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Dan 11:3 Se levantará luego un rey valiente, el cual dominará con gran
poder y hará su voluntad.
Dan 11:4 Pero cuando se haya levantado, su reino será quebrantado y
repartido hacia los cuatro vientos del cielo; no a sus descendientes, ni
según el dominio con que él dominó; porque su reino será arrancado, y
será para otros fuera de ellos.
Breve historia.
Alejandro cruzó el Helesponto hacia Asia Menor (334 a. C.) y comenzó la conquista del
Imperio persa, regido por Darío III. Victorioso en las batallas
del Gránico (334), Issos (333), Gaugamela(331) y de la Puerta Persa (330), se hizo con un
dominio que se extendía por la Hélade, Egipto, Anatolia, Oriente Próximo y Asia Central,
hasta los ríos Indo y Oxus. Habiendo avanzado hasta la India, donde derrotó al
rey Poro en la batalla del Hidaspes(326), la negativa de sus tropas a continuar hacia
Oriente le obligó a retornar a Babilonia, donde falleció sin completar sus planes de
conquista de la península arábica. Con la llamada "política de fusión", Alejandro promovió
la integración de los pueblos sometidos a la dominación macedonia promoviendo su
incorporación al ejército y favoreciendo los matrimonios mixtos. Él mismo se casó con dos
mujeres persas de noble cuna.
Encaminándose hacia el norte de Siria, en el otoño del año 333
a.C. llegó a enfrentarse con el propio rey Persa, Darío III,
también llamado Darío Comodo en Issos. En esta batalla infligió
una nueva derrota a las tropas persas, obligando al gran rey a
retirarse más allá del Éufrates y quedando a su merced el
campamento en el que se encontraba la familia real: la esposa,
los hijos y la madre de Darío.
le sucedió su medio hermano Filipo III Arrideo (323-17), que era deficiente, y su hijo
póstumo Alejandro IV (323-309 a. C.). Meros figurones, el verdadero poder estuvo en
manos de sus generales, los llamados diádocos (sucesores), que iniciaron una lucha
despiadada por la supremacía que conduciría al reparto del imperio de Alejandro y su
fraccionamiento en una serie de reinos, entre los cuales acabarían imponiéndose el Egipto
Ptolemaico, el Imperio seléucida y la Macedonia antigónida.
Se inició el período conocido con el nombre de guerra de los Cuatro años ( (305-301 a.C.).
La nueva coalición consiguió derrotar a Antígono en la batalla de Ipsos (301 a.C.), quien
encontró la muerte durante la contienda. Tras la victoria se produjo un nuevo reparto de los
antiguos territorios de Alejandro. Lisímaco se hizo con el control de Tracia y de la mayor
parte de Asia Menor; Ptolomeo conservó Egipto y sumó las regiónes de Licia, Panfilia,
Cilicia, Pisidia y Palestina; Casandro mantuvo en su poder Macedonia y Seleuco mantuvo
sus dominios en Asia.