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LIFE SUPPORT
(SOPORTE VITAL BÁSICO EN TRAUMA)
para Paramédicos y Proveedores
Avanzados de SME
Primera Edición en Español
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BASIC
POR
Traducción y Adaptación:
EDUARDO ROMERO HICKS M.D., EMT y el Capítulo
Guanajuato México de BTLS
BASIC TRAUMA
LIFE SUPPORT
(SOPORTE VITAL BÁSICO EN TRAUMA)
para Paramédicos y
Proveedores Avanzados de SME
Primera Edición en Español (1999)
EDITADO POR
John Emory Campbell
M.D. F.A.C.E.P.
CAPITULO ALABAMA
Colegio Americano de Médicos de Emergencia
10 9 8 7 6 5 4 3 2 1
ISBN: 0-9647418-2-2
Contenido iii
Contenido
vi
Autores vii
viii
Agradecimientos
Gracias especiales a los siguientes instructores BTLS quienes proporcionaron su valioso
apoyo con ideas, revisiones y correcciones al texto en su edición en inglés.
ix
Notas para los Educadores
Aunque es adecuado como un texto de referencia acerca del cuidado prehospitalario de trau-
ma, este libro está diseñado para ser parte de un curso organizado y de contenido práctico
dirigido a paramédicos, TEM avanzados y enfermeras de emergencia. Están disponibles una
guía para el instructor y diapositivas para usarse en la enseñanza del curso BTLS. Este curso
es monitoreado y certificado en cada área por el capítulo local de BTLS Internacional Inc. Si
Usted desea programar un curso certificado en su área pero no sabe la dirección de su capítulo
coordinador local, puede escribir o llamar a:
x
1
Capítulo
Mecanismos de
Lesión Debidos
al Movimiento
(Eventos de Alta
Energía)
James H. Creel Jr., M.D.,
F.A.C.E.P.
OBJETIVOS
1
2 Capítulo Uno
El trauma, término médico para la lesión, sigue siendo nuestro problema de salud más caro.
Constituye la cuarta causa de muerte en todas las edades y la causa principal de muerte de
niños y adultos menores de 45 años. Por cada muerte hay diez pacientes admitidos a los
hospitales y cientos más atendidos en las salas de urgencias. Se estima que el costo de las
lesiones sobrepasa los $180 mil millones de dólares anuales. Esto representa un costo dos
veces mayor que las enfermedades cardiovasculares y el cáncer juntos. El precio del trauma
tanto en recursos físicos como fiscales, nos obliga a que aprendamos más acerca de esta
enfermedad para tratar sus efectos y disminuir su incidencia.
La lesión es un proceso patológico que se ha observado que tiene variaciones estacionales,
episodios epidémicos, efectos a largo plazo y distribuciones demográficas. Las lesiones pue-
den ser descritas como la interacción del huésped (víctima) y el agente (energía) en un medio
ambiente dado. La transmisión de la energía al huésped ocasiona una lesión. El agente, la
energía, se presenta en cinco formas básicas: (1) mecánica o cinética, (2) térmica, (3) química,
(4) eléctrica y (5) radiante. La energía cinética o mecánica (movimiento) es el agente más
común de lesión y el productor de choques automovilísticos, caídas, lesiones penetrantes y
lesiones por explosión.
La transmisión de la energía sigue las leyes de la física; por tanto, las lesiones presentan
patrones predecibles. El conocimiento y la apreciación del mecanismo de lesión le permitirá
mantener un alto índice de sospecha para ayudarle a buscar las lesiones. Las lesiones que
pasan desapercibidas y no se atienden pueden ser fatales, especialmente cuando solo se reco-
nocen en el momento en que los mecanismos compensatorios han sido agotados. Recuerde
que los pacientes que están involucrados en eventos de alta energía están en riesgo de padecer
una lesión grave. Del 5 al 15% de estos pacientes, aún con signos vitales normales y sin
lesiones anatómicas aparentes en la primera evaluación, mostrarán más tarde lesiones severas
que se descubren en exámenes repetidos. Por tanto, un evento de alta energía significa la
liberación de una gran cantidad de energía no controlada, y Usted debe considerar como
lesionado al paciente hasta que se demuestre lo contrario.
Entre los factores a considerar están la dirección y la velocidad del impacto, la cinética
del paciente y el tamaño físico, así como los signos de liberación de energía (por ejemplo gran
daño al vehículo). Existe una fuerte correlación entre la severidad de la lesión y los cambios
de velocidad del automóvil medido con base en la cantidad de daño al vehículo. Es importante
que considere estas dos preguntas:
1. ¿Qué sucedió?
2. ¿Cómo se lesionó el paciente?
Sin un entendimiento del mecanismo de lesión, Usted será incapaz de predecir qué
lesiones pueden existir. Este es su boleto al desastre: su primera sospecha de la existencia de
una lesión puede ser cuando el paciente se pone muy grave. El mecanismo de lesión también
Mecanismos de Lesión Debidos al Movimiento 3
es una herramienta importante para el triage y representa información que siempre debe re-
portarse al médico de urgencias o al cirujano de trauma. La severidad del daño al vehículo se
ha sugerido que también es una herramienta no fisiológica del triage.
Las lesiones por movimiento (mecánicas) son por mucho las responsables de la mayo-
ría de muertes por trauma en los Estados Unidos. Este capítulo revisará los mecanismos más
comunes de lesiones por movimiento y recalcará las lesiones potenciales que se pueden asociar
a estos mecanismos. Es esencial desarrollar un sentido de percepción del mecanismo de lesión
y así tener un alto índice de sospecha de las lesiones ocultas. Siempre considere que existe una
lesión potencial hasta que sea descartada en el hospital.
Existen tres mecanismos básicos de lesión por movimiento:
1. La colisión de la máquina
2. La colisión del cuerpo
3. La colisión de los órganos
parabrisas, volante o tablero. Al advertir este mecanismo, uno puede ver la multitud de lesio-
nes potenciales que pueden ocurrir. Las claves de las que debe estar pendiente son:
Los choques de vehículos de motor ocurren en varias formas y cada una se asocia con
ciertos patrones de lesión. Las cuatro formas comunes de choque de vehículos de motor son:
1. Colisión frontal
2. Colisión por impacto lateral o hueso en “T” (T-bone)
3. Colisión posterior (por alcance)
4. Colisión por volcadura
COLISIÓN FRONTAL
Figura 1-2 Colisión Frontal. La mayor parte de las lesiones se producen por:
parabrisas, volante y tablero.
6 Capítulo Uno
Las lesiones del parabrisas ocurren en los eventos del tipo de desaceleración frontal
rápida, donde el ocupante sin sujeción se impacta con fuerza contra el parabrisas (ver Figura 1-
2). La posibilidad de lesión es grande bajo estas condiciones. De mayor importancia es la
posible lesión a la vía aérea y la columna cervical. Recordando las tres colisiones separadas,
note lo siguiente:
La colisión frontal es enteramente dependiente del área del cuerpo que se impacta contra
el volante. Las lesiones pueden ser claramente visibles por trauma directo como laceraciones
de boca y mentón, contusiones/equímosis del cuello anterior, tatuajes traumáticos de la pared
torácica y equímosis del abdomen. Estos signos externos pueden parecer sutiles o dramáticos,
pero lo más importante, pueden representar solo la punta del «iceberg» (témpano de hielo) .
Las estructuras y órganos más profundos pueden presentar lesiones ocultas debidas a fuerzas
de cizallamiento, compresión y por desplazamiento de la energía cinética. Los órganos que
son susceptibles de lesiones por desgarro debido a su fijación ligamentosa son el arco aórtico,
hígado, bazo, riñones e intestinos. Con excepción del desgarro de intestino delgado, estas
lesiones son fuentes comunes de sangrado oculto y shock hemorrágico. Las lesiones por com-
presión son comunes en pulmones, corazón, diafragma y vejiga. Un importante signo es la
dificultad respiratoria, que puede ser debida a contusión pulmonar, neumotórax, hernia
diafragmática (sonidos intestinales en el tórax) o tórax inestable. Considere una equímosis en
la pared torácica como una contusión miocárdica que requiere monitoreo electrocardiográfico.
En conclusión, el volante es un arma muy letal capaz de producir lesiones devastadoras,
muchas de las cuales están ocultas. La deformidad del volante debe causar alarma y debe
elevar su índice de sospecha. También debe brindar esta información al médico que recibe al
paciente.
Las lesiones del tablero se producen con mayor frecuencia en un pasajero sin cinturón de
seguridad. El tablero tiene la capacidad de producir una gran variedad de lesiones, dependiendo del
área del cuerpo que se impacte. Lo más frecuente es que las lesiones involucren la cara y rodillas; sin
embargo, se han descrito muchos tipos de lesiones (ver Figura 1-4):
Las lesiones de cara, encéfalo y columna cervical ya han sido discutidas. Como la contu-
sión del tórax, el trauma de rodilla puede representar solo la punta del iceberg. Las rodillas por
lo común se impactan contra el tablero. Esto puede variar desde una simple contusión que se
note sobre la rótula hasta una grave fractura compuesta de la rótula. Puede haber una franca
luxación de la rodilla. Además, esta energía cinética puede trasmitirse hacia la porción proximal
lo que resulta en una fractura de fémur o fractura/luxación de cadera. En ocasiones la cadera se
8 Capítulo Uno
puede impactar contra el tablero, lo que resultará en fractura del acetábulo y también fractura
de pelvis. Estas lesiones se asocian con hemorragia que puede llevar al estado de shock.
Mantenga un alto índice de sospecha y siempre palpe los fémures, además movilice delicada-
mente la pelvis y palpe la sínfisis del pubis.
Diversas armas involucradas en los CVM incluyen objetos libres en el vehículo tales
como equipaje, abarrotes, libros, y lo más importante, pasajeros. Estos objetos pueden conver-
tirse en proyectiles mortales en un evento del tipo de desaceleración frontal rápida.
· Colisión de la máquina: deformidad primaria del auto, revise el lado del im-
pacto (conductor/pasajero)
· Colisión del cuerpo: grado de deformidad de la puerta (por ejemplo descan-
sos de los brazos doblados, puerta doblada hacia adentro o hacia afuera)
· Colisión de órganos: incluye múltiples posibilidades
Las lesiones de tórax varían desde lesiones de tejidos blandos hasta un tórax inestable,
contusión pulmonar, neumotórax o hemotórax. Las lesiones abdominales incluyen aquellas a
órganos sólidos y huecos. Las lesiones pélvicas pueden incluir fractura/luxación, ruptura de la
vejiga y uretra. Las lesiones de la cintura escapular o de extremidades inferiores son comunes,
dependiendo del nivel de la fuerza del impacto.
En la forma más común de colisión por impacto posterior, un auto estacionario es golpeado
por otro que está en movimiento. También, un automóvil moviéndose a una velocidad menor
puede ser impactado por detrás por otro moviéndose más rápido. La aceleración súbita produ-
ce un desplazamiento posterior del ocupante y posiblemente hiperextensión de la cabeza si el
respaldo de la cabeza no está puesto adecuadamente. Puede haber también una desaceleración
frontal rápida si el auto súbitamente golpea algo de frente o si el conductor frena repentina-
mente. Debe buscar deformidades en la parte anterior y posterior del vehículo así como defor-
midades en el interior, además de la posición del respaldo de la cabeza. La posibilidad de lesión
de columna cervical es grande. También esté alerta ante lesiones asociadas por desaceleración.
VOLCADURAS
Durante una volcadura, el cuerpo puede ser impactado desde cualquier dirección; por lo que
la posibilidad de lesiones es alta (ver Figura 1-7). La posibilidad de lesiones por carga axial de
la columna se aumenta en este tipo de CVM. Los rescatadores deben están alertas ante claves
que indiquen que el automóvil se volteó (por ejemplo toldo hundido, raspones, fragmentos y
deformidad de los postes del toldo). Existen más lesiones letales en este tipo de accidentes
porque existe una mayor probabilidad de que los ocupantes salgan expulsados. Los ocupantes
expulsados del automóvil tienen 25 veces más probabilidad de morir.
Mecanismos de Lesión Debidos al Movimiento 11
Los ocupantes que usan cinturón de seguridad tienen más probabilidad de sobrevivir porque
están protegidos de muchos de los impactos dentro del auto y están asegurados para no salir
expulsados del vehículo. Estos ocupantes, sin embargo, todavía están en riesgo de cierto tipo
de lesiones. La cinta de regazo del cinturón de seguridad se pretende que vaya a través de la
pelvis (crestas ilíacas), no en el abdomen. Si el cinturón está en su lugar y la víctima es sujeto
de un choque por desaceleración frontal, su cuerpo tenderá a plegarse como «navaja» (ver
Figura 1-8). La cabeza puede ser impulsada hacia adelante hasta el volante o el tablero. Son
comunes las lesiones de cara, cuello o cabeza. Pueden ocurrir lesiones abdominales si el
cinturón está colocado de forma inadecuada. Las fuerzas de compresión que se producen
cuando el cuerpo de dobla súbitamente sobre la cintura pueden lesionar el abdomen o la
columna lumbar.
Así como los cinturones de seguridad, las bolsas de aire (restricciones pasivas) reduci-
rán las lesiones en las víctimas de CVM en la mayoría pero no en todas las situaciones. Las
bolsas de aire están diseñadas para inflarse desde el centro del volante y el tablero para prote-
ger a los ocupantes de los asientos delanteros en caso de un accidente por desaceleración
frontal. Si estas funcionan adecuadamente, amortiguan la cabeza y el tórax en el momento del
impacto.
Esto es muy efectivo en la disminución de las lesiones de cara, cuello y tórax. Aún así
debe inmovilizar el cuello hasta que haya sido adecuadamente revisado. Las bolsas de aire se
desinflan de inmediato, así que solo protegen contra un impacto. El conductor que en su auto
golpea más de un objeto está desprotegido después de la colisión inicial. Las bolsas de aire no
Mecanismos de Lesión Debidos al Movimiento 13
previenen los movimientos “hacia abajo y por debajo”, así que los conductores que estén
extendidos (conductores altos y conductores de autos pequeños y compactos) pueden impactarse
con sus piernas y sufrir lesiones de extremidades inferiores, pelvis o abdomen. Es importante
que los ocupantes usen las dos porciones del cinturón de seguridad aún cuando el auto cuente
con bolsa de aire. Las investigaciones recientemente han mostrado que algunos conductores
que parece que no están lesionados después de un accidente por desaceleración, tienen lesio-
nes internas graves. Una clave de que el conductor puede tener una lesión interna es la condi-
ción del volante. Un volante deformado es un indicio importante en un auto equipado con
bolsa de aire como en aquellos que no la tienen. Esta clave puede pasar desapercibida porque
la bolsa de aire desinflada cubre el volante. Así es que un rápido «levante la bolsa de aire y
mire» debe ser parte del examen de rutina del volante.
En resumen, al estar en la escena de un CVM, debe notar el tipo de colisión y las claves
que sugieran la cantidad de energía cinética involucrada (deformidades del vehículo). Manten-
ga un alto índice de sospecha de lesiones ocultas y permanezca en la escena el menor tiempo
posible. Estas observaciones y claves son esenciales para unos cuidados de calidad al paciente
y deben ser informados tanto a la dirección médica como al médico que reciba al paciente.
ACCIDENTES DE TRACTORES
Otra gran cantidad de vehículos de motor con los que debe estar familiarizado son los tracto-
res. El Consejo Nacional de Seguridad de los EE.UU. reporta que un tercio de todas las defun-
ciones en accidentes de granja involucran tractores. Existen básicamente dos tipos de tracto-
res: los de tracción en dos ruedas y los de tracción en cuatro ruedas. En ambos el centro de
gravedad es alto, por lo que se vuelcan fácilmente (ver Figura 1-10).
1. Apague el motor
2. Asegure las llantas traseras
3. Atienda la condición del combustible y riesgos de incendio.
Mientras revisa a la víctima, otros rescatadores deben estabilizar el tractor. Debe identi-
ficarse el centro de gravedad antes de cualquier intento de levantar el tractor. El centro de
gravedad del tractor de tracción en dos ruedas se localiza aproximadamente a 25 centímetros
por arriba y 60 centímetros por delante del eje trasero. El centro de gravedad del tractor de
tracción de cuatro ruedas está más cerca de la línea media de la máquina. Puesto que los
tractores usualmente se vuelcan en suelo blando y su centro de gravedad es difícil de determi-
nar, debe tenerse mucho cuidado durante el levantamiento para evitar una segunda lesión por
aplastamiento. Por el peso del tractor y el tiempo (usualmente prolongado) que dure atrapado,
anticipe lesiones graves. Frecuentemente, el paciente caerá en shock profundo mientras el peso
del tractor es retirado - efecto similar cuando se desinfla súbitamente el pantalón neumático
antishock. El manejo rápido y seguro de los accidentes por tractor requiere de ejercicios espe-
ciales en levantamiento de maquinaria pesada así como de un buen manejo del trauma.
Otros vehículos pequeños que caen dentro de la categoría de lesiones por movimiento son las
motocicletas, vehículos para todo terreno y las motos de nieve. Los operadores de esas máqui-
nas no se encuentran protegidos por una cabina, y desde luego, no tiene dispositivos de suje-
ción. Cuando el operador es sujeto de una colisión frontal, lateral, posterior o volcadura, su
única forma de protección es:
VEHÍCULOS PARA TODO TERRENO: Los VTT constituyen una de las nuevas inclusiones
al arsenal de armas de trauma. Los VTT se diseñaron como un vehículo para atravesar terre-
nos sinuosos, usados al principio por rancheros, cazadores y granjeros. Desgraciadamente,
alguna gente vio al VTT como un juguete de alta velocidad. El uso descuidado ha traído un
gran incremento en la morbilidad y mortalidad por accidentes - tristemente, es frecuente entre
los muy jóvenes (ver Figura 1-11). Los dos diseños básicos son los de tres y cuatro ruedas. El
diseño de cuatro ruedas ofrece estabilidad y manejo razonable, pero el de tres tiene un centro
de gravedad alto y está predispuesto a volcarse al dar una vuelta muy cerrada. Los tres meca-
nismos más frecuentes son:
Las lesiones producidas dependen del mecanismo y las partes anatómicas que se
impactaron. Las lesiones más frecuentes son fracturas, de las cuales cerca de la mitad son por
arriba y la otra mitad por debajo del diafragma. Las lesiones óseas graves involucran clavícu-
las, esternón y costillas. Sospeche de lesión de cabeza y columna.
MOTOS DE NIEVE: Las motos de nieve se usan tanto como vehículo recreacional como de
trabajo. La moto de nieve tiene menor altura y un centro de gravedad más bajo. Las lesiones
comunes con este vehículo son muy similares a aquellas que ocurren con los VTT. Las volcaduras
son un poco más comunes, y ya que el vehículo es usualmente más pesado que los VTT, las
lesiones por aplastamiento se ven más frecuentemente. Nuevamente, el patrón de lesión de-
pende de la parte del cuerpo que se involucre directamente. Esté alerta ante la posibilidad de
hipotermia. Una lesión común con las motos de nieve es la lesión de «ahorcado» o «tendedero
de ropa» que resulta por transitar por debajo de cercas de alambre. Esté al pendiente de lesio-
nes de columna cervical ocultas y compromiso potencial de la vía aérea.
16 Capítulo Uno
LESIONES PEATONALES: El peatón golpeado por un auto casi siempre sufre de lesiones
internas así como de fracturas. Esto es verdad incluso si el vehículo viaja a baja velocidad. La
masa del auto es tan grande que no se requieren altas velocidades para conseguir una transfe-
rencia de alta energía. Cuando se trata de alta velocidad los resultados son desastrosos. Exis-
ten dos mecanismos de lesión. El primero es cuando la defensa del auto golpea el cuerpo, y el
segundo es cuando el cuerpo acelerado por la transferencia de energía golpea el suelo o algún
otro objeto. Un adulto usualmente tiene fracturas bilaterales de las piernas o las rodillas, ade-
más de todas las lesiones secundarias que ocurren cuando el cuerpo golpea el cofre del auto
(“capota”) y después el piso. Los niños son más pequeños así que la defensa frecuentemente
los golpea en la pelvis o en el torso. Estos usualmente caen sobre su cabeza en el segundo
impacto. Cuando responda al llamado de un accidente entre peatón-automóvil, esté preparado
para atender lesiones por huesos fracturados, lesiones internas y lesiones de cabeza.
1. Distancia de caída
2. Area anatómica impactada
3. Superficie de impacto
Los principales grupos expuestos a caídas son los adultos y los niños menores de 5 años.
En los niños, las caídas afectan más comúnmente a los varones y ocurren con más frecuencia
Mecanismos de Lesión Debidos al Movimiento 17
en los meses de verano en viviendas urbanas, de muchos pisos y con múltiples ocupantes.
Entre los factores predisponentes se incluyen la pobre supervisión, pasamanos defectuosos y la
curiosidad asociada a ese grupo de edad. Las lesiones de la cabeza son comunes en caídas de
los niños porque la cabeza es la parte más pesada y se impacta primero. Las caídas en los
adultos generalmente son en el trabajo o debido a la influencia del alcohol o drogas. No es raro
que las caídas sucedan en intentos por escapar de un incendio o de un acto criminal. General-
mente, los adultos intentan caer sobre sus pies; por lo que sus caídas son más controladas. Al
caer de esta manera, la víctima usualmente impacta primeramente con sus pies y luego cae
hacia atrás sobre sus glúteos y sus manos estiradas. Esta clásica caída de «salto del amante» o
“salto de Don Juan” ocasiona las siguientes lesiones potenciales (ver Figura 1-12):
Entre mayor sea la altura, mayor la probabilidad de lesión. Sin embargo, no se deje
engañar al creer que hay poco riesgo de lesiones graves en caídas de poca altura. La densidad
de la superficie (concreto versus aserrín) y la irregularidad de la misma (piso de un gimnasio
versus una escalera) también influyen en la probabilidad de que sea grave la lesión. Informe a
la dirección médica la distancia de la caída y la superficie de impacto además de cualquier otra
situación que se considere pertinente.
PENETRACIÓN DE PROYECTILES
Muchos objetos son capaces de producir lesiones penetrantes. Estas varían desde las hojas de
las sierras industriales que se rompen a una velocidad extremadamente alta, hasta los cuerpos
extraños aventados por las podadoras de césped. La mayoría de estos objetos arrojados son
capaces de penetrar el tórax o el abdomen. Sin embargo, las formas más comunes de lesiones
penetrantes en la sociedad americana se deben a cuchillos y armas de fuego.
La gravedad de una lesión por cuchillo depende del área anatómica penetrada, la longi-
tud de la hoja y el ángulo de penetración (ver Figura 1-13). Recuerde, una herida penetrante en
el abdomen superior puede causar lesión de órganos torácicos y las lesiones penetrantes por
debajo del cuarto espacio intercostal pueden penetrar el abdomen. La regla de oro para las
heridas por «arma blanca» o «punzantes» (cuchillos o navajas) que todavía están incrustadas
es: No retire el cuchillo o navaja.
La mayoría de las lesiones penetrantes infligidas por armas de fuego se deben a pistolas,
rifles y escopetas. Factores importantes a obtener, si es posible, son el tipo de arma, calibre y
la distancia desde la cual el arma fue disparada.
Puesto que la energía cinética (energía cinética = ½ masa multiplicada por la velocidad2)
producida por un proyectil depende principalmente de la velocidad, las armas se clasifican
como de alta y baja velocidad. Las armas con velocidades menores de 2,000 pies/segundo se
consideran de baja velocidad e incluyen esencialmente a todas las pistolas (revólver) y algu-
nos rifles. Las lesiones por estas armas son mucho menos destructivas que las producidas por
aquellas con proyectiles que exceden dicha velocidad. Las armas de baja velocidad también
son capaces de producir lesiones fatales, dependiendo del área impactada. Todas las heridas
por armas de alta velocidad traen consigo el factor adicional de la presión hidrostática. Este
factor por sí solo puede aumentar la lesión.
1. Tamaño del proyectil. Entre más grande sea la bala, mayor la resistencia, y
más grande el trayecto.
2. Deformidad del proyectil. La nariz hueca y suave se aplasta al impacto, lo
que resulta en una mayor superficie involucrada.
3. Semicamisa. La camisa o recubrimiento se expande y se agrega a la superfi-
cie.
4. Tumbo o Rodamiento (Tumbling). Causa un trayecto más ancho de destruc-
ción.
5. Desviación (Yaw). El proyectil puede oscilar vertical y horizontalmente con
respecto a su eje, lo que ocasiona una superficie más grande frente a los
tejidos.
1. Herida de entrada.
20 Capítulo Uno
a) Ondas de choque
b) Cavidad temporal, la cual es de 30 a 40 veces el diámetro de la bala y crea
inmensas presiones tisulares
c) Pulsación de la cavidad temporal, que crea cambios de presión en los tejidos
adyacentes.
Generalmente el daño producido es proporcional a la densidad del tejido. Los órganos de alta
densidad como el hueso y el hígado están expuestos a más daño que los órganos menos densos
como los pulmones. Un factor clave a recordar es que una vez que la bala ha entrado al cuerpo,
su trayecto no siempre será en línea recta. Cualquier paciente con un impacto por proyectil de
arma de fuego en la cabeza, tórax o abdomen debe ser trasladado inmediatamente. El personal
al que se le haya disparado mientras vestía un chaleco protector antibalas debe ser manejado
con precaución; esté al pendiente de la posibilidad de contusión cardiaca o de otros órganos.
En las heridas por escopeta, la lesión está determinada por la energía cinética al mo-
mento del impacto, la cual está influenciada por:
1. Pólvora
Mecanismos de Lesión Debidos al Movimiento 21
la explosión
3. Terciario: el cuerpo es arrojado y se impacta contra el suelo o contra otro
objeto
Las lesiones debidas a la onda expansiva primaria afectan casi exclusivamente a los órga-
nos que contiene aire. El sistema auditivo usualmente cursa con ruptura de la membrana
timpánica. Las lesiones pulmonares pueden incluir el neumotórax, hemorragia parenquimatosa,
y especialmente, ruptura alveolar. La ruptura alveolar puede causar émbolos de aire que pue-
den manifestarse con síntomas extraños del sistema nervioso central. Las lesiones del tracto
gastrointestinal pueden variar desde leves contusiones intestinales y gástricas hasta ruptura
franca (ver Figura 1-16). Siempre sospeche de lesión pulmonar en una víctima de lesión por
explosión.
Las lesiones debidas a los factores secundarios son similares a las discutidas previamen-
te, y las lesiones terciarias son casi las mismas que las esperadas al ser expulsado desde un
automóvil.
RESUMEN
Usted debe identificar el mecanismo de lesión y considerarlo como parte del manejo
integral del paciente traumatizado. ¿Qué sucedió? ¿Qué tipo de energía fue aplicada?
¿Cuánta energía fue transmitida? ¿Qué parte del cuerpo fue afectada? Si hubo algún
CVM, debe considerar las características del choque así como la evaluación del interior
y exterior del vehículo en busca de daños. Los accidentes con tractores requieren de
estabilización cuidadosa de la máquina para prevenir lesiones secundarias al paciente. Las
caídas requieren la identificación de la altura, superficie de impacto y la posición del pa-
ciente al impacto. Las heridas por arma blanca (puñaladas) requieren el conocimiento
de la longitud del instrumento así como del ángulo con que entró al cuerpo. Cuando
evalúe a una víctima herida por arma de fuego necesita conocer el arma, calibre y la
distancia desde donde fue disparada. Esta información relacionada al evento de alta
energía (por ejemplo caídas, daño al vehículo) también es importante para el médico de
emergencias. Asegúrese no solo de anotar sus hallazgos sino también de dar un reporte
verbal a su llegada al médico de la sala de urgencias o al cirujano de trauma. Con este
conocimiento y un alto índice de sospecha, le podrá dar al paciente la mayor probabili-
dad de sobrevivir.
BIBLIOGRAFÍA
Evaluación y
Manejo Inicial
del Paciente
de Trauma
John E. Campbell, M.D., y
Walt Alan Stoy, Ph.D.,
EMT-P
OBJETIVOS
24
Evaluación y Manejo Inicial del Paciente 25
Es muy triste ver una vida que se pierde, especialmente si ocurre porque el tratamiento institui-
do no fue suficiente o se aplicó demasiado tarde. Para el paciente con una lesión severa, el
tiempo resulta esencial. La relación directa entre la hora del tratamiento definitivo (quirúrgi-
co) y la sobrevida de los pacientes de trauma fue primero descrita por el Dr. R. Adams Cowley
de la famosa Unidad de Trauma y Shock de Baltimore, Maryland. Él descubrió que cuando
los pacientes con lesiones severas podían tener acceso a los quirófanos dentro del término de
una hora, se lograba la tasa más alta de supervivencia (aproximadamente 85%). Esto lo bauti-
zó como “la hora dorada”.
Usted está utilizando minutos de la “hora dorada” por cada acción realizada antes de que el
paciente llegue a la sala de operaciones. Esto significa que cada acción debe tener el propósito de
salvar la vida. No solo se debe reducir la evaluación y la resucitación a los pasos más críticos y
eficientes, sino también se debe desarrollar el hábito de evaluar y tratar todo paciente de trauma de
manera planeada, con carácter lógico y secuencial. Para lograr estos objetivos, tenga en mente los
siguientes conceptos cuando se aproxime a los pacientes lesionados:
Siendo la primera persona que trata al paciente, Usted es una pieza crítica del
sistema de servicios médicos de emergencia (SME). El pronóstico del paciente depende de la
velocidad, juicio y habilidad de sus acciones.
La “hora dorada” comienza cuando la víctima ha sido lesionada, no cuando los
SME arriban a la escena. Los minutos perdidos antes del arribo de los SME son de igual
importancia que los minutos perdidos debido a acciones desorganizadas en la escena. Es de
vital importancia manejar cada minuto del proceso de rescate de manera rápida y eficiente,
comenzando por la llamada al servicio. Sin embargo, el manejo rápido no significa simplemen-
te conducir a alta velocidad para llegar al sitio, aventar al paciente en la parte trasera de la
ambulancia y correr hacia la sala de urgencias más cercana. Usted puede aumentar la posibi-
lidad de supervivencia del paciente realizando de manera apropiada ciertas actividades duran-
te los seis estadios de una llamada de ambulancia (ver figura 2-1).
escena. Debe conocerse una ruta alterna para en caso de que las condiciones del tráfico, clima
u otros eventos, hagan imposible viajar por la ruta más cercana. El conducir más rápido el
vehículo no compensa la falta de habilidades para leer un mapa. Entre servicios Usted debe
preparar el vehículo y el equipo esencial para la siguiente llamada.
3. TRASLADO A LA ESCENA: Una respuesta rápida pero cuidadosa, con uso de buen juicio
Evaluación y Manejo Inicial del Paciente 27
en relación con la ruta más rápida, debe ser la base de la respuesta a la escena. Si se requiere,
obtenga más información del despachador (o de una llamada a la escena) para que en ruta
puedan tomarse decisiones con respecto a la necesidad de ayuda y equipo adicional.
EVALUACIÓN DE TRAUMA
La evaluación de trauma en la escena comienza con ciertas acciones antes de aproximarse al
paciente. Si no se realizan estas acciones preliminares se pone en riesgo su vida y la del pacien-
te.
VALORACIÓN DE LA ESCENA
EQUIPO ESENCIAL: Si es posible, lleve todo el equipo esencial a la escena. Esto evita la
pérdida de tiempo al regresar al vehículo. Recuerde cambiar de guantes entre cada paciente. El
siguiente equipo siempre es necesario para los pacientes de trauma:
Comience primero evaluando a las víctimas más severamente lesionadas — a menos que exis-
tan múltiples víctimas, en cuyo caso utilice los protocolos para incidentes con múltiples vícti-
mas (IMV). Sea rápido, pero cuidadoso y gentil. El manejo rudo agrava las lesiones. Para
utilizar el tiempo con mayor eficacia, la evaluación y el manejo del paciente prehospitalario se
divide en cuatro pasos, y cada uno de ellos contiene ciertas prioridades. Estas prioridades son
la base de sustento del cuidado de trauma.
EVALUACIÓN PRIMARIA DE TRAUMA: Esta es una evaluación rápida para determinar las
condiciones que amenazan la vida. La información aquí obtenida se usa para tomar decisiones
acerca de las intervenciones críticas y el tiempo de transporte. Esta evaluación debe completarse
en 2 minutos o menos y es tan importante que nada la debe interrumpir, excepto la obstrucción
de la vía aérea o el paro cardiaco. La dificultad respiratoria (excepto la obstrucción) no es una
indicación para interrumpir la evaluación primaria, ya que la causa de la dificultad respiratoria
Evaluación y Manejo Inicial del Paciente 29
generalmente se detecta durante la exploración del tórax. Cualquier sangrado abundante debe
ser controlado en este momento.
Las prioridades que debe recordar mientras realiza la evaluación primaria son:
1. Signos vitales
2. Antecedentes del paciente y el evento traumático
3. Revisión de cabeza a pies (incluyendo aspectos neurológicos)
4. Vendajes y ferulaciones adicionales
5. Monitoreo continuo
1. Nivel de consciencia
2. Revisión de la vía aérea
3. Respiración
4. Pulso, presión sanguínea, color/temperatura de la piel
5. Revisión del abdomen
6. Evaluación enfocada a las lesiones
7. Revisión de las intervenciones
Una vez que se determina que resulta seguro aproximarse al paciente, la evaluación debe
proceder de manera rápida (en menos de 2 minutos) y suave. Recuerde que nada interrumpe la
evaluación primaria de trauma, excepto el tratamiento de la obstrucción aérea o el paro cardiaco.
A menos que se retrase por la extracción del paciente, la duración total en la escena debe ser
menor a 10 minutos. Para pacientes críticos, la meta debe ser permanecer en la escena 5 minu-
tos o menos.
zarse una evaluación adicional de la vía aérea. Vea, escuche y sienta el movimiento del aire.
Abra la boca del paciente y libere la vía aérea si es necesario. Si la vía aérea está obstruida,
utilice un método apropiado para abrirla, antes de terminar la evaluación primaria (ver Figu-
ra 2-2). Debido al peligro siempre presente de lesión espinal, nunca extienda el cuello para
abrir la vía aérea del paciente de trauma. Los pacientes con dificultad respiratoria o con alte-
ración del nivel de consciencia (NDC) se encuentran en la categoría de “cargar y llevar”.
Todos los pacientes con disminución del NDC y síndrome de herniación (se verá más adelan-
te en otro capítulo) deben hiperventilarse (24 por minuto) si el paciente lo permite. El rescata-
dor colocado a la cabeza del paciente puede emplear las rodillas para inmovilizar el cuello,
liberando de esta manera sus manos para aplicar oxígeno o asistir la ventilación con un dispo-
sitivo de bolsa-válvula-mascarilla (ver Figura 2-3). Esto constituye otra razón para tener todo
el equipo a cercano alcance. Cuando asista o provea de ventilaciones, asegúrese que el pa-
ciente no solo recibe una frecuencia ventilatoria adecuada, sino también un volumen apropia-
do. Todos los pacientes con trauma multisistémico deben recibir un aporte adicional de oxíge-
no a flujo alto.
para palpar el pulso mientras simultáneamente coloca la otra mano sobre el tórax para contar
las respiraciones. Se puede obtener mucha información valiosa al realizar esta evaluación de
manera correcta. (Recuerde que si el paciente no respira, inmediatamente administre dos
insuflaciones y luego busque el pulso carotideo. Si no hay pulso presente, inicie la resucitación
cardiopulmonar). Después de que el cuello ha sido inmovilizado (si es necesario) y la vía aérea
ha sido abierta con una maniobra de levantamiento mandibular modificado, proceda con la
evaluación de la respiración y la circulación de la siguiente manera:
Figura 2-3 El uso de las rodillas para mantener la inmovilización del cuello, le
permitirá liberar las manos para asistir la ventilación.
1. Coloque su oído sobre la boca del paciente para que pueda valorar tanto la frecuencia
como la calidad de la respiración. ¿La respiración es rápida (más de 24 por minuto) o lenta
(menos de 8 por minuto)?. ¿El paciente intercambia una adecuada cantidad de aire?. Utilice la
técnica de Ver, Escuchar y Sentir. Vea el movimiento del tórax (o abdomen), escuche el sonido
que produce el movimiento de aire y sienta tanto al movimiento del aire sobre su mejilla como
el movimiento del tórax con su mano. Cualquier anormalidad de la respiración debe alertarle a
buscar las causas, así como a administrar oxígeno y posiblemente asistir la ventilación (ver
Tabla 2-1). El rescatador en la cabeza puede aplicar la mascarilla no recirculante o el disposi-
tivo de bolsa-válvula (mientras estabiliza el cuello con las rodillas) sin interrumpir la evalua-
ción.
Evaluación y Manejo Inicial del Paciente 33
NORMAL ANORMAL
ADULTO ADULTO
12-20 <8 Y >24
NIÑO PEQUEÑO NIÑO PEQUEÑO
15-30 <10 Y >35
INFANTE INFANTE
25-50 <25 Y >60
2. Tan pronto como haya evaluado la frecuencia y calidad de la respiración, note la frecuencia
y la calidad del pulso carotideo y compárelo con su evaluación del pulso radial (braquial en niños
pequeños). Pase ahora a evaluar la temperatura/color de la piel. Esta información, combinada con el
nivel de consciencia (NDC), es la mejor manera de evaluar de manera temprana el estado circulato-
rio y la presencia del estado de shock. Las siguientes generalizaciones con respecto a la presión
sanguínea no han sido científicamente comprobadas, pero aparentan ser verídicas con base en la
experiencia. Si el pulso está presente en el cuello y la muñeca, la presión sanguínea es mayor a 80
mmHg (puede ser normal; juzgue de acuerdo a la fuerza del pulso — no es hora aún de emplear el
baumanómetro). Si el pulso está presente en el cuello pero no en la muñeca, la presión sanguínea se
encuentra entre 60 y 80 mmHg. Esto sugiere un estado de shock tardío. Aún cuando el pulso esté
presente y sea fuerte en el cuello y en la muñeca, Usted puede ser capaz de diagnosticar un estado
de shock temprano mediante otros signos. Otros signos de shock incluyen una frecuencia cardiaca
acelerada (más de 100 por minuto), piel fría y sudorosa, apariencia pálida, confusión, debilidad o
sed. Recuerde, el paciente con shock espinal puede no encontrarse pálido, frío o sudoroso, y no
tendrá aceleración del pulso. El paciente con shock espinal tendrá una presión sanguínea baja y
parálisis.
3. Después de evaluar la respiración y el pulso, rápidamente evalúe (vea y sienta) el
cuello en busca de lesiones (cambios de coloración, edema o enfisema subcutáneo) y observe si las
venas del cuello están planas o distendidas y si la tráquea se encuentra en la línea media. Usted
puede aplicar un collarín rígido de extracción en este momento. Nota: Si el líder del equipo
elige estabilizar el cuello, esta tarea debe ser transferida a otro rescatador en este momento.
4. Ahora vea, sienta y escuche el tórax. Si existe cualquier dificultad con la respiración,
el tórax debe exponerse para su revisión. Busque deformidades, contusiones, abrasiones,
penetraciones, movimientos paradójicos, quemaduras, laceraciones y edemas (DCAPP-BLS).
Sienta en busca de sensibilidad al tacto, inestabilidad y crepitación (TIC). Note si las costillas
se elevan con la respiración o si solo existe respiración diafragmática. Ahora escuche con el
estetoscopio si los sonidos respiratorios son iguales bilateralmente. Escuche con el estetoscopio
en la parte lateral del tórax aproximadamente a nivel del cuarto espacio intercostal en la línea
medio-axilar de un lado, y luego inmediatamente compárelo con el otro lado. Una alternativa
es escuchar en el tórax anterior aproximadamente en el segundo espacio intercostal en ambos
34 Capítulo Dos
lados. La determinación importante es si los sonidos respiratorios están presentes y son iguales
en ambos lados. Si los sonidos respiratorios no son iguales (disminuidos o ausentes en un
lado), Usted debe percutir el tórax para determinar si existe la presencia de un neumotórax a
tensión o un hemotórax. Si se encuentran anormalidades en la exploración del tórax (herida
abierta de tórax, tórax inestable, dificultad respiratoria), realice la intervención apropiada para
el caso (sellar una herida abierta, estabilizar con la mano un segmento inestable, dar oxígeno,
asistir la ventilación, descomprimir un neumotórax a tensión).
En este momento, tiene Usted suficiente información para determinar las situaciones
críticas de trauma que debe considerarse como de “cargar y llevar” (traslado rápido).
Para decidir si el paciente cae en la categoría de “cargar y llevar”, Usted debe determinar
si presenta cualquiera de las siguientes lesiones o condiciones críticas:
Evaluación y Manejo Inicial del Paciente 35
Esta lista puede simplificarse aún más hacia condiciones basadas en signos y síntomas:
1. Nivel de consciencia disminuido
2. Respiración anormal
3. Circulación anormal (shock)
4. Signos o condiciones que rápidamente producen shock
a. Abdomen sensible (dolor) y distendido
b. Inestabilidad pélvica
c. Fracturas bilaterales de fémur
EVALUACIÓN SECUNDARIA
Al paciente crítico se le realiza este examen durante el transporte al hospital mientras que al
paciente que aparenta estar estable se le realiza en la escena. Aún si el paciente parece estable y
Usted decide realizar esta exploración en la escena, trate de no permanecer por más de 10 minutos
en el lugar. Los pacientes “estables” puede convertirse rápidamente en pacientes “inestables”.
1. Manejo de la vía aérea. Todos los pacientes críticos de trauma deben recibir
oxígeno. Considere si se requieren más intervenciones sobre la vía aérea
(intubación, ventilación asistida, descompresión de neumotórax a tensión,
aspiración, estabilización de tórax inestable, etc.).
2. Colocar monitor(es). Esto generalmente se hace durante el transporte a
menos que exista retraso en la escena.
3. Tome decisiones en cuanto a colocar un acceso intravenoso (ver Capítulo
8). Esto siempre se realiza durante el transporte a menos que exista un retra-
so en la escena.
4. Vendajes y ferulaciones. A los pacientes críticos se les aplican vendajes y
38 Capítulo Dos
La reevaluación debe realizarse cada 5 minutos en los pacientes críticos y cada 15 mi-
nutos en los pacientes estables. Esta exploración también se realiza siempre que la condición
del paciente empeore o se deteriore. Registre exactamente lo que vea y lo que haga. Registre
los cambios en la condición del paciente durante el transporte. Registre la hora en que se
realizan las intervenciones. Cualquier situación extenuante o detalle importante debe regis-
trarse en la sección de comentarios u observaciones del reporte escrito (revise lo relativo a la
documentación en el Apéndice C).
RESUMEN
La evaluación del paciente es la clave del cuidado de trauma. Las intervenciones reque-
ridas no son difíciles; es el momento en que se realizan lo que a veces es crítico. Si sabe
qué preguntas hacer y cómo realizar la exploración, sabrá cuándo realizar las interven-
ciones que pueden salvar la vida. Este capítulo ha descrito una exploración rápida, or-
denada y completa del paciente de trauma, teniendo en mente las prioridades de la eva-
luación y del tratamiento. La práctica continua de la evaluación del paciente de la mane-
ra aquí descrita le permitirá concentrarse en el paciente más que en tratar de discernir
qué hacer a continuación. La velocidad óptima se obtiene con el trabajo en equipo. El
trabajo en equipo se logra con la práctica. Durante la etapa de predespacho, Usted debe
planear ejercicios con regularidad con respecto a la evaluación de pacientes, y así per-
feccionar el papel de cada miembro del equipo en el plan de prioridades. Las siguientes
páginas contienen un breve desglose de las preguntas críticas que debe efectuar en la
evaluación primaria, la secundaria y la reevaluación, así como un algoritmo para la
evaluación primaria con un equipo de tres elementos.
Evaluación y Manejo Inicial del Paciente 39
Tórax
DCAPP-BLS
¿Sonidos respiratorios iguales?
Si hay asimetria percutir
TIC
Pelvis
DCAP-BLS
TIC
Extremidades inferiores
DCAP-BLS
TIC
PMS
Extremidades superiores
DCAP-BLS
TIC
PMS
Acrónimos:
EVALUACIÓN PRIMARIA
VALORACIÓN DE LA ESCENA
VÍA AÉREA
RESPIRACIÓN
CIRCULACIÓN
CUELLO
TÓRAX
ABDOMEN
PELVIS
EXTREMIDADES INFERIORES
Busque DCAP-BLS.
Sienta en busca de TIC y PMS.
Evaluación y Manejo Inicial del Paciente 43
EXTREMIDADES SUPERIORES
Busque DCAP-BLS.
Sienta en busca de TIC y PMS.
SANGRADO
DECISIÓN
EVALUACIÓN SECUNDARIA
CABEZA
VÍA AÉREA
Reevaluar la permeabilidad.
Si es una víctima quemada, evaluar signos de lesión por inhalación.
RESPIRACIÓN
Evaluar la frecuencia (con exactitud y anotar).
Evaluar la calidad.
CIRCULACIÓN
Evaluar la frecuencia del pulso (con exactitud y anotar).
Evaluar la calidad del pulso.
Tomar la presión sanguínea (realizado por un compañero, si es posi-
ble).
Evaluar el color, condición y temperatura de la piel.
Evaluación y Manejo Inicial del Paciente 45
CUELLO
(Si el collarín cervical fue colocado, retire la parte frontal). Vea y sienta en
busca de DCAP-BLS, sensibilidad o dolor al tacto, DVY (distensión venosa
yugular), desviación traqueal.
TÓRAX
ABDOMEN
Busque DCAP-BLS
Palpe los cuatro cuadrantes en busca de sensibilidad o dolor al tacto.
Determine si el abdomen es blando o duro (rígido).
PELVIS
EXTREMIDADES INFERIORES
EXTREMIDADES SUPERIORES
REEVALUACIÓN
NIVEL DE CONSCIENCIA
Vía aérea
Reevalúe la permeabilidad.
Si es una víctima quemada, reevaluar signos de lesión por inhalación.
Respiración y Circulación
Reevalúe los signos vitales.
Revise la calidad de la respiración.
Cuello
(Si ha sido aplicado un collarín, retire la parte frontal).
Busque distensión yugular venosa, desviación traqueal
Tórax
Escuche los sonidos respiratorios en todos los campos.
Si los sonidos respiratorios no son iguales,
1. EVALUAR LA PRESENCIA DE NEUMOTÓRAX A TENSIÓN Y
HEMOTÓRAX
2. SI ESTA INTUBADO, REVISAR LA POSICIÓN DEL TUBO
ENDOTRAQUEAL
Evaluación y Manejo Inicial del Paciente 47
ABDOMEN
Destrezas en la
Evaluación de
Pacientes
Donna Hastings, EMT-P
EVALUACIÓN PRIMARIA
OBJETIVOS
PROCEDIMIENTO
Se utilizarán algunos escenarios cortos junto con un modelo (que actuará como paciente). Los
alumnos se repartirán en grupos para practicar la evaluación primaria, las intervenciones críti-
cas y las decisiones de transporte. Cada miembro del equipo debe practicar siendo líder por lo
menos una vez y de preferencia en dos ocasiones. La “información crítica” representa las
respuestas que Usted debe estar buscando en cada paso de la evaluación.
Lo siguiente es una repetición de lo presentado al final del Capítulo 2. Estas aseveraciones son
48
Destrezas en la Evaluación de Pacientes 49
tan importantes que se repiten en primera persona a manera de pregunta, tal como Usted lo
haría mientras realiza la evaluación del paciente. Es la cantidad mínima de información que
Usted necesita mientras realiza cada paso de la evaluación primaria. Tal vez sea de utilidad
copiar estas aseveraciones y preguntas y llevarlas consigo cuando practica la evaluación del
paciente.
Valoración de la Escena
¿Veo, escucho o huelo algo que pueda ser peligroso?
¿Hay más víctimas? Preguntar al paciente y a los transeúntes.
Buscar evidencia de otros pacientes.
Estoy valorando el mecanismo de lesión. Observar y preguntar al paciente y
a los transeúntes.
¿Necesitamos más ayuda? Esta decisión debe basarse en el número de
pacientes y las circunstancias.
Vía Aérea
¿Está la vía aérea abierta y libre?
Respiración
¿Está respirando el paciente?
¿Cuál es la frecuencia y calidad de la respiración?
Instrucciones de Ventilación
Ordene oxígeno para cualquier paciente con respiración anormal, lesión de
cráneo o estado de shock.
Asista la ventilación si el paciente está hipoventilando.
Circulación
¿Cuál es la frecuencia y calidad del pulso en el cuello y la muñeca?
¿Cuál es el color, condición y temperatura de la piel?
Cuello
¿Veo o siento DCAP-BLS o sensibilidad al tacto en el cuello?
¿Las venas del cuello se ven y sienten planas o distendidas?
¿La tráquea se ve y siente en la línea media o está desviada?
50 Capítulo Tres
Tórax
Estoy observando y palpando el tórax.
¿Existe DCAPP-BLS o TIC?
Estoy escuchando el tórax en la parte alta de la línea medio-axilar en ambos
lados
¿Los sonidos respiratorios están presentes y son iguales?
Si los sonidos respiratorios no son iguales,
Estoy percutiendo el tórax a lo largo de la línea axilar posterior en el
lado con sonidos disminuidos.
¿Existe timpanismo (hiperresonancia) o matidez?
Abdomen
Estoy observando el abdomen.
¿Existe DCAP-BLS?
Estoy palpando los cuatro cuadrantes del abdomen
¿El abdomen está blando o duro (rígido)?
¿Existe sensibilidad al tacto (dolor)?
Pelvis
Estoy observando y palpando la pelvis (presionando hacia abajo sobre la
sínfisis y empujando hacia adentro sobre las crestas ilíacas).
¿Existe DCAP-BLS?
Extremidades Inferiores
Estoy observando y palpando las extremidades inferiores.
¿Existe DCAP-BLS o TIC?
¿El PMS es normal? (pulso, motor, sensibilidad)
Extremidades Superiores
Estoy observando y palpando las extremidades superiores.
¿Existe DCAP-BLS o TIC?
¿El PMS es normal? (pulso, motor, sensibilidad)
Sangrado
¿Veo o siento algún sangrado significativo?
Decisión
¿Se trata de una situación crítica?
¿Existen intervenciones que deba realizar en este momento?
OBJETIVOS
PROCEDIMIENTO
Se utilizarán algunos escenarios cortos junto con un modelo (que actuará como paciente). Los
alumnos se repartirán en grupos para practicar la evaluación secundaria, tomando decisiones
críticas y haciendo intervenciones, y realizar la reevaluación. Cada miembro del equipo debe
practicar siendo líder por lo menos una vez y de preferencia en dos ocasiones. La “informa-
ción crítica” representa las respuestas que Usted debe estar buscando en cada paso de la eva-
luación.
Cabeza
Estoy observando y palpando la piel cabelluda y la cara
¿Hay DCAP-BLS o TIC?
¿Hay signo de Battle u “ojos de mapache”?
¿Existe sangre o líquido drenando de los oídos o nariz?
¿Cuál es el tamaño pupilar? ¿Son iguales? ¿Reaccionan a la luz?
¿Existe palidez, cianosis o diaforesis?
52 Capítulo Tres
Vía Aérea
¿Está la vía aérea abierta y libre?
¿Existen quemaduras en la cara? ¿Hay signos de quemaduras en boca o
nariz?
Respiración
¿Cuál es la frecuencia y calidad de la respiración?
Circulación
¿Cuál es la frecuencia y calidad del pulso?
¿Qué presión sanguínea existe?
¿Cuál es el color, condición y temperatura de la piel?
Cuello
Estoy observando y palpando el cuello.
¿Existe DCAP-BLS o sensibilidad al tacto?
¿Las venas del cuello están planas o distendidas?
¿La tráquea está en la línea media o está desviada?
Tórax
Estoy observando y palpando el tórax.
¿Existe DCAPP-BLS o TIC?
Estoy escuchando el tórax.
¿Los sonidos respiratorios están presentes y son iguales?
Si los sonidos respiratorios no son iguales,
Estoy percutiendo el tórax. ¿Existe hiperresonancia o matidez?
Si el paciente está intubado,
Estoy confirmando la colocación del tubo endotraqueal (ver el
capítulo 5).
Abdomen
Estoy observando y palpando el abdomen.
¿Existe DCAP-BLS?
¿Existe sensibilidad o dolor al tacto?
¿El abdomen está blando o duro (rígido)?
Pelvis
Estoy observando y palpando la pelvis.
¿Existe DCAP-BLS o TIC?
Extremidades Inferiores
Estoy observando y palpando las extremidades inferiores.
¿Existe DCAP-BLS o TIC?
¿El PMS es normal?
Destrezas en la Evaluación de Pacientes 53
Extremidades Superiores
Estoy observando y palpando las extremidades superiores.
¿Existe DCAP-BLS o TIC?
¿El PMS es normal?
¿El rango de movilidad es normal?
Vía Aérea
¿Está la vía aérea abierta y libre?
Si hay quemaduras en la cara: ¿Existen signos de quemaduras en boca o
nariz?
Respiración y Circulación
¿Cuál es la frecuencia y calidad de la respiración?
¿Cuál es la frecuencia y calidad del pulso?
¿Qué presión sanguínea existe?
¿Cuál es el color, condición y temperatura de la piel?
Cuello
¿La tráquea está en la línea media o está desviada?
¿Las venas del cuello están planas o distendidas?
¿Existe aumento de edema en el cuello?
Tórax
Abdomen
¿El abdomen está sensible o distendido?
¿El abdomen está blando o duro (rígido)?
54 Capítulo Tres
REVISIÓN DE INTERVENCIONES
Realice las preguntas apropiadas para su paciente.
¿El tubo endotraqueal está permeable y en posición correcta?
¿El flujo de oxígeno es correcto?
¿Las soluciones I.V. están fluyendo de manera correcta?
¿La herida abierta de tórax sigue sellada?
¿La aguja de descompresión torácica aún funciona?
¿Existen apósitos humedecidos en sangre?
¿Las férulas están en buena posición?
¿La paciente embarazada se encuentra inclinada a la izquierda?
OBJETIVO
PROCEDIMIENTO
Se utilizarán algunos escenarios cortos junto con un modelo (que actuará como paciente). Los
alumnos se repartirán en grupos para practicar el manejo de situaciones simuladas de trauma
utilizando los principios y técnicas enseñadas durante el curso. Usted será evaluado de la
misma manera durante el segundo día del curso. Se espera que Usted emplee todos los princi-
pios y técnicas enseñadas durante el curso. Para familiarizarse con el proceso de evaluación, se
le proporcionará una copia de un escenario y una hoja de evaluación. Revise el Capítulo 2 y la
evaluación primaria y secundaria de este capítulo.
2. Tendrá tres escenarios de práctica. Esto permite que cada miembro del gru-
po sea el líder por lo menos en una ocasión.
3. Se le evaluará como líder del grupo en una ocasión.
4. Asistirá como miembro del equipo de rescate durante dos escenarios en los
cuales otro miembro de su equipo será evaluado como líder. Usted puede
ayudar, pero todas las evaluaciones deberán realizarse por el líder. Esto da
un total de seis escenarios en los que puede aprender: tres prácticas, una
evaluación y dos asistencias mientras otros están siendo evaluados.
5. Espere fuera de la puerta hasta que su instructor salga y le proporcione los
datos del escenario.
6. Se le permitirá revisar su equipo antes de iniciar el examen.
7. Asegúrese de preguntar acerca de la seguridad de la escena si aún no se le ha
dado información en la descripción del escenario.
8. Asegúrese de emplear su equipo de protección personal.
9. Si su paciente es un modelo vivo, Usted debe hablar con la persona de la
misma manera como lo haría con un paciente. Es mejor explicar lo que está
haciendo conforme examina al paciente. Muestre confianza y ofrezca pala-
bras de aliento constantemente a su paciente.
10. Usted debe preguntar al instructor las cosas que no puede encontrar en su
paciente. Ejemplos: presión sanguínea, pulso, sonidos respiratorios.
11. Las heridas y fracturan deben vendarse y ferularse tal como si fueran reales.
Los procedimientos deben hacerse correctamente (presión sanguínea, roda-
miento, sujeción con correas, ferulaciones, etc.).
12. Si necesita una pieza de equipo que no está disponible, pregunte al instruc-
tor. Él puede permitirle simular el equipo.
13. Durante la práctica y la evaluación, Usted puede ir a cualquier estación (o
se le dirigirá hacia ella), pero no puede ir a una misma en dos ocasiones.
14. Usted será calificado con base en:
a) Valoración de la escena
b) Evaluación del paciente
c) Manejo del paciente
d) Uso eficiente del tiempo
e) Liderazgo
f) Juicio
g) Habilidad para resolución de problemas
h) Interacción con el paciente
15. Cuando termine su escenario de examen, no habrá discusión del caso. Si
tiene alguna pregunta, será contestada después de la reunión final de instruc-
tores al finalizar el curso.
56 Capítulo Tres
17. A los pacientes críticos no se les aplicará una férula de tracción en la escena
(toma demasiado tiempo).
18. Llame de manera temprana a la dirección médica si se trata de un paciente
crítico de trauma (tal vez se tenga que llamar a un médico a su casa para que
acuda para la atención del paciente).
19. Siempre que la condición del paciente empeore, realice una reevaluación.
20. Siempre que realice una intervención, repita la reevaluación.
21. Los pacientes inconscientes no pueden proteger su vía aérea.
22. Transporte a las pacientes embarazadas con la tabla larga inclinada ligera-
mente hacia la izquierda. No permita que giren y caigan al piso.
23. Permanezca calmado y piense. El conocimiento, entrenamiento y preocupa-
ción, son las herramientas más importantes que Usted lleva consigo.
4
Capítulo
Manejo Inicial
de la Vía Aérea
Ronald D. Stewart, M.D.
F.A.C.E.P. y John E.
Campbell, F.A.C.E.P.
OBJETIVOS
58
Manejo Inicial de la Vìa Aérea 59
De todas las tareas que se espera que brinden los equipos en el campo en la atención del
paciente de trauma, ninguna es más importante que el control de la vía aérea. El mantener una
vía aérea abierta y una adecuada ventilación en el paciente de trauma puede ser todo un reto en
cualquier escenario, pero puede ser casi imposible en el ambiente adverso del campo, con
pobre iluminación, el caos que frecuentemente rodea el lugar del accidente, la posición del
paciente y quizás la presencia de transeúntes agresivos.
El manejo de la vía aérea es una tarea que debe dominar, ya que frecuentemente no
puede esperar hasta que llegue al hospital. Los pacientes que están hipóxicos, hipoventilados
o ambos, necesitan ayuda inmediata — ayuda que solo les puede brindar en las etapas iniciales de
su atención. Es su responsabilidad, entonces, estar completamente instruido acerca de la estructura
y función básica de la vía aérea, en cómo conseguir y mantener una vía aérea permeable, y en cómo
oxigenar y ventilar al paciente.
Por la naturaleza impredecible del ambiente del escenario, Usted atenderá el manejo de
la vía aérea del paciente en casi todas las situaciones imaginables; en vehículos accidentados,
suspendido sobre un río, en medio de un centro comercial, al lado de una carretera congestio-
nada. Por lo tanto, Usted necesita opciones y alternativas de las que pueda elegir. Lo que
puede funcionar con un paciente puede no funcionar en otro. Un paciente puede requerir
simplemente un levantamiento mandibular para abrir la vía aérea, mientras que otro tal vez
requiera un procedimiento quirúrgico para prevenir una muerte inminente.
Cualquiera que sea el método requerido, siempre debe comenzar con lo básico. Es de
poco valor — y en algunos casos completamente peligroso — aplicar una técnica “avanzada”
para controlar la vía aérea antes de comenzar con las maniobras básicas. La discusión del
control de la vía aérea en el paciente de trauma será basada en varias verdades fundamentales:
el aire debe entrar y salir, el oxígeno es bueno, y el color azul es malo. Cualquier otra cosa
parte de lo anterior.
ANATOMÍA
La vía aérea empieza en la punta de la nariz y los labios y termina en la membrana alvéolo-
capilar, a través de la cual se lleva a cabo el intercambio de gases entre los sacos de aire de los
pulmones (los alvéolos) y la red capilar de los pulmones. La vía aérea está formada por cáma-
ras y conductos que transportan aire con un contenido de 21% de oxígeno hacia los alvéolos
durante la inspiración y retiran el bióxido de carbono de desecho que difunde desde la sangre hacia
los alvéolos.
El comienzo del tracto respiratorio, la cavidad nasal y la orofaringe, llevan a cabo
funciones importantes (ver Figura 4-1). Estas áreas recubiertas de membranas mucosas hú-
60 Capítulo Cuatro
medas sirven para calentar y filtrar los gases inhalados. Están altamente vascularizadas y con-
tienen tejido linfoide protector. El rebasar esta porción del tracto respiratorio con el uso de un
tubo endotraqueal reducirá la protección natural de los pulmones vulnerables, y Usted tendrá
que asumir algunas de estas funciones. Es por eso que el succionar la vía aérea, así como
calentar y humidificar los gases, se vuelve de suma importancia en los pacientes intubados.
La cubierta del tracto respiratorio es delicada y altamente vascular. Merece todo el res-
peto que le pueda brindar, y esto significa prevenir traumatismos indebidos, usando tubos
lubricados y evitar una manipulación innecesaria. La cavidad nasal está dividida por un tabi-
que vascularizado en la línea media y en las paredes laterales de la nariz hay “repisas” llamadas
turbinas. Estas proyecciones, que aumentan la superficie de la mucosa, pueden estar en con-
tacto con los tubos u otros dispositivos que se inserten en las narinas. El deslizamiento cuida-
doso del bisel de un tubo bien lubricado sobre el piso o el tabique de la cavidad nasal evitará que se
“enganche” en las turbinas.
Figura 4-1 Anatomía de la vía aérea superior. Note que la lengua, el hueso
hioides y la epiglotis se encuentran unidos a la mandíbula por una serie de
ligamentos. Por lo tanto el desplazamiento anterior de la mandíbula moverá
éstas estructuras.
Manejo Inicial de la Vìa Aérea 61
Los dientes son el primer obstáculo que encontramos en la porción oral de la vía aérea.
Pueden ser más estorbosos en algunos pacientes que en otros. De cualquier manera, se deben
aplicar siempre los mismos principios: Los pacientes deben tener el mismo número de dientes al final
de un procedimiento para el manejo de la vía aérea que los que tenía al principio.
La lengua es un gran pedazo de músculo y representa el próximo obstáculo potencial.
Estos músculos están sujetos a la parte anterior de la mandíbula y, a través de una serie de
músculos y ligamentos al hueso hioides, una estructura localizada exactamente debajo del
mentón de donde se sostiene el esqueleto cartilaginoso de la vía aérea superior (la laringe) y
que semeja al “hueso de los deseos” (en forma de arco) que tienen los pollos. La epiglotis también
está conectada al hueso hioides, y la elevación del hioides también levantará la epiglotis y se abrirá
aún más la vía aérea.
La epiglotis es uno de los principales puntos de referencia anatómicos de la vía aérea.
Debe familiarizarse con éste y ser capaz de identificarlo con la vista y el tacto. Se ve como una
pieza flexible de cartílago cubierto de mucosa — que es exactamente eso — y se siente como
el trago, el cartílago a la entrada del conducto auditivo. Su función no está clara; puede ser un
remanente anatómico (vestigio). Pero es muy importante para Usted cuando debe asumir el
control de la vía aérea. La epiglotis está unida al hueso hioides y por ende a la mandíbula
mediante una serie de ligamentos y músculos. En el paciente inconsciente, la lengua puede
producir cierta obstrucción de la vía aérea al caer hacia atrás contra el paladar blando e incluso
sobre la pared posterior de la faringe. Sin embargo, es la epiglotis la que produce una obstruc-
ción completa de la vía aérea en el paciente inconsciente en posición supina, que tiene relaja-
da la mandíbula, en el cual la cabeza y el cuello están en posición neutral. En tales pacientes
caerá sobre la apertura glótica e impedirá la ventilación.
Es esencial que comprenda este factor crucial en el manejo de la vía aérea. Para asegurar
una vía aérea permeable en un paciente inconsciente supino, el hueso hioides debe ser despla-
zado hacia adelante al levantar la mandíbula (“levantamiento mandibular”, “elevación del men-
tón”), o jalando la lengua. Esto levantará la lengua fuera de la vía y mantendrá la epiglotis
elevada y alejada de la pared posterior de la faringe y la apertura glótica (ver Figura 4-2). Tanto
la intubación nasotraqueal como la orotraqueal requieren la elevación de la epiglotis con un
laringoscopio o con los dedos, jalando la lengua o levantando hacia adelante la mandíbula.
A cada lado de la epiglotis existe un hueco llamado fosa piriforme. Un tubo endotraqueal
puede “alojarse” en cualquiera de éstas, y si el tubo es forzado puede perforar la mucosa —
una complicación desastrosa por intentar una intubación sin cuidado. La colocación de un tubo
endotraqueal en la fosa piriforme puede identificarse fácilmente observando la elevación de la
piel “como tienda de campaña” en cualquier lado de la parte superior de la prominencia laringea
(“manzana de Adán”) o por transiluminación si se está usando un estilete iluminado para intubar.
Las cuerdas vocales están protegidas por el cartílago tiroides, una estructura que parece
caja en forma de “C” donde la parte abierta de la “C” representa su pared posterior, y la cual
está cubierta por músculo. Cuando las cuerdas vibran, se produce sonido. En algunos pacien-
tes, las cuerdas pueden cerrarse completamente por laringoespasmo, produciendo una obs-
trucción completa de la vía aérea. El cartílago tiroides puede verse fácilmente en la mayoría de
la gente en la superficie anterior del cuello como la prominencia laringea.
Abajo del cartílago tiroides existe otra parte de la laringe, el cartílago cricoides, que
tiene forma de anillo para sellar, con el anillo por su frente y el sello detrás. Puede ser palpado
62 Capítulo Cuatro
como una elevación en la cara anterior del cuello debajo de la prominencia laringea. Exacta-
mente debajo de la pared posterior del cartílago cricoides se encuentra el esófago. La presión
sobre el cartílago cricoides en la parte anterior del cuello cerrará el esófago a presiones tan
altas como 100 cm H2O. El uso de esta maniobra (maniobra de Sellick) reduce el riesgo de
regurgitación gástrica durante el proceso de intubación y previene la insuflación de aire hacia
el estómago durante la ventilación a presión positiva de boca a boca, por bolsa-válvula-masca-
rilla o por válvula a demanda (ver Figura 4-3). No use la maniobra de Sellick si existe posibi-
lidad de lesión de columna cervical. El aplicar presión al cuello puede causar demasiado movi-
miento en una columna cervical inestable.
Conectando el borde inferior del cartílago tiroides con la porción superior del cartílago cricoides
está la membrana cricotiroidea, un punto de referencia muy importante a través del cual se puede
obtener acceso directo a la vía aérea debajo de las cuerdas. Es posible palpar la membrana
cricotiroidea en la mayoría de los pacientes con tan solo encontrar la parte más prominente del
cartílago tiroides y luego deslizar su dedo índice hacia abajo hasta que sienta una segunda “eleva-
ción” antes de que sus dedos palpen la ultima elevación previa a la horquilla esternal. Esta última
elevación es el cartílago cricoides, y el borde superior de éste es la membrana cricotiroidea (ver
Figura 4-4). La horquilla esternal es un punto de referencia importante porque es el lugar en el que
el debe quedar el globo de un tubo endotraqueal correctamente puesto. La horquilla esternal se
palpa en la unión de las clavículas con el borde superior del esternón (hueco supraesternal).
Figura 4-4a Vista exterior del cuello anterior, mostrando las referencias
anatómicas importantes para la prominencia del cartílago tiroides
(laringea), la membrana cricotiroidea y el cartílago cricoides.
Manejo Inicial de la Vìa Aérea 65
VENTILACIÓN
Al movimiento de aire o gases hacia adentro y fuera de los pulmones se le llama ventilación. En
reposo, los adultos normalmente toman 450 a 500 cc con cada respiración. A esto se le llama
volumen tidal o volumen corriente y se mide con un espirómetro. El multiplicar ese valor por el
número de respiraciones por minuto (la frecuencia respiratoria) nos da el volumen minuto, la can-
tidad de aire respirado en cada minuto. Este es un valor importante, y normalmente es de 6 a 8 litros
por minutos (L/min). Cualquier valor mayor a éste en reposo puede ser llamado hiperventilación,
y los valores menores que éste, hipoventilación.
La respiración normal se lleva a cabo porque la presión negativa dentro del espacio pleural
(potencial) “jala” aire a través de las vías aéreas superiores desde el exterior. En cualquier
paciente que sea incapaz de hacer esto, o en quien necesita protección de su vía aérea, quizás
se requiera “bombear” aire u oxígeno hacia el interior a través de la apertura glótica. A esto se
le llama ventilación a presión positiva intermitente. La ventilación a presión positiva en el
paciente de trauma puede tomar varias formas, desde boca a boca hasta bolsa-válvula-tubo
endotraqueal. El bombear aire dentro de la orofaringe no garantiza que se irá a través de la
apertura glótica y hacia los pulmones. La orofaringe también conduce hacia el esófago, y las
presiones en la orofaringe mayores de 25 cm H2O abrirán el esófago y llevarán aire bombeado
hacia el estómago (insuflación gástrica). La bolsa-válvula-mascarilla puede producir presio-
nes mayores a éstas, y algunas viejas válvulas a demanda pueden producir presiones tan altas
como 60 cm H2O. Por esto, si no existe peligro de lesión de columna cervical, la maniobra de
Sellick (presión posterior sobre el cartílago cricoides) es muy importante como procedimien-
to básico de la vía aérea. Cuando necesite ventilar un paciente usando ventilación a presión
positiva intermitente, debe saber aproximadamente cuánto volumen administrará con cada
ventilación que realiza (volumen administrado). Usted puede estimar el volumen minuto
multiplicando éste volumen por la frecuencia respiratoria. Una válvula a demanda que admi-
nistra oxígeno a una tasa de 100 L/min tendrá un volumen administrado de 1660 cc por cada
segundo que se active la válvula. El administrar más de un litro a una presión de 60 cm H2O
casi garantizará la insuflación gástrica y todas las complicaciones que resulten de ella. La
ventilación bolsa-mascarilla quizá no sea mejor; las presiones generadas al exprimir la bolsa
pueden igualar o superar los 60 cm H2O.
Los volúmenes administrados usualmente son menores con las bolsas de resucitación
que con las válvulas a demanda. Hay dos razones para esto. La bolsa de resucitación en prome-
dio guarda solo 1800 cc de gas, y es el límite absoluto de volumen que puede ser administrado
si es capaz de exprimir completamente la bolsa. Usando una mano, un adulto promedio puede
exprimir aproximadamente 1200 cc. La otra razón por la que los volúmenes administrados con
válvula a demanda son mayores es que éstas permiten al rescatador sujetar la mascarilla a la
cara con ambas manos, y así disminuye la fuga por la mascarilla. Tenga en mente que esos
volúmenes, los administrados por los puertos de ventilación de estos dispositivos, igualan los
68 Capítulo Cuatro
COMPLIANZA
Cuando el aire, o el aire que contiene oxígeno, se administra a presión positiva hacia los pul-
mones de un paciente, es muy importante la elasticidad de los pulmones y la pared torácica,
(“lo que estiran”) ya que influenciará en gran medida la facilidad con la que el paciente puede
respirar. Si se encuentra ventilando con mascarilla, la elasticidad normal de los pulmones y de
la pared torácica permitirá que el aire entre por la apertura glótica y exista poca distensión
gástrica. Sin embargo, si la elasticidad es pobre, será más difícil la ventilación. La capacidad
de los pulmones y la pared torácica de expandirse, y por tanto la de ventilar a un paciente se
conoce como complianza. Es mejor hablar de “buena” o “mala” complianza más que de “alta”
o “baja” complianza, ya que estos últimos términos pueden ser algo confusos.
La complianza es un concepto importante, ya que determina si se puede o no ventilar
adecuadamente a un paciente. La complianza puede ponerse mal (baja) en algunos estados
Manejo Inicial de la Vìa Aérea 69
patológicos de los pulmones o en pacientes que tengan lesión de la pared torácica. En los
paros cardiacos, la complianza también se pone mal, debido a la pobre circulación hacia los
músculos. Esto hace que la ventilación sea más difícil. Cuando se coloca un tubo endotraqueal
la complianza del paciente se convierte en un dato clínico importante y puede indicar proble-
mas de la vía aérea. La detección de una complianza en proceso de empeoramiento ocurrirá
mucho antes que cambie la presión sanguínea en un neumotórax a tensión. Una pobre
complianza se sentirá también en la intubación del bronquio principal derecho, y el retirar un
poco el tubo dará como resultado una mejoría inmediata en la ventilación (mejor complianza).
El equipo de vías aéreas debe estar en un solo estuche y además contener todo lo nece-
sario para asegurar la vía aérea de cualquier paciente. El equipo disponible en la actualidad es
ligero y portátil. Los cilindros de oxígeno son de aluminio y los equipos de succión más nuevos
son ligeros y menos estorbosos. Ya no se acepta tener unidades de succión que sean volumino-
sas y estén separadas de la fuente de oxígeno. Las unidades de succión deben venir en un
equipo con oxígeno y otras herramientas esenciales para vías aéreas. Un equipo ligero de vías
aéreas debe contener lo siguiente (ver Figura 4-7):
Debe revisar todas las piezas del equipo en cada turno, y el estuche del equipo debe tener
una tarjeta donde se anoten las iniciales del nombre de la persona que efectuó la revisión.
70 Capítulo Cuatro
Figura 4-7 Un equipo para la vía aérea conteniendo los elementos esenciales
para el manejo de la vía aérea. Note que la unidad portátil de succión se
incluye en este modelo. El peso total (con cilindro tipo “D” de aluminio) es
de aproximadamente 10 kg cercano al peso de un cilindro tipo “E” de acero.
El asegurar una vía aérea abierta en un paciente puede ser un gran reto en la escena
prehospitalaria. No solo el trauma puede alterar la anatomía de la cara y la vía aérea, sino que
el sangrado puede provocar obstrucción de la vía aérea así como no permitir la visualización
de los puntos de referencia de la vía aérea. Aunado a esto el riesgo de lesión de columna, el
reto se vuelve más evidente. También debe recordar que algunas maniobras de manejo de la vía
aérea, incluyendo la succión y la inserción de una cánula nasofaringea u orofaringea, puede
estimular los reflejos de protección del paciente y aumentar la probabilidad de vómito y
broncoaspiración, estimulación cardiovascular y aumento de la presión intracraneana. El pri-
mer paso al brindar una vía aérea permeable en el paciente inconsciente es asegurar que la
lengua y la epiglotis estén desplazadas hacia adelante y se mantengan en esa posición. Esto se
Manejo Inicial de la Vìa Aérea 71
puede llevar a cabo ya sea por la maniobra modificada de levantamiento mandibular (ver
Figura 4-8a) o la elevación del mentón (ver Figura 4-8b). Cualquiera de esas maniobras evita-
rán que la lengua caiga hacia atrás contra el paladar blando o la pared posterior de la faringe,
y jalarán hacia adelante el hueso hioides, levantando la epiglotis fuera de la vía aérea. Estas
son maniobras esenciales tanto para procedimientos básicos como para los avanzados de la
vía aérea. Cuando se realizan de una manera adecuada abren la vía aérea sin la necesidad de
inclinar la cabeza o mover el cuello.
OBSERVACIÓN
El paciente lesionado está en riesgo de compromiso de su vía aérea incluso si está completa-
mente consciente y despierto. Esto es debido parcialmente a que muchos pacientes tienen el
estómago lleno, están ansiosos, y están predispuestos a vomitar. No debe haber problema para
entender el estado en que se encuentran cuando considere que los pincha para un acceso I.V.
y los sujeta a una superficie dura con un collarín rígido, además de fijar su cabeza y cuello a
una tabla. Algunos pacientes pueden además estar sangrando de su orofaringe y deglutir la
sangre.
En virtud de esto, debe observar constantemente al paciente por si hubiese problemas de
la vía aérea debidas a la lesión. Un miembro del equipo debe hacerse responsable tanto del
control de la vía aérea y una ventilación adecuada en cualquier paciente que esté en riesgo de
compromiso de la vía aérea.
Debe percatarse y atender la apariencia general del paciente, la frecuencia respiratoria y
cualquier molestia. En un paciente con respiración espontánea, debe revisar frecuentemente
que el volumen tidal sea el adecuado sintiéndolo sobre la boca y nariz del paciente y obser-
vando los movimientos de la pared torácica. Revise las líneas de oxígeno suplementario regu-
larmente para asegurarse que el oxígeno se está administrando a un flujo o porcentaje dado.
Limpie la sangre y las secreciones. Esté al pendiente de sonidos que indiquen problemas. Esté
alerta de los signos de peligro: la respiración ruidosa es una respiración obstruida. Si el
paciente tiene colocado un tubo endotraqueal, vigile la complianza pulmonar y busque la
causa de cualquier cambio en la misma. Considere que un paciente combativo está hipóxico
hasta que una evaluación rápida y sistémica lo descarte.
SUCCIÓN
Todos los pacientes lesionados con inmovilización cervical deben considerarse con alto riesgo
de compromiso de la vía aérea. Una de las más grandes amenazas a la vía aérea es el vómito y
la broncoaspiración, particularmente en pacientes que recientemente han comido grandes can-
tidades de alimento acompañado de grandes cantidades de alcohol. Como resultado, los dispo-
sitivos de succión portátiles deben ser considerados como piezas básicas de equipo para el
cuidado del trauma en la escena y deben reunir las siguientes características (ver Figura 4-10):
1. Deben transportarse en una mochila o botiquín junto con el cilindro de oxí-
geno y demás equipo de vías aéreas; no deben venir por separado o almace-
nado lejos del oxígeno; de otra manera, representa una pieza “extra” del
equipo que requerirá manos adicionales.
2. Deben funcionar con baterías o ser manuales, más que dependientes de oxí-
geno.
3. Deben generar la suficiente presión y movilización de volumen para que
puedan succionar piezas de alimento, coágulos y secreciones espesas de la
orofaringe.
4. Deben tener tubos de suficiente diámetro (0.8 a 1 cm) para manejar lo que
sea necesario succionar del paciente.
74 Capítulo Cuatro
Los diseños de las cánulas de aspiración más recientes son de diámetro grande, particu-
larmente los nuevos succionadores rígidos de “punta de amígdalas” que pueden manejar coá-
gulos y sangrados. En algunos casos las mismas mangueras de succión pueden usarse para
retirar grandes cantidades de sangre o contenido gástrico. Puede usarse un tubo endotraqueal
de 6 mm con el conector como punta de succión. El orificio del lado del tubo evita la necesidad
de una válvula de control proximal para interrumpir la succión.
El equipo que ayuda a asegurar una vía aérea permeable incluirá varias cánulas nasofaringeas,
orofaringeas, obturadores esofágicos y tubos endotraqueales. La inserción de estos dispositi-
vos debe reservarse para aquellos pacientes en los que sus reflejos protectores están lo sufi-
cientemente deprimidos para tolerarlos. Debe tenerse cuidado de no provocar vómito o nausea,
ya que si ocurriera cualquiera de ambas sería malo para el paciente. La cánula nasofaringea
será mejor tolerada que la orofaringea. Es más, los pacientes que fácilmente toleran una cánula
orofaringea de tamaño adecuado deben considerarse como candidatos a intubación endotraqueal
porque sus reflejos protectores están tan deprimidos que no pueden proteger su vía aérea de
una probable broncoaspiración.
Las cánulas nasofaringeas deben ser suaves y de tamaño adecuado. Están diseñadas para
evitar que la lengua y la epiglotis caigan contra la pared faringea posterior (ver la técnica de
inserción en el capítulo 5). En un apuro, un tubo endotraqueal de 6 o 6.6 mm puede cortarse
y servir como cánula nasofaringea. Con una inserción delicada habrá pocos problemas con la
Manejo Inicial de la Vìa Aérea 75
vía aérea. Sin embargo, no es raro el sangrado y el trauma de la mucosa nasal. Un sangrado
leve de la nariz después de la inserción de la cánula no es una indicación para retirarla. Es
más, es probablemente mejor mantener una cánula nasofaringea en su lugar de manera que no
altere el coágulo o reinicie el sangrado.
Las cánulas orofaringeas están diseñadas para mantener la lengua lejos de la pared faringea
posterior y así ayudar a mantener una vía aérea permeable. También existen cánulas orofaringeas
especiales. Una de ellas, la tipo Williams, tiene una gran abierta circular a través de la cual se
puede insertar un tubo endotraqueal o se puede succionar. Están diseñadas como guía de
intubación. Otros tipos de cánulas orofaringeas incluyen aquellos con terminaciones proximales
que protruyen de los labios y están diseñadas para usarse con mascarillas de balón inflable para
sellar la boca y la nariz.
El obturador esofágico para vía aérea (OEA) está diseñado para ser insertado dentro
del esófago a un nivel debajo de la carina. Luego se infla un globo para reducir la posibilidad de
distensión gástrica o regurgitación durante la ventilación con bolsa-válvula-mascarilla o válvu-
la a demanda y mascarilla. Cuando se introdujo a principios de los años 1970´s, el obturador
esofágico (OEA) fue diseñado para ser usado por proveedores de servicios médicos de emer-
gencias que no habían sido entrenados en intubación de la traquea. Para los proveedores de
servicios médicos de emergencia, el uso de este tipo de dispositivos se ha vuelto muy limitado
ya que la intubación endotraqueal se ha vuelto el estándar tanto de ventilación como de protec-
ción de la vía aérea.
76 Capítulo Cuatro
OXIGENACIÓN
Los pacientes lesionados necesitan oxígeno suplementario, especialmente si están inconscientes. Es
bien sabido que los pacientes que sufren de lesión de cabeza frecuentemente están hipóxicos. Se
puede aportar oxígeno suplementario con una mascarilla simple con flujo de 10 a 12 L/min. Esta
proporciona oxígeno con concentración de entre 40 a 50%. Las mascarillas no recirculantes con
bolsas reservorio a flujos de oxígeno de 12 a 15 L/min pueden brindar concentraciones oxígeno de
entre 60 a 90%. Las cánulas nasales o “puntas nasales” son bien toleradas por la mayoría de los
pacientes, pero solo proporcionan oxígeno a una concentración de entre 25 a 30%.
Se debe usar oxígeno suplementario para asegurar una adecuada oxigenación cuando se lleva
a cabo la ventilación a presión positiva. La oxigenación debe ser suplementada durante la ventilación
boca a boca con oxígeno a 10 a 12 L/min por el conector que se encuentra en la mayoría de las
mascarillas o dejando un tubo de oxígeno bajo la mascarilla y poniéndolo al mismo flujo. De manera
opcional se puede aumentar el porcentaje de oxígeno administrado durante la ventilación boca a
boca colocándose Usted mismo unas “puntas nasales”. Esto aumentará el porcentaje de oxígeno
administrado desde 17% hasta 30%.
Las bolsas de resucitación requieren de oxígeno a un flujo de 15 L/min para aumentar el
porcentaje de oxígeno administrado desde un 21% hasta 40 a 50%. El porcentaje de oxígeno
administrado al paciente a 15 L/min dependerá de la frecuencia de la ventilación y el tiempo
que tarde en volverse a llenar la bolsa. Se administrarán más altos porcentajes si la frecuencia
es más lenta y si se le permiten al menos 3 segundos a la bolsa para llenarse. La importancia de
estos factores se reducirá o eliminará si se usa una bolsa reservorio grande (2.5 L) o si se
conecta una válvula a demanda a la entrada del reservorio de la bolsa de resucitación. Si se usa
este ultimo método, no se necesita activar la válvula a demanda para llenar la bolsa más rápido.
Esto producirá presiones continuas que pueden ser tan altas como 40 cm de H2O o más.
Las válvulas a demanda activadas por oxígeno tienen la ventaja de administrar oxígeno
al 100%, pero los modelos más antiguos lo hacen a flujos muy altos (100L/min). Las presiones
en la orofaringe pueden ser tan altas como de 40 a 60 cm H2O, y el uso de estos dispositivos de
alta presión pueden producir distensión gástrica, con todos sus riesgos y complicaciones po-
tenciales. Se pueden esperar volúmenes administrados más altos con estos dispositivos porque
es posible sellar la mascarilla a la cara con ambas manos. Sin embargo, con la válvula a deman-
da no es posible sentir la complianza, y puede haber sobredistensión pulmonar así como tam-
bién mayor insuflación de oxígeno hacia el interior del estómago. El movimiento de la pared
torácica, el cual se recomienda como punto final de la fase inspiratoria con la válvula a deman-
da, no es fácil de observar ni de precisar. Por estas desventajas, las válvulas de resucitación
activadas por oxígeno a alta presión no se recomiendan para los pacientes de trauma. Cuando
se usan las válvulas a demanda más nuevas, que reúnen los requisitos de la Asociación Ameri-
cana del Corazón (flujo de oxígeno a 40 L/min a una presión máxima de 50+/- 5 cm H2O), en
combinación con un tubo endotraqueal, aparentemente proporcionan la misma oxigenación
pero con menos presión (menos distensión gástrica) que la ventilación con dispositivo de bol-
sa-válvula.
Manejo Inicial de la Vìa Aérea 79
TÉCNICAS DE VENTILACIÓN
BOCA A BOCA
Este es el método de ventilación más confiable y efectivo, con la ventaja de que no se requiere
equipo y solo un mínimo de experiencia y entrenamiento. Además, los volúmenes administra-
dos son adecuados de manera consistente ya que el sellado con la boca se mantiene efectivo y
fácilmente. Además, se puede sentir la complianza con más precisión, y por tanto son menos
comunes las altas presiones a la orofaringe. La gran desventaja de la técnica de boca a boca es
que solo se administra 17% de oxígeno. Puede aumentar este porcentaje colocándose Usted
80 Capítulo Cuatro
mismo unas “puntas nasales” a 6 a 8 L/min, y así aumentar el porcentaje de oxígeno hasta casi
30%. Otra desventaja agregada es que muchos pacientes tienen abundantes secreciones, san-
gre, regurgitación gástrica o la combinación de éstas. Esto hace que este método de ventila-
ción, aunque efectivo, sea menos atractivo. Es de interés también la posibilidad de transmisión
de una enfermedad.
BOCA A MASCARILLA
La mayoría de las desventajas de la ventilación boca a boca pueden superarse colocando una
mascarilla entre su boca y la del paciente. Las mascarillas de bolsillo diseñadas comercialmente
permiten la ventilación inicial de muchos tipos de pacientes, y algunas tienen un puerto lateral
para conectarse al oxígeno. Las mascarillas de bolsillo han mostrado de manera consistente
que administran volúmenes más elevados de oxígeno que la bolsa-válvula-mascarilla y además
a mayor porcentaje que la ventilación boca a boca.
La ventilación boca a mascarilla tiene ventajas significativas sobre otros métodos y debe
ser usada más ampliamente (ver el Capítulo 5).
VÁLVULA A DEMANDA
En el pasado las válvulas a demanda de alta presión se consideraban muy peligrosas como para
usarlas en los pacientes de trauma. La experiencia con las nuevas válvulas a demanda que
reúnen los requisitos de la Asociación Americana del Corazón (flujo de oxígeno a 40 L/min a
una presión máxima de 50+/- 5 cm H2O), sugiere que éstas pueden igualar al dispositivo de
bolsa-válvula para la ventilación. Puesto que es más difícil sentir la complianza pulmonar cuan-
do se ventila con las válvulas a demanda más nuevas, existe todavía controversia sobre su uso.
Siga los consejos de su director médico sobre el uso de válvulas a demanda.
brinda un sellado mejorado sobre la nariz y la boca ha mostrado en estudios en maniquí que
disminuye la fuga de la mascarilla y mejora la ventilación. Se recomienda especialmente en
pacientes de trauma (ver Figura 4-14).
Figura 4-15 Una extensión del puerto de ventilación puede conectarse a una
bolsa para ventilación y permite un mejor sellado de la mascarilla y por tanto
un mayor volumen administrado. Cuando la bolsa se comprime contra el
muslo, como se muestra aquí, los volúmenes administrados pueden
aumentar aún más.
82 Capítulo Cuatro
RESUMEN
El paciente de trauma representa un gran reto en el manejo de la vía aérea. Para tener
éxito debe tener un conocimiento claro de la anatomía de la vía aérea así como ser dies-
tro en las técnicas para abrir y mantener la vía aérea de su paciente. Debe tener el
equipo perfectamente organizado en una mochila o botiquín que esté disponible de in-
mediato cuando comience a evaluar al paciente de trauma. Para brindar una ventila-
ción adecuada a su paciente, debe comprender los conceptos de volumen tidal, volumen
minuto y complianza pulmonar. Finalmente, debe familiarizarse con varias opciones
para controlar la vía aérea y desarrollar experiencia para llevarlas a cabo.
BIBLIOGRAFÍA
Destrezas en el
Manejo de la
Vía Aérea
Donna Hastings, EMT-P
OBJETIVOS
84
Destrezas en el Manejo de la Vía Aérea 85
1. Elija el tamaño apropiado. Debe ser la más grande que ajuste fácilmente por
la parte externa de las narinas.
2. Lubrique el tubo.
3. Insértela en forma recta por la narina derecha con el bisel hacia el tabique.
4. Para insertarla en la narina izquierda, gire la cánula para que la parte supe-
rior quede hacia abajo y así el bisel estará frente al tabique; luego diríjala
hacia atrás por la narina hasta que alcance la faringe posterior. En este pun-
to, gire la cánula 180 grados e insértela hacia abajo hasta que quede detrás
de la lengua.
Cánula Orofaringea
USO DE LA BOLSA–VÁLVULA–MASCARILLA
Cualquiera que sea el método de intubación usado, tanto el paciente como el rescatador deben
estar preparados para el procedimiento. Los siguientes se consideran básicos para todo proce-
dimiento de intubación (ver Figura 5-1):
TÉCNICAS DE INTUBACIÓN
Equipo
1. Una hoja recta (Miller) o curva (MacIntosh) y un mango de laringoscopio.
2. Un tubo endotraqueal transparente, de 28 a 33 cm de largo y 7.0, 7.5 u 8.0
mm de diámetro interno para el paciente adulto.
3. Un estilete para ayudar a moldear el tubo en forma de “palo de hockey”.
4. Lubricante soluble en agua — no se necesita que contenga anestésico local.
5. Una jeringa de 10 o 12 cc.
6. Pinzas de Magill.
7. Cinta adhesiva y tintura de benzoina o un sujetador de tubo endotraqueal.
Procedimiento
Después de la ventilación y los preparativos iniciales, los siguientes pasos deben llevarse a
cabo (Ver Figura 5-2):
Procedimiento
1. Lleve a cabo los procedimientos de preparación de rutina.
2. Lubrique el globo y la punta distal de un tubo endotraqueal de 7.0 o 7.5 mm.
Con el bisel contra el piso o el tabique de la cavidad nasal, deslice el tubo
distalmente a través de la narina más grande.
3. Cuando la punta del tubo alcance la pared posterior de la faringe, tenga
mucho cuidado de “tomar la curva” y dirigir el tubo hacia la apertura glótica.
4. Al observar la prominencia laringea del cuello puede juzgar la colocación
aproximada del tubo; el palpar la piel de ambos lados de la prominencia le
indicará si el tubo se aloja en la fosa piriforme, un problema que se resuelve
retirando y girando el tubo hacia la línea media. Si se mueve o se desplaza la
prominencia laringea usualmente indicará que el tubo ha entrado a la apertu-
ra glótica y se ha colocado de manera correcta. En este punto el paciente,
especialmente si no está en coma profundo, toserá, se quejará, o ambos.
Esto puede alarmar al intubador inexperto quien puede interpretar esto como
un laringoespasmo o mala colocación del tubo. La tendencia puede ser jalar
el tubo y ventilar, ya que el paciente puede no respirar inmediatamente. El
sostener su mano o su oído sobre la apertura del tubo para detectar flujo de
aire puede asegurarle que el tubo está colocado de manera correcta, y puede
inflar el globo y comenzar la ventilación.
5. Confirme la colocación del tubo con el protocolo de confirmación.
Destrezas en el Manejo de la Vía Aérea 91
CO2 en el aire exhalado y así muestran que el tubo está en la traquea mas que en el esófago.
Aunque costosos, son útiles para vigilar que el tubo se mantiene en su lugar, especialmente en
casos de traslado por helicóptero donde hay mucho ruido como para escuchar continuamente
los ruidos respiratorios.
Aplique el protocolo de confirmación de colocación del tubo inmediatamente después
de la intubación y otra vez después de varios minutos de ventilación. Por tanto, repita el pro-
tocolo después de mover el paciente desde el suelo a la camilla, después de subirlo a la ambu-
lancia, cada vez que realice una revisión de reevaluación, e inmediatamente antes de llegar al
hospital. Si en algún momento se duda de la colocación, visualice directamente el tubo o
retírelo. Nunca asuma que el tubo se encuentra colocado adecuadamente — siempre asegúre-
se y anote que se siguió el protocolo cuidadosamente.
FIJACIÓN DEL TUBO: Este puede ser un ejercicio frustrante. No solo requiere de finos
movimientos de las manos cuando parecemos ser “todo pulgares”, pero es difícil de realizar
esta tarea cuando se lleva a cabo la ventilación, movimiento o extracción. Hay una cosa que se
debe tener en mente: no existe sustituto para la fijación humana. Esto es, una persona debe ser
responsable de asegurar que el tubo se fije rápido y que no se mueva hacia adentro o hacia
afuera de la vía aérea. Perder la colocación del tubo puede ser una catástrofe, especialmente si
el paciente ya es inaccesible o la intubación fue difícil de lograr.
La fijación del tubo endotraqueal en su lugar es importante por varias razones. Primero,
el movimiento del tubo en la traquea producirá más daño a la mucosa y aumentará el riesgo de
complicaciones post-intubación. Además, el movimiento del tubo estimulará al paciente a toser, a
quejarse, o ambos, lo que causará cambios en la presión cardiovascular e intracraneana que pueden
ser perjudiciales. Lo más importante, existe un gran riesgo de que se salga el tubo y se pierda el
control de la vía aérea en la escena prehospitalaria si no se fija bien en su lugar.
Destrezas en el Manejo de la Vía Aérea 93
El tubo endotraqueal puede asegurarse en su lugar ya sea con cinta adhesiva o un dispo-
sitivo de sujeción disponible comercialmente. Mientras que fijarlo con cinta adhesiva es con-
veniente y relativamente fácil, no siempre es efectivo. Es frecuente tener problemas para que
pegue a la piel húmeda con lluvia, sangre, secreciones de la vía aérea o vómito. Si usa cinta
adhesiva, deberá seguir varios principios:
1. Inserte una cánula orofaringea para prevenir que el paciente muerda el tubo.
2. Seque la cara del paciente y aplique tintura de benzoina para asegurar mejor
la adecuada adhesión de la cinta.
3. Pase la cinta adhesiva alrededor del cuello del paciente cuando fije el tubo.
No mueva el cuello.
4.Ancle el tubo a la esquina o comisura de la boca, no en la línea media.
Por lo difícil que es fijar el tubo en su lugar con cinta adhesiva, es mejor usar un dispo-
sitivo de sujeción comercial para tubo endotraqueal que emplea cintas o correas para fijar el
tubo dentro un dispositivo plástico que también sirve para impedir que el tubo sea mordido
(ver Figura 5-5). Ya que la flexión o la extensión de la cabeza del paciente pueden mover el
tubo hacia adentro o hacia afuera de la vía aérea 2 a 3 cm, es una buena práctica restringir los
movimientos de la cabeza y cuello del paciente que tiene un tubo endotraqueal colocado. Si
el paciente está inmovilizado por riesgo de lesión de columna cervical, la flexión y la exten-
sión no deben ser una preocupación.
Trauma
Torácico
Andrew B. Peitzman,
M.D., F.A.C.S. y Paul
Paris, M.D., F.A.C.E.P.
OBJETIVOS
94
Trauma Torácico 95
Veinticinco por ciento de las muertes por trauma se deben en su totalidad a lesiones de tórax,
y la mitad de las víctimas de trauma con lesiones múltiples tienen una lesión asociada en el
tórax. Dos tercios de estos pacientes con trauma de tórax fatal están vivos al llegar a la sala de
urgencias y solo 15% requiere cirugía. Así, estas son víctimas de trauma recuperables. El
objetivo de este capítulo es permitirle reconocer los signos y síntomas de las principales lesio-
nes de tórax y brindar los cuidados adecuados. Las principales lesiones de tórax pueden ser el
producto de accidentes por vehículos de motor, caídas, heridas por arma de fuego, lesiones
por aplastamiento, heridas por arma blanca (apuñalamiento) o por otros mecanismos.
ANATOMÍA
El tórax es una cavidad ósea formada por 12 pares de costillas que se unen en la parte posterior
con la columna vertebral y adelante con el esternón. El paquete neurovascular intercostal corre
a lo largo de la superficie inferior de cada costilla (ver Figura 6-1).
El lado interno de la cavidad torácica y los propios pulmones están cubiertos por una
capa delgada de tejido, la pleura. El espacio entre las dos pleuras normalmente es un espacio
potencial. Sin embargo, este espacio puede ser ocupado por aire, formando un neumotórax, o
sangre, formando un hemotórax. Este espacio potencial puede almacenar hasta 3 litros de
líquido en el adulto.
Como se muestra en la Figura 6-2, cada pulmón ocupa su cavidad torácica. Entre las dos
cavidades torácicas está el mediastino, que contiene el corazón, la aorta, la vena cava inferior,
96 Capítulo Seis
la vena cava superior, la traquea, los bronquios principales y el esófago. La médula espinal
está protegida por la columna vertebral. El diafragma separa los órganos torácicos de la cavi-
dad abdominal. Los órganos abdominales de la porción superior, incluidos el bazo, hígado,
riñones, páncreas y estómago, están protegidos por las costillas inferiores (ver Figura 6-3).
Cualquier paciente con herida penetrante en tórax al nivel de la tetilla o pezón, (cuarto espacio
intercostal) o más abajo, debe asumirse que tiene lesión abdominal además de la torácica. De
manera similar, las lesiones cerradas por desaceleración tales como las lesiones del volante,
frecuentemente lesionan tanto estructuras torácicas como abdominales.
FISIOPATOLOGÍA
Cuando evalúe una víctima con posible trauma de tórax, siempre siga las prioridades de la
evaluación BTLS (Capítulo 2) para evitar pasar por alto lesiones que amenacen la vida. Du-
rante la evaluación inicial, busque primero las lesiones más peligrosas para dar a su paciente la
mejor oportunidad de sobrevivir. Como en cualquier víctima de trauma, el mecanismo de lesión es
muy importante en los cuidados de la víctima de trauma torácico. Las lesiones torácicas pueden ser
resultado de trauma cerrado u objetos penetrantes. Con el trauma cerrado, la fuerza se distribuye
sobre una gran superficie y las lesiones viscerales ocurren por desaceleración, compresión o esta-
llido. Las lesiones penetrantes, usualmente por armas de fuego o armas blancas (apuñalamiento),
distribuyen la fuerza de la lesión sobre una pequeña área. Sin embargo, la trayectoria de una bala
frecuentemente es impredecible y todas las estructuras torácicas están en riesgo.
EVALUACIÓN
Los principales síntomas de lesión de tórax incluyen “falta de aire” o acortamiento de la respiración,
dolor torácico y dificultad respiratoria. Los signos que indican lesión de tórax incluyen shock, he-
moptisis, cianosis, contusión de la pared torácica, tórax inestable, heridas abiertas, venas del cuello
distendidas, desviación traqueal o enfisema subcutáneo. Revise los campos pulmonares en busca
de presencia y simetría de los sonidos respiratorios e identifique las lesiones torácicas que amena-
zan la vida inmediatamente.
Las principales lesiones torácicas a identificar pueden ser recordadas como la “docena
trágica”.
El manejo de la vía aérea es el reto principal en los cuidados de cualquier víctima de trauma
múltiple. Esto ha sido discutido en el capítulo 4. Siempre asuma que existe una lesión cervical
asociada cuando asegure la vía aérea.
NEUMOTÓRAX ABIERTO
Este es ocasionado por lesiones penetrantes torácicas y puede presentarse como una herida
succionante de tórax. Los signos y síntomas son generalmente proporcionales al tamaño del
defecto de la pared torácica (ver Figura 6-4).
La respiración normal involucra la generación de una presión negativa dentro del tórax
por la contracción diafragmática. Conforme el aire se jala hacia el interior a través de la vía
aérea superior, el pulmón se expande. Con una gran herida abierta del tórax, el camino de
menor resistencia de aire es a través del defecto de la pared torácica. Este aire solo entrará al
espacio pleural. No entrará al pulmón y por lo tanto no contribuirá a la oxigenación de la
sangre. La ventilación se altera y produce hipoxia.
NEUMOTÓRAX A TENSIÓN
Esta lesión puede producirse cuando se crea una válvula unidireccional, ya sea por un trauma
contuso o penetrante. El aire puede entrar pero no salir del espacio pleural (ver Figura 6-6).
Esto provoca colapso del pulmón afectado y empuja al mediastino en dirección opuesta con la
resultante angulación de las venas cava superior e inferior con pérdida del retorno venoso
hacia el corazón. El desplazamiento de la traquea y el mediastino lejos del lado del neumotórax
a tensión también comprometerá la ventilación del otro pulmón, aunque este es un fenómeno
tardío.
Los signos clínicos del neumotórax a tensión incluyen disnea, ansiedad, taquipnea, dis-
minución de sonidos respiratorios e hiperresonancia a la percusión del lado afectado, hipotensión
y venas del cuello distendidas. La desviación traqueal es un hallazgo tardío y su ausencia no
descarta la presencia del neumotórax a tensión. El desarrollo de disminución de la complianza
pulmonar (dificultad para comprimir el dispositivo de bolsa-válvula) en el paciente intubado
debe siempre alertarle a la posibilidad de un neumotórax a tensión.
HEMOTÓRAX MASIVO
TÓRAX INESTABLE
Este ocurre cuando tres o más costillas adyacentes se fracturan en al menos dos lugares. El
resultado es un segmento de pared torácica que no tiene continuidad con el tórax. Puede haber
tórax inestable lateral o anterior (separación esternal). Con fracturas posteriores de costillas, la
pesada musculatura previene que ocurra un tórax inestable. El segmento inestable se mueve
con movimientos paradójicos respecto el resto de la pared torácica (ver Figuras 6-8 y 6-9). La
fuerza necesaria para producir esta lesión también contunde la capa de tejido pulmonar subya-
cente y ésta contusión pulmonar también contribuye a la hipoxia. El paciente está en riesgo de
desarrollar un hemotórax o neumotórax. Con un gran segmento inestable, el paciente puede
estar en compromiso respiratorio marcado. La palpación de la pared torácica puede revelar
crepitación además de movimiento respiratorio anormal.
TAPONAMIENTO CARDIACO
Esta lesión usualmente se debe a lesiones penetrantes. El saco pericárdico es una membrana no
elástica que rodea al corazón. Si se almacena sangre rápidamente entre el corazón y el pericardio
por lesión cardiaca, los ventrículos del corazón se comprimirán. Una pequeña cantidad de
sangre pericárdica puede comprometer el llenado cardiaco. Conforme aumenta la compresión
de los ventrículos, el corazón es menos capaz de llenarse y el gasto cardiaco cae.
El diagnóstico del taponamiento cardiaco clásicamente se basa en la triada de hipotensión,
venas del cuello distendidas y ruidos cardiacos apagados (velados). Los ruidos cardiacos apa-
gados pueden ser muy difíciles de apreciar en la escena prehospitalaria. El paciente puede tener
pulso paradójico. Si el paciente pierde su pulso periférico durante la inspiración, es sugestivo
de pulso paradójico y de taponamiento cardiaco. El principal diagnóstico diferencial en el
campo es el neumotórax a tensión. Con el taponamiento cardiaco, el paciente estará en shock
con la traquea en posición central y sonidos respiratorios iguales.
106 Capítulo Seis
Esta es la causa más común de muerte en accidentes de vehículos de motor o caídas de gran
altura. Noventa por ciento de estos pacientes mueren inmediatamente. Para los sobrevivientes,
la salvación es factible con un pronto diagnóstico y cirugía. El desgarro de la aorta torácica se
debe usualmente a lesiones por desaceleración donde el corazón y el arco aórtico se mueven
súbitamente hacia adelante, seccionando la aorta al nivel de su punto fijación, o sea donde se
encuentra el ligamento arterioso. Del 10% de los que no se exsanguinan pronto, el desgarro
aórtico se contendrá temporalmente por los tejidos circundantes y la adventicia. Sin embargo,
esto es temporal y usualmente se romperá a menos que se repare quirúrgicamente.
Trauma Torácico 107
Estas lesiones pueden ser el resultado de trauma cerrado o penetrante. Las lesiones penetran-
tes de la vía aérea superior frecuentemente están asociadas a lesiones vasculares importantes y
destrucción de gran cantidad de tejido. El trauma cerrado puede presentarse con hallazgos
sutiles. El trama cerrado usualmente rompe la traquea o el bronquio principal cerca de la
carina. Los signos presentes en la lesión penetrante o cerrada incluyen enfisema subcutáneo del
tórax, cara o cuello, o un neumotórax o hemotórax asociado.
Esto puede ser bastante difícil. Idealmente, se debe pasar un tubo endotraqueal con globo más
allá del sitio de ruptura. Sin embargo, no siempre es factible, y puede necesitarse una interven-
ción quirúrgica de emergencia. Así, el transporte rápido al hospital es importante. También es
necesario observar al paciente en busca de signos de neumotórax o hemotórax.
CONTUSIÓN MIOCÁRDICA
Esta es una lesión potencialmente letal resultado de una lesión cerrada de tórax. La lesión
cerrada al tórax anterior se transmite al corazón por el esternón que yace inmediatamente
posterior a éste (ver Figura 6-12). Las lesiones cardiacas por este mecanismo pueden incluir
ruptura valvular, taponamiento pericárdico, o ruptura cardiaca, pero la contusión miocárdica
ocurre con más frecuencia. Este golpe al corazón es básicamente la misma lesión que en un
infarto agudo al miocardio y también se presenta con dolor en el tórax, disrritmias o shock
cardiogénico. En el campo, el shock cardiogénico no puede ser distinguido del taponamiento
cardiaco. El dolor de tórax puede ser difícil de diferenciar del asociado a molestias músculo-
esqueléticas que el paciente sufre como resultado de una lesión. En todos los pacientes con
108 Capítulo Seis
trauma cerrado de tórax anterior debe pensarse que tienen una contusión miocárdica.
1. Administre oxígeno
2. Establezca un acceso I.V.
3. Monitorice el corazón.
4. Trate las disrritmias según se presenten.
RUPTURA DIAFRAGMÁTICA
LESIÓN ESOFÁGICA
Esta lesión usualmente es producida por trauma penetrante. El manejo del trauma asociado
incluyendo lesiones de la vía aérea o lesiones vasculares generalmente es más urgente que la
lesión esofágica. Sin embargo, la lesión esofágica es letal si no se identifica en el hospital.
CONTUSIÓN PULMONAR
Esta es una lesión común de tórax que resulta del trauma cerrado. Este golpe al pulmón puede
producir hipoxemia marcada. El manejo consiste en intubación si está indicada, administración
de oxígeno, líneas I.V. y traslado.
Las lesiones por objetos empalados en tórax pueden ser causadas por cualquier objeto pene-
trante, usualmente una navaja o cuchillo. Como en otras partes del cuerpo, el objeto no debe
ser removido en el campo. Estabilice el objeto, asegure la vía aérea, coloque una línea I.V. y
traslade al paciente.
La asfixia traumática es una serie importante de hallazgos físicos. El término es un mal
nombre ya que la condición no es causada por asfixia. El síndrome resulta de la grave lesión
por compresión al tórax, como una lesión de volante, lesión del cinturón de seguridad o com-
presión del tórax por un objeto pesado. La compresión súbita del corazón y el mediastino
transmite esta fuerza hacia los capilares del cuello y cabeza. La víctima se parece a aquellas
ahorcadas, con cianosis y edema de cabeza y cuello. La lengua y los labios están hinchados, y
la hemorragia conjuntival es evidente. La piel debajo del nivel del aplastamiento al tórax estará
rosada a menos que haya otro problema.
La asfixia traumática indica que el paciente ha sufrido una lesión por trauma cerrado
severo y pueden estar presentes lesiones torácicas graves. El manejo incluye (1) mantener la
vía aérea, (2) acceso I.V., (3) tratar otras lesiones y (4) transporte rápido.
De manera similar, las fracturas de esternón indican que el paciente ha sufrido un trauma
cerrado potente en el tórax anterior. Se debe suponer que estos pacientes tienen contusión
miocárdica. El diagnóstico se puede hacer por palpación.
110 Capítulo Seis
Una fractura de escápula, primera o segunda costilla requiere una gran fuerza. La inci-
dencia de asociación de lesión vascular torácica severa es alta, y estos pacientes deben ser
rápidamente transportados después de iniciados la vía aérea, oxígeno y acceso I.V.
El neumotórax simple puede ser causado por trauma cerrado o penetrante. Las costillas
fracturadas son la causa usual en un trauma cerrado. Este es ocasionado por la acumulación de
aire dentro del espacio potencial entre la pleura parietal y la pleura visceral. El pulmón puede
estar parcial o totalmente colapsado conforme el aire continúa acumulándose en la cavidad
torácica. En un paciente sano esto no comprometería de manera aguda la ventilación, si no se
desarrolla un neumotórax a tensión. Los pacientes con menor reserva respiratoria quizá no
toleren siquiera un neumotórax simple. El diagnóstico de un neumotórax se basa en dolor
pleurítico del tórax, disnea, ruidos respiratorios disminuidos en el lado afectado y a la percu-
sión se encuentra hipertimpanismo. Se requiere observación muy de cerca para anticipar el
desarrollo de un neumotórax en el paciente.
La fractura simple de costillas es la lesión más frecuente del tórax. Si el paciente no
tiene un neumotórax o hemotórax asociado, el principal problema es el dolor. El dolor impedi-
rá al paciente que respire adecuadamente. A la palpación, el área de la fractura costal estará
sensible y puede estar inestable. Proporcione oxígeno y monotorice el desarrollo de un
neumotórax o hemotórax mientras anima al paciente a respirar profundo.
RESUMEN
Las lesiones de tórax son frecuentes y amenazan la vida en pacientes con trauma múlti-
ple. Si sigue las prioridades de la evaluación BTLS identificará las lesiones mientras
realiza la evaluación primaria. Los principales objetivos al tratar al paciente con trauma
torácico son (1) asegurar una vía aérea mientras protege la columna cervical, (2) admi-
nistrar oxígeno a altos flujos, (3) descomprimir el tórax si es necesario, (4) obtener un
acceso intravenoso y (5) monitorizar el corazón. Estos pacientes frecuentemente son de
“cargar y llevar”.
Las lesiones torácicas discutidas amenazan la vida, pero son tratables con una
intervención rápida y traslado al hospital apropiado. Es indispensable que las lesiones
presentadas sean reconocidas en el campo y tratadas apropiadamente para salvar estos
pacientes.
BIBLIOGRAFÍA
Destrezas en
el Trauma
Torácico
Donna Hastings, EMT-P
OBJETIVOS
DESCOMPRESIÓN TORÁCICA
INDICACIONES
Como en todos los procedimientos avanzados, ésta técnica debe ser aceptada por los protoco-
los locales, y debe contactar a la dirección médica antes de llevarla a cabo. El manejo conser-
vador de un neumotórax a tensión es con oxígeno, asistencia ventilatoria y traslado rápido. Las
indicaciones para realizar una descompresión de emergencia es la presencia de un neumotórax
a tensión y cualquiera de los siguientes:
112
Destrezas en el Trauma Torácico 113
COMPLICACIONES
PROCEDIMIENTO
Evaluación y
Manejo del
Estado de
Shock
Raymond L. Fowler,
M.D., F.A.C.E.P., Paul
Pepe, M.D., F.A.C.E.P.,
F.C.C.M. y Roger J. Lewis,
M.D., Ph.D., F.A.C.E.P.
OBJETIVOS
115
116 Capítulo Ocho
El manejo del shock ha sido sujeto de intensas investigaciones durante los últimos años, y ha
habido muchos cambios en las recomendaciones del tratamiento prehospitalario del paciente
con shock hemorrágico. Mientras que ha habido excelentes estudios del tratamiento del shock
hemorrágico debido a trauma penetrante, no ha habido suficiente investigación en el trata-
miento del shock hemorrágico debido a trauma cerrado. Este capítulo representa el conoci-
miento actual sobre la fisiopatología y tratamiento del shock traumático.
FISIOPATOLOGÍA BÁSICA
La perfusión normal de los tejidos corporales requiere cuatro componentes intactos:
Todos los tejidos del cuerpo requieren oxígeno. El “shock” se define clásicamente, como
una condición que ocurre cuando la perfusión tisular con oxígeno se vuelve inadecuada. La
pérdida de glóbulos rojos sanguíneos (eritrocitos) en el paciente con hemorragia ocasiona
menos transporte de oxígeno a los tejidos del cuerpo. El resultado es que las células del
cuerpo caen en “shock”, y en los tejidos del cuerpo comienzan a ocurrir cambios graves.
Finalmente, ocurre la muerte celular.
Las células privadas de oxígeno, comienzan a usar los procesos de “respaldo” que usan
fuentes de energía de manera ineficiente y producen metabolitos tóxicos. Aunque estos proce-
sos de “respaldo” (anaeróbicos) pueden posponer la muerte celular por un tiempo, la falta de
oxígeno se acompaña de metabolitos tóxicos que pueden envenenar ciertas funciones del cuerpo.
Finalmente, el ácido láctico se vierte al torrente sanguíneo y crea una acidosis sistémica que
altera aún más la actividad celular. Cuando se debilita la función muscular respiratoria, el
paciente puede desarrollar falla respiratoria con hipoxia más grave.
En respuesta a la oxigenación inadecuada, el cuerpo responde con aumento del tono
simpático y liberación de catecolaminas a la circulación (epinefrina y norepinefrina). Estas
aumentan la frecuencia cardiaca, constriñen los vasos sanguíneos periféricos y aumentan la
Evaluación y Manejo del Estado de Shock 117
frecuencia respiratoria.
El shock, por tanto, es un proceso celular con manifestaciones clínicas. El paciente con
shock puede estar pálido, diaforético y taquicárdico. Al nivel celular, las células del paciente
están hambrientas de oxígeno. El “shock”, por tanto, es una condición en la cual la pobre
perfusión tisular puede dañar de manera severa y posiblemente permanente a los órganos del
cuerpo. Los signos y síntomas clínicos del paciente en shock implican procesos críticos que
amenazan cada célula vulnerable en el cuerpo del paciente, particularmente aquellas en los
órganos vitales.
Para resumir, muchos de los síntomas del shock clásico asociado a hemorragia son
causados por la liberación de catecolaminas. Cuando el encéfalo detecta que no hay suficiente
perfusión de oxígeno en los tejidos, envía mensajes por la médula espinal hacia el sistema
nervioso simpático y las glándulas suprarrenales, que liberan catecolaminas a la circulación
(epinefrina y norepinefrina). Las catecolaminas circulantes causan taquicardia, ansiedad, dia-
foresis y vasoconstricción. La vasoconstricción desvía la sangre de la piel hacia los órganos
vitales, causando una elevación inicial de la presión sanguínea y provocando que la piel esté
pálida.
La perfusión disminuida causa debilidad y sed inicialmente, y después, una disminu-
ción del nivel de consciencia (confusión, inquietud o actitud combativa), palidez progresiva,
hipotensión e inconsciencia seguida de paro cardiaco.
Conforme progresa el shock, la hipoxia tisular prolongada ocasiona un empeoramiento
de la acidosis. Esta acidosis puede causar una pérdida de respuesta a las catecolaminas, lo que
puede producir una caída de la presión sanguínea. Finalmente, la hipoxia y la acidosis pueden
ocasionar una falla cardiaca y la muerte.
Aunque la respuesta a la hemorragia post-traumática puede variar de persona a perso-
na, muchos pacientes tendrán los siguientes patrones de shock “temprano” y “tardío”:
Durante la evaluación primaria, el shock “temprano” se presenta como pulso rápido con
palidez y diaforesis mientras que el shock “tardío” puede presentarse con un pulso débil o
pérdida del pulso periférico.
Antes se pensaba que el llenado capilar prolongado era útil para detectar el shock
temprano. El bajo volumen y la vasoconstricción inducida por catecolaminas causan una
perfusión disminuida del lecho capilar en la piel. El llenado capilar se prueba presionando la
palma de la mano, o en el niño exprimiendo todo el pie. La prueba es sospechosa de shock si
el área blanqueada permanece pálida por más de 2 segundos. La evaluación científica de esta
prueba ha mostrado que tiene una alta correlación con el shock tardío pero de poco valor para
Evaluación y Manejo del Estado de Shock 119
detectar el shock temprano. La prueba se asociaba frecuentemente tanto con resultados falsos
positivos como falsos negativos. La medición del llenado capilar es útil para los niños pequeños
en quienes es difícil obtener una medición precisa de la presión sanguínea, pero es de poca
utilidad para detectar el shock temprano en adultos.
La pérdida de sangre por una lesión se llama hemorragia post-traumática, y después de las
lesiones de cabeza, el shock hemorrágico es la causa número uno de muerte prevenible por
lesión. La cantidad de volumen que pueden contener los vasos sanguíneos es mucho más
grande que el volumen que en realidad corre por el sistema vascular. El sistema nervioso
simpático mantiene los vasos sanguíneos constreñidos, reduciendo su volumen y manteniendo
la presión sanguínea lo suficientemente alta para mantener la perfusión de los órganos vitales.
Si se pierde volumen sanguíneo, los “sensores” en los grandes vasos principales envían señales
a las glándulas suprarrenales y los nervios del sistema nervioso periférico para que secreten
catecolaminas, que causan vasoconstricción y así disminuir el espacio vascular y mantener la
presión de perfusión al encéfalo y al corazón. Si la pérdida sanguínea es mínima, el sistema
simpático puede encoger el espacio vascular lo suficiente para mantener la presión sanguínea.
Si la pérdida es grave, el espacio vascular no puede encogerse lo suficiente para mantener la
presión sanguínea y se origina la hipotensión.
Normalmente los vasos sanguíneos son elásticos y se distienden por el volumen que está
en ellos. Esto produce un pulso arterial que es lleno y amplio. La pérdida sanguínea permite a
las arterias disminuir su diámetro, quedando de tamaño más “fino”, o “delgado” de allí el uso
del término pulso “filiforme” en el shock.
120 Capítulo Ocho
Como se mencionó antes, la cantidad de volumen que los vasos sanguíneos pueden contener
es muchos litros mayor que el volumen sanguíneo normal. Otra vez, es la acción de “estado
constante” del sistema nervioso simpático que mantiene al lecho vascular medianamente cons-
treñido para mantener la perfusión al corazón y encéfalo. Cualquier cosa que interrumpa al
sistema nervioso simpático y ocasione la pérdida de su vasoconstricción normal puede ocasio-
nar que el espacio vascular se vuelva “más grande” que la cantidad normal de sangre. Si los
vasos sanguíneos se dilatan, los más o menos 5 litros de sangre que corren por el espacio
vascular del adulto no serán suficientes para mantener la presión sanguínea y la perfusión de
los tejidos vitales. Tales condiciones que producen que el espacio intravascular sea demasiado
grande para la cantidad normal de sangre se les llama “shock de gran espacio” o “hipovolemia
relativa”. Aunque existen varios tipos de shock de gran espacio (por ejemplo el síndrome
séptico y la sobredosis de drogas), el shock neurogénico, comúnmente llamado “shock espinal”,
se tratará aquí. Los pacientes con lesión de cabeza y presión intracraneal aumentada usual-
mente desarrollan hipertensión para mantener la perfusión cerebral (ver Capítulo 12), pero
como evento terminal se desarrolla vasodilatación e hipotensión.
El shock neurogénico ocurre más frecuentemente después de una lesión a la médula
espinal. Aunque las catecolaminas circulantes (ya presentes) pueden conservar la presión san-
guínea por un corto tiempo, la interrupción de la señal del sistema nervioso simpático desde
la médula espinal ocasiona pérdida del tono vascular normal y una incapacidad del cuerpo
para compensar cualquier hemorragia acompañante. Al contrario de los pacientes con shock
asociado a hemorragia, estos pacientes tendrán piel seca y tibia (debido a la parálisis y
vasodilatación vasomotora) sin acompañarse de aumento en la frecuencia cardiaca o la pre-
sión sanguínea (a menos que las catecolaminas circulantes ayuden a enmascarar transitoria-
mente la pérdida de respuesta del sistema nervioso simpático). El paciente también puede
tener parálisis y/o déficit de sensibilidad que corresponde a la lesión de la médula espinal.
Quizá vea una falta de movimiento de la pared torácica y solo movimientos diafragmáticos
cuando al paciente se le pide que respire profundo. El punto importante es que esta forma de
shock no se presenta bajo la apariencia clásica del shock hemorrágico, aún cuando se asocie
a sangrado severo. Por tanto la evaluación neurológica es muy importante y no debe confiarse
en signos y síntomas típicos de “shock” para sospechar sangrado interno o hemorragia agre-
gada — asociada al shock. Aunque la baja presión sanguínea y la frecuencia cardiaca normal
pueden ser indicadores, frecuentemente se observan presión sanguínea normal y taquicardia,
especialmente en el curso temprano de los cuidados al paciente. Es importante la evaluación
repetida y la sospecha clínica. Un paciente con shock neurogénico puede “verse mejor” que su
condición real.
La sobredosis de ciertas sustancias (incluyendo alcohol) puede también provocar
vasodilatación e hipovolemia. Frecuentemente las lesiones ocurren después de tales
intoxicaciones y debe considerarse su efecto sobre los signos y síntomas típicos (como el
shock espinal). Puede encontrar que la intoxicación es un problema acompañante en muchas
víctimas lesionadas.
Evaluación y Manejo del Estado de Shock 121
En el estado normal de reposo del adulto, el corazón bombea cerca de 5 litros de sangre por
minuto. Esto significa, por supuesto, que el corazón debe recibir también casi 5 litros de
sangre por minuto. Por tanto, cualquier condición traumática que disminuya o impida el retor-
no venoso de la sangre puede causar shock por disminución del gasto cardiaco y por lo tanto
el aporte de oxígeno a los tejidos. De la misma manera, cualquier cosa que obstruya el flujo de
sangre hacia o a través del corazón puede causar shock. Los siguientes son algunas de las
condiciones traumáticas que pueden causar shock mecánico:
El neumotórax a tensión se llama así por la alta tensión (presión) de aire que se desarro-
lla en el espacio pleural (entre los pulmones y la pared torácica). Esta presión positiva tan alta
se transmite de regreso hacia el corazón derecho e impide el retorno venoso de la sangre. El
desplazamiento de las estructuras del mediastino también puede disminuir el retorno venoso.
Vea la figura 8-1 y consulte los capítulos 6 y 7 para una descripción completa de los signos y
síntomas, además del tratamiento del neumotórax a tensión.
salve la vida. Pueden ser útiles los líquidos I.V. para aumentar la presión de llenado del
corazón, pero también pueden empeorar la condición si existe lesión vascular torácica. El uso
de líquidos I.V. en esta situación debe hacerse durante el traslado y solo bajo la orden de la
dirección médica. Vea el capítulo 6 para una discusión más detallada.
La contusión miocárdica puede ocasionar disminución del gasto cardiaco porque el
corazón pierde la capacidad de bombear debido a la lesión directa. La contusión miocárdica
frecuentemente no puede diferenciarse del taponamiento cardiaco en la escena. Por tanto, la
principal terapia es un transporte rápido, cuidados de apoyo y monitoreo cardiaco.
Unas palabras de atención son importantes en este momento. Los pacientes con shock
mecánico pueden estar muy cerca de la muerte. El retraso en la escena puede impedir que el
paciente se salve. Los estudios urbanos sugieren que, para fines prácticos, el tiempo desde el
desarrollo de un taponamiento hasta el paro cardiaco puede ser tan corto como de 5 a 10
minutos. La sobrevida después de un paro cardiaco traumático, incluso en los mejores siste-
mas de trauma, rara vez se logra si no se consigue la cirugía entre los 5 a 10 minutos.
el aparato respiratorio (los pulmones) puede fallar y no aportar niveles adecuados de oxígeno
a la sangre. Por tanto, incluso en ausencia de sangrado excesivo, si ocurre obstrucción mecá-
nica del flujo sanguíneo o falla el sistema nervioso simpático, puede disminuir críticamente la
oxigenación tisular. Mientras que la función inadecuada de los pulmones es la causa más co-
mún de hipoxemia (por ejemplo sangre o vómito en los pulmones), también debe ser conside-
rada la insuficiencia respiratoria por tórax inestable, lesión de médula espinal, intoxicación o
un evento predisponente (por ejemplo una embolia), ruptura de la vía aérea (desgarro bron-
quial), neumotórax, ruptura diafragmática u otras causas. Un neumotórax abierto (“herida
succionante de tórax”) es un proceso raro pero reversible que debe reconocer y tratar inmedia-
tamente. Los pacientes con lesión grave de cráneo pueden aparentar que respiran de manera
normal, pero pueden tener hipoxemia debido a un patrón respiratorio inadecuado.
HEMORRAGIA EXTERNA QUE PUEDE SER CONTROLADA: Un paciente con este tipo
de lesión es completamente fácil de manejar. El sangrado se detiene con presión directa. Solo
en casos extremos debe aplicarse un torniquete. Una guía razonable es que aplique un torni-
quete únicamente en las extremidades que está preparado a sacrificar por salvar la vida.
Si el paciente tiene evidencia clínica de shock que persiste después de controlar el san-
grado con presión directa, debe seguir los siguientes pasos:
1. Aplicar tanta presión directa como sea posible en el sitio de sangrado (por
ejemplo en la arteria femoral, o en una hemorragia facial).
2. Ponga el cuerpo del paciente en una posición horizontal o con la cabeza
ligeramente hacia abajo.
3. Aplique torniquetes a la extremidad sangrante únicamente como una medi-
da desesperada para detener el sangrado masivo que no puede ser controla-
do de otra manera (discutido antes).
4. Administre oxígeno a altos flujos.
5. Traslade de inmediato y rápidamente.
6. No utilice el pantalón antishock en la escena.
7. Obtenga el acceso I.V. en camino al hospital pero solo administre la solu-
Evaluación y Manejo del Estado de Shock 125
Las recomendaciones, por tanto, para un paciente con probable hemorragia interna
exsanguinante secundaria a lesión penetrante son:
Los tratamientos para los otros síndromes de shock, llamados, “mecánico” y de ”gran espacio”
(relativo) son algo diferentes. Todos los pacientes requieren oxígeno a altos flujos, transporte
rápido, posición de shock y colocación de líneas I.V. (usualmente en camino al hospital).
SHOCK MECÁNICO: El paciente con shock mecánico primero debe ser evaluado con exac-
titud para determinar la causa del problema. El paciente con un neumotórax a tensión necesita
de manera inmediata la descompresión de la presión pleural elevada. Consulte el capítulo 7
para las indicaciones y procedimiento de la descompresión.
El paciente con sospecha de taponamiento pericárdico debe ser trasladado rápidamente
al hospital adecuado, porque la diferencia de tiempo entre la aparición de un taponamiento
cardiaco y un paro cardiaco puede ser cuestión de minutos. Mientras que existen anécdotas
que apoyan el uso de volúmenes I.V. en tales pacientes como una medida temporal, no hay
evidencia clara que tal tratamiento mejore la supervivencia. El uso de líquidos I.V. en este caso
debe hacerse durante el transporte y solo bajo la orden de la dirección médica. El obtener el
acceso I.V. no debe retardar el traslado o el apoyo/intervenciones de la vía aérea/oxígeno.
En dos estudios separados, uno prospectivo y uno retrospectivo, hubo un aumento en la
mortalidad de los pacientes con taponamiento cardiaco cuando se les aplicaba el pantalón
antishock en la escena prehospitalaria. Esto quizá se deba al mayor tiempo que toma aplicar en
la escena el pantalón antishock. Al incrementar las resistencias periféricas, el pantalón antishock
también disminuye el gasto cardiaco, que puede ser otra causa de aumento de la mortalidad en
estos pacientes con un ya de por sí gasto cardiaco disminuido. Por tanto, aquí se contraindica
el uso del pantalón antishock.
La contusión miocárdica rara vez causa shock. Estudios recientes indican que la mayo-
ría de las contusiones no causan hallazgos físicos. Sin embargo, las contusiones masivas pue-
den causar insuficiencia cardiaca, manifestada por venas del cuello distendidas, taquicardia o
arritmias. Estos son los mismos signos que se observan con el taponamiento cardiaco. Estos
128 Capítulo Ocho
SHOCK DE GRAN ESPACIO: El shock de gran espacio, en teoría, asemeja a una hemorragia
controlada, en donde existe una hipovolemia relativa con una vasculatura “intacta” (sin fuga).
Por tanto, el manejo inicial incluye bolos de líquidos I.V. y posiblemente el uso del pantalón
antishock por corto tiempo. El nivel de consciencia del paciente es un parámetro razonable a
seguir. Esté al pendiente de posibles lesiones internas y tenga en mente que el aumentar la
presión sanguínea puede aumentar el sangrado interno en esta situación. El uso de vendajes
elásticos alrededor de las extremidades inferiores o medicamentos vasopresores puede usarse
en traslados interhospitalarios.
con posibilidad de hemorragia interna no controlada. La dirección médica local debe guiar el
tratamiento.
RESUMEN
BIBLIOGRAFÍA
Destrezas en la
Resucitación
con Líquidos
Donna Hastings, EMT-P
OBJETIVOS
Se espera que todos los estudiantes de este curso estén familiarizados con la técnica de inser-
tar una cánula intravenosa en las venas de la porción inferior del brazo o el espacio antecubital,
así que solo se discutirán otros sitios.
INDICACIONES
El paciente pediátrico o adulto que necesita de un acceso I.V. y en quien no se encuentra una
vena periférica adecuada.
131
132 Capítulo Nueve
ANATOMÍA DE SUPERFICIE
La vena yugular externa corre en una línea desde el ángulo de la mandíbula hasta la unión del
tercio medio y tercio interno de la clavícula (ver Figura 9-1). Esta vena usualmente es fácil-
mente visible a través de la piel y puede hacerse más prominente haciendo presión sobre ella
exactamente arriba de la clavícula. Esta vena corre hacia la vena subclavia.
TÉCNICA
INFUSIÓN INTRAÓSEA
La técnica de infusión de líquidos y medicamentos en la médula ósea no es nueva. Fue descri-
ta por primera vez en 1922 y usada frecuentemente en los años 1930´s y 1940´s como una
alternativa a la infusión intravenosa de soluciones cristaloides, medicamentos y sangre. La
técnica fue “redescubierta” en los años 1980´s, y los estudios han confirmado que es una ruta
efectiva, rápida y segura para la infusión de medicamentos, soluciones y sangre. La infusión
intraósea puede ser usada para la administración de medicamentos tanto en adultos como en
niños, pero como el flujo no es tan rápido como en las infusiones periféricas, no puede usarse
para reposición rápida de volumen en adultos. La infusión intraósea tiene la ventaja de ser
rápida y simple de realizar mientras se obtiene un acceso estable (anclado en hueso) que no es
fácilmente desalojado durante el transporte.
TÉCNICA
Los estudios han probado que estas complicaciones son raras; sin embargo,
es muy importante una buena técnica aséptica, como en la terapia intravenosa.
10 Capítulo
Trauma Espinal
James J. Augustine, M.D.,
F.A.C.E.P.
OBJETIVOS
136
Trauma Espinal 137
Existen estimaciones actuales donde existe un costo de casi $1.5 millones de dólares para mantener
de por vida a un paciente con una lesión de médula espinal. La pregunta es: ¿Cuál de sus pacientes
que trate, que haya sufrido de una caída, un choque automovilístico, ha sido golpeado, fue objeto
de disparo o puñalada, necesitará soporte por el resto de su vida?. La respuesta es: ¡No es posible
saberlo!. Incluso después de varios años de investigación, no se ha inventado una técnica o fórmula
para predecir qué pacientes de trauma tienen una fractura inestable o lesión de médula espinal que
empeorará por un manejo inadecuado. La única serie de acciones seguras es una sospecha constante
de lesión espinal combinada con un manejo y empaquetamiento adecuado del paciente. Este capítulo
abordará este proceso.
COLUMNA VERTEBRAL
Es importante empezar por diferenciar la columna vertebral de la médula espinal. La columna vertebral
es un tubo óseo compuesto de 33 vértebras (ver Figura 10-1). Este sostiene el cuerpo en posición
erecta, nos permite usar las extremidades y protege nuestra delicada médula espinal. Las 33 vértebras
de la columna están alineadas en una forma curva de “S” y se identifican por su localización: 7
cervicales (la columna C), 12 torácicas (la columna T), y 5 lumbares (la columna L) y el resto de
vértebras fusionadas en la parte posterior de la pelvis (sacro y coxis). Luego entonces, las vértebras
se enumeran en cada porción desde la cabeza hasta la pelvis. La tercera vértebra cervical desde la
cabeza se denomina C-3, la sexta se llama C-6, y así sucesivamente.
Las vértebras torácicas son desde T-1 hasta T-12, y cada una se articula a los pares de
138 Capítulo Diez
costillas 1 a la 12. Las vértebras lumbares se enumeran de L-1 hasta L-5, donde L-5 es la última
vértebra que está encima de la pelvis. Cada vértebra está separada por un disco fibroso que actúa
como un absorbente de impactos. La alineación la mantienen fuertes ligamentos entre las vértebras,
y por músculos que corren a lo largo de toda la columna ósea desde la cabeza hasta la pelvis (los
mismos músculos que se esfuerzan cuando nos levantamos de manera inadecuada). La curva en “S”
es más prominente al nivel de C-5 y T12-L1 en adultos, haciendo a esas áreas más susceptibles de
lesión.
MÉDULA ESPINAL
La médula espinal es un conducto eléctrico, una extensión del tallo cerebral que se continúa hacia
abajo hasta el nivel de la primer vértebra lumbar. La médula es de 10-13 mm de diámetro y se
encuentra suspendida en medio de la columna vertebral (ver Figura 10-2). La médula es suave y
flexible, como un cordón de algodón y está rodeada y bañada por el líquido cerebroespinal o céfalo-
raquídeo en toda su extensión. El líquido y la flexibilidad brindan a la médula algo de protección
contra lesiones.
La médula se compone de ramas específicas de tractos nerviosos, tal como una cuerda se
compone de filamentos compuestos por fibras individuales, que están acomodadas de una manera
predecible. La médula espinal pasa a través del canal vertebral y forma pares de raíces nerviosas
que emanan en cada nivel vertebral (ver Figura 10-3). Las raíces yacen cerca del disco intervertebral
y la parte lateral de las vértebras, haciendo a las raíces nerviosas susceptibles de lesión con trauma
en esas áreas (ver Figura 10-4). Las raíces nerviosas llevan señales sensoriales desde el cuerpo
hasta la médula espinal y luego al encéfalo. Las raíces nerviosas también llevan señales desde el
Trauma Espinal 139
encéfalo hasta músculos específicos ocasionando el movimiento de éstos. Estas señales van y vienen
rápidamente, y algunas son lo suficientemente fuertes para causar efectos en ellos mismos, llamados
reflejos. Estos sistemas de reflejos se demuestran con un golpe fuerte debajo de la rodilla que causa
que la pierna brinque. Si por accidente pone la mano sobre una llama o superficie caliente, su sistema
de reflejo causará que mueva su mano antes de que el encéfalo reciba el mensaje de advertencia.
Las señales muy fuertes también pueden agobiar la capacidad de la médula espinal para mantener
por separado dichas señales que van hacia el encéfalo, por lo cual un paciente de trauma con una
fractura de cadera puede quejarse de dolor en la rodilla, o un paciente con ruptura de bazo puede
quejarse de dolor de hombro.
La integridad de la función de la médula espinal se evalúa con las funciones motoras, sensoriales
y de los reflejos. Los niveles de sensibilidad son los más precisos para predecir el nivel de lesión de
médula espinal. La fuerza muscular es otra función que puede evaluarse fácilmente en un paciente
consciente. Los reflejos son útiles para distinguir las lesiones completas de la médula espinal de
aquellas que son parciales, pero es mejor dejarlos para la evaluación hospitalaria. La médula espinal
también forma parte del sistema nervioso autónomo, que ayuda a controlar la frecuencia cardiaca, el
tono vascular y el flujo sanguíneo a la piel. Las lesiones a este componente de la médula espinal
producen un “shock espinal”, que se discutirá más adelante.
Figura 10-4 Relación de la médula espinal y las vértebras. Note como las raí-
ces nerviosas salen entre las vértebras.
Trauma Espinal 141
La cabeza es un balón relativamente grande situado en lo más alto del cuello. Los movimientos
bruscos de la cabeza o del tronco producirán flexión, extensión o tensiones laterales que puede dañar
el tejido óseo o conectivo de la columna vertebral. La lesión de la columna vertebral se presenta de
varias maneras. El síntoma más común es el dolor, pero puede estar ausente o pasar desapercibido
por el paciente. Esto resulta importante si el paciente tiene otras lesiones dolorosas. Puede haber
espasmo muscular local. Puede haber lesión a las raíces nerviosas y ocasionar dolor localizado,
parálisis o pérdida de la sensibilidad. La lesión de la médula espinal es de gran preocupación, pero es
importante recordar que solo 14% de todas las lesiones de columna tienen evidencia de lesión de
médula espinal. En la región de la columna cervical es más común tener lesión medular, en donde
casi 40% de las lesiones de columna presentan lesión medular. En contraste, 63% de las lesiones
medulares tiene evidencia de lesión de columna vertebral. Esto significa que casi la mitad de los
pacientes con cierto grado de parálisis no tendrán lesiones óseas o ligamentosas obvias (incluso por
rayos X) en la columna vertebral. El paciente de trauma inconsciente tiene un riesgo elevado (15-
20%) de lesión de columna vertebral. Las lesiones frecuentemente son en más de un lugar, y por esto
el paciente inconsciente debe ser inmediatamente inmovilizado de manera consistente. Entre aquellos
que requieren inmovilización están los pacientes que tenían cinturón de seguridad de hombro y rega-
zo colocado, en los que se activó la bolsa de aire y los encontrados caminando en la escena.
La lesión de la médula espinal es devastadora. Es más común en pacientes entre los 16 a los 35 años,
típicamente aquellos que son activos y productivos. De las miles de lesiones de médula espinal por
año, 56% involucran accidentes vehiculares (incluyendo peatones), 19% caídas, 12% heridas
penetrantes, 7% actividades recreacionales y el 6% restante por otras causas. En los menores de 16
años, las caídas son la causa más común de lesión de columna. En menores de 8 años, el tamaño
relativamente más grande de la cabeza hace que el nivel más alto de la médula espinal, un nivel
demasiado devastador, sea el sitio más común de lesión.
La lesión de la médula espinal ocasiona un defecto en la función de conducción de señales,
presentándose como pérdida de la función motora y los reflejos, pérdida o cambio en la sensibilidad
y/o shock espinal. La delicada estructura de los trayectos nerviosos en la médula la hacen muy
sensible a cualquier clase de trauma. Lo que se llama daño primario ocurre en el momento del
propio trauma. Este daño se produce cuando la médula espinal se secciona, desgarra o aplasta, o si
se interrumpe su riego sanguíneo. Usualmente este daño es irreversible a pesar de los mejores cuidados
de trauma. El daño secundario se debe a lesión de los vasos sanguíneos, inflamación, compresión de
la médula por hemorragia circundante, hipotensión o hipoxia generalizada. Los esfuerzos de emergencia
están dirigidos a prevenir el daño secundario por medio del empaquetamiento cuidadoso del pacien-
te y la atención de los ABC’s.
La lesión de la médula espinal cervical puede ocasionar shock espinal. El shock espinal es la
disfunción del sistema nervioso autónomo para regular el tono de los vasos sanguíneos y el gasto
Trauma Espinal 143
cardiaco. Por lo regular, se trata de un paciente hipotenso, con piel de color y temperatura normal y
una frecuencia cardiaca inapropiadamente lenta. En el paciente sano, la presión se mantiene por la
liberación controlada de catecolaminas (epinefrina y norepinefrina) por las glándulas suprarrenales.
Las catecolaminas causan constricción de los vasos sanguíneos, aumentan la frecuencia cardiaca y la
fuerza de la contracción cardiaca y estimulan las glándulas sudoríparas. Los sensores en las arterias
carótidas y la aorta monitorizan la presión sanguínea. El encéfalo y la médula espinal envían señales
a las glándulas suprarrenales para que liberen catecolaminas para mantener la presión sanguínea en
un rango normal. En el shock hemorrágico puro, estos sensores detectan el estado hipovolémico y lo
compensan con constricción de los vasos sanguíneos y aceleración de la frecuencia cardiaca. Los
niveles altos de catecolaminas producen así piel pálida, taquicardia y sudoración. El mecanismo de
shock por lesión medular es exactamente lo contrario. No hay pérdida sanguínea, pero no hay señal
hacia las glándulas suprarrenales (la señal de la médula espinal está interrumpida) así que no se
liberan catecolaminas. Los vasos sanguíneos se dilatan y la sangre se estanca, y no se puede mantener
la presión sanguínea. El encéfalo no puede corregir esto porque no puede enviar sus señales a las
glándulas suprarrenales. El paciente con shock espinal no puede mostrar los signos de piel pálida,
latidos cardiacos rápidos y sudoración, porque la lesión de la médula impide la liberación de
catecolaminas. Ya que el shock espinal produce dilatación de los vasos sanguíneos, frecuentemente
responde al pantalón antishock que actúa por compresión circunferencial de los vasos sanguíneos en
la parte inferior del cuerpo. Este uso se desalienta a menos que esté seguro que no haya sangrado
interno (revise el capítulo 8). Puede ser difícil determinar una lesión y sangrado intraabdominal porque
el paciente con shock espinal usualmente no tiene sensibilidad en el abdomen. El paciente con trauma
múltiple puede tener tanto shock espinal como shock hemorrágico. El diagnóstico del shock espinal
es por exclusión, después de que se han descartado todas las causas potenciales de shock. En el
escenario prehospitalario, el shock espinal se trata de la misma manera que el shock hemorrágico.
MECANISMO DE TRAUMA:
• TRAUMA CERRADO POR ARRIBA DE LAS CLAVÍCULAS
• ACCIDENTES POR BUCEO
• ACCIDENTE DE VEHÍCULO DE MOTOR O BICICLETA
• CAÍDAS
• PUÑALADA U OBJETO EMPALADO CERCA DE CUALQUIER PORCIÓN DE LA COLUMNA
• HERIDA POR BALA O EXPLOSIÓN EN EL TORSO
• CUALQUIER LESIÓN VIOLENTA CON FUERZAS QUE PUEDAN ACTUAR SOBRE LA
COLUMNA VERTEBRAL O LA MÉDULA ESPINAL
El método más fácilmente aplicado y disponible para la inmovilización cervical es con sus
manos o rodillas. Estas deben colocarse para estabilizar el cuello con relación al eje longitudinal de
la columna vertebral. El “hacer tracción” no es una opción prehospitalaria, y el término “tracción” no
es una descripción apropiada para la inmovilización de la columna. La tracción usualmente ocasionará
mayor inestabilidad en cualquier lesión de la columna vertebral. Si está disponible un collarín cervical
de tamaño apropiado, puede colocarlo al paciente mientras realiza la evaluación de la vía aérea.
146 Capítulo Diez
Estos collarines de una o dos piezas no son dispositivos definitivos de control de la columna cervical,
pero deben usarse solo como recordatorio de que la inmovilización cervical es necesaria y prevenir
el movimiento brusco del cuello. Las manos del rescatador pueden ser retiradas solo cuando la
cabeza y la columna vertebral se han inmovilizado definitivamente sobre una tabla junto con dispositivos
de inmovilización colocados. En el paciente consciente, se considera un buen lineamiento la coloca-
ción de la cabeza y el cuello en posición cómoda. El manejo del paciente continúa con la evaluación
inicial y las intervenciones.
En el paciente crítico e inestable puede ser necesaria la extracción rápida desde un vehículo o
estructura. Este tipo de extracción se usa en pacientes en que la evaluación primaria indica un grado
de peligro continuo. Las indicaciones de una extracción rápida de emergencia son cuando:
1. La valoración de la escena identifica una condición que inmediatamente pone en
peligro al paciente o a los rescatadores:
a. Fuego o riesgo inmediato de fuego
b. Peligro de explosión
c. Nivel de agua que incrementa con rapidez
d. Estructura en peligro de colapso
e. Exposición continua a tóxicos
2. La evaluación primaria del paciente identifica una condición que requiere inter-
vención inmediata que no puede ser hecha en el área confinada:
a. Obstrucción de la vía aérea que no puede mejorar con levantamiento
mandibular o barrido digital
b. Paro cardiaco o respiratorio
c. Lesiones de tórax o vía aérea que requieren ventilación asistida
d. Shock profundo o sangrado que no puede ser controlado
La extracción rápida requiere de múltiples rescatadores para retirar al paciente sobre el eje de
su cuerpo, usando sus manos para mantener la inmovilización cervical (Ver Capítulo 11). Cuando se
usa la técnica de la extracción rápida, el director médico debe revisar su reporte escrito.
RODAMIENTO
Esta técnica se usa para mover un paciente hacia una tabla larga. Comúnmente se usa porque es fácil
de realizar con un mínimo de rescatadores. Aún no existe una técnica que mantenga una inmovilización
completa de la columna mientras se mueve un paciente hacia la tabla larga. Cuando se realiza de
manera adecuada, la técnica de rodamiento disminuirá al mínimo el movimiento de la columna vertebral
al igual que cualquier otra técnica.
La técnica de rodamiento mueve la columna vertebral como una sola unidad con la cabeza
y la pelvis. Puede realizarse en víctimas en decúbito supino o prono. Cuando participan tres o más
rescatadores, controlados por el rescatador que está a la cabeza del paciente, el paciente (con sus
brazos a los lados) es rodado sobre su lado no lesionado, se desliza por debajo una tabla larga, y se
coloca al paciente boca arriba. La técnica se completa cuando la cabeza, el tórax y la pelvis se
sujetan a la tabla. Esta técnica es útil en la mayoría de los pacientes de trauma, pero está contraindicada
para aquellos pacientes con pelvis fracturada que se pueda agravar la lesión con su peso descargado
sobre la pelvis. Los pacientes con fractura de pelvis deben ser levantados con cuidado sobre una
Trauma Espinal 147
tabla usando cuatro o más rescatadores. El rodamiento debe modificarse cuando existen heridas
dolorosas en brazos, piernas y tórax, que deben ser rodados sobre el lado no lesionado.
En ciertas situaciones, una vez que el paciente está empaquetado sobre la tabla larga, ésta
última y el paciente tienen que ser rodados hacia su lado (ver Figuras 10-6a a la 10-6c). Las mujeres
que tienen más de 20 semanas de embarazo siempre deben transportarse con la tabla inclinada 20-
30 grados a la izquierda de la paciente para mantener al útero lejos de la vena cava. Los pacientes
con problemas de la vía aérea, que no están intubados, se transportan mejor de lado. Esto es de
especial importancia cuando existe sangrado incontrolable en la vía aérea o hay trauma masivo de la
cara o el cuello. En estas situaciones la fuerza de gravedad ayuda con el drenaje de los fluidos y
puede prevenir la broncoaspiración si el paciente vomita. Por el riesgo de vómito, los pacientes que
no están intubados deben trasladarse de lado.
Figura 10-6c Paciente inmovilizado volteado hacia un lado. Esto puede ser
necesario para el paciente que está vomitando. El paciente debe asegurarse lo
suficiente para que la columna permanezca recta.
Trauma Espinal 149
Los estudios recientes sugieren que una verdadera posición neutral de un adulto en una tabla
larga se logra con el uso de acojinamiento occipital de 1 a 2 pulgadas (2.5 – 5.0 cm). Esto eleva
ligeramente la cabeza y tiende a colocar más cómodo al paciente. Esto se logra con el cojín de la
cabeza en un dispositivo de inmovilización o el colchón que se usa con muchas de las tablas cortas.
Se puede necesitar bastante acojinamiento en pacientes ancianos que tienen una postura natural-
mente flexionada de su cuello.
Hay una gran variedad de dispositivos comerciales que mantienen la inmovilización de los pacientes
lesionados (ver Figura 10-8). Ningún dispositivo ha mostrado aún la excelencia sobre los demás, y
no se ha creado aquel que inmovilice a todos los pacientes. Ningún dispositivo es mejor que la gente
150 Capítulo Diez
que lo usa, así que el factor más importante es el entrenamiento con las herramientas disponibles
para permitir un buen cuidado del paciente.
SITUACIONES ESPECIALES
De vez en cuando, la inmovilización debe realizarse bajo circunstancias especiales. Estas incluyen:
1. Pacientes en lugares con espacios estrechos
2. Pacientes en agua
3. Pacientes en decúbito prono o en bipedestación
Trauma Espinal 153
4. Pacientes pediátricos
5. Pacientes ancianos
6. Pacientes con casco protector
7. Pacientes muy altos u obesos
8. Pacientes con heridas penetrantes o desfigurantes en el cuello
Los rescates de lugares estrechos se realizan de una manera que resulta adecuada para la
condición clínica del paciente. Las únicas reglas generales que se pueden aplicar a estos rescates
son el prevenir mayor movimiento a la columna cervical y mover a los pacientes alineados al eje
largo de su cuerpo (ver Figura 10-9). La seguridad del rescatador es de suma importancia en todos
los rescates en espacios estrechos. Nunca entre en un espacio estrecho o confinado hasta que esté
adecuadamente equipado (equipo de respiración de aire autónomo, etc.) y se garantice la seguridad
de la escena.
movimientos del paciente hacia la tabla larga. Los pacientes bipedestados pueden colocarse contra
la tabla larga mientras se mantiene detenida y después sosteniendo la cabeza y el torso, se baja con
cuidado a la posición supina y se colocan en su lugar las correas. Para inmovilizar a los pacientes
pediátricos, es mejor dar la inmovilización inicial con las manos del rescatador, y luego usar cojines
o rollos de toalla para ayudar a asegurar en una tabla o dispositivo adecuado. Algunos especialistas
en trauma pediátrico sugieren acojinar debajo de la espalda y los hombros sobre la tabla en el niño
menor de 3 años (ver Figura 10-11). Estos niños normalmente tienen una cabeza relativamente más
grande, que flexiona el cuello cuando se colocan sobre la tabla. El acojinamiento prevendrá esta
flexión y será más cómodo para el niño.
Los niños que sufrieron algún trauma mientras estaban sentados en una silla pediátrica de
seguridad pueden empaquetarse en ésta para trasladarse al hospital. Usando rollos de toallas o
sábanas, ropa envuelta en cinta adhesiva y palabras de aliento, puede asegurar al niño en el asiento
de seguridad y luego colocarle en la ambulancia sujeto con el cinturón de seguridad (ver Figura 10-
12). Esta técnica disminuye al mínimo el movimiento del niño y brinda un método seguro para tras-
lado del niño en la ambulancia. Algunos vehículos tienen asientos de seguridad para niños que son
fijos y no pueden ser retirados. Los niños que están en esos asientos tienen que extraerse hacia la
tabla o dispositivo de extracción pediátrica. Para los niños que están asustados y combativos quizá
no exista una buena manera de lograr la inmovilización.
Los pacientes ancianos requieren el uso de flexibilidad al efectuar las técnicas de
empaquetamiento. Muchos ancianos tienen cambios por artritis en la columna y piel muy delgada.
Tales pacientes estarán muy incómodos cuando se les coloque en la tabla larga. Algunas columnas
con artritis están tan rígidas que la víctima no puede acostarse completamente sobre la tabla, y
algunos ancianos tiene flexión rígida del cuello que ocasionará una gran distancia entre la cabeza y la
tabla.
El rescatador debe usar toallas, sabanas y cojines para acolchonar al paciente anciano y
prevenir movimiento e incomodidad al estar sobre la tabla larga (ver Figura 10-13). Esta es una
situación donde la tabla o férula de vacío (que se acopla a la forma del paciente) trabaja muy bien.
Los atletas y ciclistas que usan casco son otro grupo especial de pacientes. Los cascos grandes
que se usan en estos deportes deben retirarse en algún momento para permitir la evaluación completa
y los cuidados. Los cascos que se usan en diferentes deportes presentan diferentes problemas de
manejo para los rescatadores. Los cascos de hockey sobre hielo o futbol americano están ajustados
para cada individuo. A menos que existan condiciones especiales, como la dificultad respiratoria
asociada a incapacidad para acceder a la vía aérea, el casco no debe ser removido en la escena
prehospitalaria. El diseño de los cascos para atleta generalmente permitirá un acceso fácil a la vía
aérea una vez que se retira la protección facial. La protección facial se puede cortar con facilidad
usando tijeras de trabajo pesado (ver Figura 10-14). Las hombreras que usan los atletas mantienen
su cuello en una posición neutral cuando están sobre la tabla y tiene puesto el casco. Si se retira el
casco debe colocarse acojinamiento bajo la cabeza para proteger el cuello de la extensión (ver
Figura 10-15). Después de llegar a la sala de urgencias puede tomarse una radiografía de columna
cervical con el casco en su lugar. Una vez que se evaluó la columna, se puede retirar el casco
estabilizando la cabeza y el cuello, retirando los cojines de los pómulos, liberando el sistema de
inflado y deslizando el casco de la manera habitual.
156 Capítulo Diez
Los pacientes de trauma con parálisis o shock espinal tienen pérdida del control vascular y
por lo tanto no pueden controlar el flujo sanguíneo a la piel. Ellos pueden perder calor rápidamente.
A menos que el clima esté caliente, tales pacientes deben ser cubiertos para prevenir la hipotermia.
(a)
(b)
Figura 10-15 (a) Los pacientes con hombreras y cascos generalmente son
inmovilizados de manera mejor con el casco en su lugar. La columna se man-
tiene en posición neutral con un mínimo de movimiento.
(b) Los pacientes con hombreras se les debe colocar acolchonamiento
debajo de la cabeza para mantenerla en posición neutral si se les
retira el casco.
Trauma Espinal 159
Figura 10-17 Usted es responsable de la vía aérea del paciente una vez que
haya sido inmovilizado.
RESUMEN
BIBLIOGRAFÍA
Destrezas en el
Manejo de la
Columna Vertebral
Donna Hastings, EMT-P
OBJETIVOS
162
Destrezas en el Manejo de la Columna Vertebral 163
Figura 11-5 Gire con cuidado al paciente; luego bájelo hacia la tabla larga.
Destrezas en el Manejo de la Columna Vertebral 167
Figura 11-6 Deslice al paciente y la tabla corta sobre la tabla larga. Afloje las
correas y permita que se extiendan las extremidades inferiores; luego vuel-
va a apretar las correas. Asegure al paciente y la tabla corta en la tabla larga.
Aplique un dispositivo acolchonado de inmovilización para asegurar la
cabeza y cuello del paciente.
Figura 11-9 Coloque el dispositivo detrás del paciente. Coordine todos los
movimientos para que la columna se mantenga inmóvil. Coloque los
páneles del tórax hacia arriba, dentro de las axilas.
Destrezas en el Manejo de la Columna Vertebral 169
Figura 11-11 Envuelva cada correa alrededor del muslo ipsilateral (del mismo
lado) y de regreso a la hebilla del mismo lado. Asegure con firmeza.
170 Capítulo Once
igura 11-13 Gire al paciente y el dispositivo como una sola unidad; luego
bájelos hacia la tabla larga. Deslice al paciente y el dispositivo sobre
la tabla larga. Afloje las correas y permita que las extremidades
inferiores se extiendan; luego apriételas nuevamente. Asegure
al paciente y el dispositivo a la tabla larga.
Destrezas en el Manejo de la Columna Vertebral 171
EXTRACCIÓN RÁPIDA
Los pacientes que quedan dentro de un vehículo después de un accidente generalmente se
estabilizan sobre una tabla corta (o dispositivo de extracción) y luego se transfieren hacia una
tabla larga. Aunque esta es la mejor manera de extraer un paciente con posible lesión de
columna, existen ciertas situaciones donde debe usarse un método más rápido.
La valoración de la escena muestra una condición que puede poner en peligro inmediatamen-
te la vida de la víctima o la suya.
EJEMPLOS
1. Fuego o riesgo de fuego inmediato
2. Peligro de explosión
3. Nivel de agua que aumenta rápidamente
4. Una estructura con riesgo de colapso
5. Exposición continua a tóxicos.
Su evaluación primaria del paciente muestra una condición que requiere intervención
inmediata que no puede hacerse dentro el vehículo.
EJEMPLOS
1. Obstrucción de la vía aérea que no puede retirarse con levantamiento
mandibular o barrido digital
172 Capítulo Once
TÉCNICA
Figura 11-19 Se elevan las piernas y la espalda se baja hacia la tabla larga.
176 Capítulo Once
Figura 11-27 Si otra persona está disponible, coloca la tabla larga junto al
paciente y en ángulo de 30 a 45 grados.
Destrezas en el Manejo de la Columna Vertebral 181
El estado de la vía aérea es crítico en relación con el orden del proceso de rodamiento. Existen
tres condiciones clínicas que le dictan como debe proceder.
1. El paciente que no respira o que tiene dificultad respiratoria severa debe ser
rodado de inmediato para el manejo de la vía aérea. A menos que ya esté
colocada la tabla larga, debe rodar al paciente, manejar la vía aérea, luego
pasar al paciente a la tabla larga (en un segundo paso de rodamiento) cuando
esté listo para el transporte.
2. El paciente con sangrado profuso en la boca o la nariz no debe girarse a la
posición supina. El sangrado profuso en la vía aérea en un paciente en decú-
bito supino garantiza la broncoaspiración. Este paciente tiene que ser in-
movilizado de manera cuidadosa y trasladado en decúbito prono o lateral,
permitiendo que la fuerza de gravedad le ayude a mantener la vía aérea lim-
pia.
3. El paciente con una vía aérea y respiración adecuada debe rodarse directa-
mente hacia la tabla larga.
Existen varios métodos diferentes para asegurar a la víctima usando correas. La “manga de
Reeves” (en inglés: “Reeves sleeve”) y la férula corporal de Miller son dos ejemplos de dispo-
sitivos comerciales para una inmovilización corporal completa. La manga de Reeves es de
gran resistencia y en la que se puede deslizar una tabla estándar por dentro. Unidos a la manga
se encuentran:
MÉTODO 1
1. Una persona se para detrás del paciente e inmoviliza la cabeza y el cuello en
posición neutral. Coloque un collarín cervical y mantenga la inmovilización
en posición neutral.
2. Se coloca una tabla larga en el suelo detrás del paciente.
3. Otro rescatador estabiliza los hombros y el tronco y permite que la víctima
se siente con cuidado sobre la tabla.
4. Se recuesta con cuidado al paciente sobre la tabla manteniendo la estabiliza-
ción de la cabeza, cuello y tronco.
5. Se centra al paciente a la tabla y se asegura.
MÉTODO 2
1. El rescatador 1 se para frente al paciente e inmoviliza la cabeza y el cuello en
una posición neutral. Coloque un collarín cervical semirígido. El rescatador
1 mantiene la inmovilización en posición neutral.
2. El rescatador 2 coloca la tabla larga contra la espalda del paciente.
3. El rescatador 3 asegura al paciente a la tabla usando correas de nylon. Estos
deben cruzarse sobre los hombros, la pelvis y las extremidades inferiores
para prevenir el movimiento cuando la tabla se incline hacia abajo.
4. Coloque acojinamiento detrás de la cabeza del paciente para mantener una
posición neutral. Coloque y asegure una sábana enrollada o un inmovilizador
de cráneo comercial usando vendas elásticas o cinta adhesiva.
5. Incline con cuidado la tabla sobre la camilla y asegure las piernas.
Destrezas en el Manejo de la Columna Vertebral 185
1. Los pacientes que traen puesto tanto casco como hombreras usualmente
pueden tener alineada su columna en una posición más neutral dejando el
casco en su lugar, acojinando y colocando cinta adhesiva del casco a la
tabla.
2. Las caretas de los cascos pueden quitarse con tijeras para trabajo pesado o
tipo SME.
3. Los pacientes que usan casco pero no hombreras usualmente pueden tener
su columna en una posición más neutral retirando el casco.
4. Los cascos para motociclista de cubierta completa deben ser retirados para
evaluar y manejar la vía aérea.
4. Ahora retire el casco jalando lateralmente de cada lado para liberar las
orejas y luego hacia arriba para retirarlo. Incline la protección facial del
casco hacia atrás para liberar la nariz (incline el casco, no la cabeza). Si el
paciente usa lentes, retírelos por la abertura visual antes de retirar la careta
del casco. Su compañero sigue manteniendo la inmovilización del cuello
durante el procedimiento.
5. Después de retirar el casco, vuelva a encargarse de la inmovilización del
cuello sujetando la cabeza de ambos lados con sus dedos sujetando un án-
gulo de la mandíbula y el occipucio.
188 Capítulo Once
Este tiene la ventaja de que una persona mantiene la inmovilización del cuello durante todo el
procedimiento. Este procedimiento no funciona bien con cascos completos.
1. Acomódese encima o detrás del paciente y coloque sus manos a cada lado
del cuello en la base del cráneo. Inmovilice el cuello en posición neutral. Si
es necesario, puede usar los pulgares para realizar un levantamiento
mandibular modificado mientras hace esto.
2. Su compañero se acomoda sobre o a un lado del paciente y retira la correa
del mentón.
3. Ahora su compañero retira el casco jalándolo lateralmente a cada lado para
liberar la oreja y luego hacia arriba para retirarlo. Mantenga la inmoviliza-
ción del cuello durante el procedimiento.
4. Ahora su compañero aplica un collarín cervical adecuado.
1. El primer TEM se coloca por arriba y atrás de la víctima y pone sus manos
a cada lado del cuello en la base del cráneo. Mantiene una estabilización
firme con el cuello en posición neutral. Puede usar sus pulgares para efec-
tuar un levantamiento mandibular modificado mientras hace lo anterior.
2. El segundo TEM se coloca a un lado de la víctima y retira o corta la correa
del mentón.
3. El segundo TEM ahora retira el casco jalando hacia fuera en cada lado para
liberar las orejas y hacia arriba para retirarlo. Los cascos de careta completa
tendrán que ser inclinados hacia atrás para librar la nariz (incline el casco no
la cabeza). Si la víctima trae anteojos, el segundo TEM debe retirarlos a
través de la abertura visual antes de remover el casco por completo. El
primer TEM mantiene una firma inmovilización durante el procedimiento.
4. El segundo TEM ahora aplica un collarín cervical de extracción. El primer
TEM mantiene la inmovilización hasta que la víctima sea transferida a una
tabla larga y se haya colocado un dispositivo acolchonado de inmoviliza-
ción.
12 Capítulo
Trauma de Cabeza
John E. Campbell, M.D.,
F.A.C.E.P.
OBJETIVOS
189
190 Capítulo Doce
Aproximadamente el 40% de los pacientes con trauma múltiple tienen lesiones del sistema
nervioso central (SNC). Este grupo tiene una tasa de mortalidad del doble (35% contra 17%)
que los pacientes que no tienen lesión del SNC. Se estima que las lesiones de cabeza represen-
tan el 25% de todas las muertes por trauma y hasta la mitad de todas las muertes por accidentes
de vehículos de motor. Como con otras lesiones, una rápida y organizada evaluación y trata-
miento dan al paciente la más alta posibilidad de una recuperación completa. Para manejar de
manera más efectiva al paciente con lesión de cabeza, debe tener un conocimiento de la anato-
mía y fisiología básica de la cabeza y el encéfalo. Las lesiones de cabeza pueden ser contusio-
nes del tejido cerebral con inflamación y aumento de la presión intracraneal, lesión de vasos
sanguíneos con sangrado y aumento de la presión intracraneal, o lesiones penetrantes del crá-
neo que dañan directamente el tejido encefálico. Siempre asuma que una lesión severa de
cabeza se acompaña de una lesión de columna cervical y médula espinal.
ANATOMÍA DE LA CABEZA
La cabeza (excluyendo la cara y las estructuras faciales) incluye lo siguiente (ver Figura 12-1):
1. Piel cabelluda
2. Cráneo
3. Cubiertas fibrosas del encéfalo (meninges)
4. Tejido encefálico
5. Líquido céfalo-raquídeo
6. Compartimientos vasculares
La piel cabelluda es muy vascular y sangra libremente cuando se lacera. Puesto que
muchos de los pequeños vasos sanguíneos están suspendidos en una matriz inelástica de tejido
de soporte, el vasoespasmo protector normal que limitaría el sangrado está inhibido, lo cual
puede llevar a un sangrado prolongado y pérdida sanguínea significativa. El cráneo es como
una caja cerrada; la única apertura significativa a través de la cual se puede liberar la presión es
el foramen o agujero magno en la base del cráneo, donde el tallo cerebral se convierte en la
médula espinal. El cráneo rígido y resistente contribuye a varios mecanismos de lesión en el
trauma de cabeza. Por la manera en como el encéfalo se ubica en el cráneo, hay un mayor
movimiento en la parte superior del encéfalo que en la base. Este es un factor de importancia.
El hueso temporal (sien) es bastante delgado y se fractura fácilmente. Las cubiertas fibrosas del
encéfalo incluyen la duramadre (“madre dura”), que recubre todo el encéfalo; la delgada pia-
aracnoidea (llamada simplemente la aracnoides), que yace debajo de la duramadre y donde
están suspendidas tanto arterias como venas; y la muy delgada piamadre (“madre suave”), que
yace debajo de la aracnoides y se adhiere a la superficie del encéfalo. El líquido céfalo-raquídeo
se encuentra entre la aracnoides y la piamadre.
Trauma de Cabeza 191
El encéfalo llena por completo el cráneo, lo cual virtualmente excluye cualquier adapta-
ción a la inflamación. Esto es de gran importancia en la fisiopatología del trauma de cabeza.
El líquido céfalo-raquídeo (LCR o “líquido espinal”) es un fluido nutricio que baña el
encéfalo y la médula espinal. El LCR se produce continuamente dentro de los ventrículos del
encéfalo a una tasa de 0.3 mL/min. Se reabsorbe por la membrana aracnoidea que recubre el
encéfalo y la médula espinal. Cualquier cosa que obstruya el flujo de LCR causará una acumu-
lación del líquido espinal dentro del encéfalo (hidrocefalia) y causará un aumento de la presión
intracerebral.
movimiento del encéfalo dentro del cráneo. En lesiones por desaceleración usualmente la ca-
beza golpea un objeto como el parabrisas de un automóvil, que causa una súbita desaceleración
del cráneo. El encéfalo continúa en movimiento hacia delante, impactando primero contra el
cráneo en la dirección original del movimiento y luego rebotando para golpear contra el lado
opuesto de la superficie interna del cráneo. Así, las lesiones al encéfalo pueden estar en el lugar
original del impacto (“golpe”) o en el lado opuesto (“contragolpe”).
La base interior del cráneo es rugosa. El movimiento del encéfalo sobre ésta área puede
causar varios grados de lesión al tejido encefálico o a los vasos sanguíneos encefálicos (ver
Figura 12-2).
se pensaba que la hiperventilación (disminución del CO2) en los pacientes con lesión de cabe-
za disminuiría el edema cerebral y mejoraría el riego sanguíneo. Recientemente se ha demos-
trado que la hiperventilación tiene un ligero efecto sobre el edema cerebral, pero causa una
disminución significativa en la perfusión cerebral por vasoconstricción. Esto causa hipoxia
cerebral. El encéfalo lesionado no tolera la hipoxia. La hipoventilación o la hipoxia aumentan
la mortalidad. El mantenimiento de una buena ventilación (no una hiperventilación) a una
frecuencia cercana a 15 respiraciones por minuto con altos flujos de oxígeno es muy impor-
tante. La hiperventilación profiláctica para la lesión de cabeza ya no se recomienda.
PRESIÓN INTRACRANEAL
Dentro del cráneo y las cubiertas fibrosas del encéfalo está el tejido cerebral, el líquido céfalo-
raquídeo y sangre. Un aumento en el volumen de uno de estos componentes debe ser a expen-
sas de uno de los dos restantes porque el cráneo del adulto (una caja “rígida”) no se puede
expandir. Aunque el volumen del líquido céfalo-raquídeo puede “dar de sí” un poco, éste
cuenta con poco espacio y no puede compensar el rápido edema cerebral. El aporte sanguíneo
no puede estar comprometido, ya que el encéfalo requiere un aporte constante de sangre (oxí-
geno y glucosa) para sobrevivir. Así, ya que ninguno de los componentes de soporte del encé-
falo puede comprometerse, el edema cerebral puede ser rápidamente catastrófico.
La presión del contenido encefálico dentro del cráneo se denomina presión intracraneal.
Esta presión usualmente es muy baja. La presión intracraneal se considera peligrosa cuando se
eleva a 15 mm Hg, y puede ocurrir herniación a presiones por arriba de 25 mm Hg. La presión
del flujo sanguíneo a través del encéfalo se llama presión de perfusión cerebral. Su valor se
obtiene restando la presión intracraneal (intracerebral) a la presión arterial media. La presión
de perfusión debe mantenerse a 70 mm Hg o más. Si el encéfalo se inflama o si hay sangrado
dentro del cráneo, la presión intracraneal se eleva y la presión de perfusión disminuye. El
cuerpo tiene reflejos protectores (respuesta o reflejo de Cushing) que intentan mantener una
presión de perfusión constante. Conforme la presión intracerebral se incrementa, la presión
sanguínea sistémica aumenta para tratar de conservar el flujo sanguíneo al encéfalo. Conforme
la situación se agrava, la frecuencia del pulso cae (bradicardia) y de la misma manera la fre-
cuencia respiratoria disminuye. La presión dentro del cráneo continúa en ascenso hasta un
punto crítico hasta que la lesión de la cabeza se vuelve abrumadora y los signos vitales se
deterioran, terminando en la muerte del paciente. Si hay un aumento de la presión intracraneal,
la hipotensión puede tener un efecto desastroso. Debe mantener la presión de perfusión de al
menos 70 mm Hg, lo que requiere mantener una presión sanguínea sistólica de 100 a 110 mm
Hg en el paciente con lesión de la cabeza.
SINDROME DE HERNIACIÓN
bral. Esta es una situación que amenaza la vida caracterizada por disminución en el nivel de
consciencia que rápidamente progresa al coma, dilatación de una pupila y desviación hacia
afuera y hacia abajo del ojo del lado de la lesión, parálisis de las extremidades del lado opues-
to a la lesión y postura de descerebración (descrita en breve). El paciente puede en corto
tiempo estar sin movimiento alguno, dejar de respirar y morir. Este síndrome frecuentemente
sigue a una hematoma subdural agudo. El síndrome de herniación es la única situación en
la cual todavía está indicada la hiperventilación.
Las lesiones al encéfalo por falta de oxígeno (ej. paro cardiaco, obstrucción de vía aérea, casi-
ahogamiento) afectan el encéfalo de una manera grave. Si el encéfalo permanece sin oxígeno
por un periodo mayor de 4 a 6 minutos, casi siempre ocurrirá un daño irreversible. Después de
un episodio anóxico, la perfusión de la corteza se interrumpe por el espasmo que se desarrolla
en las pequeñas arterias cerebrales. Después de 4 a 6 minutos de anoxia, la restauración de la
oxigenación y la presión sanguínea al encéfalo no restaurará la perfusión de la corteza (fenó-
meno de no-reflujo) y habrá una lesión anóxica continua a las células cerebrales. La hipotermia
parece proteger contra estos efectos y ha habido casos reportados de pacientes hipotérmicos
que han sido resucitados después de casi una hora de anoxia. Las investigaciones actuales
están enfocadas a encontrar medicamentos que reviertan el espasmo arterial post-anóxico
persistente o protejan contra la lesión anóxica a las células.
LESIONES DE CABEZA
Las lesiones del cráneo pueden ser fracturas lineales no desplazadas, fracturas deprimidas o
fracturas compuestas (ver Figura 12-3). Sospeche una fractura de cráneo subyacente en adul-
tos con una gran contusión o inflamación obscurecida de la piel cabelluda. Hay muy poco que
Trauma de Cabeza 195
se pueda hacer por estas lesiones en la escena excepto evitar poner presión directa sobre una
obvia fractura deprimida o compuesta. Los objetos penetrantes en el cráneo deben dejarse en
su lugar (no retirarlos) y debe transportarse al paciente inmediatamente a la sala de urgencias.
Si su paciente tiene una herida por arma de fuego en la cabeza, a menos que haya una clara
herida de entrada y una de salida en un trayecto perfectamente lineal, asuma que la bala haya
rebotado y se alojó en el cuello cerca de la médula espinal.
Sospeche de abuso en un niño cuando lo encuentre con una lesión de cabeza y sin expli-
cación clara de su causa. Ponga especial atención en la escena donde rescató al niño y solicite
la ayuda de la policía o servicios de asistencia social si las circunstancias sugieren el abuso del
menor.
LESIONES ENCEFÁLICAS
paciente puede repetir una pregunta una y otra vez como si no estuviera poniendo atención a
sus respuestas. Puede haber mareo, dolor de cabeza, zumbido de oídos y/o nausea.
profundos alterados, habla tórpida). Por la lesión del tejido cerebral subya-
cente, frecuentemente el pronóstico es pobre. La mortalidad es muy alta (60
- 90%) en los pacientes que se encuentran comatosos. Siempre sospeche un
hematoma subdural en el alcohólico con algún grado de estado mental alte-
rado consecutivo a una caída.
EVALUACIÓN PRIMARIA
No se puede dejar de insistir acerca del control de la vía aérea. El paciente inconsciente,
empaquetado y en posición supina está expuesto a obstrucción de la vía aérea por la lengua,
sangre, vómito u otras secreciones. El vómito es frecuente en las primeras horas después de
una lesión de cabeza. La vía aérea debe protegerse con intubación endotraqueal o colocando
una cánula orofaringea o nasofaringea y poniendo al paciente de lado (en ausencia de sospe-
cha de fractura cervical), además de succión constante. La intubación endotraqueal del pa-
ciente con lesión de cabeza debe ser realizada tan rápida y suavemente como sea posible, para
evitar que el paciente se agite, tenga molestias o sostenga la respiración, lo que puede contri-
buir a un aumento de la presión intracraneal. Antes de empezar la intubación, ventile (no
hiperventile) con altos flujos de oxígeno. No permita que un paciente con lesión de cabeza se
torne hipóxico. Incluso en periodos breves de hipoxia puede haber un efecto significativo
sobre la mortalidad.
En general, la evaluación de las lesiones de cabeza empieza cuando se obtiene el nivel
de consciencia inicial al hablar con el paciente. Un examen neurológico mucho más detallado
se hace durante la evaluación secundaria. Obviamente, un paciente con historia y examen
físico que indica un hematoma epidural debe ser trasladado con mayor premura que un pa-
ciente alerta en estado post-concusión. Es muy importante que se anoten todas las observa-
ciones porque el tratamiento frecuentemente estará dirigido por la detección del deterioro de
la estabilidad clínica. Los objetivos de la evaluación son determinar rápidamente si el pacien-
te tiene lesión cerebral, y si así es, ¿se está deteriorando su condición?. El nivel de conscien-
cia es el indicador más sensible de la función cerebral.
Es esencial obtener una historia tan completa como sea posible del evento. Las circuns-
tancias de la lesión de cabeza pueden ser extremadamente importantes para el manejo del
paciente, y pueden ser de importancia pronóstica con respecto al resultado final. Ponga espe-
cial atención de reportar los casi-ahogamientos, electrocuciones, descargas de rayos, abuso de
drogas, inhalación de humo, hipotermia y convulsiones. Siempre pregunte sobre la conducta
de paciente desde que sucedió la lesión de la cabeza hasta que Usted llegó a la escena.
Todos los pacientes con trauma de cabeza o facial tienen lesión de columna hasta
demostrar lo contrario. La estabilización de la columna cervical debe acompañar el manejo
de la vía aérea y la respiración. Durante la evaluación primaria su examen neurológico se
limita al nivel de consciencia y cualquier parálisis obvia. Un cambio en el nivel de consciencia
es el primer indicador de lesión cerebral o aumento de la presión intracraneal. Conserve
simples su evaluación y reporte para que todos puedan entenderle. El método de AVDI es
200 Capítulo Doce
suficientemente adecuado:
A – Alerta. El paciente está alerta
V - Verbal. El paciente responde a estímulos verbales (voz)
D - Dolor. El paciente responde a estímulos dolorosos
I – Inconsciente. El paciente no responde
EVALUACIÓN SECUNDARIA
Una vez que la evaluación primaria está completa y ha sido registrada, comience con la piel
cabelluda y rápidamente, pero con cuidado, examine lesiones obvias como laceraciones, frac-
turas abiertas o fracturas deprimidas. El tamaño de la laceración frecuentemente es mal valo-
rada por lo difícil de evaluar a través del cabello manchado de sangre. Palpe la piel cabelluda
suavemente en busca de áreas inestables del cráneo. Si no se palpa alguna, puede aplicar con
seguridad presión sobre un apósito o presión directa sobre un vendaje para detener un sangra-
do de piel cabelluda.
Una fractura de la base del cráneo (ver Figura 12-7) puede sospecharse por sangrado de
los oídos o la nariz, fluido claro escurriendo de la nariz, edema o cambio de coloración detrás
de las orejas (signo de Battle), y/o edema y cambio de coloración alrededor de ambos ojos
(ojos de mapache).
PUPILAS: Las pupilas (ver Figura 12-8) están controladas en parte por el tercer nervio cra-
neal. Este nervio lleva un largo trayecto a través del cráneo y fácilmente es comprimido por el
edema del encéfalo, así que puede ser afectado por un aumento de la presión intracraneal.
Después de una lesión de la cabeza, si ambas pupilas están dilatadas y no responden a la luz, el
paciente probablemente tiene una lesión de tallo cerebral y el pronóstico es desastroso. Si las
pupilas están dilatadas pero reaccionan a la luz, la lesión frecuentemente es reversible, y deben
hacerse todos los esfuerzos por llevar al paciente rápidamente a un hospital capaz de tratar una
lesión de cabeza. Una pupila dilatada unilateralmente que permanece reactiva a la luz puede ser
el signo más temprano de aumento de la presión intracraneal. El desarrollo de una pupila
dilatada unilateralmente (“pupila inflada”) mientras observa al paciente es una emergencia
extrema y obliga a un transporte rápido. Otras causas de pupilas dilatadas que pueden o no
responder a la luz incluyen hipotermia, descargas eléctricas por rayos, anoxia, lesión del ner-
vio óptico, efecto de drogas (ej. atropina) o trauma directo al ojo. Las pupilas fijas y dilatadas
significan lesión de cabeza solo en pacientes con disminución del nivel de consciencia. Si el
paciente tiene un nivel de consciencia normal, la pupila dilatada no es por lesión de cabeza.
prueba se llama reflejo de ojos de muñeca (reflejo oculo-cefálico). Esta prueba nunca se hace
en un paciente de trauma que puede tener una lesión de cuello, ya que el voltear la cabeza de
un lado a otro puede causar lesión de médula espinal irreversible.
El probar una respuesta de parpadeo (reflejo corneal) tocando la cornea y/o la aplica-
ción estímulos dolorosos al paciente para probar su respuesta al dolor son técnicas poco
confiables y no contribuyen a los cuidados prehospitalarios.
Para ser consistente con la Escala Revisada de Trauma (Revised Trauma Score) y otros
sistemas de calificación de triage en la escena, debe familiarizarse con la Escala de Coma de
Glasgow, que es simple, fácil de usar, y tiene un buen valor pronóstico así como para resulta-
do final (ver Apéndice F). En el paciente de trauma, una Escala de Coma de Glasgow de 8 o
menos se considera evidencia de lesión cerebral grave.
SIGNOS VITALES: Los signos vitales son extremadamente importantes en el seguimiento del
curso de un paciente con trauma de cabeza. Lo más importante, pueden indicar cambios en la
Trauma de Cabeza 203
presión intracraneal (ver Tabla 12-1). Debe observar y registrar los signos vitales durante la
evaluación secundaria y cada vez que realice la reevaluación.
REEVALUACIÓN
Cada vez que realice una reevaluación, registre el nivel de consciencia, el tamaño de las pupilas
y la respuesta de éstas ante la luz. Esto, junto con los signos vitales, proporciona suficiente
información para monitorizar la condición del paciente con lesión de cabeza.
Las decisiones del manejo del paciente con lesión de cabeza se hacen con base en los
cambios de todos los parámetros del examen físico y neurológico. Usted está estableciendo la
línea de base desde la cual después hará juicios; registre sus observaciones.
PROBLEMAS POTENCIALES
Siempre anticipe una lesión de columna cervical en el paciente con lesión de cabeza.
Trauma de Cabeza 205
RESUMEN
La lesión de cabeza es una complicación grave del trauma. Para dar al paciente la mejor
oportunidad de recuperación debe familiarizarse con la anatomía más importante de la
cabeza y el sistema nervioso central, y comprender cómo se presenta clínicamente el
trauma en varias áreas. Los puntos más importantes en el manejo de los pacientes con
lesiones de cabeza son la evaluación rápida, el buen manejo de la vía aérea, la preven-
ción de la hipotensión, el transporte rápido al centro de trauma y las reevaluaciones
frecuentes. En ninguna otra área de los cuidados de trauma es tan importante el registro
de las evaluaciones repetidas para futuras decisiones de manejo.
206 Capítulo Doce
BIBLIOGRAFÍA
Trauma de
Extremidades
John E. Campbell, M.D.,
F.A.C.E.P.
OBJETIVOS
207
208 Capítulo Trece
e. Tibia/peroné
f. Clavícula y hombro
g. Codo
h. Antebrazo y muñeca
i. Mano o pie
Nunca deje que las extremidades deformadas o heridas ocupen su atención cuando haya pre-
sentes más lesiones que amenacen la vida. Estas lesiones dramáticas son fáciles de identificar al
primer contacto con el paciente y pueden ser discapacitantes, pero rara vez amenazan la vida
de inmediato. Es importante recordar que el movimiento de aire por la vía aérea, el mecanis-
mo de la respiración, el mantenimiento del volumen sanguíneo circulante y el tratamiento
apropiado del shock son primero y van antes que la ferulación de cualquier fractura.
El shock hemorrágico es un peligro potencial en muy pocas lesiones músculo-esqueléticas.
Solo la laceración directa de arterias o las fracturas de la pelvis o fémur se asocian comúnmen-
te con suficiente sangrado para causar shock. Las lesiones a los nervios o vasos sanguíneos que
nutren los pies y las manos son las complicaciones más comunes de las fracturas y las luxaciones.
Tales lesiones causan la pérdida de la función que hemos reunido bajo el término de compromi-
so neurovascular. Así, la evaluación de la sensibilidad y la circulación (PMS: pulso, motor y
sensorial) distal a las fracturas es muy importante.
FRACTURAS
Las fracturas pueden ser abiertas (compuestas) donde la terminal del hueso roto está protruyendo
o protruyó a través de la piel, o pueden ser cerradas (simples) sin comunicación al exterior (ver
Figura 13-1). Los extremos del hueso fracturado son muy cortantes y bastante peligrosos para
todos los tejidos que rodean el hueso. Ya que los nervios y las arterias frecuentemente viajan
cerca del hueso, sobre la cara flexora de una articulación, o muy cerca de la piel (pies y manos),
frecuentemente se lesionan. Tales lesiones neurovasculares pueden deberse a laceraciones por
fragmentos óseos o por la presión producida por edema o hematomas.
Las fracturas cerradas pueden ser tan peligrosas como las abiertas porque los tejidos
blandos con frecuencia sangran profusamente. Es importante recordar que cualquier pérdida
de la continuidad de la piel cerca de una fractura se considera una vía de entrada para una
posible contaminación.
Una fractura cerrada de un fémur puede causar la pérdida de hasta un litro de sangre y así
dos fémures fracturados pueden causar una hemorragia que amenace la vida (ver Figura 13-2).
Una fractura de pelvis puede causar sangrado excesivo hacia el abdomen o el espacio
retroperitoneal. La pelvis generalmente se fractura en varios lugares y puede presentar una
Trauma de Extremidades 209
pérdida de 500 cc de sangre por cada fractura. Las fracturas de pelvis pueden lacerar la vejiga
o los grandes vasos sanguíneos pélvicos. Cualquiera de estas estructuras puede causar hemo-
rragia hacia el abdomen de consecuencias fatales. Recuerde, las fracturas múltiples pueden
causar hemorragia que amenace la vida sin pérdida sanguínea externa.
Las fracturas abiertas agregan el peligro de la contaminación así como también la pérdi-
da de sangre al exterior del cuerpo. Si las terminales del hueso que protruyen se jalan hacia
adentro de la piel cuando la extremidad se alinea, los restos contaminados con bacterias serán
llevados hacia el interior de la herida. La infección por tales restos pueden impedir que el
hueso sane e incluso pueden causar la muerte por complicaciones sépticas.
210 Capítulo Trece
LUXACIONES
Las luxaciones de las articulaciones son lesiones extremadamente dolorosas. Casi siempre son
fáciles de identificar por la alteración de la anatomía normal. La mayoría de las luxaciones,
aunque no amenazan la vida, frecuentemente son verdaderas emergencias por el compromiso
neurovascular que puede, si no se trata rápidamente, conducir a la amputación de la extremi-
dad. Es imposible saber si hay o no una fractura combinada con una luxación. Es muy impor-
tante revisar los PMS distales a las luxaciones. Por lo común, Usted ferula las lesiones en la
posición en que las encuentra. Hay ciertas excepciones a esta regla. Sin embargo, universal-
mente es correcto que uno aplique tracción gentil a cualquier extremidad deformada en un
esfuerzo por enderezarla. En los pocos casos que usaría la tracción para enderezar, no empleé
más de 10 libras (4.5 kg) de fuerza. Lo más frecuente es que el mejor tratamiento para el
paciente es acojinar y ferular la extremidad en la posición más cómoda y trasladar rápidamente
a la unidad médica que tenga cuidados ortopédicos disponibles.
AMPUTACIONES
Estas lesiones son discapacitantes y algunas veces amenazan la vida. Tienen la capacidad de
sangrar de forma masiva, pero más frecuente, el sangrado se controlará por sí solo con presión
sobre el muñón. El muñón debe cubrirse con un apósito húmedo y estéril y se coloca una venda
elástica que ejerza una presión uniforme y razonable sobre todo el muñón. Si el sangrado no
puede ser absolutamente controlado con presión, puede usarse un torniquete. En general, debe
evitarse el torniquete siempre que sea posible.
Debe hacer un esfuerzo por encontrar la parte amputada y traerla consigo. Algunas
veces este detalle de negligencia puede tener serias implicaciones futuras para el paciente, ya
que las partes pueden frecuentemente ser usadas para material de injerto. El reimplante se
intenta solo en muy limitadas ocasiones. Por esta razón, Usted no debe decirle al paciente que
se hará una reimplantación. Las partes amputadas pequeñas deben colocarse en una bolsa de
plástico (ver Figura 13-3). Si se dispone de hielo, coloque la bolsa en una más grande o un
contenedor con hielo y agua. No use hielo solo y nunca use hielo seco. El enfriar las partes
retarda los procesos químicos y aumenta la viabilidad de cuatro horas hasta varias veces ese
tiempo. Es importante llevar consigo la parte amputada aún si el reimplante le parece imposi-
ble.
HERIDAS
Cubra las heridas con un apósito estéril y coloque un vendaje con cuidado. La contaminación
abundante como hojas o grava deben retirarse de la herida y las pequeñas piezas contaminadas
pueden ser irrigadas en dirección hacia afuera de la herida con chorros de solución salina de la
misma manera que irriga un ojo contaminado con químicos. Casi siempre el sangrado se
puede detener presionando con un apósito o férulas neumáticas. Los torniquetes casi nunca se
deben usar para parar un sangrado de una herida si no existe una amputación. Si es necesario,
puede ser apropiado colocar un brazalete de baumanómetro o presionar sobre una gran arteria
que esté proximal a la lesión.
LESIONES NEUROVASCULARES
Los nervios y los grandes vasos sanguíneos generalmente corren uno al lado del otro, usual-
mente en el área flexora de las principales articulaciones. Éstos se pueden lesionar juntos, y la
pérdida de la circulación y/o sensibilidad puede deberse a ruptura, edema o compresión por
fragmentos óseos o hematomas. Los cuerpos extraños o terminales de huesos rotos pueden
presionar estructuras delicadas y ocasionar que no funcionen adecuadamente. Siempre debe
revisar los PMS antes y después de cualquier manipulación de la extremidad, colocación de
una férula o tracción.
ESGUINCES Y TORCEDURAS
Estas lesiones no pueden diferenciarse de las fracturas en el campo. Trátelas como si fueran
fracturas.
OBJETOS EMPALADOS
SINDROME COMPARTAMENTAL
EVALUACIÓN Y MANEJO
ANTECEDENTES
EVALUACIÓN
Durante la evaluación primaria, le deben preocupar las fracturas obvias de la pelvis y de los
huesos grandes de las extremidades. También debe encontrar y controlar los sangrados impor-
tantes de las extremidades.
Durante la evaluación secundaria, debe evaluar de manera rápida y completa cada extre-
midad, buscando DCAP-BLS y palpando en busca de TIC (ver capítulos 2 y 3 ). Revise las
articulaciones en busca de dolor y su movimiento. Revise y registre el PMS distal. Pueden
marcarse los pulsos con un bolígrafo para identificar el área en donde se sienten mejor (ver
Figura 13-4). La crepitación o rechinado de las puntas de los huesos es un signo definitivo de
214 Capítulo Trece
fractura, y una vez que se identifica, deben inmovilizarse los extremos óseos para prevenir
mayor lesión de los tejidos blandos. La búsqueda debe crepitación debe hacerse con mucho
cuidado, especialmente cuando se revisa la pelvis. La crepitación quiere decir que las puntas
de los huesos rechinan una sobre la otra, y esto significa que se está causando más lesión
tisular.
CUÁNDO USAR FÉRULAS: No hay una regla simple que determine la secuencia precisa a
seguir en todo paciente de trauma. En general, el paciente gravemente lesionado estará mejor
si solo se hace la inmovilización principal de manera completa (la columna vertebral) antes del
Trauma de Extremidades 215
traslado. El paciente que requiere un manejo de “cargar y llevar” puede ser inmovilizado de
manera adecuada con empaquetamiento cuidadoso sobre la tabla larga. Esto no significa que
no se tiene la responsabilidad de identificar y proteger las fracturas de las extremidades, más
bien significa que es mejor hacer alguna ferulación en el vehículo en ruta al hospital. Nunca es
apropiado sacrificar tiempo inmovilizando una extremidad para prevenir la discapacidad, cuando
ese tiempo puede ser necesario para salvar la vida del paciente. De manera contraria, si el
paciente parece estar estable, las fracturas de las extremidades deben ferularse antes de mover
al paciente.
TIPOS DE FÉRULAS
FÉRULA RÍGIDA: Este tipo de férula puede estar hecha de muchos materiales diferentes e
incluye todas las férulas de cartón, plástico rígido, metal o madera. El tipo de férula que se
vuelve rígida al evacuar aire de una férula moldeable (férula de vacío) también está clasificada
como una férula rígida. Las férulas rígidas deben acojinarse bien y extenderse hasta una articu-
lación por arriba y por debajo de la fractura.
FÉRULA BLANDA: Este tipo incluye las férulas neumáticas o de aire, almohadas y cabestri-
llos con fijación por vendas.
Las férulas neumáticas son efectivas para fracturas de antebrazos y piernas. El pantalón
neumático antishock (en inglés PASG o MAST) es una excelente férula de aire. Las férulas
neumáticas tienen la ventaja de producir compresión que ayuda a disminuir el sangrado, pero
tienen la desventaja de aumentar la presión conforme la temperatura aumenta o se incrementa
Trauma de Extremidades 217
FÉRULA DE TRACCIÓN: Este dispositivo está diseñado para fracturas de las extremidades
inferiores. Mantiene la fractura inmovilizada mediante la aplicación de una tracción constante
de la extremidad al aplicar contratracción en el isquión y la ingle. Esta tracción constante
sobrepasa la tendencia al espasmo de los fuertes músculos del muslo. Si no se aplica tracción,
el dolor empeorará porque las puntas óseas tienden a impactarse o cabalgarse. La tracción
también previene el movimiento libre de los extremos óseos del fémur que pueden lacerar los
nervios, arterias o venas femorales. Hay varios diseños y tipos de férulas disponibles para
aplicar tracción a las extremidades inferiores, pero todas deben acojinarse y aplicarse con
cuidado para prevenir presión excesiva en los tejidos blandos que circundan la pelvis. Es nece-
sario también poner mucha atención al colocar el brazalete de jalón del tobillo de manera que
no interrumpa la circulación del pie. Muchos de estos dispositivos pueden utilizarse con una
bota de cazador como una alternativa al brazalete de jalón del tobillo.
ciertos mecanismos de lesión como las caídas donde la víctima impacta sobre sus pies, pue-
den causar fractura de columna lumbar, porque las fuerzas se transmiten hacia arriba a través
del cuerpo.
PELVIS: Es práctico incluir a las lesiones de la pelvis con las de extremidades porque frecuen-
temente están asociadas. Las lesiones pélvicas usualmente son causadas por accidentes de
vehículos de motor o trauma severo como caídas de grandes alturas. Se identifican al presionar
gentilmente las crestas ilíacas, caderas y el pubis durante la evaluación del paciente.
Siempre hay la posibilidad de un sangrado severo en las fracturas pélvicas, así que debe
sospechar que puede haber shock y trasladar de inmediato. El paciente con lesión de pelvis
siempre debe trasladarse sobre una tabla larga.
FÉMUR: El fémur usualmente se fractura a la mitad de su eje largo o tercio medio, aunque las
fracturas de cadera son bastante comunes. Estas fracturas pueden tener heridas abiertas aso-
ciadas, y si así fuera, se debe suponer que se trata de fracturas abiertas. Hay mucho tejido
muscular alrededor del fémur y puede ocurrir una gran cantidad de sangrado dentro del tejido
del muslo. Las fracturas bilaterales de fémur pueden asociarse a una pérdida de hasta 50% del
volumen sanguíneo circulante. Las férulas neumáticas como los pantalones antishock son úti-
Trauma de Extremidades 219
CADERA: Las fracturas de cadera son más frecuentes en el “cuello” del fémur donde los
fuertes ligamentos a veces pueden permitir que este tipo de fracturas soporten peso. Los liga-
mentos son muy fuertes y hay poco movimiento en los extremos óseos en la mayoría de las
fracturas de cadera.
Debe considerar una fractura de cadera en los pacientes ancianos que han sufrido una
caída o se quejan de dolor de rodilla, cadera o la región pélvica. Este tipo de presentación y de
dolor debe considerarse como una fractura hasta que los rayos X prueben lo contrario. En este
grupo de edad, el dolor se tolera bien y algunas veces lo ignoran y hasta lo niegan. En general,
los tejidos en la vejez son más delicados y se requiere menos fuerza para lesionar una estructu-
ra dada.
Siempre recuerde que el dolor aislado de rodilla también puede ser por daño a la cadera
en el niño y el anciano.
La luxación de la cadera es una historia diferente. La mayoría de las luxaciones de cadera
resultan cuando la rodilla se impacta contra el tablero, empujando la relativamente relajada y
floja cadera fuera cavidad en la pelvis en su porción posterior (ver Figura 13-8).
Así, cualquier paciente en un accidente automovilístico grave con lesión de rodilla debe
ser examinado de su cadera con cuidado. La luxación de cadera es una urgencia ortopédica y
220 Capítulo Trece
requiere reducción tan pronto como sea posible para prevenir lesión del nervio ciático o necrosis
de la cabeza femoral debido a la interrupción del aporte sanguíneo. Esta es una reducción muy
difícil de realizar porque la cantidad de fuerza requerida es mucha y los movimientos deben ser
precisos.
La cadera luxada usualmente estará flexionada y la víctima no será capaz de tolerar la
pierna estirada. Casi invariablemente la pierna estará rotada hacia la línea media. Una luxación
de cadera debe sostenerse en la posición mas cómoda posible usando almohadas y ferulándola
con la pierna no lesionada (ver Figura 13-9). Este paciente requiere un traslado rápido.
RODILLA: Las fracturas y luxaciones aquí son bastante serias porque las arterias están fijas
por arriba y por abajo de la articulación de la rodilla y frecuentemente son laceradas o lesiona-
das si la articulación está en una posición anormal. No hay manera de saber si hay o no fractura
en una rodilla con posición anormal, y en cualquier caso, la decisión debe basarse en la circu-
lación y la función neurológica debajo de la rodilla en el pie.
Algunas autoridades afirman que casi el 50% de las luxaciones de rodilla se asocian con
lesiones de vasos sanguíneos, y muchas lesiones de rodilla después requieren amputación. Es
importante restaurar la circulación debajo de la rodilla en cuanto sea posible.
La reducción pronta de la luxación de la rodilla es muy importante. Si hay pérdida del
pulso o de la sensibilidad, debe aplicar tracción gentil que puede ser con la mano o mediante
una férula de tracción. Tenga cuidado de no aplicar más de 4.5 kilogramos (10 libras) de
fuerza, y esta fuerza debe aplicarse en dirección del eje largo de la pierna. Si hay resistencia al
estiramiento de la rodilla, ferule en la posición más cómoda y traslade al paciente rápidamente.
Esto puede considerarse como una verdadera urgencia ortopédica.
Trauma de Extremidades 221
CLAVÍCULA: Este es el hueso más frecuentemente fracturado en el cuerpo pero rara vez
causa problemas (ver Figura 13-11). Se inmoviliza mejor con cabestrillo y fijación con venda.
En raras ocasiones puede haber lesión a la vena y arteria subclavia o a los nervios del brazo
cuando esta área se lesiona. También es muy importante que evalúe cuidadosamente las costi-
llas y el tórax siempre que descubra una lesión de hombro o clavícula.
222 Capítulo Trece
HOMBRO: La mayoría de las lesiones de hombro no amenazan la vida, pero pueden estar
asociadas con lesiones graves del tórax o del cuello. Muchas lesiones del hombro son luxaciones
o separaciones de los espacios articulares y se pueden mostrar como un defecto en la porción
superior y externa del hombro. Sin embargo, la porción superior del húmero se fractura con
relativa frecuencia. El nervio radial viaja bastante cerca del húmero y puede lesionarse en las
fracturas humerales. Las lesiones del nervio radial ocasionan la inhabilidad del paciente para
levantar la mano (mano caída). Los hombros luxados son muy dolorosos y con bastante fre-
cuencia requieren una almohada entre la extremidad superior y el cuerpo para mantener el
brazo en una posición más cómoda. Los hombros que se sostienen en posición anormal nunca
deben forzarse hacia una alineación más anatómica (ver Figura 13-12).
CODO: Es frecuentemente difícil saber si existe una fractura o una luxación; ambas pueden ser
serias por el riesgo de dañar los vasos sanguíneos y nervios que corren por la superficie flexora
del codo. Las lesiones de codo siempre deben ferularse en la posición más cómoda y debe
además evaluarse la función distal (ver Figura 13-13). Nunca intente estirar o aplicar tracción
a una lesión de codo porque los tejidos son bastante delicados y la estructura bastante compli-
cada.
ANTEBRAZO Y MUÑECA: Esta es una fractura muy común, usualmente el resultado de una
caída y apoyo con el brazo extendido. Usualmente se inmoviliza mejor con una férula rígida o
una férula neumática (ver Figura 13-14). Si se usa una férula rígida, un rollo de gasas en la
mano mantendrá el brazo en una posición más cómoda y funcional. El antebrazo también es
sujeto de sangrado interno que puede interrumpir el aporte sanguíneo a los dedos y la mano
(síndrome compartamental).
224 Capítulo Trece
MANO O PIE: Muchos accidentes industriales que involucran la mano o el pie producen
múltiples fracturas abiertas y avulsiones. Estas lesiones frecuentemente son de apariencia apa-
ratosa pero rara vez se asocian a sangrado que amenaza la vida. Se puede usar una almohada
para dar soporte a estas lesiones de manera efectiva (ver Figura 13-15). Un método alterno de
cubrir la mano es poner un rollo de gasas en la palma, luego acomodar los dedos y el pulgar en
su posición normal. Luego la mano entera se envuelve como si fuera una pelota dentro de
vendaje muy grande y voluminoso. El solo elevar la mano o el pie lesionado por arriba del nivel
del corazón casi siempre reduce el sangrado de manera sorprendente durante el traslado.
1. Esté muy alerta del mecanismo de lesión de manera que pueda saber qué
fracturas sospechar y para predecir posibles complicaciones.
2. Recuerde los ABC’s.
3. Observe la parte afectada.
4. Esté preparado para un shock hemorrágico en fracturas de huesos impor-
tantes.
5. Siempre registre la sensibilidad y la circulación al principio y al final de
cualquier manipulación, particularmente al ferular.
6. Acojine con cuidado las articulaciones y puntos duros. Asegúrese que todas
las férulas están acojinadas adecuadamente.
7. Examine e inmovilice una articulación por arriba y por debajo de cualquier
sospecha de fractura.
8. Ferule al paciente en el momento adecuado. El esqueleto axial (cabeza,
tronco y columna vertebral) se ferula después de la evaluación primaria,
pero las extremidades deben ferularse en ruta si existen situaciones críticas.
9. Si tiene duda, ferule una posible fractura. En el trauma sistémico, el esque-
leto axial siempre se ferula sobre una tabla larga.
10. No desperdicie la “hora dorada”. Sea cauteloso pero rápido.
RESUMEN
BIBLIOGRAFÍA
Destrezas en el
Trauma de
Extremidades
Donna Hastings, EMT-P
227
228 Capítulo Catorce
Las férulas de tracción están diseñadas para inmovilizar fracturas de las extremidades inferio-
res. Son útiles para las fracturas de fémur. No son útiles para fracturas de cadera, rodilla o
pierna. Al aplicar tracción firme a una rodilla fracturada o luxada puede desgarrar los vasos
sanguíneos detrás de la rodilla. Si parece existir una fractura pélvica, no se puede usar la férula
de tracción porque puede causar mayor daño a la pelvis. Las fracturas por debajo de la mitad
del muslo que no están anguladas o acortadas de manera severa también pueden ser inmovilizadas
con férulas neumáticas o pantalones neumáticos antishock. Las férulas de tracción trabajan
aplicando un dispositivo acojinado a la porción posterior de la pelvis (isquión) o a la ingle.
Entonces se aplica un dispositivo para jalar al tobillo y se aplica contratracción hasta que la
extremidad esté extendida y bien inmovilizada. Aplique las férulas a la pelvis y la ingle con
mucho cuidado para evitar aplicar una presión excesiva sobre los genitales. También tenga
cuidado cuando coloque el dispositivo para tracción al tobillo y pie de manera que no inte-
rrumpa la circulación. Para prevenir cualquier movimiento innecesario, no aplique las férulas
de tracción hasta que la víctima esté sobre la tabla larga. Si la férula se extiende más allá de la
tabla larga, tenga mucho cuidado cuando mueva la víctima y cuando cierre la puerta de la
ambulancia. Debe revisar la circulación en la extremidad lesionada, así que retire el zapato
antes de colocar el dispositivo de sujeción. En todos los casos se requieren al menos dos
personas. Una debe sostener firmemente la extremidad y hacer tracción gentil sobre el pie y la
pierna mientras el otro aplica la férula. Cuando se enfrente a una situación de “cargar y llevar”
no coloque la férula hasta que la víctima esté en la ambulancia (a menos que la ambulancia no
haya llegado).
Trauma Abdominal
Gail V. Anderson Jr., M.D.,
F.A.C.E.P. y
Arthur J. Yancey II, M.D.,
F.A.C.E.P.
OBJETIVOS
233
234 Capítulo Quince
Las lesiones abdominales pueden ser condiciones difíciles de evaluar aún en el hospital. En el
campo es aún más difícil. Las lesiones penetrantes de abdomen obviamente requieren interven-
ción quirúrgica inmediata; las lesiones contusas pueden ser más sutiles, pero potencialmente
igual de mortales. Ya sea como resultado de una lesión contusa o penetrante, la lesión abdomi-
nal presenta dos peligros que amenazan la vida: hemorragia e infección. La hemorragia tiene
consecuencias inmediatas y por lo tanto debe estar alerta al peligro de shock temprano en
todos los pacientes con lesión abdominal. La infección puede ser igual de letal, pero no requie-
re una intervención en el campo.
El papel del manejo prehospitalario del trauma abdominal ha sido el objeto de controver-
sias. Los estudios a mediados de los años 1980´s demostraron que la intervención oportuna y
apropiada por parte de paramédicos bien entrenados podía mejorar el estado hemodinámico de
algunos pacientes críticamente lesionados con heridas abdominales. Estudios más recientes
han sugerido que la aplicación del pantalón neumático antishock (PASG) y la resucitación
vigorosa con líquidos en el ambiente prehospitalario puede causar más daño que beneficio en
los pacientes con trauma penetrante abdominal (ver la bibliografía y el capítulo 8). Los efec-
tos del trauma contuso están aún menos estudiados de forma adecuada.
En el campo, Usted solo necesita recordar la evaluación rápida del paciente y el manejo
del shock para manejar al paciente con trauma abdominal. Estos procedimientos son importan-
tes debido a que la pérdida sanguínea en una lesión abdominal puede traer consecuencias
fatales si no se brinda el cuidado apropiado de una manera rápida y eficiente.
ANATOMÍA
Tradicionalmente el abdomen se divide en tres regiones: el abdomen torácico, el abdomen
verdadero y el abdomen retroperitoneal (ver Figura 15-1). La porción torácica del abdomen se
localiza debajo del diafragma y las costillas inferiores, éste contiene al hígado, vesícula biliar,
bazo y estómago. La lesión del hígado y bazo puede producir una hemorragia que amenaza la
vida.
Esta área incluye los riñones, ureteros, duodeno posterior, aorta abdominal y la vena
cava inferior. Debido a su ubicación, las lesiones son más difíciles de evaluar. Mientras que
una hemorragia en el abdomen verdadero puede causar distensión de la pared anterior del
abdomen, un sangrado excesivo en el espacio retroperitoneal puede no ser detectado.
TIPOS DE LESIONES
Las lesiones del abdomen generalmente se describen como contusas o penetrantes. El grupo
de las penetrantes se subdivide en categorías producidas por armas de fuego y por
apuñalamientos. Las lesiones contusas abdominales tienen una relativamente mayor tasa de
mortalidad de entre 10-30%, esto generalmente debido a la frecuencia de lesiones acompañan-
tes en otras partes del cuerpo. La lesión abdominal contusa puede ser por una compresión
directa del abdomen, con fractura de órganos sólidos y estallido de órganos huecos, o por una
desaceleración, con desgarro de órganos o sus vasos sanguíneos. Este es el mecanismo más
común de lesión abdominal, pero existe poca investigación acerca de los mejores métodos de
manejo prehospitalario. Como se mencionó antes, el paciente que ha sufrido un trauma contu-
so puede no mostrar dolor y poca evidencia externa de lesión, lo cual puede crear un falso
sentido de seguridad en el examinador.
Las heridas abdominales por arma de fuego, por regla, deben tratarse en la sala de
operaciones. Estos pacientes tienen tasas de mortalidad de entre 5 y 15%. Estas tasas son
mucho mayores que aquellas por apuñalamientos debido a que las heridas por arma de fuego
tienen una mayor tendencia de lesión de vísceras abdominales.
La mortalidad por apuñalamientos abdominales es relativamente baja (1-2%). A menos
que el cuchillo penetre un vaso sanguíneo u órgano importante, tal como el hígado o bazo, el
paciente puede inicialmente no parecer estar en shock en la escena. Sin embargo, algunos de
estos pacientes pueden desarrollar una peritonitis que amenace la vida en las siguientes horas.
Estas heridas deben ser evaluadas con cuidado en el hospital.
Usted debe recordar que el trayecto del objeto penetrante puede no ser muy aparente
tomando en cuenta la localización de la herida. Una puñalada en el tórax puede penetrar el
abdomen y viceversa. El trayecto de una bala puede cruzar por numerosas estructuras en
diferentes partes del cuerpo. En la fase prehospitalaria, su preocupación debe ser el sangrado
intraabdominal y el shock hemorrágico.
EVALUACIÓN Y ESTABILIZACIÓN
HISTORIAL Y MECANISMOS
Usted puede obtener mucha información importante de la escena simplemente observando las
circunstancias que rodean a la lesión del paciente. Una valoración exacta pero rápida de los
hechos que rodean a la víctima usualmente le dará pistas acerca de la posibilidad de trauma
Trauma Abdominal 237
abdominal. ¿Las circunstancias en la escena sugieren que la víctima ha caído de una altura
considerable o ha sido golpeado por un vehículo en movimiento?. ¿Ha ocurrido una explosión
que pudiera impulsar a la víctima contra objetos inmóviles o trasmitir la presión de la explo-
sión a los órganos dentro del cuerpo?. ¿El pasajero de un vehículo impactado tenía la cinta del
hombro del cinturón de seguridad bajo el brazo en lugar de estar sobre el hombro?. Cualquie-
ra de estos mecanismos de accidente puede conducir a un trauma abdominal penetrante o
contuso.
Si el paciente estuvo involucrado en un choque vehicular, mientras realiza la valoración
de la escena, rápidamente observe el daño al vehículo, como la intrusión hacia el comparti-
miento de pasajeros, ventanas rotas, volante deformado, etc. Si el paciente requiere ser extraí-
do, observe la ubicación de los cinturones de seguridad; aunque ciertamente pueden salvar
vidas, aquellos que se usan incorrectamente pueden causar lesiones contusas abdominales.
La persona que ha sido baleada o apuñalada puede ser capaz de proporcionar informa-
ción sobre el tamaño del instrumento o la trayectoria de la bala. En las heridas por arma de
fuego, es importante conocer el calibre, la distancia desde el origen y el número de disparos.
Con frecuencia un transeúnte puede proveer dicha información. Cuando arribe al hospital,
asegúrese de reportar cualquier mecanismo que pueda sugerir una lesión abdominal. Sin em-
bargo, mientras se encuentre en la escena, es importante no perder una gran cantidad de tiem-
po intentando obtener un historial. La causa principal de mortalidad prevenible en el trauma
abdominal es el retraso en el diagnóstico y tratamiento.
EXPLORACIÓN
ESTABILIZACIÓN
antishock, éste puede colocarse al paciente pero inflarse solo después de consultar con la
dirección médica (ver capítulo 8). Al igual que con las líneas intravenosas, mientras más
crítico se encuentre el paciente, será más importante aplicar el pantalón antishock en ruta al
hospital. Cubra de manera gentil con gasa humedecida en solución salina o agua, cualquier
órgano o víscera que protruya por una herida (ver Figura 15-4); si se permite que se sequen los
intestinos, pueden dañarse irreversiblemente. Nunca empuje hacia adentro del abdomen cual-
quier contenido que protruya por la herida. De manera similar, si un objeto extraño (p.e.
cuchillo, fragmento de vidrio) se encuentra empalado en el abdomen, no intente removerlo o
manipularlo. Estabilice cuidadosamente el objeto en su lugar sin moverlo.
RESUMEN
BIBLIOGRAFÍA
Quemaduras
Richard C. Treat, M.D.,
F.A.C.S.
OBJETIVOS
240
Quemaduras 241
Existen cerca de 2 millones de lesiones por quemadura al año en los Estados Unidos con más
de 12,000 muertes como resultado de las mismas. Muchos de los que sobreviven a sus quema-
duras están severamente discapacitados y/o desfigurados. Es muy importante seguir los prin-
cipios básicos que aquí se enseñan para disminuir la muerte, discapacidad y desfiguración
producidas por las quemaduras. El rescate y tratamiento de los pacientes quemados puede ser
su trabajo más peligroso; el seguir las reglas de seguridad en la escena es extremadamente
importante. Múltiples agentes pueden causar lesiones por quemadura (ver Tabla 16-1), pero
en general, el daño patológico a la piel es similar. Las diferencias entre los tipos de quemadura
se discutirán en secciones posteriores.
A. FLAMA
B. ELÉCTRICA
C. QUÍMICA
D. VAPOR
E. RADIACIÓN
F. ESCALDADURA
ANATOMÍA Y PATOLOGÍA
El órgano más grande del cuerpo, la piel, se compone de dos capas. La capa externa que
nosotros podemos ver en la superficie se llama epidermis. Sirve como barrera entre el ambien-
te y nuestro cuerpo. Debajo de la delgada epidermis está una capa más gruesa de tejido conectivo
colaginoso llamada dermis. Esta capa contiene los importantes nervios sensoriales y también
las estructuras de soporte tales como los folículos del pelo, glándulas sudoríferas y glándulas
sebáceas (ver Figura 16-1). La piel tiene muchas funciones importantes entre las que se incluye
el actuar como una barrera mecánica entre el cuerpo y el mundo exterior constituyendo una
barrera de protección para mantener a los líquidos en el interior y prevenir que las bacterias y
otros microorganismos entren al cuerpo. La piel también es un órgano sensorial vital que envía
al encéfalo datos generales y específicos acerca del medio ambiente y desempeña un papel
principal en la regulación de la temperatura.
El daño por quemadura a la piel ocurre cuando el calor o químicos cáusticos entran en
contacto con la piel y dañan sus componentes químicos y celulares. Además en una lesión de
tejidos, existe una respuesta inflamatoria del cuerpo al daño en la piel. Las quemaduras están
clasificadas como de primero, segundo o tercer grado, con base en la profundidad del daño
tisular y la respuesta de la piel. Las quemaduras de primer grado solo ocasionan un daño menor
a los tejidos de la capa epidérmica externa, pero causan una respuesta inflamatoria intensa y
dolorosa. Aunque normalmente no se requiere de tratamiento médico, se pueden prescribir
varios medicamentos que aceleran significativamente la recuperación y reducen la dolorosa
respuesta inflamatoria. Las quemaduras de segundo grado atraviesan la epidermis y causan
daño a una profundidad variable de la dermis. Estas lesiones sanarán (normalmente sin cicatriz)
242 Capítulo Dieciséis
porque la capa de células que yacen en el nivel profundo de la epidermis (la cual también
cubren a los folículos profundos) se multiplicará y ocasionará el crecimiento de nueva piel para
la curación. Cremas antibióticas o varios tipos de vendajes especializados se usan de una ma-
nera estándar para tratar estas quemaduras, y por lo tanto, todo paciente con estas lesiones
debe recibir una evaluación médica y un cuidado adecuado. Las quemaduras por llamaradas
provocan por lo general quemaduras de primero o segundo grado. Una quemadura por llama-
rada ocurre cuando hay algún tipo de explosión, pero sin producirse fuego. La onda única de
calor que se produce en estas explosiones ocasiona un contacto muy corto entre el paciente y
el calor por lo que únicamente se producen quemaduras superficiales. Solo las áreas directa-
mente expuestas a la verdadera onda de calor serán lesionadas. En situaciones de riesgo de
una posible llamarada por explosión, Usted debe SIEMPRE utilizar ropa de protección. Otras
lesiones pueden ocurrir (fracturas, lesiones internas, lesiones contusas en tórax, etc.) como
resultado de una explosión. Las quemaduras de tercer grado causan daño a todas las capas de
la epidermis y la dermis. No quedan capas de células de la piel, por lo que su curación es
imposible excepto en quemaduras pequeñas de tercer grado que normalmente cicatrizan desde
los lados. Todas las quemaduras de tercer grado dejan cicatriz. Las quemaduras profundas de
tercer grado normalmente ocasionan que las proteínas en la piel se desnaturalicen y se endu-
rezcan, dejando una cubierta firme, de aspecto como el cuero, que se conoce como escara. Las
Quemaduras 243
Químicas, eléctricas,
Sólo llamarada menor Líquidos calientes, flama, metales calien-
CAUSA llamarada o flama tes
características de estas quemaduras están enlistadas en la Tabla 16-2 y los niveles de profundi-
dad se muestran en la Figura 16-2.
La respuesta inflamatoria a la lesión por quemadura ocasiona un daño progresivo al
tejido por un día o dos después de la quemadura; esto bien puede ocasionar un incremento en
la profundidad de la quemadura. Cualquier condición que reduzca la circulación a este tejido
dañado o cause por si misma un mayor daño al tejido nos llevará a una progresión de la
quemadura con un incremento en la profundidad de la misma. A causa del proceso de progre-
sión de la quemadura, no resulta esencial determinar exactamente la profundidad de la quema-
dura en el campo. Usted debe sin embargo, ser capaz de discernir claramente entre quemadu-
ras superficiales y profundas.
Las quemaduras de primero y segundo grado se conocen comúnmente como quemadu-
ras de espesor parcial puesto que aún quedan algunas capas de células de la piel que pueden
multiplicarse para la recuperación. Las quemaduras de tercer grado son conocidas como que-
maduras de espesor total ya que todas las capas de la piel han sido destruidas y no quedan
células de la piel para la recuperación. La magnitud de la lesión por quemadura depende de la
extensión y la profundidad. El cuidado inicial está dirigido específicamente a limitar la pro-
gresión de cualquiera de estos dos factores.
SEGURIDAD DE LA ESCENA
En realidad la gente no muere rápidamente a causa de lesiones por quemaduras. Aún cuando la
quemadura sea fácilmente visible y ocasione una intensa impresión en la escena, el cuidado
dirigido de la quemadura tiene una baja prioridad. Usted debe manejar rutinariamente a pacien-
tes quemados como pacientes de trauma y realizar una evaluación primaria inmediatamente
después de arribar a un área segura de clasificación de pacientes. La evaluación primaria debe
seguir el formato estándar descrito en el capítulo 2.
Una vez que Usted determina que el paciente está estable y no existen situaciones de
“cargar y llevar”, puede dirigir su atención hacia la quemadura. Debe tratar de limitar
específicamente la progresión de la lesión de la quemadura tanto como sea posible. Un en-
friamiento rápido de manera temprana durante el desarrollo de una quemadura superficial
puede ayudar a limitar su progresión. Inmediatamente después de retirar al paciente de la
fuente de la quemadura, la piel aún se encuentra caliente y el calor continúa radiando desde el
paciente y en algún grado hacia las capas profundas de los tejidos. Esto causará un incremento
en la profundidad de la quemadura y aumentará la gravedad de la lesión. El enfriamiento
detiene este proceso, y si se hace adecuadamente, es benéfico. El enfriamiento deberá realizar-
se con cualquier fuente de agua, pero sólo por un máximo de un minuto ya que la quemadura
tiene sólo un espesor de 1 a 2 mm. El enfriar por períodos de tiempo más largos en realidad
afecta más a los pacientes pues inducirá hipotermia y consecuentemente a un estado de shock.
Después de un breve período de enfriamiento, maneje la quemadura con el uso de sábanas y
cobijas secas y limpias para mantener al paciente tibio y evitar la hipotermia (no es necesario
tener sábanas estériles). El paciente debe ser cubierto aún si el clima no es frío pues la piel
dañada pierde la capacidad de regular la temperatura. Los pacientes nunca deben ser transpor-
tados con sábanas húmedas, toallas húmedas, o ropa húmeda, y el hielo está absolutamente
contraindicado. El hielo empeorará la lesión ya que causa vasoconstricción y por lo tanto
reduce el flujo sanguíneo al tejido ya dañado. Es mejor no enfriar la quemadura por ningún
medio que enfriarla inadecuadamente y provocar hipotermia o un daño adicional al tejido. El
manejo inicial de las lesiones por quemaduras químicas y eléctricas será descrito en las sec-
ciones de dichas lesiones.
En su evaluación del paciente quemado, observe y registre el tipo de mecanismo de
quemadura y las circunstancias particulares tales como atrapamiento, explosiones, mecanis-
mos de otras posibles lesiones, exposición al humo, detalles eléctricos/químicos, y demás.
También debe documentarse por escrito un adecuado historial médico previo del paciente.
Realice una evaluación secundaria estándar en pacientes estables. Esta evaluación debe
incluir específicamente una valoración de la quemadura con estimación de la profundidad con
base en la apariencia y un cálculo aproximado del tamaño de la quemadura. Estos hallazgos
son importantes para determinar el nivel de atención médica que podría ser apropiado para la
víctima de la quemadura. El tamaño de la quemadura se estima mejor utilizando la regla de los
nueves (ver Figura 16-3). El cuerpo está dividido en áreas que tienen asignadas ya sea un 9%
246 Capítulo Dieciséis
Figura 16-4 Regiones en las cuales las quemaduras son más graves. Las
quemaduras de segundo o tercer grado en estas áreas (porciones
sombreadas) deben ser tratadas en el hospital.
Quemaduras 247
o un 18% del total de la superficie corporal total, y comparando a grandes rasgos éstas áreas
quemadas con la proporción asignada, se puede estimar el tamaño aproximado. Existen algu-
nas diferencias en la proporción del tamaño del cuerpo de los niños. Para quemaduras peque-
ñas o irregulares, el tamaño puede ser estimado utilizando la superficie de la mano del paciente
como si fuera el 1% de la superficie total del cuerpo.
Aún las quemaduras pequeñas se consideran de gravedad si involucran ciertas partes
del cuerpo (ver Figura 16-4).
A continuación retire la ropa suelta y la joyería del paciente. Corte alrededor de la ropa
quemada que esté adherida.
La inserción de líneas I.V. rara vez se necesita en el campo durante la atención inicial, a
menos que el retraso en la transportación sea inevitable. Toma horas para desarrollarse el
shock por quemadura; por lo tanto, la única razón para iniciar terapia I.V. es si otros factores
indican la necesidad de administrar volumen de líquidos o medicamentos. El intentar comen-
zar una terapia I.V. en el campo en pacientes con quemaduras graves es normalmente difícil y
retrasa el transporte inicial y el arribo al hospital.
Los medicamentos también son ocasionalmente necesarios para la propia quemadura.
Los medicamentos para el dolor, si es que se usan, deben emplearse con precaución extrema
pues el estado de las lesiones asociadas no es claro, y por lo tanto la administración de medica-
mentos puede ser peligrosa.
Es apropiado que casi todas las lesiones por quemaduras sean revisadas por un médico.
Esto es importante ya que ahora tenemos formas especializadas de terapia que ofrecen venta-
jas específicas para el tratamiento de quemaduras de primero, segundo y tercer grado. Todos
hemos visto quemaduras de segundo grado que se infectan y evolucionan a quemaduras de
tercer grado debido a una pobre atención. Entre más rápido se inicie la terapia especializada
para las quemaduras, más rápidos y satisfactorios serán los resultados. La Tabla 16-3 muestra
las condiciones que se benefician con la atención en un centro para quemaduras.
Las lesiones por inhalación están presentes en más de la mitad de las 12,000 muertes anuales
relacionadas con quemaduras y están clasificadas como envenenamientos por monóxido de
carbono, lesiones por inhalación de calor o lesiones por inhalación de humo. Con mayor fre-
cuencia, las lesiones por inhalación ocurren cuando un paciente es lesionado en un espacio
confinado o está atrapado; sin embargo, aún las víctimas de incendios en espacios abiertos
pueden tener lesiones por inhalación. Las explosiones con llamaradas (no incendios) práctica-
mente nunca causan lesiones por inhalación.
El envenenamiento por monóxido de carbono y la asfixia son con mucho las causas más
comunes de muerte temprana asociada con lesiones por quemaduras. El monóxido de carbono
es simplemente un producto de la combustión y es uno de los numerosos productos químicos
presentes en el humo. Está presente en altas concentraciones en el humo del escape de los
vehículos y en humos de algunos tipos de calentadores caseros. Ya que no tiene color, olor o
sabor, su presencia es virtualmente imposible de detectar. El monóxido de carbono se une a la
hemoglobina (257 veces más fuerte que el oxígeno), ocasionando que la hemoglobina sea
incapaz de transportar oxígeno. Los pacientes rápidamente se vuelven hipóxicos aún en pre-
sencia de muy pequeñas concentraciones de monóxido de carbono y la alteración de su estado
de consciencia es el signo más predominante de la hipoxia (ver Tabla 16-4). Un color rojo-
cereza en la piel o la cianosis virtualmente nunca está presente como resultado del envenena-
miento por monóxido de carbono, y por lo tanto, no puede ser utilizado en la evaluación de los
pacientes para sospechar de un envenenamiento por monóxido de carbono. La muerte ocurre
NIVEL DE
CARBOXIHEMOGLOBINA (%) SÍNTOMAS
80 RÁPIDAMENTE MORTAL
Las lesiones por inhalación de calor dañan selectivamente las vías aéreas superiores, ya
que el respirar flamas y gases calientes no produce el transporte del calor en dirección descen-
dente hacia el tejido pulmonar. El vapor de agua en el aire dentro del árbol traqueobronquial
absorbe de manera efectiva este calor. La inhalación de vapor es una excepción a esta regla
(ya que en realidad es vapor de agua ya supercalentado). Como resultado de la lesión por
calor, ocurre inflamación del tejido tal como el que se produce en las quemaduras superficia-
les. Las cuerdas vocales no se inflaman pues son bandas fibrosas densas de tejido conectivo.
Es en la mucosa laxa en el área supraglótica (la hipofaringe) donde ocurre la inflamación, y
ésta puede progresar fácilmente a una obstrucción completa de la vía aérea y la muerte (ver
Figura 16-6). La inflamación en la vía aérea, como en la inflamación por quemadura en la
superficie, normalmente no ocurre sino hasta después de que los líquidos I.V. se han estado
administrando por algún tiempo, y por lo tanto, el compromiso de lesión por calor de la vía
aérea es poco común en la atención prehospitalaria de quemaduras. Durante el transporte
250 Capítulo Dieciséis
QUEMADURAS QUÍMICAS
Existen prácticamente miles de diferentes tipos de agentes químicos que pueden causar lesio-
nes por quemadura. Los químicos no sólo pueden dañar la piel, sino que también pueden ser
absorbidos dentro del cuerpo y causar una falla orgánica interna (y especialmente dañar al
hígado y al riñón). Formas volátiles de químicos pueden ser inhaladas y causar daño al tejido
pulmonar con una subsecuente falla respiratoria severa que pone en riesgo la vida. Las lesio-
nes por químicos frecuentemente son engañosas ya que los cambios iniciales en la piel pue-
den ser mínimos, aún cuando este presente una lesión severa. Esto puede causar un problema
secundario en el cual dichas quemaduras pueden no ser obvias pero Usted puede adquirir esos
químicos en su propia piel a menos que tome las precauciones adecuadas. Los factores de
daño al tejido incluyen la concentración química, cantidad, forma y duración del contacto con
la piel, así como el mecanismo de acción. El proceso patológico que causa el daño tisular
continúa hasta que el químico se consume en el proceso de daño o hasta que es retirado. Los
intentos de inactivación con agentes químicos neutralizantes específicos son peligrosos pues
estos agentes generan otras reacciones químicas que pueden empeorar la lesión. Por lo tanto,
Usted debe dirigir su tratamiento a la remoción de los químicos siguiendo estos cuatro pasos:
En todas las lesiones, aún en las más triviales, continúe lavando por 15 minutos a menos
que una situación crítica o inestable requiera un transporte inmediato (ver Figura 16-9a). La
irrigación de químicos cáusticos en el ojo es excepcionalmente importante ya que puede ocu-
rrir un daño irreversible en un período de tiempo muy corto (menor que el tiempo de transpor-
te para llegar al hospital). La irrigación de ojos lesionados puede ser difícil a causa del dolor
asociado con la apertura del ojo. Sin embargo, Usted debe comenzar la irrigación para evitar
un daño severo y permanente a las córneas (ver Figura 16-9b). Revise si hay lentes de contac-
to, y si es así, retírelos al principio de la irrigación.
Sí hay químicos secos sobre la piel, deben ser barridos totalmente antes de realizar una
irrigación copiosa.
QUEMADURAS ELÉCTRICAS
En casos de quemaduras eléctricas, el daño es causado por la electricidad que entra al cuerpo
y viaja a través de los tejidos. Las extremidades tienen normalmente un daño tisular más signi-
ficativo ya que su tamaño pequeño ocasiona una mayor densidad de corriente local. Los facto-
res que determinan la severidad de una lesión eléctrica incluyen:
Quemaduras 253
La lesión más grave que ocurre debida a un contacto eléctrico es la disrritmia cardiaca
inmediata. Cualquier paciente involucrado en una lesión por corriente eléctrica, sin importar
que tan estable se vea, debe recibir una evaluación inmediata y cuidadosa de su estado cardiaco
y un monitoreo continuo de la actividad cardiaca. Las disrritmias más comunes que ponen en
riesgo la vida son las contracciones ventriculares prematuras, la taquicardia ventricular y la
fibrilación ventricular. Debe realizarse un manejo agresivo de soporte vital avanzado de estas
disrritmias ya que estos pacientes generalmente tienen corazones normales y sanos, y por lo
tanto las probabilidades de resucitación son excelentes. Para un paciente con fibrilación
ventricular, y que se disponga sólo de soporte vital básico, comience la resucitación
cardiopulmonar (RCP) y transporte inmediatamente a un centro hospitalario. La mayoría de
estas víctimas no tienen una enfermedad cardiovascular preexistente, y su tejido muscular
cardiaco normalmente no está dañado como resultado de la electricidad. Aún bajo circunstan-
cias de RCP prolongado, con frecuencia es posible la resucitación. Una vez que estos esfuer-
zos en el manejo del estado cardiaco se completan, proporcione el cuidado de campo que se
describió previamente para las quemaduras térmicas.
Además, las lesiones eléctricas incluyen quemaduras en la piel en los sitios de entrada y
salida, a causa de las altas temperaturas generadas por el arco eléctrico (2,500 grados
centígrados) en la superficie de la piel. También pueden presentarse quemaduras por flama en
la superficie como resultado de la ignición de la ropa del paciente. Pueden estar presentes
fracturas y/o luxaciones debido a las violentas contracciones musculares que las lesiones
eléctricas producen. Las lesiones internas normalmente involucran daño muscular, daño
nervioso y posible coagulación sanguínea debido al paso de la corriente eléctrica. El daño a
los órganos dentro del tórax o el abdomen es extremadamente raro.
En la escena de una lesión eléctrica su primera prioridad para determinar la seguridad de
la escena, es saber si el paciente está aún en contacto con la corriente eléctrica. Si es así, Usted
debe retirar al paciente de dicho contacto sin convertirse Usted mismo en una víctima (ver
Figura 16-10). El manejo de cables eléctricos de alto voltaje es extremadamente peligroso. Se
requiere de un entrenamiento y equipo especial para tratar con cables caídos; nunca intente
retirar cables con equipo improvisado. Las ramas de árboles, piezas de madera y aún la ropa de
algodón pueden conducir electricidad de alto voltaje. Aún los guantes de bombero y las botas
no protegen a uno en esta situación. Si es posible, deje el manejo de los cables caídos a los
empleados de la compañía de luz, o desarrolle un programa de entrenamiento especial con su
compañía local de luz para aprender cómo usar el equipo especial necesario para manejar las
líneas de alto voltaje.
Inicialmente, es imposible saber la extensión total del daño en quemaduras eléctricas;
pero todos los pacientes con quemaduras eléctricas deben ser transportados para una evalua-
ción hospitalaria. Debido al potencial desarrollo de una disrritmia, en los pacientes con quema-
duras eléctricas debe iniciarse un acceso intravenoso de rutina en la ambulancia.
Quemaduras 255
Figura 16-10 Retiro de cables eléctricos de alto voltaje. No intente retirar los
cables con el equipo de seguridad (o con palos) a menos que esté especial-
mente entrenado. Interrumpa la electricidad en el sitio de la fuente o llame a
la compañía de luz para que retire los cables.
TRANSPORTE SECUNDARIO
Las quemaduras mayores no ocurren normalmente en lugares donde es posible el transporte
inmediato a uno de los centros de atención para quemados. Como resultado, comúnmente es
necesario el transporte de un hospital primario a un centro de atención de quemaduras. Des-
pués de la estabilización inicial (la cual debe requerir entre una y tres horas), el transporte
inmediato a un centro de atención a quemados es lo mejor para el paciente. Durante este
transporte, es importante ser capaz de continuar la resucitación.
Antes de realizar el transporte secundario, el médico que transfiere debe haber comple-
tado lo siguiente:
Usted debe discutir específicamente el transporte ya sea con el médico que refiere o con
el que recibe para determinar qué funciones especiales pueden necesitar monitoreo y para
determinar la cantidad apropiada de líquidos administrados, ya que las quemaduras requieren
con frecuencia cantidades horarias extremadamente grandes de líquidos I.V. para un apropia-
do apoyo cardiovascular. Es importante para Usted mantener registros cuidadosos indicando
la condición del paciente y su tratamiento durante el transporte. Usted debe también hacer un
reporte detallado para el hospital que recibe.
RESUMEN
Las lesiones por quemaduras son potencialmente mortales tanto para Usted como para
su paciente. Usted nunca debe olvidar las reglas de seguridad en la escena. La mitad de
las muertes en casos de quemaduras se deben a lesiones por inhalación; no olvide la vía
aérea. Proporcione oxígeno al 100% si existe alguna posibilidad de lesión por inhala-
ción. Enfríe la quemadura para detener el proceso de quemadura, pero no cause hipo-
termia. Usted debe comenzar a irrigar las quemaduras por agentes químicos en el cam-
po, o el daño de la quemadura continuará durante el transporte. Este es uno de los pocos
casos en la atención del trauma en donde el tiempo adicional que se invierta en el campo
puede ser benéfico para el paciente. Las quemaduras eléctricas están comúnmente aso-
ciadas con el paro cardiaco, pero una rápida evaluación y manejo normalmente pueden
salvar la vida. La electricidad de alto voltaje es extremadamente peligrosa; obtenga
personal entrenado para interrumpirla. No comience el transporte secundario de un
paciente quemado hasta que este haya sido estabilizado adecuadamente.
BIBLIOGRAFÍA
Trauma
Pediátrico
Carden Johnston, M.D.,
F.A.C.E.P., F.A.A.P. y
Lisa Santer, M.D., F.A.A.P.
OBJETIVOS
1. Describir las técnicas efectivas para ganar la confianza de los niños y sus
padres.
2. Demostrar el conocimiento de la necesidad de un transporte inmediato en
circunstancias que ponen en peligro la vida, independientemente de la falta
de consentimiento o permiso de los padres.
3. Diferenciar entre las necesidades de equipo de los pacientes pediátricos y los
adultos.
4. Describir las evaluaciones primaria y secundaria en el paciente pediátrico.
5. Describir las diversas maneras de inmovilizar a un niño y cómo difieren de
las del adulto.
6. Predecir las lesiones pediátricas con base en los mecanismos de lesión comu-
nes.
7. Discutir la necesidad del personal de los SME de involucrarse en los progra-
mas de prevención dirigidos hacia padres y niños.
258
Trauma Pediátrico 259
coloque un collarín cervical. El niño responderá que “no” en la mayoría de los casos. Dígale
al niño lo que está haciendo con una sonrisa en la cara. Muéstrele que no duele, tal vez hacién-
dolo en uno mismo o en uno de los padres. El tamaño intimida a los niños. Cuando se acerque
al niño, trate de hacerse pequeño poniéndose al mismo nivel que él. En el cuidado de niños, es
apropiado que los paramédicos pasen mucho tiempo en la escena sobre sus rodillas. Los niños
asustados, especialmente entre 2 y 4 años, pueden tratar de defenderse ya sea mordiendo,
escupiendo o golpeando. Están actuando por su miedo. Permanezca tranquilo, reconozca que
el comportamiento es normal, calme al niño y ofrezca confianza, y según sea necesario, utilice
un control físico firme pero que no provoque dolor. Los padres y los niños no comprenden el
empaquetamiento, lo cual hace más posible que se resistan a ello. Explique por qué es necesa-
rio el empaquetamiento. La mayoría de los padres entenderán si Usted les explica que aunque
las posibilidades de lesión de columna son bajas, puede haber un gran problema si está presen-
te. Si el padre o madre se rehusa al empaquetamiento, anótelo en su reporte de servicio y haga
que firme uno de ellos.
Muchos estados no permiten el transporte o tratamiento de pacientes pediátricos sin el
consentimiento de un padre o guardián legal, a menos que se presenten circunstancias atenuan-
tes. Los paramédicos tienen que tomar una decisión sobre si tomará demasiado tiempo encon-
trar a uno de los padres para obtener su consentimiento. En una situación en que un niño
requiere cuidado de emergencia (por ejemplo, un niño asfixiado y su madre está inconsciente),
Usted debe tratar al niño de manera apropiada. Transporte antes de recibir permiso, documen-
te el motivo del transporte sin autorización y notifique a la dirección médica está acción. Si los
padres o guardianes legales no quieren que Usted transporte o trate al paciente, trate de per-
suadirlos. Si no puede, documente sus acciones en el reporte escrito y trate de obtener su
firma. Si sospecha de un caso de abuso, notifique a las autoridades.
Antes de abandonar la escena con el niño, asegúrese de preguntar al padre si tiene más
niños. En ocasiones están tan preocupados acerca de uno de ellos, que se olvidan de otros más
pequeños en situaciones de riesgo, como por ejemplo que se queden solos en su casa.
EQUIPO
La Tabla 17-1 contiene una lista del equipo pediátrico sugerido para el proveedor prehospitalario.
Usted no quisiera acercarse a un hombre de 80 kilos que presenta un ataque cardiaco, con una
cánula endotraqueal de 3.5 mm, ni quisiera aproximarse a un niño portando equipo para adul-
to. El equipo pediátrico debe mantenerse en un botiquín o mochila de trauma por separado. El
equipo para cada tamaño de niño también debe mantenerse por separado, para que todo lo que
requiera para un niño de un tamaño en especial esté a su alcance. Sin embargo, la falta de
espacio de almacenamiento hace que sea poco práctico tener varias mochilas o botiquines de
trauma en la mayoría de los vehículos de rescate y ambulancias. La cinta de Broselow es un
dispositivo comercial, que cuando se emplea para medir la longitud el niño, proporciona una
estimación del peso, precalcula las dosis de líquidos y medicamentos, y estima los tamaños
del equipo usado con más frecuencia. Usted puede tener equipo y suministros separados en
mochilas o o botiquines de acuerdo al código de color que señala el panel de la cinta de
Trauma Pediátrico 261
· Inmovilizador de cráneo
· Cánulas orofaringeas, 0 a 5
· Cinta de Broselow
Este aspecto de la evaluación es más fácil en el niño que en el adulto. Es cierto que la lengua
del niño es más grande, los tejidos más blandos y la vía aérea más fácil de obstruir, pero otras
características hacen que sea más fácil el manejo de la vía aérea del niño. Por ejemplo, los
neonatos son respiradores nasales obligados, por lo que el abrir la boca y limpiar la nariz con
una jeringa de bulbo o “perilla” puede salvarles la vida. Para usar la perilla es necesario
primero comprimir el bulbo, colocar la punta en la nariz del niño y liberar el bulbo. Retire la
jeringa; vuelva a comprimir el bulbo para expulsar el moco, sangre o vómito, y repita la
operación. La perilla puede emplearse en los infantes además para retirar secreciones de la
parte posterior de la faringe.
Asegúrese de estabilizar con sus manos la columna cervical en posición neutral. No
pierda tiempo en colocar un collarín cervical hasta que no haya completado la evaluación
primaria. Para que el cuello no tenga que moverse, el levantamiento mandibular debe ser la
primer maniobra a efectuar en el niño inconsciente que ha sufrido un trauma. En niños peque-
ños la región del occipucio es tan grande que ocasionará una flexión del cuello que puede
ocluir la vía aérea cuando el niño está acostado en posición horizontal. Frecuentemente será
necesario colocar un acolchonamiento debajo del torso para mantener el cuello en posición
neutral (ver Figura 17-2 y capítulo 11).
La hiperextensión del cuello también puede producir una oclusión de la vía aérea. En el
niño inconsciente, la cánula orofaringea es de utilidad para desplazar la lengua y mantener
abierta la vía aérea (ver capítulo 5). Si un diente está suelto, asegúrese de retirarlo de la boca
para que el niño no se atragante. La cánula orofaringea puede estimular el reflejo nauseoso, el
cual se encuentra muy sensible en el niño consciente y por lo tanto limita el uso de ésta cánula
únicamente en el niño inconsciente. Las cánulas nasofaringeas son demasiado pequeñas para
trabajar de manera predecible en los niños; no las use. Proporcione indicaciones para la ven-
tilación en cuanto complete su evaluación de la respiración.
Revise el cuello en busca de signos de lesión, pulso carotideo y distensión de las venas,
y además palpe en busca de desviación de la traquea. Lo que aparentemente parece un trauma
menor del cuello puede resultar una amenaza a la vida. La desviación de la traquea es difícil
de detectar en el niño pequeño, pero reviste la misma importancia que en el adulto. Tenga en
mente el nivel de consciencia inicial del niño al empezar la evaluación. Un niño preescolar que
está durmiendo puede aparentar estar inconsciente; los niños pequeños pueden incluso perma-
necer dormidos durante una revisión gentil de las pupilas con una lamparilla. Sin embargo,
generalmente se despertarán si presentan dolor. En una situación de trauma, el nivel de cons-
ciencia disminuido sugiere la presencia de shock, trauma craneal o convulsión.
EVALUACIÓN DE LA RESPIRACIÓN
Vea la elevación del tórax, escuche la entrada y salida del aire y sienta el aire al salir por la
nariz. Si no hay movimiento o la ventilación es inadecuada, Usted debe apoyar la respiración
del niño. Cuando efectúe la ventilación de boca a boca en un niño pequeño Usted puede cubrir
la nariz y la boca del paciente con su boca. Si la mascarilla no es de tamaño adecuado cuando
realice la ventilación con un dispositivo de bolsa-válvula-mascarilla, inténtelo girando la mas-
carilla 180 grados para obtener un mejor sellado. Preste atención a la colocación de las manos
(ver Figura 17-3).
Las manos grandes pueden fácilmente obstruir la vía aérea o lesionar los ojos del niño.
Proporcione las ventilaciones despacio y a presión baja, a menos de 20 cm de H2O, para evitar
inflar el estómago o causar un neumotórax. Las frecuencias son de 40 por minuto para niños
menores de un año de edad, 20 por minuto en mayores de 1 año y 15 por minuto en los
adolescentes. Lo más importante es ver la elevación del tórax. Si el tórax se eleva, el aire está
llegando a los pulmones. Revise con su estetoscopio la entrada de aire en ambos lados del
tórax. En el niño es de utilidad y se recomienda una gentil presión cricoidea (maniobra de
Sellick, ver capítulo 3). Algunos dispositivos de bolsa-válvula-mascarilla autoinflables tie-
nen una válvula de escape que se acciona a aproximadamente 40 cm de H2O de presión. La
presión generada por estos dispositivos generalmente es más que adecuada en la mayoría de
los casos. Sin embargo, los pulmones en ocasiones se encuentran rígidos debido a un casi-
ahogamiento, broncoespasmo o broncoaspiración, y por lo tanto se requerirá de mayor pre-
sión. Familiarícese con su equipo. Asegúrese que su BVM no tiene una válvula de escape.
Generalmente es mejor no intubar al niño en el campo. La intubación es extremadamente
difícil de realizar aún en una sala de urgencias seca y bien iluminada. Si debe intubar en el
campo, alístese preoxigenando al niño y preparando su equipo. La vía oral debe emplearse. La
intubación nasotraqueal a ciegas es difícil, si no es que imposible en el niño menor de 8 años
de edad debido a que la laringe se encuentra en posición muy anterior. Seleccione una sonda
endotraqueal de acuerdo al tamaño sugerido por la cinta de Broselow o cercano al tamaño que
corresponda al tubo que cabe en una narina del niño (aproximadamente el tamaño de la uña del
dedo meñique). Otra guía es:
Edad en años
4 + ———————— = tamaño del tubo (mm)
4
En los niños más pequeños la porción más estrecha de la vía aérea se localiza justo
debajo de las cuerdas vocales, por lo cual se puede obtenerse un buen sellado empleando un
tubo sin globo hasta cerca de la medida de 6 mm. Existe un riesgo importante de movimiento
del cuello en cualquier intubación endotraqueal, así que haga que una persona inmovilice el
cuello con las manos durante el procedimiento de intubación. Usando una hoja recta, gentilmente
mueva la lengua hacia la izquierda entrando en la boca por el lado derecho, coloque la hoja en
la vallécula y levante. En comparación con los adultos, la laringe de los niños más pequeños
está más cercana a la boca, y ésta técnica frecuentemente es efectiva. Si no puede ver las
cuerdas, avance la hoja de laringoscopio hacia la epiglotis y vuelva a levantar. Entonces las
cuerdas deben estar claramente visibles. Recuerde sostener la respiración cuando nadie está
ventilando al niño. Cuando sienta la necesidad de respirar, pero no más de 15 segundos, deten-
ga el intento de intubación, ventile al paciente para reoxigenarlo e inténtelo nuevamente en
unos cuantos minutos. Otro método efectivo para recordarle cuándo debe ventilar es que la
persona que sostiene la cabeza cuenta lentamente hasta 15 en voz alta. Revise si el tubo se
encuentra en posición correcta de acuerdo al protocolo de confirmación (ver capítulo 5). Ase-
gúrese de mantener el tubo en su lugar. Una simple flexión del cuello puede empujar el tubo
hacia el bronquio derecho y una extensión del cuello puede jalar el tubo fuera de la tráquea
por completo. Mantenga firmemente en posición el tubo con el pulgar y dedo índice sobre el
266 Capítulo Diecisiete
labio y margen de la encía para que si la cabeza del niño se mueve el tubo se quedará en su
lugar. Aplique un anestésico tópico (benzocaina) al carrillo y labio, teniendo cuidado que no
caiga en los ojos. Sujete con cinta adhesiva el tubo a la comisura de la boca e inmovilice la
cabeza.
Mientras empaqueta al niño, frecuentemente tendrá que improvisar. Las cintas adhesivas
y correas pueden restringir el movimiento del tórax, así que evalúe frecuentemente la ventila-
ción en camino al hospital. Cualquier niño con una lesión significativa debe recibir oxígeno
suplemental, aún sin existir un compromiso aparente de la respiración. Los niños con cualquier
tipo de lesión son muy propensos a vomitar; esté preparado. Recuerde dar instrucciones para
la ventilación a su compañero antes de pasar a evaluar la circulación.
EVALUACIÓN DE LA CIRCULACIÓN
palpación. Encuentre el pulso radial, infle el brazalete hasta que deje de sentir el pulso radial y
permita que el aire escape lentamente mientras observa el manómetro del dispositivo. Registre
la presión a la cual sintió el pulso por primera vez y desígnelo como “p”, ya que es por palpa-
ción. Esta será una presión sanguínea sistólica y será una presión sanguínea ligeramente menor
a la que se obtiene por auscultación. Una presión sistólica de menos de 80 en niños y menos de
70 en infantes pequeños es un signo de shock.
Una causa común de shock secundario a un sangrado oculto lo constituye la fractura de
fémur. Además, aunque enseñamos que los pacientes no pueden entrar en shock debido a una
pérdida intracraneal de sangre, esto puede suceder en el infante pequeño. Por lo tanto, si
observa un infante en shock sin una fuente obvia de sangrado, considere una posible pérdida
intracraneal o una fractura de fémur.
Figura 17-4 Aguja intraósea utilizada para acceso venoso en tibia proximal.
CONTROL DE SANGRADOS
Para mantener la circulación deben controlarse las fuentes obvias de sangrado. Recuerde que
el volumen sanguíneo del niño es cerca de 80 a 90 cc por kilogramo de peso, así que un niño de
10 kg tiene menos de 1 litro de sangre. Tres o cuatro laceraciones pueden provocar una pérdi-
da de 200 cc de sangre, lo que corresponde aproximadamente al 20% del volumen total que
tiene el niño. Por lo tanto preste más atención a la pérdida sanguínea del niño que a la del
adulto. Use una presión firme y suficiente para controlar un sangrado arterial si es necesario. Si
le pide a uno de los padres o a un transeúnte que le ayude a mantener la presión, vigílelos para
asegurarse que aplican una presión suficiente para el control del sangrado. Utilice un vendaje
lo suficientemente apretado para controlar un sangrado venoso, en lugar de uno que única-
mente absorba la sangre para dejar de observarla. La elevación de una extremidad lesionada
también puede ayudar a controlar el sangrado.
Si se encuentra ante una situación crítica de trauma, el niño necesita un transporte rápido. Gire
al niño hacia una tabla larga pediátrica y lléveselo. Recuerde emplear un acolchonado debajo
del torso para alinear el cuello en posición neutral. Mientras que los collarines cervicales de
tamaño apropiado son de utilidad, que sirven además para recordarle al paciente y a los pro-
Trauma Pediátrico 269
veedores prehospitalarios que no deben mover la cabeza, generalmente éstos no le quedan bien
a los niños pequeños. No dependa únicamente del collarín cervical; inmovilice la cabeza con
cinta adhesiva y un dispositivo de inmovilización de cráneo. Los niños se consideran portátiles
y pueden (se deben) transportarse rápidamente. Existen muy pocos procedimientos que deben
efectuarse en el campo. Los minutos cuentan, especialmente en los niños. Es deseable un
tiempo total en la escena menor a 5 minutos. Administre el máximo de oxígeno a todos los
pacientes pediátricos críticos. La ventilación con BVM del niño en estado crítico se prefiere a
la colocación de un tubo endotraqueal si el tiempo de transporte será breve y la sala de urgen-
cias apropiada está cercana. No todas las salas de urgencias tienen el equipo o el personal para
manejar las emergencias pediátricas. Los arreglos para transferencias para problemas más se-
veros deben realizarse con antelación para que cuando las lesiones ocurran, se minimice la
confusión y se ahorre tiempo. Vea la Tabla 17-3 para una lista parcial de los mecanismos de
lesión que constituyen criterios de transporte a una sala de urgencias con capacidad de aten-
ción pediátrica o a un centro pediátrico de trauma. Estos, además de las quemaduras pediátricas,
casi-ahogamientos y lesiones craneales con pérdida de la consciencia, deben transportarse a
unidades calificadas en la atención de traumas pediátricos mayores.
INCONSCIENTE
PUPILA DILATADA
APERTURA
OCULAR 4 ESPONTÁNEA ESPONTÁNEA
3 A COMANDOS VERBALES A UN GRITO
2 AL DOLOR AL DOLOR
1 SIN RESPUESTA SIN RESPUESTA
MEJOR 6 OBEDECE
RESPUESTA 5 LOCALIZA DOLOR LOCALIZA DOLOR
MOTORA 4 FLEXIÓN – RETIRO FLEXIÓN – NORMAL
3 FLEXIÓN ANORMAL FLEXIÓN– ANORMAL
(RIGIDEZ DE DECORTICACIÓN) (RIGIDEZ DE DECORTICACIÓN)
2 EXTENSIÓN EXTENSIÓN
(RIGIDEZ DE CEREBRACIÓN) (RIGIDEZ DE CEREBRACIÓN)
1 SIN RESPUESTA SIN RESPUESTA
PUNTOS +2 +1 -1
INFANTE 40 50
helicóptero, tal vez sea conveniente intentar el procedimiento, pero esté seguro de tener al
niño empaquetado y listo cuando arribe el medio de transporte. Sus procedimientos aplicados
para salvar la vida pueden realizarse en la ambulancia en camino al hospital. Comuníquese
con anticipación para que la sala de urgencias tenga el equipo necesario y el personal alistado.
Realice la evaluación secundaria y las reevaluaciones en camino al hospital, si el tiempo es
suficiente.
Si después de completar la evaluación primaria, Usted no encuentra situaciones críticas
de trauma, coloque al niño sobre una tabla larga y haga una metódica evaluación secundaria.
EVALUACIÓN SECUNDARIA
Al igual que en los adultos, registre los signos vitales, obtenga un historial SAMPLE y realice
un examen completo de cabeza a pies, incluyendo una evaluación más detallada del estado
neurológico. Es de utilidad una valoración neurológica breve como el AVDI, anotando si el
niño estaba consolable o podía ser distraído. Termine los vendajes y ferulaciones y transporte
al niño bajo monitoreo continuo. Notifique a la dirección médica. Calcule la Escala de Coma
de Glasgow y el Trauma Score Pediátrico (Calificación de Trauma Pediátrico) durante el trans-
porte (Tablas 17-4 y 17-5).
LESIONES
TRAUMA CRANEAL
LESIÓN DE TÓRAX
Los niños generalmente tienen signos visibles de compromiso respiratorio, como taquipnea,
gruñidos, aleteo nasal y retracciones. Tenga en mente que las frecuencias respiratorias norma-
les son mayores que las del adulto (Tabla 17-6). Un niño respirando a más de 40, o un infante
con más de 60, generalmente presenta compromiso respiratorio y se beneficia de la aplicación
de oxígeno suplemental. Unos cuantos gruñidos no tienen importancia, pero los gruñidos per-
sistentes indican la necesidad de una asistencia ventilatoria. Un niño con dificultad respiratoria
generalmente respira con su nariz como un conejo, lo que se conoce como aleteo. Las retrac-
ciones se relacionan con la cavitación o hundimiento de las zonas supraesternal, intercostal y
subcostal con la inspiración. Las retracciones sugieren que el niño tiene que hacer mayor es-
fuerzo para respirar. Si algunos de estos signos son persistentes, deben alertarle que algo malo
pasa en al sistema respiratorio (neumotórax/hemotórax, cuerpo extraño, broncoespasmo).
Los niños con lesiones contusas de tórax tienen riesgo alto de sufrir neumotórax. Debido
a que el tórax es pequeño, las diferencias entre los sonidos respiratorios de un lado y otro
pueden ser más sutiles que en el adulto. Tal vez no note la diferencia, aún escuchando cuidado-
samente. También es difícil detectar un neumotórax a tensión en niños pequeños quienes gene-
ralmente tienen cuellos cortos y anchos que pueden enmascarar tanto la distensión de venas
como la desviación traqueal. Si se desarrolla un neumotórax a tensión, el corazón y la traquea
se desplazarán eventualmente alejándose del lado del neumotórax. Para ayudar a detectar la
desviación del corazón, coloque una equis “X” sobre el punto de máximo impulso (PMI). De
manera repetida revise la localización del PMI. Esto ayudará a confirmar los hallazgos con el
estetoscopio y guiar la descompresión del tórax. La toracostomía con aguja puede salvar la
vida (capítulo 7).
Los niños en edad preadolescente tienen paredes torácicas muy elásticas. Por lo tanto es
raro observar taponamiento cardiaco, tórax inestable y ruptura aórtica en este grupo. Sin em-
bargo es común observar contusiones pulmonares.
LESIÓN ABDOMINAL
protruyen por debajo de las costillas, exponiendo los órganos a un trauma contuso. Esta pobre
protección y el tamaño relativamente mayor del hígado y del bazo permiten el desgarro fácil de
estos órganos. Si el niño tiene un traumatismo contuso al tórax o abdomen, esté preparado
para tratar el shock. Conforme el niño entra en shock, el flujo sanguíneo disminuye, al igual
que la tasa de pérdida de sangre. Puede formarse un coágulo frágil. El sangrado puede reiniciar
conforme aumenta la perfusión por el movimiento del niño o el tratamiento. Si un niño con
trauma contuso está en shock sin una fuente obvia de sangrado, su decisión debe ser la de
“cargar y llevar”. Las intervenciones para salvar la vida deben hacerse en ruta al hospital. Si el
tiempo de transporte a un centro de trauma será corto (5-10 minutos), no será necesario inten-
tar colocar una línea I.V. Si el niño está en estado crítico y el tiempo de transporte es largo,
debe hacer no más de dos intentos de colocación de un acceso I.V. antes de pasar a una
infusión intraósea (capítulo 9). Los niños con lesión abdominal frecuentemente vomitan; esté
preparado.
LESIÓN ESPINAL
Aunque los niños tienen cuello cortos, cabezas mayores y ligamentos laxos, las lesiones de
columna cervical son poco comunes antes de la adolescencia. Sin embargo, las lesiones cervi-
cales llegan a presentarse y por tanto Usted debe limitar el movimiento de la columna cervical
del niño empleando un dispositivo acolchonado de inmovilización de cráneo. No se requiere
un collarín cervical si la cabeza está inmovilizada apropiadamente con el dispositivo acolcho-
nado. Nuevamente, trate de hacer que el empaquetamiento se convierta en algo parecido a un
juego con el niño. Prométale que le dará oportunidad de dar una vuelta en la ambulancia como
recompensa, una vez que esté envuelto y listo. Utilice uno de sus padres u otra persona similar,
si es posible. Asegúrese que el empaquetado no restringe el movimiento del tórax. Como se
mencionó antes, los niños hasta de cerca de 8 años de edad necesitarán un acolchonamiento
debajo del torso para mantener el cuello en posición neutral.
trauma contuso al abdomen pueden lesionar el hígado y bazo como se mencionó anteriormen-
te.
Es menos probable que un niño en un choque vehicular con restricción adecuada tenga una
lesión grave en comparación con un pasajero no sujetado. Si el niño se encuentra en un asien-
to de seguridad para automóvil, puede ser transportado sin necesidad de retirarlo del disposi-
tivo. Evalúe al niño como haría con otros pacientes de trauma. Coloque acolchonamiento
alrededor de la cabeza del niño y fije con cinta adhesiva su cabeza a la silla. Si el niño no
presenta shock, éste puede ser transportado en posición sentada. Si el niño muestra signos
tempranos de shock, el asiento para automóvil puede acostarse horizontalmente, elevando las
piernas del niño (tal vez prefiera retirarlo del dispositivo y colocarlo en una tabla larga).
Algunos nuevos modelos de vehículos tienen asientos para restricción de infantes preinstalados.
Estos asientos no pueden removerse, de tal manera que el niño que está restringido tendrá que
ser extraído y colocado en un dispositivo de inmovilización pediátrica.
RESUMEN
Para proporcionar un buen cuidado de trauma a los niños Usted debe tener el equipo
apropiado, saber cómo interactuar con los padres asustados, conocer los signos vitales
normales a diferentes edades (o tenerlos impresos en la mochila o botiquín de trauma) y
estar familiarizado con las lesiones más comunes en los niños. Afortunadamente la se-
cuencia de evaluación es la misma para niños que para adultos. Si realiza bien la evalua-
ción, obtendrá la información necesaria para hacer la decisión correcta en el manejo.
Mientras que la evaluación y el manejo del niño lesionado se consideran habilida-
des y destrezas que salvan la vida, todos lo que estamos involucrados en el cuidado del
niño severamente lesionado también deberíamos estar preocupados por la prevención
(ver el Apéndice H). Los asientos de niño o bebé para automóvil, los cascos de bicicleta,
los cinturones de seguridad, las lesiones en vehículos para todo terreno, la seguridad en
el agua, las lesiones a causa de quemaduras por escaldadura y los simulacros de incen-
dio, se encuentran todos dentro de nuestro ámbito de preocupación. Deberíamos donar
nuestro tiempo para enseñar aspectos relacionados con la seguridad y deberíamos de-
mandar que existan leyes (dispositivos de sujeción de infantes, cinturones de seguridad,
conducir en estado de ebriedad) que puedan salvar vidas.
276 Capítulo Diecisiete
BIBLIOGRAFÍA
Trauma en el
Anciano
Leah J. Heimbach, R.N.,
NREMT-P y
Jere F. Baldwin, M.D.,
F.A.C.E.P., F.A.A.F.P.
OBJETIVOS
Para el siglo veintiuno, se estima que los ciudadanos mayores de 65 años de edad serán una
quinta parte de la población de los EE.UU. La población geriátrica ya constituye un número
significativo de pacientes siendo transportados por ambulancia. En los EE.UU., más del 30%
de todos los pacientes transportados por ambulancia son mayores de 65 años.
“Anciano” se entiende comúnmente como una persona mayor de 65 años debido a que
los beneficios del retiro (jubilación) son otorgados a esta edad. Sin embargo, la edad cronológica
no es la definición más confiable de “anciano”. Es más apropiado considerar los procesos
biológicos que cambian con el tiempo, por ejemplo, el número menor de neuronas, la función
disminuida de los riñones y el decremento en la elasticidad de la piel y los tejidos.
Como grupo, los pacientes geriátricos tienden a responder a las lesiones de manera
menos favorable que la población de adultos jóvenes. Es más probable que los pacientes
277
278 Capítulo Dieciocho
geriátricos lesionados experimenten un desenlace fatal, aún cuando la lesión sea relativamen-
te poco severa. De acuerdo al Consejo Nacional de Seguridad de los EE.UU., las caídas, las
lesiones térmicas y los accidentes vehiculares han sido identificados como las causas comu-
nes de muerte traumática en la población geriátrica.
Las caídas representan la mayoría de las lesiones en la población geriátrica, siendo las
patologías más comunes las fracturas de cadera, fémur, muñeca y lesiones de cráneo. Los
accidentes vehiculares constituyen aproximadamente un 25% de las muertes geriátricas, aun-
que los ancianos viajan menos kilómetros. La población geriátrica tiene una incidencia mayor
de colisión que los otros grupos de edad, siguiendo únicamente al grupo de menores de 25
años. Un 8% de las muertes son atribuidas a lesiones térmicas. Estas lesiones incluyen inhala-
ción, contacto con la fuente de calor resultando en escaldadura y quemaduras por flamas, y
lesiones por electricidad.
Poco ha sido escrito con relación a la respuesta del paciente geriátrico al trauma. Al
entender los cambios fisiológicos normales envueltos en el proceso del envejecimiento, Us-
ted estará mejor preparado para proveer un cuidado óptimo a la víctima geriátrica con trauma.
Este capítulo se enfoca en estos procesos, resaltando los padecimientos a los cuales el
paciente geriátrico es susceptible, y muestra cómo estos procesos y padecimientos hacen difícil
predecir la respuesta fisiológica al trauma en el paciente geriátrico.
VÍA AÉREA: Los cambios en las estructuras de la vía aérea del paciente geriátrico pueden
incluir dientes dañados, padecimientos de las encías y el uso de prótesis dentales. Las
incrustaciones, puentes, dentaduras y rellenos con amalgama o pasta, todos representan una
fuente potencial de obstrucción de la vía aérea en el paciente geriátrico de trauma.
haber una disminución en la fuerza muscular. Esto puede resultar en una deformidad xifótica
de la espina, resultando en la curvatura en forma “S” de la columna comúnmente vista en los
ancianos que parecen estar agachados. El paciente geriátrico puede también tener osteoporosis
avanzada — la cual es un adelgazamiento del hueso con disminución de su densidad. Esto
vuelve al hueso más susceptible a las fracturas. Finalmente, puede haber una debilidad en la
fuerza del músculo y el hueso por la disminución en la actividad física; esto también hará al
paciente más susceptible a fracturas debido incluso a caídas leves.
OTROS CAMBIOS: El total de agua corporal y el número total de células corporales puede
estar disminuido y existe un incremento en la proporción del peso corporal como grasa. Puede
haber una pérdida de la capacidad de los sistemas para ajustarse a la enfermedad o las lesiones.
1. Reflejos lentos
2. Fallas de la vista
3. Pérdida de la audición
4. Artritis
5. Fragilidad de piel y vasos sanguíneos
6. Huesos frágiles
Trauma en el Anciano 281
Preste atención a la desviación de rangos esperados en los signos vitales y otros hallaz-
gos físicos en la evaluación del paciente geriátrico. Una lesión que es aislada y sin complicacio-
nes para un adulto joven puede ser debilitante para un adulto viejo. Esto puede ser debido a la
condición general del paciente, defensas bajas, o la inhabilidad para mantener localizados los
efectos de una lesión.
Cuando obtenga la historia médica previa, es importante notar qué medicamentos toma-
ba el paciente. Los medicamentos puede no solo alterar el pulso, sino también pueden enmas-
carar una respuesta circulatoria anormal que indicaría un deterioro en el sistema circulatorio.
El resultado puede ser una rápida descompensación circulatoria sin advertencia. El conoci-
miento de los medicamentos tomados puede alertarlo que la condición del paciente es más
inestable de lo que representan los signos y síntomas encontrados. Los antihipertensivos,
anticoagulantes, betabloqueadores y agentes hipoglucemiantes pueden influir profundamente
en la respuesta del paciente geriátrico a la lesión traumática.
RESPIRACIÓN Y CIRCULACIÓN: Coloque su cara sobre la boca del paciente para ver la
expansión del tórax, para escuchar la calidad de los ruidos respiratorios por la boca y para
sentir el aliento del paciente sobre su oreja. Si la respiración es tan rápida que existe un inter-
cambio inadecuado de aire (mayor de 24 por minuto), o si es demasiado lenta (menos de 12
por minuto), o si el volumen de aire intercambiado es inadecuado, provea de ventilación asis-
tida con oxígeno suplementario al 100%. Mientras el cuello se sostiene en una posición neutral
por su compañero, palpe el pulso carotideo con el dedo índice para notar la frecuencia y
calidad del pulso. Compare éste con la frecuencia y calidad del pulso en la muñeca. Evalúe el
color y condición de la piel. En este momento Usted debe determinar también la presencia o
ausencia de distensión venosa yugular, la posición de la traquea, y la presencia o ausencia de
enfisema subcutáneo.
Vea, sienta y escuche el tórax. Busque DCAPP-BLS y sienta en busca TIC (vea el
capítulo 2). Escuche los ruidos respiratorios. Haga intervenciones apropiadas para las lesio-
nes de tórax. Recuerde que es más probable que las lesiones de tórax ocasionen problemas
graves en gente de mayor edad con una reserva pulmonar pobre. Esté especialmente alerta a
los problemas en pacientes con padecimientos pulmonares crónicos. Ellos usualmente tienen
una hipoxia limítrofe aún cuando no están lesionados.
DECISIONES CRÍTICAS DE TRANSPORTE: Hay pocos procedimientos que pueden ser ini-
ciados en la escena, pero no retrase el transporte. Algunos ejemplos de intervenciones críticas
que pueden ser iniciados en la escena son:
Considere si el tiempo que se tarda en iniciar estos procedimientos sobrepasa los riesgos
del retraso del transporte. Como se ha mencionado en todos lados, las posibilidades de sobrevida
disminuyen conforme se incrementa el tiempo en la escena. Las mismas indicaciones para un
transporte inmediato se aplican tanto para el viejo como para el joven (vea el capítulo 2 y el
21), pero recuerde que Usted no puede tener una respuesta tan dramática a una lesión en los
pacientes geriátricos, así que Usted debe tener un umbral bajo para el transporte temprano. Si
una de las condiciones críticas está presente, inmediatamente transfiera al paciente a una tabla
larga con acojinamiento apropiado, aplique oxígeno, cargue al paciente en la ambulancia y
transporte rápidamente al hospital cercano más apropiado.
RESUMEN
Usted será llamado para tratar y transportar un número cada vez mayor de pacientes
geriátricos con trauma. Aunque los mecanismos de trauma pueden ser diferentes que
aquellos de los pacientes jóvenes, la evaluación y tratamiento priorizados son los mis-
mos. Como regla general los pacientes geriátricos tienen lesiones más graves y más com-
plicaciones que los pacientes más jóvenes. El proceso fisiológico del envejecimiento y los
frecuentes padecimientos concurrentes pueden hacer más difícil la evaluación y trata-
miento. Usted debe estar consciente de éstas diferencias para proveer un cuidado ópti-
mo al paciente.
Trauma en el Anciano 285
BIBLIOGRAFÍA
1. Baker, S. P., B. O´Neil y R. S. Karph. The Injury Fact Book. Lexington, MA:
Lexington Books, 1985.
2. Spaite, D. W. “Geriatric Injury and Analysis of Prehospital Demographics,
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3. Hogue, C. C. “Injury in Late Life: Epidemiology”. Journal of the American
Geriatric Society, Vol. 30 (1982), pp. 183-190.
4. Waller, J. A. “Injury in Aged”. New York State Journal of Medicine, Vol. 74
(1974), pp. 2200-2208.
5. Bobb, J. K. “Trauma in the Elderly”. En Trauma Nursing from Resuscitation
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6. Smith, D. P., B. L. Enderson y K. I. Maull. “Trauma in the Elderly:
Determinants of Outcome”. Southern Medical Journal, Vol. 83, no. 2 (Fe-
brero 1990), pp. 171-176.
19 Capítulo
Trauma en el
Embarazo
Ron W. Lee, M.D., M.B.A.,
F.A.C.E.P.
OBJETIVOS
1. Indicar los objetivos duales del manejo de la paciente embarazada con trau-
ma.
2. Describir los cambios fisiológicos del sistema cardiopulmonar durante el
embarazo y relacionarlos con:
a. Volumen sanguíneo
b. Gasto cardiaco
c. Volumen latido y frecuencia cardiaca
d. Presión sanguínea
e. Estado respiratorio
3. Describir los principales cambios fisiológicos en los sistemas gastrointestinal
y genitourinario durante el embarazo.
4. Describir la respuesta uterina a la hipovolemia materna y relacionar sus
implicaciones en la exploración y manejo de la madre.
5. Predecir las lesiones potenciales a la madre y/o feto con base en los siguien-
tes mecanismos de lesión:
a. Colisiones de vehículos de motor, incluyendo el uso de cinturones de
seguridad de hombro y de regazo (cintura)
b. Lesiones abdominales penetrantes
286
Trauma en el Embarazo 287
La paciente embarazada con trauma constituye un reto único para el proveedor prehospitalario.
Es importante recordar que la paciente embarazada representa dos pacientes con requerimien-
tos por separado, aquellos de la madre y además los del feto. Por lo tanto, cualquier interven-
ción debe tener objetivos duales para dar apoyo a la madre e identificar las necesidades del
feto. Con frecuencia la paciente embarazada está en riesgo de una mayor incidencia de trauma
accidental. Los incrementos en los desmayos, hiperventilación y exceso de fatiga que son tan
comunes en el embarazo temprano, al igual que los cambios en los parámetros fisiológicos de
la paciente embarazada, tal como la laxitud de las articulaciones de la pelvis, todos se añaden
al riesgo de trauma accidental menor. Se estima que la lesión accidental puede complicar de 6
a 7% de todos los embarazos. La paciente embarazada con lesiones menores raramente repre-
senta un problema para el proveedor prehospitalario, y por lo tanto nuestra discusión estará
enfocada en las lesiones traumáticas moderadas a severas.
hiperventilación. La paciente embarazada también pasa por un cambio que es descrito como
la “hipervolemia” del embarazo. Esto representa un incremento tanto de los glóbulos rojos
como del plasma, permitiendo un incremento en el volumen sanguíneo total de aproximada-
mente 45 a 50%. Sin embargo, debido a que existe un incremento mayor de plasma que de
glóbulos rojos, la paciente tiende a mantener una anemia relativa.
Los cambios en el sistema urinario son varios; sin embargo, el más significativo es el
desplazamiento de la vejiga anterior y superiormente, colocándola en una posición donde un
trauma penetrante o contuso es más probable que haga daño.
Los cambios múltiples en el sistema reproductor son significativos ya que el flujo sanguí-
neo uterino, el cual normalmente es de aproximadamente un 2% del gasto cardiaco, ahora se
incrementa a aproximadamente 20%. Es importante darse cuenta que el sistema vascular que
abastece al útero consta de vasos de baja resistencia que se constriñen vigorosamente en
respuesta a las catecolaminas producidas en el shock temprano. Por lo tanto, bajo periodos de
estrés puede haber una vasoconstricción significativa con una reducción del flujo sanguíneo
hacia el útero. Desafortunadamente el útero no responde a la vasodilatación y no puede incre-
290 Capítulo Diecinueve
mentar el flujo sanguíneo hacia él cuando la placenta está hipoperfundida. Esto significa que
muy tempranamente en el síndrome del shock, la paciente embarazada va a desviar sangre lejos
del feto para salvar la vida de la madre. Entonces la muerte del feto es más común si la madre
tiene un periodo de hipoperfusión.
RESPUESTAS A LA HIPOVOLEMIA
Una pérdida sanguínea resulta en una disminución del volumen sanguíneo circulante. El gasto
cardiaco disminuye conforme el retorno venoso cae. Esta hipovolemia causa que la presión
Trauma en el Embarazo 291
arterial sanguínea caiga, resultando en una inhibición del tono vagal y también en la liberación
de catecolaminas. El efecto de esta respuesta es producir vasoconstricción y taquicardia. Esta
vasoconstricción va a afectar profundamente el útero embarazado. La vasoconstricción uterina
lleva a una reducción en el flujo sanguíneo uterino de un 20 a un 30%. Esta reducción en el
flujo sanguíneo uterino puede ocurrir antes de cualquier cambio detectable en la presión san-
guínea del sistema materno. El feto reacciona a esta hipoperfusión con una caída en la presión
sanguínea arterial y una baja en la frecuencia cardiaca. El feto ahora comienza a sufrir por una
reducción en la concentración de oxígeno de la circulación materna. Es importante recordar
que algunos métodos para la oxigenación de la paciente embarazada en shock hemorrágico
pueden no siempre proveer una oxigenación adecuada al feto. Por lo tanto, es importante dar
grandes cantidades de oxígeno suplementario para proveer suficiente oxígeno al feto, el cual
sufre tanto de falta de oxígeno como de un aporte sanguíneo inadecuado.
Otra causa de hipotensión en la paciente embarazada resulta de un decremento en el
retorno venoso cuando la paciente está en posición supina. El útero engrandecido puede cau-
sar una compresión significativa de la vena cava, lo cual reduce el retorno venoso al corazón
(ver la Figura 19-3). Este efecto es particularmente evidente después de la semana veinte de
gestación. El retorno venoso disminuido ha demostrado llevar a una hipotensión materna,
síncope y bradicardia fetal. Por lo tanto, Usted deberá transportar a todas las pacientes emba-
razadas en una posición de decúbito lateral izquierda o “posición decubente”. Haga esto solo
si puede realizarse sin riesgo para la paciente. Si el tipo de paciente de trauma previene este
tipo de maniobra, Usted puede prevenir o aliviar la obstrucción de la vena cava por uno de los
siguientes métodos.
TIPOS DE LESIONES
COLISIONES VEHICULARES
Una paciente embarazada es objeto de todo tipo de lesiones accidentales, incluyendo colisio-
nes vehiculares, heridas por arma de fuego, caídas y lesiones eléctricas y térmicas.
La causa más común de lesión materna es la lesión contusa que resulta de colisio-
nes vehiculares. Una revisión de este tipo de lesiones indica que donde solo hay un daño menor
al vehículo, menos del 1% de las pacientes embarazadas van a sufrir alguna lesión. Como con
las pacientes no embarazadas, la probabilidad de una lesión importante que amenaza la vida
está directamente relacionada al daño provocado al vehículo. Para predecir mejor la severidad
de la lesión, Usted necesita determinar las respuestas a las siguientes preguntas:
El tipo más común de lesión penetrante en la paciente embarazada es la herida por arma de
fuego. La probabilidad de que cualquier órgano abdominal sea golpeado por una bala está
directamente relacionada al tamaño del órgano y el espacio que ocupa dentro de la cavidad
peritoneal. Por lo tanto, en un embarazo temprano la posibilidad de una lesión uterina o lesión
fetal es baja. Sin embargo, conforme el embarazo progresa hacia el término, las posibilidades
de lesión aumentan proporcionalmente. Los órganos más comúnmente lesionados por heridas
de arma de fuego en la paciente no embarazada son el intestino delgado, hígado, colon y
estómago, en orden descendente. Las tasas de mortalidad y las complicaciones están relacio-
nadas con el número de órganos lesionados. Cerca de un 19% de las mujeres que sostienen
heridas por arma de fuego al útero también tendrán lesiones a otros órganos. Las lesiones
fetales producidas por heridas de arma de fuego al útero varían de 60 a 90%, con una morta-
lidad del 40 al 70%. La muerte fetal es secundaria a una lesión directa al feto o lesiones a las
membranas, cordón umbilical o placenta.
La segunda causa más común de lesión penetrante abdominal es la herida por
apuñalamiento. Las heridas por apuñalamiento al abdomen tienen una mortalidad asociada de
aproximadamente 1.4% en la paciente no embarazada. El útero engrandecido protege a la
paciente embarazada de lesiones graves de órganos cuando ocurren heridas en el abdomen
bajo. Sin embargo, debido a la compartamentalización, las heridas del abdomen superior co-
múnmente tienen una alta incidencia de heridas viscerales, especialmente al intestino delgado.
La mortalidad fetal en estas lesiones está directamente relacionada a la mortalidad materna, y
294 Capítulo Diecinueve
cuando ocurre una muerte fetal aislada, es usualmente secundaria ya sea a una lesión fetal
directa o por prematurez.
CAÍDAS
QUEMADURAS
EVALUACIÓN
La evaluación de la paciente embarazada no difiere de la mujer no embarazada. Las prioridades
permanecen iguales.
Los requerimientos de oxígeno para una mujer en la parte final del embarazo se han reportado
de un 10 a 20% mayores que lo normal. El shock materno de cualquier grado puede causar
vasoconstricción del útero, con un marcado decremento en la oxigenación del feto. Cualquier
paciente embarazada debe recibir altos flujos de oxígeno inmediatamente.
296 Capítulo Diecinueve
RESUMEN
La paciente embarazada representa un reto debido a los cambios fisiológicos que causan
signos vitales confusos y la respuesta uterina única al shock. Los cambios anatómicos
también hacen que la paciente sea difícil de extraer y transportar. Los puntos importan-
tes en el manejo de la paciente embarazada se resumen como sigue:
1. Es imperativo recordar que Usted está tratando a dos pacientes; sin embar-
go, la mortalidad del feto está relacionada al tratamiento dado a la madre. La
meta de la intervención prehospitalaria es maximizar las posibilidades de
sobrevida materna, la cual le va a proporcionar al feto las mejores posibilida-
des de vida.
2. Trate el shock de manera expectante; no espere por signos o síntomas defi-
nitivos de shock clásico. El tratamiento más importante es el transporte rápi-
do para un manejo quirúrgico para detener un sangrado. Si la hipotensión se
Trauma en el Embarazo 297
vuelve tan severa que Usted tiene que reemplazar el volumen, cambie tan
pronto como sea posible las soluciones cristaloides por sangre. Trate a la
paciente tempranamente y recuerde que el reemplazo de volumen será mayor
que lo usual.
3. La hipoxemia del feto puede pasar desapercibida en la paciente embarazada
lesionada. El tratamiento deberá incluir altos flujos de oxígeno.
4. El transporte debe incluir una inmovilización espinal apropiada, férulas en las
extremidades y la prevención de la compresión de la vena cava.
5. La reevaluación y monitoreo constantes son importantes durante el transpor-
te.
6. Si la madre muere, continúe la RCP y notifique al hospital para que esté
preparado para realizar una operación cesárea de inmediato.
7. El paro cardiaco en la paciente embarazada es tratado de la misma manera
que para otras víctimas. Los estándares de desfibrilación y las dosis de medi-
camentos también son los mismos.
BIBLIOGRAFÍA
Pacientes Bajo la
Influencia de
Alcohol o Drogas
Jonathan G. Newman,
REMT-P
OBJETIVOS
298
Pacientes Bajo Influencia del Alcohol o Drogas 299
La relación entre el alcohol y el trauma ha sido bien documentada. Por ejemplo, se ha reporta-
do que los choques automovilísticos que involucran alcohol producen cerca de 500,000 lesio-
nados cada año. El involucramiento de las drogas en el trauma no ha sido tan bien examinado.
Sin embargo, el abuso de sustancias, el cual incluye individuos que han abusado del alcohol,
drogas o ambos, ha sido asociado con un gran número de eventos traumáticos. El trauma
ocasionado por el abuso de sustancias generalmente se produce por accidentes, choques
vehiculares, suicidios, homicidios y otros crímenes violentos. Por lo tanto, es de esperarse que
encuentre a un cierto número de pacientes de trauma que se presentan bajo la influencia de
alcohol o alguna otra sustancia. Este grupo de pacientes de trauma generalmente representa un
reto muy particular que puede requerir de algunas técnicas especiales para el manejo de pa-
cientes además de un buen cuidado de BTLS.
Un alto índice de sospecha, combinado con los resultados de la exploración física, los
antecedentes obtenidos del paciente o transeúntes y las evidencias en la escena, le pueden dar
indicios de si el paciente se encuentra bajo la influencia de alcohol o drogas. La tabla 20-1
muestra algunas drogas junto con los signos y síntomas de su abuso.
EVALUACIÓN Y MANEJO
Mientras que la evaluación primaria y secundaria debe seguir los lineamientos de BTLS que
han sido descritos en este libro (ver capítulo 2), esté pendiente de algunos aspectos particula-
res cuando realice su evaluación.
Cuando sospeche que el paciente ha abusado de sustancias, preste particular atención al
estado mental, pupilas, habla y respiraciones, y note cualquier marca de aguja que pueda tener
el paciente. La alteración del estado mental puede verse en cualquier forma de abuso de sus-
tancias. Sin embargo, recuerde que la alteración del estado mental se debe a lesión de cabeza o
shock hasta demostrar lo contrario. Las pupilas generalmente se encuentran constreñidas en
pacientes quienes han abusado de opiáceos. Las pupilas dilatadas son comunes en pacientes
expuestos a anfetaminas, cocaína, alucinógenos y mariguana. Los pacientes que emplean bar-
bitúricos tendrán las pupilas constreñidas de manera temprana; sin embargo, si se han consumi-
do dosis mayores, éstas eventualmente se volverán dilatadas y fijas. El habla puede ser difícil o
balbuceante en pacientes que han ingerido alcohol o sedantes, y los pacientes quienes se en-
cuentran bajo la influencia de alucinógenos hablan de manera vaga o incoherente. La respira-
ción puede encontrarse significativamente deprimida con los opiáceos y los sedantes.
El historial proporcionado por el paciente o los transeúntes puede también ayudar a
establecer si se trata del abuso de alguna sustancia. Trate de localizar la sustancia empleada,
cuándo fue tomada y cuánto se ingirió. Sin embargo, esté consciente que los pacientes fre-
cuentemente niegan que han usado o abusado de alguna sustancia. Si es posible, inspeccione
los alrededores del paciente en busca de pistas o indicios que indiquen que se ha utilizado
alcohol o drogas. Busque botellas vacías, contenedores de pastillas, equipo para inyecciones,
aditamentos para inhalar sustancias u olores inusuales.
Los pacientes de trauma bajo la influencia de alcohol o drogas puede representar un gran
reto al proveedor de servicios, tanto por las lesiones traumáticas como por las actitudes de los
pacientes. La manera como Usted interactúa con los pacientes que han abusado de sustan-
cias puede determinar si el paciente será cooperador o no. La forma de hablarle a estos
pacientes puede ser tan importante como lo que está haciendo por ellos. Su forma de interactuar,
si es ofensiva, puede hacer que los pacientes no cooperen y perder preciados minutos de la
hora dorada. Si su forma de interactuar es positiva y sin prejuicios, el paciente probablemente
cooperará más y permitirá todas las intervenciones médicas que resulten apropiadas, y por
esto, se disminuirá el tiempo en la escena. Como se mencionó antes, todas las sustancias que
pueden ser abusadas podrán ocasionar una alteración del estado mental. Cuando interactúe
con los pacientes Usted debe estar preparado para manejar estados de euforia, psicosis, para-
noia, o confusión y desorientación. Algunas estrategias para ayudar a ganar la cooperación del
paciente se presentan a continuación.
Pacientes Bajo Influencia del Alcohol o Drogas 301
una amenaza para ellos mismos. Una vez tomada la decisión de sujetar a un paciente, debe
hacerse con cuidado. La inmovilización segura de un paciente con collarín cervical, dispositivo
de inmovilización cervical, tabla larga y correas, servirá para sujetar en la mayoría de los
pacientes. Debe tener precauciones para no agravar cualquier lesión actual o para evitar infli-
gir una nueva. Generalmente no existe una buena solución ante este predicamento. Los pa-
cientes sujetados pueden luchar tan fuerte que la inmovilización espinal se vuelve inefectiva.
El “Reeves sleeve” (“manga de Reeves”) es una de las pocas piezas de equipo que son efecti-
vas tanto para sujetar como para inmovilizar (ver Figura 20-1). Durante el estadio de predespacho
es el momento en que el personal debe planear y practicar los procedimientos para la sujeción
de pacientes. La escena de trauma no es el lugar para practicar nuevas destrezas.
La evaluación estándar de BTLS para el cuidado del paciente funcionará bien, aún con
pacientes bajo la influencia de alcohol o drogas. Garantice que la escena sea segura, determine
el número de lesionados y descubra el mecanismo de lesión. Utilice las precauciones universa-
les. Esta población de pacientes incluye personas con alto riesgo para infección por hepatitis B,
hepatitis C y VIH. Siga la evaluación primaria y secundaria como se describió en el capítulo 2.
Recuerde tomar nota de los cambios en el estado mental que puedan estar asociados con el
abuso de alguna sustancia. Cuando realice la evaluación secundaria asegúrese de incluir las
áreas específicas que puedan arrojar indicios de que se trata de un abuso de sustancia. Al igual
que en todos los pacientes de trauma, el tratamiento incluye considerar el uso de oxígeno, un
catéter intravenoso y monitoreo cardiaco. La tabla 20-2 enlista algunas categorías de drogas y
los tratamientos específicos asociados o las áreas en las que se debe poner atención especial
cuando se sospecha del abuso de alguna sustancia.
RESUMEN
BIBLIOGRAFÍA
Situaciones
Críticas de Trauma
“Cargar y
Llevar”
John E. Campbell,
M.D., F.A.C.E.P.
OBJETIVO
Al finalizar este capítulo, Usted deberá ser capaz de identificar las situacio-
nes críticas en las cuales debe transportar inmediatamente al paciente.
Existen ciertas situaciones que requieren tratamiento en el hospital dentro de pocos minutos
para que el paciente pueda tener la oportunidad de sobrevivir. Cuando identifique éstas situa-
ciones, inmediatamente coloque al paciente sobre una tabla larga, transfiéralo a la ambulancia
y transpórtelo rápidamente utilizando luces y sirena. Los procedimientos para salvar la vida
pueden ser necesarios, pero deben efectuarse durante el transporte. Los procedimientos no
indispensables para salvar la vida (como ferular y vendar) no deben retrasar el transporte. Las
siguientes son situaciones críticas que requieren “cargar y llevar”.
305
306 Capítulo Veintiuno
4. Shock
5. Lesión craneal con inconsciencia, pupilas desiguales o disminución del nivel
de consciencia
6. Abdomen sensible a la palpación
7. Pelvis inestable
8. Fracturas bilaterales de fémur
EVALUACIÓN PRIMARIA
Los siguientes son hallazgos de la evaluación que deben alertarle a la presencia de situaciones
críticas de trauma:
3. Examinar el cuello.
4. Examinar el tórax.
5. Examinar el abdomen.
6. Examinar la pelvis.
En este momento Usted debe ser capaz de tomar una decisión acerca de las situaciones
críticas de trauma y quién debe colocarse en la categoría de “cargar y llevar”. Estos criterios
basados en diagnósticos puede simplificarse aún más hacia criterios basados en síntomas. Cual-
quier paciente con los siguientes signos y síntomas cae en la categoría de “cargar y llevar”:
EVALUACIÓN SECUNDARIA
Si el paciente aparentemente no presenta una situación crítica de trauma, Usted puede efec-
tuar la evaluación secundaria antes del transporte. Durante la evaluación secundaria, el desa-
rrollo de cualquiera de los signos y síntomas antes mencionados harán que el paciente cambie
a la categoría de “cargar y llevar”. Tenga alta sospecha en aquellos pacientes en quienes el
mecanismo de lesión es tal que pudieran producirse lesiones severas. Estos pacientes se pue-
den deteriorar de manera súbita. Es por este motivo que Usted debe realizar la evaluación
secundaria con el paciente sobre la tabla larga. Si cambia la condición del paciente, Usted
puede transportarlo inmediatamente.
REEVALUACIÓN
La reevaluación casi siempre se efectúa durante el transporte. Sin embargo, si Usted aún se
encuentra en la escena y la reevaluación revela cualquiera de los signos y síntomas menciona-
dos con anterioridad, cargue al paciente y lléveselo.
RESUMEN
Paro
Cardiopulmonar
Traumático
Marlon L. Priest, M.D.,
F.A.C.E.P. y John E.
Campbell, M.D., F.A.C.E.P.
OBJETIVOS
HIPOXEMIA
La hipoxemia es la causa más común de ausencia de pulso en el paciente de trauma. Una
obstrucción aguda de la vía aérea o una respiración inefectiva se manifestarán clínicamente
como hipoxemia. La acumulación de bióxido de carbono debido a una respiración inadecua-
310
Paro Cardiopulmonar Traumático 311
da, tendrá un papel importante en su incapacidad para resucitar al paciente. Los problemas en
la vía aérea, como los enlistados en la Tabla 22-1, llevan a la hipoxemia evitando el flujo de
oxígeno a los pulmones. Las drogas y/o el alcohol, con frecuencia en conjunción con un
trauma menor en cráneo, pueden ocasionar una obstrucción de la vía aérea por la lengua. La
atención al paciente intoxicado, puede evitar una situación de paro. Lo mismo ocurre con el
paciente inconsciente por una lesión en la cabeza o un accidente vascular cerebral (embolia o
infarto). La laxitud de los músculos de la faringe permite que la lengua caiga hacia atrás y
obstruya la vía aérea. A los pacientes sin reflejo nauseoso se les debe colocar al menos una
cánula orofaringea o nasofaringea para evitar una obstrucción. La inserción de un tubo
endotraqueal es aún mejor, ya que también evita la broncoaspiración si el paciente vomita.
Los pacientes con paro cardiorespiratorio causado por una obstrucción de la vía aérea respon-
derán a las medidas de soporte vital avanzado si el período anóxico no fue prolongado.
2. PROBLEMAS DE LA RESPIRACIÓN
A. NEUMOTÓRAX A TENSIÓN
B. HERIDA SUCCIONANTE DE TÓRAX
C. TÓRAX INESTABLE
D. LESIÓN ESPINAL MEDULAR ALTA
E. INHALACIÓN DE MONÓXIDO DE CARBONO
F. INHALACIÓN DE HUMO
G. BRONCOASPIRACIÓN
H. CASI AHOGAMIENTO
3. PROBLEMAS DE LA CIRCULACIÓN
A. NEUMOTÓRAX A TENSIÓN
B. SHOCK HEMORRÁGICO («SÍNDROME DEL CORAZÓN VACÍO»)
C. TAPONAMIENTO PERICÁRDICO
D. CONTUSIÓN MIOCÁRDICA
E. DESCARGA ELÉCTRICA
F. INFARTO AGUDO AL MIOCARDIO
Los pacientes con hipoxia secundaria a un problema respiratorio tienen una vía aérea
adecuada pero son incapaces de lograr el contacto entre el oxígeno y la sangre al nivel de la
membrana alvéolo-capilar del pulmón. Esto se puede deber a:
falta de oxígeno, pero después sus pulmones están llenos de agua (como el
edema pulmonar o SDRA).
3. Pulmones llenos de gas (inhalación de humo) que no contienen la cantidad
apropiada de oxígeno pero en cambio contienen gases dañinos como el
monóxido de carbono o cianuro. Además el vapor caliente puede ocasionar
un edema pulmonar, evitando la oxigenación al incrementar la distancia en-
tre los glóbulos rojos de la sangre y el oxígeno (por la inflamación de la
membrana alvéolo-capilar).
Los pacientes con problemas respiratorios deben recibir un manejo agresivo de la vía
aérea y la ventilación con altos flujos de oxígeno. Muchos de estos pacientes responderán
rápidamente si no permanecieron anóxicos por mucho tiempo. Un número importante (19%
en un estudio) de pacientes casi ahogados que aparentaban no tener vida en el campo even-
tualmente se recuperaron completamente.
PROBLEMAS CIRCULATORIOS
Los pacientes con hipoxia tisular a causa de un inadecuado flujo sanguíneo tendrán una de las
causas mencionadas en la Tabla 22-1. El shock hemorrágico (síndrome de corazón vacío) es
la causa circulatoria más común del paro cardiopulmonar traumático.
El taponamiento pericárdico presentará a un paciente sin pulso que puede o no mostrar
un complejo eléctrico en el monitor cardiaco — actividad eléctrica sin pulso (AESP). El pa-
ciente con taponamiento pericárdico puede deteriorarse rápidamente desde un shock hacia una
AESP y finalmente hacia asistolia. En el taponamiento pericárdico el gasto cardiaco puede ser
tan bajo que Usted puede no percibir el pulso. El corazón es comprimido por la sangre locali-
zada en el saco pericárdico y no puede llenarse con sangre antes de cada latido porque la
presión dentro del saco (y por lo tanto en las cámaras del corazón) es mayor que la presión en
el sistema venoso que regresa la sangre al corazón. Por lo tanto existe un pulso rápido y débil
que disminuye conforme el taponamiento empeora. Al inicio del síndrome de taponamiento
cardiaco una pequeña cantidad de sangre fluye del corazón con cada latido. Las características
clínicas principales en el taponamiento aislado son: shock profundo, venas del cuello distendidas
y sonidos respiratorios bilaterales normales. En la situación más típica de trauma múltiple, el
paciente tendrá asociada una pérdida sanguínea y las venas del cuello no estarán distendidas.
Los pacientes sin distensión de venas pueden aparentar estar en AESP pero no responderán a
los protocolos de soporte vital cardiaco avanzado (en inglés ACLS “Advanced Cardiac Life
Support”).
El infarto agudo al miocardio y la contusión miocárdica pueden ocasionar un flujo san-
guíneo inadecuado (circulación) por cualquiera o la combinación de tres mecanismos. Estos
mecanismos son: arritmias, falla aguda de la bomba o taponamiento pericárdico. El paciente
con una contusión miocárdica generalmente ha estado en un accidente por desaceleración.
Puede haber una contusión de la pared torácica o esternal.
Un paro completo debido a una descarga eléctrica normalmente se presenta como
Paro Cardiopulmonar Traumático 313
fibrilación ventricular. Esta responde muy bien a los protocolos de ACLS si se atiende a
tiempo. La víctima de una descarga eléctrica ha sufrido un espasmo muscular severo y puede
haber sido aventado o caído de una gran altura. Por lo tanto, se requiere el mismo enfoque
sistemático del paciente para identificar todas las lesiones asociadas y darle la mejor oportu-
nidad de un buen resultado final. Asegúrese que la víctima ya no esté en contacto con la
fuente de electricidad. ¡No se convierta Usted mismo en una víctima!
En resumen, los pacientes con paro cardiopulmonar relacionado con una circulación
inadecuada tienen ya sea:
Observe el cuello:
1. ¿Están las venas del cuello aplanadas o distendidas?
2. ¿La traquea está en la línea media?
3. ¿Existe evidencia de trauma en los tejidos blandos del cuello?
Paro Cardiopulmonar Traumático 315
Observe el tórax:
1. ¿Se mueve el tórax simétricamente con cada ventilación?
2. ¿Existen lesiones en el tórax (DCAPP-BLS)?
Palpe el tórax:
1. ¿Existe alguna inestabilidad?
2. ¿Existe alguna crepitación?
3. ¿Existe enfisema subcutáneo?
Escuche el tórax:
1. ¿Están presentes los sonidos respiratorios en ambos lados?
2. ¿Son iguales los sonidos respiratorios?
Si los sonidos respiratorios no son iguales, percuta el tórax. ¿El lado con ausencia o disminu-
ción de los sonidos respiratorios está hiperresonante o mate?. Si está intubado, ¿está el tubo
muy adentro?
Si hay distensión de las venas del cuello, disminución de los sonidos respiratorios, des-
viación de la traquea hacia el lado contrario de la lesión, y hay hiperresonancia a la percusión
del tórax en el lado afectado, el paciente probablemente tiene un neumotórax a tensión. Un
tubo endotraqueal mal colocado puede provocar sonidos respiratorios desiguales, y puede ser
dañino para el paciente ya que sólo un pulmón puede ventilarse. Usted siempre debe corrobo-
rar la colocación del tubo endotraqueal antes de establecer el diagnóstico de neumotórax a
tensión. Es mucho más común tener un tubo endotraqueal mal colocado que un neumotórax a
tensión. Un neumotórax a tensión requiere descompresión con aguja (si está entrenado y los
protocolos lo permiten). Llame a la dirección médica inmediatamente para solicitar autoriza-
ción para descomprimir. Continúe hiperventilando con oxígeno al 100%. No interrumpa las
compresiones torácicas sino hasta que haya un pulso palpable, aún cuando Usted haya encon-
trado una causa — pueden existir otras causas de paro en el paciente. Otros problemas respi-
ratorios (una herida succionante de tórax, tórax inestable, neumotórax simple) serán tratados
adecuadamente con una intubación endotraqueal y ventilación con altos flujos de oxígeno.
Una vez que usted ha intubado al paciente, ya no tiene que sellar heridas succionantes de tórax
o aplicar estabilización externa a los segmentos inestables del tórax. Recuerde que la ventila-
ción a presión positiva puede convertir un neumotórax simple en un neumotórax a tensión. Es
importante hiperventilar a la víctima en paro, ya que el barrido del bióxido de carbono ayuda
a proteger al encéfalo, así como para corregir la acidosis.
Ahora que el paciente tiene una vía aérea adecuada y está respirando apropiadamente,
Usted puede concentrarse en el sistema circulatorio. Aplique las paletas del monitor para rápi-
damente determinar el ritmo. Si la fibrilación ventricular está aún presente, desfibrile una vez
más a 360-400 watts/seg. y siga los estándares de los protocolos de ACLS para establecer el
ritmo cardiaco mientras Usted continúa su examen. Si no ha sido establecido un acceso
intravenoso Usted puede administrar epinefrina por el tubo endotraqueal. Si el paciente no
está intubado, Usted puede verter epinefrina en la faringe posterior para que sea impulsada
hacia los pulmones por medio de las ventilaciones efectuadas. Todas estas maniobras pueden
316 Capítulo Veintidós
ser hechas durante el transporte. Los protocolos de ACLS son para ser utilizados en todos los
pacientes con fibrilación ventricular o asistolia (sin importar la causa), pero no se retrase en la
escena una vez que estableció la vía aérea. Tan pronto como obtenga un acceso intravenoso,
administre rápidamente dos litros de Ringer lactado. Una vez más, no se retrase en la escena;
todos los procedimientos posteriores al establecimiento de la vía aérea deben ser efectuados
durante el transporte.
El shock hemorrágico es la causa circulatoria más común de paro cardiopulmonar
traumático. Si no hay sangrado externo, el paciente debe ser examinado cuidadosamente en
busca de evidencia de sangrado interno.
Una vez que la actividad eléctrica se establece, se reexaminan las venas del cuello. Las
venas del cuello planas aunado a actividad eléctrica orienta hacia la presencia de shock
hipovolémico (síndrome del corazón vacío). Intente comenzar con dos líneas I.V. con catéter
grueso mientras va en camino al hospital. Este es una de las situaciones donde Usted también
puede utilizar el pantalón antishock.
Si durante el examen de tórax hay sonidos respiratorios disminuidos en un lado, con
matidez a la percusión del mismo lado, se confirma un hemotórax de tal grado que el shock
estará presente. El sangrado obvio, abdomen distendido, fracturas múltiples o una pelvis ines-
table también confirman un volumen inadecuado. Si cualquiera de estas situaciones existe,
Usted debe asumir que el paro es secundario al shock hemorrágico. Transporte rápidamente
con una infusión rápida de dos a cuatro litros de Ringer lactado.
Si las venas del cuello están distendidas pero la traquea está alineada y los sonidos respi-
ratorios son iguales, Usted debe sospechar de un taponamiento pericárdico. Las heridas pene-
trantes en el tórax o en el abdomen superior, o contusiones al tórax anterior están asociadas
con contusión pericárdica y/o miocárdica. Intente iniciar dos accesos intravenosos con catéteres
gruesos mientras procede con la mayor prisa posible a la sala de urgencias.
Una descarga eléctrica crea una situación especial. Normalmente se presenta como una
fibrilación ventricular. El paro cardiorespiratorio secundario a una descarga eléctrica responde
muy bien a los protocolos de ACLS si Usted llega a tiempo. Puede desarrollarse rápidamente
una acidosis severa, haciendo más difícil la resucitación. No olvide estabilizar la columna. Una
víctima de una descarga eléctrica por alto voltaje normalmente habrá caído de un poste de luz
(red de cableado de alto voltaje) o habrá sido arrojado varios metros por el violento espasmo
muscular asociado con la descarga. Asegúrese que la víctima ya no está en contacto con la
fuente de electricidad. ¡No se convierta en una víctima!
RESUMEN
BIBLIOGRAFÍA
Precauciones con
Sangre y Fluidos
Corporales en la
Escena
Prehospitalaria
Howard Werman, F.A.C.E.P., y
Richard N. Nelson, M.D.,
F.A.C.E.P.
OBJETIVOS
1. Enunciar las tres enfermedades virales que son más probables que los pro-
veedores de SME contraigan por la exposición a sangre o fluidos corporales
contaminados.
2. Enunciar los grupos de población que son más probables de ser portadores
de los virus para las siguientes enfermedades:
a. Hepatitis B
b. Hepatitis C
c. Virus de Inmunodeficiencia Humana
3. Describir las precauciones que deben seguir los proveedores de SME para
prevenir la exposición a sangre y fluidos corporales.
4. Describir los procedimientos que deben seguir los proveedores de SME si
sufren una exposición accidental con sangre o fluidos corporales contami-
nados.
318
Precauciones con Sangre y Fluidos Corporales en la Escena Prehospitalaria 319
HEPATITIS B
El término hepatitis B se emplea para describir un grupo de infecciones que afectan al hígado.
Se han descrito al menos cuatro tipos de virus: hepatitis A, hepatitis B, hepatitis delta, y
hepatitis no-A no-B. Por su frecuente contacto con sangre y agujas, los trabajadores del área
de cuidados de la salud se consideran en riesgo intermedio de quedar infectados con virus de
la hepatitis B (VHB). Afortunadamente, la hepatitis B es una forma de hepatitis para la cual
hay una vacuna efectiva.
El VHB representa una causa principal de hepatitis aguda y crónica, cirrosis y cáncer de
hígado. Se estima que 200,000 personas en los Estados Unidos se infectan cada año; 12,000
de éstas ocurren en personal del área de cuidados de la salud que adquieren la enfermedad a
través de exposición ocupacional. Después de la infección aguda, 5 a 10% de estos pacientes
continúan siendo portadores crónicos del virus (entre 500,000 y 1,000,000 de personas son
portadoras del virus). Estos portadores son potencialmente infecciosos. El VHB se disemina
por contacto con sangre y fluidos corporales contaminados. La infección usualmente ocurre
por pincharse con agujas contaminadas o a través del contacto sexual. Se estima que 25% de
los trabajadores del área de cuidados de la salud que se exponen a pinchazo de aguja por
sangre contaminada con VHB desarrollarán la infección de la hepatitis B. La infección tam-
bién puede ocurrir por contacto con secreciones infecciosas, con lesiones en la piel o superfi-
cies mucosas. La prueba rutinaria para VHB a los donadores de sangre hace que la transmi-
sión por transfusión sanguínea sea rara.
Aunque la infección por VHB es rara en la población general, los miembros de ciertos
grupos se consideran con más predisposición a portar el virus. Los grupos de alto riesgo son
inmigrantes de lugares donde el VHB es prevalente, pacientes institucionalizados, usuarios de
drogas ilícitas intravenosas, homosexuales varones, hemofílicos, contacto en el hogar con
pacientes con VHB y pacientes en hemodiálisis.
Se dispone de dos formas de protección para prevenir la infección por exposición al
VHB. La primera, vacuna contra la hepatitis B, produce inmunidad activa contra la infección
por VHB. Las personas que reciben la vacuna se exponen a proteínas de superficie inactivadas
del virus y así desarrollan anticuerpos que previenen la infección. La vacuna es segura y produ-
320 Capítulo Veintitrés
HEPATITIS C
Recientemente, se identificó el virus de la hepatitis C (VHC). Se piensa que el virus es el
responsable de la mayoría de las infecciones que se habían identificado como hepatitis no-A
no-B. Se han usado los anticuerpos para el VHC para identificar pacientes con problemas de
infección previa por VHC.
Se piensa que el VHC es la causa principal de hepatitis por transfusión sanguínea. Des-
graciadamente, esto solo es el 5 a 10% de todos los casos de infección por VHC. Además de
diseminarse por la transfusión sanguínea, se ha observado que el virus se difunde al compartir
agujas intravenosas y por contacto sexual, de manera similar al VHB. Los trabajadores de la
salud pueden adquirir la infección por pincharse con agujas contaminadas, pero se desconoce
la probabilidad de quedar infectado con el VHC después de un solo pinchazo de aguja.
La infección por VHC tiende a ser menos severa que la de VHB durante la infección
inicial. Sin embargo, parece ser mayor la probabilidad de ser un portador crónico del VHC
después de la infección, colocando al trabajador de la salud en un riesgo aumentado de expo-
sición. La falla hepática y la cirrosis ocurren en 10 a 20% de los portadores crónicos de VHC.
Actualmente no se dispone de vacuna para protección contra la infección por VHC. La
única protección disponible se obtiene por la administración de inmunoglobulina (IG) des-
pués de la exposición al VHC. Esto brinda a la persona expuesta una inmunidad temporal y
pasiva.
SÍNDROME DE INMUNODEFICIENCIA
ADQUIRIDA E INFECCIÓN POR EL VIRUS DE
INMUNODEFICIENCIA HUMANA
El síndrome de inmunodeficiencia adquirida es la complicación infecciosa más grave ocasio-
nada por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Los pacientes con infección por el
VIH desarrollan un defecto en su sistema inmunológico. Esto predispone al paciente con
SIDA a una variedad inusual de infecciones que generalmente no se observan en pacientes
sanos de edad similar. La enfermedad tiene una mortalidad uniformemente alta y su inciden-
cia está en aumento. Actualmente, se han reportado más de 160,000 de casos de SIDA en los
Estados Unidos. Hasta ahora no hay vacuna efectiva o cura para la enfermedad.
Precauciones con Sangre y Fluidos Corporales en la Escena Prehospitalaria 321
Los pacientes infectados con el VIH pueden presentarse con un amplio espectro de
manifestaciones clínicas. Lo más común es sean portadores asintomáticos. Cualquier pacien-
te que porte el VIH, manifieste o no síntomas de SIDA, puede transmitir el virus. Parece que
el VIH se transmite de manera similar al VHB. Aunque se ha cultivado el virus en una varie-
dad de fluidos corporales, solo la sangre, semen y las secreciones vaginales han sido implica-
das en la transmisión del virus. No hay evidencia que sugiera que el VIH se transmita por
contacto casual. La transmisión a los trabajadores de la salud se ha documentado solo después
de accidentes por exposición parenteral (pinchazo de aguja) o exposición de membranas
mucosas y heridas abiertas con grandes cantidades de sangre infectada.
El VIH parece ser diferente al VHB por dos situaciones. El virus parece inactivarse
fácilmente por métodos comunes de esterilización — desinfectantes aprobados por la Agen-
cia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, blanqueador casero diluido, alcohol — y
el VIH se transmite de manera menos eficiente que el VHB. Varios estudios han mostrado
que hay una tasa de seroconversión (mostrando anticuerpos al VIH) de aproximadamente
0.3% en trabajadores de la salud que se han expuesto de manera parenteral accidental.
Se han identificado varios grupos que tienen un alto riesgo de infección por VIH. Estos
incluyen varones homosexuales o bisexuales, usuarios de drogas ilícitas intravenosas, pacien-
tes que han recibido transfusiones sanguíneas o derivados de plasma centrifugado (ej.
hemofílicos) y contactos heterosexuales con portadores de VIH. Sin embargo, por lo difícil de
identificar los pacientes infectados por VIH, todos los contactos con sangre y/o fluidos corpo-
rales deben considerarse una exposición potencial al VIH. En un estudio reciente en una sala
de urgencias en el medio urbano, se encontró que 5% de los pacientes sin un riesgo identifica-
ble para infección por VIH eran portadores no sospechosos del virus.
Actualmente no hay vacuna disponible para proteger contra la infección por VIH. La
Zidovudina (AZT), aunque no es una cura, ha mostrado prolongar la vida de los pacientes con
SIDA. Recientemente, se ha dado AZT a algunos trabajadores de la salud inmediatamente
después de una exposición significativa a sangre o fluidos corporales infectados por VIH. Se
espera que el AZT pueda disminuir la probabilidad de infección por VIH en esta situación. Los
estudios científicos todavía están pendientes, y el uso de AZT en estos casos sigue siendo
controvertido.
Las precauciones “universales” se refieren a tratar a todos (incluso Usted mismo) como si
fueran infecciosos. Su objetivo es prevenir la diseminación de la infección desde Usted hacia el
paciente y del paciente hacia Usted. En el ambiente actual, debe usar las siguientes precaucio-
nes para todos y cada uno de los pacientes:
A. CONSIDERACIONES GENERALES:
1. Debe tener conocimiento de las infecciones por hepatitis B, hepatitis C y
VIH. Debe entender su etiología, epidemiología y rutas de transmisión.
322 Capítulo Veintitrés
3. Lave, con un detergente que haga poca espuma y con pH neutro, cualquier
derrame superficial sobre equipo no desechable que usualmente no entra en
contacto con la piel o las membranas mucosas. El equipo entonces debe ser
sumergido o remojado por 10 minutos en una solución de blanqueador ca-
sero a dilución 1:10 (o alcohol isopropílico al 70%). No use blanqueador en
objetos metálicos porque puede ocasionar corrosión.
4. Lave, con detergente que haga poca espuma y con pH neutro, los dispositi-
vos médicos no desechables que frecuentemente están en contacto con la
piel o las membranas mucosas. Luego remójelos por 30 minutos o más en
glutaraldehido alcalino al 2% (ej. Cidex) o una solución similar.
RUTA DE EXPOSICIÓN:
( ) Exposición parenteral (pinchazo de aguja o instrumento afilado)
( ) Membrana mucosa
( ) Piel abierta
( ) Piel intacta
( ) Otro _______________________________________________________________________
TIPO DE FLUIDO:
( ) sangre ( ) vómito ( ) saliva
( ) heces ( ) orina ( ) otro________________
FUENTE DE LA EXPOSICIÓN:
HIV: ( ) Si ( ) No ( ) Se desconoce
Hepatitis B: ( ) No ( ) Aguda ( ) Portador crónico
( ) Se desconoce
Hepatitis C: ( ) No ( ) Aguda ( ) Portador crónico
( ) Se desconoce
FACTORES DE RIESGO:
( ) Homosexual ( ) Usuario de Drogas IV
( ) Hemofilia ( ) Paciente de Diálisis
( ) Contacto Sexual de los Arriba Mencionados
( ) Otro _______________________________________________________________________
DATOS PERSONALES:
Vacuna VHB: ( ) No ( ) Si
Dosis: _______________________________________________________________________
Descripción de las circunstancias que rodearon a la exposición, inluyendo las medidas tomadas
después de la misma: ___________________________________________________________
_____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________
FIRMA: _____________________________________
RESUMEN
BIBLIOGRAFÍA
Destrezas Opcionales
Donna Hastings, EMT-P
OBJETIVOS
1. Absolutas:
a. Edema pulmonar
b. Sangrado que no puede controlarse
2. Condicional: Embarazo: Se pueden utilizar los compartimientos de las ex-
tremidades
327
328 Apéndice A
1. Desenrolle el pantalón y colóquelo 2. Gire al paciente hacia el pantalón, o 3. Revise el pulso distal y envuelva la
de forma plana sobre el piso. Debe deslice el pantalón bajo el paciente. El extremidad inferior izquierda, asegu-
estar libre de arrugas. borde superior del pantalón debe que- rando las cintas de Velcro.
dar justo por debajo de la caja torácica.
4. Revise el pulso distal y envuelva la 5. Envuelva el abdomen y la pelvis, ase- 6. Revise los tubos que conducen a
extremidad inferior derecha, asegurando gurando las cintas de Velcro. los compartimientos y hacia la bom-
las cintas de Velcro. ba de pie.
Nota: la ropa del paciente se ha dejado para propósitos de demostración. En la realidad, debe reti-
rarse la ropa. El pantalón puede colocarse sobre una férula de tracción
9. Cierre las válvulas de paso. 10. Revise la presión sanguínea del paciente.
TÉCNICAS
DESINFLADO DEL PANTALÓN: Antes de desinflar, dos líneas I.V. con catéteres gruesos
deben ser insertadas y se debe dar suficiente volumen de líquidos y/o sangre para remplazar el
volumen perdido por una hemorragia. El pantalón antishock normalmente solo se desinfla en el
hospital. La única razón para desinflarlo en el campo es cuando ocasiona dificultad con la
respiración (edema pulmonar).
desinflado e infundir más líquidos o sangre hasta que los signos vitales se
estabilicen nuevamente (esto normalmente requiere por lo menos 200 cc).
5. Proceda del compartimiento abdominal hacia el desinflado de la extremi-
dad inferior derecha y luego hacia la extremidad inferior izquierda, vigilan-
do continuamente la presión sanguínea y deteniéndose para infundir líqui-
dos cuando ocurra una caída de 5 mm Hg.
6. Si el paciente experimenta una repentina caída en la presión sanguínea mien-
tras Usted esta desinflando, deténgase y vuelva a inflar el pantalón.
OBJETIVOS
dicha técnica se ha refinado y ha demostrado ser útil en una gran variedad de pacientes.
INDICACIONES
Puede preferir la intubación digital cuando confía en su habilidad en esta técnica o cuan-
do el laringoscopio falla o no está inmediatamente disponible. La técnica es de más valor en
aquellos pacientes en posición difícil como en las extracciones y en aquellos que tienen
secreciones abundantes a pesar de intentos adecuados de succión.
EQUIPO
TÉCNICA
OBJETIVO
EQUIPO
TÉCNICA
Debe disminuirse la luz a casi un 10% de lo normal, o debe protegerse el cuello del
paciente de la luz directa del sol o el brillo de la luz de día. Mientras la luz del transiluminador
puede ser vista en pacientes delgados incluso de día, será más exitosa en un ambiente más
obscuro.
El jalar hacia delante la lengua – o la lengua y la mandíbula – desplaza la epiglotis hacia
arriba y fuera de su camino. Esto es esencial para este método (ver Figura A-5).
Doble el estilete junto con el tubo en un punto cercano al globo – una curvatura que está
muy próxima ocasionará que el tubo choque contra la pared posterior de la faringe e impedirá
que el tubo avance hacia la apertura glótica (Figura A-5). Deslice el estilete lubricado dentro
del tubo y manténga firmemente el contenedor de baterías mientras dobla el estilete. Doble el
estilete en un ángulo más agudo si el paciente no está en posición de olfateo.
TÉCNICA
OBJETIVOS
Los obturadores esofágicos para vía aérea (OEA) están diseñados para insertarse dentro del
esófago a un nivel más allá de la carina, luego se infla un globo para reducir la posibilidad de
distensión gástrica o regurgitación durante la ventilación con bolsa-válvula-mascarilla o con
válvula a demanda y mascarilla. Cuando se introdujo a principio de los años 1970’s, el OEA
fue diseñado para usarse en manos de personal de los SME que no estaba entrenado para
intubar la traquea. Desde aquellas fechas, la intubación endotraqueal por los proveedores
avanzados de SME se ha convertido en un estándar aceptable. Además, la controversia que
rodea el uso del OEA surgió cuando algunos estudios sugirieron que no brindaba una ventila-
ción tan adecuada como originalmente se pensó. Para los proveedores avanzados de SME, se
ha limitado en gran medida el empleo de los tubos de vía aérea de este tipo ya que la intubación
endotraqueal se volvió el estándar tanto para la ventilación como para la protección de la vía
aérea.
Un modelo más reciente, el tubo gastro-esofágico para vía aérea (TGEA) ha sido intro-
ducido para reemplazar al viejo OEA. Este diseño permite la colocación de una sonda
nasogástrica a través del lumen del tubo para descompresión del estómago. Además, la venti-
lación ocurre directamente en la orofaringe más que a través de los agujeros del obturador. El
TGEA no se recomienda en lugar del tubo endotraqueal, más bien, puede usarse en pacientes
en quienes los intentos de intubación no fueron exitosos. Incluso en éstos, se deben continuar
Destrezas Opcionales 339
TÉCNICA
Este dispositivo es relativamente fácil de insertar y nunca debe forzarse. En el paciente supino
se emplea el procedimiento siguiente:
Si existe cualquier duda sobre la colocación del tubo, retírelo y vuelva a insertarlo. Si
el paciente recupera la consciencia, Usted debe retirar el TGEA. Es probable que la extubación
provoque vómito; esté preparado para succionar la faringe y girar la tabla larga.
OBJETIVO
Cuando la vía aérea no puede mantenerse debido a una obstrucción parcial o total por arriba
del nivel de las cuerdas, se requiere de un acceso a un nivel más inferior. La VTJ proporciona
un método rápido, confiable y relativamente seguro para una adecuada oxigenación y ventila-
ción, especialmente en el paciente de trauma. Muchas malas interpretaciones e impresiones
erróneas persisten con relación a esta técnica y la literatura médica muestra un estado de
confusión sobre el tema. La experiencia clínica y los estudios realizados utilizando equipo
apropiado tanto en animales como en pacientes humanos nos indican claramente lo siguiente:
1. Los pacientes pueden ser tanto oxigenados como ventilados con esta técni-
ca que proporciona oxígeno al 100% en volúmenes que exceden un litro por
segundo.
2. La ventilación puede realizarse indefinidamente, si se emplea una cánula de
tamaño correcto con una adecuada presión.
3. Debe usarse una cánula de calibre 14 o mayor con agujeros en los lados.
4. Deben emplearse presiones de por lo menos 50 psi (30 psi en niños peque-
ños) para administrar volúmenes suficientes y asegurar una ventilación ade-
cuada.
342 Apéndice A
EQUIPO
Las herramientas necesarias para la VTJ deben prepararse con anticipación y almacenarse
en una pequeña bolsa o equipo:
1. Una Cánula Calibre 14 ó 13 con Agujeros Laterales. Estos tamaños son los
mínimos necesarios par una adecuada ventilación. Los agujeros laterales son
especialmente importantes ya que evitan que la cánula se pegue contra la
pared traqueal, sometiéndola a presiones súbitas que pudieran romperla.
2. Un Dispositivo Manual para Ventilación en Jet (ver Figura A-10). Estos
están disponibles comercialmente y son simplemente válvulas que permiten
un flujo alto de oxígeno a través de ellas cuando se presiona un botón. De-
ben conectarse de manera sólida a tubos de alta presión mediante sujetadores
y cinta especial.
3. Una Llave. Una llave pequeña (p.e. inglesa) debe sujetarse al tubo del ven-
tilador en jet para que no pierda tiempo buscando una manera de acceder al
tanque de oxígeno o para abrirlo.
TÉCNICA
OBJETIVOS
El tubo faringo-traqueal con lumen es otro dispositivo para la vía aérea desarrollado para los
proveedores de SME quienes no están entrenados para realizar la intubación endotraqueal. El
PtL consiste de un tubo largo de diámetro menor dentro de un tubo corto de diámetro mayor
(ver Figura A-14). El tubo más largo se inserta ya sea en la traquea o en el esófago, mientras
el tubo corto se abre hacia la faringe inferior. Cada tubo tiene un globo; el globo del tubo largo
sella el esófago o la traquea, y el globo del tubo corto sella la orofaringe para que no exista
fuga de aire cuando ventile al paciente. El PtL se inserta a ciegas en la faringe, y luego Usted
debe determinar de manera cuidadosa si el tubo largo se alojó en la traquea o el esófago. Si el
tubo largo está en la traquea, se ventila a través de él. Si el tubo está en el esófago, se ventila
a través del tubo más grueso en la faringe. El PtL tiene ventajas sobre el TGEA ya que no se
requieren manos adicionales para mantener un sellado con una mascarilla facial y además el
globo en la faringe evita que la sangre o las secreciones mucosas provenientes de la parte
superior entren a la vía aérea.
TÉCNICA
Este dispositivo es relativamente fácil de insertar y nunca debe forzarse. En el paciente supino
se emplea el procedimiento siguiente:
1. Ventilar mediante boca a mascarilla o con bolsa-válvula-mascarilla y succione
la faringe antes de la inserción del tubo.
2. Preparar el dispositivo asegurándose que ambos globos se encuentran com-
pletamente desinflados, que el tubo largo no. 3 tiene un doblez en la línea
media y que el tapón blanco se encuentra colocado con seguridad sobre el
puerto de desinflado localizado por debajo de la válvula de inflado no. 1.
3. Después de lubricarlo libremente, deslice el tubo hacia la orofaringe mien-
tras se desplazan hacia delante la lengua y la mandíbula.
4. Sostenga el PtL con su mano libre para que adquiera una curvatura en la
misma dirección que aquella que la faringe tiene normalmente, avance el
tubo más allá de la lengua hasta que la correa de dientes haga contacto con
los labios y los dientes.
5. Inmediatamente infle ambos globos. Asegúrese que el tapón blanco está en
su lugar sobre el puerto de desinflado localizado debajo del puerto de infla-
do. Administre una ventilación sostenida a través de la válvula de inflado.
Usted puede detectar una falla en el inflado de los globos cuando el balón
piloto externo no se infla o por que se escucha o siente una fuga de aire por
la boca y nariz del paciente. Esto generalmente significa que uno de los
globos está roto y el dispositivo debe retirarse y reemplazarse. Cuando de-
termine que los globos se están inflando, continúe haciéndolo hasta obtener
un sellado adecuado.
6. Inmediatamente determine si el tubo largo no. 3 está en el esófago o en la
traquea. Primero ventile a través del tubo corto no. 2. Si observa que el
tórax asciende, escucha sonidos respiratorios, siente una complianza ade-
cuada y no escucha sonidos respiratorios sobre el epigastrio, entonces el
tubo no. 3 está alojado en el esófago y debe continuar ventilando a través del
tubo no.2.
7. Si no observa un ascenso del tórax, escucha sonidos respiratorios y siente
una adecuada complianza cuando se ventila a través del tubo no. 2, entonces
el tubo no. 3 probablemente se encuentra en la traquea. En este caso, retire
Destrezas Opcionales 347
el estilete del tubo no. 3 y ventile a través de este tubo no. 3. Si observa el
ascenso del tórax, escucha sonidos respiratorios, siente una complianza ade-
cuada y no escucha sonidos respiratorios sobre el epigastrio, el tubo no. 3
está alojado en la traquea y debe continuar ventilando a través del tubo no. 3.
8. Cuando esté seguro que el paciente está siendo ventilado adecuadamente,
lleve la correa del cuello sobre la cabeza del paciente y asegúrela en su lugar.
Vigile continuamente el estado del balón piloto durante la ventilación. La
pérdida de presión en el balón indica una pérdida de presión en los globos. Si
sospecha de fuga en uno de los globos, aumente la presión insuflando en la
válvula de inflado no. 1 o reemplace el dispositivo.
Al igual que el TGEA, si el paciente recupera la consciencia, Usted debe retirar el PtL.
Remueva el tapón blanco del puerto de desinflado para liberar simultáneamente el aire de
ambos globos. Es muy probable que la extubación provoque vómito; esté preparado para
succionar la faringe y girar la tabla larga.
Radiocomunicaciones
Corey M. Slovis, M.D., F.A.C.P., F.A.C.E.P.
Es imperativo que Usted proporcione al médico de la estación de base hospitalaria, una eva-
luación precisa y sucinta de la escena. Esto puede ser muy difícil, ya que existen potencialmen-
te miles de detalles de información que podrían transmitirse. En el campo, Usted no tiene el
lujo de poder dar una historia larga y completa al médico del otro lado del radio. El propósito
de la radiocomunicación no es dar toda la información disponible al médico, sino transmitir
sólo la información necesaria para el cuidado adecuado. Debido a las responsabilidades que el
médico tiene con los pacientes que ya están en la sala de urgencias, el médico que recibe la
llamada le gustaría pasar el menor tiempo posible en el radio.
Cuando hable por el radio, no importa que tan drástica sea la situación, Usted debe
hablar con claridad y evitar hablar de manera rápida con una voz emocionada y aguda. Sin
embargo, el utilizar una voz lenta y monótona para reportar un paro cardiaco podría ser tam-
bién inapropiado. Usted debe tratar de transmitir la urgencia de la situación de una manera
profesional. El micrófono del radio debe sostenerse a pocas pulgadas de su boca para permitir
una transmisión adecuada de la voz, pero no tan lejos (más de 6 pulgadas ó 15 centímetros)
que permita la interferencia de otros ruidos en la escena (ver Tabla B-2).
El siguiente formato para comunicaciones esta diseñado para maximizar la transferencia
eficiente de la información. También puede ser utilizado para llamadas que no involucren trau-
ma.
PASO 1 — IDENTIFICACIÓN: En un intento por establecer contacto por radio, Usted debe
mencionar qué servicio de emergencia está llamando, el nivel de función de la unidad (por
ejemplo: básico, paramédico), y el número de identificación de la unidad. Por ejemplo, “Esta es
la Unidad Avanzada 501 llamando al Hospital del Condado”. Es importante que Usted identi-
fique el nivel de funcionamiento para que el médico sepa qué medicamentos y procedimientos
349
350 Apéndice B
debe considerar. El servicio de SME debe identificarse debido a que diversos servicios operan-
do en la misma región pueden funcionar bajo protocolos diferentes. El número de identifica-
ción propio de la unidad necesita incluirse con el objeto de poder establecer contacto con la
unidad en el futuro, así como la revisión retrospectiva de cintas de grabación. Debido a que
diferentes hospitales pueden tener la misma frecuencia de operación, cada vez que se inicia el
contacto debe mencionarse el nombre de la unidad médica.
La segunda fase de comunicación es la más importante. Aquí Usted debe proporcionar toda la
información importante de la evaluación primaria y solicitar las órdenes apropiadas. Esta fase
de comunicación se divide en seis pasos como se describe a continuación.
reportarse a continuación. Por lo tanto, si ha realizado alguna maniobra para la vía aérea o se
ha iniciado la RCP, debe reportarse en este momento. Ejemplos de esto incluyen: “La herida
succionante de tórax del paciente ha sido sellada”, o “Hemos iniciado la RCP y desfbrilado al
paciente”. Durante esta fase también debe reportarse, por ejemplo en un paciente comatoso, el
resultado de la medición de glucosa por medio de una tira o cinta reactiva.
En esta fase de la comunicación Usted ya no se encuentra en control del radio. Debe ahora
responder a la aprobación o rechazo de órdenes por parte del médico. En otros casos habrá
comunicación de intercambio entre Usted y el médico.
352 Apéndice B
PASO 9 – RESPUESTA DEL MÉDICO: Corresponde ahora al médico determinar cómo pro-
ceder con el manejo del paciente. El médico puede simplemente aprobar su solicitud mencio-
nando, “Adelante con la terapéutica solicitada” o puede rechazarla por completo: “Órdenes
rechazadas, transporten al paciente lo antes posible”. En pacientes complicados, el médico
puede requerir más información de la que Usted ha transmitido. Esto no representa una crítica
de las habilidades de radiocomunicación del rescatador, sino simplemente la necesidad del
médico de conocer mayor información. Por ejemplo, “¿Las venas del cuello del paciente están
distendidas o aplanadas?”, o “¿Parece mejorar el paciente en la posición Trendelenburg?”.
Usted debe estar preparado para contestar prontamente las preguntas de rutina y para efectuar
las maniobras indicadas.
PASO 10 – RESPUESTA DE USTED: Usted debe confirmar cualquier orden indicada repitién-
dola. Si la estación de base ha dado órdenes que son incompletas o con las que Usted no está
de acuerdo, resulta apropiado proporcionar antecedentes o información adicional o solicitar
una indicación. Ejemplos de estos problemas incluyen: “Le informo que el paciente tiene ante-
cedentes de problemas cardiacos y está tomando múltiples medicamentos” o “Estación de
base, ¿escuchó Usted que el paciente está hipotenso y que solicitamos iniciar dos accesos I.V.
con Ringer lactado?”. Si Usted no puede contestar una pregunta, dígaselo al médico. Ejemplos
de este tipo de intercambio serían: “No tenemos información disponible sobre la hora en que
sucedió el percance” o “No podemos intentar eso, el paciente aún se encuentra atrapado en el
interior del vehículo”.
Evite usar claves de transmisión, ya que muchos médicos no las entienden o pue-
den emplear claves similares para diferentes propósitos; por lo tanto “Unidad 501 en 10-8 al
hospital en clave 3” no se recomienda, ni tampoco “501, 10-8, 1359”.
Tenga a la mano una copia de la Tabla B-1 junto al radio del hospital. Usted debe
concentrarse en transmitir la mayor cantidad de información posible con la menor cantidad
de palabras.
1. INICIO DE LA LLAMADA
SERVICIO DE SME
NIVEL DE FUNCIÓN (BÁSICA, PARAMÉDICA, ETC.)
NÚMERO DE LA UNIDAD
UNIDAD MÉDICA SIENDO CONTACTADA
3. REIDENTIFICACIÓN
SERVICIO DE SME
NIVEL DE FUNCIÓN (BÁSICA, PARAMÉDICA, ETC.)
NÚMERO DE LA UNIDAD
4. REPORTE DE QUEJA PRINCIPAL/ESCENA
UNA FRASE BREVE
INCLUYE EDAD, SEXO, QUEJA Y/O MECANISMO DE LESIÓN
5. RESUCITACIÓN PARA SALVAR LA VIDA Y RESPUESTA DEL PACIENTE
A LAS MANIOBRAS
6. ANOMALÍAS DE SIGNOS VITALES/EVALUACIÓN PRIMARIA
SIGNOS VITALES EN PACIENTE ESTABLE
O
EVALUACIÓN PRIMARIA EN PACIENTE INESTABLE
7. TIEMPO ESTIMADO DE ARRIBO (TEA)
INDICAR EL TEA
8. SOLICITAR ÓRDENES
INDICAR LO QUE SE REQUIERE
O
INDICAR “NO SE SOLICITAN ÓRDENES”
QUÉ HACER
HABLE CLARAMENTE.
QUÉ NO HACER
NO HAGA UN DISCURSO.
NO HAGA RODEOS.
NO ASUMA NADA.
EL REPORTE ESCRITO
El reporte escrito del sistema de SME puede variar dramáticamente desde ser principalmente
un formato para el cobro de servicios hasta un registro médico narrativo excelente. En la
mayoría de los sistemas de SME el reporte escrito generalmente proporcionará un espacio
suficiente para que la documentación médica sea adecuada para la mayoría de los transportes,
ya que una gran proporción de llamadas no requieren más que un simple traslado.
Es importante usar de manera efectiva el reporte escrito del sistema. Debe haber el
espacio suficiente para la queja principal, los antecedentes simples y la evaluación, así como
espacio para otros comentarios. Todos los reportes escritos deben ser llenados por completo.
Aún cuando el traslado puede ser “simple”, la falta de documentación de los signos vitales, de
completar el listado de verificación (cotejo) para los antecedentes y la exploración, de hora-
rios y tiempos, así como otra información “simple”, puede reflejarse de manera negativa
sobre el cuidado administrado cuando en algún momento sea revisado el reporte.
Si el reporte del sistema no proporciona una espacio adecuado para un registro razona-
ble de los antecedentes y la evaluación, o si el caso es más difícil, por ejemplo cuando se
requieren intervenciones, tiempos largos de transporte o se involucran complicaciones poten-
ciales en el paciente, tal vea sea necesario incluir una hoja adicional o de continuación. La hoja
de continuación puede ser un formato simple. Si requiere algunos datos básicos de identifica-
ción, incluyendo el nombre del paciente, la fecha, la identificación del sistema de SME y el
número de identificación de la llamada o servicio de ambulancia. El reporte debe llenarse
durante o cercano a la realización de llamada, y la hoja original debe firmarse y guardarse
como parte regular de los expedientes médicos del sistema y adherirse al reporte escrito de
rutina. Un formato simple se muestra en la Figura C-1.
355
356 Apéndice C
FECHA: NUMERO:
NOMBRE:
RESCATADOR:
FREC.
REPORTE DEL TEM: HORA: P.S. PULSO RESP. TEMP.
FIRMA:
Para casi cualquier situación o problema puede usarse una hoja simple de continuación.
Sin embargo el reporte escrito o el reporte narrativo, usando la hoja de continuación, requiere
de un mayor esfuerzo, ya que no existe una serie o lista de verificación, o de pequeños espa-
cios para marcar, cuando se completa este reporte. La hoja se llena de una manera convenida
(también conocido como un hábito generalmente consensado o estándar en la comunidad
médica). La documentación efectiva requiere el empleo de ésta convención, así como la des-
treza y la práctica para producir un reporte de utilidad.
El reporte escrito debe ser breve, pero al igual que el reporte verbal, debe ser relevante y
enfocado. Existen momentos en que el problema clínico causa confusión y entonces el reporte
será de mayor extensión, sin embargo la longitud no refleja necesariamente la exactitud y rele-
vancia. El reporte debe documentar eventos y discrepancias relevantes, y debe escribirse con el
objeto de que otro lector pueda reconstruir los eventos. El reporte también debe justificar las
acciones, aún si la impresión personal fue incorrecta en el momento. Un “error” puede haber
sido completamente justificado dadas las circunstancias en ese momento, pero este error solo
puede justificarse si las circunstancias se documentan de manera clara y honesta como parte del
expediente.
El reporte contiene la información que sigue a continuación, pero rara vez incluirá todos
los datos. De hecho, es más importante tratar al paciente de manera efectiva y documentar el
tratamiento que obtener toda la información mientras sufre el paciente debido a una falta de
tratamiento o retraso en el transporte. Resulta razonable tomar notas breves y llenar el reporte
escrito en el hospital antes de ponerse disponible para otra llamada. El cuidado del paciente es
la meta principal.
S – síntomas
A – alergias
M – medicamentos
P – previo historial médico o pasado médico (otras enfermedades)
L – la ultima ingestión de alimento o la última comida
E – eventos que precedieron al accidente
enfocar al lector sobre las urgencia (por ejemplo, el paciente aparecía alerta y sin problemas,
o aparecía con dolor extremo y tenía coloración grisácea y dificultad para respirar). El nivel de
consciencia debe documentarse con los signos vitales. Esto se realiza mejor usando estímulos
y respuestas (responde a la voz/dolor con un quejido, postura de descerebración). El mejor
método es registrar el estímulo que provoca una respuesta o el método de AVDI:
A – alerta
V – responde a estímulo verbal
D – responde al dolor
I – inconsciente
Ejemplo
Procedimiento Prehospitalario Documentado Apropiadamente.
El paciente se encontraba pálido, con dificultad para respirar, con pérdida del pulso radial
(hipotenso) y con disminución de los sonidos respiratorios del lado derecho (la sospecha). El
tórax derecho se encontró timpánico y la traquea estaba desviada hacia la izquierda, pero las
venas del cuello no estaban distendidas (confirmando hallazgos presentes o ausentes). Se in-
sertó una aguja calibre 14 sobre la parte superior de la quinta costilla en la línea axilar media
presentando escape de una ráfaga de aire. El pulso radial del paciente retornó y mejoró su
coloración, pero las respiraciones aún se encontraban laboriosas.
8. Reevaluación (nueva revisión, cambios, condición al arribo): El documentar los ha-
llazgos iniciales establece un punto de partida, pero debe registrarse la reevaluación en trans-
portes largos, cambios mientras el paciente aún está bajo su cuidado y la condición del pa-
ciente al arribo o justo antes, esto para establecer que la descompensación no ocurrió cuando
el paciente se encontraba aún bajo su cuidado. Es importante recordar que en cuanto arribe el
paciente, otras personas realizarán una exploración y registrarán sus hallazgos. Cualquier
discrepancia o hallazgo documentado en su reporte se presumirá que ocurrió mientras estaba
bajo el cuidado de Usted, a menos que esté registrado que existía desde antes de que Usted
interviniera. El peso de la documentación recae sobre Usted para demostrar que las complica-
ciones no ocurrieron durante el transporte, sino en la escena antes de su arribo. Esto no signi-
fica que los pacientes no se descompensarán bajo su cuidado, pero Usted debe registrar este
acontecimiento y documentar que Usted respondió a él.
9. Impresión: Su impresión puede incluirse para resumir los hallazgos significativos. Sin
embargo, debe tenerse cuidado de no sobrediagnosticar. Un antebrazo con sensibilidad al tacto
no necesariamente significa fractura, así como una dificultad para respirar no significa un
neumotórax a tensión. Las impresiones deben ser lo más “genéricas” posibles, anotando el
hallazgo real, tal como dolor o contusión (no el diagnóstico, como el de fractura o “contusión
pulmonar”) y debe incluir información relevante tal como la presencia de un pulso distal. Las
Documentación: El Reporte Escrito 361
Ejemplo
Documentando las Prioridades (Solo los Hechos)
ANTECEDENTES :
PACIENTE: NIEGA PÉRDIDA DE LA CONSCIENCIA. SE QUEJA DE LA CABEZA, CUELLO Y
CADERA IZQUIERDA, NO HAY OTRAS LESIONES. NIEGA DOLOR EN EXTREMIDADES
SUPERIORES, INFERIORES O EN ESPALDA.
MADRE: CABELLO ROJIZO BRILLANTE Y MUCHO LÁPIZ LABIAL —MUY ALTERADA— DICE
QUE EL PACIENTE ES «ALÉRGICO A TODO». ELLA NO PRESENCIÓ EL ACCIDENTE.
10:30 ARRIBO AL HOSPITAL - PACIENTE ALERTA, SV SIN CAMBIOS, MOVIENDO TODAS LAS
EXTREMIDADES
Practique la documentación bajo crítica. Haga que otra persona trate y reconstruya los
eventos con base en su narración y evalúe qué comentarios fueron útiles y cuáles se dejaron
fuera. En ocasiones los eventos más obvios son los más fáciles de olvidar en la documenta-
ción.
Lea los reportes narrativos de otras personas y trate de reconstruir los eventos.
Haga anotaciones para recordatorio. Si existen eventos específicos durante esta llama-
da, o los que le permitan diferenciar entre ésta y otras llamadas, anótelas en su registro.
Sea profesional. La vida de personas depende de su cuidado. Sus registros deben refle-
jar que Usted toma con seriedad su responsabilidad. El expediente médico no es el lugar para
comentarios cómicos o derogatorios. Sea cauteloso en la descripción del paciente. No utilice
palabras que puedan indicar que su cuidado fue prejuicioso debido a la apariencia del paciente.
Palabras tales como “el paciente estaba histérico” serían mejor escritas en esta forma: “el
paciente se encontraba muy excitado y disgustado”.
Revise sus propios registros. ¿Puede Usted reconstruir los eventos y si se anticiparon
complicaciones?. ¿Podría este expediente ser de utilidad en una corte judicial?.
Practique los cuidados con calidad, incluyendo el que se le brinda al paciente. Poten-
cialmente el paciente es un adversario o un defensor. La excitación del momento generalmen-
te resulta en una actitud brusca. Pregúntese a sí mismo si estuviera de acuerdo con la manera
como fue tratado si Usted hubiera sido el paciente.
364 Apéndice C
El reporte escrito debe ser parte regular del expediente del paciente y debe
considerarse como un documento legal. Existen algunas reglas básicas a se-
guir:
* Muy especial agradecimiento a Craig Lewis, David Atkin y Shiloh Lightfoot de Fairbanks,
Alaska, por su invaluable ayuda para este apéndice.
Durante una tarde de invierno de 1994 se reportó que en 24 estados en los Estados Unidos y
todas las provincias de Canadá había temperaturas debajo del punto de congelamiento. Así,
para muchos proveedores de SME, se requiere una consideración especial para la aplicación
del BTLS bajo un ambiente frío. Este apéndice tratará algunos de los problemas encontrados
en la aplicación de los principios del BTLS en el frío. Aunque se presentan los principios
básicos en el manejo del paciente de trauma con hipotermia (temperatura central menor de 95
grados Fahrenheit o 35 grados Centígrados), este material no pretende ser un tratado sobre
hipotermia.
365
366 Apéndice D
VALORACIÓN DE LA ESCENA
La inspección de la escena de trauma en un ambiente frío comienza con la valoración de la
escena. Los peligros pueden no ser aparentes; por ejemplo, el piso o camino resbaloso o un
cable de corriente eléctrica escondido. El número total de víctimas puede no ser evidente;
debe buscar indicios de que existen más pacientes. El equipo esencial necesita ser ligeramente
diferente, el equipo hidráulico no trabaja de manera eficiente, las baterías duran el 25% a lo
mucho, y las luces de bengala la mitad. El fenómeno de neblina helada y los gases estaciona-
rios del escape de los vehículos de rescate pueden disminuir la visibilidad. Debe reevaluar
constantemente la seguridad de la escena, y necesita la habilidad y el equipo de respaldo para
responder adecuadamente.
Determine el mecanismo de lesión. Busque pistas de hipotermia. Incluso en un ambiente
relativamente cálido de 50 grados Fahrenheit (10 grados Centígrados), el paciente puede caer
en hipotermia. Considere esta posibilidad en los pacientes de edad avanzada, el paciente con
embolia, el paciente séptico que ha estado acostado en el piso del baño por horas, o el paciente
intoxicado que ha estado acostado al pie de las escaleras por largo tiempo. En el ambiente
exterior, la ropa mojada y el viento frío pueden ocasionar hipotermia rápida en la víctima de
trauma.
INTERVENCIONES CRÍTICAS Y
DECISIÓN DE TRASLADO
Cuando se completa la evaluación primaria, se dispone de suficiente información para decidir
si el paciente está crítico o está estable. Si encuentra que el paciente cae dentro de alguna
categoría de “cargar y llevar” señalada en el capítulo 2, lleve a cabo las intervenciones críticas
y empaquete al paciente en una tabla larga de madera o de plástico (no de metal) e inmediata-
mente llévelo hacia la ambulancia para el traslado. Si el paciente aparenta estar estable pero
está en un ambiente frío, o si el paciente está frío pero también está mojado, considere ésta
como situación de “cargar y llevar”. Traslade de manera cuidadosa a la ambulancia tibia para la
evaluación secundaria, cuidados críticos adicionales y reevaluaciones. Cierre la puerta de la
ambulancia rápidamente para prevenir la pérdida mayor de calor y así pueda retirar las ropas
mojadas del paciente inmediatamente después de subirlo.
368 Apéndice D
SISTEMA NEUROMUSCULAR
AMNESIA, DISARTRIA, JUICIO POBRE (34 GRADOS CENTÍGRADOS)
PÉRDIDA DE LA COORDINACIÓN, APARIENCIA DE “BORRACHO” (33 GRADOS CENTÍGRADOS)
CESE DEL TEMBLOR O TIRITEO (32 GRADOS CENTÍGRADOS)
DISMINUCIÓN PROGRESIVA DEL NIVEL DE CONSCIENCIA (29 GRADOS CENTÍGRADOS)
PUPILAS DILATADAS (29 GRADOS CENTÍGRADOS)
PÉRDIDA DE LOS REFLEJOS TENDINOSOS PROFUNDOS (27 GRADOS CENTÍGRADOS)
SISTEMA GASTROINTESTINAL
ÍLEO
SISTEMA RESPIRATORIO
HIPERVENTILACIÓN INICIAL (34 GRADOS CENTÍGRADOS)
DISMINUCIÓN PROGRESIVA EN LA FRECUENCIA Y LA PROFUNDIDAD DE LA RESPIRACIÓN (<34
GRADOS CENTÍGRADOS)
EDEMA PULMONAR NO CARDIOGÉNICO (25 GRADOS CENTÍGRADOS)
SISTEMA CARDIOVASCULAR
BRADICARDIA SINUSAL
FIBRILACIÓN AURICULAR (30 GRADOS CENTÍGRADOS)
DISMINUCIÓN PROGRESIVA DE LA PRESIÓN SANGUÍNEA (29 GRADOS CENTÍGRADOS)
DISMINUCIÓN PROGRESIVA DEL PULSO (29 GRADOS CENTÍGRADOS)
IRRITABILIDAD VENTRICULAR (28 GRADOS CENTÍGRADOS)
HIPOTENSIÓN (24 GRADOS CENTÍGRADOS)
RESUMEN
BIBLIOGRAFÍA
371
372 Apéndice E
EL HELICÓPTERO AEROMÉDICO
Y EL PACIENTE DE TRAUMA
El cuidado del paciente traumatizado puede ser un reto extremo: sin embargo, realmente
gratificador para Usted y el paciente si todos los componentes están en su lugar y las cosas se
hacen correctamente. Como un componente establecido y un recurso de los servicios del SME,
el helicóptero aeromédico puede mejorar el pronóstico y recuperación del paciente al brindar
la asistencia en dos áreas. La primera es la rapidez de la transportación; la segunda es la
introducción de un mayor nivel de experiencia clínica, equipo, o procedimientos en la escena o
en ruta al hospital.
Los helicópteros obviamente son capaces de transportar pacientes de manera más rápida
que las unidades terrestres a través de grandes distancias. Esto involucra su capacidad de
viajar a altas velocidades y en línea recta. También no tienen que lidiar con las condiciones
del camino, ya sea por el ambiente o por el tráfico. Esto disminuye la exposición del público
en general o los prestadores de servicios a los peligros potenciales de una ambulancia transi-
tando por calles ocupadas, con tráfico de otros vehículos y además peatones.
En muchas áreas de los Estados Unidos, el único cuidado disponible en la escena del
accidente es el soporte vital básico (BLS). Un helicóptero aeromédico debe ser capaz de brin-
dar soporte vital avanzado (ALS) en la escena y en ruta al hospital. Frecuentemente en áreas
donde el ALS está disponible, la tripulación aeromédica puede brindar experiencia, destrezas
y/o equipo adicional. Algunas de éstas incluyen, pero no se limitan a, cricotiroidotomía con
El Papel del Helicóptero Aeromédico 373
aguja o quirúrgica, toracostomía con aguja o con tubo, inserción de aguja intraósea,
pericardiocentesis, y varios medicamentos para tales cosas como sedación y parálisis química
del paciente con lesión de cráneo para control de la vía aérea y asistir en el control de la presión
intracraneana elevada. El equipo adicional pueden incluir oximetría de pulso, monitor de CO2
al final de la espiración, ventiladores de presión positiva, dispositivos de monitoreo de presión
sanguínea por Doppler, por mencionar algunos. Muchos servicios cargan también paquetes de
glóbulos rojos (paquetes globulares) para su iniciación en la escena. El personal del servicio
aeromédico usualmente maneja también un mayor volumen de pacientes lesionados críticos
que el proveedor promedio en un sistema rural de tierra, así que pueden mostrar mayor fami-
liaridad y comodidad al trabajar con estos pacientes.
Para el transporte entre unidades, se evalúa al paciente por el personal médico o de
enfermería del hospital que refiere, quien determina si éste requiere de una evaluación y/o
tratamiento adicional en una unidad con más recursos disponibles para manejar al paciente de
trauma grave. El helicóptero aeromédico brinda el vehículo, tripulación y la velocidad necesa-
ria para lograr la continuación del ambiente de cuidados críticos.
RESUMEN
Los servicios de helicóptero aeromédico son una de las muchas herramientas especiales
disponibles para Usted y el hospital. Como con todas las herramientas, se requiere edu-
cación inicial y continua, además de entrenamiento para asegurar su uso adecuado y
seguro. Esto mejorará los recursos en su área de servicio y ayudará a lograr el objetivo
común de todos con respecto al mejoramiento del pronóstico y recuperación del pacien-
te.
BIBLIOGRAFÍA
1. “Mid-Year Report and Fleet Survey”. The Journal of Air Medical Transport,
Vol. 11, no. 7 (1992).
2. “1993 Program Survey”. The Journal of Air Medical Transport, Vol. 12, no.
9 (1993), p.306.
3. Walters, E. “Program Profile, 20 years of Service”. The Journal of Air Medical
Transport, Vol. 11, no. 9 (1992).
Apéndice F
375
376 Apéndice F
Muchas regiones de SME pueden exigir el uso de algún tipo de sistema de calificación de
trauma en la escena prehospitalaria para facilitar el cuidado del paciente y/o promover la inves-
tigación prehospitalaria. A continuación se presentan ejemplos de algunas de las calificaciones
de trauma empleadas en la actualidad en los ambientes prehospitalario y hospitalario, incluyen-
do una que ha sido modificada para su uso en pacientes pediátricos de trauma (ver Tabla F-3).
Respuesta Verbal
Orientado 5
Confundido 4
Palabras Inapropiadas 3
Palabras Incomprensibles 2
No 1
Respuesta Motora
Obedece Órdenes 6
Localiza el Dolor 5
Retira (Dolor) 4
Flexión (Dolor) 3
Extensión (Dolor) 2
No 1
13-15 4
9-12 3
6-8 2
4-5 1
3 0
>89 4
76-89 3
50-75 2
1-49 1
0 0
10-29 4
>29 3
6-9 2
1-5 1
0 0
NOTA: SI LA CALIFICACIÓN TOTAL ES DE 11 Ó MENOS,
EL PACIENTE DEBE SER LLEVADO A UN CENTRO DE TRAUMA.
+2 +1 -1
BIBLIOGRAFÍA
AHOGAMIENTO
Aproximadamente 7,000 personas se ahogan cada año, haciendo al ahogamiento la tercera
causa principal de muerte accidental en los Estados Unidos. Los ahogamientos en agua dulce
son más comunes que los ahogamientos en agua salada, y hay más accidentes por inmersión en
albercas que en lagos, estanques y ríos. El pico de incidencia ocurre en los meses cálidos y más
comúnmente involucra a jóvenes y niños menores de 4 años.
El ahogamiento es la muerte por sofocación después de la sumersión en el agua. Existen
dos mecanismos básicos:
379
380 Apéndice G
BAROTRAUMA
El barotrauma se refiere a las lesiones debidas a los efectos mecánicos de la presión sobre el
cuerpo. Todos vivimos “bajo presión” ya que el peso del aire en el cual vivimos ejerce fuerza
sobre nuestro cuerpo. A nivel del mar el peso del aire presiona al cuerpo con una fuerza de
14.7 libras por pulgada cuadrada (psi). Ya que los sólidos y los líquidos no son compresibles,
normalmente no son afectados por los cambios de presión. El estudio del barotrauma es el
estudio del efecto de la presión sobre los órganos del cuerpo llenos de gas. Los órganos llenos
de gas son los oídos, los senos (por ejemplo los senos paranasales), las vías aéreas superior e
inferior, el estómago y los intestinos.
Para comprender los efectos de los cambios de presión, Usted debe conocer algunas
propiedades de los gases. La Ley de Boyle establece que el volumen de un gas es inversamente
proporcional a la presión aplicada sobre él. Esto simplemente significa que si Usted duplica la
presión sobre un gas, el volumen de éste diminuirá a la mitad. Si Usted disminuye la presión del
gas a la mitad, el volumen se duplicará. La presión a nivel del mar se conoce como una atmós-
fera absoluta (ATA) de presión. Si Usted se eleva en un aeroplano (o escala una montaña),
tendrá menor atmósfera encima de Usted; por lo tanto la presión disminuye y el gas dentro del
cuerpo se expande. La mayoría de las aerolíneas comerciales vuelan a alrededor de 35,000
pies de altura (un quinto de ATA o 5 veces el volumen normal de gas) (una quinta parte de una
atmósfera absoluta) pero están presurizadas a una presión de cabina equivalentes a entre 5,000
a 8,000 pies de altura (dos tercios a tres cuartos de ATA – de una atmósfera absoluta de
presión) por lo que el gas sólo se expande a alrededor de 1.2 a 1.4 veces su volumen original.
Los pasajeros de la línea aérea no notan cambio alguno, excepto por el “tronido” de los oídos
conforme se expande el gas del oído medio y pasa por las trompas de Eustaquio hacia la
faringe.
El agua es mucho más pesada que el aire. Cuando uno desciende en agua salada hay un
cambio de una atmósfera por cada 33 pies o 10.06 metros de profundidad (34 pies o 10.36
metros en agua dulce). Esto significa que a 33 pies de profundidad el cuerpo está sujeto a dos
ATA (dos atmósferas absolutas de presión) y el gas en el cuerpo ha sido comprimido a la
mitad de su volumen original. A causa de las presiones involucradas, los buzos están expues-
tos a ciertas lesiones potenciales durante el ascenso así como durante el descenso.
Debido a que existe un gran cambio de presión durante los primeros pies o metros de una
inmersión, los nadadores de superficie, los que emplean “snorkel” o tubos de respiración, así
como los buzos con equipo completo de aire comprimido (“scuba” - «self-contained underwater
breathing apparatus») están sujetos a este tipo de lesiones. Digamos que un nadador o buzo de
superficie contiene la respiración y desciende rápidamente a una profundidad de 33 pies, todo
el gas en su cuerpo reducirá su volumen a la mitad. Esto incluye el gas en los pulmones,
intestinos, estómago, senos y oído medio. La elasticidad de los pulmones, intestinos y estó-
mago permitirá simplemente que su tamaño disminuya para acomodar el volumen de gas. Los
Ahogamiento, Barotrauma y Lesión por Descompresión 381
problemas se presentan con el oído medio y los senos si la presión no puede ser igualada.
Cada uno de los senos (bolsas de aire en los huesos de la cara y el cráneo) tiene una abertura
a través de la cual el aire de la faringe puede entrar para igualar la presión. Si las aberturas
están bloqueadas, el nadador de superficie experimentará dolor en los senos y puede incluso
desarrollar sangrado e inflamación (barosinusitis). Aunado a las molestias, esto no causa un
problema serio. El oído medio tiene una abertura, la trompa de Eustaquio, a través de la cual
el aire de la faringe puede entrar para igualar la presión. Si la trompa de Eustaquio está blo-
queada (congestión de mucosa debido a alergia, infección, etc.), la presión empujará hacia
adentro sobre el tímpano y causará un dolor intenso. Esto comienza a notarse a una profundi-
dad de 4 a 5 pies, o 1.22 a 1.52 metros. Si el nadador no puede igualar la presión en el oído
medio y continúa descendiendo, la presión eventualmente romperá el tímpano e inundará el
oído medio con agua fría (aún las tibias aguas del Caribe tienen 20ºF o 7ºC menos que la
temperatura corporal). El agua fría en el oído medio causa mareo, nausea, vómito y desorien-
tación (“twirly bends”, “encorvadura con giros”). El resultado puede ser pánico y un ahoga-
miento o casi-ahogamiento. El nadador sube rápidamente y desarrolla un embolismo aéreo o
una enfermedad neurológica por descompresión. El vomitar bajo el agua puede ocasionar
broncoaspiración y ahogamiento.
La barotitis media (compresión del oído medio) no requiere tratamiento prehospitalario.
La presión es liberada cuando el nadador regresa a la superficie. Si existe pérdida de la audi-
ción o dolor continuo en el oído, el nadador debe ver a un médico para tratamiento de una
ruptura del tímpano o sangrado dentro del oído medio. Las situaciones que con más frecuen-
cia tendrá que manejar son los casos de casi-ahogamiento causados por la desorientación que
produce el agua en el oído medio.
Las lesiones por la expansión del gas pueden ocurrir cuando los buzos ascienden. Estas lesio-
nes son mucho más comunes en los buzos “scuba” (que traen equipo autónomo de respiración)
ya que normalmente requieren de algún tiempo para desarrollarse (más de lo que un nadador
o buzo de superficie puede contener la respiración) o requieren la respiración de aire compri-
mido.
1. Compresión Inversa del Oído Medio: Si una trompa de Eustaquio se bloquea durante
una inmersión, el gas en el oído medio se expandirá y causará dolor durante el ascenso. Si
existe suficiente expansión, el tímpano se puede romper, sufriendo todos los síntomas y peli-
gros mencionados previamente.
2. Barotrauma Gastrointestinal: Si el buzo traga aire mientras respira aire comprimido,
o si el buzo ha ingerido previamente alimentos que forman gases (p.e. frijoles o habichuelas),
puede acumular una cantidad importante de gas en el estómago o en los intestinos durante la
inmersión. Si se encontraba a una profundidad de 66 pies, el gas se expandirá tres veces su
volumen original durante el ascenso. Si es incapaz de expeler el gas, desarrollará dolor abdo-
minal y puede incluso ocasionalmente presentar colapso y desarrollar un estado similar al
shock.
382 Apéndice G
embolismo aéreo de la enfermedad por descompresión (la cual normalmente toma horas para
desarrollarse). El paciente debe ser colocado en la posición de Trendelenburg (la cabeza 30
grados hacia abajo) sobre su lado izquierdo, se le debe administrar oxígeno al 100% y trans-
portarlo a un centro que pueda darle tratamiento de recompresión. La posición sobre su lado
izquierdo y la cabeza abajo previene mayor embolismo de aire hacia el encéfalo y ayuda a
distender los vasos, permitiendo así que las pequeñas burbujas pasen a través de ellos y regre-
sen a los pulmones donde pueden ser eliminadas. Esta es una de las instancias en las que
Usted no debe hiperventilar o dar ventilaciones a presión positiva. La hiperventilación causa
vasoconstricción, lo cual atrapará a las burbujas. La ventilación a presión positiva puede for-
zar más aire al interior de las venas, empeorando la lesión (si el paciente no está respirando
Usted debe dar ventilación a presión positiva). Este paciente debe tratarse inmediatamente en
una cámara de recompresión sin importar el tiempo transcurrido desde la lesión ni lo lejos que
pueda encontrarse dicha cámara. En una cámara de recompresión, la presión es elevada a 6
ATA o 6 atmósferas absolutas, lo cual disminuye el tamaño de las burbujas a 1/6 de su volu-
men previo. Esto puede permitirles pasar a través de los capilares de regreso hacia los pulmo-
nes para ser expulsadas. El embolismo aéreo rara vez puede afectar a las arterias coronarias
ocasionando un infarto al miocardio, disrritmias o un paro cardiaco.
buzos deportivos no son uniformemente jóvenes, saludables o con buena condición. Con
frecuencia son de mayor edad, con pobre condición y no siempre saludables. Un problema
especial es la obesidad. La grasa absorbe aproximadamente cinco veces más nitrógeno que la
sangre o cualquier otro tejido, por lo que los buzos obesos requieren tiempos de descompresión
más largos o inmersiones más cortas. Los buzos deportivos deben ser muy conservadores
cuando utilizan las tablas de buceo, especialmente cuando bucean en agua dulce o en lagos
sobre el nivel del mar. El mayor peligro ocurre cuando un buzo que ha estado sumergido por
un período significativo de tiempo tiene un accidente de buceo, sufre pánico y emerge rápida-
mente. Las burbujas de nitrógeno se formarán en su sangre y tejidos tal como las burbujas de
bióxido de carbono se forman en el champagne. Esta es una lesión diferente al barotrauma o el
síndrome de sobrepresurización (sobreexpansión) pulmonar, y puede presentarse junto con
cualquiera de los síndromes de barotrauma. Es frecuente visto en buzos en situaciones de
casi-ahogamiento. Los síntomas casi siempre se retrasan por minutos u horas después del
episodio de buceo. Como regla general, los síntomas que se desarrollan en un período dentro
de los 10 minutos siguientes al ascenso son causados por un embolismo aéreo hasta demostrar
lo contrario. Un caso especial es el buzo vacacionista que se encuentra asintomático después
de una inmersión profunda y luego toma el avión a casa ese mismo día. Este buzo puede
desarrollar síntomas durante el vuelo ya que la presión de la cabina es de sólo 2/3 a 3/4 de
ATA. Estos síntomas pueden no aparecer sino hasta que el buzo ha regresado a casa, tierra
adentro y lejos del sitio del buceo. Todos los proveedores de servicios de emergencia deben
tener algún conocimiento de las lesiones de buceo.
1. Cutánea (“encorvadura de la piel”, del inglés «skin bends»): Se pueden formar mi-
llones de pequeñas burbujas de nitrógeno en la microvasculatura de la piel. Esto causa un
salpullido o «rash» (ronchas rojas) generalizado con comezón que puede ser rojizo e inflama-
do, o moteado con una coloración púrpura al centro. Se le llama “piel jaspeada o moteada”.
Esta condición no requiere tratamiento pero puede ser el primer signo de una enfermedad por
descompresión más grave, por lo que el paciente debe ser observado. Proporcione al paciente
oxígeno al 100% y transpórtelo a un centro con capacidad para ofrecer terapia de recompresión.
Estos síndromes son más graves y pueden poner en peligro la vida. Son emergencias que
requieren de un rápido diagnóstico y tratamiento.
MANEJO INICIAL
RESUMEN
No importa que tan lejos pueda vivir de un gran cuerpo de agua, Usted puede ser llama-
do para manejar a un paciente con casi-ahogamiento o lesiones por buceo. Cuando trate
al paciente de casi-ahogamiento, lo más importante en la fase prehospitalaria es el cuida-
do de los ABC´s, pero no olvide la posibilidad de hipotermia. Cuando trate un barotrauma,
Usted no sólo debe seguir los principios básicos del BTLS, sino también recordar la
importancia de los antecedentes, la posición del paciente, la posibilidad de hipotermia y
los peligros de la ventilación a presión positiva.
Ahogamiento, Barotrauma y Lesión por Descompresión 387
BIBLIOGRAFÍA
1. S. Jeppeson, Open Water Sports Diving Manual, 4ta. ed., pp. 2, 25-49.
Englewood, Colorado: Jeppeson Anderson, 1984.
2. Kizer, K. W. “Dysbarism”. En Emergency Medicine, ed. J. E. Tintinalli, 3ra.
ed., pp. 678-688. New York: McGraw-Hill, 1992.
Apéndice H
388
La Prevención de Lesiones y el Papel del Proveedor de SME 389
les proporcionan consejos para reducir su riesgo de enfermedad cardiaca. Como prestadores
de servicios de salud tenemos la responsabilidad de hacer lo mismo para los pacientes lesiona-
dos. Aparte de jugar un papel principal en el cuidado agudo de los pacientes lesionados, los
prestadores de servicios prehospitalarios tienen la oportunidad única de evaluar los factores de
riesgo para la lesión, examinar a los pacientes en el ambiente en que se produjo la lesión,
proporcionar información valiosa acerca de la lesión a otros prestadores de servicios médicos
y de educar al público sobre la prevención de lesiones. Además, los prestadores de servicios
prehospitalarios frecuentemente ven al paciente “que la libró por un poquito” y que sobrevivió
lo que pudo haber sido un evento con lesiones de consecuencias fatales. Tales circunstancias
constituyen un momento oportuno para que el prestador de servicios prehospitalarios propor-
cione consejos para la prevención de lesiones.
El medio ambiente puede ya sea proteger y prevenir la lesión, o puede ser inseguro y
favorecer la lesión (ver Figura H-2).
motor y quemaduras. En algunos casos puede ser difícil distinguir entre una lesión intencional
de una no intencional. La lesión puede también clasificarse por el tipo específico de lesión
(como una fractura o una lesión de cráneo), por el mecanismo o causa de lesión (como un
choque de vehículo de motor o una caída), o por la población en riesgo, como las lesiones
pediátricas, las ocurridas en masculinos de raza negra o aquellas ocurridas en ancianos.
Un evento de lesión puede analizarse separándolo en tres fases: la fase de prelesión, el evento
de lesión y la fase de postlesión. Dentro de cada fase existen factores del huésped, vehículo y
medio ambiente que pueden contribuir al proceso de lesión. Los factores en la fase de prelesión
son aquellos que contribuyen o inhiben la potencial liberación de energía antes del evento de
lesión. La fase de lesión tiene factores que pueden intensificar o inhibir la transmisión de ener-
gía al huésped durante el evento de lesión. Los factores en la fase postlesión tienden a contri-
buir o disminuir la severidad de la lesión una vez que ha ocurrido. Los prestadores de cuidados
prehospitalarios juegan un papel principal en la fase de postlesión proporcionando un cuidado
rápido y de alta calidad a las víctimas lesionadas en el campo.
El análisis de los eventos de lesión en tres fases, así como de los factores del huésped,
vehículo y medio ambiente se conoce como la matriz de Haddon. La Tabla H-2 proporciona un
ejemplo del análisis de un choque de vehículo de motor utilizando la matriz de Haddon. Esta
herramienta es muy efectiva para identificar los factores que contribuyen al resultado de un
evento de lesión, para ampliar las discusiones para el desarrollo de estrategias de prevención
392 Apéndice H
y para revelar que la mayoría de las lesiones son el producto de un gran número de factores
causales y no son únicamente acontecimientos aleatorios.
por motociclistas y ciclistas, así como y la instalación de detectores de humo. Las estrategias
para intentar minimizar un mayor daño o la muerte después del trauma inicial o la ocurrencia
del evento de lesión se conoce como prevención secundaria de lesiones. Los prestadores de
cuidados prehospitalarios practican la prevención secundaria de lesiones, o el cuidado agudo,
asegurando una adecuada vía aérea, respiración y circulación, así como inmovilización de la
columna cervical y un transporte rápido a la unidad médica apropiada y cercana.
FACTORES
La información de la vigilancia de las lesiones constituye la base del control de las mismas.
Se requiere información exacta y detallada para determinar la incidencia de los eventos espe-
cíficos de lesión, las distribuciones demográficas, la causa de un evento de lesión y los facto-
res de riesgo de lesión, así como otros factores involucrados en su ocurrencia. Se requiere de
información prehospitalaria tal como la ubicación de un sitio de lesión, mecanismo de lesión,
factores del huésped, factores del agente y factores del medio ambiente. Los prestadores de
cuidados prehospitalarios se encuentran en una posición crítica para documentar con detalle
el mecanismo de lesión, incluyendo información tal como la extensión del daño a un vehículo
de motor (parabrisas estrellado o deformidad del volante). La descripción de la ubicación y
las condiciones de los sitios de lesión también pueden emplearse para identificar una porción
peligrosa de una carretera o camino donde con frecuencia ocurren choques de vehículos de
motor o un área peligrosa como un patio de recreo donde ocurren lesiones frecuentemente.
FACTORES DE RIESGO
Las lesiones no son eventos fortuitos. Algunas poblaciones, como los masculinos, los alcohó-
licos y ciertos grupos de edad, se encuentran en mayor riesgo de lesión que otros. Un factor de
riesgo es una variable que hace a un individuo más propenso a ser lesionado. Las lesiones
pueden prevenirse reduciendo o eliminando los factores de riesgo. Un ejemplo de factor de
riesgo en el huésped que puede predisponer a un individuo a la lesión es el empleo de drogas
o alcohol mientras conduce un vehículo de motor. Un grupo de alto riesgo se define como un
subconjunto de la población que tiene una mayor incidencia de lesión. Este grupo puede estar
expuesto a peligros con mayor frecuencia, puede no ser capaz de evitar un peligro o puede
tener un umbral más bajo a la lesión. Los masculinos jóvenes son un grupo bien conocido que
tiene mayor riesgo de involucrarse en accidentes de vehículos de motor en comparación con
la población general.
INTERVENCIONES PREVENTIVAS
La matriz de Haddon puede usarse para identificar los factores que afectan la extensión de las
lesiones durante los eventos específicos de lesión. Algunos de estos factores pueden ser el
enfoque de estrategias de prevención o intervenciones diseñadas para reducir la incidencia o
severidad de la lesión.
Existen tres tipos de intervenciones: educativas, obligatorias y las de diseño. Las inter-
venciones también pueden clasificarse como activas o pasivas. Una intervención activa requie-
re un cambio en el comportamiento del individuo para que pueda ser protegido. Los progra-
mas educativos como aquellos que estimulan el uso de cinturones de seguridad o la instala-
ción de detectores de humo son ejemplos de intervenciones activas que intentan persuadir a
individuo a modificar su comportamiento para incrementar su propia protección. Estos pro-
gramas pueden aumentar la conciencia pública, pero frecuentemente son ignorados por aque-
396 Apéndice H
llos que se encuentran en mayor riesgo de lesión, como los que tienen privaciones desde el
punto de vista económico o educativo. Las leyes contra el conducir en estado de ebriedad y el
uso obligatorio de cascos protectores por motociclistas son otros ejemplos de intervenciones
activas encaminadas al cambio del comportamiento del individuo. Sin embargo, la introduc-
ción de una intervención legal no necesariamente implica que será vigilada por las autorida-
des o respetada por el público. Desgraciadamente el alcohol continúa jugando un papel en la
mitad de los choques de vehículos de motor con fatalidades a pesar de las leyes contra la
conducción bajo la influencia del alcohol. La educación activa y las intervenciones obligato-
rias son más efectivas cuando se emplean juntas.
Las intervenciones pasivas proveen protección automática y son generalmente más efec-
tivas que las intervenciones activas debido a que no se basan en el cambio de comportamiento
humano. Las modificaciones en la ingeniería y diseño de vehículos y del medio ambiente han
sido muy efectivas para reducir la incidencia y la severidad de las lesiones. La incorporación de
bolsas de aire y de tableros de automóvil más blandos ha reducido significativamente la inci-
dencia y severidad de las lesiones relacionadas con vehículos de motor. El mejoramiento en la
ingeniería del diseño de carreteras y caminos también se ha observado como una medida eficaz
en la prevención de choques de vehículos de motor.
RESUMEN
Los proveedores de cuidados prehospitalarios son el eslabón vital en la cadena del esfuerzo
nacional de control de lesiones. Su interacción con el público es una oportunidad de
practicar la prevención primaria de lesiones, así como la prevención secundaria. Como
parte de la comunidad médica, el personal de los SME proporciona información a los
médicos y enfermeras de urgencias, la cual es importante en el cuidado agudo de las
víctimas lesionadas, así como información que es de utilidad en la investigación para el
control de lesiones. La epidemia de las lesiones únicamente puede ser estudiada a través
de un esfuerzo concertado entre las organizaciones médicas, comunitarias y legislativas.
BIBLIOGRAFÍA
Un “best-seller” en sus cuatro ediciones anteriores en inglés, éste libro de texto ofrece al
personal avanzado de los Servicios Médicos de Emergencia (SME) un curso completo que
cubre todas las destrezas necesarias para la rápida evaluación, resucitación, estabilización y
transporte del paciente de trauma. Este libro, probado ya en el campo fue desarrollado por Basic
Trauma Life Support International, una organización internacional de instructores de cuidados
prehospitalarios en el trauma. Ha sido avalado por el Colegio Americano de Médicos de
Emergencias (American College of Emergency Physicians) y la Asociación Nacional de Médicos
de SME (National Association of EMS Physicians).
Características
El manejo del Shock se ha modificado para reflejar el manejo del paciente que
sufre tanto de una lesión de cabeza como de un estado de shock.