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La efectividad del equipo mide el valor agregado a la producción por el equipo. TPM
maximiza la efectividad del equipo a través de dos tipos de mejoras:
El último alcance del TPM es aumentar la efectividad del equipo en cada pieza del
equipo a su máximo potencial y mantenerse en este nivel.
Aun cuando llegar a cero es difícil, luchar por la meta y creer que se puede alcanzar
produce grandes beneficios.
Las fallas esporádicas son por lo general obvias y fáciles de corregir (alguna cosa
rota).
Las fallas crónicas con frecuencia son ignoradas o negadas después de varios
intentos poco exitosos de corregir el problema.
Puesto que las fallas son responsables de un gran porcentaje de pérdidas totales, el
personal de las fábricas invierte gran cantidad de tiempo en la búsqueda de medios
para evitarlas.
Esto es en realidad posible aún sin mucho esfuerzo e inversión (aunque algo de
inversión se requiere al principio) si la actitud convencional de que las fallas son
inevitables se cambia. Todos los involucrados en el proceso de mejoramiento deben
entender que los defectos si se pueden prevenir.
Las pérdidas durante los ajustes son resultado del tiempo de paro y producto
defectuoso que surge cuando la producción de un artículo termina y el equipo se ajusta
para cumplir con los requerimientos de otro artículo. Muchas compañías están
trabajando para alcanzar cambios y ajustes de un sólo minuto (de menos de diez
minutos).
El equipo puede estar funcionando a menos de la velocidad ideal de diseño por varias
razones: problemas mecánicos y defectos de calidad, antecedentes de problemas en
el pasado, miedo a abuso o exceso de esfuerzo del equipo. Sucede también en
numerosas situaciones que la velocidad óptima no se conoce, por otro lado, aumentar
la velocidad de operación contribuye en la solución de problemas al revelar defectos
latentes en las condiciones del equipo.
Los defectos del proceso son pérdidas en calidad causadas por el equipo de
producción. En general, los defectos esporádicos pueden ser fácil y rápidamente
corregidos regresando el equipo a su condición normal. La causa de los defectos
crónicos, por otro lado, es difícil de detectar.
Los remedios rápidos rara vez resuelven el problema, por lo que los defectos pueden
ser negados o ignorados. Por ejemplo, los defectos que resulten de ajustes
inadecuados en el equipo deben ser tomados como defectos crónicos. Reducir los
defectos crónicos, como reducir las fallas crónicas, requiere de investigación profunda
y acción remedial incoativa. Las condiciones que rodean y causan el defecto deben
ser determinadas y los puntos de control evaluados, la eliminación total de defectos
es, como siempre, la meta principal.
La meta del TPM es aumentar la eficacia del equipo de forma que cada pieza del
mismo pueda ser operada óptimamente y mantenida en este nivel.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Domínguez Machuca, J.A.; (2017). Dirección de operaciones. Las seis
grandes pérdidas en la producción del mantenimiento (5ªed) México: Robles.