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La Comunicacién: la Competencia Ciudadana No el filéofo, los ciudadanos han de tener la tileima palabra (tirgen Habermas en debate con John Rawls sobre el iberalismo pe Introduccion HI Ministerio de Educacién de Colom regién, ha venido promoviendo, dentro deo educativa’, desde hace ya mas de dos afios, una campafia para la formacién en competencias ciudadanas dentro de un marco més amplio de educacién en valores. 1, como otros de la uma “revoluc Dehecho, la campafia es muy oportuna, pero queda la impresién cde que la falta de fundamentacién tedrica de la misma hace que se pierda en medio del plural de las competencias lo especifico de la competencia ciudadana. Es conocida también la preocupacién en smo tema dela ciudadania, qui xretos, pero siempre muy en relacién con lo que desde hace ya més tiempo se viene promoviendo en el Reino Unido como educacién en “Cityzenship”. Pretendo mostrar i que si se fija el actuar comunicacional como La udadana fundamental, se pueden estructurara partir Competencia “#137 a Comunicacin:a Conptenia Cdedena BR oepaquac i de él las otras competencias y ademas se entiende mucho mejor por {pal del proceso educativo s{ debe ser formar para Ia ciudadanfa, entre otras ra prictica pedagégica son por su - El sentido de las competencias ‘Queremos entender este término a partir de la Ja manera como se ha venido caracterizando en ay del derecho el se hace ciudadanos, antes que a la pertenencia geogréfica a un lugar. Se trata de actividades colectivas organizadas “segtin determinadas creencias, normas y procedimientos que coordinan la accién comin y las acciones individuales para afrontar problemas y solventar conflictos... Esas creencias, normas y procedimientos distribuyen bienes intangibles como jerarq idad 0 poder y no menos suponen y promueven la distribucién de otros bienes tangibles como Ja riqueza, la renta o la propiedad. Ser sostener, aunque sea de manera critica, esas cree procedimientos y es también modifica udadano es pertenecer y jas, normas y (Ed), Barcelons 2. THIEBA comple sociedad F carer : En este mismo sentido, pero desde una perspectiva més feno- , caracteriza Adela Cortina en su libro Ciudadanos del ia y pertenencia, y tecorte el concepto en sus diversas connotaciones: ciudadania politica, ciudadanfa social, ciudadania econémica, ciudadania udadanfa intercultural; estd tltima adjetivacién la lleva a ven las competenci recientemente por Jesis Martin-Barbero, por ser una escolarizacién de la ciudadania: “Simulacro que puede tener lugar dentro de la escuela o a través de los medios masivos, como el que proponen las tramposas competenciascon que el actual gobierno del sector intenta hacer la muy conservadora “revolucién” que, de estos paises, esperan Jos organismos al servicio del capital competitive y competente” (Martin Barbero, 2005: 9-10) La critica es vilida sobre todo si el discurso de las competencias ladanas se pone en el mismo plano que el de otras competen- cias, como las cientificas, las tecnolégicas, |: isticas, ete. mds aun si al mismo tiempo se utiliza el térm “ompetencias cciudadanas” en el contexto de una “revolucién educativa” (es el término casi cinico del actual gobierno), de legitimidad entre los maestros por los términos funcionaliscas en los que ha sido propuesta en el marco de la asf llamada politica de seguridad democritica. Se relacionan entonces las competencias con un paradigma educativo en el que se habla de “evaluacién por resultados”, se apuesta en especial al valor de controles y pruebas de rendimiento y se fomenta un sentido de educacién sospechosamente autoritario y de ninguna forma interesado en procesos democriticos de formacién ciudadana le ciertamente no goza #139 4 Comuniacon lo Competence Cudotena 2.- Tres paradigmas de la educaci6n Teniendo en cuenta esta critica, procuramos, en lo que interpretat el sentido de las competencias en plural desde la com- petencia fundamental que es la comunicacién humana. Esto nos aclarar por qué pensamos que ¢s necesario optar por igma® discursivo de la educacién, como alternativa a un fisca y a un paradigma humanista solipsista, muy jones moralistas, uno y otro cada vez mésal servicio storitarios como el de la seguridad democritica de programas Nos referimos con esto a un debate reciente en torno al tema de la Carta sobre el humanismo de Martin Heidegger, debate que para nosotros determina el sentido mismo y los retos de la educacién contemporinea. En 1946 escribe Heidegger la Carta sobre el bumanismo, en la {que critica el humanismo cristiano, el marxista, el fenomenoligico de su maestro Edmund Husser, y el existencialista de Jean Paul Sartre. Como alternativa a estos proyectos, para él mas dogmsticos y metafisicos que auténticamente précticos, ofrece stu concepcién de persona como Dasein abierto al ser, antes que a otras subjet vidades, para dar razén de la diferencia ont de ser como e mundo de la vida. AI mismo tiempo es importante sefialar cémo una c1 Guitare Hoye Wsaoee “8 Capua ft ‘mental del humanismo heideggeriano, no tiene por qué terminar necesariamente en propuestas afanadas, como la de Peter Sloter- dijk en su respuesta, en 1999, a la Carta sobre el bumanismo de Heidegger, Normas para el parque humano. Si bien compartimos ‘en gran parte esta critica a Heidegger, por cuanto en su Carta no offece una solucién moral, politica y en derecho al problema de la deshumanizacién del hombre, no creemos que el camino sea el de una eugenesia liberal, como parece sugerirlo Sloterdijk. Propone- ‘mos por ello, optar entonces por una ética discursiva de la especie, como la propuesta en el Futuro de la naturaleza humana de Virgen Habermas‘ para responder al nacuralismo cientifista y ala carencia en la fenomenologia de un planteamiento adecuado acerca de la incersubjetividad, sin Ia cual no parece ser posible hablar hoy de &tica y menos aun de pedagogia. Enefecto, cuando Jiirgen Habermas’ afirma que “desde Sécrates los filésofos también van a la plaza de mercado”, pretende explicar en clave comunicacional lo que significa mundo de la vida (Le- desde el punto de vista moral. All relata él cémo al poco tiempo de aparecer Ser y tiempo, un joven amigo le pregunta: ;Cuéndo escribe usted una ética? De su respuest que establece entre su sentido del humanismo y el desarrollo de la ciencia y la técnica en la direccién de un necesario reencantamien- 4, HABERMAS, Jirgen, El fsuro de la naturleza humana: hacia wna engenesia ‘eral’ Barcelona: Paidés, 2002. 5. FABERMAS, Jirgen. Lor filafs también van ala placa del mercado. Encevista ‘ex Humbolde, 113, afo 36, Bonn: Internationes, 1994, pp. 32-34 oa a cmon ard to del mundo de la vida, que nos permita volver a sentitnos en el mundo como en casa. Para ello acude Heidegger al Fragmento 119 de Herécl hombre habita, en cuanto es hombre, en la cercania del dios”, Para cexplicar esto se vale Heidegger de lo que narra Arist6teles: “De He- réclito se cuentan unas palabras que habsfa dicho a unos extranjeros deseosos de ser recibidos por él Al acercarse lo vieron calentindose cerca de un horno. Se detuvieton sorprendidos, y esto sobre todo porque él les infundié valor -a ellos, los indecisos~ haciéndoles entrar con estas palabras: también aqui hay dioses’®. ‘Se trata pues de un paradigma humanista en relacién con el actuar en el mundo de la vida, basado en el darse el ser al hombre en su modo de ser como existir, Dasein, en un horizonte en el que idegger puede caracterizarlo de acuerdo con su idea de humanis- ‘mo, con base en la critica a otros paradigmas: “El hombre no es el déspota del ente. El hombre es el guardin del ser. Con este ‘menos’ no pierde nada el hombre, sino que gana—porque arriba ala verdad del ser, Gana la esencial pobreza del pastor, cuya dignidad estriba cn ser llamado por el mismo ser a la custodia de su verdad. Este llamado viene como el disparo del que arranca existir. El hombre es en su esen inzamiento del de roria del ser— aquel ente cuyo set, en cuanto ec-sistencia consiste en habitar en la proximidad del ser. El hombre es el vecino del ser””. La abstraccidn de este paradigma salta ala vista, Lo contratio es el dato fenomenoldgico: el hombre antes que ser el vecino del ses, 7. Ibid. p. 96. “Hh 42 fe uiterme Heyes varquez Rh Coma? ya es el vecino del otro 0 de la otra, lo mismo que una una época histérica es tal en relacién a otra cultura o a otra época. Y me atreverla a decir que antes de toda diferencia ontolégica, en estricto sentido fenomenolégico el hombre detecta la diferencia ccon el otro en su diferencia, Es precisamente la tesis de Emmanuel “...esla irrupeién del rostrola que, en un primer momento, identidad ontol6gica del yo para luego reconstruirla Levinas: desarti en un sentido En contraposicién a Heidegger el fundador de la fenomenolo- gfa Edmund Husserl sf habia ya reconocido, afios atrés, que toda reflecin sobre la crisis de una cultura implicaba un descubrimi del problema de a intersubjeti biisquedsa fracasé la fenomenologfa trascendental, lo que noeximede sistiendo en una tematizacién del mundo de la vida desde las relaciones sociales antes que desde la diferencia ontolégica entre cl cxistir y el modo de ser de los entes. Un punto de vista moral como el que venimos sugiriendo es el tinico que puede defender el hhumtanismo en educacién de todo reduccionismo cientifista. Tor su lado, Peter Sloterdijk, al contestar a la Carta sobre el hu- anism, hace suyo el veredicto del fin radicalizar el fracaso de los valores de la lustracién y de todo intento los en cualquier tipo de paradigma que no fuere el de las ciencias. Sloterdijk sabe diferenciar entre los aciertos de Heide humanismo, buscando de reconstr 8, SUCASAS, Juan Alberto. Bomanuel Levinas: wna érica judi. En: M. Bele, J. (M. Mardones, Reyes Mat (eds). Judaiomoy limites de la madernidad, Barcelona: Biopicdra, 1998, p. 138 9. HOYOS, Guillermo, “Tneraduccién” a Edmund Hassrl, Renovacién del bombre 17 de la cultura. Cinco enray. Batcslona: Anthtopos/Universidad AutSnoma Mertopolitana, 2002, pp. VII-XXXIL “#143 a Comancacon: a Competence Cudadena iversos tipos de humanismo, todos ellos domesticadores, moralizantes y perversos desde el punto de vista de la educacién humana, y lo anacrénico de sus ontol6gicos juegos de todas formas, logren articular la pregunta de la Qué amansaré al ser hhumano, si hasta ahora sus esfuerzos por autodomesticarse a lo Ainico que en realidad y sobre todo Ie han Hlevado es a la cong) del poder sobre todo lo existente la tecnologla como cosificaci idad de reivindicar ciertos recur- habitar el hombre la tierra. Peto Sloterdije parece querer ir més manista no ha dado resultados, en la resultados, propia del paradigma cientifista, no deberfa tener sentido apostarle a una nedio, parece sugerielo el autor de las Normas para el pargue humane, consiste en que el presente contamos con la maravilla de la tecnologia gen: “Podemos crear una antropotécnica que sf logre la domesticacidn, 10, SLOTERDIK, Peter. Normas para ef panque humane. Una respneta la Carta CGuiter Heys Vasquez i comeguas fi © sea, los propésitos fallidos del humanismo literario. Se tratarfa de reemplazar la literatura por la tecnologfa. Sustituir la ética por la genética”. Eldebate nos ayuda a clarficar una alternativa posible a estos dos paradigmas contrapuestos en sus propuestas para la educacién del hombre: un paradigma humanista que leapuestaen. aun sentido fuerte de autonomia y de moral y un paradigma que ies del “parque cia, la técnica y la tecnologia. La manera como solucioné Kant la aparente contra- diccién entre el conocimiento cientifico y el punto de vista moral, nos permite pensar en un tercer paradigma para la educacién en inuesitos dias, partiendo de la detrascendentalizacién de la razén, optando por el proyecto filoséfico de una modernidad no acabada, abierta a la finitud y a la contingencia del ser humano, presente en tividad a instancia {a intersut Lapropuesta de un paradigma discursivo dela educacién, basado cen morales de maximos y en una ética de minimos para la especie hhumana, parte también de una critica al humanismo del Dasein, pero en lugar de optar por un naturalismo cient propone un naturalismo débil que cuenta con el mundo de la vida y el sentido de cultura, como dmbito de la intencionalidad como responsabilidad. Sélo que laintersubjetividad que Husser! buscaba ~

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