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IMPORTANCIA DEL EJERCICIO DE LA DEMOCRACIA

PARTICIPATIVA

El eje central del modelo participativo es obviamente la implicación de los ciudadanos en la toma
de decisiones de una comunidad. Así, el voto directo del ciudadano juega un papel decisivo en
todo aquello que le concierne, incluso en las grandes cuestiones que afectan a su nación.

El sistema participativo no debe entenderse simplemente como un procedimiento de votación


periódica, ya que también se trata de intervenir en la gestión de lo público a través de una serie de
mecanismos y canales de participación: la iniciativa popular a partir de un número de firmas
acreditadas, consultas periódicas a través de internet para que la ciudadanía exprese su opinión
sobre ciertos asuntos de interés general, etc. Éstos y otros sistemas ya están reconocidos
legalmente en muchos países.

Los mecanismos de participación en la vida pública tienen varias funciones. Por un lado, refuerzan
la democracia como forma de gobierno (un sistema parlamentario donde no exista ninguna vía de
participación popular puede degenerar en una democracia en la que la voz del pueblo solo se
pronuncia en cada convocatoria electoral).

Por otra parte, la intervención de la ciudadanía en la toma de decisiones puede ser un eficaz
antídoto para combatir las distintas formas de corrupción política (si los representantes del pueblo
saben que están siendo vigilados por el pueblo es menos probable que caigan en la tentación de
cometer algún tipo de abuso de poder).

La democracia participativa es una forma de democracia en la que los ciudadanos tienen mayor
participación en la toma de las decisiones políticas que la que les otorga tradicionalmente la
democracia representativa. La democracia participativa permite una participación ciudadana
mayor que en democracia representativa pero menor que en la llamada democracia directa y
equivalente en muchos de sus mecanismos a la democracia semidirecta.

Sus antecedentes ideológicos hacen «una distinción entre el individualismo –al estilo de Rousseau–
y la dignidad de la persona humana. Como individuo, el ser humano no es más que un fragmento
de la sociedad, pero como persona investida de su dignidad y derechos, es depositario de los
intereses y aspiraciones de la sociedad en pleno.»1 Este concepto lo desarrolló ampliamente
Jacques Maritain en dos de sus obras: Humanismo Integral y El Hombre y el Estado. Además, Sir
Arthur Lewis, laureado con el Premio Nobel, señaló que todos aquellos afectados por una decisión
deben tener la oportunidad de participar en el proceso de tomar esa decisión, ya sea en forma
directa o mediante representantes electos.2

Su mecanismo puede definirse con mayor precisión como un modelo político que facilita a la
ciudadanía su capacidad de asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia
directa en las decisiones públicas. En la actualidad se manifiesta usualmente por medio de una
diversidad de procedimientos, como presupuestos participativos, consejos vecinales o comunales o
consultas populares.3 En una etapa más avanzada, el proyecto fundamental de la democracia
participativa es la creación de un mecanismo de deliberaciones mediante el cual el pueblo, con su
propia participación, esté habilitado para manifestarse por igual con puntos de vista tanto
mayoritarios como minoritarios. Sin negar que todo sistema democrático eventualmente ha de
descansar en decisiones mayoritarias, los mecanismos o instituciones de participación tienen el
propósito de hacer hincapié en el pleno respeto a las minorías, sus opiniones y su amplia
manifestación a través de un mecanismo participativo e institucionalizado

CARACTERÍSTICAS

Los principales efectos positivos que tendría este sistema político si se pusiera en práctica según
sus defensores son:

Aprovecha las experiencias y la capacidad de todos: La sociedad funciona mediante una red que
interrelaciona al gobierno, las diversas comunidades, los grupos de intereses, los sectores y las
instituciones. Además, los ciudadanos tienen un conocimiento mucho más íntimo a nivel local de
las necesidades de la población que ningún grupo de políticos desde un gobierno altamente
centralizado.

Promueve la legitimidad. Las instituciones, los organismos sectoriales, las empresas y los gobiernos
acabarán por apreciar que tienen mucho que ganar en confianza, apoyo y colaboración de parte de
los ciudadanos si los incluyen de alguna forma en sus decisiones. Los propios ciudadanos tienen
una mayor facilidad de promover iniciativas destinadas a hacer más eficaz el medio en que se
desenvuelven.

Desarrolla nuevas capacidades. La participación desarrolla la capacidad de las personas de trabajar


en colaboración con los demás, de identificar prioridades y de lograr que las cosas se hagan y los
proyectos se realicen. La actividad participativa los convierte así en mejores ciudadanos.

Mejora la convivencia y calidad de vida. Estudios realizados por economistas, sociólogos y


psicólogos han demostrado que las personas que participan en la toma de decisiones son más
felices que los que se limitan a aceptar o aplicar las decisiones de otros, debido a que se sienten
responsables del mejoramiento de su calidad de vida. Además, la participación brinda al ciudadano
una oportunidad de mayor eficacia en la colaboración.5

democracia significa igualdad política (es decir, igualdad de derechos para participar en las
decisiones políticas) y control popular. El voto no garantiza esa igualdad política y, en los Estados
Unidos, podemos ver que algunas personas son más iguales que otras y que, de hecho, el poder se
compra con dinero. El voto tampoco asegura el control popular porque las instituciones de los
partidos y del aparato estatal siempre han contado con todo tipo de mecanismos sofisticados para
bloquear o reducir a la nada las reivindicaciones y los deseos del pueblo. De modo que se ha
iniciado la búsqueda de sistemas de refuerzo del voto, no para substituirlo, sino para consolidar sus
raíces y convertirlo en un verdadero instrumento de poder popular y conseguir que la democracia,
por fin, sea una realidad. Es precisamente en este marco en el que cabe encuadrar la democracia
participativa en sus diversas manifestaciones locales.
MAPA CONCEPTUAL
1. CONSTRUCCIÓN DE UNA BUENA IDEA FOCAL
Las mejores presentaciones buscan transmitir un único mensaje. En lugar de pretender transferir
mucha información, lo que termina diluyendo el mensaje, suele ser mejor intentar transmitir una
sola idea. Dejar bien claro desde el principio cuál es la idea nuclear de tu presentación crea un
contexto que te ayudará a clasificar jerárquicamente otras ideas secundarias que pueden apoyar la
transmisión de tu idea fundamental. Prueba a expresar la idea central de tu presentación en una
sola frase.
2. SUGERENCIA DE CONCEPTOS RELEVANTES
Una vez que has acotado el dominio de conocimiento y definido el mensaje principal, debes
seleccionar los conceptos clave de este dominio necesarios para proporcionar el conocimiento
requerido para transmitir la idea focal. Si partes de un documento escrito, puedes destacar los
principales conceptos que contiene.
3. LISTA DE CONCEPTOS
A continuación, identifica todos los datos, hechos, conceptos, ideas, términos que están asociados
de alguna manera con la idea principal y que podrían ayudar a clarificar el mensaje. Puedes crear
una lista con estos conceptos, utilizando una sola palabra o una corta frase para cada uno. Se trata
como ves de un proceso de torrente de ideas (brainstorming), durante el cual debes anotar
absolutamente todo lo que se te ocurra relacionado con la idea focal. No te preocupes en este
momento por la redundancia o importancia relativa de los términos y conceptos que van
apareciendo. Debe primar la cantidad sobre la calidad. Cuando hayas terminado una primera
ronda, habrás compilado una lista inicial de entre 15 y 25 conceptos.
4. ORDEN DE RANGO
Ordena los conceptos poniendo en la parte superior los más relevantes y hacia la inferior los
menos importantes. Pueden aparecer nuevos conceptos que no se te ocurrieron en el paso
anterior. Puedes eliminar los repetidos o reformular los imprecisos.
5. MAPA CONCEPTUAL PRELIMINAR
Comienza a unir los conceptos del paso anterior y a descubrir relaciones entre ellos. Puedes utilizar
herramientas informáticas (serán tratadas en una próxima entrada) o post-its de colores. Ahora es
momento de refinar la clasificación jerárquica de los conceptos y de eliminar aquellos que se
consideran secundarios o irrelevantes para la presentación en concreto.
6. PROCESO ITERATIVO
Una vez construido el primer mapa, revísalo. Reordena los conceptos, tanto a nivel jerárquico
como de relaciones. Considera si están incluidos todos los conceptos relevantes. En función del
tiempo asignado, considera si los conceptos menos relevantes tienen cabida. ¿Se ha colado algún
concepto irrelevante o que no guarde relación clara con el resto? ¿Falta algún concepto capital?
7. REPOSICIONAMIENTO Y REFINAMIENTO DEL MAPA CONCEPTUAL
Crea el mapa final y realiza los últimos ajustes. El mensaje fundamental de la presentación debería
ser fácilmente comprensible: el mapa debería poder comunicarlo con claridad a la audiencia,
evitando información irrelevante o detalles secundarios que distraen y a menudo oscurecen el
mensaje principal

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