren sus momentos más lúgubres. Después de varias penalidades, la mayoría se
concentra en Bolonia donde todavía (por si no fuera suficiente) les faltaba recibir el golpe
contundente: la supresión de la Compañía de Jesús, decretada en 1773.

Pese a todo y contra muchos, en el destierro, jesuitas distinguidos en las artes liberales
promovieron el conocimiento de México entre los europeos, que sabían muy poco de la
capacidad científica y literaria de los nacidos en América. En Europa, por ejemplo, Francisco
Javier Clavijero escribió su Historia antigua de México y Francisco Javier Alegre describió con
Los jesuitas promovieron el conocimiento de México nostalgia sus recuerdos de la tierra novohispana. De los estudiantes de Tepotzotlán destacaron
entre los europeos. Algunos de los estudiantes de
los padres José Lino Fábrega, gran estudioso de la historia antigua de América y el escolar
Tepotzotlán también destacaron como los padres
José Lino Fábrega, gran estudioso de la historia humanista Rafael de Zelis, estudiante del juniorado en Tepotzotlán en quien nos hemos
antigua de América y el escolar humanista Rafael
apoyado ampliamente para realizar este estudio.
Zelis, estudiante del juniorado en este lugar.

Otros más abandonaron la Compañía al llegar a Jerez, España, como fue el caso de José Vega,
José Arébalo y Manuel Suriano. También Miguel Abilés abandonó la orden en Europa,

474
En el destierro europeo, los jesuitas promovieron
el conocimiento de México. Por ejemplo, Francisco
Javier Clavijero escribió su Historia antigua de México.
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

aunque no sabemos el lugar exacto. Otros más se secularizaron y contrajeron matrimonio


en Italia como son Mariano Quintana, José Arrucha, Pedro Ribas, Matías Maestri y José
Bárcena.

El destierro y la continua persecución de la Compañía hicieron mella en el ánimo de


algunos; dos jesuitas expulsos de Tepotzotlán tuvieron graves problemas mentales como fue
el hermano Mariano José Calderón, cuyos superiores no quisieron dejarlo en el manicomio
y lo cuidaron en el castillo de Fuerte Urbano, donde murió el 28 de julio de 1787 a la edad de
38 años.

Caso más severo fue el de José Castañeda, quien durante el terrible viaje en la embarcación
San Miguel perdió la razón. Fue recluido en el hospital para dementes de Bolonia, Italia,
donde murió el 4 de mayo de 1783 a los 50 años de edad y fue sepultado en la iglesia de
Imagen de la iglesia de la Magdalena donde están dicho hospital.
enterrados José de Urbiola, José Arsdekin y Juan
Zapata, expulsos de Tepotzotlán. De algunos jesuitas
que vivieron en Tepotzotlán sabemos el lugar en que De los 76 jesuitas que un 4 de julio de 1767 salieron expulsados de Tepotzotlán, sólo tres
fueron enterrados en el exilio italiano.
pudieron regresar a México: Antonio Franyuti, Policarpo Ramírez y José Amaya. El padre
Pedro Navarrete estuvo también a punto tocar tierra mexicana pero falleció en el viaje de
regreso del largo exilio en La Habana, Cuba.

De algunos jesuitas que vivieron en Tepotzotlán sabemos el lugar en que fueron enterrados
en el exilio italiano. Hemos realizado un registro fotográfico de esos lugares donde reposan
quienes siendo tan cercanos a Tepotzotlán se encuentran hoy en tierras tan lejanas. En
algunos casos logramos ubicar en los archivos parroquiales de las iglesias las constancias del
lugar donde fueron enterrados.

Más allá de toda consideración, nos parece fundamental que los cientos de visitantes
que recorren hoy las salas del antiguo Colegio Noviciado de Tepotzotlán, actual Museo
Nacional del Virreinato, conozcan esta historia y no olviden los nombres, las vidas y las
circunstancias que vivieron aquellos jesuitas que caminaron por estos mismos pasillos hace
más de 200 años.

476
La expulsión de los jesuitas de Tepotzotlán

Fuentes consultadas

Archivos
Archivo Histórico de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, Narración de
los arrestos ejecutados en la Nueva España año de 1767 en los meses de junio y julio y
primeramente de lo sucedido en el Noviciado de Tepotzotlán, manuscrito.

Archivo Nacional de Chile (ANCh), fondo Jesuitas de América, vol. 279.

Bibliografía
Alegre, Francisco Javier, Continuación de la historia de la Compañía de Jesús en Nueva España,
José Mariano Dávila y Arrillaga (ed.), 2 vol., Puebla, Imprenta del Colegio Pío de Artes y
Oficios, 1889.
Uno de los grupos de naturalistas e historiadores
más notables que dio México y otras tierras
Bologna e la sua provincia, tesori ed emozioni, Italia, Pendragon, 2003.
americanas se reunió entonces en Bolonia. En
esta ciudad pudimos seguir sus huellas, ubicar, a
través de diversa documentación, los lugares en que
Brizzi, Paolo i Gian y Matteucci, Anna María, Dall’isla alla cittá i geusiti a Bologna, Italia, Cassa
siguieron sus estudios y prosiguieron con sus vidas.
di Risparmio in Bologna, 1985.

Cuevas, Mariano, S.J., Tesoros Documentales de México siglo XVIII, México, Patria, 1946.

Frost, Elsa Cecilia (sel. y pról.), Testimonios del exilio. Francisco Javier Alegre, Rafael de Zelis,
Antonio López de Priego, México, Jus, 2000.

Gutiérrez Casillas, Francisco, S.J., Diccionario Bio-Bibliográfico de la Compañía de Jesús, México,


Tradición, 1977.

Manifestazione Culturale. Presenze spagnole a Bologna, Presenze Bolognesi in Spagna nel ‘700,
Italia, Comissione Cultura- Comune di Bologna, 1996.

Mariano Cuevas, S. J., Tesoros documentales de México, Siglo XVIII, México, Patria, 1946.

477
Jesuitas. Su expresión mística y profana en la Nueva España

Montero, Alma, Jesuitas de Tepotzotlán. La expulsión y el amargo destierro, México, INAH/ Plaza
y Valdés editores, 2009.

Pérez de Ribas, Andrés, Crónica y historia religiosa de la Provincia de la Compañía de Jesús en


Nueva España: fundación de sus colegios y casas, ministerios que en ellos se exercitan y frutos
gloriosos que con el favor de la Divina gracia se han cogido, y varones insignes… (1694), México,
Imprenta del Sagrado Corazón de Jesús, 2 vol., 1896.

Tepotzotlán, la vida y la obra en la Nueva España, México, Asociación de Amigos del Museo
Nacional del Virreinato, 1988.

Vargas Alquicira, Silvia, La singularidad novohispana en los jesuitas del siglo XVIII, México,
Instituto de Investigaciones Filológicas/ Centro de Estudios Clásicos/ Universidad Nacional
Autónoma de México, 1989.

Zambrano, Francisco, Diccionario Bio-bibliográfico de la Compañía de Jesús en México, México,


Editorial Tradición, 1977.

Documentos
Fernández Arrillaga, Inmaculada, Actas del Coloquio internacional de Berlín: Los jesuitas
españoles expulsos: su imagen y contribución al saber sobre el mundo hispánico en la Europa del
siglo XVIII, 7-10 de abril de 1995, Frankfurt Madrid, Vervuert Iberoamericana, 2001.

Giménez López, Enrique, “Portugal y España contra Roma. Los inicios del proceso de
extinción de la Compañía de Jesús (1767-1769)” en Actas del Coloquio internacional de
Berlín: Los jesuitas españoles expulsos: su imagen y contribución al saber sobre el mundo
hispánico en la Europa del siglo XVIII, 7-10 de abril de 1995, ed. Frankfurt Madrid, Vervuert
Iberoamericana, 2001.

St. Clair Segurado, Eva María, “Arresto y conducción a Veracruz de los jesuitas mexicanos” en
Actas del Coloquio internacional de Berlín: Los jesuitas españoles expulsos: su imagen y contribución

478
al saber sobre el mundo hispánico en la Europa del siglo XVIII, 7-10 de abril de 1995, Frankfurt
Madrid, Vervuert Iberoamericana, 2001.

Hemerografía
Mathes, Miguel, Los padres expulsos de Sonora y Sinaloa, Serie cuadernos, no. 51, El colegio
de Sinaloa, 1999.

Pérez Alonso, Manuel Ignacio, S.J., El destierro de los jesuitas mexicanos y la formación de la
conciencia de la nacionalidad, México, Universidad Iberoamericana, cuaderno 13, 1987.
Au t o r e s y c o l a b o r a d o r e s
Miguel Mathes Emilio Quesada

Es profesor emérito de Historia de la Universidad de Historiador e historiador de Arte especializado en la


San Francisco, California y renombrado historiógrafo y Compañía de Jesús y en el proceso de la integración de la
bibliófilo del México colonial. Se inició en el campo de nacionalidad. Es docente de la Universidad Iberoamericana
los archivos en España como becario de la Fulbright y y varios claustros universitarios. Miembro de números del
del Amo Research; posteriormente obtuvo la beca John Comité Nacional Mexicano del Consejo Internacional de
Carter Brown Library. En la Universidad de Nuevo Monumentos y Sitios (ICOMOS Mexicano); de la Comisión
México se desempeñó como bibliotecario de colecciones Nacional de Arte Sacro y del Archivo Histórico de la
especiales. Es miembro de la Academia Mexicana de la Compañía de Jesús. Formó la colección CONFSEQ-UIA que
Historia (1985) y de la Academy of Franciscan History agrupa 100 000 diapositivas sobre el patrimonio nacional.
(1998). Algunas de las preseas que ha recibido son: Henry
R. Wagner, de la California Historical Society (1980); Orden
Mexicana del Águila Azteca (1985); Junípero Serra Award for
Interamerican Understanding, de la Academy of Franciscan
History (1998); Forjador de Baja California, de la Fundación
Acevedo (1999); y Sir Thomas Moore Award, de la Gleason
Library de la Universidad de San Francisco (2000).

482
Perla Chinchilla Pawling Alfonso Alfaro

Es directora del departamento de Historia de la Doctor en Antropología por la Universidad de París. Es


Universidad Iberoamericana y doctora en Historia por la director del Instituto de Investigaciones Artes de México;
misma institución. Sus principales líneas de investigación autor de Voces de tinta dormida. Itinerarios espirituales de Luis
y docencia son la historiografía y teoría de la historia, así Barragán; Moros y cristianos. Una batalla cósmica, así como
como el fenómeno de la predicación jesuita en la Nueva coautor de Corpus Aureum, escultura religiosa.
España del siglo XVII.

483
Alicia Bazarte Martínez Laura Magriñá

Egresada de la Universidad Nacional Autónoma de Licenciada en Etnohistoria por la Escuela Nacional de


México (UNAM); obtuvo su maestría y doctorado en Antropología e Historia (ENAH) y maestra en Ciencias
Historia de Sociedades y Economías de los siglos XIV al Antropológicas por la UAM-Iztapalapa. Desde 1996 ha
XIX por la Escuela de Altos Estudios, París. Desde hace realizado trabajo de campo etnográfico entre los coras
27 años es docente-investigadora en la Escuela Superior serranos y trabajo historiográfico sobre el periodo jesuítico
de Economía del Instituto Politécnico Nacional (IPN) e de El Nayarit en varios archivos de México, España,
investigadora nacional. Es integrante del Consejo de la Italia, Cuba y Estados Unidos. Es autora del libro Los
Crónica de la Ciudad de México. Sus líneas de investigación coras entre 1531 y 1722 ¿Indios de guerra o indios de paz?,
son: las corporaciones religiosas de la época virreinal, los así como de varios artículos sobre este grupo étnico y
monacatos femeninos de la orden jerónima y la cera en la sobre las misiones jesuíticas del siglo XVIII. Actualmente
liturgia católica. desarrolla la investigación doctoral Los jesuitas y los coras:
el Gran Nayar de 1722 a 1767. La conformación de una
matriz cultural indígena, en el posgrado en Historia de la
Universidad Iberoamericana.

484
Rosa Helena Chinchilla M. María del Carmen Anzures y Bolaños

Especialista en lengua y literatura españolas del Siglo Doctora en Historia de América por la Universidad de
de Oro, así como de las manifestaciones lingüísticas y Sevilla. Es investigadora del INAH y especialista en
literarias del Reino de Guatemala durante la Colonia. Es medicina tradicional en México. Es autora de El Florilegio
catedrática en la Universidad de Connecticut y autora de Medicinal de Juan de Esteyneffer y de La medicina tradicional
numerosas publicaciones relacionadas con sus áreas. en México. Proceso histórico, sincretismos y conflictos, publicado
por la Universidad Nacional Autónoma de México.

485
Clara Bargellini María de los Ángeles Ocampo Villa

Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Maestra en Letras Clásicas por la Facultad de Filosofía y
Harvard. Desde 1972 reside en México y desde 1979 Letras de la UNAM. De 1987 a 1992 impartió la cátedra de
labora en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la latín y griego en diversas instituciones educativas religiosas
UNAM. Imparte la cátedra de Historia del Arte en el como la Universidad Pontificia de México, el Instituto de
Colegio de Historia y en la Facultad de Filosofía y Letras Formación Sacerdotal de la Arquidiócesis de México y en
de esa misma universidad. Ha sido profesora visitante en el Seminario Vicentino. En 1989 la UNAM le otorgó el
varias universidades nacionales e internacionales como el tercer lugar del Premio Gustavo Baz Prada por realizar un
Institute of Fine Arts de la Universidad de Nueva York, así servicio social de excelencia. Ha publicado catálogos de
como en las universidades de Chicago y Pennsylvania. Es fondos conventuales y diversos artículos de divulgación.
investigadora nacional, nivel III y Premio Universidad en Actualmente es profesora-investigadora titular en el Museo
Investigación en Artes 2005. Nacional del Virreinato y tiene a su cargo la catalogación e
investigación de la Biblioteca ex jesuita de Tepotzotlán.

486
Alma Islas Olivares Olga Mucharraz González

Es pasante de la maestría en Estudios de Arte por la Maestra en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de
Universidad Iberoamericana. Colaboró en la investigación la UNAM y candidata a doctora en Historia por la misma
y catalogación del libro Escultura Novohispana. institución con la tesis La Gnomónica en la época colonial
a través de su instrumental y su práctica en el espacio
nacional, trabajo que forma parte del aquí presentado. Es
maestra en Urbanismo y Ordenamiento del Espacio por el
Instituto de Ordenamiento Regional y Urbanismo (IAR)
de la Universidad AIX-Marsella III, Francia. Cuenta con
una experiencia docente de más de 20 años,de los cuales los
últimos 10 ha impartido la cátedra en Ciencias Sociales y
Humanidades en la Facultad de Ingeniería de la UNAM,
vinculando con ello el conocimiento interdisciplinario.

487
Gabriel Gómez Padilla María Elisa Velásquez Gutiérrez

Doctor en Sociología por la Universidad de Paris III. Doctora en Antropología por la Escuela Nacional de
Actualmente es profesor-investigador del departamento Antropología Social del INAH e investigadora de tiempo
de Historia de la Universidad de Guadalajara (UDG) y del completo en la Dirección de Etnología y Antropología Social
Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de esa misma institución. Es profesora de la maestría en
(CUCSH), donde es director del proyecto de investigación Estudios de Arte de la Universidad Iberoamericana y del
Colección de textos en torno a Kino. En la licenciatura de posgrado en Historia y Etnohistoria de la ENAH. Durante
Historia de la UDG imparte los seminarios Mexica I y II: varios años fue investigadora del Museo Nacional del
Cultura Náhuatl Prehispánica y Choque de Culturas en el Virreinato, en donde realizó estudios sobre las haciendas
Siglo XVI, respectivamente. jesuitas del Colegio de Tepotzotlán. Es especialista en el
tema: población de origen africano en México, en especial
sobre las mujeres que llegaron a la capital novhispana
durante el virreinato, del cual ha escrito libros y artículos.
Desde 1998, hasta la fecha, es miembro del Sistema
Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología (CONACYT), y desde enero de 2009 es
vicepresidenta del comité del proyecto internacional La Ruta
del Esclavo de la Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

488
Mónica Martí Cotarelo Alicia Martínez López

Licenciada en Historia del Arte por la Universidad Maestra en Investigación Educativa por el Instituto
Iberoamericana (UIA) y pasante de la maestría en Estudios Central de Ciencias Pedagógicas de Cuba. Es licenciada
de Arte por la misma institución. Investigadora del INAH, en Psicología y pasante de la licenciatura en Pedagogía de
especializada en arte barroco virreinal. Ha sido profesora la UNAM. Actualmente es jefa de Servicios Educativos
del departamento de Arte de la UIA y coordinadora de la del Museo Nacional del Virreinato. Desde el año 2000
maestría en Estudios de Arte en el mismo departamento. ha participado en el diseño de exposiciones temporales y
También ha fungido como subdirectora técnica del Museo permanentes; ha sido coordinadora pedagógica de diversos
Nacional del Virreinato y del Museo Nacional de Historia materiales multimedia y de publicaciones para público
del INAH. Entre sus publicaciones se encuentran Obras infantil, juvenil y adulto. En el campo de la educación
notables del Museo Nacional del Virreinato y Miguel Cabrera, formal, ha impartido clases en escuelas públicas y privadas
un pintor de su tiempo; ambas de la serie Círculo de Arte del incorporadas a la UNAM, a la Universidad Autónoma del
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Estado de México (UAEMéx.) y en el Sistema Educativo del
Gobierno del Estado de México, desempeñando puestos de
coordinación académica y docencia.

489
Javier Cuesta Hernández Verónica Zaragoza

Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca. Es investigadora de tiempo completo en el Museo Nacional
Es profesor en el departamento de Historia del Arte de del Virreinato del Instituto Nacional de Antropología e
la Universidad Iberoamericana (UIA) y de la maestría en Historia (INAH), donde coordina el proyecto “Catalogación
Restauración Arquitectónica de la Escuela de Restauración del acervo del MNV”. Es licenciada en Historia del
del INAH. Es autor del libro Arte conventual en Alba de Tormes, Arte y pasante de la maestría en Estudios de Arte por
publicado por el Centro de Estudios Salmantinos, así como de la Universidad Iberoamericana. Sus principales temas
los artículos “El estilo en Claudio de Arciniega”, publicado en de investigación son la predicación novohispana y la
la revista Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas de Compañía de Jesús.
la UNAM y “Claudio de Arciniega: precisiones documentales
y su poco conocida obra en España”, publicado en la Revista
de Arquitectura de la UIA.

490
Gabriela Sánchez Reyes Julio César Montané Martí

Maestra en Historia del Arte por la UNAM. Es Es investigador de tiempo completo del Centro Regional de
investigadora de tiempo completo de la Coordinación Sonora del INAH y ensayista; ha colaborado en algunos
Nacional de Monumentos Históricos del INAH, donde simposios de historia de la Sociedad Sonorense de Historia y
ha realizado investigaciones sobre inmuebles históricos en revistas regionales. Publicó Atlas/Historia: Atlas de Sonora,
como el santuario de La Piedad, la Casa del Mayorazgo Atlas Geográfico, Geológico, de Ciencias Naturales e Histórico.
Nava Chávez (Casa de las Ajaracas) y Casa Talavera, por
mencionar algunos. Otras de sus líneas de investigación
son la religiosidad durante el virreinato, especialmente la
devoción a San José y los relicarios.

491
Alma Montero Alarcón Héctor Montaño Morales

Doctora en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Fotógrafo del Instituto Nacional de Antropología e
Es investigadora de tiempo completo en el Museo Historia (INAH). Egresado de la carrera de Comunicación
Nacional del Virreinato, donde también coordina el área de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
de Investigación. Imparte la asignatura de Curaduría Su trabajo se publica continuamente en los principales
en el posgrado de la Escuela de Museología del INAH y diarios del país, así como en publicaciones y portales
es miembro del Consejo Académico. Recibió el premio internacionales. Ha participado en exposiciones colectivas
nacional Miguel Covarrubias a la mejor tesis de doctorado, de fotografía. Obtuvo mención honorífica en el concurso
trabajo titulado Monjas Coronadas en Hispanoamérica. fotográfico Héctor García. Actualmente tiene a su cargo el
Fue curadora de la exposición Jesuitas. Vida y expulsión Departamento de Fotografía de la Dirección de Medios de
de Tepotzotlán, presentada en 2009 y, en el mismo año, Comunicación del INAH.
su libro Jesuitas de Tepotzotlán: La expulsión y el amargo
destierro obtuvo la mención honorífica del premio Miguel
Covarrubias a la mejor investigación en museos. Es
miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).

492
Palle Pallesen

Nació en Dinamarca en 1943 y desde muy joven, después de Agradecemos la colaboración de Dolores Dahlhaus, de
visitar varios países americanos, decidió radicar en México. Adrián García, de la Fototeca Constantino Reyes Valerio y
Ingresó al Museo Nacional del Virreinato en 1971 como de la Coordinación de Monumentos Históricos del INAH.
responsable del departamento de fotografía, donde destacó
por su excelente labor y por la calidad de sus trabajos
fotográficos. Murió un año después de su jubilación,
ocurrida en el año de 2007.
Í n d i c e I c o n o g r áf i c o
LA EXPULSIón de la compañía de Jesús de Nueva
españa a través de sus impresos

p. 36 p. 45
Monograma de la Compañía de Jesús (detalle) Juan de Palafox y Mendoza
Ejercicio de perfección y virtudes cristianas anónimo
Alonso Rodríguez óleo sobre tela
1727 85.3 x 64 cm
Sevilla siglo xviii
sin impresor Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH fotografía: Palle Pallesen
fotografía: Héctor Montaño

p. 38 p. 49
San Ignacio de Loyola Carlos III
anónimo anónimo
óleo sobre tela óleo sobre tela
42.4 x 31.9 cm 189 x 127 cm
siglo xviii siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Palle Pallesen fotografía: Fototeca del Museo Nacional de
Historia

p. 40 y 41 p. 50
La Institución de la Compañía de Jesús (detalle) Retablo de San Ignacio de Loyola (detalle)
Cristóbal de Villalpando anónimo
óleo sobre tela madera tallada y dorada con partes
240 x 318 cm policromadas y estofadas
siglo xviii siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Templo de San Francisco Javier
fotografía: Héctor Montaño Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

496
p. 54
Antonio María de Bucareli y Ursúa
anónimo
óleo sobre tela
193 x 139 cm
siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 57
San Ignacio de Loyola y sus primeros nueve
compañeros (detalle)
Cristóbal de Villalpando
óleo sobre tela
245 x 431 cm
siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

497
La Inculturación en la historia Jesuita

p. 58 p. 64
Monograma de la Compañía de Jesús (detalle) Santos mártires jesuitas: Juan Goto, Diego Kisai y
Retablo principal de la Capilla de novicios Pablo Miki
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH anónimo
fotografía: Héctor Montaño óleo sobre tela
96 x 81 cm
siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 61 p. 66
Retablo de San Francisco Javier (detalle) Casa de Loreto (detalle)
Miguel Cabrera e Higinio de Chávez pintura mural
madera tallada y dorada siglo xviii
con partes policromadas Templo de San Francisco Javier
siglo xviii Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
Templo de San Francisco Javier fotografía: Héctor Montaño
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 63 p. 69
Molinos de Xuchimanga San Francisco de Borja
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Gonzalo Carrasco
fotografía: Héctor Montaño óleo sobre tela
siglo xx
Archivo Histórico de la Provincia Mexicana
de la Compañía de Jesús
fotografía: Héctor Montaño

498
p. 70
Historia antigua de México (portada)
Francisco Javier Clavijero
siglo xviii
Archivo Histórico de la Provincia Mexicana
de la Compañía de Jesús
fotografía: Héctor Montaño

499
La Predicación Jesuita

p. 74 p. 80
Monograma de la Compañía de Jesús Retablo de la Virgen de la Luz (detalle)
Capilla de novicios (detalle) anónimo
madera tallada, dorada y policromada madera tallada y dorada con partes
siglo xviii policromadas y estofadas
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH siglo xviii
fotografía: Héctor Montaño Templo de San Francisco Javier
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 76 p. 83
Púlpito Retablo de la Compañía de Jesús (detalle)
Templo de San Francisco Javier anónimo
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH madera tallada y dorada con partes
fotografía: Héctor Montaño policromadas y estofadas
siglo xviii
Templo de San Francisco Javier
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 78 y79 p. 85
Retablo de la Virgen de la Luz (detalle) Retablo de San Estanislao de Kostka (detalle)
anónimo Miguel Cabrera e Higinio de Chávez
madera tallada y dorada con partes madera tallada y dorada con partes
policromadas y estofadas policromadas y estofadas
siglo xviii siglo xviii
Templo de San Francisco Javier Templo de San Francisco Javier
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño fotografía: Héctor Montaño

500
p. 86
Retablo de la Virgen de la Luz (detalle)
anónimo
madera tallada y dorada con partes
policromadas y estofadas
siglo xviii
Templo de San Francisco Javier
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 93
San Estanislao pide su ingreso a la Compañía de
Jesús y es dedicado a servir a los colegios (detalle)
José Padilla
óleo sobre tela
234 x 420 cm
1759
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

501
Los ejercicios espirituales y la actividad
científica de los jesuitas

p. 96 p. 102
Monograma de la Compañía de Jesús Práctica de los Exercicios Espirituales de nuestro
San Francisco Jerónimo (detalle) Padre San Ignacio. “Advertencias acerca destos
anónimo exercicios”.
óleo sobre tela P. Sebastián Izquierdo
84 x 63 cm 1756
siglo xviii Imprenta Nueva de la Biblioteca Mexicana
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Biblioteca Eusebio F. Kino de la Provincia
fotografía: Héctor Montaño Mexicana de la Compañía de Jesús
fotografía: Héctor Montaño

p. 98 y 99 p. 105
San Ignacio en la cueva de Manresa Práctica de los Exercicios Espirituales de nuestro
Cristóbal de Villalpando Padre San Ignacio. “Del principio y fundamento”.
óleo sobre tela P. Sebastián Izquierdo
218 x 431 cm 1756
siglo xviii Imprenta Nueva de la Biblioteca Mexicana
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Biblioteca Eusebio F. Kino de la Provincia
fotografía: Héctor Montaño Mexicana de la Compañía de Jesús
fotografía: Héctor Montaño

p. 101 p. 106
Práctica de los Exercicios Espirituales de nuestro De horologiis sciothericis (portada)
Padre San Ignacio (portada) Joanne Voello
P. Sebastián Izquierdo 1608
1756 Turnoni: apud Claudium Michaelem y Thonam
México Soubron
Imprenta Nueva de la Biblioteca Mexicana Biblioteca Eusebio F. Kino de la Provincia
Biblioteca Eusebio F. Kino de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús
Mexicana de la Compañía de Jesús fotografía: Héctor Montaño
fotografía: Héctor Montaño

502
p. 109
De horologiis sciothericis (página interor)
Joanne Voello
1608
Turnoni: apud Claudium Michaelem y Thonam
Soubron
Biblioteca Eusebio F. Kino de la Provincia
Mexicana de la Compañía de Jesús
fotografía: Héctor Montaño

503
Las congregaciones Jesuitas en la Ciudad de
México durante la época virreinal

p. 112 p. 118
Monograma de la Compañía de Jesús Sumario de indulgencias de la Buena Muerte
El cristiano instruído en su ley (detalle) México
Pablo Señeri Archivo General de la Nación
1733 fotografía: Alicia Bazarte Martínez
Madrid
tomo ii
Traductor: Juan de Espinola Baeza Echaburú
Alonso Balvás
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 114 p. 120
Patente de San Ignacio de Loyola Patente de la Purísima Concepción
México México
Archivo General de la Nación Archivo General de la Nación
fotografía: Alicia Bazarte Martínez fotografía: Alicia Bazarte Martínez

p. 116 p. 122
Sumario de indulgencias de la Anunciata Carta de esclavitud de los congregantes de la
México Purísima Concepción
Archivo General de la Nación México
fotografía: Alicia Bazarte Martínez Archivo General de la Nación
fotografía: Alicia Bazarte Martínez

504
505
Las Misiones de la provincia de san Joseph del
gran nayar (nuevo reino de toledo)

p. 132 p. 140
Aguamanil (detalle) Templo de San Pedro (detalle)
Sacristía Tepotzotlán
cantera tallada fotografía: Héctor Montaño
siglo xviii
Templo de San Francisco Javier
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 135 p. 142
Sierra de Nayarit Templo de San Pedro (detalle)
Bustamante S.J. , Salvador Ignacio, Tepotzotlán
1745 fotografía: Héctor Montaño
apud The Bancroft Library, M-M 1716, vol. 10:6
Biblioteca Bancroft, University of California
Berkeley
fotografía: Laura Magriñá

p. 136 p. 144
Templo de San Francisco Javier (detalle) Las oraciones y catecismo christiano en lengua cora
siglo xviii Joseph de Ortega
Tepotzotlán 1731
fotografía: Héctor Montaño Miscellanea Mezzofanti, 1, Cart. vii-1
Biblioteca Comunale dell´Archiginnasio,
Bolonia
fotografía: Laura Magriñá

506
p. 147
Templo de San Francisco Javier (detalle)
siglo xvii
Tepotzotlán
fotografía: Héctor Montaño

507
De poeta a teólogo: Manuel mariano de
iturriaga, S.J.

p. 154 p. 165
Monograma de la Compañía de Jesús, Retablo de San Francisco Javier (detalle)
Capilla de novicios (detalle) Miguel Cabrera e Higinio de Chávez
estuco policromado y dorado madera tallada y dorada con partes
siglo xvii policromadas y estofadas
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH siglo xviii
fotografía: Héctor Montaño Templo de San Francisco Javier
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 156 p. 168
Retablo de San Francisco Javier (detalle) Alegoría de la preciosa sangre de Cristo (detalle)
Miguel Cabrera e Higinio de Chávez Miguel Cabrera
madera tallada y dorada con partes óleo sobre tela
policromadas y estofadas 429 x 476 cm
siglo xviii siglo xviii
Templo de San Francisco Javier Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH fotografía: Héctor Montaño
fotografía: Héctor Montaño

p. 160 y 161 p. 171


Patrocinio de la Virgen a la Compañía de Jesús Casa de Loreto (detalle)
(detalle) pintura mural
Miguel Cabrera siglo xviii
óleo sobre tela Templo de San Francisco Javier
429 x 46 cm Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
siglo xviii fotografía: Héctor Montaño
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

508
p. 172
Retablo de San José (detalle)
anónimo
madera tallada y dorada con partes
policromadas y estofadas
siglo xviii
Templo de San Francisco Javier
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

509
La botica y la enfermería en tepotzotlán

p. 178 p. 186
San Ignacio de Loyola (detalle) Ambientación en la botica
anónimo Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
óleo sobre tela fotografía: Héctor Montaño
275 x 287 cm
siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 181 p. 189
Everardo Mercuriano Espectáculo de la naturaleza (página interior)
anónimo Pluché
óleo sobre tela 1754
84 x 61 cm Madrid
siglo xviii tomo iii, segunda parte
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH traductor: Esteban de Terreros y Pando
fotografía: Héctor Montaño Gabriel Ramírez
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 182 p. 191
Vista interior de la botica Botica (detalle)
Tepotzotlán, Estado de México pintura mural
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH siglo xviii
fotografía: Héctor Montaño Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

510
p. 192
Botica (detalle)
pintura mural
siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 193
Botica (detalle)
pintura mural
siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

511
Lugares de Reliquias: La capilla de loreto
y el relicario de san josé

p. 196 p. 203
Monograma de la Compañía de Jesús Casa de Loreto (detalle)
Camarín de la Virgen (detalle) pintura mural
anónimo siglo xviii
estuco policromado y estofado Templo de San Francisco Javier
siglo xviii Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
Templo de San Francisco Javier fotografía: Héctor Montaño
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 198 p. 204
Casa de Loreto Casa de Loreto (detalle)
siglo xviii pintura mural
Templo de San Francisco Javier siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Templo de San Francisco Javier
fotografía: Héctor Montaño Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 200 y 201 p. 206


Relicario de San José Casa de Loreto (detalle)
siglo xviii pintura mural
Templo de San Francisco Javier siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Templo de San Francisco Javier
fotografía: Héctor Montaño Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

512
p. 207 p. 211
Casa de Loreto (detalle) Cúpula del Camarín de la Virgen (detalle)
pintura mural siglo xviii
siglo xviii Templo de San Francisco Javier
Templo de San Francisco Javier Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH fotografía: Héctor Montaño
fotografía: Héctor Montaño

p. 208 y 209
Casa de Loreto
siglo xviii
Templo de San Francisco Javier
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 210
Segundo traslado de la Casa de Loreto (detalle)
anónimo
óleo sobre tela
127 x 167.5 cm
siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

513
La biblioteca de la compañía de Jesús
en Tepotzotlán

p. 216 p. 223
Monograma de la Compañía de Jesús (detalle) Thesaurus sacrorum ritum (portada)
Magnum speculum exemplorum Bartolomé Gavanto Mediol
Juan Maior 1646
1718 Amberes
Colonia tomo i
Herederos de Juan Guillermo Friessem Baltasar Moreti
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño fotografía: Héctor Montaño

p. 219 p. 224
Commentaria in iv libros rerum (portada) Orationes et epistolae (expurgo manuscrito)
Francisco de Mendoza Isócrates
1626 1622
Lyon segunda edición
tomo i traductor: Jerónimo Wolfio
Jacobo Cardón & Pedro Cavellat Samuel Crispín
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño fotografía: Héctor Montaño

p. 220 p. 227
Orationes et epistolae (portada) Commentaria in ecclesiasticum (portada)
Isócrates Cornelio Jansenio
1622 1569
segunda edición Lovaina
traductor: Jerónimo Wolfio Pedro Zangría Tiletano
Samuel Crispín Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH fotografía: Héctor Montaño
fotografía: Héctor Montaño

514
p. 228 y 229
Libro con marca de fuego del Colegio de San
Pedro y San Pablo de la Compañía de Jesús
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 230
Libro con marca de fuego del Colegio de San
Ildefonso de la Compañía de Jesús
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 233
Institutiones theologicae (portada)
Francisco Javier Alegre
1789
Venecia
tomo ii
Antonio Zata
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

515
La devoción Lauretana en el colegio jesuita
de tepotzotlán

p. 236 p. 244
Monograma de la Compañía de Jesús Regreso de Egipto (detalle)
Portada de la Capilla de novicios (detalle) José de Ibarra
anónimo óleo sobre tela
cantera tallada y policromada 212 x 271 cm
siglo xvii siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño fotografía: Héctor Montaño

p. 238 p. 246
Traslado de la Casa de Loreto (detalle) Casa de Loreto (detalle)
José Padilla pintura mural
óleo sobre tela siglo xviii
260 x 450 cm Templo de San Francisco Javier
siglo xviii Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH fotografía: Alma Islas Olivares
fotografía: Héctor Montaño

p. 242 p. 249
Casa de Loreto (detalle) Camarín de la Virgen de Loreto (detalle)
pintura mural anónimo
siglo xviii siglo xviii
Templo de San Francisco Javier Templo de San Francisco Javier
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño fotografía: Héctor Montaño

516
p. 251 p. 256
Camarín de la Virgen de Loreto (detalle) Casa de Loreto (detalle)
anónimo siglo xviii
siglo xviii Templo de San Francisco Javier
Templo de San Francisco Javier fotografía: Fototeca Constantino Reyes Valerio,
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Coordinación Nacional de Monumentos
fotografía: Alma Islas Olivares Históricos, CNCA-INAH

p. 252
Virgen de Loreto
anónimo
óleo sobre tela
160 x 105.5 cm
siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 254
Virgen de Loreto
anónimo
madera tallada, policromada y estofada
60.5 x 36.5 cm
siglo xviii
fotografía: Héctor Montaño

517
El reloj de sol de tepotzotlán, sonido
silencioso del tiempo

p. 260 p. 265
Monograma de la Compañía de Jesús Espectáculo de la naturaleza (página interior)
Cuaresma (detalle) Pluché
Pablo Señeri 1754
1765 Madrid
Barcelona tomo viii, cuarta parte
tomo i Traductor: Esteban de Terreros y Pando
Jaime Osset Gabriel Ramírez
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 262 p. 266
Reloj de sol Patio de la cocina
Patio de la cocina Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH fotografía: Héctor Montaño
fotografía: Héctor Montaño

p. 264 p. 267
Espectáculo de la naturaleza (página interior) José Antonio Alzate y Ramírez (copia del original)
Pluché anónimo
1754 óleo sobre tela
Madrid siglo xx
tomo x, quinta parte Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
traductor: Esteban de Terreros y Pando fotografía: Héctor Montaño
Gabriel Ramírez
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

518
p. 270
Patio de aljibes
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 272 y 273
Acueducto
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 274
Patio de la cocina
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

519
Salvatierra en Tepotzotlán

p. 278 p. 286
Monograma de la Compañía de Jesús Patrocinio de la Virgen a la Compañía de Jesús
Casa de Loreto (detalle) (detalle)
cerámica modelada, policromada y vidriada Miguel Cabrera
siglo xviii óleo sobre tela
Templo de San Francisco Javier 429 x 476 cm
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 280 p. 289
Juan María de Salvatierra San Estanislao pide su ingreso a la Compañía de
anónimo Jesús y es dedicado a servir a los colegiales (detalle)
óleo sobre tela José Padilla
104.5 x 72.5 cm óleo sobre tela
siglo xviii 24 x 420 cm
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH 1759
fotografía: Héctor Montaño Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 284 y 285 p. 291


Patrocinio de la Virgen a la Compañía de Jesús San Estanislao pide su ingreso a la Compañía de
(detalle) Jesús y es dedicado a servir a los colegiales (detalle)
Miguel Cabrera José Padilla
óleo sobre tela óleo sobre tela
429 x 476 cm 24 x 420 cm
siglo xviii 1759
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño fotografía: Héctor Montaño

520
p. 292
Muerte de San Luis Gonzaga
anónimo
óleo sobre tela
181 x 108 cm
siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 296 y 297
Santos novicios jesuitas (detalle)
anónimo hispano-filipino
cabezas de marfil, tallado y policromado; cuerpo
de escayola policromada
30.5 x 13 cm
siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Palle Pallesen

p. 299
Juan de Ugarte
anónimo
óleo sobre tela
84.5 x 63.5 cm
siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

521
Haciendas y otros bienes temporales del
ex colegio jesuita de Tepotzotlán

p. 302 p. 309
Monograma de la Compañía de Jesús Libro de Protocolo del colegio de Tepotzotlán de la
Silla de brazos (detalle) Compañía de Jesús
madera tallada y dorada Biblioteca Nacional de Antropología e Historia,
siglo xviii CNCA-INAH
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH fotografía: Héctor Montaño
fotografía: Héctor Montaño

p. 306 p. 310
Libro de Protocolo del colegio de Tepotzotlán de la Vista de la hacienda de Xalpa
Compañía de Jesús Huehuetoca
Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, fotografía: Dolores Dahlhaus
CNCA-INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 307 p. 312
Molinos de Xuchimanga Libro de Protocolo del colegio de Tepotzotlán de la
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Compañía de Jesús
fotografía: Héctor Montaño Biblioteca Nacional de Antropología e Historia,
CNCA-INAH
fotografía: Héctor Montaño

522
p. 314
Monograma de la Compañía de Jesús
Hacienda de la Concepción
Tepotzotlán
fotografía: Héctor Velázquez

p. 319
Arcos del Sitio
Tepotzotlán
fotografía: Héctor Montaño

p. 320
Haciendas del Colegio jesuita de Tepotzotlán
según avalúos de 1775
fotografía: María Elisa Velázquez Gutiérrez

523
Arquitectura jesuita para la formación: noviciado
y juniorado en el colegio de tepotzotlán

p. 326 p. 332
Monograma de la Compañía de Jesús Portada del Claustro bajo de aljibes
Puerta de acceso al antiguo noviciado cantera tallada y policromada
de Tepotzotlán (detalle) Tepotzotlán
hierro forjado Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH fotografía: Mónica Martí Cotarelo
fotografía: Héctor Montaño

p. 328 p. 335
Portería Libro de Protocolo del colegio de Tepotzotlán de la
Puerta de acceso al antiguo noviciado Compañía de Jesús
de Tepotzotlán (detalle) Biblioteca Nacional de Antropología e Historia,
cantera tallada CNCA- INAH
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Fotografía: Héctor Montaño
fotografía: Héctor Montaño

p. 331 p. 338
Claustro bajo de aljibes Mirador
Tepotzotlán Tepotzotlán, Estado de México
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño fotografía: Héctor Montaño

524
p. 339 p. 343
Escalera de acceso al Templo de San Francisco Claustro alto de los naranjos
Javier y al coro Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH fotografía: Mónica Martí Cotarelo
fotografía: Héctor Montaño

p. 341 p. 344
Claustro bajo de los aljibes Capilla de Monserrat (detalle)
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH cantera tallada y policromada
fotografía: Mónica Martí Cotarelo Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 342
Claustro alto de los naranjos
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Mónica Martí Cotarelo

525
Inventario de las temporalidades del
ex colegio noviciado de san francisco javier

p. 348 p. 354
Monograma de la Compañía de Jesús Claustro de los naranjos
Textil bordado con hilo de oro (detalle) Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
siglo xviii fotografía: Héctor Montaño
Museo Nacional del Virreinato, CNCA-INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 351 p. 355
Firma del comisionado real Hipólito Villarroel Huerta
Archivo Nacional de Chile Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

526
527
Lo que dejaron atrás los expulsos: edificios de
tepotzotlán en 1767. temas y problemas

p. 360 p. 371
Templo de San Francisco Javier (detalle) Templo de San Francisco Javier (detalle)
pintura mural siglo xvii
siglo xviii Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño fotografía: Héctor Montaño

p. 365 p. 373
Sermón en la solemne dedicación Camarín de la Virgen de Loreto (detalle)
del templo (portada) anónimo
Francisco de Florencia estuco policromado y estofado
1682 siglo xviii
México Templo de San Francisco Javier
Francisco Rodríguez Lupercio Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
Biblioteca Eusebio F. Kino de la Provincia fotografía: Héctor Montaño
Mexicana de la Compañía de Jesús
fotografía: Héctor Montaño

p. 368 y 369 p. 374


Retablo de San Francisco Javier (detalle) Fachada del Templo de San Francisco Javier
Miguel Cabrera e Higinio de Chávez Ildefonso de Iniesta Bejarano
madera tallada y dorada con partes cantera tallada
policromadas y estofadas siglo xviii
siglo xviii Tepotzotlán
Templo de San Francisco Javier Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH fotografía: Héctor Montaño
fotografía: Héctor Montaño

528
p. 376 y 377 p. 382
Pedro Ruiz de Ahumada (detalle) El tránsito de San José (detalle)
anónimo Francisco Martínez
madera tallada y policromada óleo sobre tela
125 x 70 cm siglo xviii
siglo xvii Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH fotografía: Héctor Montaño
fotografía: Héctor Montaño

p. 379
Regreso de Egipto (detalle)
José de Ibarra
óleo sobre tela
212 x 271 cm
siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 380
Coronación de San José (detalle)
José de Ibarra
óleo sobre tela
210 x 313 cm
1735
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

529
El Colegio y noviciado de tepotzotlán en 1763

p. 388 p. 395
San Ignacio de Loyola (detalle) Virgen de Guadalupe rodeada de santos
anónimo de la Compañía
óleo sobre tela José Padilla
93 x 80 cm óleo sobre tela
siglo xviii 224 x 300 cm
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH 1759
fotografía: Héctor Montaño Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 391 p. 396
Libro de Protocolo del colegio de Tepotzotlán de la Sacristía
Compañía de Jesús Templo de San Francisco Javier
Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
CNCA- INAH fotografía: Héctor Montaño
fotografía: Héctor Montaño

p. 394 p. 398
Retablo de San José (detalle) Campana
anónimo Bartolomé Espinosa
madera tallada y dorada con partes hierro fundido
policromadas y estofadas siglo xviii
siglo xviii Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
Templo de San Francisco Javier fotografía: Héctor Montaño
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

530
p. 399
Fachada del Templo de San Francisco Javier
Ildefonso de Iniesta Bejarano
cantera tallada
siglo xviii
Tepotzotlán
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 400
Campanas de reloj
hierro fundido
siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

531
EL DESTINO DE LAS RELIQUIAS Y LOS RELICARIOS DE LOS
COLEGIOS DE TEPOTZOTLán tras la expulsión jesuita

p. 410 p. 420
San Ignacio de Loyola (detalle) Retablo de la Virgen de Guadalupe
Miguel Cabrera anónimo
óleo sobre tela madera tallada y dorada
65.5 x 46 cm con incrustaciones de carey
siglo xviii siglo xvii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Capilla de novicios
fotografía: Héctor Montaño Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 412 p. 423
Libro de Protocolo del colegio de Tepotzotlán de la Cráneo- relicario de san Máximo
Compañía de Jesús Capilla de las reliquias
Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, Catedral de México
CNCA- INAH fotografía: Adrián García
fotografía: Héctor Montaño

p. 416 y 417 p. 426


Presbiterio de la Capilla de novicios Reliquias de san Cornelio PM y de los SS MM
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Adriano, Tito, Hilario, Mauricio
fotografía: Héctor Montaño y Casco e S. Máximo
Capilla de las reliquias
Catedral de México
fotografía: Adrián García

532
p. 426 p. 429
Reliquias de san Cornelio PM y de los SS MM Cristo
Adriano, Tito, Hilario, Mauricio pasta de reliquias
y Casco e S. Máximo Capilla de las reliquias
Capilla de las reliquias Catedral de México
Catedral de México fotografía: Gabriela Sánchez Reyes
fotografía: Adrián García

p. 427
Lipsanoteca con reliquias de jesuitas, fragmento
del velo de la Virgen y de la vestidura de san José
Capilla de las reliquias
Catedral de México
fotografía: Gabriela Sánchez Reyes

p. 428
Urna con reliquia de san Teófilo mártir
Capilla de las reliquias
Catedral de México
fotografía: Adrián García

533
Documentos sobre los jesuitas novohispanos
expulsos en el archivo nacional del chile

p. 436 p. 442
San Ignacio de Loyola Aparición de la Santísima Trinidad a San Ignacio
Monograma de la Compañía de Jesús (detalle) (detalle)
anónimo Cristóbal de Villalpando
óleo sobre tela óleo sobre tela
94 x 77.5 cm 218 x 431 cm
siglo xviii siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño fotografía: Héctor Montaño

p. 439 p. 447
San Ignacio en la cueva de Manresa (detalle) La institución de la Compañía de Jesús (detalle)
Cristóbal de Villalpando Cristóbal de Villalpando
óleo sobre tela óleo sobre tela
218 x 431 cm 240 x 318 cm
siglo xviii siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño fotografía: Héctor Montaño

p. 440 p. 453
Aparición de San Pedro a San Ignacio (detalle) Muerte de San Ignacio de Loyola
Cristóbal de Villalpando Cristóbal de Villalpando
óleo sobre tela óleo sobre tela
218 x 312 cm 245 x 432 cm
siglo xviii siglo xviii
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño fotografía: Héctor Montaño

534
535
La Expulsión de los jesuitas de tepotzotlán

p. 458 p. 467
Monograma de la Compañía de Jesús, Templo de San Francisco Javier
Capilla de novicios (detalle) Tepotzotlán
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH fotografía: Coordinación Nacional de
fotografía: Héctor Montaño Monumentos Históricos, CNCA- INAH

p. 462 p. 468
Templo de San Francisco Javier Firma del escolar novicio José Lino Fábrega
Tepotzotlán Archivo Nacional de Chile
fotografía: Coordinación Nacional de imagen: Alma Montero Alarcón
Monumentos Históricos, CNCA- INAH

p. 463 p. 469
Firma del padre José de Urbiola, SJ Claustro de los aljibes
Archivo Nacional de Chile Tepotzotlán
imagen: Alma Montero Alarcón Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

536
p. 471 p. 475
Capilla de novicios Francisco Javier Clavijero (copia del original )
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH óleo sobre tela
fotografía: Héctor Montaño siglo xx
Museo Nacional del Virreinato, CNCA- INAH
fotografía: Héctor Montaño

p. 472 p. 476
Vista panorámica de Tepotzotlán Parroquia de Santa María Magdalena
fotografía: Coordinación Nacional de Bolonia
Monumentos Históricos, CNCA- INAH fotografía: Alma Montero Alarcón

p. 474 p. 477
Pórtico San Luca Panorama actual de Bolonia, Italia
Comune di Bologna Comune di Bologna
Bolonia fotografía de archivo
fotografía de archivo fotografía: Alessandro Salomoni
fotografía: Alessandro Salomoni

537
Jesuitas.
Su expresión mística y profana en la Nueva España,
se terminó de imprimir en febrero de 2011 en los
talleres gráficos de Impresora San Buenaventura S.A.
de C.V., ubicados en la calle Libertad número 111, San
Buenaventura, Toluca de Lerdo, Estado de México.
La edición consta de 1 000 ejemplares y estuvo al cuidado
del Consejo Editorial de la Administración Púbica Estatal.
En la formación se utilizaron las tipografías Loreto de
Pablo Cosgaya y Eduardo Tuni, y Fedra Sans
de Peter Bi’lak para Typotheque.
Supervisión en imprenta: Maresa Oskam Roux.

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