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La inquietud de Luiz Costa Lima

Hans Ulrich Gumbrecht

Nuevo Texto Crítico, Año II, No. 3, Primer Semestre de 1989, pp. 5-8 (Article)

Published by Nuevo Texto Crítico


DOI: https://doi.org/10.1353/ntc.1989.0024

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LA INQUIETUD DE LUIZ COSTA LIMA

HANS ULRICH GUMBRECHT


Universität Siegen

U.' na de las pocas constantes en el estilo intelectual (y no sólo intelectual) de


Luiz Costa Lima es la fascinación por la figura de Erich Auerbach. Será gracias
a un hasard objectif (e intercontinental) o a una apropiación intelectual exitosa,
pero el hecho es que ya hoy — antes incluso de haberse puesto a preparar el
esbozo biográfico-histórico de Auerbach, que proyecta desde hace algunos
años— existe una semejanza sorprendente entre la obra del pensador alemán
(tan venerable como difícil de situar) y el pensamiento in progress de Costa
Lima. Ambos disponen de un conocimiento extenso y detallado sobre un
número asombroso de 'literaturas nacionales' (incluyendo la Antigüedad clási-
ca), lo que hace que sus libros escapen a toda clasificación según las disciplinas
filológicas establecidas; es como si ellos dieran por sobreentendida tal riqueza.
En los discursos de ambos es imposible separar los niveles histor(iográf)ico y
sistemático: no hay aproximación al pasado sin orientación filosófica, ni tampo-
co reflexiones totalizadoras que no se encuentren saturadas de materiales
concretos (que sirven tanto de ejemplo como de resistencia a la totalización
precipitada). En ambos, esta síntesis filosófico-histórica (que nunca cae en la
tentación teológica) todavía se hace más compleja por una conciencia — en el
buen sentido de la palabra— 'hermenéutica' sobre el lugar en la tradición
'crítica' (dicho a la manera alemana: científica), en que se inscriben sus pensa-
mientos.
Los paralelos antes referidos producen una última convergencia que, a
primera vista, podría parecer un 'efecto de superficie', pero que identifico con
el signo de una afinidad más íntima: en los libros de Auerbach y de Costa Lima
son frecuentes las frases interrogativas (que no son 'retóricas') porque la
complejidad de sus abordajes se manifiesta en una irritabilidad y en una
inquietud intelectuales que transforman cada 'resultado', sea de un párrafo, sea
de todo un libro, en un problema que va mucho más allá de sus afirmaciones.
De hecho, la trilogía de Luiz Costa Lima, cuya primera parte, O Controle
do imaginario, tiene un título que me parece válido para toda la serie, se inicia
con el regreso a una pregunta de Auerbach, cuya 'solución' es desconstruída.
©1989 NUEVO TEXTO CRITICO No 3 (Año II) Primer semestre
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Es la pregunta por un nuevo concepto de 'literatura' que sirviese como un


denominador común y metahistórico, capaz de resistir a la conciencia refinada
de la 'historicidad' de lo que llamamos 'literatura'. Si llamo 'desconstructivista'
a la actitud de Costa Lima frente a la propuesta de Auerbach, no es por
referencia a un cierto estilo rive gauche pero sí a la capacidad con que renuncia
a aceptar una respuesta, conservando al mismo tiempo los elementos filosóficos
que la componen. Si Auerbach historizó el concepto de 'mimesis' (aún muy
impregnado por la tradición de interpretarlo como 'imitatio') para encontrar
una base metahistórica en la configuración mental que denominamos 'subjeti-
vidad occidental', la trilogía de Costa Lima, al contrario, define el discurso
mimético como aquel que siempre marca diferencias, de contenido variable, de
cara a las realidades institucionalizadas en cada época y en cada sociedad,
dejando de lado como un mero recuerdo histórico a la subjetividad que la época
'moderna' canonizara como metahistórica. Esta solución por inversión no sólo
coincide con nuevas hipótesis sociológicas que atribuyen al arte y a la literatura
la función de presentar estructuras de sentido caracterizadas por su 'alteridad',
creando un sentimiento de contingencia que afecta a las realidades institucio-
nales, sino también — y sobre todo — tiene la virtud de situar el lugar de trabajo
de Costa Lima como un espacio que no se deja centralizar alrededor de la
instancia del sujeto pretendidamente omnipotente. Respecto al primer aspecto,
recién referido, menciono la única solución al problema definitorio central de
la teoría de la literatura, capaz de mantener la unión —precaria— del interés
estético tanto como del histórico, sin caer en el riesgo de una historización total
que hoy neutraliza, en tantos libros eruditos (por ejemplo, los míos), la distin-
ción entre obras literarias y 'fuentes' históricas cotidianas.
Esta solución no puede evitar, a su vez, ser víctima de aquella inquietud,
por la cual la trilogía del Controle se apartó de la problemática de una definición
metahistórica de la 'literatura', que había sido herencia de la crisis de la
historiografía literaria del siglo XIX (causada por la disolución del concepto
de 'nación' como su horizonte de referencia indiscutido e indiscutible). Quien
desee introducirse en el camino de reflexión que abre O Controle (muchas veces
tan complejo que parece laberíntico), rápidamente olvidará esa venerable
preocupación de la teoría de la literatura y acabará en una serie de nuevas
preguntas abiertas que convergen en el deseo ('deseo', para mí, en el sentido
freudiano) de continuar la lectura de un libro que presenta una teoría del
imaginario. Y finalmente quedará asombrado al advertir que O Controle ya
ofrece implícitamente una explicación histórica del surgimiento de este deseo:
si las sociedades occidentales, desde la polis griega, siempre consiguieron
desarrollar dispositivos para canalizar en ríos seguros y tranquilos la potencia-
lidad desestabilizadora de 'realidades', potencialidad que es el imaginario
(Costa Lima lo circunscribe como energeia), parece plausible que un momento
de transición epistemológica (de 'crisis cultural', como dicen algunos con
criterio incierto) debe despertar la voluntad de captar esa 'facultad de la mente
humana', en palabras de Jean-Paul Sartre (¿pero quién dice que exclusivamente
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humana?). El teórico que es Costa Lima habla melancólica y utópicamente, en


el último capítulo que encierra la serie del Controle, de un imaginario que no
fuese ni controlado ni controlador, cuando el mismo deseo se articula, de
manera mucho más dramática, con nuestras esperanzas mesiánicas y cotidianas
de una nueva 'creatividad', capaz de conceptuaüzar y hasta acabar con tantos
problemas abiertos que, hoy en día, uno por uno, ponen en peligro a la propia
subsistencia biológica de la humanidad.
Si éste es el lugar (todavía) histórico que sirvió de desafío a la reflexión
sistemática que el Controle desencadena, tropezamos aquí, afortunadamente,
con una diferencia básica en cuanto al estilo conceptual de Erich Auerbach: en
una especie de desplazamiento del continuo vaivén de sus análisis históricos,
Luiz Costa Lima es capaz de abordar el origen de su reflexión a partir de dos
ángulos: del ángulo latinoamericano y del ángulo occidental; o, dicho con una
acentuación más política, del ángulo de la dependencia post-colonial y del
ángulo hegemónico. Tal superación de Auerbach no se debe a la circunstancia
de que la pluralidad de las dependencias político-económicas no existiesen
antes de su muerte en 1957. La diferencia está en que hoy en día estos mundos
se encuentran mucho más enlazados y próximos entre sí de lo que estaban hasta
la mitad de este siglo. En los años 80, los brasileños triunfan en la competencia
'deportiva' Fórmula 1 —que es un emblema de la tecnología más sofisticada—
y el Bronx, en New York, así como las proximidades de ciertas metrópolis
europeas, se parecen cada vez más a las favelas de Río. Por eso, no creo que
esta doble perspectiva, que constituye el eje de la obra de Costa Lima, sea
meramente una faceta para aumentar la compleja inquietud que forma su
identidad — privilegio que concedemos con benevolencia misionera a un colega
del 'Tercer Mundo' (¡que ya dejó de serlo!). Para mí, el estilo intelectual de Luiz
Costa Lima constituye una norma obligatoria a nivel internacional e intercultu-
ral — aunque tal vez por el momento es inalcanzable en el 'Primer Mundo'.
La doble perspectiva le permite ver que lo que los europeos y norteameri-
canos pos-modernos cariñosamente identificamos como una relativización del
principio de la 'razón' (y de sus reduccionismos), no es nada más que un
playground que la complejísima razón tecnológico-económica dominante nos
concede para su mejor funcionamiento. Un ejemplo asombroso de este con-
traste entre los sueños de grandeza y poder que acarician los críticos europeos
y norteamericanos, por un lado, y, por el otro, la sobriedad (y la risa algo
nietzscheana) de Costa Lima, nos lo ofrecen la 'Translator's Introduction' y el
'Afterword' a la versión en inglés (recién publicada) de O Controle do imagi-
nario por Ronald W. Sousa y Jochen Schulte-Sasse. En las vías filosóficas (desde
hace mucho: más gastadas que críticas) del neomarxismo de la Escuela de
Frankfurt, Schulte-Sasse se ve obligado a prolongar el transcurso del pensa-
miento de Costa Lima por la afirmación de una 'función no-afirmativa' de la
imaginación literaria, mientras que Sousa, echando de menos los gestos de la
moda desconstructivista en O Controle, acusa al autor de una falta de 'subver-
sividad': identifica el ritjor en las referencias históricas de Costa Lima como
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espejismo de un libro que tematiza la tradición occidental de la mimesis sin


abandonarse alfreeplay ofthe signifier. Lo que se les escapa a ambos críticos es
el hecho de que la complejidad en la perspectiva de Costa Lima excluye aquella
ligereza en el empleo de la dimensión 'política' y de las esperanzas 'revolucio-
narias' con la que nos halagamos en el pequeño mundo de nuestros Obersemi-
nare y Graduate Schools. Contrariamente a Sousa y a Schulte-Sasse pienso,
pues, que la lectura de estos dos para-textos contribuye a comprender el abismo
que separa su autosuficiencia intelectual de la inquietud de Costa Lima.
Al mismo tiempo — y corriendo el riesgo de caer en la misma autosuficien-
cia— me pregunto si él describe bien la situación del imaginario, por ejemplo,
en Brasil, al comprobar que allí permanece bajo el yugo de un control religioso
y de la moral 'burguesa'. No voy, por cierto, a renovar el sueño colonialista con
una imaginación 'salvaje' y 'auténtica' de los pueblos tropicales. Pero insisto en
que la ausencia de una teorización del cuerpo en relación al imaginario en la
serie del Controle me parece sintomática. Sintomática porque fue justamente
la obsesión de haber perdido toda corporalidad (en favor de una razón ultra-
sofisticada) lo que inició la emergencia de este tema en Europa. Tal vez, a pesar
de todo, en un país como el Brasil continúe habiendo demasiada corporalidad
para que se tematice la cuestión.
Si esta crítica mía diese lugar a un nuevo matiz en los próximos proyectos
de Luiz Costa Lima, yo lo tomaría como una prueba concreta de la 'descentra-
lización del sujeto', en el estilo intelectual que ella representa. Porque sería la
prueba de que ya ni el maestro es capaz de controlar su imaginación científica
— ni las propias lagunas.
Buenos Aires, setiembre 1988

NOTA

1ROtIaId W. Sousa: "Translator's Introduction: 'Mimesis, Why Can'cha Be True'" yJochen Schulte-
Sasse: "Afterword", en: Luiz Costa Lima: Control of the Imaginary. Reason and Imaginaúon in
Modern Times. Minneapolis, 1988 (Theory and History of Literature, Volume 50), pp. XII-XXIH y
203-225.

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