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El punto de partida de Skinner (1957) es que la conducta verbal del hombre no difiere
en sus leyes de otros tipos de conducta —perceptual, manipuladora, etc.—, ni estos tipos de la
conducta de otras especies animales. Aplicando el principio de economía epistemológica Skinner
explicará toda la conducta a base de unas mismas leyes de asociación de estímulos y respuestas
del tipo operants arriba descrito. La unidad básica (el operant) es la respuesta verbal (desde una
oración hasta una palabra); esta respuesta verbal debe ser reforzada por el instructor del niño al
objeto de fijarla: en la práctica lo que sucedería es que las respuestas verbales incondicionadas
del niño son reforzadas por los padres en la medida en que se aproximan a formas adultas, y en
cambio las que no se parecen a ellas carecen de refuerzo. Los operants verbales se clasifican
según Skinner en cuatro grandes grupos:
1) Los mands son operants verbales que
suponen un estado de privación en el emisor y a
cuya emisión sigue típicamente una conse-
cuencia práctica en la comunidad de habla —p.
ej. ¡mira! (el receptor dirige la mirada a donde
se desea), ¡pan!- (el receptor le da pan)—; a su
vez según la situación en que se encuentra el
receptor se subdividen en ruegos, órdenes,
peticiones, y lo que se llama mands «mágicos»
(del tipo ¡mi reino por un caballo!).
3) Los tacts son operants verbales en los que la respuesta es provocada o reforzada por la
presencia de cierto objeto o acontecimiento exterior (lo que se suele llamar el referente):
los tacts son complementarios e inversos de los mands, pues mientras estos permiten
conocer el estado del hablante con independencia de las circunstancias, en los tacts se
conocen, las circunstancias con independencia del hablante.
4) Los autoclitics son fragmentos verbales que describen la propia actividad verbal o la
ajena —no puedo creer que X. siento informarte de que Y, etc.
(La tipología de Skinner lejos de representar un conjunto de ideas diferentes de las de los
lingüistas, viene a coincidir con las clasificaciones habituales de los tipos de enunciación o de los
actos de habla.)
Sin embargo fue duramente atacada en la célebre reseña que de Verbal Behavior hizo N.
Chomsky (1959). Uno de los aspectos que más objeciones suscitó fue la extensión injustificada
de los conceptos generales de teoría del aprendizaje al aprendizaje lingüístico, es decir el propio
fundamento metodológico del libro de Skinner: así ante un determinado estímulo no
condicionado la hipótesis E(stímulo) - R(espuesta) supone que las respuestas condicionadas son
estrictamente predecibles; en cambio en el lenguaje humano no sucede esto: a “hoy hace buen
tiempo” pueden seguir en realidad infinitas respuestas (¿tienes hora?, desde luego, vamos al
parque, etc.).
La razón es bien simple: contra lo que pretende Skinner, dice Chomsky, el lenguaje
humano se caracteriza por su naturaleza creativa, por el hecho de poder emitir secuencias que no
han sido reforzadas nunca y que sin embargo responden perfectamente a la situación; por eso,
continua Chomsky, “las cuatro categorías de operants, aparte de estar mal fundamentadas,
dejan fuera la mayor parte de la conducta verbal”. Hoy en día, con todo, ya no estaríamos tan
seguros de que las opiniones de Skinner andan tan descaminadas y de que la reseña chomskiana
representa un punto de inflexión positivo en el desarrollo de la psicolingüística: la creciente
importancia adquirida por la teoría pragmática de los actos de habla en lingüística ha puesto de
manifiesto que se trata de comportamientos regidos por reglas y que su impredecibilidad es muy
relativa (Searle, 1969).
El científico marciano se percataría de que un niño asimila con gran rapidez el lenguaje.
En cambio, comprobaría que la adquisición de la física es un trabajo muy arduo, al cual acceden
muy pocas personas, y muy especializadas, tras un riguroso proceso de aprendizaje.
Según Chomsky, la respuesta es simple: el
organismo asimila tan rápidamente el sistema gramatical de
una lengua porque "ya lo conoce".
Así como el organismo no necesita de ningún aprendizaje especial para poder alimentarse
o andar, también posee una capacidad innata que se desarrolla en interacción con el medio. El
conocimiento de la física no opera de igual modo. No poseemos un conocimiento ya constituido
de la física en nuestro cerebro, por eso debemos esforzarnos en adquirirlo.