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EL PAN QUE HABLA

Les voy a contar la historia de una noche que se me apareció el jinete sin cabeza, la
patasola y un pan me habló. En la oscura noche de día, cuando los hipopótamos volaban
de flor en flor y los elefantes chupaban el néctar de las flores secas, yo sentado a la sombra
de un árbol sin hojas, leyendo un periódico sin letras a la luz de una vela apagada, se me
apareció el jinete sin cabeza y yo teniendo mi buen revólver saqué el machete y le pegué
una patada.

Pasó una noche en el llano y mi madre estaba embarazada y a las once de la noche se
antojó de comerse un pan, entonces mi padre me dijo vaya y traiga dos mil de pan, yo
ensillé una yegua y me fui a caballo para la fonda que quedaba a dos horas y de regreso
rayaba el sol las doce de la noche.

Yo fui cobarde porque el pantalón y las piernas me temblaban, cuando vi que a lo lejos
venía el jinete sin cabeza, yo salí corriendo y me escondí en un morichal, y fui valiente
cuando me puse a pensar que el jinete sin cabeza no me podía mirar, entonces salí del
morichal, y cuando salí del morichal me di cuenta que detrás del jinete sin cabeza venía la
patasola, me quedó mirando y como solo tenía una pata no se pudo sostener en bien de la
yegua y se cayó al piso, y se puso a corretearme, y la patasola me corría y yo también
corría para no dejarme alcanzar, cuando me di cuenta que dos patas corren más que una
y dije la patasola no me alcanza.

Y empezaron a caer rayos y a caer centellas y a llover, y yo sentía que llovía y llovía y
entonces empecé a sentir miedo, yo tenía miedo porque la ropa había quedado sin entrar
y al otro día quién se aguantaba a mi mamá, entoces llegué yo a la casa de mii padre en
medio de esa tormenta y le dije: aquí está el pan, el antojo de mi madre; entonces mi padre
miró la mochila y dijo: a la mochila se le metió el agua y el pan está blando. Allí fue donde
el pan estaba blando

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