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1 CAJA DE ARENA
Riqueza expresiva
Capacidad intelectual
Calidad del conflicto
Adecuación a la realidad:
Momentos:
3 EL DIBUJO:
El dibujo es un fenómeno universal y puede ser estudiado desde múltiples
perspectivas: artística, antropológica, sociológica, psicológica, entre otras.
Si aceptamos como analogía algunos aspectos del sueño y dibujo, debemos pensar
que el dibujo, al igual que el sueño, presenta aspectos metapsicológicos y
mecanismos tales como la condensación, el desplazamiento o, la elaboración
figurativa, y además presentaría una interesantísima relación con el principio de
placer.
En efecto, si el dibujo permite la expresión simbólica de conflictos y ansiedades que
necesitan ser elaboradas, si el dibujo y juego son expresiones paralelas en los
niños, no ocurrirá con el dibujo lo mismo que con el juego.
Siguiendo con la anología dibujo – sueño, se puede pensar que al transformar las
ideas latentes en imágenes concretas, el dibujo realiza un trabajo de elaboración;
es probable que use restos diurnos y símbolos universales para expresar conflictos.
Analogándo a Garma podemos pensar que en el dibujo si bien los símbolos son
infinitos, las ideas latentes son pocas y se refieren a la sexualidad, el conflicto
edípico al nacimiento y la muerte, con un agregado de especial importancia: el
cuerpo y los conflictos inherentes a sus modificaciones por el crecimiento.
Como correlación dibujo – palabra, cabe citar a Aberasturi quien dice: “el pronunciar
la primera palabra significa la reparación del objeto amado y odiado que se
reconstruye adentro y se lanza afuera al mundo exterior. Así lenguaje y marcha
tienen el mismo significado luego del nacimiento: separación para recuperar en otra
forma el objeto perdido. Si admitimos que el dibujo también es un lenguaje, vemos
que presenta con la palabra una diferencia fundamental: permite recuperar el objeto
perdido y tenerlo a la vista cuantas veces se quiera”.
También Aberasturi señala que la fugacidad de la imagén que aparece y
desaparece angustia al niño.
Para esta autora el niño aprende entre los dos y tres años a recuperar esa imagén,
a recrearla y mantenerla, a través del dibujo. Ahora bien, si uno observa a niños
menores de dos años se verá que si bien no realizan dibujos en el sentido formal de
la palabra, con un lápiz y papel hacen trazos y figuras, asimilables a un dibujo. Por
lo tanto el garabatear produce en el niño un placer en sí mismo y tiene ese sentido
de recuperar el objeto, mucho antes de los tres años. Y conviene recordar palabras
también de Aberasturi quien decía que el garabato es al dibujo lo que el monosílabo
a la palabra.