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VICUÑA
TRAVIESA
Desde ese día Wari cuidó de ella La alimentó, abrigó y hasta dormía con la
pequeña para protegerla del frío, por lo que llegaron a ser inseparables. Él la
bautizó como Akapana (remolino de viento o pequeño huracán, en quechua) y
fue premonitorio. Siempre que llegaba el niño a un lugar, detrás aparecía ella
con su particular mechón blanco colgando de la frente y brincando o a toda
carrera, produciendo un pequeño descalabro lo que la hacía portentosa y
extravagante.
Cuando se levantó esa mañana, Wari llamó a gritos a Akapana y luego con un
silbido conocido por ella la apuró. No tardó en aparecer la pequeña que apenas
contaba con más de un año, pero últimamente había crecido muy rápido y ya
casi alcanzaba en estatura al niño.
Además, había otras cosas de las cuales la gente no hablaba pero que todos
conocían; Katari también practicaba un tipo de magia negra que incluso había
espantado a un Panaca quien, aterrado por lo que había visto, no se atrevió a
contarlo a sus parientes y calló. Esto terminó por afincar aún más el poderío del
viejo Curaca entre los hatunrunas y mitimaes del Ayllú.
Capítulo 2.
Finalmente llegó la fecha que tanto temía Wari, los preparativos para realizar el
Chaku habían concluido y todo estaba dispuesto para el día siguiente.
El sitio escogido en las afueras del pueblo cerca del cerro verde, era un lugar
amplio donde ya estaban construidos los corrales para el encierro de las
vicuñas silvestres y las domesticadas, como nuestra querida Akapana.
Pero esta no se hallaba en ninguna parte a pesar que Wari había recorrido casi
todo el pueblo. ¿Dónde se encontraba? era la pregunta que rondaba entre los
nerviosos habitantes del lugar, ya que todos conocían sus diabluras y salidas de
madre, pero esta vez no podían permitirse un espectáculo travieso frente al
insensible Katari.
Corriendo a todo lo que daban sus piernas, Wari comenzó la búsqueda por los
lugares donde intuía se escondía la vicuña. El corral de su casa, la parte trasera
de las casas del pueblo, las terrazas de cultivo donde a veces se iba a pastorear
por su cuenta pero nada, hasta que decidió ir a los bofedales cercanos al río
Caspana. En cuanto llegó comenzó a silbar a la vicuña para que esta lo
reconociera, caminó sobre los pastizales mojando sus ojotas hasta que tras una
roca reconoció el mechón blanco de Akapana, allí estaba escondida la traviesa
criatura. Se acercó cautelosamente y tomándola de una especie de bozal que le
había hecho de fibras de lana de llamas, la comenzó a arrear en dirección al
pueblo. Mientras caminaban en forma apresurada le iba diciendo que no se
portara mal en este día tan especial. Que nada pasaría si aceptaba que la
trasquilaran. Que hoy venía el Curaca y este no conocía de sus locuras ni las
aceptaría. Que él también podía ser castigado por no saberla controlar.
Akapana solo miraba con sus enormes y brillantes ojos, pegaba unos saltitos e
intentaba alejarse corriendo, pero el bozal se lo impedía.
Capítulo 3.
Un poco más allá, Wari y Akapana miraban con asombro a los visitantes y sus
fastuosos ropajes, pero principalmente veían fascinados a la esposa del curaca.
Nunca el niño había visto a una mujer tan corpulenta, lo que provocó en él un
estallido de carcajadas estridentes y sonoras imposibles de callar, las que
amplificadas por las paredes de rocas que rodeaban el pequeño valle, llegaron
a oídos de todos los presentes quienes casi al unísono se dieron vuelta para ver
de donde provenían aquellas risas, pero ninguno de ellos las imitó. Mayta
agachó la cabeza y moviéndola pensó que estaba acabado. Katari no se movió
de la silla que lo transportaba, sólo esbozó una mueca áspera que ni siquiera
intentó disimular y ordenó empezar la ceremonia.
Nadie vio el destello que salpicó los ojos de Akapana, fue como si una bola de
fuego irrumpiera desde las entrañas para morir en el pastizal de sus pupilas.
Menos de un segundo, eso duró.
Capítulo 4.
El día transcurrió lento hasta que a media tarde, sonó el pututo llamando a
terminar la faena. En los corrales se movían inquietas más de cuatrocientas
vicuñas las que deberían esperar hasta el día siguiente para ser esquiladas.
-Akapana, este es un día especial para mí, porque hoy se cumplen cuatro años
de la muerte de mis padres. Ellos se fueron una noche como esta en un aluvión
que se llevó a mucha gente; es lo que cuenta mi abuelo. Dice que yo dormía
mientras mis papás y ellos celebraban el Cápac Raymi, pero en un momento
cuando se terminaba la noche, mi abuela, muy mareada producto de la chicha y
el masato, le dijo a mi abuelo que estaba cansada y se fueron. Recién entraban
a la casa cuando un ruido tremendo como si la montaña se viniera abajo los
paralizó, mientras el sonido atronador se iba prolongando, comenzaron a
escuchar gritos y desesperados ayes de dolor.
El amanecer llegó y el abuelo salió de la casa, miró hacia abajo y vio que del
pueblo quedaban solo ruinas, el barro tapaba las casas y los cuerpos
diseminados por todas partes hablaban de una gran tragedia. Dos días después
encontraron los restos de mis padres concluyó Wari.
El niño levantó la vista para mirar las estrellas y en el cielo limpio de nubes,
Mama Kilya refulgía bañando de plata la comarca, mientras en los corrales el
rebaño de vicuñas pastaba indiferente al desconsuelo que aplastaba el corazón
de Wari. Akapana sin moverse de su lado lo miraba fijamente, parecía entender
su dolor. Sus ojos, reflejando el esplendor de la luna, eran dos perlas argentas
veteadas de rubí enturbiadas por una débil claridad glauca.
Capítulo 5.
El silencio cayó sobre la muchedumbre que percibía atónita las palabras del
insensible Curaca, quien no importándole que esta condena recayera sobre un
niño, se mantuvo en su decisión y a continuación alzando la voz para reafirmar
su autoridad, decretó:
-El castigo que voy a imponer a este niño insolente es…aquí hizo una pausa
dramática y mirando directamente a Kari le dijo:
-Pero Señor, la kantuta sólo crece entre los valles del Oliagüe, donde vive
Pachacámac, allá lejos, muy lejos de mi pueblo- Era Churki el abuelo. El niño es
mi Alchi y lo estás mandando a la muerte. Si quieres una vida toma la mía pués,
deja que el viva y que el Dios Inti les de mucha vida a ti y a la hatun mama, ¡oh!
gran manchayniyuq ten piedad de mi niño, es lo único que tengo…. pero un
ademán autoritario de Katari lo interrumpió y con voz temblorosa, donde
anidaba la rabia, le ordenó callar so pena de imponer otro castigo al pueblo.
El viejo cayó a los pies del maligno patriarca quien, sin prestarle mayor
atención, inició, extendiendo sus largos brazos, una sucesión de invocaciones a
los dioses pidiendo por el éxito de la misión mientras sus sarmentosas manos
trazaban oscuros signos sobre el aire.
Capítulo 6.
Más atrás venía Wari portando un morral, una awaska que le cubría gran parte
del cuerpo y sobre este la manta tejida en lana de alpaca, el tradicional chullo
le cubría su cabeza y calzaba fuertes sandalias de cuero. Se le veía tranquilo
pese a sus cortos años, mirando con curiosidad a la gente y también buscando
algo inquieto a Akapana, pero no la vio.
Cuando llegó al portal miró hacia arriba donde el camino culebreaba y se perdía
entre las montañas. Estas se veían amenazantes en su majestuosidad, era el
Andes que lo esperaba pero el niño no se arredró, abrazó a su abuelo y sin
mirar hacia atrás emprendió el camino.
Capítulo 7.
Había comenzado la aventura de Wari. Sin saber lo que le ofrecían los caminos,
dirigió sus pasos hacia las cumbres de los cerros cercanos donde el viento
tronaba su canción eterna. Después de un largo tiempo de caminata sintió un
ruido a sus espaldas y volviéndose rápido se encontró cara a cara con Akapana,
la vicuña lo había seguido sin que el niño se percatara pero, en lugar de
enojarse, Wari la abrazó jubiloso y continuaron juntas por el sendero
cumbrereño.
Su primera meta era alcanzar el río antes que oscureciera y esto le tomaría casi
todo el día, pero antes de continuar, Wari tomó una larga vara de caña, la raspó
y luego de dejarla lisa le amarró muy fuerte un cuchillo grande en la punta a
guisa de lanza, además de su huaraca y liwi, las que ya había sacado del
morral, se sintió mejor armado y más que protegido en contra de cualquier
amenaza que pudiera encontrar en su ruta. Silbó a Akapana apurándola y
reemprendió el camino. Siempre subiendo, siempre escalando. Los cerros
huelen a borrasca pensó.
Las horas pasaron lentas y monótonas hasta que la ira del Dios Kon se apaciguó
y la borrasca trocó en un viento moderado que permitió a los viajeros salir de
su refugio. El amanecer aún no despuntaba cuando el niño reanudó la marcha
apurando el tranco, pero sin dejar de mirar a todos lados por si veía de nuevo al
misterioso animal que ahora no se escuchaba.
Eso pensaba el niño cuando se dio cuenta que el animal respiraba con
dificultad, su cuerpo esquelético temblaba y parecía no poder sostenerse en
pie. La verdad lo sorprendió, el puma estaba a punto de morir de hambre y no
podría enfrentar un combate porque no tenía fuerzas ni para lanzar un rugido
decente, pensó, y esto lo hizo reír a pesar del drama que estaban viviendo.
Los dioses principales de los Incas. Los Incas adorar a Inti, el sol, como su antepasado.
Su hermana y esposa era Mama Kilya, la luna. Dos de los dioses supremos, Pachacamac
(dios del fuego y de la tierra) y Viracocha (dios de la lluvia y el agua) son considerados
hijos suyos. Kon el dios del viento y la lluvia
ALCHI: Nieto.
AYLLÚ: Conjunto de individuos o familias unidas por lazo común,
aproximadamente 100 familias.
FEBRERO-MARZO: Ganado gordo tiempo del carneo y charqueo.
CHAKU o CHACCU: una costumbre precolombina que consiste en el encierro,
esquila y posterior liberación de vicuñas silvestres.
CHIMPEADA (soga con cintas atadas cada un metro)
CHURKI: Invencible, que no se rinde, persistente.
CORPACHADA: Rogativa a la Pachamama.
COSECHA PASTORES: Charqui, grasa, cueros, lana y tejidos. La cosecha se lleva
para trueque por productos agrícolas (viaje de costeo).
DICIEMBRE-ENERO: Nacen las crías de los Camélidos.
EL QUIRQUI: Era la expresión coreográfica emblemática de los Uros.
FLOREO: Pastor festeja su tropa.
HATUN MAMA: Mujer del Curaca.
HUARACA: Honda. Compuestas por una cuerda de longitud mediana donde se
colocaba el proyectil (en este caso piedras esféricas) en el medio y lanzarlas
mediante un movimiento circular de esta.
JILAQATA o CURACA: Jefe de un Ayllú.
LIWI: Boleadora. Consistían en dos o tres proyectiles pesados unidos por
cuerdas. Estos se hacían girar en el aire y posteriormente eran lanzados.
LLAUTO: Este es uno de los símbolos incas tradicionales, trenza de colores, no
demasiado ancha. Daba entre 4 y 5 vueltas a la cabeza del soberano y de ella
colgaban dos plumas de korekenke
KAMANA: Casa ceremonial en el barrio que corresponde a su Ayllu.
KATARI Serpiente. Hombre de personalidad dominante. El que siempre
consigue sus propósitos.
KOREKENKE: Ave que los incas consideraban sagrada y representaba el poderío,
la valentía y la nobleza.
MALTONES: Camélidos de un año.
MALLKU: Jefe político de una Marka.
MANCHAYNIYUQ: imponente; hombres de gran autoridad como los jueces
o curacas o los sabios y los santos
MARKA: Ciudad o pueblo.
MAYTA Bondadoso, el que aconseja y enseña con bondad. Uno solo, único.
MULLU: Spondylus, un molusco de coloración rojiza, las valvas de este animal
eran consideradas muy valiosas y se usaron como ofrendas para ritos
funerarios, ornamento, aplicaciones en joyería, máscaras o pequeñas
estatuillas.
PACHACÚTEC : Transformador del Mundo. Gobernó: 1430 – 1478 D.C.
QUILLPA: Marca en la oreja de la cría.
NOVIEMBRE-DICIEMBRE: Tiempo de la trasquila.
SANTUARIOS: Isluga y Cariquima , en verano fiestas patronales.
SAYAS: Grupo de Ayllús.
TAMBO: significa alojamiento temporal. Era un recinto situado al lado de un
camino importante usado por personal estatal itinerante como albergue y
como centro de acopio para fines administrativos y militares.
TAMBILLO: En los tambillos solo había un recinto sin vituallas ni gente
URUS: Pescadores del Titicaca
UTAS: estancias principales agrupadas, 4000 msnm.