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1. INTRODUCCIÓN.

Las rocas en general exhiben resistencias muy superiores a las solicitaciones que imponen las obras de ingeniería comunes. Sin embargo, en mu chas
ocasiones se presenta la ruptura y falla de las formaciones rocosas, ya sea en forma natural o debido a las modificaciones impuestas por la realización de una
obra civil. En épocas recientes se destacó que la mayor parte de las rocas y formaciones rocosas, se encuentran cruzadas por discontinuidades que afectan su
comportamiento mecánico, las cuales no quedan representadas en las muestras que son probadas en el laboratorio.

La aceptación de este hecho fundamental dio origen a la creación de la Mecánica de las Rocas y al concepto de macizo rocoso en contra posición del
concepto roca.
De no existir dichas discontinuidades, los problemas que plantea, el comportamiento mecánico de las formaciones rocosas, podría resolverse a la luz de la
Mecánica de los Sólidos, o en términos más generales, a la luz de la Mecánica de los medios continuos.

Por otra parte, la presencia y flujo del agua en los macizos rocosos constituye también un fenómeno de interés para el Ingeniero Civil, si bien este aspecto
está hoy en día poco estudiado y no se cuenta con un cuerpo de teoría que permita resolver lo satisfactoriamente, tomando en cuenta que se trata de un
flujo en un medio no continuo.

De lo anterior puede deducirse que la mecánica de Rocas es:


“La ciencia aplicada que trata del comportamiento mecánico a hidráulico de los macizos rocosos, bajo las solicitacio nes impuestas tanto por la
naturaleza como por el hombre, tal como ocurren en la realidad.”

Se entiende por comportamiento mecánico las relaciones entre los esfuerzos aplicados y las deformaciones que ocurren , (deformabilidad) así como las
condiciones de esfuerzo que define la ruptura del medio (resistencia).

La relación entre esfuerzo y deformación se conoce como módulo de deformabilidad. La relación entre la deformación transversal y la deformación
longitudinal es el módulo de Poisson.

Se entiende por comportamiento hidráulico la facilidad o dificultad que un medio presenta al paso del agua, las fuerzas de filtración y presiones que genera y
las trayectorias del flujo que pueden establecerse.

Se sabe que los suelos residuales provienen de la alteración química y de la desintegración mecánica de las rocas bajo el efecto combinado de los agentes del
intemperismo. De esta manera, resulta evidente que en la naturaleza existirá una sucesión continua de materiales, que va desde la roca sana e intacta hasta
los suelos finos, producto final del proceso de intemperización, por lo que no existe una frontera definida entre suelos y rocas; la frontera ha de ser entonces
establecida arbitrariamente.

Tomando en cuenta que la cohesión, que los suelos finos presentan cuando son solicitados en forma rápida mediante la aplicación de esfuerzos sin permitir el
drenaje, desaparece al ser éstos sumergidos en agua, mientras que las rocas conservan dicha cohesión, esta característica ha sido utilizada para definir lo que
se entiende por roca, de la siguiente manera:

“Se definen como rocas los materiales naturales cuya cohesión no se altera por la presencia de agua en exceso”

El criterio anterior, de tipo cualitativo, no especifica las condiciones en que debe llevarse a cabo la inmersión en agua, ni la determinación de la pérdida de
cohesión y deja en los materiales naturales una banda de indeterminación, en la que se ubican materiales producto de la alteración de las rocas o bien de la
petrificación de los suelos.

Volviendo a la definición de Mecánica de Rocas, en ellas se entiende por macizo rocoso, una masa de roca interrumpida por discontinuidades, tales como
fracturas, fisuras, fallas diaclasas, planos de sedimentación, planos de exfoliación, planos de pizarrosidad, etc.

Puesto que las rocas intactas no plantean problemas al ingeniero civil, parece haber sido preferible llamar a esta rama de la Mecánica Aplicada “Mecánica de
los Macizos Rocosos” y no Mecánica de Rocas, como se le conoce.

En resumen, los problemas de comportamiento mecánico que plantean los macizos rocosos, han de ser resueltos dando respuesta a dos cuestiones
fundamentales:

a) Identificación de las discontinuidades que cortan al macizo rocoso y determinación de sus propiedades.
b) Determinación de las propiedades de la roca entre discontinuidades.

Las respuestas a las dos cuestiones fundamentales, como ocurre en todo proceso de diseño estructural, han de incluir el conocimiento de:

 La deformabilidad de los macizos rocosos y su evolución probable en el tiempo.


 La resistencia de los macizos y su evolución probable en el tiempo.
 El estado de esfuerzos inicial o residual, es decir, el estado de esfuerzos natural antes de construir obra alguna.
 Los estados de esfuerzo desarrollados en los macizos debidos a la aplicación de las solicitaciones, incluidas las debidas a flujo de agua.

A partir de lo anterior, se predice el comportamiento de un proyecto y se valora su seguridad.

2. PROPIEDADES DE LAS ROCAS

2.1. RESISTENCIA A LA COMPRESIÓN Y DEFORMABILIDAD.

Un procedimiento común para determinar el comportamiento mecánico de materiales coherentes es la prueba de compresión simple, que es un caso
particular de la prueba triaxial con esfuerzos principales intermedio y menor igual a cero. En esta prueba, además de la resistencia cohesiva, puede definirse

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la deformabilidad como la pendiente de la curva esfuerzo-deformación.

Si la resistencia ha de ser evaluada en téminos de los parámetros fundamentales involucrados en la teoría de falla de Mohr-Coulomb, entonces se requerirá
de pruebas triaxiales en las que Ǿ y c son determinados. En este caso, la deformabilidad se define también como la pendiente de la curva esfuerzo-
deformación y se asocia al esfuerzo principal menor.

En la tabla 2.1.1. (Ref. 1) se presentan los rangos usuales dentro de los que oscilan los valores de los parámetros de comportamiento mecánico atrás descritos,
para las rocas más comunes, en pruebas triaxial.

Tabla 2.1.1.
MODULO
TIPO DE ROCA RESISTENCIA
DE DEFORMABILIDAD
Cohesión C en Ángulo de fricción 
E en 103 kg/cm2
kg/cm2 (º)
Argolitas o Limolitas (lutitas)

Resistencia Baja
40-100 10-40 30-35

Media
100-200 40-80 30-40

Alta 200-300 80-160 40-55


Areniscas y Conglomerados

Resistencia Baja
50-100 5-30 30-40

Media
100-400 30-80 40-60

Alta
400-900 40-140 45-65

Calizas
Arcillosas
10-50 5-20 30-40

Margosas
50-200 10-60 30-40

Puras
400-1000 100-200 40-50

Cuarcitas 200-1000 50-150 45-65

Granitos y Gneises

Alterados
5-100 4-20 35-50

Poco alterados
100-400 20-80 40-60

Sanos
400-1200 80-160 45-65

Esquistos(+)

Alterados
5-100 4-10 45-65

Poco alterados
100-400 10-100 45-65

Sanos
400-1200 100-200 45-65

(+) Características muy variables debido a la anisotropía


En la naturaleza, tanto las rocas como los macizos rocosos se encuentran solicitados por estados de esfuerzos triaxiales, o biaxiales en las proximidades de las
superficies libres. Sin embargo, la resistencia a la compresión simple tiene interés pues representa las condiciones de carga de algunos casos importantes
como lo son los pilares de minas o galerías subterráneas.
Las figuras 2.1.1. y 2.1.2. sintetizan el comportamiento típico de las rocas sometidas a compresión simple.
Fig.2.1.1

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Fig. 2.1.2

La figura 2.1.1. presenta la variación de las deformaciones longitudinales y transversales con los esfuerzos aplicados; estas curvas presentan cinco trechos
típicos.

I. Tramo cóncavo hacia arriba, como el resultado del cierre de fisuras, aún en rocas muy densas. La rama correspondiente a las deformaciones transversales
muestra una ligera tendencia a aumentar la deformabilidad al aumentar la carga, es decir, una ligera tendencia al flujo; obviamente, en consecuencia el
módulo de Poisson muestra una tendencia a aumentar. (fig. 2.1.2.) Considerando positiva la disminución de volumen, ésta es más acentuada cerca del
origen. Las relaciones esfuerzo-deformación curvas son típicas de las rocas y los macizos rocosos, debido a la ocurrencia de fracturamiento desde nivel de
cristales hasta nivel de macizos rocosos, debido a la ocurrencia de fracturamiento desde nivel de cristales hasta nivel de macizos.

II. Tramo prácticamente recto para la curva esfuerzo-deformación longitudinal que da por resultado un módulo de deformabilidad constante. La curva
esfuerzo-deformación transversal también es recta y consecuentemente constante al módulo de Poisson.

III. La curva esfuerzo-deformación longitudinal continúa recta, mientras que la correspondiente transversal se curva hacia abajo, aumentando la
deformabilidad transversal, con lo que el módulo de Poisson crece, esto debido a la microfracturación de los granos o grupos de granos mediante el efecto
de cuña, como consecuencia de las rigideces diferenciales de los componentes (fig. 2.1.3.) que generan fisuras paralelas a la direcci ón del esfuerzo
principal mayor y hacen aumentar la permeabilidad al aire en esta dirección.
Puesto que el módulo de Poisson crece, el ritmo de la disminución de volumen se atenúa progresivamente, debido al aumento de volumen, por efecto del
micro-fracturamiento, hasta compensar este efecto al de disminución de volumen y alcanzar la ocurrencia de deformación a volumen constante.

Fig.2.1.3

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IV. La deformabilidad, tanto transversal como longitudinal se acentúan, disminuyendo consecuentemente el módulo de deformabilidad y aumentando el
módulo de Poisson hasta el valor 0.5, indicativo de la deformación a volumen constante, lo cual se alcanza después de un aumento significativo del
volumen que contrarresta las disminuciones ocurridas en etapas anteriores. Todo esto es consecuencia del aumento de las fracturas internas en la pieza. La
transición del tramo III al IV se conoce como punto de cadencia.

El aumento de volumen a pesar de encontrarse la pieza a compresión, se conoce como el fenómeno de dilatancia. En la figura 2.1.4. se muestra el estado de
esfuerzos al que está sometido un elemento en la vecindad de un túnel. En estas condiciones al impedirse las expansiones la resistencia aumenta, como
puede verificarse en las pruebas traxiales o en las de corte directo. En la figura 2.1.5. se muestran las intensidades relativas del ruido producido en las
diversas etapas y las variaciones de la permeabilidad.
El tramo IV termina cuando se alcanza el valor máximo del esfuerzo y las fracturas son ya del mismo orden de magnitud del tamaño de la pieza. Este valor
máximo se conoce como resistencia a la compresión simple (c).
Fig.2.1.4

Fig.2.1.5

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V. Finalmente se llega al tramo V, en el cual el esfuerzo disminuye a pesar de continuar deformando la pieza. La forma de este tramo de la curva depende
mucho de la rigidez de la máquina de compresión. Entre más rígida sea, el esfuerzo aplicado a la muestra resulta menor para una deformación dada, y la
deformación máxima alcanzada hasta antes de la desintegración total de la muestra es significativamente mayor.

Por lo que respecta al módulo de deformabilidad, este puede calcularse como la pendiente de la tangente en cualquier punto de la curva esfuerzo-deformación,
como la pendiente de la tangente en el origen, como la pendiente de la secante entre el origen y cualquier punto, o bien, como la pendiente de la secante entre
dos puntos cualesquiera. Cada uno de estos valores es diferente y se escoge entre uno u otro según el problema de que se trate.

En la tabla 2.1.2. se presentan los valores típicos del módulo de deformabilidad, del coeficiente de Poisson y de la resistencia e compresión simple. Obsérvese la
variación importante que se registra en estos parámetros cuando la muestra se carga normal o paralelamente a la dirección de los planos de esquistosidad.

TABLA 2.1.2.

E 

10³ kg/cm2 Kg/cm2
ROCA
Granito sano 760 0.21 1 180
Alterado 204 0.10 350
Muy alterado 125 0.09 139
Granodiorita 665 0.23 1981
Basalto 1,000 0.27 2155
Pórfido 960 0.26 917
Gneiss
Alterado 933 0.22 1600
501 0.09 1150

Esquisto + 1,350 0.20 935


Esquisto + 635 0.21 750
Esquisto ++ 385 0.14 1140
Cuarcita 756 0.26 3000
Caliza 836 0.23 1130
Marga 538 0.25 820
Conglomerado 1060 0.20 2440

+Paralelo a la esquistosidad
++ Normal a la esquistocidad

2.2. RESISTENCIA A LA TENSIÓN.

Esta característica mecánica de las rocas y los macizos rocosos ha sido muy poco estudiada debido a su poca relevancia y a las dificultades de los ensayos de
laboratorio correspondientes.

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Los diseños de obras en macizos rocosos se hacen de modo de evitar el desarrollo de tensiones tomando en cuenta la existencia de discontinuidades, que no
muestran resistencia a la tensión alguna y los planos de pizarrocidad o esquistosidad que la muestran muy pequeña. Adicionalmente, las rocas muestran un
comportamiento frágil a la tensión, lo que hace sentir inseguro al proyectista si toma en cuenta esta propiedad en el diseño; esto es, al fallar la roca a la
tensión se desarrolla un proceso de ruptura ya no se detienen hasta la separación total de la roca.

Hoy en día, por lo que toca a la segunda razón que ha limitado el estudio de rocas en tensión, se cuenta con resinas que han resuelto parcialmente el
problema de laboratorio, al permitir pegar las cabezas de ensayo a la propia muestra, según se puede observar en la fig. 2.2.1.

Fig.2.2.1

En los últimos años se han introducido el ensayo Brasileño, en el que se somete a compresión axial un cilindro, colocando dos cargas lineales, contenidas en
el mismo plano que el plano diametral del cilindro, y en toda la longitud de éste. Los esfuerzos principales a lo largo del diámetro cargado son: (fig. 2.2.2.)
P
x  
r

P  3r 2  y 2 
y   
r  r 2  y 2 
Donde:

г = Radio del cilindro.


P = Fuerza de compresión por unidad de longitud de la generatriz del cilindro en que se aplica.
σx = Esfuerzo principal, perpendicular a la dirección de P.
σy = Esfuerzo normal paralelo a la dirección de P.

Fig.2.2.2.

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Puede verse que a lo largo del plano diametral en consideración, se desarrolla tensión homogénea.
La resistencia a la tensión medida en este ensayo generalmente es mayor que la medida en prueba de tensión simple, como puede verificarse en la Tabla
2.2.1. Lo anterior ocurre a pesar de la existencia de la compresión y de las concentraciones de esfuerzos que se producen en las líneas de aplicación de P; por
el contrario, un factor que influye en sentido opuesto es que en este ensayo se fija el plano de fractura, mientras en el ensayo de tensión simple la pieza falla
por el plano más débil. Los resultados del ensayo brasileño muestran una menor dispersión que los de tensión simple.

En la zona de concentración de las cargas probablemente se alcanza la plastificación del material y aparecen fracturas secundarias que sugieren un efecto de
cuña según se muestra en la fig. 2.2.3. En la fig. 2.2.4. se muestra un diagrama típico tensión-deformación, en el que la aparición de fisuras hace dismi nuir
gradualmente el módulo de deformabilidad a la tensión; por ello es de esperarse que en general el módulo de deformabilidad a la compresión sea mayor que
a la tensión.

Fig. 2.2.3.

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Fig. 2.2.4.

TABLA .2.2.1.

TIPO DE ROCA RESISTECIA A LA TENSIÓN kg/cm2


Tensión simple Ensayo brasileño
Granito 63 140
Granito 23 83
Granodiorita 67 125
Traquita 140 122
Basalto 229 370
Gneiss 49 76
Mármol 70 89
Cuarcita 49 110
Caliza 44 90
Marga 37 38

2.3. ANISOTROPÌA

Los macizos rocosos exhiben en general una marcada anisotropía, esto es, un comportamiento mecánico variable según los planos de las solicitaciones, la cual
no puede ignorarse en la mayor parte de los problemas prácticos.

Le anisotropía se debe tanto a la anisotropía de la roca como a la existencia de discontinuidades en el macizo rocoso. Esta última es en general más
importante, no sólo en lo que respecta a la deformabilidad, sino también en relación a la resistencia.

La textura es responsable de la anisotropía de las rocas. En el caso de que los minerales estén orientados aleatoriamente, la roca será isótropa; si siguen

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alguna tendencia preferencial, la roca será anisótropa. La orientación de los minerales puede haber ocurrido durante su formación o posteriormente por
causas del metamorfismo.

La anisotropía afecta también la permeabilidad de la roca y de los macizos rocosos. La alteración superficial de la roca puede originar anisotropía, pues ésta va
acompañada de expansiones que se ven restringidas en el sentido horizontal, por lo que en esta dirección la roca se conserva más rígida.

La anisotropía puede expresarse como el índice que se obtiene al dividir la resistencia en una dirección entre la resistencia en la dirección ortogonal, tanto
para tensión como para compresión. Otro tanto puede decirse del módulo de deformabilidad.

2.4. PRUEBAS INDICE.

Puesto que las pruebas mecánicas para determinar el comportamiento de las rocas son largas y costosas, es conveniente utilizar pruebas índice que
permitan la clasificación ingenieril de las rocas involucradas en un problema dado, las que una vez así agrupadas podrán ser caracterizadas mediante la
asignación de los parámetros de comportamiento mecánico obtenidos mediante el ensayo de especìmenes representativos de cada grupo.
A continuación se enumeran y describen algunas de las pruebas índice más comunes en rocas.

2.4.1. CONTENIDO DE AGUA.

La determinación de este valor índice se efectúa en forma similar al procedimiento utilizado en Mecánica de Suelos. Se pesa la muestra húmeda, se seca ésta
en horno hasta alcanzar un peso constante y se pesa nuevamente. Se define como contenido de agua la relación entre el peso del agua y el peso de los
sólidos, es decir, la relación entre la diferencia peso húmedo menos peso seco y el peso seco. Esta relación se acostumbra expresarla en porcentaje.

Wm  Ws
w(%) 
Ws
donde:

w = Contenido de agua.
Peso de la muestra húmeda
Wm =

Peso de la muestra seca


Ws =

Para evitar la calcinación de los minerales de la muestra, conviene limitar la temperatura del horno a 40° - 50°C.

2.4.2. ABSORCION

Se define como absorción la máxima cantidad de agua que una roca es capaz de absorber por inmersión total, en relación al peso seco de la muestra. Para
determinarla en el laboratorio, se pesa la muestra seca, se sumerge en agua hasta que alcance un peso constante, se seca superficialmente y se pesa la
muestra saturada. La absorción se calcula como:

Wsat  Ws

Ws
donde:

 = Absorción
Wsat = Peso de la muestra saturada
Ws = Peso de la muestra seca.
2.4.3. RELACIÓN DE VACIOS Y POROSIDAD

Estas características índice se definen igual que en Mecánica de Suelos; sin embargo su determinación en las rocas sólo incluye los vacíos conectados al
exterior. Para la determinación del volumen de vacíos se utiliza un aparato llamado porosímetro, cuyo funcionamiento se describe a continuación, con
referencia a la figura 2.4.1.

Fig. 2.4.1.

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a) Con las válvulas R1, R2, y R3. abiertas, se satura el aparato con mercurio, levantando el depósito de éste hasta el nivel de las válvulas R2 y R3 .
Previamente la muestra debió haber sido colocada dentro de la cápsula correspondiente en el aparato.

b) Se cierran las válvulas R2 y R3 y se hace descender el depósito de mercurio hasta la posición B, generándose así la tensión indicada en el diagrama
de distribución de presiones correspondiente. La tensión en la columna de la válvula R2 succiona el aire de los vacíos interconectados de la
muestra y éste, en forma de burbujas, se desplaza hasta la parte superior de la columna, inmediatamente bajo R2.

c) Se vuelve el depósito de mercurio a su posición A y se abre la válvula R 3. Se ajusta la posición del depósito de mercurio hasta que las tres
columnas se igualan. En este momento sobre las superficies libres del mercurio actuará la presión .atmosférica, y el aire atrapado bajo R2
estará a esta presión, por lo que podrá medirse su volumen, que será igual al de los huecos que ocupaba, determinándose así el volumen
de vacíos.

Para determinar el volumen de la muestra, se procede de la siguiente manera:

a) Se satura la muestra y se suspende de uno de los brazos de una balanza, añadiendo en el otro brazo las pesas necesarias para equilibrarla (Fig.
2.4.2.).

Fig.2.4.2.

b)Se introduce el espécimen saturado en un recipiente con agua; la fuerza de flotación, igual al peso del agua desplazada por la muestra t hará que la
balanza se desequilibre. Para equilibrarla se agrega al platillo el peso necesario X.

Puesto que:

WW = Peso agua desalojada = X

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Ww
w   1ton / m 3
Vw
Ww Xton
V w ( m 3 )  Vm  
 w ton / m 3
Vm  X

con lo que queda determinado el volumen de la muestra y podrá calcularse la porosidad.

Vv
n(%)   x100
Vm
donde:

n = porosidad
= Volumen de vacíos, determinado en el porosímetro
VV
= Volumen de la muestra, determinado por inmersión
Vm

La relación de vacíos podrá determinarse como:


n
e
1 n
2.4.4. PESO VOLUMÉTRICO.

Puesto que el peso volumétrico se define como la relación entre el peso y el volumen, éste podrá determinarse para diversas condiciones de la muestra, por
ejemplo:

Ws
Peso volumétrico seco d 
Vm

Wm
Peso volumétrico húmedo m 
Wm

Wsat
Peso volumétrico saturado sat 
Vm

Wsat  Vm w
Peso volumétrico sumergido m
Vm

m  sat  w

El volumen de la muestra se determina en la forma descrita en el punto anterior y el peso mediante una balanza estando la muestra en las condiciones
deseadas.

2.4.5. ALTERACIÓN.

Se define como alteración o grado de alteración, la posición relativa que una roca ocupa dentro del intervalo de propiedades que van desde las de la roca
sana hasta las de la roca totalmente alterada.

Para determinar esta característica, se han llevado a cabo experimentaciones sobre muestras provenientes de un perfil completo de roca, que contiene
horizontes de roca totalmente alterada, parcialmente alterada y de roca sana. La experimentación ha consistido en el ensaye de la muestra en pruebas
mecánicas de laboratorio para determinar su resistencia a la compresión simple y los valores del módulo secante M1 (origen - punto de fluencia) y del
módulo tangente M2 en el punto de fluencia. Paralelamente, se realizaron, a las mismas muestras, algunas pruebas índice. Los resultados obtenidos en un
caso particular, se muestran en la tabla
Tabla 2.4.1

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M1 M2
PROF. ROCA m N c Kg/cm2 Kg/cm2
m (granito) (%)
Ton/m Kg/cm2 x 103 x 103

- SUPERFICIAL 2.54 3.07 1130 90 161

1.5 ALTERADO 2.61 1.33 1450 234 294

3.0 FISURADO 2.69 1.07 1800 439 470

- PROFUNDO 2.67 0.80 2390 492 514

4.9 SANO 2.61 0.63 2400 597 597

Como puede verse, la resistencia a la compresión simple y los módulos de deformabilidad crecen monótamente con la profundidad, lo que indica qua la
roca está más sana entre más profunda. La porosidad sigue la misma ley, por lo que ésta puede elegirse como un índice de alteración posible. Sin
embargo, este parámetro índice no es muy simple de determinar, por lo cual se intentó correlacionarlo con otro valor índice más sencillo. En la tabla
2.4.2 se muestran los resultados obtenidos en diversos tipos de roca, para los valores índice de la porosidad y la absorción.

TABLA 2.4.2.

POROSIDAD ABSORCION
ROCA
% %
GRANITOS 3.95 1.55
1.11 0.44
0.44 0.20
ANDESITAS 10.77 4.86
0.72 0.28
0.10 0.09
CALIZAS 4.36 1.73
1.70 0.65
0.27 0.12
ARENISCA 1.62 0.66
9.25 4.12
26.40 13.80
GNEIS 2.23 0.84
0.78 0.30
MARMOL 2.02 0.77
0.62 0.23

Como puede verse, la absorción resulta ser un buen índice para el grado de alteración, por lo que usualmente se le utiliza como índice de alteración y se le
represente por i.
2.4.6. ALTERABILIDAD.

Esta se define como la tendencia al cambio que las propiedades mecánicas de una roca presentan como consecuencia de la diferencia existente entre las
condiciones ambientales en que se formó la roca y las condiciones ambientales en que ahora se encuentra. Dicha tendencia obedece a que los minerales
constituyentes no son estables en las nuevas condiciones ambientales.

La alterabilidad depende de :

a. Composición mineralógica de la roca.

b. Diferencia entre las condiciones ambientales de formación y las actuales.

c. Fisuración de la roca.

Es evidente que una roca será más fácilmente alterada entre mayor sea la superficie de contacto de ésta con los agentes de alteración y a su vez, esta
superficie es función de la fisuración de la roca, consecuentemente a mayor fisuración la roca se alterará más fácilmente.

d. Presencia de agentes agresivos.

Los agentes agresivos más comunes son:

- Agua

- Bióxido de carbono.

Para determinar la susceptibilidad de una roca a los agentes agresivos en un caso dado, una muestra de roca se somete a un flujo de agua, utilizando el agua
que estará en contacto con la roca en la obra real y se analiza el contenido de minerales en el agua, una vez que esta ha pasado a través de la roca. La
determinación se hace a intervalos fijos; si el contenido de minerales permanece constante ,la roca será soluble; si disminuye con el tiempo, la roca no será
soluble por la presencia de los agentes agresivos.

La determinación anterior es importante en rocas solubles, tales como aquellas compuestas por carbonatos, principalmente.

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Se dijo más atrás que el fisuramiento es importante. Para determinarlo se ha desarrollado una prueba especial, que permite medir la permeabilidad al aire.
Los especímenes utilizados en esta prueba deberán haber sido previamente sometidos a procesos similares a los procesos a los que se someterá la roca
durante el proceso constructivo, por ejemplo, trituración.

La prueba de permeabilidad al aire se desarrolla de la siguiente manera:

Se coloca una muestra en el aparato que esquemáticamente se muestra en la Fig. 2.6.1, estando la válvula R 1 cerrada. Se sella con mercurio alrededor de la
muestra. Se abre R1 y se mide el tiempo transcurrido hasta que la columna de mercurio desciende al valor h 2; este descenso está controlado por la velocidad
con que el aire pasa por la muestra. Con los valores de h 1 (constante del aparato), hz, L (longitud de la muestra), a (área de la sección transversal del tubo de
mercurio), A (área de la sección transversal de la muestra) y t (tiempo transcurrido) se calcula la permeabilidad del aire, según se muestra en la propia Fig.
2.6.1.

Fig.2.6.1

V  Ki
dV  KiAdt
h
i
L
h  f (t )
dV  adh
KAh
dt  adh
L
t h
KA 2
dh

La 0
dt   
h1
h

La h1
K ln
At h2

Se ha encontrado que si la permeabilidad al aire es menor de 10 -7 cm/seg, el agua no penetra en la muestra y por lo tanto ésta no se alterará por efecto de los
agentes agresivos.

De lo anterior se deduce que las probabil¡dades de que una roca se altere durante la vida útil de una obra, habrán de estimarse cualitativamente con base en
la alterabilidad (geología), en el grado de fisuración (permeabililad al aire) y en la susceptibilidad de la roca a los agentes agresivos (solubilidad) .

2.4.7. SENSITIVIDAD

En general ninguno de los ensayes índice atrás descritos puede ser realizados con los especímenes bajo un estado de esfuerzos similar al que estará sujeta la
roca en la obra real; es por ello importante contar con un índice adicional que indique la variación en la abertura de las fisuras cuando cambia el estado de
esfuerzos. Esta variación se determina mediante pruebas de permeabilidad al agua.

Para medir la permeabilidad con la roca sujeta a un estado de tensión, la prueba se efectúa sobre un cilindro hueco, según se muestra en la Fig. 2.7.1.,
haciendo fluir el agua desde el interior del cilindro hacia el exterior y midiendo el gasto o el volumen de agua filtrada por unidad de tiempo. Es evidente que
este flujo divergente produce tensión tangencial en la muestra de roca. La prueba se acostumbra realizarla bajo una presión interior de agua de 10 kg/ cm2.

Para medir la permeabilidad con la roca sujeta a compresión, se utiliza un flujo convergente, del exterior del cilindro hacia el interior, bajo una presión en el
agua de 50 kg/cm2.

Fig.2.7.1

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La relación entre la permeabilidad con flujo divergente y la permeabilidad con flujo convergente define la sensitividad (S).
Kd
S
Kc
donde :

Kd = Permeabilidad con flujo divergente.


Kc = Permeabilidad con flujo convergente.

El cálculo de lo permeabilidad es relativamente simple, según se muestra en la Fig. 2.7.2.

Fig.2.7.2

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dP
Q  2rL K
dr
r2
2LK
P
dr
Q 
O
dP  
r1
r
2LK r
P  ln 1
Q r2

r1  Q 
K  ln  
r2  2LP 

En la ecuación anterior sólo Q varía, pues para un equipo dado y la presión recomendada, todas las demás literales son constantes, por lo tanto :

K = CQ

donde C es una constante que involucra a todas las demás.

2.4.8 COMENTARIO FINAL

 Es posible establecer relaciones: n - C


n- VL

 Las rocas muy porosas (piroclásticas) ven afectado sensiblemente su comportamiento mecánico con el contenido de agua. Otro tanto ocurre en las
rocas arcillillas.
 La excavación con explosivos fisura las rocas y las hace más alterables.

3. MACIZOS ROCOSOS.

3.1 INTRODUCCIÓN.
En páginas anteriores se asentó que un macizo rocoso es:

"Una masa de roca, con una geometría interna propia, determinada por las discontinuidades que separan entre si partes de un mismo tipo o de diferentes
tipos de roca, y cuyo comportamiento mecánico e hidráulico depende de las características mecánicas de la roca entre discontinuidades, al mismo tiempo que
de las características de resistencia y deformabilidad de las discontinuidades mismas y de la posición relativa de éstos dentro del macizo".

En el capítulo anterior se han descrito someramente las propiedades mecánicas de la roca entre discontinuidades y la forma de determinarlas. En este
capítulo se estudiarán las discontinuidades mismas.

15
3.2 DIACLASAS

3.2.1. DESCRIPCIÒN Y ORIGEN DE LAS DIACLASAS.

Los macizos rocosos presentan fracturas a las más diversas escalas, desde las microscópicas hasta las grandes fallas de cientos de kilómetros de longitud. De
éstas, tienen gran interés para la Mecánica de Rocas las fracturas llamadas en Geología diaclasas, las cuales pueden definirse como las fracturas que se
presentan en todas las rocas que son observables macroscópicamente y en las que no ha ocurrido movimiento relativo alguno entre sus paredes o caras.

En general, las diaclasas son planas, pero pueden presentarse curvadas, e inducen anisotropía en el comportamiento mecánico e hidráulico del macizo al
agruparse en familias con una orientación preferencial.

Se designa como familia de diaclasas al conjunto de éstas que presentan aproximadamente la misma orientación. El conjunto de familias presente en un
macizo se conoce como sistema de diaclasas. Es común la existencia de tres familias de diaclasas, las que dividen al macizo en bloques, completamente
separados o manteniendo continuidad en algunas zonas.

a. Diaclasas en las Rocas Igneas

Los macizos de rocas ígneas generalmente presentan un sistema de diaclasas formado por tres familias, con ángulos entre si cercanos a los 90º . El
espaciamiento entre fracturas de una misma familia puede variar desde unos cuantos decímetros hasta varios metros.

El origen de las diaclasas en las rocas ígneas no está claro, pero se suele atribuir al enfriamiento y a la decompresión (reducción en uno de los esfuerzos
principales). También pueden ocurrir como consecuencia de las flexiones originadas por tectonismo.

En las formaciones extrusivas, el enfriamiento es rápido, por lo que el espaciamiento es en general más pequeño que en las ro cas intrusivas. En ocasiones las
rocas extrusivas presentan adiaclasamiento columnar, orientadas las columnas en la dirección en que progresa el enfriamiento; el sistema de diaclasas está
formado por siete familias, seis formando las caras de la columna hexagonal y la séptima perpendicular a éstas, y por lo tanto paralela a la superficie de
enfriamiento.

b. Diaclasas en las Rocas Sedimentarias

Estas rocas muestran, en general, también tres familias de diaclasas, una de las cuales corresponde a los planos de estratificación. Las otras dos familias en
general menos importantes, se presentan perpendiculares a la primera y en la mayor parte de los casos su continuidad no sobrepasa los límites de un mismo
estrato. Estas dos familias pueden formar entre si ángulos muy variables, pero comprendidos entre los 60° y 90º.

La gran extensión y el bajo ángulo de fricción que exhiben con frecuencia los planos de sedimentación, hacen que estos tengan una importancia especial en el
comportamiento de los macizos sedimentarios.

El origen de las diaclasas en las rocas sedimentarias es aún más controvertido que en las rocas ígneas. El secado y la correspondiente
contracción es seguramente un factor importante en la formación de las diaclasas, principalmente de las perpendiculares a la estratificación. Los efectos
tectónicos y de decompresión también deben jugar un papel importante.

c. Diaclasas en las Rocas Metamórficas

En general, los macizos formados por estas rocas también presentan un


sistema de diaclasas integrado por tres familias, cuyas características varían mucho de un caso a otro. Cuando la roca se muestra bien cristalizada y sin
anisotropía, el sistema de diaclasas típico es similar al que se presenta en rocas ígneas intrusivas.

En los rocas con anisotropía acentuada, tales como esquistas y gneis, una de las familias corresponde con los planos de esquistocidad o pizarrosidad y su
espaciamiento es menor que en las otras familias.

En el origen de los diaclasas de estas rocas debe jugar papel preponderante el tectonismo, es decir, el estado de esfuerzo al que; es sometido el macizo
rocoso.

3.2.2 ABERTURA Y RELLENO DE LAS DIACLASAS.

Las diaclasas pueden presentarse perfectamente cerradas, llegando a ser difícil su localización, o abiertas, rellenas de aire, agua u otros materiales, tales como
cuarzo, calcita o dolomita, arena o arcilla, transportados desde la superficie del terreno o producto del intemperismo de la roca en sus caras.

La abertura y la naturaleza del relleno gobiernan la deformabil¡dad y la resistencia al corte del macizo, así como las condiciones de circulación del agua.

Al disminuir con la profundidad el grado de alteración y crecer el nivel de esfuerzos, la abertura disminuye rápidamente y el relleno aumenta su consistencia.
También en general el espaciamiento crece con la profundidad, por lo que el macizo mejora en sus características mecánicas.

Por lo que respecta a la abertura, es de gran importancia práctica su variación a lo largo de las diaclasas, pues si en algunos puntos llega a cerrarse, su
comportamiento mecánico dependerá de las características de los puntos de contacto y no del relleno. En este caso, un relleno, por ejemplo arcilloso,
mejorará la impermeabilidad del macizo sin afectar su comportamiento mecánico, Fig. 3.2.1

Fig. 3.2.1.

16
3.2.3. RUGOSIDAD Y ONDULACIÒN.

La rugosidad de las paredes de las diaclasas es otra característica importante a considerar, especialmente en las diaclasas sin relleno, pues afecta
notablemente su comportamiento mecánico, según se verá más adelante. La rugosidad se considera como una irregularidad de segundo orden.

Una característica que puede tener aún más importancia es la ondulación, entendiendo por ésta las desviaciones que la diaclasa muestra respecto a su plano
general; esta se considera como una irregularidad de 1er. Orden. (Fig. 3.2.2.)

Fig. 3.2.2.

3.2.4 CONTINUIDAD.

En ocasiones las diaclasas no son continuas, sino que dejan ciertas áreas en las que se ligan unos bloques de roca con otros, tal como se muestra en la Fig.
3.2.3. En este caso la resistencia al corte a lo largo de la diaclasa moviliza la resistencia al corte de la sección de roca intacta. El grado de desarrollo de las
diaclasas puede medirse por el parámetro “K”.
Este parámetro alcanza de 1 para diaclasa continuas y de cero cuando no existe diaclasa.

Fig. 3.2.3.

17
n

 Ai
K i 1

A
A=Área total de la sección transversal.

En resumen, las características más importantes de las diaclasas son:

Abertura
Relleno
Continuidad
Rugosidad
Ondulación
Separación

3.3 SUPERFICIES DE CLIVAJE.

En los macizos rocosos también existen familias de superficies con muy baja resistencia al corte, a pesar de encontrarse continuidad comple ta de la roca a
través de ellas. Estas superficies débiles, llamadas planos de clivaje, tienen una influencia muy grande en el comportamiento de los macizos rocosos, pues le
inducen una acentuada anisotropía en lo que respecta a la resistencia.

3.4 FALLAS Y PLIEGUES.

Se define como falla una discontinuidad en la que ha ocurrido movimiento relativo entre sus caras, a lo largo de la superficie de ruptura.

Contrario a lo que ocurre con las diaclasas, las fallas no ocurren según familias con regularidad de orientación y espaciamiento, por lo menos no a la escala de
una obra de ingeniería civil.

En muchas ocasiones, asociadas a una falla aparecen famil¡as de diaclasas como consecuencia de la energía de deformación acumulada en los bloques que
forman la falla misma.

Estas discontinuidades no son numerosas en el local de una obra, y merecen una atención y estudio muy especial.

Se define como caja de la falla el espacio comprendido entre las superficies más allá de las cuales la roca no ha sido perturbada en forma importante por la
ocurrencia de la falla. Estas superficies hipotéticas, llamadas a veces paredes de la falla, no están bien definidas en muchos casos. La caja de la falla puede
variar desde unos cuantos centímetros hasta muchas decenas y aún centenas de metros.

Otra característica importante de las fallas es el tipo de material que rellena la caja, pues no es raro que la roca haya sido tan alterada que quede
transformada en un material muy débil, conocido con el nombre de salbanda, o que las paredes hayan sufrido alteración de tipo hidrotermal. Cuando el
relleno contiene fragmentos angulosos, constituye lo que se conoce como brecha de falla, en los que son frecuentes las superficies pulimentadas conocidos
como “espejos de falla” 11 (sliken sides).

Un interés especial debe brindarse a aquellas fallas en las que aún están ocurriendo desplazamientos medibles, las que se conocen como fallas activas.

Las formaciones sedimentarias se presentan frecuentemente plegadas, formando anticlinales y sinclinales, que a la vez que inducen un fracturamiento
importante en las rocas, dan lugar a fallas, con lo que se forma un macizo rocoso de geometría interna compleja, que ha de ser idealizado para poder efectuar
el análisis numérico de su comportamiento mecánico.

18
En conjunto, las diaclasas, las superficies de clivaje y las fallas, constituyen las discontinuidades que, añadidos los contactos entre diversos tipos de roca,
configuran la geometría interna de los macizos rocosos.

3.5 RESISTENCIA AL CORTE DE LAS DISCONTINUIDADES.

La ruptura de un macizo rocoso casi siempre ocurre a lo largo de las discontinuidades, por lo que la resistencia al corte ha de ser determinada, ya sea
mediante pruebas de laboratorio o pruebas de campo, que involucren dichas discontinuidades.

En este apartado se tratará únicamente de los mecanismos de los que depende la resistencia al corte y se discutirá una forma de interpretar tal resistencia.

3.5.1 INFLUENCIA DE LA RUGOSIDAD EN LA RESISTENCIA AL CORTE.

Considérese una discontinuidad que muestra irregularidades en su superficie, con forma de "dientes", como se muestra en la Fig. 3.5.1.

Fig.3.5.1.

Si el espécimen se sujeta a un esfuerzo normal σ y a otro tangencial  , la deformación por cortante únicamente puede ocurrir si los "dientes" cabalgan
unos sobre otros o si éstos son cortados en sus bases. Para el caso de mantenerse unos sobre otros, el movi miento inicial no ocurrirá en la dirección del
esfuerzo cortante aplicado sino que seguirá una dirección inclinada un ángulo i respecto a la dirección general de la discontinuidad, siendo i el ángulo que
forman los lados de los "dientes" sobre los que ocurre el deslizamiento.

Consecuentemente, los esfuerzos normales y tangenciales que actúan en la superficie de deslizamientos deben calcularse proyectándolos en la dirección del
movimiento.

Proyectando σ y  en la dirección que ocurre el deslizamiento, el esfuerzo cortante m valdrá:

(1)  m   cos i  seni

y el esfuerzo normal valdrá

(2)  m  seni   cos i

Si la resistencia del material está dada por la ley de falla de Mohr-Coulomb

( 3) S   m tan 

donde Ǿ es el ángulo de fricción entre ambas superficies y no existe cohesión entre ellas; entonces, sustituyendo las ecuaciones (1) y (2) en la (3) se obtiene;
para el momento crítico en el que ocurre el deslizamiento, cuando. m = S (donde S = resistencia al corte)

(4) S  tg (  i )

19
ecuación que indica claramente la importancia de la rugosidad de la superficie en la resistencia al corte, pues su efecto neto es un au mento del ángulo de
fricción interna aparente (  + i).

Como consecuencia del fenómeno anterior, el espécimen se comporta dilatantemente. Esta dilatación es inhibida si se produce un incremento del esfuerzo
 ; para valores muy altos el movimiento sólo podrá ocurrir si los dientes son cortados. Este corte involucra el fracturamiento de la roca intacta y por lo
tanto aparecerá una resistencia cohesiva c, con lo que la ley de resistencia se transformará en:

(5) S  c  tg

Un diagrama idealizado que muestra la ley de resistencia, tanto para la etapa dilatante como para la etapa en que ocurre el corte, se muestra en la Fig. 3.5.2.

Fig. 3.5.2

En la misma figura se muestra la ley de resistencia para el caso de una discontinuidad con sus caras lisas.

Hasta aquí, la discusión se ha limitado a un modelo idealizado, con irregularidades de geometría uniforme. Sin embargo, las superficies de discontinuidad en
las rocas no muestran esa uniformidad de geometría en las irregularidades, sino que muestran irregularidades que pueden ser clasificados en grupos de
primer y segundo orden, siendo las de primer orden las de mayor importancia según ensayes realizados en el campo.

Ensayos realizados sobre especimenes con discontinuidades generadas artificialmente mediante la aplicación de esfuerzos de tensión en el laboratorio, han
mostrado que la ecuación (4) es demasiado simplista, pues supone que i permanece constante durante todo la etapa dilatante. Dichos resultados sugieren
que el valor de i es función del esfuerzo normal σ, de manera que, para bajos valores de σ, el comportamiento lo gobiernan las irregularidades de segundo
orden, mismas que, al aumentar σ , son cortadas, de manera que las ondulaciones o irregularidades de primer orden posan ahora a gobernar la resistencia.
Una relación entre el valar de i y el esfuerzo normal σ ha sido propuesta como:

20
 
i  20 log c  (6)
 
donde σc es la resistencia a la compresión simple de lo roca que forma las irregularidades de la discontinuidad.

Para establecer esta relación se supuso que  = 30° , lo que es un buen valor promedio para muchos tipos de roca.

3.5.2 INFLUENCIA DE LA CONTINUIDAD.

Cuando las diaclasas no son continuas, la falla ocurre a lo largo de la diaclasa rompiendo los puentes en que existe continuidad en la roca, lo que proporciona
a la diaclasa una cohesión aparente. Sin embargo por razones pràcticas de campo relacionadas con la estimaciòn del parámetro de continuidad K, parece
preferible realizar el diseño ignorando la existencia de los puntos de roca en que existe continuidad, toda vez que la resistencia de una diaclasa es muy
sensible a pequeñas variaciones del parámetro K.

3.5.3 INFLUENCIA DEL AGUA.

Se sabe que la presión del agua en las discontinuidades reduce el esfuerzo normas y, en consecuencia la resistencia al corte. Adicionalmente algunos
materiales registran disminuciones en su resistencia al corte como consecuencia del aumento en su contenido de agua. Debe recordarse que en los materiales
arcillosos, en los que tales disminuciones ocurren solamente puede incrementarse su contenido de agua si estando saturados, el nivel de esfuerzos a que
están sometidos disminuye y la muestra puede expenderse.

3.5.4 INFLUENCIA DEL RELLENO EN LAS DISCONTINUIDADES.

La influencia del relleno en el comportamiento de una discontinuidad depende principalmente de su espesor y de las características propias del relleno.
Si el espesor del relleno es mayor que las irregularidades de primer orden, el comportamiento mecánico de la discontinuidad quedará determinado por la
resistencia al corte del material de relleno.
Si el espesor del relleno es muy pequeño al producirse la deformación por cortante, el relleno fallará y permitirá que las irregularidades entren en contacto,
momento en el cual la influencia del relleno cesará.
En el caso de que el relleno controle el comportamiento de la diaclasa, sus características pasan a ser determinantes y su evaluaciòn mediante pruebas de
laboratorio muy importantes. A este respecto parece conveniente hacer los siguientes comentarios:
 Los rellenos formados por minerales redepositados y cristalizados dentro de la diaclasa son en general tan resistentes que la diaclasa puede
considerarse soldada.
 Si el relleno es arcillosos, debe recordarse que la cohesión en estos materiales prácticamente desaparece cuando se les ensaya en prueba
lenta; este hecho ha sido comprobado en la arcilla de Londres, en la que en un lapso de tan sólo 15 años, la cohesión se redujo a la mitad (en 60
años bajó al 20%). Tomando en cuenta lo anterior, parece recomendable no considerar la cohesión como parte de la resistencia.

 Las pruebas de resistencia efectuadas en el material de relleno, deben reproducir lo más fielmente posible las condiciones de campo, por
ejemplo las variaciones en esfuerzos efectivos por excavación o carga, aumento de las presiones de agua, decompresión lateral, etc.

3.6 ACTITUD DE LAS DISCONTINUIDADES.

De la definición de macizo rocoso resulta evidente que no sólo las características geométricas y la resistencia al corte son importantes para el comportamiento
mecánico, sino también su orientación, pues la geometría interna no quedará definida hasta conocer la posición relativa de las dis continuidades. Siendo en
general muy grande el número de discontinuidades que cortan un macizo rocoso, y muy difícil y complicada su representación en diagramas, por ejemplo

21
isométricos, ha sido necesario desarrollar un sistema de representación gráfica que, siendo sencilla, facilite la interpretación sin pérdida del detalle deseado.
Esta representación llamada proyección estereográfica, no sólo permite la agrupación de toda la información obtenida en el campo, sino aún su análisis
estadístico y la elección de los mecanismos de falla más probables.

Aunque existen varios tipos de proyecciones estereográficas, sólo se dedicará atención a la proyección conocida como de áreas iguales o proyección de
Lambert.

3.6.1 ELEMENTOS QUE DEFINEN LA ACTITUD DE LAS DISCONTINUIDADES.

La posición de un plano cualquiera en el espacio puede fijarse mediante tres elementos:

a. El rumbo

Este elemento se define como el ángulo que forma una línea de nivel del plano con la línea norte sur, medido a partir de la dirección norte o de la sur, hacia el
este o el oeste y de 0 a 90°.

b. El echado

Este elemento es el ángulo que forma la línea de máxima pendiente contenida en el plano, con su proyección en un plano horizontal. Este ángulo se mide de 0
a 90°.

c. Buzamiento

Este elemento se define como la dirección hacia la que la pendiente del plano baja. Estrictamente hablando es el rumbo del echado, pero puesto que éste
forma un ángulo de 90º con el rumbo del plano, no es necesario indicarlo y con la mención de la dirección hacia donde baja, siempre este u oeste, es
suficiente.
De esta manera, un plano queda definido sin ambigüedad por una expresión del tipo:
N 32˚ W 25˚E

en la que las dos primeras letras y el ángulo indican el rumbo del plano, la última letra el buzamiento y el segundo ángulo el echado.

Toda vez que el rumbo y la dirección del buzamiento forman siempre un ángulo de 90°, los tres elementos anteriores pueden ser sustituidos por sólo dos, el
azimut del buzamiento y el echado.

22
Se define como azimut el ángulo horizontal entre la dirección norte y cualquier otra dirección, siempre en el sentido de las manecillas del reloj y de 0˚ a 360º.

De esta manera, una expresión como:


130º - 40º

definen la posición de un plano, pues el primer ángulo indica el azimut del buzamiento y automáticamente indica el rumbo, que en este caso sería N 40° E; al
mismo tiempo indica que el plano tiene un echado de 40º (mediante el segundo ángulo de la expresión anterior) y que este buza hacia el este. Por su
simplicidad, es preferible trabajar con este último sistema.

3.6.2. PROYECCIÒN ESTEREOGRÀFICA DE ÀREAS IGUALES.

Esta proyección es la usada por los geógrafos para representar sobre una superficie plana la esfera de la tierra.
Para adaptar este sistema a las necesidades de la geología estructural, se utilizan las trazas del plano sobre la superficie de la esfera de referencia para definir
el rumbo, echado y buzamiento de los planos Fig. 3.6.1 .

Fig. 3.6.1

Imagínese una esfera de referencia que puede desplazarse, pero no girar. Si ahora se hace coincidir el centro de la esfera con el plano que se desea
referenciar, la intersección del plano con la superficie de la esfera corresponderá a un círculo máximo y este definirá en forma inequívoca la orientación del
plano.

23
Puesto que la misma información se obtiene en el hemisferio superior y en inferior, únicamente se usará el hemisferio inferior Fig. 3.6.2.

Fig. 3.6.2.

Adicionalmente, la posición del plano también puede ser definida por el polo del plano. El polo es el punto de intersección de uno normal al plano que pase
por el centro de la esfera y la superficie de la esfera Fig. 3.6.2.

Para representar la posición del círculo máximo o del polo en el hemisferio inferior, se obtiene una representación bidimensional proyectando el círculo
máximo o el polo sobre el plano ecuatorial. El método de proyección se ilustra en la fig. 3.6.3.

Fig.3.6.3

24
Las Figs. 3.6.4. y 3.6.5. (se proporcionarán en clase) corresponden a proyecciones polares y ecuatoriales de los círculos máximos y los paralelos de una esfera,
que constituyen lo que se conoce como redes de áreas iguales, que se dibujan para apoyar los trazos en el plano ecuatorial en el que se representará la
orientación de los planos de discontinuidad. Estas redes son un simple auxiliar de trabajo y no deben confundirse con las proyecciones estereográficas
propiamente dichas.

La red polar se utilizará cuando se trate de representar a los planos mediante sus polos y la red ecuatorial se utilizará si se trabaja con los trazos de los planos
con la esfera.

3.6.3 DIBUJO DE PROYECCIONES DE TRAZAS Y POLOS QUE REPRESENTAN PLANOS.

Supóngase un plano (130º - 40º) cuyo echado es de 40° E Y el azimut del echado de 130º (S 50º E 40º E) la traza del círculo máximo y del polo que lo
representa se dibujan como sigue:

Primer paso:

Colóquese un papel transparente sobre la red ecuatorial y fíjense ambas con una tachuela en el centro de la red. Trácese sobre el pa pel transparente la
circunferencia exterior de la red y márquese el punto que corresponde al norte. Mídase el azimut del echado en el sentido de las manecillas del reloj a partir
del norte y márquese su posición sobre la circunferencia de la red Fig. 3.6.6. (ejercicio de clase).

Segundo paso:

Hágase girar el papel transparente hasta que la marca que indica la dirección del echado quede sobre lo línea E - W de la red. En el ejemplo habrá que girar el
papel 40˚ en el sentido contrario a las manecillas del reloj. Mídanse 40° a partir del círculo máximo correspondiente (Fig. 3.6.7. ejercicio de clase).

La posición del polo, que tiene un echado de 90 - 40˚, se localiza midiendo 40˚ a partir del centro de la red, como se muestra en la Fig. 3.6.7. ó 50˚ desde el
círculo exterior de la red. El polo cae sobre la prolongación de lo dirección del echado, que en este momento del trazado coincide con la línea E - W de la red.

25
Tercer paso:

El papel transparente en el que se han hecho los trazos se regresa a su posición original, de manera que el norte del trazado coincida nuevamente con el norte
de la red. El aspecto del dibujo será como se ilustra en la Fig. 3.6.8. (ejercicio de clase).

3.6.4 DETERMINACIÓN DE LA LÍNEA DE INTERSECCIÓN ENTRE DOS PLANOS.

Supóngase dos planos, con echados de 40˚ y 30˚ y azimut del echado de 130˚y 250˚ respectivamente. Se quiere conocer el echado y el azimut de la línea de
intersección entre los dos planos.

Primer paso:

El trazo correspondiente al primer plano ya se describió en el inciso anterior. El trazo correspondiente al segundo plano se obtiene siguiendo los mismos
pasos. Una visión isométrica de ambos planos se muestra en la fig. 3.6.9. (ejercicio de clase); en la 3.6.10. (ejercicio de clase) se muestran los trazos
correspondientes a ambos planos.

Segundo paso:

Rótese el dibujo hasta que la intersección de los dos círculos máximos caiga sobre el eje E – W de la red y mídase la inclinación de la línea de intersección que
será de 19˚.

Tercer paso:
Rótese ahora el dibujo hasta que su norte coincida con el norte de la red, prolónguese la traza de la intersección hasta el círculo exterior de la red y mídase el
rumbo de la traza que será de 196˚,según se muestra en la Fig. 3.6.11.(ejercicio de clase). El alumno deberá ser capaz de reproducir esta figura efectuando los
trazos, según los pasos indicados más atrás.

3.6.5 DETERMINACIÒN DEL ÀNGULO ENTRE DOS LÌNEAS.

Dos líneas, que corresponden a la intersección de planos o a sus normales, tienen echados de 54˚ y 40° 1 con azimuts del echado de 240˚ y 140˚
respectivamente. Se requiere conocer el ángulo entre las dos líneas. Debe hacerse notar que para que dos líneas formen un ángulo cualquiera entre si, es
necesario que ambas estén contenidas en un mismo plano y para ello deben interceptarse en un punto. Esto se logra haciendo que ambas líneas pasen por el
centro de la esfera de referencia, desplazándolas lo necesario pero sin variar su dirección. Para determinar el ángulo que forman se procede de la siguiente
manera:

Primer paso:

Se localizan los puntos A y B, que definen a las dos líneas en la proyección estereográfica, siguiendo para ello el procedimiento descrito para localizar el polo
(Fig. 3.6.12 ejercicio de clase).

Segundo paso:

Se gira el dibujo hasta que ambos puntos caigan sobre un mismo círculo máximo de la red ecuatorial y el ángulo entre las dos líneas se determina contando
las divisiones entre un punto y otro a lo largo del círculo máximo. En este ejemplo, el ángulo resulta de 64°.

El círculo máximo que contiene a los dos polos corresponde a la traza del plano que contiene a las dos líneas y su echado y azimut del echado resultan ser 60˚
y 200˚ respectivamente (Fig. 3.6.12. ejercicio de clase).

3.6.6 MÈTODO ALTERNO PARA DETERMINAR LA LÌNEA DE INTERSECCIÒN DE DOS PLANOS.

Dos planos, con echados de 40° Y 30° Y azimut del echado de130˚ Y 250˚ respectivamente, están representados por sus polos A y B, como se muestra en la
Fig. 3.6.13.(ejercicio de clase) La línea de intersección de los dos planos se define de la siguiente manera.

Primer paso:

Rótese el dibujo hasta que los dos polos caigan sobre el mismo círculo máximo. Este círculo máximo define el plano que contiene a las normales a los planos A
y B.

Segundo paso:

Localícese el polo de este plano midiendo el echado desdela orilla de la red ecuatorial sobre la línea E W, (74°) y trasladando ahora este àngulo al lado
opuesto, midiéndolo desde el centro. Este Punto define la normal al plano que contiene a las líneas A y B (normales a los planos A y B) y puesto que esta
normal es común a ambos planos, esde hecho la línea de intersección de ambos planos.

Por lo tanto, el polo del plano que pasa por los polos de otros dos planos define la línea de intersección de esos planos.

26
3.6.7 DETERMINACIÒN DE LA DIRECCIÒN PREFERENCIAL DE LAS FAMILIAS DE DISCONTINUIDADES.

Cuando se grafican los valores del echado y azimut del echado observados en el campo, es preferible trabajar con polos en vez de círculos máximos, puesto
que el número de observaciones excede generalmente de 10 y el dibujo de los círculos máximos puede tornar confusa la figura. Aún cuando se utilizan polos,
usando la red polar, la imagen de conjunto, como se muestra en la figura 3.6.14., puede resultar confusa y requiere de una interpretación sistematizada para
obtener la información deseada.

Fig.3.6.14

Con el propósito de identificar la orientación preferencial del sistema de discontinuidades de un macizo a partir de un diagrama de polos, estàn disponibles
algunas técnicas que permitan obtener los contornos que delimitan densidades uniformes de polos en el diagrama. Solo una de estas técnicas se describirá en
lo que sigue.

La herramienta básica requerida para aplicar esta técnica es una regla transparente, como la mostrada en la figura 3.6.15.

Fig.3.6.15

El diagrama sobre el que se han marcado los polos de los planos de discontinuidades que han sido levantados en el campo, se coloca sobre una cuadrícula
cuyo espaciamiento sea 1/20 del diámetro del diagrama estereográfico utilizado. Con el centro de uno de los agujeros circulares de la regla colocada en una
de las intersecciones de la cuadrícula, se cuenta el número de polos que quedan dentro del agujero circular y este número se escribe sobre la intersección
correspondiente de la cuadrícula. Figura 3.6.16.

Fig.3.6.16

27
La regla se traslada así a otras intersecciones de la cuadrícula y se anotan sucesivamente los números producto del conteo. Cuando los polos Caen muy cerca
del borde del estereograma, la regla se coloca con su ranura central sobre el centro del estereograma y se hace pasar a través de ella la tachuela se cuentan
los polos que caen dentro de ambos círculos en los extremos de la regla y el número se asigna a la intersección en la que se centró el círculo correspondiente.

Una vez completado el conteo, se dibujan contornos que pasen por los puntos con números iguales. I El valor en por ciento de cada contorno se obtiene
dividiendo el valor del número de polos de ese contorno multiplicado por cien entre el número total de polos del diagramo. De esto manera se obtienen
contornos similares a curvos de nivel que definen zonas con una concentración de polos similar. En general no conviene trazar más de 4 ó 5 contornos.
(Fig.3.6.17).

Fig.3.6.17

28
4. ESTABILIDAD DE TALUDES

4.1 INTRODUCCIÒN.
En capítulos anteriores se ha discutido la influencia de las discontinuidades en el comportamiento mecánico de los macizos rocosos. misma manera, se ha
discutido el comportamiento mecánico de las rocas y de sus discontinuidades.

Por otra porte, se sabe que uno de los métodos más aplicados para el análisis de la estabilidad de taludes es el método de análisis límite. Es te método
involucra un mecanismo de falla y una teoría de falla. La teoría de falla usual es la de Mohr-Coulomb que ya ha sido discutida al principio de estos apuntes. El
mecanismo de falla puede deducirse del análisis de los diagramas estereográficos, pero antes parece conveniente analizar los casos más simples de
estabilidad de taludes en roca.

4.2 DESLIZAMIENTO DEBIDO AL PESO PROPIO.

Considérese un bloque de peso W, descansando sobre una superficie plana , inclinada un ángulo  con la horizontal. La fuerza que induce el movimiento a
lo largo del plano serà W Sen . La fuerza normal que tiende a estabilizar al bloque será W Cos  .

Si la ley de resistencia a lo largo de la base del bloque es:

S  c   tan 
Entonces la fuerza que se opone al deslizamiento serà:

R  cA  WCos tan 

Donde A es el área de contacto del bloque con la superficie de deslizamiento.

El bloque estará en condiciòn límite de equilibrio si:

WSen  cA  WCos tan 


Si la cohesión es nula, la ecuación anterior define la condición de equilibrio límite como:
 
4.3 INFLUENCIA DEL AGUA.

Para ejemplificar este efecto, se recurrirá a un experimento muy simple. Tòmese una lata vacía y llénese de agua. Al colocarla sobre un plano inclinado, la lata
deslizará cuando la inclinación del plano iguale al ángulo de fricción entre la lata y la superficie del plano.

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Si ahora se perfora la lata, el agua entrará en contacto con el plano inclinado y ya no será la lata laque soporte al agua, por lo que la componente normal se
reducirá a :

R 2  (WCos 2  U ) tan 

Donde U es la fuerza total hidrostática ejercida ahora sobre el plano y que ya no colabora la resistencia friccionante. Sin embargo el agua si sigue colaborando
al deslizamiento de la lata con su componente paralelo al plano, por lo que la nueva condición de equilibrio límite será:

WSen 2  (WCos 2  U ) tan 

El àngulo  2 resulta ser menor que  , por efecto de U.

En las discontinuidades de un macizo rocoso real, el efecto del agua se traduce en un empuje adicional en la dirección del movimiento y como un empuje que
reduce la presión normal entre el bloque y el plano del deslizamiento (figura 4.3.1).

Fig.4.3.1

Ahora, en la condición límite de equilibrio :

Wsen  V  cA  (W cos  U ) tan 


El efecto del agua, en su doble papel, resulta ser la causa principal de muchos de los deslizamientos reales, por lo que las medidas de estabilización habrán de
contemplar obras de drenaje casi siempre.

4.4 EFECTO DEL ANCLAJE.

Uno de los medios más efectivos para estabilizar un bloque o una losa de roca que tiende a deslizar, es el uso de anclas. En las condiciones de estabilidad
descritas en el inciso anterior, considérese una fuerza adicional (T) según se muestra en la Fig. 4.4.1.

Fig. 4.4.1.

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La componente de T en la dirección del movimiento es T Cos β mientras que la componente normal es T Sen β. En las condiciones de equilibrio límite la
ecuación que se ha venido manejando se transformará en :

Wsen  V  T cos   cA  (W cos  U  Tsen  ) tan 


El efecto del ancla resulta así también doble, por una parte reduce la fuerza que produce el movimiento y por la otra aumenta la fuerza normal y, por ende, la
fuerza que se opone al movimiento.

Para definir la posición óptima del ancla, se establece una función de eficiencia sumando sus dos efectos benéficos :

E  Tsen  tan   T cos 


se deriva respecto a β, y se iguala a 0, con lo que:

dE
 0  T cos  tan   Tsen 
d

4.5 FACTOR DE SEGURIDAD.

Todas las ecuaciones anteriores se han establecido para una condición límite de equilibrio. Sin embargo, en la práctica no conviene que los obras estén en esta
condición. Para determinar que tan lejos de la falla está una condición dada, es necesario hacer uso de un índice llamado factor de seguridad.

Este se define como la relación de todas las fuerzas que tratan de producir el equilibrio, entre los que tratan de producir el movimiento.

Paro el caso de la ecuación que se ha venido manejando:

cA  (W cos  U  Tsen  tan 


F .S . 
Wsen  V  T cos 

La condición de equilibrio límite quedo representado por FS = l., pues en ese momento las fuerzas que producen el movimiento igualan a las que lo impiden.
El valor de este índice está obviamente afectado por las incertidumbres, en la evaluación de los parámetros involucrados, por lo que se ha sugerido un
enfoque probabilístico para estimarlo de manera, que un cierto valor del factor de seguridad esté asociado a una probabilidad de que los parámetros
involucrados tengan a un cierto valor. Las dificultades inherentes a este enfoque residen en la dificultad de establecer las funciones de probabilidad asociadas
a los parámetros involucrados.

Otro enfoque sugiere la utilización de un análisis de sensibilidad. Esto es, manteniendo todos los demás parámetros fijos, hacer variar sólo uno de ellos y en
base o los resultados tomar las decisiones ingenieriles que resulten convenientes .

4.6FALLA POR VOLCAMIENTO.

En este caso, es igualmente importante la geometría del bloque, y la resistencia al deslizamiento en lo base.

La geometría del bloque se define por su ancho en la base b y su altura h, como se muestra en la Fig. 4.6. 1 .

Fig. 4.6.1.

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Si el vector que representa el peso del bloque cae fuera de la base, el volcamiento ocurrirá. Puesto que el paso del bloque actúa en el centro de gravedad, la
condición para que no exista volcamiento será:

tan 1 b  
h
Las diversas condiciones en los que un bloque sin cohesión y sin empuje de agua desliza, se voltea o le ocurren ambas cosas, se muestra en Fig. 4.6.2.
Fig.4.6.2

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4.7 EVALUACIÒN DE LAS CONDICIONES DE ESTABILIDAD DE LOS TALUDES.

Los diferentes mecanismos de falla están asociados a los diferentes tipos de estructuras geológicas o geometrías internas de los macizos, y es importante al
diseñar un talud ser capaz de reconocer las condiciones que llevan a problemas potenciales de inestabilidad. Algunos de los signos que deben buscarse al
examinar diagramas estereográficos, se tratan en lo que sigue.

La Fig. 4.7.1 muestra los cuatro tipos principales de falla en conjunto con los diagramas estereográficos típicos que a cada uno corresponde. Obsérvese que la
falla sólo puede ocurrir como un movimiento hacia él. Este plano puede corresponder al talud de un corte o a una ladera natural.

Fig.4.7.1

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En un estudio preliminar de campo, en el diagrama estereográfico pueden existir varias concentraciones de polos y es necesario identificar aquellos que
pueden inducir el deslizamiento del talud.

En una falla de cuña, si se mantiene el contacto en los dos planos, el deslizamiento sólo puede ocurrir si la línea de intersección aflora en la cara del talud. En
otras palabras, el echado de la línea de intersección debe ser menor que el echado aparente del talud, medido éste en la direc ción de la línea de intersección,
como se muestra en la Fig. 4.7.2a.(se proporcionará en clase).El factor de seguridad en este caso depende del echado de la línea de inter sección, de la
resistencia al corte de las discontinuidades y de la geometría de la cuña. El caso límite ocurre cuando la línea de intersección se genera en un plano y cuando
la resistencia es sólo friccionante. Como ya se discutió, el deslizamiento bajo estas condiciones ocurre cuando el echado del plano excede al ángulo de fricción
y, por lo tanto, una primera aproximación en el análisis se logra comprobando si el echado de la intersección excede el valor del ángulo de fricción interna. La
Fig. 4.7 .2b.(se proporcionará en clase), muestra que el talud es potencialmente inestable cuando el polo que representa la línea de intersección de los dos
planos cae dentro del área limitada por el círculo máximo que define la inclinación del talud y el círculo máximo que define una serie infinita de planos, (un
cono) todos con un echado igual al ángulo de fricción. Este análisis es adecuado para juzgar la mayor parte de los casos prácticos.

Las Figs. 4.7.2a Y b, muestran los planos de discontinuidad como círculos máximos, pero los datos de campo general mente se grafican en términos 'de polos.
Lo Fig. 4.7.2c (se proporcionará en clase) muestra los dos discontinuidades mediante sus polos lo intersección entre ambos planos puede fácilmente
obtenerse, por procedimientos ya descritos.

Como un ejemplo de este método de análisis, en lo Fig. 4.7 .2d (se proporcionará en clase), se presento un diagrama estereográfico de polos. Se analizará la
estabilidad de un talud con azimut del echado de 120° y echado de 50°. Se supone un ángulo de fricción de 30° para este análisis.

Se dibuja en un papel transparente el esquema correspondiente con la siguiente información:

1. El círculo máximo que representa al talud.


2. El polo que representa al talud.
3. El círculo de fricción.

Este papel transparente se coloca sobre el diagrama estereográfico de los polos y ambos son rotados sobre la red ecuatorial para encontrar los círculos
máximos que pasan por los puntos de concentraciones de polos.

Las líneas de intersección


l 23 y la l13 caen fuera del área crítica y no es probable que den lugar a problemas de inestabilidad.

El polo que representa a la familia N 4 no se verá involucrado en un deslizamiento, pero como se mostró en la fig. 4.7.1d puede dar lugar a un volcamiento o a
la abertura de grietas de tensión. También en este caso es posible trazar un círculo de volcamiento para definir dentro de él las trazas que representan familias
que pueden inducir al volcamiento. Estas deberán estar fuera de la traza del talud, pues de lo contrario serán verticales y ya no afloraran abajo.

En el ejemplo anterior será necesario examinar con más cuidado las familias 1 y 2, con objeto de ratificar o rectificar las condiciones críticas emanadas de este
análisis.

Cuando solo ocurre un polo de concentración, como en la fig. 4.7.1b, la falla por un plano es posible si el polo cae cerca del polo del talud. En la fig. 4.7.2d, el
polo 2 está lo suficientemente cerca como para que este tipo de fallas pueda ocurrir. El polo debe caer ahora fuera del círculo de fricción y dentro de un
círculo trazado para el polo del talud.

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