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Selección de textos cortos

de Eduardo Galeano
Fábrica de la dignidad, Loja – Ecuador.
LISTADO DE TEXTOS

1. LA CASA DE LAS PALABRAS


2. LOS REYES MAGOS NO CREEN EN LOS NIÑOS
3. MUNDO INFANTIL
4. AMÉRICA LATINA INVADE LOS ESTADOS UNIDOS
5. FRASES QUE HACEN CRECER LA NARIZ DE PINOCHO
6. MÁS FRASES QUE HACEN CRECER LA NARIZ DE PINOCHO
7. ALFARO
8. LA MADRE TIERRA
9. CELEBRACIÓN DE LA VOZ HUMANA /2
10. EL AMOR
11. LA FUNCIÓN DEL ARTE /2
12. CELEBRACIÓN DE LA FANTASÍA
13. VAN LOS ECOS EN BUSCA DE LA VOZ
14. EL ARTE PARA LOS NIÑOS
15. EL ARTE DESDE LOS NIÑOS
16. HATUEY
17. SUPERMAN
18. PUBLICIDAD
19. CRÓNICA DE LA CIUDAD DE QUITO
20. FLOTAN CRUCES EN EL RÍO,
21. LA TRAMPA
22. PORFIADA FE
23. NOCHEBUENA
24. LOS NADIES
25. MARIÁTEGUI
26. EL SANTO CONSUMISMO CONTRA EL DRAGÓN DEL COMUNISMO
27. «HAY QUE OBEDECER», ENSEÑAN A LOS ESTUDIANTES URUGUAYOS LOS NUEVOS
TEXTOS OFICIALES
28. LAS MADRES DE PLAZA DE MAYO,
29. ROQUE
30. BORGES
31. ALLENDE
32. AMARES
33. EL HORNERO
34. EL NOMBRE ROBADO
35. LA NOCHE /1
36. EL DIAGNÓSTICO Y LA TERAPÉUTICA
37. LA NOCHE /2
38. LA NOCHE /3
39. LOS LLAMARES
40. EL GOL
41. LA PEQUEÑA MUERTE
42. LA NOCHE /4
43. LA TELARAÑA
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44. DICEN LAS PAREDES /2
45. CELEBRACIÓN DE LA SUBJETIVIDAD
46. DERECHO AL DELIRIO
47. LA CRUZ ROJA NO ACEPTA SANGRE DE NEGROS
48. CELEBRACIÓN DE LAS BODAS DE LA RAZÓN Y EL CORAZÓN
49. EL CONEJO
50. EL MUNDO
51. LA TELEVISIÓN /2
52. LA TELEVISIÓN /3
53. LA DIGNIDAD DEL ARTE
54. CANTINFLAS
55. LA MALA RACHA
56. TODA EUROPA VENDE CARNE HUMANA
57. EL TIEMPO
58. DICEN LAS PAREDES /4
59. LLORAR
60. DICEN LAS PAREDES /5
61. CELEBRACIÓN DE LA AMISTAD /1
62. CELEBRACIÓN DE LA AMISTAD /2
63. VALLEJO
64. RETRATO DE UN PELIGROSO
65. EL DESCUBRIMIENTO DE LA TIERRA
66. EL AIRE Y EL VIENTO
67. ALÍ
68. CRÓNICA DE LA CIUDAD DE MANAGUA
69. EINSTEIN
70. MAÍZ
71. NOMBRES
72. POBRE MI MADRE QUERIDA
73. MELLA
74. BECERRILLO
75. «SABEMOS QUE EL HAMBRE ES MORTAL»
76. EL PÁNICO MACHO
77. LA PRIMERA DERROTA MILITAR DE LOS ESTADOS UNIDOS AMÉRICA LATINA
78. ÚSELO Y TÍRELO
79. LA MUJER SIN MIEDO
80. DE LA PIEDRA ARDE:
81. LA YERBA MATE
82. ESTA ES AMÉRICA, Y AL SUR LA NADA
83. EXTRAÑO DICTADOR CHÁVEZ
84. LA MILITANCIA ECOLÓGICA NO PUEDE DIVORCIARSE DE LA LUCHA SOCIAL
85. LAS VOCES PORFIADAMENTE VIVAS
86. EL BOGOTAZO
87. LA SEGUNDA DERROTA MILITAR DE LOS ESTADOS UNIDOS EN AMÉRICA LATINA
88. EL ARCOIRIS
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89. NIEMEYER
90. LA VÍA LÁCTEA
91. TENTACIÓN DE AMÉRICA
92. EL ESTADO EN AMÉRICA LATINA
93. MEMORIA ROTA
94. LA CARTA
95. FIDEL
96. EL CHE
97. LOS CAMINOS DEL VIENTO
98. MEA CULPA

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LA CASA DE LAS PALABRAS

A la casa de las palabras, soñó Helena Villagra, acudían los poetas. Las palabras, guardadas en
viejos frascos de cristal, esperaban a los poetas y se les ofrecían, locas de ganas de ser elegidas:
ellas rogaban a los poetas que las miraran, que las olieran, que las tocaran, que las lamieran. Los
poetas abrían los frascos, probaban palabras con el dedo y entonces se relamían o fruncían la
naríz. Los poetas andaban en busca de palabras que no conocían, y también buscaban palabras
que conocían y habían perdido. En la casa de las palabras había una mesa de los colores. En
grandes fuentes se ofrecían los colores y cada poeta se servía del color que le hacía falta: amarillo
limón o amarillo sol, azul de mar o de humo, rojo lacre, rojo sangre, rojo vino.

LOS REYES MAGOS NO CREEN EN LOS NIÑOS

Los primeros ministros de Estados Unidos, Japón, Alemania Federal, Inglaterra, Francia, Italia y
Canadá, reunidos en Lancaster House, felicitan al organismo que garantiza la libertad del dinero.
Los siete grandes del mundo capitalista aplauden por unanimidad la labor del Fondo Monetario
Internacional en los países en desarrollo. La felicitación no menciona a los verdugos, torturadores,
inquisidores, carceleros y soplones, que son los funcionarios del Fondo Monetario en esos países
en desarrollo.

MUNDO INFANTIL

Hay que tener mucho cuidado al cruzar la calle, explicaba el educador colombiano Gustave
Wilches a un grupo de niños: -Aunque haya luz verde, nunca vayan a cruzar sin mirar a un lado, y
después al otro. Y Wilches contó a los niños que una vez un automóvil lo había atropellado y lo
había dejado tumbado en medio de la calle. Evocando aquel desastre que casi le costó la vida,
Wilches frunció la cara. Pero los niños preguntaron: -¿De qué marca era el auto? ¿Tenía aire
acondicionado? ¿Y techo solar eléctrico? ¿Tenía faros antiniebla? ¿De cuántos cilindros era el
motor?

AMÉRICA LATINA INVADE LOS ESTADOS UNIDOS

Llueve hacia arriba. La gallina muerde al zorro y la liebre fusila al cazador. Por primera y única vez
en la historia, soldados mexicanos invaden los Estados Unidos. Con la descuajaringada tropa que le
queda, quinientos hombres de los muchos miles que tenía, Pancho Villa atraviesa la frontera y
gritando ¡Viva México! asalta a balazos la ciudad de Columbus.

FRASES QUE HACEN CRECER LA NARIZ DE PINOCHO

La salud del mundo está hecha un asco. “Somos todos responsables”, claman las voces de la
alarma universal, y la generalización absuelve: si somos todos responsables nadie es. Como
conejos se reproducen los nuevos tecnócratas del medio ambiente. Es la tasa de natalidad más
grande del mundo: los expert o s generan expertos y más expertos que se ocupan de envolver el
tema en el papel celofán de la ambigüedad. Ellos fabrican el brumoso lenguaje de las
exhortaciones al “sacrificio de todos” en las declaraciones de los gobiernos y en los solemnes
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acuerdos internacionales que nadie cumple. Estas cataratas de palabras, inundación que amenaza
convertirse en una catástrofe ecológica comparable al agujero de ozono, no se desencadenan
gratuitamente. El lenguaje oficial ahoga la realidad para otorgar impunidad a la sociedad de
consumo, a quienes la imponen por modelo en nombre del desarrollo y las grandes empresas que
le sacan jugo. Pero las estadísticas confiesan. Los datos ocultos bajo el palabrerío revelan que el
veinte por ciento de la humanidad comete el ochenta por ciento de las agresiones contra la
naturaleza, crimen que los asesinos llaman suicidio, y es la humanidad entera quien paga las
consecuencias de la degradación de la tierra, la intoxicación del aire, el envenenamiento del agua,
el enloquecimiento del clima y la dilapidación de los recursos naturales no renovables.

MÁS FRASES QUE HACEN CRECER LA NARIZ DE PINOCHO

La señora Harlem Brutland, que encabeza el gobierno de Noruega, comprobó recientemente que
“si los siete mil millones de pobladores que habitan el planeta consumieran lo mismo que los
países desarrollados de Occidente, harían falta 10 planetas como el nuestro para satisfacer todas
sus necesidades”. Una experiencia imposible. Pero los gobernantes del país del Sur que prometen
el ingreso al Primer Mundo, mágico pasaporte que nos hará a todos ricos y felices, no sólo
deberían ser procesados por estafa. No sólo nos están tomando el pelo, no: además esos
gobernantes están cometiendo el delito de apología del crimen. Porque este sistema de vida que
se ofrece como paraíso, fundado en la explotación del prójimo y en la aniquilación de la
naturaleza, es el que nos está enfermando el cuerpo, nos está envenenando el alma y nos está
dejando sin mundo. Extirpación del comunismo, implantación del consumismo, la operación ha
sido un éxito pero el paciente se está muriendo.

ALFARO

Una mujer alta, toda vestida de negro, maldice al presidente Alfaro mientras clava el puñal en su
cadáver. Después levanta en la punta de un palo, bandera flameante, el ensangrentado jirón de su
camisa. Tras la mujer de negro, marchan los vengadores de la Santa Madre Iglesia. Con sogas van
arrastrando, por los pies, al muerto desnudo. Desde las ventanas, llueven flores. Chillan vivas a la
religión las viejas comesantos, tragahostias, cuentachismes. Se enchastran de sangre las calles
empedradas, que los perros y las lluvias nunca podrán lavar del todo. En el fuego culmina la
carnicería. Se enciende una gran hoguera y allí echan lo que queda de l viejo Alfaro. Después
pisotean sus cenizas los matones y los hampones a sueldo de señoritos. Eloy Alfaro había osado
expropiar las tierras de la Iglesia, dueña de mucho Ecuador, y con sus rentas había creado escuelas
y hospitales. Amigo de Dios pero no del Papa, había implantado el divorcio y había liberado a los
indios presos por deudas. A nadie odiaban tanto los de sotana ni temían tanto los de levita. Cae la
noche. Huele a carne quemada el aire de Quito. La banda militar toca valses y pasillos en la re treta
de la Plaza Grande, como todos los domingos.

LA MADRE TIERRA

¿Qué tiene dueño la tierra? ¿Cómo así? ¿Cómo se ha de vender? ¿Cómo se ha de comprar? Si ella
no nos pertenece, pues. Nosotros somos de ella. Sus hijos somos. Así siempre, siempre. Tierra
Viva. Como cría a los gusanos, así nos cría. Tiene huesos y sangre. Leche tiene, y nos da de mamar.
Pelo tiene, pasto, paja, árboles. Ella sabe parir papas. Hace nacer casas. Gente hace nacer. Ella nos
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cuida y nosotros la cuidamos. Ella bebe chicha, acepta nuestro convite. Hijos suyos somos ¿Cómo
se ha de vender? ¿Cómo se ha de comprar?

CELEBRACIÓN DE LA VOZ HUMANA /2

Tenían las manos atadas o esposadas, y sin embargo los dedos danzaban. Los presos estaban
encapuchados: pero inclinándose alcanzaban a ver algo, alguito, por abajo. Aunque hablar, estaba
prohibido, ellos conversaban con las manos. Pinio Ungerfeld me enseñó el alfabeto de los dedos,
que en prisión aprendió sin profesor: -Algunos teníamos mala letra -me dijo-. Otros eran unos
artistas de la caligrafía. La dictadura uruguaya quería que cada uno fuera nada más que uno, que
cada uno fuera nadie; en cárceles y cuarteles y en todo el país, la comunicación era delito. Algunos
presos pasaron más de diez años enterrados en solitarios calabozos del tamaño de un ataúd, sin
escuchar más voces que el estrépito de las rejas o los pasos de las botas por los corredores.
Fernández Huidobro y Mauricio Rosencof, condenados a esa soledad, se salvaron porque pudieron
hablarse, con golpecitos a través de la pared. Así se contaban sueños y recuerdos, amores y
desamores: discutían, se abrazaban, se peleaban; compartían certezas y bellezas y también
compartían dudas y culpas y preguntas de esas que no tienen respuestas. Cuando es verdadera,
cuando nace de la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la pare. Si le niegan la boca,
ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o por donde sea. Porque todos, toditos,
tenemos algo que decir a los demás, alguna cosa que merece ser por los demás celebrada o
perdonada.

EL AMOR

En la selva amazónica, la primera mujer y el primer hombre se miraron con curiosidad. Era raro lo
que tenían entre las piernas.
—¿Te han cortado? —preguntó el hombre.
—No —dijo ella—. Siempre he sido así.
Él la examinó de cerca. Se rascó la cabeza. Allí había una llaga abierta. Dijo:
—No comas yuca, ni guanábanas, ni ninguna fruta que se raje al madurar. Yo te curaré. Échate en
la hamaca y descansa. Ella obedeció. Con paciencia tragó los menjunjes de hierbas y se dejó aplicar
las pomadas y los ungüentos. Tenía que apretar los dientes para no reírse, cuando él le decía:
—No te preocupes.
El juego le gustaba, aunque ya empezaba a cansarse de vivir en ayunas y tendida en una hamaca.
La memoria de las frutas le hacía agua la boca. Una tarde, el hombre llegó corriendo a través de la
floresta. Daba saltos de euforia y gritaba:
—¡Lo encontré! ¡Lo encontré!
Acababa de ver al mono curando a la mona en la copa de un árbol.
—Es así —dijo el hombre, aproximándose a la mujer. Cuando terminó el largo abrazo, un aroma
espeso, de flores y frutas, invadió el aire. De los cuerpos, que yacían juntos, se desprendían
vapores y fulgores jamás vistos, y era tanta su hermosura que se morían de vergüenza los soles y
los dioses.

LA FUNCIÓN DEL ARTE /2

El pastor Miguel Brun me contó que hace algunos años estuvo con los indios del Chaco paraguayo.
Él formaba parte de una misión evangelizadora. Los misioneros visitaron a un cacique que tenía
prestigio de muy sabio. El cacique, un gordo quieto y callado, escuchó sin pestañear la propaganda
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religiosa que le leyeron en lengua de los indios. Cuando la lectura terminó, los misioneros se
quedaron esperando. El cacique se tomó su tiempo. Después, opinó: - Eso rasca. Y rasca mucho, y
rasca muy bien. Y sentenció: - Pero rasca donde no pica.

CELEBRACIÓN DE LA FANTASÍA

Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca del Cuzco. Yo me había desprendido de un
grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar,
enclenque, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía,
porque la estaba usando en no sé qué aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en
la mano. Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré ro deado de un
enjambre de niños que exigían a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitos
cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado; Había quien quería un cóndor, y quien una
serpiente, otros preferían loritos o lechuzas, y no faltaban los que pedían un fantasma o un
dragón. Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba más de un
metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en la muñeca; - Me lo mandó un tío
mío que vive en Lima -dijo. -¿Y anda bien? -le pregunté. - Atrasa un poco - reconoció.

VAN LOS ECOS EN BUSCA DE LA VOZ

Mientras escribía palabras que querían a la gente, Julio Cortázar iba haciendo su viaje, viaje al
revés, por el túnel del tiempo. Él estaba yendo desde el final hacia el principio: del desaliento al
entusiasmo, de la indiferencia a la pasión, de la soledad a la solidaridad. A sus casi setenta anos,
era un niño que tenía todas las edades a la vez. Pájaro que vuela hacia el huevo; Cortázar iba
desandando vida, año tras año, día tras día, rumbo al abrazo de los amantes que hacen el amor
que los hace. Y ahora muere, ahora entra en la tierra, como entrando en mujer regresa el hombre
al lugar de donde viene.

EL ARTE PARA LOS NIÑOS

Ella estaba sentada en una silla alta, ante un plato de sopa, que le llegaba a la altura de los ojos.
Tenía la naríz fruncida y los dientes apretados y los brazos cruzados. La madre pidió auxilio: -
Cuéntale un cuento Onelio -pidió-, Cuéntale, tú que eres escritor. Y Onelio Jorge Cardoso,
esgrimiendo una cucharada de sopa, comenzó su relato: - Había una pajarita que no quería comer
la comidita. La pajarita tenía el piquito cerradito, y la mamita le decía Te vas a quedar enanita,
pajarita, si no comés la comidita Pero la pajarita no hacía caso a la mamita y no abría su piquito… Y
entonces la niña lo interrumpió: - Que pajarita de mierdita opinó.

EL ARTE DESDE LOS NIÑOS

Mario Montenegro canta los cuentos que sus hijos le cuentan. Él se sienta en el suelo, con su
guitarra, rodeado por un círculo de hijos, y esos ni ños o conejos le cuentan la historia de los
setenta conejos que se subieron uno encima del otro para poder besar a la jirafa, o le cuentan la
historia del conejo azul que estaba solo en el cielo: una estrella se llevó al conejo azul a pasear por
el cielo, y visitaron la luna, que es un gran país blanco y redondo y todo lleno de agujeros, y
anduvieron girando por el espacio, y brincaron sobre las nubes de algodón, y después la estrella se
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cansó y se volvió al país de las estrellas, y el conejo se volvió al país de los cone jos, y allí comió
maíz y cagó y se fue a dormir y soñó que era un conejo azul que estaba solo en medio del cielo.

HATUEY

En estas islas, en estos humilladeros, son muchos los que eligen su muerte, ahorcándose o
bebiendo veneno junto a sus hijos. Los invasores no pueden evitar esta venganza, pero saben
explicarla: los indios, tan salvajes que piensan que todo es común, dirá Oviedo, son gente de su
natural ociosa e viciosa, e de poco trabajo... Muchos dellos por su pasatiempo, se mataron con
ponzoña por no trabajar, y otros se ahorcaron con sus propias manos. Hatuey, jefe indio de la
región de la Guahaba, no se ha suicidado. En canoa huyó de Haití, junto a los suyos, y se refugió en
las cuevas y los montes del oriente de Cuba. Allí señaló una cesta llena de oro y dijo:
—Éste es el dios de los cristianos. Por él nos persiguen. Por él han muerto nuestros padres y
nuestros hermanos. Bailemos para él. Si nuestra danza lo complace, este dios mandará que no nos
maltraten. Lo atrapan tres meses después. Lo atan a un palo. Antes de encender el fuego que lo
reducirá a carbón y ceniza, un sacerdote le promete gloria y eterno descanso si acepta bautizarse.
Hatuey pregunta:
—En ese cielo, ¿están los cristianos?
—Sí.
Hatuey elige el infierno y la leña empieza a crepitar.

SUPERMAN

En la revista «Action Comics» se publican las aventuras de Superman. Este Hércules de nuestro
tiempo custodia la propiedad privada en el universo. Desde un lugar llamado Metrópolis, viaja a
otras épocas y galaxias, volando más rápido que la luz y rompiendo las barreras del tiempo. Vaya
donde vaya, en este mundo o en otros, Superman restablece el orden con más eficacia y rapidez
que todos los marines juntos. Con una mirada derrite el acero, con una patada tala todos los
árboles de la selva, con un puñetazo perfora varias montañas a la vez. En su otra personalidad,
Superman es el timorato Clark Kent, tan pobre diablo como cualquiera de sus lectores.

PUBLICIDAD

Publicidad La dictadura militar argentina tenía la costumbre de enviar a muchas de sus víctimas al
fondo del mar. En abril de 1998, la fábrica de ropas Diesel publicó en la revista Gente un aviso que
probaba la resistencia de sus pantalones a todos los lavados. Una fotografía mostraba a ocho
jóvenes, encadenados a bloques de cemento en las profundidades del agua, y debajo decía: «No
son tus primeros jeans, pero podrían ser los últimos. Al menos dejarás un hermoso cadáver».

CRÓNICA DE LA CIUDAD DE QUITO

En las manifestaciones de izquierda, desfila a la cabeza. Suele asistir a los actos culturales, aunque
lo aburren, porque sabe que después hay farra. Le gusta el ron, sin hielo ni agua, pero que sea
cubano. Respeta los semáforos. Camina Quito de punta a punta, al derecho y al revés, recorriendo
amigos y enemigos. En las subidas, prefiere el ómnibus, y se cuela sin pagar boleto. Algunos
choferes le tiran la bronca: cuando se baja, le gritan tuerto de mierda. Se llama Choco y es
buscabronca y enamorado. Pelea hasta con cuatro a la vez; y en las noches de luna llena, se escapa
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a buscar novias. Después cuenta, alborotado, las locas aventuras que viene de vivir. Mishy no le
entiende los detalles, aunque le capta el sentido general. Una vez, hace años, se lo llevaron muy
fuera de Quito. La comida no alcanzaba, y resolvieron dejarlo e n el lejano pueblo donde había
nacido. Pero volvió. Al mes, volvió. Llegó a la puerta de su casa y se quedó ahí tirado, sin fuerza
para celebrarlo moviendo el rabo, ni para anunciarlo ladrando. Había andado por muchas
montañas y avenidas y llegó en las últimas, hecho una piltrafa, los huesos a la vista, el pellejo sucio
de sangre seca. Desde entonces odia los sombreros, los uniformes y las motocicletas.

FLOTAN CRUCES EN EL RÍO,

centenares de cruces coronadas de flores del cerro, florida escuadra de minúsculos navíos
navegando al vaivén de las olas y de la memoria: cada cruz recuerda a un obrero asesinado. El
pueblo ha echado al agua estas cruces flotantes, para que descansen en sagrado los obreros que
en el fondo del río yacen. Fue hace un año, en el puerto de Guayaquil. Hacía horas que estaba
Guayaquil en manos proletarias. Ni los del gobierno podían circular sin salvoconducto de los
sindicatos. Los trabajadores, hartos de comer hambre, habían declarado la primera huelga general
en la historia del Ecuador. Las mujeres, lavanderas, cigarreras, cocineras, vendedoras ambulantes,
habían formado el comité Rosa Luxemburgo; y eran las más gallas.
—Hoy la chusma se levantó riendo. Mañana se recogerá llorando —anunció Carlos Arroyo,
presidente de la Cámara de Diputados. Y el presidente de la república, José Luis Tamayo, ordenó al
general Enrique Barriga:
—Cueste lo que cueste.
Los huelguistas se habían concentrado, en inmensa manifestación, cuando avanzaron marcando el
paso, por las calles de alrededor, las botas militares. A los primeros balazos, muchos obreros
quisieron huir, como de hormiguero pateado, y fueron los primeros en caer. A quién sabe cuántos
arrojaron al fondo del río Guayas, con los vientres abiertos a bayoneta.

LA TRAMPA

Por valija diplomática llegan los verdes billetes que financian huelgas y sabotajes y cataratas de
mentiras. Los empresarios paralizan a Chile y le niegan alimentos. No hay más mercado que el
mercado negro. Largas colas hace la gente en busca de un paquete de cigarrillos o un kilo de
azúcar; conseguir carne o aceite requiere un milagro de la Virgen María Santísima. La Democracia
Cristiana y el diario «El Mercurio» dicen pestes del gobierno y exigen a gritos el cuartelazo
redentor, que ya es hora de acabar con esta tiranía roja; l es hacen eco otros diarios y revistas y
radios y canales de televisión. Al gobierno le cuesta moverse: jueces y parlamentarios le ponen
palos en las ruedas, mientras conspiran en los cuarteles los jefes militares que Allende cree leales.
En estos tiempos difíciles, los trabajadores están descubriendo los secretos de la economía. Están
aprendiendo que no es imposible producir sin patrones, ni abastecerse sin mercaderes. Pero la
multitud obrera marcha sin armas, vacías las manos, por este camino de su libertad. Desde el
horizonte vienen unos cuantos buques de guerra de los Estados Unidos, y se exhiben ante las
costas chilenas. Y el golpe militar, tan anunciado, ocurre.

PORFIADA FE

El general Pinochet estampa su firma al pie de un decreto-ley que impone la propiedad privada a
los indios mapuches. El gobierno ofrece dinero, alambres y semillas a quienes acepten parcelar sus
comunidades por las buenas. Si no lo aceptan por las buenas, advierte el gobierno, lo aceptarán
por las malas. Pinochet no es el primero en creer que la codicia está en la naturaleza humana y
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que así lo quiere Dios. Algún tiempo antes, el conquistador Pedro de Valdivia había intentado
romper las comunidades indígenas de Chile. Desde entonces, a los indios les han arrebatado todo:
a sangre y fuego todo: la tierra, el idioma, la religión, las costumbres. Pero los indios, acorralados
en sus últimas comarcas, condenados a la última miseria, exhaustos de tanta guerra y tanta estafa,
persisten en creer que el mundo es una morada compartida.

NOCHEBUENA

Fernando Silva dirige el hospital de niños en Managua. En vísperas de Navidad, se quedó


trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a
iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar. Hizo
una última recorrida por las salas, viendo si todo queda en orden, y en eso estaba cuando sintió
que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón; se volvió y descubrió que uno de los
enfermitos le andaba atrás. En la penumbra lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando
reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían
permiso. Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano: -Decile a… -susurró el niño-. Decile a
alguien, que yo estoy aquí.

LOS NADIES

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún
mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena
suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por
mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie
derecho, o empiecen el año cambiando de escoba. Los nadies: los hijos de nadie, los dueños d e
nada. Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos,
rejodidos. Que no son, aunque sean. Que no hablan idiomas, sino dialectos. Que no profesan
religiones, sino supersticiones. Que no hacen arte, sino artesanía. Que no practican cultura, sino
folklore. Que no son seres humanos, sino recursos humanos. Que no tienen cara, sino brazos. Que
no tienen nombre, sino número. Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de
la prensa local. Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

MARIÁTEGUI

En barco regresa al Perú, después de vivir unos años en Europa, José Carlos Mariátegui. Cuando se
marchó era un bohemio de la noche limeña, cronista de caballos, poeta místico que sentía mucho
y entendía poco. Allá en Europa descubrió América: Mariátegui encontró el marxismo y encontró a
Mariátegui y así supo ver, de lejos, a la distancia, al Perú que de cerca no veía. Cree Mariátegui
que el marxismo integra el progreso humano tan indiscutiblemente como la vacuna antivariólica o
la teoría de la relatividad, pero para peruanizar al Perú hay que empezar por peruanizar al
marxismo, que no es catecismo ni copia al calco sino llave para entrar en el país profundo. Y las
claves del país profundo están en las comunidades indias, despojadas por el latifundio estéril pero
invictas en sus socialistas tradiciones de trabajo y vida.

EL SANTO CONSUMISMO CONTRA EL DRAGÓN DEL COMUNISMO


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#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


El baño de sangre de Chile provoca bronca y asco en el mundo entero, pero en Miami no: una
jubilosa manifestación de cubanos exiliados celebra el asesinato de Allende y de todos los demás.
Miami se ha convertido en la ciudad cubana más populosa después de La Habana. La calle Ocho es
la Cuba que fue. En Miami ya se han apagado las ilusiones de derribar a Fidel, pero circulando por
la calle Ocho cualquiera regresa a los buenos tiempos perdidos. Allí mandan banqueros y
mafiosos, todo el que piensa es loco o peligroso comunista y los negros no se han salido de su
lugar. Hasta el silencio es estridente. Se fabrican almas de plástico y automóviles de carne y hueso.
En los supermercados, las cosas compran a la gente.

«HAY QUE OBEDECER», ENSEÑAN A LOS ESTUDIANTES URUGUAYOS LOS NUEVOS TEXTOS
OFICIALES

La existencia de partidos políticos no es esencial para una Democracia. Tenemos el claro ejemplo
del Vaticano, donde no existen partidos políticos y sin embargo hay una real Democracia...
La igualdad de la mujer, mal interpretada, significa estimular su sexo y su intelectualidad y
posponer su misión de madre y esposa. Si bien desde el punto de vista jurídico el hombre y la mujer
son evidentemente iguales, no es así desde el punto de vista biológico. La mujer como tal está
supeditada a su marido y le debe por tanto obediencia. Es necesario que en toda sociedad haya un
jefe que sirva de guía y la familia es una sociedad... Es necesario que unos obedezcan para que
otros puedan ejercer el mando. Si nadie obedeciese, sería imposible mandar...

LAS MADRES DE PLAZA DE MAYO,

mujeres paridas por sus hijos, son el coro griego de esta tragedia. Enarbolando las fotos de sus
desaparecidos, dan vueltas y vueltas a la pirámide, ante la rosada casa de gobierno, con la misma
obstinación con que peregrinan por cuarteles y comisarías y sacristías, secas de tanto llorar,
desesperadas de tanto esperar a los que estaban y ya no están, o quizás siguen estando, o quién
sabe:
—Me despierto y siento que está vivo —dice una, dicen todas—. Me voy desinflando mientras
pasa la mañana. Se me muere al mediodía. Resucita en la tarde. Entonces vuelvo a creer que
llegará y pongo un plato para él en la mesa, pero se vuelve a morir y a la noche me caigo dormida
sin esperanza. Me despierto y siento que está vivo. Las llaman locas. Normalmente no se habla de
ellas. Normalizada la situación, el dólar está barato y cierta gente también. Los poetas locos van al
muere y los poetas normales besan la espada y cometen elogios y silencios. Con toda normalidad
el ministro de Economía caza leones y jirafas en la selva africana y los generales cazan obreros en
los suburbios de Buenos Aires. Nuevas normas de lenguaje obligan a llamar Proceso de
Reorganización Nacional a la dictadura militar.

ROQUE

Roque Dalton, alumno de Miguel Mármol en las artes de la resurrección, se salvó dos veces de
morir fusilado. Una vez se salvó porque cayó el gobierno y otra vez se salvó porque cayó la pared,
gracias a un oportuno terremoto. También se salvó de los torturadores, que lo dejaron maltrecho
pero vivo, y de los policías que lo corrieron a balazos, Y se salvó de los hinchas de fútbol que lo
corrieron a pedradas, y se salvó de las furias de una chancha recién parida y de numerosos
maridos sedientos de venganza. Poeta hondo y jodón, Roque prefería tomarse el pelo a tomarse
en serio, y así se salvó de la grandilocuencia y de la solemnidad y de otras enfermedades que
gravemente aquejan a la poesía política latinoamericana. No se salva de sus compañeros. Son sus
propios compañeros quienes condenan a Roque por delito de discrepancia. De al lado tenía que
venir esta bala, la única bala capaz de encontrarlo.
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#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


BORGES

Le horroriza todo lo que reúne a la gente, como el fútbol o la política, y todo lo que la multiplica,
como el espejo o el acto del amor. No reconoce otra realidad que la que existe en el pasado, en el
pasado de sus antepasados, y en los libros escritos por quienes supieron nombrarla. El resto es
humo. Con alta finura y filoso ingenio, Jorge Luis Borges cuenta la Historia universal de la infamia.
De la infamia nacional, la que lo rodea, ni se entera.

ALLENDE

Le gusta la buena vida. Varias veces ha dicho que no tiene pasta de apóstol ni condiciones para
mártir. Pero también ha dicho que vale la pena morir por todo aquello sin lo cual no vale la pena
vivir. Los generales alzados le exigen la renuncia. Le ofrecen un avión para que se vaya de Chile. Le
advierten que el palacio presidencial será bombardeado por tierra y aire. Junto a un puñado de
hombres, Salvador Allende escucha las noticias. Los militares se han apoderado de todo el país.
Allende se pone un casco y prepara su fusil. Resuena el estruendo de las primeras bombas. El
presidente habla por radio, por última vez:
—Yo no voy a renunciar...

AMARES

Nos amábamos rodando por el espacio y éramos una bolita de carne sabrosa y salsosa, una sola
bolita caliente que resplandecía y echaba jugosos aromas y vapores mientras daba vueltas y
vueltas por el sueño de Helena y por el espacio infinito y rodando caía, suavemente caía, hasta que
iba a parar al fondo de una gran ensalada. Allí se quedaba, aquella bolita que éramos ella y yo; y
desde el fondo de la ensalada vislumbrábamos el cielo. Nos asomábamos a duras penas a través
del tupido follaje, de las lechugas, los ramajes de apio y el bosque del perejil, y alcanzábamos a ver
algunas estrellas que andaban navegando en lo más lejos de la noche.

EL HORNERO

Cuando cumplió la edad de las tres pruebas, aquel muchacho corrió y nadó mejor que nadie y
estuvo nueve días sin comer, estirado por cueros, sin moverse ni quejarse. Durante las pruebas
escuchaba una voz de mujer que cantaba para él, desde muy lejos, y lo ayudaba a aguantar. El jefe
de la comunidad decidió que debía casarse con su hija, pero él alzó vuelo y se perdió en los
bosques del río Paraguay, buscando a la cantora. Por allá anda todavía el hornero. Aletea fuerte y
proclama alegrías cuando cree que viene, volando, la voz buscada. Esperando a la que no llega, ha
construido una casa de barro, con puerta abierta a la brisa del norte, en un lugar que está a salvo
de los rayos. Todos lo respetan. Quien mata al hornero o rompe su casa, atrae la tormenta.

EL NOMBRE ROBADO

La dictadura del general Pinochet cambió los nombres de veinte poblaciones del pobrerío, casas
de lata y cartón, en las afueras de Santiago de Chile. En el rebautizo, la población Violeta Parra
recibió el nombre de algún militar heroico. Pero sus habitantes se niegan a llevar ese nombre no
elegido: ellos se llaman Violeta Parra, o nada. Hace tiempo, en unánime asamblea, habían decidido
llamarse como aquella campesina cantora, de voz gastadita, que en sus peleonas canciones supo
celebrar los misterios de Chile. Violeta era pecante y picante, amiga del guitarreo y del converse y
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#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


del enamore, y por bailar y payasear se le quemaban las empanadas. Gracias a la vida, que me ha
dado tanto, cantó en su última canción; y un revolcón de amor la arrojó a la muerte.

LA NOCHE /1

No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se
vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.

EL DIAGNÓSTICO Y LA TERAPÉUTICA

El amor es una enfermedad de las más jodidas y contagiosas. A los enfermos, cualquiera nos
reconoce. Hondas ojeras delatan que jamás dormimos, despabilados noche tras noche por los
abrazos, y padecemos fiebres devastadoras y sentimos una irresistible n ecesidad de decir
estupideces. El amor se puede provocar, dejando caer un puñadito de polvo de quereme, como al
descuido, en el café o en la sopa o en el trago. Se puede provocar, pero no se puede impedir. No lo
impide el agua bendita, ni lo impide el polvo de hostia; tampoco el diente de ajo sirve para nada.
El amor es sordo al Verbo divino y al conjuro de las brujas. No hay decreto del gobierno que pueda
con él, ni pócima capaz de evitarlo, aunque las vivanderas pregonen, en los mercados, infalibles
brebajes con garantía y todo.

LA NOCHE /2

Arránqueme, señora, las ropas y las dudas. Desnú- deme, desdúdeme.

LA NOCHE /3

Yo me duermo a la orilla de una mujer: yo me duermo a la orilla de un abismo.

LOS LLAMARES

La luna llama a la mar y la mar llama al humilde chorrito de agua, que en busca de la mar corre y
corre desde donde sea, por muy lejos que sea, y corriendo crece y arremete y no hay montaña que
le pare la pechada. El sol llama a la parra, que queriendo sol se estira y sube. El primer aire de la
mañana llama a los olores de la ciudad que despierta, aroma de pan recién dorado, aroma de café
recién molido, y los aromas al aire entran y del aire se apoderan. La noche llama a las flores del
camalote, y a medianoche en punto estallan en el río esos blancos ful gores que abren la negrura y
se meten en ella y la rompen y se la comen.

EL GOL

El gol es el orgasmo del fútbol. Como el orgasmo, el gol es cada vez menos frecuente en la vida
moderna. Hace medio siglo, era raro que un partido terminara sin goles: 0 a 0, dos bocas abiertas,
dos bostezos. Ahora, los once jugadores se pasan todo el partido colgados del travesaño,
dedicados a evitar los goles y sin tiempo para hacerlos. El entusiasmo que se desata cada vez que
la bala blanca sacude la red puede parecer misterio o locura, pero hay que tener en cuenta que el
milagro se da poco. El gol, aunque sea un golecito, resulta siempre
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#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


gooooooooooooooooooooooool en la garganta de los relatores de radio, un do de pecho capaz de
dejar a Caruso mudo para siempre, y la multitud delira y el estadio se olvida de que es de cemento
y se desprende de la tierra y se va al aire.

LA PEQUEÑA MUERTE

No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo
más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso
dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña
muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y
perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero
grande, muy grande ha e ser, si matándonos nos nace.

LA NOCHE /4

Me desprendo del abrazo, salgo a la calle. En el cielo, ya clareando, se dibuja, finita, la luna. La luna
tiene dos noches de edad. Yo, una.

LA TELARAÑA

Bebeagua, sacerdote de los sioux, soñó que seres jamás vistos tejían una inmensa telaraña
alrededor de su pueblo. Despertó sabiendo que así sería, y dijo a los suyos: Cuando esa extraña
raza termine su telaraña, nos encerrarán en casas grises y cuadradas, sobre tierra estéril, y en esas
casas moriremos de hambre.

DICEN LAS PAREDES /2

En Buenos Aires, en el puente de La Boca: Todos prometen y nadie cumple. Vote por nadie. En
Caracas, en tiempos de crisis, a la entrada de unos de los barrios más pobres: Bienvenida, clase
media. En Bogotá, a la vuelta de la Universidad Nacional: Dios vive. Y debajo, con otra letra: De
puro milagro. Y también en Bogotá: ¡Proletarios de todos los países, uníos! Y debajo, con otra
letra: (Último aviso.)

CELEBRACIÓN DE LA SUBJETIVIDAD

Yo ya llevaba un buen rato escribiendo Memoria del fuego, y cuanto más escribía más adentro me
metía en las historias que contaba. Ya me estaba costando distinguir el pasado del presente: lo
que había sido estaba siendo, y estaba siendo a mí alrededor, y escribir era mi manera de golpear
y de abrazar. Sin embargo, se supone que los libros de historia no son subjetivos. Se lo comenté a
don José Coronel Urtecho: en este libro que estoy escribiendo, al revés y al derecho, a luz y a
trasluz, se mire como se mire, se me notan a simple vista mis broncas y mis amores. Y a orillas del
río San Juan, el viejo poeta me dijo que a los fanáticos de la objetividad no hay que hacerles ni
puto caso: - No te preocupés -me dijo-. Así debe ser. Los que hacen de la objetividad una religión,
mienten. Ellos no quieren ser objetivos, mentira: quieren ser objetos, para salvarse del dolor
humano.

DERECHO AL DELIRIO
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#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


¿Qué tal si deliramos por un ratito? ¿Qué tal si clavamos los ojos más allá de la infam ia para
adivinar otro mundo posible? El aire estará limpio de todo veneno que no provenga de los miedos
humanos y de las humanas pasiones; En las calles, los automóviles serán aplastados por los perros;
La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por el ordenador, ni será
comprada por el supermercado, ni será tampoco mirada por el televisor; El televisor dejará de ser
el miembro más importante de la familia y será tratado como la plancha o el lavarropas; Se
incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o
por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega
el niño sin saber que juega; En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumpli r el
servicio militar, sino los que quieran cumplirlo; Nadie vivirá para trabajar pero todos trabajarán
para vivir; Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de
vida a la cantidad de cosas; Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las
hiervan vivas; Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos; Los políticos
no creerán que a los pobres les encanta comer promesas; La solemnidad se dejará de creer que es
una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo; La muerte y el
dinero perderán sus mágicos poderes y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en
virtuoso caballero; La comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la
comida y la comunicación son derechos humanos; Nadie morirá de hambre, porque nadie morirá
de indigestión; Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá
niños de la calle; Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños
ricos; La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla y la policía no será la maldición
de quienes no puedan comprarla; La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir
separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda; En Argentina, las locas de
Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos
de la amnesia obligatoria; La Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de l as tablas de Moisés, y el
sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo; La Iglesia también dictará otro mandamiento,
que se le había olvidado a Dios: «Amarás a la naturaleza, de la que formas parte»; Serán
reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma; Los desesperados serán esperados y
los perdidos serán encontrados porque ellos se desesperaron de tanto esperar y ellos se perdieron
por tanto buscar; Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de
belleza y voluntad de justicia, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan
vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo; Seremos imperfectos
porque la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en est e mundo, en
este mundo chambón y jodido, seremos capaces de vivir cada como si fuera el primero y, cada
noche como si fuera la última.

LA CRUZ ROJA NO ACEPTA SANGRE DE NEGROS

Salen los soldados de los Estados Unidos hacia los frentes de guerra. Muchos son negros, al mando
de oficiales blancos. Los que sobrevivan, volverán a casa. Los negros entrarán por la puerta de
atrás, y en los estados del sur tendrán un lugar aparte para vivir y trabajar y morir, y hasta yacerán
después de muertos en cementerio aparte. Los encapuchados del Ku Klux Klan evitarán que los
negros se metan en el mundo de los blancos, y sobre todo en los dormitorios de las blancas. La
guerra acepta negros. Miles y miles de negros norteamericanos. La Cruz Roja, no. La Cruz Roja de
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#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


los Estados Unidos prohíbe la sangre de negros en los bancos de plasma. Así evita que la mezcla de
sangres se haga por inyección.

CELEBRACIÓN DE LAS BODAS DE LA RAZÓN Y EL CORAZÓN

Para qué escribe uno, si no es para juntar sus pedazos? Desde que entramos en la escuel a o la
iglesia, la educación nos descuartiza: nos enseña a divorciar el alma del cuerpo y la razón del
corazón. Sabios doctores de Ética y Moral han de ser los pescadores de la costa colombiana, que
inventaron la palabra sentipensante para definir el lenguaje que dice la verdad.

EL CONEJO

El conejo quería crecer. Dios le prometió que lo aumentaría de tamaño si le traía una piel de tigre,
una de mono, una de lagarto y una de serpiente. El conejo fue a visitar al tigre.
—Dios me ha contado un secreto —comentó, confidencial.
El tigre quiso saber y el conejo anunció un huracán que se venía.
—Yo me salvaré, porque soy pequeño. Me esconderé en algún agujero. Pero tú, ¿qué harás? El
huracán no te va a perdonar.
Una lágrima rodó por entre los bigotes del tigre.
—Sólo se me ocurre una manera de salvarte —ofreció el conejo—.
Buscaremos un árbol de tronco muy fuerte. Yo te ataré al tronco por el cuello y por las manos y el
huracán no te llevará. Agradecido, el tigre se dejó atar. Entonces el conejo lo mató de un
garrotazo y lo desnudó. Y siguió camino, bosque adentro, por la comarca de los zapotecas.
Se detuvo bajo un árbol donde un mono estaba comiendo. Tomando un cuchillo del lado que no
tiene filo, el conejo se puso a golpearse el cuello. A cada golpe, una carcajada. Después de mucho
golpearse y reírse, dejó el cuchillo en el suelo y se retiró brincando.

Se escondió entre las ramas, al acecho. El mono no demoró en bajar. Miró es cosa que hacía reír y
se rascó la cabeza. Agarró el cuchillo y al primer golpe cayó degollado. Faltaban dos pieles. El
conejo invitó al lagarto a jugar a la pelota. La pelota era de piedra: lo golpeó en el nacimiento de la
cola y lo dejó tumbado. Cerca de la serpiente, el conejo se hizo el dormido. Antes de que ella
saltara, cuando estaba tomando impulso, de un santiamén le clavó las uñas en los ojos. Llegó al
cielo con las cuatro pieles.
—Ahora, créceme —exigió. Y Dios pensó: «Siendo tan pequeñito, el conejo hizo lo que hizo. Si lo
aumento de tamaño, ¿qué no hará? Si el conejo fuera grande, quizás yo no sería Dios.» El conejo
esperaba. Dios se acercó dulcemente, le acarició el lomo y de golpe le atrapó las orejas, lo revoleó
y lo arrojó a la tierra.
De aquella vez quedaron largas las orejas del conejo, cortas las patas delanteras, que extendió
para parar la caída, y colorados los ojos, por el pánico.

EL MUNDO

Un hombre del pueblo de Negu·, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta,
contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de
fueguitos.

- El mundo es eso - reveló -. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz
propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y
fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de
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fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman;

#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se
acerca, se enciende.

LA TELEVISIÓN /2

La televisión, ¿muestra lo que ocurre? En nuestros países, la televisión muestra lo que ella quiere
que ocurra; y nada ocurre si la televisión no lo muestra. La televisión, esa última luz que te salva
de la soledad y de la noche, es la realidad. Porque la vida es un espectáculo: a los que se portan
bien, el sistema les promete un cómodo asiento.

LA TELEVISIÓN /3

La tele dispara imágenes que reproducen el sistema y voces que le hacen eco; y no hay rincón del
mundo que ella no alcance. El planeta entero es un vasto suburbio de Dallas. Nosotros comemos
emociones importadas como si fueran salchichas en lata, mientras los jóvenes hijos de la
televisión, entrenados para contemplar la vida en lugar de hacerla, se encogen de hombros. En
América latina, la libertad de expresión consiste en el derecho al pataleo en alguna radio y en
periódicos de escaso tiraje. A los libros, ya no es necesario que los prohíba la policía: los prohíbe el
precio.

LA DIGNIDAD DEL ARTE

Yo escribo para quienes no pueden leerme. Los de abajo, los que esperan desde hace siglos en la
cola de la historia, no saben leer o no tienen con qué. Cuando me viene el desánimo, me hace bien
recordar una lección de dignidad del arte que recibí hace años en un teatro de Asís, en Italia.
Habíamos ido con Helena a ver un espectáculo de pantomima, y no había nadie. Ella y yo éramos
los únicos espectadores. Cuando se apagó la luz, se nos sumaron el acomodador y el boletero. Y
sin embargo, los actores, más numerosos que el público, trabajaron aquella noche como si
estuvieran viviendo la gloria de un estreno a sala repleta. Hicieron su tarea entregándose enteros,
con todo, con alma y vida; y fue una maravilla. Nuestros aplausos retumbaron en la soledad de la
sala. Nosotros aplaudimos hasta despellejarnos las manos.

CANTINFLAS

Acude el pueblo a reír. En las carpas suburbanas de la ciudad de México, pobres teatritos de quita
y pon, todas las candilejas iluminan a Cantinflas. —Hay momentos en la vida que son
verdaderamente momentáneos — sentencia Cantinflas, bigote ralo, pantalón caído,
disparateando discursos a toda velocidad. Su desbocado palabrerío sin ton ni son imita la retórica
de los intelectualosos y los politiqueros, doctores de mucho hablar diciendo nada, que en infinitas
frases persiguen al punto sin encontrarlo jamás. En estas tierras, la economía sufre la inflación
monetaria y la política y la cultura están enfermas de inflación palabraria.

LA MALA RACHA

Mientras dura la mala racha, pierdo todo. Se me caen las cosas de los bol sillos y de la memoria:
pierdo llaves, lapiceras, dinero, documentos, nombres, caras, palabras. Yo no sé si será gualicho de
alguien que me quiere mal y me piensa peor, o pura casualidad, pero a veces el bajón demora en
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#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


irse y yo ando de pérdida en pérdida, pierdo lo que encuentro, no encuentro lo que busco, y siento
mucho miedo de que se me caiga la vida en alguna distracción.

TODA EUROPA VENDE CARNE HUMANA

No lejos de los fortines de Inglaterra y Dinamarca, a la distancia de un balazo, se alza la flamante


factoría prusiana. Una nueva bandera flamea en estas costas, sobre el techo de tronco del
almacén de esclavos y en los mástiles de los navíos que parten repletos. A través de la Compañía
de África, los alemanes se han incorporado al negocio más jugoso de la época. Los portugueses
cazan y venden negros por medio de la Compañía de Guinea. La Real Compañía Africana opera en
provecho de la corona inglesa. El pabellón francés navega en los barcos de la Compañía del
Senegal. Prospera la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales. La empresa danesa
especializada en el tráfico de esclavos se llama también Compañía de las Indias Occidentales; y la
Compañía de la Mar del Sur da de ganar a los suecos. España no tiene ninguna empresa negrera.
Pero hace un siglo, en Sevilla, la Casa de Contratación envió al rey un documentado informe
explicando que los esclavos eran las mercancías más lucrativas de cuantas entraban en América; y
así sigue siendo. Por el derecho de vender esclavos en las colonias españolas, las empr esas
extranjeras pagan fortunas a las arcas reales. Con esos fondos se han construido, entre otras
cosas, los alcázares de Madrid y de Toledo. La Junta de Negros se reúne en la sala mayor del
Consejo de Indias.

EL TIEMPO

La otra noche, me cuenta Alejandra Adoum, la madre de Alina se estaba preparando para salir.
Alina la miraba, mientras la madre, sentada ante el espejo, se pintaba los labios, se dibujaba las
cejas y se empolvaba la cara. Después la madre se probó un vestido, y otro, y se puso un collar de
coral negro, y una peineta en el pelo, y toda ella irradiaba una luz limpia y perfumada. Alina no le
quitaba los ojos de encima. - Cómo me gustaría tener tu edad -dijo Alina. - En cambio yo… sonrió la
madre- Yo daría cualquier cosa por tener cuatro años como tú. Aquella noche, al regreso, la madre
la encontró despierta. Alina se abrazó fuerte a sus piernas. -Me das mucha pena, mamá - dijo
sollozando

DICEN LAS PAREDES /4

En pleno centro de Medellín: La letra con sangre entra. Y abajo, firmado: Sicario alfabetizador. En
la ciudad uruguaya de Melo: Ayude a la policía: Tortúrese. En un muro de Masatepe, en Nicaragua,
poco después de la caída de la Dictadura de Somoza: Se morirán de nostalgia, pero no volverán.

LLORAR

Fue en la selva, en la amazonia ecuatoriana. Los indios shuar estaban llorando a una abuela
moribunda. Lloraban sentados, a la orilla de su agonía. Un testigo, venido de otros mundos,
preguntó: - ¿Por qué lloran delante de ella, si todavía está viva? Y contestaron los que lloraban: -
Para que sepa que la queremos mucho.

DICEN LAS PAREDES /5


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#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


En la Facultad de Ciencias Económicas, en Montevideo: La droga produce amnesia y otras cosas
que no recuerdo. En Santiago de Chile a orillas del río Mapocho: Bienaventurados los borrachos,
porque ellos verán a Dios dos veces. En Buenos Aires, en el barrio de Flores: Una novia sin tetas
más que novia es un amigo.

CELEBRACIÓN DE LA AMISTAD /1

En los suburbios de La Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre. En Caracas, el amigo es mi


pana o mi llave; pana por panadería, la fuente del buen pan para las hambres del alma; y llave
por… -Llave por llave - me dice Mario Benedetti. Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en
los tiempos del terror, él llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de
cinco amigos: las llaves que lo salvaron.

CELEBRACIÓN DE LA AMISTAD /2

Juan Gelman me contó que una señora se había batido a paraguazos, en una avenida de París,
contra toda una brigada de obreros municipales. Los obreros estaban cazando palomas cuando
ella emergió de un increí- ble Ford a bigotes, un coche de museo, de aquellos que arrancaban a
manivela; y blandiendo su paraguas, se lanzó al ataque. A mandobles se abrió paso, y su paraguas
justiciero rompió las redes donde las palomas habían sido atrapadas. Entonces, mientras las
palomas huían en blanco alboroto, la señora la emprendió a paraguazos contra los obreros. Los
obreros no atinaron más que a protegerse, como pudieron, con los brazos, y balbuceaban
protestas que ella no oía: más respeto, señora, haga el favor, estamos trabajando, son órdenes
superiores, señora, por qué no le pega al alcalde, cálmese señora, qué bicho la picó, se ha vuelto
loca esta mujer… Cuando a la indignada señora se le cansó el brazo, y se apoyó en una pared para
tomar aliento, los obreros exigieron una explicación. Después de un largo silencio, ella dijo: - Mi
hijo murió.

Los obreros dijeron que lo lamentaban mucho, pero que ellos no tenían la culpa. También dijeron
que esa mañana había mucho que hacer, usted comprenda… - Mi hijo murió -repitió ella. Y los
obreros: que sí, que sí, pero que ellos se estaban ganando el pan, que hay millones de palomas
sueltas por todo París, que las jodidas palomas son la ruina de esta ciudad… - Cretinos -los fulminó
la señora. Y lejos de los obreros, lejos de todo, dijo: - Mi hijo murió y se convirtió en paloma. Los
obreros callaron y estuvieron un largo rato pensando. Y por fin señalando a las palomas que
andaban por los cielos y los tejados y las aceras propusieron: - Señora: ¿porqué no se lleva a su
hijo y nos deja trabajar en paz? Ella se enderezó el sombrero negro. - ¡Ah, no! ¡Eso sí que no! Miró
a través de los obreros, como si fueran de vidrio, y muy serenamente dijo: - Yo no sé cuál de las
palomas es mi hijo. Y si supiera, tampoco me lo llevaría. Porque, ¿qué derecho tengo yo a
separarlo de sus amigos?

VALLEJO

Herida de muerte, la república española da sus últimos pasos. Poco aire le queda. El ejército de
Franco embiste aniquilando. En la abadía de Montserrat, a modo de despedida, los milicianos
publican los versos que dos latinoamericanos han escrito en homenaje a España y su tragedia. Los
poemas del chileno Neruda y del peruano Vallejo se imprimen en papel hecho de jirones de
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uniformes, banderas enemigas y vendajes. César Vallejo ha muerto poco antes de que caiga

#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


España, dolida y sola como él. Ha muerto en París, un día del cual tenía ya el recuerdo, y por
España fueron sus últimos poemas, escritos a la mala, entre cuatro lúgubres paredes. Cantó
Vallejo a la gesta del pueblo español en armas y a toda su desmesura, amado sol, amada sombra; y
España fue la última palabra que dijo, en su agonía, este poeta americano, el más americano de
los poetas.

RETRATO DE UN PELIGROSO

El pastor Martin Luther King predica contra la guerra de Vietnam. Denuncia que allá los negros
mueren más, el doble que los blancos, sirviendo de carne de cañón a una aventura imperial
comparable a los crímenes nazis. El envenenamiento del agua y de la tierra y la aniquilación de
gentes y cosechas forman parte de un plan de exterminio. Del millón de vietnamitas muertos,
revela el predicador, los niños son la mayoría. Los Estados Unidos, dice, sufren una infección del
alma; y cualquier autopsia revelaría que esa infección se llama Vietnam. Hace seis años, el FBI
clasificó a este hombre en la sección A del índice Reservado, entre las personas peligrosas que hay
que vigilar y encarcelar en caso de emergencia. Desde entonces la policía le muerde los talones, lo
espía día y noche, lo amenaza, lo provoca. Martin Luther King se desploma en el balcón de un
hotel de Memphis. Una bala en pleno rostro acaba con tanta molestia.

EL DESCUBRIMIENTO DE LA TIERRA

La nave espacial llega desde Houston, Texas, y posa en la luna sus largas patas de araña. Los
astronautas Armstrong y Aldrin ven la Tierra como nadie la había visto hasta ahora, y la Tierra no
es la generosa teta que nos da de mamar leche y veneno sino una bella piedra helada que rueda
en la soledad del universo. Parece sin hijos la Tierra, habitada por nadie, o quizás i ndiferente,
como si no sintiera ni siquiera cosquillas por las pasiones humanas que hormiguean en su suelo.
Los astronautas nos transmiten por televisión y radio las palabras previamente programadas
acerca del gran paso que la humanidad está dando, mientras clavan el estandarte de los Estados
Unidos de América en el pedregoso Mar de la Tranquilidad.

EL AIRE Y EL VIENTO

Por los caminos voy, como el burrito de San Fernando, un poquito a pie y otro poquito andando. A
veces me reconozco en los demás. Me reconozco en los que quedarán, en los amigos abrigos,
locos lindos de la justicia y bichos voladores de la belleza y demás vagos como seguirán las
estrellas de la noche y las olas de la mar. Entonces, cuando me reconozco en ellos, yo soy aire
aprendiendo a saberme continuado en el viento. Me parece que fue Vallejo, César Vallejo, quien
dijo que a veces el viento cambia de aire. Cuando yo ya no esté, el viento estará, seguirá estando.

ALÍ

Lo llamaron Cassius Clay: se llama Muhammad Alí, por nombre elegido. Lo hici eron cristiano: se
hace musulmán, por elegida fe. Lo obligaron a defenderse: pega como nadie, feroz y veloz, tanque
liviano, demoledora pluma, indestructible dueño de la corona mundial. Le dijeron que un buen
boxeador deja la bronca en el ring: él dice que el verdadero ring es el otro, donde un negro
triunfante pelea por los negros vencidos, por los que comen sobras en la cocina. Le aconsejaron
discreción: desde entonces grita. Le intervinieron el teléfono: desde entonces grita también por
teléfono. Le pusieron uniforme para enviarlo a la guerra de Vietnam: se saca el uniforme y grita
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que no va, porque no tiene nada contra los vietnamitas, que nada malo le han hecho a él ni a

#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


ningún otro negro norteamericano. Le quitaron el título mundial, le prohibieron boxear, lo
condenaron a cárcel y multa: gritando agradece estos elogios a su dignidad humana.

CRÓNICA DE LA CIUDAD DE MANAGUA

El comandante Tomás Borge me invitó a cenar. Yo no lo conocía. Tenía fama de ser el más duro de
todos, el más temido. Había otra gente en la cena, linda gente; Él habló poco o nada. Me miraba,
me medía. La segunda vez, cenamos solos. Tomás estaba más abierto; contestó muy suelto mis
preguntas sobre los viejos tiempos de la fundación del Frente Sandinista. Y a medianoche, como
quien no quiere la cosa, me dijo:

- Ahora, contame una película.


Me defendí. Le expliqué que yo vivía en Calella, un pueblo chico, donde poco cine llegaba,
películas viejas...
- Contame - insistió, ordenó -. Cualquier película, cualquiera, aunque no sea nueva.
Entonces conté una cómica. La conté, la actué; intenté resumir, pero él exigía detalles. Y cuando
terminó:
- Ahora, otra.
Conté una de gangsters, que terminaba mal.
- Otra.
Conté una de vaqueros.
- Otra.
Conté, inventándola de cabo a rabo, una de amor.
Creo que estaba amaneciendo cuando me di por vencido, supliqué clemencia y me fui a dormir.
Me lo encontró a la semana. Tomás se disculpó:
- Te exprimí, la otra noche. Es que a mí me gusta mucho el cine, me gusta con locura, y nunca
puedo ir. Le dije que cualquiera podía entenderlo. Él era ministro del Interior de Nicaragua, en
plena guerra; el enemigo no daba tregua y no había tiempo para el cine, ni lujos así. -No no -me
corrigió --. Tiempo, tengo. El tiempo... uno se hace el tiempo, si quiere. No es problema de tiempo.
Antes, cuando estaba clandestino, disfrazado, me las arreglaba para ir al cine. Pero ahora...
No pregunté. Hubo silencio, y siguió:
- No puedo ir al cine porque... porque yo, en el cine, lloro.
- Ah - le dije -. Yo también.
- Claro - me dijo -. Enseguida me di cuenta. La primera vez que te vi, pensé: « Este tipo llora en el
cine. »

EINSTEIN

Albert Einstein se siente como si su propia mano hubiera apretado el botón. Él no hizo la bomba
atómica, pero la bomba atómica no hubiera sido posible sin sus descubrimientos. Ahora Einstein
quisiera haber sido otro, haberse dedicado al inofensivo oficio de reparar cañerías o levantar
paredes en vez de andar averiguando secretos de la vida, que otros usan para aniquilarla. Cuando
era niño, un profesor le dijo:

—Nunca llegarás a nada.

Papando moscas, con cara de estar en la luna, él se preguntaba cómo sería la luz vista por alguien
que pudiera cabalgar un rayo. Cuando se hizo hombre, encontró la respuesta, que resultó ser la
teoría de la relatividad. Recibió un premio Nobel y mereció varios más, por las respuestas que
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desde entonces ha encontrado para otras preguntas, nacidas del misterioso vínculo entre las

#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


sonatas de Mozart y el teorema de Pitágoras o nacidas de los desafiantes arabescos que dibuja, en
el aire, el humo de su larguísima pipa.

Einstein creía que la ciencia era una manera de revelar la belleza del universo. El más célebre de
los sabios tiene los más tristes ojos de la historia humana.

MAÍZ

Los dioses hicieron de barro a los primeros mayas-quichés. Poco duraron. Eran landos, sin fuerza;
se desmoronaron antes de caminar. Luego probaron con la madera. Los muñecos de palo hablaron
y anduvieron, pero eran secos: no tenían sangre ni sustancia, memoria ni rumbo. No sabían hablar
con los dioses, o no encontraban nada que decirles. Entonces los dioses hicieron de maíz a las
madres y a los padres. Con maíz amarillo y maíz blanco amasaron su carne. Las mujeres y los
hombres de maíz veían tanto como los dioses. Su mirada se extendía sobre el mundo entero. Los
dioses echaron un vaho y les dejaron los ojos nublados para siempre, porque no querían que las
personas vieran más allá del horizonte.

NOMBRES

Me firmo Galeano, que es mi apellido materno, desde los tiempos en que comencé a escribir. Eso
ocurrió cuando yo tenía diecinueve años, o quizá apenas unos días, porque llamarme así fue una
manera de nacer de nuevo. Antes, cuando era un chiquilín y publicaba dibujos, los firmaba Gius,
por la difícil pronunciación española de mi apellido paterno (Hughes se llamab a mi tatarabuelo
galés, que a los quince años se echó a la mar en el puerto de Liverpool y llegó al Caribe, a Santo
Domingo, y tiempo después a Río de Janeiro, y finalmente a Montevideo. Allí arrojo su anillo de
masón al arroyo Miguelete, y en los campos de Paysandú clavó las primeras alambradas y se hizo
dueño de tierras y de gentes, y hace más de un siglo murió, mientras traducía al inglés el Martín
Fierro). A lo largo de los años he escuchado las más diversas versiones sobre ese asuntito de mi
nombre elegido. La versión más necia, me ofende a la inteligencia, me atribuye una intención anti -
imperialista. La versión más cómica supone fines de conspiración o contrabando. Y la versión más
jodida me convierte en la oveja roja de mi familia: me inventa un padre enemigo y oligárquico, en
lugar del padre real que tengo, que es un tipo macanudo, que siempre se ha ganado la vida con su
trabajo o con la buena suerte que tiene en la quiniela. El pintor japonés Hokusai cambió de
nombre sesenta veces por celebrar sus sesenta nacimientos. En el Uruguay, país formal, lo
hubieran enjaulado por loco o alevoso simulador de identidad.

POBRE MI MADRE QUERIDA

A fines de años sesenta, el poeta Jorge Enrique Adoum regresó al Ecuador, después de mucha
ausencia. No bien llegó, cumplió el ritual obligatoria de la ciudad de Quito: se fue al estadio, a ver
jugar al equipo del Aucas. Era un partido importante, y el estadio estaba repleto.

Antes del comienzo, se hizo un minuto de silencio por la madre del árbitro, muerta en la víspera.
Todos se pusieron en pie, todos callaron. Acto seguido, un dirigente pronunció un discurso
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#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


destacando la actitud del deportista ejemplar que iba a arbitrar el partido, cumpliendo con su
deber en las más tristes circunstancias. Al centro de la cancha, cabizbajo, el hombre de negro
recibió el cerrado aplauso del público. Adoum pestañeó, se pellizcó un brazo: no podía creer. ¿En
qué país estaba? Mucho habían cambiado las cosas. Antes, la gente sólo se ocupaba del árbitro
para gritarle hijo de puta.

Y empezó el partido. A los quince minutos, estalló el estadio: gol del Aucas. Pero el árbitro anuló el
gol, por fuera de juego, y de inmediato la multitud recordó a la difunta autora de sus días.

- ¡Huérfano de puta! -rugieron las tribunas

MELLA

El dictador de Cuba, Gerardo Machado, lo manda matar. Julio Antonio Mella no es más que un
estudiante desterrado en México, que ocupa sus fervores en correr la liebre y en publicar
artículos, para poquitos lectores, contra el racismo y el colonialismo enmascarado; pero el
dictador no se equivoca al considerarlo el más peligroso de sus enemigos. Machado lo tiene en la
mira desde que los relampagueantes discursos de Mella estremecían al estudiantado de La
Habana. Mella ardía denunciando a la dictadura y burlándose de la decrepitud de la universidad
cubana, que es una fábrica de profesionales con mentalidad de convento español de la colonia.

BECERRILLO

La insurrección de los caciques Agüeynaba y Mabodamaca ha sido aplastada y todos los


prisioneros han marchado al muere. El capitán Diego de Salazar descubre a la vieja, escondida en
los matorrales, y no la ensarta con la espada. —Anda —le dice—. Lleva esta carta al gobernador,
que está en Caparra. La vieja abre los ojos de a poco. Temblando, tiende los dedos. Y se echa a
caminar. Camina como niño chico, con bambolear de osito, y lleva el sobre a modo de estandarte
o bandera. Cuando la vieja está a la distancia de un tiro de ballesta, el capitán suelta a Becerrillo. El
gobernador Ponce de León ha ordenado que Becerrillo reciba el dobl e de paga que un soldado
ballestero, por descubridor de emboscadas y cazador de indios. No tienen peor enemigo los indios
de Puerto Rico. La ráfaga voltea a la vieja. Becerrillo, duras las orejas, desorbitados los ojos, la
devorará de un bocado. —Señor perro —le suplica—, yo voy a llevar esta carta al señor
gobernador. Becerrillo no entiende la lengua del lugar, pero la vieja le muestra el sobre vacío.
—No me hagas mal, señor perro. Becerrillo husmea el sobre. Da unas vueltas en torno a esa bolsa
de huesitos trémulos que gime palabras, alza una pata y la mea.

«SABEMOS QUE EL HAMBRE ES MORTAL»

decía el cura Camilo Torres. Y si lo sabemos, decía, ¿tiene sentido perder el tiempo discutiendo si es
inmortal el alma? Camilo creía en el cristianismo como práctica del amor al prójimo y quería que
ese amor fuera eficaz. Tenía la obsesión del amor eficaz. Esa obsesión lo alzó en armas y por ella
ha caído, en un desconocido rincón de Colombia, peleando en las guerrillas.

EL PÁNICO MACHO

En la noche más antigua yacían, por primera vez, la mujer y el hombre. Entonces él escucho un
ruidito amenazante en el cuerpo de ella, un crujidero de dientes entre sus piernas, y el susto cortó
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el abrazo.

#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


Los machos más machos tiemblan todavía, en cualquier lugar del mundo, cuando recuerdan, aquel
peligro de devoración. Y se preguntan, sin saber qué preguntan: ¿será que la mujer sigue siendo
una puerta de entrada que no tiene salida? ¿Será que en ella queda quien en ella entra?

LA PRIMERA DERROTA MILITAR DE LOS ESTADOS UNIDOS AMÉRICA LATINA

El primer día del año abandonan Nicaragua los marines, con todos sus barcos y sus aviones. El
esmirriado general de los patriotas, el hombrecito que parece una T con su aludo sombrero, ha
humillado a un imperio. La prensa norteamericana lamenta los muchos muertos en tantos años
de ocupación, pero destaca el valor del entrenamiento realizado por los aviadores. Gracias a la
guerra contra Sandino, los Estados Unidos han podido ensayar por primera vez el bombardeo en
picada, desde aviones Fokker y Curtiss especialmente diseñados para combatir en Nicaragua. Al
irse, el coronel Mathews deja en su lugar a un oficial nativo simpático y fiel. Anastasio Tacho
Somoza es el nuevo director de la National Guard, que pasa a llamarse Guardia Nacional. No bien
llega a Managua, el triunfante Sandino declara:

—Ya somos libres. No dispararé un tiro más.

El presidente de Nicaragua, Juan Bautista Sacasa, le da un abrazo. El general Somoza también le da


un abrazo.

ÚSELO Y TÍRELO

La sociedad de consumo consume fugacidades. Cosas, personas: las cosas fabricadas para no
durar, mueren al nacer; y hay cada vez más personas arrojadas a la basura desde que se asoman a
la vida. Los niños abandonados en las calles de Colombia que antes se llamaban gamines ahora se
llaman desechables y están marcados para morir.

Los numerosos nadies, los fuera de lugar son “económicamente inviables” según el lenguaje
técnico. La ley de mercado los expulsa, por superabundacia de mano de obra barata. El norte del
mundo genera basura en cantidades asombrosas.

El sur del mundo genera marginados. ¿Qué destino tienen los sobrantes humanos? El sistema los
va a desaparecer.

Les dice: Ustedes no existen.

LA MUJER SIN MIEDO

Hay criminales que proclaman tan campantes 'la maté porque era mía', así no más, como si fuera
cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de propiedad privada, que hace al
hombre dueño de la mujer. Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los super machos tiene la
valentía de confesar 'la maté por miedo', porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia
del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo.

DE LA PIEDRA ARDE:
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#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


—Si parto la piedra, estas marcas se borrarán. Pero estas marcas son mis documentos,
¿comprendes? Mis documentos de identidad. Me miro al espejo y digo: «Ése soy yo», y no siento
lástima de mí. Yo luché mucho tiempo. La lucha por la libertad es una lucha de nunca acabar.
Ahora hay otros que luchan, allá lejos, como yo he luchado. Mi tierra y mi gente no son libres
todavía. ¿Comprendes? Yo no quiero olvidar. No parto la piedra porque sería una traición.

LA YERBA MATE

La luna se moría de ganas de pisar la tierra. Quería probar las frutas y bañarse en algún río. Gracias
a las nubes, pudo bajar. Desde la puesta del sol hasta el alba, las nubes cubrieron el cielo para que
nadie advirtiera que la luna faltaba. Fue una maravilla la noche en la tierra. La luna paseó por la
selva del alto Paraná, conoció misteriosos aromas y sabores y nadó largamente en el río. Un viejo
labrador la salvó dos veces. Cuando el jaguar iba a clavar sus dientes en el cuello de la luna, el viejo
degolló a la fiera con su cuchillo; y cuando la luna tuvo hambre, la llevó a su casa. «Te ofrecemos
nuestra pobreza», dijo la mujer del labrador, y le dio unas tortillas de maíz.

A la noche siguiente, desde el cielo, la luna se asomó a la casa de sus amigos. El viejo labrador
había construido su choza en un claro de la selva, muy lejos de las aldeas. Allí vivía, como en un
exilio, con su mujer y su hija. La luna descubrió que en aquella casa no quedaba nada que comer.
Para ella habían sido las últimas tortillas de maíz. Entonces iluminó el lugar con la mejor de sus
luces y pidió a las nubes que dejasen caer, alrededor de la choza, una llovizna muy especial. Al
amanecer, en esa tierra habían brotado unos árboles desconocidos. Entre el verde oscuro de las
hojas, asomaban las flores blancas. Jamás murió la hija del viejo labrador. Ella es la dueña de la
yerba mate y anda por el mundo ofreciéndola a los demás. La yerba mate despierta a los
dormidos, corrige a los haraganes y hace hermanas a las gentes que no se conocen.

ESTA ES AMÉRICA, Y AL SUR LA NADA

Andrew Carnegie vende, en 250 millones de dólares, el monopolio del acero. Lo compra el
banquero John Pierpont Morgan, dueño de la General Electric, y así funda la United States Steel
Corporation. Fiebre del consumo, vértigo del dinero cayendo en cascadas desde lo alto de los
rascacielos: los Estados Unidos pertenecen a los monopolios, y los monopolios a un puñado de
hombres, pero multitudes de obreros acuden desde Europa, año tras año, llamados por las sirenas
de las fábricas, y durmiendo en cubierta sueñan que se harán millonarios no bien salten sobre los
muelles de Nueva York. En la edad industrial, Eldorado está en los Estados Unidos; y los Estados
Unidos son América. Al sur, la otra América no atina ya ni a balbucear su propio nombre. Un
informe recién publicado revela que todos los países de esta sub-América tienen tratados
comerciales con los Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Alemania, pero ninguno los tiene con sus
vecinos. América Latina es un archipiélago de patrias bobas, organizadas para el desvínculo y
entrenadas para desamarse.

EXTRAÑO DICTADOR CHÁVEZ

Extraño dictador este Hugo Chávez. Masoquista y suicida: creó una Constitución que permite que
el pueblo lo eche, y se arriesgó a que eso ocurriera en un referéndum revocatorio que Venezuela
ha realizado por primera vez en la historia universal. No hubo castigo. Y esta resultó ser la octava
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#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


elección que Chávez ha ganado en cinco años, con una transparencia que ya hubiera querido Bush
para un día de fiesta. Obediente a su propia Constitución, Chávez aceptó el referéndum,
promovido por la oposición, y puso su cargo a disposición de la gente: “Decidan ustede s”. Hasta
ahora, los presidentes interrumpían su gestión solamente por defunción, cuartelazo, pueblada o
decisión parlamentaria. El referéndum ha inaugurado una forma inédita de democracia directa. Un
acontecimiento extraordinario: ¿Cuántos presidentes, de cualquier país del mundo, se animarían a
hacerlo?. Y ¿cuántos seguirían siendo presidentes después de hacerlo?. Este tirano inventado por
los grandes medios de comunicación, este temible demonio, acaba de dar una tremenda inyección
de vitaminas a la democracia, que en América Latina, y no sólo en América Latina, anda enclenque
y precisada de energía. Un mes antes, Carlos Andrés Pérez, angelito de Dios, demócrata adorado
por los grandes medios de comunicación, anunció un golpe de Estado a los cuatro vientos . Lisa y
llanamente afirmó que “la vía violenta” era la única posible en Venezuela, y despreció el
referéndum “porque no forma parte de la idiosincrasia latinoamericana”. La idiosincrasia
latinoamericana, o sea, nuestra preciosa herencia: el pueblo sordomudo. Hasta hace pocos años,
los venezolanos se iban a la playa cuando había elecciones. El voto no era, ni es, obligatorio. Pero
el país ha pasado de la apatía total al total entusiasmo. El torrente de electores, colas enormes
esperando al sol, a pie firme, durante horas y horas, desbordó todas las estructuras previstas para
la votación. El aluvión democrático hizo también dificultosa la aplicación de la prevista tecnología
último modelo para evitar los fraudes, en este país donde los muertos tienen la mala costumbre
de votar y donde algunos vivos votan varias veces en cada elección, quizá por culpa del mal de
Parkinson. “¡Aquí no hay libertad de expresión!”, claman con absoluta libertad de expresión las
pantallas de televisión, las ondas de las radios y las páginas de los diarios. Chávez no ha cerrado ni
una sola de las bocas que cotidianamente escupen insultos y mentiras. Impunemente ocurre la
guerra química destinada a envenenar a la opinión pública. El único canal de televisión clausurado
en Venezuela, el canal 8, no fue víctima de Chávez sino de quienes usurparon su presidencia, por
un par de días, en el fugaz golpe de Estado de abril del año 2002. Y cuando Chávez volvió de la
prisión, y recuperó la presidencia en andas de una inmensa multitud, los grandes medios
venezolanos no se enteraron de la novedad. La televisión privada estuvo todo el día pasando
películas de Tom y Jerry. Esa televisión ejemplar mereció el premio que el rey de España otorga al
mejor periodismo. El rey recompensó una filmación de esos días turbulentos de abril. La filmación
era una estafa. Mostraba a los salvajes chavistas disparando contra una inocente manifestación de
opositores desarmados. La manifestación no existía, según se ha demostrado con pruebas
irrefutables, pero se ve que este detalle no tenía importancia, porque el premio no fue retirado.
Hasta ayercito nomás, en la Venezuela saudí, paraíso petrolero, el censo reconocía oficialmente un
millón y medio de analfabetos, y había cinco millones de venezolanos indocumentados y sin
derechos cívicos. Esos y otros muchos invisibles no están dispuestos a regresar a Nadalandia, que
es el país donde habitan los nadies. Ellos han conquistado su país, que tan ajeno era: este
referéndum ha probado, una vez más, que allí se quedan.

LA MILITANCIA ECOLÓGICA NO PUEDE DIVORCIARSE DE LA LUCHA SOCIAL

La militancia ecológica no puede divorciarse de la lucha social Chico Méndez, obrero del caucho,
cayó asesinado en 1988 en la Amazonia brasileña, por creer lo que creía: la militancia ecológica no
puede divorciarse de la lucha social. Chico creía que la floresta amazónica no será salvada
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#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


mientras no se haga la reforma agraria en Brasil […] cinco años después del crimen de Chico
Méndez [se denunció] que más de cien trabajadores rurales mueren asesinados cada año en la
lucha por la tierra y [se calcula] que más de cuatro millones de campesinos sin trabajo se
encaminan a las ciudades desde las plantaciones del interior […] un campesino vale menos que
una vaca y más que una gallina, me informan en Caaguazú, en el Paraguay, y en el nordeste de
Brasil quien planta no tiene tierra y quien tiene tierra no planta. […] Es América Latina, región de
las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado siempre
en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los
lejanos centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los
hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos
[…] Hace cinco siglos cuando América fue apresada por el mercado mundial, la civilización invasora
confundió la ecología con la idolatría. La comunicación con la naturaleza era pecado, y merecía
castigo.

LAS VOCES PORFIADAMENTE VIVAS

Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran, se reconocen y se abrazan y ese lugar es
mañana. Suenan muy futuras ciertas voces del pasado americano muy pasado. Las antiguas voces,
pongamos por caso, que todavía nos dicen que somos hijos de la tierra, y que la mad re no se
vende ni se alquila. Mientas llueven pájaros muertos sobre la ciudad de México, y se convierten
los ríos en cloacas, los mares en basureros y las selvas en desiertos, esas voces porfiadamente
vivas nos anuncian otro mundo que no es este mundo enve nenador del agua, el suelo, el aire y el
alma. También nos anuncian otro mundo posible las voces antiguas que nos hablan de comunidad.
La comunidad, el modo comunitario de producción y de vida, es la más remota tradición de las
Américas, la más americana de todas: pertenece a los primeros tiempos y a las primeras gentes,
pero también pertenece a los tiempos que vienen y presienten un Nuevo Mundo. Porque nada
hay menos foráneo que el socialismo en estas tierras. Foráneo es, en cambio, el capitalismo: como
la viruela, como la gripe, vino de afuera.

EL BOGOTAZO

A las dos de la tarde de este nueve de abril, Gaitán tenía una cita. Iba a recibir a un estudiante, uno
de los estudiantes latinoamericanos que se están reuniendo en Bogotá al margen y en contra de la
ceremonia panamericana del general Marshall. A la una y media, el estudiante sale del hotel,
dispuesto a echarse una suave caminata hacia la oficina de Gaitán. Pero a poco andar escucha
ruidos de terremoto y una avalancha humana se le viene encima. El pobre río, brotado de los
suburbios y descolgado de los cerros, avanza en tromba hacia todos los lugares, huracán del dolor
y de la ira que viene barriendo la ciudad, rompiendo vidrieras, volcando tranvías, incendiando
edificios:

—¡Lo mataron! ¡Lo mataron!

Ha sido en la calle, de tres balazos. El reloj de Gaitán quedó parado a la una y cinco. El estudiante,
un cubano corpulento llamado Fidel Castro, se mete en la cabeza una gorra sin visera y se deja
llevar por el viento del pueblo.
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#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


LA SEGUNDA DERROTA MILITAR DE LOS ESTADOS UNIDOS EN AMÉRICA LATINA

En tres días acaba Cuba con los invasores. Entre los muertos, hay cuatro pilotos norteamericanos.
Los siete buques, escoltados por la Marina de Guerra de los Estados Unidos, huyen o se hunden en
la bahía de los Cochinos. El presidente Kennedy asume la total responsabilidad por este fiasco de
la CIA. La CIA creyó, como siempre, en los informes de sus pícaros espías locales, que cobran por
decir lo que gusta escuchar; y, como siempre, confundió la geografía con un mapa militar ajeno a
la gente y a la historia. Las ciénagas que la CIA eligió para el desembarco habían sido el lugar más
miserable de toda Cuba, un reino de cocodrilos y mosquitos, hasta que la revolución llegó.
Entonces el entusiasmo humano transformó estos lodazales, fundando en ellos escuelas,
hospitales y caminos. La gente de aquí fue la primera en poner el pecho a las balas, contra los
invasores que venían a salvarla.

EL ARCOIRIS

Los enanos de la selva habían sorprendido a Yobuënahuaboshka en una emboscada y le habían


cortado la cabeza. A los tumbos, la cabeza regresó a la región de los cashinahua. Aunque había
aprendido a brincar y balancearse con gracia, nadie quería una cabeza sin cuerpo.

—Madre, hermanos míos, paisanos —se lamentaba—. ¿Por qué me rechazan? ¿Por qué se
avergüenzan de mí?

Para acabar con aquella letanía y sacarse la cabeza de encima, la madre le propuso que se
transformara en algo, pero la cabeza se negaba a convertirse en lo que ya existía. La cabeza pensó,
soñó, inventó. La luna no existía. El arcoiris no existía. Pidió siete ovillos de hilo, de todos los
colores. Tomó puntería y lanzó los ovillos al cielo, uno tras otro. Los ovillos quedaron enganchados
más allá de las nubes; se desenrollaron los hilos, suavemente, hacia la tierra.

Antes de subir, la cabeza advirtió:

—Quien no me reconozca, será castigado. Cuando me vean allá arriba, digan:

«¡Allá está el alto y hermoso Yobuënahuaboshka!»

Entonces trenzó los siete hilos que colgaban y trepó por la cuerda hacia el cielo. Esa noche, un
blanco tajo apareció por primera vez entre las estrellas. Una muchacha alzó los ojos y preguntó,
maravillada: «¿Qué es eso?» De inmediato un guacamayo rojo se abalanzó sobre ella, dio una
súbita vuelta y la picó entre las piernas con su cola puntiaguda. La muchacha sangró. Desde ese
momento, las mujeres sangran cuando la luna quiere.

A la mañana siguiente, resplandeció en el cielo la cuerda de los siete colores.

Un hombre la señaló con el dedo:

—¡Miren, miren! ¡Qué raro!

Dijo eso y cayó.


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Y esa fue la primera vez que murió alguien.

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NIEMEYER

Odia el ángulo recto y el capitalismo. Contra el capitalismo no es mucho lo que puede hacer; pero
contra el ángulo recto, opresor del espacio, triunfa su arquitectura libre y sensual y leve como las
nubes. Niemeyer concibe la morada humana en forma de cuerpo de mujer, costa sinuosa o fruta
del trópico. También en forma de montaña, si la montaña se recorta en bellas curvas contra el
cielo, como es el caso de las montañas de Río de Janeiro, diseñadas por Dios el día aquel en que
Dios se creyó Niemeyer.

LA VÍA LÁCTEA

El gusano, no más grande que un dedo meñique, comía corazones de pájaros. Su padre era el
mejor cazador del pueblo de los mosetenes. El gusano crecía. Pronto tuvo el tamaño de un brazo.
Cada vez exigía más corazones. El cazador pasaba el día entero en la selva, matando para su hijo.
Cuando la serpiente ya no cabía en la choza, la selva se había vaciado de pájaros. El padre, flecha
certera, le ofreció corazones de jaguar. La serpiente devoraba y crecía. Ya no había jaguares en la
selva.
—Quiero corazones humanos —dijo la serpiente. El cazador dejó sin gente a su aldea y a las
comarcas vecinas hasta que un día, en una aldea lejana, lo sorprendieron en la rama de un árbol y
lo mataron.
Acosada por el hambre y la nostalgia, la serpiente fue a buscarlo. Enroscó su cuerpo en torno a la
aldea culpable, para que nadie pudiera escapar. Los hombres lanzaron todas sus flechas contra
aquel anillo gigante que les había puesto sitio. Mientras tanto, la serpiente no cesaba de crecer.
Nadie se salvó. La serpiente rescató el cuerpo de su padre y creció hacia arriba.

LA YUCA

Ningún hombre la había tocado, pero un niño creció en el vientre de la hija del jefe. Lo llamaron
Mani. Pocos días después de nacer, ya corría y conversaba. Desde los más remotos rincones de la
selva, venían a conocer al prodigioso Mani. No sufrió ninguna enfermedad, pero al cumplir un año
dijo: «Me voy a morir»; y murió. Pasó un tiempito y una planta jamás vista brotó en la sepultura
de Mani, que la madre regaba cada mañana. La planta creció, floreció, dio frutos. Los pájaros que
la picoteaban andaban luego a los tumbos por el aire, aleteando en espirales locas y cantando
como nunca. Un día la tierra se abrió donde Mani yacía. El jefe hundió la mano y arrancó una raíz
grande y carnosa. La ralló con una piedra, hizo una pasta, la exprimió y al amor del fuego coció pan
para todos. Nombraron mani oca a esa raíz, «casa de Mani», y mandioca es el nombre que tiene
la yuca en la cuenca amazónica y otros lugares .

TENTACIÓN DE AMÉRICA

En su gabinete de París, está dudando un sabio en geografías. Guillaume Deslile dibuja exactos
mapas de la tierra y del cielo. ¿Incluirá a El Dorado en el mapa de América? ¿Pintará el misterioso
lago, como ya es costumbre, en alguna parte del alto Orinoco? Deslile se pregunta si existen en
verdad las aguas de oro que Walter Raleigh describió grandes como el mar Caspio. ¿Son o han sido
de carne y hueso los príncipes que se sumergen y nadan, ondulantes peces de oro, a la luz de las
antorchas? El lago figura en todos los mapas hasta ahora dibujados. A veces se llama El Dorado; a
veces, Parima. Pero Deslile conoce, de oídas o leídas, testimonios que lo hacen dudar. Buscando El
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Dorado muchos soldados de fortuna han penetrado el lejano nuevo mundo, allá donde se cruzan

#MemoriasD elFuego – Homenaje a Eduardo Galeano


los cuatro vientos y se mezclan todos los colores y dolores, y no han encontrado nada. Españoles,
portugueses, ingleses, franceses y alemanes han atravesado abismos que los dioses americanos
habían cavado con uñas o dientes, han violado selvas recalentadas por el humo de tabaco soplado
por los dioses, han navegado ríos nacidos de los árboles gigantes que los dioses habían arrancado
de raíz, y han atormentado o matado indios que los dioses habían creado con saliva, aliento o
sueño. Pero al aire se ha ido y al aire se va, siempre, el oro fugitivo, y se desvanece el lago antes de
que nadie llegue. El Dorado parece el nombre de una fosa sin ataúd ni sudario. Hace dos siglos que
creció el mundo, y se hizo redondo, y desde entonces los perseguidores de alucinaciones se
marchan, desde todos los muelles, hacia tierras de América. Al amparo de un dios navegante y
conquistador, atraviesan, apretujándose en los navíos, la mar inmensa. Junto a pastores y
labriegos que Europa no ha matado de guerra, peste o hambre, viajan capitanes y mercaderes y
pícaros y místicos y aventureros. Todos buscan el milagro. Al otro lado de la mar, mágica mar que
lava sangres y transfigura destinos, se ofrece, abierta, la gran promesa de todos los tiempos. Allá
se vengarán los mendigos. Allá se harán marqueses los pelagatos, santos los malandrines y
fundadores los condenados a la horca. Se harán doncellas, de alta dote, las vendedoras de amor.

EL ESTADO EN AMÉRICA LATINA

Hace ya unos años, añares, que el coronel Amen me lo contó.

Resulta que a un soldado le llegó la orden de cambiar de cuartel. Por un año lo mandaron a otro
destino, en algún cuartel de frontera, porque el Superior Gobierno de Uruguay había contraído
una de sus periódicas fiebres de guerra al contrabando.

Al irse, el soldado le dejó su mujer y otras pertenencias al mejor amigo, para que se las tuviera en
custodia.

Al año volvió. Y se encontró con que el mejor amigo, también soldado, no le quería entregar la
mujer. No había problema en devolver las demás cosas: pero la mujer, no. El litigio iba a resolverse
mediante el veredictodel cuchillo, en duelo criollo, cuando el coronel Amen paró la mano.

- Que se expliquen-exigió.

- Esa mujer es mía-dijo el ausentado.

- ¿De él? Habrá sido. Pero ya no es -dijo el otro.

- Razones-dijo el coronel- Quiero razones.

Y el usurpador razonó:

- Pero coronel, ¿cómo se la voy a devolver? ¡Con lo que ha sufrido la pobre! Si viera como la
trataba este animal? La trataba, coronel? ¡Como si fuera del Estado!

MEMORIA ROTA

Olvidar el olvido: don Ramón Gómez de la Serna contó de alguien que tenía tan mala memoria que
un día se olvidó de que tenía mala memoria y se acordó de todo. Recordar el pasado, para
liberarnos de sus maldiciones: no para atar los pies del tiempo presente, sino para que el presente
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camine libre de trampas. Hasta hace algunos siglos, se decía recordar para decir despertar, y

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todavía la palabra se usa en este sentido en algunos campos de América latina. La memoria
despierta es contradictoria, como nosotros; nunca está quieta, y con nosotros cambia. No nació
para ancla. Tiene, más bien, vocación de catapulta. Quiere ser puerto de partida, no de llegada.
Ella no reniega de la nostalgia: pero prefiere la esperanza, su peligro, su intemperie. Creyeron l os
griegos que la memoria es hermana del tiempo y de la mar, y no se equivocaron. La impunidad es
hija de la mala memoria. Bien lo han sabido todas las dictaduras militares que en nuestras tierras
han sido. En América latina se han quemado cordilleras de l ibros, libros culpables de contar la
realidad prohibida y libros simplemente culpables de ser libros, y también montañas de
documentos. Militares, presidentes, frailes: es larga la historia de las quemazones, desde que en
1562, en Maní de Yucatán, fray Diego de Landa arrojó a las llamas los libros mayas, queriendo
incendiar la memoria indígena. Por no citar más que algunas fogatas, baste recordar que en 1870,
cuando los ejércitos de Argentina, Brasil y Uruguay arrasaron Paraguay, los archivos históricos del
vencido fueron reducidos a cenizas. Veinte años después, el gobierno de Brasil quemó el papelerío
que daba testimonio de tres siglos y medio de esclavitud negra. En 1983, los militares argentinos
echaron al fuego La memoria rota A fines del siglo dieciocho, los soldados de Napoleón
descubrieron que muchos niños egipcios creían que las pirámides habían sido construidas por los
franceses o por los ingleses. A fines del siglo veinte, muchos niños japoneses creían que las
bombas sobre Hiroshima y Nagasaki habían sido arrojadas por los rusos. En 1965, el pueblo de
Santo Domingo resistió durante ciento treinta y dos noches la invasión de cuarenta y dos mil
marines norteamericanos. La gente peleó casa por casa, cuerpo a cuerpo, con palos y cuchillos y
carabinas y piedras y botellas rotas. ¿Qué creerán, de aquí a un tiempo, los niños dominicanos? El
gobierno no celebra la resistencia nacional en un Día de la Dignidad, sino en el Día de la
Confraternidad, poniendo un signo de igual entre quienes habían besado la mano del invasor y
quienes habían puesto el pecho a los tanques. Los documentos de la guerra sucia contra sus
compatriotas; y en 1995, los militares guatemaltecos hicieron lo mismo.

LA CARTA

Y no sabía, y nunca supo, que en alguna parte había una carta para él. La carta decía:
Hemos preguntado por todas partes nadie sabe dar cuentas de tu paradero. En los cuarteles se
ríen de mí cuando pregunto. Ellos dicen que te habrías ido con otra, pero yo sé que te han metido
preso nuevamente porque vino un amigo tuyo que sabe y me lo dijo. Me pregunto adónde
andarás. Los sufrimientos que estarás pasando ya me los imagino. Puede ser que esta carta te
llegue y puede ser que no, pero lo mismo la voy a llevar a ver qué pasa. Dice el yuyo que te manda
un chicle globero, porque vos sabes hacer buenos globos y grandes, que vuelan, así que te metés
adentro del globo y te escapás. Dice que cuando vuelvas le vas a traer un paraguas y un helado.
Hoy se levantó muy temprano para pedirle que vuelvas al lucero del alba.

El Yuyo es una máquina de hacer preguntas. ¿Cuándo empezará todo de nuevo? ¿Cuándo
empezará todo otra vez, del año 1 en adelante? ¿Cuántos segundos demora en pasar un siglo? A
veces me dice que está deseando nacer y está deseando crecer, pero a veces me dice que quiere
volver a meterse en mi barriga. Camina mucho solo, anda por ahí, sin darse con nadie. A cuanto
tipo de uniforme ve por la calle, aunque sea un portero de hotel, le pregunta: ¿Cuándo me vas a
devolver a mi papá? Dice que los va a fulminar a todos con el rayo ultra-seven y les patea los
tobillos y sale corriendo.
Yo también te extraño mucho. Olvídate de todas las cosas feas que te tengo dichas las veces que
yo no te entendía. Solamente quiero que vuelvas. Quiero que estemos juntos por un rato aunque
sea y quiero decirte que sos lo mejor que me ha pasado en la vida.
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Nunca te gustó que yo te hablara así y cambiabas de temas o te agarrabas una rabieta y además
siempre había otras cosas de que hablar, cómo ser, las maldades del gobierno o lo caro que está
todo y no hay plata que alcance.

Ahora yo no sé si vas a poder leer esta carta, pero igual siento como una necesidad de decirte que
yo contigo he sido más feliz de lo que los libros dicen que se puede. Perdóname si tantas veces me
anduve quejando por bobadas. Un día me dijiste que yo tenía cara de mujer a la que siempre se
vuelve y yo te espero ahora o cuando sea y donde sea y como sea. Quiero que sepas.

FIDEL

Al alba del 26 de julio, se lanza al asalto del cuartel Moncada un puñado de muchachos. Armados
de dignidad y cubanía y unas pocas escopetas de cazar pajaritos, se baten contra la dictadura de
Fulgencio Batista y contra medio siglo de colonia mentida de república. Algunos, pocos, mueren en
la batalla, pero a más de setenta los remata el ejército al cabo de una semana de tormentos. Los
torturadores arrancan los ojos de Abel Santamaría y otros prisioneros. El jefe de la rebelión,
prisionero, pronuncia su alegato de defensa. Fidel Castro tiene cara de hombre que todo lo da,
que se da todo, sin pedir el vuelto. Los jueces lo escuchan, atónitos, sin perder palabra, pero su
palabra no es para los besados por los dioses: él habla para los meados por los diablos, y por ellos,
en nombre de ellos, explica lo que ha hecho.
Fidel reivindica el antiguo derecho de rebelión contra el despotismo:
—Primero se hundirá esta isla en el mar antes de que consintamos en ser
esclavos de nadie.
Majestuoso, cabecea como un árbol. Acusa a Batista y a sus oficiales, que han
cambiado el uniforme por el delantal del carnicero. Y expone el programa de la
revolución. En Cuba podría haber comida y trabajo para todos, y de sobra:
—No, eso no es inconcebible...

EL CHE

En el valle del Hombrito, los rebeldes mandan. Aquí han instalado un horno de pan, una imprenta,
que consiste en un viejo mimeógrafo, y un consultorio médico que funciona en un bohío de una
sola pieza. El médico es Ernesto Guevara, llamado el Che, que de argentino tiene, además del
sobrenombre, ciertas costumbres como el mate y la ironía. Peregrino de América, se incorporó a
las fuerzas de Fidel en México. Allí había ido a parar después de la caída de Guatemala y se ganaba
la vida como fotógrafo, a peso la foto, y vendiendo estampitas de la Virgen de Guadalupe.
En el consultorio del Hombrito, el Che atiende a una caravana de niños barrigudos, casi enanos, y
muchachas viejas, gastadas en pocos años de mucho parir y poco comer, y hombres que son como
pellejos secos y vacíos, porque la miseria va convirtiendo a cada cual en su propia momia. El año
pasado, cuando la metralla arrasó a los guerrilleros a poco de llegar, el Che tuvo que elegir entre
una caja de balas y una caja de remedios. No podía cargar con las dos, y prefirió la caja de balas.
Ahora acaricia su viejo fusil Thompson, que es el único instrumento de cirugía en el que de veras
cree.

LOS CAMINOS DEL VIENTO

Eduardo Galeano recibió el Premio Stig Dagerman, en Suecia, el 12 de septiembre de 2010.


Este es el texto que escribió ante la ocasión:
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Querido Stig: Ojalá seamos dignos de tu desesperada esperanza. Ojalá podamos tener el coraje de
estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la
boca, ni un dedo fuera de la mano. Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos
órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común. Ojalá podamos merecer
que nos llamen locos, como han sido llamadas locas las Madres de Plaza de Mayo, por cometer la
locura de negarnos a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria. Ojalá podamos ser tan
porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena,
porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados. Ojalá podamos ser capaces de
seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrot as,
porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta
luego. Ojalá podamos mantener viva la certeza de que es posible ser compatriota y
contemporáneo de todo aquel que viva animado por la voluntad de justicia y la voluntad de
belleza, nazca donde nazca y viva cuando viva, porque no tienen fronteras l os mapas del alma ni
del tiempo.

MEA CULPA

Nostalgias del Imperio del Mal: allá en el Este, los malos se han convertido en buenos, y el resto
del mundo está siendo dramáticamente incapaz de producir los malos que el mercado militar
demanda con urgencia. Yo todavía no entiendo por qué eran malos los soldados de Irak cuando se
apoderaban de Kuwait y en cambio eran buenos los marines cuando se apoderaban de Granada o
Panamá; pero hay que tener en cuenta que Sadam Husein, que fue bueno hasta fines de 1990,
viene siendo malo desde principios de 1991. Evidentemente, un solo malo no alcanza. Siempre se
puede echar mano a los malos de larga duración, como Muanimar el Gaddafi o Fidel Castro; pero
hay que reconocer que la oferta es pobre. Confidencialmente confieso, y lo confieso con todas las
letras, por difícil que me resulte: sí, es verdad, sí: yo no sé manejar automóviles, no tengo
computadora, nunca fui al psicoanalista, escribo a mano, no me gusta la tele y jamás he visto a las
tortugas ninja. Y más, todavía: mi cabeza es calva y de izquierda. Vanos han resultado todos mis
esfuerzos para que el pelo brote en mi desnudo cráneo y para corregir mi tendencia a pensar
zurdamente. Hasta hace pocos años, en las escuelas ataban la mano izquierda de los niños zurdos
para obligarlos a escribir con la mano derecha; y parece que eso daba buenos resultados. Para
obligar a los adultos a pensar derechamente, las dictaduras militares usan terapias de sangre y
fuego y las democracias usan la televisión. A mí me han hecho probar ambas medicinas; y no hubo
caso.

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