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ISSN: 2256-4918

FUNDADORES
Cátedra
FUNDADORES

Cátedra FUNDADORES 2013-2014


2013-2014

Cátedra
2013-2014
Visión Tolima 2025
Actualización

Tomo II
Cátedra Fundadores 2013-2014

Visión Tolima 2025


Actualización
Tomo II

Luz Ángela Castaño González


Editora Académica
338.9861 36
C346c Castaño González, Luz Ángela
Cátedra Fundadores 2013-2014: Visión Tolima 2025. Actualización
/ Luz Ángela Castaño González, Editora Académica.
Ibagué: Universidad de Ibagué, 2015
610 p. 2 v.

ISBN 2256-4918 Impreso


2256-5183 Digital

Descriptores: Visión Tolima 2025; Tolima-desarrollo socioeconómico

Cátedra Fundadores, 2013-2014


Universidad de Ibagué
Ibagué, Colombia
Agosto de 2015

© Universidad de Ibagué, 2015


© Lorenzo Peláez Suárez, Nelson Pérez Almario, Santiago Ángel Urdinola,
Jorge Enrique Cardoso Rodríguez, Gustavo Adolfo Vallejo, Jaime Augusto Jiménez Gómez,
Germán Antonio Pérez Alcázar, Alberto Núñez Tello, Jairo Enrique Forero Carvajal,
Eduardo Alfonso Chaparro Ávila, Jorge Mario Vera Rodríguez, Victoria Kairuz Márquez,
Daniel Suárez Mejía, Fredy A. Ochoa F., 2015

Dirección editorial: Ediciones Unibagué


publicaciones@unibague.edu.co
Universidad de Ibagué
Carrera 22, calle 67. Barrio Ambalá
Teléfono: +57 (8) 2709400
Ibagué, Tolima, Colombia.
www.unibague.edu.co

Diseño, diagramación e impresión


León Gráficas Ltda. PBX 2630088. Ibagué.

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Contenido
VIII. La generación de energía como potencial de desarrollo del Tolima
Generación de energía a partir de biomasa...................................................9
Lorenzo Peláez Suárez

Estado del arte en la investigación de materias para biocombustibles .........11


Nelson Pérez Almario

Potencialidades del sector minero-energético .............................................15


Santiago Ángel Urdinola

Potencial hidroenergético del Tolima .........................................................25


Jorge Enrique Cardoso Rodríguez

IX. Ciencia, tecnología e innovación


Ciencia, tecnología e innovación como factores de desarrollo regional. ......37
Gustavo Adolfo Vallejo

Colciencias y los proyectos de Ciencia, tecnología e innovación en las


regiones. Un panorama general..................................................................51
Jaime Augusto Jiménez Gómez

La universidad y su vinculación con la empresa, el Estado


y la sociedad civil .......................................................................................63
Germán Antonio Pérez Alcázar

X. Minería
Minería, ¿una opción de desarrollo?...........................................................71
Alberto Núñez Tello

Minería, una opción de desarrollo regional ..............................................125


Jorge Enrique Cardoso Rodríguez

Sistema General de Regalías: Impacto y efectos en el Tolima....................141


Jairo Enrique Forero Carvajal

Minería: ¿Una opción de desarrollo regional?...........................................155


Eduardo Alfonso Chaparro Ávila

La locomotora minera: Paradojas y retos..................................................173


Jorge Mario Vera Rodríguez

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XI. Responsabilidad Social Integral
Referentes de la Responsabilidad Social Integral
para la Visión Tolima 2025......................................................................199
Victoria Kairuz Márquez

Modelo de valor compartido en Cemex ...................................................211


Daniel Suárez Mejía

Responsabilidad social. Lineamientos, guías y buenas prácticas


para la gestión responsable y sostenible del turismo .................................219
Fredy A. Ochoa F.

XII. Análisis y cierre


Perspectivas de las Ideas fuerza de la Visión Tolima 2025 .........................235
Mónica María Calderón Pinedo

Escenarios de desarrollo del Tolima ........................................................263


Proyectos de la Visión Tolima 2025 ........................................................277
Estrategia de seguimiento y evaluación de la Visión Tolima 2025 ............295
Mónica María Calderón Pinedo

Conclusiones ...........................................................................................301
Mónica María Calderón Pinedo

Bibliografía del capítulo XII ....................................................................305


Responsabilidad social. Lineamientos,
guías y buenas prácticas para la gestión
responsable y sostenible del turismo
Fredy A. Ochoa F.1

Quiero comenzar con una breve presentación sobre el Código Mundial


de ética para el turismo (OMT y Naciones Unidas, 2001), las normas
técnicas sectoriales y el turismo sostenible. Actualmente se reconoce
la importancia del turismo como un sector que se ha mantenido en
crecimiento tanto en número de visitantes como en ingresos en todo
el mundo, incluso en la época de crisis económica planetaria y cuando
otros sectores se vieron afectados.
El auge que tomó el turismo y el aumento en el número de visitan-
tes y viajes trajo como consecuencia efectos positivos y negativos en el
ambiente, las culturas, las religiones y la salud humana. Estos generaron
a su vez preocupación en varias organizaciones que, lideradas por las
Naciones Unidas y la Organización Mundial de Turismo, OMT, llevaron
a que reaccionaran y construyeran este código que es importante para

1 Fredy A. Ochoa F. es docente, investigador y consultor de la Universidad Externado de Colombia, y


magíster en Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia. Es asesor de turismo
con énfasis en sustentabilidad, ecoturismo y gestión comunitaria. Tiene amplia experiencia en el trabajo
con comunidades, en lo referente a la coordinación y ejecución de proyectos asociativos, sistemas de gestión
para certificación en sustentabilidad, mercados y fortalecimiento empresarial en varias regiones del país,
Chile y México. Mayo 31 de 2014.

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los agentes, las instituciones, las personas, los gestores, las empresas y
las instituciones del gobierno, que deben incorporarlo dentro de sus
procesos y políticas.
En su Artículo 1, el Código se refiere a la contribución del turismo
al entendimiento y al respeto mutuo entre los hombres y las sociedades.
Recordemos que el turismo es una actividad asociada con la lúdica y al
ocio, que va más allá de un negocio y supone relaciones sociales. El Ar-
tículo 2 se refiere al turismo como instrumento de desarrollo personal y
colectivo dados los impactos positivos que se mencionaron. El Artículo
3 manifiesta que el sector puede ser un factor clave para el desarrollo
sostenible, para la justicia social, el rescate de las culturas y la conser-
vación de la naturaleza. Todos estos temas son comunes al mundo de
la sostenibilidad y de la responsabilidad social, pues el turismo, como
factor de aprovechamiento y valoración del patrimonio cultural de la
humanidad, es, quizás, uno de los sectores productivos y de servicios
que más necesitan de la visión integral del mundo. De allí que el Artí-
culo 4 reconozca el turismo como factor de aprovechamiento y enrique-
cimiento del patrimonio cultural de la humanidad.
En el turismo son más visibles los impactos que se ejercen en el
ámbito sociocultural: pérdida de prácticas culturales y modos de vida,
procesos interculturales, riesgos sociales asociados al trabajo infantil y
la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes; este no
es el caso de los efectos ambientales, que no son tan evidentes. De ahí
que, anteriormente, se pensara que el turismo era “la industria sin chi-
meneas”. Sin embargo, la riqueza natural y la cultural de los territorios
son, justamente, la razón por la cual la gente visita los lugares y son a
la vez factores que se afectan con la actividad turística que, aunque es
beneficiosa para los países y las comunidades del destino, como lo reco-
noce el Artículo 5 del Código, nos lleva también a preguntarnos cuál es
la responsabilidad que nos compete frente a las comunidades receptoras
y las locales, como gestores del desarrollo y la gestión del turismo.

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Algunas de estas obligaciones y responsabilidades están expresadas
en el Artículo 6 del Código e interesan a los agentes del turismo, a los
tomadores de decisiones quienes seguimos modelos de desarrollo y eco-
nómicos con los que llegamos a los territorios. El Artículo 7 se refiere
al derecho al turismo pues, como anotaba, se relaciona con el ocio y el
manejo del tiempo libre. A diferencia de hace unos siglos, hoy en día ya
se reconoce que todos tenemos derecho al tiempo libre y el ocio, opción
que se relaciona también con el hecho de que no debemos trabajar todo
el día y merecemos descanso. Es necesario recordar que las palabras ne-
gocio y business etimológicamente provienen de la expresión negar el ocio
o no ocio, y se originaron bajo una influencia calvinista que convertía el
ocio en pecado. Así que estamos en la bella paradoja que hoy pone el
turismo como negocio del ocio. El Código también se refiere al tema de
la libertad de desplazamiento turístico y a los derechos de los trabajado-
res y de los empresarios del sector turístico. Termina con una invitación
para que todos incorporemos y apliquemos estos principios del Código
Mundial Ético hacia el Turismo.
Pasando al siguiente tema, el de sostenibilidad, antes de 1972 co-
menzaron las preocupaciones por la situación del planeta pues nos di-
mos cuenta que los recursos de la Tierra son limitados. Pero fue a partir
de 1992 cuando esta inquietud se acentuó, no solo en términos am-
bientales, sino también sociales y culturales. Se propició que la sosteni-
bilidad fuera transversal a todos los sectores productivos. Asimismo, se
motivó a que las instituciones internacionales y de gobierno, así como
los organismos multilaterales, promovieran cambios y el desarrollo de la
legislación y normativa específicas. Incluso, se modificó la Constitución
de varios países para incorporar la sostenibilidad. La importancia es tal,
que hoy no solo se han suscrito múltiples acuerdos, sino que más que
una opción se ha convertido en un requisito.
Colombia no fue la excepción. Así, por ejemplo, el concepto de
desarrollo sostenible que se registra en la Ley 99 de 1993, se definió pre-

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cisamente después de la Cumbre de Río de 1992 y, en materia de turis-
mo, hoy contamos con la legislación, las políticas y los documentos que
dan cuenta de esa preocupación por la sostenibilidad desde el sector.
Por ejemplo, el país cuenta con políticas de ecoturismo y de turismo
de naturaleza; se incorporó el desarrollo sostenible en la Ley General
de Turismo, Ley 300 de 1996; se creó la Dirección de calidad y sos-
tenibilidad dentro del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y
se conformaron las unidades sectoriales de Normalización en Turismo
Sostenible que han publicado una serie de normas y guías de buenas
prácticas de turismo sostenible. El tema ya está tan divulgado que hoy
escuchamos conceptos como turismo justo, slow cities, turismo respon-
sable; asimismo, certificación de sostenibilidad, de redes y de gremios
específicos cuando nos referimos al turismo sostenible.
Fue en la década de 2000 cuando se crearon las unidades sectoriales
de normalización ya que, para poder emitir normas y certificaciones,
dichas unidades son esenciales. Hay una unidad específica para turismo
sostenible que coordina y lidera la Universidad Externado de Colombia,
con el apoyo del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo e Icon-
tec. Se trata de un trabajo en el que, de manera participativa, se convoca
a reuniones a los representantes de los alojamientos, de destinos, de la
academia y de las certificadoras, entre otros actores, para reflexionar
sobre la manera de hacer sostenible la actividad en los diferentes tipos
de negocios. Por tanto, construir y redactar una norma es un trabajo
lento pues supone llegar a consensos sobre los requisitos y términos de
la misma, entre múltiples actores con variadas visiones e intereses.
Existen básicamente dos tipos de normas en turismo sostenible,
unas dirigidas a prestadores de servicios (empresas) y otras dirigidas a
los destinos. Respecto a las primeras, el país cuenta con normas para
establecimientos de alojamiento y hospedaje, agencias de viajes, esta-
blecimientos gastronómicos, empresas de transporte automotor espe-
cializado, operadores de eventos y sedes para eventos. En la actualidad,

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tenemos normas para casi todos tipos de prestadores de servicios turís-
ticos, lo cual es una gran ventaja para el país.
Estas normas son de obligatorio cumplimiento según el Artículo
5 de la Resolución 1558 de 2012. Para algunos puede que esta obliga-
toriedad sea positiva pues permite que el país avance hacia la sosteni-
bilidad, pero otros podrán considerar que tanto las certificaciones en
sostenibilidad como la responsabilidad social, históricamente han sido
voluntarias. Esa es una inquietud que requiere de un debate serio.
Somos uno de los países que cuenta con un mayor número de nor-
mas de certificación en calidad y sostenibilidad. Pero, también somos
uno de los países que cuentan con menos certificados. Según fuentes
del Viceministerio de Turismo, en 2012 había 112 prestadores de ser-
vicios turísticos certificados en sostenibilidad en todo el país, de los
cuales siete provienen del Tolima. La mala noticia para la región es que
ese número de certificados bajó a cero en 2013. Al respecto, el Fondo
Nacional de Turismo (Fontur) lanzó hace unos meses una convocatoria
para certificar cincuenta prestadores de servicios turísticos en el país, de
los cuales diez son de Ibagué.
Respecto a nuestras normas para destinos turísticos sostenibles, es-
tas han sido pioneras en el mundo. Los tres destinos turísticos certifi-
cados en sostenibilidad en Colombia son Puerto Nariño en Amazonas,
Centro Histórico de Cartagena de Indias y el Parque Arví en Medellín,
Antioquia. También contamos con normas para destinos turísticos de
playa, y una playa certificada en la Ensenada de Utría en el Chocó.
Como estrategias de integración entre autoridades e instancias de
Gobierno, pero también como parte de la transversalización de la soste-
nibilidad y la búsqueda de la simplificación de procesos, existen normas
que se homologan. Así, por ejemplo, la NTC 5133 Etiquetas ambientales
Tipo I, Criterios para establecimientos de alojamiento y hospedaje es una
norma que se creó en el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible
(MADS) cuyos requisitos ambientales permiten obtener el Sello Ambien-

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tal Colombiano. Esta norma se puede homologar si se cumple con los
requisitos de la NTS TS 002, que define requisitos de sostenibilidad para
establecimientos de alojamiento y hospedaje; de esta forma, quien se
certifica en la NTS TS 002 obtiene tanto el Sello de Calidad y Sosteni-
bilidad de Ministerio de Comercio Industria y Turismo, como el Sello
Ambiental Colombiano de MADS.

Compromisos de responsabilidad social que competen


al Gobierno, los empresarios, la ciudadanía y las
universidades, para alcanzar la sostenibilidad del turismo
de la Visión Tolima 2025
Todo este auge de la sostenibilidad está bien, pero la discusión debe
conducir a otros niveles: ¿Por qué ser sostenibles? ¿Por qué ahorrar agua
o por qué ahorrar energía? ¿Cuál es nuestra responsabilidad como ges-
tores y empresarios al hablar y buscar la sostenibilidad?
Solemos repetir la frase Debemos cuidar el ambiente y ser sostenibles
para que siga llegando el turismo, sin darnos cuenta que eso equivale a
decir barra la casa que hoy viene visita. De la misma manera, en su mo-
mento se ha escuchado afirmar… Limpie Cartagena que viene Obama;
Puerto Nariño debe estar impecable porque va el Viceministro o Dele plata
para que no moleste. Aunque parecen aseveraciones simples, en el fondo
se trata de cuestionamientos serios sobre los cambios que tienen que
ocurrir en los modos de pensamiento y que se relacionan con el turis-
mo. Son procesos de largo plazo que nos llevan a replantear aquello que
entendemos por sostenibilidad.
En relación con los compromisos de responsabilidad social que
competen al Gobierno, los empresarios, la ciudadanía y las universi-
dades, para alcanzar la sostenibilidad del turismo de la Visión Tolima
2025, iniciaré hablando de la educación. Uno de las preguntas de discu-
sión que abordó la Organización Mundial del Turismo (omt) durante
la reunión realizada en Cartagena en junio del 2014, giró alrededor del

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compromiso de las universidades y de la educación en cuanto a la soste-
nibilidad. Se cuestionó, entre otros temas, la visión actual de desarrollo
sostenible, pues se reconoce que, aunque el crecimiento económico se
ha mantenido, el concepto de desarrollo sostenible no está produciendo
los resultados esperados en términos ambientales y socioculturales.
Al respecto el científico colombiano Rodolfo Llinás dijo hace algu-
nos días que “La escuela nos enseña la ubicación geográfica de los ríos,
pero jamás nos explica la importancia del agua”, en referencia a que la
educación debe darse en contexto. La educación debe buscar desarrollar
en los estudiantes un espíritu crítico. Este es un tema que nos conduce
a considerar que, como universidades y docentes, debemos enseñar a
pensar en contexto y de manera integral y también, enseñar a cuestionar
y ser críticos.
¿Qué relación existe entre la historia, la física, la termodinámica, la
teoría general de sistemas, la biología, ecología, la economía y el turismo?
¿Qué tiene que ver la entropía con la sustentabilidad? ¿Qué relación tienen
los ciclos del agua, del carbono, de la energía, del nitrógeno y la cadena
trófica con el turismo? ¿Qué tiene que ver todo esto con sustentabilidad?
Infortunadamente, cuando estudiábamos, nos dividieron el co-
nocimiento en compartimentos. Por eso, salíamos de clase de Física
a Matemáticas, luego Geografía e Historia, en salones diferentes, con
distintos profesores, cada una por su lado, sin que nos contaran que, en
el contexto histórico, unas ciencias influían en las otras. Nos enseñaban
que debíamos ahorrar agua y energía, pero no sabíamos por qué. No
comprendíamos la relación entre los ciclos del agua, del carbono, de
la energía, del nitrógeno, de la cadena trófica con el turismo, con el
cambio climático o con la huella de carbono. Nuestro mundo se había
reducido tanto que pensábamos que geografía era sinónimo de mapas.
El turismo se sustenta en el territorio y este puede ser entendido
como un sistema complejo que, como todo, hace parte de la naturaleza.
Vinculando el concepto de territorio con la teoría general de sistemas

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hemos encontrado que, en cualquier territorio, existen comunidades
humanas y naturaleza. De la relación innegable entre estos elementos
emergen el paisaje y la cultura, factores que son fundamentales para
el turismo. De este vínculo puede o no resultar un destino turístico,
pues no todos los destinos tienen vocación turística. Podríamos hacer
un paralelo con sistemas panárquicos y entender el producto como un
sistema dentro del sistema llamado destino, que a su vez hace parte de
otro gran sistema que los contiene y es el territorio.
Esto nos lleva a que, para poder entender el concepto de territorio
necesitaríamos abordar varias disciplinas y muchas tipologías de conoci-
mientos. Al respecto, hay que recordar que habitamos un planeta vivo y
complejo, y que todos los sistemas naturales y sociales, inclusive el turísti-
co, son complejos y adaptativos; no son lineales ni responden a la relación
simple causa-efecto. En turismo, por ejemplo, las condiciones del tiempo
pertenecen a esta categoría, pues no se pueden prever con total certeza.
Pero, a nosotros nos redujeron nuestras posibilidades a un modelo,
a un desarrollo, a un camino; nos homogenizaron y, así, seguimos por la
senda de lo que hoy llamamos el desarrollo sostenible. También nos ense-
ñaron que vivíamos en el tope de la civilización y que, por tanto, ese mo-
delo es casi perfecto. Nos dividieron el mundo para que lo entendiéramos
de una manera predeterminada y encajonada; incluso, la sostenibilidad
la dividimos en los cajones de lo ambiental, lo cultural y lo económico.
Si miramos cualquier documento de planificación de Colombia en los
últimos años, por ejemplo, uno de los diecisiete planes de desarrollo turís-
tico que formuló una misma consultora, parece que todos presentaran el
mismo discurso y soluciones similares. Hoy, se trata de que compitamos
con calidad y maximicemos el beneficio y la rentabilidad.
Si se consulta cualquier plan de desarrollo turístico e incluso los
planes nacionales de desarrollo se encontrará una frase en común: No
basta con tener ventajas comparativas; se requiere construir ventajas compe-
titivas. Esta frase permeó todos los modelos de planificación no solo en

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el ámbito de la administración de empresas sino también de territorios
y Estados; es una frase vacía que, a fuerza de repetición, se convirtió en
una especie de hechizo para el éxito; de allí que yo crea que el nombre
de su autor Porter, no sea Michael, sino Harry, Harry Porter.
Como resultado, nos pusieron a competir entre países, regiones,
municipios, universidades, estudiantes y como personas, con el único
fin de maximizar el beneficio y la rentabilidad. Porter se inventó la ven-
taja competitiva en los años ochenta. Treinta años después se dio cuen-
ta de que la sostenibilidad y la responsabilidad social empresarial son
importantes y creó la teoría de la creación de valor compartido ¿Qué
haremos en treinta años cuando Porter no exista?
Esta teoría de la creación de valor compartido, que se empezó a di-
fundir desde 2011, se presenta con un gráfico en el que se compara con
la responsabilidad social empresarial, RSE. El gráfico señala, entre otras
cosas, que el valor de la responsabilidad social empresarial es el de ha-
cer el bien, mientras que el valor en creación de valor compartido es el
de generar beneficios económicos y sociales en relación con los costos.
Dice, además, que la primera se enfoca en la ciudadanía, la filantropía y
la sustentabilidad, mientras la segunda se orienta a la creación conjunta
de valor entre la empresa y la comunidad. Por ese camino, Porter con-
funde y nos lleva a mezclar valor con precio, desarrollo con crecimiento,
felicidad con consumo.
Al respecto pueden consultar a Beschorner (2013) y Aktouf (2008)
que critican la falta de ética y el desconocimiento de las bases episte-
mológicas de economía, de las propuestas de Porter. Pero Porter no es
el único que confunde las cosas: La definición de desarrollo sostenible de
la Ley 99 de 19932 prioriza el crecimiento económico sobre los demás

2 “Desarrollo sostenible se refiere al que conduzca al crecimiento económico, a la elevación de la calidad


de la vida y al bienestar social, sin agotar la base de recursos naturales renovables en que se sustenta, ni
deteriorar el medio ambiente o el derecho de las generaciones futuras a utilizarlo para la satisfacción de sus
propias necesidades” (Artículo 3, Ley 99 de 1993).

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factores. Se refiere exclusivamente al buen uso de los recursos naturales
renovables, olvidando los no renovables, además de tener una visión
utilitaria de la naturaleza para el beneficio humano.
Les presento esta metáfora del desarrollo y la competitividad, la del
sombrero vueltiao: El sombrero vueltiao se dejó de usar por moda (mo-
delo de consumo). Esto significó una pérdida en la resiliencia cultural
y, por ende, en la capacidad de adaptación de quienes usaban sombrero
en el país. Más tarde, por efectos del cambio climático y el hueco en la
capa de ozono, aumentó la radiación solar, los rayos ultravioleta y esto,
a su vez, generó un incremento en los casos de cáncer de piel, entre otras
cosas porque ya no se usaba el sombrero.
El sombrero vueltiao se convirtió entonces en artesanía y, como tal,
era reconocido como nuestra ventaja comparativa. Aparecía en camise-
tas en los aeropuertos, pero llegaron los sombreros chinos más baratos.
El modelo económico dijo: “Lo siento. Son las reglas del mercado” y
la globalización señaló, “O produce más y de mejor calidad, o a menor
precio”. Hoy, vivimos en la disyuntiva de la pérdida de la tradición del
sombrero y, de paso, de la caña flecha con la que se elabora.
Enrique Leff nos ofrece un mejor diagnóstico: “La problemática am-
biental, más que una crisis ecológica, es un cuestionamiento del pensa-
miento y del entendimiento, de la ontología y de la epistemología con
las que la civilización occidental ha comprendido el ser, los entes y las
cosas; de la ciencia y la razón tecnológica con las que ha sido dominada la
naturaleza y economizado el mundo moderno.” (Leff, 2003: p, 13). Esto
significa que la crisis que vivimos hoy es más grande de lo que creemos.
Se refiere a la forma en que hemos entendido al mundo y la naturaleza.
Augusto Ángel Maya, importante pensador ambiental colombiano
y latinoamericano, fue uno de los primeros intelectuales en aplicar las
ciencias sociales a la comprensión de los temas ambientales. Planteaba
que nos equivocamos cuando aplicamos la Teoría de Darwin sobre la
evolución, pues la competencia no es la una única forma de relación

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entre especies; sin embargo, fue la única que llevamos a la economía y a
la educación. Ángel Maya agrega que la biología y la ecología muestran
otras formas en que las especies se relacionan como el mutualismo, la
colaboración, la simbiosis que son fundamentales en la adaptación, y
que la naturaleza no es el resultado de una lucha competitiva, sino de
un orden relativamente armónico, construido por la simbiosis de las
distintas especies (Ángel Maya, 2001). ¿Por qué no llevar esas otras for-
mas de relación a las demás ciencias y a la forma de entender el mundo?
 Aparecen, entonces, nuevos conceptos como, economía ecológica,
ecología política, desarrollo participativo, desarrollo endógeno, desarrollo
desde lo local, decrecimiento, conceptos que se reflejan en nuevas formas
y tipologías de turismo como turismo comunitario, ecoturismo, turismo
rural y formas diferentes de manejar el turismo como el enfoque ecosis-
témico y el manejo adaptativo. Sobre ellos hay abundante bibliografía
disponible.
Ya para finalizar, mi propuesta se orienta hacia la sustentabilidad3:
Hacia la construcción de un mundo sin cajas de conocimiento, sin di-
visiones; un universo que se oriente hacia la complejidad y la transdis-
ciplinariedad, y que reconozca los saberes tradicionales.
Es duro presenciar cómo, alrededor de una planta medicinal, quien
obtiene el reconocimiento es el científico que avala pero no, el indígena,
el campesino o la persona local que conoce el uso de las plantas. Un
caso similar sucede con el ecoturismo, en el sentido de que un guía local
en nuestro país tiene que estar certificado y debe haber cursado el ba-
chillerato, es decir, debe contar con un aval del mundo académico que
desconoce el valor de sus conocimientos y saberes sobre su territorio. Es
importante entonces reconocer la sustentabilidad y los saberes tradicio-
nales como igualmente válidos al conocimiento científico.

3 Me refiero a sustentabilidad, no a sostenibilidad, que se diferencia, entre otras cosas, en que no es utilita-
rista ni antropocéntrica y en que, en lugar de hablar de competencia, se refiere a colaboración. Al respecto se
puede consultar a Julio Carrizosa, Angel Maya y Enrique Leff.

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Como tomadores de decisiones, como gestores del turismo y, en
general, del desarrollo, tenemos una gran responsabilidad frente a una
comunidad. Es importante que primero tratemos de entender el entor-
no y el territorio en el que trabajamos, antes de presentar un discurso
que, aunque se puede llevar con la mejor intención, no deja de ser un
modelo exógeno que pretende ser impuesto sobre los modos locales
de pensamiento. De allí que nuestro compromiso sea también el de
cuestionarnos qué estamos llevando; es entender de forma integral y
contextual antes de aplicar teorías, conceptos o metodologías que sue-
nan rimbombantes.
Antes de nalizar les presento una analogía entre el feminismo y el
ecologismo, que nos permite diferenciar valor de precio y, de paso,
avanzar en entender la sustentabilidad:

Del feminismo al ecologismo:


Ella (naturaleza):
- Es que tú no me valoras
El (humano):
- Aquí hay $250
Ella (naturaleza):
- No me uses,
- No soy un objeto,
- No te aproveches de mí,
- No me explotes,
- No me golpees,
- Respétame,
- Ámame
Les propongo entonces que incorporemos no solo en la Visión To-
lima 2025, sino también en nuestras vidas, ética, responsabilidad, cola-
boración y sustentabilidad. Una mirada holística y compleja.

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Bibliografía
Ángel-Maya, A. (2001). Cuadernos de epistemología ambiental IV. La filosofía moder-
na: Spinoza, Kant, Hegel, Marx, Nietzsche. La razón de la vida. IDEA Univer-
sidad Nacional de Colombia.
Ángel-Maya, A. (2001). El Retorno de Ícaro; Serie La Razón de la Vida X. Corporación
Universitaria Autónoma de Occidente. Cali: Enrique Leff (varios libros)
Aktouf, O. (2008). Gobernancia y pensamiento estratégico, una crítica a Michael
Porter. En: Administración y organizaciones, (147-183).
Beschorner, T. (2013). ‘Creating Shared Value: The One-Trick Pony Approach’. Rev:
Bus Ethics J 1(17) 106–112.
Leff, E. (2003). La complejidad ambiental. México: Siglo XXI editores.
Universidad Externado de Colombia (2006-2013). Informes implementación NTS TS
Viceministerio de Turismo (2006-2013). Informes implementación NTS TS.
OMT y Naciones Unidas (2001). Código ético mundial para el turismo. Recuperado de
http://www.unwto.org/ethics/full_text/en/pdf/Codigo_Etico_Espl.pdf
Michael, P. & Mark, K. (2011). ‘The Big Idea: Creating Shared Value, Rethinking
Capitalism’, Harvard Business Review.

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