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RÓMULO AUGUSTO MORA SÁENZ

Rómulo Augusto Mora Sáenz es un poeta costumbrista colombiano, nacido


en Monguí, Boyacá, el 23 de abril de 1931. Ha sido nacionalmente conocido
como El indio Rómulo.

Desde su época escolar en su pueblo natal y en Bogotá, así como durante su paso
por el servicio militar, Rómulo Mora se destacó por sus intervenciones artísticas
como autor y declamador de poesía rústica campesina. Tras retirarse del Ejército
inició formalmente su carrera artística adoptando el nombre de "El Campesino
Boyacense".

El 5 de mayo de 2013 recibió el premio Vida de Palabras, en homenaje a sus más


de cincuenta años de vida artística en la radio, el cine, la prensa y la televisión
nacional.

LITERATURA
“Yo a los cinco años ya estaba declamando”: El Indio Rómulo

Germán Posada

El indio Rómulo-foto de El tiempo


Hacer remembranza de “El Indio Rómulo” es hacer patria. Es retroceder en el tiempo
y vivir muy intensamente momentos imborrables de nuestra memoria cuando desde
niños escuchábamos aquella extraordinaria y maravillosa voz campesina que
declamaba con toda la gracia y la fuerza de su alma aquellos épicos poemas que
nos conmovían hasta lo más profundo de nuestro ser.

Con más de ocho décadas a cuestas y con el trajín que sólo tienen los grandes
hombres, la vida de “El Indio Rómulo” sigue su paso sin parar llevando a cada rincón
de Colombia aquellos poemas rústicos, campesinos o costumbristas, como así se
les ha querido nombrar y proclamando con su infinita energía, paz y amor a nuestro
terruño.

¡Venga pues mi campesino boyacense! ¡Acérquese no más mi querido Indio


Rómulo! Siéntese que ya la romería comienza y todos junticos queremos saber de
qué va a hablar.

Germán Posada: ¿Cómo recuerda su época escolar en la que declamaba?

Indio Rómulo: Era una época muy linda que siempre estoy recordando en cualquier
espectáculo o escenario donde me paro. Yo a los cinco años ya estaba declamando.
Recuerdo que en la iglesia yo cantaba más que declamar pero llegó un momento
en que mi abuelo me regaló un poema titulado “José Resurrección” y yo me lo
aprendí y declamándolo me comenzaron a exhibir como cualquier artista. De
manera que mi vida artística digamos que nació hace mucho. Luego estudié teatro.
Después vino la televisión. Tenía memorizados tres poemas y esto le gustaba
mucho al público. Los tres poemas que comencé a declamar eran “José
Resurrección”, “Quereme Chinita”, y “La Vuelta al Pueblo”. Todo esto fue en mis
inicios con el seudónimo de “El Campesino Boyacense”. Luego, trabajando con
Monseñor Salcedo en Radio Sutatenza.

¿Hasta qué grado alcanzó mientras estuvo en el ejército?

Cuando yo llegué al ejército llevaba los tres poemas y mi voz era muy bonita según
la época y no solamente cantaba, sino que declamaba estos poemas y allí me
distinguí porque me ascendieron a dragoneante a los tres meses de mi servicio. Mi
letra era muy bonita y en esa época no había mucha máquina de escribir. Yo quise
seguir mi carrera militar porque me gustaba mucho, pero el arte y el teatro eran más
importantes. De manera que no seguí la carrera militar y me salí. Luego, ingresé a
estudiar teatro en Bogotá.

¿Qué recuerdo tiene de su incursión en la primera transmisión televisiva de


Colombia?

En la época en la que comencé a trabajar como declamador en la televisión, la


presidencia de la republica me regaló un espacio de tiempo y apareció en la pantalla
de la televisión un programa que se llamó “Romerías del Indio Rómulo” ambientado
con un bambuco, un pasillo, un torbellino, una cumbia, un baile y un poema de “El
Indio Rómulo”. Este programa rápidamente se dio a conocer porque como no había
si no un solo canal de televisión y mi personaje se hizo muy popular.

¿Cuánto tiempo duró con el seudónimo “El Campesino Boyacense”?

Me llamé “El Campesino Boyacense” hasta que le hice un recital al ex presidente


Guillermo León Valencia en Radio Sutatenza, en ese entonces trabajaba con
Monseñor Salcedo que era dueño y fundador de esta radio que se convirtió en una
cosa muy linda que se hizo en Colombia, y que se llamó “Escuela Radiofónica de
Radio Sutatenza”.

El Indio Rómulo en la Plaza Simón Bolívar (Bogotá)

El Indio Rómulo en la Plaza Simón Bolívar (Bogotá)

¿Por qué el ex presidente Guillermo León Valencia le sugirió el seudónimo “El Indio
Rómulo”?

Trabajando con Monseñor Salcedo se programó una presentación para que el


presidente de la época Guillermo León Valencia fuera a Radio Sutatenza y era sobre
todo para que él conociera mi trabajo. Lo conmoví en tal forma con uno de los
poemas “bravos” de mi repertorio que se llama “Hágame una carta” de María Ofelia
Villamizar, que es la historia del campesino que sufre fuerza de la violencia. Me metí
con tal fuerza en ese poema que le saqué las lágrimas al presidente y cuando
terminé comenzó a apretarme contra él y yo sentía que él estaba sollozando. En
ese momento, Monseñor Salcedo se le acercó y el presidente le dijo: “Las
felicitaciones no son para Rómulo son para ti Monseñor por tenerlo en la institución
y de hoy en adelante se va a llamar “El Indio Rómulo” porque me va a representar
en el mundo entero”. Ése fue el día que me bautizó. Allí estaba la prensa y la radio
y al otro día aparecí como “El Indio Rómulo de Colombia”. Después me mandó a
hacer una gira por muchos países y fue algo extraordinario.

¿De cuántos municipios alcanzó a ser alcalde?

Después de que inauguré la televisora ya tenía unos quince poemas porque me


encontré con un escritor boyacense, Julio Roberto Galindo, que me ofreció algunos
de sus mejores poemas y esto reafirmó que “El Indio Rómulo” era un gran
declamador y con estos poemas comencé a recorrer el país y el mundo. Yo quería
empaparme más de cómo era el campesino y acepté la alcaldía que me ofrecieron
en Monguí. En ese entonces tenía 22 años. Allí, fuera del personaje comencé a
trabajar por mi pueblo porque lo adoro y la gente me adora a mí. Comenzamos a
hacer obras y tuve un respaldo total del pueblo. Después, un senador de la republica
de apellido Martínez y que era de Mongua, al darse cuenta que yo le había puesto
luz a Monguí, sugirió que yo fuera a gestionar también la luz en Mongua y así me
nombraron alcalde de este municipio. Fue así como me comenzaron a llamar “El
Alcalde Luz”. Allí dejé mi gestión iniciada: no alcancé a inaugurar la luz porque un
boyacense, el Dr. Eduardo Caballero Calderón, tenía mucha sintonía con un
programa radial llamado “Contrapunto” y compró una hacienda pequeña en
Tibasosa y movió “palancas” para que me trasladaran allí. Yo fui un “lagarto grande”
de esos que se metía a donde fuera y pedía a quien fuera lo que se necesitara.

En el Valle de Tenza, habían comenzado a construir una avenida y con la llegada


de Monseñor Salcedo me invitó a la emisora para trabajar a su lado en Acción
Cultural Popular y en un periódico que no era vendible que se llamaba “El
Campesino”. Yo no mostré muchas ganas y le dije que apenas estaba comenzado.
El me preguntó que cuando ganaba como alcalde y le respondí que 380 pesos
mensuales a lo que él me ofreció 1.000 pesos. Eso era mucha plata en ese
entonces. El trabajo cultural y el pago me motivaron y así me convenció. En el
periódico yo escribía el poema que iba a declamar el domingo a las 6 y que llegaba
a todos los rincones de Colombia porque el cura párroco de cada pueblo lo hacía
conocer.

¿Qué le dejó la experiencia de trabajar en política?

No fui político en sí. En mi pueblo no hubo violencia. Cuando a mí me nombraron


alcalde había una cosa en ese entonces que se llamaba cabildo y era que la gente
salía de la misa mayor y pasaba para la alcaldía para hablar con el alcalde de las
tareas que debían hacerse en el pueblo. El domingo que tomé posesión le dije al
pueblo: “queridos paisanos a partir de hoy en este pueblo se olvida que es política,
aquí no hay ni liberales ni conservadores, aquí todos somos hijos de Monguí y
vamos a trabajar todos juntos y las obras que yo vengo a hacer las tenemos que
dejar hechas”. El que me vuelva a echar un “viva” o un “abajo” a cualquiera de los
partidos lo meto a la cárcel. Y comenzamos a trabajar mijito con ganas, con
verraquera. Yo tenía un presupuesto de 19.500 pesos al año. Prohibí la venta del
trago y la cerveza en el pueblo y comencé a hacer chicha en la alcaldía que no me
costaba un centavo porque me regalaban el maíz y la panela y los muchachos me
traían la leña y era dirigido por mamás que habían manejado la chicha por más de
tres décadas. Toda la plata la cogía un gran hombre conocido como “El Chucho”,
quien la administraba muy bien y gracias a esto pusimos la luz. Construimos el
hospital, el colegio José Acevedo y Gómez. El pueblo quería que llevara mi nombre
y yo no dejé.

¿La clase política colombiana permaneció estable, mejoró o empeoró?

Con mi personaje personalmente no hablo de política. A mí me llaman los unos y


los otros y todos me pagan y a todos les sirvo lo mismo. Ni hablo mal ni bien de los
políticos. Soy apolítico.

¿A quién destacaría en Colombia como un buen locutor declamador?

Recuerdo muy especialmente a Juan Harvey Caicedo, tenía una voz muy bonita.
Henry Pardo Mateus me hace la voz en la introducción del poema San Antuquito.

¿Cuántos poemas son de su autoría?


Son muy pocos. De unos 156 que tengo en la cabeza, unos veinte son míos.
“Porqué no tomo más”. Es un poema argentino pero yo lo acople a mi personaje e
inclusive le quité algunas palabras argentinas y las puse muy colombianas”.

¿Los memoriza todos?

Todos. Grabados en los 12 discos que tengo y suman 140.

¿Llegó a sentir en algún momento que la fama le quitaba la humildad de aquel


campesino boyacense?

No. Nunca se me han subido los humos. Nunca en la vida. Sigo siendo el mismo
Rómulo Mora Sáenz. “El Indio Rómulo” sencillo, luchador, verraco y entregado
completamente al público. Sobre todo cuando estoy en los colegios les inyecto a los
muchachos el colombianismo a las buenas o a las malas. Así que cuando yo termino
un recital en un colegio y que han conocido todas las facetas de los poemas, los
dejo eructando a colombianismo. Tengo satisfacciones grandísimas, de gente
grande e importante que me abrazan y me dicen: “Rómulo te debo mucho porque
cuando niño me hiciste querer a Colombia y hoy soy el presidente de la República,
o soy el ministro tal”. Todo eso me llena de satisfacción.

¿Qué significó en su carrera el premio “Vida Palabras”?

Extraordinario. La Universidad del Tolima y la Fundación “Abra Palabra” me lo


dieron con tanto bombo, con tanta energía, con tanto amor y yo lo recibí tan bien,
en un teatro lleno de gente importantísima y en donde me entregué total haciéndoles
un recital del otro mundo. Cuando yo tengo el entusiasmo y libre de todos los
cansancios me entrego con todo para declamar mis recitales y me siento orgulloso
de ser quien soy y le doy gracias a Dios por tenerme todavía como estoy, con estos
poquitos años que tengo y sentirme como un muchacho de 25.

¿Tiene autores en particular que le gusten más para sus declamaciones?

No tengo preferencia en cuanto a la poesía. Las poesías de Julio Roberto Galindo


son extraordinarias todas. Las del Dr. Antonio Morales, son lindísimas, todos los
poetas que han escrito para mí son iguales. No tengo un poema que diga este es el
más. No. Ninguno. Cada uno tiene su mensaje y me voy entregando a él y voy
entregándole al público el mensaje que lleva el poema.

¿De quién considera que heredó su talento como declamador?

Mi abuela materna Carmen, ella escribía cosas bonitas pero ella no sabía que era
poesía, simplemente las escribía. Lástima que en un incendio se quemó todo esto.
Mi papá fue un gran artista, un músico, tocaba, tiple, violín, guitarra, él era el corista
del pueblo. Me parece que el talento artístico viene de mi papá.

¿Qué tanto le sirvió haber estudiado teatro para declamar poesías?

Bastante. Yo creo que nací artista. Soy hijo de artistas. Mi papá fue un gran músico
y un gran cantante de pueblo. Yo estudié el teatro para que este personaje no
solamente actuara si no para que también declamara y participé en varias
telenovelas en televisión que además eran en vivo. No existían las grabaciones.
¡Había que aprenderse muy bien el papel por donde uno la embarrara… ¡Ay, mijito!
Esa época de estudiar teatro fue para mí muy linda.
¿Qué recuerda del boxeador italiano Primo Carnera?

“Los Tolimenses” hicieron una película y me invitaron a participar en ella. Y también


invitaron al campeón mundial de boxeo Primo Carnera que inclusive en ese
entonces ya estaba luchando. Hubo una escena muy bonita con él. Recuerdo que
su participación se rodó en un hotel y se trataba de que a él lo fueran a secuestrar
y él se defendió. Esto hace muchos años, por lo menos 40. En la escena yo tenía
que empujarlo y él me puso la mano en la cabeza. Recuerdo que su mano me cubría
la cabeza completa. Era muy grande. Yo hacía un papel de alcalde. Realmente no
tuvimos mucho dialogo porque él sólo hablaba italiano.

¿Cómo le cambió su vida después de haber dejado su vida de bohemio?

Muchísimo. Eso sí fue algo ciento por ciento. Yo fui un borracho, sinvergüenza,
mujeriego, echa plomo, de todas esas vainas y la gente me tenía no respeto sino
miedo. Borracho a mí no me importaba nada pero no llegué a tener enemigos a
pesar de haber sido tan jodido. Dejé el trago hace 36 años y no me tomo uno sólo.
En los recitales cuento que dejé el trago y que soy feliz y eso ha redundado en
muchos hogares. A mí me ponen de ejemplo cuando dicen: “Y si Rómulo con 86
años mantiene tanto vigor, entonces mijito no vuelva a jartar”. Eso me hace sentir
muy bien.

Usted es considerado el creador de la poesía rústica, costumbrista o campesina en


Colombia. ¿Qué representa esta nominación para usted?

No soy ni fundador ni creador. Fui un iniciador como declamador para que la poesía
se conociera. A mí me decía Galindo que estas poesías se llamaban costumbristas.
Después otro me dijo se llaman poemas rústicos, otro, poemas campesinos. Al
declamar mis poemas no me siento el fundador, me siento el declamador de los
grandes poetas que fueron costumbristas como Galindo, María Ofelia Villamizar
Buitrago, que escribieron poemas lindos para mí y que llegan al corazón de la gente.
Hasta un obispo escribió para mí. Monseñor Jorge Monastoque, de Tunja.

¿Cuál considera su poesía más insigne?

Habría unos cinco por lo menos. Para mí, importantes dos poemas que los recito en
los colegios. Uno que hablo contra la droga y se llama: “No a las drogas”. Ese poema
lleva mucho por dentro porque yo les hago caer en cuenta a los muchachos que la
droga es su peor enemigo y que quien se las brinda es más enemigo que la propia
droga. He tenido satisfacciones muy grandes de padres de familia que han venido
a mi casa y me traen cualquier regalito en agradecimiento porque alguno de sus
hijos dejó la droga gracias a mí. Lo mismo cuando declamo “Ejemplo” de Boris Elkin,
porque se trata de la niña embarazada a temprana edad. “Por favor no bote su
chinito, téngalo”. Yo les enseño a decir no. Alguna vez terminé un espectáculo en
un colegio mixto en Chía. El rector me invitó a tomar un tinto y en esas una alumna
entró, me abrazó y llorando me dijo: “Gracias Maestro, le debo la vida de mi hijo, lo
tengo aquí en mi vientre y hoy iba a abortar y no lo voy a hacer y se va a llamar
Rómulo”. Y ese niño se llama Rómulo y es mi ahijado.

Recientemente murió el compositor Jaime Llano González. ¿Qué puede decir de


él?

Con Jaime Llano Gonzales luchamos juntos. Que Dios lo tenga en su seno, porque
fuimos dos luchadores incansables por nuestro folclor. El con su piano hacía vibrar
los nervios y nos ponía a sentirnos orgullosos “carajo” de ser colombianos. Me
acompañó muchas veces e hicimos muchas giras por varios países. En Colombia,
donde quiera que nos sentáramos los dos, llenábamos porque él me hacía el fondo
musical de mi poesía, fuera de su espectáculo personal. Me sentí muy triste con la
partida de Jaime. Le pido a Dios que lo tenga allá haciéndole el marco musical a
todas las cosas lindas que tienen en el cielo. Que esté allá junto con mi familia. Con
mi mamá. Con mi papá.

¿Cuál es el legado que “El Indio Rómulo” le deja a Colombia?

Pues yo creo y estoy seguro que el legado que yo con mi personalidad les dejo, es
uno solo que es Amor a Colombia. Que cada poema de los que yo hago lleva un
contenido para amar más a nuestro país con dificultades o sin dificultades. Que todo
eso vaya redundar en amor puro, respaldo a nuestro país, y ojalá que todos
pensemos como pienso yo, que Colombia viva en paz.

Maestro, muchas gracias

Quiero agradecerte en el alma y que ojalá no solamente a mí, sino a muchos artistas
que han trabajado y siguen trabajando por Colombia también tengan una entrevista
de estas. Estaré listo para cuando me necesite. Ahí estamos.

Germán Posada

Periodista y locutor
POEMAS
1. El gran Insulto

A ver, a ver, a ver...


cuéntame las cosas,
cómo sucedieron
José Pantaleón ...
Mire, acate y perciba,
señor inspetor,
yo pasaba queto
cuando el me llamó
y sin más ni menos
y sin ton ni son
comenzó a decirme
ala, so bolsón...
Y se va estapando
Contra yo diosito del cielo.
Me escupió la cara,
Me pisó el sombrero,
Me dijo una cosa
Quesque: homosensual
Y otro poco e cosas en un santiamén
Ah, me cogió e la ruana y me sacudió
Claro quenseguidamente golvió y me soltó.
Yo que no tenía ganas de peliar
Saqué mi tabaco y me puse a jumar…
Entonces habló malamente de mi santo padre
Y sin más replieges … me mentó la madre.
Me dijo quesque mi hermano pacho quesquera raponero
Y que por las noches apartamentero.
Me trató maluco, pero muy maluco señor inspetor
Y golvió a decirme "indio, homosensual"
Ahí cogió resuello
Pasó saliva
Y güelve a entucar sumercé,
Quesque yo era un manilavao,
Que tenía la cara de papa guanosa,
Que me la llevaba po ahí de maquetas,
Que no servía ni pa un tiro'escopeta.
Yo sin contestarle ni una pisca así,
Me saqué el tabaco pa podé escupir.
Ay, quel santo patriarca de mi probe abuelo
que no sé en qué jecha había sio erreo,
y que la agüela mía, la mama de mi mama,
quesque era concubina de la policía
Y que una limosnea que andaba po ahí
pidiendo sobraos pa poder vivir.
Yo torcí la geta, golví y lo vi,
me saqué el tabaco pa podé escupir.
Ay me dijo adúltero público,
Enviciado,
Chusmero,
Perjuro,
Ignorante,
Abominable,
Calmadaclero,
Delincuente,
Peculado,
Tres veces mariado,
Ladrón,
Sacrílego,
Mendaz,
¡político!
Me mentó la madre como treinta veces
Y también me dijo otro palabrón
Que no se lo digo por respeto a Dios
Y puel puro pecho me dio un empujón.
Cuando yo vi estas cosas yo me quise ir,
Me saqué el tabaco pa'podé escupir
Li aguanté de todo con resinación,
Me cogió del cuello y me dijo güevón.
Y me dijo y me dijo y me dijo, señor inspetor
Pero cuando por desgracias me dijo:
Individuo…
Ahí, ahí, ahí jué cuando todo se me oscureció.
Se juntó la tierra con el firmamento,
Y saco la mano y se la recuesto
donde la mama le puso el pezón.
Y no se lo niego señor inspetor
que onde güelva a decirme: individuo
güelvo y lo rejriego y le sigo dando
porque tengo ganas de contramatarlo.
Y si un día destos lo topo po’ahí
y individuo me güelve a decir,
Aquí se lo traigo callaíto e la geta
Y entre cuatro velas
Pa que aprienda que a yo no se insulta desa manera
Y quera el cielo y mi Diosito lindo
Que naiden le diga ni equivocadamente
Individuo, señor inspetor.
2. EL yerbatero

Dotores, yo sí podría deciles sin tanta labia,

que siendo yo yerbatero y sin haber pisao la jábrica,

onde se jabrican los títulos de los médicos, mis colegas,

sé tanta y más medecina quellos porque yo sé más gotánica.

Miren, yo sé curar romatismos, jlemones,

jiebres, neugralgias, sarampión, idropesía,

tisis, cáncer, alejancia, viriguela, coto,

carate, sabañones y hemorragias.

Yo sé curar con mis yerbas, mis rezos y mis

Pomadas, gota, coral, tembladeras, vaguido,

vómito, nausias, paludismos, beriveri,

heresipela, tos y asma…Gripa, carraspera,

cólico, calenturas, cangros, llagas,

diabetis, calambres, dolores de muelas,

tumores, húlceras, caspa, chichones,

escarlatina, mal de ojos, mal de patas, mal

de estómago, mal de amores, mal de rabia,

mal de sambito, lombrices, gusanera en la retranca,

animales en las tripas y la tenía solitaria.

Y eso es lo que me embejuca que sabiendo


tantas vainas no me dejen recetar en la comarca.

Yo no necesito isamen, soy tegua y con eso basta.

3. El que menos corre, vuela

Bien simpática sí era, la negra Juana María,

18 abriles tenía, no eran más sus primaveras.

Una hermosa cabellera po’ la espalda le caía,

cada ojazo era una estrella

como el lucero del día,

un mirar de picardía,

como el águila en la quema.

Yo sin saber que era ajena,

mis ilusiones me hacía,

cosas que en la soltería hasta el pensamiento llegan.

Aquí tá mi compañera, silencioso me decía,

y si esta negra no es mía, ningún otro se la lleva.

Fui atizando la candela,

puse el sombrero en su puesto

y, si señor, que les cuento

que empecé a bailar con ella.

La música placentera tocaba un seis por derecho

y asina, pecho con pecho; la jalé de morcillera.


Palapa madrugadora, perro que duerma en la cueva.

Le dije que me quijera, que yo taba enamora’o


que hasta tenía un buen sembra’o en el alto de la quesera

Una buena topochera, un buen rastrojo tumba’o.

Tres potreros trapizaos de gordura y paja negra;

Un tronco e cañaveral pa’ mole’ apenas llueva.

Cien caballos, 30 yeguas, 200 vacas de ordeño;

era un hatico pequeño,

pero ojalá que lo viera.

Una cría de marranos, desos de trompa chiquita que traje de Venezuela.

Le pongo una cocinera que maneje la cocina,

le compro ropa bien jina

y los zapatos que quera.

Estaba muy pajarera,

no quería come'se el cuento.

Claro que era un argomento pa' que el anzuelo mordiera,

pero si un hombre se empeña, una muje' se seduce

y entre embuste y más embuste me dijo que la pidiera

y que por la mañanita recogía su maletera.

Pasa que un maldito guate andaba tras de mi negra.

No quise formar pelea por no agrandar la querella.

Aguardiente por botellas cada ratico pedía

Y toita la gente vivía a costa de mi jaldiquera.

Como el hombre se empeñaba en seguir sus pretensiones,


Me tantié los pantalones, me jui saliendo pa’juera

Hasta arriba del sobaco me arremangué la jranela

Y en lo que espabila un mono

Al guate le hice la huella.

Sale paso a paso y llega

Saco la mano y le zampo un golpe por la pechera

Y juapete jediondo, cayó el guate después que jormó tijera.

Cometí la pendejada en dejarlo que viviera,

Lo dejé que se parara y ese guate era una jiera.

Me pateaba el desgraciado revolcándome en la arena

Y naiden chistaba nada dejando que me jodiera.

Me paré de santas vainas mirando una sombra negra,

Saco la mano y le zampo un golpe bajo la lengua;

¿Pero saben aquén fue? A la mama de mi novia

La que iba a ser mi suegra

Y ahí si que jue cierto, no joche,

se puso la cosa jea;

me pegaron los cuña’os,

me patió la cocinera

y hasta el mensual de la casa

me hacía mirar las estrellas.

En este piazo de rancho,

El que menos corre vuela.

Me paré poquito a poco


sin que ninguno me viera;

me puse mis alpargatas

y mi ajilé a la carrera

diciendo José Eliodoro

busté soltero se queda.

Es mejor morir chiquito

Sin saber de cosa güena

Y no pasar quince días

Sin carne en la tazajera.

4. La que se case con yo

Qué tal, doña Tomasita

En quén tá pensando, en quén

Ay, diga la verdá, que tá pensando en yo

Porque yo también en sumercé.

Yo no soy inrespetoso con sumercé,

Lo más lindo, perjeto y lindo y querio

Que Dios hizo en este mundo.

Yo ya estoy perdiendo el juicio

por esa jetica roja y ese cuerpo tan esquivo.

Ayayay, mamá Tomasa cuánto no le diera yo

Porque me diera un piquito.


Ay, qué peca’o va a ser eso.

Peca’o es no darte un beso

En esa jeta tan dulce, dulce quenque la piña.

Mira, jetica divina, La que se case con yo

Será reina en mi ranchito,

Tendrá un patio con jlores, una güerta y un plantío

Y las estrellas azules alumbrarán el camino

Y cuando en mi pecho duerma oirá mi corazoncito.

La que se case con yo ha de tener muuuchos hijos,

Morenos como la tierra, pero sanos y rollisos.

Y el gosque que cuide el rancho será su mejor amigo.

Y los espejos del agua copiarán su rostro lindo.

La que se case con yo vivirá de mi cariño,

arrullada por los vientos y la música del río

y los árboles generosos madurarán sus racimos

solo pa’ que tú los muerdas con tus blancos dientecitos.

La que se case con yo ha de tener un bohío

Onde canten las alondras, los turpiales y los mirlos

Y las jlores campesinas cuajaitas de rocío

Perjumarán hasta el aire que respiramos junticos.


5. Quereme chinita

Quereme, chinita, como yo te quero.

No sia remilgada, ni sia tan esquiva

Puñao de virtudes,

piacito e cielo.

Dicime una cosa:

¿por qué te disgustas

cuando yo a tu laito me asiento.

¿por qué no dejarme

que pase las tardes viéndome

En la viña de tus ojos negros?

por qué pones trompas y tiases la brava

si pu entre tus trenzas yo eslizo mis deos.

Déjame quererte,

déjame que goce queriéndote artico,

paloma, lucero.

Mira, china linda,

pa ti, pa ti mera

yo tengo un ranchito

que lo hice yo mesmo,

pa que allí solitos vivamos

cuando nos casemos.


Yo no soy tan probe, tengo mi ranchito,

Mis cementeritas del pie del barbecho,

Mi burra mosqueta, mi vaca paria,

Mi yunta de bueices, mi cría de corderos

Y mis cuatro maticas de trigo bien sembradas

En la jalda del cerro.

Dicile a tu mama que mañana mesmo le traigo

Mi burra pa ver si así puede montar la viejita

Pa ir hasta el pueblo.

Y que no se ajaane porque yo mesmito le llevo el cabresto.

Y los dos, llevando a la proble malita,

Pa llegar más pronto vamos po el desecho

Y ante el señor cura nos vamos corriendo

Pa hablale del caso que tanto me ajana:

Lo del casamiento.

A mi amo curita los dos le dicimos

cuánto nos queremos.

Yo le pago una misa solene,

con repiques y cantos Y inciensos

pa que ante la virgen con je nos bendiga,

pa que bien casaitos quedemos

y podás vos quereme, chinita,

como yo te quero.
Trolito de gloria, botoncito de oro,

Cuando sias mi mujer toa la vida,

Cuando ya sin peca’o me des artos besos,

Abrázame, bésame, tírame del pelo,

Reyite con gusto.

Tantía con tu mano como brinca el amor en mi pecho.

Y no sias remilgada ni esquiva, claror de los cielos.

Soy de los penaos, rocío mañanero.

Reyite, mostrame tus dientes

que parecen piacitos de queso.

Y ya brillan tus ojos como dos luceros.

Dejá que se escurran por entre tu jrente mechones de pelo

Y haceme cariños y dame artos besos.

Y quereme, quereme, chinita como yo te quero.

6. El testamento

Bueno, mijo. Según la ley

Yacemos casi, casi iguales.

Ya le han entregado la cédula

Que lo acredita como hombre.

De hoy en adelante, lo que haga,

Lo que piense y lo que sienta

Tendrá que sustentarlo con su nombre,


Su brazo, su plata y su concencia.

Esta es la jortuna

con que a la lucha de la vida entra

Y usté sabe mijo

el esjuerzo que hemos hecho

Pa que al llegar este momento los tuviera.

Mentras nos vamos acercando a casa

Donde estará tu mama como clueca

Loca de abrazar al hombre

Que al jinal el cielo le recompensa,

Quero decirte las últimas palabras

Que le guardó pa’ este momento

Mi esperiencia.

Si le estorban, las oye y las olvida.

En cambio, mijo, si le sirven

Las oye y las recuerda

Para que en esta jorma le ayuden

A encontrar el camino de la vida

De este viaje largo, muy largo que le espera.

Ser hombre, mijo, ser hombre no es sentirse

Más varón que cualesquera, no.


Ni andar de reja en reja,

En una dejando jama de borracho,

En otra de manchar honras ajenas.

Las de las cantinas son pa’por si acaso.

Las de las ventanas pa’ querelas,

Son las que ha puesto Dios pa’ que resguarden

Su propio nombre en la custodia de ellas.

Ser guapo, mijo, ser guapo

no es andar golpiando gente

ni deshaciendo jiestas. No.

Guapo es el hombre que ve la muerte

En el animal que etá amansando.

Más guapo es todavía aquel que junto al arao

Abre una melca o se quema en los jeríos del invierno

O se abrasa en el sol de media siesta.

Cuando le toque ojrecer algún servicio, mijo,

Que llegue la mano antes que la ojerta.

La palabra y la jirma se respetan

Así le toque soportar la vida

En lo más desgracia’o e la pobreza.


Ser honra’o, mijo,

Ser honra’o es la mayor grandeza

Como no ser la peor vergüenza.

Cuando le toque votar, mijo,

Atienda bien.

Cuando le toque votar

Tenga presente

Que en ese papelito que usté deja

Deja lo más sagrado que tiene un hombre:

Su honor, su libertad y su concencia…

Y no crea que lo cria’o pa’ jlojo, no, mijo.

Ni que tampoco corre sangre de gallina

Entre sus venas.

Pa’ dejender la vida es el cuchillo,

Pa’ castigar agravios el surria’o.

Y si un día, un extraño de su tierra

Le llegare a perder respeto a su bandera

Ay sí, entre lo varón.

Nunca más hombre, nunca más jirme

La mano y la concencia.

Colombiano,

Colombiano por raza y por orgullo.

Colombiano a las malas o a las buenas.


Caiga el que caiga,

Así llamen a su taita

Pa’ levantar el mesmo su osamenta

Que el que mata, el que mata

O perece por Colombia

Ha cumplido con la ley de Dios

Y de su patria.

7. Barbarismo

Quero con estas habladas

Y en una jorma jocosa

Comenzar por explicarles

Las vainas que son graciosas.

Como quen no quere la cosa

Y con gran nacionalismo

Quero hablar sin pendejadas

De’se tal extranjerismo.

Nuestro queri’o lenguaje

Se golguió una mezcolanza

Regüelven extranjerismos

En toitico lo que se habla.


Con términos agringa’os

Y sin saber lo que es

Golvieron a nuestro idioma

Del derecho pa’l revés

Hora las carnes asadas

Hay que decirles: bistec

Y a las papas machacadas

Hay que decirles: puré.

Pues que’l sí, ahora es: “yes”

Y el adiós, un simple: chau.

Y si algo resulta bien

Debemos decir: okey.

Ya no es madre la mamá, no.

Solamente dicen: mami.

Y para hablarle al papá,

Debemos decirle: papi.

Hoy el armario es un clóser;

La lámpara es un quinqué,

El corredor es un jol,

La dispensa es un bifé,
Y un saco corto, chaquet,

La alacena es el seibó,

Que a pasiar es la turné,

Que la cama es un somnier,

Que la comida es el menú,

Que un guardarropa, vestier,

Un recuerdo, suvenir,

La lotería es un bingo,

El domingo es un widken.

Y así con acento gringo

Y uno que otro barbarismo

Golguimos mierda a Cervantes

Con el tal extranjerismo.

8. Por qué no tomo más

Está por empezar la siembra en el horcón

Hacienda que en la ocasión

Necesitaba peones

Los muchachos sus reuniones hacían

En la tienda de la esquina

Se tomaba, se bebía, se tomaba mucho,


Quizá en demasía

En estas entró Julian,

Mozo apreciado de todos

-sírvase algo, parcero -

-gracias, amigo. No tomo-

-¿cómo dice?-

-¡Qué no toma!- (risas)

Y onde han visto un mozo de su talla que por lo menos

No se tome una botella de aguardiente en un día como ejtos

-¡ey, cantinero! Tráigase una botella que el mozo va a tomar conmigo-

-Ya le he dicho que no tomo, no voy a tomar, no quiero tomar.

Y si quieren saber por qué,

escuchen.

Yo he tomado, quizá, como el primero.

Toítos ustedes conocieron aquella que fue mi mujer:

mi Juana, alma grande, alma noble,

alma grande que quizá yo mesmo no mereciera

que muchos de ustedes me envidiaran, por ella,

sí, únicamente por ella.

Por no verla sujrir ni lloriquiar contuve muchas veces mis ganas de tomar,

pero un día, cuando Dios se la llevó pa ese pago donde no se vuelve,

cuando me vide completamente solo con el hijo de su amor,

que se jormara al juntarse con el mío, como una jlor o una jruta.

Entonces, sí, entonces sí volví con ansia a la bebida,


y encerráo en mi cuarto

con una botella de aguardiente tomaba y tomaba hasta perder la cabeza.

Y cuando ya estaba bien tomao en la pared de enjrente se aparecía ella

y me hablaba, me hablaba con una voz más dulce que el canto de una mirla.

Se me hacía tan real y tan cierto aquello,

que una tarde, entrando mi hijo al rancho me dijo:

– pero ¿Cómo papito, todavía ejtá tomando?

Llevás seis días tomando, papasito .

¿Por qué tomáis tanto de un tiempo a ejta parte?

¿ Por qué papasito?

¿No ves que ejtoy descalzo?

¿No ves que ejtoy vestío de arapos?

¿No ves que los muchachos de la calle me gritan :

¡tu padre es un borracho!?

Y tienen razón, papasito

¿Por qué tomás tanto, papito?

¿Por qué?

-¿Que por qué tomo? ¡No ves que tomando la ejtoy viendo!

- ¿a quién ejtay viendo, papito?

si dentro del rancho no hay naiden más que sumercé y que yo

¿A quién ejtay viendo, papito?

-¿No estás viendo acaso? ¡A tu madre!

-¿A mi madre? Pero, ¿cómo, papito?

Acaso sumercé no ha dicho que ella muriera cuando yo nací


-¿Dónde está mi madre, papito?

Quiero verla, quiero conocerla,

quiero verla, como sumercé la ve, papasito.

-Mira, mijo, para ver a tu madre,

para ver a tu madre tiene que tomar aguardiente,

tiene que tomar mucho aguardiente igual que lo tomo yo.

(Y una tarde frente a mi rancho me apero de mi caballo.

Y adentro me llega un ruido como del grito al llanto o pataleo.

Algo más negro que los ojos de mi caballo pasó por mi cabeza.

De una patada eché abajo la puerta del rancho, y el sueldo,

revolcándose en convulsiones como picao de una víbora,

echando babaza por la boca estaba mi hijo

¡Mi hijo estaba en el suelo!

Aturdío del todo volví los ojos pa toas partes

y sobre la mesa estaba la botella de aguardiente completamente vacía.

Lo levanto pa castigarlo y le dije:

- ¿Por qué has tomao?, ¿Por qué has tomao? ¿Por qué has tomao, hijo de la
gran…? ¡¿Por qué has tomao?!

Y mi hijo, dándole vuelta a sus ojitos, me dijo:

- No me pegue, papito, no me pegue.

Yo he tomao y yo voy a seguí tomando…

porque yo quiero ve a mi mamita,

mamasita.

¿ Onde ejtas?
Quiero verte

quiero conocerte

quiero verte como te ve mi papito.

Me haces mucha falta.

¡Compréndame, por qué no tomo más!)

9. Ejemplo

Venga pa’acá mija,

Venga.

No me tenga miedo

Venga.

Que su taita no va a castigarla

Ni va a echarle en cara tampoco lo qui’hizo

Porque sabe, cierto

Que no fue por mala

Ya basta de llantos

Míreme de jrente
No tenga vergüenza de mostrar la cara

Que no es un delito darse por cariño

Ni sentirse madre no es nunca una Jalta

Venga y deme un beso, mija.

Venga.

su taita compriende

Que vusté a caído lo mismo que tantas

Que siendo inocentes, humildes y buenas

Se entriegan enteras en cuerpo y en alma

Joven él,

Vusté joven

Los dos sanos, fuertes

Llenitos de vida recién aclarada

No ha vido él querencia mejor que en sus brazo

Ni usted sol más lindo que el de sus miradas

Campiando ese cielo que toitos campiamos

Llevando vaquianas a las esperanzas,

creyeron hallarlo juntando sus bocas

Y prendieron besos pa que se estrellaran

Vino la dentrada de la primavera

Lucieron los cardos sus flores moradas

Bordonió el zumbido de los magangases

Y hubo contrapunto de roncas chicharras

Nació en los yuyales una aroma nueva


Que el viento travieso mojó en la cañada

Rosaos magachines

Gaguró la aurora

Y en los espinillos colgó el sol sus brazos

Se oyó en las cuchillas a relinchar los potros

Que iban retosando tras de la yeguada

Y olfateando el aire

Y escarbando el suelo

Con ansia salvaje

bramó la torada

se vido a los pájaros que iban en parejas

junticos sus picos

abiertas sus alas

amostrando a todos su amor barullento

madurao a cielo, sol desnudo y alfa

Y ustedes sintieron juego en las alterias

Cada beso, entonces, fue como una brasa

Les ardió por dentro la juerza, el instinto

Y así acumplieron la ley más sagrada.

No llores, mija.

No llores.

Si taita Dios hizo al macho y la hembra pa que se ajuntaran

El cristiano mesmo que cualquier bicho

Debe hacer las cosas que taita Dios manda


Y no importa que el pueblo murmure

Y ensucien su nombre los que la creen mala

Más piores son esas que matan sus crías

Pa poder ansina seguir siendo honradas

Cuando nazca su hijo

Que lo sepan toitos

Mamará en sus pechos

Dormirá en su jalda

Será su cachorro nomás onde quera

Pues ser madre, mija

¡No es nunca una jalta!

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