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Algunos aspectos de la personalidad y de la obra del judio zaragozano Bahya Ben Yosef Ibn Paguda Entre los autores judios de la Edad Media, el nombre de Bahya Ibn Paquda avanza en primera linea junto al de las figuras cumbres del nto hebreo: Sadia, Ybn Gabirol, Yehuda ha-Levi y el gran Maiménides. Su obra fué escrita, sin embargo, con menos pretensio- nes.'No se propuso —como este uiltimo— elevar a la Divinidad un gran- dioso templo racional con sillares de silogismos labrados en los mas dispares campos del espiritu. Su propésito se redujo, em principio, al de una especie de diario espiritual en que iba tomando nota de las sugerencias de su corazén. Pero, insensiblemente, le fué creciendo entre las manos hasta aleanzar las proporciones de un: libro. Las ideas que afloraban a su mente evocaban todo un mundo de resonan- cias que no se resignaron a quedar ahogadas en-la efimera vida in- dividual del autor; quisieron verse plasmadas y con vida propia en las eternas paginas, prolongar indefinidamente su eco en los cora- zones afines. Con ello, el intento del autor fué superado, Situada casi en la en- erucijada de dos sigios (xt-xt), su obra recoge las cadencias del pretérito y se adentra en la incertidumbre del futuro desde 1a ata ya de su vida y de su época. Bahya Ibn Paquda es un creyente sen- Cillo, pero convencido. Est asentado firmemente en su fe y en la co- rriente fildsofico-teoldgica del tiempo. Guiado por su ley y blimes doctrinas de los neoplaténicos, se encamina por los senderos del espiritu que han de conducirle a Ia venturosa mansién de los inmortales desde los desiertos de la existencia terrena en que vaga su alma, “confinada del orbe de los espiritus”. Para conducirse rectamente bosquejé su obra. —itinerario hacia un mis alla vagamente columbrado. En ella se resume lo tinico ne- cesario al peregrino del Absoluto, as normas para no extraviarse de “la reetituad del sendevo™, Es una “Gui ‘oduceién a los Deberes © in 9 . 129 CARLOS: RAMOS de los corazones”!. El titulo indiea ya claramente el propésito det libro. En una visién de conjunto podria Mamarse ascético, pero, como tantas otras composiciones polifacéticas de los medievales, puede juz- garse desde el angulo de la moral, de la fitosofia y de la teologia y, en cierto modo, hasta de la mistica, sin contar su’ aspecto folklérico y cientifico. En estas lineas nos proponemos destacar algunos puntos de con- tacto entre el libro de Bahya y la literatura teologiea, aseético-moral y mistica de los siglos posteriores, en particular la espafiola, pero di- Temos antes una palabra sobre Ia época, la patria y la personalidad del eseritor y consideraremos sumariamente alguno de los aspectos de su obra, para hacer, en cierto modo, su presentacién?. 1—Bariva nen Yoser Inn Paqupa Ha-Davvan Ha-Seranapt A pesar de su popularidad y de las prolijas investigaciones de muchos‘eruditos; no se ha logrado hasta ahora averiguar de un modo exacto el tiempo en que vivid n'cémo transcurrieron sus dias, Por el prélogo de Ibn Tibbén sabemos que se Hamaba Buy y que era juez —dayyan— de una comunidad rabinica. Posteriormente comen- z6 a designarsele con el sobrenombre de ha-zagen —el anciano— y he-hasid —el moralista—, el primero de éstos para distinguirlo de otro Bahya natural de la ciudad de Barcelona’, Pero hasta la misma pronunciacién del nombre plantea dificultades. Los judios asquena- 1. Traduzco “Deberce de Tos coruzones" y no “Deheres del corazén™ (como traduce, por employ el Prof Milas), sigaiendo ia tradicton y el sistema de algunos ovleata” Fitlas imodernos. G. Wajda, tino “de tos mejores conocedores de Balhya, dice “Devos de Zoears™” en su’ libro sobte ia teotogia macttica de Tiucateo auior (1847, iguatmente, Ue Cas setortporetl del coorl™ El titulo Race eco a otros tanto, de In liferafura del 2 uhd®™ hasta de ‘adab™ como “austento. de Tos corazanes",. “el arrayan de 103 corazoaes”. Sarl iclento trade arzayin ‘de ‘corariné Ka verién de “Beberes del caraaéu” es siigpies y acaso este mis ‘de ‘ncucrdo con’ el genio de muestroy iglomas modern Bute "Simne” Se" primera “stu ‘un setido, fat sex demlads apatite, Coto. bay Sreeed que ataneh 4olo-a Tos cuetpos, for Bay que afm solamente a tay almaas, «lao Sone Gel grupo escogido, que se’ deja” gular por ellos, desdeiando la" corteza de iertey"esesttn, fou dice ‘Banya. “TEstor”deberes estiny adomds, escondides como un. tesoro HAZ Cormeoner de tos sablos GG, 7-14 tuestro parseer, perdarin mucho det encanto wea teatuscion opiea de todos stor pasajes, aunque pueda Justiticarse plebaiente. 2. Ey muy redacka la bilogratis ‘en lengua espa sobre Bahra thn, Paguda cast pusite teducttoe a fos siguientes trabajos, migunos, parsmentetacidentales: Roomoes Ga'tRmos Biblloteen Bapariola, tomo T, Madrid, 1781, pags. 73-79. Dositta y Sax Mantis A Fcoren de ta fosofte espanota, wono tudes. PA *Wicworlang. Suave, Madrid, 1011, seers Gaspan Memtno, We A, Bea-aiho V, tomo W, diciembre, 1918, pag. #10 y sa, 34RLkS BiG reno, Poosins SegtedaWeeatco-Papafota, iadriay 1040, pag ua ¥, sk. Me, Thee pellgrayos Indatsos. en ta. corte detox Tuchibies) de, Zaragosa,, Barcelona, 194 Bites ‘oe Pelaos, Tee Las doctrinas potitices de Banya Ibn Paguda, Sefared Vill, 18: 3. Romniourz ow Castno, pig. 75 130 ALGUNOS ASPECTOS DE LA PERSONALIDAD DE BAMYA IBN PAQUDA zies lo pronuncian Behayye o Behay. Esta pronunciacion es la mas cercana a la que establece Yahudat, segiin el cual deberia decirse Behayyé. Etimolégicamente querria decir “entre los vivientes” y se- ria un plural arameo enfatico con la preposicién “b”. El nombre perteneceria en ese caso a aquellos que se dan a los que, nacidos du- rante una epidemia infantil, sobreviven a ella, 0 a los que se afiaden como sobrenombre al que ha eseapado con vida de una enfermedad terrible. Tales nombres son usuales entre los judios. Kokowzews, coincidiendo con Yahuda, lo hace: derivar igualmen- te de Behayyé, mientras que Paguda seria del tipo qatdla, por tanto “vigilante”. Vajda afade? que Paquda figura en la literatura musulmana como nombre propio israelita }3 34, Los autores sefardies transeriben Bahye, Bahie, Ast, Inmanuel Aboab, en su Nomologia’, y “Semuel filho de Ishac Abaz”, en su tra- duccién portuguesa. El manuscrito mas antiguo de Al-Hidaya pre- senta Ia forma BHYH lo que constituiria un argumento mas, a favor de esta pronunciacin sefardi de Bahye®. Entre los autores por- tugueses se encuentra el nombre de Bahiel 0 Behayel, y de aqui de- dujo Yahuda que, tal vez, pudiera presumirse que Buy fuese una abreviatura de Behayel?. Kaufmannt® establecié como recta pronunciacién la de Bahya, conforme a Ia analogia con Yahya (YHYY, YHY’). También Mink se habia decidido por esta transcripein*!. Por otra parte, seria, tam- bien probable la de Bahay como Zakkay —ZKYY, ZKY"!2, De todos modos Ja pronunciacién de Bahya ha sido adoptada uniformemente por todos los eruditos ZARAGO2A, PATRIA DE B, [BN PAQUDA La patria de Bahya no ha sido determinada hasta el presente de un modo preciso. Se ha admitido que vivié en Zaragoza y, tal vez, 4, Yawes, S, Ay AleMidaje ila forw td al-Quiub, Lelden, 1912, Vorvede, pig, XVI. Nonowsnw, The date of life of Rachja Ton Paquta, et el” volumen. Ge "home nnaje @ Poruaoakl, pag. 19 y 884, 1927 6. "Vasoa, La" thiotogte asedtique de fishya Ibn Paguda, Paris, 1947, pig. 7 5. Vease! Jnnsaxne, pprologo. aia edielon ‘del texto hebreo de los ‘Deberer de los corazones, ‘Leipilg. 1864, pig, VL. no 1 Be Aeaitidnyn, Norte, pig, XW, 8 Prolegottenia ay elier evtmaligen Heruungabe des Kiled alstidaja ila fara'td at.guind, Daemsadt, S04, pag. 1 Sorte Pheatogte. des “nachj thn Paguila, Viena, 1878, P44. 1 ML Mowe, atelanger ite phtiovopite arnbe et Juve, Parla, 1855, phy, 482 ne 3 12, Vénse’ Zimmost, Bneyelopaedia: Judatea, Yol. 8, col 358. 131 CARLOS- RAMOS en Gérdoba. La creencia de que viviera en Zaragaza se fundamenta en la circunstancia de que en esta ciudad se presenta con alguna frecuencia el insélito nombre de Burr: Bhyy ben Aser, Bhyy ben Mosé... S. Eppenstein'S ha pensado en Zaragoza por la razén de que muchos autores se refugiaron en el norte de la Peninsula, huyendo de la hostilidad de sus correligionarios. La localizacién en Zaragoza parece remontarse a Zunz, que ha reunido seis o siete per- sonajes que Hevan el nombre de Buy y son todos originarios de Aragén, De aqui deduce que el nombre ha de buscarse solamente en este reino. “Apparet hoc nomen prope sola in Aragonia quaerendum “esse; quare auctorem Libri Hobot ha-lebabot Caesaraugustae na- “tum esse conjectura assequi licet. Quae conjectura eo confirmatur quod haec urbs seculo XI sedes Judaeorum perfrequens facta rest... Por mi parte, creo poder afiadir um nuevo dato que confirma la conjetura de este erudito, El manuscrito 5.455 —sig. ant. LI-14— de nuestra Biblioteca Nacional —que es un ejemplar de la traduccién hebrea de Tibbén cuya antigiiedad se remonta a 1340—¥, dice ex- presamente al comienzo del folio § v.: “Esté L1BRo DE La LEY DE LA OpucactOn DE Los CORAZONES LO ComPUSO EL sABIO JuEZ R. Buy Ban Yoser (DE BUENA MEMORIA) BEN Pagups “ZaRacozaNo - SERA- as 716, Esto no ha sido tenido en cuenta hasta aqui ni siquiera por Gaspar Remiro en la descripcién que hace del cédice men- cionado. “ Aparece, por tanto, como muy antigua la tradicién de que era de Zaitagoza 0, por 10 menos, de que en ella pasé 1a mayor parte de su vida. E] amanuense que escribid estas palabras es posterior a Bahya en unos doscientos cuarenta aiios. Dentro de la relatividad que su- pone una distancia de siglos, la proximidad es bastante considerable. Podia conservarse todavia viva la tradicién de la patria del famoso sabio de Espaiia, . MG. W. Jus Le, 1906, pag. 120. Addliamenta al"cat. Lefprig, pls. 318, Véage tuimbien Jenawex, op. elt, pig, VIE Vege In descripelén en el BA. Ey abo V., tomo Vy diciembre 1018, pag. 610 ¥ sigulentes, hecha por. Casran Raveno. 16. Ep la deseripelon latina del cédice que Mgura en las paginas 5, 8 y 4 de perga- ‘mino’del principioy te traduce Ia palabra. seraqust! por \Zomplutanate”- Polls quinto we. del manuscrito hebreo. 5453 alge ant. Ll-14— de la Biblioteca Nacio- ‘primera y segunda linea se lee: “Eare iagno De ta Lay bs Los Diounes DE 103 Conizoxss fo couredo ke sawto Jun N. Davy Ban Yoste (ob SULA. stoMOnIA) Bas PaawDs Zawacuzaso-Senageart. 132 ALGUNOS ASPECTOS DE LA PERSONALIDAD DE BAHYA IBN PAQUDA 3.—Tiempo EN QUE vivid Banya IBN Pagupa Ha sido’ muy discutida la época. en que vivid. Aunque Bahya: suele ponerse como mas tardio que Ibn Yanah (m. alrededor de 1050), pudo haber compuesto su libro viviendo todavia el gramitico. A favor de esto hablaria el que Bahya no menciona a Ibn Gabirol, muerto cier- tamente antes de 1060, pero, como ha probado Zifroni't, parece que Bahya tiene positiva dependencia de Ibn Gabirol. Kaufmann habia sostenido el punto de vista contrario, es decir, que Gabirol habia sido influido por Bahya, y, en consecuencia, establecié la vida de éste wntes que la del gran poeta. Segtin Neumark, Bahya fué el mas antiguo contemporaneo de Ibn Gabirol y habria redactado su obra hacia la mitad del siglo x18, Pinsker’” creia como cierta Ia tradicién compartida por el caraita Daniel Firus en su “Kitab al-mursid", segin la cual Bahya habria compuesto los “‘Deberes de los Corazones” en el aiio 1040. Graetz su- giere, sin nigtin fundamento, el aiio 1050 como fecha del nacimiento de Bahya. Yahuda20 quiso demostrar que nuestro autor habia vivido a principios del siglo xi y habria sido influido, por tanto, por el fi- Wésofo arabe Algacel. Pero ya en Ia Einleitung a su edicién del texto arabe de la obra de Paquda*! propone Ja posibilidad de una fuente comin para ambos, suposicién que ha sido posteriormente confirmada. En estos uiltimos afios se han aportado datos seguros, si no para a vida de Bahya, por lo menos para la época de su actividad y la composicién del Hobét. Kokowzew2? ha demostrado que Bahya es- cribia entre 1050 y 1080, mis probablemente en el iiltimo tercio del siglo x1. En efecto, en un pasaje del original arabe “Maqdlat al-had qa” (hebr. “Arugat ha-bosem”), cuyos fragmentos se han conserva- do en Leningrado, Moisés Ibn Ezra trae a colacién el paso en que Bahya critica a aquellos sabios de su generacién que se ocupan exclu- sivamente de la easuistica talmiidica, sin poner el menor cuidado en las prescripeiones éticas de la ley mosaica. Afiade Inego a conti- nuacién: ,qué habria dicho él de nuestra época? Ahora bien, aun- que la cronologia de Moisés Ibn Ezra est bastante mal establecida, 12. Prétogo a su edicion del Hobot, derusalén, 1928, pig. 7 y a Wer Judischen Phltosophie des Mlltculters. nach 28, i, 473-490, igs “Clteraturblatt dex Oriens, XM, 1851, 738 nota . 20. Proteyomena, ete, pag. 8 ¥ a& 21) Leiden, 1912, vide supra. 22. Ronowiaw, ob elt rroblemen daryes 133 CARLOS RAMOS sabemos que fué discipulo de Isaac ben Giyit, muerto en 1089. Si Bahya pertenece a una generacién anterior a la de Moisés Ibn Ezra, no’es posible hacer descender la fecha de su actividad por debajo de 1080. AdemAs, Ibn Ezra sefiala que Bahya debié estar de actitrdo con el procedimiento de Ibn Yanih en su “Tanqih”, mientras reprende a los casuistas mencionados. De todo esto se sigue que los “Deberes de los corazones” han sido compuestos después de la apa- ricién de la obra cumbre de Iba Yanah (1050) y antes de la conocida obra de Ibn Ezra. Por tanto, sitiia Kokowzew la aparicién del “Hidiya” en el espa- cio bastante preciso que media entre 1080 y 1090. La vida de Bahya Ibn Paquda transcurriria en Ia segunda mitad del siglo x1. 134 a LA PEnsoNaLiap DE B, REFLEJADA EN SU OBRA Hasta aqui cuanto ha podido sacar en claro la critica moderna. En resumen nada nos dice sobre la vida de nuestro Bahya. Repitien- do la frase tépica, puede decirse que la celebridad de su obra —que ha corrido de mano en mano durante siglos— ha eclipsado al autor. £Quién era? Importaba poco. Lo gue contaba era el edificante conte- nido de su libro, el acento calido, sugestivo y lirico con que encamina al lector “viator” por las jornadas y estaciones del mundo peregrino. Como otros muchos autores judios de la época medieval, pasé casi inadvertido entre sus contemporaneos. En aquel ambiente, siem- pre un tanto hostil, aun en las épocas de mis tolerancia, Bahya debis experimentar como sus correligionarios —sobre todo los que sentian aspiraciones e inquictudes intelectuales— la profunda amargura que vierten los poctas en sus poesias de destierro. Un implacable destino los habia esparcido por los pueblos, porque no supieron conocer el de su visitacién, El mundo era para ellos un vasto desierto en el que no encontraban otro oasis que el de sus aljamas, expuestas tam- hién a la tempestad. Parias eternos, suspiraban por el momento en que, libres de servidumbre extraiia, pudieran constituir una familia y.un pueblo. Entretanto, se refugiaban en el castillo de marfil que habian ido forjando con sus tradiciones y esperanzas, Buscaron un consuelo a su soledad y al desvio de 105 pueblos en el mundo de evasion de la poesia y de la ciencia, en su Libro y en su Dios. Los acontecimientos de su vida quedan siempre en la penumbra: dificitmente se podria concebir al hombre como individuo aislado. Sdlo por sus obras puede aspirar el mortal a sobrevivir a sus con- tempordneos en la vida del recuerdo. Su personalidad se pierde en su obra y ésta en la vida de los demas. Es la tercera vida tan cara a los medievales, ‘que se refleja en las coplas de Manrique. Y, por otra parte, {no cortia entre los fildsofos la idea de que solamente el 135 CARLOS RAMOS que ennoblece su espiritu con las ciencias es capaz de aspirar a una vida ms alld de la muerte? Para forjarnos, pues, una idea de la vida y de la personalidad de nuestro autor no nos queda otra cosa que su obra, flecha inquieta lanzada hacia los cielos del espiritu desde el recinto fortificado de su época. Pero, como él mismo dice, la obra escrita de un hombre es el mejor medio para conocerle, cuando no nos es dado saber otra cosa de su persona, “...y no dindose el caso de que se haya visto al autor “del libro cuando Mevaba a cabo su escritura, antes o después, pode- mos en verdad prescindir de verlo en si mismo y en persona ...pues "que ahi estan a su favor las pruebas de su obra y la regularidad de ”su escritura en lugar de su presencia palpable”*4, Aunque aqui habla Bahya de la critica externa, podemos elevar sus palabras al plano de Ja interna. Bahya escribe con una ingenuidad sabia, sinceramente, siguiendo el dictado del corazén. Para él “Ia lengua es el célamo del corazén, el intérprete del alma, la embajadora del pensamiento”. La escri- tura es la que perpetia estas inquietudes, estas embajadas del inte- rior. “Por ella se hacen inmortales las ciencias en los libros y se *ponen en armonta los conceptos dispersos en la mente”, En otras latitudes del espiritu, uno de los grandes misticos me- dievales —Ricardo de San Victor— se expresara de un modo analo- go. “Solus proinde de ea digne loquitur qui secundum quod cor dictat lum, inquam, audire vellem qui calamum "linguae —nétese la coincidencia— tingeret in sanguine cordis, quia tunc vera et veneranda doctrina est, cum quod lingua loquitur *conscientia dictat, caritas suggerit, et spiritus ingerit”". 2B. Yene Mune, op, lt, bg, 301, 2B. AL-Mdaya, pag, 83. lin. 12 y 35. Atcnidaya, Hi, 5, fin pig. 113. Todo este pasaje se encuentra idéntico en Al-Ifixma dae Aigacel. Vease el patalelonque hace Yahuda, ag. #8. Es de notar, ain embargo, que ta frase yell phe y Gal Gla 3g clall 9b . no aparece en” Algacel, Sobre ta posibilidad de una fuente comin para ambos véanse ies iitinns aportaciones de ta critlen en el libto autes citado de'G. Vasoa sobre la thio- tagie ascites. de Banya Ton Paguda’y en cl estudio que publicaremos en breve sobre Ie personaiidad y 2a obra del Judlo.saregseano. Ber at-atdaga, TL 5, pag. 115 - 21, Migne Patrol, i9b. Prologo al Tractatns de gradibus caritatis, col, 1195, Bata sinceridads este escribir sin soborno, escuchando sumizamente lavor interior, e5 tin mo. {ive"care a jos isticos y ‘serdaderos pocias de todos Tos tiempos, muy digno de tenerse fn even al estudiar toy puntos de contacto entre ta poesia "Ta. miatiee. El Teague Ssta"tolamente ‘en. el corazon? ia lengaay-la plum, st quleren ser fieles, han de. set Sle het Tstetpelen as ae smote abe gerne ' — ‘Algaedl, poeta y) mistlco, a propdsito del “verbum menils" ‘peculfar al hombre, s¢ expres eh Rerminbs identicos, eitundo los. versoa de un pocta? fan ¢3 asly que, el t MAmoche estuve forjando en mi interior un discurso™ Dicese tam 136 ALGUNOS ASPECTOS DE LA PERSONALIDAD DE BAMYA IRN PAQUDA Bahya ha mojado también su pluma en la sangre del corazén, no obstante sus concesiones al estilo y a la retérica arabe. Su obra —naufraga en los mares perdidos, sin islas y sin puertos, del pen- samiento medieval— llega a nosotros arrastrada por la marejada de los siglos. Pero, aplicindola cuidadosamente al oido, resuena todavia —como viniendo de un mundo muy lejano— el eco de aquel corazon cuya sangre fluyé encendida, impetuosa, hasta convertirse en pala- bra y, saltando por el puente de la pluma, bused una continuacién a las venas en los surcos de las paginas. Pocas son las referencias personales que ha dejado traslucir Bahya en los “Deberes de los corazones”. En el prdlogo, sin embargo, encon- tramos una de maxima importancia. Nos dice que compuso su libro solamente para su uso personalisimo: como instrumento de Ia propia perfeccién. Que luego lo diera a la publicidad es algo se- cundario. “Y.una vez que me hube informado sobre los deberes de jos corazones de que nos da testimonio la razén, la Escritura y la *tradicién, me propuse ejercitar mi alma en ellos... Y cuanto se me “iba descubriendo de los mismos me sugeria sucesivamente lo que le “sigue... hasta que Ia materia se fué haciendo tan amplia que me “era dificil retenerla y conservarla en mi memoria. Temiendo des- “hiciese el olvido cuanto habia surgido en mi pensamiento..., tomé "la resolucién de reunirlo en un libro...”28, Su obra no fué en origen otra cosa que una especie de diario espiritual en que el devoto va anotando las sugerencias de su alma y las propias experiencias en la vida de Ja perfeccidn. Es, pues, una obra intimamente vivida. En la misma introduccién tiene Bahya otra referencia de cardcter personal. Hablando de esta ciencia, oculta en el pecho de los sabios Dien otras veces: “En ta menty de Fulano iste una frase gen aulere proferte™, 7 por a0" aijo el posta: 7 v “sélo en el corazin esta el Tenguale, Del orazsn ‘ia Tengus es el Inkerprete, {Avonces, BL justo medio en la creencla, trad. de Asin Palacios, Madeid, 1929, pig. 185, EVipocta'a que alude ef, segtin el traduetor anola, Alnjtal, m: el'7i0-de J. Cy Teste fod" tambien el Ieina'y" el “leit-motie” “contiauo’ de aqulia esctela podtica tta- ui cS lana que-se propuso ‘esribie ‘con “uno “sile soavee plano" ¥" brill con, reaplandorey e"aurora en tl umbral det imundo modtemo, Atudo & fa escucla del “dolce sil muovo® even su ideatizncid.y cast divinizacion Ue iavmjor, Mace eta intulsion del momen foltrtistito su‘canon, elevando el amor a misticiamo de la: pesibm, Dante, en un farioso pasaje del Purgatorio, definig su "posiclin y Ia de la escucta BL encanto y a dutzura de este estilo y sa amblente de realldad y de ensteho. 86 logran,. precloamente, paniends como caton sata verdad eleria: que Ia fuente de 1a bowsiay tsi como ta de la expresion acabada de toda vivencla iniinia, esté emia fidelt= ad) Interior, a Ia vor dela. itspiracion, JP mi_ son un, che quando Amor’imi spire, nolo, ¢ Giquel modo ante aitta dentro "vo signitickndo.” (Purgatorio”, canto XXIV, 52-54) 28, ALnidoya, pigs 21-22 137 CARLOS RAMOS como un tesoro-escondido, nos dice; “...pregunté yo una vez a uno "de los pretendidos ‘sabios en cuestiones de la ley, acerca de esta “ciencia interna de que te vengo-hablando, y me dié por respuesta que el taqlid (Tibbon: qabala) suple el libre examen de cosas “semejantes”. Y aiiadi yo:'“Lo que dices es vilido para aquel que "no tiene facultad de reflexién, por su poco discernimiento y el corto *aleance de su inteligencia, como las mujeres, los nifios y los mor- “tales débiles de entendimiento. aquel, a quien sélo la pereza “y el menosprecio dél_mandato divino retraen de examinarlas con “sa intelecto, estando capacitados su inteligencia y su discernimiento "para ocuparse en la verificacin de lo que le ha sido trasmitido, sera "requerido por ello y culpado por su descuido...”*, Se ve aqui claramente el eco de una controversia personal. Bahya aspiraba a una moral intima, desligada dé la exterioridad de los pre- ceptos, regulada por 1a razin y, al mismo tiempo, caldeada por un oculto fervor y anhelo hacia lo divino surgidos de lo mis hondo det alma. Era natural el choque con los sedicentes sabios, apegados a la materialidad de los mandatos y al formulismo de las prescripciones legales. Tal vez, conisiderado como innovador 0, por lo menos, como elemento demasiado avanzado, fuera excluido dei circulo de aquéllos y quién sabe si hostilizado por sus doctrinas. Su libro es “un divan —nos dice— que contiene los fundamentos "de los deberes de los corazones) y abarca sus divisiones y el con- "junto de sus consecuencias”. Y los ha reunido “para exigir de su “alma su conocimiento y obligarla a ponerlos por obra”s°, Porque él, ajeno al formulismo tradicional, sigue una via mAs estrecha, aun- que por ello tenga que hollar el parecer de los parasitos eternos de los Libros santos. Su obra nos dice, con todo, mas de lo que él pretende. Nos habla de sus preferencias, de su actitud ante la vida, de sus aspiraciones sublimes. De ella se saca la impresién de un verdadero sabio, versa- disimo en las Escrituras y en los tratados talmidicos y conocedor, como ningtin otro de los judios medievales, de la Mteratura musul- mana de su tiempo, sobre todo de la literatura ascética y_mistica. Sus conocimientos fisicos y filoséficos debieron ser muy vastos, aun- que, dado el caricter popular y piadoso de su libro, apenas se tras- Tucen fuera de los dos primeros capitulos. Bahya’ no es solo un sabio. Es, ademas, un hombre sencillo y candoroso que posa sus ojos contemplativos y serenos en Ia realidad 29. Ihidem, pag. 15. Ale hidaya. pig. 2 138 UGENOS ASPRCTOS DE LA PERSONAYDAD DE BAYA Iny PaquDd circundante. Llevado de la confianza en su Dios y en los decretos de su sabiduria, observa las criaturas y el curso de los acontecimientos, penetrado de una optimista visiéa césmica. Una piedad profunda- mente sincera es el rasgo mas saliente de su caracter. Porque, se halla compenetrado con Ja voluntad de su Dios. Todo es bueno, todo fs bello. La vida es dulce en medio de. tanta belleza: aun los mas amargos dolores tienen prevenido el balsamo del olvido. Todo esta en manos de Dios. Por mas que haga, no podra subsistir, si Dios no quiere, aunque le sobre el sustento, ni perecerd, aunque desfallezcan sus fuerzas y el corazén pretenda dar su adids a la vida. Pero una oculta corriente de melancolia y de temblor ante la muerte —que nos acecha a cada momento— contiene, a veces, la expresin de su optimismo. Con acento estremecido exhorta sin cesar al lector y a su propia alma a estar preparados para el terrible dia, a apartar el corazdn de las cosas del bajo mundo: “Alma mia, apresta con proftisin tit viatico, no seas parca Mientras te cuentas todavia entre los mortales, esta en tu mano el hacerlo. Que el camino que has de andar es muy largo. No digas: mafiana tomaré las provisiones, Que el, dia presente ya no cuenta. Y no sabes lo que puede traer mafiana, ‘Ten por cierto que el ayer no tornard, ¥ cuanto en él hayas obrado queda ya ponderado,° escrito, imputado. No digas: mafana haré; Que el dia de la muerte se esconde a todo mortal. - Aprestirate a hacer cada dia su tarea, Que Ia muerte en todo tiempo arroja su saeta y su rayo. No demores el cumplimiento de tu deber cotidiano, Que como pajaro que abandona su’nido —es el hombre fugitive de su lugar”, SL. Al-hidayo, pig. 295, «VI, 7. He traducida el Ultimo verso. sega ¢1 verdadero senildo que tiene’ Za“ia thnlia (peoverDios "27. 9). de onde Cia’ tontado ‘Userakmente, Ibn Pagid parece entenderio de otro, modo: “como el pajevo vuela de su mide — asi abandona et hombre su lugar es decir, su vida)". De esta manera. veodeia m ser como lun resumen delay relecfones quote aiecaden’ sobre la incertidumbre de la vide Ba tai sentido lo joterpreta "Andre Chouraqui en. su recichte taduecion de ia obra de bn ‘Paguda: Comme Voiseau quitte son nid Sinai Vhomme laisse. ty" wie. (introduction qux devoirs des eoeurs. Traduit ct présente par Asad CHovnagvt, Préface de Jacques Marliain, Paris, 1950, pég. 630). 139 CARLOS Ramos La concepeién de la vida como lugar de transito, el concepto de “viatores” —que se ha creido propio de los pensadores medie- vales cristianos y que informa toda la Edad Media— vuelve una y otra vez a su pensamiento y a su pluma en las bellas frases —ya es- tereotipadas— de la literatura ascética musulmana: “el bajo mundo ”y el venidero”, “el mundo transitorio y el ajeno al cambio”, el mundo caduco y la mansién “del reposo”. Parece insistir con, una complacencia muy espafiola ante la idea de la caducidad de las cosas y de la fugacidad de la vida. El la mira con ojos estoicos, puesta su mente en un més alla ultramundano. Su pensamiento adquiere entonces un intenso pathos, aunque un tanto sombrio: : “Toda criatura y todo cuanto ha sido plasmado ‘Tiene un término’ y un plazo para volver 2 la tierra de que se tomé. La vida y la muerte son hermanas... Adheridas inseparablemente una a la otra. Unidas por los extremos (dé un) puente fatal, Por el que pasan todas las criaturas del orbe. Es la existencia humana concebida como un puente sobre el abis= mo de lo eterno. Por él se deslizan inconscientes los mortales, ‘“em- “priagados por el vino del amor del bajo mundo”, sin querer desper- tar del dulce sueiio, duradero cuanto la vida. Por ello él amonesta y castiga incesantemente a su alma. Pero, a pesar de sus esfuerzos y de la compensacién del ultramundo que su fe le garantiza, siente la desgarragora angustia del existencialista moderno al constatar que la vida y la muerte son “hermanas inseparables”, que la vida se realiza solamente con la muerte. Los innumerables paralelos —que hemos de ver luego— nos de- muestran que Bahya se sentia especialmente atraido por la ascética y por la mistica. Es cierto que é1 practicaria —como propugna en su libro— una ascesis en lo mis intimo de su corazén, teniendo por un tanto contraria a la Jey y como una cobardia, el abandono total del mundo. No obstante, podria leerse entre lineas que Bahya anhelaba una vida de perfeccién y unidn divina que, tal vez, no se atrevid a expresar claramente en su obra. Por lo menos asi parece deducirse de su falta de légica en este itinerario que —comenzando por el cono- 32, TokehS publicads por Yahuda 1 final de ta ediclén del texto arabe, pig. 399 aneis yee 140 ALGUNOS ASPECTOS DE LA PERSONALIDAD DE BARYA IBN PAQUDA cimiento del verdadero Dios-— culmina en la manera de amarle sin reservas, " Enumera, con la minuciosidad del que lo ha experimentado, las excelencias de la oracién en la noche, cuando alrededor todo calla, cuando estan amortiguadas las apetencias de los sentidos y la mente se siente menos hostigada por el eco de los recuerdos. Entonces puede quedar el alma a solas con su Dios, sosegadamente, “en Ia hora en "que todo amante queda a solas con el que ama”, Para recitarlas durante la noche compuso, precisamente, la tokeha (Castigatio) y la baqqasa, que figuran al fin de los “Deberes de los Corazones”. La vida serena y extramundana que se refleja em el capitulo déci- mo cuando trata de la conducta de los verdaderos amadores de Dios —-no obstante los tépicos que maneja—, acaso no sea mas que el espejo de la propia vivencia religiosa. Los fins amadores “guardan- "se de dirigir su deseo hacia el bajo mundo y sus seducciones “pasan por alto en su mente y en su pensamiento los intereses de su “vida terrena y régimen de sus cuerpos, dejando su cuidado a los *sentidos externos... Vacian sus almas y dejan libres sus mentes.. “para las cosas de su fe y el servicio de su sefior, por la reverencia, “por la exaltacién y el afin de su orden y su prohibicién. Sus cuer- “pos son de este mundo, sus corazones celestiales, espirituales. (Viven “engolfados) en Id noticia divina que atesora su corazén, como si le sirvieran con Ios angeles santos en las bévedas celestes. Derretidos “estan ya los apetitos en sus cuerpos, se les ha desarraigado el, dfan "de los placeres, porque los ha penetrado el apasionads deseo del servicio de Dios —alabado sea— y porque estén transidos de amor *divino. Apagada est la Hama de la concupiscencia en sus corazo- "nes, ha languidecido su ardor en sus pensamientos’ por la magna “luz del servicio de Dios—alabado y ensalzado sea—que los ha inves- “tido, Asi ocurre a la kimpara cuando, durante el dia, luce el sol Vers sus figuras irradiadas por Ia luz. Y si pudieras poner al des- “nudo los coragones, habrias de ver los de ellos quebrantados ante “Dios, invadidos plenamente por su coloquio, desiertos de los afanes “del mundo. El amor de Dios ha Henado ya su pecho; ha desfalleci- "do su deseo de! habla de las criaturas y el deleitarse en su trato”s, 28. ALMdaya, X, 6, pag, 390, BH Achidapa, X. 7, pag. 902 y as G. Vasa. op. city, pit. 131, hace un cotelo de todo ‘este pasnie com olto aemelante a veces Iiteralthiente igual de ta itliva ateibuida 2° Dusicsum tm 400), Lan deveripeton de Yow amantes que hace Dahya esti integrada to- Tatmente ‘por’ tiemenios musuimanes, Tero esto no dite gran cosn en contra deta orl~ Binatidaa "general y de la siNceridad de Tanya. Todas lag ideas y frases que aqul toma Eptin ay de teuerdo “on aus fendcnciag nln eapesaas va Stroy unterosen paren ii CARLOS Ramos Se diria una pagina:de Ia “Llama de amor viva” de San Juan de Ja Cruz, Llevado de Ia mano por las eriaturas, ha Ilegado Bahya a la noticia del duefio del universo y Sefior de su corazén. Y a partir de este momento, dejando el- cuidado del cuerpo a los centinelas del sentido, “sigue la rectitud del sendero”, ajeno a cuanto le conturba, A solas con su alma enferma de incurable nostalgia. El quiere también que —como el de los finos amadores— su cuer- po no sea mas que una carcel luminosa y sonora, en que el espiritu —a oscuras de toda luz terrena— sienta la llama divina que lo pe- netre. Bahya no ha huido del mundo, pero, confundido entre las gen- tes, pretende “poner en soledad su corazén”s%. En esta celda ilumi- nada por la noticia oscura de Dios se sentir seguro y dichoso. Aguar- dara confiado el temido dia, aquel en que pasara el otro extremo del puente de Ja existencia. Entretanto, va por el desierto infinito, sondmbulo, ni dormido ni despierto, como peregrino inquieto y ansioso de legar ‘al término, sin detenerse en las posadas del sentido ni en los oasis del placer mas. que lo necesario para tomar “provisiones y aliento para la mar- "eha”...38 Estas referencias y otras muchas que podrian entresacarse de los “Deberes de los Corazones” pueden darnos una idea de la fina -y compleja personalidad de Bahya Ibn Paquda. Como otros correligio- narios, ha buscado un mundo de evasién frente a la desventura de su pueblo y a la angustia de_la existencia en el estudio y en la me- ditacién continuada. Pero en su corazén han tenido resonancia aque- Mos ecos de misticismo arrebatado e ingenuo que erraban por todo el dominio del Islam, y las docfrinas de los epigonos de Plotino. Ellas Je mostraron de lejos Ia escondida senda a que sirve de antorcha una Iuz oculta, visible solamente a los que han purificado su corazén y cerrado los ojos a la de este mundo, a que alude en su obra. Como todos los que transitan por ella con pie firme, sintié la grandiosa in- quietud de los espiritus insatisfechos. Aquel ardentisimo anhelo de la sublime Unidad que consumié la vida de Plotino atormenta y, al mismo tiempo, endulza los dias de su destierro. Porque ese Uno luna exigencia, de su alma. Por otra parte, en el prélogo o introducclén al Hidaya, con- fiesa ‘el metodo ecléctico que se ha-fijado. por ‘notma, ‘ungue hay que reconocer’ ue, ea ‘igunos casos no" lonrainietrar’ debidamente log elementos musulrnanes 8 aus proposttor aniculsres, Conpatese el pasaje om sup. XVI de tn Vide de Santa Ferela en’ que Rapla de la tercer agua, que viewe ‘@ ser “un moricveasi del todo a todas las cosas del mundo, yeestar gotando' de ‘Dios... Solo tienen habilidad los ‘potencias pre ‘scuparse mae. Diva. ‘95. di-hidaya, X, Introduccion, 36. Ibidem, 1X, 3, pig, 361, fina ucla’ del que se apart del mundo" 4. 978 ‘EI texto deseribe en un_tono emocionada ta coo iu corazén yen ou Intertor. 142 ALGUNOS ASPECTOS DE LA PERSONALIDAD DE BAHYA IBY PAQUDA —cuyo nombre reverencia y cuya esencia desconoce—es el Dios de sus padres, es la Excelsa Luz a la que tiende su alma, rayo pri- sionero en el bello microcosmos... {Qué importa ya que los dias sean breves, transidos de dolor y de muerte? Para el alma conocedora de su procedencia y de su des- tino son, tal vez, demasiado largos... Aparte de que el estudio y la meditacién saben. prolongarlos en. el didlogo con los espiritus del pa- sado, peregrinos en otro tiempo por el-trillado sendero. Eso fué su vida: un coloquio ininterrumpido con ellos, con st alma... con su Dios. ALhdeya, X, 1, pig. 970, “Amor de Dios en un ansin afectuosa y une. ten- ‘lencia “ue tadica en'Ia misma egencla del altma—hetia Dios para estar unlda: a ea ‘Excelsa Luz 143, ma La ona DE Banya Ipx Pagupa La obra principal de Bahya se Hama en arabe “Krris at-Hipiva via Fani’ip at-Qurin” (libro de la recta direccién hacia los de- beres de los corazones). Pero se ha hecho popular solamente a través de la traduceién hebrea del Ibn Tibbén “SeFER TORAT. HoRéT *wa-LepaBor” (libro de la “Ley de los deberes de los corazones”). El primitivo texto arabe ha sido editado modernamente por ‘A. S. Yahuda (Leiden, 1912). Con la publicacién del texto arabe se ha dado un paso decisivo para la comprensién y valoracién de la obra de Bahya. En realidad nada sustancial ha afiadido a’la cono- cida versin de Ibn Tibbén,-pero si imiltiples detalles y matices que en el texto de este tiltimo resultaban oscuros y enigmaticos y muchas ‘veces ininteligibles, debido a la literalidad de la traduccién, Ha sido de capital importancia para la identificacién de las fuentes musul- manas de Ibn Paquda®®. Lo que presta su unidad a los “‘Deberes de los corazones” ¢s el plan ascético en que estan encajados*®. El libro es un itinera- rio que, comenzando por el verdadero conocimiento de Dios y de su unidad, culmina en la morada del amor divino. Las diversas etapas de este itinerario estan intimamente ligadas entre si, Después de intentar conocer a Dios por todos los medios a nuestro alcance: 38. Mas detalles sobre la versién de thn Tibbin y ty Qlmht, sobre tos traducclones y tas’ diversas ediciones véanse en La Rarielopedia Jacaten, 8, col 398-308. Las, me Rnportentes e Amprescindibies en toda ‘tubajg clontificg. son ia edieion det texto. Arabe dea. Se ¥anwba, eltada striba y Ig-edicion del texto hebeeo hecha por 2 fn, 108s, aproveehatdo ins nugerchcine ) Ib. 36, 9. 9 Wb. 16. 4 B21 ALGUNOS ASPHCTOS DE LA PERSONALIDAD DE BAHYA IBN PAQUDA Fundado en estos supuestos, el hombre contempla el mundo con Ja mirada reverente con que adoraria’a un dios que estuviese ante sus ojos no en imagen, sino en persona. Mientras permanece en la ignorancia puede alabar o reprobar los acontecimientos, tenerlos por buenos o malos y reaccionar ante ellos, procurando modificarlos en el sentido en que los juzga mejores. Pero una vez alcanzado el estadio de la sabiduria estoica, reconoce la razén universal que tienen por base y no halla motivo ni de reaccionar ni de lamentarse. No le queda otra via que aceptar el curso de las cosas, identificarse con él, unien- do su voluntad ‘con la divina. La libertad humana habria de enten- derse en sentido negativo: el hombre puede someterse a la necesidad césmica en actitud reluctante o plenamente identificado con ella. La virtud consiste en esa sumisién completa al destino césmico. Por eso ha de vivir “conforme a la naturaleza”, entendiendo por ésta no ya la vida natural y animal de los cinicos, sino la naturaleza racional y divina del universo, teorizada por la fisica estoica. Persuadido de la racionalidad de todo acontecer, no tiene nunca motivo para dolerse: ha aprendido a sentir como bueno aquello que al yulgo pareceria malo, Se encuentra, pues, en el estadio de sustan- cial indiferencia o adiaforia con relacidn a los aspectos diversos de la realidad. Solo, interesa la propia virtud —total consentimiento con el universo, que excluye toda afeccién o repugnancia. Aun. cuando en el conjunto sustancialmente adiéforo de las cosas haya algunas menos indiferentes y, por tanto, preferibles a las otras, tal preferen- cia es considerada, 4 su vez, como natural, como respondiendo a un orden césmico. Esto le hace gozar de una libertad propia del que, no teniendo nada gue desear, se basta a si mismo en su petfeccién. Plenamente apatico es su inmunidad de. toda pasién, es absoluto y soberbio sefior de siy de su vida, que puede concluirse légicamente en el suicidio. Considerado en este su verdadero aspecto, el estoicismo no puede Mamarse afin al eristianismo. El estoico se basta a si mismo: hace de Ia necesidad virtud en un gesto de soberbia infinita ante todo lo que no es él mismo. No necesita divinidad. Todo lo tiene en su propia Persona, en su virtud, en su negacién del deseo y del placer, en su autarquica libertad. El cristiano, por el contrario, pone toda su con- fianza en Dios, convencido de la nulidad del propio esfuerzo. Su actitud ante el poder infinito de Dios que lena el universo es de hu- mildad projunda. Han penetrado en su alma las palabras de Jestis “sine me nihil potestis facere”... He creido conveniente subrayar el alcance de la postura estoica, porque, cuando hablamos de estoicismo, entendemos de ordinario un 159 CARLOS. RAMOS. estoicismo “secundum quid”, un estoicismo a la espafiola. Nuestra mirada se detiene solamente en Ia actitud pasiva o de desafio ante las contrariedades y los embates del destino, sin pensar que muchas ‘veces se origina dé.supuestos muy diversos. Refiriéndonos a los libros del Antiguo Testamento —que son los ‘inicos que ha manejado Bahya— tal vez puedan rastrearse mas afi- nidades con el pensamiento ‘estoico, sobre todo en los libros sapien- ciales, La actitud de impotencia y consecuente sumisién al devenir eésmico cuadra muy bien con la posicién semitica ante la vida. La idea del “fatum’” tiene su equivalente casi idéntico en el término arabe qadar yen elarameo gezer. Todo el libro de Job es un ejemplo de esta postura imperturbable ante la vida que fluye en los cauces determinados por la providencia. En el Libro de los Prover- bios —evponente de la. sapiencia semitiea— la humunidad aparece como vaciada en predeterminados moldes. La vida individual, en el sentido en que nosotros la concebimos, no cuenta: parece inserta en el orden de Jas cosas. La vida sigue su curso. Ni las maquinacio- nes del impio, nila insensatez del necio, ni el malvado corazén del perverso son bastantes a impedirselo. Por ello no experimenta el mortal la inquietud atormentadora de la vida: deja deslizarse beatifi- camente las horas, exprimiendo gota a gota el néctar de 1a existenci: Sabe que muy por ensima del hombre y de las cosas, Dios las dirige y las encamina al cumplimiento de sus inescrutables designios. Nada puede el hombre en contra suya. “Ante los ojos de Yahwé sé hallan *Ios caininos del hombre-y-todas.sus vias observa” a). “El corazén "del hombre dispone su cainiiio, mas Yahwé dirige sus pasos”. b). “Aun del impio se servird para él dia malo” ¢). El rey creer4 dispo- ner a su antojo de sus stibditos, pero el corazén del rey es “como los "arroyos de las aguas en las manos de Yahwé: hacia donde quiera "lo inclinara” d). La divinidad, sin despojarse del todo de su transcendencia, ad- quiere un caracter inmanente: como el Pneuma de los estoicos, 10 Nena todo con su presencia, aun los més recénditos pensamientos del hombre. Son ilusorios y vanos los designios del mortal: por mas que haga no podrA oponerse a los de Dios. Todo el devenir del mundo se encamina lento isacia el cumplimiento de los’ decretos divinos, del mismo modo que'las aguas se dirigen fatalmente hacia las Hanuras del mar*. ©) Weonse ademds Pr. 15, 3; 16, 8, 9 11 y 125 19, 2 24, 2; 20, 20. a) Pe 15, 15, 20, 24; 2, 2, 80 y St: 160 ALGUNOS ASPECTOS DE LA PERSONALIDAD DE BAHYA IBN PAQUDA La aspiracién a la paz interna, como consecuencia del recono- cimiento de la propia inanidad, no es ajena tampoco al’ “sabio” semita, En su contemplacién de lo creado nada tiene que esperar ni que temer. Como el estoico halla su refugio en la propia virtud, el sabio oriental halla en “Ia alegria del corazén un perenne bangue- “te” a). En ella consiste la felicidad. No es de extraiiar que Quevedo —tan compenetrado con las doc- trinas estoicas y con las ensefianzas biblieas— quisiera poner el ori- gen de aquéllas en éstas, tratando de demostrarlo por la vecindad de los primeros estoicos con las tierras de Judea: “Coligese de los auto- “res citados (Estrabén, Didgenes, ete.) que los cinicos y Zendn, que "tué su discipulo, se pr "de Judea, de donde derive la sabiduria a todas las naciones™. Yen el Proemio ata Cuna y ta Sepultura: “Afirmo que Zenén y Epicteta "la indujeron del libro sagrado de Job...” Esta visién un tanto simplista de Quevedo nos indica hasta qué punto pueden buscarse afinidades entre el estoicismo y la religion judaica, (No insistimos aqui en la creencia de muchos rabinos y fil6- sofos judios para quienes toda la sabiduria griega dependia de la re~ velacién hecha a Moisés). Sin perder de vista estas consideraciones, no cabe la menor duda de que cl espaiiol ha adoptado a lo largo de su historia una noble y serena actitud ante la vida, cuyos reflejos se vislumbran en sus ma- ximos exponentes. El pesamiento estoico hace eco a la manera de ser, de pensar, de sentir del pueblo espafiol, aunque hayamos de tener presente siempre la antinomia irreductible con la actitud cristiana igualmente arraigada en el alma espafiola. No en vano uno de los portavoces mas destacados del estoicismo vié la luz en nuestro suelo. Ganivet —estoico en sentido pleno— formula lo que Montoliv: lama tavismo estoico” del alma espafiola. “Cuando se examina la cons- itucién ideal de Espafa, el elemento moral, y en cierto modo mas “profundo, que en ella se deseubre, como sirvigndole de cimiento, es “el estoicismo; no el estoicismo brutal y heroico de Catén, ni el estoi- “cismo rigido y extremado de Epicteto, sino el estoicismo natural y thumano de Séneca. Séneca no es un espafiol hijo de Espaiia, por “azar, es espaiiol por esencia... Toda la doctrina de Séneca se con- "densa en esta ensefianza. No te dejes vencer por nada extraio a tu “espititu; piensa, en medio de los accidentes de la vida, que tienes 36. En Nombre, origen, intento, rovomentacton y decencla de ta doctrina estotea 57, BL alma de Repnia y sus reflejos en la. teratura del siglo de oro, Barselow nna, pags. 961 ¥ sss i 161 CARLOS RAMOS "dentro de ti una fuerza madre, algo fuerte e indestructible, como un “eje diamantino, alrededor del cual giran los hechos mezquinos que “forman la trama del diario vivir; y sean cuales fueren los sucesos "que sobre ti eaigan, sean los que ilamamos adversos, 0 de los que *parecen envilecernos con su contacto, mantente de tal modo firme "y erguido, que al menos se pueda decir siempre de ti que eres un "un hombre. "Esto es espafiol; y tan espaiiol, que Séncea no tuyo que inven- “tarlo porque Io encontré inventado ya; silo tuvo que recogerlo y *darle forma perenne, obrando como obran los verdaderos hombres "de genio. El espiritu espaol tosco, informe, al desnudo, no cubre su desnudez primitiva con artificiosa vestimenta; se cubre con 1a “hoja de parra del senequismo; y este traje sumariv queda adherido “para siempre y se muestra en cuento se ahonda un poco en la sa- “perficie 0 conteza ideal de nuestra nacién...”58. El hecho de que la tendencia general de la filosofia’ de Séneca —asi como la de todos los estoicos— no sea metafisica ni psicolégica, sino moral y practica, aunque parta de los supuestos que anotamos anteriormente, viene a corroborar este aserto. Coincide, por tanto, de un modo sorprendente con el tono general del pensamiento, no sélo de nuestros fildsofos, sino también de una gran parte de los autores mas representativos de nuestra literatura, desde sus origenes hasta nuestros dias. La primacia de la sabiduria practica sobre la especulativa —"fa- cere docet philosophia non ‘digere; sic ista discamus ut quae fuerunt verba sint opera”— pone de acuerdo el estoicismo con la tendencia dominante en el pensamiento espaiiol, como observa Menéndez y Pe- layo. Esta accién es al mismo tiempo contemplativa. La contem- placién tiene no menos importancia que Ia sabiduria prictica: “phi- losophia autem et contemplativa est et activa”. “;No tenemos aqui “perfectamente definida esa sorprendente unién que han sabido reali- *zar los mas representativos de los mistieos espafioles, entre el espi- "ritu de accién y el de contemplacién? ;En qué se diferencia print "palmente sino en este rasgo comin, de los misticos de otros paises, "Raimundo Lulio, Santa Teresa y San Juan de la Cruz, San Ignacio "de Loyola, Fray Luis de Granada y el Beato Juan de Avila, grandes “contemplativos todos ellos y a la vez~entregados a Ia mas enérgica “accidn, caracteres eminentemente dindmicos, grandes figuras de re- “formadores, misioneros, predicadores?”> 58. Ldearium, A. 59. Mosronfc, ‘op, elt, pig. 264, Segvimos, om general, Ins directrices de su enssyo, 162 LGENOS ASPRETOS DE LA PBUSONALIDAD DE DAMA IBN PAQUDA Esta meditacién y contemplacién es una huida de las esferas de a abstraccién metatisica, es para ellos como un mundo de evasién, refugio de la vulgaridad del cotidiano vivir en que se hallan mez~ clados, una atalaya a donde llegan amortiguados los rumores de la tierra y desde la que contemplan impavidos los reveses de Ia préspe- ra y adversa fortuna. De ella bajan con fuerzas centuplicadas para volver a ejercitarse en cl duro apostolado entre los hombres De aqui la repugnancia la eyoista fruicién del solitario que tini- camente vive para ln propia perfeeciin, “Alteri vivas oportel, si vis Libi vivere”, habia dicho Séncea, Pero esto no obsta para que el sabio se encierre en si mismo y ambos aspectos, “el social y el individual, se reflejen en diferentes sectores de la vida espiritual espaiola”. La postura decidida ante cl peligro, la lucha impasible contra el destino y, sobre todo, la nota ascética y sobria del alma espaiiola— la vida austera satisfecha con lo minimo— hace eco a la recomendacién de Séneca: “Hane ergo sanam ac salubrem formam vitae tenete, ut *corpori tantum indulgeatis, quantum bonae valitudini satis est, Du- “rius tractandum est, ne animo male pareat: cibus famen sedet, potio “sitim extinguat, vestis arceat frigus, domus munimentum sit adver- “sus infesta corporis... Contemnite omnia quae supervacuus labor *velut ornamentum ac decus ponit..."°°, El filosofo cordobés se adelanté al carécter eminentemente di- Gactico del pensamiento espafiol de los mejores tiempos de nuestra historia: sistematicamente deja al margen toda discusién filoséfica que no sirve para mejorar moral y espiritualmente al hombre, La literatura espafiola tiene un gran sentido de leceién moral, La freeuente meditacion de In muerte, con morbosa delectacion a veces, la ecuanimidad en la desgracia, el desprecio por lo temporal, propio del que se siente destinado “ad altiora”, y otras muchas notas que podrian rastrearse y que, en parte, son comunes a estoicos y cristinnos, tienen raices tan hondas en el aima espafiola que parecen notas distintivas de su posicién ante la existencia y In caracterizan entre los pueblos modernos. Todas estas notes apuntan en los “Deberes de los corazones”. El autor se propuso eseribit un fibro a Ja moda musulmana, pero la tendencia moralizadora y practica hizo que dejara al margen toda 60, Eplstota 84 a Lucltlo, 163 CARLOS RAMOS cuestion abstrusa y todo arrebato de fantasia, para cefirse a un plan. en que las acciones humanas, en cuanto tales, jalonan la via ascética que nos llevan a la morada de los perfectos. Basta hojear los “Deberes de los. corazones” para percibir en cada pagina la huella de esta tendencia étiea. El mévil de. las accio- nes —como notamos arriba— es lo que interesa a Bahya, Todo esta subordinado al aprovechamiento propio, es decir, a forjar en el hom- bre una acusada personalidad, a la adquisicién de la. virtud. Las ciencias, mas encumbradas de nada sirven, si no contribuyen aun fin mas alto; hay que saber para comprender lo que se cree, para hacer conscientemente cuanto Mevamos a cabo. No puede se- guirse a ciegas la tradicidn, sin conocimiento de causa, De nada apro- vecha, por tanto, el saber.si no puede hacernos mejores. E] hombre ha de tener un caricter vigoroso, ha de tomar una firme actitud ante el mundo y ante sus.semejantes con quienes convive. Debe aspirar a ser un sabio en el sentido estoico y semitico, El sustento de su espiritu serd una contemplacién amorosa de las cosas, no ya como simple teoria, sino para saber conducirse entre ellas. Esta contem- placién mirada serena y olimpica a cuanto acontece en el univer- ‘so— entronca con la sapiencia de los semitas y con el cardcter prac: tico del espaol, ajeno a lo abstruso y Iaberintico. Bahya,dedica.un extenso capitulo a la contemplacién del univer- s0..Esta consideracién tiene por objeto descubrir las maravillas de Dios. No remonta su vuelo, Con.una-prolijidad candorosa hace desfi- Jar ante nosotros —com6.en las"hiejores paginas del Padre Granada— el especticulo asombroso de los mundos. Esta contemplacién es un deber. No podémos pasar por la tierra, enajenados en nuestros mez- quinos intereses, sin detenernos a.leer en el maravilloso libro que Dios ha puesto ante nuestros ojos. Gon todo, la contemplacin del hombre es la més importante. Es la verdadera filosofia, ya que el.hombre —microcosmos— es un tra- sunto del macrocosmos.” dud} GlSY! yan Udall 1. El origen del hombre, su generacién y nacimiento, la admirable unién del alma y del cuerpo, las ventajas de la candidez e inocencia de los nifios, los provechos del Manto, la utilidad de los dolores y enfermedades, la conveniencia de la memoria y del olvido, la vergitenza... el entendi- miento, el habla, Ia escritura..., en fin, todos los aspectos en que el mortal decenvuelve su vida. Asentado en si mismo por esta consideracién, el hombre asciende Bt, Alsntdaya, cap. 5, pig. 109, 164 ALGUNOS ASPECTOS DE LA PERSONALIDAD ‘DE BAHYA IBN PAQUDA a la de cuanto le rodea, como en una: vaga intuicidi''mistica del mundo: el-azul del cielo y la lejania ‘del mar, el movimiento admi- rable de las esferas, las tinieblas de la noche, las estrellas colgadas como limparas en las profundidades del empireo ‘para librarnos de la noche infinita... la maravillosa providencia de Dios en las lluvias, las plantas, los animales... el aie que respiramos. Hasta las insti- tuciones debidas a la inveneién del hombre, como son las formas de gobierno, el comercio, Ia moneda, el valor convencional del oro y de Ia plata son objeto de su consideracién. No son fortuitas: todo esta predeterminado por Di Elevado a este nido de Aguilas de la’contemplacién del cosmos, aprende el hombre a no dejarse Ievar de las apariencias y a no juzgar ligeramente los sucesos présperos o adversos del mundo. Todo esta con peso y medida. Nada sucede al azar ni al margen de la Pro- videncia. Muchos sucesos que nos parecen adversos redundan en nuestro bien". {Qué sabe él de los planes divinos que rigen’ con mano fuerte el curso de las ‘cosas? Debe permanecer indiferente, vonfesando la propia impotencia y sométiéndose al decreto providente de Dios. Debe examinar de con- tinuo su conciencia y pedirse cuenta de su actitud cuando le sobre- viene algiin mal en su euerpo o en sus bienes, para ser de los que aceptan el juicio de Dios con alegria y no de tos que se alteran con su decreto®®, Si hiciere cuenta de que todos los bienes son como una especie dé depdsito que el Creador le ha conifiado, no temerd los ac- cidentes que puedan turbar su vida®4, Porque una vez que haya adquirido pleno conocimiento de la Providencia, aceptard todo lo que Dios ordene, en su corazén y en su interior —es-decir, sin la menor resistencia interna—, estara contento con la muerte, con la vida, con Ia riqueza y con la pobreza, con la salud y Ia enfermedad. No prefe-’ rird un estado a otro ni se inmutaré por cosa alguna de su mundo®®, En términos anilogos se expresaré San Ignacio en las Anotaciones que preceden a sus Ejercicios. “...para que el Criador y Sefor obre mas ciertamente en la su criatura, si por ventura la tal Anima est& “affectada y inclinada a una cosa desordenadamente, muy conve- “niente es moverse, poniendo todas sus fuerzas, para venir al con- “trario de Jo que esta mal affectada; asi como si esta affectada para “buscar y haber un officio o beneficio no por el honor y gloria de "Dios nuestro Sefior, ni por la salud espiritual de las éhimas, mas 2h, pig. 14 85, Aicaldtas cap. NIE. page 8 Fi, Bt is page a 68, 1b! dpe avs, pag. 226 163 CARLOS RAMOS "por ss propios provechds-y intereses temporales debe affectarse al “contrario... es, a saber, que ni quiere el tal officio o beneficio, ni “otra cosa alguna, si su Divina Majestad, ordenando sus deseos no “le mudare su ajfeccién primera: de manera que la causa de desear %o tener una cosa 0 otra, sea sélo servicio, honra y gloria de la su Divina Majestad”. (Anotacién 16; véanse también la “preambulo para considerar estados”). En Bahya, como en San Ignacio, esto no es consecuencia de una postura altanera. Ibn Paquda esti convencide de que toda felicidad puede desvanecerse en un momento. Si Iega a encontrarse solo y desamparado, considérese el hombre como forastero en este mundo y que todos los demas lo son. Si goza de la compaiiia de los seres queridos, piense que en un instante puede quedar como extraiio, sin parientes, sin mujer, sin hijos, solitario en el tumulto de la vidas, Esta impasibilidad ante el fluctuar de los acontecimientos, ante el abismo del dolor o la pleamar de la fortuna, proyectada a lo divino y elevada a confianza en Dios, es la verdadera alquimia con que se convierte en oro de felicidad el metal innoble de la desgracia y de la amargura. Al alquimista no le preocupa el sustento porque tiene en su mente la ciencia para lograrlo. El que confia en Dios tiene en poco cuanto acontece, y su corazén goza de paz y reposo. Y es supe- rior al alquimista por diez motivos que Bahya enumera prolijamente. Porque su seguridad radica en el convencimiento de la nulidad propia. Nadie puede arrebatarle su bieiti lo tiene en si mismo. Por el contra- rio, aquel gue, tras afanosos cuidados, consigue el codiciado secreto, puede perecer victima de sus experiencias, ha de guardarlo con cau- tela y vivir receloso de la autoridad, se ve forzado a errar como némada y peregrino y, con todo. su oro, no se exime del dolor. Por otra parte, el fin que pessigue es rastrero: pasar con holgura unos exiguos dias, Bl que con pleno convencimiento se somete a la ley eterna que rige el devenir de las cosas, a nadie temera: su secreto no ser des- cubierto. Con su oro negociara el mundo venidero®. Y puesto que ninguna criatura puede hacer bien ni mal sin permisin del Creador, Ja nocién del mal, en cuanto significa turbacién del énimo o un bien menoscabado, pierde su crudeza. El hombre arrancard de su corazén’ todo temor y toda esperanza en tos demés?’. Una ley inexorable do- mina sobre todo: no se precipitara ni se retrasara el curso de las cosas, Ayla 5s y el 66. Tb. cap. IV, 4, pig. 205. 67. (U-hidaya, cap, IV, introducctén, pigs. 170 y ss. G8 Ib. cap. IN, 5 pag. 186. 166 ALGUNOS ASPRGTOS DE LA: PERSONALIDAD DE BAIYA IBN PAQUDA su forma, su cantidad, su lugar; no aumentardn ni disminuirans®, Es un concepto que viene frecuentemente a su pluma. La voluntad del hombre ha de identificarse con la de Dios, considerando que todo depende, en tiltima instancia, de su altisimo gobierno y que no con- seguira cosa alguna de este mundo fuera de aquello que el juez so- herano ha ordenado’. El que no lo haga vivira en continuo desaso- siego y en perpetuo cuidado, En su pecho se debatiran la ambicién y el desmesurado afin del lucro: todos sus dias seran ruines?. Esta vida serena es el precio de una continuada lucha. La conew- piscencia acecha para arrebatarnos Ia paz del espiritu. No basta ha- berla vencido una sola vez, porque, después de derrotado, el apetito acometer de nuevo. Pero no es imposible desbaratar las maquina- ciones del deseo, como dice Bahys citando las palabras del Géne- sis a) “...hacia ti tender, aun euando podras dominarlo”. Para todo esto no le es nécesario al hombre huir a la soledad. La egoista fruicién del solitario a que aludimos anteriormente no esta de acuerdo con el espiritu de Ia Ley. El Profeta ha dicho: “No ta (la tierra) creé como yermo —para Ser habitada la formé” b)—. Hay que pasar por el mundo, sin detenerse en é1 con el corazén —como el que va de paso a una regién lejana—, pero no hemos de abstraernos de tal modo que ros desentendamos de cuanto se halla al margen del camino. Hay tres taifas de ascetas. La primera es la de los que profe- San Ja abstinencia en sumo grado para asemejarse a los angele abandonan todo lo que puede disturbarlos, huyen a los desiertos 0 a las cumbres de los montes, se alimentan de las hierbas de Ia tierra y se refugian en el seno de Asperas cavernas. El temor de Dios los aparta del de las criaturas. El amor de Dios los abstrae de pensar enel de los hombres. Estos ascetas se alejan mas que las otras clases, del sentido de la Ley. La segunda taifa es la de los que siguen una via media en el ca- mino de Ia abstinencia: huyen de toda demasia, pero no se encasti- Nan en los desiertos ni en los montes. Buscan el retiro en su propia morada, y la soledad en sus aposentos. EStin mas cerca que los an- teriores del camino equilibrado de la Ley.” Pero hay una tereera taifa de ascetas. ““Son los que se conducen “por el camino mis moderado dentro. de los limites de’ la ascesis. "Es que practican una abstinencia del bajo mundo en su corazon y 89, Ty cap. AV, 3, pay 30: Ib sap. IV, 4) bite Th BB, cap. 1, 8, Die ay bs. is, 8 167 CARLOS RAMOS "en. su interior. Vicen asociados a sus moradores con los cuerpos, de Yun modo- externo, en la poblacién del mundo: en el cultivo y ren- "dimiento de la tierra, contribuyendo con ellos'al culto de Dios —ala- "bado sea—. Han Ilegado a comprender que el hombre ha venido a “este bajo mundo a manera de prueba, que se encuentra en, él cau- "tivo, peregrino y confinado del orbe de los espiritus. Por ello sus “almas desprecian el bajo mundo y sus bienes y suspiran por la vida “venidera. Aguardan la muerte, prevenidos para ella. Aprestan el »yidtico para la hora de la partida, fijan su mirada en.lo que ha de conducirlos a la mansién del reposo antes de su emigracin. Del “mundo terreno apenas toman otra cosa que el escaso sustento. No *descuidan, con todo, lo que ha de ser de provecho para su vida “futura... Esta taifa es la que se.cifie mas de cerca ai justo medio "de la Ley” Estos ascetas del tercer grupo no tienen mas refugio que su cora- z6n, Son los esforzados que arrebatan Ja vida venidera, Aunque la primera. clase sea mas perfecta, es una especie de cobardia: hay que Juchar por la propia alma y por las de los demas. Como nuestros santos y misticos, Bahya rechaza la soledad en si misma considerada; ésta es solamente un medio para darse a la con- templacion y para sosegur las imagenes que. en tumultuoso tropel acuden a la mente del que vive en medio de las muchedumbres. Pero no debe tomarse.como fin. El varén de Dios debe aspirar. a encami- narse por la recta via y a ser guia de sus semejantes. La vida como apostolado es el ideal del: justo, Pokanas que perfeccionemos nuestra aia, su merecimiento no podra, compararse con el de Jos que recon- ducen las multitudes a la “rectitud del sendero”, con el de los que enst fiaron’a muchos. “Te conviene saber, hermano, que las obras me “torias del. creyente, aunque haya aleanzado el grado supremo. en la *perfeccién de- su alma ante Dios, y se halle cercano a los Pro- ‘fetas en la bondad de sus virtudes... no son como las obfas merito- “rias de quien encamina a los hombres y reconduce al sendero “Ios desertores del servicio de Dios. Porque los méritos de tal apés- tol se multiptiean con los de estos (encaminados) en el suce- ~wderse de los dias y en el transcurso del tiempo”. Una de las: sefiales del sincero amor de Dios es justamente esta caridad para con el prdjimot, Estamos en la obligacién de apartarle AL-hidayas cap. IX, 3, pig 861 y toe cap. pig. Tad yas 1, ‘cap. X. 8). pos. 389 y VINE, 3, pig. 240. Comp. con Santa Teresa, “Mora “La via cletia seal que a iol” parecer hay’ de si guardamos estas dos cosas (amor ‘de Dios y del préjimo) es guardando bien Ia del amor del projimo: porque 3! ‘samamos a Dios) no.af puede sabel sungue Nay ndleloy grandex pura entender que Ie 168 ALGUNOS ASPECTOS DE LA PERSONALIDAD DE DANYA IBN PAguDA del pecado con la palabra.y con Ia obra, y esto no puede hacerse desde el nido de Aguilas de Ia soledad. Es un mandato de la Ley: ~Reprenderas a tu hermano para no cargarte ti de pecado por su eausa”™, La soledad absoluta es como-una vaga ilusién, un suefio dorado a que tiende el alma del verdadero conocedor de Dios, pero no puede ser gustada mas que a pequefios sorbos, porque la razén y el sentido practico imponen la lucha. La contradiccién aparente que se percibe en algunos de nuestros ascetas y escritores misticos, que entonan con encendido acento un canto a la vida del campo y al vivir'a solas con- sigo mismo, no obstante hallarse ellos en medio del torbellino del mundo, halla también su eco en nuestro Bahya. La soledad le seduce —como al caminante los lagos de enswefio en Ia ardiente jornada del desierto—..El, sin embargo, aparta su corazén y no se deja engafar por el encantado espejismo: prefiere quedar sediento, consciente de su sed, y pagar su tributo de dolor y de lagrimas en medio de sus semejantes. El estar libre de obligaciones de hijos y parientes para poder dedicarse sin trabas al dulce ejercicio de 1a contemplacién es casi un favor de la Providencia’S, No todos sentimos la vocacién de los Profetas, cuando atin no habia callado‘la profecia, ni hemos de dejar en la estacada las ataduras de la vida, como Eliseo dejé sus doce yuntas de bueyes para seguir a Elias. Avpesar de todo, reconoce que la mayor parte de los pecados.no se cometen sirio en compaiiia y que la soledad es el medio de evitar- los y una'de Ias causas mis eficaces de las. virtudes. Por ello, ha de entenderse bien el aleance de soledad y convivencia. Soledad no es vivir incomunicado y selvitico, ni convivencia es mezelarse impru- dentemente en el torbellino de la muchedumbre cuyo afin no va mas alld de sus intereses y mezquinos apetitos. La compaitia de los Sabios es la verdadera soledad, el perfecto retiro. De ella se siguen mitiltiples provechos, sobre todo cuando estos sabios unen el estudio ala virtud”, Es la misma aspiracién que se observa en nuestra literatura ascé- tica, que se mantiene siempre en un justo medio, en el que la idea del ‘apostolado corre parejas con la de la propia perfeccién. Es el “vivir quiero conmigo” de Fray Luis y, al mismo tiempo, la vida de ‘amamon, maa ‘el amor del prijimo si", Vénse igualmente el Camino de Perfecién, Ty eanceplon de Tor de Blow, CU 1 Ye" Gratiada,sehala talon fy caries coms Un dhotoma de progieto eopirieua. (WH. Sate Topniovesop. cits pig. 5). 75. ne. 19, 17. Ua frase que enipiea Ton Paquda CLI Ge cally By abl 31 Yen contiacton de ta eusl aduce ol texto del -Leotico se halla heviica en el Cord tsar $109 Te. Alnmideya, ap. 1X, 4 pg. 205, Bi Achebe, Sp Vat, Bae a, 169 CARLOS RAMOS accién y estudio en contacto con el mtindo, pero siempre con el rasgo aristocratico y senequista de huida ante el vulgo ignorante’®, Creemos imitil hacer cotejos en todos estos puntos destacados por Montoliu, En consonancia con todo esto se halla la postura ascética, el mé- todo de vida. Un ascetismo y una sobriedad sensata, un contentarse con lo necesario sin rigideces extremas, pero suficiente siempre para tener a raya las apetencias del deseo. Es muy de notar la moderacién de Bahya, teniendo en cuenta los exagerados ejemplos de los sufies, de cuyos ccritos, como de otro Prado espirilual, toma sugerencias para su obra. EL ascetismo y la sobriedad que prediea Bahya son una ascesis y una sobriedad a 7a espaiiola que hace eco a la tecomendacin de Sé- neca —citada arriba— y ha sido la‘norma de todos nuestros trata- distas religiosos y profanos de la Edad de Oro. “Procura luego —dice "Ibn Paquda— refrenar el sentido del gusto, tomando el sustento ™necesario) de comida y bebida y absteniéndote de todo lo demas. "La norma prietica de que te valdrés para ello es acostumbrarte a *pocos manjares condimentados y cefirte a un manjar solamente, a ser posible, dindote por satisfecho con lo menos que pudieres. Te “servirds de él para ingerir el pan, no para tu regalo. Acostimbrate a “comer tu pan algunas veces sin (otro) manjar condimentado, para “ejercitar tu naturaleza de modo que te sea llevadero cuando carez "cas de este itltimo..Y si pudieres excusar los manjares para los que "se requiere cierta fatiga-j-contentarte con aquello cuya prepara- "eién no trae molestia, como actitunas, queso, higos, uvas y otras “cosas parccidas, hazlo...”?, Hablando del justo medio que hemos de seguir en nuestra abstinencia, aiiade: “Tampoco te excedas en el ca- *mino de los’ malvados que se aferran a este bajo mundo, de manera que tomes de sus apetencias mas cantidad de lo conveniente a tu vida religiosa y profana. No sea que mueras antes de tu término, es decir, (con) la muerte del alma, por Ia victoria de la concupis- "cencia sobre ella, al dejarla anegarse en el mar de los deleites cor- “porales”*®, 7 Fa las Eplstolas de Iuctio estudia Sémcen estos aspectos diversos de la soledad y la conviven la. Tecudrdese ia eplatola 8: sobre la verdadera amistad; 1a 7! sobre 1s Recesidal We, alejarse de ta multitady la 192 sobre ine wentajas de Ta quicted:, Ia Bor que et ‘sablo, a diferencia ‘del neclo, puede. estudiar y, vivir tranguilo; Ig 80: sobre jaa Yentajas" de. ia" pobreza. Ex intereante sobre todo. ia°23, en tie habla de. Tos “pelt ros the In soledad.. "Sed ego ‘ellam hoc contentus sum, uf. Sle faclas, mucecuiigite [acle? Bamgtan spectet ailyutes omnia noble male sollindy, perstuder™ at FH. ty Medagan abe TX, By pa 209, . Sh 1s cae Vili, 3) pigs 42. liahya dice esto comemando el Heldpidatés, (7,30 ss): “No quieras ser demasiado justo ‘nl demasiads sablo; gpara que quieres. dese Srulfice SP Meas "nucho Smal ai seas insensator dpor’ que has ‘de querer Inorir antes ipo? Hike te" esard'exto sin dejar nquello, ue el que teme # Dios saldré com 170 ALGUNOS ASPECTOS DE LA PERSONALIDAD DE BAMYA IBN PAgUDA Pensemos en la carta 8. de Séneca a Lucilio: “Hano ergo canam ac- “salubrem forman vitae tenete, ut corpori tantum indulgeatis, quantum “bonae valitudini satis est. Durius tractandum est, ne, animo male »pareat: cibus fameri sedet, potio sitim extinguat, vestis arceat frigus. "Contemnite omnia, quae supervacuus labor velut ornamentum ac "decus ponit”. Y en ja 18: “Ceterum adeo mihi placet temptare ”animi tui firmitatem, ut ex praccepto magnorum virorum tibi quo- "que praccipiam: interponas aliquot dies, quibus contentus minimo "ac vilissimo cibo, dura atque horrida veste, dicas tibi: ’hoc est quod “timebatur?... Quem in ipsa re trepidare nolueris, ante rem exer *ceas”s1, No puede pensarse que Bahya conociera al filésofo cordobés, aun- que hubiesen Negado a sus oidos —a través de los escritos musul- manes— los ecos del estoicisino. Es que Ibn Paquda se siente iden- tificado de leno con el ambiente de nuestro suelo, donde mas tarde cantaria Fray Luis: “A mi una pobrecilla Mesa, de amable paz bien abastada, Me basta...” Esta abstencién de lo superfluo ha de extenderse igualmente a la conversaciin y a todas las deinas tareas de la vida. Al bosquejar Ja silueta espiritual de Bahya aludimos a su com- placencia “muy espaifola” en el pensamiento de la muerte, que va unido siempre a Ia idea del vidtico que hemos de preparar para el temido dia Es una ley fatal, eésmica: “la vida y la muerte son hermanas”; estan “unidas por los extremos de un fragil puente”. Por él “transi- tan todas las criaturas del orbe”, Es, pues, iniitil nuestro afan. La vida entrafia en si misma la muerte, se realiza y adquiere su sentido 31, “Observad, pues, esta sana y saludable formn de vida: conceded al cuerpo s0- pamncnte Tor euldudbs que requlere Yaesten salud; hay que teatario. duremente para. que "Hosea desobediente. sl expisitus” que el alimento splaqus. el hombre, que la bebida apague ia sed, que el vestido guacie del frig. Desprecind codaa as cosas que wn tA a supeni ‘pane canto oral y etegnacla™, iy magtPOr ota pate, me ey taal grato probar la‘fittnezs de tu daimo, que voy a recomen- dart tainbidh uta "prdeten presera por 171 CARLOS RAMOS en la muerte. El que pone el pie-en un extremo del puente ha de pasar irremediablemente el otro, Pero la idea de una vida ultrate- Trena suaviza la crudeza de este puente temporal por el que pasamos como en suefios, en una pesadilla de vértigo sébre los abismos de la nada. Uno de sus cabos esti hundido en las nieblas del no ser; el otro en el mar de lo eterno. Por eso Ia vida es una jornada en que nos disponemos para el largo viaje del ultramundo, “del que no *podemos escapar”, porque “todo cuanto ha sido plasmado tiene un »término y un plazo para volver a la tierra de que se cre6”s?. Convencido de ello, también esboza Bahya su “Ars bene moriendi”. El hombre debe entrar en cuentas con st alma sobre el tiempo que ha de estar en el mundo, .considerando que. se aproxima su fin y se le Hega la muerte” — 4; Cog Jglog dol o 3 prghy —. pues ve morir repentinamente a los otros, tanto racionales como irra~ cionales, La-muerte no deja de buscarnos en ningun mes del aifo, ert ningtin dia del mes, en ninguna hora del dia. Viene lo mismo en los dias de la decrépita vejez que en los de Ja infancia prometedora 0 la juventud Jozana. Es como si un rey nos hubiese entregado un depésito sin sefialarnos el limite temporal para su restitucién y nos hubiese encomendado que aguardasemos Ia reclamacién a todas horas, sin ausentarnos, de modo que estuviésemos prontos a cualquier mo- mento... 0 bien somos como el que tiene una deuda y no duerme tranquilo hasta satisfacérla—Tal es 1a vida, entreverada, traspasada por la muerte. Como Quevedo, no mira cosa que no se la recuerde, que no sea su despojo. Ha visto a muchos de sus compaiieros -y amigos pasar a la regién ignota y tenebrosa: convénzase el hombre de que é1 no es un privilegiado. 82, EL hombre ha considerado stempre el transcurso de su vida en el tlempo y e0 ‘1 eqpacio Bajo el simbelo de un camino. Es yno de los simboloy que’ —atraigados ‘pro- Furdamence a las nleblas ‘del Incolielente-~ aparece cou mas freduencia en el pales onirico. Nos ‘vemos menudo recorriendo veredas o caminos reales trazados por’ el if {enlero’ de los. suction. Hin estos caminos podemos tlegar at borde de insondables abismos, Pero no a todo les eatd permilido. asonurse, Un” puente pestilte satvatiog y ganar la opuesta” ota “Apenas existe un simbolo tin venturoso y de tan buen presagio para los dias de vida ‘que se acercan como los sueBos de puentes, justamente. £1 puente conduce a in orille ‘por encima de ia gran corriente qué en nuestro camino se atravieta... En 1a. conside= racion de estos suthos debe. meditr el sofador sobre fo que ha de. comprenderae, Dor vege venturoso mas alli, la opuesia orilia que @e desea sfcanzar™ (Dr. Enwsr ARrhet- BL Lenguaje de Tos suelos, Trad. del alemin por el Dr. F. Fernandes, barcelona, 1940, ig, 320) . La ded Media, en au suetio de misticlsmo y de aspiracién a Io divino y al mund? det smis ails, recutH®. ineonscloncemente i ettos sambules, pritsigenion. Yous ia vida, rena. ex coficebida como. un vasto camino por ‘el que. ios “"vintores” se. —dirigen 8 Nenturom region del ultramundo. Ibn’ Paquda’ se complace en el simbolo del cam ino, pero para dleeste camino ex al mismo. empo un fragil Puente tendide en 1a sternidad Sobre"! ablamo del no ser por el’ que pasos al’ reino’de la werdnders, vida 'y de it Seataen. perdurebie, ay) Bal 7, 3 ALGDNOS ASPECTOS DE LA PERSONALIDAD DE BAYA IBY PAQUDA Solamente. estara. preparado para ‘morir ‘el que se cuida de la muerte antes de que le sorprenda. Hay que verse-morir, sentir la vivencia de ta muerte, Comentando el pasaje del Eglesiastés “Mejor "es ir.a la casa de duelo que ir a la casa de festin; porque es el final "de todos los hombres y los vivos para mientes” a), dice que por vivo ha de entenderse “el vivo de corazén, es decir: el inteligente, "el que sabe comprender”... juebl Gla! cel al A Este “saber entender”, unido a la idea de la Providencia, hace que la acepte sin resistencia, como cuanto Dios Heva a cabo en él: ‘la muerte, Ja vida, la salud y la enfermedad, la riqueza y 1a po- “breza...”*4, Motivo muy frecuente en su libro es que no podra sub- sistir, si Dios no quiere, aunque Ie sobre el sustento, ni sueumbira por mas que lo abrume la miseria y el.dolor, y el corazin desvarie, sofiando con la muerte. 7 : Es la misma sumisién estoica a la hora fatal, la visin de 1a vida* desarrollada en consonancia con 14 armonia ‘césmica, que sé refleja’ en las coplas de J. Manrique: “Non tengaihos tiempo ya en esta vida mezquina por tal modo, que ini voluntad esté conforme con Ia ‘diuina para todo; e consiento en mi‘ morir con voluntad plazentera, clara e pura, que querer hombre vivit quando Dios quiere que muera es locura...” éPara qué, pues, tanto afin de luero? La vida como peregrina- cién y el consiguiente desprecio del mundo, propio del que se siente Mamado a una misién mas alta, es ano de los puntos fundamentales ae los Deberes de los corazones. Puestos en la inevitable, silo in- teresa no equivocar el camino, como aquel rey anual de una ciudad Ge la India que no entendid el modo como debia buscar su bien y, en la inconsciencia de la ventura, edificé patacios que habia de dejar, cumplido el aio de su reinados. 85. Alida, cap. VINE, 2, pigs, 520 ¥ 230, BE The ea te NS 35 Anaya ‘principio, pig. 165, 173 CARLOS RaMos Como ‘diré Manrique, resumiendo la aspiracién de los “viatores" medievales: Mas cumple tener bien tino para andar esta jornada sin errar...”"5%, B) Las insinuaciones misticas de Bahya y la mistica espafiola, — EI problema de’ los origenes de la mistica espafiola no est resuelto definitivamente. Menéndez y Pelayo sefialé su dificultad y, posterior inente, Hornaet, Sainz Rodriguez, Allison Peers, Grault, Marcel Ba- taillon y Asin Palacios han intentado resolverlo. No puede afirmarse que el alma espafiola tenga una tendencia innata al misticismo, 0 sea que la-nota mistica es una de las caracteristicas del espaiiol, porque —como dice Sainz Rodriguez— “cuando las caracteristicas “de una doctrina aunque su nacimiento sea muy remoto coinciden "con las notas fundamentales de la psicologia colectiva, permanece “sustancialmente a trayés de todas las variaciones de la cultura y det "pensamiento”s*, Pero los focos escasos y aislados que aparecen en nuestra Edad Media no tienen relacién entre si y son independientes de los de nuestro siglo de oro. Tenemos, sin embargo, el florecimiento de una literatura mistica en el siglo xvt que nos pone a la cabeza de Europa y de Ia-cristiandad. Y las ideas —como las cosas— no surgen espon- lanexmente. - La investigacién moderiia-ha-Hegado"a la conclusién de que la eclosién mistica del quinientos estt en intima relacién con el mo- Vimiento de los alumbrados: vendria a ser, en cierto modo, el encwu- zamiento de esta tendencia —heterodoxa en general— dentro de los margenes de la ortodoxia, aunque no haya de dejarse completamen- te a un lado la contribucién de otras corrientes, como la flamenca y Ia alemana. Con esto no hacemos més que retrotraer el problema. ;Cémo se explica la aparicién de los alumbrados? La tinica solucién que podria sostenerse ante ung critica seria parece la de Asin Palacios en su trabajo péstumo “Sadilies y Alumbrados”. Después de analizar Jas soluciones dadas hasta hoy: la de Menéndez Pelayo, que quiere bus- 6, Para no alargar més estas 4» dejo otro puntos que podrian ponerse de relieve, como Ing excelenciay dein verdadera penitenciay la. metieulosidad en “el examed ‘de acuerdo con el carieter analition de Nuestra Iteratura y" la tendencla ci propia del ania espancla... Veunse los eapitulos 7 y"® de fos. Pebere® fdwcclin @ Ta Mstora de tu Uteratnry mistion em Reputa, Madrid, 19: 174 “ALGUNOS ASPECTOS DE LA PERSO! LIDAD DE BAUYA IBN PAQuDA car analogias con los priscilianistas, valdeses, pobres de Len, herma- nos ‘del libre espiritu, begardos y beguinas...; la de la influencia de'los misticos flamencos, rebatida por Groult’s, y la de Bataillon, que pretende buscar un origen en la exaltacién religiosa de los judios conversos, se decide por la mistica musulmana, sobre todo en la modalidad que presentan los sadilies 0 seguidores de las doctrinas de Abi-l-Hasan Al-Sadili. Bataillon®, oteaido en todas ‘direcciones el horizonte cultural de nuestra Espaiia, concluye que una de las originalidades étnicas de la Espaia moderna es la de ser la gran nacién occidental que més elementos semiticos ha asimilado. Pero Bataillon entiende por ele- mento semitico ef judaico. Los judios habrian contribuido al mo- vimiento de los alumbrados, porque, “desarraigados de su fe mosaica, *constituian en el seno del catolicismo un elemento mal asimiado, "un fermento de inquietud religiosa”. : Para Asin Palacios no es siceptable esta tesis, “porque, para que “fuera viable, seria preciso, ademas, demostrar documentalmente que “los nuevos caracteres que ofrece en Espaiia la espiritualidad del "siglo xvt, asi la eatélica como Ia heterodoxa, derivaban directa 0 “indirectamente de fuentes privativamente judaicas, es decir, de obras “aseéticas y misticas, debidas a la pluma de judios espafoles, afri- “canos u orientales..., cuya semejanza estrecha con el ideario de los “alumbrados, recogidos y dejados... demostrase que habria podido “servir a éstos de modelo sugeridor y de ejemplar”. Sin embargo, “Ia literatura rabinica... es bastante pobre en tratados de ascética y mistica, pues el tinico que podria aspirar de lejos a tal titulo, et "Libro de los deberes de los corazones..., si contiene una teoria *sistematica de 1a moral del judaismo, es plagiando literalmente la “ascética de Algacel y sin elevarse a las cimas de su mistica...”°, Por ello, no quedarid mas solucién que los escritos ascéticos’ y misticos de los musulmanes, y en el trabajo que hemos mencionado, el docto arabista lo prueba con multitud de cotejos, confrontando doctrinas, metétoras y alegorias cuya coincidencia no puede ser casual, Sin pretender en im nera alguna rebatir las ideas fundamentales del a Louvain, 1037. 89. "eosmie et J’Bspague, Paris, 3987, pga. 194195, Lerasmite Maldonado, fat- pamt aniuston quelques anitéey ping and A ce mouvemens, affirme eatggoriquement que Gnocrs, Les mystlqnes des Pats-Bas et le lstérature expagnole du XVIC siete Jes tijamines delat region de Tolede. soat conversos pour Ia plupart, Le fait vexplique Probabitemant ar dey rntsons snvitiples, Désgeinés au. judalante, ces hommes. conatituent A sein dg" ehistianieane un diement mal nesimile, un ferment’ diaguictide religieuse™ 90." dteandatnsy vole IN, 1944, Boge BE. CARLOS RAMOS maestro Asin, quiero destacar el hecho de quie Ibn Paquda en sus “De- heres de los ‘corazones” no ha plagiado a Algacel (vid. supra. nota 44), y de que su obra, si bien no se cleva a las cumbres de la mistica, es ae lo mas. avanzado dentro del campo de judaismo. Insinuaciones misticas se encuentran en muchas de sus paginas y, sobre todo, en el capitulo o morada del amor. No creo aventurado decir que podria contarse entre los precedentes de Ia mistica espadola, sin que en este caso tropecemos con el problema de la transmisién. La via por la que Ibn Paquda encamina al alma del creyente tiene mas de ascética que de mistica. Para él, del mismo modo que para Jos escritores musulmanes que maneja, no hay una tajante separa- cién entre ambas. Entre los musulmanes “tasawwuf” indica, en ge- neral, lo que nosotros Ilamariamos teologia ‘espiritual, es decir, el conjunto de la ascética y de la mistica, a las cuales se afiade a me- nudo —sobre todo a partir de Algacel— la moral ordinaria con base religiosa. Contrariamente a la opinién comin en el cristianismo de Occidente —en particular desde Scaramelli?\— ascética y mistica son para os sufies las dos partes de un tinico camino, de las cuales la primera. es preparacién indispensable a la segunda, no obstante Ja diversidad sustancial de los estados ascéticos y de los misticos. La ascética desemboca normalmente en la mistica, que es el maximo acereamiento a la divinidad. Babya —tal. vez, porque no encajaba en la tradicién de su raza— se’ contiene en el umbral de este maximo acercamiento, y su anhelo 81. Scanantetss (1687-1752): Directorio mistlco, publiado en 1784, Venecla. “Pretende ‘raemostrar que je asetica no esta por si anisms otlenada « te misticay que ta onsen “taquitida o-dlapene nermattente a recbir ia soncemplacion dnfusa™, Vales Gaanieot- iNonaxos, O."P., "as tres edades de ls vida interior pretudio dela. ‘dal ‘clelo; version Gistellma de Leandro do Seam, 0, My Cap, Buenos Aves, 1844 pags. 45 48. “in terit'do ln “uhldad de via” que st P. Garrigou-Lagrtnge delete en Yota Ie obra cieada ‘se\encuonina cast idention n° Algacel x"nouabte cf casosamieto del ‘nists ‘mami: Shiper eso no alcanzarin en ta vida eterna este grado, de Ia vislin Deatltea més que quients en’ ta vida. presente lograron el grado de nv ustitcion Mistea, que co como" te “lemilia que en invite fatura. ae transformaré en aquila, igual’ que si huese. del” att See"convierte en palmera y ef grano de teigo en eapiga, Ai que maha depositade. cn lt “tlerra des ‘campo hieso Ge datily gcomo le ha "ds aactr la'palmera? Ast tambien Pat'que no ha\eonoetdo a Dios intulisamente en este mndo, geémo ha de verlo en lt Sida furura? (Laveaptctinadad de Algace! yi sir sentido cristiano, tonto Tt, Medetd-Grae sada, 1085, pag. 480)~ ‘Acgumentost muy. paresidos_eagriie el P. Lagrange. “La vida de ta grecin es desde saquivebajo al gerien de la" gloria. A ‘pesar de’ eats dog: diterentiag ‘lativas a Ja fe 27a ih eaperangs, se tals dela mista vida, ya que se trata de idcotica. gracia sont SHeante y de idénticn caridad... Si la gracia santieante, as virtudes infusas y los dones meslin por su_taturalera ordenados'n Ia vida. eterna, cho io atarim fambién {0 unde init? o's sie, en fan atmas gmnerosas el prtudio normal de ta olde dete “Meenitad® Op. elt. pigs: 39-10y ‘Feniendo en cuenta que Algacel goza entre los musulmanes de una avtoridad pareclda a 14° de Sante! ome entre los crlsianos, en muy” interesante destacar eat pootira al odesSana? Nientco de unin concepeloa’ teatdqisa_mo muy ferente=, con Ia tests de iy "onli “devine del P. Lagrange’ que, por ia declan con que end piantenda,, dl6 crige a tan prolongadas controversies: 176 ALGUNOS ASPECTOS DE LA PERSONALIDAD DE MAYA IBN PAQUDA de unién se diluye en frases vagas e imprecisas, en atisbos que no cristalizan nunca en formulaciones coneretas, pero que dejan traslu- cir los sentimientos de su alma. La “via in Deum” parte de un més profundo conocimniento para culminar en un més profundo amor. Al Megar a este capitulo del mor divino enumera Bahya sus excelencias: es el 4pice de las mo- radas y el grado mis alto de los'hombres dados al servicio de Dios. és decir, en él comicnza propiamente la via mistica. Pero antes de arribar a esta playa venturosa debe preceder una larga preparacién por la que el alma se va haciendo digna de ser introducida entre los finos amadores (ya la indicamos al analizar el plan de los “Deberes de los corazones”), Destacaremos solamente algunos peldafios, como la contempla- cidn, la sumision al servicio de Dios, et abandono 0 dejamiento en sus dibinas manos... la ascesis... Todos estos peldafios. pretenden estar escalonados de una manera logica: cada uno consecuencia del que le precede. Conocida la existencia del Creador, comienza el alma a buscar sus huellas por medio de sus criaturas, es decir, por el co- nocimiento del mundo exterior y de. si mismo. Tal es el sentido de la contemplacién. Esto la Heva'a aceptar el servicio. de Dios, y al abandono © dejamiento en sus manos al Jo (gl, que no es otra cosa que “un reposo del alma-del que se abandona” BM ods) GgSer g@d % basado en la seguridad que ha puesto en aquel en quien confia, Hemos visto ya las ventajas del que se deja por completo en manos de Dios y Ia bella alegoria del alquimista. Entre los alumbrados suelen distinguirse dos corrientes distintas: la del recogimiento'y 1a del dejamiento..o abandono,. segtin se des- prende del proceso de una de las inas famosas alumbradas, Franéis- ca Hernandez, La doctrina de los dejados se basaba esencialmente en un absoluto abandono en Dios que hacia compatible Ia mas alta perfeccién espiritual con el goce de los sentidos y la dispersion del espiritu en las cosas del mundo. Se llamaban a si mismos “dejados”. La ascesis que preconiza Bahya no necesita la soledad del claus- tro: es precisamente una de las cardcteristicas de los “dejados”, entre los que figura un buen ntimero de conversos. El poco aprecio @ las ceremonias externas para dar preferencia a la intencién, a la vida interior, se respira en los Deberes de los corazones lo mismo 9% ALhtdaya, cap. 1V, 1. pig, 182. a 17 CARLOS RAMOS que éitre'los alumbrados, aunque sin extremar la nota por 'l6 que.se refiére a nuestro autor: La penitencia y la ascesis tienen por objeto “poner el corazén en "soledad, entregarlo por entero al amor de Dios, y (hacerle sentir) el apasionado deseo de su complacencia”®3, Esto se convierte en tépico desde Osuna y es desarrollado por Son Juan de la Cruz en su aspi- racién a la nada absoluta, no querer suber ni poser algo en nada. La definicién que da Bahya de! amor diyino encaja plenamente den- tro de un plan mistico:"“es un impulso del alma, un tender, en su “misma esencia hecia Dios para unirsé a su Exeelsa Luz”. Mientras el alma ha permianecido enajenada en las exigencias de su cuerpo y en los afanes de su mundo, ha descuidado su altisima misién, Mas luego que se ha purificado por la ascesis, “cuando. se "extiende sobre ella la luz de la razin poniéndole al deseu- “bierto la torpeza del objeto a que tiende su querer y al que se “dejan Mevar sus pensamientos —descuidando al mismo tiempo lo “que constituye su salud en ambas moradas—, apartase de ello, con- “fia su vida al Creador,. al Proveedor, y se inclina, en ‘su afan, a “husear el camino de su liberacidn... Entonces es cuando le sobre- viene el deseo de la abstinencia del mundo terreno’ y de todos sus *placeres, el desdén por el cuerpo y todas sus apetencias. ¥, como "eonsecuencia de esto, se clarijicarin sus ojos y' se purificard su "vista de la’ nube de la ignorancia (que la sepataba) de Dis y de su Ley”: a - Este conocimiento ira progresando: “de suerte que distinguira "Ia verdad dela mentira y se le descubriré a faz verdadera del, "Seftor, del que rige su destino”. Y al compenctrarse de la magni. tud de su majestad, caeré ante El con temor y temblor. “Quedard en “esta actitud hasta que el Creador Ia vaya acercando familiarmente a Si, y acalle su miedo y su terror. Entonces ira bebiendo a grandes *sorbos la earidad divina. Con Ja ofrenda mis pura del corazdn se “entregara sin reservas a Dios, a su amor, al abandono en El, a de- "searlo apasionadamente. No tendra otro quehacer ajeno a la ocu- BM GyAy dil Lad 42 5354 Cw of 5) atnideya x, intro~ vi Ta vale irabe “fr gv —estar vasio— tote on su forma, quinta ide hallrae libra de fod quchacer, ‘yceia ‘misioa forma, seguida de sate, Taide eniregarse "enteramente a una iterpreta en el sentido vago de dirigir, inctinar? elt. pug. 573) sigue, al parecer, cf texto ‘ibborlauo en este pasaje aldide: “Lrasetse a pour but duaifier Ye coeur ity et de Toire desiver ia dilecion. divine 178 ALGUNOS ASPECTOS DE LA PERSONALIDAD DE BAHYA IBN PAQUDA ‘pacidn de servirle. No le, vendra a la mente una idea diferénte. de Ia suya. Nadie, fuera de El, solicita su pensamiento™s, No es necesario insistir en e} tono mustico de este pasaje, Bahya nos describe 1a crisis espiritual de un alma que cae en la cuenta de su yerro, por un favor divino 0 como. consecuencia de su vida de meditacin y ascesis; la renuncia a lo terreno —como resultado de esta crisis— para entregarse a'lo tnico necesario; un mas claro co- nocimiento de Dios: conocer la faz verdadera de Dios. Aqui tenemos la contemplacién principio de la via mistica, el temor por lo que se le ha dado a conocer, el sosiego y la familiaridad progresiva con el Greador, y, por itltimo, el abandono y la total entrega, Bahya no desarrolla plenamente este plan, pero su pensamiento esta claro. Son muchos mas los rasgos que podrian sefialarse, en conjunto y en detalle, como las condiciones preliminares del amor del Créador, Ja noticia oscura, la ciencia intérior, el apasionado deseo, Ia presencia de Dios, la conducta de los amadores (vide supra), cuyo cuerpo es de este mundo, pero cuyo corazén es celestial, espiritual y vive en- golfado en la noticia divina... como si sirvieran a Dios “con los angeles "santos en las liévedas celestes”. “El amor de Dios ha lenado ya su "pecho, ha desfallecido su deseo del habla de las criaturas,y el delei- “tarse en su trato”. Baste lo aducido para corroborar, por ahora, nuestro aserto de que habria‘que tener en ctienta el libro de Ibn Paquda en su contri- bucién.a la mistica espafiola. El aura dé misticismo que vaga por sus paginas no pudo pasar inadvertida, Su postura no esta definida como en los autores musulmanes, pero es clara para quien quiera entender, No pretendemos darle, desde luego, la importancia que —segiin el maestro Asin Palacios— tendrian los sadilfes en las doc trinas bisicas de los alumbrados. Sélo quiero apuntar que pudo ser 94. Atchideya, cap. Xe 1, pigs 380, Parn ta traduccion de estos py terminotogia. emplesda” combnnems por” Asin" Palacios, “Aauhqte a que hace a] “alma SREP is cut eo rote ung rain ee sido tau ds ray Ray Sue fener presente que in ua 0 ‘umnac6n de" la acon, esta: relacionada para Son una ‘especie de aslimalo 0 toiso, ¥ ete avlso —tanbihes Cetaide come ynt dee es sige a Diraclén “ihe “que desstende de Dios hasta el Hombre. por medio de la. rezbn. y lo ‘Gesplerta_al conocliniente divine ‘ya disceenie its" huellea’ musdanes de st Sabidues Lx inspiracién rmetoual. se ditige ‘at que, guinda de eotemane. por la Le 1 plenieud de su capactdad intelectual y’aspira a Sima vida ands perfects, despues dest Fenlincia a las ‘preoeupaciones del mundo, ‘De esta’ manera la -sibple.iaslnaclon raclo- Ral “astime un aivdeter que ia aceret, ea certo mou, a 1a insplracién 0. umizaclon diving, a una gracis que decide lav aiwed futura entrega al Credo, Poniéndote en ‘el camino dela mista. (Clr. alanidaye, 1 150, 6. Vania, op. tit, pag. d7a48 y el aticulo del misino autor en le REL Cy, julle-diciemnee 192 pagina'93 5 3s). 179 CARLOS RAMOS una_voz més, un'eco perdido que resonard en: los ofdos de los prime- 10s exploradores del nuevo mundo de la mistica. No existe el problema oscuro de la transmisién. Era un libro co- nocido y manejado por todo el pueblo judio,'sobre todo por las clases sencillas, Y es innegable que los judios tomaron no pequefia parte en el movimiento de los alumbrados. Cuando en 1569 se tradujo el libro, Espafia estaba en plena efer- vescencia mistica, Pero la traduccién no era necesaria. 180

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