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Jordi Nieva Fenol (2016) considera a la presunción de inocencia como el principio macro que
guía todo sistema penal. Debido a lo anterior, es que se le ha denominado como la garantía
fundamental que cobija a cualquier persona que se encuentra inmersa dentro de un proceso penal,
y por ende, muchos países lo han adoptado como un derecho de protección constitucional. Siendo
entonces un principio primordial, éste ha servido como base para la construcción de distintos
conceptos e instituciones como el in dubio pro reo y el estándar de prueba “más allá de toda
duda razonable2”.
A lo largo del tiempo, distintos doctrinantes han delimitado las diferencias y similitudes de
los conceptos: in dubio pro reo, el estándar de Prueba BARD y la presunción de inocencia.
Algunos señalan diferencias tangenciales, mientras que otros aceptan que el in dubio pro reo y el
BARD, son dos instituciones que se fundan en la misma idea de “toda persona es inocente hasta
adoptada por el catedrático de derecho procesal Jordi Nieva Fenol quien sustentó su tesis sobre
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Estudiante de Quinto año de Derecho en la Universidad Libre seccional Cúcuta. Estudiante investigadora del
Semillero de Derecho Procesal Hernando Devis Echandía de la misma universidad y candidata a Auxiliar de
Investigación del Investigador principal Ronald Jesús Sanabria Villamizar (docente investigadora de la Universidad
Libre Seccional Cúcuta) en el proyecto “¿Prueba electrónica o prueba pericial?: Decisión judicial o dictamen
pericial”
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En adelante BARD, por sus siglas en inglés “Beyond reasonable doubt”
Antes de comenzar a realizar las precisiones que lo anterior demanda, se considera preciso
avance de las tecnologías a nivel mundial han marcado un nuevo paradigma en lo que respecta a
digital parecía ser una completa utopía. Hoy, el mundo no se puede entender desde las esferas
todos los campos de los saberes que existen actualmente, que el derecho ha debido actualizarse y
adoptar sus recientes tendencias dentro del sistema jurídico y dentro de los procesos judiciales.
Los conflictos y sus distintas formas de solución también se han visto afectadas por el mundo
moderno, globalizado y tecnológico, pues gracias a todo esto se han creado nuevas maneras de
allegar información a los distintos procesos, lo que representa un nuevo desafío para la
medios de prueba, debe, al mismo tiempo, la valoración probatoria del juez sujetarse al avance
que estos representan. Al respecto dice (Morales Sánchez, 2016): “En el mundo digital con el
de los actos y contratos se expresa por medio de mensaje de datos, que son documentos que
tienen efectos vinculantes y valor probatorio a nivel nacional e internacional, gracias a los
En relación a loya expuesto, resulta también pertinente comenzar a señalar a qué nos
realizarse una introducción que ofrezca una definición del medio electrónico preponderante en la
actualidad dentro de los procesos judiciales, que ha tenido relevancia, al menos en su uso, dentro
del ejercicio probatorio. Desde el punto de vista de la relevancia, los teléfonos móviles han
jugado un papel fundamental y destacado en este tiempo, pues a través de este medio se pueden
realizar desde transacciones comerciales hasta celebración de contratos, es así como también el
internet se convierte en una pieza fundamental para el trámite y desarrollo de los mismos. Sobre
el tema, firma nuevamente (Morales Sánchez, 2016) que toda transacción electrónica que sea
virtuosa característica de que puede ser consultada, sin alteración alguna, con la finalidad de
valoración. El tratamiento que se le debe dar a estas transacciones, que se pueden visualizar en
los ordenadores o incluso ser impresos y mostrados fácilmente, pone la vara sobre el manejo que
se debe dar a las evidencias digitales para que se superen los estándares probatorios. E incluso,
deberá replantearse, si la valoración probatoria teniendo como base la sana crítica, será la misma
A partir de este momento, resulta pertinente realizar las respectivas referencias jurídicas y el
estado de cosas sobre la prueba electrónica en Colombia. En este sentido, podría empezarse por
señalar por el marco normativo probatorio y su relación con los medios de prueba electrónicos o
decir, es que la Ley 8 de 1970 es pionera en establecer legalmente la relación entre el derecho y
avance de la sociedad y el medio jurídico que ésta crea, fue necesario implantar la Ley 527 de
1999. En esta ley, se hace el primer planteamiento sobre firmas digitales y sus variantes,
certificadores y asuntos conexos (Rincón, 2008). Esta ley aporta quizá las definiciones teóricas
más importantes en relación con los medios electrónicos utilizados en el derecho, en especial
sobre lo que se denomina “mensaje de datos”, que resulta ser la forma de allegar documentos de
ópticos o similares, como pudieran ser, entre otros, el Intercambio Electrónico de Datos (EDI),
probatoria de los medios anteriormente mencionados. Así, lo primero que realiza la ley anterior
entonces que todos estos datos serán admisibles como medios probatorios, y que la fuerza de los
mimos, es la que, anteriormente, otorgaba un capítulo del libro segundo del antiguo Código del
Procedimiento Civil. Señala también, que no se negará eficacia, ni validez probatoria a cualquier
información que sea presentada en forma de mensaje de datos. Respecto a esto último, en el
Código General del proceso en su artículo 247 dispone la manera de valorar los mensajes de
datos: Artículo 247. Valoración de mensajes de datos. Serán valorados como mensajes de datos
los documentos que hayan sido aportados en el mismo formato en que fueron generados,
enviados, o recibidos, o en algún otro formato que lo reproduzca con exactitud. La simple
impresión en papel de un mensaje de datos será valorada de conformidad con las reglas generales
en el presente artículo, pero no corresponde a ello la finalidad del mismo; sino a realizar el detalle
actualidad el tema de la prueba electrónica o digital. Para ello, resulta importante señalar la
posición de la Corte Constitucional al estudiar este tema de valoración probatoria que tendrían los
356 de 2003, y señala: “un documento no solo puede ser un papel, puede ser en metal, cera,
que puede reproducir, consultar, imprimir para la comprensión por los sentidos del ser humano,
sin perder su integridad.” Al igual que la Corte Constitucional, el Consejo de Estado indicó en
cuestionó sobre el estado del documento manuscrito en estos casos con respecto a los
documentos electrónicos.
(Reyes Sinisterra, 2013) señala que existen unas diferencias importantes de fondo en relación
con la prueba electrónica y el documento tradicional. Afirma que, en países como Colombia, lo
que se hizo fue tratar con similar valoración los dos medios de prueba, y en razón de ello, realiza
una definición de “documento” que vale la pena compartir: Primero, concluye la autora, que el
documento en general es un acto procesal y extraprocesal, porque se realiza antes del proceso y
En otro artículo de la misma docente y que trata sobre el presente asunto, se menciona: “se ha
discutido respecto de si es posible pensar en que varios de los medios de prueba tradicionales,
podrían adquirir el carácter de electrónicos o si, por el contrario, solo se podrá pensar en fuentes
probatorias electrónicas y medios de prueba tradicionales para que las mismas ingresen al
surge el siguiente problema de investigación que deberá desarrollarse mediante una investigación
exhaustiva y resolverse mediante un artículo de mayor extensión y complejidad: ¿Se puede hablar
las pruebas periciales? Esta pregunta nace de una problemática planteada por la docente Cindy
Charlotte Reyes Sinisterra en uno de sus artículos, donde establece que en vigencia del Código
además sostiene que el juez al no tener la ciencia técnica sobre los medios electrónicos, no debe
dejar a rueda libre una valoración inexperta de la prueba, por lo que debe apoyarse del perito,
pues es él quien cumple con la función de traducir lo contenido en los mensajes de datos, sin
dejar de lado que el administrador de justicia, al momento de fallar, debe aplicar las reglas de la
realidad, ser una prueba pericial, aportado mediante un dictamen pericial y analizado ante el juez
determinante, que permitirá definir, si en realidad o no, podemos hablar en Colombia de una
Referencias
Congreso de Colombia. (21 de agosto de 1999) Ley por medio de la cual se define y reglamenta el
acceso y uso de los mensajes de datos, del comercio electrónico y de las firmas digitales, y se
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Corte Constitucional de Colombia. (6 de mayo de 2003) Sentencia C-356-03. M.P. Manuel Enrique
Cifuentes Muñoz.
Rincón Cárdenas, E. (2008). Aproximación jurídica a la firma digital y a los prestadores de servicio
Cindy Reyes Sinisterra (2013). La valoración del documento electrónico en Colombia. Cúcuta:
Fernando Morales Sánchez. (2016). Validez de la prueba electrónica, un estudio sobre la firma