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Análisis de deformación tectónica en los piedemontes de las Cordilleras Central y Occidental

Valle del Cauca, Colombia – Contribuciones Paleosísmicas.


Myriam C. López C./ Universidad EAFIT

3 GEOTECTÓNICA

La esquina noroccidental de Suramérica presenta una amplia zona de deformación conocida


como el bloque NorAndino (J. N. Kellogg et al., 1985) (Figura 1) generado por la
convergencia de las placas Caribe, Nazca y Sur América y del Bloque Panamá-Chocó, ultimo
bloque acrecido al continente que genera la “Orogenia Andina” (Duque-Caro, 1990). Según
datos de Coates et al. (1992; 2003; 2004) esta acreción inició hace aproximadamente 19 ma y
terminó hace 3.5 ma.

En el bloque Norandino se produce un sistema transpresivo regional el cual ha sido


documentado con diferentes líneas de evidencia, entre ellas las medidas de desplazamiento
geodésicas (p. ej. Pennington, 1981; J.N. Kellogg y Bonini, 1982; Trenkamp et al., 2002)
(Figura 1). Con base en estas medidas se sabe que el Caribe se mueve a una tasa de 10
mm/año (Freymueller et al., 1993) en sentido SE-ESE, la placa Nazca se desplaza a una
velocidad entre 64 mm y 54 mm/año en dirección NE-ENE (Mann y Burke, 1984;
Freymueller et al., 1993; J.N. Kellogg y Vega, 1995). Estos desplazamientos se reflejan en las
fallas que conforman los límites del bloque y en estructuras internas regionales que separan
diferentes terrenos geológicos (senso Etayo-Serna et al., 1986). Dentro de este bloque la Falla
Cauca-Almaguer constituye la separación entre dos provincias geológicas, el Oriente y el
Occidente Colombiano (senso Moreno-Sánchez y Pardo-Trujillo, 2003). El límite oriental del
bloque Andino corresponde al Sistema de Fallas del Frente Llanero. Este sistema combina
deslizamiento de rumbo dextral e inverso, lo que confirma que el Bloque Norte de Los Andes
se escapa hacia el NE (Pennington, 1981; J.N. Kellogg y Bonini, 1982; Frédéric Ego et al.,
1996).

Kellogg et al. (1985) con la teoría de los minibloques sugiere que la corteza oceánica de Nazca
está subduciendo rápidamente el Bloque Norte de los Andes y deslizándose hacia el oeste con
respecto al bloque Panamá, este movimiento se da a lo largo de un límite de transformación
lateral izquierdo. Este autor sostiene que el desplazamiento sinestral de las fallas de los
Sistemas “Cauca-Romeral”, Palestina, Santa Marta-Bucaramanga y otras menores implica que
las escamas más occidentales del bloque Andino están moviéndose al Sur en relación con el
Oriente, contrario a la situación durante el Terciario. Freymueller et al. (1993) destaca que los
desplazamientos sinestrales de las escamas mas occidentales de la Cuña Andina, Cauca-
Romeral y Santa Marta-Bucaramanga son evidencias de la primera compresión durante el
Mioceno inferior; reporta zonas tensionales en la corteza y formación de estructuras NW
sinestrales.

Así, en una zona ubicada aproximadamente entre las latitudes 3°N y 5°N, varios autores
identifican un cambio en los regímenes de esfuerzos entre el sur y el norte (James, 1985; J.F.
Toussaint y Restrepo, 1987; F. Ego y Sébrier, 1995; Meyer y Mejía, 1995; MacDonald et al.,
1996). Este cambio ha sido identificado en la sismicidad intermedia y superficial, en la
cinemática de fallas y en gaps de vulcanismo . Ego et al. (1995) relaciona estos cambios con la
existencia de una zona de arrastre dado por un acortamiento EW y por el empuje de Panamá y

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propone un acomodamiento de los movimientos opuestos, por acortamiento N-S al oeste de


los sistemas de “fallas Romeral” y Cauca-Patía (Cordillera Occidental Valle del Cauca) y/o
por estiramiento N-S al este del mismo. Según Page (1986) los desplazamientos sinestrales del
“Sistema de fallas de Romeral”, están relacionados con un cambio en el ángulo de subducción,
por empuje del bloque Panamá hacia el SE contra el Bloque Andino. Con base en sismicidad
superficial en el Océano Pacífico y sismicidad intermedia en las Cordilleras Central y
Occidental, define la existencia de un alineamiento EW a la latitud 5.2ºN y lo interpretan
como una importante zona de cizalla. Pennington (1981) propone que a la latitud de Pereira
existe un cambio en el ángulo de subducción, más plana hacia el norte en el segmento
Bucaramanga y más inclinada al sur en el segmento Cauca . Taboada et al. (2000) mediante
estudios de tomografía sísmica defiende la existencia de la zona de subducción plana al norte
de la latitud 5ºN. Page (1986) propone dos segmentos que se desprenden de una unión triple
en el Norte de Cali, y un segmento sur con un ángulo más alto. Estos autores encuentran que
en el Darién, a lo largo del borde Colombiano con Panamá, los mecanismos focales de los
terremotos sugieren fallamiento dextral a lo largo de estructuras de corteza con tendencia
NNE. Meyer y Mejía (1995) definen un cambio de este a oeste en el sentido del movimiento
de las fallas Cauca-Patía y “Romeral”, sinestrales en el Occidente sobre el sistema Cauca-Patía
y dextrales hacia el Oriente en el “sistema de fallas de Romeral”; adicionalmente proponen
que la sismicidad alineada en sentido ESE bajo los 50 km refleja una transición compresiva
regional, mientras que la sismicidad superficial entre los 4°N y 7°N puede ser el límite oeste
del bloque del Chocó, con una compresión NS indicada por la sismicidad a 3.7°N.
Adicionalmente Las medidas de desplazamiento geodésico mostradas por Trenkamp et al.
(2002) señalan una zona de transición alrededor de la latitud 4ºN, con el bloque norte
escapando hacia el noreste y el bloque sur empujando hacia el norte. Esto ocurre cercanamente
a la latitud de Buga-Buenaventura. López et al. (2003) con base en la cinemática de fallas
identificadas alrededor de la latitud 4°N en Tuluá reportan la existencia de una zona de
compresión activa, conectada mecánica y cinemáticamente con el sistema transpresivo ENE
dextral. Mejía y Meyer (2004) interpretan una doble zona de Wadati-Beniof hacia la latitud de
Buenaventura y proponen que la sismicidad intermedia en la región del Chocó no está
relacionada con la subducción actual. Estos autores encuentran que las zonas de mayor
actividad sísmica superficial coinciden con la intersección de lineamientos NS y sistemas
transversales ENE y WNW y proponen que a la latitud de Buenaventura, la existencia de una
falla WNW puede ser la prolongación de la falla Cucuana.

Audemard (2003; Figura 2) propone que en Colombia, la convergencia oblicua de la


subducción oceánica entre las placas Nazca y Sur-América, se divide en un acortamiento de
orientación este-oeste el cual se acomoda por subducción tipo-B y crecimiento orogénico de
las tres cadenas, y fallamiento rumbo-deslizante aproximadamente subparalelo (p.e., “sistema
de fallas de Romeral”, falla de Algeciras) o altamente inclinado a los orógenos (p.e., fallas de
Ibagué y Garrapatas).

3.1 EL GRABEN INTERANDINO O FOSO DEL CAUCA

Una de las primeras hipótesis que intentó explicar el estilo estructural bajo el cual se generó el
valle del río Cauca fue planteada por Stutzer (1934), ésta comparaba el valle con un graben

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que llamó “Foso Cauca-Patía”. Siguiendo la misma idea, Acosta (1978) lo denomina el
Graben Interandino Cauca Patía. Este autor deja abierta la posibilidad de que el graben haya
sido formado dentro de un régimen compresivo o distensivo.

Según Nivia (2001) el graben fue el centro de depositación de unidades paleógenas tales como
el Grupo Cauca (Aspden, 1984) en el sur y Formación Amagá (Grosse, 1926) en el norte. Este
mismo autor dice que las sedimentitas más antiguas no deformadas en el valle son de edad
Mioceno Superior a Plioceno. También aduce que en ninguna parte existen evidencias de más
de un episodio de plegamiento. Con base en esto Nivia(2001) plantea dos posibles
explicaciones: que la sedimentación y tectonismo fueron discontinuos y progresaron de sur a
norte, o que las sedimentitas del Grupo Valle son tan antiguas como las del Grupo Cauca
(Paleógeno).

Pocos modelos se han propuesto para explicar la generación del espacio de acomodación de
los depósitos que conforman los abanicos aluviales mas recientes. Después de la propuesta de
Barlow (1981) basada en el modelo de Crowell (1982), se proponen cuencas de pull apart a lo
largo de la cizalla principal generada por el entrecruce de las fallas Cauca-Patía y “Romeral”
(Padilla, 1991).

3.2 GEOLOGÍA DE LA REGIÓN DE ESTUDIO

3.2.1 Estratigrafía

Las unidades geológicas implicadas en la región de estudio se inscriben entre el flanco oeste
de la Cordillera Central desde la Falla San Jerónimo (o su equivalente tectónico) hasta la costa
Pacífica Colombiana, región denominada como el “Occidente Colombiano”. Según Moreno-
Sánchez y Pardo-Trujillo (2003) el territorio colombiano se divide en dos provincias
geológicas, el Oriente Colombiano constituido por rocas ígneas y metamórficas del
Precámbrico y del Paleozoico intruídas por plutones granitoides (Alvaro Nivia, 2001)
separado del Occidente Colombiano por la traza de la Falla Cauca-Almaguer (senso Maya y
González, 1995), o Falla Romeral senso Case et al. (1971), ubicada a lo largo del flanco
occidental de la Cordillera Central, un rasgo continuo desde Ecuador [Meissner et al. (1976) y
otros].

3.2.1.1 Unidades de la Cordillera Central

Las unidades litológicas del flanco Oeste de la Cordillera Central de Colombia y del valle del
río Cauca están separadas por fallas de tendencia NS (ver p.ej. Ingeominas, 1988; Maya y
González, 1995; Alvaro Nivia, 2001) (figuras 3 y 4). En La Figura 4, se hace una síntesis de
estas unidades que en secuencia hacia la cuenca corresponden a:

El Complejo Cajamarca (Pzc) senso Maya y González (1995), o en parte Terreno Cajamarca
senso Etayo-Serna (1986) y Grupo Cajamarca senso Nelson (1957) está limitado al oeste por
la Falla San Jerónimo (McCourt, 1984). Esta unidad está compuesta por rocas metamórficas
de bajo grado de edad Paleozoica, que constituyen el basamento de la Cordillera Central.

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El Complejo Quebradagrande (Kq) senso Maya y González (1995). Este complejo forma una
franja alargada de dirección general NS limitada al este por la Falla San Jerónimo y al oeste
por la Falla Silvia-Pijao. Está compuesto por secuencias de basaltos, andesitas y rocas
volcanoclásticas. Ocasionalmente se reconocen secuencias ofiolíticas. Los procesos de
sedimentación más comunes en esta secuencia son flujos turbidíticos, flujos de escombros y
depositación hemipelágica (Gómez-Cruz et al., 1995). Los fósiles encontrados en esta unidad
indican una edad Cretácica Temprana. Según Moreno-Sánchez y Pardo-Trujillo (2003) las
rocas de este complejo formaron parte del Protocaribe.

El Complejo Arquía (Pzc?, Pzr? y Pzb? - Mesozoico?) (Maya y González, 1995). Conformado
por una faja de rocas metamórficas de media y alta presión limitadas en el oeste por la Falla
Cauca-Almaguer y al este por la Falla Silvia-Pijao. El nombre de este complejo (“Arquía”)
proviene de las rocas aflorantes en la Quebrada Arquía en los límites entre Antioquia y Caldas
(Jean Francoise Toussaint y Restrepo, 1974). Moreno-Sánchez y Pardo-Trujillo (2002) con
base en análisis de las relaciones estratigráficas y estructurales consideran que esta unidad
forma una faja alargada y continua hasta el Golfo de Guayaquil en Ecuador, la cual denominan
por extensión “Complejo Arquía-Guamote”. La mayor parte de las dataciones que se han
hecho sobre estas rocas sugieren un evento metamórfico de edad Cretácico Temprano. Según
estos autores el Complejo Arquía-Guamote representa una serie de bloques con diferentes
edades y orígenes ligados tectónicamente durante el Cretácico Temprano como resultado del
desplazamiento trascurrente de la placa Caribe contra el margen noroccidental de Sur
América. Entre Pijao y Buga el Complejo Arquía está compuesto por el Complejo
Bugalagrande y el Complejo Río Rosario cuya edad se presume es paleozoica (McCourt et al.,
1984).

La Formación Amaime (Ka) (McCourt et al., 1984), está constituída por rocas ofiolíticas,
lavas almohadilladas y masivas de composición basáltica afectadas localmente por intrusiones
granitoides (A. Nivia, 1989). Su edad es sujeta a controversia, se sugiere que es Cretácico
Temprano con base en la intrusión del Batolito de Buga (Kc en Figura 3) (ej., De Armas,
1984). Esta unidad no es reconocida como tal por Nivia (2001) quien considera que éstas rocas
forman parte de la Provincia Litosférica Oceánica Cretácica Occidental - PLOCO- cuya
formación se restringe al Cretácico Superior. En esta provincia este autor agrupa las rocas de
la Formación Amaime dentro de un bloque cortical único originado en un plateau oceánico en
el que se incluyen también todas las rocas de la Formación Volcánica (senso Aspden, 1984)
(Kv en Figura 3) y cuerpos ultramáficos reconocidos al occidente de la Falla Cauca-Almaguer,
como por ejemplo el Macizo Ofiolítico de Ginebra (Ko en Figura 3). Sin embargo Moreno-
Sánchez y Pardo-Trujillo (2003) consideran que el basamento oceánico que han situado entre
la falla Cauca Almaguer y la Falla Cauca, parte del terreno Cauca-Romeral senso Etayo-Serna
et al.(1986), es de edad Cretácico Inferior con base en las dataciones existentes para el Batolito
de Buga (Kc en Figura 3). Por esta razón estos autores separan la Formación Amaime de las
rocas de la Cordillera Occidental y las incluyen en un bloque independiente denominado
Complejo Amaime-Chaucha propuesto como una porción de la placa Caribe que empezó a
acrecionarse al borde oeste de Colombia durante el Cretácico Tardío.

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Sedimentos
Complejo Arquía
Neógeno Cretáceo Tardío
Tv Formación Vijes Tpn
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Kc Formación La Paila Formación Nogales
Complejo Estructural
Dagua Rocas básicas Cretácico Temprano Paleozoico
Ke Kv Formación Volcánica Ko Ka Pzc
Macizo Ofiolítico de Ginebra Formación Amaime Complejo Cajamarca
Kub
Complejo Ultramáfico Kg
Cretácico Kci
Intrusivos cretácicos Cretácico Jurásico
Kq J
de Bolivar Intrusivos Batolito de Buga Complejo Quebradagrande (Batolito de Ibagué)
CORDILLERA OCCIDENTAL CORDILLERA CENTRAL

Figura 3. Geología de la región de estudio, tomada y modificada de Nivia (2001).


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La Formación Nogales (Kn) (Van der Hammen, 1957), es la unidad sedimentaria más reciente
y con menor grado de deformación y diagénesis del ciclo mesozoico del occidente
Colombiano. Su edad, Campaniano-Maestrichtiano, fue determinada por F. Etayo-Serna con
base en fósiles (Nostoceras sp. y Throchoceramus sp.) encontrados en la Quebrada La Mina al
este de Tuluá (Andrés Pardo-Trujillo et al., 1993; Moreno-Sánchez y Pardo-Trujillo, 2003).
Estos autores determinan que la unidad está constituida por gravas, arenitas calcáreas,
hemipelagitas y chert. Se encuentra suprayaciendo los basaltos de la Formación Amaime. El
límite occidental de esta unidad es la Falla Guabas-Pradera con vergencia al oriente; hacia el
techo la unidad tiene contacto paraconforme con la Formación Monteloro de edad Paleógeno
(?) (Moreno-Sánchez y Pardo-Trujillo, 2003) (ver Tm en Figura 3).

3.2.1.2 Unidades cenozoicas de la Cordillera Occidental

Las rocas de la Cordillera Occidental, Complejo Cordillera Occidental (senso Moreno-


Sánchez y Pardo-Trujillo, 2003) o sector occidental de la PLOCO (ej., Alvaro Nivia et al.,
1997), están constituidas por diabasas, basaltos almohadillados, piroclastitas, pelagitas, y rocas
terrígenas que en algunos casos están altamente deformados (Kc y Ke en Figura 3) y por el
Complejo Ultramáfico de Bolivar (Kub en Figura 3) que formaría parte del basamento. Estas
rocas están suprayacidas por rocas sedimentarias marinas y continentales del Paleógeno (Tp en
Figura 3), algunas de ellas reunidas en el Grupo Cauca (Orrego et al., 1976). Las rocas del
Paleógeno forman una franja alargada en el borde oriental de la Cordillera Occidental que se
acuñan y desaparecen al norte de Cali. Cerca de su límite norte afloran las Calizas de Vijes
(Nelson, 1957) de origen arrecifal (Tv en Figura 3).

3.2.1.3 Unidades cenozoicas del piedemonte occidental de la Cordillera Central

Rocas sedimentarias cenozoicas también afloran en el flanco occidental de la Cordillera


Central, principalmente al oeste de la Falla Silvia-Pijao. Unidades del Neógeno Superior (Tnp
en Figura 3) han sido reunidas en el Grupo Valle (Schwinn, 1969; Alvaro Nivia, 2001). En
este grupo se incluyen unidades originalmente definidas por Schwinn (1969) como
Formaciones Cartago y Buga, por McCourt (1984) como Formación Cinta de Piedra, y por
Van der Hammen (1958) como la Formación La Paila. Dentro del Paleógeno Moreno-Sánchez
y Pardo-Trujillo (2003) incluyen la Formación Monteloro (Tm). Los únicos reportes de edad
que se tienen de estas unidades clásticas y volcaniclásticas, son aquellos de Van der Hammen
(1958).

Las unidades litológicas aflorantes involucradas en la región de estudio son la Formación La


Paila (Tnp en Figura 3) y la Formación Zarzal (Tz en Figura 3). La Formación La Paila está
constituida fundamentalmente por conglomerados polimícticos y areniscas tobáceas de colores
grises a rojizos. La parte inferior equivale a la parte superior de la Formación Cartago
(Schwinn, 1969) definida en la Carretera Cartago–Alcalá. La parte superior de la Formación
La Paila se correlaciona directamente con la Formación Buga (senso Schwinn, 1969) definida
al este de Buga a lo largo del río Guadalajara. Nelson (1957) dividió la formación La Paila en
una unidad inferior correspondiente a aproximadamente 200 m de tobas dacíticas seguidas por
una secuencia clástica, esencialmente conglomerática. El espesor de esta última unidad varía
de 400 a 600 m. Se le atribuye una edad Miocena (Van der Hammen, 1958), sin embargo

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McCourt (1984) sugiere que esta unidad puede ser más antigua, probablemente Oligocena y
correlacionable, al menos en parte, con el Grupo Cauca y la Formación Amagá.

La Formación Zarzal está expuesta en el extremo norte del departamento del Valle del Cauca a
lo largo del límite occidental de la Cordillera Central en los Municipios de Zarzal, La Victoria,
Obando y Cartago. Según Nivia et al.(1997) esta unidad se compone de diatomitas laminadas
y arcillolitas, formadas en un lago entre la Victoria y Cartago. Su edad ha sido asignada en el
Plioceno (Van der Hammen, 1958; De Porta, 1974), aunque se ha encontrado interdigitada con
los depósitos del Abanico del Quindío (Cardona y Ortíz, 1994), lo que sugiere una
contemporaneidad, por lo menos parcial, entre ambas unidades.

Los abanicos aluviales de los afluentes principales del río Cauca, los depósitos recientes del
río Cauca (Qd en Figura 3), y los depósitos marginales del frente montañoso principal (Qc en
Figura 3), suprayacen en discordancia las secuencias clásticas y volcaniclásticas del
Oligoceno–Mioceno.

3.2.2 Estructuras paralelas a las cordilleras

Las principales fallas que separan las unidades litológicas del flanco occidental de la
Cordillera Central tienen una orientación general N20-30E y son las fallas San Jerónimo,
Silvia-Pijao y Cauca-Almaguer (senso Maya y González, 1995). Estas fallas han sido
incluídas informalmente dentro del sistema de fallas de Romeral, aunque no existe relación
con la denominación original dada por Grosse (1926) a un segmento de falla que aflora en la
cuchilla Romeral en Antioquia. En adelante este conjunto de fallas se tratará en el sentido de
Maya y González (1995). A estas fallas paralelas a las cordilleras se les ha atribuído una
componente principal de rumbo. Por ejemplo para la Falla Cauca-Almaguer, McCourt et al.
(1984) determinan movimientos dextrales durante el Terciario Temprano. Al oeste de la Falla
Cauca-Almaguer, hacia el piedemonte occidental de la Cordillera Central existen otras
estructuras de dirección general NNE, estas fallas son la Guabas-Pradera y Palmira-Buga, a
las cuales se les ha atribuído una componente secundaria inversa (Paris et al., 1989). En la
Figura 4 se presenta un esquema de estas estructuras.

La Falla Guabas-Pradera definida originalmente por De Armas (1984). En la cartografía del


Ingeominas, marca el límite occidental de las vulcanitas de Amaime (Kv) y el límite oriental
de los sedimentos del Neógeno (Tnp) (Nivia, 2001). Alfonso et al. (1994) definen la Falla
Guabas-Pradera como una estructura de cabalgamiento de vergencia oeste que trae altos de
basamento en el bloque colgante. Moreno-Sánchez y Pardo-Trujillo (2003) determinan que
esta falla tiene vergencia al este en el límite occidental de los sedimentos de la Formación
Nogales (Kn) (ver Figura 3).

Al occidente de la Falla Guabas-Pradera, las Fallas Palmira-Buga y La Ribera-Galicia


definidas originalmente como fallas inversas de vergencia oeste por Alfonso et al. (1994)
marcan el límite occidental de las rocas máficas y ultramáficas del macizo ofiolítico de
Ginebra (Ko en Figura 3) (Nivia, 2001).

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En el piedemonte oriental de la Cordillera Occidental se ha cartografiado la Falla de Cali


(McCourt et al., 1984). Con base en geofísica Bermúdez et al. (1985) determinaron que
representa el límite oriental de la secuencia del Cretácico superior de la Cordillera Occidental
(Kv). En este trabajo se hace referencia a esta falla como la Falla Cauca. Alfonso et al. (1994)
basados en fallamiento inverso identificado en la Formación Vijes (Tv) incluyen la Falla
Cauca dentro del cinturón de plegamiento del Terciario, como una estructura de vergencia al
oeste marcando el límite occidental del Complejo Ultramáfico de Bolivar (Kub en Figura 3),
denominada Falla Roldanillo y Falla Santana en Nivia (2001).

Hacia el eje de la Cordillera Occidental la Falla Dagua-Calima originalmente definida por


Barrero (1979) conforma el límite occidental de la secuencia masiva de basaltos (Kv) que
conforman la porción oriental de la Cordillera Occidental. Esta falla fue comprobada con
trinchera en el sector de Loboguerrero por Woodward-Clyde (1983) quien le asignó una
componente de rumbo sinestral.

Según Alfonso et al. (1994) las estructuras NNE forman parte del cinturón de cabalgamiento
plegado y fallado del Terciario con vergencia oeste cuya génesis se propone durante la
orogenia Andina. Proponen que los despegues se generan entre el basamento y la cubierta
sedimentaria Terciaria. Nivia (2001) basado en la disposición del plegamiento terciario,
sugiere que estas fallas de tendencia regional NNE se movieron sinestral y dextralmente como
resultado de una compresión NW-SE durante la orogenia Andina. En su modelo propone que
se trata de fallas de vergencia oeste, tal como lo plantea Alfonso et al. (1994).

Alrededor de la latitud 4° N existen cambios en la cinemática del sistema de fallas NS. Se han
reportado movimientos sinestrales en las fallas paralelas a la Cordillera Central “Sistema
Romeral” y Cauca-Patía (P. ej. J.F. Toussaint y Restrepo, 1987) con componentes secundarias
normales como por ejemplo en el Quindío (Paris et al., 2000). Según Sauret et al. (1993) el
“sistema de fallas de Romeral” en el departamento del Valle del Cauca cerca de Amaime
presenta componentes principales de rumbo y secundarias inversas. Aunque Page (1986) le
atribuyó una componente principal inversa en este mismo sector. Adicionalmente en el sur de
Antioquia, MacDonald et al. (1996) reportan comportamiento inverso del sistema del “fallas
de Romeral” afectando las unidades terciarias y cuaternarias. Proponen que las zonas de
intrusiones han sido presionadas contra el continente, por ejemplo en la reentrante de Caldas.
Al sur, en Ecuador existen reportes de movimientos inversos con componente secundaria
dextral.

3.2.2.1 Reportes de actividad reciente del sistema de fallas NS

Las únicas evidencias sobre la deformación compresiva actuante en el flanco occidental de la


Cordillera Central se encuentra en los estudios de Woodward-Clyde (1983). Estos estudios
proporcionan evidencias de fallamiento inverso de vergencia oeste con actividad Holocena del
“sistema de fallas de Romeral”. En los sitios Piedechinche y Venecia, al oriente del
corregimiento de Amaime, deducen la existencia de un segmento de dirección N44W como
parte de la actividad de la “Falla de Romeral”. En la Hacienda El Paraíso-Potrerillo identifican
un escarpe sinuoso de 3 a 6 metros de altura en conos aluviales del río Amaime y río Cerrito.
En la Vereda La Zapata, al sur del río Nima, reportan escarpes de 2 a 5 metros afectando

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Falla Cauca
Falla Silvia-Pijao
Falla Cauca-Almaguer
Falla San Jerónimo
Río Cauca Falla Río Verde

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EN N
TA Cajamarca
L

Cordillera Occidenal Amaime Arquia Quebradagrande

Figura 4. Esquema de la distribución de unidades litológicas y sistemas de fallamiento en la Cordillera Central. Al occidente del río
Cauca la Falla Cauca también conocida como Cauca-Patía, al oriente del río Cauca las fallas Cauca-Almaguer, Silvia-Pijao y San
Jerónimo paralelas a la Cordillera conforman el conjunto de fallas al que muchos autores se refieren como Sistema de Fallas de
Romeral.

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sedimentos jóvenes, flujos de escombros con suelos de color rojo. A partir de la información
obtenida en dos trincheras realizadas en estos dos escarpes Woodward-Clyde (1983)
calcularon magnitudes máximas entre 6 y 7.25 para dos segmentos de la “Falla Romeral”,
Piendamó y El Paraíso. Page (1986) presume que este segmento se prolonga hasta Montenegro
en el Quindío. El segmento El Paraíso con un grado de actividad moderada. La
reinterpretación de las trincheras realizadas en Piedechinche y Venecia forma parte del
capítulo 6 de este documento.

Los reportes de actividad neotectónica realizados con posterioridad a Woodward-Clyde


(1983), en general hacen referencia a fallas rumbodeslizantes de tendencia N-S reportadas
como parte del “sistema de fallas de Romeral” con una componente secundaria inversa o
normal, tal como se muestra en el “Quaternary Tectonic Map of Colombia” compilado por
Paris et al. (2000). Por ejemplo las fallas Silvia-Pijao y Cauca-Almaguer, con componente
normal en los segmentos Montenegro y Armenia respectivamente. Marin & Romero (1988) y
Paris et al. (1989) se refieren a algunos escarpes recientes a lo largo de la falla Guabas-Pradera
de tendencia NNE, con componente inversa entre Tuluá y Bugalagrande. Reportan posibles
rasgos neotectónicos en conos aluviales cerca al contacto con la Formación La Paila. También
asocian a esta misma falla un segmento N40E con neotectónica al noreste de Tulúa.
Mencionan la existencia de un escarpe de 15 m de altura y 3 Km de longitud, con bloque
sureste levantado. Este escarpe afecta depósitos cuaternarios conformados por flujos de
escombros hacia la base y estratos de arena y limos, recubiertos por cenizas volcánicas hacia
el techo. Estos mismos autores determinan geomorfología de falla inversa en el Río
Bugalagrande, hacienda La Francia y en la vía principal. Para la misma proponen
plegamientos cuaternarios.

En Andalucía y Galicia, Marín y Romero (1988) reportan en depósitos cuaternarios, escarpes


y deformación en el extremo oeste del cañón del río Bugalagrande. Paris y Romero (1994)
reportan la Falla Potrerillo como una estructura en la base del frente montañoso de la
Cordillera Central hacia la depresión del Valle con escarpes hasta de 15 metros de altura por
varios kilómetros de longitud en abanicos aluviales del Pleistoceno. Le asocian
desplazamiento de corrientes, silletas y facetas triangulares.

En la Cordillera Occidental Woodward-Clyde (1983) determinan, con base en observaciones


geomorfológicas, las fallas Calima y Río Bravo de tendencia general NS con desplazamiento
sinestral. A la Falla Dagua-Calima le asignan, con base en los datos de la Trinchera
Loboguerrero, una componente de rumbo sinestral y una tasa de desplazamiento menor de 0.1
mm/yr. En la compilación realizada por Paris et al. (2000) se muestra la Falla Dagua-Calima
como una estructura con componente principal normal. En el Capítulo 5 de este documento se
ilustra la estructura identificada en la Trinchera Loboguerrero.

Un resumen de los trabajos sobre fallas activas en la región de estudio se encuentra en la


compilación presentada por Paris et al. (2000) para la USGS dentro del Mapa de Fallas
Activas de Colombia. Con excepción del trabajo de Woodward-Clyde (1983) no hay
estimaciones en el registro estratigráfico, tampoco dataciones de horizontes guía, paleosuelos,
o superficies. Los datos de velocidades son estimaciones relativas con base en rasgos
geomorfológicos.

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Myriam C. López C./ Universidad EAFIT

En los trabajos realizados en el marco del proyecto Colciencias (López et al., 2002; López et
al., 2003a; López et al., 2004a) se presentan las primeras evidencias de actividad de fallas
NNE inversas de vergencia este, conformando el sistema compresivo Holoceno del flanco
occidental de la Cordillera Central. La documentación de estas evidencias se muestra en el
Capítulo 5.

3.2.3 Estructuras transversales a las cordilleras

Las estructuras transversales a las cordilleras son las fallas tipo Cucuana (Senso Lozano, 1986)
de tendencia general ENE y las fallas NW tipo Salento (figuras 3 y 4).

3.2.3.1 Sistema ENE

La falla de Ibagué es una estructura ENE que está en la cartografía de McCourt (1984)
atravesando la Cordillera Central hasta la latitud de Tuluá. Este autor considera que fallas
como la de Ibagué están restringidas a la cordillera Central y las interpreta como relacionadas
al movimiento principal del “sistema de fallas de Romeral”, sin descartar la probabilidad de
que representen paleofallas de transformación.

López et al. (2003b; 2004a) determinan, utilizando relaciones geométricas identificadas en


imágenes de satélite, que el sistema ENE se encuentra conectado mecánica y cinemáticamente
con la zona de compresión Holocena del Valle del Cauca, la cual se encuentra en la
terminación occidental de la que sería la Falla de Ibagué. Las relaciones geométricas se
corresponden con terminaciones en cola de caballo de sistemas transcurrentes.

La Falla Garrapatas es una estructura que está en la cartografía de Ingeominas (1988) con
rumbo general NE. Según Etayo-Serna et al. (1986) constituye el límite entre los terrenos
Dagua al sur y Cañasgordas al norte. Paris et al. (2000) le asignan una componente principal
inversa y secundaria normal.

3.2.3.2 Reportes de actividad reciente del sistema de fallas ENE

Originalmente la actividad neotectónica de la falla de Ibagué fue documentada por Diederix et


al. (1987) en el Abanico de Ibagué, en el piedemonte oriental de la Cordillera Central. En este
sector documentaron movimiento dextro-lateral con base en rasgos morfológicos. El estudio
microtectónico de Vergara (1988) dedujo que el desplazamiento de la Falla de Ibagué es de
tipo sinestral en las rocas del Batolito de Ibagué y dextral en los depósitos cuaternarios del
Abanico de Ibagué.

Recientemente Montes et al. (2005) en el estudio paleosísmico de la Falla de Ibagué ratifican


el comportamiento dextral de la falla con rasgos geomorfológicos propios de un sistema riedel
con lomos de presión y cuencas de tracción. En una de estas cuencas realizaron la trinchera
Los Gomos y determinaron magnitudes máximas de 7.0 Ms para un período de retorno de
1300 años y calculan una velocidad promedio de 0.77 mm/año.

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Los resultados del estudio neotectónico de Pereira (Guzmán et al., 1998), identifican dos
segmentos de la Falla de Ibagué como activos con recurrencias calculadas entre 600 - 1000
años y 1000 - 2000 años, para magnitudes de momento (Mw) de 6.9 y 6.4 respectivamente.

3.2.3.3 Estructuras NW

El otro sistema menos frecuente en la cartografía de la región es el sistema NW. Estas


estructuras han sido relacionadas por Hall y Wood (1985) con la segmentación del vulcanismo
Mioceno y actual. Según esta segmentación la región de estudio caracterizada por un gap de
vulcanismo se encuentra entre los segmentos C y D. El segmento C se alinea desde la latitud
de Buenaventura hasta el volcán del Huila (toleítico) y el segmento D desde la latitud del
Golfo de Tribugá hasta el Volcán Machín (riolítico).
Según Nivia et al. (1997) las fallas NW más notables en el Valle del Cauca son la Falla
Naranjal, que atraviesa la Cordillera Occidental en la parte más norte del departamento y la
Falla Las Cañas que desplaza el valle aluvial del río Cauca a la latitud de Zarzal, y que
conjuntamente con una serie de fallas menores, deflectan los ejes de los pliegues desarrollados
en la secuencia Terciaria. En las cercanías de Vijes, McCourt et al. (1985) cartografiaron la
Falla de Mulaló que controla los bloques de afloramiento de la Formación Vijes, en los que
suponen movimientos verticales.

3.2.3.4 Reportes de actividad reciente del sistema de fallas NW

Según Nivia et al. (1997), los movimientos mas recientes de la corteza en el Valle están mejor
registrados en la deformación que presentan las rocas sedimentarias terciarias. Con base en la
deflexión de sus ejes identifica que el sistema N40-50W presenta desplazamientos sinestrales
de aproximadamente 1 Km y afecta el basamento sobre el cual reposan las sedimentitas del
Grupo Valle. Nivia (2001) describe las fallas N40-50W como segmentos escalonados con
movimientos sinestrales que desplazan fallas del sistema N20-30W. Este autor propone las
estructuras de orientación NW como las de actividad más reciente. López et al. (2004a)
proponen que estas estructuras NW corresponden a terminaciones en cola del sistema ENE
que producen un escalonamiento del sistema NS.

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