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SÍNTESIS SOCIAL 6-7

Revista de Investigaciones Histórico-Sociales


Año VI, Nº 6 - 7 Mayo 2015

IFEA
INSTITUTO FRANCÉS DE ESTUDIOS ANDINOS
UMIFRE 17 MAEDI/CNRS USR 3337 AMÉRICA LATINA

UNIVERSIDAD NACIONAL
MAYOR DE SAN MARCOS
SÍNTESIS SOCIAL 6-7
Revista de Investigaciones Histórico-Sociales

Año VI N.º 6-7, 2015


Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº: 2010-09573
ISSN: 2409-7977

Comité Editorial
Dr. Fausto Alvarado Dodero
Daniela Dulce Mostacero
Silvia Pablo Caqui

Dirección
Viviana Paola Hilario Paucar
J. Michael Napán Napán

Jefa de Edición
Jiles Hennys Ugaz

Asesores
Mag. Virgilio Freddy Cabanillas
Bach. Luis Rodríguez Toledo

Comité Evaluador
Dr. Paulo Drinot (University College London)
Dra. Cynthia Ann Sanborn (Universidad del Pacífico)
Dr. Francisco Quiroz Chueca (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)
Dr. César Germaná Cavero (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)
Dr. Fernando Armas Asín (Pontificia Universidad Católica del Perú)
Dr. Gabriel Ramón Joffre (Pontificia Universidad Católica del Perú)
Mag. Virgilio Freddy Cabanillas Delgadillo (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)
Mag. Juan Carlos La Serna (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)
Mag. Marcel Velásquez Castro (Pontificia Universidad Católica del Perú)
Annalicemos Hist8ria ÍNDICE
Miguel Antacabana Angulo
Armando Joyuén Lan
Sally Rosas Inga Presentación
Luis Angel Romero Argomedo Gerard Borras (Instituto Francés de Estudios Andinos)............................................................................................. 11
Ángela Quispe Huertas
Diego Recse Huayta Editorial
Pamela Arancibia Vargas J. Michael Napán y Viviana Hilario (Annalicemos Hist8ria).................................................................................. 13
Gustavo Andrés Arévalo de la Cruz
Gonzalo Paroy Villafuerte HISTORIOGRAFÍA DE LOS ANNALES
Walter Rojas Fox
Ronny Pariona Medina Fernand Braudel y la historia de la civilización latinoamericana
Javier Robles Bocanegra Carlos Aguirre Rojas (Universidad Nacional Autónoma de México)......................................................................... 17
Ángel Sandoval Sánchez
Braudel: todo tiempo pasado…
Alberto Flores Galindo (SUR. Casa de Estudios del Socialismo).............................................................................. 29
Diseño
Martin Núñez Aragonez Historia social y mentalidades: nuevas perspectivas
Carlos Barros Guimeráns (Universidad de Santiago de Compostela).......................................................................... 33
Diagramación
George Duby: luces sobre la Edad Media
Lucero Reymundo Dámaso Gloria Cristina Flórez Dávila (Universidad Nacional Mayor de San Marcos).......................................................... 51

Corrección de estilo “Por una Europa cultural”. Cultura y política en la obra de Jacques Le Goff
Andy Livise Neri de Barros Almeida (Universidade Estadual de Campinas)................................................................................ 59

Los “Annales” y la Historia económica: ¿una relación en decadencia?


Traducción Daniela Romagnoli (Universitá Degli Studi Di Parma)............................................................................................. 71
Priscila Stornaiuolo
Lissete Livia Sandoval Annales y su huella en la Historiografía peruana
Joseph Dager Alva (Universidad Antonio Ruíz de Montoya)...................................................................................... 83
Liz Magaly Salazar
Las paradojas de la interdisciplinariedad: Annales, entre la Historia y las Ciencias Sociales
Edición Bastien Bosa (Universidad del Rosario)..................................................................................................................... 93
Annalicemos Hist8ria
Grupo de Investigaciones Histórico-Sociales La experiencia brasileña de Fernand Braudel
Alberto Luis Schneider (Universidade de São Paulo)................................................................................................111

Correspondencia y sugerencias Annales y el descubrimiento del otro. Una batalla de la Revolución historiográfica
Annalicemoshist8ria@hotmail.com Gonzalo Paroy Villafuerte (Universidad Nacional Mayor de San Marcos/ Annalicemos Hist8ria)......................... 123
annalicemoshistoria.com
Annalicemoshist8ria.blogspot.com José Luis Romero y la Historia social en Argentina
Rebeca Noemi Iorio y Lourdes María Teresa Wasinger
(Universidad del Centro de las Provincias de Buenos Aires)...................................................................................... 135
Auspicio
Instituto Francés de Estudios Andinos Reflexiones sobre la Historiografía de los Annales, la cultura peruana y el país de los incas.
Universidad Nacional Mayor de San Marcos Pablo Macera D´ All Orso (Entrevista) (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)....................................... 145
HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA LATINOAMERICANA HISTORIA DEL PERÚ, XVI-XX

Aprendiendo de América Latina La efigie del rey en el corregidor de indios: magnificencia y simulacro regio en Angaraes
Cristine Mathias (Yale University).......................................................................................................................... 155 durante la administración del gobernador Lope García de Castro, 1565-1569
Javier Robles Bocanegra
El diálogo entre la Antropología y la Historia en el estudio de las sociedades indígenas del siglo XVI: (Universidad Nacional Mayor de San Marcos/ Annalicemos Hist8ria).................................................................. 301
una reflexión a partir del caso de los muiscas del Nuevo Reino de Granada
Jorge Gamboa Mendoza (Instituto Colombiano de Antropología e Historia)............................................................. 159 Doncellas y arrendamientos, las dotes de la cofradía de Nuestra Señora del Rosario: Lima, 1632-1690
Luis Rodríguez Toledo
Vida cotidiana y cultura material. Perspectivas histórico-antropológicas de los objetos (Universidad Nacional Mayor de San Marcos/ Annalicemos Hist8ria).................................................................. 323
Cecilia Moreyra (CONICET/ Universidad Nacional de Córdova)......................................................................... 169
Elites e iconografía franciscana a fines del Antiguo Régimen
¿Ventas o usurpaciones? Transacciones de tierras mapuches en los preámbulos de la Pacificación, Irma Barriga Calle (Pontificia Universidad Católica del Perú)................................................................................. 345
1793-1866. Balance bibliográfico
Leonardo León Solís (Universidad de Chile)............................................................................................................ 181 El castigo en tiempos del virrey José Armendáriz y Perurena, 1724-1736
Viviana Paola Hilario
Las revoluciones, llamas de “independencias”, una discusión. Un balance historiográfico (Universidad Nacional Mayor de San Marcos/ Annalicemos Hist8ria).................................................................. 361
Manuel Chust Calero y Jose A. Serrano
(Universitat Jaume I de Castelló/ Colegio Michoacán, México)................................................................................ 217 Los indígenas durante el proceso de Independencia del Perú (1810-1824)
Marissa Bazán Díaz (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)...................................................................... 381
La representación de la madre de la patria chilena, Javiera Carrera:
entre el discurso historiográfico y la escritura íntima “Viva el rey y muera el pirata ladrón”. Insurrección realista en la sierra de Trujillo
Carmen Soto Gutiérrez (Universidad de Chile) ...................................................................................................... 227 y la celebración del cumpleaños de Fernando VII: Cajabamba, 1821
Victoria Diéguez Deza (Universidad Nacional de Trujillo)...................................................................................... 401
¿“Una camaradería profunda y horizontal”?. Reflexiones en torno al Nacionalismo en América Latina
Cecilia Méndez Gastelumendi (State University of New York)............................................................................... 239 Sociabilidad anarquista e identidad obrera. El primer impulso: sociedades de resistencia
y centros de estudios sociales en Lima y el Callao, 1904-1910
El pasado maleable de la cocaína Eduardo Pillaca Matos (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)................................................................... 411
Paul Gootenberg (Stony Brook University).............................................................................................................. 247
José Carlos Mariátegui y la vanguardia artística peruana
Intelectuales, indígenas y escritura. A propósito de la publicación de Indigenous Intellectuals: Knowledge, Fernando Villegas Torres
Power, and Colonial Culture in Mexico and The Andes. (Universidad Nacional Mayor de San Marcos / Universidad Complutense de Madrid)........................................... 437
Gabriela Ramos (Entrevista) (University of Cambridge)....................................................................................... 257

Argentina, clases medias y Mafalda. A propósito de la publicación de Mafalda: historia social y política EL PERÚ CONTEMPORÁNEO, SIGLO XXI
Isabella Cosse (Entrevista) (Universidad de Buenos Aires).................................................................................... 261
Nuestra incierta impertinencia: trayectoria de las líneas de trabajo en sociología, 1961-2014
Arturo Huaytalla Quispe y Luis Romero Granados
HISTORIA DE LA MONARQUÍA CATÓLICA (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)........................................................................................................ 457

Miembros añadidos al Estado ya hereditario del príncipe”: Maquiavelo, Ser y Estar en la Izquierda. Desontologizar para refundar.
Fernando el Católico y los orígenes del sistema de cortes virreinales en la Monarquía Hispana Augusto Ruíz Zevallos (Universidad Nacional Federico Villarreal)........................................................................ 475
Manuel Rivero Rodríguez
(Universidad Autónoma de Madrid/ Instituto La Corte en Europa)...................................................................... 267
HISTORIA Y PATRIMONIO
El concepto colonia en los operadores políticos de la monarquía borbónica en España del siglo XVIII:
Aranda y Jovellanos Plaza Dos de Mayo. De la victoria a la incuria
Fausto Alvarado Dodero (Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla)....................................................................... 279 Virgilio Freddy Cabanillas
(Universidad Nacional Mayor de San Marcos/ Annalicemos Hist8ria).................................................................. 487
HISTORIOGRAFÍA PERUANA Presentación
Los inicios de la historiografía peruana 1900-1910
Juan José Pacheco Ibarra (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)................................................................. 497
Hace ya algunos meses, varios estudiantes de la especialidad de historia de la Universidad Nacional
Campesinado, guerra y memorias en la historiografía peruana Mayor de San Marcos se acercaron al IFEA para solicitar ayuda para su proyecto de revista. Manifesté
Nelson Pereyra Chávez (Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga)......................................................... 507 inmediatamente nuestro apoyo entusiasta. Por varias razones.
Porque pensamos que el papel de nuestra institución en el campo de la formación a la investigación
Aristocracia y Plebe 30 años después y de la difusión de la información científica es una misión fundamental. Por eso desde hace tiempo el
Maribel Arrelucea Barrantes IFEA apoya los eventos académicos, las iniciativas de los estudiantes de las universidades andinas, no
(Universidad Nacional Mayor de San Marcos/ Universidad de Lima).................................................................... 529 solo las peruanas.
Porque pensamos que la concepción y realización de una revista científica es una de las actividades
académicas que más contribuyen a esta formación a la investigación. Por la exigencia que esto requiere,
por las técnicas y conocimientos que esto moviliza, por el diálogo necesario con todos los actores que
RESEÑAS la elaboración implica. En este sentido es altamente provechoso para todos aquellos jóvenes que han
participado en el proyecto.
La confederación Perú-boliviana: Una historia de intrigas, odios y ambiciones de poder, Porque pensamos que este número especial de Síntesis Social es un excelente aporte a la historia en
comentarios al libro La confederación y el giratorio tiempo de José Luis Ayala. general y al diálogo entre todos nuestros espacios académicos universitarios. La temática escogida por los
Hélard Fuentes Pastor (Universidad Nacional San Agustín de Arequipa)............................................................... 537 responsables de la revista dedica una buena parte del número a los aportes de la revista Annales fundada
como todos sabemos en 1929 por dos inmensos historiadores franceses, Lucien Febvre y Marc Bloch.
Varios artículos, algunos de ellos verdaderos clásicos, firmados por colegas de renombre, van apreciando
y midiendo los alcances de la revista y sus planteamientos y a veces como han sido superados alguno de
ellos con el paso del tiempo. Pero de lo que se ha venido llamando con el tiempo « l’école des Annales.
» Incluye también reflexiones sobre los aportes de otros historiadores que han marcado una generación
de académicos e investigadores: Georges Duby y Jacques Le Goff.
En un momento en que las prácticas de investigación vienen muy influenciadas por el acceso a In-
ternet, por la conexión entre espacios académicos, notamos que América Latina, y en particular la zona
andina mira muy a menudo hacia su norte, y mucho menos que antes hacia Europa. En un contexto de
producción abundante asistimos a una creciente americanización de las historiografías. Es bueno entonces
recordar que en otros lugares se trabaja y piensa sobre lo que es historia y en eso, este número de la re-
vista Síntesis Social, juega un papel notable.
La otra parte de la revista ofrece en la sección « Historia e historiografía latinoamericana » un es-
pacio a textos redactados por colegas de sólida trayectoria académica. Indudablemente hay aquí también
un aporte de la revista que ha sabido reunir textos dispersos que nos ayudan a mejor entender la realidad
de las historias latinoamericanas.
Los responsables de la revista optaron por separar la historia del Perú siglo XVI-XX y de la del Perú
del siglo XXI. Bien se hubiera podido reunir en una sola sección estos textos de jóvenes historiadores
en su mayoría, que trazan un panorama estimulante de la historia nacional. Notamos sin embargo que el
siglo XX y XXI no tiene en esta parte el espacio que sin duda pudiera merecer.
El Instituto Francés de Estudios Andinos-IFEA- como institución francesa dedicada a la investiga-
ción científica, con una dedicación especial hacia la historia, se enorgullece de haber sido apoyo de esta
revista. Confiamos en este espíritu de diálogo y de debates académicos, a veces polémicas ¿por qué no?
que enriquecen nuestro saber colectivo sobre las historias de los amplios territorios del mundo hispano.
Felicitamos efusivamente entonces a los que han hecho posible la realización de este nuevo número.

Gérard Borras
Instituto Francés de Estudios Andinos

11
Editorial

Annalicemos Historia es el nombre que lleva nuestro grupo de estudios, y con el que cada miembro se
siente identificado. Nos hemos caracterizado por el compromiso de la difusión y transmisión de cono-
cimientos históricos. Llevamos seis años realizando actividades académicas orientadas a la investigación
sobre la Historia y su relación con las Ciencias Sociales. Además, hemos fundado nuestra revista Síntesis
Social. La cual se ha llevado a cabo con esfuerzo y perseverancia, ya que sin esos ingredientes no hubiese
sido posible tener actualmente nuestro sexto/séptimo número impreso.
Nuestra revista se empezó a publicar en versión web en agosto de 2010, de igual forma ocurriría en
abril de 2011 con el segundo número. Estas dos ediciones al igual que la tercera, tendrían una temática
libre. Sin embargo, Síntesis Social n° 3 pasaría a ser impresa, y eso sería una característica que continuaría
en los siguientes números. Es así, que para noviembre de 2012 nuestro cuarto número pasó a poseer una
temática central, sin dejar de lado las secciones que ya se estilaba tener como: temática libre, homenajes,
especiales, reseñas y notas. La trayectoria continuó, ya en el 2014 presentamos nuestro quinto número.
En octubre del año pasado cumplimos 5 años de existencia, por esa razón decidimos hacer del
presente número una edición especial. No sólo cambiaríamos las características físicas que normalmente
Síntesis Social acostumbra tener, sino también contar con dos temáticas centrales. Una dedicada a la His-
toriografía de los Annales y otra a la Historiografía Latinoamericana.
La primera, se debe en relación a nuestro aniversario. Ya que, el nombre de nuestro grupo se toma
de la revista Annales que fundaron Marc Bloch y Lucien Febvre en 1929. Quienes formaron parte de la a
veces llamada Escuela de los Annales, corriente historiográfica que inspiró a nuestro miembros fundadores.
La segunda, se debe a nuestro interés por conocer más allá de nuestra historiografía, que se ha
centrado solo en procesos locales, y muy pocas veces se ha intentado hacer historias comparadas o historias
conectadas. En las aulas muy poco se enseña sobre procesos históricos similares en otras regiones, así co-
nocemos sólo una realidad muy particular, fragmentada de otras. Por esa razón también quisimos ofrecer
un dossier que se atreva a conocer y difundir el estado actual de los conocimientos de procesos históricos
fuera de nuestro país, entender la historia no desde una nación sino desde un geoespacio como Latinoa-
mérica, tal vez incluso pretender ensayar una Historia global.
En este número que presentamos, nuestras expectativas fueron superadas. La recepción de artí-
culos de profesores nacionales e internacionales fue superior a lo planeado. Lo mismo ocurrió con el
proceso de evaluación de artículos de estudiantes. Es así que en total, para nuestro número contamos
con 38 artículos y 1 reseña. Así, esta edición de nuestra revista pasaría a ser Síntesis Social N° 6 y 7,
debido a la cantidad del contenido. De esta forma este número tiene la siguiente estructura temática:
Historiografía de los Annales, Historia e Historiografía Latinoamericana, Historia de la Monarquía Ca-
tólica, Historiografía del Perú, XVI–XX, el Perú Contemporáneo, Historia y Patrimonio, Historiografía
peruana y Reseñas.
Nos ha sido grato conocer el interés que tiene nuestra revista en el medio académico. El posicio-
namiento que actualmente tiene nuestro grupo de estudios y nuestra revista nos permite conocer los
frutos de la dedicación de cada miembro, y ello motiva a esforzarnos más, ya que deseamos continuar
con esta labor que emprendimos un 15 de octubre del 2009. Nuestro objetivo es claro, deseamos seguir
aprendiendo, entregarnos y dar lo mejor de nosotros en nuestra carrera como jóvenes historiadores.
Que nos permitan llegar a ustedes nos causa una felicidad indescriptible. El sólo hecho de saber
que Síntesis Social tiene un espacio en sus horas de lectura, reflexión y análisis nos hace seguir adelante.
Por eso, un profundo agradecimiento para quienes nos apoyaron y confiaron en esta edición. Todo lo
que venimos realizando no sería posible sin el apoyo incondicional de los 19 miembros del grupo, y de
nuestro asesor Virgilio Freddy Cabanillas, quién nos ha acompañado a lo largo de estos años, como un
verdadero maestro.

13
Este número también se debe a personas que con su esfuerzo y apoyo han hecho posible la ma-
terialización de este proyecto, es indudable la guía y colaboración del Dr. Fausto Alvarado Dodero, que
desde agosto del año pasado se comprometió decididamente a editar esta revista, la misma sería impo-
sible sin sus consejos, iniciativas, y sobre todo su apoyo incondicional. Las horas que compartimos en
su Estudio en Miraflores proyectando y planeando los borradores de esta edición han dado sus frutos
finales. El apoyo institucional, y las horas que Gérard Borras nos dedicó también han sido decisivos en
la conformación de esta publicación, sin el Instituto Francés de Estudios Andinos nuestra revista no
tendría el apoyo logístico del que ahora goza. Queremos agradecer también a los colaboradores y a to-
dos los que de alguna u otra manera nos ayudaron en la edición, no solo a los miembros del grupo, sino
también a profesores cuyos consejos y contactos nos permitieron mejorar el proyecto, a José Ragas, y
también a Fernando Villegas. Gloria Cristina Flórez Dávila también nos sostuvo en varios momentos,
no solo con consejos sobre la estructura de la publicación, sino también con sus propias contribuciones
y con su propio interés en los momentos iniciales, homenajear a Annales, justo poco tiempo después que
Le Goff hubiera partido era recordar que una corriente historiográfica en Francia influyó mucho en la
historiografía peruana, y sobre todo que historiadores como Febvre, Bloch, Braudel, Le Goff, Labrousse,
Ladurie, Duby, etc le cambiaron la cara a la Historia, le dieron el estatus que ahora posee.

HISTORIOGRAFÍA DE LOS ANNALES

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Fernand Braudel y la historia de la civilización latinoamericana

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Universidad Nacional Autónoma de México

América... ¿no es la explicación fundamental de Europa? ¿Acaso


ésta no ha descubierto, inventado América, y celebrado el viaje de
Colón como el mayor acontecimiento de la historia...?.

Fernand Braudel, Civilización material, economía y capitalismo, 1979.

La expansión de la pequeña economía-mundo europea hacia todos los distintos rincones del planeta, y su
dilatación hasta alcanzar las dimensiones de la entera economía mundial, constituye para Fernand Brau-
del el proceso central de la historia moderna entre los siglos XV y XIX. Reconociendo así, al igual que
Marx y otros autores anteriores, esta reciente génesis de la verdadera historia universal llevada a cabo por la
irradiación planetaria del pequeño continente, Braudel pone en el centro de su reflexión la pregunta más
importante a responder en toda explicación histórica acerca del período de nuestra actual modernidad:
¿por qué Europa?.1
Pregunta inquietante y fundamental del quehacer historiográfico contemporáneo, que lejos de ha-
ber sido resuelta, se encuentra todavía, según la consideración braudeliana, en vías de su adecuada for-
mulación y esclarecimiento. Pero que al mismo tiempo constituye, sin duda, una de las claves maestras -si
no la principal- del desciframiento de una buena parte de la historia de los hombres en los últimos diez
siglos de su existencia.
Porque más allá de las diversas razones de la “superioridad” del “pequeño cabo asiático” que es la
entidad ‘Europa’, en el proceso de construcción de una historia humana a la escala del mundo, no parece
caber duda de que en este mismo proceso se encuentra, tanto la génesis del “Occidente” contemporáneo,
como también del diálogo, todavía hoy en funcionamiento, entre las formas de la historicidad oriental y
occidental.2 Y con ello, algunos de los elementos fundantes de la recién creada historia universal. Ya que
es justamente en las distintas modalidades y etapas de esta diseminación europea sobre el globo terrá-
queo, en donde se van definiendo los contornos y los caracteres del peculiar rostro que presenta hoy la
entera faz de nuestro planeta.
De este modo, la expansión de esta economía-mundo europea, que insume aproximadamente me-
dio milenio, es tan diferenciada y multiforme, como lo son las distintas historias particulares de aquellas
zonas en las que esta expansión intenta realizarse. Así, mientras en el Lejano Oriente, en la populosa
India y en la vieja y milenaria China, Europa topa con densas y perdurables civilizaciones, fuertemente
arraigadas a sus espacios vitales y difíciles de ser realmente penetradas en sus estructuras más profundas,
en el corazón del África meridional, situada por debajo del desierto sahariano, es la naturaleza hostil y

1
Cfr. el capítulo “L’Europe conquiert le monde”, en el libro colectivo coordinado por Fernand Braudel L’Europe
(1982), y el capítulo VII del libro Carlos Antonio Aguirre Rojas, Fernand Braudel et les sciences humaines (2004)
2
Sobre este diálogo entre las vertientes occidental y oriental de la historicidad, y sobre sus consecuencias hacia la civi-
lización de América Latina, cfr. Bolívar Echeverría (1998 y 2006).

17
poco humanizada de aquella época, la que detiene a los europeos, limitando entonces sus puntos de Y con esta “invención” o reconstrucción radical y profunda de América por parte de los europeos,
ocupación a los contornos externos de ambas zonas mencionadas. Con lo cual, serán estos inmensos se inicia justamente la formación del mundo occidental contemporáneo, dándole, al mismo tiempo y por
obstáculos, humanos o naturales, los que van a limitar en ambos casos esta expansión europea, o al simple vez primera a la historia de los hombres, su verdadera condición de historia universal. Ya que al conectarse
reconocimiento del “otro”, al mero establecimiento de un contacto o vínculo permanente entre ambas orgánicamente con América, Europa conecta a aquélla con todo el viejo continente, inaugurando así la
civilizaciones o entre una civilización y diversos pueblos humanos, o en otro caso, a un proceso sobre biografía de la moderna historia del mundo.
todo destructivo, que desarticula a la vieja civilización sin sustituirla claramente por otra nueva, alternativas Y de esta conexión fundamental entre la economía-mundo europea y el semicontinente latinoa-
que no habrán de modificarse, en los dos casos mencionados, y aún sólo parcialmente, hasta el siglo XIX. mericano, quisiéramos desarrollar, solo a modo de ejemplo, dos de sus principales derivaciones. En
Otra cosa acontece en cambio, con el Islam y con su antaño brillante civilización. Esta última se primer lugar, la relativa al rol específico, por lo demás fundamental y hasta ahora no suficientemente bien
encuentra, o ya muy funcionalmente conectada con la propia economía-mundo europea, u ocupando apreciado, que jugará América en la constitución del capítulo inicial de la vida del actual capitalismo y de la
ese largo corredor entre Asia y el Mediterráneo que resulta, en parte por sus propias características moderna historia universal. Un rol de primer orden, sin el cual la historia ulterior de la modernidad y del
geográficas, poco atractivo a la mirada de los europeos. Algo similar a lo que ocurre, en esos momentos capitalismo no sería comprensible. Y en segundo lugar, y para mirar también el otro lado de este proceso,
iniciales de la expansión europea, con el vasto territorio de Rusia, el que mitad vacío y mitad poblado, el problema del impacto también profundo que tendrá esa misma conexión con la Europa en expansión,
se encuentra entonces justamente en la encrucijada de tomar partido entre este Occidente europeo que para el proceso de construcción del mapa étnico-demográfico de la misma civilización latinoamericana.
comienza a expandirse, y el lejano Oriente que le es contiguo. Y es sabido que será hasta más tarde, en
el siglo XVIII, y más desde la iniciativa rusa que europea, que este gigante territorial terminará también
conectándose orgánicamente con el proyecto de la historicidad occidental, más que con su vertiente o
modalidad oriental.3 I
Así, en esta aventura de distintas incursiones a lo largo y ancho del orbe, Europa correrá las más
diferentes suertes. Porque “con muy raras excepciones, nunca ha habido lugar para dos civilizaciones
en un mismo territorio”,4 lo que quiere decir que Europa no ha podido ir más allá de la instauración de (América Latina)... hasta hace poco estaba muy adelantada con respecto a
la configuración moderna de la vieja dialéctica Oriente/Occidente, ni en aquellas partes del viejo mundo la otra América, fue la primera América rica, y, por lo mismo, la primera
pobladas por las civilizaciones tradicionales de la India y la China, ni en la zona natural hostil y poco fe- codiciada.
cunda del Islam. Y si en estos tres casos mencionados son los hombres comprometidos en otras vías de
la historicidad, los que han hecho imposible una expansión europea más orgánica, en el África del Sur es Fernand Braudel, Las civilizaciones actuales, 1963.
más bien la naturaleza exuberante la que ha hecho, durante siglos, las veces de freno para los europeos.
Pero frente a estos relativos “fracasos”, o éxitos más bien parciales de la expansión europea hay sin
embargo, en la visión de Fernand Braudel, dos grandes éxitos compensatorios: de un lado, la enorme Ru- Este descubrimiento e “invención” de América por parte de la pequeña Europa, es en verdad el resul-
sia con su propia “invención” o prolongación siberiana, y del otro, la joven América ubicada en ese “traje tado del desarrollo de la segunda gran ola expansiva que vive la civilización europea en los siglos XV y
desmesuradamente grande” que es el vasto y complejo espacio del continente americano. De manera que XVI, momento en el cual esta civilización ha superado ya su período formativo, y ha logrado constituirse
a partir de finales del siglo XV y en adelante, Europa crece y se expande geográficamente para dar naci- de manera coherente en una nueva economía-mundo. Porque si en el gran movimiento histórico de las
miento a esas “Europas fuera de Europa” que son sus verdaderos triunfos, sus resultados más logrados, Cruzadas, el primero de esos grandes ciclos expansivos, ha nacido justamente esta economía-mundo
justamente allí donde “el terreno no estaba ocupado aún por los otros, o donde se le podía liberar de sus europea, y la entidad “Europa” ha soldado definitivamente sus dos matrices constitutivas fundamentales
poblaciones y de sus culturas frágiles: así como en una parte de América, en Siberia, en Nueva Zelanda, --la vieja matriz de la Europa mediterránea, con la más nueva Europa de los germanos, que irrumpió en
o como en Australia, ella sola todo un continente y casi vacío...” (Braudel 1982: 126). la historia desde el siglo IV en adelante--, es cierto igualmente que este movimiento ha estado práctica-
Pero si el ‘éxito’ ruso es, más que una mera expansión de la economía-mundo europea hacia el Asia, mente confinado a los viejos límites tradicionales que ya antes habían sido alcanzados por los núcleos
una suerte de encuentro e interconexión mutuamente buscado por ambas partes, y además un ‘éxito’ civilizatorios que conforman a esta misma entidad europea. Así, recuperando entonces a la vieja zona
relativamente tardío --que solo adquiere dimensiones considerables a partir del siglo XVIII--, el ‘éxito’ europea mediterránea oriental, e incorporándola dentro de esta dinámica bipolar de la naciente econo-
americano es en cambio mucho más temprano, y además, mucho más orgánicamente realizado, construi- mía-mundo europea, esa primera ola expansiva de Europa se detiene aún “dentro de casa”, declinando
do más en profundidad y de una manera que, si bien bastante accidentada y reiteradamente reemprendi- posteriormente frente a los embates de la peste negra y de la fuerte depresión económica provocada por
da, ha logrado tener finalmente consecuencias mucho más globales. Por eso, para Braudel, “América es el inicio de la larga rama descendente del trend secular.6
el hacer de Europa, la obra por la cual ésta última revela mejor su ser” (1984a: 324). Lo que quiere decir De esta manera, este primer movimiento de irradiación se agota entonces dentro de la misma Eu-
que es sobre todo en el nuevo mundo, y precisamente durante el “largo siglo XVI” 5 que constituye la ropa, lo que no impide que sea él también quien prepara a esta última para su ulterior aventura universal.
primera etapa de las grandes incursiones planetarias de Europa “fuera de su casa”, en donde se construye Porque es también en estos tiempos, que la Europa mediterránea, entonces dominante dentro de la
lentamente esa “Europa fuera de Europa” por excelencia, que es, precisamente, el mundo americano. economía-mundo europea, establece el circuito marítimo de ligazón entre su amplia zona septentrional
y este mismo espacio mediterráneo. Desplazando a segundo término la vieja conexión terrestre que creó
las Ferias de Champaña a lo largo de la ruta francesa de vinculación entre el norte italiano y los Países
Bajos, la ruta marítima que cruza el estrecho de Gibraltar y que asciende por ese “cuarto Atlántico” que
3
Para una explicación más detallada de los casos aquí referidos, puede verse, Fernand Braudel (1966) y Carlos Aguirre
Rojas (2004a), especialmente los capítulos V y VI.
4
Cfr. revista Siempre (1986: 37). 6
Sobre la constitución específica de la sociedad europea que lleva a cabo esta primera gran ola expansiva de la naciente
5
Cfr. Braudel (1961: 246-247). economía-mundo europea, vale la pena revisar la brillante obra de Marc Bloch (1979) y Braudel (1984a: 55-57).

18 19
es el Mar del Norte europeo (Braudel 1976: 295) crea justamente la “fachada Atlántica de Europa”, ese sus intercambios monetarios, y poder subsumir una parte mayor de su economía dentro de las formas
conjunto de puertos y de litorales que miran hacia el Atlántico, y que con el desarrollo de esta conexión dinerarias de la interconexión social. Por eso, no es para nada una casualidad que este primer gran aflujo
marítima de los dos grandes polos europeos, se reaniman, se pueblan e intensifican su actividad econó- de metal americano coincida con la rápida sustitución de las formas de la economía natural por las for-
mica y en general, volcándola además hacia el exterior.7 Así, esta “...animación del frente Atlántico de mas de la economía monetaria, lo mismo en el pago de las rentas en especie, que entonces se vuelven
Europa, o al menos, de algunos de sus sectores, Andalucía y Portugal, será el necesario preludio de la rentas en dinero, que en la recaudación de los impuestos, exigidos ahora bajo formas monetarias, por los
época de los grandes descubrimientos” (Braudel 1976: 299). distintos Estados nacionales, a sus respectivos ciudadanos. De este modo, América es el oculto soporte
De tal modo que cuando España y Portugal descubren la ruta oceánica hacia las Indias Orientales, de la mercantilización y monetarización generalizadas que se desarrollan aceleradamente en todo el vasto tejido
y sobre todo el continente americano, habrán de toparse con una tarea que, sin duda alguna, excede la y conjunto de las relaciones sociales, al interior de esa economía-mundo europea del siglo XVI, moneta-
medida de sus posibilidades puramente nacionales y obliga a entrar en juego a toda la economía-mundo rización y mercantilización que son, como ha explicado claramente Marx, condiciones imprescindibles
europea. Porque más allá de la conquista y el sometimiento de esa ricas y densas “civilizaciones del maíz” para el desarrollo del modo de producción capitalista y de la modernidad burguesa que lo acompaña.
(Braudel 1984a: 125) que son las civilizaciones azteca, maya e inca, la tarea que se abre a los conquis- Pero el problema va más lejos, e involucra aquí a una verdadera revolución de algunas estructuras de
tadores es la de la verdadera construcción de un nuevo mundo, en un espacio sobreabundante, en un larga duración. Porque con esta sangría continua que el mundo americano realiza de sus metales preciosos
ámbito geográfico que persistentemente se presenta, como ya hemos mencionado antes, al modo de un en beneficio de Europa, no sólo le ha permitido a esta última crearse una nueva escala de su funciona-
“traje desmesuradamente ancho” para las poblaciones humanas aquí existentes (Braudel 1966: 372-373). miento dinerario cotidiano, sino que también ha dado fin a un viejo equilibrio monetario, de larga dura-
¿Cómo se lleva a cabo entonces, durante ese largo siglo XVI que según Braudel concluye realmente hasta ción, que abastecía a Europa de oro y plata, a partir de las minas de oro del Sudán y de las propias minas
1650, esta construcción o “invención” de América, que la incorpora de lleno en la marea de la historia de plata de Europa central.9 El oro y sobre todo la plata americanos, finalizan ese régimen monetario
universal? ¿Y cuáles son las principales consecuencias de esta incorporación? europeo de larga duración, acorde a fin de cuentas con una sociedad precapitalista, en la que, como ha
Siguiendo la línea de la interpretación braudeliana, podríamos decir que el siglo XVI, vivido por el explicado Marx, el valor de uso predomina masivamente en la economía, confinando la existencia de las
Nuevo Mundo, no es, paradójicamente, un siglo “americano” sino un siglo “europeo” de la historia de formas dinerarias a una escala siempre relativamente pequeña, régimen que había tenido vigencia hasta
América. Y esto en varios sentidos. En primer lugar, porque América se constituye, en esta época, en la el recién superado siglo XV. Y al darle término a esa estructura monetaria transecular, al mismo tiempo
principal y más importante “empresa” de la expansión europea. Porque mucho más que en la nueva ruta instauran una nueva, que irá más allá de la sola Europa para prolongarse hasta los últimos rincones del
oceánica del comercio con Oriente, donde se trata finalmente de una nueva forma de vinculación de una planeta, hasta la propia China lejana.
ya vieja conexión establecida desde antaño, es en el Nuevo Mundo que se concentran los esfuerzos de Se trata entonces del nacimiento del primer circuito económico realmente planetario de la historia humana,
esa pequeña península del Asia que es Europa. Así, visto desde la perspectiva global del proceso que en- de la primera malla estrictamente universal del mercado mundial capitalista en ciernes. Porque con la
tonces empieza a cumplirse, de la formación del mercado mundial capitalista y de la real universalización importante revolución técnica que ha implicado la introducción del método de la amalgama en el pro-
de la historia, resulta clara la mayor relevancia de este capítulo americano que inaugura, estrictamente cesamiento del mineral de la plata (introducido en 1557 en Nueva España, y en 1571 en el Potosí), crece
hablando, la moderna historia del mundo. enormemente el flujo de este metal argénteo que marcha rumbo a Europa (Braudel 1976: 630-632). Con
En segundo lugar, América vive esta suerte de siglo europeo, en la medida en que sus propias po- lo cual, esta última es literalmente desbordada por las cantidades de plata llegadas de América, las que
blaciones autóctonas parecen querer “borrarse” casi de su propio territorio, dejando el espacio libre para no sólo provocan la tan referida y estudiada “revolución de los precios” europeos, sino que colocan a la
sus conquistadores, desde la clara decisión de no aceptar el profundo choque traumático que implica esa propia Europa en condición de mero eslabón intermediario que habrá de redistribuir, también hacia el Leja-
conquista europea y de resistirlo aunque sea pasiva y autodestructivamente. Pues más allá de las discusio- no Oriente, una parte importante de ese mismo metal. Y puesto que la plata se valoriza constantemente
nes acerca de las cifras probables de la población indígena, antes y después de la llegada de los europeos en ese largo itinerario que va desde la zona mediterránea europea hasta esas “necrópolis de los metales
a América, es suficientemente claro el verdadero hundimiento catastrófico de las dimensiones demográficas preciosos” que son China e India, en una proporción de intercambio con el oro que pasa de 12/1 a 4/1,
absolutas de las grandes civilizaciones americanas precolombinas.8 Lo que además, debería ser explicado lógico es entonces que terminé formándose esta nueva estructura monetaria de larga duración y de al-
no solamente a partir de la debilidad biológica de las poblaciones nativas frente a los virus traídos por cance realmente universal. Así, “... este eje Italia-China, que arranca de América y da la vuelta al mundo,
los europeos, --elemento central sin duda, subrayado varias veces por Braudel--, sino también como una sea por el Mediterráneo, sea por el cabo de Buena Esperanza, se puede considerar como una estructura,
suerte de “suicidio colectivo”, realizado en gran escala, por una civilización que se resiste a ser sometida un rasgo permanente y primordial de la economía mundial que continuará en primer plano hasta el co-
y explotada por otra. Pues es bien sabido que durante el largo siglo XVI la población indígena americana mienzo del siglo XX” Braudel (1976: 661)10.
decrece enorme y terriblemente, casi hasta su extinción, mientras que España sólo está en condiciones Formación entonces de esta nueva arquitectura de larga duración, que también impacta de manera
de enviar al Nuevo Mundo, entre 1500 y 1600, apenas la exigua cifra aproximada de cien mil hombres decisiva a la propia historia interna de la pequeña Europa, postergando en un siglo el cumplimiento de su
(Braudel 1976: 552). Con lo cual el problema de la debilidad crónica de los hombres en América, frente tendencia más profunda de recentramiento en torno de su zona norte. Porque como ya hemos mencio-
a su entorno natural, seguirá persistiendo durante mucho tiempo y sin resolución. nado antes, los distintos ciclos expansivos de esta economía-mundo europea, se acompañan simultánea-
En tercer lugar, América vive este momento “europeo” inicial de su historia moderna o capitalista, mente de transformaciones y basculamientos que tienen lugar en el interior de esta misma economía. Y
porque es justamente a partir de sus metales preciosos que podrá explicarse el auge y “lanzamiento” de la es claro, en este sentido, que esta aventura de Europa “fuera de su casa” que estamos analizando, también
economía-mundo europea durante este siglo XVI. América es explotada sistemáticamente, para proveer
la mercancía monetaria que requiere entonces Europa para superar la estrecha “medida medieval” de
9
Sobre este punto, véase el ensayo de Fernand Braudel, “Moedas e civilizaçoes. Do ouro do Sudao á prata da America”
(1953)
7
Sobre este punto, véase Braudel (1984b). 10
Abundando al respecto, Braudel dirá en otro texto que cuando “Las minas de plata de México” reciben el “golpe
8
Sobre este hundimiento demográfico, que habría reducido la población prehispánica en un 90%, véase el trabajo de brutal de la revolución de 1810”, “lo que se tambalea entonces es el orden económico del mundo entero, desde China
W. Borah (1982) y Braudel (1984a: 12-20). hasta las Américas”, (1984a: 57).

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ha instaurado una dialéctica en la cual sus incursiones externas se acompañan e interinfluyen de distintos definitivo que da la supremacía a la Europa septentrional, también se inicia un basculamiento en Améri-
modos con los cambios profundos realizados “dentro de su casa”. ca, que transforma a esa América inicialmente pobre y de los pobres del Norte del continente, en la que
Y entonces, si en el origen mismo de la economía-mundo europea se han constituido los dos polos será la futura América rica e imperialista de nuestra época. Al mismo tiempo, la América hispano-portu-
centrales que animan su movimiento expansivo, sin predominio de alguno de ellos, en el movimiento guesa, que fuera en el inicio de la “invención” de América, la América rica y potente, que inauguraba la
de las Cruzadas esta dominación ha pasado en cambio ya a Venecia, la que durante más de un siglo co- historia universal y las primeras redes mundiales del mercado capitalista, y que detenía el reloj europeo
manda al conjunto de la economía-mundo europea, y crea la fachada atlántica que hemos mencionado saturando a Europa de los metales que le eran indispensables para su acceso a la modernidad, se irá con-
más arriba. Pero este dominio de la Europa mediterránea sobre la Europa del norte sólo expresa el gran virtiendo, lentamente, en la moderna América Latina, sucesivamente explotada por los españoles y los
peso de la historia pasada dentro de la civilización europea, dentro de la cual subsiste el hecho de que portugueses, por los holandeses, los ingleses y los europeos en general, y finalmente y durante las últimas
es en verdad la Europa septentrional, la Europa más joven y vital de ambas. Y así como en las capas de trece décadas transcurridas, por los estadounidenses.12
un árbol, los núcleos más centrales son los de menor vida y más reciente formación, así la Europa de
los antiguos pueblos germanos se presenta, en esta misma metáfora braudeliana, como la Europa más
nueva frente a la ya tradicional y más vieja Europa mediterránea. Y esta última está demasiada cortada a
la “medida” del mar Mediterráneo, el que ha sido siempre uno de sus soportes principales, si no es que el II
más importante.11 Pero ahora Europa ha crecido a la escala del mundo, y la dimensión de las tareas que
esto le impone habrá de revelarse como sólo adecuada a la hegemonía de la Europa nórdica, más joven
(Braudel 1982: 142-144). (en América Latina)... las tres razas se han dado cita: ninguna de ellas ha
Sin embargo, si la consolidación de la economía-mundo europea corre pareja con las afirmación sido lo suficientemente fuerte como para eliminar o tratar de eliminar a
de esta tendencia general a desplazar la hegemonía desde su zona mediterránea hacia su zona norte, la las otras.
irrupción de la marea metálica americana y la conformación de su itinerario planetario, trabaja en cambio
en el sentido contrario, al afirmar a través de sus rutas específicas, esta primacía de la Europa del sur. En Fernand Braudel, Las civilizaciones actuales, 1963.
virtud del flujo americano, y del manejo y control que Génova comienza a tener de todas las finanzas
españolas desde 1550-1560, es que se produce una postergación o retardo en el cumplimiento de esa
tendencia general, dándole todavía la hegemonía a esa ciudad genovesa mediterránea durante el resto de Si América Latina ha sido entonces fundamental para hacer posible el lanzamiento universal de Europa a
ese largo siglo XVI ya mencionado. Los genoveses “...al ofrecerse a sustituir a los comerciantes de la Alta lo largo y ancho del planeta, y si su integración e impacto en escala igualmente planetaria, constituyen el
Alemania como prestamistas del rey católico, ponen la mano en los tesoros de América, y su ciudad se primero e inicial capítulo de la historia de la actual modernidad capitalista,13 también es cierto que esta
convierte en el centro de toda la economía europea en vez de Amberes” (Braudel 1984a: 238). De esta incorporación al proceso de real universalización de la historia la ha transformado de manera radical y
manera el reloj europeo se atrasa en su marcha como consecuencia del movimiento y de los compases definitiva, al desencadenar después del siglo XVI y en adelante, los principales procesos que hoy definen
peculiares de la recién montada maquinaria americana. sus estructuras y perfiles fundamentales.
Pero no por demasiado tiempo, pues “a mediados del siglo XVII se cierra el gran capítulo, de im- Lo que, por ejemplo, y por abordar solo una de las tantas líneas posibles contenidas en la temati-
portancia mundial, de la plata americana” (Braudel 1976: 711). Europa entra entonces en el famoso siglo zación braudeliana sobre la civilización latinoamericana, se hace evidente en el proceso de configuración
depresivo de su economía, que la hace replegarse un poco sobre sí misma y que enlentece todo el ritmo del específico “mapa étnico” de nuestro semicontinente.
de sus actividades económicas diversas. Es entonces que se asiste, en grandes líneas, al verdadero fin de Proceso de compleja y multideterminada constitución demográfica de América Latina, que a lo
la hegemonía mediterránea dentro de la economía-mundo europea, la que al desplazarse hacia la domina- largo de los últimos cinco siglos va dibujando, sucesivamente y dentro de los distintos espacios del vasto
ción de Ámsterdam, ciudad nordeuropea, concluye definitivamente una vieja supremacía del mediterrá- subcontinente latinoamericano, a las diversas “Américas étnico-demográficas” que aún hoy conviven
neo europeo que ya no habrá de recuperarse jamás. La civilización europea báscula definitivamente hacia dentro de las varias naciones de Latinoamérica.
su zona nórdica, la que desde esta época y en adelante llevará sobre sus espaldas la tarea de la creciente Distintas Américas, coexistentes dentro de la América Latina contemporánea14 que no solo atesti-
y cada vez más compleja expansión de esa economía-mundo de Europa hacia todo el globo terráqueo. guan acerca de la riqueza y diversidad de los componentes civilizatorios de esta última, sino que pueden
Lo que de otra parte, repercute directamente sobre la ulterior evolución de la recién “inventada” constituir a la vez, referentes explicativos esenciales de los distintos comportamientos y relaciones eco-
América. Pues con el declinar del Mediterráneo y de la Europa meridional que lo envuelve, la América nómicas, de las figuras sociales y políticas y de los universos culturales presentes a lo largo de la historia
hispano-portuguesa es un poco “abandonada” a su suerte durante este declinante siglo XVII, lo que si latinoamericana del último medio milenio.
bien le permite comenzar el trabajo de “sí misma sobre sí misma” --inaugurando así un nuevo “siglo Tratando entonces de reencontrar, a partir de esta problemática específica, las perspectivas de análi-
americano” de su historia y dándose “una primera organización del espacio económico” (Braudel 1984a: sis de la larga duración histórica,15 intentemos reconocer como es que se va ensamblando y constituyendo
327) más autónoma y autocentrada--, implica también un reacomodo fundamental de sus dos grandes
áreas constitutivas. Porque “la Europa del Norte y la Europa del Sur, reconstituyeron sus divergencias
y sus oposiciones del otro lado del Atlántico” (Braudel 1984a: 345) y entonces, con el basculamiento 12
Sobre este dominio estadounidense, no sólo de América Latina sino de todo el mundo, y sobre sus principales conse-
cuencias, cfr. Immanuel Wallerstein (1996, 2006) y Wallerstein, Carlos Antonio Aguirre Rojas y Charles Lemert (2012),
También Aguirre Rojas (2009 y 2010).
11
Dice Braudel claramente: “El Mediterráneo ha contribuido no poco, por su parte, a oponerse a la unidad de Europa, 13
Para la caracterización crítica de ésta modernidad capitalista, cfr. Echeverría (2011)
a la que atrae hacia sí y divide en provecho propio”, (1976: 248). He ahí una de las fuentes de ese eterno diálogo Norte/ 14
Cfr. sobre este punto el artículo de Fernand Braudel, “¿Existe una América Latina?” (1990).
Sur que constituye también una constante de larga duración de la civilización europea, predominando claramente sobre
la también existente división de Europa entre su parte occidental y oriental. 15
Cfr. Fernand Braudel (1968) y Carlos Antonio Aguirre Rojas (2000). Por lo demás, el propio Braudel ha tratado de

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esa carta particular de las diferentes Américas étnicas, en el juego complejo de las debacles demográficas, América dominante dentro de una gran parte de las jerarquías sociales y políticas de la historia la-
de las migraciones intermitentes y del tráfico forzado de hombres, y todo ello dentro del diálogo difícil tinoamericana de los siglos XVI a XIX, esta América blanca ha sido, sin embargo y durante este mismo
pero sostenido entre las poblaciones y el espacio latinoamericanos. período, una América minoritaria y débil frente a las otras, dibujando apenas sobre el mapa latinoameri-
La primera América de la que debemos hablar, dentro de este lapso temporal de las últimas cinco cano algunos claros islotes, generalmente urbanos en estas épocas, de su propia presencia.
centurias, es la América indígena, la América fundante y originaria de las civilizaciones precolombinas, que Porque si durante todo el siglo XVI, España no ha enviado a América más que alrededor de
habrá de sufrir directamente los impactos de la invasión y la conquista europeas. Una América que ha 100,000 hombres, durante el siglo XVII este flujo demográfico se ha apagado prácticamente hasta casi
logrado ya reconocer todo el territorio de lo que hoy es América Latina, pero que por múltiples razones, desaparecer, dejando entonces a esta ‘Europa americana’ un poco abandonada a su propia suerte, y en
una de las cuales es precisamente la de las peculiares condiciones que requiere la reproducción de los consecuencia, limitada a sus propias fuerzas y capacidades de autoreproducción demográfica.
cereales y las plantas de las que se alimenta, solo ha podido asentarse con densas civilizaciones en apro- De tal modo que, al mismo tiempo que Europa decae y se hunde en la depresión económica del
ximadamente una quinta parte de ese mismo territorio latinoamericano, en tres millones de kilómetros siglo XVII, América Latina comienza a vivir su primer siglo realmente ‘americano’, organizando autóno-
cuadrados, de los catorce o quince que este último abarca. mamente su economía, creando sus primeros mercados regionales, y desarrollando sus primeras manu-
América indígena, estructurada básicamente en torno de sus tres más importantes civilizaciones o facturas importantes. Y a tono con todo lo anterior, y en ausencia de aportes migratorios significativos de
culturas, la azteca, la maya y la inca, que será también, durante el ‘largo siglo XVI’ que ya hemos men- las metrópolis europeas, la América blanca trata de autoreproducirse para mantenerse, al mismo tiempo
cionado antes, la América primero sometida a la conquista española, y luego establecida como el espacio que intensifica compensatoriamente el proceso de mestizaje étnico con las poblaciones indígenas todavía
de los primeros asentamientos definitivos de los conquistadores europeos, y en consecuencia, la primera declinantes.
América poscolombina, la única verdaderamente ocupada por los hombres durante ese largo siglo XVI, el Y aunque la intensidad de los vínculos con la península ibérica ha descendido enormemente, esta
que también será, entre muchas otras cosas, el siglo de la fallida ‘utopía europea en América’, ese siglo América de las poblaciones blancas va a continuar organizando la exploración y la primera colonización
más ‘europeo’ que americano de la historia latinoamericana del que ya hemos hablado anteriormente, y de vastos territorios americanos, llegando a tener el control, hacia fines del siglo XVII, de alrededor de
que solo habrá de concluir su ciclo de vida hacia aproximadamente 1650. un 50% del espacio latinoamericano, unos siete millones de kilómetros cuadrados.
Primera América indígena, que a pesar de ser explotada, sometida y cuestionada en todas las dimen- Pero la situación vuelve a cambiar en el siglo XVIII, cuando Europa supera el depresivo siglo XVII
siones existenciales y vitales de su antigua civilización, permanece tenazmente aferrada a sus territorios y reanima nuevamente su economía y su movimiento expansivo hacia el exterior. De modo que una parte
originales, vinculada a los mismos espacios geográficos que antes ocupaba, y como soldada, en una historia de la población blanca de Europa vuelve a encontrar la ruta del Atlántico hacia América Latina, atraída
de larga duración, al mismo mapa territorial que ha sido el suyo antes de la llegada de Cristóbal Colón a por el florecimiento del comercio y del contrabando, y por la prosperidad americana de la época. Y aun-
nuestras tierras. que durante todo el siglo XVIII y los dos primeros tercios del siglo XIX no se trata nunca de un flujo
América india de larga duración, que como ya hemos referido, va a hundirse durante los siglos XVI demográfico muy importante, su debilidad se ve compensada por la rápida multiplicación del elemento
y XVII en una debacle demográfica de enormes dimensiones, debacle que la reducirá a una décima parte criollo, el que crece demográficamente, al mismo tiempo en que gana en fuerza y presencia sociales den-
de las proporciones que poseía antes de la conquista, y que sólo se detendrá hacia fines del siglo XVII, tro de los distintos ámbitos latinoamericanos.
dando paso entonces a la lenta recuperación que caracteriza a una parte importante del siglo XVIII. Pero no será sino tardíamente, hacia el período de 1870-1920, que la América blanca se verá real-
Transitando así desde su casi total extinción hacia el proceso combinado de su parcial recuperación, mente fortalecida por una fuerte emigración europea, la que asentándose en los últimos espacios semi-
o en otro caso, de su mezcla o mestizaje intenso con alguno de los otros grupos demográficos que irán vacíos o poco poblados del territorio latinoamericano, va a dibujar entonces el mapa de esta segunda
apareciendo en el subcontinente, esta América indígena ha sobrevivido hasta nuestros días, desde su ubica- América étnica, esa América mayoritariamente blanca que hoy está presente en la Argentina, en el Norte
ción dentro de la primera América ‘geográfica’ que ella forjó desde lejanos tiempos históricos, y al interior de México, en el Sur de Brasil y en todo el territorio de Chile.
de la América Latina del último medio milenio, en el seno de la cual ella constituye ahora, ese componente Zonas estas últimas de claro predominio del componente étnico blanco, que no casualmente se
o protagonista indígena que es elemento central de varias naciones latinoamericanas, como uno de los encuentran ligadas al desarrollo en gran escala de la ganadería, a una agricultura mucho más capitalista y
personajes de la historia profunda de países como México,16 Guatemala, Perú, Ecuador, Bolivia o Chile. tecnificada, o a un desarrollo importante de las actividades mineras, según los recursos y elementos dis-
La segunda América que hoy podemos reconocer, dentro del juego complejo de la evolución lati- ponibles en cada una de ellas. Vínculo evidente entre población blanca y actividades económicas mucho
noamericana, es la América blanca, la de los blancos europeos que han migrado hacia América Latina, y más típicamente ‘europeas’ en su origen, que se completa con altos consumos, y a veces también altas
también la de sus descendientes nacidos ya en suelo americano. América que estando mucho más some- producciones, de trigo, con comportamientos y costumbres menos tradicionales, y hasta con universos
tida en sus ritmos de evolución demográfica, a las vicisitudes y giros de la historia europea, se encuentra culturales menos religiosos y más laicos en general.
caracterizada entonces por una curva evolutiva llena de paradojas. La tercera América presente en esta historia quinquecentenaria de América Latina, es la América
negra, una América involuntariamente establecida en suelo americano, que ha sido fruto del tráfico de
esclavos realizado por los conquistadores europeos en dirección del subcontinente latinoamericano.
América negra cuyo flujo se ha iniciado débilmente en el siglo XVI, y que desde el principio tiende a
explicar la historia latinoamericana desde esta óptica de la larga duración en su libro Las civilizaciones actuales (1966). Y concentrarse de manera privilegiada en las zonas de las costas Atlánticas y de las pequeñas islas de Amé-
para una visión más actualizada de esta misma América Latina, siempre vista desde la larga duración histórica, cfr. Car-
los Antonio Aguirre Rojas (2004b y 2009).
rica Latina, pero sin penetrar más que excepcionalmente hacia los espacios propiamente internos de este
mismo territorio latinoamericano. Lo que por lo demás, obedece tanto al malestar que las poblaciones
16
En esta línea, resulta interesante leer el trabajo de Guillermo Bonfil Batalla (1990). Y vale la pena insistir también negras experimentan cuando tienen que vivir y trabajar en las zonas altas y frías de la masa continental,
en que ha sido esta misma “América indígena” la que en Chiapas, en México, ha dado nacimiento al importantísimo
como también al hecho económico de que sus precios como esclavos se encarecían enormemente en la
movimiento del neozapatismo mexicano, que se hace público luego del 1 de enero de 1994, y que ha jugado durante
las últimas dos décadas, un papel tan fundamental tanto en la historia reciente de México, como también dentro de medida en que eran alejados de los puertos Atlánticos americanos y penetraban tierra adentro, lo que de-
todo el conjunto de los nuevos movimientos antisistémicos de toda América Latina e incluso del mundo entero. A este terminó que fueran obligados a permanecer en esos espacios costeros y en esas islas de América Latina.
respecto, cfr. Carlos Antonio Aguirre Rojas (2010c)

24 25
Así, será solo en el siglo XVIII que cobrará mucho más importancia el flujo forzado de población al mismo tiempo una civilización profundamente joven, vital y cargada de futuro que apuesta a sus mo-
negra hacia América. Las minas de oro del Brasil y el proceso de colonización interna que corre parejo a vimientos genuinamente anticapitalistas y antisistémicos radicales, para la construcción de un futuro no
su descubrimiento y explotación, serán los factores que habrán de provocar la conformación de esa única capitalista, y verdaderamente libre y diferente.
América negra continental que constituye uno de los elementos centrales del Brasil contemporáneo, y
que unida a esa otra América negra que extiende su red por todo ese ‘Mediterráneo Americano’17 que es
la zona del caribe latinoamericano, conforma a esta tercera América que se desarrolla y convive con las
otras, a lo largo de la compleja historia latinoamericana del período propiamente moderno y capitalista Bibliografía
de la historia humana.
América negra que será alimentada en gran escala por la fuerte migración del siglo XIX. Pues AGUIRRE ROJAS, Carlos Antonio
coincidiendo con la colonización y el reparto del África entre las distintas potencias europeas, la movi- 2013 Antimanual del Buen Rebelde, Ed. Desde Abajo, Bogotá
lización forzada de población negra hacia América alcanzará su máximo auge entre los años 1820-1870, 2012 Movimientos Antisistémicos. Pensar lo antisistémico en el Siglo XXI, 2ª edición, Ed. Prohistoria, Ro-
llegando según algunos autores a la impresionante cifra límite de 50,000 hombres por día. Enorme flujo sario
demográfico de nueva población negra que va a inundar entonces al Brasil y a las islas del Caribe, con- 2010a Mandar Obedeciendo. Las lecciones políticas del neozapatismo mexicano, 5ª edición, Ed. Contrahisto-
solidando de manera definitiva a esta tercera América étnica, que a pesar de su importancia cuantitativa rias, México
y de su gran aporte cualitativo en el plano civilizatorio para la historia de los pueblos latinoamericanos 2010b Para comprender el mundo actual, Ed. Instituto Politécnico Nacional, México
contemporáneos, sigue siendo todavía la menos conocida y estudiada de entre las diversas Américas aquí 2010b Chiapas, Planeta Tierra, 6ª edición, Ed. Contrahistorias, México
consideradas. 2009 América Latina en la encrucijada, Ed. Contrahistorias, México.
Finalmente, existe una cuarta América mestiza, que es un mosaico internamente muy diferenciado, 2004a Fernand Braudel et les sciences humaines, Ed. L’Harmattan, Paris.
y que es el resultado de la mezcla de las tres Américas anteriormente señaladas, la que además de poseer 2004b América Latina hoje: um olhar na longa duração” en el libro América Latina. História e Presente,
también sus zonas específicas privilegiadas de presencia y desarrollo, sobre todo en el centro de México Ed. Papirus, Sao Paulo
y en una zona importante del norte de Brasil, además de en prácticamente todas las grandes ciudades de 2000 Ensayos Braudelianos, Coedición Ed. Prohistoria – Manuel Suaréz Editor, Rosario
América Latina, constituye una América que crece y se fortalece día con día, compitiendo cada vez con BLOCH, Marc
más fuerza con las otras tres Américas que son su fuente nutricia. 1979 La sociedad feudal, 2 tomos, Ed. UTEHA, México
De este modo, la historia latinoamericana se encuentra apoyada, en lo que se refiere a su composi- BONFIL BATALLA, Guillermo
ción étnico-demográfica, en las cuatro Américas arriba mencionadas, las que en su condición de estruc- 1990 México Profundo, Ed. Consejo de la Cultura y las Artes, México
turas étnicas y demográficas de larga duración, lentas en constituirse y en transformarse, pero igualmente BORAH, Woodrow
presentes como elementos esenciales de la historia profunda del subcontinente, explican en alguna me- 1982 El siglo de la depresión en Nueva España, Ed. Era, México
dida la singular diversidad y carácter de los pueblos latinoamericanos actuales. BRAUDEL, Fernand
Porque ¿no es cierto acaso que aún hasta el día de hoy, estas distintas Américas étnicas reproducen 1990 “¿Existe una América Latina?”, publicado en La Jornada Semanal, núm. 72, México, 28 de oc-
actitudes culturales y visiones del mundo igualmente divergentes?, ¿no se vincula por ejemplo el ele- tubre
mento indígena con unas formas de conciencia más comunitarias, y con unos modos de ejercicio de la 1982 “L’ Europe conquiert le monde” en L’Europe, Ed. Arts. et Metiers Graphiques, Paris
democracia más directos y más autogestionarios, que hoy abren nuevas posibilidades de concepción para 1984a Civilización material, economía y capitalismo, Alianza Editorial, Madrid, T. III
la política y para la organización social?18 ¿y no se han conectado, casi naturalmente, las Américas blancas 1984b “Introducción” en Le Monde de Jacques Cartier, Ed. Berger-Levrault, Montreal
con un fuerte desarrollo de la ganadería y con tipos de agricultura más capitalista y más tecnificada que 1976 El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, FCE., México, T. I
el promedio imperante en América Latina?, ¿y no son acaso las poblaciones de las Américas negras, las 1968 “Historia y ciencias sociales. La larga duración”, en La historia y las ciencias sociales, Alianza edi-
que mejor han sabido vincular el sentido festivo de la vida con las actividades políticas, ayudando así a torial, Madrid
desacralizar esas formas autonomizadas del poder social que son las figuras y relaciones del nivel de la 1966 Las civilizaciones actuales, Ed. Tecnos. Paris
política contemporánea latinoamericana?. Y finalmente ¿no es acaso verdad el hecho de que mientras el 1961 “European expansion and capitalism: 1450-1650” en Chapters in Western Civilization, Ed. Co-
mestizaje étnico avanza firmemente y cada vez con más fuerza en la historia de América Latina, el ‘mes- lumbia University Press, Nueva York y Londres
tizaje cultural’ en cambio, tropieza desde el inicio con obstáculos mucho más complicados y difíciles de 1953 “Moedas e civilizaçoes. Do ouro do Sudao á prata da America”, en Revista de Historia, año IV,
vencer, que parecen todavía hoy poner en duda la posibilidad de su concreción y de su realización exitosa núm. 13, Sao Paulo, enero-marzo
en el futuro? Se trata, en todo caso, de complejos e importantes problemas que aún continúan abiertos, ECHEVERRÍA, Bolívar
en la línea de un esclarecimiento histórico y crítico de los perfiles generales de la posible identidad de 2011 Discurso Crítico y Modernidad, Ediciones Desde Abajo, Bogotá
nuestra complicada civilización latinoamericana. Una civilización hoy todavía agobiada por múltiples 2006 Vuelta de Siglo, Ed. Era, México.
acosos económicos, políticos, sociales y culturales, de sus gobiernos de derecha y neoliberales, y sólo 1998 La modernidad de lo barroco, Ed. Era, México
tenuemente aliviada por sus actuales gobiernos socialdemócratas autodenominados ‘progresistas’, pero SIEMPRE
1968 “Las Europas fuera de Europa”, Suplemento “La Cultura en México”.
SORRE, Maxilimien
17
Para una explicación, desde la perspectiva de la geografía vidaliana francesa, de este término o metáfora de un posible 1928 Mexique. Amérique Centrale en Paul VIDAL DE LA BLANCHE y Louis GALLOIS, Géographie
‘Mediterráneo Americano’, véanse las interesantes observaciones de Maximilien Sorre (1928).
Universelle, T. XIV, Ed. Librairie Armand Colín, París
18
Sobre este punto, cfr. Carlos Antonio Aguirre Rojas (2010a, 2012 y 2013).

26 27
WALLERSTEIN, Immanuel Braudel: Todo tiempo pasado…1
2006 Después del Liberalismo, Ed. Siglo XXI, México
1996 La decadencia del poder estadounidense, Ed. Le Monde Diplomatique Edición Colombia, Bogotá
WALLERSTEIN, Immanuel, AGUIRRE ROJAS, Carlos Antonio y LEMERT, Charles Alberto Flores Galindo
2012 Uncertain Worlds. World-System Analysis in Changing Times, Ed. Paradigm Publishers, Boulder SUR. Casa de Estudios del Socialismo

Fernand Braudel (1902-1985) es un personaje central para comprender la renovación de la ciencia his-
tórica contemporánea. Pero sus ideas se han propalado más rápido que la lectura de sus obras, y esto
ha dado lugar a inevitables malentendidos. En lengua española – en particular en el Perú –, la fama le
atribuyó proximidades con el marxismo: para algunos era un marxista encubierto o a pesar suyo, para
otros un compañero de ruta. Pero en un artículo poco conocido, en el que Braudel comentaba la tesis de
doctorado de Pierre Vilar – marxista éste sí, convicto y confeso – hacía memoria de la profunda igno-
rancia acerca de Marx en La Sorbona de su tiempo. El marxismo estaba excluido del horizonte cultural
francés, de su alta cultura, a comienzos de la década del veinte. El único marxista relevante que hasta
entonces había dado Francia, era un hombre marginal, un empleado de segunda categoría, desconocido
en los medios académicos, a los que a su vez despreciaba: me refiero a Georges Sorel. Debió esperarse
hasta los años 60 para que su obra fuera descubierta por Robert Paris (Mariátegui de por medio).
Partiendo de un desconocimiento de Marx, sin embargo, la obra de Braudel no se entiende sin la
confrontación con el marxismo. Al inicio existe una coincidencia: el rechazo a la filosofía de la historia
que se propalan en Europa después de la Gran Guerra. Esos intentos por trazar los grandes derroteros
del mundo a partir de una idea, prescindiendo de la materia histórico, de los acontecimientos, las fechas
y los documentos, en el estilo, por ejemplo, de Oswald Spengler. Pero rechazarlas no significaba mante-
nerse en la vieja práctica historiográfica del siglo pasado, construida en función de los Estados Unidos
y del sentimiento nacional y encerrada en las fronteras políticas. Braudel, aunque nació en un pequeño
pueblito, Luméville en Ornois (Meuse), comienza su carrera académica fuera de Francia, en Argelia,
como profesor de Liceo y publica su primer artículo en la Revue Africaine sobre los españoles y el África
del Norte; años después viaja a Brasil donde contribuirá a organizar la facultad de Letras de Sao Paulo.
Los mares, las grandes distancias, los viajes se incorporan a su lecturas y quizá de esta manera nace el
ambicioso proyecto de pensar la historia universal pero conservando la fidelidad al método histórico.
Escoge, entonces, a un personaje y un escenario definidos: Felipe II y el Mediterráneo. El siglo
XVI: justamente la época en que el mar que había sido el centro del mundo, deja de serlo. El hecho es sig-
nificativo como veremos luego. Ese mar le servirá para, desde allí, proponer un esquema que pretendía

1
Este texto fue publicado originalmente en La República, 23 de febrero de 1986; el mismo ensayo fue reproducido en
Alberto Flores Galindo, “Braudel: todo tiempo pasado…” en Obras completas, T. VI. Lima: SUR. Casa de Estudios del
Socialismo, 2007, pp. 178-183. Agradecemos profundamente a los miembros de SUR, y a la familia de Alberto Flores
Galindo por su amabilidad y permiso para reproducir este artículo.

28 29
ser útil para pensar otros mares y otros tiempos. Braudel cree encontrar una clave de la historia universal tiempo: el clima desde el año mil estudiado por Le Roy Ladurie. Esta historia inmóvil, alejándose del
en la forma cómo se organiza el tiempo. Se trata de reflexionar sobre la coordenada básica en cualquier cambio, se alejará también de los propios hombres, cuyo rol como protagonistas de la historia quedará
investigación histórica, el factor duración que de tan obvio y supuesto termina siendo casi inasible. completamente relegado, aunque esto último debe reprocharse más a los discípulos que al maestro.
En 1949 se publica la primera edición de El Mediterráneo y el Mundo Mediterráneo en la época de Felipe II, La obra histórica de Fernand Braudel fue compuesta paralelamente con la marcha del siglo. Es
donde se postulaba descomponer la complejidad del tiempo histórico en tres estratos; primero el tiempo imposible no vincular la crítica del acontecimiento (que llevó a acuñar el término de “historia de acon-
breve, medible a veces en días, de la política: los gobernantes, las batallas, los golpes de Estado; segun- tecimientos” como sinónimo despectivo de la historia tradicional), con las concepciones de un europeo
do, la larga duración, medible en años y décadas, compuesta por los fenómenos sociales y económicos, que busca pensar la historia universal cuando, a medida que transcurren los años, los acontecimientos
como la estructuración de clases y grupos sociales cuyo ritmo de movimiento es menor; tercero, la muy ya no marchan al ritmo de Occidente. Todo lo contrario. El cambio se torna amenazador. Desaparece el
larga duración, pensable sólo en términos de siglos, donde se ubican los aspectos mentales, las actitudes entusiasmo hacia cualquier futuro. Se desmorona la idea del progreso. Los europeos se sienten amena-
y en particular, esos fenómenos de civilización que derivan en la rutinaria relación entre los hombres y zados por esas poblaciones tercermundistas que no cesan de crecer, por esas revoluciones que estallan
su medio natural: las formas de los campos, los instrumentos de labranza, los hábitos alimenticios. La contra ellos en China, Vietnam, y – demasiado cerca para los franceses – en Argelia. En ese panorama, la
muy larga duración desemboca en el encuentro entre historia y geografía. El primer tiempo interesa a la esperanza no podía fundarse sino en el pasado. Frente a una teoría del cambio, encarnada en el marxismo
ciencia política; el segundo a la sociología y la economía; el tercero es el tiempo histórico por excelencia. que se propala en Asía y África, nuestro historiador edifica una interpretación de la historia a la escala de
De allí que la historia no sea sólo la ciencia de lo que cambia; es también – y quizás ante todo en la con- sus necesidades, es decir enclavada en la duración.
cepción braudeliana – el estudio de las reiteraciones y permanencias, de lo que no cambia, aquello que Un libro de historia implica múltiples lecturas, elaborar fichas y fichas, visitar muchos archivos,
sustenta a la noción misma de estructura. Aunque el historiador le interesa siempre observar la superficie compulsar unas fuentes con otras. Pero es también una obra personal en la que no se pueden sustraer
– las secciones más extensas del Mediterráneo… están dedicadas a la política internacional de Felipe II – , las obsesiones y preocupaciones más profundas de su autor. Al final de la primera versión de Civilización
su mirada debe dirigirse siempre a las profundidades, para tratar de descubrir las corrientes subterráneas material y de capitalismo, después de hablarnos de las comidas y bebidas, de las ciudades y los campos, del
y esas determinaciones que, siendo las más hondas, son las menos advertida por los hombres. hábitat entre los siglos XV y XVII, Braudel termina regresando a su pasado personal, a su infancia y al
Este esquema, como es evidente, tiene muy poco de marxista; por el contrario, era la realización “… pequeño pueblo de Lorena donde me crié” en el que se
de un modelo alternativo. El historiador catalán Josep Fontana dijo en cierta ocasión (1976), que el
Mediterráneo era un libro “bellamente escrito, pero vacío de ideas, no ha aportado nada que nos ayude a … seguían aún las horas en el reloj de un antiquísimo campanario: su estanque empu-
comprender el destino del mundo mediterráneo en sus horas de crisis”. Frase impactante, todavía más jaba la vieja rueda del molino; un camino empedrado, viejo como el mundo, se preci-
porque estaba dirigida contra un historiador que como Braudel reunía alrededor suyo un consenso aca- pitaba, como un torrente, enfrente de mi casa; mi casa misma había sido construida
démico casi unánime. Juicio injusto, sin embargo, porque Mediterráneo… conseguía trascender su propio en 1806, en el año de Lena, y en el arroyuelo, más debajo de los prados, se enfriaba el
cáñamo
escenario. Así lo entendieron otros lectores como por ejemplo el filósofo Luis Althusser, quien hizo una
pregunta elemental: ¿Por qué tres tiempos?, ¿Por qué no cuatro, cinco, seis? Dejando a un lado que, como
Termina con una invitación a los lectores: “A la vuelta de cualquier camino, de cualquier calle todos
diría cualquiera lector de Dumézil, Braudel repetía los esquemas tripartito indoeuropeos, había algo de
podemos efectuar estos retrocesos hacía el pasado”. Recuerdos, evocaciones, nostalgia, son parte del
arbitrario en la elección de ese número. La elección, además, implicaba postular la existencia de una fuer-
andamiaje afectivo de la obra braudeliana. Por eso sería una empresa apasionante emplazar a esta obra
za o una mente suprahistórica. Desde la historia los reparos fueron más específicos, Ruggiero Romano,
escrita no al compás del siglo – como se diría en una fórmula convencional o tratándose de otro autor
el más joven y brillante discípulo de Braudel (juntos escribieron una monografía titulada “Navires el
– , sino en contra del siglo, emplazarla en relación a otros testimonios de la cultura francesa y , advertir,
marchandises a la entrée du Port de Livourne. 1547-1611)”, se preguntaba acerca de por qué identificar
quizá, como esa preocupación por el tiempo resulta tributaria de Bergson y de Proust, pero también,
cada duración con un determinado tipo de fenómeno: toda la política no podía reducirse a la corta du-
más allá de las fronteras francesas, de esos europeos desilusionados de la historia, temerosos del futuro,
ración; existían acontecimientos que se transformaban en fenómenos de estructura como, por ejemplo,
cargados de pesimismo, como Weber y Sombart.
las fronteras o las formas de organización estatal.
Un intelectual no se agota en sus libros. No hemos mencionado aquí al Braudel institucional, ac-
A pesar de las muchas páginas dedicadas a Felipe II, la obra de Braudel implicaba un menosprecio
tuando desde la revista Annales, auspiciando seminarios en la École des Hautes Études o en la Maison
por el tiempo corto, breve y fugaz de la política y una opción en favor de asentar la ciencia histórica en las
de Sciences de l´Homme. Conocí a Braudel precisamente en uno de esos seminarios. Pude apreciar una
permanencias. Frente al cambio se privilegiaban las continuidades. Aquí radicaba la discrepancia central
cualidad excepcional: la generosidad con la que disponía de su tiempo para, quitándoselo a la lectura o la
con el marxismo.
escritura, dedicarlo a escuchar jóvenes investigadores y discutir con ellos, colocándose a la par. Conscien-
La política y la lucha de clases entraban al terreno de lo aparente frente a la densidad de la geohis-
te de su poder, trataba de utilizarlo para ayudar a las nuevas vocaciones. Indagaba por las condiciones de
toria. Una revolución era apenas un hecho más de corta duración ante el que era necesario indagar por
vida de los estudiantes extranjeros y siempre estaba dispuesto a cualquier gestión para aliviar sus dificul-
las continuidades. Comprendemos en esta perspectiva las dificultades de Braudel frente a la revolución
tades. Su rostro trasuntaba a un hombre amable y acogedor, alejado de cualquier pedantería no obstante
soviética en una obra extenuante y ambiciosa titulada Las civilizaciones actuales:
tener, como señala acertadamente Ruggiero Romano, “un puesto muy preciso entre los grandes organi-
..Europa y Rusia a principios del siglo XX se encontraban inmersas en la misma civili- zadores del saber de nuestro tiempo”. Organizador desde revistas y casas de estudios, pero organizador
zación. Y en el plano de las realidades de la civilización, cuarenta años significan muy también en el campo intelectual y mental, proponiendo un esquema que por encima de cualquier crítica,
poco. A pesar de la fantástica conmoción de las estructuras sociales; la Rusia de 1965 es una referencia obligada – a favor o en contra – para cualquiera que busque introducirse en el territorio
sigue perteneciendo a la misma civilización que la Rusia de 1917, es decir, a la nuestra de la historia contemporánea, que Braudel precisamente contribuyó tanto a expandir.

La civilización es, por excelencia, un fenómeno de muy larga duración. Después algunos discípu-
los de Braudel creerán descubrir la historia inmóvil en el movimiento pendular que va del bueno al mal

30 31
Historia social y mentalidades: nuevas perspectivas1

Carlos Barros
Universidad de Santiago de Compostela

Lo primero que quería es hablar del título: “Historia social y mentalidades: nuevas perspectivas”. La pro-
puesta inicial que me hizo Flocel Sabaté era hablar de historia social y nuevas perspectivas. Comentamos
que mi experiencia de investigación era más bien mixta, historia social más historia de las mentalidades2,
doble enfoque con el estado trabajando desde hace 17 años, incluida mi tesis doctoral, haciendo con-
verger además, según los casos, la historia del derecho y otras especialidades históricas, y no históricas
(interdisciplinaridad externa) como la sicología o la antropología.
Lo digo porque puede parecer rara la duplicidad del título final, “historia social y mentalidades:
nuevas perspectivas”, cuando el resto del programa está formado por especialidades historiográficas
bien diferenciadas como es habitual en tiempos de fragmentación. Y más rara os va a parecer todavía
la “nueva perspectiva” que propongo, dentro y fuera del medievalismo, y no sólo en relación con la
convergencia social/mental que puede ser esencial en algunas investigaciones pero no en otras, esto es
elevar a categoría metodológica y teórica aquellas convergencias de géneros historiográficos que, desde
las hipótesis a las conclusiones, tengan como objetivo explícito avanzar aproximaciones globales de la
realidad histórica.
Nueva línea de investigación que he bautizado como historia mixta mientras no se nos ocurra una
“etiqueta” mejor. Me apoyaré para ello en mi doble condición de medievalista y sin embargo “historiógra-
fo”, en mi doble experiencia de investigación en historia (medieval) y en historiografía (reciente). Cada vez
somos más los que combinamos el trabajo con fuentes con la reflexión; la dedicación a un área cronoló-
gica, temática, especializada y el interés por el oficio de historiador en general3; procurando la difícil cohe-
rencia entre lo que se dice (historiográficamente) y lo que se hace (empíricamente), sobre todo en tiempos
de transición paradigmática. Partiendo siempre de que los problemas de la profesión y de la escritura de
la historia, no “pertenecen” al contemporaneísmo como piensan equivocadamente –o interesadamente-

1
Versión escrita de la ponencia dictada el 11 de julio de 2002, en el VII Curso de Verano, “Medievalisme: noves pers-
pectives”, organizado en Balaguer por la Càtedra d’Estudis Medievals Comtat d’Urgell (Catalunya).
2
He denominado este doble enfoque “historia social de las mentalidades” para diferenciarlo de una historia de las
mentalidades al margen de la historia social, incluso del resto de la historia, “Historia de las mentalidades, historia so-
cial”, Temas Medievales, nº 2, Buenos Aires, 1992, pp. 205-230.
3
Al menos dentro de red temática Historia a Debate que tengo el honor de coordinar desde la Universidad de Santiago
de Compostela, véase http://www.h-debate.com/.

33
algunos sino que, por tradición histórica4, imperativo legal5, eficacia6 y diversa filiación académica de los atrás o ser menos que el señor alcalde de Balaguer que, en la intervención inaugural de este curso de
historiógrafos realmente existentes, conciernen a los historiadores de todas las épocas históricas. verano, nos animaba a actualizar la historia, a reivindicar la historia, a vincular la historia al presente, a
unir historia y nuevas tecnologías… No podemos ser menos que nuestros políticos cultos, porque si no,
además de defraudar la necesidad de innovación permanente de toda disciplina científica, defraudaremos
¿Nuevas perspectivas? una acusada demanda social, cuestiones ambas bastante relacionadas.
Trascendiendo lo personal, preservando en cualquier caso la libertad académica, si hablamos de lo
Vayamos ahora con la segunda parte del título de mi ponencia, que se corresponde asimismo con el colectivo, de las perspectivas de la historia y su escritura en la actualidad, después de la (irreversible) crisis
título del curso: “nuevas perspectivas”. En realidad, no está nada claro eso de las “nuevas perspectivas”, de las grandes escuelas del pasado siglo, debemos tener claro que nuestra profesión o se renueva o muere
¿son realmente posibles, necesarias, incluso deseables? Seamos sinceros, ¿dónde están las nuevas pers- por efecto de la ley de los rendimientos decrecientes y del subsiguiente acoso externo, perpetrado tanto
pectivas7? En mi opinión están por construir, inéditas, tal vez latentes, hay que rastrear los años 90 para por parte de los tecnócratas neoliberales contra las llamadas humanidades y la universidad pública en su
encontrar sus primeras huellas, está todo por hacer, pero antes habrá que ponerse de acuerdo sobre la conjunto, como por parte de otras disciplinas que como la literatura9 empujan a la historia, directa (mer-
posibilidad, la deseabilidad y la necesidad de nuevos enfoques historiográficos. cado editorial) e indirectamente (giros lingüístico y narrativista), hacia la desprofesionalización y la ficción.
¿Son posibles nuevas perspectivas en el medievalismo, en la historia en general? La pregunta es El último lustro ha menguado, ciertamente, la creencia en las políticas basadas en el fundamentalis-
pertinente al constatar que la nueva historia se ha hecho vieja, al tiempo que la vieja historia se hace mo del mercado en Europa y América Latina, pero no ha desaparecido. Las universidades privadas crea-
nueva, mejor dicho, se presenta como nueva. No hay forma de desatar el nudo, salvo rompiéndolo con la das en los conservadores años 80, y parte de los 90, a diferencia de las clásicas como Navarra y Deusto, ya
espada y haciendo otro nuevo, donde se distingan mejor o que es anterior y lo que es posterior. En suma, no gastan el dinero en carreras de historia. En países latinoamericanos la situación está mucho peor que
de poco vale hablar del optimismo de la voluntad, negándonos en teoría a abandonar la novedad –en el en España, al ser las universidades privadas más potentes y el Estado más débil. Por otro lado, el mercado
mejor de los casos- como valor historiográfico, si no practicamos a la vez el optimismo de la inteligencia del libro pide divulgación y novela histórica, géneros sin duda importantes, aunque socavan objetivamen-
proponiendo enfoques realmente nuevos, es decir que tengan en cuenta tanto los defectos tanto de la te el oficio de historiador: yo no creo que nos10 vayan a pagar por dedicarnos a la divulgación y la ficción
vieja como de la nueva historia, lo que sólo es posible hoy –y tal vez siempre- a través de síntesis creati- de la historia, por enseñar y hacer literatura histórica, se nos seguirá exigiendo más investigación, más
vas, experimentales, entre lo viejo nuevo y lo nuevo viejo. ciencia, por lo que no queda más remedio que redefinir y renovar ambos conceptos.
Pero ¿son realmente deseables “más” nuevas historias? Ahí es donde se ve el cansancio de una gran Otra consecuencia de la crisis endógena y exógena de la historia es su creciente desprofesionaliza-
parte de la historiografía actual. Todos sabemos que lo que se dice en los pasillos, más significativo con ción. Valoramos positivamente el auge de las publicaciones, pero ¿indica esto un auge de la disciplina?
frecuencia que lo que reconocemos en público. La mayoría de los colegas tienen su línea de investigación Muchas de ellas debidas a jóvenes que publican todo lo que pueden por el currículum, sin estar claro hoy
desde hace bastantes años y no piensan cambiarla, salvo encargos y compromisos externos por lo regular que alcancen cierta estabilidad laboral, a lo que no ayuda el descenso de número de alumnos que alguna
circunstanciales, favorecidos por el imperante “todo vale”, el caso es que a algunos les quedan todavía universidad está aprovechando para licenciar a jóvenes profesores precarios. El endurecimiento del ac-
30 o 40 años para la jubilación. Yo en lo individual comprendo esta continuidad, que tiene su parte posi- ceso a las plazas de profesores titulares y catedráticos ralentiza la edición de artículos y libros de cierto
tiva8, pero, desde el punto de vista de la profesión y su futuro, me parece negativo por lo que supone de nivel académico, al tiempo que se produce más historia por parte de profesores de enseñanza media,
anquilosamiento, lo que nos lleva a la tercera cuestión. archiveros y bibliotecarios, aficionados, colegas que tienen otras profesiones, que han estudiado a través
¿Son verdaderamente necesarias las nuevas perspectivas, precisamos aún de la innovación metodo- de la UNED, etc. En la red Historia a Debate tenemos médicos, ingenieros, jubilados, que se dedican a la
lógica? Sin duda es la pregunta principal y tiene que ver con que seguimos considerando o no la historia historia y que no siempre hacen mala historia, aunque es evidente que la historia fuera de la universidad
como una profesión, como una ciencia. En estos tiempos de cambio de civilización y acelerada revolu- tiende a lo tradicional, datos y datas, nombres y lugares.
ción tecnológica, de renovación global del mundo que os rodea, los historiadores no debemos quedar La incipiente desprofesionalización de la historia hay que combatirla manteniendo la calidad, lo que
depende, como en cualquier otra disciplina universitaria, del impulso innovador que, sin duda, ha ido
perdiendo fuerza en el caso de la historia desde los años 80. Lo comprobamos en los tribunales académi-
4
Medievalistas y modernistas fueron en su mayoría los dirigentes de la escuela francesa de Annales y aún de la corriente cos que juzgan trabajos de curso, tesinas, tesis de doctorado, concursos y oposiciones, se dice justamente
inglesa de Past and Present, referente importante del marxismo historiográfico. que se ha de valorar la innovación, pero no siempre se hace, o no se puede hacer, y lo que finalmente se
acaba teniendo más en cuenta es la erudición, el trabajo de archivo, la buena redacción y la bibliografía
5
El Consejo de Universidades ha encomendado -en España- a todas las áreas de conocimiento histórico por un igual
la enseñanza, y por lo tanto la investigación, de las asignaturas troncales referidas a la metodología de la historia o a las
citada. Hay al respecto un claro desfase entre lo que los profesores hicieron en su momento y lo que se
tendencias historiográficas actuales. exige, o se puede exigir, ahora a los alumnos, a menudo repetición de lo que fue nuevo en los años 60
y 70, cuando no simples transcripciones de documentos presentadas como investigaciones históricas.
6
Siendo en lo fundamental comunes las cuestiones del método, de la historia de la disciplina y de la teoría de la historia,
a todas las áreas cronológicas y temáticas, no lo son las prácticas y las tradiciones, las instituciones y las mentalidades,
En resumen, es menester una “nueva historia” y debemos alentar a los jóvenes a intentarlo como otros
por lo que están destinadas al fracaso las tentativas de generalizar mecánicamente los diagnósticos de un área –usual- hicieron –o permitieron- en los años 70.
mente contemporánea- a las otras, y por lo tanto a diverso conjunto que sólo puede ser abordado con equilibrado
equipos intradisciplinares.
7
Seguimos por inercia calificando como nuevas líneas de investigación que tienen una media de dos décadas de an-
tigüedad, ¿no son de finales de los años 70 y principios de los años 80, por ejemplo, la historia de las mentalidades, la
nueva historia cultural, la microhistoria, la historia de las mujeres, la historia oral o la historia del tiempo presente? 9
Lo curioso es que no pocos literatos y teóricos de la literatura también sienten que la ficción está en crisis por el
empuje del realismo, otro argumento más a favor de los enfoques mixtos.
8
Gracias a esta inercia no se han abandonado especialidades económico-sociales, cuantitativas y de mentalidades de la
nueva historia lo que es un buen contrapeso hoy que retorna la vieja historia, ambas virtuales componentes de la historia 10
Me refiero al conjunto de los historiadores, sé perfectamente que a los historiadores funcionarios nos pagarán igual
mixta que propugnamos. hasta que nos jubilemos, lo que agudiza si cabe más nuestra responsabilidad con la disciplina y su futuro.

34 35
Invertir la fragmentación mitad del siglo XX? No digo que esto no sea importante, porque la renovación de los años 60-70 en
España, inspirada más allá de los Pirineos, nos hizo romper con la tradición liberal de la historiografía
A fin de exponer mi propuesta metodológica e historiográfica, empezaré por la teoría y luego hablaré de española, prácticamente desconocida entre los historiadores de la democracia, pero lo que no tiene sen-
la experiencia práctica, invirtiendo por lo tanto el proceso que he seguido. Decía Marx que el modo de tido histórico, ni historiográfico, es volver a hacer la historia como Modesto Lafuente o Menéndez Pidal.
investigación y el modo de exposición no tienen por qué coincidir. Cito con gusto a don Carlos en desa- Modos de hacer la historia de España que no son aplicables, por ejemplo, a la España de las Autonomías.
gravio por el artículo de opinión que leíamos ayer por la mañana en la prensa local de Lleida. La verdad En ningún momento de los siglos XIX y XX, salvo el breve paréntesis de la II República y de manera
es que parecía que había resucitado la Santa Alianza y que, en consecuencia, estaba vigente aquello de limitada a Cataluña y Euskadi, hubo un reconocimiento de la multinacionalidad y multiregionalidad del
que un fantasma recorre Europa. No acabé de leerlo pero tenía fresca la memoria lo que dijo el colega Estado como el que consta en el título VIII de la Constitución española. Una historia de España actua-
de la LSE sobre el actual retorno a Marx. El articulillo tenía un tono posmoderno, trasunto frecuente lizada tiene que ser una mezcla creativa de la historiografía gallega, vasca, catalana, andaluza, aragonesa
de la pre-modernidad por lo que entraña de olvido displicente de los clásicos de las ciencias sociales y española en general. La solución no es volver a Menéndez Pidal, a la esencia castellanista de España, a
modernas… la “unidad de destino en lo universal”. Probablemente la mayoría de los historiadores españoles, aunque
Voy a basar, en esta ocasión, mi propuesta de reunificación de especialidades en el diagnóstico so- no lo reflejan los medios de comunicación interesados en estos temas, estarían más por una nueva historia
bre la situación del medievalismo, válido en líneas generales para el conjunto de la historia, que ha hecho de España acorde con los tiempos actuales y con proyección de futuro: una historia por consiguiente
aquí Paulino Iradiel, remitiendo a trabajos de Julio Valdeón y José Ángel García de Cortázar, donde se verdaderamente común, síntesis de todo lo que hemos investigado en las diferentes nacionalidades y
alerta sobre la fragmentación de la disciplina. Por supuesto que especialización significa frecuentemente regiones y de todo lo que se está haciendo ahora –con cierto retraso- sobre la historia de España en su
desarrollo, lo acabamos de ver hoy, y ayer mismo, aunque no he podido estar pero conozco, por ejemplo, conjunto (de momento más bien ensayo que investigación, todo hay que decirlo). Sería la mejor forma
los trabajos especializados de José Manuel Nieto Soria. Lo que se critica desde el punto de vista colectivo de contribuir, desde la historia, a la exigencia que tenemos de repensar España, a fin de solucionar los
es la parte negativa de la atomización de los temas, métodos y enfoques, toda vez que la cantidad supera conflictos existentes en el Estado multinacional nacido de la Constitución de 1978 y de mejorar la calidad
la calidad: la superespecialización nos ha hecho entrar en una etapa de rendimientos decrecientes, de de nuestra democracia. Esta idea de “repensar España” y el Estado español, mediante una reforma de la
forma que saber más y más de un aspecto parcial de la realidad no incrementa sustancialmente el cono- Constitución si es preciso, no es un cita de un representante nacionalista (periférico) o de la oposición de
cimiento histórico. Fragmentación del saber histórico que lleva a la perdida de la visión de conjunto, a izquierdas, sino de don Manuel Fraga Iribarne, presidente de la Xunta de Galicia, que va más allá en esto
hacer tabla rasa de las conquistas de la historiografía del siglo XX, de la “revolución historiográfica del que Convergencia i Unió que reivindica solamente una reforma del Estatuto. Pero volvamos al problema
siglo XX”, legitimando un retorno de la historia tradicional que supone una evidente vuelta atrás histo- general de cómo invertir la fragmentación historiográfica.
riográfica por mucho que tenga su vertiente positiva. Metafóricamente nuestra disciplina es, hoy por hoy, un archipiélago, un enorme conjunto de islas de
Vicente Álvarez Palenzuela se ha referido también al presente auge de los géneros tradicionales, diferentes tamaños, más o menos cercanas pero desconectadas entre sí. Mi propuesta consiste en tender
los cuales, efectivamente, de manera abusiva y sectaria habían sido excluidos de la historia académica, puentes de todo tipo que pongan en comunicación las islas grandes, las pequeñas, algunas unipersonales,
volviendo ahora con el objeto de restaurar unas temáticas (biografía, acontecimientos, historia política, como esas ciudades futuristas imaginadas por la ciencia-ficción donde torres habitadas de diferentes altu-
instituciones) necesarias para un conocimiento cabal del pasado, pero hay que preguntarse si esto no nos ras y tamaños están interconectadas mediante todo tipo de puentes, rampas, pistas, vehículos voladores,
hace volver, se quiera o no, visto desde la metodología y la epistemología, a una manera de escribir la trenes, por no hablar de ondas, rayos y otros medios invisibles. Es la manera de que no se caigan las to-
historia propia de finales del siglo XIX, camino preparado por el “todo vale”, por la apuesta posmoderna rres y de que sirvan eficazmente al bien común. Pasa algo parecido con las grandes, medianas y pequeñas
por la fragmentación como nuevo paradigma historiográfico. especialidades historiográficas: sin comunicación transversal no hay vida global, la comunidad académica
Nuestra propuesta de nuevo paradigma es todo lo contrario: la interrelación, la reunificación, la se debilita y fractura indefinidamente, y los esfuerzos aislados se pierden. La interconexión de líneas de
globalización historiográfica. En concreto, ayudaría tremendamente a invertir la fragmentación de la his- investigación es, además de una necesidad, una virtud al asegurar un futuro más creativo, frente al rutina-
toria medieval, y de otras áreas de conocimiento histórico, buscar la creatividad en la mezcla de géneros rio que nos espera con las viejas, nuevas o novísimas especialidades históricas, cuya existencia autónoma
historiográficos, compatibilizando especialización con globalización. Se trata de que la historia del siglo no ponemos en duda, por inercia académica y porque la propia convergencia que propugnamos parte de
XXI no sea la historia del siglo XIX, lo que, por razones de objetividad y contexto, tampoco puede ser. la realidad de las especialidades, impulsa la renovación de estas, generando incluso macroespecialidades
Leopold von Ranke elaboró su concepto de historia, la primera versión científica de nuestra disciplina a de carácter mixto para hacer más tupido el tejido reticular que restaure cierta unidad disciplinar.
finales del XIX, más de cien años después vivimos en una etapa histórica radicalmente distinta: tendría Entre las viejas especialidades que vuelven venimos citando repetidamente la biografía, Adeline
que volver la sociedad decimonónica para que fuese viable el retorno a Ranke. Por eso pensamos muchos Rucquoi ponía de cómo buen ejemplo “Guillermo el Mariscal” de Duby, yo añadiría también el “San
que el regreso de la vieja historia tiene un vuelo corto como propuesta historiográfica, salvo que creyé- Luis” de Le Goff, pero preguntémonos, ¿por qué estas son “nuevas biografías”? Por que incluyen al me-
semos que la escritura de la historia es ajena a la propia historia, dudo que exista un colega consciente nos dos especialidades, biografía e historia de las mentalidades, además de otras como historia narrativa
y mínimamente formado que piense tal cosa. Hacemos la historia en función de la sociedad en la que (Duby) o historia acontecimental (Le Goff). Si bien lo habitual ha sido intentar renovar los géneros tradi-
vivimos, sujeta a una transición acelerada hacia un nuevo siglo que no sabemos cómo se va a conformar, cionales –por ejemplo, la historia política y la historia militar- en convergencia con la historia social. Hace
pero tenemos algunas certezas: el siglo XXI no será el siglo XX, y menos aún el siglo XIX. tiempo que la innovación se abre paso así, por medio de la intradisciplinaridad, que es preciso diferenciar
Tenemos un ejemplo cercano: la historia de España, uno de los grandes retornos que estamos de la interdisciplinaridad con otras ciencias sociales. Intradisciplinaridad que ha fracasado, sin embargo,
viviendo, junto con la biografía histórica. Algunos ya hemos planteado la necesidad de volver a investi- en realización con la historia narrativa porque, en nuestra opinión, se ha ido por un camino equivocado,
gar la historia de España con anterioridad a que el Partido Popular ganara las elecciones en 1996, ante procurando la convergencia, fusión o integración, alrededor del eje de la ficción no de la historia. Falta
el vacío historiográfico creado por la dedicación generalizada de los historiadores españoles, desde la por implementar un trabajo intradisciplinar que aproveche fondo tanto las enseñanzas de la historia
transición, a investigar la historia de sus nuestras respectivas Comunidades Autónomas. Pero ¿recuperar narrativa como de la literatura histórica –y no histórica- para una “nueva historia narrativa”, plenamente
historiográficamente la historia de España es lo mismo que volver a los clásicos del siglo XIX y primera consciente de sus presupuestos metodológicos y de sus objetivos historiográficos y epistemológicos.

36 37
Diríamos algo semejante en relación con las nuevas especialidades que fueron: la historia económi- investigación que ya hemos emprendido sobre la base del mestizaje historiográfico. En esto queremos
ca, la historia social, la historia de las mentalidades, la historia cuantitativa, etc. Creo que su futuro inno- diferenciarnos netamente de un siglo XX -llamado justamente “de los extremos” por Eric Hobsbawm-
vador, cuando no su pervivencia como línea de investigación productiva, está vinculado a este carácter con frecuencia sectario en cuanto a la natural diversidad de visiones historiográficas, intolerancia de lo
mixto de las investigaciones históricas que planteamos. Epstein, especialista en historia económica, in- cual todavía quedan restos en la academia. Cada corriente o subcorriente consideró el siglo pasado que
trodujo ayer en su exposición elementos de historia comparada, historia política, historia institucional, de su (s) línea (s) renovadora (s) de investigación era única (s), minusvalorando el aporte de las otras nuevas
micro y macroanálisis, buscando la renovación de un género como la historia económica prácticamente históricas, exagerando las diferencias y negando u ocultando los paradigmas compartidos, que fueron
desaparecido de los estudios históricos, fuera de las facultades de economía. Es también mi experiencia realmente los que protagonizaron la “revolución historiográfica del siglo XX”. A lo que hay que unir
personal, desde 1986, con la historia de las mentalidades y la historia social, y otros componentes intra hoy el conservadurismo y el individualismo propios del funcionamiento académico tradicional, que se
e interdisciplinares, huyendo del “espíritu de especialidad”, como expondremos al final. Lo nuevo de hicieron más patentes conforme fue retrocediendo en los años 80 y 90 el “espíritu de escuela”. Todavía
nuestro programa de investigación en historia mixta, respecto de los precedentes o actuales tentativas de hoy cuando alguien propone algo nuevo hay quien descalifica ipso facto diciendo que tal propuesta no va
carácter espontáneo que surgen de las especialidades, es su dimensión colectiva y su ambición empíri- a ningún sitio, que no va a servir para nada, que no es tan nuevo12 o como último argumento lapidario
co-teórica como “nueva historia global”. y “neutral” se dice: “no me interesa”13. Desde Historia a Debate preconizamos y practicamos otras ac-
Por último, yo aplicaría el mismo planteamiento a los enfoques “novísimos” que se han difundido titudes: una reapertura de mentes y métodos donde compitan cientos de flores como la historia mixta/
en los años 80 y 90: historia oral, historia de las mujeres, historia ecológica... Su fuerza renovadora se global que nos ocupa.
dilapida al encerrarse en la pura especialización, por ausencia de un marco historiográfico de referencia 3) Intradisciplinaridad. Nos planteamos hacer intradisciplinaridad más que interdisciplinaridad, de
que posibilite su desarrollo y su aportación al conjunto de la disciplina. manera que la interdisciplinaridad empiece por nosotros mismos a fin de ganar en coherencia y reequili-
Pensareis seguramente que esto de mezclar géneros y trascender especialidades, algunas bastante brar nuestras necesidades internas y externas de alianzas estratégicas.
establecidas académicamente, va a encontrar “resistencias” por causa de la apatía general, de los intereses Distinguiéndonos abiertamente, por consiguiente, de las precedentes nuevas historias que poten-
creados, del corporativismo de género (historiográfico) y de área (académica). Pero es que esta propuesta ciaron, hace 30 o 40 años, en exclusiva el diálogo interdisciplinar con otras ciencias humanas y sociales
no está dirigida al conjunto de la profesión, sino a esas minorías arriesgadas de colegas de diferentes como vía de innovación, sobre todo Annales, de modo eficaz y productivo en un primer momento para
edades, dispuestos a lidiar con nuevos problemas, a experimentar con nuevos enfoques (macro, plurales, la historia14 y contribuyendo posteriormente a la acelerada formación de compartimentos interiores con
transversales), a trabajar con nuevos temas (mestizos). En la red académica Historia a Debate tenemos tendencia a la estanqueidad, y debilitando la situación de la historia en relación con otras disciplinas15.
la intención de crear un “grupo de investigación en red”, interáreas e internacional, en el estáis desde La red Historia a Debate es, en sí misma, un fenómeno historiográfico de reunificación disciplinar,
ya invitados a participar. La idea de una historia mixta estaba ya presente en el punto V, titulado “Contra un fruto maduro de la “interdisciplinaridad aplicada a nosotros mismos” que predicamos, un conjunto
la fragmentación”, del Manifiesto historiográfico que tenéis en vuestras manos (se puede consultar asimis- de puentes, ondas y cables, que unen el archipiélago de la historia. Historia a Debate se apoya como
mo en www.h-debate.com) donde se hablan de “líneas mixtas de estudio en cuanto a fuentes y temas, comunidad académica digital en todas las áreas de conocimiento de las facultades y universidades donde
métodos y especialidades”, sobre la base de adoptar “lo global como punto de partida, y no como ‘ho- se estudia la licenciatura de historia, y además en las áreas e historiadores16 de otras facultades donde se
rizonte utópico”, con el objetivo de avanzar paralelamente, en lo empírico y en lo teórico, allá donde imparten asignaturas de historia en licenciaturas y posgrados de otras ciencias sociales y humanidades, lo
las nuevas historias de los años 60 y 70 fracasaron con un concepto idealista de “historia total” que no que constituye una buena base de partida para la historia intradisciplinar que pretendemos, sin por ello
llegó a concretarse en la investigación, sirviendo de coartada “utópica” para la creciente atomización de abandonar la interdisciplinaridad con otras ciencias sociales que sólo volverá a fortalecer a la historia en
la historiografía en los años 80 y 90. condiciones de intercambio igual de temas, métodos y enfoques, lo que exige la recuperación del espíritu
de innovación historiográfica y un reforzamiento interno de la historia como ciencia del pasado.
La interdisciplinaridad fundada en el intercambio desigual favoreció claramente en los años 80 y 90
¿Qué es la historia mixta? el desmigajamiento de la historia y su dependencia exterior, coadyuvando al retorno general de la historia
tradicional, sin por ello fortificar de manera notoria otras disciplinas y ciencias sociales. Una secuela final
Resumiré, brevemente, los rasgos definitorios de nuestra propuesta, abierta al debate y a la práctica in- de esta interdisciplinaridad “imperialista” heredada del siglo de los extremos es la tentativa fracasada de
vestigadora: Hayden White de reinsertar la historia en el campo de la literatura, negando a la manera posmoderna su
1) Nombrar. Mi primer problema al formalizar esta propuesta de investigación fue darle un nom- carácter de ciencia, retrotrayendo a los historiadores al periodo de la prehistoria pre-paradigmática de
bre, sólo existe aquello que se nombra. Mientras a nadie no se le ocurra otra denominación mejor, me nuestra disciplina.
he decidido por llamarle historia mixta porque es breve, fácil de recordar y refleja lo esencial de la apuesta En la batalla contra la atomización disciplinar como base para una interdisciplinaridad sana, desde
historiográfica, pues lo ‘mixto’ remite a combinación de elementos distintos, en nuestro caso, temas, Historia a Debate, estamos siendo así y todo más moderados que Lucien Febvre en sus Combates por la
fuentes, métodos, teorías, espacios o tiempos diversos, con unos objetivos claros: superar la fragmenta- historia, hace ya 70 años, cuando desbarraba contra “el espíritu de especialidad” y nos convocaba a “echar
ción disciplinar y lograr aproximaciones globales, por lo que nos definimos también como partidarios de
una historia mixta como historia global.
2) Variedad de vías. No pretendemos que la historia mixta sea la “única”11 y “verdadera” vía de 12
Se dijo de Annales, pero lo nuevo es teorizar y sobre todo difundir, encarnar colectiva y conscientemente
innovación en este nuevo siglo historiográfico, otros enfoques renovadores pueden dar igual o mejor 13
Por apelar al último refugio de la crisis historiográfica: la individualidad académica el fragmento postmoderno más
resultado que la historia mixta, pensado para contribuir a la reconstrucción del paradigma de una his- frecuente en el imaginario historiográfico es el individuo
toria no fragmentada, o pueden servir para completar en paralelo, desde otro ángulo, la experiencia de 14
Historia económica, historia social, incluso historia de las mentalidades
15
Alianzas desequilibrantes, dependientes y fragmentadoras
11
HaD como proyecto de reconstrucción paradigmática no es sólo “una” línea. 16
Rectificando vidas separadas

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abajo los tabiques y hacer circular por encima de los pequeños despachos cerrados en que operan los es- superación de las limitaciones físicas e intelectuales del formato papel, vinculado a la historia como
pecialistas, con todas las ventanas cerradas, la gran corriente de un espíritu común, de una vida general de disciplina desde siempre, permitiendo aproximaciones globales con fuerte base empírica que mezclen
la ciencia” (FEBVRE 1975: 162). Se refería a las diferentes especialidades científicas, pues en el periodo aspectos diversos de los hechos analizados. Veamos dos ejemplos.
de entreguerras –la cita original es de 1933- la historia era todavía una disciplina reciente, reducida y bas- Lo multimedia hace posible trabajar simultáneamente con fuentes escritas, sonoras e iconográficas
tante unificada, ¿qué habría que decir hoy de una historia académica crecida pero disgregada en decenas en movimiento, a la hora de pensar, investigar y “escribir” la historia a efectos de la transmisión acadé-
de miles de “despachos cerrados” a causa del “espíritu de la muerte”, según acusaba el cofundador de mica o pública de los resultados.
Annales? Nosotros somos más modestos y menos radicales que el joven Febre (55 años), no pretende- Gracias al hipertexto podemos olvidarnos ya del esquema lineal y unilateral del libro (introducción,
mos derrumbar nada, y menos aún las paredes de nuestros despachos, hacemos historia e historiografía contenido en capítulos y conclusión) con la sola posibilidad de algunas breves citas en el texto y notas
en positivo, somos reconstructores, lo nuestro es abrir puertas y ventanas, aprovechando Internet para a pie de página. El lenguaje de la web, además de incluir texto, audio y video, posibilita “escribir” en un
reunificar en forma reticular la vieja disciplina de la historia, sin menoscabo de la sacrosanta autonomía dimensión más: líneas, columnas y links que pueden remiten a su vez a desarrollos que pueden ser tan
individual de cada uno de nosotros ni de continuidad paralela de especialidades del siglo XIX y XX que largos como el principal, de manera que se puede “leer” el multi-discurso como si fuesen varios libros
los colegas quieren mantener vivas. en uno, siguiendo diferentes itinerarios, expresando así más fácilmente visiones multilaterales de la rea-
4) Nueva globalidad. La convergencia historiográfica de géneros que identifica el método de la lidad. Hasta ahora tanto hipertexto como multimedia, en formato físico como CD-ROM o en la red
historia mixta tiene como principal meta epistemológica la consecución empírica de aproximaciones glo- como HTML, se usan casi exclusivamente para la divulgación de la historia, pero llegará un momento
bales históricas, por eso también hablamos de una “nueva historia global”, expresión asimismo utilizada en que mezclando, según interese en cada caso, evidencias sensorial y culturalmente distintas y nuevas
por la historia mundial/global surgida, al calor de la globalización, en el mundo académico anglófono. formas de “escritura”, se podrá investigar de manera más global rebasando las viejas limitaciones del
Transformar la vieja historia universal de la filosofía en ámbito de investigación histórica es, sin lugar a pensamiento moderno. Las condiciones técnicas ya están creadas, falta que las mentalidades y los usos
dudas, una interesante vía de renovación historiográfica para este nuevo siglo global. La historia mundial académicos evolucionen a la par para que, por ejemplo, el CD-ROM no sea solamente el medio para una
como historia global remite, en cualquier caso, a un concepto si acaso más geográfico que epistemológi- reproducción económica de una tesis en papel sino un formato inédito para su “escritura”, o para que
co, en comparación con la visión de conjunto de determinados hechos históricos que procuramos con los tribunales académicos no solamente acepten los nuevos formatos –lo que todavía es minoritario- sino
la metodología de concentración historiográfica de la historia mixta entendida como una reformulación que los fomenten, pero esa es la perspectiva: una historia mixta en sus fuentes, escritura y difusión, que,
radical de la vieja “historia total” de Annales y del materialismo histórico, punto de partida más que de gracias a la revolución tecnológica en curso, pueda llegar a concretar de verdad la “historia total” con la
llegada, incardinada en la práctica empírica y, por lo tanto, exenta de objetivos previamente definidos que soñaron nuestros antecesores en el siglo XX.
como imposibles. Mixtura de géneros, intradisciplinaridad, interactividad de las partes y multilateralidad de fuentes,
La primera convergencia que hemos de colocar en el banco de pruebas de la historia mixta es historia formatos y enfoques, que choca frontalmente con el individualismo de la investigación y los lentos mo-
objetiva/historia subjetiva, tanto en lo que se refiere a la interfaz entre los agentes históricos y las condi- dos convencionales de intercambio académico. Las nuevas tecnologías de la comunicación, revolucio-
ciones heredadas como entre el historiador y su objeto de investigación. Para lo cual debemos dejar atrás nando las formas de sociabilidad académica, crean las condiciones para la puesta en práctica de grandes
de una vez la metáfora de los pisos en la que hemos sido formados y de uso generalizado en la historia equipos de investigación entre muchos países y especialidades, equipos mixtos para una historia mixta, en
y las ciencias sociales del siglo XX. Alegoría de cemento para representar en una sola dimensión (altura) eso estamos.
los “niveles” de la realidad que se imaginaban, y que se imaginan, como un edificio con dos (base y supe- 5) Temas descubiertos. En el siglo XXI el avance de la innovación historiográfica difícilmente pue-
restructura), tres (economía, sociedad, cultura) o cuatro pisos (añadiendo el “nivel” político). Enfoque de seguir siendo sinónimo de cambio de temas de investigación como en el siglo XX. Nadie lo hizo me-
epistemológico de gran rigidez derivado del paradigma newtoniano, posteriormente reforzado por el jor que la escuela de Annales, siempre atenta a otras disciplinas para descubrir “nuevos territorios” para el
estructuralismo, que no ha aportado verdaderas aproximaciones globales de la realidad histórica sino más historiador. Mas pasó con la historia lo que antes con la geografía: los descubrimientos se agotaron. Hoy
bien visiones fragmentadas mecánicamente de tipo más analítico-descriptivo que sintético-explicativo, ya no se encuentran temas inéditos de investigación, sobre casi todo existe bibliografía histórica, “todo
aunque superiores, en su momento, a las ofrecidas por la historia tradicional puesto que, por vez primera, es historia” y susceptible de una investigación en el pasado. ¿Qué queda para las generaciones futuras?
se investigaba sistemáticamente la parte del iceberg oculta bajo el “nivel” de la política y sus “grandes Valdría parafrasear aquel viejo anuncio televisivo: hay otros mundos pero están entre nosotros, y nunca
hombres”. Ampliación temática que ha desbrozado el camino pues para la tarea siempre aplazada de la mejor dicho. Yo creo que la innovación futura –presente más bien, porque ya estamos en esa situación-
síntesis global, que ahora, en nuestra opinión, ha de constituir parte esencial de las hipótesis de trabajos será –es- una cuestión de enfoques más que de temas, una vez que, además, todos los temas se aceptan
que han de ser, al mismo tiempo, analíticas y sintéticas, si no queremos repetir los mismos errores. ya como válidos. Es, sobre todo, una cuestión de enfoques mixtos, porque los enfoques especializados,
Para afrontar con éxito esta asignatura pendiente, la globalidad histórica e historiográfica, precisa- monotemáticos, consecuencia de la preeminencia final del tema sobre el enfoque entre los nuevos histo-
mos metáforas menos mecánicas, más complejas y, por lo tanto, más reales, que nos permitan representar riadores, ya han aportado por regla general, en la forma fragmentada que los conocimos, lo esencial de
la esencial interactividad entre las diferentes partes en que precisamos “dividir” lo real para aprehenderlo. su potencial renovador.
Metáforas sacadas del cosmos como el sistema planetario; de la informática como la interfaz ya citada: 6) Tema viejo, paradigma nuevo. La historia mixta puede ser una buena vía para recuperar los géne-
“conexión física y funcional entre dos aparatos o sistemas independientes”, según la RAE; o de las ma- ros tradicionales sin el paradigma subyacente del viejo positivismo y sus mitos. El gran fallo de las nue-
temáticas como la “cinta de Moebius”, bucle donde lo que es anverso en un sitio es reverso en otro, útil vas historias antiposivistas del siglo XX fue centrarse en la descalificación de los temas en detrimento de
por ejemplo como referencia imaginaria de la historia mixta como historia objetiva/subjetiva. Represen- la crítica epistemológica, pensando que cambiando los objetos de investigación de los temas políticos a
taciones mentales que hacen posible una comprensión más global y dinámica, más precisa y científica, de los económico-sociales se superaba automáticamente el objetivismo ingenuo de von Ranke, su concepto
los hechos del pasado y del presente, que las metáforas mecanicistas derivadas de la ciencia del siglo XVII. del historiador como un notario y la “idolatría de las fuentes”. Una solución válida puede ser investigar la
Ahora bien, una nueva globalidad fundada en la interactividad precisa algo más que imágenes de re- política o la biografía de forma multitemática en el marco de un nuevo paradigma mixto, objetivo/sub-
ferencia: modos de representar técnicamente la diversidad real que nos ayuden a pensar al mismo tiempo jetivo, porque si no caeríamos de nuevo en el fetichismo del objeto, reemplazando de manera simplista
con múltiples datos e ideas interrelacionados. Las nuevas tecnologías de la comunicación conllevan la el cambio de tema por la mezcla de temas.

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7) Novedad versus especialidad. La historia mixta intradisciplinar es una alternativa a todas y cada una ayudarnos, asimismo, a pensar de manera menos cartesiana y más realista, en conexión con las teorías
de las diferentes ramas y subramas en que ha quedado dividida nuestra disciplina, facilitando por consi- actuales del caos y de la complejidad, superadoras del viejo determinismo.
guiente una salida productiva, más allá del currículum vitae y los rendimientos decrecientes, al retorno La filosofía de la ciencia. Pero la fuente filosófica que mejor puede nutrir la puesta al día de la
de los viejos temas, así como al empantanamiento de las nuevas historias del pasado siglo, y aún de las historia como ciencia es, sin duda, la filosofía de la ciencia, después de la ruptura epistemológica prota-
novísimas historias, en las cárceles de las especialidades divorciadas del conjunto de la profesión. gonizada por Thomas S. Kuhn, que se ha servido de la historia -criticada acerbamente en 1956 por Karl
En el caso de las especialidades generadas –y generadoras- de la crisis de Annales, del marxismo R. Popper en Miseria del historicismo- para atacar la base positivista de la ciencia con nuevos conceptos de
historiográfico y de la cliometría, a finales de los años 70 y principios de los años 80, se plantea un dilema paradigma, comunidad de especialistas y revolución científica, trasladando el centro de gravedad de la
contrario al positivismo: singulares paradigmas subyacentes potencialmente innovadores, tanto respecto verdad científica de lo empírico al investigador colectivo, de la acumulación de datos a los saltos paradig-
de la nueva como de la vieja historia, drásticamente neutralizados por su tratamiento como temas es- máticos, de la filosofía a la historia de la ciencia.
pecializados y separados, lo que sólo se resuelve elevando la intradisciplinaridad, y el combate contra el
“espíritu de especialidad” historiográfica, en categoría epistemológica.
8) Otra ciencia. El problema es -“en última instancia”- de orden epistemológico, y es que, para De la teoría a la práctica
aplicar empíricamente enfoques mixtos y plurales, tenemos que aprender a pensar y a investigar la
historia de otra manera, variando de raíz el concepto de ciencia histórica que sigue siendo, en nuestro Decía al principio que dejaría la práctica para el final, invirtiendo en cierta media el orden cronológico,
campo académico, deudor en exceso del concepto decimonónico y positivista de Leopold von Ranke hablaré por tanto, brevemente, de mi experiencia investigadora con criterios mixtos, por lo que suponer
con sus pretensiones absolutas e idealistas de conocer el pasado “tal como fue”, cuando en realidad de aportación de ejemplos prácticos, entre las muchas opciones que habrá que experimentar, de una his-
solamente conocemos el pasado conforme lo construimos, y viceversa, y no hay otra ciencia. Investigar toria mixta sobre la que de entrada no tenía, naturalmente, una conciencia tan plena sobre sus objetivos.
considerando simultáneamente el objeto y el sujeto del proceso de conocimiento, ligando fuentes y es- Ejemplos concretos y personales que nos fueron convenciendo, a lo largo de los años, de la produc-
pecialidades distintas, supone trabajar siempre con dos o más ideas a la vez en la cabeza. Y no es nada tividad del enfoque historiográfico que se propone, de su capacidad para incrementar verdaderamente
fácil, por cuestión de formación y sobre todo de criterio, pues para muchos colegas pensar con más de el conocimiento histórico, así como de la importancia de compatibilizar la empiria con la reflexión, la
una idea, tema o método, conduce al eclecticismo, entendido como conciliación de posturas que no son historia con la historiografía, condición mixta sine qua non para el avance de ambas.
conciliables, cayendo en la incoherencia. Se confunde así lamentablemente pluralidad con eclecticismo, Espero que mi experiencia individual sirva, asimismo, para que otros colegas comprueben que
sentándose las bases del pensamiento simplista, sectario y separador, absolutista e idealista, que tiene su hemos seguido un camino parecido, saquen parecidas conclusiones y podamos así, de manera más cons-
origen, paradójicamente, en la ciencia moderna del siglo XVII, como vimos ya en el caso de las metáforas ciente y colectiva, profundizar en este inadvertido cambio de paradigmas emprendido, destinado si no lo
mecanicistas. Los anti-eclécticos no hacen más que aplicar el principio cartesiano de no-contradicción, remediamos a no ser reconocido siquiera por nosotros mismos, a perderse entre las nieblas que separan
sabiendo como sabemos que dos cosas contradictorias entre sí pueden ser ciertas, a su manera, según las islas de nuestro académico gulag.
el punto de vista (ciencia con sujeto) o como parte de una realidad dialéctica (ciencia móvil y compleja). La historia mixta que propongo no es una ocurrencia personal, está en el ambiente, otros colegas ha-
El problema es, de nuevo, la falta de actualización de los conceptos de ciencia o de racionalidad que cen historia mixta sin saberlo, buscando espontáneamente la forma de no hacer y decir siempre lo mismo,
manejamos los historiadores, lejos del nuevo concepto relativo de ciencia que vienen aplicando, desde de salir de las cárceles de la especialidad, de aportar visiones más de conjunto de los hechos analizados,
hace cien años, físicos como Heisenberg, Planck o Einstein. Al que podemos acercarnos, también, a igual que nosotros mismos antes de que la maduración del proceso de investigación historiográfica, re-
través de fuentes no cartesianas de la historia y de otras ciencias: flexión y debate, de Historia a Debate nos permitiera comprender cabalmente las posibilidades teóricas
La mentalidad medieval. Para ampliar nuestro concepto de ciencia y aplicarlo a la historia, debe- de una práctica espontánea, creando a la vez condiciones para su difusión organizada. La cuestión es
mos apoyarnos en la propia historia. La mentalidad medieval -y en general las mentalidades sociales que los resultados más renovadores de la investigación en las diferentes especialidades guarda una rela-
históricas- fue considerada pre-científica por la ciencia absolutista del Antiguo Régimen por mezclar, los ción directa con el uso de cierta intradisciplinaridad, ¿hasta dónde podemos llegar si unimos nuestros
hombres y las mujeres de la Edad Media lo imaginario con lo real, a la hora de representarse el mundo. esfuerzos con plena conciencia de que el objetivo final, perfectamente alcanzable, es una historia y una
Sin embargo, desde mediados del siglo XX, la ciencia pospositivista nos enseña que las verdades cien- historiografía más globales?
tíficas consensuadas por una comunidad de especialistas se fundamentan en elementos racionales y no Lo realmente nuevo que puedo aportar, desde mi doble condición de investigador y coordinador de
racionales, conscientes y no conscientes, incluyendo a menudo creencias colectivas y representaciones Historia a Debate, en esto de los cruces historiográficos es, en suma, contribuir a explicitar una práctica
mentales. Se ha acortado así la distancia entre el conocimiento corriente y el conocimiento científico, latente, hasta ahora sin valor historiográfico por sí misma, sistematizar algunos de sus resultados, relacio-
entre la cultura popular y la cultura savante, adquiriendo de este modo la historia un interés renovado para nar éstos con el debate historiográfico general, descubrir que lo que hemos bautizado como historia mixta
la ciencia, así como la ciencia para la historia. puede ser un factor importante –pero no único- para llevar a buen puerto el cambio de paradigmas en
La dialéctica hegeliana. Otra fuente histórica pero filosófica para una racionalidad no cartesiana es que estamos inmersos, por lo que merece la pena generalizar y hacer madurar nuestra propuesta. Unos
la dialéctica hegeliana de la unidad de los contrarios y de resolución de contradicciones mediante la tesis, seguirán haciendo historia mixta de forma individual, incluso sin saberlo o sin reconocerlo, como modo
la antítesis y la síntesis. Muchos historiadores de mi generación tuvimos la fortuna de acceder a Hegel, de saber más de los hechos estudiados o de revitalizar especialidades curriculares o temas especializados.
aunque indirectamente, por medio de las lecturas extraacadémicas que completaron nuestra formación, Otros vamos a intentar ir más allá con formas nuevas, colectivas y digitales, desarrollando no sólo la
si bien su historia dialéctica (invertida) pronto quedó sepultada bajo el cemento del objetivismo, el eco- práctica sino también en la teoría, de manera mixta, comprometidos con este nuevo modo de entender
nomicismo y el estructuralismo imperantes. La vieja dialéctica es todavía un argumento válido contra la investigación, la enseñanza y la divulgación histórica, parte de un esfuerzo general, convergente con
el pensamiento simplista que confunde “síntesis” y “término medio”, creyendo a pies juntillas que la otras propuestas, propias y ajenas, por alcanzar un nuevo paradigma o consenso historiográfico: la historia
manera de resolver un “conflicto antagónico” es eliminar al contrario... mixta como historia global, diferente de una historia mixta casual, individualista o descomprometida. Ambas
El pensamiento complejo. Partiendo de Hegel, y con nutrientes científicos más actuales, Edgar vías son, en cualquier caso, compatibles y complementarias: forman parte de la necesaria pluralidad del
Morin ha puesto a nuestra disposición una Introducción al pensamiento complejo (Barcelona, 1994) que puede

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intento, si bien el motor del cambio propuesto para trascender la fragmentación y globalizar la historia a y contra-revuelta, su transmisión oral y escrita entrelazada con nuevos acontecimientos y, finalmente, los
través del mestizaje historiográfico está, obviamente, en el compromiso colectivo. cambios de mentalidad vinculados al cambio de civilización.
Creo que ya ha dicho Flocel Sabaté en la presentación que una parte principal de mi investigación, La mezcla de tipos diferentes de fuentes y de evidencias ha ligado de forma decisiva en mi investi-
lo que ha sido mis tesis de licenciatura y doctorado, ha girado sobre las mentalidades sociales en la gran gación la oralidad con la escritura, de cuya confluencia ha salido nuestra propuesta y experiencia de una
revuelta de la Santa Hermandad del Reino de Galicia, entre 1467 y 1469, en el marco de la transición “historia oral medieval y moderna”.
de la Edad Media a la Edad Moderna. No escogí por consiguiente la vida de un gran rey como tema de Con todo, lo que quizás he utilizado más en mis pasadas experiencias de historia mixta son los en-
investigación, me parecía más importante estudiar los protagonistas colectivos y sus mentalidades, cuya foques plurales de tipo binario, escudriñando explicaciones globales y dinámicas mediante pares dialécti-
centralidad resultaba evidente por el tema elegido, pero es que, además, la Galicia medieval no tuvo rey cos, veremos varios ejemplos. La relación entre judíos y cristianos se ha venido tratando desde el ángulo
propio. El reino medieval de Galicia ha pertenecido siempre, salvo durante breves paréntesis, a la Coro- bien de la persecución bien de la convivencia, nosotros hemos enfocado la tolerancia y la exclusión como
na de Asturias, León y Castilla, sucesivamente. Puede que, en algunos temas y momentos, sea verdad lo un mismo fenómeno. Otro tema historiográficamente polémico que exige un par de conceptos dialéc-
que decía Vicente Álvarez Palenzuela sobre que lo históricamente relevante es Isabel la Católica y no los ticos para su comprensión, para ir más allá de las subjetividades enfrentadas e interesadas sin caer en el
cinco mil campesinos, pero no es nuestro caso. Lo más decisivo, a mediados del siglo XV, para la historia término medio ni renunciar a la objetividad, es la valoración final de la revuelta de 1467 en términos
de Galicia y su entrada en la modernidad, es la acción histórica, “a voz de hermandad”, de prácticamente de victoria y derrota. Hemos contemplado también simultáneamente, a la hora de estudiar las mentali-
toda la población gallega (campesinos, artesanos, pescadores, burgueses, clérigos e hidalgos) contra la dades “subalternas”, la coerción y el consenso, como ya hizo Gramsci en su tiempo con su concepto de
oligarquía nobiliaria laica, los señores de las fortalezas. En una coyuntura histórica en la cual el papel ju- hegemonía, entrevisto desde las clases dirigentes. Aunque la “historia desde abajo” de History Workshop
gado por el rey de Castilla y León, Enrique IV, fue secundario respecto de un levantamiento antiseñorial tampoco es suficiente para dar cuenta de hechos importantes que constituyen verdaderas encrucijadas
arrollador que derrocó las fortalezas y que el propio Enrique IV apoyó, parcialmente, por razones co- históricas, es menester coordinar en una única investigación la “historia desde abajo” a la “historia
yunturales, para conservar el apoyo político de la Galicia dominada por los irmandiños en la guerra civil desde arriba”, rebuscando términos que hagan posible integrar la mixtura arriba/abajo: lo intentamos
contra la nobleza y su hermano el principio Alfonso, a su vez levantados en armas contra el rey legítimo. en nuestro trabajo sobre el uso alternativo del derecho por parte de los rebeldes y por parte del poder
Considero tan legítimo estudiar una época histórica a través de un “gran hombre”, en este caso establecido.
El-Rey, como a través del protagonismo de la gente, para ser rigurosos, insistamos, habría que aplica un Los historiadores de la Edad Media han definido asimismo la relación del hombre hacia la natu-
enfoque mixto, un análisis concreto de una situación concreta, que se puede inclinar más hacia el com- raleza como dominación o subyugación, en un trabajo intradisciplinar hemos analizado conjuntamente
ponente individual o colectivo, dependerá del tema, del momento y del lugar. En el caso de la Galicia estos fenómenos antitéticos, y sin embargo verdaderos, tanteando una explicación más integrada y más
bajomedieval todo lo que sea hurtar tiempo al análisis de un protagonismo colectivo –entrelazado natu- real. Vínculo bidireccional que también compete atribuir a la relación del hombre con el hombre, al es-
ralmente con los protagonismos individuales, también de nobles, arzobispos y reyes- que alcanza grandes tudio de la violencia social: estudiamos el entrelazamiento de actitudes que podríamos llamar pacifistas
dimensiones, es renunciar a hacer una historia completa, que es de lo que se trata. Incluso la entrada de con las puramente violentas en los tiempos de revueltas y guerras que nos han ocupado. Siguiendo con
los Reyes Católicos en Galicia, a partir de 1480, las primeras bases del Estado moderno en este reino pe- el método mixto de indagar a la vez dos aspectos de la realidad aparentemente contradictorios, investiga-
riférico a fines de la Edad Media, resulta ininteligible sin tomar en consideración el apoyo popular de los mos la relación social y mental entre el rey y sus súbditos, entre el sujeto individual por excelencia de los
primeros momentos, de muchos de los protagonistas de la revuelta de 1467, a su política de implantación medievalistas y el habitual sujeto colectivo, la gente común, desde el doble enfoque imaginario-real. En
de una justicia pública de resonancias antiseñoriales. una conferencia en Vitoria (1991), intitulada “Rebelión fiscal e imaginario real en la Galicia del siglo XV”,
La historia mixta que hemos practicado, y que practicamos, para investigar globalmente la revuelta un alumno –o tal vez un profesor-, haciendo gala del viejo racionalismo separador que hemos criticado,
irmandiña y otros aspectos relevantes del fin de una época histórica y el comienzo de otra, en un espacio escribió en el cartel anunciado una interrogación encima de “imaginario real”, pensando quizás que se
social, cultural y político paradigmático, de características nacionales recién formadas y con una escasa estaba ante una errata. Posteriormente he titulado el libro que contenía un artículo sobre el tema, Viva
influencia del todavía Estado monárquico, ha seguido caminos bien diversos a la hora de mezclar, según El-Rei (Vigo, 1996), para significar la importancia social del imaginario monárquico como resorte mental
los casos, especialidades, métodos, fuentes, enfoques y sujetos (parte de los trabajos en que nos basamos de los vasallos rebeldes que asaltaban justamente las fortalezas exclamando “¡Viva El-Rey!”, presumien-
se pueden consultar en www.cbarros.com). do a voz en grito de un apoyo, medio inventado medio real: lo imaginario forma de este modo parte de
La convergencia mayor de especialidades que hemos experimentado, según hemos comentado ya, la realidad como motor de la revuelta social, y la realidad entre en el imaginario colectivo a través de las
ha sido entre la historia social y la historia de las mentalidades, calificamos dicha fusión como “historia cartas del rey, leídas en público, autorizando la hermandad y los propios derrocamientos. Enfoque mixto
social de las mentalidades”. Mantuvimos siempre unidos estos dos campos de investigación, a tenor de lo real imaginario, o de lo imaginario real, utilizado asimismo en un trabajo anterior (1987) sobre el
del tema elegido, combinando una historia objetiva (social) y una historia subjetiva (mental), añadiendo modelo caballeresco, mixtura que ya había llamado la atención a historiadores de la literatura, especiali-
después, según la temática concreta, otras especialidades viejas, nuevas y novísimas: historia del derecho, dad con la que confluimos desde la historia social y la historia de las mentalidades.
historia de la literatura, historia oral, historia de las mujeres, historia ecológica, historia de la historia... Mención aparte merece la necesidad epistemológica de reunir, en un mismo proceso de investiga-
Atención a la intradisciplinaridad sobre la que ha descansado, asimismo, un esfuerzo interdisciplinar en- ción, distintos sujetos históricos. Sigue pendiente un trabajo de biografías colectivas, de pequeños y gran-
focado hacia la antropología y la sicología. des hombres, tanto de participantes como de opositores a la revuelta de 1467, para lo que disponemos
La convergencia de métodos podemos ejemplarizarla en dos experiencias de aproximación global. en principio de menos documentación para lo primero que para lo segundo, para los nobles que para los
1) Análisis conjunto cuantitativo y cualitativo como manera de objetivizar las subjetividades de los pro- plebeyos, por eso no valen en estos casos las clásicas biografías de “grandes hombres”, tampoco para los
tagonistas y los antagonistas, de los sujetos en favor y en contra de la revuelta. 2) Superposición articu- protagonistas del acontecimiento social. Si bien para ello es preciso antes aproximarnos a la definición
lada de la corta, media y larga duración: el instante de la revuelta (tiempo corto), la década posterior de de antagonistas y protagonistas, un cruce de estatus social y la mentalidad colectiva que exige metodolo-
contra-revuelta, resistencia social e intervención del nuevo Estado (tiempo medio), y la transición a la gía mixta. Nuestro estudio conjunto de los favorables y los contrarios a la revuelta de 1467 se ha visto
modernidad (tiempo largo). Dicho con otras palabras: producción social de las mentalidades de revuelta facilitado por la existencia de una fuente posterior que hemos reconstruido como archivo oral. Aunque
la Galicia del momento estuvo mayoritariamente a favor de los irmandiños, incluida la mayor parte de la

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iglesia, de la pequeña y mediana nobleza, además de las ciudades y de la gente del rey, por no hablar de de los judíos de Rivadavia, de los cuales tenemos escasa –aunque cierta y significativa- noticia medie-
la masa campesina y artesanal, he prestado también atención en mi tesis doctoral a la mentalidad de los val, sin embargo su presencia histórica ha llegado hasta nosotros amplificada por tres circunstancias
contrarios al levantamiento contra las fortalezas, sobre todo los contrarios populares, porque los nobles posmedievales, que no se dan en ninguna de las otras ciudades gallegas con comunidades judías y que
que se vieron derrotados militarmente en 1467, “sen terras et sen vasallos” –escribe un testigo, cura de han mantenido, impulsado y reconvertido el recuerdo colectivo de manera especial: los procesos inqui-
aldea, en 1468-, generan una tradición contraria de tipo nobiliario menos interesante y creativa, pues sitoriales de 1606-1610, un difundido opúsculo de 1915 de un historiador y político local y la actividad
tratan la memoria de los rebeldes con descalificaciones atemporales del tipo “villanos” y “chusma”. Es contemporánea de un grupo de jóvenes que impulsaron a partir de 1989 la recuperación de la tradición
historiográficamente más valioso conocer la mentalidad de la minoritaria oposición popular a la revuelta, de forma festiva y académica.
ligada a la clase señorial pero autónoma en sus argumentos y simbolismo. Indagando conjuntamente pasado y presente, los sucesivos presentes de cada hecho histórico tras-
Aquellos hechos sociales, económicos y políticos, que por su impacto histórico han procreado cendente, podemos descubrir que, en ocasiones, puede ser más esencial para la historia profesional el
polémicas asimismo históricas, sólo se puede investigar cabalmente como historia doblemente mixta, mito y la tradición, la memoria y la historiografía que el hecho en sí mismo, al modo rankeano, olvidando
entrelazando tiempos y sujetos: juntando para el análisis la mentalidad y la memoria, las subjetividades que los hechos históricos no tiene –tuvieron- vida propia al margen de la memoria (oral) y de la historia
del instante y sus transmisiones orales y escritas polarizadas, investigando “favorables y contrarios”, un (escrita). No se trata solo de reconocer que la memoria y la historia escrita constituyen objetos de investi-
sujeto plural objetivo/subjetivo por sus mentalidades (subjetivas) y por su condiciones sociales (objeti- gación en sí mismos, es que, además, son parte inseparable de la investigación actual del acontecimiento
vas), donde individuos y grupos intercambian usualmente, y en todas las épocas históricas, sus papeles histórico de referencia.
de forma que miembros de las “clases dominantes” participan de la rebelión y miembros de las “clases Desde nuestra concepción de la historia como “ciencia con sujeto” vale solamente en parte la dura
dominadas” apoyan a los privilegiados. Situación cruzada y compleja que sólo una historia mixta como crítica de Hobsbawm a la “invención de la tradición”. Adecuada siempre y cuando el historiador tenga
historia global puede dilucidar. pruebas o indicios razonables de una manipulación de las fuentes, lo que choca con nuestra ética profe-
Esta serie de enfoques mixtos probados por mí mismo, están en el origen de esta nueva –en cuanto sional, o cuando nos enfrentamos con una reconstrucción imaginaria parcial, incluso indeseable, desde
propuesta historiográfica- línea mixta de investigación para el siglo XXI y serán, con toda seguridad, el punto de vista ético profesional y general, o ambas cosas a la vez. Salvo situaciones así de extremas el
rebasados por trabajos posteriores que se beneficiarán de tres posibilidades inéditas: a) una elaboración historiador no puede hacer bien su trabajo saltándose ahistóricamente la tradición que ha conducido el
y experimentación más colectiva; b) una idea más clara de la relación entre la práctica y la teoría, y por objeto de investigación hasta nuestros despachos.
consiguiente de los objetivos epistemológicos globales a alcanzar; c) un nuevo concepto de la historia La historia que hacemos es mixta por opción metodológica y porque la realidad histórica que
como ciencia –cuyo punto de partida es el Manifiesto historiográfico de Historia a Debate de 2001- que investigamos es asimismo mixta, si no fuese así malamente estaríamos hablando de un avance historio-
sitúa ya en el centro de la innovación historiográfica la investigación de una historia mixta como historia gráfico. Lo que aplicado a la mixtura metodológica pasado-tradición-historiografía quiere decir que lo
global, abriendo a historiadores de todas las temáticas y áreas un espacio académico ilimitado antes camu- real histórico se reconstruye presente a presente por agentes históricos e historiográficos que emplean,
flado y constreñido entre los muros de las viejas, las nuevas y las novísimas especialidades. Sin un marco que empleamos, para ello criterios racionales y no racionales, emocionales e imaginarios, conscientes e
historiográfico global –y factible- resultarán imposibles nuevas prácticas de historia global. inconscientes, voluntarios e involuntarios, etc. En suma que la mixtura imaginario-real es causa y con-
Dejamos para el final, el cruce historiográfico de los sujetos que nos implica más directamente, en- secuencia de la mixtura historia-historiografía: al analizar los hechos históricos y su impacto temporal
tre el sujeto de la historia y el sujeto de su escritura. Podríamos hablar incluso del historiador sujeto-ob- en la sociedad y en la academia nos encontramos inevitablemente con la imaginación histórica, si la
jeto, parafraseando a Adeline Rucquoi, sujeto del conocimiento histórico y objeto de la investigación separamos artificialmente de otras realidades más aceptables para nosotros, habremos mutilado nuestro
historiográfica que indagando al indagador ha de dilucidar y medir su influencia en la historia y en la so- objeto, que no existe al margen de los sujetos cognoscentes y reproductores en el tiempo, académicos y
ciedad, y viceversa. Una forma de hacer una historia objetiva-subjetiva sería en consecuencia yuxtaponer civiles. Desde nuestra concepción global –también en el tiempo- de la historia, tanto las historiografías
historia e historiografía, estudiando sin solución de continuidad el hecho histórico, su impacto posterior como las tradiciones, más o menos “inventadas”, son parte de la historia pasada que tratamos, y a veces
en la memoria colectiva y -añadimos ahora- en la historiografía, y giro de 180 grados, pues memoria e constituyen la parte más principal.
historia escrita actualizan y reconstruyen el hecho que sirve de base. Relación interactiva entre el histo- Un gran y cercano ejemplo es la fundación de Santiago de Compostela, que tiene su origen en el
riador y su objeto, entre el pasado y el presente, intermediando la memoria social a veces, que nos lleva mito histórico de la presencia de los restos del Apóstol Santiago Zebedeo en un sepulcro bajoromano
al concepto renovado de la historia como “ciencia con sujeto”, pues la historia descubre el pasado con- descubierto, “inventado”, a principios del siglo IX en las cercanías de Iria-Padrón, en el reino medieval
forme lo construye, y a la inversa, posición reactiva del historiador respecto de su objeto de investigación de Galicia. Louis Duchense, primero, y Claudio Sánchez Albornoz, después, combatiendo la invención
que habría de ampliar a las propias fuentes históricas, asimismo descubiertas y (re)construidas, ocultadas de la tradición, pusieron en evidencia la falta de datos históricos acerca de la predicación de Santiago el
y recuperadas, interpretadas y reinterpretadas, a lo largo del tiempo historiográfico. Mayor en Hispania, su traslatio y su entierro en Galicia. Un dictamen desde luego correcto desde el punto
Hemos intentado esta historia mixta entre historia e historiografía con tres casos concretos de la his- de vista de un concepto de la historia “tal como fue”, pero no tanto desde la historia entendida como
toria medieval de Galicia que tuvieron cierta proyección posterior: los irmandiños y la historiografía, el una “ciencia con sujeto” continuo. La otra realidad histórica es que la creencia colectiva en esta fabulo-
mariscal Pardo de Cela y la historiografía galleguista, los judíos de Rivadavia y la historiografía local. De sa leyenda del Apóstol Santiago y sus reliquias ha producido, a lo largo de once siglos y especialmente
la segunda y tercera investigación concluimos algo importante para el tema que nos ocupa: una historia durante la Edad Media, tales hechos históricos -e historiográficos, existe una rica historiografía jacobea
especializada por épocas y positivista respecto de los hechos históricos y sus fuentes, las dos caras de la trufada de polémicas- que el acontecimiento fundacional, sea “falso” sea “verdadero”, pasa a un segundo
misma moneda, no nos dejan ver que en determinados casos la historiografía –y/o la memoria- puede plano historiográfico, junto con el debate positivista sobre la autenticidad de los restos depositados en
ser más relevante que la propia historia. Así lo históricamente más señalado de la historia de Pardo de la catedral de Santiago.
Cela, caballero malhechor con fama de tal entre sus contemporáneos, es su muerte (ajusticiado por en- Entre los hechos históricos desencadenados por la creencia general y multisecular en la autenticidad
viados de los Reyes Católicos) y el relato romanceado propagado por sus allegados, recuperado por la de las reliquias jacobeas, no me refiero solamente al camino de Santiago y su importancia histórica para
literatura y la historiografía a partir de mediados del siglo XIX como un mártir protonacionalista, incluso España y Europa en la Edad Media. Alrededor del sepulcro atribuido en las mentalidades colectivas al
popular, contra los datos conocidos de las fuentes de la época (siglo XV). En menor medida es el caso hijo de Zebedeo nació una ciudad que devino capital histórica de Galicia, un arzobispado metropolitano

46 47
y el señorío feudal más importante de un reino de Galicia que se transforma en nacionalidad medieval mayoritario de la victoria irmandiña, difícilmente rebatible al no poder ya cambiar las mentalidades de los
al mismo tiempo que alcanza su clímax la masiva peregrinación interior y exterior al sepulcro sagrado de protagonistas, testigos y sucesores que se apoyaban además para ello en argumentos empíricos verifica-
Santiago, que ubica de manera inequívoca y diferenciada al nuevo país en el extremo occidental del mun- bles, si bien los contrarios también tenían sus argumentos factuales, que resultaron menos convincentes
do conocido. Prueba de la consistencia presente de este monumental precipitado histórico de orígenes para los sujetos de la historia y la tradición subsiguiente, no así para la historiografía contemporánea
legendarios es la unanimidad con que se acepta actualmente, pese al laicismo reinante. El día de Santiago, deudora todavía hoy del análisis interesadamente derrotista de nobiliario de Vasco de Aponte, contra-
el 25 de julio, tiene lugar dos celebraciones políticas paralelas, el Patrón de España por parte de las insti- rio declarado a la Santa Hermandad. La segunda muestra de resultados imprevisto es sobre el derecho
tuciones gallegas y españolas, y el Día da Patria Galega por parte del nacionalismo gallego. medieval de pernada. El medievalismo ha dado por hecho, sin que hubiese habido jamás por cierto una
La ausencia de pruebas empíricas claras sobre la identidad de los huesos encontrados -otra tradi- investigación seria que lo probase, que el derecho de pernada no existió en la Edad Media. Mezclando
ción dice son del hereje gallego Prisciliano- hacia los años 20 del siglo IX, no altera para nada la por- fuentes orales y escritas, historia social y de las mentalidades, historia del derecho y de género, me he en-
tentosa historia de Santiago y sus obras, en el intervalo siglo IX-siglo XXI, una vez que millones de contrado con un número importante de casos sobradamente documentados del ius primae noctis, versión
personas han vivido y vivirán, han actuado y actuarán, como si allí estuviesen realmente dichos restos. clásica y variantes. Desde el momento en que emigramos de las fuentes escritas a las fuentes orales, del
Lo imaginario es real y lo real es imaginario, la historia se hace tradición y la tradición se hace historia: sin derecho promulgado al derecho aplicado, consuetudinario y de revuelta (uso alternativo), que tenemos
una concepción mixta y global-temporal de la historia jamás lo comprenderíamos. en cuenta al mismo tiempo lo social (tributos feudales sobre el cuerpo), lo mental y el género (diferencia
entre violación y derecho de pernada, fuerza y consenso, familiares hombres y víctima mujer) el resul-
tado es claro y perturbador para muchos. Con toda seguridad, otros hechos establecidos por la historia
Nuevo conocimiento especializada están esperando un enfoque renovado de historia mixta, no los defraudemos (me refiero
aquellos sujetos, en todos los niveles sociales, que han podido quedar disminuidos u olvidados en nuestro
Resumimos y terminamos: seguiremos experimentando con la historia mixta como historia global, ahora en gulag académico)
equipo, a fin de mejorar los resultados obtenidos individualmente y consolidar –revisando, ampliando, En fin, termino de verdad, dicen que este nuevo siglo va a ser global, diverso, mestizo, multicultural,
matizando, desarrollando- la propuesta que hoy hemos definido como parte de un nuevo paradigma multilateral, ojalá, que por nosotros no quede, contribuyamos a ello desde una historia más mixta, más
(consenso) historiográfico de carácter global, cuya prueba de fuego está en demostrar que es posible compleja, más humana, menos especializada, más global, más abierta, más tolerante y científicamente
adquirir con esta nueva metodología un conocimiento histórico nuevo, contribuyendo a invertir la ato- más efectiva, Así sea.
mización de la disciplina y su anexo: la ley de rendimientos decrecientes.
Sobre mi experiencia personal, apenas unas notas finales sobre desafíos y resultados. La historia
mixta que queremos promover no va a resultar tan fácil, aunque lo parezca o queramos que lo parezca,
porque supone ir a contracorriente de un pensamiento atomizador, especializado e individualista, en
repliegue pero todavía fuerte, heredado de la crisis historiográfica de los años 80 y parte de los 90. Así
constatamos que investigar a la vez el pasado y el presente, abordar el hecho histórico como un con-
tinuo del que forma parte el propio historiador, no tiene realmente precedentes teóricos. La relación
pasado-presente-futuro del materialismo histórico es otra cosa, busca definir el compromiso social del
historiador no guiar sus investigaciones concretas, sitúa cada momento temporal en un nivel, separada-
mente, y luego los relaciona entre sí: estudiar el pasado para conocer –o criticar- el presente y construir
un futuro mejor. Marc Bloch en Métier d’historian reivindica comprender el pasado por el presente, y el
presente por el pasado, pero no va más allá de la historia regresiva, en lo primero, o del análisis de las
causas históricas de lo actual, en lo segundo. Siempre separando para después juntar, lo que finalmente
no se hace: la historia mixta propone trabajar al menos con dos enfoques a la vez de manera continua,
superpuesta, entrelazada, como en la “cinta de Moebius”.
Un ejemplo de las disfunciones del usual modo de investigar fragmentando es mi estudio citado
sobre hombre y naturaleza en la Edad Media. Los historiadores de la economía como Cipolla concluyen
que el hombre domina la naturaleza, y los historiadores de las mentalidades como Fumagalli nos dicen
que el hombre está dominado por la naturaleza medieval: el conocimiento histórico sobre el tema ya no
puede avanzar más sino se investiga simultáneamente la economía y la mentalidad, entre otros factores,
sin experimentar una historia mixta como historia global.
Otro efecto saludable, prueba del buen camino iniciado, son las virtuales revisiones de hechos
históricos cuya interpretación parecía establecida como consecuencia del cambio de un enfoque de la
especialidad a la mixtura global. Citaré dos muestras sacadas de mis trabajos, que así mismo me sorpren-
dieron: me reduje a poner en marcha una metodología mixta con la mentalidad abierta hacia sus posibles
resultados, sin preconceptos que los condicionasen. La revuelta irmandiña se venía considerando en la
historiografía tradicional como una gran derrota de los sublevados, hasta que aplicando las convergen-
cias descritas de tipos de fuentes, tiempos, sujetos y especialidades, me encontré con un sentimiento

48 49
Georges Duby: Luces sobre la Edad Media1

Dra. Gloria Cristina Flórez


Universidad Nacional Mayor de San Marcos
florezdgc@gmail.com

Resumen
Este artículo presenta una visión sintetizada de la obra de Georges Duby y sus destacados aportes en
la historiografía de las últimas décadas del siglo XX. Su monumental producción enmarcada en las pro-
puestas del grupo de los Annales y la Nueva Historia ha trascendido las fronteras de su país, gracias a las
numerosas traducciones que ha tenido. Nuestro trabajo ha utilizado principalmente las ediciones origi-
nales de sus libros, artículos y realizaciones audiovisuales, así como los análisis que han realizado de ellos
los diferentes especialistas y, como aporte especial, algunos testimonios personales de nuestra relación
con dicho historiador.

Palabras Clave.
Georges Duby- Annales- Edad Media- Historia de las mentalidades- Historiografía francesa- Sociedades
medievales.

Introducción

He ido contantemente de lo más claro a lo más oscuro


Georges Duby, L’histoire continue

Un análisis de la obra de Georges Duby debe tener en cuenta los principales datos biográficos de nuestro
personaje quien nació en Aix-en-Provence en 1919 y luego de obtener su agregación en Letras en 1941
dedicó su trabajo a los estudios medievales, enseñando en Besançon y Aix-en-Provence durante las dos
décadas siguientes. Interesado por un mejor conocimiento de la sociedad feudal y con una característica
propia de la historiografía francesa, la importante relación entre la historia y la geografía.
Su tesis doctoral La société aux XIe et XIIe siècles dans la région mâconnaise mostró la importancia de la
historia económica y social, como era habitual a mediados del siglo XX. No obstante, lentamente fue

1
Este artículo forma parte de un trabajo que estamos preparando sobre el autor y su obra.

51
abriendo una nueva cantera de investigación, la llamada historia de las mentalidades en la que es consi- Aspectos generales de la obra de Duby.-
derado uno de sus iniciadores, gracias a sus importantes aportes en lo teórico y metodológico, así como
en su aplicación a los temas de un período clave para la formación de la Europa occidental, los siglos X Desde mediados de los años 60, habíamos accedido a los trabajos de Duby relacionados con la civili-
al XII. Uno de los aspectos más importantes de su obra, no siempre resaltada en nuestro medio, se ha zación medieval, área en la que deseábamos especializarnos. Apreciábamos sus interesantes propuestas
relacionado con su interés por el arte y que le permitió publicar trabajos muy destacados en este ámbito pero sobre todo lo que hasta ahora subrayo en clase, el arte que tenía para presentarlas (la escritura).
y muy especialmente, participar en importantes series para la televisión. Sus amigos y colaboradores han dado a conocer muchos elementos que caracterizaban su obra como:
la importancia que daba a la geografía humana, a la utilización de textos e imágenes, los variados temas
de investigación, así como la apertura y prudencia que manifestaba en sus trabajos (BRAUNSTEIN
1997: 11-13). Debemos señalar que Jacques Dalarun (2002: 7) ha sido quien ha ofrecido un importante
balance de su obra y explicado la dificultad de estudiar esa producción realizada en medio siglo, enorme
y variada y que hasta 1993 comprendía casi 300 títulos. Los cinco términos para definirla han sido: mo-
numentalidad, irradiación, diversidad de temas y enfoques pero con una singular coherencia, globalidad
y la coloración inimitable de su escritura.

(Georges Duby en la abadía de Thoronet con sus estudiantes en 1961 Tomado


de Autour de Georges Duby, Actes Sud, Bouches-du-Rhône, 1998, p. 12)

Asociado al grupo de los Annales y a sus postulados, su relación se fomentó aún más a partir de
1970, se instaló en París como profesor en el Colegio de Francia y su Seminario Historia de las socieda-
des medievales le permitió la formación de importantes continuadores de su obra, a lo que se unió otro
elemento importante, los continuos viajes al extranjero que favorecieron la difusión de sus propuestas
en congresos y seminarios, así como el encuentro, sea con sus colegas así como estudiantes de diferentes
países2. Entre las distinciones importantes recibidas podemos destacar su ingreso a la Academia Fran-
cesa en 1987 que se agregaba a otras recibidas previamente en universidades e instituciones académicas
(Georges Duby en su oficina tomado de Claudie DUHAMEL –AMAO et Guy LOBRI-
extranjeras. Falleció en diciembre de 1996.
CHON, Georges Duby et l’écriture de l’histoire, Bruxelles: De Boek Université, 1996 (página inicial
sin numeración)
2
Su visita a la Universidad Católica de Lovaina en 1976 nos permitió conocer al Profesor Duby y gracias a ello fue
posible en los años siguientes mantener una correspondencia bastante regular y de gran ayuda en nuestro trabajo.

52 53
Sociedades medievales3.- Reconocía su aporte en cuanto a la descripción de las particularidades regionales de las instituciones
Feudovasalláticas pero igualmente se refería a los dos grandes dominios que se abrían a la investigación:
En su análisis de las sociedades medievales, Duby tuvo en cuenta las importantes relaciones entre el el estudio de las formas tardías de los lazos feudales, a diferencia de lo que sucedía con su origen y desa-
medio geográfico, las estructuras de los grupos humanos, las actividades que realizaban en el contexto rrollo, así como el campo casi virgen de las actitudes mentales. Es en este último aspecto donde destacan
de los sistemas de dependencia existentes y la transformación de las instituciones políticas. Apoyándose las interesantes preguntas del especialista, sus posibles respuestas y las fuentes de estudio propuestas,
en importantes repertorios documentales y abundante bibliografía y utilizando mapas, gráficos e índices subrayando la importancia de la relación entre la historia económica y la historia de las mentalidades para
buscó dar una imagen de conjunto de la economía rural del occidente medieval, así como ofrecer las concluir con lo que consideraba evidente: el feudalismo era, ante todo, una disposición espiritual.
características de la vida cotidiana del campesinado, grupo mayoritario de la época. Poco tiempo después en su contribución en 1961 a la obra L’histoire et ses méthodes, dirigida por
Tomamos en cuenta los análisis de su obra que han realizado dos especialistas como Werner Röse- Charles Samaran, considerada por muchos historiadores como una expresión de la llamada historia po-
ner y Robert Fossier. El primero ha tenido en cuenta los diferentes enfoques de especialistas alemanes sitivista, si bien se excluía al artículo de Duby de esa denominación. Este texto que no ha sido traducido
y franceses en lo concerniente a la historia agraria de Europa occidental y reconocer el significado de hasta ahora a nuestro idioma permite conocer los aspectos fundamentales de una propuesta comple-
la revolución agrícola del siglo XI, confirmando la afirmación de Duby sobre ese período de mutación tamente innovadora en esos años: la historia de las mentalidades y que tuvo un papel destacado en las
(RÖSENER 1997: 100). Mientras que Fossier (ROMAGNOLI 1999) ha tenido en cuenta los estudios décadas siguientes gracias a los aportes, tanto de Duby como de Mandrou. Se presentaban los elementos
sobre las estructuras feudales en los trabajos realizados entre 1950 a 1980, subrayando como en el trans- necesarios para conocer los antecedentes, el desarrollo, los aspectos teóricos, metodológicos e historio-
curso de ese período, el interés de Duby se desplazó del mundo campesino y señorial a la célula familiar, gráficos, así como una interesante bibliografía que debían tener en cuenta los interesados en el tema.
sobre todo aristocrática y se concentró posteriormente en el estudio de las costumbres y de las mentali- Los años siguientes han hecho posible que Duby afinara sus postulados iniciales y presentar las
dades, permitiéndoles así el valorar las formas espirituales o artísticas del mundo medieval. estructuras y coyunturas mentales de las sociedades conforme a los diferentes temas estudiados como en
Al igual que otros autores, ha reconocido aspectos destacados en la personalidad de Duby: la los dos casos que hemos elegido: el imaginario del feudalismo, analizando el rol determinante que ha te-
sensibilidad y la capacidad de utilizar palabras eficaces y adecuadas que se manifestaban en sus descrip- nido en la sociedad francesa el esquema trifuncional de los órdenes jerarquizados de aquellos que rezan,
ciones, mientras que su sentido del color-unido a su afición a pintar- le permitió darles una verosimilitud quienes combaten y los que laboran. Ese estudio buscaba comprender por qué ese esquema ligado a si-
sorprendente. Su análisis ha subrayado la importante influencia ejercida por el espíritu de los Annales en tuaciones económicas, políticas y culturales llegó a imponerse en la Francia septentrional entre los siglos
nuestro medievalista, cuya experiencia profesional hizo necesario afirmar con vigor, la absoluta necesi- XI al XII, dio lugar a esa sociedad una imagen de sí misma e incluso se proyectó en los siglos siguientes.
dad del examen escrupuloso de las fuentes. En cuanto al año mil, época que había sido en muchos casos presentada erróneamente en el siglo
Ese interés por las estructuras feudales ha dado lugar a trabajos muy diversos que nos presentan XIX e incluso en el XX como un período de terrores apocalípticos y calamidades, Duby innovó aún más
aspectos muy variados como los relacionados con la caballería, mundo fascinante de torneos, justas, las propuestas de los trabajos de Henri Focillon y Edmond Pognon, no solamente en lo concerniente
damas y caballeros, explorado actualmente por especialistas como Dominique Barthélémy y Jean Flori a las fuentes utilizadas y la relectura que hizo de ellas sino también por la preocupación en analizar los
pero que Duby nos ha permitido verlo desde diferentes ángulos. En el primer caso, el análisis de un diferentes elementos que permitían comprender los mecanismos mentales de una época en tránsito ha-
acontecimiento militar de inicios del siglo XIII, El Domingo de Bouvines (DUBY 1996: 821) presentó una cia una nueva primavera del mundo. Finalmente, en 1995 en una presentación bellamente ilustrada, Año
imagen diferente a la tradicional centrada en una historia del poder. Permitió que esa batalla y su me- 1000. Año 2000 La huella de nuestros miedos trató de un tema en una perspectiva de actualidad. Gracias a
moria se reubicaran dentro del sistema cultural específico de una época y de una sociología de la guerra, un análisis comparativo verdaderamente magistral dio a conocer los miedos existentes en las sociedades
así como de la vivencia en las representaciones mentales de una sociedad. El siguiente ejemplo utilizado del año mil: a la miseria, al otro, la violencia, a las epidemias y al más allá. Todo lo anterior, teniendo en
por nuestro historiador consideraba como referente a un personaje del siglo XII, Guillermo el Mariscal cuenta las diferencias más que las semejanzas permitirían como dice el autor “afrontar con mayor lucidez
(DUBY 1996: 1051), heredero de un linaje modesto y campeón en los torneos de la época. Nos daba los peligros de hoy”.
a conocer la sociedad de los Plantagenet y a su fiel servidor, conocido como “el mejor caballero del Un testimonio interesante del tema del año mil lo ha dado a conocer Jean Dominique La Roche-
mundo”. Finalmente, en El siglo de los caballeros presentó a los jóvenes lectores como ejemplo a Arnoul, foucauld quien junto con Duby elaboró el film L’ An Mil realizado en 1982- 19834, tarea que no fue fácil
hijo del conde de Guines y así daba a conocer la vida cotidiana de un caballero desde su infancia hasta el pero que permitió colocar en la escena a personajes en una situación de crisis que puede desembocar en
período final de su vida. El punto de partida para reconstruir ese mundo caballeresco ha sido un breve un desenlace benéfico o fatal. “Esa diversidad de personajes van a conferir a la tesis la ilustración de un
testimonio proveniente de Lambert, sacerdote ligado al entorno condal y completado con las informa- contenido particular y ejemplar, el espesor de una emoción” (ROCHEFOUCAULD 1997: 31). En ese
ciones procedentes del ya mencionado Guillermo el Mariscal, ilustrándolo con numerosas imágenes de proyecto Duby mostró su preocupación de situar la visión de un nuevo mundo en una estructura drama-
gran belleza de fuentes de la época. túrgica más rica y más compleja, más fiel a la realidad viviente de los personajes.

Mentalidades.- Arte medieval.-

Debemos referirnos al tratar este tema al artículo “La féodalité. Une mentalité médiévale?”, originalmen- Sus obras se interesan en presentar las relaciones entre la creación artística y las complejas corrientes
te publicado en 1958 (DUBY 1973: 103-110) y que hacía interesantes referencias a un tema atrayente y que transforman las civilizaciones como en el caso de San Bernardo y el arte cisterciense que presenta
controvertido, tomando como punto de partida la tercera edición del texto de F.L. Ganshof, El feudalismo.

4
Duby y La Rochefoucauld aceptaron la invitación que les hicimos a inicios de los 90 de visitar nuestro país para pre-
sentar ese film. Lamentablemente, como sucede en nuestro país, la falta de apoyo institucional en el ámbito cultural no
3
No incluimos en este trabajo los análisis referidos al amor, el matrimonio y las mujeres en la obra de Duby. hizo posible se realizara nuestra propuesta.

54 55
la expresión de una moral y una teología que concuerda con las estructuras de una sociedad y un pu- 1994 Escribir la historia, En: Reflexiones,  Vol. 25, Nº. 1, Universidad de Costa Rica.
jante movimiento de crecimiento económico que modificaba las estructuras mentales. En el contexto 1995 El siglo de los caballeros, Madrid: Alianza Editorial.
de mayor amplitud cronológica de los tres volúmenes de Le temps des cathédrales, continúa afirmando las 1995(b) Dames du XIIe siècle. I. Héloïse, Aliénor, Iseut et quelques autres, Paris : Gallimard.
importantes relaciones entre el arte medieval y las sociedades de la época, realizando lo que se ha deno- 1995(c) Dames du XIIe siècle. II. Le souvenir des aïeules, Paris: Gallimard.
minado una “vasta sociología de la creación artística”, mostrándonos las obras de arte en función de las 1995(d) Año 1000, Año 2000 La huella de nuestros miedos, Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello.
transformaciones de la civilización medieval y los grupos de poder de la época. 1996 Dames du XIIe siècle. III. Eve et les prêtres, Paris : Gallimard.
En cuanto a los especialistas en el tema han señalado la pasión de Duby por la creación artística 1996(b) Féodalité, Paris: Gallimard (comprende un importante número de sus trabajos).
como un aspecto determinante de su personalidad, así como la originalidad del aporte de Duby a la his-
toria del arte medieval se relaciona con el esfuerzo de síntesis. En la cualidad del estilo y en la voluntad
de hacer vivir al hombre medieval en su medio artístico y su entorno monumental. Este punto distingue Obras en las que Georges Duby ha participado.-
principalmente la obra de Duby de aquella de los historiadores del arte propiamente dichos, como lo se-
ñala Barral y Altet (1996: 51), en especial, “en una época que ha querido disociar la historia del arte de la DUBY, Georges y Robert MANDROU,
historia, o en otros términos, la historia de las formas de la historia de los hombres, que me sea permitido 1966 Historia de la civilización francesa, México: Fondo de Cultura Económica.
esbozar el aporte de Duby al conocimiento del arte, aporte un tanto marginalizado por falsas razones DUBY, Georges (dir.)
de “especialización” de las prácticas “historicizantes” que por la “confidencialidad” de la edición de los 1970 Histoire de la France, Paris: Larousse, 1970.
textos que él consagró a la creación contemporánea” (DAVAL 1996: 77). LE GOFF, Jacques et Pierre NORA,
1974 Faire de l’histoire, Vol. I, Paris: Gallimard.
DUBY, Georges (dir.)
Conclusiones.- 1975 Histoire de la France rurale, Tome 1 La formation des campagnes françaises. Des origines au XIVe siècle,
Paris : Éditions Du Seuil, 1975.
La obra de Georges Duby se inscribe claramente en las propuestas del grupo de los Annales de elaborar DUBY, Georges (dir.)
una historia total o global y la senda emprendida para lograrlo se ha iniciado con el estudio de las bases 1980 Histoire de la France urbaine, 5 tomes, Paris : Éditions du Seuil.
materiales del mundo medieval, continuando luego con sus trabajos interesados en descubrir los meca- DUBY, Georges y Guy LARDREAU,
nismos mentales existentes en la época. Diálogo sobre la Historia, Madrid: Alianza Editorial.
Los diferentes aspectos estudiados por el autor tales como los sistemas de dependencia personal Société des historiens médiévistes de l’enseignement supérieur.
en la Edad Media central y sus manifestaciones en vida cotidiana: matrimonio, linajes, caballería, arte, 1991 L’Histoire médiévale en France Bilan et perspectives (Prefacio), Paris: Éditions Du Seuil.
literatura, paz de Dios, el amor cortés nos permiten tener una imagen multifacética de ese período y, en DUBY, Georges et Bronislaw GEREMEK,
especial, reconocer su importancia para el desarrollo de la sociedad occidental en los siglos posteriores. 1992 Passions communes, Entretiens avec Philippe Sainteny, Paris: Éditions Du Seuil.
El autor ha presentado sus trabajos en los clásicos formatos académicos impresos pero se ha pre- NORA, Pierre (ed.),
ocupado también en utilizar soportes que interesaban al gran público como series televisivas, películas, 1987 Georges Duby, En : Essais d’ego-histoire, Paris: Gallimard.
CD, revistas de divulgación y entrevistas en los medios de comunicación. RUANO-BORBALAN, Jean- Claude (coord.).
1999 Au cœur de l’homme médiéval, Entretien avec Georges Duby (1991), En : L’histoire aujourd’hui,
Paris : Sciences Humaine Éditions.

REFERENCIAS.-
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1953 La société aux XIe et XIIe siècles dans la région mâconnaise, Paris: Bibliothèque Générale de l´´Ecole 2000 Regards croisés sur l’œuvre de Georges Duby. Femmes et féodalité, Lyon. Presses Universitaires de Lyon,
Pratique des Hautes Études. BOUCHERON, Patrick,
1962 L’économie rurale et la vie des campagnes dans l’occident médiéval (France, Angleterre, Empire, IX-XVe 2003 Georges Duby, En: SALES, Véronique (coord.), Les historiens, Paris: Armand Colin.
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1973 Hommes et structures du Moyen Age. Recueil d’articles, Paris/La Haye : EHESS& Mouton. 2002 Georges Duby, En: PELLISTRANDI, Benoît (ed.), La historiografía francesa del siglo XX y su
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56 57
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logie, N° 145-146, Paris : EHESS. Cultura y política en la obra de Jacques Le Goff1
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2002 Georges Duby, En: PELLISTRANDI, Benoît (ed.), La historiografía francesa del siglo XX y su
acogida en España, Madrid: Casa de Velásquez. El escenario historiográfico del siglo XX fue parcialmente determinado por las tendencias investigativas
DAVAL, Jean –Luc surgidas en torno a la revista Annales. Fue sobre todo a partir de su «tercera generación» que las ideas
1996 « Critique de l’art aussi? On saurait éclairer le passé sans avoir être illuminé para le présent », defendidas, junto a la célebre revista francesa, alcanzaron su amplitud máxima. De ese grupo, pocos his-
En DUHAMEL-AMADO, Claude et Guy LOBRICHON, Georges Duby, L’écriture de l’histoire. toriadores son tan leídos como Jacques Le Goff. Medievalista, fue responsable de la formación de algunas
Bruxelles : De Boek Université generaciones de historiadores entre los cuales se contaban los amantes de la Edad Media. En Brasil, su
DUBY, George influencia fue notable y ciertamente se cuenta entre los factores que favorecieron a la ampliación del espa-
1996 Féodalité. Paris : Gallimard. cio institucional de los estudios medievales que ahí tuvo lugar a partir de los años ochenta2. En este breve
1973 Hommes et structures du Moyen Age. Recueil d’articles, Paris/La Haye : EHESS& Mouton. repaso de algunos de sus textos, es necesario reflexionar las propuestas del maestro francés y el modo
FOSSIER, Robert en que ayudaron a consolidar una forma de concebir el saber histórico y el papel social del historiador.
1999 “Georges Duby e le strutture feudali” En: ROMAGNOLI, Daniela (a cura di), Medioevo e oltre. Las críticas a la nueva historiografía, de la cual Le Goff se tornó uno de los más importantes repre-
Georges Duby e la storiografia del nostro tempo, Bologna. CLUEB sentantes, está hecha ya hace bastante tiempo y por muchos, basta recordar la obra de François Dosse3.
ROCHEFOUCAULD, Jean-Dominique de La Vale resaltar que estas mismas críticas han sido menos fructíferas en apuntar caminos radicalmente di-
1997 « Trois textes pour l’An Mil. Quelques réflexions après une relecture » En Études Rurales, N° vergentes, mostrándose en buena medida tributarias de la experiencia historiográfica que criticaban. Mi
145- 146. presentación no debe ser entendida como parte de estas críticas en el que estas reivindican la exterioridad
RÖSENER, Werner del universo historiográfico sobre la cual se abordan.
1997 « L’histoire rurale de l’Europe médiévale et l’apport de Georges Duby » En: Études Rurales, A pesar de la reivindicación de la ruptura con la tradición historiográfica del siglo XIX preconizada
N° 145-146 por los simpatizantes de la revista Annales, el problema del que nos ocuparemos aquí, coloca en jaque

1
Presentamos aquí una versión revisada del artículo « Por una « Europa cultural ». Cultura y política en la obra de Jac-
ques Le Goff  » en Néri de Barros ALMEIDA (org.), La Edad Media entre los siglos XIX y XX. Estudios de Historiografía,
Campinas: IFCH/Unicamp, 2008, p.101-128.
2
Esa amplia aceptación se explica en parte por las relaciones históricas entre las instituciones de enseñanza e inves-
tigación brasileiras y francesas. Estas tuvieron fuerte presencia en la estructuración de la enseñanza de historia de la
primera universidad brasileira, la Universidad de São Paulo (USP), surgida en 1934. Fernando Braudel, exponente de la
segunda generación del grupo reunido en torno a la revista Annales ha sido parte de la « misión francesa » actuante en la
fundación de la USP. Al respecto véase también Néri de Barros ALMEIDA, “La Edad Media en el Brasil”, Investigaciones
sociales, 17, 30, 2013, p.209-211.
3
Dos ejemplos más específicos pueden ser encontrados en las obras de DUMOULIN, Olivier. Le rôle social de l’historien.
De la chaire au prétoire. Paris, Albin Michel, 2003 sobre la relación entre la história y los medios de comunicación de masa
e BUC, Philippe. Dangereux rituel. De l”histoire médiévale aux sciences sociales. Paris, PUF, 2001 una crítica al abordaje reciente
del ritual por la historiografía.

58 59
los límites de ese distanciamiento. Le Goff expone la continuidad entre los siglos XIX y XX en lo que teniendo en cuenta el máximo de Historia posible a partir de aquella que se conoce mejor»8.
respecta a la participación de los historiadores en el uso del pasado para la legitimación de modelos polí- El interés de Le Goff por la «cultura popular» es indisociable del investigador político y del políti-
tico-sociales. Las mismas intenciones están subyacentes a esta práctica, ello precisa ser explicado a fin de co que fue. También de las herencias políticas recibidas de Michelet y Bloch. Es preciso tener en cuenta
integrar de forma clara la comunicación de los historiadores con su público. su historia personal, sobre todo las relaciones entre cristianismo, anti-clericalismo y política vividas en
Los textos de Le Goff combinan de forma cautivante método argumentativo, inventiva teóri- la familia, como aparece en su ensayo de «ego-historia». Por un lado, Le Goff fue profundamente in-
co-metodológica, escritura clara y pasión por su oficio. Sus escritos más antiguos evidenciaban que fluenciado por el anticlericalismo de un padre austero marcado por la revisión del proceso Dreyfus, que
procuraba responder al llamamiento de Michelet por una Historia plena de presencia humana, capaz el historiador calificó como «tragedia de la consciencia religiosa, moral, regional y nacional». Por otra
de reunir las manifestaciones tanto materiales como espirituales de los hombres4. Sus textos buscaban parte, también acompañó amorosamente la trayectoria de una madre cuya piedad cristiana empujó la
retratar simultáneamente la vitalidad del historiador y de su objeto: el hombre del pasado en su dimen- militancia junto a la izquierda cristiana, cuando comenzaba el ascenso del fascismo. Así, el joven Le Goff
sión colectiva. Así, a través de los caminos complementarios de la «Historia de las Mentalidades», de la maduró en un ambiente progresista heterogéneo, en medio de dilemas éticos que forjaron su carácter de
«Antropología Histórica» y de la historia de las relaciones entre niveles de cultura, Le Goff procuró recu- tolerancia a las diferencias, y establecieron su deseo de alinearse a la izquierda política. Esta voluntad se
perar de la forma más amplia posible la riqueza y diversidad de los sujetos históricos. Si por un lado, esta fundamentaba por lo tanto, no en la adhesión ideológica a una propuesta afirmativa, sino en la relación
inclinación derivaba de la Edad Media romántica de Michelet, por otro lado, también debía a Marc Bloch, negativa de la injusticia manifestada por el racismo —expresado especialmente a través del anti-semitis-
en especial, Los reyes taumaturgos, donde el «pueblo» surge como actor histórico justamente por medio de mo y de la violencia colonial— y las amenazas de fragmentación de la unidad nacional francesa.
sus «creencias» (en el caso, la fe en el poder taumatúrgico de los reyes), por mucho tiempo vistas como Tales hechos forjaron al historiador marcado por el horror frente al totalitarismo que se manifes-
factor responsable por su alienación histórica. La propuesta legoffiana de una «Historia Total», o como tó luego en el dominio político o intelectual9. Su percepción social, fuertemente vinculada a principios
prefirió decir, «general», y la valorización de la larga duración, pretendían perseguir los mismos objetivos éticos, se debía menos a la oposición de clase que a la divisiones de naturaleza político-cultural como
establecidos por los maestros que lo precedieron: establecer los criterios para un abordaje más amplio del aquellas existentes entre colonizadores y colonizados, cristianos y no cristianos. Así, la crítica a los crite-
tejido social y documentar la participación de las masas populares en la Historia. Sometido los criterios rios tradicionales de abordaje del tejido social y la perspectiva política de fondo moral y cultural marcaron
adecuados de análisis, el tejido social revelaría gestos hasta entonces mal percibidos o mal evaluados, bien su producción académica. De ahí su relación tensa con el marxismo. De ello se aproxima al adoptar la
como fuerzas sociales insospechadas5. «voluntad de interdisciplinariedad» y la «indispensable exigencia de racionalidad», pero también se aleja
La voluntad de cambiar la perspectiva que se tenía del tejido social —en primer lugar colocando basándose en las ideas de libertad y soberanía popular10. La soberanía está marcada por la amplitud de
en cuestión el concepto de «clase»— llevó tempranamente a identificar la emergencia de una nueva his- su concepción de «pueblo» que paulatinamente la distancia de los límites propuestos por el concepto de
toria política6. En un texto de síntesis de la cuestión aparecido en 19717, Le Goff afirma la necesidad clase.
de estudiar «lo político más que la política». Al mismo tiempo niega a la política el papel de dominio Esta experiencia formadora repercutió todavía en la definición del cuadro espacial dominante en su
hegemónico y autónomo de la Historia. Al preferir lo «político» a la «política», Le Goff desplaza los obra construida a partir de los conceptos de Francia y Europa. La historia francesa de la que fue testigo
mecanismos fundamentales de la «política» para el dominio de la cultura. Al hacer eso, confiere sentido se vio marcada por los rumbos de las rearticulaciones humanas y políticas durante la época de la resis-
político a las diferentes configuraciones culturales y las establece como criterio de distinción social. De tencia, por la humillación nacional bajo Vichy, por el revés político de los hombres de la resistencia en
esa forma, el autor controló su idea de Historia general a partir de la consideración de la cultura como la posguerra, por la conciliación de la izquierda con mayorías políticas diversas, inclusive con la derecha.
estructura englobante a la cual, no obstante, le desconoce funcionamiento autónomo: «No veo ninguna En la historia europea, fue decisivo para su posicionamiento político el hecho de haber asistido, en 1948,
Historia verdadera que no se proponga ser una Historia universal: diré antes en los días de hoy, “general”, al golpe de Praga que llevó al poder «una democracia popular que se instaló, no gracias al movimiento
del pueblo, sino a un aparato político apoyado desde el exterior». También fue decisiva la «repetición del
absurdo» en 1956, con la intervención soviética en Budapest. Estos eventos reafirman sus dificultades
para establecer un compromiso político-partidario. El final de la Guerra de Argelia en 1962 marca el en-
cerramiento de su activismo político y coincide con la aparición de los trabajos en que procura investigar
4
Jacques LE GOFF, “El deseo por la historia”, en Pierre CHAUNU, et al, Ensayos de ego-historia. Lisboa, Ed. 70, 1989, el aspecto político en las relaciones culturales. Tras esta situación, declara mantener apenas dos objetos
p. 228. que considera aceptables en su deseo de militancia: los derechos del hombre y la Europa cultural cuya
5
En su artículo “Las Edades Médias de Michelet” (Para un nuevo concepto de Edad Media. Lisboa, Estampa, 1981, pp.19- consistencia reside, según él, en una memoria común. Esta es su forma particular de concebir y producir
42) Le Goff hace una defensa vigorosa de la herencia del historiador del siglo XIX y de sus propias convicciones conocimiento histórico. La defensa de una «Europa cultural», por tanto, ilumina las posiciones teóricas
teórico-metodológicas Su argumentación se concentra sobre la idea de “historia total” y el uso de la “imaginación” y políticas del historiador.
por el historiador. La historia total debido a la aproximación decisiva que cabe a ella realizar entre lo “material” y lo
En 1967 ve la luz un texto polémico en el que Le Goff expone su visión sobre las relaciones entre
“espiritual”. La imaginación en la medida en que permite una escritura de la historia “de una época que no se limita a la
documentación sobre la cual se fundamenta” (p.39) una vez que permite explorar situaciones particulares como “sínto-
niveles de cultura: Cultura clerical y tradiciones folclóricas en la civilización merovingia, donde defiende
mas” de la totalidad. De esta forma, tanto Le Goff cuanto Michelet tomaron el “pueblo” como objeto de reflexión. En que durante la transición de la Antigüedad a la Edad Media, dos fenómenos fueron esenciales para la
tanto Michelet ve en el pueblo el fundamento espiritual de la Francia, Le Goff verá en el pueblo a Europa. identidad histórica de los siglos que estaban por venir: «La emergencia de la masa campesina como gru-
6
En ese sentido Le Goff se muestra al mismo tiempo un visionario capaz de identificar las tendencias futuras de la
po de presión cultural y la “indiferenciación cultural creciente—con algunas excepciones individuales
historiografia bien como un crítico agudo de la historiografia de su própio tiempo. La producción historiográfica de los
últimos 20 años tiene de haber sido mayoritariamente dominada por trabajos de historia política, aunque estos estén
lejos de la historia política tradicional.Recordemos aquí por ejemplo, los estudios de antropologia jurídica que abordan 8
Ídem, “El deseo por la historia”, en Pierre CHAUNU, et alii, Ensayos de ego-historia. Lisboa, Ed. 70, 1989, p. 197.
los poderes que inciden sobre la sociedad de un punto de vista bastante original.
9
Ibídem, p.214.
7
Jacques LE GOFF. “La historia política continua siendo la espina dorsal de la historia”. En Ídem. El imaginario medie-
val. Lisboa, Estampa, 1994, pp.351-367. 10
Ibídem, p. 216

60 61
o locales— de todas las capas laicas” frente al clero que monopoliza todas las formas evolucionadas, y consecuencia inmediata, reformulaba la percepción social y política de los agentes históricos. Estos deja-
especialmente escritas, de cultura» 11. ban de ser buscados en los contextos de actuación y manifestación consciente para que sean percibidos
En el mencionado texto, Le Goff procura comprender la lógica de los conflictos culturales eligien- en signos difusos de presión cultural. El modelo favorecía la idea de una Edad Media «irracional» en la
do las herejías como objeto de reflexión. Para eso parte de dos presupuestos polémicos: que las herejías medida en que establecía la dinámica histórica en una resistencia realizada la mayor parte del tiempo al
serían expresión de conflictos culturales y que, en consecuencia de eso, los criterios utilizados para la margen de la acción consciente. La política se encontraba simultáneamente deshumanizada y desideolo-
comprensión de las herejías de los siglos IV-VI podrían ser aplicados a las herejías de los siglos XI-XII. gizada, la verificación de la naturaleza estructural —«popular» o «erudita»— de los elementos en acción
Le Goff entiende que los sacrilegios de los siglos XI y XII son el resultado de un movimiento de opo- se volvía una Historia en parálisis más que en una ciencia del cambio. La valorización del hombre común
sición a la cultura clerical que «irrumpe en la cultura occidental»12 y que tiene expresión «paralela»13, en en la Historia a partir de la «identificación» de una condición cultural colectiva, resultaba una situación de
la emergencia de la literatura cortesana en lengua vernácula. Herejías y literatura cortesana «irrumpirían» aprisionamiento e inacción. Estaba oscurecido el hecho que la aparición en la documentación de aquello
en reacción a la cultura eclesiástica, letrada y en lengua latina. Le Goff llamó ese movimiento general de que Le Goff entendía por cultura popular —a las herejías, la magia, los procesos de marginalización y
«reacción folclórica», echando mano de la expresión acuñada por Eric Köhler para explicar la aparición exclusión, etc— se daba en momentos precisos: aquellos en que el poder, laico o eclesiástico, procuraba
de la literatura cortesana14. Le Goff proponía así el entendimiento de las herejías como la emergencia reorganizarse, como aconteció a lo largo del proceso de reforma papal (c. 1050-1123). En estos momen-
de fuerzas constitutivas del tejido socio-cultural. Ellas serían la manifestación aguda de los movimientos tos, los discursos dominantes o en vía se apropiaron de criterios de distinción y exclusión que engendra-
populares de oposición a la cultura erudita (clerical y letrada). La principal forma de manifestación de esa ron miedos y preconceptos que sustentaron socialmente el orden pretendido17.
cultura popular sería la resistencia a la cristianización. En el caso del modelo propuesto por Le Goff, el estudio de lo popular y de sus especificidades
El conflicto entre cultura erudita y la folclórica está marcado durante toda la historia medieval. Sus produjo más un cuadro de imposibilidad política general y de incapacidad para la política, que una pre-
momentos más agudos serían aquellos en que el retroceso de las estructuras políticas permitía que el tendida acción política específica. Tal procedimiento analítico, común en la historiografía de los años
potencial dinámico de la cultura folclórica viniese a la luz15. De esa forma los momentos privilegiados de 1960-1980, estaba en parte marcado, por la reacción al autoritarismo y al totalitarismo, de izquierda y
su historia se darían por ocasión de la «desorganización que reinó entre la Antigüedad y la Edad Media» de derecha, dentro y fuera de Europa. El interés por las víctimas de la opresión y exclusión, dio lugar
y por la «desorganización» carolingia. Así, las herejías demostrarían la existencia de la cultura folclórica a una historiografía que acabó por afirmar como herramienta válida para el análisis de la sociedad, cri-
y esta las explicaría16. terios discriminatorios y criminalizadores creados por los registros de los «opresores». Adecuada a la
La hipótesis de las herejías como expresión de la cultura popular —oral, de fondo folclórico— era defensa de las especificidades políticas y culturales de los «oprimidos» y «revoltosos» presentados por los
sostenida sobre dos principios teóricos: los análisis de A.H.M. Jones sobre las bases político-sociales del documentos, tal vez fuese la consideración del discurso que lo produjo y de la eficacia del estereotipo
ascenso del cristianismo, y el recurso a la Antropología y al folclore de finales del siglo XIX e inicios del forjado. Algo metodológicamente semejante aconteció en los estudios dedicados a San Francisco y al
siglo XX para la identificación de los elementos de naturaleza folclórica. Puede de esta forma proponer franciscanismo que citamos aquí el título de ejemplo18. En una Historia compleja, los historiadores tie-
que, delante de la hipótesis de imperfección del proceso de romanización y del posterior retroceso del nen apego a la tradición documental, que supone les presenta una verdad. De esa forma, los documentos
Estado romano, elementos culturales estructuralmente semejantes existentes tanto entre los pueblos de los espirituales franciscanos, aunque tardíos, son considerados más aptos a revelar la verdad de lo que
dominados por los romanos como entre los pueblos bárbaros adquirieron autonomía y así su potencial aconteció simplemente porque son registro de los «oprimidos». Teóricamente la verdad de los dos lados
de presión político-cultural sobre la alta cultura monopolizada por la aristocracia. Más tarde, en el final de la contienda encontraría ahí un registro más fidedigno. En tal supuesto se confunde la historia de los
de la Edad Media, acontecería la victoria de la cultura cristiana elitista de los clérigos, pero al precio de su espirituales franciscanos, la historia del franciscanismo y las expectativas anacrónicas debidas a la propia
mestizaje con la cultura folclórica o popular de las mayorías iletradas. popularidad de San Francisco.
El modelo presentado permitía al autor preservar la idea de conflicto como elemento dinámico El texto de 1967 también establecía una llave teórica unificada para la interpretación de discre-
de la Historia sin someterlo al encuadramiento de clases. La posición enunciada por Le Goff tenía una pancias documentales. Contradicciones, antagonismos, controversias, condenas y represiones presentes
en los textos eran entendidas como expresión de diferencias culturales que reafirmaban la teoría que
separaba el universo de la cultura en lo «erudito» y en lo «popular». Así la lógica discriminatoria estable-
11
Ídem, “Cultura clerical y tradiciones folclóricas en la civilización merovingia”, en Ídem, Para un nuevo concepto de Edad cida por la documentación era reafirmada. El rastreo hecho era asesorado por diversos procedimientos
Media. Lisboa, Estampa, 1980, pp.208-209. [El subrayado es nuestro] comparativos dentro de una cronología que por veces superaba la Edad Media. Estos daban consistencia
12
Ibídem, p.216. a una documentación más soñada por el historiador de la realmente existente, hecha de una coherencia
13
Ibídem.
externa al registro, resultante de la aglomeración de diversos documentos, distantes temporal y geográfi-
camente. El potencial de presión de las masas campesinas se afirmaba en una teoría basada en una docu-
14
Eric KÖHLER, Trobadorlyric und höfischer Roman. Berlim, 1962 e Idem. “Observations historiques et sociologiques sur
mentación inexistente. Este mismo recurso de la «invención» del documento que rindió bellos resultados
la poesie des troubadours”. Cahiers de civilisation médiévale, 1964, pp.27-51.
15
La proposición remete evidentemente a la manera como Le Goff concibe las relaciones sociales. Así, el colapso
político de un segmento de la alta aristocracia generaría tambien el debilitamiento del potencial político de la alta cul-
tura clerical que aparecen portanto intimamente relacionadas en el pensamiento del autor. En tales circunstancias, la 17
Véase al respecto: Monique ZERNER(dir), Inventer l’heresie. Discours polemiques et pouvoirs avant l’Inquisition. Nice, Cen-
irrupción de la cultura folclórica aconteceria tanto entre el campesinado cuanto entre la aristocracia de média y baja tre d’Études Médievales, 1998; Idem. (dir.) L’histoire du catharisme en discussion. Le « concile » de Saint-Félix (1167). Nice, Cen-
extracción. El autor propone asi, una configuración social bastante particular. tre d’Études Médiévales, 2001; BRUNN, Uwe. Des contestataires aux « cathares ». Discours de réforme et propagande antihérétique
dans les pays du Rhin et de la Meuse avant l’Inquisition, Paris, Institut d’Études Augustiniennes, 2006; THÉRY, J. « L’hérésie
16
El texto de Le Goff es bastante polemico, como dijimos. Uno de sus aspectos cuestionables es la comprensión del
des Bons hommes. Comment nommer la dissidence religieuse non vaudoise ni béguine en Languedoc (xiie-début du
“arrianismo”, “priscilianismo” e “pelagianismo” como manifestaciones de la cultura popular. Una crítica a este punto
xive siècle) ? », Heresis, n°36-37 (2002), p. 75-117 ; Idem., « Cléricalisme et hérésie des bons hommes : l’exemple d’Albi et
de vista puede ser encontrada en Rossana Alves Baptista PINHEIRO, “Herejias y supersticiones: expresión de oposi-
de l’Albigeois, 1276-1329 », Cahiers de Fanjeaux, n°38 (2003), p. 471-508.
ción entre niveles de cultura o afirmación de autoridad?”, en Néri de Barros ALMEIDA (org.), La Edad Media entre los
siglos XIX y XX. Estudios de Historiografía, Campinas : IFCH/Unicamp, 2008, p.129-156. 18
Jacques LE GOFF, São Francisco de Assis. Rio de Janeiro, Record, 2001.

62 63
en «El tiempo del trabajo en la “crisis” del siglo XIV»19 —cuando Le Goff imagina la sociedad frente en delirio»24. Aún en el mismo dominio de preocupaciones afirmó respeto del imaginario25: «Pero el his-
a los cambios traídos por el intercambio del tiempo del sino por el reloj mecánico—. En el caso del toriador que pruebe la realidad histórica del imaginario y su papel en la Historia tiene, según yo, “el deber
establecimiento de una llave teórica para la lectura de toda la primera mitad de la Edad Media, resultaba de confrontar esa realidad nueva con otras a que se llama precisamente la realidad”». No es preciso, aún,
un desmembramiento y aislamiento arbitrario de los datos documentales y el énfasis en la importancia transformar la Historia en un mundo de imágenes, en las cuales se diluirán las otras realidades. «Cuando
de la lógica del documento (género narrativo, contexto social de producción y consumo, objetivos de la las sociedades sueñan, el historiador debe mantenerse de acuerdo»26.
narrativa, circunscripción temporal y geográfica, difusión, etc.). Incluso en las áreas de los dominios que le son más preciosos, Le Goff, mantiene una osadía tem-
Las investigaciones de Historia de las mentalidades realizadas por Le Goff respondían a intereses perada en relación a renovar la lectura de las fuentes, «hacer Historia con todos los documentos, sin
semejantes al texto presentado de 1967. Las mentalidades, para él, era lo que había en común entre Na- embargo, pidiendo a cada uno de ellos lo que puede dar y estableciendo una jerarquía en sus testimonios
poleón y un soldado de sus ejércitos, entre César y un remador de sus gales y nuevamente se refiere al en función de los sistema de valores de la época y no de las referencias del historiador; lo que, bien en-
substrato común, aquello que en un primer momento iguala a todos los hombres de una misma época20. tendido, no impide tratar en seguida los datos del pasado conforme a las exigencias y la utilización de la
De cierta forma las mentalidades operan como la cultura folclórica, como un substrato común al cual ciencia de hoy»27. Pero es en este ámbito más próximo a la documentación donde vemos que su teoría
son sobrepuestos elementos distintivos, como por ejemplo, la alfabetización y el acceso a la lectura. presenta matices de la entrega a la experimentación valiente y laboriosa de las nuevas orientaciones de la
En el terreno de las mentalidades, su contribución fue más amplia pero más criticada21. Se puede re- investigación.
saltar entre tales críticas la tendencia del autor a generalizar para tiempos y localidades bastante amplios, El método retrospectivo que permite identificar la persistencia de una cultura folclórica a partir de
los resultados de la investigación producidos a partir de una circunscripción temporal y geográfica limi- la analogía con datos recolectados por folcloristas o antropólogos junto a comunidades sin escritura o
tada. Ese procedimiento que aparece en diferentes momentos de su obra indica una tensión permanente situadas a la margen de ella, ayudó a generalizar la idea de la Edad Media como una época de cultura
entre el análisis documental y los compromisos teóricos del autor. Podemos hablar de dos Le Goffs: el tradicional, dotada de una racionalidad «primitiva»28. Posición doblemente discutible, en primer lugar
teórico y el intérprete de la documentación. El teórico rigoroso nunca dejó de criticar la explicación a porque sofoca la continuidad de formas culturales antiguas29, afirmada por el propio Le Goff cuando
la rebeldía de la documentación. A la luz de sus estudios de aquello que podemos llamar «experiencias constata la «fascinación de los modelos clásicos» en el inicio de La civilización de Occidente medieval30.
comunes», no renunció a mejorar la investigación de los cambios y de las especificidades. De esa forma, Discutible, en segundo lugar, porque los registros de la «cultura erudita» y de la «cultura folclórica» pro-
al mismo tiempo que saludaba la «Historia de las Mentalidades» que «viste de carne el mundo desencar- vienen del mismo ambiente, documentación y a veces de la mano del mismo escriba. Remitir el concepto
nado de las ideas» y que «sitúa la Historia al nivel de la masa de sus actores comunes», se inquieta con una atemporal al folclor tampoco ayuda a esclarecer o a cambiar la situación31 que recuerda la vieja oposición
tendencia peligrosa hacer de ella «la esencia de la explicación histórica»22. entre civilización y barbarie, aunque pierda el sentido jerárquico. La idea de presión cultural ligada a la
Le Goff también enfrentó —sin resolverlo— el difícil problema de la dilución social derivado del cultura folclórica o cultura de los iletrados —que no deja de ser también la cultura campesina y de la
concepto de mentalidad, que además ya lo incomodaba en la obra de Marc Bloch. A partir de la segunda mayoría pobre— apunta a un destino inmanente de sentido democrático. Al atribuir la dinámica histórica
mitad de la década de ochenta del siglo XX, se interesó por lo que llamó el «núcleo duro» de las mentali- a un colectivo inconsciente reconoce una personalidad histórica por la negación de la acción racional,
dades, los valores, aproximándose aún más a la historia cultural para tentar hacer frente a los problemas consciente y directa.
teóricos y metodológicos colocados por la Historia de las mentalidades23. También aquí, a pesar de su Los documentos medievales fueron producidos por cristianos letrados. Los conflictos en ellos re-
fascinación por lo colectivo, se opuso abiertamente a lo que se entendía como la historia psicologizante gistrados pueden ser esclarecidos apenas en el diálogo con otros textos que, en su mayoría, pertenecen
o la psicología colectiva. Sin que se propusiese, negar las posibilidades de este dominio para el estudio al mismo medio. La confusión que a veces puede envolver al lector de esos documentos no se debe ne-
de la Historia, Le Goff apuntó su dificultad para pasar del individual al colectivo, y sobre todo los «es- cesariamente a la oposición cerrada entre dos lógicas, pero puede derivar del choque genuino de una so-
tragos» causados por el uso del psicoanálisis junguiano, enfocando erróneamente «cómo una Historia ciedad cristiana diferente de aquella que esperábamos encontrar. Por otro lado, no siempre las relaciones
autentica podría acoger arquetipos, esos fantasmas atemporales, tortas de crema de una larga duración

24
Ibídem, p. 228.
25
Ídem, “Prefacio de la primera edición”. En El imaginario medieval. Lisboa : Estampa, 1994, p.12
26
Ídem, “El deseo por la historia”, en Pierre CHAUNU, et alii. Ensayos de ego-historia. Lisboa : Ed. 70, 1989, p. 231. [El
subrayado es nuestro]
19
En Ídem, Para un nuevo concepto de Edad Media, Lisboa : Estampa, 1981, p.61-73. Al respecto Aaron GURIÊVITCH,
La síntesis histórica y la escuela de los anales. São Paulo : Perspectiva, 2003, p.189 comenta: “En las obras de Le Goff sobre 27
Ídem, “La historia política continua siendo la espina dorsal de la historia?”. En Ídem. El imaginario medieval. Lisboa :
‘El tiempo de la Iglesia y el tiempo de los comerciantes’ el más importante e interesante en términos metodológicos Estampa, 1994, p. 359. El subrayado es nuestro]
consiste, a mi ver, en el acto de que ahí el tiempo aparece como un aspecto de la consciencia social y, de forma corres- 28
Ibídem, p.361.
pondiente, como un problema de la historia de la cultura”.
29
Aline ROUSSELLE en Croire et guérir. La foi en Gaule dans l’Antiquité tardive. Paris: Fayard, 1990.
20
Ídem, “Las mentalidades. Una historia ambígua”, en Jacques Le Goff y Pierre Nora, Hacer la historia. Editorial
mantiene que muchas de las consideraciones medievalistas caerían por tierra si se conociera mejor la Antigüedad Tar-
LAIA:Barcelona, 1974, p.89-98.
día. En este sentido estaríamos doblemente engañados: al caer en la mistificación historiográfica de los siglos V ac. y I
21
Este dominio de su trabajo contribuyó enormemente para atenuar la idea de Edad Media como Edad de las tinieblas. dc. por la historiografía y al desconsiderar la Antigüedad Tardía en el proceso de actualización de la experiencia antigua
Al horror medieval el autor contrapuso la “mentalidad medieval” que pretendía explicar la Edad Media a partir de si tal cual asimilada por el Occidente, lo que impediría nuestra consideración adecuada de las permanencias.
misma. 30
Ídem, La civilización del Occidente medieval. Lisboa : Estampa, 1984, 2v.
22
Jacques LE GOFF, “El deseo por la historia”, en Pierre CHAUNU, et alii Ensayos de ego-historia. Lisboa : Ed. 70, 31
Ídem, “Cultura clerical y tradiciones folclóricas en la civilización merovingia”, en Ídem, Para un nuevo concepto de Edad
1989, p. 227
Media. Lisboa, Estampa, 1980, p. 212: “capa profunda de la cultura (o de la civilización) tradicional subyacente en toda
23
Ibídem, p. 227. sociedad histórica y, me parece, afloró en la desorganización que reinó entre la Antigüedad y la Edad Media”

64 65
establecidas entre datos documentales dispersos en el espacio y en el tiempo pueden ser defendidas de oriental potencialmente ya existen. Y la Europa permanece implícita, en gestión en el consciente. Ese es
manera inequívoca. En su análisis de las relaciones entre lo popular y lo erudito, en las narrativas sobre mi principal tema de reflexión hoy, cuando una Europa unida parece andar por el camino correcto... A
los viajes al más allá32 Le Goff interpreta que el viejo ángel que aparece en uno de los documentos fue lo largo de toda la Edad Media, la cristiandad es al mismo tiempo unida y fragmentada. Esa es la Europa
resultado de la cristianización de un psicopompo de la cultura folclórica. Una interpretación de este dato, que la Edad Media nos legó. Oponerse la Europa unida es hoy un contrasentido histórico»36.
sin duda inusitado, podría ser hecha de manera segura apenas a la luz de otros documentos de la misma El compromiso de Le Goff a la idea de Europa es sincero, claro y laborioso. Sus numerosas entre-
época, y no en un puente secular con las narrativas reconocidas por los folcloristas entre los siglos XIX vistas y testimonios reservan un momento para la defensa de la idea de Europa. Su participación creció
y XX. Ese procedimiento arremete contra un criterio importante que opera en la obra de Le Goff: la notablemente a lo largo de los dos años al punto de haber realizado obras de apología a la Europa con
propuesta de la unidad cultural europea. En él se fundamenta la gran abstracción «eurocéntrica» que es propuestas diversas, entre ellas, una dedicada al público juvenil. Después de la declaración de su adhesión
la «civilización de occidente medieval». a la causa de la «Europa cultural» en su Ensayo de ego-historia de 1987, surge en el año siguiente el gran
El deseo de recuperar la Historia de las mayorías y por tanto la necesidad de recurrir a la teoría, proyecto Faire l’Europe. En 1988, por iniciativa de cinco grandes editores europeos reunidos en la Feria
lleva a veces a la interpretación hiperobjetiva de los textos. Aunque califique las narrativas de visiones de de Libro de Frankfurt (Beck, de Munique; Basil Blackwell, de Oxford; Crítica, de Barcelona; Laterza,
viajes del más allá como registros del imaginario —y por tanto resultado de la alteración creadora sobre de Roma e Bari; e Seuil, de Paris)37, Le Goff es invitado a dirigir la colección a ser editada simultánea-
la representación común, propia de la obra literaria como lo teorizó en El imaginario medieval—, acaba mente en cinco lenguas. Se sigue una serie de defensas de la idea de Europa aparecidas en entrevistas y
tomando como hecho la hipótesis de transmisión de la materia analizada que habría llegado a la literali- libros cortos: La vieille Europe et la nôtre de 1994; Une vie pour l’histoire, libro-entrevista de 1996; L’Europe
zación a partir de una fuente oral folclórica. Así la hiperobjetividad y la hiperinterpretación se entrelazan racontée aux jeunes de 1996, en 2003 nuevo libro-entrevista, A la recherche du Moyen Age e, L’Europe est-elle
en favor de la identificación del terreno cultural y político «común». née au Moyen Age?38 Al final de los años 90, aparece en un proyecto colectivo promoviendo y justificando
El interés por lo que es común participa del deseo del autor en afirmar manifestaciones premoder- históricamente la interacción intelectual con el Este, punto sensible del proyecto de unidad europea: In-
nas de soberanía popular. El pueblo se impone y participa incluso inconscientemente de la historia. Su tellectuels français, intellectuels hongrois, XIIIe-XXe. siècles (1999). En el libro L’Europe est-elle née au Moyen Age?
fruto más distinguido son los datos de unidad que fundamenta la coherencia europea. Queda evidente así realiza una síntesis extensa en defensa de la idea de Europa cultural. Después de ello, en el año 2006,
la transposición para el pasado medieval de una vocación democrática europea. De ahí probablemente otra empresa colectiva sale a la luz, esta vez dirigiendo la defensa de un ideal común a los europeos: La
constaten la preferencia del autor por la generalización que lo lleva a interesarse por la cultura popular démocratie: histoire d’une idéologie39.
(entiéndase cultura común) y las mentalidades. Es la generalización de la memoria, entendida como me- Aunque responda afirmativamente a cada página de su libro a la pregunta de ¿La Europa nació en
moria común, la que legitima la idea contemporánea de Europa y de la unidad europea. la Edad Media?, deja la idea de que el debate está abierto. ¿Por qué el oeste, ahora el cristianismo, parece
El término «Europa» poco parece contribuir al entendimiento de la Edad Media antes de los siglos estar confinado a Francia, Alemania, Inglaterra, que ahora incluye a Grecia, para dejar de hacerlo? Era
XIV y XV, cuando la soberanía de los reinos se establece33. En los siglos VIII y IX, el término aparece necesario esclarecer el papel de la reconciliación franco-alemana después de 1945 como un elemento
apenas para designar el «dominio de Carlos34», o sea, los pueblos colocados bajo su dominio y las tierras esencial para la construcción europea: «Es verdad, es preciso resaltar que se trata de un acontecimiento
donde se encuentran. Este ejemplo muestra que aunque la noción de imperio haya sobrevivido, ella se capital. Primero para los dos pueblos, en la larga duración. Desde la época carolingia, las dos mitades de
mantiene agregada a la persona del emperador, independiente de una circunscripción geopolítica de- la Galia, la Galia occidental y la Galia oriental, luego se olvidaron de su parentesco original para lanzarse
terminada a priori. Así se explica la escasa frecuencia del término «Europa» en los siglos centrales de la al campo de batalla. La solemne renuncia —ratificada por las opiniones públicas— a ese antagonismo
Edad Media, cuando se da la unidad cristiana en torno al papado en desmedro de las iglesias locales35. La milenario constituyó el fundamento de una Europa unida. Está claro que la fuerza de la Europa unida
identificación entre Europa y la cristiandad occidental no es oportuna antes del final de la Edad Media, reposa primero sobre la alianza franco-alemana, no digo sobre una dominación franco-alemana de la
una vez que los dos términos surgen asentados en criterios diversos. Europa, a la cual yo sería francamente hostil»40.
Respondiendo a Jean-Maurice de Montremy a propósito de la noción de fronteras en la Edad Me- La presentación de los volúmenes de la colección Faire l’Europe, que pretende tratar grandes temas
dia, Le Goff afirma que la toma de Jerusalén no fue una conquista para los medievales, pues nunca dejó de la historia europea se inicia con la afirmación ponderada: «La Europa se construyó. Es una gran
de considerarse parte de la cristiandad. Por tanto, el fundamento de la consciencia histórica de estos pue- esperanza». Su objetivo es por tanto participar de una construcción del presente. La dificultad para sus-
blos no se basaba en un encuadramiento territorial europeo que provee de una identidad precisa. A pesar tentar el proyecto durante un periodo como el medieval, cuando la noción de frontera es incipiente y la
de eso afirma: «Existe por tanto, con toda la claridad, una Europa evidentemente cristiana, teniendo el articulación de los territorios y poblaciones acontece —cuando se da— al sabor de relaciones de alianza
sentimiento de valores y de intereses comunes. Nacida del Imperio Romano del Occidente caracterizada
por una oscilación. Llamar mare nostrum al Mediterráneo no tiene ningún sentido. El Mediterráneo fun-
ciona como una frontera, en cuanto la civilización se extiende durante algunos siglos en el sentido del
norte, mucho más allá de los limites romanos». Más adelante concluye: «Desde el punto de vista geopolí-
36
Jacques LE GOFF, En busca de la Edad Media (entrevista a Jean-Maurice de Montremy). Rio de Janeiro : Civilización
Brasileira, 2005, pp.149-151. [El subrayado es nuestro]
tico, la herencia medieval permanece, como se ve, muy imprecisa. Esa imprecisión abre campo a conflic-
tos y a nociones de herencia muy fluctuantes. Las futuras dificultades de la Europa central y de la Europa 37
La colección también pasó ha ser publicada por la Editorial Presencia de Lisboa.
38
La vieja Europa y la nuestra. Lisboa : Gradiva, 1995; Jacques Le Goff, una vida para la historia. Conversaciones con Marc Heu-
rgon. Sao Paulo : UNESP, 1997; L’Europe racontée aux jeunes. Paris, Seuil, 1996; En busca de la Edad Media. Rio de Janeiro,
Civilización Brasileira, 2005; Las raíces medievales de la Europa. Petrópolis : Vozes, 2007.
32
Ídem, “Aspectos eruditos y populares de los viajes al más allá en la Edad Media”. En Ídem. El imaginario medieval.
Lisboa : Estampa, 1994, pp.127-142. 39
Béla KOPECZI y J. LE GOFF, Intellectuels français, intellectuels hongrois, XIIIe-XXe siècle. Paris : Ed. Du CNRS/Akade-
miai Kiadó Budapest, 1999 y Luciano CANFORA,; Anna COLAO; Paule ITOLI y Jacques LE GOFF, La démocratie:
33
Giuseppe SERGI, La idea de Edad Media. Barcelona : Crítica, 2001, p.69.
histoire d’une idéologie. Paris : Seuil, 2006.
34
Ídem, p. 62. 40
Jacques LE GOFF, Jacques Le Goff, una vida para la historia. Conversaciones con Marc Heurgon. São Paulo : UNESP, 1997,
35
“Los siglos XI-XIII no son siglos en que la idea de Europa tenga particular éxito” Ibídem, p.68. p.256.

66 67
entre las familias poderosas, queda evidente en el volumen que fue responsabilidad del director de la grande y pequeño. Grande porque debe documentar y mostrar el camino de la crítica, y pequeño porque
colección: L’Europe est-elle née au Moyen age? La noción de Europa no apareció con la Unión Europea, no le cabe determinar el futuro, en palabras del propio Le Goff: «El historiador nunca dominará el futuro
pero tampoco se desenvolvió plenamente en la Edad Media. El autor explica estas dificultades: «Siempre a pesar que debe prepararse para él y preparar a otros».
pensé, desde que me puse a trabajar y a reflexionar sobre la Edad Media, que no se podría hacer un buen
trabajo sino en los cuadros europeos. Creo que todos mis libros tienen como balizamiento el occidente
medieval, o sea, apenas una parte de la Europa (el resaltado es nuestro)»41. Por tanto, el cuadro euro-
peo se impone al medievalista a posteriori. En La civilización del occidente medieval, el autor pretendió abordar
«todo el espacio de la cristiandad medieval, esto es, considerado el mundo nórdico, celta o escandinavo,
el mundo del Este, el eslavo y aquel que vive en los márgenes del Mediterráneo»42. Se puede fácilmente
verificar que el intento es apenas parcialmente realizado en la medida en que estas regiones «periféricas»
son incluidas en el dominio europeo en un movimiento de absorción que las transforma a partir del
registro de los países «centrales».
En las publicaciones históricas de Le Goff desde los años 1960, el autor expone su militancia en
favor de la idea de una Europa cultural. De diferentes formas procuró mostrar su ancestralidad, su cons-
titución medieval simultáneamente cristiana y no cristiana, institucional y sobreinstitucional, idealizada
y espontanea, material y espiritual. No es el caso aquí asumir de manera forzada un discurso contrario
al ideal de la unidad europea. Le Goff busca resaltar la idea de una comunidad europea, hay virtudes
que cabe destacar y que él entiende que están al servicio de la democracia y de los derechos comunes y
particulares. Sin embargo, se debe poner en duda la necesidad de utilizar el pasado de un proceso que
se produjo en el difícil contexto de la postguerra. ¿En qué medida el compromiso de transposición de
la Europa para la Edad Media, que hoy se transforma en verdadera necesidad académica43, nos priva de
avanzar en el conocimiento de ese período y de aquello que puede efectivamente enseñarnos? Por fin, ese
lugar conferido a la Edad Media como momento de construcción de una Europa cultural, no nos distrae
en relación a otras dimensiones de la unidad europea, como su naturaleza económica.
Podemos definir a Europa bajo diferentes aspectos, en diversos momentos. Solamente no pode-
mos verla comenzar con el secuestro de la doncella en la espalda del toro como propone Olímpico en
la presentación de la colección Faire l’Europe. No es en el mito, es en la historia donde encontramos que
Europa nos interesa. Cabe al observador decidir si tiene razón el medievalista o aquellos que afirman que
aunque el término «Europa» tenga una larga historia, la idea de Europa es un fenómeno que tiene como
marco la Revolución francesa —de donde derivan y se difunden los ideales modernos de derechos del
hombre, humanismo y democracia—. Pero también podemos preguntarnos hoy qué sobrevivió del pro-
yecto iluminista que nació del Tratado de Roma suscrito el 25 de marzo de 1957. Esa Europa resultante
de las disputas ideológicas sobre los planes para la reconstrucción de los países destruidos por las dos
grandes guerras. Contexto que como vimos, Le Goff quita sus temores antinacionalistas y antiautorita-
rios que lo llevaron a defender la unidad europea y el humanismo al cual se dedicó con ahínco. La Europa
de Le Goff es la Europa de hoy y la Edad Media puede ser apenas, como el mismo afirma citando a
Ovidio Capitani, su pasado: «La Edad Media solo puede estar próxima de nosotros como pasado... Es
en nuestra relación con el pasado que la Edad Media puede ser o estar presente para nosotros»44. Esa
Europa del presente, es justamente aquella que todavía se precisa decidir por una verdadera Europa cul-
tural, de la modernidad y de la diversidad45. En ese sentido, el papel del historiador es simultáneamente

41
Ibídem, p.254.
42
Ibídem, p.157.
43
Es fácil verificar la «europeización» de los temas de los eventos acadêmicos con el objetivo de la obtención de recur-
sos de la Comunidad Europea. La virtud de ese estado de cosas es la superación de los recortes nacionales. En tanto,
todavia así, cambiamos un tipo de máscara, la nacional, por otra, la europea, que continúan interponiendose a nuestra
percepción del período. Rio de Janeiro : Zahar, 2006 (2004); Jan van der DUSSEN, e Kevin WILSON, (ed.). The history of the idea of Europe.
Londres/Nova Iorque : Routledge, 2000 (1993); Edgar MORIN, Pensar Europa. La metamorfosis de Europa. Barcelona :
44
Ídem, Reflexiones sobre la historia. Entrevista de Francesco Maiello. Lisboa, Estampa, 1999 (1982), p.105.
Gedisa, 1998 (1987); Luisa PASSERINI, (ed.) Identità culturale europea. Idee, sentimenti, relazioni. Florença : La Nuova Italia,
45
Discusiones pormenorizadas de la cuestión pueden ser encontradas, entre otros, en Zygmunt BAUMAN, Europa. 1998 ; Tony JUDT, Posguerra. Una historia de la Europa desde 1945, Rio de Janeiro : Objetiva, 2008.

68 69
Los Annales y la historia económica:
¿una relación en decadencia?

Daniela Romagnoli
Universitá Degli Studi Di Parma

Inicios de los Annales

La historia de los Annales no sería comprensible sin una referencia al fértil terreno que el pensamiento
marxista ha contribuido a producir y que se ha desarrollado por toda la segunda mitad del siglo XIX y
la primera mitad del XX (Allegre y Torre 1977). Pero como nada nace de la nada, tomaremos en cuenta
las acciones aún más lejanas:

...podría cualquier letrado hoy hacer una Historia, la cual por azar no sería apreciada
en su momento por nadie, pero día a día, siglo a siglo crecería su mérito, y cuanto más
se aleje de nuestro tiempo, más se tornaría importante para el mundo. Consistiría esta...
en una referencia de las costumbres, los ritos, la manera de vestir, de conversar, de
fabricar, de gobernar y de cosas similares; así como del estado de las diferentes artes,
que sirven para comodidad de la vida, para ornamento de la ciudad, para la recreación
honesta, para ofender y para defender, y todas las cosas similares; así como el estado
de las ciencias y las letras, de las invenciones, y mayoritariamente, de las reformas, los
abusos y de la carencia de los mismos, y de otras noticias similares... Y ya que hablamos
también de la Historia y de la erudición de los siglos oscuros, decimos que más allí que
en ninguna otra parte se puede aún encontrar gran ayuda, luz y novedad a la Historia
y la erudición, no menos sacra que profana.

Ludovico Antonio Muratori evocaba así la necesidad de que el ejemplo de los anticuarios, eruditos
recolectores y estudiosos de la antigüedad clásica, viniese seguido también por aquellos «siglos rústicos
u oscuros» que en el siglo XVIII ya se llamaba Medioevo (Muratori 1736: 255-256, 262)1. En realidad,
haciendo referencia a algunos —poquísimos en realidad— estudiosos que ya se habían inclinado sobre
la antigüedad medieval, Muratori pronunciaba (¡en la primera mitad del siglo XVIII!) el acto de funda-
ción de aquello que dos siglos después sería llamada la «Historia Global», pero a partir de Francia, desde
donde su mirada a la historiografía italiana se tornó un poco más atenta, aproximadamente, desde los
años setenta del siglo XX.

1
Una primera edición apareció en 1708 bajo el seudónimo de Lamindo Pritanio, pero, en la advertencia al lector, Biagio
Majoli de Avitabile ya había revelado al autor.

71
De la mano de esta visión de la Historia está también la lúcida precisión muratoriana de que dife- en La sociedad feudal, apoyaba la tendencia arraigada a identificar el Medioevo con el feudalismo3. Los
rentes disciplinas contribuyen a llegar a lo esencial, unidad ideal y exhaustividad del discurso historiográ- resultados de muchos estudios e investigaciones planteados por el vasto y variado debate sobre la legiti-
fico, esa famosa interdisciplinariedad tan buscada y debatida en la segunda mitad del siglo XX: midad del concepto del feudalismo, sin duda ayudaron a restaurar la vitalidad a un campo de investiga-
ción en el que parecía que todo estaba dicho. Por ejemplo, se llega casi a la abolición del término «feudal»
No se puede decir que el respaldo y el temple den un arte al otro, y ese vínculo ha en favor de «señorial», al menos para los siglos de aquello que ahora llamamos, al modo germánico y
establecido la mayor parte de la erudición y de la ciencia... El resto de literatos no son anglosajón, Medioevo central. Un cambio de vocablo que corresponde obviamente a una lectura dife-
diferentes de los traficantes [comerciantes]. Muchos aprovecharon el tráfico de una sola rente de aquello que llamamos estructura social. Hoy prevalece la posición que reconoce la legitimidad
mercancía, pero por lo general... llegaron a ser más ricos los que se aferraron a muchas, de diversos conceptos de feudalismo: histórico-institucional, sociológico, marxista, siempre y cuando se
siempre y cuando no les faltara juicio para todas.
haya especificado de qué modo se usa. Sin embargo es relevante constatar cómo los estudiosos de inteli-
gente formación marxista —como por ejemplo el historiador polaco Witold Kula y la Teoría económica
Muratori distingue a los escritores de Historia —los literatos— de los eruditos, buscadores de an- del sistema feudal, en el cual conduce a insertar un «coeficiente de la paciencia humana»— lograron
tigüedades. soslayar el nocivo esquematismo que funda su base en el «–ismo» (esclavismo, feudalismo, capitalismo,
En cuanto los primeros, por muchos siglos la escritura de la Historia ha sido comparable a la na- socialismo), que, por otra parte, en Marx (¿cuántos harían bien en leerlo antes de apropiarse o descartar-
rración de hazañas logradas por supuestos protagonistas. La narratio rerum gestarum contaba que esto era lo inoportunamente?) no se encuentra (1962)4. Recordamos también que Bloch nunca había dejado de
para exaltar —de lo contrario no permanecería su huella en el tiempo— a las grandes empresas para subrayar la estrecha relación entre economía y sociedad, y a propósito de historia de la moneda, había
obtener el poder —las conquistas—, a la gesta de héroes, o también a desafortunados, como Leónidas iniciado la historia económica recordando que un ambiente humano se compone de grupos diversos,
y su legión tebana. Los literatos, construían sus narraciones basadas en el testimonio veni, vidi, vici: desde entre ellos, con opuestos tipos de vida y, por consiguiente, con opuestos hábitos monetarios.
aquí, el punto de vista del usuario del De bello Gallico la palabra más importante es vidi, lo he visto con mis
propios ojos, o en literatura: los cronistas. Pero estos particulares investigadores, narradores de historias,
no formaron parte de una categoría precisa de profesionales, sino hasta épocas cercanas a nosotros. La
profesión del historiador vino a ser reconocida como tal sólo a partir de la Edad Moderna, y se viene Los Annales
consolidado, quizás constituyendo, una casta de especialistas desde el siglo XIX.
Llegamos ahora a los Annales, fundado en 1929 por Marc Bloch, medievalista, y Lucien Febvre, moder-
En cuanto al segundo, los anticuarios, ya en 1950 el gran Arnaldo Momigliano decía:
nista, como campo de batalla contra la historia de los acontecimientos y de los personajes, en nombre de
...ahora la idea de las antigüedades ha desaparecido porque ha desaparecido la idea de la una Historia-problema, que haría preguntas a partir de una visión, de hecho «global», y como instrumen-
Historia política basada sobre fuentes literarias. Los historiadores han reconocido que to para una renovación de la historiografía, en un clima intelectual abierto a lo nuevo.
los argumentos tradicionales de la investigación anticuaria pueden ser transformados En 1939, Bloch titulaba su crítica a Die Entstehung des Historismus de Friederich Meinecke: Historisme
en capítulos de la historia de la civilización con todo ese necesario aparato erudito2. ou travail d’historiens? En aquellas breves páginas refutaba «la pretensión de posponer el “espíritu” de cien-
cia negándose a considerar el desarrollo de la técnica», y la concluye proponiendo una hipótesis contraria:
Hoy podemos decir que se ha hecho mucho progreso desde ese entonces: los siglos medievales «La idea contra el “Begriff (concepto)”, donde por “ideas” entendía “representaciones adheridas a lo
no son más vistos como «rústicos» u «oscuros»; la Historia, no sólo directa sino principalmente política, concreto y susceptibles a orientar una acción”»5. Posición que se conecta estrechamente a la convicción
ha dominado la tendencia historiográfica de los últimos decenios al punto de suscitar, casi por reacción, de que la Historia no sea una ciencia del pasado, sino que sea, en palabras de Bloch, «la ciencia de los
con renovada y más sólida fuerza en los métodos y resultados, un renacimiento del interés por aquella hombres en el tiempo». Recordemos la famosa boutade (broma) de Bloch: «El buen historiador se asemeja
historia política que tanto tiempo estuvo archivada en el armario del olvido, al menos por parte de mucha al ogro de las fábulas. Donde huele carne humana, sabe que allí encontrará su presa» (1967: 4). De este
historiografía de nuestro tiempo. El concepto mismo de Medioevo ha perdido las delimitaciones que principio parte la necesidad de la histoire totale, concepto lanzado y perseguido por Bloch como objetivo
había mantenido por siglos; es decir, finalmente es visto como un concepto historiográfico, no como una de una reconstrucción-explicación histórica que tuvo en cuenta en la mayor medida posible, la compleja
época definible y definida. Y una vez más la presencia masiva de la vida cotidiana y de los actores mudos y complicada trama que constituye una sociedad humana, tanto más esquiva como inmersa en la inexo-
de la Historia, incluyendo a los marginados, en la obra de los historiadores no necesita más justificación. rable dimensión temporal. Su «Historia Total» es, en primer lugar, un diálogo incesante entre la historia
Pero son avances impensables sin las décadas de trabajo historiográfico del que debió hacerse cargo intelectual y la historia económica. Bloch, hablando en aquel clima historiográfico, había afirmado mu-
la visión marxista de la Historia. Un trabajo que ha tenido una de las vitrinas con mayor visibilidad preci- chas veces que ahora nadie podía pensar en negar que el tejido de una sociedad fuese inteligible, sin que
samente porque revisa la historia del Medioevo, particularmente a través del alegato, tan debatido sobre la se dedicase a escudriñar los fundamentos materiales.
sociedad feudal. No entablo aquí un recorrido iniciado al menos hasta el siglo XVIII. Subrayo, sin embar- Pero sus ideas no nacen en el desierto. Entre el final del siglo XIX y el inicio del XX, la historio-
go, la acepción marxista, en la cual el feudalismo asume connotaciones económicas y fue descrito como grafía europea responde a estímulos que provienen del cambio de la sociedad, de las reflexiones del
un modo de producción que había caracterizado al Medioevo, pero que estaría presente dondequiera que
hubiere un sistema económico basado en la hegemonía de grandes terratenientes y tenencia de la tierra.
Con Max Weber y Otto Hintze el feudalismo vino siendo entendido como estructura social; con- 3
Bloch (1939); primera ed. italiana Einaudi, Torino 1949. Para el primer “después de Bloch” en Francia, D. Romagnoli
cepto sociológico recuperado y reelaborado en los años veinte y treinta del siglo XX de Marc Bloch, que
(1977:97-112).
4
Traducción del .italiano. Teoría económica del sistema feudal. Propuesta de un modelo, Einaudi, Torino 1970. Se lo menciona
en D. Romagnoli (1987: 285-302).
2
Sobre la relación entre antigüedad e historiografía: A. Momigliano (1984: 41-42). El ensayo de 1950, refiere en primer
lugar a los estudios sobre la edad clásica, aunque es también brillante para la antigüedad medieval y para la historiografía 5
En: “Annales d’histoire sociale”, 1939, XI, pp. 429-430. Las traducciones que no provienen de ediciones italianas
de nuestro tiempo. son mías.

72 73
materialismo histórico, de la necesidad de comprender, indagar y explicar una realidad diversa a aquella ensayos, opiniones, datos. Presencia que continuará también en el segundo decenio, aunque considera-
que con el término de un gran suceso, los fundadores de los Annales llamaron histoire-bataille. No voy a blemente menor. Vale la pena señalar que el primer ensayo de López (Aux origines du capitalisme génois)
tratar aquí de enlistar los ejemplos, ricos en consecuencias, de un modo de pensar y escribir la Historia aparece justo en esta primera fase, en 19377.
que comenzó a acoger nuevos temas, como la historia —entendida también como historia social— de
las zonas rurales, en particular en Alemania, en Inglaterra, después en Francia con el propio Marc Bloch6.
Por otra parte, el siglo XIX francés había producido escritores de Historia como Jules Michelet, que po- 1939
dían titular su obra: La bruja, o: El pueblo.
En Italia, entre los dos siglos y a finales de la Primera Guerra Mundial, florece aquella que fue lla- El segundo decenio de vida de la revista comienza dramáticamente sobre la marca de la guerra y de la
mada la escuela económico-jurídica, inserta en la tradición historiográfica fundada por estudiosos como persecución racial, que tocaron a Bloch y López, ambos judíos.
Ferdinando Gabotto, Amedeo Crivellucci, Michelangelo Schipa, y continuada, precisamente, gracias a la Entonces el cincuentón capitán Bloch —condecorado en la Primera Guerra Mundial, padre de seis
reflexión sobre los aportes del materialismo histórico, de autores come Gaetano Salvemini con su Magna- hijos, y voluntario— entra en la clandestinidad en 1942, pero continúa publicando, bajo el pseudónimo
tes y poblaciones (1899); Gino Luzzatto, gran historiador de la economía medieval; y el Gioacchino Vol- de Marc Fougères, todo aquello que le era posible en aquella difícil condición. Se trata de cerca de cua-
pe de los inicios. Vale la pena resaltar la fuerza innovadora, en el ámbito de la historia económica, propia rentaicinco revisiones; de las cuales veintiséis de ellas serían publicadas al siguiente año —de sus cinco
de la medievalista, que tendrá a fines de los años treinta un estandarte excepcional en Roberto S. López. ensayos, cuatro fueron escritos por los «Cahiers politiques», órgano clandestino del Comité Général
En el origen de la cultura historiográfica del tiempo se forma luego la revuelta contra la histoire-ba- d’Études de la Résistence—. En la clandestinidad continuó sus apuntes, que Febvre publicaría póstuma-
taille (historia de acontecimientos y protagonistas, historia narrativa por excelencia) en nombre de una mente bajo el doble título —de Bloch mismo— de Apologie pour l’histoire o Métier d’historien. Hasta que
historiografía que se propone no narrar «los hechos como realmente acontecieron», sino ubicar y ex- fue fusilado en 1944.
plicar los cambios profundos de la sociedad humana, del modo de vivir y pensar de todos los hombres, Entretanto, en 1939, al comité de redacción que asesora al director, muertos Piganiol y Pirenne,
incluso en la más simple y aparentemente banal cotidianidad. se les unieron otros 14 miembros, entre los cuales estaban Fernand Braudel, Charles-Ernest Labrousse,
Hay que decir que los Annales de Bloch y Febvre, después sólo de Febvre, luego de Braudel, y más Georges Lefebvre, Jacques Soustelle, y Robert H. Tawney. El primer número del mismo año lleva el
tarde de la larga lista sucesiva, no han hecho más referencia explícita a la influencia del pensamiento marxis- primer cambio de título: «Annales d’histoire sociale». Cambio probablemente legado no por razones de
ta sobre la preparación —diversa en el tiempo— de la revista. Todavía es un termómetro importante aque- tipo metodológico (es difícil pensar que Braudel abogara por la cancelación de la referencia a la econo-
llo de la atención a la historia económica, medieval o no. Y aquí nos encontramos frente a una larga His- mía), sino en un intento de reforzar la dimensión social, inmediatamente vinculada al momento bélico,
toria, con idas y venidas en momentos inesperados, por las cuales son necesarios algunos simples sondeos, portador del más grande sufrimiento para la sociedad occidental y sus valores.
sean de forma cualitativa o temáticamente, que deben ser presentados en el significativo orden cronológico. El artículo de fondo de este primer número, firmado solo por Febvre y dirigido «a nuestros lec-
tores, a nuestros amigos», es amargo, desolado, desbordante de indignación. « (…) el monstruo se ha
vuelto real»: la guerra. «El equipo de los Annales está disperso. El menos anciano de los fundadores ha
1929 recobrado su puesto en el ejército». También el secretario y los más jóvenes, entre los colaboradores,
han partido. Queda el «anciano» Febvre, que asume el compromiso de continuar con la revista al precio
Annales d’histoire économique et sociale: este es el subtítulo de la revista, destinada a cambiar de nombre mu- que fuera. No le será fácil, pues deberá forzar la mano de Bloch, quien piensa que sería mejor el silencio
chas veces en el curso de su propia larga Historia. La nota editorial —poco más de una página— está frente a los horrores del nazismo, a la ocupación de su amadísima Francia, a la vergüenza del gobierno
en contra de todos los «tabicados» o divisiones, tanto cronológicas como disciplinarias. Al timón, los colaboracionista de Vichy8.
dos directores «estrasburgueses», Bloch y Febvre, que precisamente enseñaban en la Universidad de
Estrasburgo, situado en la frontera y con una gran diversidad cultural; son afianzados por un comité
cuya composición refleja sin duda los declarados intentos pluridisciplinarios: Maurice Halbwachs, So- 1942
ciología; Albert Demangeon, Geografía humana; Georges Espinas, archivística; Henri Hauser, historia
económica; André Piganiol, historia romana; Henri Pirenne, historia medieval; Charles Rist, economía Tres años después, figura el segundo cambio de título: los Annales convertido en Mélanges d’histoire sociale.
política; y André Siegfried, ciencia política. La revista, no siendo ni la única ni la primera revista histórica Una vez más, en perjuicio de la economía, pero para evitar que la revista sea identificada como periódico
europea, así intentaba «ofrecer un espíritu propio». Rompiendo también con las barreras cronológicas y que como tal pueda sufrir los «rigores policiacos» destinados precisamente a ubicar periódicos. Esta
entre épocas, en un modo de hacer Historia por la cual la periodización, que como hoy es una forma de medida contradichos textos era cotidiana entonces porque la periodicidad sugería un público aficionado
clasificación indispensable para delimitar y localizar los objetos de la investigación, debe ser un instru- y, de cualquier modo, intelectualmente cómplice, y porque una publicación periódica también es más
mento y no un propósito. Y como tal puede y debe cambiar con el replanteamiento de las preguntas y de fácilmente controlable por los censores que tenían cierta dificultad en seguir la novedad historiográfica.
las respuestas, es decir, de las adquisiciones que marcan la ruta de nuestra investigación. Esta es, al menos, la explicación que dará Febvre —por breve tiempo único director— en el editorial del
El primer decenio es fuertemente marcado por la personalidad del medievalista Bloch. Son los años primer número de 1945. Este mismo año aparece el tercer cambio de título, retornando a los Annales,
de sus grandes obras: Les caractères originaux de l’histoire rurale française (1931), La société féodale (1939-40); ya pero con la continua falta de la referencia explícita a la economía: Annales d’histoire sociale.
había dejado hace unos años, en 1924, Les rois thaumaturges. Pero es especialmente marcado por la fuerte
presencia de la historia económica, a la cual tuvo dedicada más de un tercio de las unidades editadas:
7
Para el informe entre López y Bloch (Romagnoli 1992: 1-33).
8
Es difícil no pensar que Bloch se hubiera ofrecido como voluntario aunque hubiese tenido algunos años más... pero
6
La dimensión profundamente europea de la cultura de Bloch es puesta en evidencia en el prefacio de J. Le Goff Febvre era de un temple totalmente opuesto. Mucho tiempo después fue también – injustamente – acusado de colabo-
(1983) y en P.Toubert (1988). racionista.

74 75
Los dos únicos números del mismo año son enteramente dedicados a Marc Bloch y comienzan con a través del pasado, pero también, como vamos a mostrar tenazmente, a través del pre-
su testamento espiritual. Pero en su editorial (A nos lecteurs), Febvre se aleja del Medioevo co-fundador sente mismo… Así se hará más fácil —o al menos yo lo creo— mantener la Historia
para transferir el interés, además con cautela, sobre la contemporaneidad: «Los Annales estarán dirigidos, en el puesto que le compete, necesaria a las evidentes encrucijadas de todas las Ciencias
más que en el pasado, al menos por algún tiempo, en poner énfasis no en el presente sino en la parte más Sociales, a lo largo de un camino que sin ella estaría terriblemente incompleta.
cercana del pasado». Es un proyecto que radica en la realidad del momento de la posguerra: «¿Hacia dón-
de va Francia? ¿Hacia dónde va el mundo? …no renunciaremos a sumergir los ojos en el pasado, pero el Son aún lejanos los años en los cuales se convertiría en tendencia negar a la Historia una función
conocimiento que podemos derivar de esto, iluminaría nuestro actual destino». Conocimiento militante, hegemónica (o una función a secas) entre las Ciencias Sociales, para llegar a negarle, o tratar de negarle,
por decirlo de alguna manera, que se reconfirmará con menos timidez dos años después. toda posible credibilidad científica.
En 1960 la revista asume un ritmo bimestral. Mientras tanto, sus ecos han llegado a la historiografía
fuera de Francia. Nacen otras publicaciones periódicas, que deseaban instrumentos de innovación y de-
bate. Entre las primeras estaba Past and Present, fundada en 1952, fue la más importante revista generalista
1946
en el mundo anglófono. Trimestral, se declara abocada a publicar «una vasta gama de artículos científicos
y originales sobre los cambios históricos, sociales, culturales en cualquier parte del mundo». Los artícu-
Entretanto, en 1946, se produce el cuarto cambio de título, que resalta la voluntad de reencadenarse a los
los, también dirigidos a lectores no necesariamente especialistas, intentan comunicar los resultados de la
programas y a los grandes temas iniciales: Annales. Economies – Sociétés – Civilisations. Cambia también la
investigación histórica reciente a un público más amplio.
estructura de la dirección, asumida por un comité directivo del que forma parte Febvre, Braudel, Geor-
En Italia en 1959, nacen los gloriosos Studi Storici, publicados por el Instituto Gramsci. Algunos
ges Friedmann y Charles Morazé. La economía ha recobrado su puesto también en el título, como era de
años después, en 1966, es el momento de los Quaderni Storici delle Marche, que abandonaron la precisión
esperarse ante la marcada presencia de Braudel. Sin embargo, el artículo introductorio al primer número
regional en 1970. En el artículo de fondo de aquel año Alberto Caracciolo y Pasquale Villani declararon
de 1947, firmada por todo el comité, apunta a la necesidad de que la Historia «se apoye fraternamente
que la revista se preocupaba de «algunos organismos científicos fundamentales, comunes hoy a una ge-
en todas las ciencias humanas compañeras»9. Se subraya también un mayor énfasis en lo contemporáneo:
neración de estudios históricos» y que se abre a los «fenómenos históricos que afectan a todas las capas
«Sabemos que no debe confundirse… dando más espacio que en el pasado a la Historia que se hace
de la sociedad» a lo largo de los siglos. «Al centro está el interés por la formación de la sociedad moderna
bajo nuestros ojos y que podemos y debemos explicar, nosotros los historiadores». Sin hacerse ilusiones
y del estado moderno: economía y cultura, instituciones y trabajo, técnicas y estructuras sociales».
sobre las famosas lecciones del pasado, que evidentemente no había producido grandes resultados (uno
de los grandes debates historiográficos de la segunda mitad del siglo XX ha visto un vuelco de la historia
magistra vitae en vita magistra historiae: pero las lecciones , cuales quiera que sean, necesitan quererse apren-
der…), se trata de «comprender mejor los orígenes históricos de los acontecimientos actuales», por lo De los años setenta a hoy
tanto dotar a «nuestros contemporáneos» de instrumentos preciosos para la batalla del presente «sobre
los cuales los Annales han expresado su opinión». El trabajo de los historiadores es por tanto visto como En 1970 el director, Braudel, es apoyado por un comité de dirección, del cual forman parte Marc Ferro,
indagación explicativa, que se efectúa de manera científica, pero que se entiende como servicio cívico. Georges Friedmann, Jacques Le Goff, Emmanuel Le Roy Ladurie, Charles Morazé; secretario del comité
Paul Leuilliot, y el secretario de redacción André Burguière. Pero ya en 1971, Braudel deja la dirección
por desacuerdos en los ajustes de la revista que se han acentuado con los años (aunque su nombre nunca
será retirado de la cabecera, que hoy lleva el título «fondateurs Marc Bloch et Lucien Febvre, ancien directeur
1957
Fernand Braudel». Aún sin él, en 1979, se celebró el quincuagésimo aniversario, con la edición de Les An-
nales 1929-1979, en la que Burguière invoca y sostiene la continua necesidad de un cambio para la revista,
La larga historia de la revista está marcada, como es obvio, por los eventos de sus actores principales,
como ocurrió tantas veces en el pasado:
como la muerte de Febvre en 1956. El artículo de fondo del primer número de 1957 es de Braudel, y
afirma: «Los Annales continúan… Aquí ya se está comenzando a hablar de una escuela de los Annales
Las condiciones de la investigación histórica, los intentos entre la Historia y las Ciencias
», expresión que ha sido largamente rechazada con aparente fastidio, pero tal vez no sin un escondido Sociales (tan esencial desde el inicio), la sensibilidad común (otros la llamaran moda)
orgullo, que luego aceptó, hasta la consagración de un interesante y extenso libro de André Burguière, están profunda y continuamente transformándose… la unión de los inicios se está
personalmente activo en la «cocina» de la revista (2006). soltando, al menos en parte: con la Geografía, que no ha tenido en Francia desarrollos
En aquel editorial Braudel afirmaba claramente que: siempre paralelos a los de la Historia; con el análisis económico, durante largos años
y en contra de las apariencias. Otros vínculos que son estrechos, por ejemplo con la
...ni Marc Bloch ni Lucien Febvre han tenido la intención o la ilusión de fundar una Antropología (Le Goff y Nora 1978)10.
escuela, llena de fórmulas y soluciones. Han continuado buscando por toda la vida, han
aceptado incesantemente todas las nuevas ideas, todos los métodos o técnicas eficaces La unión con la Geografía, que había marcado profundamente el inicio de la revista, no está per-
[y ahora persiguen] impulsar la Historia hasta sus propios límites, hasta el corazón de dida del todo, también porque la historia de la enseñanza en Francia ha mantenido siempre la relación
todas las ciencias que tienen por objeto al hombre; hasta el presente lleno de las peli- inseparable entre Geografía e Historia, opuesto al caso de Italia, donde, particularmente en la escuela
grosas llamas del acontecimiento. Ya que la Historia es explicada a medida del hombre

9
En 1945 Braudel y Febvre crearon la VIème Section, Sciences Sociales, de l’ Ecole Pratique des Hautes Etudes; se volverá au-
tónoma como Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales a partir de 1975 bajo la presidencia de Jacques Le Goff. En 1962, 10
Traducción del italiano. La nueva historia, Milán, Mondadori, 1980; J. Le Goff – P. Nora, Faire de l’histoire, Gallimard,
nació la Maison des Sciences de l’Homme, de al cual Braudel será director desde el inicio y por 43 años. Paris 1974: I, Nouveaux problèmes, II, Nouvelles approches, III, Nouveaux objets.

76 77
secundaria, el binomio Historia y Filosofía ha producido pesados equívocos en la formación11. En cuan- …no se correspondían con la agilidad de la trama entre los niveles de análisis y la plu-
to a la economía, el puesto ocupado en el espacio total de la revista, pasó de cerca del 37% de las dos ralidad de enfoques que hoy esperamos y que el nuevo subtítulo sugiere mejor. La vieja
primeras décadas, a poco más de 22% de las siguientes dos; seguirá siendo más o menos el mismo por- trilogía no se niega, sino que significa un período de gran fecundidad de la historiogra-
centaje (23.24%) entre los veinte siguientes años 1969-1988 y en los cinco años desde 1989 hasta 1993. fía francesa... Sin embargo, si la Historia está ampliando sus conceptos y va integrando
Pero son datos por cruzar con el número de las unidades editadas dedicadas (pruebas, notas críticas, muy diversas reflexiones sobre los procesos temporales o sociales, tiene que evolucio-
nar sus propias categorías de análisis e ir «en contra de su reedificación».
fichas): en el primer caso son 1028, y en el segundo cayó a 308.
En los años setenta, sin embargo, existe también un gran retorno hacia los análisis histórico-po-
Se podría discutir si quitar a la propia economía habría constituido un enriquecimiento, e incluso si
líticos, particularmente direccionados al presente, y en la nota editorial del quincuagésimo aniversario
se mantiene la atención de la Historia en disciplinas que desarrollan diversamente sus objetos de estudio
citando a Revel invocaba: «Ponemos lo político a la orden del día». En 1971 Le Goff había ya podido
y sus métodos (por ejemplo la Sociología, que busca leyes, no realmente singulares e irreproducibles),
escribir un artículo titulado: ¿La política es todavía la columna vertebral de la Historia? (1971: 1-9)12.
pero la Historia no debe perder su identidad: sentido de la diacronía, comprensión de la diversidad. Una
Luego, volverá también la biografía, sea como historia del personaje singular, sea como anteojeras para
afirmación: «Las evoluciones significativas de la investigación histórica resultaron menos del progreso
leer el contexto (1996)13. Siempre con la voz de Revel, los Annales reafirmaron no tener pretensiones
de las técnicas utilizadas (se cita: Historia cuantitativa, indagaciones seriales, informática) y de los des-
hegemónicas: «La innovación no es más el monopolio de unos pocos». Sin embargo, el riesgo real es que
cubrimientos documentarios que de los desplazamientos conceptuales» se presenta como una suerte de
la revista termine siendo la vitrina de todos los modos historiográficos: cuantitativo-serial versus cualita-
retorno a los orígenes, a la necesidad blochiana del «cuestionario», para una historiografía sólidamente
tivo, el linguistic turn, el choque entre macrohistoria-microhistoria iniciado por Quaderni storici (Ginzburg
basada sobre el documento —no solo y no necesariamente escrito— pero capaz de hacer hablar a la
1994: 511-539 y Grendi 1994: 539-549). En 1977 López, a propósito de esta aparente incompatibilidad
fuente, no alineando hasta el infinito como en un positivismo crudo. Pero es cierto que hubo excesos,
entre opciones epistemológicas opuestas, comentaba:
como la declaración inapelable Le Roy Ladurie al congreso internacional de ciencia histórica (Moscú,
…cualitativa y cuantitativa son dos caras de la misma moneda... no veo oposición en- 1970): «Desde hoy la Historia será cuantitativa o no será».
tre tiempo corto y [tiempo] largo... a mis estudiantes recomiendo hacer macrohistoria Sin embargo, la noticia no pasó desapercibida. Ruggiero Romano en 1995 publica en su Mensaje-
con microhistoria como materia prima: es decir ideas, amplias y sugerentes, ejemplos y ro de la tarde, un violentísimo artículo: Braudel traicionó a sus discípulos (Burguière, Revel, Lepetit, el
modelos, estrechos y precisos... y creo que el objetivo principal —raramente obtenido mismo Le Goff):
pero no puede ser olvidado como ideal— es la obra de arte construida con materiales
científicamente auténticos (López 1977)14. Me indigna hoy que la Historia de los annales sea reducida a una suerte de vaga ne-
bulosa con un Marc Bloch reducido (solo fueron rescatados los Re taumaturghi y en
La obra de arte es aquí intensa en dos sentidos: como el fin de una obra, la obra maestra que el parte la Società feudale), con un Lucien Febvre efímero y lo que es peor: un Braudel
artista debe someter a la aprobación de los maestros del arte para que sea; y como narración estilística- casi inexistente15.
mente eficaz.
En el último número de 1989 (entretanto ya había muerto Braudel, en 1985) un editorial colectivo, Los Annales para él se convirtieron en bandera «de la mediocridad de la Nouvelle histoire». Vida
firmado «los Annales» y titulado Tentons l’expérience, aborda la relación entre la Historia y las Ciencias cotidiana, sensualidad, locura y muerte, así la microhistoria a la Ginzburg-Levi, según él, sólo sería una
Sociales: ninguna disciplina —ni siquiera la Historia— puede pretender una posición hegemónica, ni búsqueda de tendencia. Caracciolo rebate, desde la misma sede, sugiriendo un análisis más matizado y
intelectual ni institucional. Del mismo modo los Annales refutan cualquier posición hegemónica (¿pero advirtiendo de rencores y antipatías personales. Efectivamente, Romano exagera; pero tal vez no del todo
cuántas veces se ha dicho esto ya?) y no debiendo ser «ni escuela, ni casilla postal»: o sea, ni escuela ni cuando se lamenta del abandono de una Historia, también económica, que había producido un cuadro
depósito de corrientes de moda, pero, como se ha dicho, los propósitos no son siempre lo que ocurre. conceptual aún hoy eficaz aunque también, polémico y discutido.
Con el primer número de 1994, tendremos el quinto y último cambio de título: Annales. Histoire, Los índices del quinquenio 1994-98 reflejan la estructura de la revista modificada radicalmente en
Sciences sociales. El artículo de fondo explica que el comité de redacción se amplía: en efecto llega a 13 su disposición, convirtiéndola así en un análisis comparativo más complicado que de alguna utilidad.
miembros y se multiplicaron las operaciones: secretario del comité, director de redacción, agregado de Resalta además el empobrecimiento del sector económico, en dos niveles: la creación de dos secciones
redacción y dos asistentes de redacción. Sobre todo al subtítulo de la división tripartita —économies, sociétés, autónomas (Espace, territoire e Villes) exactamente sustraídas del ámbito económico, y la presencia por-
civilisations— no se le reconoce más como adecuado; se dice: centual de la economía como tal y que rodea poco menos del 19%. Nada en contraposición al sucesivo
quinquenio 1999-2003, que muestra una caída a poco más del 9%.
Sin embargo, se puede observar otro retorno, propio y directamente hacia Bloch. La edición de
Une histoire à l’échelle globale16 presenta los actos de la jornada de estudio Penser le monde (celebrado en el
EHESS en 2000 y centrado principalmente al ámbito asiático), con propósitos que parecen difícilmente
11
La geografía humana asume rango de disciplina en Italia solo a partir de los años sesenta del siglo XX, gracias a la definibles como nuevos: la «Historia Global» que [los autores] proponen no es sólo un programa de aná-
obra revolucionaria de Lucio Gambi “geógrafo entre los historiadores, historiadores entre los geógrafos”, como lo ha
definido Francesco Erbani en un artículo que apreció en “La Repubblica” el 25 de julio último (2008). El trabajo de
lisis a un cierto nivel de generalidad, es sobre todo un intento de sobrepasar los habituales límites de la
Gambi no fue recibido precisamente con los brazos abiertos, particularmente por los geógrafos. investigación, circunscrita a un área cultural o a una entidad política específica. Para una nueva «Historia
Global» se aboga por un cambio de una «Historia a ras del suelo» a una Historia intercontinental, pero
12
Traducción. it. in Id., Lo maravilloso y lo cotidiano en el Occidente medieval, Laterza, Roma-Bari 1983, pp. 213-232). En Italia
retomó fuerzas la historia de las instituciones, con Giovanni Tabacco y su escuela (y basta con nombrar a Giuseppe
Sergi).
13
Traducción . it. San Luis, Einaudi, Torino 1996. 15
“Correo de la Tarde”, 25 de febrero 1995.
14
Entrevista editada por Giosuè Musca, “Quaderni medievali” n. 4, diciembre 1977. La cursiva es mía. 16
2001, 1, janvier-février, pp. 3-4.

78 79
más que un «cambio de escala» respecto a la perspectiva microhistórica de los años 90, se trataría de una LE GOFF, Jacques y Pierre Nora
cuestión de método, no de una oposición de fondo. Exactamente un año después, Lucette Valensi, en 1974 Faire de l’histoire. Paris: Gallimard. 3 t.
la edición de L’exercice de la comparaison au plus proche, à distance: le cas des sociétés plurielles (El ejercicio de la LÓPEZ, R.S.
comparación de lo cercano a lo lejano: el caso de la sociedad plural) 17, lamenta el hecho de que «la ape- 1977 “Entrevista” en Quaderni medievali, 4, diciembre.
lación al método comparativo puesto en marcha por los historiadores de Marc Bloch había recibido una MOMIGLIANO, Arnaldo
respuesta por lo menos reservada» e invoca a un método comparativo orientado a la sociedad «plural», 1984 “Historia antigua y anticuaria”, en Los fundamentos de la historia antigua. Torino: Einaudi.
con fuerte acento sobre el mundo contemporáneo; es decir, aquellos en los que frente a elementos co- MURATORI, L. A.
munes (tecnología, economía, lengua, costumbres) se encuentran y se investigan las variantes rituales y 1736 Reflexiones sobre el buen gusto, Venecia: Nicola Pezzana.
sociales entre los diferentes grupos que lo componen. El número de la revista está enteramente dedicado ROMAGNOLI, Daniela
al ejercicio de la comparación en el ámbito del islam. 1977 “Estudios feudales sobre la sociedad feudal”, en Studi Storici, XVIII.
Dejando en claro que nuestro objetivo no es el de clasificar, pues el valor de nuestra clasificación 1987 “El análisis de la sociedad feudal después de Marc Bloch” en Pietro Rossi (ed.) La Historiogra-
no es instrumental, sino un medio, pero no un fin: el riesgo es el de la generalización, seguido de la des- fía contemporánea – Direcciones y problemas. Milán: El Ensayador.
calificación. Pero incluso esto es una novedad. 1992 “El Medioevo: ¿un Estado de ánimo? Reflexiones sobre la obra de Roberto Sabatino Lopez”
En cuanto a los últimos años, a lo largo de los índices de los números del 2004 hasta la mitad del en Francesco Santi (ed.) El trabajo del historiador de la Edad Media hoy. Spoleto: CISAM.
2008 muestra cómo para responder a esas intenciones y, aunque la revista mantiene su vocación gene- TOUBERT, Pierre
ralista, aparecerán algunos números especiales denominados, totalmente o sobre todo, monografías. 1988 “Prefacio” a Les caractères originaux de l’histoire rurale française. Parisd: Gallimard.
Aunque con sorpresa, hablábamos sobre el gran retorno. Al final aquello que realmente podría parecer
como una espiral descendente, la historia económica, terminó por reaparecer al frente de los Annales.
Un ejemplo: en el mismo y último número del 2007, nada menos que 37 autores llenan 75 páginas en el
cuerpo de ocho críticas y opiniones dedicadas a la historia económica, de la antigüedad hasta nuestros
días. Llegándose a pensar que en realidad, la historia de la sociedad humana no podría hacer menos.

Bibliografía

ALLEGRA, L. y A. Torre
1977 El nacimiento de la historia social en Francia. De la “Comune” a los Annales, Torino: Einaudi.
BLOCH, Marc.
1939 La Société féodale: la formation des liens de dépendance. Paris: Albin Michel
1967 Apologie pour l’histoire ou métier d’historien. Paris: Armand Colin.
1983 Les rois thaumaturges. Parisd: Gallimard.
1988 Les caractères originaux de l’histoire rurale française. Parisd: Gallimard.
BURGUIÈRE, Andrè
2006 L’école des Annales. Une histoire intellectuelle. Paris: Odile Jacob.
GINZBURG, Carlo
1994 “Microhistoria: dos o tres cosas que decir sobre ella” en Quaderni Storici, 86, XXIX
GRENDI, E.
1994 “¿Repensar la microhistoria?” en Quaderni Storici, 86, XXIX
KULA, Witold
1962 Teoria ekonomiczna ustroju feudalnego. Próba modelu. Varsovia: Pánstwowe Wydawnictwo Naukowe
LE GOFF, Jacques
1971 “Is Politics still the Backbone of History?” en Dedalus. Journal of the American Academy of Arts
and Sciences, 100.
1978 La Nouvelle histoire. Paris: Retz CEPL.
1983 “Prefacio” a Les rois thaumaturges. Parisd: Gallimard.
1996 Saint Louis. Paris: Gallimard.

17
2002, 1, janvier-février, pp. 27-30.

80 81
Annales y su huella en la historiografía peruana1

Joseph Dager Alva2


Universidad Antonio Ruíz de Montoya

Buenas tardes

Quiero, en primer lugar, agradecer a los organizadores de este evento la invitación a acompañarles para
compartir con ustedes reflexiones sobre algunas de las huellas que la llamada Escuela de los Annales ha
dejado en la historiografía peruana. Puedo adelantar que, como es conocido, desde la década de 1970 la
historiografía de Annales es vista por las nuevas generaciones de historiadores, no sólo en el Perú, sino
en Latinoamérica en general, como el norte a seguir en la investigación histórica. Pero debo empezar por
el principio, es decir, intentar reflejar, a grandes rasgos, las características centrales de Annales, aunque
tengo cierto que todos ustedes tienen clara idea al respecto.
Hacia fines de la década de 1920 aparece en Francia la Revue Annales, editada por la Universidad de
Estrasburgo, centro de estudios de notable prestigio, pero, en aquellos tiempos, algo lejano del centro
parisino. En general, se acepta que la “escuela” tiene cuatro periodos, aunque creo también puede ha-
blarse de sólo tres, tal como lo hace Peter Burke al referirse a tres generaciones. El primero, de los tres
grandes momentos, va de 1929 a 1948 cuando la revista es dirigida por Marc Bloch y Lucien Febvre.
Hay una segunda etapa de 1945 a 1956 donde sólo Febvre la dirige. Estas dos etapas son las que pueden
subsumirse en una sola. Entonces, el segundo período, o segunda generación, vendría a ser cuando la
dirigió Fernand Braudel, de 1956 a 1968. El tercer gran momento (la tercera generación), bajo la égida
de Jacques Le Goff, de 1968 a 1990 (Burke 1999). En un principio, la “escuela” no es sino el resultado
que se va formando con quienes publican en la mencionada revista. Así, se inicia como un conjunto de
trabajos en una revista que es cuestionadora de la tradición historiográfica, modernista e insurgente en
ese sentido (y también por proceder de la periferia y no del centro), para transformarse con el transcurrir
de los años en una “escuela”, más bien “corriente”, que torna en la dominante hasta ser vista como casi
sinónimo de la historiografía francesa.
La visión de Annales es fundamentalmente revisionista. Revisar es aquí re-visitar, volver sobre lo
visto para cuestionar. Pero no sólo el contenido de la historia, por ejemplo, la verdad o falsedad sobre,
digamos, la Revolución Francesa; sino, en especial, se revisa la metodología de la investigación histórica.

1
Conferencia brindada el 19 de junio de 2013 como parte de las actividades del Centro de Estudiantes de Historia de
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. He preferido mantener la estructura de la charla que ofrecí en aquella
ocasión, haciendo explícito un mínimo de aparato crítico, indispensable para esta publicación.
2
Doctor en Historia. Profesor de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Ex Jefe Institucional del Archivo General
de la Nación.

83
En tal sentido, se suele decir que la Escuela de los Annales fue una escuela teórica, pero, en realidad, filosófica, sino metodológica. Para Annales, sin sujeto no hay interpretación, por lo que sin subjetividad
tuvo fundamentalmente una aproximación metodológica, aunque cuando la dirigió Braudel tuvo un del historiador no hay historia. Para ellos, lo anterior no hace a la Historia una ciencia menor con respec-
mayor acercamiento a lo teórico (Aguirre Rojas 1993a). Cuando digo teórico no me estoy refiriendo a to a las otras, sino la ubica en su verdadera dimensión. No se trata, tampoco, de una interpretación libre;
los instrumentos, aunque en Perú no siempre lo entendemos así. Los instrumentos hacen referencia a sino de darle al texto encontrado un contexto.7 Entonces, en Annales hay un llamamiento a la Historia
lo metodológico; en cambio, lo teórico versa sobre el mismo objeto de estudio. La Teoría de la Historia para que se abra a las ciencias sociales y a interpretar sus fuentes.
es algo más parecido a lo que también llamamos Filosofía de la Historia. Tiene que ver con la reflexión Pero, muy junto a las dos ideas fuerza, hay también una clara invitación a estudiar el fenómeno cul-
sobre aquello que es la Historia en sí misma, es decir, el acontecer. Se relaciona con pensar, por ejemplo, tural. En la primera generación todavía no puede hablarse estrictamente de historia de las mentalidades,
sobre el tiempo; sobre la posibilidad de acceder al pasado y qué tipo de acceso podemos lograr; si se trata pero algunos de los trabajos de esa época como Martin Lutero: un destino (Febvre) o Los Reyes Taumaturgos
de un pasado o de pasados plausibles; sobre el relativismo cultural; sobre la finitud (historicidad) de la (Bloch) son obras que van más allá del hecho social o económico, para introducirse al campo de las
existencia, etc. En cambio, la discusión sobre los instrumentos a utilizar para que la investigación histó- creencias y lo ritual (Febvre 1992 y Bloch 1993). En el segundo momento, Braudel se aproxima a lo
rica no termine siendo, digamos, “parcial”; eso no es teoría sino metodología.3 La primera generación de cultural en la historia total que propugnó (Braudel 1987). Pero, es en el tercer gran momento de Annales
los Annales fue más metodológica; en cambio, con Braudel a la cabeza, de 1956 a 1968, en el segundo cuando se privilegió, a través de la dirección de Jacques Le Goff y Marc Ferro, la aproximación cultural,
gran momento de la “escuela”, hay una aproximación más teórica al encontrarse preocupaciones sobre y la cercanía con las ciencias sociales es aún mayor. Durante todo ese tercer periodo, de 1968 a 1990,
la historia en sí misma, y no sólo sobre el método para investigar.4 Es conocido el aporte de Braudel a la ocurre el gran desarrollo de la historia de las mentalidades, llamada también antropología histórica (Le
discusión sobre el tiempo, las tres duraciones en las que se dividiría: la corta, mediana y larga duración.5 Goff y Nora 1985).
La renovación metodológica es el principal (y muy valioso) aporte de Annales, y es por eso que A partir de 1990, la escuela de los Annales irá cediendo en importancia e influjo en Francia y Eu-
la caracteriza dos ideas fuerza. La primera es abandonar la práctica de hacer historia política. Es decir, ropa en general. Esta “escuela”, que de revisionista (y hasta periférica) pasó a guía académica e incluso
propugnan hacer una historia distinta a la que se practicó durante el siglo XIX y las dos primeras décadas historia institucionalizada, perderá su lugar al resurgir la historia política en Francia, entre finales de los
del XX. El blanco de sus críticas fue especialmente la obra de Víctor Langlois y Charles Seignobos, dos ochenta y principios de los noventa, corriente con representantes como François Furet o Raymond
influyentes historiadores franceses, quienes, además de dedicarse a la historia política, escribieron sobre Aron, en la que se revaloriza el acontecimiento como objeto del estudio historiográfico. A medida que
la metodología de la disciplina.6 Aquella historiografía, según Annales, se habría caracterizado por ser una pierde influencia en Europa, aumentará su presencia en Latinoamérica como el modelo a seguir en la
historia del acontecimiento, que no se habría preocupado mucho por lo social o lo económico. Se trataría investigación historiográfica (Aguirre Rojas 1993b).
de una historia del tiempo menor y, por lo tanto, de una historia que no lograba reflejar completamente Bien, terminado el recuento, tratare de exponer qué pasa en la historiografía peruana. No puedo
la verdad histórica. Para Bloch y Febvre, la historia política es igual a una colección de sucesos, que sólo sino centrarme en algunos temas, autores y obras. Todo análisis historiográfico supone una antología, y
lograría reflejar la historia de las instituciones y la vida de los grandes hombres. En contrario, lo que la toda antología es, finalmente, arbitraria; por lo que, muy a mi pesar, aquí no estarán todos los que debe-
Historia debería hacer es abrirse al mundo social, a la actuación de las masas en el tiempo, a una estrecha rían estar.
relación con las ciencias sociales para así reflejar más cercanamente lo que sucedió. Una obra histórica sin Quisiera mencionar en primer lugar a Raúl Porras Barrenechea, quien, obviamente, no fue formado
un análisis económico y social de la época estudiada, terminaría siendo una historia incompleta (Bloch por Annales, pero en su intención de renovar la historiografía de su época, se aproxima a los objetivos de
1990 y Febvre 1971). la “escuela”; es en tal sentido un precursor en aquello de la huella de Annales en la historiografía peruana.
La segunda idea fuerza que plantea Annales es la crítica a las fuentes. Para obtener el conocimiento Porras fue, qué duda cabe, un gran catedrático cuyas clases solían estar repletas de público. Pero fue tam-
histórico no bastaba únicamente con encontrar un documento. La verdad histórica no aparece, como por bién un Maestro en todo lugar, y gustaba de organizar tertulias en su casa, en las que, según Manuel Burga,
arte de magia, al hallar, luego de una paciente búsqueda en un archivo un, digamos, protocolo notarial. se conocieron los aportes de autores de reciente aparición, o no tan reciente, tales como Bataillon, Rivet,
La labor del historiador no termina allí, sino que recién empieza. Los datos están en efecto en la fuente Cunow; y, en cuanto a Annales, de Braudel. Los libros de estos autores se discutieron y, a través de ellos,
escrita, pero ésta tiene que someterse a la crítica histórica, se debe saber cómo interrogar y qué pregun- se reflexionó sobre la necesaria comunicación de la historia con las otras ciencias sociales, y el eco de ese
tar. En otras palabras, se está hablando de la “interpretación”, pero, como ya dijimos, no interpretación primer acercamiento, como veremos, repercutió en sus discípulos y en los discípulos de sus discípulos.8
El siguiente historiador al que voy a referirme es Jorge Basadre, quien también gustaba de la ter-
tulia, mucho más que del aula tradicional de clases. Fue un gran conversador. Prefirió por eso la charla
personal con jóvenes historiadores, uno o dos a la vez; a ellos, sus discípulos no formales, los acercó
3
Gadamer se ha ocupado con extensión de esta diferencia al definir y delimitar su hermenéutica, la cual no pretende
fijar las normas del proceso interpretativo, lugar que ocupa la metodología de cada una de las “ciencias del espíritu”;
a obras de Annales.9 De algún modo, es Basadre el pionero entre nuestros historiadores en tener una
sino develar las estructuras trascendentales del comprender, los modos de ser del fenómeno interpretativo, ámbito de
acción de la hermenéutica filosófica u ontológica (1991). En las ciencias sociales, este último, el de reflexionar sobre las
estructuras transcendentales de su fenómeno interpretativo, es el lugar de la aproximación teórica. 7
En esto de la necesidad de la interpretación, la tradición francesa es sin duda de gran importancia; pero, la tradición
4
Véase (Braudel 1991) Especialmente importante en este sentido, y en general para entender y situar a Annales, es el alemana es un poco anterior. Es asunto realmente fundamental para los historiadores porque definitivamente el conven-
capítulo dedicado a su formación. cimiento de la necesidad de interpretar cambió la forma de hacer historia y, claro, también la manera en la que los inves-
tigadores se enfrentan a los documentos. Es por ello que, desde fines del siglo XIX e inicios del XX, Dilthey comenzó
5
El de la corta duración es el acontecimiento, el nivel al que se dedica la historia política. En cambio, el de la larga du-
a llamar “ciencias históricas”, o “ciencias del espíritu”, a aquellas donde la verdad no está ahí, como para “descubrirla”,
ración permite apreciar los grandes procesos y las grandes continuidades en la Historia; también los cambios profundos.
sino que debe “buscarse”, interpretarse; parte de su hallazgo, entonces, depende del investigador mismo.
Es un tiempo casi inmóvil, se mueve muy lentamente, es el tiempo de las estructuras, de la geografía, todavía más, casi
geológico (Romano 1993) Nada de eso se ve, según Braudel, a través de la historia política o historia de los aconteci- 8
Manuel Burga ha estudiado diversos aspectos en las obras de Raúl Porras, así como la influencia de Annales en los
mientos, que impide ver el bosque por detenerse en árboles, por eso es una historia del tiempo menor (Braudel 1990). historiadores peruanos (2005a)
6
Leopold Von Ranke es también muy mencionado como presunto representante de la visión histórica que se censura, 9
José Tamayo Herrera ha dado a conocer cómo Basadre fue para él un maestro, pese a no haber recibido clases forma-
aunque la orientación de Ranke calza más con el historicismo. les, e incide en la nueva visión histórica que le inculcó, refiriendo la bibliografía actualizada a la que le aproximó (1978).

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relación directa con Annales. En 1929 publicó en la imprenta Minerva su Programa Analítico de Historia del territorios históricos, como lo económico, lo social y lo cultural, sus intereses se aproximaron a los obje-
Perú, germen de la Historia de la República, en donde ya llamaba la atención sobre la necesidad de recurrir tivos de Annales. Lo económico, a través del estudio, por ejemplo, del funcionamiento de las haciendas
a nuevas fuentes y perspectivas, como la geografía, la literatura, los libros de viajeros, la historia oral, coloniales en manos de la Compañía de Jesús. Lo social, entre otras, en sus investigaciones sobre grupos
propuestas en las que coincide con Annales; y, más aún, en el acápite dedicado al “factor geográfico en la sociales marginados como los negros esclavos, la población indígena sierva en las haciendas, o los tra-
evolución social” refiere como bibliografía el libro La tierra y la evolución humana de Lucien Febvre, quien bajadores asiáticos en condiciones de esclavitud. Lo cultural, en sus intereses por estudiar las bibliotecas
lo había publicado en francés en 1922.10 Su gran Historia de la República, que empezó a publicar en 1939 privadas o la historia de las expresiones artísticas andinas, por mencionar sólo un par de casos (Macera
(con un solo tomo) y no concluyó hasta 1968 (con los 16 tomos conocidos), es una historia política e 1977). En cada uno de esos trabajos encontramos aproximaciones a los temas que preocuparon a Anna-
institucional, pero es mucho más que eso, al menos en el intento, pues aborda los fenómenos sociales y les, de cuyas obras se nutrió, aunque no siempre se puede sostener una influencia directa.
el mundo cultural, perspectiva que ya había adelantado en su Programa.11 Además, don Jorge hizo ingresar Siguiendo con la cronología, debo mencionar ahora a José Tamayo Herrera, historiador cusqueño,
al campo historiográfico, más que ninguno de sus predecesores en el Perú, a las masas, incluso desde con vocación de pionero y la valentía de transitar, en este Continente, terrenos historiográficos poco des-
1929 con La multitud, la ciudad y el campo; y, como hemos dicho, éste fue uno de los propósitos de aquella pués que son descubiertos en otros lares. A diferencia de Macera, no gozó de la posibilidad de viajar para
“escuela”.12 formarse en Francia, y, sin embargo, como él, sí acusa la huella de Annales en su producción. Discípulo
Bien es cierto que la influencia de Basadre es más alemana que francesa, más historicista que de no formal de Jorge Basadre, fue su Maestro quien lo acercó a la corriente historiográfica, y en su Historia
Annales, pero estuvo familiarizado con las propuestas de la “escuela” y hasta conoció a algunos de sus social del Cusco republicano, publicada en 1978, se aprecia la impronta (Tamayo Herrera 1981). Dicha histo-
representantes. En 1950, fue invitado a ser editor de una Historia de la Humanidad convocada por la ria regional, aunque no la primera de su rubro, es una de las precursoras de la moderna historia regional
Unesco. Las reuniones se llevaron a cabo en París, y conoció personalmente a Febvre y a Braudel, en- en el Perú, y logra hacer mejor conocida una etapa de la historia cusqueña –la republicana- que era la
cuentro que él juzgó fundamental e innovador para su oficio historiográfico (Macera 1979). En aquel menos estudiada. El enfoque de la investigación de Tamayo es principalmente social, y aquí encontramos
viaje accedió a El Mediterráneo de Braudel, y le dejó un ejemplar de su Conde de Lemos, que luego el historia- coincidencia con Annales, al alejarse de la tradicional historia política. Hay también una pretensión por
dor francés reseñaría favorablemente (Ragas 2003: 213-218). Fue Basadre, además, uno de los impulsores trabajar en la perspectiva de la larga duración: analiza casi dos siglos, de 1808 a 1980. Se observa un ligero
de la venida de Braudel a Lima en 1953. Ese mismo año, en una conferencia sobre la enseñanza de la contacto con la historia de las mentalidades, cuestión que se hace más presente en sus investigaciones de
historia en el Perú dio muestra de su cercanía con Annales en varios momentos de la ponencia, en espe- historia intelectual, como en la que estudia cuatro siglos de historia del indigenismo cusqueño; y también
cial cuando definió la historia no como el registro de datos, sino como el estudio de los hombres en el en la dedicada al Altiplano (Tamayo Herrera 1980 y 1982). En la misma línea, y posteriormente, intentó
tiempo, evocando así a Bloch (Basadre 1978a: 135-180). Veinte años después en un lúcido ensayo sobre perfilar la cosmovisión del cusqueño, en la que el concepto de “incaísmo”, una suerte de devoción por
historiografía, encontramos una evidencia más pues considera, con Febvre, que el historiador debe com- lo valores andinos, tiene particular relevancia (Tamayo 1992).
prender antes que juzgar (Basadre 1978c: 347-364). Pero, en ese mismo artículo, aprovecha para marcar Otro de los casos que mencionaré es el de Heraclio Bonilla, pues en él se nota más claramente la
distancia con Annales, en lo referido a la categoría de la historia política; punto sobre el que volverá en su influencia de Annales, incluso desde su formación regular, pues entre 1965 y 1969 realizó estudios de
Introducción a las bases documentales…, y en la última edición de su Historia de la República (Guibovich 2003: postgrado en la Ecole Pratique des Hautes Etudes de la Universidad de París, donde obtuvo, en 1970, su
219-225). Y esto no es accesorio. Basadre no es más cercano a Annales justamente por este punto. Para doctorado en Historia con especialidad en historia económica y social. Su tesis la dirigió Ruggiero Ro-
él, la política y el poder eran centrales en la reconstrucción del pasado; siempre defendió la validez de esa mano, y en aquellos años Bonilla estuvo muy cercano también a Pierre Chaunu y Braudel (Burga 2005b).
dimensión, incluyendo la importancia del acontecimiento, remitiendo para sustentar sus planteamientos En 1974 publicó su tesis con el título Guano y burguesía en el Perú (Bonilla 1981). En este libro no hay
a las reflexiones de, por ejemplo, Raymond Aron. Ello queda plasmado en mucho de su obra, y también sólo Annales, Bonilla está muy próximo a la historiografía marxista, tanto o más que a la “escuela”, y
en esas sustanciosas conversaciones que mantuvo con Pablo Macera. ello se nota en el uso de conceptos como burguesía, capital mercantil, clase dominante/dirigente. Pero,
Y, entonces, es necesario referirme a Macera, discípulo de Porras, y uno de los frecuentes asistentes e independientemente de las conclusiones y su vigencia, este libro es perfectamente equiparable con lo
a las tertulias organizadas por el Maestro, de quien, sin embargo, terminó distanciándose, en lo ideoló- que Annales predicaba en relación a lo que se debía hacer en la investigación histórica. Es un análisis de
gico y metodológico. En su caso no puede afirmarse que sea tributario de Annales, en especial por un un tiempo relativamente largo, casi medio siglo, que si bien tiene una visión principalmente económica,
marxismo muy definido que en general caracteriza su obra, pero en su producción se observa claramente involucra también fenómenos de historia social y elementos de antropología. Pretende dar vida a grupos
que no trabajó una historia política tradicional y que está presente una sostenida vocación por interpretar sociales no dirigentes. Está basado en una aguda interpretación de las fuentes. Hay una pretensión de
el documento, además de, sin duda, una insistencia para abrirse a la historia social y económica. Viajó a historia total. Es decir, Bonilla no está interesado sólo en la producción guanera, o en la capacidad de
Francia y pudo conocer de cerca las nuevas tendencias historiográficas. Su estadía en París, entre 1960 dominación de la burguesía, sino en cómo el guano afectó globalmente a la historia del Perú en general
y 1961, le permitió entrar en contacto con un medio académico que, en lo que a la disciplina histórica en ese período. Entrados los años ochenta, Bonilla se alejó un poco más de Annales, y se acercó a la New
se refiere, estaba dominado por Annales; además, Braudel dirigía la revista y enseñaba en el College de Economic History (de los Estados Unidos), pero por ahora es tema que excede a esta exposición.
France, desde donde promovía investigaciones históricas con un fuerte componente interdisciplinario. A El siguiente autor es quizás uno de los más importantes en el contenido de esta charla (huella de
su regreso al Perú, Macera evidenció la impronta de su estancia europea, y en sus clases se multiplicaron Annales). Me refiero a Manuel Burga, quien en 1969 sustentó una tesis de grado sobre las bibliotecas je-
las referencias a Bloch, Febvre, Braudel; pero las menciones no eran sólo a los fundadores de Annales, suitas al momento de la Expulsión del Perú (1767), y ha reconocido que, en su concepción y elaboración
sino, además y especialmente, a Labrousse, Vilar y, claro, Marx (Burga 2005a). Macera exploró diversos tuvo en el libro Martin Lutero: un destino, de Lucien Febvre, una referencia fundamental (Burga 2005b).
Es decir, estamos enfrente de un caso en el que, desde la formación universitaria inicial, se observa una
clara influencia de la primera generación Annales, lo que se incrementará en los estudios doctorales que
realizó en Francia, entre 1970 y 1973, en la Ecole Pratique des Hautes Etudes de la Universidad de París. Al
10
Basadre (1978b)
igual que ocurrió con Bonilla, su director de tesis fue el profesor Ruggiero Romano, y conoció de cerca
11
Basadre (1983) de Braudel e Inmanuel Le Roy Ladurie, entre otros, a cuyas clases en el College de France asistió puntual-
12
Basadre (1980) mente. En 1976, el Instituto de Estudios Peruanos publicó la tesis de Burga con el título De la encomienda

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a la hacienda capitalista. Las líneas de continuidad tal vez son más delgadas de lo que Burga vio, pero ello Creo que conviene mencionar a Franklin Pease como uno de los representantes de la etnohistoria,
no desmerece el libro, que es un novedoso estudio sobre el valle de Jequetepeque en la larga duración, toda selección es arbitraria, como ya dije, pero al hablares de Pease, escojo al que fue (y es) uno de los
un análisis de más de cuatro siglos de historia, que recuerda los postulados braudelianos. La geografía, la grandes historiadores peruanos, a quien conocí bien, y tuve el honor que fuese mi asesor de tesis. En
demografía, la propiedad de la tierra y el proceso económico, los grupos y movimientos sociales, e inclu- sus clases, solía contar que fue Pedro Rodriguez, profesor de la Universidad Católica, quien introdujo la
so los acontecimientos del corto tiempo como las sucesiones de la élite, se unen para ofrecer uno de los lectura de Annales en dicha universidad, por lo que el contacto de Pease con la “escuela” se dio desde su
mejores ejemplos peruanos de elaboración de una historia total para un espacio acotado (Burga 1976). primera formación. Recuerdo sus constantes citas a los autores de la primera generación, Bloch y Febvre,
Entonces, en Burga vemos influencia también de la segunda generación de Annales. en especial de este último, aquella de “la historia se hace con documentos escritos, sin duda, cuando los
Alberto Flores Galindo, una de las mentes más brillantes entre los intelectuales del Perú, es otro hay. Pero puede y debe hacerse con todo lo que el ingenio del historiador le permita usar”. Es verdad que
de los historiadores en los que se aprecia una nítida influencia de Annales, en su formación y en su pro- en el desarrollo profesional de Pease no sólo estuvo Annales, al contrario resultó fundamental las relacio-
ducción. En 1974 publicó su tesis Los mineros de la Cerro de Pasco, 1900-1930, libro que intenta una carac- nes académicas y de estrecha amistad con Onorio Ferrero y con John Murra. Sin embargo, ello no niega
terización social de esos trabajadores de la sierra central peruana. Es una historia social y económica que que en su obra pueda encontrarse, además de la impronta de las historiografías italiana y norteamericana,
deja ver la presencia de los temas que interesaron a Annales, en especial a la primera generación (Flores la huella de la “escuela” francesa como en efecto se encuentra. Desde su tesis doctoral de 1967 sobre el
Galindo 1974). Nuevamente nos encontramos con un historiador que desde el pregrado exhibe la huella culto solar en tiempo de los incas, tiene el propósito de estudiar el mundo cultural y la cosmovisión de las
de aquella corriente historiográfica; que asimismo se establece en Francia entre 1972 y 1974 para realizar sociedades andinas para entender mejor el funcionamiento de la sociedad, tal como postulaba Annales
estudios doctorales, y que también tiene en Romano a su director de tesis. En 1984 publicó Aristocracia (Pease 1973). Años más tarde, en 1972, en Los últimos incas del Cuzco relaciona más estrechamente el mun-
y Plebe, su tesis doctoral, donde analiza a la sociedad limeña desde una óptica integral, coincidente con do social y económico con la dimensión religiosa, a la vez que estudia mitos y rituales a fin de explicar la
los propósitos de la segunda generación de Annales, aunque también con notoria impronta marxista. sucesión en el poder del inca, libro que mereció una traducción al francés en 1974 (Pease 1972). En este
Estudia los grupos sociales marginales, las relaciones entre ellos, la presión e injerencia de los grupos libro, se evidencia claramente la influencia de la tercera generación de Annales, en el énfasis en el mundo
dominantes; y, desde esa perspectiva, comprende los acontecimientos políticos que terminan en la Inde- cultural. Después sus intereses se fueron ampliando, y ya no sólo intentó escribir la historia de los incas,
pendencia del Perú (Flores Galindo 1984). sino que, a medida que fue transcurriendo su carrera académica, pretendió reconstruir la historia andina,
Casos muy importantes e interesantes respecto de la huella de Annales son los de Burga y Flores a la que entendió e como una continuidad espacial y temporal que refiere a una experiencia de milenios.
Galindo, pues en sus obras es posible ver la presencia de los objetivos de la primera y segunda generación Pease transita ahora por la larga duración y toma la visión holística propia de Braudel (Pease 1976-77:
de Annales; pero, también, y ello es destacable, claramente los de la tercera. Sucede que en 1982, Burga 207-228). Y vale la pena mencionar que, a modo de cierre del círculo abierto por los historiadores perua-
regresó a Francia gracias a una beca de especialización, y se acercó mucho más que antes a la historia de nos influidos por Annales y formados en Francia, Franklin Pease fue invitado, en 1988, como profesor a
las mentalidades y a los trabajos de Jacques Le Goff. Lo mismo estaba ocurriendo con Flores Galindo la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales (Curatola 2002: 49-74).
que estaba en París. Entonces temas como el de las mentalidades, la simbología recurrente a lo largo del Y ya me excedí del tiempo. En su conjunto, creo que los autores a los que me he referido pueden
tiempo, la antropología histórica, fueron los que primaron en sus intereses, y ambos se dedicaron a in- reflejar, de alguna manera, la influencia de Annales en la historiografía peruana. No están todos los que
vestigar sobre la “utopía andina”. Estudiaron, como la tercera generación de Annales, la cultura popular, deberían estar por, como ya dije, cuestiones de tiempo; e igualmente porque la huella que estamos bus-
el imaginario, el folclore para mostrar que esa idealización de lo incaico, como una especie de solución cando se encuentra, entremezclada con otras corrientes más actuales, también en los discípulos de estos
a los problemas de identidad, se observa, en distintos soportes, en toda la historia peruana (Burga 1988 Maestros, y en los discípulos de sus discípulos. Y, bueno, con esto termino.
y Alberto Flores Galindo 1988).
Bueno, y a estas alturas, ya se me está terminando el tiempo, pero, dado que he mencionado a la an-
tropología histórica como una de las corrientes afines a Annales, es necesario que dedique algunas pocas
palabras a la Etnohistoria. Sin duda Luis E. Valcárcel es el gran pionero en el Perú, y varios e importantes Bibliografía
nombres de historiadores se encuentran asociados a esta corriente como María Rostorowski, Waldemar
Espinoza, Franklin Pease, Juan Ossio, Liliana Regalado, etc. Sin pretender exhaustividad, podemos defi- AGUIRRE ROJAS, Carlos
nir la etnohistoria como el estudio del pasado de los pueblos no occidentales poniendo en cuestión las 1993a “Dimensiones y alcances de la obra de Fernand Braudel”, en Primeras jornadas braudelianas.
fuentes escritas tradicionales, leyéndolas “entre líneas” y abriéndose a nuevas fuentes; además de, claro México, Instituto Mora.
está, valerse de las técnicas y/o resultados de la antropología o etnología. Para la historia del Tawantinsu- 1993b Los Annales y la historiografía latinoamericana. Mexico: Universidad Autónoma de México.
yu, los etnohistoriadores critican especialmente a la historiografía que reconstruyó el pasado de los incas BASADRE, Jorge.
basándose en las crónicas. Los etnohistoriadores consideran que en las crónicas no está la historia en sí 1978a “La enseñanza de la historia en el Perú” en Apertura. Lima: Ediciones Taller
de los incas, sino la opinión o parecer de los cronistas. Para la etnohistoria, una correcta lectura de las 1978b “Programa analítico de Historia del Perú” en Apertura. Lima: Ediciones Taller
crónicas sería extraer de la información que brindan, la visión occidental, que es la forma que entendió 1978c “La historiografía hoy” en Apertura. Lima: Ediciones Taller.
el cronista una realidad diferente; es decir, limpiar los datos de la interpretación de los cronistas. En este 1980 La multitud, la ciudad y el campo. Lima: Mosca Azul.
sentido, la corriente es revisionista, como lo era Annales. Además, buena parte de su labor está en la 1983 Historia de la república del Perú, 1822-1933. Lima: Universitaria.
crítica a las fuentes y en hallar nuevas fuentes, lo que también era un objetivo de la “escuela” francesa. BLOCH, Marc.
Ciertamente que la “visión de los vencidos” de Wachtel, publicada en francés en 1971, ha sido un libro 1990 Introducción a la historia. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica
que marcó a la corriente en el país. Como sabemos, Wachtel tuvo estrecha relación con Annales y enseñó 1993 Los reyes taumaturgos. México: Fondo de Cultura Económica.
en el College de France. Su visión fue tomada como un modelo a seguir, y también como la posibilidad de BONILLA, Heraclio.
marcar distancia respecto de algunos conceptos como el de “desestructuración” (Wacthel 1976). 1981 Guano y burguesía en el Perú. Lima: Instituto de Estudios Peruanos.

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Las paradojas de la interdisciplinaridad:
Annales, entre la Historia y las Ciencias Sociales1
Bastien Bosa
Universidad del Rosario (Colombia)

Resumen:
El análisis que se presenta en este artículo surge del encuentro entre una reflexión general sobre la epis-
temología compartida de las Ciencias Sociales y el examen de un corpus específico, elaborado a partir
de una lectura de la revista Annales. Se propone una crítica de las fronteras disciplinares y se explora una
contradicción que caracteriza el proyecto de Annales. Por un lado, la lectura puede servir como base para
afirmar que nada permite distinguir, en principio o en la práctica, lo que sería un territorio o un método
consustancial a la historia, la sociología, la antropología o la geografía como disciplinas autónomas. Por
otro, los redactores de Annales se han caracterizado por un compromiso disciplinar muy fuerte con la
Historia, y se puede concluir que hicieron poco para poner en entredicho las divisiones disciplinares.

Palabras clave:
Interdisciplinaridad, Annales, Historia, Ciencias Sociales, metodología, epistemología.

Una disciplina científica se define generalmente como un conjunto estructurado de saberes que sigue sus
propias normas teóricas y prácticas para permitir el intercambio de conocimientos y experiencias entre
sus investigadores. Tales normas definen unos límites o fronteras más allá de los cuales se ejercen, de
manera diferente, otras competencias. Este artículo indaga sobre estos límites en el caso de la historia,
la sociología, la geografía y la antropología a partir de la lectura de la revista Annales. Asimismo, busca
poner en evidencia una paradoja: por un lado, el proyecto de Annales invita a cuestionar la legitimidad
del uso de la palabra “disciplina”, según la definición mencionada. De cierta forma, la lectura de la revista
permite relativizar la “engañosa familiaridad” que caracteriza nuestras relaciones con estas disciplinas. Si
bien su existencia parece evidente (puesto que existen facultades que tienen sus nombres, estudiantes que
las estudian, profesores que las enseñan e investigadores que les dedican su vida), un examen cuidadoso
indica que estas ciencias sociales aparecen en realidad como un campo muy indeterminado, y que los

1
*Este artículo es resultado de una investigación sobre la unidad epistemológica de las Ciencias Sociales desarrollada
en la línea “Etnografía y socio-historia” del grupo Estudios Sobre Identidad (Categoría A en Colciencias). No contó con
fuentes específicas de financiación Esta investigación fue publicada originalmente en la revista Historia Crítica, N° 45,
setiembre-diciembre 2011, pp. 160-183. Agradecemos profundamente al autor y a los editores de la revista su amabili-
dad por permitirnos reproducir el artículo.

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argumentos que sirven como justificación a la división en disciplinas (cuando existen) son muy débiles. de las ideas y argumentos en una escuela de pensamiento)4, ni una historia social de las ideas (intentando
Y por otro lado, el proyecto interdisciplinar que representa Annales no evita ciertas contradicciones. A relacionar estas mismas ideas con su contexto de producción o revelar las coulisses detrás de la revista).5.
lo largo del texto se argumentará que al presentarse como un modo de relación entre prácticas científicas Uno de los aportes del texto consiste precisamente, a partir de un cuestionamiento propio, en agenciar
especializadas, la interdisciplinariedad constituye más un reconocimiento que un cuestionamiento de la y trabajar sobre argumentos escritos por autores vinculados a la revista, pero formulados, la mayor parte
existencia de las disciplinas como prácticas científicas independientes. del tiempo, de manera aislada. En este sentido, se trata de proponer, a la vez con y contra Annales6, un
Este proyecto fue posible gracias a la digitalización integral de Annales en el portal Persee. fr2. La argumento más general y original sobre la cuestión de las divisiones disciplinarias en las ciencias sociales.
lectura de la revista se complementó con la consulta de las obras de los principales representantes de Finalmente, una tercera dificultad tiene que ver con la articulación entre los dos puntos que se aca-
Annales y de una parte de la amplia bibliografía consagrada a la revista. El corpus está formado por tres ban de presentar. ¿Por qué no haber escrito dos artículos separados para abordar cada punto de manera
tipos de artículos: 1) los que abordan el problema de la interdisciplinariedad de manera explícita; 2) los más detallada? Precisamente porque la articulación de los dos argumentos específicos da una coherencia
relativos a un tema específico a través del cual plantean el problema de la interdisciplinariedad; y 3) las al argumento general. El hecho de apoyarse en Annales para denunciar el carácter arbitrario de distincio-
reseñas críticas o los “homenajes”. Los primeros tienen la ventaja de abordar el problema de frente, pero nes habitualmente aceptadas como evidentes, antes de señalar una contradicción no resuelta en la revista,
hacen correr el riesgo de disociar la reflexión metodológica de las prácticas concretas de investigación permite destacar con mayor fuerza la paradoja que constituye el punto de partida de este artículo. Se
(aunque las reflexiones epistemológicas en Annales nunca se limitan a un enfoque puramente filosófico). trata de reconocer, por una parte, la contribución central de los inspiradores de la revista para hacer de
Los segundos permiten, al contrario, situar la reflexión metodológica en lo concreto, pero dejan a ve- la historia una ciencia social, y por otra, destacar la dificultad para cuestionar las divisiones institucionali-
ces los problemas que nos interesan en un nivel implícito. Y los últimos tienen la ventaja partir de una zadas. Incluso en una revista que propuso a la vez los argumentos intelectuales y la retórica para superar
reflexión crítica sobre un trabajo concreto para proponer reflexiones epistemológicas más generales a las viejas separaciones, nunca se dio el paso definitivo. En este sentido, espero que este texto no sea leído
propósito de las operaciones de investigación en las ciencias sociales. como una traición, sino como un acto de fidelidad con Annales7, sin confundirlo con la repetición (o el
Antes de desarrollar los argumentos centrales es importante detenerse en la naturaleza de las re- suivisme) o con la devoción.
flexiones presentadas. Éstas surgen del encuentro de una reflexión general sobre la epistemología com- Para el propósito de este artículo, el argumento general es el siguiente. Si bien es cierto que los
partida de las ciencias sociales, con el examen de un corpus específico elaborado a partir de una lectura principales representantes de la escuela de los Annales defendieron y practicaron concepciones distintas
meticulosa de la revista Annales entre 1929 y 2001. En este sentido, el artículo persigue simultáneamente de las ciencias sociales y del oficio de historiador (de la microhistoria a la historia serial, del estructura-
dos objetivos paralelos. Reflexiona de manera crítica sobre la revista Annales y propone una visión más lismo al pragmatismo, etc.), podemos resaltar una tensión permanente a lo largo de los ochenta años de
general sobre la interdisciplinariedad (lo que implica, al final, un distanciamiento parcial con la revista). existencia de la revista. Por un lado, Annales siempre ha defendido una apertura de las ciencias sociales
Ahora bien, cada uno de estos objetivos implica dificultades específicas. El primero (que consiste (aunque desde concepciones distintas) y, por el otro, ha reivindicado la voluntad de conservar la historia
en postular una continuidad y en formular una crítica al proyecto de Annales) podría llevar a pensar que como una disciplina autónoma, sin que haya tampoco un acuerdo sobre la definición de la misma.
se asume como una certeza la existencia de la llamada “escuela de los Annales”. Ahora bien, como mu-
chos autores lo han mostrado, esta escuela tenía precisamente por característica principal no serlo. Detrás
de un mismo nombre se encontraban realidades y prácticas muy heterogéneas3. Así, existían diferencias
profundas entre las generaciones (la de los fundadores, la de Braudel, la del “giro crítico”) y dentro de
cada una de ellas (empezando por Bloch y Febvre). Estos últimos eran muy conscientes de estas diferen-
cias y las asumían plenamente, como lo demuestran las reseñas que hacían de sus publicaciones y en las
cuales no escondían sus críticas. Desde su origen, la revista expresaba su voluntad de no constituir un
grupo cerrado (posiblemente para marcar su diferencia con la experiencia durkheimiana), reivindicando
cierto grado de heterogeneidad, lo que implicaba incluso contradicciones. Sin embargo, el reconocimien- 4
Hubiera sido poco realista pretender dar cuenta, en un espacio tan limitado, de un objeto tan complejo de analizar.
to de estas diferencias no significa que no se puedan resaltar ciertas continuidades sobre algunos puntos Los libros publicados sobre el tema indican la dificultad del ejercicio. Bernard Lepetit escribió por ejemplo una reseña
específicos (la continuidad material de la revista, su ubicación en la Maison des Sciences de l’Homme, las asesina en contra de Peter Burke, uno de los principales historiógrafos de Annales (1991: 1490-1491). De manera iró-
transmisiones entre maestros y alumnos, etc.). nica, incluso los propios historiadores de Annales recibieron críticas duras sobre sus tentativas de (auto) historiografía.
Por ejemplo, el libro de André Burguière, miembro histórico del equipo directivo de la revista (2009), fue duramente
La segunda dificultad está vinculada al hecho de que si bien es cierto que gran parte de los materia-
criticado por Richard Evans, profesor en Cambridge, por ser “incapaz de tomar la distancia necesaria con la historia que
les que se analizan en este artículo proceden de la revista, la crítica radical de las separaciones disciplina- analiza y de no liberarse de los numerosos mitos sobre ella” (2009: 12-14). Una de las dificultades de escribir sobre o a
rias en las ciencias sociales nunca se formuló claramente allí. Por lo tanto, podría parecer que se incurre partir de los Annales viene precisamente de la importancia de la revista en la disciplina. Para muchos historiadores, se
en un uso descontextualizado de los materiales o en reunir argumentos producidos en circunstancias trata de una especie de “vaca sagrada”, un emblema de la historiografía del siglo xx, al cual nadie puede tocar.
muy diferentes para demostrar una tesis ajena a ellos. Además, existe aquí también un riesgo de inventar 5
Sería demasiado largo hacer una lista de las obras o artículos, basados en distintas fuentes (textos publicados, correspon-
una coherencia imaginaria. Sin embargo, estos argumentos pierden su fuerza si se reconoce que el artícu- dencias, manuscritos, archivos personales, etc.), que responden a esta ambición. El lector podrá consultar, entre otros, artí-
lo no pretende ser ni una historia intelectual en el sentido clásico (tratando de dar cuenta del desarrollo culos publicados en Annales (André Burguière, Jacques Revel, Bronislaw Geremek), en Revue de Synthèse o en la revista Genèses
(con contribuciones, en particular, de Marleen Wessel, Peter Schöttler, Bertrand Muller, Gérard Noiriel, etc.).
6
Sobre la idea de “pensar con y contra”, véase Gérard Noiriel (2003).
7
De manera irónica, se puede observar que todas las reorientaciones en la revista (ilustradas en particular por los
2
http://www.persee.fr/web/revues/ home/prescript/revue/ahess
cambios de subtítulo o de director) se presentaban como una fidelidad al proyecto original y “al espíritu de Marc Bloch
3
La famosa broma de François Furet ilustra claramente este punto: “¿La Escuela de los Annales? No sé lo que es, pero la en- y Lucien Febvre”. Braudel escribía “Continuar, sin duda no es repetir” (1966a: 1187) y Jacques Revel después de él:
cuentro todos los días en el ascensor”. Al respecto puede consultarse: Bernard Lepetit (1991: 1491). Todas las traducciones del “Una fidelidad que nunca resulta mejor sino en la innovación, la voluntad de inscribir la continuidad y la coherencia del
francés al español que aparecen en el texto son del autor. movimiento bajo la señal de una diferencia esencial” (1979: 1361)..

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Líneas divisorias en las ciencias sociales activo en subrayar los vínculos íntimos que unen el pasado y el presente y en procurar, para retomar una
expresión de Marc Bloch, “unir el estudio de los muertos con el de los vivos” (1952: 15).
El primer objetivo del artículo consiste en presentar las fuertes críticas que se han dado desde Annales a
las divisiones entre las distintas disciplinas sociales. ¿Existe una “contribución particular” o una “vocación El Tiempo
distinta” del conocimiento histórico, sociológico, antropológico o geográfico?8 ¿Existen criterios episte- Si la oposición pasado/presente es relativamente fácil de descartar para justificar la singularidad de la
mológicos que permitan justificar la existencia separada de estas disciplinas? Todo parece indicar que no. historia como disciplina, otra concepción “más sofisticada” hace hincapié en la exploración de los me-
canismos temporales. Más allá de la oposición entre pasado y presente, la historia sería así la “ciencia del
El Pasado tiempo”. Probablemente fue Fernand Braudel quien más insistió en la necesidad de agenciar tempora-
Un primer criterio, generalmente utilizado para distinguir la historia de las otras ciencias sociales, se refie- lidades diversas, definiendo la historia como “este múltiple empuje, este incesante peso del tiempo, este
re a la distinción entre pasado y presente. La esencia de la historia estaría ligada al pasado, mientras que la incesante paso de las realidades sociales” (1953: 347-361). Pero esta insistencia no justificaba tampoco
sociología y la antropología limitarían su análisis a hechos estrictamente contemporáneos. Sin embargo, un monopolio de la historia, como disciplina, sobre la dimensión temporal de las realidades. Como lo
muchos autores, en particular vinculados a la escuela de Annales, han mostrado que esta distinción no mostró bien el propio Braudel, la duración se impone en realidad a todos los fenómenos sociales y, por
podría justificar la existencia de disciplinas diferentes, destacando la compenetración que existe entre consiguiente, la reflexión sobre la pluralidad del tiempo podría incluirse en todas las investigaciones que
la historia y el tiempo presente. La primera idea central es que el investigador escribe siempre desde su pretenden dar cuenta de hechos inscritos en un contexto social singular, pasado o actual11.
presente, independientemente de la distancia temporal respecto a su objeto de investigación. Esto quiere De alguna manera, como lo reconocía el antropólogo Marc Augé en Annales, un orden empírico es
decir que la interrogación sobre el presente y el conocimiento del mundo contemporáneo son indis- necesariamente, al mismo tiempo, un orden diacrónico (1979: 74-84). Esto quiere decir que el investiga-
pensables para la interpretación de las realidades pasadas. Los consejos paradójicos de Lucien Febvre a dor siempre tiene la opción de ubicar sus objetos de investigación en múltiples contextos que se super-
sus estudiantes —que nunca fueron cuestionados por sus sucesores— ilustran perfectamente esta idea: ponen los unos a los otros (siguiendo, por ejemplo, la famosa distinción tripartita propuesta por Braudel
“Para hacer historia hay que volver resueltamente la espalda al pasado: primero vivir. Mezclarse con la entre larga, media y corta duraciones (1958: 725-753). En este sentido, la insistencia sobre la pluralidad
vida” (Febvre 1943: 5-18)9 de los tiempos sociales como posibilidad de experimentación no fue solamente una contribución para los
De manera recíproca, aquellos que llamamos hoy sociólogos o antropólogos difícilmente pueden historiadores, sino para el conjunto de los científicos sociales12. Si bien muchos investigadores sociales
dejar de lado la dimensión histórica de sus objetos de investigación. Un investigador que se limite a lo (en particular los que no recibieron una formación de historiador) no han incorporado estas reflexiones
que Braudel llamaba “el tramo tan fino del tiempo actual” (1951: 485-492), tendría una comprensión en sus trabajos, no es porque sus objetos podrían “escapar” a la duración social, sino porque estas cues-
muy pobre del mundo social. ¿Cómo estudiar problemas sociales sin interesarse por los procesos que los tiones no hacen parte de su habitus disciplinar. Precisamente por esta razón sería absurdo considerar la
generaron? ¿Cómo describir nuestros objetos de estudio sin ponerlos en contexto, es decir, sin reflexio- reflexión sobre los tiempos múltiples y contradictorios de la vida humana como un criterio legítimo para
nar sobre las condiciones históricas que explican su evolución y sus formas actuales? En este sentido, separar la historia de las otras disciplinas sociales.
Annales hizo una contribución importante: invitar los autores de todas las disciplinas sociales a (re)descu-
brir la historicidad de sus objetos de estudio y combatir los enfoques puramente actualistas. Contra la idea Formas de temporalidades
según la cual el presente tendría una especie de privilegio de autointeligibilidad, se trataba de mostrar que Un tercer criterio utilizado habitualmente para justificar la división de las ciencias sociales remite a las
los elementos de contexto no constituyen una simple “decoración”, sino aportes indispensables para la diferencias que habría en la “intuición del tiempo” de cada disciplina. En este sentido, una oposición
comprensión incluso de los problemas más contemporáneos. clásica está basada en el criterio continuidad/discontinuidad. La historia se presenta a veces como dis-
Ahora bien, es importante resaltar que Annales no fue ni el primero el único en poner en relieve este continuista, al centrarse en “acontecimientos” (lo dramático, lo tenso, lo explosivo, lo dinámico), en
doble argumento contra la tentación de atrincherarse o en el pasado o en el presente. La idea según la comparación con la sociología que sería continuista, debido a su interés por las “instituciones”, las “es-
cual “lo muerto toma lo vivo” —en el sentido en que las personas y fenómenos actuales están constitui- tructuras” o los “roles sociales” (es decir, lo que aparece como estable, preestablecido o estático). Una
dos por una “historia incorporada, pero olvidada y hecha naturaleza”— había sido claramente expuesta oposición alternativa se centra sobre el binomio diacronía/sincronía. Mientras que los historiadores se-
por lo menos desde Durkheim, y tuvo un papel central en las investigaciones de autores como Elías o rían especialistas en el estudio del cambio y los procesos de transformación, los sociólogos procederían
Bourdieu10. Del mismo modo, Benedetto Croce había ya formulado en 1914 que “toda historia es con- al contrario por “corte” en la actualidad más fugaz, reconstituyendo “fotografías sociológicas”. Ahora
temporánea”. Es innegable, sin embargo, que a lo largo de sus ochenta años, Annales ha sido un agente bien, una breve mirada a la historia de Annales revela que si estas distinciones podían tener sentido al
final del siglo XIX, se volvieron falsas y artificiales. Cabe resaltar, por ejemplo, que Bloch y Febvre han

8
Habría sido importante incluir también la economía en esta reflexión en la medida en que esta disciplina fue por
cerca de cuarenta años el gran lugar de diálogo de los historiadores de Annales con las ciencias sociales. No se hizo 11
Esta idea refuerza el primer punto sobre la no pertinencia de la división entre presente y pasado. Como lo decía
por dos razones: la primera, porque la economía como disciplina se ha alejado de las otras ciencias sociales, al menos
Braudel, la historia se interesa tanto por el “tiempo que corre bajo nuestros ojos”, como por el “tiempo en movimiento
desde la década de 1980. La segunda tiene que ver con la incompetencia del autor en la materia (lo cual refleja el primer
del ayer” (1953: 359). Cabe resaltar también que un investigador cuyo trabajo se refiere al presente puede centrar su
punto, pues su período de formación se da en un contexto de ausencia casi total de diálogo, o incluso de ignorancia
reflexión sobre la cuestión del tiempo, mientras que otro que trabaja sobre el pasado puede dar un lugar totalmente
recíproca, con los economistas).
marginal a este problema..
9
Marrou insistía igualmente en la importancia de las experiencias vividas por el historiador: “Cuanto más sea inteligente, 12
La reflexión sobre la complejidad del tiempo social es generalmente asociada a la segunda generación de Annales y a
cultivado, rico de experiencia vivida, abierto a todos los valores del hombre, tanto más su conocimiento será susceptible
Braudel. Sin embargo, esta cuestión había sido ya pensada por los fundadores, y en particular por Marc Bloch, quien de-
de riqueza y de verdad”. (1954: 259)
finía el tiempo como “el plasma mismo en que se bañan los fenómenos” y como “el lugar de su inteligibilidad” (1952).
10
Sobre los conceptos de ‘historia incorporada’ e ‘historia reificada’ puede verse el trabajo de Pierre Bourdieu (2007) Por otra parte, se puede considerar que la generación del “giro crítico” ha ampliado la reflexión de Braudel a través de
y la crítica de Norbert Elias, “El retraimiento de los sociólogos en el presente” (1994). la noción de “juegos de escalas” (Revel 1996).

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precisamente construido su concepción del trabajo histórico en contra de la historia évènementielle, que libro cuyo objeto cruzaba varios siglos, se preguntaba sobre su grado de conformidad con las exigencias
insistía de manera casi exclusiva sobre los “acontecimientos” y los “cambios”13. Del mismo modo, los de la metodología histórica. En su reseña del libro publicada en Annales, el historiador Bernard Lepetit le
“analistas” de la generación de Braudel dieron, después de la Segunda Guerra Mundial, una dimensión respondía: “No estoy seguro de que las exigencias del método histórico sean especialmente específicas”17.
central a los movimientos de larga duración y a lo que cambiaba lentamente, mientras lo “accidental” fue
relegado al segundo plano (1966b). La ausencia de teoría
Durante este mismo período y en un movimiento contrario, varios “sociólogos” empezaron a Otro argumento regularmente empleado para separar las ciencias sociales entre sí tiene que ver con el
hacer hincapié en la importancia del cambio social o en las pequeñas interacciones a escala de los indivi- papel asignado a la teoría. En este escenario los historiadores se distanciarían del resto de las ciencias
duos14. Según esta lógica, la oposición debería invertirse: sería la historia la que acentuaría lo continuo y lo sociales por su supuesta “vocación empírica”18. Sin embargo, a lo largo sus ochenta años de existencia,
estable (a través del estudio de los hechos repetitivos y de las permanencias casi estructurales), mientras Annales ha criticado esta oposición entre “empiristas” y “teoricistas”, vinculada a un estado anterior de
que la sociología haría énfasis en la discontinuidad. Sin embargo, no parece pertinente determinar cuál de las ciencias sociales (en el caso francés, al famoso debate de 1903). En este contexto, era posible dife-
estas dos versiones es errónea (lo cual equivaldría a buscar la “esencia” de cada disciplina). El problema renciar fácilmente una historiografía claramente “empirista” y una sociología de sobra “objetivista” e
es más bien el esfuerzo mismo para definir/reducir la historia, la sociología o la antropología a partir de impersonal. Como lo mostró Gérard Noiriel, los primeros sociólogos eran profesores sin experiencia ni
un tiempo o una duración propios. práctica de investigación, mientras que los historiadores aprendían a criticar documentos y no a manejar
De manera irónica, esta imposibilidad de encontrar la temporalidad específica de cada disciplina conceptos19. Estas oposiciones fueron revisadas a lo largo del siglo XX: los sueños de “gran teoría” y
puede ilustrarse por los cambios que se dieron posteriormente en la revista: uno de los aportes impor- la ilusión empirista según la cual uno podría “describir sin conceptos” se esfumaron. Paradójicamente,
tantes del “giro crítico” consistió precisamente en poner en cuestión las aproximaciones cuantitativas y estas dos posiciones opuestas aparecen hoy igualmente ingenuas y cientifistas. De nuevo, Annales no fue
de larga duración que habían caracterizado los Annales después de la Segunda Guerra Mundial15. No se la única en poner en cuestión esta oposición o en afirmar que los problemas de la relación entre la teoría
trataba de volver a la historiografía tradicional, pero sí de favorecer aproximaciones mucho más diversas y los materiales empíricos eran los mismos en estudios sobre el pasado o sobre el presente. Sin embargo,
(la microhistoria, la atención a las formas de la experiencia, etc.) y de mostrar que las investigaciones me parece importante subrayar la continuidad con la que la revista, desde Febvre y Bloch hasta los últi-
sociales e históricas podían enriquecerse gracias a la articulación de miradas variadas (diacrónicas y sin- mos años, ha defendido la idea de que los historiadores recurren necesariamente a distintas formas de
crónicas, de larga o de corta duración, etc.). problematización y teorización cada vez que su trabajo va más allá del arte de comprobar las fechas o de
la interpretación literal de los documentos20.
El método crítico
Una cuarta manera de diferenciar las disciplinas sociales tiene que ver con el uso del llamado “método El Espacio
crítico”. En esta lógica, la especificidad de los historiadores y su autoridad legítima estarían ligadas a un Una sexta línea divisoria está ligada a la consideración de las dimensiones espaciales en el estudio de las
método particular, centrado en el uso crítico del documento. Ahora bien, como se evidencia claramente realidades humanas, lo cual diferenciaría la geografía de las otras ciencias sociales. Aunque esta dimen-
a partir de la lectura de la revista, las normas de la crítica del testimonio pueden aplicarse al presente y al sión no pertenece formalmente al “campo disciplinar” de la revista, varios autores de Annales —desde
pasado y, por consiguiente, no deberían ser consideradas como un dominio reservado a la historia, sino Febvre hasta Lepetit, pasando por Braudel— se han apropiado de ella21. Mostraron claramente que el
como un bien común a todas las ciencias sociales. Dos ejemplos, situados en momentos distintos de la “espacio” de los geógrafos no era en esencia distinto al del resto de los científicos sociales, de la misma
historia de la revista, permiten ilustrar este punto. El primer ejemplo se basa en el libro de Marc Bloch La manera que, como lo hemos visto, el “tiempo” de los historiadores no era específico de estos últimos. Se
Extraña Derrota. En este texto, el autor demuestra de manera muy práctica cómo las reglas del método trataba de defender la idea según la cual ningún investigador en ciencias sociales podía abstraerse com-
crítico (sobre las cuales había escrito en particular en su libro el Oficio de Historiador) se pueden aplicar pletamente de la dimensión espacial en sus análisis (de la misma manera que para la dimensión temporal).
a una investigación sobre situaciones contemporáneas (en este caso, su propia experiencia de soldado du- “Ningún grupo humano, ninguna sociedad humana sin apoyo territorial”, escribía Lucien Febvre22. Eso
rante la Segunda Guerra Mundial). La única diferencia radica en que la explicitación de las condiciones de
producción de los textos se refiere, en un caso, a documentos producidos sin intervención del investigador
(pero descubiertos y seleccionados por él), y en otro, producidos en una investigación en la cual el inves-
Bosa (2010: 497-530).
tigador estaba implicado personalmente16. Otro ejemplo más reciente, el sociólogo Robert Castel, en un
17
Robert Castel (1995) y Bernard Lepetit (1996: 525-538).
18
Este rechazo de la conceptualización es presentado a veces como una debilidad de los historiadores (debido a la
cual los historiadores serían “pobres seres reducidos al relato y a la descripción”). Pero algunos historiadores parecen
13
Se puede resaltar por ejemplo la importancia de la noción de “estructura social” en el trabajo de Marc Bloch (1987),
presentar con orgullo su desconfianza de los enfoques demasiado teóricos. Raymond Aron (1963: 491)
así como la definición de los sistemas culturales y de la noción de civilización en el trabajo de Lucien Febvre (1959).
19
Noiriel Gérard (1989: 1435-1459). Se podía también oponer una sociología de pretensión nomológica, por naturaleza anti-his-
14
Al respecto puede consultarse la corriente interaccionista desarrollada en Chicago, Erving Goffman, (1983: 1-17), o
tórica, y una historia nominalista (haciendo hincapié en la singularidad de las situaciones y en la imposibilidad de generalizar). En
la etnometodología, Harold Garfinkel (1967).
la misma lógica, se oponían clásicamente una sociología explicativa (es decir, que podía demostrar, gracias a la construcción de
15
Cabe resaltar que varias críticas se dieron antes del “giro crítico”, confirmando así la existencia de diferencias intra- variables cuantificadas y al análisis de la causalidad) y una historia comprehensiva (centrada en lo singular y en la experiencia vivida
generacionales dentro de Annales. Annie Kriegel escribía por ejemplo de manera muy irónica: “La historia, que se ha y mucho más modesta en sus interpretaciones).
convertido en sociología del pasado, no se interesa, ¡oh paradoja!, sino por lo continuo y lo estable. Renuncia a aclarar 20
Jean-Claude Passeron (1991) y Bernard Lepetit (1996: 525-538)
los misterios de los cambios bruscos, de los mundos que se mueren, de las sociedades que se transforman; es decir de
las convulsiones revolucionarias. O más bien bautiza revolución a toda clase de fenómenos —la revolución industrial, la 21
Ver también: Étienne Juillard (1960: 927-935). La cercanía entre historia y geografía en el sistema de enseñanza francés facilitó
revolución de la sensibilidad, etc.—, pero la Revolución francesa, la Revolución rusa o la Revolución china, representan probablemente esta incursión.
pruritos superficiales por los cuales solamente las mujeres pueden interesarse.” (1964: 374-375). 22
Lucien Febvre (1949: 45). Al mismo tiempo parecía problemático definir una disciplina social solamente a partir de una téc-
16
Marc Bloch (2003). Sobre el trabajo de Marc Bloch como etnógrafo véase Florence Weber (1996: 6-24), y Bastien nica (en este caso la cartografía) o de un objeto (el espacio). Existe un riesgo grande de reducir el mundo social a una sola de sus

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no significaba que la cuestión del espacio debía aparecer como el eje central de toda investigación social. avanzar si no aceptan que las fuentes se caracterizan por una elasticidad extraordinaria y casi ilimitada,
Era más bien una invitación para los investigadores a tener conciencia de la posibilidad de utilizar el y que no pueden ser éstas las que definen la problemática, sino al contrario: la problemática define y
espacio como una dimensión adicional que permite la observación razonada (Lepetit 1986: 1187-1191). orienta la búsqueda de fuentes. Igualmente, la lectura de Annales ayuda a entender que ninguno de los
Era una invitación para incorporar el punto de vista espacial, los mapas y los planos como herramientas criterios presentados aquí permite establecer un fundamento consensual y satisfactorio para la división
de objetivación útiles en todo tipo de proyectos de investigación social. entre las disciplinas sociales. Permite reconocer que, como lo decía Paul Veyne, la división en “sectas”
que caracteriza el espacio de las ciencias sociales es de origen extracientífico26. En la medida en que nada
Las fuentes o técnicas (Los Archivos, la etnografía y la estadística) permite distinguir, en principio o en la práctica, lo que sería un territorio o un método consustancial a
Un último criterio central para diferenciar las ciencias sociales se refiere a los materiales que los investi- una de ellas, parece lógico que ni la sociología, ni la antropología, ni la historia ni la geografía deberían
gadores movilizan en sus análisis, así como a las metodologías que emplean para recolectarlos. En esta reconocerse como “disciplinas”, en el sentido previamente definido.
perspectiva, los historiadores tendrían el monopolio de una documentación de un tipo particular —los
archivos— y su trabajo consistiría esencialmente en la recopilación y la explotación de los documentos
del pasado. Por su parte, los antropólogos se caracterizarían por una técnica específica —la etnografía—, Historia de los acercamientos y alejamiento entre las disciplinas sociales
que corresponde al uso de entrevistas y observaciones en el marco de un trabajo de terreno de larga du-
ración. Finalmente, en una visión tradicional, las herramientas estadísticas y la construcción de variables En esta segunda parte del artículo se hará énfasis en una paradoja fundamental que caracteriza el pro-
cuantificadas pertenecerían a la sociología23. yecto Annales. Es incuestionable que éste fue construido sobre una confrontación entre la historia y las
De nuevo, aunque de manera menos explícita, la lectura de Annales nos ayuda a tomar distancia crí- ciencias sociales. Al mismo tiempo, su contribución directa para una integración o incluso una reorgani-
tica de esta definición de las disciplinas basada en sus fuentes y métodos (el antropólogo que da cuenta de zación disciplinaria en las ciencias sociales fue, de cierto modo, muy limitada. Para entender esta paradoja
una experiencia de terreno, el historiador exhibiendo sus documentos y el sociólogo que analiza estadís- es indispensable interrogarse sobre dos grandes concepciones de la interdisciplinariedad que se aplicaron
ticas). Una lectura atenta de la revista permite encontrar varios argumentos que defienden la idea de que o se defendieron durante el siglo XX en Francia.
estos distintos tipos de materiales representan, cada uno, una fuente posible entre otras, a disposición de
todos los investigadores sociales. Primer movimiento: La unidad por sometimiento
Por una parte, como ya se ha mencionado, varios textos han resaltado el carácter artificial de la Para este propósito, es necesario volver a Émile Durkheim y sus discípulos, quienes propusieron el pri-
oposición entre fuentes orales y escritas que se ha empleado para marcar una diferencia disciplinar. Si de mer programa de integración de las ciencias sociales a finales del siglo XIX27. Aunque la sociología era
manera tradicional los historiadores han privilegiado, con cierto grado de feti-chización, el documento muy minoritaria en este entonces, proponían una reorganización radical del campo de las ciencias so-
escrito, ningún argumento lógico justifica esta situación24. De manera recíproca, los antropólogos, que ciales, en torno a un método que sería común a todas las disciplinas. Para Durkheim, la oposición entre
aparecían como especialistas de los “pueblos sin escritura” (y, por lo tanto, sin fuentes escritas) pensa- sociología e historia (la antropología tal como la conocemos hoy no existía) no tenía sentido y estas dos
ban que los archivos no formaban parte de su universo. Sin embargo, el problema no venía tanto de la disciplinas debían fundirse en un mismo proyecto. El primer número de L’Année sociologique, publicado en
ausencia de fuentes como de la ausencia de curiosidad de los investigadores. Numerosos documentos 1896, era muy claro en relación con este tema: “La Historia no puede ser una ciencia sino en la medida
(en particular los archivos coloniales) fueron totalmente ignorados durante mucho tiempo, a pesar de en que explica y no se puede explicar sino comparando [...] Ahora bien en cuanto compara, la Historia
su evidente pertinencia. Se recordará, por ejemplo, que desde el primer número de la revista, Bloch y se vuelve indistinta de la Sociología” (Durkheim: 1896-97: II).
Febvre condenaban la falsa oposición entre las sociedades “pensadas como civilizadas” y las que “a falta La fuerza científica de los argumentos de la escuela durkheimiana logró impresionar (para no decir
de mejores palabras, tenemos que calificar de ‘primitivas’ o de exóticas”25. Por otra parte, es importante convencer), pero su proyecto estaba llamado a fracasar por razones “diplomáticas”. En efecto, su pro-
resaltar que la utilización de métodos cuantitativos no presenta ninguna diferencia de naturaleza cuando puesta implicaba lo que se podría llamar una unidad por sometimiento. Se trataba de afirmar la superiori-
la investigación se refiere al presente o al pasado: en un caso como en otro, los investigadores deben dad absoluta, el “reino” de una disciplina particular (la sociología), cuyo papel sería federar (o quizá más
enfrentar los mismos problemas, conceptos o preguntas (Furet 1971: 63-75). bien anexar) las otras (y en particular la historia). El sueño de una ciencia social unificada era, en ese caso,
De manera general, se puede sostener que de la lectura de Annales surge una lección — aunque inseparable de una estrategia de hegemonía.
nunca formulada de manera explícita— según la cual los investigadores en ciencias sociales no pueden La polémica de 1903 entre Simiand y Seignobos es una buena ilustración de esta confrontación.
Siguiendo a Durkheim, Simiand insistía claramente no solamente sobre la posibilidad, sino también so-
bre la necesidad de una convergencia entre las ciencias sociales. Este interrogante se definía a partir de
dimensiones, centrando por ejemplo la reflexión en torno a una abstracción unidimensional, el homo geographicus (pariente del homo una unidad de método para producir objetos de estudio comparables a partir de normas homólogas. Sin
economicus). Fernand Braudel (1951: 485-492). embargo, la violencia de su argumentación en contra del empirismo de los historiadores tradicionales
23
En esta perspectiva, la geografía se definiría también por la cartografía. imposibilitaba esta convergencia en la práctica. Para la gran mayoría de los historiadores contemporá-
neos de Simiand, se trataba más de una invitación al combate que de una solicitud de colaboración28.
24
Las numerosas reflexiones sobre la historia oral han demostrado en particular que la actividad crítica podía ejercerse sobre
las fuentes orales como sobre cualquier otro testimonio. Ver, por ejemplo, Danièle Hanet y Dominique Aron-Schnapper (1980:
183-199) y el trabajo ya mencionado de Bloch (2003)
25
Marc Bloch y Lucien Febvre (1929: 1-2). En este sentido, otra falsa dicotomía que sirve de justi-ficación para diferenciar la 26
Citado en Raymond Aron (1971: 1334).
antropología de las otras ciencias sociales es la oposición conceptual que divide la humanidad en dos grupos: “tradicionales” y 27
Este primer momento cubre el periodo que va desde finales del siglo xix hasta 1930
“modernos”. Aunque la revista Annales ha participado de manera marginal en estos debates, siempre ha defendido el hecho de
que todas las sociedades humanas (contemporáneas o del pasado) son igualmente históricas, lo cual implica que el conocimiento 28
François Simiand (1903: 1-22). No obstante, la situación habría podido ser diferente. Fustel de Coulanges escribía por
empírico no se diferencia lógicamente según el tipo de sociedades: pueden aplicarse los mismos métodos sin que importe la ejemplo en 1889: “Se inventó desde hace unos años la palabra ‘sociología’. La palabra ‘historia’ tenía el mismo sentido y
distancia que separa el investigador y la sociedad estudiada. decía la misma cosa, al menos para los que la entendían bien. La historia es la ciencia de los hechos sociales, por lo tanto la

100 101
En este contexto, era imposible hacerse aceptar por las otras disciplinas con un discurso que pretendía La posición de Durkheim nos parecía pretenciosa frente a las otras ciencias sociales,
acabar con ellas. temeraria, dado el estado real y aún muy poco avanzado de las investigaciones socio-
lógicas y, para ser claro, un poco imperialista. Y las palabras de uno de sus amigos,
Segundo Momento: La Primera Generación de Annales durante la discusión, nos parecían chocantes: ¿Por qué diablos estudian la historia?
El segundo momento de acercamiento interdisciplinario en el seno de las ciencias sociales francesas se (Friedmann 1957: 3-6).
produjo alrededor de 1930. Esta vez, la reorganización de las ciencias sociales no se hacía a favor de
la sociología, sino de la historia29. Dos historiadores, Marc Bloch y Lucien Febvre, fundaron en 1929 Una interdisciplinariedad flexible y paradójica
una revista, en un principio marginal y luego progresivamente reconocida, cuya característica principal La diferencia de contexto explica por qué el tipo de interdisciplinariedad defendido por Annales difería en
consistió en defender la “apertura” del trabajo intelectual (le décloisonnement). Annales se definía desde el gran parte del proyecto de Durkheim. Sin duda, durante su carrera Marc Bloch y Lucien Febvre atacaron
principio como “una revista que pretende no rodearse con murallas”. Existía una continuidad fuerte con violentamente las compartimentaciones disciplinarias. Pero a diferencia de Durkheim, nunca formularon
el período anterior. Febvre y Bloch reconocían que Durkheim había sido para ellos un maestro (indiscu- claramente un proyecto unificador global. Su propuesta correspondía más bien a la voluntad de instaurar
tiblemente, en la polémica de 1903 habían estado más de su lado y del de Simiand que del de Seignobos) una especie de “mercado común”, facilitando las circulaciones entre las disciplinas, los intercambios con-
y recordaban regularmente su deuda frente a la revista de Durkheim, l’Année Sociologique, que fue, “entre ceptuales o factuales en el marco de proyectos específicos32. En este sentido, los fundadores de Annales
1900 y 1910, una de nuestras mejores maestras de pensamiento” (Febvre 1954: 524-526). no reprodujeron el error imperialista de Durkheim. Sin embargo, la situación no era totalmente satis-
Gran parte de los “combates” de Bloch y Febvre retomaban los objetivos de unificación de las cien- factoria, en particular porque su contribución directa para una integración o incluso una reorganización
cias sociales popularizados por Durkheim. Marc Bloch escribió en 1934: “El sociólogo, el historiador, disciplinaria en las ciencias sociales fue muy limitada.
soy de los que, entre estos dos nombres, no ven ningún abismo” (1934: 4). Para él y para Febvre, no sola-
mente la historia tenía que salir de su aislamiento disciplinario, sino que además era importante defender ¿Una paradoja insuperable?
la unidad del mundo social más allá de los distintos enfoques que lo tomaban como objeto. Igualmente, Esta paradoja era especialmente evidente en el trabajo de Lucien Febvre. Como lo hemos dicho, él se
la idea de una historia-problema, central en el proyecto de Febvre y Bloch, fue en gran medida una adapta- presentaba claramente como un apóstol de la cultura pluridisciplinar y pedía a sus colegas historiadores
ción de la idea de “construcción del objeto” desarrollada por Durkheim (Noiriel 1989: 1435-1459). En abrirse a las otras disciplinas. Sin embargo, al mismo tiempo defendía con vehemencia la especificidad
cualquier caso, las contribuciones de la sociología durkheimiena son indispensables para entender las du- del trabajo del historiador, su territorio propio contra los ataques exteriores. Como lo destacó Gérard
ras críticas que formuló Annales contra la historia tradicional: ignorante de las interrogaciones y métodos Noiriel, esta actitud tuvo consecuencias profundas en el espacio de las ciencias sociales, impidiendo un
de las otras ciencias sociales y obsesionada por los “acontecimientos”. verdadero debate sobre las implicaciones de la interdisciplinariedad. Esta ambigüedad continuó a lo largo
de los años y, finalmente, los redactores de Annales, incluso en épocas ulteriores, parecen no haber renun-
Contra Seignobos, pero no del todo con Durkheim… ciado nunca a la afirmación de las identidades disciplinarias y a la defensa de la autonomía conceptual e
Al mismo tiempo sería un error considerar Annales solamente como una continuidad del proyecto dur- institucional de la historia.
kheimiano. En efecto, si Bloch y Febvre compartían con Simiand el rechazo a los historiadores tradi- Así pues, Fernand Braudel, alumno y sucesor de Lucien Febvre, explicaba que, a su modo de ver,
cionales, la gran diferencia es que los primeros tenían como objetivo principal ser reconocidos por la la misión que había heredado era la de “conservar para la historia su papel y su significado”33. Esta vo-
comunidad de los historiadores. En este sentido, debían mantener cierta distancia con el proyecto de luntad de reconciliar lo irreconciliable (y, en particular, de armonizar los argumentos científicos y las
Durkheim, y esto en dos niveles. necesidades pragmáticas o estratégicas) aparecía a menudo en sus escritos. Podía escribir por ejemplo
Primero, en un nivel propiamente intelectual, Bloch y Febvre criticaban lo que llamaban el “dog- que sociología y la historia constituían “una aventura única del espíritu”, pero al mismo tiempo, que per-
matismo de Durkheim”, tal como aparecía en sus obras más teóricas30. Las investigaciones de Bloch y manecían “irreducibles la una a la otra” (Braudel 1969: 85 y 105). De manera muy similar explicaba que
Febvre eran, en efecto, mucho más empíricas y más flexibles que las de Durkheim y sus alumnos (ellos los sociólogos no podían “escaparse del tiempo y de la duración”, y que “el tiempo de los sociólogos no
insistían mucho más, por ejemplo, en la necesidad de una lógica de exposición impecable o de una de- puede ser el nuestro” (Braudel 1958: 749).
finición estricta del objeto y centraban su reflexión sobre el trabajo teórico y la exigencia de un carácter Georges Gurvitch, el sociólogo con quien Braudel debatía regularmente en Annales a propósito
científico en un sentido positivo)31. El segundo nivel, quizá más central aún, estaba vinculado con el re- de las relaciones entre sociología e historia, se enfrentaba a las mismas contradicciones. Afirmaba, por
chazo de las “tentaciones anexionistas” de los sociólogos. La ambivalencia que caracterizaba la relación ejemplo, que si las dos disciplinas tenían “el mismo dominio, el de los fenómenos sociales totales y el
de Febvre y Bloch frente a la sociología durkheimiana se explica, en gran parte, por el hecho de que de los hombres totales”, diferían sin embargo en sus métodos: “[...] estos métodos conciernen a objetos
estaban seducidos por su proyecto intelectual, pero asustados por su imperialismo: diferentes, colocados en temporalidades diferentes” (Gurvitch 1957: 74). Una expresión de François Furet
ilustra perfectamente estas contradicciones. Para él, “si la historia [tenía] una especificidad con relación a
las otras ciencias sociales, es precisamente no tener ninguna, y pretender explorar el tiempo en todas sus
dimensiones” (1971: 74). ¿Qué podemos concluir de esta frase? ¿Existe o no una especificidad?

sociología misma”. Fustel de Coulanges (1889: IV-V).


29
La escuela durkheimiana había sido destruida en gran parte por la Primera Guerra Mundial.
30
Véase André Burguière (1979: 1347-1359) 32
Jacques Revel (1979: 1360-1376) La metáfora de “mercado común” de las ciencias sociales aparece en Fernand Braudel (1958:
725-753).
31
Jacques Revel muestra también una diferencia fundamental entre el proyecto de unificación de las ciencias sociales
que proponía Simiand y el de Bloch y Febvre: el primero insistía en el método como referente fundamental y compartido 33
“Conserver à l’histoire son rôle et sa signification au fur et à mesure que se déforme l’ensemble de l’acquis et de la
para la investigación, mientras que los segundos ponían el énfasis en el objeto compartido: los humanos. Jacques Revel recherche scientifiques, c’est l’ambition que nous ont dictée d’avance, nous semble-t-il, les promoteurs des Annales”.
(1979: 1360-1376). Fernand Braudel (1966a: 1187-1188)

102 103
Incluso cuando surgió el tiempo de los cuestionamientos y de las dudas al final de los años ochenta, la Los desafíos
contradicción siguió intacta. El famoso editorial de Annales en 1989, marcando el “giro crítico”, reafir-
maba simultáneamente como prioridad la defensa del “oficio de historiador” y la del “diálogo con las La cuestión que surge al término de esta descripción es la siguiente: ¿se puede defender “el campo de
ciencias sociales”. Una vez más, el razonamiento parece enredado: “En vez de pensar, como todo nos invita, las ciencias sociales” sin caer ni en la trampa del “imperialismo” (partir de una disciplina para federar las
la relación entre disciplinas en términos de homología o convergencia, es útil hoy hacer hincapié en su espe- otras, como lo intentó sin gran éxito Durkheim) ni en la defensa implícita de las disciplinas (que caracte-
cificidad, o incluso en la irreductibilidad de las unas y otras”34. Roger Chartier, quien publicó un artículo en este riza in fine la posición de Annales)? Antes de sugerir como conclusión una posibilidad alternativa, se hará
número, señalaba tal contradicción, destacando que la preocupación por preservar la disciplina conducía, hincapié en dos desafíos mayores.
de una determinada manera, a un callejón sin salida. Denunciaba en particular la hipocresía que implica-
ba hablar al mismo tiempo de una “crisis general de las ciencias sociales” y de una “vitalidad mantenida” Tener en cuenta la realidad institucional, pero sin “reificarla” o aceptarla como natural
de la historia como disciplina35. La primera dificultad está vinculada con la existencia de fuertes dificultades institucionales. Como lo
A pesar de estas críticas, la tensión se mantuvo en los años posteriores. El editorial de 1994, justifi- explicaba Gérard Noiriel, si se quiere prever un nuevo debate entre las disciplinas sociales, no se puede
cando supuestamente el cambio del subtítulo de la revista de “Economías, Sociedades, Civilizaciones” a basar la reflexión en su estado ideal (tal como lo podemos imaginar), sino más bien en su existencia en
“Historia, Ciencias Sociales”, insistía así en el “diálogo con el exterior”, es decir, con las disciplinas “que la “realidad ordinaria” (1989: 1435-1459). Los investigadores en ciencias sociales no pueden hacer tabula
no construyen sus objetos o sus demostraciones como lo hace la historia”. Sin embargo, en este caso rasa del pasado y sería una equivocación pensar que el problema se sitúa solamente, o incluso principal-
también, los argumentos para justificar la singularidad de la historia frente a las otras ciencias sociales mente, en el nivel de los argumentos. Como se sabe, la primera regla de la historia social de las ideas es
parecían bien escasos: “Consideración del tiempo, sentido de la diacronía, ambición de incluir los regí- que no se puede comprender la innovación conceptual, los avances metodológicos o las reorganizacio-
menes de historicidad en su diversidad”36. nes disciplinarias solamente a partir del análisis de los textos y de las argumentaciones. Como se sugiere
Bernard Lepetit, quien ocupaba entonces un papel central en la revista, insistía, como sus prede- en el resumen sobre los acercamientos y alejamientos disciplinarios, no es posible entender las polémicas,
cesores, en su “profundo compromiso a favor del oficio de historiador” y en su “voluntad de trazar un las incomprensiones y los debates en las ciencias sociales francesas durante el siglo xx sin tener en cuenta
surco que le fuese propio” (Grenier 1996: 522). Esta idea de interdisciplinariedad difería muy poco de las formas de institucionalización y organización social de las comunidades disciplinarias.
la de Lucien Febvre, “asociando una fuerte identidad disciplinaria, expresada por el conocimiento del Sin embargo, parece una lástima renunciar al debate en nombre de este realismo sociológico. Por
oficio —él menciona en numerosas ocasiones las ‘normas del arte’ (‘règles de l’art’) cuyo control designa al una parte, es obviamente imposible provocar un cambio sin denunciar la anomalía que constituye la
verdadero historiador— y la lectura asidua de los textos de las disciplinas vecinas”37. fragmentación disciplinaria de las ciencias sociales. Por otra parte, una serie de experiencias demuestran
Finalmente, incluso un historiador como Gérard Noiriel, más marginal o más independiente en que ha sido posible, en ciertos casos, desarrollar espacios liberados de las herencias disciplinarias más
relación con el proyecto de Annales y que había señalado de manera muy lúcida las contradicciones de arraigadas. Sin duda, estas experiencias se produjeron por lo general en lugares situados en los márgenes
Lucien Febvre, tenía las mismas dificultades para salir de esta lógica. Noiriel presentaba con insistencia, de los grandes centros de la academia, pero no podemos desdeñarlos39. Otros lugares podrían nacer,
por ejemplo, su obra la Tyrannie du national como un “libro de historiador” (1991). En su caso, parece permitiendo crear, a través de una organización inteligente del trabajo colectivo, las condiciones de una
que las justificaciones eran esencialmente pragmáticas. Probablemente para evitar la “suerte infeliz de los verdadera confrontación, inmediata y empírica, entre las ciencias sociales40.
grandes apóstoles de la interdisciplinariedad como Henri Berr”, él explicaba que el historiador-sociólogo
corría a menudo “el riesgo de no ser reconocido ni como un historiador de verdad ni como un sociólogo Contra un sistema unificado de comprensión
de verdad (Noiriel 1989: 1448)38”. Una segunda dificultad que se debe mencionar, pero que en realidad es quizá la principal, es el problema
de la pretensión de formalizar un sistema completamente unificado de comprensión. El primer obstáculo
al sueño de una práctica unificada de las ciencias sociales tiene que ver con la imposibilidad concreta de
conocerlo todo: sería ilusorio pensar que los investigadores de mañana podrán dominar con agudeza un
conjunto de competencias, conocimientos y técnicas que hoy se distribuyen entre un gran número de
disciplinas. Si la idea de un zócalo común de las ciencias sociales que todo el mundo debería conocer es
fundamental en teoría, se sabe que en la práctica es imposible dominar enteramente numerosos conoci-
mientos situados en la encrucijada de competencias múltiples. El estudio del mundo social hace entrar al
34
“Tentons l’expérience”, Annales. Esc 44: 6 (1989): 1323. Cursivas del autor. La mayoría de los artículos del número investigador en un pozo sin fondo, y su conocimiento implica necesariamente formas de especialización.
se enfrentaban a esta contradicción. Marcel Roncayolo terminaba por ejemplo el suyo con fórmulas similares a las de Ahora bien, las fronteras disciplinarias actuales, a pesar de su arbitrariedad, tienen la ventaja de proponer
Braudel, pero en el caso de la geografía. Afirmaba por ejemplo que “el oficio de geógrafo, era primero un oficio del
mapa”, antes de insistir sobre el hecho de que “nada prohíbe al historiador volverse un poco geógrafo y viceversa”.
Marcel Roncayolo (1989: 1434)
35
Para él era ilógico hablar, por un lado de un “giro crítico” en el caso de la historia y escribir, por otro lado, al mis- 39
Por ejemplo, en las universidades de provincia o en los países emergentes. Francois Hartog, cuando era todavía
mo tiempo, que las ciencias sociales atravesaban una crisis general. Roger Chartier (1989: 1505-1520). Sin embargo, el provinciano, escribía con orgullo: “Ce pari a pour lui de faire encore écho au constat initial de Febvre et de Bloch sur les
propio Chartier nunca ha atacado totalmente la legitimidad de las separaciones disciplinares. El libro de entrevistas con ‘cloisonnements’ et les murs ‘si hauts qu’ils bouchent la vue’. Nous, les provinciauç avons enlevé notre pierre” (1982:
Pierre Bourdieu —titulado de manera característica Le sociologue et l’historien— indica esta aceptación implícita de la 687-696). De manera similar, Lucien Febvre escribía a propósito de los investigadores brasileros: “Et c’est le privilège
existencia de dos saberes distintos. Pierre Bourdieu y Roger Chartier (2010). des historiens de là-bas, qu’ils puissent, qu’ils doivent cumuler aussi aisément, aussi naturellement, les deux fonctions,
les deux soucis de l’historien et du sociologue - sinon de l’ethnologue”. Febvre Lucien (1953: 409-410) No podemos
36
“Histoire, sciences sociales”, Annales. Hss 49: 1 (1994): 3-4.
olvidar tampoco que los espacios interdisciplinarios en ciencias sociales se han desarrollado en lugares altamente legíti-
37
“Présentation”, Annales. Hss 52: 5 (1997): 966. mos, como en el caso del Laboratoire de Sciences Sociales de la Escuela Normal Superior en Francia.
38
Citado en Françoise Gaspard (1992: 1244) 40
“Fernand Braudel (1902-1985)”, Annales. Esc 41: 1 (1986): 3-6.

104 105
formas prácticas de división del trabajo. Es la idea que desarrolla Claude Lévi-Strauss en un texto donde artículo no muestra la solución definitiva a este problema, pero propone lo que podría denominarse
destacaba la importancia de la historia, cuando sus textos podían dejar pensar que esta cuestión no le como “especializaciones de conveniencia”, en niveles individuales y colectivos42. Se trataría, en primer lu-
interesaba. El citado autor consideraba que no estar familiarizado con un sector de la investigación social gar, de defender la existencia de un espacio común. En el ámbito de la enseñanza, eso permitiría formar
no implicaba que se debiera negar su legitimidad, cuando afirmaba que “esta profesión de fe a favor de la a los estudiantes en ciencias sociales en una gama amplia de autores, metodologías, teorías hoy conside-
historia podrá sorprender, ya que nos acusaron de ser cerrado a veces a la historia, de darle un paso des- radas como propias de ciertas disciplinas (aclarando las contradicciones, tensiones y líneas de fracturas
deñable en nuestros trabajos. Apenas la practicamos, pero deseamos reservarle sus derechos” (1960: 633). que dividen las ciencias sociales). En el área de la investigación, eso permitiría ofrecer a los investigadores
Es necesario además destacar la necesidad de una pluralidad de enfoques y métodos en las ciencias espacios compartidos para discutir sus resultados (revistas, seminarios, departamentos, etc.). Asimismo,
sociales contra una excesiva uniformización. Lejos de ser una debilidad, la existencia de paradigmas dis- se trataría de reconocer la importancia de prácticas de investigación más especializadas. Desde un punto
tintos y a veces incompatibles o contradictorios constituye una riqueza. En este contexto, sería peligroso de vista colectivo, a través de grupos de trabajo especializados, centrados en un enfoque y un cuestiona-
pretender imponer una receta única que permitiera dar cuenta por sí sola de la complejidad del mundo rio específico, independientemente de las limitaciones disciplinarias43. Desde una dimensión individual,
social. De nuevo, el carácter infinito del mundo social obliga a los investigadores a escoger a la vez las a través de la elaboración de lo que Roger Chartier llamaba un “espacio de trabajo específico”, mediante
teorías y metodologías que emplean y las distintas dimensiones del mundo social que quieren explorar: el cual el investigador precisa su objeto y limita sus ambiciones. Chartier definía su espacio de trabajo de
es perfectamente legítimo limitarse a una de ellas o incluso a un aspecto de una de ellas. En este sentido, manera muy clara:
algunos enfoques insisten en la dimensión procesual o genética del mundo social, cuando para otros
investigadores es solamente una dimensión particular entre otras. Del mismo modo, si las jerarquías El mío se organiza en torno a tres polos, generalmente divididos por las tradiciones
sociales representan para algunos investigadores el problema donde “todo comienza y todo termina”, académicas:
en otros casos es solamente una cuestión periférica o accesoria. Todo eso es perfectamente legítimo y (1) el estudio crítico de los textos, ordinarios o literarios, canónicos u olvidados, desci-
frados en sus disposiciones y sus estrategias;
la investigación social tendrá siempre varias alternativas, en función de la metodología empleada, de la
(2) la historia de los libros y, más allá, de todos los objetos que llevan la comunicación
problemática concreta movilizada, del carácter de las fuentes, de las especificidades del tiempo o del lugar del escrito;
estudiado, etc. (3) el análisis de las prácticas que, diversamente, se agarran de los bienes simbólicos,
Así, el cuestionamiento de las fronteras disciplinarias no quiere decir que todos los investigadores produciendo así usos y significados diferenciados (1989: 1509)
deberían hacer el mismo tipo de pesquisas. No podemos negar la existencia y la importancia, de las líneas
divisorias entre las distintas aproximaciones. Se trata más bien de entender que las distancias y proximi- En esta lógica, Chartier criticaba duramente la idea de un trabajo interdisciplinario (puesto que,
dades lógicas entre los investigadores de lo social no corresponden a las disciplinas tales como existen como lo vimos, este último supone siempre una identidad estable y distinta de disciplinas que hacen
actualmente. El desafío central consiste entonces en proponer nuevas divisiones del trabajo, según crite- alianza), insistiendo más bien sobre la necesidad de un “reparto inédito de objeto, [...] implicando la unidad
rios que tienen más sentido intelectual, de manera que se faciliten prácticas de investigación menos res- del cuestionario y del planteamiento, independientemente del origen disciplinario de los investigadores im-
petuosas de las fronteras adquiridas. ¿Dónde pueden/deben situarse las líneas de fractura? ¿Qué puede plicados” (1989: 1510). En efecto, la necesaria especialización en dominios precisamente circunscritos
servir de guion entre los investigadores si no son las disciplinas actuales? no debe hacer olvidar que toda segmentación es totalmente pragmática y heurística. El peligro de una
rigidez o de una reificación es muy real para los investigadores, que deben esforzarse por permanecer en
relación constante con el conjunto de la investigación social. En este sentido, la ambición de este trabajo
Conclusión ¿Ampliación o estrechamiento del campo de investigación? ¿La es mantener en los investigadores en ciencias sociales una especie de “mala conciencia”, un sentimiento
riqueza o el empobrecimiento de las Ciencias Sociales? de desconcierto frente a su propia concepción, práctica del oficio.

Nos encontramos ante una paradoja: si las disciplinas pierden su importancia en la organización de la
investigación, el “territorio” de las ciencias sociales va necesariamente a ampliarse y a diversificarse. Al
mismo tiempo, la investigación deberá hacerse más especializada, más localizada, en particular a causa Bibliografía
de las dificultades prácticas ya mencionadas. Un desafío adicional aparece entonces con el riesgo de la
dispersión de los objetos de investigaciones y de la multiplicación desordenada de dominios de inves- “Fernand Braudel (1902-1985)”. Annales. Économies, Sociétés, Civilisations 1 (1986): 3-6. “Histoire et scien-
tigación especializados41. Un peligro en este contexto es sustituir las viejas circunscripciones institucio- ces sociales. Un tournant critique?”. Annales. Économies, Sociétés, Civilisations 43: 2 (1988): 291-293.
nales por nuevas divisiones, igualmente arbitrarias o peligrosas. La división en disciplinas no constituye, “Tentons l’expérience”. Annales. Économies, Sociétés, Civilisations 44: 6 (1989): 1317-1323.
en efecto, la única forma de compartimentaciones absurdas: las separaciones estrictas según las áreas “Histoire, sciences sociales”. Annales. Histoire, Sciences Sociales 49: 1 (1994): 3-4.
culturales, los períodos históricos o las escuelas de pensamiento, por ejemplo, han producido resultados “Présentation”. Annales. Histoire, Sciences Sociales 52: 5 (1997): 963-967.
igualmente desastrosos sobre las prácticas investigativas. AUGÉ, Marc.
El reto consiste en descubrir si la exigencia de una práctica más circunscrita puede permanecer en 1979 “Ici et ailleurs: sorciers du Bocage et sorciers d’Afrique”. Annales. Économies, Sociétés, Civilisa-
relación constante con el conjunto de la investigación social y acompañarse de la exigencia de definir tions 34: 1: 74-84.
más explícitamente los procedimientos de investigación a los que recurre (Revel: 1979: 1360-1376). Este

42
Gérard Noiriel desarrollaba de manera similar, pero en otro contexto, la idea de “comunidades de competencia especializadas”
(1998: 107-111).
41
Bernard Lepetit y Jacques Revel (1992: 261-265); “Fernand Braudel” , Annales. Esc 1 (1986): 3-6 “Histoire et sciences sociales.
Un tournant critique? ”, Annales. Esc 43: 2 (1988): 291-293. 43
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sations 34: 6: 1360-1376. El objetivo de este artículo consiste en abordar el paso del historiador francés Fernand Braudel (1902-
RONCAYOLO, Marcel. 1985) por Brasil entre los años 1935 y 1937, y los impactos de esta experiencia en su obra. En el texto se
1989 “Histoire et géographie: les fondements d’une complémentarité”. Annales. Économies, Sociétés, argumenta que Braudel, por sugerencia de Lucien Febvre, iba camino a convertirse en un brasileñista, o
Civilisations 44: 6: 1427-1434. incluso en un experto en América Latina, lo que no se concretó. El artículo también apunta a demostrar
SIMIAND, François. que el historiador del Mediterráneo halló en el Océano Atlántico una de sus grandes pasiones historio-
1903 “Méthode historique et science sociale”. Revue de synthèse historique 6: 16: 1-22. gráficas. Si bien el Atlántico nunca se convirtió en el objeto central de sus investigaciones, tenía eco en
WEBER, Florence. su producción intelectual y, no por mera coincidencia, fue el objeto de estudio de tres discípulos suyos:
1996 “Métier d’historien, métier d’ethnographe”. Cahiers Marc Bloch 4: 6-24. Pierre Chaunu, Frédéric Mauro y Vitorino Magalhães Godinho. En síntesis, lo que se pretende demos-
trar es que el paso de Braudel por Brasil dejó una herencia duradera.

Palabras claves: Fernand Braudel; Annales; Brasil; historiografía, Atlántico.

La historiografía occidental del siglo XX recibió una profunda impronta con la obra del historiador fran-
cés Fernand Paul Achille Braudel (1902-1985), autor de obras monumentales tales como El Mediterráneo y
el mundo mediterráneo en la época de Felipe II (1949), Civilización material, economía y capitalismo: siglos XV-XVIII
(la edición definitiva es de 1979) y La identidad de Francia (1985). Estas obras sugieren la existencia de tres
grandes ejes de preocupaciones: el Mediterráneo, la formación y la expansión global del capitalismo en
la Edad Moderna y la identidad de Francia.

1
Alberto Luiz Schneider es posdoctor en Historia por la Universidad de São Paulo -USP (2013) y por el King’s College
London (2008), con Doctorado en Historia por la Universidad de Campinas – UNICAMP (2005). Fue profesor de
la Tokyo Universty of Foreign Studies (2004-2007). Publicó el libro Sílvio Romero hermeneuta do Brasil (2005) y diversos
artículos en Brasil y en el exterior.
2
Nota del traductor: Cuando fue posible hallar las publicaciones de Fernand Braudel en castellano, se las coloca entre
corchetes en las notas de pie de página del autor de este artículo. También se las lista en la bibliografía final, de acuer-
do con la misma lógica. A su vez, se utilizan las citas textuales en castellano también en caso de contarse con ellas, con
su paginación entre corchetes de ser también posible. En su defecto, se indica entre corchetes cuando dichas citas se
tradujeron del portugués. Traducción en castellano: Damian Kraus

110 111
La noción de “larga duración” constituye una expresión que sintetiza la atención del historiador de estudio. A partir de 1927 empieza a frecuentar los archivos de Simancas y otros, aún preocupado con
hacia las permanencias profundas y casi inmóviles, propias de una existencia humana concebida en ca- Felipe II. En 1931, el gran medievalista belga Henri Pirenne dicta conferencias en Argel a las cuales asiste
rácter indisociable de las estructuras sociales, económicas y mentales. La “larga duración” hace referencia Braudel, y le dejan duraderas marcas6 (Daix 1999: 108).
a las realidades duraderas, medidas en siglos, donde los procesos históricos tienen como protagonista al En 1932, Braudel regresa a París para ejercer la docencia en el Liceo Pasteur y luego en el Liceo
hombre, si bien que sometido al medio geográfico, ya sea en los aspectos relativos a las formas colectivas Condorcet, y permanece en la ciudad hasta comienzos de 1935. En ese tiempo conoció personalmente
de vida o con relación al medio ambiente. a Lucien Febvre y pasó a frecuentar la Revista de Synthèse Historique, y a estrechar el contacto con Henry
Tras los pasos de la “revolución francesa de la historiografía”3 encabezada por Lucien Febvre y Berr (el fundador de dicha revista) y con Marc Bloch. A propósito, Bloch sucedió a Henry Hauser –el
Marc Bloch –figuras fundamentales aunque no únicas en la creación de la revista y del grupo Anna- antiguo profesor de Braudel– en La Sorbona. La oportunidad de trabajar en São Paulo le surgió inespe-
les– Braudel tomó parte en la lucha contra la historia historizante heredada de la Escuela Metódica, radamente. El nominado para el cargo de profesor de “Historia de la Civilización” en la en ese entonces
de Langlois y Seignobos4. Esta tradición historiográfica –que más allá de los matices nacionales tiene recién fundada Universidad de São Paulo se había suicidado. Hauser, quien diera clases en Río de Janeiro
en el alemán Leopold Von Ranke a uno de sus fundadores– estuvo signada por la historia factual durante década de 19307, le sugiere a Georges Dumas –el gran articulador de las relaciones culturales
(événementilelle), de cuño profundamente nacionalista, tan al gusto del siglo XIX. Los combatientes franco-brasileñas– el nombre de Braudel, quien permaneció durante tres años en Brasil, entre 1935 y
de los Annales también hicieron suya una lucha contra las filosofías de la historia, al estilo de las obras 1937 (Lima, 2009: 54).
de Oswald Arnold Gottfried Spengler (1880 – 1936) y Arnold Joseph Toynbee (1889 –1975), de gran La llegada de Braudel a Brasil sólo puede entenderse a partir de las relaciones franco-brasileñas, que
repercusión durante la primera mitad del siglo XX. Aunque en diálogo con el marxismo, los creadores eran intensas desde el siglo XIX. Durante la década de 1930, la tradición intelectual francesa tuvo particular
de los Annales, y de manera muy particular Braudel, rechazaron sus concepciones más esquemáticas y influjo entre los distintos sectores de la intelectualidad brasileña, que veían con desconfianza la ascensión
economicistas. del fascismo en Europa. Era un momento de modernización durante el cual se crearon varias instituciones
El proyecto que llevó a cabo Braudel en su inmensa obra apuntó a analizar y comprender la his- de nivel superior, casi siempre inspiradas en el modelo francés. Ése fue el caso de la Universidad de São
toricidad de la expansión capitalista a escala global desde Europa. Este emprendimiento historiográfico Paulo, fundada con el objetivo de formar una elite científica y moderna, capaz de asumir los desafíos de
implicó cuestionar y reformular la propia episteme de la historia y de las ciencias sociales. El mapeo aquellos años de inestabilidad política y económica en todo el mundo. En São Paulo, el panorama era parti-
de esta construcción mental es una tarea que le compete a la historia de la historiografía, y para cual no cularmente dramático, pues la antigua elite liberal oligárquica, enriquecida con el café, había sido derrotada
faltan esfuerzos5. Con la conciencia de que no es posible pensar la obra de un historiador –ni de quien en el plano federal, con la Revolución Constitucionalista de 19328. La creación de la universidad, encabe-
sea– sin tener en cuenta las circunstancias de su tiempo y de su propia vida, en este artículo se procura zada por Júlio de Mesquita Filho, editor de O Estado de S. Paulo, periódico de inspiración liberal, constituyó
hacerse una medida de los significados de la estada de Braudel en Brasil y los impactos en su obra, e una respuesta al gobierno de Getúlio Vargas, acusado de autoritario y centralizador. En ese contexto, la
incluso de la existencia de otro eje de preocupación: el Atlántico. “misión francesa” fue convocada para actuar en la recién creada Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras
No se trata de abordar los vericuetos personales de su vida en São Paulo y de sus viajes por Brasil (1934). Varios jóvenes intelectuales franceses, muchos de ellos con sensibilidad de izquierda, actuaron en
y por América del Sur, sino de comprender de qué modo aquellos tres años decisivos tuvieron una pro- la institución a lo largo de la década de 1930. Entre ellos, el geógrafo Pierre Monbeig, el filósofo Jean Mau-
funda importancia en su adhesión a la Escuela de los Annales y en la formación de su modo de pensar güe, el historiador Fernand Braudel, el antropólogo Claude Lévi-Strauss y el sociólogo Roger Bastide9.
el tiempo, la historia-problema, la interdisciplinariedad y la multiplicidad de temporalidades y de fuentes El joven historiador había pasado 8 años en Argelia, en ese entonces colonia francesa. Pero fue el
que hicieron la fortuna de su pensamiento histórico y el de sus compañeros de los Annales. período en Brasil, según argumenta su biógrafo, el que signó su vida, pues habría significado un “des-
arraigo liberador” (Daix, 1999: 129-146). La experiencia de vivir en un país iberoamericano, tropical,
de origen colonial y de dimensiones continentales, contrastaba vivamente con el Viejo Continente. En
Argelia, Braudel vivió en un enclave francés y ni siquiera llegó a aprender árabe, aunque esa experiencia
*** fue fundamental en la conformación de una intimidad emocional e intelectual con el mar Mediterráneo.
Con todo, en Brasil se desprendió de sus colegas franceses y convivió intensamente con los sus amigos
brasileños –entre ellos João Cruz Costa, quien le puso a disposición su biblioteca–, además de viajar por
Fernand Braudel, el hijo de un profesor de matemática, nació en Lorena, en el nordeste de Francia, cerca el país, entrar en contacto con la producción intelectual local y leer en portugués (aunque daba clases en
de la frontera con Alemania, en una región disputada históricamente por ambos países. Por problemas francés). Braudel leyó a Euclides da Cunha, a Capistrano de Abreu, a Sérgio Buarque de Holanda, a Jorge
de salud, pasó gran parte de los primeros siete años de su vida en compañía de su abuela paterna en el Amado, a Monteiro Lobato, a Paulo Prado y, sobre todo, a Gilberto Freyre y Caio Prado Júnior10. Parecía
campo, en un pueblito de 200 habitantes. Sólo más tarde fue a la zona de París. A los 18 años fue a estu- corresponder a la exhortación de Lucien Febvre en el primer número de la revista de los Annales, donde
diar Historia en La Sorbona. Según su biógrafo, Pierre Daix, dos profesores tuvieron particular influjo consideraba que América del Sur era “un campo privilegiado de estudios” (Febvre, 1929: 258-278).
sobre él: Maurice Holleaux y Henri Hauser (1999: 47).
A los 21 años, el joven profesor de historia atravesaría el Mediterráneo por primera vez para diri-
girse a Argelia, donde permanecería entre 1923 y 1932, primero en Constantina y después en Argel. En 6
Sobre la trayectoria biográfica e intelectual de Fernand Braudel, véase: Daix (1999), Lacoste (1989: 23-134 y 59-125),
el norte de África, se deja seducir por el paisaje humano e histórico del mar que vendría ser su objeto Aymard (2003: 11-20), Miceli (2000: 259-270) y Rojas (2003).
7
Sobre este tema, véase: Venancio (1997: 887-893), Ferreira (2005: 227-246)
8
Sobre las memorias de la Revolución de 1932, véase: Borges (1997), Paula (1998)
3
La expresión es de Peter Burke (1997) 9
Sobre este tema, véase: Petitjean (1986: 162-329), Suppo (2000: 142-143)
4
Sobre este tema, véase: Langlois (1946), Perrone (2004: 09-15), Reis (2004) 10
Las obras de Gilberto Freyre y Caio Prado fueron reseñadas en 1943 y 1948 respectivamente, en la revista de los
5
Véase: Lacoste (1989), Aymard (2003), Rojas (2003), Revel (1989), Dosse (1992) Annales. Véase: Braudel (1943), Braudel (1948a: 99-103).

112 113
*** A finales de 1937, Braudel regresa a Francia, donde se convierte en profesor auxiliar de La Sorbona.
En ese momento, la adhesión a los Annales es plena y la convivencia con Lucien Febvre y se estrecha
la relación con sus compañeros. En 1939, la “Vieja Europa” entra en guerra una vez más. Braudel, que
Al final de su vida, en 1984, Fernand Braudel declara que los años que había pasado Brasil habían sido era un oficial de la reserva, es enviado a la Línea Maginot, una red subterránea de fortificaciones mili-
“el comienzo de una segunda vida” para él y para Lévi-Straus, Roger Bastide y otros: tares situada en la frontera con Alemania. Tal como se sabe, el ejército alemán invadió Francia a través
de Bélgica, derrotando al ejército francés y haciendo miles de prisioneros, y entre ellos, el profesor de
Nosotros habíamos llegado con esa formación. Yo había hecho mis estudios, mis pri- La Sorbona. En atención a la Convención de Ginebra, Braudel, por ser oficial (y no ser judío), no fue
meras armas como historiador. Pero es como si fuésemos obligados a transformar enviado a un campo de concentración, razón por la cual permaneció casi toda la guerra en cautiverio,
completamente nuestra manera de ver y de explicar (...). Nunca más fui el mismo des- sin ser sometido a trabajos forzados y con derecho a mantener correspondencia y con acceso a libros.
pués de estar en Brasil. (Braudel, 1984d. Entrevista a M. Tassara) [traducción] (Daix, 1999: 193-236).
No se puede soslayar la existencia de evidentes vasos comunicantes entre la vida y la obra de
Esas chispas de la memoria –expresadas medio siglo después de su temporada en Brasil por un Braudel, al igual que con cualquier autor. En prisión, tuvo las condiciones necesarias como para trabajar
hombre ya octogenario– nos sitúan ante el reto de comprender el sentido de tales dichos. La experiencia como historiador leyendo, escribiendo e incluso enseñando (a sus compañeros de infortunio, en pleno
en Brasil y el interés en América Latina lo ayudaron a pensar su quehacer historiográfico y su reflexión cautiverio)11. Braudel se llevó desde São Paulo muchas páginas manuscritas sobre lo que vendría a ser
sobre la Edad Moderna. En otras palabras, a pensar la formación y la expansión global del capitalismo en El Mediterráneo, y les agregó nuevas lecturas y fuentes. Las circunstancias le permitieron entregarse a la
el seno de la civilización occidental a partir de Europa, historicidad de la cual toda América forma parte actividad intelectual durante los largos días en prisión, primero en Maguncia, hasta 1942, y después en
de manera decisiva. Sobre esto, resultan esclarecedoras estas palabras de Braudel: Lübeck, hasta el final de la guerra. El estudio de la “larga duración” de una Europa ya lejana fue una
manera de soportar la tragedia que se había abatido sobre él, sobre su país y sobre su civilización. En
Cuando uno está en el norte de África, se encuentra ante una civilización extraña. Con
aquellos días terribles, la “historia iba escribiéndose” y “giraba lentamente, tan despacio como aquella
todo, ésta no es espontáneamente comprensible; no es penetrable. Ahora bien, entien-
do el mundo romano, el mundo griego, pues los he estudiado, y además, pertenezco a la vida antigua del Mediterráneo cuya perennidad yo había sentido tan a menudo y como la majestuosa
misma civilización. Pero Brasil, América Latina, son de la misma civilización, mas no en inmovilidad”. (Braudel, 1991: 18)
la misma edad. Si bien que estoy convencido de que fue Brasil a decir verdad lo que me La tristeza de la cárcel, la angustia ante la derrota de Francia y la duda en cuanto a su propia su-
permitió arribar a una concepción de historia que yo no tendría si me hubiese quedado pervivencia le sirvieron probablemente para realzar en su memoria aún viva, los días “felices” de São
siempre cerca del Mediterráneo. (Braudel, 1984. Entrevista a J.C Briguier.) [traducción] Paulo, cuando era reverenciado por los jóvenes de la elite paulista y tenía a su disposición un Chevrolet
con chofer. Cosas que ningún profesor tenía en Francia (¡ni los profesores brasileños, por supuesto!). En
En noviembre de 1985, Claude Lévi-Strauss le sugiere al periódico O Estado de S. Paulo que la no- aquellos años de cárcel, Braudel se refugió en su asombrosa capacidad de trabajo, incluso en la lectura
ción de economía-mundo que Braudel formularía durante las décadas siguientes habría sido pensada –o de autores alemanes, en un idioma que dominaba bien, herencia de su condición de francés de Lorena,
inspirada– a partir de la posición de São Paulo en el conjunto de la sociedad y de la economía brasileña criado en íntima convivencia con los alemanes de la región. Según Paule Braudel, al final de 1941, el his-
durante la década de 1930, momento en el cual ciudad se vuelve central en el seno de la vida brasileña, lo toriador prisionero tenía 1.600 páginas manuscritas. (Braudel, Paule, 2002: 13-25).
cual afecta a los mercados desde la Amazonia hasta las fronteras del Plata. Resulta importante recordar Le enviaba los manuscritos de El Mediterráneo a Lucien Febvre en París, quien se los devolvía anota-
que Lévi-Strauss estuvo en São Paulo, una experiencia que aparece en Tristes Trópicos (1955) y en Saudade dos. Febvre, quien tenía acceso a la casa de Paule y Fernand Braudel, también le enviaba libros, apuntes y
de São Paulo (1996): un vívido incentivo. Pero Braudel no se olvidaba de Brasil ni de los autores brasileños, temas frecuentes
en sus correspondencias con Febvre, quien lo instaba a estudiar Brasil (sin olvidarse del Mediterráneo),
No puedo afirmarlo, pero quizá São Paulo haya sido el elemento que desencadenó la como es posible verlo en su carta a Braudel del 16 de mayo de 1942, muy bien trabajada por Luís Corrêa
creación de ese concepto [el de economía-mundo], naturalmente aplicado después por Lima:
Braudel al estudio de la evolución de las sociedades europeas desde el siglo XX (...). No
podría haber sido una visión más vívida y palpitante de un corazón que São Paulo, don- En su lugar, por mil razones evidentes, yo me preocuparía por no soslayar el continente
de en esa época vivíamos un equilibrio inestable absolutamente insólito para nosotros, descubierto (salvo engaño) por Álvares Cabral. No podemos perder el contacto. ¿Qué
que veníamos de una vieja Europa, cansada y desmotivada. Equilibrio inestable de un dirías del descubrimiento del Atlántico Sur? ¿Entiendes lo que quiero decir con descu-
São Paulo que, conciliando lo viejo con lo nuevo, secuelas coloniales con elementos de brimiento? Las primeras acciones de posesión. Y después, la expansión progresiva. Los
una nueva civilización, funciona con una ciudad-centro, irradiando por Brasil una ola intercambios. El océano que se puebla y se anima más y más. El interés que despierta.
de transformación. (Saboia, 1985: 11) [traducción] Los problemas que se plantean. Esto sería un hermoso tema. ¿Puede ser demasiado
bello? Debes seguir siendo al mismo tiempo mediterranista y brasileñista. Necesitamos
No es el caso de insistir en esta ideia, pero en otros distintos momentos, Braudel deja claro que ambas cosas (Lima, 2009: 154) [traducción]
Brasil lo transforma: “no (...) habría escrito sobre el Mediterráneo, un libro distinto a los otros, si no hu-
biese estado antes en Brasil (...). La historia nueva que defendí, la defendía en El Mediterráneo; y de cierta Al menos en parte, Braudel leyó la obra de Gilberto Freyre –­ a quien Braudel había conocido perso-
forma la concebí, la construí y la soñé cuando estaba en Brasil” (Braudel, 1984. Entrevista a M. Tassara) nalmente– en Brasil. Pero la misma volvió a ocupar su tiempo en la cárcel, en donde concluyó la lectura
[traducción]. Durante sus años brasileños, Braudel siguió trabajando con la documentación que había
reunido sobre el Mediterráneo, pero también escribió textos, viajó por el país, convivió con sus alumnos
y meditó sobre su investigación. Es en ese momento cuando –según su mujer, Paule Braudel– Felipe II 11
En la cárcel, Braudel y sus compañeros llegaron a fundar una “universidad”, en la cual él mismo era el “rector”.
deja de ser el personaje central de su trabajo para convertirse tan sólo en un mojón temporal. (Braudel, Los “universitarios” organizaban seminarios y debates, incluso con divergencias políticas entre aquéllos que aceptaban
Paule, 1992 : 237-244). colaborar con el Mariscal Pétain y sus adversarios, entre ellos Braudel (Daix, 1999: 193-236).

114 115
de cincos libros del sociólogo de Pernambuco y redactó una reseña sobre el conjunto de su obra. Ése fue historiadora, en su doctorado en la Universidad de São Paulo, que defendió en 1942, estudió O Comércio
el primero de los muchos artículos de Braudel publicados en los Annales12. A su vez, en carta a Braudel Português no Rio da Prata, y empleó el método y la perspectiva de investigación característicos de los Anna-
del 4 de agosto de 1943, Febvre afirma: les. Resulta importante recordar que Canabraba fue una de las más destacadas alumnas de Braudel entre
los años de 1935 y 1937. El profesor insistía en alabarlos, especialmente cuando se encontraban bajo su
He pasado la mañana contigo revisando tu Gilberto Freyre. ¡Ah, visitaré ese Brasil un zona de influjo. Braudel se refiere a la obra de su alumna con las siguientes palabras:
día contigo como guía! (...) más que nunca te digo: el tiempo en un país nuevo es una
necesidad absoluta para formar al historiador. En eso São Paulo es mejor que Roma. En lo atinente a estas regiones desheredadas, al comienzo de su ruda vida colonial, una
(Lima, 2009: 155) [traducción] joven historiadora brasileña, Alice Piffer Canabrava, formada y guiada –puedo asegu-
rarlo– por la lectura y el conocimiento de nuestros Annales, acaba de escribir un libro,
En el texto, Braudel muestra dominio no sólo de la obra de Freyre, incluso al criticarlo, sino que su primer libro. Con satisfacción puedo decir que se trata de un libro de gran importan-
sueña con otra historia de Brasil que tuviese en cuenta “el Mediterráneo moderno”, que es el Atlántico, cia. (Braudel, 1948: 547) [traducción]
con sus rutas comerciales, capaces de conectar Europa, África y los muchos puntos de América. Bahía
sería uno de los puntos neurálgicos de esa historia del Atlántico. Luego de la publicación del El Mediterráneo, sostiene Carlos Antonio Aguirre Rojas, Braudel man-
En rigor, Braudel intentó efectivamente escribir una historia de Brasil a partir del Atlántico, de la tiene su interés no solo en el Atlántico, sino también en Latinoamérica, lo que puede observarse a través
misma manera que intentara comprender Europa a partir del Mediterráneo, tal como lo esbozó en un de los cursos que dictó, de sus proyectos académicos y de las visitas al exterior. En 1947, pasó largos
artículo publicado en São Paulo en 1936, intitulado “El concepto de país nuevo” (Braudel, 1936: 3-10). Y siete meses en la Universidad de São Paulo, donde recibió su primer título de doctor honoris causa. Ya
volta a trabajar en este tema durante los años de cárcel. Luís Corrêa Lima estudió un manuscrito de 1943 había dejado de ser el joven sediento de vivencia: era un hombre que sabía que se aprestaba a llegar al
nunca publicado, de más 200 páginas, intitulado “Ensayo sobre el Brasil del siglo XVI”. Dicho texto establishment y debía articular contactos y asegurarse la repercusión de los Annales. En esa oportunidad,
sería presentado como tesis secundaria, tal como era la tradición en la universidad francesa de la época. Braudel visita también Chile, Argentina y Perú. En 1953 regresaría América Latina, para visitar México,
Según Corrêa Lima, quien tuvo acceso a los originales, Braudel no quería limitarse al Atlántico Sur, sino Perú, Chile y Brasil. Específicamente en Perú, dictó conferencias en la Universidad Nacional Mayor de
que, partir de éste: San Marcos y en la Sociedad Peruana de Historia, entablando contactos con el historiador Raúl Porras
Barrenechea, uno de los renovadores de la historiografía y de las ciencias sociales peruanas. (Rojas, 2006:
Aborda la conexión entre Europa Occidental y Brasil. En esas condiciones, es necesa- 95-128). Estos contactos se repitieron en otros diversos países.
rio abordar ese océano entero (...). Brasil, en su inmensidad oceánica, lo procesa él [a Sin embargo, el Atlántico permaneció en el horizonte de Braudel. Muchos años después, en 1963,
Braudel]; es como una larga cinta que acompaña el borde de una escuadra. Antes que reseñó la obra de Pierre Chaunu, Sevilla y el Atlántico (1504- 1650), en la sección “Notas críticas” también
nada, es una ruta de ida y vuelta en el camino de las Indias. Esto explica por qué Río de de la revista de los Annales. El maestro considera al estudio sobre el Atlántico como una “obra monu-
Janeiro hasta el siglo XIX constituyó un emporio de productos indios y de té de Ceilán.
mental”. Durante ese período, el Atlántico integra el “corazón del mundo” en la coyuntura de la primera
Fue así mientras duró en el Atlántico el reinado del barco de vela y el primado de la ruta
modernidad:
del Cabo de Buena Esperanza (Lima, 2009: 184). [traducción]
El Atlántico, sus márgenes europeas y americanas, esas islas en pleno océano o sobre
Los que conocen El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, han de reconocer en la
las franjas continentales, esas vías acuáticas que los unen, a la hora de los descubri-
argumentación de Braudel, contenida en el inédito “Ensayo sobre el Brasil del siglo XVI”, la perspectiva mientos son espacios vacíos: el hombre está ausente, en la mejor de las hipótesis; raro,
braudeliana de historia. Esa vena historiográfica no fue desarrollada por Braudel, pero el Atlántico no inútilmente presente. No hubo construcción, aquí y allá, a no ser por acumulación de
abandonó su imaginación histórica. En determinado tramo de El Mediterráneo, el historiador sostiene que, hombres blancos o negros o indios; por traslados e implantaciones repetidas de bie-
a partir de la Batalla de Lepanto (1571), cuando los cristianos derrotan a la amenaza turca que acechaba a nes culturales: barcos, plantas cultivadas, animales domésticos; posteriormente, muchas
Occidente, o algunas pocas décadas después, el “corazón del mundo” se había desplazado desde el viejo veces, desniveles de precios. (...) El todo se fue organizando a partir de centros privile-
“Mar Interior” hacia “el norte, hacia el Oeste, al Atlántico”: giados, enterrado en el marco de estructuras preexistentes: las religiones, las institucio-
nes políticas, las administraciones, los cuadros urbanos y, por encima de ese conjunto,
Con relación al Mediterráneo, después de Lepanto, culminó una gran guerra muy suya. un capitalismo mercantil antiguo, insidioso, ágil, capaz de transponer, de disciplinar al
La gran guerra se aloja en el norte, en el oeste, en el Atlántico –durante siglos–, allí Océano (Braudel, 1992b: 131)14. [traducción]
donde debe estar, donde late el corazón del mundo. Este alejamiento, por sí sólo, mejor
que un largo discurso, anuncia, subraya el retiro del Mediterráneo y lo consagra. Cuan- Durante las décadas de 1950 y 1960, el Océano Atlántico constituyó el eje de la actuación historio-
do en 1618, cuando los primeros disparos de la Guerra de los Treinta Años vuelven a gráfica de algunos de los más destacados alumnos de Fernand Braudel, en particular Pierre y Huguette
encender la gran guerra, es lejos de éste: el Mar Interior había dejado de ser el corazón
violento del mundo. (Braudel, 1984: 258) [traducción]

El Atlántico y sus redes comerciales eran mencionados a menudo por Braudel, y fueron objetos
de estudio de algunos de sus más dilectos alumnos, entre los cuales se encontraba Alice Canabrava13. La

Atlántico, en particular O Comércio Português no Rio da Prata, 1580-1640 y a A Indústria do Açúcar nas Ilhas Inglesas e Francesas
12
Sobre el contenido de este artículo, véase: Braudel (1943: 3-20) do Mar das Antilhas, 1697-1755.
13
La historiadora Alice Canabrava, alumna de Braudel en São Paulo, es autora de obras importantes sobre el mundo 14
Este texto está traducido en portugués. Véase: Braudel (1992. 123-142)

116 117
Chaunu15, Fréderic Mauro16 y Vitorino Magalhães-Godinho17. Historiadores profundamente impregna- Conservo el recuerdo de una noche, cerca de Bahía, en que me encontré en-
dos por el sistema interpretativo braudeliano, basado en páginas y páginas de historia económica y social, vuelto por un fuego de artificio de luciérnagas fosforescentes; sus pálidas luces
con amplias series estadísticas, con sus gráficos, muy al calor de la época. resplandecían, se apagaban, refulgían de nuevo, sin por ello horadar la noche
No es el objetivo de este texto analizar la producción historiográfica de Braudel, mucho menos la con verdaderas claridades. Igual ocurre con los acontecimientos: más allá de su
de sus discípulos, pero sí se puede afirmar que, más allá del aporte de esas obras a la historia del Atlántico, resplandor, la oscuridad permanece victoriosa. (Braudel, 1992b: 23)
en particular la del Atlántico sur, el África Negra fue tratada de modo insuficiente o incluso eurocéntrica-
mente. Sobre esto, las palabras de Elio Chaves Flores son fuertes, pero no por ello inapropiadas: La metáfora que emplea Braudel constituye un signo de su profunda pasión –no consumada– por
el Atlántico, herencia al menos en parte herencia de su paso Brasil, país que se confunde con la historia
(...) los alumnos del profesor Braudel [Chaunu, Mauro y Godinho] demostra- del océano que une geográfica e históricamente a América, Europa y África.
ron ser historiadores mucho más eurocéntricos que su maestro. Partieron del La metáfora de las luciérnagas de Bahía sirvió para decir (y para pensar) su concepción de tiempo,
mismo supuesto del maestro, la historia integrada por las aguas, pero no fueron que se asocia al proyecto globalizante de la historia y al juego de las duraciones. He aquí una metáfora
capaces de reconocer la intensidad cultural de las otras sociedades atlánticas, y de las olas, superficiales, y de las corrientes profundas de la historia –las estructuras–, de modo tal que
las incorporaron a sus narrativas como punto y coma, víctimas pasivas de un los acontecimientos serían tan sólo espumas, o luces fugaces. En El Mediterrâneo, Braudel captó la larga
‘capitalismo insidioso’. (Flores, 2008: 29) [traducción] duración y el ritmo (lento) de las estructuras imperantes en el siglo XVI, que se ajustaban a las estaciones
del año y a las barreras que imponían el clima y la geografía, con efectos sobre la navegación y sobre la
Para John Thornton, la convicción braudeliana según la cual las sociedades africanas y amerindias vida en tierra, e incluso sobre la guerra, el comercio y otras actividades de aquel mundo inconcebible sin
se encontrarían en un nivel inferior de desarrollo, lo que guarda marcas de una visión evolutiva de la el Mar Interior. Era el Mediterráneo (y no la figura de Felipe II) el corazón de los destinos humanos de
historia, no nacería de un deliberado eurocentrismo, sino que sería propia de una “cultura histórica” las sociedades occidentales de ese entonces. Pero aquella centralidad o aquella duración, tan bien estudia-
científica con amplia aceptación en Occidente: “el concepto del papel prominente de los europeos en la da por Braudel, iba a deshacerse en beneficio de otra estructura, y a desplazarse hacia el norte europeo
formación del mundo atlántico parece especialmente apropiado por razones científicas, y no porque los -estudiada en A Civilización Material y Capitalismo (1967) y posteriormente en Civilización material, economía
autores estaban comprometidos con el eurocentrismo”. Para Thornton, “los africanos fueron partícipes y capitalismo: siglos XV-XVIII (1979) – y hacia el Atlántico. Y otros historiadores, braudelianamente, lo
activos en el mundo atlántico, tanto en el comercio africano (incluso en el comercio de esclavos) como seguirían.
con esclavos en el Nuevo Mundo”, y por eso mismo fueron capaces de ser protagonistas del “desarrollo
de una cultura afroatlántica” (Thornton, 2004: 41-50). [traducción]
En el segundo volumen de Civilización material, economía y capitalismo: siglos XV-XVIII, libro que
Braudel le dedicó a la Europa preindustrial, el historiador más de una vez volvió o abordar el tema del Bibliografía
Atlántico. Al analizar el cultivo de la caña de azúcar, que conectó a Europa (consumidora), con América
(productora) y con África (proveedora de esclavos), Braudel dejó trasparecer los ecos de Gilberto Freyre: AYMARD, Maurice
2003 “O homem e o historiador”. En Marcos Lopes (org.) Fernand Braudel: tempo e história. Río de
Esos primeros paisajes del azúcar son todos iguales: manglares reverberantes de agua, Janeiro: FGV
barcos de transporte en los ríos del litoral, carros de bois de ruedas rechinando en las pis-
BORGES, Vavy Pacheco
tas de tierra, después la tríada, aún hace poco tiempo de pie en los alrededores de Recife
1997 Memória Paulista. São Paulo : EDUSP
y de São Salvador [de Bahía]: la casa del dueño, la casa grande; los barracones de los es-
clavos, las senzalas, y por último, el ingenio de azúcar. (Braudel, 1995: 237) [traducción] BRAUDEL, Fernand.
1943 “À travers un continet d’histoire: le Brésil et l’oeuvre de Gilberto Freyre”. En Mélanges d´His-
No es posible desmenuzar la implicación de Braudel con la historia del Atlántico, un ejercicio analí- toire Sociale – IV, Annales d’Histoire Sociale
tico que no cabría en los límites de un artículo como éste. Pero resulta necesario notar que el historiador 1948a “Au Brésil: deux livres de Caio Prado”. En Annales. Économies, Sociétés, Civilisations. 3e année, n°
del Mediterráneo mantuvo un profundo vínculo con la historia del Atlántico, vínculo éste del cual sus 1
lectores no siempre se percataron. Para terminar, escuchemos las palabras de Braudel durante su clase 1948b “Du Potosi a Buenos Aires: une route clandestine de l’argent (Fin du XVIe siècle, début du
inaugural por ocasión de su ingreso en el prestigioso Collège de France, el 1° de diciembre de 1950, cuando XVIIe siècle)” En Annales, v III, n°4.
cosechaba los frutos del éxito de El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, el libro que 1980 El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II. México: Fondo de Cultura Econó-
consolidó un paradigma historiográfico: mica
1984a “Une vie pour l’histoire”, entrevista a F. Ewald e J.-J. Brochier. En Magazine littéraire, nº 212
1984b La historia y las ciencias sociales. Madrid: Alianza
1984c O Mediterrâneo e o mundo mediterrânico na época de Filipe II, (3 vols). Lisboa: Publicações Dom
Quixote
15
La gran obra de Pierre Chaunu y Huguette Chaunu, Sevilha e o Atlântico (1504-1650), fue publicada en varios tomos 1984d Entrevista a Marcello Tassara. París: MIDIALAB, ECA-USP.
en París por editorial Armand Colin entre 1955 y 1960.
1984e Civilización material, economía y capitalismo: siglos XV-XVIII. Madrid: Alianza
16
La principal obra de Frédéric Mauro es Portugal, o Brasil e o Atlântico (1570-1670), y también fue publicada en París 1984f “Primeiras histórias - USP, 50 años: lembranças de um pioneiro francês”. Entrevista a Rosa
por editorial Armand Colin en 1960. Freire d’Aguiar. En Revista Isto é, 38-39.
17
La más importante obra de Vitorino Magalhães-Godinho es Os descobrimentos e a economia mundial, publicada en dos 1991 Escritos sobre la historia. Madrid: Alianza
tomos en Lisboa por editorial Presença en 1963 y 1965.

118 119
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120 121
Annales y el descubrimiento del «otro»:
Acercamiento a la «Antropología Histórica francesa»

Gonzalo Paroy Villafuerte


Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Resumen
La revolución historiográfica liderada por los Annales en el siglo XX dio como resultado principal la
apertura de una variedad temática y la conquista de campos identificados a otras disciplinas. Una de ellas
es la relación de la Historia con la Antropología, el llamado «giro antropológico» y el descubrimiento de
grupos minoritarios, étnicos, excluidos de la forma tradicional de la Historia, dentro y fuera de las so-
ciedades, los que hoy se asocian a la rama de la ciencia social llamada «Antropología Histórica». En este
ensayo trataremos este descubrimiento que hace la historiografía francesa del siglo XX de los «otros», los
excluidos, los que tienen formas culturales diferentes.

Palabras clave: Annales, Antropología Histórica, postulados annales, el otro, Nouvelle Histoire.

Introducción

Solo se ha escrito la historia de los reyes, pero no se ha escrito la de la nación; parece


que durante 1 400 años no haya habido en las Galias más que reyes, ministros y genera-
les, pero nuestras costumbres, nuestras leyes, nuestros hábitos, nuestro espíritu, ¿acaso
no son nada?

Voltaire, Carta al marqués de Argenson, 1740.

Con la cita inicial de esta sección, Voltaire ataca directamente a los «historiadores» de su época y nos es
útil para explicar el impacto de la Revolución francesa de la historiografía liderada por la escuela de los
annales. Una de las batallas ganadas por los cambios historiográficos del siglo XX fue la reivindicación
de los grupos relegados de la Historia oficial, fiel a la guerra contra la historia política y militar, la historia
de los «grandes hombres». Sabemos que la «Revolución Historiográfica francesa» —como la llamó Peter
Burke— cambió a nivel mundial las formas de escribir la Historia, pero no fue una batalla iniciada ni
luchada únicamente por los miembros de los annales. Los antropólogos los antecedieron ante la tarea
de estudiar a las sociedades no occidentales, dieron los esquemas básicos de Etnohistoria y Etnografía.

123
Los postulados annalistas recogieron lo mejor de los aportes de las Ciencias Sociales: los conocimientos de independencia respecto a cómo las doctrinas e ideologías políticas permitieron a la escuela la reno-
de las diferentes culturas que brindaban los etnólogos, compararon experiencias históricas en diferentes vación constante y permanente. Fueron vecinos del marxismo, del funcionalismo y del estructuralismo,
lugares, guiaron su trabajo bajo la línea de un problema y quisieron abarcar todos los campos donde el pero jamás se encerraron en ninguno como dominante. No solo mantuvieron su independencia, sino
hombre se desenvolvía, sea cultural, social, geográficos, psicológicos o económicos, lo que llamaron la que se nutrieron de todos ellos. Los aportes medulares de la Antropología que ya estaba en apogeo con
«Historia Total». el estructuralismo de Levy Straus y los estudios de antropología cultural, proponían un mayor énfasis en
Este ensayo se aboca a comprender la relación entre los postulados de la historiografía francesa los símbolos, valores, creencias y rituales, pues estas características de lo cultural serían «imperturbables»
alrededor de annales y la aparición del «otro» como parte del campo que aborda la Historia, así como las ante los cambios, es decir, «continuos» (Dube, 2007: 605).
razones de contexto e intereses de los nuevos historiadores franceses. Estos cambios fueron graduales. La transformación hacia la cultura y la Antropología se favorece del contexto. El proceso cono-
Marc Bloch y Lucien Febvre recogieron los aportes de sus profesores y de sus compañeros en la Ecole y cido como Descolonización despierta una «consciencia etnológica» que permite «descubrir» el interés
en Estrasburgo, lugares apropiados para el intercambio de conocimiento interdisciplinario; Braudel com- por «otras» civilizaciones al observarse que sus resistencias culturales, sus sistemas de valores, parecen
prendió las diferencias entre las regiones, iniciando la diferenciación de regiones; la tercera generación irreductibles a los estándares que seguían los estudiosos occidentales. Se descubre al «otro» en distintos
fue más allá de los postulados de los fundadores, al abarcar temas diferentes, reconociendo a los «otros» espacios, concientizando a los historiadores que no escribían la historia de la humanidad, sino la historia
dentro de las mismas sociedades urbanas, la tercera generación, los forjadores de la Nouvelle Histoire, se de Europa, de un solo tipo de humanidad (Dosse 1988, 173). Los antropólogos ya lo habían señalado y
caracteriza porque es la etapa donde los postulados de Bloch, Febvre y Braudel se llevan más lejos y cen- los historiadores tendrían que renovar su visión o ceder la tarea al resto de las Ciencias Sociales. La Et-
tran sus esfuerzos en comprender los vacíos que los maestros aún dejaban. Regiones, pueblos, diferen- nografía se nutrió de los procesos contracoloniales. Se moldea así una crítica contra el imperialismo y los
cias, resistencias, otras culturas, otros pensamientos. Fueron conceptos y formas de análisis introducidos paradigmas existentes que reinaban sobre la disciplina. El proceso histórico y las políticas de las poten-
por miembros de esta escuela y los intelectuales franceses de la ciencia social para la Historia, luchadas en cias afectaban la misma comprensión de los «otros» (Dube, 2007: 597). Por otro lado, los días entre abril
varios frentes de batallas contra la historiografía clásica, positivista, metódica y marxista, donde además y junio de 1968 serán recordados por las brechas sociales que hicieron notar la serie de sucesos ocurridos.
de los conocidos postulados annalistas (Historia problema, Historia total, interdisciplinariedad, etc.), se El movimiento anarquista, las agrupaciones hippies y el maoísmo, se infiltran en la universidad francesa y
formularon problemas que abrieron los estudios de la «Antropología histórica», tales como, resistencias producen una de las protestas más grandes a nivel mundial iniciada por los universitarios: mayo de 1968.
culturales, vida material, historia de los «otros», experiencias culturales, etc., tomados del contexto del Entre otras cosas, los estudiantes, la juventud y los obreros, son entendidos como actores sociales que
intercambio entre los historiadores franceses con sus pares intelectuales del conjunto de las ciencias pueden llevar a cabo grandes transformaciones, su participación es relevante y no se puede hacer caso
humanas y sociales, que enriquecieron nuestras formas de entender el pasado, de mirarnos a nosotros omiso a su actuación.
mismos, de la fuerzas de las resistencias culturales en la vida cotidiana, de los «otros» dentro de nuestras A nivel de la vida cotidiana, la etapa post-gaullista, los gobiernos de Georges Pompidou y de Valéry
grandes ciudades. Giscard toleran ciertos cambios en la vida cotidiana, sobre todo en la concepción de los derechos de la
mujer y de los menores de edad. El discurso histórico favorecido por el contexto, le da entidad temporal
a estos cambios y se pregunta sobre el rol de la familia, la mujer, el matrimonio, el niño, las prácticas
Cambios al interior de la historiografía francesa y annalista anticonceptivas, o la disciplina de tiempos pasados. El pueblo reaparece como fuerza política, cuya vida
cotidiana es la «fuerza social capaz de hacer inclinar el orden dominante hacia otra sociedad» (Dosse,
Sabemos que el siglo XX es un tiempo de drásticos cambios a nivel mundial: guerras a escala ecuménica, 1988: 176).
revoluciones sociales, miedo ante una posible guerra nuclear, ciudades desoladas, imperios militares que Finalmente, al interior de los annales se presentan cambios que determinan la tendencia renovada.
llegan a su fin, superpotencias que retumban el planeta, etc. Estos cambios a nivel político-militar son Esta tercera generación que vivió los cambios en su juventud, irrumpe en la dirección de la revista. Los
acompañados por cambios revolucionarios a nivel cultural. El mundo se desentiende de las ideologías to- protagonistas son André Burguiere, Jacques Le Goff, Emmanuel Le Roy Ladurie, Jacques Revel y Marc
talitarias, mientras los movimientos de protesta exigen el fin del caos y del odio. Los intelectuales dudan Ferro. A su vez, Le Goff asume la presidencia de la VI Sección de la Ecole Normale Superior. Ellos toman
de las teorías que regían la ciencia, el arte protesta, los jóvenes luchan, los pueblos se independizan, la la posta y se renuevan junto al contexto, bajo la dicha de heredar el poder dejado por Fernand Braudel2.
universidad se renueva, y con todo ello, la historiografía requiere de un cambio que permita entender to- La Historia de esta forma tiene herramientas, espacios, mercados y financiamientos para mantener su
das estas transformaciones. Los annales son, a grandes rasgos, la respuesta desde la ciencia social a estos hegemonía dentro de la ciencia y sostener todo tipo de investigación histórico-social. Ocurre entonces lo
grandes procesos. Desde 1929, la fundación de la revista, de enfoque marcadamente económico-social, que François Dosse llamó la «Historia en Migajas», la diversificación temática, el viraje a lo cultural, a las
se enmarca en un momento de gran crisis económica en el periodo de entreguerras, cambiando a lo largo mentalidades, a la Antropología, al género; y la vuelta a la narrativa y a la política, entre otras. Analizare-
del dinámico siglo XX1. La juventud, los furibundos universitarios de la década del 60, responden desde mos a continuación, «la migaja» de nuestro interés, la batalla de la revolución que descubre a los «otros»
la ciencia histórica a los cambios. La historiografía francesa acompaña el proceso, y ahora se adentra ha- y los vuelve visibles como actores histórico-sociales.
cia la Antropología, la cultura y las mentalidades, respondiendo al proceso de descolonización mundial y
al desencanto del marxismo-socialismo, sin dejar de lado la efervescencia juvenil que protesta contra el
Estado inoperativo ante la transformación. En la etapa posterior a 1968, los annales pudieron abrirse a
la complejidad y a la extensión de las Ciencias Sociales, alejados de las teorías doctrinarias totalizadoras
que buscan monopolizar la verdad. Manuel Burga (1995:12) en su análisis explica que esta convicción

1
En un ensayo anterior, hemos abordado los cambios producidos a nivel cultural en Francia de modo particular y 2
Braudel es reconocido entre otras cosas, por hacer de la historia la ciencia social central con mucho poder político y
en Europa de manera general, los mismos que desembocan en la respuesta desde la ciencia social en la universidad: el académico dentro de la cultura y educación francesa. Para mayor información al respecto, léase Dosse (1988: 125-134)
fenómeno de Annales. Véase Paroy (2011) y Burke (1999: 47-49).

124 125
Descubriendo al «otro». El giro antropológico de la historiografía francesa niños, los estudiantes; temas de vida cotidiana como la sexualidad, el cuerpo, la familia, brujería, enfer-
medad, alimentación, las costumbres de los pueblos de Francia, entre otros. Esto es, temas clásicos de
La multiplicidad temática, producto de la «Historia en Migajas» propicia un nuevo territorio para el análi- la Antropología (Barros, 1993: 119); contenidos comunes como los ritos colectivos, las fiestas; o fuentes
sis histórico, el llamado «giro antropológico» de la Historia. La Nouvelle Histoire propicia que la «Antropo- frecuentes propias del floklore, los excluidos por razones étnicas, como gitanos y judíos, la historia de los
logía Histórica» tome importancia en las Ciencias Sociales, en los centros de estudio, en el financiamiento. encerrados o de quienes rechazan el orden, como a las brujas, los delincuentes, etc. (Vovelle, 2003: 60 y
Entendemos como «giro antropológico» al renovado interés de la historiografía francesa por el uso de 79). Se descubren a los extraños y diferentes dentro de las grandes ciudades. Se marcan alteridades y se
métodos y técnicas prestadas y adaptadas de la Antropología, además de la apertura del estudio histórico diferencian entre grupos. El «otro» se empieza a analizar como problema histórico.
de temas ligados a los campos de la Sociología, la Psicología y la Antropología. Claude Levy Strauss, ideó-
logo de la antropología estructuralista, decía en un ensayo titulado La Antropología y la Historia: «Tengo la
impresión de que hacemos lo mismo», explicando la descripción etnográfica de las sociedades del pasado. Los annales y las orientaciones iniciales hacia la «Antropología Histórica» y el
El historiador se viste de etnógrafo y aplica la etnología (Dosse, 1988: 175), la débil barrera que los separa estudio de los «otros»
va perdiendo altura: el presente etnográfico requiere de la temporalidad para conocer las formaciones
culturales, y la reconstrucción histórica de aquellos, cuya voz no quedó registrada en letras (vencidos, Debemos, en honor a la verdad, resaltar que ninguno de estos temas son innovaciones reales de los
sin voz, dominados, iletrados, marginados, etc.), obligó a ampliar las búsqueda de fuentes a registros no historiadores de la tercera generación. La «Nueva Historia» no es más que la ampliación de temas desa-
escritos, es decir, arqueológicos y etnográficos. Ambos pueden analizar documentos y ambos pueden rrollados por Bloch, Febvre, Braudel, Berr, Foucault, Ariès, entre otros. Es también común leer entre los
interrogar en trabajos de campo a los sujetos testigos, solo separados por su interpretación: seguidores de los annales, que la tercera generación olvidó o dejó de lado la historia económica-social que
tanto impulsaron los primeros, proyecto con el que nació la revista. Creemos que no fue así. Esta trans-
(…) lo que la Historia ha tomado prestado de la Antropología ha consistido en formación obedeció a los fenómenos histórico-sociales del siglo XX y a los nuevos intereses de los jó-
considerar las épocas como el etnólogo trata a las culturas, es decir, como totali- venes historiadores. Compartimos la opinión de Burga (1995: 12) de que contrario a la idea de traición a
dades en las que representaciones y prácticas se ajustan unas a otras para formar los padres fundadores, la obra de la tercera generación es la multiplicación de los territorios conquistados
un conjunto significativo y coherente (Bensa, 2010:110). por ellos. Son búsqueda de nuevas explicaciones a viejos problemas sobre el ser humano en su totalidad.

La «Antropología Histórica»3 es, a grandes rasgos, el estudio de la cultura llevándolo al análisis Marc Bloch y Lucien Febvre, la primera generación
temporal y diacrónico, el estudio del hombre de a pie en sus rasgos que lo definen como sujeto desa- Marc Bloch y Lucien Febvre, cuando eran estudiantes de la Ecole Normale Superioure y cuando ejercían
rrollador de cultura, diferente al resto. Los problemas epistemológicos (objeto de estudio, metodologías, como profesores de la Universidad de Estrasburgo, mantuvieron contacto con un selecto grupo de
barreras entre disciplinas sociales, etc.) derivan de la definición de «cultura». Korsbaek (2000: 195), por profesores, compañeros, amigos y estudiantes que propiciaban un espacio de diálogo interdisciplinario
ejemplo, insiste en tratarla como «cultura popular» al estudiar a las llamadas «masas» para diferenciarla (Dosse, 1988:39-43). Ambos reconocen como sus maestros al sociólogo Emile Durkheim, al geógrafo
de la «cultura de élite» (oficial, dominante, etc.). En consecuencia, la «Antropología Histórica» se aboca Vidal de la Blache y al filósofo Henri Berr. Fueron estudiantes del filósofo Henri Bergson y del padre
al estudio de los dominados, los grupos y clases subordinadas; a nivel de vida, cultura material, formas de Marc Bloch, Gustave Bloch, trabajaron junto al antropólogo Levy-Bruhl, el lingüista Antoine Meillet,
de pensamiento, etc. Tradicionalmente, prosigue Korsbaek, también se les define en base de negaciones: el historiador Emile Mâle, los sociólogos Maurice Halbwachs y Gabriel Le Bras, el psicólogo Charles
personas no doctas, que no pertenecen a la élite, que no pertenecen a la tradición del conocimiento, etc. Brondel y los historiadores André Piganiol, Charles Perrin y Georges Lefebvre. Constantemente, por 20
Los historiadores de la Nouvelle Histoire, en medio de los debates interdisciplinarios, dan cuenta de años, se dedicaron a la más exhaustiva investigación interdisciplinaria, nutriéndose en teorías y proble-
un fenómeno histórico desapercibido por los antropólogos. El devenir histórico de las sociedades no se matizando temas de las diferentes Ciencias Sociales.
ha interrumpido del todo ante el «imperialismo» de las culturas dominantes, de la élite minoritaria. Los Desde su fundación la revista y sus miembros fueron contra lo establecido y se orientaron hacia
estudiosos de la modernidad temprana proponen de manera implícita: la renovación de la Historia y las Ciencias Sociales4. Bajo estas premisas, Bloch y Febvre comenzaron
las investigaciones históricas que aportaron a las disciplinas que hoy conocemos como «Historia de las
(…) ya que la mayoría de la población estaba aún aislada y era semiautónoma, Mentalidades» y «Antropología Histórica». Recordemos que el proyecto de Bloch y Febvre implicaba,
sus costumbres y creencias antiguas pueden mirarse como un profundo depó- entre otras cosas, una «Historia Total», una historia que estudiara al hombre en toda su dimensión. En
sito de tradiciones, agitado por remolinos de la diminuta minoría letrada sólo a palabras de Bloch (2001: 57): «El buen historiador se parece al ogro de la leyenda. Ahí donde olfatea carne
intervalos. En superficie se ha trabajado mucho sobre aspectos de esta cultura humana, ahí sabe que está su presa». A su vez, Febvre (1982: 56) solicitaba la interdisciplinariedad de las
tradicional —mitos populares, rituales, artesanías, lenguajes, canciones, críme- Ciencias Sociales como necesidad en la comprensión. El historiador debía ser un complejo y eficiente in-
nes, juegos y sociabilidad—; sin embargo, los trocitos, las piezas todavía no han telectual: «Mezclaos con la vida (...) en toda su variedad. Sed geógrafos, historiadores. Y también juristas, y
sido colocados en su verdadero contexto histórico (Korsbaek, 2000:195). sociólogos, y psicólogos; no hay que cerrar los ojos ante el gran movimiento que transforma las ciencias».
Se alinearon en la crítica de Simiand contra los tres ídolos de la Historia que tenían a una legión de
¿Qué temas son enumerados en la agenda de los estudiosos franceses? Las diferencias regionales fieles seguidores. El primero a derrocar era L’Idole individuelle o el hábito de entender la Historia como
de la cultura, las resistencias culturales de los grupos étnicos, grupos sociales como los obreros, los

4
Entre los postulados fundacionales de Annales, que rompe paradigmas a nivel historiográfico, se encuentran el re-
3
Más allá del debate acerca de sus diferencias conceptuales con la Historia Antropológica, Etnohistoria u otras. Ni chazo de: todo dogmatismo teórico, de la historia como mera acumulación e hechos y datos, a la idea de la objetividad
Peter Burke, ni François Dosse se detienen a discutir esta temática. Para diferenciaciones conceptuales véase Bechis absoluta, de la preeminencia absoluta de los textos como fuentes únicas, a la exaltación del nacionalismo, a la separación
(2009). de la historia con las ciencias sociales, y a la separación del presente y el pasado (Sánchez, 1993:348-367).

126 127
una historia de individuos y no como una historia de fenómenos sociales, de instituciones, de pueblos y diferente, atestiguan la profunda modificación de la conciencia europea vivida durante el siglo XX»
(Sánchez, 1993:335). Conceden importancia a una historia donde se privilegia los estudios de grupos y de (Aguirre, 1995:56).
procesos históricos en detrimento de los estudios de personajes conocidos o de hechos políticos. Contra A lo largo de esta generación los historiadores centran sus estudios económicos y sociales de di-
Langlois y Seignobos, máximas autoridades francesas de la historia metódica-positivista, para Bloch y ferentes regiones de Francia y Europa, conociendo otras costumbres también francesas. Jean Meuvret
Febvre la historia de los hombres era en plural, sobre todo, de aquellos «sin nombre», las masas descono- estudia la demografía de diferentes regiones; Pierre Gouvert, la historia social y cultural (familia, vida
cidas, no como meros entes abstractos, sino como hombres «de carne y hueso» (Sánchez, 1993:412-417). cotidiana, etc.) de la región de Beauvais; Pierre Vilar estudia Cataluña, entre otras varias monografías
Los reyes taumaturgos, obra cumbre de Marc Bloch, es el estudio de la creencia popular de que los regionales en todo Europa siguiendo el modelo de estructura de Braudel y de «Historia Serial» de La-
reyes en Francia e Inglaterra de la Edad Media tenían el poder de curar escrófulas a causa del poder del brousse (Burke, 1999: 62). El estudio más acabado de «Historia Total» de las monografías regionales es
«toque real». El problema se centraba en la psicología religiosa, a saber, ¿cómo la gente podía creer en Los campesinos de Languedoc, de Emmanuel Le Roy Ladurie, pero todos, en conjunto continúan el estudio
tales «ilusiones colectivas»? Se problematizaba de esta manera alrededor de las teorías de los sistemas de realizado en El Mediterráneo de Braudel. Esta obra que estudia las diferentes formas de cómo se mueve la
creencias, mentalidad primitiva y Sociología del conocimiento (Burke, 1999: 25). En sus estudios sobre Historia —si bien, deja de lado el estudio de las mentalidad, tiene el mérito en favor de la posterior «An-
la historia rural estudiaba las prácticas culturales, las costumbres, los sistemas agrarios, la cultura material tropología Histórica» de reconocer las diferencias culturales de las diferentes regiones del mundo me-
(los molinos), los cambios tecnológicos y las barreras culturales (creencias) de su difusión. En su libro La diterráneo— influenciado por el antropólogo Marcel Mauss, discute la influencia del ambiente en cada
sociedad feudal estudia cuatro siglos de historia francesa, introduciendo capítulos sobre «memoria colecti- forma cultural, resalta la importancia del papel de las minorías religiosas y estudia «destinos colectivos y
va», «modos de sentimiento y de pensamiento», un completo trabajo de lo que se puede llamar la «cultura movimientos de conjunto» de cada sociedad mediterránea (Burke, 1999: 40-43). De forma similar, en su
feudal». Su dedicación entonces se concentra en lo cotidiano, en la inconsciencia de diversos grupos de texto Civilización material..., también se acerca al estudio de la cultura a través de la vida cotidiana de «las
la sociedad. Es el modelo que tuvo la mayoría de seguidores pues anuncia el método de la «Antropología masas», las rutinas, las herencias, los logros antiguos de la domesticación y la vida agrícola, esto es, «de
Histórica» y la «Historia de las Mentalidades» (Burke, 1999:30-31 y Dosse, 1988: 82-83). los más duraderos hábitos de los hombres, susceptibles de aceleraciones, a veces de sorpresas» (Braudel,
Por su parte Lucien Febvre escribe sobre el Renacimiento y la Reforma. Según él, en estos proce- 1974: 10). Con este texto se toma en cuenta las resistencias culturales en la Historia, que luchan desde la
sos hubo una «demanda de nuevas ideas», por lo que desplaza su interés hacia las actitudes colectivas y vida cotidiana, observadas en el presente y analizadas en el tiempo.
la psicología histórica y colectiva. Las ideas de la Reforma debían ser adaptadas para la burguesía y sus
necesidades y a su mentalidad. En sus trabajos se observan la relación entre el individuo y el grupo, «en-
tre la iniciativa personal y la necesidad social» (Burke, 1999:27). En El problema de la incredulidad..., Febvre La Nouvelle Histoire y la «Antropología Histórica» durante la tercera generación
elabora un trabajo de etnografía para conocer la sociedad de la época de Rabelais, para determinar el
aparato conceptual de entonces. Su obra representa el estudio de la cosmovisión de una época (Burke, La década del 60 es la del cambio en los intereses de la historiografía. Peter Burke (1999: 69) explica que
1999:33-36). En diversos artículos publicados, Febvre reclama una historia psicológica que se aboque a «el centro de gravedad de la historiografía ya no es París», como lo había sido en décadas anteriores, sino
estudiar los sentimientos, la muerte, el amor, los miedos, la alegría, la crueldad, e integrarlos a la totalidad que en varios países se realizan análogas innovaciones historiográficas que renuevan aún más la forma de
de la cultura de una sociedad (Dosse, 1988:84). escribir de los annales, pues esta generación es mucho más abierta a las ideas procedentes del exterior,
Si bien alejados aún de reconocer al «otro» como autor de su propia historia5, Bloch y Febvre incluso, algunos de sus miembros estudiaron en EE. UU por lo que escriben en inglés, sintetizando tra-
construyeron los cimientos de la «Historia Social», «Antropología Histórica» y la «Historia de las Men- diciones de ambos países.
talidades»: métodos y teorías de la Antropología fueron adoptados, los campesinos fueron descubiertos, La historia cultural inicia su galope a la cima de las investigaciones históricas. Las décadas de los 70
los grupos tomaban posición sobre los individuos y el trabajo etnográfico se vuelve vital. Según Sánchez y 80 marcan el apogeo de las diferentes formas de escribir la Historia, principalmente bajo las formas de
(1993: 371), los esfuerzos de Bloch y Febvre fueron un intento de abarcar la totalidad del hecho, y para «Historia de las Mentalidades» y «Antropología Histórica». Carlos Barros (1993:118-119) ha buscado la
ello se esforzaron en combinar los principales conocimientos sociales para lograrlo: de la suma de la evolución de los cursos y seminarios de la École y las principales universidades francesas. Encontró que
Etnología y la Historia resultó la «Historia Total». en 1956, Georges Duby fue rechazado en su intento de fundar un seminario dedicado a las «mentalida-
des» en Aix, pero, en 1965, ya se observa dicho término en las principales cátedras de las universidades
francesa (siete en total) que seguían el modelo planteado por Robert Mandrou y Georges Duby. Por otro
Braudel en el poder. La segunda generación lado, en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (centro neurálgico de la nueva Historia) específi-
Fernand Braudel es la figura resaltante durante la segunda generación. Innovador de la teoría de la camente en los seminarios de 1979-1980, existen seis ponencias dedicadas a la «Antropología Histórica»
Historia, elabora un programa para la Ciencias Sociales que no es excluyente, sino que es un intento de dirigidas por Jacques Le Goff y André Burguiere, ambos en el comité editorial de la revista. Finalmente
puente entre la Historia y las Ciencias Sociales (como también titula una de sus obras), de tal manera que en los programas y seminarios de la Ecole (1988-1989), no habían cursos con el rótulo «mentalidad» o
resulta una «Historia Global de la cultura». En este periodo se inician los cuestionamientos del «proyecto «psicología histórica», sino que ahora existe una sección llamada Anthropologie historique, que se emanci-
civilizatorio» del capitalismo europeo. Las revistas toman notas de los nuevos planteamientos, llamando paba de la Histoire y competía con la Anthropologie sociale. En la década de 1980, Annales sustituía la hege-
la atención sobre los «itinerarios particulares de otras civilizaciones» (Aguirre, 1995: 56). El «otro», de monía de la historia económica y social y también el sentido original de la «Historia de las Mentalidades»
diferente cultura hace su ingreso en el debate historiográfico, «como camino civilizatorio alternativo planteada por Bloch y Febvre, por los temas en boga clásicos de la Antropología:

(…) la nueva y pujante disciplina, animada por Le Goff, Schmitt y Burguiere,


5
La crítica hacia el trabajo de Febvre es el no diferenciar las “diferentes culturas” de la sociedad al estudiar a través de incluye la arqueología y la cultura material, así como estudios demográficos,
individuos, el aparato mental de la sociedad (Burke, 1999: 36). De manera similar, el mismo Febvre menciona que en y aún está presente en los nombres de tres seminarios más del apartado-ma-
su metodología, «Lo que me molesta por mi parte [...] es que el individuo está casi completamente ausente» (en Dosse, dre «Histoire»; la «Antropología Histórica» de la École será principalmente una
1988: 83).

128 129
antropología simbólica que pone al descubierto el nuevo dominio del imagi- sociedad, como a las diferentes edades dentro de la familia y su especialización de las funciones según la
nario colectivo, agente histórico eficaz y ausente por lo general del trabajo de edad, lugar y tiempo (Dosse, 1988: 213). Otro que aportó en las diferencias entre lo popular y lo domi-
investigación (Barros, 1993:119). nante fue Jean Delumeau, quien teorizó sobre los miedos de Occidente, diferenciando los miedos de la
mayoría al estudiar las concepciones sobre el hambre, la peste, el mar; y los miedos de la élite, donde se
Recordemos que en rumbo a la búsqueda de la «Historia Total», Bloch y Febvre recurrieron a observa miedos a grupos sociales como a las mujeres, los judíos y las brujas (Burke, 1999: 73).
Frazer, Geertz y Lévy-Bruhl; y Braudel a Malinowski y a Mauss, pero debemos señalar que recién des- Finalmente6, quería referirme a Michel Vovelle, reconocido como historiador de las mentalidades
de la década del 70 se hace uso sistemático de las metodologías, recién se puede hablar de la «Historia colectivas por su estudio de las actitudes frente a la muerte y las diferencias entre la ideología y la men-
Antropológica» o de la Etnohistoria. Las teorías de Víctor Turner (antropología simbólica de la vida talidad. Él también nos propone una cercanía a la «Antropología Cultural», de donde recupera fuentes,
cotidiana), Irvin Goffman (el sujeto en la vida cotidiana), Michel de Certeau (reglas del lenguaje y vida temas y métodos. Propone el estudio de los gestos a partir de las visitas pastorales, estudiar fundamen-
cotidiana francesa) y Pierre Bordieu (estrategia y hábito) causan impresión en los historiadores y se inicia talmente las encuestas hechas en sociedades rurales antiguas, de donde se trabaja las formas culturales de
un sistemático uso de sus teorías y métodos tratando al «otro temporal» como a un «otro cultural» (Ga- resistencia, las «desviaciones» religiosas como la brujería, la marginalidad religiosa, las representaciones
lleti, 2014: 89-90 y Burke, 1999: 81-82). colectivas, se basa en los trabajos de Elias, Mandrou y Febvre para proponer una historia biológica, una
En el periodo señalado, ante los cambios del siglo XX, las innovaciones y las nuevas influencias, historia de las continuidades, una historia de los miedos y pasiones (Vovelle, 2003: 56-57), además de
los etnólogos inician el estudio de las colonias que se encontraban dentro de la metrópoli, a los «otros» explicar que la historia de los que no tienen el poder se está escribiendo de a pocos, mediante el estudio
culturales minoritarios que habitaban entre ellos, cuya cultura había resistido los cambios. Los historia- de las «fuentes de la represión» y que cuenta con varios seguidores:
dores que siguieron el cambio e iniciaban a tratar la Historia como una Etnografía del pasado, buscaron
en el presente las huellas, las señales de un pasado que se observaba en el presente. Se descubre «entre (…) comprendemos por qué los historiadores recurren a la explotación sistemá-
nosotros» el exotismo, lo culturalmente extraño, «en la propia casa» (Dosse, 1988: 173). Durante este tica de las fuentes de la represión. Ellos tratan de perforar el muro del silencio o
periodo, «todo se convierte en objeto de curiosidad para el historiador, quien desplaza su mirada hacia los de los silencios que rodean la vida de los más pobres, de aquellos que no toma-
márgenes (…) el horizonte del historiador se resuelve en un presente inmóvil, ya no hay devenir» (Dosse, ron la palabra (…). A partir del estudio de sistemas de exclusión o de represión
1988: 174), de esta manera, los annales se vuelven etnólogos experimentales. Durante los 70, la mirada se espera poder llegar, por la vía negativa, al conocimiento de la normalidad de
social se desplaza hacia lo cultural, lo inmóvil, hacia las inercias, las permanencias de las sociedades, las una sociedad tal como ella se define (Vovelle, 2003: 59).
resistencias culturales. Repasaremos a continuación algunos de sus trabajos y de los intelectuales al mar-
gen de la revista que trabajaron en temas y métodos de la «Antropología Histórica».
Entre los precursores guías hacia la temática antropológica aplicada a la Historia, encontramos Conclusiones
miembros a los márgenes de los annales. Dosse (1988: 181) considera a Norbert Elías como el precursor
de la «prospección de la cultura material»,, que repasa la evolución de las costumbres, el control cada vez La revuelta historiográfica annalista fue la respuesta desde las Ciencias Sociales francesas al cambio so-
mayor del hombre sobre su cuerpo (pudor, autodisciplina), describiendo costumbres, «del saber hacer y cial, político y cultural que atravesaba la sociedad occidental del siglo XX. Nuevos sujetos reclamaban,
del saber decir», entre otros; y a Philippe Ariès (Dosse, 1988: 213 y Burke, 1999: 71) como precursor de la se afirmaban como sujetos de derecho, buscaban soluciones. Las sociedades no occidentales lograban
«Historia de las Mentalidades», pues descubre las variaciones mentales en las diferentes épocas históricas sus independencias en el proceso de descolonización, los estudiantes tomaban las calles, las juventudes
en su análisis de las concepciones del niño, la familia, los comportamientos, iniciando la descripción de proponían caminos alternativos, las mujeres reclamaban igualdad, los obreros gestaban cambios, en sín-
los universos mentales. Burke (1999: 82) asimismo considera que la principal influencia e iniciador del tesis: los actores sociales se dieron cuenta del poder que emanaba de ellos. La Antropología observó que
estudio de la alteridad fue Michel De Certeau, quien describió que «la elaboración de lo otro, lo diferente» aquellos «otros» que buscaba en lugares alejados de Occidente, también existían en las grandes ciudades;
es la «imagen inversa de la imagen que el autor tiene de sí mismo». Debemos mencionar en este espacio los historiadores combinarán métodos y fuentes de las diversas Ciencias Sociales para lograr la Historia
también a Michel Foucault, que en la década del 60 inicia trabajos de historia de la marginalidad, a saber, de los nuevos sujetos que aparecían como motor de su propia historia. De esta manera, la «Antropología
las maneras cómo las sociedades definen y observan a sus excluidos bajo la forma subjetiva de discur- Histórica» surgió como forma historiográfica para escribir la historia de aquellos cuya vida había sido
sos. Foucault estudia a los locos, enfermos, mendigos, esto es, a los «otros». A su vez, Foucault prefiere negada o generalizada dentro de la historia de las élites. Armados de las técnicas de la antropología sim-
estudiar fragmentos de la Historia, fragmentos del saber: las instituciones, los discursos, las exclusiones. bólica y cultural, los historiadores tomaron a los otros temporales, como otros culturales, y se enfocaron
«Sus investigaciones ofrecen a los annales lo esencial del cuerpo teórico de las orientaciones actuales» en reconstruir de manera etnográfica su historia, tocando los temas abordados por los antropólogos:
(Dosse, 1988: 190). vida material, símbolo, gestos, costumbres, vida cotidiana. Esta historia etnográfica hizo dar cuenta de las
De los miembros del grupo que dirigieron la agenda de la revista durante esta tercera generación, diferencias culturales de diferentes grupos sociales, como minorías étnicas, excluidos sociales, diferencias
tenemos a Robert Mandrou, como el iniciador de la historia cultural para la cultura popular. Con ello, sur- de género, función y edad, etc., por lo que se comenzó a darle voz a los marginados de la historia, cuya
gen una serie de problemas antropológicos aplicables a la Historia, como la cultura oral, la transmisión de cultura y formas de pensar era observable en el presente y se posicionaban como actores históricos que
la memoria, lo gestual, tal como se expresan en las fiestas y en las prácticas de la brujería. En todo caso, formaban parte de la sociedad en general.
se puede reconocer en estos autores los indicios de la evolución historiográfica hacia la «Antropología
Cultural» (Vovelle, 2003: 38 y Burke, 1999: 73). De igual modo contamos con Emmanuel Le Roy, que en
su trabajo sobre Montaillou, bajo la metodología de la antropología social, trató la documentación como
si fueran entrevistas con los habitantes del siglo XVI. De esta manera reconstruyó la vida material de los 6
Trabajos más especializados podrían referirse a la obra de Jacques Le Goff, Georges Duby, André Burguière o Jac-
pobladores, como las mentalidades de los aldeanos, su sentido del tiempo y el espacio, sus actitudes ante ques Revel entre los varios miembros de la tercera generación de annales no tratados en este ensayo. No es el propósito
la muerte, la infancia, la sexualidad, Dios o la naturaleza (Burke, 1999: 83). Jean Louis Flandrin también del presente analizar a cada autor sino explicar los lineamientos de la Antropología Histórica y su aplicación y propuesta
fue miembro de la tercera generación, y se abocó también a las mentalidades de subgrupos dentro de la de algunos miembros de Annales.

130 131
La crítica argumentando el olvido a la enseñanza de los maestros no se hizo esperar e incluso se SÁNCHEZ, Primitivo
afirma la muerte de la escuela. Al respecto, dos opiniones: la historiografía cambia con su tiempo, surgen 1993 Repercusiones de la escuela de annales en la enseñanza de la Historia en España (T. I). Tesis para optar
nuevos problemas y nuevas respuestas para viejos problemas. La tercera generación llevó más lejos la el grado de doctor en Educación, Madrid, Universidad Complutense de Madrid.
visión de Febvre, Bloch y Braudel, diversificando los campos de batalla de la Historia. La historia cultural VOVELLE, Michael
no inició en 1968, sino que fue evolucionando con cada nuevo aporte de los intelectuales franceses. En 2003 Aproximación a la historia de las mentalidades colectivas. Lima: UNMSM
segundo lugar, aún queda la tarea pendiente de aplicar y reivindicar a los grupos sin historia. Si bien en
Europa la «Antropología Histórica» ha dado grandes saltos, en otras latitudes como la nuestra aún se
deben realizar esfuerzos por realizar un estudio etnográfico del pasado, y así revivir y comprender tradi-
ciones, técnicas; y sobre todo, reconocer la voz de los ciudadanos que no fueron tomados en cuenta en
su momento histórico.

Referencias

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132 133
José Luis Romero y la historia social en Argentina

Rebeca Noemí Iorio


Lourdes María Teresa Wasinger
Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN)

Resumen
El presente ensayo analizará la vida y obra del historiador argentino José Luis Romero, la influencia
recibida por la segunda generación de los annales y la renovación historiográfica derivada de las ideas
del mismo a mediados del S. XX en Argentina. Además, se estudiará la importancia de los cambios que
introdujo en la enseñanza de la Historia, los logros de su revista Imago Mundi en el ámbito intelectual
del momento y una de sus obras más difundidas de historia en ámbitos académicos y seculares como lo
es su texto Breve historia de la Argentina .
El objetivo del trabajo es poder conocer acabadamente la obra de este intelectual que sentó las
bases de la historia social y cultural en su país natal; así como la capacidad de discutir fuentes, recursos
y bibliografía para elaborar un conocimiento histórico propio. De esta manera, indirectamente se es-
tudiará la influencia de las ideas de la segunda generación de annales en la renovación historiográfica
nacional y la formación de toda una nueva generación de historiadores preocupados por nuevos temas,
por conformar una historia de las mentalidades y por generar una visión mucho más amplia del pasado.

Palabras Clave: Annales, renovación historiográfica, historia social, historia cultural, periodización.

Introducción

En el presente ensayo se analizará la vida y obra del historiador argentino José Luis Romero, quien in-
fluenciado por la segunda generación de annales se convirtió en un exponente claro de la apertura cien-
tífica a mediados del siglo XX. En este caso, se tomará como referencia una de sus obras más difundidas
en el ámbito académico y escolar titulada Breve historia de la Argentina, cuya primera publicación fue en
1965. (Romero, 2000:206).
Resulta interesante destacar que Romero marcó con sus aportes en distintas publicaciones un pun-
to de partida en la transformación historiográfica del país incluyendo nuevos temas de análisis, una
nueva visión acerca de la estructura del tiempo, generando una Historia preocupada por el estudio de las
mentalidades y abocada a intentar comprender el pasado desde sus aspectos ideológico-sociales.
Al respecto, debemos recordar que hasta mediados del siglo XX, en Argentina la corriente im-
perante en los grandes centros de estudios, universidades e institutos era el positivismo. Por ende, es

135
importante retomar la figura de José Luis Romero como la imagen que generó un quiebre al animarse a Desde entonces, la vida política en la Argentina vivió un largo proceso oscilante entre períodos
ir más allá del status quo. De esta manera, de un grupo de intelectuales e historiadores surgió una alterna- democráticos y dictatoriales, en el cual ningún presidente electo culminó su mandato2. Esta sucesión de
tiva que trajo como consecuencia una profunda renovación historiográfica en la Argentina, formando, al golpes de Estado y de democracias frágiles terminó luego con la más cruenta dictadura vivida en el país
mismo tiempo, una joven camada de historiadores de renombre internacional y generando toda una nue- durante los años 1976 – 1983 finalizada con la recuperación democrática realizada por el presidente Raúl
va visión de cómo se enseñaba la ciencia histórica en el país. Para la realización del trabajo se utilizaron Alfonsín y mantenida hasta hoy.
fuentes primarias y secundarias, así como bibliografía ampliatoria sobre el tema y el contexto. En ese contexto de conflicto permanente, la mayoría de los jóvenes soñaban con la posibilidad
de cambiarlo. A diferencia de los primeros años del siglo XX, en los que casi no había resistencia popular
a los gobiernos dictatoriales, en los 60 se profundizó la lucha popular por la influencia que ejercieron la
Breve contexto histórico de los años 50 y 60 en el mundo y en Argentina Revolución cubana (1959), el Mayo francés (1968), la Primavera de Praga (1967/8), la Guerra en Vietnam
(1962- 1973 ) y su resistencia3.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el mundo quedó dividido en dos bloques: el capitalista, con Fue en este marco en el que se destacó el joven historiador argentino José Luis Romero, quien
Estados Unidos como centro del mismo; y el comunista, con la Unión de Repúblicas Soviéticas Socia- influenciado por las nuevas corrientes historiográficas —específicamente por la segunda generación de
listas como su mayor exponente. Así, el mundo bipolar se convirtió en el telón de fondo de cada acon- annales— le dio a la historiografía argentina un importante impulso siendo el referente máximo de la
tecimiento que se daba en la esfera política, económica y social mundial; así como en el arte; el cine; y la renovación historiográfica del país.
vida cotidiana de la gente.
Mientras algunos países se reponían rápidamente de la guerra, como fue el caso de Alemania y
Japón; otros, vivían las tristes consecuencias de la misma como el dificultoso trabajo de reconstruir el Vida y obra de José Luis Romero
país, hacerse cargo de recomponer los daños psicológicos de sus habitantes e instalar gobiernos capaces
de sostenerse en el poder. Breve biografía
En el ámbito nacional, Argentina se encontraba a mediados de siglo en medio del gobierno del José Luis Romero nació en Buenos Aires, Argentina, en 1909, en el seno de una familia de inmigrantes
primer peronismo (1946-1952); es decir, culminando la primera presidencia de Juan Domingo Perón y españoles. Si bien su formación se dio en pleno período de entreguerras; fue en los años 50 y 60 en los
entrando al segundo período de su mandato (1952-1955), interrumpido luego por un golpe de Estado que adquirió renombre internacional como joven historiador promotor de una nueva visión histórica.
militar. Formado bajo el signo del positivismo, generó una visión mucho más amplia de la Historia abrazando
Como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, el país había comenzado un proceso industria- ideas de las nuevas corrientes emergentes como la de los annales y también recibiendo influencias del
lizador conocido como ISI (Industria por Sustitución de Importaciones), el cual generó, en el marco de marxismo. Además; gracias a su hermano mayor, Francisco Romero, se dedicó al estudio de la Filoso-
un estado de bienestar, que se alcanzara el pleno empleo-pleno consumo. Con una clara política asisten- fía; y conoció tempranamente las obras de Wilhelm Dilthey, Heinrich Rickert y José Ortega y Gasset[].
cialista, el gobierno peronista mediaba entre el capital y el trabajo1 siendo la mayor responsable de esta Como comentan los historiadores argentinos Fernando Devoto y Nora Pagano, fue el conocimiento
relación Eva Perón, esposa del presidente. Si bien su figura ha sido controvertida a lo largo de la historia del pensamiento de estos autores los que les brindaron una amplia visión acerca de su campo de
argentina, y en ese momento sumamente discutida, es real que la mayor parte del pueblo admiraba a especialización. De allí el gran interés que el historiador tenía sobre la «Historia de las Mentalidades»
dicha mujer de claras convicciones, capaz de movilizar a un país entero que, aunque delgada, enferma y (2009: 341).
con grandes dolores, hablaba de igual a igual con los sindicalistas, huelguistas, militares y todo aquel que
se opusiera a la política instaurada en el país. Romero fue un historiador porque en el pasado creía reconocer algo que merecía ser
Con los obreros y con la clase popular más carente como apoyo incondicional del Partido Justicia- explicado activamente. (…)Más que un historiador delimitado a sus quehaceres de ofi-
lista (fundado por Juan D. Perón), y sosteniendo las banderas de la «Justicia social; independencia econó- cio, fue un intelectual. Los temas de sus preocupaciones no estaban formateados por
mica y soberanía política»; el justicialismo dividía aguas a favor y en contra del modelo impuesto. Luego una agenda académica, sino que brotaban de una muy precisa manera de entender los
antagonismos sociales (Acha, 2005: 4).
de establecer en la Constitucional Nacional los derechos del trabajador (art. 14 bis) y de plasmar de ma-
nera definitiva en la vida del país las luchas iniciadas a principio de siglo por los socialistas (como las tres
Cursó estudios de grado y se doctoró en 1937 en la Universidad Nacional de La Plata, en la que
ocho: 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso; y 8 horas de esparcimiento; las licencias por embarazo y
también ocupó el cargo de profesor. Si bien su trabajo de tesis analizaba los tiempos de la Roma antigua,
maternidad; las vacaciones pagas; y la jubilación); la posibilidad del voto femenino coronó una época de
con el tiempo se comenzó a interesar por la historia medieval y, más tarde, por la realidad latinoamericana
logros para todos aquellos que se sintieron marginados de la participación política. Sin embargo, también
y argentina.
en dicho período se vivieron momentos oscuros de censura y persecución político-ideológica a todo di-
sidente al justicialismo dentro de los más diversos ámbitos: estudiantiles, actorales, sindicales opositores,
partidos de izquierda, entre otros. 2
La mayoría de dichas interrupciones estuvieron a cargo de las Fuerzas Armadas, aunque existió el caso de un Gol-
Igualmente, los rezagos de la antigua oligarquía de la Argentina se oponían a los gobiernos de ma- pe de Estado civil encabezado por José María Guido en 1962 y hasta 1963 contra el gobierno del Presidente Arturo
sas, al igual que los candidatos de otros partidos políticos y ciertos grupos de las Fuerzas Armadas que Frondizi.
veían el poder de su camarada Juan D. Perón como «peligroso». Así, luego de varios intentos de golpe 3
La Revolución Cubana mostró una alternativa basada en el método revolucionario de ruptura frente al capitalismo; el
de Estado, se produjo un gran quiebre tras la muerte de Eva Perón en 1952. De tal manera, el gobierno Mayo Francés marcó un camino que se proyectó mundialmente en el que los jóvenes estudiantes franceses reclamaron
peronista culminó su mandato luego de ser derrocado por un golpe militar en 1955. para sí mayor participación política; en la Primavera de Praga, los jóvenes lucharon para lograr mayor libertad y el fin de
la dominación rusa en Checoslovaquia; y, Vietnam marcó el fracaso del proyecto transnacional norteamericano. Todos
estos hechos históricos también fueron acompañados y articulados con los reclamos de distintos sectores sociales como
1
Al respecto se puede consultar la obra de los sociólogos Murmis, Miguel y Portantiero, Juan Carlos. (1971: 192) el de los obreros y aquellos que surgieron de ámbitos culturales como el arte.

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Durante su estadía en Montevideo, Uruguay, por cuestiones políticas —dado que era miembro del Influencia del historiador argentino y la renovación historiográfica
Partido Socialista y abiertamente anti-peronista— fue docente de la universidad de dicha ciudad entre
1948 y 19524, año en el que también dictó diversas conferencias en los Estados Unidos. La enseñanza y la labor
A su retorno, Romero logró insertarse nuevamente en la vida académica como profesor de la Uni- Como se ha expresado anteriormente, la historiografía argentina posee uno de los historiadores que
versidad de Buenos Aires (UBA), en la que en 1958 fundó la Cátedra y el Centro de Estudios de Historia cumplió un rol trascendental dentro de la renovación y de los cambios historiográficos. José Luis Rome-
Social, desde los que orientó la renovación historiográfica de esos años. Fue rector de la misma casa de ro, desde sus inicios, comenzó a plantear que el análisis documental no es el centro de la tarea del histo-
estudios entre los años 1955 – 1956 y decano de la Facultad de Filosofía y Letras entre los años 1962- 1965. riador y cuestionaba las excesivas descripciones de un pasado político que se distanciaba de la Historia,
Asimismo, fundó y dirigió la revista Imago Mundi entre los años 1953 y 1956; y dirigió la revista de de la vida y del presente.
la UBA. Como historiador, se ocupó principalmente de la historia medieval. Paralelamente extendió sus Sin embargo, sabía reconocer que la labor heurística era imprescindible en la tarea de todo historia-
intereses al campo de la realidad pasada argentina. En ese entonces, escribió en 1946, Las ideas políticas en dor. Así, alejado de los planteamientos históricos de Leopold von Ranke y de la metodología positivista,
Argentina, al que agregó dos capítulos en 1956 y 1975. Ese libro se ha convertido en una joya de la histo- como de otros historiadores argentinos, él enfocaba más su línea histórica en los postulados de Jacob
riografía nacional que ningún historiador argentino puede desconocer. Escribió en 1965 Breve historia Burckhardt:
de la Argentina, texto clásico de historia nacional que resulta imprescindible conocer por las reflexiones
que brinda sobre el presente y el futuro del país. A Burckhardt, en cambio, lo unía en primer lugar una vasta curiosidad casi ilimitada y
Así, en 1975 fue designado miembro del Consejo de la Universidad de las Naciones Unidas, cargo que no se arredraba ante los obstáculos pero también la prioridad otorgada a la historia
que ocupaba cuando falleció en Tokio, en 1977. de la sociedad por sobre la del Estado, a la de la cultura por sobre la de la política, a
Entre sus obras más representativas podemos señalar las siguientes: Los Gracos y la formación de la las fuentes literarias (en sentido amplio) por sobre otras, y en sentido amplio a los en-
idea imperial (tesis doctoral, 1937), Mitre, un historiador frente al destino nacional (1943), Sobre la biografía y la foques sistemáticos con preferencia a aquellos cronológicos (Devoto y Pagano, 2009:
342-343).
Historia (1945). Las ideas políticas en la Argentina (1946) y La Edad Media (1949). También tenemos su ya
célebre Breve historia de la Argentina (1965), así como El desarrollo de las ideas políticas de la sociedad argentina en
el siglo XX (1965, ampliación de Las ideas políticas en la Argentina), Latinoamérica: las ciudades y las ideas (1976) En sus pensamientos y obras se encuentran un optimismo muy fuerte devenido en las convicciones
y Buenos Aires, historia de cuatro siglos (1980). que tenía sobre el hombre y, también, la idea de que la historia argentina, su futuro y su pasado, se unen
en una historia universal. Si bien sus pasiones históricas las encontraba en la historia antigua y medieval,
Influencia de la Segunda Generación de annales esto no impidió que se dedique con gran énfasis a la historia argentina, en la cual ha dejado huellas de
Para los años en los que José Luis Romero se dedicaba al estudio y al análisis de la Historia, la segunda gran valor como el libro titulado Las ideas políticas en Argentina, ya mencionado anteriormente. En su
generación de annales estaba viviendo un momento de auge en relación a las propuestas de Fernand rol de historiador dejó en claro que:
Braudel. En dicha etapa la idea de repensar el tiempo histórico pasó a un primer plano cuando el autor
…considera honesto advertir al lector que es un hombre con pasiones y con «partido»,
francés realizó una simplificación del mismo dividiéndolo sólo en tres tipos: Tiempo de larga duración;
aunque espera que este no sospeche de su intento de objetividad y crea que hasta en-
duración media y corta duración. Una de sus obras más importantes fue El Mediterráneo y el mundo medite- tonces las ha refrenado obligado por su deber como historiador de buscar la verdad. En
rráneo en la época de Felipe II, en el que desarrolla la vida de los pueblos del Mediterráneo en el proceso de esa declaración que presenta con claridad las inevitables tensiones entre el historiador
transición capitalista de los siglos XV al XVIII. Con la misma, pretendía explicar la Historia como un y el ciudadano comprometido con su tiempo, aparece claramente retratada la persona-
proceso global y totalizador. Como el mismo autor expresa: «…las ciencias sociales se imponen las unas lidad intelectual de Romero... (Devoto y Pagano, 2009: 353).
a las otras: cada una de ellas intenta captar lo social en su “totalidad” (…)» (Braudel; 1984: 61). De esta
manera, Braudel utiliza diversas Ciencias Sociales para describir y estudiar el Mediterráneo. También, re- Cuando Romero fue declarado cesante de la universidad argentina, se mudó a Uruguay. Allí su tra-
salta las influencias que, como discípulo, recibió de Lucien Febvre y de la primera generación de annales. bajo intelectual adquirió renombre en esos años de trabajo siendo reconocido por sus pares extranjeros
Otro aporte del historiador francés fue la búsqueda para la Historia de un objeto de estudio claro, y locales. Tal es así que en 1947 llegó a la Argentina, por segunda vez, Fernand Braudel y su interlocutor
un método y una interpretación que explique los profundos cambios por los que el mundo atravesaba fue el propio Romero.
en los tiempos de la posguerra. Además, es necesario remarcar que Braudel insistió en la diversidad de El vínculo que forjó con Fernand Braudel les dio más prestigio internacional a Romero y a sus
puntos de vistas sobre una misma situación, idea que deja en el pasado la historia basada sólo en un discípulos. Ambos sentían que compartían un mismo espacio historiográfico en oposición a la historio-
tiempo corto de análisis. grafía tradicional y a la historiografía militantemente política.
Estas ideas de una «Historia Global y Totalizadora» en la que se encuentran una multiplicidad de Asimismo, una de las grandes contribuciones que José Luis Romero ha hecho a la Historia y a su
tiempos y puntos de vista, calaron muy hondo en la vida intelectual del historiador argentino José Luis enseñanza se relaciona con las modificaciones que inspiró en la carrera de Licenciatura en Historia en
Romero, quien expresó en el prefacio de su obra Breve historia de la Argentina, que si bien el texto es 1950, mientras estaba en Uruguay. Como ciudadano comprometido y fiel a sus ideales, generó un infor-
realmente breve, releyéndolo se podrán obtener claras ideas sobre la realidad pasada del país considerán- me en el que se establecían los problemas y deficiencias que los alumnos presentaban desde los niveles de
dolo un libro abarcativo. enseñanza medios (escuela secundaria); pero también formuló un plan para solucionar tal problemática.
En todo momento, su objetivo fue que el alumno lograra interpretar la Historia adquiriendo herramien-
tas que lo acercaran a un conocimiento científico del pasado. De esta manera, instaba a sus estudiantes
a leer directamente las fuentes y textos de figuras representativas, como bibliografía específica. Frente a
estos materiales, los estudiantes debían establecer:
4
Al respecto puede leerse el texto de Carlos Zubillaga, La significación de José Luis Romero en el desarrollo de la historiografía
Uruguaya. (Devoto, Fernando (comp.) 2006; 345 – 376)

138 139
a) La crítica de las fuentes; b) Las cuestiones a resolver; c) Los problemas heurísticos La revista Imago Mundi
para la organización de los materiales fichados. Por primera vez el estudiante se veía Todavía durante la segunda presidencia de Juan Domingo Perón, en la cual comenzaban a vislumbrarse
convertido en un «aprendiz de historiador», no ceñido a la mera recopilación docu- ciertas dificultades en su gobierno, José Luis Romero creó en 1953 la revista de historia de la cultura
mental y su reproducción paleográfica, sino integrando como desafíos los diversos titulada Imago Mundi. Este impreso posicionó en un muy buen lugar, dentro del campo de los estudios
momentos de la elaboración del conocimiento histórico (Devoto –Comp.- 2006: 353). sociales, a Romero y a muchos de sus colaboradores luego del peronismo. Pero no fue solo una revista,
también significó el encuentro entre colegas para afirmar con el tiempo lealtades y amistades. Imago
Toda esa experiencia se tradujo en una gran labor en la universidad argentina. Tal fue que en 1958 Mundi desde su portada proponía diferencias con la historia positivista:
se creó la cátedra de Historia Social General y estaba a su cargo. Desde allí, impactó nuevamente al
alumnado, aunque en sus orígenes era una materia que no ocupaba un lugar central dentro de la currí- La divisa «historia de la cultura», incluida en el subtítulo de la publicación, era empleada
cula. Igualmente, entonces demostraba el inicio del camino hacia la renovación. Este nuevo seminario, para contraponer una forma superadora de hacer Historia a otra, llamada «historia de
junto al de Historia Social Argentina (a cargo del historiador Tulio Halperín Donghi), fascinaban a los hechos…» (Devoto y Pagano, 2009: 358).5
estudiantes. Muchos reconocían en Romero al gran intelectual que era; mientras otros se mostraban
absolutamente atrapados por los materiales que se ponían a disposición del estudiante. Poco a poco, la Además, muchas de las ideas del director de la revista aparecían en los números editados:
renovación generacional dejaba entreverse en la universidad y en su forma de enseñar Historia. Además:
En el número inicial de la revista apareció el programático artículo de J. L Romero,
…los materiales de cátedra editados bajo el rubro de «Estudios Monográficos de Histo- Reflexiones sobre la historia de la cultura, que pretendía resumir las perspectivas histo-
ria Social», también exhiben una voluntad de actualización de la historiografía argentina riográficas de los editores. Romero organizaba sus puntos de vista antes pergeñados en
bajo el signo de la heterogeneidad. (…) Tras esos comienzos heterogéneos, la influencia textos diversos. Reivindicaba una universalidad del desarrollo histórico, que era posible
de la tradición de los annales, en especial en la perspectiva entonces dominante en ella: analizar —en su opinión si— se prevenían deslizamientos conjeturales hasta límites
historia económico-demográfica, como temática y serial cuantitativa como método, inverificables. (…) Adoptando la historia global como una senda posible de indagación,
se hará aunque no excluyente sí claramente dominante entre los estudios. El hecho sin incurrir en simplificaciones y respetando la complejidad de la vida «histórica», la
puede vincularse con las nuevamente crecientes relaciones entre el grupo francés y el historia de la cultura sería la disciplina más adecuada a esas amplias y quizás desmedidas
de Romero que reflejaban, a la vez, la expansión internacional de la «diplomacia de las ansias de saber (Acha, 2005: 67).
ideas» braudeliana y el hecho tan evidente de que esa conexión era de lejos la más im-
portante carta externa de que disponía el núcleo de Historia Social (Devoto y Pagano, Por consiguiente, la revista proponía una variada cantidad de temas: desde la historia política, la
2009: 377). historia de las ideas, la historia de la educación y también del arte, entre otros. Es decir, un sinfín de te-
mas que comienzan a emerger y alumbrar a través de nuevos objetivos y nuevos métodos. Sin embargo,
En tal sentido, otro nuevo espacio creado por Romero, el Centro de Estudios de Historia Social, a diferencia de la revista Annales, que a partir de 1946 introducía en su nombre la historia económica;
demostró más rápidamente el nuevo camino. Muchas de las actividades del Centro de Estudios se vieron Imago Mundi no hizo especial hincapié en la economía, aunque varios números después comenzaron a
beneficiadas por la relación privilegiada establecida con los annales desde fines de los años cuarenta. formular menciones a ella de manera marginal. También, se fueron agregando paulatinamente temas de
Esta relación también posibilitó algunos financiamientos de proyectos a través de la Asociación Marc Antropología, Etnografía y Geografía. De esta manera, la revista intentaba continuamente elevar el nivel
Bloch; y también posibilitó la visita de muchas personalidades, como Ruggiero Romano, que dieron di- de las ciencias humanísticas en Argentina. En ella participaron historiadores de renombre internacional
versas charlas y cursos en la facultad; así como también, la oportunidad a algunos miembros del grupo como Rodolfo Mondolfo y Claudio Sánchez Albornoz.
de viajar a París como profesores invitados. Una de las características principales que se le reconocieron a la revista fue su heterogeneidad. En
Tan importante fue la labor de José Luis Romero que el historiador Omar Acha genera una perio- ella participaban autores de distintas ideas políticas, ideológicas y hasta historiográficas. El único requisi-
dización tomando su obra e influencias como centro. De esta manera, expresa que para él la historio- to que se pedía para formar parte de ella era que no sean fervientes simpatizantes del peronismo.
grafía argentina del S. XX puede dividirse en dos grandes períodos: la primera mitad de siglo signada por Con el golpe de Estado de 1955, que significó el fin de la presidencia a Juan Domingo Perón,
las figuras de Ricardo Levene y Emilio Ravignani, marcada por una historia fáctica y documentalista; y la Romero fue interventor de la Universidad de Buenos Aires y muchos de sus colaboradores de la revista
segunda etapa, la que corresponde a la última mitad del siglo, fue la de José Luis Romero, su influencia, fueron decanos interventores en distintas facultades. La caída del peronismo podía sugerir la posibilidad
obra y enseñanzas. Tanto que para este autor, en los tiempos de la recuperación democrática de 1983, de una renovación historiográfica, ya que los integrantes de Imago Mundi formaban parte de un gru-
Romero devino en «un padre fundador de la historiografía argentina» (2005: 135). po cultural alternativo al peronismo. La tarea que tenían designada no era sencilla: había que discernir
Al respecto, sólo debemos reafirmar que: claramente si se debía volver a la universidad anterior a 1946 o luchar por una renovación importante
de la misma. La intervención de Romero en la casa de estudios terminó en 1956: el corto tiempo de su
Romero era un intelectual que excedía los retenes del ejercicio historiográfico. Lo hacía intervención daba a entender que la situación de la universidad era muy inestable.
en las demandas de lo político, en los entusiasmos del ensayismo, en la inquietud por la
La renovación historiográfica no era equivalente al seguimiento de un gran público. Mientras más
modernidad. De esa argamasa emergía la historiografía como un modelo de interven-
ción mundano (Acha; 2005: 135). técnica y científica era la propuesta más restringido iba a ser el público que los siguiera. Pero esta cuestión

Es por este motivo que la figura de José Luis Romero fue decisiva en la formación de grupos de in-
telectuales, sociólogos e historiadores renovadores como Tulio Halperín Donghi; Reyna Pastor; Alberto 5
Al respecto debemos aclarar que si bien los autores Devoto y Pagano utilizan el término ‘superadora’ al referirse a la
J. Pla; Roberto Cortés Conde; Ernesto Laclau; Ezequiel Gallo y Juan A. Oddone. historia cultural en oposición a la historia de hechos o positivista, es necesario reconocer a dicha corriente historiográ-
fica como la primera en proponer un acercamiento científico y objetivo a la reconstrucción del pasado; siendo dicho
término una crítica que es muy frecuente encontrar en un amplio sector intelectual argentino.

140 141
no era tomada como un problema, ya que lo que pretendían los renovadores era plantear una historia Conclusiones
nueva. Pero José Luis Romero, a diferencia de varios de sus colegas, sí pudo llegar a un público más am-
plio gracias a la variedad de temas expuestos, a su estilo y a su reconocimiento como intelectual. Como hemos podido observar, José Luis Romero, además de ser un gran historiador y un intelectual
impecable, fue un ciudadano comprometido con sus ideas y su labor. Hombre reflexivo y capaz de an-
Análisis de la obra Breve historia de la Argentina ticiparse a situaciones adversas, logró analizar su ciencia y su enseñanza pudiendo aislar problemas y
En relación a sus inquietudes sobre cómo explicar mejor la historia, José Luis Romero escribe en 1965 proponiendo soluciones al respecto.
Breve historia de la Argentina. Con un estilo sencillo y refinado, intelectual y accesible diseña su texto di- Influenciado por la segunda corriente historiográfica de los annales, Romero mantuvo una estrecha
vidiéndolo en «eras». Esta estructura temporal ya la había implementado en su obra Las ideas políticas en relación con Fernand Braudel y tomó de él los postulados de la multiplicidad de los tiempos (larga, me-
Argentina, de la misma editorial6. Cada una de esas divisiones denominadas «eras» hace referencia a un diana y corta duración), el desarrollo de una historia global y totalizadora en la que se manifiesten dife-
período de tiempo caracterizado por un nuevo orden alcanzado en el devenir histórico. De esta manera, rentes puntos de vista. Además de la creación, en 1953, de la revista de historia de la cultura titulada Imago
en Breve Historia de la Argentina, el relato queda dividido de la siguiente forma: Era Indígena, Era Co- Mundi, una de sus obras más reconocidas, y en la que podemos observar los lineamientos propuestos por
lonial, Era Criolla y Era Aluvial. La primera está compuesta por una sola parte remontándose a la historia el historiador argentino, fue Breve historia de la Argentina. Allí estipula claramente una nueva visión del
de los primeros pobladores de la zona hasta el 1516; la segunda, por tres partes, haciendo referencia a los tiempo dividiéndolo en «eras» y marcando con ello un desarrollo del tiempo de larga duración en la cual
tiempos de la «conquista» española y la etapa virreinal hasta 1810; la tercera, por cinco secciones, abar- se incluyen el tiempo de mediana y corta duración. Es importante tener en cuenta que, si bien Romero
cando los períodos desde la Revolución de Mayo hasta la formación del Estado Nacional en 1880; y la remarca lo «breve» del relato esto no significa que la reconstrucción histórica no sea totalizadora y global.
última Era, integrada por seis partes, contando el desarrollo histórico desde 1880 hasta 1996. Al respecto, Su trabajo abarca los distintos aspectos que hacen a una sociedad tomando como eje la formulación de
es importante aclarar que en ediciones posteriores el hijo del autor, Luis Alberto Romero, —historiador, una historia social.
investigador y profesor universitario— ha agregado partes correspondientes a la última era propuesta Asimismo, generó una historiografía renovada siendo un precursor en las grandes modificaciones
por su padre, en la que se desarrollan los últimos acontecimientos importantes de la historia del país. de la enseñanza de la historia en Argentina. El mismo Juan A. Oddone, partícipe de la renovación histo-
De esta manera, brindándole absoluta importancia a la cuestión social en sus trabajos es que: riográfica, expresó lo siguiente, haciendo mención a la obra de Romero:

…basándose en la observación del proceso de transformación de la realidad social, …lo que más impresionó a mi generación fue su excepcional capacidad para despertar
ha rechazado la periodización habitual de la historia argentina y ha adoptado otra que, un interés sostenido por lo que enseñaba. Después de un primer año de cursos teóri-
a su juicio, corresponde más fielmente al curso que ha seguido la formación del país cos inauguraba la primera experiencia de seminario que conocimos en la facultad, una
(Romero; 2001: 10). experiencia que sacudió nuestro provincianismo académico, haciendo tambalear los
criterios tradicionales de la «clase magistral» (Devoto –Comp.- 2006: 353).
Asimismo, la idea de dividir el texto de ese modo corresponde a la visión braudeliana de analizar
la Historia desde la estructura de la multiplicidad de tiempos. Es decir, la «era» representa el tiempo de Y no sólo en grupos de intelectuales reconocidos o de renombre internacional ha marcado influen-
larga duración; cada parte representa el tiempo de mediana duración, en las que, además se incluyen los cia José Luis Romero; sino también en la vida de miles de docentes de historia dedicados a las aulas, don-
acontecimientos más relevantes propios del tiempo de corta duración. de su impronta fue una inspiración y un camino a seguir en cuanto a su comprensión de la ciencia como
Es así que el relato ameno propuesto por Romero marca sus cualidades de buen escritor, dado que, un campo de elaboración propia, en la que el estudiante debe alcanzar un conocimiento amplio estando
a pesar de que se trate de una narración breve (como su mismo nombre lo indica), el libro es tan pro- en contacto con las fuentes y realizando críticas a las mismas, como también a las obras seleccionadas
fundo en su análisis y contenido que se utiliza cotidianamente en ámbitos académicos y como material por la cátedra. Al respecto, vale resaltar que el Seminario de Historia Social General actualmente figura en
bibliográfico seleccionado por excelencia en el nivel de educación secundaria. En esto podemos observar la mayoría de las licenciaturas de Historia de las universidades argentinas y que su texto Breve historia de
que lo breve del relato no quita la idea de generar igualmente una reconstrucción histórica totalizadora la Argentina es de consulta casi obligada en el nivel secundario proporcionando un primer acercamiento
y global. Por lo tanto, al leer el texto podemos encontrar la interrelación de los distintos aspectos que de los estudiantes (jóvenes de entre 12 a 18 años) a la Historia más allá de los manuales escolares.
hacen a una sociedad: acontecimientos políticos, culturales (creencias, arte, ideas), económicos, demo- La figura de José Luis Romero, no es más que la de un inspirador, un adalid de la renovación, un
gráficos, geográficos, militares, entre otros. intelectual y un historiador de prestigio que nos sigue invitando a reflexionar sobre el pasado desde
Siempre respetuoso de sus ideas, pero también de las ideas de los demás, Romero indica que su variados puntos de vista cada vez que leemos sus obras, haciéndonos cómplices de esa nueva y original
obra pretende ser objetiva pero que considera que ha realizado juicios de valor en períodos en los que él, periodización propuesta para un mejor entendimiento de los procesos históricos y participando del aná-
como ciudadano, intervino como sujeto histórico. Al respecto, expresa en la nota previa del autor a la lisis de la historia de las mentalidades como centro de cada continuidad dada en el devenir de los tiempos
primera parte, que todo está sujeto a diferentes puntos de vista tanto del autor como de cada uno de los pasados en Argentina.
lectores. Por este motivo, muchos intelectuales y profesores de Historia deciden ampliar la visión de José
Luis Romero sobre la etapa peronista con otros autores en busca de una mayor perspectiva ideológica
en el estudiante.
Referencias

ACHA, Omar.
2005 La trama profunda. Historia y vida en José Luis Romero. Buenos Aires. Programa Buenos Aires de
6
Al respecto, sólo queda aclarar que dicha obra comienza su análisis a partir de la Era Colonial eludiendo el estudio de Historia Política.
la Era Indígena que sí desarrolla en Breve Historia de la Argentina.

142 143
BRAUDEL, Fernand. Reflexiones sobre la historiografía de los Annales, la cultura peruana y el
1984 La Historia y las Ciencias Sociales. Alianza. Madrid. país de los incas. Entrevista a Pablo Macera
DEVOTO, Fernando. (Comp.)
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DEVOTO, Fernando y Nora Pagano. Annalicemos Hist8ria1
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2001 Las ideas políticas en Argentina. Argentina. Fondo de Cultura Económica.
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Bibliografía

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2005 La trama profunda. Historia y vida en José Luis Romero. Buenos Aires. Programa Buenos Aires de
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BRAUDEL, Fernand.
1984 La Historia y las Ciencias Sociales. Alianza. Madrid.
DEVOTO, Fernando. (Comp.) Primera Parte: Las influencias historiográficas, Annales e historiografía peruana
2006 La historiografía argentina en el Siglo XX. Buenos Aires. Editores de América Latina.
DEVOTO, Fernando y Nora Pagano. Annalicemos Hist8ria (AH): Doctor Macera, en esta oportunidad la revista Síntesis Social quiere
2009 Historia de la Historiografía Argentina. Buenos Aires. Sudamericana. escuchar sus comentarios sobre historiografía, especialmente en torno a la Escuela de los Annales, ya que
FEBVRE, Lucien al ingresar a la universidad recibimos una fuerte influencia de dicha corriente.
1970 Combates por la Historia. Ariel. Barcelona. Pablo Macera (PM): ¿Cómo conocieron ustedes a los Annales?, ¿A través de que profesores?
HOBSBAWM. Eric. AH: Conocimos a los Annales en el curso Introducción a la Historia, en ese momento el curso
2012 Historia del Siglo XX. Crítica. Buenos Aires. estaba dirigido por Carlos Carcelén y Cristina Flórez, fueron los que nos dieron las primeras lecturas de
MURMIS, Miguel y Portantiero, Juan Carlos. Marc Bloch, Lucien Febvre, Fernand Braudel, luego buscamos por nuestra cuenta. En los miembros más
1971 Estudios sobre los orígenes del peronismo. Argentina. Siglo XXI. jóvenes del grupo, su acercamiento ha sido a través de diferentes cursos…
ROMERO, José Luis. PM: Ustedes han leído a los Annales, me refiero a la revista
2001 Las ideas políticas en Argentina. Argentina. Fondo de Cultura Económica. AH: Felizmente la revista desde 1929, y hasta el 2002, está disponible en Internet, así que las des-
2000 Breve Historia de la Argentina. Argentina. Fondo de Cultura Económica.. cargamos y las traducimos.
Doctor, podría graficarnos ¿cuál fue la influencia de la Escuela de los Annales en la historiografía
peruana?, ¿hubo alguna?, ¿la hay?
PM: El que tenía más vinculación con Annales era un historiador que ha dejado de publicar hace
mucho tiempo; es Javier Tord Nicolini. Él fue quién en realidad trató de aplicar a la historiografía perua-
na la metodología de los Annales enfocándose en temas de historia colonial. Durante varios años trabajó
junto a Carlos Lazo. Trataban de hacer un estudio sobre las cajas reales y los ingresos y egresos del fisco
colonial. Lamentablemente se separaron. Pero fuera de ellos, no sé cual pudo haber sido la influencia de
Annales en la historiografía peruana. Indudablemente esa corriente influyó en Manuel Burga y Alberto
Flores Galindo, pero no sé en quién más. En la Universidad de San Marcos no lo creo, pero no sé si en
la Católica. ¿Qué información tiene ustedes sobre los Annales fuera de San Marcos
AH: Los Annales han sido citados por muchos historiadores peruanos, y no solo los grandes clá-
sicos sino también artículos de la revista, nos referimos a Heraclio Bonilla cuando trabajó Guano y Bur-
guesía. Sabemos que el campo de aplicación de las mentalidades de la tercera generación ha sido tratado

1
Esta entrevista fue realizada por Virgilio Freddy Cabanillas, Luis Rodríguez Toledo, Daniela Dulce Mostacero y
Viviana Paola Hilario el miércoles 13 de agosto a las 11.00 am en las instalaciones del Colegio Real, sede del Seminario
de Historia Rural Andina.

144 145
por Cristina Flórez o por Claudia Rosas, conocemos los campos de aplicación de la influencia de los a siquiera un 10% de las revistas.
Annales, aunque los autores no necesariamente se autorreconozcan o se identifiquen como historiadores AH: San Marcos está suscrita a bases de datos donde se pueden encontrar revistas como Hispanic
influenciados por tal grupo historiográfico. American Historical Review, Journal of History Modern, The Americas… entre otras, pero es una herramienta
PM: Bueno, yo he leído a los Annales, pero tampoco he sido un profesional muy inscrito dentro de muy poco usada.
su tendencia. Cuando estaba en Francia seguí algunos cursos con profesores vinculados a los Annales, y AH: Doctor, ¿qué sugerencias daría, que rutas recomendaría a aquellos que quieren trabajar temas
otros que no lo eran. Mencionaré algunos nombres como Francastel un historiador del arte y annalista, de historia de la cultura, historia de las mentalidades, en el Perú en relación con Annales?
pero con metodologías y puntos de vista muy renovadores, que no necesariamente están vinculadas con PM: No solo con Annales, ellos son una buena vía, pero hay autores que nada tienen que ver con
los Annales. Asistí periódicamente, cada semana, a las reuniones que dirigía Fernand Braudel, que fue Annales, por ejemplo Eric Hobsbawm para la historia social.
uno de los líderes del movimiento de los Annales, pero también escuchaba y tenía vinculación casi diaria AH: Hay una tendencia en la historiografia que menciona que uno de los aportes de los Annales
con uno de sus antiguos discípulos que luego se separó de él, Pierre Chaunú. Ustedes saben que la gran ha sido la historia serial, es decir cuantificar la historia como hacían metodológicamente Fernand Brau-
obra de Braudel fue el Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, Pierre Chaunú, dentro de del, Ernest Labrousse y Emmanuel Le Roy Ladurie. Se dice que toda Historia que llegue a usar recursos
esa línea de estudios de grandes espacios económicos publicó una obra de varios volúmenes que se tituló cuantitativos será más seria que otras que no lo usan, ¿es necesariamente cierto eso?
Sevilla y el Atlántico. Habría que mencionar también la relación de Annales con Pierre Vilar; él publicó PM: No, es una de las formas metodológicas, pero no lo es todo. En la historiografía peruana la
con los Annales pero no se identificó con ese movimiento. Yo pienso que hay que ampliar el escenario e única historia de ese tipo que se quiso hacer fue la de Tord y Lazo, debieron de haber dejado materiales
incluir ahí no solo los que estaban muy directamente vinculados a los Annales, sino a otros contemporá- para repensar eso, porque después de trabajar juntos cada uno publicó por su lado,
neos que tenían relación con ellos pero mantenían su independencia. AH: De Lazo se han publicado sus Obras escogidas, y hay que difundir sus materiales mimeogra-
AH: ¿Cómo influyeron autores como Marc Bloch, Emmanuel Le Roy Ladurie, Francois Chevalier fiados que usaba en el curso de Introducción a la Historia. Ahí se puede encontrar toda la visión de la
en sus investigaciones sobre haciendas y economía agraria? Historia que tiene Lazo; cuando se refiere a los Annales los encajona como estructuralistas
PM: No, no necesariamente, yo los he leído pero no. Mi mayor influencia son Fernand Braudel, AH: Doctor tenemos otra inquietud, por ejemplo el uso del término “colonial” a la hora de iden-
Pierre Chaunú, Pierre Francastel y Pierre Vilar. tificar procesos históricos peruanos, algunos historiadores prefieren evitarlo…
AH: Lo decíamos por un autor muy recurrido como Francois Chevalier cuyos estudios sobre los PM: …acaso ¿no somos colonia? El debate no es vigente, tampoco cedamos a las tendencias más
latifundios en México son citados por autores como Manuel Burga, Alberto Flores Galindo, e incluso conservadoras europeas que mencionan que esto no era una colonia, ¿que era entonces?, o también di-
usted. remos como los ingleses que no eran colonias lo que tenían en el África
PM: Chevalier trabajó en México y estudió la propiedad rural ahí, yo he leído su obra pero no está AH: Hay muchos historiadores que en vez de usar colonia prefieren utilizar “Reino”, periodo vi-
entre quiénes yo considero que influyeron en mi periodo de formación. rreinal…
AH: ¿Qué herramientas metodológicas de Febvre, Bloch y Labrousse podrían considerarse como PM: ¿El virreinato del Perú era igual al de Nápoles, o a los virreinatos que tenia España en el resto
sus mejores aportes institucionales? de Europa?, perdón no era así, por ejemplo en los temas tributarios lo que se recogía aquí era para pagar
PM: Yo no creo en una relación muy específica, concreta e institucionalizada de los Annales en los gastos de la administración en España, ¿Cómo no va a ser una colonia entonces?, ¿Qué era enton-
cuestiones metodológicas, incuso en los Annales mismos, ustedes pueden encontrar en la revista autores ces? Ya, no es colonia, entonces ¿Qué era?, ¿un reino?... igual al que tenían en Bélgica o igual al reino de
que no están necesariamente inscritos dentro de la tendencia de los Annales, en eso los Annales fueron Castilla, podrían se reinos, pero de tipo colonial; el hecho que se llamara Reino del Perú no significa que
muy abiertos… haya tenido la misma categoría o función que el reino de Castilla o Aragón.
AH: En esa línea doctor, nos gustaría que nos comente respecto al uso de nuevas fuentes; porque AH: Entonces si tuviéramos que usar un término: sociedad virreinal/sociedad colonial, cultura
en la Escuela de Historia hemos preferido documentos escritos de archivo, pero Annales propone otra virreinal/cultura colonial, arte virreinal/arte colonial, ¿que nos recomendaría usted? ¿Qué es lo más
cosa, también en las obras de usted vemos que recurre a otro tipo de fuentes históricas. apropiado?
PM: Bueno, no es tanto por la búsqueda de fuentes distintas y nuevas, sino por la búsqueda de te- PM: Yo diría que para diferenciar al Perú, Argentina o Chile de otros reinos como el de los Países
mas distintos. Cada nuevo tema exige nuevas fuentes, y esto me parece no se ha estimulado lo suficiente, Bajos o el de Castilla habría que decir simplemente que eran virreinatos coloniales. No negamos que Perú
no solamente aquí. La búsqueda de nuevos temas, además que no solo sea invenciones y búsqueda de fue un virreinato, por los menos en términos nominales y por las estructuras administrativas lo fue, pero
novedad por sí misma, es algo que debe proponerse, a su vez se tiene que entender que uno no puede también era de una categoría colonial. Todos los beneficios estaban derivados a la metrópoli, ¿acaso no
comprender la realidad si no busca aspectos que no han sido vistos y tocados hasta ese momento. hay una metrópoli?, si hay una, y si hay tienen que haber colonias, lo demás es un absurdo. Eso podría
AH: ¿Encuentra algunas diferencias en los aportes de las diversas generaciones de Annales? sostener un español conservador, pero un historiador sudamericano no. Habría que leer las otras posi-
PM: No podría decirles, ¿cuál es la idea que tienen ustedes sobre eso…? ciones, pero a mí no me parece solo se le denomine como virreinato.
AH: Por ejemplo sabemos que hay algunos autores más usados de la Escuela de los Annales que AH: Doctor, en función del tema propuesto y volviendo al tema de las influencias, ¿hubo alguna
otros, tal es el caso de Braudel (de la segunda generación), Michelle Vovelle y Jacques Le Goff (de la en sus obras La imagen francesa del Perú e Instrucción para el manejo de las haciendas jesuitas?
tercera generación). Los últimos no son tan usados en la historiografía sanmarquina, y tal vez esto se PM: No, de algún modo pienso en la influencia personal las clases que escuchaba o las conver-
debe a los distintos aportes de cada generación, mientras el primero incidía más en un tipo de historia saciones que tenía, no tanto con Braudel, sino con Pierre Vilar, fundamentalmente con él, y la lectura
económica y social, (la más practicada -hasta hace algunos años en San Marcos-), los otros trabajaron las de Francastel, que no es necesariamente un historiador de los Annales. Pero yo no me consideraría un
mentalidades discípulo de los Annales, los he conocido, los he leído, pero no me considero parte de ellos
PM: Pero eso se debe a la dificultad para encontrar las correspondientes obras. Nosotros hicimos AH: ¿Qué aspectos teóricos y metodológicos destaca de Francastel?
algunos años aquí en el Seminario una recolección de todas las revistas en Ciencias Sociales a las cuales PM: Yo no sé si están disponibles sus libros, estos fueron publicados hace mucho, cuando yo es-
está suscrita la PUCP, San Marcos no está suscrita a ninguna revista. Rosaura Andazabal fue la que hizo la tuve en Francia hace más de 50 años recién se estaban difundiendo, yo no sé si están accesibles, por otro
recopilación de las revistas, con la idea que en ese momento se hiciera una selección y se pudiera suscribir lado ahora hay otras tendencias.

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AH: Dentro de las corrientes historiográficas actuales, pensamos en la microhistoria, en la historia e interpretación de las clases altas, ni los dirigentes sociales y políticos que estaban en el Perú en ese en-
social cultural, y en los Annales, entre otras que se han desarrollado en Norteamérica, si bien todas son tonces…
válidas, ¿cuál cree usted que una podría ser más adaptable a nuestra historiografía? AH: Por lo tanto no corresponde decir que existía ese tipo de discurso
PM: Yo creo que una lectura obligatoria es la de Eric Hobsbawm, no es el único desde luego, y hay PM: no…
otros que tienen cosas muy intereses. AH: Nos ha dicho que hay una cultura andina que tiene varios estilos de expresión, ¿cuáles serían
las vértebras de esta cultura andina?
PM: Hubo una conversación con Augusto Cardich, Emilio Choy, yo y otros más; Cardich había
Segunda Parte: Historia andina y el país de los incas hecho el primer esquema de una historia del clima en el Perú. Él señalaba cuales eran los episodios de
enfriamiento en el mundo andino, en el transcurso de la conversación, y al escuchar las fechas que él de-
AH: Doctor, en una colección privada limeña hemos visto un quero que mide 62 cm. y sabemos cía, no recuerdo quien, pero alguien sugirió algo novedoso y se llegó a un resultado final. Así, vimos que
que en un museo alemán hay otro de 47 cm… las fechas de enfriamiento coinciden con las fechas de los horizontes culturales, o sea hay enfriamiento
PM: Estos son los queros colectivos, los grandes queros… y apareció Chavín, Wari y los incas, ¿por qué?, porque el enfriamiento significaba una disminución del
AH: Estos queros enormes no están en los museos… espacio de cultivo, ahí donde tenías terreno para las papas y ollucos, ahora ya no puedes cultivar porque
PM: Sucede que la mayor parte de los queros que han sido buscados son aquellos que servían como ha disminuido el área, entonces se crea un terrible problema y el único modo de evitar la disolución total
decoración. Pero era más difícil que vendan (y se obtenga) un quero que pertenece a la comunidad, en de la sociedad y que se maten unos a otros es la instalación de un régimen muy fuerte, entonces los obli-
cambio los pequeños si podían venderlos si querían, en cambio el grande no tiene dueño, es del pueblo. gaban a reemplazar los cultivos del maíz por la papa, como ocurrió en Jauja debido a la interferencia wari,
AH: A esos queros grandes usted los llama comunitarios se prefería el maíz, pero la papa rendía más, era un alimento mucho más masivo. Este tipo de estudios se
PM: Yo creo que eran comunitarios, dentro de la pobreza indígena, no hay ningún campesino que han diluido y ni siquiera se les ha aprovechado.
se diera el lujo de tener invitados y hacer la cantidad de chicha que necesitaba AH: A partir de esta propuesta, ¿cómo podríamos observar pistas de esto en las manifestaciones
AH: Ahora, si todos los queros se hacían en pareja, posiblemente estos grandes también culturales? Es decir, ¿la relación entre enfriamientos y el desarrollo de horizontes en los objetos cultu-
PM: No necesariamente, porque no eran una relación de uno a uno, eran de la comunidad, y pienso rales?
posiblemente que el pueblo lo alquilaba en caso que algún campesino tuviera una fiesta principal, no se PM: Yo pienso en la insistencia en el culto básico, o sea la insistencia en aquellas religiones. Las
convertían en dueños del quero, pero podía pedirlo en préstamo sociedades, primero Chavin, Wari e Inca tuvieron los mismos dioses, pero con los incas hay un problema
AH: Doctor, usted que ha visto tantas manifestaciones artísticas de este tipo, en qué piensa cuando que debe estar asociado con el conflicto entre Wiracocha y Pachacutec, ese problema es una ruptura;
ve queros con reptiles y felinos pero estoy convencido que la religión del horizonte medio es la misma del horizonte temprano, es la
PM: No creo que tenga relación directa con la bebida, forman parte de los seres que consideraban misma estructura, las ideas y personajes
importantes de su mundo religioso como los felinos, mientras la serpiente por su parte es mágica, incluso AH: Lo que cambian son las formas iconográficas…
Garcilaso la introduce en su propio escudo, de ahí la importancia de hacer suyo este símbolo heráldico. PM:…ni tampoco, son derivaciones
El colibrí también lo es, es el símbolo de la resurrección, por eso es que está asociado a la imagen del AH: Pero tenemos el problema de lo inca, mucho de su arte es más bien geométrico, una imagen
Señor de los Temblores en Cuzco, porque es Cristo quien resucita, pero no solo es Cristo, sino también inca de una divinidad es difícil de ubicar.
es el inca quien resucita, y ese Señor de los Temblores que está en la catedral es Huayna Cápac. También PM:…pero no sabemos tampoco todo lo que se ha perdido, destruido, de hecho los incas tenían
cada una de las imágenes de las procesiones del Corpus de Cristo está asociada a las grandes panacas, un museo, el poquencancha, donde estaban las pinturas, eso indica la importancia de los puquina de donde
cada una era llevada por un representante, y en el caso del Señor de los Temblores era la panaca máxima, deriva la palabra
y ahora la tumba de Huayna Cápac existe, y hay un grupo que conoce y sabe dónde está… AH: podemos decir que el poquencancha es el primer museo cuando hablamos de la historia de los
Ahora ¿por qué se le asocia con el colibrí?, porque este parece morir cuando inverna museos en el Perú
AH: y cuando despierta su reacción es inmediata. PM: pero un museo diferente, en el sentido de cómo deberían ser realmente los museos, muy iden-
PM: También hay que recordar la figura donde están el Amaru y el Centauro que representa la tificado con las necesidades sociales, muy identificado con la conciencia colectiva, muy conectado con el
lucha entre lo andino y occidental. Arguedas decía una cosa muy inteligente: que no hay varias culturas entendimiento de la historia, pero con una desventaja: que era solo para la elite, solo era conocido por la
andinas, sino hay varios estilos de una cultura andina. No hay “culturas peruanas”, sino la cultura perua- nobleza inca, los tiahuanaco y las clases elevadas
na con expresiones distintas AH: ¿Qué información se transmitía a esta elite?
AH: Ya que ha mencionado al Amaru, queremos preguntarle sobre la fuente de la Plaza Mayor PM: yo pienso que toda la historia incaica con la que se identificaban
de Lima, alguna vez el Dr. Stastny publicó una interpretación sobre estas ocho parejas de animales que AH: Doctor, al momento que llegan los conquistadores españoles, ¿usted cree que el imperio inca
luchan, uno es el dragón con senos, es femenino, y el otro es un león, él interpretó estas imágenes como está en un proceso de expansión o en un proceso de crisis?
el León de Castilla que somete al Amaru, ¿qué opina usted sobre eso? PM: Yo pienso que ambos están conectados, la expansión produce crisis, además las técnicas que
PM: No, ha habido una total indiferencia e ignorancia en el caso de Lima respecto a lo andino tenían ellos tenían sus límites. Era difícil darle administración a un territorio muy extenso sin caballo,
como para hacer ese tipo de montaje escenográfico y sexual todo era a pie, administrar un territorio tan enorme desde Colombia hasta Chile era casi imposible; por
AH: El doctor Stastny pensaba que justo en el centro del virreinato del poder estaban estos signos eso es que Huayna Cápac dividió el imperio, no por el amor que le tenía a Atahualpa, sino porque en-
para indicar el triunfo de España sobre los incas. tendió que no se podía administrar todo ese imperio de manera igual. Además el crecimiento territorial
PM: Además la asociación Amaru-inca es una asociación nuestra, reflexiva, intelectual, y a su vez la cambia todo el circuito estelar, porque tú tienes el sol que avanza de sur a norte, ahora por ejemplo cuan-
identificación del Amaru en los sectores populares andinos está todo el tiempo, pero no es una reflexión do era verano en el resto del imperio, era invierno en el norte de Ecuador, es decir Quito, entonces ya no
se podía gobernar en iguales condiciones; el imperio iba a colapsar necesariamente.

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AH: …hacia el norte, porque en el sur estaban sus límites naturales, las pampas de Argentina… las construcciones se va a venir abajo, no se va a respetar las viviendas ni de clase media ni alta, es terri-
PM: Ya estaban por llegar a las pampas. Si Atahualpa no se hubiera pegado la borrachera del siglo, ble, de un terremoto no nos vamos a librar, el efecto social va a ser mucho mayor que cualquiera de los
y quizás la soberbia que manejaba…, no sé, yo pienso que en realidad él no condujo la guerra, debió de terremotos anteriores, y las elites son minorías, no prevén, no ven lo que son, la situación es muy terrible
haber sido conducida por uno de sus generales como Calcuchimac, porque lo que hizo Atahualpa fue estamos a puertas de un colapso social muy grave, político y social, no es un tiempo para el optimismo,
prácticamente una estupidez, sin ninguna disculpa. Entrar a Cajamarca solo, sin ejército… y no es culpa del actual gobierno tampoco, son cosas que se han hecho durante mucho tiempo
AH: ¿Y esa explicación cultural? que por su mentalidad se confió, ya que al ir ganando la guerras, AH: ¿Usted cree que una cosa natural como le terremoto sería un punto de quiebre?
eso significaba que sus dioses lo apoyaban y no tenía por qué temerle a Pizarro. PM: Lima tiene un mínimo de diez millones de habitantes, la tercera parte vive aquí, ¿qué porcen-
PM: Eso podías esperar de Huáscar, que era un niñito de su casa, pero no de Atahualpa, que había taje de limeños son pobres?, la clase media es ínfima en relación a la pobreza que hay.
llegado a Inca porque había matado a sus hermanos, él bebió chicha en la cabeza de su hermano forrada AH: ¿Usted cree que en los ochenta en algún momento la propuesta de Sendero Luminoso tuvo
en plata, había perforado los hombros de Huáscar para arrastrarlo con sogas y llevarlo al pueblo de An- la posibilidad de ganar?
damarca. Incluso hay una poesía donde mencionan al pueblo donde asesinaron a Huáscar, ya que como PM: Tal y como era planteada por Sendero no. Ahora es muy fácil decir miren lo que hizo Sendero
Atahualpa estaba capturado por los españoles, tuvieron miedo que Huáscar tuviera contacto con Pizarro, estuvo mal, pero acaso era un éxito y estuvo bien lo que hizo la otra Izquierda, la legal, tampoco. No sé
y lo mataron. cómo podría haber sido si no hubiera muerto Mariátegui, no sé qué hubiera pensado o pasado, pero si
AH: Doctor, sabemos que Atahualpa es estrangulado, Túpac Amaru I decapitado, pero la icono- la Izquierda hubiera podido producir un partido como el APRA, o si el APRA hubiera podido ser en el
grafía… Perú un partido como en México, no pensar una extrema izquierda, pero si una modernización. Del año
PM:… Estrangulado y sin embargo todos lo grafican decapitado, incluso el mismo Martínez Com- 30 hasta la fecha no hay nada, son casi cien años.
pañón tiene un dibujo donde se representa a San Juan Bautista como Atahualpa. En primer lugar la pena AH: Y en el campo internacional, la relación Perú-Chile, ¿cómo la ve después de La Haya?
del garrote era una pena infamante, era un insulto, estaba prohibido que se le aplicara a los hidalgos, PM: Chile es un país a la defensiva, rodeado de países enemigos suyos, Argentina, Bolivia y Perú,
por eso el gran resentimiento de la gente. A nadie le gustaba que se le hubiera aplicado el garrote en Chile no puede dejar de militarizar su conducta, de ser agresivo y de prevenir lo que puede ocurrir. Ade-
vez de cortarle la cabeza, en eso Francisco de Toledo respetó a Túpac Amaru, ya que lo degollaron con más la guerra con Chile fue una guerra provocada por el Perú, yo siempre pregunto qué hubiera ocurrido
una espada, ese era el tipo de muerte que recibía un noble, era uno de sus privilegios; por eso hubo una si nosotros los peruanos vemos como Venezuela que no tiene fronteras con el Perú empieza a buscar a
gran presión sobre Pedro La Gasca para que hiciera lo mismo con Gonzalo Pizarro, porque aunque era Ecuador, Colombia, Brasil, Chile y Bolivia y formar una alianza, ¿contra quién es esa alianza?, oiga está
hijo natural era considerado un noble. Ahora yo creo muerto Atahualpa y enterrado (o por enterrar) le haciendo usted que se unan todos los que están rodeando el Perú, eso es lo que se hizo cuando se buscó
quitaron la cabeza, pero no fueron los españoles, sino los indios enemigos de Atahualpa, entonces esa la alianza con Argentina y Bolivia. Ahora, si el interés tuyo nacional, o el interés tuyo de clase social,
cabeza existe, y es posible que haya sido objeto de negociaciones entre los varios sectores incas, y si ha porque aquí no hubo interés nacional, era el interés de los que habían ganado con el guano, con el billete
habido alguna reconciliación, parte de esa tarea de reconciliar ha sido darle un enterramiento a esa cabe- bancario, con los empréstitos de Dreyfus, pero supongamos que eso era el interés nacional de clase; si
za, entonces la idea de la cabeza del inca no es una imaginación, sino está relacionado con hechos que ese interés era ganar la guerra con Chile, lo menos que pueden hacer es comprar armas, lo que no puedes
verdaderamente ocurrieron. hacer es gastar en el Palacio de la Exposición más de lo que te cuesta un barco, ¿cuánto costaban ambas
AH:…entonces las ilustraciones de Guamán Poma en las que tanto Túpac Amaru I y Atahualpa cosas en ese momento? Por un barco de guerra más que hubiéramos tenido no había guerra,
aparecen decapitados no son un error… AH: Y usted qué opina ¿por qué se cometió ese error?, ¿quién estuvo detrás de esa política de
PM: No, no es un error buscar alianzas?
AH:…y el hecho que Túpac Amaru II al final también haya muerto decapitado… PM: una clase social inepta, una clase social que domina pero no dirige, ¿cómo administraron el
PM: La intención no era que muriera decapitado sino descuartizado pero no lo pudieron hacer, guano?, ¿qué hicieron con el billete bancario?, permitieron que los bancos le robaran a sus depositarios,
entonces ya por compasión, pero no fue por consideración a su estatus social y cuando éstos estaban a punto de quebrarse hicieron que el Estado salvara a los bancos asumiendo
AH: pero eso -en el poblador andino- contribuyó a esta idea mítica del inca sin cabeza su deuda privada, ¡…de los bancos! En cuanto a los problemas marítimos en La Haya, el problema de
PM: Ahora, hubo unas exequias por Túpac Amaru en San Francisco, ¿Qué cosa fue parte de esta fondo no es un límite marítimo. Ahora, las inversiones privadas chilenas en el Perú son mayores que las
negociación?, ¿qué se hizo con los miembros de Túpac Amaru repartidos?, porque por ejemplo la cabeza peruanas en Chile, las inversiones peruanas son de un solo grupo generalmente el minero Brescia por
de Hernández Girón estaba acá en San Francisco, yo la he visto todavía, no sé si seguirá, estuvo hace más ejemplo, en cambio las inversiones chilenas en nuestro país son más diversas, comprenden desde centros
de 30 años en una capilla y no encerrada sino abierta públicamente, entonces ¿qué fue de la cabeza de comerciales hasta servicios como la electricidad
Túpac Amaru? ¿Qué pasó con la cabeza de Atahualpa? Sabemos que el cuerpo de Atahualpa se lo llevó AH: Cree que estas relaciones peruanas y chilenas se basan solo en negocios, o cree como muchos
Rumiñahui, yo creo que no se llevó la cabeza, ésta fue diseccionada, se la quitaron y se la dieron a los peruanos que hay una direccionalidad geopolítica
enemigos de Atahualpa, y luego se reconciliarían PM:…hay una direccionalidad geopolítica lo que no significa necesariamente que haya la intención
AH: ¿¿Usted cree que este concepto andino del inca, el retorno, la cabeza, estas ideas están vigente de desatar una guerra, incluso se puede prevenir una guerra efectuando inversiones, y creando intereses
en los Andes hoy día, o en algunos sectores de los Andes? comunes, puede haber ello, el hecho final es la desproporción entre esa inversión chilena en sectores
PM: …si, en algunos sectores de los Andes, los sectores menos afectados por la modernidad básicos peruanas y la inversión peruana en Chile que es mínima…
AH:… ¿y todavía pueden ser movilizadoras? AH: Muchas gracias por la entrevista y el tiempo doctor.
PM: no tienen la fuerza política, social ni militar, ni siquiera para hacer respetar sus mínimos dere-
chos, estamos hablando de los pastores de la altura, ¿qué pueden hacer?, es el sector más deprimido del
país, ellos y las barriadas limeñas.
Ahora, lo que se puede venir en el futuro es muy grave, este año y el próximo, no nos vamos a
librar del terremoto, el terremoto va a crear un problema social único en el mundo, porque el 80 % de

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HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA
LATINOAMERICANA
Aprendiendo de América Latina1

Christine Mathias
Yale University

Durante las últimas décadas, la Historia en las universidades norteamericanas se ha fragmentado en una
gama de especializaciones cada vez más amplia. A medida que los investigadores se ocupaban de temas
antes desatendidos –algunos de estos incluso crípticos– e incorporaban marcos teóricos de otras disci-
plinas, las grandes narrativas de las generaciones previas iban desapareciendo. Fuera del ámbito univer-
sitario, la política de la Guerra Fría cedió el paso al capitalismo neoliberal, y el Internet estimuló un ya
frenético ciclo de noticias, la Historia se parecía cada vez más a un pasatiempo de anticuario. Habiendo
crecido en los noventa, mis amigos y yo estuvimos raramente expuestos a argumentación histórica –a
menos que se cuenten los áridos textos de ciencias sociales que leíamos en el colegio– y, por esa razón,
tuvimos poco interés en el pasado.
Mi generación de estudiantes entró al doctorado en un momento en el cual muchos departamentos
de historia estaban luchando por sobrevivir. Mientras disfrutábamos de polvorientas monografías y aun
más polvorientas fuentes primarias, los cursos para los estudiantes de grado se vaciaban, los financia-
mientos a la investigación se desvanecían, y el mercado de trabajo se atrofiaba. La mayoría de nosotros
reconocemos a regañadientes que somos muy afortunados por tener a alguien que nos paga –aunque
sea mínimamente– para leer, escribir y enseñar lo que adoramos, pero también nos preguntamos cuánto
durará eso. Como estudiantes de doctorado, necesitamos reclamar para tener voz en las conversaciones
al interior de nuestros departamentos y asociaciones profesionales sobre el futuro de la disciplina. En
algunos casos, nosotros como estudiantes tenemos que iniciar estas conversaciones. Debemos investigar
sobre la enseñanza virtual y la publicación electrónica, y crear nuevas formas que nos permitan tener
un papel más importante en el campus y en la esfera pública. Quizás debamos enfrentarnos a nuestros
propios miedos a la gran narrativa para argumentar a favor de la Historia.
En América Latina, donde trabajo ahora, la Historia es más difícil de ignorar. En esta región, tanto
los historiadores académicos como los presidentes –e incluso el ciudadano de a pie– reconocen que el
acto de separar la historia de la política sería equivalente a desenganchar el futuro del pasado: un pro-
yecto tentador, quizás, para quienes persiguen cierto motivo ideológico, aunque finalmente imposible.
Los argumentos y contra-argumentos históricos aparecen una y otra vez en conversaciones cotidianas

1
El presente artículo fue traducido del inglés al español por José Ragas. La versión original en inglés fue publicada
en el número de diciembre de 2012 de Perspectives on History, la revista informativa de la American Historical Associa-
tion. La versión electrónica se encuentra disponible en la siguiente dirección:http://www.historians.org/Perspectives/
issues/2012/1212/Learning-from-Latin America.cfm

155
en los estadios de fútbol, en los cafés y hasta mientras uno espera el autobús: ¿Es que los chilenos o los extranjeros, traducciones, proyectos colaborativos de investigación y esfuerzos orientados a la preserva-
argentinos saben más de su propia historia nacional que los norteamericanos? ¿Es que sienten el peso ción de archivos. Además de los evidentes beneficios prácticos que esto traería para quienes participen en
de la historia de una forma más profunda en sus vidas políticas? ¿O es que simplemente estoy prestando tales proyectos, esta suerte de cooperación transnacional podría dar nuevos bríos a la práctica de la his-
más atención a estas conversaciones en América Latina que en mi propio país? toria en Norteamérica, inyectando a nuestras monografías y aulas con un poco más de fervor ideológico.
Investigar en América Latina es una empresa de contrastes: el trabajo es a la vez energizante y No podría escribir mi tesis doctoral sin la generosidad de los paraguayos y los argentinos, quienes
frustrante, urgente e imposible, significativo pero fragmentario. Imagino que estos sentimientos de al- me ayudaron a rastrear fuentes de archivo, explicaron pacientemente algunos temas culturales, corri-
guna manera replican las experiencias de mis profesores como estudiantes de doctorado en los Estados gieron mis traducciones, y me recordaron una y otra vez por qué mi investigación es relevante. Espero
Unidos en los sesenta y setenta, cuando estallaban batallas ideológicas dentro y fuera del campus, y la poder retribuir su amabilidad motivando a las personas de mi país a aprender sobre nuestros vecinos del
“nueva historia social” todavía parecía novedosa. En toda América Latina aún quedan muchos archivos sur y a pensar críticamente sobre cómo nuestras decisiones políticas moldean las suyas. Puedo imaginar
por excavar, muchas personas por entrevistar, y muchas preguntas históricas urgentes por considerar. un futuro donde estudiantes norteamericanos trabajen con sus pares paraguayos en proyectos de historia
En junio de 2012, en el distrito de Curuguaty, al noreste de Paraguay, 11 civiles y 6 policías fueron online. A medida que compartan fuentes digitalizadas, construyan argumentos históricos y comparen
asesinados en una operación policial que buscaba desalojar a campesinos que habían ocupado una ha- apuntes, los estudiantes podrán desafiar las ideas del otro e inspirarse mutuamente a la acción.
cienda. Los opositores políticos del Presidente Fernando Lugo lo culparon de la masacre. Una semana Nuestros estudiantes demandan libros y clases que les puedan servir en sus vidas cada vez más glo-
después, el Congreso paraguayo usó dicho episodio como pretexto para iniciar un juicio relámpago con balizadas. La Historia ofrece una manera de aprender sobre lugares desconocidos, y también puede ser
el fin de destituir al Presidente. En el transcuro de solo 30 horas, el Congreso había echado a Lugo y una manera de construir vínculos con gente desconocida. Nosotros simplemente necesitamos enseñar a
promovido a su vicepresidente, Federico Franco, un miembro del Partido Liberal. Los ministerios fueron los estudiantes cómo aprender del pasado les puede ayudar a navegar el futuro.
remodelados, y Paraguay fue suspendido de los bloques regionales Unasur y Mercosur. A menos de diez  
meses de las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias, el país había sido puesto en el limbo.
Poco después de que estos extraños y complicados eventos ocurriesen, recibí emails de colegas que
sabían que yo estudiaba Paraguay y que buscaban explicaciones históricas sobre lo que había sucedido.
Mucho de lo que había pasado no tenía sentido alguno. Lugo era un ex-obispo católico que había sido
celebrado por la prensa angloparlante como defensor de los pobres y propulsor de la reforma agraria,
pero que ahora estaba siendo acusado de ser el responsable de una violenta operación policial que había
consolidado las tierras de uno de los hombres más ricos del Paraguay, Blas Riquelme, ex-senador del
conservador Partido Colorado. Muchos paraguayos creen que Riquelme habría obtenido dichas propie-
dades de manera ilegal, durante los 35 años de dictadura del Presidente Alfredo Stroessner del Partido
Colorado. La elección de Lugo en 2008 sacó a los Colorados de la presidencia luego de 61 años de poder
ininterrumpido, lo que marcó la primera transición pacífica de un partido a otro desde 1887. En solo
dos días, los partidos rivales Liberal y Colorado cooperaron para llevar a cabo un proceso legalmente
cuestionable de destitución –descrito por muchos observadores internacionales como un “golpe parla-
mentario”– que anuló el significado democrático de la elección de 2008.
Traté de responder lo mejor que pude a las preguntas de mis colegas. Les hablé de la fragilidad de
los principios democráticos y republicanos en Paraguay, así como de la extrema desigualdad en la dis-
tribución de tierras. Muchos miembros del Congreso paraguayo son acaudalados terratenientes, y Lugo
hizo poco para impedir sus esfuerzos de mantener el estatus quo. En los últimos meses, jóvenes profe-
sionales de la capital Asunción habían comenzado una serie de protestas por las acciones más atroces del
Congreso, pero sus pequeñas manifestaciones en el día de la destitución de Lugo no consiguieron llamar
mucho la atención. Los rumores de que la policía actuaría violentamente desanimaron a muchos de los
campesinos que apoyaban a Lugo a viajar a la capital y participar en las manifestaciones.
No pude explicar quién fue el responsable por la masacre de Curuguaty, la última de una serie histó-
rica de conflictos violentos en las fronteras de Paraguay que han servido para acallar a las voces disiden-
tes y exacerbar la desigualdad. Animé a mis amigos a enseñar a sus estudiantes norteamericanos sobre las
raíces históricas de la crisis actual en Paraguay, pero ni siquiera pude recomendar un libro en inglés sobre
la historia de su política agraria, en un país donde se estima que un 21% de la población posee el 87%
de la tierra. En Paraguay, existen pocos recursos disponibles para preservar, organizar y analizar los do-
cumentos históricos dispersos en las varias dependencias gubernamentales. Los argumentos históricos
abundan en el debate público, pero es difícil tener a mano los hechos fundamentales.
Espero que el futuro de nuestra disciplina implique más colaboración académica a través de las
fronteras nacionales: más profesores y estudiantes de los Estados Unidos pasando temporadas más
largas en otros países; más estudiantes de otros países haciendo estudios de postgrado en los Estados
Unidos; y más instituciones estadounidenses utilizando sus recursos para financiar charlas de académicos

156 157
El diálogo entre la antropología y la historia en el estudio de las sociedades
indígenas del siglo XVI: una reflexión a partir del caso de los muiscas del
Nuevo Reino de Granada1

Jorge Augusto Gamboa


Instituto Colombiano de Antropología e Historia
 

Uno de los mayores avances que se dio en el campo de la ciencia social a finales del siglo pasado fue el
reconocimiento casi unánime de que todas las disciplinas en que había sido dividida de forma un poco
artificial, en el fondo estaban hablando de lo mismo. Es decir, que no debíamos seguir considerando que
existía un conjunto de ciencias sociales, en plural, sino que se trataba de un solo campo del saber, una
sola “ciencia”. La mayoría de los especialistas estará hoy en día de acuerdo con esto, aunque por supuesto
con sesgos y énfasis diferenciados. Las llamadas ciencias sociales o humanas, se consolidaron y adqui-
rieron su carta de ciudadanía en la segunda mitad del siglo XIX, en un momento donde el pensamiento
positivista dominaba los ámbitos académicos. Fue un momento en que se le exigía a cualquier tipo de
saber cumplir con una serie de requisitos para poder ser aceptado dentro del ámbito de las ciencias y por
lo tanto ser reconocido como serio y verdadero. De modo que si un saber quería ser admitido en este
selecto grupo debía tener, por ejemplo, un objeto propio, unos métodos de trabajo y unas teorías que lo
distinguieran de los demás. Poco a poco, cada disciplina se fue apoderando de una parte del territorio de
lo humano y construyó una identidad específica con base en estos parámetros.
Esta situación es la que ha sido fuertemente criticada en las últimas décadas y en buena medida
se considera ya superada. En sentido estricto, no hay ninguna diferencia entre el objeto de estudio de la
economía, por dar un ejemplo, y el de la sociología, o entre el de las ciencias políticas, la lingüística o la
semiótica. Y mucho menos entre la antropología y la historia, que es en lo que se pretende profundizar un
poco en este texto. Si nos atenemos al nivel que podríamos llamar “ontológico”, es decir, al nivel de lo que
se llama en la tradición positivista el “objeto de estudio”, nuestros campos de trabajo son realmente uno
solo: la historia del ser humano en sociedad, en su sentido más amplio posible. Esto incluye la relación
del hombre con el mundo natural que lo circunda, la relación de los seres humanos con sus semejantes en
grupos estructurados que se desarrollan a lo largo del tiempo y la relación del ser humano consigo mismo.
Es el estudio del hombre, hablando de nuevo en un sentido muy amplio, que era lo que en la tradición
de la filosofía se llamaba “antropología”. De hecho, en mi caso, que tengo una formación disciplinar de
pregrado en antropología, preferiría que a nuestra actividad se le llamara así: antropología, haciendo un
homenaje a esta definición que data de la tradición clásica, pero que también coincide con lo que los pa-
dres de esta disciplina pretendieron en su momento, que fue ​considerarla como “el estudio del hombre”
o del ser humano en toda su complejidad. Ahí, entonces, cabía todo lo que estoy señalando: el hombre
como ser social y como ser biológico, portador de algo muy especial y derivado de su intelecto: la cultura.

1
Conferencia dictada en el Encuentro de Estudiantes de Ciencias Sociales, Buga, Colombia Noviembre de 2011

159
Se sabe que esta pretensión también la tuvieron las otras disciplinas de las llamadas ciencias socia- mundial en expansión que pronto acabaría con ellas. Su objeto de estudio por excelencia era este y sus
les, algunas con más ambición que otras. La sociología francesa, por ejemplo, con figuras como Émile métodos de trabajo los que se imponían para este caso, es decir, la observación participante, la inmersión
Durkheim, pretendió ser esa ciencia que estudiaba todo lo concerniente al ser humano en sociedad a tra- completa en una realidad social, participando en todas las actividades de los sujetos. A este método se le
vés del tiempo, tratando de establecer leyes universales, del mismo modo que se creía en aquel entonces denominó etnografía y fue el sello distintivo de los antropólogos o etnólogos, como se prefería llamarlos
de forma equivocada que operaban las ciencias naturales (Durkheim, 1895). En Inglaterra, a esto no se en alguna época.
le llamó sociología, sino antropología social, con unas pretensiones idénticas y un énfasis en el desarrollo ​Recordemos la distinción que hacía Claude Lévi-Strauss, cuando decía que esta ciencia se desarro-
de modelos estructurales sincrónicos y diacrónicos, bajo el amparo del funcionalismo (Radcliffe-Brown, llaba en tres niveles, que correspondían también a tres momentos de la investigación o tres niveles de
1975). Inglaterra y en menor medida Francia también, fue la cuna de otro saber que tuvo esta vocación abstracción (1995). Primero estaba la etnografía, que era la labor de recolección de datos, mediante el uso
total o totalitaria desde el siglo XVIII: la llamada “economía política”, con grandes pensadores como de esta técnica de trabajo. El típico etnógrafo era aquel que se iba durante largos periodos a convivir con
David Ricardo o Adam Smith (1776). Y esto me recuerda también que la crítica a esta disciplina, impul- los nativos, dejando atrás su patria y sus costumbres, acompañado por un diario de campo donde todas
sada por los socialistas del siglo XIX condujo a la creación por Marx y Engels del materialismo dialéctico, las noches anotaba sus observaciones y tal vez ayudado por una cámara fotográfica o una grabadora. El
otra tradición del pensamiento social que parte de la base de que no es ontológicamente posible dividir el producto de su trabajo era una monografía, llamada también etnografía, que debía ser una descripción
objeto de estudio que nos ocupa y que todo lo humano debe ser estudiado como un todo estructurado, fiel del grupo indígena y todos los componentes de su cultura, entendida esta cultura como el conjunto de
si queremos llegar a comprenderlo (1857). sus prácticas y creencias. Luego venía el siguiente nivel. A este lo llamaba Lévi-Strauss, la etnología. Era
 Pero a pesar de estas pretensiones, finalmente se impuso la idea de una fragmentación o una divi- simplemente un estudio comparado. Si un investigador tomaba varias monografías y las comparaba entre
sión del trabajo y empezaron a desarrollarse métodos y teorías distintivos. Aquí es donde la idea de una sí, podría hallar ciertas regularidades y plantear algunas generalizaciones, pero con un alcance limitado,
fragmentación del objeto ha encontrado mayores argumentos para sobrevivir y se aprecia de forma más casi siempre regional. Finalmente, el último nivel de abstracción, sería aquel en que los investigadores, a
clara. Las ciencias sociales nacieron no solamente tratando de establecer un objeto de estudio propio partir de estos estudios comparados, se atrevían a lanzar generalizaciones y construían teorías aplicables
para cada una, sino un conjunto de métodos de investigación. Y esto se llevó al extremo de que aún hoy, a todos los seres humanos. Era el máximo nivel posible y a esto era a lo que se le llamaba propiamente
seguimos asociando casi automáticamente ciertos métodos con ciertas disciplinas, como su marca de antropología. Por supuesto, Lévi-Strauss se veía a si mismo como un antropólogo en el pleno sentido
identidad. Por ejemplo, el trabajo de archivo es típico de los historiadores, la entrevista abierta es típica de la palabra y su teoría, el estructuralismo, pretendía ser una teoría que analizaba la f​ orma de operar de
de psicólogos, las encuestas de politólogos y sociólogos, el uso de métodos estadísticos es propio de todas las mentes humanas, sin importar si uno era francés o huitoto. Y así como él, todos los grandes
economistas, la investigación participante o etnográfica es propia de antropólogos, etc. En cierto modo teóricos de la antropología pretendieron crear interpretaciones universales que en síntesis pretendían dar
esto es bastante lógico. Cada objeto de estudio, cada tema, exige una estrategia metodológica particular una explicación a la enorme diversidad de las sociedades humanas. En efecto, la antropología se orientó
para ser investigado y poco a poco esto se fue convirtiendo en un monopolio y un símbolo de identidad decididamente desde sus inicios a tratar el problema de la variedad de formas culturales en las cuales se
de los que practicaban esa disciplina. ha desarrollado la experiencia humana y su sello teórico distintivo fue una reflexión en torno a la cultura.
 El siguiente paso, por supuesto, fue el de la formulación de teorías. Teniendo su objeto y sus méto- De hecho, el concepto de cultura, que hoy en día se entiende de forma muy general como una estructura
dos propios, cada disciplina empezó a desarrollar sus propias teorías, es decir, sus propias elucubraciones, de símbolos, que le da sentido a la experiencia humana, que es producto de la actividad humana pero al
interpretaciones e hipótesis para tratar de explicar los fenómenos que estudiaba. De este modo, ciertos mismo tiempo la produce, ha sido el principal campo de acción teórica de esta disciplina.
planteamientos teóricos también terminaron asociados con disciplinas particulares y con pensadores es- ​La historia o historiografía, como su nombre ya lo insinúa, ha tenido desde el inicio una vocación
pecíficos. De modo que llegamos a tener unas teorías psicológicas, unas teorías sociológicas, unas teorías un poco más empírica y ha sido menos dada a las elucubraciones teóricas, aunque no han faltado mu-
económicas, unas teorías políticas, unas teorías antropológicas e incluso algunas teorías historiográficas. chos intentos por crear una “teoría de la historia”, entre comillas. Además, su objeto de estudio ha sido
En resumen: para objetos diferentes, entonces métodos y teorías diferentes. Pero todo esto desde el definido como el pasado o el desarrollo en el tiempo de las sociedades occidentales. De modo que la
comienzo venía siendo cuestionado y pronto el mismo desarrollo de la historia mundial se encargaría de historia como disciplina nació reivindicando para si un objeto de estudio que también parecía claramente
ponerlo de manifiesto. Las ​fronteras entre lo económico, lo político, lo simbólico, lo cultural, lo histórico, delimitado: el pasado de la sociedad europea y de sus áreas de influencia por todo el mundo. También
lo psicológico, etc., que al principio parecían fáciles de establecer, cada vez se revelaron más y más con- sus métodos fueron precisados con cierta exactitud: los historiadores, se decía, trabajan con fuentes,
fusas. ¿Dónde está por ejemplo la frontera entre el presente y el pasado, es decir entre lo sociológico y lo sobre todo escritas, y tratan de establecer hechos objetivos. Su labor consiste en recolectar los datos,
histórico, o entre lo que es individual y lo que es colectivo, o entre lo político, lo económico y lo religioso? para establecer cómo se dieron los hechos más importantes que dieron forma a nuestras sociedades.
Además, las fronteras entre lo que se llamaba “civilizado” y lo que se consideraba “salvaje” empezaron a Rara vez los historiadores se atrevían a teorizar y preferían dejarle esa tarea a los filósofos. Sin embargo,
borrarse. Ya no era tan claro qué era la cultura de Occidente y qué era lo no Occidental. hubo notables propuestas, fruto del diálogo con otras disciplinas y del hecho de que la historia no podía
  Veamos el caso de la relación entre la antropología y algunas disciplinas afines, que es el que quedarse atrás. Por ejemplo, la conocida teoría de las estructuras sociales que se desarrollan en diferentes
conozco mejor, principalmente la historia. Hace algunas décadas, cuando alguien empezaba a estudiar velocidades de Fernand Braudel, con sus consideraciones sobre la larga, mediana o corta duración, que
antropología tenía una idea bastante clara en la cabeza acerca de lo que esto se trataba. Era básicamente se dio en el marco del diálogo intelectual entre los historiadores franceses de la Escuela de los Anales y
un estudio de las comunidades indígenas contemporáneas, su relación con la sociedad Occidental y algo los antropólogos estructuralistas (1973). Pero en realidad hay que reconocer que la mayor parte de lo que
de su desarrollo en el pasado. Esta era una idea muy vaga, pero que resultaba bastante acertada de lo que se consideran teorías históricas o historiográficas son en realidad reflexiones desarrolladas en el seno de
era el quehacer de los antropólogos en esos años. Sin embargo, hoy en día el asunto es muy diferente otras disciplinas como la sociología, la economía, la filosofía, la semiótica o la antropología, que han sido
y ya no se asocia a la antropología con el estudio de sociedades no Occidentales, sino con minorías de apropiadas por los historiadores.
todo tipo y con estudios que se enfocan hacia lo cultural o simbólico. La antropología nació entonces ​Lo interesante para nosotros es que realmente nada impide, desde el punto de vista epistemológi-
marcada por sus orígenes, como aquella ciencia que se ocupaba de las sociedades más simples, menos co que las dos tradiciones disciplinares se entrecrucen y un antropólogo haga historia o un historiador
complejas o menos desarrolladas, como quieran decirlo, que se encontraban fuera de la influencia cultu- antropología. Aclaro de nuevo que en el fondo creo que estas dos cosas y el resto de las disciplinas son
ral de Occidente, pero que estaban siendo incorporadas cada vez con más rapidez dentro de un sistema la misma cosa. Pero le tengo respeto a las tradiciones académicas y debo reconocer que es bueno haber

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sido formado en una de ellas. No creo mucho en las pretensiones que tienen ahora algunos programas Por un lado, se han desarrollado tradiciones historiográficas de corte muy empirista, poco sensibles a las
académicos de formar investigadores “interdisciplinarios”, entre comillas, desde la cuna. Creo que el diferencias culturales y poco enteradas de los debates en este sentido, que se han limitado a la recolección
ser formado en una u otra disciplina le permite a uno dominar algunas herramientas metodológicas y de datos y a unas interpretaciones bastante esquemáticas. Por otro lado, se han desarrollado tradiciones
conceptuales con cierta pericia, pero si de entrada pretendemos formar gente que lo sepa todo, termina- que se interesan por lo cultural y los debates antropológicos, pero que se han ido al otro extremo, es
remos formando “toderos” que saben un poco de todo y nada de nada. Pero volvamos a la antropología decir, que han despreciado la tarea de recolección de datos empíricos, dedicándose a construir modelos
y la historia y preguntémonos qué es lo que aporta cada una de estas tradiciones disciplinares para el teóricos de vanguardia, pero con muy poco fundamento en las fuentes.
tipo de investigaciones que yo realizo, que se han concentrado en el estudio de las sociedades indígenas Voy a detenerme un poco más en el caso de los estudios sobre los grupos indígenas que los españo-
americanas en el momento del contacto con los europeos. En primer lugar, es un “objeto de estudio”, les denominaron genéricamente muiscas, en el altiplano cundiboyacense durante el siglo XVI, que es el
si se me permite la expresión, ubicado en un pasado relativamente remoto, con lo cual ya estamos en el que mejor conozco. Desde ese entonces, los historiadores o cronistas de la época intentaron comprender
terreno de la historia. Por lo tanto necesitamos acudir a los métodos que nos permitan tener un acer- con qué tipo de sociedades se estaban enfrentando y acudieron a las herramientas conceptuales de que
camiento a procesos sociales que han dejado una serie de huellas en el registro documental. Se necesita disponían para hacerlo. Los cronistas por supuesto aún no eran ni historiadores ni antropólogos en el
entonces de una serie de métodos y técnicas como la paleografía, típicamente usadas por los historia- sentido actual de esas palabras, pero de hecho actuaron como tales en muchos momentos. Por ejemplo,
dores y también acudir a los conocimientos por ellos elaborados sobre la Europa de esos siglos. Sin en el tema de la organización política, trataron de asimilar las estructuras de autoridad tradicional con los
embargo, se trata de un mundo totalmente diferente al nuestro y además poblado de culturas exóticas, reinos europeos que conocían y con el sistema de vasallaje (Aguado, 1956, c.1574). Sin embargo fueron
muy diversas. La misma sociedad europea de aquel entonces era tan distinta de la actual que puede ser conscientes de que no se trataba exactamente de lo mismo. Luego, en el siglo XIX, los primeros histo-
vista como otro mundo, como otra cultura, frente a la cual estamos tan perplejos como el antropólogo riadores de la naciente república acudieron a modelos tomados de lo que se llamaba en aquel entonces el
frente a los nativos. Por lo tanto, necesitamos también herramientas metodológicas y conceptuales que “despotismo oriental” y pensaron que los muiscas se asemejaban a lo que los orientalistas describían para
nos permitan acercarnos y analizar culturas diferentes a las nuestras y tratar de comprenderlas en sus el caso de China o de la India. Es decir, sátrapas o mandarines casi omnipotentes, con cortes fastuosas,
propios términos. En otras palabras, necesitamos acudir al método etnográfico. Pero entendiendo este que habitaban en palacios como los de las Mil y Una Noches, rodeados de bellas doncellas (Uricoechea,
método en un sentido muy amplio. Como todos saben, el método etnográfico no es sinónimo de obser- 1854). Después, al comenzar el siglo XX se impuso una interpretación tomada de la sociología funciona-
vación participante, lo que evidentemente es imposible en este caso porque no podemos viajar al pasado. lista y se habló de grandes imperios o estados que habían caído bajo el empuje de los conquistadores. En
Lo que realmente distingue al método etnográfico es que su objetivo es realizar “descripciones densas”, la primera mitad del siglo XX también se sintió de manera fuerte la influencia del socialismo que llegó a
como diría Clifford Geertz, de la cultura (1997). Es decir, pretendemos averiguar cuál es el significado de nuestro país y hubo interpretaciones de tipo marxista que identificaron a los muiscas con comunidades
costumbres y hechos sociales dentro del contexto en que fueron producidos y tratar de hacer una especie primitivas o estados tributarios (Hernández, 1949; Tovar, 1974). Pero la gran revolución teórica en el es-
de traducción hacia el presente. Y para esto también se vale el uso de fuentes escritas muy remotas. Lo tudio de los muiscas se vivió a finales de la década de 1970 y comienzos de los ochentas cuando investiga-
que intentamos es realmente hacer una especie de etnografía del pasado, valiéndonos de las fuentes que dores con formación antropológica como Eduardo Londoño (1985) y Carl Langebaek (1987) aplicaron a
tradicionalmente han usado los historiadores. Así es que interpreto yo la propuesta de hacer un estudio los muiscas el modelo del Estado redistributivo que John Murra había propuesto para el Estado inca del
histórico de sociedades indígenas o una antropología del pasado. Perú o Tawantinsuyu. Hoy en día este modelo sigue siendo aceptado por la mayoría de los investigadores.
El periodo colonial es un laboratorio perfecto para hacer este tipo de análisis y ahí es donde he Luego, en años más recientes, han llegado los debates de los llamados estudios subalternos y la crítica
encontrado la utilidad de un enfoque como el que estoy comentando. Podemos actuar simultáneamente poscolonial, que en mi humilde opinión no han aportado gran cosa al conocimiento de los muiscas.
como antropólogos y como historiadores, casi sin preocuparnos por la etiqueta o por la tradición disci- Cuando inicié mis estudios sobre este tema hace algunos años, la interpretación que prevalecía era
plinar de la que provengamos, con tal de lograr una mejor comprensión de los fenómenos analizados. la del Estado redistributivo tomada de la etnohistoria andina. Como buen antropólogo, en un comienzo
Creo que aquí se vale todo y debemos acudir a todas las herramientas técnicas, metodológicas o teóricas creí a pie juntillas que los muiscas encajaban muy bien en lo que Murra planteaba para el Perú. Sin embar-
que puedan arrojar luz sobre los problemas que nos preocupan. De algún modo, estar frente a otras épo- go, al empezar a estudiar la documentación disponible y algunos estudios sobre otros grupos indígenas
cas de nuestro propio desarrollo histórico es como estar frente a otras culturas y por supuesto lo mismo americanos, sobre todo los que habitaron en México, empecé a preguntarme si los muiscas no habrían
se aplica para las sociedades indígenas que los europeos encontraron en este continente. Tenemos que desarrollado su propio tipo de organización socio política, en lugar de ser una simple copia del Perú. A
manejar las técnicas más clásicas de recolección de datos en los archivos, pero también ser sensibles a medida que avanzaba en la investigación, me surgían más dudas y me empezó a parecer que el modelo
ciertas sutilezas que tal vez solamente una buena formación en el análisis cultural puede brindar. Esa es de Estado redistributivo andino no encajaba muy bien con la nueva información que iba descubriendo.
la esencia del trabajo etnográfico en archivos. Creo que los grandes avances que se han dado en las últi- Quise darle entonces a mi trabajo un enfoque bastante comparativo. Como les decía, creo que esta
mas décadas en la comprensión de las sociedades indígenas americanas en el momento de la Conquista es una de las ventajas de haber sido formado como antropólogo, ya que uno se acostumbra a que no es
vienen de esta conjunción de metodologías provenientes de tradiciones distintas. Por ejemplo, en el caso suficiente mirar una cultura o un caso y se pretende tener una mirada más amplia sobre los fenómenos.
del Perú, los grandes aportes para la comprensión del funcionamiento del imperio del Tawantinsuyu han Pero también quise darle a mi investigación un rigor empírico que solamente un juicioso trabajo historio-
sido fruto de investigadores con un amplio conocimiento de los debates antropológicos de su momento, gráfico podría brindarme. Acudí entonces a las reflexiones sobre organizaciones políticas no occidenta-
pero que también se formaron como historiadores. Baste mencionar a John Murra (1979), a Steve Stern les, es decir a lo que llaman algunos antropología política, y amplié mi rango de comparación hacia otras
(1986) o a Karen Spalding (1984), por dar solamente algunos nombres. En México, el proceso ha sido partes de América, como Mesoamérica, que había sido descuidada por los investigadores nacionales que
similar. Por ejemplo los trabajos de James Lockhart (1999) con los nahuas o aztecas, los de Nancy Farriss tendían a privilegiar las comparaciones con el Perú, tal vez por la cercanía geográfica y por los enormes
(1992) o los de Mattew Restall (2004) con los mayas, han sido fundamentales por su enfoque antropo- avances que se habían dado en las décadas anteriores en ese campo. Pero lo interesante es que en México
lógico e histórico simultáneo. Todos estos autores se mueven muy bien en ambas disciplinas, manejan estaba sucediendo algo similar. Investigadores como Nancy Farriss o James Lockhart estaban analizando
los debates de cada una de ellas y no se preocupan por las etiquetas. Sin embargo, debo lamentar que las estructuras de autoridad indígena usando incluso documentos producidos por los mismos indígenas
en el caso nuestro no ha pasado lo mismo. Por supuesto, hay algunas excepciones, pero en general mi en su propia lengua, lo cual cambiaba mucho el panorama de las investigaciones. Por eso traté de dirigir
percepción es que en Colombia no ha habido un diálogo fructífero entre antropólogos e historiadores. mi mirada hacia allá y aprender de lo que estaban haciendo estos investigadores.

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Sin embargo, la masa documental de que se disponía era algo precaria. Los investigadores de nues- lugares efectivamente había dos caciques poderosos, pero ellos no eran los únicos ni dominaban todo el
tro país habían usado fundamentalmente a los cronistas y eso era muy problemático. Eran relatos escri- altiplano. El zipa de Bogotá solamente tenía control sobre lo que hoy en día es el pueblo de Funza y algu-
tos de segunda y tercera mano, varios de ellos muchos años después de los hechos que narraban y con nos otros asentamientos aledaños. Pero cerca de él había otras entidades políticas y caciques poderosos
visiones muy sesgadas. Por lo tanto lo mejor era buscar las fuentes primarias, los documentos de archivo, de su mismo rango como el de Guatavita, el de Ubaté, el de Ubaque o el de Fusagasugá. Todos indepen-
que son relativamente abundantes y que curiosamente muy pocos han revisado de manera juiciosa. Es dientes y no sometidos a este personaje. Y al norte del altiplano, junto al cacique de Tunja, que por cierto
curioso que habiendo tal cantidad de fuentes hayan sido relativamente pocos los que las hayan estudiado. no recibía el nombre de “zaque” (y este fue otro hallazgo puntual), estaban los caciques de Sogamoso,
El Archivo General de la Nación y los archivos locales como el de Tunja o los de los pueblos del altiplano Duitama o Chicamocha. Es decir, en lugar de dos grandes jefes que dominaban todo el altiplano, como
están llenos de papeles viejos que esperan por sus investigadores. No es este el espacio para analizar por lo contaron los cronistas, había una gran cantidad de entidades políticas autónomas, organizadas bajo el
qué existe esta falta de interés, pero me atrevería a dar algunas pistas. En primer lugar, las modas acadé- principio modular-celular ya comentado.
micas y las preocupaciones de los investigadores están más orientadas al presente. Un tema como este se Podría extenderme comentando los hallazgos que se hicieron al aplicar la metodología que les he
ve como una curiosidad, pero se piensa que nada tiene que decirnos sobre los problemas del presente. comentado, pero no es esa mi intención2. Solamente quiero señalar que un tema como este del que estoy
Los muiscas no son tan populares ni han sido tampoco la base de la identidad nacional, como lo fueron hablando se presta muy bien para servir de ejemplo de una aplicación muy productiva de dos tradiciones
los incas del Perú o los nahuas de México. Se cree que son menos interesantes porque dejaron pocos académicas y de sus métodos distintivos. De nuevo insisto en que sin una formación como antropólogo
vestigios materiales que puedan ser convertidos en sitios turísticos, como las ruinas de esas grandes civi- tal vez no habría sido sensible a ciertos temas y detalles que me permitieron hacer una nueva lectura de
lizaciones. Y también, aunque parezca increíble, influye el hecho de que los estudiantes piensan que leer los datos, pero igualmente, sin una buena formación en las técnicas y métodos de la historiografía se pue-
documentos del siglo XVI es muy complicado y le huyen a estos temas. Para hacer sus tesis y monogra- de caer en la construcción de modelos teóricos sin mucho fundamento empírico que pueden conducir a
fías prefieren basarse en fuentes impresas, para no tener que esforzarse demasiado. Los que se atreven a simples elucubraciones.
tratar temas coloniales procuran no ir más atrás del siglo XVIII, para no tener que aprender paleografía. Finalmente quisiera concluir señalando en qué estado se encuentra, a mi modo de ver, el estudio
Con tristeza he visto como la formación en esta técnica o en otras cosas que se ven difíciles como los sobre las sociedades indígenas en el momento de la conquista en nuestro país, haciendo referencia por
métodos matemáticos, han ido desapareciendo de los planes de estudios de las nuevas carreras de his- supuesto al caso específico de los muiscas que les he comentado. Creo que a pesar de los enormes avan-
toria y antropología para dar paso a temas más light, con nombres más atractivos para los estudiantes. ces recientes en estos campos aún seguimos manteniendo un atraso bastante grande con respecto a lo
Pero volvamos a las fuentes. Aunque decía que son abundantes, de todos modos hay algunos va- que se hace en otros países. La explicación tiene que ver con lo mismo que comentaba hace algunos
cíos importantes. Los primeros conquistadores del altiplano llegaron hacia 1537, pero en Colombia no instantes. Por todas las razones que expliqué, los grupos indígenas que habitaron nuestro territorio en el
tenemos documentos anteriores a 1550. Ese año hubo un incendio en la casa del escribano de Santafé momento de la conquista no son objeto de mayor interés por parte de los investigadores. Nos limitamos
que destruyó toda la documentación anterior. De modo que la información sobre los 13 primeros años, a repetir modelos elaborados hace muchos años y creemos que ya todo está dicho. Pero eso no es así.
los más interesantes, se encuentra toda en el Archivo General de Indias de Sevilla y son pocos los que la Basta con comparar el dinamismo que estos temas tienen en países como México o Perú para darnos
han consultado, con notables excepciones como Juan Friede, que hizo excelentes aportes (1960). De este cuenta de lo lejos que aún estamos de ellos.
modo, comprendí rápidamente que si quería decir algo nuevo debían trabajar con esa documentación En nuestro medio también sigue siendo predominante el enfoque del Estado redistributivo tomado
y complementarla con lo que se encuentra en Colombia. Al comenzar el análisis de esos documentos, de la etnohistoria andina. Los estudios comparativos no han pasado de ahí y ha sido difícil convencer a
empecé a notar algo muy interesante y fue que las descripciones que hacían los primeros conquistadores, los investigadores que deben mirar mucho más allá. Por otro lado, sigue predominando en los círculos
apoyaban un modelo de organización política muy distinto al andino y más parecido al de los nahuas del académicos e incluso en el público en general, una mirada basada en la Leyenda Negra, una visión un
centro de México o al de los mayas de Yucatán en el siglo XVI. James Lockhart llama a esto un modelo poco catastrofista y lastimera de lo que sucedió en el momento de la conquista, que le niega a los indíge-
“modular celular” y otro investigador mexicano, Pedro Carrasco, lo llama un modelo de organización nas su calidad de agentes de este proceso. A lo más que se llega es a ver todo lo que hicieron los indíge-
política segmentaria con territorios entreverados (1996). Es decir, se trata de unidades políticas autóno- nas como una muestra de “resistencia”, entre comillas, como si ellos no hubieran sido protagonistas de
mas e independientes, sin límites fijos, que sometían a otras unidades que actuaban como células y que los hechos y no sólo víctimas de los mismos. Lo que llama Mattew Restall, el mito de la gran catástrofe
podían estar mezcladas en diversos territorios. Estas unidades eran altamente inestables, debido a su au- apocalíptica de la conquista sigue siendo el marco de interpretación preferido por muchos especialistas,
tosuficiencia y armaban alianzas de diversas configuraciones que podían romperse en cualquier momen- a pesar de todos los avances que se han dado en este tema, que muestran que necesitamos una visión
to. Esto, entre otras cosas, explica la forma como actuaron al enfrentar la conquista española y la forma más matizada.
relativamente fácil en que los europeos lograron establecer nuevas alianzas a su favor. Pero otros males también nos aquejan. Por ejemplo, en los últimos años ha hecho carrera la idea
El estudio de los documentos de Sevilla y los de los archivos locales, a partir de la aplicación de un de que se debe privilegiar la reflexión teórica sobre la recolección de datos o empirismo. Dicho de esta
método que no dudo en calificar de etnográfico reveló muchas cosas interesantes que aún están en pro- manera creo que es una buena idea, pero esto ha llevado a que esa construcción de modelos teóricos
ceso de ser procesadas e incluso aceptadas dentro de la academia. Para sintetizar estos hallazgos, puedo se privilegie y uno ve a muchos estudiantes hoy en día tratando de armar marcos teóricos en el aire y
decir hoy en día que nunca existió una sola étnia llamada muisca, sino que se trató de un conjunto de no ponen un pie en los archivos. De hecho, como les comentaba, los planes académicos que se han ido
grupos con una gran variedad lingüística y cultural, que los españoles metieron dentro del mismo saco creando en los últimos años han despreciado esa parte del trabajo historiográfico. Es increíble ver que
y llamaron genéricamente de esta manera. De modo que cuando hablo de “muiscas” debo hacer esta hay estudiantes que llevan más de la mitad de su carrera y no conocen un archivo e incluso ya muchos
salvedad. Hoy en día utilizo este término más como una referencia geográfica que como una referencia se están graduando sin haber visto jamás una clase de paleografía. El archivo ha empezado a verse como
cultural o étnica. Sin embargo, es posible que todos estos grupos tuvieran algunos rasgos comunes o si- algo que no le compete a las nuevas generaciones de investigadores, que andan en el Topos Uranus de la
milares, dada su cercanía geográfica y el hecho de que habitaban entornos naturales muy similares. Tam- teoría y no se ensucian con la investigación de base. Ahí también creo que debemos aprender mucho de
bién es innegable que las lenguas que hablaban pertenecían todas a la gran familia lingüística chibcha.
Por otro lado, no existía una unidad política. Durante años se nos ha enseñado que existieron dos
grandes caciques o señores: el zipa de Bogotá y el zaque de Hunza o Tunja. Pero esto no es así. En esos 2
Todo lo que se ha comentado sobre los muiscas se puede encontrar en: Gamboa (2010).

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la vieja escuela de antropología. No es posible hacer un buen estudio sin haber hecho trabajo de campo MARX, Karl.
y el trabajo de campo del historiador, por lo menos de los que trabajan el periodo del cual les he habla- 2009 [1857] Introducción general a la crítica de la economía política. México: Siglo XXI.
do, es el archivo. Hay que aprender paleografía, hay que familiarizarse con el castellano antiguo, hay que MURRA, John.
tener el gusto por los papeles viejos, la paciencia de un monje benedictino y saber emocionarse con cada 1979 La organización económica del Estado Inca. México: Siglo XXI.
pequeño hallazgo. Es lo que la historiadora francesa Arlette Farge llama la atracción del archivo, pero que RADCLIFFE-BROWN Alfred
desgraciadamente veo que cada vez se va perdiendo (1991). Quiero concluir esta conferencia entonces, 1975 El método de la antropología social. Barcelona: Anagrama
haciendo un llamado a las nuevas generaciones aquí presentes a que vuelvan a los archivos y espero que RESTALL, Matthew.
esta charla los anime a hacerlo. 2004 Los siete mitos de la conquista española. Barcelona: Paidos.
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1999 Los nahuas después de la conquista. Historia social y cultural de la población indígena del México central,
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1985 “Los cacicazgos muisca a la llegada de los conquistadores españoles. El caso del zacazgo o
‘Reino’ de Tunja”. Tesis de pregrado en antropología. Bogotá: Universidad de los Andes.

166 167
Vida cotidiana y cultura material
Perspectivas histórico-antropológicas de los objetos

Cecilia Moreyra
Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad
CONICET-UNC

Introducción: construyendo una historia de lo cotidiano


El denominado “giro cultural” en la investigación histórica cuestionó la capacidad explicativa de los gran-
des modelos estructural-funcionalistas y propuso, en cambio, un retorno al sujeto con un marcado interés
por lo simbólico y su interpretación. Ese “giro” implicó un viraje desde las grandes estructuras hacia lo
microhistórico, del determinismo socio-económico, característico de la historia social marxista1, hacia el
estudio de la cultura y, de los grandes procesos socio-económicos hacia las identidades subjetivas2.
El renovado interés por la cultura en sentido amplio favoreció un acercamiento a la antropología
con la destacada influencia de Clifford Geertz y su teoría interpretativa de la cultura que se presentaba
opuesta al análisis estructuralista de Levi Strauss. Para Geertz, cultura puede definirse como “un esque-
ma históricamente transmitido de significaciones representadas en símbolos, un sistema de concepciones
heredadas y expresadas en formas simbólicas por medios con los cuales los hombres comunican, perpe-
túan y desarrollan su conocimiento y sus actitudes frente a la vida” (Geertz, 2003: 88). Esta definición
semiótica de la cultura hace hincapié en lo simbólico y sus significaciones no reducidas al ámbito del arte
o la denominada “alta cultura”, sino con particular importancia en la vida cotidiana.
El retorno al sujeto, el uso del concepto semiótico de cultura, así como el estímulo de los préstamos
interdisciplinares provocaron una expansión de las fronteras de la historia cultural, hasta el punto de in-
cluir diversos objetos de estudio y, en consecuencia, una variedad de fuentes y métodos.
Lejos de sobredimensionar la agencia del sujeto o, por el contrario, atarnos a un determinismo de
las estructuras subrayamos la necesidad de concebir los procesos históricos desde sistemas de relaciones
estructuras-sujetos, entendiendo al individuo y la sociedad en permanente interrelación (Cicerchia; Cha-
cón Jiménez, 2011: 24).

1
Cabe destacar que en el seno del marxismo E. P. Thompson, en su clásica obra The Making of the English Working Class,
(1963) Thompson abrió el camino hacia las ambigüedades y complejidades de la historia cultural. (Eley, 2008: 100) Se-
gún Peter Burke varios historiadores culturales originalmente se definían como historiadores sociales marxistas, quienes
al fines de los 60 se volvieron hacia la antropología en busca de un modelo alternativo de vincular cultura y sociedad,
sin reducir aquella a un mero reflejo de la sociedad o una superestructura, (Burke, 2006:58)
2
Geoff Eley enfatiza las relaciones entre el contexto histórico y estos cambios historiográficos, destacando que la
historia y la política están inevitablemente imbricadas en los pensamientos y los trabajos de todo historiador (Eley, 2008:
18,19)

169
Tras el mentado objetivo de la historia cultural de recuperar al sujeto se considera el mundo de la de abordaje empleada y también por llamar la atención a la colaboración interdisciplinar en el estudio de
experiencia ordinaria y del día a día como un ámbito que, lejos de ser trivial e intrascendente, es profun- los objetos. Su método implica analizar las trayectorias de las cosas haciendo énfasis en el intercambio. A
damente complejo una vez que intentamos desentrañar los significados y símbolos que le dan sentido. lo largo de su “vida social” las cosas pueden entrar y salir del estado mercantil, que tiene al intercambio
En el ámbito de lo cotidiano se imbrican procesos y relaciones construidos por los sujetos que les como su rasgo distintivo. Este postulado se expresa claramente en el enfoque biográfico de las cosas que
imprimen determinadas significaciones, con procesos institucionales y estructurales con los que actúan desarrolla Igor Kopytoff (1991). Perspectiva que adoptan, entre otros, Lucy Norris (2004) en su análisis
en una dialéctica racional compleja (Achili, 2005). La vida cotidiana está conformada por acciones, len- del circuito de uso, desecho y reutilización de prendas de vestir en India, y Jude Hill (2007) al trazar el
guajes, actitudes pensamientos, sentimientos, sensaciones, afectos, prácticas, estrategias y rituales que recorrido de un grupo de amuletos entre su colección y posterior venta hasta la exposición en museos.
tienen como protagonistas a hombres y mujeres anónimos. Lo ritual entendido no solo como las ocasio- Arqueólogos, geógrafos, arquitectos, artistas, antropólogos e historiadores se han interesado, en las
nes especiales en la vida de los individuos sino también toda la serie de actividades realizadas día a día: últimas décadas, por el lugar que lo material ocupa dentro de sus respectivos campos de estudio. El hecho
servir la mesa, sentarse en torno a ella, preparar los alimentos, comer, saludarse, higienizarse, vestirse. de que atraviese diferentes disciplinas da cuenta de la amplitud de este campo de investigación, donde no
Acciones rutinarias realizadas sin que se requiera alguna reflexión previa sobre las mismas, es decir que se se pretende abordar los objetos, las cosas, o los artefactos como algo contrapuesto a lo social o lo eco-
desarrollan mecánicamente aunque no por ello, en forma espontánea.3 En un aparentemente trivial acto nómico, sino a partir de una relación dialéctica entre sujeto, objeto y sociedad. (Geismar y Horst, 2004)
como saludarse intervienen esquemas de significados que permiten la comunicación entre dos personas En el marco de esa interacción sujeto-objeto Dobers y Hoffman (1999) proponen borrar las fron-
que comparten dicho esquema pero que dejarían afuera a una persona no familiarizada con el mismo. teras artificiales entre el hombre y los objetos y enfocarse, en cambio, en la mutua relación existente
En este punto es preciso destacar que en su devenir cotidiano, el ser humano transita por una vía entre ambos. Las cosas materiales no pueden ser divorciadas de las relaciones sociales, conocimientos,
demarcada por objetos: duerme en una cama, cubre su cuerpo con ropa, utiliza platos, cubiertos y demás habilidades y contextos de aprendizaje así como de la construcción, interpretación y contestación de los
utensilios para consumir alimentos y la lista de objetos podría extenderse tanto como son incontables símbolos de poder (Glaisse, 1999: 211). En este sentido, la contextualización resulta un eje analítico in-
las actividades humanas. Más allá de cumplir estas funciones pragmáticas, los objetos también se inser- dispensable, es fundamental tener en cuenta que las unidades de análisis son elementos de un complejo
tan en el universo de lo simbólico, constituyen elementos de la cultura que comunican, por ejemplo, un mayor, es decir, un contexto social cultural, político y económico en el cual lo tecnológico toma forma
determinado status social. Arqueólogos y antropólogos se interesaron tanto en los aspectos formales física y adquiere valor social.
como simbólicos de los objetos y, tal como veremos en las próximas líneas, también los historiadores Otro de los postulados principales de estas líneas de investigación es la adopción de una perspec-
han vuelto su atención a la cultura material. En el presente artículo proponemos revisar las principales tiva semiótica, según la cual lo material conforma un sistema de signos en tanto constituye un discurso
producciones vinculadas a la historia de la cultura material en Europa y Latinoamérica, con particular én- no verbal que comunica pensamientos y acciones que resisten formulaciones verbales. “Así como una
fasis en Argentina. Sobra decir que no pretendemos una revisión exhaustiva que termine conformando historia, un artefacto es un texto, un vehículo de significados” (Woodward, 2007:4). Los objetos, sostiene
una mera lista de bibliografía sino que buscamos integrar los aportes, en tanto fortalezas y debilidades, al respecto Ian Woodward, tienen la habilidad de establecer significados sociales, así como emocionales
de algunas de las investigaciones sobre la temática que nos permiten construir una síntesis significativa e individuales. En definitiva, lo material no solo produce efectos físicos, también sirve para comunicar o
de herramientas teórico-metodológicas útiles para nuevos trabajos. dar expresión a diferentes mensajes culturales.
La cuestión del papel que juega lo material en la construcción de la identidad es otra de las premisas
de estos trabajos. Tal como formulan Dobres y Hoffman (1999:4), las múltiples y superpuestas identida-
Pensar los objetos cotidianos: Los estudios de cultura material des personales son construidas a través de las prácticas tecnológicas, aspecto asimismo desarrollado por
Arnold Bauer (2001) en su estudio de la cultura material en América Latina.
El ser humano está y ha estado siempre rodeado de cosas, entidades físicas y tangibles, definidas esen- Las investigaciones académicas, provenientes de la Antropología, Sociología, Psicología, Diseño,
cialmente por su materialidad. De todas éstas, hay algunas que impactan en la vida de la persona de Museología e Historia, entre otros, que se concentran en los usos y significados de los objetos se ubican,
diferentes maneras y propician sensaciones, pensamientos y sentimientos, el hombre las mira, nombra, actualmente, dentro del campo de estudios denominado Material Culture Studies (MCS). Investigaciones
utiliza, comparte y tiene presente. Siguiendo a Vicente Lull (2007) sostenemos que esas cosas “atendidas que se publican en la reconocida Journal of Material Culture, por citar una de las publicaciones científicas
y distinguidas”, con las que el sujeto se relaciona, constituyen lo que entendemos como objetos. especializadas más destacada de este campo de estudio. La revista se enfoca en el análisis de los vínculos
Definir y analizar los objetos atendiendo sólo a cuestiones de índole tecnológica y funcional resulta entre artefactos y relaciones sociales y la exploración de las conexiones entre la construcción social y las
insuficiente para dar cuenta y razón de lo material en su devenir cotidiano, lo fundamental es reflexionar identidades así como de las producciones y usos culturales en sociedades occidentales y no occidentales.
acerca de “los procesos en virtud de los cuales las personas entran en relación con ellos y de lo sistemá- El papel que juega lo material en la construcción de las identidades sociales (Smith, 2009), de género,
tico de las conductas y de las relaciones que resultan de ello” (Baudrillard, 1969:2). religiosas (Avieli, 2009), etc. es un tema recurrente como lo son también los abordajes centrados es los
A partir de la interacción entre las personas y los artefactos que rodean su existencia se constru- espacios domésticos (Chattopadhyay, 2002; Garvey, 2005; Woodward, 2001) y la circulación y consumo
yen significados que son compartidos, impugnados y reconstruidos constantemente. Esta interrelación de determinados bienes que asimismo participan en esa construcción de identidades (Eaton, 2003).
sujetos-objetos es trabajada por Arjun Appadurai (1991) desde una perspectiva mercantil, según la cual La notable producción de la Journal of Material Culture así como la existencia de otras revistas espe-
son las cosas en movimiento las que iluminan el contexto social y humano. El trabajo que edita Appa- cializadas en los estudios de cultura material con abordajes multidisciplinarios tales como la canadiense
durai reúne ensayos que examinan cosas específicas o grupos de cosas tal como circulan en ambientes Material Culture Review publicada por la Cape Breton University, la Winterthur portfolio: A Journal of Ameri-
culturales e históricos particulares. Publicado en 1986 constituyó un original aporte por la perspectiva can Material Culture de la Universidad de Chicago o bien uno de los recientes números de la Annual Review
of Antrophology (2012) que reunió artículos centrado en la cultura material y sus transiciones a lo largo
de la historia, constatan el interés de investigadores provenientes de distintos campos de estudio en el
3
Entrevista a Pilar Gonzalbo Aizpuru basada en la serie Historia de la Vida cotidiana en México, FCE, 2005, Radio abordaje de lo material entendido en relación dialéctica con lo social.
2010, Instituto Mexicano de la Radio, Disponible en http://www.radio2010.imer.gob.mx/index.php?option=com_ Luego de esta revisión de investigaciones multidisciplinarias focalizadas en las relaciones sujeto-ob-
content&view=article&id=85&Itemid=97 jeto en diversos contextos históricos cabe preguntarnos qué entendemos por cultura material y qué

170 171
abordajes se realizan desde la historia. Jean Marie Pesez (2010) criticó en su momento que ni arqueólogos Por su parte, los historiadores de la economía, que según Burke (2006) se interesaron por la cultura
ni historiadores se preocuparon por ofrecer una definición nominal que diera cuenta de manera breve y material mucho antes que los historiadores culturales, prestaban poca atención a los aspectos simbólicos
adecuada del significado de la expresión, los esfuerzos por construir una definición, según Pesez, están de la comida, la vestimenta o la vivienda, prefiriendo, en su lugar, concentrarse en los niveles de nutri-
orientados más bien a circunscribir el campo de la investigación y a precisar el proyecto propuesto para ción, los ingresos económicos por individuo, etc. Podríamos situar dentro de este grupo el trabajo de
el estudio de la vida material. Fernand Braudel (1984) Civilización material, economía y capitalismo, el cual llegó a ser criticado por centrarse
Sin pretender una definición decisiva y universal, Arnold J. Bauer y Norman Pounds se aproximan exclusivamente en curvas de precios y estructuras económicas en detrimento de los aspectos simbólicos.
al concepto de cultura material incluyendo a objetos (cosas materiales) y acciones: producir, consumir, y No debemos olvidar, sin embargo, que los intereses de Braudel tenían que ver con la construcción de la
satisfacer necesidades. El primero la define como las diferentes formas en que hombres, mujeres y niños totalidad histórica y no con análisis de tipo antropológico; con todo, Jean Marie Pesez (2010:231) consi-
producen las cosas que ingieren o con que se cubren, las moradas que habitan, las herramientas que em- dera esta obra como “la primera gran síntesis de la historia de la cultura material” y le reconoce el mérito
plean, junto con la forma en que usan y consumen esos bienes (Bauer, 1999). de haber hecho resurgir a la cultura material otorgando importancia a las masas silenciosas. Braudel en-
Pounds (1992), por su parte, entiende la cultura material como los distintos modos en que se han tiende la vida material como el piso inferior de una construcción cuyo piso superior está constituido por
satisfecho las necesidades humanas elementales de comida, cobijo y vestido. A lo largo de su trabajo la economía, así le otorga importancia a la “zona de sombra” que se extiende por debajo del mercado es
pone énfasis en la satisfacción de las “necesidades elementales”. Sin embargo, es evidente que la noción decir, las actividades elementales y básicas. Para este autor, el estudio de la cultura material resulta para el
de necesidad está lejos de ser algo universal, igual e indistinto para toda la humanidad, las necesidades periodo considerado, indisoluble del capitalismo.
humanas suelen volverse, con el tiempo, diversas y complejas, lo que en una época se consideraba un lujo Entre las décadas de 1980 y 1990 destacados investigadores como Sidney Mintz y Daniel Roche se
preciado se convierte en una necesidad en la siguiente. La vía más eficaz para investigar esta cuestión es, dedicaron a estudiar la cultura material prestando particular atención a las cuestiones simbólicas que tie-
según Raymond Williams (1981) examinar históricamente las formas en que la necesidad o lo necesario nen que ver con la producción, circulación y consumo de determinados objetos. En Sweetness and Power:
se organiza prácticamente en órdenes sociales específicos. The Place of Sugar in Modern History (1996), Mintz contribuye a una historia antropológica de la comida.
El concepto de cultura material es considerado, en este trabajo, en forma amplia, comienza nece- A lo largo de la obra, traza el recorrido de un objeto, el azúcar, desde su producción hasta su consumo
sariamente con los objetos pero no termina allí, sino que estos son pensados como una vía para aproxi- en el marco de las relaciones capitalistas dadas entre la metrópoli y las colonias. También le interesa la
marse al pensamiento y acción humano (Glaisse, 1999:41). Ian Woodward (2007) propone que las cosas dimensión simbólica de este producto, un objeto de lujo, propio de los ricos que al transformarse en un
aparentemente inanimadas actúan sobre las personas y, a su vez, son utilizadas por éstas, con el propósito objeto de primera necesidad para el consumo cotidiano vio declinar su poder simbólico. Esta transfor-
de llevar a cabo funciones sociales, regular relaciones y dar significado y sentido a la actividad humana. mación hizo necesario problematizar la categoría de necesidad, es decir, interrogarse acerca de lo que se
Tradicionalmente los historiadores culturales prestaron poca atención a la cultura material dejan- considera necesario o no en determinada cultura o contexto histórico.
do ese tipo de análisis a los historiadores de la economía. Incluso fue desde el campo de la Sociología Al hacer una historia de la vestimenta, el historiador francés Daniel Roche (1989) parte del supues-
que Norbert Elias (1988) reveló la importancia del papel de los objetos en la historia. En El proceso de to según el cual los códigos sobre el vestir revelan códigos culturales y estructuras mentales. La elección
la civilización, Elias dirige su atención a la historia del tenedor, el pañuelo de nariz y la vestimenta para de una determinada prenda de vestir no obedece solo a cuestiones de precio o necesidad, tiene que ver
dormir como elementos esenciales en la conformación de una sociedad “civilizada”, objetos analizados también con una cuestión de status social. En la Francia del siglo XVIII, por ejemplo, ajustarse a un
en forma conjunta con las prácticas y relaciones sociales en las que estaban inmersos. El aporte de esta determinado código de vestir era una manera de mostrar que se pertenecía a la nobleza, o al menos,
obra resultó completamente excepcional para la época y tal vez por eso, poco apreciado en su momento. aparentarlo.
No obstante, en la actualidad constituye todo un referente en el abordaje de la historia de los objetos y El campo de estudios sobre la familia también ha dirigido su atención a las condiciones de vida
sus significados. material de los grupos familiares corresidentes. Antes de centrarse en los cambios en la morfología de
Tras el objetivo de demostrar cómo el hombre occidental incrementó el control sobre su propio los hogares argentinos en el plano demográfico, Susana Torrado (2003) describe uno de los principales
cuerpo, Elias observa la aparición de una vestimenta especial para dormir, el tenedor, el cuchillo y el determinantes no-demográficos: el acceso a la vivienda. Los modos de habitar y los tipos o tipologías de
pañuelo de nariz los cuales reflejaban la creciente sensibilidad de los seres humanos en relación con los vivienda, considera la autora, son elementos fundamentales que condicionan y son condicionados por la
demás y con todo aquello que entraba en contacto con su cuerpo, lo que implicaba un aumento paulatino evolución de la organización familiar. Aquí actúan tanto determinaciones económicas tecnológicas como
del sentimiento de vergüenza. Analizando el comportamiento que con el tiempo pasó a ser considerado socioculturales.
adecuado o “civilizado” en la mesa, destaca el empleo o no de cubiertos a la hora de comer. El uso del Entre los trabajos que analizan las condiciones materiales de vida de las familias destacamos los
cuchillo, uno por comensal, implicó un cambio en los impulsos y deseos: el hombre no se abalanzaría aportes de Raffaella Sarti y Martine Segalen. La historiadora italiana destaca la importancia de hacer “una
sobre la comida como un glotón tomándola con la mano para luego llevarla a la boca sino que usaría el historia de la familia vista desde el ángulo de su vida material y, al mismo tiempo, una historia de la vida
tenedor y el cuchillo dispuestos para ello. Estos objetos constituyeron una materialización de leyes es- material que toma a la familia como punto de observación” (Sarti, 2003:14). La autora realiza un recorri-
tructurales de la sociedad, de una cierta pauta de emociones y de escrúpulos, el uso de cubiertos implicó do por la Europa de los siglos XVI al XIX, introduciéndose en las casas para analizar espacios y objetos
un cambio en la regulación de los impulsos y las emociones. cotidianos como el fuego, el lecho, los usos de la mesa, la higiene, la alimentación y el vestido, todo esto
El pañuelo, por otra parte, sería utilizado para recoger y limpiar los distintos fluidos emanados por en relación con las familias que habitaban esas casas, con sus costumbres, creencias, etc. Sarti sostiene
el cuerpo (saliva, flema, mucosidad), los cuales no debían entrar en contacto con los cuerpos de otras que los objetos y bienes materiales pueden encarnar valores de la familia y, a su vez, permiten expresar
personas ya que les provocaría “repugnancia”. La aparición del pañuelo de nariz, propone Elias, habla tanto emociones como relaciones de parentesco.
de cambios en las relaciones entre los hombres y de éstos con su propio cuerpo. La vestimenta noctur- Realizando un recorrido por las condiciones materiales de la vida familiar en Europa, Martine Sega-
na especial, otro de los utensilios de la civilización, comenzó a utilizarse aproximadamente en la misma len (2003) señala la importancia de la cultura material como tema para el estudio de la familia, ya que las
época que el tenedor y el pañuelo de nariz y también constituyó un símbolo del cambio decisivo que se familias conocían varios contextos materiales que constituían la base de sus vidas. La autora se propone
dio entre los hombres: avanzó el umbral de vergüenza y la represión de los impulsos, desapareciendo la penetrar en las relaciones de familia, revelar la organización en función del género y de la edad, y obser-
naturalidad con que la gente se mostraba desnuda. var el funcionamiento del grupo doméstico en el plano de la realidad cotidiana.

172 173
La cultura material: un estado de la cuestión en Latinoamérica y Argentina utilización de fuentes no escritas para el conocimiento de la cultura material, principalmente fuentes
iconográficas,4 arqueológicas y museísticas.
Entre los trabajos sobre historia de la cultura material en Latinoamérica se destaca el análisis de Arnold J. Dentro del campo de los estudios de vida cotidiana en Argentina constituyen referentes obligados
Bauer (2001) sobre producción y patrones de consumo latinoamericanos. La cuestión central de su obra los trabajos sobre historia de la vida privada de Ricardo Cicerchia (1998), por una parte, y la obra homó-
gira en tono a la pregunta sobre el por qué las personas adquieren las cosas que adquieren. Su tesis cen- nima dirigida por Fernando Devoto y Marta Madero (1999). El primer autor analiza diversas cuestiones
tral es que la clase de bienes que consume la gente ayuda a definir su identidad, o identidades: la étnica, relativas a la cotidianidad: la familia, las mujeres, el cuerpo, la muerte, las fiestas, la alimentación y el uso
cultural y de clase. Bauer se concentra en lo que considera necesidades básicas: alimento, ropa y abrigo, del tiempo desde una perspectiva que integra a los sujetos individuales dentro de las relaciones sociales
bienes que son consumidos no solo en función del precio, oferta y demanda, sino que las personas los de las que forman parte.
adquieren como expresión de individualidad o identidad. Esta obra constituye todo un referente en es- Los aportes de la obra que dirigen Devoto y Madero resultan esenciales para obtener una visión
tudios de cultura material, particularmente por proponer un abordaje complejo que tiene en cuenta los general de aspectos de la vida cotidiana en nuestro país, particularmente en Buenos Aires. Los trabajos
aspectos simbólicos de los objetos, problematizando constantemente la cuestión del consumo. reunidos abordan múltiples temáticas: sociabilidad de las elites y de los sectores populares, cotidianidad
Situados en contextos espaciales y temporales diversos, los estudios sobre historia de la cultura en la frontera y la campaña, relaciones familiares, espiritualidad, vida cotidiana de los inmigrantes, vivien-
material en América Latina abarcan multiplicidad de temas y, en consecuencia, de fuentes y metodo- da, consumo, historia de las mujeres y ocio. Las diversas investigaciones que componen la obra destacan
logías. A las investigaciones sobre el clásico trío temático, comida (Souto Mantecón, 2005; Quirós, la importancia de analizar cambios y permanencias en el largo plazo.
2005; Remedi, 1998; Restrepo, 2008), ropa (Pérez Monroy, 2005; Cruz de Amenabar, 2005; Martínez Aspectos de la vida cotidiana en Buenos Aires virreinal (Porro, Astiz y Róspide, 1992) constituyó, por su
de Sánchez, 1994; Moreyra, 2010) y cobijo (Ayala Alonso, 2005; Otero, 2004) añadimos estudios sobre parte, una novedosa contribución dentro de las investigaciones sobre vida cotidiana al describir el entor-
mobiliario doméstico (Holguin Callo, 2003; Moreyra, 2009) y sobre los objetos de lujo y ostentación no material del espacio doméstico porteño. Si bien la temática resultó original en su momento y se apre-
(Gonzalbo Aizpuru, 1996). cia un trabajo documental bastante metódico, las autoras privilegian la descripción y enumeración sin
Testimonio del renovado interés por la construcción de una historia de los objetos en Latinoamé- detenerse en un análisis interpretativo, descuidando, en consecuencia, las cuestiones de índole simbólica.
rica, son las ediciones N° 38 y 39 de la revista colombiana Historia Crítica, con sendos dossiers dedicados Ana María Martínez de Sánchez (2011) ofreció una síntesis significativa de diversos aspectos re-
a “Objetos y mercancías en la historia” que reunieron las últimas investigaciones llevadas a cabo en el lativos a la cotidianidad de la sociedad cordobesa colonial, acercándose a cuestiones vinculadas con el
campo de la historia de la cultura material. Los autores y autoras que contribuyen en ambos números, abasto de bienes, la indumentaria, la muerte y sus rituales, temas ya trabajados por la autora a lo largo de
con temas que incluyen el consumo de bienes extranjeros como mecanismos para la construcción de su carrera. En tanto es un trabajo que abarca un amplio período de tiempo y los temas son tan variados
identidades (Otero Cleves, 2009), las prácticas y objetos propios de la religiosidad (Pérez Morales, 2009), como dispares, esta obra permite una primera aproximación al mundo de lo cotidiano, aunque conside-
el mobiliario doméstico colonial (Moreyra, 2009), la circulación de la droga (Fernández Labbé, 2009) y ramos que cada uno de los temas planteados requiere de un tratamiento más profundo y reflexivo.
el consumo de objetos modernos como la televisión (Pérez, 2009), se enmarcan dentro de la perspectiva Uno de los aportes de mayor envergadura en el ámbito de los estudios sobre historia de la cultura
que ve en la práctica de producción, consumo y circulación de objetos un motor histórico. material fue la obra dirigida por Carlos Mayo (2000). La compilación incluye diferentes trabajos enfo-
Las fuentes utilizadas por las investigaciones latinoamericanas que versan cobre cultura material, cados en reconstruir el entrono material -la vivienda, la vestimenta y la dieta- en la frontera bonaerense
son diversas. Holguín Callo se aproxima al estudio del mobiliario doméstico en Lima durante el siglo entre los comienzos de la militarización de este espacio en el siglo XVIII y el momento en que Julio Roca
XIX a partir de fuentes literarias: relatos de viajeros y obras de escritores románticos. Este tipo de fuen- consuma su conquista del territorio indígena. El objetivo fundamental es complejizar la imagen estereoti-
tes son las que prefiere, a su vez, Ismael Sarmiento Ramírez en sus trabajos sobre cultura material en pada ofrecida por la historiografía tradicional y costumbrista. Así, la obra reúne trabajos como el del Lau-
Cuba (Sarmiento Ramírez, 2006). ra Cabrejas (2000), quien basándose en relatos de viajeros, inventarios y tasaciones reconstruye y analiza
Documentos notariales tales como cartas de dote, testamentos e inventarios post-mortem constitu- la vivienda, el mobiliario y la indumentaria en la frontera entre 1736 y 1870. Correa y Wibaux (2000),
yen valiosas fuentes utilizadas en considerables investigaciones como la de Gustavo Curiel (2005) sobre por su parte, abordan los hábitos de consumo desde una perspectiva de oferta y demanda revisando la
los objetos suntuarios (finas alfombras, escritorios, relojes, tapicerías, servicios de mesa de plata y oro, versión simplificada de “asado y mate” como único medio de satisfacer las necesidades alimentarias de
camas, enseres de lujo y alhajas) de uso diario que proporcionaron prestigio social a los habitantes de la los habitantes de la frontera, análisis complementado por la investigación arqueológica que realiza Brittez
Ciudad de México en el siglo XVII y el análisis de cartas de dote de mujeres de la elite mexicana en el (2000) sobre la comida y diferentes objetos relacionados a la alimentación.
siglo XVIII (Curiel, 2006). En el mismo país, Francisco García González (2005) trabaja la cultura mate- Un decidido aporte al estudio de la cultura material partiendo de la interrelación entre sujetos y
rial (vestimenta, muebles, alimento) de una familia acomodada en el Zacatecas colonial, representativa objetos lo constituye el trabajo de Osvaldo Otero (2004) sobre la vivienda porteña durante el virreinato.
de un modo de vida y costumbres de muchos zacatecanos. Igualmente, Arnaldo Moya Gutiérrez (1992) Su trabajo tiene como objetivo pensar y explicar la vivienda, lo concreto y formal, interactuando con el
en Costa Rica utiliza documentación notarial en su análisis del entorno doméstico de los agentes sociales hombre en sociedad. Considera a la casa como un objeto de uso y valor simbólico inserto en un espacio
que conformaron el grupo dominante de Cartago entre 1750 y 1820. donde las vivencias y relaciones fueron plasmadas y representadas por el objeto físico.
Los periódicos, principalmente los avisos comerciales resultan imprescindibles a la hora de abordar
cuestiones relativas al consumo de determinados objetos, tal es el estudio que realiza Patricia Vega Jimé-
nez en Costa Rica (1992), en el que intenta dar cuenta de cuánto y de qué manera se diversificaron los
patrones de consumo de San José a mediados del siglo XIX analizando avisos comerciales de la época
4
En Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico, Peter Burke (2001) busca fomentar el uso crítico de la
imagen como documento histórico, advirtiendo acerca de la especificidad de su tratamiento y los problemas que pue-
que ofrecían alimentos, licores, muebles, enseres, ropa, accesorios y medicinas.
de implicar su uso. Por su parte Alain Collomp en su estudio de los interiores de las viviendas campesinas a partir de
Más allá de las fuentes escritas, la reconocida investigadora colombiana dedicada al estudio de la fuentes iconográficas llama la atención sobre el peligro de “ceñirse demasiado al valor documental de estos objetos y
cultura material en dicho país, Aida Martínez Carreño (2005), reflexiona acerca de la importancia de la valorar excesivamente estas representaciones de interiores campesinos o burgueses como documentos auténticos[…]
todas estas imágenes pintadas constituyen documentos fascinantes para el historiador; pero como fuentes resultan in-
suficientes” (Collomp, 2001: 464-465).

174 175
Finalmente, no podemos dejar de mencionar el trabajo realizado por equipos de investigación del BAUER, Arnold
Museo de Antropología de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba5 1999 “La cultura material” en CARMAGNANI, Marcelo, HERNANDEZ Chávez, Alicia y Roma-
que, fundamentalmente desde la Arqueología y la Antropología, pretenden resignificar los objetos ma- no, Ruggiero (coord) Para una historia de América I. Las estructuras, México, FCE, pp. 404-497.
teriales que conformaban el entorno cotidiano de sociedades pasadas, entendiendo como un aspecto 2001 Goods, Power and History. Latin America´s material culture, Nueva York, Cambridge University
sustancial la interacción sujeto-objeto en el marco de los procesos de apropiación del espacio (Laguens, Press.
Pazzareli, 2011; Laguens, 2012). BRAUDEL, Fernand
Esta revisión crítica del estado del arte acerca de la historia de la vida cotidiana y la cultura material 1984 Civilización material, economía y capitalismo, siglos XV-XVIII. 1. Las estructuras de lo cotidiano, Ma-
no pretendió ser exhaustiva, hemos seleccionado las obras que, tanto por sus significativos aportes como drid: Alianz,.
por las debilidades que pudimos identificar, resultan oportunas para construir una síntesis general de este BRITTEZ, Fernando
campo de estudio. 2000 “La comida y las cosas: una visión arqueológica de la campaña bonaerense de la segunda
mitad del siglo XIX” en MAYO, Carlos (ed): Vivir en la frontera. La casa, la dieta, la pulpería, la
escuela. Buenos Aires, Ed. Biblos, pp. 169-201
Reflexiones finales BURKE Peter
2001 Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico, Barcelona: Crítica.
En un mundo donde los objetos materiales se exhiben en escaparates y vidrieras, llenan las casas, se con- 2006 ¿Qué es la historia cultural? Barcelona: Paidós.
sumen, desechan y reemplazan constantemente, contaminan la naturaleza, saturan espacios y vidas (Sarti, CABREJAS, Laura Leonor
2003); cabe indagar las características físicas y el significado que tuvieron los objetos en el pasado, ana- 2000 “Vida material en la frontera bonaerense (1736-1870). Vivienda, muebles e indumentaria” en
lizar cómo fueron usados, consumidos, compartidos, heredados, desechados, reutilizados, mercantiliza- MAYO, Carlos (ed): Vivir en la frontera. La casa, la dieta, la pulpería, la escuela. Buenos Aires, Ed.
dos, cómo sirvieron para levantar barreras sociales y acentuar las diferencias generacionales y de género. Biblos, pp. 41-70.
A lo largo de este trabajo revisamos las principales producciones en torno a los estudios sobre CHATTOPADHYAY, Swati
historia de cultura material en el ámbito nacional (Argentina) e internacional, abarcado producciones 2002 “Goods, Chattels and Sundry Items: Constructing 19th-CenturyAnglo-Indian Domestic
europeas y latinoamericanas. La cultura material constituye una puerta de entrada para comprender la Life” Journal of Material Culture, Vol. 7, N°3, pp. 243-271
sociedad, la cual es observada a través de los objetos que utilizó y utiliza, que consume, compra, vende, CICERCHIA, Ricardo
dona, etc. En este sentido, los objetos no han de pensarse solos o aislados sino insertos en los procesos 1998 Historia de la vida privada en la Argentina, Bs As, Troquel.
y prácticas sociales de las que forman parte. Las cosas adquieren significado a través de las personas, por CICERCHIA, Ricardo y CHACÓN JIMÉNEZ, Francisco
lo tanto, si miramos las cosas en movimiento éstas iluminan el contexto en dónde se mueven (Quintero 2011 “Formas familiares y dinámicas de la sociedad. Notas teóricas sobre problemas historiográfi-
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2003 Vida en familia. Casa, comida y vestido en la Europa moderna. Barcelona, Crítica. dencia –y su infausta secuela denominada la Guerra a Muerte- se produjo una intensificación de este fenó-
SEGALEN, Martine meno llevando, finalmente, a la chilenización permanente de las antiguas tierras tribales situadas tanto en
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SMITH, Sally un reducido número de terrenos en manos de sus antiguos dueños mientras que la mayoría de los predios
2009 “Materializing Resistant Identities Among the Medieval Peasantry: An Examination of Dress ya se denominaban ‘fundos’, ‘quintas’ o parcelas’ y aparecían vinculados a propietarios chilenos (León,
Accessories from English Rural Settlement Sites” Journal of Material Culture Vol. 14, N°3, pp. 2014)3. ¿Cómo se produjo ese proceso temprano de chilenización que precedió, en casi una década, a lo
309-332. que en la actualidad conocemos como la Pacificación (1868-1884)? Si durante ese período fundacional
SOUTO MANTECÓN, Matilde hubo violencia, despojos y usurpaciones, ¿por qué no sabemos nada de ellas y de sus infaustas secuelas?
2005 “De la cocina a la mesa” en GONZALBO AIZPURU (Dir): Historia de la vida cotidiana en En este trabajo planteamos que la penetración informal de las primeras décadas del siglo XIX
México Vol. IV: Bienes y vivencias. El siglo XIX, México, El Colegio de México y FCCE, DF, pp. fue estimulada por la venta masiva de las tierras ancestrales del Gulumapu septentrional en un ambiente
15-49. contextualizado tanto por la voluntaria integración de las tribus lafquenche y lelfunche a la sociedad chilena
TORRADO, Susana como por la atracción que ejerció entre los líderes tribales de ambas tribus el desarrollo del mercantilis-
2003 Historia de la familia en la Argentina Moderna (1870-2000), Buenos Aires, Ed. La Flor. mo y el despliegue de la modernidad. A partir de un fenómeno escasamente estudiado, y sobre el cual
VEGA JIMÉNEZ Patricia
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Este trabajo ha sido elaborado en el marco del proyecto Fondecyt 1120060: Lonkos y generales durante la Pacificación del
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Para una revisión crítica, veáse Foerster y Jorge Vergara (1998: 9-34).
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180 181
existen escasas fuentes, como lo fue la incipiente mentalidad mercantil y empresarial de los jefes tribales, sus pasos fueron seguidos por empresarios, comerciantes y terratenientes de mayor escala, funcionarios
creemos que es posible reconstruir ese proceso histórico, que posteriormente la memoria colectiva de civiles y militares y los infaltables tinterillos y procuradores que fueron convirtiendo la frontera en un
mapuches y chilenos reconstituyó como ‘despojo’, ‘usurpación’, ‘fraude masivo’ y robo. Originalmente, ‘hervidero humano’, finalmente, a partir de 1852, llegó el Estado con sus intendencias, tribunales y no-
solo habría prevalecido el asombro que producían en las periferias el arribo de los aparatos mecánicos, tarías; entonces aparecieron las leyes, se fundaron las guarniciones y afloraron villas y ciudades, cerrando
la tecnología en gran escala y la aparición demoledora del dinero convertido en capital y fuerza social. el último capítulo de la histórica autonomía de sus habitantes. “Aunque no fuera la primera vez que se
pensó el tema de la incorporación de la Araucanía, y aunque se estuviera trabajando con un legado de
Al amanecer el otro día fuimos a contemplar la ciudad de Buenos Aires, Pasábamos medio siglo de debate y legislación sobre la colonización y las tierras indígenas en la frontera, fue en la
por extensas plazas y numerosas calles. Vimos las más diversas cosas, muchas de ellas década de 1880 que la modernización económica y la expansión industrial y territorial se articuló directa-
incomprensibles para nosotros. Mientras que estábamos vagando así, observamos mente a un proyecto eminentemente colonial llamado ‘radicación’….la terminología del proyecto –título
también distintos aparatos artificiosos. Una vez en una casa, donde había toda clase de merced; reducción: cacique- fue la misma usada por el gobierno colonial español en los siglos XVI y
de herramientas, manejaba un huinca grande un utensilio (el cepillo galopa), con que
XVII para referirse a la reorganización de la población indígena en otras partes de su imperio” (Mallon,
acepillaba una tabla en brevísimo tiempo. Pero no era persona viva, sino solamente un
2009: 157). Desde 1880 se introducía en la historia mapuche un antes y un después: el antes simbolizado
disfraz en forma de una persona; no sé si de madera o de papel. Recibía la fuerza mo-
triz de una máquina y trabajaba lo mismo que persona viva. Lo admiramos con sumo como un período de bonanza y prosperidad, de plena autonomía y de amplia libertad; un después som-
interés y quedamos asombrados un largo rato en su contemplación (Coña, 1973: 318). brío y trágico, marcado por las huellas depredatorias de los winkas.

De esta manera describió el joven Pascual Coña la impresión que le causó la observación, en una En el caso de Chile, la acción civilizadora y el progreso que el Estado llevaría a la Fron-
tera, una vez concluida la anexión ese territorio, se tradujo en una seria amenaza para
calle de Buenos Aires, de aquellas pequeñas figuras mecánicas que se exhibían antaño en las vitrinas de
el pueblo mapuche. El interés por sus tierras y el discurso antiindigenista que justificó
farmacias, ferreterías y tiendas para atraer la atención de los transeúntes y causar asombro en los más los atropellos cometidos, generó un ambiente de tensión que fue cobrando fuerza a lo
incautos. Si ese fue el impacto de un pequeño artefacto eléctrico, ¿cuál fue el efecto que causó en el áni- largo del siglo XX. La política reduccional, la usurpación de tierras, las compras frau-
mo de los habitantes del Walmapu (país mapuche) la visión de los primeros ferrocarriles, buques a vapor dulentas y la incapacidad de algunos sectores de la sociedad nacional para entender la
y locomóviles que comenzaron a llegar a las fronteras con los primeros avances de la industrialización cultura indígena tuvo un impacto muy negativo en la sociedad mapuche, generando un
y las explotaciones mineras? La modernidad, como hecho histórico y como realidad material tangible, conflicto que aún no se resuelve y que adquirió evidente gravedad en los últimos años
rápidamente cambió las bases materiales del imaginario colectivo e introdujo un quiebre sustancial en la (Pinto, 2012: 167).
forma tradicional de concebir la realidad. Por esos mismos días, en Chollcholl, José Luis Kolluw mani-
festó: “Ahora tenemos buenos aperos. Aunque todavía quedan instrumentos de los antiguos, que usan Esa última fase fue la que se perpetuó en la memoria colectiva hasta la actualidad. Sin embargo,
los pobres, en muchas parcialidades los jefes de familias tienen arados americanos, máquinas de segar en la penumbra más completa quedó lo más crucial: que todo el proceso que se inició casi medio siglo
y trillar” (Guevara y Mañkelef, 2002: 169). Ambos testimonios, realizados a comienzos del siglo XX, antes, cuando se materializó la voluntad de los lonkos lelfunche y labquenche de vender sus tierras. Aún
dan alguna cuenta de los efectos que tuvo la tecnología moderna en dos testigos mapuches de la época más opaca es la representación de la subjetividad de quienes vendieron las tierras, acción completamen-
¿Cómo serían esas impresiones medio siglo antes? ¿Qué relación existió entre el arribo de los primeros te opuesta a lo que se concibe como la estrecha relación de la Gente (Che) con la Tierra (Mapu). “La
símbolos de la modernidad y la venta generalizada de las tierras ancestrales? No sabemos la respuesta comunicación mapuche en un sentido antropológico amplio abarca tanto los elementos tangibles (el
a estas interrogantes, pero es innegable que la transformación de las tierras ancestrales en mercancías espacio material) como intangibles del mapu, del territorio (el espacio espiritual). Incluye, entre otros,
–proceso que pensamos íntimamente ligado a la embrionaria modernidad- fue un fenómeno generali- la comunicación con los ngen, es decir, los dueños o espíritus de un lugar, de un territorio, con los alwe,
zado en los distritos septentrionales del Gulumapu que, de modo masivo, dio inicio a un proceso global los espíritus de los antepasados. En la cosmovisión mapuche estos seres hacen plenamente parte de la
de chilenización que posteriormente echó las bases materiales de la ocupación estatal de la Araucanía. realidad territorial” (Hirt, 2006: 51). Si esto fuera cierto para todos los tiempos, la venta de las tierras
Este evento, conocido como la Pacificación -generalmente escrito “Pacificación”, como si se tratase de ancestrales fue algo más que una mera transacción. “El tuwun es el lugar donde se encuentran los oríge-
un eufemismo que entre sus comillas esconde la brutalidad y violencia con que se recuerda el proceso- si nes de cada individuo. De acuerdo a la regla usual de virilocalidad, el tuwun es la locación primordial de
bien fue a la zaga de los procesos sociales, coronó la penetración chilena hacia el sur y se convirtió en el la descendencia agnaticia….por lo tanto, la influencia del tuwun se extiende potencialmente a todos los
evento más emblemático y reconocible por la memoria colectiva4. individuos que comparten un mismo lugar de origen….congruentemente con la etimología del etnóni-
La secuencia histórica comenzó durante la década de 1830. Primero llegaron los pequeños labra- mo mapuche, ‘gente de la tierra’, la tierra es indicada por residentes mapuches urbanos y rurales como
dores, inquilinos y peones itinerantes que provenían de los distritos de Concepción, La Laja y Chillán; un símbolo fundamental de su pueblo” (Di Giminiani, 2012: 26). Y luego: “En particular, el carácter
agencial de la tierra se evidencia en la potencialidad del lugar de origen en determinar articulaciones de
mismidad y otredad, que conciernen tanto al individuo como a la sociedad mapuche en su sentido más
4
“De acuerdo a los mapuche, la eufemísticamente llamada “Pacificación de la Araucanía” no tuvo nada de pacífica amplio….en particular, la centralidad cosmológica de la tierra en la sociedad mapuche se funda en una
y, por lo mismo, se ha incrustado para siempre en el acervo cultural y en la memoria colectiva mapuche, porque para dialéctica constante entre dos formas de relaciones que vinculan a los habitantes locales con sus lugares
los mapuche entrañó una guerra de exterminio….” (Tricot, 2013, 98); “La invasión del territorio mapuche ha sido de origen” (Di Giminiani, 2012: 29). Al enajenar sus tierras, los mapuches que entraron al mercado
bautizada eufemísticamente por la historiografía chilena como Pacificación de la Araucanía. Esta terminología en nada
inmobiliario no solo se despojaron del tuwun (identidad derivada del vínculo con la tierra en que nacie-
refleja la violencia de las acciones armadas que se llevaron a cabo en ese período….” (Aylwin, 2013:92); “En torno al
territorio de Budi se ha sucedido una serie de hechos y acontecimientos que han configurado su historia, un territorio ron), sino que también vendieron el soporte material de la autonomía que gozaron las tribus de habla
mapuche incorporado a Chile durante la afamada pero mal llamada pacificación de la Araucanía….” (Caniguan 2012: mapuche al sur del río Biobío. Vendieron lo que los chilenos comunes denominan ‘la Patria’. Un hecho
53); “Aunque la historiografía oficial ha descrito largamente la campaña del ejército chileno en términos de ‘pacifica- que hoy está muy claro para quienes luchan por recuperar el territorio perdido. “Ya no defendemos solo
ción’, para los mapuches las consecuencias de la ocupación fueron sumamente similares a otras guerras de exterminio” la tierra (mapu) de la que vivimos. Ya no es sólo nuestra parcela (que se puede comprar o vender) lo que
(Di Giminiani, 2012: 62).

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nosotros defendemos es el Meli Wixan Mapu o Wallmapu que no se compra ni se vende porque significa dicho, no poseía criterio mercantil para valorar su tierra, lo cual permitía y facilitaba la usurpación por
sobrevivencia y autonomía para nuestro pueblo”5. Según el análisis que se ha hecho de los propósitos parte de los especuladores y militares de la frontera” (Bengoa, 1985: 158). Esta frase resume la visión
políticos e ideológicos de la CAM, el ánimo de las movilizaciones más recientes no se enmarcarían tan del autor: de una parte se generaliza cuando se describe al sujeto vendedor – en tanto que los registros
solo en “una combinación peculiar de anticapitalismo y nacionalismo autonómico” sino que se trataría demuestran que se trataba de los lonkos y sus parientes o herederos y no de todos los mapuches- a quienes
también de una “utopía campesina de retorno a la abundancia existente antes de la ocupación chilena de se transforma en ‘salvajes inocentes’, ingenuos o meras víctimas de la rapacidad winka. Si eso fue cierto,
su territorio y la implementación de la Radicación” (Vergara, Gundermann y Foerster, 2013: 121). Este ¿por qué, en esos mismos años, los wenteches o arribanos no vendieron su tuwun y, muy por el contrario,
tercer elemento, trazado por los estudiosos que se han adentrado en la ideología de la CAM, hace aún salieron a matar a los lonkos que vendieron las tierras ancestrales?
más relevante la pregunta: ¿por qué los mapuches del Gulumapu septentrional –colindantes a los territo- El proceso de usurpación descrito por Bengoa fue adoptado como un paradigma por los principa-
rios arribanos- vendieron las tierras ancestrales en los tiempos previos a la Pacificación? les autores que se han referido a la ‘Cuestión mapuche’ desde la década de 1980. Luego de describir las
¿Se trató de ventas o usurpaciones? Con esta interrogante, establecida como hipótesis central del negociaciones que tuvieron lugar durante el Parlamento de Tapihue entre las autoridades de la naciente
presente artículo, nos planteamos el examen de los escasos textos que se han escrito sobre este tema. República y el toqui Mariloan, el profesor Martín Correa escribió: “La aplicación y el imperio de la nor-
En primer lugar, nos interesa establecer la opinión que los estudiosos han planteado al respecto porque ma de igualdad de derechos significó que durante toda la primera mitad del siglo XIX se desarrolle el
se trata de un asunto fundacional de una memoria colectiva marcada por el despojo y la violencia y que proceso conocido como la ‘colonización espontánea’, que no es más que llegada de una gran cantidad de
ha cobrado extraordinaria relevancia en la actualidad. “La política de colonización y reparto de tierras chilenos que cruzan el Bio-Bio –la frontera mapuche- y que se van apropiando de las tierras indígenas,
que el Estado aplicó a fines del siglo pasado una vez que ocupó militarmente la Araucanía, es el origen cometiendo todo tipo de abusos y atropellos, y contando con el silencio y complicidad de las autoridades
de la situación actual” (Bengoa, 2013: 12). Tanto la Coordinadora Arauco Malleco – Coordinadora civiles y militares locales” (Correa y Mella, 2012: 40). En otro trabajo, referido a la reforma Agraria en
Arauco-Malleco de Comunidades en conflicto, una organización de origen wenteche o arribano- como la tierras mapuches, Correa describió el mismo fenómeno como un proceso de “infiltración”, proceso “que
Presidenta Michel Bachelet han coincidido en referirse a este proceso como el período de gestación de se caracterizó por el asentamiento de los chilenos en el territorio mapuche, en calidad de trabajadores,
lo que se denomina una ‘deuda histórica’ que debe ser reparada para lograr paz y tranquilidad social en arrendatarios de campos o bien como propietarios de tierras compradas fraudulentamente” (2005: 19).
los agitados distritos cercanos a los antiguos asentamientos de Ayllapangui, Magnilhuenu y Quilapán. Jorge Pinto y Patricia Cerda estudiaron el proceso como una expresión inevitable del avance del
“Es un problema político” señaló en 1999 el actual Intendente de la IX Región (Araucanía) Francisco Capitalismo y la Modernidad sobre los territorios fronterizos, acelerados por la búsqueda de parte del
Huenchumilla, “las tierras definitivamente les fueron usurpadas hace décadas”. Estado de Chile de minerales y tierras destinadas a sustentar la expansión agrícola de la economía chile-
Este artículo se escribe en abierta disputa con el paradigma ‘ocupacionista’ que transforma a los na y superar la severa contracción que afectaba a la economía nacional debido a las baja de la demanda
habitantes del Gulumapu en víctimas pasivas de los winkas (extranjeros). En tanto que historiadores, externa del trigo, el alto precio de la harina y la declinación de la producción de plata. La penetración ca-
antropólogos y sociólogos, han insistido en describir el proceso temprano de enajenaciones de tierras pitalista, en la opinión de ambos autores, habría facilitado las políticas asimilacionistas del Estado y dado
mapuches como un gran fraude cometido por funcionarios, especuladores, empresarios y terratenientes pie al comienzo de la exclusión. Asimismo, habría alterado las bases materiales del modo de producción
contra los incautos habitantes de los distritos mencionados, estimamos necesario volver al tema toda nativo, modificando la condición de comuneros de los habitantes del Gulumapu a meros labradores de
vez que la chilenización temprana fue el punto de partida de dramáticos eventos. José Bengoa describió pequeños minifundios. “La nueva elite regional adquirió en pocos años grandes latifundios, aún en áreas
este hecho como una forma de ‘colonización espontánea’ llevada a cabo por los chilenos sobre tierras que hasta entonces habían sido colonizadas por pequeños y medianos campesinos. Tal es el caso de las
supuestamente vacías (no se coloniza lo que está ocupado: en ese caso se trataría de un despojo, robo o áreas rurales de Santa Bárbara, Nacimiento, Negrete, Angol y más al sur, en la Araucanía. Los meca-
usurpación). “Poco a poco se iba expandiendo la economía agraria desde el centro del país hacia el sur nismos más utilizados fueron las adquisiciones de tierras baldías y las compras a pequeños campesinos
y numerosos colonos traspasaban “pacíficamente” el Bio-Bío para ocupar tierras entre los mapuches. e indígenas” (Cerda-Hegerl, 1996: 118). Siguiendo la huella trazada por Bengoa respecto de la “colo-
Una suerte de “colonización hormiga” y silenciosa avanzaba sobre las tierras indígenas” (Bengoa, 1985: nización hormiga”, la profesora Cerda establece dos momentos en el proceso de chilenización: una etapa
151). Si bien el autor describe este período como el de “mayor florecimiento de la economía ganadera fundacional, iniciada durante las postrimerías del período Colonial y llevada a cabo por sujetos migran-
mapuche”, agrega: “La ocupación de la Araucanía fue precedida por la colonización espontánea de chile- tes que se instalan en los territorios tribales; la segunda habría consistido en un avance capitalista neto
nos del norte del país, por compras y especulación de tierras, por un lento avance de la frontera agrícola que tendría sus inicios con el desarrollo de la economía del carbón y del trigo en los antiguos distritos
hacia el sur” (Bengoa, 1985: 155). Insinuando que todo este proceso se produjo de modo violento y bajo fronterizos. Ambos fenómenos pudieron tener lugar al margen de la acción del estado y serían el fruto
engaño –nótese el uso reiterado de comillas al referirse a estos procesos en algunos autores- Bengoa de la connivencia de winkas y mapuches. “Como resultado de este proceso, en 1855 el número de pro-
da cuenta del proceso de venta de tierras lafquenches desde fines del siglo XVIII, proceso que habría piedades mayores (fundos) que existían en Santa Bárbara y Nacimiento y que pagaban una contribución
culminado a mediados del siglo XIX: “Hacia 1860, el espacio entre el Bío-Bío y el Malleco ya ha sido territorial (contribución que reemplazó al diezmo a partir de 1835) eran 565 en la Isla de La Laja y 189
comprado, ocupado, usurpado casi totalmente, y la mayor parte de la población mapuche despojada y en Arauco. La nueva coyuntura económica aumentó estas cifras a 639 y 264 respectivamente en el año
desplazada” (1985: 157) ¿Cómo se intercalaron las ventas, los despojos y las usurpaciones? ¿Por qué 1860. Las leyes de 1861, 1868 y 1873 que ordenaron deslindar las hijuelas y rematar los terrenos fiscales
los mapuches perjudicados por estas acciones no reaccionaron violentamente? Si el ejército chileno era de los Departamentos de Nacimiento y Santa Bárbara terminaron por consolidar la colonización de esa
en esos días “una pálida rememoranza del que fue en el pasado”, implicando que era una institución área regional” (Cerda-Hegerl, 1996: 126). Más al sur, en lo que se denominaba entonces ultra-Biobío,
debilitada por las guerras y el creciente civilismo que afectaba a la sociedad chilena, ¿por qué los épicos la chilenización habría sido favorecida por el ambiente de convivencia fronteriza, de lo cual sacaron gran
guerreros araucanos no se alzaron contra quienes les agredían, despojaban de sus tierras y les expulsaban provecho los mestizos y “oficiales del Ejército y personajes” ligados a ese mundo. Domingo Salvo, Luis
de su país? En respuesta a estas interrogantes se instala el mito de la ‘usurpación original’, eufemismo del Río y José Ignacio Palma – que en más de una ocasión operaron como capitanes de amigos- y los
que cubre el fenómeno real: la transformación de la tierra en mercancía. “El mapuche, como ya hemos comandantes José Bartolomé Sepúlveda, José María Avello, los generales Manuel Bulnes y José María de
la Cruz, además del coronel Cornelio Saavedra figuran como algunos de los beneficiados por cesiones,
donaciones y ventas de tierras a bajo precio. “Según un documento titulado Razón de los terrenos Ena-
5
Declaración de la Meli Wixan Mapu, citada en Hernández (2003: 33). jenados por Indíjenas o de los situados en territorios Indíjena, del año 1864, (450) escrituras, eran nuevos

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propietarios de estas tierras casi todas las autoridades de la frontera” (Cerda-Hegerl, 1996: 128). Quien como ya había ocurrido con Bengoa, sus palabras se convirtieron en la explicación de lo que sucedió
quiera que hayan sido los sujetos que aprovecharon la venta del Gulumapu septentrional, lo importante en en los momentos fundacionales de la Pacificación. “Hacia 1850 se inició un proceso en Gulumapu que
este trabajo es señalar que hacia 1860 se había producido un extraordinario y sorprendente boom inmobi- se constituiría en antesala de lo que ocurriría algunos años más tarde. Como producto de la necesidad
liario en que las tierras tribales fueron transadas como mercancías. De acuerdo a Cerda, desde fines de de ocupar tierras agrícolas, muchos colonos chilenos comenzaron a ‘internarse’ en Meli Wixan Mapu, a
la década de 1850 la región se plagó de especuladores “quienes aprovechando la desesperada situación través de paulatinas ocupaciones de tierras mapuche” (Hernández, 2003: 139).
de algunos indígenas, adquirieron rápida y “legalmente” grandes propiedades a cambio de pocos pesos. Tito Tricot, uno de los más recientes exponentes del esencialismo mapuche, ha analizado lo que
De ello dan cuenta los archivos notariales y los periódicos de la región hasta fines del siglo XIX” (1996: denomina la política asimilacionista del Estado chileno cuyas principales consecuencias fue la merma de
135). Sin entrar a detallar los factores que generaron la situación de desesperación en que se encontrarían la autonomía tanto del mundo mapuche como del país mapuche. “Dicho proceso asimilacionista comenzó
algunos indígenas ni explicar los factores que llevaron a la gestación del boom descrito, la autora señala: temprano, plasmándose en legislación atingente, pero no fue hasta mediados del siglo XIX que adquirió
“Un ejemplo de esta forma de especulación lo constituyen las actividades de José María De la Maza, en- ribetes de política de Estado al iniciarse la fase expansionista del Estado chileno, tanto hacia el norte
tonces personaje importante de la ciudad de Los Ángeles. De la Maza ofrecía gratuitamente licor a los como hacia el sur del territorio enclavado entre cordillera y mar. En este proceso se incluyen distintas
indígenas en la localidad de Mulchén” (Cerda-Hegerl, 1996: 136). En otras palabras, no se trataría tan leyes asimilacionistas, políticas de colonización y asentamiento en territorio sureño y, también, campañas
solo de lonkos que no entendían las transacciones, sino que además estarían borrachos. Un mito que aún militares de ocupación” (Tricot, 2013: 91). La fecha de inicio la remonta el autor a 1852, cuando se dictó
perdura entre mapuches y chilenos, con ofensa de esos hombres notables que enfrentaron a su manera la Ley que creó la Provincia de Arauco. Posicionando la acción del Estado en una “auto proclamada su-
los dilemas que les presentaban tanto la modernidad como el mercantilismo. perioridad moral y en una también auto adquirida misión histórica de carácter civilizatorio”, se omite en
Jorge Pinto, desde una visión global, plantea el proceso de ‘ocupación’ de la Araucanía como una este texto toda referencia a los hechos reales y a la materialidad de la época al mismo tiempo que se re-
manifestación estructural del proceso de crecimiento del capital financiero, el desarrollo de una mentali- curre a la memoria testimonial de mapuches actuales para fundamentar sus afirmaciones más polémicas.
dad expansionista en los círculos de la élite y la gestación de una camarilla empresarial de índole regional Como resultado, los habitantes del Gulumapu quedan transformados en víctimas pasivas de la agre-
que estaba en condiciones de iniciar la expansión. No hay mención de los mapuches más que como sión winka. “En el contexto de la concepción y praxis de un Estado uninacional, se ocupa militarmente
víctimas del golpe inesperado que les propinó la modernidad. Solamente aparecen como protagonistas territorio en 1881 como punto culmine del proceso de anexión iniciado dos décadas antes: Proceso ci-
con motivo de su participación en la Guerra Civil de 1859. En su opinión, durante esa guerra no solo se mentado en cuatro elementos inter relacionados: político, ideológico, económico y geopolítico” (Tricot,
ventilaron hechos políticos sino que también se trató de “una evidente lucha por el control de la tierra”. 2013: 92). A partir de un esquema cronológico que mezcla fechas y eventos y que excluye de la mirada
Para los mapuches se trataba de recuperar “viejas tierras mapuche, expropiadas por colonos nacionales”. el período de gestación de la Pacificación, Tricot observa: “En síntesis, era imperativo civilizar al salvaje
Hasta allí, señala Pinto, los mapuches protestaron en vano “por los ataques de que eran objeto de parte e incorporarlo a la particular trayectoria latinoamericana a la modernidad por la razón o la fuerza; en
de 1os jefes que estaban conduciendo el proceso de ocupación de sus tierras. En vano se quejaron por congruencia con dicho planteamiento, desde mediados de los sesenta del siglo XIX se determinaron
el avance de los huincas” (Pinto, 2000: 145). Expropiación y avance violento son los dos elementos que las decisiones políticas y militares para ocupar de manera gradual, pero violenta, el territorio mapuche”
resaltan en la interpretación de los hechos, además de la complicidad que se tejió entre el Estado y los (2013: 97). Epistemológicamente interesado en reconstruir la historia desde el Estado y desde la visión
particulares que despojaron de sus tierras a los habitantes del Gulumapu. Siguiendo el planteamiento de de las élites – la revisión de las fuentes periódicas es siempre laboriosa- y sin prestar atención a lo que
Arturo Leiva, el profesor Pinto se adentra en el examen del “lento proceso de penetración huinca en sucedía a nivel regional, el autor concluye en el epígrafe que se ha hecho recurrente al intentar desarrollar
la vieja frontera araucana ocurrido después de la Independencia, que alteró las relaciones mapuche-no un relato sobre hecho tan complejos como infaustos: “Se justifica de ese modo la invasión, ocupación,
mapuche existentes hasta esa fecha. En realidad, se trató de un fenómeno que afectó intensamente a usurpación y anexión del territorio mapuche mediante una estrategia militar elaborada, en lo fundamen-
la sociedad indígena, pues se tradujo en la apropiación de sus tierras, sobre todo en las cercanías del tal, por el Coronel Cornelio Saavedra” (Tricot, 2013: 97). Considerando que el autor concibe que la
Biobio” (Pinto, 2000: 122). Globalmente, incluso teniendo al frente el texto de Tomás Guevara que “conexión con la tierra es lo central de la cultura mapuche….desde allí surge y se nutre la identidad”, es
da amplia información sobre las ventas, el Profesor Pinto insiste en describir esa primera etapa de la significativo que no haga referencia las ventas masivas de tierras que hicieron los lonkos en las décadas
chilenización como una ‘intromisión’, implicado con ellos una profunda injusticia. “En el fondo, era previas a la Pacificación (Tricot, 2013: 113). El hecho fundacional que abrió las puertas para las grandes
recuperar las tierras que habían perdido durante los años 40 y 50, cuando paulatinamente se introdujeron transformaciones – casi todas negativas- que posteriormente debieron enfrentar los habitantes del Gulu-
en su territorio agricultores chilenos que se adueñaron de sus tierras” Y luego agrega: “Recuperar lo que mapu fue sistemáticamente ignorado.
se les estaba quitando. Como dice Bengoa, unidos a los federalistas, tendrían mayores posibilidades de “En las décadas que siguieron a la independencia, se verificó un proceso de expansión de la fron-
sobrevivir como pueblo al recuperar sus tierras y sus derechos si triunfaban con sus aliados” (2000: 125). tera agrícola hacia las tierras al sur del Biobio que habían estado hasta entonces en poder de los mapuche.
Finalmente, como colofón a su tratamiento del tema, Pinto observa: “La crisis del 57 y la Revolución de Tal expansión incidió en un acelerado poblamiento de no indígenas al sur de dicha frontera colonial
1859 aceleraron, así, la invasión a las tierras indígenas” (2000. 125). (Cursivas en el original)” (Aylwin, 2013. 85). De esta manera el abogado José Aylwin resumió los even-
La solidez y coherencia lógica de la tesis expuesta por Pinto le otorgó la claridad que transforma las tos que se van analizando en este trabajo. Situado en el marco de las usurpaciones, Aylwin señala que
hipótesis académicas en un bien colectivo. “La estrechez del mercado de la tierra, la necesidad de contar haciendo uso de la legislación introducida por Bernardo O’Higgins, los chilenos adquirieron de modo
con territorios para colocar a los colonos extranjeros que se pensaban traer a Chile y la convicción de fraudulento las tierras tribales. “Enormes extensiones de tierra, a veces miles de hectáreas, serían en
que los indios eran unos bárbaros que detenían el avance del progreso, fueron los ingredientes que ter- esa época compradas por no indígenas a sus propietarios mapuche, pagando por ellas precios mínimos
minaron por sepultar definitivamente la posibilidad de los mapuche de seguir viviendo en sus tierras, tal o intercambiándolos por unos cuántos vacunos o caballos”. Para hacer esta afirmación, Aylwin cita a
como lo habían hecho hasta ese momento” (Pinto, 2000: 125). El concienzudo trabajo historiográfico Arturo Leiva quien, en estricto rigor no dice eso. No obstante, apegado al paradigma ya establecido por
que realizó en el pasado, su conocimiento de la historia económica y demográfica y su amplio repertorio los autores que se han reseñado, Aylwin argumenta: “Los mapuche que vivían en esa zona, quienes no
de trabajos sobre la historia fronteriza o regional avalaron los dichos de Pinto y evitaron las interrogantes comprendían los conceptos de propiedad individual y exclusiva promovidos por la legislación chilena,
indiscretas que dejó su afirmación: ¿qué pasó con las ventas realizadas en las décadas previas y que ha- fueron víctimas fáciles de engaños por parte de colonos inescrupulosos, generalmente soldados o cam-
bían llevado a la configuración de latifundios en la región denominada Ultra Biobio? De allí en adelante, pesinos”. Sin proporcionar mayores datos, el autor transformó la ‘colonización hormiga’, llevada a cabo

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por sujetos humildes, fugitivos de la justicia estatal o remanentes de las antiguas montoneras populares, les correspondía en tan infausto proceso ni explicaron los mecanismos que llevaron a la mercantilización
en un fenómeno protagonizado por duchos criminales. ¿Y qué pasó con los mapuches? “En pocos del mapu. Solamente Arturo Leiva dio cuenta detallada de las ventas de tierras y respondió las interro-
años, la mayoría de las tierras inmediatamente al sur del Biobio serán adquiridas por no indígenas a tra- gantes que plantea la cuestión (1984). En el capítulo II de su obra, titulado “Situación de la frontera en
vés de estos procedimientos, siendo la población mapuche expulsada más al sur” (Aylwin, 2013. 86). No la década de 1850”, el profesor Leiva inicia su análisis aclarando el vocablo ‘infiltración – que en la época
hay descripción de los procedimientos, migraciones forzadas, expulsión masiva y ‘limpieza étnica masi- se entendía como internación- con el propósito de dejar en evidencia que la entrada de cualquier sujeto
va’ de los territorios tribales –lo que sin duda habría dejado una profunda y ancha huella documental y mapuche a los territorios del Gulumapu debía ser hecho con autorización de las autoridades tribales. “In-
testimonial- pero sí que se produce una exoneración del protagonismo histórico de los mapuches que ternarse sin permiso de los araucanos podría acarrear graves problemas al que lo intentara” (1984: 29).
vendieron las tierras ancestrales. Como original aporte a la discusión, el autor introduce la ‘expulsión’ Luego de describir la existencia de patrullas de mapuches que vigilaban los distritos y castigaban a los
de la masa tribal, sin indicar tampoco adónde se dirigieron los familiares de quienes fueron despojados winkas que se ‘internaban’ sin autorización, el autor observa:
de sus tierras. Una revisión de los registros judiciales de la época demuestra una realidad totalmente
opuesta: son cientos los pleitos llevados a cabo por los familiares de los mapuches que vendieron de- A lo largo de toda la década de 1850, empezó a ocurrir un fenómeno singular: diversas
nunciando las transacciones como ilegales; asimismo, hay varios volúmenes que contienen los Poderes personas, en forma individual o colectiva, cruzaban la línea divisoria haciendo interna-
otorgados por los querellantes a abogados y procuradores para que defendieran sus denuncias en los ciones particulares, que ya no tenían el aspecto de una campaña militar, ni de embajada
tribunales chilenos. La historia fue mucho más activa pues los mapuches enajenados de sus terrenos oficial, ni de proceso súbito y general. A tal hecho corresponde, pues, la Infiltración: se
trata de internaciones particulares, movidas por el afán de establecerse en forma más o
ancestrales no se fueron de sus tierras: se quedaron para defenderlas tanto de los especuladores como de
menos permanente en el territorio indígena (Leiva, 1984: 30).
aquellos miembros de su linaje que acudían a las notarías a venderlas. Ambos procesos demuestran una
temprana judicialización del tema inmobiliario. En ellos no se advierte la presencia de sujetos pasivos
Se trataría de la ‘colonización hormiga’ que describió Bengoa sin dar mayores explicaciones, con-
o ignorantes, sino que se constata la intervención de gente común y corriente defendiendo con mucha
siderando que hacia 1850 ya se trataba de seis a ocho mil individuos, casi una décima parte de toda la
pasión y habilidad judicial sus derechos conculcados. Para ello, mayoritariamente, usaron la legislación
población mapuche, asentados en los distritos septentrionales del Gulumapu. En el distrito ‘ocupado’ se
introducida por el Estado chileno para proteger los derechos de los mapuches frente a los terratenientes,
trataría de una población de 2800 mapuches, con no más de 700 en condiciones de tomar armas, en con-
especuladores y coterráneos que acudían a las notarías a vender, regalar, hipotecar o arrendar lo que no
traste con una población de chilenos que hacia 1856 se había prácticamente doblado. El costa –país laf-
era exclusivamente suyo.
quenche- la desproporción de la población era aún más dramática: “14.000 españoles distribuidos en 400
El tema de las ventas de tierras ancestrales durante la primera mitad del siglo XIX ha sido analizado,
fundos rústicos, contra un total de 1600 habitantes indígenas, 400 de ellos de armas” (Leiva, 1984: 31).
por decir lo menos, de un modo superficial por los especialistas. Una y otra vez se reiteran verdades a
Si bien no coincidimos con Leiva respecto de la cronología del hecho pues, como se verá más adelante,
medias pero se rehúye el análisis de lo más fundamental: la venta del Mapu. “A mediados del siglo XIX
las ventas se iniciaron a fines del siglo XVIII y la presencia de propietarios chilenos en el Gulumapu tenía
se realizaron numerosos contratos (compraventa, cesión, entre otros) celebrados en chilenos y mapu-
raíces más profundas, estimamos que queda una pregunta sin responder: ¿por qué el arribo de miles de
che, mediante los cuales los primeros adquirían, aprecios que no guardaban relación con su valor real
colonos chileno no fue seguido, inmediatamente, por su expulsión, el hostigamiento a sus habitaciones,
o mediante fraude, vastos territorios hasta entonces en poder de los segundos” (Instituto de Estudios
la depredación de sus bienes? ¿Ocuparon acaso terrenos vacíos o se instalaron en predios que compra-
Indígenas, 2003: 161). Incluso en trabajos que giran específicamente en torno a este tema, el tratamiento
ron a sus dueños legítimos? Hacia 1856, las autoridades hablaban de 13.000 chilenos instalados entre los
del período fundacional – el de las ventas- es visto con ligereza. Di Giminiani, que trazó con elegancia el
ríos Biobío y Malleco, dueños de alrededor de 130 propiedades. “Había cuatro formas predominantes
vínculo entre tierra e identidad, señala que las disputas por la tierra se remontan “a las invasiones militares
de infiltración: se hacía en calidad de comprador de terrenos indígenas, de inquilinos, de arrendatarios
chilenas y argentinas del siglo XVIII” (2012: 24). Posteriormente, al momento de explicar el temprano
y como inquilinos de los indios” (Leiva, 1984: 30). Sobre el espontaneísmo que rigió esta emigración y
proceso de chilenización previo a la Pacificación, se limita a observar que las raíces de ese proceso se
la ausencia de la mano del Estado en todo el proceso – un elemento que los autores citados tienden a
remontan al momento mismo de la instalación de la República, bajo la doble justificación de la indepen-
enfatizar para subrayar la crueldad del proceso- Leiva observó:
dencia económica y la integridad territorial que soñó para sí la oligarquía chilena. Acercándose más al
período específico de las ventas, el autor se limita a señalar: “En particular, habían surgido tensiones en El territorio araucano había sido, pues, literalmente inundado por emigrados chilenos
áreas, especialmente cerca de las fronteras, donde especuladores habían comprado tierras a los mapuches instalados más allá de la línea divisoria, creándose así el extraordinario hecho de una
a precios bajos y a través de contratos ininteligibles” (Di Giminiani, 2012: 61) ¿Qué pasó con esos mapu- población mayoritaria en número y perteneciente a la sociedad globalmente más fuerte,
ches de los distritos fronterizos que enajenaron las tierras ancestrales? Al parecer, para el autor, ese fue un instalada en un territorio donde no residía ninguna autoridad del país y en el cual la
hecho menor, a pesar de que la evidencia documental demuestra que en menos de 10 años se vendió casi posesión formal y legítima pertenecía o era atribuida a los araucanos (1984: 30).
todo el territorio situado entre los ríos Bio-bio y Malleco, abriendo la puerta para el traslado de la frontera
al segundo río y para la implementación del Plan de Ocupación desarrollado por Cornelio Saavedra. Según Leiva, la principal forma de ‘infiltración’ fue la compra de tierras (1984: 31). ¿Por qué ven-
Globalmente, se puede afirmar que incluso los autores más interesados en el tema de la tierra no dían sus tierras ancestrales?
reflexionaron sobre la condición fundacional que tuvo la enajenación del tuwun como primer paso de la
chilenización. Cuando repararon en el hecho, que de ser efectivo desvirtuaba gran parte del relato basa- Está fuera de duda que la infiltración costaba caro también a los araucanos. Compuer-
do en la usurpación, atribuyeron las ventas a la ignorancia, ingenuidad o alcoholismo de los mapuches. tas no tradicionales habían abierto un flujo a su territorio, donde ya no se esgrimían
Incluso se dijo que los documentos eran ininteligibles, en abierto negación de la extraordinaria y prover- armas, sino papeles: los títulos de propiedad. De otra parte, la infiltración, con los
bial claridad que tienen en Chile los documentos notariales. Vale decir, volvieron a la imagen del Salvaje entendimientos individuales entre chilenos y araucanos que presuponía, estaba repor-
Inocente de la Ilustración, o del sujeto bárbaro del liberalismo o del ‘indio borracho’ que prevalece en la tando ventajas considerables a los araucanos. Muchos se volvían ahora fácilmente ricos
con solo arrendar tierras; algunos disponían de inquilinos chilenos; otros recibían casi
mentalidad de los chilenos hasta el presente o simplemente citaron situaciones triviales como la caligrafía
una forma de ‘cupo’ por mantenerse en tranquilidad y paz (1984: 53).
‘ininteligible’ de los contratos. Lo más significativo es que no otorgaron a los lonkos el protagonismo que

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Las ventas del Mapu (tierra). lugar la operación, Cayumcura solicitó la presencia de la máxima autoridad tribal del distrito: “mi Capitan
y Governador don Antonio Nequlqueu”.
Las primeras ventas de tierras ancestrales en el lafquenmapu se remontan a fines del siglo XVIII, cuando Si bien la venta se realizó en 1793, en los documentos y escrituras que relevaron el hecho se es-
el lonko Alonso Cayamcura vendió parte de sus terrenos ancestrales a Fermín Hernández. El documento tablece que Hernández operó como arrendador de los terrenos por más de 15 años. Vale decir, las
de venta rezaba así: primeras transacciones entre ambas partes se remontaron a la época que siguió el asentamiento de las
paces en el Parlamento General de 1774, ocasión en que la Corona (española) aceptó la designación de
Arauco, y Octuvre veynte y tres de mil setecientos noventa y tres años. Caciques Embajadores en la capital de Chile. En esa oportunidad, el representante de los lafquenche fue
Digo yo el casique Don Alonso Cayamcura que siendo dueño absoluto de mis propias el lonko Guaiquihuenu, de la comunidad de Albarrada, mientras el Gobernador General seguía siendo
tierras las que tengo y goso por haverlas eredado de mi finado padre de las que me beo el afamado Francisco Neculbud. Este detalle no es nada despreciable, porque demuestra que al abrigo
disfrutandolas en distancia de 25 años a esta parte como consta a todos los Españoles, de la paz y en el ambiente de convivencia que creaban las relaciones fronterizas, se fue produciendo un
a mi Capitan y Governador don Antonio Nequlqueu y que teniendole arrendado a Dn. acercamiento entre ambos mundos que se materializó con el arraigo final de labradores winkas al sur de
Fermin Hernandez algunas tierras ya en distancia de 16 años a esta parte por un corto
la línea de fuertes y fortines.
ynteres como lo acostumbramos mas oy dia de la fecha hallándome con cresida nece-
La revisión detallada de los eventos que se registraron en el Gulumapu septentrional desde 1835 a
sidad e pasado a casa de dicho Sr. Con mi Governador y Capitan a benderle las tierras
que son las siguientes; Primeramente la chacra que esta en el Camino ajunto del que baja 1868 deja en evidencia el continuo asentamiento de chilenos –terratenientes, empresarios mineros, peo-
de las lomas por el Camino de la Greda que llamamos teniendo lindero con la chacra nes y campesinos- sobre las tierras tribales. Este proceso precedió y sirvió de telón de fondo a lo que
que en lo presente le tengo arrendada a Narsiso Asocar, con el bien entendido que del sería, primero, la integración jurídica de las tierras situadas al norte del río Malleco y, luego, la instalación
Poniente ba para el Oriente y alcanzan aber ocho cuadras; y del Sur ba para la Punta del de fuertes y fortines en la nueva línea fronteriza situada en ese mismo río. También fue el complejo
serro, que llamamos de Quraquilla para el Norte, y de dicha punta de serro ba para el escenario en que se desató la última guerra wenteche o arribana, bajo el liderazgo de Quilapan, Montri,
mar lindando con las tierras que bendidas tengo al finado Manuel Lobo, y dicho Llano Calvucoy y Quilahueque, dirigida tanto contra los nuevos pobladores chilenos como contra los antiguos
alcansa asta la Laguna de Escalante sin que puedan los españoles a quienes arrendado habitantes lelfunches y lafquenches, y que libró sus últimas escaramuzas bajo la jefatura del toqui Calfu-
tengo mis demas tierras como que en lo presente le tengo arrendado a Antonio Jarami- cura en Tres Arroyos (León, 1981: 3-49).
llo y a Camilo Fredes para que estos ni nadie puedan estenderse ni menos meterse en
dicho Llano porque el espresado don Fermin me a dado su dinero por estas ya aradas En otros trabajos hemos dado cuenta del mercado de tierras que surgió en esos años
tierras asta el mar y de la espresada Laguna ban estas tierras asta la población que tiene y que quedó registrada en las Notarías de Nacimiento, Los Ángeles, Arauco y Concep-
en los serrillos Fredes, con el bien entendido que en ellas no encuentran mejora halguna. ción. Del registro escritural más temprano del proceso de ventas de tierras mapuches
Y a mas de estas tierras tanvien dentra la otra chacrita que esta al fin de la quevrada que en el distrito de Nacimiento se remonta a 1845, cuando Domingo Salvo –activo sujeto
tanvien distan de algunos años a que tanvien la tengo arrendada en la benta; que esta fronterizo con una larga historia de intervención en las guerras de la independencia
linda con la chacra que bendi a Jose Peral la cual llaman la Chacra de la Tosca y para y de los conflictos interétnicos mapuches- vendió un terreno situado en Quilaco a
el Sur linda con la chacra que le tengo arrendada a don Martin martinez, al Oriente es Nicolás Tirapegui. Esta operación, que fue llevada a cabo en presencia del Juez del
desde la plasoleta de arriva y para el Poniente alcansa hasta la orilla del pajonal que de Departamento de La Laja, involucró el traspaso de tierras mapuches compradas pre-
largo tiene tres cuadras y de ancho dos y media; y todas las ya sitadas tierras las e ven- viamente por Salvo a los naturales Naguelan Catalán, FerminPichumante y la india
dido por el precio de diesiocho pesos en lo que no encuentro mejora alguna y para que Anepayante….cuya escritura y todos los derechos que en ella se le concedieron a éste
dicho Señor de ellas pueda haser y querer como que esta compra que me a echo nadie último cedió a favor de su compadre en virtud de la cláusula siguiente: mediante la cual
de mis vasallos le puede poner el menor envarazo y porque de ellas aga lo que mejor le me desisto, quito y aparto del derecho, dominio, acción, señorío, posesión y propiedad
convenga por ser ya Dueño de ellas para aser y desacer he hecho esta escritura desta mi que a dicho terreno tenía y por lo mismo le paso todos los documentos que acreditan la
benta de dichas tierras con el conosimiento de mi Governador y de mi Capitan y demas compra que tenía hechas a sus propietarios dueños. Los límites son los siguientes: Por
testigos que estan presentes, para la devida formalidad lo firman en dicho Dia, Mes i el Norte con el BioBio; por el Sur con el estero Piler; por el oriente con tierras de don
año y de que doy fe. A rruego del Casique don Alonso Cayamcura Pioquinto Garrido. Domingo Salvo; y por el Poniente con tierras de los vendedores, cuya línea divisoria
Joaquin Garrido a rruego del casique Governador Don Antonio Nequlqueo. Nicolas está demarcada por unas cruces hechas de unos robles como lo confirman los mismos
del Río a rruego del Capitan Don Josef Santibañez. Manuel Silva Testigo Teniente vendedores y que la línea del Sur citando a Piler es en la cabecera de este estero donde
Manuel Silva. Por mi y ante mi Andres Anguita (ANA, V 17)6. llaman Huitrigue con dirección a Bureu. La cantidad en que el Señor Tirapegui compró
este terreno es de setecientos pesos (700 $). Esta misma escritura había sido inscrita
La escritura de la venta realizada por Cayumcura no requiere mayores interpretaciones. Se declara con fecha 31 de diciembre de 1861 pero por no haber puesto sus verdaderos límites se
sueño ‘absoluto’ de las tierras que vende y señala que otros le reconocen como tal; justificando su acción ha hecho esta inscripción, quedando aquella de ningún valor, la que se halla a fojas dos
por hallarse en un estado de “crecida necesidad”, el lonko procedió a vender las tierras que heredó de su número seis del año respectivo7.
padre. No se trató de potreros abandonados ni páramos, sino de predios que ya estaban en arriendo y
en plena explotación, rodeados de arrendatarios o terratenientes winkas a quienes el propio Cayumcura De allí en adelante, la venta paulatina de tierras se convirtió en un verdadero drenaje, aumentan-
había vendido/arrendado previamente. Para finalizar su transacción con Fernández, en cuya casa tuvo do las transacciones de modo paulatino pero muy firme. De acuerdo a un registro realizado por la
Intendencia de la Provincia de Arauco – que comprendía en aquel entonces los territorios situados al

6
Título de venta realizado por el cacique Alonso Cayamqura a Fermin Hernández, Arauco, 23 de octubre de 1793,
en Archivo Nacional de la Administración, Notarios Coronel Vol. 17. Se ha conservado la lexicografía y puntuación 7
Domingo Salvo otorga escritura de venta a Nicolás Tirapegui de los terrenos de Bureu, La Laja, 6 de diciembre de
original. Citado en adelante ANA, seguido del volumen y fojas cuando corresponda. 1845, inscrito el 25 de abril de 1862, en ANA Notarios de Nacimiento, Vol. VIII, f. 3.

190 191
norte de la línea fronteriza- los predios vendidos en pleno territorial tribal subieron a casi el centenar versa sobre la defensa de unos terrenos que al otorgante le detenta don Adolfo Antonio Solano….”12.
durante la década de 1840: En 1850 el aumento fue aún más notorio, con más de 400 transados. Una Matías Olate también se vio obligado a buscar un procurador
vez que se abrieron las notarías de Los Ángeles y Arauco, los registros dieron cuenta de una venta casi
completa de las tierras situadas entre los ríos Biobío y Malleco: el Gulumapu septentrional y la costa de para que en su nombre continúe los juicios que le tienen iniciados don Pantaleón Sán-
la Araucanía iban quedando sistemáticamente en manos de los winkas a punta de plumas y contratos, sin chez sobre querella de despojo, y don Samuel Arriagada la indígena Naguelpan y don
que se hubiese disparado siquiera un tiro. Francisco Melo por el indígena José María Naguelcura y Fermín Pilquillo también por
Al revisar las estadísticas de las tierras transadas en 1865-1866 en la Notaría de Nacimiento, se querellas de despojo13.
desprende que las ventas mantuvieron un ritmo constante. En primer lugar, durante 1865 el número de
diligencias realizadas por mapuches en la oficina subió a ocho, llevadas a cabo por Ampay, Manuel Curin, Los pleitos y litigios que surgieron a causa de las ventas corrieron paralelos con las disputas internas
Antonio Catrileo, Ignacio Guinchuleo, Pichi Millaleo, Juana María Pichún, José Santos Pichun y y Agus- –en el seno de los linajes- entre miembros que se acusaban mutuamente de despojos. Probablemente,
tina Pichunman; los primeros lo hicieron para registrar préstamos contraídos con winkas – a cambio de la mayor parte de esos pleitos fueron resueltos de acuerdo al admapu, pero algunos llegaron a ventilarse
los cuales hipotecaban retazos de terrenos- mientras los dos últimos lo hicieron para oficializar sus res- en los tribunales de la República. Así, a mediados de septiembre de 1864, José Manuel Pichun nombró
pectivos testamentos8. Durante ese mismo año, se inscribieron en la Notaría seis propiedades mapuches apoderado a Antonio Ehijos, “para que lo represente en el juicio que le han promovido sus hermanos
pertenecientes previamente a Domingo Ancapi, Miguel Carriqueo, Huenupan, Juan napelen (Butajuan), Juana y Juana María Pichun sobre reivindicación de terrenos o partición de herencia…a la firmeza de
Millaqueo y los hermanos Ambrosio Pinolevi, Agustín Marileo, Manuel Curin y Mariqueo, Rosa Marileo, lo expuesto obliga el otorgante su persona y bienes habidos y por haber, con las sumisiones y renuncias
GuenchepeMarileo, MarileoGuichi, ChocopanGuicho y Ambrosio Guicho9. Los principales beneficia- de leyes. Así lo otorga y firmó”14. Es difícil señalar que fue más dramático: el alegato por tierras entre
rios fueron Rafael Anguita, padre del reconocido Diputado Héctor Anguita, y el Estado de Chile. La miembros de una misma parentela – que significaba un quiebre de los lazos sanguíneos que hasta allí
figura empleada para justificar la transacción fue la ‘dación en pago’ – un eufemismo para cubrir una cohesionaban la base de la sociedad mapuche tradicional- o el hecho que una de las partes acudiera a los
deuda- y de venta directa al fisco. En 1866, las ventas de tierras mapuches siguieron un patrón similar. jueces del Estado para que dirimieran sus querellas. Al hacerlo, desconocían de facto la autoridad de los
Al respecto, las diligencias notariales realizadas por mapuches subieron a 13 y se realizaron 11 ventas, lonkos tradicionales, que por varios siglos, habían resuelto este tipo de diferencias.
llevadas a cabo por Juan Bizama, Pancho Cobian, María Cruz y Rosa Coñueman, Ignacio Guechuleo, La intensificación litigante de los mapuches tuvo su contrapartida en una feroz reacción por parte
Juan de Dios Guicho, Capitán Lincoñir, Agustín Marileo, Francisco Millagüir y Agustina Nahuelpi10. de terratenientes y colonos que, al igual que los mapuches, se sintieron víctimas de un masivo fraude. Se
Usando el eufemismo de ‘mutuo’ – otra forma de disfrazar una venta- en que tanto el comprador como puede citar como ejemplo el poder otorgado por José Sánchez a Alejo Ventus a comienzos de mayo de
el vendedor estaba de acuerdo en respaldar un préstamo con una hipoteca, José Leoncio Cadenas, Juan 1864: “Que confiere poder especial el necesario en derecho al Procurador de Número don Alejo Ventus
Antonio Ríos y Agapito Lagos. José Leoncio Cadenas, un conocido tinterillo y procurador de pleitos en para que lo represente en el recurso de apelación que ha interpuesto en la ejecución que ha promovido
la región, comenzó ese año a acumular una vasta fortuna predial. contra el indígena Guenuquir”15. José María Rodríguez, cuyo nombre no figura entre los grandes espe-
Paulatinamente, la venta indiscriminada de tierras que tuvo lugar durante la década de 1850 y que culadores de tierras de Nacimiento, también se sintió obligado a concurrir a los tribunales para defender
experimentó una ligera intensificación cuando se tramitó la ley de prohibición total de diciembre de sus derechos conculcados por Nahuelpan.
1866, también se transformó en una fiebre de pleitos y litigios en que diversos mapuches procuraron
Confiere poder especial a favor de don José Leoncio Cadenas, vecino de este pueblo,
defender en los tribunales lo que consideraron usurpaciones y despojos. En efecto, a partir de 1860, los
para que a su nombre siga el juicio que le ha promovido don Ricardo Bastidas como
mapuches que habían perdido sus tierras a causa de que algún pariente o miembro del linaje vendió los apoderado del indígena Nahuelpan sobre reivindicación de una parte del fundo de
terrenos que pertenecían a la ‘comunidad’, iniciaron una activa defensa judicial de sus derechos usurpa- propiedad del otorgante denominado Mulchen, situado en la Subdelegación del mismo
dos. Así sucedió con la gestión que José Leoncio Cadenas y Agapito Lagos iniciaron a nombre de los nombre en este Departamento, como así mismo para promover cuantos juicios sean
lonkos Maripichun y Buchalao. En 1864, Adolfo Solano, uno de los más asiduos compradores de tierras necesarios para sostener el dominio que el poder dante tiene en el citado fundo…. A la
mapuches, otorgó poder a Apolinario Lara para “que lo represente en el juicio que en su contra tiene firmeza de lo expuesto obliga el otorgante su persona y bienes habidos y por haber16.
iniciado don Mariano Lagos por poder de los indígenas Ignacio Buchalao, Juan Maripichun y Manuel
Levío sobre reivindicaciones de terrenos”11. Solano venía sosteniendo un juicio con los mapuches desde José Monje nombró como su procurador ante los tribunales al reconocido ‘tinterillo’ José Leoncio
comienzos de la década de 1850. Al respecto, en junio de 1864, se hizo la siguiente anotación en la No- Cadenas – cuyos clientes se contaban entre winkas y mapuches por igual- para que “continúe el juicio de
taría de Nacimiento: “Compareció el indígena Juan Maripichun, vecino a quien doy conozco y otorga:
que aprueba en todas sus partes el contrato que su apoderado don Mariano Lagos otorgó con don José
Leoncio Cadenas con fecha siete de noviembre de 1853, cuyo contrato se le hizo comprender, el cual 12
Diligencia de aprobación de contrato celebrado por el apoderado de Juan Maripichun, nacimiento, 4 de junio de
1864, en ANA Notarios de Nacimiento Vol. XI, f. 32.
13
Poder otorgado por Matías Olate a Toribio Bastidas, Nacimiento, 30 de abril de 1864, en ANA Notarios de Naci-
8
Índice alfabético del Protocolo de Instrumentos Públicos otorgados en 1865, en ANA Notarios de Nacimiento Vol. miento Vol. XI, f. 23.
XIII. 14
Poder otorgado por José Manuel Pichun a Antonio Ehijos, Nacimiento, 12 de septiembre de 1864, en ANA Notarios
9
Índice alfabético de las Inscripciones hechas en el Registro del Conservador de Raíces durante el año de 1865, en de Nacimiento Vol. XI, f. 85v.
ANA Notarios de Nacimiento Vol. XIV. 15
Poder Especial otorgado por José Sánchez a Alejo Ventus, Nacimiento, 4 de mayo de 1864, en ANA Notarios de
10
Índice de Registro de Propiedades, ANA Notarios de Nacimiento Vol. XII (1864). Nacimiento Vol. XI, f. 26v.
11
Poder Especial otorgado por Adolfo Solano a Apolinario Lara, Nacimiento, 1º. De abril de 1864, en ANA Notarios 16
Poder Especial otorgado por José María Rodríguez a José Leoncio Cadenas, Nacimiento, 29 de septiembre de 1864,
de Nacimiento Vol. XI, f. 11. en ANA Notarios de Nacimiento Vol. XI, f. 92.

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ejecución que tiene iniciado contra los indígenas Pedro Cheuquelemu, Juan Millalen y GuincaMarilao vecino de la provincia de Concepción, a quien también conozco, para que pueda rema-
por cobro de la cantidad de 836 pesos e intereses…obliga el otorgante su persona y bienes habidos y tar por su cuenta 150 cuadras de terreno de propiedad del indígena Antonio Guaiquilao,
por haber”17. El mismo Cadenas, fue nombrado apoderado, apenas una semana más tarde, para actuar a cuyo remate se va a hacer en la primera Subdelegación de este pueblo a consecuencia de
nombre de Carlos Onfray en el juicio que éste sostenía “con el indígena Juan Curin”18. Juan Domingo una ejecución entablada contra el citado Guaiquilao por don Carlos Federico Bravo23.
Soto nombró como su apoderado a Teodoro Morner, para que “reclame del indígena Colicheo o de su
fiador don Eduardo María Solano, doce animales vacunos, catorce cabezas de ganado lanar y un ternero La situación que se vivía en las notarías entre algunos lonkos lelfunche y especuladores connotados
de un año que por un contrato celebrado con el primero fue obligado a pagarle éste al otorgante”19. Soto podría haber quedado confinada allí. Del mismo modo, se podría pensar que los fraudes, engaños e im-
ordenó a sus herederos, en el testamento que firmó en esos mismos días, “que si hubiere algunas deudas posturas que se iban cometiendo de un modo tan sistemático pasarían desapercibidas a quienes debían
a su favor las cobren, principalmente lo perteneciente al salteo que le hicieron los indios de Requen”20. hacer cumplir la Ley. Aún más, reflexionando desde el sesgo antiestatal que despliegan diversos especia-
Antonio y Miguel Castro, ambos vecinos de la villa, acudieron en abril de 1866 a la notaría para dar poder listas cuando relatan estos hechos, se podría concluir que el engaño sistemático y la usurpación fueron
especial a Eulogio Benavente, parte de una conspiración global llevada a cabo por la dupla especuladores - agentes estatales quienes,
en una extraordinaria acción cómplice, se habrían coludido para consumar una engaño de extraordinaria
para que intervenga y los represente en todos los asuntos y juicios que los otorgantes magnitud y persistencia en el tiempo. Sin embargo, lo que va quedando en evidencia es una situación
tengan que iniciar o se les iniciaran con respecto a la herencia que les corresponde muy diferente. Así lo ilustra la carta que envió el Intendente de la Provincia de Arauco, el coronel Cor-
como sucesores de Pascual Antiñir y muy particularmente sobre los terrenos que en nelio Saavedra, al entonces Ministro de Guerra Federico Errázuriz a comienzos de noviembre de 1867.
Angol y Picoiquen tienen ya recibidos los otorgantes, habiendo sido entregados a ellos
por los que antes los poseían, según consta de un acta que al efecto se levantó. En He tratado de tomar conocimiento de las adquisiciones que recientemente se han he-
consecuencia, facultan a su apoderado para que nuevamente si lo cree conveniente cho por particulares i de los datos que he podido adquirir resulta que se han otorgado
tome posesión de dichos terrenos ya sea judicial o extra judicial; inicie juicio contra las en poco tiempo numerosos contratos de mutuo en que diversos indíjenas se constitu-
personas que hayan puesto o quieran poner algún embarazo al libre uso de los dichos yen deudores para con distintas personas de cuantiosas cantidades de dinero a ciertos
terrenos como asimismo para que conteste todos los juicios que sobre el mencionado plazos, habiendo pasado la mayor parte de estos contratos ante el escribano Público
terreno o los demás bienes que puedan pertenecerles por dicha sucesión, se iniciaren21. de Nacimiento. Actualmente penden ante el Juzgado de Letras de la Provincia i los
Juzgados de Primera Instancia de los Departamentos varias ejecuciones contra indí-
No se indica en el documento como los hermanos Castro se transformaron en los sucesores legales jenas procedentes de los referidos contratos, i si el interés fiscal no se hace intervenir
del patrimonio de Pascual Antiñir. Ni siquiera se puede establecer la condición ‘étnica’ de ambos her- con celo i empeño en estos juicios podría haber el riesgo de que pudiese peligrar el
manos –que fuesen hijos de Antiñir, pero con nombres españoles- o si se trataba de especuladores que derecho que con buen éxito habría podido deducirse en tiempo oportuno; porque Us.
compraron a terceras personas los documentos que acreditaban la enajenación realizada por Antiñir. Lo debe persuadirse que en jeneral los prestamos son disimulados, que los terrenos que se
embargan a virtud de ellos o no son de los deudores porque son baldíos ó tienen un
cierto es que al nombrar un Procurador iniciaban la larga tramitación burocrática legal que hacía desapa-
derecho arrogado al fisco.24.
recer los últimos vestigios nativos de los predios. José Jara, otro vecino de Nacimiento que no se destacó
por sus afanes de latifundista ni participó en las ventas masivas de terrenos que tuvieron lugar durante
¿Por qué algunos lonkos lelfunche y lafquenche vendieron sus tierras? ¿Tenían plena consciencia de
la década de 1850, también estimó necesario nombrar un apoderado para promover sus derechos en las
sus actos y de los nefastos efectos que tendría la enajenación de sus predios? ¿Vincularon la propiedad
cortes frente a los litigios que mantenía con mapuches. “Confiere poder especial el necesario en derecho
a su condición política de sujetos autónomos? Indudablemente, contemplar la acción de los lonkos que
a favor de don Fernando Carte también de este Departamento, para que lo represente en la ejecución que
vendían su legado patrimonial sin prestar atención a las consecuencias pone en tela de juicio la opinión
tiene entablada contra el indígena Antonio Guaiquilao”22. Los pesares de Guaquilao no comenzaron en
tradicional que se tiene sobre ellos:
ese momento, sino que se remontaban a varios meses atrás. En efecto, a fines de enero de 1865, Eduardo
Monti se convirtió en ‘fiador’ de Nicolás Novoa, El lonko –Cabeza- es quien dirige un lof, comunidad. Su cargo puede recibirlo por
descendencia familiar, antiguo atributo, o por nombramiento de su comunidad. De
ello suele depender que se le reconozca como Genpin Lonko, Poseedor de la Palabra
17
Poder Especial otorgado por José Monje a José Leoncio Cadenas, Nacimiento, 11 de abril de 1865, en ANA Notarios – la cualidad más apreciada; Ulmen Lonko, el que posee riquezas; o como Lonko, por
de Nacimiento Vol. XIII, f. 49. A comienzos de junio del mismo año, Monje renovó el poder de Cadenas alegando que mérito personal correspondiente…..esta autoridad cumple siempre un rol social y, en la
la deuda de Guinca Marilao ascendía a 1060 pesos más intereses. mayoría de las identidades territoriales, también se ocupa del aspecto religiosos: dirige
el Gillatun. Es el encargado, junto con la Machi, de velar por la continuidad del Az
18
Poder Especial otorgado por Carlos Onfray a José Leoncio Cadenas, Nacimiento, 22 de abril de 1865, en ANA Mapu, las costumbres de la Tierra mapuche. Ambos son conocedores de las máximas
Notarios de Nacimiento Vol. XIII, f. 50v.
profundidades de nuestra cultura. (Chihuailaf, 1999: 77)
19
Poder Especial otorgado por José Domingo Soto a Teodoro Morner, Nacimiento, 25 de julio de 1865, en ANA
Notarios de Nacimiento Vol. XIII, f. 77v. Si estos fueron también los atributos de los lonkos que vendieron la tierra de sus ancestros – es
20
Testamento de José Domingo Soto, Nacimiento, 26 de julio de 1865, en ANA Notarios de Nacimiento Vol. XIII, probable que no sea así, y sería un anacronismo extender las cualidades actuales de los lonkos a quienes
f. 79.
21
Poder Especial otorgado por Antonio y Miguel Castro a Eulogio Benavente, Nacimiento, 112 de abril de 1866, en
ANA Notarios de Nacimiento Vol. XV, f. 31. 23
Eduardo Monti se convierte en fiador de Nicolás Novoa en ejecución de remate contra Antonio Guaiquilao, Naci-
miento, 31 de enero de 1865, en ANA Notarios de Nacimiento Vol. XIII, f. 18v.
22
Poder Especial otorgado por José Jara a Fernando Carte, Nacimiento, 14 de octubre de 1864, en ANA Notarios de
Nacimiento Vol. XI, f. 104v. 24
Saavedra al Ministro de Guerra, Los Ángeles, nov. 8 de 1867, en ANMG 536, carta n°210, f. 527.

194 195
desempeñaron ese rol durante la segunda mitad del siglo XIX-, ¿por qué llevaron a cabo una acción tan que a fuerza de propagar vicios, le permitió quitar tierras, animales y lo que es más, la
infausta? ¿Fue el resultado de un mestizaje de las capas dirigentes del Gulumapu o, simplemente, obede- vida a una nación. (Manquilef, 1915: 10).
ció a intereses personales más directos? La formación del inmenso mercado inmobiliario que funcionó
en las localidades fronterizas de la época, ¿consistió solamente en un gran fraude o fue el reflejo de De esta forma, sintetizando muchas voces y recogiendo cientos de experiencias, el afamado líder ma-
procesos más estructurales y profundos que los historiadores no han deseado relacionar? ¿Qué vínculo puche Manuel Mankilef describió en 1915, la Pacificación del Gulumapu. Sus palabras no fueron únicas
existe entre las ventas de tierras tribales y el ingreso del capitalismo al Gulumapu? ¿Cómo asumieron los ni excepcionales, como bien señala Pinto: “El indígena lleva ya veinte años soportando el yugo de sus
habitantes del Gulumapu la llegada del capitalismo? ¿Fue para ellos una verdadera avalancha de desgra- vencedores, señaló El Colono de Angol, en 1900. Conminado a vivir en “un pedazo de tierra, como ración
cias y pesares o, por el contrario, consistió en el anuncio de una bonanza marcada por un sistema de de hambre, de entre lo que formaban sus antiguos dominios” y explotado por gente inescrupulosa, los
relaciones sociales que les liberaba de las duras ataduras que imponía la organización social basada en la tiempos de abundancia y holgura pasaron para él, debiendo vivir hoy “en un estado de miseria i de igno-
los lazos de sangre – con sus jerarquías, diferencias sociales y odiosas desigualdades- y que les igualaba rancia extrema” que muchas veces lo empuja a las pampas argentinas. De acuerdo al dirigente mapuche
a través de las operaciones mercantiles que fijaba el mercado? La rueda de la historia mapuche ha dado Martín Alonqueo, esta etapa corresponde al período de acorralamiento del mapuche y a una de las más
muchas vueltas y, como se desprende de situaciones más recientes, no ha dejado de girar. “Pocas dudas dura y amarga de su historia. Es la misma historia que recogieron Tomás Guevara y Manuel Manquilef
caben que en los últimos veinte años se han producido cambios acelerados en la sociedad mapuche del en Las últimas familias araucanas y que también registró Pascual Coña en el relato de su vida recogido por
sur de Chile”, escribió recientemente José Bengoa al momento de describir los efectos de la privatización el padre Ernesto Wilhelm de Moesbach, veinte años más tarde” (Pinto 2012: 168). Un elemento que
de las tierras comunales contenidas en los Títulos de Merced (2012: 13) ¿Fueron igualmente acelerados caracterizaría desde entonces el relato mapuche respecto de la integración de la etnia al Estado de Chile
los cambios provocados por las enajenaciones del siglo XIX? es la violencia con que se produjo dicho proceso, lo forzoso de su condición y la pobreza generalizada
Desde Marx, el capitalismo ha sido visto por los especialistas a partir de sus rasgos más expresivos: que desencadenó. “Estas familias se dedicaron antiguamente a la guerra y a la crianza de animales. En-
la acumulación de riquezas en unas pocas manos y la expansión de la pobreza, la miseria y el pauperismo tonces nuestros mayores disponían de terrenos sobrantes para criar weke, vacas y ovejas. Después nos
en una escala no vista antes ¿Fue esa la forma que tuvo el capitalismo en sus momentos iniciales, cuando remataron los terrenos y nos dejaron apretados en tan pocas hectáreas tantas familias. Tuvimos que ha-
disolvía las estructuras feudales y señoriales y abolía el dominio de muy pocos hombres sobre la gleba? cernos sembradores” (Guevara y Mañkelef, 2002: 168). Como se desprende de esta declaración de José
¿Cómo reaccionaron los mapuches empresarios frente a los nuevos vientos mercantilistas que soplaban Luis Kolluw, en la memoria colectiva se conservó la imagen de un tiempo prereduccional de inmensa
en el Gulumapu? La danza de los pesos y de los predios, ¿no fue acaso una forma de liberarse de la tutela prosperidad, autonomía y libertad; luego viene la época de la violencia que fue seguida por la condición
odiosa de lonkos y ulmenes que imponían su voluntad tiránicamente? “Era muy duro para mandar castigar. actual de enclaustramiento, reducción territorial y perdida de la autonomía social que gozaron antaño
Mandaba matar mapuches como quien hace matar corderos. Los hacía morir a lanza por robos o por los habitantes del Gulumapu. Importa señalar que en la memoria colectiva no hay recuerdo de la prime-
otros motivos. Mataba también a las mujeres infieles”, relató Lorenzo Koluman al describir al cacique ra etapa de incorporación voluntaria –lo que podríamos denominar la fase previa a la Pacificación- en
lelfunche Colipi, “poseía las más grandes yeguadas. Manejaba plateros y pelloneros. Tenía un cuarto que el devenir cotidiano fue marcado por las ventas de las tierras; tampoco se especifican los territorios
lleno de objetos de plata. Sólo entraban en él sus dos mujeres preferidas….” (Guevara y Mañkelef, afectados por la violencia, no se recuerdan las guerras ni las matanzas ni se conmemoran los nombres
2002: 33). Similares expresiones utilizó Kolukew Küdel al describir a su padre, antiguo lonko de Temuco: de aquellos que lucharon contra los winkas. En breves palabras, la memoria étnica es nula respecto de
“Poseía abundante ganado y bosques de manzanos. Tenía su cabalgadura completamente cubierta de la cronología y de la geografía del proceso fundacional, fue y es vaga respecto del curso que tomaron los
plata y sus mujeres eran muy lujosas” (Guevara y Mañkelef, 2002: 106). Manuel Mankelef, al referise a acontecimientos posteriores, pero se constituye con vigor en torno a una idea generalizada de la violencia
su padre escribió: “Se dedicó de preferencia a la crianza de animales. Hizose de este modo dueño de y la usurpación. La agresión winka y la ocupación militar del Gulumapu, con sus nefastas consecuencias,
porciones crecidas de ganado vacuno, ovino y en especial caballar. Por sus hijas fue doblemente rico se convirtieron en un exclusivo telón de fondo que da el tono al conjunto de la representación del pasado
y considerado” (2002: 133). Plantear que los lonkos de alguna otra época no fueron ni tan guerreros ni reciente de los mapuches.
tan épicos, y que en otras fueron gente prepotente, enriquecida, abusadora y vana es hoy políticamente
incorrecto –ya saldrán los fariseos que denunciarán al autor por haber blasfemado contra el evangelio del Por primera vez se elabora una demanda territorial, en base a la memoria histórica de
esencialismo y por haber desnudado las verdades a medias establecidas por el paternalismo winka- pero los peñi y lamgen más antiguos, quienes transmiten los límites ancestrales de las comu-
es científicamente necesario hacerse este tipo de preguntas para desentrañar la espesa madeja de relatos nidades: con este acto se rompe con la demanda tradicional de tierras que a la fecha se
hacía sobre la base a los Títulos de Merced, pues los recuerdos superaban con creces
y representaciones que existen en la actualidad. No hacerlo, significa seguir analizando con anteojeras
a lo establecido en dichos documentos. La importancia de este hecho radica en que
anacrónicas los procesos históricos, cerrando las vías de toda explicación posible, al mismo tiempo que se toma consciencia de la derrota histórica de nuestro pueblo a fines del siglo XIX, en
se reiteran incansablemente las respuestas acuñadas por los historiadores del siglo XIX y XX y que han la mal llamada “Pacificación de la Araucanía”, donde surgen los Títulos de Merced,
llevado a la consolidación de mitos y distorsiones en verdades históricas inamovibles. Como lo dijimos después de realizado el gran despojo de tierras mapuches a sangre y fuego a manos del
una vez, siempre es conveniente abrir las puertas y ventanas a la nueva historia, para que se ventilen los ejército chileno. 25
pasillos y rincones que conservan el polvo de ideologías muertas.
No sabemos qué factores influyeron este proceso de omisión y de homogeneización - en que se
perdió además la capacidad de referir el relato en términos tribales o territoriales- ni tampoco negamos
El relato mapuche contemporáneo y la invención de la memoria. la validez de esa memoria – que está en la base de una demanda colectiva actual que no se puede obviar-
pero apuntamos a ambos rasgos en tanto que caracterizan la forma como se despliega un relato testimo-
El Gobierno de Chile violó tratados, promesas. Hizo pedazos la Constitución decla- nial que denuncia las ventas como usurpaciones y transforma a los mapuches de la segunda mitad del
rando la guerra a Arauco en la forma más insidiosa y ruin que jamás una nación hiciera.
Lo pervirtió hasta matar en parte sus enerjías y hoy eleva estatuas a esos conquistadores
25
Declaración de la Cooordinadora Arauco-Malleco, weftun, año 2011, p. 4, citado en Vergara (2013: 130).

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siglo XIX como víctimas pasivas de los winkas. “Mucho antes que Popper, Aristóteles ya había notado los legítimos detentadores de esas propiedades durante los dos siglos siguientes. Sin embargo, en su re-
como en el desarrollo del conocimiento filosófico no resultan útiles únicamente los descubrimientos y las seña de los conflictos que sucedieron a la Guerra de la Independencia y la Guerra a Muerte, Gavilán pa-
verdades expresadas por los antecesores, sino también los errores en que hayan podido incurrir, porque rece retornar al idea de la usurpación: “Por aquellos tiempos (1823-1833), algunos chilenos (wincas para
el reconocimiento de esos errores sirve como impulso para una investigación posterior que los corrija y los Mapuche) comenzaron a introducirse por la costa de Arauco, hasta establecerse en Lebu y Cañete”
nos acerque a la verdad” (Cruz, 1986: 74). Esta frase, elaborada por Manuel Cruz, expresa con perfec- (2007: 110) ¿Se trataba de compradores, de colonos refugiados, de montoneros fugitivos? ¿Se asentaron
ción la intención de nuestra búsqueda: reconstruir con las herramientas que nos proporciona el oficio de modo permanente, o fueron simples transeúntes de la tierra en tiempos de crisis? El autor no res-
del historiador un proceso que debe ser particularizado, temporalizado, decodificado adecuadamente, ponde a estas interrogantes – a pesar del papel fundamental que le da a la tierra en su argumentación- y
para contribuir a la reflexión actual. Repetir los lugares comunes que devienen de una interpretación concluye su sección con una gran imprecisión. Refiriéndose a la firma del Tratado de 1825, señala: “El
convertida en mito social solamente alienta la prédica entre los mismos parroquianos y no contribuye a mencionado tratado se realizó en Tapihue, cerca de Yumbel y como todos sabemos, aquellos acuerdos
los procesos de construcción realista del futuro. En lo que concierne a este tema, insistir en el retrato solo quedaron en el documento. Los mapuches continuaban defendiendo su territorio, ahora en la lí-
de la violencia – violencia del Estado, violencia de la sociedad- no solamente reitera una interpretación nea norte del Río Malleco” (Gavilán, 2007: 111). ¿Cómo se produjo el retroceso de lelfunches (abajinos)
distorsionada de los hechos sino que también abre las puertas de la resistencia violenta como alternativa y wenteches (arribanos) desde las riberas del río Biobio al río Malleco, dejando en manos de los chilenos
legitimada por la historia de esos hechos. Se requiere, en síntesis, establecer con rigor los hechos y evitar la región septentrional del Gulumapu? ¿Qué importancia tuvo ese hecho en el posterior proceso de
frases como la siguiente: “Se constata que su resistencia comenzó desde el momento mismo en que eran Pacificación de la Araucanía?
invadidas sus tierras por parte de las autoridades chilenas” (Campos, 2007: 39). Sin desconocer el rol Es probable que algunos datos biográficos que suministra el propio autor permitan entender mejor
que tuvo la violencia directa o indirecta en la pérdida de los territorios y de la autonomía mapuche, se su visión: Gavilán es descendiente del lonko arribano Pinto quien, en la segunda mitad del siglo XIX, ha-
estima que también corresponde crear un espacio que reflexión documentada que permita comprender bría cambiado su apellido Chiguay por Pinto. Sin embargo, a pesar de que su tatarabuelo fue originario
las acciones mercantilistas llevadas a cabo por los lonkos de la región septentrional del Gulumapu durante de Chihuaihue, localidad situada entre Angol y Collipulli y uno de los focos actuales del conflicto arriba-
las décadas previas a la Pacificación (1830-1870). Asumir la usurpación como la única verdad histórica, no o wenteche, Gavilán nació en Cañete, vale decir, en la costa del Gulumapu, a más de cien kilómetros de
deja fuera de la historia a esos lonkos que- por sobre cualquier otra consideración- fueron los líderes de la distancia de las tierras de sus antepasados ¿Cuándo se produjo el desarraigo de sus antepasados? ¿Cuál
gente que hoy vive en la pobreza. No solo resta agencia histórica a los mapuches – quienes son transfor- fue la memoria que le legaron sus abuelos? Sin duda, se trata de la memoria de refugiados, de una familia
mados en víctimas pasivas de la agresión winka- sino que contribuye muy poco a la comprensión de esa que tuvo que huir desde su patria original – wenteche o arribana- a las tierras del lafquenmapu, habitada en
memoria histórica colectiva que obligadamente se instala en la opresión, el resentimiento y la sensación aquella época por los más acendrados enemigos de su tribu. Posteriormente, el propio Gavilán debió
de pérdida. Una memoria que al mismo tiempo que retrata la intolerancia del otro (winka) reproduce la abandonar Chile a causa de sus opiniones políticas y la represión del régimen pinochetista. “Fue preso y
ignorancia en la memoria nuestra (mapuche y chilena). más tarde expulsado del país a cumplir pena de extrañamiento a Canadá por 20 años”. Estos datos no
“Dedico este libro a todos los hermanos que han perdido la vida en la lucha por recuperar nuestras son nada exógenos a la interpretación que elabora Gavilán. Por el contrario, se sitúan en el centro de su
tierras”. Con estas dramáticas palabras, que reflejan el profundo sentir que despliegan algunos autores relato. Un dato esencial: probablemente la historia de su familia en el seno de una antigua tribu enemi-
al momento de iniciar sus relatos sobre un acontecimiento que estiman infausto, el historiador Víctor ga, les llevó a reflexionar sobre lo espurio de las divisiones y lo estrecho de la marca tribal, forjando el
Gavilán abre su narrativa sobre lo que denomina “la nación mapuche” (2007: 1). “La Nación Mapuche, concepto de Nación desde la experiencia concreta de la solidaridad. “Con estos escritos solo pretendo
por más de mil años, ha estado ligada a su territorio ancestral. Su territorio fue invadido por la nación hacer una modesta contribución al esclarecimiento de la historia del pueblo mapuche y su lucha por el
chilena” (Gavilán 2007: 13). Con este emplazamiento, el autor deja en evidencia su opinión: los terri- reconocimiento como pueblo-nación, la lucha por la tierra y la cultura” (Gavilán, 2007: 18). No se trata
torios fueron usurpados por los chilenos. Más adelante señala: “Las fuerzas militares del gobierno de de un mapuche cualquiera: Gavilán es un wenteche, originario de Chiguaihue, que vivió su vida en el laf-
Chile invadieron los territorios entre 1860 y 1880….el Estado de Chile invadió el territorio mapuche y lo quenmapu, desterrado de su patria natal26. Un hombre que, con mucha razón, añora el retorno a la tierra
hizo suyo. Antes y después de la invasión, el Estado de Chile ha hecho uso de su sistema legislativo para de sus ancestros, un exiliado que ansía retornar a su Patria natal.
terminar con la propiedad indígena, vale decir con su tierra, la que constituye su medio de subsistencia” “Cuánto sabe de los orígenes, las causas de los conflictos de nuestro Pueblo frente al Estado na-
(Gavilán, 2007: 101,106). No obstante, en algunas secciones de su trabajo, Gavilán se refiere al tema de cional” (Chihuailaf, 2012: 10). Esta fue una de las preguntas que se formuló el poeta Elicura Chihuailaf,
la colonización chilena señalando: originario de Quererewe (Quechereguas), al momento de dirigir la palabra a los chilenos comunes y
corrientes. Inmediatamente quedan al trasluz dos elementos aportados por el relato histórico moderno:
Después del Parlamento de Negrete de 1793 se produce un proceso lento de com- que los mapuches constituyen un pueblo (y que los problemas son comunes a todos) y que han sido
pra y arrendamiento de tierras indígenas en la provincia de Arauco. Don Bernardino víctimas del Estado chileno. Más adelante, se refiere al territorio del walmapu en Argentina y Chile y la
Hermosilla y Fermín Hernández se hicieron sedentarios en Ranquil y Quiapo, don “irrupción del Estado chileno que nos ‘regaló’ su nacionalidad. Irrupción constatable ‘además’ en la
Antonio Carrero, Rafael y Andrés Melchor y Mariano Lobos se establecieron en la proliferación de los latifundios entre los que nos dejaron reducidos” (Chihuailaf, 2012: 12). Y luego
zona de Cupaño. Algunas de estas familias aún tienen descendientes en Lebu y Arauco.
prosigue: “¿Qué sucedería si otro Estado entrara a ocupar este lugar y les entregara documentos con una
Durante la Independencia de Chile, los mapuches y los pocos propietarios incrustados
nueva nacionalidad, iniciando la tarea de arreducionarlos, de imponerles su idioma, de mitificarles –como
en territorios Lafkenche no tuvieron ingerencia ninguna con los acontecimientos de
Santiago. (2007: 107). forma de ocultamiento- su historia, de estigmatizarles su cultura, de discriminarlos por su morenidad?”
(Chihuailaf, 2012: 12). Con un tono melancólico o abiertamente triste, el autor relata la plenitud de su
Si bien el autor no explica porque se produce este hecho –ventas y arrendamientos de tierras laf- infancia en el seno familiar y el quiebre que le significa reconocer un paisaje awinkado. “Recuerda a su
quenche, ni explica el contexto jurídico o las modalidades formales de las transacciones, además de ser un
proceso que comienza a gestarse en la costa de Arauco (Lafquenmapu), es importante consignar que los
sujetos compradores de tierras de fines del siglo XVIII pasaron a ser, de modo continuo y permanente, 26
“Llegaron del norte escapando de la guerra de Arauco. Quizás migraron por la costa y, al llegar al lugar donde casi
se juntaban dos grandes ríos con el mar, decidieron quedarse”. (Mallon, 2004: 35)

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abuela y a su abuelo, “que hablaba algo de castellano para decirnos que por no saberlo antes les habían más expresivo de lo que aconteció: la disminución territorial de los mapuches, apuntando hacia el en-
usurpado sus tierras” (Chihuailaf, 2012: 25) Paulatinamente, Chihuailaf va reconstituyendo los disposi- claustramiento y la exclusión. Como señaló públicamente el historiador José Marimán, la constitución
tivos que operaron concertadamente para implementar el despojo: el Estado, la voracidad territorial, la de las ‘reducciones’ fue la proliferación a través del Gulumapu de siniestros ‘campos de concentración’27.
ignorancia de sus ancestros. A esta tríada suma el cuarto elemento: la violencia. Pero los historiadores sabemos que el vocablo reducciones se usó de antaño, así como el de parcialidades,
para referirse a las diferentes agrupaciones sociales asentadas en la tierra. Era una categoría que devenía
Y Ud. –seguramente- se preguntará: ¿Qué significa una ‘reducción’? Significa que nues- del concepto de reducto, que designa a poblado, aldea, asentamiento.
tra gente fue asaltada en sus hogares, castigada, torturada, y trasladada –relocalizada’-
fuera de sus parajes habituales; o asesinada. Porque ‘reducción, ‘privatización’, dicen Reducción: Corresponde a un área circunscrita en la que vive un cierto número de per-
algunos (privatizar –según el diccionario de la lengua castellana- viene de privar: Des- sonas (en la mayor parte de los casos emparentadas). Esta surge por una disposición
pojar de algo; prohibir o estorbar; predominar; negar), es un concepto utilizado por administrativa del Estado de Chile, de radicar a la población Mapuche luego de termi-
los Estados chileno y argentino desde mediados del siglo diecinueve, y materializado a nada la Campaña de Pacificación de la Araucanía. Desde 1883 se entregó una escritura
fines del mismo. Contiene el hecho de que nuestro pueblo fue reducido, ‘reubicado’, en de cesión denominada “Titulo de Merced”, a nombre del jefe del grupo y las personas
las tierras generalmente menos productivas de nuestro País Mapuche. Ahora, apoco de éste, de una superficie de tierras en tenencia legal común. Por ello las reducciones
más de cien años de la guerra –ofensiva por parte de los chilenos y defensiva por parte se identificaron e identifican por el nombre de la persona que mantenía la jefatura del
nuestra-, el concepto de reducción el Estado chileno lo ha encubierto en el de “comu- grupo (longo) al momento de otorgar el Titulo de Merced”. (Stuchlik, 1970).
nidad legalmente constituida. (2012: 27).
Sin entrar a analizar el proceso de introducción de las ‘reducciones’ – o ‘arreducionamiento’-que
De esa manera, sin prestar atención a las particularidades del hecho histórico, más bien realizando creó las ‘comunidades’ por vía de los títulos de merced- importa señalar que el proceso de deslindamiento y
una elaboración en retrospectiva, el poeta mapuche interpreta los acontecimientos de una manera que clarificación de las propiedades que implicaba esta disposición se vincula, directamente, con el anárqui-
transforma a sus antepasados en víctimas, subrayando los abusos y las arbitrariedades. Se puede pensar co proceso de ventas y enajenaciones de tierras mapuches que tuvo lugar en las décadas previas. Así,
que no son más que licencias poéticas dirigidas a reforzar el tema de la melancolía; es probable que así más que un acto de agresión, la operación de deslindes y ‘reducción´ fue la culminación de un proceso
sea, pero también se trata de un poderoso proceso de intervención de la memoria, de construcción de dirigido a proteger a la población tribal – que seguía siendo lentamente despojada de sus tierras por la
una historia fundacional de avasallamiento y miseria, que tiene como parteras la violencia, el despojo y la vía de las ventas, la instalación de colonos en tierras supuestamente baldías o de propiedad fiscal o por
usurpación. “La resistencia por siglos a la conquista española y el hecho de haber sido reducidos por el ocupaciones ilegales y remates- estableciendo los predios de modo claro y preciso y entregándolos a las
Estado chileno en nuestro territorio. Lo que significa que nuestra gente queda con muy pocas tierras…” familias con títulos legales que resguardaban su posesión. La condición sine qua non de estas entregas
(Chihuailaf, 2012. 27). No se dice nada sobre los orígenes de la historia, no se hace alusión a la época en fue la prohibición absoluta de ventas de esas tierras28. Durante el siglo XX y hasta la actualidad, esas
que lonkos y ulmenes no solo gozaban cuantiosamente de la prosperidad que les otorgaba la riqueza sino tierras ‘reducidas’ son las que constituyen el mayor patrimonio predial de los mapuches y constituyen la
también del placer que suele otorgar el poder a quienes lo poseen de modo exclusivo y por herencia. Por base material –sin duda exigua- desde donde ha resurgido la identidad mapuche. “La funcionalidad que
el contrario, se pone todo el énfasis en el despojo que habría realizado el Estado chileno. “La ley chile- encontraron al interior de nuestras costumbres, los nuevos elementos que fuimos incorporando permi-
na, a fuego y papel escrito, se convirtió en el mejor medio para usurparnos muchas de nuestras mejores tieron restablecer, una vez más, nuestro ordenamiento propio”. La historia, más que el apego a identi-
tierras” (Chihuailaf, 2012: 198). Todo queda en manos de una entidad abstracta, sin nombre ni intereses, dades esenciales que existen fuera de la historia, fue el ámbito en que se han desenvuelto los habitantes
que habría sometido por la fuerza la voluntad de la gente ¿Y qué papel jugó la gente en ese proceso de del Gulumapu. Ese capital histórico que han dejado en evidencia tantas veces las identidades mapuches
avasallamiento? ¿Qué responsabilidad recae en los hombros de los líderes que se encaminaron por el obliga, por lo mismo, a trazar el trayecto y los procesos, con absoluta claridad, explicando las transforma-
sendero de la integración, de la pérdida de la autonomía, de la comercialización de la soberanía territo- ciones, las adaptaciones, las sobrevivencias y las rupturas. Entender, y dar a entender, que los mapuches
rial? Simplemente, todos los mapuches fueron víctimas u objeto de la violencia del Estado, sin recono- de hoy no son los del siglo XIX y que no deben cargar con el extraordinario dilema que hoy se plantea
cer el protagonismo individual, la agencia histórica de las personas; una nueva forma de convertir a los de un modo descarnado desde el discurso etno- nacionalista: desconocer los procesos históricos que
mapuches en una masa informe de ignorantes, incivilizados, bárbaros, que no entendían nada y que eran han afectado a las tribus y omitir el reconocimiento de los errores para construir con solidez los nuevos
engañados/sometidos fácilmente por el winka. “No se sabe cómo llegaron, posiblemente les vendieron. caminos del futuro. Dilema, está de más decirlo, que se debe resolver para no continuar operando con
Ud. sabe que antes los viejitos eran medio ignorantes, entonces cualquier cosa los engañaban” (Caniu- ficciones, omisiones ni distorsiones.
queo, 2006). Sabemos, por el resto de su literatura, que Chihuailaf no piensa así, que no se posiciona de ¿Es trivial referirse a estos procesos históricos cuando se escribe poesía? Creemos que no, especial-
esa manera frente a la comunidad actual, pero sus planteamientos conducen, en última instancia, a esa mente cuando el relato poético no declara que su referencia a la realidad es ficcional y pretende situarse
forma de desprecio hacia los antepasados. Se despoja a los lonkos de antaño de inteligencia y sabiduría, en un plano histórico. Asimismo, queda expuesta a la crítica toda vez que el poeta conoce la historia de
mientras que con el vocablo pueblo se engloba a todos – desde los ricos y poderosos hasta los más hu- las ventas tempranas – pre-Pacificación- y no dice nada (Chihuailaf, 2012: 106-107, 125). “La lucha por
mildes y postergados-, se omiten las diferencias tribales y se da cuenta de un proceso que se extendió la defensa de nuestra tierra tiene que ver con la Ternura, dice nuestra gente…es ella quien nos cobija y
por varias décadas y que tuvo diferentes tonalidades regionales. Tampoco se distingue a los chilenos nos regala su agua, su luz, su aire, sus alimentos. Somos sus hijos e hijas, somos sus Brotes…”. Ese es el
comunes y corrientes de aquellos especuladores, empresarios y terratenientes, tinterillos y procuradores, concepto actual que mapuches como Elicura Chihuailaf tienen hoy de la ñukemapu. Pero corresponde
oficiales de gobierno, misioneros y abogados de diferentes estofas que llegaron con su codicia y sus
turbios intereses económicos –siguen llegando- a las tierras del Gulumapu. Por razones discursivas y de
propaganda se tiende a meter a todos en un mismo saco, - a pesar que se mencione a los kamollfunche- sin
mirar ni las diferencias de status internas ni externas. Se instala la imagen omnipotente del Estado chile-
27
Intervención hecha por José Mariman en la I Jornada de Historia de la Pacificación, Academia de Historia Militar, 14 de
no, sin apellidos ni referencia a la clase social que servía. Se usa el vocablo reducciones como el término abril de 2013.
28
Ver los Títulos de Merced, recientemente reconocidos como patrimonio de la Humanidad, en www.conadi.sit.cl.

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preguntarse, ¿cuál fue el concepto que tuvieron los lonkos de antaño que vendieron, arrendaron, la madre Como Ancan, con tonos más o menos dramáticos, diversos autores han reiterado la idea de la
de todas las simientes? La historia tiene que hacer con realidades pasadas, con el devenir de los aconte- guerra de etnocidio y la destrucción casi completa de la cultura ancestral; por sobre todo, del despojo de
cimientos, no con meras proyecciones de nuestra actualidad. las tierras, de la usurpación de los territorios. Para Ancan, el fenómeno que describe ocurre después de
El deber del historiador – quizás también del poeta- consiste en reconocer ese pasado y construir la fundación de Temuco, probablemente en la primera década del siglo XX ¿Y qué sucede con el tiem-
desde la verdad. Hacerlo desde una falsa memoria solamente llevará a la construcción de un futuro po previo, con la época que precedió a la ‘ocupación’? Sobre ese tiempo fundacional solo hay silencio.
aún más falso, incentivando proyectos utópicos que nada tienen que hacer con la realidad. Como bien Pero un silencio que no es total, especialmente cuando Ancan agradece la disponibilidad del texto que
señaló Karl Popper al dedicar su libro La pobreza del historicismo: “En memoria de los incontables hom- comenta. Señalando que el nutram mapuche fue el marco en que se desenvuelve el texto, el autor observa:
bres, mujeres y niños de todos los credos y nacionalidades que cayeron víctimas de la creencia fascista y “Los mapuche de las Historias de familias, y es una de las cosas que más se agradecen, tampoco quieren
comunista en las Leyes Inexorables del Destino Histórico” (Popper, 1986). El mesianismo de los relatos aparecer retratados como idílicos seres habitantes de una especie de paraíso perdido –imposible en todo
del siglo XX adquiere nuevas connotaciones cuando se analiza el discurso mapuche ‘autonomista’ actual. tiempo y sociedad- que ilusoriamente algunos ‘dirigentes’ y activistas mapuche actuales tratan de imagi-
“Nuestra utopía (en itálicas en el original) no es tan solo un proyecto a construir y compartir con la so- nar en sus discursos” (Ancan, 2002: 25).
ciedad chilena para plurinacionalizar al Estado, provenimos de una situación de auto determinación que Es el mismo camino que toma Pedro Cayuqueo, otro importante intelectual mapuche. “Tras fina-
devino en una integración forzada a los Estados, por lo mismo –y como otros movimientos indígenas lizar la ocupación militar chilena sobre el lado oeste del Wallmapu, se dio inicio a un intrincado proceso
americanos- pensamos en reconstruirnos” (Mariman, 2013: 9). Esas son las palabras de un historiador de radicación, usurpación y división de las tierras mapuche, proceso marcado por la violencia, el racismo
mapuche formado en la academia. No están muy distantes de las que verbalizan las organizaciones ma- y el desprecio que manifestaban sus nuevos habitantes –y en gran parte las instituciones públicas de
puches contemporáneas. la época- hacia los mapuche sobrevivientes de la guerra” (2006: 1). La guerra en cuestión, aclara más
adelante, sería “la guerra de ocupación del Gulumapu”. Más adelante, cuando analiza los mecanismos de
Reivindicamos el concepto y la idea de ‘nación’, porque los mapuches traemos históri- reclutamiento social que opera en los territorios mapuches actuales, el autor enfatiza la importancia que
camente una homogeneidad étnica y cultural y la población originaria tuvo un territorio tiene el vínculo personal, el status y la capacidad de detentar el poder de quienes son favorecidos por el
propio con unidad lingüística, religiosidad e idiosincrática que permitió la construcción ‘voto mapuche’.
de nación o el otrora país mapuche. Reafirmamos nuestra condición de nación como
producto de la evolución natural desde las comunidades originarias étnicas hacia un Esta situación sería una extensión de antiguos patrones socio políticos. Podríamos
estadio superior concebido como nación. La inexistencia de un territorio y la carencia inferir de esto que parte importante de los antiguos “caciques”, ulmenes y lonko mapu-
de autonomía, hace que reivindiquemos con mayor fuerza la idea de nación, no sólo che establecían a su vez relaciones de clientelismo con sus aliados y, por supuesto, con
en el plano político, sino como sentimiento, idea fuerza que permita la identidad y la su parentela familiar. La ocupación militar y posterior reducción territorial, que puso
particularidad de los mapuches.29 abrupto y violento fin a la estructura social y organizativa propia del pueblo mapuche,
basada en linajes y cargos hereditarios, trajo como consecuencia la pérdida de poder de
En los últimos años, desde diferentes partes de Chile y del Mundo, los escritores mapuches han rei- los lonko en el lof, traspasando las familias menos favorecidas de la sociedad mapuche
terado estas versiones del proceso de incorporación de sus antepasados al Estado de Chile. José Ancan, un pos reduccional su necesidad de asistencia hacia los nuevos “cabezas” de la sociedad
connotado intelectual mapuche, escribió en 2002 sobre “la derrota político militar e incorporación forzada chilena (políticos, empresarios, caudillos locales) (Cayuqueo, 2006: 13).
mapuche al interior de las fronteras que se estaban terminando de consolidar entre los Estados argentino
y chileno” (Ancan, 2002: 10). Y luego agrega: “La presunta ‘integración’ que pretendió igualar negando, Más recientemente, en un artículo de amplia difusión, Cayuqueo toma el tema de la ocupación
surgió entonces como la obsesión delirante de vulgo y autoridades”. Apoyada en “sables, crucifijos, leyes temprana de la Araucanía por parte de los winkas. Refiriéndose a las gestiones realizadas a comienzos
y hasta por la misma idiosincrasia popular”, la versión de los eventos elaborada por la intelectualidad winka del siglo XX por los dirigentes Aburto Panguilef y Venancio Coñuepan, señala: “Dedicaron gran parte
se habría constituido en un instrumento de construcción de nacionalidad y de exclusión. Mucha razón de su vida a denunciar la usurpación fraudulenta de tierras por parte de colonos, legislar a favor de las
tiene Ancan al momento de criticar la producción historiográfica de Guevara y sus elementos racistas, comunidades y promover el derecho del pueblo mapuche a su autonomía política, económica y cultural.
colonialistas y excluyentes (León, 2007: 47-61). Pero, ¿qué pone en su lugar? Una historia trágica. Hoy ambos son considerados como los padres del nacionalismo mapuche moderno” (Cayuqueo, 2014).
Sin entrar en detalles, Cayuqueo da por sentada la ‘usurpación fraudulenta de las tierras” que habrían
Miles de hectáreas de la ya escasa tierra en las que paradójicamente, estaban siendo realizado los colonos winkas. Al final de su artículo, en que da cuenta de la evolución positiva que han
reducidos los antiguos dueños de este territorio, estaban en esos mismos momentos tenido los planteamientos autonomistas en el mundo político actual, Cayuqueo concluye: “Es el sueño
siendo usurpadas mediante un sinnúmero de artilugios de supuesta ‘legalidad’, cuando de la autonomía política mapuche. La huella de los abuelos, que no se borra”. Sin duda, la frase final lo
no de la más malsana de las violencias. Inscritos a fuego en la agria memoria colectiva dice todo. El sueño de los abuelos, sin mencionar la decidida voluntad integracionista –reflejada en la
mapuche y por qué no, también en la de los descendientes actuales de esos primeros
mercantilización de la tierra- que tuvieron los bisabuelos del siglo XIX.
usurpadores o de quienes sin saber se hicieron luego de estas tierras embrolladas, que-
“Algo medió en la clase política chilena de la primera mitad del siglo XIX, para ir convenciéndose
dó aquello tan incorporado en el paisaje como que es el antecedente mediato, el extre-
mo anterior de la cuerda nada gloriosa de una historia, aún fronteriza, de esta región, de romper los tratados contraídos con sus ‘aliados hermanos’ Mapuche” (Mariman, 2006: 83). Con esta
rasgo que no por casualidad, en estos días y a cada rato, se reactualiza en los ásperos frase inicia Pablo Mariman su examen del período histórico que siguió a las guerras de la Independencia
rostros de los habitantes de calles y campos de la región de la Araucanía. (Ancan, 2002) en Chile. Su pregunta, planteada desde un concepto que privilegia a las élites en el desarrollo de los even-
tos, tiene una respuesta sencilla pero generalmente omitida: lo que medió fue el poblamiento paulatino
de los distritos fronterizos y del Gulumapu Septentrional por una amplia masa de sujetos populares que a
través de la compra, la mediería, el arriendo o su trabajo como inquilinos y peones de los lonkos, fueron
29
CAM, “Proyecto de liberación nacional, lucha continental indígena y proyecciones. Una mirada desde la CAM, en chilenizando aquellas tierras. Primero habían estado allí como soldados de las montoneras populares o
sitio web Weftun (http:// weftun.cjb.net.) Citado por Vergara, Gundermann y Foerster (2013: 126).

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como refugiados de las guerras, pero gradualmente se convirtieron en labradores que, con la autorización el quid del asunto: establecer si se trató de ventas o usurpaciones. “Mangilhuenu, el afamado toqui de
de las autoridades mapuches, comenzaron a transformar esos territorios en su terruño. A la zaga llega- los wenteches que se opuso a las ventas y que amenazó de muerte a los lenfunches y lafquenches que las
ron los especuladores, empresarios y terratenientes a completar el proceso y a constituir los latifundios. realizaban, asumió que todo se trataba de una usurpación:
Entonces, a fines de la década de 1850, arribó el Estado y su institucionalidad. Se había producido la ‘co-
lonización espontanea’ que describió Bengoa o la ‘infiltración’ que analizó Leiva. Un proceso histórico Los españoles (chilenos) nos invaden cada vez más nuestras posesiones; aparte de los
anónimo, que sin grandes conmociones ni bataholas, significó la transformación de facto de los antiguos que recibimos de buen grado, otros, abusando de la simplicidad o del estado de ebrie-
territorios tribales en tierras compartidas, como consecuencia de una integración por abajo de chilenos dad de los nuestros, , se hacen conceder inmensas superficies de territorios a cambio
pobres y mapuches lefunches y labquenches. Un evento que no tuvo los dramatismos posteriores y que de valores insignificantes. Nuestro límite es el Biobío. habrá que ir entre todos a recu-
perarlo, sino inmediatamente, por lo menos después de las cosecha. 30
tampoco estuvo cruzado por la violencia y los fraudes que, a priori, establecen diversos autores. Los que
llegaron a esas tierras huían, probablemente, de las ataduras del inquilinaje, de la pobreza creada por el
Esas fueron las palabras con que Magnilhuenu de los wenteche convocó a los lelfunches, nagches
mercantilismo y del duro disciplinamiento social que imponía el Estado portaliano. No se trató de winkas
y lafquenches a resistir la penetración winka. Sus palabras, sin embargo fueron desoídas. No solo los
(ladrones) sino de chilenos que buscaban una nueva patria. “Como en el resto del Wallmapu, la actitud
demás butalmapus regionales se alejaron de su liderazgo sino que muchos de sus miembros siguieron
de los Mapuche era no permitir ningún tipo de colonia o poblamiento winka al interior de sus territorios”
acudiendo a las notarías o a los tribunales de justicia estatales para resolver los problemas que generaban
(Mariman, 2006: 93). Una afirmación del autor que se contradice de modo flagrante con lo que señala
las ventas y transacciones de tierras. Al hacerlo, y negarse a resolver sus problemas internos a través del
la documentación relativa a las ventas y transacciones de tierras realizadas por los principales lonkos de
admapu, validaban la institucionalidad chilena; al vender sus tierras, de otra parte, iban consolidando la
la Tierra. Finalmente, para describir lo que constituye el tiempo-preámbulo de la Pacificación, Mariman
chilenización de sus territorios. Magnilhuenu y su hijo Quilapán quedaron solos luchando, una vez más,
escribió:
la maldita guerra.
Durante el gobierno de Manuel Montt (1851-1861) el Estado chileno tomaba la ini- El tema de las ventas de tierras en los preámbulos de la Pacificación no es grato a quienes estudian el
ciativa de preparar el camino para penetrar el Gulumapu. Para ello impulsó diversas tema mapuche pues es un proceso que contradice algunos de los presupuestos fundacionales no solo de
acciones, entre éstas reforzó la presencia militar en la zona de la costa (que hoy co- su postura epistemológica sino que también pone ciertas dudas sobre la condición ontológica de la usur-
rresponden a la provincia de Arauko), creó un contexto jurídico administrativo que pación/ocupación/robo/ despojo que subyace a la problematización actual. El silencio o visión sesgada
denominó provincia de Arauko (que incluía los territorios mapuche entre el Biobio y de este tema también puede ser visto como uno de los rasgos de lo que Menard y Pávez caracterizaron
Valdivia), implementó un plan de conquista militar que tuvo en Cornelio Saavedra su como “enfoques ahistoricistas de cierto culturalismo antropológico” de reciente cuña (2005a: 211-232).
insigne militar y estableció acuerdos parciales con los Mapuche en la idea de neutralizar- Sin embargo, al momento de enfrentar la temática que vamos desarrollando, Menard y Pavez también
los de cualquier intento de resistencia mancomunada a las pretensiones de expansión omiten referirse al proceso de ventas de tierras en la región septentrional del Gulumapu, estableciendo
territorial chilena. (Mariman, 2006: 95). su cronología a comienzos de la década de 1860. Así, para explicar el contexto en que se desarrolló el
Congreso Araucano del siglo XX, ambos autores se refieren “a las circunstancias históricas vividas por la
Y luego agrega: sociedad mapuche tras el proceso de conquista militar iniciado hacia 1860….” (2005a: 212). El tema de
unos años más o unos años menos respecto de la fecha de inicio de la ‘ocupación’ podría ser irrelevante,
Por esos mismos años, y en la misma zona de la frontera, el bajo pueblo chileno, a tra-
pero no lo es toda vez que al ignorar el protagonismo de lafquenches y lelfunches en el proceso de ventas/
vés de los inquilinos, traspasaban el río para trabajar las tierras Mapuche, previo acuer-
integración al Estado no se puede hablar de una derrota generalizada; también habría que reconocer la
do con sus dueños. Otros –especialmente hacendados o campesinos- arrendaban estas
tierras para el mismo fin económico, hacer agricultura o ganadería. Ambas situaciones victoria de los lonkos integracionistas frente a los que resistían toda forma de incorporación a la república
creaban entre los Mapuche visiones y actitudes que se hacían difíciles de someter al (wenteches), sin mencionar las estrategias particulares de huilliches, chilotes y pehuenches. En otra parte,
consenso que los caracterizaba. (Mariman, 2006: 96) Menard, en su discusión sobre los planteamientos de Manuel Aburto Panguilef, también se refiere a la
pérdida de soberanía, la que define como “el reconocimiento de una especificidad mapuche marcada
Ninguna mención de la mercantilización, realizada por los lonkos, del territorio ancestral situado territorialmente (lo que era el caso de los mapuches hasta su conquista por las tropas chilenas a fines del
entre los ríos Biobío y Malleco, y de los terrenos costeros desde Concepción hasta Lebu, si bien se hace siglo XIX)”, soberanía que una vez arrebatada dio paso a la captura de los cuerpos” (2003). También
referencia que ya en 1854 había “bastante agitación en la frontera, que en parte era generada por la gran son parte del repertorio lexicológico del autor categorías tales “período reduccional” y “orden colonial”,
presencia de población civil winka que presionaba por contar con tierra Mapuche”. Las fuentes documen- como instrumentos que designan fases históricas o la condición estructural en que se encontrarían los
tales no permiten rastrear esa ‘presión’ que describe Mariman, pero es indudable que la chilenización de habitantes del Gulumapu en relación a Chile (Menard y Pávez, 2005b: 51). Sin embargo, el propio Menard
los terrenos y la multiplicación de pleitos y litigios denunciando los fraudes cometidos por mapuches es tremendamente intuitivo al descifrar las claves que adquiere el fundamentalismo mapuche moderno,
contra mapuches, por chilenos contra mapuches y por mapuches contra chilenos, comenzaron a ser co- aquel que pretende entronizar verdades por sobre las contingencias de la historia.
tidianos en los estrados judiciales al tiempo que se multiplicaban las visitas de vendedores y compradores
a la notarías de Los Ángeles, Nacimiento y Coronel. “Si bien el estado trataba de regular las nuevas si- De esta manera la producción es canalizada bajo la forma de una exégesis interpretati-
tuaciones (estrictamente comerciales) presentes en ‘ultra Biobío’, quienes permitían este estado de cosas va monstruosa ya que en ella el lenguaje y la cultura, ante la obligación de permanecer
milenarios y de asegurar la transmisión de su contenido perenne y trascendental, sufren
eran los propios Mapuche, para quienes un contrato o acuerdo de arrendamiento no significaba pose-
los pliegues y torsiones de un trabajo analítico e interpretativo estrictamente sincrónico
sión, menos su poblamiento” (2006: 87). La interpretación que hace Marimán de los contratos de venta y necesariamente agresivo: no se puede ni leer, ni escribir sobre un texto o una cultura
como meros arrendamientos y la trasnformación/interpretación de los mismos por los compradores
como dispositivos legales que permitían la posesión está en la raíz del cuadro que visualiza estas transac-
ciones como fraudes. También fue el motor de las numerosas querellas judiciales ya descritas. Ese es 30
Discurso del Magnilhuenu durante el trawun de Malven, 1854, citado por H. De la Porte (1855: 5-6).

204 205
terminada, cerrada e inmóvil sin aplicar sobre su superficie fricciones o cortes de aná- sino que, al mismo tiempo, despojan a los mapuches de esa época de todo protagonismo en la gestación
lisis. (Menard y Pávez, 2005b: 11). de la situación que más tarde sufrieron sus descendientes. Como bien señaló Rolf Foerster al analizar las
políticas de alianzas forjadas por los mapuches históricamente, se trata de “superar la imagen estereoti-
Sin duda, el relato desarrollado por los historiadores e intelectuales mapuches del siglo XX y XXI pada de los mapuches como violentos, borrachos y flojos, o como pasivos campesinos, para hacer visible
concibe de una manera diferente los procesos históricos que han afectado al Gulumapu. Como bien se- su capacidad histórica de representación y de no ser representados” (Foerster, 2009: 103). Sin intentar
ñala la profesora Claudia Zapata, establecer las responsabilidades que les corresponde por su falta de visión o por haberse dejado llevar
por la codicia, la ambición política o el arribismo social, lo importante es que se omite de modo tajante a
Para los historiadores indígenas, la historia nacional, en la que se distinguen cronológi- los mapuches. También se ignora la heterogeneidad y la diversidad de intereses que cruzaban a las tribus
camente los períodos de descubrimiento, conquista, colonia y república, tiene que ver de la época y que constituyen su historicidad. El segmentarismo social, que prestó tanta utilidad en los
poco o nada con la situación de la población indígena. En su propia lectura, la historia procesos bélicos, también se manifestó en cada una de las acciones económicas, políticas, diplomáticas y
que se abrió a partir de la conquista ha sido la de una sucesión de etapas coloniales.
culturales que llevaron a cabo los habitantes del Gulumapu. Se trataba de una sociedad viva, como seña-
(Zapata, 2007).
ló correctamente Bengoa, en que también convivían “posiciones diferentes, cuestionamientos, lealtades
y procesos diferenciados” (Bengoa, 2012: 21)31. Al ignorar su agencia y protagonismo en estos eventos
Epistemológicamente, el marco de la reflexión de los historiadores e intelectuales mapuches estaría
fundacionales, los autores niegan la historicidad de sus ancestros y hacen corresponder su representación
dado por la relación colonial. Ello implicaría que cualquier conexión con el mundo winka implicaría una
con la imagen de ‘indios’ y ‘bárbaros’ con que fueron denostados por los intelectuales del liberalismo.
contaminación. “Desde esta perspectiva, todo ‘cruce’ con la sociedad chilena forma parte de la historia
de la usurpación que se abrió a finales del siglo XIX, cuyo costo más alto fuer la pérdida de su auto-
Para los Estados, la invasión republicana del territorio mapuche significó la incorpora-
nomía” (Zapata, 2006: 486). Es probable que los historiadores e intelectuales mapuches nacionalistas ción a su soberanía de vastas extensiones geográficas, la apropiación de tierras y rique-
contemporáneos sigan aquella vieja premisa, ya usada por los historiadores liberales del siglo XIX, que zas, y la solución de las diferencias limítrofes, consolidando sus respectivas fronteras
consiste en escribir una historia/recordar una memoria que contribuya directamente al fortalecimiento externas. Tras la ocupación, se formaron nuevas estructuras territoriales. Se establecie-
del movimiento social fundacional que suscriben. Una forma de ser ‘intelectuales orgánicos’ del tiem- ron modelos geopolíticos urbano-regionales, de poder y ocupación, que subordinaron
po presente. Como señaló Pablo Marimán. “Pensar en el pasado se hace subversivo si es que de él nos a los asentamientos indígenas; e integraron las tierras y los recursos para responder a las
impregnamos de libertad e independencia”. Desde esta perspectiva, se trataría de visualizar la historia crecientes demandas internas y a las necesidades de expansión de las fronteras agrícolas
como un amplio repertorio desde el cual se sacan/relevan solamente aquellos elementos que sirven a la y ganaderas, con miras a la exportación de trigo y lana.
‘causa actual’. Es lo que hicieron los historiadores chilenos de la oligarquía quienes, desde el siglo XIX,
desplegaron en sus obras las hazañas de los próceres, periodificaron la secuencia de progresos y plagaron Subrayando la acción del Estado se invisibiliza completamente a la población originaria. Como se
la memoria colectiva de innumerables mitos, omisiones y mutilaciones que cuesta mucho desterrar y re- desprende de esta afirmación de Toledo Llancaqueo, los mapuches del siglo XIX fueron meros objetos
parar. Con su trabajo se fortaleció su visión elitista y se construyó un relato adecuado a las necesidades del accionar estatal; no se menciona para nada el proceso de acumulación de poder que llevaron a cabo
del Estado oligárquico, pero sufrió la memoria colectiva y el oficio del historiador, quien terminó escri- los lonkos y la forma como forjaron alianzas con los gobiernos nacionales o las elites regionales para
biendo verdades a medias y construyendo relatos que falsificaban el pasado nacional. consolidar su posición. Tampoco se menciona la venta indiscriminada que hicieron de sus tierras – y
Historia para el empoderamiento de los sujetos a costa de sacrificar el relevo de aquellos aspectos eventualmente de sus territorios- los mapuches de menor monta, inspirados por sus deseos de adquirir
que dejan al trasluz las debilidades de los antepasados ¿Es ese el camino que se pretende caminar de riquezas, aunque ello fuese al costo de enajenar las tierras sagradas y los terrenos de sus ancestros.
nuevo, eliminando aquellos momentos agrios que desmitifican la gesta? ¿Consiste la historia en un com-
promiso con la ‘causa’ o con la verdad? Cuando se produce un casamiento con la primera surgen los Para los mapuches, la invasión republicana implicó la pérdida de soberanía, el colapso
vocablos asociados al empoderamiento intelectual de las minorías: Identidad, Nación, Territorios, Ocu- de sus estructuras de poder, cuantiosas pérdidas de vidas, la usurpación de grandes
pación, Colonización, Sometimiento y Pauperización (fruto necesario de la pérdida), junto con los llama- posesiones, el saqueo de sus riquezas, y la incorporación de los sobrevivientes esquil-
mados y sus descendientes al orden republicano, en estatus de indígenas. Fue el inicio
dos a la Resistencia desde getthos culturales propios que evitan la contaminación. No desconocemos la
de una época de pobreza, discriminación, nacionalización forzosa, reproducción y re-
efectividad política de estos dispositivos -de hecho, los usamos en los años de exilio en Inglaterra cuando elaboración de la cultura. Los mapuches fueron ciudadanos incorporados a la fuerza a
participamos en los movimientos de Derechos para las Minorías- pero debemos preguntarnos ¿Cuáles un orden republicano etnocrático, sin derecho a su lenguas, a su religión, a su cultura;
son sus consecuencias al momento de trazar los caminos para constituir los Proyectos Nacionales? ¿Se sin derecho a decidir por si mismos su destino; y sin derecho a participar en igualdad
dará el paso en falso de no reconocer que en el comienzo de todo, los lonkos lelfunche y lafquenche de la de condiciones, como colectivo, en la definición de la voluntad general de la República
región septentrional del Gulumapu, trasformaron las tierras ancestrales en bienes de mercado, sellando el
destino de su pueblo al poner en venta los territorios que operaban como base material de la autonomía? Indudablemente, los efectos de la venta de tierras – paso inicial de la Pacificación- fueron nefastos
¿Por qué no se presta atención a esos procesos? “El presente artículo busca revisar algunas transfor- para los habitantes del Gulumapu. Se creó un antes y un después pero se tuvo poco cuidado al poner el
maciones en Gulu Mapu, a partir de la instalación del colonialismo chileno, cuyo punto de partida fue lo límite cronológico entre ambos. No se concibió el proceso como un hecho histórico que se fue des-
que la historiografía oficial denominó Pacificación de la Araucanía, entre 1862 a 1883. Esta ocupación plegando gradualmente, al comienzo sin mayores intenciones pero culminando de un modo desastroso
militar del Wallmapu o país mapuche, se realizó por los Estados chilenos y argentinos a ambos lados de para la gran mayoría de la población. “Los mapuche se vieron enfrentados a una guerra de conquista que
la Cordillera de los Andes”. (Caniuqueo, 2009: 191).
El principal error – u omisión- que cometen los autores que se han sumado al discurso nacionalista
mapuche en la actualidad (2014) consiste en transformar a los mapuches en víctimas pasivas de la agre-
sión estatal republicana. No solo otorgan un inmenso poder configurador a los gobiernos de la época
31
Ver también Bengoa (2012: 75-111), en que el autor analiza la evolución de la población y los sistemas agrícolas
durante el siglo XX, haciendo hincapié en la “heterogeneidad de la sociedad mapuche rural”.

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perdieron contra dos estados modernos”, escribió José Marimán, recientemente (2013: 45). La derrota por el reconocimiento de los derechos indígenas no se convierta en una versión a escala
trajo consigo la colonización interna y la pérdida del territorio “soberano e independiente”. El saldo no menor de lo sufrido por toda la sociedad chilena (y los mapuches) entre 1973 y 1990….
pudo ser más infausto. estar atentos a la historia reciente de nuestro país y de América Latina, buscando evitar
la ocurrencia de nuevas tragedias y derrotas para los movimientos populares e indíge-
Escasez de tierras, calidad inadecuada de las tierras dejadas a los mapuche para la ac- nas, forma parte esencial de dicho compromiso. (Vergara 2013: 146).
tividad agrícola, técnicas agrícolas ineficaces, carencia de experiencia en agricultura
intensiva (el mapuche fue forzado a reconvertirse de sociedad ganadera a campesina,
restringida a un pequeño coto de tierra, desde el cual no podía moverse a ningún otro), Conclusiones: Entre el discurso etnonacional y el realismo histórico.
y la recuperación demográfica de la población mapuche, son factores que han profun-
dizado la pobreza mapuche y han conspirado para impulsar al mapuche a emigrar desde Contrario a lo que afirma la tradición historiográfica, la chilenización de los terrenos situados en lo que se
su territorio a las grandes urbes chilenas desde fines del siglo XIX. (Bengoa, 2012: 48). denominaba ultra Biobío –vale decir, la región septentrional del Gulumapu situada entre los ríos Malleco
por el sur y el Biobío por el norte- no se produjo como un acto de agresión estatal ni como un proceso de
Domingo Namuncura, uno de los más activos luchadores mapuches contra la dictadura militar y colonización espontánea. Al contrario, este fue el resultado del proceso de ventas realizado por los lonkos
protagonista central en el proceso de gestación de la institucionalidad indígena al amparo de los gobier- lelfunches en las notarías fronterizas, siguiendo voluntariamente los protocolos de la nueva instituciona-
nos democráticos desde la década de 1990, también se adhirió a la versión histórica que ignora los pro- lidad estatal. Ese mismo proceso dio lugar a la primera fase de la Pacificación, consistente en el despla-
cesos previos y centra toda su atención en la hecatombre que arrojó sobre los mapuches la Pacificación. zamiento de la línea fronteriza – cuarteles, fuertes y fortines- situada por más de tres siglos en las riberas
“El Estado instaura entre 1884 y 1929 los llamados procesos de radicación y extiende Títulos de Merced. del río Biobio hacia el río Malleco. Esa expansión, como lo demuestran los registros documentales, no
El proceso se realizó en medio de grandes abusos e injusticias, narradas por nuestros abuelos a través estuvo exenta de escaramuzas militares aisladas y de pequeños enfrentamientos entre fuerzas estatales y
de crudos relatos que se han transmitido de generación en generación. El pueblo mapuche, derrotado contingentes de weichafes pertenecientes a la tribu arribana, pero incluso estas operaciones se dieron en
militarmente, pierde entonces su patrimonio territorial y queda reducido a un poco más de 500 mil hectá- el marco de trawunes (reuniones, consejos) y parlas durante las cuales los jefes arribanos – Magnilhuenu y
reas y se inicia, por parte de la sociedad chilena, el proceso de ‘asimilación forzada’ a partir de ahí, lo que Quilapan, con su cohorte de lonkos- expresaron públicamente su rechazo a las ventas realizadas por los
viene ya es suficientemente conocidos: los pueblos indígenas son invisibilizados. Sus integrantes quedan lonkos lelfunches o llanistas.
reducidos en reservaciones, condenados a la pobreza y a la falta de oportunidades” (Namuncura, 2014). ¿Qué papel jugó el Estado chileno en este proceso? Sin duda, en los inicios del proceso, el prota-
La memoria es como la lluvia que fluye cuesta abajo, sumando fuerza y caudal, hasta transformarse gonismo del Estado y de sus instituciones fue menor, concentrado en la defensa de la antigua frontera
en arroyos, riachuelos y ríos torrentosos. No hay nada que los detenga en su devenir salvo la construcción del Biobio; el impetu inicial lo dieron los terratenientes y aventureros que cruzaron el río –probable-
de represas que lograrán detener momentáneamente su paso pero que serán finalmente vencidos por la mente algunos estaban ya asentados allí a causa de los desplazamientos poblacionales que ocasionaron
fuerza acumulada con el tiempo. Sin embargo, la memoria puede ser contrastada con otras memorias. Lo las guerras de la Independencia y la posterior Guerra a Muerte- fenómeno que a partir de 1850 fue
infausto es cuando los historiadores acuden a la memoria para fundamentar su relato, sin apreciar las ma- institucionalizado por el Estado con la creación de la provincia de Arauco (1852). De allí en adelante, los
nipulaciones y deformaciones que ha experimentado a través de su paso por el tiempo social. “Cuando representantes locales del gobierno no solo se enfrentaron al problema que planteaba la inseguridad en
uno conversa con la gente del Alto Bío Bío o conversa con la gente de Lonquimay, para ellos está claro los campos –debido a las incursiones de los weichafes wenteches o muluches- sino también al proceso
que los colonos nacionales, chilenos, llegaron ‘al viento’, que es un término que se usa para definir, por de ventas de tierras tribales lelfunches que, realizadas globalmente en un marco de fraudes, comenzaba a
parte de los mapuche; es decir, cayeron como caen las esporas o como las hojas de un árbol seco que traducirse en numerosos pleitos y operaciones judiciales33. Esta situación judicial -en que se enfrenta-
las arrastra el viento y se instalaron no más”32. Es cierto que la gente recuerda y construye memorias de ban especuladores y vendedores, lonkos y mapuches despojados de sus derechos por quienes vendían
acuerdo a sus intereses y perspectivas, pero corresponde preguntarse: ¿se logra de esa manera explicar las los predios- no solo atentaba contra los planes de consolidación institucional que procuraba el Estado
raíces de un proceso histórico? La frase recién citada, ¿anula el proceso de ventas de tierras ancestrales sino que también se traducía en un recrudecimiento de la resistencia de las demás tribus – moluches,
que dio origen a la debacle? Silenciar la historia y poner en su lugar la memoria significa renunciar al uso huilliches, boroganos y cautenes, además de los pehuenches de la montaña- a ser integrados al país. En
de un dispositivo que nos permite penetrar, a pesar de la distancia y del tiempo transcurrido, en el análisis ese contexto, pretendiendo proteger sus derechos y al mismo tiempo defender los derechos territoria-
de lo que aconteció. Desde lo personal, abandonar la historia significa también renunciar a la capacidad les de los mapuches, el gobierno de José Joaquín Pérez procuró poner fin a la venta indiscriminada de
de analizar, reflexionar, criticar y aportar. En ese punto camino junto a José Bengoa cuando respondió terrenos mapuches que tuvo lugar durante la década de 1850 y 1860. A partir de ese interés, se creó la
a una interpelación de Marcos Valdés: “Los voy a acompañar si criticando, dialogando, analizando, mi- provincia de Arauco y se legisló para impedir que ya sea abusando de la ignorancia de los mapuches,
rando. No los acompañaré en esa suerte de ‘etnofilia’ que exiges, estos es, supresión del pensamiento, usando presiones y artilugios o derechamente el engaño, se despojara a los antiguos habitantes de la
entrega total, alianza desmedida, en fin, el hundimiento en la ‘mapucheidad’….”. La verdad histórica por franja territorial situada al norte del río Malleco de sus tierras ancestrales34 ¿Por qué actuó de esa manera
sobre las simpatías para no construir el futuro desde mitos e invenciones. Al fin de cuentas, se trata de un gobierno formado por oligarcas que, al llevar a cabo la apropiación de las tierras araucanas se proyec-
asumir una posición ética que nunca será popular con las audiencias legas. taban a sí mismos como ‘civilizadores’, ‘estadistas’ y bienhechores’? En este trabajo planteamos, a modo
de hipótesis, que el Estado de la época no estaba conformado por un cuerpo coherente de sujetos; que
Quienes solidarizamos con la causa de los pueblos indígenas tenemos el deber de ser
existían diferencias entre ellos –comerciantes, terratenientes, financistas- y que operaban, además, en
críticos cuando están en juego la vida y la dignidad de las personas afectadas, incluyen-
do las de los no-mapuches; cuestionar al Estado y a su política de persecución, pero
también advertir de la necesidad de buscar, en la mayor medida posible, que la lucha
33
Leonardo León, Las guerras moluches de los toquis Mañil y Quilapan, 1850-1872 (Manuscrito en elaboración, 2014).
34
Leonardo León, La integración jurídica del Gulumapu Septentrional y el problema de la tierra, 1852-1866. (Manuscrito en
32
Intervención de Pablo Marimán en Bengoa (2009: 125). Elaboración, 2014).

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un conglomerado social en el cual también hacían sentir su presencia otras instituciones y organizacio- que desarrollaron los habitantes del walmapu (país mapuche) desde fines del siglo XVIII tuvo como ci-
nes. Nos referimos, en este último caso, a la presencia del clero –que también era poseedora de vastas miento, precisamente, el comercio en sus formas más diversas ¿Por qué algunos autores ponen en duda
propiedades y operaba en el mundo de la economía con similar intensidad a lo que hacía en las esferas las transacciones de tierras realizadas por los lonkos y, al mismo tiempo, reconocen ese mercantilismo y
de las ideologías- y el Ejército que, desde los tiempos de O’Higgins tenía su propio proyecto de país. legitiman los Tratados y acuerdos establecidos por los mismos lonkos? En realidad, en un acto de extraor-
Estas dos instituciones –estaba también la judicatura, la clase intelectual, los empresarios extranjeros y dinaria acrobacia intelectual, se pone en duda la capacidad de entendimiento de los lonkos al vender sus
la masonería, por nombrar algunos más- operaban con fuerza en la región fronteriza y habían sido, por tierras pero no se cuestiona su habilidad para la construcción de alianzas ni se pone en tela de juicio sus
varias décadas y de modo exclusivo, pioneros en la apertura y sostenimiento de relaciones de intercambio respectivas estrategias de adaptación, integración o resistencia.
con los liderazgos tribales regionales ¿Cuáles eran sus planes hacia los mapuches? ¿Cómo concebían En segundo lugar, siempre en el campo de las interpretaciones realizadas por los especialistas
la formación de una oligarquía terrateniente que, acumulando tierras mapuches, se transformaría en la respecto de las ventas de tierra, se debe señalar la ausencia en sus trabajos de una terminología precisa
detentadora absoluta del poder regional? ¿Estaba el ejército, por ejemplo, en posición de condonar la que especifique la condición social de quienes enajenaron sus terrenos. Desde la publicación de la obra
formación de una poderosa elite regional que, nuevamente, podría desafiar el poder del Estado central de José Bengoa en 1982, se ha preferido usar el etnónimo ‘pueblo mapuche’ para representar los habi-
como ya lo había hecho en 1851 y 1859? tantes del walmapu; eliminando la fragmentación política y social que subyace a la estructura segmentada
La historia matizada del Estado, que deja al descubierto estas fracturas y cismas, ayuda a clarificar de las diversas agrupaciones. En efecto, se olvida señalar que cuando se habla del ‘pueblo mapuche’ se
lo que sucedía a nivel local. En algunos casos, como el de este trabajo, parece exagerado aplicar modelos incluye en este concepto a más de 12 tribus (Coyunches, lafquenches, pehuenches, lelfunches, moluches,
estructurales ni categorías abstractas, pero tampoco se puede negar que los sujetos operaban teniendo huilliches, chilotes, cuncos, poyas, salineros, ranquelches, aucas, tehuelches , manzaneros, puelches, por
por trasfondo un escenario mayor y nacional. Realizar un estudio de lo específico, sin caer en la micro- nombrar las más conocidas y sin hacer hincapié en las divisiones internas de cada una de ellas) que habi-
historia pero si en la metodología de la historia regional, sirve para entender el proceso de institucionali- taron en diferentes medios ecológicos, productivos y sociales, que operaron con diferentes estrategias de
zación que tuvo lugar en la frontera cuando ésta comenzaba a transitar hacia formas estatales. También resistencia y adaptación entre sí y con los winkas de Argentina y Chile y que desarrollaron historias muy
sirve para ir clarificando los procedimientos, planes y operaciones que se llevaron a cabo en el proceso diversas. Es cierto que tenían en común la lengua y la tradición, pero hasta allí llegaban los factores de
de integración del Gulumapu a la soberanía nacional, fenómeno que algunas tribus mapuches resistieron unidad, pues sus intereses económicos y propósitos geopolíticos fueron muy diversos. Por este motivo,
política y militarmente mientras otras, como se ha visto en el distrito de Nacimiento no trepidaron en es una aberración historiográfica sumirlos bajo un vocablo que nunca usaron para referirse a sí mismos
abrazar y fortalecer a través de la venta y enajenación de sus territorios ancestrales en beneficio directo y que fue introducido, durante la segunda mitad del siglo XX, por intelectuales winkas. Siempre atentos
del fortalecimiento de poderosas oligarquías regionales. “a la flexibilidad y segmentación de las alianzas entre los grupos mapuches”, tratamos de evitar el error
En general, al hacer un balance bibliográfico más detallado, se puede decir que la debilidad de los que cometimos en un trabajo preliminar en el cual, según los críticos, presentamos la frontera “bajo la
planteamientos realizados por la mayoría de los autores que niegan la venta voluntaria de tierras por parte óptica de un monologismo oficial”36. Este trabajo no se escribe usando como horizonte el ‘pueblo ma-
de los lonkos y ponen en su lugar la usurpación o el despojo, descansa sobre tres puntos centrales. puche’, sino que subrayamos la existencia histórica de la diversidad de tribus que habitaron el Gulumapu.
En primer lugar, carecen de una investigación sistemática de los archivos que permita reconstituir Se ha retornado a la terminología tribal que prevalecía durante la época que se estudia y se ha descrito
el proceso de enajenación de las tierras tribales como un proceso en el cual los propietarios -en este caso, el proceso de ventas y enajenaciones como un evento llevado a cabo solamente por lonkos lelfunches y
los lonkos- no sean vistos como meras víctimas de una agresión sino como protagonistas conscientes lafquenches durante el tiempo previo a la Pacificación; para hacer aún más especifica la mirada, se trataría
de lo que hacían. “El mapuche….no poseía criterio mercantil para valorar su tierra, lo cual permitía y de lonkos provenientes de los linajes asentados en la región septentrional del Gulumapu. No se trataría
facilitaba la usurpación por parte de los especuladores y militares de la frontera” (Bengoa, 1985: 153)35. de todos los habitantes de la zona sino tan solo de aquellos lonkos o parentelas que en ese momento se
Una descalificación similar fue manifestada por el escritor mapuche Víctor Gavilán cuando observó: auto representaron como dueños absolutos de esas tierras y que llevaron a cabo la infausta venta de las
“Los mapuches, como debe entenderse, no tenían ideas claras acerca de este proceso mercantil propio territorios ancestrales como manifestación indesmentible de su voluntad soberana.
de los winkas y naturalmente que iban a ser presos del engaño, de la compra dolosa y fraudulenta, como En tercer lugar, se debe mencionar la confusión que ha ido creando en la representación colectiva
efectivamente sucedió” (2007: 119). Privar a los lonkos su capacidad de discernimiento y considerarlos la mezcla de memorias orales y los discursos etno-nacionalistas, toda vez que ambos dispositivos distor-
como víctimas del acoso de los especuladores y del asedio territorial del Estado, significa no tan solo sionan no solo las cronologías sino que también tienden a confundir experiencias, hechos y sucesos. La
volver a los antiguos etnocentrismos racistas que representó a los sujetos tribales desde la perspectiva memoria se ha convertido en un reemplazo del relato histórico, poniendo en tensión la imaginación con
del Bon Sauvage acuñada por las elites ilustradas y dominantes, sino que también se niega la historicidad lo que realmente aconteció. Junto a la Comunidad Imaginada va surgiendo la Memoria Imaginada que
que por más de cuatro siglos desplegaron los habitantes del Gulumapu en la defensa de su autonomía terminará estableciendo la presencia de una Sociedad Imaginada que no tiene relación con la realidad.
territorial y de su soberanía política. La profunda contradicción teórica que encierra ese planteamiento Sobre este punto solamente cabe señalar que para el historiador es un deber establecer la particularidad
implica suprimir la capacidad de negociación diplomática de los lonkos de antaño, omitir en su conjun- física, étnica y temporal de los eventos así como identificar, en tanto sea posible, la particularidad de
to el proceso de convivencia y gobernabilidad fronteriza elaborada en ese tiempo de larga duración y quienes se vincularon a determinados acontecimientos. Como bien señaló Christián Martínez: “Para
descartar los diversos aspectos del intercambio mercantil desarrollado por cuatro siglos entre winkas y abordar estos temas, pienso que debemos superar los esquematismos que simplifican la complejidad
mapuches, intercambio que se extendió desde la venta y el arrendamiento de potreros hasta la compra/ del mundo mapuche a partir de una cierta ‘voluntad general’, la homogeneidad del actor colectivo o la
venta de especies, ponchos, útiles de hierro y manufacturas. El modo de producción ganadero-mercantil ausencia de relaciones conflictivas entre sus miembros. Por el contrario, se hace urgente complementar
la invocación a los discursos de verdad que legítimamente sostienen dirigentes y organizaciones, con un
análisis con un poco más de detalle de las relaciones que se producen al interior de la sociedad mapuche”
(Martínez, 2009: 135). Entender cada proceso en su momento histórico. Se trata, por ejemplo, de
35
En este punto, el profesor Bengoa sigue de cerca la opinión que desplegó el coronel Cornelio Saavedra, bete noire de
la historia de la Pacificación, quien señaló en 1868: “Los indígenas sin idea precisa de lo que es una cuadra, e incapaces
de apreciar el número comprendido en una extensión cualquiera venden de ordinario un vasto espacio que abraza tres
mil y más cuadras por el valor convencional de mil”. (Saavedra, 2008). 36
Ver Pávez (2008: 22-23). El trabajo que se criticó fue Leonardo León (2005: 181-225).

210 211
entender la siguiente afirmación hecha por Pedro Kayupi al relatar el sino de su linaje: “Teníamos razón CAMPOS, Luis.
en sublevarnos, porque se nos iba a quitar nuestros terrenos. Así ha sucedido. Yo apenas tengo donde 2007 “La tierra es nuestra: poblaciones indígenas de Brasil, México y Chile”. En González et al,
vivir. Inútilmente he reclamado. A esta escasez de terrenos se junta la mala fe de los medieros, que nos (Eds.) Resistencia Territorial en América Latina: los espacios como posibilidad y como potencia. Santiago:
roban, inventan pleitos y se resisten a salir de la reducción” (Guevara y Mañkefel, 2002. 164). Estas pa- Ediciones Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
labras, probablemente todas ciertas y de innegable validez histórica, se refieren a procesos que tuvieron CANIGUAN, Natalia.
lugar casi medio siglo después de las ventas que analizamos en este trabajo, vale decir, se insertan en el 2012 “Budi”. En Bengoa et al. Mapuche. Procesos, políticas y culturas en el Chile del Bicentenario. Santiago:
contexto posterior a la Pacificación y corresponden a otro momento histórico. Hablar en general de Catalonia.
esos acontecimientos y transformar el despojo en una verdad sacra y ahistórica, puede hoy satisfacer a CANIUQUEO, Sergio.
audiencias legas en la materia o ganar aplausos cuando se hacen discursos o manifiestos, pero en el mun- 2006 Entrevista a Juan Caniuqueo Painen, Pocuno, Nueva Imperial, realizada el 25 de enero. Pro-
do de la disciplina historiográfica estos hechos se deben analizar con rigor, detallando la especificidad, yecto Fondecyt 1040724: El colapso de la frontera mapuche, 1900-1950.
resaltando lo particular, relevando a cada uno de los actores y las situaciones en que les tocó vivir, a pesar 2009 “Particularidades en la instauración del colonialismo chileno en Gulu Mapu, 1884-1950.
de que algunos consideren que con esta acción se está ‘maquillando’ el pasado. “A juicio del historiador Subordinación, alianzas y complicidades”. En Christian Martínez N. y Marco Estrada (Eds.)
Fernando Pairicán la discusión sobre la ocupación de la Araucanía o la Conquista experimenta un cam- Las disputas por la etnicidad en América Latina. Santiago. Catalonia
bio, a partir recientes investigaciones de historiadores como Sergio Villalobos o Leonardo León, quienes CASANOVA, Holdenis.
replantean el tema de la “desposesión” territorial que sufrió el pueblo mapuche” (Bravo, 2014). No 1987 Las rebeliones araucanas durante el siglo XVIII. Temuco: Ediciones Universidad de la Frontera.
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214 215
Las revoluciones, llamadas de “independencias”, en discusión.
Un balance historiográfico

Manuel Chust Calero


Universitat Jaume I de Castellón, España.
José A. Serrano
Colegio Michoacán, México.

El consenso historiográfico: patria, pueblo y héroes

A finales de los años cincuenta del siglo XX funcionaba un consenso historiográfico en la mayor parte de
las academias iberoamericanas que era aceptado tanto por las izquierdas como por las derechas. En algu-
nos países, como en Argentina, México y Perú se había forjado desde el siglo XIX, en otros en años más
recientes, en la primera mitad del siglo XX. Pero en todas las historiografías de estas repúblicas america-
nas se coincidía en varias ideas centrales. En primer lugar el nacionalismo que impregnaba toda la expli-
cación y que se tradujo en un metarrelato hegemónico entre los historiadores dedicados a las guerras de
independencias. Los estudiosos de la lucha entre realistas e insurgentes, entre gachupines y patriotas, la
independencia era explicada desde el convencimiento de que “analizaban” la gesta nacional, la forja de la
nación. Un discurso que se volvió hegemónico y que tenía el sentido de unificar la historia de sociedades
altamente diferenciadas étnica y socioeconómicamente. Sociedades que además tenían, tienen, amplios
contrastes regionales. Se buscó y se encontró la “feliz síntesis” étnica, cultural, social y territorial. Las
guerras de independencias interpretadas desde el nacionalismo se convirtieron en el sustrato histórico
común de las naciones iberoamericanas. Estas fueron interpretadas como el inicio de su historia contem-
poránea. Independencias que fueron estudiadas casi como compartimentos estancos, sin relación entre
los territorios más allá de las fronteras nacionales que se construyeron después de su triunfo.
Y el discurso sobre la Nación generó, o al menos alentó, otros corolarios que asentaron este con-
senso historiográfico. Aconteció el concepto “pueblo”, a la vez que desaparecieron, o ni siquiera se
consideraron, cada uno de los grupos sociales y étnicos existentes. El “pueblo”, ese ente homogéneo y
sin fisuras, mejor, con algunas mínimas fisuras que se identificaban con los “realistas españoles”, fue el
que persiguió la emancipación de la nación “300 años oprimida”. Se enunció, de esta forma, el “todos a
favor”. En este sentido, los realistas durante décadas fueron considerados los no nacionales, es decir, el
término realistas se adjudicó unilateralmente a peninsulares y en algunos casos a grupos indígenas que se
había opuesto a la “emancipación nacional”. Era una interpretación maniquea de la independencia, entre
buenos y malos, entre patriotas y traidores, también entre los vencedores y los vencidos. Construcción
de la Nación que alumbró la Historia patria. Y este legado fue de largo alcance. Los peninsulares estaban
en las filas del absolutismo por vinculaciones de nacimiento, familiares, políticas y redes económicas vin-
culadas al colonialismo: burócratas, eclesiásticos, militares, comerciantes monopólicos, plantadores, etc.
Prevaleciendo en todos los casos el valor de su nacimiento por encima de los intereses o vínculos. En el
caso de los indígenas era más simple el análisis. La mayor parte de las comunidades indígenas quedaron

217
al margen de las independencias porque era una guerra entre criollos y peninsulares, y porque estaban Dos acontecimientos internacionales, en gran parte, ayudan a explicar el creciente interés por la
alienados, en especial por su ignorancia, “adocenamiento”, religiosidad católica y monarquismo fruto de historia de América Latina: el proceso de descolonización posterior a la Segunda Guerra Mundial y el
trescientos años de colonialismo. triunfo de la Revolución cubana. Es bien sabido que en Estados Unidos, después de 1961, se multiplica-
Y el pueblo y la nación fueron acompañados por los héroes, el otro corolario del consenso histo- ron los apoyos privados y públicos a las universidades para que se fundaran o se fortalecieran los Latin
riográfico. Los dirigentes insurgentes y patriotas tuvieron amplia fuerza explicativa al punto de que his- Américan Area Studies. Apoyos que contaron con una pluralidad de becas para que desde Estados Unidos
toriografías sobre la independencia como la de Paraguay se centraron durante mucho tiempo en la pugna se estudiara América Latina o para que los estudiantes iberoamericanos se formaran en las universidades
entre francistas y antifrancistas, contando la primera entre sus adeptos más entusiastas al propio dictador norteamericanas de los Estados Unidos.
Stroessner. También tendremos que destacar que en esta oleada de historiadores “profesionales” que comen-
Pero los héroes no fueron sólo alimento de dictaduras; lo interesante, como señalamos párrafos zó desde los años setenta, hubo muchos que se acercaron a la temática de la independencia desde una
arriba, es que también fueron respaldados tanto por liberales como por conservadores, como desde dis- formación en ciencias sociales, especialmente antropólogos, sociólogos e, incluso, pedagogos, y no tanto
tintos grupos de las izquierdas marxistas y no marxistas. desde una formación estricto sensu de historiadores. Lo cual evidentemente va a incidir no sólo en su mé-
El presente tema es muy difícil de tratar porque desborda el ámbito académico y se relaciona direc- todo de análisis histórico y conclusiones, sino también en los temas escogidos: étnicos, raciales, género,
tamente con el uso que se ha brindado a los héroes en el mundo político y con su arraigo en la memoria educación, ilustración, formación intelectual, movimientos sociales. Análisis y contenidos que, si bien es
colectiva bien cimentada por los libros de Historia Patria durante casi doscientos años. indudable su aporte general, adolecieron algunos de ellos del manejo cuidadoso del tiempo y del espacio.
Somos conscientes de que al presentar en forma general las tres principales ideas rectoras del Por supuesto que el incremento sustancial del número de historiadores no es el dato fundamental
consenso historiográfico, podemos sacrificar los amplios matices y su análisis puntual. No obstante, que permitiría identificar a una nueva generación de universitarios con título interesados en la guerra
creemos que es importante asentar estas generalizaciones para ubicar los cambios que se produjeron en entre realistas e insurgentes. No es una razón suficiente, pero es un dato que se debe de tener muy
las siguientes décadas. en cuenta. El dato fundamental es que a partir de los años sesenta cambió la agenda de investigación.
Fueron muy distintas las ideas rectoras que guiaron las investigaciones. Una primera explicación de este
cambio de rumbo se encuentra en los debates generados por la teoría de la dependencia y por las diver-
Los años sesenta: la nueva agenda de investigación. sas corrientes del marxismo. Sin duda, este tema de por sí ameritaría un estudio específico, que estamos
elaborando, por lo que aquí solo señalaremos las consecuencias relacionadas con el impacto de esa teoría
A partir de la década de los sesenta comenzaron a ser cuestionados las ideas rectoras del consenso his- en la agenda de investigación sobre las guerras de independencia.
toriográfico. En los años sesenta coincidieron muchos factores académicos pero, sobre todo, políticos, Al calor del debate alimentado por la teoría de la dependencia proliferaron el uso, e incluso el abu-
económicos y sociales -tanto nacionales como internacionales- que tuvieron impacto en los historiadores so, de conceptos como revolución, dependencia, grupos con intereses enfrentados, clases sociales, gru-
latinoamericanos, europeos y norteamericanos que investigaron la guerra de independencia. Aquí solo pos y fracciones de clase, etc. Y se plantearon interrogantes que tocaban los puntos fundamentales sobre
apuntamos algunos de ellos que ayudaron a que enraizara la historiografía revisionista. Así mismo, adver- la comprensión de los procesos de las guerras de independencia: ¿en verdad aconteció una revolución, o
timos al lector, que los consideramos desde su impacto en la comunidad de historiadores. solo fue una reforma en donde primaron las continuidades coloniales –se empezó a acuñar el concepto
Así, visto desde la perspectiva de las universidades, en primer lugar se puede afirmar que llega una de sociedad poscolonial- con un mínimo cambio político? ¿La dependencia sólo cambió de vértice de la
nueva generación de historiadores, que ante todo es eso, historiadores universitarios que adquieren el Monarquía española –simplificada en la voz “España”- a las nuevas potencias atlánticas? ¿Qué cambió y
oficio y el manejo de las metodologías y técnicas historiográficas en las escuelas o facultades de Historia y qué continuó después de la independencia? o, para ser más precisos con las preocupaciones de los mar-
en los pocos centros de investigación que existían en esos momentos. Esta nueva generación de historia- xistas y los dependentistas ¿algo cambio con respecto a las estructuras económicas y sociales coloniales?
dores e historiadoras hicieron gala de su oficio y emprendieron un análisis de las fuentes que habían sido El marxismo o, habría que decir los marxismos, calificaban a las “masas” como simples actores so-
utilizadas para estudiar la lucha entre patriotas y realistas, lo que los llevó a cuestionar el amplio margen ciales que seguían pasivamente a los líderes insurgentes y patriotas, los cuales eran criollos con intereses
de maniobra, o para decirlo de manera más directa, la carencia de rigor con que habían sido utilizados diferentes a éstas, por lo que ¿era un conflicto de clases entre criollos dueños de los medios de produc-
los documentos primarios. Primero el análisis de fuentes y después las interpretaciones. No creemos que ción y los grupos populares en aras de la unidad a favor de la independencia y en contra de la opresión
exageremos si señalamos que en estos años se cultivó un positivismo fructífero. Los documentos con española?
amplio aparato crítico se convirtieron en una de las principales labores emprendidas por los historia- Así, consideramos que la teoría de la dependencia y los debates de las distintas corrientes marxistas
dores. Referentes que a partir de los años sesenta se convirtieron en punto de apoyo ineludible para los marcaron en gran parte la agenda de investigación en los años sesentas y los setentas si se toma como
interesados en investigar las guerras de independencia. punto de referencia el conjunto de la historiografía sobre la guerra de independencia. Esta afirmación
Y a finales de los años sesenta y principios de los setenta también sucedió otro fenómeno que general se puede matizar cuando se toma como perspectiva cada una de las historiografías. En Perú,
marcó el desarrollo de la comunidad de historiadores, en particular los interesados en el periodo que se Ecuador, Venezuela, Bolivia y Colombia, y no se diga en Guatemala y El Salvador, esas dos teorías mar-
abre en 1808, en la mayoría de los países iberoamericanos: la multiplicación de alumnos en las carreras caron la agenda de investigación. En cambio fue muy distinta la situación historiográfica en México. En
de las ciencias sociales, como en Historia, Antropología, Sociología y Ciencia Política. Este fenómeno este país, el debate se centró en las investigaciones sobre la Revolución de 1910, y la historiografía sobre
demográfico fue definido como el “baby boom”. Lo cual se tradujo en un mayor número de historiado- la guerra de independencia de 1810 siguió otros caminos hilvanados por otras temáticas.
res con diploma universitario, en una multiplicación de tesis, artículos, libros y reseñas sobre la historia Pero si la geografía de la recepción historiográfica fue diversa, lo que se constata en estos artículos,
de las independencias. es que todos confluyeron en cuestionar, aunque también frecuentemente en rechazar, los principales
Y a los estudiosos iberoamericanos se sumó la oleada de historiadores europeos y norteamerica- temas que habían forjado el consenso historiográfico. Y en primer lugar el vínculo insustituible entre
nos. También a partir de los años sesenta se multiplicaron los libros, tesis y artículos sobre la temática de nacionalismo y guerra de independencia. Sobre todo a partir de los años setenta vinieron a replantear e,
las guerras de independencia escritos por europeos, en particular franceses y británicos. Si bien fueron incluso a rechazar, el relato nación, el “discurso providencialista” que consideraba que a partir de 1808
menos los estudios de historiadores españoles, y norteamericanos. se había emancipado la nación. Y escribimos con cautela “replantear”, “rechazar”, “cuestionar”, porque

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las investigaciones que se emprendieron en estos años no tenía como fin último acabar con ese discurso Y a la historia regional y a los replanteamientos de los “otros proyectos”, se añadieron los debates
que había sido hegemónico. acerca de los desempeños productivos de las estructuras económicas de los virreinatos, capitanías y pro-
vincias de la América española a lo largo del siglo XVIII y primeras décadas del siglo XIX. Lo que ahora
nos importa rescatar de los resultados de estos debates y polémicas es que también vinieron a relativizar
Del derrumbe, las consecuencias. el peso de transformación de las independencias nacionales. En efecto, observada desde los resultados
de investigación del siglo XVIII, las proclamaciones de independencia no aparecían como puntos de
Desde nuestro punto de vista, cinco vertientes de investigación minaron a la larga las principales bases ruptura y cambios profundos. Más rupturas habrían primado las continuidades sociales y económicas,
de sustento del consenso historiográfico: primera, la historia regional; segunda, el cuestionamiento a in- que al final de cuentas eran los fundamentos de cualquier sociedad. Muy en sintonía con la Teoría de la
eluctable independencia; tercera, el debate sobre el desempeño productivo de las estructuras económicas Dependencia se comenzó a hablar de un estado postcolonial, en que las herencias del siglo XVIII eran
de los siglos XVIII y XIX; cuarta, los aportes de la historia social y por último, el “desmonte del culto a notorias en el siglo XIX e incluso en el XX.
los héroes”. Por su parte, los estudios sobre la historia social de la América española fueron constituyeron otro
La región se va a convertir en un actor central de estudio y de explicación de las guerras de inde- camino en el que se vino a replantear, tanto la relevancia de los líderes insurgentes, como el concepto
pendencia. Y la visión que surge deja a un lado la frase unánime de “todos juntos por la nación y la inde- de “pueblo”, otra de las ideas rectoras del consenso historiográfico, como hemos dicho. Lo esencial era
pendencia”, para dar paso a las diferencias sociales, económicas, políticas y étnicas de las regiones. Esta estudiar las bases sociales de la insurgencia y no solo a sus dirigentes. Importaba saber más porqué se
perspectiva historiográfica destaca, incluso a pesar suyo, las diferencias entre las regiones de Guayaquil habían rebelado los grupos populares que la ideología de los líderes, que había sido uno de los principales
y Quito, Maracaibo y Caracas, Guatemala contra el Salvador, la Costa Caribe y la Costa Grande, Buenos campos a indagar por los estudiosos durante el consenso historiográfico. Las investigaciones se aboca-
Aires y Montevideo. Y de las diferencias regionales se pasó a la diferencia de los proyectos políticos. ron a estudiar las razones económicas y las contradicciones sociales que permitieron que los llamados
No fue la búsqueda de la independencia y la Nación la que unificó a todos los grupos sociales y étnicos de Bolívar, San Martín, Sucre, Santander, Artigas, Francia y Morelos tuvieran eco social. Primero había
ni los mismos contenidos programáticos. Del consenso se pasó al disenso, de la unidad a la diversidad que identificar las “causas estructurales”, más que precisar, hasta diseccionarlas, las ideas motoras de los
o, incluso, a lo muy diverso al punto de poderse hablar de un archipiélago de la historiografía sobre las Padres de la Patria. Y también alcanzó mayor relevancia saber quién o mejor dicho, quienes eran el “pue-
guerras de independencia. blo”. Campesinos, arrendatarios, pequeños propietarios, pequeña burguesía, capitalistas e indígenas, ne-
Y para desmontar lo nacional se cuestionó su vínculo mellizo, la independencia. Este fue el segun- gros, mulatos, zambos, castas. Lo importantes era caracterizar las bases sociales de los rebeldes. Se puso
do punto de distancia con respecto al consenso historiográfico. Y al respecto se abrieron dos líneas de el énfasis en los grupos socioeconómicos y étnicos, es decir en la ideología de sublevaciones, más que
investigación concurrentes, una la que puso en tela de juicio “los movimientos preinsurgentes” y la otra en las ideologías de los sublevados. Un tema que será retomado con fuerza a finales de los años ochenta.
que destacó los proyectos autonomistas de algunos grupos de criollos que no habían aún alcanzado el Y con la historia social se empezaron a “desmontar el culto a los héroes”, como señala para Ve-
rango de “patriotas”. En este último tema se indicó que no sólo eran dos los grupos en la lucha, por lo nezuela Inés Quintero. Dos fueron las líneas que se siguieron en las historiografías latinoamericanas.
menos eran tres, independentistas, realistas y también autonomistas. Los dos últimos grupos existieron y Por una parte, se replantearon las acciones y las ideas de Bolívar, Artigas, Francia, Hidalgo o Morelos
no estaban condenados al fracaso, o visto desde el otro lado de la moneda, los independentistas no eran que como señalamos al principio de esta introducción, fueron en algunos países, como en Paraguay, el
los predispuestos a ganar incluso a pesar suyo; lo que se habría de explicar, era, entre otros temas, ¿por eje principal de la historiografía sobre la independencia. No sólo se analizó y reanalizó los documentos
qué ganó finalmente el proyecto independentista y por qué los otros dos proyectos en liza perdieron? básicos, como la Carta de Jamaica, sino que se investigaron, con algunas de las preguntas generadas por
En conclusión, se relativizó la independencia al quitarle su fin ineluctable y se consideró con amplias los marxistas y la Teoría de la Dependencia, las reformas de Artigas, las ideas ilustradas de Francia o las
posibilidades de victoria a los otros dos contendientes. de Miranda. En México, el debate se centró en los referentes ideológicos de Hidalgo. La polémica se
Aunque aquí volvemos a apelar a la geografía y a los tiempos de la historiografía de la independen- prodigó en si sus proyectos políticos tenían origen en el “enciclopedismo protoliberal” o en la “teología
cia. Así no fue extraño que en el Perú de principios de los años setentas se retomara el debate sobre la positivista”. No es necesario decir que de esta polémica mayúscula, los héroes no salieron inmunes. Por
relación entre criollos e independencia, considerando, primero, que los realistas habían dominado en el lo menos estas controversias generaron que la “Historia de Bronce”, como denominó Luis González “al
virreinato peruano durante la mayor parte del tiempo anterior a la proclamación de la independencia, y estudio reverencial de las estatuas”, quedará relegada a un espacio reducido dentro de la historiografía
que en 1971 se conmemoraban los 150 años de la independencia, lo que suscitó el debate entre la comu- sobre las guerras de independencia.
nidad de historiadores nacionales y extranjeros. Lo que al mismo tiempo alentó el debate fue la afirma- En suma, los sesenta y, sobre todo, los setenta fueron años en que se produjo la inflexión historio-
ción de que la elite criolla peruana no estaba preparada para acabar con un orden que les era muy afín, ya gráfica en la gran mayoría de los países de América Latina. En países como Argentina, Perú, Guatemala y
que “estructuralmente” no podía darse el lujo de acabar con un sistema que les aseguraba su preeminen- El Salvador fue entonces cuando se formularon las agendas de investigación de los años posteriores. Sin
cia social, política y económica. Así sabemos que en Venezuela el estudio de los realistas fue de la mano duda leyendo cada uno de los artículos se identificaran con precisión los distintos ritmos historiográficos,
con las investigaciones de historia regional. En las regiones de Coro, Maracaibo y Guayana, las primeras como los de Paraguay, Uruguay y México. Mas sin duda fue en los años setenta cuando se publicaron
en declararse leales a la Regencia y las últimas en unirse a la república, se emprendieron investigaciones obras capitales que a la fecha siguen siendo de consulta obligada y se replantearon, en todos los casos, o
que buscaron desentrañar a qué intereses económicos y sociales concretos y reconocibles respondían los se rechazaron en gran parte, las ideas rectoras del consenso historiográfico.
proyectos políticos de autonomistas y realistas. Si bien en México se publicaron varios artículos sobre Ahora vale la pena puntualizar algunas de las consecuencias del derrumbe del consenso historiográfico y
la propaganda leal al gobierno virreinal, el ejército y las milicias novohispanas, fue a mediados de los las cuales siguen gozando de una fuerza especial. O contemplado desde otro punto de vista, en las nuevas
ochenta cuando se incrementaron los estudios sobre los realistas y su participación en los ejércitos de su agendas investigación se dejaron de lado diversos temas y propuestas interpretativas:
Majestad. Lo que nos importa destacar aquí es que el estudio de los otros proyectos que se defendieron Se ha producido una reducción del “foco” temático en el estudio de los grandes hombres, de los
durante las guerras en gran medida vino a poner en cuestión lo inevitable de la independencia y con ello, grandes héroes, o de los grandes libertadores. En los últimos años el tema ha sido “rescatado” -y cree-
el necesario proceso de emancipación de la nación. mos que es esta la palabra precisa- por parte de la novela histórica que ha recuperado la biografía como

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tema de análisis histórico. Héroes, con todo, que han dejado de ser “dioses” para aparecer más humanos. que el tema de la independencia perdiera su primario fin utilitario, en este caso, de justificación de los
Estudio de los libertadores que también ha promovido el interés de las heroínas. gobierno militares, y que la comunidad de historiadores pudiera “desideologizar” su propia práctica
Como hemos planteado anteriormente, la Nación, su alumbramiento, ha dejado de ser el único académica, como señala Joao Paulo G. Pimenta. En Argentina también se despolitizó el debate, y en
referente para los historiadores. A ella se suman los procesos históricos, los sujetos sociales y los grupos Paraguay y Uruguay el resultado fue que los historiadores se concentraron en investigar la historia del
regionales ocluidos durante demasiado tiempo por el manto nacional. Surge el estudio de la región, sus siglo XX, relegando a un lugar secundario las investigaciones sobre la guerra entre realistas e insurgen-
movimientos particulares, su génesis, y surge en muchas de las ocasiones desde los parámetros antagó- tes. Por consiguiente, las comunidades de historiadores fueron diapasones sensibles al derrumbe de los
nicos al nacionalismo triunfante, casi siempre de la capital. No es extraño que en un contexto en donde gobierno militares, y también a los temas abiertos por la “normalización democrática”. En Perú también
los procesos autonomistas de algunas partes de América –Santa Cruz en Bolivia, Zulia en Venezuela, fue evidente el replanteamiento por parte de los investigadores de las ciencias sociales acerca de las ins-
Guayaquil en Ecuador- coincidan en este tema de gestación de la nación con explicaciones periféricas y tituciones democráticas, pero por otras razones. Como una reacción a Sendero Luminoso se estudió a
singulares. la “democracia formal” como un mecanismos “virtuoso”, en palabras de Carlos Contreras, que podían
También notamos una especial decaída de las interpretaciones que trataban la independencia como transformar las estructuras sociales.
una guerra de “liberación nacional”. Sin profundizar, es posible pueda estar en relación con la desapa- En las explicaciones sobre el desarrollo de las historiografías independentistas de los últimos de-
rición de los movimientos guerrilleros –a excepción de Colombia- y su propuesta central de Liberación cenios también será necesario reparar en las mutaciones teóricas y metodológicas que cobraran fuerza,
Nacional mediante la guerra de guerrillas al igual que en muchos territorios de la América hispana hacía por lo menos desde los años ochenta, en la comunidad de historiadores latinoamericanistas. Nos refe-
doscientos años. Tendremos también que relacionarlo, con el auge –lo explicamos más adelante- de los rimos a las críticas, que lograron una gran resonancia y aceptación, a los postulados de la Teoría de la
procesos políticos democráticos de los ochenta y noventa y los estudios históricos de los procesos elec- Dependencia, a los marxismos y a la escuela de los Annales. Tres teorías que sin duda habían marcado
torales y el rescate del valor de la ciudadanía. las investigaciones históricas desarrolladas sobre el pasado de América Latina. Sería temerario y absurdo
La tesis de John Lynch sobre el “neoimperialismo” como explicación de las independencias ha sido por nuestra parte presentar en unas cuantas líneas las críticas, fundadas muchas de ellas, que se les atri-
cuestionada por estudios empíricos que demuestran que las reformas carolinas fueron más permeables buyeron a esas tres teorías. Nos parece que un concepto sirvió como resumen de las críticas: eran teorías
de lo que se interpretó. La irradiación de las tesis de François Xavier Guerra en primer lugar y el declive “estructuralistas”. El concepto de centro-periferia había ocasionado que se buscaran las explicaciones
de la causa de “liberación nacional” para dejar paso a otras interpretaciones, finalmente han ganado la del cambio histórico de América Latina en los vaivenes del mercado mundial y en la economía de en-
partida a la tesis de Lynch que, al menos para la historiografía española y los estudiantes universitarios clave: tanto los cambios de las relaciones sociales y políticas, como la configuración del Estado colonial
españoles, fue hegemónica durante muchos años. Mientras que la tesis de Guerra ha pasado casi desa- y de los estados se explicaban como función subordinada de los cambios en la estructura del mercado
percibida o tuvo un mínimo impacto en la península. mundial. El “economicismo” de los marxistas había considerado, y así se había investigado el pasado
latinoamericano, a la estructura económica como la instancia en “último término”, y a la superestructura
como un epifenómeno de aquella. Y la larga duración, la historia “casi inmóvil”, se buscó en las series
Las últimas dos décadas. históricas y en las continuidades de las estructuras sociales y económicas.
Normalidad democrática y crítica a las teorías estructuralistas, si bien son fenómenos no relaciona-
En los últimos cinco lustros, esto es, desde la década de los ochenta hasta esta primera década del nuevo dos, su confluencia y combinación sí que impactó en el desarrollo de las historiografías independentistas.
siglo, es mucho más complicado ubicar la relación entre los múltiples contextos y el discurso historio- Por lo menos en un punto creemos que es evidente el resultado de esa combinación: el regreso del autor,
gráfico sobre las guerras de independencia. Sin duda los artículos aquí publicados pueden explicar con para utilizar la frase de Alain Touraine, y con ello la historia de “lo político” entendido como el estudio
mayor claridad las razones y los conceptos que han guiado la investigación histórica en estos últimos de la negociación, simétrica o asimétrica, entre “instituciones” y grupos sociales, pueblos, colectivos,
años. En la última parte de esta introducción sólo nos proponemos destacar las líneas de investigación clases sociales o agencias.
que consideramos, han concentrado los afanes de los historiadores especialistas en el tema y, por la otra,
enumerar algunas de las circunstancias que en parte explican la relevancia alcanzada por aquellas áreas
de estudio. Algunos temas de los últimos tiempos.
Es indudable que la denominada ola democratizadora impactó en las agendas de investigación no
solo de la historiografía, sino en general de las ciencias sociales latinoamericanas y latinoamericanistas. Desde nuestro punto de vista, cuatro líneas de investigación han concentrado los afanes y debates sobre
Cayeron las dictaduras en diversos países de América del Sur, incluso la paraguaya, y en México, a partir la independencia. Dos ellas, el liberalismo gaditano y la ciudadanía-representación política, son temáticas
de 1988 dio inició la transición política. La vía armada a la revolución fue descartada, en algunos casos relativamente nuevas, y las otras dos, realistas e historia de los grupos subordinados, son áreas de inves-
por convicción, en otros por necesidad, por un muy amplio sector de los movimientos sociales y de los tigación que surgieron a partir de los años sesenta y que actualmente tiene una amplia fuerza.
partidos de izquierda. Ambos fenómenos, no necesariamente relacionados, sí confluyeron en ubicar en Las elecciones y la ciudadanía han sido una de las temáticas que con mayor profusión se han pro-
primer plano la construcción de las instituciones democráticas. Si en 1975 Lorenzo Meyer, historiador y digado en los últimos tiempos. Hay toda una bibliografía amplia, plural y consolidada sobre este tema.
politólogo mexicano, se quejaba de que el tema de la democracia era una carencia evidente en la teoría Especialmente en lo que se refiere para el caso rioplatense y mexicano. Destacan los estudios, por su im-
y en las investigaciones de las Ciencias Sociales, el mismo tema se convirtió en omnipresente a partir de portancia y relevancia en el momento de publicación, de Antonio Annino, François Xavier Guerra, José
finales de los ochenta. Lo que importaba era “pensar” la construcción de las instituciones democráticas y Carlos Chiaramonte, Hilda Sábato y Virginia Guedea, Jaime E. Rodríguez, por citar algunos nombres
los temas adjuntos más importantes como la relación entre instituciones representativas y grupos socia- pioneros. Temática electoral que vino acompañada de la de representación y de toda una conceptualiza-
les y políticos, o para utilizar el concepto que se convirtió en canónico, y la sociedad civil. ción del valor de la ciudadanía, de la concepción de vecino, y su participación política en el nuevo régi-
El colapso de las dictaduras repercutió de manera inmediata en los caminos seguidos por las his- men republicano, etc. Concepto y “prácticas” electorales que se rescataron temáticamente, en especial en
toriografías de los países que sufrieron esas plagas. El fin de la larga dictadura militar en Brasil permitió el contexto del liberalismo gaditano y los procesos electorales que desencadenó.

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El tema del liberalismo gaditano está siendo recuperado para Sudamérica en las últimas décadas. por toda América Latina sobre el papel de las clases populares en la independencia. Así, y entroncando
Para México y Centroamérica no es ni mucho menos un tema novedoso, aunque sí que en los últimos con otros como los “realistas”, los temas sobre las comunidades indígenas como sujetos y como objeto
años ha tenido y sigue teniendo una revitalización notoria. Mario Rodríguez advirtió de su importancia de estudio se han multiplicado, sus interpretaciones también, dado que muchos de estos estudios se
en los ochenta y lo rescató el grupo de historiadores que trabajan con Arturo Taracena. Para el caso encaminan a retratar el posicionamiento activo en la independencia o a justificar su pasividad, dado el
mexicano Nettie Lee Benson advirtió en la década de los cincuenta la centralidad e importancia que carácter de una guerra nacional y no étnica, o a denunciar su marginación, mayor si cabe, en el posterior
para la historia de la independencia mexicana y su formación como Estado-nación tuvieron las Cortes Estado nación posindependentista. Muchos de estos estudios, deudores de la antropología anglosajona,
de Cádiz y la participación de notorios diputados tanto en las Cortes de Cádiz como en las de Madrid. han conseguido mantenerse fuera de la onda expansiva de ésta que caracterizaba bucólica e idealmente
Fueron sus discípulos, en especial Jaime Rodríguez, quien prosiguió su magisterio. Tema y temática que a la sociedad india. De ahí, y aunque no sólo por esta razón, la aversión de parte de esta historiografía al
ha logrado una gran consolidación en el panorama historiográfico novohispano, a distancia con otras concepto “liberal” o “liberalismo” como término pernicioso.
historiografías sudamericanas y, por supuesto, con la española, la cual sigue haciendo prácticamente caso Al igual que el rescate de la problemática étnica, se han sumado los actores negros, mulatos y mes-
omiso de la importancia que para la historia “española” tuvieron los “otros” territorios de la monarquía tizos, completando un arco iris que da mucho más color a las anteriores historias en blanco y blanco.
española. En Sudamérica el tema del liberalismo gaditano ha sido una línea argumental que pretende ser También es de destacar que en estos estudios han profundizado en la vertiente anticolonial y antiliberal
equidistante entre el colonialismo y la insurgencia. que se fraguó en la independencia. Es decir, clases populares que intervinieron y se movilizaron bajo
Con todo, habrá que matizar, describir y consensuar el concepto liberalismo para la significación un prisma no necesariamente patriótico o “realista” sino por intereses concretos pertenecientes a sus
historiográfica en América Latina. Concepto histórico demasiado impregnado en América Latina de su grupos y etnias y no encuadradas en un estereotipo nacional y nacionalista, en donde quien no se incor-
evolución histórica en el siglo XIX y especialmente del XX, en donde los análisis de las ciencias sociales poraba al discurso paradigmática de la nación, por fuerza estaba contra ella. Es decir, tuvieron no solo
y políticas lo han identificado, con razón, con oligarquía e imperialismo. Concepto el de liberalismo que una actuación “consciente” sino también “explicable” por no hablar de legítima. Notorio cambio de
también fue histórico, es decir, dinámico, mutable y en evolución, tanto en el espacio como en el tiempo. interpretación y rescate de grupos sociales marginados y excluidos, no sólo socialmente sino histórica-
Pero como apuntan las investigaciones propias y ajenas, el liberalismo gaditano impregnó un amplio mente. Son notorios los ejemplos, el reciente estudio de Eric Van Young para el caso de la insurgencia
espectro del proceso de construcción de los Estados naciones. mexicana desde la vertiente no social sino desde la explicación cultural o los trabajos de Alfonso Múnera
Y su trascendencia no se limitó sólo a la participación de sus diputados, sino a la aplicación de sus para el caso Cartagenero.
decretos, a la politización de la sociedad, a la interacción que provocó sus ondas sísmicas tanto preactivas
–en la insurgencia- como reactivas –en el absolutismo colonial-, a los procesos electorales que desenca-
denaron, a la importancia en la organización de ayuntamientos, y, quizás es lo que habrá que investigar
en los próximos años, a la interacción entre esta “tercera vía” y la insurgencia, porque no hubo compar-
timentos estancos en este complejo proceso ni mucho menos.
Por lo menos, esta línea de investigación ha contribuido a renovar las tesis historiográficas ancladas
en el maniqueísmo dicotómico de insurgentes versus realistas, contribuyendo a enriquecer más el análisis
del abanico de posibilidades históricas y por supuesto a desechar la tesis de la “inevitabilidad” de la in-
dependencia.
En las últimas décadas se ha registrado un creciente interés por investigar la “otra parte”. Aquellos
que no formaron parte de la historia patria, aquellos que no construyeron la Nación, ni sus glorias, ni
sus gestas. Es más, aquellos que durante muchos años fueron omitidos y vilipendiados. Y este interés
manifiesto por los “realistas”, si bien el término necesitaría como hemos dicho matizaciones, es muy
interesante su rescate y estudio. Es notorio que estas últimas décadas se aprecia en primer lugar una su-
peración de la tesis maniquea de la Historia Patria: no solo fueron indios y peninsulares los “realistas”,
entre las filas de los criollos hubo partidarios de reformar el sistema absolutista sin por ello continuar con
los planteamientos coloniales ni tampoco llegar a la independencia. Entre el colonialismo y la insurgencia
hubo un crisol de opciones políticas que algunos historiadores empiezan a matizar y advertir. Es por ello
los estudios de las redes sociales y políticas que se mantuvieron al margen o constituyeron posiciones
intermedias o autonomistas.
En segundo lugar, hay un rescate desde la historia social de los grupos y comunidades indígenas,
diversas y heterogenias, por comprender sus posiciones políticas en la coyuntura independentista.
Con todo, hay una revaloración de la historia de los vencidos, y un interés por estudiar estos grupos
diversos, sus problemas, sus conflictos y sus motivaciones complejas que evidentemente no se explican
sino desde una imbricación de factores históricos y económicos, más que por el descarte de tópicos sim-
plistas que unilateralmente los condenaron al olvido bajo el tamiz de la “traición” o enajenación.
Es evidente que las clases populares, y su condición social, étnica y racial, gozan de muy buena
salud, y es una de las temáticas que más producción historiográfica ha tenido en las dos últimas décadas.
La preocupación de la historia social, de las historias de la vida privada y cotidiana, de los grupos exclui-
dos, de la historia de género y de la cuestión étnica y racional ha dado lugar a una pluralidad de estudios

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“La representación de la madre de la Patria chilena, Javiera Carrera:
Entre el discurso historiográfico y la escritura íntima”.

Carmen Gloria Soto Gutiérrez


Universidad de Chile

Resumen.
La historiografía liberal del siglo XIX construyó un imaginario en torno a Javiera Carrera, limitado a un
rol pasivo, propio de la mujer del periodo, dejando de lado otro tipo de accionar. A partir de esta primicia,
y desde un enfoque de historia de las mentalidades, este estudio tiene por objetivo la reconstrucción del
repertorio simbólico operante sobre el cuerpo de Javiera, como mujer inmersa en el contexto indepen-
dista a través de sus cartas, para dilucidar cómo se posiciona o autorepresenta frente a los hechos del
periodo, principalmente desde una perspectiva del cuerpo y las emociones, en cuanto mujer que vive y
siente.

Palabras claves: Javiera Carrera- cartas- independencia chilena- cuerpo-emociones- historia del imagi-
nario.

Introducción.
Pocos nombres femeninos de la historia americana están envueltos en una atmósfera
de gloria y desgracia semejante al de Javiera Carrera. (…)
Era uno de los brazos de la conspiración libertadora, en sus salones, en donde también
tiempo después se estrenó la bandera de la patria vieja, realizado el proyecto por ella.
(…) Alma ardiente y apasionada, amaba la acción y desafiaba el peligro, en el círculo
de la familia dominaban completamente sus opiniones, ella gestora de la causa patriota,
que empujó a sus hermanos, incluso la muerte de ellos es el resultado de su acción
(Grez, 1878: 19- 21).

La cita anterior sintetiza la principal interpretación historiográfica sobre Javiera Carrera, y base del imagi-
nario en torno a ella (Durand, 2004)1. Imágenes que caracterizan el accionar de esta mujer en el periodo

1
Entenderemos el concepto de imaginario a partir de Gilbert Durand al señalar que es “el conjunto de imágenes y las
relaciones de imágenes que constituye el capital pensante del homo sapiens”, imaginario que se expresa o hace visible a

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de la Independencia de Chile, pero que también reflejan la dicotomía entre un rol pasivo, propio del ser Por otra parte, el discurso historiográfico al enfocarse en la legitimación de la imagen del Estado
mujer en el periodo y un rol activo, en relación a su pertenencia a la elite y a la esfera política2. en formación, también apuntó a la representación de las gestas heroicas y sus máximos exponentes, en
Frente a esta interpretación, surge el cuestionamiento sobre cómo Javiera enfrentó los sucesos de su tanto que posibilitaron la formación de este, a través de minuciosas narraciones sobre los sucesos. Aún
contexto, más allá de la reproducción del discurso historiográfico. En esta lógica, relevante información así, en relación a los padres de la Patria, existe un vacío en cuanto al rol de la mujer como madre de la
nos proporcionan sus cartas, fuente documental de base, al ser su testimonio sobre los hechos que vivió. naciente Nación. Vacío que en muchos casos ha sido sustituido por las imágenes de advocaciones maria-
A medida que nos adentramos en su escritura, las imágenes de una mujer pasiva o reaccionaria, se nas, en tanto patronas y elementos generadores de identidad en el proceso (Soto, 2009; 2014)3. De este
desvanecen para dar paso a una Javiera que emerge entre estos dos posicionamientos. Así sobresale, por modo, frente a la ausencia de una madre de la Patria o heroína, Javiera ha sido valorada en el rol de ser
una parte, un cuerpo que debe comportarse según las normas sociales del periodo y, por otra, uno que la hermana de y no en un accionar concreto a lo largo del proceso, adosándole solamente la connotación
adopta una postura crítica o “silenciada”. Independiente de estas dos posturas, emerge un cuerpo que a de madre para ser homologada a los héroes, pero siempre bajo una actitud pasiva, propia del ser mujer
través de su escritura representa los cambios políticos y sociales en el territorio, y de qué forma es tras- en el periodo.
tocada por estos. Asimismo, es un cuerpo que habla desde la intimidad, haciendo referencia a un estado Frente a la lectura dominante sobre el proceso, y la participación androcéntrica, resulta imperativo
de tristeza y soledad en el que está inmersa, tanto por la lejanía de su esposo y familia, por la muerte de reivindicar el rol femenino en este acontecimiento4. Tarea inconclusa, pero que en los últimos años ha
sus hermanos y su vivencia en el exilio. Es decir, a partir de esta escritura íntima, se nos hace visible un contado con aportes por hacerla visible y su efectiva participación, destacando el papel jugado por ella
cuerpo que vive, pero que también siente y sufre. en los sucesos, emergiendo así un accionar alejado de la pasividad creada por el discurso decimonónico
En este trabajo se analizará o abordará la reconstrucción del repertorio simbólico sobre el cuerpo (Franco, 1994:18). De tal modo, silenciadas, olvidadas, reducidas a una participación política pasiva, el ser
de Javiera Carrera, en tanto mujer inmersa en el contexto independista, para dilucidar cómo se autorepre- mujer en la Independencia estuvo subordinado al rol activo del hombre, careciendo de mayores opciones
senta frente a los sucesos, desde una perspectiva del cuerpo y las emociones. Análisis basado en lo dicho, de visibilidad, aparte del espacio doméstico o el mundo conventual (Grez, 1878: 26)5.
lo vivido y lo sentido (Vovelle, 1985). En este último punto, lo relevante es dilucidar cómo se relacionó la mujer con el proceso indepen-
En primer lugar, hacemos referencia a lo que se dice sobre Javiera a nivel historiográfico, para luego dista, desde lo que se deseaba para ella en la sociedad y cómo esta se hizo partícipe de los hechos, puesto
dilucidar lo que ella expresa en sus cartas y así identificar los tópicos presentes en sus escritos. Por tanto, que de una u otra forma fue permeada por el debate ideológico del contexto, tanto de fidelidad o sepa-
nuestro estudio es una lectura sobre Javiera Carrera, la madre de la Patria chilena, a partir de la historia de ración del Antiguo Régimen (Godineau, 2000,38). Por otra parte, la mujer también estuvo limitada a su
las mentalidades, concretamente desde un enfoque de historia del cuerpo y las emociones (Le Breton, categoría social y a los espacios en donde transitó. Sin embargo, a pesar de no ser partícipe directa de las
1995; 1999). discusiones del ámbito político, pudo acceder a otros espacios de debate, mezclándose en la esfera políti-
ca de un modo concreto y simbólico. Así fue que transitó entre el espacio público y el privado, dualidad
concretada en el salón, como espacio privado por ser parte de la vivienda, y público o de socialización,
Lo dicho: el mito historiográfico sobre Javiera Carrera. al ser el lugar de reencuentro entre las personalidades públicas (Grez, 1878, 20).
Hasta el momento hemos esbozado el contexto en donde se movilizaron las mujeres durante la
El referente del imaginario en torno a Javiera Carrera, en lo historiográfico, es la obra de Benjamín Vi- Independencia, desde su opción o postura frente a los hechos en relación al debate en la sociedad, o
cuña Mackenna Doña Javiera de Carrera: rasgo biográfico, presentada a sólo días de la muerte de ésta (1862). el cómo se les hizo partícipe de dicha discusión ideológica. Esta reconstrucción tiene por objetivo ser
En este escrito se establecen las principales imágenes con que se identifica a esta mujer, surgiendo la el telón de fondo en donde comprenderemos el rol de Javiera en el proceso, ya que ella transitó en los
denominación de matrona de la Patria. Para fundamentar esta idea, se presenta una genealogía con los ámbitos y espacios antes señalados. Asimismo, debemos señalar que hay ciertos aspectos que la hacen
principales momentos de su vida, tras lo cual se desprende la relevancia de Javiera en cuanto a su rol ser distinta al resto, por ello la relevancia de su estudio más allá de la reproducción de lo dicho por la
histórico en el proceso político, siendo catalogada como “la heroína de la Patria vieja, como en la nueva fué la historiografía.
mártir” (1862:16). Esta imagen aúna un antes y un después en su vida, enfatizándose la muerte de sus Javiera se destaca como gran exponente de una participación activa, pero ligada a su familia. Imagen
hermanos y su regreso del exilio. enaltecida por sobre las otras mujeres del periodo, pero que como vimos anteriormente dependió en gran
Por otra parte, la relevancia de esta obra también debe ser comprendida en el contexto de construc- parte del discurso construido por Vicuña Mackenna, además de los apelativos de ser hija, esposa y herma-
ción de las historias patrias en el proceso de formación del Estado Nación (Moulian, 1994). De ahí que su na de, que circundan a su imagen. Nacida en una de las familias de renombre en la elite criolla del periodo,
valoración no sólo dependerá de la perspectiva del relato, la representación de los acontecimientos y el fue la hija mayor y única mujer del núcleo. Siendo muy joven se casó con Manuel de la Lastra con quien
uso del lenguaje o imágenes literarias, sino que también implica considerar las lógicas subyacentes a su tuvo dos hijos, pero de quien quedó viuda tempranamente. Tiempo después vuelve a casarse, esta vez con
producción, es decir, en relación a su autor (Foucault, 1973). el funcionario real Pedro Díaz de Valdés con quien vivió los momentos más convulsionados de su vida.
En el caso de Vicuña Mackenna, su representación estuvo determinada por su cercanía a ella; no En el recorrido por la vida de Javiera un momento determinante es a inicios del proceso indepen-
en vano al final del escrito justifica sus reflexiones, las que “nos arranca solo la espontaneidad de lo que dista donde adquiere un destacado protagonismo en los hechos, al prestar consejo y compañía a sus
creemos un deber nacional” (1862,42). De tal modo, esta obra es el primer antecedente sobre la imagen
de madre de la Patria y referente en la construcción del mito historiográfico en torno a ella.
3
Para el caso chileno, la advocación generadora de identidad y legitimadora del proceso de formación del Estado Na-
ción es la Virgen del Carmen. Sobre este tema ver Carmen Gloria Soto (2009; 2014).
través de discursos y representaciones (2004,21). 4
En la línea de reivindicación por el papel de la mujer en los procesos históricos, un punto de referencia es la obra
dirigida por Michelle Perrot y Georges Duby, La historia de las mujeres en Occidente. Perspectiva seguida en el ámbito histo-
2
Entre los autores que plantean un rol pasivo, enfatizando su condición de mujer destacada en la elite se cuenta a Ben-
riográfico nacional con la obra dirigida por Ana María Stuven y Joaquín Fermandois, Historia de las mujeres en Chile (2010).
jamín Vicuña Mackenna, Vicente Grez, Diego Barros Arana, entre otros, principales constructores de la historiografía
liberal del siglo XIX. Respecto al rol activo de las mujeres en la Independencia, ver los trabajos de Patricia Peña (1997; 5
Para una revisión más acabada de estas mujeres y su individualización en sus respectivos contextos, ver los trabajos
2004) y Carla Ulloa (2010). de Patricia Peña (1997; 2004).

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hermanos, principalmente a José Miguel quien gobernó en 1812. Pero tiempo después, y tras las maqui- en cuenta que lo subyacente a esta práctica es la lucha por la interpretación de la realidad que emerge
naciones de los opositores a este y a sus ideas revolucionarias, sumado al avance de la reconquista espa- desde la escritura íntima (Franco, 1994).
ñola, la familia Carrera pasa a conformar el gran número de perseguidos, encarcelados o exiliados por
ser contrarios a los ideales de fidelidad a la corona española. Es por eso que Javiera decide acompañar El itinerario de Javiera: entre la ausencia y la presencia en su escritura.
a sus hermanos y refugiarse en Argentina. Es en este momento donde desarrolla una amplia escritura, Es complejo delimitar la fecha de inicio de estas cartas, aunque un punto de inflexión es el Desastre de
mencionando tanto su postura sobre los sucesos de carácter político desde el exilio, así como las viven- Rancagua y la caída del gobierno de su hermano José Miguel, el avance de los realistas y la persecución
cias y su sentir. o condena al exilio de los patriotas; hecho que marca un antes y después en la travesía o vida de Javiera.
Inmersa en un contexto deplorable, lejos de su familia y alerta a los sucesos que ocurren en su país, Pero antes de este suceso, y como primera etapa de este itinerario, están las cartas dirigidas a su marido,
Javiera debe enfrentar en la soledad el fusilamiento de sus hermanos con lo que gran parte de su vida se quien tras el primer avance de las ideas revolucionarias es excluido de su cargo en el gobierno colonial,
esfuma. Luego de esto, y sólo tras la caída de O’Higgins en el gobierno, Javiera vuelve a su Patria. Tras por lo que viaja a España para su restitución. Debido a esto, Javiera por segunda vez se encuentra en so-
su regreso al territorio chileno, ella se vuelca al espacio íntimo o doméstico en su hacienda en El Monte, ledad, tras lo que había sido la pérdida de su primer marido, por lo que teme que una vez más el destino
sin volver a tener una mayor visibilidad en el ámbito social o político. En el silencio de su hogar, muere esté en su contra. Sentimiento de incertidumbre y dolor, que son plasmados desde el primer instante
en agosto de 1862. de lejanía con su esposo: “Desde que me separé de ti no sé qué cosa es reposo, un cierto movimiento
La anterior referencia a los rasgos biográficos de Javiera, más que ser una reproducción de lo ya extraordinario me tiene pensando en el imposible de oírte hablar; cruel separación es ésta por cierto. La
dicho, nos permite dilucidar que el apelativo “de” fue algo que pesó mucho en ésta, ya que desde el confusión que reina en mí no me deja continuar ésta y hazte cargo sólo del entrañable amor”7.
apellido fue determinada parte de su vida. Situación que incluso menciona en una de sus cartas dirigida Entre los temas de este primer conjunto de cartas se destaca lo político, ya que Javiera informa de
a su esposo, que “[poseía] el pecado de ser Carrera”. Asimismo, esta es la principal representación sobre los sucesos acaecidos durante la lejanía a su esposo. Otra temática es su preocupación como madre y es-
Javiera, construida por Vicuña Mackenna y perpetuada por la historiografía tradicional. posa. Por tanto, esta primera etapa del itinerario se caracteriza por la lejanía de su esposo, a quien informa
y orienta a lo largo de su viaje. Además se destacan las primeras alusiones de un estado de melancolía
lo cual se manifiesta en la constante por tener noticias de su amado “Figúrate cómo estará este pobre
Lo vivido: escritos de una mujer de elite. Una aproximación al epistolario. corazón con la triste memoria de nuestra separación; pero, hijo, si la distancia nos separa, sabe que mi
voluntad está en todos momentos contigo, deseándote las más completas felicidades, sin que yo pueda
Entre los mecanismos o espacios de socialización de las mujeres a inicios del siglo XIX, se destaca el sa- tenerlas hasta no verte”8.
lón y la escritura, ésta última en su materialización de la carta. Así, ambos fueron “los espacios culturales De tal modo, la máxima manifestación de este clima de pesimismo y dolor expresado por Javie-
femeninos por excelencia, ya que regularon y canalizaron la palabra de la mujer” (Arambel, 2001: 20). ra, es la frase “todo es trastorno en este valle de lágrimas9. Enunciado que sintetiza la forma en que se
La carta como práctica discursiva, posee características que harán que sea esta y no otra cosa (Doll, autorepresenta a través de sus cartas. Imagen o sentimiento de melancolía y dolor que trascenderán en
2004). Entre estas, la posibilidad de establecer una relación donde los participantes hacen presente a un el tiempo, incluso aumentando en el momento en que sea ella quien esté en el exilio. Finalmente, esta
otro a través de la construcción e interpretación del contexto social (Chambers, 2005). Asimismo, se primera separación con su esposo, que transcurrió entre 1810 y 1813, llegó a su fin tras un decreto que
considera como una de las primeras formas de autorepresentación de la mujer, en tanto a un antes y a un permitió el regreso de Díaz de Valdés10.
después en relación a su sentir (Arambel, 2001: 16). La segunda etapa del itinerario es el exilio de Javiera. Tras la derrota de Rancagua, ella temió las
Respecto al epistolario de Javiera, en primer lugar este es un conjunto de cartas y no un corpus persecuciones del ejército realista y al no sentirse segura traspasó la cuesta de Chacabuco y se asiló en la
concreto, por lo que principalmente se identifica a ella como emisora. Sin embargo, al considerar las res- villa de los Andes, según expresa en una de sus cartas, donde también comenta que se dirigirá a Mendoza
puestas a estas, cambia la finalidad de ser sólo leída y respondida, estableciéndose un diálogo o comuni- acompañada por su hijo menor Pío. Este avatar es recreado en el escrito donde además manifiesta un
cación entre dos partes6. En este caso, son escritos dirigidos en su mayoría a su marido, aunque también cierto malestar hacia su esposo:
existen hacia su padre y a su hermano José Miguel, entre otros familiares. Esto demuestra un diálogo
entre ambas partes, ya que en muchas de las introducciones a estos escritos se hace referencia a cartas Dices que las mujeres no tenemos opinión, tengo el pecado de ser Carrera, por esto
recibidas anteriormente, además del énfasis constante por no recibir respuestas. habrán despedazado mi casa (…) Ahora tú me harás la justicia de creer que paso de
dejarte a ti y mis amados hijos, no por preferir otros a ustedes, como me has repetido
Al pensar la carta como un discurso, su estructura y finalidad, también se debe considerar que la re-
con injusticia muchas veces, sino por la necesidad que me obliga el destino11.
construcción del contexto en el escrito está mediado por el lugar en que se encuentra Javiera como sujeto
enunciante. Según esta perspectiva, es posible reconstruir un itinerario desde donde escribe, adoptando
la metáfora del viaje, y así una delimitación de los lugares y el cambio en los tópicos referidos, teniendo

6
Con respecto a las cartas de Javiera, el principal referente con el que contamos es la publicación de Sergio Vergara, 7
Javiera Carrera (J.C. en adelante) a su esposo Pedro Díaz de Valdés, en Los Andes, 1° de mayo de 1810 (Vergara,
Cartas de mujeres en Chile, 1630-1885, en donde se presenta una recopilación de cartas pertenecientes a “destacadas muje- 1987,64).
res” de la historia de nuestro país, entre las cuales se destaca Javiera. Asimismo, estas cartas fueron publicadas anterior-
mente en la Revista Chilena de Historia y Geografía, que en distintos números fueron publicados los “papeles de Javiera
8
J. C a su esposo P.D.V., en Buenos Aires. Santiago, 25 de junio de 1810 (Vergara, 1987,74).
Carrera”, así como también los papeles de los Carrera en donde se cuenta con las cartas de su padre, José Ignacio de la 9
J. C a su esposo P.D.V., en Buenos Aires. Santiago, 2 de julio de 1810 (Vergara, 1987,77).
Carrera, de su cuñada Ana María Cotapos, entre otros. Por tanto, considerando estas publicaciones el número de cartas 10
J. C a su esposo P.D.V., en España. Santiago, 16 de junio de 1813 (Vergara, 1987:84-85).
es más amplio, lo que aumenta con la documentación existente en el Archivo Nacional, que aún no ha sido publicada.
Es a partir de esta fragmentación que hemos “armado” un epistolario, permitiéndonos ampliar la lectura a las cartas de 11
Carta de doña Javiera de Carrera a don Pedro Díaz de Valdés, en Casa de Villarroel, 5 de octubre de 1814. En Revista
Javiera, y establecer el lazo comunicativo, con quien mantiene correspondencia, ya sea con su esposo o sus hermanos. Chilena de Historia y Geografía, año III, tomo VII, número 11, 1913, p. 197.

230 231
Si bien en esta carta existe un tono de cierta molestia, esto se debe principalmente a la situación que] todos son más felices que yo. Vivo ya desesperada en la ansiedad de que llegue este
en la que está inmersa, el que su familia sea perseguida. Asimismo, esta carta tiene su correlato en una día para mí, pero creo que primero que me dejen libertad me muero, y lo peor es que
segunda parte: no alcanzo un ápice de conformidad17.

Nunca creí sería tanta tu indolencia en los graves apuros que sufrimos desde la Acon- Este clima de incertidumbre al no estar con su amado, junto a la pérdida de sus hermanos, lleva a
cagua (…) ¿qué han hecho las protestas que me hacías contando con que una mujer no Javiera a ser aún más expresiva e incluso trágica en su sentir: “esta vida no es apetecible por cierto; sin patria, sin
se mezcla en gobierno? Si tuve influjo todo fué a favor de ustedes. ¿No me asegurabas padre, sin ti, sin mis hijos, sin mis hermanos”. Desazón que se explicita en las siguientes cartas:
que verías al señor Osorio (Mariano) y que en mi casa no habría novedad?12.
Si no fueran desatendidas mis súplicas no dejarías pasar correo sin escribir, pero en
Como se observa en el extracto de esta carta, Javiera es crítica con su marido al no tener noticias todo sigue mi vida de ansiedad (...) No soy injusta ni fulminante, me sobran motivos de
de él. Incluso le menciona los contactos e influencias que ella realizó durante su lejanía para concretar su desesperación, ustedes en su país, con bienes, no mandan dinero, y yo, en tierra extraña,
regreso. Además señala que sólo por rumores se enteró de la prisión de su padre y de su envío a la Isla sin el menor recurso, debo vivir de la providencia, que esta cuide de todo ¿no es verdad’
Juan Fernández. Frente a este hecho, Javiera es confrontacional incluso con su marido ya que su padre Justicia, no desnaturalizarse, te encarga tu paciente y desgraciada e inolvidable18.
era de la misma tendencia de él, “sarraceno” o realista, por lo que no logra comprender la prisión de éste:
“(…) así como por ti el propio mi padre y yo mil veces les hemos servido”, en alusión al gobierno español. Posteriormente, tras la ejecución de José Miguel ella continúa en el exilio. En 1822 se traslada a
Si bien Javiera emprendió su travesía tras la derrota en Rancagua, en la respuesta de su marido, él Montevideo manteniendo correspondencia con su esposo, aunque el contexto y el sentir son disímiles a
le reprocha su decisión de viajar, ya que “mucho ha perjudicado, Javierita, tu precipitada resolución de los inicios de su exilio:
pasar la cordillera contra lo que teníamos dispuesto de común acuerdo”13. Esto debido a una falsa noticia
durante su estadía en la villa de Los Andes. Otra particularidad de esta carta es la manifestación explícita Tomar leche de burra que me va probando bien, nada omito hacer para sobrevivir a los
males que me han reducido a este estado, para sólo vivir para los que me han dejado en
de la tendencia ideológica de Díaz de Valdés al momento de referirse a Mariano Osorio, gestor de la
este mundo, tú no me escribes y de este silencio resulta mi gran inquietud19.
Reconquista Española, como “muy amable general en jefe”, quien había otorgado un permiso para el
regreso de Javiera. Sin embargo, debido al clima de crisis interna, esto no se concretó.
En estas cartas ya comienza a visualizarse la intensión de Javiera por retornar a su tierra, tal como se
Entre las noticias que Díaz de Valdés entrega a su esposa, en 1816 menciona el indulto dado por el
expresa en el siguiente extracto: “ya te he dicho yo no deseo otra cosa que la vida privada y sólo la com-
rey Fernando Séptimo a los confinados a la Isla, entre los que estaba el padre de los Carrera, además de
pañía tuya y de mis hijos, (…) vivir tranquila en mi San Miguel ¿cuándo llegará este día tan deseado?”.
la devolución de sus bienes embargados, los que fueron recuperados por su marido14.
La tercera etapa y final del itinerario de Javiera, se concreta con su regreso tras la renuncia de O’Hi-
Un año después, en carta fechada del 17 de febrero de 1817, Pedro cuenta a su esposa la victoria
ggins al gobierno. Retorno que comienza mucho antes de este hecho, pero desde una forma simbólica,
en Chacabuco, por lo que “basta de correr cortes cuando ya tienes paso franco para trasladarte al patrio
ya que la ejecución de los hermanos Carrera dejó grandes heridas en la hermana mayor de la familia,
suelo”, por lo que regresar15.
sobretodo el fusilamiento de José Miguel. Este hecho fue el que determinó su retorno, aunque señala que
Tiempo después, mientras Javiera está en Mendoza, se enteran en Chile de la condena a muerte para
“ya no tiene nada que hacer para volver a su Patria, que ésta ya no es su Patria”, en alusión a la pérdida de
los hermanos Carrera, lo que provocó un gran pesar en el padre de estos, tal como comenta Pedro a su es-
sus hermanos y al fracaso del proyecto político por ellos ideado. La ruta de regreso es totalmente distinta
posa. Debido a esto y frente al peligro inminente, la insta a tener aún más cuidado con la correspondencia:
a la de un comienzo, no viaja por tierra sino que por mar. Vuelve a su Patria, pero sola; los restos de sus
hermanos yacen en el territorio argentino. Su refugio es la antigua hacienda de San Miguel, lugar que la
Repito, mi vida, que no dejes de escribir correo alguno porque yo hago lo mismo y es el
único consuelo que podemos tener en nuestra violenta y larguísima separación. Quiera vio crecer y que fue testigo de los incipientes planes de libertad por parte de sus hermanos. Tras diez
Dios darnos vida para restablecer aquella sociedad que en un tiempo era dechado de las años de ausencia en el territorio chileno vuelve a habitar aquel lugar campestre con su marido e hijos.
de esta clase, conociéndonos por los esposos católicos. Te aseguro (y no creo que lo du- No obstante, tiempo después es golpeada una vez más por el destino, primero con la muerte de su
des) que nada más apetezco en este mundo, y serías tú muy ingrata si no tuvieses igual esposo, y luego con la de su hijo mayor Pío. Pero antes de la muerte de éste, en 1828 Javiera le encomien-
sentimiento; pero estando a lo que expresas en las tuyas, me persuado procedemos de da la tarea de gestionar el traslado de los restos de sus hermanos fusilados desde Argentina:
conformidad. Dirás que soy difuso, pero es porque hablo contigo16. Nunca dudé mi hijo sufrirías martirios muy punzantes a tu sensible corazón pero eres mi hijo e hijo
verdadero porque te interesa lo que a mí y te destiné para levantar de un suelo extraño a mis mártires
Frente a la muerte de sus hermanos y la distancia con su esposo, ella expresa: amados y que sólo en algún día me reuniré a ellos20.
Finalmente, el traslado de los restos de los hermanos Carrera y su posterior sepultura, significó el
último momento en donde Javiera se hizo visible al mundo exterior, social y político, hasta su muerte.
12
J. C a su esposo P.D.V., en Santiago. Mendoza, 15 de noviembre de 1814. (Vergara, 1987,86).
13
Carta de don Pedro Díaz de Valdés a doña Javiera de Carrera, 16 de diciembre de 1814. En Revista Chilena de Historia
y Geografía, año III, tomo VII, número 11, 1913, p. 202.
17
J. C a su esposo P.D.V., en Santiago. Buenos Aires, 9 de junio de 1817 (Vergara, 1987,89).
14
Carta de don Pedro Díaz de Valdés a doña Javiera de Carrera, 12 de diciembre de 1816. En Revista Chilena de Historia
y Geografía, año III, tomo VII, número 11, 1913, p. 204. 18
De doña Javiera de Carrera a don Pedro Díaz de Valdés. Buenos Aires, 16 de julio de 1817. En Revista Chilena de
Historia y Geografía, año III, tomo VIII, número 12, 1913, p 433.
15
Carta de don Pedro Díaz de Valdés a doña Javiera de Carrera, 16 de diciembre de 1814. En Revista Chilena de Historia
y Geografía, año III, tomo VII, número 11, 1913, p. 205. 19
J. C a su esposo P.D.V., en Chile. Montevideo, 8 de febrero de 1822 (Vergara, 1987:126).
16
Ibíd., p. 218. 20
J. C a su hijo Pío de Valdés, en Mendoza. Santiago, 12 de abril de 1828 (Vergara, 1987, 176).

232 233
Lo sufrido: la autorepresentación del cuerpo y las emociones en Javiera Carrera. inmateriales. Al primer tipo corresponde la escritura íntima, o en este caso, las cartas de Javiera, mientras
que lo inmaterial correspondería a las emociones por ella expresadas a través de su escritura.
La escritura privada permite entrar al ámbito de la intimidad. Al explorar estas representaciones no se En las cartas de Javiera, las lágrimas son un tópico o expresión constante, como representación
trata de reconstruir hechos curiosos de una vida privada, sino más bien, dar cuenta cómo se percibieron del dolor que atraviesa su cuerpo, como forma de hacerlo “hablar” y que esa emoción o sentimiento sea
estas experiencias en las mentalidades, “esto es, más que la vida privada la actitud ante la vida privada, escuchado, leído y comprendido por su interlocutor. Este tópico se destaca principalmente en los escri-
y no sólo la narración, sino también los silencios: no sólo el discurso, sino también su laconismo o su tos dirigidos a su esposo. Son lágrimas entre amantes, de dolor frente a la lejanía, de la imposibilidad de
ausencia” (Foisil, 1989: 331). A través de estos escritos “las mujeres revelan sus intereses individuales, cercanía entre ambas partes (Lutz, 1999).
familiares y políticos al tiempo que dan testimonio de las costumbres y de las opiniones de la mujer” Si bien las lágrimas serían la expresión de un cuerpo doliente que está en el exilio, su reiterativa
(Arambel, 2001: 20). referencia también daría cuenta de un constante estado de melancolía que envuelve a Javiera (Bartra,
La carta encierra en sí misma la promesa de una revelación e intimidad cuya privacidad es trans- 2001). Los acontecimientos que debe sobrellevar durante su exilio no se alejan de ser una situación en
gredida por el acto de la lectura, por quien es su receptor y quizás motivo de inspiración. Relación co- desmedro para cualquier mujer, pero Javiera expresa que se siente inmersa en un “valle de lágrimas”, no
municativa formulada en términos de un yo que enuncia a un tú que lee. Este proceso se caracteriza por ve salida a sus sufrimientos, todo es oscuro. La lejanía es más fuerte que su interés por volver a su Patria.
una “presencia ausente”, tanto del destinatario en el momento de su escritura como del emisor en el Finalmente, esta representación, o autorepresentación que emerge desde la escritura íntima, difiere
momento de leerla. En este sentido, la carta de amor conlleva a la respuesta u obliga al otro a responder totalmente de la imagen construida por la historiografía tradicional, ya sea en cuanto a un rol pasivo o
(Barthes, 1982: 52). activo de Javiera Carrera. A través de las cartas emerge un cuerpo que vive y siente los acontecimientos
Cabe señalar que estos elementos son parte fundamental del epistolario analizado, en cuanto a la de su contexto histórico. Es un cuerpo que habla a través de su escritura, que es crítica frente a los hechos
finalidad y estructura del texto, que en el caso de Javiera da cuenta de la autorepresentación de su sentir políticos, pero que también deja hablar a su interior, desde un posicionamiento de hija, hermana, madre,
en un determinado marco temporal y espacial. Es por ello que la lectura a esta fuente debe ser en un esposa y amante.
sentido amplio y no sólo centrada en un primer nivel de análisis literal, lo que sólo nos remitiría a esta
mujer en un rol de enunciante, sino más bien, debe ser comprendida como sujeto que establece un diá-
logo con su destinatario. Comentarios finales.
Ejemplo de esta interacción se observa en la forma en que se dirige a su marido, ya que constante-
mente se visualiza una postura de reclamo hacia él, principalmente al no tener noticias o respuestas a sus Hace unos años atrás y con el objeto de la celebración del Bicentenario de la Nación, surgió la tendencia
escritos, por ello denominarlo incluso como indolente. Sin embargo, al parecer esta actitud es mutua, ya revisionista sobre el acontecimiento, ya sea desde distintos enfoques investigativos o fuentes documen-
que su marido también apela el no tener noticias sobre ella. Esta situación se visualiza tanto en la primera tales. Esto permitió la valoración de “nuevos” sujetos o actores sociales no considerados relevantes en el
etapa, cuando él está lejos de la Patria, y luego cuando ella está en el exilio. Aún así, estos reproches por proceso por la historiografía oficial, pero que sin duda jugaron un determinante rol junto a los grandes
la carencia de noticias entre ambos amantes, también dan cabida al lamento y al anhelo del reencuentro, héroes. En este ejercicio de relectura podemos insertar nuestra propuesta de estudio. Si bien hemos
una de las principales constantes en los escritos de esta mujer. abordado a un “personaje” concreto, Javiera Carrera, en cuanto imagen construida y perpetuada por la
A lo largo de sus cartas, Javiera da cuenta de los momentos que debe enfrentar y que van configu- historiografía tradicional, y que no presenta cuestionamiento alguno, con el tiempo han aparecido imá-
rando su persona. En un primer momento es cercana al gobierno, pero luego es perseguida teniendo que genes complementarias al discurso oficial, en el intento por visibilizarla en el espacio público y político.
enfrentar múltiples avatares, tanto en lo circunstancial del contexto así como en lo emocional. Durante En cierta medida, nuestra propuesta es una arremetida a este discurso tradicional, al tomar por
el exilio debe afrontar las injurias y maquinarias en contra de sus hermanos; observa todo lo que ocurre a referente el cuerpo y las emociones, partiendo de la base de ser objetos culturales, mediados o condicio-
su alrededor, pero ya no participa activamente frente a los sucesos o prestando consejo a sus hermanos. nados por los múltiples acontecimientos acaecidos en aquel momento. Así emergió un cuerpo sufriente
Más que consejo, brinda ayuda y soporte, hasta el momento de la muerte de estos. en la lejanía, alejado de la mujer aguerrida, aquella que ve su destino condicionado por ser de la familia
Tras su regreso al país, Javiera entra en un estado de invisibilidad del escenario social y político, vol- Carrera. Mujer que apela a ser leída y que expresa su intimidad a través de sus cartas. Entre las referencias
cándose a la vida familiar. En esta etapa se visualiza en ella la ausencia al estar inmersa en la melancolía. a lo político, irrumpieron sus emociones y sentimientos. Por ello que quizás este escrito resulta ser una
Ausencia en lo social, interrumpida sólo cuando debe realizar los preparativos y para la expatriación de herejía para el debate historiográfico, al recurrir a herramientas o enfoques desde las ciencias sociales, en
los restos de sus hermanos. Luego de esto, vuelve a la ausencia, hasta su muerte. esta interdisciplinariedad que aún está en gestación.
A través de las cartas como soporte material, se visualiza cómo Javiera se autorepresenta, en tanto Independiente de su valoración, esta lectura es fascinante, ya que el epistolario nos permitió visua-
cuerpo que vive y siente en un determinado momento de su vida. Por ello nuestro interés de rescatar lizar a esta mujer, cómo concibió su rol, su sentir, sus deseos mediatos y anhelos a futuro. Arremetida
el simbolismo del cuerpo y las emociones, principales tópicos presentes en sus escritos, algo que por lo que aspira a ser un aporte y nueva lectura para el imaginario en torno a la madre de la Patria. Asimismo,
demás no es considerado en el discurso historiográfico en torno a ella. nuestra propuesta de análisis es una cantera de estudio para la humanización de los personajes históri-
En el caso de Javiera, la forma en que representa su cuerpo es a través de la enfermedad, por ello la cos, además de la resignificación de otros actores sociales, olvidados, silenciados o no valorados por la
constante de que se encuentra enferma y carece de fuerzas para seguir escribiendo. Si bien ella se autore- historiografía, quienes sin duda nos aportan una valiosa mirada sobre el contexto en donde vivieron, sus
presenta como un cuerpo enfermo, descrito según los males que la aquejan en relación a las vicisitudes ideas, temores y deseos, tal como nos dio cuenta Javiera a través de sus cartas.
que debe sobrellevar, la principal representación de su cuerpo es a partir de las emociones. Es su cuerpo
el que somatiza el dolor por la lejanía y por los sucesos que marcan su vida, la lejanía de su esposo, el
exilio, la muerte de sus hermanos, la soledad de estar en un territorio al que no pertenece.
Cabe señalar que el cuerpo al poseer múltiples expresiones, puede ser leído pero también es el
reservorio de una intimidad sofocada que sólo tiene expresión a través de manifestaciones materiales o

234 235
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236 237
¿«Una camaradería profunda y horizontal»?
Reflexiones en torno al nacionalismo en América Latina

Cecilia Méndez Gastelumendi


State University of New York

Introducción

Este texto amplía algunos temas que presenté inicialmente de manera muy escueta en la entrada Nacio-
nalismo: Latin America de The Oxford Encyclopedia of the Modern World en el año 20081. Como los lectores
podrán apreciar, la primera parte del texto, Recorrido Histórico, es la que tiene su origen en la entrada
del diccionario, de allí su carácter de «síntesis», sin pretensión de profundidad. Las últimas secciones,
Historiografia y ¿Una Camaradería profunda y horizontal?, fueron escritas específicamente para la re-
vista Síntesis Social porque cuando me entregaron el texto de Oxford traducido al castellano, que ya había
aceptado que republiquen, me pareció que no daba para publicarlo como tal y era preciso darle una for-
ma de ensayo, expandir. Así, en lugar de corregir la traducción, lo que hice fue escribir otro texto, que es
el ustedes leerán a continuación.

Recorrido histórico

El nacionalismo prospera con los mitos. Se nutre de creencias compartidas en torno a un pasado común,
memorias de guerras, colonizaciones o migraciones, como lo señaló hace un siglo, el teórico alemán
Max Weber. El nacionalismo en América Latina no es una excepción. Pero la particularidad de la región
reside en el temprano surgimiento de Estados nacionales y soberanos, y en la relativa estabilidad de sus
fronteras. En efecto, mientras durante las primeras décadas del siglo XIX Europa vivió en un sistema de
principados y monarquías, América vio surgir los primeros Estados nacionales, como nos lo recuerda
Benedict Anderson (2006)2. La longevidad de sus fronteras podría obedecer a dos factores. Uno es el
legado duradero de las delimitaciones administrativas coloniales, que sirvieron de base para la demarca-
ción de los nuevos Estados independientes. El otro es que América Latina no ha experimentado el tipo
de «nacionalismos étnicos» que han escindido a los estados nacionales en otras partes del mundo, como
solía llamar la atención el antropólogo peruano Carlos Iván Degregori.

1
Cecilia Méndez Gastelumendi (2008: 353-355).
2
Existen tres ediciones originales de esta obra, todas por Verso: la de 1983, la de 1991 que añade dos capítulos, y la del
2006 que añade un capítulo más, a modo de respuesta a sus críticos. Las citas de este artículo corresponden a edición
del 2006, cuya paginación es la misma que la de 1991 hasta antes del último capítulo.

239
Una de las formas más expandidas de nacionalismo, de la que quisiéramos ocuparnos aquí, es el «na- mismos enemigos. Sin embargo, salvando los casos de países con revoluciones exitosas —Cuba y Mé-
cionalismo oficial»; es decir, aquel patrocinado por el Estado a través del currículo escolar, los monumen- xico tras sus revoluciones de 1959 y 1910-1920 respectivamente, y Nicaragua bajo los sandinistas entre
tos públicos y las conmemoraciones militares. Los nacionalismos oficiales están moldeados, en primer 1979 y comienzos de la década de 1980—, en general el nacionalismo revolucionario, aquel que defendió
lugar, por la memoria de las guerras de independencia. Concluidas estas, las élites gobernantes de His- la lucha armada, no se convirtió en una ideología estatal en América Latina durante el siglo XX.
panoamérica, mayoritariamente formadas por criollos, adoptaron retóricas fervientemente antiespañolas Ello no quiere decir que el nacionalismo en su variante antiimperialista o antiestadounidense fuera
que a menudo buscaban identificar simbólicamente a las nuevas naciones con un pasado indígena preco- exclusividad de grupos armados o una pequeña oposición. De hecho, esta corriente alcanzó un punto
lombino idealizado3. Esto era en apariencia irónico porque los criollos solían sentirse más afines cultural- álgido en América Latina en las décadas de 1920 y 1930, en parte como reacción a ola de intervenciones
mente a España y, en un giro que tuvo que ver con el auge de la ilustración y las rebeliones indígenas de la militares abierta de EEUU en Centroamérica y el Caribe que se desencadenó con la intervención militar
segunda mitad del siglo XVIII, empezaron a tomar cada vez mayor distancia (social, emocional y política) de EEUU en Cuba y Filipinas en 1898. Según Walter Lafeber, la razón por la que EEUU decidió retirar
de los indios4. El deseo criollo de asociar a las nuevas naciones que gobernaban con un pasado indígena sus tropas de Centroamérica y el Caribe a comienzos de la década de 1930 fue porque ya había consolida-
ancestral se encuentra bien encarnado en la iconografía de los símbolos nacionales de algunos países sud- do su dominio económico en la región (1993). Posteriormente, entre las décadas de 1930 y 1960, buena
americanos. El águila, la serpiente y el cactus en la bandera nacional de México, por ejemplo, simbolizan parte de América Latina estuvo gobernada por regímenes populistas y nacionalistas como los de Getúlio
la fundación mítica del imperio azteca. El sol de la bandera argentina evoca a la principal deidad inca, no Vargas en Brasil, Juan Domingo Perón en Argentina y Lázaro Cárdenas en México.
obstante el lugar más bien periférico de los territorios de la actual Argentina en el Tawantinsuyu. Al rayar el siglo XXI, ha resurgido una corriente nacionalista, a veces definida como «de izquierda»
Pero si la independencia de la dominación europea proporcionó a los Estados latinoamericanos el por su afinidad retórica con el nacionalismo antiimperialista y revolucionario del siglo XX que hemos
hito fundacional de su retórica nacionalista, no fue el único. Paralela y posteriormente se fueron dando venido describiendo. Esta corriente surge en respuesta a un proceso político de recorte de la soberanía
otros conflictos cuya memoria terminaría alimentando sentimientos nacionalistas, tanto a nivel oficial nacional que implementaron los Estados latinoamericanos bajo presión de organismos financieros in-
como popular. Nos referimos a los conflictos entre países limítrofes, sobre todo en el siglo XIX; y a la ternacionales desde mediados de la década de 1980 y que los llevaron a adoptar políticas de austeridad
intervención de los Estados Unidos, especialmente en el siglo XX. consistentes en la eliminación de subsidios estatales a productos y servicios básicos y su privatización,
Los conflictos entre países vecinos han llegado a ser a menudo más decisivos en la formación de así como la firma de tratados de libre comercio. En suma, una receta conocida como «neoliberalismo»,
sentimientos nacionalistas que las propias guerras de independencia. Un buen ejemplo es la Guerra del que persigue la extinción del Estado de bienestar. Venezuela, Bolivia y Ecuador, con Hugo Chávez, Evo
Pacífico entre Chile, Perú y Bolivia (1879 - 1883), en la que un Chile triunfante se hizo de grandes ex- Morales y Rafael Correa, respectivamente, son buenos ejemplos de esta corriente. Sin embargo, queda
tensiones de territorio del Perú y Bolivia, despojando a esta de sus provincias litorales. A partir de este por verse cómo definir al nuevo nacionalismo antiimperialista en un contexto en que la hegemonía eco-
conflicto, la «salida a la mar» se convirtió en un lema nacionalista en Bolivia, mientras que las tensiones nómica de Estados Unidos vine siendo desplazada por otros polos de dominio económico mundial, tales
entre Chile y Perú resurgen constantemente en las relaciones diplomáticas, libros de texto, disputas terri- como China en el Asia y el propio Brasil en América Latina.
toriales y bromas populares. La devastadora Guerra de la Triple Alianza o la guerra de Brasil, Argentina y
Uruguay contra Paraguay (1864-1870) que marcó fuertemente el nacionalismo paraguayo, país perdedor,
es otro importante ejemplo. Asimismo, la guerra entre México y los Estados Unidos, entre 1845 y1848, Historiografía
por la que la mitad de México pasó a formar parte de los Estados Unidos, sumada a la posterior lucha
de los mexicanos para expulsar a los franceses, han moldeado los sentimientos nacionalistas en México. Aunque el nacionalismo ha sido un fenómeno poderoso en la historia de América Latina, es sólo en las
Mas allá de las guerras, y expresando tensiones tal vez de base más económica y de clase, en el Caribe, últimas décadas que se ha constituido como campo específico de estudio. Esto es, si nos atenemos al pe-
la identidad nacional de los dominicanos se ha moldeado en gran medida por contraste con sus vecinos riodo nacional, ya que como corriente intelectual y artística durante el periodo colonial, el nacionalismo
haitianos, más pobres y de piel más oscura. empezó a estudiarse más tempranamente, como lo atestiguan los trabajos pioneros de John H. Rowe y
Durante las primeras décadas del siglo XX, a medida en que la intervención de Estados Unidos en David Brading sobre el «movimiento nacional inca» y el «patriotismo criollo» de las décadas de 1950 y
América Latina se hizo más patente, las posturas nacionalistas anti-estadounidenses cobraron mayor vi- 1970 respectivamente5. Irónicamente, así el nacionalismo del «periodo nacional» (periodo republicano
gor. Cuba es emblemática en este sentido debido al éxito de la revolución que llevó al poder a Fidel Cas- en Hispanoamérica), tardó más en ser identificado como objeto de estudio. Cuando lo fue, como en los
tro en 1959. Cabe aclarar que la Revolución cubana no fue tanto el resultado un movimiento comunista trabajos de Paul Gootenberg, se tomó como parámetro únicamente las políticas comerciales, de manera
—aunque fuera percibida como tal en el clímax de la Guerra Fría—, sino el triunfo de una revolución que el «nacionalismo» pasó a ser sinónimo de proteccionismo económico, la antítesis del liberalismo li-
fervientemente nacionalista que puso fin a una larga historia de intervención extranjera en la isla. No es brecambista6. Así y todo, el mérito Gootenberg fue cuestionar las interpretaciones marxista-dependien-
casual que el Estado socialista fundado posteriormente tomara como figura icónica a José Martí, perso- tistas que hegemonizaron las Ciencias Sociales durante las décadas de 1960 a 1980 y que negaban todo
naje por demás representativo de las tempranas luchas por la independencia en la isla. Por otro lado, si atisbo de nacionalismo a las élites latinoamericanas en el periodo post-independiente.
bien los países centroamericanos no lograron revoluciones tan exitosas como la cubana, fueron semillero
de luchadores nacionalistas revolucionarios como Augusto César Sandino en Nicaragua y Farabundo
Martí en El Salvador. Estos líderes guerrilleros se inmolaron en la lucha contra la ocupación estadou- 5
David Brading (1991); aunque este título es de 1991, Brading venía publicando sobre el nacionalismo mexicano desde
nidense y las dictaduras respaldadas por EEUU en sus respectivos países durante las décadas 1920 y hacía más dos décadas; por ejemplo véase Los Orígenes del Nacionalismo Mexicano cuya primera edición, por SepSetentas
1930. Medio siglo después, otros grupos guerrilleros retomaron sus nombres e ideas para combatir a los es de1973). Si bien la intención de Brading era explicar la génesis del nacionalismo mexicano post independiente hur-
gando en lo que denomina el “patriotismo criollo” colonial, la mayor parte de The First America está dedicada al periodo
colonial de Mexico y Peru. Sobre el nacionalismo inca véase John H. Rowe (1954: 17-47), reimpreso en Alberto Flores
3
Para un panorama latinoamericano sobre este tema véase Rebecca Earl (2007), Para el caso peruano véase Cecilia Galindo (comp), Túpac Amaru II, Antología. Lima: Retablo Papel, 1976.
Méndez G (1995). 6
Paul Gootenberg (1989), publicado en castellano como Caudillos y Comerciantes… (1997). (traducción de Eleonora
4
Favre (1986: 1-18) y su famosa “Carta de Jamaica” drigia a un inglés en 1815 (existen varias ediciones). Falco). Se puede consultar en línea http://www.gbv.de/dms/sub-hamburg/317470795.pdf

240 241
En general, los y las intelectuales de América Latina y latinoamericanistas no vieron la necesidad como elemento distintivo de la «cubanidad», tal como lo argumentó elocuentemente la historiadora
de estudiar el nacionalismo hasta tiempos relativamente recientes. Primero, para las historiografías tra- Ada Ferrer. El «nacionalismo sin razas», uno de cuyos artífices más destacados fue José Martí, era, según
dicionales el nacionalismo era una «postura natural», un «deber ser» que no tenía por qué ser explicado ella, una noción que los cubanos contraponían con orgullo al racismo estadounidense de la posguerra
sino sólo predicado. De otro lado, la influencia del marxismo dificultó la identificación del fenómeno, de secesión, que constituyó en dicho país un verdadero apartheid (1999)9. La fuerza del concepto del
que fue subsumido en otras temáticas como «la revolución». Como es sabido, para Marx la identidad «nacionalismo sin razas» se basaba en el hecho de que los blancos mestizos, morenos, negros y mulatos, y
predominante de los grupos sociales era la clase: el nacionalismo no sería sino una «ideología burguesa» personas de todo tono de piel combatieron hombro a hombro en las mismas trincheras contra el ejército
y una forma de «falsa conciencia» de las masas. En general, los intelectuales latinoamericanos han sido español en una guerra que duró tres décadas. Con seguridad, como lo admite Ferrer, «el nacionalismo sin
más bien escépticos en cuanto al nacionalismo de las élites y ni qué decir de los sectores populares, que razas» no estuvo exento de ambivalencias y pudo dar cabida a discursos raciales paternalistas y jerárqui-
eran vistos como una masa manipulada. Trabajos de inspiración marxista como el estudio pionero de cos. Ello creemos, no le quita fuerza al concepto, especialmente si lo comparemos con su lejano pariente
Nelson Manrique, Las Guerrillas Indígenas en la Guerra con Chile de 1981, que postuló la existencia de un latinoamericano, el «mestizaje» (1999) y el contexto internacional de expansión del «racismo científico»
nacionalismo campesino en la sierra central peruana, fueron excepciones en este contexto y tuvo más en que surgió.
críticos que seguidores, al menos en su propio país7. Pero a medida que la influencia del marxismo en Valdría acotar finalmente, para contextualizar la discusión, que lo que inspiró a Anderson a decir
las Ciencias Sociales decayó con el fin de la Guerra Fría y la desintegración de la Unión Soviética, a par- que la nación es siempre imaginada como una «camaradería profunda y horizontal» fue el célebre de-
tir de 1990, el nacionalismo como un fenómeno que trasciende ideologías ha despertado un interés sin creto de abolición del tributo indígena dado por San Martín en el Perú, en 1821, por el cual se declaró
precedentes en la academia. a los indios «ciudadanos peruanos». Quizá, como lo he sugerido en otra oportunidad, este imaginario
igualitario se había empezado a forjar un poco antes, con la Constitución de la Monarquía Española
¿“Una camaradería profunda y horizontal”? de 1812 que admitió a los indios dentro de la comunidad de «españoles» (2014)10. Asimismo, no debe
No puede subestimarse el impacto que la obra seminal de Benedict Anderson ya citada ha tenido en este perderse de vista que San Martín venía al Perú del Virreinato del Río de la Plata, donde (excluyendo a
giro. Al definir la nación como una «comunidad imaginada», Anderson cambió la vara con que se medía Charcas, hoy Bolivia) los indios eran comparativamente un grupo bastante menos numeroso que el del
la existencia o inexistencia de una nación y con ello el lenguaje con el que hablamos de nacionalismo: Perú y no constituían una fuerza política capaz de rivalizar con los criollos, como sí había sido el caso en
tanto desde la Historia y la Antropología como la historia del arte y la ciencia política, pasando por la el Virreinato del Perú (incluyendo a Charcas), con su historia de sublevaciones indígenas y élites nativas
Sociología. Si antes los académicos usaban criterios «objetivos» y de base económica para determinar legitimadas por el poder colonial. Este es otro factor que pudiera haber influido en la forma como se
si se podía hablar de «nación» —tales como «mercado interno» y una «burguesía nacional»— hoy son entendió y aplicó el famoso «decreto de San Martín» en el Perú, y su propia inestabilidad como horizonte
criterios subjetivos como el imaginario, las percepciones y emociones; es decir, es la esfera de lo cultural igualitario en el imaginario criollo peruano. En efecto, el decreto se hizo efectivo, pero su aplicación des-
lo que construye, y constituye, la «nación». Anderson retomaba así, sin proponérselo, las viejas, pero muy de las esferas del Estado y su uso por la élite criolla tergiversó su intención, como lo hemos comentado
vigentes, tesis de Max Weber en torno al papel de las percepciones subjetivas en la formación de las iden- en otra oportunidad: «peruano» se convirtió en un adjetivo usado exclusivamente para los indios, y no
tidades nacionales y étnicas y el pathos inherente a las demandas del Estado nacional (como por ejemplo, también para los indios. Poco después fue descartado y reemplazado por «indígena», que ha sobrevivido
la exigencia de dar la vida de ser necesario), aunque sin compartir su pesimismo. hasta la actualidad11.
Pero si bien las referencias a Anderson son hoy un punto de partida obligado en los estudios sobre Sea como fuere, la fecundidad de la propuesta de Anderson no reside tanto en su capacidad de
nacionalismo, las evidencias, como lo han comentado varios críticos, parecen contradecir su célebre y dar respuestas concluyentes o históricamente exactas, sino en el tipo de estudios y preguntas que ha mo-
polémica aserción de que el racismo y el nacionalismo se ubican en planos conceptuales distintos: según tivado y los paradigmas que desestabiliza en su afán de redimir al nacionalismo como fuerza potencial-
Anderson, el racismo estaría más relacionado con ideologías de clase y «sueños de eterna contamina- mente positiva. Entonces, no sólo se habla hoy de las «comunidades imaginadas», sino también de las
ción» («fuera de la Historia»), mientras el nacionalismo lo está con «destinos históricos». Sin embargo, los «comunidades inimaginadas» por las élites criollas, como aquellas que concibieron los campesinos de la
estudios de las dos últimas décadas inciden en que la nación no fue imaginada como racialmente neutra, provincia de Huaylas, en Ancash, estudiados por Mark Thurner. Ellos, en el curso del siglo XIX postin-
más allá de que con las independencias se proclamara la igualdad de derechos, se abolieran las autori- dependiente reclamaron su derecho a ser reconocidos como «republicanos» y «peruanos»; es decir, a ser
dades étnicas y se incluyera a los indios en la categoría de ciudadanos. En otras palabras, el postulado incluidos como ciudadanos con derechos en la comunidad nacional, aunque no necesariamente dentro
andersoniano de que la nación, «al margen de la desigualdad y explotación que prevalezca en cada una, de un imaginario legal igualitario12. De hecho, los imaginarios más inclusivos de nación, como lo reve-
es siempre concebida como una camaradería profunda y horizontal» (Anderson 2006: 7) ha sido puesto lan recientemente diversos estudios de «política popular», incluyendo mi propio trabajo, no son los que
en tela de juicio ya sea directa o indirectamente por diversos estudios, que concluyen que las «comuni- provienen de las élites sino de los grupos más marginados de la comunidad nacional13. Todo ello quiere
dades imaginadas» en diversos países de América Latina estuvieron impregnadas, desde su nacimiento,
de contenidos raciales a menudo excluyentes y jerárquicos o, en el mejor de los casos, profundamente
ambivalentes8. 9
“La nacionalidad sin razas”, como lo señala la propia Ferrer, puede tener su equivalente en el concepto de “mesti-
A favor de Anderson, y en aras de ponderar la discusión, podríamos decir que el caso latinoameri- zaje” de otros países latinoamericanos. Pero como lo afirmó esta misma historiadora, a diferencia del “mestizaje” que
cano que mejor calza en sus tesis sobre la comunidad imaginada como una «camaradería profunda y ho- se origina en una unión sexual, en Cuba la fuerza del concepto de “nacionalidad sin razas” radica en que surge de las
rizontal» podría ser Cuba. En Cuba, la lucha por la descolonización se fusionó con la lucha antiesclavista trincheras de la guerra anticolonial.
como en ningún otro país de América Latina, dando lugar a la noción de un «nacionalismo sin razas» 10
Véase el prólogo a la edición del 2014.
11
Méndez (2014), veáse el capítulo 5; también Mark Thurner (1996), disponible en http://revistas.pucp.edu.pe/index.
php/historica/article/viewFile/8465/8796.
7
Nelson Manrique (1981); véase también Florencia Mallon (1995)
12
Mark Thurner (1996) y (2006).
8
Por ejemplo Natalia Majluf (1995); Cecilia Méndez G (1995); Deborah Poole (1997); Thomas C. Holt (2003: vii-
xiv), disponible en línea: http://uncpress.unc.edu/browse/page/130; Claudio Lomnitz (2001: 329-359). 13
Véaselas reflexiones de Rebecca Earle (2007), especialmente la sección “Nationalism and Patriotism”.

242 243
decir que la propuesta de Anderson, que ha sido calificada por algunos como «utópica»14y hasta naife, no MANRIQUE, Nelson
puede ser considerada superada. He aquí la promesa y desafío del estudio del nacionalismo en general 1981 Campesinado y Nación: Las Guerrillas Indígenas en la Guerra con Chile. Lima: Centro de Investiga-
y del nacionalismo desde los sectores tradicionalmente excluidos de la Historia y de la historiografía, en cion y Capacitacion / Ital Peru
particular. El reto es enorme, las contribuciones son varias y valiosas pero hacen faltan más. MÉNDEZ GASTELUMENDI
1995 Incas sí indios no: apuntes para el estudio del nacionalismo criollo en el Perú, Lima: Instituto de Estudios
Peruanos (IEP), documento de trabajo, segunda edición (revisada).
2008 “Nationalim: Latin Amertica” en The Oxford Encyclopedia of the Modern World. Vol. 5. Nueva
Bibliografía York: Oxford University Press, 2008, pp. 353-355.
2014 La República Plebeya: Huanta y la Formación del Estado Peruano. Lima: Instituto de Estudios Perua-
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1991 The First America: The Spanish Monarchy, Creole Patriots and the Liberal State 1492-1867. Cambrid- University Press
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1999 “Anderson’s Utopia” Diacritics. V. 29, No 4: 128-134. THURNER, Mark
EARL, Rebecca 1996 “ ‘Republicanos’ y la ‘Comunidad de Peruanos’: Comunidades Políticas Inimaginadas en el
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California Press

14
Ver por ejemplo Partha Chaterjee (1999: 128-134).

244 245
El pasado maleable de la cocaína

Paul Gootenberg
Stony Brook University

La cocaína ha estado entre nosotros como un medicamento por más de 150 años, aunque su estatus de
problema social global y conflictivo data solo desde hace 50 años, a partir de 1970 en los inicios de la
«guerra global contra las drogas». Este artículo pretende proporcionar, desde una perspectiva mundial,
los antecedentes para evaluar las posibilidades de políticas emergentes para la cocaína hoy en día, y
también mostrar cuan maleable ha sido el perfil de la cocaína a través de largas etapas en la historia de
la droga. Tales cambios han sido registrados en los distintos regímenes legales alrededor de la droga, en
el ascenso y descenso del prestigio y legitimidad de la cocaína, sus caminos de uso ilícito, en la gravedad
de los daños sociales de la cocaína, y los impactos de su prohibición sobre el consumo, producción, las
zonas de tráfico y las personas. La cocaína es mucho más que un producto químico, es un constrictor car-
diovascular, un inhibidor de dopamina, un poderoso estimulante, un hábito o un placer. La historia más
amplia de un medicamento puede raramente proporcionar una clara «lección» sobre política científica,
sin embargo, el pasado maleable de la cocaína al menos sugiere maneras peculiares y flexibles de pensar
y tratar con la droga. (MacCoun and Reuter, 2001).

Descubrimiento y desarrollo de la cocaína como una mercancía legal medicinal


(1850 – 1900)

La cocaína es uno de los principales alcaloides de la coca, la hoja del arbusto subtropical Erythroxylum coca,
una variedad cultivada con más de 8000 años de uso conocido por los indígenas de los andes, y en distintas
formas, en la región amazónica. La masticación de la hoja seca de coca es una tradición benigna e inclu-
so higiénica y medicinal para millones de indígenas de Sudamérica. La típica hoja contiene hasta 1% de
cocaína entre otros compuestos, los cuales le dan sus propiedades estimulantes. La coca ha adquirido una
variedad de significados positivos sociales y culturales para los indígenas del altiplano, principalmente en
Perú y Bolivia, a pesar de cientos de intentos de personas ajenas de regular y restringir la hoja, empezando
por los propios incas. La conquista española del imperio incaico (1532) transformó la coca poco a poco
en un indicador del estatus de «indio» dentro del sistema de castas. Después de los candentes debates entre
funcionarios católicos y coloniales, el comercio de la coca en los andes llegó a ser tolerado, no prohibido,
principalmente porque era rentable y considerado vital para los intereses de la corona como un estimulan-
te para el trabajo forzado de los indios en las minas de plata de gran altitud, como Potosí. La coca fue por
lo tanto un factor en la expansión de la temprana economía mundial moderna basada en la plata peruana.

247
Sin embargo, durante la época colonial, la coca no fue convertida en una mercancía internacional, La demanda médica por cocaína se disparó después de 1884 e incentivó la construcción de un
en contraste con el tabaco americano o el cacao mexicano (chocolate), los cuales se convirtieron en circuito moderno internacional de mercancía para la droga. Merck de Alemania lideró el camino pro-
principales productos globales europeizados. El «masticado» de la coca era culturalmente desagradable duciendo 300 kilos en 1888, llegando a una producción máxima de 5 000 kilos en 1905. De hecho, los
para los españoles como también lo eran las asociaciones paganas y subversivas de los depuestos pero beneficios de la cocaína, literalmente, impulsaron la transformación de Merck en un gigante farmacéu-
venerados incas. Algunos espécimenes raros de hoja de coca que llegaron a los naturalistas europeos tico internacional diversificado. Aproximadamente una docena de otras empresas alemanas produjeron
eran invariablemente inservibles debido al largo viaje por mar y la aparición de hongos. De hecho, para cocaína legal también y para la década de 1890, un puñado más de empresas estadounidenses se expan-
el siglo XVIII, los científicos europeos consideraban las propiedades energizantes de la coca como un dieron, incluyendo Parke, Davis y la sucursal de Nueva Jersey de Merck. Una parte vital pero olvidada
mito primitivo. de esta historia fue la iniciativa andina: un farmacéutico con sede en Lima, Alfredo Bignon, inventó una
Durante el siglo XIX, después de la caída del imperio español en los andes, una ola de renovado manera eficiente y económica para hacer y transportar pasta de sulfuro de cocaína a partir de la hoja de
interés surgió por la coca, lo que llevó, casi inevitablemente, al aislamiento moderno de la cocaína en coca fresca. Este producto transformó la industria mundial, que pronto dependió de más de una docena
1860 por la ciencia alemana. La fascinación por las plantas exóticas de América del Sur, los pueblos, el de talleres vinculados a plantaciones de coca en el Perú (Gootenberg, 2009). La industria, considerada
comercio, nuevos relatos de viajeros de primera mano, los primeros avances científicos sobre los alcaloi- un éxito en la modernización del Perú, se centró en 1900, en la región cocalera de Huánuco, por encima
des, la búsqueda en la era industrial de medicamentos que mejoraran la energía, y el mejor abastecimien- del valle del Huallaga tropical, exportando en su punto máximo alrededor de 10 toneladas de la droga.
to de coca convergieron en el «descubrimiento» de la cocaína por el químico alemán Albert Niemann, Bolivia, por su parte, aunque fue uno de los primeros exportadores para Vin Mariani, nunca «industria-
estudiante de doctorado en la Universidad de Göttingen. Al principio, desde 1860 a 1885, la cocaína lizó» la hoja, probablemente debido a los costos de transporte, y para 1910 se centró en el amplio uso
siguió siendo una novedad médica rara, producida en cantidades mínimas por la firma pionera de dro- doméstico y tradicional.
gas de E. Merck de Darmstadt. Durante este cuarto de siglo, el interés científico positivo y general por De ninguna manera la cocaína legal fue una historia de éxito total. Las dudas acerca de la droga
la «moderna» droga de laboratorio se expandió. Así fue como la cocaína fue estudiada por sus posibles surgieron rápidamente. En 1887, el propio Freud observó un deseo de «ansias y miedo a la cocaína» pro-
usos por docenas de químicos y científicos médicos de todo el mundo, incluyendo al famoso joven Dr. fundo y ambivalente, una característica científico-cultural duradera de la droga (Byck, 1974). El prestigio
Sigmund Freud. Una paradoja de esta fase experimental fue el impulso del prestigio que la cocaína dio de la cocaína se desplomó. En primer lugar, los médicos se hicieron intensamente conscientes de los pe-
a la hoja de coca andina, que finalmente, para la mayoría de los expertos médicos, era una prueba de su ligrosos efectos secundarios de la cocaína, incluidos varias formas de toxicidad, el delirio, la habituación,
esencia estimulante (Kennedy, 1985). Esto se tradujo rápidamente en aplicaciones comerciales, ya que y en algunos casos, la insuficiencia cardíaca instantánea. La profesión médica se autorreguló. Principal y
era una época de gran preocupación de trastornos nerviosos (como neurastenia e histeria). Neurólogos progresivamente restringió las indicaciones de la cocaína. En segundo lugar, grandes empresas farmacéu-
como George Barba en los Estados Unidos comenzaron a ver a la coca como una planta terapéutica. ticas «éticas» se preocuparon por el daño de la cocaína, la cual era vendida como estimulante a través de
El producto de la coca más espectacular fue el Vin Mariani, una bebida de vino tinto con jarabe de coca minoristas de patentes sin escrúpulos y pedidos por correo de medicamentos. Tercero, el uso recreativo
inventada por el farmacéutico parisino Angelo Mariani, quien la promovió incansablemente, al igual que (por inyección, y después inhalando principalmente) comenzó a emerger por la década de 1890, y en
las propiedades medicinales de la hoja de coca, entre las élites culturales de Europa y luego al otro lado algunas zonas, pronto asociadas con pandillas, grupos marginales, como las prostitutas y los proxenetas,
del Atlántico. En Estados Unidos, el entusiasmo popular por las tinturas de coca y otros productos se y las minorías raciales como los afroamericanos del sur de los EE.UU. Con estas preocupaciones cre-
extendió rápidamente, y pronto las hojas fueron cultivadas por firmas de herbolarios tales como Parke, cientes en la mente, en los Estados Unidos, por ejemplo, muchos gobiernos locales como los estados y
Davis en Detroit. Ya para la década de 1890 era un ingrediente en la gran industria de la medicina de paten- municipios comenzaron a restringir la cocaína una década antes de la ley federal en 1914 (Spillane, 2000).
tes. Uno de los legados de esta época fue la Coca Cola, inventada en 1886 por el farmacéutico de Atlanta Un mercado de uso recreativo poco definido se formó, alimentado por la fuga o robo en las farmacias
John Pemberton como un «refresco» imitación de Vin Mariani. La Coca Cola rápidamente se convirtió en del clorhidrato de cocaína de grado farmacéutico. Similares escenas de «coca» estallaron a principios del
uno de los productos más reconocidos del siglo XX, con el alcaloide de la cocaína removido en 1903, siglo en Europa e incluso en Brasil y la India. Cualquiera que hayan sido los efectos obvios de la cocaína
también como un factor oculto en el comercio de la coca andina. Esta época benigna de productos de legal, ninguno de estos condujo todavía a una industria globalizada ilícita de la cocaína ni a los enormes
coca es relevante para los legisladores políticos de hoy. En Bolivia, por ejemplo, se espera restaurar un trastornos sociales de la droga de finales del siglo XX.
mercado global legítimo de coca como una alternativa comercial a la cocaína ilícita.
El papel de la cocaína cambió en 1884, cuando Karl Köller, un investigador vienés de oftalmología
descubrió la primera aplicación médica genuina de la cocaína: anestesia local, extendiéndose pronto a Restricciones, propagación mundial y declive de la cocaína, 1910 – 1945
otras formas de anestesia general. Las noticias se extendieron rápidamente a través del Atlántico en los
círculos médicos, y en la siguiente década, la cocaína revolucionó la práctica, y las posibilidades, de la La campaña para restringir la cocaína compartió raíces con los movimientos internacionales antinar-
cirugía moderna, perfeccionada por algunas de las figuras más destacadas de la época, tales como el ci- cóticos y antiembriagantes, y fue más fuerte en los Estados Unidos, donde fue racializada contra los
rujano William S. Halstead en la Universidad Johns Hopkins. El prestigio científico de la cocaína alcanzó negros en la era Jim Crow. Los historiadores ofrecen muchas explicaciones para las prohibiciones: la
su punto máximo a finales de 1880. Docenas de otros investigadores médicos se metieron de lleno a la profesionalización de la medicina en instituciones como la AMA (Asociación Médico Americana), los
investigación, en busca de nuevas aplicaciones de este «milagroso» fármaco, incluyendo el tratamiento peligros reales e imaginarios de la cocaína para la salud pública, la era progresista de regulación política
de enfermedades respiratorias como el asma y la fiebre del heno, dolor de garganta y cura para la tos, el de la industria farmacéutica, la espantosa imagen pública de los adictos a la cocaína, la aparición de un
dolor de muelas, hemorroides, y remedios de quemaduras, y aflicciones psicológicas como la adicción y tipo social nuevo, y ansiedades difusas modernas acerca de la raza, el género, y los límites urbanos (Kohn,
la melancolía. A menudo esto fue visto como una búsqueda irresponsable de panaceas. Un importante en Gootenberg, 1999). En los Estados Unidos, el contenido de cocaína fue etiquetado bajo las leyes de
estudio de la medicina de la cocaína a finales del siglo XIX muestra que era mayoritariamente y eminen- la FDA (Administración Federal de Drogas) (siglas en inglés) en 1906; la droga fue incluida en la Ley
temente «moderna» y los investigadores se hicieron muy rápidamente conscientes de los límites de la Harrison del Impuesto Federal a Narcóticos de 1914, y las importaciones totalmente prohibidas hacia
cocaína y los peligros en la práctica médica (Spillane, 2000). 1922. En Gran Bretaña, el pánico de la guerra trajo la venta de cocaína bajo DORA (Ley de Defensa del

248 249
Reino) (siglas en inglés). En los Estados Unidos, una paradoja fue la prohibición de productos a base de Durante esta separación y decline, y el sistema global restrictivo de la droga, es notable que un
hierbas benignas con aditivos de coca (especialmente jarabe de Coca-Cola sin cocaína, una excepción régimen altamente diverso no haya generado un mercado global ilícito o cadena de la cocaína, y sólo
legal), mientras que algunos tónicos de cocaína mezclados, debidamente etiquetados, circularon hasta la modestas perturbaciones sociales en relación a la droga. La cocaína legal, ahora más baja en estatus y
década de 1920. escala, se estaba produciendo en Perú, Alemania, Japón, Holanda, EE.UU., y en otro número de sitios
Sin embargo, hasta después de la Segunda Guerra Mundial, el régimen legal internacional de lucha (el exitoso trasplante de coca asiática podría ser una advertencia a los guerreros de las drogas en la actua-
contra la cocaína que surgió, se mantuvo bastante débil y fragmentado (véase el capítulo de Brewley- lidad). Aunque el contrabando, o el uso de cocaína, se ha reportado en lugares como Rotterdam, París,
Taylor). Este no era, de ninguna manera, un sistema de «prohibiciones» que funcionaba. Para las grandes Berlín, Moscú, Egipto, el Estrecho de Malasia, Valparaíso, Panamá y Buenos Aires, sobre todo en puer-
potencias políticas, el asunto de la cocaína llegó a ser añadido a las convenciones internacionales de opio tos, ninguno causó escenas de cocaína continuas o mercados con consecuencias sociales más amplias.
de 1912-1914, y los firmantes del Tratado de Versalles y los Estados miembros de la Liga de las Naciones Todo dependía del robo oportunista o contrabando individual de drogas farmacéuticas. Los rumores de
se comprometieron a restringir la cocaína y proporcionar estadísticas anuales sobre la producción de la operaciones ilícitas prósperas en la India a principios de 1930, o las acusaciones del «tráfico» de cocaína
droga. Incluso este reporte fue en gran parte ilusorio. Organismos antidrogas de la Liga, como el PCOC, japonesa en Asia, todavía eran infundadas. Ninguna producción ilícita de cocaína, a pesar de la tecnolo-
se centraron de manera abrumadora en controlar opiáceos como la morfina. A mediados de 1920, los gía «PCB» y la habilidad de producirla, salió de la patria andina de la cocaína hasta después de 1945. Un
debates en Ginebra para restringir la coca no llegaron a ningún lado, y de hecho se suscitó una encendida régimen de drogas débil y múltiple probablemente produjo un menor incentivo para el comercio ilícito.
defensa de la hoja por parte de las delegaciones de Bolivia. Las negociaciones en los años 30 sobre las
cuotas de producción y «tráfico» de drogas peligrosas fracasaron de manera similar. Muchos países pro-
ductores, como Perú, simplemente ignoraron las restricciones emergentes. Prohibiciones globales y cocaína ilícita (1945-1975)
Sin embargo, en otros aspectos, el discurso global anticocaína y otras intervenciones de mercado
y políticas, tuvo el efecto de predominar de manera significativa en la escala de la cocaína mundial. La La geopolítica de la posguerra favoreció, entre 1945 y 1961, la construcción de un régimen de prohi-
producción de cocaína alcanzó su punto máximo de alrededor de 15 toneladas durante la Primera Guerra biciones totales contra la cocaína, liderada por Estados Unidos, la nación con las políticas anticocaína
Mundial, pero para el final de la Segunda Guerra Mundial, las cuotas globales para el mercado medicinal más activas. Las fuerzas estadounidenses ocuparon, desmantelaron, y regularon antiguos bastiones de
legítimo cayeron a menos de 500 kilos. Las demandas médicas de la cocaína cayeron precipitadamente, la producción de cocaína en Alemania, Japón y Java. Las ideas estadounidenses reinaron en las nuevas
por ejemplo, en odontología hacia la primera década del siglo XX; siendo reemplazada por sustitutos más y más fuertes instituciones centradas de las Naciones Unidas de control de drogas a nivel global, tales
seguros como la novocaína. Los mercados de la cocaína se saturaron y los precios cayeron, llevándolos como la CND (Comisión de Estupefacientes) (The Commission on Narcotic Drugs (siglas en inglés). El
a controles fuera del mercado. La industria farmacéutica alemana que dominaba el mercado hacia 1906, poder de Estados Unidos, ampliado en la Guerra Fría, fue sentido intensamente en los países andinos,
formó una serie de acuerdos de precios similares a los cárteles de la cocaína entre las empresas naciona- incluyendo el Perú, el último sitio suministrador mundial de cocaína. Dejando de lado la propaganda
les, una idea que en 1911 y a lo largo de la década de 1920 se expandió de manera más amplia a una escala estadounidense, incluso los rivales comunistas apoyaron los estrictos controles internacionales de sumi-
europea (Friman, en Gootenberg, 1999). Los holandeses, que rápidamente surgieron como los princi- nistro de drogas. Un régimen de prohibiciones que funcionara requirió la criminalización de las zonas
pales productores de cocaína con la fábrica NCF (Fábrica Nacional de Cocaína) Nederlandsche Cocaï- de abastecimiento con la cooperación de los Estados: Perú hacia 1949 y Bolivia, más tarde debido a la
nefabriek (siglas en holandés), vinculados a las plantaciones de coca colonial en las Antillas holandesas, Revolución hacia 1961. Las campañas de las Naciones Unidas guiaron ese proceso, y cabe resaltar la
optaron hacia la década de 1930 por el desmantelamiento de la mayor parte de ese circuito (Dekort, en Comisión andina de Investigación sobre la Hoja de Coca en su visita a los países andinos en 1948-1950.
Gootenberg, 1999). En los Estados Unidos, a finales de los años 1920, la ley de estupefacientes favoreció El logro más importante del sistema fue la atención especial que recibió la cocaína en la largamente
la concentración de la producción altamente regulada de la hoja peruana en solo dos empresas, ambas negociada Convención Única sobre Estupefacientes de la ONU en 1961 —y que sigue siendo la base
en Nueva Jersey y una relacionada con el circuito de Coca-Cola. Por razones aún no estudiadas por los para el régimen mundial de drogas— la cual ordenó, en una decisión sin precedentes, la erradicación de
historiadores, el pánico urbano durante la primera década del siglo XX acerca de la cocaína produjo una la hoja de coca en los andes «en 25 años».
«sequía» callejera de la droga hacia la década de 1930, parecida de alguna manera a la «retirada» hoy en El resultado, durante el primer cuarto del siglo de la prohibición completa de cocaína fue exacta-
día de la cocaína en los EE.UU. mente lo opuesto: la creación hacia 1970 de redes activas de cocaína ilícita, perfeccionadas por los trafi-
La producción mundial de coca y cocaína estaba separada en bloques regionales. En el siglo XIX, cantes profesionales y empresarios a larga distancia, que unió a los miles de nuevos campesinos cocaleros
Perú poseía orgullosamente un monopolio «natural» en exportaciones de la hoja y de «cocaína cruda», de la Amazonía de Perú y Bolivia con los florecientes mercados del norte de la coca para uso recreativo.
pero para 1920, amplios proyectos agrícolas intensivos coloniales de los holandeses en Java y los japo- Los campos de cultivo ilícito de coca se extendieron a través de zonas de colonización remotas de los
neses en Taiwán arrasaron con el negocio de la cocaína peruana (Gran Bretaña paró proyectos de coca andes —el Huallaga en el Perú, el Chapare en Bolivia—; esparciendo unas cuantas toneladas de coca, a
en la India). Quizás esto es sorprendente para los que no son especialistas que piensan en la coca como través de intermediarios, principalmente cubanos y chilenos, a los consumidores de alto nivel en Nueva
intrínsecamente «andina». Hacia 1914, los holandeses comercializaron más de 1 500 kilos de cocaína, e York y Hollywood. El renovado atractivo cultural de la cocaína fue entonces que «explotó» fuera de con-
incluso coca, a través de Europa. Para la década de 1920, las compañías farmacéuticas japonesas, también trol en la sociedad estadounidense durante la década de 1970.
guiadas por el Estado, produjeron de 2 000 a 3 000 kilos al año, principalmente para el consumo asiático. La formación de esta nueva red de la cocaína ilícita no es tan conocida, a diferencia de la heroína
La venta de cocaína peruana, a un puñado de empresas alemanas, se estancó y fue inconsistente, pasando de entreguerras y la postguerra. La criminalización de las zonas de origen liderada por Estados Unidos,
a ser solo una quinta parte del volumen que había alcanzado en 1905 y solo una fracción de los ingresos. el envejecimiento del distrito oriental de cocaína de Huánuco, rápidamente se tradujo en flujos ilícitos
Propietarios y funcionarios peruanos vieron toda su industria en crisis, y para la década de 1930 debatie- cuando los antiguos dueños de las fábricas pasaron su conocimiento y técnicas, incluyendo la fabricación
ron los monopolios estatales para rescatar su anterior «porción» en el mercado mundial y regular las dro- de PCB (Pasta Básica de Cocaína, un vestigio de la pasta de cocaína original para la exportación hacia
gas. Siguiendo el pensamiento occidental, los reformadores «indigenistas» en Perú también comenzaron Alemania) a modernos «químicos» y campesinos «cocaleros» en el Huallaga tropical. El orgullo desme-
a considerar el uso de la coca india, hasta entonces un vicio tolerado, como una «adicción» a las drogas. dido de «guerra» traído por los agentes antidrogas estadounidenses abrumaron las viejas ideas peruanas

250 251
de controles nacionales de salud. EE.UU, FBN y la represión militar peruana contra estas «subversivas» se estabilizó con aproximadamente 14 millones de consumidores regulares en todo el mundo, siendo la
pequeñas empresas condujeron a su rápid paso a Bolivia. Allí, el colapso de la autoridad por la Revo- mitad de ellos estadounidenses. La capacidad para la producción ilícita en los Andes para alimentar este
lución de 1952, incluida una avalancha de campesinos ávidos de tierras en zonas de colonización de frenesí también creció fenomenalmente. Si la naciente cadena andina de la posguerra produjo en el mejor
la selva, se convirtió en terreno fértil para la incubación de docenas de pequeños «laboratorios» activos de los casos 10 toneladas de la droga a mediados de la década de 1970 (igualando la producción legal de
de cocaína hacia la primera parte de la década de 1960. Dos grandes grupos de traficantes a larga dis- 1905), para 1980 los colombianos emprendedores sobrepasaron más de 100 toneladas, y para la década
tancia surgieron rápidamente para manejar el flujo: clanes comerciales del norte de Chile y mafiosos de de 1990 la capacidad total de producción de cocaína peruana, boliviana y colombiana ilícita excedió y se
La Habana, este último grupo también alimentó en la década de 1950 un gusto exótico y «latino» por mantuvo alrededor de 1 000 toneladas métricas. Regiones enteras se dedicaron al proceso de producción:
la droga. Los continuos esfuerzos de los Estados Unidos y la INTERPOL de perseguirlos sólo hizo a solamente el Valle tropical del Huallaga de Perú, el cual alimentó el próspero negocio de procesadores y
estos contrabandistas más fuertes y más dispersos (Gootenberg, 2009). Lo mismo hizo la Revolución traficantes en Colombia, contaba con 33 000 hectáreas de coca en 1979, duplicándolo a mediados de la
cubana de 1960, que expulsó a los traficantes de cocaína a todas partes de las Américas, incluido México década de 1980, y llegando a 120 000 hectáreas para principios de la década de 1990, trabajado por 60 000
y Miami. Para mediados de la década de 1960, las autoridades estadounidenses y de la ONU convocaron campesinos cocaleros (Gootenberg, 2009). Para 1986, esto estaba muy lejos de la declaración de la ONU
sin éxito a una serie de cumbres de emergencia hemisféricas de política sobre la droga. El toque final y de 1961 contra la erradicación de la hoja de coca y la cocaína, siendo este un año marcado por un notorio
el giro inesperado en esta historia llegó a finales de 1973, con la recientemente creada DEA, organismo «narcoestado» boliviano y la orquestada era de Reagan de la «epidemia de crack» en los Estados Unidos.
que le dio autorización al recién instalado dictador Augusto Pinochet para aplastar a los traficantes de la La «Edad de la cocaína» ocupó una posición de primer plano y fue intensificada con largos y laten-
nación. En el paso final, descubrirían el desvío de la cadena mercantil de cocaína hacia el norte a través de tes procedimientos en la guerra contra las drogas de Estados Unidos. En el frente exterior, esto significó
grupos altamente empresariales que comenzaban a surgir en ciudades colombianas como Medellín. Para la militarización de las sanciones y los desplazamientos agresivos para eliminar la droga de su «fuente»
1975, la nueva conexión colombiana no sólo se encontraba en su apogeo, sino además había convertido natural en los andes. Un ascenso gradual de una DEA militar ocurrió a mediados de la década de 1980,
a la industria de la cocaína en una empresa mayorista, organizada en «cárteles» regionales, que para 1980 cuando tanto el presupuesto de la DEA como el presupuesto militar para la lucha contra la cocaína se
canalizaron al menos 100 toneladas de coca hacia el norte, sobre todo a través de los colombianos y incrementaron cada uno de menos de US $100 millones al año a más de US $1 mil millones en la década
cubanos en el sur de la Florida. de 1980. La militarización se consolidó a principios de 1980 con la operación Swordfish contra los canales
El resurgimiento de la cocaína, casi en su totalidad a lo largo del eje andino-estadounidense, se de entrada de cocaína en el sur de Florida; se hizo oficial en 1986 con la orden ejecutiva de Reagan NSD-
ha atribuido a la amnesia cultural sobre la droga y a una tolerancia glamorosa de su uso por parte de la 221, declarando a las drogas como una « amenaza a la seguridad nacional»; y registrada en las principales
clase adinerada durante la década de 1970 (Courtwright, 1995). Mi argumento es diferente: la prohibición operaciones de Bush, como la de 1988 en Alto Horno en Bolivia, la invasión de Panamá de 1989; y la
gubernamental total de prohibir la droga a partir de 1949, y los esfuerzos sistemáticos represivos en el base de operaciones de Santa Marta Huallaga. La SOUTHCOM y las estrategias de entrenamiento de las
extranjero, energizaron por primera vez una cadena internacional real e ilícita de la droga, la cual en una Fuerzas Especiales fueron la base detrás de la Iniciativa Andina de 1990 con los estados andinos. Para la
complejidad de movimientos políticos y culturales después de la década de 1960, encontró consumidores década de 1990 esta guerra absorbió casi US$ 10 mil millones por año.
ávidos en el extranjero. Esto no fue ni siquiera de manera violenta, simplemente ilícita. A principios de Sin embargo, el principal efecto de esta política combativa fue haber empujado drásticamente los
la década de 1970 hallar consumidores fue un regalo sin querer de la recién declarada «guerra contra las suministros de cocaína: incitando a los traficantes, que ya se beneficiaban con los precios de prohibi-
drogas» de Nixon, como la marihuana, las anfetaminas y la heroína. La cocaína pudo haber aparecido de ción, a sembrar cada vez más coca y evitar los riesgos de la prohibición, encontrar lugares seguros para
cualquiera forma, pero la manera en que realmente lo hizo fue consecuencia del efecto limitante de la el cultivo y el tránsito (el efecto «globo»), y ayudar a los traficantes; de forma darwiniana, a evolucionar
prohibición global y las políticas de poder de la Guerra Fría de los Estados Unidos. en contrabandistas más inteligentes y mejor estructurados con alta tecnología (Kenney, 2007). Las polí-
ticas de los Estados Unidos probablemente hayan intensificado el negocio competitivo, la política, y la
violencia guerrillera que envolvía el comercio a mediados de la década de 1980. Mientras la la cocaína
La edad (y la guerra) de la cocaína: 1980-2005 inundaba los EE.UU., los precios en la calle se desplomaban, lo contrario a lo que la DEA pretendía,
pues su objetivo era elevar los precios a los consumidores, una meta que no se cumplió por primera vez
Se ha llamado de manera acertada a las décadas de 1980 y 1990 la «Edad de la cocaína», época marcada sino hasta el 2007. Lo que cambió mucho bajo estas presiones fue la forma y la ubicación de la cadena
por una relación destructiva en torno a la droga entre los Estados Unidos y la región andina, conducida ilícita del producto (Gootenberg, 2012). Para 1990, las operaciones contra las rutas caribeñas obligaron
por una intensificada pero contraproducente guerra estadounidense contra las drogas en contra de la a los mal llamados cárteles colombianos a redirigir rápidamente su comercio a través de América Central
cocaína en el extranjero y de consumidores minoritarios en el país. Para mediados de la década de 1970, y el norte de México, enriqueciendo y dándoles poder y alentando a los capos de la droga mexicanos;
la cultura de la cocaína había sido redescubierta y reinventada en los Estados Unidos, emanaba de pelí- las presiones de extradición en contra de los «capos» colombianos agravaron sangrientas guerras civiles
culas y estrellas de rock hedonistas, personas de Wall Street y discotecas. Era la precursora de una nueva y crearon negocios más refinados; el lento cumplimiento de las autoridades de Perú y Bolivia en contra
cultura yuppie. Para 1977, la droga tenía 4,1 millones de consumidores «regulares», y había sido probada de sus cocaleros en la década de 1990 solo llevó hacia 1995 al rápido traslado de los cultivos de coca al
por una décima parte de todos los jóvenes de Estados Unidos. A principios de la década de 1980 también sureste de Colombia, un país con escasa coca antes, y fomentado por los intereses de Cali. Para el año
se había extendido su uso a la clase media. Para 1986, 22 millones de norteamericanos habían probado 2000, Colombia, con 163 000 hectáreas de coca, dominaba la cocaína.
la cocaína, incluida una tercera parte de los jóvenes. La cocaína representó, en promedio, dos terceras En el frente interno, la guerra de 1980 contra la cocaína fue igualada por la criminalización puniti-
partes del desembolso en drogas ilegales de Estados Unidos. Pero para finales de la década de 1980, la va altamente racializada de las drogas —como evocando las primeras alarmas de coca de principios de
caída en su precio y fácil oferta —en Florida, por ejemplo, un kilo cayó de US $ 60.000 a $ 15.000 hacia 1900—. Las leyes punitivas, datan de los años 1920 y 1950, pero nada igualó la furia que Reagan desató
el final de la década— empujó de manera brutal a la cocaína en la estructura racial y de clase hacia el contra los traficantes de drogas y los consumidores con la Ley del Senado Contra el Abuso de Drogas
«crack», cambiando rápidamente su estatus de droga suave a «droga dura» en medio de la atmósfera en 1986. En ella se establecieron penas mínimas para incluso infractores por primera vez, y ampliada con
violenta de guerras entre pandillas urbanas. Para mediados de la década de 1990, el mercado de la droga la firma de Clinton del proyecto de ley contra el crimen en 1994 y que asignó US $30 mil millones (An-
dreas, 2013). Esta época vio el establecimiento de sentencias federales con grandes disparidades raciales

252 253
(los delitos de crack, penalizados de manera más dura que la cocaína en polvo), la confiscación arbitraria de 1990 junto a los lugares lucrativos de tránsito de cocaína de México hacia Estados Unidos—. Este
de fondos, equipos SWAT fuertemente equipados para redadas de drogas y armados por las subvencio- cambio, después del 2007, condujo a «la guerra contra las drogas» sin cuartel en México, donde al menos
nes Byrne, y una masiva y sostenida redada de consumidores estadounidenses de drogas, principalmente 70 mil mexicanos han muerto en la brutal violencia fronteriza. Este conflicto ha vuelto más cara la co-
negros y latinos. La población en las prisiones federales estadounidenses se incrementó de 300 000 a 2 caína en los EE.UU, y ha llevado su cuota de desestabilización y pérdidas humanas hacia el sur, cuando
millones en el 2000, en gran parte impulsado por las drogas (cocaína, pero también marihuana), 90% mi- los traficantes mexicanos y colombianos se instalan en los lugares menos importantes como Honduras y
norías y convirtiendo así a los Estados Unidos en el Estado más encarcelado del mundo, sin tener uno de Guatemala, o en el extremo de América del Sur. En segundo lugar, la producción mundial de la cocaína
los índices más altos de criminalidad correspondientes (Alexander, 2010). Esta tragedia podría haberse no se terminó o disminuyó significativamente, sobre todo regresó al Perú: en efecto, en el 2013, la ONU
evitado sin la política histérica del «crack», que en sí misma reflejó la negligencia hostil de ciudades, los declaró oficialmente al Perú de nuevo como el líder mundial en cocaína ilícita, a partir de un resurgimien-
derechos civiles, las minorías, los pobres, y el desempleo de los años de Reagan, y más allá. La mayor par- to de coca puesto en marcha dede el 2007, aproximadamente. En el 2013, Perú produjo 340 toneladas
te de lo que fue transmitido sobre el crack en 1985-1990 era flagrantemente falso. No era químicamente de cocaína, principalmente en la remota región del VRAEM (sistema de valles Apurímac), donde 75 000
diferente de la cocaína en polvo, sino una forma preparada más barata y fumable de la droga ($5.10 un familias campesinas de nuevo trabajan la coca. Los Estados Unidos ayudan al Perú a adoptar políticas
tiro). Reflejaba (dejando todas las conspiraciones de lado) la inmensa caída de los precios de la cocaína militarizadas sobre la coca, con un apoyo de US$ 100 millones como meta para la erradicación en el 2014.
desde la década de 1970, un impacto perverso de la política de los Estados Unidos en el extranjero, y Bolivia, que después del 2005 optó por salirse de la guerra contra las drogas de la DEA por su «control
por lo tanto la apertura de una frontera final al menudeo de la droga. El «crack» en sí, no era intrínseca- social» nacional de los cocaleros, no ha visto este tipo de resurgimiento de drogas, aunque los traficantes
mente más violento, adictivo, o epidémico que otras drogas (Reinerman y Levin, 2004), eran los barrios cruzan a su territorio desde Perú.
degradados del centro de la ciudad los visiblemente atormentados. No surgieron «bebés del crack» en su Estos efectos secundarios —el brutal incremento de la violenta prohibición y las continuas accio-
camino, que disminuyó a mediados de la década de 1990. Pero las leyes contra las drogas y violentamente nes contraproducentes de las zonas de coca— son las que incentivan algunas serias dudas en las políti-
punitivas de la época dejaron cicatrices raciales profundas en el paisaje americano. cas, por primera vez, acerca del modelo estadounidense de control de la cocaína aceptado por mucho
tiempo, sobre todo entre los líderes latinoamericanos de naciones productoras y de tránsito, que pagan
los costos subyacentes de la cocaína. Más aún, la cocaína «renovada» del Perú, y capturada poco en trán-
Presente histórico de la cocaína, 2005 sito, tiene nuevos destinos interesantes. En lugar de fluir hacia el norte, gran parte de ella está cruzando
directamente a Brasil (desde principios de la década de 2000, convertido en el segundo consumidor de
La cocaína está actualmente experimentando transformaciones más dramáticas: primero, en términos de cocaína del mundo) o en vuelos a Argentina, para el uso y el transbordo a Europa, o a veces a través
su consumo globalizado; segundo, en el efecto retroactivo de producción ilícita desde Colombia hacia de África Occidental, o incluso a los mercados futuros a través de Asia. La cocaína, desplazada de los
su cuna histórica en el Perú; tercero, en su política global. Una tendencia notable, todavía por explicar, Estados Unidos, está expandiéndose mundialmente muy rápido, con áreas de consumidores en el Reino
es una caída repentina en el consumo de cocaína en los Estados Unidos, quizás, similar al debilitamien- Unido, España, Nigeria y Rusia. Funcionarios estadounidenses y colombianos pueden presumir acerca
to de la droga entre 1920-1930. El apogeo de consumo de cocaína en los Estados Unidos, mientras el de estos cambios, pero el resto del mundo podría pronto sublevarse en contra de las antiguas políticas
«crack» se retiraba, fue a principios de la década de 1990, y el fármaco lentamente disminuyó mientras los de la cocaína.
traficantes se diversificaron y fueron a nuevos lugares en América Latina y Europa. Pero desde el 2006
-2010 esta caída se aceleró, cuando el consumo en los Estados Unidos se redujo de cerca de 300 a 145
toneladas y el número base de «consumidores crónicos» se redujo a la mitad a 2,5 millones (Caulkins,
Kilmer y Reuter, 2014). La cocaína atrae a una cuarta parte de los estadounidenses que gastan US $100 Referencias:
mil millones en drogas ilegales, la cifra más baja en décadas; a medida que nos transformamos en una
nación de fumadores de marihuana (seguramente un mejor, si no completamente intencional, resultado ALEXANDER, Michelle.
de salud pública de la agotada guerra contra las drogas de Estados Unidos). Los Estados Unidos, como 2010 The New Jim Crow: Mass Incarceration in the Age of Colorblindness. New York: The New Press.
se ha visto, ha sido durante mucho tiempo el catalizador de las políticas globales contra la cocaína, por lo ANDREAS, Peter.
que si esta tendencia continúa, es probable que tenga repercusiones en la política de la droga. 2013 Smuggler Nation: How Illicit Trade Made America. New York: Oxford University Press.
Estados Unidos (y algunos funcionarios de la ONU) nos quieren hacer creer que esta caída es una BYCK, Robert. (Comp.)
reivindicación de la ya larga librada guerra contra la cocaína colombiana, especialmente los US $ 8 mil 1974 Cocaine Papers by Sigmund Freud. New York: Stonehill Books.
millones gastados en el integrado Plan Colombia desde 1999. Después de un comienzo lento, los resulta- CAULKINS, Jonathan P., Beau KILMER, Peter H. REUTER, Greg MIDGETTE.
dos se comenzaron a ver: dependiendo de las fuentes, los cultivos de coca en Colombia se redujeron de 2014 “Cocaine’s Fall and Marijuana’s Rise: Questions and Insights Based on New Estimates of
40 a 50 % entre 2006 -2010 y ahora está debajo de las 50 000 hectáreas. En el 2013, Colombia produjo Consumption and Expenditures in U.S. Drug Markets” Addiction, julio.
sólo 300 toneladas de cocaína, la mayor parte ahora interceptadas, así que los envíos a los Estados Uni- COURTWRIGHT, David T.
dos se han reducido a la mitad desde el 2007. Colombia en sí misma es una nación más pacífica y gober- 1995 “The Rise and Fall of Cocaine in the United States” In J. GOODMAN et.al, Consuming Habits:
nable, aunque con millones de personas violentadas y desplazadas, y sus élites políticas están buscando Drugs in History and Anthropology. London: Routledge.
seriamente políticas sostenibles en lugar de políticas antidrogas proclives a la violencia. GOOTENBERG, Paul.
Sin embargo, hay algunos impresionantes efectos secundarios del «éxito» de Colombia, si no de- 2012 “Cocaine’s Long March North, 1900-2010”, Latin American Politics and Society, 5 4/1
bido a las políticas planificadas (erradicación de la coca, a través de fumigación, siendo en realidad un 2009 Andean Cocaine: The Making of a Global Drug. Chapel Hill: University of North C a r o l i n a
proceso ineficiente e impredecible). En primer lugar, fue el desplazamiento de los epicentros de la vio- Press
lencia —de las ciudades colombianas a las batallas territoriales y de poder que se iniciaron en la década

254 255
GOOTENBERG, Paul (ed.) Intelectuales, indígenas y escritura
1999 Cocaine: Global Histories. London: Routledge UK. A propósito de la publicación de Indigenous Intellectuals: Knowledge,
KENNEDY, Joseph.
1985 Coca Exotica: The Illustrated History of Cocaine. New York: Cornwall Press. Power, and Colonial Culture in Mexico and The Andes. Entrevista a
KENNEY, Michael. Gabriela Ramos1
2007 From Pablo to Osama: Trafficking and Terrorist Networks, Government Bureaucracies and Competitive
Adaptation. University Park PA: Penn State Press.
MACCOUN, Robert J., and REUTER, Peter.
2001 Drug War Heresies: Learning from Other Vices, Times, and Places. Cambridge: Cambridge Universi-
ty Press.
REINARMAN, Craig, and Harry G. LEVINE.
2004 “Crack in the Rearview Mirror: Deconstructing Drug War Mythology”, Social Justice 31 1-2.
SPILLANE, Joseph F.
2000 Cocaine: From Medical Marvel to Modern Menace in the United States.,1884-1920 Baltimore: Johns
Hopkins University Press.

Luis Rodríguez (LR): Gabriela, ¿Cuál es la historia del libro?, ¿Qué influencias podemos encon-
trar en Indigenous Intellectuals?
Gabriela Ramos (GR): La historia de este libro es larga. Se remonta por un lado a la mirada crítica
que he sostenido frente a la opinión bastante extendida sobre que la población nativa bajo el dominio
colonial fue una simple víctima de las circunstancias, que vio como única alternativa a su situación la
resistencia. Una resistencia que consistió en aferrarse a sus conocimientos, creencias y modo de ver el
mundo; es decir, no cambiar. Por otro lado, se basa en las investigaciones que un número importante
de historiadores, entre los que se incluyen los colaboradores del libro, han venido realizando desde hace
algunos años, y que muestran el papel bastante dinámico de la población indígena en distintas partes
de Hispanoamérica por comprender las condiciones en que tenían que vivir y aprender lo más posible,
a través de distintos medios, a fin no solo de sobrevivir sino de sacar ventaja para sí mismos y para los
suyos. Este propósito implica una tarea de aprendizaje y de actividad intelectual de gran envergadura
que incluye, pero a la vez sobrepasa ampliamente, el uso de la lectura y la escritura, la educación formal,
los ambientes donde usualmente situamos a los “intelectuales”. La idea de pensar a los “intelectuales
indígenas” de esta manera proviene de Gramsci, pero en el caso particular del libro, nos inspiramos en
el trabajo del historiador y antropólogo africanista Steven Feierman, autor de un libro titulado “Intelec-
tuales Campesinos” (Peasant Intellectuals), quien aplica la idea del “intelectual orgánico” en su estudio
sobre las autoridades locales y burócratas nativos en Tanzania. Feierman fue profesor en la Universidad
de Pensilvania, donde estudiamos Yanna Yannakakis, mi coeditora, y yo. Otra fuente de la que tomamos
muchas ideas es el trabajo de Nancy Farriss, “La sociedad maya bajo el dominio colonial”. Este libro
sigue siendo para mí el mejor libro de etnohistoria que haya leído. Farriss fue nuestra supervisora de
doctorado. El libro está dedicado a ella.

1
Gabriela Ramos es historiadora por la Pontificia Universidad Católica del Perú, y actualmente es profesora en la Uni-
versity of Cambridge; entre sus publicaciones se encuentran La venida del reino. Religión, evangelización y cultura en América,
siglos XVI-XX (Cuzco: CBC, 1994) y Muerte y conversión en los Andes. Lima y Cuzco, 1532-1670 (Lima: IFEA, 2010). En el
2011 recibió el premio Howard Cline otorgado por la Conference of Latin America History (CLAH). En el 2012 se or-
ganizó un Conversatorio en relación al libro Muerte y conversión… organizado por Annalicemos Hist8ria en San Marcos,
donde Gabriela Ramos participó y nos ayudó a entender ciertos problemas y tendencias historiográficas simuladas en
el libro. Indigenous Intellectuals… es una reciente publicación editada junto a Yanna Yannakakis.

256 257
LR: En el Mundo Andino ¿Cómo se pueden rastrear huellas o en tal caso cuáles son las evidencias LR: ¿Cómo se explica esta actitud oscilante de los españoles frente al conocimiento y las tradicio-
más accesibles de la actividad de intelectuales ágrafos? nes indígenas?
GR: En primer lugar, quisiera decir que el llamado Mundo Andino es una construcción ideológica GR: Responder esta pregunta requeriría de un artículo. Como en muchos casos, todos tenemos
que nos ha impedido y nos sigue impidiendo su estudio desprejuiciado. Es importante tener en cuenta actitudes oscilantes ante muchas cosas. Tomamos algunas ideas, conocimientos o prácticas porque nos
que el libro también cubre México y que las ideas que se encuentran allí son aplicables a otras partes del convienen, otras porque nos interesan o nos gustan, y dudamos ante otras por temor a la novedad o a
continente o incluso del mundo, como expliqué en la respuesta anterior. La idea de intelectuales “ágra- lo desconocido o sencillamente porque no las entendemos. Las actitudes religiosas de la época tuvieron
fos” no está planteada en el libro en ningún momento. Es un error pensar que hay una oposición radical sin duda un peso importante al declarar los conocimientos y formas de pensar nativos como absurdos o
entre la cultura escrita y la que no lo es. Los archivos históricos e infinidad de fuentes y medios están incluso diabólicos, pero me parece que la tendencia a tomar o que convenía o interesaba continuó con
llenos de referencias a la gente que no escribe, pero que hace infinidad de cosas en su vida con el objetivo dificultades y la censura de quienes estaban encargados de vigilar que se hiciera lo “correcto”, es decir, lo
de resolver problemas, de adaptarse a las circunstancias en que vive o de cambiarlas, que fabrica o cons- que era religiosamente ortodoxo.
truye algo, que comunica, traduce e interpreta, hace trámites, elige a sus autoridades, a sus representantes, LR: En un conversatorio sobre Muerte y conversión en los Andes usted me decía que sus preferencias
o que son autoridades y representantes ellos mismos. temáticas no estaban orientadas en hechos singulares del proceso histórico, más bien en lo cotidiano, en
LR: ¿En qué medida la definición intelectual orgánico de Antonio Gramsci podría ser usada para re- el devenir diario, es decir preguntarnos ¿Qué pasaba cuando aparentemente no pasaba nada?, ¿En qué
ferirse a los intelectuales indígenas? medida la adaptación de indígenas intelectuales a una cultura occidental centrada en la escritura fue un
GR: Gramsci escribió que todo ser humano es un intelectual, en la medida en que tiene que usar proceso cotidiano de inserción al sistema hispano?
su capacidad mental para enfrentar y resolver una serie de situaciones. En términos muy breves, puede GR: Como historiadora, me interesa en primer lugar la vida de la gente común y corriente, la gente
decirse que los intelectuales orgánicos son aquellos que representan a un grupo de interés, formulan y anónima. En consecuencia, no me intereso mucho por los personajes, las fechas y los acontecimientos
vocalizan sus ideas. Feierman propuso fijar la atención en los que los que tienen un papel directivo en la memorables. Me interesa comprender cómo eran las vidas de las personas en general, cómo fueron las
sociedad, aquellos cuyas ideas influyen en las acciones de los demás. circunstancias en que vivieron y cómo llegaron a ser lo que fueron. Esos hombres y mujeres vivían una
LR: Los intelectuales indígenas antes del asentamiento español tuvieron un estatus, un lugar en la de las transformaciones más grandes que podríamos imaginar: el contacto con un mundo, una cultura,
producción y en la jerarquía social ¿Cuáles fueron los principales cambios con la instauración del orden un conjunto de condiciones muy distintas. ¿Cómo se adaptaron a esas nuevas condiciones? Este pro-
virreinal? ceso involucró grandes y pequeñas decisiones, algunas concientes, otras no. Aprender a leer, a escribir,
GR: El estatus de los intelectuales pre-hispánicos es más conocido en México que en los Andes. aprender el español, entender cómo funcionaba la ley y en qué consistía, conocer cómo eran las institu-
Muchos de ellos, como sabemos, fueron tomados en cuenta por las nuevas administraciones. Tanto en ciones, cómo se presentaba una petición, cómo se seguía su curso, todo esto en la mayoría de casos en
México como en los Andes fueron informantes, voceros, traductores, líderes que negociaban. Bajo el condiciones muy desfavorables, me parece que demandó un esfuerzo, una tenacidad, y una constancia,
dominio español muchos tienen que reformular sus lealtades políticas, otros se rehúsan a hacerlo y a me- tremendos. Exigía también mucha agudeza de intelecto. Esto me parece tan admirable como interesante.
nudo terminan perdiendo influencia. Se abren también las puertas a muchos que tienen no solamente la LR: Gabriela, ¿algún comentario final?
ambición, sino también las cualidades para aprender, maniobrar y moverse en distintos ámbitos. Son los GR: El trabajo detrás de la edición de este libro nos demandó algunos años. El simposio que orga-
nuevos mandones, escribanos, intérpretes, sacristanes y cantores, y muchos otros. Su presencia cambia nizamos en Cambridge en 2010 fue precedido por un panel que tuvimos en la reunión de la Asociación
tanto la sociedad como la cultura, la religión y los modos de hacer política. Americana de Historia. Producir el libro es satisfactorio, pero también ha sido agotador. Escribir la intro-
LR: Tomando algunas preguntas de la introducción del libro, nos podría decir brevemente ¿Qué ducción con mi colega y armar el libro fue un ejercicio interesante que hubiera sido imposible sin Skype,
impacto tuvo la escritura en los intelectuales indígenas?, ¿Qué los motivó a escribir? correo electrónico y las reuniones anuales en la Asociación Americana de Historia. Ahora me piden la
GR: La cultura escrita tuvo un gran impacto en el llamado Nuevo Mundo. Posiblemente este im- traducción al español y créanme que nada me gustaría más, pero el tiempo y los recursos para hacerlo no
pacto fue mayor en los Andes que en México, donde existían formas de representación bastante más abundan. Ojalá podamos hacerlo.
cercanas a la escritura y formas de representación europeas. En la introducción del libro planteamos que Quiero agregar que el simposio de Cambridge fue muy interesante porque la comparación entre
esta diferencia posiblemente tuvo que ver con las formas de organización política en uno y otro lugar. México y los Andes es algo que los historiadores de América Latina hacen muy poco o sencillamente no
Luego de la conquista, en México pronto se escribió en lenguas indígenas en el nivel local y hubo una lo hacen. Es algo tan raro que entre las preguntas que me has hecho ninguna se refiere a, por ejemplo,
abundante producción de documentos y escritos en lenguas vernaculares. En este proceso las órdenes qué aprendimos de la comparación entre ambos virrreinatos y qué futuro tiene seguir preguntándonos
religiosas cumplieron un papel importante. No ocurrió lo mismo en los Andes. Existen algunos ejemplos sobre esos temas. Los historiadores viven encerrados en las fronteras nacionales. En el Perú, viven en-
de cartas y otros documentos o fragmentos de documentos escritos en quechua, pero no en la magni- claustrados en cosas tipo “el mundo andino” y en México también predomina el interés nacional. Necesi-
tud y variedad que se observa en México como lo demuestran las investigaciones de James Lockhart, tamos salir de este confinamiento. Les aseguro que lo que hay afuera de esas barreras es muy interesante.
Matthew Restall, Camilla Townsend, Caterina Pizzigoni y muchos otros. La escritura tuvo un impacto LR: Esperamos tener muy pronto la traducción de su libro, Muchas gracias por su tiempo.
muy grande por tratarse de un medio antes desconocido y que, pese a las limitaciones propias de la GR: Muchas gracias por esta oportunidad.
época, permitía una difusión muy amplia de ideas, de noticias. Mucha gente aprendió muy pronto a leer
y a escribir porque entendió rápidamente que era el medio para aprender infinidad de cosas y de dar a
conocer sus ideas, quejas, aspiraciones, promover sus intereses. La defensa de la tierra, de los derechos
de las comunidades, los privilegios de los antiguos y nuevos señores, en fin, muchísimas cosas que, como
expliqué más arriba, eran indispensables no solo para la sobrevivencia de grupos e individuos, sino para
prosperar. Además, en un sentido más “tradicional”, hubo interés en ofrecer y preservar versiones de la
historia, o de registrar tradiciones orales.

258 259
Argentina, clase media y Mafalda. A propósito de la publicación de
Mafalda: historia social y política. Entrevista a Isabella Cosse1

Luis Rodríguez (LR): Doctora, cuéntenos un poco la historia del libro; si bien en la introducción
usted hace referencia a diversos contextos y motivaciones que la llevaron a estudiar a Mafalda, ¿Cuál sería
la motivación principal, como historiadora, para estudiar una tira cómica tan popular?
Isabella Cosse (IC): Este libro, en cierto punto, fue tomando cuerpo sin proponérmelo inicial-
mente. En mi tesis doctoral el humor me fue muy útil para observar ciertas dimensiones de las contien-
das y redefiniciones de la moral familiar en los años sesenta y había realizado un análisis bastante somero
de Mafalda, sabiendo que el fenómeno demandaba un estudio con otra profundidad. A medida que fui
avanzando con ese estudio, me fui convenciendo, cada vez más, de que el humor es una poderosa lupa de
análisis para lo social. El humor en sí mismo no se produce sin las prácticas y los sentidos de los sujetos
que lo activan. Para los historiadores, entonces, el gran desafío es descubrir en el humor, surgido en otro
contexto histórico al nuestro, lo que no está dicho en el chiste, lo que está implícito en quien escucha,
en quien lee. La inigualable importancia social y cultural de Mafalda y la riqueza de la construcción hu-
morística de Quino otorgan enormes posibilidades para ese análisis, que resulta de especial interés para
comprender la historia reciente, especialmente Argentina pero no solamente de ese país porque Mafalda
cruzó las fronteras y ha tenido importancia muy significativa a escala latinoamericana y en otras realida-
des como la española y la italiana.
LR: ¿En qué medida la lectura de Edward Thompson y sus aportes a la “Nueva Historia Cultural”
le sirvieron para entender a Mafalda como una construcción cultural de una clase determinada?
IC: En mi trabajo, Thompson ha sido de gran inspiración en su manera de hacer historia social, de
explicarnos que las clases no son “cosas” y de pensarlas en términos de una formación social y cultural
históricamente situada. Para mí un nodo central de su trabajo radica en el modo de poner en relación la
experiencia y la conciencia para comprender la cultura de la clase obrera y exigirnos pensar una articula-
ción dinámica e histórica entre las relaciones sociales y la percepción que de ella tienen quienes las viven
y las sufren. Es desde esta lectura que Thompson me ayudó a pensar a la clase media en la intersección,
en el cruce mismo, entre lo social y lo cultural. Con esto no estoy desconociendo que el estudio de la clase
media introduce desafíos propios, con discusiones específicas.

1
Isabella Cosse es investigadora de CONICET y del IIEGE (Universidad de Buenos Aires). Es autora del libro Mafal-
da: historia social y política (FCE, 2014). Su campo de investigación es la historia de las familias y las infancias en conexión
con los procesos políticos, sociales y culturales.

261
LR: ¿De qué manera Mafalda se convirtió en el símbolo de identidad de una clase social, en este domésticos). Además, en ese momento, el personaje y la tira trabajaron sobre las contradicciones –las
caso de una “Clase Media”? grietas, las imposibilidades– que producía la modernización sociocultural en los años sesenta y las limi-
IC: En una de las primeras tiras publicadas en Primera Plana, Mafalda descubre a la clase media y, al taciones de la democracia y el ascenso autoritario (como sucede con la célebre tira del día del golpe de
mismo tiempo, la condición social de su familia. Esas tiras (que no se publicaron en libro hasta la Mafalda Estado de Onganía). Pero entender el éxito exige también pensar en diferentes cuestiones. Lo primero
Inédita) muestran toda la riqueza de Mafalda para pensar la clase media: colocaba en el centro una defini- es que el humor requiere códigos compartidos y un papel activo de quien escucha o lee. Y el humor de
ción problemática que presuponía, desde el comienzo, una visión crítica de la clase media sobre sí misma. Quino es especialmente abierto y exigente: el lector debe completar el sentido de las tiras. Eso facilita
Mi argumento es que Mafalda, en su origen, dialogó con los procesos sociales, económicos, culturales y que cada generación pueda proyectar sus propios dilemas y se lo apropie a su manera. Lo segundo es
políticos que atravesaba la clase media y articuló diferentes ideas que existían sobre ese sector social. Pero que ese mecanismo ha sido facilitado por los temas invocados en las tiras. Muchos de los temas tratados
que no fue sólo eso: la historieta tuvo un papel activo, productivo, en la consolidación de la identidad de por Mafalda eran temas emergentes en los años sesenta (la rebelión de los jóvenes; los conflictos entre
la clase media. El personaje de Mafalda dio “cuerpo” (lo pienso en el sentido de forma concreta, siguien- padres e hijos) pero aún hoy siguen marcando los dilemas cotidianos de nuestras sociedades; por otra
do a Ernest Grombich) a escala masiva a la clase media intelectual y la historieta (con los juegos entre parte la historieta abordaba otra serie de problemas más o menos universales (la desigualdad, la guerra,
los personajes) puso en el centro las contradicciones que atravesaban a la clase media en su conjunto. Es la injusticia) y esto ha sido importante para que mantenga su vigencia. No menos importante es que han
decir, en mi lectura Mafalda condensa una visión heterogénea, coral, de una clase media atravesada por existido empresas (editores, medios, curadores) que pusieron en circulación nuevos libros, versiones,
confrontaciones y diferencias ideológicas. Creo que ello resulta decisivo para traspasar las interpretacio- exposiciones así como sujetos –colectivos e individuales- que la leyeron y la resignificaron.
nes dicotómicas sobre la clase media que alternativamente la conciben de derecha o de izquierda. LR: En el libro usted reconstruye las contextualizaciones de la tira, no le preguntaré ello, pero
LR: ¿Es correcto afirmar que la «clase media» como elemento directamente observable y con identidad ¿Cómo a través del tiempo Mafalda cambiaba constantemente de significados y mensajes y claro, tam-
nació durante la época de Perón como sugiere la lectura de Ezequiel Adamovsky2? bién los usos que se le daba?
IC: Ezequiel Adamovsky ha renovado el estudio de la historia de la clase media en Argentina –en IC: Para la re-significación constante y la transmisión intergeneracional mediada por nuevos for-
la línea abierta por David Parker en un libro pionero justamente sobre el Perú– y ha mostrado la impor- matos, además de los temas, fueron decisivos los canales de circulación (ahora está en facebook por
tancia del peronismo para la conformación de la identidad de la clase media. Con ello instaló un debate, ejemplo) y las intervenciones de múltiples actores (editores, periodistas, curadores). En esa re-apropia-
todavía abierto, sobre el surgimiento de dicha clase social en el país a comienzos del siglo XX. Esas ciones múltiples muchas tiras adquirieron nuevos sentidos según quién los leía y el contexto (se ha dicho,
discusiones no opacan el enorme valor del aporte de Adamovsky que ha sido crucial en esa renovación por ejemplo, que en China, el personaje de Susanita con su discurso pro-natalista resultaba subversivo).
historiográfica porque ha mostrado la centralidad de concebir a la clase media en términos construidos LR: Algún comentario final.
y problemáticos y ha insistido en su carácter histórico y social. Con ese desafío, en mi caso he intentado IC: Les agradezco mucho el interés por mi trabajo.
poner en discusión la cuestión de cómo pensar a la clase media en una etapa como la de los años sesenta
cuando no hay dudas sobre la importancia de ese sector social en el proceso social, político y cultural. Mi
interpretación coloca en el centro la necesidad de concebir a la clase media en toda su complejidad y de
dar cuenta de su carácter heterogéneo, muldimensional y dinámico.
LR: ¿Cómo los grupos sociales se pueden definir e identificar mediante lo cómico, la ironía, la risa
(tomando a Bajtin) como usted sugiere para el caso de Mafalda y la sociedad argentina de la década del
sesenta/setenta?
IC: Planteaba antes que la riqueza del humor para comprender lo social radica en el carácter activo
de los sujetos para producir lo risible y en el carácter productivo de lo humorístico y de la risa misma
en los procesos sociales y culturales. Para pensar el modo en que interviene sobre los grupos sociales
me he servido mucho de Peter Berger –en su libro Risa redentora– cuando él plantea que el humor opera
socialmente en forma sociopositiva reforzando la cohesión del grupo y la auto-identificación social. Es
decir, traza las fronteras del grupo y define ipso facto quien no pertenece al mismo. En ese sentido, es
que planteo que Mafalda traspasó los cuadros de la historieta y se convirtió en un fenómeno social que
colaboró a definir identidades y fue significada y utilizada en contiendas políticas e ideológicas por parte
de diferentes personas y grupos.
LR: Mafalda criticó los órdenes jerárquicos de la sociedad argentina de su época, ¿es la única expli-
cación de su éxito? o ¿Qué otros factores revelan la buena acogida del personaje de Quino?
IC: Mi explicación de ese éxito coloca diferentes dimensiones que fueron variando, además, a
lo largo del proceso. El éxito inicial estuvo unido a la capacidad de Quino de dialogar con la realidad
social y política de los años sesenta. Tuvo la intuición de crear un personaje, una niña/joven, Mafalda,
que condensó las tensiones generacionales y de género que estaban conmocionando –y cada vez lo hi-
cieron en mayor grado– a la sociedad argentina (a madres despreciadas por sus hijas por sus horizontes

2
Ezequiel ADAMOVSKY, Historia de la clase media Argentina. Apogeo y decadencia de una ilusión, 1919-2003. Buenos Aires:
Planeta, 2009.

262 263
HISTORIA
DE LA MONARQUÍA CATÓLICA
“Miembros añadidos al Estado ya hereditario del príncipe”: Maquiavelo,
Fernando el Católico y los orígenes del sistema de cortes virreinales en la
Monarquía Hispana1.

Manuel Rivero Rodriguez


Instituto Universitario La Corte en Europa (IULCE)
Universidad Autónoma de Madrid

Hace justamente un año se celebró el quinto centenario de El Príncipe de Maquiavelo. En carta escrita a
Francesco Vettori el 10 de diciembre de 1513 el secretario florentino decía «Venuta la sera, mi ritorno a
casa ed entro nel mio scrittoio; e in sull’uscio mi spoglio quella veste cotidiana, piena di fango e di loto, e
mi metto panni reali e curiali; e rivestito condecentemente, entro nelle antique corti delli antiqui huomi-
ni, dove, da loro ricevuto amorevolmente, mi pasco di quel cibo che solum è mio e ch’io nacqui per lui;
dove io non mi vergogno parlare con loro e domandarli della ragione delle loro azioni; e quelli per loro
humanità mi rispondono; e non sento per quattro hore di tempo alcuna noia, sdimentico ogni affanno,
non temo la povertà, non mi sbigottisce la morte: tutto mi transferisco in loro. E perché Dante dice che
non fa scienza sanza lo ritenere lo havere inteso - io ho notato quello di che per la loro conversazione ho
fatto capitale, e composto uno opuscolo De principatibus; dove io mi profondo quanto io posso nelle
cogitazioni di questo subietto, disputando che cosa è principato, di quale spezie sono, come e’ si acquis-
tono, come e’ si mantengono, perché e’ si perdono»2.
Hace quinientos años, quedaba concluido el manuscrito de un opúsculo cuyo comienzo es bien co-
nocido por todos: “Cap.1 Quot sint genera principatuum et quibus modis acquirantur. [Di quante ragioni
sieno e’ principati, e in che modo si acquistino]: Tutti li stati, tutti e’ dominii che hanno avuto et hanno
imperio sopra li uomini, sono stati e sono o repubbliche o principati. E’ principati sono o ereditarii, de’
quali el sangue del loro signore ne sia suto lungo tempo principe, o e’ sono nuovi. E’ nuovi, o sono nuovi
tutti, come fu Milano a Francesco Sforza, o sono come membri aggiunti allo stato ereditario del principe

1
Este trabajo ha sido realizado en el proyecto de investigación MINECO HAR 2012-37308-C05-03.
2
Al caer la noche, vuelvo a casa y entro en mi estudio, en cuyo umbral me despojo de aquel traje de la jornada, lleno
de lodo y lamparones, para vestirme ropas de corte real y pontificia; y así ataviado honorablemente, entro en las cortes
antiguas de los hombres de la antigüedad. Recibido de ellos amorosamente, me nutro de aquel alimento que es privativa-
mente mío, y para el cual nací. En esta compañía, no me avergüenzo de hablar con ellos, interrogándolos sobre los mó-
viles de sus acciones, y ellos, con toda humanidad, me responden. Y por cuatro horas no siento el menor hastío; olvido
todos mis cuidados, no temo la pobreza ni me espanta la muerte: a tal punto me siento transportado a ellos todo yo. Y
guiándome por lo que dice Dante, sobre que no puede haber ciencia si no retenemos lo que aprendemos, he puesto por
escrito lo que de su conversación he apreciado como lo más esencial, y compuesto un opúsculo “De Principatibus”, en
el que profundizo, hasta donde puedo, los problemas de este tema: qué es la soberanía, cuántas especies hay, y cómo se
adquiere, se conserva y se pierde, lettera XXVI a Francesco Vettori, 10 diciembre 1513, Niccolò Machiavelli, Opere di
Machiavelli. Cittadino e segretario fiorentino, Milano 1820, vol. 8, pp. 357-358.

267
che li acquista, come è el regno di Napoli al re di Spagna. Sono questi dominii cosí acquistati, o consueti a ejecutar las órdenes reales de gracia y perdón expedidas por su soberano7.
a vivere sotto uno principe,o usi ad essere liberi; et acquistonsi, o con le armi d’altri o con le proprie, o En 1505, Fernando II reunió un “Consejo de Nápoles”, una junta doméstica formada por letrados
per fortuna o per virtù”3 . Hacía referencia a los dos tipos de estados existentes entonces, los viejos y de la Corte, miembros de la Cancillería y Consejo reales que le asesorarían en el gobierno del reino recién
los nuevos, configurados bajo el principio patrimonial de los soberanos. Se adquieren, se cambian, se adquirido8. Los consejeros seleccionados para este fin, se dedicaron preparar y organizar el gobierno
pierden… pero el estado es un objeto que posee el príncipe. Pero la distinción entre viejos, sujetos a la personal de Fernando, acompañándole durante el viaje en octubre de 15069. Cuando la Corte regresó a
legitimidad que confería la continuidad dinástica, y nuevos, aquellos que son adquiridos por la acción, España, en junio de 1507, dicho consejo se dividió, quedándose en Nápoles un par de consejeros que
se diluye con la percepción de los seminuevos, que ofrecen una variante más sutil. Porque su rasgo más constituyeron el núcleo de un nuevo organismo adjunto al virrey, el Collateral Consiglio di Napoli10. Eran
característico era ser “miembros añadidos al Estado ya hereditario del príncipe que los adquiere, y tal es consejeros del rey pero en su persona vicaria11.
el reino de Nápoles”. El primero de una serie de estados que la Monarquía iría añadiendo sucesivamente. Mientras se hacían los preparativos para abandonar Castilla e ir a Italia, el rey determinó por los
Fue esta forma de adhesión la que, precisamente, se practicaría después con los reinos de Indias (pero llamados capítulos de Segovia (5 de octubre de 1505) que los oficios de la Corte y de la Casa Real de
esto Maquiavelo no llegó a verlo). Nápoles serían reservados a los naturales12, creando una dimensión vice real (pues ésta no era ni des-
doblamiento ni prolongación de la Casa Real de Aragón, disponiendo de personalidad propia). Esta
vice Corte y vice Casa, queda recogida en las pandectas del sello de Nápoles elaboradas en 1505, en ellas
El “Principato seminuovo” de Fernando el Católico se eximía del pago de derechos a “hombres de sangre real” y a los “familiares”, entendiéndose entre éstos
a los Sette Grandi Uffici, el Magno Condestable, Magister Justiciero, Logotheta, Magno Camerario, Gran
En este trabajo voy a referirme a cómo se articula en la realidad cortesana la afirmación que definía al Almirall, Gran Canciller y Gran Senescal; al mismo tiempo, lo recaudado por la expedición de derechos en
principado seminuevo. En el siglo XV la Corona de Aragón se formó por la agregación de reinos que la Cancillería no salía del reino y no se registraba en la Cancillería de Aragón13. Se puede apreciar que Ná-
conservaron su independencia compartiendo a un mismo soberano. Dichos reinos conservaron cada poles se articuló como un estado singular del soberano, fuera de la Corona de Aragón, pues eran ajeno
uno de ellos su propia idiosincrasia, estaban unidos en la persona del soberano pero desunidos en cuanto a la única institución común a toda ella, la Casa Real. Nuevamente se repetía la particularidad siciliana,
a leyes, naturaleza y fronteras. Los soberanos aragoneses resolvieron el problema de gobernar sus reinos también con casa real propia y extraña a la Cancillería la tesorería real aragonesa14.
viajando de uno a otro reino manteniendo una itinerancia constante. Fernando el Católico modificó este En el Parlamento de 1507 se confirmaron todas estas disposiciones dadas desde España15. Al
sistema para hacer compatibles la continuidad de la Corte en los reinos con la ausencia del rey, poniendo actuar como si sólo fuese soberano de aquel reino, el soberano emuló a su tío Alfonso el Magnánimo,
la base del sistema virreinal cuando anunció en el año 1505 que no residiría en el reino, si bien permane- que devolvió a Nápoles su relumbre y prestigio al reintegrarlo en el concierto italiano, y sobre todo por
cería allí algún tiempo. En realidad no había creado nada nuevo, pues aplicó aquí lo que sus antepasados rearticularlo como comunidad política independiente. Nadie diría que el reino había sido sometido por la
ya experimentaron en Sicilia desde 14154. fuerza de las armas16. Rey y parlamento, conscientes de que era preciso mantener una relación dinámica,
Cuando Maquiavelo se refiere a que el principado viejo es seguro y que su conservación no ha de acordaron la inclusión de “gentiluomini” napolitanos en la Casa del rey, paliando de este modo el daño
preocupar al príncipe, parece coincidir con las reflexiones con que el cronista aragonés Jerónimo Zurita
analizó el viaje de Fernando el Católico a Italia, a su juicio no tenía mucho interés ocupar su relato con
las cosas sucedidas en Cataluña, Aragón, Valencia, Mallorca y Cerdeña porque no arrojaban novedades 7  
Aurelio Cernigliaro, Sovranità e feudo nel Regno di Napoli, 1505-1557, Napoli Jovene 1983, vol. I, pags. 34-35.
mientras que lo ocurrido en Italia en esos pocos años precisaba la atención de los historiadores5. 8
Nicolo Toppi, De Origine Omnium Tribunalium. Neapoli 1655-59, II, 144-154; Gregorio Grimaldi, Istoria delle Leggi e Magistrati
En diciembre de 1503, poco antes de la muerte de la reina de Castilla, la decisiva adquisición del del Regno di Napoli, Napoli 1767, vol. V, p.128; Pietro Dusinelli, Privilegi et Capitoli concesse alla fidelissima città e Regno di Napoli,
reino de Nápoles, marcó un nuevo rumbo del que el rey aún no era muy consciente. En 1504, poco Venetia 1588, p. 42; Rocco Pirro, Chronologia Regum Siciliae, en Thesaurus Antiquitatum et Historiarum Siciliae. Lugduni Batavorum
después de fallecer Isabel la Católica, se puso en duda la lealtad del virrey de Nápoles. Se pensaba que, al 1723, vol. II, p. 103.
igual que muchos condottieri, podría alzarse con el reino y, emulando a Sforza, erigir un principato propio, 9
Relación de las diez galeras que formaron la escuadra en que pasaron a Nápoles Fernando el Católico y Germana de Foix así como de las
nuovo, si usamos el concepto maquiaveliano6. Habiéndose separado las coronas de Castilla y Aragón, no personas que les acompañaron, con expresión de la galera que ocupaba cada una de ellas, RAH. Col. Salazar y Castro ms. A-12 fols. 27-30.
parecía muy sensato tener a un noble castellano al frente de la política italiana cuando, además, se resistía N. Toppi, op.cit., vol. II pags. 144-154; G. Grimaldi, op.cit., vol. V, pags. 128-130; Pietro Giannone, Storia Civile del Regno
10  

di Napoli, Napoli 1821, vol. VI, pags. 205-206.


11
Donato Palazzo, Cancelleria e Cancelliere (lineamenti storici ed istituzionali), Edizioni Bucalo, Latina, 1972, pags. 36-45.
12
Capítulo XVII, AGS. SP. Lb. 21, fol. 42.
3
“De las distintas clases de principados y de la forma en que se adquieren: Todos los estados, todas las dominaciones
que han tenido y tienen imperio sobre los hombres, han sido y son repúblicas o principados. Los principados son, o 13
“Pandectas del sello de Nápoles”, Toro 20 de enero de 1505, AHN. E. Lg. 1898, nº1. Dichas pandectas estuvieron vigen-
hereditarios, cuando el linaje de sus señores ha dominado largo tiempo, o nuevos. Los nuevos, o lo son del todo, como tes hasta 1701, según reza un curioso descriptor del legajo que las contiene “Pandectas del sello de Nápoles y otros papeles
lo fue Milán bajo Francisco Sforza, o son como miembros agregados al Estado hereditario del príncipe que los adquiere, de ninguna importancia sobre la misma materia”, AHN. E. Lg. 2148. Véase también “Librete de los salarios que se pagan
como es el reino de Nápoles para el rey de España. Estos dominios así adquiridos, o están acostumbrados a vivir bajo en Tesorería ordinariamente. Hecho el 1 de noviembre de 1510”, RAH. Col. Salazar y Castro, A.13; “Los oficios que solían
un príncipe, o habituados a ser libres; y se adquieren, o por con las armas de otros o con las propias, o por fortuna o tener los reyes de Nápoles en su casa”, s.d., idem. A.17.
por la virtud”. Prólogo de Il Principe, Niccolò Machiavelli, Opere… op.cit. vol. 4, p.8. 14
Ernesto Pontieri, “Fernando el Católico e i regni di Napoli e di Sicilia nella storiografia italiana del ultimo cinquantennio”,
4
Carlos José Hernando Sánchez, “El Gran Capitán y los inicios del virreinato de Nápoles. Nobleza y Estado en la expan- E. Boscolo ed., Fernando el Católico e Italia, Zaragoza 1954, pag. 229. Sobre la “autonomía” del virrey de Sicilia vid. Camillo
sión europea de la Monarquía bajo los Reyes Católicos”, El tratado de Tordesillas y su época, Madrid 1995, pags. 1828-1839. Giardina, L’istituto del vicerè di Sicilia (1415-1798), Palermo 1931, pags. 288 y ss.; Aurelio Cernigliaro, op.cit., vol. I, pag. 40 y ss..
5
Jerónimo Zurita, Historia del rey Don Fernando el Católico. De las empresas, y ligas de Italia, Institución «Fernando el Cató- 15
El 10 de mayo de 1507 el rey puso “in exequtione” las gracias concedidas en los capítulos de Segovia, AGS. SP. Lb. 21,
lico», Zaragoza 1999, libros 7y 8. fol. 63 vº.
6
Ibidem. Libro 4. 16
Gracia concedida el 30 de enero de 1507 (capítulos XI y XV), AGS. SP. Lb. 21, fol. 59 y ss.

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que podría sufrir “el buen gobierno per la absentia de la Corte regia”. En su servicio doméstico, en su restringir la influencia papal en el reino, pero también estaba la reanimación del antiguo “Regnum” de
familia el soberano dispondría de un lazo personal con sus súbditos, anticipando el inconveniente del Ruggiero II, aludiendo a una soberanía que le aseguraba la Italia meridional ostentando el título de Rex
futuro absentismo real. Pero, al mismo tiempo se incluyeron los continos en la casa real napolitana17. Siciliae et Italiae. Un soberano que, además, dispondría de la prerrogativa de ser legado apostólico nato,
A través de este cuerpo se puede apreciar cómo la idea del principado agregado se modificó a tenor “coronado por Dios”23.
de los acontecimientos, porque el Gran Capitán sí concibió el reino como un reino conquistado y en el Esta nueva forma de imperio o Monarquía no pasó desapercibido a los ojos del pontífice, Julio II,
primer diseño de la Corte virreinal se perfiló como el séquito de un conquistador: que negó la investidura de Nápoles a Fernando el Católico, para que el reino perdurase -en palabras del
embajador Vich- como “miembro cortado” de la Monarquía. En noviembre de 1509, tras cinco años de
En tiempo que vino el Rey catolico Fernando a este Reyno, hauiendole vltimamente infructuosas negociaciones, la resistencia pontificia a restaurar la unidad en el sur mediante la ampliación
ganado y conquistado, echando todos los franceses del con el gran balor de Gonçalo del tribunal de Palermo provocó la ira del soberano, diciendo que Julio II “no se contenta con lo espiri-
Fernandez de Córdoua, llamado El Gran Capitan, de eterna memoria. Hauiendo cerca tual, sino que cada día trabaja en usurpar lo temporal haciendo comisiones de causas feudales y de legos,
de su persona seruido muchos valerosos Capitanes, Caualleros y Hidalgos, desampa- para que conozcan de ellas, menoscabando así la preeminencia real”24.
rando su naturaleça y venido a seruir a la conquista deste Reyno, derramando su sangre
En un documento muy conocido y comentado, la carta al duque de Ribagorza, Fernando expuso
y gastando sus haciendas en seruicio de su Rey. Despues de hauerlo ganado, quedaron
con claridad lo que entendía como prerrogativas propias: “de aquí adelante por cosa del mundo no su-
sin ninguna remuneracion de sus seruicios y queriendo el Rey Catolico remunerarlos,
nombro ciento dellos, los mas calificados, principales y de mas seruicios, para que as- fráis que nuestras preeminencias reales sean usurpadas por nadie; porque si el supremo dominio nuestro
sistiessen cerca la persona del Gran Capitan, primero Virrey de este Reyno por Su Ma- no defendéis, no hay que hacer; e la defensión de derecho natural es permitida a todos, y más pertenece
gestad (…) todos españoles naturales, para que pudiesse el Virrey representar su cargo a los reyes, porque demás de cumplir a la conservación de su dignidad y estado real, cumple mucho para
con la autoridad y grandeça que los proprios Reyes tenian ; los quales ouiessen de ser que tengan sus reinos en paz y justicia y buena conservación”25.
caualleros hidalgos muy calificados, precediendo informacion de su calidad. La misiva formulaba un idearium político muy poco secularizado, pese a lo que cierta tradición es-
Sin embargo, después de llegar el rey a Nápoles “sintiendose esta ciudad y Reyno es- pañola ha querido ver, tomándola como un rasgo propio de un príncipe moderno26. Respondía más bien
cluydos desta dignidad, suplicaron a Su Magestad fuesse seruido que las cien plaças de a la construcción de una Monarquía en la que el soberano, ungido por Dios, actuaba como emperador
continos fuessen : las cinquenta para espanoles y las otras cinquenta para caualleros en su reino. Dispuesto, por tanto, a mantener “la preeminencia real” y dando por sentada su titulación,
naturales del Revno, offreciendo por donatiuo sessenta millducados, como se le dieron el rey Católico: “Dezid de mi parte a nuestro muy Santo Padre que por las cosas y ministros de nuestra
y les tue concedida la merced; que assi como fuessen vacando por los espanoles que las
Santa Fe Católica yo estoy muy determinado de poner la persona y el estado como soy obligado y que yo
tenian, fuessen assentando en su lugar los napolitanos hasta el numéro de las cinquenta.
le suplico muy humildemente que en este caso no quyera esperimentar my paciencia (...) yo proveere en
Esta autoridad de nombrar las dichas Plaças, la tenian reservada para el Rey Catolico
y el Emperador Carlos que le sucedio. Despues con el tiempo, se ha dado autoridad y ello de manera que Dios y el mundo conozcan que las cosas de la fe no estan desamparadas y que hay
facultad a los Virreyes que pUedan probeellas, como lo hacen18. quyen las ampare y defienda principalmente que la propia vida y estado”27.
Consecuentemente, el 3 de septiembre de 1509, el monarca ordenó crear una comisión que estudia-
Puede decirse que, pese a algunas quejas esporádicas, el respeto a estas obligaciones permitió a se la forma de ejercer la autoridad real en materia de Inquisición, presidida por los inquisidores Reinaldo
Fernando el Católico afianzar su posesión del territorio y contar con un amplio respaldo interior19. Un Montoro y Andrés de Palacio. Como en 1504, se resolvió que la forma de vincular la inquisición a la
reino adjunto, incorporado a su patrimonio mediante una unión personal, sin agregarlo a la Corona de autoridad real debía efectuarse a través de la extensión de la competencia del tribunal de Sicilia sobre Ná-
Aragón20. poles, amparado en la restauración del “Reino de las dos Sicilias”, que agrupaba a ambos territorios como
Hasta aquí parece cumplirse el análisis de Maquiavelo y queda enmarcado el sistema de gobierno una sola entidad y hacía innecesaria la solicitud de una concesión papal. Por ello, fue enviado a Nápoles
en el modelo puro de las monarquías compuestas tal como las definiera el profesor John H. Elliott21. Reinaldo Montoro, dominico y obispo de Cefalú, coadjutor de Pedro Belforado (inquisidor de Sicilia y
Pero cuando Fernando el Católico regresó a España, pensó que era necesaria una relación más orgánica arzobispo de Mesina), experimentado en las cosas de Italia y responsable de haber puesto en pie el tribunal
de sus estados de Italia dentro de su Monarquía, ligándolos con algo más que su sola persona. Aquí entra de Palermo28.
en escena un aspecto importante de su personalidad política mejor valorada por Guicciardini que por
Maquiavelo, el empleo de la religión como instrumento de gobierno. Ya en 1504 , el rey había pensado
ampliar la jurisdicción del tribunal de la Inquisición de Sicilia sobre Nápoles, argumentando que se había
operado la restauración del antiguo reino de las Dos Sicilias (“Regum Utriusque Siciliae”)22. Pretendía
Città di Castello 1892, vol.I pags. 90-1.
23
Walter Ullmann, «Roman Public Law...», Jurisprudence in the Middle Ages Variorum reprints, London 1980, pags. 176-178.
17
AGS. SP. Lb. 21, fol. 42 y ss. 24
Barón de Terrateig, op.cit., vol.I p.159.
18
José Raneo, Libro donde se trata de los virreyes lugartenientes del Reino de Nápoles y de las cosas tocantes a su grandeza, CODOIN 25
Fernando el Católico al conde de Ribagorza, 22 de mayo de 1508, se conocen varias copias, en BNM. Ms. 11017, fol.
XXIII p. 174 -175.
83 y Ms. 5791 fol. 151.
19
Avisos del reino de Nápoles, diciembre 1508, AGS. E. Lg. 1003, fol. 58. 26
Luis Díez del Corral, El pensamiento político europeo y la monarquía de España, Madrid 1983, pags. 25-35.
20
Diego Joseph Dormer, Discursos varios de Historia. Zaragoza 1683, p. 393 y ss. 27
Fernando el Católico a Jerónimo de Vich, León 5 de Diciembre de 1509, B. de Terrateig, op.cit., vol. II, doc.31 pp.90-1.
21
John H. Elliott, “A Europe of Composite Monarchies,” Past and Present 137 (1992) pp. 48-71. 28
La patente de creación del tribunal napolitano, dependiente del de Palermo, se expidió en Valladolid el 31 de Agosto de
22
Felipe Ruiz Martín,”La expulsión de los judíos del Reino de Nápoles”, Hispania, tomo IX n.34, Madrid 1949, pags. 1509, el 18 de Octubre el obispo de Cefalú llegó a la capital del reino para tomar posesión de su cargo, y el 29 de Diciembre
44-50; Tommaso Pedio, Napoli e Spagna nella prima metà del Cinquecento, Bari 1971 pags. 351-2; Barón de Terrateig, Política en se le unió el Dr. Palacio, vid. F. Ruiz Martín, art. cit., pags. 50-57; L. Amabile, op.cit. I, pag. 103 y ss.; T. Pedio, op.cit., pags.193
Italia del rey Católico (1507-1516), Madrid 1963, vol I pags. 148-150; Luigi Amabile, Il Santo Officio della Inquisizioni in Napoli, y ss.; H.C. Lea, The Inquisition in the Spanish Dependencies, London 1908, pags. 56-63.

270 271
Las prerrogativas del soberano en materia eclesiástica constituían todo el eje de su acción política, En un régimen de gobierno personal y en un clima de incierta sucesión, la decadencia del rey anun-
la debilidad del conde de Ribagorza en esta materia supuso su cese29 y su sustitución en octubre por Ra- ciaba una crisis en la que los altos dignatarios de la Corte, la Casa y la familia real se hallaban embargados
món de Cardona30. El lunes 7 de enero de 1510, los Seggi de Nápoles se reunieron en la Iglesia de San por la preocupación de su futuro. La sucesión estaba abierta a varias posibilidades, en el príncipe Carlos
Lorenzo para discutir sobre “lo expellere del predicto inquisitore o de laxarlo stare”. La opinión unánime de Habsburgo, en el heredero que podía alumbrar la reina Germana, en Fernando hermano de Carlos y
de pueblo y nobleza fue pedir la expulsión del Santo Oficio; no aceptándolo el virrey, el almirante de heredero de España según un testamento dictado por el rey en Burgos el 2 de mayo de 1512, en el arzo-
Nápoles y el Consejo Collateral porque “ritenevano non conveniente dare per quella via tanta parte nelle bispo de Zaragoza, el bastardo real Alfonso, que podía ser legitimado y secularizado, en la propia doña Juana
cose del Regno a’ Pontefici, i quali stavano vicini e dà quali emanavano poteri pè giudici che si dovevano I de Castilla38.
delegare”31. Después de casi un año de altercados, el 21 de noviembre, el rey anunció que renunciaba a Entre 1504 y 1516 Fernando el Católico permaneció casi todo el tiempo fuera de la Corona de
extender jurisdicción inquisitorial de Sicilia a Nápoles32. A pesar de ello, la corona había logrado buena Aragón, ya en Nápoles, ya en Castilla. Durante este tiempo, el peso del gobierno recayó en su en su hijo
parte de sus objetivos, a cambio de ceder en esta materia el Papa le concedió la Bula de Investidura, re- Alfonso de Aragón, arzobispo de Zaragoza. Pero en 1507 se pensó reemplazarlo por la reina Germana
nunció a muchas de sus prerrogativas y admitió la “presentación” de 25 obispados33. de Foix, que acabó tomando posesión de la lugartenencia general el 18 de mayo de 1512 cuando juró el
En apariencia, detrás del fantasma de la restauración del Reino de las Dos Sicilias el soberano cargo ante las Cortes Generales de Monzón39.
aprovechaba para consolidar su débil adquisición, cediendo en su pretensión máxima a cambio de la Mientras que en Castilla la sucesión no planteaba problemas. La regencia de Fernando se sustenta-
bendición papal, que le permitía ejercer como “imperator in regno suo”:”Rex noster in isto Regno non ba sobre la enfermedad de la reina y ahí le sucedería su nieto Carlos, en la Corona de Aragón estuvieron
recognoscit superiore (...). An autem Rex noster Catholicus invictissimusque recognoscat in Regno Siciliae abiertas muchas posibilidades distintas hasta el día de la muerte del rey. En 1515, el preceptor del prínci-
Superiorem? claru est q. non; dicit hoc Aud. in pluribus locis, quia est monarcha in Regno suo, ut in prima pe Carlos, Adriano de Utrecht, se presentó en España para notificar la mayoría de edad de su pupilo. Se
rub. II et plus iuris habet in Regno quam Imperator in Imperio”34. celebraban Cortes en Aragón y se le contestó que la sucesora legítima era la madre del príncipe, Doña
Juana I de Castilla40. Fernando el Católico dijo al embajador que si quería la sucesión para Don Carlos
éste debía venir a España, que no firmase alianzas con otros soberanos y que todos los españoles resi-
dentes en su Corte fueran inmediatamente expulsados. Estaba tan enfermo que se dudaba que llegase a
El sistema fernandino después de “El Príncipe”. ver en vida la respuesta de su nieto41. Las Cortes sin embargo, contrarrestaron la decisión del soberano
negándole el servicio que les demandaba. El argumento fue cruel, su vida se acababa y tendrían que
En general, la situación de 1512, la derrota de Luis XII de Francia y las cesiones pontificias, motivaron estar preparados para proveer a su sucesor del habitual donativo con el que se iniciaba todo reinado. La
que Maquiavelo y Guicciardini celebraran la memoria del Rey Católico. Desde Italia se le podía contem- situación era tan insólita que, según cuenta un testigo presencial, Fernando que ya se había marchado dando
plar como “excelente estratega”. Sin embargo, si se pone el foco desde España, dicho éxito era discu- por seguro que sus súbditos no le negarían el dinero que se vio forzado a abandonar Castilla y dirigirse per-
tible, otro observador italiano, Pietro Martire de Anghiera, instalado en la Corte española ofrecía otra sonalmente a Aragón: “En un repentino arranque vinimos desde Aranda a Segovia, y en otro más repentino,
versión35. Lo que no se comprendía desde el mirador italiano era el problema dinástico, si Fernando el todavía a largas jornadas, paramos en Calatayud”42.
Católico carecía de un heredero para perpetuar su Monarquía todos sus trabajos resultaban vanos. Sin Mientras tanto, crecía el número de sus súbditos y vasallos que desertaban de la Corte. El Parlamen-
descendencia su política era humo36. Refiere Anghiera: “El Rey Católico está en extremo deseoso de to de Nápoles envió un agente a los Países Bajos para que los intereses del reino estuviesen defendidos y
tener prole, principalmente masculina, a la cual dejar sus reinos paternos hereditarios, como a heredero representados. Aún faltaba un año para que falleciera el rey y la afrenta era dolorosa43. Al mismo tiempo
más próximo que lo es su nieto Carlos. Si con justicia o sin ella está irritado contra su yerno Felipe, en que el rey marchaba “con paso acelerado al fin de su vida”, su Corte seguía el mismo proceso de des-
primer lugar, y luego, por causa de él, con su nieto Carlos, y si en realidad está enfadado, allá ellos con sus composición44. El vicecanciller Antonio Agustí, uno de los hombres más importantes del séquito, si no el
juicios. Ya tengo fatigados los oídos con las quejas que me vienen de ambas partes”37. principal, fue detenido con confusas acusaciones de pretender mantener relaciones sexuales con la reina,
aunque la razón era que se preparaba para viajar a Bruselas y había hecho gestiones para que fracasara el
servicio solicitado a los reinos45.

29
C.J. Hernando, art.cit., pag. 1843.
30
Luigi Amabile, Il tumulto napoletano dell’anno 1510 contro la Santa Inquisizione. “Memoria letta all’Academia nelle tornate del 2 38
Galíndez de Carvajal, Anales breves del reinado de los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel, BAE. LXX, pag. 562;Manuel
al 16” Dicembre 1888; Benedetto Croce, Storia del Regno di Napoli. Bari 1931, pag. 118; Luigi de Rosa, “Motines y rebeliones Lasala, Reseña histórico-política del Antiguo Reino de Aragón, Zaragoza 1865, pag. 233; Jerónimo de Blancas, Comentarios de las cosas
en el reino de Nápoles en el siglo XVI”, en VV.AA., Revueltas y alzamientos en la España de Felipe II, Valladolid 1992, pp.98-101. de Aragón (1588), ed. Manuel Hernández, Zaragoza 1878, pags. 254-255 .
Giuseppe Galasso, Mezzogiorno medievale e moderno, Torino 1975, pags. 143-4. 39
Josefina Mateu Ibars, Los virreyes de Valencia, Valencia 1963, pag. 107.
31
T. Pedio, op.cit., pags. 195-201. 40
Pero Mexía, Historia del emperador Carlos V, ed. de J.M. Mata Carriazo, Madrid 1945, pag. 48; Prudencio de Sandoval, His-
32
B. de Terrateig, vol. I, pag. 214. toria de la vida y hechos del emperador Carlos V, ed. Carlos Seco Serrano, Madrid 1955, vol. I, pags. 18-19.
33
T. Pedio, op.cit. pp. 206-7; B. de Terrateig, op.cit., vol. I p. 214. 41
Pedro Mártir de Anglería al marqués de Mondéjar, 22 de enero de 1515, CODOIN XI, pags. 211-214.
34
Pietro Dusinelli, Consuetudines Neapolitanae ,Venecia 1588, prólogo sin paginar. 42
Pedro Mártir de Anglería al marqués de Mondéjar, 14 septiembre 1515, CODOIN XI pags. 184-185.
35
Carta al marqués de los Vélez, Logroño 29 septiembre de 1512, Epistolario de Pedro Mártir de Anglería, ed. J. López de Toro, 43
Pietro Dusinelli, Privilegi et Capitoli concesse alla fidelissima città e Regno di Napoli, Venetia 1588, fol. 70v.
Madrid 1953-55, CODOIN tomo XI, pag. 66. 44
Pedro Martir de Anglería al marqués de Mondéjar, 22 de enero de 1515, CODOIN XI, 211-214.
36  
Pedro Martir de Anglería a Luis Hurtado de Mendoza, 13 de enero de 1513, CODOIN vol. XI, pags. 101-102. 45
Anglería calificó la detención y confinamiento de Agustí en Simancas como “muy afrentosa” (16 de agosto de 1515,
37
A Luis Hurtado de Mendoza, 13 de noviembre de 1513, CODOIN. vol. XI, pags. 137-138. CODOIN XI, pag. 184). Sobre este particular, P. de Sandoval, op.cit., vol. I, pag.59, Hayward Keniston, Francisco de los Cobos,

272 273
La Corte se descomponía en intrigas y luchas intestinas. Eran muchos los que se iban a Flandes, a Conclusiones.
Castilla e incluso a Italia, mientras que en el ámbito doméstico del rey Católico se hacía sentir una violen-
cia inusitada entre grupos, personas y facciones. En 1514 Alfonso de Aragón había logrado que su padre En 1513 el retrato de Fernando el Católico que hizo Maquiavelo en El Príncipe tenía tal vigor que mu-
le nombrara lugarteniente general de Cataluña, desde esa posición fue eliminando uno a uno a sus prin- chos estudiosos vieron en él a un modelo inspirador de una nueva figura política. Conviene recordar el
cipales obstáculos en el camino de la sucesión, el vicecanciller Agustí, e iba a utilizar la Inquisición para capítulo 21:
limpiar la Casa Real, abriéndose sonoros procesos al lugarteniente del tesorero real, Jaime de Casafran-
ca46 y al regente de la Cancillería Micer Franch, también detenidos en 151547. Las posibilidades de diálogo Nessuna cosa fa tanto stimare uno principe, quanto fanno le grandi imprese e dare
con Flandes eran nulas, todo aquel que manifestase la más mínima inclinación hacia el príncipe Carlos di sé rari esempli. Noi abbiamo ne’ nostri tempi Ferrando di Aragonia, presente re di
era rápidamente marginado. En dicha contienda se depuró la incertidumbre eliminándose posibilidades y Spagna. Costui si può chiamare quasi principe nuovo, perché, d’uno re debole, è diven-
candidatos, el infante Don Fernando, Doña Germana y Doña Juana quedaban prácticamente excluidos, tato per fama e per gloria el primo re de’ Cristiani; e, se considerrete le azioni sua, le
quedando bien delimitados dos grupos hostiles, el partido flamenco y el partido aragonés, alrededor del troverrete tutte grandissime e qualcuna estraordinaria. Lui nel principio del suo regno
assaltò la Granata; e quella impresa fu il fondamento dello stato suo. Prima, e’ la fece
principe D. Carlos y del arzobispo D. Alfonso respectivamente.
ozioso, e sanza sospetto di essere impedito: tenne occupati in quella li animi di quelli
La mayor parte de los historiadores y cronistas del periodo suelen señalar que Fernando el Católico
baroni di Castiglia, li quali, pensando a quella guerra, non pensavano a innovare; e lui
estaba convencido de que su nieto Carlos nunca vendría a sus posesiones de España, al tiempo que era acquistava in quel mezzo reputazione et imperio sopra di loro, che non se ne accorgeva-
consciente de que el problema de la sucesión podría acabar en guerra civil48. Había un fundado temor no. Possé nutrire con danari della Chiesia e de’ populi eserciti, e fare uno fondamento,
al derramamiento de sangre, para evitarlo Cisneros ejercería la regencia en Castilla y D. Alfonso la de con quella guerra lunga, alla milizia sua, la quale lo ha di poi onorato. Oltre a questo, per
Aragón49. Mientras viviese la reina Juana, se podía mantener un régimen de regencia y éste serviría como possere intraprendere maggiori imprese, servendosi sempre della relligione, si volse ad
espacio para negociar. De hecho, lo que más preocupaba al Rey Católico era que no hubiese alteraciones una pietosa crudeltà, cacciando e spogliando, el suo regno, de’ Marrani; né può essere
a su muerte, que los oficiales de la Casa de Castilla y de la Casa de Aragón permaneciesen en sus puestos questo esemplo più miserabile né più raro. Assaltò, sotto questo medesimo mantello,
y que no se diese entrada, o se restringiese al máximo, la de los miembros del séquito de Don Carlos50. l’Affrica; fece l’impresa di Italia; ha ultimamente assaltato la Francia: e cosí sempre ha
Alfonso de Aragón obtuvo, pocas horas después de la firma del nuevo testamento, la lugartenencia fatte et ordite cose grandi, le quali sempre hanno tenuto sospesi et ammirati li animi
general de la Corona de Aragón, poder con el que apartaba a la reina Germana de la dirección de los de’ sudditi e occupati nello evento di esse. E sono nate queste sua azioni in modo l’una
dall’altra, che non ha dato mai, infra l’una e l’altra, spazio alli uomini di potere quieta-
asuntos políticos reforzando su poder en una transición compleja y difícil51, justo 24 horas antes de que el
mente operarli contro54.
rey falleciera en la villa de Madrigalejo, el 23 de enero de 1516. El regente no tardó en dar a conocer sus
nuevos poderes, poniendo en activo su autoridad en el seno de la Corte52. El rey murió en un ambiente
Ya en aquel momento, o un poco antes, Vettori era algo escéptico respecto a las virtudes que su
de intrigas, su secretario, Calcena escribió a Cisneros: “Asimismo ay algunas cosas que proveher tocante
amigo exaltaba “bisogna di necessità far conclusione che il Re Cattolico non sia quell uomo che è predi-
a lo de Aragón y aunque su alteza mandó que el arzobispo de Zaragoza sea governador de los reynos de
cato in astuzia e in prudenza, ovvero che gatta ci covi, e che quello si è detto più volte sia entrato a questi
la Corona de Aragón, me parece que por ser ynteresse de la Reyna nuestra Señora y del señor príncipe
principi nel cervello, e che Spagna, Francia e Imperatore disegnino dividersi questa misera Italia.”55. Él
assi aquello como esto no se ha de dexar a beneficio de natural, porque en lo de Aragón ay poco consejo
si veía más allá del presente, si bien se equivocaba ante la perspectiva de la sucesión de Carlos V: “E in
y poca prudencia y codicia de ynterese y no buenas voluntades”53.
conclusione, se il Cristianissimo fosse contento a lasciare Lombardia, veggo tutta Italia in pace, e alla
Al final la sucesión se produjo fuera de lo que el Rey Católico hubiera deseado y tuvo lugar la temi-
da guerra civil en gran número de sus reinos, Castilla, Valencia, Mallorca y Sicilia.

54
“Ninguna cosa hace tan estimado a un príncipe como las grandes empresas y ser insólitamente ejemplar. En nuestro
secretario de Carlos V, Madrid 1980, pag.21; Fernando del Arco, op.cit., pag.69; Pere Molas Ribalta, Catalunya i la Casa de Austria, tiempo Fernando de Aragón, actual rey de España, a quien se puede llamarse príncipe nuevo, pues de rey insignificante
Barcelona 1996, pags. 76-77. se ha convertido en el primer monarca de la cristiandad por fama y por gloria. Sus obras, como puede comprobarlo
46
M. Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, Madrid 1980, vol. I, pag. 641; papeles del proceso, datado en 1515 quien las examine, han sido todas grandes, y algunas extraordinarias. Al comienzo de su reinado invadió Granada,
en CODOIN Aragón vol. XXVIII, pag. 170 y ss. siendo dicha empresa el fundamento de su Estado. Lo hizo estando ocioso sabiendo que no tendría oposición, pero
tuvo ocupados y entretenidos los ánimos de los nobles de Castilla, que entretenidos en la guerra, no pensaban en intri-
47  
CODOIN Aragón vol. XXVIII, pag., 214-221. gas, y por este medio adquirió autoridad y reputación sobre ellos, sin que ellos lo advirtiesen. Nutrió sus ejércitos con
48
Jerónimo Zurita, op.cit. VII y VIII, pag. 303; P. de Sandoval, op.cit., pag. 61. contribuciones de la Iglesia y del pueblo, fundando, gracias a la larga guerra, una milicia fiel que le ha proporcionado
fama. Además, para atreverse con mayores empresas, utilizando siempre la religión, hizo gala de una piadosa crueldad
49
P. de Sandoval, op.cit., vol.I, pag. 62. El testamento de Fernando el Católico en Ricardo del Arco, op.cit., apéndice y en persiguiendo y expoliando a los judíos. No hay ejemplo más miserable e insólito. Bajo la misma cobertura invadió
Diego Joseph Dormer, op. cit., 393 y ss. África, llevó a cabo la campaña de Italia y recientemente agredió a Francia, porque siempre meditó y realizó hazañas
50
P. Sandoval, op.cit., vol. I, pags. 62-63. extraordinarias que provocaron el constante estupor de los súbditos y mantuvieron su pensamiento ocupado por entero
en el éxito de sus aventuras. Y estas acciones suyas se hicieron de tal manera que ha tenido suspensos y admirados a sus
P. de Sandoval, op.cit., vol. I, pag. 62; Vicente Blasco de Lanuza, Anales de Aragón, Zaragoza 1622, pags. 136-137; Josefina
51  
súbditos, que nunca han podido perjudicarle. Todas sus acciones nacen de una y otra consideración, por lo que no han
Mateu Ibars, “Nóminas y cronología de los virreyes de los estados de Aragón en el siglo XVI”, VIII Congreso de Historia de la
dado nunca ocasión para que en la tranquilidad la gente pudiera actuar en contra suya”, Opere .
Corona de Aragón, Valencia 1973, I, 237.
55
“Necesariamente debemos concluir que el Rey Católico no es el hombre famoso por su astucia y prudencia, que nos
52  
Alfonso de Aragón a Juan de Aragón, 7 de marzo de 1516, CD.CV., vol. I, pags. 53-54.
atormenta, pero eso se ha repetido tantas veces que se le ha metido a estos príncipes en su mollerapor lo que España,
53
Calcena a Cisneros, Guadalupe 28 de enero de 1516, V. de la Fuente, Cartas de los secretarios del Cardenal Cisneros (1516-
 
Francia y el emperador proyectan dividirse este pobre Italia”, Francesco Vettori a Maquiavelo, 9 de abril de 1513 en
1517), Madrid 1876, 251. Nicolo Machiavelli, Opere… vol. 8, p. 275.

274 275
morte del Re Cattolico tornare il regno in un figliuolo del Re Federigo, e ridursi Italia ne’primi termini”56. “Maquiavelo no entendió la inmensa fuerza de la legitimidad dinástica”. El gran problema era trascender
No llegó la paz, los logros del soberano español eran efímeros y por eso mismo el propio soberano había el presente, mantener el principado nuevo unido a la Monarquía más allá de la persona del rey. Que el
tratado de trascender su “principato nuovo” a una fórmula más estable. reino adjunto estuviera en manos de un virrey ligado por lazos de fidelidad a la persona del soberano era
Un año después, Vettori hacía un descarnado análisis con el que pretendía enfriar el entusiasmo de un primer paso para cohesionar esa herencia, era un modelo que se aplicaría con éxito en el futuro, pero
su amigo: ese detalle pasó desapercibido para el secretario florentino.

Ora, compare mio, se voi mi domandassi se queste cose che Spagna si persuade sono Siglas empleadas
ragionevoli, ti direi che no; nondimeno, come voi scrivesti anno, che me ne ricordo,
questo Cattolico con tutti i gran progressi che egli ha fatto, io lo tengo più presto fortu-
AGS: Archivo General de Simancas (secciones SP, secretarías provinciales y E, Estado)
nato che savio, e perchè meglio questo si possa vedere, esamineremo un poco le azioni
AHNM: Archivo Histórico Nacional, Madrid
sue pubbliche, e lasceremo quelle ha fatto in Spagna e contro a Mori (perchè di queste
non ho vera notizia), parleremo di quello che voi ed io CODOIN: Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España.
ci ricordiamo. (…) Questo Re di Spagna ama assai Ferrando suo nipote, e gli vorrebbe
dare uno stato in Italia, e la volontà lo trasporta in modo, che non vede tutti i pericoli
ne’ quali entra. Oltre a questo, chi è uso a vincere non gli pare mai poter perdere”57.
Ahí estaba el talón de Aquiles. Además el virreinato tampoco parecía un buen remedio
y aunque aquí se equivocó, hablaba desde la experiencia de la fugacidad y el arribismo
que caracterizaban el sistema italiano: “Vedesi ancora che Spagna ha sempre amato
assai questo suo Viceré, e per errore che abbia ffitto non l’ha gastigato, ma più presto
fatto più grande, e si può pensare, come molti dicano, che sia suo figlio, e che abbia in
pensiero lasciarlo Re di Napoli. Se mette questo suo nipote in Milano, quest’altro suo
disegno è rotto, perchè egli Sarà sì grande, che, non che Napoli, dove avrà molte ragio-
ni, gli sarà facile pigliare tulto il resto d Italia58.

El Príncipe fue llevado a la imprenta en 1532, cinco años después de la muerte de su autor. Señala Skinner
que los dos grandes temas analizados por Maquiavelo en El Príncipe fueron las armas y los hombres59. Su
retrato de Fernando el Católico es único pero sorprende que en sus escritos posteriores apenas mencione
los rasgos que lo alejaron del principato nuovo. Una de las cosas que Maquiavelo subraya en El Príncipe es
que tanto el principado nuevo como el seminuevo carecen de legitimidad y sus poseedores han de hacer
uso de unas cualidades muy especiales para conservarlos. En el capítulo tercero explica cómo Fernando
el Católico dispuso de la habilidad, la virtù, que no tuvieron los soberanos franceses para conservar lo
adquirido. El príncipe maquiavélico vive en el presente pero no piensa en el día después de su muerte.
Desde su punto de vista los príncipes hereditarios, los titulares de principados viejos, apenas habían de
esforzarse en mantener o conservar algo que la naturaleza les otorgaba, pero fundar una monarquía, tal
y como lo indica su amigo Vettori planteaba dificultades. Comprendía una realidad política efímera y vo-
látil. En este punto no puedo menos que concordar con una afirmación que escuché de Perry Anderson

56
“Y en conclusión, si el rey Cristianísimo se contenta con dejar Lombardía, veo toda Italia en paz y tras la muerte del
Rey Católico el retorno al reino en un descendiente del rey Frederico e Italia volverá sus orígenes”, Francesco Vettori a
Maquiavelo, 5 de agosto de 1513 en Nicolo Machiavelli, Opere…, vol. 8, p. 323.
57
“Ahora compadre mío, si te preguntases si las cosas que pretende España son razonables, yo te diría que no; Sin
embargo, como mantenemos correspondencia todos los años, que recuerde, este Católico con los grandes progresos
que ha hecho, lo tengo por más afortunado que sabio, para verlo mejor basta examinar un poco sus acciones públicas y
veamos que ha hecho en España y contra los moros (de estos no tengo noticias fiables). Hablemos de lo que recorda-
mos (…) Este rey de España ama a su sobrino Fernando y le daría un estado en Italia, y su voluntad no le deja ver los
peligros que se mete por esto. Además, quien acostumbra a vencer no se adapta a perder”, Francesco Vettori a Maquia-
velo, 16 de mayo de 1514 en Nicolo Machiavelli, Opere…, vol. 8, p. 388.
58
“Ver que España siempre ha amado más a su virrey, y por error no lo ha castigado. Pero pronto se hizo más grande,
y si crees, como muchos dicen, que es su hijo, y que pensaba dejarlo rey de Nápoles. Si su sobrino se hace Milán, su
proyecto se ha roto, porque él va a ser más grande que el de Nápoles, pues desde allí tendrá fuerza suficiente para ha-
cerse con el resto de Italia”, Ibidem.
59
Quentin Skinner, Maquiavelo, Alianza Editorial, Madrid 1981, p.47.

276 277
El concepto Colonia en los operadores políticos de la monarquía borbónica
en España del siglo XVIII: Aranda y Jovellanos.

Fausto Alvarado Dodero1


Universidad Pablo de Olavide, Sevilla España

Introducción

La mayoría de los reyes de las monarquías europeas que gobernaron la Europa moderna, tuvieron serias
carencias, que menoscababan o en casos extremos eliminaban, el ejercicio del poder por el propio rey, lo
que permitió la existencia de personajes que en los siglos XVI y XVII se les conoció como validos, favo-
ritos o privados, actuando de manera paralela al orden político, pero en el siglo XVIII “el mayor cambio
político antes de la revolución liberal fue la aparición de ministros responsables en sus correspondientes
áreas lo cual se produjo en España con Felipe V” (CASTRO, 2004: 7), ubicándose en el escalafón de la
administración pública, principalmente como Secretarios de Estado.
Estudiar el lenguaje de estos personajes permite entender las repercusiones históricas de su tiem-
po, como el significado de los conceptos que el lenguaje atrapa y comprime. Si bien, Koselleck plantea
para la lengua alemana el tiempo de aceleración, el Sattelzeit,2 fijándolo entre 1750 y 1850, este arco
histórico no necesariamente es el mismo en otros espacios; esto se observa, cuando temporalizamos la
presencia europea en América, relacionando el de España a finales del siglo XV y el siglo XVI, con los
de Inglaterra y Francia del siglo XVII, que no concuerdan con el tiempo, forma y objeto, como bien
apunta Alberto Tenenti:

Queda el hecho de que las primeras colonias inglesas de la costa atlántica norteame-
ricana no se parecían en casi nada a los organismos estructurados de los virreinatos
españoles de América Central y del Sur. Durante todo el siglo XVII dichos asentamien-
tos estaban muy lejos de mantener con Inglaterra la relación amplia y orgánica que los
virreinatos ibéricos mantenían con España y viceversa. (TENENTI, 2011: 418).

La monarquía francesa en la primera década del siglo XVII bajo el reinado de Enrique IV y lue-
go de la consolidación de los borbones a fines del siglo anterior, marca un cambio en su gobierno,

1
Fausto Alvarado Dodero (Lima, 1950). Doctor (c) en Historia de América Latina. Mundos Indígenas: Universidad
Pablo de Olavide de Sevilla-España. Magister en Historia con mención en estudios andinos: Pontificia Universidad
Católica de Lima. Licenciado en Derecho y Abogado: Universidad Mayor de San Marcos de Lima.
2
Periodo de honda mutación conceptual, entre 1750 y 1850, que establecería las grandes coordenadas políticas, socia-
les e intelectuales de la modernidad. (PALTI 2004:1)

279
mostrándose conceptos como centralismo y absolutismo, que se trasladarán a la llamada monarquía espa- Pedro Pablo Abarca De Bolea, Conde de Aranda,
ñola, conjuntamente con los borbones en el siglo XVIII, empezando un cambio vertiginoso reflejado (Huesca, 1719 – Zaragoza, 1798).
también en el lenguaje castellano, entre ellos el concepto que nos ocupa Colonia, Colonos, Colonización,
ingresando capas semánticas para significar, ya no una mera ocupación territorial, sino una fuente de Nacido en Huesca en 1719, de origen aristocrático, ingresa a la carrera militar en 1740 y fue nombrado
explotación y sojuzgamiento como finalidad conceptual y meramente utilitaria en el tráfico comercial, embajador del Rey Fernando VI en Lisboa con lo que empieza su carrera como político, ya con Carlos
llegando a nuestros tiempos como proceso histórico e inserto en el discurso político y en la historiografía III obtiene el grado de capitán General y en 1765 Presidente del Consejo de Castilla con lo que se pone
como época colonial bajo el concepto colonialismo. en la cumbre política. Militar durante el reinado de Felipe V, diplomático durante el monarca Fernando
Los albores de este cambio los encontramos en operadores del siglo XVII en Francia con Riche- VI, burócrata durante Carlos III como gobernador de Valencia, Presidente del Consejo de Castilla y
lieu y Mazarino, que van a generar un nuevo modelo político de gobierno monárquico, contrapuesto al Capitán General de Castilla La Nueva, que mucho tuvo que ver con el Motín de Esquilache y la expul-
modelo de monarquía conglomerada, compuesta o cualquier otro nombre que utilicemos para significar sión de los jesuitas, y finalmente, Secretario de Estado con Carlos IV. Personaje que vivió los tiempos de
una especie de federalismo contemporáneo3. Como ocurrirá en España, a pesar de la expresa disposición todos los reyes españoles del siglo XVIII.
testamentaria de Carlos II4 : “y se le de luego (a su heredero) y sin la menor dilación, la posesión actual, precediendo Perteneciente a la generación de Campomanes, Floridablanca y otros que tuvieron vigencia en el
el juramento que debe hacer, de observar las leyes, fueros y costumbres de dichos mis reynos y Señoríos”. Este modelo último tercio del siglo XVIII avizoró, luego de la independencia norteamericana, un proceso similar
político francés tuvo su correspondiente modelo económico creado por Jean B. Colbert y un soporte en América, proponiendo al rey Carlos III un vasto plan para crear tres monarquías, bajo una misma
militar en François Michelle Le Tellier de Louvois. dinastía, una en México, otra en Perú y la tercera en Costa Firme7, como medida para atenuar las insu-
Esta nueva concepción de gobierno monárquico no se inició sólo en territorio francés5, la Inglate- rrecciones y no prescindir de estos espacios territoriales, logrando un futuro común. Conceptualmente
rra de Cronwell y Buckingham caminaban en el mismo sentido, al igual que en España con Olivares6, esto demuestra con claridad que para los españoles, inclusive en este último tramo del siglo XVIII la voz
pero sin lograr la consolidación francesa. Sin embargo, así como cada una de las potencias tiene un espa- reino conceptualmente es la aplicable, sin embargo la facilidad con que se usa el vocablo colonia significa
cio propio, con el tiempo sucede lo mismo. Hay una conexión con una correa de transmisión de las ideas que este concepto había incorporado la noción de dependencia gubernativa, pero lo que emerge es el
y conceptos, que no necesariamente se dan al mismo tiempo en espacios distintos. concepto nación8, que es el que se quiere incorporar en la relación España- América. La propuesta de
Este artículo, es parte de un trabajo mayor que comprenderá varios conceptos fundamentales Aranda era coincidente con Campomanes y Floridablanca, incluso Manuel Godoy en su Memorias tam-
como Nación, Estado, País, Absolutismo, Centralismo, Colonia y otros en el lenguaje de los operadores políti- bién se acerca a esta visión.
cos en tiempos de los reyes borbones en la España del siglo XVIII. En tal sentido por su extensión, se En el Dictamen reservado que el excelentísimo Señor Conde de Aranda dio al Rey Carlos III sobre la indepen-
concreta al concepto Colonia y a dos personajes, que entendemos fueron de los mayores impulsores de dencia de las colonias inglesas después de haber hecho el tratado de paz ajustado en París en el año 1783, cuyo contexto
las profundas reformas que marcaron el siglo XVIII, Aranda y Jovellanos, dejando a otros operadores histórico se da al finalizar el proceso de independencia del actual Estados Unidos de América, Aranda
importantes por razón de espacio. se refiere como colonias americanas (LUCENA 2003:76) para identificar a al conjunto de las colonias que
habían ganado su independencia de Inglaterra, diciendo: “Las colonias Americanas que han quedado in-
dependientes: este es mi dolor y recelo” (ARANDA 1783:1), de cuya frase se desprende su preocupación
por su repercusión en la relación de España con Indias. La referencia a los habitantes del territorio inde-
pendizado la encontramos en su análisis sobre el interés francés en este proceso: “La Francia como que
tiene poco que perder en América… Qué más podía desear la Francia que ver destruirse mutuamente
los ingleses y colonos en una guerra de partidos” (ARANDA: 1783:2).
En este documento es rescatable el análisis premonitor que hace Aranda respecto al nuevo mapa
3
Manuel Rivero Rodríguez en su obra La edad de oro de los virreyes. El virreinato en la Monarquía Hispánica durante los siglos geopolítico de América a partir de la independencia de las colonias inglesas de Norteamérica que fluye de
XVI y XVII (RIVERO, 2011) hace un estudio sobre la naturaleza política del gobierno monárquico de ese tiempo., la cita siguiente: “Mañana será gigante, conforme vaya consolidando su constitución y después un coloso
indicando también la idea de John Elliott y de Helmut Koenigsberger sobre la naturaleza política de la monarquía espa-
irresistible en aquellas regiones. En ese estado se olvidará de los beneficios de ambas potencias (España
ñola en los siglos XVI y XVII (ALVARADO, 2013: Prólogo, 14).
y Francia) y no pensará más que en su engrandecimiento”. (Id.: 3). Y en su preocupación menciona que
4
En este testamento otorgado en Madrid el 03 de octubre de 1700 detalla los reinos que son materia de sucesión, las miras de la potencia anglo-americana se cifrarán en dominar territorios de las Floridas en México y
entre ellos Indias, y por lo demás no consigna colonia alguna, lo que indica que la monarquía española no tuvo colonias
aspirará “a la conquista de aquel vasto imperio”.
en su estructura política.(CARLOS II, 1700)
Y en este lenguaje notamos la distinción que Aranda hace entre colonia y reino: “cómo es posible que
5
Jonathan Brown es autor de un interesante artículo sobre estos personajes en las tres potencias: Imágenes del Privado en Inglaterra, las colonias americanas cuando se vean en estado de poder conquistar el reino de México se conten-
Francia y España (BROWN, 1999: 321) gan y no dejen en pacífica posesión de aquel país”. (id. 3). Sin embargo la referencia a los territorios del
6
El centralismo y absolutismo de Olivares se denota en la cita siguiente: “ Tenga V.M por el negocio más importante dominio de España no es uniforme, debiendo recordar que ya estamos en la penúltima década del siglo,
de su Monarquía, el hacerse Rey de España; quiero decir, Señor que no se contente V. M. con ser Rey de Portugal, de
Aragón, de Valencia, Conde de Barcelona, sino que trabaje y piense con consejo mudado y secreto, por reducir estos
reinos de que se compone España, al estilo y leyes de Castilla sin ninguna diferencia, que si V. M. lo alcanza será el 7
Se le llamaba Costa Firme que formarían Nueva Granada compuesta por Panamá, Venezuela y parte de Colombia.
Príncipe más poderoso del mundo”. (OLIVARES, 1625). Y el concepto colonia que manejaba Olivares se desprende
Originalmente comprendía los territorios de la costa norte sudamericana desde Guayanas hasta Panamá.
de la cita siguiente: “La despoblación grande que ha habido obliga a particular atención en la restauración deste daño,
las colonias serían gran cosa, pudiéndose encaminar de italianos, alemanes y flamencos católicos obedientes; con esto 8
Fernán Altuve señala que “la idea de nación, es un elemento muy importante a tener en cuenta a partir del XVII.
y favorecer los matrimonios, privilegiar los casados, poner límite, el mayor que se pueda con entera seguridad de con- Antes de esa época, nación era sólo la expresión de la Natio latina, esto es, un origen común, más no una comunidad
ciencia, en el número, de religiosos, religiones y eclesiásticos, se podría ver sin mucha dilación la convalecencia desde de carácter homogéneo y totalizadora como lo ha concebido su desarrollo posterior en el siglo XIX y XX”. (ALTUVE,
daño.” (OLIVARES, Gran Memorial 34) 1999: 42)

280 281
lo que podemos observar que en un párrafo referente al comercio, que luego de formados los tres reinos independencia de América y sugiere la creación de varias monarquías en América y Filipinas (1781) de José de Ábalos,
en América (México, Perú y Tierra Firme), se debería producir entre las cuatro naciones (incluyendo por su condición de ser uno de los primeros intendentes en llegar a América y primero de Venezuela,
España) señala: “Que no pudiendo nosotros surtir aquellas colonias de los artefactos que necesitan fechada en Caracas el 24 de Setiembre de 1781 (ABALOS, 1781), producida un par de años antes que el
para su uso, sea la Francia, nuestra aliada, la que provea de cuantos artículos no podemos nosotros su- documento de Aranda, en el cual por casi las mismas razones proponen al rey Carlos III la formación,
ministrarlas, con exclusión absoluta de la Inglaterra”. (ib. 4) Pero en las siguientes líneas se refiere como en este caso, de cuatro monarquías en los reinos sudamericanos:
reinos: “que la población del reino (España) se aumentará sin la emigración continua de gentes que pasa
a aquellos dominios; que establecidos y estrechamente estos tres reinos (México, Perú y Tierra Firme), se digne resolverse con su regia generosidad a desprenderse de las provincias compren-
bajo las bases que he indicado, no habrá fuerzas en Europa que pueda contrarrestar su poder en aquellas didas en los distritos a que se extienden las audiencias de Lima, Quito, Chile y la Plata,
regiones” (id. 5). Para asegurar la transmisión de estos reinos, que continuarían siendo unidades políticas como asimismo de las Filipinas y sus adyacentes, erigiendo y creando de sus extendidos
patrimoniales: “Los nuevos soberanos (Aranda emplea textualmente este término), y sus hijos, habrían países tres o cuatro diferentes monarquías. (LUCENA, 2003: 67).
de casarse siempre con infantas de España o de su familia, y los príncipes de España enlazarían con
princesas de los reinos de ultramar”.9 Recogemos en Ábalos, que si bien no utiliza el vocablo colonia, tampoco el de reino, usando provincia
Cuando se refiere a los dominios ingleses en Norteamérica el uso del concepto colonia no deja duda para referirse a estos territorios, lo que denota el avance de la organización política borbónica aplicada
alguna: “Y si la Florida no sigue la suerte de las otras Colonias, es regular que la Inglaterra fomente a la división del conjunto de la monarquía incluyendo la propia península donde también el objetivo era
cuanto depende de ella para conservar su pie dentro del golfo de México, con los presidios que le cedi- introducir las Intendencias y remplazar reinos por provincias.
mos en la última paz”10; “Prescindiendo de opinar si para España hubiese sido mejor que las colonias Es evidente que la posición de Aranda de formar las tres monarquías con los reinos americanos no
inglesas no hubiesen tomado el partido de la rebelión por el mal ejemplo que puede trascender un día u encaja en muchos historiadores que tienen esa visión de leyenda negra respecto a la relación política con
otro a nuestra América (…) Puestos ya en este caso, concibo que hubiera sido muy conveniente haber España, y llegan a dudar de la existencia del dictamen de Aranda que contiene esa posición, lo cual noté
ayudado a las Colonias bajo mano …”11. Es diferente cuando se refiere a uno de los virreinatos: “Esto en un historiador como Roberto Breña cuando presenté una ponencia en el Congreso de Historia Con-
supuesto, nos vemos en la necesidad de poblar y fortificare para precavernos de la pérdida de la Luisiana ceptual Bilbao 2013, pero en adición a la existencia de dicho instrumento está justamente la concepción
y por consiguiente los Reinos de México.”12 política que el conde manejaba y le preocupaba, que se refleja en una carta que dirigió a Floridablanca
Pero este uso lo que revela es la concepción “francesa” respecto a los dominios de ultramar y nos en 1786:
recuerda la cita de Jacques Turgot (París, 1727-1781), el influyente hombre en la política francesa de la
soñaba el ciego que veía, soñaba lo que quería; y ese soy yo, porque me he llenado la
segunda mitad del siglo XVIII y abanderado del libre comercio de granos, que escribió en su libro Discur-
cabeza de que la América meridional se nos irá de las manos, y ya que hubiese de suce-
so sobre el progreso humano de 1750 acerca del significado de las colonias: “las colonias son como los frutos der, mejor era un cambio que nada. Yo no me hago de proyectista, ni de profeta; pero
que no dejan el árbol hasta su madurez, una vez suficientes a sí mismas, hicieron lo que hizo Cartago, lo esto segundo no es descabellado, porque la naturaleza de las cosas lo trae consigo, y la
que hará un día América”.13 En esta cita notamos que el significado de colonia tenía implícita una dinámica diferencia no consistirá sino en años antes y después.14
o desarrollo, que de cumplirse como lo indica Turgot, América se estaba convirtiendo en un monstruo
político-económico incontrolable y en camino de colisión con los intereses de la metrópoli española. Or- Ya Aranda se daba cuenta que las reformas borbónica, a diferencia de la península, en América
tega Martínez resalta que esta posición sería en muy poco tiempo retomada y elaborada por Adam Smith fracasarían y no serían suficientes, y además contraproducente continuarlas. Pero hay que reconocer que
en su obra “La Riqueza de las Naciones” de 1776. Esta posición de Turgot llevaba inevitablemente a la el asiento de su visión estaba en el engrandecimiento de España, como fluye de esta cita:
separación de las “colonias” y proponía la creación de monarquías americanas independientes “aunque
unidas por lazos dinásticos.”. (ORTEGA, 2011: 10). No existió un político de la época que tuviese tan clara y precisa percepción de la pro-
Estas referencias indican que a estas alturas avanzadas del siglo XVIII ya se ha inoculado una blemática americana, y más aún de sus consecuencias sobre para la España europea.
nueva concepción en los operadores políticos, respecto del concepto colonia. Finalmente no está demás Sus predicciones –cálculos lo llamaría él basadas en su realismo, se cumplieron casi ma-
mencionar la Representación del intendente de Venezuela, José de Ábalos, dirigida a Carlos III, en la que pronostica la temáticamente sus sueños americanos –más justo decir españoles si se tiene en cuenta
lo que entendía por España- constituyen una utopía que no obstante invita a pensar
en lo que de ella era posible y cómo hubiera podido incidir en la historia posterior del
9
Vallejo, 2003: 539 continente; su práctica política marcó la realidad del Nuevo Mundo .15
10
El Conde de Aranda al Marqués de Grimaldi. París, 21 de julio de 1775. Fuente: A.H.N Estado Leg. 3.884. No, 403.
Algo que lo vincula al reino peruano es con Manso de Velasco, el Conde de Superunda, que es
Cfr. Juan F. Yela Utrilla, España ante la Independencia de los Estados Unidos. Lérida 1925, p. 47, n. 2. (ARNILLAS, 2000: Cita
28, p. 446) objeto de un severo juicio por los conocidos como sucesos de La Habana, con las consecuencias que
conocemos, ya que se le imputa a Aranda como autor intelectual de una persecución contra el virrey,
11
El Conde de Aranda al Marqués de Grimaldi. París, 3 de mayo de 1776. Fuente: A.G.S. Estado Leg. 1.735, No. 696.
como bien lo indica Moreno Cebrián:
Cfr. Juan F. Yela Utrilla, España ante la Independencia de los Estados Unidos. Lérida 1925, p. 64-65, n. 2. (ARNILLAS, 2000:
Cita 31, p. 447)
12
Memoria (de Pedro Gatell) en la que se demuestra la absoluta necesidad en que se halla la Corte de España de poblar y fortificar La Lui-
siana (…) La Habana, 11 de octubre de 1780. Fuente: B.N. Manuscritos de América. Colección de Documentos de la His- 14
El Conde de Aranda al Príncipe de Asturias. París 12 de marzo de 1786. Fuente: Archivo General de Simancas, Es-
toria de la Florida. Ms. 19.247. No. 14, f, 101. Cfr. Manuel Serrano y Sanz, Documentos históricos de La Florida y la Luisiana, tado, leg. 4615-174. En (ARNILLAS, 2000: 437)
siglos XVI al XVIII, En “Biblioteca de Americanistas”. Madrid 1912, pp. 361-379. (ARNILLAS, 2000: Cita 39, p. 448) 15
Cita que hace José Arnillas de Eduardo Torres-Cuevas “Aranda y América” en El Conde de Aranda, Catálogo de la
13
Cita recogida de ORTEGA 2011: 10, tomada de Jacques Turgot,: Cuadro filosófico de los progresos sucesivos del espíritu exposición abierta al público en el Palacio de Sástago de Zaragoza, entre el 1 de octubre y el 13 de diciembre de 1998.
humano, Madrid, Tecnos, 1991, p 46. Zaragoza 1998, p. 124 (ARNILLAS, 2000: 440-441)

282 283
No oculta Manso, en memorial escrito al Monarca tras dos años de los sucesos, la per- ubicarnos en el espacio y en el tiempo fundamentalmente. El primero es más simple porque espacial-
secución de que era objeto por el Conde de Aranda y por algunos vocales del Consejo, mente el escenario no ha cambiado en las décadas anteriores, en cambio los tiempos si son otros. La
que habían dado pruebas de un obstinado empeño en incluir al suplicante en este pro- experiencia de Aranda para los años 1783 y 1786 en que hace estos postulados, lo encuentra como un
ceso y considerarle como delincuente. (1983: 24) hombre que supera largamente los 60 años, longevo para su tiempo, con una carrera militar y burocrática
muy dilatada, habiendo ostentado los cargos más altos. Qué caracterizó esos tiempos, que son de Carlos
El Perú no estuvo fuera del pensamiento de Aranda, por el contrario, lo consideraba pieza funda- III. Fue las reformas borbónicas, consolidándose en la península, donde habían empezado a implemen-
mental en el nuevo orden que soñaba, que sin otro comentario y sólo para fines de ilustración, y menos tarse desde el primer día que un rey borbón asumió la corona, pero en América recién empezarían a eje-
entrar al análisis geopolítico que significa, queremos transcribir una gran parte de una carta que le dirige cutarse, lo que al igual que en Hispania, significaba como lo menciona Manuel Lucena: “Desde mediados
a Floridablanca: del siglo XVIII esta realidad se transforma a través de las reformas borbónicas, que pretenden poner al
día unas estructuras políticas y administrativas que habían cambiado poco desde el siglo XVI”. 18
Dirá V.E. riéndose, que yo sueño a veces, pues vaya aún en confirmación. Mi tema es En los reinos peninsulares las intendencias habían remplazado a los virreinatos, y por cierto los
que no podemos sostener el total de nuestra América, ni por su extensión, ni por la in-
intendentes a los virreyes, lo que en América no había sucedido, por lo que había que penetrar en este
disposición de algunas de las partes de ella como Perú, y Chile tan distantes de nuestras
fuerzas ni por las tentativas que potencias de Europa pueden emplear para llevársenos aspecto, y los primeros pasos fue enviar funcionarios dotados de casi similares competencias que los
algún girón o sublevarlo, vaya pues, de sueño. Portugal es lo que más nos convendría, virreyes, los intendentes formalmente designados como tales o bajo otro nombre. Luego de una primera
y que sólo él nos sería más útil que todo el continente de América, exceptuando las experiencia en Nueva España, bajo la presencia de José de Gálvez como visitador en 1766, fueron desig-
islas. Yo soñaría el adquirir Portugal con el Perú, que por sus espaldas se uniese con el nados tres oficiales, todos de un mismo perfil, enérgicos, experimentados y regalistas, cuya misión mayor
Brasil tomando por límite desde la desembocadura del río de las Amazonas, siempre río era imponer un nuevo orden a las élites políticas y económicas, estos fueron, José de Areche al Perú,
arriba, hasta donde se pudiese tirar una línea que fuese a caer a Paita, y aún en necesidad José García de León Pizarro a Quito, Francisco Gutiérrez de Piñeres a Nueva Granada, luego Pedro de
más arriba, a Guayaquil. Establecería un infante en Buenos Aires dándole también el Cevallos que llegando como intendente fue luego nombrado virrey de Río de la Plata y José de Ábalos a
chile y si sólo dependiese el agregar esta al Perú para hacer declinar la balanza al gusto la Intendencia de Venezuela. (LUCENA, 2003: 19)
de Portugal en favor de la idea se lo diera igualmente reduciendo el Infante Buenos Rápidamente se produjeron interferencias y disputas con los virreyes, quienes ya no contaban con
Aires y dependencias. No hablo de retener Buenos Aires para España, porque quedan- el apoyo monárquico que se les había reconocido, total era un cargo en proceso de extinción, cae Guiror
do cortado por ambos mares por el Brasil y el Perú, mas no serviría de enredo que de
virrey del Perú por rechazar los proyectos de Areche, e igual sucede en los otros lugares19, lo que afecta a
provecho; y el vecino, por la misma razón, se tentaría agregárselo. No prefiero tampoco
el agregar al Brasil toda aquella extensión hasta el Cabo de Hornos, y retener el Perú, o todas las élites, sean jefes étnicos o criollos, originando un rechazo que se traduciría en las mal llamadas
destinar éste el infante; porque la posición de un príncipe de la misma casa de España rebeliones anticoloniales, porque no eran contra la autoridad del rey ni de carácter separatista y menos
cogiendo en medio al dueño del Brasil y Perú, servirá para contener a éste por dos independentistas, lo que se puede apreciar en las arengas de estos movimientos: ¡Viva el rey y abajo el
lados. Quedaría la España desde el Quito comprendido hasta sus posesiones del Norte mal gobierno” que fue casi común a todos, y algunos especiales como “¡Quinto, reparto y aduanas, solo
y las Islas que posee al golfo de Méjico, cuya parte llenaría bastante los objetos de la queremos quitar, más las reales alcabalas no repugnamos pagar!”; “¡Viva nuestro monarca!”; o “¡Muera
corona; y podría ésta dar por bien empleada la desmembración de la parte meridional, tanto mal gobierno!”; “¡Muera tanto ladrón como aquí se nos mete, sirviendo de soplones y alcahuetes
por haber incorporado con otra solidez el reino de Portugal16 (resaltado nuestro) del visitador Areche, que tiene ya el reino en escabeche!” . En síntesis fueron rebeliones anti reformistas,
muy lejos de esos título discursivos de “anticoloniales” que muchos historiadores utilizan, a pesar que
Aranda concebía a la corona como una sola unidad política con una gran división en dos partes, todas las fuentes dicen lo contrario, lo que ya ha motivado severas críticas como la de John Elliott que ya
bajo el principio de igualdad entre unidades políticas menores, como se desprende de estas palabras hemos mencionado. (ELLIOTT, 2014)
suyas: Finalmente Aranda fallece en 1798, luego de profundos y sonados enfrentamientos con Manuel
Godoy, que dan lugar a su destitución como Presidente del Consejo de Estado, retirándose en 1795 y
La corona se compone de dos porciones, la de Europa y la de América y tan vasallos viviendo en Zaragoza donde le alcanzó la muerte.
son unos como otros. El Monarca es uno solo, y el gobierno ha de ser uno en lo prin-
cipal, dejando únicamente las diferencias para las circunstancias territoriales que lo
exigieran.17

Los postulados no nacen de la nada, tienen su origen en experiencias, cuya asimilación permite
proyectarlas para el futuro. Esa es la tensión entre pasado y futuro, entre experiencia y expectativa, pero
el análisis conceptual nos indica que existen hechos que han motivado el cambio. Cuáles fueron aque-
llos que generaron en Aranda los postulados para América que hemos mencionado. Para ello debemos 18
El historiador mencionado respalda su afirmación en varios colegas de gran prestigio todos ellos, como Guillermo
Céspedes Del Castillo Ensayos sobre los reinos castellanos de Indias; John Lynch El reformismo borbónico e Hispa-
noamérica; Allan Khuethe; Lowell Blaisdel “French influenceand the origens of the Bourbon colonial reorganization;
Cuyos mayores detalles corren en la cita 15 (LUCENA: 2003: 18)
16
En conde de Aranda al conde de Floridablanca. París, 12 de marzo de 1786. A.G.S, Estado, 4615-174. Cfs. Jesús 19
Lucena menciona una serie de medidas que afectaban seriamente la economía local: “reajustó la alcabala al 6%
Varela Marcos, “Aranda y su sueño de la independencia Sur-americana”. En Anuario de Estudios Hispanoamericanos,
como el incremento al 6% la alcabala imponiéndola a los géneros peruanos, ordenó pagar el quinto de vajilla, depuso
XXXVII. Sevilla 1983, pp. 351-368 (ARNILLA, 2000: Cita 58, p. 455)
funcionarios incompetentes, sustituyó el sistema de consorcio de mineros por el de contratista único de Huancavelica,
17
El Conde de Aranda al Príncipe de Asturias. París 22 de abril de 1781.Fuente: Plan de Gobierno para el Príncipe de estableció la aduana de Arequipa e hizo censar a los cholos (sic)”. Continúa mencionando los enfrentamientos de los
Asturias. París, 22 de abril de 1781. A.H.N. Estado, leg. 286 (ARNILLAS, 2000: 437) otros oficiales referidos. (LUCENA, 2003: 20)

284 285
Gaspar Melchor De Jovellanos (Gijón, 1744-Puerto de Vega, Navía, 1811)20 Pero donde más hemos encontramos menciones al tema en estudio es en el Informe de la sociedad
económica de Madrid al Real y Supremo Consejo de Castilla en el expediente de ley agraria, extendido por su individuo
Nacido en Gijón, lugar que ha pasado por dominación romana, luego musulmana y finalmente católica, de número el señor don Gaspar Melchor de Jovellanos, a nombre de su junta encargada, que ha pasado a la historia
sin que nadie diga que fueron épocas coloniales, hoy forma parte de la región de Asturias, en otros tiem- simplemente como Informe sobre la Ley Agraria (JOVELLANOS, 1820) y que es pertinente detenernos.
pos principado desde 1388 por creación de Juan I para que su hijo Enrique III lo ocupara.21 Este hecho Fue elaborado en 1784, enviado en 1787 a la Sociedad Económica de Madrid y publicado en 1795, que
que aparentemente estaría muy lejos de nuestro tema, si tendrá relevancia cuando aparezca la propuesta es un derroche de liberalismo y defensa de la propiedad privada y el individualismo, pero al margen de
de Manuel Godoy al rey Carlos IV por la que se proponía crear tres unidades política en América, Perú, ello destacan los vocablos que utiliza para referirse a varios asuntos.
Nueva España y Costa Firma, que serían confiadas a tres infantes como príncipes regentes. Y por otro lado, Al señalar las etapas históricas de España previas a la reconquista expresa que: “Tal es la breve
Asturias su villa natal Gijón siempre estuvieron en la mente de Jovellanos. Vio a luz en ese pueblo el día historia de la agricultura nacional, y tal el progreso que ha tenido en sus diferentes épocas” (Obra.
anterior a la pascua de reyes, el 5 de enero de 1744, con lo que fácilmente se puede entender los nombre Cit. 2/13), y las divide según la etnia o grupo humano dominante: “Su primera época debe referirse al
con que fue bautizado, Gaspar Baltasar, Melchor y María, siendo el primero con el que más se le conocería, tiempo de la dominación romana”. (Obra cit. 1/31), más adelante señala: “mucho menos se podrá citar
con el apellido Jovellanos que era la unión de los apellidos de su padre Jove y Llanos. Este don Francisco la agricultura de la época visigoda” (id.: 2/31), luego analizando esta actividad dice: “Tal cual fue, toda
Gregorio y Francisca Apolinaria de Jove-Ramírez de Miranda fueron sus progenitores y eran considerados pereció en la irrupción sarracena.” (íd.). No se le ocurre, como en nuestros tiempos denominar época
entre la nobleza asturiana, habiéndose la familia iniciado en los negocios comerciales marítimos. colonial, por razón del dominio extraño a la península, a pesar que utiliza los conceptos territorio, nación
Jovellanos, licenciado en Derecho Canónigo para 1763, antes de cumplir los 20, continuó sus y nacional: “Cuando por medio de ellas hubimos recobrado una gran parte del territorio nacional”, “Las
estudios eclesiásticos y en 1767 ingresa al servicio burocrático como integrante de la Real Audiencia guerras extranjeras distantes y continuas, que sin interés alguno de la nación agotaron poco a poco su
de Sevilla, en cuya plaza además de sus oficios destaca en las artes, incluso forma parte de la Sociedad población y su riqueza …”, “Todas ellas concluyen que el cultivo se ha acomodado siempre á la situación
Patriótica de Sevilla, hasta que en 1778 pasa a Madrid y es notoria su vinculación con Campomanes y política que tuvo la nación coetáneamente …” (id. resaltado nuestro).
Cabarrús. Dejamos aquí los datos biográficos, ya que la vida pública y personal de Jovellanos ha sido muy Deja claro, al no utilizar nada cercano al concepto colonia, que está reservado para guardar el signifi-
bien recogida por la historiografía.22 cado tradicional de espacios de labranza y de trabajo rural especial, como que a lo largo de todo el texto
Dicho esto pasamos a los conceptos en estudio en el lenguaje de Jovellanos, no sin antes dejar de cita el vocablo colono para referirse a los labradores rurales. Así tenemos:
mencionar la estrecha amistad que mantuvo con Pablo de Olavide, a pesar de la diferencia de edades,
Jovellanos sería parte de su tertulia y su testigo en el Acto de Fe que se le siguió al limeño, relación que 1. Bajo la preocupación de los trabajadores rurales precisa “desde entonces los productos de la
está muy bien explicada y fundamentada por Manuel Álvarez- Valdés (2012). tierra ya no fueron una propiedad absoluta del dueño, sino partible entre el dueño y sus colonos”.
En el Discurso económico sobre los medios de promover la felicidad de Asturias dirigido a su Real Sociedad, (JO- (Ob. Cit.: 3/31). Se refiere a la relación entre el propietario y el arrendatario y conductor directo. Y
VELLANOS 1781) dirigido a los asturianos podemos apreciar la desaparición del vocablo reino y el uso está referida al agro peninsular.
de provincia para referirse a las unidades políticas hispánicas que conformaban la monarquía, resulta una
constante a lo largo del discurso. Apreciamos que el concepto colonia, a través de su derivado colonos es 2. En la misma línea de protección del trabajador del campo se pregunta: “¿No serán también una
aplicado en sentido positivo y refiriéndose al trabajador: “les provean de lo necesario para estimular con parte de la propiedad de la tierra y del trabajo, una porción del producto del fondo del propietario y
premios y socorros no solo a los colonos y artesanos, sino también a cualquier asturiano que sea digno del sudor del colono?” (Ob. Cit.: 8/31). Nítidamente se refiere al labrador al explotado del campo.
de alguna recompensa por su celo, por su aplicación o por sus buenas costumbres” (JOVELLANOS,
1781: 12). También encontramos menciones para referirse al nuevo continente como “las Américas” 3. Cuando se refiere al uso de la tierra dice: “Aún para lograr una cosecha anual tendrán los colo-
en su Memoria en que se rebaten las calumnias divulgadas contra los individuos de la Junta Central y se da razón de la nos que alternar las semillas débiles con las fuertes” y más adelante en particular a la agricultura
conducta y opiniones del autor desde que recobró su libertad. andaluza menciona: “En ella, aun supuestos grandes fondos en el propietario y colono, se cultiva
poco y se cultiva mal”.(Ob. Cit.: 9/31)

20
Destacó en muchos campos, jurista y político y además literato. Estudió Filosofía y Teología, graduándose de ba- 4. También cuando se refiere al uso de sistemas de riego dice: “No hay cosa más común que las
chiller en Cánones por la Universidad de Alcalá. Se inició en la burocracia como magistrado de la Real Audiencia de quejas de los colonos situados sobre las acequias de riego recién abiertos”. Igualmente sobre la ubi-
Sevilla, llegando a constituirse en alcalde del crimen y oidor y secretario de artes y oficios de la Sociedad Patriótica de cación dice: “¿Acaso es acomodable este beneficio á las labores grandes, abiertas y situadas á una
Sevilla. Para 1778 es trasladado a Madrid a la Sala de Alcaldes de Casa y Corte, luego al Consejo de Órdenes Militares y legua ó media de distancia de la morada de los colonos”. También sobre el mismo tema ¡Así como
director de la Sociedad Económica Matritense, estando en cuyo cargo produce el Informe sobre la Ley Agraria. Además
tiene por imposible que unas labores grandes, abiertas, sin yerbas y distantes de la habitación del
se incorpora a la Real Academia de la Historia, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y a la Real Academia
Española. En 1790 produce el Informe sobre espectáculos encargado por la primera de las nombradas. En noviembre
colono puedan labrarse bien por unos animales lentos en su marcha y trabajo”. (Ob. Cit. 10/31).
de 1797 es nombrado Ministro de Gracia y Justicia, cargo que ocupa por menos de un año, hasta agosto de 1798. Sufre (Todos los resaltados en negritas son nuestros)
la persecución de Manuel Godoy y es desterrado a Mallorca y sufre prisión hasta 1808 luego del Motín de Aranjuez
y participa en la Junta General representando a Asturias, que luego de su disolución y apoyo a la Regencia, cuyos re- Podríamos extendernos con un número considerable de menciones al vocablo colono, sin embargo
glamentos redactó con Martín Garay, le ocasionan nuevamente indisposiciones, que lo llevan a abandonar Cádiz hacia con los ejemplos dados resulta suficiente para demostrar, que en el lenguaje de Jovellanos el significado
Galicia donde escribe su Memoria en defensa de la Junta Central. Luego huyendo de los franceses termina en su tierra natal colono es al labrador y agricultor directo dentro de la estructura agraria de la península.
Gijón. Fallece en noviembre de 1811.
En el lenguaje de Jovellanos se aprecia la consolidación de la nueva división política del territorio,
21
Álvarez-Valdés, 2012: 3 que aunque sigue en varios casos mencionando reino mayormente se refiere a provincias: Así tenemos que a
22
Para mayores detalles de su vida familiar, infancia, adolescencia y juventud, y como ha sido recogido por la historio- las colonias de Estados Unidos ya independizadas las refiere como: “Las Provincias Unidas de América”.
grafía puede verse Álvarez-Valdés, Manuel Jovellanos Vida y Pensamiento, Primera Parte, 2012. (Ob. Cit.: 16/31), pero luego dice: “No se puede atribuir á los climas el presente estado de la agricultura

286 287
de nuestras provincias”. Más adelante vuelve a repetir: “Este raciocinio es tanto más cierto cuanto nues- Como licenciado en derecho y con pretensiones de historiador no puedo dejar de mencionar un
tras provincias agricultoras” (ob. Cit.: 17/31). Y de manera sostenida se referirá como provincias a las texto de Jovellanos, que indica la importancia para el primero que tiene la segunda, y creo que viceversa:
demarcaciones territoriales, peninsulares por cierto, ya que cuando se refiere fuera del espacio territorial “Entonces fue cuando empezó a triunfar la verdad de la preocupación, entonces conocí que los códigos
del conjunto de provincias que integran la monarquía, utiliza el vocablo colonia, lo que debemos advertir legales estaban escritos en un idioma enigmático, cuyos misterios no podían desatarse sin la ciencia de la
cuando trata de las condiciones en que una ley que “prohíba la exportación de nuestros granos y permita historia; provechoso pero tardío desengaño, que sirvió más para hacerme conocer los riesgos que para
la importación de los extranjeros bajo las siguientes modificaciones: … Tercera: Que no se entienda con librarme de ellos”26
las harinas destinadas a nuestras colonias, las cuales pueden ser exportadas en todo tiempo y por todos Otro pensamiento importante políticamente para nuestro tema son varios párrafos que fluyen de
los puertos habilitados”. (ob. Cit.; 29/31). su Reflexiones sobre Democracia, que muestran la naturaleza del poder real en los estados patrimoniales,
Esta es la única referencia, pero denota que para los años finales del siglo XVIII, pos independen- refiriéndose a la España: “Los Reyes eran superiores a las Cortes y a los Tribunales, y por esos los tres
cia de las trece colonias inglesas y antes de la revolución francesa ya va apareciendo. Además deja la poderes venían a refundirse virtualmente en ellos”. “Los antiguos no conocieron bien, ni establecieron
sensación que para estos tiempos ya el concepto colonia había recibido las capas semánticas de dominio jamás la separación de poderes”; “A los Reyes estaba reservada la convocatoria de las Cortes y su disolu-
y sojuzgamiento, dependencia y sujeción, sin embargo conviven con las capas tradicionales, como apre- ción, luego estaba en su manos suspender el ejercicio del poder legislativo”. Lo que sigue va en el orden
ciamos en el uso del vocablo colono, que hemos detallado. No hay que olvidar que la presencia política a establecer que tampoco la independencia plena y autónoma de los poderes es la solución, porque se
de Jovellanos llega hasta la primera década del siglo XIX. Sin embargo resaltamos la convivencia con las destruirían entre sí, sino un balance y equilibrio. El tema lo dejamos para otra oportunidad, pero que-
capas semánticas tradicionales del concepto colonia como se advierte en el Elogio a Carlos III que data de ríamos resaltar cuando que la diferencia entre los reinos peninsulares tenían Cortes, y los virreinatos
1788 en que se aprecia esta participación conjunta, cuando manifiesta: americanos no, y por eso, los últimos no fueron reinos sino colonias, si esa es la diferencia: TODOS
Lo que también se verifica en su Elogio a Carlos III, cuyo texto fue leído en la Sociedad Económica REINO O TODOS COLONIA.
de Madrid el 8 de noviembre de 1788: “El cielo tenía reservada a los Borbones la restauración de su es- Siendo fiel a las fuentes debemos mencionar, que en el lenguaje de Jovellanos, si hay un uso del con-
plendor y su fuerza [refiriéndose a España]: La erección de nuevas colonias agrícolas, el repartimiento cepto colonia para referirse a América, que no hubiéramos querido conocer, por cuando modula nuestra
de las tierras comunales, la reducción de los privilegios de la ganadería, la abolición de la tasa y la libre hipótesis, en el sentido que tampoco en el siglo XVIII hubo ese uso conceptual, pero hemos conocido
circulación de los granos con que mejoró la agricultura, la propagación de la enseñanza fabril, la refor- el Dictamen dado en la Junta de Comercio y Moneda sobre el embarque de paños extranjeros para nuestras colonias.27
ma de la policía gremial, la multiplicación de los establecimientos industriales y la generosa profusión Del que previamente extraemos varios textos que deja muy claro y sin lugar a dudas que, por lo menos
de gracias y franquicias sobre las artes en beneficio de la industria, la rotura de las antiguas cadenas del en este documento, Jovellanos usa el concepto colonia para referirse a las unidades políticas americanas
tráfico nacional, la abertura de nuevos puntos al consumo exterior, la paz del Mediterráneo, la periódica de la Monarquía Católica:
correspondencia y la libre comunicación con nuestras colonias ultramarinas en obsequio del comercio
…”. (JOVELLANOS, 1788: 3/14) 23 Las colonias en tanto son útiles, en cuanto ofrecen un seguro consumo al sobrante de
Sin embargo, aunque referidas al siglo XIX, no dejan de ser importante dos frases que denotan ya la industria de la metrópoli, y este sobrante no es otra cosa que lo que resta del consu-
una definición respecto a colonia y provincia en sendas cartas que le dirige a Lord Holland (1773-1840)24, mo interior. Si se supone una nación cuya industria esté al nivel de sus necesidades, y no
la del 5 de julio de 1809 en la se refiere a Asturias y Galicia como “las pobres provincias” y la del 8 del tenga sobrante alguno, ciertamente que esta nación no necesitará colonias. á lo menos
para este primer objeto28 (p. 71)
mismo mes sobre la composición de la representación en la futura asamblea para Cádiz, en que se expre-
sa: “Ruego, por tanto, a nuestro mister Allen y pido a usted que le ruegue también a su nombre, que acabe En efecto, el primer objeto de la industria de una nación es surtirse a sí misma; el segun-
de completar sus apuntamientos sobre el método de elecciones y la representación de las colonias” do, formar sobrantes para surtir á sus colonias ultramarinas; y el tercero, multiplicar
(JOVELLANOS, 1809: 13 y 18 respectivamente). estos sobrantes, buscando su consumo en cualquier parte del mundo. Pero dejar des-
Un aspecto que queremos recoger de Jovellanos y que tiene que ver más con la propia condición proveída la metrópoli de los productos de la industria nacional, para proveer con ellos
humana, que por encima de cualquier régimen de gobierno, está la necesidad del hombre de ser goberna- á las colonias, será lo mismo que socorrer la necesidad de afuera, y dejar el hambre
do: “El hombre social no puede vivir sin leyes, porque la sujeción a ellas es el precio de todas las ventajas dentro de casa.29
que la sociedad asegura. Su misma libertad, su propiedad, su seguridad personal, la inmunidad de su
casa, los derechos de esposo, de padre, de ciudadano son la recompensa de aquella pequeña porción de Cuando los paños del extranjero se hayan asegurado entre nosotros, como sucederá si
libertad que sacrifica al orden público. De la suma de estas porciones se forma la autoridad del legislador los de España pasasen á las colonias, entonces nuestra necesidad, como mas conocida
y la fuerza de las leyes”25. Y la ley sólo es positiva cuando tiene fuerza coercitiva que sólo la impone el y cercana á él, hará sus especulaciones y le proporcionará mas bien seguir sus progre-
gobernante, de allí que toda forma de gobierno tiene su legitimidad natural, reino o república, dictadura sos y acomodarse á ellos.30
o democracia, por ser uno o el otro no dejan de ser consustanciales. Evidentemente que tenemos nues-
tras preferencias entre ellas.
26
ALVAREZ-VALDÉS, 2012: 635 .Texto recogido de Jovellanos Obras publicadas e inéditas. Madrid: BAE, 1858,1859.
Tomo XLVI (1) págs. 288 y ss.
27
Publicado en Obras publicadas e inéditas de Don Gaspar Melchor de Jovellanos. Colección hecha e ilustrada por Don Cándido
23
Texto extraído de ALVAREZ-VALDÉS, 2012: 597. Recogido de Jovellanos Obras Completas. Tomo X pp. 673, 676.
Nocedal. Tomo II. Madrid: M. Rivadeneyra-Impresor-Editor. Calle de la Madera, 8. 1859.
Gijón: Ilustre ayuntamiento de Gijón, 2008
28
Ibid.: 71
24
Inglés, gran amigo de Jovellanos, político e hispanista.
29
Ibid.
25
Texto citado en Álvarez-Valdés, 2012: 591. Extraído del Informe dado a la Junta General de Comercio y Moneda sobre el libre
ejercicio de las artes. (1785). Jovellanos Obras Publicadas e inéditas. Tomo L (2) Madrid, 1858, 1859 p. 40 30
Ibid.

288 289
Es pues, claro que cuando una metrópoli no tiene en la industria nacional ó en algún los virreinatos americanos, en conjunto, superaban largamente a la llamada España, que era la depen-
ramo de ella sobrantes con que abastecer las colonias, la buena economía quiere que diente, o si se quiere la colonizada. Que para hacerse nación los españoles tuvieron no solamente que
las abastezca con productos extranjeros para asegurarse de su comercio exclusivo. 31 independizarse de la Francia Napoleónica, sino de América, como recientemente ha sido expuesto en
una publicación: Cuando España se independizó de América37 o la cita de Rousseau: “Las Indias y España son
… sino porque representan aquel déficit del sobrante de nuestra industria que nece- dos potencias bajo un mismo amo, pero las Indias son lo principal y España no es sino lo secundario.
sitamos para completar el surtimiento de las colonias, La materia de este surtimiento
En vano la política pretende supeditar lo principal a lo secundario; las Indias atraen siempre ante ellas.”38
es absolutamente necesaria; pues queriendo nosotros, como debemos, hacer solos el
comercio de nuestras colonias, esto es, proveer exclusivamente á sus necesidades.32 Sin embargo no podemos ocultar nuestra admiración por la versación en ciencia política de Jove-
llanos. Que lo demuestra en un escrito, que sin lugar a dudas es un tratado de ciencia política, pero igual-
Este documento está escrito en tercera persona, como corresponde a un dictamen: “Don Gaspar mente nos sirve para reafirmar que la contradicción principal en la segunda década del siglo XIX entre
de Jovellanos, después haber meditado muy despacio el contenido de las reales órdenes de 11 de julio España y América, surge con motivo de la formación de la nación española. Por un lado la inclusión en
de 1786 y 20 de agosto de 1788, y teniendo presentes las justas y sabias reflexiones que acerca de una iguales derechos de los reinos americanos y sus naturales en esa nación, traería por consecuencia una
y de otra hacen los señores fiscales”. Continúa: “De ahí es que Jovellanos se persuade á que los géneros igualdad de representación, que proporcionalmente podría mover el centro del poder de la península a
extranjeros en su salida y entrada á América deberían ser tan libres como los españoles.”. Más adelante: Lima o México, no solo por la presencia napoleónica como fue para los Braganza portugueses, sino por
“Por esto recela con mucho fundamento Jovellanos que la superabundancia de paños extranjeros que se el peso mismo de la economía americana, desde ya en esos tiempos, casi autónoma. El documento nos
notó en América”. Y antes de terminar: “Pero Jovellanos cree que nunca lo son … ”33 muestra como al principio se planea con esa igualdad, dado que está escrito en tiempos de la Junta Supre-
Considero que no cabe mayor comentario, no es una mención sino muchas empezando desde el ma Central de Gobierno (1808-1810), probablemente el primer órgano poli reinal de gobierno nacional
título, que la referencia es al concepto colonia y con una idea de pertenencia, que no hemos observado para los reinos de la Monarquía Católica, con la intención de convertirla en una verdadera Monarquía
en ningún otro operador. Es importante notar que estamos en un contexto económico y netamente Española. Así mismo observaremos esa distinción como unidad política patrimonial.
comercial, más no político, y también que el siglo ya va acabando. Al parecer 100 años después Colbert Nos referimos al instrumento conocido como Gaspar de Jovellanos a sus compatriotas: Memoria en que se
es revivido, y además no sólo las ideas de este economista, que la planteaba para la Francia de Luis XIV rebaten las calumnias divulgadas contra los individuos de la Junta Central y se da razón de la conducta y opiniones del autor
en las últimas décadas del XVII, Jovellanos las hace suyas también en las últimas décadas del XVIII, así desde que recobró su libertad39, que consta de cuatro advertencias (I-IV), Introducción, Motivo y Objeto de
como la concepción francesa respecto de los dominios ultramarinos. la Memoria Numerales (1-9), Parte Primera: Artículo Primero (1-73), Artículo Segundo (1-24), Artículo
Con lo mostrado se confirma la hipótesis planteada, que el modelo borbón se implementa sus- Tercero (1-25). Parte Segunda: Artículo Primero (7-29), Artículo Segundo (30-106). Dada la extensión
tancialmente en América a partir de las cuatro últimas décadas del siglo de las luces, buscaba convertir sólo tomaremos para analizar los numerales del Artículo Primero de la Primera Parte:
a los reinos americanos en colonias, a la usanza francesa e inglesa, cuyo intento le resultó muy caro a En estos cinco numerales (16, 17, 18, 35, 38) Jovellanos se empeña en legitimar a la Junta Suprema
la monarquía, perdió América, por decirlo de una manera contundente. Las reformas fracasaron vistas Central de Gobierno por haberse atribuido la competencia de asumir el gobierno de todos los reinos de
por su resultado. Esta concepción coincide en el tiempo con tres hechos históricos, la independencia la monarquía, como una creación del pueblo y la convocatoria a Cortes.
de las colonias americanas, las rebeliones de jefes étnicos americanos, como Túpac Amaru y Catari y
16. El pueblo las creó, es verdad; el pueblo las creó en abierta insurrección, y yo sé
la Revolución francesa. Y en lo personal con Jovellanos son tiempos de su destierro en Asturias34, que
que en tiempos tranquilos no se le puede conceder este derecho sin destruir los fun-
por la importancia de la vida portuaria y el comercio marítimo, podría haber influido en su concepción, damentos de su constitución y los vínculos de la unión social, uno y otro pendiente de
ajustándola a los intereses domésticos de su región natal y sus vecinos puertos, que también en el orden
cultural estuvieron entre sus principales preocupaciones, como se manifiesta con la Instrucción para la for-
mación de un diccionario del dialecto asturiano (1801) 35, en clara lucha por la supervivencia del idioma asturiano 37
Liberalismo y nación (I) Cuando España se independizó de América. Fundación Mapfre Historia 2014. http://historia.
frente al lenguicidio que hacía el castellano, matando todos los idiomas nativos de los reinos peninsulares fundacionmapfre.org/historia/es/blog/debate_y_perspectivas/liberalismo-y-nacion-i-cuando-espana-se-independi-
que formaban la Monarquía, al igual como ha sucedido y sucede con los idiomas americanos. zo-de-america.jsp. (Consultado 15.01.2015). Autor Eduardo José Míguez graduado en Historia por la Universidad de
Esta concepción de Jovellanos será la causa de la separación política de los reinos americanos, Buenos Aires (1976) y doctor por la Universidad de Oxford (1981). Ha sido presidente de la Asociación Argentina de
pretender tratar a estas como colonias, como se aprecia fácilmente de los párrafos transcritos, alinearlas Historia Económica (1990-1995) y de la Asociación Argentina de Estudios de Población (1993-1995), Decano Norma-
a los intereses exclusivos de una España o Nación que sólo existía en su mente, pero no en la realidad, lizador de la Facultad de Humanidades (1984-1986), Director del Instituto de Estudios Histórico-Sociales (1986-1988
y 2000-2005), Secretario de Ciencia y Técnica (1992-1996), Vicerrector de la Universidad Nacional del Centro de la
ya que eran estados patrimoniales, y no a la influencia del liberalismo, como Manuel Godoy se lo enros- Provincia de Buenos Aires (1996-2000), coordinador del área de Ciencias Humanas de FONCYT (2005) y miembro
traría a quienes siguieron este concepto.36 Era inexplicable que no se diera cuenta que las economías de del Consejo Directivo de la Universidad Torcuato Di Tella (2006-2010). Es autor de numerosos artículos publicados en
Argentina, Alemania, México, España, Brasil, Estados Unidos e Italia, y compilador de Un nuevo orden político. Provincias
y Estado Nacional, 1852-1880 (en colaboración con Beatriz Bragoni, 2010) y Mass Migration to Latin America in the Ninete-
enth and Twentieth Centuries (con Samuel Baily, 2003), entre otros. Entre sus obras recientes destacan Mitre Montonero. La
31
Ibid.: 72 revolución de 1874 y el sistema político en la organización nacional (2011), Historia económica de la Argentina – desde la Conquista a
32
Ibid. la crisis de 1930 (2008) y El mundo del Martín Fierro (2005). http://historia.fundacionmapfre.org/historia/es/coleccion/
autores/eduardo-miguez.jsp (Consultado 15.01.2015)
33
Ibid.: 71, 72, 72, 73
38
Frase, ya citada anteriormente, que Viscardo consigna en su Carta a los españoles americanos (VISCARDO, 1988:210)
34
A partir de 1790 Jovellanos regresa a su Gijón natal y su vida discurre en esta parte del mar Cantábrico, que com-
prende además otros puertos como Santander y Bilbao, cuyo interés por el comercio marítimo era evidente. 39
Gaspar de Jovellanos a sus compatriotas: Memoria en que se rebaten las calumnias divulgadas contra los individuos de la Junta Central
y se da razón de la conducta y opiniones del autor desde que recobró su libertad. Edición Digital: Alicante: Biblioteca Virtual Miguel
35
(JOVELLANOS, 1801).
de Cervantes, 2005. Basada en la de Coruña, Oficina de Francisco Cándido Pérez Prieto, 1811. Disponible Enero, 2015:
36
Ver el numeral siguiente sobre Manuel Godoy www.cervates virtual.com/serlet/SirveObras/p.371/12048065338088290754624/p0000001.htm#l_0_

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su obediencia a la autoridad legítima y reconocida. Contra los abusos de un Gobierno 38. Mas, como en los negocios políticos nada haya más poderoso que el imperio de las
arbitrario o de una administración injusta, no hay constitución que no prescriba reme- circunstancias, y como, a excepción del honor y la justicia, nada haya que no deba ceder
dios, ni legislación que no ofrezca recursos; y cuando faltase uno y otro, la nación los al bien y conveniencia pública, ninguno negará con razón que para juzgar la conducta
hallaría en los principios de la sociedad y en los derechos imprescriptibles del hombre. de la Junta Central en este punto no se debe perder de vista aquella máxima.
40. Vuelvan ahora mis lectores su atención a aquellas circunstancias, y a los cuidados
17. Pero negar este derecho en un caso tan extraordinario y en circunstancias tan terri- que rodearon a la Junta Gubernativa desde el momento de su instalación. El ejército
bles, a un pueblo que se veía oprimido, no por una fuerza legítima, sino por una violen- de Valencia y Murcia estaba en marcha; el de Andalucía todavía en Madrid, pero en tal
cia extraña; a un pueblo privado repentinamente del rey que amaba, y vilmente entre- estado cual era consiguiente a las fatigas de una campaña tan laboriosa como gloriosa.
gado al tirano que aborrecía y a la furia y al desprecio de sus bárbaros satélites; negarle Los de Galicia, Asturias y Castilla se reparaban de las pérdidas sufridas en Rio seco
a un pueblo amenazado de la más infame esclavitud por los ejércitos del tirano, que y se reforzaban en sus provincias. Extremadura, Aragón y Cataluña se apresuraban a
un traidor había introducido en su seno, y que otros traidores socorrían y apadrinaban; competencia para formar los suyos. Nuevas y numerosas tropas se levantaban en todos
negarle a un pueblo, que ansioso de conservar su libertad, se veía abandonado de los los puntos de España para elevar nuestra fuerza al grado y número que pedía el peligro
que debían defenderla, hallando a unos o corrompidos o alucinados, y a otros indecisos de la patria. Era preciso animar este impulso general, y vestir, armar, organizar y dar
o perplejos o tímidos, cuando sentía ya sobre sí las cadenas; negarle, en fin, a un pueblo dirección a estas tropas; lo era proveerlas de víveres, municiones, trenes de campaña
que en tan terrible conflicto, cautivo su rey, destruido su Gobierno legítimo, levantado y auxilios de todas clases; lo era arreglar el plan de la nueva y terrible campaña que
sobre él un Gobierno tiránico, acudía a sus magistrados para pedirles la defensa de su se abría entonces, y las medidas necesarias para seguirla con el vigor y presteza que
libertad y la venganza de sus ultrajes, no sólo es un monstruoso error político, sino un requería su grande objeto. Para todo eran necesarios inmensos fondos y recursos, y
exceso de temeridad, que sólo pudo nacer de ignorancia supina o de malicia refinada. el Gobierno no los tenía. El tesoro real estaba exhausto, y sus entradas obstruidas.
18. Y ¿cómo evitarán esta censura los ministros que aseguraron la nulidad de nuestros Los socorros en dinero, que con tanta generosidad había franqueado la Inglaterra a
poderes? ¿Ignoraban acaso que este derecho de insurrección, si así quieren apellidarle, las provincias, habían cesado ya, y los de América no habían llegado todavía. Los que
le tiene el pueblo español por las leyes fundamentales de su Constitución? No, por cier- produjeron los donativos, contribuciones y arbitrios extraordinarios, destinados por las
to: sabían que una ley, llena de prudencia y sabiduría, que el Consejo de Castilla acababa Juntas Supremas al armamento, equipo y subsistencias de sus tropas, se habían consu-
de recordar y recomendar, no sólo les daba el derecho, sino que les prescribía como una mido en la primera y gloriosa campaña. Todo menguaba para el Gobierno, al mismo
obligación el levantarse y reunirse para rechazar una fuerza o invasión repentina, sin paso que el apuro y la urgencia crecían, y con ellos la necesidad de atender y deliberar
esperar otro impulso que el de su peligro. El Consejo de Castilla la recordó para reco- sobre todo. No es, pues, menester, ni mucha luz para discernir los grandes cuidados
mendar el celo y magnanimidad del pueblo español, y yo la copiaré al pie para recordar que tantos objetos ofrecían a la nueva Junta Gubernativa, ni demasiada equidad para
a los ministros del Consejo reunido el celo y la oportunidad con que la recordó en reconocer que, en medio de ellos, ni debía ni podía distraerse a otros que requiriesen
aquel tiempo a la nación el Supremo Consejo de Castilla. Ahora bien, este derecho, esta largo examen y detenida meditación.
obligación, prescritos por la ley para rechazar a un enemigo intestino, ¿no serían más
fuertes cuando se trataba de rechazar a un enemigo exterior, a un enemigo que no sólo En este numeral 42 Jovellanos además de revelar la indignación que le produce que su España ha
conspiraba contra su rey, sino que le había engañado, cautivado, destronado, y forzado sido gobernada por extranjeros y además el carácter patrimonial de los reinos:
a renunciar en él sus derechos? ¿A un enemigo que no sólo amenazaba a su indepen-
dencia, sino que tenía ya oprimida y casi subyugada su libertad con numerosos ejércitos 42. Porque pide la buena fe que no se pierdan de vista las dificultades que presentaba
y poderosos partidarios? Y cuando el escándalo henchía y exaltaba todos los espíritus; este designio, y que, a medida que eran graves, requerían mayor examen y deliberación.
cuando la ira ardía y radiaba en todos los pechos; cuando la justicia, la fidelidad, el ho- La nación tenía sin duda por sus leyes el derecho, y había estado en la costum-
nor, la compasión, la vergüenza y todos los sentimientos que pueden conmover a un bre de ser consultada en los negocios de general interés; pero este derecho,
corazón generoso excitaban por todas partes un grito general y unánime de guerra y desfigurado o destruido por la ambición o el capricho de los reyes y sus minis-
venganza, pretenderán los consultantes que el generoso pueblo español no tenía el de- tros, había sufrido en diversas épocas y países continuas vicisitudes, y ni fuera
recho de levantarse y correr a su defensa ¿no tendría el de encargar la dirección de sus uniforme ni estaba bien definido. Castilla, Navarra, Aragón, Cataluña, Valencia, el País
esfuerzos a cuerpos o personas dignas de su confianza? ¿No tendría el de encargarles el Vascongado y el Principado de Asturias habían tenido sus Cortes o Juntas generales,
ejercicio de la soberanía, que se hallaba paralizada y oprimida, y el de la administración no sólo cuando reinos separados, sino después de su reunión en la corona de Castilla;
pública, usurpada por los agentes y partidarios del tirano? pero en todas estas provincias era variamente constituida y ejercida la representación.
Sin hablar más que de la Constitución castellana, ¿quién será el que pueda determinarla?
35. En las Juntas Supremas residía sin duda bastante autoridad para convocar las Cor- Bajo los godos, reducida la representación al clero y grandes oficiales de la corona, no
tes. Pero, ¿era posible que se uniformasen sobre este punto los dictámenes de tantos y se contaba con el pueblo par a la deliberación, sino sólo para el otorgamiento, o más
tan diferentes cuerpos? Y cuando conviniesen en la necesidad de tomar esta medida, bien aceptación de los decretos. Los reyes de Asturias y León contaron algo más con el
¿era fácil que se uniformasen en cuanto al lugar, tiempo, institución y organización de pueblo, pero no le dieron todavía representación conocida. Los de Castilla, organizan-
esta primera Junta General del Reino? Y siendo, con respecto a ella, tan diferentes y do en forma estable el Gobierno municipal, dieron ya a los pueblos una representación
aún tan encontrados las costumbres, los derechos, las prerrogativas y los intereses de determinada, aunque imperfecta, por medio de sus concejales, y entonces, por decirlo
tantas provincias, ¿era fácil que los conciliasen antes de realizarla? Y ¿cuál sería la que así, nació el estamento popular. Ocuparon después el trono reyes extranjeros, y el des-
hiciese la convocación? ¿Cuál la que presidiese las Cortes? ¿Cuál...? Pero es en vano potismo se introdujo con ellos. Ya el valido de Juan el II había pretendido enmudecer
cansarse. Para congregar las Cortes era indispensable que preexistiese un poder único, la voz de las Cortes, pero la nación reclamó sus derechos, y supo conservarlos. Los mi-
supremo y legítimo, que las preparase, instituyese y convocase; y la idea, casi uniforme, nistros flamencos de Carlos I pudieron ser más atrevidos, y lo fueron violando el
de crear este poder, concebida por el Consejo y por las Juntas a un mismo tiempo, hace artículo más antiguo de la Constitución castellana, pues que no pudiendo sufrir
tanto honor a la prudencia de aquél, como a la generosidad de estos cuerpos. el freno que oponían a su codicia los estamentos privilegiados, los arrojaron

292 293
de la representación nacional desde 1539. El hijo y nietos de este rey austríaco, Conclusiones
traficando con los oficios municipales, haciéndolos hereditarios, y reduciendo
el voto en Cortes a algunas pocas ciudades, acabaron de despojar al pueblo de A través del lenguaje de dos operadores políticos, podemos explicar cómo el concepto colonia incorpora
este derecho, pues que su voluntad no era ya representada en ningún sentido.
nuevas capas semánticas para ampliar el campo de su significado y su polisemia. Para el caso del concep-
Vagaba aún sobre la nación la fantasma de las Cortes; pero a la entrada de los
to colonia podemos remontarnos a una nueva forma de gobierno monárquico, centralista y absolutista,
Borbones desapareció enteramente, para que, desplomándose el despotismo
sobre la nación, acabase de abrumarla con tantos males como ha llorado, y la aparecida en la Francia de Luis XIV del Cardenal Richelieu con la continuidad y complemento que tuvo
condujese a orilla del abismo en que ahora se halla. en Mazarino para la estructura política y en Colbert y Louvois para el campo económico y militar, per-
mitió a Francia entrar al siglo XVIII con un Estado debidamente estructurado, cuyo formato es llevado
Finalmente en estos dos numerales (67, 68) Jovellanos expresa su voluntad del trato igualitario a los a España y América por Felipe V y su corte al asumir la corona peninsular. Proceso que no fue extraño
reinos americanos y a los naturales del nuevo continente. en España, ya que con Olivares empieza de manera similar, pero no tuvo la continuidad de la Monarquía
Francesa.
67. La Junta Central admitió al ejercicio del poder soberano los representantes de Ma- Estas reformas modifican las expectativas de los dominios ultramarinos, entre ellos, no los concibe
drid y los de las provincias de nuestras Indias. Lo primero era debido al grande y como reinos, a pesar de ser tales, no sólo por lo retórico, sino por su envergadura y progreso que gene-
fiel pueblo cuyo heroico ejemplo y cuyos infames ultrajes excitaron en toda la exten- raron una economía propia y autónoma, como John Lynch ha señalado, lo que en el criterio reformista
sión de España aquella santa indignación con que se levantó de repente para sacudir el va en detrimento de la economía del conjunto de los reinos europeos. En tal sentido Francia había adver-
yugo del tirano. Cuando todas las provincias tenían el consuelo de ser gobernadas por tido este asunto, por lo que su penetración en América no tiene por objeto formar reinos y evangelizar,
un cuerpo compuesto de diputados suyos, ¿se negaría este derecho a Madrid, corte y como fue la finalidad española un siglo antes, sino rentabilizar al máximo y exclusivamente en términos
capital del reino, y cuya población igualaba o excedía a la de algunas provincias? Y ¿se económicos siguiendo las ideas de Colbert, que son llevadas a España por Jean Orry y Amelot, quienes
le negaría la Junta Central, que acabara de reunirse a sus puertas y que tratara entonces
en las primeras décadas diseñan el nuevo modelo político y económico que los borbones implementarán
de trasladarse a residir en su seno? Si ésta era una ley, sin duda era tan recomendada por
a lo largo del siglo, fijando en los tiempos de Carlos III (1759-1788) que estas reformas se imponen, pri-
la justicia y tan conforme con la Constitución, que es muy difícil inventar un título que
la hiciese digna de censura. meramente a los reinos peninsulares mediante el centralismo y concentrando el poder absoluto, y luego
68. La admisión de los representantes de América fue sin duda un acto de poder le- en los virreinatos americanos, intentando modificar la naturaleza política que como reinos conglomera-
gislativo. Pero ¿quién será el que no reconozca, no digo la prudencia, sino también la dos habían gozado con la casa real anterior, lo que le va a costar la separación de esos territorios.
justicia de este Decreto? Pues ¿qué?, cuando la nación, huérfana y privada de su buen Pero en adición a ello juega un papel importante la independencia de las trece colonias norteame-
rey, erigía un Gobierno provisional, en cuya composición entraban diputados de todas ricanas, ya que las luchas independentistas en el resto de América tendrán como referente este hecho,
las provincias de este continente; cuando era tan necesario estrechar los vínculos de protagonizado por unas colonias, que homologa la voz al asociarlo al proceso separatista. En otras pala-
fidelidad y amor social que nos unen con nuestros hermanos de Ultramar; cuando bras las voces se asocian en colonia-independencia.40 Para demostrarlo hemos seguidos el lenguaje de los
estos fieles españoles, abrazando con tan ardiente entusiasmo la causa de su rey y de su operadores políticos precisamente de los tiempos de cambios, Aranda y Jovellanos, para evidenciar los
patria, ofrecían tan generosamente darles con sus caudales los auxilios que no podían cambios que ocurren en el concepto y ver como sus capas semánticas conviven no sólo en ese tiempo,
con sus brazos; cuando no era menos justo acreditarles que el nuevo Gobierno trataba
sino hasta los nuestros.
sinceramente de reparar con consejo suyo los agravios que en una larga serie de años
Finalmente el uso del concepto colonia para segmentar un tiempo histórico, en este caso los tres
habían recibido del antiguo; en fin, cuando era ya tiempo de que los naturales de
aquellos ricos y dilatados países empezasen a probar la igualdad de derechos siglos de la relación política con la Monarquía Española, no resulta adecuado, no en palabras del autor
con los de la metrópoli, a que los hacían tan acreedores los eternos principios de la sino de una autoridad como John H. Elliott, que en la reseña hecha al libro de Charles Walker The Tupac
naturaleza y de la sociedad, ¿qué máxima de prudencia, qué principio de justicia política Amaru Rebellion afirmó: “pero desde mi perspectiva el término “colonial” tiende a ocultar más que a re-
puede tachar una medida que lejos de trastornar nuestra constitución, tendía más bien velar”41. De tal forma que su uso significa un velo casi negro que no deja traslucir la verdadera naturaleza
a perfeccionarla; una medida que necesariamente entrará en su reforma, cualquiera que de la relación política, económica, social y cultural a que nos hemos referido.
sea la opinión de los dignos ciudadanos que se van a congregar para acordarla?

Jovellanos fallece en 1811, pero sus últimos años le son muy azarosos, tras su acercamiento con Manuel
Godoy que en 1797 le permite acceder al cargo de Ministro de Gracia y Justicia, su paso por la llamada metrópoli
es muy corto, a los nueve meses ya estaba de regreso a Gijón. En 1801 es detenido y desterrado por disposición
Fuentes
del mismo Godoy, siendo liberado recién en 1808 luego del motín de Aranjuez y nuevamente estaba en la vida
política, esta vez como representante de Asturias, para variar, en la Junta Central, viéndose envuelto en la Guerra ÁBALOS, José de
de Independencia hasta 1811, año en que falleció a los 67 años de edad, cerrando así una vida que por lo demás 1781 Representación del intendente de Venezuela, José de Ábalos, dirigida a Carlos III, en la que pronostica la in-
marcó presencia en una serie de conocimiento, sean políticos, económicos, jurídicos religiosos, artísticos y cultu- dependencia de América y sugiere la creación de varias monarquías en América y Filipinas (1781). Archivo
rales en general.

40
Annick Lempériére ha desarrollado el impacto en el concepto colonia que tuvo la Independencia de las colonias in-
glesas. (LEMPERIERE, 2004).
41
Publicado originalmente en John Elliott. The Huge, Ignored Uprising in the Andes. The New York Review of Books
(October 23, 2014) http://charlesfwalker.com/elliott-en-castellano/ Consultado 21.11.2014.

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HISTORIA DEL PERÚ, XVI-XX

298
La efigie del rey en el corregidor de indios: magnificencia y simulacro regio
en Angaraes durante la administración del gobernador Lope García de
Castro 1565-15691

Javier Enrique Robles Bocanegra


Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Resumen
Esta investigación analiza el proceso de los mecanismos de poder en el cargo del corregidor de indios
identificado como fiel efigie del rey en los repartimientos de la provincia de Angaraes, por medio de la
cultura política de los Austrias que delineó su creador, el gobernador Lope García de Castro. Este per-
sonaje a través de los cánones de la teoría política castellana del siglo XVI edificó la estructura política
de los corregimientos de indios bajo los mecanismos del discurso de la magnificencia real (atributos y
dignidades imperiales) y de su práctica política por el simulacro de la teatralización del poder (ceremonias
y rituales). Aquellos mecanismos de poder regio en una región específica del sur andino es precisamente
lo que indagaremos en este trabajo, así cómo su proceso de planificación y ejecución permitió manifestar
la omnipotencia del corregidor de indios como la imagen personificada del monarca.

Palabras claves: Estado virreinal; cultura política; corregidor de indios; hispanización; magnificencia; teatralización
del poder.

1
Esta investigación es una versión resumida de dos capítulos de mi tesis de licenciatura próxima a sustentar. Este
trabajo ha sido posible gracias al Instituto Riva-Agüero, a la Biblioteca Central de la Pontificia Universidad Católica
del Perú “Luis Jaime Cisneros” y al Fondo Reservado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; los cuales me
permitieron todas las comodidades y acceso a sus valiosos fondos bibliográficos y documentales. También agradezco
enormemente al Archivo General de Indias y a la Biblioteca Nacional de España, quienes me proporcionaron un exten-
so material documental digitalizado. Finalmente, estoy muy agradecido por la beca que el Vicerrectorado de Investiga-
ción a través del Instituto de Investigaciones Históricos-Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos me otorgó para la elaboración de mi tesis de licenciatura. Dicho trabajo fue presentado
al VI Congreso Nacional de Historia organizado por la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco, el 5 de
agosto del 2014 y fue materia de una conferencia que dimos en el Instituto Riva-Agüero de la PUCP - el 30 de enero
del 2015 - gracias al auspicio del Grupo Peruano de Historia del Derecho. Dedico este trabajo a mi amada novia Judith
Yelitza Huamaní, mi inspiración y fortaleza.

301
Lope García de Castro y la cultura política en el corregidor de indios: indios. Asimismo enfatizan su tarea gubernativa donde fiscalizaba la «policía» 5 de los indios (Fernández
Un vacío historiográfico pendiente Osco, 2002: 39-64; Suñe Blanco, 1979: 153-168; Yalí Román, 1974: 1-39). Desde la perspectiva económi-
co-social hay de destacar el estudio de Carlos Lazo y Javier Tord, quienes se ocupan de analizar el actuar
Los planteamientos que nos ofrece la cultura política de los Austrias en el siglo XVI son de vital análisis del corregidor como prototipo de una autoridad legalista-tutelar (Lazo y Tord, 1980: V: 39-48) y el de
para comprender el papel social que cumplió el corregidor de indios en las comunidades rurales. El estu- Kenneth Andrein que ilustra una participación clave del corregidor de indios en la producción económi-
dio de los mecanismos del poder que tuvo el corregidor a fin de consolidar la potestad real en su distrito ca al organizar y controlar el trabajo indígena (Andrein, 1986: 493-520). A pesar de ello, ninguno de los
a través de su discurso y práctica política fueron los cánones de los que se valió la autoridad regia para estudios citados brindan la perspectiva que perseguimos: el discurso y práctica de los mecanismos de la
convertirse en la fiel efigie del rey entre los indios. Sin embargo, los estudios de la cultura política en el cultura política en el corregidor de indios para legitimarse como la efigie del rey.
temprano virreinato peruano son escasos, sobre todo los relativos al corregidor de indios. Un segundo esbozo de análisis bibliográfico consiste en revisar los estudios de la cultura política
En el primer esbozo de análisis bibliográfico corresponde plantear un estado de la cuestión de los en la América hispánica a fin de ofrecer cómo se despliegan diversos mecanismos de poder tanto en el
aportes historiográficos de la etapa de instauración de los corregidores de indios y su cultura política. En discurso como en la práctica política con el objeto de que las autoridades legitimen el poder regio en
primer lugar, nos encontramos con los estudio de Polo y Albi, siendo estos los que más se aproximan sus lejanos reinos de ultramar. En primer lugar, la producción de Alejandro Cañeque sobre la natura-
a nuestro planteamiento al identificar al corregidor como representante del poder regio encarnando en leza del poder regio en Nueva España se destaca por ser una de las pioneras en toda la historiografía
primera instancia el Estado virreinal2 (Polo, 2010: 7-10; Albi, 1943: 85-87). No obstante, su indagación hispano-americanista. Cañeque asocia la figura del virrey en Nueva España como la personificación del
es solamente referida al corregidor de españoles. La obra gigantesca de Lohmann es la única que ofrece rey mediante discursos y prácticas políticas en ceremonias públicas. Estos rituales le otorgaban al virrey
su análisis al impacto de la instauración del corregimiento de indios, destacando la labor del licenciado una legitimación y crédito para ostentarse como la imagen viva del rey. Prácticas como los rituales de
Castro para implementarlos (Lohmann, 2001: 65-86). Asimismo en lo referente al nombramiento del juramentación ante el Cabildo, el estricto orden de su espacio en los asientos durante las ceremonias y
cargo del corregidor, desarrolla algunos lineamientos generales de su cultura política3. Empero, dicho su unidad política con la Audiencia en festividades y procesiones son los sustentos que plasma Cañeque
estudio profundiza en lo institucional-jurídico pero no se detiene en los mecanismos del poder. Alejan- en sus trabajos relativos a la cultura política en México colonial. (Cañeque, 2004a: 17-36; 2004b: 609-
dro Málaga, en un pequeño artículo, analiza panorámicamente la calidad regia del corregidor de indios 634; 2001: 5-57). Asimismo según el autor, las autoridades locales también gozaban de la calidad de ser
mencionando su vestimenta, denominación y juramento, pero no llega a profundizar seriamente estos identificadas como imágenes del rey aunque en menor rango (Cañeque, 2013: 1-8)6.
mecanismos de ceremonias y rituales de su poder (Málaga, 1975:47-85). En segundo lugar, para el virreinato peruano, tenemos los trabajos de Eugenia Bridikhina, Juan
Otros trabajos a resaltar es el de Assadourian, quien observa que el corregidor de indios aparece Carlos Garavaglia, Pilar Latasa y Eduardo Torres. Los dos primeros resaltan el estudio del proceso de
como factor degradante del poder étnico indígena al impulsar el funcionamiento de las autoridades del teatralización del poder regio mediante las ceremonias y rituales en la Audiencia de Charcas que permitió
Cabildo de indios y quitarle protagonismo al cacique (Assadourian, 1994: 244-277). Noble David Cook al virrey sacramentar su persona real en un territorio lejano gracias al espectáculo de dichas actividades.
también muestra la importancia que tuvieron estos funcionarios para expandir la política imperial y brin- (Bridikhina, 2007: ; Garavaglia, 1996: 7-30). Pilar Latasa y Eduardo Torres enfocan su análisis a la corte
darle una nueva estructura a la sociedad indígena (Cook, 2003: 413-439). Más énfasis en el lado jurídi- virreinal peruana indicando una simulación con la corte de El Escorial al darse una práctica patrimonia-
co-institucional le otorgan los trabajos de Fernández Osco, Suñe Blanco y Yalí Román; quienes analizan lista del virrey hacia sus criados y súbditos más allegados, señalando el palacio del gobernante como eje
las atribuciones específicas del corregidor las cuales se basaban en tener la potestad de la jurisdicción civil fundamental del entorno del poder. (Latasa, 2001: 115-130, 2004: 341-373; Torres Arancivia, 2006). Por
y criminal en su distrito4, así como la administración de justicia en todos los litigios que presentan los último, el trabajo de Calderón y Thibaud desarrolla la concepción de la majestad regia en el virreinato
de Nueva Granada como una garantía de preeminencias y honores del virrey para difundir su grandeza
imperial (Calderón y Thibaud, 2010: 42-59).
Por último, pondremos énfasis en un tercer esbozo de análisis bibliográfico que remarque la ac-
tuación del licenciado Lope García de Castro en el Virreinato del Perú, creador y ejecutor de los corre-
2
Este concepto corresponde a una construcción histórica que creemos conveniente utilizar para reflejar la estructura
de la sociedad política que la Monarquía Hispánica trasladó, estableció e implementó en sus dominios americanos en
gidores de indios. Los estudios sobre este personaje son escasos, por ello trataremos de aportar algunos
la primera mitad del siglo XVI. Esta sociedad política según Maravall se vincula a todos los asuntos que pertenecen y elementos para llenar el vacío historiográfico porque consideramos la obra política de Lope García como
afectan a la condición de príncipe soberano en una sociedad constituida en “cuerpo de república”. Alude por ello Ma- una verdadera reforma que consolidó el poder real en el Perú. En un primer estudio desarrollamos un
ravall que en los textos políticos castellanos se habla de “estado real” para designar aquella parte de un cuerpo político balance general de sus principales reformas —corregimientos de indios, reducciones, Casa de Moneda,
y de su organización que afectan al príncipe y en que se manifiesta la potestad de su persona. Por lo tanto, tenemos que diversificación de la economía— que delinearon una organización de la estructura política virreinal.
“Estado” para la Monarquía Hispánica era propiamente el modo de estar constituida una sociedad política donde el (Robles, 2011: 78-105). En un segundo estudio presentamos como el eje de su plan reformador al corre-
monarca es la suprema potestad (Maravall, 1972: I: 34-35; Covarrubias, 1611: 382). En la América hispánica el “Estado”
gimiento de indios al efectuar esta institución una autoridad con potestad real entre los indios (Robles,
se convirtió en el conjunto de corporaciones o cuerpos políticos que eran administrados por diversas autoridades del
rey como virreyes, gobernadores, presidentes de la Audiencia, oidores, corregidores, autoridades del Cabildo pero con la
2012b: 10-11). Posteriormente, en un ensayo de corte teórico-metodológico, rastreamos los fundamen-
particularidad de que todos los asuntos de su gobierno pertenecían a la potestad del virrey. El “Estado virreinal” vendría tos de la estructura del Estado virreinal que diseñó García de Castro mediante la identificación de la figu-
a ser, por consecuencia, el modo de estar constituida la sociedad política del virrey en su vasta jurisdicción. ra del corregidor de indios con la imagen del rey (Robles, 2012a: 16-17). Finalmente hemos abordado la
3
Estos lineamientos corresponden a la asunción del mando del corregidor de indios donde detalla las cuestiones del
juramento del cargo, la exhibición de su título al Cabildo y el proceso ceremonial de su juramento del cargo en base a
una profusión documental del siglo XVII (Lohmann, 2001: 212-222) 5
El término “policía” para el siglo XVI era referido netamente al ciudadano que tenía que mantener el orden, el adorno
y la limpieza de su ciudad (Covarrubias, 1611: 591).
4
Según Covarrubias, el “distrito” era el término o demarcación territorial que contenía alguna provincia, lugar o tér-
mino. Se relaciona mucho con el concepto de “jurisdicción” que era el territorio donde se ejerce una potestad o justicia. 6
Mis agradecimientos a Alejandro Cañeque, profesor de la Maryland of University de USA, por compartir conmigo
Así tenemos que en el distrito englobaba a la jurisdicción ya que el primero señalaba el área geográfica determinada y el su investigación inédita sobre el simulacro de la imágenes del rey en Nueva España y por sus constantes orientaciones
segundo, la facultad o potestad para ejercer la justicia en dicho territorio (Covarrubias, 1611: 323,495). y sugerencias para el enriquecimiento de este trabajo.

302 303
aplicación de los corregimientos de indios en base a los principios de un «cuerpo de república» —cons- El proyecto de «Estado virreinal» de licenciado García de Castro para los indios
titución de la sociedad política en la monarquía hispánica— señalando las prerrogativas y privilegios que La teoría política castellana en el siglo XVI concebía al Estado como el modo de constituir una sociedad
otorgaba el corregidor para mantener la unidad de todos sus miembros reflejado en el Cabildo de indios, política que tenía como eje estructural el gobierno de la Persona Real para la conservación y aumento de
nobleza indígena e indios del común (Robles, 2012c: I: 9-49). su reino (Maravall, 1972: I: 34-35; Covarrubias, 1611: 382). El eje estructural del Estado como gobierno
Si bien es cierto que en algunos trabajos aportamos la construcción del discurso del corregidor de del rey estaba conformado por todo lo perteneciente a los asuntos de organización del cuerpo político
indios como la autoridad de la representatividad del poder regio, nos ha faltado analizar dos vertientes: que el monarca administraba (Maravall, 1972: I: 34). Aquella noción percibía al rey como el jefe supremo
la asociación que tuvo el discurso de esta cultura política con la teoría de Estado en la Monarquía de los de su sociedad política o como la «cabeza» de su cuerpo político en alusión a la estructura corpórea hu-
Austrias y los mecanismos de la práctica política que efectuó el corregidor para ser la efigie del rey en las mana de dicha sociedad. Ahora es preciso preguntarnos: ¿Cómo estaba constituida esa sociedad política?
comunidades indígenas. Estos dos objetivos serán motivos de análisis en este artículo. Sus elementos estaban conformados por diversas asociaciones de individuos de una misma condición
Peter Bakewell aportó los primeros rastros de la obra de Lope García de Castro al establecer que social (nobles, clérigos, oficiales, labradores) que recibían el nombre de pequeños cuerpos políticos o
los corregidores sirvieron para expandir por primera vez los tentáculos de la administración virreinal a estamentos (Covarrubias, 1611: 382; Maravall, 1972: I: 35, 1944: 89). La congregación de los cuerpos
las comunidades indígenas, destacando la importancia del gobierno de Lope para las reformas posterio- políticos conforma la república. Esta constitución de la sociedad política que caracterizó a la Monarquía
res del virrey Toledo. (Bakewell, 1989: 65). Waldemar Espinoza también afirma que don Lope y el oidor Católica la podemos definir como el agregado de muchos hombres que forman un solo cuerpo civil con
Gregorio González de Cuenca son los primeros organizadores y ordenadores de las repúblicas indígenas muchos miembros a quienes sirve de cabeza una suprema potestad que garantiza un justo gobierno que
en el Perú al crear sus corregimientos e impulsar su unidad política con las reducciones (Espinoza, 1960: se trasluce en el orden jerárquico de los miembros (Solórzano, 1736: Lib. II: Cap. VI: 77; Castillo de Bo-
212). Existe también un comentario histórico al gobierno de García de Castro elaborado por Roberto badilla, 1759: Lib I: Cap. I: 13; Tovar, 1644: Lib. I, Cap. I: 2; Maravall, 1972: I: 322, 1944: 122). Por esta
Levillier que a través de un análisis de su documentación oficial que se centra con más claridad en el razón —la de tener una cabeza que rigiera a todos los miembros— se relacionó a la naturaleza corpórea
desarrollo de los planes que tuvo para mermar el poder político a los encomenderos (Levillier, 1921: III: humana de manera mística o figurativa8 (Sánchez Agesta, 1958: 96-97; Maravall, 1944: 115-126, 1984:
V-XXXII)7. Sin embargo, los trabajos descritos no se han detenido a analizar los mecanismos del poder I: 186; Kantorowicz, 2012: 212-216). Así, los tratadistas políticos de la época —Castillo de Bobadilla,
que aplicó el corregidor de indios a fin de erigirse como la efigie del rey articulado bajo los parámetros Solórzano Pereida, Tovar Valderrama entre otros— acuñaron a la constitución de la sociedad política la
de la cultura política del siglo XVI que caracterizó el gobierno de los Austrias. denominación de «cuerpo de república»9. Esta constitución será el modelo del proyecto político que el
En consecuencia, trataremos de resolver la siguiente pregunta: ¿Cómo los cánones de la cultura licenciado Lope García Castro quería insertar en las comunidades indígenas. La institución que llevaría a
política articulados en el corregidor de indios impulsaron su identificación como la semejante efigie del construir esa estructura de la sociedad política de la Monarquía Católica en el virreinato peruano recaía
rey en la sociedad indígena de Angaraes? Por consiguiente, nuestro aporte a la historiografía será el de en los corregimientos de los repartimientos de indios al mando del corregidor.
presentar la inserción de la cultura política de la monarquía hispánica en el mundo andino del temprano La institución del corregidor de indios le otorgaba a las comunidades indígenas la constitución de
siglo XVI. Aquello nos dará el sustento para señalar al licenciado Lope García de Castro como el gober- ser un cuerpo de república ya que cumplían dos de sus principios: la administración de una cabeza que
nante que incorporó las comunidades indígenas en la Monarquía de los Austrias. era el corregidor y el establecimiento de una jerarquía de cuerpos políticos donde sobresalían el Cabildo
de indios, la nobleza indígena (caciques e indios principales) e indios del común. Su diseño se presentaba
al mismo estilo de la política castellana (Robles, 2011: 87-88, 2012c: 18-19). Por consiguiente, podemos
El discurso político de la efigie del rey en el corregidor de indios definir el proyecto de Estado virreinal de García de Castro para las comunidades indígenas como la
aplicación y ejecución de un «cuerpo de república» indígena estructurado por el corregimiento de indios.
La cultura política podemos entenderla como el conjunto de discursos y prácticas que constituyen una Este estereotipo explica la autonomía política de las comunidades indígenas gobernada por el corregidor
actividad política (articulación, negociación y competencia de derechos) en una determinada comunidad de indios puesto que siendo la cabeza de su república mantendría el orden estamental y la unidad de los
que se manifiestan por conocimientos, ideas y sentimientos políticos en un tiempo histórico (Cañeque, miembros.
2001: 7; Burke, 1997: 93). Un primer plano de dicha cultura política que remarcan Cañeque y Burke se Para ejecutar este proyecto político García de Castro recibió por parte de la Corona todas las pree-
centra en el discurso o articulación de ideas para legitimar mecanismos del poder. Antes bien, tenemos minencias, prerrogativas, inmunidades y libertades, que se acostumbrada otorgar a los virreyes, cuando se
que comprender un concepto fundamental que nos permitirá cohesionar perfectamente el discurso en el le nombró bajo el título de Presidente de la Audiencia de Lima10. Tuvo todas las facultades políticas acos-
corregidor de indios. Ese concepto es el de «Estado virreinal» que el licenciado García de Castro preparó tumbradas de un virrey. Esto es importante subrayarlo, pues por no haber sido nombrado virrey, muchos
con la implementación de la nueva autoridad real. investigadores han minimizado el quehacer político de Lope García11 (Lizárraga, 1946: 182; Robles, 2013:

8
Kantorowicz sostiene que el término “místico” tiene su origen en la Iglesia Católica durante el siglo XIII, referido
al cuerpo de Cristo o eucaristía que unía a sus fieles. Fue usado por el estado secular monárquico a partir del siglo XIV
para mantener la unidad espiritual de sus miembros y darle un matiz sacramental de otro mundo a su constitución.
9
Los primeras referencias bibliográficas sobre el concepto del cuerpo político en el Perú virreinal fueron realizados
7
Levillier afirma que en Lope García de Castro se muestra una evolución de aprendizaje de su conducta política para por Miguel Maticorena Estrada, los cuales se enfocan en el contexto histórico de los siglos XVII y XVIII (Maticorena,
con los encomenderos. En los primeros meses de su gobierno, según el autor, García de Castro aparecía timorato, 1987: 1-11, 2009: 9-17)
sin iniciativa, ni nervio para reprimir los apetitos y atemorizar las malas voluntades agitadas en torno suyo. Aquello es 10
Archivo General de Indias (AGI), Lima, 569, L.11, f. 1r-v, Título de presidente de la Audiencia de Lima al licenciado
referido a algunas concesiones de repartimientos de indios que don Lope otorgó a encomenderos que pedían a gritos
Castro, Madrid, 16 de agosto de 1563.
ser gratificados. Sin embargo, en los siguientes años de su gobierno reducirá esas prerrogativas en la renta total de la
encomienda. Una ley letal fue justamente la ordenanza de que ninguna encomienda pudiera sobrepasar la tasa de 2.000 11
La no otorgación del título de virrey a don Lope García de Castro la resolvemos en profundidad en nuestro último
pesos anuales. trabajo publicado en el Bierzo 7 de Ponferrada (León, España) no obstante, haremos un breve análisis de las razones

304 305
10-11). Estas prerrogativas especiales tuvieron un mandato especial para nuestro personaje: fomentar responsables a los indios de los repartimientos de Soras, Andahuaylas y Parinacochas pertenecientes a
que los indios vivieran políticamente12 y reformar los corregimientos de españoles así como conservarlos Huamanga encendió la alerta roja en los planes del gobernador García de Castro19. Ellos habían reunido
en los lugares donde eran necesarios13. una cantidad de armamento de picas y arcabuces bajo el liderazgo de los indios soras y manifestaban,
Tanto la idea de «vivir políticamente» y la reforma de los corregimientos sirvieron de pautas cen- los indios parinacochas, un conjunto de rituales así como sacrificios de ganados al dios Pachacámac20.
trales para insertar a los indios en los fueros castellanos14. Tales puntos pertenecían a la vida política de Es en esta coyuntura donde el gobernador encontró una causa de legitimidad poderosa para incorporar
los españoles (que tenían jurisdicciones locales con una autoridad como cabeza de su organismo). Este corregidores, de manera que ellos concentren el servicio de la Real Majestad y garanticen la policía en
principio tenía que ser imitado por los indios debido a que los peninsulares fueron considerados como defensa de los indios21. Esta institución buscó dotar a la sociedad indígena de la erección de un aparato
los «verdaderos hombres»15. Vivir políticamente significaba vivir como hombres que se codificaba a vivir estatal más eficaz y establecer normas sistemáticas que gozaran del respeto de todos (Lohmann, 1965:
como españoles16 (Maravall, 1972: I: 326; Elliott, 1991: 79-81). La hispanización brindaría a los indios la 767-799; Stern, 1986: 122-123).
vida en república en base a un miembro que los podía gobernar. En esta idea se centraba el hilo conduc- Grafiquemos ahora el panorama regional de la provincia de Angaraes en la década de 1560. Esta
tor del plan del gobernador García de Castro. Por lo tanto, la reforma de los corregimientos —graficada provincia estaba ubicada al norte de la ciudad de Huamanga, donde se encontraban los siguientes gru-
en su inserción en los pueblos de indios— será el medio hispanizante para su vida política. pos étnicos: angaraes, chankas, caxamarcas, quiguares de Cusco, huaros y cayampis (Galdo, 1992: 19).
Asimismo en esta región existían repartimientos de indios, principalmente los repartimientos que esta-
La legitimación de la efigie del rey en el corregidor de indios de Angaraes ban encomendados en Amador de Cabrera, Elvira García y Baltasar de Ontiveros (Hampe, 1979: 21;
La distancia que existía entre Lima y las comunidades rurales reflejaba la urgencia de transportar la ima- Cook-Málaga-Boyase, 1975: 265-268). En la visita general del virrey Toledo en 1570 no se menciona la
gen del rey en la sociedad indígena. Este problema lo hace constatar García de Castro cuando sostiene existencia de institución de Cabildos de indios ni de reducciones establecidas en los repartimientos de
que debido a la carencia de una autoridad propia que represente el poder regio entre los indios, los ca- Angaraes por lo que el corregimiento de la provincia de Angaraes entre 1565-1569 estuvo integrado en
ciques cometen múltiples atropellos en las disminuidas haciendas de sus indios17. Esto ocasionaba que su mayoría por sus encomiendas rurales22. Este corregidor de indios complementaría al corregidor espa-
ellos se trasladasen a Lima a litigar con lo que se agraviaban al pasar de diferentes climas durante su largo ñol que supervisaba el municipio de Huamanga (Stern, 1986: 127-128).
trayecto18. Aquel flagelo traía un segundo problema: las reuniones de conjuración indígenas que ponían Por tal motivo hemos optado por el estudio de la cultura política que trajo el sistema de corregido-
en peligro el control de la Corona. El caso de presunta conjuración contra la Corona teniendo como res de indios en la región de Angaraes, en primer lugar, por su ubicación en la sierra sur. Hay una carencia
de estudios del funcionamiento de los corregidores de indios para el sur andino en el siglo XVI23. Otra
razón complementaria es el argumento que seguimos de Eugenia Bridikhina en el cual las ceremonias
regias proyectadas en las provincias eran más importantes cuando más alejado de la sede de la corte real
principales. En primer lugar, respondió a una coyuntura política extremadamente delicada que afrontaba el virreinato
peruano. El clima de la muerte del virrey conde de Nieva de una manera misteriosa y de los demás virreyes por muerte
estaban los lugares donde se celebraban dichas festividades (Bridikhina, 2007: 137). Otra razón que
natural (el caso de don Antonio de Mendoza y del marqués de Cañete) o de manera violenta (el asesinato en guerra al sustenta nuestra elección de Angaraes es la afirmación constante que los corregidores se aplicaron con
virrey Núñez Vela) graficaron una especie de malos “aires” para los virreyes que venían al Perú. Segundo, la caótica ad- mayor precisión en la costa y sierra norte del Perú dejando de lado el espacio sureño (Matienzo, 1967:
ministración del conde de Nieva en la Real Hacienda causó el temor de las autoridades de la metrópoli por el resguardo 50; Lohmann, 2001: 87; Bakewell, 1989: 61-62; Noack, 2005: 221). Ya lo informaban los magistrados de
absoluto de su fisco siendo para ello enviar a un personaje que no tenga el título de virrey a fin de reducir los gastos en la Audiencia de Charcas cuando sostenían que en las tierras llanas de la costa podría ser que estuvieran
el suelo de un virrey y por los malos antecedentes gubernativos que ofrecían los virreyes antecesores que despilfarraron los corregidores porque ya los indios se han asentado mejor en sus comunidades y han domesticado sus
en abundancia el fisco real (la mayor referencia es el virrey marqués de Cañete). Tercero, se quería evitar una excesiva
concentración de poder político en García de Castro ya que él era miembro del Consejo de Indias lo cual podía haber
fabricado un autoritarismo en su administración. Por último, la Corona se preocupó más por el manejo de la jurisdic-
ción de la Audiencia de Lima, distrito más importante en los dominios de América hispánica. Por ello, sólo se quería 19
Carta del licenciado Castro al cabildo del Cuzco, Lima, 21 de marzo de 1565 y Carta de Gaspar de Sotelo al Cabildo
que García de Castro se ocupara exclusivamente de los intereses de ese distrito por tener problemas que necesitaban
del Cuzco, Jauja, 24 de marzo de 1565 (Mogrovejo, 1987: 17-18). Estos documentos fueron publicados por Mogrovejo
a gritos reformas como el desgobierno de los indios, recuperación del fisco y la perpetuidad de las encomiendas. Por
Rosales en la investigación citada, los cuales provienen del Libro de Cabildo del Cuzco, 1564-1567.
consecuencia se le tenía que otorgar únicamente la Presidencia de la audiencia limeña con la finalidad de que sólo se
concentre en ese distrito y no en Quito ni Charcas. Sin embargo, sus poderes y facultades fueron idénticos a la del virrey 20
Esta conjuración de los repartimientos de indios que pertenecían a la jurisdicción de la ciudad de Huamanga, podría
(Robles, 2013: 10-11). estar relacionada con el Taqui Onkoy si tenemos en cuenta una carta de Gaspar de Sotelo sobre rituales de danza y baile
de los indios parinacochas que invocaban la resurrección de Pachacámac con sacrificios de ganado. Sin embargo, se
12
AGI, Lima, 569, L.11, f. 25v-26r, Instrucción al licenciado Castro para nuevas poblaciones, Madrid, 16 de agosto
puede tratar también de una conjuración paralela por las armas que los indios guardaban que tenía como plan pedir la
de 1563.
ayuda del inca de Vilcabamba Titu Cusi Yupanqui (Mogrovejo, 1987: 18; Salas, 2006: 698-699).
13
AGI, Lima, 569, L. 11 f. 10v, .Instrucción al licenciado Castro, Madrid, 16 de agosto de 1563. 21
GP, III, p. 70, Carta de Lope García de Castro al Consejo de Indias, Lima, 26 de abril de 1565; GP, III, p. 80, Carta
14
Recopilación de las Leyes de los Reinos de las Indias (en adelante RLRI), I, Lib. II, Tít. I, Ley II (1530): “Que se guarden de Lope García de Castro al rey, Lima, 30 de abril de 1565.
las leyes de Castilla en lo que estuviere decidido por las de las Indias”. 22
El manuscrito A440 que hemos trabajado y que hallamos en la Biblioteca Nacional del Perú cambia totalmente el
15
La Iglesia de España en el Perú (en adelante LIEP), VII, p. 283, Carta del arzobispo Loayza al rey, Lima, 9 de agosto panorama político de Angaraes que el virrey Toledo manifestó en su visita puesto que se nombra a un alguacil indio
de 1564; Gobernantes del Perú (en adelante GP), III, p. 123, Ordenanzas de Lope García de Castro a los corregidores Francisco Achamallqui para el repartimiento de Antomarca en la provincia angareña. Por ello podemos establecer que
de indios, 1565. en la mayoría de repartimientos de indios de Angaraes todavía no se establecían las reducciones salvo algunas excepcio-
nes donde ya se habían instituido como el caso de Antomarca.
16
RLRI, I, Lib. II, Tít. I, Ley II (1530)
23
Sólo existen dos estudios para el sur andino del funcionamiento político de los corregimientos de indios para el
17
GP, III, p. 14, Carta de Lope García de Castro al rey, Lima, 29 de noviembre de 1564.
temprano virreinato peruano. Uno es el de Alejandro Málaga que estudia el encuadramiento de la división administrativa
18
GP, III, p. 75, Carta de Lope García de Castro al Consejo de Indias, Lima, 26 de abril de 1565; Audiencia de Charcas de los corregidores de la ciudad de Arequipa (Málaga, 1975: 41-85) y el de Noble David Cook para el valle del Colca en
(en adelante AC), I, p. 232, Despacho de los oidores de Charcas al rey, La Plata, 24 de noviembre de 1567. la provincia de los Collaguas donde analiza las primeras décadas de su implementación (Cook, 2003: 413-439).

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tierras24. Un panorama contrario ofrecían las comunidades indígenas del sur andino donde, según afir- Estos principios de la majestad fueron incorporados por el gobernador Lope García de Castro para
maba la Audiencia de Charcas, viven siempre en constante rebelión y no están acostumbrados a vivir en la designación de los corregidores de indios bajo el título imperial de «muy magnífico señor». García de
policía25. Para el estudio de nuestra hipótesis central nos basamos en un manuscrito inédito que hallamos Castro les otorgó este atributo a fin de que puedan manifestar la superioridad y grandeza institucional de
en la Biblioteca Nacional del Perú que corresponde a un expediente judicial sumario que administró el su potestad ante la sociedad indígena. Sin embargo, hay que subrayar que este título imperial del «muy
corregidor de indios de Angaraes, Andrés de Navarrete. En el expediente judicial se presentan los autos magnífico señor» adquirió la forma de una categoría derivada de la majestad. La naturaleza del título
de litigio del cacique de Antas, Diego Pucumucha, encomendado en Amador de Cabrera, contra el caci- refundado no disminuyó las preeminencias que el corregidor de indios debía guardar, sino que se trató
que de Sibaya, Pedro Chuquillanqui, denunciándolo en causa civil y criminal por haber invadido y que- de una denominación procedente del rey similar a la calidad de la majestad (Covarrubias, 1611: 532). Es
mado sus tierras. No es nuestra intención analizar la cultura legal en la administración de justicia de los decir, la denominación de la maiestas en el corregidor de indios adquirió la fórmula del título de «magní-
indios, sino pretendemos ofrecer una reconstrucción de los mecanismos de poder de la cultura política fico» a causa de que su poder supremo derivaba de las honras y prerrogativas del monarca. Esta deriva-
que hemos hallado en el proceso judicial de los caciques litigantes, cultura política que el corregidor de ción aseguró el cumplimiento de la magnificencia regia en el corregidor que lo podemos definir como el
Angaraes articuló para legitimarse como la efigie del rey en su provincia26. conjunto de veneraciones, dignidades y prerrogativas hacia su persona por ser una autoridad «magnífica».
Estos atributos del poder que hemos mencionado se efectuaban en las ceremonias de juramentación del
La esencia del discurso de la efigie del rey en el corregidor de indios: la magnificencia regia cargo de corregidor, en el estricto espacio que tenía que ocupar su persona en los asientos durante las
El corregidor de indios, al erigirse como la cabeza de su república, se le confería una suprema potestad ceremonias y en los rituales de recibimiento de provisión real al momento de administrar justicia. En
equiparable con la del monarca. Dentro de su distrito y jurisdicción no reconocía miembro superior a ellas, el corregidor de indios exhibía su grandeza honorífica con la finalidad de que la sociedad indígena
él (Sánchez Agesta, 1959: 90-91)27. Este derecho lo dibuja como la efigie del rey en las comunidades in- lo asimile como si fuera el rey en sus provincias.
dígenas de su distrito en vista de que transfiguraba las mismas honras y preeminencias que gozaba toda El licenciado García de Castro argumentó este principio jerárquico del corregidor de indios al indi-
cabeza del «cuerpo de república» en la Monarquía Católica (Castillo de Bobadilla, 1759: Lib. III: Cap. II: car que en su persona descargaba la conciencia de la Real Majestad28 porque gracias a su gobierno sobre
15 y Lib: III: Cap. VII: 110; Solórzano, 1736: Lib. V: Cap. II: 361; Robles, 2012a: 17; Cañeque, 2013: los indios, el rey mantendría conocimiento detallado de la administración de justicia contra sus agravios29.
9). La naturaleza del poder real del corregidor —siendo efigie del rey— se traslucía en los cánones de un Por tal indicio el corregidor de indios de Angaraes, Andrés de Navarrete, antes de presidir un pleito judi-
discurso político que se concentraba en distinguirlo como la magnificencia regia, máximo atributo de su cial ante litigios de caciques, estos lo denominaban como el «muy magnífico señor». La nobleza indígena
título imperial que debía cumplir para legitimarse como una imagen personificada del rey. estaba asimilando el reconocimiento político de la suprema potestad del corregidor que había recibido el
Para comprender ello, empecemos primero por entender la concepción de la majestad. Este término título imperial de la Real Majestad lo cual manifestaba su poder como efigie del monarca30.
tiene su etimología en la maiestas que significaba mayor acrecentamiento e incremento honorífico de una En los repartimientos de Jauja y del Collao, el gobernador García de Castro pregonó que el corre-
suprema autoridad (Sánchez, 1959: 84-85). La maiestas —siguiendo la tesis planteada por Sánchez Ages- gidor de indios iba a gobernar y administrar justicia en nombre de la Real Majestad31. Gobernar en el
ta— correspondía a un atributo consustancial a la potestad del magistrado que se manifiesta como vértice nombre del rey es el primer criterio del mecanismo del poder discursivo de la magnificencia regia que lo
de superioridad en razón de su elevación sobre el conjunto de los gobernados (Sánchez, 1958: 88-89; podemos entender con los conceptos de «imagen», «encarnar» y «real». Primero, el concepto de «real» es
Calderón y Thibaud, 2010: 47). Por consiguiente, la majestad vino a ser un principio jerárquico de distri- referido al espacio geográfico donde estaba presente el rey (Covarrubias, 1611: 3). Debido a ello, el poder
bución diferenciada de prerrogativas y honores a esa suprema potestad que se exhibía bajo la denomina- real tiene la lectura de concebir que el rey estuviera en los repartimientos de indios, pero ¿quién era el
ción de un título imperial que hacía constatar su grandeza institucional (Covarrubias, 1611: 532; Calderón rey ahí? El concepto de «imagen» que equivale a la similitud, imitación, representación de una figura era
y Thibaud, 2010: 42). La denominación del rey como «su majestad» o «vuestra majestad» le demandaba lo que hacía posible que el corregidor se identificase con el rey. Así tenemos que el corregidor —en el
cierta característica en el trato de reconocimiento. La manifestación mayestática del monarca expresada discurso de García de Castro— al afirmar que administraría su distrito en nombre del rey, estaba expre-
en la dignificación, veneración y obediencia a su nombre le garantizaba una plena estimación, prestigio y sando que el corregidor de indios era la imagen del monarca, lo cual correspondía que su autoridad tenía
honor por parte de sus súbditos (Maravall, 1979: 33; Calderón y Thibaud, 2010: 49-59; Cañeque, 2013: 5). la similitud, imitación, simulacro y representación de la figura del rey con la finalidad de refrescar en la
memoria su presencia (Covarrubias, 1611: 3).
Nos planteamos ahora ¿cómo se materializa esa figura del rey en el corregidor? Justamente aquí
entra el concepto de «encarnar» que transfirió el criterio de proliferación de imágenes vivas, personajes
24
AC, I, p. 233, Carta de la Audiencia de Charcas al rey, La Plata, 24 de noviembre de 1567.
de carne y hueso que tenían la intención de hacer presente la figura ausente del rey (Covarrubias, 1611:
25
AGI, Patronato Real, 189, R. 14, Expediente de la Audiencia de Charcas al licenciado Castro, La Plata, 10 de junio 347; Cañeque, 2013: 2-5 y 28; Calderón y Thibaud, 2010: 59). Esto radica en la masificación de la creen-
de 1566. cia metafísica que consideraba la presencia física del monarca indispensable (Cañeque, 2004b: 612) para
26
En todo el lapso de nuestra investigación en los archivos de Lima y regionales (La Libertad, Cuzco y Arequipa) sólo lograr la armonía y la unidad de los miembros de su república.
hemos encontrado dos únicos expedientes de procesos judiciales de un corregidor de indios a petición de los caciques
en el lapso de gobierno de Lope García de Castro. Uno de ellos es el que encontramos en la BNP y el otro lo hallamos
en los repositorios del Archivo Regional de Arequipa ubicado en el protocolo notarial de Diego de Aguilar (N°1, Reg.
9, 1567) donde se manifiesta una probanza de justicia ante el corregidor de la provincia de los Collaguas, Juan de Hoz, 28
GP, III, p. 109, Carta de Lope García de Castro al rey, Lima, 1 de octubre de 1566.
contra el encomendero del repartimiento de Cabanas, Diego Hernández de la Cuba, por el cobro excesivo de tributos 29
GP, III, p. 159, Carta de Lope García de Castro al Consejo de Indias, Lima, 26 de febrero de 1566.
en su jurisdicción. Creemos que en la BNP debe contener algunos más expedientes de ese tipo puesto que hasta ahora
sólo nos basamos para este repositorio en el catálogo virtual donde no aparecen todos los manuscritos fichados. 30
Biblioteca Nacional del Perú (BNP), Ms. A440, f. 3v, Autos del corregidor de indios de Angaraes, Andres de Nava-
rrete, en causa de los caciques de Antas y de Sibaya, Acobamba, 14 de diciembre de 1568.
27
Se debe entender la suprema potestad regia del corregidor de indios encuadrada dentro de los repartimientos de su
provincia donde recaía su jurisdicción y en donde su poder político sólo estaba por debajo del rey. Mientras tanto, el 31
Biblioteca Nacional de España (BNE), Ms. 3.043, f.1r, Provisión de Lope García de Castro al corregidor de indios
quehacer político del corregidor de indios se reflejada en las reales provisiones, ordenanzas e instrucciones que el virrey de Jauja, Juan de Larreinaga, Lima, 27 de junio de 1565; Juicio de Límites entre el Perú y Bolivia, I, p. 76, Provisión del
le confería y encargaba, a fin de que traslade la Real Majestad. Lope García de Castro al corregidor de indios del Collao, Pedro Mejía, Lima, 23 de junio de 1565.

308 309
En ese sentido, la representación icónica del corregidor de indios —en virtud de ser imagen viva grandeza que consentiría el efecto de máxima fiscalización contra todos los que denigraban a los indios37.
del rey— se efectúo físicamente siendo la personificación de la potestad regia. Es decir, el corregidor de Por otra parte, esta grandeza imperial le conferiría la misión de mantener el orden de los cuerpos políti-
indios se manifestaba como la imagen personalizada del monarca. La transfiguración de la imagen per- cos en la sociedad indígena (Cabildo de indios, nobleza indígena —caciques e indios principales— e in-
sonificada convertía al corregidor de indios en la efigie del rey. Con ello, el corregidor recibía todos los dios del común)38. En síntesis, el discurso político de la efigie del rey en el corregidor de indios se centró
atributos de la majestad a causa de ser el Príncipe de la Persona Real (Castillo de Bobadilla, 1759: Lib. III: en razón de un grupo de atributos imperiales de grandeza suprema conocidos como la magnificencia real
Cap. II: 15; Robles, 2012a: 17; Polo, 2010: 7; Cañeque, 2013: 9; Fernández Osco, 2002, 43). Sin duda, una que tuvo por vía los criterios de la imagen encarnada, poder real, señor y fama. Esos fueron los meca-
de las características básicas del poder en el Estado en el siglo XVI se muestra en que la potestad debía nismos de poder de que el licenciado García de Castro transportó en su lenguaje en procura de legitimar
de recaer en una sola persona con el objeto de administrar su república (Cañeque, 2001: 15-16, 2004b: a los corregidores de indios como verdaderas efigies del monarca en su jurisdicción.
615; Albi, 1943: 93; Bridikhina, 2007: 178).
Por ende, el gobernador García de Castro, al presentar en su discurso que el corregidor de indios es
la efigie del rey, estipulaba que la política imperial de los Habsburgo se distribuyera equitativamente por La práctica política de la efigie del rey:
todos los rincones de los repartimientos de indios del Virreinato peruano. Gracias a ello el corregidor la teatralización del simulacro regio en el corregidor de indios
patentizará la representatividad del poder central regio con el propósito de aplicar la sujeción del gobier-
no de la Corona hacia los súbditos indígenas (Serrera, 2011: 185-186; Robles, 2012a: 16; Elliott, 1991: 39; La práctica política viene a ser todo el conjunto de mecanismos de poder que permiten la ejecución y
Polo: 2010: 15; Lohmann, 2001: 180). aplicación de determinados conocimientos e ideas políticas. La noción teórica de que el corregidor en-
Un segundo criterio de mecanismo del poder que trajo consigo este razonamiento de la efigie real carnaba ser el simulacro del rey, que recibía toda su majestad imperial, tenía que ser materializada en la
en el corregidor de indios a través de su magnificencia lo encontramos en el complemento del atributo sociedad indígena con el objetivo de afirmar un control político. Para este propósito, la cultura política
imperial de «magnífico»: el de recibir la designación de «señor». Esta doctrina —heredada por la tradición estableció una vía que engendraba la práctica de todos sus mecanismos: la teatralización del poder. La
medieval—determinada que el corregidor poseía poderío sobre todos aquellos que viven en su tierra o dramatización política contenía una serie de ceremonias, celebraciones y rituales para la realización del
dominio, por lo que todos los que reciben honra de él deben denominarlo «señor»32. Por lo tanto, esta poder del rey. A partir de esa tesis, al conjunto de prácticas de las ceremonias y rituales se le confería
categoría le asignaba una suprema dignidad, facultad y derecho sobre los individuos que administraba. el concepto de Estado-teatro que tenía como finalidad mostrar el honor y la magnificencia real de las
El gobernador García de Castro lo encaja en su discurso político declarando que con el corregidor autoridades (Polo, 2010: 19).
en los repartimientos de indios, el rey preservaba ser verdaderamente «señor» de los Reinos del Perú33. El teatro del poder solo puede ser asimilado en la cultura política mediante un principio muy prac-
En consecuencia, la efigie real se presentaba íntegramente en el corregidor de indios34, pues la dignidad ticado en la América hispánica: la ostentación real del cargo del funcionario como suprema potestad en
de llamarlo «señor» aseguraba la conexión del rey con todo lo que acontecía en el Perú. En la provincia su república. El corregidor de indios, al ser la cabeza del cuerpo de república indígena, disfrutaba de las
de Angaraes, la categoría imperial de «señor» se plasma en toda su magnitud en el corregidor de indios honras y dignidades reales dado que tenía que concretar lo que a él le competía por merecimiento de su
Andrés de Navarrete. El cacique de Antas, Diego Pucumucha, al solicitarle la administración de justicia alta preeminencia, cargo e investidura (Sánchez, 1958: 98). La diferencia que existía entre el cargo y la po-
ante un pleito seguido le anteponen la dignidad suprema de «señor», usando también la parte acusada, testad es que esta última corresponde más bien a la facultad para hacer una obra. En cambio, el cargo de
el cacique de Sicaba, Pedro Chuquillanqui, el mismo atributo real35. El hecho de que la nobleza indígena corregidor convertía su simple potestad en dignidad suprema. Luego —el corregidor para resplandecer
reconociera al corregidor con la preeminencia de señor es un claro ejemplo certero que el mensaje de la su dignidad suprema gracias a su cargo— tenía que frecuentemente actualizarla. Su reajuste le otorgaba
presencia física de la efigie del rey en sus repartimientos estaba alcanzando sus frutos. un crédito a la operación de su potestad. Este proceso vino a ser el ejercicio de su cargo a fin de estable-
El tercer criterio de mecanismo de poder a tener en cuenta en este discurso es el referido a la fama cer el reconocimiento de su superioridad en la función pública (Sánchez, 1958: 99-100; Cañeque, 2004b:
del rey. Se estimaba en la cultura política de los Austrias que el monarca necesitaba ser visto como hom- 628; Feros, 1993: 104-105; Maravall, 1944: 109-125).
bre de buenas virtudes expresadas en la prudencia y la sabiduría. En estas normas radicaba la definición ¿Qué mecanismos hacían posible la actualización del corregidor de indios para obtener el crédito
de su buena fama que le asignaba el alimento de su poder y de su riqueza con la finalidad de conservar de reconocerse superior en su república? La respuesta a esta interrogante la encontramos en los elemen-
su república (Portocarrero y Guzmán, 1998: 190). La categoría de fama en el rey le permitía explayar la tos de la teatralización del poder que constituían un escenario: las ceremonias del juramento del cargo, el
imagen de la autoridad justiciera dado que esta herramienta daría firmeza a su potestad y reservaría a orden de los asientos que debía guardar el corregidor en las ceremonias públicas y el ritual en el recibi-
sus vasallos (Portocarrero y Guzmán, 1998: 191). Por ello, el corregidor de indios tenía como su meta miento de las provisiones reales. Estos tres mecanismos de la práctica política le otorgarán al corregidor
esencial la conservación de los naturales, porque sin ellos no se tendría acceso a las fuentes de riqueza de indios todo el esplendor del espectáculo (Bridikhina, 2007: 136-137; Polo, 2010: 93) de representarse
(mitas, agricultura, ganadería) para los españoles36. La fama del corregidor le brindaría mostrar su gala de como el simulacro del rey. Estos elementos de la teatralización del poder son entendidos como los me-
dios de socialización política. Este proceso estipulaba al corregidor cierto papel social (Burke, 1997: 93-
94) que se basó en ciertos patrones y normas de comportamientos aplicados dentro de la cultura política
que implementó el licenciado García de Castro.
32
Las Siete Partidas, 1851, II, p. 198, Part. IV, Tít. XXV, Ley 1
33
GP, 1921, III, 146, Carta de Lope García de Castro al Consejo de Indias, Lima, 12 de enero de 1566.
34
GP, 1921, III, 158, Carta de Lope García de Castro al Consejo de Indias, Lima, 26 de febrero de 1566.
35
BNP, Ms. A440, f. 7v-11v, Autos del corregidor de indios de la provincia de Angaraes, Andres de Navarrete, Aco-
bamba, 16 de diciembre de 1568. 37
AGI, Patronato Real, 189, R. 14, Expediente de la Audiencia de Charcas al licenciado Castro, La Plata, 10 de junio
de 1566.
36
Organización de la Iglesia (en adelante OI), I, p. 53, Parecer del arzobispo Loayza y Prelados de la órdenes religiosas
al licenciado Castro, Lima, 8 de enero de 1567. 38
OI, I, p. 66, Carta del arzobispo Loayza al rey, Lima, 20 de abril de 1567.

310 311
La ceremonia del juramento de Trujillo43. Este magistrado dictó una serie de ordenanzas bien detalladas acerca de cómo los alcaldes
La esencia de la ceremonia regia en América hispánica se basa en conmemorar, por medio de una fiesta de indios debían de actuar para la administración de justicia en los municipios y para la limpieza de sus
cívica, la exposición de la superioridad del monarca a través de su presencia simbólica asumida por el calles (Espinoza, 1960: 212; Rostworowski, 1975: 126-128).
virrey o para el caso que analizamos en el corregidor de indios. Tenía la calidad de un poder simbólico en La primera autoridad que juramentaba ante el corregidor era el alcalde de indios con facultad de
vista de que el rey no estaba presente físicamente, pero sí sus imágenes (Covarrubias, 1611: 275; Bridikhi- averiguar los pleitos en su repartimiento44. La segunda ceremonia se realizaba para la juramentación de
na, 2007: 137-138 y 178). Por lo cual, el acto de ostentación del poder regio tenía mucho mayor esplendor los regidores indios que fueron los funcionarios que más relación debieron estrechar con el corregidor,
mientras más alejado estuviera el rey (Bridikhina, 2007: 138), de ahí que el análisis de la ceremonia en un pues ambos formaban el cuerpo político del Cabildo (Castillo de Bobadilla, 1759: Lib. III: Cap. VIII:
lugar tan distante de Lima como Angaraes fuera otra razón poderosa para nuestra elección como espacio 146-147; Lohmann, 1983: 190). Su juramentación ocasionaba “una toma de gusto para acostumbrarse
de análisis. El corregidor de indios, Andrés de Navarrete, desarrolló la práctica de esta ceremonia que a vivir encuadrado en los principios de la república”45. En tercer lugar, el corregidor de indios tenía que
tuvo su máxima expresión en el juramento de su cargo. Debía jurar ante el Cabildo de españoles de la estar presente en la jura de los alguaciles —máximos responsables de la policía de los indios— ante el
ciudad de Huamanga, inserto en su jurisdicción, que cumpliría fielmente todas sus facultades conferidas. alcalde de indios en sus reducciones46. Así el corregidor de indios de Angaraes, Andrés Navarrete, es-
Desde el momento de la instauración de los corregimientos, el gobernador García de Castro fue enfático tuvo presente en el encabezamiento de la ceremonia de juramentación de los alguaciles indios ante su
con esta ceremonia por el hecho de que fue el primer elemento que lo legitimada como un simulacro alcalde teniendo como ejemplo a Francisco Achamallqui que juró como alguacil en el repartimiento de
del rey. Un ejemplo a ello es cuando el gobernador le ordena al corregidor Navarrete que vaya personal- Antomarca47. En el manuscrito se deja constancia de que Francisco Achamallqui declaró como testigo
mente a presentar su provisión real al Cabildo de Huamanga con la finalidad de garantizar el uso fiel de en los actos de justicia que se seguían en contra del cacique de Sibaya, Pedro Chuquillanguy, bajo el cargo
su potestad39. de alguacil indio de su repartimiento. Esto nos indica que los corregidores de indios en el sur andino
La ceremonia se iniciaba con la entrada del corregidor de indios en el Cabildo de españoles (tenía preferían el modelo aplicado en la zona norte que dejó delineado al doctor González de Cuenca para
que hacerlo aquí según lo establecido por la Curia Philipica)40. Luego, el corregidor se quitaba la gorra y instituir las autoridades del Cabildo de indios. Sin embargo, no tenemos más registros que confirmen la
pedía una venia a los regidores para presentar su título real. En seguida, le entregaba al portero su título institución de un Cabildo de indios para todos los repartimientos de la provincia de Angaraes, empero la
para que este se lo entrege al escribano, quien efectuará la lectura de la provisión. Culminada la lectura, confirmación de la existencia de un alguacil indio en un repartimiento de Angaraes nos arroja la pista de
el regidor más antiguo le solicitaba al corregidor de indios que manifieste el juramento de costumbre la existencia de un Cabildo indígena instituido por alcaldes y regidores. Por consiguiente, nos referiremos
(Hevia, 1797: 17-18; Lohmann, 2001: 212-220 ; Albi, 1943: 111): «Ha de jurar, que es de hacer justicia, y a este Cabildo de indios en el corregimiento de Angaraes como un inicio del proceso de fundación de
guardar el secreto del Ayuntamiento, de hacer bien y fielmente su oficio, guardando el servicio del Rey, las reducciones en el sur andino48.
y el bien común de la tierra, que lleva a cargo, y hacer justicia y de no llevar oficiales dados por personas
de la Corte (…)» (Castillo de Bobadilla, 1759: Lib. III: Cap. II: 113). Hecho el juramento magno, la ce- El orden de los asientos en las ceremonias públicas
remonia finalizaba con la entrega de las varas de justicia al corregidor (símbolo del cetro real) por medio El culto a la efigie del rey en el corregimiento de indios debía de guardar una estricta jerarquía de to-
del regidor más antiguo. Se le entregaba dos varas para que una de ellas se la otorgue a su teniente. Por dos los actores que participaban en la teatralización del poder. Cada uno gozaba de diferentes grados y
eso, luego de tener el poder real, el corregidor juramentaba bajo el mismo rito a su teniente de justicia dignidades políticas que se consagraban mediante su debida representación ya sea en las ceremonias de
(Villadiego y Vascuñaña, 1766: 148). juramento, fiestas públicas y sentencias.
Este juramento merece ser desmenuzado por partes. Primero, se exponía la ostentación del poder Estos mecanismos de poder en la cultura política tenían un orden legitimador que descansaba en la
político del corregidor a través del Cabildo de la ciudad. Con esta institución, el corregidor desarrollará cosmovisión religiosa. Se describía dentro de una organización piramidal donde Dios brinda el poder a
un poder individizo. El mayor brillo de su poder se originaba cuando los miembros del Cabildo se con- los ángeles y arcángeles, estos mandan a los hombres; los hombres, a los animales (Castillo de Bobadilla,
gregaban en unidad al mando de su persona en dicha ceremonia (Castillo de Bobadilla, 1759: Lib. III:
Cap. VII: 171).
Segundo, la práctica política de ejercer fielmente el cargo obligaba a que el corregidor realizara 43
AGI, Justicia, 458, Residencia tomada al doctor Gregorio González de Cuenca en tiempo que fue visitador de
la misma ceremonia de juramentación para las autoridades del Cabildo indígena (alcaldes y regidores Trujillo por el oidor Pedro Sánchez de Paredes, 1573. Este es el tercer legajo del juicio de residencia y hace constar los
indios). Para ello, el gobernador García de Castro contaba con una facultad de despachar todos los múltiples expedientes de autos del doctor Cuenca por disposición de García de Castro para erigir los Cabildos en los
negocios de Estado a los comarcanos que hayan tenido mayor colaboración con la Corona41. La Real repartimientos de indios. Estas ordenanzas de Cuenca sirvieron como modelo a los corregidores de indios en el sur
andino. Un agradecimiento especial a la dirección del Archivo General de Indias por mandarme desde Sevilla (España)
Cédula confería al gobernador la autoridad para que él traslade ese mismo poder a sus corregidores de
todo el legajo digitalizado en formato CD-ROOM.
indios a fin de que ellos despachen los negocios de nombrar y proveer a los naturales de más calidad en
letras con el objetivo de que ejercieran su cargo —alcaldes y regidores— en el Cabildo de indios42. Por
44
GP, III, p. 102, Carta de Lope García de Castro al rey, Lima, 23 de setiembre de 1565.
lo tanto, en rigor a la verdad histórica, el licenciado García de Castro es el artífice de la institución y fun- 45
GP, III, p. 123, Ordenanzas de Lope García de Castro para los corregidores de indios, 1565.
cionamiento de los primeros Cabildos de indios y reducciones en el virreinato peruano por medio de su 46
AGI, Patronato Real, 192, N.2, R.13, Carta del Concilio Provincial de Lima a los oidores de su audiencia, Lima, 1567.
disposición para que el oidor, el doctor Gregorio González de Cuenca, visite la jurisdicción de la ciudad 47
BNP, Ms. A440, f. 29v, Autos del corregidor de indios de Angaraes, Andrés de Navarrete, Acobamba, 11 de enero
de 1569.
48
Los investigadores aún siguen generalizando erróneamente la fundación de reducciones en todo el virreinato del
39
BNE, Ms. 3.043, f. 16r, Provisión del licenciado Castro a los corregidores de indios, Lima, 10 de octubre de 1565. Perú hecha por el virrey Toledo durante su visita general en 1570. Para el caso de Angaraes que pertenecía a la jurisdic-
40
R.L.R.I, 1972, Lib. V, Tít. II, Ley VII. ción de la ciudad de Huamanga, Toledo dicta la “Ordenanza de la reducción de los indios en Huamanga”, Huamanga,
11-XII-1570 (Lohmann y Saravia, 1986: I: 65). Sin embargo ya hemos constatado por la rigurosidad de la documen-
41
AGI, Lima, 569, L. 11, f. 259v, Real Cédula al licenciado Castro, Aranjuez, 10 de junio de 1565.
tación que en el norte del virreinato peruano y en algunos repartimientos del sur, la institución de las reducciones por
42
GP, III, p. 117-130, Ordenanzas de Lope García de Castro para los corregidores de indios (1565) disposición de García de Castro en el lapso de su gobierno 1565-1569 (AGI, Justicia, 458)

312 313
1759: Lib. III: Cap. II: 19). Al igual que el orden natural, la jerarquía política debía de imitarla, puesto que resto de oidores están presentes en esta provisión y eran expuestas hacia el público espectador indígena50.
hay cargos superiores que preceden a los cargos menores en el corregimiento. Su posición en la ceremo- ¿Qué valor político tenían tanto las firmas de los ministros de la Audiencia como el sello real en las
nia le haría merced a recibir determinada reverencia y excelencia (Castillo, 1759: Lib. III: Cap. II: 18 y provisiones otorgadas al corregidor? Estos símbolos cumplían la finalidad de ser signos solemnes de la
Lib. III: Cap. VIII: 149). El mecanismo de poder que evidenció esta estratificación de dignidades fue el materialización de la omnipresencia del poder regio en los distantes dominios (Bridikhina, 2007: 199). Es
respectivo orden que guardan las autoridades en los asientos durante las ceremonias. por esta razón que la Corona exhortaba a las audiencias a mandar provisiones con el título, sello real y
El corregidor de indios debía de sentarse en un asiento mayor que sobresalía a los asientos de los registro fuera de las cinco leguas de su distrito jurisdiccional. Caso contrario fueron las provisiones dadas
regidores. Este asiento era una silla con brazos que ostentaba su persona como la más alta eminencia, dentro de las cinco leguas de su jurisdicción donde no llevaban los signos solemnes51. En otras palabras,
excelencia y grado en el gobierno de su distrito (Castillo, 1759: Lib. III: Cap. II: 19; Muro Orejón, 1989: en los documentos se trasladaba la efigie del rey porque se visualizaban las rúbricas y el sello real. Estos
217-218). Además su silla estaba más elevada que la del resto, y lucía, en algunas ocasiones, almohadillas. signos del ritual fueron considerados por la teoría antropológica como formas simbólicas que demostra-
Su asiento fue un simulacro del trono del rey dado que tenía el más alto tribunal de justicia, por ende ban la construcción de un orden social liderado por la élite gobernante (Geertz, 1994: 149-150 y 168).
siempre debía de ser la efigie del monarca. La intromisión de un elemento extraño —como la falta de El panorama político fue perfecto para los corregidores de indios, que al estar alejado de la capital,
una almohadilla o que el corregidor se siente en bancos similares con los regidores— denotada una lucían estos símbolos regios que los convertían en simulacros del rey. Aquí es preciso preguntarnos ¿qué
ofensa grave a su alta investidura (Cañeque, 2004b: 630). En un menor rango político se encontraba la calidad ofrecía la visibilidad del ritual a los indios espectadores? El apreciarlo constituyó la manera de
preeminencia de los regidores indios que tenían como asientos a bancos, por lo que su orden político era ilustrar en la imaginación del espectador una cohesión social del orden virreinal (Garavaglia, 1996: 8).
inferior al del corregidor, no obstante el regidor más antiguo recibía el segundo lugar del poder político Esa imaginación se producía mediante una fantasía colectiva que buscaba adornar su vida social en base a
equiparándose con el teniente y alcalde (Hevia, 1797: 5). La posición y la distancia de la silla separada a rituales dramáticos. Basándonos en la teoría antropológica de Geertz, lo que hacía posible que el ritual —
la del corregidor también significaban cierta honra. El sentarse a la derecha del corregidor otorgaba un como fantasía colectiva— sea asimilado por los indios se mostraba en la trascendencia de los adornos del
grado de superioridad, mientras que el sentarse a su izquierda graficaba inferioridad. Del mismo modo, ritual que se reflejaba en una imaginación moral con concepciones morales de belleza y de arte (Geertz,
a menor distancia de su silla se le ofrecía preeminencia, y a mayor alejamiento de su asiento, menos dig- 1994: 56). El canal visual hacia los indios convertía el ritual en un signo vivo y auténtico para evidenciar
nidad (Cañeque, 2004b: 628). las preeminencias del poder regio en el corregidor (Bridikhina, 2007: 148). En efecto, esta autoridad se
reconocía legítimamente como líder del «cuerpo de república» indígena.
El ritual del recibimiento de la provisión real La segunda escena en el ritual de la provisión real se manifestó en un conjunto jerárquico del len-
Los rituales del poder regio en la Monarquía Católica constituían una ceremonia orientada hacia el más guaje gestual seguido por el corregidor de indios que lo practicaba al momento de exponer públicamente
alto reconocimiento público del rey. Tenía el calificativo de ser un teatro de la propia encarnación de la el documento. Este teatro político tenía como finalidad determinar el clímax de la representación: la
producción y negociación del poder regio (Covarrubias, 1611: 13; CCañeque, 2004b: 611). Recibía el omnipotencia real de su autoridad sobre los naturales. Esta escena era el acápite final de la teatralización
ritual un grado superlativo de distinción debido a que fue el mecanismo donde se apreciaba cotidiana- del simulacro del rey. Es aquí precisamente donde el corregidor de indios alcanzaba la suprema legitimi-
mente y directamente el estatus, honor y justicia de la autoridad que simulaba ser el rey. Por lo tanto, el dad y distinción como efigie del rey (Castillo, 1759: Lib. III: Cap. II: 14). Los elementos simbólicos que
ritual también puede ser comprendido como un arte de máxima propaganda y legitimidad del poder real conformaban esta escena fueron en estricto orden secuencial: la toma de la provisión entre sus manos, el
(Polo, 2010: 10; Bridikhina, 2007: 137). Es por ello que mediante este elemento el corregidor se exhibía beso del corregidor a dicho documento para luego colocarlo sobre su cabeza. Apreciemos el contenido
como la gran efigie del monarca. El licenciado Lope García de Castro incorporó la naturaleza política del del ritual que siguió el corregidor de indios, Andrés de Navarrete, en la jurisdicción de Angaraes: «Visto
ritual en los corregimientos de indios manifestándose en el teatro que el corregidor preparaba durante la dicha real provisión la tomo en sus manos y la beso y puso sobre su cabeza y dijo que la obedecía e
del recibimiento de su provisión real a fin de ejercer la justicia en su distrito. Esta representación del po- obedeció con el acotamiento debido (…)»52.
der se conformaba por un desfile jerárquico de escenas teniendo cada una de ellas un lenguaje de poder Cada gesto específico estaba recargado de un lenguaje político que guardaba un riguroso orden
entendible (Cañeque, 2004b: 613). asignado a la naturaleza regia del corregidor. La clave para comprender este lenguaje gestual es a partir
En la primera escena de este rito teatral, el corregidor de indios presentaba públicamente la provi- de la concepción de su trayectoria a través de la mirada de cada uno de ellos; con el objeto de no caer en
sión de su poder real a los indios litigantes que le requerían la administración de justicia. Este espectáculo una interpretación entremezclada. En esa perspectiva, cada gesto es comprendido como una estructura
tenía la intención, en primer lugar, de exponer la facultad que se le concedía al corregidor en nombre del simbólica que tiene su particularidad concreta (Geertz, 1994: 60-65). Primero, la posesión en las manos
rey para ejercer su facultad como juez supremo. La provisión que el licenciado García de Castro otorgó a de la provisión, se codificó como una imagen de sabiduría y prudencia del corregidor. Estas dos virtudes
Andrés de Navarrete para seguir el proceso a petición de Diego Pucumucha, cacique de Antas, lo indica atribuidas a la Justicia Mayor del rey le asignaron al corregidor Navarrete ser una autoridad ejemplar que
así: «Mandamos nuestra real provisión para que vos el dicho corregidor de la provincia procedáis en la gozaba de derechos y privilegios (Castillo, 1759: Lib. I: Cap. V: 70-71; La Torre, 2000: 24-25). Por esta
causa y todo rigor de justicia y castiguéis a los que parecieren culpados y hagáis que él y los dichos sus conducta, se relacionaba al corregidor de indios con una cualidad típica de los monarcas de la casa de los
indios sean pagados» 49. Este poder real otorgado al corregidor de indios de Angaraes se expresa como el Austrias: ser un príncipe piadoso (Mínguez, 1999: 143). Segundo, el beso a la provisión real significaba la
reconocimiento de su cargo que primordialmente se actualizaba con aquella teatralización. lealtad máxima del corregidor para con su rey. Este signo gestual se codificó como señal de acatamiento
En segundo lugar, el propósito de esta escena fue el de exhibir también las rúbricas y el sello real
de las autoridades de la Audiencia. En la provisión que se mandó al corregidor Navarrete se visibiliza
estos símbolos del poder material del rey. Tanto el conjunto de firmas de García de Castro como los del 50
BNP, Ms. A440, f. 2r-v, Provisión de licenciado Castro para el corregidor de la provincia de Angaraes, Andrés de
Navarrete, Lima, 13 de noviembre de 1568. Las firmas de los oidores son pertenecientes al doctor Cuenca, el licenciado
Ponce de León y el licenciado Sánchez Paredes.
51
Cedulario Indiano, III, f. 14, Capítulo de ordenanza para las audiencias de Indias, Madrid, 1563.
49
BNP, Ms. A440, f. 2v, Provisión de licenciado Castro para el corregidor de la provincia de Angaraes, Andrés de Na- 52
BNP, Ms. A440, f. 3v, Inicio de los autos judiciales del corregidor de indios de Angaraes, Andrés de Navarrete,
varrete, Lima, 13 de noviembre de 1568. Acobamba, 13 de diciembre de 1568.

314 315
y cumplimiento de ser el simulacro del rey (La Torre, 2000: 25). Tercero, la colocación del documento Fuentes y bibliografía
sobre su cabeza fue el gesto de su suprema potestad. No reconocía a alguien más superior que él en su
provincia, puesto que su gobierno tiene el mayor mando después del rey (Castillo, 1759: Lib. III: Cap.
II: 16). Cumplía el mandato del monarca porque en su persona recaía su poder imperial. Este gesto lo Fuentes primarias inéditas
catapultaba como el rey entre los indios de su corregimiento.
Como premio a esta labor que efectuaba el licenciado García de Castro, la Corona le entregó la ARCHIVO GENERAL DE INDIAS
facultad política de gobernar las audiencias de Quito y Charcas53. Una clara recompensa que podemos Audiencia de Lima
asociarla como un frecuente respaldo político de Felipe II gracias a la excelente obra que venía ejerciendo LIMA, 569, L.11
en el Virreinato del Perú54, por el hecho de que las provisiones dadas a sus corregidores de indios conse- Extraído el 13 de agosto del 2012 desde http://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/Control_ser-
guían la finalidad de identificarse mediante la cultura política como efigies del rey en la sociedad indígena. vlet?accion=4&txt_accion_origen=2&txt_id_desc_ud=358762
Esto lo manifiesta un informe que el Consejo de Indias preparó al rey para mantenerlo al tanto de lo que LIMA, 569, L.12
se había proveído por el licenciado Castro y su fiel cumplimiento de tales ordenanzas55. Extraído el 13 de agosto del 2013 desde http://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/Control_ser-
En suma, la cultura política de identificar al corregidor de indios de Angaraes, Andrés de Navarrete, vlet?accion=4&txt_accion_origen=2&txt_id_desc_ud=358763
como la efigie del rey mediante el discurso de la magnificencia y de la práctica de teatralizarlo como su
simulacro regio permitió a los indios ser partícipes íntegros de este proceso ya sea como actores activos Patronato Real
(ceremonias de los asientos y de juramento) y actores pasivos (discurso de los atributos imperiales del co- PATRONATO, 189, R.14
rregidor y el ritual de la provisión). Aquello nos ofrece la convicción de que el gobernador Lope García de Extraído el 20 de diciembre del 2013 desde http://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/Control_
Castro inició el proceso de incorporación de las comunidades indígenas —para el caso de Angaraes— en la servlet?accion=4&txt_accion_origen=2&txt_id_desc_ud=125404
Monarquía de los Austrias gracias a que la cultura política ejecutada fomentó la hispanización de los indios PATRONATO, 192, N.2, R.13
a causa de tener en su corregidor la transfiguración de la imagen personificada del monarca: la efigie del rey. Extraído el 20 de diciembre del 2013 desde http://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/Control_
servlet?accion=4&txt_accion_origen=2&txt_id_desc_ud=125597

Justicia
Conclusiones JUSTICIA, 458 (Legajo enviado en formato CD-ROOM desde Sevilla)

1.- El proyecto de «Estado virreinal» que delineó el licenciado Castro buscó instaurar el «cuerpo de Indiferente General
república» en la sociedad indígena por medio de una autoridad con potestad suprema que sería la cabeza INDIFERENTE, 738, N. 103
y príncipe en su república: el corregidor de indios. Extraído el 20 de diciembre del 2013 desde http://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/Control_
2.- La legitimación del corregidor de indios como cabeza de su «cuerpo de república» se articuló servlet?accion=4&txt_accion_origen=2&txt_id_desc_ud=300509
con los mecanismos del poder que concedió la cultura política de la Monarquía de los Austrias, la cual
consistió en identificar al corregidor de indios como la efigie del rey en base a la magnificencia real (dis- BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA
curso) y en la teatralización como el simulacro del rey (práctica). Manuscrito 3.043
3.- La magnificencia real se plasmó en el discurso de los atributos y dignidades del monarca de- “Ordenanzas y comisiones para el Reino de Granada y Obispado de Quito” (Manuscrito enviado en formato
rivados al corregidor de indios. Mientras que la teatralización del poder llevó a la práctica política esta CD-ROOM desde Madrid)
magnificencia del corregidor por medio de representarse como un simulacro vivo del rey a través de cere-
monias y rituales. Esta imagen del rey en el corregidor de indios corresponde a comprenderlo dentro de ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN
su contexto político de instauración en el siglo XVI, cuando apreciamos, según el análisis de las fuentes Campesinado
documentales, a un corregidor mucho más administrador de su provincia e interesado más por cumplir Derecho Indígena, Leg. 2, Cuad. 9, 1567
la administración de justicia que le solicitaba la sociedad indígena.
4.- El resultado efectuado de esta cultura política fue la participación neta de los indígenas de Anga- BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ
raes en este teatro regio ya sea como actores activos (ceremonias) y actores pasivos (rituales). Podemos afir- Manuscrito A445
mar que en el sur andino, la concepción del corregidor de indios como efigie del rey, se manifestó en toda “Autos y sentencia del corregidor de los Angaraes, Andres de Navarrete en causa seguida del cacique de Anta Diego
su magnitud. Esto permitió la incorporación de las comunidades indígenas a la Monarquía de los Austrias. Pucumucha contra Pedro Chuquillanguy y demas indios guancas por incendios causados en sus tierras”. Lima, 21 de
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Doncellas y arrendamientos, las dotes de la cofradía de Nuestra Señora del
Rosario: Lima, 1632 – 1690

Luis Rodríguez Toledo


Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Introducción

Las cofradías, durante el Virreinato, demandaban la necesidad de realizar actividades económicas para
solventar sus actividades espirituales, vale decir, para asegurar el culto y la fiesta. Pero a su vez muchos de
sus movimientos económicos también sirvieron para cumplir con sus actividades de ayuda social como
la caridad o para sus funciones mutuales, es decir, la ayuda entre los miembros de la hermandad. El pre-
sente trabajo de investigación pretende realizar un análisis de la relación entre el sistema dotal y las cofra-
días a partir de un caso particular como la donación que efectuó Benito Pacheco, miembro de Nuestra
Señora del Rosario, de sus dos casas para que de su usufructo sean beneficiadas las doncellas huérfanas
del Rosario. A partir de este hecho veremos como una actividad económica como los arrendamientos de
propiedades cubrían o soportaban las actividades espirituales y de ayuda social de las cofradías. Frente
a este análisis también veremos cómo los miembros de la hermandad, las familias insertas dentro de la
institución incrementan su prestigio a partir de las obras de caridad, como la donación, sin embargo esto
será básicamente una legitimación, pues en muchos casos las donaciones hechas para ayudar a las don-
cellas huérfanas contenían clausulas donde se preferían a las parientes de los difuntos benefactores. De
esta manera, el sistema dotal, muy importante para el empoderamiento de las familias nobles, terminaba
siendo un elemento que fortalecía la idea del patrimonio familiar, del linaje y del prestigio familiar de los
hermanos cofrades, y a su vez reproducía la función principal de la cofradía: ser un soporte real y eficaz
para las familias vinculadas a la cofradía.

Cofradía y caridad: Nuestra Señora del Rosario

En la lista de hermandades que redactó Beatriz Garland puede distinguirse a la Archicofradía de Nuestra
Señora del Rosario como una hermandad que tenía su sede en la iglesia de Santo Domingo1. La herman-
dad fue fundada por españoles en 1554, y posteriormente se extendió la advocación a indios y negros en
1562 y 1564, respectivamente. Cada grupo social constituyó una hermandad propia (Garland 1995: 209).

1
En los datos de Manuel Atanasio Fuentes el Convento de Santo Domingo tenía 10 altares y una gran variedad de
cofradías entre las cuales se encontraba la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario de españoles (Fuentes 1866: 287)

323
La cofradía por su antigüedad recibió el apelativo de «Archi», y a su vez se constituyó como un culto hecho como señalaba Fermín Labarga, fueron los misioneros quienes empezaron a fomentar la funda-
mariano de gran importancia en los reinos de América por su valor en la empresa conquistadora y por ción de estas instituciones para ayudar a la conversión de los indígenas, pero en las ciudades fueron los
el andamiaje mítico que envolvió rápidamente la imagen de la Virgen del Rosario. Como se describe, la españoles quienes tuvieron interés en reproducir el sistema confraternal que venía funcionado en Europa
Virgen del Rosario era una talla en madera de 1.70 cm que sostenía en su brazo izquierdo un niño, esta desde la Edad Media con el fin de asegurar el beneficio espiritual y material de sus miembros (2010: 13).
imagen estaba en el convento dominico, única orden que podía albergar a esta hermandad, pues era una De esta manera, sirvieron como elementos dinamizadoras del culto religioso, que practicaban y renova-
de las principales prerrogativas que tenía la Orden de Predicadores. La capilla donde se encontraba la ban las fiestas en honor a Cristo, la Virgen y los santos. Las cofradías se convirtieron en cuerpos sociales
imagen fue conferida por un tratado que firmaron los hermanos del Rosario con Sebastián Núñez de la dentro de la estructura jerárquica virreinal cuyas funciones iban desde lo espiritual hasta lo político4. Por
Vega en 1596 (Rospigliosi 1945: 14), posteriormente ya en 1684 los cofrades del Rosario tuvieron por ejemplo, es muy conocido como menciona Raúl Camarena Peralta, que muchas de estas cofradías tuvie-
concesión de José de Agüero Añasgo una bóveda para enterrar a sus hermanos difuntos. Actualmente no ran a altos funcionarios dentro de sus miembros como virreyes, oidores, arzobispos, inquisidores (2005:
hay una investigación que haya estudiado con profundidad a la cofradía de Nuestra Señora del Rosario, 142), y no faltaron peleas entre las cofradías por las prerrogativas de antigüedad, derechos y preeminen-
como en toda la historiografía no hay cofradía que haya sido trabajada de manera minuciosa. Las parti- cias, entre las que la misma cofradía de Nuestra Señora del Rosario se vio involucrada: cuando Pedro
cularidades de cada institución las vuelven proclives a las generalizaciones y comparaciones, por ahora Pérez de Guzmán, en nombre de Marcos Villarreal, mayordomo de la cofradía de Nuestra Señora de la
solamente podemos contar con una serie de crónicas y documentos editados por la misma hermandad y Misericordia (Iglesia Mayor del Callao) protagonizó un pleito en 1739 contra los hermanos de Nuestra
que en 1945 fueron publicados por un miembro de la misma cofradía llamado Fernando Rospigliosi. Su Señora del Rosario, pues pese a la antigüedad de la primera, ellos ocupaban los lugares de preferencia
testimonio y los documentos que se encuentran en la Sociedad de la Beneficencia Pública de Lima son maliciosamente para exhibirse públicamente5.
nuestras mayores entradas para entender a esta cofradía. Las cofradías también cumplieron funciones sociales con su entorno, y con sus propios hermanos
Los sucesos que se cuentan y escriben sobre la Virgen del Rosario en relación al virreinato son « (…) fue común que estas hermandades ofrecieran a sus miembros el apoyo necesario para asegurar un
varios, como el hecho de que el virrey Marqués de Mancera declarara a la Virgen como «Patrona y Pro- entierro y funeral apropiados, y el compromiso de rogar por la salvación de sus almas mediante la perió-
tectora de los Reinos del Perú» en 1643, o que el Conde de Lemos, en 1671, la cargara en la procesión dica celebración de misas (…)» (Ramos 2010: 151). Esta última función mutual se debía a que la cofradía
que se hizo en honor a la batalla que se sufrió contra Inglaterra en Panamá para ese año. El episodio y pertenecía a toda una tradición asociativa europea por la cual se seguía la lógica de que se enfrentaba de
«milagro» más fantástico se refiere a la intervención de la virgen en una épica batalla entre 200 000 indios mejor manera los periodos de crisis, si se encontraba organizado en una cofradía, gremio o se practicaba
contra 600 españoles durante los tiempos del asedio en Cusco durante el siglo XVI. Supuestamente la el compadrazgo (Foster 1959: 248). Es así que las cofradías en Hispanoamérica contienen en sus cons-
intervención de la Virgen impidió una masacre peninsular, y fueron los indios quienes se arrojaron pi- tituciones fundacionales puntos decisivos sobre su relación con sus propios miembros y hermanos, es
diendo bautismo (Rospigliosi 1945: 61). decir, la ayuda que estos recibirían en periodos de crisis, como la muerte, abandono o en situaciones que
La advocación a la Virgen del Rosario no solo era importante por su antigüedad (según Jean Baptis- implicaba la unión de los congregados como el matrimonio de una hija, que demandaba la necesidad de
te de Bouvier, esta fue fundada en 1475), sino por su desempeño político. El culto a la Virgen tiene como la entrega de una dote6. Estas funciones sociales iban de la mano con otras como la caridad (el recojo de
referencia las primeras predicas que hizo en el siglo XII, Santo Domingo, quien introdujo la costumbre limosnas para erigir obras de ayuda social como la construcción de hospitales o la visita de enfermos y
de rezar el rosario en honor a la Santa Virgen. La cofradía fue confinada a los religiosos dominicos desde prisioneros)7. El capital conseguido por la cofradía servía para ayudarse mutuamente mediante el criterio
entonces y oficializada en 1520 por León X mediante su bula Pastoris aeterni el 6 de octubre del menciona- de la solidaridad entre hermanos, pero principalmente, para solventar los gastos de la fiesta y del culto.
do año (De Bouvier 1852: 179). Era imposible que existiera otra cofradía del Rosario en una misma ciu- En conclusión, las cofradías, como anotaba Natalia Silva Prada, tenían el control sobre varios aspectos
dad y que no esté adscrita a los dominicos, esto lo sabía bien José Sánchez, procurador del convento de de la vida cotidiana de sus miembros como el matrimonio, la seguridad de las viudas, huérfanas y los
Santo Domingo, quien en 1701 denunció a Bernardo Cortés, un hombre que se había hecho mayordomo funerales. Como se sugirió, mediante la entrega de pensiones y dotes, se aseguraba el bienestar de los
de una cofradía del Rosario que pertenecía a la iglesia de San Lázaro2. Los argumentos mencionados por hermanos (2001: 427).
los religiosos de Santo Domingo son los mismos que hemos expuestos: que el padre dominico fue el Los medios de los que se valieron las cofradías para capitalizarse eran variados. Así, una forma fue
inventor del «santísimo rosario» por inspiración del Espíritu Santo, y así lo confirmaban las bulas papales la entrada que pagaba cada hermano al ingresar a la cofradía. Era un monto que se establecía de acuer-
desde los tiempos de León X, Pio V, Gregorio VIII, etc. De esa forma «donde hay convento o casa de do a las constituciones fundacionales. Otra manera de capitalizarse fue el recogimiento de limosnas, las
su orden [Santo Domingo] no puede haber cofradía de Nuestra Señora del Rosario en otra iglesia». La
relación entre la hermandad del Rosario y la religión dominica era en ese sentido cordial y política. La
gran devoción que tenían muchas autoridades por la Virgen del Rosario ocasionó graves problemas po- y Meyers 1981)
líticos, sobre todo porque cuando la imagen fue establecida como patrona de la ciudad se hicieron varias 4
Es necesario remarcar que la sociedad virreinal el siglo XVII estuvo organizada corporativamente. Esto incluía la
fiestas y procesiones que tuvieron como escenario el recinto dominico, abandonando la catedral ante la ficción de considerar al entramado social como un cuerpo cuya cabeza era el monarca, y los diversos miembros eran
protesta del arzobispo, sin hacer caso el virrey de turno, el Marqués de Mancera (Rospigliosi 1945: 32). los cuerpos sociales tales como la Real Audiencia, el Cabildo, las órdenes religiosas, la Universidad, las cofradías, etc.
Pero, ¿cuál era la función de las cofradías? ¿Cómo llegaron a América? Brevemente responderemos (Sánchez Concha-Barrios 2013: 147-164)
a las preguntas manifestadas. Las cofradías asentadas en Hispanoamérica tuvieron como función ser 5
AAL, LXIX:II, 1739-1740.
instituciones auxiliares en el proceso de evangelización que vivió América en sus primeras décadas3. De 6
La mayoría de cofradías tenían como un principio fundamental la solidaridad asociativa entre los miembros de la
corporación. Uno de estos ejemplos lo da la cofradía de comerciantes de Nuestra Señora de Aránzazu (Rodríguez To-
ledo 2013: 26)
2
Archivo Arzobispal de Lima (en adelante AAL), Cofradías, XVLII, 5, 1701-1703. 7
La caridad es un elemento fundamental de la ideología cristiana; le da funcionalidad al binomio pobreza y riqueza, y
3
Las cofradías como instituciones que ayudaron a la evangelización es un consenso para el caso de hermandades de sobre todo justifica las diversas actividades eclesiásticas. Este concepto ha sido estudiado por varios autores como Pablo
indios. Esta última corporación es estudiada sobre todo por los antropólogos dando como resultados visiones muy Macera (1977); un reciente ensayo que vincula directamente la caridad con las cofradías limeñas es nuestro estudio sobre
particulares llegando a establecer que la cofradía para el caso de los indios fue una continuidad de los ayllus (Celestino la cofradía de Nuestra Señora de Aránzazu (Rodríguez Toledo 2013)

324 325
cuotas que se entregaban periódicamente, pero sobre todo el censo, este último medio se convirtió en la redimidos sumaban 8 716 pesos. Después el mencionado Benito Pacheco revalidó su deseo de donación
principal forma de apropiarse de recursos económicos. Fue la actividad económica por excelencia de la por escritura pública. Más tarde, en 1710, durante la respuesta a una denuncia, el mayordomo de Nuestra
cofradía, que le otorgó un gran poder crediticio, convirtiéndola en un agente dinamizador de la economía Señora del Rosario aseguraría que los censos redimidos equivalían a 8 768 pesos:
virreinal (Egoavil 1986: 12). El censo era una forma económica por la cual la cofradía entregaba una
cierta cantidad de dinero a un particular a cambio de la retención de una propiedad inmueble. Al cabo del (…)El dicho Benito Pacheco después de haber hecho la dicha donación en el poder re-
tiempo pactado, la cofradía debería recibir el monto más un interés del 3%. En cualquier caso, la cofradía ferido otorgo otra escritura rebalidando dicha donación ante Diego Nieto Maldonado,
salía ganando, pues recibía el monto más el interés o acaparaba las propiedades censadas. Esta forma escrivano de su magestad en 4 se septiembre de 1625. Y en ella declara que le otorga
económica hizo que la cofradía se capitalizara de manera intensa, y a su vez permitió que tuviera bastas con las calidades y condiciones siguientes (sic) (…)9.
propiedades, en las cuales empezó a invertir para refaccionarlas y arrendarlas, para conseguir aún mayor
capital, convirtiéndose el arrendamiento en otra forma de enriquecer a las hermandades. ¿Cuál era el mecanismo para entregar las dotes a las doncellas? En el día de San Ignacio se reunían
El arrendamiento fue otro rubro importante en las actividades económicas de la cofradía, por lo ge- los Hermanos 24 de la cofradía y recogían la petición de las niñas huérfanas. Luego votaban para saber
neral se arrendaban las propiedades urbanas. Esta actividad solía ser de dos modos: a) una compra-venta cuántas serían beneficiadas, posteriormente se nombraban a los visitadores, quienes comprobarían que
de por vida y b) un arrendamiento mensual, siendo lo último lo más común, y la forma que se estableció las candidatas cumplieran con los requisitos para ser beneficiadas, es decir, ser realmente huérfanas po-
para el caso de las propiedades de Benito Pacheco. El arrendamiento de casas, que es lo que nos interesa, bres, honestas, virtuosas, «y que no tengan otro recurso, y en caso de que tengan padre que ha de ser tan
se basaba en un contrato mutuo entre un particular y la hermandad a un precio básico por un mes, gene- viejo y tan pobre que no pueda dar remedio a sus hijas» (Rospigliosi 1945: 21). Comprobado lo anterior
ralmente establecido en pesos y que variaba de acuerdo al estado, tamaño y ubicación de las propiedades. se echaban las boletas y por sorteo se sacaban un total de seis nombres para las beneficiadas. Sin embar-
Diego Lévano menciona que la acción de dejar en donación casas para el arrendamiento de una cofradía go, lo anterior era el proceso normal y normado por el cual la hermandad del Rosario entregaba dotes
no es excepcional, por lo general fue una forma bastante difundida por el cual un hermano de cofradía u a partir de sus rentas y capitales, y como extensión y tradición de sus obras pías, pero Benito Pacheco
otro particular pretendía ganar su alma, siempre dejando en claro que las ganancias de las rentas fueran estableció en su donación la manera de cómo él pretendía que se procediese a elegir a las doncellas para
utilizadas e invertidas en buenas obras de caridad o ayuda social. El autor señalado indica: ser beneficiadas con las dotes provenientes de sus propiedades.
El mecanismo por el cual se aplicaría la entrega de dotes a través del arrendamiento de las casas de
(…) En 1600, Salvador Rodríguez dejó a la cofradía unas casas que tenía en la calle que Benito Pacheco sería el siguiente: primero, durante la fiesta de Naval (segundo domingo de octubre, en
va de la iglesia mayor al monasterio de monjas de la Trinidad, con el propósito de que las fiestas de la Virgen del Rosario) los patrones de la cofradía, que son a su vez los mayordomos, junto al
fundasen una capellanía, de renta anual de 293 p. Esta renta se debería de distribuir: en diputado elegirían en un cabildo a las mencionadas doncellas que habrían de gozar de dicho ofrecimiento
la capellanía de misas y sostenimiento de doncellas (…) (Lévano 2010: 133). a partir de las rentas obtenidas de las propiedades. Este sistema de beneficio entre las familias insertas en
las cofradías y las dotes dadas como «hospicio» se entiende porque los «seleccionadores» de doncellas,
En nuestro caso, al estudiar la administración de propiedades donadas a la cofradía de Nuestra eran los miembros más encumbrados de la cofradía. Los mayordomos, diputados, y estos cargos gene-
Señora del Rosario, podemos constatar que la relación entre el arrendamiento anterior citado (con el ralmente estaban relacionados a las familias más notables dentro de la hermandad: existía un monopolio
cual trabajaremos) es casi similar en relación a los gastos de lo obtenido por el alquiler de propiedades, del poder de aquellos que tenían mayor acceso a bienes y prestigio. La cantidad de dotes era muy baja
generalmente para obras de ayuda social. En ambos casos era para el sostenimiento y entrega de dotes en relación a las aspirantes, por ello la posibilidad de que una huérfana que no estuviera relacionada a la
para las doncellas. familia y los altos cargos de la hermandad saliese elegida era muy poco probable, por ello generalmente
salían mujeres vinculadas a la hermandad, o como en el caso de Benito Pacheco, fueron casi todas sus
parientes las beneficiadas del usufructo. Así, como sentencia Natalia Silva Prada, el mérito de ser familiar
Arrendamientos y dotes, la administración de las casas de Benito Pacheco de algún miembro de la cofradía era importante para resultar favorecida (2001: 445). Esto se demuestra
a partir de las condiciones que dejó Benito Pacheco a la hora de dejar en donación sus propiedades, estas
Benito Pacheco, miembro de la hermandad de Nuestra Señora del Rosario, heredó dos casas a la mencio- cláusulas fueron las siguientes10:
nada cofradía para que de sus arrendamientos se casaran las doncellas huérfanas que salen en la proce- a) Alonso Pacheco, su sobrino, hijo de su hermano también llamado Alonso Pacheco, gozaría de
sión del día que se celebra la fiesta de la Naval en el convento de Santo Domingo. Las mencionadas casas usufructo de las dichas casas por tiempo de 4 años, que han de contarse desde el día del fallecimiento de
se encuentran a los bordes de la Plaza Central. Una está ubicada al fin de la calle Valladolid (actualmente Benito Pacheco.
sería la segunda cuadra del jirón Callao), compuesta por altos y bajos y una pulpería con dos puertas8. b) Las dotes que se han de entregar con los arrendamientos, se darán preferentemente a las parien-
La segunda casa es pequeña y se encuentra en el mismo lienzo, en dirección a la pileta de San Agustín, tas, en cualquier grado, del mencionado Benito Pacheco.
posee dos carroceras y una tienda que esta frente «al banco del herrador». Sin embargo, el arrendamiento c) Se da facultad a Alonso Pacheco para que pueda nombrar cuatro doncellas que a él le parecieran
de tales propiedades exigía el pago de dos deudas que Benito Pacheco deseaba cancelar. En primer lugar deben recibir las dotes, a pesar de que no sean parientas.
era la entrega de 6 445 pesos a favor de Antonio Pérez de Mendieta por un censo, y en segundo lugar 2 d) En el momento de elegir a las doncellas para la entrega de dotes, [su] hermano Alonso Pacheco
323 pesos y un real a favor del Hospital de La Caridad, ambas deudas se redimieron el 22 de setiembre ha de estar presente con derecho a voto, en caso él faltase, asistirá su sobrino.
y el 2 de octubre de 1631, respectivamente, gracias al pago que hizo Baltasar de Castro. Los dos censos e) El libro de la administración de las casas antes de la donación ingresaría en poder de los diputa-
dos de Nuestra Señora del Rosario a partir del 9 de abril de 1632.

8
Archivo de la Sociedad de la Beneficencia Pública de Lima (en adelante SBPL), Cofradía Nuestra Señora del Rosario, 9
SBPL, COF/ROS, f.1.
Libro de la administración de las casas que legó Benito Pacheco a la cofradía de Nuestra Señora del Rosario (Convento de Santo Domingo),
1632-1695, f.1. 10
SBPL, COF/ROS, f.1r.

326 327
Todo lo anterior refleja la documentación que se expeditó en el momento de la donación. Las
condiciones y cláusulas que se establecieron al momento de traspasar los bienes y libros de cuenta a la Administración de las casas de Benito Pacheco
cofradía de Nuestra Señora del Rosario quedó en disposición de los encargados de la administración Informe de las cobranzas hechas por el diputado Diego de La Cueva, 1632-1643
cofradial, vale decir, de los diputados elegidos por la hermandad. Ellos, a su vez, estaban obligados a Descripción Monto
entregar informes periódicos que se daban en las reuniones de cabildo.
Arrendamiento de las casas
A saber del cargo de diputado, hubo también otros oficiales con similares funciones como el ma-
yordomo bolsero o el cobrador. En el caso del mayordomo bolsero, este oficial de cofradía se encuentra Cobro a Clemente Fuentes por 8 meses de alquiler desde el 01 de septiembre de 1632 hasta 400 p
presente en la mayoría de la documentación referida a las cartas de pago y puede ser considerado como el abril de 1633.
segundo mayordomo de una hermandad. En el caso del cobrador, este podría ser contratado o asalariado Cobro hecha en 12 de junio de 1633 a María de La Garza por 8 meses de alquiler que se 180 p
(Garland 1995: 2012), y puede ser considerado del mismo estatus jurídico que el mayordomo, pues tenía cumplió a fin de ese año.
responsabilidades en el acceso directo de las cuentas económicas de la cofradía debido a que él era quien Cobro que se hizo a María de la Garza por 4 meses. 90 p
cobraba las deudas, censos, alquileres, limosnas o diversas actividades económicas que la hermandad
poseía. Este oficio era responsabilidad concreta de un hombre contratado por la cofradía, o por un her- Cobro a Fulano Rufino por dos tercio de las casas, alquiler que se cumplió a fines de abril de 180 p
mano que haya asumido dicha responsabilidad. Sobre el cobrador se menciona lo siguiente: « (…) eran 1634.
los encargados de ir por ciudad, ubicando a cada uno de los feligreses, realizando el cobro respectivo de Cobro de 195 pesos por importe de 15 meses de alquiler a 13 pesos cada mes, pero de los
las imposiciones censuarias, las rentas de alquileres, las limosnas, entre otros (…)» (Lévano 2010: 125). 115 pesos se gastaron 15 pesos en reparos como blanquear las llaves. 180 p
Los cobradores, por su trabajo —en caso de ser contratados—, recibían una asignación mensual o un Cobro a Juan Clemente de Fuentes a cumplimiento de 2 años en septiembre de 1634 cuando
pago fijo, dependiendo de lo establecido con la hermandad al momento del contrato. A su vez estaban se cumplió el alquiler. Pero el mencionado vivió hasta 1638 pagando la cantidad acumulada. 600 p
obligados a distribuir los pagos que la hermandad consideraba pertinente, como el pago de entierros o
entrega de dotes. Para llevar un cálculo correcto de lo ganado y gastado por la cofradía llevaban un libro Cobro a Doña Ana de Ayala por la casa pequeña hasta el 14 de junio de 1636. 180 p
donde se consignaba todo ello. Al final de un periodo, durante las reuniones de la hermandad, presentaba Cobro que se hizo hasta de un arrendamiento hasta 1636. 90 p
un informe, el libro de cuentas, los recibos y las cartas de pago. Todo ello pasaba a la hermandad donde
el mayordomo tenía como función asegurar su credibilidad. Cobro a Ana de Ayala hecho el 4 de marzo. 90 p
En el caso de los diputados, eran oficiales de la cúpula de la hermandad, Garland los ubica después
del mayordomo, y les asigna funciones tales como organizar y controlar las procesiones anuales. Por lo Cobro hecha el 15 de diciembre de 1636 a María Rodríguez por el arrendamiento de una 62 p
general el requisito para tener dicho oficio era únicamente ser miembro de los Hermanos 24 y «ser celoso casa que se pago el 15 de abril de 1635.
de su cargo» (Garland 1995: 216). La autora no le asigna una función económica, pero en este caso son Cobro que se hizo Dana de Ayala por un tercio de la casa en que vivió. 83 p
los diputados quienes trabajan como cobradores, y por ello se encargan de llevar en libros de cuentas, los
Cobro a María Rodríguez por un tercio de la casa en que vivió hecho en agosto de 1683. 65 p
ingresos y egresos de la administración de las casas que Benito Pacheco donó.
A lo largo de los casi 60 años, que el documento establece, se sucedieron alrededor de doce dipu-
Cobro a María Rodríguez por lo que debe de la casa alquilada, hecha el 25 de marzo de 35 p
tados que tuvieron como función realizar los respectivos cobros por alquiler de las casas, entregar las 1639.
dotes a las doncellas establecidas, utilizar el dinero para los gastos de reparación y plasmar todo en un Cobro a Nicolás de Espana a cuenta del arrendamiento de la casa en que vive hecha el 1 de 100 p
libro de cuentas. El diputado con mayor tiempo en el cargo fue Diego García Valle Garrido, quien fue junio de 1639.
elegido el 2 de abril de 1655 y ejerció el oficio hasta 1670, siendo diputado casi quince años. Otros cobra- Cobro a María Rodríguez. 21 p
dores con gran tiempo en el cargo fueron Ignacio Delgado y Diego de la Cueva, con doce y once años
respectivament. Este último es importante por ser el primer diputado que administró las mencionadas Cobro a María Rodríguez en 15 de julio. 24 p
casas. A continuación, un cuadro resumido de su informe, sobre los cobros que hizo durante el periodo
en el cual fue diputado11. Cobro hecha el 16 de septiembre a Ana de Ayala por lo que debe del arrendamiento de la 10 p
casa en que vivió.
Cobro hecha a Francisco Ruíz Calderón en 12 de enero de 1940. 69 p y
4 r.
Cobro a María Rodríguez. 9p

Cobro a Ana de Ayala. 10 p

Cobro hecha el 1 de junio de 1640 a María Rodríguez. 15 p

Cobro que se hizo a Francisco Ruíz Calderón el 13 de abril de 1640. 80 p

Cobro que se hizo a Juan Bautista Gonzales, albacea de Juan Clemente que falleció. 100 p

11
SBPL, cof/Ros, f. 2r-4f.

328 329
Cobro hecho el 18 de mayo de 1640 a Francisco Ruíz. 80 p En el cuadro estamos omitiendo los datos de gastos y reparaciones que exigían ambas propiedades
para no extender la presentación de cifras, pero dejamos entredicho que a esta simple presentación de in-
Cobro hecho el 12 de diciembre de 1640 a Francisco Ruíz. 60 p formación y personajes faltaría el rastreo de cada uno de ellos para conocer el grado de acercamiento que
había entre arrendatario y arrendador. ¿Quién era Francisco Ruíz? ¿Quién fue Ana de la Ayala? A través
Cobro hecho el 23 de abril de 1641 a Francisco Ruíz. 80 p
de la prosopografía, que no se pretendió intentar en este texto, tendríamos un cuadro más completo de
Cobro hecho el 16 de septiembre de 1641 a Francisco Ruiz. 75 p las relaciones de los hermanos del Rosario, y de las prácticas arrendatarias del siglo XVII.
Posterior a Diego de la Cueva, fue elegido como diputado Pedro de la Oyo, luego Pedro Sánchez
Cobro hecho el 2 de enero de 1642 a Francisco Ruiz. 34 p
de Bahamonde y sucesivamente se siguió dando el cambio hasta Sebastián de Cantos en 1690, año en
Cobro hecho el 15 de febrero de 1642 a Francisco Ruiz. 46 p que se hizo la revisión actual. En ese transcurso, el libro de cuentas presentó un informe resumido de lo
ganado de 1632 a 1690 por alquiler de las casas y las tiendas, siendo el monto final de 38 361 pesos y un
Cobro hecho el 16 de junio de 1642 a Francisco Ruiz. 80 p
real, sin contar los gastos que equivalían a 10 173 pesos y un real, por lo que el capital rentable y usable
Total arrendamiento de las casas 3 128 p y 4 r para la entrega de dotes durante esos aproximados sesenta años básicamente equivalía a algo más de 28
Arrendamiento de la pulpería y chichería 000 pesos, lo cual resultaba muy problemático por la gran cantidad de mujeres que se presentaban en
Cobro hecho por el alquiler de la pulpería por 8 meses a 14 pesos cada mes, que se cumplió 100 p estas fiestas esperando recibir una dote.
a fin de abril de 1632, siendo 12 pesos utilizados en gastos de reparo.
Cobro hecho el 22 de agosto de 1636 a Baltasar de Castro. 126 p

Cobro hecho el 22 de marzo. 98 p Informe resumido de lo ganado en la administración de las casas de Benito
Cobro hecho el 22 de abril. 11 p y 6 r Pacheco, 1632 – 1690
Diputado Periodo de cobranza Cantidad
Cobro hecho a Juan de la Torre. 41 p
Diego de la Cueva 19 de enero de 1632 a 3, 719 p y 6 r
Cobro que se hizo a Alonso Daniella por el alquiler de la tienda a 18 pesos casa año y corre 80 p 25 de marzo de 1643
a partir de febrero de 1638. Pedro del Oyo 25 de marzo de 1643 a 920 p
Cobro que se hizo a Juan Crespo. 39 p 1 de septiembre de 1645
Pedro Sánchez de Baha- 1 de septiembre de 1645 a 2, 006 p
Cobro que se hizo a Alonso Dávila. 31 p
monde 15 de marzo de 1648
Cobro que se hizo a fin de abril de 1639 a Juan Crespo por el alquiler de la tienda. 42 p Francisco Sotelo 15 de marzo de 1648 a 511 p y 5 r
Cobro que se hizo a Juan Alonso Gonzales por la tienda de la chichería que está frente al 8p 25 de marzo de 1649
herrador. Antonio de Alarcón 25 de marzo de 1649 a 1 825 p y 5 r
1 de junio de 1652
Cobro de dos meses más. 8p
Juan Martínez de Andrade 1 de junio de 1652 a 1 757 p y 2 r
Cobro de lo que aún debía por la chichería a Juan Alonso Gonzales. 6p 2 de abril de 1655
Diego García Valle Ga- 2 de abril de 1655 a 13 296 p y 2 r
Total arrendamiento de casas más pulpería y chichería 3, 719 p y 6 r.
rrido Julio de 1670
Ignacio Delgado Julio de 1670 a 10 345 p y 1 r
15 de noviembre de 1682
Diego de Sevilla Valderra- 15 de noviembre de 1682 a 2 400 p y 5 r
(Cuadro propio elaborado a partir de la documentación de la SBPL, caja 003 referente a Nuestra Señora del
ma 29 de septiembre de 1685
Rosario, folio 2r – 4f)
Pedro de León Girón 29 de septiembre de 1685 a 952 p
29 de marzo de 1688
Francisco Hurtado 29 de marzo de 1688 a 572 p y 5 r
El informe de Diego de la Cueva es una valiosa fuente para entender los arrendamientos que se
25 de marzo de 1689
establecieron en dicho periodo. Así, de lo anterior se puede establecer que por arrendamiento de casas se
Sebastián de Cantos 25 de marzo de 1689 hasta la actuali- 52 p
cobraba 13 pesos, y 14 pesos por el alquiler de la pulpería, una especie de tienda. La diferencia mínima
dad [1690]
puede ser entendida por el hecho de que la pulpería era un bien rentable que creaba capital a su arren-
Suma de lo que se ha ganado desde 19 de enero de 1632 a 25 38 361 p y 1 r
datario. Por lo general se establecían contratos de uno, dos hasta ocho meses en las cuales un particular de marzo de 1690
ocuparía las casas (generalmente como vivienda), al cabo del cual debería pagar el monto acordado. Pero
había casos en los cuales se podía prolongar el contrato, en otros casos el pago se hacía cada mes. (Cuadro obtenido de SBPL, COF/NSR, f. 12)
De los documentos también se puede deducir quiénes eran los principales arrendatarios de las pro-
piedades, y los vínculos que estableció la hermandad con ellos. Entre los principales nombrados por el A su vez, el libro de cuentas también contiene un apartado en relación a lo que se ha gastado y
diputado tenemos a Ana de la Ayala, María Rodríguez y Francisco Ruíz Calderón. pagado entre 1632 a 1690. Principalmente se encuentran los rubros de reparación de las casas y también

330 331
la entrega de dotes. Así se puede establecer que se gastó, mayoritariamente en el reparo de los pilares, mencionada Florencia podemos afirmar que estamos ante casos similares, generalizados de la época. En
corredores y patios (al parecer las partes más dañadas de la casa). Esto se ve a partir de los informes ambas propiedades sobresale un problema que será fundamental en el siguiente apartado, y es que pese
de conciertos entre el diputado y un artesano para el arreglo o modificación de ciertas partes de la casa al ordenamiento y sorteo que realizaba el Rosario para entregar dotes a las doncellas huérfanas, vemos
como dice lo siguiente: « (…) 66 pesos que pagó a Gutiérrez, carpintero, por una puerta para la tienda que subsiste otro sistema basado en la parentela, el linaje y la camaradería. Así, tanto Benito Pacheco
y de tablas que se gastaron»12. A su vez, las propiedades que recibieron mayores modificaciones fueron como Florencia de Chávez insisten en sus cláusulas que las dotes entregadas tendrán como preferencia
la pulpería y la chichería, siendo un indicador el hecho de ser un espacio para la implementación de un a sus familiares, es decir, se protege la consanguineidad. Este accionar era permitido por la cofradía pues
negocio que requiere constante modificación. A continuación, un cuadro resumido sobre lo gastado y en sus constituciones de 1643 se observaba como se practicaba la costumbre de otorgar dotes a las hijas
pagado, durante los años señalados, que el mismo documento contiene: de los hermanos, conforme al artículo 41 que decía: «Se les dé (los dotes) a las hijas y parientes de 24»
(Rospigliosi 1945: 21). Esto puede ser entendido a partir de la concepción de «familia» que se manejaba
en el Antiguo Régimen, desde un aspecto jurídico el «patrimonio» le pertenecía a la familia y al linaje,
Informe resumido de lo gastado y pagado en la administración de las casas de es decir, a la familia conyugal nuclear y a todos los descendientes, algo similar a una familia compuesta.
Benito Pacheco, 1632 – 1690 De esta manera un linaje podía involucrar varias sub familias y parejas que se encuentran pendientes del
Diputado Periodo de cobranza Cantidad patrimonio familiar que no se pretende dividir, por lo tanto todos los integrantes reclaman el derecho de
Diego de la Cueva 19 de enero de 1632 a 840 p usufructo (fraternitas). Este patrimonio como mencionaba Philipe Ariès, servía para ayudar a los parientes
25 de marzo de 1643 más necesitados, es decir, a los hijos sin bienes propios, a los sobrinos solteros, etc. (1987: 466). Como
Pedro del Oyo 25 de marzo de 1643 a 1, 511 p veremos más adelante, la dote al ser una herencia del derecho romano se estableció en las sociedades
1 de septiembre de 1645 occidentales, donde se creía que los niños y jóvenes no podían establecerse en base a su propio trabajo,
Pedro Sánchez de Bahamonde 1 de septiembre de 1645 a 97 p sino que tenían que recibir una parte de la herencia de sus padres, ya que históricamente la parte más
15 de marzo de 1648 importante de la riqueza tenía como fuente la herencia y no los ingresos (Groppi 1998: 3). Bajo esta
Francisco Sotelo 15 de marzo de 1648 a 14 p lógica no parece nada raro que los familiares directos e indirectos de Benito Pacheco hayan sido los más
25 de marzo de 1649 favorecidos en la entrega de dotes reclamando el fraternitas y su patrimonio familiar. A pesar de ello, esta
Antonio de Alarcón 25 de marzo de 1649 a 8py6r concepción de familia originó denuncias y conflictos con los mayordomos del Rosario cuando las peti-
1 de junio de 1652 ciones no eran exitosas como veremos más adelante.
Juan Martínez de Andrade 1 de junio de 1652 a 353 p y 2 r
2 de abril de 1655
Diego García Valle Garrido 2 de abril de 1655 a 69 p y 5 r Matrimonio, estatus y linaje, las doncellas limeñas
Julio de 1670
Ignacio Delgado Julio de 1670 a 621 p y 3 r La dote consistía en una cantidad de dinero o bienes que la mujer aportaba al matrimonio, siendo, tras
15 de noviembre de 1682 esto, administrada por el marido, quien disfrutaba de dichos bienes en usufructo (López Arandia [s.f]:
Diego de Sevilla Valderrama 15 de noviembre de 1682 a 1, 807 p y 4 r 118). Sin embargo, como anota Lavrin, citada por Rizo Patrón, la dote no era una donación per se, sino
29 de septiembre de 1685 «una especia de “garantía financiera” con el propósito de asegurar el bienestar de la mujer en la viudez»
Pedro de León Girón 29 de septiembre de 1685 a 319 p y 6 r (2000: 128). La definición más elaborada aseguraba que era una porción de la herencia de la mujer, subs-
29 de marzo de 1688
traída de la parte que le correspondía de su legítima, la cual era entregada al esposo para ayudar en las
Francisco Hurtado 29 de marzo de 1688 a 280 p cargas del matrimonio (Gonzales: 1995: 199). Era un sistema de origen medieval que se sustentaba en
25 de marzo de 1689
el antiguo derecho romano y su aplicación se generalizó en Europa. La dote llegó a constituirse, en la
Sebastián de Cantos 25 de marzo de 1689 hasta la 101 p y 5 r Edad Moderna, en una expresión de prestigio entre las familias nobles, de comerciantes, artesanos y de
actualidad [1690]
campesinos acomodados14. Su función era valiosa ya que se constituía en una relación entre familias que
Suma de lo que se ha gastado y pagado desde 19 de enero de 10 173 p y 7 r
decidían emparentarse, además de que permitía un buen matrimonio y aseguraba la felicidad económica
1632 a 25 de marzo de 1690
por un prolongado tiempo. La familia aparece entonces como un componente que aseguraba el estatus
social y económico, era la dote que se entregaba en el matrimonio que mantenía el papel de un regulador
(Cuadro obtenido de SBPL, COF/NSR, f. 15)

El caso de Benito Pacheco no es excepcional, de hecho en 1641, doña Florencia de Chávez, beata
terciaria y esposa de Juan Martínez Izquierdo, dejó a la cofradía de Nuestra Señora del Rosario unas (Convento de Santo Domingo), 1641, 1f.
casas ubicadas en la calle Aumente (actual cuadra 4 del Jirón Conde de Superunda). El motivo era, al 14
El trabajo más completo que se ha escrito sobre la dote proviene del antropólogo Jack Goody que en
igual que en el caso de Pacheco, proveer a las doncellas huérfanas de la dote que le permitiese el matri-
Bridewealth and Dowry ya establecía las diferentes contribuciones económica que realizaban los familiares
monio13. Al leer los mismos fines, cláusulas y la misma contabilidad que se hizo de las propiedades de la
en el matrimonio, basándose en el estudio de África y Asía, llegó a distinguir dos formas de contribu-
ciones, uno era Bridewealth, traducido generalmente como “Precio de la novia”, donde la parentela del
esposo ofrecía contribuciones y regalos a la futura esposa, y la otra forma económica era la Dowry o en
12
SBPL, COF/NSR, 12r francés Dot, que era la contribución de los padres de la novia en el matrimonio para asegurar a la hija
13
SBPL, NSR, Libro de cuentas relativas a las casas donadas por doña Florencia de Chávez a la cofradía de Nuestra Señora del Rosario casada (1973: 17)
332 333
de las diferencias jerárquicas entre las clases sociales. No en vano, cuando se estudia la dote, generalmen- era dada el mismo día que se desposaran, asimismo sacaban a dos huérfanas para que acompañaran las
te hablamos de las familias acomodadas. En ese sentido, la dote contiene un marcado sentido de clase. fiestas celebradas (Esteras 2005: 161).
Como elemento de prestigio, su monto se comenzó a elevar siendo caro para los sectores más pobres de Garland menciona que esta función social de entregar dotes no solo se circunscribía a los pobres
la sociedad. Por ello las fundaciones eclesiásticas, patronatos y cofradías conciben la concesión de dote como donaciones, sino también era un elemento importante entre los miembros de la hermandad. Así
como un objetivo fundamental. se daba « (…) el otorgamiento de dotes por sorteo a las hijas casaderas de los miembros de la cofradía»
Sin embargo, la dote no debe ser asociada únicamente al lazo matrimonial. Por ejemplo, existió (Garland 1995: 204). Sin embargo, nos interesa ahora el primer aspecto referente a la entrega de dotes
una dote que entregaba la familia a los conventos cuando una hija decidía ser religiosa, es decir, por como parte de una suerte de hospicio generalizado. De hecho esta actividad puede ser entendida como
unirse como «esposa» de Cristo. Esto ya había sido manifestado por Kathryn Burns cuando al estudiar «caridad», la cual tiene sentido a partir de la existencia de un conjunto social, vale decir: pobres. Y ello
el Convento de Santa Clara en Cusco se dio cuenta de cómo, a pesar del discurso ascético de las mon- venía de la mano con la concepción de caridad para la misma época. Así estaba asociada a dos grupos
jas, la institución religiosa había amasado una gran propiedad, en parte por su misma contribución, y sociales complementarios y antagónicos, pues no existía caridad sino había la dicotomía pobre/rico, se
también porque las monjas llevaban una dote al ingresar a conventuar, igual que una esposa, porque una necesitaban de los ricos para evocar las obras piadosas de caridad, y se necesitaba de los pobres para que
monja también era una novia y debía contribuir a la base de recursos de su comunidad (2008: 67)15. En la reciban (Macera 1977: 175). Recordemos que la caridad como parte de la doctrina cristiana no solo era
cualquiera de los casos, la dote debe ser considerada como la participación de la mujer en el patrimonio importante porque significa la conquista de la salvación, sino también porque significaba la ostentación
de su familia (Rizo Patrón 2000: 129], sobre todo porque no solo estaba compuesta por dinero, sino de la riqueza, la conducta pía y el prestigio (Geremek 1998: 25).
también de muchos bienes entre los que podían incluirse alhajas16, mobiliario, ropa, esclavos, encomien- La entrega de dotes servía de esa manera como una suerte de gracia. Para otros autores la conce-
das (aunque esto estaba prohibido, solo el gobernador Ramírez de Velasco lo intentó en el Tucumán), sión de dotes a jóvenes pobres significó la misión asistencial prioritaria de todas las cofradías debido
bienes inmuebles, e incluso cargos. Como anota Asunción Lavrin, la familia durante esta época más a que sus variadas formas de entrega ayudaba a la mantención de la honra (López Arandia [s.f]: 118).
que un núcleo básico de la sociedad a nivel moral, es en realidad un elemento que ejerció influencia María Amparo López menciona: « (…) la atención a la mujer se convirtió, de hecho, en uno de los fines
política y económica, se relacionaba con las grandes élites, son parte de ellas, y muchas veces llegó a ser principales de las fundaciones asistenciales de la Europa de los siglos XVI y XVII expresada a través
el soporte de instituciones burocráticas y de las mismas instancias eclesiásticas, como la misma Iglesia, de diversas variantes: protección a huérfanas, a hijas de padres pobres, doncellas, mujeres abandonadas,
pero también en el caso de órdenes religiosas y cofradías. Las cofradías de las élites son las reuniones viudas, prostitutas (…)» (118). Empero, la caridad también puede entenderse como un fenómeno espi-
de familias poderosas que ingresan en una corporación con sistema de cargos para elevar sus estatus. ritual y político de amplia duración conocido como la piedad barroca. La exaltación de la religión y su
Los Querejazu, Mollinedo, Echevarría, Palacios del siglo XVIII expresan bien este caso para la cofradía reproducción constante encontró en las cofradías un espacio perfecto para desplegar un conjunto de
de Nuestra Señora de Aránzazu. En este artículo son los Pacheco el linaje que se relaciona con Nuestra elementos que vinculaba lo espiritual con lo pomposo. La reproducción de rituales, procesiones costosas
Señora del Rosario. Pero la cofradía también tenía una función social que cumplir, las familias tenían que y banquetes seguían esta lógica. La ayuda mutua que perteneció a este sistema complejo también involu-
elevar sus estatus y prestigio a través de las obras de caridad, de esta forma disfrazan un aseguramiento craba la entrega de dotes a niñas huérfanas como extensión de una política que buscaba exaltar la piedad
de la propiedad familiar con una obra pía, como entregar dotes a huérfanas. Este parece ser el caso de de las cofradías como símbolo de estatus (Lévano 2006: 65-68). Lo anterior es importante sobre todo
los Pacheco. Como veremos más adelante, las principales beneficiadas de su donación fueron miembros porque la piedad barroca no sólo implicaba una «práctica procesional», sino también seguía una lógica
de su familia. corporativa y jerárquica donde el orden estaba determinado por el estatus y el prestigio. Es decir, que en
Entregar dotes para las doncellas huérfanas fue una tradición bastante extendida entre las herman- una ceremonia o rito los lugares prestigiosos por excelencia los ostentaban las cofradías espiritualmente
dades cristianas de Europa y entre las cofradías americanas. En España se encontraba la hermandad enaltecidas ante los ojos del poder político (Valenzuela 2001: 148).
de las doncellas que dedicaban su culto a Nuestra Señora de la Anunciación, fundada en 1521. Ellas El siglo XVII significó una nueva coyuntura para Lima, pues la composición social de la que se
tenían como obras de caridad la entrega de dotes competentes a doncellas pobres y honestas. A su vez sostenía la élite de la ciudad había cambiado de actividad económica. Si bien es cierto que en las primeras
en Andalucía, en la provincia de Jaén, la cofradía de Santa Ana sorteaba anualmente una dote de 10 000 décadas del virreinato la actividad minera fue fundamental, y posteriormente la hacienda se erigió como
maravedíes entre las doncellas huérfanas y sin medios del lugar de Torresdelcampo, para que dicha can- el espacio donde los encomenderos serían la clase más poderosa de la ciudad, esto cambió para mediados
tidad le sirviera a la joven y pudiera casarse (Moral Gadeo 2011: 7). Esta costumbre pasó rápidamente del diecisiete, gracias a que las actividades comerciales y banqueras ocuparon un gran protagonismo en
a ser parte de las funciones sociales de las hermandades, pues cumplía un rol de auspicio social a los el desarrollo de la vida colonial que se consolidaría en el siglo siguiente. La hacienda empezó a producir
pobres. Así, la cofradía de San Eloy de los plateros de Lima pagaba a las doncellas que acompañaban las gran cantidad de productos de pan llevar y los comerciantes los distribuían, generando grandes ganancias
procesiones que la hermandad organizaba en honor a su santo patrón, luego entregaban una dote que para las familias de élite y las corporaciones eclesiásticas. Nancy Van Deusen menciona lo siguiente: «
(…) En forma consistente con las nociones de beneficencia pública y caridad cristiana del siglo XVII,
los comerciantes, banqueros y agentes comerciales invirtieron simultáneamente en inmuebles urbanos y
15
En un anterior ensayo Kathryn Burns menciona las distintas formas de las dotes de las esposas de Cristo, así se podía filantropía religiosa, patrocinando hospitales, casas de religión e instituciones caritativas (…)» (Deusen
pagar al contado, mediante la imposición de un censo sobre alguna propiedad personal con el mismo monto de la dote, 2007: 171). Esta coyuntura en la ciudad reforzó el carácter económico de la nobleza comerciante que
o por alguna donación (2001: 69). inició un proceso de emparentamiento con semejantes, lo que dinamizo aún más el matrimonio. Esto
16
El caso de las alhajas es singular, ya que en situación de crisis servían como un capital de resguardo, no pocas familias durante la administración borbónica y el auge de la nobleza de la que habla el príncipe Santo Buono, que
de nobles de los virreinatos estuvieron al margen de situaciones problemáticas, sin embargo las joyas y los ornamentos, se reflejaría en las gigantes dotes del siglo XVIII.
así como la plata labrada está presente como bienes en la mayoría de los testamentos de los personajes más poderosos El matrimonio se convirtió en una estrategia marital para conservar vínculos con familias prestigio-
del virreinato, por ejemplo las joyas que poseía Manuela Geldres, mayordoma de Nuestra Señora del Rosario durante
sas . Este sistema dotal y la relación con la formación de élites familiares tienen buenos ejemplos en la
17
el siglo XVII, y durante los primeros años del siglo XVIII, Antonio de Querejazu ya había recogido una gran cantidad
de joyas, piedras preciosas, diamantes y plata labrada de sus matrimonios, así las alhajas contribuían en la proyección
de la imagen de un estatus elevado, también servían como un medio aprovechable cuando se requería ocupar algún cargo
(Rizo Patrón 2000: 135) 17
Para entender tal afirmación podemos apreciar el caso del inmigrante vasco Antonio de Querejazu, que en Lima

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región18. Por ejemplo, para el caso de Potosí, Clara López Beltrán manifestaba como la cohesión familiar moderadamente acaudaladas. Otras ofrecían donativos a las de medios más modestos,
a través del matrimonio sirvió para afianzar un grupo de poder basado en el honor y la riqueza en la y otras más a expósitas o huérfanas (…) (Deusen 2007: 174).
ciudad potosina, la familia así servía para identificar a los pares y notables (1996: 164). El parentesco y la
extensión de la familia para la autora era un mecanismo que seleccionaba socialmente qué integrantes po- Las hermandades que se dedicaban a la entrega de dotes eran la Cofradía de La Caridad, de Mi-
drían emparentarse con la familia en función del poder y el honor, así se van formando un linaje basado sericordia, Nuestra Señora del Rosario, entre otras19. Estas hermandades según sus principios debían
en las nupcias entre troncos familiares poderosos. La dote no era un elemento accesorio, ejemplificaba ayudar al casamiento de doncellas pobres o huérfanas, el fondo del que se servían estaba respaldado por
el honor de la doncella y el poder de la familia, una dote humilde podría ser de 3 000 pesos, pero ya los sus propias actividades económicas o por donaciones de las familias más ricas de la ciudad. La entrega
nobles podrían aportar hasta 16 000 pesos (1996: 184). Para el caso de San Miguel de Tucumán, en la ac- de dotes, mediante sorteo, fue parte de su beneficencia social ayudando a muchas jóvenes necesitadas,
tual Argentina, Neri Beatriz Robledo mencionaba cómo esta zona en constante conflicto por las guerras pero había casos en los cuales esta no se cumplía: era muy difícil saber si una hermandad cumplía con
contra las poblaciones indígenas no formó, a diferencia de Potosí, una ciudad donde el matrimonio y la sus constituciones al entregar el dinero a las menos favorecidas. La dote fue extensión de este sistema
dote se relacionaban con el poder, sino más bien al hospicio y la caridad, pues la preocupación principal caritativo que se inició en Europa; la ayuda al pobre o necesitado justificaba de alguna manera la existen-
fue el poblamiento de estas zonas. Debido a esto se empezó a formar un mercado de mujeres matri- cia de la riqueza, y la propiedad de la riqueza en algunas manos, ya que estos ayudarían a los pobres, de
moniables y atractivas en función de las dotes que podían ofrecer, siendo incluso posible que podrían esta forma la pomposidad de algunas cofradías adineradas se justificaba por sus actividades de gracia, ahí
llevar al matrimonio encomiendas como dispuso el gobernador Ramírez de Velasco (2000: 343). Esto encontraba su racionalización ideológica (Geremek 1998: 29).
era poco común en el Perú, como señalaba Miguel León Gómez en su estudio sobre los encomenderos En el caso de la cofradía de Nuestra Señora del Rosario, fue una hermandad que también se dedicó
de Huánuco. Ocasionalmente una heredera podría poseer una encomienda como Catalina de Mori, pero a la entrega de dotes a las doncellas huérfanas y pobres de la ciudad, fundada en el siglo XVI. Para la
era muy raro, según el autor, que su participación financiera en la dote fuera su principal mecanismo siguiente centuria ya tenía logrado un prestigio por el cual el desenvolvimiento de sus actividades espi-
de transferencia de bienes, donde se infiere que se exceptúa la encomienda (2002: 152). En Lima, el rituales era sumamente valioso. Sus obras de caridad estaban respaldadas por el capital que conseguían
incremento de españolas en la ciudad originó que se acrecentara la competencia por las esposas, por lo por medio de variadas formas. En este caso concreto que va de 1632 a 1690, podemos mencionar que
que se trató de intensificar las virtudes de las jóvenes muchachas, siendo una de estas la virginidad, por en esas seis décadas la entrega de dotes a doncellas sin recursos, se sostuvo principalmente por el dinero
lo que se utilizó a los recogimientos como una efectiva manera de realizarlo. El recogimiento mejoraba que dejaba los arrendamiento de propiedades, como las casas que Benito Pacheco dejó al morir, bienes
la matrimonialidad de una mujer asegurando su estatus virginal (Deusen 2007: 172). La virtud y moral que, según lo estipulado, debían servir para cubrir la entrega de dotes, por sorteo, a las doncellas que la
iban acompañadas necesariamente de una buena dote económica para asegurar un matrimonio eficaz, hermandad en cabildo decidiese beneficiar.
sin embargo, esto era complicado por el elevado monto de la dote, que en Lima podía ser de 10 a 40 mil Las doncellas que fueron beneficiadas por el dinero producto del alquiler y que son mencionadas
pesos. Este incremento en las dinámicas matrimoniales y económicas de la élite tuvo un reflejo en las en los libros de cuenta que dejó Nuestra Señora del Rosario son, en su mayoría, mujeres con algún tipo
capas sociales más pobres, ya que muy pocas mujeres de esta condición social podían pagar la dote. El de relación con Benito Pacheco. Como dijimos anteriormente, esto se debe a que en las cláusulas de
matrimonio para el siglo XVII fue una actividad bastante difundida, tanto que los reyes Felipe III y Felipe la donación se dejó en claro que se le debería dar preferencia a las parientas de sangre. Así también su
IV recomendaban que las personas acaudaladas de la ciudad hicieran legados de dotes a las muchachas hermano y sobrino decidirían en los primeros años quiénes serían las doncellas beneficiadas, luego en
más pobres y huérfanas de la ciudad (Deusen 2007: 173), para poder asegurar su casamiento. adelante tendrían voz y voto en las reuniones de la hermandad. Todos estos factores han hecho parecer
Las doncellas que iban para el matrimonio eran seleccionadas por sus propias familias. En el caso que las dotes fueron entregadas a las mujeres familiares del difunto benefactor. Estas doncellas, como
de las jóvenes de la nobleza, muchas eran mujeres de élite pero que estaban arruinadas económicamente. muestra el cuadro, fueron las siguientes: María de Mendoza, Juana de Mendoza, Teodora Josefa de Men-
Ellas también podían acceder a esta dote como «huérfanas», o sus padres podrían esforzarse para con- doza, Josefa de Mendoza, Juana Pacheco y Francisca Getrudes, siendo las primeras familiares entre sí, y
formar una dote atractiva, esto bajo la lógica del matrimonio como estrategia: la hipergamia pudo ser la segunda desposada con Alonso Pacheco, sobrino del benefactor. Las dotes que se entregaban equiva-
una constante en los matrimonios de Lima virreinal, aquel sistema en el cual los padres de una posición lían al monto de 450 pesos, a parte de los gastos de matrimonio, que fueron entregados y consignados
baja casan a sus hijas con esposos de una escala social más alta. En ese sentido la dote también implica en los libros de cuenta en la parte de egresos. A continuación un cuadro resumido que muestra los datos
honorabilidad (Laroche-Gisserot 2006: 677). Mientras tanto, en el caso de las huérfanas y pobres el me- de las entregas de dotes a las mencionadas doncellas.
canismo era distinto, así Van Deusen afirma:

(…) Dada la preocupación por la pureza y el recogimiento como requisitos para un


buen matrimonio, las instituciones que concedían dotes —las hermandades o cofradías,
ambas organizaciones piadosas dedicadas al culto de un santo específico— selecciona-
ban doncellas que cumplían con condiciones específicas. Varias atendían a muchachas

se casó con Juana Agustina de Mollinedo, hija de Tomas de Mollinedo, que era la cabeza de una familia prestigiosa de
comerciantes a fines del siglo XVII. Esto le permitió a Antonio de Querejazu posicionarse en Lima como un hombre 19
La caridad fue un asunto de primera importancia en los textos de teólogos, juristas e intelectuales de la época. Unos
de gran prestigio social (Mansilla 2008: 54). Del anterior matrimonio nació el célebre Antonio Hermenegildo Querejazu
escritos tardios del siglo XVIII nos evidencia su relevancia en el entramado espiritual de la Lima virreinal. Así, el Mer-
y Mollindo, célebre personaje de Lima que llegó a ser oidor de Lima, y además consejero de las Indias (Lohman Villena
curio Peruano en su edición 2 del 6 de enero de 1791 publica un artículo sobre la “Historia de la Hermandad, y Hospiral
1974: 110-111); también véase los estudios de Francois de Singly (1977 y 1981) en relación al matrimonio como una
de la Caridad” (f.4); una peculiar reseña histórica que además brinda varios datos sobre las instituciones caritativas de
estrategia para ascender socialmente en la escala de valores.
la época; este fragmento de historia va acompañado por una análisis de José Rossi y Rubí (miembro de la Sociedad
18
También debe consultarse el trabajo de Muriel Nazzari para el caso de Sao Paulo, sobre todo el capítulo titulado: de Amantes del País) llamado “Análisis de la humanidad contrahida a la caridad christiana; y exemplos practicos de su
“The importance of Dowry” (1991: 15) exercicio” [sic] (f. 13) en Mercurio Peruano. T. 1. [edición facsimilar]. Lima: Biblioteca Nacional del Perú, 1964.

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Doncellas beneficiadas por lo arrenda de las casas de Benito Pacheco de dotes «de hospicio» no son importantes por su valor económico, sino por su impacto social (PRADA
Dotes que se han pagado a parientas de Benito Pacheco 2001: 441) y por la reproducción de la confraternidad dentro de la propia hermandad que se orientaba
a favorecer a las parientas de los hermanos fallecidos.
Nombrada por Doncella Cónyuge Año Monto
En cualquier caso, la dote de 450 pesos que era entregada a las huérfanas y a las mujeres de la fami-
Informe de Diego de la Cueva
lia Pacheco, sí era un elemento de apropiación patrimonial de una familia dentro de Nuestra Señora del
Benito Pacheco María de Mendoza Diego López de 02 de octubre 450 p
Rosario, el acceso de las doncellas a esta suma de dinero para asegurar su matrimonio sí fue efectivo, y
Barbero de 1632
los litigios que se dieron, incluso entrado el siglo XVIII, demuestran el deseo de acceder a la herencia de
Alonso Pacheco Juana de Mendo- Alonso Pacheco 22 de mayo de 450 p la estirpe. El emparentamiento con el difunto Pacheco sirvió a muchas mujeres para reclamar sus dotes
za, viuda de Juan 1640
que por cláusula de la donación les debía corresponder. Así, María Josefa de Pacheco, mujer de Matías de
Aguacil
Ayora, reclamó y justificó su relación con el difunto, mencionando que tenía derecho de la renta produ-
Informe de Antonio de Alarcón cido por el alquiler de las casas y pulpería que dejó su pariente a la cofradía20. ¿Quién era María Josefa?
Teodora Josefa de Francisco Hernán- 7 de septiembre 450 p Según su testamento era hija legitima de Joseph Pacheco y Sebastiana Montaño, el padre no figura en la
Mendoza dez de 1649 familia inmediatamente cercana de Benito ni Alonso Pacheco, por lo que tuvo que ser un descendiente
Josefa de Mendoza Juan de Jauregui 3 de diciembre 450 p de finales del siglo o un pariente lejano. Al igual que las otras beneficiadas exigió que se le diese 450 pe-
de 1651 sos, pago que se hizo efectivo por medio de una solicitud de su esposo en 1702, cuando el mencionado
Informe de Diego Sevilla Valderrama reclamó ser parte del linaje por matrimonio: «Sobre los pagos de dote que deben dar y contribuir a dicha
Juana Pacheco Bernabé Cortés 1684 450 p mi mujer por disposición de Benito Pacheco, su tío»21. María Josefa no era una mujer cualquiera, aunque
Informe de Sebastián de Cantos haya llegado tardíamente a reclamar su dote, esto implica que al casarse no lo necesitó, por lo que se
Francisca Getrudes Loylo Melendez 1689 450 p supone que tenía dinero, sobre todo porque su matrimonio con Matías de Ayora, parecía una estrategia
para ascender del segundo, a quien ella lo llamaba «su ayudante». María perteneció a dos cofradías impor-
(Cuadro propio elaborado por los documentos del SBPL, COF/NSR, 14r-15f) tantes: Nuestra Señora de la Soledad de San Francisco y a la de Jesús Nazareno de Santo Domingo. En
ambas ella misma se autorreconocía como hermana cofrade22, lo que demuestra su lejanía inicial con la
familia Pacheco, pues esta estirpe estaba muy relacionada a la hermandad de Nuestra Señora del Rosario.
El matrimonio era parte de la racionalidad y del interés económico de las familias, sobre todo de Incluso en su testamento de 1724 solicitó que pueda ser enterrada en la Iglesia de Nuestra Señora de
las más nobles. Paul Rizo Patrón, en un clásico estudio, ya ha mostrado la importancia del sistema dotal Monserrat, y no en la bóveda del Rosario que está ubicada en Santo Domingo. ¿Qué la motivó a reclamar
para las élites del Virreinato peruano. Este dinero entregado para la seguridad del casamiento fue para de manera tardía una dote de 450 pesos? Posiblemente hayan sido problemas económicos o la necesi-
estas noblezas un símbolo de poder y prestigio; solo la mención de algunas dotes del siglo XVIII nos dad de vincularse a una familia prestigiosa como los Pacheco de la hermandad del Rosario. El escribano
hablan ya de cifras exorbitantes de entre 20 000 y 30 000 pesos, sin considerar casos excepcionales don- Diego Montero Zambrano registraría dicho pedido de dote. Esto último evidencia que en las cofradías,
de la dote podía incluso llegar a ser de 210 000 pesos. ¿Cómo explicar entonces las modestas dotes que el dinero destinado para las dotes de las huérfanas y pobres no estaba asegurado, por el contrario estaba
entregaron los hermanos del Rosario? Primero podríamos decir que las «huérfanas», al ser desprovistas a disposición de malos manejos administrativos de los mismos hermanos. Lo mismo ocurría con las
de un patrimonio familiar propio, solo estaban amparadas en la caridad de la cofradía, por lo tanto su donaciones, pues no existía un mecanismo que ordenara ello, y al ser la entrega de dotes un ofrecimiento
dote no era parte del interés de elevar el estatus de una estirpe, pero considerando que la mayoría de en calidad de caridad, estas mujeres pobres no podían denunciar al juzgado de cofradías tales actos. Sin
las beneficiadas eran de la familia Pacheco, podríamos afirmar que no estamos hablando de una familia embargo en el caso de María Josefa Pacheco pudo tratarse de un reclamo tardío.
noble. Sin embargo, el empoderamiento de Benito Pacheco a través de las propiedades permite entrever A lo largo del siglo XVII y en las primeras décadas del siglo XVIII las solicitudes de algunas donce-
que tenía un lugar en la sociedad virreinal y en la cofradía. Las deudas que mantuvo al final de su vida por llas por recibir el beneficio de dotes de este arrendamiento se hizo latente. Los pleitos y las denuncias de
ambas propiedades podrían significar el ocaso de su éxito. A su vez podemos asumir que las exorbitantes algunas mujeres contra los hermanos de Nuestra Señora del Rosario siempre tenían como justificación
dotes sacadas del estudio de Rizo Patrón se refieren a un siglo posterior al nuestro; probablemente en el la «buena memoria» de Benito Pacheco. En 1710, Úrsula de Allende y Alvarado inició un pleito contra
siglo XVII las diferencias entre dotes de 450 pesos y otras más elevadas no haya sido mucha. Otra vez Juan de Cárdenas, mayordomo de la cofradía para aquel año, solicitando que le paguen 400 pesos que le
pensamos en la competitividad que se incrementó con el periodo borbónico. La productividad de las deben a su prima hermana Mayor Pacheco por la dote. ¿Quién era Mayor Pacheco? En su testamento
propiedades puede explicar un poco el «monto mínimo» de las dotes. Solo en los primeros once años en 1709 declaró ser hija de Alonso Pacheco, sobrino de Benito, por lo que esta mujer si estaría vinculada
que Diego de la Cueva administró dicha propiedad, los cobros arrojaron la cantidad de 3 mil 719 pesos directamente al centro de la familia, un caso completamente distinto al de María Josefa. Su madre era
en todo ese tiempo, dando a entender que por año había una ganancia promedio de 300 a 400 pesos, Catalina de Alvarado y Salcedo, pero en realidad ella tampoco tenía mayores lazos con los Pacheco más
por lo que la entrega de 450 pesos de dote solo de lo ganado de esa propiedad era más bien una suma allá del apellido, estaba más vinculada en la Iglesia de San Agustín, donde solicitó ser enterrada, y no
considerablemente alta. Por último, si tenemos en cuenta que el mundo social del siglo XVII es dife- en Santo Domingo, por lo que sus conexiones con los hermanos del Rosario fueron nulas. Tampoco
rente en relación al siglo XVIII, en función de la existencia de la nobleza y de las estrategias de ascenso
social relacionados al matrimonio, la misma consideración del monto de la dote se incrementó con el
paso de las décadas de 450 pesos (que era una cantidad común en los litigios de la época, no solo de las 20
SBPL, COF/NSR, 29v
Pacheco) a más de 10 000 pesos. Sin embargo, las dotes exorbitantes mostradas por los estudios parecen
tener su origen en las familias nobles, en cambio las dotes dadas en forma de caridad por las cofradías
21
AAL, XXXIX-A; 32, 1702-1704, 2f.
tenían un valor similar. Por ejemplo en México oscilaban entre 300 y 500 pesos, de esta forma este tipo 22
Archivo General de la Nación (en adelante AGN), Protocolo Notarial S. XVIII, N° 913 [Antonio Ramírez del Cas-
tillo], Testamento de María Josepha Pacheco, 25-10-1724, f. 431v.

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pertenecía al prestigio de los Pacheco, pues ella misma declaró ser pobre de solemnidad y sin bienes ni Conclusiones
descendientes23. Sin embargo, ni María Josefa ni Mayor Pacheco recibieron la solicitud por el pago de
sus dotes atrasadas, porque el dinero proveniente del arrendamiento de casas ya no existía, ambas habían Las cofradías fueron instituciones asociativas que tenían dentro de sus funciones el asegurar la solidari-
sido vendidas, por lo que jurídicamente cuando Nuestra Señora del Rosario dejó de recibir utilidades dad entre sus hermanos y afrontar los periodos de crisis en colectivo. A su vez cumplían ciertas funciones
por la propiedad del difunto Pacheco también se extinguió la obligación de entregar dotes a doncellas, sociales que demandaban la necesidad de actividades económicas que sustentaran lo primero. Algunas
incluyendo a las parientas. de estas funciones sociales fueron asegurar la fiesta, entregar limosnas, construir hospitales y entregar
¿Qué sucedió con las casas de Benito Pacheco durante el siglo XVIII? A través de la denuncia dotes a doncellas huérfanas. Esta última actividad era una tradición de la Europa Moderna que pasó a
expuesta de Úrsula de Allende podemos saber que las propiedades, tanto la casa como la tienda fueron América debido a que se consideraba la dote como un medio de prestigio que a su vez aseguraba la ma-
vendidas. El terremoto de 1687 en Lima afectó ambas propiedades, como tantas otras en la ciudad. El trimonialidad.
mayordomo Juan de Cárdenas, conociendo el estado de ambos recintos, solicitó permiso al Juez de testa- El siglo XVII para Lima se muestra como un periodo por el cual una clase comerciante asciende
mentos, obras pías y cofradías para venderlas, recibiendo por parte de la autoridad eclesiástica la aproba- su riqueza, y por lo tanto todas sus expresiones sociales, incluyendo la dote y el matrimonio. Este nuevo
ción necesaria. De esta forma fueron los capitanes Juan de Thena y Domingo Gonzales de Argondeña, clima obliga a que las mujeres más pobres no puedan cubrir la dote, por lo que se demanda la caridad de
quienes compraron la casa y la tienda pagando 200 y 90 pesos de renta perpetua24. privados y cofradías en la entrega de este bien a las doncellas huérfanas y las más pobres. Paralelamente,
La historia de Mayor Pacheco y María Josefa no son extraordinarias, aparecen dentro de una larga las familias más nobles se están emparentando con el poder a través del matrimonio, reflejo de ello son
tradición de mujeres litigantes25. En este caso ambas mujeres recurren al linaje, el parentesco y la familia las grandes sumas de dotes que genera este grupo social. Sin embargo, asegurar su linaje y su prestigio iba
para reclamar lo que ellas creían le pertenecían: la dote de la familia Pacheco. En ambos casos, conocer de la mano también con la realización de obras pías de caridad, pues esta acción también eleva el estatus:
personajes como estos supone ingresar a una dimensión de la vida privada y pública antes no desarrolla- donar dinero o propiedades para que se sortearan dotes para huérfanas fue una forma de encubrir sus
da en nuestra historiografía. Como decía Asunción Lavrin: «Conocer lo que hicieron las mujeres casadas propios deseos patrimoniales sobre la herencia familiar.
y solteras, las viudas y las herederas femeninas de las familias es importante para comprender las exigen- Un caso que ejemplifica todo lo anterior es la donación que hizo Benito Pacheco de dos casas y una
cias sociales de su tiempo, y también sus necesidades, sus estrategias, su dimensión mental, etc.» (Lavrin pulpería a la cofradía de Nuestra Señora del Rosario para que, por medio de sus rentas por alquiler, pu-
1985: 5). La importancia de la dote para Benito Pacheco, las beneficiadas del siglo XVII y las litigantes dieran entregar dotes a las doncellas huérfanas y pobres que salieran electas en el día de la fiesta de Naval.
del siglo siguiente no puede entenderse si no se toma en cuenta la consideración que se tenía de la dote Dichos documentos de 1632 a 1690 muestran como las actividades económicas —como el alquiler—
como el medio por el cual la riqueza se transfería, algo muy similar a la herencia (Rizo Patrón 2000: soportaban las actividades sociales de una hermandad. Empero, alcontrastar los resultados hemos visto
138). En este entramado estaban presentes el linaje, la caridad, el fallecimiento de la cabeza patrimonial, que las principales beneficiadas fueron las familiares del difunto Pacheco, es decir, la lógica de la herencia
los matrimonios, el prestigio, el mantenimiento del estatus, la seguridad económica, la cofradía, etc. Las y del linaje imperaba en estas mujeres que reclamaban como suyo el usufructo de los bienes de Pacheco.
mujeres Pacheco consideraban las dotes de 450 pesos que entregaba la hermandad del Rosario como Esto era permitido por la regulación del Rosario, como de muchas otras cofradías, que aseguraban que
una propiedad, las exigían y consideraban que a ellas les pertenecían, ya que la dote era una porción de la los parientes de «sus hermanos» sean las principales beneficiadas.
herencia de la mujer como señalaba Paul Rizo Patrón, citando a Susan Socolow. Este elemento no solo De esta forma la relación entre el sistema dotal y las cofradías se basa en un empoderamiento y
se basaba en la costumbre o en la estrategia individual, estaba reglamentada por el Derecho. En 1505 en fortalecimiento de las familias nobles que residían y existían dentro de las hermandades. La dote es un
España, Alfonso el Sabio había introducido la dote en la legislación sobre la familia, así se regulaba la elemento constituyente dentro del matrimonio, es la parte de la herencia que se entrega a las hijas al
posición de la mujer dentro de la familia y se le mantenía el estatus. La dote era realmente importante no momento de casarse, cuando un miembro de la familia muere. Se legitima el linaje mediante una obra
solo en la constitución del matrimonio, sino en su mantención: era un seguro y crédito (la misma lógica de caridad que asegura que el sistema dotal siga permaneciendo a través del gozo de usufructo que se
que la cofradía). Si el esposo moría, la dote se restituía a la viuda que manejaba además los bienes ga- harán a las doncellas, pero las clausulas primaban a sus parientes y estas mismas reclamaban y exigían ser
nanciales conformando así un posible grupo de mujeres económicamente empoderadas (también véase reconocidas como las favoritas para ser beneficiadas. De esta manera el sistema dotal aún en el estado de
Gropi 1998: 5). «donación» de la cofradía, fortalecía al linaje en tanto que los hermanos y los «electores» de doncellas se
inclinaban por «premiar» a una doncella parienta de un antiguo hermano antes que a otra que no tenga
ningún vínculo directo con la cofradía. Es decir, el «sistema dotal» sigue asegurando a los parientes, a la
familia del extinto y generando prestigio y beneficio social.
23
AGN, Protocolo Notarial S. XVIII, N° 478 [Nicolás de Figueroa], Testamento de Mayor Pacheco, 25-10-1709, f. 752
24
AAL, XXXIX-A: 33, 1710.
25
Hay muchos casos de mujeres litigantes relacionados al tema del matrimonio y la familia, Liliana Perez Miguel estu-
dio a las viudas de la conquista y sus carreras por poseer los bienes que sus esposos habían dejado a su muerte (2011:
74); pero fue sobretodo Alberto Flores Galindo y Magdalena Chocano que a partir de un vasto corpus documental Fuentes y bibliografía
encontraron un conjunto de mujeres litigantes entre 1760 y 1810, conflictos que nacen en el seno del matrimonio y
muchas veces tenían como sentido la nulidad del mismo. Como afirman los autores, muchas veces lo ocurrido dentro ARCHIVO ARZOBISPAL DE LIMA – Cofradías
de los matrimonios podían ser una radiografia de la familia colonial (2007: 127). En el caso de disolución del matrimo-
nio, la divorciada tenía el derecho a que su dote fuera restituida. En algunos casos la sevicia y el maltrato mencionados
Legajo 39-A, expediente 32, 1702-1704
por Flores Galindo servía para iniciar un proceso de abandono o divorcio, de igual forma explica Asunción Lavrin las Legajo 39-A, expediente 33, 1710
ocasiones en que el abuso físico o el sadismo ocasionaba el abandono de la esposa en Nueva España (1991: 90) , pero Legajo 47, 1701-1703
también se ha estudiado las relaciones antes del matrimonio, los actos de nulidad, la publicación, los anuncios han servi- Legajo 69-II, 1739-1740
dos para develar las relaciones sociales que originaban la celebración de una nupcia, Pilar Latasa ha encontrado a partir
de estos documentos las fricciones, desigualdades y discordias entre las clases en conflicto. (2008: 53).

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Centro de Estudios Regionales “Bartolomé de Las Casas”.
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RODRÍGUEZ TOLEDO, Luis La orden seráfica, desde su inicio se vio íntimamente ligada al arte. Desde ya, la idea de representar en
2013 “Entre la caridad y la limosna: El caso de la cofradía de Nuestra Señora de Aránzazu en el Greccio un pesebre que se adscribe a san Francisco de Asís2, fue una señal inequívoca del cambio de sen-
siglo XVIII” en Historia y Ciencias Sociales. Vol. 1. Lima: Seminario de Historia Rural Andina. sibilidad que se vio en las artes y en la espiritualidad de ese tiempo. Esa fue la actitud, por ejemplo, que se
ROSPIGLIOSI, Fernando vería plasmada décadas después en el púlpito del baptisterio de Pisa realizado por Nicolás Pisano, precur-
1945 Recopilación de hechos históricos de la Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario de Españoles, “Herma- sor del renacimiento italiano en el ámbito de la escultura, cuando intentó dar cuenta de cómo se vería el
nos 24”. Lima: [s.e]. anuncio del nacimiento de Jesús a los pastores observada del natural, y mostró a una cabra rascándose la
SÁNCHEZ-CONCHA BARRIOS, Rafael oreja3. En el plano pictórico fue Giotto, quien hizo lo equivalente. Como es sabido, se suele sostener que
2013 “La tradición política y el concepto de «Cuerpo de la República» en el virrinato peruano” en fue él quien realizó los frescos de la vida de san Francisco, en la basílica mayor, y quien pintó su vida en la
Del Régimen hispánico. Estudios sobre la Conquista y el Orden virreinal peruano. Arequipa: Universidad capilla Bardi de Santa Cruz, Florencia. En estos frescos no sólo buscó el volumen, la tercera dimensión,
Católica San Pablo. sino asimismo dar cuenta de la realidad y la expresión del sentimiento profundo que esta debió suscitar.
SILVA PRADA, Natalia El traer a colación esos lejanos tiempos, es para destacar cómo, desde sus años primigenios la orden
2001 “La dote en la familia devocional. Estrategias familiares en la cofradía novohispana, 1538- franciscana estuvo vinculada a un arte que buscaba relacionar oración y meditación con la contemplación
1690” en Anuario de Historio regional y de las fronteras, Vol. 6, N° 1. de los misterios sagrados y las figuras de santidad, en su corporeidad y humanidad. Debe destacarse por
SINGLY, François de. otra parte, que las Meditationes de Vita Christi del Pseudo Buenaventura, probablemente un franciscano,
1977 “Mobilité féminine par le mariage et dot scolaire: l´exemple nantais” en Economie et statistique, escritas alrededor de 1300, ejercieron una fuerte influencia en la sensibilidad religiosa posterior, y contri-
N° 91. buyeron de modo sustancial a la espiritualidad cristiana4. En la misma línea, luego, el cartujano Ludolfo
1982 “Mariage, dot scolaire et position sociale” en Economie et statistique, N° 142.
SRINIVAS, M.N.
1984 “Some Reflections on Dowry”, Delhi: Centre for Women´s Development Studies 1
Mi sincero agradecimiento a Fernando López Sánchez, director del Museo de Arte Religioso de la Catedral de Lima,
VALENZUELA, Jaime y a la familia Barbosa-Stern por su generosa colaboración. Este artículo se basa en una conferencia dada en el marco
2001 Las liturgias del poder. Celebraciones públicas y estrategias persuasivas en Chile colonial (1609-1709). San- del I Simposio Los franciscanos y el arte en el Perú: imaginería, materia y sacralidad organizado por el Museo y convento de San
tiago: Centro de Investigaciones Diego Barros Arana. Francisco de Lima (11-15 de agosto, 2014). Asimismo en una investigación sobre oratorios cuyos resultados prelimina-
res se encuentran en Barriga Calle, Irma. “Religiosidad pública en un espacio privado: las devociones de la élite virreinal
en tiempos del despotismo ilustrado”. En O’Phelan, Scarlett y Margarita Rodríguez (drs.). Los imperios ibéricos al final del
Antiguo Régimen. Pontificia Universidad Católica del Perú, Universidad Nova de Portugal. En prensa.
Celano, Tomas de. Vida primera de San Francisco (80-87). http://www.franciscanos.org/fuentes/1Cel00.html, consulta
del 8 de setiembre de 2014.
2
Celano, Tomas de. Vida primera de San Francisco (80-87). http://www.franciscanos.org/fuentes/1Cel00.html, con-
sulta del 8 de setiembre de 2014.
3
Nicolás Pisano, púlpito del baptisterio de Pisa, h. 1260. Puede verse al respecto, Gombrich, Ernst H. Historia del Arte.
Barcelona: Ediciones Garriga, 1992, t. 2, p. 161.
4
Este libro divide la meditación en los siete días de la semana, y cada día está dedicado a un pasaje especial. Por ejem-

344 345
de Sajonia redactó sus Meditaciones Vitae Christi que tuvo repercusiones de primer orden, tanto en lo que de Francisco de Osuna OFM, de tener siempre un crucifijo ante el cual orar. También sucedió que
se llamaría la devotio moderna, como en los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola, que a su vez, con temas como la Piedad, el Cristo con la cruz a cuestas, el Ecce homo, no sólo fueron variando y disminuyendo
la idea de composición de lugar y la aplicación de todos los sentidos a la meditación espiritual, tendrían su dramatismo, sino que vieron cómo otros adquirieron mayor peso. Se constata allí cómo el patetismo
una gravitación universal, que a veces hace olvidar la impronta franciscana en la sensibilidad religiosa del barroco, que se afincara firmemente entre los siglos XVII y XVIII y que tuvo mucho que ver con la con-
Antiguo Régimen. Esta tuvo un peso gravitante, tanto en ese período como en sus estertores, que debe cepción de la vida como un terrible paso, lleno de miserias y que suponía la oposición entre lo material
ser resaltado. y lo espiritual -lo primero, un lastre, y lo segundo, camino de salvación- sufrió los embates de la ilustra-
De ello se ocuparán las siguientes páginas, abocadas al fuerte influjo que cierta iconografía francis- ción, las reformas del siglo de las luces, y una nueva percepción de las cosas, y del lugar del hombre en el
cana tuvo en el cambio de gusto de las élites a fines del Antiguo Régimen, en el virreinato del Perú. Se mundo. Este proceso fue vivido, no obstante, no de una manera lineal, ni sin contradicciones y permite
parte de la hipótesis de que esto tuvo que ver con las necesidades de la sociedad que se estaba forjando entender la acogida que tuvieron las representaciones de la Purísima, san Antonio y san José.
en tiempos de cambios de sensibilidad, y de reformas en todos los ámbitos: político, económico, social, La Purísima fue una devoción promovida de manera especial por la monarquía española, jesuitas
cultural. La iconografía entonces, resultaría funcional al afianzamiento del despotismo ilustrado, al en- (expulsados desde 1767) y franciscanos; san José, por el conjunto de la Iglesia, pero de manera enfática
tramado social, y a la forja de hombres y mujeres acordes con los nuevos tiempos de secularización y por la orden carmelita, la Corona española, así como por la Tercera Orden franciscana; la de san Antonio
privatización de la piedad. de Padua fue una devoción importante desde los inicios de la orden, pero que adquirió acusado brillo
El trabajo se apoya en un estudio de alrededor de sesenta oratorios de casas urbanas y rurales del en el siglo XVIII. Si las tres tenían una marcada recurrencia en estos espacios, también en el resto de la
último tercio del siglo XVIII y las dos primeras décadas del XIX, de Cuzco, Arequipa, Trujillo, pero casa se hallaban en elevadas proporciones con respecto al resto de advocaciones. Entre las tres, sin em-
sobre todo de Lima, lo cual otorga un sesgo a la investigación, a tomarse en cuenta. Esta no se basa por bargo, la preeminencia en los oratorios la tenía la llamada Purísima, no sólo porque generalmente era la
lo tanto, en lo que se encontraba en iglesias, espacios públicos, ni en general en el conjunto de la casa de imagen principal, sino asimismo porque se encontraba muchas veces más de un ejemplar, fuera pictórico,
la familia de élite5, sino en lo que ella escogió para ubicar en ese espacio doméstico en donde se podía o escultórico, en relieve, o en bulto redondo. Este tema venía de mucho tiempo atrás y vinculado inex-
celebrar misa por haberse obtenido licencia de la autoridad eclesiástica. tricablemente a la orden franciscana, como también a la monarquía española, lo cual agregaba una dosis
política relevante a la devoción, que conviene rescatar y subrayar. Además, había encontrado fervorosa
acogida en todos los niveles sociales.
Oración y distinción

El oratorio doméstico con licencia para la celebración litúrgica constituía, en principio, una situación de La Purísima
excepción a otorgarse a unos cuantos, no obstante lo cual, tendió a difundirse a lo largo del siglo XVIII.
Otorgaba prestigio y distinción social, permitía la expresión de una religiosidad más personal y cumplía Como se ha indicado anteriormente, los franciscanos desarrollaron un humanismo que partía de ima-
con una diversidad de funciones al interior de la sociedad colonial. Lo que se exhibía en él, daba cuenta ginar los misterios del cristianismo y a la Sagrada Familia, y reflexionar en torno a ellos. En ese sentido,
no sólo de las preferencias devocionales, sino asimismo de aquellos modelos que se buscaba proyectar, una vez que la maternidad de María y su virginidad antes, durante y después del parto fueran asentadas
así como reproducir. en los concilios, la devoción mariana ya no tuvo obstáculos para su expansión. No puede llamar la aten-
Dentro de las imágenes, lienzos y láminas halladas en los inventarios de los oratorios coloniales, las ción entonces, que fuera un franciscano como Escoto quien en el siglo XIV defendiera con ahínco que
tres advocaciones más frecuentes estuvieron de una u otra manera vinculadas estrechamente a la orden María debió ser liberada del pecado original por la divinidad. Partía de un principio que expresó muy
franciscana: la Purísima, san José y san Antonio de Padua. Aunque algunos presentaban la figura de san bien: “pudo, convino, luego lo hizo”. Debe tenerse en cuenta que en ese tiempo, lo que no se sabía de la
Francisco de Asís, éste, y otros fundadores de órdenes no ocupaban lugar destacado en estos espacios, historia sagrada, pero era “piadoso” creer, y no contravenía sus principios, tenía una fuerza importante y
que debe destacarse, no solían albergar las obras más valiosas de la casa, pero quizás sí, las más signifi- debía ser respetado. Por otra parte, Escoto no había sido el primero en sostener estas ideas, pero sí quizás
cativas. quien mejor sistematizó las respuestas ante los muchos interrogantes que el tema planteaba. Lo hizo con
En este sentido, la exploración en los inventarios de los oratorios permite observar un cambio de minuciosidad y brillantez en la universidad de París.
gusto, y el desplazamiento de ciertos temas. Así, la Dolorosa y la Virgen de la Soledad, de reiterada presencia, El inconveniente para las ideas escotistas, y en general las inmaculistas, era que grandes teólogos,
tendieron a ser reemplazadas por otras representaciones. Ambas iconografías eran promovidas por la autoridades de la Iglesia y de la escolástica, por ejemplo san Bernardo de Claraval en el siglo XII y santo
orden seráfica, como en general la temática de la Pasión, cuya meditación fue alentada por ella desde anti- Tomás de Aquino en el XIII, fervorosos devotos de María, habían sostenido su santificación en el vien-
guo, por ejemplo con la peregrinación al Monte Varallo en el Piamonte italiano6, y por la recomendación tre materno, no antes como indicaban los inmaculistas. Las posiciones fueron quedando sentadas en el
siglo XIV: los dominicos, hijos del aquinate, sostendrían lo primero, mientras los franciscanos, que ya
desde el capítulo de Pisa de 1263 celebraban la festividad de la Purísima, defenderían lo segundo. Largas
plo, el viernes, a la Pasión, y el domingo a la resurrección. Muestra un método ordenado de meditación, que contribuía y apasionadas disputas, en las universidades, y en las calles, no exentas de disturbios, se sucederían en
a la eficacia de la misma. el tiempo. Pronto los claustros universitarios fueron instituyendo el juramento de defender la “piadosa
5
Para las familias de élite resulta indispensable revisar Rizo Patrón, Paul. “La familia noble en la Lima Borbónica: pa- doctrina”, y ya en 1570 el Papa prohibía, vanamente, que las personas que no fueran versadas predicaran
trones matrimoniales y dotales”. Boletín del Instituto Riva-Agüero, 16, 1989, pp. 265-302. También Rizo Patrón, Paul. “La sobre el tema.
aristocracia limeña al final de una era: precisiones conceptuales y estimaciones patrimoniales”. Histórica, v. XXII, #2, Paso fundamental en el proceso que sólo concluiría en 1854 con el dogma de la Inmaculada Con-
diciembre 1998, pp. 289-308 y Rizo Patrón, Paul. Linaje, dote y poder en el Perú. La nobleza de Lima de 1700 a 1850. Lima: cepción, fue el Sanctísimus Dominus noster de Paulo V, que en 1617 señaló que mientras no se definiera el
Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2000.
6
Esta peregrinación era vista como un proceso de purificación de la persona, que debía alentar la visita de los lugares
santos. Merback, Mitchell B. The Thief, the Cross and the Wheel. Pain and the Spectacle of Punishment in Medieval and Renaissance Europe. Chicago: The University of Chicago Press, 1999, p.43.

346 347
misterio, nadie osara afirmar “en públicos sermones, liciones, conclusiones, y qualesquiera otros actos pero muy religioso Carlos III que reorganizó la Real Junta, uniéndola a la Orden de Carlos III fundada
públicos” que la Virgen fue concebida con pecado original. Al poco tiempo, un breve pontificio indicó y presidida por él y que juraba defender el misterio. Además, nombró a la Purísima patrona de España e
que tampoco debía hacerse en ámbitos privados, y la bula de Alejandro VII, Sollicitudo Omnium ecclesiarum, Indias el 16 de enero de 176116.
del año 1661, dada para aclarar qué se celebraba en la festividad de la Concepción -que Sixto IV, papa Pero ¿cómo era vivida en el virreinato esta devoción? ¿Había realmente calado hondo? Definitiva-
franciscano, había instaurado en el siglo XV- señaló que esta celebraba “la insigne preservación de María mente puede decirse que sí. Su expansión había sido temprana, y se había expresado en la creación de
santísima de la culpa original, en el punto mismo de su primer ser”. Quedaba prohibido, además, bajo monasterios concepcionistas, de cofradías numerosas que tenían activa vida al interior de la sociedad, y
pena de excomunión, hablar en público o privado y enseñar en contra de esta “pía creencia”.7 Era pues, con memorables celebraciones a la Purísima como las de la Congregación de la Señora de la Expectación
un gran triunfo de los inmaculistas, pero también de los monarcas españoles, que habían desplegado en 1617 y la de universidad de San Marcos en 1619, plenas en pompa y aparato, que incluyeron además
todos sus desvelos y estrategias para ello8. Tenían a la Purísima una devoción de viejo cuño, y casi podría de carros triunfales, certámenes poéticos y jura de la universidad17. Esta aprobó, por otra parte, la obliga-
decirse que la definición dogmática había devenido para ellos, en un asunto de estado, pues se la asociaba toriedad de jurar por la Inmaculada para la obtención del título18. Existía pues, una fuerte devoción ma-
a la continuidad de la dinastía. riana que hacía que la defensa de la Limpia y Pura concepción estuviera en las calles y plazas, y las imágenes
Para no retroceder a las épocas de Alfonso X y las Cantigas de Santa María9, baste señalar que Fer- y lienzos suyos en recintos públicos y domésticos.
nando de Aragón consideró que la Virgen lo había salvado de morir en un atentado10. Isabel de Castilla La llegada en 1662 de la bula de Alejandro VII y la real cédula de Felipe IV sobre el Alabado, provo-
por su lado, había apoyado la fundación de la orden de las concepcionistas, donando a Beatriz de Silva có el júbilo casi general; era la confirmación de una norma que ya el cabildo eclesiástico había dado dé-
los palacios de la Galiana, y pidiendo el reconocimiento papal de la orden, que se dio en 148911. Además, cadas antes19. Puede comprenderse que las rencillas y conflictos con los dominicos arreciaran, al negarse
ambos monarcas habrían apelado a los auspicios de la Purísima para la toma de Granada12. ellos a recitarlo. Su provincial en Castilla, Juan Martínez de Prado, envió un memorial al rey pidiendo se
Con el advenimiento de los Habsburgo, que desde tiempos de Rodolfo I vincularon la continuidad les eximiera de tal obligación; el franciscano español Pedro de Alva y Astorga, alumno del Colegio San
de la dinastía a la protección de la Iglesia, esta promoción de la devoción se acentuó. Así, Felipe III, fun- Antonio Abad del Cuzco, refutó por escrito sus puntos de vista20.
dó juntas reales desde 1616, para discutir el tema de la concepción de María y presionar al papado para En Cuzco las disputas fueron intensas, pues la ciudad había jurado patrona a la Purísima, y para
la definición del misterio13. Encargó a su sucesor que continuara con su propósito, y éste lo hizo. Para Lima no faltan testimonios de riñas en calles, claustros y templos por el Alabado. No faltaban los gestos
ello contó con la excepcional figura de sor María de Jesús de Ágreda, consejera suya en lo personal, en de provocación de una parte a la otra, que podían derivar en largas horas de procesión con una imagen,
lo político y en la guerra.
Felipe IV, hondamente preocupado por su salvación personal y por la sucesión del reino, vio la
dación de la bula de Alejandro VII, emitida al mes del nacimiento del futuro Carlos II, lo cual casi pare-
cía confirmar la relación entre sucesión y devoción inmaculista. Ordenó que en todos sus dominios, los
que hizo el rey nuestro señor, año de 1735, p. 273 y Sermón XVI. De desagravios al augustísimo sacramento predicado
predicadores empezaran con un Alabado sea el Santísimo sacramento, y la Virgen concebida sin pecado original, en la dominica infraoctava de la Concepción Purísima de María Santísima…que le consagra a este misterio la santa
y pidió que las universidades, al recibir el grado, juraran por la Purísima Concepción14, lo cual ya se había iglesia metropolitana de Lima: fiesta, que instituyó nuestro catholico, e invito monarca don Felipe V, por los triunfos,
estado haciendo en algunas universidades hispanoamericanas. que obtuvieron sus armas de los enemigos aliados contra la real corona, en los campos de Brihuega, y Villaviciosa.
Los Borbones continuaron con la promoción de la devoción. Felipe V, enfrascado en la Guerra de En Rodríguez Guillén, Pedro. Sermones varios panegíricos, políticos, históricos, y morales, predicados en los principales templos y más
Sucesión, se encomendó a la Purísima, y le dedicó sus victorias15. Más activo en el tema fue el ilustrado autorizados concursos de la Ciudad de los reyes, Lima, cabeza, y corte del imperio peruano. t.2 Madrid: Imprenta de la causa de la
venerable madre María de Jesús de Agreda, 1736.
16
Novísima Recopilación, Libro I, Título 1. De la santa fe católica. Ley XIX. Don Carlos III en el Pardo, por real
7
Castro, Ignacio de. Disertación sobre la Concepción de Nuestra Señora. Lima: S.n, 1782, p.33. decreto de 21 de marzo de 1779, Renovación de la real Junta de la Inmaculada Concepción unida a la distinguida orden
de Carlos III, y Ley XVI; Don Carlos III en el Pardo por real decreto de 16 de enero de 1761: Universal Patronato de
8
El lienzo Apoteosis de la Virgen de Pietro del Po (catedral de Toledo, 1662) da cuenta de esto. Nuestra Señora en el misterio de su Inmaculada Concepción en todos los reynos de España e Indias.
9
Al respecto puede verse Álvarez-Díaz, Cristina. “La doctrina inmaculista en las cantigas de Santa María de Alfonso X 17
Ver Campos y Fernández de Sevilla, Francisco Javier. “Fiestas en honor de la Inmaculada Concepción…”
el Sabio”. Campos y Fernández de Sevilla, Francisco Javier (coord.). La Inmaculada Concepción en España; religiosidad, histo-
ria y arte: actas del simposium, 1/4 IX.2005. San Lorenzo del Escorial: Real Centro Universitario Escorial-María Cristina/
18
Constitución #8: ‘Item a ninguno pueda recibir grado de licenciado, maestro, ni doctor en facultad/alguna, ni aún
Ediciones Escurialenses, 2005, v, 2, pp 1219-1246. el de bachiller en Teología, sin que primero haga juramento en un libro misal, delante de los que han de dar el grado,
y los demás que asistiesen, de que creerá, y enseñará, de palabra, y por escrito, haber sido la siempre Virgen madre de
10
Jiménez-Sánchez, Antonio Jesús. “Beatriz de Silva y la Inmaculada Concepción. Orígenes de una orden.” En Cam- Dios, y señora nuestra concebida sin pecado original, el cual juramento se pondrá como lo hizo en el título que del
pos y Fernández de Sevilla, Francisco Javier (coord.). La Inmaculada Concepción en España, v. 1, pp. 691-709, p. 704. grado se despachare’. León Pinelo, Diego de. Semblanza de la Universidad de San Marcos (1648). Traducida del latín por
11
Sánchez-Alarcos, Ramón. «Santa Beatriz de Silva y la ‹primigenia inspiración› de la orden de la Inmaculada Luis A. Eguiguren. Lima: Biblioteca del IV Centenario de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (1551-1951),
Concepción». En Campos y Fernández de Sevilla, Francisco Javier (coord.). La Inmaculada Concepción en España… v1, p 1949, pp.130-131.
669. 19
Auto de 30 de setiembre de 1639. Vargas Ugarte S J. Rubén. Historia de la Iglesia en el Perú (1640-1699), t.3. Burgos:
12
Sermón de la Inmaculada concepción de la Virgen María…predicado por el padre presentado fray Miguel Ruyz... a 15 de mayo de Imprenta de Aldecoa, 1960, p, 246.
1615, en la iglesia parrochial de San Gil de la ciudad de Sevilla. Sevilla: por Gabriel Ramos Vejarano, 1616, pp. 13 y 14 20
Pedro de Alva y Astorga respondió como Pedro de la Concepción en Memorial al rey nuestro señor por la santidad del
13
Campos y Fernández de Sevilla, Francisco Javier. “Fiestas en honor de la Inmaculada Concepción organizadas por decreto de alabar a la Virgen Santísima criada en gracia. Con su nombre en Respuesta limpia a los papeles manchados que se han
la universidad de Lima en 1619”. Revista Peruana de Historia Eclesiástica, 13, 2011, pp. 205- 251. esparcido estos días contra la constitución de nuestro santísimo padre Alejandro VII y decreto del rey nuestro señor Phelipe IV. Lovaina:
Imp. de la Inmaculada Concepción, 1663. El dominico, finalmente no tendría más que enviar una carta a los conventos
14
Campos y Fernández de Sevilla, Javier. “Fiestas en honor…”, p. 216.
y monasterios de la orden en España, indicando que recitaran la fórmula inmaculista antes de los sermones, y que se
15
Sermón XVII. De la Concepción Inmaculada de María Santísima, nuestra señora, predicado en el primer día de la celebrara una fiesta al misterio. Véase Amigo, Lourdes. “Entusiasmos inmaculistas en el Valladolid de los siglos XVII y
solemne octava, que celebra el convento de nuestro seráfico padre san Francisco de esta corte de Madrid: fiesta real, XVIII”. En Campos y Fernández de Sevilla, Francisco Javier (coord.). La Inmaculada Concepción…, p.430.

348 349
y el gentío que se iba sumando enfervorizado cantando coplas, y por supuesto el Alabado21. Pero a veces El tema se desplegó generosamente, en mil y un variantes, muchas de las cuales tenían a jesuitas
los festejos no duraban horas, sino días y meses, dada la competencia entre las distintas instituciones y y franciscanos de protagonistas. Por lo tanto no extraña ver a san Francisco y san Antonio con la In-
cuerpos sociales por mostrar su identificación inmaculista, lo cual implicaba asimismo identificación con maculada (Escuela quiteña, Colección Barbosa-Stern), a santos o beatos franciscanos adorándola27, o
las autoridades reales y la Corona, que como se ha subrayado, estaban estrechamente ligadas a la difusión portando un relieve de la misma en actitud de pedir limosna (Beato Guido da Cortona, Colección Bar-
y fortalecimiento de la devoción. Debe tenerse en cuenta que con el Alabado mencionado se enarbolaba bosa- Stern, Lima28). Tampoco, la existencia de una Inmaculada franciscana (Museo de Arte, Denver), o
no solamente esta bandera, sino asimismo la de la eucaristía, de cuya defensa era adalid la monarquía que ésta se encuentre matando al dragón infernal (la herejía, el pecado), con ayuda de Sixto IV, Escoto,
imperial hispánica. san Francisco de Asís, en lo que se ha dado de llamar Inmaculada romana (Colección Lámbarri –Orihuela,
Libros, folletos, devocionarios alusivos a la Inmaculada reiteraban el vínculo con la corona. De Cuzco, s. XVII), que esté sobre el jardín místico y con las tres órdenes franciscanas (Espinosa de los
manera especial, los sermones tenían un contenido político innegable. Baste decir que en uno de ellos, Monteros, San Francisco, Cuzco, s. XVII), con los franciscanos y los Habsburgo, sobre un san Francisco
al virrey Castelfuerte se le comparó con María Inmaculada, quien pasaría a ser en buena cuenta anticipo de Asís o Francisco Solano que la sostiene, y franciscanos en carro triunfal llevando su estandarte. Son
suyo22, y que en otro se llamó a los esclavos de una hacienda a imitarla en su humildad y sujeción a los múltiples, complejas y reiteradas las representaciones con franciscanos29, y también frecuentes las de la
designios divinos23. En realidad, no había tema, por cotidiano o elevado, que no fuera vinculado en los Purísima con donantes, pues como se ha señalado, había una entusiasta devoción entre los seglares. Una
sermones a la inmaculada. Estaba presente en todo, y sus representaciones fueran imágenes en bulto vez asentada la inextricable vinculación de la devoción a la Inmaculada con la Corona española y con la
redondo, relieves, medallas, lienzos, láminas, en diferentes soportes y materiales estaban muy difundidas, orden franciscana, vale retomar la presencia de este tema en los oratorios del último tercio del XVIII y las
y constituían parte de la vida cotidiana. dos primeras décadas del XIX, así como la de los otros dos santos mencionados: san Antonio y san José.
Se encontraba temas considerados preparatorios, o anticipatorios de la iconografía inmaculista, que ¿Por qué tuvieron tanta acogida entre las élites? ¿Por qué ocuparon un lugar privilegiado en los oratorios
en Europa habían tendido a desaparecer como El árbol de Jesé, La escena de los tallos, El encuentro en la Puerta coloniales de fines del XVIII?
Dorada, Santa Ana triple, La mujer del Protoevangelio, etc24. Convivían con una tipología más cercana a la Consideramos que esta respuesta debe buscarse al interior de la sociedad colonial misma, de sus
iconografía de la Inmaculada, la de la Tota Pulcra, que tuvo un lugar destacado en la sociedad colonial. El necesidades en un proceso de cambio, que requerían asentar modelos que permitieran adaptarse a este,
tema, derivado del Cantar de los Cantares, incluía las letanías lauretanas rodeando a la joven virgen, y mu- llevar a la vida familiar y personal las reformas que a todo nivel se estaban dando. Los parámetros de los
chas veces la inscripción Eres toda hermosa, amiga mía, y no hay mancilla en ti. Imagen de la persona concebida ilustrados de fines del XVIII eran distintos a los del siglo anterior, y lo que antes se toleraba, pasaba a
en la mente divina, fuera del tiempo, fue fundamental para el surgimiento del tipo de la Inmaculada, que ser motivo de crítica profunda y afán de reforma. En ese punto, la sociedad tendiente a la secularización,
tendió a mantener en Indias las alusiones a las letanías25. buscaría en estas figuras de santidad la promoción de ciertas virtudes y valores, ya no tanto su poder tau-
Si el Cantar de los Cantares fue clave para esta iconografía, también lo fue el Génesis (3:15) y el Apo- matúrgico30. Estas podrían contribuir a modelar la sociedad y a reproducir el entramado social. Además,
calipsis de San Juan, que dio lugar a las representaciones de La mujer del Apocalipsis. Este tema, que fre- la familia concitaba un notorio interés31, dado que se consideraba que de allí podía partir el cambio que
cuentemente se basó en el grabado de Juan de Jáuregui para el libro del jesuita Luis del Alcázar (Vestigatio la sociedad requería. En este contexto no debe llamar la atención la preeminencia de estas figuras, que
arcani sensus in Apocalypsi, Lyon, 1618), se hallaba incluso en relieves de piedra de Huamanga. Pero la In- por supuesto, no se presentarán con las mismas iconografías que en iglesias, monasterios y conventos.
maculada Apocalíptica tuvo en Quito especial desarrollo y proyección, tanto en pintura, como en escultura. Eran las imágenes adecuadas para un trato más familiar32 y cercano a las figuras de santidad, y la piedad
En escultura, el tipo de la Inmaculada tuvo pronto magníficos exponentes como la obra de No- más personal que colectiva, propia de los tiempos que se vivían y que se podía desplegar adecuadamente
guera en la sillería del coro de la catedral de Lima, y asimismo representaciones vinculadas a hechos en los oratorios.
sobrenaturales como Nuestra Señora del Milagro, de San Francisco, que se decía se había manifestado en el
terremoto de Lima de 1630. En pintura el tema estaba bastante extendido, y algunos ejemplares tuvieron
especial auge, como la Inmaculada de Medoro para los agustinos, tomada como modelo por Luis de Ria-
ño, llevada al Cuzco, y difundida en el sur andino por los artistas locales26. Demás está decir que la mul-
tiplicación de las representaciones se daba a cada avance conseguido en Roma con respecto al misterio.
27
Inmaculada con san Gabriel de Ancona, s. XVII, Museo Pedro de Osma. Gjurinovic, Pedro, Armando Nieto y Luis F.
Figari. La Inmaculada Concepción…, p. 61.
28
La identificación del santo se le debe al doctor Ricardo Estabridis. Mestizo del renacimiento al barroco andino. Lima: Im-
21
Ver Relación de Juan de Luaces de la procesión que en la noche del año 1662 recorrió la ciudad en honor de la Inmaculada Concepción.
pulso Empresa de Servicios SAC, 2008, p. 56.
UARM, Colección Vargas Ugarte, Papeles Varios, t. XXII, #4.
29
En el convento de San Francisco, Cuzco, hay una interesante María Inmaculada iluminada por santos franciscanos, con
22
Parodi SJ., Manuel Segundo. Sermón panegyrico de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora… en la iglesia catedral de Lima
largas inscripciones explicativas.
el año de 1730. Lima: Imprenta de la Calle de Palacio. 1731.
30
Sobre cómo las figuras de santidad podían ser “construcciones sociales proveedoras de sentido”, ver Chaile, Telma
23
Zalduendo S.J., Francisco Xavier. Sermones varios, t. IV. Madrid: Gabriel del Barrio 1723, p.161.
Liliana. Devociones religiosas, procesos de identidad y relaciones de poder en Salta. Desde la colonia hasta principios del siglo XX. Salta:
24
Monasterio de Conceptas, s. XVIII, Cuenca; Museo del palacio arzobispal, s. XVII-XVIII, Lima; Martín A. de Mesa, Fundación CAPACIT-AR del NOA, 2011.
s. XVII, Museo palacio arzobispal, Lima; iglesia Santo Domingo, s. XVII, Lima; iglesia de Huanoquite, s. XVIII, Cuzco. 31
Ariés, Philippe. “Para una historia de la vida privada”. En Aries, Philippe y Georges Duby (dirs). Historia de la vida
25
Para esta parte resulta indispensable Schenone, Héctor. Santa María: iconografía del arte colonial. Buenos Aires: Educa, privada, t.V: El proceso de cambio en la sociedad del siglo XVI a la sociedad del siglo XVIII. Madrid: Taurus, 1991, p12.
2008. Véase asimismo Gjurinovic, Pedro, Armando Nieto y Luis F. Figari. La Inmaculada Concepción: 150 años. Lima: Mo- 32
Es el “trato familiar con Dios” que promovía entre otros san Alfonso María de Ligorio, aconsejando tomar la cos-
vimiento de Vida Cristiana, 2005. También Stratton, Susan. “La Inmaculada Concepción en el arte español”. Cuadernos
tumbre de “hablarle a solas, familiarmente, con amor y confianza, como el amigo querido y leal”. San Alfonso María
de Arte e Iconografía, t. 1, #2, 1988, pp. 3-128.
de Ligorio. “Práctica de amar a Jesucristo”. En Obras maestras de espiritualidad. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos,
26
Schenone, Héctor. Santa María… p. 47. 2003, pp. 3-193.

350 351
Santos, mujeres y familias como modelo de familia, virtudes, valores a ser reproducidos, así como maneras de desempeñar los
roles a su interior.
En el siglo XVII la sociedad virreinal, barroca y plena en contrastes, mostraba una contradicción evi- Pero fue la monja concepcionista de Ágreda quien a partir del último tercio del siglo XVII ejerció
dente entre el discurso y la vida cotidiana, con respecto al matrimonio y las relaciones entre los sexos. La por su parte un fundamental influjo en este aspecto, al haber desplegado discursos en su Mística Ciudad de
extendida ilegitimidad y la exposición de niños era una realidad33, así como la convivencia, las relaciones Dios, que apelaban a lo tierno y amable, otorgaban a la familia un rol de mayor peso y a la mujer un papel
prematrimoniales, y los problemas conyugales muchas veces llevaban al divorcio de facto, sin contar con de primer orden, a pesar de su humildad y sencillez. Presentaba hermosas imágenes de la Sagrada Familia
la aprobación eclesiástica. en la vida cotidiana, y fue sustento de libros como el del franciscano Antonio Arbiol, La familia regulada,
Si este estado de cosas había sido tolerado, en el siglo XVIII se pretendió corregir, así como se de 1710, que debían abonar a la forja de mujeres y hombres nuevos, así como familias bien constituidas,
pretendió reformar las formas de religiosidad y la fiesta barroca. En este punto, el arzobispo Barroeta que tuvieran en el trabajo, la obediencia y la austeridad, su norte. Tanto el libro de Arbiol, como el de
y Ángel, emitió una serie de edictos a mediados del siglo XVIII, intentando acabar con el desorden y la sor María de Jesús, se encontraban no pocas veces en las bibliotecas coloniales de aquellos que tenían
permisividad triunfantes. Así, dio normativas para que los casados pero no velados procedieran a velar- oratorio, de acuerdo a los inventarios que guardan los protocolos notariales.
se, para que quienes estuvieran amancebados se casaran, los bautizos se hicieran en regla, para que los Los ilustrados en el siglo XVIII reivindicaban actividades como el comercio, y sostenían la necesi-
divorcios siguieran las normas canónicas y no se dieran únicamente por la voluntad de las partes34. En dad de no gastar en superficialidades40. Debía alentarse la “economía, el ahorro y la frugalidad”, indicaba
este contexto, la “concupiscencia de la carne” era vista como el “mayor y más perjudicial enemigo”35 que Ignacio de Castro41, como signo de los nuevos tiempos. Además, se buscaba orden, en una sociedad en
llevaba al descalabro de la sociedad36. Lo que antes podría haber sido un problema de índole moral, que la que la hibridación era la constante. Así, la ficción de la familia armónica se podía ver en los cuadros
atañía fundamentalmente al ámbito religioso, por esto, y por lo extendido del desorden se convertía en del mestizaje mandados pintar por el virrey Amat para ser enviados al Real Gabinete de Historia Natu-
un problema social37. Había entonces que fortalecer la institución matrimonial. ral de Madrid42. Constituían “puestas en escena”43 que buscarían la consolidación y reforzamiento de la
Esto tenía que ver asimismo con la preocupación de los ilustrados porque se diera el crecimiento estratificación social44, en tiempos en los cuales la sociedad estaba pasando de una sociedad de castas, a
poblacional. Y llevaba a constatar, decía Ignacio de Castro, que los hijos de las familias adineradas eran una de clases.
más enfermizos, por los muchos mimos a los que estaban acostumbrados, y la excesiva indulgencia de Esta sociedad ordenada, que permitía un mejor control, era a la que propendían las reformas
las madres, que los hacían más débiles y proclives a tener una muerte temprana38. Debía modificarse borbónicas, teñidas de regalismo en el último tercio del XVIII, y por un proceso de secularización del
entonces la crianza de los hijos, y fortalecerse la autoridad paterna. Se entiende entonces una representa- Estado45 que llevaba a que interviniera en asuntos que tenían que ver con la Iglesia, como el matrimonio,
ción como El escarmiento del mal hijo (Colección Barbosa-Stern, Lima, s. XVIII). También el que se tome o la educación de la mujer. De allí que se diera, en congruencia con ese afán de orden y control, la Prag-
como modelo la familia ideal, léase la de Nazareth. No en vano para entonces el discurso josefino había mática Sanción sobre los matrimonios desiguales, que debía redundar en una mayor autoridad del padre
destacado el que Jesús estuvo sujeto al padre putativo, y le rendía obediencia en la vida diaria. de familia y el estado46.
En esto habían contribuido de manera eficaz los jesuitas, que popularizaron el tema de la doble El padre de familia a su vez, al arrebatar al clero un trozo de poder religioso con la obtención de la
trinidad, al punto que pasó a denominarse “trinidad jesuítica”, a pesar de no haber sido ellos los in- licencia para que se hiciera misa en el oratorio de su casa, lo cual lo alejaba del ámbito parroquial47, y colocar
troductores de la analogía, sino Francisco de Osuna OFM39. El tema, sumamente difundido en el arte determinadas imágenes en este, escogía con la esposa qué devociones y o modelos presentar, tanto para
colonial, vinculaba lo celestial a lo terreno y por lo tanto, la imagen de la Sagrada Familia, se sugería

40
Pablo Macera destacó la vinculación entre la “ideología económica eclesiástica” y las “ideologías laicas” y cómo a
33
Mannarelli, María E. Pecados públicos, La ilegitimidad en Lima siglo XVII, Lima. Ediciones Flora Tristán, 1993.
fines del siglo XVIII, el economista hizo uso del catolicismo “tanto o más que de las ideas modernas.”“Iglesia y econo-
34
Edictos del 12 de abril, 29 de mayo y 18 de mayo de 1752. En Constituciones sinodales del arzobispado de Lima. Edición mía en el Perú durante el siglo XVIII”. Trabajos de Historia, t.2. Lima: INC, 1972, p.145.
conforme a la de 1754. Lima: Huerta y Cía. Impresores-Editores, 1864, t.II, pp.33-34, p.32 y pp.30-31. 41
Castro, Ignacio de. Relación del Cuzco, [Madrid, 1795]. Lima: UNMSM, 1978, p. 96.
35
Edicto del arzobispo Barroeta del 28 de octubre de 1852, pidiendo contribuciones para erigir una casa de divorcia- 42
Ver Romero, Pilar. “Los cuadros de mestizaje del virrey Amat”. En Majluf, Natalia. Los cuadros de mestizaje del virrey
das y mujeres de mala vida. En Constituciones sinodales… p.43.
Amat y La representación etnográfica en el Perú colonial. Lima: Museo de Arte de Lima, 2000.
36
Sobre instituciones para mujeres surgidas en la sociedad colonial, son indispensables los siguientes trabajos: Van 43
Estenssoro, Juan C. “Los colores de la plebe: razón y mestizaje en el Perú colonial”. En Majluf, Natalia. Los cuadros
Deusen, Nancy. “Instituciones religiosas y seglares para mujeres en el siglo XVIII en Lima”. En García, Clara y Ma-
de mestizaje del virrey Amat…Véase asimismo en la misma publicación: Wuffarden, Luis E. “Los cuadros del virrey Amat
nuel Ramos (coords.). Manifestaciones religiosas en el mundo colonial americano. México: Instituto Nacional de Antropología e
y la pintura limeña del siglo XVIII”.
Historia/Centro de Estudios de Historia de México Condumex/Universidad Iberoamericana, 1997, pp. 207-230. Van
Deusen, Nancy. Entre lo sagrado y lo mundano. La práctica institucional del recogimiento en la Lima virreinal. Lima: PUC, IFEA, 44
Katzev, Ilona. Casta painting. Images of race in eighteenth Century Mexico. New Haven/London: Yale University Press,
2007. Hünefeldt, Christine. “Los beaterios y los conflictos matrimoniales en el siglo XIX limeño”. En Gonzalbo, Pilar, 2004, p.202.
y Cecilia Rabell (eds.). La familia en el mundo iberoamericano. México: UNAM, Instituto de Investigaciones Sociales, 1994, 45
Para este punto, véase Casalino, Carlota. “De los expósitos protegidos a los expósitos desprotegidos. La transición de
pp.227-262.
la administración colonial al estado republicano del Perú y sus efectos en grupos vulnerables”. En O’Phelan, Scarlett y
37
Ver O’Phelan, Scarlett. “Entre el afecto y la mala conciencia. La paternidad responsable en el Perú borbónico”. En Margarita Zegarra (eds.). Mujeres, familia y sociedad en la historia de América Latina siglos XVIII-XXI. Lima: CENDOC-Mu-
O’Phelan, Scarlett y Margarita Zegarra (eds.). Mujeres, familia y sociedad en la historia de América Latina siglos XVIII-XXI. jer/PUCP/IRA/ IFEA 2006, pp. 76-105.
Lima: CENDOC-Mujer/PUCP/IRA/IFEA, 2006, pp. 37-56. 46
Lavallé, Bernard. “El argumento de la ‘notoria desigualdad’ en la relación de pareja (Lima y Quito, siglos XVII y
38
Castro, Ignacio de, Relación del Cuzco, [Madrid, 1795]. Lima: UNMSM, 1978, p. 42. XVIII)“. O’Phelan, Scarlett, Fanni Muñoz, Gabriel Ramón y Mónica Ricketts (coords). Familia y vida cotidiana en América
Latina, siglos XVIII-XX. Lima: PUCP, IRA/IFEA, 2003, p. 252.
39
Chorpenning, Joseph. “The earthly Trinity, Holy Kinship, and nascent church: an introduction of the Holy Family”.
Chorpenning, Joseph (ed.). The Holy Family as prototype of the civilization of love: images from the Vicerregal Americas. Philadel- 47
En teoría debía cumplir con la asistencia a la parroquia en determinadas festividades, pero en la práctica parece ob-
phia: Saint Joseph University Press, 1996, p.47. servarse un alejamiento de la misma, con la consecución de mayores e excepciones cada vez por parte de la autoridad.

352 353
promover al interior de su familia, representarse a sí misma, como para establecer la reproducción de los San Antonio de Padua ocupó un lugar privilegiado en las representaciones franciscanas desde muy
lazos de obediencia de los dependientes. Por lo tanto, no puede extrañar, que si se quería enaltecer la figu- temprano. Aunque en el Perú hay series de su vida, como las del convento franciscano del Cuzco y la
ra paterna y la continencia de los impulsos carnales, se escogiera como principales imágenes a los santos iglesia parroquial de Tinta55, la iconografía que más prendió, sin embargo, fue la que lo presenta con el
mencionados, y a la advocación de la Inmaculada Concepción. Eran las imágenes que daban cuenta del Niño. Este se encuentra a veces sentado sobre un libro, en ocasiones de pie, en gesto tierno con el fran-
cambio de gusto, y de las necesidades de la sociedad a reformarse por el despotismo ilustrado de Carlos III. ciscano, quien lleva como atributo el lirio, símbolo de pureza y castidad (siglo XVIII, Santo Domingo,
Lima). Representa la imagen del santo predicador, pero sobre todo taumaturgo, a quien se apelaba en
diversas circunstancias56. A veces se aprecia sendos medallones con milagros atribuidos a él, como en el
Padres, madres y padrinos lienzo del monasterio de las capuchinas de la Santísima Trinidad en Santiago de Chile. Definitivamente,
no obstante, su imagen más difundida fue aquella muy similar, análoga, a la de san José, por portar tanto
Las tres advocaciones mencionadas corresponden a iconografías promovidas de manera especial, aun- al Niño como al lirio, fuera ésta en lienzo (San Antonio con el Niño, Museo de la catedral de Lima), en
que no exclusiva, por la orden seráfica. Dos de ellas, léase san José y la Purísima, también lo fueron por bulto redondo, imagen de vestir, o listo para ser coronado por el Niño (hotel Casa Andina Private Collec-
la Compañía, pero para esos años, había sido expulsada, con lo cual se pensaba se había acabado con un tion, Cuzco). En general, sus representaciones tienen una notoria semejanza con las del padre putativo
foco esencial de probabilismo, al cual se había achacado en gran parte lo que se veía como el laxismo y de Cristo.
la degeneración de costumbres del período anterior48. San José, por su parte, había pasado por un extraordinario proceso de engrandecimiento de su fi-
El jesuitismo se vinculaba a la sensibilidad barroca, aquella que se pretendía superar en las últimas gura y del discurso en torno a él. De haber ocupado una posición modesta en el santoral, había visto una
décadas del siglo XVIII. No en vano, por ejemplo, los franciscanos ilustrados de Salta criticaron dura- verdadera explosión tanto de escritos, como de representaciones plásticas, y para fines del siglo XVII se
mente las bases de la devoción a la Virgen de las Lágrimas, una Inmaculada cuya devoción había sido pro- hallaba desplazando a santos que tradicionalmente habían tenido mayor peso como los apóstoles o san
movida por la Compañía de Jesús49. La devoción a la Inmaculada por parte de los ilustrados era diferente Juan Bautista. El discurso, rico y muy diverso, le dio el primer lugar entre los santos, que pasaban a con-
a la del siglo anterior, y eso se puede observar claramente en los comentarios de Ignacio de Castro con formar una suerte de corte celestial en torno suyo, como en el caso del lienzo que lo muestra coronado, y
respecto a las afirmaciones del franciscano Pedro de Alva y Astorga en el siglo anterior50. con cincuenta y siete santos rodeándolo, del palacio Torre Tagle de Lima. Pasó a ser aquella figura en la
Por otra parte, la orden franciscana, con presencia e influjo siempre innegables en la sociedad co- que las virtudes de todos los santos confluían. No en balde el jesuita Pedro de Torres había señalado que
lonial, podía ocupar parte del espacio dejado por los jesuitas. En ese sentido, no deja de ser sintomática “Joseph vale por todos y allí les excede a todos”57, y había subrayado el valor de sus manos trabajadoras.
la reivindicación de la figura de José de Antequera por parte de Carlos III en 177851. La ejecución de este Junto con su laboriosidad, se destacaba su justicia, humildad, obediencia, pureza y mansedumbre.
personaje y el motín que trajo consigo, con muerte de dos franciscanos, había provocado un fuerte en- No obstante, su imagen no era únicamente la del artesano, sino asimismo la del monarca en trono, con su
frentamiento entre franciscanos y jesuitas, y entre los seráficos y el virrey marqués de Castelfuerte, cuyos vara de azucenas a modo de cetro58. Con esta figura el monarca español se podía identificar plenamente,
ecos se dejaron sentir por mucho tiempo. pues en tiempos de regalismo era la imagen por excelencia del vice dios y virrey de la divinidad59. Por algo
El estado de cosas era distinto para los franciscanos a fines del siglo XVIII. El apoyo que ellos existió un patronato de san José sobre España y sus dominios en 1678, que aunque se vio frustrado, da
dieran a ciertas figuras de santidad, podía reforzar su presencia52. cuenta de la identificación de la monarquía con su figura.
Vale destacar, no obstante, que la reiterada presencia de san Antonio de Padua, san José y la Inma- Al ser san José por antonomasia la paternidad personificada, lo era también del gobierno de esta
culada en los hogares no se daba de manera importante solamente en el virreinato del Perú53. Se obser- índole, que el despotismo ilustrado propugnaba. Asimismo era el arquetipo de la cabeza de familia. Tanto
vaba además de manera nítida en la onomástica con respecto a los dos primeros, no así con el nombre san Antonio como él aludían a la paternidad delicada, tierna, que llevaba amorosamente al Niño60, pero
Concepción, que no tuvo el mismo lugar que tuviera en España54. mientras el franciscano era la imagen de un religioso, José era la del laico. Era el santo más secular, lo
que lo convertía en figura destacada para la tercera orden franciscana, que por lo mismo solía contar con
iconografía josefina variada. Su devoción era ampliamente difundida en todos los niveles, como la de la
Inmaculada, y en tanto patrono de la buena muerte, no era extraño encontrarlo en los dormitorios.
48
Era la posición de José Miguel Durán, y su Réplica apologética y satisfactoria 1773). Macera, Pablo. “El probabilismo
en el Perú”. Trabajos de historia, t.2. Lima: INC, 1972. Macera sostiene que en realidad, el probabilismo prendió por la
relajación de costumbres imperante. Para este punto véase asimismo Peralta, Víctor. “Las razones de la fe. La Iglesia
y la Ilustración en el Perú, 1750-1800”. En O’Phelan, Scarlett (comp.). El Perú en el siglo XVIII. La era borbónica. Lima: recurso al santoral en Castilla, del Barroco a la Ilustración, 1650-1834”. Hispania Sacra, v.50, #101, 1998, pp.133-173.
PUCP, IRA, 1999. También Amigo, Lourdes. “Entusiasmos inmaculistas…”, p.437.
49
Chaile, Telma L. Devociones religiosas, procesos de identidad y relaciones de poder en Salta…,p.198. 55
Schenone, Héctor. Iconografía del arte colonial: los santos, v.1. Buenos Aires: Fundación Tarea, 1992, p.159.
50
Castro, Ignacio de. Disertación sobre la Concepción de Nuestra Señora. Lima: S.n, 1782. 56
Ver Novena a san Antonio de Padua. Se rezará los martes en contemplación de ser este día en que enterraron al santo. Lima: Im-
prenta de Carlos Prince, 1885. Archivo Histórico Riva-Agüero, WRSC-0001.
51
Emitió una al emitir una Real orden que lo declaraba “bueno y fiel ministro” y otorgaba una pensión vitalicia a su
sobrina. Ver República del Perú. Ministerio de Hacienda y Comercio. Archivo Histórico-Sección Colonial. Reales Cédulas, 57
Torres SJ, Pedro de. Excelencias de san Joseph, varón divino, patriarca grande, esposo purísimo de la madre de Dios y altísimo padre
reales órdenes, decretos, autos y bandos que se guardan en el Archivo Histórico. Lima: Imprenta La Popular, 1947, pp. 174-175. adoptivo del Hijo de Dios, que en método panegírico ilustra el padre Pedro de Torres, de la Compañía de Jesús, natural del reino de Chile,
en las Indias occidentales. Sevilla: Ignacio Alemán, 1710, pp. 931 y 87.
52
Esto habría pasado en el virreinato de Río de la Plata. Rípodas, Daisy. “las imágenes y su culto”. En Martínez de
Sánchez, Ana María, Luis María Calvo, Luisa A. Miller Astrada, María Esther del Rey y del Moral y Noemí del Carmén 58
No deja de ser significativo que su atributo de pureza y castidad pasara a ser símbolo de poder.
Bistué. Imaginería y piedad privada en el interior del virreinato rioplatense. Buenos aires: PHRISCO-CONICET, 1996, p. XXVII. 59
Al respecto puede verse Barriga, Irma. Patrocinio, monarquía y poder: el glorioso patriarca señor san Joseph en el Perú
53
En el virreinato del Río de la Plata, por ejemplo, es asimismo frecuente. Ver Rípodas, Daisy. “Las imágenes y su virreinal. Lima: PUCP, IRA/UCSS, 2010, pp. 164-173.
culto”. 60
También san Benito de Palermo llevaba al Niño, pero no era el santo apropiado para que las élites se identificaran y
54
García Fernández observa cómo se va presentando en el siglo XVIII el nombre. Ver García Fernández, Máximo. “El lo tuvieran en sus oratorios.

354 355
Si san Antonio y San José, con el lirio como atributo aludían a la virtud de la castidad, la Purísima
indudablemente daba lugar a disquisiciones sobre el pecado de la carne. San Agustín había vinculaba el Anexos
pecado original con el de la concupiscencia, por lo que el discurso sobre los cuerpos estaba implícito en
la devoción, que hablaba de la exención de María de dicho pecado, desde que fue concebida en la mente
divina61. La procesión de las doncellas que habían sido acreedoras de las dotes para tomar estado que la
cofradía de la Purísima otorgaba, con la vestimenta blanquiazul de la Inmaculada62, expresaba cómo, en
estado de religiosas o de esposas, debían constituir una suerte de espejos de las virtudes marianas. Las ca-
sadas, constituyéndose en émulas de la labor que cumplió María al interior de la sagrada familia, tendrían
una vital función que cumplir, sujetas al esposo. La relación esposo-esposa estaba siempre de manifiesto
en la devoción, de san José y la Purísima, que muchas veces eran representados juntos63. Es el caso de
la Inmaculada de Berrío del museo de Charcas, que hace pareja al Patrocinio de san José del mismo autor, de
acuerdo a José de Mesa y Teresa Gisbert64.
La Purísima de los ilustrados, y de las familias de élite a fines del XVIII principios del XIX ya no
era necesariamente la mujer apocalíptica pisando a la herejía, esta era entonces, mucho más vaporosa,
delicada y la contraparte adecuada del tierno san José. Si tiempo antes, la advocación más adecuada para
acompañar a san José era la de la Virgen del Carmen sacando almas del purgatorio, para esos años, en los
cuales las élites querían alejarse un tanto del tema de la muerte, era la Purísima su pareja natural. Ambos
conformaban, con San Antonio, la trilogía más frecuente en los oratorios. En ellos, sin embargo, el ma-
yor peso de lo femenino era notorio, así estuvieran las figuras paternas de san José y san Antonio para
intentar contrapesarla, y complementarla. No en vano eran los oratorios, espacios en los cuales las mu-
jeres tenían una gran injerencia, porque eran ellas las que solían aportar las imágenes más significativas,
y porque era a ellas a quienes se les adscribía fomentar la devoción familiar.
En síntesis, en el oratorio, la presencia de estas imágenes y lienzos permitía fijar ciertos valores y
principios, como el paternalismo propio del despotismo ilustrado, y virtudes a ser promovidas (obedien-
cia, laboriosidad, humildad), necesarias para una sociedad tendiente a la secularización. Allí cada miem-
bro de la familia debía aprender su rol, así como el resto de los dependientes, que asistirían a la misa en
este espacio. Los señores debían aprender a ser mejores padres, de sus hijos y dependientes, y estos a una
mayor sujeción con respecto a los primeros. Asimismo, a ser los más leales súbditos de la corona65. Era
el espacio donde la propia identidad se asentaba, se proyectaba a los demás, y desde donde se reproducía
el entramado social. En todo ello, la iconografía franciscana había aportado lo suyo.

61
Por supuesto, ante un tema complejo como éste, no habían faltado interpretaciones populares como la de Ángela
Carranza, que luego de tener amplia acogida en las élites fue condenada por la Inquisición en los postreros años del
siglo XVII.
62
Ver Archivo Arzobispal de Lima, Cofradías, Legajo II: 16, 1695-1713, que describe cómo debían salir las doncellas
agraciadas con las dotes de la cofradía de la Limpia Concepción en San Francisco de Lima. Inmaculada Concepción. Cristóbal Lozano (at.). Ca. 1745-1760. Óleo sobre lienzo. Fotografía de Daniel Gian-
63
La casa de Amparadas de la Purísima había sido puesta bajo el patrocinio de San José, y la procesión para la toma de noni S. antes de su restauración. Museo de Arte Religioso de la Catedral de Lima
posesión de la casa, de tiempos de Francisco del Castillo SJ y el virrey Conde de Lemos, lo manifiesta claramente. Ver
Buendía, Joseph de. Vida admirable y prodigiosas virtudes del venerable padre Francisco del Castillo, de la Compañía de Jesús, natural
de Lima, Ciudad de los Reyes en la provincia del Perú. Madrid: Antonio Román, 1693.
64
Los Mesa-Gisbert llamaron la atención sobre esta condición de pareja de las obras. Mesa, José de y Teresa Gisbert.
Holguín y la pintura virreinal en Bolivia. La Paz: Juventud, 1977, p.233.
65
Sobre el rol del imaginario social, véase Moraes, Denis. “Imaginario social, cultura y construcción de la hegemonía”.
Contratiempo Revista de Cultura y pensamiento/La cultura crítica en América Latina/ Otoño-Invierno 2007 #2.

356 357
San Antonio de Padua. Anónimo. Siglos XVIII-XIX. Madera tallada y policromada; ima-
gen de vestir. (Fotografía de Daniel Giannoni S. Colección Barbosa--Stern.)

San José con el Niño. Anónimo quiteño. Ca.1750-1770. Madera tallada y policromada. 0.84
cm. Fotografía Daniel Giannoni S. Colección Monseñor Alberto Brazzini Díaz Ufano.
Museo de Arte Religioso de la Catedral de Lima.

358 359
El castigo en tiempos del virrey José Armendáriz y Perurena, 1724-1736

Viviana Paola Hilario1


Universidad Nacional Mayor de San Marcos
vivianapaola.hilario@gmail.com

El criminal aparece entonces como un ser jurídicamente paradójico. Ha roto el


pacto, con lo que se vuelve enemigo de la sociedad entera; pero participa en el
castigo que se ejerce sobre él (Foucault, 2004: 94).

Sumilla
Este trabajo estudia la importancia, los tipos y las relaciones del castigo. Por ello, hemos realizado un
análisis de los juicios seguidos por la Real Audiencia de Lima entre 1724 a 1736, para conocer más sobre
la historia de los juicios, suplicios, sentencias, penas, etc. en tiempos del gobierno de José Armendáriz y
Perurena. Para conseguir dicho propósito, estudiamos a autores como Michael Foucault y Norbert Elías,
quienes son el ángulo de partida para reconstruir lo que se entendió como castigo en el siglo XVIII. Ade-
más, expondremos el caso de Pedro Ventura, un indigena de Canta, quien enfrentó un proceso judicial,
el cual nos sirve para profundizar las implicancias del castigo.

Palabras clave: Castigo, tipos de castigo, Real Audiencia, poder jurisdiccional y Pedro Ventura.

Introducción
Este trabajo tiene como espacio-tiempo, la Lima virreinal de las primeras décadas del siglo XVIII (1724
- 1736), y como eje central de estudio al castigo. Comprendemos que es importante conocer cómo se
consideraba al castigo en aquella época, por qué era importante, si existieron tipos, cuáles eran y en qué
consistieron. Estas son algunas de las interrogantes que esta investigación busca resolver, para entender
la importancia de castigar y los factores de su aplicación.
A lo largo de la historia del hombre, el castigo ha formado parte de él, y lo ha acompañado en
distintos escenarios, principalmente en los procesos judiciales y en acciones correctivas llevadas a cabo
por personas que ejercían una autoridad. Por esa razón, consideramos importante conocer más sobre
este tema, ya que su sola existencia nos expresa una razón de ser y de sobrevivir en el devenir de los
años. Por eso, una parte del escrito contempla cómo la Real Audiencia de Lima llevó a cabo el castigo.
Asimismo, explicaremos que existieron otras instituciones en la época colonial que también llevaron bajo
su jurisdicción juicios criminales y civiles en el caso de que atentasen contra el orden público, las normas,

1
Estudiante de octavo ciclo de la Escuela de Historia, Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

360 361
leyes y reglas. Tal el es caso del Tribunal del Santo Oficio de Lima2, institución que aplicó el castigo cons- El castigo
tantemente desde su creación hasta su abolición en el Perú. Dentro de la esfera de quienes tuvieron a su
cargo el impartir penalidades al infringir algunas normas morales o civiles, se encontraban las autoridades En este capítulo expondremos qué es el castigo, cómo se le entendía durante el virreinato peruano en
eclesiásticas: el «juez secular» o el «juez eclesiástico» (Mannarelli, 1994: 136), entre otros. el siglo XVIII, y otras interrogantes. Por esa razón, para comprender en qué consistió, hemos recogido
Por otro lado, en la investigación se han seleccionado las causas judiciales que atendió la Real lo que nos dicen algunos autores como: Foucault en su obra Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, y
Audiencia en los doce años que gobernó el virrey José Armendáriz y Perurena3. De todos ellos, hemos Norbert Elias en El proceso de las civilizaciones y el Diccionario de autoridades4. En primer lugar consideramos
optado por un caso en particular para analizar y desentrañar: la historia de Pedro Ventura, indio de Canta, al castigo como la consecuencia de transgredir el poder de un gobernante o rey (Foucault, 2004) el cual
cuyo proceso representa un modelo de juicio en las salas criminales de Lima. De igual manera se busca a su vez trae consigo la autocoacción y regulación del comportamiento del castigado (Elias: 1989). En
responder a la interrogante central de esta investigación: ¿De qué manera el castigo fue utilizado como segundo lugar, como el instrumento que sirve para que el hombre ya no vuelva a quebrantar alguna ley
instrumento político en los conflictos jurisdiccionales entre autoridades de gobierno y las autoridades de la sociedad o para que no incite a otros hombres a seguir cometiendo un delito.
eclesiásticas en el caso de Pedro Ventura en 1729? Este escrito pretende explicar los conflictos jurisdic- Foucault nos expone el modo en que se llevó a cabo la aplicación del castigo a finales del siglo
cionales entre autoridades de la época, lo que ayudara a formarnos una imagen más clara de los actores XVIII y a inicios del siglo XIX en Francia. Este espacio geográfico fue escenario de hombres expuestos
de estos enfrentamientos y los motivos que posiblemente los llevaron a tales situaciones. en patíbulos, acompañados de un verdugo, quien llevó a cabo la sentencia ordenada por las autoridades
La primera parte del trabajo tiene como objetivo comprender lo que consideramos como castigo, judiciales. Además, refiere que era costumbre que el castigo forme parte de una ceremonia. Este ritual ya
tomando como punto de partida lo que nos dicen Foucault, Norbert Elías y el Diccionario de Autoridades. formaba parte de la vida cotidiana que guardaba en su memoria quienes vivieron en aquel tiempo. El su-
Asimismo, se buscó conocer su importancia y en qué consistieron algunos tipos de penas. La segunda plicio, una característica muy usual, era una práctica que servía para dar a conocer el poder del rey. A veces,
parte, tiene la finalidad de explicar los tipos de castigos que emitió la Real Audiencia de Lima en su Sala «existen en esas ejecuciones, que no deberían mostrar otra cosa que el poder aterrorizante del príncipe,
Criminal durante el gobierno del virrey Castelfuerte. Además, exponer los juicios nos ayudó ha contri- todo un aspecto carnavalesco (…)» (Foucault, 2004: 66). Es así, que todo acto inadecuado ante las normas
buir a la explicación de las relaciones entre el castigo y el accionar del hombre, los cuales sirvieron para y reglas de aquella sociedad debía recibir un castigo, a manera de corregir al acusado. El castigar en público
observar si el castigo dependía de la clase social del reo, si hubo algún interés a la hora de aplicarlo a a una persona implicaba la corrección del sujeto en dos escenarios. Primero, hacerle sentir que todo delito
alguien o si se presentaron castigos que se efectuaron continuamente. Es decir: ¿Era lo mismo castigar a que se cometiese tenía consecuencias. Y segundo, enseñarle a la población lo que podía ocurrirle en caso
un indígena que a un esclavo negro?, ¿el castigo buscaba beneficiar a algunos sobre otros?, ¿cuál o cuáles de que cometiese el mismo delito. Por esa razón, la exposición en las calles servía como escarmiento a
fueron los castigos más frecuentes? También conoceremos si la información conseguida nos ayudó a la población; además, del poder del gobernante sobre sus dominios. Por otro lado, no podemos dejar de
resolver ciertas preguntas como las anteriores o como estas: ¿Quiénes podían entablar un juicio? ¿Quié- mencionar en qué consistía el suplicio, aquel acto que antecedía al castigo, el cual mencionábamos cuando
nes recibían castigos? La tercera parte del artículo busca explicar los conflictos jurisdiccionales que ocu- nos referíamos a la exposición del castigado en las calles. Además, de ser una tortura lenta.
rrieron y sus implicancias durante el gobierno de Armendáriz. También buscamos conocer si el castigo Entonces, ¿estas prácticas de castigo eran ajenas a lo aplicado en las colonias españolas? En reali-
podía ser utilizado en los conflictos de jurisdicción. Finalmente, analizamos el caso de Pedro Ventura, dad, fue similar el proceder de castigar a una persona. Solo debemos revisar la sección de la Real Audien-
quien aparentemente estuvo inmerso en los conflictos jurisdiccionales entre autoridades eclesiásticas y cia en el Archivo General de la Nación del Perú, para darnos cuenta de que manera llevaban sus juicios
autoridades de gobierno en 1729. Para lograr dicho objetivo se realizó un estudio hermenéutico y heu- criminales y qué tipos de castigos formaban parte de las sentencias que dictaminaron bajo su jurisdicción.
rístico de este juicio para comprender las implicancias que tuvo. Además, exponer y conocer este caso Varios procesos acabaron exponiendo el castigo del reo en las plazas públicas. Vale señalar, que esta ins-
ayudó a resolver de qué manera se llevaba un juicio, qué autoridades participaban en un proceso judicial titución no era la única que actuaba con ese proceder. Se suma a ella, la Inquisición de Lima, institución
de la Real Audiencia, cuáles eran los procesos de una causa criminal, si los reos contaban con algún de- que tenía por costumbre realizar actos de «fe», y en ellos exponer los castigos de sus reos.
recho durante su juicio, entre otras dudas. Entonces, ¿cuál era la importancia del castigo? En los párrafos anteriores de manera somera hemos
Cabe mencionar que este trabajo es un estudio preliminar de lo que estamos investigando sobre señalado que el castigo servía para corregir. Castigar a alguien tenía como resultado tanto coaccionar al
la historia del castigo y su relación con la sociedad. Hemos incidido en tratar de manera central un caso reo como a las personas que formaban parte del público en las plazas. Eso sucedía cuando se llevaba a
(juicio criminal) en particular, para que posteriormente podamos seguir ejemplificando este tema. Este cabo el suplicio y castigo. Elias nos señala que el hombre ha aprendido a autocoaccionarse en el tiempo,
trabajo es el primer avance de nuestra investigación. al cual denominó como el proceso civilizatorio. Es decir, si lo asociamos al castigo, comprendemos que otro
interés de castigar sería que el hombre entendiese que si infringía las normas de la sociedad en la que
vivía era merecedor de una pena, y también si incidía en lo mismo. Además, el público espectador debía
aprender a controlar su conducta y su cuerpo para no cometer algún delito que pudiese provocar los
castigos que sus ojos veían en las plazas.
Luego de conocer en que consistió el castigo y el lugar que ocupó, resulta lógico preguntarnos:
¿cuáles eran los tipos de castigo?. En primer lugar, antes de responder la interrogante, debemos entender
que al existir diferentes normas y leyes que constituyen el cuerpo judicial de una sociedad, el infringir
alguna de ellas implicaba que existan también diferentes formas de castigos. Por lo tanto, todo delito no
2
Autores como Fernando Ayllón (2000) han escrito la historia de esta institución, así como, estadísticas sobre los
casos de delito que atendió el Tribunal de Lima. Así mismo, en Anales de la Inquisición de Lima de Ricardo Palma (1897),
encontramos algunos Autos de Fe que se llevaron a cabo por esta institución. Además, en Manual de Inquisidores, para 4
Publicado entre los años de 1726 y 1739 por la Real Academia Española, también, se le conoce como el Diccionario de
el uso de las inquisiciones de España y Portugal de Nicolao Eymerico (1821) conocemos que tipos de castigos podía
la lengua castellana. Contiene frases y modos de hablar de la época, hasta refranes, oraciones referentes al uso de la lengua.
recibir un reo.
Por esa razón, este diccionario, nos ayudó a conocer que se entendió por castigo; así como, reo, azotes, horca, destierro,
3
En adelante lo llamaremos: el marqués Castelfuerte o el virrey Armendáriz. confiscación de bienes, y otros.

362 363
tuvo el mismo grado de sanción. Agreguemos que este tipo de sociedades estaban muy jerarquizadas — del AGNP 40 juicios14. Cabe señalar que actualmente no se registra en este fondo documental, ninguna
no sólo en el plano social— en cuanto a las instituciones que formaban parte de ellas. Es decir, debieron causa criminal de los años 1725, 1726 ni 1733. ¿Qué ocurrió durante aquellos años?, ¿Por qué razón no
conservar bajo sus faldas de manera singular —a veces— el cumplimiento de sus normas y códigos. Por se tiene memoria escrita de los juicios realizados en los referidos años?, ¿Durante esos años la Real Au-
ello, para aquel periodo existieron infinidades de castigo para cada crimen. Para entender lo anterior, diencia de Lima no llevó a cabo ningún juicio o todas las causas criminales de esos años desaparecieron
gracias al Diccionario de autoridades veremos en qué consistían los tipos de castigos. Así empezaremos por accidentalmente? Las interrogantes son diversas, sin embargo, es poco probable que esta institución no
mencionar que el castigo en el siglo XVIII en el Virreinato del Perú se consideraba como «la pena o haya realizado, al menos, un juicio por año. Se comprobará más adelante que la Real Audiencia podía,
multa que se impone, y exetúa en el que ha cometido delito o culpa grave para que sirva de escarmien- como mínimo, atender una causa criminal. Por otro lado, de los juicios que se tienen, describiremos y
to»(sic)5. Por esa razón, el sujeto acusado sería merecedor de una sentencia, la cual consistía en el «mérito analizaremos de manera sucinta cada uno de ellos en la siguiente tabla.
de la causa»6. Es decir, la sentencia equivalía a su castigo. En segundo lugar, explicaremos uno a uno los
castigos que dictaminó la Real Audiencia de Lima en las Salas Criminales entre los años de 1724 a 1736.
Observamos que entre las sentencias se encontraron: ejecutados en las horcas, azotados, encarcelados — Cuadro N°1
hasta morir en ellas—, bienes confiscados o embargados, desterrados, obligados a trabajar sin paga y for-
zados a entregar el dinero. ¿Y en que consistieron cada uno de ellos? Recibir azotes significaba «dar con
un azote golpes a uno sobre la carne o el cuerpo»7. El castigo en la horca se ejecutaba en un aparato del Tipos de castigo durante el gobierno de Castelfuerte (1724 - 1736)
mismo nombre. Este era «la máchina (sic) compuesta de tres palos, dos hincados en la tierra, y el tercero
encima trabando los dos, el cual a manos del verdugo mueren colgados los delinquentes condenados a Año Acusado/ oficio Causa Castigo
esta pena»(sic)8. También llamada antiguamente «un palo con dos puntas, y otro que atravesaba, en el cual 1724 Luis Fernandez y Bernardo Nuñez / Cortar las orejas una mula Pago de dinero
metían el pescuezo del escavo o persona que se requería afrentar; y para escarmiento le passeaban (sic) hacendado
por las calles públicas»9. Algunas sentencias mencionaban que el cuerpo del condenado debía permane- 1724 Antonio Enríquez Homicidio a su esposa Destierro
cer en la horca 24 horas o hasta que muriese. El destierro trataba de la «expulsión o privación en que se 1724 Cristóbal de Sotomayor / arriero Sustracción de fardos Cárcel, embargo de
condena a alguno de estar en su tierra o en otro lugar donde tenía su domicilio, por tiempo limitado, o bienes y pago de
perpetuamente»10. Los desterrados podían cumplir con su condena a veces en dos, tres, cuatro, o más dinero
años —normalmente para siempre—. En cuanto a los sentenciados a prisión, debían cumplir su castigo 1727 Tomás Poblete y Juan de Peralta Ataque a mano armada Destierro al presi-
en las denominadas cárceles: «Casa fuerte y pública, destinada para tener en custodia y seguridad a los dio de Valdivia
reos»11. En ocasiones, el reo pasaba en estos lugares algunos meses, años o también, podía condenársele 1727 Francisco de los Rios y Quevedo y Homicidio Cárcel y embargo
a permanecer hasta el último día de su vida. Sobre el castigo de confiscación o embargo de bienes, el otros de bienes
Diccionario de autoridades, explica que «confiscación» significa «aplicación que se hace al Real Erário de los 1727 Martín Argudo Homicidio Pago de dinero, ali-
bienes del delincuente, que ha cometido alguno de los delitos, a quien está impuesta esta pena»12. Sobre mentos y embargo
«embargo» detalla que viene a se el «sequestro (sic) y detención de bienes y hacienda, hecha por manda- 1728 Martín López de Argudo Homicidio Azotes, destierro y
miento de juez competente»13. En las sentencias, los jueces mandaban a retener los bienes del acusado, pago de dinero.
haciendo uso de los dos términos para asignar dicho castigo. 1728 Agustín Tocura ( indio) Homicidio a una india Cárcel y azotes
1728 Juan Mansilla (esclavo negro) Homicidio Embargo de bienes
1728 Agustín de Solis Sustracción de pertrechos No se consigna
El castigo en la Real Audiencia: 1724 – 1736 1729 Francisco de Domlibún y su esclavo Atropello a un teniente de Cárcel y embargo
negro Nazca de bienes
Como se ha señalado en el párrafo anterior, este trabajo se ha enfocado en estudiar doce años del siglo 1729 Pedro Ventura (indio) / vaquero Homicidio a su esposa india Horca y tirado en
el rio
XVIII. De aquellos años solo se han encontrado en la sección de la Sala Criminal de la Real Audiencia
1729 Pedro Fulgencio (zambo libre) Inferir heridas a un sargento Destierro
1729 Andres de la Vega Iraola (mulato li- Sustracción de mulas a un in- Cárcel
5
Real Academia Española [en adelante R.A.E]. Diccionario de Autoridades – T. II (1729). En http://web.frl.es/DA.html bre) dio tributario de Huarochiri
(Obtenido el viernes 12 de diciembre) 1729 Dionicio Roldán / Alcalde de Lacha- Intento de violación a una Destierro
qui, Canta india principal
6
R.A.E. Diccionario de Autoridades – T. VI (1739).
1730 Juan Bautista Iturigary (residente es- Retar a duelo, y ocasionar Destierro
7
R.A,E. Diccionario de Autoridades – T. I (1726). pañol) tumultos en la cárcel
8
R.A.E. Diccionario de Autoridades – T. IV (1734).
9
R.A.E. Diccionario de Autoridades – T. VI (1734).
10
R.A.E. Diccionario de Autoridades – T. III (1732).
11
R.A.E. Diccionario de Autoridades – T. II (1729).
14
¿Por qué son tan pocos los juicios en el intervalo de estos 12 años? Los motivos pueden ser diversos, el primero
12
R.A.E. Diccionario de Autoridades – T. II (1729).
quizá sea por algunos intereses de las autoridades para no atender muchos casos. El segundo, por la desaparición de
13
R.A.E. Diccionario de Autoridades – T. III (1732). documentos debido a desastres que sufrieron los repositorios.

364 365
1731 Victoriano de la Oliva/ Alcalde ordi- Maltratos a la hija de una Cárcel pública y fueron sentenciados a pagar un monto de dinero —2 de ellas recibieron esta pena como único castigo—.
nario de Húánuco. vecina de la ciudad de Huá- confiscación de De otro lado, 4 acusados fueron condenados a recibir azotes —este castigo fue acompañado por otros
nuco. bienes castigos en las sentencias—; y a siete sentenciados se les confiscó sus bienes —a todos ellos se le sumo
1731 Don Pedro Montoi Muerte de un corregidor Descuartizar su cuer- otra segunda pena—. Además, en un juicio, el acusado fue encontrado inocente. Por último, cabe señalar
po que a seis procesados no se les consignaron algún tipo de castigo tras los juicios15.
1731 [No se conoce al acusado, pero se entabla Robo de un zurrón de oro No se consigna cas-
una denuncia] tigo
1731 Antonio de Silva Simular un robo del zurrón de No se consigna cas-
oro tigo
Cuadro N° 2
1731 Silvestre Bocanegra Asesinato cárcel
1732 Francisco Galeano (esclavo) Homicidio y robo Horca
1732 Juan Ramos (esclavo negro) Hurto Destierro, cárcel y
azotes
1732 Antonio de mina (esclavo negro) /sir- Asesinato y robo Azotes y destierro
viente
1732 Tribunal del Consulado y Antonio de Robo de encomiendas Pago de dinero
Silva Pinto
1734 Juan Ramón Jiménez (cacique principal) Herida inferida a un fraile Cárcel
1734 Francisco Sierralta (esclavo) Robo Cárcel y horca
1734 Cayetana (mulata) Provocar heridas No se consigna cas-
tigo
1734 Francisco de la Hermoza Diversos delitos Cárcel y embargo de
bienes
1734 Cristobal de las Cuevas (vecino del puerto Rapto de una esclava Destierro
del Callao)
1734 Cayetana de Borja (mulata) Provocar herida en la cara Cárcel
1735 Norberto Cabello y Pedro Nolascos / Cuatreros y otro delitos Destierro
mulatos libres
1735 Pedro Cornejo y su hermana María Men- Incesto Cárcel y destierro
doza Para 1724, se consignaron tres nuevos casos. El primero fue seguido contra Luis Fernández, un
1735 Francisco Talavera / corregidor de Jauja Homicidio Puesto en Libertad, hacendado del valle de Huachipa, y contra el mayordomo nombrado Bernardo Núñez. Agustín de la
luego pago al acusa-
do por los gatos del Serna16, propietario de un animal, logró comprobar que estos dos sujetos ya mencionados habían corta-
juicio. do las orejas de una mula suya. Al finalizar el juicio se dictamina que los culpables debían pagar el costo
1736 Baltazar Fernández Cabezudo/ regidor Homicidio No se consigna cas- de una mula de camino: 100 pesos y 8 reales. Observamos que se buscó que el castigo consignado sea
de Ica tigo proporcional al crimen (orejas de la mula = una cantidad de dinero). Además, encontramos hasta ese
1736 Sebastian Salinas Felicidio de su hijo Azotes y destierro momento un nuevo tipo de castigo: el de pago de dinero. El segundo caso se siguió contra Antonio
1736 Ambrosio de Acosta / oficial de pluma Añadir palabras a un documen- Cárcel Enríquez, acusado de asesinar a María Rosa de León17; pero quien luego fue declarado inocente. Paralela-
to mente, se encontró culpable de este homicidio a un indio llamado Juan de la Cruz, a quién se le sentenció
1736 Baltazar Cabezudo Homicidio a un esclavo No se consigna cas- a un año de destierro. Este último fue otro tipo de castigo. Se suma a ese año otro caso, el cual se dirigió
tigo contra Cristóbal de Sotomayor, acusado de sustraer fardos de papas, los cuales habían sido encargados
1736 Domingo Medrano Robo a un cajero Cárcel a su transporte por parte de Andrés Fernández de la Rúa18. Al final de la causa el acusado fue castigado
1736 Domingo Felix, Cristobal Gonzales y Falta de respeto al cura de Ata- Cárcel con cárcel y se le embargó sus bienes. Sin embargo, no se pudo proseguir con la sentencia, pues el reo,
Felix (indios principales y un indio mitayo) villos
junto con sus propiedades, se escondió en una iglesia. Por ello no se le llegó a aplicar la pena. Podemos
señalar que en este caso, probablemente los ministros y miembros de ese templo religioso guardaban
En primer lugar, se debe aclarar de qué manera se han estudiado estos juicios. Los castigos refe-
ridos en la tabla N°1 fueron tomados como referencias para establecer los tipos de sentencias que se
dictaminaron a los reos. Ocurre, que en algunas ocasiones, se presentaron en una sentencia más de un 15
A veces se debe a que faltan folios a la documentación. Y otras, por el deterioro de los papeles.
tipo de penas. En nuestro análisis se ha considerado todas las formas de castigar. De los 40 sentencia- 16
Archivo General de la Nación del Perú [en adelante A.G.N.P.]. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cua-
dos, 14 serán condenados a recibir más de un castigo y 19 de ellos sólo recibieron un tipo de pena. Por derno, 17. 1724.
otro lado, 16 acusados fueron merecedores de ser llevados a una prisión — a siete de ellos solo se les 17
AGNP. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 18. 1724.
encarceló—; 11 fueron condenados al destierro —solo 7 recibieron exclusivamente este castigo—; y 4
18
AGNP. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 19. 1724.

366 367
una relación de intereses con el señor Sotomayor, por eso le otorgaron asilo. Causa asombro que los 200 azotes, y luego retornar a la prisión. Hasta el momento, son los esclavos negros y los indios quienes
miembros de esta iglesia no respetasen el cumplimiento de la condena establecida por los alcaldes de la podrían ser merecedores de esa pena corporal.
Sala Criminal. Podemos decir que quizá existió un conflicto de jurisdicción. ¿Puede valer más la relación Para 1728 se encontró culpable a Juan Mansilla por asesinar a Jorge Sifuentes24. Este esclavo era
que tenía la iglesia con este reo frente a la relación que se suponía debía guardar con la Real Audiencia? propiedad de Juan Ligero de Guzmán. Al finalizar el proceso judicial fue encontrado culpable, y al al-
En 1727, el primer juicio fue seguido contra Tomás Poblete y Juan de Peralta, acusados de un bergarse este esclavo en la iglesia, se embargó algunos bienes a la institución religiosa. En el juicio no
ataque a mano armada contra la fuerza pública19. Para propiciar la fuga de los presos detenidos en la se señala cuál fue la sentencia del reo. Sin embargo, se comprende mejor la situación gracias al hecho
cárcel pública del Cusco, estos acusados fueron encontrados culpables y sentenciados al destierro en el de que la iglesia haya sido condenada por las autoridades del gobierno a pesar de que en este caso no
presidio de Valdivia. Entendemos que este tipo de castigo fue resultado del amedrentamiento contra era culpable de nada, pero sí por haberle otorgardo estadía a un reo. También, resultaba perjudicial para
el orden público y por intentar liberar a unos reos. Por esa razón, el destierro fue un escarmiento. Por la iglesia, pues también se le aplicaba la pena de embargar sus bienes. Este caso, posiblemente, resulte
otro lado, no se menciona si el destierro tiene un número determinado de años, y tampoco se señala en un enfrentamiento entre estas dos instituciones (autoridades de gobierno / Real Audiencia: autoridades
calidad de qué iba al mencionado presidio, si como reo o como un trabajador sin salario a picar piedras. religiosas / Iglesia). En aquel año, también se sigue la causa contra Agustín Solís, quien fue acusado de
Este caso es un ejemplo claro de aquella relación que existió entre algunas instituciones españolas en la sustracción de pertrechos del navío El Brillante, propiedad de Su Majestad25. Solís es encontrado cul-
relación con el castigo. Así lo demostraron la prisión del Callao y el presidio de Valdivia. Por un lado, se pable y condenado a pagar los pertrechos. Su castigo no fue tan cruel como en el caso de los indígenas y
observó —como el caso que presentamos anteriormente— que los acusados por la Audiencia de Lima esclavos debido a que (podemos concluir por la fuente) se trataba de un criollo.
fueron desterrados a Valdivia; y por otro, a personas desterradas desde Chile al Callao —como el caso En 1729, se dio el juicio contra Francisco Donlibún y su esclavo Eusebio por el atropello al te-
de Francisco Meneses, «condenando al destierro de por vida en la prisión del Callao, donde murió»—. niente de Nasca26. Ambos fueron encontrados culpables y condenados a prisión y embargo de bienes.
(Araya, 2014: 202). Luego, pasamos al segundo proceso seguido contra Francisco de los Ríos y Quevedo, En esta oportunidad, el esclavo recibe el mismo castigo que su amo. Esto se explica porque el esclavo
y otros20, acusados de cometer un asesinato. Durante el proceso del juicio, a las autoridades que atendie- seguía las órdenes de su amo, y si intentó alguna acción contra el teniente de Nasca, fue exclusivamente
ron este proceso (Francisco Arias Saavedra, el Dr. Juan de Mendoza, Alejo Fernández Escudero y otros) porque su amo así se lo ordenó. Sigue el caso de Pedro Ventura27, acusado de matar a su esposa y senten-
los culparon por colución. Al final solo se termina sentenciando a Francisco Ríos a encarcelamiento y al ciado a ser arrojado al río. Dentro de este marco, hemos decidido explicar con mayor amplitud este juicio
embargo de sus bienes. Una vez más se presentan castigos como: el destierro y el embargo. Seguidamen- más adelante, luego los demás tendrán el mismo trato. Pero a modo de avance, el ejemplo del indígena
te, el segundo caso del mismo año fue llevado contra Martín Argudo, a quien se le acusó del asesinato de canteño fue la muestra clave de que el castigo fue utilizado como instrumento político en los conflictos
Gerónimo Regalado21. Este expediente se encuentra incompleto, pero se le consigna un castigo de pago de jurisdicción de las autoridades. Por esa razón, proseguiremos analizando a grosso modo los casos cri-
de dinero, de entrega de alimentos y del embargo de sus bienes a favor de la esposa del asesinado. En esta minales de la Real Sala Criminal. Otra causa criminal del mismo año nos presenta lo ocurrido contra
ocasión, no se visualiza algún destierro por ocasionar la muerte de una persona. Pedro Fulgencio, quien fue acusado de inferir heridas al sargento Cristóbal de Guridi28. Fue encontrado
En 1728 nuevamente se abre otra causa criminal contra el señor Martín López de Argudo22, acu- culpable y sentenciado a cuatro años de destierro y a picar piedras sin sueldo en el presidio del Callao.
sado nuevamente por el asesinato de G. Regalado. La esposa de este último personaje continúa con el Posteriormente se debió ejecutar contra él, un destierro perpetuo del lugar donde vivía. Asimismo se
juicio. Sin embargo, se encuentra culpable al esclavo de Martín López. Este negro esclavo es sentenciado atiende el caso de Andrés de la Vega Iraola29, quien era un mulato libre. Este hombre fue acusado de la
a recibir doscientos azotes en las calles públicas, además de cuatro años de destierro en el presidio del sustracción de dos mulas, de propiedad de Juan Antonio, indio tributario de San Juan de Iris. El robo
Callao. Mientras que Martín Argudo fue sentenciado a pagar quinientos pesos. Colegimos que sí impor- se presentó en la jurisdicción de la provincia de Huarochirí. Iraola fue encontrado culpable y condena-
taba que tipo de castigo se le daba a un hombre dentro del virreinato, lo que dependía de su condición do a prisión. Otro tipo de pena en la época. Luego la Real Audiencia pasa a atender la denuncia contra
social. Como se observa mientras el negro esclavo recibía un castigo corporal, su amo recibía una pena Dionisio Roldán, alcalde del pueblo de Lachaqui, de la provincia de Canta. A Roldán se le acusaba de
monetaria. Esto puede darnos luces de que un tipo de castigo iba en función de quién lo recibía. Por otro haber intentado violar y matar a María Molina30, india principal de Lachaqui. Al finalizar el juicio, este
lado, si observamos la cantidad de azotes que recibió Martín, fue una cantidad considerable si lo miramos hombre fue encontrado culpable y condenado a pagar el costo de las cartas procesales, las cuales habían
con ojos del siglo XXI. Pero, para el siglo XVIII, este tipo de penas se contemplaba en sus normas, pues sido tasadas en cien pesos. Este dinero saldría de los bienes (carneros) embargados de este personaje.
el cuerpo era considerado como «parte de la naturaleza humana, aunque incomoda y obstaculiza tanto la A su condena se le sumo el destierro por cuatro años. Las preguntas sobre este caso que nos hicimos
racionalidad como la espiritualidad. De este modo, solo las disciplinas, normas y reglas permitirán lograr fueron las siguientes: ¿Una mujer, fuera de la condición social que fuera, podía ganar un juicio?, ¿tener la
su transformación en camino o medio para la salvación, es decir, su control, domesticación y subordina- condición de india principal podía significar que ganase el juicio a un alcalde un pueblo?, ¿qué intereses
ción a la parte noble de naturaleza humana» (Araya, 2006: 8). Es decir, la aplicación del castigo permitiría pudo haberse desenvuelto en dicho caso?
la enseñanza para no corromper el cuerpo, y en caso de que se cometiese un delito, el cuerpo debía reci-
bir una condena para liberar todo mal. Ese mismo año se prosiguió con el caso contra el indio Agustín
Tocura del pueblo de Azángaro por el asesinato de una india llamada Juana23, originaria de Huancané.
Este indígena fue encontrado culpable y condenado a ser sacado de la cárcel para recibir públicamente 24
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 25. 1728.
25
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 26. 1728.
19
AGNP. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 20. 1727. 26
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 27. 1729.
20
AGNP. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 21. 1727. 27
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 28. 1729.
21
AGNP. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 22. 1727. 28
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 29. 1729.
22
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 23. 1728. 29
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 30. 1729.
23
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 24. 1728. 30
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 31. 1729.

368 369
Para 1730, uno de los casos judiciales que se atendieron en la Real Sala fue el caso seguido por a la horca. Se prosiguió con el juicio contra Cayetana43, una mulata acusada de provocar heridas contra
Vicente Donante31 contra Juan Bautista Ituriegaray, por haberle retado a duelo. De igual modo se acusa Toribio de León. Finalmente no se llega a consignar ningún castigo. Le sigue la causa contra Francisco
a Gerónimo Vergaray, Isidro Tello, Pedro García, Pedro Felipe, Bernardo de Rojas y Miguel Vargas de de la Hermoza44, quien fue señalado de diversos delitos, y al final fue condenado al destierro. Continuó
atacar a la autoridad, ya que tenían como propósito soltar al detenido. Finalmente se encontró culpable al otro proceso contra Cayetana de Borja45, nuevamente por ocasionar heridas a Toribio de León. Fue fi-
reo y se le condenó al destierro. Este castigo va tomando incidencia como una de las penas que más im- nalmente condenada al destierro. Este año culmina con el caso de Cristóbal de las Cuevas46, acusado del
ponía la Real Sala. Nos reafirmaremos en esto, por los posteriores casos que vienen a continuación. Otro rapto de una esclava de Andrés Jesefa de Aldea. Al finalizar el juicio, fue encontrado culpable y senten-
caso fue seguido por doña Magdalena Calderón y Agüero32, contra don Victoriano de la Oliva, alcalde or- ciado a prisión. Un año después, se presentó el caso seguido por José Polencia contra Norberto Cabello
dinario de Huánuco, quien maltrató a la hija de esta mujer, Francisca. El alcalde fue encontrado culpable, y Pedro Nolascos47, mulato negro acusado de cuatrero y otros delitos, finalmente sentenciado a destierro.
y fue condenado a la cárcel pública y la confiscación de sus bienes. De igual manera hubo un juicio que Para 1736, se continuó con el proceso contra Baltazar Férnandez Cabezudo48, quien fue señalado
tenía como acusado a Mario de Mendoza y otros33, señalados como los asesinos del corregidor don Juan como el asesino de Isidoro de Figueroa. La demandante fue la esposa del difunto, Nicolaza de Zea. Al
Bustamante de Vega. Dentro de los culpados, se encuentraa Don Pedro Fontoi, quien fue sentenciado finalizar el juicio no se consignó un castigo. Otro caso fue el seguido contra Sebastian Salinas49, por la
a pena de muerte. Este caso consigna el descuartizamiento del cuerpo del condenado. Para el siguiente muerte de su hijo de cuatro años de edad. Este hombre fue condenado a recibir doscientos azotes, así
proceso, se realizan dos juicios para llegar a un veredicto. Primero se asienta un juicio seguido por el como el destierro perpetuo en las minas de Huancavelica. Luego, se prosiguió con el juicio contra Am-
robo de un zurrón de oro, en perjuicio de Antonio de Silva34. No se logra consignar ningún castigo. Sin brosio de Acosta50, un escribano público a quien se le acusó de haber agregado palabras a un documento
embargo, al llevarse nuevamente el caso a la Real Sala Criminal, se descubrió que Antonio de Silva Pin- que se le había confiado a él. Fue encontrado culpable y llevado a prisión. Todo lo que la escritura añadió
to35 , comisionado por el Tribunal del Consulado simuló el robo del zurrón en complicidad con Manuel fue retirado de dicho documento. De otro lado, se da inicio nuevamente al juicio contra Baltazar Cabe-
Viñoli y Faustino Ladrón de Guevara. Pese a encontrarlos culpables, no se consignó ningún castigo en zudo51, acusándolo del homicidio de Carlos Cabezudo. Su ama era la demandante, Nicolaza de Zea. Al
el juicio. Ese año, se termina abordando la causa criminal seguida contra Silvestre Bocanegra36, acusado final del proceso judicial no se consignó un castigo. Luego se atendió otra denuncia seguida por Rosa
de asesinar a golpes a Juan de Vergara. Silvestre, tras ser hallado responsable del crimen, es condenado Bejarano52, quien acusaba a Domingo Medrano de robo, ya que este último fue cajero del negocio de su
a morir en prisión. marido. Medrano fue encontrado culpable y llevado a la cárcel. Finalmente, para este año se resolvió el
Para 1732, se presentaron cuatro casos. El primero fue una causa seguida contra Francisco Ga- caso que seguía el licenciado Baltazar de Rivadeneyra53, cura de la doctrina de Atavillos Bajos contra los
leano37, esclavo de Agueda de Aguilar y otros de igual condición, por robo y homicidio contra Juan de indios principales Domingo Félix y Cristóbal Gonzales, y el indio mitayo Félix, por haberle faltado el
Diego de Rivera. Este esclavo terminó siendo condenado a una horca de tres palos. El siguiente proceso respeto. Fueron presos ocho meses y finalmente absueltos.
fue contra Juan Ramos38, esclavo negro acusado de hurto cometido en contra del hospital del Espíritu Tras haber encontrado en estos juicios a diferentes hombres desde esclavos negros, indios, indíge-
Santo. Fue hallado culpable y merecedor del castigo de cien azotes dentro de la cárcel y a cuatro años de nas y españoles que fueron acusados por distintos delitos —aquellos que fueron muchas veces probados,
destierro. Luego continúa el juicio contra Antonio, negro de casta de mina, esclavo de Juan Orueta39 , a y en otros casos no—, no podemos dejar de señalar que los castigos más usuales fueron dos: la prisión y
quien se le señaló del robo y asesinato a Micaela de Villa. Al término del juicio se declara su culpabilidad, el destierro. Sin embargo, llama la atención que los condenados al destierro se presentaron durante todos
condenándolo a recibir doscientos azotes y a cuatro años de destierro. Nuevamente, un esclavo negro los años estudiados, a excepción de 1731, mientras que los condenados a prisión se encuentran en casi
será sentenciado a este tipo de castigo. Finalmente se sigue un proceso contra Antonio de Silva Pinto40 y todos los años, menos en 1730 y 1736. De igual manera se puede asegurar que estos dos castigos fueron
otros, por robos de encomiendas contra Juana Rodríguez de Castro. El hombre es declarado culpable y los más recurrentes. También existían otros como los azotes, destierros, entrega de dinero, trabajo no
sentenciado al pago de dinero y alhajas de oro y diamantes. remunerado en algunas instituciones por determinados años, horca, etc. Como toda investigación en
En 1734 se lleva el juicio a Juan Ramón Jiménez41, por causar heridas al fray Miguel Hernández, por fuentes, representa un rico material a la hora de estudiarlos. Por esa razón, mencionaremos los siguien-
ello sería condenado a la cárcel. Otro caso judicial se siguió contra Francisco Sierralta42, un esclavo negro tes datos puntuales: 1.- Este análisis nos da luces de que existían juicios que terminaban sin un castigo,
acusado de robar a Francisco Antonio Vidal. Este esclavo fue sentenciado a prisión y luego a ser llevado pese a que el acusado resultaba culpable. 2.- Existió un caso emblemático, el de una india principal que
le ganó un juicio a un alcalde. Es decir, pese a su condición de mujer logró ganar el proceso judicial a la

31
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 32. 1729.
32
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 33. 1729. 43
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 44. 1734
33
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 34. 1729. 44
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 6. Cuaderno, 45. 1734
34
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 35. 1731 45
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 6. Cuaderno, 46. 1734
35
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 36. 1731 46
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 6. Cuaderno, 47. 1734
36
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 37. 1731 47
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 6. Cuaderno, 48. 1735
37
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 38. 1732 48
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 6. Cuaderno, 50. 1736
38
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 39. 1732 49
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 6. Cuaderno, 51. 1736
39
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 40. 1732 50
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 6. Cuaderno, 52. 1736
40
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 41. 1732 51
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 6. Cuaderno, 53. 1736
41
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 42. 1734 52
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 6. Cuaderno, 54. 1736
42
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 3. Cuaderno, 43. 1734 53
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 6. Cuaderno, 54-A. 1736

370 371
autoridad de su localidad. 3.- Existían castigos que consistieron en mandar al reo a trabajar de manera Es esta especie de atención en los virreyes, la más natural y la más ardua a su gobierno.
gratuita a instituciones fuera de su comunidad (un ejemplo fue el Presidio de Valdivia). Nos preguntamos La más natural por que nació por Christo y se encargó por sus Apóstoles: o no han de
si la Audiencia de Lima recibía beneficios de estos casos concretos. En líneas generales, todo lo anterior ser los Eclesiásticos habitantes del Imperio es preciso que sean obedientes al Monarca;
es una muestra fidedigna de que el castigo era un medio de control y un instrumento necesario en la o no han de ser hijos de su potestad, o han de ser dirigidos de su economía. Nacen con
época virreinal colonial. el vasallaje, y viven con el bien de la manutención: con que es justo que reconozcan
por dos obligaciones la Magestad; y aun deben también reconocer el tercer beneficio
de cuidarlos, que es otro modo de favorecerlos. Es la atención más ardua porque el
Gobierno ha de ser un cuerpo con hombros y sin manos, que ha de cargar tan grande
El castigo en tiempos del gobierno de Castelfuerte: caso de Pedro Ventura en 1729 esfera sin tocarla. Si no se sustenta, se quejan, y también se quejan si se atiende. Cada
cuidado es un susto de la humanidad, y cada tolerancia es un grito del recurso. En fin,
El siglo XVIII, empieza con el gobierno de Felipe V. Este siglo fue un tiempo de reformas, iniciado por es un mundo de portarse el Gobierno en que ha de estar amparo pronto como si se
el cambio de la dinatia austriaca a la borbónica. Entre 1724 a 1736, el Virreinato del Perú se encontraba solicitara, y el cuidado reverente como si se pidiera (Atanasio Fuentes, 1859: 63).
gobernado por José Armendáriz y Perurena. Este personaje, por Real Cédula, fue nombrado virrey del
Perú, capitán general y presidente de la Audiencia de Lima (Cebrian y Sala I Vila, 2004: 151). Llegó a Por otro lado, sobre los enfrentamientos de jurisdicción entre autoridades, no sólo se tiene re-
Lima en 1724; recibido por su antecesor el virrey interino, Diego Morcillo Rubio de Auñón54. Años pos- ferencia de los que tuvo nuestro virrey con Morcillo, también hubo otros. Esto se vio reflejado en los
teriores, estos dos personajes liderarían conflictos político-sociales, así como jurisdiccionales. Mientras conflictos entre los corregidores y los curas. Los primeros reclamaban que los segundos defendían a los
uno era la máxima autoridad religiosa, el otro era el máximo representante colonial. indígenas más por la oposición que sentían por ellos (corregidores) que por su celo como cristianos. Para
En tiempo de José de Armendariz la Real Audiencia estaba compuesta de la siguiente manera: en tal situación, Castelfuerte vio conveniente utilizar el castigo como un medio de control político y social
una de las Reales Salas Criminales fueron registrados como alcaldes del crimen Francisco Xavier de Sa- para detener ese tipo de conflictos.
lazar y Castejon, Miguel de Gomendio Urrutia y Juan Gutierrez de Arce55. Los dos primeros personajes
no compraron sus cargos en 1721, a diferencia del último en 1723 (Burkholder, 1984: 365). Sobre Xavier La oposición que muchas veces suele haber entre corregidores y los curas, confieso
Xalazar se conoce que fue apoderado de Castelfuerte en su juicio de residencia, además de ser el alcalde que pudiera ser inconveniente; pero para eso se cauteló con la conminación del castigo,
más antiguo de la Real Sala del Crimen de la Audiencia de Lima56. Mientras tanto, Gomendio se convirtió fuera de que i era falsa la noticia, siempre triunfaba la inocencia, y si cierta, ¿Qué se
le añadía aquella oposición? Puesto que el hallarse la verdad donde vivía la pasión era
en el presidente en la Sala Criminal del juicio de residencia de Castelfuerte (Lohmamn, 1947: xx). Go-
concurso accidental, en que cada una estaría separada como la luz y la sombra en un
mendio fue un magistrado limeño; este hecho llama la atención ya que para aquella época la corona con- espacio (Atanasio Fuentes 1859: 66).
sideraba como un abuso por definición el hecho de ejercer la justicia en la región de origen (Burkholder,
1984: 64). Sin embargo, parece ser que este magistrado no tenía ningún problema en permanecer en su De esa forma, cuando las instituciones coloniales pretendían mantener su legitimidad y estatus
cargo pese a estas restricciones, pues para 1729, él continuó como alcalde criminal. Además, cinco años frente a otras, se originaban los conflictos jurisdiccionales. Partiendo sobre el estudio del castigo busca-
antes (1724) había sido calificado por Armendáriz como un «juez íntegro y escrupuloso» (Cebrián, 2000: mos entender la relación con la jurisdicción de las autoridades del verreinato y las eclesiásticas. Por ese
36). Por las descripciones de este personaje, no resulta extraño que haya tenido el favor del virrey, y por motivo, analizamos el siguiente caso.
esta razón no se le expectoró del cargo pese a infringir a algunas normas como ser juez en Lima cuando
no se le permitía. De Juan Gutiérrez sabemos que fue declarado Oidor de Lima (Burkholder, 1984: 365) Pedro Ventura
luego de su muerte (1747). Posiblemente, dicho reconocimiento se debió a que habría cumplido un buen El veinte de julio de 1729 se dio comienzo al juicio seguido contra Pedro Ventura, indio natural del
servicio para las autoridades españolas. pueblo de Vichaycocha, provincia de Canta. Este hombre fue acusado de haber asesinado a su legítima
«Dividase este Gobierno, como todos, en eclesiástico y político» (Atanasio Fuentes, 1859: 56). Esas mujer, María Lorenza. Este proceso criminal tuvo seis fases: 1.- La presentación de dicho juicio; 2) Las
fueron las palabras del marqués Castelfuerte para su sucesor, el marqués de Villargacia. Se puede colegir entrevistas a los testigos; 3) entrevista a Pedro Ventura; 4) Las ratificaciones de testimonios de los testi-
que nuestro personaje, pese a los inconvenientes y conflictos de jurisdicción con el arzobispo de Lima gos y del acusado; 5) Sentencia; y 6) Ejecución de la pena.
y otras autoridades, sabía que un virrey debía guardar el orden entre lo político y lo religioso, así como El caso empieza con la consignación del día y lugar del asesinato: jueves santo, 14 de abril de 1729,
generarles el espacio que les correspondía. Cuando se trataba de que los cuerpos o corporaciones que en el Pueblo de Vichaycocha57. Este pueblo pertenece a uno de los nueve curatos de Canta. Revisando
constituían la unidad política del virreinato, era el virrey quien debía velar por que se mantenga esa uni- la obra Geografía del Perú virreinal, Cosme Bueno indica que Villaycocha fue uno de los doce anexos
dad del cuerpo (Cañeque, 2004). Nuestro gobernante hizo hincapié en su memoria que las autoridades del pueblo de Pari, que a su vez es uno de los curatos de Canta, junto a ocho más: Canta, Pomapocha,
eclesiásticas debían respetar la autoridad que como virreyes guardaban. Claramente se recalca ello en la Atavillos Altos, Lampián, Atavillos bajo, Huamantanga, San Buenaventura y Araguay.
cita siguiente:

54
El Arzobispo de Lima, Diego Morcillo Rubio de Auñón, había sido virrey interino hasta en dos oportunidades entre
el 15 de agosto y el 5 de octubre de 1716 y entre el 26 de enero de 1720 y el 14 de mayo de 1724 (Cebrian, 2000: 87).
55
Estos tres alcaldes de criminales de Lima también podemos hallarlos en Guillermo Lohmamn (1974).
56
Archivo General de Indias. Escribanía de Cámara. 555 (A). ff.57(r). Escritura de apoderamiento. Santa Cruz del Valle
de Miraflores, 16 de enero de 1736. Cita extraída de (Cebrian, 2000: 36). 57
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 4. Cuaderno, 28. 1729.

372 373
CURATOS DE LA PROVINCIA DE CANTA el pueblo de Pacarao, que nuestro personaje efectivamente había matado a su mujer. El testigo Bernabe
señaló que el capitán Marcelo, alguacil mayor de la provincia de Pacaraos, le informó que Pedro Ventura
Canta 4 Anexos: Carhua, Obrajillo, Pariamarca y Chasqui. era el culpable. De igual modo, Francisco Quadros y Pedro Francisco informaron que se enteraron de
Pomacocha 2 anexos: Carhuacayán y Yanta. que Pedro Ventura era culpable por Gabriel Thorres, quien pertenecía al pueblo de Santa Catalina, y
quién había estado durante los hechos, antes de que apresaran a nuestro personaje.
Pari1 12 anexos: Uchayucarpa, Huayllay, Huaychao, Pacaraos,
Villaycocha, Santa Cruz, Santa Catalina. Chauca, Ra- Por otro lado, los alcaldes criminales de Lima que presidieron el caso de Ventura fueron Francisco
vira, Chupas, Culli y Vircas. Javier Salazar y Castejon, Miguel de Gomendio Urrutia y Juan Guitierrez de Arce58. El primero gozó de
Atavillos Alto *a, Chisque, Huaroquín, Cormo, Pirca, Baños y Alpa- una cercanía y de favores en relación con el virrey Castelfuerte. Entonces, ¿existió alguna relación entre
marca. Pedro Ventura y sus alcaldes criminales? Probablemente no; pero sí podemos afirmar de aquella relación
cercana del Virrey con un alcalde de aquella audiencia. Un ejemplo claro sería el caso de Salazar Caste-
Lampián 2 anexos: Cotoc y Carac.
jón, quién un año después se convertiría, con el favor del Virrey, en su asesor en el juicio de residencia
Atavillos bajo 2 anexos: San Juan y Pampas.
(Cebrian 2000).
Huamantanga 7 anexos: Puruchuco, Quián, Marco, Sumbirca, Ama, Este caso fue atendido por dos escribanos públicos. El primero, Francisco Arredondo, quién fir-
Huandaro y Rauma. mará parte de los documentos que consignan la presentación del juicio, las declaraciones de los testigos,
San Buenaventura 5 anexos: San José, San Miguel, Huacos, Huaros, Cul- del acusado y de su procurador. En la causa figura el segundo escribano, Feliphe Ximenes. Este personaje
luay. fue quien firmará dos veces el expediente. En primer lugar, lo hizo cuando se aduce que Pedro Ventura
Araguay 9 anexos: Bizcas, San Lorenzo, Pampacocha, Anaica, responde que ha atendido a su sentencia. Y en segundo, en la hoja en la que se declara cual será el castigo
Yazu, Mayo, Quizu, Quibi y Yanga. que cumplirá el indígena canteño. ¿Qué nos hace decir que Feliphe Ximenes firma como escribano si en
ninguna hoja del juicio se afirma eso?, se debe a que en la revisión de la causa judicial que siguió María de
COSME, Bueno. Geografía del Perú Virreinal. Siglo XVIII. Molina contra el alcalde Lachaqui, perteneciente a la provincia de Canta en 1729 (Causa Criminal de la
Real Audiencia), se presenta a Feliphe Ximenes como escribano de cámara de la Real Sala. Por esa razón
aducimos que atendieron dos escribanos en el caso de Pedro Ventura. Uno al comienzo y otro al finalizar.
Su espacio geográfico se prestó a que se «criase bastante ganado como también de los demás ani- La Real Audiencia le asignó un procurador a Pedro Ventura, este sería don Cristóbal Yalan, quién
males de la sierra, como vicuñas y carneros de la tierra, (…)» (COSME BUENO: 1951, 34). La provincia lo defendería durante el proceso del juicio. Esta suerte de abogado fue presentado durante el proceso del
de Canta a lo largo de su historia ha presentado cambios en su demarcación geográfica. Para 1876 se juicio. Más adelante, durante el litigio, trató de justificar las acciones de Ventura.
conservó los números de sus distritos, pero dos de ellos cambiarán de nombre. Lo que se conocía en el
siglo XVIII como Pari, en el siglo XIX se comenzó a denominar «Pacaraos» —quizá aún en aquel tiempo Declaraciones de Pedro Ventura
podía encontrarse sin ningún cambio de nombre: Villaycocha— y lo mismo pasará con Pomacocha, Terminados los interrogatorios a los testigos, se prosiguió con las interpelaciones que realizan los señores
el cual recibió el nombre de «Sunvilca» (STIGLICH: 1876). En el siglo XX, posiblemente siguieron alcaldes a nuestro personaje. Se empezó con las siguientes preguntas: ¿Cómo se llama? ¿Qué oficio tiene?
ocurriendo cambios en el territorio político de esta provincia, pues actualmente se la representa como ¿Qué edad tiene? ¿De dónde es natural? Ventura responde que aproximadamente tiene veinte y ocho años,
poseedora de siete distritos. Algunos nombres de esos pueblos ahora tienen el rango de distrito; y otros que es natural del Pueblo de Vichaycocha, y que tiene como oficio el ser vaquero, es decir, ser pastor del
pueblos como Vichaycocha ya no se encuentran registrados en el mapa político de Canta. Es así, que ganado vacuno59. Precisamente el delito por el que se le acusó estaba vinculado a su labor. Cuando se le
ahora los distritos de Canta son: Huaros, San Buenaventura, Canta, Huamanga, Lachaqui, Santa Rosa de pregunta a qué se debía la causa de su prisión, él menciona que golpeó a su esposa a palos, por que ella no
Quives y Arahuay. lo obedeció cuando él le ordenó sacar los becerros. Los animales tenían como característica tener apenas
A continuación, en el acta del juicio, se presentó al general don Domingo Joseph de Oyague y un año60. El interrogatorio continúa, y se le pregunta qué armas utilizó para matar a su esposa, a lo que él
Bengolea, Corregidor y Alcalde Mayor de minas de la provincia de Canta, presentado a veces como «co- manifiesta que utilizó solo un palo. La cuarta pregunta refiere si tenía algún fundamento más para matar
rregidor de esta Real Sala». Este personaje fue quién mandó a examinar a los testigos que tuvieron algún a su mujer, pues en el pueblo de Pacaraos se manifestó que había tenido una «amistad ilícita» con Micaela
conocimiento del delito contra María Lorenza. El juicio desde un comienzo fue asistido por el escribano Larios. Él afirmó que tuvo dicha amistad con Micaela, pero que dicha mujer no le aconsejó. La quinta pre-
Francisco Arredondo; sin embargo casi en el último tramo del juicio fue presentado un segundo escri- gunta se dirigió a saber cuántas heridas le causó a su compañera. Ventura respondió que fueron muchos
bano, Feliphe Ximenes. Pese a que en la documentación escrita no se menciona que función cumplió en golpes. Para saber si reincidía en su delito, las autoridades le preguntaron si había tenido otros momentos
el juicio, la firma de este funcionario público se aprecia cuando se leyó el auto criminal ante los señores de enfrentamiento con su conviviente, al punto de querer matarla, a lo que él contestó que nunca hizo
alcaldes criminales y otros señores. daño, ni mató a nadie. El interrogatorio culminó con la siguiente pregunta: ¿Qué hizo luego de haber tira-
do el cuerpo de su mujer muerta al río?, Ventura respondió que se trasladó del pueblo de Vichaycocha al
Entrevistas a los canteños pueblo de Vizcas, donde pasó la Semana Santa. El domingo de aquella semana regresó a su pueblo.
En esta fase del juicio se empezó a presentar a cada testigo por turno. En primer lugar, fue interrogado
Pedro Bernabe Pariona, quien pertenecía al Pueblo de Pacaraos y era alcalde de dicha jurisdicción. Él
declaró tener cuarenta cuatro años aproximadamente. Luego se presentó, Francisco de Quadros, vecino
de Pacaraos, y alguacil mayor de esa provincia. Le siguió, Francisco de Mena, mestizo de Santa Catalina 58
Estos tres funcionarios son mencionados en Bulkholder (1984) y en Lohman Villena (1974).
y alcalde mayor de la provincia de Pacaraos, y terminó entrevistándose a Pedro Francisco, indio natural 59
Real Academia Española. Diccionario de Autoridades – Tomo VI (1739).
y alcalde del pueblo de Vichaycocha. Estos tres manifestaron haber oído de personas que estuvieron en 60
Real Academia Española. Diccionario de Autoridades – Tomo I (1726).

374 375
Tomada la declaración del reo, se prosiguió con las ratificaciones de las declaraciones de los cuatro Real Audiencia sepa como acabó el dictamen que ellos ordenaron. Por ello, pone de testigos a Julián de
testigos. Nuevamente, uno por uno manifestaron que todo lo dicho con anterioridad fue verdad. Luego la Cos y Ynonrroy, dichos ministros, y a otras personas que se estaban presentes67. Esto nos muestra
de terminar con esa fase se pasó a la defensa del curado de Pedro Ventura, aunque este no ayudó mucho a primera vista que la ordenanza emitida por la Real Audiencia no era obedecida por completa, lo que
con sus declaraciones, pues que en el juicio solo se menciona que el indio Pedro es culpable del asesinato, no quiere decir que no era respetada por sus moradores y trabajadores, sino por aquel poder que creían
y que por la falta de obediencia de su esposa, este indígena se vio «obligado» a golpearla hasta matarla. La tener los del bajo clero. Más allá de respetar una ordenanza judicial (proveniente de una institución tan
defensa de este defensor no fue muy convincente, quizá porque esta autoridad judicial era designada por importante como era la Real Audiencia), se irán contra su poder. Dar la cristiana sepultura significaba
la Real Sala del Crimen, y se debe comprender que este tipo de delitos siempre tenía sanciones. Se suma en primera instancia obedecer la tarea de los religiosos, la cual es velar por el alma de sus moradores. El
a esto que Pedro Ventura no era un personaje importante para que su defensa se tomará más tiempo cuidado de esta iglesia lo brindaba la Hermandad de la Caridad. Sus miembros, además de realizar las
de lo que se debía tomar un abogado cuando debía defender a un indio de una provincia de Lima. Por labores del hospital y de la iglesia, también se encargaban de acompañar a los sentenciados hasta el lugar
el castigo que se le impuso a nuestro personaje, decíamos que esta sanción iba acorde a lo que se que donde se llevaba su suplicio, además de dar sepultura a los restos de los prisioneros que se ubicaban en
dictaminaba en la Recopilación de las Leyes de Indias. los caminos, así como de repartir limosna todos los domingos a los pobres vergonzantes de la ciudad
(Hesperióphylo: 1791). ¿Será realmente esta razón lo que los motivó a tomar tal acción?. Quizá no, y se
Sentencia a Pedro Ventura dice esto porque no era la forma y el momento de hacerlo. Si se analiza el escrito, quien estaba a cargo
Hasta aquí, este caso pasaría a formar uno más de la larga lista de delitos, y a la enseñanza de que una de relatar en que terminó los castigos de Pedro Ventura, describe que había muchos testigos, lo que nos
transgresión como el asesinato debía ser merecedora de un castigo. Sin embargo, lo interesante llega con lleva a la siguiente reflexión: qué mejor manera de demostrar ante el pueblo el poder religioso que supe-
la sentencia. En ningún momento nuestro hombre de Canta fue llevado a pasar tormentos, al menos no ditando las ordenanzas de otras autoridades. Es decir, el poder de la iglesia por encima del poder de la
se menciona en el juicio. Lo que sí se manifiesta es que debía realizar un suplicio y consistía en ser «arras- Real Audiencia (presidida por el Virrey).
trado a la cola de una bestia»61. Foucault señala que el suplicio representaba el poder del gobernante, En un inicio, nuestra atención estuvo dirigida a cómo se aplicó el castigo a nuestro personaje, pero
pues la pena era expuesta en público. El indio Ventura fue jalado por un caballo y llevado hasta la plaza. al término de dicho caso, se señala que esta sentencia no pudo ejecutarse en su parte final por oposición
Su castigo era ser arrojado al río. Pero antes, él debía morir en una horca, ya que sólo estando muerto del cura y de los ministros del Hospital de Santa María de la Caridad en la carretera de bueyes que se
podía aplicarsele dicha condena. conducía para darle luego cristiana sepultura. Entonces podemos deducir que algo estaba sucediendo,
a lo que vienen preguntas como: ¿Cuáles fueron los motivos para que el cura, sacerdotes y ministros le
Corresponde la pena ordinaria que debe practicarse con la calidad de aleve, llevándose dieran cristiana sepultura al reo muerto? Estábamos ante un caso donde se reflejaba un conflicto entre
al suplicio arrastrado a la cola de una vestia (sic) como lo desponen (sic) las leyes tit.23 dos instituciones: aquellos bajo la mirada de la iglesia cristiana y otro bajo el poder de los administradores
y tit.26 lib. 8 en la recopilación de Castilla. Así mismo, se le debe imponer la de parricida de justicia. Si tomamos la información del capítulo uno, nos daremos cuenta de que en ese entonces ya
arrojándose al río más vecino metido en un saco de cuero con los quatro animales, que existía un conflicto existente entre el arzobispo y el virrey, y cada uno de ellos ostentaba autoridad en
disponen la la ley 12. Tit.8 de para que la qual según la costumbre de los Reynos de
su campo de funciones. Estos problemas habían llegado en los procesos de una provincia de Lima, en
España se executan en el cadáver por la piedad cristiana para que a lo menos se cumpla
este caso Canta. Así podemos notarlo cuando se suponía que se tenía que respetar lo ordenado por el
asi la pena legal62.
dictamen de la Real Sala: al darle a Pedro Ventura una sepultura contrarrestaba la autoridad del primero.
Podemos también analizar el hecho de que son diferentes los objetivos que se tienen con el acto del
Finalmente, esta causa es firmada por los los tres alcaldes de esa Real Audiencia63 y en presencia
bajo clero provincial al enfrentar a la autoridad de la Real Audiencia. Primero, al darle la cristiana sepultu-
de dos testigos64, «un veinte y nueve de octubre de 1729». Esta sentencia será escuchada por Pedro Ven-
ra, conocemos que esto representaba para todo cristiano, algo sagrado. Tal como ordenaba el Códice de
tura. El treinta y uno de octubre, el teniente alguacil de la Real Corte, Juan Gómez65; mandó a sacar de la
las constituciones de la hermandad de la Caridad: «El código insinuado multiplicó los objetos de la primi-
prisión de la corte a Pedro Ventura para que enfrente el suplicio, morir en la horca66 y finalmente arrojar
tiva institución, extendiéndoles al socorro de los pobres vergonzantes, a curar los enfermos, sepultar los
su cuerpo al río.
muertos, educar huérfanas hasta darlas al estado, y huesos insepultos de los mismo. Estos preceptos se
El primero de noviembre de ese año el cuerpo será bajado a las horas de la mañana de la horca,
han desempeñado fielmente en toda la extensión de su sentido» (HESPERIOPHYLO: 1791, 11). Aquí
para luego llevarlo al pueblo de Miraflores y tirarlo al mar. Los encargados estaban ejecutando su tarea en
dicho pueblo, cuando se vieron interrumpidos por un cura revestido, acompañado de otros sacerdotes y podemos observar que posiblemente el bajo clero pretendía tener favores de los moradores al enfrentar
el autoritarismo y la falta de piedad por parte de la Real Audiencia, colocándose así, como un bajo clero
de ministros del hospital de Santa María de la Claridad. Ellos sacaron el cuerpo de Ventura de la carreta,
benevolente. El acto de dar cristiana sepultura presume que ellos no respetaban la autoridad de la Real
y lo llevaron en hombros hasta darle sepultura. Orancio de Azcarrun de Reyes lo detalla así para que la
Audiencia. Entre líneas, este caso no sólo nos manifiesta conflictos entre autoridades de gobierno y
autoridades eclesiásticas en Canta, sino también los conflictos entre Castelfuerte y el Arzobispo de Lima
que habían originado que los miembros que pertenecían a sus cortes, llamasen los alcaldes de Lima y
61
A.G.N.P. Legajo, 4. Cuaderno, 28. Año: 1729. Fol. 16v. a los ministros de la iglesia del pueblo de Miraflores para que se trasladaran a la provincia canteña los
62
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo, 4. Cuaderno, 28. 1729. fol. 16. problemas de sus autoridades superiores.
63
Licenciado Don Francisco Xavier de Salazar y Castejon [tenía el favor del Virrey Castelfuerte, Memorias de los Vi-
rreyes que han gobernado el Perú, tomo III, 73 ], Don Miguel de Gomendio y Don Juan Gutierrez de Arse.
64
Doc. Don Nicolas de Medina y Joseph de la Carro.
65
Además de este personaje, cumplían con acompañarlo en aquella diligencia Juan Cano de la Fuente y Pablo de Torres
[Ministros Almotasenes]
66
Cuya tarea estaba a cargo del indio, Juan Guerra. 67
A.G.N.P. Real Audiencia. Causas Criminales. Legajo. 4. Cuaderno. 28, 1729. folio, 17

376 377
Conclusión AYLLÓN, Fernando.
1997 El tribunal de la Inquisición: de la leyenda a la historia. Lima: Congreso de la República del Perú.
El castigo es utilizado por el poder como un mecanismo de control. Asimismo representa la conse- BURKHOLDER, Mark y CHANDLER, D.S.
cuencia de infringir leyes, normas y reglas. Por otro lado, las formas de castigo más usuales fueron el 1984 De la impotencia a la autoridad: la Corona española y las Audiencias en América, 1687-1808. México:
encarcelamiento y el destierro. Posiblemente podría significar que esas penas fueron consideradas las Fondo de Cultura Económica.
más crueles, ya que se les arrancaba del seno familiar al reo y no se les permitía regresar. Durante el go- CAÑEQUE, Alejandro.
bierno de Armendáriz, la Real Audiencia llevó a cabo distintos juicios en los cuáles se utilizó el castigo 2004 The king´s living image. The culture and politics of viceregal power in colonial Mexico. Nueva York: Rout-
como un instrumento corrector, muchas veces expuesto en las plazas públicas. También, al conocer a los ledge.
integrantes de la corte del Virrey, se demostrará la relación que esta autoridad tenía con los miembros 2013 The Political and Institutional History of Colonial Spanish America. University of Maryland.
de su corte, compuesta por aquellos que coincidentemente fueron los jueces del caso judicial de Pedro CEBRIAN, Alfredo Moreno.
Ventura. El juicio que se le sigue a este indio canteño nos permite concluir que el castigo fue utilizado 2000 Virreinato del marqués de Castelfuerte. 1724 – 1736. El primer intento borbónico por reformar el Perú.
como instrumento en los conflictos jurisdiccionales entre las autoridades de gobierno (Real Audiencia) y Madrid: Catriel.
las autoridades eclesiásticas (curas y ministros), pues al no respetar la sentencia que dio la Real Audiencia; CEBRIÁN, Alfredo y SALA I VILA, Nuria.
pone en manifiesto los conflictos que tuvieron contra las autoridades que se encontraban bajo el mando 2004 El “premio” de ser virrey. Los intereses públicos y privados del gobierno virreinal en el Perú de Felipe V.
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e Instituto Riva-Agüero.
378 379
Los indígenas durante el proceso de la Independencia del Perú
(1810-1824)

Marissa Bazán Díaz


Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Resumen
Este articulo analizará el contexto del proceso de incorporación del indígena en la construcción del go-
bierno representativo que se inició a finales del Virreinato y continuó durante la República, surgiendo
un novedoso lenguaje jurídico donde destacaron categorías como «ciudadanía» e «igualdad» en medio
de una sociedad multiétnica y jerárquica, oscilante entre lo tradicional y lo novedoso, que acapararía la
instalación de la República.

Los indios durante la época de las Cortes de Cádiz (1810-1814)

A principios del siglo XIX, España sufrió la invasión de Napoleón Bonaparte. Su rey había permitido
que ingrese casi pacíficamente, frente a lo cual la reacción del pueblo español se concretizó en el motín
de Aranjuez, destituyéndose al rey Carlos IV y aclamando como su sucesor a Fernando VII. Bajo esta
situación caótica, el pueblo, como medida de oposición a las pretensiones francesas, decidió instalar las
cortes políticas, para garantizar la protección de la soberanía del monarca español que se encontraba en
peligro. Dichas cortes finalmente se concretaron en una sola teniendo como escenario la ciudad de Cádiz
(Pérez Ledesma 1999: 169-172). Así entraron en vigencia las Cortes de Cádiz, como depositarias de la
soberanía y con poder tanto en España como en sus colonias. Su instalación significó un hecho político
nunca antes visto. Por primera vez se instalaba un gobierno de corte representativo, cuya premisa básica
era que la posesión de la soberanía pasaba de las manos del rey a las del pueblo. Por consiguiente, las
Cortes de Cádiz marcaron una nueva etapa política que si bien no significó un acontecimiento de rup-
tura, sin duda trajo transformaciones interesantes para la sociedad española y para todos sus dominios
(Stoetzer 1962: 652, 654 y 662).
Para el caso americano, las disposiciones gaditanas ordenaron el reconocimiento de la metrópoli
a América, como parte del reino. Atrás quedaba la categoría de «colonia». Para lograr esta aprobación,
la intervención de los diputados americanos fue trascendental. Uno de estos diputados fue el peruano
Vicente Morales Duárez, quien se pronunció al respecto de la siguiente forma: « (...) las provincias de
América no han sido ni son esclavos o vasallos de las provincias de España, han sido y son como unas
provincias de Castilla en sus mismos fueros y honores (...)»1.

1
Colección Documental de da Independencia del Perú. En adelante CDIP. Tomo IV, Volumen 1°. P. 73. “Proposición

381
Por tanto, con este reconocimiento a América, por primera vez los criollos y demás habitantes iban otorgó a esta población la eliminación del pago de los tributos. Dicha disposición fue comunicada por
a contar con la posibilidad de ser llamados a designar personas destinadas a formar parte de un organis- varios medios, entre estos una carta enviada el 21 de marzo de 1811 por los diputados peruanos al Cabil-
mo representativo, válido para toda la nación. Su designación se hizo obligatoria, pues ahora América do de Lima: « (…) V.E. con particular satisfacción que S.E. se ha servido eximir a los indios del tributo
también contaba con la soberanía política, en su calidad de reino perteneciente a España2. Es por ello que que pagaban y tanto los afligía, no por la cantidad sino por las estorsiones que sufrían por esta causa. Los
se inició una oleada de procesos electorales de carácter indirecto para elegir a los diputados a las cortes indios los malhadados indios respirarán ya, y verán que por primera vez al cabo de tres siglos ha habido
y a los alcaldes municipales, donde se le dio cabida a la participación indígena, al menos para los grados quien abogue por ellos hasta conseguir quitarles de encima esa carga abrumadora (…)»9.
iniciales del sufragio3. Sin embargo, la falta de experiencia frente a un gobierno representativo generó La orden de la eliminación del pago del tributo junto con otras disposiciones que las cortes emi-
una serie de ambigüedades y confusiones. Además condujo a que en algunos territorios americanos, bajo tían, si bien llegaban a las instituciones del Estado de manera escrita, terminaban también por divulgarse
la excusa de defender la soberanía española, se formaran Juntas de Gobierno integradas principalmente oralmente entre toda la población que en su mayoría no sabía leer. Una manera de hacerse posible dicha
por criollos. A la larga, en dichos organismos se terminarían gestando movimientos independentistas, difusión fue cumpliendo otra orden de las cortes, la cual dictaminaba lo siguiente: «Por último ordenan
contra los cuales lucharía el virrey Abascal (Rodriguez: 2005). las cortes: que se circule este decreto a todos los curas párrocos en todos los puntos de América y Asia,
Dicha falta de claridad provocó que no resulte fácil aceptar las nuevas propuestas liberales. Para el para que después de leído tres días consecutivos en la misa parroquial, le trasladen a cada uno de los ca-
caso de América, por ejemplo, tenemos la eliminación de las dos repúblicas, algo sumamente tradicional bildos de los indios, y conste por este medio a aquellos dignos súbditos el desvelo y solicitud paternal con
en la sociedad virreinal. Otra innovación trascendental fue el considerar al indio como mayor de edad, que la nación entera, representada por las cortes generales y extraordinarias, se ocupa en la felicidad de
al otorgarle el reconocimiento de igualdad y, con la constitución, la categoría de ciudadano español ame- todos y cada uno de ellos… Dado en la Real Isla de León a 5 de enero de 1811. Al consejo de Regencia»10.
ricano, por lo cual se ordenó la abolición del tributo y la mita, entre otras disposiciones. Estas medidas De esta manera, leyéndose en la misa por tres días y a través del apoyo de los cabildos, se trató de
generaron una serie de reacciones entre las comunidades indígenas, para respaldarlas o rechazarlas4. Al asegurar que todos los súbditos, entre ellos los indígenas, se enteren de las nuevas leyes que regían para
respecto, el diputado Morales Duárez se pronunciaba de la siguiente forma: « (…) El decreto dice: “To- esta época. Recurriendo a la lectura en voz alta de dichos decretos. En este caso, principalmente, aunque
dos los naturales y originarios de América (se entiende españoles, indios y sus hijos) tienen igualdad en no de forma exclusiva, por los curas. Claro está que no debemos olvidar que el cumplimiento parroquial
derechos con los naturales y originarios de España europea”»5. de esta orden, dependió muchas veces de los intereses de sus párrocos. Seguramente que quienes apo-
Claramente señala el reconocimiento de la igualdad a los indígenas. Aunque no fue fácil ser acep- yaban las reformas liberales gaditanas lo hicieron con mayor énfasis. Los opositores más bien buscaron
tado, finalmente se logró. Además la Constitución de Cádiz les brindó el reconocimiento como ciudada- mellarlos. Pero existían otras formas pedagógicas informales, como los pregoneros, los debates públicos
nos, por lo cual se abrió la posibilidad de participar de las elecciones. Previamente eran seleccionados por en plazuelas y pulperías, entre otras maneras de difusión. De tal manera que los indígenas accedieron a
las parroquias, que eran las instituciones encargadas de elaborar los padrones de acuerdo a los requisitos esta información e incluso tomaron posiciones al respecto. A continuación algunos ejemplos.
planteados por la Constitución6. De esta manera, la Iglesia debía constatar lo siguiente: certificar sí eran La abolición del tributo logró ser leída por las comunidades. La reacción de algunos pueblos fue
libres y de origen español; no ser sirvientes; no poseer sangre zambaiga; y no ser dependientes7. La divi- de agradecimiento. Al respecto, tenemos una carta dirigida a la Real Audiencia de Lima, con fecha 2 de
sión formal entre españoles e indios había quedado suprimida gracias a estas disposiciones. Justamente, diciembre de 1811, la cual luego fue enviada también a las mismas cortes. En este documento el procu-
el diputado Anér comentaba que el indígena debía abandonar la categoría de menor de edad para que rador de naturales Isidro Vilca, manifestó lo siguiente: « (…) estoy en necesidad de dar a V. M. por mi y a
realmente estén incluidos. A la letra: « (…) No hay motivo para que los indios no sean oídos y juzgados nombre de estos humildes vasallos las debidas gracias, y manifestar (…) declarase los mas fieles vasallos,
en las audiencias como los demás españoles; pues todos somos iguales, y mucho mas en atención a que pues a la verdad se les ha colmado de prerogativas, y por todas partes se les ha llenado de privilegios
V. M. quiere darles representación en las cortes futuras, y esta no lo podrían tener si se considerasen to- y exenciones (…)»11. Este documento señala cómo los indígenas al enterarse de la ley de exoneración
davía como menores; porque no pueden ser electores ni diputados sino los que están en la mayor edad» 8 . decidieron manifestar, a partir de su procurador, la posición a favor que tenían al respecto. A este agra-
Con esta disposición se iniciaba la inclusión jurídica de los indígenas en medio de una sociedad decimiento también se sumaron otros pueblos como los de Yanahuara, Casma y Tiapaya en 181212. Sin
acostumbrada al corporativismo. Aparte de los reconocimientos de igualdad y ciudadanía, Cádiz les embargo, no todos tuvieron la misma postura. En otras comunidades más bien se rechazó dicha medida.
La razón principal fue que si bien ya no se pagaría el tributo, los indígenas estaban siendo sujetados a una
nueva forma estratégica de seguir sacándoles aportes económicos. A ésta la llamaron «contribución vo-
presentada por los Diputados americanos el 16 de diciembre de 1810”. luntaria». Esta nueva carga era más difícil de solventar, pues la asumía un solo individuo y en cantidades
2
Gabriella Chiaramonti (2005); Francois- Xavier Guerra (2003 :129-134; 148) de acuerdo a su capacidad pecuniaria y no por su pertenencia a un grupo étnico. En cambio, el tributo
era soportado por toda la comunidad (O´Phelan 1997: 57).
3
Valentín Paniagua (2003: 40); Gabriella Chiaramonti (2005); Francisco Núñez (2005: 369-370)
Ambas posiciones muestran que las comunidades tuvieron perspectivas diversas respecto a las dis-
4
Sobre el tema de organización en el virreinato de las dos Repúblicas consultar Tedororo Hampe (1992: 101-114). posiciones gaditanas, participando de las conmociones políticas del momento. Estas decisiones se guia-
Sobre el impacto que implicó las leyes gaditanas el texto Nuria Sala I Vila (1996: 60-65; 166-167);. Para el tema de la
ban según el grado de conveniencia que ameritaba el reaccionar de determinada manera. Esto solo pudo
mayoría de edad. CDIP, Tomo IV, volumen 1. 325-328. En cuanto a la ciudadanía indígena, consultar Scarlett O´Phelan
(2001: 173-179); Gabriella Chiaramonti (2005: 104-106); Valentín Paniagua (2003: 117-118) Sobre la mita y los tributos, ser posible gracias a la difusión de este decreto, lo cual permitió a los indígenas adoptar una posición al
tenemos los textos Cristine Hünefeldt (1978), O´Phelan (2001: 176-178) y Núñez (2005: 367-368).
5
CDIP. Tomo IV, Volumen I. P. 70. “Proposición presentada por los Diputados americanos el 16 de diciembre de
1810”. 9
CDIP. Tomo IV, Volumen I. P. 227. Entre sus firmantes figuran: Dionisio Inca Yupanqui, Vicente Morales, Blas
Ostolaza y Ramón Feliú.
6
El cómo la iglesia se encargó de certificar estos requisitos es una buena interrogante para futuros trabajos de inves-
tigación. 10
CDIP. Tomo IV, Volumen I. P. 11. “Sesión de 5 de enero de 1811.”
7
CDIP. Tomo IV, Volumen I. p. 70 11
CDIP Tomo IV, Volumen I. Pp. 526-527. “Sesión de 4 de mayo de 1812.”
8
CDIP. Tomo IV, Volumen I. P. 325. “Sesión del 21 de agosto de 1811.” 12
Biblioteca Nacional del Perú. En adelante BNP. D8512. Año, 1812.

382 383
respecto. Agregándose a la exoneración gaditana del tributo indígena, como un nuevo gesto más del re- autoridades17. Para el caso de la mita pondrán como excusa para su continuación, el hecho de que es lo
conocimiento ciudadano brindado a este estamento, se hizo lo siguiente respecto a la mita: « (…) quedan hacen por necesidad, pues su ejecución beneficia a todos los ciudadanos, sobre todo si se trataba de una
abolidas las mitas o mandamientos, o repartimientos de indios, y todo servicio personal que de aquellos obra pública. En base a esta estrategia tenemos el caso del pueblo Vischongo, donde se dijo lo siguiente:
u otros nombres presten a los particulares (…) Las cargas públicas como reedificación de casos munici- « (…) en una época que la Corte, en Superioridades, y todo se desploma a favor del Español-indio (…)
pales, composición de caminos, puentes y demás semejantes de distribución entre todos los vecinos de En tales circunstancias parece lo mas acepatado el tener por este año, que la gente de Vischongo siga en
los pueblos; de cualquier clase que sean (…)»13. su antigua costumbre por lo respectivo al puente de Pampas (…) »18.
Tal como se lee, ahora los indígenas tampoco estaban obligados a mitar, ya que al ser considerados Estos dos ejemplos ilustran las alternativas aplicadas por los miembros del estamento dominante
jurídicamente en igualdad a los criollos y mestizos no debían estar sujetos a cargas que expresen un di- para que se continúe con el estado servil de los indígenas, situación propia de cuando no tenían la catego-
ferente trato: con esta medida se les quitaba su estado servil. Algo necesario al haber sido reconocidos ría de ciudadanos, sin desacatar la ley. Fueron bastante útiles excusas como la costumbre o la necesidad.
con la calidad ciudadana (Chust 1995: 196-202). Sobre este decreto, las comunidades también tomaron Esto, evidencia el desacuerdo de los dominantes de ser considerados en igualdad de derechos con los
conocimiento y muchos exigieron su exoneración. Este es el caso del poblado Vischongos, cuyo alcalde indígenas, salvo en aquellos casos cuando les convenía recordar dicha igualdad. De este modo, la Consti-
ordinario, don Mateo Tineo, señaló lo siguiente: « (…) se sirva declarar a dicho pueblo de libre de mitas tución de Cádiz cobró diferentes matices entre los pueblos indígenas y entre los criollos respecto a estas
al Tambo de Cangallo, como lo eligen la dignidad de los ciudadanos a que estan elevados (…) 28 de ene- disposiciones, resultando fructíferas para unos, pero no efectivas para otros. Sin embargo, en 1814, con
ro de 1813»14. El alcalde de indios Mateo Tineo establece una interpretación bastante interesante, pues el regreso de Fernando VII al poder, estas prácticas fueron derogadas, volviéndose al Estado absolutista,
a partir de la calidad ciudadana exige que se haga cumplir la eliminación de la exigencia a su pueblo de para regresar en la década siguiente. Empero, el contexto ya no era el mismo y por lo tanto, las reacciones
mitar. cobraron nuevos matices.
Además de que las disposiciones gaditanas generaran diversas reacciones entre las comunidades
indígenas, también impactará a los propios peninsulares y desde luego a los criollos. A muchos de estos
no les parecerá beneficioso el ingreso de estas leyes derivadas de la calidad ciudadanía otorgada a los Los indios durante la guerra de independencia del Perú (1821-1824)
indígenas. A pesar de que ello les había permitido, en el caso de los criollos, acrecentar el número de
representantes americanos en las cortes para lograr obtener leyes beneficiosas. Motivo por el cual, preci- Hacia 1820 se inició en España el denominado trienio liberal, donde las Cortes de Cádiz fueron reesta-
samente, los criollos habían luchado por otorgarles tal reconocimiento. Entre estas reacciones tenemos la blecidas. Sin embargo, América hispana ya había iniciado desde la década anterior la gesta independentis-
del virrey Abascal. A él le resultará preocupante la promulgación de estos decretos. Por ejemplo, siempre ta, por lo que la vuelta de un gobierno representativo dirigido desde la metrópoli no los convencería de
mostró su rechazo a la abolición del tributo. Según juzgaba, esta medida era muy inoportuna, ya que los seguir bajo su dominio. Este proceso tuvo como antecedente las luchas de los países periféricos contra
gastos habían aumentado por encontrarse España en guerra. Con la supresión del tributo se aminoraban el poder de España, las cuales comenzaron hacia 1810, cuando se dieron las primeras proclamaciones de
las arcas fiscales. Y no se equivocaba. El Tribunal de Cuentas alarmaba al respecto en Lima, señalando libertad como en el caso de Buenos Aires. Bajo esta coyuntura bastante incierta y hasta terrorífica, frente
que se estaban quedando sin fondos15. a lo novedoso que resultaría dejar la tutela del monarca, los peruanos oscilaron entre la causa realista y la
Otro caso que muestra el impacto de las disposiciones gaditanas en el estamento dominante, se patriota. Los casos de La Mar, Gamarra, Vidaurre, Unanue, entre otros son testimonios fehacientes de
produjo en Cajamarca. Aquí, un arrendador de origen español afirmaba lo siguiente: « (…) [pido] se estos vaivenes 19.
me ocupa y auxilie con los doce mitayos de los pueblos como siempre ha sido costumbre (…)»16. Las Una importante razón por la que la ciudad de Lima dudó hasta el último instante, incluso hasta mo-
exoneraciones de la mita y el tributo generaron una serie de dificultades entre aquellos que estaban mentos antes de la partida del Virrey, fue la pérdida de los privilegios propios de su estatus aristocrático,
acostumbrados a utilizarlas para beneficiarse, como lo expresa este poblador de Cajamarca. Incluso en el cual era el más numeroso de toda América Hispana. También estaba el temor a la incertidumbre que
su manifestación afirma que por la falta de estos mitayos ha muerto la mitad de su ganado. Por tanto, se- acarreaba el movimiento de independencia que para ese entonces era incierto. Por ello, Lima fue fiel a la
ñalaba esta ley como un perjuicio, pues atentaba contra sus intereses. Frente a estas propuestas liberales, corona hasta el abandono de la ciudad del virrey La Serna. Para entonces la mayoría de los alrededores o
se trató de contrarrestarlas con las apelaciones a la fuerza de la costumbre, la cual permanecía aún fuerte provincias ya habían abrazado la independencia, sin embargo, sería considerada de manera oficial cuando
en la cultura jurídica de la época. Respaldándose en ella se quería dejar sin efecto a las nuevas leyes ga- la capital la reconoció, de allí la explicación de la fecha para su celebración —aunque el proceso recién
ditanas. Esta situación nos revela la fluctuación de una sociedad entre la tradición y la innovación como culminaría en 1824 a manos del otrora libertador Simón Bolívar—20.
característica de los finales de la colonia. Así como el peso aún vigente de los poderes privados propios De esta manera, cuando a Lima le llegó la noticia de la cercanía de San Martín y de sus fuerzas
de una sociedad estamental. acompañadas de las guerrillas, tomaron diversas posturas. Algunos vecinos notables y el cabildo de la
En estas circunstancias no resulta extraño descubrir la creación de estrategias para poder continuar ciudad, decidieron pedirle al virrey Pezuela que entable una negociación con el libertador, otros más bien
con lo que tradicionalmente funcionaba en la colonia. Así, para lograr que los indígenas ciudadanos con- señalaban que no negocie. Al final, el virrey decidió resistir, aunque posteriormente se produjo su salida
tinúen pagando el tributo sin desobedecer a la ley, se elaboró precisamente la contribución voluntaria, la mediante el motín de Aznapuquio, un duro golpe para la autoridad realista. El nuevo virrey ingresaba
cual supuestamente señalaba que los indios de manera voluntaria deseaban seguir colaborando con sus en circunstancias ilegitimas que mellaron la confianza de los limeños precisamente hacia la figura que

13
Archivo histórico de la Municipalidad de Lima. En adelante AHML. Superior Gobierno. Caja N°1, doc. 48, Año
1812. Archivo General de la Nación. En adelante AGN. Derecho Indígena C.N. ° 746, Año 1813. 17
AGN. Superior Gobierno, Caja N°1, doc. 22, 1812, F1.
14
AGN. Derecho Indígena. C.N. ° 746, Año 1813. F. 1v. 18
AGN. Derecho Indígena Caja N° 746, Año 1813. Fs. 3-4v.
15
BNP. D11670. Año, 1812. 19
Alicia del Águila (2013: 39); Ivana Frasquet (2005).
16
AGN. Derecho Indígena Caja N° 737, Año 1812. Fs. 2-2v. 20
Scarlett O´Phelan (2001: 360); Charles Walker (1999: 138-140).

384 385
representaba al rey en estas tierras21. El nuevo virrey La Serna, también intentaría conversar con San un régimen representativo, supeditado a la soberanía del pueblo. Para lograrlo debía componerse de
Martín para convencerlo de que desista de la lucha independentista y de que vuelva a la legitimidad del ciudadanos en calidad de individuos, capaces de ejercer los derechos cívicos de manera autónoma.
gobierno monárquico español. Sin embargo, sus argumentos no convencieron a San Martín por lo que el Por ello, una medida inicial para lograr cumplir este objetivo, fue el intento de eliminar la existencia
diálogo en la Hacienda Punchauca resultó también un fracaso (Contreras y Cueto 2004: 54-55). de diferencias estamentales. Así, el decreto del 27 de agosto de 1821, ordenado por el libertador San
En los días posteriores, y frente al asedio de la ciudad, el virrey La Serna abandonó Lima, ya que Martín, apuntó a abolir el calificativo de «indio» por el de «peruano», con la finalidad de desarrollar una
se encontraba en una situación grave. Algunos factores para ello fueron el desabastecimiento del trigo; sociedad integrada, distinta a la separación en dos repúblicas, propia del Estado colonial. Este ensayo ya
los rezagos del fenómeno de El Niño de 1819 que dejaron epidemias afectando a las fuerzas militares se había hecho en el período gaditano, ahora se retomaba bajo el mando de un país separado del reino
de la ciudad; y el avance del libertador y sus fuerzas muy cerca de la ciudad. Los limeños, al retirarse el español. Además, el calificativo conllevó a la abolición del tributo, así como la mita y el pongaje, bajo la
virrey, se atemorizaron por lo que muchos huyeron del país, pues estaban bajo el acecho de las fuerzas intención de transformarlos en ciudadanos26. De allí la enorme importancia de este calificativo como
patriotas extranjeras acompañadas de las milicias y montoneras indígenas, junto a los esclavos.22 Preci- parte del nuevo lenguaje jurídico que se estaba construyendo llegada la etapa independiente, donde los
samente el temor a la masa presionó para que la élite criolla decida optar por la independencia, pero indios fueron considerados con el término en igualdad a los otros estamentos. Sin embargo, el asunto
bajo la intención de que se produzca el menor cambio posible, es decir: sin revolución. A la larga esto no fue tan sencillo.
permitió que mucho de lo colonial se lograse conservar. Si bien hubo cambios, la ruptura independen- La sociedad colonial era corporativa. Cuando se derrumbó, esta composición fue heredada por la
tista no fue radical23. naciente República, por lo que el discurso igualitario no pudo colocarse con total éxito. Si bien el nuevo
En 1821, luego de la invitación de San Martín a ocupar pacíficamente la ciudad para evitar el saqueo régimen se mostró en contra de dicha organización buscando dar paso a lo individual, no pudieron lo-
y una gran atrocidad, por parte principalmente de las guerrillas y montoneras, se hizo la proclamación grarlo, sobre todo cuando se trató a la población rural. Las comunidades siguieron manejando su orga-
de la independencia. Para ese entonces, cinco departamentos eran libres: Trujillo, Huaylas, Tarma, La nización de manera colectiva a pesar de ser reconocidos como peruanos. Una razón principal para este
Costa y Lima. Lo demás estaba fuera del mapa y tomados en gran parte por las fuerzas realistas (Águila continuismo fue la decisión de seguírseles cobrando el tributo, bajo el disfraz de «contribución general»,
2013: 81). En estos espacios liberados comenzaría un nuevo régimen donde la premisa básica era con- con lo cual no se permitió que la lógica corporativa verdaderamente se extinga. Los indios eran peruanos,
siderar que la soberanía era del pueblo. Dicha idea no fue nueva, por lo que se tomó en cuenta a la hora pero siguieron siendo tratados de forma diferente.
de escribir su legislación la influencia gaditana que le había brindado a América una primera experiencia Precisamente el continuismo de lo corporativo nos permite comprender las razones para que los
respecto a la instalación de un gobierno representativo24. Es así que oficialmente se iniciaba un nuevo indios prosiguieran tomando sus decisiones políticas de manera compuesta llegada la República. Aunque
camino donde habría cambios pero también continuismos. se debe considerar que diferían estas disposiciones según la comunidad o hacienda a la que pertenecían.
La etapa independentista significó la hegemonía criolla y mestiza en el manejo del poder, produ- Esto no se cumplía para el caso de los colonos y yanaconas, quienes estaban más sujetos a la manipula-
ciéndose, por ejemplo, «una revolución de empleos» al permitírseles manejar los puestos de la adminis- ción del hacendado27. Esto evidencia una sociedad compleja, oscilante entre las propuestas del nuevo vo-
tración civil y militar del nuevo Estado (Aljovín 2000: 75-80). Pero también hubo espacios de participa- cabulario liberal, pero que se instaló bajo el continuismo de lo corporativo. Sin duda la discusión nacional
ción para los indígenas, gracias a la jurisdicción y a la necesidad de los líderes de negociar con aquellos a la hora de pensar en la forma en que se ejercería la soberanía debía tener en cuenta dicha situación.
que poseían una influencia en los espacios locales para ganar las diversas batallas que se desarrollarían en Además, el corporativismo resultó conveniente a los intereses de los criollos porque mediante él lograron
estos años. Aquí destacarían las carreras militares y políticas. Así lo demuestran casos como el de Manuel apropiarse del poder. Definitivamente, esta dinámica influenciaría en los debates futuros, entre liberales
Choquehuanca, quien en 1833 era diputado de la provincia de Azángaro. Sin embargo, lejos de tomar el y conservadores, a la hora de tratar aspectos como la igualdad y la ciudadanía para esta población, en
liderazgo de la guerra, los peruanos actuaron sujetados a los ejércitos patriotas liderados por los liberta- medio de una sociedad que transitaba entre la tradición y lo novedoso del proceso independentista. Esta
dores, San Martín y Bolívar. Esto impidió la formación de un bloque peruano fortificado en la dirigencia. situación sería una pieza clave que le daría la forma a la construcción de la república peruana, en la cual
Hubo participación peruana sin duda, pero en calidad subordinada, por lo que recién con la salida de se entremezcló un Estado de orden patrimonial con el burócrata y corporativista28.
ambos libertadores tomarían las riendas del poder, aunque bajo el espectro del caudillismo. Por otro lado La construcción del futuro Estado peruano y el papel de los indios en él se presentaron como
la población indígena actuaría también en calidad subordinada y se convertiría en uno de los principales temas importantes llegada la independencia. Si bien San Martín, había decretado la eliminación de la
temas para las decisiones de aquel entonces (Chiaramonti 2005: 201). categoría «indio» por la de «peruano», esta población y su abundancia en número sería una de las razones
La Independencia del Perú y la creación de la República desarrollaron un lenguaje moderno, ba- para elaborar su proyecto político para el Perú. Junto a Monteagudo fue partidario de una monarquía
sado en la participación individual que se enfrentaría con la visión corporativa existente en la sociedad constitucional al juzgar a los peruanos bajo una moral de esclavos, obedientes a la fuerza, por lo que no
de aquella época (Águila 2013: 27-28)25. Lo cierto es que se manejaron bajo la perspectiva de construir se hallaba preparado para una república. Señalaban como causantes de esta situación la heterogeneidad
de la población, donde los indios eran la mayor cantidad hallándose bajo una situación preocupante.
Por tanto, esto convertía en arriesgado el tener un gobierno totalmente popular, pues la ignorancia y la
diversidad étnica hacían imposible la instalación de la democracia, la cual era asociada con la república,
21
Paul Rizo Patrón (2009: 206-209); Víctor Peralta (2010: 300-303).
22
Anna Thimoty (2003: 251); Alicia del Águila (2013: 41); Paul Rizo Patrón (2009: 211-212); Víctor Peralta (2010: 306)
23
Mark Thurner (2006: 29); Gabriella Chiaramonti (2005: 203-204); Paul Rizo Patrón (2009: 206-209); Jesús Cosama-
como un país compuesto por cuerpos sociales más que por individuos.”
lón (2011: 218-224).
26
CDIP. Obra de gobierno y epistolario de San Martín, tomo XIII, vol. 2º. Lima: 1974. Pp. 364-365.
24
Cristóbal Aljovín (2000: 72-75); Alicia del Águila (2013: 57).
27
Crístobal Aljovín (2000: 128-163) y (2005: 41)
25
Señala la autora sobre el término corporativo lo siguiente: “hace referencia a grupos sociales o comunidades dentro de
una sociedad, cuya identidad les reconoce derechos en su diversidad (por ejemplo, el grupo de los que pagan impues- 28
Max Weber califica como Estado patrimonial, cuando una sola persona gobierna y su burocracia está vinculado a
tos –la mayoría jornaleros o campesinos pobres–frente a los propietarios o los artesanos jefes de taller), opuestos a la este gobernante, antes que a las funciones de su cargo. Mientras que entiende como Estado burocrático, cuando impera
identificación de individuos ciudadanos como sujetos del derecho político […] los contemporáneos veían en el Perú la razón y su burocracia está ligada a sus funciones. (Aljovín 20000: 25-26, 30, 206-209).

386 387
temiendo la venida del fragor anárquico. En este punto, el discurso igualitario se desvaneció, pues para este proyecto como un gobierno popular y poco conveniente para sus intereses, por lo que decidieron
San Martín, los indígenas, a los que consideraba ignorantes y acostumbrados a obedecer a los reyes, se atacar enarbolando las banderas de la democracia republicana32.
convirtieron en la razón por la que la monarquía constitucional era la forma de gobierno más adecuada Justamente la otra postura frente a la propuesta de la monarquía constitucional, liderada por José
para el Perú en ese entonces29. Faustino Sánchez Carrión, rechazó que el Perú no haya abrazado un grado suficiente de civilización para
San Martín no desestimó que en el futuro, siguiendo una lógica evolutiva y con la educación ade- la colocación de un Estado republicano. Es por ello que para esta perspectiva, los indios sí contaban con
cuada para esta población, podría pensarse en una forma superior de gobierno. Por ello, consideraron las suficientes virtudes cívicas, señalando por ejemplo que su apego a la tradición era más bien producto
que el Estado debía encargarse de forjar a los ciudadanos en la construcción de las virtudes necesarias. de su resistencia al régimen colonial. También sentenciaron que a pesar de existir diversidad étnica en
Bajo esta lógica, para el caso de los indios, comenzó a rescatarse el pasado incaico y a borrarse el co- el Perú, había un solo espíritu el cual perseguía «la felicidad de todos». A la letra: «Jamás el indígena no
lonial. La educación, entonces, adquiriría un papel muy importante ya que se pensaba que sólo así se será obstáculo a la elección de un gobierno sabio y paternal. Patriota por naturaleza, ha tratado siembre,
garantizaría entre los indios el adecuado ejercicio ciudadano. Sin embargo esto no fue posible por la crisis aunque sin éxito, de volver a encontrarla antigua libertad del Perú (…) En su desgracia, ha conservado
económica que venía desarrollándose30. su lengua, sus costumbres y un odio eterno al solo nombre de Español, llevando el duelo de su libertad
Justamente por esta situación tuvimos que endeudarnos interna y externamente con Inglaterra, hasta en sus cantos y en su ropaje»33. Bajo estos argumentos se intentó eliminar las diferencias señaladas
Chile y Colombia, para poder sostener la lucha. Estos préstamos resultaron bastante desfavorables para como impedimento para el republicanismo, ya que este grupo de criollos no estaba dispuesto a esperar
el Perú, pues se despilfarró gran cantidad de dinero en pagos exorbitantes a los oficiales, como a aquellos la transición planteada por San Martín. Bajo esta lógica les resultó conveniente reconocerlos como pa-
soldados del ejército bolivariano que lograron alcanzar la victoria en Ayacucho. Además de los présta- triotas.
mos, se recurrió a la expropiación, decisión que afectaría a la élite limeña, acrecentado la oposición al En otro escrito se los reconoce de otra manera, a la letra: « ¡Peruanos! Acordad con indignación que
protectorado de San Martín. El ministro Monteagudo se dedicó a perseguir a dicha élite. Mediante el por esa maldita raza ha sido regada la sangre de vuestros incas y de vuestros compatriotas Túpac-Amaro
Juzgado de Secuestro se decidió el destino de los bienes expropiados a los vecinos que apoyaban la cau- y Pumacagua: escuchad con dolor los clamores de estas infelices víctimas, sacrificadas al furor del acero
sa realista en favor de los líderes patriotas. Por ello muchos huyeron o resultaron muertos. Hacia 1824 hispano, sin más causa que el amor a la libertad que quisieron con justicia sostener»34. Esto demuestra
terminaron huyendo cerca de 4 000 limeños, al enterarse del triunfo en Ayacucho. De esta manera se les que hubo un discurso integrador de lo indígena, durante al principio de este proceso por parte del sector
expropió muchas de sus propiedades, como el caso de las 43 haciendas de la costa central que San Martín republicano. Aunque la motivación obedecía a los intereses de lograr la instalación de la república, más
ordenó entregar a favor de sus oficiales31. que a creer realmente que los indios eran sus iguales. Por ello, las jerarquías igual se mantuvieron, sobre
Bajo estas circunstancias, los líderes patriotas abusarían con la expropiación de bienes, justificando todo con el regreso de las obligaciones fiscales gravadas a esta población.
su accionar en nombre de la causa patriota. Al respecto Alfonso Quiroz señala: «En el período 1821- En realidad, a pesar de estas propuestas, los criollos —que incluso como Manuel Belgrano llegaron
1822, el libertador José de San Martín y Bernardo Monteagudo, su ministro de confianza, expropiaron y a proponer que al caer el gobierno colonial debía instalarse una monarquía incaica—, (Aljovín 2000:
dilapidaron a la élite mercantil y económica de Lima, sin conseguir la independencia definitiva del Perú 190) no se apropiaron completamente del legado de los incas, ya que lo consideraban peligroso para sus
(…) las propiedades confiscadas durante la lucha por la independencia estuvo cargada de irregularidades, intereses por la aún existencia de segmentos de la élite andina, donde podemos agrupar a los curacas y
favoritismo y patronazgo. Eventualmente, la mayor parte de los bienes expropiados se otorgó a oficiales comerciantes indios y mestizos. Conscientes los criollos de que aunque subordinados los indios tenían
que pedían compensación por sus hazañas patrióticas» (Quiroz 2013: 130-131, 137-139). Es decir, el más derechos a ser los legítimos herederos de los incas buscaron la forma de mantenerlos sometidos. La
alicaído presupuesto con el que contaba el naciente Estado peruano fue invertido, antes que en la edu- élite limeña, como señala el historiador Basadre, estaba acostumbrada a observar con menosprecio a las
cación, en la guerra. Por tanto, el ideal de educar a la masa para convertirlos en verdaderos ciudadanos castas, por lo cual se sentía con un grado de superioridad frente a los demás grupos. En aquel entonces,
quedó postergado (Rojas 2009: 53). la mayoría indígena se hallaba en el interior y a nivel nacional constituían el 61, 6% de la población, vi-
En realidad, el punto de vista criollo respecto a la situación del indio era diverso. En la época de las viendo principalmente en las intendencias de Cusco, Trujillo y Tarma (Águila 2013: 48, 74).
Cortes de Cádiz ocurrió algo similar, señalando que su inferioridad se daba por la explotación a la que Frente a ellos, el recelo de la élite se agudizó luego de la Gran Rebelión y en tiempos de la inde-
los somete el sistema colonial; siendo ello un punto de vista diferente al que podían tener los peninsula- pendencia esta actitud no cambió. Todo lo contrario, los criollos buscaron convertirse en los legítimos
res, tal como lo demuestra los escritos de Miguel de Eyzaguirre y José de Larrea y Loredo (Walker 1996: sucesores de los antiguos gobernantes, como lo planteaba Vizcardo y Guzmán. Para lograrlo diseñaron
100-106). Precisamente esta propuesta permitió su consideración como ciudadanos durante la etapa ga- alternativas legítimas, discursivas y tradicionales. Sólo así asegurarían su hegemonía (Thurner 2006: 38-
ditana. El argumento de San Martín volvía a colocar el tema en el debate, donde por un lado busca igualar 40). De esta manera, la sociedad peruana multiétnica tendría en el poder a una minoría criolla, ocupando
a los indios con el término peruano, pero a la hora de plantear la forma de gobierno vuelve a recordar su los escalafones más bajos los indios y negros. De esta lógica era partidario José de la Riva Agüero, quien
inferioridad. Entonces en el proyecto político de San Martín, las distinciones sociales proseguirían, es- apoyaba que los criollos de élite administren el poder; mientras que Paz Soldán señalaba que los criollos
pecialmente gracias a la creación de la Orden del Sol. Sin embargo, paradójicamente la élite limeña juzgó de menor rango tenían todo el derecho de conducir el Estado. Con las diferencias del caso, ambos, al fin
de cuentas, no incluían en el poder a los indios, aunque si se dio pase a los mestizos, como sería el caso
de Gamarra y Santa Cruz (Aljovín 2000: 30, 32 y 128).
29
Para aquella época este sistema de gobierno era admirado por la mayoría de pensadores, ya que preservaba la liber- Esta actitud de excluir a los indios, por ejemplo se produjo en Cajamarca, donde en 1821 el coro-
tad y evitaba los conflictos propios de una elección presidencial. Cristóbal Aljovín (2000: 23, 96-99); Valentín Paniagua nel don Antonio Rodríguez de Mendoza, luego de recibir la circular del intendente de Trujillo para que
(2003: 295), Marie-Danielle Demellas Bohy (2003: 316-317).
30
El sistema educativo al que apuntó San Martín y luego Bolívar sería el lancasteriano, el cual era un sistema piramidal
de alumnos convertidos en profesores a su vez de otros alumnos, enseñándoles a leer escribir, sumar y restar, es decir 32
Una posible razón es que se permitiría el ingreso de plebeyos en dicha orden. Marie-Danielle Demellas (2003: 318).
el aprendizaje elemental. Esta lógica principalmente fue aplicado en las ciudades. Cristóbal Aljovín (2000: 65-70 y 177).
33
CDIP, La obra gubernativa de San Martín. Citado en: DEMELLAS–BOHY, Marie – Danielle. 2003. Pp. 319-320
31
Alicia del Águila (2013: 44, 47), Alberto Flores Galindo (1984: 64); Paul Rizo-Patrón (2009: 212-215). Recordemos
que en la resistencia realista del Callao fallecieron cerca de seis mil personas, en 1824. 34
La Abeja Republicana, 11 de enero de 1823.

388 389
jure la independencia, no invitó a las autoridades indígenas más importantes, como era el caso de los peruanos elijan la forma de gobierno que juzguen más conveniente38. Mediante este estatuto se determi-
alcaldes de Naturales y los caciques de Huaranga, don Manuel Soto Astopilco y Anselmo Carguaguatay. nó que los ciudadanos podrían obtener el acceso a todo tipo de empleo, señalando que «son ciudadanos
A pesar del desaire, estos personajes acudieron a la ceremonia acompañados por un sequito de nobles del Perú los que hayan nacido o nacieran en cualquiera de los Estados de América que hayan jurado la
indígenas. De su presencia destaca el hecho de que el cacique Astopilco propuso que al ser descendiente independencia de España» (Paniagua 2003: 274-276). Aunque intentó aumentar la participación ciuda-
de Atahualpa podría ser encargado de dirigir el nuevo gobierno, a lo que el coronel Rodríguez de Men- dana bajo la modalidad del sufragio directo para las elecciones municipales, no escapó a las restricciones
doza interrumpió prometiéndole proponérselo a Torre Tagle. Minutos después, este grupo que acudió principalmente exigiendo la posesión de renta, propiedad o profesión que produzca una determinada
sin invitación decidió abandonar el lugar, siendo proclamada la independencia solo por los criollos35. Sin cantidad de pesos (Águila 2013: 58-62). Aquí entonces la igualdad ciudadana resultó más difícil de ser
duda, hechos como estos demuestran la perspectiva de la élite andina llegada la independencia, cuando reclamada por los indios.
es evidente que si hubiera prosperado esta intención como la del cacique, los criollos no hubieran podido Siguió el reglamento de 1822, el cual continuó con parte de la propuesta anterior. Las elecciones
hacerse del poder. fueron directas, aunque circunscritas a las provincias ocupadas por las fuerzas patriotas, pero se continuó
En realidad, los indios eran herederos de los gobernantes incas, por lo que en los siguientes años exigiendo una cantidad determinada de pesos para que los ciudadanos pudieran votar39. Esta forma de
los criollos se esmerarían por encontrar las formas de seguir dominando a esta población, a pesar del elección generó opiniones bastante contrarias. A la letra: «Y esta experiencia nos ha enseñado, que por no
necesario discurso igualitario que acarreaba el gobierno representativo. Al final, la propuesta republicana saber leer, ni escribir unos, por no entender lo que trahian entre manos otros, y por debilidad, ignorancia
triunfó, pues se produjo la salida de San Martín y la instalación del Congreso Constituyente que terminó y egoísmo, acudían a la urna con listas enteramente distintas de su opinión, logrando multitud de sufra-
optando por esta forma de gobierno de orden liberal. Curiosamente, la República se instaló en medio de gios personas que no estaban en la mente de los electores»40. Es decir, un sector de políticos señalaba
una sociedad conservadora, como hemos venido señalando, ya que se mantendrían las jerarquías. Atrás que el hecho de no exigirse una ciudadanía capacitaría, es decir, el saber leer y escribir, como requisito,
quedó la idea de volver al imperio de los incas36. dañaba al desarrollo correcto del sistema de elecciones, ya que manifestaban que los sufragantes eran ma-
Otra forma de lograr el dominio sobre los indígenas se realizó desde la lógica del sufragio. Para nipulados por encontrarse en esta situación. Esto facilitó la justificación del sufragio indirecto con el que
las nacientes repúblicas era ineludible considerar en sus diversos debates la forma que adoptaría la ciu- se controlaría el acceso al poder de aquellos que consideraban incapaces, quienes eran mayoritariamente
dadana y cómo se consideraría a la población indígena, la cual era la más abundante y actuaba de forma indígena por su condición analfabeta. En este año, San Martín, sometido a fuertes críticas y sin haber
corporativa. Por aquel entonces existían tres tipos importantes de ciudadanos. En primer lugar el «ciu- logrado el término de la guerra de la independencia, decidió convocar a la elección de un Congreso. Esto
dadano capacitario», quien era el profesional alfabeto que contaba con el derecho a sufragar, aunque no significó el fracaso de la idea política que tenía para el Perú. Ni sufragio directo ni monarquía constitu-
cuente con la valla económica exigida. En el Perú durante las Cortes de Cádiz se señaló a esto como cional fueron al final instalados.
exigencia a partir de 1830, con la República esto se postergó más, pues a los indígenas no se les exigió En 1823 se crea bajo el gobierno republicano —dirigido primero por una junta de gobierno pre-
saber leer ni escribir para participar en las elecciones. Luego tenemos al «ciudadano censitario», es decir, sidido por La Mar, y luego por el presidente Riva Agüero— el establecimiento de una constitución. En
los inscritos en el censo y que podían sufragar. La mayoría de veces la restricción aquí era económica. Y ella preponderó el planteamiento influenciado por la Revolución francesa que diseñaba una sociedad
por último, el «ciudadano corporativo», donde se involucraba el uso del sufragio censitario, para poder política integrada por individuos y no corporaciones. La influencia de Rousseau y la voluntad general,
seleccionar a los diferentes sectores con determinadas características, con lo que se produjo un sistema como origen de la nación peruana, es planteada en esta constitución, resaltando los derechos individuales
de «inclusión restrictiva» de diversos grupos sociales (Águila 2013: 25-27) . Es decir, la pertenencia a un por encima de los demás. En segundo lugar, esta carta política impuso el sufragio indirecto, mecanis-
determinado grupo social posibilitaba el acceso, más que individual, plural al derecho de sufragio. El Perú mo con el cual se logró controlar el acceso a la elección de cargos, pues para avanzar hacia el grado de
se rigió bajo este último modelo preponderantemente, pero también incluyó parte de los otros, tomando elección propiamente de la autoridad sí se exigió poseer propiedades con una determinada cantidad de
como base a la Constitución de Cádiz, exigiendo renta, vecindad y capacidad racional a lo largo del siglo pesos y, por supuesto, el saber leer y escribir a los electores de parroquia y representantes. Esto significa-
XIX. Esta tradición permitió una propuesta política al respecto más inclusiva y no meramente censitaria, ría un difícil acceso para la población indígena, la cual quedó supeditada a participar como electores en
planteándose una lógica de tendencia liberal bajo el discurso de la igualdad37. Esto se comprende, ya que su parroquia en el primer grado de elección, haciéndosele más difícil avanzar al siguiente, donde se les
mostraría una sociedad que transitó entre lo tradicional y lo moderno. imposibilitaría de convertirse en autoridades41. Sin embargo, esto no fue imposible. De alguna manera, el
De esta manera, tenemos el reglamento de 1821 como el primer intento del Perú independiente de ser reconocidos como peruanos los posibilitó de convertirse en autoridad como lo demuestran los casos
establecer una lógica ciudadana que no prosperó. El 12 de febrero, San Martín colocó un estatuto provi- de Ninavilca, quien llegó a ser representante del Congreso de 1827; Justo Sahuaraura, quien fue nom-
sional para aquellos territorios que estaban bajo su dominio: Trujillo, Tarma, Huaylas y la Costa. Los ob- brado diputado del Congreso Constituyente en 1825; Manuel Choquehuanca, quien fue diputado por la
jetivos de dicho reglamento serían establecer una demarcación territorial, los cual más adelante adquiriría provincia de Azángaro en 1833; y su hermano José Domingo Choquehuanca, electo senador. Así como
la figura de los departamentos. También persiguió lograr una provisional forma de administración hasta la mención de Basil Hall, quien señaló que en Huaura, el gobernador era de «raza» indígena. Es decir, los
completar el término de la guerra, aclarando que se permitiría la vigencia del orden jurídico virreinal indios no quedaron completamente excluidos. Sobre este tema existen escasas investigaciones por lo que
que no se oponga a la causa independentista (Paniagua 2003: 270-272). Luego de la proclamación de la esta tesis tiene como objetivo llenar este vacío (Rojas 2009: 69-70).
independencia se estableció el estatuto del 8 de octubre de 1821 que dio pase al establecimiento del Pro-
tectorado. San Martín se comprometió a que luego de consolidar la independencia dimitiría para que los

38
Estatuto provisional de 1821. En Juan Vicente Ugarte del Pino (1978: 138).
35
Waldemar Espinoza (2009: 173-176); Víctor Peralta (2010: 293).
39
Cristóbal Aljovín (2005: 25, 44); Valentín Paniagua (2003: 295).
36
Cristóbal Aljovín (2000: 101-102); Gabriella Chiaramonti (2005: 218-226); Alberto Flores Galindo (1987: 12), Car-
men McEvoy (2011: 777-781) 40
“Discurso con que la Comisión de Constitución presentó el proyecto de ella al Congreso Constituyente”. 1823. P. 6
37
Constitución de 1856. Título VIII, Articulo 46. En Juan Vicente Ugarte del Pino (1978: 394). 41
Alicia del Águila (2013: 62-72); Rolando Rojas (2009: 69-70).

390 391
En general, los requisitos ciudadanos fueron: ser peruano, casado, alfabeto (exigencia que cobraría los cuales, en tiempos republicanos, no fueron reemplazados por instituciones similares. Jurídicamente
vigencia a partir de 1840), tener propiedad o ejercer profesión, industria útil. No ser sirviente42. Lógica- todos habían sido igualados y no debía haber diferencias en las dependencias de justicia. Dicho discurso
mente esto generó reacciones diversas en el sector criollo, como la burla de Pardo aparecido en El Re- también terminó por someter a la nobleza indígena, perdiendo sus privilegios. Por ejemplo, durante la
publicano con motivo de las elecciones de 1826: « (…) Un ciudadano con medio topo de tierra, aún sin guerra, la élite cusqueña apoyó principalmente a las fuerzas realistas. Esto fue aprovechado por Bolívar
saber leer ni escribir, cuya calidad no se exige hasta el año 1840, y es tan ciudadano como el peruano más para realizar fuertes críticas, señalándola como cómplice del dominio hispánico, lo que conllevó a legi-
ilustrado y más acomodado de la República (…)»43. Aunque si bien era cierto que se les consideró como timar su disposición de abolir los títulos de la nobleza indígena, cayendo los caciques y siendo reempal-
ciudadanos, sin necesidad de exigírseles el saber leer o escribir ni poseer una gran fortuna, al organizarse zados por nuevos funcionarios republicanos como los acaldes de indios, quienes compartieron el poder
las elecciones bajo sufragio indirecto, esto actuó como el filtro útil para hacer el control de la calidad de con los hacendados, curas, funcionarios como prefectos, subprefectos y gobernadores. Sin duda un duro
los ciudadanos pasivos, bajo el argumento de que así se lograría elegir a los más capaces y notables. golpe para dicha población ante una posibilidad de liderazgo e integración a la república. Los legítimos
Por ello, a medida que avanzaba el sufragio de un grado a otro, los requisitos se volvían más exi- herederos de los incas, con esta disposición, terminaron desapareciendo46.
gentes. Para Bolívar, por ejemplo, los indios deberían poseer un papel subordinado. Si bien serían iguales Esta abolición se hizo oficial el 4 de julio de 1825, cuando Bolívar decretó la eliminación de los
ante la ley, no participarían políticamente, dándoseles una ciudadanía pasiva, ya que los consideraba seres curacazgos. Aunque la crisis de este sistema ya venía desde antes, el libertador, basado en el liberalismo,
infantilizados, incapaces de gobernarse por su propia cuenta. Para esto resultaron claves las elecciones estaba en contra de las instituciones corporativas como las comunidades o la república de indios. Para
indirectas, con este mecanismo se impidió a la mayoría de los indígenas aspirar a un cargo, ya que los él la sociedad debía estar organizada por individuos autónomos en todos los aspectos. De esta manera,
grados electivos exigían mayores requisitos, destacando el económico. Al igual que los demás ciudada- en estos pueblos, la autoridad cacical fue remplazada por la de los arrieros, hacendados y comerciantes,
nos, para que un indio ocupe un cargo político debía poseer propiedades y ser alfabeto, de modo que su quienes ahora actuarían como intermediarios de la comunidad donde la política se expresaría a través de
participación se restringió a los primeros grados electivos principalmente44. cofradías y cabildos indígenas. Con esto los caudillos ahora debían tranzar, pues lucharían de acuerdo a
Las elecciones, mayormente en tiempos republicanos, se desarrollaron en base a dos grados, siendo sus propios intereses en medio de la guerra de independencia47. Atrás quedaba la negociación con autori-
el primero a nivel parroquial y el segundo a nivel provincial. En el primer grado, al menos sí habrá una dades tradicionales de la nobleza andina, legítimas herederas de los antiguos incas que pudieran reclamar
gran inclusión. Este sería el caso de la constitución de 1823. De allí que se considerada bastante liberal, el poder. Todos eran ahora peruanos, lógica conveniente para los intereses criollos. La élite republicana
aún más que la de la década del treinta45. Sin embargo, finalmente los criollos lograron controlar el acce- solo rescataría del pasado la grandeza de los incas, la cual, señalaron, había desaparecido quedando la
so a los puestos de poder más importantes —a pesar de otorgarles a los indios la categoría de peruanos, degenerada raza indígena inferior, situación a la que los había conducido el dominio colonial. De esta
cumpliendo así con la exigencia de su liberalismo— gracias a las elecciones indirectas, impidiendo que manera, se sometió aún más a esta población, mientras los criollos pudieron hacerse del poder sin que
dicha igualdad les abriera el camino a convertirse en autoridades a la mayoría indígena, para apoderarse los indios pudieran reclamar la herencia del pasado incaico48.
así de la administración del naciente Estado. Pero como se mencionó, esto no fue imposible, pero al Otra importante razón para reconocerlos como peruanos fue el apoyo de los indios en la guerra
menos lo tornaron más difícil. De tal manera que fueron considerados iguales, pero a la hora de lograr el que se estaba viviendo. A cambio se les prometió la posibilidad del ascenso social. Un claro ejemplo de
avance político se les colocó restricciones legítimas. esto fue el comandante Ignacio Quispe Ninavilca, a quien se le posibilitó mandar en su provincia Hua-
En general, el debate acerca de la ciudadanía indígena encontró en los primeros años republicanos rochirí, con el respaldo de San Martín, más que desde el cargo de curaca, a partir de este título militar
a aquellos que la apoyaban señalando que los indios, al ser la mayoría, representaban al pueblo, y por actuando como intermediario entre su comunidad y los oficiales patriotas, siendo reconocido por los
tanto debían tener derecho a ejercer la soberanía, para que mediante este mecanismo pudieran «amar líderes patriotas49. Entonces, los indios al igual que los demás grupos se fueron incorporando en los
una patria». Otros dudaban de que los indios fueran realmente ciudadanos, pues consideraron que aún primeros tiempos de la independencia mediante la lógica violenta propia de la época. Dinámica que no
no contaban con el grado de educación y conciencia cívica necesaria, por lo cual eran fácilmente mani- cesó en los siguientes años por la guerra de caudillos. Por ello, un elemento importante de análisis para
pulables por parte de las autoridades locales como gobernadores, curas, hacendados, subprefectos, entre comprender su presencia durante el proceso de independencia es estudiar las guerrillas y montoneras,
otros. Eso fue la crítica que Benito Laso les hacía a los legisladores en 1822 (Demellas-Bohy 2003: 364). pues allí principalmente actuó esta población durante la guerra (Aljovín 2000: 165).
Para este grupo de criollos, el indio era ocioso e incivilizado, por lo tanto era difícil su incorporación Cuando San Martín desembarcó en territorio peruano en 1820, una de las maneras con la que llevó
como ciudadanos. Frente a esta perspectiva aparecieron discursos liberales como el de Luna Pizarro, los a cabo la guerra fue enrolando a la población indígena cerca de Lima. Estos lugares fueron Huarochirí,
que señalaban que los indios debían ser incorporados como tal mediante la educación (Aljovín 2000: 128, Canta y Huaura, organizando a esta población bajo montoneras y guerrillas. La invocación de las fuerzas
148). Al final, el indio fue reconocido como ciudadano. La constitución había planteado una sociedad patriotas fue en los siguientes términos: « Con sus armas naturales corramos, corramos todos juntos y
de personas iguales, pero los indios no gozaron verdaderamente de los mismos derechos con los criollos unidos a acabar hasta con el último tirano ó morir en el campo del honor para eterna gloria y exemplo
y mestizos. Esto fue posible gracias a la exigencia de una contribución voluntaria y por las elecciones de la posteridad que sabrá aplaudir buestra heroicidad» (Rivera Serna 1958: 138). Sin embargo, los indios
indirectas. tuvieron diversas posturas bélicas durante el proceso de la independencia. Así es plausible recordar el
Si bien no se vino abajo el corporativismo, lo que sí cayó con el discurso de la igualdad ciudadana caso del curaca de Azángaro José Choquehuanca, quien se mantuvo fiel a la corona, mientras que Mateo
fueron los espacios legales para realizar reclamos como la Real Audiencia y el Protectorado de indios, Pumachaua encumbró una rebelión (Aljovín 2000: 193). Lo mismo nos ejemplariza el caso de los indios

42
Constitución de 1823. capítulo IV, Artículo 17. En Juan Vicente Ugarte (1978: 165). 46
Mark Thurner (2006: 41), Cecilie Méndez (1992: 17-19)
43
Citado en Paniagua (2003: 411). 47
Alicia del Águila (2013: 79), Cristóbal Aljovín (2000: 81, 178-179, 188-190, 203, 212-215), Scarlett O´Phelan (1997:
63-65).
44
Alicia del Águila (2013: 72); Cristóbal Aljovín (2000: 81, 125), Valentín Paniagua (2003: 387, 390); Mark Thurner
(2006: 13). 48
Cristóbal Aljovín (2000: 26), Mark Thurner (2006: 41), Cecilie Méndez (1992: 21-22) y (2000)
45
Cristóbal Aljovín (2005: 35-36, 38, 40); Gabriella Chiaramonti (2005: 276-305 386), Valentín Paniagua (2003: 391). 49
CDIP. 1971-1973. Tomo V. Vol. I. Pp. 318; 352; Tomo V. Vol. II. Pp. 145-146

392 393
de Morochucos, quienes abrazaron la causa independentista; a diferencia de los iquichanos que reclama- mayoría eran criollos y mestizos de modesta fortuna, también hubo líderes indígenas como el curaca de
ron los privilegios del antiguo régimen. Esto nos demuestra el dinamismo propio de la población y los Huarochirí, Ignacio Quispe Ninavilca53. El hecho de participar conduciendo una guerrilla y aportando a
diversos puntos de vista de lo que se estaba viviendo en esta época novedosa e incierta, dentro de esta la causa independentista abrió la posibilidad de integrarse al ejército, haciéndosele el reconocimiento de
población50. Además es importante destacar que las propias comunidades no solamente colaboraron su grado guerrillero. Es decir, estaban mejor vinculados a los oficiales del Ejército.
brindando reclutas para las partidas de guerrillas y montoneras, sino a través de los recursos que fueron Algunos de estos jefes fueron Jacinto Marquina, Clemente Murga y Camilo Llaque, quienes logra-
entregados al ejército patriota. Por ello, los líderes militares debían tener estrechas relaciones con los ron ascender gracias a sus exitosas campañas en la carrera militar. Además gozaban de un sueldo. Por
personajes influyentes de las comunidades51. todo esto, el mismo San Martín reconoció la labor importante de las guerrillas y los premiaba otorgándo-
El 4 de julio de 1821, La Serna dejó Lima. Frente a esto, Vidal y sus hombres indígenas ingresaron les el uso de una medalla de oro para los oficiales, y una de plata para los soldados. El ascenso a través de
junto al ejército libertador. Movidos por el temor a las montoneras y guerrillas —ya que muchas veces sus la guerrilla fue una lógica que continuaría en los siguientes gobiernos, aunque a la hora de alcanzar la vic-
líderes tenían vinculaciones con el bandolerismo y la marginalidad—, los vecinos limeños invitaron a San toria se los excluía dando paso a la actuación del ejército regular54. Ambas organizaciones fueron sínto-
Martín a que ingresara pacíficamente a la ciudad. El objetivo que estos limeños se propusieron fue evitar mas del proceso de militarización al que ingresó la sociedad peruana durante el proceso independentista.
el supuesto desborde que implicaría si seguían resistiéndose a las fuerzas patriotas que tomarían a la ciudad Hacia 1824 se había producido el avance de las fuerzas realistas en la ciudad de Lima. Frente a esto,
acompañados por dichas huestes atemorizantes, ya que actuaban como tropas auxiliares y complementa- el Congreso decidió invitar a Bolívar para solucionar el problema. Con la huida de Riva Agüero, quien
rias del ejército libertador. Pero, ¿quiénes fueron exactamente estos grupos, los cuales llevaron a la entrega además pasaría ahora a atacar la causa patriota, se le entregó todo el poder al libertador venezolano, en
pacífica de la ciudad de Lima, presionándoles para que decidieran optar por la independencia? calidad de dictador. Para que dicho título entrara en vigencia se decidió suprimir a la constitución de
Siguiendo a Gustavo Vergara: «Se conoce con el nombre de montoneras al grupo numeroso de in- 1823, incompatible con la figura dictatorial (Paniagua 2003: 362-382). Una de las principales medidas or-
dividuos que surgen repentinamente para hacer frente a las fuerzas realistas, retornando después sus in- denadas por Simón Bolívar fue restablecer el tributo indígena en 1826, bajo el nombre de «contribución
tegrantes a sus pueblos y a sus ocupaciones»( Vergara Arias 1973: 30). Otro rasgo que las caracterizó fue de indios», pues esta población era una de las principales aportantes del fisco, representando su aporta-
la ausencia de una organización y preparación militar, realizando ataques sin estrategias. De allí el nombre ción el 31% de los ingresos del Estado. Por ello, aunque no eran alfabetos, los indígenas eran clave para
al pelear de a montón. Además, estaban integradas por indios y mestizos, los cuales utilizaban lanzas, el gobierno (Águila 2013: 82-84). Por tanto, no es extraño que frente al discurso político-liberal, el cual
palos, hondas, entre otras armas rudimentarias, siendo muy pocos los que utilizaban fusiles y sables. Las pretendiera destruir la sociedad colonial y su corporativismo mediante la ciudadanía, terminara mante-
montoneras tuvieron como líderes a sus propios integrantes, pero también a curacas, sacerdotes, oficiales niéndose la división de las comunidades tradicionales, pues de ello dependía el sostenimiento económico.
y hacendados; y tenían una relativa autonomía, llegando a desbordar las directivas y la política de San De esta manera, si bien San Martín les brindó la categoría de «peruanos» a los indígenas, desde una
Martín. Esto les permitió ingresar a las haciendas para tomar ganado y alimentos, imponiendo cupos y lógica liberal donde se rechazaba las distinciones entre ciudadanos como parte del nuevo vocabulario
recaudando diezmos. Además, se concentraron principalmente en la zona central compuesta por Lima, político, Bolívar al restablecer el tributo —a pesar de que no ocurrió lo mismo con los trabajos serviles
Ica, Huancayo, Huancavelica, y Ayacucho, y eran reclutados por las denominadas levas o servicio militar. para no retroceder a tiempos coloniales—, se destruyó el ideal sanmartiniano, pues se le colocaba de
Al interior de estas montoneras se reprodujo la relación patrón-cliente que a la larga terminaron creando todas maneras bajo un rango distinto al de los criollos, siendo tratados de manera corporativa55. Esta va
el dominio del caudillismo, a los cuales, y según los intereses al apoyarlos, se les permitiría acceder a obte- a ser la situación que el proceso de independencia desarrolló y donde los indígenas tendrán el reto de
ner tierras, grados militares y cargos. Debemos tomar en cuenta que el ejército, durante este proceso, fue adecuarse a los cambios y continuidades.
una forma de lograr el ascenso social. Hacia la época de 1821 a 1824, la mayoría comenzó a ser absorbida
por las guerrillas, teniendo la montonera como tal una mayor actuación entre 1814 a 182052.
En cuanto a las partidas de guerrillas, estas se conformaban por un número reducido de individuos, Conclusión
entre 15 y 30, llamados guerrilleros, los cuales se caracterizaban por su rápida movilidad al hacer uso de
caballos y mulas. El arma principal que utilizaban era la lanza, aunque algunos portaban fusiles y sables. El proceso independentista fue un punto de quiebre con el pasado virreinal que se instaló sobre las bases
Su forma de ataque era obedeciendo al factor sorpresa embistiendo por la retaguardia o utilizando la del sistema representativo de las Cortes de Cádiz. Si bien en el aspecto económico no hubo una gran
táctica de la emboscada, con la finalidad de interrumpir el avance realista al apropiarse de sus víveres y modificación, a nivel político, social y jurídico, aparecieron nuevas posibilidades para individuos como
ganado. Además contaban con un manual de instrucción. Otro parte importante de las guerrillas era que los indígenas, primero considerados como «españoles naturales» y luego como «peruanos». Claro está,
tenían como misión el brindar el aprovisionamiento de alimentos, ganados y mulas al ejército patriota. dicha dinámica no fue posible para todos, pero sí entre aquellos que supieron servirse adecuadamente
A esto se agrega que tenían también la función de hacer la propaganda de aquellas noticias positivas a de este nuevo escenario político. Esto se realizó gracias al nuevo lenguaje jurídico, donde las categorías
favor de la causa independentistas en los pueblos de la sierra para alentar la causa y la adhesión en estos de igualdad y ciudadanía fueron claves para realizar estos cambios en medio de una sociedad tradicional.
lugares (Méndez y Granados 2011: 108). Por todo ello, esta etapa contribuyó de manera importante a la derogación de la sociedad estamental de
De tal manera que su existencia fue bastante importante para el desarrollo de la lucha. Entre sus in- antiguo régimen, separada en dos repúblicas.
tegrantes, al igual que las montoneras, tenemos a indios y mestizos y los negros. Muchos de estos fueron Si bien es cierto que el corporativismo no pudo eliminarse completamente, gracias a la conti-
reclutados a la fuerza y otros de manera voluntaria, abrazando la causa patriota. En cuanto a sus líderes, nuación con el cobro del tributo y las elecciones indirectas, el hecho de haber sido reconocidos como
se escogía a aquellos que demostrasen capacidad por su carácter y conocimientos militares. Aunque la

53
Cecilia Ménez (2005: 130), Francisco Quiroz (2009: 227-228).
50
José Luis Igué (2012); Cecilie Méndez (1991). 54
Gustavo Vergara Arias (1973: 32-34, 38, 40, 49, 53, 61-65); Francisco Quiroz (2009: 229-230)
51
Cecilia Méndez y Carla Granados (2011: 109). Al respecto es interesante el denominado “khipu patriano.” 55
Cristóbal Aljovín (2000: 207-212); Cristóbal Aljovín y Sinedio López (2005: 11, 19); María Isabel Remy (1988: 451-
52
Cristóbal Aljovín (2000: 21, 166, 195-196); Scarlett O´Phelan (1997: 60-62); Gustavo Vergara Arias (1973 203-207) 484); Waldemar Espinoza (2009: 180).

394 395
peruanos —a pesar de que muchas veces se les siguió tratando de manera diferente prevaleciendo dentro CHUST CALERO, Manuel
del discurso de igualdad las jerarquías tradicionales—, dicha categoría abrió espacios entre aquellos que 1995 “De esclavos, encomenderos y mitayos. El anticolonialismo en las Cortes de Cádiz.” En Es-
lograron reunir las exigencias requeridas. Entonces, el reconocimiento como ciudadanos les permitirá a tudios Mexicanos. Vol. 11, N° 2.
esta población un abanico de posibilidades novedosas, logrando su inclusión en espacios antes restringi- CONTRERAS Carlos y Marcos CUETO
dos, como para aquellos que supieron sacarle provecho y manejar correctamente las exigencias cívicas, 2004 Historia del Perú contemporáneo: desde las luchas por la Independencia hasta el presente. Lima : IEP.
generándose nuevas formas de relaciones de poder frente a los otros estamentos. Observar esta lógica COSAMALÓN AGUILAR, Jesús
resulta clave para comprender la época decimonónica. Por lo que la pregunta que debemos contestar 2011 “Identidades políticas locales y cambios en los primeros años de la independencia en el Perú.”
es: ¿En qué medida la nueva posición de los indígenas como ciudadanos y/o peruanos, según las leyes, En Cristina Mazzeo de Vivó (ed.). Las relaciones de poder en el Perú. Estado, regímenes e identidades
se conoció y se hizo respetar por estos ante las autoridades mediante el reclamo jurídico, a la hora de locales. Siglos XVII-XIX. Lima: PUCP.
postular y ejercer los cargos burocráticos durante 1810 a 1824? Esta interrogante se desarrollará en los DEMELLAS–BOHY, Marie – Danielle
siguientes capítulos. 2003 La invención política. Bolivia, Ecuador, Perú en el siglo XIX. Lima: IFEA/ IEP.
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398 399
«Viva el rey y muera el pirata ladrón».
Insurrección realista en la sierra de Trujillo y la celebración del cumpleaños
de Fernando VII: Cajabamba, 1821

Victoria Diéguez Deza1


Universidad Nacional de Trujillo

A las 11 de la mañana del domingo 20 de mayo de 1821, ingresaron los realistas a la plaza pública de
Cajabamba proclamando: « ¡Qué Patria, ni qué mierda! ¡Viva el Rey, y muera el pirata Ladrón de San
Martin! ¡Chileno, viva el Rey, viva el Rey!»2. En la reacción realista de Otuzco se popularizó: « ¡Viva el
Rey y su corona! ¡Muera la Patria ladrona!». Mientras que un condenado a la pena de muerte le decía a su
mujer: « ¡No seas cobarde! Con tus lágrimas me vienes á amilanar, cuando debias tener á honra y orgullo
que tu marido muera en defensa de su religión, y del Rey» (Rebaza Cueto 1898: 138). Estas expresiones
de rechazo a la causa patriota y en defensa del rey, fueron registradas en las insurrecciones realistas de
Otuzco y Cajabamba, en mayo de 1821. Parte de la élite dirigente de ambos pueblos, preparó y ejecutó
levantamientos con el apoyo del común de la población —mixtos e indios— para enfrentarse al ejército
patriota. Estos levantamientos se situaron cronológicamente después de que Torre Tagle preveniese a
San Martín de las consecuencias que puede acarrear la petición excesiva de donativos: « (…) Es prudente
irse con tiento en esta materia, porque el patriotismo está aún en pañales, y no hay cosa más odiosa que
las exacciones» (Ortíz de Zevallos 1989: 47).
No obstante, en los levantamientos señalados existía una motivación de insurrección anterior a la
prevención de Torre Tagle. Desde el preciso momento en que San Martín pisó territorio peruano, los
otuzcanos, por ejemplo, planificaban levantarse «cuando los enemigos se presentaron en Yca qe un su-
geto del valle de chicama le avia prevenido qe avisase a los otuscanos se estuviesen quietos hasta su abiso
que de lo contrario se perdia la empresa proyectada»3.
Las insurrecciones realistas fueron dirigidas por el coronel del batallón Numancia, Carlos Tolrá,
quien había fugado de Trujillo hacia la sierra, manteniendo comunicación con los principales vecinos.
Además de Tolrá, los líderes locales de estos movimientos fueron motivados por la ayuda «prometida»
del coronel realista Mariano Ricafort. En el informe que presentó el coronel Pablo Diéguez de Florencia,

1
Licenciada en Historia por la Universidad Nacional de Trujillo. Ha desarrollado estudios enmarcados en la historia
social, delito y castigo en Trujillo durante la primera mitad del siglo XIX. Actualmente, es responsable del Centro de
Documentación del Museo de Sitio Huacas de Moche y del Complejo Arqueológico Huacas del Sol y la Luna, Truji-
llo-Perú. Email: dieguezvictoria@yahoo.com
2
Archivo Regional de La Libertad (en adelante ARLL), Presidencia, Causa Criminal, leg. 457, expediente 111, cuaderno
2, año 1821.
3
ARLL, Presidencia, Causa Criminal, leg. 458, expediente 127, año 1822.

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gobernador de Huamachuco, señaló que los líderes de Cajabamba «…habían resivido correspondencia presente trabajo nos ocuparemos, específicamente, de la insurrección realista de Cajabamba, la cual
de Ricafort, transcripta de Otusco en que les pintava la ventajosa cituacn de las armas del Rey y les pro- estalló en dos momentos. El primero con el ingreso de la tropa realista a la plaza pública, registrado el
metia estar en su socorro muy breve»4. Este ofrecimiento conecta a las insurrecciones de la sierra y selva 20 de mayo de 1821; y el segundo, surgido con la falsa noticia de la victoria realista en Otuzco y con la
de Trujillo con los planes subversivos realistas de la sierra central y sur del Perú. El impacto de estos celebración del cumpleaños de Fernando VII, el 30 de mayo del mismo año.
levantamientos se sustenta en que pusieron en jaque la consolidación de la independencia de Trujillo y el La insurrección de Cajabamba formó parte de un plan organizado de ataque realista que incorporó
avance del ejército patriota hacia Lima. Por estas razones, San Martin desplegó todos sus esfuerzos para la sierra y selva de la intendencia de Trujillo. Por su ubicación geográfica, Cajabamba funcionó como
desarticularlos y «…se vió obligado á desprenderse de dos compañías veteranas en auxilio del Marqués cuartel realista, convirtiéndose en el punto intermedio de auxilio entre Otuzco y Chachapoyas (Higos
de Torre-Tagle» (Rebaza Cueto 1898: 126). Urco). El presente trabajo ha sido elaborado a través de la búsqueda y análisis en las fuentes documen-
La intendencia de Trujillo era una de más extensas y pobladas del virreinato peruano. Esta compren- tales: causas criminales, causas civiles y hojas sueltas ubicadas en la serie Presidencia del departamento y
día los partidos de Piura, Saña o Lambayeque, Huambos o Chota, Luya o Chillaos, Chachapoyas, Cajamar- Corte Superior del Archivo Regional de La Libertad. Se han revisado, además, las correspondencias de la
ca, Huamachuco, Cajamarquilla o Pataz y Trujillo. Con una población de 230 967, cifra superior al resto de Colección Tomás Diéguez de Florencia del Archivo General de la Nación como también las correspon-
intendencias5. El 12 de febrero de 1821, San Martín, desde su cuartel en Huara, emite el reglamento provi- dencias privadas entre San Martín y Torre Tagle.
sional que configura una nueva demarcación territorial, basada en el antiguo sistema de repartición de las
intendencias. Asimismo, sustituye la categoría de «intendencia» por el de «departamento», e «intendente»
por el de «presidente de departamento» (Quirós 1831: 2). En este sentido, para mayo de 1821 —fecha Otuzco y Cajabamba (partido de Huamachuco): focos realistas
en que se realizaron los levantamientos realistas—, la intendencia pasó a denominarse departamento de
Trujillo, presidida por José Bernardo de Tagle y Portocarrero, marqués de Torre Tagle. La ciudad de Tru- La sierra de la intendencia de Trujillo —Huamachuco, Cajamarca y Pataz— tuvo una verdadera impor-
jillo fue sede de las principales autoridades políticas, administrativas y eclesiásticas de la región; tuvo una tancia económica. En el partido de Huamachuco se acentuaron sustanciales centros de producción textil
locación estratégica entre Quito y Lima (Rizo Patrón y Aljovín 1998: 242). La sostenibilidad económica denominados «obrajes-haciendas», que según refiere Frank Díaz «se constituyó en la actividad más im-
era producto de las actividades agrícolas, ganadera, obrajera y minera; así como, por el comercio. portante de las familias criollas-españolas y órdenes religiosas que invirtieron en esta región» (2013: 30).
A las 11 de la mañana del 29 de diciembre de 1820, Trujillo, capital de la intendencia proclamó su Asimismo, en la extensión de la región sierra en general, los centros mineros de Hualgayoc, Huamachuco
independencia «desde dentro»6, es decir, a través de la iniciativa de Torre Tagle, apoyada por el cabildo, y Pataz consiguieron contribuir con la cuarta parte de la producción de plata de todo el Virreinato del
en pos de su autonomía y sin la presencia física en el momento de la proclamación del ejército patriota Perú que permitió introducir la formación de importantes fortunas (Rizo Patrón y Aljovín 1998: 263).
comandado por San Martín. El ejército patriota conformado por negros llegó horas después de la procla- Dentro de la intendencia de Trujillo, el partido de Huamachuco ocupó los pueblos de Santiago de
ma: «entraron a las cinco y media muchos negros feroces en marcha con sus oficiales, quienes tuvieron su Chuco, Huamachuco, Lucma, Otuzco, Usquil, y Cajabamba. En estos tres últimos se registraron insu-
festejo a donde el intendente» (Lohman 1972: 161). La importancia de la región norte durante el proceso rrecciones realistas para mayo de 1821. La insurrección de Otuzco fue una de las batallas más cruentas
de independencia nacional se sostiene en el apoyo ideológico7, económico y militar a la causa libertadora. que tuvo la intendencia de Trujillo y que puso en peligro la consolidación de la independencia del bloque
Esta región se había erigido como una «zona bisagra hacia otros espacios igualmente imprescindibles en norte.
ese contexto, como eran las ciudades ecuatorianas; también es verdad que se trataba de una región que El gobernador de partido era la autoridad política más importante. Después de la proclamación
podía contar con recursos gracias a la secular actividad mercantil» (Hernández García 2011: 596). Por de la independencia de Trujillo, Torre Tagle tuvo como política rodearse de personas de confianza que
estos motivos, sin el apoyo de la ex intendencia de Trujillo, le hubiera sido imposible a San Martín y a sus puedan, además, a través de su autoridad proveerle de los recursos necesarios para sostener la causa
tropas subsistir hasta el punto de que la campaña libertadora fracasara; según se lo comunicaría años más patriota. En este sentido, Torre Tagle nombró al coronel Pablo Diéguez de Florencia como gobernador
tarde a Juan Manuel Iturregui: «Si no se levanta Torre Tagle en Trujillo y con él todo el Norte del Perú, del partido de Huamachuco, con residencia en el pueblo de Cajabamba. El conocimiento del rol y perfil
me hubiera tenido que regresar a Chile con un ejército diezmado por la adversidad y por las enfermeda- político-militar del gobernador Diéguez son clave para entender lo que estaba sucediendo en el partido
des» (Ortiz de Zevallos 1970-1971: 14). de su dependencia y, desde luego, sobre las insurrecciones, objeto de estudio.
Sin embargo, la voluntad de adhesión y el financiamiento a la causa patriota no fue generalizada Como señala Elizabeth Hernández: «…la voluntad de los vecinos norteños de apostar por la in-
para toda la intendencia. Hubo espacios con «roles diferenciados» (Aldana 1997: 160) y «rápidamente se dependencia tuvo que ver más con cuestiones económicas, mercantiles y de juego de poderes, que con
pasaría a las diferencias y las escisiones en el conjunto» (Aldana 1997: 160). Esto puede verificarse en que una absoluta convicción por el cambio de sistema» (Hernández 2011: 607). Dentro de esta línea se ubicó
en el partido de Huamachuco: Otuzco, Usquil y Cajabamba; y en los partidos de Pataz y Chachapoyas, el gobernador Pablo Diéguez, quien tuvo al inicio una posición realista; pero luego apostó por la inde-
la élite dominante se mostrara reacia a la causa patriota produciéndose levantamientos realistas. En el pendencia debido a los intereses señalados anteriormente. El gobernador Diéguez manifiesta a través
de una carta fechada el 23 de abril de 1821—un mes antes de la insurrección de Cajabamba— dirigida a
su hermano Tomás Diéguez, su malestar y embate económico que sufre por causa de la independencia,
4
ARLL, Presidencia, Causa Criminal, leg. 457, expediente 111, cuaderno 2, año 1821, f. 108 vta. porque hasta la fecha en que envió la correspondencia no ha podido recolectar los donativos; y eso lo
5
Según el censo realizado por el virrey Francisco Gil de Taboada para el año de 1796, la población total del virreina- obliga a sacrificar de su propio peculio: « …como la independencia está infausta, lejos de experimentar
to peruano era de 1.509.551 habitantes. Repartidos en Lima: 149. 112 habitantes; Arequipa 136. 175; Tarma 201.259; algún alivio han sido y son frecuentes los gastos que sufro en tal manera que aún para la construcción
Huancavelica 30.917; Huamanga 111.410 y Cuzco 216.282. Véase a Puente Candamo (2013: 25). de 600 monturas que se pidieron para el ejército que se están trabajando en Huamachuco he tenido que
6
Susana Aldana refiere que la independencia de Trujillo se efectuó “desde dentro”, es decir sin la presencia física del hacer los mayores sacrificios para proveer los materiales y desempeñar esta obra tan interesante porque
ejército patriota. (1997: 157). hasta el día no he logrado recaudar de donativos una suma proporcional…»8.
7
Toribio Rodríguez de Mendoza, de Chachapoyas; Manuel Lorenzo de Vidaurre; vinculado a la élite lambayecana; José
Faustino Sánchez Carrión, de Huamachuco y los vinculados con el norte José Bernardo de Tagle y Portocarrero y José
de la Riva-Agüero. En Susana Aldana (1997: 157-158). 8
AGN, Colección Tomás Diéguez (CTD), Caja 2, documento 542, año 1821.

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Retrocediendo cronológicamente a diciembre de 1820, y trasladándonos a la ciudad de Trujillo, el desprecio del pueblo hacia el referido, hasta el punto de que «…por muchos años no se permitió en
ubicamos la presencia del coronel del regimiento de Numancia, Carlos Tolrá, quien planificó de manera la parroquia que ninguno fuese bautizado con el nombre de Silvestre» (Rebaza Cueto 1898: 137). Todo
secreta el impedimento de la proclamación de la independencia. Se reunió con 25 vecinos españoles parece indicar que los recuerdos a los sucesos de Otuzco permanecieron no sólo en la memoria de la po-
y «…cohecharon la tropa que se alcen contra los criollos de esta capital…»9. Sin embargo, sus planes blación otuzcana, sino también en la trujillana, extendiéndose por muchos años. Prueba de lo expuesto
fueron descubiertos por un «muchacho que oyó esta conferencia y luego dio parte a la intendencia que es que en el año de 1830 se imprimió un papel titulado: «Quejas de un ciudadano contra el despotismo»,
hasta dieron las providencias necesarias»10. La noche del 28 de diciembre de 1821, fueron apresados y redactado por el comerciante trujillano José Manuel Santillán en contra de Silvestre de la Cuadra:
mandados presos al convento de La Merced.
Al verse descubierto, Tolrá fugó hacia la sierra de Trujillo. En ella se reunió con los vecinos más ¡Hay Dios omnipotente! Como resusitara la Mujer del Sr. Torre –Tagle que me pregun-
importantes que tenían como punto en común sublevarse a favor del rey. En Cajabamba mantuvo comu- taba quien era un tal Quadra, y yo le respondia: no le conosco mas que por Camacho,
nicación con Miguel Escalante (Rebaza Cueto 1898: 20), y en Otuzco se reunió con Ramón Celedonio pues asi se llamaba el marido de la morena que lo crió, y para casarse resultó Quadra…
Noriega y Rivero (Castañeda 2010), español y dueño de las haciendas de Chota y Motil; y con Pesantes, el Sr. Juez D. Silvestre Camacho (y ahora Quadra) en la mina que encontró en la acción
de Otusco haya quitado una silla chapeada a un soldado… no se diga de esos infelices
alcalde de españoles.
otuscanos que hacia a traer de aquellos que habian comido muerto, siendo ésto publico
La insurrección realista de Otuzco estalló el 13 de mayo de 1821—siete días antes que la de Caja- aquí,…Acabaré de decirlo lo que dijo la Sra Dña Mariana por Camacho “Que malo era
bamba—. Los caudillos realistas de Cajabamba apoyaron con dinero y armas a los otuzcanos: «cincuenta ese hombre, pues él coopero á que se hiciese la muerte, ó fusilase al notario D. Jose
lansas, veinte y cinco Escopetas, y quinientas cavesas de Ganado»11. Los rumores de la victoria realista Lopes Merino: algun dia la pagará…Digan pues si no era el que iva para todas partes
de Otuzco determinó el ánimo de sublevación de los de Cajabamba, que en efecto así sucedió. En este mandado por el Marques. 000 [sic] Patria (dice Camacho) Que b.b.b [sic]; y si siguiese
sentido, Otuzco se convirtió en el foco realista; del resultado de esta insurrección dependía la tranqui- se continuará con las seis letras de Otusco15.
lidad del resto del partido tal y como lo describió Torre Tagle: «Se acabó de asegurar con la derrota de
los rebeldes de Otuzco que habían sembrado la discordia en todo el partido de Huamachuco» (Ortiz
de Zevallos 1970-1971). Para derrotar a los otuzcanos, Torre Tagle destacó al capitán de la Guardia Na- La insurrección de Cajabamba y la celebración del cumpleaños del Rey
cional Silvestre de la Cuadra y al teniente coronel Andrés de Santa Cruz, quien había sido enviado este
último por San Martín a Trujillo con una tropa de 600 hombres, que formaban parte de las compañías A las 11 de la mañana del domingo 20 de mayo de 1821, ingresaron al pueblo de Cajabamba con la tropa
veteranas del Río de la Plata (Rebaza Cueto 1898: 136). Los otuzcanos realistas formaron una tropa de armada y la bandera real, un número de aproximadamente 300 hombres uniformados y llevando con-
aproximadamente 2000 combatientes. Después de una cruenta batalla, Santa Cruz obtuvo la victoria sigo una insignia del regimiento del Calvario, liderados por el tambor del regimiento de Cajamarca Juan
patriota: «Mucha sangre se derramó en Otuzco y en sus inmediaciones, pues sus habitantes seducidos de Mata16. La plana mayor de la tropa realista estaba conformada por el comandante Miguel Escalante;
por los cabecillas peleaban desesperadamente»12. Como represión a esta insurrección realista se fusilaron el sargento mayor Lorenzo Gonzales de la Carrera, español dueño de la hacienda de Chorobamba; el
a 8 de los cabecillas; entre ellos al notario José López Merino (Ortiz de Zevallos 1970-1971: 79). ayudante mayor de ordenes Juan Antonio Escusa, miembro de la Universidad de Alcalá en España17; los
Algunos de los otros cabecillas como Ramón Noriega y el español Vicente Pirula lograron fugar. capitanes Mariano Joaquín de Urtecho18; José Morales y Pedro Josef de Eguía; y el cabo sargento Julián
El destino del primero fue incierto. Unos dijeron que había fugado a Guamanzaña y otros señalaron Sustacha; rangos militares adjudicados por ellos mismos. Se les agregó a ellos, Francisco Pasos, religioso
que había fugado a un bosque quedando completamente loco (Rebaza Cueto 19898: 142). Sus haciendas español quien también participó en el motín de Pataz; Juan Manuel Arbaiza; Antonio María Cárdenas,
Chota y Motil fueron confiscadas por el Estado patriota, quedando por mandato judicial en manos de dueño de las haciendas de Otuto y Gualanga en Cajabamba y José Joaquín Urdapilleta, «uno de los prales,
Juan Nepomuceno Carranza13, «el único patriota decidido que hubo en Otuzco» (Rebaza Cueto 1898: y resistente Caudillo, de ambas rebolusiones acahesidas en Caxabba y Otusco»19.
124). En el caso del español Vicente Pirula, este logró escapar hasta el Huallaga, donde finalmente fue La tropa realista tuvo una ventajosa aceptación por parte del pueblo —que en su mayoría estaba
apresado y remitido a Trujillo14. compuesto por mixtos e indios— cuyas expresiones de apoyo se evidencian a través de la documenta-
Los fusilamientos fueron vistos con rechazo y aborrecimiento por la población otuzcana. Según ción: «…fueron bien resividos de la mayor parte del vecindario, asi de hombres como de Mugeres,… y
refiere Nicolás Rebaza, «bastaba que se les hubiese vencido y desarmado… para un pueblo fanatizado, el estos lo agasajaron con flores, y vivas…»20. Con este apoyo, se ubicaron en la plaza de armas y proclama-
mejor medio era haberlo atraído por medio del perdón y del indulto» (Rebaza Cueto 1898: 138). Para los ron a una sola voz: « ¡Qué Patria, ni qué mierda! ¡Viva el Rey, y muera el pirata ladrón de San Martín y sus
otuzcanos, la derrota de su tropa realista no había sido el fin de la guerra, esta para ellos se extinguió a tra-
vés de las represalias. A Silvestre de la Cuadra se le atribuyeron actos de crueldad: «…se enzañó después
del combate con la gente que se había refugiado en el templo» (Rebaza Cueto 1898: 137). Esto produjo 15
Autos criminales que se siguen de oficio contra José Manuel Santillana sobre insultos al juez de Paz don Silvestre de
la Cuadra. ARLL, Corte Superior, Causa criminal, leg. 897, expediente 3253, año 1830.
16
ARLL, Presidencia, Causa criminal, leg. 457, expediente 111, cuaderno 2, año 1821, f. 20.
9
Correspondencia enviada por Fermín Meléndez a José Gregorio Dávila, con fecha de 30 de diciembre de 1820. En
Lohman Villena (1972: 161). 17
Natural de la provincia de Alaba, Viscaya; vecino de Cajabamba, casado y de 42 años. Fue alcalde de españoles y
tuvo en Cajabamba algunos fundos rústicos y dedicados al comercio en la época de las boyas de Pataz. Rebaza Cueto,
10
Correspondencia enviada por Fermín Meléndez a José Gregorio Dávila, con fecha de 30 de diciembre de 1820. En
óp. cit. 128.
Lohman Villena (1972: 161).
18
Natural y vecino de Cajabamba, soltero, de 41 años, hacendado y minero. Fue capitán de Caballería por la patria,
11
ARLL, Presidencia, Causa Criminal, leg. 457, expediente 111, cuaderno 2, año 1821, f. 267.
quien estuvo a cargo de cobrar los donativos. ARLL, Corte Superior, causa criminal, leg. 457, expediente 111, cuaderno
12
Correspondencia de Torre Tagle a San Martin, fechada el 28 de julio de 1821. Ortiz de Zevallos, loc. cit. 2, año 1821, f. 77.
13
ARLL, Presidencia, Causa Civil, leg. 457, expediente 36, año 1821, f. 5. 19
Ídem, f. 48.
14
ARLL, Presidencia, Varios-oficios, leg. 463, expediente 345, 1821-1823. 20
Ídem, f. 46.

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secuases! ¡Chileno, viva el Rey viva el Rey!». A medida que pasaba el tiempo, la intensidad de la resistencia Pasos participó en la batalla de Higos Urco, en las inmediaciones de Chachapoyas. Recordemos que esta
iba en aumento: «Que el exercicio de la tropa mencionada era incesante diariamte, proclamando al Rey batalla tuvo lugar el 6 de junio de 1821, donde después de un cruento enfrentamiento se obtuvo la vic-
de España»21. toria patriota; quedando finalmente el bloque norte asegurado.
El proceso judicial que se les abrió a los cabecillas de Cajabamba fue a petición de los patriotas del
referido pueblo, solicitando al presidente de departamento de Trujillo, la «expatriación de los que fueron
cabeza del tumulto de ese Pueblo he proveido el auto siguiente»25. Después de capturar a los líderes rea-
listas, fueron remitidos por el gobernador Diéguez a la Cárcel Pública de Trujillo, ubicada en los bajos del
Cabildo, donde quedaron detenidos hasta la culminación del proceso judicial. Finalmente, el 8 de julio de
1822 dictan sentencia a Juan Antonio Escusa y Mariano Joaquín de Urtecho a cinco años de destierro,
cuarenta leguas distante de Cajabamba26.

Reflexiones finales
Bajo la modalidad de la ritualidad y dramaturgia real, se condujeron a la iglesia y en la puerta de
esta fueron recibidos por el presbítero Nicolas Vereau, con palio y agua bendita. En simbolización de La insurrección de Cajabamba conjuntamente con los otros levantamientos realistas ubicados en la sierra
la presencia material del monarca, colocaron el retrato del rey a un costado del altar mayor y celebraron y selva de la intendencia de Trujillo pusieron en jaque la consolidación y legitimización de la independen-
una misa en acción de gracias y cantaron el Te Deum con el objetivo de garantizar a través de estos actos cia del bloque norte, y el avance del ejército patriota hacia Lima. El ánimo de insurrección en estas zonas
y símbolos cívico-religiosos, la lealtad y fidelidad a favor del monarca. se evidencia desde el momento en que San Martín llega a territorio peruano. Sin embargo, el rechazo a
Poco tiempo después llevaron el retrato de Fernando VII a la plaza de armas y acuartelaron la tropa la causa patriota a modo de insurrección se verificó cronológicamente después de la proclamación de la
en la escuela pública de primeras letras, y en la casa del presbítero Manuel José Carbajal establecieron la independencia de Trujillo y se impulsó en repercusión a la política de exacción de donativos a favor de
comandancia, para luego pasar a liberar a los presos de la cárcel. Las mujeres de los cabecillas militares la causa libertadora.
también tuvieron participación directa en la insurrección, lanzando injurias a las afueras de las casas de Los movimientos realistas estudiados fueron dirigidos por el coronel Carlos Tolrá, quien después
los patriotas: «Que a cada instante fomentauan las enunciadas, con repeticion sus provocaciones, con- de haber puesto al descubierto sus planes de ataque a la causa libertadora en Trujillo fugó a la sierra,
duciéndose con arrogancia a la casa de los Yparraguirre».22 Una de las mujeres más destacadas fue María movilizando en esta zona a los vecinos más importantes, quienes tuvieron como punto en común ser
Escolástica de Urtecho, esposa de Juan Antonio Escusa y hermana de Mariano Joaquín de Urtecho. adictos a la causa del rey. Se advierte, además, que los realistas de Cajabamba se motivaron a insurrec-
En la madrugada del día lunes, celebraron con el tronido de las escopetas, el repique de las campa- cionarse debido a la seguridad que representaba el auxilio de la tropa comandada por el coronel Mariano
nas y aclamaciones continuas, la llegada de un otuzcano realista, quien traía órdenes de captura sobre el Ricafort. En este sentido, las insurrecciones de la región norte se conectan con los planes realistas de la
gobernador. sierra central y sur del Perú.
Ante esta situación, el gobernador de Huamachuco, coronel Pablo Diéguez, quien tenía residencia Cajabamba funcionó como cuartel general de los movimientos realistas. Abastecieron con dinero,
en Cajabamba, poco o nada pudo hacer en ese momento porque según refirió: «Sorprehendido Yo con ganado, armas y soldados a la insurrección de Otuzco. Esta última fue una de las batallas más cruentas
tanta fuersa, en circunstancias de estar solo y sin el menor auxilio…»23. En este sentido, el gobernador que se libró en la intendencia de Trujillo. Del resultado de la batalla de Otuzco dependió el camino que
expidió solicitud de ayuda a los pueblos y estancias limítrofes. En respuesta al llamado, llegaron el martes siguieron los realistas de Cajabamba. Cuando la tropa realista de Cajabamba conformada por aproxima-
22 de Huamachuco, el párroco Pedro José de Soto y Velarde y José Faustino Sánchez Carrión con la damente 300 soldados se enteró de la derrota realista en Otuzco, fugaron a diversos puntos de la selva.
misión de convencer al comandante realista Miguel Escalante de que desistiera de sus planes, como en Algunos de los cabecillas se fueron con Tolrá a pelear en la batalla de Higos Urco; muchos otros fueron
efecto así sucedió. Escalante accedió aparentemente a renunciar a la insurrección. apresados y remitidos a la Cárcel Pública de Trujillo, donde finalmente esperaron su sentencia.
No obstante, los patriotas de Huamachuco, prevenidos de otra insurrección, ordenaron situar cen- La particularidad de la insurrección de Cajabamba fue el despliegue de actos y símbolos de rituali-
tinelas en los caminos y realizar rondas diarias en los alrededores de las calles. Después de ocho días de dad y dramaturgia real que representaron la lealtad y fidelidad a favor del monarca. Esto puede verificarse
aparente calma, el gobernador de Huamachuco viajó a Trujillo. Ese mismo día llega de Otuzco, el capitán en la misa de acción de gracias, el Te Deum, la colocación del retrato del rey a un costado del altar mayor,
Mariano Joaquín de Urtecho, con el rumor de la inevitable victoria del ejército realista en Otuzco. Esto el paseo del retrato por la plaza pública y el repiqueteo de las campanas. Se les sumó a estos actos, la
produjo que los ánimos de los realistas de Cajabamba se avivaran. El día 30 de mayo se mandaron ben- celebración del cumpleaños del Rey.
decir y jurar las banderas celebrando el cumpleaños del rey Fernando VII.
Enterados los cabecillas de Cajabamba de la victoria del ejército patriota en Otuzco se fugaron a di-
versas partes. En los casos de Juan Antonio Escusa, Francisco Pasos y Julián Sustacha, estos huyeron por
la montaña del partido de Pataz hacia Maynas, en unión del coronel Carlos Tolrá24. El religioso Francisco 25
Los patriotas que firmaron fueron: José Torrel, José Gabriel Ysurza, José Roxas, Juan Torres, Ylario Fernandez, José
Fernandez, José Ramírez, Tomas Balderrama, José de Cárdenas, José Antonio Caballero, Antonio Balderrama, Domin-
go Paredes, Bentura Abila, Andrés Ledesma, Manuel Salirrosas, Balerio Paredes, Santos de Ynostroza, Francisco Brice-
21
Ídem, f. 43 vta. ño, José Ygnacio Paredes, Manuel de Zegarra, Alberto Leal , José Manuel Santoyo, Balentin Pardo, Juan de Valderrama,
Joaquín Meléndez, Tadeo Julcan, Juan de Otiniano, Thomas Otiniano, Luis Chávez, Lorenzo Gutiérrez, Agustín , Juan
22
Ídem, f. 21.
Romero, Pedro de Saldaña, Tomas Ramírez, Nicolás Nieto, José Agustín Saldaña, Segundo Chávez, Alejo de Yparragui-
23
Ídem, f. 107vta. rre, Domingo de Yparraguirre, Joseph y Casimiro Santillán. Ídem, f. 1.
24
Ídem, f. 25vta. 26
Ídem, fs. 138 -138vta.

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2013 Independencia y cultura política en el cabildo de Trujillo. 1815 – 1821. Tesis para optar el título de
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408 409
Sociabilidad anarquista e identidad obrera.
El primer impulso: sociedades de resistencia y centros de estudios sociales
en Lima y el Callao 1904-1910

Víctor Eduardo Pillaca Matos


Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Resumen
A inicios del siglo XX, el movimiento obrero de Lima y el Callao se encontraba en momentos de conflic-
tividad de las luchas sociales, y ante eso los anarquistas difundieron un discurso disruptivo e impulsaron
la formación de espacios y prácticas de sociabilidad, en el ámbito laboral y educativo-cultural que pre-
tendieron cohesionar a los trabajadores para elevar y fortalecer la identidad obrera en Lima y el Callao
en 1904-1910.

Palabras clave: Anarquismo, sociedades de resistencia, centros de estudios sociales, sociabilidad e identidad obrera.

Introducción

La historia del movimiento obrero peruano, y de los anarquistas dentro de él, ha sido abordada por lo
general desde el estudio ideológico-sindical1, enfatizado al obrerismo militante, su organización y sus fe-
chas importantes. La historiografía contemporánea, con el acercamiento a la Sociología y Antropología,
viene utilizando la categoría de sociabilidad para analizar la formación de identidades y la praxis política
del movimiento obrero.
A finales del S. XIX e inicios del S. XX son los años de la «Aparición de la Cuestión Social» (Klaren,
1992: 256-265), dentro del periodo historiográfico conocido como la «República Aristocrática» (Basadre,
1969). En estas condiciones emergerán nuevos actores sociales, como los anarquistas, quienes propusie-
ron nuevas formas organizativas cuyo objetivo fue el de agrupar al proletariado de Lima y el Callao para
resistir y combatir los embates del capital.
Su aporte no se redujo al plano laboral, sino también sus prácticas y discursos se interiorizaron en el
ámbito educativo-cultural. Difundieron un proyecto con el objetivo de atraer a los trabajadores, mediante
la formación de espacios y prácticas de sociabilidad acompañadas de un discurso societario y disruptivo.

1
Según Paulo Drinot estos estudios parten de una perspectiva similar, privilegiando la historia desde la organización
sindical, desde una historia de siglas de las principales organizaciones, la utilización de simples categorías generalizadas,
y el estudio bajo lógicas propias de las tesis evolucionistas. (Drinot,1997)

411
Los ácratas pretendieron cohesionar y concientizar a los trabajadores en el auto-reconocimiento de un Un año después, en 1911, los ácratas volverán a aparecer en la escena social, centralizados en el pe-
sector social explotado y oprimido por otro sector social; y en su deseo de reorganizar a los obreros riódico más longevo: La Protesta (1911-1926), y en el grupo Luchadores por la verdad, desde donde agi-
difundieron a través de sus espacios y prácticas un discurso que contribuyera en la configuración de la taron, impulsaron y participaron en la primera huelga general de 1911. Los anarquistas también fueron
conciencia e identidad obrera de clase entre 1904-1910, años de inicio de su propuesta y praxis en un partícipes en la formación de la Federación Obrera Regional del Perú (FORP) en 1912 y tuvieron gran
movimiento obrero heterogéneo que aun tenía mucho que aprender. participación en la primera obtención parcial de la jornada laboral de ocho horas en el Callao en 1913.
Todos estos sucesos no podrían entenderse sin un proceso previo, que a parte de los cambios estructura-
les en la sociedad5 y la acción huelguista de los trabajadores6, la experiencia, acción social y cotidianidad
Algunas aclaraciones previas de los sujetos dentro de la clase obrera, nos brinda una nueva mirada para entender estos cambios.

La investigación pretende acercarse al estudio de sociabilidad, la utilización de dicha categoría se entende-


rá a modo general como el marco intersocial y de relaciones entre espacios, sujetos y prácticas cotidianas Lima y El Callao a inicios del siglo XX
realizadas por los trabajadores. La utilidad de esta categoría resultará « (…) fundamental para entender
como estos se identificaban o tomaban conciencia de pertenecer a una clase o grupo social determinado En Lima y el Callao, a fines del siglo XIX e inicios del XX, se respiraban aires de modernización.
y definido por unas características y unas necesidades comunes y propias» (Sánchez, 2011:4). En relación A nivel urbano, el territorio de la ciudad se extenderá y la fisonomía de ciudad sufriría cambios. Se
a la identidad obrera, se entenderá, como el autorreconocimiento de su situación como explotado por configurará una nueva diferenciación entre los espacios de las élites limeñas y de los sectores popula-
otro sector social: la clase dominante. Para este estudio nos acercaremos a la nociones «thompsonianas» res, produciéndose una aguda desigualdad. Sin embargo, dicha separación no será generalizada. Los
de clase, entendiendo en primer lugar a la formación de clase obrero como « un hecho de historia política cambios a nivel de población se diversificarán y aumentarán con los inmigrantes extranjeros: chinos,
y cultural tanto como económica» (Thompson, 1989: 203), y la identidad obrera como producto interno japoneses, italianos, alemanes y franceses, y también con las migraciones provincianas. En los sectores
y no externo a ella2. populares, las diferencias entre los indígenas, afrodescendientes, mestizos y chinos, producirán con-
Se sostiene que el discurso ácrata, a pesar de su heterogeneidad, se ubica dentro del discurso de cla- flictos interétnicos, afectando las relaciones entre ellos y su posible cohesión (Melgar, 2011:2). Lima
se3, es de esa manera que la idea libertaria difundida por los anarquistas representó y pretendió articular obrera refleja la heterogeneidad de su entorno, las diferencias marcadas entre barrios por su autonomía
los intereses de la clase obrera, consistentes en la emancipación proletaria y la superación de la sociedad e identidad cultural, diversificarán los espacios. Por ejemplo, los de Abajo el Puente (hoy Rímac) no
de clases, que implicaría una sociedad humana y no clasista. Dentro de su crítica, principalmente su vi- acostumbraban a bajar al Centro de Lima, pues se identificaban como bajopontinos antes que como
sión fue dicotómica, básicamente asumiendo la sociedad dividida entre proletarios y burgueses, y daban limeños (Stein, 1981:13).
como propuesta la futura sociedad comunista (o anárquica). Su discurso tenia un sentido de conjunto, Durante el periodo 1890-1910 se vivieron tiempos de auge y expansión económico e industrial,
siendo de los primeros en «ampliar» el lente de su visión de la sociedad peruana incluyendo en su retórica de inversión básicamente extranjera y en segundo lugar nacional (Contreras, 2004). En « (…) la proli-
otras problemáticas sociales, que al final de cuentas fueron y son causadas por el sistema capitalista. El feración de fábricas, el dueño ya no era un trabajador sino un capitalista, respecto del cual cientos de
campo de acción de los ácratas siempre estuvo puesto en el movimiento obrero donde el objetivo, era operarios empezaban a tomar distancia» (Ruiz, 2001: 40). Se requirió de una nueva fuerza de trabajo, un
aglutinar y organizar a los obreros. Dentro de este marco, lo que se pretende es describir los lugares, for- nuevo tipo de trabajador urbano-industrial, sociológicamente distinto, que se sometió a nuevas formas
mas y mecanismos de sociabilidad anarquista, así como ubicar el discurso vertido por los ácratas en sus de relaciones laborales (Pereda, 1982). En el sector fabril surgirá «un proletariado masivo que empezaba
espacios, a través y mediante su prensa, en el ámbito laboral y el educativo-cultural, contribuyendo en la a desarrollar pautas de conducta diferentes de las del artesanado» (Ruiz, 2001: 40). «Este (…) espacio
configuración de la conciencia de clase obrera entre los trabajadores de Lima y el Callao. fabril potenció el conflicto laboral, asociado al salario, las nuevas condiciones y formas de división del
El estudio se ubica en Lima y el Callao por ser el espacio territorial en donde el movimiento obre- trabajo» (Melgar, 2011:4).
ro tuvo mayor fortaleza y además, donde los anarquistas tuvieron más trascendencia e influencia en la Las condiciones de vida obrera en sus barrios, como Barrios Altos, La Victoria y Abajo el Puente,
clase obrera. En cuanto al marco temporal se ha escogido los primeros años de impulso ácrata, desde la eran precarias, insalubres, muy reducidas en espacio, sobrepobladas y sin servicios públicos (Tejada,
fundación de la primera prensa anarquista Los Parias y la consecuente aparición en la escena social en 1987:30-40). Vivían en callejones, casas de vecindad, en antiguas y repartidas casa-solares coloniales, ca-
la huelga de los portuarios de El Callao en 1904; hasta el primer agotamiento de sus fuerzas entre 1909- sas de alquiler y en barrios creados por la patronal como: Vitarte. Esta situación de « (…) hacinamiento
1910, perdiendo presencia a su vez el Centro de Estudios Sociales 1° de Mayo; al mismo tiempo que la de las poblaciones, la tugurización de las viviendas, la precariedad de las construcciones, (y aun más con
producción y la circulación de la prensa ácrata (El Oprimido, Los Parias y El Hambriento4) disminuirá la acumulación) de basuras y la persistencia de conductas antihigiénicas», producirán el ambiente para
hasta desaparecer por completo. cobijar ratas y el desarrollo de pestes (Cueto, 2000: 28). Las ocupaciones a nivel laboral eran variadas.
En los centros urbanos se trabajaba en las fábricas, talleres, tiendas, muelles, obras de construcción, fe-
rrocarriles, y en varias otras ocupaciones (Blanchard, 1986: 10). En torno a la familia obrera y la escuela
2
Dicha identidad de clase obrera se erige dentro de las diversas identidades populares, ya que estas se encuentran en donde asisten sus hijos, se mantenía el paternalismo, es decir que primaba un sistema de valores que con-
una situación muy heterogénea, cruzada por innumerables diferencias: ocupaciones, culturales, sexuales, políticas o dicionaba la pasividad y dependencia personal, alimentadas por el consumo y la postración a la religión; y
nacionales, produciéndose divisiones internas y fragmentaciones que se dividen hasta astillarse, pero dentro de aquellas
es posible que surjan ciertas facetas que permitan prevalecer algunos sobre otras, generando una identidad común entre
la diversidad (Romero,1996:2) 5
La superación del determinismo estructural nos permite entender a la formación de la clase obrera dentro de un mar-
3
Tejada sostiene que los ideales ácratas tenían un sentido más humanista (Tejada, 1988) co de “experiencias expresadas en términos culturales: encarnadas en tradiciones, sistemas de valores, ideas y formas
institucionales”. Son los hombres los que definen su clase al vivir su historia. (Thompson, 1989: XIV)
4
El primero de 40 unidades, 53 el segundo, y 61 unidades el tercero. Los Parias distribuirá en su primer aniversario
3.000 ejemplares y, para su segundo, con una tirada de 6.000 ejemplares, “[…] cantidad considerable si se tiene en cuenta 6
Para estos años, sobre los cambios estructurales, de formas de vida, ideológicos y organizativos de la clase obrera
que la tirada normal se daba entre 1500 y 2000 […] (Machuca, 2006: 114). previos a la primera conquista de las ocho horas en 1913 ver: (Lostaunau, 2002)

412 413
sostenidas por la estructura autoritaria y jerárquica donde aun la mentalidad del come y calla se mantiene joven movimiento obrero. El ámbito laboral fue también un espacio cotidiano en donde confluían ideas
en las familias populares (Stein, 1981:55-58, 69-73). y se planeaban las medidas de reivindicación que contribuyeran a la formación de la conciencia obrera11.
Condiciones adversas produjeron la agudización de la contradicción entre capital y el trabajo. La En estos espacios, los objetivos eran organizar, regenerar, educar y concientizar al obrero para alcanzar
inflación de precios y recesión económica fueron los males que afectaron a los sectores populares y a a la meta final: la transformación social.
la clase obrera, en los primeros años del S. XX, como la elevación preocupante de los precios en 1904- El ámbito laboral fue el principal lugar donde los ácratas aplicaron su propuesta, y donde confluían
1907, y más aún con el periodo de recesión de 1907-1910, llegando a estallar la crisis económica en el las sociedades de resistencias, los centros de estudios sociales y grupos anarquistas; con el objetivo de
segundo semestre de 1908, produciendo « (…) la paralización violenta de la actividad industrial y comer- organizarse u organizar los centros laborales12. Este ámbito se ubicaba en Lima y Callao, donde el pro-
cial (…)» y altas tasas de desempleo (Ruiz, 2001: 103-104, 167-160). En ese mismo tiempo, la expansión letariado y los libertarios peruanos tenían mayor fortaleza. Los espacios territoriales que más acción e
económica terminó con una depresión severa, derivada de una crisis financiera de los Estados Unidos. influencia tuvieron fueron Vitarte, Abajo el Puente (calle Malambo), La Victoria (calle Mapiri) y Callao13.
Esta representaría una de las razones del primer agotamiento de las fuerzas ácratas. Pero a pesar de esos Los centros laborales para los libertarios fueron espacios donde principalmente se organizaba la
años, el movimiento obrero se hizo fuerte. Entre 1895 y 1912, las huelgas se habían convertido en una lucha económica; pero también enfatizaron en sus propios espacios, como los centros sociales, donde
característica cada vez más común en el ambiente laboral, y esto produjo más atención del gobierno, no se reunían para coordinar y preparar la propaganda. Sus lugares de reunión eran variados, desde los mis-
solo a los anarquistas, sino a toda la clase obrera (Blanchard, 1982: 49, 63-64). El desarrollo económi- mos centros obreros, como la sociedad de resistencia más importante: la Federación de Obreros Estrella
co-industrial, la expansión urbana, la aparición de un nuevo tipo de trabajador, la reducida demanda de del Perú (FOPEP). Esta se en la calle de Cascarilla N° 416. Otros lugares fueron el centro de estudios
mano de obra en el mercado laboral, las perjudiciales condiciones de vida, etc., produjeron, por un lado, del Grupo Libertario Humanidad, ubicado en calle Mapiri N° 424, y la casa de un militante, ubicada en
el espacio laboral y ,por otro, la formación de los grupos obreros que ante condiciones desfavorables Mapiri N° 320. Estos solían ser locales o casas sencillas en mal estado, ubicadas en barrios pauperizados,
fueron construyendo su identidad. insalubres y tugurizados de Lima.
Ubicada espacialmente entre la calle de Lampa hasta la avenida Grau con la calle Puno, actual dis-
trito de La Victoria; se ubicaba la casa de Manuel Caracciolo, mientras que la casa de Delfín Lévano, en
La necesidad y construcción de un espacio propio la calle Mapiri 320. Esta última era más conocida como «La Capillita»; en ella había « (…) una pequeña
biblioteca donde [se] leía libros de Filosofía, Sociología, sindicalismo (…) y donde (…) se reunían todos
En Lima, a fines del siglo XIX, en el mundo popular existían espacios de interacción social consistentes los libertarios, organizaciones obreras o cualquier persona que buscara poner anuncios, artículos, coor-
en salones literarios, chicherías, pulperías, tabernas, asambleas de sociedades de artesanos (Jacobsen, dinar alguna acción o, simplemente, con ánimos de ilustrarse»(Tejada, 1987:218). Además era escenario
2005: 411-412), la calle y sus rituales públicos, entre otros7. Pero los nuevos problemas sociales, produ- donde se realizaban arduos debates entre los militantes anarquistas con otros militantes de diferentes
cidos por la «cuestión social», implicaron la necesidad de nuevos espacios de reuniones, donde se satisfi- posiciones ideológicas14. La vivienda, según Pedro Parra, era « (…) solo de una pieza, que se utilizaba
cieran las estrategias de lucha, organización e incremento del nivel educativo y cultural. como dormitorio, sala de estar, cocina y biblioteca. Una rústica mesa hacía las veces de escritorio». «Al-
Con la presencia ácrata en el escenario social se desarrollaron nuevas formas de sociabilidad, produ- rededor de 25 hombres se apretujaban en el reducido espacio (…)». Los que se reunían en este espacio
ciéndose asociaciones en la esfera político-social y cultural8. Los libertarios emplearon nuevas prácticas y eran básicamente obreros y las discusiones entre ellos demostraban su gran capacidad intelectual, como
discursos para mantener o desarrollar una identidad obrera que permitiera la aglutinación, solidaridad y atestigua Parra: «Eran (…) trabajadores, [que] hablaban como doctores. Fundamentando las opiniones
radicalización de las luchas proletarias9, es por aquella razón que impulsaron espacios, como las socieda- que vertían, citaban a Kropotkine, Bakunine, Anselmo Lorenzo, Enrique Malatesta (…) hacían gala de
des de resistencia, centros y círculos sociales; y a la vez estas serán utilizadas para desarrollar actividades su erudición» (1969:60-61).
en el plano educativo-cultural, como la biblioteca, veladas, conferencias y el teatro10. En este ámbito se
difundieron discursos moralizantes y rupturistas al orden social, como los anticlericales, antipolíticos,
antimilitaristas, contra el alcoholismo, sobre la situación de la mujer, sobre la pedagogía ácrata, etc. Estas
prácticas y discursos buscaron alimentar gradualmente las nociones e intereses de clase dentro del aún
11
La acción anarquista siempre estuvo dentro del mundo obrero, y es donde reivindicaron las luchas que pretendían
articular los intereses de la clase obrera, como la conquista de las ocho horas y otras a nivel de mejoras en las condicio-
nes de vida del obrero.
12
Otros espacios físicos utilizados por los ácratas fueron: El local de la Estrella de Italia, perteneciente a la Loggia
7
Estos espacios, se seguían utilizando paralelamente a inicios el S. XX, algunos de ellos se pueden ver en: (Aguila,
Stella d’Italia, y el Teatro Politeama ambas utilizadas en veladas y conferencias. Este ultimo escenario tenia una ca-
1999)
pacidad de asientos para dos mil personas, y en la conmemoración por 1 de mayo de 1905 el espacio estuvo repleto
8
Para el caso argentino el estudio de Juan Suriano, señala que: (Sánchez, 1985:11). También los ácratas enfatizaran en otros ámbitos como el educativo-cultural (biblioteca, veladas,
Los anarquistas, […], intervinieron de manera activa en la construcción de un espacio de sociabilidad pública para que teatro, conferencia), el ritual (las romerías y la calle) y a nivel simbólico la prensa anarquista represento un espacio de
los trabajadores pudieran expresarse y construir su identidad. Estos ámbitos se formaron a través de la dinámica difu- opinión pública.
sión de la prensa, así como de la conformación de un circuito político y cultural que combinaba conferencias, fiestas, 13
Estudios que ven otras dimensiones del movimiento obrero nos pueden dar pistas y aproximaciones al estudio de
reuniones, mítines, representaciones teatrales, escuelas y bibliotecas. Desde esos espacios los grupos libertarios genera-
la acción anarquista en los espacios territoriales de Lima: El libro principal para poder entender a la Lima Obrera más
ron sus prácticas discursivas y políticas con objeto de atraer a los trabajadores y alejarlos de la influencia de la Iglesia, la
allá del ámbito laboral seria la muy buena investigación de (Stein, 1981). Para el caso de Vitarte los trabajos realizados
escuela pública y la prensa burguesa.,(Suriano, 2001: 318)
por (Tapia, 1995) y (Sanborn 1983 y 2004), con estudios muy novedosos abarcan el sentido del tiempo libre, genero,
9
Los trabajos que brindan información sobre la influencia ácrata en el movimiento obrero en la primera década del relaciones laborales y familiares, cotidianidades, y cultura. Para Abajo del Puente el estudio sobre Malambo (Tejada,
S.XX son (Blanchard, 1982) y (Lostaunanu, 2002). Otros trabajos significativos son los de (Pereda, 1982) y (Tejada, 2004) nos brinda algunos detalles del acercamiento ácrata a este espacio territorial. Y (Huamani, 1995) en un muy breve
1988). Pero aun hace falta un estudio sistemático. estudio sobre la atacada Biblioteca Obrera de Abajo del Puente-de influencia anarquista- en 1922 por la policía. Asimis-
mo la autobiografía de Julio Portocarrero brinda información sobre la presencia ácrata en Vitarte (Portocarrero, 1987)
10
Es relevante señalar, que los integrantes de la directiva, los miembros y asistentes de estos ámbitos y espacios eran
obreros en su mayoría, y en algunos casos se contaba con elementos intelectuales. 14
José Carlos Mariátegui frecuentaría este espacio en su juventud. (Rouillon, 1975:188)

414 415
Organización, lucha, solidaridad e identidad: el ámbito laboral (…) Recordemos la emoción clasista que nos causó a los oyentes, el bien meditado
trabajo del inteligente compañero; allí explicaba los principios universales del sindica-
Centros laborales: gremios y sociedades de resistencia lismo, en cuya organización, pues se agrupan con el exclusivo fin de procurar el mejo-
Desde mediados del siglo XIX, los trabajadores de Lima y Callao contaban con espacios y formas de ramiento de los trabajadores que los libere progresivamente de la esclavitud del bajo
sociabilidad como las asociaciones mutualistas15, siendo compartida con otros grupos sociales como los salario por medio de la acción directa, del «boicot» del «sabotaje», del «label»21.
artesanos. Esta primera instancia de asociatividad sirvió para que los trabajadores tuvieran un espacio
en donde se cumplieron « (…) las primeras experiencias asociativas que estimuló y posibilitó el agluti- Estas sociedades eran las nuevas organizaciones de los obreros —o al menos pretendieron serlas—
namiento o reunión colectiva de artesanos, obreros y trabajadores de servicio» (Iziga, 1994:74). Tras el y tenían un carácter abierto y muy conocidas en el ámbito laboral. Fueron fácilmente identificadas en los
descontento parcial de las luchas ejercidas por el mutualismo16, a inicios del siglo se iniciará la formación paros, movilizaciones y huelgas. Las sociedades de resistencias actuaban no solo como una organización
de nuevos espacios en el ámbito laboral, consistentes en nuevas formas y prácticas donde los obreros se reivindicativa sino también como una de encuentro e identificación. En este espacio de encuentro se
podrán aglutinar, organizar y luchar por la conquista de sus derechos. comentaban y planteaban los problemas relacionados al trabajo. Era el marco, donde el «yo» personal se
El proletariado peruano desarrolló formas organizativas que buscaban remplazar a las sociedades diluía y emergía un «nosotros», pues los problemas en el trabajo ya no eran solo los de una persona, sino
mutuales, ante eso los anarquistas propusieron las sociedades de resistencias. Esta nueva entidad obrera de todo un colectivo con las mismos problemas y condiciones laborales. Además, se dan los primeros
será un espacio de sociabilidad reivindicativo, donde la acción individual será dejada de lado por la acción contactos entre los trabajadores, los primeros diálogos e intercambios de ideas en relación al trabajo22.
colectivo-solidaria. En este nuevo espacio de lucha se efectuaría la reivindicación proletaria consistente Dentro de aquel espacio laboral se podría suponer que se da un primer paso para que el obrero alcance
en mejorar la satisfacción de sus necesidades, condiciones de vida y de sus intereses «históricos». Ade- la militancia y la satisfacción de sus necesidades concretas e inmediatas en relación al salario, horario y
más, esta tendría como objetivo remplazar a las viejas formas organizativas como los gremios y mutuales. condiciones laborales. Todo este conjunto de situaciones en la cotidianidad, dan a suponer una identifi-
La propagación e infiltración ácrata dentro de los gremios obreros consistió, en organizar y con- cación de los trabajadores como iguales23.
vertir a esos gremios en sociedades de resistencia, como el mismo Manuel C. Lévano en 1905 titula su En este contexto la FOPEP, como sociedad de resistencia, hará notar su participación en los su-
discurso Qué son los gremios obreros en el Perú y lo que deberían ser17. En él se agitó la superación de cesos de la huelga de 1904 en el Callao24, en especial en el funeral del primer mártir obrero Florencio
los gremios obreros y de las sociedades mutualistas. Pero estos gremios, a pesar de no haber evolucio- Aliaga25, portando simbólicamente un estandarte enlutado en la romería organizada por los anarquistas, y
nado a sociedades de resistencia, fueron usados por los ácratas, al menos espacialmente. Por ejemplo, la dando su disposición publica como organismo que rompa con las viejas sociedades mutuales. La FOPEP
celebración del Primero de Mayo en 1905, se dio en el local de la Confederación de Artesano Unión Uni- difundió un comunicado en el periódico Los Parias, deslindando de las políticas electoreras de las socie-
versal18, además se utilizó la Sociedad Bolognesi, y también se usó el cementerio Baquíjano para realizar dades mutuales26. Luego, con los preparativos de la primera celebración del Primero de Mayo en 1905, a
una romería, como un espacio ritual19. partir de ese año en el interior de la FOPEP se muestra un gran dinamismo interno para poder organizar
Las sociedades de resistencias, como señalaba Manuel Lévano, en 1905, no consistían solo en lu- la Pascua Roja. Desde antes de mayo, la Estrella del Perú empezó a enviar invitaciones a los diversos
chas a nivel económico sino también se ampliaría a ámbitos en donde se desarrollarán las «facultades físi-
cas, intelectuales y morales»20. Dicho discurso, según un testigo de la época, señala el impacto que causó:

15
Trabajos sobre las mutuales en el S XIX: (Iñigo, 2008), (Pereda, 1982) y (Temoche, 1988)
21
Memoria de un ex obrero anarquista en sus pasos en el mundo obrero. Emilio Costilla Larrea. Apuntes para la his-
16
Los mutualistas […] dieron mayor importancia a la paz laboral y los auxilios mutuos”. La practica mutualista “[…]
toria de la lucha social en el Perú”. Fasc. Periódico Perú Nuevo, p.25. En (Pereda, 1982: 144)
no logró definir una clara posición frente a los problemas de los trabajadores, sus asambleas se convirtieron en un espa-
cio donde grupos de trabajadores se interesaron por reconocer las causas de su condición de explotados, pero por sus 22
El intercambio de ideas en el mundo laboral, implico la difusión de los problemas del proletariado por diversos me-
principios, los dirigentes de estas organizaciones no plantearon las luchas reivindicativas y se limitaron a recomendar dios, como el periódico, el diálogo y la lectura pública, dicha practica desde fines del siglo XIX existían, ya que en plena
el ahorro y no beber alcohol, además de su ya reconocida ayuda para la enfermedad o entierro.”. Los mutualistas no huelga de los Cigarreros en 1896, el anarco-sindicalista “[…]Ismael Gacetúa, trabajador que laboraba en forma bastante
apostaron por el cambio, ni mucho menos un cambio social […] sólo buscaba reacomodar la situación presente. (Los- original dentro del recinto, pues subía a una tribuna alta para leer todos los diarios capitalinos a los trabajadores[…]”
taunau, 2002: 82-83, 85). (Pereda, 1982:84). La lectura en voz alta a los amigos y personas analfabetas parece que fue frecuente desde fines del S.
XIX “Ello podía tener lugar en plazas públicas, en espacios semiprivados como los patios de callejones y chicherías, o
17
La Prensa, Lima, 2 de mayo de 1905 N° 871
en los talleres u hogares particulares de artesanos.” (Jacobsen, 2005: 420).
18
La Confederación de Artesanos Unión Universal (CAUU) fue la mayor organización mutualista. Con una critica 23
Para el caso español, conclusiones similares, sobre la sociabilidad anarquista y obrera en los espacios del ámbito
acida, Manuel González Prada se posiciono en contra de esta organización, señalándola que “[…] merece llamarse una
laboral en: La Coruña y Andalucía, (Frean, 2009:638) y (Morales, 2006).
tenaza del político para coger al obrero” y que “[…] cuando estallan huelgas como las del Callao, Mollendo y Vitarte, y
cuando los trabajadores caen bajo el revólver del guardia civil o el rifle del soldado. Nada ven, ni oyen […]”. Los Parias 24
En el 1° de Mayo de 1904 más de 400 obreros de la Dársena y 40 carreteros chalacos se reunieron en su local para
Febrero de 1906 N°22 p1-2 discutir la situación económica que atravesaba la clase obrero (Lostaunau, 2002: 149)
19
La actividad de esta fecha es detallada en los periódicos La Prensa, El Comercio, El Tiempo y en los periódicos ácratas 25
Florencio Aliaga considerado el primer mártir proletario asesinado en la huelga del Callao en 1904. A pesar de no
Los Parias y Redención. En la romería se organizaba un aparato simbólico y ritual alternativo que contribuía a consolidar ser anarquista, pues fue mutualista, será utilizado en la retórica y fabricación de la memoria colectiva obrera, por parte
la identidad del grupo y proporcione una mayor cohesión, dentro del movimiento proletario peruano. (Delhom, 2010). de los anarquistas, para así construir un martirologio proletario. Y de esa manera poder identificar, cohesionar y real-
Las revistas Prisma y Variedades dentro del marco temporal entre 1905 a 1910 nos brindan imágenes de las reuniones zar la conciencia de clase en los trabajadores. (Delhom: 2010: 7) Al día siguiente de la muerte de Aliaga se reunieron
obreras y la cantidad aproximada de asistentes, en las luchas, las marchas, ritualistas y celebraciones por el 1° de Mayo 1000 trabajadores y las más importantes organizaciones obreras como la FOPEP. A partir de 1904 y en adelante este
en sus respectivos espacios. personaje quedará inmortalizado en la memoria proletaria, y los ácratas lo recordaran en todos los primeros de mayo.
20
La Prensa 2 de mayo de 1905 N° 871 26
Los Parias Setiembre 1904 N°6 p4

416 417
gremios, sociedades, y otros27; y además coordinó con algunos intelectuales de vanguardia28 (Tejada, estudio de los problemas sociales que afligen al proletariado34. Iniciativa que tiempo después, en 1907, la
1988: 185). Es así que se inicia la Pascua Roja29, donde Manuel Lévano, miembro de la FOPEP, saluda FOPEP y otros grupos libertarios también la difundirían35, terminando posteriormente en su fundación
a las otras sociedades obreras que considera organizaciones laborales de avanzada, entre las ubicadas en en 1912 como la Federación Regional Obrera del Perú (FORP)36.
Lima. Por ello llama a imitar: La necesidad de unificación y solidaridad de la clase obrera era primordial para los libertarios, labor
manifestada a través de los discursos y textos profanos realizados de manera pública, el Primero de mayo
(…) el noble ejemplo de nuestros compañeros de [la] Unión Jornalera del Callao, Cen- de 190537, cuando Manuel C. Lévano, ante la división de los gremios, enfatiza en la necesidad de unificar
tro de Artesanos Confederados de Tarma y Gremios de Fideleros y Molineros, Federa- y afianzar los lazos de solidaridad. Esta tarea de los ácratas, de mantener estos lazos en las sociedades
ción de Obreros Panaderos Estrella del Perú, Empleados de Comercio y Unión Obre- obreras, fue fructífera, pues lograron unificar acciones y coordinaciones para poder pasar a niveles prác-
ros de Tejidos 33 Amigos de Lima, quienes con voluntad decidida y sincero esfuerzo ticos como la planificación de la acción directa. Dentro y fuera de las sociedades de resistencia se impulso
emprenden su rehabilitación por medio de la resistencia y la unión30.
el llamado a la acción directa de los trabajadores, consistente en la huelga, el boicot y el sabotaje, entre
otras movilizaciones y paros, siendo reivindicadas como las formas de lucha contra el capital. Delfín
A partir de ese momento, la FOPEP se erige como el ejemplo de una sociedad de resistencia que Lévano mencionó que la clase obrera para lograr sus objetivos tendría que practicar la acción directa y
brinda un espacio de sociabilidad en donde se pueda organizar al trabajador para así poder concientizar la solidaridad entre ellos:
y organizar al obrero. Para eso su objeto fue « (…) fomentar el espíritu de compañerismo, la solidaridad
entre los compañeros del mismo oficio y mejorar su condición económica, intelectual y social», además (…) si la organización y armonía de nuestra clase la reconocemos todos, como una
el de identificarse hacia un sector social como el proletariado mediante « (…) la máxima de la Interna- necesaria arma para el combate social, hoy más que ayer se impone prontamente, pues
cional: “La emancipación de los obreros tiene que ser obra de ellos mismos”, y declarando que todos se hace menester ya que la acción emancipadora, la huelga, el boicot, el sabotaje, etc.,
los obreros son hermanos»31. Este discurso reforzaba el espíritu obrero internacionalista nacido desde la sujeten, castiguen la soberbia, el desprecio, la avaricia de los capitalistas que, con el
primera internacional y en donde se ponían por encima de las naciones y patrias32. mayor descaro y cinismo, vienen explotando más a los trabajadores so pretexto de que
El llamado a la solidaridad, unificación y la formación de redes sociales entre los diversos espacios progrese «la naciente industria nacional»38.
del ámbito laboral, fueron practicadas por los ácratas, para poder aglutinar fuerzas obreras. Una de las ta-
reas en la praxis ácrata, fue el de brindar apoyo hacia las organizaciones que la necesitaban. Por ejemplo, Dentro de la acción direct, la huelga fue la más difundida por los ácratas39, pero a la vez entendían
ante la huelga de 1906 de los motoristas y conductores del urbano de Lima, la FOPEP brindó su «apoyo que las huelgas:
moral y material», así como el uso de su local central, al Centro General de Motoristas y Conductores33.
Por otro lado, también difundieron la iniciativa de unificación de las diversas sociedades obreras, tal es (…) no resuelven el conflicto económico, no eliminan el malestar de los obreros; pero
el caso de la sociedad Unión Esperanza, donde los trabajadores y sociedades más avanzadas de la época cumplen una evolución profunda en nuestras sociedades: despiertan la conciencia del
se juntaron y agitaron el lema de la Federación de Trabajadores Regional Peruana, espacio destinado al obrero, le hacen comprender su valor como persona humana, como factor social, como
elemento de producción; hacen solidaria la suerte de los trabajadores de todos los paí-
ses i, dándoles a saber cómo ellos son los numerosos i los más fuertes en esta sociedad
absurda i egoísta, les prepara para la revolución social, por la que el obrero ya no será
27
Las organizaciones invitadas, son: “Gremio de Fideeros y Molineros, Lima, Confederada; Sociedad Hijos del Sol;
esclavo del capital, sino que este se hallará subordinado a las necesidades de todos los
Sociedad “16 Amigos”, Internacional de Mutuos Socorros; Unión de Panaderos de Talca (posiblemente de Chile). So-
ciedad Tipográfica, Confederada No. 12; Gremio de Zapateros de Lima, Confederada; Señor Sixto Vicuña, residente en hombres40.
Iquique (no hay respuesta, sólo congratulación); Sociedad Humanitaria de Lima; Sociedad del Gremio de Camioneros
de San Pedro del Cercado; Sociedad “Unión Ecuatoriana” de Lima; Partido Obrero; Sociedad de Empleados de Co- Ejemplos prácticos de la acción directa fue la convocatoria a un paro general patrocinado por la
mercio de Lima; Club Sport Leoncio Prado”. (Tejada, 1989: 185) FOPEP. Paralelamente, la celebración del Primero de Mayo de 190641, logró cumplirse de manera parcial;
28
Por ejemplo, se contó con la participación de los intelectuales como Manuel Gonzales Prada (anarquista), Christian
Dam (librepensador y anarquista) y de Santiago Giraldo (socialista).
29
En la noche siguió la conmemoración con un considerable número de asistentes, donde: “El ambiente era de fiesta,
34
El Hambriento setiembre de 1905 N°4 p6
con adornos y luces que permitían reflejar un día festivo. Los locales se encontraban colmados de asistentes, calculán- 35
El Hambriento 1907 N° 21 p2
dose en mil personas, delegaciones con sus banderas, estandartes e inclusive músicos que con sus acordes musicales, 36
En vitarte es agitada por el militante anarquista Eulogio Otazu la iniciativa de organizar la FORP para poder orga-
acompañaban los espontáneos y continuos coros de canciones de los asistentes”.(Lostaunau, 2002: 163)
nizar a los textiles, en enero de 1912 y finalmente constituyéndose, a iniciativa de la “Sociedad de Galleteros y Anexos”
30
La Prensa 2 de mayo de 1905 N° 871 en octubre de 1912 en el local de la “Biblioteca Popular”. La Protesta Enero de 1912 N°12 p3-4 y La Protesta Octubre
31
La Prensa 2 de mayo de 1905 N° 871 de1912 N°18 p4.
32
Sobre el internacionalismo obrero, para el caso de Chile puede leerse en Víctor Muñoz, que bajo la influencia de
37
Un estudio profundo sobre los textos profanos y el primero de mayo de 1905 en: (Espino Reluce, 2006)
Lewis Lorwin, entiende por “Internacionalismo obrero”: “a la expresión máxima de la sociabilidad de los trabajadores 38
El Oprimido Enero de 1909 N°33 p1
que, bajo preceptos socialistas, está orientada a la creación de una sola y gran patria universal. El medio para alcanzar 39
Según Melgar Bao “La huelga nos permite recuperar uno de los referentes más significativos de la cultura anarquis-
esa gran unión humana se encontraba en una progresiva toma de conciencia por parte de los obreros de que su causa
ta.” (2011: p27)
reivindicativa era una y misma en todo el mundo y que las diferencias nacionales debían ser dejadas de lado en pos de
la Revolución Social.” Y Muñoz agrega que: “El internacionalismo obrero se niega a la guerra entre estados pues ve en 40
Los Parias Junio de 1904 N°3 p1
ella solo el interés de las clases dirigentes y el sufrimiento de las masas populares en las que recae todo el peso de las 41
La FOPEP envió la invitación, señalando: “Con el objeto de celebrar la magna fecha de la protesta proletaria el 1° de
armas.” (Muñoz, 2011)
Mayo próximo, con un programa digno de nuestra clase. La “Estrella del Perú”, ha resuelto solicitar el valioso concurso
33
El Hambriento Diciembre de 1906 n°19 P 1 de las sociedades, Gremios y Centros de Obreros, invitándolos […]” El Hambriento marzo de 1906 N° 10 p4.

418 419
y otra en 1907, en la celebración del Primero de Mayo que se realizó simultáneamente en Lima y Callao con el apoyo de la difusión, propaganda, apoyo moral y la presencia de parte de los centros sociales
(Pereda, 1982: 144). En este acto42, se convocó un paro y movilización obrera, donde se agitó a la unidad anarquistas48.
de las diversas sociedades de resistencia para la ejecución de la acción directa. Los ácratas señalaron que En el anarquismo argentino, Juan Suriano señala que en 1901 los ácratas, por medio de su periódico
el objetivo era el de una «protesta universal (…)»43, produciendo un « (…) majéstuoso é impulso protesta- más importante La Protesta Humana de Buenos Aires, siguieron la lógica de la organización del Círculo
tivo del grito del proletariado (…)»44. Esta práctica de lucha y unidad se mantendrá y tendrá como resul- Internacional de Estudios Sociales, y sus objetivos eran:
tado, posteriormente, el logro de la primera huelga general del Perú en 1911, que se inició con la huelga
de los textiles y que después se expandió por la solidaridad del proletariado de Lima y Callao. Para el 1) Preparar al proletariado para la emancipación y la solidaridad moral e intelectual y
anarquista Glicerio Tassara, esta huelga significó un antagonismo social entre los proletarios y capitalistas: para la lucha social; 2) propagar entre el proletariado los principios emanados de la
ciencia económica moderna; 3) propender a la fundación de una biblioteca, salón de
(…) contra las resistencias i las crueldades del capitalista, están también las resistencias conferencias, escuela libertaria para niños, facilitando la instrucción de los trabajadores
i las represalias de los obreros. Hoi ha sido el paro, mañana será el daño directo de la y sus hijos; 4) ofrecerse a las sociedades obreras para toda clase de actos de propaganda
obra manufacturada. Hoi ha sido una manifestación tranquila de fuerza i de unión, por- sociológica y societaria; 5) celebración periódica de sesiones de propaganda y de con-
que recién ha despertado la conciencia del proletario; otro día puede ser una explosión troversia a fin de estudiar con fundamento de causa los males sociales y sus probables
agresiva de ira i de revancha45. fundamento (2001: 48).

Estos primeros años del primer impulso de influencia ácrata en el movimiento obrero entre 1904- Es muy probable que los ácratas de Sudamérica también hayan sido influenciados por esa forma de
1910 fueron tiempos, que mientras Riva Agüero en 1905, « (…) niega la existencia de la cuestión obrera, organización y que el Perú no haya sido la excepción, ya que por medio de la prensa, la difusión de folle-
justamente las organizaciones obreras abandonan la concepción mutualista para pasar a una posición tos, libros y el carácter nómada de los militantes anarquistas, esta pudo influenciar al cruzar las fronteras49.
combativa y lucha embarcándose en un intenso proceso de conquista de la jornada laboral de ocho ho- La cantidad de estos centros y grupos identificados, entre 1904 a 1910, no fue extensa en Lima y el
ras» (López, 2008: 208), produciéndose de esta manera a partir de dicha fecha una serie de radicalizacio- Callao, estos espacios fueron: el Centro de Estudio Sociales por la Idea (1905-1907), que editaba la revis-
nes de las luchas obreras y la posterior obtención de reformas46 y reivindicaciones que tanto hacían falta ta Simiente Roja; el Grupo Conquista del Pan (1908-1911); el Grupo Libertario Humanidad (1906-1908);
al proletariado, como la obtención de la primera Ley de Accidentes de Trabajo en 1911, y la conquista el Centro de Estudios Sociales Humanidad (1907-1908), editor del periódico Humanidad; La verdad del
parcial de las ocho horas de trabajo en 1913 en el Callao47. Callao (1908); el Centro de Propaganda Social (1906), el Centro Socialista 1° de Mayo (1905-1908); el
Centro de Estudios Sociales 1° de Mayo (1908-1909), como editor del periódico El Oprimido; y el Gru-
po El Hambriento (1905-1910), como editor del periódico El Hambriento.
Los centros de estudios sociales Temoche Benites señala que los centros sociales eran « (…) equipos de estudios y acción muy pe-
Los centros sociales fueron de vital importancia, en el mundo ácrata para poder sostener y ser de respal- queños. La capacidad de los locales así lo indica, además los anarquistas formaban una especie de logias
do al ámbito laboral. En los centros sociales anarquistas se organizaban la propaganda proletaria, pero muy cerradas que no daban cabida a cualesquiera», y a pesar de su muy reducida cantidad de militantes,
también apoyaban y planificaban las medidas asumidas por las sociedades obreras en periodos de lucha. a diferencia de la población nacional y de la cantidad de trabajadores industriales y artesanos, el autor
Las sociedades de resistencia impulsaban las huelgas, paros y movilizaciones, pero también contaban resalta su formidable activismo e influencia ideológica (1988: 325). Pereda Torres señala que «una de los
principales objetivos de la dirigencia anarquista fue la fundación de círculos de estudios de la realidad
social y de la problemática obrera, es probable que tal orientación haya sido producto de la influencia
masónica (…)» (1982: 116). Según Emilio Costilla, Manuel Lévano, « (…) se reunía en su época de estu-
42
en donde asistirían a esta conmemoración cerca de: Cuatro mil obreros, gran parte de ellos llegados por tren desde diante con otros en la Logia Masónica del Perú, en la que fundaron un “Conversatorio”, donde evolu-
Lima, se concentran en la Plaza Grau para luego desfilar hasta la tumba de Aliaga. En el cementerio, los oradores son cionaban y adquirían ilustración mutua» (Pereda, 1982, 116). La herencia masónica se refleja en la forma
José Luis García, por los tejedores de Vitarte; José Avanto, por el gremio de jornaleros del puerto del Callao; Lorenzo organizativa de los ácratas50.
Celada por los obreros de Chorrillos. Se trata, pues, de un acto masivo y representativo. De regreso del cementerio, los
trabajadores se congregan en el local de la “Unión de Jornaleros” para escuchar una conferencia de Fernando Vera,
líder reconocido de los portuarios, y discursos de Delfín Lévano, Leopoldo Urmachea, José Rojas Solís y otros. (Lévano,
1969: 19) 48
Como diría Juan Suriano-para el caso argentino- con respecto a los centros y círculos ácratas si el gremio: “[…]
43
El Hambriento Marzo y Abril de 1907 N°22 y 23 p4 podía ofrecer la posibilidad de plantear sus reivindicaciones económicas más acuciantes, los círculos y centros actua-
ban como lugares de encuentro y sociabilidad, como espacios de pertenencia y participación en donde se diluía el
44
El Hambriento Junio de 1907 N°25 p1
individualismo y se perfilaba la acción colectiva.”(2001:19). En estos espacios se lograba proponer una alternativa para
45
La Protesta Abril de 1911 N°3 p1 los trabajadores. El objetivo de este centro y circulo ácrata consistía en evitar la dispersión, ordenar a los trabajadores
y sostener la presencia libertaria, y también“[…] consistía en educar y convertir a los trabajadores (y a sus familias) en
46
Sobre la obtención de derechos laborales por la clase obrera peruana a inicios del S. XX: (Huamán, 2010)
individuos revolucionarios.”(2001:66).
47
Ante esta conquista de las ocho horas de trabajo, Delfín Lévano destacó la organización de los trabajadores por- 49
Para los ácratas no existían fronteras, la difusión de material propagandístico, doctrinario, y el viaje de militantes
tuarios de El Callao, aprobó con entusiasmo las formas de lucha que los obreros chalacos asumieron, como“[…]
fue muy frecuente entre Argentina, Chile y Perú. Su influencia se puede rastrear en el Perú, desde fines del S. XIX y
las acciones directas, es decir, la huelga y el sabotaje […], para conquistar sus derechos. Por el contrario, se oponía a
en los primeros años del S. XX en las páginas del periódico “El Librepensamiento” (1896-1904) –diario librepensador
cualquier intervención de la autoridad y sus ‘buenos oficios’ desaprobando la acción de otros gremios que buscaron
de Lima-, y más aun en “La Idea Libre” (1901-1903) –periódico librepensador de tendencia socialista y anarquista-
otras vías que no fueran la de la acción directa.” También invito a los obreros “[…] pasar del ‘entusiasmo loco’ a la
donde se visualiza el intercambio de material con la prensa anarquista de Chile y Argentina. Una mirada de las redes
‘conciencia’ es decir, pasar de la identificación sentimental a la identificación de clase […] y sostuvo que las huelgas,
internacionales ácratas en Argentina ver: (Migueláñez, 2010)
paros y enfrentamientos “[…] eran el camino para construir una nueva sociedad, en la cual los trabajadores no fueses
explotados” (Lostaunanu, 2002) 50
Para Suriano el centro y círculo anarquista “[…] era un lugar de sociabilidad política, social y cultural cuyo origen

420 421
Los objetivos de estos centros y círculos sociales eran el de instruir y concientizar al proletariado la vez los centros eran espacios de militancia anarquista. Estos se ocuparon de sostener las ideas liber-
peruano. Estos espacios: tarias para radicalizar las luchas proletarias, como el Centro de Propaganda Libertaria «que se propone
estudiar, defender, propagar y sostener el ideal libertario»58 para difundirlo en el ámbito obrero. El centro
(…) surgieron bajo el signo libertario (…) eran espacios de divulgación, disertación, de Estudios Sociales Primero de Mayo en 1908 consigue impulsar una movilización el primero de mayo,
debate y núcleos troncales de la formación de la conciencia: en estos se priorizó como logrando convocar a un gran número de organizaciones obreras y centros sociales. Tarea de todos ellos
eje de discusión la llamada «cuestión social», al tiempo que se insistía en las doctrinas con el fin de formas lazos solidarios entre la clase obrera.
sociales de la época y en la organización de la respuesta popular de los trabajadores
(Espino, 1984:24-25).
Difundir, instruir, educar y culturizar: el ámbito educativo-cultural
Las sociedades de resistencia y centros sociales fueron utilizadas para la realización de actividades y for-
Los ácratas invitaban al público a sus espacios a instruirse, por ejemplo, la formación de un nuevo mación de nuevos ambientes de sociabilidad educativo-cultural, como las conferencias, veladas, teatro
Centro de Estudios Sociales en 1907 por el Grupo Libertario Humanidad es comunicada a varios me- e instalación de bibliotecas, utilizadas para la elevación moral e intelectual del obrero. Desde 1905, las
dios, como a los redactores de Los Parias51 y El Hambriento52, señalando en el comunicado lo siguiente: sociedades de resistencia eran concebidas como espacios de lucha y combate, y también de educación
y cultura. Manuel C. Lévano mantenía aún esa misma lógica en 1910, pues las sociedades de resistencia:
Cumpliendo uno de nuestros fines y creyéndolo sumamente necesario para la propa-
gación de nuestros nobles y generosos ideales, hemos establecido en la calle de Mapiri
(…) en su propia organización llevan invívitas las sacrosantas ideas de rebeldía, de lu-
N° 424, un Centro de Estudios Sociales, cuyo funcionamiento tiene lugar todos los días
cha, de protesta contra todo lo que signifique explotación, opresión y servidumbre (…)
útiles, de 8 a 10 de la noche. Esperamos que todos los hombres de buena voluntad que
en sus salones se discute y reflexiona, se raciocina y critica con entera libertad: y la ra-
quieran instruirse en la moderna Sociología acudan a nuestro local, como también, a los
zón, solo ella, se impone. Triunfa la verdad y con ella la justicia, porque sus bibliotecas
amantes de las ideas redentoras que deseen ayudarnos a hacer llevadera nuestra labor
sociológicas orientan las aspiraciones de los obreros, confrontan su carácter y su con-
de regeneración humana53.
ciencia (…) A las corporaciones de resistencia se va solo a trabajar por el bien general
de todos los trabajadores. Ellas son centros de recreo, morales y de enseñanza artística.
El espíritu de solidaridad era notorio en estos espacios. La iniciativa de la formación de estos cen- Son escuelas en las que el obrero estudia y trabaja y aprende a administrar una organiza-
tros fue saludado por los círculos y grupos anarquistas como lo hicieron los redactores de Los Parias, ma- ción ante las luminosas proyecciones del racionalismo científico (Lévano, 1910:18-19).
nifestando lo siguiente: « (…) si dura y prospera como lo deseamos nosotros, ejercerá una sana influencia
en nuestra clase obrera»54; y mediante las páginas de El Hambriento se solidarizan, ante la iniciativa de Según Luis Tejada, a partir de 1906 a 1914, los ácratas pierden fuerzas en su principal sociedad de
este nuevo espacio, pidiendo apoyo económico a la comunidad obrera para la producción de su primer resistencia: la FOPEP, producto de las luchas internas con los mutualistas. Esto produjo un cambio de
folleto «Organización, Agitación y Revolución (…), á fin de hacer el tiraje, el mayor número posible»55. su práctica y optaron por la difusión de la cultura y propaganda de adoctrinamiento en el tejido social o
La mayoría de los centros sociales estaban compuestas por obreros, como el caso del Centro de en la sociedad:
Propaganda Social, « (…) compuesta en su totalidad de obreros manuales, deseando instruirse é instruir
á sus compañeros de labores en todo lo que se relacione con la “Cuestión Social (…)»56. Esta caracte- (…) que sin ser una sociedad de resistencia, la tomaron como si lo fuera. En este
rística respondía a la creencia de que los ácratas tenían que «mantener y consolidar la autonomía de los sentido, las conferencias y veladas literario-musicales tuvieron un papel persuasivo en
trabajadores y que supieran proceder con toda consecuencia a todas estas actividades que eran realizadas los primeros años. Sin embargo, de todas las organizaciones obreras que existían, los
solo por trabajadores y que estaban también destinadas sólo a un público de obreros y artesanos» (Burga libertarios siempre prestaron mucha atención a los tejedores de Vitarte, que además
y Flores, 1984: 152). de ser una industria moderna y con gran capacidad de centralización de trabajadores,
La formación de lazos de solidaridad, impulsada por los centros sociales, cobró frutos, pues en geográficamente se prestaba o prometía ser una zona libertaria (…) (Tejada, 1989: 281).
1907, el Centro de Estudios Sociales Humanidad tenía aceptación de los textiles de Vitarte (Pereda, 1982:
116). La praxis de los centros sociales y las sociedades obreras confluían en la lucha por la emancipación Los ácratas empezaron a extender su influencia más allá de la Estrella del Perú, utilizando materia-
del proletariado, tal como se posicionaba el Centro de Estudios Sociales por la Idea, manifestando su les escritos como los periódicos, folletos, libros y además de la organización de conferencias y veladas.
fortaleza « (…) en voluntad y (…) fé (…) en el triunfo de la gran causa del proletariado (…)»57; pero a Principalmente Vitarte estuvo a la vista libertaria y representó el espacio donde se encontraban los pro-
letarios más combativos de la capital59. Pero también toda Lima y el Callao fueron el escenario donde los
libertarios asumieron la posibilidad de difundir sus doctrinas que instruyeran y concienticen al obrero.
Es por eso que los ácratas, por medio de la FOPEP y sus propios espacios, impulsaron la organi-
parece remontarse a los clubes y sociedades populares y fraternales originados durante la Revolución Francesa, también
utilizados por la masonería” (2001:40).
zación de actividades educativas y culturales consistentes en conferencias, veladas literarias-musicales,
formación de biblioteca, teatro y entre otros. Esto les permitió influenciar en otros espacios territoriales
51
Los Parias Enero de 1908 N°39 p2. Carta enviada el 17 de octubre 1907 y recién publicada en enero 1908. como el Callao y sus portuarios combativos, siendo uno de los fundadores del movimiento portuario
52
El Hambriento Noviembre de 1907 N°30 p4 José Cristóbal Castro, declarando que la influencia anarquista se puede remontar desde 1904, donde
53
Carta producida por el Grupo Libertario Humanidad 1907 y reproducida por Los Parias 1908 N°39 p2. confluían elementos ácratas nacionales y extranjeros (Sánchez, 1985:92), siendo la sociedad de resistencia
más combativa en esta zona la Unión Jornalera del Callao. El barrio y los callejones de Malambo fue uno
54
Los Parias Enero de 1908 N°39 p2.
55
El Hambriento Noviembre de 1907 N°30 p4
56
El Hambriento Marzo de 1906 N°10 p3 58
El Hambriento Enero de1907 N°20 p 4
57
Redención Mayo de 1905 N°1 p2 59
Para un estudio más profundo de Vitarte ver: (Sanborn, 1983) y (Sanborn, 2004) y (Tapia, 1995)

422 423
de los los lugares neurálgicos al ser uno de los barrios más pobres y de «carácter populoso y obrero, los diversas sociedades de resistencias, gremios y grupos anarquistas para la organización de dicho evento66.
anarquistas desplegaron grandes esfuerzos por adoctrinar a los malambinos (…)», y en ella se encontraba Pero la ejecución de estas actividades no solo se reducía al objetivo de difundir temas doctrinarios,
la fábrica El Inca. Hasta dicho barrio llegaban varios trabajadores de diferentes fábricas para coordinar sino que además tenía un trasfondo para garantizar la recepción de las ideas. La conferencia era una he-
las huelgas. Este fue un «lugar victorioso de donde partió el más importante movimiento reivindicativo rramienta eficaz de propaganda, ya que la difusión de los escritos no garantizaba que sean leídos. «Los
de la clase obrera» (Tejada, 2004:157-158)60. trabajadores podían recibir un folleto, un libro o un volante, incluso un periódico, pero nadie podía ase-
Siguiendo con Vitarte, su entorno a nivel de espacios públicos de diversión, no fue tan dinámica gurar su lectura en tanto era un acto privado (…)» (Suriano, 2001:117). Con la conferencia, los ácratas
como en Lima61. Según testimonia un obrero de la época, Ernesto Heredia, sobre el ambiente que los tuvieron la oportunidad de ampliar al público que pretendían hacer llegar «la idea», y de concientizar y
rodeaba, decía: «Allá no había cine, cinema, paseo (…) solitos, pensando. Estamos solos, por huérfanos transmitir las virtudes y valores modelo de un obrero consiente y revolucionario, esta se hacía realidad
(…)». Si existía ofertas a nivel recreativo y de ocio estas eran muy escasas, influenciadas por patrones ante una gran cantidad de trabajadores que recién se acercaban. Esta idea fue entendida y tempranamen-
culturales extranjeros y dominantes, como el «baile americano, cantos por dos sportsmen de Lima, pre- te el periódico Némesis comunicará que el Centro « (…) de Estudios Sociales (Por la Idea), convencido
sentación de los elevens, futbolistas y otros eventos» (Sanborn, 1983: 78, 89). Con respecto al teatro y de lo casi estéril, de la propaganda escrita, a resuelto dar una serie de conferencias, como medio práctico,
el fútbol estos eran « (…) originalmente introducidos y patrocinados por extranjeros de clase alta (…)». de hacer conocer la idea anarquista»67.
Pero paralelamente se desarrollaron actividades recreativas en manos obreras, empezando con los líderes Los centros sociales organizaron veladas literario-musicales donde transmitieron ciertos discursos
anarquistas, que les dio una utilidad distinta (Sanborn, 1983:88)62. Las condiciones que rodeaba a Vitar- y mensajes, a través de poesía, canto, teatro e himnos68, dirigidas a los obreros —pero fuera del traba-
te, ante la falta de espacios recreativos y de ocio autónomo, crearon el ambiente adecuado para que los jo— para educarlos y culturizarlos. En 1908, el Centro de Estudios Sociales Primero de Mayo realizó en
ácratas pudieran ofrecer sus actividades de carácter educativo-cultural y así poder obtener más militantes el teatro Politeama una velada literaria-musical, iniciando « (…) la velada con el himno Hijos del Pueblo,
a su causa. ejecutado por una orquesta; luego (…) la niñita Adela Cárdenas recitó la composición Ideal del compa-
La organización de conferencias, o al menos el apoyo a estas, por los centros sociales anarquistas ñero Luis Olea, además se contó con (…) el Señor Francisco Loayza, quien recitó la valiente composi-
tuvieron como objetivo el de cohesionar e impulsar la formación de nuevos espacios obreros. Los temas ción Escucha de la cual era autor. Después se contó con la escenificación de la obra teatral El 1° de Mayo,
en las conferencias estaban enmarcados desde asuntos sobre las formas de acción obrera, la huelga, boceto dramático del anarquista Pedro Gori, el cual fue representado con éxito, más que satisfactorio
paros y movilizaciones, pero también contaban con temas doctrinarios anticlericales, antipolíticos, an- arrancando nutridísimos y merecidos aplausos de los jóvenes y niñas que graciosamente y por deferencia
timilitares, anticapitalistas, etc. En 1907, en Vitarte los obreros más combativos deciden organizar una al Centro tomaron parte en él; siendo llamados (…) repetidas veces, y ovacionados frenéticamente. Para
conferencia, en donde tendrá como finalidad la celebración de las sesiones de una «nueva Sociedad de finalizar se recitó un (...) monólogo denominado Héroe Ignorado, recitado (…) por el compañero Alfre-
Resistencia, cuyo nombre es Unión Proletaria 18 de Diciembre», donde se contará con las palabras de do Montt y Huertas; y contando con los himnos finales por la orquesta La Marsellesa y otra vez Hijos del
los ácratas Manuel C. Lévano y de Leopoldo Urmachea en calidad de comisionados del Centro de Pro- Pueblo»69. El boceto dramático 1° de Mayo, el himno Hijos del Pueblo y La Marsellesa, fueron elementos
paganda Libertaria, disertando el primero un discurso sobre la huelga obrera y la solidaridad gremial, y artísticos tradicionales del movimiento obrero internacional70. El objetivo de realizar estas actividades
el segundo pronunció un tema titulado «Por qué luchamos»; y asimismo participó el militante socialista sería el de alejar los problemas directos del trabajo por un momento y entretener, pero a la vez instruir y
Cirilo Martín, quien pronunciará un discurso anticlerical. En este espacio de cohesión un militante « concientizar, como acto principal.
(…) entusiasta llevó una bandera Roja que durante la conferencia sirvió de enseñanza de la libertad». En 1908, el Centro de Estudios Sociales Primero de Mayo, tras obtener un local o corral para or-
Terminada la conferencia, los anarquistas distribuyen ejemplares de Los Parias y El Hambriento, como ganizar sus actividades, lo utilizaron, según Delfín Lévano, «todos los ratos y días que nos dejaba libre la
también de folletos. Luego se preparó un lunch y se pasó a una partida de «footh boll, para distraer y aga- fábrica o el taller [y] en poco tiempo transformaron ese corral en un salón de teatro, con sus respectivos
zajar á los visitantes (…)»63. asientos, mesas de lecturas, escenarios, decoraciones y luz». Poco a poco su actividad iba creciendo y cada
Escapando al margen territorial de Vitarte, las sociedades de resistencias además de impulsar la «dos o más veces por mes se exponían conferencias, veladas teatrales, bailes familiares a veces gratis, a
formación de otros ámbitos de sociabilidad fuera de sus propios espacios, también realizaban conferen- veces a beneficio del periódico o del local»71. César Lévano señala con respecto al teatro:
cias en su propio local, como la FOPEP que organizó una conferencia antipolítica donde señalaban el
fraude y engaño del electorismo al proletariado64; también su espacio era parte del programa conmemo- (…) se utilizaba el teatro como medio de difusión de las ideas «libertarias», para em-
rativo por el Primero de Mayo, donde se realizarán veladas culturales, conferencias y romerías, como la plear un término entonces en gran uso. El difunto actor Carlos Revolledo se inició en
velada en 1905, cuando la Estrella del Perú, decide suspender el trabajo de asociados para organizar una uno de los grupos obreros que, en un canchón del Paseo de la República, escenificaban
romería en la tumba de Florencio Aliaga65; y la «conferencia diurna» en 1908, donde se contará con las la rebeldía, la protesta y la esperanza de las masas obreras en obritas teatrales a menudo
escritas por los propios líderes proletarios (Lévano, 1981:27).

60
Otro acercamiento de Malambo y la acción obrera, a inicios del S. XX ver: (Portocarrero, 1987: 47-54)
66
El Oprimido Mayo de 1908 N°9 p1
61
Una idea sobre los espacios de diversión publica en Lima en: (Muñoz, 2001)
67
Némesis Mayo 19 de 1906 N°1 p4
62
En otro estudio de Sanborn, sostiene que “los espacios donde los obreros [de vitarte] se organizaron fueron el
hogar y el barrio –sus calles, mercados y especialmente los clubes sociales y deportivos” (2004: 213), siendo este ultimo 68
Acercamientos a estos elementos culturales se podrá ver: (Espino, 1984), (Tejada,1989) (Lévano, 2000) y sobre prác-
espacio, el deportivo, donde se creo el “[…] Centro Sport Vitarte, cuyo fundador fue el anarquista Juan Hijar, y bajo su ticas contrahegemónicas anarquistas, y sus redes de asociaciones culturales (Hirsch, 2011)
cobertura los dirigentes se reunieron clandestinamente para la preparación de las primeras huelgas.” (2004: 213, n39) 69
El Oprimido Mayo de 1908 N°8 p2
63
El Hambriento Febrero de 1907 N° 21 p1 70
Una mirada a estos elementos artísticos representativos del movimiento obrero internacional, para el caso cubano
64
El Hambriento junio de 1907 N°25 p4 en: (Sanchez, 2011: 31-40)
65
Redención mayo de 1905 N°1 p 4 71
La Protesta Febrero de 1920 N° 86 p1

424 425
Es quizá una de las más relevantes en cohesionar a los trabajadores bajo un mensaje dramático, lectura pertinente, y realizarse una labor de capacitación y educación de sus afiliados» (Lagos, 2009: 263).
transmitido mediante la ejecución de una obra teatral en donde los valores proletarios eran transmitidos Esto respondía a un objetivo: « (…) convertir el acto de la lectura de material doctrinario en un hecho
al público. Este mensaje no solo se reducía al obrero consciente de la fábrica, sino también se dirigía al público al alcance de todos los activistas y la mayor parte posible de trabajadores» (Suriano, 2001:144).
obrero inconsciente. El teatro implicó la participación de sus familias como público y de las mujeres, La difusión y propagación de «la idea» tenía como medio elemental a la prensa anarquista78, donde
pues es lógico pensar que en la obra teatral se cuente con la participación masculina y femenina72. se vertían los discursos contra el sistema. El papel que jugaban los centros sociales y sociedades de re-
La labor por la educación del obrero se podía aplicar en las actividades culturales que quizá fueron sistencia fueron vitales para la producción y distribución de la prensa, pues esta tenía el carácter princi-
más atrayentes para el público; pero la utilización de la biblioteca representó un espacio fijo donde se ga- palmente laboral y doctrinaria, y su difusión en los centros obreros fue el principal lugar, pues el sujeto
rantizaba la obtención de material doctrinario. Es muy común ver en la propuesta ácrata que la biblioteca social revolucionario era el proletariado79; en cambio en los centros sociales la tarea principal era la de
fuera una opción que no faltaba en los espacios de sociabilidad que ellos formaban. La biblioteca fue producir esta prensa para distribuirla. La relación con el material periodístico cobraba vida en estos dos
parte de la propuesta educativa de los libertarios73; pero también constituía una entidad de encuentro y espacios, pero a la vez no se limitaban a estos, ya que también podían ser difundidos en otros espacios,
reunión donde la lectura de periódicos, folletos y libros de diversas temáticas eran necesarias para instruir como las veladas, conferencias, bibliotecas, etc. Pero sin lugar a dudas, fueron los propios militantes el
al obrero. Las bibliotecas se ubicaban en las sociedades de resistencia y en los centro de estudios sociales. alma de este circuito propagandístico, ya que sin ellos no podría efectuarse la circulación del material
En 1909, el Centro de Estudios Sociales Primero de Mayo adquiere un nuevo espacio llamado la Casa propagandístico difundido tanto en el ámbito laboral como en las actividades de tipo educativo-cultural.
del Puebl”, esta es puesta a disposición de «los trabajadores, sean cual fueren las doctrinas que profesen. El Ideal ácrata representó y pretendió articular los intereses históricos de la clase obrera, pero a la vez
El salón estará provisto de su correspondiente Biblioteca en la que, además de libros científicos y socio- teniendo un sentido clasista con un mayor sentido de conjunto, donde ampliaron el lente de su visión de
lógicos de reputados autores, se encontrarán periódicos obreros de todas partes del mundo (…)»74. La la sociedad peruana incluyendo en su retórica otros problemas sociales.
obtención de una biblioteca no podría sobrevivir sin el apoyo de todo el conjunto de la clase obrera, por La visión de la sociedad fue dicotómica y antagónica, asumiendo la contradicción entre proletarios
eso era usual el pedido de ayuda al conjunto obrero. El Centro de Propaganda Social tras la formación de y burgueses como se observa muy tempranamente en 1904, en el primer número de Los Parias, donde se
una biblioteca, difunde un comunicado dirigido «á la prensa libertaria y obrera á los Centros de estudios señala la división de la sociedad entre «proletarios y burgueses», indicando que «la redención del obrero
sociales y las Federaciones y Sociedades Gremiales de Resistencia como á toda persona ó Grupos (…)» será el resultado de la revolución misma», y es este quien tiene más derecho sobre la tierra. Además se
para que le remitan « (…) periódicos, folletos y libros que se ocupen de los asuntos sociales (…)»75. describe la injustica que sufren los obreros y la fuerza y el poder escondidos del proletario:
Este espacio de sociabilidad serviría para que los obreros accedan a una biblioteca con libros cien-
tíficos y de Sociología. Para poder entender y comprender la realidad social, sin las viejas concepciones ¿Quién tiene más derecho a la tierra: el que sin fatiga alguna saborea sus más sabrosos
míticas y tradicionales. Brindar al obrero una lectura crítica, implicaba el despertar de la conciencia, frutos, ó el que, encorvado sobre ella arroja en su seno la semilla, la fecunda con el
condición real, papel social y su porvenir en esta sociedad, donde la distribución de textos críticos con- sudor de su frente i la hace producir? El trabajador es un rey destronado que rinde
tribuyeron en la formación intelectual y del nivel de conciencia social del obrero. La necesidad de obtener homenaje a una libertad que nunca ha existido para él. El mundo i su progreso le
pertenecen, i oficia en él, sin embargo, de esclavo del capital, sin más patrimonio que
una biblioteca se mostraba en los discursos ácratas, tal como un militante se posicionaba: « Es imperioso
la miseria i el hambre de sus hijos, sin otro lenitivo que el recurso desesperador del
deber de cada proletario contribuir con todo lo que le sea posible a la formación de escuelas y bibliotecas alcohol. ¡Y pensar que bastaría un débil esfuerzo de éste «gigante atado con telarañas»
populares para sus hijos, teniendo en cuenta que la ignorancia es el mayor de cuantos enemigos nos ro- para conseguir su libertad! ¡Que podría iniciar, él mismo, la reforma de esta injusta i te-
dea»76. El anarquista Leopoldo Urmachea, en una conferencia realizada el primero de mayo de 1906 ante meraria organización social! «La revolución extirpa todo lo que es tirano». I le bastaría
el analfabetismo, señala la necesidad de medios de propaganda como el periódico, el folleto, el libro, las querer la revolución80.
conferencias, la formación de Centros de Estudios Sociales y la formación de bibliotecas obreras socio-
lógicas77. Es evidente que la biblioteca era de relevancia en la praxis y discurso libertario; la educación era Leopoldo Urmachea, en 1905, antagonizando la relación entre obrero y burgués, describirá las
un arma para romper las cadenas de la ignorancia que tanto limita al proletario, embruteciéndolo y enaje- condiciones de vida de un trabajador víctima del capital, que laboraba 16 horas diarias:
nándolo. La biblioteca constituía el espacio práctico donde se obtenía la información para ilustrarse, era
una puerta que permitía entrar al mundo de las letras, y «a través ella, se podía fomentar el cultivo de la (…) si eres obrero, tu patrón no produce y goza de todo lo que quiere y desea, en
cambio tú que estás sudando como una bestia sobre la que el chicote del amo cae

72
Sobre el teatro obrero anarquista se pueden ver experiencias chilenas y argentinas en (Grez, 2011) y (Suriano, 2001:
161-178) 78
Aun hace falta un estudio sistemático sobre la prensa anarquista, en donde se pueda ver a esta como un espacio
73
Para el caso del anarquismo chileno sobre la propuesta educativa libertaria: “Para los anarquistas, la educación era simbólico y de formación de otros espacios de sociabilidad. En el Perú tenemos unos trabajos aún generales y parcia-
uno de los motores del cambio. De ahí que no solamente se hayan dedicado a criticar el conjunto de instituciones les: (Sánchez, 1981), (Pareja, 1975), (Machuca, 2006), y existe otro como el de (Oswaldo, 2010) en donde se estudia al
vigentes en materia educativa, sino que además, hayan desarrollado, y llevado a la práctica, todo un proyecto en esta periódico Los Parias como una esfera de opinión pública de la clase obrera.
materia. Un proyecto […] destinadas a entregar una educación liberada de los prejuicios y valores impuestos desde las 79
Con respecto a la lectura de los materiales propagandísticos, libros, folletos y periódicos, un ex obrero militante anar-
aulas del poder hegemónico, llámese Iglesia, Estado, Capital. (Lagos, 2009: 739). Para el caso argentino sobre la practicas quista Carlos Barba, comento sobre el mundo de la literatura revolucionaria: “[…] existía libertad absoluta para comprar
educativas anarquistas en: (Suriano, 2001: 217-254). Algunas nociones sobre la pedagogía anarquistas en: (Cuevas, 2003) libros. En cualquier librería se podían comprar libros de anarquistas y sindicalistas como los de Bakunin, Kropotkin,
74
El Oprimido Enero de 1909 N° 33 p4 Réclus Malatesta, Malato, Pestaña, Faure, etc. Leíamos también el periódico ‘Solidaridad’, editado en España por An-
selmo Lorenzo. Cada vez que se mandaba apresar a los dirigentes obreros, nos decomisaban los libros, folletos y todo
75
El Hambriento Marzo de 1906 N°10 p3.
lo que encontraban de propaganda; en ocasiones éstos eran devueltos para ser vendidos a nosotros mismos por los so-
76
Simiente Roja, 1905 N°1 p8. plones. Los compañeros gráficos colaboraban en forma gratuita imprimiéndonos manifiestos y volantes.” (Barba, 1976)
77
El Hambriento Mayo de1906 N°12 p3 80
Los Parias Marzo de 1904 N°1 p1

426 427
constantemente y sin compasión, llega el día del descanso que por limosna nos dá el predominio político, son una contradicción con las necesidades y aspiraciones de la
burgués y después de alcanzar un jornal mísero por no decirte risible, llegas a casa de tu vida moderna83.
compañera o madre, si es que la tiene principias a hacer tus cuentas de la semana. Pagas
lo que adeudas al pulpero, al lavandero y a veces al fondín asiático o criollo y muchas Y categorizaban de «amarillos» a quienes se oponían a sus prácticas, tácticas y a los que no compar-
veces al usurero ese que te prestó diez soles para abonar lo que tú llamas casa81. tían con sus ideales de redención social del proletariado. Siendo la Confederación de Artesanos Unión
Universal y a sus actividades saboteadas mediante «frases directas ridiculizantes»84 y tildadas de amarillas.
Delfín Lévano hace un llamado a la clase obrera a la organización y unidad, superando el discurso Los ácratas, muy tempranamente entre 1904 a 1910, categorizaron negativamente a los elementos ene-
patriótico y reconociendo al causante de los sufrimientos: al «reinado» burgués. migos de la clase obrera, comenzando por la política, bajo una imagen sexista, como «la coqueta que con
sus caricias y promesas falsas entretiene al crédulo pueblo obrero hasta dividirlo por la cizaña». En tanto
Como clase productora empobrecida y engañada y por espíritu de conservación, de- el Estado y la autoridad eran vistos como la «fortaleza de los ricos contra los explotados»; el cura como
bemos construir cuanto antes la organización gremial para formar luego la federación
«frailes sodomistas, puercos y asesinos»; al policía como «la soldadesca asesina»; al capitalista como «ese
obrera, (…) despojándonos del estúpido egoísmo patriotero, puesto que todos sufri-
monstruoso pulpo, mezcla de vampiro y sanguijuela»; y al terrateniente como el gamonal de «espíritu
mos las mismas consecuencias del actual reinado burgués (…)
cruel y sanguinario; lobo con piel de cordero» (Melgar, 2011: 21).
Por otro lado también se vertían discursos relativos a otros problemas sociales que afectaban a los
Su discurso de clase, con un aire redencionista, también se abría a todas las víctimas del capital y de
obreros, tales discursos regenerativos como antialcoholismo, anticlericales y moralistas, también sobre la
la corrupción burguesa, en las siguientes palabras:
educación, la reivindicación de la mujer, etc. Por ejemplo se resaltaban los discursos contra el alcoholis-
Venimos a defender en el campo fecundo del pensamiento los hollados derechos del mo en las páginas de los principales periódicos anarquistas donde el borracho era visto como un cobarde,
pueblo, de las clases trabajadoras, de todos los desheredados de la fortuna en general, es débil, idiota y desequilibrado85, y el hombre inmoral era considerado como un «carnero aquel reacio,
decir, de los parias, nuestros hermanos, víctimas inmoladas al capital y a la corrupción moroso en ayudar y el que se burlaba del esfuerzo de los obreros conscientes»86. También se resaltaba
de la burguesía, por la temeraria e injusta organización de nuestra sociedad. Nuestro la propuesta pedagógica de Francisco Ferrer i Guardia, pedagogo anarquista, en la educación moder-
programa se condensa en la simple enunciación de nuestro objetivo. Inspirados en los no-racionalista, y se impulsó la formación del Centro Racionalista Francisco Ferrer en 191087, como una
dolores del proletariado, de los parias sociales con quienes compartimos á diario las herramienta para poder educar y concientizar al obrero. Palabras aparte merecen la condición social de
rudas faenas del trabajo, queremos servirles como intérpretes leales y sinceros en la la mujer. Desde muy temprano, en 1904, realizando una crítica a «nuestra civilización», Carlos del Barzo
orfandad sus derechos82. señala a esta como aquella que se impone y «obliga por el hambre a las proletarias del placer a vender su
cuerpo, y luego el producto de su venta en los prostíbulos es recaudada como renta del Estado en ho-
Los ácratas se autorreconocían o autodenominaban de la siguiente manera: menaje a la moral» (Melgar, 2010: 5)88; además se enfatizaba la situación de esclavitud que vivía la mujer
obrera, la doble explotación en el trabajo, en el hogar , en esta «sociedad civilizada», que no solo esclaviza
Somos comunistas en materia económica, porque considerando las instituciones de a la mujer sino que la sacrifica, anula y corrompe89. En una mezcla, de estas dos últimas, se criticaba a la
propiedad privada como fuente principal de todas las miserias humanas y como arma
instrucción popular del Perú que fue aprovechada por el elemento clerical y que tanto fue alardeada por
potente de la dominación de las clases, entendemos realizar una sociedad de igualdad
los políticos de los gobiernos, pero lo más indignante fue la situación sobre la instrucción femenina que
y con esta todas las fuentes y medios de vida: tierras, fábricas, instrumentos de trabajo,
máquinas y medios de transporte, etc. Somos anarquistas en materia política, porque, «no solo es tan contraproducente é ilusoria como la que recibe el varón, sino que es bastarda y efímera
reconociendo que todos los gobiernos son malos y antinaturales e infames todas las denigrante y corrupta (…)»90. La crítica hacia el clericalismo fue muy dura, pues los actos de estos hom-
leyes, queremos romper las cadenas de la esclavitud que las clases privilegiadas han bres de dios, eran repudiados, aún más, tras la violación de una niña por un sacerdote en una iglesia de
impuesto a la mayoría, proclamar al individuo absoluto dueño de sí mismo. Somos Lima91. Bajo ese mismo prisma de lo bajo y oscuro que representa la Iglesia Católica en Lima, Delfín Lé-
materialistas en materia religiosa (…) el contenido filosófico de las diversas religiones vano, en 1908, harto de su asfixiante presencia, propone, en forma de metáfora que «hay que higienizar
es totalmente absurdo para la emancipación humana de todos sus prejuicios. Somos barriendo tanta inmunda clerigalla y limpiando las conciencias ennegrecidas por el catolicismo» (Melgar,
antimilitaristas, porque el militarismo es la violencia organizada (…) es una potencia 2011: 7). Esto, sin lugar a dudas, fueron elementos discursivos y disruptivos que regeneraban al obrero,
formidable y ciega para defender los privilegios de los burgueses; (…) el militarismo,
con el pretexto de defender la frontera, manda sus ejércitos de caníbales contra las
multitudes oprimidas y hambrientas. (…) Somos antipatriotas hasta que la patria de
los seres humanos no sea circundada de fronteras y soldados; hasta que terminen los
83
El Oprimido 12 de Setiembre de 1908 N°17
odios y antagonismos y las guerras entre un pueblo y otro; hasta que termine el do- 84
Presente: Revista Semanal Peruana, 4 de Mayo de1957 N°22
minio de la explotación de los ricos sobre los pobres; hasta que no sea un obstáculo 85
El Hambriento Febrero de 1909 N° 47 p 1. Experiencias en torno al discurso moralista antialcohólico y practicas
a la libertad internacional de los trabajadores. (…) Y mientras no hayamos formado amorosas en el anarquismo chileno en: (Godoy, 2011)
una sola gran patria, (…) combatiremos todas las pequeñas patrias actuales que divi-
den al género humano en tantos grupos antagónicos, produciendo más dificultades
86
El Hambriento Febrero de 1907 N° 21 p2
en la unión de los trabajadores y haciendo más potente la dominación burguesa. So- 87
El Hambriento Octubre 1910 N° 61
mos revolucionarios contra las instituciones burguesas porque fundadas (…) sobre el 88
Los Parias Junio de 1904 N° p2, Humanidad Octubre de 1906 N°8 p1
89
El Oprimido 29 de Agosto de 1908 N°15 p2. Un acercamiento a las cuestiones de género y clase en (Llona, 2006)
81
Simiente Roja Febrero de 1905 N°1. En: (López, 2008: 208) 90
El Oprimido 29 de Agosto de 1908 N°15 p1
82
Los Parias Marzo de 1904 N°1 p1 91
(Luis Tejada, 1989: 244, n27) El Oprimido 24 de octubre de 1908 N°23

428 429
perfilándolo hacia el rumbo de una sociedad nueva, pero a la vez preparaba al hombre como nuevo críti- tires de Chicago en EE.UU.97; también el 18 de marzo, aniversario de la Comuna de Paris98; el 22 de enero
co de los vicios burgueses como el alcohol; la situación patriarcal de la sociedad que perjudica a la mujer de 1905, matanza en Rusia, tradicionalmente conocido como el Domingo Sangriento, pero los ácratas lo
proletaria; del problema de la educación que no instruye al varón y la mujer como iguales; cuestionador señalaban como el Domingo Rojo99; el 21 de diciembre, matanza en Iquique-Chile, conocido aquí como
de los valores tradicionales como los difundidos por el clero; y duro y severo con los inmorales que no La Hecatombe de Iquique o La Matanza de Iquique100. Fechas que contribuirían a la formación de una
contribuyen con la redención social. Elementos muy marcados en las actitudes de los militantes ácratas identificación obrera ante tales hechos que representaron la dominación, opresión y explotación hacia el
que interiorizaban en su vida cotidiana, pues figuras tan sobresalientes como Manuel y Delfín Lévano proletariado mundial.
descritas por obreros de la época92, dan la impresión, quizá, del arraigo de una especie de moral purista,
que buscaba influenciar al proletariado93.
La mayoría de estos elementos dentro del ámbito educativo-cultural tuvieron como objetivo el de Conclusiones
afianzar la identificación, de la clase obrera, con sus propios intereses históricos. Los anarquistas empe-
zaron a elaborar calendarios y fechas conmemorativas, difundiéndose en sus espacios de sociabilidad, Antes de la primera huelga general de 1911, de la formación de la FORP en 1912 yde la primera con-
mediante su prensa. Una de las fechas más relevantes fue la conmemoración del Ptimero de Mayo, más quista parcial de las ocho horas en 1913, los anarquistas desplegaron esfuerzos, entre 1904 a 1910, para
conocida como «La Pascua Roja», donde se recordó y se fue construyendo una propia historia obrera la formación de dinámicas relaciones de sociabilidad, donde el espacio, práctica y discurso interactuaban
llena de sacrificios y luchas. Esta celebración tuvo como objetivo el de construir —o inventar— una tra- entre sí para proveer al trabajador de ciertos elementos y herramientas que contribuyese en la formación
dición94 obrera basada en los ideales de la revolución social. Dentro de las «fechas sangrientas» y «fechas de su identidad o conciencia de clase.
del pueblo», como los ácratas las llamaban95, había otras conmemoraciones que el proletariado debería Los espacios de sociabilidad en el ámbito laboral se ocuparon de los temas relacionados a la situa-
recordar como La Comuna de Paris al igual que el Primero de Mayo en Chicago. Así como «el Domingo ción del obrero en el trabajo y su lucha reivindicativa. Por un lado, las sociedades de resistencia busca-
Rojo de Rusia, fecha tiene su momento marcado para rememorarla con legítimo orgullo por todos los ron ser el espacio donde se planteaban los problemas relacionados al trabajo, las primeras militancias,
hombres (…) que quieren nueva vida de equidad y justicia, (…9 por todos los quieran la verdadera igual- la lucha reivindicativa y la ejecución de la acción directa; por otro lado, los centros sociales procuraron
dad»96. Las fechas frecuentemente recordadas fueron: el 11 de noviembre día de la ejecución de los már- ser los espacios para preparar la propaganda, apoyar las luchas, debatir la cuestión social, concientizar e
instruir al obrero. En ambas se impulsaron el espíritu de solidaridad e identidad obrera. Las sociedades
de resistencia y los centros de estudios sociales, escaparon al margen laboral, e impulsaron la formación
92
Opinaban Pedro Parra, Julio Portocarrero, Carlos Barba y Emilio Costilla Larrea sobre el carácter combativo y ejem- de espacios educativos y culturales. El tiempo fuera de la fábrica fue utilizado por los anarquistas para
plar de Los Lévano. Sobre Delfin Levano Parra decía: “hombre-idea, parecía hablar para que lo entendieran todos, sin que se pueda educar-culturizar al obrero. La biblioteca, dentro de la retórica ácrata, representó un espacio
importarle si lo aplaudían o no. Julio Portocarrero decía: “De un trato muy afable, muy cordial para con todos […], mis educativo necesario para que el obrero se pueda concientizar e instruir, mediante la lectura del libro, el
relaciones con Delfín y con los anarquistas de esa época, fue muy cordial, muy fraternal. Nos vinculamos y propendía- folleto y el periódico. Las veladas, conferencias y el teatro anarquista brindaron alternativas para la co-
mos fundamentalmente a la organización de los trabajadores. Luchábamos por ello […]”. Barba decía: fue el hombre
hesión y entretenimiento donde se desarrollaron actividades como el baile y el deporte, y se practicaron
que conjuntamente con Mariátegui, en dos campos distintos, […] han hecho posible que surja entre los trabajadores
la inquietud social” (Huamanchahua, 2010: 20-21). En 1931 tras haber sido torturado y lisiado de por vida “[…] el poemas, canciones, himnos y actuaciones, para poder identificar a los trabajadores; pero sin duda los
proletaria de el Callao, por intermedio, de la Sociedad Filantrópica del Puerto, le organizó […] en setiembre de 1931” discursos vertidos por los ácratas en sus espacios, a través de la prensa, contribuyeron en el desarrollo de
un homenaje. (Sanchez, 1985: 133). En cuanto a Manuel Lévano una opinión anónima de la época lo caracterizaba: la conciencia obrera y la nutrieron de ciertas tradiciones que guiarán dicho desarrollo.
“inteligente y estudiosa, honrado, altivo y discernimiento, era el hombre de acción metódica, no gustaba de la palabrería Los espacios de sociabilidad anarquista ambicionaron ser el lugar donde se compartieran experien-
altisonante ni de fieras posturas de clamor irresponsable; le gustaba el sembrar ideas, organizar gremios obreros, trazar cias, necesidades e intereses, al mismo tiempo que se forjara una cohesión interna y diferenciadora con
nuevos rumbos de la ideología socialista libertaria y estar al lado de los trabajadores cuando planteaban, dentro de ac- otros, en este caso, la clase dominante. Los libertarios desplegaron esfuerzos por reorganizar a los traba-
ción directa que el preconizaba, sus reivindicaciones mejoristas y sus protestas contra los atropellos a los derechos del
jadores mediante la difusión de nuevas actitudes, valores, símbolos, discursos societarios y disruptivos, y
pueblo” (Lévano, 2006:41). Carlos Barba diría que él “tenía gran atracción entre la clase obrera” (Lévano, 1971: 36).
Recordado por Emilio por su retorica clasista influyente en las reuniones obreras (Pereda, 1982: 144). Tras su muerte el de una praxis solidaria que aglutinara y cohesionara, y además identificarán a los obreros.
10 de Junio de 1936 un militante anónimo comenta sobre su acción: “[…] trató de llevar a las masas sometidas al do-
minio de políticos, capitalistas y frailes, su palabra impregnada siempre de sinceridad, entusiasmo y fé en la manumisión
de todos los explotados víctimas de las injusticias sociales.” La Protesta Julio de 1936 N°217 p 4
93
Quizá esta práctica fuese un tipo anarquismo cotidiano, como señala Litvak: “El anarquismo era una forma de vida.
Para los individuos implicaba un ideal y un comportamiento cotidiano. Para la colectividad ofrecía la noción de un nue-
vo mundo fundado en principios morales. Se señala la inextricable unión de elementos éticos y praxis revolucionaria.
Se trata de obrar para construir una sociedad mejor, y ello conlleva la obligación moral de actuar y vivir de acuerdo
con ciertos postulados. Por ello, se apunta a la construcción de una moral, tanto en sus postulados teóricos como en el
comportamiento cotidiano” (2001: 178). 97
En este número especial se reseña las biografías de los mártires ahorcados en chicago. El Hambriento Noviembre
de 1909 N°56 p1-4
94
La “tradición inventada”, categoría planteada por Hobsbawm, nos brinda una idea de lo que quisieron hacer los
ácratas con recordar fechas de lucha. La síntesis de Suriano de esa idea sobre tradición inventada, es entendida: “como 98
La Comuna de Paris era recordada y relacionada con sus héroes, como el caso de Eliseo Reclus considerado un
un conjunto de prácticas, en general reguladas por normas abiertas o tácitamente aceptadas, y dotadas de una natura- luchador en la comuna de parís. El Hambriento Marzo de 1909 N°48 p1. p1
leza ritual y simbólica, que se proponen inculcar determinados valores y normas de comportamiento en las cuales está 99
El Hambriento Enero de 1907 N°20 p1 y El Hambriento Enero de 1906 N°8 p1
implícito la continuidad del pasado” (Suriano, 1997: 72)
100
Los ácratas iniciaron toda una campaña de difusión, ante lo sucedido en Iquique. El Hambriento Enero de 1908
95
El Hambriento Noviembre de 1906 N°18 p1y Los Parias Noviembre de 1904 N°8 p1
N°32 p1-4; Los Parias Enero de 1908 N°39 p4; y El Oprimido Febrero de 1908 N°6 p1. Un estudio de las voces ácratas
96
El Oprimido Marzo de 1908 N°7 del Perú en solidaridad ante la matanza de I quique en: (Rodríguez, 2014)

430 431
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Resumen:
El siguiente artículo propone entender la relación de José Carlos Mariátegui con las vanguardias artísticas
europeas. Veremos cómo en su crítica de arte evidenció una preferencia por el análisis ideológico por
encima del análisis formal. Fue por ello que le dio su apoyo a José Sabogal y su proyecto peruano mestizo
a pesar que este manifestaba en los aspectos formales características anteriores a la vanguardia artística.

Palabra clave: José Carlos Mariátegui, vanguardia artística, expresionismo, cubismo, surrealismo, futu-
rismo, crítica de arte, César Vallejo, José Sabogal y Mestizaje artístico.

En el siguiente artículo nos interesa analizar la crítica de arte de José Carlos Mariátegui su posición frente
a las vanguardias europeas y el apoyo que le dio a José Sabogal. Para Mirko Lauer (1976), la vanguardia
europea producida por la metrópoli y que se extendió a todo el sistema colonizado tuvo una base social.
El autor tiene en cuenta los estratos sociales que la acogen y la legitiman. Así asume el indigenismo como
vanguardia, al poner como antecedente el Condenado a la muerte (1891) de José G. Otero (Figura 1) y Música
incaica (1915) del escultor José Manuel Huertas (Figura 2). Esto indica que la vanguardia es precursora en
términos estrictamente artísticos, pero nunca realmente en términos sociales, “siempre responde a fenó-
menos sociales en la base y en su mejor expresión suele ser el anuncio de lo que el resto de la comunidad
aún no percibe” (Lauer, 1976: 78-79). Lauer identifica como fenómenos sociales de base tres hechos
destacados que se producen entre 1921 y 1926. El primero fue el redescubrimiento del arte prehispánico;
el segundo, la llegada del nacionalismo como elemento central de la especulación cultural; y el último, la
aparición de los ismos de la vanguardia europea.
Es importante aclarar que todos estos hechos estuvieron presentes desde los inicios del siglo XX:
en 1906 el tema precolombino hizo su aparición en la obra de las pintoras del taller de Heeren; el na-
cionalismo fue central en la crítica y la pintura de Teófilo Castillo entre 1906 y 1920; y la información
sobre las vanguardias artísticas, aunque burlona, comenzó a difundirse a partir de 1913. Con ello, los
elementos que menciona el autor ya estaban presentes en el contexto local, aunque en los años veinte se
desarrollarán con mayor amplitud. Los medios de prensa destacados por Lauer constituyeron la fuente

1
El presente artículo pertenece a una parte de mi tesis doctoral en Historia del Arte ver Villegas (2013).

436 437
de aprendizaje de los jóvenes artistas en las nuevas tendencias del arte contemporáneo2. que eso. Éxito de salón. Éxito de Boulevard (…) La pintura venérea, la pintura porno-
gráfica de Beltrán Masses (sic), exhala el efluvio mórbido de una época de decadencia.
Los ismos de la vanguardia europea ingresan a través de las páginas de las publicacio- (Mariátegui, 1925a; 1990: 82-86).
nes, como parte de todo el nuevo proceso de vinculación de la cultura dominante con
la de la metrópoli. Este proceso culminará en los 30 con la sustitución de buena parte Las experiencias de Mariátegui se habían enriquecido con sus viajes a Italia, Francia y Alemania
de los contenidos artístico-literarios de diarios y revistas por contenidos relativos al entre 1919 y 1923 y su participación en la conferencia socialista en Livorno (1921). En este momento,
cine y sus estrellas, y por el incremento del espacio concedido a los acontecimientos conoció al autor del manifiesto futurista, Filippo Marinetti (1876-1944), y finalmente regresó al Perú
internacionales. En lo plástico, los artistas y el público entran en contacto con dadá, el convertido en socialista (Antrobus, 1997: 96).
surrealismo, el cubismo, el futurismo, y todas las otras tendencias de vanguardia apa- La crítica de arte de los años veinte definió al Indigenismo como característico de la clase pequeño
recidas después de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo ninguna de ellas llega a
burguesa urbana, que asumía lo autóctono como una manera de legitimar sus propias aspiraciones.
prender propiamente entre nosotros. De esos años sólo Carlos Quizpez Asín y César
Moro mantienen un nivel importante fuera del indigenismo en gestación, y en ambos Mariátegui, al definir la literatura indigenista, indicó que ésta no era rigurosamente verista, pues tendía a
casos estamos ante artistas con un contacto directo y personal con la vanguardia euro- idealizar y estilizar, lo que impedía que encontrara su propia alma. En definitiva, se trataba de una litera-
pea. (Lauer, 1976: 83). tura de mestizos, y por tanto era indigenista y no indígena (Castrillón, 1993). Esto se aplica a la pintura y
al proyecto mestizo de Sabogal a partir de 1925, donde tanto el elemento español como el indio son las
En 1927, José Carlos Mariátegui consideró a Sabogal como el primer pintor peruano por la forma bases de su propuesta artística4. Para Lauer, no se ha tomado en consideración el aspecto hispánico de las
en que pintaba el tema indio, diferenciándolo de otros que cultivaban la misma línea. pinturas de Sabogal, que presentó, tanto en su formación como en el aspecto ideológico, una sumatoria
de lo peruano en ambas vertientes: lo español y lo indio.
Después de él, (Sabogal) se ha propagado la moda del indigenismo en la pintura; pero
quien tenga mirada penetrante no podrá confundir jamás la profunda y austera versión Se ha criticado mucho al indigenismo, su carácter de mera reacción al hispanismo, sin
que de lo indio nos dá Sabogal con la que nos dán tantos superficiales explotadores tomar en cuenta su realidad concreta y sus propias declaraciones respecto a su deseo
de esta veta, en la cual se ceba ahora hasta la pintura turística. (Mariátegui, 1927: 10)3. de ser interpretado como una tendencia ideológica integral peruana. Por lo pronto, en
el caso de la pintura, el indigenismo no es antihispanista, sino incluso es prohispánico,
Sabogal intentó plasmar en el lienzo una construcción teórica, y con ello se alejó de propuestas no sólo por sus orígenes formativos a través de la obra de Sabogal, sino también por su
realistas: su indio era una convención, el emblema de un grupo humano que había que resarcir del olvido garcilacismo conciliador y su antieuropeísmo. (Lauer, 1976: 86).
y la explotación. Como dijo Mariátegui, era un valor-signo sacar al indio del ostracismo de la peruanidad
donde se encontraba (Castrillón, 1993). Así definió el tipo de vanguardia que se desarrollaría en el país Mariátegui, cuando ya era director de la revista peruana Amauta (1926-1932)5, quiso distanciarse
al poner como principal representante a Sabogal. El joven bohemio y modernista de la década de 1910 de los aspectos técnicos e inaugurar la crítica ideológica, y es precisamente esto lo que marca su interés
conocida como su edad de piedra, no era el ideólogo de diez años después. Esto se hace evidente en la por Sabogal6. Esta mirada es la que ha primado en los estudios que se han realizado sobre el artista, en
distancia que toma de la obra del pintor español Beltrán Massés de claro lenguaje modernista (Figura 3). detrimento del análisis de los aspectos formales de su pintura7. En un primer momento, la propuesta de
Con motivo de la exposición realizada en los Salones de la Wildenstein en Nueva York, en 1925. Para el
director de Amauta su obra constituía un episodio más de la decadencia de Europa y desautorizó el juicio
dado por Ventura García Calderón, que lo había comparado con Rembrandt. Según el intelectual perua-
4
Ver Villegas (2008). Tendrá una importancia fundamental el ensayo del mexicano José Vasconcelos Raza Cósmica
no, su pintura representaba la libido perversa de la posguerra, el desequilibrio sensual de los nuevos ricos (1925), que buscó definir la raza nueva como resultado de la fusión étnica de los opuestos. Pudo difundir sus ideas en los
viajes que realizó en 1922 por Brasil, Argentina, Uruguay y Chile (López Lenci, 1999: 153). Debemos añadir la contri-
y la lujuria lánguida y morbosa de una época de decadencia. A continuación, diferenciaba claramente el
bución del mexicano Manuel Gamio en su ensayo Forjando Patria (1916), así como Eurindia (1924) del escritor argentino
tipo de vanguardismo que seguía contrapuesto al gusto burgués de lo que hacía Beltrán Massés: Ricardo Rojas (Villegas, 2008: 57). El proyecto del mestizaje no tiene por tanto un origen andino, sino más bien mexica-
no, ya que en el contexto peruano el primer manifiesto del mestizaje, escrito por Uriel García, data de octubre de 1927,
La pintura contemporánea se anarquiza en una serie de estilos bizarros y de escuelas y se publicó en la revista cuzqueña Kuntur con el título de El Nuevo Indio (López Lenci, 1999: 162). El proyecto mestizo
precarias. Más cada uno de estos estilos, cada una de estas escuelas constituye una asumido por Sabogal desde Lima (1925) responde a sus contactos previos con Argentina (1910-1918) y México (1923),
búsqueda noble, una recherche inteligente. Los pintores de vanguardia, extrañamente más que a una vinculación con los proyectos vanguardistas surgidos en los Andes. Aunque su origen pueda ser exterior,
poseídos por el afán de descubrir una verdad nueva, recorren austeramente penosos y el pintor se distanció pronto de estos referentes, al mostrar diferencias en la concepción y en los planteamientos pro-
miserables caminos. Eliminan de su arte todos los elementos sospechosos de afinidad puestos. A excepción de Saturnino Herrán con su Coatlicue transformada, proyecto para el mural Nuestros dioses del Palacio
con el gusto banal de una burguesía pingüe y rastacuera. En cambio Beltrán Masses de Bellas Artes de México, no existe en la plástica mexicana una correspondencia con las ideas de sus intelectuales so-
(sic) conforma sus cuadros y su estética a ese gusto mediocre, por ello el éxito. Esta bre el mestizaje. Los muralistas mexicanos se centraron en tratar el indio y la revolución con un lenguaje vanguardista.
es la razón de su éxito. Éxito que ya he llamado éxito mundano y que no es nada más En cambio, Sabogal vinculado al costumbrismo español, mostró en sus cuadros el mestizaje como propuesta artística,
además de incidir en el estudio y valoración del arte popular enmarcado en un proceso histórico.
5
Entre los escritores españoles que colaboraron con la revista peruana están Juan Andrade, Luis Araquistáin, Cansi-
nos, Chabás, Correa Calderón, Gafias, Gash, Giménez Caballero y Rivas Panedas. También participaron peruanos resi-
2
Esta afirmación coincide con la opinión de Yazmín López Lenci sobre las revistas andinas: los periódicos pequeños,
dentes en España como Xavier Abril, Armando Bazán, César Falcón, Félix de Valle y César Vallejo. (Bonet, 1995: 49).
las revistas y las hojas sueltas fueron de gran importancia para la construcción de lo que denomina nuevos sujetos produc-
tores de bienes culturales. (López Lenci, 1999: 20). 6
Envuelve con la idea al artista y su obra, dejando fuera una parte importante de la explicación del fenómeno artístico. Ver: Castrillón
(1993)
3
También fue reproducido en Mariátegui (1990: 90-93), aunque toma como referencia el artículo de Mundial, Lima,
publicado el 28 de junio de 1928, que modifica los tres primeros párrafos respecto a lo publicado en Amauta en febrero 7
Desde temprano, la crítica principal se centró en la mirada localista y en la ausencia de las vanguardias artísticas eu-
de 1927. ropeas en sus obras. Era un pintor de tipos, ajeno al arte moderno y por tanto deficiente: estos fueron los calificativos

438 439
Mariátegui fue favorable a las vanguardias y las consideró un movimiento renovador y revolucionario. Sin Pero si el Futurismo había sido un desengaño al terminar unido al fascismo y, por tanto, al orden
embargo, su recepción de las mismas cambió y empezó a verlas como el reflejo de la situación decadente establecido por el poder hegemónico, ¿qué pasaba con el Postimpresionismo y el Cubismo? Al referirse
de la sociedad europea8. Recién llegado de su viaje de tres años por Europa, Variedades lo entrevistó y le a ellos, Mariátegui dio a entender que se manifestaron como investigaciones formales al constituir vías,
preguntó sobre la decadencia del viejo continente, a lo que el intelectual respondió: rumbos, exploraciones y síntomas de la decadencia de la sociedad burguesa. Así, el proceso del arte
contemporáneo fue coherente, lógico y orgánico bajo una apariencia desordenada y anárquica. Al Im-
Sí. Pero la decadencia de Europa, junto con la suerte de Londres, Berlín y París, se presionismo, de orientación realista, que había dado primacía al color y la luz sobre la línea, le siguió el
está jugando la suerte de Nueva York y Buenos Aires. En Europa se elabora la nueva Cubismo, que, como reacción contra la vaguedad y la incorporeidad de las formas impresionistas, se pre-
civilización. América tiene un rol secundario en esta etapa de la historia humana (Va- ocupó de las formas y los planos. Además señaló que el Postimpresionismo rectificó al Impresionismo
riedades, 1923a). al otorgarle a la línea la misma categoría plástica que al color, volviéndose sintética.
Un pintor claramente identificado con el cubismo fue el pintor argentino Emilio Pettoruti. Los
Conviene analizar a fondo el desarrollo de su propuesta artística en torno a las vanguardias artísti- comentarios de Mariátegui sobre Pettoruti se publicaron en Variedades en ocasión de la exposición de
cas desde su retorno al Perú en 1923. Cuando en Variedades se le preguntó sobre las nuevas orientaciones sus pinturas en la Asociación Amigos del Arte de Buenos Aires. Ellos se habían conocido cuatro años
del arte en Europa respondió que la crisis mundial no es sólo política, económica y filosófica. Es también una crisis atrás en Milán y la suya fue una amistad de vanguardias: cuando se rencontraron en Roma, Pettoruti le in-
artística, no hay sino recherches. La época es revolucionaria. Más que una época de creación es una época de destrucción9. vitó a Frascati, un pueblo a una hora de Roma donde realizó el Retrato del peruano (Figura 4). Con una
Una de sus primeras aportaciones fue el artículo de 1924 sobre el Futurismo italiano, publicado en Va- sobriedad propia del retorno al orden, representó a Mariátegui, el futuro fundador del partido comunista
riedades, donde subrayó que, en lugar de edificar un arte nuevo, el objetivo de los futuristas fue destruir el peruano, sentado y de perfil. Luego se volvieron a ver en Berlín, donde el argentino expuso en la recono-
arte viejo. El Futurismo aspiraba a convertirse en un movimiento de renovación artística, pero también cida galería expresionista Der Sturm. Según el intelectual peruano, la obra de Pettoruti no tenía un estilo
política: Mariátegui menciona cómo, en octubre de 1913, los futuristas publicaron un programa político único, había cultivado un poco de todos los ismos, debido a que había vivido una época de inestabilidad
limitado a Italia, que pretendía hacer una campaña imperialista en el exterior y otra interna, de corte y anarquía. El argentino era la prueba de que el arte vanguardista no era fruto de la improvisación ni de
antisocialista y anticlerical. Ahí radicó su crítica al movimiento, pues su programa en suma, no era revolucio- la arbitrariedad, pues en la obra del pintor rioplatense se reflejaba todo un proceso de aprendizaje.
nario sino reaccionario. No era futurista, sino pasadista (…) políticamente el futurismo ha sido absorbido por el fascismo Pettoruti se había formado en Italia en el clasicismo; sus pintores modernos de referencia eran
(Mariátegui, 1924a: 156-158)10. Cézanne, Picasso, Van Gogh y Matisse y entre los clásicos admiró a Piero de la Francesca, Antonello da
Messina, Mantegna y Massaccio. Mariátegui al referirse al Cubismo, se apoyó en la obra de Severini Du
cubisme au classicisme: esthétique du compas et du nombre, y citando al libro dijo lo siguiente:

que le dedicaron José María Pereyra. Ver Pereira (1942), Ríos (1946). Aunque esta crítica era preferentemente formalis- El cubismo, que constituye la sola tendencia interesante desde el punto de vista de la
ta, cambió en los setenta, cuando tomaron el relevo los aspectos ideológicos, constituyendo la principal preocupación disciplina y del método y que, por este hecho, forma parte de la base del nuevo clasicis-
de quienes lo han estudiado. Las pinturas de Sabogal son un pretexto para desarrollar un discurso en torno a lo que mo que prepara, se encuentra sin embargo hasta hoy en la última etapa del impresionis-
representan: lo indio en el Perú, con sus taras y limitaciones ajenas a los propios cuadros y sus evoluciones formales, mo. (Mariátegui, 1925c, 1990: 86-90).
sus influencias y vinculaciones con otros artistas. La pregunta obligada era si sabía representar al indio. Esta cuestión
fue abordada por Mirko Lauer desde una perspectiva socialista, preguntándose porque al artista no tuvo una obra de Mariátegui, que hizo una breve referencia al cubismo de Pettoruti, prefirió enfatizar en su crítica
denuncia, al igual que la de sus pares mexicanos. Ver Lauer (1976). En los años noventa, por un lado Natalia Majluf otras obras del pintor, para demostrar: la no dependencia del pintor hacia los ismos. Sin embargo, estos
analizó la pintura de Sabogal poniéndola en una posición dicotómica: opuso lo criollo limeño, visto desde Lima por no eran en esencia los movimientos de vanguardia más destacados para él, sino que su carácter revolu-
Teófilo Castillo, a lo indio andino, representado en Cuzco por la propuesta de Sabogal, a partir de la comparación entre
cionario le hizo decir que el arte de vanguardia ultraísta y extremista no es el post-impresionismo. Es el expresionismo
los artistas peruanos y los mexicanos, ver Majluf (1994). Por otro lado, Antrobus recriminó a la crítica contemporánea
sobre Sabogal que sólo incidió en los aspectos formales y no en los ideológicos que implicaba la construcción del pro- y el dadaísmo (Mariátegui, 1924c)11.
yecto indigenista (1997). En una investigación anterior, hemos analizado la postura ideológica de Sabogal en torno al Parece extraño que quién conocía directamente las vanguardias producidas en Europa, al poco
proyecto peruano de mestizaje del Instituto de Arte Peruano (Villegas, 2008). tiempo de regresar haya realizado una exposición donde el común denominador eran cuadros impre-
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En la década de los años treinta, Mariátegui participó en la revista española Bolívar con un artículo titulado Arte, re- sionistas. Esto aconteció en la exposición de la colección de Pedro López Aliaga de la Filarmónica
volución y decadencia que se publicó en mayo de 1930 (Brihuega, 1981: 314). Éste había sido publicado cuatro años antes (Figura 5). La muestra estuvo conformada por ciento treinta pinturas españolas e italianas reunidas por
en el número 3 de la revista limeña Amauta, de noviembre de 1926 (Schwartz, 1991: 468), y después en el número 2 su propietario en un reciente viaje a Europa. En el grupo de artistas españoles figuraban José Villegas,
de la revista Nueva Era de Barcelona, en noviembre de 1930. También fue publicado en Variedades (Mariátegui 1927b), Mariano Fortuny, Salvador Sánchez Barbudo y Marín, entre los más representativos (Variedades: 1923b).
sustituyendo los inicios con otras frases. Además, fue publicado en, El Artista y la época (1959), libro del que tomamos La exposición respondía al gusto personal del coleccionista, pues no había arte moderno no hay cubistas, no
su décimo cuarta edición como referencia (Mariátegui 1990ª: 18-22). hay sintetistas, no hay neo-impresionistas, no hay expresionistas, no hay dadaístas. El señor López Aliaga es hombre de
9
“Instantáneas…”, op.cit., 1923. La opinión de Mariátegui sobre la crisis del arte del período era compartida por críti- gusto un tanto clásico se detiene en el impresionismo (Variedades, 1923c). Entre las obras expuestas, Fortuny es-
cos como Juan de la Encina. En la Exposición Internacional de Pintura y Escultura de Bilbao (1919), el crítico español taba representado por unas impresiones de Marruecos. Estos eran los exponentes de la pintura española
afirmó que no veía obras de hoy y menos del futuro. Así reconocía que las obras eran de tiempos pretéritos debido a la académica del siglo XIX.
crisis que sufría la sociedad contemporánea; al respecto nos dice: Todo presente, tal vez mucho pasado, pasado, no por calidad,
A modo de justificación, el artículo que se publicó con ocasión de la muestra alegaba que ante todo
sino por el tiempo. El momento es de lo más crítico (…) El arte, como la sociedad actual pasa por la más tremenda de las crisis. (Gonzáles
de Durana, 2008: 84). era bueno que el público limeño conociera la pintura moderna consagrada en los museos para más tarde
10
El primer artículo de Mariátegui sobre el Futurismo italiano fue escrito con el título de Aspectos viejos y nuevos del fu-
turismo para El Tiempo (Lima, 3 de agosto de 1921). Fue reproducido en El artista y su época (1959). Además fue incluido
en La Escena Contemporánea en Mariátegui (1990a: 56) 11
El artículo fue reproducido en El artista y su época, aunque se omite el último párrafo, ver Mariátegui (1990: 60-64).

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conocer el arte moderno revolucionario, aquél que se encontraba en formación. El anónimo articulista decrépita (Figura 6 y 7). Odiaba las instituciones y las clases sociales que éstas representaban, y confia-
pensaba que la cultura artística de un pueblo se forma gradualmente. Aunque no se mencionaba en el es- ba en que algún día desaparecerían. Mariátegui decía que no era un caricaturista, sino un superrealista
crito, estas justificaciones fueron proporcionadas posiblemente por el propio organizador de la exposición, (1925b).
José Carlos Mariátegui, que conocía mejor que nadie las vanguardias artísticas que se producían en Europa Esa predilección por el expresionismo en Mariátegui evidente en las páginas de Amauta tuvo in-
en ese momento. Mariátegui prefirió divulgar gradualmente el arte moderno y al realizar su primera mues- fluencia en la gráfica de Sabogal quién en lugar de la sátira burguesa propia de George Grosz prefirió la
tra de arte europeo pecó de conservador. El artículo que reseñó la muestra estaba lleno de justificaciones temática peruanista con una técnica moderna. En sus grabados el lenguaje formal era claramente expre-
quizás transmitidas por el propio intelectual, como la referida a la falta de preparación del público peruano. sionista, trazo grueso, líneas rectas y una destacada capacidad para la elección de los temas y la represen-
tación de sus personajes los cuales tenían vitalidad a través de sus gestos como en El caballito (Figura 8).
Nuestro público no está aún preparado para entrar en contacto con la pintura mo- Incluso, se dijo que el Sabogal xilografista iguala y supera a Sabogal pintor (Ego, 1928). Clodoaldo López Me-
dernista. Las novísimas escuelas artísticas no son entendidas y estimadas, en la misma rino (cuyo seudónimo era Clodo Aldo) añadió lo siguiente: nosotros, sin establecer una rivalidad entre el pintor
Europa sino por una elite. El gran público se ríe de ellas alegremente. Una exposición y el xilógrafo, decimos que éste no cede un punto ante aquel, a quien en ocasiones aventaja en sobriedad e intensidad y vigor
expresionista o cubista habría sido en Lima un fracaso clamoroso. Nadie la habría to- expresivo (1929). Para José Eulogio Garrido, las xilografías con motivos de Cuzco (son) espléndidas de expresión,
mado en serio. Nadie la habría comprendido, habría habido, para ponerla en ridículo, la
de forma, de espíritu (1929).
unanimidad más uno (Variedades, 1923c).
Además de su apoyo al expresionismo, Mariátegui apoyó al grupo surrealista13, al cual consideraba
heredero de Dadá. Al tratarse de un movimiento internacional politizado, le tocó posicionarse a favor de
Si en el terreno curatorial, Mariátegui era conservador en sus escritos demostraba su conocimiento
la revolución social, es decir, incorporarse al comunismo. Definió el movimiento como:
de la vanguardia. Para él, el Expresionismo y el Dadaísmo eran las escuelas ultramodernas. El Dadaísmo
era fundamentalmente humorista, se complacía en la incoherencia y el desorden, pero era también el sín- Automatismo psíquico puro, por el cual nos proponemos expresar sea verbalmente,
toma de una civilización que se disuelve y decae, de ahí el eslogan el arte es deporte, pues se había vuelto sea por escrito, sea de cualquier otro modo, el funcionamiento real de pensamiento.
un juego. Entendía el Expresionismo por oposición al Impresionismo, ya que el primero había buscado Dictado del pensamiento, en ausencia de todo control ejercitado por la razón, fuera de
un mundo subjetivo y así se desplazó el eje del arte del objeto representado al sujeto que lo pinta. El toda preocupación estética o moral (Mariátegui, 1926)14.
Dadaísmo erosionó toda servidumbre del arte a la inteligencia, ya que para el peruano el arte, a causa de
la influencia del período racionalista, llegó a este siglo demasiado intelectualizado. Y el arte no debe ser pensamiento, sino Estableció etapas en el desarrollo del movimiento: Dadá constituía la época de su infancia, y el
sentimiento (Mariátegui, 1924b)12. Surrealismo, unido al comunismo, significó su edad adulta (Mariátegui, 1930a). López Lenci ha señalado
Cuando estuvo en Alemania, a principios de 1923, visitó la Galerie Der Sturm de Herwarth Walden que, hacia el 25 de marzo de 1926, Mariátegui manifestó simpatía por el Surrealismo en Perricholi. Añade
(seudónimo de George Lewin), una de las colecciones más completas de pintura moderna. Allí pudo que quien dio a conocer a André Breton en el Perú fue Xavier Abril15 en Amauta en septiembre de 1928,
contemplar obras de Archipenko, Boccioni, Carrá, Marc Chagall, Max Ernst, Albert Gleizes, Kandinsky, con la publicación del poema del francés Le verbe être, que apareció con el título Texte surréaliste (López
Paul Klee, Kokoschka, Fernand Léger, Gino Severini y Franz Marc. También tuvo oportunidad de cono- Lenci, 1999: 99).
cer su revista llamada Der Sturm, que, en palabras del intelectual peruano, era un puesto de observación Entre los artículos escritos sobre vanguardias artísticas, ningún movimiento mereció más referen-
práctica y un instrumento de elaboración teórica. Uno de los aspectos que contribuyó a que Mariátegui cias por parte del director de Amauta (Mariátegui, 1930b; 1990: 178-182) que el Surrealismo: no sólo le
comulgara con las ideas de Walden fue su posición de extrema izquierda y su espíritu revolucionario. dedicó páginas en Variedades, sino también en Amauta, Mundial y Perricholi. López Lenci ha mencionado
Además, observó que pedía a la obra de arte una disciplina alimentada por móviles sociales (Mariátegui, que estos escritos coinciden con el período de madurez de Amauta, cuando propone un proyecto ori-
1927e; 1990: 79-81). ginal americano. En este contexto debe ser entendida la importancia que le otorgó Mariátegui al grupo
En el comentario crítico que hizo sobre la obra del dibujante alemán George Grosz manifestó de surrealista (López Lenci, 1999: 100). Para él, ninguno de los movimientos literarios o artísticos de van-
manera clara su preferencia por el contenido de las obras sobre las propuestas formales de los movi- guardia en Europa había tenido la significación ni el contenido histórico del Surrealismo, aunque valoró
mientos de vanguardia: que también el Futurismo había nacido como una propuesta artística y política, aunque terminara siendo
absorbido por el fascismo. Para él, la adscripción del Surrealismo al programa marxista de la revolución
Es esto lo que da profundidad a su realismo (Grosz) la mayor parte de los expresionis- proletaria no era comparable a lo que había sucedido con el Futurismo, ya que los surrealistas no habían
tas, de los futuristas, de los cubistas, de los super-realistas (sic), etc., se debaten en una subordinado la política a las reglas y gustos del arte. Su derecho al disparate, al subjetivismo absoluto
búsqueda exasperada y estéril que los conduce a las más bizarras e inútiles aventuras.
quedaba en el ámbito del arte, para todo lo demás demostraban cordura (Mariátegui: 1930a).
Su alma está vacía; su vida está desierta. Les falta un mito, un sentimiento, una mística,
Estas ideas sobre el Surrealismo tuvieron respuesta en un artículo, Desde París Autopsia del surrealis-
capaces de fecundar su obra y su inspiración. Les preocupa el instrumento; no les pre-
ocupa el fin. Una vez hallado, el instrumento no les sirve sino para inventar una nueva mo, publicado en Variedades por César Vallejo, donde éste puntualizaba que arte y política no tenían que
escuela. Grosz es un poco super-realista, un poco dadaísta, un poco futurista. Pero a
ninguna de estas escuelas -en ninguna de las cuales su genio se deja encasillar- le debe
los ingredientes espirituales, los elementos superiores de su arte. (Mariátegui, 1925b). 13
Mariátegui denominó al grupo como superrealistas. Otros autores, como dice López Lenci, los llamaron suprarealis-
tas o sobrerealistas. (López Lenci, 1999: 98). En adelante, utilizaremos Surrealismo para todos aquellos términos antes
Grosz se burlaba de la Alemania imperial y burguesa. Sus dibujos desnudaban el alma de los junc- mencionados.
kers, los banqueros, los rentistas, y plasmaban la decadencia espiritual, la miseria de una casta agotada y 14
Reproducido en El artista y su época, se puede ver su ensayo sobre El grupo Clarté en La Escena Contemporánea (Ma-
riátegui, 1990. 42-45).
15
Lopez Lenci señaló que Abril publicó en Amauta en 1929 sus apuntes literarios de un futuro libro sobre el Surrea-
12
Publicado en El artista y su época, aunque el autor suprimió los dos primeros párrafos (Mariátegui, 1990: 64-69). lismo con el título de Estética del sentido en la crítica nueva. (López Lenci, 1999: 102).

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estar separados; el proceder de los surrealistas estaba en perpetuo divorcio con las grandes directivas Cuando a Sabogal le preguntaron en Variedades sobre las nuevas tendencias pictóricas respondió
marxistas, pues sus obras no reflejaban su adhesión al movimiento. No comprendieron ni practicaron el que no hay tendencias, sólo hay buena pintura. Hoy contamos con grandes artistas que no son casi siempre los que la
verdadero y único espíritu revolucionario de aquellos tiempos, el marxismo, de manera que para Vallejo prensa consagra (Variedades, 1923d). Aseguraba que no prefería ninguna escuela de pintura en especial,
eran en realidad intelectuales anarquistas. aunque, de tener que hacerlo, elegiría la escuela flamenca y la italiana que engendró el Renacimiento.
Entre sus pintores favoritos estaban Tiziano, El Greco, el divino Morales, Goya y Diego Rivera (Va-
Los superrealistas, burlando la ley del devenir vital, se academizaron, repito en su fa- riedades, 1923d). Todo lo mencionado indica un gusto bastante conservador, en consonancia con sus
mosa crisis moral e intelectual y fueron impotentes para excederla y superarla con for- pensamientos estéticos. Por tanto, cabe preguntarse cómo Mariátegui, conocedor de las vanguardias ar-
mas realmente revolucionarias, es decir destructivo-constructivas. Cada superrealista tísticas, pudo avalar la obra pictórica de José Sabogal –que de alguna manera representaba formalmente
hizo lo que le vino en gana… el rol de los escritores no está en suscitar crisis morales un costumbrismo pre-vanguardista17–, hasta el punto de considerarlo el primer pintor peruano. Se puede
e intelectuales más o menos graves o generales, es decir, en hacer la revolución por
afirmar que la crítica de arte ejercida en Lima en los veintes por Mariátegui tuvo un impacto definitivo
arriba, sino, al contrario, en hacerla por abajo. Breton olvida que no hay más que una
en las artes plásticas, debido a su apoyo a José Sabogal y sus discípulos. Dicha crítica fue tan relevante
sola revolución: la proletaria y que esta revolución la harán los obreros con la acción y
no los intelectuales con sus crisis de conciencia… Sólo que estas mismas apreciaciones como la realizada por Teófilo Castillo en la década anterior. La corriente hispanista propiciada por el
sobre Breton, pueden ser aplicadas a todos los superrealistas sin excepción, y a la pro- carhuacino en los años veinte comenzó a lidiar con los conceptos de vanguardia artística, que Mariátegui
pia escuela difunta… el fondo histórico del superrealismo es casi nulo, desde cualquier había conocido directamente en Europa.
respecto (sic) que se le examine. (Vallejo, 1930)16. La respuesta está en los textos del intelectual, publicados en las revistas, que se ha tratado líneas
atrás. Las pinturas de Sabogal fueron consideradas por él como valor-signo, donde la imagen representada
Mientras que Mariátegui separó el camino del arte y la política, otorgando una mayor importancia era más importante que los aspectos formales de la obra. En su artículo sobre los tópicos del arte mo-
a esta última, Vallejo exigió en el arte una práctica política, es decir, el artista debía expresar sus ideas derno, precisó que no todo arte nuevo es revolucionario ni verdaderamente nuevo. No sólo se trataba de
políticas en su obra. Ahí radicaba la diferencia en la interpretación del Surrealismo que hacían ambos traer una técnica nueva: Eso sería recrearse en el más falaz de los espejismos actuales. Ninguna estética puede rebajar
intelectuales. Las críticas que suscitó el segundo manifiesto surrealista, publicado por Breton en 1930, el trabajo artístico a una cuestión de técnica. La técnica nueva debe corresponder a un espíritu nuevo también (Mariátegui,
hizo que Mariátegui reformulara sus ideas sobre este grupo. Consideró que lo mejor del manifiesto era la 1927b). La revolución artística no podía recaer únicamente en las conquistas formales18.
filiación que establecía entre el movimiento romántico y la revolución surrealista, pero le recriminó que el Sabogal impulsó una estética costumbrista de mirada idealizada, centrada en el estereotipo nacio-
texto estuviera lleno de frases de gusto dadaísta una entonación infantil que en el punto a que ha llegado históricamente nal, preferentemente andino, con claras referencias a la obra de Ignacio Zuloaga en los aspectos técnico
este movimiento, como experiencia e indagación, no es ya posible excusarle (Mariátegui, 1930c). y teórico. Ambos estaban vinculados a grupos intelectuales que de alguna manera moldearon el tipo de
Tanto para Mariátegui como para Vallejo, las vanguardias eran un fenómeno que debía ir acompa- obra que desarrollaban: Zuloaga contó con el apoyo de Miguel de Unamuno y Sabogal estuvo influido
ñado de una revolución social y política. Por esta razón, Mariátegui criticó la postura de Huidobro, que por el intelectual José Carlos Mariátegui. Asimismo, ambos asumieron el valor simbólico del cuadro y el
defendía una estética no política. aspecto telúrico en su representación: no individualizan sus retratos, sino que los hacen representantes
de un grupo humano definido por lo español o lo peruano. El costumbrismo es central en esta tarea, al
Yo no la concebiría en un poeta ultraísta, si creyese a los poetas ultraístas en grado de resaltar la importancia del traje de cada región o el paisaje simbólico de sus fondos. En el caso de Zuloa-
discurrir sobre política, economía o religión (…) Pero el caso es que la política, para ga, pintó el paisaje de Toledo siguiendo los modelos de El Greco y Sabogal representó las montañas de
quienes la sentimos elevada a la categoría de una religión, como dice Unamuno, es la la sierra andina con sus nubes alusivas a la sierra como construcción vertebral de lo peruano. Uno de los
trama misma de la historia (1927b). modelos emblemáticos de esta propuesta es el Varayoc de Chincheros (1925) (Figura 9).
La decadencia de la civilización capitalista se reflejaba en la disolución de su arte. Las nuevas
Alfredo Rebaza Acosta rechazó esta mezcla de ideas políticas y artísticas. Según el autor, la conta- corrientes (Cubismo, Dadaísmo y Expresionismo) eran fuerzas centrípetas que anunciaban una recons-
minación política de la esfera artística se produjo como consecuencia de los cambios que hubo en mate- trucción, cada una traía un nuevo principio. Los artistas no podían abstraerse de la política, como los
ria política y sociológica después de la Gran Guerra. A la pregunta de si era posible transformar el arte, futuristas rusos adheridos al comunismo o los italianos al fascismo. Mariátegui acusó a Ortega y Gasset
respondía que no. Aunque entre los intelectuales que compartían sus ideas en contra de la renovación del equívoco sobre el arte nuevo, por no haber distinguido entre escuelas y tendencias y haber tomado
del arte citaba a Vallejo, Mariátegui y Miguel Ángel Urquieta, su posición resulta más afín al pensamiento como rasgos de la revolución los que correspondían a la decadencia del arte. Estas falsas premisas habían
conservador de Cossío del Pomar o de Alberto Guillén que a los antes mencionados por su defensa de conducido al intelectual español a decir que la nueva inspiración era cómica. Así el director de Amauta
los valores inmutables e universales del arte.

-Ved- dirán cogiendo un lienzo futurista o un ensayo cubista de nuestros días- así cre-
yeron estos pobres hombres que iba a ser el Arte. ¡Cuán equivocados estuvieron! ¡Cuán 17
Alberto Hidalgo en una carta dirigida a Mariátegui el 21 de diciembre de 1928, criticó el apoyo que éste daba a la obra
equivocados! El cubismo es la exaltación máxima de la línea recta, esta es de por sí esté- de Sabogal. Lo acusó de ser su guía y de dirigir sus erróneos desaciertos, como el completo fracaso del pintor peruano
ril y muerta. El cubismo es técnica esto es lo que informa el arte actual. Y todo es cues- en Buenos Aires, que desmintió las esperanzas del crítico, que hasta ese momento estaba convencido de que Argentina
tión de moda. (…) Si quieres hacer un arte de grupo limitado, no un arte ancho como sería el territorio más proclive a reconocer el talento del pintor peruano (Melis, 2001: 110-111). Las exposiciones en
el que hizo Dios en la naturaleza obra cumbre de todas las obras artísticas habidas y por Buenos Aires de Pantigoso (1924) y Morey (1925), unidos por un lenguaje moderno de temática andina, probaron la
haber. El arte antes que el cerebro debe tocar el corazón (…) el futurismo, el cubismo, cercanía del público bonaerense con el gusto moderno. Por ello, la obra de Sabogal no podía tener buena acogida, cuyo
el vanguardismo, no son sino epidérmicos ensayos de cristalización. (Rebaza, 1928). lenguaje formal presentaba rastros de Zuloaga, que había expuesto ya en 1910 en el Centenario Argentino.
18
López Lenci menciona cómo Mariátegui advirtió el equívoco de la nueva generación al identificar nueva técnica con
un nuevo arte. Denunció este espejismo en Arte, Revolución y Decadencia, publicado en Amauta en noviembre de 1926.
16
El artículo, a excepción del último párrafo, fue reproducido en Vallejo (1973: 72-79) (López Lenci, 1999: 80).

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terminaba su artículo diciendo que el porvenir se reirá de la bienaventurada estupidez con que algunos críticos de su 2008), donde prevalecía la importancia del proyecto mestizo sobre la cuestión de su pertenencia o no a
tiempo los llamaron nuevos y hasta revolucionarios (Mariátegui, 1927b). las vanguardias europeas. La propuesta de Sabogal no se dio en el terreno formal, sino en su búsqueda
En resumen, podemos afirmar que entre los movimientos vanguardistas ni el Postimpresionismo, ni por crear un arte propiamente peruano a partir del legado virreinal y aborigen. Jorge Falcón señaló que
el Cubismo, ni el Dadaísmo fueron relevantes para el pensador peruano, que los consideró síntomas de la tanto Mariátegui como Sabogal, vinculados a la revista Amauta, llevaron a cabo un proyecto ideológico
decadencia de la sociedad capitalista. Sólo el Expresionismo y el Surrealismo constituyeron movimientos con el que buscaban “peruanizar a los peruanos”, crear una conciencia nacional, sin ser ninguno de ellos
revolucionarios, expresión de los cambios de la sociedad burguesa, ya que estaban vinculados a una po- indigenista ni inventar un ismo en el sentido formalista de la palabra (Falcón, 1986:29). Siguiendo a Ma-
sición política: el marxismo. El Futurismo se quedó en el camino al afiliarse al fascismo. La preeminencia riátegui, podemos decir que el arte vanguardista era en esencia revolucionario, pues generalmente estaba
del posicionamiento social y político sobre un argumento meramente formal es vital para entender la in- acompañado de una revolución social y política, como había pasado con el Futurismo italiano y ruso,
terpretación que hizo Mariátegui de la obra de Sabogal; en este aspecto, tiene más peso el ideólogo social el Expresionismo alemán y el Muralismo mexicano: los cambios políticos y sociales habían producido
y político que el esteta. Coincidimos con María Candelaria Hernández en su defensa de la tesis de que un arte revolucionario. En el Perú, la revolución había comenzado en el terreno intelectual y artístico,
Mariátegui valoró en Sabogal el contenido ideológico, la entraña americanista (Hernández 2001: 19-55). aunque no tuvo consecuencias en la realidad social ni política. Tanto Mariátegui como Sabogal buscaron
En el Perú, las vanguardias fueron vistas como un síntoma de la decadencia de la sociedad euro- subvertir los esquemas sociales constituidos, pero su prédica no traspasó la esfera intelectual; así lo ha
pea. En el contexto local peruano se dio un vanguardismo en el tema, pero no en el lenguaje formal. La expresado Jorge Falcón:
ruptura con los temas académicos de los pintores emigrados del siglo XIX favoreció el desarrollo de la
temática andina, aunque ésta repetía esquemas muy conservadores, basados en la obra de Ignacio Zuloa- He afirmado que Mariátegui fue un revolucionario que usó como herramienta de tra-
ga. Si se analizan los años previos a la exposición de Sabogal en Brandes, se aprecia que la actitud de los bajo su oficio intelectual de escritor. En Mariátegui lo revolucionario se hace doctrina-
críticos locales frente a las vanguardias era de desconcierto, y que las asociaron a la decadencia que sufría riamente sustantivo al orientar su vida y obra en la unidad de teoría y práctica. El pintor
Europa como consecuencia de la Gran Guerra. Este juicio se mantuvo en el contexto local como una Sabogal es revolucionario en su posición e interpretación nacionales. La elevación de
la conciencia nacional -peruanicemos al Perú- es para Mariátegui de un contenido po-
constante, a pesar de contar con algunas exposiciones que apostaron por la modernidad.
lítico: para Sabogal es afirmación de la obra del hombre en su espacio ante la realidad
La vanguardia peruana representada por la obra de Sabogal se manifestó no en el terreno temático, de su tiempo coinciden en un punto: son revolucionarios por rechazar lo estatuido y
sino en el carácter revolucionario de su proyecto ideológico, que tuvo que enfrentarse a una sociedad caduco en la esfera de acción de cada uno (1986: 30).
conservadora como la peruana. Mariátegui ya había aceptado y apoyado que los surrealistas diferenciaran
su posición política de la artística, y lo mismo debió pasar con Sabogal y su grupo. Sabogal no sólo in- Añade que, a diferencia de la Revolución mexicana, que tuvo su cuna en una transformación de
tervino en el cambio de nombre de Amauta19, sino que él y sus discípulos colaboraron en la revista, tanto las estructuras del país, en el Perú no hubo ningún hecho social que justificara un cambio de contenido
con la ilustración gráfica como con la redacción de artículos. La propuesta de un proyecto de arte mes- en el arte. Aunque, para Falcón, Sabogal sí fue revolucionario en su pintura y su revalorización del arte
tizo, presente en la obra de Sabogal y fundamentado en las páginas de Amauta a través de la ilustración popular: Al fin y al cabo, revolucionar es cambiar el fondo de los hechos: la estructura de las formas constituidas (1986:
gráfica y los escritos, debió de convencer a Mariátegui de la importancia del movimiento. 31-33). Fue un proceso inverso al que hubo en Europa y México, donde a la revolución social y política
La idea de un Perú integral, aunando su vertiente española e india, fue un proyecto que asumió el siguió un cambio en el arte, la aparición de las vanguardias. El cambio político y artístico liderado en el
intelectual peruano y que fue compartido por Sabogal en el terreno artístico. En los inicios de esta etapa, Perú por Mariátegui y Sabogal, aunque pretendía ser un preludio a la revolución social, sólo quedó en el
se le preguntó a Sabogal sobre la posibilidad de un arte genuinamente peruano y este respondió que sí, terreno de lo intelectual.
aunque muy difícilmente, porque el país está empeñado en descaracterizarse (sic). Tiene estilo propio en los Andes y allí También presenta un aspecto formal cercano al arte de vanguardia la producción gráfica de Sabogal
podría surgir el arte peruano si es que los quechuas se salvan de la influencia yanqui y europea (Variedades, 1923d). La y sus discípulos, esto es los grabados xilográficos, en técnica expresionista, que dieron un matiz distinto
sierra es el gran refugio de lo peruano y en ello basará su propuesta de los años siguientes. En la polé- a las composiciones de lo andino. Curiosamente, estas obras fueron mucho más criticadas por incluir la
mica que mantuvo con Luis Alberto Sánchez, Mariátegui afirmó que no debían llamarle ni socialista ni deformación del indio, lo que establecía un paralelismo con la deformación que se le achacaba al arte
indigenista ni nacionalista; en sus propias palabras: vanguardista europeo, por oposición al clásico. La oligarquía limeña y los intelectuales criollos que censu-
raron la propuesta de Sabogal eran eminentemente racistas y basaron sus juicios de valor en los cánones
Confieso haber llegado a la comprensión, al entendimiento del valor y el sentido de lo
de la belleza griega del arte occidental. Su sesgada mirada impidió que valoraran otras realidades que no
indígena, en nuestro tiempo, no por el camino de la erudición libresca, ni la intuición
compartían ese canon; así, Sabogal y su grupo obtuvieron el calificativo de indigenistas20. Este término
estética, ni siquiera de la especulación teórica, sino por el camino -a la vez intelectual,
sentimental y práctico- del socialismo (1927c: 37-38). es cuestionable porque su origen peyorativo no refleja el proyecto ideológico artístico de Sabogal y su
grupo, sino únicamente la mirada incómoda de un sector social.
He constatado la dualidad nacida de la conquista para afirmar la necesidad histórica de A modo de conclusión la crítica de arte ejercida por José Carlos Mariátegui avalo el proyecto pe-
resolverla. No es mi ideal el Perú colonial, ni el Perú incaico sino un Perú integral… ruano mestizo de José Sabogal porque coincidieron ambos en la idea de un Perú Integral visto a través de
(1927d: 38-39). la reconciliación de lo antes opuesto: lo blanco y lo indio a través del armonioso mestizaje. Esta propuesta
nacida desde Lima, tuvo entre sus principales protagonistas a los profesores y alumnos de la Escuela de
Sabogal, en lugar de seguir los movimientos de vanguardia europeos, inició una búsqueda intros- Bellas Artes. Un mestizaje que respondía a las sublevaciones indígenas de provincias, en tiempos en que
pectiva del verdadero arte peruano, cuya expresión más auténtica residía en el arte popular (Villegas, parafraseando a Valcárcel de Tempestad en los Andes el indio se sublevaba de su opresor blanco y castigaba

19
Hacia 1925, Variedades preguntó a Mariátegui qué preparaba y éste respondió: Vuelvo a un querido proyecto detenido por
mi enfermedad: la publicación de una revista crítica Vanguardia. Revista de los escritores y artistas de vanguardia del Perú y de hispano 20
Es importante mencionar que el término nació en la década de los 30 con la oposición que se hizo a la hegemonía
América. (Variedades: 1925) de Sabogal y su grupo en su Escuela de Bellas Artes.

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les y que neutralizaba la mirada del indio. n°960, Lima 24 julio
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junio
1925c “Figuras y aspectos de la vida de Mundial. El pintor Pettoruti”. En Variedades, n°928, Lima 12
diciembre

448 449
Anexos
Figura 3

Figura 1

Figura 4

Figura 2

450 451
Figura 5
Figura 7

Figura 6

Figura 8

452 453
Figura 9

EL PERÚ CONTEMPORÁNEO,
SIGLO XXI

454
Nuestra incierta impertinencia: trayectoria de las líneas de trabajo en
sociología 1968-2014

Arturo Huaytalla Quispe


Luis Romero Granados
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Resumen
El ensayo aborda las experiencias de las nuevas líneas de trabajo en sociología, para lo cual rastrea las
áreas laborales desde los inicios de la sociología como profesión hasta llegar a la experiencia actual. Sos-
tiene que con el trascurrir del tiempo, el campo laboral se ha ido ampliando y diversificando de manera
ondulante, con ciertos retrocesos, desde un origen funcional «técnico-público» hacia un profesional
experto en lo «social» que penetra en nuevos sectores, sobre todo privados, tales como los estudios de
opinión y mercado, las relaciones comunitarias, responsabilidad social y consultorías.

Palabras claves: Líneas de trabajo, profesión, áreas laborales, experiencia.

Introducción

De la Sociología podría decirse que es una disciplina y a la vez, una profesión. En el ensayo nos dedica-
remos a la sociología como profesión, los que la hacen desde un trabajo en el sector público o privado,
entre otras alternativas. En particular, atenderemos al mercado ocupacional y las experiencias laborales
que involucra.
Un sinnúmero de cuestionamientos surgen sobre el quehacer profesional de la sociología, en su
sentido más amplio y diverso, entre ellas: ¿cómo ha sido el mercado ocupacional de la sociología?, ¿a qué
se debe el ingreso a estas nuevas áreas laborales en sociología?, y ¿cuáles son estas experiencias en las
nuevas líneas de trabajo dentro de estas áreas? Estas son preguntas que intentamos responder a partir
del cruce en el desenvolvimiento con el mercado ocupacional de la sociología actual. Para responderlas
exploramos tres ideas básicas:
1) Con el transcurrir del tiempo, el mercado ocupacional de la sociología se ha ido ampliando y
diversificando de manera ondulante, con ciertos retrocesos, desde un origen funcional técnico-público
inclinado a ideales revolucionarios hacia un profesional experto en lo social muchas veces orientado a
una racionalidad instrumental.
2) La ampliación ondulante del mercado ocupacional se deben a tres cosas: a) la «disolución de la
identidad marxista-leninista»; b) el crecimiento y expansión del mercado capitalista que trajo consigo
problemas y necesidades sociales que requirieron ser solucionados de manera específica por expertos en
lo social; y c) la adecuación por la sociología a estas nuevas modalidades de empleo.
457
3) Lo que da como resultado, el paso a desafíos y nuevas áreas laborales tales como las relaciones Si esto es así, tendríamos que iniciar desde una pregunta básica, pero necesaria, ¿cómo ha sido el
comunitarias, estudios de opinión y mercado, responsabilidad social y consultorías, según las respectivas mercado laboral de la sociología? En otras palabras ¿qué características tiene este mercado? Para intentar
líneas de trabajo de cada área laboral. responder a estas interrogantes, sugerimos dividir en cuatro etapas el desarrollo laboral de la sociología.
Para sostener estas ideas es necesario mirar desde una perspectiva integral, por lo que utilizamos
diferentes fuentes. En principio, dos testimonios1, catorce entrevistas publicadas en el libro Nosotros los
sociólogos (Huaytalla et. al, 2013), así como fuentes secundarias, pero a la vez, escudriñamos en las ofertas Regresando al origen (1961-1967)
laborales que se publicaron en los medios virtuales durante un mes.
Pero vamos por partes y cucharadas. Como todo entramado tiene un inicio, permítasenos comen- La sociología se institucionaliza en el año 1961, con la creación del Departamento de Sociología, en la
zar con lo que puede ser el punto de partida: la fundación de la sociología como profesión y su historia Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la Universidad Nacional del Centro del Perú; en la Uni-
laboral; para luego desembocar en la experiencia laboral como sujeto social en la actualidad, tal vez así, versidad San Agustín de Arequipa en 1963, en la Pontificia Universidad Católica del Perú en 1964 y en la
la historia que intentamos contar tenga más sentido. Universidad Nacional Federico Villareal en 1968. Es pues una década de apertura y expectativa para una
nueva carrera profesional.
Estas fundaciones estuvieron emparejadas, desde su inicio, con dos propuestas en disputa. La
Sociología en estudio y discusión: ciencia y profesión primera, el origen de su fundación institucional, una sociología que sea llamada a solucionar problemas
sociales específicos de la sociedad, entre ellos la irrupción de los movimientos sociales críticos a los re-
La sociología, o en general, las Ciencias Sociales, nacen en la época moderna con el objetivo de alcanzar gímenes oligárquicos a la par que de procesos como la industrialización, la urbanización, oleadas migra-
un «conocimiento racional de la vida social». Esta profesión es heredera de una cultura de seguridad en torias, que empiezan a desbordar y cambiar el rostro del Perú. Para lograr tal proyecto, organizaciones
la razón y en el progreso, en el seno de los mitos y utopías que revestían solidez y estabilidad social. De externas fueron de importancia. En el caso de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos estuvo el
aquel nacimiento a la actualidad existen cambios rotundos, puesto que el riesgo, la incertidumbre y la apoyo de la UNESCO.
desolación se constituyen en el pan de cada día. Frente y en medio de ello, el esfuerzo intencional de
buscar salidas en América Latina se hace poco a poco más presente. Así pues, pareciera que por un lado, …en agosto de 1956 se expide la R.R. 14322 en la que se acepta el ofrecimiento de la
la sociología intenta ir contracorriente, como una especie de salmón, abrazando una utopía de cambio, UNESCO, por intermedio del Ministerio de Educación Pública, para que el profesor
y por otro, planteando salidas que sean funcionales con el mercado ocupacional y algunos sectores. Solo visitante de nacionalidad francesa, François Bourricaud, dicte un curso de sociología en
pareciera. la Facultad de Letras, con la obligación, por parte de la universidad de atender el pago
diario de S/. 92.00 por concepto de gastos de alojamiento (Núñez, 2011: 325).
En Latinoamerica se empiezan a hacer estudios sobre el mercado del trabajo de las profesiones2;
en general, parten del interés de saber dónde se desempeñan los profesionales y cuáles son sus activida-
A través del apoyo de la UNESCO, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y del gobier-
des. Trabajos como los de Lourdes López Pérez (México, 2006), Geyser Margel (Uruguay, 2009), Marta
no holandés, en el caso de la Universidad Católica, no sólo se generaba el apoyo externo a la sociología
Panaia (Argentina, 2008) son solo una muestra. En estos estudios se aborda la problemática a partir de
peruana, sino también se definía una forma de hacer sociología. Forma a la que se oponía una «sociología
estudios conceptuales y experiencias profesionales.
critica», tempranamente planteada por Aníbal Quijano en Imagen y tareas del sociólogo en la sociedad
En el Perú, el debate y la reflexión aún son incipientes. Los estudios sobre la sociología han estado
peruana. Para Quijano, el profesional de sociología « no es un técnico», puesto que el técnico estaría
dedicados al aspecto disciplinar de la sociología, la que se enfatiza en sus implicancias políticas (Ger-
preocupado por los problemas de eficiencia y eficacia, mientras que esta propuesta se preguntaría por la
maná, 1993; Rochabrún, 1993; Lynch, 2001; Vega Centeno, 1996), sobre la formación de la enseñanza
naturaleza de las finalidades mayores que se persigue con la aplicación de un conjunto de conocimientos,
(Portocarrero y Chávez, 2001), otros que destacan la teoría y metodología (Ríos Burga, 2001, 2011; Mejía
de tal manera, que busque dedicarse al esclarecimiento constante de los problemas para la vida del hom-
Navarrete, 2002; Molinari Morales, 2011), trabajos sobre los intelectuales (Osmar Gonzales, 2011), las
bre concreto (Quijano, 1966: 42).
experiencias desde la sociología (Giovanni Bonfiglio, 1989; Coronel et. al., 2005; Béjar Rivera, 2011;
A pesar de las divergencias en los planteamientos, el punto de partida no resulta tan disímil. Aníbal
Vargas Morales, 2011; Meneses Rivas, 2011; Huaytalla et. al., 2013;), historia institucional de la formación
Quijano nos dice:
de la sociología (Bruno Podestá, 1978; Mejía Navarrete, 2009; Núñez Huallpayunca, 2013; Lynch, 2011),
problemas en sociología (Quijano, 1966,1990; López Jiménez, 1999; Montoya Canchis, 2011), influencia
La sociología aparece en el Perú en un momento de dramática urgencia de resolver
de la sociología peruana (Sulmont Samain, 2007) y estudios sobre la vocación (Bobadilla y Torres, 2002). los problemas acumulados a lo largo de siglos, urgencia que se desarrolla a partir de
Los trabajos más cercanos para el interés del presente ensayo, aunque no dedicados a la cuestión la generalización de la conciencia de los problemas en la sociedad, y de la entrada en
en estricto, son la polémica entre César Germaná (1996, 2002, 2011) y Guillermo Rochabrún (1996) y escena de radicales fuerzas de cambio de la estructura tradicional y modernizante de la
las repercusiones que tuvo; por otro lado, las experiencias según su tenor con los textos de Giovanni sociedad (Quijano, 1966: 39).
Bonfiglio y Huaytalla, ya antes señalados. Así pues, a pesar de haberse escrito sobre la sociología, se ha
dicho poco o fragmentos sobre su relación con el mercado laboral. La discusión de Quijano y otros fue retomada en el III Congreso Nacional de Sociología en 1995, a
través de la polémica entre César Germaná de la Universidad de San Marcos y Guillermo Rochabrún de
la Pontificia Universidad Católica. Esta nueva polémica tendría como eje del debate a la sociología como
ciencia y profesión. Según Germaná, la «sociología aplicada» se orienta a desarrollar una visión tecnocrá-
1
Agradecemos las nutridas conversaciones con Baltazar Caravedo y Javier Díaz Albertini, así como las constantes tica de la vida social, dispuesta a intervenir en función de las exigencias del mercado de trabajo; mientras
discusiones con el profesor Jaime Ríos Burga.
que la «sociología crítica» busca la comprensión de la vida social para poner en evidencia la dominación
2
Según Weber el científico como profesional es quien cultiva la ciencia “por sí misma” y no porque otros “consigan
con ella éxitos técnicos o económicos…” (Weber, 1979: 198).

458 459
y el poder en una sociedad de desigualdad y de explotación. Es pues, esta última, según Germaná, una Técnicos públicos del gobierno militar (1968-1975)
vocación científica, una actividad desinteresada.
El eco de dichas declaraciones provocó tal revuelo, que sociólogos y sociólogas de diversas regio- El ascenso al gobierno por Velasco Alvarado trajo consigo un crecimiento del Estado peruano. Las ne-
nes respondieron a esta propuesta. Para Reyna y Soto «…la sociología no debe ser entendida hoy como cesidades del gobierno acarrearon una brusca ampliación de los aparatos estatales y con ello la demanda
una ciencia que produce conocimiento social, sino también como una profesión importante dentro del de profesionales, entre estos, los de sociología. El resultado fue la ampliación del mercado ocupacional
engranaje de la producción, el mercado y las acciones de desarrollo social» (Reyna y Soto, 1966: 217). de la sociología, la creación de escuelas de sociología, y como consecuencia, el incremento de estudiantes
Desde otra cantera universitaria, en la Universidad Nacional Federico Villareal, indica, Rosario Giraldo: y profesores. Así pues, Degregori y otros sostendrán que la dictadura miltar significó para las ciencias
sociales en el Perú una etapa de «crecimiento y consolidación» (Degregori et. al., 2001: 19).
Mayor cinismo profesional considero que es evadir dar respuestas a la sociedad; que- Según Germaná, dentro de la estructura estatal se impulsaron tres tareas para los sociólogos. La
darnos en la pura crítica; leer en la realidad social sólo nuestros deseos; o adoptar la primera estuvo vinculada al trabajo de elaboración ideológica del modelo político del velasquismo que
actitud de una élite de sacerdotes budistas contemplativos de una ciencia básica, pura y tuvo como núcleo central la idea de «democracia de participación plena», la segunda buscó desarrollar
no aplicativa (Giraldo, 1966: 215).
investigaciones administrativas; y la tercera, se enfocó en trabajo de organización y de promoción. Entre
los espacios más destacados podemos anotar al Instituto Nacional de Planificación (INP) y al Sistema
Nos atreveríamos a decir que no conocemos a ningún sociólogo que realice exclusivamente una
Nacional de Movilización Social (SINAMOS). Germaná refiere que es la «época de oro» de la «sociolo-
acción estrictamente reflexiva. Por lo general están acompañados de otras labores, muchas veces en para-
gía aplicada» (Germaná; 1993, 109).
lelo o de manera consecutiva3. Al fin y al cabo, la frase utilizada en una popular salsa no parece ser el caso
El crecimiento de la demanda de la sociología en el gobierno militar estaba relacionado con el espí-
de la sociología: « ¡No hay cama pa’ tanta gente!». Es así, pues, que resulta pertinente establecer bases
ritu de la época de la sociología. Lynch sostiene que esta profesión contenía una «identidad revoluciona-
renovadas sobre un tipo de sociología no exclusiva, que complemente lo académico con lo profesional,
ria» (Lynch, 2011: 162). Asomaba el sociólogo que se había formado en los sesenta: un profesional con
lo teórico con lo aplicado, lo científico con lo técnico. Al fin y al cabo, la reflexión científica y crítica, de
tendencia hacia la izquierda, en su mayoría, y así surgía el sociólogo «de izquierda». Y es que la sociología
una u otra manera está vinculada a la operatividad de la profesión en el mercado.
ha estado y mantiene una relación cercana con las posiciones de izquierda. Lynch, en una entrevista,
Más allá de esta polémica. Los sociólogos, de los 60 en su mayoría se dedicaron a las áreas laborales
sostuvo que «la sociología hubiera sido interesante si se hubiera producido un grupo de sociólogos más
de docencia e investigación, unos pocos ingresan a trabajar en el Estado realizando diagnósticos y pro-
bien que defendiera el orden establecido, cosa que no ha sucedido. Casi todos los sociólogos somos de-
puestas de solución a «problemas sociales» que el capitalismo empezaba a generar. Las investigaciones de
masiado de izquierda…» (Huaytalla et. al., 2013: 186).
esta época estaban teñidas de influencia estructural funcionalista, salvo contadas excepciones. La carac-
Por otro lado, desde la «sociología crítica» se hicieron análisis del velasquismo y la búsqueda de for-
terística de estos estudios giraban en torno a los énfasis en la integración social y conductas «desviadas»,
mas de vida emancipadas (Germaná, 2011: 54). Aunque Gonzalo Portocarrero resalta que en esta década
a su vez, en estudios que priorizaban «manifestaciones aisladas» (Rochabrún, 1993:164).
se hacen «diagnósticos alucinados»; es más, al referirse a las Ciencias Sociales de la época, sentencia: «Me
La institucionalización de esta profesión ha estado teñida desde su origen con este debate. Lo que
parece que las ciencias Sociales de la década del setenta fueron absolutamente lamentables» (Portocarrero,
se puede denominar como una racionalidad instrumental incorporada desde fuera del país. Llegados acá,
1993:147). Y es que la diferencia en el balance radica en asumir al poder como eje articulador del balance.
podemos señalar que la institucionalización de la sociología tiene una motivación en la solución de proble-
En esta época, la sociología cobra vigor4 por el flujo de demandas sociales prácticas en la sociedad y
mas sociales prácticos. La necesidad de elaborar «soluciones», así como el incremento de las tensiones y
la «solución específica» que se daba en el gobierno. De esto, no resulta extraño que Germaná plantee que
conflictos, llevaron, sobre todo, a los responsables estatales a estimular la formación de técnicos en asuntos
la «sociología de los años sesenta y setenta traduce bien la subordinación a la racionalidad instrumental
sociales. Así pues, la creación del departamento de sociología en San Marcos, por ejemplo, buscó llenar el
de la modernidad europea» (Germaná, 1996: 191). El trasfondo de todo esto giraba en torno a la revolu-
vacío de la formación de dichos profesionales. Un ex alumno de la primera promoción de Sociología por la
ción social, sea desde la práctica ejercida por en el gobierno o la llamada «sociología crítica».
Universidad San Marcos, Ernesto Yepes del Castillo, en una conferencia en la misma casa de estudio, dice:
Una interpretación con variaciones nos señala Sinesio López. Para él, la demanda de la sociología
en el gobierno militar de Velasco giraba en torno a personalidades. Un ejemplo de esto es el equipo que
La sociología como ciencia se encuentra en relación directa con la actividad práctica
al intervenir en la solución de los problemas inmediatos y en las fórmulas que buscan
ingresan junto con Carlos Delgado al gobierno militar. Y es que, según dice, «nunca hubo un mercado
mejorar las condiciones de la vida de los habitantes del mundo entero. Investigaciones de trabajo claro para los sociólogos», es decir un espacio laboral definido, que caracterice a la sociología
en el mundo del trabajo, de mercados, agencias especializadas en salud y bienestar, re- y diferencia a las otras ciencias (Huaytalla et al., 2013, 123).
quieren conocimiento que los sociólogos pueden aportar. Cualquier proyecto urbanís- Quizás la mejor frase que resuma esta etapa pueda ser la formulada por Portocarrero al sostener
tico o gubernamental, no solo al planear la sobras, sino en su realización, interviene la que la «sociología simplemente justifica, crea un discurso que convalida una práctica» (Portocarrero,
sociología… (Ríos y Huaytalla, 2013: 17). 1993: 149). Los sociólogos crean un discurso, una propuesta, de la que se sentían parte (los ideales revo-
lucionarios), y a la vez, justifican y promueven una práctica transformadora desde el sector público, de ahí
Esta etapa se cierra con la instauración del gobierno militar de Velasco Alvarado en 1968. Un que nos refiramos a estos sociólogos de esta etapa como técnicos públicos con ideales revolucionarios.
espacio que permite abrir un terreno para una reflexión y la búsqueda profesional, a pesar de no haber Esta etapa se cierra con el ingreso de Morales Bermúdez al gobierno, el cual estará caracterizado
logrado un rol profesional definido. no por la demanda de los sociólogos sino por la policía. No se necesitaban ideólogos sino policías, no
se necesitaba movilizar sino estabilizar, no hacía falta agitar sino ordenar. Entonces la sociología como

3
A través de los casos y ejemplos se pueden graficar de un mejor modo las cosas. El sociólogo Montoya Canchis gana
un concurso de la Red Latinoamérica de Investigadores de Economía Social y Solidaria (RILESS), en Argentina allá en 4
El vigor no sólo estará en la sociología, sino en las ciencias sociales en general, así lo hizo notar Degregori que en “1975
el 2007. Y para realizar su trabajo se basó en la información recogida en una consultoría que él hizo por encargo del los estudiantes de Antropología, Arqueología, Historia, Sociología y Trabajo Social llegan a sumar el 5.7% del total de estu-
Instituto Nacional de Cultura en el 2004. diantes universitarios y los docentes el 6.4% del total de docentes de la universidad peruana.” (Degregori et al., 2001: 19).

460 461
ejercicio profesional fue desplazada. A partir de 1977, las políticas de reducción del aparato estatal permi- Así pues, las ONG resultan espacios atractivos para los técnicos con ideales revolucionarios y
tieron darle la estocada a la sociología en la administración pública, aunque algunos, muy pocos, supieron transformadores dado que el activismo y la concientización no estaban alejados de los quehaceres de
resistir creativamente a este embate. estas instituciones, así como su trabajo con sectores populares.
Las sostenidas críticas a estas instituciones, entre ellas, la falta de control por el Estado sobre los
fondos que reciben y gestionan, el estrecho vínculo con política y el cambio de enfoque que pasa a for-
Técnicos en las ONG: ¿Y la política? (1975-1990) talecer la gobernabilidad y no a las instituciones paralelas, trajo como consecuencia el paulatino descenso
del apoyo de las cooperantes internacionales, lo que permitió que empiece una tendencia hacia la espe-
Es recién a fines de los 70 que las Organizaciones No Gubernamentales de desarrollo5 (en adelante cialización de estos centros. Así pues, las ONG que aún perviven en la actualidad, que son pocas, son
ONG) encuentran terreno fértil para brotar masivamente. Contexto que guarda cercanía con la salida justamente las que han escindido de la política, al menos abiertamente, y han sabido insertarse al mundo
de los profesionales en sociología del Estado, lo que permitió su actuación en estas instituciones. Para fortaleciendo su especialización.
Lynch las ONG serán un «espacio de refugio». Por su parte describe Beaumont: La renovación, especialización de las ONG, está señalada también por las nuevas temáticas que
preocupan, entre ellas el medio ambiente6 y género. Hacia la segunda mitad de los 80 comienza a surgir
…la primera fase del gobierno militar iniciada en 1968 abrió un importante espacio a una incipiente preocupación por el tema medioambiental: es el nacimiento de la Sociedad Peruana de
técnicos y profesionales con el fin de consolidar y profundizar sus reformas. La segunda, Derecho Ambiental en 1986. Es también la época de la violencia política, así como ciertos «descubri-
iniciada en 1975, revirtió este proceso, lo que significó la salida de buena parte de estos mientos», por ejemplo, el calentamiento global, la contaminación, la deforestación, el agujero de la capa
técnicos y profesionales contratados. Estos, cuya experiencia laboral se centraba de algún de ozono, entre otros. Por otro lado, el nacimiento del tema de género que había venido siendo discutido
modo en la promoción y cooperación gubernamentales, continúan su práctica pero ya y trabajado por diferentes organizaciones, al punto de haberse institucionalizado hoy en el Ministerio de
no desde el Estado sino en organizaciones no gubernamentales (Beaumont, 1993: 285). la Mujer y Poblaciones Vulnerables, constituyéndose de esta manera una diversidad de áreas de laborales
con sus respectivas líneas de trabajo, como por ejemplo, el fortalecimiento de capacidades en liderazgo
Ahora bien, ¿qué son las ONG? Según Beaumont pueden ser definidas como «instituciones que y organizaciones de las mujeres.
se dedican al diseño, formulación y ejecución de programas y proyectos de desarrollo, en relación con Algunos sociólogos tendrán evaluaciones muy duras contra las ONG, entre las más comunes están
algún sector social —comúnmente llamado “grupo beneficiario o destinatario”— y con la colaboración su característica de trabajo con sectores limitados; el asunto con ellas, según Rochabrún, es que no tocan
de agencias de cooperación» (Beaumont, 1993: 275-276). Para simplificar el asunto, podemos afirmar «el problema de su ubicación estructural» (Rochabrún, 1993: 168). Por su parte, Mejía Navarrete indicó
que el «corazón del negocio» de las ONG se encuentra en los programas y proyectos, los mismos que que a través de ellas «se refuerza la pérdida de la posición crítica de la sociología y se afianza su compromi-
pueden ser definidos como «hipótesis de acción». Es decir, «si yo realizo L acciones debo conseguir un so con una perspectiva que pierde autonomía con la práctica y la crítica social» (Mejía, 2009). Mientras que
resultado X». Lynch sostuvo que «empobreció la sociología misma limitando sus posibilidades de desarrollo intelectual,
Pero, pongamos las cosas en su real magnitud. Y es que aunque haya existido una serie de red de en especial conforme creció el financiamiento de las agencias multilaterales de desarrollo como el Banco
organizaciones no gubernamentales, estas no logran cubrir el déficit ocupacional de los sociólogos. El Mundial a las ONG y por esa vía la influencia del llamado Consenso de Washington» (Lynch, 2011: 165).
mercado ha resultado más pequeño que la cantidad de sociólogos que ya tenía el país. Sin embargo, el Si intentamos abrir un necesario diálogo intergeneracional7, habría que preguntar a esta generación
excedente no pasó necesariamente a engrosar las filas de un «ejército industrial de reserva», sino que, los ¿qué alternativas, en concreto, plantearon para salir de este embate «tecnicista» provocado por las ONG?
sociólogos y sociólogas desplegaron nuevas instituciones y nuevas modalidades de empleo bajo modelos Por otro lado, el empobrecimiento de la sociología en el Perú debiera buscarse, también, en sus entrañas
competitivos, lo cual ha supuesto nuevas alternativas hacia los desafíos laborales en la profesión (estamos mismas8. Desde luego, estos aspectos no niegan de ningún modo las críticas y limitantes que ocasionaron
refiriéndonos a las consultoras con su tímido ingreso, pero esta área laboral dejémosla para después). a una profesión como la sociología.
Por otro lado, a partir de mediados de los 70, el país ingresó a una época de estancamiento que duró
hasta fines de la década de los 80, cuando se empezó a surgir también la crisis de los proyectos políticos
de izquierda, y la nueva cara del liberalismo. Así pues no resulta complicado imaginar lo que nos dice 6
El interés por el asunto ambiental puede rastrearse desde el nacimiento del movimiento ecologista con la publicación
Bonfiglio al retratar su experiencia:
de La primavera Silenciosa de Rachel Carson allá por el 1962. Desde el ámbito institucional, la conferencia de Estocolmo
de 1972 marca el punto de partida para el tema medio ambiental, aunque el momento hito será en 1987 cuando Gro
Las oportunidades de empleo fueron restringiéndose a medida que avanzaba la crisis eco- Harlem Bruntland presenta a las Naciones Unidas el informe Nuestro futuro común (conocido también como informe
nómica hacia fines de los 70, y se daba concomitantemente la retracción de las actividades Bruntland). La importancia de este informe radica en la forma y visión del tratamiento medio ambiental, a través de la
públicas que demandaban profesionales de las Ciencias Sociales (Bonfiglio, 1989: 141). aparición del concepto de “desarrollo sostenible”.
7
La sociología es una profesión tan joven y a la vez tan intensa que todas las promociones nos encontramos presentes,
nos referimos físicamente, desde la primera con Edmundo Murrugarra, Yepes del Castillo y otros en la UNMSM, hasta
la última que acaba de salir de los claustros universitarios el 2013; es decir, compartimos un mismo espacio, a pesar de
5
Según Beaumont, los orígenes de estas instituciones “…se pueden encontrar en la década de los cincuenta, en las ac-
que cincuenta y tres años estén de por medio.
ciones que realizan grupos vinculados a la Iglesia católica en el marco de su pensamiento social.” (1993: 280). Un breve
recorrido histórico de estas nos relata la misma autora al decirnos que pasan “de las iniciales acciones de sacerdotes y 8
No sólo nos referimos a las nobles tareas de transformación social, sino, y desde sus inicios- como lo señala Mon-
laicos católicos en la década de los cincuenta y sesenta, a la consolidación de un centro de promoción en los ochenta -o toya Canchis-, que “no existe precisión respecto a su objeto de estudio”, “tampoco posee un instrumental conceptual
a su probable crisis de redefinición en los noventa- existe un largo camino. En 1977 las ONGDs no pasaban de cuaren- y metodológico propio. Muchas veces es confundida su tarea con la de la filosofía o ciencias humanas en general.
ta, pero a partir de entonces y hasta 1984, aproximadamente, se da un crecimiento explosivo en su número, llegando a Imprecisión temática e incluso indefinición disciplinaria van de la mano” (2011: 149). Adicionalmente, si tenemos una
un número no inferior a las doscientas.” (1993: 284). Como se aprecia su aparición está directamente relacionado con imprecisión temática y disciplinaria no queda duda que también poca claridad en las áreas y líneas de trabajo con las
los sectores populares, partidos políticos (sobre todo de izquierda), grupos eclesiásticos progresistas (sobre todo desde que el profesional de la sociología, en nuestro país, se le pueda reconocer y diferenciar de las otras profesiones afines a
la teología de la liberación) y profesionales en ciencias sociales. las ciencias sociales.

462 463
Por su parte la paulatina separación de la sociología con la política significó un antecedente rele- Gráfica N°1
vante para el problemático ingreso a los nuevos mercados laborales. Decimos problemático, puesto que
para los 90 pervivió el «desprestigio de la sociología promovida por el neoliberalismo y ayudado por las
anteriores identidades de la disciplina en el país» (Lynch, 2001:122). La separación, en concreto, se da por
la «disolución de la identidad marxista-leninista», hecho que se consolida con la caída del socialismo so-
viético, la derrota de Sendero Luminoso y el fracaso de la Izquierda Unida, coincidiendo con una «crisis
de paradigmas» (Quijano, 1990: 12).
Desde los inicios de los años 90, la sociología transitará por caminos diferentes a los años ante-
riores. La «crisis de paradigmas» permitió nuevamente retornar al debate sobre el tipo de sociología.
La apuesta por una «sociología crítica», perspectiva minoritaria, que se detenga en descifrar las nuevas
formas de cambio e integración social. Mientras que la segunda, una «sociología pragmática» que intenta
pertinencia y legitimidad social a través de los aportes inmediatos en la sociedad.
Los procesos señalados no son únicamente atravesados por la sociología. Correspondían a un
contexto mayor. Se trataba del crecimiento y expansión del capitalismo, lo que ha implicado su presencia
desigual. Así pues, la concentración desigual y parcial en lugares intensamente ricos, por ejemplo, en zo-
nas mineras para fines extractivistas. Ciertamente, el desprestigio como profesión politizada no ayudaba
para que profesiones de sociología ingresen a «solucionar problemas específicos». Tuvo que pasar casi
una década desde los 90 para poner los reflectores nuevamente sobre la sociología.

Fuente: elaboración propia en base a los datos obtenidos en Cobas Corrales (2010)
«Viejas» críticas y «nuevas» funcionales (1991-2014)
La gráfica N° 1 nos permite tener una mirada de la tendencia de los licenciados12, de las Ciencias
Esta etapa presenta dos momentos. El primero, dedicado a la década de los 90, la preparación de terreno
Sociales y de sociología. Se puede apreciar que el año de 1995 marcó el tiempo de descenso de la socio-
para construir una sociología profesionalizante con nuevas pautas, alejándose parcialmente de las «viejas
logía hasta llegar a su pico más bajo en el año 1989, con tan solo 3 titulados en sociología. Este acento
críticas» y mostrándose con nuevos técnicos apartados de ideales revolucionarios. El segundo, que em-
se mantendrá hasta el 2003, etapa en que la se titulan 30 sociólogos. El año 2003 marca un lento ascenso
pieza desde inicios del siglo XXI hasta la actualidad, que se caracteriza por un tímido y difuso acceso de
que se mantiene hasta el 2009. Este ritmo de crecimiento estuvo relacionado con las Ciencias Sociales en
la sociología a los nuevos mercados laborales9.
general, y será notorio su crecimiento a partir del año 2000.
A principios de los años 90, se produjeron varios sucesos que tuvieron relación con la sociolo-
La reactualización de la formación en sociología ha contribuido a adecuar, parcialmente, el acceso
gía: la creación del Colegio de Sociólogos (1989), el inicio del gobierno de Alberto Fujimori (1990), la
al mercado ocupacional a través de la profesionalización. Entre la década de los 90 e inicios de siglo XXI,
privatización y apertura del mercado, la intervención administrativa y política en las universidades, la
las especialidades de sociología renuevan sus planes de estudio13. Evidentemente cada cierto tiempo las
reactualización de la formación en sociología (desde 1993), el periodo del Consenso de Washington, el
profesiones modifican sus planes de estudio, eso no tendría nada de extraordinario; sin embargo, un per-
cierre de carreras de sociología10, y la derrota de Sendero Luminoso (1992). Las ONG van a perder el
fil que acentúa en la profesionalización sí será una novedad. Razones de esta apertura hay varias, entre las
predominio y ya no cuentan con el peso político de otrora. Las empresas se robustecen y se comienzan
más destacadas habrían sido la enseñanza desactualizada y poco atractiva, planes de estudios infestados
a dar oportunidades laborales a los sociólogos.
de un marxismo dogmático, bajo nivel académico, todo lo cual generó una inadecuada imagen pública,
Uno de los rasgos de la historia laboral en la sociología es su forma ondulante. Esto no sólo se
pocos puestos de trabajo y un creciente desempleo. Todas estas renovaciones tienen un supuesto: la re-
debe al requerimiento de solucionar y satisfacer necesidades de un capitalismo en crecimiento, contrac-
actualización y renovación de los planes dinamiza la especialidad. La propuesta curricular que contenía
ción o estancamiento, sino también a las oscilaciones diferenciales del número de sociólogos que ofrece
la universidad a la sociedad. Para apreciar gráficamente veamos el caso de la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos, ciertamente no es la única universidad que brinda esta profesión, pero permitirá tener
al total de especialidades como antropología, arqueología, geografía, sociología y trabajo social. En los años 1988 y 1995
una imagen referencial de, por lo menos, veinticinco años de Ciencias Sociales y sociología a partir de
se emitió el grado académico de “Ciencia social “que también han sido considerados para el presente cuadro (Cobas
sus titulados11. Corrales, 2010:142).
12
El grado de licenciado se establece a partir del Decreto Ley 19326 (Ley general de educación), promulgada en
marzo de 1972. Los primeros graduados en optar el título profesional de licenciado se efectuarán ese mismo año. Por
9
Cabe destacar que el mercado de trabajo del sociólogo está enmarcado en el mercado de trabajo de los profesiona-
otro lado, la modalidad de acceder a la licenciatura fue “preferentemente” bajo la modalidad de Examen de aptitud
les. Lo cual por las características de la economía y la cantidad de universidades peruanas se tiene una sobreoferta de
profesional. La posesión de la licenciatura se acentuará más con la creación de los colegios profesionales, que agremian,
profesionales, así pues no están alejados los argumentos de Burga y Moreno al sostener que “Al analizar la concordancia
en el caso de la sociología a partir de la Ley Nº 24993 el 19 de enero de 1989 que se crea el Colegio de sociólogos del
ocupación-profesión se descubre que 44% de los egresados de educación superior universitaria se encuentran ocupados en actividades que no
Perú. (Cobas, 2010: 139-140)
guardan relación con su formación profesional.” (2001:40).
13
Las reformas en los planes de estudio de sociología se dieron, por poner, unos casos, en la Universidad Nacional
10
Desde mediados de los ochenta para adelante se empiezan a cerrar los cursos y especialidades en sociología en la
Pedro Ruiz Gallo en 1993, en la Póntica Universidad Católica del Perú entre 1995-1996, Universidad Nacional Federico
Universidad Nacional Agraria, Universidad Femenina, la Universidad San Martin y la Universidad Garcilaso de la Vega.
Villareal en 1996, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos entre 1996-1997, la Universidad San Agustín de
11
Cabe precisar que los titulados hacen referencia a los licenciados. Así mismo la suma en ciencias sociales comprende Arequipa entre 1996-1997.

464 465
con mayor intensidad estos preceptos fue la Universidad Nacional Federico Villareal. Rosario Giraldo Los resultados nos muestran que en un solo mes se hallaron hasta 100 ofertas laborales, es decir,
señala que su universidad «parte de un modelo académico en el que integramos investigación, formación al día se ofrecen, en promedio, 3.3 trabajos para sociólogos o sociólogas17.
profesional y acción social» (Giraldo, 1996: 214). Para continuar, veamos cómo se distribuyen las áreas laborales. En el gráfico Nº 2 se puede apreciar
Portocarrero y Chávez sostienen respecto a la renovación de los planes de estudio: que los mayores números de profesionales demandados se encuentran en la consultoría (27%), la pro-
moción social (23%) y las relaciones comunitarias (20%). Así también, cabe precisar que las consultorías
El deseo de profesionalización corresponde a la expectativa de dirigir la carrera hacia se desarrollan en los tres sectores (público, privado y ONG) y presentan temáticas sumamente diversas
algo directamente útil, es decir, hacia funciones reconocidas y demandadas por la so- que pueden abarcar desde elaboración de diagnósticos, hasta el mejoramiento de procesos, mientras que
ciedad, para garantizar ingresos y puestos de trabajo a los egresados (Portocarrero y la promoción social, y en particular, las relaciones comunitarias tienen temáticas mucho más acotadas.
Chávez, 2001: 19).

¿Qué de nuevo trae este contexto? Por una parte, el ingreso de la sociología a la empresa privada Gráfico N° 2
y sus múltiples líneas de trabajo14; y aunque ya había ingresado a este sector, fue recién a partir del siglo
XXI que esta tendencia poco a poco se haría más notoria. Para ilustrarlo de mejor manera, veamos lo SECTOR Y ACTIVIDAD LABORAL
que Bonfiglio manifiesta:
Para la mayoría de los profesionales de mi generación el lugar de trabajo privilegiado ha sido tanto
la administración pública, como organismos no gubernamentales (los centros) u otras instituciones de
cooperación. Pocos encontraron empleo en actividades privadas o instituciones culturales (Universida-
des, etc.) (Bonfiglio, 1989: 141). 4%
Si en los 60, 70, 80 y parte de los 90, el sector de preferencia era el público o las ONG, con ideales
2%
transformadores de más a menos. Fue a partir del año 2000 que, muy tímidamente se empezó a abrir
mercados laborales en el sector privado, los mismos que se acrecentaron estos últimos años. Esto no 3%
significó que el sector público o las ONG (las que aún quedan) no requirieran sociólogos. 4%
¿Qué significa que la sociología ingrese a las empresas? Significa la posible pérdida temporal de las 2%
nobles tareas transformadoras, poner entre paréntesis la sensibilidad crítica. La escisión de la profesión y
16 %
la política. Ciertamente existen militantes que no por trabajar dejan de serlo, pero será un asunto «privado
o personal» dentro del sector donde se desempeña. 2%
Las áreas laborales15 tradicionales de la sociología en el Perú, en general, a riesgo de resultar muy 6%
reducido, han sido cuatro: investigación, docencia, proyectos y promoción; sin embargo, desde hace
21 %
poco más de una década, la sociedad en general ha sido testigo y parte de la expansión y diversificación
5%
del mercado de trabajo, del capitalismo en general, es decir, de una expansión y crecimiento económico
y, por lo tanto, de la necesidad de «solucionar problemas sociales específicos» como consecuencia de esta 23 %
expansión. Estos problemas sociales requirieron de técnicos especializados en lo «social» o los llamados 2%
«especialistas sociales». Fuente: Elaboración propia
7%
Así pues, los parámetros habituales se resquebrajan y dan paso a una brisa nueva, tales como la
responsabilidad social (en adelante RSE), relaciones comunitarias (en adelante RRCC), consultorías, y 3%
estudios de mercado y opinión. Un modo de reconocer cómo estos mercados se van ampliando es a
partir de las demandas, en específico, las ofertas laborales para los sociólogos. ¿En qué sectores se dan
las ofertas laborales y bajo que líneas laborales? Para responder sugiero detenernos en los avisos de las
principales páginas web16. Una vez reconocidas las ofertas y demandas. Veamos a continuación estas nuevas áreas laborales.
Haciendo la salvedad que la promoción social no representa una nueva línea de trabajo. Por lo que nos
dedicaremos a la RES, RRCC, consultoría y estudios de mercado y opinión. Será una entrada aproxima-
14
Por líneas de trabajo suscribiré que son las que se generan a partir del establecimiento y diversificación de áreas labo-
tiva dado que el énfasis está en el mercado de la sociología.
rales, las mismas que encuentran su ubicación en el mercado ocupacional de las profesiones. Así, por ejemplo, el área
laboral de docencia universitaria tiene como líneas de trabajo en algún curso, el cual sirve como base a las líneas de
investigación que desarrolle como docente investigador, tal vez, realizando trabajos de consultoría.
desarrollo e inclusión social, Ministerio del trabajo y promoción del empleo, y la red social de Facebook del Colegio de
15
Entiendo por áreas laborales o áreas de trabajo como los espacios que se gestan en el mercado ocupacional mediante Sociólogos del Perú. Cabe precisar que la búsqueda de trabajo es dispersa y, en algunos casos, hasta cerrada; por ejem-
el proceso de modernización que influyó en la sociología como profesión en plena etapa de su institucionalización en plo, si se sumerge en las convocatorias de una municipalidad X podrás encontrar, tal vez, un trabajo, lo mismo podrá
el Perú. Estas no han sido las mismas han cambiado conforme fue cambiando la sociedad y el mercado ocupacional de suceder en la convocatoria de una empresa. Por lo cual, la cifra que se presenta es una aproximación de las instituciones
las profesiones en nuestro país. especializadas en el asunto.
16
Se ha realizado la búsqueda de ofertas laborales durante todo el mes de mayo de 2014 en las páginas de Apti- 17
Sin contar practicantes pre profesionales y profesionales, así como trabajos que no tienen que ver estrictamente con
tus, Compu trabajo, Jobomas, Laborum, Universia, Redinfor, Acción Trabajo así como las de Indeed, Ministerio de la sociología tales como promotor de ventas o finanzas.

466 467
La RSE18 es una concepción y estrategia para manejar y trabajar empresas privadas. Significa una
oportunidad para los empresarios, pero a la vez, para una sociología pragmática, aunque esta sociología Avance de la Responsabilidad social en el Perú
se disputa el campo laboral con los comunicadores porque algunas empresas piensan que RSE tiene
que ver con el marketing, entonces sería un campo para los comunicadores; pero también la disputa es Actividad 1991-1999 2000-2007 2008-2012
más amplia, pues todas las profesiones que estudian al hombre y la «sociedad» están insertándose a este Simposio 3 9 5
submundo19. Feria de RES 0 3 7
Pero cabe resaltar que los mercados que se han abierto no resultan de la capacitad de las universida-
Otros eventos 5 4 12
des de poner los temas en agenda pública. Esta producción de profesionales más pragmática que critica
Reportes de sostenibilidad GRI 0 7 108
está inmersa también, una parte, en los conflictos sociales. Esta temática: conflictos, negociaciones y
gestión ambiental han generado y abierto ventanas para varios puestos de trabajo en todos los sectores, Empresas que han realizado reportes de sostenibi- 0 7 38
sobre todo para los relacionistas comunitarios, que dependiendo del giro de la empresa y su racionalidad lidad GRI
instrumental desdibujarán los parámetros éticos. Así también se abre camino laboral para la responsabi- Empresa con distintivo ESR 0 0 44
lidad social y las consultorías. Empresa del patronato de Perú 2021 nd nd 89
Sobre la RSE y las RRCC, uno de sus principales problemas es su incongruencia. Es decir las Organizaciones adherentes a Pacto mundial 0 56 56
empresas quieren hacer RSE y RRCC pero como marketing, para tener más lealtad de sus clientes o Publicaciones 4 22 21
«blindar» su negocio, pero tienen menos preocupación de hacer el bien común. Así pues, no llega a existir Diplomados 0 nd 46
una congruencia entre los principios de la responsabilidad social y la práctica diaria de la empresa. Por
Maestrías 0 nd 74
otra parte, los sociólogos que trabajan en la RSE y RRCC pierden de vista el sentido crítico en su traba-
Alumnos de pregrado 25 306 1479
jo, esto es, que su ejercicio laboral ya no alimentan un ideal de transformación social, menos de ideales
revolucionarios, pues apenas pretenderán un «desarrollo sostenible». Es un campo que se ha tecnificado Alumnos de postgrado 0 780 2400
y que deja de lado el corazón y los horizontes de la transformación social. Total 37 1194 4379
Aunque exista esta incongruencia, al parecer esta área seguirá ampliándose, así parece mostrarse
en el estudio realizado por Baltazar Caravedo, donde la responsabilidad social tiene mayor presencia en Fuente: Baltazar Caravedo (2013, 12)
eventos, organizaciones que la practican y el despliegue académico.

Como se puede apreciar, ha habido una expansión significativa, sobre todo en los últimos años, lo
cual no quiere decir que gran parte de las empresas grandes, medianas y pequeñas asuman esta estrategia
de negocio. La cara opuesta la muestran las consultorías20 que se han masificado, y han despertado pre-
ocupación en el Informe sobre las ciencias sociales en el mundo (2010). En este documento, Richter y
de Kadt, de Sudáfrica, nos dicen:

En efecto, las Ciencias Sociales han ganado enorme visibilidad y legitimidad popular
como resultado de estos desarrollos, generando que los hallazgos sean más aceptables
y que el campo resulte más atractivo a los graduados. Pero al mismo tiempo, el crecien-
te papel de las consultorías crea problemXas, particularmente los relacionados con el
control de calidad y con el desarrollo de un cuerpo de conocimiento confiable (Richter
y de Kadt, 2010: 116).

¿Por qué se caracterizan las consultoras? ¿Qué impacto tienen? Empecemos señalando que las con-
18
El punto de origen de la RSE podrían rastrearse desde la primera aparición formal del concepto allá en 1953 por sultoras se caracterizan por su inestabilidad. Se está individualizando cada vez más, es decir que se piden
Bowen. Sin embargo su momento definitorio podría decirse que empieza con el Pacto Mundial o Global Compacta y se gestan trabajos independientes, de forma asociativa, en las que existen redes detrás de esas labores
través del foro de Davos realizado el 31 de enero de 1999 dirigido por el ex secretario de las Naciones Unidas, Koffi individuales.
Anna. Una vez lanzado el pacto se empezaron a crear una serie de instrumentos que conforman el paraguas de la RSE, Al parecer su tendencia es a seguir creciendo producto de la liberalización y del crecimiento econó-
tales como los índices de sostenibilidad Dow Jones Sustainability index(1999), Norma marco AA1000(1999), Global
mico surgidos en los años 90 que abrió dos procesos. El primero, un giro en la creación de «investigadores
Reporting Iniciative(2000), El libro verde para fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas de Unión
Europea (2001), ISO26000(2010). En el Perú, las instituciones que han estado preocupadas por el tema ha sido SASE y
la Universidad Pacifico. En la actualidad la institución que lidera y genera prácticas en RSE es Perú 2021.
19
Según Baltazar Caravedo “En términos porcentuales podemos sostener que el número de empresas cuyas practicas 20
La consultoría hace su aparición a través de la modernización de las organizaciones, instituciones e industrias. En el
se enmarcan dentro de una perspectiva de responsabilidad social no representa sino el 0.0014%”(Baltazar, 2013: 12). Perú, el crecimiento acelerado de la economía ha impulsado la expansión de las ofertas en consultoría. Las consultorías,
La razón de esto estaría en que, en el Perú, existen sólo 45 empresas que hacen reportes Global Reporting Iniciative como toda empresa, están sujetas a la necesidad de adaptarse eficaz y eficientemente al mercado. Su campo de acción
(reporte voluntario y estandarizado que realizan las empresas para mostrar sus prácticas en RSE), y tan sólo 44 em- está en empresas medianas y grandes, así también en los diferentes niveles del Estado, sobre todo, a través de la inver-
presas que cuentan con el distintivo Empresa socialmente responsable-ESR (es un reconocimiento a las empresas que sión pública. Para esto la descentralización ha significado un aliciente, pues al transferirles funciones a los gobiernos
cumplen con ciertos estándares en el cumplimiento de la RSE). locales y regionales pueden realizar convocatoria de proyectos directamente.

468 469
empresarios» que tienen consultorías, restaurantes, centros de capacitación u otro altamente especializa- la vida desde un ejercicio que articula preocupaciones y angustias vitales, pero a la vez, los triunfos y fraca-
dos; el segundo, aún en proceso, élites de especialistas sociales que se encuentra con un pie en la acade- sos del quehacer profesional. Así pues, se trata de la voz «desde»una orilla del río y no «de» o «para» el río.
mia y otro en el mercado. Sus acciones se basan en estudios especializados que se retroalimentan en una Una vez aclarado el punto de partida, permítasenos dar inicio con el otro lado del puente. Y es
parte para «ganarse la vida», y otra parte para generar conocimiento específico sobre una realidad. En que cuando egresas de la universidad, la sensación que tienes, es que los cinco años en la universidad te
su mayoría, los «investigadores empresarios» necesariamente compiten entre ellos por obtener contratos quedaron cortos, se pasaron muy rápido: no conoces lo suficiente, o en todo caso, no sabes cómo llevar
y brindar servicios, no obstante, la contratación directa a especialistas con renombrada experiencia en un a cabo lo que un científico social hace en la cancha. Entonces empiezas a estudiar cursos extras, diplo-
área y línea específica de trabajo en investigación. mados y luego maestrías en tal o cual cuestión. Supongo que se tenía que saber analizar, comprender,
Por último, los estudios de opinión y mercado. Esta área tiene que ver con el interés cada vez más interpretar, pero eso no bastaba, eran necesarias herramientas técnicas de trabajo que permitieran salir
creciente de la opinión pública. Estos estudios tienen mucha más fuerza a partir del ingreso de la demo- victoriosos de la competencia laboral.
cracia en el Perú, por saber lo «que opina el ciudadano de a pie», asimismo están los estudios de mercado, La incorporación al mercado de trabajo, según lo vivido y visto, se da a través de redes. Primero,
que cobran más importancia a partir de los 90 por la apertura al mercado. por redes de contacto cuya característica es endógena y muchas veces excluyente; segundo, redes virtua-
Sari Hanafi, nos describe la experiencia de los países árabes del Este sobre lo antes indicado, nos les, páginas web de reclutamiento como medio. Esto parece ser afirmado por Portocarrero y Chávez,
dice: al decir: «En muchos de los casos los puestos de trabajo se consiguen, según afirman los estudiantes,
a través de los profesores; se forma una suerte de “red” de personas conocidas con los cuales luego se
…los sondeos y encuestas de opinión son usados como herramientas científicas para puede trabajar…» (2001: 36).
medir, monitorear y legitimar la intervención de modelos preconcebidos que se basa- Según Germaná, las tareas ejercidas por los sociólogos estarían en «el entendimiento de los diferen-
ron, a su vez, en experiencias ensayadas en otros lados (2010:118). tes mecanismos de organización y trasformación de la vida social; y, la utilización de estos conocimientos
para influir en el mantenimiento o el cambio de las relaciones sociales». (Germaná, 2011: 50). Si bien,
Es un proceso que se va abriendo paulatinamente, de modo ondulante. En la década de los 70, el podemos estar de acuerdo con las tareas que plantea Germaná, resulta que cuando inicias un trabajo
Estado se fue abriendo y dando apertura a la sociología, mientras que la empresa empieza a incorporar a dejas de «ser» sociólogo, y te conviertes en un «experto social» o en un «especialista social». Si alguien
la sociología por adecuación a inicios del presente siglo y ahora con mayor notoriedad. quiere saber un tema que atañe a la cultura o al comportamiento de las personas tal vez digan: « ¡Llamen
al antropólogo!», porque el objeto de estudio del sociólogo es otro. Eso pues, pasa. Te vuelves, nueva-
Germaná describe los años 90 de la siguiente manera: mente, un «todista», no en el sentido de comprender la totalidad de la realidad como punto de partida o
llegada; sino en diversificar tu especialización porque el mercado es diverso, en el cual realizarás una vez
En los años noventa, por los cambios en las orientaciones de las financiadoras inter- docencia, y otra vez, proyectos e investigación aplicada. Y es que te generas «valor» personal si cuentas
nacionales, el mercado ocupacional de las ONG se contrae, perdiéndose así una im-
con más capacidades y habilidades.
portante fuente de empleo para los sociólogos. ¿Será posible que tenga éxito la última
A pesar de existir diversos mercados, la sobreoferta que generamos permitía que científicos sociales
tentativa de empleo de sociólogos alrededor de la formación de pequeñas empresas de
servicios, según la ideología neoliberal centrada en el mercado? Mi impresión es que creen empresas, entre ellos: la consultoría. Estar en una consultoría es trabajar en la inestabilidad. Hoy
esta tentativa es más endeble que las anteriores y su destino es aún más incierto (Ger- puedes estar efectuando un estudio y mañana estar sin empleo. Por eso los consultores son como aves
maná, 1996: 195). golondrinas, trabajan con unos y otros a fin de que sus vacíos laborales no sean prolongados, así también
se agencian de otros trabajos. Resulta interesante ver que para insertarse al mercado, algunos hayan teni-
En la cita anterior, Germaná se hace una pregunta, al parecer alude a las consultorías. Él sostiene do que poner entre paréntesis o desplazar la «transformación social» y el «cambio social», y pasen a ideas
que esta alternativa es «más endeble que las anteriores» y «su destino es aún más incierto». Han pasado más cómodas como la «calidad de vida», «necesidades humanas», «desarrollo sostenible» o conceptos
dieciocho años y esta alternativa parece robustecerse. articuladores como «emprendedor»21. ¿Será que se adecuaron?
Sin embargo, a la sociología le cuesta mucho ingresar a este ritmo, no porque no pueda, sino por Por otro lado, el mercado en el sector público no ha desaparecido, muchos colegas cada vez miran
su origen de impertinencia, en las universidades, sobre todo en las nacionales. Aún es complicado poder con interés este sector. No resultan extraños los cursos de especialización en políticas públicas y socia-
abrir temas sobre nuevas demandas laborales, en parte por la desconexión de la universidad con la socie- les así como los de gestión pública. Asimismo, con la creación y cambios de enfoques en los gobiernos
dad, pero a la vez por la vertiente crítica que se afirma como interpeladora. Lejos de estar superada esta regionales y locales entre otras instituciones públicas, cada vez los sociólogos han tenido más oportuni-
brecha, lo que actualmente se observa es una tensión entre el capital-trabajo, particularmente en la for- dades. La mayoría en provincia.
mación profesional y las demandas laborales, que muchas veces no sintonizan y apuntan en direcciones Como se habrá podido notar hasta ahora, el mercado laboral de la sociología ha sido y es, muy
opuestas. Al final, una sociología está siendo seducida por estos requerimientos. inestable, a pesar de que poco a poco se haya ido ampliando de manera ondulante, aunque esto no sig-
nifique que exista una equivalencia entre los profesionales y las demandas del mercado, paralelamente,
y que exista una denominada adecuación profesional, donde lo estudiado coincida con el área laboral y
Vivir desde la sociología línea de trabajo que te incorpores. Es pues un mercado acotado y cada vez más diversificado. La labor
que escapa a esta interpretación es el ejercicio de la docencia.
César Germaná realiza una separación analítica de la sociología. Nos dice que hay quienes «viven para la
sociología» y otros que «viven de la sociología». Los primeros hacen de ella su «centro de sus preocupa-
ciones vitales», mientras que los segundos «una actividad permanente que le proporciona ingresos esta- 21
Al parecer algunas ONG, mercado y un grupo de las ciencias sociales ha rotado de informales a microempresarios,
bles» (Germaná; 1996, 195). Para ser sinceros, no nos sentimos satisfechos con esta separación. Por eso y ahora, a emprendedores. Sin embargo, cabe hacer una precisión, tal como lo hace notar Jaivier Iguiñiz, al decir: “Una
escribimos este apartado no «de» o «para», sino viviendo «desde» las sociologías. Es decir, sentir y hacer de las conclusiones es que la cantidad de emprendedores en un país no es indicador de progreso ni de desarrollo, es un
indicador de pobreza, de retraso”. (Iguiñiz,2014: 46)

470 471
Para terminar, si se hubiera escrito este ensayo algunos años atrás, probablemente el saldo hubiera GONZALES, Omar
sido distinto. Es más, tal vez ni siquiera se escribiría. Como ese no fue el caso, se intentó hacer un texto 2011 “Mariano H. Cornejo y los inicios de la sociología en el Perú”, en: Revista de Sociología, vol. 17
que combine el desarrollo laboral de la sociología con la experiencia actual. Se cree que así la historia Nº 21. Lima: UNMSM.
tendría una doble riqueza: reconstruir fragmentos e intentar buscar una historia que las articule, y a la vez, HUAYTALLA, Arturo, ROMERO, Luis y VARGAS, Zenón
arrojar experiencia propia a esta causa. A fin de cuentas cada uno de nosotros resulta un actor social, un 2013 Nosotros los sociólogos. Legados, perspectivas de la sociología en San Marcos. Lima: UNMSM.
agente social, y donde aún incomoda nuestra incierta impertinencia. IGUIÑEZ, Javier
2014 “Inclusión social: Enfoques y políticas públicas en el Perú”, en: Isamel Muñoz (Ed.). Inclusión
social: enfoques, políticas y gestión pública en el Perú. Lima: PUCP.
LYNCH GAMERO, Nicolás
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Una precisión conceptual

El concepto de izquierda ha sido empleado en los últimos dos siglos para referirse a los movimientos que
impulsaron el proyecto político de la modernidad. Antes de ellos, no hubo políticos que hayan merecido
desde la historia académica esa denominación; tampoco los movimientos conservadores que surgieron
luego podían merecerla, salvo, como ha ocurrido a veces en la prensa, para distinguir a los “blandos”
de los “duros”, lo que es casi una banalidad. Ello porque la lucha por la igualdad, o, mejor, por una es-
pecificación determinada de igualdad, es la característica común a todos los movimiento de izquierda1.
Los socialistas, en líneas generales, exigen igualdad en relación a las condiciones de vida material, los
demócratas la igualdad en los derechos políticos, mientras que los liberales lo habían hecho antes con
respecto a los derechos civiles. Como se recordará, el término político izquierda, nace en setiembre de
1789, cuando en la Asamblea Nacional francesa se deshizo el orden vertical de los escaños del Antiguo
Régimen –el rey arriba en el trono, luego los nobles y el clero por encima de tercer estado–, dando lugar a

1
Con el tiempo y bajo el influjo de las nuevas expresiones del republicanismo cívico, del ecologismo, feminismo y del pos-
modernismo, nuevos principios se han incorporado como ideas fuerza de la izquierda, entre los que se encuentra el prin-
cipio del reconocimiento de la diferencia. Temas fascinantes que aquí lamentablemente no podemos más que mencionar.

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un ordenamiento horizontal que permitiese un mejor agrupamiento de los votos en torno a un tema cru- una extendida demanda de políticas moderadas de un amplio sector del electorado en un contexto de
cial: el derecho de veto del rey. En este ordenamiento, se ubicaron a la derecha de la presidencia los que crecimiento capitalista. Cuando la izquierda no está a la altura de esa circunstancia, y se confina en la
estaban a favor de la estructura social y de ese derecho especial, mientras que a la izquierda se ubicaron intransigencia, ese electorado buscará alternativas en las facciones de centro derecha.
quienes, como los liberales y republicanos, eran contrarios a cualquier privilegio nobiliario y anhelaban
un nuevo orden sin castas ni cargas feudales, donde impere la igualdad ante la ley. La izquierda nacía pues
con un claro distintivo: la lucha por una igualdad no establecida legalmente (Bobbio 1995). Izquierda y derecha en el Perú
De lo anterior se desprende que el concepto de izquierda no es substancial ni absoluto sino fun-
damentalmente relacional y espacial. Como señalan varios teóricos políticos –especialmente Norberto La política en el Perú del siglo XIX se organizó alrededor de confrontaciones entre republicanos y
Bobbio y Michelangelo Bovero–: nadie puede ser de izquierda sin otro que está a la derecha y viceversa. monárquicos (aunque solo en el inicio), librecambistas y proteccionistas (al menos hasta que llegó el
Por ello mismo, lo que en un momento está en la izquierda, puede luego no estarlo si se opone a nuevas auge del guano), liberales y conservadores, anticlericales y tradicionalistas, centralistas y descentralistas,
demandas de igualdad. En un momento donde prima el privilegio de casta, el liberalismo de las élites bur- militares y civiles, entre otras dicotomías, y no en función de la diada derecha/izquierda. Esa ausencia
guesas está a la izquierda, en la medida que afirma la igualdad ante la ley, pero en otro momento, donde es parte de una historia común a varios países donde la polaridad izquierda/derecha a veces se produjo
hay quienes luchan por la igualdad de oportunidades, como los demócratas, los liberales sociales, y por solo de manera implícita, como en los Estados Unidos, o fue avanzando explícita pero lentamente desde
la igualdad material, como los socialistas, ese tipo de liberalismo resulta reubicado en la derecha. Por lo mediados del siglo XIX, como en varios países europeos y (aunque en mucho menor medida) latinoame-
mismo, el liberalismo social –ayer con el presidente Roosevelt y su política de New Deal y hoy con los ricanos, impulsada por una voluntad de carácter democrático-liberal, primero, y socialista después. Una
gobiernos socialdemócratas– representó y representa, por su componente igualitaria, una opción política voluntad con la suficiente capacidad de actuación en el escenario como para reconfigurarlo en base a esa
de izquierda dentro de los horizontes del capitalismo (aunque al lado de los comunistas, se convirtiera en oposición. En otras palabras, lo ocurrido en el Perú es parte de la historia de unos conceptos –derecha e
una opción de centro izquierda, como veremos luego2). izquierda– que, nacidos en la modernidad francesa, van relocalizándose en diversos escenarios.
La polarización derecha/izquierda con el tiempo dio lugar al centro político. A diferencia de la Lo anterior no quiere decir que no podamos encontrar, retrospectivamente, pensadores y políticos
izquierda, la realidad del centro no tuvo un punto de partida cumbre como la asamblea de 1789 y fue liberales que estaban a la izquierda de los conservadores, con planteamientos en alguna medida similares
de aparición simultánea en Europa a mediados del siglo XIX como resultado de transacciones en el a los de la revolución francesa, aunque solamente en el espíritu de “los hombres del 89” 4. Son aquellos
parlamento de sectores moderados de la izquierda y de la derecha. Surgieron luego el centrismo como que en 1823 estaban a favor de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, “ya premie, ya castigue”, y
sensibilidad política y los movimientos políticos que se presentaban como “de centro”, sea porque tu- de la abolición de la condición legal de la nobleza (pensemos en los que siguen a Sánchez Carrión contra
vieron la intención de tomar distancia de los extremos o porque quisieron conciliar aportes concretos de los seguidores de San Martín y Monteagudo que apuntan, con la monarquía y la creación de la Orden
ambas tendencias. Sin embargo, aunque se asumiera una u otra manera de ofrecer una posición centrista del Sol, a una renovación del estamento nobiliario). Son también aquellos que defienden el voto indígena
la experiencia histórica ha demostrado que el centro extremo, perfecto y equidistante, ha sido y es casi contra la tesis de la soberanía de la inteligencia (pensemos en Benito Lazo y quienes lo siguen en su lucha
siempre un imposible, debido a que las fuerzas de centro pueden ganarse una mayor enemistad de uno contra Bartolomé Herrera en el congreso de 1846); los que abogan por la abolición de la esclavitud (los
de los dos extremos. De ese modo, estará en el espacio de centro izquierda o en el de centro derecha. hermanos Gálvez y otros contra el grupo de Pardo y Aliaga y Pando); quienes denuncian la inundación
El centro, como se dijo arriba, no siempre surge de una intención primigeniamente centrista; tam- de importaciones y reclaman una compensación a favor de los sufridos artesanos (José Lecaros y La Za-
bién es resultado de un reajuste ideológico y luego estratégico de las organizaciones políticas (o al revés, macueca Política contra José Silva Satiesteban y otros apologistas del puro libre comercio); los que luchan
como suele ocurrir), sean de izquierda o de derecha. Dentro de cada una de las grandes tradiciones de por la supresión del tributo indígena y por la defensa de la “raza india” (como José Casimiro Ulloa en
la modernidad se desarrollaron, tendencias de “derecha” y tendencias de “izquierda”. Esto es particu- 1853, la Sociedad Amigos de los Indios, años después, y varios otros liberales que denuncian a quienes
larmente evidente en la corriente socialista, donde hubo “desviaciones de derecha” (socialdemocracia, quieren prolongar su servidumbre).
eurocomunismo, partidos prosoviéticos en América Latina) y de “izquierda” (radicales), que eran sancio- Sin embargo, esa voluntad capaz de reconfigurar el escenario en función de aquella diada, no
nadas por una línea política autocalificada de correcta. El resultado para efectos de lo que aquí interesa existió. Una razón básica es que ningún grupo de los que podemos ubicar en el lado izquierdo de una
ha sido que el radicalismo ocupaba el espacio de la extrema izquierda en el sistema político; la “línea determinada coyuntura se percibió a sí mismo y en todo momento como formado por hombres “de
correcta”, el espacio de izquierda y, finalmente, el desviacionismo “de derecha” reformista ocupaba el izquierda”5 (que sería la primera condición para la aparición de esa polaridad), lo que no está desligado
espacio de centro izquierda, codeándose con los partidos de centro derecha. del influjo doctrinario. Efectivamente, una serie de influencias no francesas registradas desde la indepen-
Una última consideración. Desde la derecha extrema hasta la extrema izquierda, los movimientos dencia, no posibilitaron razonar el escenario político en términos de izquierda y derecha. Como sabemos,
políticos deben su existencia en principio a su propia iniciativa proposicional. Eso no significa, como desde el inicio de la república se registró una impronta decisiva de la asamblea de Cádiz. En ese recinto,
nadie ignora, que los movimientos políticos existan al margen de las demandas y estados de ánimo que como ha precisado el filósofo Gustavo Bueno, no hubo a la hora de representar el conflicto izquierda
los diversos sectores de la población procesan. Este es un tema capital para entender los alcances de ni derecha, sino otras polarizaciones, como liberales y absolutistas o el anticristo versus los cristianos.
una propuesta de centro izquierda3. Así pues, una opción moderada de izquierda, lejos de ser una des- Otra influencia importante fue la anglosajona, mucho más decisiva que la francesa en la constituyente de
viación oportunista, como podría pensarse desde una óptica extremista, sería más bien la respuesta a 1828, pero igualmente importante en la de 1823. Por ejemplo, en Sánchez Carrión, ligeramente inspirado
en Rousseau y sobre todo dependiente en imágenes e ideas de la política estadounidense6. En cuanto a

2
Como dice Michelangelo Bovero, “El que afirma ´soy de izquierda` no responde a la pregunta ´¿quién eres?`, ´¿cuál es
tu identidad política?`, sino a la interrogante ´¿en dónde estás respecto a otros, cuál es tu ubicación?`. Por ello, ´izquierda` 4
Sobre la componente igualitaria en las corrientes liberales del XIX, ver Zapata, Antonio y Rolando Rojas (2013).
es un concepto relativo, o mejor dicho, relacional, y los caracteres sustanciales que permiten identificar a los sujetos polí-
ticos que ocasionalmente se ubican ´a la izquierda´ cambian cuando cambian los términos de la relación” (Bovero 2006) 5
O mujeres de izquierda, si pensamos en Mercedes Cabello y Clorinda Matto, aunque para los finales del XIX.
3
Siguen siendo de suma utilidad los trabajos de Ludolfo Paramio (1990) y de Adam Prezworsky (1988). 6
Sobre la influencia doctrinal anglosajona durante la independencia ver: Carmen McEvoy, (2002). Sobre la influencia

476 477
influencias francesas, hubo significativo impacto de autores que no estarían precisamente en la izquier- Francesa, “momento glorioso y al mismo tiempo acontecimiento en marcha”, como una idea que “cons-
da posterior a la revolución, como Benjamín Constant, incluso al promediar el siglo XIX, cuando en tantemente se desenvuelve y engendra nuevas aspiraciones” 10. Los liberales arequipeños, con Francisco
la misma Francia, tras el “48”, había un auge del pensamiento democrático en sus variadas tendencias, Mostajo y Lino Urquieta a la cabeza, exaltaron la revolución Francesa, los ideales de la Fraternidad, la
incluyendo la liberal-democrática. Por ejemplo, en los hermanos Gálvez, seguidores de Constant (al igual Libertad y la Igualdad, y nombraron como sus mentores doctrinarios a Rousseau, Saint Simon, Fourier y
que Lorenzo Vidaurre veinte años atrás). Coherente con esto los liberales que rescatan la experiencia Lassalle. Hablaron de socialismo siendo liberales. Fueron favorables a la pequeña y mediana propiedad,
francesa, salvo excepciones, se identifican, como indicamos, con el espíritu de 1789 y no con el de 17937 pero no a la gran propiedad: “unos pocos hombres poseen mucho, mientras que los más carecen hasta
que, ya para entonces, subyace a los movimientos liberal-democráticos (e incluso socialistas) que en de lo más preciso para vivir ... el exceso genera desigualdad y miseria”. Al igual que Rousseau aceptaban
Europa empiezan a expandir el espacio de la izquierda. De modo que en la independencia no hubo un la propiedad, pero “dentro de los límites de sus racionales necesidades” 11.
solo estilo de hacer política y posteriormente no hubo una afinidad intelectual con quienes, en Europa Radicales, anarquistas y liberales sociales fueron la semilla de la izquierda peruana del siglo XX. Se
y especialmente en Francia, tenían la iniciativa en la creación de aquella diada, o sea los izquierdistas. inicia con ellos un movimiento imparable sobre cuya base se crean otros, el aprismo y el socialismo, con
Esa fue la tendencia central, pues hubo también algunas excepciones dignas de tener en cuenta. Es el ramificaciones que se prolongan hasta nuestros días12. Sin embargo, en ese momento, y pese a que ahora
caso de Juan Bustamante y, muy aparte, de los radicales seguidores de Francisco Bilbao, que conectaron sí había esa condición mínima, la dualidad derecha/izquierda no actuaba todavía para configurar la reali-
con ese espíritu, aunque luego cambiaran de opinión. También de los ya mencionados editores de La dad política con la misma potencia con que lo hizo a partir de los años sesenta del siglo XX.
Zamacueca Política y un poco después de Francisco de Paula González Vigil, quien siendo liberal conectó Varios hechos ayudan a explicar esta tardanza. Entre 1890 y 1920 las corrientes igualitarias –prin-
con el socialismo utópico. Vigil sostenía que el individuo solamente en la asociación se hará fuerte, que cipalmente radicales y anarquistas– tuvieron una presencia débil o exterior al sistema político, dominado
las desigualdades sociales deberían estar fundadas en el interés de la sociedad, y los que más valen y más por una disputa entre organizaciones ligadas a la oligarquía, los gamonales y los sectores medios pro-
tienen deben auxiliar a los necesitados: “Los poderosos […] se hallan obligados a repartirles una parte vincianos (Partido Civil, Partido Constitucional y los partidos Demócrata y Liberal), y después de 1920
siquiera de esa superabundancia, para satisfacer el hambre, tal vez ocasionada por ella, para vestir la des- por el autoritarismo leguiista. Luego de 1930, cuando nuevas corrientes igualitarias tuvieron mayor peso
nudez y para aliviar otras necesidades […] y entonces tendrá sentido puro, racional y cristiano la palabra político, éstas pusieron énfasis en las identidades particulares, lo que se explica en parte por una ten-
socialismo” (Gonzáles Vigil 1973: 47-48). Y principalmente, del gran Benito Lazo, duro combatiente de dencia que venía de los anarquistas –poco afectos a autonombrarse como de izquierda– de anteponer lo
los conservadores, “aquellos a quienes suena tan mal la palabra igualdad” y “creen que la muchedumbre ideológico a lo político, que la generación del centenario continuó (Amauta por ejemplo, en el editorial
debe esencialmente ser obediente e ignorante”. Lazo tenía una lectura de la historia basada en la lucha del número 17, abandona la etiqueta de izquierda para asumir la identidad socialista); en parte también
entre oprimidos y opresores (que él toma de fuentes pre marxistas): “La historia del hombre no es otra por los niveles de antagonismo que tomó la rivalidad entre apristas y comunistas, hecho que dificultaba
cosa que la pintura de la esclavitud de los más, y de la ambición de unos cuantos, y del estado perpetuo de la construcción de un espacio común. También hay que mencionar que los sectores antioligárquicos
guerra en que se ven los pueblos entre oprimidos y opresores” (Laso 1947: 16). Una tesis precursora en el enfatizaban la naturaleza clasista de la confrontación política (clases trabajadoras contra las fuerzas de la
Perú y totalmente vigente y que Lazo sostiene sin jamás abandonar los principios del liberalismo político. feudalidad, en el caso de los marxistas y algunos indigenistas; la plutocracia contra el pueblo, en el caso
Pero, como veníamos diciendo, aunque hubo quienes sintonizaron con el espíritu democrático del de los apristas) en respuesta a los sectores dominantes que administraban el conflicto como una lucha
“48” y en general quienes desarrollaron un decidido combate a los conservadores, estos políticos no entre la civilización y las hordas antipatrióticas del comunismo. En un sistema político no competitivo y
llegaron a tener un impacto que pudiera traducirse en un movimiento de izquierda permanente. Además, de fuerte represión, como en los años de la crisis oligárquica, la lógica de guerra no dejaba espacio para
la mayoría no tuvo esa inamovible dureza contra el conservadurismo: algunos de los que en una coyun- la racionalidad política. En ese contexto, difícilmente podía plantearse una contienda en términos argu-
tura podían ubicarse en el lado izquierdo, en la medida en que esgrimían planteamientos favorables a la mentativos de izquierda y derecha13.
igualdad, en otra podían sostener planteamientos que no la favorecían, o simplemente no avanzaban más. Los términos de la contienda y el léxico político peruano se modificaron a fines de los años cin-
Por ejemplo, Pedro Gálvez y algunos miembros de la Sociedad Amiga de los Indios, que terminaron en el cuenta y principios de los años sesenta del siglo XX como resultado de la descomposición del régimen
Partido Civil, de tendencia liberal-conservadora. Y también Francisco Lazo –hijo de Benito– quien en los
finales de su vida, integrando el naciente civilismo, terminó desdiciendo en cierta medida el liberalismo
de su juventud8; y muchos más. Solo en las postrimerías del siglo, con el clima reflexivo tras la derrota 10
Ver La Protesta, I, 6, Lima, 14 de julio de 1911
frente a Chile y la figura arrolladora de Manuel González Prada y sus manifiestas alabanzas a la obra de 11
Una experiencia (poco recordada por la izquierda peruana) con cierta capacidad de incursión en el sistema político la
“los hombres del 93” (Gonzáles Prada 1985: 272-275), surgieron agrupaciones y activistas diversos en encarnó el Partido Liberal Independiente, de Arequipa, liberales con elementos doctrinales socialistas, que muy pronto
Lima y en provincias con continuidad en el tiempo que empezaron a construir un espacio de izquierda terminaron subsumidos en el Partido Liberal de Augusto Durand y por ello mismo en una política de conciliación con
en el Perú. Radicales9 y librepensadores desarrollaron una intensa labor de organización y propaganda, fuerzas conservadoras. Sus principales figuras (Francisco Mostajo y Lino Urquieta), aun cuando estuvieran dentro de
esta organización, sobre todo posteriormente ya independientes, siguieron jugando, aunque esporádicamente, roles de
con corresponsales en provincias, continuada luego por los anarquistas. Los anarquistas peruanos no
izquierda en la política peruana. Para el PLI ver: Francisco Villena (1979).
solo reivindicaban a Kropotnik sino también al espíritu de la revolución francesa que sembró Rousseau.
Desde La Protesta señalaron que El contrato social de Rousseau es la base que tomó curso con la Revolución
12
Algunos radicales y librepensadores se hicieron anarquistas y socialistas. Algunos de estos últimos se hicieron apristas
y comunistas. Del PAP salió luego el MIR, una de cuyas facciones fundó el MRTA. Del comité organizador que fundó
Mariátegui, salieron el Partido Socialista de Luciano Castillo y el Partido Comunista; y de este último, varias organiza-
ciones , incluido el PCP “Patria Roja” y el PCP “Sendero Luminoso”. Mariátegui, sobre todo, fundó una tradición de
de la tradición alemana ver: Alex Loayza (2005). la que son tributarios casi todos los grupos de izquierda en el Perú.
7
como lo muestra expresamente José Casimiro Ulloa (1854). 13
Una excepción, pero que tampoco prosperó, ocurrió durante las elecciones de 1936. Sin embargo, la división del
espacio entre derecha, centro e izquierda, no provenía ni del PAP ni del PCP, sino de los agroexportadores, autocalifica-
8
Ver: Monsalve (2009) y Majluf (2003)
dos desde La Prensa como de derecha, y de los industriales, desde La Crónica. Anuladas las elecciones por Benavidez,
9
Así les llamaban a los miembros de la Unión Nacional en alusión a los movimientos liberales en Europa y en América debido a que los resultados favorecieron a Eguiguren, candidato del Apra, la polarización siguió macada por el lenguaje
Latina de pensamiento llamado radical. excluyente. Ver Caravedo Molinari (1976: 109).

478 479
oligárquico; la recolocación del partido de Haya de la Torre primero en el espacio de centro izquierda y vanguardistas que estaban en la oposición. Sin embargo, pese a su moderación verbal, ideológicamente
luego, en los sesentas, de centro derecha; el surgimiento de nuevas organizaciones reformistas (Acción era muy poco lo que los separaba (todos estaban hermanados en la fórmula socialismo sin pluralismo
Popular y Democracia Cristiana) enfrentadas al régimen oligárquico; y, lo más importante, la emergencia político) y sus iniciativas no dejaban de ser más radicales que las del gobierno militar17.
de nuevos grupos de izquierda que empezaban a crecer estimulados por fenómenos externos, como la Al margen de la experiencia velasquista, los partidos de izquierda y la intelectualidad vinculada a
ola democratizadora internacional y las revoluciones de China y Cuba, y nacionales, como el surgimiento ellos realizaron un trabajo histórico y semántico que reforzaba la asociación entre izquierda y revolución.
de una nueva clase obrera industrial en las ciudades y el pujante movimiento campesino. El principal y Según esta perspectiva, la izquierda en el Perú habría surgido en los principios del siglo XX con Gon-
más creativo de estos grupos, el Movimiento Social Progresista (1956 – 1962), nació como una orga- zález Prada y la propaganda clasista y revolucionaria de librepensadores y anarquistas18. Antes de estos
nización de nueva izquierda, con un fuerte contenido técnico y un mensaje crítico de la URSS y de los no hubo discursos igualitarios o libertarios que pudieran rescatarse como antecedentes de la izquierda.
regímenes estalinistas, con una militancia y electores conseguidos en los trabajadores y en la clase media, El Apra, continúa el argumento, nunca habría sido de izquierda, ni siquiera en sus orígenes. Dos ideas
todo lo cual lo hacía aparecer como de centro izquierda. El MSP lo habían formado gentes sin tradición básicas para cerrar la posibilidad a otras maneras de conceptuar la izquierda19. Este trabajo se vio favo-
marxista, del mundo del derecho, la antropología, las ingenierías y la arquitectura, estimulados por inte- recido por la propia realidad, la contundente realidad de los años setenta. En primer lugar, los esfuerzos
lectuales con ciertas orientaciones socialdemócratas como León Barandiarán y Jorge Basadre. Sin embar- de Haya de la Torre por reubicarse nuevamente en el espacio de la izquierda, como “izquierda democrá-
go, la revolución cubana (1959), que había remecido a todos los partidos de raigambre anti oligárquica, tica”, solo tuvieron credibilidad en sectores radicalizados de la militancia aprista20, de modo que el PAP
incluidos AP, el PAP y el PCP, jugó a favor de las tendencias radicales del socialprogresismo que termi- seguía estando en el centro derecha del espectro. En segundo lugar, en esos mismos años se registró un
naron por reubicarlo junto con los demás grupos en el socialismo autoritario. Estas agrupaciones, tras su crecimiento dramático de las facciones revolucionarias. Una indagación de Letts Colmenares en 1978 –el
fracaso en las elecciones de 196214, se unieron en 1967 –sumando más grupos– en el frente Unidad de año de la Asamblea Constituyente, primer momento cumbre de esta tendencia donde logra un tercio de
Izquierda y lograron posicionarse en el camino a las generales de marzo 1969 (que no se realizaron por el los escaños–, daba como resultado “20 organizaciones de izquierda, todas marxistas”21. Así las cosas, con
golpe del Velasco Alvarado en octubre de 1968)15. Había pues surgido un respetable espacio poblado por partidos que en su momento rehusaron presentarse como de centro izquierda (AP, DC), con agrupacio-
partidos que, pese a sus diversos intereses, reclamaban un mismo origen ideológico –el marxismo– y un nes que pasaron de la moderación a una mayor vinculación con el comunismo (MSP) y luego se extin-
mismo norte –el socialismo–; y surgía simultáneamente un concepto de izquierda empleado para referir- guieron, con el aprismo que fue evolucionando de la izquierda al centro derecha y con la proliferación de
se al conjunto de esos partidos, tanto por los que se consideraban de esa tendencia como por los que no grupos marxistas, era razonable la equiparación entre izquierda y revolución. Razonable, al menos hasta
lo eran. De ese modo, la expresión izquierda ganaba carta de ciudadanía pero quedaba homologada con 1990 en que la izquierda se diluyó como la sal en el agua y con ella la diada derecha/izquierda, hasta casi
la expresión socialismo revolucionario. Así ocurrió incluso en algunas coyunturas o espacios de análisis muy desaparecer. Y sin embargo la equiparación izquierda y socialismo persistió con mucha fuerza, y no solo
específicos, donde aparentemente se vislumbraban otras vías para la izquierda. en los grupos radicales que conforman la izquierda peruana actual, sino en general en la opinión pública
Uno de estos momentos fue el Gobierno de Velasco (1968 – 1975), un populismo inestable cuyas peruana. La izquierda ha sufrido una serie de derrotas electorales, ha perdido peso en vastos sectores
posiciones respecto a los grupos de izquierda, tibias hasta 1971, favorables después de ese año, fueron populares; incluso, como es fácil comprobar, el marxismo ha sido derrotado en la academia, donde otras
finalmente adversas a partir de 1974, pero que, en conjunto, podría considerarse como un gobierno de perspectivas críticas han ocupado su lugar, pero esa forma de conceptuar la izquierda ocupa un amplio
centro izquierda (al margen de que su propuesta dicotómica no fuera izquierda/derecha y se definiera espacio en la subjetividad, siendo un pesado lastre para las posibilidades de su refundación en el Perú.
como “ni comunista ni capitalista”) (Velasco 1970-792), pues a la vez que alentaba la gran propiedad pri-
vada industrial, identificaba como sus enemigos a la oligarquía y un sector del imperialismo, como en los
mejores momentos del partido aprista. Un sector de la izquierda, el PC “Unidad” y algunos personajes Hacia la refundación (reflexión final)
del entonces ya extinto MSP, le dan su apoyo con la expectativa de que el proceso se enrumbe por la vía
socialista, mientras que otro sector, enclavado en Sinamos, el aparato gubernamental de movilización ¿De qué manera dicho concepto se convierte en un lastre para las perspectivas de refundación de la iz-
corporativa, busca llevarlo por una vía pretendidamente inédita de plena democracia participativa, donde quierda en el Perú? Desde mi punto de vista el núcleo del problema radica en lo siguiente. Un término
la socialización del poder político no supondría la democracia representativa ni el pluralismo, posición fundamentalmente relativo, izquierda, es concebido como un concepto ontológico. Se trata de una cons-
que no se diferenciaba mucho de la del Partido Comunista yugoeslavo16. Estos sectores aliados del trucción discursiva que al centrarse en el ser sin considerar el estar pone el acento en la componente
velasquismo criticaban y calificaban de “ultraizaquierda” a los grupos maoístas, guevaristas, trotskistas y

17
Un grupo de militares y civiles velasquistas fundaron el Partido Socialista Revolucionario que deslindaba explícita-
14
Ese año se presentan tres listas de izquierda a las elecciones nacionales (MSP, Frente de Liberación Nacional y Parti- mente con el socialismo reformista. De este partido también surgirían militante que confluyeron en el MRTA. Luego,
do Socialista) que en conjunto logran menos del 2 por ciento. Tras la derrota el MSP se disolvió. También nace el Frente en 1981, el PSR se reubicó junto a los sectores más moderados de la Izquierda Unida.
de Izquierda Revolucionaria y otros que se sumaron al Partido Obrero Trotskista , que venía del año 1947, al histórico 18
Esta tesis, en líneas muy generales, había sido predicada por Mariátegui (1970). Sin embargo, en algunos momentos,
Partido Comunista y al Partido Socialista que se gestaron a finales de la década de 1920. Paralelamente va surgiendo el
por ejemplo para referirse a los años 1920, el Amauta incluye a ciertos liberales dentro de la izquierda.
Ejército de Liberación Nacional y el Apra-Rebelde se transforma en Movimiento de Izquierda Revolucionaria. En el
segundo lustro de la década de 1960, surge una nueva e importante agrupación, Vanguardia Revolucionaria, producto 19
Estas ideas se encuentran plasmadas en diversos documentos partidarios que serán motivo de otro ensayo. A pesar
de la unión de varias tendencias que pronto tuvieron vida independiente. de que posteriormente aquellos intelectuales dieron una mirada distinta respecto a los orígenes del Apra, esta visión no
ha tenido impacto en la cultura política de izquierda.
15
En las elecciones para diputaciones vacantes en Lima y la Libertad, Unidad de Izquierda, logró un importante 15 por
ciento de los votos. Rafael Roncagliolo (1980). En 1969-1970 aparecen nuevos grupos maoístas (Patria Roja, Sendero 20
Y los intentos tardíos de Alan García, menos tímidos que los de Haya, fueron diluidos por la irrupción de un con-
Luminoso, Estrella Roja y Bandera Roja) que empiezan a crecer en las universidades. cepto (aunque antiguo en el mundo académico) nuevo en el escenario político: populismo.
16
Ver: Carlos Delgado (1972); Carlos Franco (1975). Una postura similar a esta última era la del ex líder trotskista Isa- 21
Ver, Letts (1981: 55). Otro momento cumbre fue la elección de Alfonso Barrantes Lingán como alcalde de Lima,
mel Frías, 1971. Aunque Frías al poco tiempo cambió de opinión y viró hacia el sector derechista del gobierno militar. “primer alcalde marxista de América Latina”, como se le ha llamado en varias oportunidades.

480 481
ideológica más que en la relacional, más en la identidad basada en el pasado y en el proyecto hacia futuro Reconocer la validez del “estar en la izquierda” es al mismo tiempo tomar en cuenta la legitimidad
–la gran utopía– que en el aspecto programático presente y de mediano plazo. Así en el Perú muchos de las diversas lógicas democráticas, incluso las de los electores que se encuentran empíricamente en el
asocian “ser de izquierda” necesariamente con la adhesión a Marx o Mariátegui, a Fidel Castro o Hugo centro, sin las cuales es imposible lograr una mayoría social que haga posible un gobierno de izquierda
Chávez, como ayer a Enver Hoxa o Mao Tse Tung22. No se concibe fácilmente un izquierdista sin liga- en el Perú. Soñar con el apoyo de un electorado de centro a un programa de corte radical es ignorar que
duras fuertes con personajes procedentes del marxismo. esos ciudadanos, junto a ciertas reivindicaciones igualitarias, expresan demandas relacionadas con el or-
No me refiero obviamente a la existencia de opiniones particulares sino al entramado conceptual den, la seguridad, el consumo y la modernización del país –temas de la derecha, pero que indirectamente
dominante en el Perú. Ser de izquierda en nuestro país es luchar contra la violación de los derechos ayudan a quienes buscan igualdad–, imposible de cumplir sin inversiones. En cambio, un programa que
humanos y la perpetuación de las desigualdades injustas, pero también es oponerse estratégicamente al quiera expresar esas demandas y construir un espacio de centro izquierda, asumiría el reto de un camino
mercado, aunque tácticamente permitirlo. Ser de izquierda es proyectar el socialismo, entendido como la popular pero no antiempresarial, una propuesta que ponga énfasis a los instrumentos de la política, sin
colectivización de los medios de producción. Quizás por ello, intelectuales con cierta figuración pública abandonar los mecanismos de la economía en la solución de los problemas.
que abogan por un Estado que se convierta en “un ente corrector de las situaciones injustas, indignas y
aberrantes que casi inevitablemente generará el mercado”, se ven obligados a precisar –y es una lástima–
su no pertenencia a la izquierda, a pesar de que en los hechos sus posiciones se ubican a la izquierda del
aprismo, del fujimorismo y de la tecnocracia neoliberal23. Están a la izquierda pero no son de izquierda. Bibliografía
También hay intelectuales y políticos críticos incluso al interior de algunas de esas organizaciones, que
perciben la importancia para el país de hacer explícito un amplio movimiento de izquierda moderada, en BOBBIO, Norberto
los niveles programático, simbólico y organizativo. Lo que se requiere ahora es desarrollar una propuesta 1995 Izquierda y derecha. Razones y significados de una distinción política. Madrid, Taurus.
que construya la izquierda a partir del rescate de varias tradiciones ideológicas, incluyendo algunas tradi- BOVERO, Michelangelo
ciones liberales del pasado peruano, y tienda puentes con los demócratas no socialistas de la actualidad, 2006 “La izquierda, la derecha, la democracia” en Revista nexos No. 348, México.
y así poder fundamentar un nuevo argumento para el país. CARAVEDO MOLINARI, Baltazar
Y es en función de esa propuesta que se aprecia la necesidad de desontologizar el concepto de 1976 Burguesía e industria en el Perú, 1933 – 1945. Lima, Instituto de Estudios Peruanos
izquierda y en ello el trabajo de los historiadores puede ser de gran utilidad. Pensar la idea de “estar en la DELGADO, Carlos
izquierda” nos lleva a observar que no hay una forma esencialista de ser de izquierda y que más bien se 1972 El proceso revolucionario peruano: testimonio de lucha. México, Siglo XXI Editores
debería tomar en cuenta que la izquierda un tiempo pudo ser liberal y republicana y en otros socialista FRANCO, Carlos
utópica y liberal social; radical-liberal y anarquista, aprista y marxista (en todas sus variantes, incluyendo 1975 La revolución participativa, Lima, Mosca Azul Editores.
la ecologista), y a partir de ahí a considerar la apropiación de algunas tradiciones ideológicas que en las FRÍAS, Isamel
últimas décadas han sido marginadas o asumidas con bochorno por la izquierda. Una de ellas: la tradi- 1971 La revolución peruana. La vía socialista. Lima, Editorial Horizonte.
ción liberal24. GONZÁLEZ VIGIL, Francisco de Paula
Reconocer la importancia del estar nos lleva a ampliar la carga semántica de la izquierda con la aper- 1973 “Importancia y utilidad de las asociaciones” [El Constitucional, Lima: 1858], en Educación y So-
tura a una pluralidad de posiciones políticas, incluyendo a las que se mueven dentro de los horizontes del ciedad, Lima, Instituto Nacional de Cultura.
capitalismo o que ven su transformación, conservando el mercado y en el largo plazo; posturas ambas GONZÁLEZ PRADA, Manuel
con mayores argumentos prácticos y éticos que la derecha tradicional y que las expresiones revolucio- 1985 Obras, T.I,V. I, Lima, Ediciones Copé.
narias del marxismo, ya que, en efecto, la historia y la realidad presente nos ilustran con creces sobre las LASO, Benito
experiencias de capitalismo (aquellas impulsadas por socialdemócratas o sus equivalentes fuera de esa 1947 El poder de la fuerza y el poder de la Ley [El Constitucional, Lima 1858], Lima, La Hora del
tradición) muy superiores en bienestar material y en libertades (y por ello más deseables) que las que Hombre.
impulsaron el liberalismo económico y el socialismo revolucionario. Estas experiencias democráticas y LETTS, Ricardo
políticamente plurales ofrecen además una mayor viabilidad en una no descartable transición hacia una 1981 La izquierda peruana. Organizaciones y tendencias. Lima, Mosca Azul Editores.
sociedad poscapitalista, posiblemente liberal socialista25 LOAYZA, Alex
2005 “La segunda generación liberal. Transiciones hacia nuevas formas de participación política en
la sociedad civil limeña, 1850 – 1857”, Tesis Mag. en Historia, Lima, UNMSM.
22
Incluso no ha faltado quienes –y esto es no es solo entre gente mayor de 50– durante los debates en las redes sobre MARIÁTEGUI, José Carlos
las protestas en Venezuela, sostuvieron que Fuerza Social y quienes condenaron los excesos del gobierno de Maduro, 1970 “Antecedentes y desarrollo de la acción clasista” en Ideología y política. Lima: Amauta.
no son de izquierda. Otros, más prudentes, pero no por ello acertados, sostiene que solo se trata de una izquierda que MCEVOY, Carmen
le conviene a la derecha.
2002 “Seríamos excelentes vasallos y nunca ciudadanos. Prensa republicana y cambio social en
23
Como el filósofo Pablo Quintanilla: “No soy de izquierda y nunca lo he sido…aunque siempre me he considerado Lima (1791 – 1822)”, en Sobre el Perú. Homenaje a José Agustín de la Puente Candamo, T. II, Lima:
una combinación de socialcristiano y socialdemócrata”. Ver: “Qué es un caviar?” en Diario 16, http://diario16.pe/no- Fondo Editorial PUCP.
ticia/15620-a-quae-es-ser-un-caviar.
24
Fue notoria la renuencia –en el congreso de Tierra y Libertad – a usar el término liberal, innecesario en quienes
asumen la democracia representativa con plena convicción y no como caballo de Troya. Como notorio fue también el
énfasis en la palabra libertario, de correcto abolengo revolucionario.
todo debemos hacer en nuestros días. Tenemos suficientes retos y responsabilidades en la actualidad como para asumir
25
Lo que vendrá o deberá venir más adelante, las tareas del futuro, es algo sobre lo que poco podemos hacer y sobre desafíos que a otros corresponderá.

482 483
MAJLUF, Natalia
2003 Francisco Laso, Aguinaldo para señoras del Perú y otros ensayos, 1854-1869. Lima: Instituto
Francés de Estudios Andinos y Museo de Arte de Lima.
MONSALVE, Martín
2009 “Opinión pública, sociedad civil y la “cuestión indígena”: La Sociedad Amiga de los Indios
(1867-1871). A Contracorriente, revista de Literatura e Historia Social, V. 7, N 1.
PARAMIO, Ludolfo
1990 Tras el diluvio. La izquierda ante el fin de siglo, Barcelona, Siglo XXI.
PREZWORSKY, Adam
1988 Capitalismo y socialdemocracia. Madrid, Alianza.
RONCAGLIOLO, Rafael
1980 ¿Quién ganó? Elecciones, 1931 – 1980, Lima, DESCO.
ULLOA, José Casimiro
1854 Un peruano, El Perú en 1853. Un año de su historia contemporánea. Paris, Imp. Maulpe y Nerrou.
VELASCO, Juan
1970 – 1972 La voz de la revolución. Discursos. Lima, Ediciones Peisa, 2 vols.
VILLENA, Francisco
1979 “La sociedad arequipeña y el Partido Liberal, 1885-1920”. En: Análisis, 8-9.
ZAPATA, Antonio y Rolando Rojas
2013 ¿Desiguales desde siempre? Miradas históricas sobre la desigualdad. Lima, Instituto de Estudios Perua-
nos.

HISTORIA Y PATRIMONIO

484
La Plaza Dos de Mayo. De la victoria a la incuria

Virgilio Freddy Cabanillas.


Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Resumen
Un incendio reciente ha colocado a la tradicional Plaza Dos de Mayo en su hora decisiva. En este texto
repasamos los detalles a ser atendidos y sugerimos criterios para la recuperación integral.

Palabras clave
Monumentos, Escultura pública, Patrimonio, Conservación, Vandalismo urbanístico.

En esa tarde siniestra la llamada de mi amigo Armando Joyuén me puso en alerta, al llegar a la plaza el
cuadro era pavoroso: los bomberos multiplicaban sus esfuerzos para apagar varios focos de fuego, la
mansarda de la casona se caía a pedazos mientras era consumida por las llamas, al frente una multitud
comentaba, se lamentaba, bromeaba. Ante nuestros ojos la desgracia ponía en jaque a una de las plazas
más bellas de Latinoamérica.

Fotografía del autor.

487
Tras décadas de abandono, las autoridades municipales habían prestado atención a la Plaza Dos de
Mayo, se puso orden en el pasaje Enrique Montes y se aplicaron nuevos colores a los edificios. Parecía el
inicio de un cambio de actitud pero el incendio nos devolvió a la realidad.

Victoria olvidada

Como hemos afirmado otras veces (2013) las autoridades son los principales enemigos de la escultura
pública monumental. Consideramos tres tipos de atentados:
A.   Desidia, olvido y/o abandono. Es el caso del monumento a la Victoria del Dos de Mayo.
B.   Atentado directo distorsionador. Por ejemplo, la aplicación de pintura inapropiada a los pedes-
tales de granito o a las piezas de bronce
C.   Atentado directo destructivo. Es el caso de esculturas que han sido alteradas al cambiarles sus
elementos originales según el “gusto” de la autoridad de paso.
D.   Financiamiento e instalación de esculturas realizadas por artistas mediocres y en materiales
deleznables.
Veamos el caso que nos ocupa. En esta tradicional plaza limeña se encuentra uno de los conjuntos
escultóricos más importantes del Perú. Sus autores fueron el arquitecto Edmond Guillaume y el escultor
León Cugnot (franceses); se inauguró en 1874.
Alrededor de una columna de mármol lucen de pie cuatro mujeres de bronce con sus atributos;
figuras alegóricas que representan a las cuatro repúblicas aliadas en la guerra contra España de 1866: el
Perú con el camélido y el héroe José Gálvez a sus pies, Chile con el cóndor, Bolivia con un niño fornido
-aunque de rasgos europeos- y Ecuador con el cocodrilo del Guayas. Basta acercarse unos minutos para
ser atrapado por la poderosa fuerza expresiva de las esculturas, sensación que llega al clímax al contem-
plar a la diosa Victoria en la cumbre, de pie sobre el mundo, alada y ligera, coronada de laureles, con la Fotografía del autor.
espada en una mano y la palma en la otra. Finalmente volvemos la vista a la parte inferior, donde placas
con relieves de bronce explican detalles del hecho histórico.
Pero la importancia de este monumento no radica sólo en su belleza: “La obra trajo consigo el
modelo de otro ideal urbano […]   inaugura, a su vez, una nueva etapa en el desarrollo de la ciudad”
(Majluf, 1994, 15).
Desgraciadamente la escultura está mutilada. Iniciando la década de los 90 fueron cortadas las
espadas de José Gálvez y la que portaba la alegoría del Perú. Hoy es un monumento a la Patria desarma-
da. También hay faltantes en el cóndor y en el cocodrilo. Es urgente la restauración de la escultura y un
sistema de vigilancia permanente, especialmente nocturno.
El entorno arquitectónico es de la década del 20 del siglo pasado y no tiene igual en Lima. Desa-
fortunadamente los ocho edificios se encuentran en proceso de deterioro, con sus detalles decorativos
desprendiéndose día a día.
En las ventanas se lucen carteles publicitarios que hasta hace algunos años estaban prohibidos. Lo
peor son las letras coloradas de la CGTP colocadas por partida doble, un sindicato que -además- cuelga
permanentemente gigantografías, como si fueran los dueños de la plaza. Y cada cierto tiempo el espacio
monumental es ocupado por manifestantes que acampan durante varios días ante la mirada impotente
de las “autoridades”. Además han colocado un panel triangular del Metropolitano en la puerta de uno
de los edificios.

Fotografía del autor.

488 489
Por otro lado, es necesaria una investigación para determinar los colores originales de la plaza Dos intención- frente a la plaza, le quitan prestancia a la zona monumental. Lo peor es que ahora gente
de Mayo y recuperar su autenticidad. A fines de la gestión municipal de Susana Villarán los edificios fue- indeseable micciona detrás de los servicios higiénicos, es decir en la calle, esto ocurre por las noches,
ron pintados con una variedad de colores, quedaron mejor que con el “celeste sucio” anterior pero faltó envolviendo en pestilencia a los sufridos viajeros que salen del Metropolitano. Ya que han devenido en
restaurar la ornamentación perdida y poner orden al cableado expuesto y caótico. inútiles, propongo que estos baños se transformen en dos pequeños centros de interpretación, uno para
El entorno es un problema adicional. Hay una nueva construcción de intenso color rojo al costa- narrar el hecho histórico y otro para explicar la escultura y su entorno arquitectónico.
do de uno de los edificios monumentales, cosa que malogra la visualidad del conjunto. Las calles de los Pero podemos seguir soñando, el paso a desnivel es útil pero atenta visualmente contra la plaza,
alrededores están llenas de suciedad, ladrones y  caos por todas partes. En las noches se permite incluso tal vez podría techarse hasta el Museo Nacional de la Cultura Peruana por el sur y hasta Plaza Unión
el funcionamiento de una estridente y maloliente cantina de mala muerte. (Castilla) por el norte, para poner algún tipo de mobiliario urbano que aminore los impactos negativos
Recordemos lo que dice la Carta de Venecia (1964) ya mencionados. Como dicen las Normas de Quito: “La idea de espacio es inseparable del concepto de
monumento, por lo que la tutela del Estado puede y debe extenderse al contexto urbano […]” (II, 1).
La conservación de un monumento implica la de sus condiciones ambientales. Cuando Volviendo a la escultura, hay que agregar que la primera versión de la Victoria era más grande y no
subsista un ambiente tradicional, éste será conservado; por el contrario, deberá re- se llegó a emplazar en la capital. Estuvo en el Callao y fue robada por los bárbaros militares chilenos para
chazarse cualquier nueva construcción, destrucción y utilización que pueda alterar las ser instalada en Talca (ver foto). A propósito de esto, hace rato que el Estado peruano debería reclamar
relaciones de los volúmenes y los colores. (Art. 6) formalmente la devolución de las obras de arte saqueadas, ahora que está claro que los pueblos civiliza-
dos no consideran trofeos de guerra a los bienes culturales.
Por otra parte, el paradero de las combis que van al Callao es un urinario público y punto de reunión
de “jaladores” lisurientos. A un lado hay un horrible grifo que debería ser retirado. Es una vergüenza que
se permitiera la instalación de este negocio que pone en riesgo un espacio monumental. Pero en Lima
-ya desde hace buen tiempo- todo el mundo hace lo que quiere con el Patrimonio. Ya en 1931 la Carta de
Atenas advertía sobre la inconveniencia de permitir todo tipo de negocios, actividades y/o instalaciones
en la cercanía de los monumentos. En Lima las autoridades todavía no se enteran de estas recomendacio-
nes de los años treinta. El grifo intrusivo está en la zona hace varios años y sería interesante investigar a
los funcionarios irresponsables que autorizaron su instalación. Hoy más que nunca urge su traslado: “La
Conferencia recomienda sobre todo la supresión de todos los anuncios, de toda superposición abusiva
de postes e hilos telegráficos, de toda industria ruidosa e intrusa en la cercanía de los monumentos artís-
ticos e históricos”. (Resolución 7)

  

El historiador chileno Milton Godoy Orellana brinda información que será útil cuando nos decida-
mos a pedir la devolución de este Patrimonio olvidado (2011).

La lucha continúa

En 1967 las Normas de Quito llamaron la atención sobre la ausencia de políticas oficiales proteccionistas
en relación con los bienes culturales. Es más, esa carencia fue identificada como la razón principal de la
destrucción del Patrimonio Monumental; a pesar del tiempo transcurrido esta idea es pasada por alto:
Fotografía del autor. No es menos cierto que gran parte de ese patrimonio se ha arruinado irremediable-
mente en el curso de las últimas décadas o se halla hoy en trance inminente de perderse.
Múltiples factores han contribuido y siguen contribuyendo a mermar las reservas de
Por las noches, la calle Miguel Zamora es atrapada por la oscuridad y pocos valientes se atreven bienes culturales de la mayoría de los países de Iberoamérica, pero precisa reconocer
a cruzarla. Para colmo de males, los baños públicos instalados por la gestión Belmont -con la mejor que la razón fundamental de la destrucción progresivamente acelerada de ese potencial

490 491
de riqueza, radica en la carencia de una política oficial capaz de imprimir eficacia prác- deberá realizarse en forma que permita integrar al conjunto urbanístico los centros o
tica a las medidas proteccionistas vigentes y de promover la revaluación del patrimonio complejos históricos de interés ambiental. (IV, 1)
monumental en función del interés público y para beneficio económico de la Nación.
(III.2) El incendio ocurrido en la Plaza Dos de Mayo debe ser tomado como una oportunidad para la
recuperación total del espacio monumental. Algunas ideas hemos sugerido humildemente líneas arriba,
Las Normas de Quito nos hicieron reflexionar acerca de los cambios en las ciudades históricas. Que- pero podemos ir más lejos. Creemos que ha llegado el momento de la expropiación, puede ser compli-
dó claro que es una riqueza que se pierde como consecuencia de “mejoras” en la infraestructura que cado pero es una alternativa para que el Estado pueda intervenir en la ansiada recuperación y protección
los expertos denominaron “vandalismo urbanístico”. Es oportuno recordar estos criterios cuando hace total. Al respecto, la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación 28296 dice lo siguiente:
poco se dieron disposiciones peligrosas como el Decreto Supremo 054 (2013) o la Resolución Ministerial
364 del Ministerio de Cultura (2014) que ponen en riesgo al patrimonio monumental. Las autoridades Expropiación
peruanas deberían leer las Normas de Quito: 11.1 Declárase de necesidad pública la expropiación de los bienes inmuebles integran-
tes del Patrimonio Cultural de la Nación de propiedad privada, siempre que se encuen-
Gran número de ciudades de Iberoamérica que atesoraban en un ayer todavía cercano tren en peligro de perderse por abandono, negligencia o grave riesgo de destrucción o
un rico patrimonio monumental, evidencia de su pretérita grandeza: templos, plazas, deterioro sustancial declarado por el Instituto Nacional de Cultura [ahora Ministerio].
fuentes y callejas que en conjunto acentuaban su personalidad y atractivo, han sufrido 11.2 Declárase de necesidad pública la expropiación del área técnicamente necesaria
tales mutilaciones y degradaciones en su perfil arquitectónico que lo hacen irreconoci- del predio de propiedad privada donde se encuentre un bien inmueble integrante del
ble. Todo ello en nombre de un mal entendido y peor administrado progreso urbano. Patrimonio Cultural de la Nación, con los fines de consolidar la unidad inmobiliaria,
No es exagerado afirmar que el potencial de riqueza destruida con estos irresponsables conservación y puesta en valor. (Capítulo II, Artículo 11)
actos de vandalismo urbanístico en numerosas ciudades del Continente, excede con
mucho a los beneficios que para la economía nacional se derivan de las instalaciones y Pero todo será en vano sin la participación de la ciudadanía, lo que el arquitecto Hayakawa llama
mejoras de infraestructura con que pretenden justificarse. (III, 5 - 6) la “[…] recuperación urbana del centro histórico a partir de recuperar al ciudadano como actor […]”
(2010, 244).
Para muchas autoridades el tema del Patrimonio Monumental es una traba para su limitado con- Es hora de recuperar integralmente la Plaza Dos de Mayo incluyendo -dada la imperiosa necesidad-
cepto de “progreso”. Incluso esta idea está bastante difundida en la población; tengo en la memoria a la expropiación. La ley lo contempla y las experiencias internacionales existen. ¿Qué estamos esperando?
un taxista con apariencia de persona seria y madura intrigado porque los estudiantes “hacían problemas”
por la Huaca San Marcos -recordemos que fue puesta en peligro por la “obra” coordinada entre Luis
Castañeda y el ex rector Luis Izquierdo-, agregando con atrevida ignorancia que en otros países “hace
rato” la hubieran derrumbado. Le expliqué al taxista que mal podían decidir sobre Patrimonio Monu- Referencias
mental un abogado sin cultura y un oculista que apenas puede expresarse.
Hoy le diría al caballero que miremos el ejemplo de países exitosos y modernos, para ellos con- CABANILLAS, Virgilio Freddy.
servación y progreso van de la mano. En la Declaración de Ámsterdam para la protección del patrimonio 2013 “La problemática del Patrimonio Cultural en el horizonte del historiador profesional”. Ponencia presentada
arquitectónico europeo se afirma que: “La conservación del patrimonio arquitectónico debe ser consi- al V Congreso Nacional de Historia (2012), UNMSM. Extraído el 05 de enero de 2015 desde
derada no como un problema marginal, sino como objetivo principal de la planificación urbana y de la http://elrincondeclio12.blogspot.com/2013/09/problematica-patrimonio-cultural-horizon-
ordenación del territorio” (Consideración D). Los conservadores y los urbanistas debe ser aliados y no te-historiador-profesional.html
enemigos, la planificación urbana y la protección de los monumentos se coordinan, no se superponen: COMITÉ DE MINISTROS DEL CONSEJO DE EUROPA, CONGRESO DE ÁMSTERDAM
1975 Declaración de Ámsterdam. Carta Europea del Patrimonio Arquitectónico.
La planificación urbana y la ordenación del territorio deben integrar las exigencias de
Extraído el 10 de enero de 2015 desde http://ipce.mcu.es/pdfs/1975_Declaracion_Amsterdam.pdf
la conservación del patrimonio arquitectónico y no tratarla de forma fraccionaria o
GODOY ORELLANA, Milton.
como un elemento secundario, como ha sucedido a menudo en el pasado reciente. A
partir de ahora, es indispensable un diálogo permanente entre los conservadores y los 2011 “Ha traído hasta nosotros desde territorio enemigo, el alud de la guerra”: Confiscación de
urbanistas. Los urbanistas deben reconocer que los espacios no son equivalentes; es maquinarias y apropiación de bienes culturales durante la ocupación de Lima, 1881-1883. En
necesario tratarlos según las características que les son propias. El tener en cuenta los Historia (Santiago) vol.44 no.2. Extraído el 19 de enero de 2015 desde http://www.scielo.cl/
valores estéticos y culturales del patrimonio arquitectónico debe conducir a fijar para scielo.php?pid=S0717-71942011000200002&script=sci_arttext
los conjuntos antiguos objetivos y normas de acondicionamiento especiales. No se de- HAYAKAWA, José.
ben limitar a superponer, sin coordinarlas, las normas ordinarias de planificación y las 2010 Gestión del Patrimonio Cultural y centros históricos latinoamericanos. Tendiendo puentes entre el patrimonio
normas especiales de protección de edificios históricos. (II, 1) y la ciudad. Lima: UNI.
ICOMOS.
Pero no es necesario ir a Europa para entender el tema. Las Normas de Quito brindan un concepto 1967 Normas de Quito. Informe final de la reunión sobre conservación y utilización de monumentos y lugares de
que debería ser conocido por todos los implicados en el asunto. Se le llama “Solución Conciliatoria”: valor histórico y artístico. Quito, Ecuador. Extraído el 20 de diciembre de 2014 desde http://ipce.
mcu.es/pdfs/1967_Carta_de_QUITO.pdf
La necesidad de conciliar las exigencias del progreso urbano con la salvaguardia de los
valores ambientales, es ya hoy día una norma inviolable en la formulación de los planes
reguladores a nivel tanto local como nacional. En ese sentido todo plan de ordenación

492 493
LEY GENERAL DEL PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN 28296 Y SU REGLAMEN-
TO.
2007 Extraído el 19 de enero de 2015 desde http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/
con2_uibd.nsf/562A9CCF932F0F62052577E300711E65/$FILE/2Ley_28296.pdf
MAJLUF, Natalia.
1994 Escultura y espacio público. Lima, 1850-1879. Lima: Instituto de Estudios Peruanos (Documento
de trabajo n. 67).
PRIMERA CONFERENCIA INTERNACIONAL DE ARQUITECTOS Y TÉCNICOS DE MO-
NUMENTOS HISTÓRICOS.
1931 Carta de Atenas para la restauración de monumentos históricos. Extraído el 22 de diciembre de 2014
desde
http://www.unesco.org/culture/natlaws/media/pdf/guatemala/guatemala_carta_de_atenas_1931_
spa_orof.pdf
SEGUNDO CONGRESO INTERNACIONAL DE ARQUITECTOS Y TÉCNICOS DE MONU-
MENTOS HISTÓRICOS
1964 Carta de Venecia o Carta Internacional para la Conservación y Restauración de Monumentos y Sitios. Ex-
traído el 20 de diciembre de 2014 desde http://ipce.mcu.es/pdfs/1964_Carta_Venecia.pdf
VARIOS CIUDADANOS.
07 de noviembre del 2014 Carta pública: Lima: Patrimonio cultural en riesgo. Petitorio y propuestas. Lima
[Entregada a las autoridades y difundida en las redes sociales].

HISTORIOGRAFÍA PERUANA

494
Los inicios de la historiografía peruana (1900-1910)

Juan José Pacheco Ibarra


Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Resumen:
La historiografía peruana en el siglo XX tuvo un papel importante en el proyecto político de la republica
aristocrática. Entre 1900 y 1910 fue gestándose la moderna historiografía peruana, donde aún se concep-
tualizaba el proceso histórico bajo conceptos positivistas y eruditos.
A inicios del siglo XX se dieron esfuerzos del gobierno peruano para promover los estudios histó-
ricos con el fin de sustentar un proyecto político nacional.
En esta investigación mostraremos las ideas y conceptos que fueron gestando la moderna historio-
grafía peruana a inicios del siglo XX. Analizaremos cuál fue el legado de los eruditos del siglo XIX y cuál
fue el aporte de la generación del novecientos a este debate.

Palabras clave: Historiografía, racismo, nación, alma nacional, nación, positivismo.

Introducción

En 1879 se inició la Revista Peruana, que podría ser considerada como la primera publicación periódica de-
dicada al estudio de la historia. En la presentación del primer número señaló como uno de sus objetivos.

Más que de la política presente, tan delicada como aquel personaje fantástico del in-
mortal Cervantes, se ocupará LA REVISTA en la del pasado, porque es más fácil estu-
diar la anatomía sobre un cadáver, que sobre un ser que se mueve y grita, cuando siente
la acerada hoja del escalpelo. La historia será nuestra ocupación preferente, y hallarán
en ella nuestros lectores consejos para el presente y enseñanzas para el porvenir (Re-
vista Peruana, 1879: 3)

Esta analogía de la historia como un ser inerte que debe ser estudiado bajo un método médico fo-
rense, fue muy popular en la época. La escritora Clorinda Matto de Turner alguna vez se refirió al trabajo
del historiador en términos similares:

El historiador tiene que tomar el escalpelo del anatómico, en lugar de la pluma ga-
lana del literato, y con aquel, proceder al examen del cuerpo, analizando los sucesos

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y componentes, colocando con calmosa serenidad aquí las partículas sanas, allá las Para ambas generaciones, el estudio de la historia ofrecía una respuesta a varias interrogantes.
viciadas, cada cual en su puesto; después tiene que ir al pupitre, y con el escrúpulo del 1.- El estudio del pasado nos serviría para buscar los fundamentos de nuestra nacionalidad.
alquimista trasladar al papel el resultado de su estudio. (Matto, 1893: 446). 2.- Estudiar la historia era una forma de entender porque perdimos la guerra; porque el Perú no
había logrado el progreso y el desarrollo nacional
Durante la época de la reconstrucción nacional el termino más utilizado fue el de “regeneración”. 3.- Estudiar el pasado para encontrar elementos que puedan justificar un proyecto nacional.
Gonzales Prada y otros intelectuales se refirieron a los males del Perú como enfermedades morales simi- A partir de 1895, se inició un proceso de modernización y apertura de la economía peruana al mun-
lares a las infecciones. Dentro de esta idea, la higiene moral era la forma de regenerar el cuerpo enfermo do, fue la época denominada por Jorge Basadre como “República Aristocrática”.
y debilitado del Perú. Así surge la famosa frase de González Prada “En resumen, hoi el Perú es organismo En este contexto, fue importante construir un proyecto de nación frente a la crisis de la postguerra.
enfermo: donde se aplica el dedo brota pus.” (González Prada. Páginas libres) Tanto los eruditos y los promotores en el gobierno eran conscientes de la necesidad de este pro-
Frente a esta analogía, era posible ver a la historia no como un paciente, sino como un cadáver, la yecto y sabían lo que querían lograr. Sin embargo, nuestro medio intelectual no estaba preparado para
historia era lo ya acontecido y sobre éste se podía ver con facilidad las causas de los males que le aquejaron. esta tarea.
Muchos proyectos quedaron truncos luego de la guerra del Pacífico. En la prensa periódica ya se Durante esta época muchos eruditos seguían publicando investigaciones sobre curiosidades y temas
publicaban los trabajos históricos de algunos eruditos. En estos años se dieron las primeras iniciativas que no tenían relación directa con la construcción de un proyecto nacional a comienzos del siglo XX.
para fundar una academia nacional de historia en 1876 y 1884. Encontrar las razones de esta contradicción es muy complicado, pues los eruditos no siempre estu-
En la Revista Peruana se comenzaron a publicar los trabajos históricos de eruditos como: José An- vieron preocupados por el proyecto nacional iniciado durante la republica aristocrática.
tonio Lavalle, Manuel González de la Rosa, Sebastián Lorente, Manuel de Mendiburu, Ricardo Palma, Una de las pocas excepciones fue Ricardo Palma, creador de las tradiciones, donde la realidad y la
Mariano Felipe Paz Soldán, José Toribio Polo, Enrique Torres Saldamando entre otros. Además se publi- ficción se combinaban hasta convertirse en un género propio y se resaltaba la herencia colonial.
caron importantes documentos históricos. Sin embargo, intelectuales como González Prada criticaron la tradición como una falsificación his-
En sus siguientes entregas, la Revista Peruana, tuvo que afrontar la crisis que produjo la guerra del tórica. En su discurso del teatro Olimpo de 1888, González Prada anota:
Pacifico. Esto marcaría el fin de uno de los esfuerzos más sólidos para difundir los estudios históricos
en el Perú. Cultivamos una literatura de transición, vacilaciones, tanteos y luces crepusculares. De la
Otra publicación importante fue la Revista de archivos y bibliotecas nacionales, aparecida entre 1898 y poesía van desapareciendo las descoloridas imitaciones de Bécquer; pero en la prosa rei-
1900. Allí se publicaron artículos de Ricardo Palma, Carlos A. Romero, Alberto Ulloa y una selección de na siempre la mala tradición, ese monstruo engendrado, por las falsificaciones agridul-
documentos históricos de la época colonial y republicana. cetes de la historia la caricatura microscópica de la novela. (González Prada, 1985: 27).
La guerra con Chile trajo grandes desgracias; los costos económicos y sociales son conocidos por
todos, pero no ha sido evaluado el gran costo cultural. Muchas iniciativas y proyectos se truncaron a Palma fue impulsor de proyectos como la fundación de una Academia nacional de la historia. Como
causa de la gran crisis vivida durante esos años. miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia intentó fundar esta institución en el Perú.
En 1905 fue fundado el Instituto Histórico del Perú (hoy Academia Nacional de la Historia); sin
La historia del Perú -mejor dicho, la prehistoria nacional- debe ser una obra de ciencia, embargo, Palma no fue incluido como miembro de esta institución histórica. A fines del siglo XIX, Ri-
no de erudición; de sabios, no de académicos o literatos. No basándose en la arqueo- cardo Palma señaló que las rivalidades personales muchas veces evitaron que los historiadores pudieran
logía ni en la lingüística sino en la exégesis de textos legados por los primitivos histo- trabajar juntos en un proyecto histórico.
riadores, puede tener el mérito de una buena compilación (extracto, nunca el valor de
un monumento científico y original. Lo esencial no estriba en probar si hubo doce o ...sólo falta para que el pensamiento sea una realidad que se desvanezcan pequeñas
quince Emperadores de la dinastía incaica ni si el Emperador A reinó antes del B o fue rencillas, puntos de negra honrilla, antagonismos insignificantes, emulaciones de poca
casado con la Emperatriz M o la Emperatriz N. Poco nos interesa la crónica palaciega. monta. (El Deber, Lima, 29 de enero de 1885. P. 3.)
El problema fundamental es saber de dónde vinieron los pobladores preincaicos, de
qué fuentes arranca la civilización peruana y de qué lenguas se derivan las lenguas de Los círculos intelectuales a fines del siglo XIX fueron frecuentados por eruditos que estaban más pre-
América. (González Prada: El Tonel de Diógenes).
ocupados en asuntos personales, como ser incluidos en la Real Academia de la historia de España o lograr
otros reconocimientos individuales, manteniendo su interés, alejado del estudio científico de la historia.
Con esta preocupación de Gonzáles Prada se inició el siglo XX. Durante la época de la república
Sin embargo, la historia poco preocupada por lo científico, escrita por los eruditos a inicios del siglo
aristocrática era necesario un replanteamiento de los estudios históricos, que permitiera encontrar los
XX tuvo mayor interés para el público en general.
fundamentos de la nacionalidad peruana.
Maestros sanmarquinos, como Carlos Wiesse, escribían libros de historia del Perú y geografía para
la enseñanza escolar, que también eran utilizados por los estudiantes de segunda enseñanza y universita-
ria. Wiesse era consciente de que los textos debían ser narrativos, sin perder el análisis científico.
Importancia de los estudios históricos a inicios del siglo XX.
Por ahora, la forma que conviene adoptar es la narrativa. Este sistema histórico es con-
La guerra con Chile, fue un acontecimiento que marcó a toda una generación. Los intelectuales de la dición esencial de los demás, que no pueden existir mientras no se haya llevado a cabo
generación positivista vivieron la crisis producida por la guerra del Pacífico. Posteriormente, se formaría un estudio atento y minucioso de los documentos y de los hechos, aplicando las reglas
una generación nacida durante los años de la ocupación chilena, este grupo de intelectuales más adelante de la crítica. Además la historia narrativa se dirige a mayor número de lectores, agrada
serían conocidos como la Generación del novecientos. más y da a conocer las personalidades prominentes de los tiempos pasados, cuyo espí-
ritu ha influido en la formación de los vínculos nacionales. (Wiesse, 1912: 165.)

498 499
Fue Wiesse quién incorporó en los estudios históricos una preocupación por el análisis histórico Reunir, ante todo, los materiales de información sobre estas tres épocas; analizarlos
en los textos y trasmitió esta idea a sus discípulos de la generación del novecientos. Wiesse planteaba con recto criterio y levantar en seguida el monumento de la Historia nacional, consti-
una historia que iba más allá de las acciones de los grandes hombres y que buscaba formar la conciencia tuye una verdadera necesidad; porque es un axioma que pueblo que no conoce bien su
social de los peruanos con fines nacionales. propia vida jamás puede darse cuenta exacta de la misión que le toca desempeñar en
el movimiento humano, ni fijar con acierto el rumbo que de conducirle su desarrollo y
una historia del Perú que no sea únicamente la de sus gobernantes, de sus hombres engrandecimiento (Larrabure y Unánue, 1906: 123).
notables, sino la del pueblo mismo estudiado en todas sus manifestaciones, tiene que
realizar la labor de darnos cuenta de los elementos que se han acumulado para formar Los esfuerzos del gobierno de José Pardo fueron importantes para impulsar los estudios históri-
la conciencia social de los peruanos y de enseñar á estos el valor é importancia relativa cos. Si bien los objetivos eran claros: escribir la historia nacional, sin embargo, la creación del Instituto
de ellos, con lo cual se fomenta el espíritu de patriotismo en la extensión que requiere histórico del Perú no significó una renovación metodológica en los estudios históricos. La mayoría de
el robustecimiento del vínculo de la nacionalidad. (Wiesse, 1912: 165.) miembros fundadores eran eruditos, algunos de ellos fueron incorporados como un reconocimiento a
su trayectoria. En el primer año de funcionamiento del Instituto Histórico del Perú ya habían fallecido
Una de las formas de llevar adelante el proyecto histórico de la republica aristocrática fue a través dos miembros fundadores.
de la creación del Instituto Histórico del Perú, en febrero de 1905 e instalado en julio de ese mismo año.
También formó parte de este proyecto la creación del Museo de Historia Nacional.
En 1905, Jorge Polar, ministro de Justicia y Culto, durante su discurso de inauguración del Instituto La generación del novecientos y sus planteamientos iniciales
histórico resaltó una idea importante.
La generación de jóvenes nacidos durante los años de la guerra del Pacífico, conocidos como la genera-
Reconocido está por todos el gran principio pedagógico que no son las ideas sino los ción del novecientos recibió la influencia directa de los eruditos del siglo XIX. Sin embargo esta genera-
sentimientos, los que impulsan; los que arrastran a los pueblos. (Polar, 1906: 147) ción se diferenció de sus maestros en cuanto a la utilidad de los estudios históricos.
Uno de ellos fue el joven Víctor Andrés Belaunde, quién en 1909 había planteado algo importante
Bajo esta premisa, la historia debía preocuparse de rescatar esos sentimientos del pasado y difundir- sobre el estudio de la historia: no solo servía para recordar y conmemorar, sino para liberarnos del pa-
los a través de la educación. Este sería el fundamento más importante para la elaboración de una nueva sado que nos aflige.
historia nacional, que fue planteado por la historiografía del siglo XX.
Hablar de Historia y de tradiciones, no es hablar de vuelta al pasado, de reacción, de
Debemos estudiar nuestro pasado, para adquirir la conciencia clara de nuestros des- retroceso. La mejor manera de libertarse del pasado es conocerlo. La Historia no se va
tinos, y mantenernos en la vía de nuestro generoso ideal histórico. (Polar, 1906: 146) a formar de los estudios aislados y rígidos de las diversas épocas, sino del estudio de los
fenómenos sociales en su incesante evolución. (Belaunde, 1909: 293)
Esta idea fue compartida por la generación que fundó el Instituto Histórico del Perú y por los jóve-
nes intelectuales que formarían la generación del novecientos, uno de ellos fue Víctor Andrés Belaunde, quién En este discurso vemos un avance de la nueva generación de historiadores frente a sus maestros:
en 1909, citaba a Renán en su discurso: el planteamiento de la investigación histórica como “el estudio de los fenómenos sociales en incesante evolución”
frente a la erudición.
Lo que hace de los hombres un pueblo, es el recuerdo de las grandes cosas que hicieron Fueron los integrantes de la llamada generación del novecientos, quienes iniciarían estudios históricos
juntos y la voluntad de realizar otras en el futuro. (Belaunde, 1909: 290) en base al proceso peruano. José de la Riva-Agüero buscaría el desarrollo de la conciencia nacional en su
tesis sobre La Historia en el Perú publicada en 1910.
Fueron años donde era importante tomar conciencia del pasado. En el caso de los hechos recientes
se puso gran interés por escribir la historia de la guerra del Pacífico y honrar la memoria de sus héroes. La Historia, ministerio grave y civil, examen de conciencia de las épocas y los pueblos,
El gobierno del presidente José Pardo y Barreda además de impulsar la creación del Instituto His- es escuela de seriedad y buen juicio, pero también, y esencialmente, estímulo del deber
tórico, el Museo de Historia Nacional y la reorganización del Archivo Nacional, también había dispuesto y el heroísmo, ennoblecedora del alma, fuente y raíz del amor patrio.
la construcción del monumento de Francisco Bolognesi (inaugurado en 1905) y la Cripta de los héroes, La estrecha relación entre la historia y el patriotismo es de evidencia tal que constituye
monumento dedicado a honrar la memoria de los héroes de la guerra del Pacífico. un lugar común. Pero no hay cosa más necesaria que repetir de vez en cuando estos
El presidente Pardo en su discurso de instalación del Instituto Histórico del Perú puso énfasis en lugares comunes, de fecundidad moral eterna. La patria es una creación histórica.
promover los estudios históricos con fines nacionales. Supone no sólo la cooperación de todos los compatriotas contemporáneos, sino
la mancomunidad de todas las generaciones sucesivas. Vive de dos cultos igual-
En la labor de estímulo de parte del Estado a la cultura nacional, el estudio de la His- mente sagrados, el del recuerdo y el de la esperanza, el de los muertos y el del ideal
toria patria es el que debe tener lugar preferente; porque de las ramas del saber, es la proyectado en lo venidero. Estas dos faces de la idea de patria están indisolublemente
que tiene mayores vínculos, la que concurre con mayor influencia á formar el carácter unidas, y es cada una de ellas reciproca de la otra. (Riva-Agüero, 1910: 504)
nacional. (Pardo, 1906: 148)
Esta idea de una comunidad unida por las acciones del pasado, fue resaltada por los intelectuales
El Presidente del Instituto Histórico del Perú, Eugenio Larrabure y Unánue manifestó cuales eran de la generación del novecientos, que buscaron los fundamentos de la nación peruana en el pasado y el
los objetivos de esta institución: proyecto en el futuro.

500 501
La búsqueda de la nación peruana y el alma nacional No se hable, pues, de crear el alma nacional, porque esa alma existe, aunque aletargada
y adormecida; y si no existiera, carecería nuestra patria de razón de ser. (Riva Agüero,
¿A qué se referían los intelectuales peruanos de la primera década del siglo XX al hablar del alma nacional? 1910: 506)
Joaquín Capelo explicó en 1895, porque era importante el alma nacional.

Si se quiere pues conservar la vida de un pueblo es indispensable hacer en él: vivo y Despertar el alma nacional
querido el recuerdo de su pasado, y nobles y elevados sus ideales de gloria y de gran-
deza para el porvenir. Sin esos resortes la nacionalidad es imposible; y por eso, cuando El objetivo era despertar esta alma nacional aletargada. ¿Cómo lograrlo? Luis Miró-Quesada creía que
faltan, solo queda territorio habitado y sobre él no tardan en aparecer otros hombres y una forma de fortalecer el alma nacional era a través de la educación.
otras razas que constituyen otra nacionalidad nueva sobre los restos de la que se había
precedido y hubo de desaparecer toda vez que se olvidó, que sólo es signo de la vida y Alma nacional! ¡He aquí lo que nos falta y lo que nuestra universidad debe aspirar á
solo vive, lo que tiene la voluntad de vivir porque tiene la conciencia de su personalidad darnos! Educar ha de ser, para ella, trasmitir a las generaciones jóvenes: comunidad de
y la noción de sus destinos. (Capelo, 1895: 147) ideales para el bien público; alto y vigoroso sentimiento de amor hacia el país en que
han nacido; fe enérgica y fecunda en el porvenir de la patria. (Miro-Quesada, 1909:
De esta afirmación de Capelo podemos comprender porque era importante el alma nacional. Una 32-63.)
nación no podía existir sin el recuerdo de los ideales del pasado y la noción de su destino futuro. Por esta
razón Capelo fue partidario de limitar la inmigración extranjera, alentada por varios intelectuales durante Víctor Andrés Belaunde también creía que el estudio de la historia era importante para rescatar y
el siglo XIX, que buscaba una mejora del elemento social a través del mejoramiento racial. fortalecer el alma nacional.
Para Capelo, estimular la migración extranjera era peligroso, porque podía romper el equilibrio en
una sociedad y alentar la llegada del alma nacional de los pueblos extranjeros, predominando sobre la Los ideales de un pueblo deben surgir del espíritu del mismo pueblo; deben formarse
incipiente alma nacional peruana. al calor de sus tradiciones reveladas y depuradas por la Historia. Es verdad que el ideal
El estudio de la historia era importante en esta tarea, pues permitía definir y reconocer el alma busca el soplo vivificador de otros mundos y anhela respirar un ambiente perpetua-
nacional. mente renovado por los bienes que vengan de todas partes; pero también necesita tener
Carlos Wiesse, maestro de la generación del novecientos, también reconoció la importancia del hondas raíces en el espíritu del pueblo, hondas raíces en sus tradiciones y en su historia.
Los ideales extraños al alma de un pueblo harán discontinuo e inseguro el proceso de
alma nacional y cómo ésta era influenciada por factores externos.
su desarrollo. (Belaunde, 1909: 289)
El carácter de la sociedad se determina por su alma, que debe ser, por lo tanto, consi-
derada como el factor más esencial en las investigaciones sociológicas. Pero esa alma Es decir que el alma nacional surge del pueblo y es moldeada a través de la historia. En este proceso
está intensamente influenciada por las condiciones naturales, y requiere un cuerpo a es importante el papel de la tradición, pues permite que esta idea siga viva.
través del cual manifestarse. Por tal cuerpo entendemos todos los medios físicos que la
sociedad necesita para realizar sus propósitos. (Wiesse, 1908-1909: 96) El alma nacional va surgiendo á través de lenta evolución. Poco a poco va definiéndose,
va perfilándose, siguiendo el proceso indicado. Y cuando se inicia la Historia, el alma
Víctor Andrés Belaunde, señalaba que el alma nacional era resultado de un proceso de emancipa- nacional alcanza el más alto grado de desarrollo y va adquiriendo las mismas perfec-
ciones, los mismos refinamientos, la misma amplitud y riqueza que el alma individual
ción de un espíritu colectivo. Para Belaunde solo era posible que un pueblo pudiera lograr su indepen-
adquiere por la acción enaltecedora de la cultura. (Belaunde, 1909: 287-288)
dencia política, si había logrado formar un alma nacional.

Es indudable que la libertad política no antecede á la aparición del alma nacional; por
Por esta razón era importante el estudio de la historia: buscar los ideales necesarios para formar el
el contrario, la libertad política, la independencia, es el resultado de la formación de un alma nacional que el Perú necesita. En las palabras de José Madueño, los ideales nacionales están forma-
nuevo espíritu colectivo y de su triunfo. En este supuesto, la independencia de un pue- dos de pequeños ideales individuales y dependen de factores como medio y raza.
blo, es la prueba que ese pueblo ha conseguido formar su alma nacional. Pero para que
esa alma viva enalteciéndose, es necesario se acentué, que se defina, que se adueñe de Imprescindible el ideal para el desarrollo del individuo, lo es también para el de la so-
sus tradiciones, que acabe de separarse, no ya de las formas de las antiguas instituciones ciedad, ya consideremos á ésta como un conjunto de individuos ó más verosímilmente,
sino de su esencia misma, para dejar consumada la conquista de la libertad. (Belaunde, como un vasto y complejo organismo del cual son órganos los individuos: lo que es útil
1909: 291) á las partes lo es al todo, lo que conviene á los órganos conviene asimismo al organismo
que forman”. [...] Como suprema armonía de los ideales individuales con los sociales y
Para Belaunde, la existencia del alma nacional se puso en evidencia durante el proceso de inde- de estos entre sí, mejor aún, como síntesis suprema de todos, aparecen, pues los “idea-
les nacionales”. La calidad de éstos, su idiosincrasia –porque los ideales la tiene- estará
pendencia. Sin embargo, esta alma nacional en formación sufrió en épocas posteriores un proceso de
siempre determinada por los factores de la historia: medio, raza y momento actual, ya
desarticulación. Los conflictivos años iniciales de la republica peruana no fueron beneficiosos para la
que deben ser considerados ellos mismos como hechos históricos, los más excelentes,
formación del alma nacional, mucho menos los años antes, durante y después de la guerra del Pacífico. los más nobles y elevados que la humanidad ha ofrecido, y puede ofrecer en lo porve-
Por esta razón, Riva-Agüero creía que el alma nacional había sufrido un proceso de adormecimiento nir. (Madueño, 1910: 225)
durante los periodos de crisis que vivió el país.

502 503
La única manera de construir una historia nacional era determinar el devenir histórico del alma La literatura peruana forma parte de la castellana [...] La literatura del Perú, a partir de
nacional a través del tiempo, para comenzar un proceso de regeneración. la conquista, es literatura castellana provincial.. (Riva-Agüero, 1905)

Este dilema no fue resuelto por la primera generación de historiadores del siglo XX. Por esta razón
La búsqueda de la nación peruana según la tesis racista el tema seguirá en discusión en las próximas décadas. Durante la época del oncenio de Leguía se plantea-
ría la nacionalidad peruana a través del indigenismo y su discusión con el hispanismo.
A pesar que muchos intelectuales tenían claros los objetivos de la nueva historiografía peruana, quedó
pendiente en la discusión un tema importante: el tema racial.
En el siglo XIX, la teoría positivista en su vertiente evolucionista puso énfasis al factor racial en la Conclusiones
conformación de las nacionalidades. Para los evolucionistas sociales, la raza era la nación. Carlos Wiesse,
citando a Le Bon anotó en su manual de sociología. 1. A inicios del siglo XX, se mantenían vigentes algunas ideas positivistas en la historiografía pe-
ruana. El estudio de la historia fue comparado como un proceso quirúrgico. Esta idea no tenía relación
La raza tiene un alma que es producto de la herencia de los antecesores, después de con la búsqueda del origen de los problemas del Perú. Predominó en estos años la erudición, desligada
los progenitores, y por último, del medio ambiente; esto constituye el carácter de un del estudio histórico con fines nacionales.
pueblo, de una nación, que es casi permanente, en el sentido que evoluciona lentísima- 2. En el siglo XX, la historia comenzará a ser vista como un proceso en el cual el fenómeno será
mente. (Wiesse, 1908-1909: 60) estudiado en dos dimensiones: el cuerpo, como la sociedad y el alma como el espíritu de los pueblos.
En la historiografía peruana los historiadores tomarán conciencia de la importancia de estudiar el alma
Esto nos pone frente al segundo elemento del alma nacional: la raza. La idea era que el Perú no era nacional, como fundamento de la nacionalidad peruana.
una nación real, porque no tenía una raza que definiera sus características físicas y morales. 3. En este contexto, los esfuerzos del gobierno de José Pardo y Barreda serán importantes, promo-
Para lograrlo era importante una regeneración racial. Según los darwinistas sociales, el mestizaje viendo la institucionalización y el apoyo de los estudios históricos. Para esto se fundaron importantes
con el indio, el negro y el chino había logrado consecuencias funestas para el alma naciona l. Esta te- instituciones como el Instituto Histórico del Perú, el Museo Nacional y se construyeron monumentos
sis racista fue parte de un largo debate. con fines patrióticos.
Según este planteamiento, no podía existir una nacionalidad, si el elemento racial estaba degenerado 4. La generación positivista trasmitirá a sus discípulos de la generación del novecientos la inquietud
por el mestizaje racial y cultural. por el estudio de una historia más científica. Por su parte, esta nueva generación se preocupará por estu-
En 1897 Clemente Palma, hijo del tradicionista Ricardo Palma, opinaba en su tesis: diar el alma nacional, a partir de la discusión y cuestionamiento del discurso racista. Jóvenes intelectuales
como Riva-Agüero y Víctor Andrés Belaunde plantearon las bases para el estudio del proceso histórico
Alma colectiva que en realidad no existe, porque ella se forma cuando después de mu-
a partir del desarrollo del alma nacional.
chos cruzamientos y selecciones, se ha llegado a constituir una raza homogénea que
responda a un solo interés, á un solo ideal, a una sola aspiración... (Palma, 1897) 5. La historiografía peruana a inicios del siglo XX se inició a partir del estudio del proceso histórico,
relacionado directamente con el proceso de formación del alma nacional. Este fue el primer objetivo que
En la tesis de Palma se analizan las razas que existen en el Perú y se enumera sus defectos y virtudes. persiguió la historiografía peruana en el siglo XX.
En el caso del Perú el mestizo homogéneo racial y culturalmente no había sido un producto logrado,
pues aun existían “razas” dentro del Perú. No podría existir un alma nacional, si no se lograba una raza
homogénea.
La tesis racista era parte de la visión positivista de la sociedad. Los darwinistas sociales creían en Bibliografia
la mejor calidad moral y biológica de algunos tipos raciales y consideraban a las razas inferiores como un
impedimento real para el progreso de las naciones. Esta idea estuvo presente en el discurso del filósofo BELAUNDE, Víctor Andrés
positivista Jorge Polar, el día de la inauguración del Instituto Histórico del Perú. 1909 “La Historia. Discurso pronunciado en sesión anual del Instituto”. En Revista Histórica, 4: 285-
299.
La sangre española levantisca, penetrando en la sangre quechua mansa, fue inquietán- CAPELO, Joaquín
dola, y surgió al fin la nueva gente peruana. (Polar, 1906: 143) 1895-1902 Sociología de Lima. Lima: Imp. La Industria.
GONZÁLEZ PRADA, Manuel
Los eruditos del siglo XIX estudiaron la historia peruana, especialmente la historia colonial, como 1985 Horas de lucha. Barcelona: Biblioteca Ayacucho.
un apéndice de la historia española. El Perú no tenía historia colonial porque había sido virreinato espa- MADUEÑO, José.
ñol. Los elementos nacionales del Perú eran en realidad, parte de la cultura española. 1910 “Los ideales nacionales.” En Ilustración Peruana, 34: 225.
Los intelectuales del siglo XIX estuvieron muy ligados a los círculos académicos españoles. Muchos LARRABURE Y UNANUE, Eugenio
de ellos eran miembros correspondientes de la Real Academia de la Historia y la Real Academia de la 1906 “Discurso del presidente del Instituto señor Don Eugenio Larrabure y Unánue.” En Revista
Lengua española. El joven Riva-Agüero en su tesis “El carácter de la literatura del Perú Independiente Histórica, I: 122-139.
describía a la literatura nacional. MATTO DE TURNER, Clorinda
1893 “Bibliografía”. En Los Andes, 4 de noviembre de 1893. p. 446.

504 505
MIRO-QUESADA, Luis Campesinado, guerra y memorias en la historiografía peruana
1909 “La misión de nuestra universidad”. En Revista Universitaria. Universidad de San Marcos. Vol. II:
220-252 y Vol. III: 32-63.
PALMA, Clemente Nelson E. Pereyra Chávez
1897 El porvenir de las razas en el Perú. Lima: Imp. Torres Aguirre. Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga
PARDO, José.
1906 “Discurso pronunciado por el exmo. Señor Presidente de la República Doctor Don José Par-
do”. En Revista Histórica, I: 148.
POLAR, Jorge.
1906 “Discurso del señor Ministro de justicia, culto e instrucción doctor Jorge Polar.” Revista His-
tórica, I: 139-147)
PRADO. Mariano I.
1906 “Discurso durante la incorporación del doctor Uhle e inauguración del Museo de Historia
Nacional”. Revista Histórica, I: 405-407.)
RIVA AGÜERO Y OSMA, José de la
1910 La historia en el Perú: tesis para el Doctorado en Letras. Lima: Imp. Nacional de Federico Barrionue-
vo.
WIESSE, Carlos
1908-1909 Extractos de sociología. Lima. Imp. Torres Aguirre.
1910 “Nuestros problemas. Orientación que debe darse á nuestros estudios históricos”. En: Ilustra- Resumen
ción Peruana, 149: 164-165. El presente trabajo intenta desarrollar un estado de la cuestión de la bibliografía histórica sobre el campesi-
nado del siglo XIX. Propone que este ha sido abordado desde diferentes ángulos teóricos (el estructu-
ralismo, el marxismo, la antropología histórica, los Estudios Subalternos) y que el discurso histórico de
los últimos cuarenta años ha convertido a los movimientos sociales, a la independencia y a la Guerra del
Pacífico en las circunstancias adecuadas para aprehender la política y las intenciones de los campesinos.

Palabras clave: campesinos, movimientos campesinos, historiografía, siglo XIX.

Introducción: las batallas por la memoria.

Todavía hoy, los campesinos conforman un segmento significativo de la población del departamento de
Ayacucho, siendo acaso los principales actores sociales en una región nada favorecida por la geografía o
por la distribución de la riqueza y hace algunos años atrás asolada por la violencia desatada por Sendero
Luminoso (SL), el grupo maoísta que en 1980 inició una guerra contra el Estado peruano.
Precisamente, fueron los campesinos ayacuchanos las víctimas de las acciones de SL y de la con-
traofensiva de las fuerzas del orden. Según las cifras de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, la
guerra ocasionó 69.280 muertos y desaparecidos, de los cuales 26.259 (el 37,9 %) eran de Ayacucho, la
mayoría de ellos pobladores rurales analfabetos, poco integrados al Estado y al mercado y continuamente
sometidos al abuso de poder.
Los senderistas iniciaron sus acciones en la zona rural de Ayacucho con el firme propósito de
desalojar al Estado para organizar “bases de apoyo” que instaurasen el poder de la “nueva democracia”.
Para ello asesinaron a las autoridades, atacaron los puestos policiales y destruyeron la poca infraestruc-
tura existente en el campo. Además, implantaron una férrea disciplina que sancionaba a todos aquellos
agresores de la vida cotidiana de las comunidades campesinas, llegando a ejecutar a abigeos, comerciantes
inescrupulosos y adúlteros. Con esta praxis consiguieron entre 1980 y 1982 el respaldo de los campesinos.
Sin embargo, no todos los campesinos de Ayacucho siguieron a SL; al contrario, algunas poblacio-
nes de la puna mostraron abierto rechazo a los senderistas. Es el caso de Uchuraccay, una comunidad
ubicada en la provincia de Huanta, al norte del departamento, donde en 1983 ocho periodistas hallaron la

506 507
muerte en circunstancias dramáticas. Los senderistas llegaron aquí a mediados de 1982 para instalar una límites de la memoria del retorno, o los recuerdos de la matanza de los periodistas y de las expediciones
Escuela Popular, convirtiendo a una familia que tenía conflictos con los demás pobladores de la comuni- punitivas contra la comunidad fueron sepultados bajo la narrativa del perdón y reconciliación.
dad en su aliada. Además, movilizaron a algunos jóvenes para atacar los puestos policiales de Tambo en Pero, tal como ocurre en cualquier batalla por la memoria, esta narrativa campesina es opacada
La Mar y San José de Secce en Huanta (Del Pino, 2008: 50-51). Los campesinos reaccionaron inmediata- por las memorias conflictivas de la “comunidad imaginada” nacional, que conmemoran la muerte de los
mente. Formaron una alianza con las comunidades vecinas, asesinaron a siete senderistas en Huaychao y periodistas como un hito trágico en la historia reciente del país. Dichas memorias además elaboran una
como corolario de tan trágicos sucesos, ejecutaron el 26 de enero de 1983 a ocho periodistas que venían representación sesgada y maniquea de la participación campesina en la guerra.
de Lima y Ayacucho a averiguar sobre la muerte de los siete subversivos. Ese mismo día asesinaron al La matanza de los periodistas en Uchuraccay impactó profundamente en la opinión pública nacio-
comunero aliado de los senderistas y al guía que había acompañado a los periodistas, escondiendo am- nal. El gobierno de Fernando Belaúnde (1980-1985) nombró una comisión integrada por el escritor Ma-
bos cadáveres. De esta forma recuperaron la “hegemonía comunal” y el poder del sistema de autoridad rio Vargas Llosa, el penalista Abraham Guzmán Figueroa y el periodista Mario Castro Arenas para que
tradicional; además ocultaron el asesinato del líder de la facción disidente para silenciar la presencia de investigase el hecho. En marzo de 1983 dicha comisión entregó su informe, responsabilizando a los cam-
Sendero Luminoso en la comunidad.1 pesinos por la masacre. Concluyó afirmando que estos mataron a los periodistas porque “los creyeron
El respaldo de los campesinos a Sendero Luminoso duró muy poco. Cuando los senderistas empe- terroristas” y por estar sobresaltados, medrosos y furibundos debido a las terribles circunstancias que les
zaron a perturbar el normal desenvolvimiento de la economía rural, a reemplazar a las autoridades tradi- tocó vivir. Usando la imagen de un país escindido en dos naciones formulada por Basadre, la comisión
cionales con los suyos, a reclutar mayor cantidad de jóvenes o incrementar la disciplina, los campesinos señaló que estos comuneros formaban parte de un grupo étnico que al estar aislado y abandonado por el
no resistieron la presión y a fines del decenio, en alianza con las Fuerzas Armadas (que habían cambiado Estado conservaba su identidad, su cosmovisión, su estructura de poder y su cultura tradicional.3
de estrategia y poco a poco se acercaron a la población) formaron Comités de Defensa Civil o “rondas Para validar sus afirmaciones, la comisión recurrió a los lugares comunes del discurso antropoló-
campesinas” con las que derrotaron a los subversivos. gico peruano: el control de pisos ecológicos, la persistencia de la estructura dual y del sistema de poder
Más adelante, los campesinos ensamblaron sus recuerdos personales en una gran memoria épica, en tradicional en las comunidades campesinas y el sincretismo religioso. Según los antropólogos que aseso-
la que aparecen como los artífices de la derrota militar de SL. “Nosotros somos el defensor [sic] de la raron a la comisión (Fernando Fuenzálida, Luis Millones y Juan Ossio), los comuneros de Uchuraccay
paz, ganamos a Sendero Luminoso y ahora estamos en una pobreza. El Estado se ha olvidado de noso- producían para el autoconsumo y trueque, mantenían el parentesco extendido, obedecían a sus varayocs
tros” comenta un rondero del distrito de Vinchos, que prefiere mantenerse en el anonimato.2 y tenían una ideología milenarista y escatológica.
No obstante, esta memoria épica es sometida y eclipsada por una memoria hegemónica construida
desde el Estado. Dicha narrativa considera que los artífices de la derrota de Sendero Luminoso fueron Uchuraccay no es pues una comunidad de salvajes. Se trata de un grupo humano como
las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional y que los ronderos fueron organizados por militares y policías cualquier otro, pero que se organiza sobre pautas distintas de aquellas que imperan en
para apoyar a las fuerzas del orden. Por debajo de esta gran carpa de la memoria hegemónica subsiste la los medios urbanos y que han sido erigidas como únicamente válidas por los grupos
memoria de los campesinos, navegando en distinta dirección o confrontando con las demás memorias suel- dominantes de la sociedad nacional. Estas pautas se entroncan claramente en un mun-
do que cada vez va apareciendo como más unitario y coherente, pero que desgracia-
tas de los otros actores de la guerra. Sin lugar a dudas el marco social que activa el recuerdo de los luctuosos
damente sigue siendo cada vez más ignorado por los grupos que se pretenden repre-
sucesos de Uchuraccay es el escenario propicio para el encuentro y conflicto de todas aquellas memorias. sentantes del Perú Oficial (Vargas Llosa; Castro Arenas y Guzmán Figueroa, 1983: 77).
Como se señaló anteriormente, en la comunidad de Uchuraccay ocurrieron los más trágicos acon-
tecimientos de la guerra. El asesinato de los ochos periodistas, las expediciones punitivas que los sende- El informe de la comisión generó más duda que aciertos y no satisfizo las expectativas de las fami-
ristas ejecutaron contra los comuneros y las políticas de retorno y reconciliación comunal que los des- liares de las víctimas y de publicaciones como La República y El Diario de Marka, que intentaban hallar las
plazados de la zona realizaron en 1993 constituyen los eventos conmemorados por los campesinos de la causas profundas del hecho y a sus verdaderos responsables.4 Ellos elaboraron otra narrativa de la masacre
localidad y los actores sociales relacionados con los hechos ocurridos ahí. Ellos han elaborado distintas que responsabiliza a militares y policías, quienes disfrazados de campesinos dirigieron la matanza para
interpretaciones y representaciones que entran en conflicto entre sí, al pretender explayarse y apropiarse evitar que los periodistas descubriesen las ejecuciones extrajudiciales que las fuerzas del orden venían
del pasado reciente. realizando en la zona. Basándose en las fotografías que uno de los periodistas victimados (Willy Retto)
Para los pobladores campesinos de Uchuraccay el “día del retorno” (10 de octubre) constituye el tomó antes de morir, arguyeron que los verdaderos perpetradores del crimen portaban relojes, anillos y
recuerdo más importante de sus vidas, puesto que marca una nueva delimitación del tiempo, definido hasta prendas de vestir que no eran utilizados por los comuneros.
ideológica y socialmente, que distingue un antes (caracterizado por el sufrimiento producido por la gue- Este punto de vista contó con el respaldo científico de algunos intelectuales, como Rodrigo Mon-
rra) y un después (marcado por la construcción de una “comunidad imaginada”, nueva y distinta, con toya (2005), quien para criticar a la comisión enfatizó la experiencia beligerante de los campesinos de
una nueva fe religiosa). “Hay una insistencia en reconocerse como un ‘nuevo Uchuraccay’, no en la letra, Uchuraccay y sus coyunturales alianzas con los poderosos de turno. Fijándose en detalles como el ente-
sino en las mentes. Un nuevo Uchuraccay por la presencia de los ‘hijos de Uchuraccay’, dando a entender rramiento superficial de los cadáveres (que no concordaba con los ritos funerarios andinos) sugirió que
que casi todos los adultos fallecieron a causa de la violencia política” (Del Pino, 1993: 53). los verdaderos responsables de la matanza eran militares en alianza con los campesinos. Al comentar la
Esta memoria, al estar dotada de intencionalidad (demarcar el presente del pasado y refundar la desaparición del cadáver del guía, Montoya radicalizó su posición: “¿Por qué no le enterraron a él junto
comunidad imaginada), obra además para ocultar y silenciar aquellas narrativas tóxicas que contaminan el
sentido de la construcción de la nueva comunidad. Así, los conflictos familiares por los recursos que
ocasionaron la identificación de algunos pobladores con SL quedaron estratégicamente colocados en los 3
Cecilia Méndez ha llamado la atención sobre las fuentes discursivas del informe de la Comisión Vargas Llosa. Señala
que la idea de la existencia de una “nación iquichana” con identidad propia, planteada por la comisión, es una reelabo-
ración de la interpretación indigenista sobre la Confederación Chanca formulada por el intelectual ayacuchano Víctor
1
Sobre la matanza de los periodistas, véase el Informe de la comisión investigadora de los sucesos de Uchuraccay y el Informe Final Navarro del Águila en 1939. (2001: 43-45).
de la CVR, Vol. V, Capítulo II y Del Pino (2003). 4
Tres de los periodistas asesinados laboraban en estos medios de comunicación: Jorge Sedano era reportero de La
2
Testimonio citado en CVR, Informe Final, Vol. II, Capítulo I: 429. República y Eduardo de la Pinella y Pedro Sánchez eran periodistas de El Diario de Marka.

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con los otro ocho? (…) Yo me pregunto qué pasaría si supiéramos alguna vez que Argumedo no fue De los hechos al discurso: la manipulación campesina.
muerto a pedradas, a palos o hachazos, sino por ejemplo corriendo o escapando, por un tiro. Un simple
tiro cambiaría todas las circunstancias de lo que se ha dicho sobre Uchuraccay hasta este momento” Fueron precisamente el estructuralismo y el marxismo los principales paradigmas que en sus variadas
(entrevista con Rodrigo Montoya en La República, fecha: 19 de marzo de 1983, p. 7). vertientes estudiaron a los campesinos contemporáneos e históricos y propusieron reflexiones sobre su
Ambas interpretaciones, puestas en debate, no sólo componían dos puntos de vista distintos so- participación en la construcción del Estado y de la nación peruana. Mas, dichas reflexiones quedaron
bre la trágica muerte de los ocho periodistas; revelaban a la vez el enfrentamiento de los dos principales circunscritas, como en el caso de la reciente violencia política, a las coyunturas conflictivas de la Indepen-
paradigmas que guiaron la Antropología peruana desde mediados del siglo pasado y que sirvieron para dencia (1820-1824) y la Guerra del Pacífico (1879-1883), cuando apareció la nacionalidad o fue puesta en
el estudio histórico de los campesinos del siglo XIX: el estructuralismo y el marxismo. Al explicar una jaque por tropas extranjeras (Méndez, 2000). Una revisión de la literatura existente sobre el tema permite
tragedia ocurrida en una comunidad de los Andes y que comprometía a pobladores campesinos, estruc- constatar esta proposición.
turalismo y marxismo pusieron en entredicho sus principales enunciados y epistemologías sobre la expe- Algunos historiadores adscritos al estructuralismo francés, al estudiar la participación de los cam-
riencia histórica y contemporánea de las comunidades campesinas y su relación con la comunidad imaginada pesinos en las coyunturas mencionadas y en el siglo XIX, suscribieron la teoría de la manipulación. Por
nacional. La participación de Ossio y Montoya en el debate explicita dicha revelación, puesto que aquel ejemplo, el francés Jean Piel arguye que los movimientos campesinos fueron ocasionados por la perma-
recurre al estructuralismo con el fin de hallar la “especificidad” de un mundo andino conectado con la nencia de una estructura colonial orientada hacia el mercado mundial, en la que la gran propiedad se con-
cultura occidental, mientras que este, desde el marxismo, resalta relación asimétrica y jerárquica entre centraba en pocas manos y las relaciones de dominación eran desfavorables para los sectores populares,
cultura andina y sociedad nacional. que se hallan dominados, dispersos y divididos:
Las dos interpretaciones académicas sobre los sucesos de Uchuraccay suponen el límite de una
forma de entender a los campesinos y el quiebre de los sistemas cognoscitivos de la Antropología y de En resumen, en esta sociedad que durante cuatro siglos y medio estuvo en perpetuo
las Ciencias Sociales peruanas. En efecto, ambas narraciones silencian el rol protagónico de los pobla- cambio interno –cambio de los regímenes jurídicos, de los equipos dirigentes y de los
dores rurales ubicados en medio de la guerra, puesto que en ellas estos aparecen como anclados en sus productos explotados– el cuadro general de dependencia interna y externa ha subsisti-
estructuras socio-culturales o manipulados por actores externos. Además, revelan al campesino sólo en do casi sin cambios. Por encima de esa sociedad siempre ha habido intereses extranje-
los momentos de guerra y conflicto, y se olvidan de él en los períodos de paz y calma. Como dice Carlos ros más poderosos que han decidido la orientación general. En la base de esta sociedad
siempre ha habido una masa dominada, sin acceso a un control siquiera parcial de las
Iván Degregori (2001: 48-49), la antropología estructural se limitó a señalar la otredad y aislamiento de
decisiones que conciernen a su país y, entre las dos, las pirámides de intermediarios
las comunidades altoandinas de Ayacucho dentro de una visión dualista que distinguía el “Perú profun-
aliados o rivales que se han disputado el privilegio de explotar esta base en asociación
do” del “Perú oficial”, mientras que el marxismo restringía la cultura, política y vida cotidiana de los con los grupos extranjeros (Piel, 1967-68: 198).
campesinos a los dictados abstractos de la estructura económica y formas de producción.
Precisamente, esta experiencia histórica contemporánea nos motiva a revisar las fuentes biblio- Piel señala que “con el advenimiento de la República, en lugar de desaparecer, se agravan las con-
gráficas para explorar la forma cómo la historiografía peruana ha estudiado a los campesinos del siglo diciones que dieron nacimiento a las rebeliones indígenas coloniales, situación que se mantiene por lo
XIX, teniendo en cuenta que en esta centuria se inició el proceso de formación del Estado y se sentaron menos hasta la Constitución de 1920 y en ciertas regiones atrasadas del Perú hasta aproximadamente
las bases para la forja de la nacionalidad. El presente trabajo es el resultado de dicha revisión; desarrolla 1950” (1973: 309). Agrega que la contribución fiscal fue la causa principal de las sublevaciones; pero ad-
un estado de la cuestión sobre el tema del campesinado decimonónico en la historiografía nacional y vierte que es imposible separar “la agitación campesina andina de las vendettas que, de manera endémica
propone que este grupo social ha sido estudiado desde diversas perspectivas teóricas que oscilan entre el en la época republicana, oponen entre sí a las familias principales de las aristocracias provincianas”, y
marxismo, el estructuralismo, la antropología histórica y los Estudios Subalternos. que ambos fenómenos confirman la continuidad de la estructura colonial en las sociedades rurales del
Como se señaló previamente, para el presente escrito se han revisado algunas fuentes bibliográfi- siglo XIX (1973: 308). Es que para el citado autor las aristocracias provincianas son las que movilizan a
cas.5 Su exploración implicó un trabajo inductivo, consistente en ir de lo particular a lo general, o de los la masa campesina para la protesta para asediar a sus enemigos políticos. Es el caso de la sublevación de
casos concretos al razonamiento abstracto. Efectivamente, los textos consultados estudian casos concre- los campesinos de Huanta en 1896, contra el impuesto a la sal, impulsada por los agentes de Cáceres que
tos o procesos relacionados con la continuidad-transformación de los ámbitos rurales y de su población, habían sido destituidos por el nuevo gobierno de Nicolás de Piérola.6
o alternativamente discuten las definiciones y los supuestos sobre la organización campesina, así como También Heraclio Bonilla y Karen Spalding suscribieron en su momento la teoría de la manipula-
proponen modelos y tipos para analizar las sociedades campesinas. ción. En 1971 ambos postularon la idea de que la Independencia en el Perú fue el resultado de los cam-
bios operados en la metrópoli occidental, relacionados con la crisis del imperio español y la emergencia
del capitalismo británico. Dichas transformaciones atomizaron la sociedad colonial y ocasionaron la
aparición de fuerzas centrífugas. Así, los criollos de Lima intentaron sostener el régimen colonial para
no perder sus privilegios, mientras que los criollos de provincias apoyaron el liberalismo hispánico. Por
ello, la independencia del Perú –concluían los autores– no fue obra de líderes criollos o de su unión con
mestizos e indígenas (como sostenía la historiografía tradicional), sino la consecuencia de la interven-
5
Lamentablemente, no han podido ser consultadas todas las fuentes bibliográficas por estar repartidas en diversos re-
positorios. Por ejemplo, quedan pendientes para su posterior revisión las tesis presentadas en universidades del extranje-
ro, de Lima (San Marcos, Villareal, La Católica) o del interior del país, así como textos que fueron publicados hace poco
(el libro de Nils Jacobsen y Nicanor Dominguez sobre la importante sublevación de Juan Bustamante en Puno). Queda
también al margen de la presente comunicación el análisis de textos que con un enfoque de larga duración estudian al 6
El 27 de setiembre de 1896 dos mil campesinos invadieron Huanta y ejecutaron al Subprefecto y al Alcalde, deman-
campesinado en la colonia y república (los trabajos de Flores Galindo y Burga sobre la utopía andina), o que analizan dando la supresión del impuesto a la sal y la circulación del peso boliviano devaluado. Para dominar la insurrección el
temas como elecciones o cultura política (Glave, Poole, Chiaramonti, Demélas, la compilación de Aljovín y López, etc.) gobierno envío una expedición armada comandada por el coronel Domingo Parra, que en los meses siguientes realizó
que afectan a diversos grupos poblacionales, entre ellos el campesinado. una feroz y sistemática represión. (Véase Basadre, 2005, XI: 79-80)

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ción de los ejércitos extranjeros de San Martín y Bolívar.7 campesinos en el período que media entre la independencia y la guerra del Pacífico? El citado autor sos-
Bonilla y Spalding señalan que los campesinos no fueron agentes en las luchas por la independencia tiene que en este lapso la contribución indígena sirvió para vincular políticamente al Estado republicano
porque no se habían recuperado de la fuerte represión que siguió a la derrota de Túpac Amaru II y no con las poblaciones campesinas mediante una “relación asimétrica de drenaje de excedentes económicos
contaban con la confianza de los criollos. Fueron simplemente movilizados como “carne de cañón” por y recursos humanos”, que sirvieron para sostener las continuas pugnas de caudillos y caciques locales
los patriotas: (Bonilla, 1989: 26). El tributo con constituyó pacto alguno entre Estado y campesinado; al contrario, de-
terioró las relaciones entre ambos, ya que para estos la contribución era una dura presión para su econo-
En 1823 las fuerzas patriotas estaban formadas por 3,000 colombianos, 1,000 argen- mía afectada por la crisis decimonónica. Por ello, los campesinos de Huanta, Huamanga y Parinacochas
tinos y 1,000 peruanos […] La limitada participación de las masas peruanas estuvo se negaron a ser matriculados para la contribución.
representada mayormente por indios, reclutados como se ha dicho, por la fuerza y el engaño, y El sociólogo francés Patrick Husson suscribe también la tesis de la manipulación al estudiar dos
por negros esclavos de las haciendas costeñas, a quienes se les prometió la libertad una sublevaciones campesinas que estallaron en la provincia de Huanta en 1827 y 1896. En su investigación
vez conquistada la victoria. El hecho fundamental es este gran silencio de las masas
combina la noción braudeliana de coyuntura / mediana duración-estructura / larga duración con los
populares del Perú: su no participación en el proceso de la Independencia –silencio que
conceptos de manipulación y alienación de Henri Favre. Señala que la crisis económica de fines del siglo
no se quiebra por la matanza recíproca entre los indios que integraban las tropas rea-
listas y las tropas patriotas. Es el indicio de la naturaleza puramente política, sin mayor XVIII e inicios del XIX golpeó con mayor intensidad a los pobladores de las provincias de Huamanga
significación social, de las guerras de la Independencia, y del abismo que existía entre y Cangallo –que se dedicaban a la artesanía y el comercio– y con menor dureza a los de Huanta, que
los criollos y las masas de la sociedad colonial. Las masas populares, y con razón, no dependían de la producción y comercio de coca. Por ello, estos últimos apoyaron a los españoles en la
acudieron al llamado para la liberación, hecho por –y para– las capas altas de la socie- independencia, mientras que huamanguinos y cangallinos respaldaron a patriotas.
dad colonial (Bonilla y Spalding, 1981: 95. El resaltado es mío). Sin embargo, en la década de 1820 ocurrió una contracción en el comercio de la coca, que perjudicó
la economía de Huanta y movilizó a sus habitantes contra el naciente Estado republicano. Ellos fueron
El citado artículo suscitó una polémica en torno a la participación de criollos y sectores populares capitaneados por Antonio Guachaca, un arriero que había adquirido estatus con el respaldo de los es-
en la Independencia y en la iniciación de la República. En posteriores ensayos Bonilla (1981, 2007a) pañoles; un “líder carismático” que unió a campesinos que no se daban cuenta de las transformaciones
explaya sus propuestas. Arguye que los campesinos apoyaron a los realistas en la guerra de la indepen- políticas de la época con españoles, mestizos y curas interesados en la restitución de un sistema colonial
dencia debido a las extorsiones cometidas por los patriotas. En posteriores sublevaciones que estallaron a que les parecía único y legítimo.9
inicios de la República (como la de los campesinos de la Puna de Huanta) manifestaron sus aspiraciones
específicas, locales y prepolíticas, relacionadas con el rechazo a la contribución indígena y a las nuevas Como conclusión se puede decir que el compromiso directo de una minoría [los líde-
autoridades criollas y mestizas. res] y el acuerdo tácito de una mayoría de la población de Huanta en la insurrección
Bonilla repite sus argumentos al interpretar la participación de los campesinos en la Guerra del de las punas puede explicarse en gran parte (y quizá en su totalidad si se excluye la
Pacífico. En polémica con Nelson Manrique y Florencia Mallon, propone que en el Perú la conflagración hipótesis del complot) por el estado de alienación social que caracterizaba muy general-
mente a la categoría de los blancos sin gran fortuna en esa época, pero que en Huanta
devino en una “guerra de castas” porque ocasionó un doble conflicto social: entre las diferentes facciones
precisamente fue alimentada por la brutal caída económica que sobrevino después de la
de la clase dirigente peruana y entre ella y las clases oprimidas. Los campesinos reaccionaron contra chile- independencia. La superposición de esta crisis económica cara súbita a una situación de
nos y hacendados, movidos por una “conciencia étnica” y con el fin de vengar viejas rencillas. Pero, luego anomia cultural y política no podía desembocar sino en la participación activa de esos
del conflicto, tomaron conciencia de su situación de dominación y establecieron lazos de solidaridad blancos más temerarios (¿y más alineados?) o pasiva de los más prudentes en la guerra
extracomunales, que se consolidaron al iniciarse en el nuevo siglo la modernización capitalista del país: de Huanta (Husson, 1992: 125).

La guerra con Chile había permitido una impresionante movilización del campesinado Para explicar la sublevación de 1896, Husson nuevamente combina coyuntura con estructura. Seña-
andino, la cual además se habría intensificado a medida que las tropas chilenas aban- la que a mediados del siglo XIX el grupo de poder local fue ninguneado por la oligarquía limeña benefi-
donaban el territorio peruano. La reconstitución del caciquismo regional significó la
ciada con los ingentes ingresos del guano. Para no quedarse a la zaga, acaparó tierras para incrementar su
represión de estas rebeliones andinas, pero aquella fue una victoria muy precaria. La
capital, consiguiendo desatar un letal enfrentamiento entre familias aristocráticas y mestizos emergentes
casi inmediata implantación de los ‘enclaves’ capitalistas en la minería y la agricultura, al
proletarizar y pauperizar a segmentos importantes de la población campesina, volvió a que también deseaban tener propiedades para materializar sus aspiraciones sociales. En medio de la
encender las llamas de la rebeldía en las brasas aún humeantes dejadas por el conflicto vendetta se hallaron los campesinos, quienes fueron movilizados por Miguel Lazón (el líder de una de
del 79. Pero lo que en adelante producirá este fulminante serán rebeliones campesinas las facciones rivales del grupo de poder local) para apoyar a Cáceres en la resistencia contra los chilenos
más que rebeliones de indígenas (Bonilla, 1980: 224-225. El resaltado es del autor). durante la Guerra del Pacífico. Culminada la guerra, Lazón y sus aliados movilizaron el poder político
hasta 1895, año en que fueron desalojados por sus contrincantes, los pierolistas.
Como se habrá notado, Bonilla interpreta desde la teoría de la dependencia la presencia de los
campesinos en los dos acontecimientos más importantes del siglo XIX.8 Pero, ¿qué ocurrió con los

representantes de la teoría de la dependencia. También recurre a las ideas de Henri Favre (1975), quien indica que con la
7
La historiadora francesa Marie-Daniele Demélas (2003) repite las ideas de Bonilla y Spalding, y señala que la inde- formación de las guerrillas en la Sierra Central se desató una “guerra de razas” entre los campesinos y los terratenientes
pendencia peruana fue el logro de las élites del Río de la Plata y de la Gran Colombia (San Martín y Bolívar, respectiva- que colaboraban con los chilenos.
mente), que luego de la liberación intentaron instaurar un sistema republicano “a medias” porque heredaba elementos 9
En un avance de su investigación, Husson señala que “las alianzas aparentemente contradictoria entre el sector blanco
estructurantes del antiguo régimen.
terrateniente y el sector indio campesino, podrían entonces perfectamente interpretarse como uniones lógicas de un
8
Para refrendar sus conclusiones, Bonilla recurre al marco teórico de Rodolfo Stavenhagen, uno de los conspicuos interés común: la defensa para el mantenimiento de la estructura agraria regional (1986, I: 167).

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Husson precisa que los líderes de la sublevación de 1896 fueron los mismos campesinos que pe- los terratenientes como clase, y la fortaleza relativa de los campesinos, se constituían
learon contra los chilenos bajo las órdenes de Lazón. Ellos se levantaron en armas para evitar perder el en el pilar fundamental de una relativa paz social entre haciendas y comunidades en la
espacio político que habían logrado junto con sus aliados caceristas y porque el cambio político acaecido inmediata preguerra (Manrique, 1981: 42).
con el gobierno de Piérola les generaba temor e inseguridad: “Más que la opresión política o más que la
explotación económica, la incertidumbre frente al futuro sublevó al campesino que parece con mucha La relativa fortaleza de los campesinos se consolidó cuando empezaron a diversificar y especializar su
frecuencia preferir una situación de miseria conocida a toda perspectiva de cambio” (1992: 229). producción para participar en un intercambio mercantil que trascendía los límites de la comunidad y de la
Finalmente, tras conectar ambas sublevaciones, el citado autor concluye señalando que en el interín autosubsistencia. De este modo lograron una integración mercantil que frenó el interés de los terratenientes:
ocurrió una toma de conciencia política de parte del campesinado, que pasó de la manipulación a fin de
derrocar el naciente sistema republicano, a las alianzas para mantener su cuota de poder, salvar sus inte- Existían alternativas de trabajo fuera de la comunidad que se brindaban a un campesino
reses y preservar su poca autonomía (1992: 235). de la región: las minas, las haciendas (ganaderas y las de ceja de selva del valle de Chan-
chamayo y demás valles selváticos) y el arrieraje. A estas tuvieron que recurrir en cuanto
la expansión del capital comercial en el campo redujo sus posibilidades de acceso a la
tierra. En el caso de las comunidades del valle del Mantaro […] sería necesario añadir otra
La crítica a la manipulación: el “nacionalismo campesino”. alternativa de trabajo, en este caso en el interior de la comunidad, que podía sustituir con
ventaja la necesidad de migrar a minas o haciendas: la artesanía, el complemento clásico de
La tesis de Bonilla sobre la “guerra de razas” durante el conflicto con Chile fue refutada por un para- toda economía campesina fuerte (Manrique, 1987: 155-156).
digmático estudio de Nelson Manrique. Sostiene este autor que los campesinos desarrollaron una “con-
ciencia nacionalista” durante la invasión chilena a la sierra central, que los llevó a apoyar a las fuerzas Para Manrique, todas estas transformaciones estructurales fueron decisivas para la aparición del “na-
de Cáceres para luego sancionar a todo terrateniente que pactara con los chilenos e iniciar un conflicto cionalismo campesino”. Al retener su propiedad rural, mantener una independencia relativa frente a las
social que culminó con la aparición de una zona de autonomía campesina en el pueblo de Comas. haciendas y participar en los intercambios mercantiles, el campesinado del valle del Mantaro pudo definir la
Afirma Manrique que la ocupación chilena del valle del Mantaro creó las condiciones para un na- ocupación chilena de la sierra central como el perjuicio a su medio de producción y forjar una alianza con
cionalismo sui géneris y bastante restringido, que equiparaba la región con la nación y que distinguía a los los terratenientes para defender su “comunidad imaginada”.
peruanos de los chilenos. Así, los campesinos se representaron como peruanos y definieron a los chilenos De igual forma y utilizando las ideas del pensador socialista y sionista ruso Ver Borojov,10 la histo-
como extranjeros e invasores. “Sobre esta base objetiva fue posible que combatiesen conjuntamente in- riadora chilena Florencia Mallon propone en un inicial texto que entre los campesinos del valle del Man-
dios y blancos, campesinos y terratenientes. Allí donde no existían las condiciones para afirmar una iden- taro surgió una conciencia nacionalista que se basaba, ante todo, en su aprecio al lugar de origen y a la
tidad nacional, esta pudo surgir por negación: en relación al ‘enemigo común’” (Manrique, 1981: 384). tierra. Ellos, al notar que las tropas chilenas estaban alterando sus condiciones de producción, definieron
Precisa que este nacionalismo sólo pudo formular una demanda específica, sin plantear siquiera un un interés común en la lucha contra un enemigo común (1981: 205).
proyecto político extra regional: Refiere que estos campesinos participaron desde fines de la época colonial en los intercambios
mercantiles que aparecieron a raíz de la ubicación estratégica de la región en las rutas comerciales y de su
En ningún momento, los indígenas reivindicaron su acceso a la sociedad política: simple- vinculación con el mercado limeño y las minas de Cerro de Pasco. Dicha participación ocasionó la trans-
mente la posibilidad de exigir que se les reconociese como ciudadanos estaba totalmente formación de la estructura y de las costumbres comunales: apareció la propiedad individual de la tierra
fuera de su horizonte ideológico. Más que buscar su incorporación a la sociedad nacional y los comuneros produjeron para el mercado, migraron a las ciudades y empezaron a hablar castellano.
(y esto es una de las limitaciones fundamentales de su ‘nacionalismo’) accediendo a los Sobre estas bases apareció la conciencia nacionalista durante la Guerra del Pacífico:
derechos formales de la moderna sociedad burguesa, su acción parecía buscar consolidar
la autarquía de las comunidades que, de acuerdo a la tradicional utopía campesina, debería Al enfrentarse directamente al enemigo, la población de la Sierra Central comenzó, a
garantizar su bienestar y prosperidad. Más que liquidar los particularismos, se trataba de través de su experiencia concreta, a definir un interés nacional y a ponerlo en acción.
consolidarlos (Manrique, 1981: 384-385). Pero una defensa eficaz resultó depender no sólo de cómo se definía el interés nacional,
sino también del grado de prioridad que las diferentes clases de la región podían darle
Este nacionalismo además surgió en un determinado espacio regional, donde se configuró una es- a la defensa nacional. Y militando en contra de una resistencia unida estaba el hecho de
tructura económica particular. En el período republicano apareció en la sierra central un poderoso grupo que las ocupaciones chilenas del valle del Mantaro dejaron al descubierto una serie de
de poder, formado por terratenientes propietarios de las haciendas ganaderas de la Puna. En el proceso las tensiones de clase que venían intensificándose en la zona durante la expansión comer-
comunidades campesinas no fueron afectadas por la expansión de las propiedades de los terratenientes; al cial de los últimos veinte años (Mallon, 1981: 206-207).
contrario, retuvieron sus tierras ubicadas en el fértil valle del Mantaro:
La citada autora constata que a mediados del siglo XIX los terratenientes de la región –al participar
Todos los intentos de la clase dominante regional, por controlar más efectivamente [la] en el boom comercial propiciado por la apertura de la agricultura subtropical de la ceja de selva– em-
fuerza de trabajo [de los campesinos], se estrellaron con una barrera insuperable, que pezaron a presionar sobre las comunidades campesinas para obtener mano de obra, mediante redes
sólo podría ser removida parcialmente durante el siglo XX bajo condiciones completa- de patronaje y clientelaje que funcionaban “como un sustituto del mercado interno, concentrando y
mente nuevas: los campesinos eran dueños de sus medios de producción; y en tanto no
se lograse despojarlos de ellos sería imposible proletarizarlos. A su vez, la creación de
las condiciones necesarias para este despojo no estaba dada. Un bloque terrateniente 10
Borojov propone que las condiciones de producción de los pueblos (la base material específica, conformada por la
dividido por agudas confrontaciones, como el que venimos describiendo, era incapaz localización del recurso, el carácter de la población humana y animal y la cambiante relación con la naturaleza) cons-
de implementar una ofensiva contra las tierras de comunidades lo suficientemente am- tituyen la base para el desarrollo de la nacionalidad y el nacionalismo y que la cuestión nacional aparece cuando dicho
plia como para cambiar sustantivamente el panorama. De esta manera, la debilidad de pueblo se enfrenta con otro por la conquista de las condiciones de producción. (Véase Mallon, 1990).

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articulando los flujos de crédito, mercancía y mano de obra” (Mallon, 1983: 66. La traducción es mía). Más allá de la manipulación y de las guerras étnicas: otras interpretaciones
Dicha actitud ocasionó la aparición de conflictos entre campesinos y terratenientes precisamente cuando
la guerra llegaba a la región. Así, cuando las tropas de Estanislao del Canto ocuparon la sierra central en A medida que el marxismo y el estructuralismo se eclipsaban en medio de la crisis de los paradigmas,
1882 y desalojaron a las fuerzas de Cáceres, los campesinos organizaron guerrillas y combatieron a los aparecieron nuevos intentos de interpretación de la experiencia campesina en el siglo XIX. Entre estos
invasores, mientras que los terratenientes prefirieron pactar con los chilenos, apareciendo como traidores se cuentan el de la economía moral de los campesinos, el de la visión diacrónica de las comunidades cam-
antes los ojos de aquellos. pesinas o el de la teoría de los Estudios Subalternos.
A continuación la autora –inspirada por el paradigma de los Estudios Subalternos– señala que el
proyecto democrático y nacionalista occidental inspiró las demandas y luchas de los campesinos en pos Desde la economía moral: el pacto tributario.
de ciudadanía; sin embargo, estas sujetaban conflictos populares por cuestiones de identidad, clase, gé- La teoría de la economía moral, que proviene de los estudios del historiador inglés Edward P. Thompson
nero y poder. En este proceso, las autoridades tradicionales se convirtieron en los portavoces del pueblo, (1979) sobre los movimientos sociales en la Inglaterra tradicional del siglo XVIII, fue utilizada en la his-
al procesar dichos conflictos mediante la elaboración de una memoria comunal y lograr construir “una toriografía andina para estudiar por un lado la contribución indígena supérstite en tiempos republicanos.
coalición política y local” que en ocasiones terminó enfrentada al proyecto hegemónico nacional (Ma- Es precisamente el antropólogo inglés Tristan Platt (1982) quien plantea la hipótesis del pacto tri-
llon, 2003). butario entre los campesinos y el Estado. Señala que en la colonia y en la república el Estado exigió a los
Agrega Mallon que en el norte del valle del Mantaro los campesinos solucionaron sus diferencias ayllus de Chayanta (al norte de Potosí) el pago del tributo, a cambio de la protección de la propiedad
con los pastores de la Puna y formaron una exitosa alianza con los terratenientes para defenderse de comunal de la tierra.
los chilenos, siendo luego incorporados al discurso nacionalista oficial cuando el Estado reconoció a Los campesinos de Chayanta producían excedentes de trigo en sus tierras comunales (protegidas
sus pueblos como distritos. Pero, en el sur la experiencia fue distinta; aquí las tensiones enfrentaron a por el Estado) y participaban del mercado para conseguir dinero y cumplir con la contribución.
terratenientes con campesinos, de tal forma que la precaria alianza fracasó cuando aquellos desconfiaron El argumento de Platt combina con inteligencia sustantivismo con economía moral al resaltar dos
de sus aliados y optaron por pactar con los chilenos. Entonces, los campesinos impusieron un proyecto aspectos claves del comportamiento económico de los ayllus de Chayanta: por un lado la particularidad
“contra-hegemónico”, que consistió en la creación de una zona de autonomía campesina en la localidad de las formas de intercambio (reciprocidad, control ecológico) económico de los indígenas y por otro, el
de Comas. Dicho proyecto fue duramente reprimido por el Estado y los terratenientes, y sus defensores “orden tradicional” que regía estas formas de intercambio. Como “orden tradicional” deben entenderse
fueron transformados en los otros salvajes e incivilizados. ciertas pautas e instituciones culturales que están relacionadas con la propiedad comunal de la tierra o
En la sierra norte los campesinos no llegaron a imponer un proyecto nacionalista subalterno y so- con la participación mercantil indígena; aquello que se conoce como economía moral. Precisamente, la al-
lamente se limitaron a plantear demandas antiestatales. En el norte de Cajamarca –donde existía cierto teración de esta economía moral por parte del Estado o de los grupos de poder provocó la participación de
desarrollo comercial– lograron juntarse con los terratenientes para luchar contra el Estado y los chilenos, los campesinos bolivianos en la Guerra Federal de 1899.
mientras que en el sur –donde predominaban las haciendas– terminaron enfrentados con los terratenien- Además, este enfoque se confunde con una etnohistoria interesada en descubrir en la documenta-
tes. En ambos lados de Cajamarca el nacionalismo popular apareció “por defecto”, en las montoneras ción producida por la burocracia colonial –y también republicana– la historia de la gente sin historia (Ávi-
del comerciante de Chota Manuel José Becerra o del terrateniente de la provincia de Cajamarca José la, 2001: 184). Y esta inclinación etnohistórica se decanta con mayor énfasis en sus trabajos posteriores,
Mercedes Puga, cuando los campesinos vieron que venían los chilenos o que los terratenientes pactaban donde señala que la contribución indígena fue interpretada por los campesinos según su cosmovisión
con los invasores (Mallon, 1990). andina, de tal forma que organizaron e integraron diferentes ciclos o calendarios para reproducirse eco-
Con estos planteamientos refrendados con numerosos testimonios y crónicas elaborados por los con- nómicamente, cumplir con sus obligaciones y relacionarse con el mercado (Platt, 1993).
temporáneos (terratenientes, autoridades, comerciantes, militares, intelectuales locales) a los sucesos estu- Aunque con estas proposiciones Platt tiende a crear una dicotomía entre Estado moderno y ayllu
diados, Manrique y Mallon debatieron con las ideas de Heraclio Bonilla. Al respecto, dice Manrique (1986: tradicional y elabora una imagen muy esencialista del comportamiento económico de los campesinos,
161-162) que las fuentes que este utiliza para argumentar su tesis (el ensayo de Favre, un cuento de Enrique no se puede negar que en el Perú provocó una gama de estudios centrados en la relación entre el tributo
López Albujar, fragmentos de las memorias de Cáceres) son muy unilaterales y tergiversan el sentido de una indígena y el Estado republicano, de tal modo que las principales investigaciones hechas sobre el tema
realidad que supera a la teoría. Al responder, Bonilla (1990) alega a favor de la teoría y duda de la capacidad grafican una sierra central, un sur andino y un altiplano caracterizado por la pervivencia del pacto tributario.
del campesino para sostener una idea nacionalista, especialmente si no existe una burguesía que actúe como Por ejemplo, los trabajos de Carlos Contreras (1989, 2005) sobre la contribución indígena en el siglo XIX
clase dirigente y enarbole las banderas del nacionalismo. Agrega que el supuesto nacionalismo campesina tienden a repetir la idea de que el campesino tributario renovaba un pacto social con el poder a cambio
surgió como reacción momentánea frente a las extorsiones del ejército chileno y que luego se diluyó. Y con- de protección y a la vez adquiría una marca étnica. Víctor Peralta (1991) señala que entre 1826 y 1854
cluye demandando conocer el significado que los campesinos le proporcionaron a los conceptos de nación, los campesinos de Cuzco entregaban la contribución una burocracia regional (Prefecto, Subprefectos,
patria y país para no cometer anacronismo o no confundirlos con otras lealtades que no son precisamente Gobernadores y Recaudadores) que mediaba entre comunidades y Estado peruano. A través de la capi-
nacionales. tación, estos participaban de los circuitos comerciales y tenían acceso a la tierra, aunque –según el autor,
Como se señaló anteriormente, la propuesta de Manrique demuestra una participación consciente, quien reproduce la tesis de la manipulación– mantuvieron un punto de vista localista y étnico.
una práctica política y un amplio manejo de información nacional por parte de los campesinos de la
sierra central en la Guerra del Pacífico. Sus interpretaciones no dejan de ser polémicas y su mérito es fun-
damental, ya que se trata de una investigación rigurosa y seria, sustentada en el trabajo de campo, que incide Manrique / Bonilla sobre si en la Guerra del Pacífico los indígenas tienen ‘conciencia nacional’ (es decir, si participan
en el tema de la participación política de los sectores campesinos y su relación con el Estado.11 conscientemente en el conflicto) o siguen ciegamente a un caudillo, la gana Manrique en la academia […] mientras que
Bonilla (sin muchos más argumentos que un cuento de López Albujar) la gana en la platea” (1995: 290). Se puede agre-
gar que las ideas de Bonilla fueron enseñadas por los maestros y terminaron convirtiéndose en la “materia prima” de
la “idea crítica” del Perú elaboraba por los escolares, en la que la Independencia aparece como una nueva dependencia
11
Lamentablemente, las ideas de Manrique han tenido poco impacto social al no haber sido difundidas entre los sec- económica hacia Inglaterra y la Guerra del Pacífico, como el gran fracaso de la República debido a la ausencia de la
tores populares y por haber sido discutidas sólo entre especialistas. Remy traza el siguiente comentario: “La discusión unidad nacional (véase Portocarrero y Oliart, 1989).

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Christine Hünefeldt (1991) señala que en Puno la contribución indígena sirvió para afianzar a un No obstante, Méndez deja de lado este sustrato ideológico de la sublevación y más bien enfatiza las
grupo de poder que se apropió de lo recaudado y lo usó como capital para extraer cascarilla, coca, mine- redes sociales, los intereses materiales y la visión política de los líderes del movimiento.12 Señala que a inicios
rales, o producir manufacturas para el mercado regional. El historiador ayacuchano Mauro Vega (1992) del siglo XIX existían en Huanta ayllus de indígenas ubicados al interior de haciendas por haber perdido
sostiene que los campesinos ayacuchanos tomaron decisiones diferentes frente a la contribución indíge- sus tierras en beneficio de españoles y mestizos. En los ayllus además residían contribuyentes que no tenían
na: mientras que los pobladores del norte demandaron la eliminación del tributo porque les obligaba a propiedad alguna: tributarios sin tierra.
trabajar en las haciendas como yanaconas, los del sur renovaron su pacto tributario para tener acceso a Las haciendas se localizaban en la ladera oriental de la cordillera, cerca de la ceja de selva y producían
los recursos ganaderos con la protección estatal, participar del intercambio regional y lograr la exonera- coca (con la mano de obra de campesinos de los ayllus o peones) que era comercializada en los mercados
ción de otros tributos como el diezmo o las aduanas. de Huancayo y Huancavelica, con la intervención de arrieros que gozaban de gran ascendencia entre los
campesinos:
Protagonismo campesino.
Desde el lado de la relación entre campesinos y Estado republicano, Cecilia Méndez estudia la “rebelión mo- Los ayllus de Huanta fueron entidades fuertemente auto controladas que se relacionaron
narquista” de los campesinos de la Puna de Huanta y arremete contra las perspectivas vistas anteriormente una con otra sin intermediación. Más bien, las relaciones entre ayllus y villas fueron cons-
(guerras étnicas, manipulación y pacto tributario). Señala que el movimiento fue protagonizado por agriculto- tantemente mediadas por arrieros, quienes las abastecieron con provisiones, por hacenda-
res, pastores, arrieros y pequeños propietarios campesinos, en alianza con oficiales y comerciantes españoles, dos quienes les sobrepusieron (y a menudo, eventualmente las incluyeron) en sus tierras, y
tal vez por hacendados transformados en hurtadores de ganado, quienes terminaron como
y algunos terratenientes y mercaderes criollos y mestizos. Entre 1825 y 1828 los rebeldes rehusaron recono-
ricos aldeanos por vender en otros pueblos, debajo del valor mercantil, lo que le pillaban a
cer a los funcionarios republicanos, se apropiaron de los diezmos, se levantaron en armas y nominaron a sus los pobres aldeanos (Méndez, 2005a: 153. La traducción es mía).
propias autoridades en nombre del Rey de España. Posteriormente, “cambiaron de parecer” y pactaron en
1834 con el presidente José Luis de Orbegoso –quien afrontaba una guerra civil contra el caudillo cuzqueño De este modo, aparecieron relaciones de dependencia entre campesinos, hacendados, arrieros, peones
Agustín Gamarra y enarbolaba un discurso liberal– y en 1836 con el líder de la Confederación Perú-Bolivia- y agricultores, en las que se concretaban intereses laborales y comerciales y lazos culturales y parentales.
na Andrés de Santa Cruz. Precisamente, fueron los arrieros y hacendados indígenas y mestizos quienes lideraron la rebelión junto con
La “rebelión monarquista” estalló en una coyuntura crucial, en medio de una crisis económica que aliados españoles y criollos, dejando de lado sus orígenes étnicos.
afectó el comercio de coca, acaso la principal actividad de los campesinos de Huanta. Estos se levantaron Méndez agrega que en el transcurso de la sublevación y años después, cuando el Estado impuso una
en armas no porque fueron manipulados por los españoles (como erróneamente supone Husson), sino para “paz armada”, los campesinos se apropiaron del diezmo o se negaron a cumplir con la contribución. De
defender las ventajas económicas y políticas (exoneración tributaria, usufructo de tierras realengas) que ha- este modo fortalecieron su alianza con los hacendados, puesto que el sistema de diezmos impuesto por los
bían conseguido durante el reinado de los Borbones, por combatir las rebeliones de 1780 y 1814 (Méndez, rebeldes se grababa sobre la ganancia neta de las haciendas (descontando los gastos destinados para jornales
1991). Dichas ventajas, junto con la ausencia de curacas nativos en la zona, consolidaron la figura del rey de la renta correspondiente) y no sobre su monto bruto, como lo hacía el Estado republicano. Además,
como símbolo legítimo de poder, prestigio y cohesión social: impusieron su poder por encima del Estado, aunque de forma subyacente se interesaban en integrarse al
Estado mediante la elección de sus propias autoridades o la redefinición de sus identidades.13
Como es ampliamente señalado por los historiadores andinistas, la brutal represión que
Efectivamente, los rebeldes instalaron en su cuartel general de Luis Pampa el “Gobierno de Uchu-
siguió a la rebelión de Túpac Amaru no sólo trajo la gradual extinción de la nobleza incaica
(y la inmediata consecuencia de su deslegitimación), sino también regulación y prohibición raccay” que se dedicó a reunir el diezmo, administrar justicia, reparar caminos y puentes y regular el orden
a los indígenas para participar en cualquier expresión cultural que pudiera servir para pre- público. Así, intentaron formar una “República Plebeya” en la que el poder residía en un grupo de campe-
servar o revivir el pasado incaico (danzas, música, vestimenta, pintura). Los indígenas fue- sinos que desarrollaban actividades políticas y económicas y con la que intentaron concretizar sus propios
ron también prohibidos de cantar como incas. A la sazón, la reproducción de la tradición objetivos políticos relacionados con su intervención en la formación del Estado republicano.
inca fue asumida por los criollos (la “blanca” élite peruana). A partir de entonces, el único Los puntos polémicos de la argumentación de Cecilia Méndez están relacionados con la disolución
símbolo legítimo de prestigio y poder para los indígenas habría emanado de la Corona Es- de la etnicidad y la posición liberal de los campesinos de Huanta. Con respecto a lo primero, señala que
pañola. Este factor fortaleció considerablemente la opción de aquellos quienes, como los los rebeldes con sus demandas y praxis política subvirtieron las jerarquías étnicas heredadas de los tiem-
Iquichanos, habían originalmente abrazado la causa realista, y esto obligó a muchos otros a pos coloniales:
manifestarse por la lealtad al Rey. Irónicamente, mientras los criollos descendientes de los
“blancos” se inclinaban hacia el incaismo, los indígenas –por elección o por obligación– se Los más conspicuos líderes indígenas de la rebelión monárquica, Huachaca y Choque,
volcaban hacia el realismo (Méndez, 1996: 467-468. La traducción es mía). nunca se definieron como indios. Coherentemente, su discurso difería demasiado del
de sus seguidores campesinos, quienes asumían su estatus indio para obtener las ven-
Según Méndez, los rebeldes elaboraron una ideología promonárquica con contenido liberal, que aso- tajas legales inherentes a ellos, y del de los kurakas, quienes en los tiempos tempranos
ciaba estabilidad con la imagen del rey y alcanzó legitimidad a través de rituales cívicos y religiosos, como el
de la Jura de la Constitución Gaditana que se realizó en la Puna de Huanta en 1812. Refiere la citada historia-
dora que las demandas del líder de la sublevación, Antonio Guachaca, “parecen haber sido inspiradas por la 12
Cf. la reseña hecha por Nils Jacobsen al texto The Plebeian Republic y publicada en American History Review, 11:5, 2006,
Constitución que, entre otras medidas, abolía el tributo indígena y el ilícito trabajo impago de los indígenas”. pp. 1571-1572.
Tras la restitución absolutista, concilió los enunciados liberales de la Constitución con la obediencia a Fer- 13
Méndez (2002) señala que los rebeldes terminaron aceptando una identidad que provenía de un barbarismo (“iquicha-
nando VII para “obtener beneficios de ambas posiciones” (Méndez, 2005a: 100). Dicha mezcla ideológica
no”) acuñado por las autoridades republicanas para referirse inicialmente a los “salvajes líderes de la sublevación”, pero
motivó a los campesinos a apoyar posteriormente a caudillos liberales como Orbegoso y Santa Cruz. que hacia 1830 aludía a su patriotismo y pertenencia a la nación. Por lo demás, empezaron a asentarse en un paraje hasta
entonces omitido en los mapas y registros coloniales hasta constituir un pueblo reconocido legalmente por el Estado
como el distrito de Iquicha.

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demandaron derechos como representantes de los kurakazgos, los grupos de indios Según Diez este proceso estuvo conectado con la transformación de la estructura de poder. Señala
que ellos dirigieron y que también funcionaron como unidades tributarias. Los historia- que a fines del período colonial los pueblos norteños estaban divididos en parcialidades, que eran grupos
dores hace tiempo se refieren a estos grupos como etnías o “grupos étnicos” (Méndez, de parentesco provenientes de las reducciones del siglo XVI. En cada pueblo las parcialidades configu-
2005a: 184. La traducción es mía). raban un equilibrio político que se basaba en su participación jerárquica y ordenada en los Cabildos de
indígenas y en las cofradías: dos instituciones que proporcionaban poder y prestigio. Sin embargo, con
Además, en el “Gobierno de Uchuraccay” los líderes campesinos gobernaron para españoles, mes- el advenimiento de la República, los Cabildos empezaron a desaparecer o a convertirse en instituciones
tizos e indígenas, sin formar colectivos o naciones que se identificasen mediante elementos étnicos pro- marginales al Estado, siendo reemplazados por los Concejos Municipales controlados por mestizos que
venientes de tiempos prehispánicos.14 Ellos no buscaron forjar pacto tributario alguno porque los ayllus se habían integrado a las comunidades porque usufructuaban la tierra:
no eran propietarios de tierras; más bien negociaron su apoyo con los caudillos liberales que ofrecían
eliminación de aduanas e intensificación del comercio a una población que vivía menos de la produc- Poco a poco los consejos municipales empiezan a desligarse de los indígenas y de
ción agrícola y más del comercio y arrieraje (Méndez, 2005b). Por todo ello, la tendencia académica de la organización comunal, fundando toda su legitimidad en el reconocimiento del go-
configurar grupos étnicos o de crear dicotomías entre ayllus tradicionales y Estado liberal simplemente bierno central. Alejadas del espacio político oficial, las antiguas autoridades indígenas
eclosiona frente a las aspiraciones y exigencias de los campesinos de esta parte del Perú. conservaron sin embrago algunas funciones rituales no coaptados por los consejos mu-
nicipales. Incluso en la Sierra, donde los blancos tenían el control sobre los bienes de
Desde la antropología: la historia de las comunidades. las cofradías, mantuvieron su participación en algunos actos religiosos de los antiguos
En los últimos años, la antropología histórica –que combina acertadamente las preocupaciones y catego- cabildos, como la Semana Santa (Diez, 1998b: 365).
rías de la Antropología con la metodología de la Historia– ha cuestionado la interpretación sincrónica de
la comunidad campesina que decanta su origen temprano colonial y la continuación de sus componentes Igualmente, con los conflictos por la tierra y para la delimitación de los terrenos fue necesaria la
estructurales (Matos, 1970). Precisamente, esta considera que las comunidades son resultado “de una existencia de personeros que primero representaron al común de los accionistas en los trámites de la de-
constante reelaboración de la tradición a fin de acomodarse a las distintas demandas y desafíos de las limitación, para luego administrar la propiedad común y defender a sus propietarios. Este nuevo sistema
cambiantes formas de dominación políticas y económicas” (Ávila, 2001: 194). de poder terminó conectando con las jerarquías del Estado republicano y fue institucionalizado con el
Desde esta perspectiva, Alejandro Diez Hurtado postula que en la sierra de Piura las comunidades reconocimiento legal de las comunidades de indígenas, en la década de 1920.
campesinas contemporáneas aparecieron a fines de la colonia y en plena etapa republicana, a partir de un Jaime Urrutia, Adriano Araujo y Haydeé Joyo estudian las comunidades de la región de Ayacucho
proceso de reestructuración de la propiedad de la tierra y como manifestación de lo comunitario (1998a: también en larga duración y en relación con tres variables: haciendas, acceso a los recursos y crecimiento
12). Precisa que en el siglo XIX la propiedad de la tierra estuvo repartida entre españoles y campesinos; / contracción del mercado. Consideran que las comunidades provienen de las antiguas etnías y tribus
pero, en una coyuntura de crisis económica y expansión demográfica, las tierras de estos últimos fueron de mitimaes que se ubicaron en la región en el siglo XV y se consolidaron, debilitaron y diversificaron
amenazadas por mestizos que se establecieron en las haciendas de forma permanente, apareciendo con- en relación con el proceso la aparición, consolidación y desintegración de las haciendas en la colonia y
flictos entre los ocupantes de un mismo terreno. Ante tal situación, se empezaron a fijar los límites de las república.15
propiedades y a definir a los “verdaderos” poseedores. Los autores constatan la existencia de numerosos conflictos entre hacendados (que manejaban
Los terrenos de indígenas y de algunos mestizos fueron legalmente considerados como haciendas el poder local) y campesinos (representados por varayocs o autoridades comunales); no obstante, las
con numerosos accionistas. Entonces apareció la denominación de “comunidad” para aludir a una ha- dinámicas de dichos conflictos variaban de lugar en lugar (1987: 435). En el norte de la región, donde
cienda perteneciente a varios individuos. Para fijar la propiedad y los linderos, los accionistas solicitaron predominaban las haciendas, la mayoría de comunidades resistieron el embate de hacendados, logrando
las copias de los títulos (coloniales) de dominio. Una vez lograda la delimitación, vendieron sus pose- controlar el manejo de recursos. Estas comunidades resistentes se movilizaron contra los chilenos du-
siones a comerciantes, mestizos e inmigrantes, quienes pasaron a detentar propiedades particulares en rante la Guerra del Pacífico y posteriormente protagonizaron levantamientos contra las imposiciones
las antiguas tierras comunales. Además, las “haciendas de comunidad” restantes fueron invadidas por fiscales y el trabajo gratuito. En el sur, las comunidades retuvieron sus recursos y participaron del inter-
individuos ajenos a la colectividad de accionistas. Frente a dicha situación, estos se dedicaron a defender cambio de ganado y lana. Según los autores paradójicamente mantuvieron su identidad étnica y el sistema
sus derechos de propiedad y solicitar el reconocimiento legal ante un Estado que en la primera mitad del tradicional de autoridades.
siglo XX aparecía como protector de la raza indígena. Al iniciarse el siglo XX comunidades del norte y del sur se integraron al Estado y al mercado en
expansión. Esta integración generó el consumo de bienes industriales, la migración y las expectativas por
[…] el reconocimiento legal supuso bastante más que un equilibrio entre el nuevo esta- educación. Los comuneros, además, consolidaron la propiedad comunal al adquirir o apropiarse de las
tus legal de la tierra y las antiguas costumbres: el proceso estableció o reforzó también tierras de las haciendas que atravesaban por su peor momento, aunque perdieron el sistema tradicional
una serie de criterios de inclusión social y exclusión que determinaban la pertenencia de autoridades comunales (Urrutia, Araujo y Joyo, 1987: 450).
a la comunidad. Estos criterios dependían del parentesco y las reglas de herencia pero,
también, de la afirmación de las identidades forjadas, sobre todo, por la participación Los campesinos como subalternos.
en los trámites y enfrentamientos contra las autoridades políticas y los hacendados para Utilizando el prisma teórico de los Estudios Subalternos – que busca la “puesta en escena” de los subal-
lograr reconocer legalmente a las comunidades; acciones que en conjunto pueden ser ternos como principales protagonistas de las realidades postcoloniales– Mark Thurner estudia la política
vistas y entendidas como procesos fundacionales de las comunidades (Diez 1998a: 93). de los campesinos del departamento de Huaylas (hoy Ancash) desde inicios de la etapa republicana hasta

14
Esta idea es cuestionada por Heraclio Bonilla, quien sostiene que el “gobierno de Uchuraccay” por sí mismo no 15
Durante el Horizonte Tardío, las macroetnías de los lucanas, angaraes, chancas, chocorbos y soras continuaron ocu-
indica la disolución de las etnicidades. “En el mejor de los casos es un cambio que traduce la tensión de una coyuntura pando los extremos de la región de Ayacucho, mientras que al medio del territorio tribus de mitimaes (como los anta,
de guerra, y cuyo significado no puede ser extrapolado, ex post, al proceso colonial previo” (2007b: 106). parixa, acos, cañaris y aimaras) fueron colocadas por la administración inca. (Cf. Urrutia, 1994: 5-13).

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fines del siglo XIX. Propone que el Estado republicano convirtió a estos pobladores en tributarios, los Sin embargo estos le fueron esquivos: “(…) él y otros caudillos peruanos no lograron crear una fuerza
excluyó de la ciudadanía y les puso en los márgenes de la jurisdicción estatal, convirtiéndolos en subal- de combate de masas indígenas (…) pues estas se resistieron a combatir en las guerras que definieron la
ternos. Ante esta situación, ellos reinventaron y desplegaron “una activa cultura política ‘republicana’ de lucha entre los caudillos” (Walker, 1999: 267).
origen colonial”; es decir, reutilizaron sus derechos coloniales y a sus autoridades tradicionales (Cabildos ¿Por qué los campesinos no se comprometieron en las guerras caudillistas? Para responder la pre-
de Indígenas y Alcaldes de Vara) para defender su estatus de “ciudadanos y peruanos”, construir una gunta, el citado historiador explora por un lado los proyectos y discursos de las elites republicanas en
comunidad imaginada de “republicanos andinos” dentro de la República Peruana y desafiar las nociones torno al indio, y por otro lado, las conductas políticas y actividades económicas de las poblaciones cam-
excluyentes de la ciudadanía republicana pesinas.
Thurner aclara que estos campesinos primero se asociaron a las estructuras más amplias del Estado y Refiere que el Estado republicano abandonó muy rápidamente las ideas liberales de otorgar ciuda-
a los discursos nacionales, para luego intentar desafiar a la nación. A través de sus autoridades locales que danía a los indígenas y por el contrario, restauró la contribución colonial a cambio del derecho a la tierra.
formaban parte de la burocracia estatal, estuvieron subordinados a las autoridades nacionales. Al mismo Además, las autoridades regionales representaron al indio como el “otro” incivilizado que requería de la
tiempo, cumplían puntualmente con las obligaciones impuestas por el Estado, como el pago del tributo, la mano fuerte del Estado para contribuir a la Nación.
limpieza pública y el mantenimiento de los caminos y puentes. Así, al obedecer a las autoridades y cumplir Por el lado de los campesinos, estos evitaron comprometerse en las luchas caudillistas porque
con sus deberes, nuevamente se representaron como ciudadanos para lograr acceso a los recursos: estuvieron convencidos de que los costos eran mayores que los beneficios, especialmente cuando sus
condiciones económicas eran relativamente favorables. En efecto, usufructuaban las tierras comunales
Ser un buen republicano tenía un significado local que incluía el cumplimiento de las produciendo para el consumo interno y el mercado y mantenían su autonomía política cumpliendo ca-
obligaciones cívicas, religiosas y económicas para con la formación política étnica o la balmente con la contribución que no les ocasionaba perjuicio alguno:
comunidad. Pero el alcance semántico y político de este “republicanismo” decimonó-
nico no termina allí. La república local estaba articulada con la nacional a través de la En realidad, los caudillos de inicios de la República tenían poco que ofrecer a los indios.
“contribución” al erario nacional de la patria, y a través del trabajo en las obras públicas Durante la guerra civil de 1833-1835, Gamarra había prometido excepciones tributarias
de la República. De este modo, ser un buen republicano de la comunidad local signifi- a todos aquellos que lucharan a su lado, principalmente con el fin de reclutar a los indí-
caba asumir dignamente todas las obligaciones de servicios cívicos y religiosos sin nin- genas para las milicias. Sin embrago, para los indios, el atractivo de estas promesas era
guna remuneración […] Ser un buen republicano en el sentido nacional más amplio de limitado, pues […] para los indios la carga tributaria en este período era tolerable […]
un indígena contribuyente significaba que uno pagaba la contribución a la caja fiscal (y Además de otorgar excepciones tributarias, un caudillo como Gamarra también podía
no al jefe étnico como sucedió en el virreinato). A cambio de ello, los indios esperaban ayudar a las comunidades y a personas individuales a resolver conflictos a cambio de su
la protección de su precario acceso al derecho de usufructo heredado de sus antepasa- movilización para fines militares. No obstante, las condiciones de los primeros tiempos
dos coloniales (Thurner, 2006: 77-78). de la República no alentaron este tipo de patrón, un arreglo clientelista, ya que la situa-
ción política y económica de los indios había mejorado y las tensiones habían bajado.
El gobierno liberal de Ramón Castilla liquidó este “pacto republicano” al suprimir el tributo indí- Igualmente, las disputas relacionadas con la tierra y la autoridad política no dividían la
gena en 1854, ocasionando mayores conflictos entre los poderes locales y los campesinos de Huaylas por sociedad rural. El gobierno regional tenía poca legitimidad en las disputas políticas y
el acceso a los recursos y a la mano de obra. Al estallar la guerra del Pacífico, el tributo fue restablecido, económicas y en este período no mediaba en los conflictos entre comunidades pues,
pero como “contribución de guerra” que provocó el rechazo de los campesinos, ya que no garantizaba su por debajo del nivel de subprefecto era débil y, por lo general, abdicaba ante las autori-
acceso a la propiedad. Bajo el liderazgo de sus alcaldes de vara, protestaron y exigieron la supresión de la dades y las costumbres locales (Walker 1999: 273).
nueva contribución; pero los alcaldes fueron humillados por las autoridades estatales, gesto que provocó
una masiva rebelión campesina en 1885.16 Aunque Walker postula la idea del conocimiento político de la coyuntura por parte de los campe-
De igual modo, a través de los Estudios Subalternos, Charles Walker estudia la relación entre el sinos, finalmente termina suscribiendo la tesis del divorcio entre el Estado republicano (encarnado en
caudillo Agustín Gamarra y los sectores sociales del Cuzco en la etapa temprano republicana. Postula un caudillo como Gamarra) y las masas campesinas. Dicha tesis no puede ser generalizada para el Sur
la idea de que los indios no sólo siguieron a líderes como Túpac Amaru o Gamarra negociando los tér- Andino, puesto que investigaciones como la de Méndez (2005b), señalan que los campesinos de Aya-
minos de su propia participación, sino que jugaron un rol importante en las confrontaciones políticas cucho apoyaron a los caudillos liberales porque estos les reconocieron su condición de peruanos y les
de fines del período colonial y de la temprana República: “Los indios no sólo siguieron a líderes como permitieron relacionarse con un Estado que acudía en su búsqueda y con el que negociaban demandas
Túpac Amaru y Gamarra, sino que participaron también en las discusiones en torno a los alcances de de ciudadanía, derechos y obligaciones, como se vio anteriormente.
la ciudadanía, o utilizaron las prácticas políticas y discursivas de la naciente República para salvaguardar
sus intereses” (1997)
Señala que en el Cuzco los seguidores de Gamarra fueron militares, hacendados y mestizos y que el A modo de conclusión.
caudillo pensó en incorporar a los campesinos utilizando el discurso retórico del glorioso pasado incaico.
La cruenta guerra interna que devastó al Perú entre 1980 y 1992 no sólo ocasionó un saldo trágico de
campesinos muertos y desaparecidos; también generó un protagonismo campesino que fue decisivo para
la derrota de Sendero Luminoso y que posteriormente replanteó el tema de la identidad nacional. Apa-
16
Los campesinos de Huaylas, liderados por sus alcaldes, protestaron contra la contribución personal, el trabajo obli- reció además una memoria épica, en la que sus portadores aparecen como héroes de la guerra y que batalla
gatorio y los desmanes del prefecto iglesista Francisco Noriega. Este detuvo al alcalde indígena Pedro Pablo Atusparia
constantemente con la narrativa hegemónica impulsada por el Estado peruano.
y como castigo, le corto la trenza, símbolo de su nobleza y autoridad. Entonces, los campesinos ocuparon la ciudad de
Huaraz durante dos meses y convirtieron a Atusparia en el líder de la sublevación. El gobierno de Iglesias envió una
Muchas de estas memorias que batallan entre sí están relacionadas con los discursos académicos
expedición a cargo del coronel Iraola, quien reprimió el movimiento y ejecutó a los principales líderes de la sublevación, que la Antropología e Historia han elaborado sobre el campesinado y que se nutren de los paradigmas
Atusparia y Uchcu Pedro (Véase Basadre, X: 28). marxista y estructuralista principalmente. A partir del marxismo se subrayó la manipulación campesina

522 523
por otros actores sociales, mientras que con el estructuralismo se limitó la acción campesina al reflejo de Ocurre lo mismo cuando se pretende estudiar el protagonismo de los campesinos de finales del
la estructura dual y tradicional. siglo XX: su participación política y sus demandas de ciudadanía quedan restringidas al ámbitos de
Una relación cronológica de los trabajos evaluados asienta la existencia de una continua produc- las rondas campesinas y de su lucha contra Sendero Luminoso, sin interrogarse por el período previo,
ción historiográfica en torno al tema de los campesinos en el siglo XIX, al menos desde mediados de plagado de contradicciones y conflictos al interior de la sociedad campesina y de constantes relaciones
la década de 1960, debido a la renovación del conocimiento historiográfico con la llegada al país de las políticas con el Estado.20
propuestas de la escuela histórica de los Annales, del marxismo y del estructuralismo antropológico.17 La Siguiendo a Carlos Aguirre (2002), se puede afirmar que estas investigaciones persiguen el derro-
mayoría de textos, al estudiar el campesinado, recurre a los métodos del análisis de las estructuras en larga tero de la historiografía peruana sobre la república decimonónica; es decir, fueron inspiradas primero
y mediana duración, de las coyunturas de crisis o transformación y de las pautas e instituciones culturales por la teoría de la dependencia en los años 70’; luego, por el impacto de los Annales y la historia social
que regulan el comportamiento socio-económico. Concluyen señalando que los campesinos fueron los británica (el estudio de los agentes sociales y de los modos de producción local); en seguida, por la his-
más desfavorecidos y por ello se movilizaron de distintas formas: encapsulándose en el tradicionalismo, toria de las mentalidades y finalmente, por “el quiebre de los paradigmas” y el “giro lingüístico”. En el
pagando la contribución, respondiendo al llamado de españoles, criollos o mestizos, planteando diversas recorrido han cumplido con su misión de introducir al campesinado peruano en el ámbito de discusión
estrategias socio-políticas o levantándose contra el orden establecido. de antropólogos e historiadores y de convertirlo en el sujeto principal de la investigación histórica. Sin
Llama la atención que las investigaciones de Mallon, Thurner y Walker, inspiradas en la “novedosa” embargo, al concentrarse en el estudio de la agencia en coyunturas de movimientos sociales o guerras,
teoría de los Estudios Subalternos, se aproximen a los métodos y conclusiones del discurso histórico han perfilado una doble imagen de sus sujetos de estudio: como rebeldes o víctimas que desobedecen y
de las décadas de 1970 y 1980. Los tres historiadores señalan que los campesinos se relacionaron con se rebelan para presionar al Estado y mejorar su condición social.
el Estado a través de sus propias estructuras comunales articuladas con la burocracia republicana, o En los últimos años el debate académico en torno al tema ha polarizado las posiciones teóricas y
negociando derechos y obligaciones (pactos republicanos). Dichas variables fueron exploradas en su las interpretaciones que han aparecido recientemente se han acomodado en dos referentes: aquellos es-
momento por Platt, Contreras, Hünefeldt, Peralta y Vega, a partir del sustantivismo antropológico y de tudios de cultura política, que encuentran en los campesinos a los individuos atrapados por el localismo
la categoría de economía moral y son conocidas como pacto tributario. Los métodos y propuestas de aquella de la comunidad y de la tradicionalidad, terminan acercándose a los postulados de la teoría de la depen-
corriente historiográfica contemporánea no constituyen novedad alguna; al contrario, provienen de mar- dencia y del estructuralismo, mientras que los estudios de la subalternidad que resaltan los proyectos
xistas heterodoxos como Gramsci o de historiadores o antropólogos como Manrique o el citado Platt, hegemónicos de los sectores populares terminan afiliándose a las posiciones del sustantivismo y hasta
interesados en usar las categorías de la antropología, de los Annales o del marxismo heterodoxo para del marxismo.
estudiar la problemática realidad de las naciones latinoamericanas, precisamente tres metarrelatos que los El estructuralismo y el marxismo extremos entraron en bancarrota con los trágicos sucesos de
intelectuales de la subalternidad se afanan en criticar.18 Uchuraccay, como se mencionó en el presente escrito, al silenciar la participación protagónica de los
Por otro lado, una revisión de los temas estudiados permite constatar que estos están relacionados campesinos en la matanza de los periodistas y decantar su “situación” de dominación o tradicionalidad.
con los movimientos campesinos, la participación de los pobladores rurales en la independencia o en la Por ello, resulta pertinente ahora dejar de lado los tiempos de rebeldía y buscar nuevos horizontes: prio-
guerra del Pacífico y los problemas derivados de la fiscalidad republicana en la primera mitad del siglo rizar el estudio de la participación “pacífica” y cotidiana de los campesinos en los procesos políticos de
XIX. Son pocos los trabajos dedicados a las comunidades (Diez Hurtado, Urrutia) y a la cultura política formación y consolidación del Estado republicano para decantar relaciones de alteridad, identidad y
de los campesinos (Thurner). Ello lleva a afirmar que el discurso histórico de los últimos cuarenta años poder que en el fondo son resultados de procesos históricos protagonizados por los mismos campesinos
privilegio los movimientos campesinos sobre otras formas de actuación política campesina; priorizó el y evitar reproducir enunciados de otredad y sublaternidad. La historia contemporánea del país es un
temprano período temprano-republicano antes que la segunda mitad del XIX y se centró en la sierra sur interesante referente para ello.
(Ayacucho, Cuzco) por encima de las otras regiones del país.19

17
Las propuestas de los Annales llegaron al país primero con la influencia que los humanistas franceses Paul Rivet, Referencias bibliográficas.
Marcel Bataillon, Alfred Métraux y Francois Chevalleir ejercieron sobre historiadores como Raúl Porras, Ella Dunbar,
Pablo Macera o Miguel Maticorena a mediados de siglo, y luego a partir de los años 70’ con historiadores como Ma- AGUIRRE, Carlos
nuel Burga, Alberto Flores Galindo o Heraclio Bonilla, que estudiaron en París y trabajaron con los representantes de 2002 “La historia social del Perú republicano (1821-1830)”. En Histórica, XXVI (1-2): 445-501.
dicha corriente, como Fernand Braudel, Pierre Vilar, Ruggiero Romano o Jacques Le-Goff. Estos autores, además, se ÁVILA, Javier
acercaron al marxismo, a través de la influencia de historiadores como Eric Hobsbawm y Edward Thompson. (Véase
2001 “Entre archivos y trabajo de campo: la Etnohistoria en el Perú”. En C. I. Degregori (ed.). No
Burga. 2005: 172-206). Sin embargo, hay que señalar también que el marxismo tuvo en el país a José Carlos Mariátegui
como un ilustre predecesor y que muchas de sus categorías fueron incorporadas al discurso histórico primero por César hay país más diverso. Compendio de antropología peruana. Lima: Red para el Desarrollo de las Cien-
Pacheco (como alguna vez lo recordó Pablo Macera) y luego por Emilio Choy y el mismo Macera. Con respecto al es- cias Sociales en el Perú.
tructuralismo, es notable la influencia ejercida por autores como Claude Levi-Strauss, Tom Zuidema y Nathan Wachtel BASADRE, Jorge
en antropólogos peruanos como Juan Ossio, Alejandro Ortiz o Salvador Palomino. 2005 Historia de la República del Perú. T. X y XI. Lima: Ediciones El Comercio, 9na. Edic.
18
Por ejemplo, el citado Nelson Manrique con su tesis sobre el nacionalismo campesino no sólo cuestionó la idea de
Hobsbawm de que el campesino es un ser “prepolítico” (tan de moda en los años 70’), sino que además se adelantó a
los estudios del nacionalismo popular que en las décadas siguientes llevarían a cabo historiadores como Ranahit Guha sino. Pero, ¿acaso la existencia de numerosos trabajos sobre la sierra sur tiene que ver con la importancia que tuvo este
o Dipesh Chakrabarty, representantes de la Teoría de los Estudios Subalternos. (Véase Méndez, 2009). espacio durante la época prehispánica (por ser el núcleo del imperio inca), la colonia (por las minas de Potosí) y el siglo
XVIII (por la rebelión de Túpac Amaru)? Recuérdese que en la temprana República el sur andino fue afectado por la
19
Y ¿por qué se centró en dicha temática, dicho espacio y dicha coyuntura? Parte de la respuesta tiene que ver con la
crisis económica y la retracción de la producción.
idea de que los campesinos hacen política solamente a través de los movimientos sociales y porque en la primera mitad
del siglo XIX se encuentran elementos tangibles como el tributo, que permiten aprehender la relación Estado-campe- 20
Una excepción constituyen las investigaciones de Del Pino (2008), Heilman (2010) y La Serna (2012).

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1994: Economía, Sociedad y Política. Lima: Instituto de Estudios Peruanos. la primera edición en 1984. La segunda, en 1990, tiene cambios aparentemente insignificantes por ejem-
THOMPSON, Edward P. plo agregó La ciudad sumergida al título original y convirtió en pregunta el acápite inicial del capítulo VII
1979 “La economía ‘moral’ de la multitud en la Inglaterra del siglo XVIII”. En Tradición, revuelta y “¿Una sociedad sin alternativa?” De todos modos, con los pequeños cambios a la nueva edición a cargo
consciencia de clase. Estudios sobre la crisis de la sociedad preindustrial. Barcelona: Crítica. de Editorial Horizonte, este texto resulta fundamental en la historiografía peruana especializada en el
THURNER, Mark tema de la esclavitud africana.
2006 Republicanos andinos. Lima: Instituto de Estudios Peruanos / Cuzco: Centro Bartolomé de las Este libro se gestó cuando el país se sumía lentamente en una espiral de violencia e ingobernabi-
Casas. lidad. Los años 80 del siglo XX fueron destructivos. Desde Lima, y lo escribo con vergüenza, veíamos
URRUTIA, Jaime los noticieros cada vez más alarmantes sobre asesinatos y atentados en las provincias. La espiral de vio-
1994 La diversidad huamanguina: tres momentos en sus orígenes. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, lencia y sangre llegó de a poquitos a Lima convenciéndonos que teníamos una clase dirigente incapaz,
Documento de trabajo 57. un sistema político ineficiente y partidos inactivos. Existía la sensación que en cualquier momento se
URRUTIA, Jaime; Adriano Araujo y Haydee Joyo instalaría un régimen comunista a sangre y fuego. Por eso no me parece casual los temas que Flores Ga-
1987 “Las comunidades en la región de Huamanga”. En Perú: el problema agrario en debate. Sepia II. lindo exploró en este libro: una clase dirigente en vilo, un sistema político en agonía, sectores populares
Lima: SEPIA / Ayacucho: Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. desafiantes pero fragmentados y una sociedad sin alternativa. Da la impresión que estaba pensando más
VARGAS LLOSA, Mario; Mario Castro Arenas y Abraham Guzmán Figueroa en su presente que en el siglo XVIII.
1983 Informe de la comisión investigadora de los sucesos de Uchuraccay. Lima: Editora Perú. Cuando en 1988 ingresé a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos Flores Galindo era men-
VEGA, Mauro cionado por muy pocos profesores y criticado a muerte por otros tantos. Las críticas, vistas desde el
1992 Tributo, poder local y sociedad rural: Ayacucho, 1823-1854. Tesis para obtener el Grado de Bachiller presente, resultan irrisorias, por ejemplo el cuestionamiento de clase. Al ser de la PUCP fue rechazado
en Historia. Ayacucho: Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. por buena parte de los profesores de la UNMSM porque se suponía que pertenecía a la burguesía pe-
WALKER, Charles ruana, la “clase explotadora”, la “enemiga de los hijos del pueblo”. Para los que no estén familiarizados
1989 “El estudio del campesinado en las ciencias sociales peruanas: avances, limitaciones y nuevas con este lenguaje debo aclarar que algunos sanmarquinos se reivindicaban como los “hijos del pueblo”
perspectivas”. En Allpanchis, 30: 161-205. El esquema era bastante simple y maniqueo: burguesía explotadora y mala en la PUCP, hijos del pueblo,
1997 “Los indios en la transición de Colonia a República: ¿Base social de la modernización políti- explotados y buenos en la UNMSM. Yo, más o menos de 16 años, no podía entender por qué no podía
ca”. En H. Urbano (ed.). Tradición y modernidad en los Andes. Cuzco: Centro Bartolomé de las leer a un historiador de la PUCP y mucho menos desde cuándo era “hija del pueblo” y no de mi madre.
Casas, 2da. Edic. Hoy me da mucha risa este discurso inspirado en los manuales marxistas que, cual catequesis, repetían los
1999 De Túpac Amaru a Gamarra. Cusco y la formación del Perú Republicano. Cuzco: Centro Bartolomé muchachos y muchachas de esos años. Por esa época, el mayor crítico a las propuestas historiográficas
de las Casas. de Flores Galindo fue Carlos Lazo García, profesor de los cursos de Perú colonial, Historia económica
y Fuentes coloniales. Los días viernes nos dictaba una sola clase que duraba cuatro largas horas, de las
z cuales, por lo menos tres dedicadas a criticar a toda la historiografía, ningún historiador era un digno in-
telectual del pueblo, excepto él y si queríamos ser buenos historiadores debíamos seguirlo. Por supuesto,
todas sus clases se iniciaban criticando a Alberto Flores Galindo y Manuel Burga por Buscando un Inca

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(1986) y Nacimiento de una utopía (1988) respectivamente. Como yo era ajena al discurso de catequesis, me Para Flores Galindo, los esclavos debieron ser, de acuerdo con la teoría, el sector más unificado
reía discretamente cuando el profesor Lazo pronunciaba el nombre de Alberto Flores Galindo, a veces a dentro de las heterogéneas capas populares de la colonia por su ubicación económica en la producción
los cinco minutos de iniciada la clase, otras demoraba un poco más, preocupado por otros temas. y las valorizaciones sociales. Sin embargo, no llegaron a conformar una clase porque a fines del siglo
El asunto es que Aristocracia y plebe no era citado por los profesores sanmarquinos que me dictaron XVIII se integraron a los sectores populares, perdieron muchas de sus tradiciones y se fragmentaron en
los cursos de los primeros años, excepto por Manuel Burga. Mi primer acercamiento al texto fue más múltiples ocupaciones de tal manera que, según su percepción, se desdibujaron hasta convertirse en una
por curiosidad que por obligación. Fue un descubrimiento personal.1 Hay libros que nos imprimen una masa fragmentada y sin alternativas (1984: 137) Además, se fundieron en la plebe urbana: “los esclavos
huella muy honda y en mis lecturas de estudiante, tal vez, Aristocracia y plebe sea la más impactante a tal conviven y se confunden con esos desocupados o semi empleados que viven precariamente entre el
punto que anoté cuidadosamente sus fuentes y las leí luego en el Archivo General de la Nación. Lloré artesanado de Lima y la población lumpenesca (bandidos, ladrones, mendigos) conformando la plebe”
leyendo el expediente de Antonio Angola, el esclavo que se ahorcó en un árbol de la Alameda (1984: pp. (1984, 231). En su modelo, al no poder desarrollar una conciencia social los esclavos tampoco pudieron
121-124), reí con los expedientes de los bandidos galantes que asolaron los valles costeños pero fueron llegar a una propuesta política.
capaces de prestarse una capa para pasear a una esclava (1984: 139-147) y me estremecí leyendo la ejecu- Hay que entender que esa época, en el país casi nadie se había percatado que las acciones cotidianas
ción de las sentencias a los criminales.2 eran también parte de las luchas contra la esclavitud y no solo las violentas como las rebeliones.
Tal vez, el mayor impacto del texto, coincidiendo con otros colegas, sea el giro completo en torno El texto abre así una discusión teórica acerca de la estructura social colonial, entender a los indivi-
a los sujetos y las estructuras históricas. Anteriormente, la historiografía peruana especializada en la his- duos tomando conceptos clave como estamento, honor, esclavitud y “raza” Por esos años, pocos habían
toria de la esclavitud había enfatizado más en la mano de obra esclava, como por ejemplo Macera (1977) tratado de elaborar un esquema general para entender como funcionó la sociedad colonial. Entre los
y Hart-terre y Márquez Abanto (1963, 1973ª y b) En el caso de Macera, se interesó por las modalidades trabajos más importantes figuraban los de Magnus Mörner (1980) y James Lockhardt (1982) Ambos
empleadas por los jesuitas dejándonos una valiosa información para entender elementos considerados en trabajaron también la reconstrucción de biografías para engarzarlas luego en un escenario mayor, la so-
esos momentos “extraños” como las chacras para esclavos y en el caso de Hart-terre y Márquez Abanto ciedad colonial. En el caso de Mörner, su libro Estratificación social hispanoamericana durante el periodo colonial
rastrearon a cada artesano y albañil que intervinieron en las edificaciones de la ciudad. Mientras Macera circuló poco pero merecía más atención porque fue de los pioneros en observar las diversas articulacio-
solo ve “esclavos” como una masa humana indiferenciada, Hart-terre y Márquez Abanto nos muestran nes sociales simultáneas basadas en el apellido y linaje, el honor, el oficio, el color de piel, el estatus, entre
seres humanos con oficio aunque atrapados en la esclavitud. otros que permitían ganar un espacio en la sociedad dejándonos una imagen menos rígida de la sociedad
La segunda parte del texto está dedicada plenamente a la esclavitud. El primer capítulo lleva por colonial. En el caso de Lockhardt, su libro El mundo hispano peruano, 1532-1560 nos deja la impresión que
título “Vidas de esclavos” (1984: pp. 93-132), el segundo “Rostros de la plebe” (1984: pp. 139-180) y el los individuos clasificados en grupos no interactuaban entre ellos. Parece una sociedad fragmentada. Pos-
tercero “Vivir separados” (1984: pp. 185-196) En conjunto, esta segunda parte tiene como protagonistas teriormente, con una lectura más reposada, emergen algunos elementos que permitían ganar estatus a los
a los esclavos y esclavas de Lima como Mercedes Olavide, Catalina del Castillo, Antonio Angola y Pedro individuos en la sociedad colonial, pero no es un autor tan explícito. Por eso, el texto Aristocracia y plebe
León, entre otros, presentando pequeños datos biográficos, sus problemas, amigos y enemigos. Pero se convierte en una propuesta teórica explicita acerca de la estructura social colonial donde se vinculan
su interés no fue solo brindar retazos de biografías de esclavos. Haciendo un contrapunto entre clase individuos diferenciados por el color de piel, estatus social, oficio, condición legal, nacimiento y linaje.
y biografía, masa e individuos, Flores Galindo reconstruye los rostros de las personas, sus nombres y Además, esa estructura social es superpuesta al espacio territorial de la ciudad y la costa central.
apellidos, sus experiencias y sufrimientos articulando las biografías en las estructuras sociales. Esto fue Una premisa importante del texto es entender a los individuos en interacción con el medio geográfico y
fundamental para los historiadores, incluyendo mis propios trabajos, retándonos a escribir sobre perso- las estructuras urbanas, con esto se resalta la cercanía de las chacras y haciendas con la ciudad y se aprecia
nas y no sobre esclavos anónimos perdidos en la masa. Además, con esto le dio un sello a la historiografía la movilidad geográfica de los esclavos, imaginados encerrados en sus galpones o corralones urbanos.
peruana especializada en la esclavitud. El contrapunto entre estructuras sociales y espacios geográficos permite ampliar el entendimiento de
Es innegable la influencia de la historiografía británica marxista en las páginas de Aristocracia y plebe. la esclavitud costeña. En ese sentido, un aspecto valioso es entender a los esclavos como sujetos en
Edward Thompson en “Patricios y plebeyos” (1991) define las particularidades de la aristocracia y la movimiento: “los esclavos se trasladaban, desempeñaban uno y otro oficio, pocas biografías resultan
plebe inglesa en el siglo XVIII a partir del concepto clase, entendido como un grupo que comparte su monótonas o reiterativas, tenían distintos amos o incluso podían encontrar atajos en el propio aparato de
ubicación en un modo de producción, intereses comunes y una forma de vida, en otras palabras, vincula dominación colonial para alcanzar la libertad” (1984: 137) En estas páginas ya está planteada la propuesta
la producción con la cultura al afirmar que las manifestaciones cotidianas tienen como punto de partida de la agencia histórica de los esclavos aunque habría que esperar un poco más para completar la idea de
las formas de conseguir la subsistencia. De igual modo, Aristocracia y plebe delimita las fronteras entre la los esclavos como agentes activos para conseguir su libertad, tal como lo plantea Carlos Aguirre (1993).
gente con honor de aquellos que estaban al margen, toma como referencia clave el papel que cumplían Por otro lado, un aspecto valioso en la renovación del entendimiento de la esclavitud costeña tiene
los individuos en los medios de producción. que ver con los números, lo que Flores Galindo llama “cuestión previa: el número” (1982: pp. 99-108)
Una gran lección de este texto es que si no sabemos cuántos africanos eran, no podemos tener una idea
cabal de sus problemas, condiciones reales de vida, tensiones y soluciones. Compara las cifras correspon-
dientes a otras zonas como Venezuela y Brasil para concluir que la esclavitud en el Perú no tuvo un gran
peso demográfico. Luego, analiza la distribución en el virreinato peruano gracias al censo de 1791 por
1
Como la mayoría de estudiantes de esos años, tuve que formarme prácticamente por mi cuenta porque las universida-
des públicas estaban casi abandonadas por el Estado, tenían autoridades ineptas y estaban sitiadas por los senderistas y
intendencias y cerrando, la ciudad de Lima. Pone énfasis en la distribución desigual de la esclavitud y su
otros grupos políticos minoritarios quienes, cual buitres, se arrebataban el control de las viviendas, comedores y centros marcado componente urbano. De igual forma, brinda una imagen dinámica de la esclavitud en el tiempo,
federados. Sin embargo, en medio de ese caos, tuvimos pocos profesores que asistieron puntualmente a sus clases, nos desde el siglo XVII hasta el XIX, las rutas y oscilaciones en el precio. El entendimiento del funciona-
ofrecieron sus libros para fotocopiarlos y hasta nos dieron clases fuera de sus horarios. miento de la esclavitud como modalidad laboral, la vida social, los conflictos y la protesta social parte
2
Mis primeras lecturas fueron en la Biblioteca de Ciencias Sociales, cada tarde cogía el libro, anotando cada dato, de situar a los esclavos como una minoría étnica fragmentada y dispersa, obligada a convivir con otros
nombre y documento. Posteriormente, mi amigo Luis Tello me regaló una fotocopia perfectamente empastada que grupos sociales. No quiso aislar a los esclavos, todo lo contrario, su análisis parte de la convivencia, con
conservo con mucho cariño. tensiones y negociaciones interétnicas.

530 531
La parte menos explorada es la de los cimarrones y palenques (1984: pp. 117-120. A pesar de eso, batir sobre este punto ¿Cuándo empezó a emplearse la categoría “raza” para jerarquizar? Las diferencias
Flores Galindo deja algunos trazos brillantes. Por ejemplo, señala la estrecha relación entre cimarrones, a partir del color de piel eran invocadas profusamente para defender la “calidad” de los individuos pero
bandidos y palenques, la composición multiétnica de estos sujetos al margen de la ley y discute la tesis el concepto “raza” aparecería con fuerza recién en el siglo XIX, tal como argumenta Jesús Cosamalón en
de la decadencia de los palenques a fines del siglo XVIII. Estas tres páginas abrieron interrogantes y, en su tesis doctoral (2009). También emplea el concepto “plebe” para denominar a los grupos dispersos que
otros casos, animaron discusiones que fueron centrales entre los 80s y 90s, por ejemplo recordemos los conformaron los sectores populares incluyendo a los esclavos. La palabra “plebe” aparece en algunos cír-
textos de Tord y Lazo (1977, 1980, 1981), Christine Hünefeldt (1979), Carmen Vivanco (1983, 1990), culos intelectuales ilustrados, como los escritores del Mercurio Peruano y con mucho menos frecuencia, en
Victoria Espinoza (1988), Carlos Aguirre (1987, 1988, 1993) incluyendo mi propia tesis de licenciatura juicios, apelaciones, declaraciones y confesiones. ¿La gente se identificaba como “plebe” en la sociedad
(1999) Estas dos décadas fueron dedicadas a explorar la protesta social y explicar sus alcances y fracasos. colonial? ¿Quiénes usaban la palabra para ubicar a los individuos? O se trata de un afrancesamiento teó-
Es innegable que el texto también tiene una carga exagerada: los esclavos desfilan como delincuen- rica de nuestro autor? Es una lástima que Flores Galindo no esté entre nosotros para reflexionar sobre
tes, reos y transgresores porque Flores Galindo se dejó guiar demasiado por los expedientes criminales, estas categorías sociales y étnicas como “raza”, “plebe”, “mulato”, “zambo” y “mestizo” pero, a pesar
sus fuentes principales. La mirada de las autoridades coloniales partía de la diferencia entendida como de su ausencia, Aristocracia y plebe sigue siendo un referente, un punto de partida para dialogar, discrepar,
natural, así estaban pautadas las leyes, los expedientes criminales, los censos y libros parroquiales porque completar. Un hito historiográfico latinoamericano que debemos conmemorar.
entendían la sociedad como una serie de compartimentos, donde cada nación y casta ocupaba un lugar
determinado e inmóvil. Para Flores Galindo los esclavos “al estar confundidos con los sectores populares
no pudieron desarrollar una opción específica en su enfrentamiento con la aristocracia.” (1984: 229) De
tal manera que sería una “oportunidad perdida” para la transformación social. En su concepción, Lima Bibliografía
es una sociedad altamente violenta, sin salida, “clausurada y frustrante. La anomia completa.” (1984: 233)
Una pregunta importante en su trabajo es por qué no se produjo una revolución social a pesar de la exis- AGUIRRE, Carlos
tencia de ciertas condiciones objetivas presentes en la dominación colonial de esclavos e indígenas. Su 1987 “Paternalismo y rebelión en la hacienda esclavista del siglo XIX, el caso de San Pedro”, Kuntur
respuesta, pesimista, es que se enfrentaron entre sí y se fragmentaron en diversos grupos. Sin embargo, (Lima) 6.
lo que a Flores Galindo le parece negativo, en realidad fue el producto de una práctica cotidiana de largo 1988 “Violencia, castigo y control social, esclavos y panaderías en el siglo XIX”, Pasado y Presente
plazo que sí logró transformar las estructuras de dominación por medio de la acción individual estable- (Lima) 1.
ciendo fuertes lazos comunitarios y familiares casi imperceptibles en las fuentes coloniales. 1993 Agentes de su propia libertad. Los esclavos de Lima y la desintegración de la esclavitud. 1821-1854. Lima,
A pesar de todo, cada texto debe leerse en su temporalidad, como hijo de su tiempo. En los años Pontificia Universidad Católica del Perú, 1993.
80s del siglo XX la crítica hermenéutica era muy débil para cuestionar las fuentes criminales y se emplea- ARRELUCEA BARRANTES, Maribel
ban principalmente para contar cuántos crímenes ocurrieron, quiénes fueron los delincuentes, de qué 1999 Conducta social de los esclavos de Lima, 1760-1820. Lima: Universidad Nacional Mayor de San
casta eran, qué sentencias recibieron. Aun así, en el texto hay una preocupación por los expedientes, no Marcos, Tesis de Licenciatura en Historia.
seguir ciegamente las declaraciones considerando que los reos a veces eran torturados (1984: 149) Era BURGA, Manuel
un avance. De igual modo, exploró una variada documentación como testamentos, diezmos, tempora- 1988 Nacimiento de una utopía. Muerte y resurrección de los incas. Lima Instituto de Apoyo Agrario.
lidades, protocolos, Tribunal de la Acordada, Tribunal del Consulado, actas de Cabildo, divorcios, etc. COSAMALÓN, Jesús
Generosamente, la parte correspondiente a Anexos brinda información valiosa como los diezmos entre 1999 Indios detrás de la muralla. Matrimonios indígenas y convivencia interracial en Santa Ana (Lima, 1795-
1770-1829, la lista de haciendas y propietarios de los valles de Lima –tema trabajado después por Ileana 1820) Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú.
Vegas en 1996- la lista de las fragatas de la Marina Mercante de 1808 a 1821, la lista de Cónsules de Tri- 2009 Babel en los Andes. Población y mestizaje en Lima (1860) México D.F. Colegio de México, tesis de
bunal del Consulado entre 1760 y 1826, la estructura social de Lima, lista de comerciantes emigrados, Doctor en Historia.
entre otros. Para cualquier estudiante que se inicia en una investigación, esta información resulta de gran ESPINOZA, Victoria
utilidad. Casi al final de la década surgieron otros trabajos que trataron de emplear otras fuentes como los 1988 “Cimarronaje y palenques en la costa central del Perú 1700-1815” Primer Seminario sobre Pobla-
libros parroquiales que si fueron conocidas y trabajadas parcialmente por Flores Galindo, por ejemplo, ciones Inmigrantes, Humberto Rodríguez Pastor (Ed.) Lima, CONCYTEC, vol.2.
se preocupó por analizar los bautismos de negros en la parroquia de San Lázaro (1984: pp. 104-105). HART-TERRÉ, Emilio
Otra limitación importante fue la fuerte imagen de esclavos e indios enfrentados. Trató de subsanar 1973 Negros e indios. Un estamento social ignorado del Perú colonial, Lima, Juan Mejía Baca.
esta imagen posteriormente en la segunda edición: “Hasta ahora los indios han aparecido solo acciden- HART-TERRÉ, Emilio y Márquez, Alberto
talmente en estas páginas, cuando nos hemos referido a la agricultura en algunos valles de la costa o la 1963a “El artesanado negro en la arquitectura virreinal limeña”, Revista del Archivo Nacional, (Lima),
configuración de los barrios de la ciudad, pero ni la estructura social ni menos el paisaje de Lima y la XXV.
costa durante el siglo XVIII, quedarían delineados sin considerar una actividad a la que estuvo estrecha- 1963b “Historia de la casa urbana virreinal de Lima” Revista del Archivo Nacional, (Lima), XXVI.
mente vinculada la población indígena: la pesca” (1990: 145) Lamentablemente, el tiempo no permitió a HÜNEFELDT, Christine
Flores Galindo explorar más los vínculos interétnicos entre “indígenas” y “negros”, tal tarea fue aborda- 1979a “Los negros de Lima, 1800-1830” Histórica, (Lima), III, 1.
da posteriormente por Jesús Cosamalón (1999). 1979b “Cimarrones, bandoleros, milicianos: 1821”. Histórica (Lima), III, 2.
Otra limitación, más teórica, que en realidad no fue exclusivamente suya sino de su generación, FLORES GALINDO, Alberto
emplea los términos étnicos sin cuestionarlos, por el libro desfilan “mulatos”, “zambos” y “negros” tal 1984 Aristocracia y plebe. Lima 1760-1820. Lima, Mosca azul.
como aparecen en los registros que consultó, como el censo de 1791 y los libros parroquiales. Además, FLORES GALINDO, Alberto
utiliza el término “raza” como un elemento distintivo que jerarquiza a los individuos en la sociedad supo- 1986 Buscando un Inca: Identidad y utopía en los Andes. La habana: Casa de las Américas.
niendo que se empleó tal denominación. En realidad, la historiografía peruana apenas ha empezado a de-

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1991 La ciudad sumergida. Aristocracia y plebe en Lima 1760-1820. 2da ed. Lima, Horizonte.
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Presente.
VIVANCO, Carmen
1983 El bandolerismo en el Perú, Lima 1760-1819. Lima, Biblioteca Peruana de Historia, Economía y
RESEÑAS
Sociedad.

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La Confederación Perú-boliviana:
una historia de intrigas, odios y ambiciones de poder1

Hélard André Fuentes Pastor


Universidad Nacional San Agustín, Arequipa

La escritora arequipeña Hortensia Málaga de Cornejo Bouroncle, afirma que “un pueblo sin historia no tiene
vida y nunca podrá tener alma que aliente con sus virtudes y heroísmos al tropel incesante de sus generaciones” (Martínez,
1947). Frase de la cual se desglosa entre papeles corrugados, que toda evocación resulta ser una afir-
mación de la vida. La auténtica razón de hacer girar el tiempo atrás –sólo intelectualmente–, es tomar
conciencia histórica de nuestros procesos políticos, económicos y socioculturales. Y ese pasado, según
Marc Bloch, es “(…) por definición, un dato que nada habrá de modificar. Pero el conocimiento del pasado es algo que
está en constante progreso, que se transforma y se perfecciona sin cesar” (Bloch, 1967: 49). Bajo esta concepción, la
historia nunca dejará de sorprendernos, tanto en sus etapas de formación como de proyección y estudio,
dando génesis a un razonamiento: todo aporte, que pudiera abrir horizonte al campo de la investigación,
debe ser, desde luego, recibido con los brazos abiertos.
Actualmente, muchos aspectos históricos de la vida nacional, vienen siendo reexaminados con la
finalidad de destacar la participación de las clases populares y descentralizar los procesos mediante la
construcción del conocimiento histórico a partir de las diferentes localidades del país. Durante las úl-
timas décadas, se ha priorizado como uno de los periodos más importantes en la Historia del Perú, el
proceso de su Independencia o como lo denomina José Ignacio López Soria, “La época del rompimiento
(1780-1824)”; y la Confederación Perú-boliviana, que para el reconocido historiador nacional Jorge Ba-
sadre, corresponde al periodo “Determinación de la nacionalidad (1827-1841)”.
Apenas declarada la Independencia en 1821, y la definitiva emancipación producida en diciembre
de 1824 con la victoria de Ayacucho, el país sufrió una gran inestabilidad política, económica y social. El
desconcierto y las intrigas políticas provocaron una serie de movimientos revolucionarios y divisionis-
mos en el Perú, imperando el caos. Bajo dicho contexto, varios militares como Felipe Santiago Salaverry,
Agustín Gamarra, Pedro Bermúdez y Luis José Orbegoso, a través de cruentas batallas, pugnarán por
tomar el más alto mando político-militar del país, la presidencia.
Una historia de conspiraciones, odios y prejuicios, cuyos hechos discurren en las páginas de la
obra “La Confederación y el giratorio tiempo” del respetado escritor nacional José Luis Ayala Olazabal. Los
párrafos que componen cada uno de estos treinta y cinco capítulos, nos lleva a encontrar huellas, donde
podemos reconocer –lejos de nuestros errores– las posibilidades de nuestra existencia como un país

1
Discurso pronunciado con motivo de la presentación del libro “La Confederación y el Giratorio Tiempo” del poeta
nacional José Luis Ayala, realizado en el Cine Auditorio de la Municipalidad Provincial de Arequipa, el 7 de julio del
2014.

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verdaderamente autónomo en sus decisiones, y fundamentalmente, democrático. A consideración de tablero de ajedrez en el cual, cada caudillo militar movía sus fichas tratando de asestar un jeque mate mortal, a cualquiera
este humilde lector, la cronivela precisa dos grandes momentos: el primero, está dado en torno al caudillo de los adversarios ubicados en distintos lugares” (Ayala, 2014: 43). Sin embargo, advierte además, que “todos se
militar Felipe Santiago Salaverry, y el segundo, se centra fundamentalmente en las figuras de Luis José creían con derecho divino para ser presidentes del Perú” (Ayala, 2014: 37), “pero ninguno tuvo la visión de fundar una
Orbegoso, Andrés de Santa Cruz y Agustín Gamarra. República con justicia, cimentar una Nación plural, poner las bases de un estado democrático y acabar con los rezagos de
Para comprender este proceso histórico, es preciso tener conocimiento de los periodos presiden- la aristocracia, la corrupción y la coloniedad” (Ayala, 2014: 153).
ciales de los caudillos militares que sucedieron al Mariscal José de La Mar; después de 1829, partimos con La segunda apreciación, es en torno a la descripción que atribuye a los caudillos militares, indica
Agustín Gamarra hasta el año de 1833, luego, el General Luis José Orbegoso entre 1833 y 1835, continúa que “Orbegoso era aristócrata, lento y pasmoso; Gamarra, astuto, mendaz, traidor, abyecto, mentiroso; Bermúdez, falaz,
Felipe Santiago Salaverry desde 1835 hasta 1836, una vez fusilado Salaverry, tiene lugar la Confederación, oscuro y manipulable. Salaverry, violento, cruel, ambicioso…nadie podía confiar en nadie porque cualquiera podía amane-
por tanto procede el Mariscal Andrés de Santa Cruz de 1836 a 1839, año en que es derrotado y queda cer con dos balas alojadas en la espalda” (Ayala, 2014: 23). Inmediatamente surge una interrogante, ¿Cuál es la
disuelta la confederación, retomando el poder Gamarra hasta 1841, donde sus afanes expansionistas lo percepción histórica difundida de cada uno de estos personajes?, encontramos que frente a Salaverry, la
conducen a la muerte en Bolivia durante la Batalla de Ingavi. “imagen que ha prevalecido, la que más se ha divulgado, es la de militar intrépido, bondadoso e idealista” (Milla, 1986:
La obra de José Luis, parte de un escenario concéntrico de emociones en torno al fusilamiento de 157), Orbegoso como un personaje de familia noble, y Gamarra como el “representante del extremo nacio-
Salaverry en la Plaza de Armas de Arequipa, que tuvo lugar el 18 de febrero de 1836. Felipe Santiago nalismo peruano de las décadas posteriores a la independencia” (Tauro. T. II, 1967: 15). En tal sentido, debemos
Salaverry ha sido uno de los personajes más discutidos del siglo XIX, mientras para unos como Ventura reflexionar respecto a la importancia de investigar a profundidad sus acciones, decoros y deméritos.
García Calderón, fue un “romántico de la acción”, para otros como el historiador Nemesio Vargas, se trató La tercera valoración, gira respecto al significado socio-cultural que tuvo esta etapa en el Perú. José
de un hombre que “enlodó con su sangre y la de muchos el suelo patrio” (Milla, 1986: 157); estas discusiones Luis Ayala, señala que: “Como en el tiempo de la Colonia al ver que San Martín declarara la Independencia del Perú y
parten de la postura que el investigador acoge frente al tema de la Confederación Perú-boliviana. En el el Libertador Simón Bolívar derrotara definitivamente al ejército de España, mucha gente que apoyaba al virrey se convirtió
Diccionario Enciclopédico del Perú, cuya edición estuvo dirigida por Alberto Tauro del Pino, se mani- en republicana de la noche a la mañana. Pero mantuvo una oculta añoranza y mentalidad colonial” (Ayala, 2014: 72).
fiesta que Salaverry atribuyó a su campaña contra Orbegoso y Santa Cruz “un carácter nacionalista” (Tauro. Si bien es cierto, que somos resultado de dos vertientes culturales (occidental e indígena), cabe mencio-
T. III, 1967: 96), ante ello el autor considera todo lo contrario, asignándole los calificativos de violento, nar que la mentalidad del peruano de las primeras décadas del siglo XIX, aún tiene apego por los usos y
irracional, cruel, iracundo, traidor y demasiado ambicioso. costumbres virreinales, sobre todo, la aristocracia limeña.
El punto culminante de este primer momento, se produce en la Batalla de Socabaya en 1836, efec- La Confederación, resultaba por un lado ser prematura, ya que Bolivia acababa de establecerse
tivizándose la Confederación desde 1837 hasta 1839 con la disolución provocada por Agustín Gamarra, como un estado en 1825, y el Perú de emanciparse en 1824, por lo tanto se respira un aire de gran ines-
y que según sostiene el autor fue el tiempo más próspero que tuvo el Perú, indica que “El Perú como nunca tabilidad, una de las razones por las cuales el proyecto de Santa Cruz no pudo sostenerse; sin embargo,
antes empezó a ser visto como una República políticamente estable en América, parecía que la corrupción, los golpes de también es cierto, que existía un discurso sumamente segregacionista por parte de muchos emigrados,
Estado, el saqueo del erario nacional, el bandolerismo y la anarquía militar habían terminado para siempre” (Ayala, e incluso estaba cargado de prejuicios raciales, como bien afirma José Luis, cuando indica “Mientras que
2014: 98). Una observación apasionada del autor, porque precisamente cuando se establece la Confede- Salaverry era un mestizo ilustrado, sobre todo limeño y sanmarquino, Santa Cruz era para Lima colonial, un indio, un
ración, los emigrados (jurados enemigos de la misma) y Diego Portales (Ministro de Guerra y Relaciones indígena, un cholo, un “viejo jetón”, pero además extranjero, un advenedizo boliviano” (Ayala, 2014: 80). En otros
Exteriores de Chile), comenzaron a actuar para detener las acciones de Santa Cruz ocasionando algunos párrafos, considera que “para mucha gente hispano criolla limeña, la Confederación Perú-boliviana era una cuestión
excesos. De por sí, en el año de 1837, la Confederación Argentina, siendo presidente Juan Manuel de de indios, un proyecto propio de indígenas resentidos, un efímero ideal del dominio boliviano” (Ayala, 2014: 83). Cier-
Rosas, le declara la guerra a la Confederación; por tanto, el entorno estaba atiborrado de sentimientos tamente, tras un nacionalismo exacerbado, existe esa disposición de exaltar una cultura en desmedro de
negativos, odios y rencores, que no propiciaron ningún respiro de tranquilidad en el país confederado. la otra, que podría ponderarse a través de los calificativos utilizados por Felipe Pardo y Aliaga contra
Un aspecto transcendental de este texto literario, son los apuntes biográficos de muchos personajes Andrés de Santa Cruz, llamándolo: “Jetis Khan”, “Alejandro Guanaco” o “Cholo Jetón”.
que están inmersos en la historia, a partir de ello, explica el temperamento y profundiza en la personali- Jorge Basadre en su monumental obra “Historia de la República del Perú”, consideró a la Con-
dad de los protagonistas, como: Salaverry, Santa Cruz, Gamarra, Orbegoso, Diego Portales, Felipe Pardo federación como “el gigante con los pies de barro”, donde por una parte se reconoce la magnitud de
y Aliaga, entre otros. Definitivamente, su lectura resulta amena, y aunque no es abundante en citas ni este proyecto, pero apoyándose en el análisis de las relaciones internacionales, constituía “una amalgama
referencias bibliográficas, alcanza la consulta de diferentes diccionarios e incluso fuentes documentales, mal hecha de varias nacionalidades y de varios grupos que no podía sostenerse a sí misma” (Quiroz, 2010: 78). No
tales como: la “Exposición que hace el Presidente Provisional de la República Peruana José Luis Orbegoso de las obstante, José Luis manifiesta que “la Confederación Perú-boliviana tuvo en sus orígenes la génesis de ambos pueblos
razones que obligaron a solicitar de la República Boliviana auxilios para pacificar al Perú” (Imprenta de Francisco hermanos, históricamente nacieron juntos, unidos no solo por el mismo cordón umbilical y proceso cultural. Estuvieron
Valdes. Arequipa, 01-08-1835), la “Exposición de los motivos que justifican la cooperación del Gobierno de Bolivia unidos por las misma raíces étnicas, memoria ancestral, culturas milenarias, territorio común y cosmopercepción” (Ayala,
en los negocios políticos del Perú” por Andrés de Santa Cruz (La Paz, 15-06-1835), el “Tratado celebrado entre los 2014: 49). Que hubo varios grupos políticos-militares pugnando por el poder, es incuestionable; pero no
Gobierno del Perú y Bolivia” (Arequipa, 24-06-1835), los “Diálogos políticos sobre la defensa del Tratado de Paucar- podemos desvincular de modo irrestricto a ambas naciones, efectivamente, como afirma el autor, tanto
pata por Antonio José Irisarri” (Imprenta A Valdez. Arequipa, 20-01-1838), etc. Perú como Bolivia compartían una raíz, una cultura en común, es evidente, con tan sólo observar la ruta
A través de su prosa enriquecida con variedad de recursos literarios, se desprende al dar lectura, del “Qhapaq Ñan”, una extensa red de caminos Inca, cuyo objetivo era unir diversos pueblos del territo-
extraordinarias hipótesis que se pueden plantear en una investigación, destaco entonces, como una pri- rio del Tahuantinsuyo, que hoy forman parte de los países de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y
mera observación crítica del autor, que: “Cada caudillo militar peruano seguro de su condición moral y cívica de Argentina. Las ideas respecto a la confederación, no surgieron exclusivamente de los afanes de Bolívar o
único salvador de la anarquía e inseguridad ciudadana, disponía de un ejército regular con la economía del Estado. Todos Santa Cruz, tienen un antecedente remoto –de hace muchos siglos antes– con la civilización incaica, que
se creían indispensables para gobernar un país desorganizado, sin instituciones y atrapado en un largo periodo de sucesivos siempre propendía a fortalecer su hegemónica nación.
golpes de estado” (Ayala, 2014: 43), lo cual resulta siendo una de las causas del fracaso de la Confederación; Sin duda, la obra de José Luis Ayala, replantea algunas ideas en torno a la Confederación Perú-bo-
para Basadre, se traduce en la guerra civil que vivió en aquel entonces el Perú; en este sentido, entiendo liviana, pero a su vez, permite reconocernos en algún tiempo de nuestra existencia, y sobre todo, consi-
que hay más concomitancia, que diferencias, puesto que José Luis menciona que “El Perú se convirtió en un derando su estructura y forma, cabe indicar que este libro produce placer al leerlo, lo que permite traer

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a colación la frase del escritor argentino César Melis, quien indica que “todo libro es una conversación y como
toda buena conversación es un arte” (Melis, 2011: 7), y este arte debe iniciar con el tácito impulso de mostrar
el mayor entusiasmo y alegría, ya que atesora el deseo impredecible de compartir con nuestra impronta,
la propia concepción del mundo. “A partir de la construcción que cada lector haga del texto” (Mutti, 2012: 7), se
propicia siempre, el más armonioso e íntimo encuentro. Un libro está poblado de conocimiento, y como
tal, es una herramienta básica e indispensable para la educación; “La Confederación y el giratorio tiempo”, lleno
de voces, murmullos y vivencias, con la pluralidad de sus melodías, es el medio de expresión de las ideas,
abriéndonos al placer y al impacto de su significado.

Bibliografía

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