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Desde su época escolar en su pueblo natal y en Bogotá, así como durante su paso
por el servicio militar, Rómulo Mora se destacó por sus intervenciones artísticas
como autor y declamador de poesía rústica campesina. Tras retirarse del Ejército
inició formalmente su carrera artística adoptando el nombre de "El Campesino
Boyacense".
LITERATURA
“Yo a los cinco años ya estaba declamando”: El Indio Rómulo
Germán Posada
Con más de ocho décadas a cuestas y con el trajín que sólo tienen los grandes
hombres, la vida de “El Indio Rómulo” sigue su paso sin parar llevando a cada rincón
de Colombia aquellos poemas rústicos, campesinos o costumbristas, como así se
les ha querido nombrar y proclamando con su infinita energía, paz y amor a nuestro
terruño.
Indio Rómulo: Era una época muy linda que siempre estoy recordando en cualquier
espectáculo o escenario donde me paro. Yo a los cinco años ya estaba declamando.
Recuerdo que en la iglesia yo cantaba más que declamar pero llegó un momento
en que mi abuelo me regaló un poema titulado “José Resurrección” y yo me lo
aprendí y declamándolo me comenzaron a exhibir como cualquier artista. De
manera que mi vida artística digamos que nació hace mucho. Luego estudié teatro.
Después vino la televisión. Tenía memorizados tres poemas y esto le gustaba
mucho al público. Los tres poemas que comencé a declamar eran “José
Resurrección”, “Quereme Chinita”, y “La Vuelta al Pueblo”. Todo esto fue en mis
inicios con el seudónimo de “El Campesino Boyacense”. Luego, trabajando con
Monseñor Salcedo en Radio Sutatenza.
Cuando yo llegué al ejército llevaba los tres poemas y mi voz era muy bonita según
la época y no solamente cantaba, sino que declamaba estos poemas y allí me
distinguí porque me ascendieron a dragoneante a los tres meses de mi servicio. Mi
letra era muy bonita y en esa época no había mucha máquina de escribir. Yo quise
seguir mi carrera militar porque me gustaba mucho, pero el arte y el teatro eran más
importantes. De manera que no seguí la carrera militar y me salí. Luego, ingresé a
estudiar teatro en Bogotá.
¿Por qué el ex presidente Guillermo León Valencia le sugirió el seudónimo “El Indio
Rómulo”?
Recuerdo muy especialmente a Juan Harvey Caicedo, tenía una voz muy bonita.
Henry Pardo Mateus me hace la voz en la introducción del poema San Antuquito.
No. Nunca se me han subido los humos. Nunca en la vida. Sigo siendo el mismo
Rómulo Mora Sáenz. “El Indio Rómulo” sencillo, luchador, verraco y entregado
completamente al público. Sobre todo cuando estoy en los colegios les inyecto a los
muchachos el colombianismo a las buenas o a las malas. Así que cuando yo termino
un recital en un colegio y que han conocido todas las facetas de los poemas, los
dejo eructando a colombianismo. Tengo satisfacciones grandísimas, de gente
grande e importante que me abrazan y me dicen: “Rómulo te debo mucho porque
cuando niño me hiciste querer a Colombia y hoy soy el presidente de la República,
o soy el ministro tal”. Todo eso me llena de satisfacción.
Mi abuela materna Carmen, ella escribía cosas bonitas pero ella no sabía que era
poesía, simplemente las escribía. Lástima que en un incendio se quemó todo esto.
Mi papá fue un gran artista, un músico, tocaba, tiple, violín, guitarra, él era el corista
del pueblo. Me parece que el talento artístico viene de mi papá.
Bastante. Yo creo que nací artista. Soy hijo de artistas. Mi papá fue un gran músico
y un gran cantante de pueblo. Yo estudié el teatro para que este personaje no
solamente actuara si no para que también declamara y participé en varias
telenovelas en televisión que además eran en vivo. No existían las grabaciones.
¡Había que aprenderse muy bien el papel por donde uno la embarrara… ¡Ay, mijito!
Esa época de estudiar teatro fue para mí muy linda.
¿Qué recuerda del boxeador italiano Primo Carnera?
Muchísimo. Eso sí fue algo ciento por ciento. Yo fui un borracho, sinvergüenza,
mujeriego, echa plomo, de todas esas vainas y la gente me tenía no respeto sino
miedo. Borracho a mí no me importaba nada pero no llegué a tener enemigos a
pesar de haber sido tan jodido. Dejé el trago hace 36 años y no me tomo uno sólo.
En los recitales cuento que dejé el trago y que soy feliz y eso ha redundado en
muchos hogares. A mí me ponen de ejemplo cuando dicen: “Y si Rómulo con 86
años mantiene tanto vigor, entonces mijito no vuelva a jartar”. Eso me hace sentir
muy bien.
No soy ni fundador ni creador. Fui un iniciador como declamador para que la poesía
se conociera. A mí me decía Galindo que estas poesías se llamaban costumbristas.
Después otro me dijo se llaman poemas rústicos, otro, poemas campesinos. Al
declamar mis poemas no me siento el fundador, me siento el declamador de los
grandes poetas que fueron costumbristas como Galindo, María Ofelia Villamizar
Buitrago, que escribieron poemas lindos para mí y que llegan al corazón de la gente.
Hasta un obispo escribió para mí. Monseñor Jorge Monastoque, de Tunja.
Habría unos cinco por lo menos. Para mí, importantes dos poemas que los recito en
los colegios. Uno que hablo contra la droga y se llama: “No a las drogas”. Ese poema
lleva mucho por dentro porque yo les hago caer en cuenta a los muchachos que la
droga es su peor enemigo y que quien se las brinda es más enemigo que la propia
droga. He tenido satisfacciones muy grandes de padres de familia que han venido
a mi casa y me traen cualquier regalito en agradecimiento porque alguno de sus
hijos dejó la droga gracias a mí. Lo mismo cuando declamo “Ejemplo” de Boris Elkin,
porque se trata de la niña embarazada a temprana edad. “Por favor no bote su
chinito, téngalo”. Yo les enseño a decir no. Alguna vez terminé un espectáculo en
un colegio mixto en Chía. El rector me invitó a tomar un tinto y en esas una alumna
entró, me abrazó y llorando me dijo: “Gracias Maestro, le debo la vida de mi hijo, lo
tengo aquí en mi vientre y hoy iba a abortar y no lo voy a hacer y se va a llamar
Rómulo”. Y ese niño se llama Rómulo y es mi ahijado.
Con Jaime Llano Gonzales luchamos juntos. Que Dios lo tenga en su seno, porque
fuimos dos luchadores incansables por nuestro folclor. El con su piano hacía vibrar
los nervios y nos ponía a sentirnos orgullosos “carajo” de ser colombianos. Me
acompañó muchas veces e hicimos muchas giras por varios países. En Colombia,
donde quiera que nos sentáramos los dos, llenábamos porque él me hacía el fondo
musical de mi poesía, fuera de su espectáculo personal. Me sentí muy triste con la
partida de Jaime. Le pido a Dios que lo tenga allá haciéndole el marco musical a
todas las cosas lindas que tienen en el cielo. Que esté allá junto con mi familia. Con
mi mamá. Con mi papá.
Pues yo creo y estoy seguro que el legado que yo con mi personalidad les dejo, es
uno solo que es Amor a Colombia. Que cada poema de los que yo hago lleva un
contenido para amar más a nuestro país con dificultades o sin dificultades. Que todo
eso vaya redundar en amor puro, respaldo a nuestro país, y ojalá que todos
pensemos como pienso yo, que Colombia viva en paz.
Quiero agradecerte en el alma y que ojalá no solamente a mí, sino a muchos artistas
que han trabajado y siguen trabajando por Colombia también tengan una entrevista
de estas. Estaré listo para cuando me necesite. Ahí estamos.
Germán Posada
Periodista y locutor
POEMAS
1. El gran Insulto
un mirar de picardía,
me patió la cocinera
y mi ajilé a la carrera
Puñao de virtudes,
piacito e cielo.
Déjame quererte,
paloma, lucero.
pa ti, pa ti mera
yo tengo un ranchito
Pa ir hasta el pueblo.
Lo del casamiento.
como yo te quero.
Trolito de gloria, botoncito de oro,
6. El testamento
Esta es la jortuna
Mi esperiencia.
Atienda bien.
Tenga presente
La mano y la concencia.
Colombiano,
Y de su patria.
7. Barbarismo
Regüelven extranjerismos
La lámpara es un quinqué,
El corredor es un jol,
La dispensa es un bifé,
Y un saco corto, chaquet,
La alacena es el seibó,
Un recuerdo, suvenir,
La lotería es un bingo,
El domingo es un widken.
Necesitaba peones
En la tienda de la esquina
-¿cómo dice?-
escuchen.
Por no verla sujrir ni lloriquiar contuve muchas veces mis ganas de tomar,
que se jormara al juntarse con el mío, como una jlor o una jruta.
y me hablaba, me hablaba con una voz más dulce que el canto de una mirla.
¿Por qué?
-¿Que por qué tomo? ¡No ves que tomando la ejtoy viendo!
Algo más negro que los ojos de mi caballo pasó por mi cabeza.
- ¿Por qué has tomao?, ¿Por qué has tomao? ¿Por qué has tomao, hijo de la
gran…? ¡¿Por qué has tomao?!
mamasita.
¿ Onde ejtas?
Quiero verte
quiero conocerte
9. Ejemplo
Venga.
No me tenga miedo
Venga.
Ya basta de llantos
Míreme de jrente
No tenga vergüenza de mostrar la cara
Venga.
su taita compriende
Joven él,
Vusté joven
Rosaos magachines
Gaguró la aurora
Y olfateando el aire
Y escarbando el suelo
bramó la torada
No llores, mija.
No llores.
Dormirá en su jalda