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PANOFSKY, Erwin. Estudios de icnología.

Madrid: Alianza Editorial, 1962

El autor expone como se aborda el estudio y análisis de la obra de arte desde el


punto de vista iconográfico tomando esta como esa disciplina que se encarga de
contenido temático o significado de las obras de arte, muy distinto del análisis de
su forma, proponiendo establecer una diferencia entre contenido temático y su
forma.

Se plantea que cuando el ser humano identifica de manera automática algún tipo
de acción en su cotidianidad cultural pasa los límites de pura percepción formal,
entrando en una primera esfera de contenido o significado, dicho significado que
es percibido como una naturaleza elemental es lo que el autor denomina
significado fáctico. Tenemos que los objetos y las acciones identificados desde su
naturaleza elemental producen una reacción en el sujeto y dicha reacción lo lleva
a identificar aspectos específicos de la acción, en el caso del hombre a través de
el lenguaje corporal, el cual emite una serie de matices que cubrirán la acción del
sujeto y es lo que denominan como significado expresivo el cual se diferencia del
significado fáctico en la medida en que este es aprehendido por “Empatía”,
mientras que el anterior es aprehendido por “Identificación”, siendo estos dos
significados clasificados de manera conjunta generando un grupo que se
denomina significados “Primarios” o “Naturales”.

Las acciones que el ser humano identifica de su semejante, se debe, a que el que
interpreta el hecho comprende la cultura, por lo que desde este punto de vista
estaría identificando un significado que se le denomina secundario o convencional,
que parte de las acciones del hombre que están en común acuerdo,
diferenciándose de esta manera del significado primario o natural ya que este es
inteligible en vez de sensible, siendo de esta manera su aplicabilidad un acto
consiente desde un proceder practico de quien lo transmite, revelando una serie
de características del personaje que determinan su naturaleza la cual está
asociada a su contexto, lo cual nos permite construir un retrato mental que
constituye aspectos específicos, como es el caso de su nacionalidad, intelecto, y
prácticas culturales entre otros. Este tipo de reconocimiento frente al significado es
lo que el autor denomina significado intrínseco o contenido. Llevando los
resultados del análisis planteado a la obra de arte se puede encontrar en el
contenido temático o significado, la presencia de estos elementos.

Lo pre-iconográfico en la obra de arte es algo que el autor denomina como motivo


artístico el cual se deriva de las formas puras, las cuales son portadoras de
significados primarios o naturales. Estas formas puras, es la materia natural que
es utilizada para la configuración del pensamiento humano, con el fin de
representar los objetos naturales.
Relacionamos los motivos artísticos y la combinación de dichos motivos con temas
y conceptos, esta serie de motivos que son reconocidos como aquellos portadores
de un significado secundario o convencional pueden ser llamados imágenes, y la
combinación de las imágenes la cual fue llamada por los antiguos como
“invenzioni”, mientras que la identificación de tales imágenes históricas constituyen
el campo de la iconografía.

Panofsky plantea que cuando hablamos de “contenido temático como opuesto a la


forma” estamos refiriéndonos a la esfera del contenido secundario o convencional,
es decir el mundo de los temas o conceptos específicos que se manifiestan a
través de imágenes historias, alegorías, oponiéndose a las esferas del contenido
primario o natural que se manifiesta en motivos artísticos, planteándonos de igual
manera que un análisis iconográfico correcto en el sentido más estricto presupone
una identificación correcta de los motivos.

El significado intrínseco o contenido es percibió en la medida en que se indaga


frente a aquellos elementos que caracterizan una cosa, espacio o pensamiento,
los cuales se encuentran planteados de forma inconsciente y condensados en una
obra de arte, estos elementos son distinguidos por los “métodos compositivos” y
por la “significación iconográfica”, las denominadas formas puras están sujetas a
las particularidades que adquiere la obra desde su contexto, su época, su
procedimiento entre otros, concibiéndose como plantea el autor, las formas puras,
los motivos, las alegorías como manifestaciones de principios fundamentales,
interpretándose todos estos elementos en valores “simbólicos”, dichos valores son
usualmente desconocidos por el artista mismo , es el objeto de lo que se
denomina como iconografía, apareciendo en un método de interpretación como
algo más sintético que como analítico, mientras que en descripción pre-
iconográfica éste se mantiene dentro de los límites del mundo de los motivos, es
decir que todo los objetos y acciones que sean representadas por medio de los
colores, líneas, volúmenes constituyen el mundo de los motivos ya que pueden ser
identificados por el hombre basándose en la experiencia práctica, siendo esta en
gran medida indispensable y suficiente como material para abordar una
descripción pre-iconográfica, pero esta no garantiza su exactitud.

Panofsky, plantea que como seres humanos sujetamos nuestra experiencia


práctica a un principio de control que puede llamarse la historia del estilo, esto en
la medida en que al partir de nuestra experiencia práctica creemos identificar los
motivos sobre a base de las experiencias propias, en consecuencia al hacerse
cargo la iconografía del análisis de las imágenes, historias y alegorías, presupone
un familiaridad con temas o conceptos específicos, de la misma manera en que
fueron transmitidas a través de las fuentes literarias o a través de la tradición oral,
sin embargo es imposible establecer un análisis iconográfico adecuado, aplicando
desmesuradamente los conocimientos literarios que poseemos a los motivos, de
igual manera es imposible desarrollar una descripción pre-iconográfica adecuada
aplicando desmesuradamente la experiencia práctica de las formas.

Solo a través de la historia de los tipos se puede corregir el conocimiento dado de


las fuentes literarias, en la medida en que se investiga de qué forma y bajo qué
condiciones históricas diferentes, temas o conceptos específicos, fueron
expresados por objetos y acciones, que determinan el carácter de la obra de arte.
La interpretación de la significación intrínseca o contenido, al cual se le ha dado el
nombre de valores simbólicos, requiere algo más que el conocimiento de temas o
conceptos específicos.

En consecuencia panofsky plantea que el historiador del arte le compete


comprobar lo que él cree que es el significado intrínseco de la obra de arte, o
grupo de obras a la cual dedica su atención, contra lo que el crea que es el
significado intrínseco planteado por tatos documentos existentes relacionados
histórica y contextualmente con la obra o grupo de obras de la cual se haga cargo
el historiador, indagando en documentos que testifiquen sobre las tendencias
políticas, poéticas, religiosas, filosóficas, sociales, culturales y de personalidad, al
igual que el periodo país o región que se esté investigando, encontrando un plano
común las diferentes disciplinas humanísticas a través de la búsqueda del
significado intrínseco o contenido de las cosas; en fin, para poder establecer un
análisis frente a una obra hay que tener claridad sobre los tres niveles de
contenido o significado (temático primario o natural – temático secundario o formal
– significado intrínseco o contenido) con el fin de no confundirlos con la forma,
pero independientemente del nivel en que abordemos, las identificaciones e
interpretaciones que arrojemos dependerá exclusivamente de la experiencia que
establecemos con el tiempo. Todo este proceso genera una dinámica que corrige
y controla los procesos históricos los cuales en su totalidad son planteados como
tradición.

Pedro R. Villalba Granados

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