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FRANTZ FANON Piel N egra, Maéscaras Blancas EDITORIAL ABRAXAS BUENOS AIRES V. LA EXPERIENCIA VIVIDA DEL NEGRO “{Cochino negro!” o, simplemente, “jMira, un negro!” Yo llegaba al mundo ansioso de eicontrar un sentido a Jas ¢0sas, mi alma henchida del deseo de estar en el origen del mundo, y hete aquf que yo me descubria objeto en medio de otros objetos- Encerrado en esta objetivided aplastante, imploré otro, Su mirada liberadora, resbalando sobre mi cuerpo repentinamente sin asperezas, me’ devolvié una ligereza que yo crefa perdida y, ausenténdome del mundo, me restituyé al mundo, Pero allé 0, en .. Me exalté, exigiendo una ex- . Les presento los menudos trozos plicacién... Nada. xp! recogidos por un otro yo. ‘a Mientras el negro permanece en su casa, no sufrird, salvo en ocasién de pequefias luchas intestinas, su ser suficientemente la atencién de los que han escrito sobre la euestién. En la Weltanschauung de un pueblo eclunizado hay una tara que prohfbe toda explicacién ontolégies, Se nos obje- tar quiz4, que lo mismo ocurre en todo individuo, pero esto es disfrazar un problema fundamental. Una vez establecido 90 para siempre que la ontologia deja de lado la existencia, esté claro que aquélla n it t a Algunos se ernpefiaran en recordar: nos que la_sit i i es falso, De pronto, los negros han tenido ante sf dos sis- tes Teferencia en relacién con los euales tenian y tienen que situarse, metafisica 0 menos pretenciosamente sus ¢os- tumbres y las instancias a las que se remiti ee negro con algunos amigos, pocas veces con negros amerieanos. Todos de acuerdo en afirmar la igualdad de los hombres ante el mundo. También habia en las Antillas ese pequeiio biato que existe entre la bekada, la mulatada y la negrada, Pero nos satisfacfa entonces una comprensién intelectual de estas diver- gencias, De hecho, eso no era dramitico. Pero, después. . Después hubimes de afrontar la mirada blanca. Una tor- peza desacostumbrada nos oprimié, disputaba nuestra parte, E ercera persona, En torno al ineertidumbre cierta. Sé que si quiero fumar tendré que extender él brazo derecho y coger el paquete de cigarrillos que est en el ofro exiremo de la mesa Las cerillas estén en e] eajén de la izquierda, tendré que echar. me hacia atras ligeramente, Todos estos gestos los hago, no por hébito, sino por un conocimiento implicito. El esquema parece ser éste: una lenta construecién de mi yo en tanto que cuerpo en el interior de un mundo espacial y famporal. No se me impone, més bien es una estructuracién definitiva del yo y del mundo, digo definitiva, porque ae mh exergy o Hace algunos aiios que inos_laboratori entrevén la sosibilded de descabrir un Gierd ORB; Laborato riog que se cuentan entre Jos mds serios del mundo han en- juagado sus probetas, regulado sus balanzes y acometido in- ‘Yestigaciones gue permitirin a los desdichados negros blan- quearse; asi ya no tendré que soportar més esta maldicién corporal. Yo habia creado por debajo del esquema corporal un s. Yo cre que que constrain un yo fisiol6gico, equilibrar el espacio, localizar sensaciones, y resultaba que me reclamaban un suplemento. ;Mira, un negro!", Era un estimuls exterior, un capéa que me suministraban al paser, Yo esbozaba una sonrisa. “Mira, un negro?” Era cierto, Yo me divertia. “{Miza, un negrol” El efteulo se apretaba poco a poco, Me diverta’abiertamente. © sea, que_se echaban a te verte. fe hasta ahogarme, pero me fue imposible. Ya no podis més, porque entonces frataba s6lo le un conc ue le jerpo en tercera persona, site en triple persona. En el tren, en ugar de uno, me dejaban dos, tres sitios, Ya no me divertia, No descubria en absoluto coor- Genadas febriles dei mundo. Yo existfe al triple: yo ocupaba sitio, Yo iba al otro, y el otro, evanescente, hostil pero no opace, transparente, desaparecia. La nausea... ‘9 paseaba 3 Jean Lhermitte, L'Tmage de notre corps, Ed. do In Noavelle Re- vue Critique, pég. 17. 92 mirada objetiva, descubriendo mi negrura, mis caracteres étni. 0s, ¥ me rompieron el timpano, la antropofagiv, el atras mentzl, cl fetichismo, Jas taras raciales, los negreros y, sobr todo, sobre todo: “Al rico plétano!” 7 3 mf sino una rotura, un desge- rramiento, un despegamiento, una hemorragia que coagulaba sangre negra por todo mi cuerpo? Sin embargo, yo no queria esta reconsideracién, esta tematizacién. Yo queria sencilla- mente ser un hombre entre otros hombres. Yo hubiese queri- do llegar liso y joven a un mundo nuestro y, juntos, edificar. Pero yo rechazaba toda tetanizacién afectiva. Queria ser hombre, nada més que hombre. Algunos me religaban s mis antepasados, eselavizados, linchados: yo decidi asumir. Yo comprendia este parentesco interno a través del plano univer- sal del intelecto..., yo era nicto de esdlaves, de la misma, manera que el presidente Lebrun lo era de campesinos some- tidos a servidumbre y a la pernada. En el fondo, la alesta se Sisipaba capidamente, En América, los negros aparte, En América del Sur los dan de cachetes por la calle, ametrallan a los huelguistas ne- gros. En Africa occidental el negro es wna bestia, Y ahi, muy cerca de mf, al lado mismo, un camarada de Facultad, origi nario de Argelia, que me dice: “Mientras hagan del érabe un hombre como nosotros no sera viable ninguna solucién,” Mira, hombre, yo no conozco eso del prejuicio de color... Pues no faltaria més, entre usted, sefior, en nuestra casa no existe el prejuicio de color... Por supuesto, el negro es un hombre camo nosotros... Por muy negro que sea no eS me nos inteligente que nosotros... Tuve un compaiiero senegalés en el regimiento, era muy fino i —Martiniqués, originario de ‘nuestras” antiguas colonias, iDénde podria esconderme? Mira el negro...1 iMamé, un negro! (Chist! Que 98 se va a enfadar... No le haga caso, sefior, no sabe que usted es tan eivilizado como nosotros... a ‘Mi cuerpo se volvia expdsito, incompleto, restafiado, todo fas huesos, el simpatico fiembla porque gro tiembla de rabia, el chico blanco se arroja en los brazos de su madre; Z Alrededor 1c0, arriba el ciel ranca e} ombli. go, la tierra rechina bajo mis pies, un canto blanco, blanco... Toda esta blancura que me calcina .. i Me siento rodeado por el fuego y descubro mi libres, No Ja habia visto. Efectivamente es fea. Pero, un momento, iquién me diré lo que es Is belleza? Heute zDénde me meto ahora? De las innumerables dispersio- nes de mi ser sentia subir un flujo facilmente reconocible. Iba a montar en célera. Haefa tiempo que el fuego hab{a muerto, y de nuevo el negro temblaba, . —Mira, qué negro més guapo.. - —iUna mierda para usted del guapo negro, sefioral La vergiienza le adern6 el rostro. Finalmente, habia iar. Al mismo tiempo, yo sons lea Delimitado el cambio de batalla, entré en liza. 4Cémo? Cuando yo olvidaba, perdonaba y solo doseaba amar, me remitfan mi mensaje a la cara como una bofetada. El mundo blanco, nico honesto, me negaba toda participacién, De un hombre se exigia una condueta de hombre. De mf, una conducta de hombre negro, o por lo menos una condueia de negro. Yo llamaba a voces al mundo y el mundo me amputaba mj entusiasmo. Me deefan que me confinase, que me apretase, que me estrechase, itban a ver! Ya les habia puesto en guardia, ;La escla- vitud? Vamos a dejarlo, un mal recuerdo, 1Mi pretendida ej 94 inferioridad?_Uns_toma isivos. Los sent después 4Cémo? De manera que teniendo tedas las_razon mundo iar y detestar se me rechazs de un complejo_innato, FI fflezions sur Ta question juive, es- cribe: “(Los judios) se han dejado envenenar por una deter- minada representacién que los otros tienen do ellos y viven en el temor de que sus actos no eoineidan con ella; asi podriamos Gecir que sus conduetzs estén perpetuamente sobre-determi- nadas desde el interior” (pagina 128), No obstante, el judfo puede ser ignorado en su judez. No 2% integramente lo que es. Se espera, se confia, En dltima instancia, deciden sus actos y su comportamiento. Es un blen- co y, fuera aparte de algunos rasgos mis que’ discutibles, puede perfectamente pasar desapercibido. Pertenece a la raza de los que jamés conocieron la antropofagia. ;Vaya una idea también, devorar al padre! Esto esté claro, todo consiste en no ser negro, Por supuesto, los judios las pasan moradas, jqué te digo yo, hombre!, los persiguen, los exterminan, los meten en hornes, pero no pasan de ser asuntos de familia. Al judio no Te quieren en cuanto se dan cuenta de que efectiva- mente es un jui i ». Pero conmigo todo tiene 1 to, nuevo. No tengo ninguna posibilidad. Llego lentamente al mundo, habituado a no aspirar ya al alumbramiento, Ando reptando, Las miradas blaneas, las nicas verdaderas, me disecan. Soy mirado de hito en hito, estoy amarrado, clavado. Bien acomodado, micrétomo, reali- zan objetivamente cortes de mi realidad He sido traicionado, Siento, veo en estas miradas blancas que no es un nuevo vi- 95 sitante quien entra, sino un nuevo tipo de hombre, un géne: ro nuevo. ;Un negro, vamos! Le destizo: por los rincones, detectando con mis largas antenas lcs axiomas dispersos sobre la superficie de las co- sas —la ropa interior del negro huele a negro, los pies del negro son grandes, los dientes del negro son blancos, el gran térax del negro—, me deslizo por los rineones, me quedo si- Iencioso, aspiro al anonimato, al olvido. Basta, pues, ya lo acepio todo, pero déjenme pasar desapercibido. —Oye, ven que te presente a mi compajiero negro. Aimé Césaire, hombre negro, agregado de la Universidad. Marian Anderson, la més grande cantante negra... E] Dr. Cobb, inventor de’ la sangre blanea, es un negro... Mira, di buenos dias a mi amigo martiniqués (con delicadeza, es muy susceptible ...). Vergtienca. Vergtienza y desprecio de mi mismo, Néu- sea. Ci qui ‘Soy pristoniero del cireulo infernal ‘Vuelvo las espaldas a estos escrutadores antediluvianos y me aferro a mis hermanos, negros como yo. Horror, me rechazan. Son casi blancos. Y ademds se van a casar con una blanca. Tendran nifios ligeramente morenos... Quién sabe, poco a poco, quizis... —Mire usted, sefior, soy uno de los més negrétiios de Lyon, Ahi estaba la evidencia, implacable. Ahi estaba mi ne- grura, densa e indispensable. Me atormentaba, me perseguia, te inguietaba, me exasperaba. Los negros son unos salvajes, abrutados, analfabetos, Pe- | ro yo, yo sabia que en mi caso estas proposiciones eran falsas. Existia un mito del negro que habia que demoler costase lo que costase, Habian pasado los tiempos en que uno se maravillaba ante un cura negro. Teniamos médicos, profesores, hombres de Estado. . le un profesor negro, un médico negro; yo, que comenzaba a fragilizarme, me agitaba a la menor alarma, 96 E Yo sabia, por ejemplo, que si el médico cometia un error, todo se habria acsbado para’ él y para todos los que viniesen des. Dués. {Qué podia esperarse, en efecto, de un médico negro? Mientras todo iba bien le subian a las nubes, pera, cuidade, ojo con cometer burradas, 1a ningin presi nunca sabré hasta qué punto tab 2 ni_ mis acti- ‘onocimientos literarios ni mi com orfa de Jos quents hhallaban merced. Reclamaba, exigia explicaclones, Duleemente, como se habla a un nifio, se me revelé la existencia de una ‘elerta opi- nién que adoptaban algunas personas, y afiadian que “habla que esperar su répida desaparicién”. ;De qué se trataba? El prejuicio de color. cin y a los que Como tu color es el i que 8 pretends imponerles: As{ que yo habfa’lefdo bien. Era ol odio; i a i io; yo era odiado, detestado, despreciado, no por el veeino do enfrente o al prim materno, sino por toda una raza, Me las habia con algo irs, zonado. Los psicoanalistas dicen aue no hay nada més. trau. matizante para una pequefia criatura que el contacto eon lo raclonal. Personalmente, dria que para un hombre euya ni. ca arma es la razén no hay nada més. neuréti - facto con lo irracional. oe Sent nacer en rf las hojas del euchilla. Desi defender. me. Como buen téctico, quise racionalizar el mundo, most al blanco que estaba, en el error. faa ? Sir Alan Burns, Le préjugé de race et de couleur, Payot, pag. 14. 97 En el judio, dice Jean-Paul Sartre, hay “una especie de ‘fmperialismo apasionado de la razén:’ porque no solamente quiere convencer de que esti en lo cierto, su objetivo es con- vencer sus interlocutores de que en el racionalismo hay un valor absoluto e incondicionado. El judio se considera un mni- sionero de lo universal; frente a la universalidad de la religién catélica, que le excluye, quiere establecer la “catolicidad” de Jo racional, instrumento idéneo para aleanzar lo verdadero y el vinculo espiritual entre los hombres"”*, Cuando se ha dado el caso, prosigue el autor, de judios ‘que-hacen de la intuicién la categoria fundamental de su filo- sofia, su intuicién “no se parece en nada al espiritu de finura pascaliano; es precisamente este espiritu de finura, inapre- hensible y’ movedizo, basado en mil percepciones impercepti- bles, lo que parece al judio su peor enemigo, Por lo que se refiere 2 Bergson, su filosofia presenta el eurioso aspecto de una doctrina anti-intelectualista totalmente construida por Ja inteligencia mas razonadora y més critica, Bergson esta- blece Ja existencia de una duracién pura argumentando, y también argumentando es como determina la existencia de una intuicién filoséfica; y esta intuicién es precisamente lo que descubre la duracién o la vida, intuicién universal porque to- dos y cada uno pueden practicatla y que se refiere a lo univer- fal, puesto que sus objetos pueden ser nombrados y cone Ddidos” 4 ‘Me lancé entonces ardorosamente a hacer el inventario, a sondear lo que me rodeaba. Segtin las épocas, la religién catélica habia justificado y luego condenado Ta eselavitud y las diseriminacionss. Pero, al reducir el todo a la nocién de digni. dad humana se destripaba el prejiticio. Tras muchas reticen- cias, los cientificos habfan admitido que el negro era un scr humano; in vivo e ta vitro el negro se habia revelado analogs al blanco; la misma morfologia, igual histologfa, La raz6n obtenfa una victoria en todos los pianos. Me reintegré a las asambleas. Pero tuve que bajar mis humos. La victoria jugaba al gato y al ratén; se me burlaba en 8 Réflezions our la question juive, pags. 146-147. 4 Sartre, Réflezions aur la. question juive, aga. 140-160. 98 Jas narices. Como decia el otro, cuando yo estoy en ella, ella no est, y cuando esté ella no estoy yo, Enel plano de ie ides acuerdo general: el negro es un ser humano. Es decir, afia. dizn los menos convencidos, que tiene como nosotros el’ cora. zn a la izquerda. Pero el blanco segufa siendo intratable en algunas cuestiones. A ningtin precio queria intimidad ontre Jas razas, porque, como se sabe, “los eruces entre razas dife- rentes degradan el nivel fisico y mental... Mientras no ten. somos un mejor conocimiento de los efectos de los cruces de razas mejor hariamos en evitarlos entre las muy alejadag? =, ion pot Jo due a mi se referia, ya sabia de sobras eémo reac cionar, En cierto sentido, si taviese que definirme, diria que espero; interrogo lo que me rodea, interpreto todo a partir de mis descubrimientos, ‘Soy ahora sensi . Al comienzo de la historia que los otros me han hecho se destacaba de manera astentosa el zécala de la. antronofagian para que yo la tuviese bien presente, En is cromosomas Gescribfan algunos genes mas 0 menos grucsos, representan tes del canibalismo. Al lado de los sex linked se destubria, ‘ira por dénde, racial inked. iQué asco de ciencia! ‘omprendo este “‘mecanismo psicolégico”. Porque. esto lo sabe todo el mando, este mecanismo es escristansente peter Woaieo. Hace dos siglos yo estaba perdido para la humanidad esclavo para siempre. Después vinieron hombres declarando que ya estaba bien, Mi tenacidad ha hecho el resto; me habia salvado del diluvio civilidador, Me he precipitado. Demasiado tarde. Todo esté previsto, hallado, probado, explotado. Mis manos nerviosas no alumbran nad; el yaci. miento esté agotado, ;Demasiado tarde! Pero también esto bee comprenderlo.. Siempre que alguien se queja de haber legado demasia- do tarde y de que todo estaba ya dicho, parece cxistir una nos- talgia del pasado, ;Seré verdad que este paraiso esté perdido iesde sus origenes, como dice Otto Rank? ;Cudntos asi, cla. vados, parece, en el titero del mundo han consagrado su vida 8 Joa. Mocin, TT Congreso sional i ‘Alon Bch: Motln, IT Congreso Internacional de Eugenes, eitado por 99 a Ja inteleccion de los orfeulos de Delfos o se han afanado ‘en encontrar el periplo de Ulises! Los panespiritualistas, al pretender demostrar la existencia de un alma en los animales, emplean el siguiente argumento: un perro se echa sobre la tumba de su duefio y ahi muere de hambre. Corresponds a Janet el haber mostrado que el susodicho perro, contraria- mente al hombre, no era eapaz de liquidar el pasado asi como asi, Se habla de grandeza griega, dice Artaud; pero, afiade, si el pueblo de hoy no comprende las Coéforas de Esquilo la culpa es de Esquilo, Los antisemitas valoran su “punto de vista” en nombre de Ja tradicién. En nombre de la tradicién, de ese largo pasado de historia, de ese parentesco sanguine con Pascal y Descartes, se dice a los judios: os seria dificil hallar sitio “en la comunidad. Recientemente, uno de estos buenos franceses declaraba en el departamento de un tren en el que yo viajaba: “{Si las virtudes verdaderamente francesas subsisten, la raza esté salvada! Hoy dfa lo importante es realizar la Unién naciona), Basta ya de luchas intestinas. Hay que plantar cara a los extranjeros (y mirando hacia mi rineén), sean cua- les fueren. : Digamos en descarzo suyo que apestaba a filete de cerdo; si hubiese podido me habria dicho que mi sangre de esclavo Mberado era incapaz de reaccionar al conjuro de Villon o de Taine. iQué vergiienza! El judio y yo: no contento con racializarme, por un golpe de suerte, me humanizaba, De bracete con ef fudio, herma- nos de desgracias, rigor de las desdichas. iQué vergiienza! A primera vista, puede parecer asombroso que la actitud del antisemita se asemeje a la del negréfobo, Mi profesor de ffilosofia, de orien antillano, me lo recordaba un dia: “Cuan- do cigan hablar mal de los judios, afinen la oreia, hablan de ustedes.” Yo pensaba que tenia razin universalmente, en- tendiendo por esto que yo era responsable, en mi.cuerpo y en mi alma, de la suerte reservada a mi hermano. Desde enton- 100 ces, comprendi-que sélo queria deci samente negréfobo. Lega usted demasiado tarde, terdisimo. Entre ustedes y nosotros habr siempre un mundo —blanco—... Imposi Gad para el otro de liquidar de una ver para siempre el pasado, Es comprensible entonces que, ante esta anquilosis afectiva del blanco, yo decidiese lanzar mi grito negro. Poco a poco, lanzando pseudéporios aqui y alld, yo segregaba una raza, ¥ esta raza vacilé bajo el peso de ‘un elemento fundamental, 2Cuél? {El ritmo! Escuchen a Senghor, nuestro juglar: “Es la cosa mas sensible y menos material, Es el elemen- to vital por excelencia, Es la condici6n primera y el signo del Arte, como la respiracién de la vida; la respiracién que se precipita 0 se frena se hace regular o espasmédica segin la tensién del ser, el grado y la calidad de la emocién, Asi es el rit- mo primitivamente, en sux pureza, asi es en lag obras maes- tras del Arte negro, particularmente In escultura. Lo alimen- ta un tema —forma escultural— que se opone a un tema hermano y como la inspiracién a la expiracién, y asi una y otra vez. La simetria no es lo que engendra la monotonia: el ritmo es vivo, libre... Asi actia el ritmo sobre aquello que en nosotros hay de menos intelectual, desp6ticamente, para 10s penetrar en la espiritualidad del objeto; esta actitud de abandono que es la nuestra es, a su vez, ritmica.” © aHabfa leido bien? Volyi a leer, una y otra ver, D. lado del mundo blanco una cultura ‘negra magica me cele 7 jBscultura negra! Enrojec{ de orguilo. ;Bra esto la. sal- up antisemita es forzo- t fanco se las arreglare por ser acional que yo. Por necesidades de la causa, yo habla adoptado ol proceso regresivo, aunque no dejaba de ser un arma extranjera a pesar de todo; ahora me encontraba 2 mis © “Ge que Vhomme noir apporte”. L’Homme de couler, pags. a a spporte”. L’Homme de couler, pigs. 300- 101 anchas, estaba en mi casa; estoy construide con materiales irracionales; yacer en lo irracional era Jo mio. Irracicnal hasta el cuello, Y, ahora, vibra mi vor. “Los que no han invewlade ta pélora wi la bréjula Los que munca han sabido domar el vapor ni ia elec- [tricidad Los que no han explorado ts mares ni el cielo pero conocen el pass del sufrimiento hasta sue dlti- (mas rincones Los que no han conociio mas viajes que el desarraigo los que se han plegado a arrodillarse Los que fueron inoculados de bastardamiento Si, todos ellos son mis hermanos —una “fraternidad 4s. pera” ‘nos abraza de modo semejante— Después de haber afirmado la tesis menor, echo por la borda otra cosa. Pero aquellos sin los cuales 1a tierra no serta ta [tierra gibesidad tanto més benéfica que la tierra desjerta més ain le tierra silo donde se conserva y madura to que la tierra tiene de mds tierra Mi negrura no es wna piedra su sordera abalanzada contra el clamor del dia Mi negrura no es una torre ni una catedral Se sumerge en la carne roja del suelo Se sumerge on la carne ardiente del ciala Agujerea ek agobio opaco de su recta pacien iBiaa...{ el tam- tam chapurrea el mensaje césmico. Sélo e] negro es capaz de transmitirlo y descifrar au sentido y aleance. A caballo sobre e] mundo, vigorosos Jos talones so- bre Jos ijares del mundo, yo lustro el pescuezo del mundo, como al sacrificador el cefio de la victima. 1A. Césnire. Cahior d'un retour ax pays natal, péginas 11-78. 102 “Pero se abandonan, posefdos, 2 la esencia de toda cosa, ignorantes de las superticies peso poseldes por el movimiento, de toda cosa, idespreoeupado de domar pero jugando al juego det [mundo verdaderomente los hijos mayores del mundo porosos a todos tos soplos del mando lecho sin drenaje de todas las aguas del mundo chispa del fuego sagrado del Mundo carne de la carne det mundo palpitando con el movi- smiento mismo del mundo!” ® iSangre! jSangre...! jNacimiento! {Vértigo del deve- nir! En la hora tercia, abismado en el estupor del dia, me siento enrojecer de sangre. Las arterias del mundo, desqui- cladas, arrancadas, desensaizadas, se han vuelto bacia mi y me han fecundado. “jSangre! jSangre! Toda nuestra sangre conmovida por el corazén macho del gol.” ® E] sacrificio habfa-servido de término medio entre la crea- cién y yo... ya no hallaba los origenes, sino el Origen. Sin embargo, bueno seria desconfiar del ritmo, de la amistad Tie- sra-Madre, ese matrimonio mistico, carnal, del grupo y del eosmes, En La wie sexuelle en Afrique noire, trabajo rico en ob- servaciones, De Pédrals da a entender que, sea cual fuere el Ambito considerado, siempre hay en Africa una cierta estruc- tura mégico-social. Y afiade: “todos estos elementos son los que se descubren, a una escala més bien vasta atin, en las 30- ciedades secretas. En la medida en que se prohiibe, bajo: pena de muerte, a los cireuncisos, extirpadas y operados en la ado- lescencia divulgar a los no iniciados lo que han sufrido, y en 8 Thid, pig. 78. 9 Tid, pag. 70. 103 Ja medida en que la iniciacién a una sociedad secrete se re- ‘mite siempre a actos de amor sacro, en esa misma medida cabe decir respecto de la circuncisién, la excision y los ritos que iustran que son elementos constitutivos de sociedades secretas menores” Camino sobre abrojos blancos. Léminas de agua amena- van mi alma de fuego, Ante estos rites afino mi atencién. Magia negra! Orgias, aquelarres, ceremonias paganas, gri gris, Bl coite es ocasién para invocar los dioses de la fratria. Es un acto sagrado, puro, absoluto, propiciador de fuerzas in- visibles. ;Qué pensar de todas estas manifestaciones, inicia- ciones y operaciones? La obscenidad de danzas y proposicio- nes me asalta desde todas partes. Muy cerca de mf se oye un cdntico: Antes nuestros corazenes estaban muy ealientes Ahora estén muy frios Ya no pensamos mds que en el Amor De melte a la aldea Cuando encontremos un gran falo jAh! Qué bien haremos el amor Pues nuestro sexo estard seco y timpio.”™ BI suelo, hasta hace poco coreel domado, se pone a reir. gSon_virgenes estas ninfémanas? Maria Negra, mentalidad primitiva, animismo, erotismo animal, todo esto refluje hacia mi. Todo esto es lo que caracteriza a los pueblos que no han seguido Ja evolucién de la humanidad. O bien, si alguien lo prefiere, es el saldo de una humanidad. Llegado a este punto Gudé largo tiempo antes de comprometerme. Las estrellas se volvieron agresivas. ‘Tenfa que escoger. {Qué digo! No tenia opeién... Sf, somos (los negros) atrasados, simples, libres en nuestras manifestaciones, Y es que para nosotros el cuerpo no s¢ pone a lo que vosotros llamdis espiritu. Estamos en el mundo, dentro del mundo, ;Viva la pareja Hombre-Tierra! Por lo demas, nuestros hombres de letras me ayudaban a con- ® De Pairale. La vie sexuellz en Afrique noire, Payot, pég. 8. % Versiat. Lee rites secrets de FOubangui, pig. 113. 104 venceros; vuestra civilizacién blanea descuida las riquezas fi- nas, la sensibilidad. Escuckad. “Sensibilidad emotiva. La emocién es negra, la razén helena. jAgua que surcan todos los soplos? ;Alma de aire libre batida por los vientos y de la que cae ei fruto antes de madurar? Si, en un cierto sentido, el negro es hoy més rico en dones que en obras®, Pero el Arbol hunde sus rafees en la tierra. El rio discurre profundo acarreando pepitas precio- sas, Canta el poeta afroamericano Langston Hugues: “Yo he conocido rios, antiguos, sombrios ros; ‘mi alma’ se ha ahondado como los hondos rios.” \GURRLUFHs misma de a emocisn y de le senibilded del negro, por otra parte, explica la actitud de éste ante el objetivo percibido con una violencia esencial semejante. Es un abandono que se hace necesidad, actitud activa de comu- nién, de identificacién, ineluso, por poco intensa y fuerte que sea esa actitud, iba a decir la personalidad del objeto, Actitud ritmica, no se olvide esta palabra.” ‘Ya tenemos al negro rehabilitado, “de pie en el timén’, gobernando e] mundo con su intuicién, ya tenemos al negro redescubierto, recuperado, recogido, reivindicado, asumido, y realmente es'un negro, no, un momento, nada de un negro, sino el negro, alertando las antenas fecundas del mundo, plz tado en el proscenio del mundo, conmoviendo al mundo con su poder poético, “poroso a todos los soplos del mundo”. ;Me caso con e] mundo! jy Pero kay valores que sélo cuajan 2 EI subrayado es nuestro. 1% Senghor, Ce que homme noir opporte, 2. 298, 108 en mi salsa, Soy un mago, y le robo al blanco “un cierto mun- do”, perdido para él y los suyos. Ese dia el blanco debié do- Jerse de un rebote que no pudo identificar, tan poco habituado estaba a estas reacciones, La verdad era que yo habia instau- rado delicadamente el verdadero mundo por encima del mun- do objetivo de las tierras, los bananos y las havess. La esencia del mundo era mi bien. Entre el mundo y yo se habia estable- cido una relacién de coexistencia. Habia descubierto el Uno primordial, Mis “manos sonoras” devoraban Ja garganta his- Yérica del mundo. Fl blanco tuvo la impresién de que yo me le escanaba, y que me Wevaba algo algo conmigo, Me caches Jos bolsillos. Pas6 la sonda por la menos dibujada de mis cir- cunvolueiones. Todo era conocido, pero era evidente que yo pore‘a un scereto, Me interrogé; volviéndome con un aire mis- terioso, murmuré: “Tokowaly, tio méo, te acuerdas de las noches de antes cade ms cabeza fe peroba on tu pada de paciene cia 0 déndome la mano tu mano me guiaba por tinicblas ly signos los campos son flores de gusanos brillantes, estrellas se posan en las hierbas, en lo drboles Hay silencio alrededor Sélo zumban los perfumes de matorral, colmenas de [abejas rojizas Que dominan la vibracién endeble de los gritios, 1, velado tam-tam, la respiracién a lo lejos de la noche Ta, Tokowaly, tii escuchas lo inaudible, y me expli« {cas to que dicen los antepasados en la serenidad marina de las cons- [telaciones: 41 toro, el escorpién, el leopardo, el elefante y los pe- ces familiares, ¥ la pompa lictea de los Bspiritus por la casca cele [te que no termina, Pero aqui esté ta inteligencia de la diosa Zann y caen [las velos de las tinieblas. 106 Noche de ‘Africa, mi noche negra, méstica y clara, {negra y drillante.” Me hice poeta del mundo. El blanco habia deseubier:o una poesia que no tenia nada de poéties. El alma del blanco esta- ba corrompida y, como me decia un amigo que daba clases en Estados Unidos: “Los negros delante de los blancos constitu- yen en cierto modo un seguro para la humanidad. Cuardo los blancos se sienten demasiado mecanizados se vuelven hacia los hombres de color y les piden un poco de alimento hhumano.” Por fin, yo era reconocido, ya no era una nada, Pronto hube do arriar velas. Tras un momento de des- concierto, | blanco me expuso que, genéticamente hablando, yo representaba un estadio, “Nosotros hemos agotado vues- tras cualidades. Hemos tenido mfsticos de la tierra como no Jos habéis conocido nunca vosotros. Echad un vistazo a nues- tra historia, y comprenderéis hasta dénde ha Iegado esa fu- sién.” Tuve entonces la sensacién de estar repitiendo an ci- elo, “Me habian extorsionado mi originalidad, Estuve Toran- do largo rato, después volvia a la vida. Pero una serie de fér- mulas disolventes me frecuentaban: e! olor sui geweris del negto..., la laneza sui generis del negro..., la ingenuidad Habfa intentado salirme por la banda, pero los b'ancos me cayeron encima y me habia eortado el caleafiar izquierdo. Recorri concienzudamente los limites de mi esencia; realmen- te, era bastante enclenque. Mi descubrimiento més extraor- dinario se sitéa precisamente a este nivel. Para hablar con propiedad, este descubrimiento fue en realidad un redestubri- miento. Ojeé vertiginosamente la antigiedad negra. Lo que des- cubri me dejé anhelante. En su libro sobre L'abolition de Veeelavage, Schoelcher nos trafa argumentos _perentorios. Luego, Frobenuis, Westermann, Delafosse, todos blancos, ha- ciendo coro: Ségou, Djenné, ciudades de més de cien mil ha- bitantes, Se hablé ‘de doctores negros (doctores en teslogia que iban a La Meca a discutir del Corén), Todo esto, exhu- "4 Senghor, Chants dombre, Editions du Seuil, 1945. 107. mado, dispuesto, viseeras al aire, me permitié recuperar una categoria hist6rica valida. El blanco se habia equivocado, yo no era un primitive, no més un semi-hombre, yo pertenceia a una raza que, hace de esto dos mil afjos, ya trabajaba el oro y la plata. Ademés, habia otra cosa que no podia com- prender el blatico. Escuchad: “,Cémo eran estos hombres arrancados asi de su pais, sus dioses y de sus familias por una horda, salvaje jamas ruperada a lo largo de los sigios? "Hombres dulees, educados, corteses, superiores sin duda guna a sus verdugos, esta chusma de aventureros que rom- fan, violaban, insultaban a Africa para mejor saquearla, Sabian construir casas, administrar imperios, construir judades, cultivar Jos campos, fundir los minerales, tejer e) ion, forjsr et hierco. *Ninguna eoercién, sino 1a cooperscién, la alegria de vi- , la disciplina libremente consentida, Su religin era bella, nutrida de misteriosos contactos mn e] fundador de la ciudad, Sus costumbres agradables, ba- las en la solidaridad, la benevolencia, o} respeto a la edad. "Orden, {ntensidad, Poesia y Libertad. "Desde el individuo sin angustia hasta el jefe casi fabu- 80, una cadena continua de comprensin y confianza. ;Que 0 fenfan ciencia? Ciertamente, pero tenian, para protegerse del miedo, grandes mitos que equilibraban y fundian la més fina observacién con Ja audaz imaginacién. ;Tampoco arte? Tenfan su magnifico arte estatuario, en el cual la emocién humana no estalla nunca tan braviamente que no organice segiin las obsesionantes leyes del ritmo los grandes planos de una materia apremiada a captar, para redistribuirlas, las fuerzes més Sntimas del universo” %, “...¢Monumentos en pleno corazén de Africa? ;Escuc- las? ;Hospitales? Ni un burgués de! siglo XX ni un Durand, un Smith o un Brown que sospechen su existencia en Africa antes de la Iegada de los europeos. ”...Pero Schoelcher sf sefiala esa existencia, basindose 38 Vietor Schosfcher, Bsclavege et colonisation. Introduccién de Aimé Césaire, pag. 7. 108 en Caillé, Mollien, los hermanos Cander. No dice en dénde exactamente; s6lo habla de cuando los portugueses desembar~ caron en las orillas del Congo en 1498, donde descubrieron un estado rico y floreciente, y que en la Corte de Ambasa los grandes iban vestidos de seda y brocado, pero sabe por lo menos que Africa se forjé por si misma una concepcién juri- dica del Estado y sospeché, en plene siglo de imperialismo, que a fin de cuentas lz civilizaciOn europea no era mas que una civilizacién entre otras, y no la més carifiosa,” Volvi a poner al blanco en su lugar; envalentonado, le za- randeé y le espeté a la cara: “Vaya acostumbréndose usted a mi, que yo no me inclino ante nadie.” Me reia cinica y pro- yocativamente. El blanco, bien se vefa, grufila sordamente. Su tiempo de reaccién se alargaba indefinidamente... Habla ganado. Yo estaba arrebatado de alegria “Dejen ya sus historias, sus investigaciones sobre el pa- sado y prueben de ponerse a nuestro ritmo. En una sociedad ~ como la nuestra, ihdustrializada hasta e) extremo, no hay lu- gar para su sensibilidad, Hay que ser duro para tener derecho a vivir. Ya no se trata de acomodarse al juego del mundo sino de dominarlo a golpe de integral y de atomos. Por su- puesto —se me decia a veces—, cuando estemos cansados de 1a vida de nuestros buildings nos legaremos a vosotros como vamos a nuestros nifios. .. virgenes... asombrados . .. espon- ‘eéneos. Iremos hasta vosotros como en la infancia del mun- do Sois tan verdaderos en vuestra vida, es decir, tan infor- males... Abandonemos por unos instantes nuestra civiliza- cién ceremoniosa y cortés y colguémoncs sobre estas cabezas y estos rostros tan adorablemente expresives. En cierto mo- Jo, vasotros nos revoncilidis con nosotros mismos.” Th nce completo de mi enfe medad. Querfa ser tpicamente negro, no me fue posible. Quise luego ser blanco, més valia refrse. Y cuando intenté, en el plano de la idea y de la actividad intelectual, reivindicar 36 Tbtd, pag. 8. 109 mi negritud, me la arrancaron, Me demostraron que mi an- daduda peculiar era s6lo un término de Ia dialéctica. “Pero aiin hay algo més grave; el negro, como ya d ‘mos, BL Crea WA racisme antirracista, No desea de ninguna manera dominar e] mundo: quiere la abolicién de los_privile- gios étnicos, vengan de donde vengan; afirma su solidaridad con los opritmidos de todo color, De golpe, la nocién subjetiva existencial, étnica de negritud “pasa”, como dice Hegel a la de —objetiva, positiva, exacta— de ‘proletariado, Para Cé- saire —dice Senghor— el blanco simiboliza e} capital, el nen g70 el trabajo... Césaire canta la lucha del proletariado mun- dial a través de los hombres de piel negra de su raza.” “Esto es facil de decir, pero no de pensar. Sin duda no es wna casaalidad que los juglares més atdientes de la negri- tud sean al mismo tiempo militantes marxistas “Pero esto no impide que la 1 ; De hecho, la negritud es como el tiempo débil de wna progresién dialéctica. La afir- macién teérica y préctica de la supremacfa del blanco es la tesis; 1a posicién de la ,megritud como valor antitético es el momento de la negatividad; pero este momento negativo no es suficiente por si mismo, y los negros que lo usan Io saben perfectamente. ‘Saben que apunta a ls preparecién de la sintesis 9 realizacifn de Jo hunano en una sociedad sin razas, jegritud eg-para destruirse, 10, medio ¥ no fin imo eee Cuando let ests pégina senti que me'robeban mi altima posibildad. Die « mistamignes “a generadon de los ove nes poetas negros acaba, de recibir un golps que no perdona nada.” Se habia hecho .un Iamamiento a un amigo de los pueblos de color y este amigo 0 habla encontrado nada me- Jor que mostrar la relatividad de eu accién, Por una voz, este # Jean-Paul Sartre, Orphife Noir. Profacio o la Anthologie de la poésie négre et malpecke, pigs. XL y sigulentes, naa 110 # a hegeliano nato ‘habia olvidado que la conciencia necesita per~ derse en Is noche de lo absoluto, ‘nica cond'cién para legar 2 Ia conciencia de sf. Contra el racionalisme, recordaba el lado negative, pero olvidando que esta negatividad obtiene su valor de una’ absolutez casi substancial. La conciencia empe- fiada en la experiencia ignors, debe ignorar las esencias y las determinaciones de su ser. \ Orfeo Negro es una fecha en la intelectualizacién del exis- tir negro, El error de Sartre estuvo no solamente en preten- fer ir ala fuente de la fuente, sino en una cierta manera de agotar ésta fuente: “;S¢ agotard la fuente de le Poesia? 10, quizds, el gran rio negro coloreara a pesar de todo el mar en que desembo- que? No importa: a cada época su poesia; en cada época las Gireunstancias de la historia eligen una nacién, una rata 0 una (lase para recoger la antorchs, creando situaciones que sélo pueden expresarse 0 rebasarse mediante la Poesia; asi coin Zden a veces los impulsos revolucionarios y poéticos y otras divergen. Ssludemos hoy la posibilidad histérica que permi- tiré a los negros lanzar “con tal violencia su grito Negro que se omamoverdn hasta los cimientos del mundo (Césaire)”#. En términos de conciencia, la conciencia negra se da como densidad absoluta, como Iena de si misma, etapa pre-existen- te a toda erieta, a toda abolicién de si por el deseo. En este estudic Jean-Paul Sartre ha destruido el entusiasmo negro. Contra el devenir histérico habia que oponer Ia imprevisibili- dad. Yo tenia necesidad de perderme en la negritud ebsolu- tamente. Suizds un dia, en el seno de este romanticismo des- dichado... Bn cuakuier caso, yo necesitaba ignorat. Esta lucha 38 Ibid, zig. XLIV- um y esta vuelta a las fuentes debian revestir un aspecto acabado, No hay nada més desagradable que cata frase: “Ya cambia, ris, muchacho; cuando yo era joven, yo también..-, ya ve. As, todo pasa.” La dialéctica que introduce la necesidad justo en el punto de apoyo de mi libertad me expulsa de mi mismo. Es una dialéetiea que rompe mi posicién irreflexionada, Siguiendo n términos do conciencia, Ia coneiencia negra es inmanente a si misma, Yo no soy una potencialidad de nada, soy plena. mente lo que soy. Yo no tengo que buscar lo universal, En al seno de mi no ocupa lugar alguno ninguna probabilidad. Mi conciencia negra no se da como carencia. Mi conciencia negra es. Es adherente a si misma. Pero, se nos diré, en sus afirmaciones hay un desconoci- miento del proceso histérico, Escuchen, pues: “Africa he quardado tu recuerdo Africa estés en mi Como Ia astilla en la herida como un fetiche tutelar en medio de la aldea haz de mi la piedra de tu honda de mi boca los labios de tu Uaga do mis rodillas las columnas rotas de tu humillactén SIN EMBARGO no quiero ser més que vuestra raza abreros campesinos de todos los paises... ! --,obrero blanco de Detroit pebn negro de Alabama pueblo innumerable de las galeras capitalistas él destino nos yergue kombro con hombro y renegando del antiguo maleficio de los tabies de,la [sangre risamos los escombros de nuestras soledades ‘Si al torrente es frontera arrancaremos al declive su cabellera irrestafable Si la Sierra es frontera Tomperemos la mandibula a los voleanes > 2 que refuerzan las Cordilleras y la Uanura seré la explanada de aurora donde reunir nuestras fuerzas descuartizadas por la oxtucia de nuestros amos Como la contradiccién de los rasgos se resuelve en ia armonia del rostro proclamamos la unidad de! sufrimiento y de la rebelion a de todos los pueblos en toda [a superficie deta tirra y mezclamos el cemento de los tiempos fraternales en el polvo de los tdolos.” # Precisamente, responderemos nosotros, ja exy oe negra es ambigts, pore dO hay Si mdg?O, So Répras, Vea- se la diferencia en este otro poema ego vuelto hacia mi Con las manos rojas de sangre i Me ha escupido Negro su desprecio a la cara : 4 con su voz de amo: i Eh boy, una butaca, ma toalla, agua’ Y este otro: iq : “Mi hermano ¢l de los dientes que brillan bajo el oe [cumplimiento hipécrita Mi hermano el de las gafas de oro Sobre tus ofos azulados por la palabra del Amo Mi pobre hermano al del smoking con forro de sola ic susurrendo y pavonedndose en mes cee (de la Condescendencia Nos dag léstima 28 Jacques Roumain, Bois debéne, preludio. 1 David Diop. Troi peemer, Le temps du mariyre. 13 El sol de tu pats ya no es mds que wna sombra En tu frente serena de civilizado ¥ la cabafia de tu abucla Hace enrojecer un rostro blanqueado por afios de hue (millacién y de Mea Culpa Pero cuando saciado de palabras sonoras y vacias Como la caja que Nevas en tus hombros Pises la tierra amarge y roja de Africa Esas palabras angustiadas dardn ritmo entonces : (a tu marche inguieta iMe siento tan solo, tan solo aqui!” = A veces tiene uno ganas de detenerse. Expresar lo real e8 cosa ardua. Pero cuando a uno se le mete en la cabeza expresar Ia existencia, so corre el riego de encontrar sélo 10 inexistente. “Mi negrura no es una torre, ni una catedral, se sumerge en la carne ardiente del cielo, se sumerge en la curne ardiente de! cielo, agujerea el agobio opaco de su recta puciencia....” ae En verdad, en verdad os lo digo, mis espaldas se es currieron de la estructy ron Ia caricia del sol. : at el negro sufre en su cuerpo de manera distinta que el blan- eo*. Entre el blanco y yo hay, ciertamente, ana relacién de trascendencia 3. 2 David Diop, Le Renégat. "22 i los eatndiog de Sartre sobre ta existencin del otro son exectos (en Ia medida, insistimos, en que el Ser y la Nade describen wna. con Gencia alienada), eu eplieacifn a una conciencia negra es falsa. El blanco ho es solamente Otro, sino el sefior, reel o imaginarie por otra parte. 2 En el sentido en gue la entiende Jean Wahl, Existence humaine ot transeondance, Etre et Penser. 14 Pero so ha olvidado ta constancta de mi amor. Yo me de- fino como tensién absoluta de abertura. Yo tomo este negri tud y, con lagrimas en los ojos, reconstituyo su mecanismo. Mis manos, lianas intuitivas, reconstruyen, edifican, lo que hab{a sido despedazado, Pero mai clamor resnena mas violento:’soy un negro, soy tun negro, soy un negro... Mi pobre hermano que vive su neurosis en el limite es quien se descubre paralizado: “1 Negro: —No puedo, sefiora, Lizzie: —, Qué? El Nogro: —No puedo disparar contra tos blancos. Lizzie: —jBs verdad! ;Se van a molestar! B] Negro: —Son blancos, sefiora Lizzie: Pero, entonces? jis que tienen derecho @ san- grarte como a un cerdo porque son blancos? El Negro: —Son bianeos.” “El Negro: —Es asi sefiora, siempre pasa Jo mismo con os blancos, Lizzie: —z También td te sientes culpable? El Negro: —Sf, seffora.” Este es Bigger Thomas, que tiene miedo, un miedo espan- toso, Tiene miedo, ;Pero, de qué tiene miedo? De si mismo. No sabe arin quién es, pero sabe que el mundo ser la morada del miedo cuando.el mundo sepa.., Y cuando el mundo sabe, el mundo espera algo del negro, Tiene miedo de que el mun- do sepa, tiene miedo de ese miedo que asaltaria al mundo si o} mundo supiese. Como la vieja mujer que nos suplica de rodi- Tas la atemos a la cama: % J.-P. Sartre, Le Putain reepectueuse. Véaso también, Je suis um ‘néore, “Fame of the braves”, film de Marx Robson. 5 “Doctor, siento en cada instante esto que me domina. "EI qué? Bia Las ganas de suicidarme. Ateme, tengo miedo’ Alcabo, Bigger Thomas actéa. Para ponér fin a la ten- sién, responde a la esfera del mundo™. Este es el personaje de If he hollers, let him go™, que hace precisamente lo que no querfa hacer, Esa gran rabia que le Sale siempre en su camino, tenaz, sensual, ofrecida, abierta, temiendo (deseando) Ia violacién, se convierte final” mente entreacto, o antes del film, me espero. Los que estén ante mi me miran, me espian, m& esperan, Un botones negro va a parecer. Hl 'corazin me vuelve la cabeza. ice a mi hermano: yy gracia, donacién, presente, y me aconsejan la humildad del enfermo... Ayer, al abrir mis ojos a| mundo, vi demudarse el cielo del uno al otro confin. Quise levantarme, pero el silencio visceral reflu- y6 hacia mi, con las alas paralizadas. Irresponsable, a caba- Wo entre la Nada y el Infinito, me puse a llorar. ® Richard Wright, Native Son, 2 Cheater Rimes. 1 Jo suis un négre. us VL. EL NEGRO Y LA PSICOPATOLOGIA Las escuelas psicoanaliticas han estudiado las reaeciones neuréticas que nacen en algunos medios y en ciertos sectores de civilizacién, En obediencia a una determinada exigencia dialéctica, deberiamos preguntarnes hasta qué punto pueden utllizarse'las conclusiones de Freud 0 Adler en un intenta de explicacién de la visién del mundo del hombre de color E} psicoandlisis, nunca se repetird esto bastante, se pro- pone comprender unos determinados comportamientos dados en el seno del grupo espeetfiea que representa la familia, Cuando se trata de una neurosis vivida por un adulto, la ta- rea del analista consiste en descubrir, en la nueva estructura psiquica, una reproduccién de los conflictos surgides en el in- terior de Ja constelacién familiar. En todos Jos casos se con- sidera a la familia “come objeto y circunstancia psiquicos” 7, No obstante, en nuestro emperio los fenémenos van a complicarse de manera singular. En Europa, la familia repre- senta, en efecto, uns cierta manera que el mundo tiene de ofrecerse al nifio. Las estructura’ familiar y naciona] man- tienen entre sf relaciones estrechas. La militarizacién yla centralizacién de la autoridad paterna, En Buropa y todos los paises lamados civilizados o civilizadores, Ia familia es un 3 “Le complexe, facteur coneret de Is psychologic familiale”, J. Lo- can, Bneiclopésie francaise, 840.5, wi

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