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Las precipitaciones (490 mm) presentan un volumen escaso (entre 800 y 300 mm,
pero inferior a 500 mm). Su distribución es irregular a lo largo del año: cinco meses
de sequía en verano con precipitaciones inferiores a 30 mm (desde mayo hasta
septiembre), y máximo principal en invierno (enero). Dadas las suaves temperaturas
durante esta estación caerán principalmente en forma de lluvia. El total y el régimen
de precipitaciones, con acusada sequía estival, es característico del clima
mediterráneo.
Las precipitaciones presentan un total anual (317 mm) escaso (entre 800 y 300 mm)
con 6 meses secos (precipitación inferior a 30 mm): enero, febrero, marzo, julio, agosto
y noviembre. La distribución de las precipitaciones es irregular a lo largo del año:
mínimo principal en verano (agosto), mínimo secundario en invierno (enero, febrero),
máximo principal en primavera (marzo) y máximo secundario en otoño (octubre). El
total y el régimen de precipitaciones es característico del clima mediterráneo.
La temperatura media anual es de 14,6°C y la amplitud térmica alta (17,6°C), propia
de una zona interior. El verano es caluroso (dos meses con temperatura media superior a
22°C) y el invierno moderado-frío (temperatura media del mes más frío apenas rebasa
los 6°C). Estas características térmicas permiten suponer que el clima tiene una posición
interior (por la amplitud), en la mitad septentrional (por la temperatura del invierno) y
en el valle del Ebro (por la temperatura del verano).
La relación de las temperaturas con las precipitaciones muestra que existe aridez en
cuatro meses, desde junio a septiembre (se cumple el índice de Gaussen y la curva de
las temperaturas se sitúa por encima de la barra de las precipitaciones). Por tanto puede
considerarse un clima semiárido.
De acuerdo con las características analizadas podemos concluir que se trata de un clima
mediterráneo continentalizado, situado en el valle del Ebro. Las causas de las escasas
precipitaciones anuales son que la zona se encuentra al abrigo de las borrascas atlánticas
por el Sistema Ibérico y que la influencia del Mediterráneo es nula debido a la barrera
montañosa de la cordillera Costero-Catalana. El mínimo relativo del invierno se debe a
que el frío del suelo favorece o refuerza las situaciones anticiclónicas. La sequía en el
verano la produce el ascenso en latitud del anticiclón de las Azores. Este clima lleva
asociada una vegetación principalmente de matorral mediterráneo y ríos irregulares.