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¿Qué
es
el
conocimiento?
o
mejor
aun,
¿qué
es
el
conocimiento
científico?,
¿cuáles
son
los
criterios
que
determinan
la
esencia
del
conocimiento
científico?,
¿cómo
se
aprehende
el
conocimiento?,
etc.
Sin
duda,
estas
son
algunas
de
las
preguntas
que
nos
hacemos
en
el
proceso
de
formación
en
la
investigación,
las
que
sin
duda
debemos
reflexionar
para
tener
claridad
de
los
fenómenos
que
estudiamos.
El
objetivo
del
presente
ensayo
es
centrar
nuestra
atención
en
algunos
elementos
que
a
nuestra
consideración
determinan
la
validez
del
conocimiento
científico
en
el
campo
de
la
psicología,
siendo
estos:
los
paradigmas
científicos,
los
supuestos
ontológicos,
epistemológicos
y
metodológicos,
la
relación
entre
sujeto
cognoscente,
objeto
de
conocimiento
y
conocimiento,
la
concepción
ontológica
de
hombre,
así
como
la
concepción
de
realidad
y
subjetividad
como
objetos
de
estudio
dentro
de
la
psicología
y
de
la
psicología
social
en
particular.
Fue
Thomas
S.
Kuhn,
quien
en
1962
introdujo
en
un
texto
la
idea
de
paradigma.
Para
él
un
paradigma
es
un
marco
referencial
para
generalizaciones,
creencias,
valores
y
actitudes
reconocida
por
la
comunidad
científica,
proporcionando
un
modelo
para
la
solución
de
problemas
generales
de
investigación.
Consideró
que
los
cambios
que
se
han
producido
en
la
historia
de
la
ciencia
han
significado
cambios
de
paradigma
y
a
éstos
los
denominó
revoluciones
científicas
(Jáidar,
et
al.
2002).
De
acuerdo
con
el
mismo
autor,
una
ciencia
es
paradigmática
cuando
un
modelo
en
particular
es
aceptado
por
la
comunidad
científica
de
un
ámbito
de
conocimiento
específico.
Por
tanto,
ante
esta
visión
de
paradigma
nos
planteamos
la
siguiente
interrogante,
¿qué
pasa
entonces
con
las
ciencias
sociales
y
humanas?
En
el
caso
de
la
psicología
es
sabido
que
no
existe
un
modelo
único,
es
decir,
no
existen
unas
concepciones
ontológica,
epistemológica
y
como
consecuencia
metodológica
única
que
comparta
la
comunidad
de
científicos.
Ante
tal
circunstancia
se
ha
tenido
que
distinguir
la
naturaleza
de
los
elementos
que
constituyen
el
proceso
del
conocimiento.
Es
decir,
qué
se
entiende
por
ontología,
epistemología
y
metodología.
En
nuestro
caso
coincidimos
con
Castro
quien
retoma
los
planteamientos
de
Guba
y
Lincoln
(Ibid,
2002),
al
describir
dichos
elementos:
a)
la
cuestión
ontológica,
que
exige
una
definición
respecto
de
la
forma
y
la
naturaleza
de
la
realidad,
y
de
lo
que
se
puede
conocer
de
ella,
b)
la
cuestión
epistemológica,
que
exige
una
definición
respecto
al
tipo
de
relación
que
se
establece
entre
el
científico
que
conoce
y
la
realidad
que
se
conoce
y
c)
2
la
cuestión
metodológica,
que
exige
una
definición
respecto
de
los
métodos
específicos
con
los
que
se
puede
conocer
la
realidad.
De
acuerdo
con
esto
podemos
entender
que
un
paradigma
delimita
lo
que
es
la
realidad,
así
como
cuáles
son
y
cómo
se
definen
los
objetos
del
conocimiento,
cuál
es
el
lugar
del
sujeto
que
conoce
y
además
cómo
ha
de
ser
la
relación
de
este
último
con
el
objeto
de
conocimiento.
Antes
de
pasar
a
exponer
algunos
paradigmas
que
se
sustentan
en
premisas
opuestas
consideramos
pertinente
hacer
una
distinción
entre
dos
tipos
de
realidades
que
se
oponen
en
términos
ontológicos
por
su
propia
naturaleza.
Para
hacer
la
distinción
de
ambos
tipos
de
realidades
hemos
considerado
tomar
como
punto
de
partida
la
propuesta
de
Fritz
B.
Simon
(1994).
Dicho
autor
considera
que
existen
dos
tipos
de
realidades,
una
que
compete
al
conocimiento
científico
–a
la
comunidad
de
científicos–,
y
otra
que
les
corresponde
a
los
ciudadanos
promedio
–llámese
conocimiento
del
sentido
común.
La
distinción
de
estas
realidades
radica
en
que
el
conocimiento
que
deriva
de
ambas,
tendrá
importantes
diferencias
en
cuanto
al
grado
de
objetividad
–entendida
esta
última
como
la
realidad
tal
cual.
Por
tanto,
se
habla
de
una
realidad
dura
cuando
el
conocimiento
deriva
de
las
propias
características
de
la
realidad,
es
decir,
de
una
realidad
que
no
se
modifica
y
a
la
cual
se
puede
acceder
a
través
del
método
científico.
Esto
es,
que
la
realidad
es
inanimada,
inmodificable
y
en
cuya
aprehensión
es
indispensable
la
separación
entre
el
sujeto
que
conoce
y
el
objeto
conocido.
Esto,
como
podemos
observar
es
el
terreno
que
le
compete
a
las
ciencias
naturales,
como
son:
la
física,
la
biología
y
la
química.
Por
otro
lado
se
habla
de
una
realidad
blanda,
entendiendo
por
esta
la
inexistencia
de
una
descripción
correcta
y
verdadera
de
la
misma.
Es
decir,
que
existen
muchas
y
muy
diferentes.
Esto
es,
que
las
realidades
van
a
estar
determinadas
por
los
criterios
en
los
que
se
basa
el
observador
para
la
elección
de
sus
informaciones,
así
como
por
las
distinciones
y
valoraciones
que
efectúa.
Por
tanto
desde
esta
perspectiva
no
hay
separación
entre
el
sujeto
que
conoce
y
el
objeto
conocido.
La
oposición
de
ambos
tipos
de
realidades
se
explica
por
la
mayor
o
menor
influencia
del
observador-‐investigador.
mientras
que
para
las
segundas
–investigaciones
de
tipo
cualitativo–
es
todo
lo
contrario.
La
esencia
del
conocimiento
para
ambas
está
dada
por
la
consideración
ontológica
del
objeto
conocido.
Por
ello
consideramos
necesario
replantearnos
los
conceptos
que
Castro
retoma
de
los
planteamientos
de
Guba
y
Lincoln
sobre
los
elementos
del
conocimiento.
Es
decir,
necesitamos
reflexionar
los
supuestos
ontológicos,
epistemológicos
y
metodológicos,
para
poder
tener
desde
la
psicología
social
una
visión
de
hombre
(visión
ontológica
del
campo
a
estudiar),
la
relación
que
se
establece
entre
el
investigador
y
dicho
objeto
de
conocimiento
(epistemología
que
se
adecue
a
la
naturaleza
del
objeto
a
estudiar)
y
a
una
metodología
de
tipo
cualitativa
capaz
de
aprehender
la
naturaleza
subjetiva
de
los
fenómenos
sociales.
Antes
de
pasar
a
exponer
una
propuesta
paradigmática-‐epistemológica,
consideramos
pertinente
hacer
un
breve
recorrido
por
algunos
de
los
paradigmas
que
a
nuestra
consideración
han
ejercido
gran
influencia
en
el
desarrollo
de
las
ciencias
duras
–naturales–
y
de
las
ciencias
blandas
–ciencias
humanas.
Paradigma mecanicista
Es
sin
duda
uno
de
los
paradigmas
que
más
influencia
han
ejercido
en
el
pensamiento
científico
–tanto
para
las
ciencias
naturales
como
para
las
ciencias
humanas.
De
hecho
muchas
de
las
ideas
y
valores
que
rigen
hoy
nuestra
cultura
encuentran
su
fundamento
en
él
(Jáidar,
et
al.
2002).
Se
fundamenta
en
los
descubrimientos
de
científicos
como
Nicolás
Copérnico,
Galileo
Galilei,
Francis
Bacon,
René
Descartes
e
Isaac
Newton.
En
este
modelo
el
objeto
y
la
realidad
objetiva
determinan
la
veracidad
del
conocimiento,
y
el
sujeto
pasa
a
desempeñar
un
papel
pasivo,
limitándose
sólo
a
percibir
el
mundo
a
través
de
los
órganos
sensoriales.
Es
decir,
que
el
conocimiento
se
considera
como
una
suma
mecánica
de
verdades,
el
cual
se
obtiene
registrando
los
hechos
de
la
realidad
empírica
a
través
de
los
sentidos
(Rojas,
1998).
Por
tanto,
desde
este
paradigma
la
dimensión
ontológica
está
determinada
por
la
realidad
empírica,
a
la
cual
se
puede
acceder
a
través
de
los
sentidos
o
de
instrumentos
diseñados
para
percibir
todo
aquello
a
lo
cual
no
pueden
acceder
nuestros
sentidos.
Desde
el
punto
de
vista
epistemológico
el
sujeto
que
conoce
debe
mantener
con
el
objeto
de
conocimiento
una
posición
neutral
para
alcanzar
el
principio
de
objetividad.
Por
último
en
cuanto
a
la
metodología
se
refiere,
ésta
debe
responder
a
las
necesidades
y
principios
de
objetividad
basándose
en
un
control
y
precisión
a
la
hora
de
aprehender
el
objeto
de
conocimiento.
Sin
duda
este
paradigma
ha
representado
un
avance
en
el
desarrollo
de
la
ciencia,
o
por
lo
menos
en
la
ciencia
que
se
desarrolla
en
una
realidad
específica.
Dicha
realidad
se
ubica
en
el
terreno
de
las
ciencias
naturales.
Por
otra
parte
se
ha
llegado
a
la
conclusión
de
que
dicho
paradigma
no
puede
aplicarse
a
fenómenos
que
se
ubican
en
un
nivel
de
realidad
distinto.
Tal
es
el
caso
de
las
ciencias
humanas
o
sociales
cuya
complejidad
es
inacabable,
pues
no
hay
una
realidad
o
ser
universal
únicos.
4
Paradigma positivista
Este
paradigma
es
consecuencia
del
anterior,
pues
sus
ideas
centrales
provienen
de
las
ciencias
naturales.
El
término
positivismo
fue
adoptado
por
primera
vez
por
Saint-‐Simon,
para
referirse
al
método
exacto
de
las
ciencias
y
su
extensión
a
la
filosofía
(Abbagnano,
1974).
Y
fue
con
la
publicación
en
1849
del
discurso
del
espíritu
positivo
de
Augusto
Comte
que
se
inicia
en
las
ciencias
sociales
este
paradigma
(Hernández,
2006).
Este
paradigma
al
igual
que
el
anterior
considera
que
sólo
existe
una
realidad
y
que
la
labor
de
cualquier
investigador
es
conocerla
y
descubrirla.
Esto
último
haciendo
referencia
a
los
dos
tipos
de
realidades
antes
mencionadas,
es
decir,
que
el
mundo
social
puede
estudiarse
de
manera
similar
al
mundo
natural.
Esto
es,
pretende
tener
un
valor
universal
para
el
hombre
en
su
calidad
de
ser
social,
es
decir,
pretende
valer
como
soluciones
que
se
plantea
el
hombre,
cualquiera
que
sea
su
situación
espacial
o
temporal,
geográfica
o
histórica
(Zea,
1975).
Los
criterios
de
objetividad
son
los
mismos
que
para
el
paradigma
mecanicista,
es
decir,
la
relación
que
existe
entre
el
sujeto
y
el
objeto
debe
estar
libre
de
valores
por
parte
del
primero,
sólo
lo
que
se
puede
medir,
observarse
y
controlarse
se
considera
objeto
de
investigación.
Para
ello
se
recurre
a
la
conceptualización
de
variables
y
a
su
sometimiento
experimental,
siendo
esta
última
la
forma
principal
para
generar
teoría.
De
acuerdo
con
Hernández
(2006)
el
positivismo
fue
reemplazado
por
el
pospositivismo,
el
cual
fue
más
abierto
y
flexible.
Dicho
paradigma
se
inicia
en
las
obras
de
autores
como
Wihelm
Dilthey
y
William
James.
Siendo
Karl
Popper
quien
lo
impulsa
de
forma
notoria.
Lo
interesante
de
este
paradigma
es
que
plantea
diferencias
importantes
con
el
positivismo
en
cuanto
a
los
planteamientos,
epistemológicos
y
metodológicos.
En
relación
a
la
realidad
–elemento
ontológico–
considera
que
existe
una,
pero
que
sólo
puede
ser
conocida
de
manera
imperfecta
como
consecuencia
de
las
limitaciones
humanas.
Por
lo
que
respecta
a
la
epistemología,
considera
que
el
investigador
de
alguna
manera
afecta
al
objeto
de
estudio
y
viceversa.
Por
tal
motivo
el
investigador
debe
hacer
todo
lo
posible
por
permanecer
neutral
en
el
proceso
de
investigación,
en
el
cual
debe
guiarse
por
procedimientos
prescritos
y
estandarizados
–esto
corresponde
a
la
metodología.
La
diferencia
de
ambos
enfoques
estriba
en
su
concepción
del
conocimiento.
El
último
supera
la
idea
de
que
el
conocimiento
es
una
copia
de
la
realidad
que
captan
nuestros
sentidos,
pasando
así
a
considerar
que
éste
es
el
resultado
de
una
relación
dialéctica
entre
el
sujeto
que
conoce
y
el
objeto
conocido
(Ibid).
Paradigma interpretativo
Por
tanto,
la
realidad
tiene
un
estatus
ontológico
inseparable
de
la
actividad
humana
que
lo
produce,
el
presupuesto
epistemológico
está
determinado
por
la
relación
que
se
establece
entre
el
sujeto
que
conoce
y
el
objeto
conocido,
es
decir,
que
el
investigador
se
vincula
directamente
al
proceso
para
poder
comprender
la
esencia
del
fenómeno
a
estudiar.
Esto
es,
que
se
implica
con
la
realidad
estudiada
y
además
el
proceso
de
investigación
lleva
inherentemente
la
huella
del
mismo.
Su
finalidad
es
interpretar
la
realidad
a
través
de
los
significados
que
tienen
para
las
personas
los
hechos
y
acciones
de
su
vida
cotidiana.
De
acuerdo
con
García
(1998),
los
métodos
más
utilizados
para
este
paradigma
son:
el
hermenéutico-‐dialéctico,
fenomenológico,
método
etnográfico,
estudios
de
campo,
observación
participante
y
estudios
endógenos
entre
otros.
El constructivismo
De
acuerdo
con
Hernández
(2006)
el
constructivismo
tiene
sus
cimientos
con
Emmanuel
Kant,
quien
señalaba
que
el
mundo
que
conocemos
es
construido
por
la
mente
humana.
Otro
autor
importante
es
Max
Weber
quien
reconoce
que
además
de
la
medición
de
variables
sociales
es
necesario
considerar
los
significados
subjetivos
que
se
producen
en
un
contexto
específico.
Entre
los
representantes
que
destacan
de
tal
paradigma
en
el
siglo
XX
están:
Mary
Parker
Follett,
Jean
Piaget,
Lev
Semenovich
Vygotsky,
John
Dewey
y
Margaret
Mead
(Ibid).
El
constructivismo
propone
que
no
existe
una
realidad
objetiva,
por
el
contrario,
existen
infinidad
de
realidades
ya
que
estas
son
el
resultado
de
la
construcción
que
hacen
de
ella
6
1. El
sujeto
y
el
objeto
se
integran
en
el
proceso
de
construcción
del
conocimiento.
Esto
es,
que
no
puede
existir
una
realidad
independiente
del
sujeto
que
la
construye.
Por
tanto,
la
realidad
es
entendida
en
términos
ontológicos
como
una
diversidad
de
construcciones
mentales
que
en
algunos
casos
pueden
ser
antagónicas
o
similares.
2. La
respuesta
del
sujeto
estudiado
debe
ser
analizada
en
sí
misma
como
construcción
del
sujeto,
no
como
condición
del
estímulo
que
se
presenta
desde
el
instrumento
definido
en
el
plano
metodológico.
Esto
es,
que
desde
el
punto
de
vista
epistemológico
el
investigador
debe
centrar
su
atención
en
la
construcción
que
el
sujeto
hace
de
su
propia
respuesta,
tomando
en
consideración
los
significados
que
le
atribuye
a
la
misma.
Por
tanto,
argumenta
el
autor
que
desde
esta
consideración
se
desploma
el
metodologismo
dominante
en
el
paradigma
positivista,
privilegiando
el
aspecto
subjetivo.
3. El
conocimiento
representa
los
puntos
de
vista
que
el
sujeto
elige
privilegiar
más
o
menos
temporalmente.
Es
decir,
que
el
sujeto
tiene
un
papel
determinante
al
formar
parte
activa
en
la
construcción
del
mismo.
Esto
es,
que
la
realidad
es
dinámica
y
cambiante
de
acuerdo
al
momento
histórico-‐concreto.
Por
tanto,
la
metodología
debe
responder
a
la
situación
específica
de
los
sujetos
estudiados,
a
través
de
una
metodología
de
corte
cualitativo
para
poder
aprehender
los
elementos
subjetivos
que
determinan
la
realidad
estudiada.
Como
hemos
podido
observar
los
paradigmas
que
hemos
presentado
–de
una
forma
bastante
resumida–
hasta
el
momento,
nos
dejan
ver
dos
extremos
opuestos,
es
decir,
donde
uno
de
estos
corresponde
a
la
concepción
de
realidad
no
construida,
independiente
del
sujeto,
que
sólo
existe
de
forma
isomórfica,
y
a
la
cual
sólo
se
va
descubriendo
conforme
se
avanza
en
su
conocimiento,
hasta
el
otro
extremo,
donde
la
realidad
es
construida
por
el
observador;
encontrando
un
sin
fin
de
realidades.
Como
el
motivo
del
presente
ensayo
no
es
hacer
un
recorrido
por
todos
los
paradigmas
y
propuestas
epistemológicas
remitimos
al
lector
a
lecturas
de
González
(1997)
y
Javides
(2001)
para
tener
una
mayor
presentación
de
los
mismos.
Epistemología
cualitativa
7
Por
lo
que
respecta
a
la
epistemología,
esta
debe
ser
entendida
como
una
construcción
más
que
como
una
descripción,
en
la
que
el
investigador
tiene
un
papel
determinante
en
el
proceso
del
conocimiento,
donde
éste
es
esencialmente
constructivo,
interpretativo
y
dialógico.
El
sujeto
no
es
visto
como
un
sujeto
que
se
limita
a
responder
a
estímulos,
por
el
contrario
construye
sus
respuestas
al
tiempo
que
es
una
fuente
esencial
para
el
conocimiento
de
su
constitución
subjetiva.
La
labor
del
investigador
entonces,
consistirá
en
construir
el
conocimiento
a
través
de
los
indicadores
de
las
expresiones
del
sujeto,
produciendo
así,
una
construcción
única
del
sentido
subjetivo
del
sujeto.
Por
último,
la
metodología
debe
responder
a
las
necesidades
de
la
investigación,
es
decir,
debe
configurarse
continuamente
para
adaptarse
a
la
complejidad
de
fenómenos
que
están
implicados
en
la
constitución
subjetiva.
Conclusión
consideración
todo
estudiante
en
formación,
debe
tener
claro
dichos
presupuestos
en
los
que
se
sustenta
la
misma,
para
no
caer
en
consideraciones
que
desde
diversas
categorías
psicológicas
carezcan
de
sentido.
Después
de
haber
hecho
un
recorrido
bastante
breve
por
algunos
paradigmas
que
han
prefigurado
el
avance
científico
–tanto
en
las
ciencias
naturales
como
en
las
sociales–,
hemos
llegado
a
la
conclusión
de
que
el
conocimiento
científico
no
es
universal,
toda
vez
que
éste
responde
a
diversas
formas
de
concebir
la
realidad,
realidad
que
puede
ser
aprehendida
de
acuerdo
a
una
lógica
que
se
sustenta
en
presupuestos
ontológicos,
epistemológicos
y
metodológicos.
Esto
es
de
vital
importancia
pues
todo
investigador
que
no
tenga
claro
dichos
presupuestos
caerá
irreparablemente
en
datos
vacios,
o
en
el
mejor
de
los
casos
sólo
hará
una
descripción
de
fenómenos
aislados.
El
paso
que
se
ha
dado
entre
una
visión
de
realidad
independiente
del
sujeto
que
conoce
–paradigma
positivista–
y
aquellas
que
comparten
la
participación
del
sujeto
que
conoce
en
la
construcción
del
conocimiento
–paradigmas
constructivismo,
construccionismo
en
sus
diversas
modalidades,
entre
otros–,
han
permitido
reflexionar
sobre
los
supuestos
ontológicos,
epistemológicos
y
metodológicos
que
determinan
la
validez
del
conocimiento
científico.
En
nuestro
caso,
tomando
en
consideración
la
categoría
“subjetividad”
que
proponemos
–al
igual
que
González
(2006)–
como
elemento
teórico
clave
para
la
comprensión
de
la
construcción
simbólico-‐emocional
que
hacen
los
sujetos
de
su
propia
vida,
consideramos
que
ya
no
podemos
pensar
la
realidad
como
una
realidad
empírica
directamente
observable,
sino
como
una
realidad
en
un
proceso
permanente
de
producción
en
el
que
los
sujetos
le
dan
sentido
a
su
vida
a
partir
de
las
acciones
que
emprenden
en
diferentes
escenarios
sociales,
donde
sin
duda
entran
en
juego
factores
emocionales
y
representaciones
sociales
que
los
caracterizan
en
su
especificidad.
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BIBLIOGRAFÍA