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Desarrollo .
Primeramente, debemos entender que es La Constitución y que es el Estado.
Ahora bien, entendamos ¿Qué es una Constitución? La Constitución es un cuerpo
escrito de leyes, el cual es necesario para conocer las obligaciones que tenemos
como ciudadanos y saber defender nuestros derechos, las garantías individuales o
lo que ahora conocemos como derechos humanos.
La palabra Constitución deriva del latín constitutio, que es gestión y emana de
organizar, fundar, crear, formar o erigir. La Constitución es la esencia de algo que
lo constituye como es y lo diferencia de otras cosas.
La función de la Constitución política del Estado es la de distribuir Atribuciones,
Facultades y Deberes a cada Órgano del Poder Público para desarrollarlas.
La Constitución política del Estado cumple con dos funciones:
La función Distributiva.
La función Regulatoria.
Nuestra Constitución nos reconoce como ciudadanos libres con derechos políticos,
civiles, sociales, económicos, culturales y erige el derecho como método para incluir
la pluralidad política y evitar la segregación de los sectores sociológicos alternos o
que disienten de la forma de pensar dominante. (Valderrabano, 2016)
El Autor Hans Kelsen indica que, la Constitución es entendida en una dimensión
tanto formal como material. Desde su concepción formal contiene el “conjunto de
normas jurídicas que sólo pueden ser modificadas mediante la observancia de
prescripciones especiales, cuyo objeto es dificultar la modificación de tales normas”
(1995:147).
Mientras que en su sentido material se constituye por los “preceptos que regulan la
creación de normas jurídicas generales y especialmente, la creación de leyes”
(1995:147).
El Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial, por lo tanto, actúan de
acuerdo con los parámetros establecidos por la Constitución. Esto quiere decir que
la carta magna (otro nombre que recibe la Constitución) garantiza las libertades y
los derechos del pueblo.
De esta manera, una Constitución es antes que toda una función, pues su labor
es dar estabilidad a las decisiones que toman los soberanos acerca de la forma de
ser del Estado. Es más que una hoja de papel, pues es la suma de los factores
reales de poder.
En su concepción jurídica, la Constitución es la norma que crea a los órganos de
gobierno que deben encargarse de conseguir los objetivos planteados por el tipo de
Estado.
Antecedentes históricos.
Por lo que hace a la Constitución, en 1810 inició la lucha por la independencia de
México.
Sin embargo, el primer registro legal donde se establecieron los ideales del
naciente Estado se remonta a octubre de 1814, al publicarse el Decreto
Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, elaborado por José
María Morelos, José María Cos y José María Liceaga. A través de esta disposición
se pretendió dar sustento constitucional al movimiento independentista; sin
embargo, nunca tuvo vigencia. Actualmente conocemos este documento como
la Constitución de Apatzingán.
El 4 de octubre de 1824 se promulgó la Constitución Federal de los Estados
Unidos
Mexicanos, mediante la cual se estableció una República representativa, popular y
federal –dividida en Estados libres y soberanos–, además de que se instauró la
división de poderes y el Congreso con dos Cámaras: la de Diputados y la de
Senadores.
En sus inicios, la nación mexicana se regía por algunas leyes creadas en la época
colonial, que fueron gradualmente sustituidas por leyes nacionales.
Durante las dos décadas siguientes, los constantes desórdenes, el lento desarrollo
económico y los intentos de reforma liberal, motivaron que el Congreso expidiera
las Siete Leyes Constitucionales de 1835 y 1836 que pusieron fin al sistema
federal y establecieron el centralismo, donde los Estados se transformaron en
Departamentos subordinados al gobierno central. Cabe señalar que en esta
Constitución se mencionan los derechos “de los mexicanos y habitantes de la
República”, precedentes de nuestras actuales garantías individuales.
En junio de 1843 se publicaron las Bases de Organización Política de la República
Mexicana, en las que se ratificó el centralismo; sin embargo, cuatro años más tarde,
en 1847, se regresó al sistema federal mediante la restitución de la vigencia de la
constitución de 1824, aunque con una serie de reformas.
En 1856 fue promulgado el Estatuto Orgánico Provisional de la República Mexicana,
que sirvió de base para que un nuevo Constituyente expidiera la Constitución
Política de la República Mexicana en 1857.
Posteriormente, y después de pasar por las Leyes de Reforma, la separación de
la Iglesia y el Estado y la intervención francesa, durante el gobierno de Porfirio
Díaz se incrementaron tanto la pobreza y la explotación de muchos nacionales.
Éstos y otros factores provocaron que el 20 de noviembre de 1910 Francisco I.
Madero proclamará el Plan de San Luis, bajo el principio de“sufragio efectivo, no
reelección” y, con el llamado al pueblo de México a alzarse en armas, comenzará
la Revolución Mexicana.
Aún sin concluir la lucha armada, el 5 de febrero de 1917 fue promulgada la
actual Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos por el Congreso
Constituyente convocado por Venustiano Carranza.
Dicho ordenamiento constituye nuestra Ley Suprema y da fundamento a las leyes
vigentes en nuestro país.
Los hechos narrados forjaron los cimientos del actual sistema jurídico mexicano.
Con respecto al Estado, en los primeros años de la humanidad, surge debido a la
necesidad de la imposición de reglas de conducta, naciendo desde la organización
natural de la familia, hasta el desarrollo de una horda y posteriormente la creación
de la tribu.
Hasta ese momento, los vínculos de parentesco se fueron sustituyendo
paulatinamente por el de subordinación a una autoridad, que toma a cargo la
disciplina y organización de la vida social de los integrantes de un mismo territorio,
aun sin que existiesen vínculos familiares o de cualquier otro parentesco.
La subordinación podría entenderse de una manera simple, como el origen
del Estado, que posteriormente se iría desarrollando en torno a elementos
fundamentales como la población, el territorio y el gobierno. Todo esto, dentro de
un marco de normas jurídicas que establece la organización de dicho Estado y para
dar paso a su consolidación, era necesaria su dirección y control con una adecuada
administración, por lo que fue necesaria la creación de una autoridad que la
dirigiera.
Los asiáticos, egipcios, griegos y los romanos dan cuenta de cómo fueron formando
sus Estados por medio de organizaciones y políticas.
Como conclusión, se puede decir que el Estado se originó de las organizaciones
primitivas en cuyo núcleo se encontraba la familia, liderada por un jefe. Es evidente
que la familia se vuelve la base de un Estado, pues al unirse diversos jefes de
familias, se formarían las primeras organizaciones monárquicas ante la necesidad
de tener una cabeza de grupo que representara a la comunidad, protegiera, guiara
y regulara.
Se fueron creando familias con mayor poder de capital, abriendo paso al Estado
moderno, el cual se fundamenta en tres aspectos fundamentales:
El dominio de un territorio.
La división de la sociedad en clases sociales, ante la diferencia de poder
económico.
El surgimiento de instituciones que brinden servicios internos y externos a la
sociedad, buscando legitimación entre los ciudadanos, siempre y cuando sus actos
estén bajo el amparo de instituciones jurídicas y sociales, creadas originalmente en
beneficio de las personas.
Conclusiones.
Referencias.
Kelsen, H. (1995). Teoría general del Derecho y del Estado. México: Universidad Nacional Autónoma de
México. UNAM.
Rivera, S. J. (2001). https://www.juridicas.unam.mx/. Obtenido de https://www.juridicas.unam.mx/:
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2728/6.pdf
Valderrabano, R. (08 de 06 de 2016). http://themexicantimes.mx/. Obtenido de
http://themexicantimes.mx/para-que-nos-sirve-la-constitucion/