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Presunción de inocencia: ¿principio, norma de carga de prueba o estándar de prueba?

Darlyn Esteffany Porras Lamprea*1

Jordi Nieva Fenol (2016) considera a la presunción de inocencia como el principio macro que

guía todo sistema penal. Debido a lo anterior, es que se le ha denominado como la garantía

fundamental que cobija a cualquier persona que se encuentra inmersa dentro de un proceso penal,

y por ende, muchos países lo han adoptado como un derecho de protección constitucional. Siendo

entonces un principio primordial, éste ha servido como base para la construcción de distintos

conceptos e instituciones como el in dubio pro reo y el estándar de prueba “más allá de toda

duda razonable2”.

A lo largo del tiempo, distintos doctrinantes han delimitado las diferencias y similitudes de

los conceptos: in dubio pro reo, el estándar de Prueba BARD y la presunción de inocencia.

Algunos señalan diferencias tangenciales, mientras que otros aceptan que el in dubio pro reo y el

BARD, son dos instituciones que se fundan en la misma idea de “toda persona es inocente hasta

que se demuestre lo contrario”. En el presente ensayo se abordará y explicará la posición

adoptada por el catedrático de derecho procesal Jordi Nieva Fenol quien sustentó su tesis sobre

este tema en el artículo de investigación “la razón de ser de la presunción de inocencia”.

1
Estudiante de Quinto año de Derecho en la Universidad Libre seccional Cúcuta. Estudiante investigadora del
Semillero de Derecho Procesal Hernando Devis Echandía de la misma universidad y candidata a Auxiliar de
Investigación del Investigador principal Ronald Jesús Sanabria Villamizar (docente investigadora de la Universidad
Libre Seccional Cúcuta) en el proyecto “¿Prueba electrónica o prueba pericial?: Decisión judicial o dictamen
pericial”

2
En adelante BARD, por sus siglas en inglés “Beyond reasonable doubt”
Antes de comenzar a realizar las precisiones que lo anterior demanda, se considera preciso

realizar algunas anotaciones dogmáticas y estructurales que ayudarán, en un primer plano, a

dilucidar el elemento de la prueba electrónica en Colombia. La globalización del derecho y el

avance de las tecnologías a nivel mundial han marcado un nuevo paradigma en lo que respecta a

los distintos campos y saberes. Anteriormente, hablar de un mundo globalizado y completamente

digital parecía ser una completa utopía. Hoy, el mundo no se puede entender desde las esferas

territoriales y clásicas de trámites y procesos. Es tanta la injerencia de las nuevas tecnologías en

todos los campos de los saberes que existen actualmente, que el derecho ha debido actualizarse y

adoptar sus recientes tendencias dentro del sistema jurídico y dentro de los procesos judiciales.

Los conflictos y sus distintas formas de solución también se han visto afectadas por el mundo

moderno, globalizado y tecnológico, pues gracias a todo esto se han creado nuevas maneras de

allegar información a los distintos procesos, lo que representa un nuevo desafío para la

administración de justicia, ya que, al permitirse la creación y por ende la incorporación de nuevos

medios de prueba, debe, al mismo tiempo, la valoración probatoria del juez sujetarse al avance

que estos representan. Al respecto dice (Morales Sánchez, 2016): “En el mundo digital con el

creciente desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones, la materialización

de los actos y contratos se expresa por medio de mensaje de datos, que son documentos que

tienen efectos vinculantes y valor probatorio a nivel nacional e internacional, gracias a los

tratados internacionales y la globalización que nos permite el actual mundo digital.”

En relación a loya expuesto, resulta también pertinente comenzar a señalar a qué nos

referimos con el término “electrónico”, en lo referente a la materia probatoria. Igualmente debe

realizarse una introducción que ofrezca una definición del medio electrónico preponderante en la
actualidad dentro de los procesos judiciales, que ha tenido relevancia, al menos en su uso, dentro

del ejercicio probatorio. Desde el punto de vista de la relevancia, los teléfonos móviles han

jugado un papel fundamental y destacado en este tiempo, pues a través de este medio se pueden

realizar desde transacciones comerciales hasta celebración de contratos, es así como también el

internet se convierte en una pieza fundamental para el trámite y desarrollo de los mismos. Sobre

el tema, firma nuevamente (Morales Sánchez, 2016) que toda transacción electrónica que sea

realizada desde un ordenador o iniciador, recibe el nombre de “mensaje de datos”. Este, al

tiempo, queda almacenado en el ordenador, con nombre de destinatario y remitente, y tiene la

virtuosa característica de que puede ser consultada, sin alteración alguna, con la finalidad de

ofrecer un soporte fidedigno de la transacción realizada: su remitente y su destinatario.

Lo anterior, en términos de materia probatoria, constituye un nuevo reto de tratamiento y

valoración. El tratamiento que se le debe dar a estas transacciones, que se pueden visualizar en

los ordenadores o incluso ser impresos y mostrados fácilmente, pone la vara sobre el manejo que

se debe dar a las evidencias digitales para que se superen los estándares probatorios. E incluso,

deberá replantearse, si la valoración probatoria teniendo como base la sana crítica, será la misma

aplicada a medios no digitales, ni electrónicos.

A partir de este momento, resulta pertinente realizar las respectivas referencias jurídicas y el

estado de cosas sobre la prueba electrónica en Colombia. En este sentido, podría empezarse por

señalar por el marco normativo probatorio y su relación con los medios de prueba electrónicos o

digitales, y si se considera verdaderos avances o a modificaciones significativos. Lo primero por

decir, es que la Ley 8 de 1970 es pionera en establecer legalmente la relación entre el derecho y

la tecnología -medios electrónicos- en la actualización de los administradores públicos y la


implementación del computador como principal herramienta de ayuda. Al lado de ello, la

creciente demanda en el comercio electrónico y compras vía red, evidenciando en exponencial

avance de la sociedad y el medio jurídico que ésta crea, fue necesario implantar la Ley 527 de

1999. En esta ley, se hace el primer planteamiento sobre firmas digitales y sus variantes,

certificadores y asuntos conexos (Rincón, 2008). Esta ley aporta quizá las definiciones teóricas

más importantes en relación con los medios electrónicos utilizados en el derecho, en especial

sobre lo que se denomina “mensaje de datos”, que resulta ser la forma de allegar documentos de

manera electrónica al proceso. El establece: Artículo 2º. Definiciones. a) Mensaje de datos. La

información generada, enviada, recibida, almacenada o comunicada por medios electrónicos,

ópticos o similares, como pudieran ser, entre otros, el Intercambio Electrónico de Datos (EDI),

Internet, el correo electrónico, el telegrama, el télex o el telefax. (Ley 527, 1999)

Ahora pues, conviene ahora realizar una referencia a la relevancia y la admisibilidad

probatoria de los medios anteriormente mencionados. Así, lo primero que realiza la ley anterior

es un esbozo sobre la admisibilidad y la fuerza probatoria de los mensajes de datos. Determina

entonces que todos estos datos serán admisibles como medios probatorios, y que la fuerza de los

mimos, es la que, anteriormente, otorgaba un capítulo del libro segundo del antiguo Código del

Procedimiento Civil. Señala también, que no se negará eficacia, ni validez probatoria a cualquier

información que sea presentada en forma de mensaje de datos. Respecto a esto último, en el

Código General del proceso en su artículo 247 dispone la manera de valorar los mensajes de

datos: Artículo 247. Valoración de mensajes de datos. Serán valorados como mensajes de datos

los documentos que hayan sido aportados en el mismo formato en que fueron generados,

enviados, o recibidos, o en algún otro formato que lo reproduzca con exactitud. La simple
impresión en papel de un mensaje de datos será valorada de conformidad con las reglas generales

de los documentos. (Ley 1664, 2012)

Existen, evidentemente, numerosos cuerpos y enunciados normativos que podrías esbozarse

en el presente artículo, pero no corresponde a ello la finalidad del mismo; sino a realizar el detalle

de un panorama general de la prueba electrónica en Colombia, y cómo se encuentra en la

actualidad el tema de la prueba electrónica o digital. Para ello, resulta importante señalar la

posición de la Corte Constitucional al estudiar este tema de valoración probatoria que tendrían los

documentos electrónicos, conforme al código de procedimiento vigente.

La Honorable Corte realiza una interpretación bastante interesante mediante la sentencia C-

356 de 2003, y señala: “un documento no solo puede ser un papel, puede ser en metal, cera,

piedra y ahora con el uso de la tecnología, es un documento desmaterializado, digitalizado, pero

que puede reproducir, consultar, imprimir para la comprensión por los sentidos del ser humano,

sin perder su integridad.” Al igual que la Corte Constitucional, el Consejo de Estado indicó en

cuanto a la validez como medio probatorio que, atendiendo al desarrollo tecnológico de la

sociedad, no es solo admisible el documento manuscrito. No obstante, la misma Corporación se

cuestionó sobre el estado del documento manuscrito en estos casos con respecto a los

documentos electrónicos.

(Reyes Sinisterra, 2013) señala que existen unas diferencias importantes de fondo en relación

con la prueba electrónica y el documento tradicional. Afirma que, en países como Colombia, lo

que se hizo fue tratar con similar valoración los dos medios de prueba, y en razón de ello, realiza

una definición de “documento” que vale la pena compartir: Primero, concluye la autora, que el
documento en general es un acto procesal y extraprocesal, porque se realiza antes del proceso y

posteriormente se incorpora al mismo. Por ende, el documento no es el contenido en algo, sino

que es éste mismo el que sirve para representar.

En otro artículo de la misma docente y que trata sobre el presente asunto, se menciona: “se ha

discutido respecto de si es posible pensar en que varios de los medios de prueba tradicionales,

podrían adquirir el carácter de electrónicos o si, por el contrario, solo se podrá pensar en fuentes

probatorias electrónicas y medios de prueba tradicionales para que las mismas ingresen al

proceso” (Reyes Sinisterra, 2013)

Con base en lo anteriormente mencionado y con la finalidad de concluir el presente ensayo,

surge el siguiente problema de investigación que deberá desarrollarse mediante una investigación

exhaustiva y resolverse mediante un artículo de mayor extensión y complejidad: ¿Se puede hablar

en Colombia propiamente de prueba electrónica, o simplemente se trata de una especie dentro de

las pruebas periciales? Esta pregunta nace de una problemática planteada por la docente Cindy

Charlotte Reyes Sinisterra en uno de sus artículos, donde establece que en vigencia del Código

General del Proceso, al realizarse la demostración de los hechos acontecidos en medios

electrónicos debe hacerse mediante dictamen pericial, el sistema de valoración no es distinto;

además sostiene que el juez al no tener la ciencia técnica sobre los medios electrónicos, no debe

dejar a rueda libre una valoración inexperta de la prueba, por lo que debe apoyarse del perito,

pues es él quien cumple con la función de traducir lo contenido en los mensajes de datos, sin

dejar de lado que el administrador de justicia, al momento de fallar, debe aplicar las reglas de la

experiencia y la sana crítica (Reyes Sinisterra, 2013).


En consecuencia, podría afirmarse de manera tentativa que la prueba electrónica, resulta, en

realidad, ser una prueba pericial, aportado mediante un dictamen pericial y analizado ante el juez

por un experto en tecnología y medios digitales. Lo planteado, deja el debate abierto y

determinante, que permitirá definir, si en realidad o no, podemos hablar en Colombia de una

independiente y verdadera prueba electrónica.

Referencias

Congreso de Colombia. (21 de agosto de 1999) Ley por medio de la cual se define y reglamenta el

acceso y uso de los mensajes de datos, del comercio electrónico y de las firmas digitales, y se

establecen las entidades de certificación y se dictan otras disposiciones. DO: No.43.673.

Congreso de Colombia. (14 de diciembre de 1970) Por la cual se reviste al Presidente de la

República de facultades extraordinarias y se dictan otras disposiciones en materia tributaria. DO:

33226.

Corte Constitucional de Colombia. (6 de mayo de 2003) Sentencia C-356-03. M.P. Manuel Enrique

Cifuentes Muñoz.

Rincón Cárdenas, E. (2008). Aproximación jurídica a la firma digital y a los prestadores de servicio

de certificación digital en la Comunidad Andina de Naciones. Bogotá: Certicamara.


Cindy Reyes Sinisterra (2013). La prueba electrónica en materia civil. Cúcuta: Letrujil.

Cindy Reyes Sinisterra (2013). La valoración del documento electrónico en Colombia. Cúcuta:

Revista academia y derecho.

Fernando Morales Sánchez. (2016). Validez de la prueba electrónica, un estudio sobre la firma

digital y electrónica. Bogotá D.C.: Universidad Católica de Colombia.

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