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1 Fotografia e historia El advenimiento de la fotografia: un nuevo medio de conocimiento del mundo Con la Revolucién Industrial se verifica un enorme desarrollo de las ciencias: en ese proceso de transformacién econdémica, social y cultural surgen diversas invenciones, que influirfan decisiva- mente en los rumbos de la historia moderna. La fotograffa, una de las invenciones que ocurren en aquel contexto, tendrfa un papel fundamental como posibilidad innovadora de informacién y co- nocimiento, instrumento de apoyo a la investigacién en los dife- rentes campos de la ciencia y también como forma de expresi6n artistica. La nueva invencién llegé para quedarse. Su consumo creciente y constante estimulé el gradual perfeccionamiento de la técnica fotografica. Esencialmente artesanal al principio, se vio mas y mds sofisticada a medida que ese consumo —que ocurrfa particularmen- te en los grandes centros europeos y en los Estados Unidos— justi- ficé inversiones significativas de capital en investigaciones y en la produccién de equipos y materiales fotosensibles. La enorme acep- tacién que tuvo la fotografia, notablemente a partir de la década de 1860, propicié el surgimento de verdaderos imperios industriales y comerciales. 22 Boris Kossoy La expresién cultural de los pueblos, exteriorizada a través de sus costumbres, habitacién, monumentos, mitos y religiones, hechos sociales y politicos, pasé a ser gradualmente documentada por la camara. El registro de los paisajes urbanos y rurales, la arquitectura de las ciudades, las obras de implantacién de las vias del ferrocarril, los conflictos armados y las expediciones cien- tificas, paralelamente a los convencionales retratos de estudio —género que provocé la demanda mds fuerte que la fotografia conocié desde su aparicién y a lo largo de toda la segunda mitad del siglo x1x-, son algunos de los temas solicitados a los fot6- grafos del pasado. El mundo se torné en cierta forma “familiar” tras el adveni- miento de la fotografia; el hombre pas6 a tener un conocimiento mas preciso y amplio de otras realidades, que hasta aquel mo- mento le eran transmitidas tinicamente por las tradiciones escri- ta, verbal y pictérica. Con el descubrimiento de la fotografia, y mis tarde con el desarrollo de la industria grafica —que posibili- t6 la multiplicacién de la imagen fotografica en cantidades cada vez mayores a través de la imprenta-, se inicié un nuevo proceso de conocimiento del mundo; aunque de un mundo en detalle, puesto que fragmentario en términos visuales y, por lo tanto, contextuales. Era el inicio de un nuevo método de aprendizaje de lo real, en funcidn de la accesibilidad del hombre de los diferen- tes estratos sociales a la informacién visual de los haébitos y he- chos de los pueblos distantes. Microaspectos del mundo pasaron a ser cada vez mas conocidos a través de su representacién. Desde los albores del siglo xx, el mundo se vio poco a poco sustituido por su imagen fotografica. Asf, el mundo se torné portatil e ilustrado. El descubrimiento de la fotografia propiciaria, por otra par- te, una inusitada posibilidad de autoconocimiento y recuerdo, de creaci6n artistica (y por lo tanto de ampliacién de los horizontes del arte) y también de documentacién y denuncia, gracias a su Fotografta e historia 23 naturaleza testimonial (0 mejor dicho: gracias a su condicién téc- nica de registro preciso de lo aparente y de las apariencias). Jus- tamente en funcion de este Ultimo aspecto se constituirfa en un arma temible, pasible de toda suerte de manipulaciones, ya que los receptores vefan en ella “la expresién de la verdad”, resultante de la “imparcialidad” del objetivo forografico. La historia, aun asi, ganaba un nuevo documento: una verdadera revolucién esta- ba en camino. El documento fotografico: descuido y prejuicio Las incontables imagenes producidas a partir de 1840, de los microaspectos captados de diferentes contextos sociogeograficos, han preservado la memoria visual de innumerables fragmentos del mundo, de sus escenarios y sus personajes, de sus eventos conti- nuos, de sus constantes transformaciones. Esas imagenes son do- cumentos para la historia y también para la historia de la fotogra- fia. La fotografia es un intrigante documento visual, cuyo conteni- do es al mismo tiempo revelador de informaciones y detonador de emociones. Segunda vida perenne e inmévil, preservando la ima- gen-miniatura de su referente: reflejos de existencias/ocurrencias, conservados congelados por el registro fotografico. Contenidos que despiertan sentimentos profundos de afecto, odio y nostalgia en algunos; y exclusivamente medios de conocimiento e informacién para otros que los observan libres de pasiones, estén proximos 0 apartados del lugar y de la época en que aquellas imagenes tuvie- ron su origen, Desaparecidos los escenarios, los personajes y los monumentos, a veces sobreviven los documentos La iconografia fotografica, ordenada en la variada gama de te- mas antes mencionados, podria proveer un amplio panel de infor- maciones visuales para nuestra mejor comprensién del pasado en sus miiltiples aspectos. 24 Boris Kossoy La fotografia, sin embargo, atin no alcanzé el estatus de pieza de acervo (asi como los demas objetos que componen los acervos de los museos) ni tampoco el estatus de documento (que, en el senti- do tradicional del término, siempre significé el documento escri- to, manuscrito, impreso en su enorme variedad). La importancia de las fotograffas como artefactos de época, ple- nos de informaciones sobre arte y técnica, atin no ha sido debida- mente percibida: las multiples informaciones de sus contenidos en tanto que medios de conocimiento han sido timidamente empleadas en el trabajo histérico. Por otro lado, siguen escaseando las investi- gaciones de cufio cientifico acerca de la historia de la fotografia, inserta en el contexto mas amplio de la historia de la culcura. Las instituciones que guardan este tipo de documentacién deben percibir que, a medida que crece la distancia con respecto a la época de su produccién, menores son las posibilidades de que sus informaciones visuales sean rescatadas, y menos ttiles resul- tardn al conocimiento, justamente por no haber sido estudiadas convenientemente desde el momento en que pasaron a integrar las colecciones. Si bien en este final de siglo ya existe una con- cientizacién mayor por parte de las instituciones sobre la impor- tancia de la imagen como fuente de informacién histérica, antro- pologica, etnografica, todavia queda mucho por cambiar en tér- minos de mentalidad. La cuesti6n no afecta apenas a los paises latinoamericanos, pues atin en los grandes centros tal actitud todavia se verificaba en la década del 70. Las declaraciones de Carney E. S. Gavin, entonces director del Harvard Semitic Mu- seum de Massachussets (EE.UU.), son esclarecedoras en este sen- tido: “Paraddjicamente, los documentos fotograficos ~a pesar de la legendaria superioridad con respecto a los registros verbales—, todavia hoy suelen caer fuera del fino colador de los académicos. Los bibliotecarios preservan cuidadosamente pequefios fragmen- tos de las notas de un escritor; los curadores de arte atesoran los més rudimentarios esbozos de un artista; mientras que muchos Fotografia e historia 25 repositorios culturales contienen preciosas fotografias que nunca han sido registradas en los inventarios” '. No parece exagerado afirmar que siempre existié un cierto pre~ juicio en cuantoa la utilizacién de la fotografia como fuente hist- rica © como instrumento de investigacién. Algunas razones po- drfan aclarar ese prejuicio; aludiré aqui sdlo a un par, pues me parecen fundamentales. La primera raz6n es de orden culeural: aunque seamos personajes de una “civilizacién de la imagen” ~y en este sentido blancos volun- tarios e involuntarios del bombardeo continuo de informaciones vi- suales de diferentes tipos emitidas por los medios de comunica- cién—, existe una atadura multisecular a la tradicién escrita como forma de transmisién del saber, como bien esclarecié Pierre Francas- tel décadas atrds; nuestra herencia libresca atin predomina como medio de conocimiento cientifico. En funcién de esa tradicién institucio- nalizada, la fotografia suele ser vista con restricciones. La segunda raz6n deriva de la anterior y se refiere a la expre- sién. La informaci6n registrada visualmente constituye un serio obstaculo tanto para el investigador que trabaja en un museo 0 en un archivo, como para el investigador usuario que frecuenta esas insticuciones. El problema reside justamente en la habitual resis- tencia a aceptar, analizar e interpretar la informacién cuando ésta no es transmitida segtin un sistema codificado de signos en con- formidad con los cénones tradicionales de la comunicaci6n escrita. \ Gavin, Carney E. $. “Photo-archaelogy and tomorrow's museums: fragile links of silver to the sunlight of our past” in: Musewm, Paris, Unesco, 37 (1), 1985, p. 9. 26 Boris Kossoy La “revoluci6n documental” y la nueva posicién de la fotografia Con la “revoluci6n documental” de las tiltimas décadas, y con el ensanchamiento conceptual que el término “documento” adqui- ri6, la fotografia comenz6 a ser tratada de otra forma. “No hay historia sin documentos” sefialé Samaran. “Hay que tomar la pa- labra ‘documento’ en el sentido mds amplio, documento escrito, ilustrado, transmitido por el sonido, la imagen, o de cualquier otra manera” ?, En la dltima década, un nuevo panorama se delineé en el am- biente académico del Brasil frente al interés creciente que este tipo de documentacién ha despertado, suscitando debates y reflexiones acerca del alcance, el valor y los limites de las fuentes fotogréficas. Un estudio reciente sobre las disertaciones y tesis (cubriendo las més diversas areas de aplicacién de la fotograffa) demuestra el gra- do de dicho interés: en los afios noventa (hasta febrero de 1999) habfan sido defendidos 73 trabajos, un ntimero significativo com- parado con los 12 de los afios ochenta y los 4 de la década del setenta >. Para los estudiosos de la historia social, de la historia de las mentalidades y de los mds diferentes géneros de la historia, asi como para los investigadores de otras ramas del conocimiento, las imagenes son documentos insustituibles cuyo potencial debe ser aprovechado. Sus contenidos, sin embargo, jamas deberdn ser en- tendidos como meras “ilustraciones al texto”. Las fuentes fotogra- ficas son una posibilidad de investigacién y descubrimiento, que 2 Samaran, Ch., org. “Lhistoire et ses méthodes”. Excyclopide de la Pléiade, Paris, Gallimard, 1961. v. 11. Apud Le Goff, Jacques. “Documento/ Monumento” in: Enciclopedia Einaudi, Lisboa, Imprensa Nacional —Casa da Moeda, 1985. v.1: Meméria~ Historia, p. 99. 3 Mendes, Ricardo, Banco de teses. Fotoplus, pagina de Internet. Fotografia e historia 27 promete frutos en la medida en que se intente sistematizar sus informaciones, estableciendo metodologias adecuadas de investi- gacion y andlisis para descifrar sus contenidos, y consecuentemen- te la realidad que los origind. Es evidente que las investigaciones histéricas de un pafs en las que son empleadas fuentes fotografi- cas como medios de informacién visual para la recuperacién de los hechos pasados— no pueden prescindir de los conocimientos prove- nientes de las historias de la técnica forografica y de los forégrafos, aqui enrendidos como los autores de aquellas fuentes que actuaron en el pais en los diferentes perfodos. La observacién de Marc Bloch resulta decisiva: “El pasado es, por definicién, un dato que nada puede modificar. Pero el conoci- miento del pasado es algo en progreso, que constantemente se trans- forma y se perfecciona” 4, En esta perspectiva entendemos el estu- dio de las imagenes como una necesidad, un camino més para la elucidacidn del pasado humano en sus tiltimos ciento sesenta afios. 4 Bloch, Marc. Introdugdo @ histéria, 2. ed. Lisboa, Publicagdes Europa- ‘América, 1974, p. 95

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