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Conociendo que en Colombia los niveles de corrupción son altos, es lógico inferir
que los empresarios no conciben la ética como factor determinante para ser
rentables. En tal sentido me propongo analizar los retos que debería superar el
país para el debido reconocimiento de la ética como la catapulta a alcanzar
niveles de rentabilidad alta, a la vez distinguir las motivaciones que nos llevan a
comportamientos éticos, como una realidad más que por moralismo, por simple
supervivencia.
También dan cuentas de este comportamiento las Mipymes, cada vez es más
común escuchar de las trampas de estas empresas para evitar mayores gastos en
nómina; prevalece el interés egoísta del empresario ante el bienestar de sus
empleados [4], la evasión de impuestos, participación en sobornos, son sus otras
formas. En esta última mucho tiene que ver el sector público, en consecuencia, si
estos admiten estas prácticas, parece inevitable que todos sus actores no se
encuentren involucrados.
Resulta fácil asociar la productividad con el rendimiento y compromiso de los
empleados, empresas exitosas como Bavaria, Telefónica, P&G, respaldan esta
postura y van más allá; en ellas se practica la felicidad laboral y a la que le
atribuyen parte de su éxito, pues logran un vínculo con sus empleados, tal que se
ve reflejado en su motivación, confianza, respaldo y satisfacción y a su vez en
mejores resultados para la empresa. Para el caso Colombiano las Mipymes
representan más del 90% del sector productivo, en la práctica lo más cercano es
sus insipientes esfuerzos por incentivar el compromiso de sus empleados, pero se
quedan cortos, por el contrario una de las formas más generalizadas de como
lastiman al trabajador es el mal uso de la tercerización vulnerando muchos de sus
derechos.
“Una empresa sin lealtad con el trabajador es una empresa sin metas a largo
plazo” cofundador de LinkedIn Reid Hoffman. Junto a esta afirmación Hoffman
propone estrategias para la motivación del personal, pero sin duda abrirse a estas
nuevas tendencias, ya están generando casos éxitos que se evidencia con
impacto directo en la lealtad, productividad haciendo negocios rentables y además
sostenibles, en Colombia están en sus inicios, se están expandiendo y creando
espacios para su reflexión ( El primer encuentro de endomarketing en el 2016, la
presentación de Raj Sisodia en el encuentro empresarial Be! Conference sobre
“capitalismo consciente” el año pasado, cabe destacar el primer encuentro Red
Iberoamericana de Etica Empresarial y de las Organizaciones en Bogotá en el
2009)
"Una empresa será lo que es su gente... y su gente será lo que es su jefe es". Éste
es mi punto de partida para mencionar que el reconocimiento por hacer lo correcto
inspira, por tanto considero que ese es otro el reto en Colombia; en palabras de
Adela Cortina (Directora de la Fundación ETNOR -Para la Ética de los Negocios y
las Organizaciones) es el cambio del sujeto: desde una ética puramente personal
hacia una ética de la organización. Es decir sugiere cambios en la cultura
organizacional, que desde sus líderes se impulsen comportamientos éticos pero
también que sus empleados sean partícipes y motiven tal comportamiento. Al
interior de la organización cuando hay congruencia entre el código de ética y la
realidad del día a día de la organización se expresa en valores económicos, no
porque el empleado hace lo correcto en favor de la organización, sino porque el
empleado contribuye al logro de los objetivos estratégicos, el bienestar de sus
stakeholders, y en la reputación de su institución o empresa.
Finalmente, considero que el contexto del país (Colombia con miras hacia una
economía emergente, la implementación del proceso de paz, la competitividad del
mundo empresarial) exige una transformación urgente encaminada a fortalecer los
valores que nos mueven en el día a día, más cuando lo que se persigue es la paz,
la consigna del país. Por otro lado el arraigo en valores potencializa las
posibilidades de crecimiento del empresario Colombiano. Podría decir que las
circunstancias nos obligan a considerar una redefinición de los valores
empresariales, especialmente en el de la confianza si lo que se busca es la
supervivencia.