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Con la promulgación de la Ley 30364, Ley para prevenir, erradicar y sancionar la violencia
contra la mujer y los integrantes del grupo familiar, publicado el 23 de noviembre del 2015, y
su reglamento, publicado el 27 de julio del 2016, se dio inicio a un sinfín de modificatorias que
tienen como única finalidad uniformizar el proceso de violencia familiar con el proceso penal,
toda vez que en la actualidad aquella ley no ha podido cumplir su propósito.
Lea también: Acuerdo Plenario de la CSJ Lima Norte: Certificados médicos e informes periciales
tienen valor relativo para acreditar estado de salud física y mental en procesos de violencia
familiar y de género
Queda claro que el gobierno está en una lucha constante para combatir y erradicar la violencia
familiar, ello se evidencia en las reiteradas modificaciones que ha tenido la Ley de violencia
familiar, Código Procesal Penal y Código Penal. Asimismo, la nueva jurisprudencia en casos de
violencia familiar tiende a corregir los errores de incongruencia que existe entre la Ley 30364 y
el proceso penal, además ha establecido criterios con la finalidad de tapar los vacíos legales
que existen, como son la valoración de la prueba pericial (examen psicológico y examen
médico legista) y la calificación por “el hecho de ser mujer”, análisis que deberá realizar el juez
de familia antes de dictar una medida de protección o una sentencia.
Penalizar el incumplimiento de las medidas de protección, tal como quiere realizar el Proyecto
de Ley 1405-2016-CR, impulsada por la parlamentaria Indira Isabel Huilca Flores, sería agravar
aún más las decisiones de los jueces, que desmesuradamente dictan medidas de protección,
amparándose en informes psicológicos muy cuestionables, incluso en algunos casos con la
simple denuncia de la víctima y su declaración (los jueces señalan en su fundamento,
verosimilitud en la declaración). De aprobarse este proyecto de ley, solo bastaría el
incumplimiento de la medida de protección, para que configure delito de resistencia o
desobediencia a la autoridad, vulnerándose el derecho a la defensa. De no efectuar acciones
legales, el denunciado en su debido momento se verá inmerso en una investigación penal por
dicho delito.
Los jueces de familia que dictan medidas de protección, en algunos casos de manera errónea,
hacen que el proyecto de ley impulsado por la parlamentaria no sea viable, toda vez que los
filtros desde la Policía Nacional del Perú, equipo multidisciplinario del Poder Judicial, fiscalía y
el sistema de notificaciones aún son deficientes.
De aprobarse el proyecto de ley, la seguridad jurídica correría peligro, en tanto que existen
muchas medidas de protección mal concedidas, las cuales podrían ser mal utilizadas por los
denunciantes con el único propósito de sacar ventaja ante un hecho nuevo de violencia
posterior a la resolución que dictó la medida de protección, por lo que el interesado de
manera licita ya no necesitaría solicitar ante el juez de familia la variación de la medida de
protección por un hecho nuevo, sino más bien recurrirá a efectuar una denuncia en sede fiscal
por el delito de resistencia o desobediencia a la autoridad, desnaturalizando así el proceso de
violencia familiar y creando de esta manera una arma de doble filo que podría ser mal
utilizado.
El Acuerdo Plenario de la Corte de Moquegua del año 2017, estableció nuevos criterio
referentes a los procesos por faltas que provienen de violencia familiar, siendo uno de los
acuerdos arribados, rechazar el desistimiento y continuar con el juicio a pesar que la agraviada
no esté de acuerdo, pues la agresión proviene de un hecho que ha generado un proceso de
violencia familiar.
El Acuerdo Plenario de la Corte Superior de Lima Norte del año 2017, donde se debatió si los
certificados médicos e informes elaborados en cumplimiento del artículo 26 de la Ley 30364
deben ser considerados por el operador de justicia con valor probatorio pleno para acreditar el
estado de salud física y mental, estableciendo en consecuencia la violencia contra las mujeres
y los integrantes del grupo familiar. Por mayoría los jueces decidieron que los certificados e
informes tienen valor relativo, se consideran en el proceso, pero deben evaluarse con los
demás medios probatorios para acreditar la violencia contra las mujeres e integrantes del
grupo familiar.
En los procesos de violencia contra las mujeres por razón de género, se debe evaluar en el
contexto que se encuentre en relaciones de dominio, de sometimiento y subordinación con el
agresor.