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El caballero de la armadura oxidada

Se une al principio que es amor


Por eso, ahora el Caballero era el arroyo, era la luna y era el sol, todo a la
vez e incluso más, porque había reconocido que la Naturaleza estaba hecha
del mismo hálito vivificador que él, y poseía la comprensión de los
significados de las cosas.
Este es el estado de máxima aproximación y de unión en la Fuente, pues ya
no es que posea el Universo, como sentía cuando se encontraba de pie en la
cima de la montaña, sino que es uno con el Universo.
Al comienzo del viaje el Caballero buscaba un Sendero por el que transitar
para alcanzar el conocimiento de sí mismo y amarse. Para ello había pasado
por los estados de la noche oscura del temor y por la anchura del espíritu,
pero la Fuente le sacó al final del viaje de ambos estados para que no fuera
de ninguna otra cosa sino de Ella. El yo falso ha desparecido, el Yo
verdadero se ha hecho presente y luminoso, el Caballero sólo contempla la
inmensidad de la Luz.
Era amor, porque éste es el principio con que había sido creado, por
desbordamiento de amor del Creador, quien le había permitido conocer los
secretos del amor fluyendo continuamente de Él en toda su plenitud.
Comenzó la aventura al reconocer la ausencia del amor en él, y sintiéndose
nostálgico y con un anhelo profundo por su recuerdo emprendió un viaje
que ahora llegaba a su fin. El libro concluye con "el Principio", porque la
primera manifestación de la Fuente fue el amor. El Caballero se había unido
en amor a la Fuente y había cumplido el eterno retorno de sí mismo, la
vuelta al Principio y Éste es Amor.

7 claves para meditar


1. ¿Cómo es tu ascensión a la montaña?
2. ¿A qué te aferras?, ¿Temes abandonarte?
3. ¿Qué te quita la libertad y te impide ser feliz?
4. ¿En qué tienes confianza?
5. ¿Asumes tu propia responsabilidad?
6. ¿Tienes capacidad para ver la Naturaleza con los ojos del corazón?
7. ¿Qué grado de unión tienes con la Fuente?

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