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UNIVERSIDAD DE VIÑA DEL MAR

CARRERA DE FONOAUDIOLOGÍA
Internado clínico III

Lactancia y alimentación en niños con SD

ALUMNA INTERNA

Bárbara Vega Rivera

SUPERVISOR (A) DE PRACTICA

Flga. Fabiola Bernal


Flga. Macarena Orellana

Miércoles 21 de agosto de 2019

Viña del Mar – Chile


Índice

Índice _______________________________________________________________2
Introducción__________________________________________________________3
Marco teórico _________________________________________________________4
Síndrome de Down _______________________________________________4
Lactancia materna en síndrome de Down ______________________________5
Alimentación en síndrome de Down __________________________________7
Discusión ___________________________________________________________10
Conclusión___________________________________________________________12
Referencias__________________________________________________________13

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Introducción

Un síndrome genético es una asociación más o menos constante de diferentes


anomalías que tienen como origen común una alteración de información genética. El
síndrome de Down (SD) es la discapacidad intelectual de origen genético más
frecuente (Down España, 2012). En Chile, registros del "Estudio colaborativo
latinoamericano de malformaciones congénitas" (ECLAMC) reportan incidencias en
ascenso en las últimas décadas, con una tasa de 2,4 por 1.000 nacidos vivos, por otro
lado, en países con alto diagnóstico prenatal y leyes de finalización del embarazo, la
prevalencia ha disminuido en forma sostenida (Lizama M., Retamales N. & Mellado C. ,
2013).
Este síndrome implica una combinación de diversos defectos congénitos, entre los
que se incluye el mayor riesgo de presentar malformaciones congénitas, mayor
vulnerabilidad de enfermedades y discapacidad física e intelectual en grado variable.
Además de estas anomalías conocidas del síndrome de Down, también son muy
frecuentes las dificultades para alimentarse y el estado nutricional inadecuado de
algunos pacientes. Entendiendo que dentro de los primeros dos años de vida es
fundamental la adecuada nutrición para el desarrollo pleno del potencial de cada ser
humano (Romero-Velarde, E., Villalpando-Carrión, S., Pérez-Lizaur, A. B., Iracheta-
Gerez, M. de la L., Alonso-Rivera, C. G., López-Navarrete, G. E, Pinacho-Velázquez, J.
L., 2016). Esta función se ve afectada debido a la presencia de una coordinación
motora deficiente, atraso en el desarrollo, hipotonía muscular e hiper-flexibilidad de
todo el cuerpo, entre otros (Vera, L., Gonzales, J., Calixto, F., 2012).
Es por esto, que la presente revisión bibliográfica busca describir como ocurre la
lactancia, en los primeros años, y la alimentación, en los años posteriores, en las
personas con síndrome de Down y como estas se ven afectadas por las diferencias
genotípicas y fenotípicas de esta condición. Además de exponer el rol del
fonoaudiólogo en el tratamiento de los trastornos deglutorios que se pueden presentar
en los individuos con esta condición.

Marco teórico
Síndrome de Down

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El síndrome de Down es un trastorno genético y la anomalía cromosómica
autosómica más común en los seres humanos, donde el material genético adicional del
cromosoma 21 se transfiere a un embrión recién formado. Estos genes extra y ADN
causan cambios en el desarrollo del embrión y el feto que resultan en anormalidades
físicas y mentales. Cada paciente es único y puede haber una gran variabilidad en la
gravedad de los síntomas (Morales, R., Desiderio, J. , 2019).
Sus formas de aparición corresponden a:
- Trisomía simple: Aproximadamente, el 95 % de los casos con S.D. presentan
trisomía simple del par 21. Todas las células del organismo poseen las 3 copias
completas del cromosoma21.Suelen deberse al proceso de no disyunción (no
separación) de los cromosomas homólogos en las células germinales (el ovulo
con mayor frecuencia que el espermatozoide) en el momento de la meiosis I o la
meiosis II.
- Translocación: Alrededor del 3,5% de los casos de S.D. se deben a la presencia
de una translocación no equilibrada, generalmente entre los cromosomas 14 y
21. El ovulo o el espermatozoide aporta el cromosoma 21 completo más el trozo
adherido a otro cromosoma, y la célula germinal de la pareja aporta un
cromosoma 21. En la concepción, el resultado final será la presencia de dos
cromosomas 21 más una tercera porción del 21.
- Mosaicismo: Aparece en el 1 o 2 % de los casos con S. D. el individuo presenta
dos líneas celulares en su organismo, una con trisomía 21 completa y otra
normal; suele deberse a una no disyunción durante las primeras divisiones
celulares post- concepción. La proporción en que estas dos líneas se presentan
varia mucho de un individuo a otro.

Las anomalías generales en individuos con síndrome de Down, incluyen hipotonía


con tendencia a mantener apertura bucal y protrusión lingual. También presentan una
hiperreflexia de las articulaciones, una estatura relativamente baja y deficiencia mental
en distintos grados en el 100% de los casos. Tienen tendencia a tener un perfil
braquiocefálico, con hipoplasia de los senos frontales, nariz y orejas pequeñas, y con
ojos oblicuos hacia superior de las hendiduras palpebrales. Sus iris son generalmente
moteados e hipoplásicosperiféricos. Las manos presentan las falanges y
metacarpianos cortos, además de una hipoplasia de la falange media del dedo
meñique. La pelvis es por lo habitual hipoplásica con un ensanchamiento lateral hacia
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afuera. La piel es hiperqueratosa seca en el 75% de los casos, además tener un cutis
marmorata y pliegues laxos en la nuca. El pelo de estas personas es fino, quebradizo y
habitualmente escaso (Smith, W. 1972 citado por Quezada G. Sierra F. Ursic N. &
Vásquez D., 2012).
Un recién nacido con SD se caracteriza generalmente por hipotonía, boca pequeña,
lengua protruyente, perfil facial plano, manchas de Bruschfield, etc. Además, padece
una serie de alteraciones como estreñimiento, bajo peso, hipoglucemia, anomalías
cardiacas, etc. Muchos de ellos presentan dificultad en ganar peso en los primeros
meses de vida, debido a trastornos de la succión o deglución, indicaciones
nutricionales inadecuadas y cardiopatías congénitas (Ortiz K., 2017).
Las dificultades en la deglucion de saliva y alimentos, la presencia de protusion
lingual y los problemas de emisión en el lenguaje en los niños con síndrome de Down
son muy frecuentes.Todo ello se debe, en gran medida, a las alteraciones que
padecenen la función de la musculatura orofacial y faringea. Favorecer y robustecer la
función motriz de esta área es escencial durante las primeras etapas de la vida para
evitar, a la larga, carencias nutricionales y posibles problemas de salud en edades
adultas (Caballero, 2014).

Lactancia en síndrome de Down (SD)

En la primera infancia la lactancia materna está entre los factores más importantes
que afectan a corto y a largo plazo el crecimiento, la composición corporal y el
desarrollo de las funciones psicomotoras en los primeros años de vida; también otorga
beneficios a largo plazo sobre diferentes procesos fisiológicos y metabólicos, jugando
un papel clave en la disminución de la incidencia de varias enfermedades (Jaramillo J.,
Benítez L., Castaño J., Mejía O., Mondaca V., Ocampo H., 2014).
En el mismo momento en que nace el bebé se inician los primeros intercambios de
emociones y miradas entre madre e hijo. Desde el minuto cero, la alimimentación
adquiere una importancia vital, tanto desde el punto de vista fisiológico como afectivo
(la toma de alimento es un momento de comunicación, ternura y placer entre madre e
hijo) (Caballero, 2014).
La leche materna es el alimento recomendado para niños sanos. La Organización
Mundial de la Salud (OMS), Ginebra, Suiza y la Universidad de Pelotas en Brasil,
indican que la lactancia materna protege contra enfermedades gastrointestinales e

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infecciosas y proporciona una variedad de beneficios para la salud, que incluyen un
menor riesgo de obesidad y síndrome metabólico en la vida adulta.
El síndrome de Down origina que estos niños tengan necesidades especiales, y su
alimentación también debe serlo debido a que su condición puede agravarse si esta se
descuida. Siempre que sea posible, se aconseja la alimentación materna destacando
principalmente que la madre conozca todos los beneficios que le aporta a ella ya su
bebé. Debe conocer la presencia de la hipotonía muscular a nivel de los músculos
masticatorios, por lo que la succión además de ser débil y no colocar la boca bien,
puede no ser efectiva (Moreno- Vivot, 2012).
Con frecuencia, el disminuido tono muscular de los niños con síndrome de Down
afecta a la adecuada coordinación del patrón succión- deglución- respiración, ademas
que la dificultad para posicionar los labios en el pecho materno pueden complicar la
lactancia materna (la succión es débil y se puede presentar una descoordinación para
tragar). Al igual que estos bebés suelen ser más adormilados, especialmente en las
primeras semanas. Es frecuente que no se despierten para comer con frecuencia
necesaria para establecer una buena proudcción de leche (a menor succión del bebé
menor producción de leche). Por esta razón, hay que animarlo para que coja pecho y
como cada dos horas, o al menos, de ocho a doce veces al día (Caballero, 2014).
La lactancia materna en los bebés síndrome de Down va a ayudarles a fortalecer
toda la musculatura facial que suele ser hipotónica, va a mejorar la oclusión y la
coordinación boca- lengua. Para que luego de unos meses pueda avanzar a la
masticación y en último término va a influir sobre la articulación del lenguaje en tanto
que la musculatura facial va madurando gracias a las fuciones que realiza ya desde el
primer momento (Down España, 2012).
Al prenderse al pecho tanto el bebé como la mamá tienen que mantener una
postura correcta. La madre tiene que estar cómodamente sentada, con la espalda
apoyada y puede resultará cómodo el estar con los pies levemente levantados,
apoyados en un banco pequeño o similar.
El bebé tiene que estar bien enfrentado al cuerpo de su mamá, con la cabeza y el
hombro en un solo eje, o sea que no tenga que doblar la cabeza para prenderse al
pecho ni hacer un esfuerzo para mantener el pezón dentro de la boca. En el caso de
los niños con Síndrome de Down se aconseja que la mamá tome su pecho con la mano
en lo que ser denomina “mano de bailarina” que es sosteniendo el pecho con el dedo

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pulgar por encima, los cuatro dedos restantes por debajo y el dedo índice queda por
debajo de la mandíbula del bebé y así lo puede estimular a succionar cuando hace
muchas pausas y no mama de corrido.
Esto hace que las mamadas sean más eficientes, teniendo en cuenta que el bebé
con Síndrome de Down tenderá a dormirse con mayor facilidad. También la posición
enfrentada y sosteniendo la nuca y el maxilar inferior mejora francamente la lactancia
en casos de hipotonía. De a poco su tono muscular irá mejorando y el bebé será capaz
de mantenerse prendido y succionado adecuadamente (Asociación Down Uruguya,
s/f).

Alimentación en síndrome de Down

Si la alimentación del pequeño con SD es con biberón, se deben conocer las leches
artificiales que hay en el mercado, los tipos de tetinas y de biberones. En estos casos
se recomienda el uso de tetinas con filtros regulables y válvulas anticólicos y
antirregurgitaciones. Las cuales son episodios normales en bebés y especialmente
frecuente en niños con SD, en donde su principal motivo de aparición se debe a la
inmadurez del aparato digestivo (Caballero, 2014).
La diversificación progresiva de alimentos es importante para el desarrollo del bebé
y desempeña un papel educativo, en donde el pequeño va descubriendo nuevos
sabores y texturas a la vez que sustituye el biberón (Caballero, 2014). Muchos
lactantes con síndrome de Down no van a tener ningún problema a la hora de introducir
la alimentación complementaria, especialmente los que han sido alimentados con
lactancia materna ya que ésta condiciona un mejor desarrollo motor oral (Down
España, 2012).
En algunos casos, los niños escupen los alimentos, tienen dificultades para llevar el
alimento hacia la parte lateral de la boca para comenzar la masticación, o tienen
dificultades para beber líquidos de un vaso o incluso para deglutir el alimento. Estos
problemas no deben hacer desistir a los padres en la introducción de la alimentación
complementaria.
Su proceso en la adquisición de habilidades que favorecen al desarrollo de una
adecuada alimentación se puede resumir en la siguiente línea del tiempo:

6 - 12 meses: Alimentación semisólida, en donde los alimentos deben ser


preparados procurando que tengan una textura blanda y suavemente
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condimentada. El alimento debe ser relativamente espeso, pero sin que dificulte
los movimientos de la lengua y debe darse con cuchara en pequeñas cantidades
en la parte central de la boca e insistimos sólo cuando la lengua está dentro de
la misma.
9 a 12 meses: proceso de masticación, en donde se debe ir aumentando la
consistencia de los alimentos pasándolos menos por la batidora. A continuación,
comenzar a ofrecer alimentos sólidos pero que se deshagan fácilmente en la
boca del niño. Esta fase suele coincidir con la aparición de los primeros
incisivos.
Segundo año de vida: se comienza la enseñanza del uso de la cuchara y a
beber de un vaso. Para aprender a utilizar la cuchara el niño debe estar
correctamente sentado en una silla adecuada.
(Down España, 2012).
Además de sus dificultades de base para poder ir adquiriendo las habilidades que le
faciliten su actividad autonoma durante la alimentación, las personas con síndrome de
Down traen consigo ciertas afectaciones que influirán en el correcto desarrollo de esta
función, a continuacion se describirán las más comunes a presentarse:
Celequía: Es una enfermedad que se caracteriza por una intolerancia permanente
al gluten. La celiaquía es más frecuente en las personas con síndrome de Down que en
la población general ("se calcula una prevalencia superior al 12%"). Debe sospecharse
cuando el niño tiene diarrea crónica, con heces pastosas, voluminosas, brillantes y
fétidas, no gana peso, tiene poco apetito, está irritable y tiene distensión abdominal.
Estreñimiento: Las causas en el síndrome de Down son diversas: hipotonía
muscular, hipotiroidismo, falta de ejercicio, dieta poco adecuada sobre todo por la
ausencia de fibra, megacolon, o la ausencia del hábito diario de la defecación.
Reflujo gastro-esofágico: Se mejora evitando las comidas copiosas; muy
condimentadas; los alimentos ácidos, las frituras y ofreciendo líquidos fuera de las
comidas para disminuir la distensión abdominal.
(Down España, 2012).
Algunas técnicas que expone Fernández P. y cols. (s/f) en su estudio de
‘’estimulación de la musculatura orofacial en niños con síndrome de Down’’, para
realizar el correcto proceso de alimentación son:

Adoptar una postura adecuada: el niño debe estar sentado en una silla, con la
espalda y pies apoyados y alineados.

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Dar el alimento con una cuchara plana, que contenga una cantidad adecuada de
comida en relación con la apertura bucal.
Introducir la cuchara en forma recta, presionar con ella la lengua suavemente
hacia abajo y sacarla igual como fue introducida (recta), cuidando que el niño
retire el alimento con el labio superior y que la cuchara no raspe las encías. El
niño debe participar activamente en el proceso y ser él quien abra la boca y
retire el alimento.
Al retirar la cuchara, apoyar el cierre labial y control mandibular, poniendo el
dedo medio bajo el mentón en posición horizontal, con el dedo índice levantar
suavemente el labio inferior, mientras el dedo pulgar se apoya en las mejillas.
Si el niño protruye o saca la lengua para tragar trate de presionarla un poco
hacia abajo con la misma cuchara. También puede ejercer una leve presión en el
piso de la boca, para estimularla elevación lingual.

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Discusión

El síndrome de Down es un trastorno que produce un notable impacto en la vida del


individuo, su familia y la sociedad, pero si desde los primeros años de vida estos niños
reciben una atención adecuada que abarque aspectos relacionados como el desarrollo
de sus capacidades cognitivas, psicomotrices, afectivos, educativos sociales se
lograrán mejoras en su bienestar, calidad de vida y en sus posibilidades de
desenvolverse en la vida con autonomía gracias a que el desarrollo cerebral no
depende únicamente de factores genéticos sino que también influyen los estímulos
ambiéntales (Madrigal, 2012, p.4).
Los niños con síndrome de Down suelen presentar dificultades en masticación y
deglución, además de alterar el modo adecuado de respirar. Es decir, existe una
marcada problemática relacionada con la función de la musculatura orofacial. Se hace
evidente que estas dificultades se producen debido al tono muscular fláccido,
protrusión lingual y a estructuras blandas y duras que presentan una notable alteración
de forma y tamaño propias de este síndrome además de otros factores presentes en el
síndrome de Down, como los hábitos de la vida diaria del niño (alimentación, postura
que adoptan para realizar estas actividades), que juegan un papel fundamental en la
aparición y constancia de esta problemática (Salvador A., 2018).
Uno de los factores que influye en este aspecto es la hipotonía muscular, rasgo
común en este síndrome, que se presenta en mayor o menor grado en todos los niños,
afectando el nivel motor general y la musculatura orofacial (Fernández, P. (s/f)). En
el momento de la deglución, no se eleva la lengua, sino que se tiende a protruirla, es
decir, moverla hacia delante y abajo, de manera que va aplastando el alimento contra
los dientes superiores para terminar en la punta de la lengua y, en muchos de los
casos, fuera de la cavidad bucal. También se caracterizan por la presencia de un labio
inferior caído que provoca que la saliva se acumule en la cavidad anterior a la encía
inferior y caiga por rebosamiento. Además, se encuentra la presencia de hipotonía
lingual la cual se caracteriza por su posición protruida, que dificulta la masticación y
movilización del bolo alimenticio al interior de la boca; por falta de fuerza en la succión
(en donde el acto de comer provoca mucho esfuerzo y cansancio) (Caballero, 2014).
Es en este contexto en donde el rol del fonoaudiólogo es fundamental para
desarrollar las funciones que se encontrarán deficientes en los menores con síndrome

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de Down, en donde se tendrá como objetivo principal promover la estabilidad de este
sistema orofacial, teniendo la labor de prevenir, evaluar y tratar los posibles problemas
que alteran la comunicación en los seres humanos. Para esto es importante no solo
observar la comunicación de las personas, sino que también es fundamental la
evaluación de las estructuras y tejidos que subyacen a las funciones previas a la
comunicación y esta es la de la alimentación ya que esta función ayuda al desarrollo y
maduración de las estructuras orofaciales (Cuadros, 2018).
La intervención de estos aspectos se realizará de acuerdo con las características y
necesidades particulares de cada niño. Cuando se trabaja con lactantes se pondrá
principal atención en el desarrollo de las funciones pre- lingüísticas como: la succión,
en estos casos se procura realizar estimulación de la succión no nutritiva, para se pone
el dedo o chupete de silicona en la boca del niño buscando gatillar el reflejo. Si el selle
labial se observa disminuido, se sugiere presionar ambas mejillas simultáneamente con
los dedos índice y pulgar. Otras de las funciones afectadas es la deglución y la
masticación, las cuales implican la ejecución coordinada y precisa de los movimientos
de todas las estructuras faciales para que así se realice el proceso sin dificultades.
Para comenzar a estimular la masticación no es necesario tener piezas dentarias. Se
recomienda iniciar este proceso ubicando el cepillo de entrenamiento tipo rodillo entre
las encías. Al mismo tiempo apoyar los movimientos mandibulares de ascenso y
descenso con la mano. Posteriormente sustituir el cepillo por alimentos sólidos
(gomitas, vegetales, galletas) (Fernández, P. (s/f))
Finalmente es de suma importancia desarrollar desde el nacimiento el adecuado
proceso de alimentación en personas que tienen síndrome de Down debido a sus
afectaciones de base y los beneficios directos que traerá consigo el desarrollo de las
estructuras orofaciales que se encuentren afectadas. Las cuales pueden provocar un
desequilibrio muscular orofacial de los músculos masticatorios y de expresión facial.
Que no solo pueden afectar a la alimentación de las personas con S.D., sino que
también afectar en la comunicación eficiente y funcional (Salvador A., 2018).

Conclusión

La lactancia materna y alimentación en personas con Síndrome de Down claramente


se verán afectadas por las dificultades motrices, sensoriales e intelectuales que trae

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consigo el síndrome. Sin embargo, no cabe duda de que en sus primeras etapas de
vida la lactancia materna es la mejor forma de alimentar a los niños con Síndrome de
Down, al igual que ocurre con el resto de los niños, ya que esta aporta los
componentes necesarios para el bebé y favorece a las defensas inmunológicas y
apego con la madre. Para que este proceso alimentación se lleve de la mejor manera
es conveniente el aprendizaje correcto de las técnicas de la lactancia materna y
alimentación para evitar dificultades.
Es en este punto en donde el rol de los profesionales de la salud toma un rasgo
importante de guía hacia los padres de que ejercicios o entrenamientos se deben
realizar para poder potenciar el desarrollo de estas habilidades. En donde el trabajo
con fonoaudiólogos es principal en el entrenamiento de las funciones orofaciales que
propiciarán la evolución y equilibrio de las estructuras relacionadas. En donde el trabajo
sistemático que comienza en atención temprana puede aumentar el tono muscular de
labios, lengua y mejillas. Favoreciendo así directamente el proceso de alimentación en
todas sus etapas: succión, deglución y masticación. Las cuales en años posteriores
permitirán el aumento en la propiocepción que será de gran importancia al momento de
producir los distintos sonidos del habla, ya que el niño tendrá conciencia de las
estructuras internas de su boca, favoreciendo en mayor o menor medida la
coordinación y movimientos necesarios para la articulación de estos fonemas.

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Bibliografía

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